La quinta película de la saga, que promete ser la última, ambienta la narración en Texas entre rancheros supremacistas e inmigrantes mexicanos. La gestión de Donald Trump explicitó el odio entre pares y con él, toda una serie de relatos de rancheros que deben luchar contra los carteles mexicanos. En esa gama de películas podemos nombrar a Rambo: Last Blood (2019) o El protector (The Marksman, 2021) con Liam Neeson. Propio del universo representado por La Purga, los roles aquí se invierten, siendo los inmigrantes mexicanos los buenos de la película que deben huir junto a una familia texana, de los supremacistas blancos que quieren “limpiar” a los Estados Unidos. Los mexicanos son Adela (Ana de la Reguera) y su esposo Juan (Tenoch Huerta) que trabaja como peón en un rancho para la adinerada familia Tucker. La novedad en La purga: por siempre (The forever purge, 2021) es que “la purga” continúa luego de las 12 horas establecidas por reglamento y la matanza y persecución de los Tucker y sus empleados sigue a la luz del sol, cuando una banda de asesinos enmascarados los ataca. Juntos deben escapar a la frontera con México (sí, los mexicanos tratando de regresar a México) para estar a salvo. En ese viaje lucharán por la supervivencia armados al estilo Pancho Villa, mientras que la tensión también estará entre la pareja de mexicanos pobre y sus adinerados patrones. La primera película trajo la novedad, una buena idea para hacer un paralelo social. Pero la máquina de hacer chorizos (purgas en este caso), hizo una segunda parte en las calles y una tercera con tintes políticos. Hasta ahí la cosa estaba más o menos bien pero la productora de terror más prolifera de los últimos años, Blumhouse, exprimió la naranja hasta la última gota. Siguió la serie producida para Amazon, y la precuela y cuarta película. Esta quinta parte no tiene razón de ser. No hay nada nuevo más que contextualizar la misma idea en la frontera con México que a esta altura es peor que la franja de Gaza. Aparece la “extensión” de la purga a la luz del día, cuestión que parece tener que ver más con las reglas del western, que con las reglas incumplidas por las pandillas de exterminio. El guiño es hacia el género fundacional y su intención -obvia y reiterativa en las películas anteriores- de hablar del odio arraigado en la conformación de los Estados Unidos nación. El resto es una de acción (mucho más que de terror) en medio de las montañas con sombreros de cowboys.
Tras cuatro películas (La noche de la expiación, 12 horas para sobrevivir, 12 horas para sobrevivir: El inicio y 12 horas para sobrevivir: El año de la elección) y una serie de televisión que tuvo dos temporadas, la prolífica saga creada hace ocho años por James DeMonaco no tenía otra opción que duplicar la apuesta. Y el resultado de La purga por siempre, sin ser brillante, confirma que el productor y aquí también guionista (el director es Everardo Gout) sale más que airoso del desafío. Que tanto el realizador como los dos protagonistas (Tenoch Huerta y Ana de la Reguera) sean mexicanos no es casualidad, ya que este quinto largometraje de la franquicia propone una inversión de estereotipos: Juan y Adela, pareja de inmigrantes ilegales, no solo serán brillantes en sus respectivos trabajos (él como criador de caballos; ella como supervisora de un frigorífico) sino que, avanzado un poco el relato y lanzada la purga, se convertirán en héroe y heroína de esta épica de supervivencia. La película también propone la empatía con personajes afroamericanos y descendientes de pueblos originarios, mientras que entre los texanos blancos abundan los exponentes de la extrema derecha. Conviene hacer un poco de historia y de contexto: en esta distópica y apocalíptica saga de la exitosa factoría Blumhouse los Estados Unidos están manejados por Los Nuevos Padres Fundadores de América, quienes promueven una vez por año el experimento social conocido como La Purga, en el que cualquier crimen es legal durante el período de 12 horas. Pero en el título de esta quinta entrega figura el “por siempre”, por lo que -vencido el plazo estipulado- nadie lo respetará y, así, los saqueos y matanzas continuarán de forma indefinida. Con impronta de western moderno (las referencias van desde Asalto a la prisión 13, de John Carpenter; hasta la saga Mad Max, de George Miller) y espíritu de clase B, La purga por siempre sostiene siempre la tensión y propone una contundente (aunque no demasiado sutil) alegoría sobre la era Trump, las profundas diferencias de clase, la problemática de la inmigración y el discurso del odio con el racismo como uno de sus principales exponentes. Cine de acción y terror sádico, sí, pero también con una descarnada crítica política.
Con un falso mensaje integrador, esta nueva entrega, centrada en el día de la purga que ha forjado una de las sagas más queridas y elegidas por el público, traslada su acción hacia la frontera entre Estados Unidos y México en donde una pareja de inmigrantes verá cómo el odio contenido de un pueblo que aún exige para sí mismo todos los beneficios convertirá su vida en una pesadilla. Ana de la Reguera una vez más al frente de la acción en una película olvidable.
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"La Purga por Siempre" ("The Forever Purge") es un nuevo capítulo, plagado de acción y violencia. Adela (Ana de la Reguera) y Juan (Tenoch Huerta) forman una pareja que debe huir de la violencia del cartel mexicano hacia Estados Unidos y consigue trabajo en Texas: ella en una empresa empaquetadora de carne y él en el Rancho de la adinerada familia Tucker. Llega el primer día de La Purga que deben enfrentar, las famosas doce horas en las que no hay ley ni control, todo está permitido. Pero esta vez no alcanza...y cuando debería llegar la calma, reina el caos. A la mañana siguiente un grupo irrumpe en el Rancho y ataca al jefe de familia Caleb (Will Patton), a su hija (Leven Rambin), a su hijo Dylan (Josh Lucas) y a su esposa embarazada Cassie (Cassidy Freeman). Los empleados Juan y 😭. (Alejandro Edda) llegan a su trabajo en el momento del ataque mientras Adela es sorprendida de manera bestial, (de las mejores escenas que vi en este tipo de cine) A partir de allí los que sobrevivan deberán unirse, en una frenética lucha por llegar a la frontera mexicana que se abre por pocas horas...(vaya paradoja, no?) Para los que amamos este género, la película dirigida de manera inteligente por Everardo Gout es audaz y atractiva, está bien interpretada, (la pareja protagónica es magnética), el suspenso jamás decae y es un entretenimiento eficaz para los que deciden jugar este juego brutal. Cabe mencionar que el guion de su creador James DeMonaco es una crítica a la sociedad norteamericana que discrimina de manera constante a los inmigrantes, a los que apoyan el levantamiento de muros y rechazan a los no-blancos con frases como "vamos a desinfectar nuestra nación" entre otras similares. Pero eso ya es para otro debate...y no puede solucionarlo este film, pero sí lo expone. Sin dudas, "La Purga" más brutal de todas y quizás la última. La purga por siempre (The Forever Purge / Estados Unidos, 2021). Dirección: Everardo Valerio Gout. Guion: James DeMonaco. Fotografía: Luis Sansans. Edición: Todd E. Miller y Vincent Tabaillion. Música: The Newton Brothers. Elenco: Ana de la Reguera, Tenoch Huerta, Josh Lucas, Leven Rambin y Will Patton. Distribuidora: UIP (Universal). Calificación: Apta para mayores de 16 años con reservas. Duración: 103 minutos
