Dilemas de la protección En su nuevo largometraje, La Vida Secreta de tus Mascotas 2 (The Secret Life of Pets 2, 2019), secuela del film del 2016, Illumination se recupera de la fallida El Grinch (The Grinch, 2018) y regresa a un nivel cualitativo más cercano a la saga que comenzó con Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010) y a la misma película original de la hoy también franquicia: el estudio de animación, propiedad de Universal Pictures, suele combinar la obsesión con los colores pasteles de Pixar y el fetiche con el humor y las secuencias de acción de DreamWorks, amén de un clasicismo narrativo que remite a Disney aunque apostando a un sustrato más sardónico que permite un mayor número de ironías a nivel de los diálogos entre los personajes. Como casi todos los productos de la factoría, la propuesta no es una maravilla pero tampoco es mala porque consigue momentos aislados inspirados. En primera instancia tenemos el viaje de Max (Patton Oswalt), un Jack Russell Terrier, junto a su amigo Duke (Eric Stonestreet), un gran Terranova, a una granja comandada por Rooster (Harrison Ford), un Perro Pastor Galés, que le enseñará a no ser tan sobreprotector con Liam (Henry Lynch), el pequeño hijo de la chica con la que vive, Katie (Ellie Kemper), quien asimismo recientemente se casó con Chuck (Pete Holmes); después está la misión de rescate del tigre albino Hu a cargo del conejo Snowball (Kevin Hart) y una Shih Tzu llamada Daisy (Tiffany Haddish), un dúo que se fija como objetivo salvar al felino de las garras del dueño malévolo de un circo, Sergei (Nick Kroll); y finalmente tenemos el intento de recobrar el juguete preferido de Max por parte de su vecina Gidget (Jenny Slate), una Pomerania que está enamorada de él y que lo extravió en un departamento lleno de gatos. La trama especialmente resulta toda una rareza ya que esquiva el único hilo argumental estándar del mainstream y se anima a un relato coral -bastante ambicioso dentro del rubro infantil- con un fuerte dejo de los dibujos animados seriales de antaño, ahora explorando tres líneas narrativas que se desarrollan en simultáneo y terminan unificándose en el desenlace. En esta oportunidad Chris Renaud repite como director, aquel de Mi Villano Favorito, su primera continuación del 2013 y Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida (The Lorax, 2012), y por suerte el guionista Brian Lynch también se mantiene firme controlando la historia para evitar que se pierda la esencia de la saga, vinculada al respeto por los animales y la construcción minuciosa de las características de cada personaje. Ahora bien, el que sí fue reemplazado fue Louis C.K., la voz de Max en el opus de 2016, por Oswalt debido a las denuncias de acoso sexual sobre el primero, acciones admitidas por él mismo. Así como antes el núcleo conceptual era la necesidad de una tenencia responsable basada en el afecto y la consideración hacia el amigo animal, más allá de jugar con la idea de qué ocurre cuando los hombres abandonan sus viviendas y las mascotas se quedan solas, hoy el eje retórico son los dilemas varios de la protección, abarcando toda la sociedad y no sólo la relación entre los humanos y la fauna de la que gustan rodearse: Max viene a representar la faceta sobreprotectora fanática, incluido un tic nervioso por su preocupación con respecto a lo que le podría suceder a Liam en las muy agitadas calles de New York, después Snowball simboliza la disposición de ayudar al prójimo y Gidget la dialéctica de la responsabilidad, ahora enmarcada en que se comprometió ante su querido Max en eso de cuidar a su juguete para luego perderlo en medio de una fantasía romántica. La Vida Secreta de tus Mascotas 2 es un producto poco original pero digno e hilarante, sobre todo tratándose de una secuela…
En 2016 la productora de los films “Mi Villano Favorito” y “Minions” decidió apostar por una historia sencilla pero atractiva: ¿Qué hacen nuestras mascotas cuando no estamos? Es así como nació “La Vida Secreta de tus Mascotas”, una película eficaz para el público más pequeño con divertidos personajes, gags, y buena animación. Este jueves llega la secuela para seguir ahondando en la vida de las mascotas. En esta oportunidad, Max y Duke van a tener que aprender a compartir el amor de su dueña con su nuevo marido e hijo. A pesar de que al principio el protagonista no se lleva bien con el niño, luego su único interés será cuidarlo. Pero este cuidado le provocará un impensado estrés que llevará a la familia a resguardarse en el campo. Les esperarán nuevas aventuras, como también al resto de las mascotas del film anterior. Snowball se convertirá en un superhéroe y deberá rescatar a un tigre en peligro y Gidget tendrá que recuperar la pelota preferida de Max en una casa llena de gatos. Si bien la película tiene momentos divertidos, falla a la hora de presentar una gran cantidad de historias paralelas. Mientras que puede confundir al público más pequeño que tal vez no consiga seguir el hilo de todas las tramas, en general no logra aportar una historia sustancial ni profundizar cada una de ellas. Hacia el final del film esto mejora debido a que los argumentos se van entrelazando y todas las mascotas terminan participando de un mismo relato más enriquecido. Los aciertos de la película vienen sobre todo de los momentos más cotidianos, donde el público podrá identificar su propia relación con las mascotas. Ejemplo de ello es cuando Gidget tiene que recuperar un juguete en una casa llena de gatos y recurre a Chloe para que le enseñe a ser un gato. Allí vemos algunas de las características de estos animales que sacan más de una risa. Con respecto a los personajes, tenemos el regreso de aquellos que conocimos durante la película anterior (con un cambio en la voz de Max, que antes estaba realizada por Louis C.K. pero que fue reemplazado por Patton Oswald por rumores de abuso que fueron confirmados por el propio actor), pero también se incorporan otros. Entre ellos Rooster, un perro experimentado y respetado que se encuentra en el campo y que lo ayudará a Max a superar sus miedos, y Daisy, una perrita que acudirá a Snowball para salvar a un tigre en peligro. Dentro de esta historia tenemos al villano de la cinta, que no presenta una construcción del todo efectiva. En cuanto a los aspectos técnicos no hay nada que criticarle al film. Los personajes están muy bien realizados, aportando cierto realismo en su textura, como también la ambientación de la ciudad y el campo y los colores vívidos elegidos para plasmarla. La banda sonora, a cargo de Alexandre Desplat, ganador del Oscar, acompaña muy bien cada uno de los momentos de la historia. En síntesis, “La Vida Secreta de tus Mascotas” será disfrutada por chicos y grandes a partir de buenos gags distribuidos en varias escenas del film, sobre todo cuando se tocan temas más cotidianos. Sin embargo, la película se ve perjudicada por la elección de querer abordar diversas tramas paralelas, haciendo que no solo no lleguen a ser tan interesantes o profundas sino que también que los chicos puedan perderse tratando de seguir a cada una de ellas.
Max y su nuevo compañero Duke, lo pasan de maravillas siendo consentidos todo el día por su dueña. La familia se agranda y tienen que aprender a convivir con un niño. Lo adoptan como uno más de manada, le enseñan todo lo que un perro hace. Es su ejemplo a seguir, las cosas marchan bien hasta qué pasa el tiempo, el niño crece y hay que dejarlo ser libre. Un nuevo personaje ocupará un lugar clave en este momento difícil para Max. En la película tenemos varias mini aventuras que viven los protagonistas (las mascotas), que juntas arman esta secuela no tan esperada pero divertida: Gidget, la enamorada de Max está dispuesta a todo para cumplir sus promesas. Se quiere convertir en gato, necesita asesoramiento gatuno de parte de la gata más mala onda. Sowball, el no tan tierno conejo de la primera entrega es un superheroe al servicio de la comunidad. Es el mejor personaje de la película, es valiente, gracioso, tierno, sagaz, el combo perfecto para salvar al mundo. Hasta pelea con animales feroces. El personaje que sorprendió en la primera entrega, vuelve por más!!! Aparecen nuevos personajes: un grupo de gatos que le dan un toque tenebroso y simpático a la vez. La película es entretenida, graciosa y hasta tiene guiños a muchas escenas que los adultos que vayan a verla disfrutarán. Es para verla en familia con los más pequeños. Por momentos se hace un poco larga, lo cual le baja un poco la diversión al film, sin dejar de mencionar que una de las voces de los personajes principales es realizada por un argentino que por darle su toque porteño, le resta al personaje. Nuevamente se cumple la maldición de las segundas partes, se quiere igualar a la original pero no se llega.
Una película imperdible si querés que tus chicos se rían y disfruten de un muy lindo momento en el cine. Si bien no es para caerse de espaldas, si tenés corazón de niño y no sos super exigente, seguramente....
Tras dirigir las dos primeras entregas de Mi villano favorito y tres años después de haber filmado La vida secreta de tus mascotas, Chris Renaud regresa con esta secuela que retoma a los encantadores personajes y, aunque esta vez el resultado es menos eficaz, no deja de regalar unos cuantos momentos divertidos y entrañables para los más pequeños. La segunda parte de esta saga de la exitosa productora Illumination está dividida en tres subtramas. La principal tiene como protagonista al neurótico perro Max. Es que su dueña Katie se enamora, se casa y tiene un bebé que luego se convertirá en un niño travieso capaz de dificultar aún más su existencia y la de su gigantesco ladero Duke. La familia completa dejará la "tranquilizadora" Nueva York para emprender un viaje a una granja, donde las mascotas descubrirán un nuevo mundo. Las otras dos historias están encabezadas por las gatas Gidget y Chloe y el conejo Snowball e incluyen, por ejemplo, la misión de liberar a un tigre blanco en poder del sádico dueño ruso de un circo. Lo mejor de esta secuela tiene que ver con sostener la indudable simpatía de los personajes y la belleza multicolor de cada una de las escenas, aunque el guion de Brian Lynch no sea precisamente un dechado de originalidad. Los adultos que sean fans de la animación y encuentren alguna función nocturna que dé la versión subtitulada podrán disfrutar de los expresivos aportes de Patton Oswalt, Kevin Hart, Harrison Ford y otras figuras en las voces originales.
