Una propuesta en la que cada secuencia sangrienta o de terror es mucho más interesante que cada uno de los momentos con diálogos y explicaciones, y que, en especial, desarrolla algunos buenos minutos para asustarse. Una buena cinta, pese a que la calidad de sus relatos varía, y a que la historia central con rapidez pasa a segundo plano.
Raros VHS’s A primeras no pude definir cuán buena me pareció V/H/S. Me había gustado pero no me generó el mismo entusiasmo inmediato que The Cabin in the Woods. Con esto no quiero hacer comparaciones, porque si bien ambas tienen un componente metalinguistico bastante marcado, The Cabin… cuenta con una estructura narrativa y una puesta en escena bien mainstream (de lo que se jacta y sobre lo que discurre), dirigida por Drew Goddard, un debutante en el cine pero con una considerable experiencia como guionista y productor de series exitosas como Buffy, La Cazavampiros y Lost, y con la presencia de uno de los nuevos chicos lindos de Hollywood, Chris Hemsworth.
Antología del tedio Estamos ante otra de esas típicas oportunidades de hacer algo valioso que lamentablemente quedan en punto muerto, léase ofrecer una colección de historias singulares unificadas bajo el concepto un tanto remanido del “found footage”. Lo que podría haber sido una interesante reformulación de un subgénero muy querido dentro del horror como el de las antologías, pensemos en las extraordinarias Creepshow (1982) y Trick ‘r Treat (2007), termina convirtiéndose en un proyecto fallido que no cumple con su cometido y para colmo deambula perdido por una infinidad de lugares comunes del mainstream contemporáneo...
Se trata de un nuevo tipo de terror contado desde la perspectiva de varios cineastas de género. El subgénero de películas de terror conocidas como "found footage", concebidas con "cámara en mano" y bajo presupuesto dieron buenos resultados en las boleterías de todo el mundo, desde El proyecto Blair Witch y la más actual saga de Actividad paranormal, por nombrar sólo algunos ejemplos que invadieron las salas en los últimos años. En Las crónicas del miedo (V/H/S) seis relatos cortos integran el largometraje dirigido por varios cineastas. Desde el comienzo uno tiene la sensación de haber visto esto antes, pero se presta al juego de esta nueva incursión en el género. El denominador común que impulsa estas historias es la acumulación de personajes extremadamente tontos o insoportables, comportándose como tales, hasta que les llega el turno de enfrentar lo desconocido o monstruoso. Al cansancio que producen en el espectador los diálogos y el vértigo de la cámara en mano, presentes en todos los cortos, se suman detalles macabros y tripas que no ayudan en nada para crear la atmósfera que requiere este tipo de relatos. Y las historias se van hilvanando a partir de la llegada de unos muchachos a una casona en la que encuentran un cadáver, televisores encendidos y viejas cintas VHS, que dan pie a cada uno de los cuentos que desfilan por la pantalla. De este modo se van articulando Amateur night, de David Bruckner, sobre una "fiesta" en una habitación de hotel que termina en un charco de sangre y colmillos; Second Honeymoon, de West Ti, quizas el más flojo de todos; Tuesday The 17th, de Glenn McQuaid, sobre un asesino que siembra el terror en el bosque, con algunos momentos interesantes desde lo visual que rápidamente se ven opacados por la resolución; The Sick thing that happened to Emily when she was younger, de Joe Swanberg, sobre una cámara de internet que registra presencias paranormales y el colectivo Radio Silence, sobre una casa embrujada donde un extraño rito se lleva a cabo en el altillo. Miradas diferentes plasmadas con estilo similares y donde la progresión que necesita cada historia es interrumpida por la que sigue. Según la promoción, cada extraño video es más inexplicable que el anterior. Son cinco (o seis si se cuenta uno que funciona como columna vertebral) relatos en uno pero el mayor problema de este extenso film de casi dos horas es que cansa, no sorprende y comete el peor de los pecados: no se puede adelantar.
V/H/S Videoaficionado Hasta Siempre Un titular que funciona como paratexto rara vez resume el contenido absoluto de alguna obra y se corresponde de tal manera con el visionado general que cualquier palabra sobra. Este es el caso de uno pero asimismo nos adentraremos en cuestiones más bien cuestionables de la pieza que nos convoca. Nos detenemos sobre el parafraseo de la argentina Victor Hasta Siempre y damos cuenta que en primer lugar veremos aficionados armados de cámaras y en segundo, que no queremos volver a verlos, escucharlos o bien sentir su ingrata presencia en la escena del séptimo arte...