“La Purga por siempre”. Crítica El caos quiere reinar para siempre en la nueva película de la saga. La quinta entrega de La Purga regresa con más acción y un sinfín de caos que alimenta a todos los psicópatas de Estados Unidos. Dirigida por Everardo Valerio Gout, producida por Michael Bay, Jason Blum, Andrew Form y Bradley Fuller. Mientras que su guion fue escrito por James DeMonaco y fue musicalizada por The Newton Brothers. El elenco está compuesto por Ana de la Reguera, Tenoch Huerta, Josh Lucas, Cassidy Freeman, Leven Rambin, Alejandro Edda, Will Patton, Sammi Rotibi, Brett Edwards, Gregory Zaragoza, Jeffrey Doornbos, Will Brittain, Zahn McClamon, Gary Neil, Verónica Falcón y Susie Abromeit. Una pareja, Juan y Adela escapan de México hacia Estados Unidos en busca de una nueva oportunidad y lejos de los carteles. En tierra estadounidense, La Purga sucede como cada año, pero esta vez los crímenes más violentos son contra aquellos que no pertenecen a la nación. Pero luego de sobrevivir las 12 horas, parece ser que La Purga no se detuvo y será para siempre, trayendo consigo el infierno para todo Estados Unidos. Una idea no tan errada En primer lugar, a pesar de que Juan y Adela escapan para tener una mejor calidad de vida, Juan tiene la idea de que en algún momento volverán a su hogar, pero Adela le replica mil veces que Estados Unidos lo es ahora y que es donde existen las verdaderas oportunidades, haciendo alusión a que el país lo era todo e iban a poder vivir en paz. Por otro lado, Dylan Tucker, que es para quien trabaja Juan, en un rancho, es alguien poco amistoso con nuestro protagonista y nos da a entender que no lo quiere. Pero al igual que Juan, Adela y toda su familia, no está de acuerdo con La Purga, ya que lo único que trae son problemas mayores. Para la familia Tucker eso no es lo que Estados Unidos buscó si quieren ser la tierra de las oportunidades. Para Dylan y su padre, Caleb, el suelo norteamericano es tierra de muerte y violencia donde solo prosperan los ricos y desparecen los pobres. Caos organizado
No more limits. Llegamos a la quinta entrega de esta saga depuradora que ha atravesado varios momentos, desde el home invasión hasta trasladar la carnicería en las afueras, en la ciudad. Claro que siempre hubo cuestiones políticas involucradas, recordemos que su premisa propone dejar por varias horas el libre albedrío, sin condena judicial ni social, para que se purgue el crimen y afloren los instintos asesinos de las personas. Pero en esta ocasión lo sociopolítico estará más presente que nunca. Dirigida por Everardo Gout, cuenta como una pareja mexicana, Adela (Ana de la Reguera) y Juan (Tenoch Huerta), que emigra a los Estados Unidos de forma clandestina, debe lidiar con su primera purga vuelta a establecer por el gobierno estadounidense, en un ambiente caldeado en cuanto a supremacistas blancos emergentes se refiere. Mudados en Texas, ella trabaja en un frigorífico, mientras que él es peón de un rancho, es muy hábil con los caballos, para una familia adinerada de la zona. Todo parece marchar sobre rieles, más allá de algunos cuestionamientos de la pareja en cuanto a su lugar de pertenencia, hasta que llega la famosa noche de la expiación. Poniendo un dinerito entre todos, un grupo de inmigrantes consigue protegerse y aislarse las fatales horas. No, no pasará nada fuera de lo común en estas horas donde el delito está permitido, todo transcurrirá de forma resguardada. El problema es que más allá de lo ilegalmente pautado, se ha gestado todo un movimiento de fundamentalistas xenófobos que quieren depurar el país de extranjeros. Caos, anarquía, la cosa recién comienza. Desobedeciendo a las autoridades, la purga se ha extendido por siempre, tal lo indica el título de la entrega. Es así que nuestra pareja, sumados los jefes de Juan, deberán sobrevivir en las calles azotadas por violencia y descontrol, hasta (paradójicamente) llegar a México para refugiarse, que junto con Canadá, asilan a los ciudadanos estadounidenses hasta que el estado retome el control. Toda una odisea basada más en la acción pura que en el terror duro y gore. Una narración vertiginosa que, en su reversión, respeta el espíritu de la franquicia. Por supuesto que se ponen de manifiesto todo tipo de alusiones (gruesas) relacionadas al racismo y al ambiente social supremacista que ronda, que también se puede vincular con el fervor, y el libre acceso, del ciudadano estadounidense hacia las armas. En La Purga por Siempre, no encontraremos nada muy novedoso ni grandes despliegues en cuanto al desarrollo de los personajes, estamos ante una especie de western distópico que se ordena bajo los parámetros de la acción propiamente dicha.
La purga es una franquicia del género de terror que hace rato viene pidiendo a gritos el tiro de gracia para acabar de una vez por toda con el tedio que ofrece. La primera entrega estrenada en el 2013 tuvo ingredientes atractivos con una trama que trabajaba alegorías políticas interesantes, además de un muy buen reparto. Su recepción positiva generó más continuaciones y una serie de televisión que fueron estirando el concepto de la obra original hasta donde se pudo, siempre con alusiones al contexto social norteamericano del momento. La quinta entrega es la peor de la saga e inclusive desde su calidad artística en lo referido a la realización parece una producción amateur hecha para You Tube. Inclusive en esa plataforma se pueden encontrar fan films con una puesta en escena muy superior. Este capítulo fue realizado con la idea que Donald Trump iba a renovar su mandato presidencial y desarrolla una especie de sueño húmedo de los demócratas progresistas que propone una batalla descerebrada entre supremacistas blancos e inmigrantes ilegales latinos. El simple hecho que los hipsters liberales de la prensa estadounidense, que se desgarraron las vestiduras con el retrato de los narcos mexicanos en la última entrega de Rambo, objetaran el sermón moralista del film y el modo burdo en que se desarrolló no es un dato menor. La purga por siempre comete el error de subestimar al público con su estupidez y ni siquiera llega a ser entretenida como propuesta de cine de género. Las secuencias de acción y violencia son redundantes y predecibles y ni siquiera la impronta western que le quisieron añadir a este relato resulta satisfactoria. La gran paradoja es que esta entrega tuvo más presupuesto que todos los episodios previos y sin embargo no propone nada interesante desde los aspectos visuales. Sumado al hecho que el contenido político se presentó de la manera más tonta posible no hay demasiados elementos como para recomendar su visionado en una pantalla de cine. Lo único rescatable es el reparto que reúne buenos artistas como Tenoch Huerta (Narcos: México), Josh Lucas, Ana de la Reguera (Army of the Dead) y Will Patton que hacen lo que pueden con el material que tuvieron disponible. Así la próxima entrega la hagan con 100 millones de dólares la saga ya agotó todas las posibilidades creativas y no parece tener nada interesante para ofrecer. Los fanáticos más acérrimos tal vez lleguen a disfrutarla un poco más, pero en lo personal me pareció un bodrio y no la puedo recomendar.