La ahora saga de La vida secreta de tus mascotas y la de Toy Story tienen puntos en común desde que se estrenó la primera, hace tres años. Porque Max, el perrito protagonista, y sus amigos y vecinos perrunos, gatos y demás mascotas, tienen esa vida “oculta” que, como los juguetes de Pixar, los humanos no conocemos. Los animales hablan entre sí en un mismo idioma -si sus hijos no son muy pequeños, y pueden leer, papis, llévenlos a ver la película en idioma original, y escucharán, por ejemplo, la reconocida voz de Harrison Ford como Gallardo-, y lo que no entienden nada más que “gestos” son sus dueños. Bueno, en esta secuela Max es más Woody que nunca: su dueña no sólo se enamoró y casó, sino que tuvo un bebito. Y cuando Liam vaya creciendo, Max se preocupará por él, hasta cuando vaya al preescolar, igualito a como Woody hace con Bonnie en la recientemente estrenada Toy Story 4. No hablamos de espionaje industrial ni nada por el estilo, sencillamente la relación entre el niño -que tiene casi nada de protagonismo- y el terrier Max está que se babea por él. Y ya sabemos lo que es la baba de los perros. La vida secreta de tus mascotas 2 se abre a mucha historias, no se queda sólo con Max y Chuck, su peludo compañero de hogar -¿alguien dijo Buzz Lightyear?-, que se suben al auto junto a la familia a una visita a la granja de un pariente. Porque al partir, Max deja a la perrita Gidget su más preciado juguete, una pelotita que se llama Zumbejita, que obviamente se pierde y va a parar al departamento de una ancianita con decenas de gatos. Y también está Snowball, el conejo que se cree superhéroe. Y un tigre blanco al que el dueño de un circo –de acento casi ruso, de nombre Sergei, bastante, bastante malo- maltrata, y más, y más mascotas. Tal vez sea extraño que en una película para chicos se muestre a una gata, Chloe, drogada porque su dueña le ha dado “hierba feliz”. En fin, será que a Blancanieves limpiando la casita de los enanos ya no se la cree nadie.
Un plato viejo y recalentado Si La vida secreta de tus mascotassupo ofrecer, hace tres años, una saludable dosis de originalidad y frescura en el transitado terreno de la animación mainstream contemporánea, su secuela parte de una repetición cansina de fórmulas propias y ajenas. Tomando en préstamo más de una idea de la saga Toy Story, la película de los realizadores Chris Renaud y Jonathan del Val y el guionista Brian Lynch retoma el cuento de las mascotas neoyorquinas y sienta las bases para el punto de partida de la nueva historia echando mano a una serie de elipsis: la dueña de los perros Max y Duke –otrora enemigos, ahora amigos inseparables– conoce a un hombre, forma pareja, se embaraza y da a luz a un hijo. La breve secuencia de crecimiento del nuevo rey de la casa ofrece algunos de los mejores momentos de la película, con su hiperbólico planteo de los conflictos, miedos y placeres que todo cambio profundo en el ámbito doméstico suele propiciar (los animales antropomorfizados no son otra cosa, en definitiva, que espejos idealizados de nosotros mismos, los humanos). A partir de ese momento, Mascotas 2 abre el juego a tres relatos de aventura y descubrimiento, tal vez temiendo que uno solo no fuera suficiente para atraer a la audiencia. Gracias al viejo y todavía útil montaje paralelo, los dos canes parten en un viaje familiar al campo, durante el cual Max descubre el coraje oculto en su interior, el conejo Snowball y la pomerania Daisy salen a rescatar a un tigre de las garras de un malvado dueño de circo (tan parecido al Gru de Mi villano favorito que hasta podrían ser parientes) y la perrita Gidget se disfraza de gato para recuperar un chiche perdido en el seno de una comuna de felinos. La obsesión por la situación de peligro/escena de acción y el movimiento constante generan una acumulación de escenas de similar índole e intención –con algún gag ocurrente atravesando la pantalla y un uso por momentos violento del slapstick–, generando más temprano que tarde una sensación de saturación, de plato reciclado y vuelto a calentar. Sin poder darle forma a una historia realmente estimulante o emotiva (la travesía interna de Max respecto de su pequeño amo es un triste remedo de la de Woody y su propietario Andy), esta secuela, funcional a las leyes del marketing, no tiene demasiado para ofrecer a la platea, más allá de su profesionalismo técnico y algunos momentos de humor inspirado. Para el cuestionario sin respuestas quedarán las razones por las cuales algunos animales no hablan, quedando así incomunicados del resto de las parlanchinas criaturas. Al menos es posible escuchar, en la versión original, a Harrison Ford, debutando como “doblador” en el cine de animación al darle vida sonora a Rooster, un perro pastor con amplia experiencia en la vida de campo y rotundas actitudes fordianas, (valga el neologismo).
Más animaladas Cuando La vida secreta de tus mascotas (The Secret Life of Pets, 2016) arribó a los cines, un universo nuevo abría la posibilidad de explorar aquello que los animales domésticos hacían/pensaban/debatían mientras sus “amos” no estaban en sus hogares. Esa curiosidad también era la posibilidad de jugar con la comedia desde el vodevil y la incorrección política. El mix entre Monsters, Inc, más la irreverencia de los estudios Ilumination (responsables de los Minions), permitían encontrar el justo equilibrio para reflejar desde ideas simples, a pensamientos mucho más complejos, con la posibilidad de jugar con su disfraz de película infantil y que toda reflexión pase de manera secundaria. Pero en La Vida Secreta de tus Mascotas 2 (The Secret Life of Pets 2, 2019), dirigida por Chris Renaud (Mi villano favorito, El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida), la propuesta avanza hacia lugares menos obvios, sumando el exterior como un horizonte narrativo, llevando a los protagonistas al campo, el circo, la ciudad, y en ellos organizar una estructura discursiva que en el obstáculo y los conflictos, termina por reforzar ideas sobre la amistad, el trabajo en equipo y la incorporación del distinto. La trama, en esta oportunidad, se dispara a partir que los humanos que conviven con Max (el perro protagonista), agrandan la familia, por lo que entre el juego de la adaptación de todos al recién llegado y la necesidad de revisitar el rol de cada uno de los personajes en la trama, desandará la historia. Además, el relato se apoyará en la incorporación de nuevos compañeros de aventuras a los ya conocidos -Snowball, Gidget, Duke y Chloe-, quienes agregarán tensión, aventura y adrenalina a la propuesta. Sólo para mencionar a uno de ellos, La Vida Secreta de tus Mascotas 2 en su versión original tiene a Harrison Ford como el perro responsable del campo al que Max va a pasar unos días con su familia, generando una subtrama que disparará la evocación de aquellos relatos en los que el maestro le enseña a su discípulo (Karate Kid, por ej.) a “vivir”, y en esas “clases” de una manera y otra, se transforman ambos. Hay otra historia, que luego terminará por encauzar la segunda parte del relato: la de Snowball tratando de rescatar a un tigre de las garras de un siniestro dueño de un circo, que sólo quiere exponer al felino a situaciones extremas y peligrosas para conseguir más público en la carpa. Y una más, en la que Gidget, esa pequeña poodle ultrafemenina, será aconsejada por la gata Chloe para transformar su apariencia canina a la de un gato y así rescatar un objeto muy preciado por Max. El tríptico narrativo propuesto en este reencuentro, más la suma de gags y el humor que atraviesa todo el largo, como así también la curiosidad por continuar indagando en la soledad de los animales para potenciar situaciones irónicas e incorrectas, hacen de La Vida Secreta de tus Mascotas 2 una versión superadora de su predecesora, construyendo entre risas moralejas para los más pequeños, y una lectura ácida de la sociedad en el subtexto para los mayores más avezados. Atención al cambio de voz de Max en su versión original, Louis C.K. tras las acusaciones de abuso es reemplazado correctamente por Patton Oswalt.
