Disquisiciones culinarias. Frente a una película tan encantadora y amena como Chef (2014), uno no puede más que sentir admiración por Jon Favreau, un cineasta que definitivamente sabe lo que quiere y que ha logrado desembarazarse de proyectos gigantescos para materializar este pequeño “capricho” semi independiente. El hombre detrás de la simpática Cowboys & Aliens (2011) y de las dos primeras entradas de la franquicia de Iron Man, las cuales por cierto superan a la ridícula tercera parte, construye en esta oportunidad una suerte de “feel good movie” que esquiva en buena medida la arquitectura sentimentaloide de las comedias románticas y se juega de lleno por planteos de índole laboral como no se veían desde hace mucho tiempo. De hecho, el compromiso del neoyorquino para con su opus se traduce en una multiplicidad de tareas (aquí dirige, escribe el guión, produce y protagoniza) y en una tendencia orientada a usufructuar su posición de privilegio en Hollywood con vistas a reunir un elenco de “estrellas” (en esencia para garantizar la distribución mundial del film). Favreau interpreta a Carl Casper, un chef de un restaurant de Los Angeles que desea aprovechar la visita de Ramsey Michel (Oliver Platt), un crítico gastronómico on line, para ofrecer un nuevo menú. La negativa de su jefe Riva (Dustin Hoffman) deriva en un plato tradicional, una nota desfavorable y un enfrentamiento con Ramsey que le termina costando el trabajo a Casper. A pesar del apoyo ocasional de sus compañeros Martin (John Leguizamo) y Molly (Scarlett Johansson), Carl entra en una crisis pronunciada de la que sale mediante la intervención de su ex esposa Inez (Sofía Vergara), quien consigue que su primer marido Marvin (Robert Downey Jr.) le facilite un “camión de comidas” para alcanzar esa libertad creativa que tanto anhela. Así las cosas, junto a Martin y su hijo Percy (Emjay Anthony), decide viajar desde Miami hasta Los Angeles a bordo del vehículo en plan de “volver a las raíces” y vendiendo sándwiches cubanos. Con elementos autobiográficos, metáforas que apuntan al cine y un enorme amor por la cocina, Favreau expone los sinsabores de una carrera muy heterogénea. Mientras que la primera parte funciona como una comedia de desarrollo profesional, la segunda mitad recupera a las road movies de “descubrimiento familiar”, hoy centrándose en la relación de Carl con Percy. El realizador enfatiza sutilmente una fotografía preciosista de primeros planos culinarios y una banda sonora con mucho jazz y salsa, ítems trabajados con eficacia dentro de una cosmovisión sencilla volcada hacia las disquisiciones acerca de los envites del ámbito circundante y el rol de las convicciones personales en nuestro vivir. Favreau cita tanto a Big Night (1996) como a Ratatouille (2007), y si bien no llega nunca al nivel de aquellas, por lo menos predica con el ejemplo y se mantiene fiel a su humildad…
Chef, La receta de la felicidad, es una comedia fresca, simpática, bien construida y bien actuada para disfrutar de principio a fin junto a toda la familia. Su historia es muy rica ya que no sólo trata sobre Twitter y otros medios de comunicación inmediata , sino que también sobre los problemas laborales, las críticas gastronómicas y los conflictos entre...
Luego de las dos primeras películas de "Iron Man" y de la inexplicable experiencia que fue "Cowboys & Aliens", Jon Favreau vuelve a dirigir una comedia y el resultado es más que satisfactorio. Con un buen elenco, con imágenes que abren el apetito y con una narración simple y entretenida, esta cinta funciona muy bien como una alegre y sabrosa porción de buen cine.
Un plato bien servido Jon Favreau (responsable de las dos primeras entregas de Iron Man) es el guionista, realizador y protagonista de esta comedia hábilmente condimentada con conflictos laborales, familiares y un viaje transformador que tiene a la cocina como verdadera estrella. Carl Casper es un chef que pierde su trabajo en un restaurante luego de su enfrentamiento con el crítico gastronómico on line Ramsey Michel (Oliver Platt) que destruye uno de sus platos. A partir de ese instante, Carl emprende un proyecto propio de venta de comida rápida a bordo de un camión que recorre desde Miami hasta Las Vegas mientras acumula seguidores y dólares. En su kilométrico periplo culinario lo acompaña su mejor compañero (John Leguizamo) y su hijo (Emjay Anthony) con el que aprenderá a fortalecer los vínculos mientras intenta recuperar a su esposa (Sofía Vergara). La película tienta al público con sabrosos platos desde el comienzo y se acomoda a los tiempos que corren con el uso de las redes sociales y los intentos del protagonista por reorganizar su vida. Con la participación de Dustin Hoffman y breves papeles a cargo de Robert Downey Jr. y Scarlett Johansson, el film apuesta a una receta sencilla y previsible que mantiene el apetito abierto durante casi dos horas. El duelo verbal entre Carl y Ramsey no tiene desperdicio en esta historia que se mueve al ritmo de la música cubana, entre sandwiches ricos en grasas, una ex en buena posición económica (gracias al nuevo marido), el amigo que nunca falla (un Leguizamo siempre convincente en roles secundarios) y el hijo que aprende a recuperar el tiempo perdido. Un plato bien servido y cocinado en la medida justa.
Una road movie a fuego lento Para una comedia que gira en torno a las diferencias culinarias entre un chef que ama su trabajo y el dueño de un restaurante que lo contrata como simple empleado y no le permite crear nuevos menús para seguir vendiendo los platos de siempre, habrá que analizarla desde los aderezos y la sutileza con la que se vuelcan para el deleite del espectador. Chef, la receta de la felicidad es una película sin muchas ambiciones producida, escrita y dirigida por Jon Favreau, quien también protagoniza este relato que además suma la estructura de road movie a bordo de un camión de comidas al paso, en el que además de cocinar suceden una serie de situaciones que de cierta manera afianzan el vínculo entre un padre divorciado y su hijo pre adolescente. Tras una lapidaria crítica de un especialista, Ramsey Michel (Oliver Platt), que tiene un blog donde hace comentarios de restaurantes, Carl Casper (Jon Favreau) es despedido por su patrón Riva (Dustin Hoffman) por las constantes diferencias de criterios culinarios. Su nueva situación de desempleado, sumado a su popularidad en las redes sociales de manera involuntaria y por torpeza tecnológica de su parte, no lo desaniman sino todo lo contrario porque encuentra la veta creativa para salir a flote sin resignar su pasión por la cocina de autor. Para ello, gracias al apoyo de su ex esposa (Sofía Vergara) consigue el camión de comidas rápidas y emprende viaje junto a su hijo y un cocinero (John Leguizamo), quien le demuestra su fidelidad al abandonar el restaurante debido a su ausencia. Jon Favreau demuestra oficio a la hora de narrar y esquivar algunos lugares comunes, pero sin perder el norte de la fórmula como si estuviera aplicando los ingredientes necesarios de la receta que nunca debe abandonarse al encarar proyectos de esta característica de semi independencia, aunque con criterios comerciales que hacen a la convocatoria de figuras de peso como Scarlett Johansson y Dustin Hoffman para reunir también a íconos latinos como Sofía Vergara y John Leguizamo en papeles importantes y no de relleno, así como un auto bombo de twitter y sus bondades como medio de promoción gratuito y alternativo. A ese elemento se le debe agregar un buen colchón musical que mezcla jazz latino con música tropical, inclusive la presentación de un grupo cubano en vivo y el plato de la comedia de recomposición familiar ya está servido.