La primera vez que salió una película llamada The Purge, nunca habíamos pensado que se convertiría en una saga que lleva cuatro películas y una serie de televisión. Este primer film, sin ser algo espectacular, nos traía una premisa novedosa y bien interesante, que fue la idea de que por un día (o unas horas) el crimen sea totalmente legal. Todo empezó con actores de la talla de Ethan Hawke y Lena Headey, en una película de bajo presupuesto que funcionó tan bien que llegó a tener secuelas que jugaron con la cultura popular, mediante el uso de máscaras y vestuarios propio de halloween. En esta cuarta película se nota que las ideas se agotaron, y quisieron ir más allá de la noche de la purga, el film es correcto, pero se nota que pierde la escencia de lo que este producto era. En el film vemos que se viene un nuevo día de purga, todo normal, pero resulta que un grupo de personas decidió que esto debe durar más allá de ese día, dejando una purga eterna. Nos da un poco de trama sobre el anarquismo, sobre el racismo, pero todo tratado de una forma superficial un poco estereotipada. Si, hay mucho estereotipo en el tema del racismo entre gringos y mexicanos, llevado a un ambiente dónde existe el asesinato legal. El film lleva un ritmo correcto, con escenas que entretiene, pero con personajes que son poco entrañables. Por un lado tenemos a los extranjeros latinos , que trabajan para sobrevivir con los americanos ricos, que en un principio no hay mucha empatía, pero hacen amistad cuando viene el peligro. Extrañamente parece que da el mensaje de que “Hazte amigo de un mexicano porque quizá algún día te salve la vida”. Bueno, quitando eso, hay buenas escenas de acción que arrastra esta nueva anarquía , aunque juega desde lo predecible. Si hay algo que se extraña es aquello que hacía especial a The Purge, que eran sus vestuarios. Si bien nunca fue galardón de una gran trama, al menos nos traía una forma interesante de ver los asesinatos desde lo visual, cómo el uso de máscaras , vestuarios y formas en las que se llevaba a cabo las muertes. Aquí hay poco de eso, predominan el uso de armas tradicionales, por lo que se vuelve más en un film de acción. La purga por siempre es una película que trató de ir más allá mostrando el descontrol que un día podía llegar a aparecer con esta premisa, pero la realidad es que pierde su escencia de lo que alguna vez fue. El film es entretenido, aunque resulte bastante olvidable, tanto por sus personajes como por lo predecible de la trama. Calificación 5.5/10
Quinta y esperemos que última entrega de la saga iniciada por La noche de la expiación (The Purge, 2013). Ha corrido mucha purga bajo el puente y la fórmula obviamente se fue volviendo repetitiva. Acá elige ir un paso más allá y explorar la violencia más allá de la noche de licencia para matar. A plena luz del día, en cualquier lugar, la purga se abre paso para arrasar con todo. Toda la metáfora ahora está centrada en el odio hacia los inmigrantes, hay que aclarar. Algunas escenas de tensión y drama, casi regaladas por el conflicto inicial de la historia, coletazos del concepto original, son lo que se puede destacar dentro de un conjunto repetitivo y obvio. Una especie de manual progresista para bobos, con ideas tan superficiales como evidentes. Para peor, todo el discurso cae a destiempo en el 2021, en esta película ideológicamente muy perezosa que sigue luchando contra un presidente que ya no está en el poder. Si al menos hubieran hecho una buena película, la falta de timing sería perdonable.
Después de una cuarta parte floja (de una saga que mantuvo sus dos primeras a un mismo nivel y que a partir de la tercera empezó a decaer por falta de ideas), la quinta entrega de La purga, creada por James DeMonaco y producida por Jason Blum y Michael Bay, reaviva el pulso narrativo que la instaló como una de las franquicias de acción y terror más políticamente críticas de la última década. Esta vez, la purga anual impuesta por los Nuevos Padres Fundadores de América se traslada a la frontera entre Estados Unidos y México, lo que la conecta con toda una tradición de thrillers fronterizos ligada, a su vez, al western, el género máximo del cine norteamericano. Por lo tanto, en las 12 horas nocturnas para sobrevivir habrá mejicanos que intentan vivir tranquilos en el país vecino y norteamericanos que quieren matarlos. El terror de estas distopías pasa por el hecho de que no se alejan demasiado de la realidad del país del norte, donde la política con los inmigrantes o el racismo hacia los afroamericanos llegan, a veces, a la violencia extrema. Es por eso que el principal acierto de La purga por siempre es que no ubica la acción en un futuro próximo como en la primera entrega, para dar a entender que la historia transcurre en el presente. Como su título lo indica, la novedad de esta quinta entrega es que la purga no termina cuando se cumplen las 12 horas que los gobernantes ordenan para que los ciudadanos salgan a las calles a delinquir o a asesinar sin sufrir consecuencias legales, sino que continúa cuando varios grupos de supremacistas enmascarados deciden expandirla a todo el país por tiempo indeterminado. Si bien no deja de ser un filme de fórmula, el director mejicano Everardo Gout aprovecha el aceitado guion de DeMonaco para filmar escenas ingeniosas, en las que la balacera salpica sangre a la cámara y las trampas mortales producen más de un salto de susto en la butaca. Gout muestra a hachazos la violencia que sufren los inmigrantes ilegales, lo que puede entenderse como una denuncia a las pasadas políticas de Donald Trump. Sin embargo, enmarcarla en una crítica al trumpismo es un facilismo interpretativo, ya que La purga por siempre se acerca más a una crítica a la cultura política de Estados Unidos antes que a un gobierno en particular. Ana de la Reguera encarna a Adela y Tenoch Huerta, a su esposo Juan, la pareja que logra cruzar el muro para conseguir trabajo en Texas. La primera como supervisora de un frigorífico y el segundo como peón en un rancho de una familia adinerada. El jefe de la familia para la que trabaja Juan, Dylan Tucker (Josh Lucas), desprecia al mejicano. Pero el padre de Dylan, interpretado por Will Patton, es más comprensivo y le explica a Juan que los que participan en la purga son funcionales a los intereses de los que mandan, ya que lo único que estos quieren es que los ciudadanos entren en una guerra civil y se maten entre ellos. La purga por siempre pone en escena a personajes de distinta clase social uniéndose para luchar contra el verdadero enemigo, en una aguerrida película de acción texana con mucho gore y momentos de muertes creativos. Y este es el otro acierto de la película, que valora mucho más la amistad, la familia, el involucrarse y el darse cuenta de que el resentimiento y el odio son contraproducentes para alcanzar el bien común.
En 2013 llegó a los cines The Purge -conocida en Argentina como La noche de la expiación-, que presentaba un concepto interesante: en un futuro inmediato, durante doce horas, Estados Unidos legaliza la tortura y el asesinato. Algunos ciudadanos eligen resguardarse en sus casas, protegidos por sistemas de seguridad, pero la mayoría aprovecha la ocasión para liberar sus instintos más salvajes. La película costó alrededor de 3 millones de dólares y recaudó cerca de 100, y marcó el inicio de una saga cinematográfica y de una serie de televisión. Además de que las recaudaciones continuaron siendo satisfactorias, la segunda parte, The Purge: Anarchy -conocida en Argentina como 12 horas para sobrevivir– terminó de darle fuerza e identidad a la premisa, mezclando acción, suspenso y terror. También reafirmó su impronta digna de John Carpenter (el guionista James DeMonaco supo escribir la remake de Asalto al precinto 13). Sin embargo, el agotamiento se hizo inevitable. La Purga por siempre intenta revitalizar la historia. En esta oportunidad, la acción ocurre en una ciudad de Texas. Llega la Purga, algunos se ocultan, otros salen de cacería, se cumplen las doce horas… pero la Purga continua. El grupo de sobrevivientes de turno incluye a una pareja de mexicanos, que habían llegado para tener una mejor vida, y una familia de terratenientes locales. Cuentan con unas pocas horas para cruzar a México y evitar la matanza descontrolada. Además de funcionar como entretenimiento vibrante, esta franquicia nunca le escapó a las interpretaciones políticas y sociales; al fin y al cabo, la Purga es una excusa para deshacerse de los pobres y de las minorías. Pero aquí hay un mayor énfasis en esas cuestiones, sobre todo por el lado de la inmigración y el racismo. De hecho, cuenta con presencia mexicana delante y detrás de cámara que le aporta un fuerte sabor latino a la propuesta. Aunque los asesinos son mayormente supremacistas blancos, DeMonaco y el director Everardo Gout hablan de entendimiento y tolerancia a través de los sobrevivientes estelares. Y en el tercer acto también involucran a los nativos americanos, más allá de que lo mejor de este tramo final sea la impronta de western. Ana de la Reguera y Tenoch Huerta sobresalen en el elenco. Sin dejar de ser personajes arquetípicos, pero le aportan el suficiente corazón a la película como para acompañarlos en los momentos más desesperantes. Josh Lucas tiene el rol más ambivalente -hasta cierto punto al menos- como un gringo adinerado que no tolera a los mexicanos, y el veterano Will Patton cumple en su papel de ranchero compasivo y contestatario. La Purga por siempre fue anunciada como la última de la saga. De ser así, sería el cierre digno de una idea a la que ya se le terminaron las doce horas.