Todos en algún momento nos pusimos a pensar qué hacen nuestras mascotas mientras nosotros nos ausentamos, ¿será que lloran?, ¿jugarán todo el tiempo? O ¿se pondrán a romper nuestras cosas? Estas preguntas le sirvieron a Chris Renaud para que junto a Illumination Entertainment puedan crear esta animación cinematográfica llamada "La vida secreta de tus mascotas 2". Poniéndonos en contexto, la película nos trae de vuelta a Max un perrito muy simpático que tienen un gigantesco amigo llamado Duke. Este dúo nos dió muchas risas en la primer entrega, pero ahora ellos deberán enfrentar otras aventuras y conocer otros animales, pero ojo nuestro amado Snowball, la carismática de Gidget y la antisocial de cloe tendrán sus propias aventuras, al principio por caminos separados pero a no preocupar que al final los caminos se unen y el crew mascotero se vuelve a reunir por una muy buena causa. Si nos ponemos a hablar de las historias que ocurren en la película, ninguna tiene que ver con la otra al comienzo. Tendremos a Max y Duke por un lado que se van de día de campo con la familia, Gidget por el otro tiene que cuidar el juguete favorito de Max en la ciudad aunque eso la tenga que obligar a convertirse en otro animal, y por último tenemos a Snowball que junto a una nueva amiguita canina tienen que salvar a un tigre blanco. Ahora ustedes preguntarán ¿cómo estas historias podrán unirse? ¿Que tendrán en común? Bueno, todas las tramas funcionan narrativamente y tienen resoluciones satisfactorias, particularmente cuando se cruzan las tres y todos trabajan en conjunto. Los personajes son bastante carismáticos y variados. El film logra contar una historia entretenida, con buenos valores y personajes con los que tanto niños como adultos pueden empatizar. El guión está bien destinado para ambos sectores ya que cuenta con chistes y reflexiones tanto para adultos como niños. La animación es buena pero no sobresale dentro del género. Esto no le quita mérito y las escenas tienen fluidez y una colorimetría casi perfecta. "La vida secreta de tus mascotas 2" llega competir directamente con "Toy Story 4" y puedo decir que si no le gana la empata. Es una gran historia, con buenos diálogos y escenas que tanto grandes como chicos disfrutarán mucho. Ideal para ver en familia y por fin descubrir qué hacen las mascotas cuando uno no está. Por Keila Ayala
Esta segunda entrega Max deberá acostumbrarse a algunos cambios en su vida: su dueña Katie se encuentra casada y con un hijo. Entretanto, la perra Gidget quedará a cargo del cuidado del juguete favorito de Max, y el conejo Snowball liderará una peligrosa misión para enfrentar al malvado dueño de un circo de animales. Con un ritmo dinámico que no decae en ningún momento, el guión logra hilvanar acertadamente, aunque de forma sencilla, tres relatos. Éstas comienzan siendo sólo una para luego fragmentarse y volver a reencontrarse hacia el final. Desde el principio, y a pesar de la convivencia entre Max y Duke ya afianzada, la aparición del pequeño Liam despertará una sobreprotección exagerada en el pequeño perro protagonista. Como consecuencia de esto adquirirá un tic nervioso que obligará a ser llevado al veterinario con “divertidas” consecuencias. Con los nuevos integrantes, la familia emprende un viaje al campo, donde Max conocerá a Gallardo, el perro “alfa” de la granja que le enseñará a controlar sus temores. Durante su ausencia, Gidget deberá pedir ayuda a la gata Chloe para simular ser gato y poder así rescatar el juguete de Max perdido en un departamento vecino. Mientras, el pequeño conejo Snowballen con su rol del superhéroe “CapitánSnowall”, estará al frente de una cruzada para rescatar a un tigre blanco víctima del maltrato en un circo. A partir de los matices que puede otorgar la presentación de variopintas especies animales, todos los personajes se hallan bien construidos, con roles y personalidades claramente diferenciadas. Como en la entrega anterior, aquí también la animación es de exquisita factura, tanto como cuidada la banda sonora que acompaña en la misma línea. Si bien la potencia de “La vida secreta de tus mascotas 2” radica fundamentalmente en el entretenimiento, subyace en cada una de las historias el cómo enfrentar los miedos que cada uno de nosotros posee. Quizás en determinados momentos la sensación es la de ser espectadores de tres cortometrajes autónomos concatenados en una única película. No obstante, hacia el final resulta en un todo consistente y altamente disfrutable para el público de todas las edades.
Vida animal En 2010, Illumination Studios llegó para agregar algo de color y vivacidad al mercado de cine infantil animado en grandes ligas. Con Disney/Pixar reinando en cuanto a solidez de guion y avance en tecnología de animación, y Dreamworks liderando una vereda opositora marcada por el humor moderno (con las que perfectamente podían ser comedias live actions de la Nueva Comedia Americana), el trazo más simple, las referencias pop, y el montaje animado vertiginoso y videoclipero. Con Mi villano favorito, que justamente competía con la similar Megamente, lograron pisar fuerte, devolviendo el slasptick clásico y trayendo algo del espíritu de las caricaturas de los Looney Tunes y similares. Entre lo refinado y lo alocado. Nueve años pasaron. La empresa del ratón y la lámpara siguieron evolucionando en complejidad tanto técnica como narrativa; los del cielo con globos y el nene pescador lograron traspasar el interminable post/copia de Shrekhacia apuestas más contundentes, pero los creadores de los Minions parecieran haberse quedado en el molde, o no haber podido estar a la altura de las expectativas. En 2016 aterrizó uno de sus últimos éxitos, La vida secreta de tus mascotas, una descarada copia de Toy Story, que robaba todo de la película original de Woody y Buzz, y algo más de las dos secuelas, pero con animales en lugar de muñecos. No obstante, la fórmula rindió, y si bien no se convirtió en un clásico ni mucho menos, en taquilla los números cerraron permitiendo el estreno de esta secuela, La vida secreta de tus mascotas 2, justo la misma temporada en que estamos celebrando el arribo de Toy Story 4¿Cómo siguieron con sus vidas estos simpáticos animalitos “a espaldas” de sus dueños que los ven como simples mascotas? Veamos. Historias en la gran ciudad… y algo más allá ¿Se acuerdan del capítulo de Los Simpson, 22 short films about Springfield (22 películas cortas sobre Sprinfield)? Bart y Millhouse asomados en el puente, observando la rutina de la ciudad mientras varias historias transcurren alrededor de forma intermitente. La vida secreta de tus mascotas 2pareciera tener una estructura similar de mostrar varias historias en simultáneo, sin hacer pie en ninguna, quedando como una sumatoria de cortos. La diferencia es que en la serie es un efecto deliberado a modo de presentar un mosaico urbano, y hasta de alguna forma homenajear a Pulp Fiction, entre otras. En La vida secreta de tus mascotas 2pareciera ser más un efecto logrado por la imposibilidad de plantear algo concreto que justifique el largometraje. La vida secreta de tus mascotastenía la excusa de mostrar qué hacían nuestros animales domésticos cuando los dejamos solos, llevando una vida alocada a nuestras espaldas mientras buscamos otras explicaciones lógicas para justificar el desmán posterior. Para La vida secreta de tus mascotas 2 esa mirada por la cerradura a la intimidad de la soledad mascotera ya fue planteada, y no ofrecía novedades para seguir hurgando, por lo que había que ir más allá. En primer paso, olvídense de eso de hacerlo a espaldas nuestras: acá las mascotas se comportan de modo humano delante de nuestros ingenuos ojos ¿Borra eso el planteo del film original? Y sí, pero ese no será su mayor inconveniente. Mil intentos y… Los perros Max y Duke ahora viven juntos porque sus dueños se enamoraron y tuvieron un hijo. Al principio Max rechaza al bebé, pero al instante se encariña al punto tal de obsesionarse con él y querer protegerlo de cualquier peligro, ocasionándole urticaria. Esto solo ya hubiese alcanzado para contar una historia. Pero no, después la familia se va a un viaje de campo, y conoce a Rooster, un perro anciano más curtido que él. A todo esto, Duke fue relegado a menos que un segundo plano. El conejo Snowball ya no es un capo mafia, es más, nada sabemos de su pandilla, ahora es un dulce conejito hogareño que -cual Buzz Lightyear- juega con su dueña a los superhéroes y cree que realmente es uno. Toy Story nos demostró que con esto se puede hacer una película excelente. Pero no, después aparece una perrita, Daisy, que contacta para ir a rescatar un tigre blanco de las manos de un siniestro dueño de circo, y después no saben dónde ubicar al tigre, y después… etcétera. Por último, tenemos a la consentida perrita Gidget, que ya no es más alocada y ahora solo es una nena mimada; su amor imposible Max le encarga cuidar de una pelotita de goma, y esta, casi al instante la pierde. Para rescatarla acudirá a la gorda y desanimada gata Chloe para que la ayude a comportarse como un felino; esto es solo la primera parte de sus aventuras. Tres aristas que (casi) no se tocan, y que cada una irá cambiando de eje permanentemente. El resultado: un caos narrativo que no habla de nada en concreto, deja mensajes difusos, y se refugia en un humor repetitivo y muy poco efectivo. El carisma de los personajes está diluido respecto a la primera película, algunos cambiaron su personalidad antojadizamente. Lo único que se agradece es que, pese a tener un planteo tan variante, el montaje es menos vertiginoso y convulsivo que en la anterior. La animación, si bien es correcta y hay algunos fondos realistas, no presenta nada que la destaque de la media, o la ubique aunque sea a la par de sus competidoras más avanzadas. Chris Renaud y Jonathan del Valtienen poco para ofrecer en La vida secreta de tus mascotas 2, una secuela solo apta para quienes fueron a buscar más de lo mismo, sin ningún intento de superarse o variar en algo la propuesta. La sensación de excusa, de tratar de copiar el éxito, y no tener el ímpetu creativo para aunque sea crear un argumento sólido, es demasiado fuerte como para considerar que esto vale la pena.