Food porn y ritmos latinos Carl Casper (Jon Favreau) es un chef enamorado de su profesión. Cada plato lo realiza con una devoción parecida a la de un escultor o un pintor, y su creatividad no tiene límites. Es por eso que se cansa de trabajar en el mismo restaurante siguiendo las tediosas exigencias de su propietario (Dustin Hoffman), y luego de un enredo con un crítico culinario a través de las redes sociales –que no logra entender del todo-, decide emprender su propio rumbo y ser su propio jefe. ¿Qué decide hacer? Vender comida en un camión con su mejor amigo (John Leguizamo) y acompañado de su propio hijo, para lo que emprenderá un épico e inolvidable viaje por Estados Unidos en busca de un público que aprecie sus delicias, y descubriendo un par de cosas de lo que significa ser padre en el camino. Chef: la receta de la felicidad es una celebración del arte culinario en todo su esplendor. Secuencias de preparaciones y platos más que fotogénicos hacen de este proyecto de Jon Favreau un filme no apto para vegetarianos ni para cardíacos. Pero además es una encantadora narración de lo que significa una familia y los valores que se transmiten de generación en generación. Con un elenco que se completa con la latina Sofía Vergara como su esposa, Scarlett Johansson, Oliver Platt, Bobby Cannavale y un Robert Downey Jr. muy acertado en un papel secundario que saca a relucir sus dotes de cómico, Chef es una historia que dejará al espectador más que satisfecho y con agua en la boca.
La receta de la felicidad, Chef, título expandido del a secas “Chef” en su idioma original es la película más íntima en la filmografía de Jon Favreau. El espectador atento notará en el director (aquí también, guionista, productor y protagonista) las ganas que tenía de hacer algo chico luego de haber iniciado el universo cinematográfico de Marvel con las dos primeras entregas de Ironman (2008 y 2010, respectivamente) y la defraudadora Cowboys & Aliens (2011) que hizo para Universal. Favreau se pone íntimo, o por lo menos lo intenta, para contar una pequeña historia de esas que a los yankees les gustan tanto: las de auto renovación y triunfo ante un escenario adverso. En clave comedia capta muy bien como las redes sociales pueden ser muy destructivas para determinadas personas, más aún si no sabe usarlas, y algunas de las desventuras del protagonista con su ex mujer. Asimismo, la historia se queda corta como para hacer reír y por momentos parecería que quiere hacer emocionar pero tampoco lo logra. Incluso cuando el vínculo (y su reconstrucción) padre-hijo está muy bien planteado. El elenco es de categoría y si bien Favreau se luce, los personajes femeninos son poco creíbles. O sea, nos encontramos con Scarlett Johansson y Sofía Vergara, dos de las mujeres más hermosas de este mundo y nos tenemos que creer que ambas cayeron bajo los encantos del buen Jon… En fin, salvo esto último que hace ruido el resto de los personajes son muy disfrutables, sobre todo el John Leguizamo y el cameo de Robert Downey Jr. Por buena parte de Chef parece que estamos viendo una versión live action de Ratatouillle (2007), algo que a priori parecería un insulto pero que resulta todo lo contrario más aún cuando se transforma en una road movie. En líneas generales la película está bien a nivel guión y filmada acorde a lo que se precisó, pero la sensación que queda es que el productor/director/guionista/protagonista quería trascender y se quedó corto. Chef es una película chiquita plagada de estrellas y que cuenta una linda historia. Se puede pasar un buen rato viéndola pero no mucho más que eso. ver crítica resumida
Cine con buen gusto Jon Favreau sabe de lo que habla. Reconocido actor secundario, fue el encargado del guión de Swingers en 1996, incursionó en la dirección con Made y Elf, el duende y después pasó a las grandes ligas con las gigantescas Iron Man 1 y 2 y Cowboys vs. Aliens. Chef, que aquí se estrena con el subtítulo La receta de la felicidad, marca un regreso a las fuentes con un proyecto filmado, producido, escrito y protagonizado por él. Ese mismo camino es el que hace el cocinero Casper después de renunciar a su trabajo en un restaurante debido a un enfrentamiento con su jefe por la imposibilidad de probar nuevas recetas. No cuesta demasiado interpretar esto como una referencia directa de Favreau a la industria y su tendencia cada día más irredimible de explotar una y otra vez las mismas franquicias y fórmulas. Una vez desocupado, procurará volver a lo simple y conseguirá un food truck para vender sándwiches cubanos en las calles de varias ciudades emblemáticas de los Estados Unidos, dando pie a la segunda etapa (la primera es el desglose del sistema culinario) del film, aquella en la que Casper utilizará ese viaje para reconstruir el vínculo con su hijo, al tiempo que redescubrirá que aquello verdaderamente importante es seguir las convicciones personales. Lo mismo que Ratatouille, pero con panceta en lugar de verduras. Todo esto suena a feel-good movie edulcorada y moralista, pero Favreau logra casi siempre –a veces derrapa– lo que a priori parecía imposible construyendo una propuesta amena y sincera que dispensa un cariño enorme por sus protagonistas sin jamás enjuiciarlos ni mucho menos criticarlos. El viaje de Favreau, entonces, llegó a buen destino.