Debo decir que las primeras entregas de «The purge» me parecieron interesantes, modestas pero bien estructuradas. Una sola idea, un planteo centrado en la acción y los protagonistas siendo más fondo que foco, todos elementos que la ofrecían como un producto simple y atractivo. Quizás siempre le podamos discutir a la franquicia la escenificación del racismo de la forma que lo presenta… pero es cierto que en esencia la historia tiene un costado posible que la hace inquietante. Creo que ese es el gancho pero… ya en la quinta entrega, toda propuesta se va desgranando y si no hay una renovación o un giro fuerte (por ejemplo, #FastAndFurious), el interés va decayendo. Supongo que aquí también hay un cambio de perspectiva, transformando una cuestión de ataques nocturnos furtivos en combates a la luz del día. Habrá que ver como reciben los fans de la historia este cambio de escenario. Es cierto, también, que los productores intentaron inyectar sangre nueva aquí convocando a Everardo Gout, novel promesa azteca, probablemente buscando un enfoque más fresco con aires latinos. La incorporación de un cineasta con mirada de género y conocimiento del mundo a ámbos lados de la frontera, era fundamental para este episodio. La idea, en definitiva, era llevar la abandonar la idea de la purga anual y volverla una amenaza diaria, que desestabilice a la nación, poniendo en el centro a los grupos radicalizados. La trama presenta a una pareja de trabajadores exilados de su tierra, Adela (Ana de la Regera) y Juan (Tenoch Huerta) quienes son testigos de cómo sus jefes, en un rancho de Texas, son atacados por un grupo que quiere que la purga, funcione en continuado y no una vez cada tanto… Hay extremistas que se cansaron de esperar y necesitan ordenar lo que ellos creen es un estado donde sólo gobiernen los fuertes y por las armas. Es así que ante la imposibilidad de las autoridades de reestablecer el orden, ámbos junto a la familia acomodada, se dirigirán hacia México para escapar de la revuelta, dado que las fronteras del país hermano, estarán abierta por un tiempo limitado. Todo será caos, combate en terrenos rurales, máscaras, violencia y sangre. Lo que creo que esta vez la saga presenta en forma marcada, es todo este tema de la intolerancia racial que atraviesa cada discusión en la película. La crisis del sistema pensado por los «Padres Fundadores» golpea a las puertas y nadie estará a salvo en este contexto. Una cuestión que le suma a la cinta, es la buena química en la pareja central, que encarnan perfectamente con la figura de quienes fueron a USA con la idea de defender las libertades y progresar económicamente y ahora deben replantear su visión a la luz del colapso del orden institucional americano… A diferencia de las anteriores purgas (todas nocturnas), esta ofrece abundante acción a pleno día y se aleja del concepto terrorífico que las cuatro anteriores presentaban (hasta en cierta lejana manera evoca a los films apocalípticos en algunos pasajes). Es un enfoque distinto, una especie de «road movie» atemorizante aunque previsible por su desarrollo integral. Rubros técnicos acordes a una producción modesta. Edición correcta sin fisuras y la mira puesta en la acción, una oferta discreta pero conocida para los seguidores de la franquicia. Y para el final quiero contarles que yo no daría por cerrada la saga. El final (sin spoilers, desde ya), abriría la puerta a una próxima entrega. El guionista y productor de «The purge», James Monaco, contó que tiene ideas para continuar la historia, pero dependerá de la respuesta del público a esta quinta entrega…
Cuando en 2013 se estrenó La noche de la expiación no debe haber habido entre sus espectadores ni uno que esperara que la historia fuera más allá de esa película, pero se nota que James DeMonaco, su creador, estaba preparado para desarrollar la idea. Cuatro películas y dos temporadas de serie televisiva después la idea de 12 horas de desenfreno libre y su correlato de violencia sigue funcionando y DeMonaco redobla la apuesta, así que “Los Nuevos Padres Fundadores” han ganado de nuevo las elecciones y han reimplantado la celebración. Los que no siguen la serie de películas que ahora conocemos como La purga, pero quizás se hayan perdido mientras leían el párrafo anterior así que acá les vamos a explicar lo se han estado perdiendo. Los Estados Unidos necesitaban un alivio y un grupo político lo encontró implantando desde el gobierno una “celebración” Bautizada como La purga, que básicamente significa que durante 12 horas en todo el territorio dejan de regir las leyes y están permitidos los asesinatos, el desarrollo de ese experimento se muestra en cuatro películas: La noche de la expiación, 12 horas para sobrevivir, 12 horas para sobrevivir: El inicio y 12 horas para sobrevivir: El año de la elección) y la serie. Ahora si, vamos a meternos en la quinta película. Cuando arranca La purga, por siempre vemos entrar como inmigrantes ilegales a Juan (Tenoch Huerta) y Adela (Ana de la Reguera) y después de eso ya los vemos instalados como esforzados y meritorios empleados, cada uno de ellos en su respectivo trabajo. Juan es un domador de caballos excepcional que trabaja en lo que acá llamamos estancia mientras que Adela es jefa en un frigorífico. Quizás les sorprenda que todo suene tan “latino” pero esa es la gracia de esta nueva entrega, cambiar el orden de las relaciones sociales. Los dos inmigrantes latinos serán los héroes a los que sus patrones millonarios, y blancos, tendrán que aferrarse a lo largo de toda la película y salvar sus vidas. El mejor momento no se puede revelar, pero si quieren ver un buen punto de giro de una historia y son de los que disfrutan con el terror de estos tiempos, no lo piensen y vayan al cine. Además de héroes mexicanos, hay afroamericanos heroicos y miembros de los pueblos originarios que se unen a ellos. Es posible que alguien busque alguna alegoría o metáfora, pero no creo que eso sea algo que esté en la mente de DeMonaco como guionista junto a Everardo Valerio Gout como director. Sea lo que sea que sus creadores pretendan transmitir esta entrega es una especie de western, con mucha acción, que se encarga de dejar todo planteado para que esperemos un par de películas más de esta franquicia. LA PURGA POR SIEMPRE The Forever Purge. Estados Unidos, 2021. Dirección: Everardo Valerio Gout. Intérpretes: Ana de la Reguera, Tenoch Huerta, Josh Lucas, Leven Rambin y Will Patton. Guion: James DeMonaco. Fotografía: Luis Sansans. Edición: Todd E. Miller y Vincent Tabaillion. Música: The Newton Brothers. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 103 minutos.