Illumination se convirtió en los últimos años en la compañía maestra de las películas de animación de góndolas de supermercados. Producciones que por lo general tienen la función de ofrecer comedias genéricas para chicos, con el objetivo de insertar luego a los personajes en numerosos productos comerciales, como yogures y aguas saborizadas. La continuación de La vida secreta de tus mascotas sigue esa línea con la diferencia que es peor que la entrega original. Si bien aquella propuesta del 2016 tampoco fue una gran película de animación, al menos contaba con una premisa entretenida. La nueva entrega es una obra sin inspiración que ni siquiera tiene un argumento definido, ya que la trama se compone de un collage de situaciones graciosas con los animales. Los realizadores desarrollan varias subtramas que no tienen ninguna relación entre sí y luego unifican de un modo forzado en una conclusión que carece de sentido. Tampoco hubo una gran inspiración desde los aspectos técnicos, pese que los productores contaron con más presupuesto y el espectador se encuentra con el estilo de animación insípido que suelen tener los proyectos de este estudio. Mascotas 2 es esa clase de estrenos que los niños olvidan enseguida a la salida del cine y que los adultos que acompañan tienen que padecer durante 86 minutos que se hacen interminables. Salvo que se trate de una salida familiar de ese tipo la película presenta una propuesta olvidable que no merece mayor atención.
Dirigida nuevamente por Chris Renaud, “La vida secreta de tus mascotas 2” encuentra a su protagonista Max (ya sin la voz de Louis C.K., por supuesto, siendo reemplazado por Patton Oswalt) varios años después de donde terminó la primera. Ahora no son sólo él y Duke viviendo con su dueña, sino que ella se enamoró y tuvieron un hijo. Por lo que Max, que supuestamente odiaba a los niños, vive cuidando de que no le pase nada, como si toda aquella aventura en la ciudad de Nueva York que sucedió en la primera película lo hubiese llenado de miedo. Como está nervioso y se rasca compulsivamente, le colocan una lámpara en la cabeza para que no pueda hacerlo más. Sin embargo, la verdadera aventura para él sucederá en la granja, a donde la familia se escapa unos días. Allí se encuentra con un estilo de vida alejado al de mascota de ciudad y además conoce al enigmático Rooster (en inglés la voz de Harrison Ford le aporta muchísimo). Este personaje al que primero envidiará luego se convertirá en una especie de maestro. Por otro lado, en la ciudad las cosas no estarán tranquilas. El conejito que en la primera entrega se mostraba de apariencia adorable pero escondía una personalidad desquiciada que se magnificaba con sus ganas de vengarse y hacer el mal ahora quedó convertido en una dócil mascota con ansias de convertirse en superhéroe. Por eso cuando le proponen salvar a un tigre albino preso de un malvado dueño de un circo, acepta encaminarse en la difícil misión. Porque sí, porque lo sugiere un personaje que antes ni había aparecido. Y por un tercer lado, Snowball, la eterna enamorada de Max, queda a cargo de su juguete más preciado mientras él se va de viaje, una pelota con apariencia de abeja, que pronto pierde y termina en las garras de decenas de gatos. Para recuperarlo aprenderá a ser uno de ellos y mimetizarse. “La vida secreta de tus mascotas 2” sigue estas tres líneas paralelas que se juntarán de manera forzada en el final. Una secuela que además de innecesaria no tiene nada más para proponer. Si bien la primera entrega resultaba simpática con su premisa de qué hacen las mascotas cuando se quedan solas, acá ésta ya se encuentra agotada. Quizás por separado estás tres historias podrían haber funcionado, pero en conjunto no se termina de entender qué pretenden contar. En el afán de ser ambicioso y apostar a tres líneas narrativos se termina perdiendo el eje. Por ejemplo, si bien se supone que Max es el protagonista, poco y nada hace él para que la historia avance. Aunque la primera entrega tampoco tenía mucho que ofrecer más que un retrato simpático de cómo son las mascotas (y sobre cómo podrían comportarse cuando las dejamos solas), “La vida secreta de tus mascotas 2” ya pierde parte de esa gracia, con chistes que se repiten o se refuerzan. Hay algún que otro momento divertido que hará reír o sonreír especialmente a quienes tengan o hayan tenido mascotas, pero poco más.
Un descanso de la ciudad La Vida Secreta de tus Mascotas 2 (The Secret Life of Pets 2, 2019) es una película animada de comedia y aventuras que está dirigida por Chris Renaud (como la primera entrega estrenada en 2016). Producida por Illumination, el guión estuvo a cargo de Brian Lynch. Las voces originales son puestas por Patton Oswalt, Eric Stonestreet, Kevin Hart, Harrison Ford, Tiffany Haddish, Jenny Slate, Lake Bell, Ellie Kemper, Hannibal Buress, Bobby Moynihan, Henry Lynch, Dana Carvey, entre otros. En argentina, el humorista Campi otra vez da la voz al peludo perro Duke. Luego de que Max (Patton Oswalt) y Duke (Eric Stonestreet) aprendieron a llevarse bien en el primer filme, su dueña Katie (Ellie Kemper) conoce a Chuck (Pete Holmes), el amor de su vida. Con la llegada del bebé Liam (Henry Lynch), Max pasará a tener otro rol: cuidar que a la criatura no le pase nada malo. Antes de que su hijo comience preescolar, Katie y Chuck organizan un viaje a la granja. Dejando su pelota favorita al cuidado de la enamoradiza vecina Gidget (Jenny Slate), Max verá que en el campo la vida es muy distinta. Gracias a las lecciones del perro pastor Gallardo (Harrison Ford), Max adquirirá valentía para ayudar en su regreso al conejillo Snowball (Kevin Hart), que ahora se cree superhéroe y está decidido a salvar al tigre Hu de un malvado dueño de circo. Divertida, tierna y muy sencilla, esta secuela sigue apelando al humor físico para entretener a los más chicos. Las mascotas continúan siendo completamente adorables a excepción del conejo que, como en la primera parte, vuelve a tornarse un poco insoportable. En cuanto al guión, la película se siente como tres historias cortas distintas que en el desenlace consiguen unirse. Los adultos notarán que la edición del filme no está del todo bien hecha, ya que se decide pasar de una historia a otra indiferentemente, sin que resulte fluido. No obstante, la cinta funciona para el público al que está apuntada, lo que la convierte en una opción ideal para las vacaciones de invierno que se aproximan. Los nuevos personajes, tales como la perrita Daisy (Tiffany Hadish) o el campestre Gallardo (Harrison Ford), resultan un buen aporte para esta segunda parte. No obstante lo más dulce de la película pasa por la relación que se forma entre Max y el bebé Liam. Ver al nene conviviendo con sus mascotas hará sonreír tanto a chicos como a grandes. Por otro lado, la calidad técnica mantiene el nivel de la primera entrega. Muy luminosos y coloridos, los escenarios (ya sea en el campo o la ciudad) transmiten energía por sí solos. El diseño de los animales vuelve a ser perfecto para lograr que el espectador se encariñe con cada mascota. Aunque en la trama de esta secuela se note la falta de ideas y el conflicto central tarde muchísimo en aparecer, La Vida Secreta de tus Mascotas 2 es lo suficientemente disfrutable para pasar un cálido rato en el cine con los niños de la familia.
La Vida Secreta de tus Mascotas 2 es una secuela que no logra tener el mismo nivel que la película original y termina cayendo en errores de estructura donde no se desarrollan bien ni los interpretes ni una historia. Luego de lo que fuera el estreno en 2016 de La Vida Secreta de tus Mascotas (The Secret Life of Pets) y el éxito que en taquilla y prensa que ésta trajo, estaba claro que la secuela llegaría a los cines más temprano que tarde. A pesar de haber sido aquella una entrega en la cuál la historia comenzaba y cerraba de una manera correcta y sin ningún tipo de posibilidades de continuación, la competencia entre estudios hace que la historia logre tener su continuación en cines. En esta secuela lo que en su momento fue enemistad y ahora es una relación casi fraternal entre los perros Max (Patton Oswald) y Duke (Eric Stoneheart) pasará a un segundo plano ya que tendrán que lidiar con un nuevo “problema” con el que poco pueden hacer. Ese problema será el de tener a un niño pequeño como nuevo dueño, luego de que Katie (Ellie Kemper) consiga pareja y ambos se conviertan en padres. Frente a este nuevo reto, Max deberá encontrar la serenidad necesaria para lograr convivir con esta nueva responsabilidad. Por suerte para él, toda la familia, con pichichos incluidos, se irán de viaje de campo a una granja donde conocerán a Rooster (Harrison Ford), un perro ya entrado en años y lleno de experiencia, que lo ayudará a desafiar sus miedos y poder convertirse en ese perro protector y amigable que todo niño necesita. Al mismo tiempo, y en la ciudad de Nueva York, el resto de las mascotas del edificio entre ellos el conejo Snowball (Kevin Hart) y la perrita Gidget (Jenny Slate), seguirán haciendo de las suyas protagonizando sus propias aventuras. Con los regresos de Chris Renaud y Brian Lynch como director y guionista respectivamente, la dupla responsable del éxito de la primera entrega vuelve a querer imponer su sello en esta secuela en la que lamentablemente la falta de ideas novedosas y originales brillan por su ausencia. Al margen de ser una película que bien podría dividirse en tres cortos diferentes, ya que no hay una trama regular a lo largo de todo el film salvando una pequeña fracción de tiempo en el desenlace de la película, da la sensación de que esta secuela tiene mucho menos producción que su antecesora. No en aspectos técnicos, que son muy buenos, sino en cuanto al desarrollo de un guion en donde se pudiera profundizar una sola historia y seguir mostrando a sus personajes entrañables como bien hizo la película original. Otro de sus puntos flojos es que el humor está demasiado enfocado a un público en particular (los más chicos) haciendo que quizás los más grandes pierdan el interés en lo que se esta contando. Si bien el diseño de los personajes sigue por el mismo camino que la película anterior, no pareciera haber ningún tipo de evolución en su desarrollo 3D. Ya de por sí la tecnología que usa el estudio Illumination (responsable de crear a los Minions) es buena, pero no intenta llegar al realismo extremo como si lo buscan otros estudios como por ejemplo Pixar. El estudio suele abrazar su génesis de caricatura y sacarle el mayor provecho a ello y es por eso que la gran parte de su despliegue técnico se utiliza en hacer secuencias de humor físico y de crear algunos personajes que sin romper ningún tipo de esquemas logran destacarse por si simpatía. La Vida Secreta de tus Mascotas 2 no logra una igual calidad que la película original y termina sucumbiendo ante un muy probable apuro por parte del estudio para poder figurar en la taquilla. Humor previsible y demasiado infantil, junto con un guion en donde la trama no está para nada bien establecida son las principales fallas de un film que si bien es lindo de ver por sus personajes, es completamente olvidable.