Sinsabores En Chef: La receta de la felicidad (Chef, 2014), el escritor, actor y director Jon Favreau nos lleva a un viaje culinario, cuya consigna – detrás y delante de las cámaras – es volver a nuestras raíces. El resultado es una película del género “feel-good” que deja al espectador con hambre; para ser más específicos: con hambre de comida, pero también con hambre de conflicto. Carl Casper (Jon Favreau) es un hombre cuarentón y divorciado, que trabaja como jefe de cocina de un restaurant modesto. Si bien tiene un buen equipo de amigos que lo ayuda, Carl se ve constantemente en conflicto con Riva (Dustin Hoffman), el dueño del local, que a menudo censura su creatividad en pos de la popularidad. Como en el trabajo, Carl también está estancado, deprimido, a medio camino de todo: de su separación con Inez (Sofía Vergara), de pasar tiempo con su hijo Percy (Emjay Anthony), de definir su relación casual con Molly (Scarlett Johansson). Al recibir una reseña letal – y muy personal - sobre su menú, Carl se desborda, y comienza una riña con el crítico. Todo termina con el chef humillado (tanto por Twitter como por Youtube) y sin empleo. Con la ayuda de su (¿ex?) mujer, sin embargo, Carl logrará volver a sus raíces culinarias con un food truck (camión de comidas), y tomará la ruta – literalmente – de vuelta hacia la creatividad. Es claro que el film intenta ser menos sobre invenciones inesperadas del chef, y más sobre qué significa ser fiel a uno mismo. De hecho, no es muy difícil adivinar que ese monologo de Carl frente al crítico es un claro mensaje de Favreau hacia sus detractores, acerca de su carrera que fluctúa siempre entre films más independientes y pequeños (Made, 2001) y blockbusters hollywoodenses (la saga de Iron Man, 2008/2010). Así es que Chef: La receta de la felicidad entra en la categoría de sus películas más personales, y esto es el condimento más interesante del film. La complicación es que - a menos que uno esté familiarizado con esta situación - no hay mucho más jugo que sacarle a la historia. Las amistades y grandes figuras que el director convoca para papeles menores están bien actuados pero desaprovechados, poco justificados y sin un arco consistente de personaje. Por ejemplo, el vacío más palpable en la trama es la separación entre Carl e Inez, que parece totalmente arbitraria e inventada para justificar “un problema más” que realmente no lo es. Así como su protagonista, el film se estanca en una trama donde no hay un conflicto concreto, y donde la sucesión de montajes de comida comienza a llenar huecos donde debería haber desarrollo de personajes. Lo más lamentable es que Chef: La receta de la felicidad tiene personajes interesantes, solo que no los sabe usar. Un caso concreto de esto es el personaje de Martin (el genial John Leguizamo), quien aparece misteriosamente para ayudar a su amigo, sin razón más que la bondad extrema de su corazón. Ambos actores tienen buena química entre sí, pero esto no basta. Esperamos respuestas que la historia nunca da, y esto comienza a decepcionarnos (más tratándose de un film de casi dos horas). Desde mitad del film, entonces, navegamos por una road movie sin conflictos, donde la comida y la música latina son reyes, y los finales felices – y obvios - obligatorios. Y el problema tampoco es de ambiciones, porque Favreau siempre apunta a un film pequeño, cómodo, familiero, como lo son las películas que se apodan “feel-good” (en castellano, algo como “para sentirse bien”) que tienden a abordar tramas más bien simples, y eso está bien. Existen films de esta categoría muy disfrutables: por ejemplo, y de género culinario también, Chocolate (Chocolat, 2000) . Pero, como en todo, el resultado reside en la ejecución, y en este caso, Favreau falla en entretener. Es un plato con ingredientes muy interesantes, pero mal combinados.
Receta algo conocida He aquí una variante gastronómica del sueño americano, con elementos pluriculturales y, por suerte, sin agitación de banderas ni ostentación de millones. El triunfo final será conciliador y simpático. Eso está bien. Agrega un remate inverosímil, innecesario, que puede ser criticable, pero no molesta. Para llegar a esto, la historia reúne al chef del título, gordo grandote, de probable ascendencia cajuna, con sus asistentes latinos (el amigo leal y el chanta querible), su ex esposa también latina y de buen pasar, una amiga camarera con cama adentro, el suegro salsero residente en Little Havana, y otros cuantos comedidos, incluyendo a otro ex marido de su ex esposa, un policía cholulo y unos texanos con parador en la ruta. Los únicos malos son el crítico culinario que llega una noche al restaurante donde el chef trabaja, y el dueño del restaurante, que no le deja hacer innovaciones. Resultado: el crítico escribe que el menú carece de creatividad. Doble pelea y cambio de vida. A empezar otra vez desde abajo. Y acá empieza también algo distinto: el camioncito de sánguches cubanos, la inesperada popularidad via Twitter y Youtube, el reencuentro con la libertad de los caminos en gira moderadamente triunfal, el entusiasmo del hijo de diez años que viaja con él ¡y trabaja a su par! Qué tanto hablar de explotación infantil: el sueño americano se concreta trabajando desde chiquitos. Además se manda un traguito de cerveza. Estos detalles contribuyen a singularizar la película. Que, por el resto, es bastante estandarizada, con figuras estereotipadas y comidas atractivas muy poco recomendadas. Autor e intérprete, Jon Favreau, que después de dirigir "Cowboys & aliens" y cosas semejantes vuelve al cine de apariencia indie y sugiere una reflexión sobre su papel de creador cinematográfico frente a productores y críticos. De guarnición, John Leguizamo, Bobby Cannavale, Sofía Vergara, Gloria Sandoval. Laterales, Dustin Hoffman y Oliver Platt. En mínima dosis, casi sin que podamos apreciarle el sabor, aparece Scarlett Johansson.
Un plato sin demasiado sabor Los reality shows dedicados a la gastronomía están de moda. El género -nutrido, interesante y con potencial para presentar brillantes episodios televisivos- transformó en pocos años a los cocineros en estrellas y a sus manjares y cocinas en paraísos aspiracionales para el vulgo freidor de minutas. Para aquellos que gustan de seguir los concursos en busca del nuevo niño terrible de las hornallas y los viajes por el mundo de cocineros/celebridades/gurúes del buen vivir, todo lo que muestra y cuenta Chef: la receta de la felicidad tendrá poco de novedoso. Y demasiado de cuento autoindulgente. En el mundo que escribió, dirige y protagoniza Jon Favreau, él es Carl Casper, un chef que empezó su carrera como el joven maravilla de los sabores, pero que en algún momento perdió el Norte, tal vez cuando se separó de la bella, comprensiva y sexy Inez, interpretada por Sofía Vergara. O quizás el tropezón haya ocurrido cuando empezó a trabajar en el restaurante propiedad del conservador Riva (Dustin Hoffman). Lo cierto es que divorciado, con una relación apenas funcional con su hijo y empeñado en cambiar el rumbo de su carrera, Carl desbarranca cuando un crítico culinario a cargo del siempre brillante Oliver Platt lo destruye con malicia. El film se tomará tanto tiempo en desarrollar la caída que al llegar el momento del proceso de reconstrucción personal y profesional habrá más fatiga que intriga. Y entonces el viaje que llevará a Carl, a su hijo y a su fiel ladero Martin (un caricaturesco John Leguizamo) a recorrer puntos clave de la gastronomía norteamericana a bordo de un camión/cocina repetirá fórmulas ya probadas en ciclos televisivos con una edición de la que Favreau se podría haber beneficiado. Pero claro, esto es cine y para demostrarlo ahí están en pantalla los famosos amigos del director como Robert Downey Jr. (confirmando su capacidad de robarse escenas), Dustin Hoffman y Scarlett Johansson, estrellas que les disputan el centro de la escena a esos apetitosos platos mejor preparados que el film que quedó lejos de su punto ideal.
"La Receta de la Felicidad, Chef" es una de las pelis más originales que ví este año y cuenta con un elenco de lujo, como lo es Jon Favreau (quien es, también, el guionista y director), Scarlett Johansson, Robert Downey Jr., Sofia Vergara, Dustin Hoffman, John Leguizamo y muchísimos más que hacen que la peli sea un festín de buenas actuaciones. Lo que vas a ver es una combinación perfecta entre comida, lazos familiares (padre e hijo), redes sociales y crítica gastronómica. Te aseguro que es una comedia para tener muy en cuenta, sobre todo por lo bien estructurada que está. Es de esas películas, que al igual que un buen plato de comida (que vas a ver varios), te va a dejar un sabor más que agradable a la salida del cine. Suuuper recomendada, haceme caso.
Jon Favreau vuelve a dirigir una comedia y el resultado es más que correcto. Sencilla, entretenida con un elenco de notables que la pasan en grande jugando escenas tan apetitosas como irresistibles. Hay un excelente manejo de la puesta, al servicio de platos y comidas que parecen salirse de la pantalla. Una película, amable, que dejará en los espectadores un buen sabor de boca.