Pinche gringo puñetero La franquicia de La Purga (The Purge), esa que tuvo una verdadera catarata de títulos distintos para el estreno de cada eslabón según la región considerada, fue de menor a mayor en términos cualitativos porque a las flojas La Noche de la Expiación (The Purge, 2013), un thriller de invasión de hogar de dejo clasicista y toques de porno de torturas, y 12 Horas para Sobrevivir (The Purge: Anarchy, 2014), una propuesta fofa más volcada a la acción ochentosa ultra descerebrada, le siguieron las mucho más interesantes 12 Horas para Sobrevivir: El Año de la Elección (The Purge: Election Year, 2016), un exponente amable de ciencia ficción de raigambre testimonial y postapocalíptica que ironizaba acerca de ese conservadurismo violento y muy bobalicón estadounidense de siempre, y 12 Horas para Sobrevivir: El Inicio (The First Purge, 2018), una precuela que unificaba ingredientes del slasher, la sátira política tácita y por supuesto ese horror que enmarca a todas las entregas a nivel estético y discursivo para despertar una sensación de continuidad retórica, panorama insólitamente atractivo para el ecosistema cinematográfico paupérrimo de hoy en día que parecía haber llegado para por fin quedarse hasta que apareció un nuevo díptico lamentable que volvió a enterrar a la saga en su conjunto en el abismo de lo olvidable y de todas esas redundancias promedio de Hollywood, hablamos de La Purga (The Purge, 2018-2019), serie de televisión trasmitida por USA Network que fue cancelada a posteriori de dos temporadas, y la presente La Purga por Siempre (The Forever Purge, 2021), trabajo con resonancias de western que sin ser malo está lejos de lo mejor del lote de odiseas previas. James DeMonaco, el cerebro principal detrás de la franquicia en su condición de director y guionista de los tres primeros eslabones, guionista de las dos películas restantes y creador de la serie de TV, vuelve a delegar la silla del realizador, como hiciese con motivo de 12 Horas para Sobrevivir: El Inicio para con Gerard McMurray, y ahora le toca hacerse cargo de la dirección a Everardo Gout, conocido sobre todo por el thriller criminal/ marginal Días de Gracia (2011), su único largometraje previo, y por una larga retahíla de trabajos para la caja boba entre los que se destaca Marte (Mars, 2016-2018), una serie ficcional con entrevistas y elementos documentales especulativos realizada para National Geographic y distribuida por Netflix. Funcionando como una suerte de continuación espiritual y práctica de 12 Horas para Sobrevivir: El Año de la Elección, La Purga por Siempre transcurre ocho años luego del ascenso al poder de Charlene Roan (Elizabeth Mitchell), una senadora que se convirtió en presidenta y eliminó la mentada purga de las benditas 12 horas de “vale todo” para exterminar a quien se quisiera sin castigo institucional alguno, evento anual símil carnicería orientada a descargar “tensiones” sociales que regresa cuando los Nuevos Padres Fundadores recuperan el poder mediante otra elección y así la derecha cristiana, mafiosa y reaccionaria desata otra tanda de masacres que tienen por objetivo maquillar y/ o esconder la hipocresía del capitalismo en eso de vincular a la pobreza con la delincuencia y el gasto público y hacer que los fascistas paranoicos del vulgo maten a esos menesterosos que genera el mismo sistema por montones cual mecanismo de control comunal definitivo. A escala esencial la película que nos ocupa funciona como una solución negociada entre la torpeza exploitation de los dos primeros films y el sustrato más ideológico inteligente de izquierda de la dupla inmediatamente previa, excluyendo por supuesto a la serie televisiva y su pobreza narrativa: mientras que por un lado tenemos metáforas bastante literales que se le embarran en la cara al espectador para que toda intención quede bien en claro desde el vamos, como por ejemplo el hecho de que el norteamericano estándar es un pinche gringo puñetero que hace gala de su racismo y xenofobia en especial frente a los inmigrantes mexicanos que cruzan la frontera a pura desesperación, por el otro lado está el relato de supervivencia en sí de un colectivo variopinto de individuos, desde ya tanto yanquis como aztecas, que vuelve a inspirarse en El Retorno de los Arcontes (The Return of the Archons, 1967), episodio de Viaje a las Estrellas (Star Trek, 1966-1969), de Gene Roddenberry, y en detalles de propuestas de la gran pantalla como Perros de Paja (Straw Dogs, 1971), de Sam Peckinpah, Rollerball (1975), de Norman Jewison, Carrera Mortal 2000 (Death Race 2000, 1975), de Paul Bartel, Escape de Nueva York (Escape from New York, 1981), de John Carpenter, El Juego del Miedo (Saw, 2004), de James Wan, y Los Extraños (The Strangers, 2008), de Bryan Bertino, ahora incluso incorporando el ámbito desértico, los vehículos modificados y el sol radiante de la genial tetralogía de George Miller, aquella que comenzó con Mad Max (1979) y hoy se transforma en otra minucia más agregada a la ensalada de DeMonaco y sus socios de siempre en todos estos menesteres, Michael Bay y Jason Blum. El esquema fundamental de base, la idea de construir un grupo híbrido que debe viajar a México para refugiarse porque a posteriori de las 12 horas reglamentarias de asesinatos, violaciones y torturas un colectivo cada vez más numeroso de energúmenos armados sigue con la violencia, está muy bien y hasta se podría decir que los dos matrimonios antagónicos que deben limar asperezas en dicho periplo, el de los norteamericanos de muy buen pasar económico Dylan (Josh Lucas) y Cassie (Cassidy Freeman) y el de los mexicanos pobres Juan (Tenoch Huerta) y Adela (Ana de la Reguera), se amalgaman con gracia y soltura en el guión de DeMonaco, sin embargo ya se notan de manera grosera los automatismos de la saga y la poca o nula imaginación para seguir explotando resortes narrativos y una premisa que ya habían sido dilapidados por la serie de USA Network, constituyendo La Purga por Siempre una especie de correctivo pero no mucho más ya que no consigue resucitar en serio una saga que como entretenimiento comprometido de izquierda aquí cae en sermones excesivos en materia de los diálogos, vicio típico de nuestros días porque el grueso de los realizadores y guionistas no saben narrar y por ende no pueden comunicar los mensajes/ moralejas de otra forma que no sea mediante diatribas verbales que no dejan mucho espacio para la complejidad ni la sana ambigüedad discursiva, fuente de la riqueza de cualquier polémica que se precie de tal. Demasiado extenso a nivel del metraje en general y sin novedades verdaderas que aportar a lo ya trabajado mejor en el pasado, el film de Gout por lo menos vuelve a enfatizar que los pobres constituyen el principal alimento de los ricos…
EN LAS FRONTERAS DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA A esta altura, los problemas de la franquicia de la franquicia de The purge -conocida en la Argentina inicialmente como La noche de la expiación, luego como 12 horas para sobrevivir y ahora (quizás) como La purga– ya son endémicos. Las dificultades se repiten y consisten básicamente en lo siguiente: las ideas, a menudo ingeniosas o con bastante potencial, no son ejecutadas a la misma altura. De ahí que no sorprenda que La purga por siempre no pase nunca de un nivel discreto, aún en sus mejores momentos. En esta nueva entrega, los Nuevos Padres Fundadores han retornado al poder e inmediatamente restauran la Purga anual. Sin embargo, las cosas no salen como se esperaba, ya que un grupo de gente, a lo largo y ancho del país, se convencen de que la matanza no debe terminar al amanecer y, en cambio, tiene que continuar de forma ininterrumpida, hasta sacarse de encima a cualquier sector indeseable. El relato se focaliza entonces en una familia de rancheros de Texas y un grupo de inmigrantes mexicanos que trabajan con ellos, que deben emprender una huida desesperada hacia la frontera con México. Los caminos migratorios se invierten, mientras todo el territorio estadounidense entra en caos, con las fuerzas del orden desbordadas y los partidarios de una purga eterna cometiendo crímenes por doquier. Si el planteo es interesante a partir de cómo le da una vuelta de tuerca a la premisa distópica de la saga, también es riesgoso por cómo deja todo abierto para una discursividad marcada por aspectos obvios de la corrección política. Y lo cierto es que el film de Everardo Gout, casi desde el comienzo, entra en casi todos los lugares comunes posibles, presentando mexicanos de intenciones puras, recontra laburantes, solidarios entre sí y con los demás; blancos sureños resentidos y racistas hasta rozar la caricatura; o a lo sumo personajes (de diferentes procedencias) que tienen muy claro todo lo que está bien o mal en Estados Unidos, y que ya hemos oído hasta el cansancio. La voluntad de quedar alineada con la agenda completa de la corrección política -que incluye bajadas de línea feministas, que se suman a las socioeconómicas y migratorias- prácticamente toman de rehén a la película, como cobertura culposa y solemne para el despliegue de violencia gratuita. Toda la carga ideológica -que no esquiva varias contradicciones y facilismos en su retrato de las relaciones entre clases sociales- conspira en demasía contra un relato que, mal que mal, se logra sostener como thriller de acción. Hay que reconocerle a Gout algunos hallazgos de puesta en escena, como la de un caótico recorrido a pie de los protagonistas por las calles de la ciudad El Paso, donde la utilización del plano secuencia, las sombras y el fuera de campo construyen una secuencia de marcada tensión y dinamismo. Sin embargo, por más que La purga por siempre quiera mostrar originalidad en su apuesta, termina por hacerse predecible y ya en los últimos minutos se le agotan las ideas, hasta arribar a un cierre demasiado tranquilizador. Tampoco llega a extremos molestos o irritantes, pero es una nueva muestra de una franquicia cuya inventiva es limitada y sus resultados definitivamente superficiales.