¿Adorables criaturas? La vida secreta de tus mascotas (The Secret Life of Pets, 2016) resultó ser una agradable sorpresa en el momento de su estreno. Si bien estaba lejos de ofrecer una historia sólida e inteligente, contaba con algunos momentos agradables. Tres años después de la original, Chris Renaud retoma el mando de director y nos presenta una secuela casi innecesaria y sin mucho más que ofrecer. Esta nueva entrega está compuesta por tres subtramas paralelas que, vistas desde afuera, hacen parecer al largometraje un compilado de cortos más que a una película única. La trama principal corresponde al perro Max y la llegada de un nuevo integrante humano a la familia y junto con las historias de Gidget (quizás la más aceptable) y el conejo Snowball, conforman el conjunto de argumentos que luego se unirán hacia el desenlace final. Una de las grandes fallas de la película tiene que ver con esto, argumentalmente, esta secuela hace mucho ruido y lo forzado de las situaciones están a la vista. Esto no significa que sea una mala historia, pero las mismas hubiesen funcionado mejor en entregas cortas más que como largometraje. Los personajes y las situaciones a las que se enfrentan no están mal y aunque algunos brillen más que otros, llegan a brindar momentos para la carcajada o la emoción, pero estos son escasos y efímeros; sumado a que hay mucho de la saga Toy Story y varias de las historias que ya vimos en Pixar. Illumination no logra dar en el blanco con esta película, pero al menos nos deja algunos personajes queribles que, tal vez, funcionen mejor como merchandising que como gancho para esperar futuras secuelas. Es un buen entretenimiento para los más chicos, pero hasta ellos pueden que no lleguen a simpatizar del todo. Al igual que pasó con Minions (2016), los entrañables personajes no logran salvar una producción que lejos está de la original, teniendo en cuenta que tampoco era una obra maestra.
“La Vida Secreta de las Mascotas 2” de Chris Renaud – Crítica. ANIMACION, CINE, COMEDIA, CRITICA, ESTRENOS, INTERNACIONAL Max se adaptó a la vida con su nuevo amigo Duke, pero cuando las cosas parecían estar tranquilas, la llegada de un nuevo integrante humano a la familia vuelven a revolucionar su preciado estado de bienestar. Por Bruno Calabrese. “La Vida Secreta de las Mascotas” de los estudios de animación Illumination (responsable las exitosas “MI Villano Favorito” y “Minions”) logró algo que los productos anteriores del estudio no habían logrado, explorar los sentimientos de los niños ante la llegada de un hermano. De manera alegre, la película planteaba esa temática a través de la vida de las adorables mascotas. Más allá de ser un clon de “Toy Story”, nos mostraba que no estaba mal sentirse frustrado por lo la llegada de un hermano a la familia. En esta segunda entrega, el director sigue en la misma línea. Esta vez profundizando la cuestión planteada por la llegada de un niño a la familia. A diferencia de la anterior, que estaba más apuntado al público infantil, en este caso está amplía el espectro hacía el público adulto. En la primera edición el adorable Max pensó que el mundo se venía abajo cuando su dueña trae a la casa a un perro enorme y desaliñado llamado Duke (doblada en Argentina por el cómico Campi). Superada esa situación y con el nuevo visitante como su mejor amigo, en esta secuela ese estado de bienestar se ve convulsionado después de que su dueña se case y tenga su primer hijo. La preocupación de Max por ser un buen protector para el pequeño Liam comienza a manifestarse en malos hábitos y tics nerviosos, como rascarse vigorosamente. Al sentir la ansiedad de Max, su dueña lo lleva al veterinario donde le ponen un cono plástico para que no se rasque más. Con su humillación a cuestas, el perro realiza un viaje familiar a una granja fuera de la ciudad resplandeciente. El cambio en la atmósfera debería mejorar su estado de ánimo, pero en cambio solo lo aterroriza aún más, ya que lo ve como un campo lleno de obstáculos espantosos, como acantilados irregulares y un pavo terrorífico. Sin embargo, los encuentros de Max con Rooster (Harrison Ford), un perro pastor grizzled, áspero y de voz grave, lo llevan a descubrir el coraje para superarse a sí mismo y su angustia. Pero la película no solo se centra en la historia de Max, sino que amplia uno de los personajes favoritos de la primera película. En esta continuación presenta una historia de acción y aventura para Snowball, el conejito inseguro que está ansioso por demostrar que no es solo una mascota mimada. El conejo se imagina a sí mismo como una especie de superhéroe, el “Capitán Bola de Nieve” recientemente rebautizado se compromete a ayudar a la intrépida Shih Tzu Daisy, en una misión de rescate. Un viaje para liberar a un tigre blanco en contra de su voluntad que los llevará a ambos a enfrentarse a un sádico dueño de circo. Las tres historias finalmente se entrecruzarán y se conectarán de maneras. Max será el encargado de llevar la emoción, Gidget para llevar la comedia y Snowball para impulsar la acción. La historia de Max dentro de la granja queda en el olvido una vez que sale de la misma, y con eso se pierde lo más interesante, volcándose hacía la aventura que todos los niños esperan en este tipo de films, lo que hará que el adulto pierda un poco el interés. A pesar de eso, la temática y la conformación de los personajes son más fuertes aquí que en la película anterior. “La Vida Secreta de las Mascotas” es una comedia que incluye un mensaje para los padres interesante, encerrado en el juego sobre lo que hacen las mascotas cuando no las estamos cuidando. PUNTAJE: 75/100.
LA VUELTA AL PERRO Si en algún momento Illumination amenazó con convertirse en uno de los estudios de cine animado más interesantes de Hollywood, con demasiada velocidad fue lastrando su valor hasta convertirse en otra maquinaria a repetición de conceptos sobreexplotados. Los minions y las películas de Mi villano favorito son el máximo ejemplo de cómo algo que en un comienzo resultaba original y fresco se fue volviendo pura rutina. Ahora lo mismo ocurre con La vida secreta de tus mascotas, que en su segunda parte pierde mucho del atractivo que había generado el film original y que de manera demasiado explícita se vuelve una leve excusa narrativa sin demasiada complejidad ni gracia. Algo parecido le ocurrió a Dreamworks con la franquicia Shrek, pero en ese caso hubo una interesante decisión de cambiar el rumbo y dedicarse a la comedia y a films menores pero con personalidad. Con Chris Renaud (uno de los nombres fuertes de Illumination) nuevamente en la dirección -codirigiendo junto a Jonathan del Val- La vida secreta de tus mascotas 2 antes que una película parece tres cortos estirados hasta los límites de sus posibilidades. La película se quiebra en tres historias que tienen lazos comunicantes muy débiles, y si bien eso podría ser hasta una experiencia interesante desde lo narrativo, el relato nunca deja de apegarse a cierta estructura clásica de cine animado con aventuras y humor, más enseñanza incluida. Es decir, más que una apuesta por el montaje paralelo y el juego con la voracidad del cartoon tradicional, lo que se evidencia es la falta de ideas profundas, la aplicación de fórmulas efectistas y la repetición. Por un lado los perros Max y Duke se tienen que ir un fin de semana al campo junto a sus dueños; en otra de las historia el conejo Snowfall (que perdió la rugosidad del villano que tenía en la primera) se calza el traje de superhéroe y se encomienda a liberar al tigre de un circo; y finalmente la perrita Gidget tendrá que hacerse pasar por un gato para rescatar un juguete en el departamento de una anciana que vive rodeada de decenas de felinos. En los tres casos son premisas básicas que sirven para inspeccionar micromundos y elaborar algunas tesis mínimas sobre el coraje, el valor, la amistad y las buenas intenciones. Y si bien en cuentagotas, lo que hace sobrevivir a la película son aquellos momentos de humor genuino en los que se muestra un real esmero por jugar con la comedia. Si en el prólogo y el epílogo de La vida secreta de tus mascotas 2 hay una intención de reflexionar sobre el vínculo de dependencia entre los humanos y las mascotas, las ideas y la forma de exponerlas se vuelven tan subsidiarias de Toy Story que asusta un poco. Más si descubrimos que ese prólogo y ese epílogo tienen escasa correspondencia con el resto del relato, que son una excusa para justificar cierta estructura dramática y que hasta parecen un micro-relato dentro del relato mayor. De aquella primera parte en la que asomaba la soledad y la alienación a la que la ciudad sometía a los personajes nada queda, pasamos a una segunda entrega donde la aventura y el salir a la calle es pura rutina. Como un paseo apurado y sin ganas para que el perro salga a hacer pis y volvamos a casa para seguir con nuestras vidas.