Carl Casper (John Favreau) is an eminent chef at a posh restaurant in Los Angeles. As you’d expect of a true professional, Carl is always trying to come up with something new instead of recycling old formulae. However, Riva, the restaurant’s owner (Dustin Hoffman) is one hell of a control freak who won’t allow Carl to experiment. He’s the kind of person who would rather be safe than sorry, which drives Carl crazy. On a given day, Marvin (Robert Downey Jr), a famed food critic, writes a very negative review about Carl’s dishes. It doesn’t take long for the chef to lose his temper but the worst part is that the heated discussion is videotaped and goes straight to the web. So Carl soon finds himself unemployed. His reputation is at stake, so he decides to go back to his roots and opens a food truck — along with his son helping him out. Soon enough, he goes on the road in search of experiences that would give him back the passion which once characterized him. John Favreau not only stars in Chef: he also wrote and directed it. He’s dealing with very different material from that of Iron Man and Iron Man 2, for which he rightfully deserved almost unanimous recognition from both viewers and critics alike. Considering he’s a technically accomplished director with a good sense of a fluid narrative, the fact that his new film is very well designed and executed shouldn’t come as a surprise. That and the fine quality of the actors — Scarlett Johansson is another employee at the restaurant — turn Chef into an affable, friendly feature. However, the screenplay doesn’t offer much to sink your teeth into. This story of a man finding his true colours once again — and in doing so, getting a chance to recover an emotional connection with his son — is tackled in a simplistic manner, pretty much devoid of nuances, and with a high degree of predictability. Even for a run-of-the-mill dramatic comedy, these voluntary choices don’t do justice to a moderately promising premise. And it’s not that Favreau aimed at making something different and couldn’t deliver it. On the contrary: it’s crystal-clear this formulaic film is what he wanted. Here and there, however, there are traces of a more personal movie: a few verbal exchanges which eschew commonplace, an occasional scene that is reflective rather than one-dimensional, and a certain feeling of authenticity that makes you care for the characters. Had Chef followed these traits from beginning to end, it would have been a film with a singular viewpoint. As it is, everything is pretty much self-explanatory and somehow unnecessarily obvious in its metaphorical aspect — the chef would be an indie director whereas the restaurant owner would be the chief of a cinema studio. Last, but by no means least: if a film is to be evaluated according to how much it meets the expectations it arises and how well it’s played out, then Chef would be successful. More precisely, it’s the type of film for movie-goers who would rather be safe than sorry. Production notes Chef (US, 2014). Written and directed by Jon Favreau. Stars: Jon Favreau, John Leguizamo, Scarlett Johansson, Sofía Vergara, Robert Downey Jr., Oliver Platt, Dustin Hoffman, Bobby Cannavale. Cinematography: Kramer Morgenthau. Editing: Robert Leighton. Running time: 115 minutes.
Luego de películas resonantes como Iron Man y otras más desopilantes como Elf o Cowboy and Aliens, Chef: La receta de la felicidad aparece como una apuesta más pequeña y personal de Jon Favreau. Este cariz de independencia no la aleja sin embargo de las anteriores. Favreau ha recorrido un largo camino en la actuación, producción y dirección en proyectos de envergadura. Sabe cómo desenvolverse en el medio y no en vano incluye a actores con trayectoria como Duftin Hoffman, una vigente Scarlett Johansson y su más que consagrado “fetiche” Robert Downey Juniors (por cierto, excéntrico y genial en Chef). Pero la película no reposa en sus figuras reconocidas: es el propio Favreau que le pone el cuerpo y la lleva adelante con su obsesividad y carisma, es su desbordante protagonismo el que imprime ritmo y personalidad a cada plano. De esta manera, la película arranca mostrándolo en la piel sudorosa del chef Carl Casper, con detalles de cuchillos, sartenes y tablas, con la más vistosa variedad de vegetales en una cocina que, lejos del glamour que redunda en la presentación final de cada plato, resulta siempre caótica y agobiante. Chef se divide en dos partes muy diferenciadas: una primera que sigue el derrotero de planteos y lugares comunes y una segunda que la supera ampliamente. Si fuera por las cantinela inicial que desencadena la historia, si fuera por el combo “padre adicto al trabajo sin tiempo para el hijo” más “despido rimbombante” , si no desaparecieran por completo de Duftin Hofman y Scarlet Johansson como felizmente desaparecen, Chef sería una comedia más. Pero es la frescura y la imprevisión de su segunda parte la que la engrandece, sobre todo cuando Casper, empujado por las circunstancias y por su impericia con las redes sociales (vale destacar el simpático uso de twitter en el film), debe cambiar el rumbo de su vida y empieza a vender “sandwiches cubanos” desde un camión. Chef toma la forma de una descontracturada road movie en la que cada estado aporta su alimento y cada estilo musical característico define a su región. Pocas veces la barbacoa de Austin y los buñuelos de New Orleans supieron tan bien. Pocas veces los ritmos latinos sonaron tanto en una película americana y no como mera nota pintoresca sino como parte de la realidad afectiva y cotidiana de Casper, cuya ex esposa es hija de un cantante de salsa de Miami (cabe aclarar que se trata del cantante y compositor José C Hernández, conocido como Perico dentro de la comunidad latina). Más allá de las cuentas pendientes del padre con el hijo que se tornan obvias y reiteradas, la película resulta deliciosa sobre todo cuando pone en primer plano una comida sabrosa que dan ganas de probar, cuando nos enseña a hacerla y compartirla y no se centra únicamente en la cómoda tarea de ingerir sino en la laboriosidad de la preparación y en la responsabilidad de conseguir productos de calidad y frescos. Chef se transforma entonces en una película de viaje que garantiza momentos placenteros, una verdadera feel good movie, basada en pilares sencillos e irreprochables como la comida, la música y la amistad. No cabe duda de que una vez que emprende el recorrido, Favreau cumple con los tres.
Tras encender la mecha del Universo Cinemático de Marvel con Iron Man en 2008, y luego enfriar su estela con la regular Iroan Man 2 y la tibia Cowboys & Aliens, Jon Favreau se dio el lujo de descansar y encarar un proyecto pequeño pero con gran corazón. El resultado de esa introspección interna es Chef, una delicada y simpática historia sobre el amor a la cocina que por su perseverancia termina enamorando. En ella, Favreau se reserva el protagónico de su propio guión, encarnando al alguna vez considerado promesa Carl Casper, quien está ahora en un trabajo digno pero que no le permite explorar su lado culinario más experimental y pasional. Con la custodia compartida de su hijo, fruto de una relación pasada con la despampanante Inez de Sofía Vergara, Carl no tiene mejor idea que contrariar al ajustado e indiferente dueño del restaurant donde trabaja -sólido secundario de Dustin Hoffman- y, en el camino, ganarse el desprecio del crítico gastronómico de turno, un despiadado Oliver Platt. Y he aquí el mayor problema de la película, ese que con el tiempo subsanará. El quid de la cuestión, el disparador del resto de la trama, es la ineficacia y la inactividad del personaje de Favreau, al no poder explicar una situación que sencillamente resignificaría toda la historia. Ese hilo tensado nunca se corta, se deja estar, y provoca un malestar ingente en el espectador, ya que la situación pide a gritos una resolución mejor que la presentada en pantalla. Con el desligamiento de la tarea del restaurant llega la reinvención del chef, una road movie en la cual el lazo padre-hijo está presente a todo momento y el sabor cubano prevalece por sobre todas las cosas. Un viaje a Miami y un cameo excepcional del siempre irreverente Robert Downey Jr. son los accionares de esta deliciosa comedia dramática que tiene más del último género que de la primera, una mezcla de sabores tan única como la comida preparada cada cinco minutos en pantalla, que dan muchas ganas de terminarla y salir corriendo a estimular las papilas gustativas. Las licencias de Favreau se notan a la legua y disminuyen la credibilidad de la trama -¿en que momento dos mujeres como Vergara y el cameo de Scarlett Johansson cayeron rendidas a los pies de un hombre como Carl?- pero a partir del viaje de descubrimiento de los personajes, ayudados con un genial acompañamiento por parte de John Leguizamo, suavizan bastante las cosas hasta la recta final, en donde ningún escollo se hace presente en el camino de aprendizaje de los personajes y la película finaliza abruptamente, dejando un raro sabor de boca. Chef es una entretenida y sabrosa pequeña película por parte de Favreau, que descansa de los grandes peliculones fantásticos, antes de sumergirse en una nueva adaptación de la fábula El Libro de la Selva.