Play, muerte y tedio En la línea de falso documental y explotando el recurso de la antología, o la estructura episódica, para diversificar la propuesta y experimentar con distintos tópicos y estilos del género, Las crónicas del miedo (VHS) entrelaza cinco cortometrajes a cargo de directores familiarizados con el cine de horror y con distintos estilos, que se unen a partir de un relato donde una banda de ladrones que se dedica a filmar sus ataques o atracos para luego venderlos a un cliente es contratada para robar una cinta de video en una casa. Llegados allí, se encuentran con muchos videos y un muerto que los protege. En base a la curiosidad y el morbo, con la clara complicidad del propio espectador, los protagonistas se disponen a echarle un vistazo a cada una de las cintas para encontrarse con filmaciones caseras espeluznantes, en las que no faltará truculencia, sangre, vísceras, y algún que otro elemento sobrenatural para que el menú del terror esté completamente servido. Igual que sucede con los proyectos colectivos, este film no excede a la regla de la irregularidad y puede medirse con la vara a partir de la originalidad o no de las historias más que de cómo está planteado en la puesta en escena el mecanismo para asustar o perturbar. Tampoco puede dejarse de lado que como ocurre con el estilo del falso documental, una cantidad de situaciones cotidianas o escenas intrascendentes como por ejemplo el trillado personaje que cuenta a cámara banalidades o emite comentarios huecos, abundan y no aportan absolutamente nada más allá que la preparación para que se desate la pesadilla en el momento menos pensado. Eso ocurre tanto en la primera historia Amateur Night, de David Bruckner, relectura sobre vampirismo que tiene la virtud de mantener durante su desarrollo la ambigüedad para encontrar un giro inesperado que involucra a un grupo de amigos con intenciones de llevarse a dos chicas de un boliche engañadas para drogarlas y filmar una película pornográfica amateur, pero que no se esperan que sus planes sufran algunas complicaciones con una de ellas. El segundo cuento o relato no merece siquiera comentario, simplemente resaltar que es el peor de todos y el que menos se esmera por sorprender o aportar alguna idea creativa. Eso sí sucede precisamente en el homenaje a los psychokillers en el corto Tuesday the 17th, de Glenn McQuaid, que apela a la interesante interferencia en la propia película para dar entidad al asesino enmascarado y violento que acaba con un grupo de adolescentes en un bosque. El cuarto relato The Strange Thing That Happened to Emily When She Was Younger, de Joe Swanberg, es quizás el más perturbador en cuanto a la idea en sí pero que se estanca al enfatizar el elemento de la presencia fantasmal en un departamento cuando en realidad daba para mucho más. Pero el plato fuerte y verdaderamente horrorífico se sirve en bandeja de plata con 10/31/98, de Radio Silence. Aquí, con pocos recursos y explotando los interiores de una casa grande en la que un grupo decide festejar Halloween y se encuentra que el ático es en realidad un lugar para realizar rituales satánicos, liberan a los demonios y posesos con escenas realmente aterradoras e ingeniosas desde la puesta en escena, y con el pulso justo en el manejo frenético de la cámara y de la tensión dramática, así como de efectos visuales rudimentarios pero de gran eficacia y funcionalidad al relato. En suma, Las crónicas del miedo procura condensar varias películas y homenajes en un solo producto exploitation que seguramente será bien recibido por fanáticos del género, respetado por nostálgicos y vapuleado por aquellos con ansias de más.
Nada nuevo en el horizonte En Las crónicas del miedo (VHS, 2012) un grupo de realizadores del género dan rienda suelta a su creatividad y entregan una seguidilla de historias a través de la técnica found footage. Tape 56 es la historia que engloba a todas las demás y el hilo conductor de esta cinta que no hace ningún aporte a un género ha perdido su rumbo con el abuso del found footage. Un grupo de jóvenes se dedica a realizar todo tipo de fechorías y filmarlas con una cámara. Cuando vayan a una casa con la misión de encontrar un misterioso VHS se toparán con cintas que revelarán inquietantes y terroríficas situaciones. En Amateur Night, dirigida por David Bruckner, un joven utiliza unos anteojos estilo espía que contienen una cámara en el marco con el único objetivo de filmar un encuentro sexual. Lo que parecía una travesura termina por convertirse en una experiencia con un ser sobrenatural. Esta historia es tal vez la mejor lograda por la actuación de la protagonista y por la tensión que logra mantener el director de The Signal (2007). Dirigida por Ti West, Second Honeymoon sigue a una pareja en un viaje por Estados Unidos. Por las noches, un individuo irrumpirá en su habitación y filmará mientras roba unos dólares. A primera vista pareciera un argumento chato y sin ambiciones pero el final guardará una sorpresa no muy agradable para el protagonista masculino. En Tuesday the 17th, Glenn McQuaid seguirá a un grupo de cuatro chicos hasta un desolado lago en el que un grupo de jóvenes ha sido víctima de un sanguinario asesino que parece poseer poderes sobrenaturales. Este es el relato menos atractivo en cuanto al argumento pero el más gore. Las secuencias de violencia dejarán satisfechos a los amantes del género. En The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger (algo así como “La extraña cosa que le pasó a Emily cuando era más joven”) se presenta una historia que transcurrirá ante nosotros como un video chat entre una pareja. Segmento a cargo de Joe Swanberg que mantiene una línea argumental hasta el final y que, sin dar demasiadas explicaciones, entrega un relato interesante y muy bien filmado con pocos recursos. Por último, 10/31/98, dirigida por el grupo de realizadores llamado Radio Silence (Matt Bettinelli-Olpin, Justin Martinez, Tyler Gillett y Chad Villella), presenta una historia sobre una casa embrujada. Es Halloween y cuatro chicos se dirigen a una fiesta. Cuando llegan a la casa la encuentran vacía pero escuchan extraños ruidos que provienen del ático. Allí encuentran a un grupo de hombres que mantiene cautiva a una mujer y en un rapto de heroísmo deciden rescatarla pero, para sorpresa de ellos, los espera un fatídico final. Relato contado hasta el cansancio pero jamás con esta técnica que no hizo ningún aporte a este sub género. En conclusión, Las crónicas del miedo adopta la técnica del found footage instaurada por El proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) que en algunos pasajes de las historias puede resultar interesante pero con el correr del metraje se hace tediosa. Y, si bien puede resultar atractivo desde el punto de vista del marketing, el uso de extractos de antiguas y obsoletas cintas de VHS deja la sensación de que si estos mismos realizadores hubieran filmado de forma tradicional habrían entregado capítulos más prolijos e imágenes más limpias cuyo resultado sería más satisfactorio.