Max ya se acostumbró a vivir con Duke, ahora ambos están felices con su dueña, pero las cosas cambian cuando ella empieza una familia. The Secret Life of Pets 2 trae nuevas aventuras de los animales más divertidos de Nueva York, otra vez con la premisa de lo que hacen nuestras mascotas cuando no estamos en nuestro hogar.
Max, el conocido terrier de la película anterior, está por vivir más aventuras en su nueva vida con su dueña Katie, que se casó con un taxista. Ahora con el bebé Liam, en la familia, Max y su compañero, el peludo Duke, parten para un fin de semana en el campo donde conocen a Gallardo. El carácter de Max se verá fortalecido luego de que su temperamento acepte los desafíos a los que el "maestro" Gallardo lo enfrente. Así es el comienzo de esta simpática historia que reencuentra viejos conocidos como Snowball, el conejo que se cree Superman, la enamorada de Max, la Pomerania Gidget, entusiasmada con el rescate de un tigre blanco de circo o la seductora Chloe, felina cien por cien y siempre dispuesta a instruir a compañeros de la peor manera. TERNURA Y PICARDIA "La vida secreta de tus mascotas 2" es un filme destinado a los más chiquitos, con ciertos modelos de conducta que Gallardo se encarga de difundir, como el fortalecimiento de la personalidad . A esto se suman pequeñas historias que permiten apreciar el parecido del dueño del circo con el recordado Gru de "Mi villano favorito" (el director Chris Renaud, con Pierre Coffin, también fue su director)o el amor de Max por su dueña, semejante al de Woody por Bonnie ("Toy Story 4"). La familia del dibujo animado incorpora a esta gata Chleo, tan parecida en físico y carácter al recordado Garfield, como la costumbre de enriquecer los post créditos con secuencias adicionales, En este caso un moderno rap cantado por Snowball, uno de los protagonistas. En síntesis, animación correcta, personajes muy bien observados y especialmente la humanidad y picardía de un zoológico animado.
Desde el nacimiento de “Toy Story” (John Lasseter, 1995) ha cundido en el mundillo de la animación esto de industrializar la fantasía de lo que sucede frente a la ausencia humana. El clásico, que batirá todos los records con su cuarta parte, instalaba literalmente el imaginario de que los juguetes están vivos y que hacen de las suyas cuando uno sale de la habitación. Dos décadas y pico después se estrenaba “La vida secreta de tus mascotas” (2016) que de alguna manera le ponía entidad, voz y problemáticas a las mascotas que la gente tiene en sus casas y departamentos. O sea, los dueños se van y perros, gatos, conejos, pájaros, etc, hablan como nosotros y se conforman en una pequeña comunidad de amigos y amigas, que no hacen otra cosa de darnos desde su perspectiva la particular y divertida visión que tienen los animales sobre los humanos. Efectiva y entretenida como era aquella primera entrega, no era de extrañar que apareciese una segunda parte en plena temporada de vacaciones de invierno. Así, entonces, luego de la consabida introducción para ver en qué andan, vemos a los amigos Max (Patton Oswalt, doblado por Andrés López) y Duke (Eric Stonestreet, doblado por Martín Campilongo) secundados por Bola de nive (Kevin Hart, doblado por Eugenio Derbez), Gidget (Jenny Slate, doblada por Mónica Huarte), Chloe (Lake Bell , doblada por Ana María Simon) y el resto. Max lleva la voz narrativa de esta segunda parte, así que cuando lo escuchamos decir que “todo estaba más que bien en mi relación con mi dueña Katie (Ellie Kemper, doblada por Natasha Dupeyron)”, sólo nos queda esperar que llegue el “pero” que dará pie a esta historia. Ese “pero” es un bebé recién nacido que pasa a formar parte de la familia. Encariñamiento con el primogénito mediante, toda la aventura irá a parar a una granja a la cual la familia va de vacaciones. Será entonces cuando la historia se divida en tres partes o, mejor dicho, se abran dos sub tramas que irán progresando en forma de montaje paralelo. El principal es una suerte de homenaje a Amigos… son los amigos (Ron Underwood, 1991) ya que Max y Duke, bichos de ciudad son “adoctrinados” a la dura vida del campo por Gallardo (Harrison Ford. doblado por Jesús Ochoa), una suerte de alter-ego de aquél inolvidable personaje de Jack Palance en la comedia antes citada. Mientras tanto, en la ciudad, Gidget trata infructuosamente de recuperar el juguete favorito de Max infiltrándose en un departamento lleno de gatos, mientras que Bola de nive, que siempre está como enchufado a 220, sale al rescate de un tigre blanco de un circo. Hay que decirlo, la sorpresa de la original ya no está. Imposible recuperar eso. En su reemplazo el guion de Brian Lynch está lleno de situaciones cómicas y gags físicos que aportan una gran dosis de humor a la narración. Con buena dirección de Chris Renaud y Jonathan Del Val, “La vida secreta de tus mascotas 2” es una triple aventura que no por serlo descarta del todo la posibilidad de dejar alguna moraleja en temáticas como la fidelidad a la amistad, los temores paternos proyectados a los chicos y la necesidad de soltar aquello de la falsa sensación de seguridad que impide disfrutar el presente. Sin pretender ser mucho más, éste estreno se vuelve una opción entretenida y genuina para las vacaciones. Grandes y chicos tendrán bien justificadas las risas y acaso algunas emociones.
Tiene momentos hilarantes y el diseño es bastante bello, un poco aparte del típico del género digital. En el primer film, el protagonista Max tenía la voz de Louis C.K. No era gran película, pero ese uso de la voz aportaba algo. Ahora es Patton Oswalt, después de que Louis fue el núcleo de un escándalo de “mala conducta sexual” por lo menos polémico. La va a ver en castellano y no importa tanto, pero no está mal recordarlo. La mejor película de la firma francesa Illumination sigue siendo “Sing-Ven y canta”, y después “Mi villano favorito”, más allá de la comicidad de “Minions”. Aquí la idea de las mascotas cambiadas de contexto, enfrentadas a la necesidad de madurar y la aparición de un niño solo es un bastidor para chistes típicos del cartoon. Una herramienta útil para que la diversión tenga algún “peso”. Tiene momentos hilarantes y el diseño es bastante bello, un poco aparte del típico del género digital. Seguro van a elegir este film por usted, pero no la va a pasar tan mal.
Chris Renaud (Mi villano favorito) y Jonathan del Val, que debuta como director, vuelven al mundo de los animales en La vida secreta de tus mascotas 2. El film de la productora Illumination continúa la historia de Max y Duke. Ahora que su dueña se ha casado y tiene un hijo pequeño, el perro protagonista está sobreprotector. En un viaje de campo conoce a Rooster, otro can que le enseña a ser valiente y a aceptar los peligros del día a día. A la par, se cuentan las historias de Gidget, la perra que se hace pasar como gato para recuperar el juguete preferido de Max. Y por otro lado, el conejo Snowball, quien quiere ser un superhéroe y para ello ayuda a Daisy a rescatar a un tigre enjaulado por el malvado dueño de un circo. Las tres historias se cuentan de manera simultánea y terminan, un poco forzadas, uniéndose al final. La premisa del primer film, que buscaba más contar qué hacían nuestras mascotas cuando no las estábamos viendo, funcionaba un poco mejor porque se anclaba en algunos elementos reales o parodias del mundo animal. Este segundo film se olvida completamente del concepto y se convierte en una aventura previsible completamente orientada para el público infantil, pero que también lo termina subestimando. El concepto de mezclar la historia original con una película sobre superhéroes pareciera funcionar más por el simple hecho de que es un tema que vende, a que sea una idea realmente funcional a los protagonistas. La vida secreta de tus mascotas 2 busca un rumbo completamente diferente a la primera película. La historia podría haber sido resumida en un corto o mediometraje para televisión. La aventura del campo a la ciudad ya la vimos en decenas de filmes. Funciona pero no sorprende.