Milanesa con papas fritas Además de grandes actores de reparto, la comedia también suma a Twitter y a los teléfonos inteligentes. Si usted es de los que está harto de que los cocineros sean tratados como estrellas de rock, de prender la televisión y que haya gente cocinando a toda hora y en cualquier canal, de que en la radio se hable de recetas y restoranes tanto como del caos de tránsito, de que en las reuniones de amigos la gastronomía sea un tema más popular que el fútbol, entonces absténgase de ver Chef. Si, en cambio, es de los que adhiere sin ambages al boom gastronómico, vaya nomás. Después de dirigir tanques como las dos primeras Iron Man y Cowboys & Aliens, el querible Jon Favreau vuelve a las fuentes con esta película, que tiene el aire indie de sus comienzos. No parece casual que el personaje que él mismo interpreta, el chef Carl Casper, trace una parábola equivalente: cansado de tener que seguir las pautas del dueño del restaurante donde trabaja, decide independizarse. Lo mejor de Chef está en su primera media hora. Ahí se retrata con alta fidelidad la cotidianidad de la cocina de un buen restaurante. Y ahí se plantean los conflictos filosóficos de la película: el eterno enfrentamiento entre creadores y críticos destructores (Ratatouille es una referencia ineludible); la búsqueda de riesgo artístico versus la apuesta a lo seguro. Y si bien su personaje se juega por la innovación, en realidad Favreau como director y guionista opta por la segunda opción. Porque después de aquel buen comienzo, todo toma un rumbo absolutamente convencional. La gastronomía y los dilemas artísticos pierden fuerza y crece una insípida y predecible historia familiar (la relación entre Casper, su ex mujer y su hijo de diez años: un niño brillante y adorable, por supuesto). Además del propio Favreau, trabaja un dream team de actores de reparto que le dan más brillo a todo: John Leguizamo, Dustin Hoffman, Scarlett Johansson, Robert Downey Jr. y Oliver Platt. Las redes sociales también juegan un papel importante: como pocas veces se ha visto en el cine, la película incorpora a Twitter y los teléfonos inteligentes -hasta ahora, más un problema que una solución para los guionistas- como parte fundamental de una historia tan rica y predictible como una buena milanea con papas fritas.
Familiar y divertido plato en pantalla El director de la saga Iron Man se pone tras la cámara y protagoniza esta película que narra la historia de un hombre que estalla tras las críticas de un experto a uno de sus platos y decide darle un giro a su vida, en un camión/cocina. Hace poco más de un año llegaba a la cartelera local El chef, una comedia industrial rústica y fallida de Daniel Cohen protagonizada por la estrella francesa Jean Reno. En ese momento daba la sensación de que, en la relativamente nueva obsesión por la comida en el cine de ficción y el documental –también en la televisión, en los libros y en un larguísimo etcétera–, se había llegado a un punto de saturación. Sin embargo, las historias ambientadas entre cacerolas humeantes, genios de mal genio y romances gestados al costado de platos moleculares y osobucos resignificados, parece que siguen siendo un material apetecible para los realizadores, como Jon Favreau, que de la saga Iron Man y Cowboys & Aliens, escribe, dirige y protagoniza Chef: la receta de la felicidad, una comedia dramática simpática, que en buena medida logra eludir los transitadísimos tópicos del subgénero. Carl Casper (Jon Favreau) es un cocinero que estalla un día luego de que el crítico culinario Ramsey Michel (Oliver Platt) escribe en un blog una reseña devastadora sobre su cocina, a la que acusa de obsoleta. Por supuesto, el ataque de furia queda registrado en las redes sociales y Riva (Dustin Hoffman), el verdadero responsable del menú oxidado y sin riesgo, lo despide por el exabrupto. Sin trabajo, con una ex esposa a la que sigue queriendo (Sofía Vergara), el protagonista encara un nuevo camino laboral a bordo de un camión donde, junto con su amigo Martin (John Leguizamo), aplica la cocina de autor a las comidas rápidas, ayudado por su hijo preadolescente que lo instruye sobre las bondades de Twitter para limpiar su imagen. Suerte de cuento de Navidad anticipado, Chef: la receta de la felicidad es una road movie gastronómica que está atenta a las líneas narrativas que se vienen repitiendo en las películas que tienen como centro del relato a la cocina, pero se desmarca al incursionar en cuestiones como la crisis de la mediana edad, la realización personal, la relación con los hijos y el tiempo necesario para fortalecer el vínculo, además de las segundas oportunidades. Y es ese camino elegido el que marca la diferencia con los films que lo preceden, con un artesano que tiene oficio y sabe narrar –qué duda cabe después de trabajos con una sorprendente medida humana para la mastodóntica saga Iron Man–, la participación de amiguitos como Scarlett Johansson, Robert Downey Jr. y Andy García, que hacen lo suyo y se divierten, para conformar una película familiar, como las de antes, liviana pero disfrutable y sin pretensiones.
Con todos los condimentos Qué mayor prueba sobre el poder afrodisíaco de un cocinero que ver a Carl Casper, enfant terrible de la escena gastronómica en Los Ángeles, preparando unos irresistibles fetuccini a la carbonara mientras, recostada, Scarlett Johansson desnuda un hombro. Los primeros veinte minutos de Chef son una provocación a las glándulas salivares. Casper (Jon Favreau, que también escribió y dirigió la película) se entera de que el crítico más ácido de la ciudad visitará el restaurante para el que trabaja y prepara un menú criminal. Con vértigo de videoclip e imágenes subyugantes, Casper no para de invitarnos a seguir la película en Guía Óleo cuando aparece Riva (Dustin Hoffman), el dueño del restaurante, que le prohíbe al chef experimentar y demanda sus “grandes éxitos”. Destrozado por la reseña bloguera, cuyo pulgar abajo se viraliza por Internet (la película es un chivo continuado de Twitter), Casper, que es un hombre del siglo XX, pierde la guerra en las redes sociales y luego pierde su trabajo. Acto seguido, su ex (la infartante Sofía Vergara) le pide que tenga a su cargo por unos días al hijo de ambos, Percy; acto seguido, Casper se reinventa. Con Martin, su entusiasta amigo chicano (un John Leguizamo que debió fumar durante toda la película), el chef compra un camión para la venta ambulante de tacos al que bautiza El Jefe y la segunda parte es una cuasi road movie que transcurre entre Miami y Nueva Orleans, con el éxito asegurado por el expertise de la dupla y la logística de Martin, que tuitea el paradero de El Jefe a lo largo de su recorrido. Además de su rápida estética narrativa (que se sintetiza en un video final compuesto por escenas de un segundo), la excelente creación de personajes y la compacta distribución de la acción en dos segmentos, Chef es una de las primeras películas que integra con naturalidad el efecto de las redes sociales en su estructura narrativa. Un gran programa para coronar con una salida gastronómica.