Videodrome Las Crónicas del Miedo (V/H/S, 2012) es un film colectivo, de esos que agrupan directores e historias sin una vinculación directa, que utiliza un relato de plataforma para contar otras historias. La reciente Chillerama (2011), para citar un ejemplo, también funcionaba en ese estilo, utilizaba la última proyección en un autocine para bifurcarse hacía las historias que allí se veían. Un recurso utilizado bastante en el género de terror el de agrupar historias, Los Ojos del Gato (1985), Creepshow (1982) o la mítica Black Sabbath (1963) así lo ratifican. Las Crónicas del Miedo utiliza como relato-autopista, y disparador de las demás historias, a un grupo de jóvenes al que se les encarga ir buscar una cinta V.H.S. a una casa abandonada, cuando lleguen allí, no podrán evitar ver algunas de la inmensa cantidad de cintas de video que encuentran. Estos son los videos que nosotros como espectadores, observaremos. Una excusa sin demasiadas pretensiones para juntar una pila de found footage. La primera historia es la de unos chicos que encajan en la visión estándar de jóvenes-descerebrados-de-fraternidad que salen a "conquistar" mujeres (si acaso es eso lo que intentan hacer). Uno reconoce a los personajes en pocas pinceladas y también los desprecia, el estallido sangriento con el que nos van a sorprender sirve para subir la adrenalina. Punto a favor. El segundo es dirigido por Ti West (Inkeepers, House of the Devil), el más experimentado del grupo de directores, y cuenta el viaje de una pareja en busca de recuperar la pasión olvidada. Corta con su cámara austera el ritmo que la película venía alimentando, brinda tensión pero para cuando llegamos al impacto del final (que presenta la suma de todos los miedos masculinos) el aburrimiento ya ocupó demasiado espacio.¿Punto en contra? La tercera es la de un grupo de amigos que van de campamento y se encuentran con un Jason Voorhees (Viernes 13) borroso e imparable. Floja, y a mi gusto, el punto más bajo de la película. Puro cuchillazo que funciona solo si uno es adicto al slasher. Punto en contra. La cuarta es una comunicación entre un hombre y una mujer a través de sus notebooks. Una de fantasmas con un interesante fuera de campo, gana en la sensación de desamparo que intenta (y logra) transmitir. Punto a favor. El último es la de uno grupo de chicos que llegan a la casa equivocada para una fiesta de disfraces, vertiginosa y de acertados efectos visuales, logra dejar una buena sensación final. Obviamente el recurso utilizado en la película del found footage (metraje encontrado) ya no resulta para nada original, bastante agotados están nuestros ojos de ver videos borrosos, cámaras descontroladas y un minimalismo inconsistente como excusa para ahorrar presupuesto, la idea (que pocos logran) es la de asustar barato. En este caso la utilización del found footage es pertinente. Desde hace bastante el terror se utilizó para crear temor de ciertas libertades, en los tiempos modernos el dictado de moralidad dice que sexo y/o drogas = muerte. Hoy Las Crónicas del Miedo señala un tema vigente como es el de la intrusión en lo privado, aquí se castiga la trasgresión del espacio personal: un video intimo, irrumpir en una casa o filmar el cuerpo que no desea ser visto (o no debería ser mostrado). Estos excesos serán causantes de padecimiento o muerte, aquel que registre lo que desea mantenerse oculto no terminará de manera grata. El otro tema interesante de la cinta es el lugar que se les otorga a la mujer y al hombre. Históricamente las culturas y religiones no dieron un papel demasiado positivo a la mujer, muchas veces acusándola de ser origen del mal o a ser permeables al mismo. Así tuvimos fantasmas, brujas y exorcismos para tirar al techo. Este tópico es central en el film, en todas sus historias la mujer será depositaria del mal o su personificación. Ojo, también le hace lugar al hombre moderno, arrogante, vacuo y vulgar, presentados (como mínimo) con escasa lucidez en sus actos, y finalmente, el film realiza un ácido acierto en la lectura del ilusorio amor web, y en la exposición de esos que se jactan de ser "buenos tipos" pero que resultan ser los más cínicos de todos.
Cuando nos referimos a las antologías de terror en el cine viene al recuerdo una época gloriosa, entre los años ´60 y ´70 donde productoras inglesas como Hammer y Amicus brindaron filmes memorables que hoy son clásicos emblemáticos del género. Amicus, especialmente, fue una compañía que hizo joyas como Tales from the Cript y The House that Dripped Blood que en pleno 2013 no perdieron vigencia y siguen siendo exponentes maravillosos del horror en la pantalla grande. Películas que contaban con actores de primer nivel como Christopher Lee, Peter Cushing y guiones de Robert Bloch (el creador de Psicosis). ¿Qué le paso al género de terror que hoy tocó fondo con tanta mediocridad? Las crónicas del miedo es una de las peores películas realizadas en la última década. Es más que desastrosa, es insoportable. Amo las antologías porque tenés la posibilidad de ver varios filmes en una misma producción pero esto que hicieron con esta propuesta es indefendible. Es una lástima porque el concepto de la película me parecía interesante. Seis historias de terror desarrolladas dentro del subgénero de filmaciones encontradas que abordaban varios tópicos clásicos del terror. El grave problema que tiene este film es que sus realizadores invirtieron los roles de los personajes. Es decir, cuando en un cuento de horror vos tenés vampiros, asesinos seriales, demonios y fantasmas y los hechos siniestros que cometen estos personajes son un acto de justicia que el espectador celebra, algo está mal. Hace mucho tiempo que no veía un film que reuniera la cantidad de rengos mentales que presentaron en estas historias. Los personajes son muy irritantes y actúan como retrasados mentales que se alteran con ver una teta o siempre están gritando totalmente pasados de droga. Cuando los matan, la verdad que es un alivio. El monstruo vampiro del primero relato para mi resultó un justiciero. Por otra parte, las mujeres en todas las historias son retratadas como idiotas, psicópatas o seres diabólicos. Vaya uno saber que problema tendrán en la vida los muchachos que escribieron esto pero es raro el perfil que le dieron a los personajes femeninos. Después la obsesión adolescente que tienen con el sexo y la manera en que se comportan todos estos idiotas que interpretan los relatos es patético. Lo mejor que pudieron conseguir los guionistas es crear personajes que se la pasan repitiendo “Fuck” y “Dude” y que no generan ningún tipo de empatía frente a los horrores que viven. Por eso cuando los matan es un alivio porque al fin se terminó la historia. Llama la atención que un film mediocre de esta magnitud tuviera críticas positivas en Estados Unidos. Es claro que los críticos de Rolling Stone (publicación en decadencia si la hay) miran un estreno de terror cada 20 años ya que de otro modo son incomprensibles los elogios que brindaron. Por otra parte las historias tienen problemas graves de narración donde tardan en desarrollar las tramas con escenas y diálogos intrascendentes que saturan por el alto contenido de tedio. Las crónicas del miedo es un bodrio de proporciones épicas con la que no vale la pena perder el tiempo.