Tras ponerse al frente de la saga Mi villano favorito y de la anterior entrega de La vida secreta de tus mascotas, Chris Renaud, esta vez en colaboración con Jonathan del Val, potencia las premisas centrales de los estudios Illumination, compañía propulsora de éxitos a gran escala como Minions. Con un pulso narrativo trepidante y una intensa paleta de colores, esta película se abre a la aventura de una narrativa coral dividiendo a los protagonistas en tres líneas narrativas paralelas. Por un lado, los adorables perros Max y Duke están procesando el hecho de que la familia a la que pertenecen se ha agrandado, y "su niño" (cualquier parecido con la saga Toy Story no es mera coincidencia), está en vísperas de ingresar al preescolar. Unos días de paseo en una granja, supondrán para esta dupla salir de la zona de confort del hogar neoyorquino, para entrar en contacto con una variada gama de animales que podrían transformar esos días familiares de campo en todo un desafío. De los tres hilos del relato, este es el que más tiende a la declamación discursiva , con moralejas como la de aprender a superar los miedos. La dupla perruna queda unos pasos detrás de los niveles de adrenalina y sucesión de divertidos gags que protagonizan las mascotas de las otras dos vertientes de esta historia. En ambos recorridos hay caninas empoderadas a cargo de vertiginosas misiones. Gidget en colaboración con la gata Chloe se arriesga a entrar un departamento repleto de felinos amenazantes para rescatar al juguete preferido de Max, que el perro protagonista le ha dejado bajo su custodia. En tanto que Daisy junto al conejo Snowball enfrentarán la valiente hazaña de salvar a un amoroso tigre de las garras de un siniestro dueño de un circo. A diferencia del didáctico mundo de la granja, aquí los momentos desopilantes se multiplican, y la película encuentra un aire desfachatado muy a tono con los tiempos que corren. Hay una escena en la que Chloe está literalmente fumada y otra en la que Snowball queda travestido en medio de un juego con "su niña". Las enseñanzas que recibe Max en el campo resultan un tanto demodé frente a bocanadas de frescura como la del conejo transformado en coneja en medio de un subidón lúdico. En una coyuntura en la que saludablemente se van naturalizando las opciones de que niñas y niños jueguen o vistan libremente según lo que sugieran sus impulsos, momentos como el mencionado son todo un ejercicio de refresh en el muchas veces conservador mundo del cine de animación. La vida secreta de tus mascotas 2 encuentra sus mejores momentos mientras es fiel a su propio espíritu juguetón. En otros en cambio, luce un tanto forzada en su búsqueda de una sensibilidad característica del universo de Pixar. Cuando cae en codas emotivas como las de un texto en off que habla de los cambiantes ciclos de la vida, se diluye un poco ese huracán de enredos y comicidad física propulsados por esta bombástica película. Si Illumination intensifica sus motores de desenfado, asumiendo que su lugar en el territorio del entretenimiento infantil no es el mismo que el de Disney, estaremos frente a una oleada de propuestas refrescantes que aunque no ganen en profundidad, funcionarán como recreación animada de este caótico y desopilante mundo. The secret life of pets 2 / Estados Unidos / 2019 / 86 minutos / Apta para todo público / Dirección: Chris Renaud, Jonathan del Val
La aventura de crecer. Nada podrá jamás reemplazar o acercarse al amor tan puro que nos brinda un animal, en este caso se trata nuevamente de Max, un perrito que tiene mucho que aprender en una nueva etapa y que nos invita a que lo acompañemos en esta nueva aventura: él debe crecer. Esta película nos hará sonreir y emocionar, algunos mensajes son para los más grandes con lo cual no nos aburriremos junto a los más pequeños. En The secret life of pets 2 (2019) el fox terrier Max (voz de Patton Oswalt) se enfrenta a una nueva situación. Su dueña Katie (voz de Ellie Kemper) se casó y tuvo un bebé, Liam (Henry Lynch). Si bien al comienzo Max rechaza la idea de tener a un niño cerca, lo adopta y se obsesiona cuidándolo; el mundo le resulta un lugar extremadamente peligroso para el niño y está siempre atento. Se estresa al punto de desarrollar trastornos de conducta, por ese motivo visita al veterinario. En un viaje familiar a una granja, Max y Duke (Eric Stonestreet) se encontrarán con animales nuevos, entre los que se destaca un perro muy particular, el viejo Roomster (Harrison Ford) de mirada nostálgica y postura fuerte hacia la vida lo que provocó que él cuente con una impronta indispensable para sus tareas; empero, detrás de esa coraza, es como todo perro o ser humano: simplemente necesita amor y ablandarse, aunque no se lo permita. Max logra llegar a su corazón y el viejo le enseña a ser valiente, algo que determinará una actitud necesaria para crecer, para la misión que lo espera de regreso a la ciudad y para su vida, jamás lo olvidará y le estará por siempre agradecido. Mientras tanto, en New York, Giget (voz de Jenny Slate), intenta salvar el juguete favorito de Max de un apartamento infestado de gatos con la ayuda de la imponente gata Chloe (voz de Lake Bell) que le enseñará a Giget a ser una gata. Por otra parte, el divertido conejito Snowball (voz de Kevin Hart) cree que tiene superpoderes y usa un pijama de superhéroe. Pero cuando Daisy (voz de Tiffany Haddish), un Shih Tzu atolondrada, se embarca en una misión peligrosa ambos tendrán que reunir todo su coraje para convertirse en héroes. Entre las novedades de esta secuela también se puede mencionar que Max tiene un antagonista ruso, el dueño de un circo al que detestaremos de nombre Sergei (Nick Kroll). Están en juego los derechos de los animales, algo a lo que hay que prestar más atención o encargarnos seriamente. Sencillamente me encantó La vida secreta de tus mascotas 2. El guionista Brian Lynch se encargó de brindarnos ideas frescas para que valga la pena una secuela, logrando una magia especial. De este modo, está asegurado el disfrute para niños y adultos que sabrán apreciar una historia profunda contada a través de animales animados. Es visualmente encantadora, no nos aburrimos, muy por el contrario, es divertida de comienzo a fin; de hecho, resulta ser muy conmovedora. La animación está realmente muy bien lograda, al igual que la primera, tal vez por eso en ese punto no nos sorprende tanto esta nueva entrega. Los realizadores Chris Renaud y Jonathan del Val nuevamente logran capturar el alma de cada animal, de verdad conocen los detalles de la personalidad de cada uno de ellos. El filme relata una historia simple sobre cómo superar el miedo, y, desde ya, la importancia de la familia y de la amistad; que los mejores consejos te los brindará un ser con experiencia al que le tocas su corazón profundamente, quizás porque le recuerdas su propia debilidad ya superada hace mucho tiempo y funcionamos siempre como espejo, de debilidades y de fortalezas. Esta es definitivamente una película para la familia, muy inspiradora. Todo perro adopta a su afortunado dueño, está implícito que dará su vida hasta por impulso, no existe amor más puro y leal, ellos también tienen miedo y se enfrentan a retos para aprender, de manera diferente a nosotros, pero poco lo tenemos en cuenta; lo que nos diferencia de ellos, es nuestra mente que la mayoría de las veces, nos juega en contra, pensamos demasiado y nos olvidamos de usar nuestro corazón por ser tan racionales. Ese es el mensaje más importante y coincide con La vida secreta de tus mascotas (2016): aprender de los animales a usar más nuestro corazón, aunque tengamos miedo, antes de que sea tarde. Es muy cierto que mientras nos esperan en casa todo el día, solitos, se las deben ingeniar para no extrañarnos tanto. Los seres humanos se vuelven mejores personas si logran entregarle su corazón a un animal, a un perro especialmente que son más sensibles que los gatos. Totalmente recomendable para la familia, los niños o adultos que dejan ser al niño que llevan dentro, o no, y quizás este film logre ablandarlos. Si te perdiste en el trajín del camino a la adultez, esta película es para vos: amá, entregate, caminá, sé con miedo tal como ellos. ¡Enhorabuena, nunca es tarde!
Volvió a los cines este grupo de mascotas tan peculiar que juegan a ser “superhéroes” en distintas situaciones. En esta ocasión, Max se enfrenta a un gran cambio en su hogar debido a la llegada de un nuevo integrante a la familia. El foco de atención ya no está dirigido a él y Duke, por lo que van a tener que comenzar a lidiar con ello y entenderlo poco a poco El extravagante conejo “Snowball” sigue con sus andanzas de salvar el mundo y en la comunidad “mascotil” ya es popular, así que recibe varias alertas de la misma para salvar a aquellos que se encuentran en problemas pero, al mismo tiempo, debido a su extravagante personalidad, crea otros sin querer. El entorno de Max es muy especial y nos van a deleitar con sus extraños pensamientos. Tanto los efectos especiales y doblajes (tanto castellano como original) son fieles a la temática. Vale destacar que hay varios comediantes en ello, por ejemplo Martín Campilongo interpreta la voz de Duke (en castellano) y Kevin Hart (en el original) a Snowball. En la segunda parte de “La vida secreta de tus mascotas”, dirigida por Chris Renaud, veremos mucho humor, al igual que en la anterior, complementado esta vez con nuevos personajes que enriquecen mucho la historia. Una película para aprovechar en familia con los chicos en este finde largo y luego en vacaciones de invierno.
Si la saga Toy Story, de Pixar, se ocupa de lo que hacen los juguetes cuando los humanos no los ven, Mascotas, de los estudios Illumination (Minions, Mi villano favorito), imagina lo del título: la vida secreta de las mascotas. Esta vez, a partir de lo que parece una debacle para los protagonistas, los perros Max y Duke, que es la llegada de un bebé a la casa. Pero a medida que el pequeño Liam crece, aumenta también el amor, y el cuidado del niño es prioridad de los dos animales, especialmente de Max. Con humor y ternura, los realizadores de esta secuela sacan provecho de ese material difícil para el cine de acción real pero soñado para el animado: niños y perros. Claro que serán otros animales los que ocupen el centro del escenario, de eso se trata. Vecinos del edificio, que incluyen el departamento de una abuela que convive con decenas de gatos. Un conejo que se toma en serio del disfraz de superhéroe que le pone su dueña niña. Las aventuras son dos, casi paralelas: lo que sucede cuando la familia se va a una granja a pasar unos días, y los perros urbanos descubren el temible y excitante mundo del campo. Allí reina un perro de pocas pulgas, Rooster, con la voz de Harrison Ford. Por otro lado, un pobre tigre encadenado al que un malvado dueño de un circo quiere transformar, a latigazos, en terrorífica bestia salvaje. En su liberación confluyen varios personajes y el largo tramo de acción final. Mascotas 2 es simpática y por momentos, muy divertida. Y aunque el disparate argumental se perciba, por momentos, demasiado desflecado, opción firme para convocar en vacaciones de invierno.