COCINERO INSULSO Los cocineros están de moda y la comida puede pasar a ser un micromundo que sirve para todo: lugar de afirmación, ensueño y entendimiento (“Amor a la carta”, “Solo a 10 metros” y otras más), hasta ser un lugar, como en este caso, un pretexto para un ejercicio de intercambio cultural y un estímulo para cambiar de rumbos, aprender a ser padre y reconciliarse con su mujer. Una comedia sin gracia, que empieza cuando un implacable crítico destruye el menú (y las ínfulas) del atolondrado chef que de mala manera acaba sucumbiendo ante su prosaico dueño. El tipo se enoja y se va. Y buscara en Miami una venganza que al final será su salvación: pondrá un carrito de comida al paso, con platos simples y de gran salida y abandonará para siempre el mundo de la alta cocina y los platos sofisticados. En el trajín ganará el cariño de su hijo, recuperará el amor de su señora y hasta tendrá al final como socio al crítico que lo había mandado a la hoguera. Sin sabor ni encanto, tiene como actor al múltiple Jon Favreau, un tipo insoportable y sin gracia. Todo es tan liviano y tan insustancial que ni siquiera algunos toques pintorescos y un par de caras famosas (las fugaces apariciones de Dustin Hoffman y Scarlet Johansson) le añaden algún interés.
La vida, sin grandes dramas Tras su paso por el cine de alto impacto -y presupuesto- de Iron Man y Cowboys Vs. Aliens, Jon Favreau parece haber regresado aquí a sus primeras películas, mayormente comedias y aventuras con alguna característica especial que las hace distinguibles, más humanas y amables. Chef, la receta de la felicidad es una película que tiene todos esos condimentos, pero que encuentra en la nobleza de su propuesta y en la humanidad que desprenden todas las actuaciones, un cuidado especial por el público y una simpatía que mal entendida puede ser confundida con demagogia. Aunque no: hay un trabajo muy depurado del guión y una fuerte decisión desde la puesta en escena de escaparle a todos los clichés del melodrama para que el espectador atraviese la aventura sin mayores sobresaltos. Y no es que haya planicie o una vista gorda a los problemas del mundo (los hay), sino una predilección por un tono entre naif y amable que recorren todo el relato con sinceridad y bonhomía. Chef… es una de esas películas que hablan del placer, mientras hacen placentera su experiencia. El guión del mismo Favreau plantea la situación muy simplemente: un inventivo cocinero que trabaja en un restaurante con un menú que es pura rutina, decide lanzarse por su propio camino, junto a su hijo y un amigo, montar un camión con cocina y servir fast food cubano en diversos puntos de los Estados Unidos. Chef… es un poco una road movie, pero es sobre todo una película sobre padres e hijos, sobre un vínculo que se forja lejos de las palabras y cerca de las acciones: el cocinar como una pasión-oficio que se transmite entre generaciones y que más allá de su propia pertenencia, no es más que una forma de comunicarse con el otro cuando fallan otros vasos comunicantes (excelente el montaje veloz sobre el encuentro padre-hijo de fin de semana). Como en todo cine inteligente, Favreau plantea esto sin que nos demos cuenta, trabajando rigurosamente el subtexto de su película mientras en la superficie vemos una historia atractiva, bien contada y que apela a nuestra propia memoria emotiva gastronómica. Hay incluso un uso muy interesante de las tecnologías y las redes sociales, y de cómo eso es también un motivo de acercamiento y alejamiento generacional. Se podrá decir que los personajes en Chef… (especialmente la ex mujer que interpreta Sofía Vergara) demuestran demasiada buena onda, y que todo fluye hacia un “tú puedes hacerlo” un poco positivista (incluso se le podrá acusar su exceso de musicalización). Es verdad, esto es así y la película desde la elección de su paleta de colores amarillenta y diáfana, una música caribeña y festiva, y unos escenarios relajados y apaisados que contradicen la neurosis urbana habitual del cine norteamericano, es desde donde el cuentito se construye con solidez. No hay aquí una manipulación new age (las lecciones de vida, si están, siempre lo hacen en off) y todo corresponde a decisiones bien precisas de Favreau. El objetivo es rodear el conflicto central con una serie de situaciones laxas y reducidas en su función dramática: por eso, también, que la película fluye con una paz singular y termina allí en su clímax y casi sin que nos demos cuenta. Chef, la receta de la felicidad es una de esas películas que nos hacen ver al arte del cine como algo sencillo, cuando en verdad no hay nada fácil en su elaboración: evidentemente Favreau, como director -y vista su filmografía-, es alguien capaz de construir excelentes equipos de trabajo, donde la química es más que física y termina sumando para los resultados finales de la película. Favreau es, al fin de cuentas y dada su extensa carrera en Hollywood como actor, un laburante. Y esta película que habla de redes sociales, de tecnología, de padres e hijos, de la gastronomía como pasión pero también como trabajo, de vocaciones y auto-superaciones, no puede ser otra cosa que una demostración cabal y afectuosa sobre el profesionalismo, que funciona en varios niveles. Y aquí, y sólo aquí, ese afecto termina siendo correspondido por el destino, casi sin condicionamientos. Porque, qué demonios, esto es cine. Y Favreau sabe hacerlo.