VideoComentario (ver link).
La gente ya está cansada del formato metraje encontrado. Ya hace más de diez años que The Blair Witch Project revolucionó al género, y a partir de ese momento hubo una inundación de títulos que opacaron el formato, mientras que de vez en cuando hay excepciones. V/H/S intenta entonces agitar un poco las cosas al añadirle el pequeño giro al subgénero, el look de antología, que hace rato se perdió en el horror. ¿Logra su cometido? Por momentos si, por momentos no, siendo que algunas historias resultan y otras no tanto... El concepto principal, generado por el editor de la página de horror Bloody-Disgusting Brad Miska, tiene como centro a una banda de desadaptados sociales que disfruta de grabar todas sus fechorías; dicha banda se meterá ilegalmente en una turbia casa para recuperar un casete VHS a cambio de dinero de parte de un aún más misterios benefactor. En esta línea narrativa se podrán encontrar embebidos el resto de las historias, una más dispareja que la otra con resultados tan ambiguos como interesantes. La primera historia es simplemente la mejor de todas e involucra a un grupo de amigos cuya noche de ligue se torna increíblemente siniestra. Equipado uno de ellos con una cámera en sus anteojos, los chicos llevan a un par de chicas a un motel de mala muerte para grabarse teniendo sexo, pero no contaban que una de ellas, la rara, tiene un oscuro secreto. Lo que sigue es una intensa revelación que no escatima en sangre y violencia para culminar en un final estrepitoso y terriblemente escalofriante. ¿Lo peor? Que sea la primera y deje el listón demasiado alto para que el resto de las historias le pueda hacer sombra. Después de eso tenemos la aburrida historia de Ti West, un director que supo ganarse un nombre con las geniales House of the Devil y The Innkeepers y que acá falla en presentar una historia interesante en la segunda luna de miel de una pareja perseguidos por una figura desconocida que augura lo peor. Incluso su revelación final no sorprende ni genera expectativa. La historia que le sigue también hace aguas al presentar a un grupo de cinco adolescentes perseguidos en un bosque por un asesino. ¿El giro? Dicho maniático sólo puede verse a través de una cámara. Tan interesante como puede sonar, el ingenio se queda en buenas intenciones en otra dedepción más del montón. Por suerte las cosas remontan con el segmento de Joe Swanberg y su parejita de amantes que chatean vía cámara web; en dichas sesiones, ella, revela que hay algo en su cas y ciertas apariciones indeseadas hacen acto de presencia durante la noche. Revelar más sería arruinar los mejores momentos que presenta el segmento, cuyo final es lisérgico por no encontrar otro calificativo más indicado. Por último, el cierre es un gran homenaje a aquellas películas de horror malas de los '80 ( de hecho, el año en el segmento es 1998), en donde un grupo de amigos en Halloween se dirige a una fiesta en una casa que luego encuentran (aparentemente) abandonada. El colectivo general es una montaña rusa, con resultados disparejos pero que generan ideas interesantes e historias de calidad difusa. Con una duración de casi dos horas, V/H/S promete regrear próximamente con una secuela que, por los primeros comentarios, ha mejorado los errores de esta primera entrega que, con lo que debe haber costado, promete iniciar una longeva saga de pequeños bocados de horror.
La aceleración de la combinatoria de los componentes del cine de terror de los últimos años puede dar lugar a explosiones como ésta, que se presenta localmente con el título de Las crónicas del miedo . En el original se llama V/H/S , un lindo título. No se puede decir lo mismo de Las crónicas del miedo . Vamos por partes, ya que V/H/S es una de esas películas de episodios. Esto es un proyecto colectivo, varios directores, varios guionistas, varias historias que intentan aglutinarse mediante un episodio marco, que es el más flojo de todos -el de unos vándalos que por encargo van a buscar un VHS- y que se termina desintegrando ante los otros, que no se interrumpen. Hay, además, recursos en común ¡Las imágenes corresponden a la cámara que maneja un personaje! ¡Cámara subjetiva! ¡Mucha cámara en mano! Es decir, los modos de mucho cine contemporáneo, especialmente del terror. Pero atención, V/H/S lleva todo esto al límite, y los límites entrañan riesgos. A veces se gana, como en la primera de las historias que se completan, "Amateur Night" (o sea "Noche amateur", pero le podrían haber puesto "Noche del miedo"), que mantiene la lógica del punto de vista y la integra con los personajes y las situaciones. Y plantea una intriga consistente y que se vuelve feroz. A veces se pierde, como en la inutilidad y arbitrariedad del viaje de la pareja del corto "Second Honeymoon" (es decir "Segunda luna de miel"; acá le podrían haber puesto "Segunda luna de miedo"), o en el fallido intento de hacer un revival de asesino slayer , como los de Martes 13 y similares (éste es "Tuesday the 17th", o sea "Martes 17? de miedo", ¡bu!), ¿una vuelta de tuerca en forma de asesino-problema de tracking ? Um, sí, lo del VHS. En ese sentido, qué raro es ver, supuestamente en VHS, una grabación de una conversación en Skype en el bien narrado corto "The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger" (o sea "La cosa jodida que le pasó a Emily cuando era más joven", el título es tan largo que le podrían haber agregado "miedo" en cualquier lado) que tiene potencia de largometraje y mayor estabilidad visual que todos lo demás, y hasta logra generar suspenso. Eso sí, se queda con ganas de mayor explicación. Explicación no tiene el último corto ("10/31/98", fecha que acá hay que entender como 31/10, o sea Halloween, que es una fecha "de miedo"), pero todos sabemos las reglas de las casas embrujadas, aunque la cámara subjetiva no viene muy al caso. Tal vez al llegar a ese segmento ya estábamos cansados de tanto movimiento del cuadro, de tanto montaje agresivo y flashero, de tanta violencia y tripas y sangre y de tanto personaje con baja actividad neuronal. De todos modos, en esta explosión de terror -con alto riesgo de implosión- hay algunas ideas bien plasmadas que generan miedo y no hay miedo al desnudo. Y algunos de estos directores tienen otras películas que vale la pena buscar dentro del terror independiente. El vaso medio lleno (de sangre) o medio vacío.