La Purga por siempre es la quinta película de una franquicia iniciada en el 2013, que parten de una misma idea: contar lo que ocurre en diferentes lugares de Estados Unidos durante una noche al año en la que la criminalidad está permitida por la ley. Está dirigida por Everardo Gout, de una extensa trayectoria televisiva, y protagonizada por Josh Lucas, Ana de la Reguera, Tenoch Huerta, Leven Rambin y Will Patton, entre otros. En esta ocasión, la purga continúa en todo el país después de las doce horas que permite la ley, pero se nos muestra lo que ocurre en Texas, utilizando la estructura narrativa del cine catástrofe, género elegido para contar la historia particular enmarcada dentro de un conflicto global. Es por lo que durante el primer acto se nos presenta a cada personaje por separado, y se unen después del inicio de esta matanza descontrolada de personas, para sobrevivir juntos el resto de los ataques hasta cruzar la frontera mejicana. Por eso en primer lugar vale la pena destacar la vuelta de tuerca que James DeMonaco, guionista también de las entregas anteriores de la franquicia, para hacer algo novedoso dentro de este universo diegético, que fue abordado desde diferentes géneros sin perder su estética clase B. Y es por eso por lo que su puesta en escena privilegia el realismo por sobre la espectacularidad, haciendo un buen uso del fuera de campo, para que las escenas de violencia luzcan, por medio de un uso efectivo del montaje más explícitas de lo que son en realidad. THE FOREVER PURGE, (aka THE PURGE 5), 2021. © Universal Pictures / courtesy Everett Collection Pero lo que le juega en contra a esta película son sus actuaciones, ya que se desaprovecha lo que pudo haber sido una interesante subtrama con los celos del ranchero texano Dylan Tucker (Lucas) a su empleado, el inmigrante mexicano Juan (Huerta), para mostrar así lo que realmente importa, que es como salen a la luz las virtudes y miserias de las personas en los momentos de crisis. Y a excepción de Adela (de la Reguera), que es el personaje mejor construido, los otros carecen de desarrollo y se limitan a cumplir la función de acompañar a esos tres en su lucha por sobrevivir. En conclusión, La Purga por siempre ofrece una vuelta de tuerca a una franquicia que se caracteriza por compartir un mismo universo diegético en lugar de repetir personajes y géneros. Y lo hace de forma efectiva, satisfaciendo así la demanda de sus seguidores y sacando un buen provecho de sus limitaciones.
Todo indica que esta película será la última de la serie creada en el 2013 por James de Mónaco, autor del guión, que cuenta con la dirección de Everardo Gout. Lo que empezó como una distopía violenta, con la teoría de descargar bajos instintos asesinos una vez por año, en los Estados Unidos, licencia para matar durante doce horas seguidas, para mantener la paz el resto del tiempo, fue la excusa para todo tipo de atrocidades: ricos secuestrando humildes para cazarlos en su coto, acumulación de crueldades y violencia amplificada. Fue una saga exitosa que en esta entrega se mete con acontecimientos que remiten a los últimos días del ex presidente Trump pero con trazo grueso. Algo así como, después de tirar nafta para apagar un fuego llega la redención con un giro que se supone políticamente correcto pero tan elemental como oportunista. Durante la película que tiene un ritmo apabullante de violencia en aumento y nunca decae en la acción, se muestra la discriminación hacia los mexicanos, de parte del heredero de un campo lujoso, como de los militantes de la “basura blanca” de ultraderecha que quieren pureza en su país. Cuando la purga termina queda la mecha encendida para poner a todo un país en guerra y allí los fanáticos ya no diferencia entre inmigrantes residentes ni blancos ciudadanos amigables, y lo único que queda para los que no se plieguen a la violencia exaltada es huir y refugiarse en México o Canadá. Tortura, acción, muertos sembrados a cada paso, huidas en motos, camiones, todo junto en un coctel explosivo y morboso.
"La purga por siempre": otra noche sin ley. Cuatro películas y dos temporadas de una serie después, el guionista de "La purga" original le encuentra la vuelta para seguir explotando una idea cuya potencia ha quedado chica al lado de la realidad: la de una noche al año en la cual todo está permitido. El concepto central de la saga The Purge es buenísimo. Todo se sitúa en un futuro cercano (2022 en la primera película, estrenada aquí en 2013 como La noche de la expiación), en unos Estados Unidos donde todo parece marchar viento en popa desde la llegada de los llamados Nuevos Padres Fundadores, que asumieron el poder embanderados en la promesa de devolver al país la grandeza perdida. La pobreza es un recuerdo, los números de la economía están en verde y la ciudadanía luce calma y tranquila, sin conflictos a la vista. ¿Cómo lo consiguieron? Destinando una noche anual a la purga del título, entendida en su acepción de limpieza social: durante doce horas el Estado se esfuma, dando vía libre para que cada quien haga lo que se le cante. ¿Matar a un vecino rico? Adelante ¿Cargarse mexicanos en plena calle? Cómo no ¿Tirotear afroamericanos? Pero claro, total no hay ley entre las 7 de la tarde y las 7 de la mañana. El padre de la criatura se llama James DeMonaco, quien durante cuatro películas –la mencionada La noche de la expiación, 12 horas para sobrevivir (2014), 12 horas para sobrevivir: el año de la elección (2016) y 12 horas para sobrevivir: El inicio (2018)– y dos temporadas de una serie se dedicó a darle vueltas al asunto, ambientando las historias en distintas purgas. Primero fue como director y guionista al principio; luego solo en el segundo rol. La alegoría, es cierto, nunca fue precisamente sutil, en tanto su interpretación era unidireccional. Pero, como si fuera una maniobra digna del poder anticipatorio que se le atribuye a Los Simpson, en enero último, un militante trumpista disfrazado de guerrero sioux irrumpió en el Capitolio en vísperas de la oficialización de la derrota electoral del hombre anaranjado. ¿Cómo explotar una idea cuya potencia ha quedado chiquita al lado de la realidad, luego de que la CNN haya mostrado algo muy parecido (o incluso peor) a lo imaginado en la ficción? La purga por siempre debe hacerse cargo de éste, un desafío mayor al del desgaste. El guion de DeMonaco –llevado a la pantalla por el director mexicano Everardo Gout– ensaya una respuesta volcándose hacia un cine menos político que cinético, de puro movimiento hacia adelante, que abraza las persecuciones distópicas y polvorosas, como si fuera un western que mezcla Mad Max y La carretera. Lo hace con una trama que, como casi todas, inicia en vísperas de una de esas noches, cuando en un campo texano coinciden dueños y empleados. Blancos, orgullosamente americanos y adinerados los primeros, en especial el patriarca Dylan (Josh Lucas), que no saca el sombrero de copa alta y ala ancha ni para dormir, espera con su mujer a su primer hijo y, desde ya, maltrata crónicamente a los morochones mexicanos a su cargo. Uno se llama Juan (Tenoch Huerta) y está casado con Adela (Ana de la Reguera), que trabaja en un frigorífico al mando de faenadores coterráneos. La noche sin ley pasa sin grandes sobresaltos para ambos grupos. Los problemas empiezan al otro día, cuando los “purguistas” deciden que no es suficiente con doce horas y proponen continuar con las balaceras para, de una vez por todas, eliminar todo aquello que ponga en peligro la pureza en el norte del Río Bravo. Hasta para el cowboy Dylan, testigo de cómo asesinan a su padre, es un poco mucho. Salvado por sus empleados, él y el resto de la troupe tex-mex deben emprender un viaje para huir del caos. Al principio no hay destino, hasta que por la radio escuchan que México abrirá las fronteras durante seis horas para asilar norteamericanos. Y así allí irán, entonces, en una inversión del camino habitual de los inmigrantes que no carga con la ironía de lo paradojal. Es más bien un chascarrillo filoso, una elevación de las directrices de una saga que, en este caso, apuesta menos por las resonancias de lo que cuenta que por la manera de contarlo. Y Gout lo cuenta de manera simple y directa, remitiendo a un tipo de cine de la vieja escuela que, aunque cada vez menos, siempre vuelve. Como los supremasistas, pero para bien.