Con huevo, sal, carne, pan rallado y algún que otro condimento se puede preparar una riquísima milanesa. Los ingredientes para cocinar un manjar no siempre son los más sofisticados; ni los exóticos aseguran un buen resultado: en el cine pasa más o menos lo mismo. Chef: la receta de la felicidad, es un ejemplo de cómo con un puñado de elementos sencillos se puede hacer una película sencilla también, pero entretenida y bien lograda, que funciona incluso sin sorprender demasiado... como una buena milanesa. La clave no está en una historia sorprendente, que a veces abusa de ciertos recursos obvios, pero sí en el protagónico de Jon Favreau (como el chef Carl Casper), además director y guionista. Él fue una joven promesa del mundo de los sabores, celebrado por la crítica especializada, aunque pronto se encuentra enfrascado en un callejón (o una cocina) sin salida, como jefe del restaurante de Riva (Dustin Hoffman), a quien no le interesa romper con los esquemas de menús que funcionan y coarta la creatividad de Carl. La frustración, y el nudo de esa road movie culinaria por los Estados Unidos que inicia junto a su hijo, estalla en un episodio clave: la visita con aviso de un crítico al restaurante. El mismo que años atrás lo recomendó especialmente. El mismo Favreau se puede dar el lujo de sumar a su elenco a secundarios de lujo: pasan por el filme Scarlett Johanson, Sofía Vergara, John Leguizamo, Oliver Platt (el crítico Ramsey Michel, genial) o Robert Downey Jr. (a quien dirigió en las súper efectivas Iron Man 1 y 2. A bordo de un camión gastronómico (food truck) Carl y compañía se pone en marcha, un poco más tarde de lo que debe en función de la película: aunque queda claro desde los primeros minutos qué es lo que puede pasar, se demora demasiado en resolver el principio del fin de Carl... requisito para un nuevo principio. El regreso a los orígenes de su relación con la comida pone a Carl de vuelta en camino, a medida que intenta recomponer la relación con su hijo. Chef tiene buenos diálogos, no sorprendentes pero que son funcionales a una película sin altibajos; es curiosa cuando pone a jugar a estas superestrellas en roles menores y pintorescos (que funcionan por el peso propio de su carisma, como en el caso de Robert Downey Jr.), es divertida sin llegar a la carcajada y emotiva sin caer en el melodrama y en los golpes bajos. En orden de méritos, Jon Favreau es mejor director que guionista, mejor guionista que actor, pero en esta triple función logra una apuesta equilibrada. Eso sí: casi dos horas parece demasiado tiempo de cocción para una historia tan pequeña. Chef: la receta de la felicidad es un plato realizado con una vieja receta, pero logra su cometido. Es la verdad de la milanesa.
Jon Favreau (n. 19 de octubre de 1966, Queens, NY) es uno de esos pocos comediantes que no necesita recurrir a un humor grosero o escatológico para arrancarte una grata sonrisa, de esas tan valoradas y cada vez menos frecuentes en la industria cinematográfica. En esta oportunidad, como actor y director, nos trae una comedia simple y sencilla para disfrutar en familia. Chef nos abre las puertas a la vida de Carl (Favreau), una vieja promesa de la cocina americana que tras años de frustraciones, familia disfuncional de por medio, y por las vueltas de la vida decide montar un puesto de comida ambulante en busca de recuperar su pasión por la cocina. En este viaje de liberación y de nuevas esperanzas contará con la ayuda de su hijo Percy (Emjay Anthony) y su amigo y ayudante Martin (John Leguizamo). Completa el reparto Sofía Vergara como Inez, exitosa empresaria y ex mujer de Carl. Nobleza obliga, empecemos por lo bueno. Pocas películas pueden hacer gala de actores secundarios del calibre de Dustin Hoffman, Scarlett Johansson, Oliver Pratt y un cameo genial y desopilante del eterno Robert Downey Jr. Utiliza muy bien lo importante que pueden llegar a ser las redes sociales, no solo como medio masivo de comunicación, sino también como herramienta para acercar a las personas. En este caso a Carl y a su hijo Percy. Pocas películas pueden hacer gala de grandes actores secundarios como Chef. Está impecablemente filmada, se nota el buen laburo que hicieron en la puesta en escena. Lamentablemente, creo que los aspectos negativos superan con creces a los positivos. Es una película lenta, intrascendente, con un nudo narrativo soso que no logra establecer la menor empatía con el público en general. La sensación de estafa que te dejan las fugaces y poco aprovechadas interpretaciones de actores consagrados como Hoffman, Downey Jr. y Johansson te llena de decepción y se torna difícil continuar con el viaje, demasiado fácil, demasiado perfecto, de Carl y cia. Chef es una película que promete un festín de mil texturas y sabores pero solo deja un gusto amargo por no haber elegido alguna película pochoclera, con el consuelo de saber al menos qué es lo que entraste a ver al cine.
Jon Favreau es un realizador y actor que hoy por hoy se ganó el cariño de su público y también de una linda parte de Hollywood. Es por eso que para su reciente película él se permite situarse en el lugar del protagonista, pero contar con actores importantes con los que ya ha trabajado o no en pequeños papeles donde aportar cada uno su encanto, es así que Scarlett Johansson y Robert Downey Jr. por ejemplo tienen sus escasos pero lindos minutos en pantalla. En esta película de espíritu indie con un argumento simple pero sin demasiado conflicto quizás, Favreau interpreta a un chef talentoso que no tiene el lugar que se merece en el restaurante de un señor interpretado por Dustin Hoffman. No es culpa suya que el día que el crítico más importante de las redes sociales (y en esta película las redes sociales, en especial twitter, tienen gran relevancia) el menú sea anticuado y sin gracia. Pero tras no permitirle la revancha que genera casi sin quererlo por su poco conocimiento de twitter, estalla en crisis y decide largarse. Por suerte para él, tiene una ex esposa no sólo bella y sexy (Sofia Vergara, actriz que en general no suele destacarse pero acá sorprende con un encanto natural y creíble) sino que lo incentiva a hacer lo suyo y lo apoya. Es así que decide comprarse un carrito, remodelarlo (que lo necesitaba) y empezar su negocio viajando. De repente, se encuentra rodeado de su gran e incondicional amigo (John Leguizamo) y su pequeño hijo, que muchas veces tuvo que sufrir las ausencias de un padre tan dedicado a su trabajo y a su pasión. "Chef" es una película fresca, divertida, sin muchas pretensiones, que simplemente se remite a retratar el momento en que este hombre encuentra la forma ideal de hacer lo que a él le gusta. Es cierto que no hay mucho conflicto, pero no es eso lo que importa, sino más bien dejarse llevar y disfrutar. Como probando la cantidad de cosas deliciosas que van a desfilar continuamente frente a nuestros ojos, por lo que el mejor consejo que les puedo dar antes de ver esta película es tan simple como “no mirarla con el estómago vacío”.
Chef de Jon Favreau es una historia sencilla sin grandes conflictos con un elenco de amigos del director. Carl Casper (Jon Favreau), un chef que pierde su trabajo por negarse a aceptar las exigencias del propietario, (Dustin Hoffman), emprende un proyecto de venta de comida en un camión junto a su ex mujer (Sofia Vergara) y su mejor amigo (John Leguizamo). Al mismo tiempo, también intentará unir de nuevo a su familia. Jon Favreau se aleja de la dirección de grandes producciones como Iron Man y se aboca en una historia sencilla, bien contada pero sin ninguna sorpresa. No cabe duda que Favreau es amante de la cocina (entreno varios meses con el cocinero Roy Choi) y por mas pequeño que sea su relato, sea enmarcan todos los atributos que puede ensalzar un menú de este género: relación padre hijo, amigos, ex parejas, etc. Pero le agrega un condimento picante y tecnológico, el uso de las redes sociales para avanzar la historia.