No es novedad que el terror es uno de los géneros más encasillados que podemos encontrar. Un cine que se mueve a fuerza de modas, fórmulas probadas, repeticiones, y lo que podríamos llamar clichés o lugares comunes. Sin embargo, es uno de los géneros que más adeptos tiene, y es indiscutible que un buen susto dentro de la oscuridad de la sala es impagable. Las crónicas del miedo intenta “atrapar” a la taquilla desde varios ángulos, primero se enmarca en la nueva moda del found footage, los “videos caseros” encontrados y que supuestamente le otorgan más realismo a lo que estamos viendo. Segundo, se muestra como un film extremo, repleto de violencia gráfica y sobreexpuesta, lo cual supuestamente lo haría más aterrador. Tercero, intenta captar a un público cada vez más creciente, aquellos jóvenes de los ’90 que crecieron dentro de un videoclub y admiran toda una subcultura referida a los videocasetes, esto supuestamente la convertiría en una suerte de homenaje a aquellos años y los memoriosos y nostálgicos lo celebraríamos. Fíjese el lector que repetidamente usé la palabra “supuestamente”, y al final de la experiencia sentís que "Las crónicas del miedo", no es ni realista, ni aterradora, ni mucho menos celebratoria del formato de VHS. Estamos frente a un film que podría definirse como episódico, seis directores distintos se encargaron de seis “cortos” de temática diferente; pero no es capitular al modo de Creepshow o Body Baggs, los segmentos se irán entremezclando y uno Tape 56, servirá de unión para el resto. Veamos, hay una banda de delincuentes menores que se dedican a romper cosas, a estos les es encargado dirigirse a una casa a robar una cinta de VHS sin ninguna otra indicación; cuando llegan, el dueño de casa murió frente al televisor, y hay unas cuantas de esas cintas que uno de ellos se sienta a ver, cada una de ellas serán las cinco historias restantes. 1- un grupo de amigos se llevan dos chicas a un hotel y una de ellas (con un notable parecido a RoseMcGowan antes de las cirugías) resulta no ser lo que parece. 2- Otro grupo de amigos se internan en un bosque en donde una de sus integrantes asegura que años atrás ocurrió una horrible masacre. 3- Un matrimonio se va de viaje y en el hotel reciben una extraña visita. 4- Una pareja chatea y se dan aliento mutuo porque ella asegura ver fantasmas y tener algo dentro de su piel. 5- Un tercer grupo de amigos se adentra a una fiesta en lo que termina siendo una casa embrujada por un exorcismo fallido. Hay un séptimo video, o imágenes sueltas, de una pareja filmándose en la intimidad, pero no pareciera tener alguna conexión con el resto. El problema con "Las Crónicas..." es que confunde sus “intenciones” con los logros, el found footage le otorga la remanida experiencia de cámara en mano constante, pero al contrario de darle realismo provoca cierto riesgo de convulsiones, pareciera ser una maratón fílmica a 300 km por hora y por más que uno puede estar acostumbrado, resulta excesivo. Las imágenes explícitas, en su abundancia, solo logran desacomodar al espectador y desorientarlo, en ningún momento la construcción del "miedo fílmico" (por decirlo de alguna manera) se vuelve tangible. El constante movimiento y griterío ayuda muy poco a esto; quienes filman con esta técnica ya deberían saber que un buen silencio da mucho más miedo que gente que habla a los gritos durante 116 minutos. Por último, la excusa del VHS (su título original alude al formato de moda en los 80`) parece un artilugio, no se entiende por qué no son videos copiados en un DVD o subidos online, porque daría exactamente lo mismo; solamente el segmento del bosque hace una pequeña referencia para entendidos sobre una falla típica de los cassettes. A su favor, quienes son fans del género y están ávidos por vivir experiencias fuertes, pueden sentirse a gusto con él. Si bien para este cronista se podría repensar la manera de construir climas, lo cierto es que hay público para este tipo de productos y hasta puede disfrutarlo. De ahí que si este es su plato favorito, quizás "V/H/S" tenga algo que ofrecerles. La sensación de un fallido, de algo que aparentaba ser una cosa y terminó siendo otra totalmente distinta invade al espectador con experiencia y años y no lo suelta. Una lástima, los amantes del videoclub deberemos quedarnos con esa joya subvalorada de Be Kind Rewind.