«La Purga» inicio su camino allá por 2013, siendo una película de bajo presupuesto (un costo estimado de 3 millones de dólares) y logrando obtener una recaudación total cercana a los 90 millones. Este peculiar film que presentaba una premisa bastante interesante, no solo nos brindaba un relato del estilo «home invasion» sólido y bien elaborado, sino que además se tomaba el tiempo para realizar una crítica a la sociedad norteamericana contemporánea bastante convulsionada y con problemas raciales, de violencia y odio a flor de piel. Por ese entonces, nadie imaginó que la pequeña historia producida por Blumhouse compondría una franquicia de 5 films y una serie de televisión con dos temporadas, 8 años después del estreno de la película original. Lo cierto es que contra todo pronóstico y por más de que estemos ante una producción comercial que sigue intentando ampliar las ganancias del/los estudio/s, cada entrega de «The Purge» supo llevar la premisa hacia otro terreno para ampliar el contexto y también seguir teniendo más cuestiones para reflexionar. La secuela de la entrega original, «The Purge: Anarchy» (2014), llevaba ese microcosmos de la primera de extraños tratando de irrumpir en la casa del protagonista, al exterior y mostrando como son las cosas afuera, es decir, para las personas que no se atrincheran en sus casas. Luego vino la tercera parte, «The Purge: Election Year» (2016), que ponía en tela de juicio cómo la purga jugaba un papel preponderante en un año de elecciones y cómo los políticos usaban este hecho como una pieza clave en el ámbito legislativo para manipular el descontento de las masas, un claro alegato de lo que sería los Estados Unidos de Donald Trump. Y dos años más tarde, llegaba la precuela «The First Purge» (2018) que analizaba como comenzó todo el universo descripto en las películas, poniendo el eje en las clases sociales más bajas y en la cuestión racial. La semana pasada se estrenó la ¿última? entrega de la saga que pese a que ya se puede notar un poco el desgaste del concepto logra brindar lo que podría ser un correcto final para la franquicia. En esta oportunidad, el largometraje se sitúa en el sur de los EEUU, más precisamente en Texas, donde las armas son moneda corriente entre sus ciudadanos. La noche de la purga parece pasar sin ningún tipo de eventualidad como se viene haciendo durante años. No obstante, surge un movimiento clandestino, para el cual ya no es suficiente una noche anual de anarquía y asesinatos, así que deciden devolver a Estados Unidos el caos y las masacres sin fin, donde nadie volverá a estar a salvo. Una «Purga por siempre». Adela (Ana de la Reguera) y su esposo Juan (Tenoch Huerta), dos inmigrantes mexicanos, habitan en Texas donde él trabaja como peón en un rancho para la adinerada familia Tucker. En la mañana después de la tradicional purga, una banda de asesinos enmascarados ataca violenta e ilegalmente a los Tucker. Tras este hecho, la familia texana se ve obligada a unirse con Juan y su esposa para enfrentar un país entero a punto de colapsar, que se hunde en un mar de caos y de sangre. James DeMonaco, director de las primeras tres películas y guionista de toda la saga, sigue encontrando la vuelta para mantener a su propio universo como una propuesta entretenida que se toma el tiempo para sus planteos políticos y socioculturales. Ana de la Reguera, Tenoch Huerta y Josh Lucas realizan un gran trabajo componiendo a los protagonistas de este relato que se unen para intentar proteger a sus disímiles familias de un mismo enemigo común. «La Purga Por Siempre» es una película a la que no le falta la irreverencia ni la acidez necesaria para brindar un relato correcto y lo que sería una digna conclusión. Si este capitulo funciona probablemente sigamos teniendo más películas de «La Purga», pero al menos de momento y casi de manera accidental podemos decir que tenemos una antología efectiva que, pese a que a veces no se caracteriza por su sutilidad en lo que plantea narrar, sí logra otorgarnos una mixtura entre acción y terror muy disfrutables.
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Franquicias rentables, películas para siempre The Purge se niega a morir y vuelve a la gran pantalla con un enfoque más profundo, explícito y renovado. La saga de La Purga o The Purge es el perfecto ejemplo de cómo perpetuar una simple idea a través del tiempo sin perder la sorpresa entre sus entregas. O por lo menos, lo fue en la teoría y sólo algunas veces en la práctica. Desde el año 2013, cuando la primera parte de La Purga llegó a ver la luz, logró cautivar a los espectadores por su crudeza en el relato y su rudeza en los actos estableciendo el equilibrio necesario para perpetuarse en el tiempo. Claro que a medida que pasaban las entregas, la calidad de las mismas empezaron a mermar y la última película que vio la luz en 2018 no fue de lo mejor. Ya el discurso estaba agotado, las sorpresas no abundaban y el conformismo de la productora sólo contemplaba la recaudación de entradas por sobre el diálogo que se podía crear para con el espectador. Pero claro que la saga ya había logrado su propósito de establecerse en el consciente colectivo y logró su expansión desembocando en Amazon Prime en formato serie y a lo largo de dos temporadas se pueden saber más de aquellas noches en las que las reglas dejaban de tener valor y el crimen abundaba. The Purge (2013) La película que lo cambió todo. Pero cuando todo parecía perdido y las purgas una vez al año habían terminado para siempre (según lo visto en The Purge: Electión Year) Blumhouse Productions vuelve a apostar por una de las franquicias más rentables de la historia del cine con La Purga Por Siempre (The Forever Purge). En esta oportunidad nos presentan a Juan (Tenoch Huerta) y Adela (Ana de la Reguera), dos mexicanos que deciden probar suerte en un Estados Unidos que, mediante los NPFA (Nuevos Padres Fundadores de América), ha vuelto a instaurar la purga como método para bajar los índices de crímenes ahora impuestos por los diferentes carteles a lo largo y ancho del país. Luego de que Juan, quien trabaja en los establos de la adinerada familia Tucker y Adela, jefa de cocina de un restaurante, se escondan para protegerse de la peligrosa noche que se avecina, se darán cuenta de que los extremistas que “celebran” esta tradición tan patriota no se quedarán sólo en esas 12 horas donde no existen las normas sino que seguirán de largo para establecer un nuevo régimen supremacista. Ellos, junto con los Tucker deberán unir fuerzas y colaborar para subsistir porque quienes los perseguirán no harán distinción alguna. Mataran a todos salvo a los que lleven la misma bandera de odio que ellos. A primera vista uno podría esperar que la franquicia The Purge volvería para pulular por el espacio que hay en la cartelera y ya no podría sumar nuevos adeptos a sus muchos seguidores a lo largo del mundo. Afortunadamente para ellos ésta nueva entrega, dirigida por Everardo Gout y escrita por James DeMarco (creador de la saga), viene con una refrescante vuelta de tuerca al argumento original mostrado ya en tantas oportunidades. El hecho que la hace destacarse por sobre las otras es que la famosa noche de la purga no es el límite para aquellos que quieren purgar sus necesidades sino que continúa luego de esas 12 horas. Ese movimiento argumental simple pero efectivo, logra desorientar al espectador y colocarlo en un plano en el que no sabe cómo va a seguir funcionando este mundo ficticio y al desconocer las “nuevas reglas” de este lugar la sorpresa, la atención y la intriga se multiplican exponencialmente. Así de fácil como suena, la propuesta cambia rotundamente en comparación con las anteriores pero tiene ese gran valor agregado. Claro que luego la trama y lo que sucede no se separa mucho de lo que ya conocemos, el discurso progresista se hace notar de una forma menos sutil que otras veces, incluso dicho por los propios personajes, pero sin caer en lo burdo. Las referencias al último gobierno saliente de EEUU son totalmente descifrables desde el comienzo y sobre todo al final. Claro que también al recurrir a esa vieja, conocida y efectiva fórmula, también se dan aquellas particularidades que no son tan agradables, como el exceso de diálogos que sirven de remate a un chiste que nadie hizo, comentarios que rozan el papelón y las vueltas de un guion que hacen que la trama se extienda, por lo menos, quince minutos más de lo que debería. Las actuaciones vuelven a estar a la altura de las circunstancias, sin ser ni mejores ni peores que las anteriores. Todas las partes del elenco logran desarrollar bien sus roles y es posible relacionarse con ellos, pero ninguno se pone al hombro la película o eclipsa al resto. Igualmente no es una película que lo necesite así que esto funciona de la mejor manera. La Purga Por Siempre es un correcto reinicio, continuación o lo que sea de la franquicia. Dando en la tecla justa para no sofocar al espectador, creando una nueva sorpresa y generando un interés real. Al margen del siempre presente entretenimiento que otorga, también su clásico discurso progresista, siempre importante, se hace presente de una manera muy poco sutil pero efectiva como de costumbre.