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Una road movie llena de amor que habla de los vínculos entre un padre y su hijo pre adolescente. Aquí el protagonista es el productor y guionista, Jon Favreau que encarna el personaje de Carl Casper, en una comedia que nos muestra la vida de un cocinero, divorciado de Inez (Sofía Vergara) con quien tiene un hijo de diez años llamado Percy (Emjay Anthony), que trabaja en un prestigioso restaurante propiedad de Riva (Dustin Hoffman) enLos Ángeles, él es muy popular, con varios años de experiencia, vive para su trabajo, y es muy meticuloso a la hora de elegir los productos para sus platos. Trabaja toda la noche para crear un plato muy especial, se lo ve nervioso, emocionado y deberá enfrentarse al crítico gastronómico Ramsey Michel (Oliver Platt) quien de manera maliciosa destruye su receta y cambiará su vida. Es cuando decide armar un nuevo negocio en un puesto callejero de comidas rápidas, con un camión equipado por él y su fiel amigo Martin (John Leguizamo). Hará un importante recorrido, donde vivirán nuevas experiencias, pero quien lo acompaña es su hijo Percy con quien se encontraba bastante distanciado. No siempre se veían y compartían algunas salidas al cine, a distintos parques y ahora se enfrentan a una aventura muy especial donde también participa su novia Molly (Scarlett Johansson). Está llena de momentos románticos, sensibles, divertidos, entretenidos y todos rodeados de una estupenda banda sonora. Habla de las relaciones, de los encuentros y los desencuentros entre un padre e Hijo, una vez más se toca el tema de: los problemas que pueden llegar a traer las redes sociales y que bueno es soñar. Muestra lo importante que puede ser el recuperar la creatividad y lograr que la familia se mantenga unida a través del amor y el compromiso. Forman parte del elenco Scarlett Johansson, Sofía Vergara, John Leguizamo y el cameo de Robert Downey Jr. Sí, es verdad que es previsible, pero resulta un agradable pasatiempo.
Uno imagina a Jon Favreau como uno de esos tipos buenazos, dentro y fuera del set. Alguien a quien invitar a comer un asado con amigos. Tiene esa impronta simpática desde aquella aparición en la serie “Friends” (1994-2004) como ocasional novio de Mónica. También podemos imaginar que así se ha relacionado en Hollywood, y por ende es un buen conocedor del mundillo del cine, no sólo por aquellas primeras películas de la producción independiente, sino porque cuando le tocó codearse con grandes estudios y superproducciones lo hizo con mucha solidez, como el caso de las dos primeras de Iron Man (2008 y 2010). Mezclando el presupuesto del cine no industrial y apelando a algunos buenos amigos actores, el actor, guionista y director aparece con una comedia simple, pero repleta de buenos momentos. “Cheff” tiene un arranque prometedor al meterse de lleno en la cocina de un restaurante en el cual Carl Casper (Jon Favreau) es el cocinero principal, cuyo talento tuvo alguna vez algún reconocimiento mediático. Ante la inminente visita de un afamado crítico, el dueño (Dustin Hoffman) exige atenerse a lo seguro y no innovar, no arriesgarse. Esto coloca a ambos en veredas opuestas, pero Carl, hombre tan instintivo como impulsivo, renuncia ante la incredulidad de sus dos compañeros: Tony (Bobby Cannavale) que sacará ventaja de la situación, y Martin (John Leguizamo), mano derecha e incondicional amigo. A su vez Carl vive una separación en buenos términos, pero con un hijo con quien mantiene una relación poco fluida, o al menos con varios baches. En medio de todo eso, perseguirá un viejo sueño, poder cocinar y viajar a la vez con la ayuda económica de Marvin (Robert Downey Jr.), un viejo conocido que le debe algún favor. Con todos estos elementos se construye “Cheff”, una comedia cercana a lo agridulce con dos estéticas narrativas que van a la par: una, de road movie, pues la acción tiene lugar en parte en el recorrido; dos, la del drama propiamente dicho donde claramente la reconstrucción de la relación padre-hijo toma las riendas de ser la columna vertebral de la historia. Como director, Favreau tiene claro que no está inventando nada, pero a la vez se sabe inmerso en el respeto por el género y por la cada vez menos frecuente idea de contar una historia. Si además se puede dar ciertos lujos con un elenco sólido, que le da a cada personaje una identidad clara (por poco que aparezcan cada uno), estamos frente a una de esas películas que consolidan la relación entre la sencillez del cuento, la corrección narrativa, y la sonrisa genuina del espectador al salir de la sala. La mesa está servida.
"Cocinando sueños" “Chef: La receta de la felicidad” se centra en la vida del chef Carl Casper (Jon Favreau, quien también dirigió y escribió la película), el cual trabaja en un famoso restaurante de Los Ángeles. Debido a que el dueño del restaurante (Dustin Hoffman) le prohíbe expresar su creatividad en la cocina y lo obliga a limitarse al menú establecido, recibe una mala crítica de un bloggero gastronómico muy famoso (Oliver Platt), lo cual lo lleva a perder su trabajo. Sin embargo, con la ayuda de su ex mujer (Sofía Vergara), su mejor amigo (John Leguizamo) y su hijo (Emjay Anthony) se las ingenia para salir adelante con la venta de comida en un puesto ambulante. Se puede decir que “Chef” ahonda en dos valores muy importantes. Por un lado en la pasión por el trabajo, en la cual Carl Casper intenta redescubrir su amor por la cocina y, por el otro, la relación con la familia, principalmente con su hijo Percy que, a partir de este cambio en su vida comienzan a conocerse más profundamente. Con buenos chistes y actuaciones muy correctas, “Chef” presenta una comedia entretenida. No se puede dejar de mencionar la participación de Robert Downey Jr. que, aunque aparece solo un momento, tiene una actuación fiel a su estilo, y genera un buen dúo con Favreau. También se destaca la banda sonora, música principalmente latina, que acompaña a la perfección a la historia y al viaje de este personaje y hasta en ciertos momentos nos provoca esas ganas de ponernos a bailar en nuestros asientos. Por otro lado, la película se sitúa en un contexto muy moderno; se hace mucho hincapié en las redes sociales y es interesante ver la interacción con ellas dentro de las distintas generaciones: los chicos que nacieron con esta tecnología y los adultos que recién están incursionando en este nuevo mundo (temática que resulta muy divertida de ver también). Sin embargo, por momentos la película se torna un poco larga, generando la sensación en el espectador de hasta dónde llegará la historia, presentando también un final un tanto abrupto. En síntesis, “Chef: La receta de la felicidad” cumple con los requisitos que se le pueden pedir a una comedia. Tiene química entre los actores, buenos chistes que nos hacen reír y nos entretiene con su historia. Samantha Schuster
Cine-entretenimiento gourmet. Indudablemente a Jon Favreau no sólo le apasiona el cine, sino también la gastronomía. Chef es el resultado satisfactorio de ese amor bidimensional; una película muy entretenida que deja en manifiesto el talento de un director versátil y comprometido con los proyectos que lleva a cabo. Las imágenes dan hambre; la banda sonora, ganas de bailar. Chef es una comedia pasatista filtrada por los más altos estándares cinematográficos. Lo fascinante no es su historia, sino la forma en que se cuenta, gracias a un Favreau con los cinco sentidos encendidos. Chef, por sobre todas las cosas, está eximiamente dirigida, y con eso no sólo basta, sino que sobra. La fotografía es maravillosa, la música encantadora y la edición para aplaudir de pie. Posee, sí, algunas imperfecciones a nivel argumental, pero este improvisado crítico amante del cine está dispuesto a hacer la vista gorda, dada su relativa trivialidad con respecto al resultado final. Chef no es el caviar del séptimo arte, que quede claro; es más bien una milanesa con papas fritas gourmet, que se disfruta hasta el último bocado.
Publicada en la edición digital #267 de la revista.