MÍRENME, SOY UN ENGENDRO Al doctor Frankenstein le salió más o menos bien: junto unos cuantos trozos de cadáveres y se armó un monstruo… que se reveló y le hizo la vida imposible, pero ese es otro tema. El monstruo caminaba, hablaba y hasta quería una novia. En fin, funcionaba. No pasa lo mismo con LAS CRÓNICAS DEL MIEDO (VHS, 2012), un film que es un rejunte de cortos de terror, todos pertenecientes al subgénero de “cámara en mano” o “filmación encontrada”, en el que los pedazos no logran darle forma a algo sólido sino, por el contrario, a un engendro mediocre. Las piezas no están bien pegadas o cosidas: no hay sentido de unión, de cohesión. La película es más bien un amasijo, una especie de zapping de horrores sangrientos: pasamos de una historia a otra sin una justificación verdaderamente válida. Además de eso, las historias no logran sorprender ni asustar, a pesar de algunos breves fogonazos de buen cine de terror. Hay una historia principal que reúne a esta antología de cortos: unos amigos bobinas, mezcla de vándalos, mercenarios y voyeurs, son contratados para recuperar una misteriosa cinta de video de una casa. Al llegar allí, y mientras lo filman todo, encuentran un cadáver y una gran colección de grabaciones en VHS. Para encontrar lo que buscan, tendrán que colocar los casettes en la video y apretar play. Entonces, se convertirán en los espectadores de una serie de historias con vampiros, asesinos y otras criaturas sobrenaturales. Como diría el Doc Frankenstein, vayamos por partes: el primer segmento, AMATEUR NIGHT, relata la historia de un grupo de amigos que quieren filmar una porno con una cámara oculta en unos anteojos. Este es quizás el mejor modo de justificar el formato de “cámara en mano” (o “cámara en ojo”, para ser más exactos), pero la historia no explota recién hasta el final. Después viene SECOND HONEYMOON, que se centra en la relación de una pareja mientras viajan: es el corto que mejor genera climas e incluye una escena violentísima e inesperada, pero deja con ganas de ver más y contiene algunas lagunas en su argumento. El siguiente corto es TUESDAY THE 17TH, el –sin dudas– peor actuado de todos y con uno de los guiones más flojos, pero que utiliza un interesante recurso que juega con el aspecto del villano y el formato VHS: en este vemos a un grupo de amigos siendo acechados por un asesino en un bosque. Luego sigue THE SICK THING THAT HAPPENED TO EMILY WHEN SHE WAS YOUNGER. Para empezar, este está filmado como si fuera una grabación de un video-chat, lo que estúpidamente manda a la mierda todo la onda VHS que la película venía respetando hasta aquí. La historia es intrigante, pero la resolución termina siendo bastante pedorra y las actuaciones no son de lo mejor. Finalmente, tenemos 10/31/98, en el que otro grupo de amigos se pierden yendo a una fiesta de Halloween y terminan en una casa diabólica: el guión es simple pero efectivo, la puesta en escena (notoriamente amateur) deja bastante que desear y los efectos zafan, pero se echa en falta más terror. En fin, LAS CRÓNICAS DEL MIEDO resulta ser una experiencia interesante pero fallida, que al menos tiene el mérito de usar la idea de la antología para tratar de renovar el tan gastado formato de la “cámara en mano”. Lástima que no pase de un experimento.
Terror para fans no muy exigentes Los films de terror en episodios son todo un clásico del género, y esta película combina ese formato con el del "metraje encontrado", es decir la fórmula que hizo ricos a los productores de "El proyecto de la Bruja de Blair" y sus numerosos subproductos. Estas "Crónicas del miedo" se componen de una media docena de relatos que tienen en común el terror sobrenatural decididamente siniestro y fuertemente gore. También, por supuesto, la deficiencia técnica propia del formato, ya que todo se ve a través de unas misteriosas cintas VHS que miran unos gamberros que deben entrar a robar uno de estos casetes por encargo. Los protagonistas son tipos malos -ellos hacen sus propios videos destruyendo casas o molestando sexualmente mujeres- y por supuesto encuentran su merecido en la macabra casa en la que deben robar un VHS de contenido aún más macabro. Como ocurre en estos casos, las historias son desparejas, y tal vez demasiadas, provocando que el film sea más extenso de lo necesario, pero todas tienen algo que ofrecer al fan del cine de terror, e incluso hay un par de episodios realmente buenos. El mejor tiene que ver con unos nerds que piensan disfrutar de bonita noche de Halloweenn, y se meten en la fiesta equivocada. Es el único relato que se juega en cuanto a efectos especiales más elaborados que el simple cuchillazo en la cabeza. De esos hay muchos en varios de los otros relatos, empezando por uno de los más contundentes medio en homenaje a los slasher tipo "Martes 13", con una chica que lleva a varios amigos desprevenidos a pasear por un lago usándolos como carnada para un espantoso asesino del más allá. Hay uno muy divertido con una criatura de la noche a la que tratan de mezclar en una orgía con resultados realmente sangrientos, y uno que realmente da miedo relacionado con un chica acosada por fantasmas. Reconociendo que el recurso del "reality terror" con cámaras que se mueven inconsistentemente ya está resultando bastante cansador, este film tiene material de sobra para entretener a los fans del terror y el gore que no se pongan demasiado exigentes.
Para chicos que no se asustan Es un filme de terror con varias historias incluídas a la vieja usanza de las películas en episodios. El problema es que no hay nada nuevo bajo el sol, ni formal, ni temáticamente. Respecto de los argumentos, pasan por lo que ya todos conocen, casas embrujadas, canibalismo, aliens de distinto formato y color, posesiones satánicas y sombras que se menean. Hay predominio de violencia y de sexo, abuso de la cámara en mano, tufillo a la recordada "El proyecto Blair Witch", que hace más de trece años se disfrutara y se sufriera, gracias a los muy jóvenes directores Daniel Myrick y Eduardo Sanchez. CINEASTAS JOVENES En "Las crónicas del miedo" todo se repite, la mayoría de los seis episodios no tienen remate, algo que defina la historia, lo que parece inicialmente atractivo se desvirtúa en su desarrollo perdiendo la tensión. Ninguno de los directores -muy jóvenes-, se destaca demasiado y hay un grupo de cuatro chicos de Los Angeles, que constituyen un colectivo y se denominan Radio Silenciosa, autores de uno de los episodios. Mientras Joe Swanberg, luego de su experiencia en esta película formó su propia productora, con la que hace filmes de bajo presupuesto y utiliza actores sin experiencia. Si algunos títulos pueden destacarse, aunque no en su totalidad, son el episodio de "Emily cuando era joven" de Joe Swanberg, con el video chat como motivo principal o "Segunda luna de miel", con Kate Lynn Shell y una máscara algo temible, las que mejor se disfrutan. Le siguen "Amateur night" de David Brückner y "10/31/98" del grupo Radio Silenciosa con el tema de la posesión y las casas embrujadas. En síntesis, un filme ideal para adolescentes fanáticos de los filmes de terror.