Casi 8 años han pasado desde el estreno de "La Purga" en 2013, hasta la actualidad, donde la franquicia ha acumulado un total de 6 producciones (incluida una serie). Probablemente ni el propio James DeMonaco haya podido presagiar semejante desarrollo ni trascendencia cuando filmó su primera obra. Aunque si bien es cierto, que la idea inicial de una sociedad ultraviolenta con un día sin leyes a modo catárquico, resultaba muy interesante, extender la saga hasta nuestros tiempos tan solo ha logrado volverla repetitiva. "La purga por siempre", que ya ni siquiera tiene a DeMonaco en la dirección, tiene la particularidad de contar con muchos de los peores defectos que una película de franquicia puede tener. El primero y principal es el de vulnerar la premisa que sostuvo a la saga hasta la actualidad (un día único de purga). Y el segundo es el de haber configurado un guión, que no solamente es absurdo, sino que como mínimo está 3 años desfasado del contexto de la sociedad norteamericana. Ni a propósito se puede errarle tanto. • La trama a la que hacemos referencia por su falta de timing, refiere a la cacería dispuesta por un grupo de supremacistas blancos, que burlaran la idea original del día de la expiación, para perseguir y aniquilar a cuanto latino se cruce enfrente. Adela y Juan serán nuestros protagonistas e intentarán escapar junto a la familia Tucker (para quien Juan trabaja) en un contexto de caos y brutalidad. El hecho de liberar el desmadre por fuera de los límites restringidos, no solo le saca su aspecto característico a la franquicia, sino que vuelve a la historia previsible y por momentos irritante. Y para el peor de los males, ni siquiera su crítica social es medianamente valorable. Su falta de sutileza la infantiliza al punto de transformarla en vacía. • Allá lejos quedaron Ethan Hawke y Lena Headey sobreviviendo en medio de una ciudad en plena implosión. Quién sabe si seguirán exprimiendo esta naranja, a la que de jugo ya no le queda prácticamente nada.
El racismo, la violencia y las armas abundan en Texas, donde sucede la película. Y la Purga ya no es solo una noche… es para siempre.
El sociólogo estadounidense James Petras habla de los procesos revolucionarios encarando el tema desde una cuestión de ideas y estrategias. Petras nos habla de que las revoluciones son procesos largos, violentos e impredecibles, tal vez, la gran diferencia entre Petras y otros pensadores es que este sociólogo considera que los procesos de revolución pueden ser pensados y orquestados desde arriba, lo que deriva en que de alguna manera termina calificando al nazismo y al fascismo como revoluciones y no como lo que realmente fueron, es decir sediciones contra el estado de derecho y el accionar político. Es en este punto donde puedo establecer un paralelismo entre esta línea de pensamiento y la trama de la saga que hoy nos ocupa. A lo mejor es eso o simplemente los guionistas de esta película copian el mensaje meritocracia y objetivista que Todd Phillips disfraza de revolucionario en la película Joker (2019), es decir, el mensaje final de la película es que el pueblo en si es idiota, que solo busca un líder mesiánico al cual seguir y que no comprende la profundidad de sus necesidades, lo cual no les permite valorizar a quienes “emprenden y son el verdadero motor del progreso”: los ricos. En esta película como en aquella, el caos se desata a partir de la incapacidad de organizarse políticamente, por lo cual recurren a la violencia como única forma de expresión y lucha política. Volviendo a Petras (a quien estoy parafraseando más no citando) esta obra parte desde la idea de una revolución desde arriba que termina siendo cooptada por el pueblo y yendo en contra quienes la activaron, si bien la situación revolucionaria parte desde antes de que comience la primer historia es esta en la que podemos hablar de una revolución llevándose a cabo, porque como dicen los autores marxistas las revoluciones les pertenecen a los pueblos y son los pueblos quienes deciden hacia dónde van estos procesos. Tal vez todo intento de intelectualización previa se escapa a lo que realmente ofrece la película en sí. A diferencia de la primera, «La noche de expiación» (The Purge, 2013, James Demonaco) carece de la sorpresa y la construcción de personajes que tenía aquella, la cual por un lado se diferencia en sí de las películas que le siguieron ya que es una historia construida en un ambiente gótico: es decir en un lugar cerrado en el cual un grupo de personajes son acosados por una maldad exterior que quiere dañarlos al mismo tiempo que deben enfrentarse a las crisis familiares propias. Por otro lado, la segunda película, «La purga 2, la noche de las bestias» (The Purge 2, Anarchy, 2014, Jame DeMonaco) nos instala en lo que es el universo de esta saga y profundiza, con un trazo muy grueso, sobre las denuncias políticas que realiza. En esta película conocemos la manipulación por parte de las altas esferas políticas y económicas contra la clase baja y como esa “celebración anual” es más que nada una limpieza étnica y de clase. En «La Purga por siempre» (The Forever Purge, 2021, Everardo Gout) nos encontramos con un mundo en el cual la vieja manipulación política realizada por las clases altas y el poder político estalla por los aires y es tomada por las clases bajas de Estados Unidos que, manipuladas por algún poder mediático sin rostro, que se expresa por las redes sociales y que expresa ideas de extrema derecha, toma la purga como lucha revolucionaria que busca cambiar la estructura de esa sociedad en contra de los poderes establecidos (el estado y el establishment) pero tomando las armas contra extranjeros e individualidades disidentes, en pocas palabras en medio de este caos los estadounidenses promedio deciden tomar las armas y hacer aquello que tanto les gusta, es decir matar gente con un color de piel más oscuro pero sin tener que cruzar las fronteras. De alguna manera nos presenta el comienzo de una guerra civil y una situación revolucionaria. La película da vuelta la trama inicial en la cual los pobres eran víctimas de los ricos que utilizaban la purga como herramienta para perpetuar su status quo para convertirlos en victimarios irracionales y carentes de empatía. La Purga por siempre nos traslada a un ambiente rural y nos presenta a Juan y Adela, dos migrantes mexicanos que viven en Texas y que deben enfrentar su primera purga, la cual pasan sanos y salvos gracias a la protección que le vende un grupo de paramilitares, pero que se encuentran con el caos del día después ya que se encuentran con que el estado ha caído a causa de levantamientos anti sistema. Juan, Adela y un grupo de allegados deben escapar a un lugar seguro que no es otro que México ya que las fronteras de dicho país y de Canadá se han abierto como santuario para aquellos que necesitan refugio, pero solo durante seis horas, una vez transcurridas esas seis horas no pueden salir del país. El film se convierte así en una trama de persecución y asedio en la cual Juan y Adela demuestran conocimientos militares, cuya explicación es más que polémica, pero que les permiten enfrentarse a sus enemigos sin ningún tipo de inconvenientes. La trama de la película se vuelve repetitiva e inverosímil, pero a pesar de eso algo entretenida. La dirección es correcta, a pesar de recurrir a todos los clichés del género, ya que hace muy buen uso de la acción con un trabajo de cámaras correcto que muestra de manera prolija cada una de las circunstancias que ocurren, es cierto también que las escenas ambientadas en la noche se ven desprolijas y confusas. En definitiva, es una película que es más interesante por lo que uno puede interpretar que quiere decir más que por lo que dice en sí.