Los desórdenes de conducta de las mascotas que se popularizaron con el reality “El encantador de perros” ahora son el leit motiv del filme animado “La vida secreta de tus mascotas 2”. El hámster que da vueltas infinitas en su rueda hacia ningún lugar, el gato que le lleva palomas muertas a su dueña a la que “nada le es suficiente” o el perro que se pone ansioso cuando se va su dueña llegan al consultorio del Dr Francis donde tratarán sus obsesiones. El perrito protagonista, Max, debe superar los cambios en el hogar: su dueña Katie tiene un bebé y cambian las prioridades del hogar. La familia decide dejar Nueva York para instalarse en una granja, donde las mascotas descubrirán un nuevo mundo. Otros de los personajes entrañables de esta saga que reaparecen son las gatas Gidget y Chloe y el conejo Snowball. Ellos vivirán aventuras que despiertan la risa y la ternura de los más chicos, y de los adultos también. El filme dirigido por Chris Renaud, responsable de las dos primeras entregas de “Mi villano favorito” logra cautivar al espectador con sus aventuras, las imágenes coloridas y los diálogos repletos de ternura e inocencia.
En esta oportunidad, su protagonista, el perro Max (voz original de Patton Oswalt), ultra domesticado, mimado, que le gusta llamar la atención y ama a su dueña, vive nuevas experiencias a partir de la llegada de un nuevo integrante a la familia, nace Liam (Henry Lynch). Después lo llevan por primera vez al veterinario y emprende un viaje al campo junto a Duke (Eric Stonestreet en inglés. La voz en español se la da Martín Mariano «Campi» Campilongo), pero previamente le deja encargado a su vecina, Gidget (Jenny Slate), una perrita, delicada, enérgica, tierna y que esta perdidamente enamorada de Max, que debe cuidar su juguete abejita. Pero irán surgiendo una serie de situaciones complicadas; por un lado Gidget pierde el juguete de Max, que cae en la casa de una anciana que vive con muchos gatos; debe ayudarla la gata Chloe (Lake Bell). Por otra parte el conejo Snowball (Kevin Hart) personaje que te hará reír a carcajadas y la perrita Daisy (Tiffany Haddish), intentarán salvar a un tierno felino de los maltratos de su dueño Sergei (Nick Kroll) que vive en un circo ambulante custodiado por unos lobos feroces y pasarán por momentos muy complicados. Mientras Max y Duke no la pasan muy bien en la granja, allí los animales duermen afuera. Max en ese lugar se relaciona con un Perro Pastor Galés Rooster (voz original de Harrison Ford, «Indiana Jones y la última cruzada», próximamente», Indiana Jones 5″ en el 2021) robusto, imponente, elegante que manda, trabaja ordena todo y se relacionan. Como verán su desarrollo es mas coral, las historias se dividen cada una de ellas con nuevas aventuras, distintos episodios, ingresan otros personajes, hay picardía, emoción, una estupenda animación, mucho color, una buena banda sonora, tiene varios guiños y referencias de otras películas, incluye varios mensajes, es muy liviana, sin sorpresas, ni giros en la trama pero cumple con la propuesta de divertir y entretener. Cuando finalice toda la acción no te muevas de tu butaca porque hay escenas post créditos.
Tres años después de la película original, nos volvemos a encontrar con el perro Max y sus amigos. Ellos no son muy fanáticos de los niños, pero todo cambia cuando Katie queda embarazada y nace el pequeño Liam. Max se ve invadido por el bebé, desplazado, sentirá que su casa ya no es segura. Eso se modifica cuando Liam llega a los cuatro años y se hacen amigos inseparables. Ahí crece el mayor temor de ambos: el primer día de clases en el preescolar. Antes de ese cambio en la vida de los dos, podrán tener una última convivencia extendida yéndose de vacaciones al campo.
La vida secreta de tus mascotas 2 es la continuación directa de la película estrenada en 2016, también producida por el estudio de animación Illumination, y sigue las aventuras de los perros Max y Duke a partir de cuando Katie, dueña de ambos, se casa y tiene un hijo llamado Liam.
La secuela del film de 2016 equilibra la falta de una idea original con cientos de gags, mucha ternura y una animación increíble Es realmente una alegría que, tras la compra de Fox por parte de Disney, todavía queden estudios de animación capaces de darle batalla al gigante del entretenimiento y uno de ellos es Illumination Studios, que en la última década ha dado algunos de los mejores exponentes del género. Con ejemplos tan latentes como Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010) y los Minions (2015), la otra gran historia que ha presentado el productor y director Chris Renaud es la de La Vida Secreta de tus Mascotas (The Secret Life of Pets, 2016), que en su momento fue calificada como una “Toy Story con perros” pero fue mucho más allá en el desarrollo de sus personajes, y dejó muchos personajes que los chicos todavía recuerdan. En este caso, y como era cantado, Renaud retoma las andanzas de Max, Duke y el intrépido conejo Snowball para contar una historia bastante coral, en la que hay tres hilos narrativos. Por un lado, Max y Duke viajan al campo junto a su ama Katie, su esposo (sí, se casó) y su hijo, por el que el “perro enano” ha desarrollado un inmenso afecto, al punto de que sufre del estrés de tener que cuidarlo de todo lo que lo rodea. En la granja donde van a parar, conocen a Gallardo, un perro que les enseñará que la vida sigue su curso a pesar de las preocupaciones. Por su viaje, Max le deja a cargo su juguete a su querida Gidget, que pierde y debe recatarlo de un departamento lleno de gatos, en tanto que Snowball –que fue adoptado al final de la primera entrega- encara el rescate de un cachorro de tigre blanco llamado Hu, a instancias de una pequinesa llamada Daisy. El hombre que lo tiene cautivo es el dueño de un circo que lo trata con crueldad y que, como no podía ser de otra manera, es ruso (dicho esto con sarcasmo, claro está).
AVENTURAS INTERCALADAS La vida secreta de las mascotas 2 comienza como su antecesora. Una vista aérea de la ciudad, los colores verdes, anaranjados y ocres de las copas de los árboles, los rayos de sol, el mundo en movimiento y la fuerte sensación de Max de que la vida no puede ser más perfecta. Hasta que alguien irrumpe en la maravillosa rutina. Antes fue el arribo de Duke y la rivalidad entre ambos por la atención de Katie; ahora es la llegada de Liam, hijo de ella y su esposo después de lo que parece una feliz convivencia entre los cuatro. Allí radica la gran diferencia de ambos filmes. Mientras que en el del 2016 se centra en la pelea de los perros sostenida por los grupos diversos de mascotas del vecindario y aquellos que buscan vengarse de los humanos con un despliegue de los dueños en segundo plano, la entrega actual propone una estructura tripartita sin protagonistas exclusivos, más presencia humana y con un funcionamiento paralelo hasta que se amalgaman al final. El inicio de cada relato pone en entredicho a los animales con los espacios, donde participan personajes nuevos, algunos de ellos sólo funcionales a dicho fragmento, en un sistema de cajas chinas hacia un desenlace unificador en sintonía con la apuesta pasada: la escapada de la familia a la granja, la primera aventura de Snowball como superhéroe para salvar a un cachorro de tigre blanco del dueño de un circo y la recuperación del juguete favorito de Max a cargo de Gidget y Chloe. Si la primera postulaba un incidente que rompía con la vida hogareña así como el amor incondicional entre mascotas y dueños, el último trabajo de Chris Renaud apela por el instinto primigenio que asoma en instancias extremas y las más diversas manifestaciones de lo salvaje, a pesar de la domesticación. Cada una de las narrativas busca ahondar, aunque no sea con mucha profundidad, en características puntuales como la supervivencia y el coraje en ambientes adversos, el rescate del maltrato o la búsqueda de la pertenencia. Tal vez, los ensayos de la perra blanca para adquirir los rasgos más sobresalientes de los gatos sea una de las escenas más interesantes de toda la película, donde salen a relucir las diferencias entre las especies como la fascinación por las pelotas o puntos de luz, las caídas en cuatro patas o los movimientos por los espacios. Por el contrario, los otros dos, sobre todo, la aventura de Snowball y Daisy repiten esquemas conocidos y elaborados previamente. Esta segunda parte resulta mucho más correcta, menos cómica y, por momentos, monótona hasta el punto de convertir a los personajes ya conocidos en estereotipos exagerados de sí mismos, mientras que los nuevos se limitan a cumplir roles en sus respectivos fragmentos o a interactuar, de manera débil, con el conjunto. Gallardo le enseña a Max a afrontar los recurrentes miedos en pos de experimentar el contacto con la naturaleza, la libertad y el quiebre con la rutina urbana; el conejo que en la primera era sanguinario, acá se atemoriza al enfrentarse con lobos y un mono pero después se jacta del trabajo en conjunto con la perrita o Chloe que despierta con violencia a la dueña hasta vomitarle una bola de pelos. Una secuela que busca jugar con la forma, con la temporalidad y el pasaje entre historias pero que carece de chispa desde la individuación, el nexo entre los personajes y el desarrollo de cada aventura en particular. Un combo que se lanza hacia los instintos más arraigados pero que parece olvidarlos en el producto final. Por Brenda Caletti @117Brenn