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Guarda con el bobero Un grupo de infradotados se dedican a asaltar chicas por la calle a las que graban mientras las violan. Son forajidos que todo lo ejecutan mirando a través del visor de una videocámara, incluso la misión de la que se ocupará este filme. Los tipejos en cuestión deben encontrar un videocassette que está en poder de un sujeto al que, tras ingresar a su casa, encuentran muerto frente a varios televisores encendidos y pilas de videos desparramados por la habitación. Uno de los lúmpenes se pone a ver las cintas, que son en definitiva los cortos que comoponen esta producción. Tanto la historia que sirve como hilo conductor, como las presentadas en los videos son una ofensa al terror y el suspenso. Ninguno de los directores es capaz de sostener una mínima tensión en cortos de no más de veinte minutos, así que mejor no imaginar lo que perpetrarían en un largo. Obvios, adolescentes, previsibles y carentes de originalidad, los cortos se vuelven, la mayoría de ellos, insoportables, tanto por el abuso en el estilo inaugurado por Blair Witch como por los efectos de videotape aplicados, especialmente en el sonido. Pero lo peor es la insultante exposición de conductas sexuales aberrantes como vehículo para el divertimento, colaborando así al propósito de quienes desean acostumbrar a la audiencia a ver con normalidad lo que debería ser repudiado. Construir infradotados como los que muestra el filme, sin ir más lejos.
Para amantes del terror este es un plato fuerte. No falta nada, ni vampiros, ni paredes con manos, ni perversos asesinos, niños fantasmas, toda la gama como homenaje a famosas películas que aterraron a fervientes fans. Seis directores, todos los trucos
La unión no hizo la fuerza Cinco historias de terror, unidas con una excusa, son contadas por varios realizadores con un resultado sumamente dispar. Parece que ya casi no existen películas de terror donde no se recurra al efecto material encontrado y, ni qué hablar, que haya buenas ideas (hay excepciones como La cabaña del terror o la futura Mamá). En Las crónicas del miedo, promocionada como la película más aterradora del año, se recurre (en plena era digital) al simpático efecto vintage , a la moda también en el ambiente cinéfilo: rescatar videotapes hogareños -el título original es V/H/S- que, en miles de casos, sólo sirven para acumular tierra en alguna repisa, caja o biblioteca. El argumento no es muy rebuscado: un grupo de jóvenes delincuentes deben ingresar, por encargo, a una vivienda para rescatar una extraña cinta de VCR, de la que jamás se explica el porqué. Arrancamos mal. Lo que no tenían en cuenta los maleantes era encontrar en la casa a un coleccionista de videos caseros (supuestamente) sin vida y enrollado en cintas de grabación. Mejoró. La curiosidad lleva a que uno de lo muchachos se siente en plena oscuridad -y frente a un cadáver (mmmm)- a revisar el contenido de las cintas en una videocasetera. Así se desarrollarán las cinco historias, grabadas por directores diferentes y el colectivo Radio Silence, que a su vez engloba las peripecias de los malvivientes dentro de la desolada vivienda cinéfila. Y en esa casa está el repetido germen del “terror” bajo la simpática fórmula: oscuridad + luz de linterna alumbrando frenéticamente + agitación + primeros planos + apariciones (reales o ficticias) = intento de susto. ¿Ya se vio eso, no? Hay que reconocer que, por momentos, Las crónicas del miedo hace saltar de la butaca (atención a los niños fantasmas o la mutación de la mujer vampiro), pero la proyección difusa de un asesino en un bosque simil Depredador o una fiesta de Halloween que termina mal hace doler los ojos y oídos por el vuelo rasante tanto argumentativo como de efectos especiales: manos que salen de las paredes, ¡¡palomas en una casa!!, objetos levitando. El compendio de las cinco historias tiene un nivel de diálogo básicos y flotan “la” pregunta: ¿por qué cuando nos grabamos frente a las cámaras tenemos que actuar siempre como estúpidos? La historia que más se destaca es la que recuerda a Actividad Paranormal IV por el factor inquietante de la videoconferencia y varias de las escenas en bosques fuerzan el efecto El proyecto Blair Witch, sin éxito. Vale rescatar que con estos proyectos salen a la luz directores que -en solitario- quizá jamás tendrían su oportunidad. Pero en este caso, la unión no hizo la fuerza.
Terror de bajo costo Cinco o seis historias al precio de una es una oferta seductora, pero como en toda liquidación, hay que resignarse a que algunos productos vengan fallados. Esta lógica de supermercado puede aplicarse a Las crónicas del miedo, cuyo título original, VHS, tiene al menos la honestidad de no postular una sensación obligatoria en una película de terror. Se trata de una pequeña vuelta de tuerca en un formato conocido como "metraje encontrado" (tipo El proyecto de la bruja Blair, Rec o Actividad paranormal): un video casero que a su vez incluye otros cinco videos caseros. Mediante ese procedimiento, un grupo de jóvenes cineastas estadounidenses (10 en total) se las arregla para dirigir los distintos segmentos que componen la película. El resultado podría ser una prueba terminante contra la creación colectiva si la creación individual no proporcionara una cantidad aún mayor de ejemplares adversos. Lo cierto es que salvo el último de los segmentos, todos los demás exhiben más defectos de lo que una supuesta filmación amateur justificaría. La historia marco, la que engloba a las demás, es la de una banda de delincuentes menores que entran de noche a una casa a robar un VHS por el que recibirán una buena suma de dinero. La primera sorpresa desagradable: el viejo dueño de casa está muerto, tirado en un sillón, frente a varios monitores encendidos. Mientras se filman a sí mismos, los delincuentes se turnan frente a esos monitores para ver cuál de los tapes es el correcto. Así ven los otros videos. El primero es una más desordenada que aterradora combinación de patoterismo sexual y vampirismo. El segundo narra un apacible viaje de novios que se vuelve aburrido mucho antes de convertirse en un complot sangriento. El tercero (el peor) calca el principio, el desarrollo y el final de una excursión adolescente a un lago maldito. La cuarta (la más original) reproduce una comunicación a través de Skype entre una chica asediada por un fantasma y su novio médico, pésimamente interpretado por un actor de bajo presupuesto o quizás por el conocido de alguien de la producción. El quinto (el mejor) cuenta el escalofriante episodio de un grupo de amigos que asiste a una fiesta de disfraces en una casa embrujada. No deja de ser un detalle curioso que el cadáver del viejo dueño de casa desaparezca del sillón frente a los monitores justo antes del cuarto y quinto segmentos, como si enviara un mensaje cifrado a los espectadores para advertirles: resucito ahora que viene lo mejor.
El terror no escapa al cliché Un grupo de cineastas amigos decidió rodar media docena de episodios sin relación temática entre sí, con un vago hilo conductor. Todo filmado en formato video. Como si no hubiesen pasado catorce años desde The Blair Witch Project. ¿Existe algún contrato firmado con sangre, que obliga a los realizadores noveles de cine de terror a filmar sus primeras películas en formato video, con estilo de falso documental? De no ser así, no se entiende por qué se sigue apelando a un recurso que, después de tantos años de uso y películas filmadas (de The Blair Witch Project, 1999, a todas las Actividad paranormal, pasando por la serie española [REC] y varias más) hace rato que pasó de ser una novedad, eventualmente efectiva, a devenir reiteradísimo cliché. Iniciativa de un grupo de cineastas amigos –varios de los cuales vienen de firmar una serie de cortos en clave de comedia de superacción, actuados por ellos mismos–, Las crónicas del miedo insiste con el truquito, utilizando a un consumidor de videos presuntamente snuff (el género en el que, según cuenta la leyenda, se filman o filmaban crímenes reales) como modo de amalgamar media docena de episodios sin relación temática entre sí, cada uno de ellos dirigido por un realizador distinto. De allí el título original, V/H/S. El relato que sirve de hilo tiene por eje el encargo que alguien hace a un grupo de muchachos barderos (de esos a los que les divierte intrusar casas y eventualmente vandalizarlas), de entrar a un domicilio, para llevarse un viejo VHS. O tal vez entendieron mal, porque con lo que se encuentran es con un viejo y varios VHS. El viejo está tendido sobre un sillón, frente a un televisor encendido, y los muchachos, que no son gente muy detallista, dan por sentado que está muerto, por la simple razón de que no se mueve. Ya que están se ponen a ver los videos que el viejo tiene en el living, un poco porque no encuentran el que les mandaron llevarse y otro poco... ¿por qué? No se sabe muy bien. Tal vez por sufrir, como tantos chicos de su generación, de lo que Lacan llamaba “pulsión escópica” (la compulsión a mirar lo que sea) o, más simplemente, porque si no miran los videos no hay película. Más allá de lo forzado de la excusa argumental, Las crónicas del miedo es tan despareja como todo film en episodios. El mejor, tal vez el único verdaderamente bueno, es, seguramente, el primero, en el que una bandita de chicos con ganas de “divertirse” (otros chicos, no los del hilo narrativo central) van a un boliche, se levantan a un par de chicas, llevándolas, borrachas, a la minúscula habitación donde se alojan. Una de ellas es rarísima: casi no habla, se queda mirando fijo, abre los ojos como un animal asustado. Ya tendrán su castigo los muchachitos, dispuestos a fornicar a una chica desmayada o de hacerlo en serie, confundiendo mujeres con muñecas de goma. El castigo será bestial, con una muy pertinente y oportuna derivación al fantástico. Uno de los chicos graba todo con una cámara disimulada en unos anteojos, concesión a la obsesión de la nueva generación de cineastas por mirarse el ombligo. El director del episodio se llama David Bruckner y tiene un aprobado. No puede decirse lo mismo de los restantes episodios, todos ellos protagonizados por jóvenes. Tanto la historia de una “segunda luna de miel” que remata en una vuelta de tuerca irónica en términos de política sexual, como la visita grupal a un bosque que esconde un feo pasado o una muy forzada e hipersangrienta conspiración concretada vía Skype (este último dirigido por Joe Swanberg, todo un nombre de la corriente ultraindie conocida como mumblecore) coinciden en su tematización de la tecnología (la visual, sobre todo), su estética hipernaturalista (muy propia del mumblecore), su paranoia conspirativa, la desconfianza por el prójimo y un gore que parecería funcionar más que nada como manotazo de ahogado, para desperezar a un espectador al que tanto naturalismo atonal podría dejar en estado de somnolencia.
Un grupo de delincuentes encuentran unas cintas de VHS y se enfrentan a una serie de historias espantosas. Esta película no es para nada novedosa. Se encuentra filmada íntegramente con cámara en mano, está idea llegó de “The Blair Witch Project” (1999); “Rec” (2007); “Cloverfield – Monstruo” (2008), luego le siguieron otras, da que pensar cuando se siguen filmado tantas historias similares como cuando aparece "Actividad Paranormal" y se transforma en una secuela, entre otras. Este film tiene algo especial: intervienen diez directores y son varias historias, todas con cámara en mano hay terror, gore, horror, poltergeist y otros elementos que hacen al género. Jóvenes para todos los gustos, cuerpos desnudos, alcohol, sexo, descontrol y drogas. Todo comienza cuando un grupo de jóvenes ingresan a una casa misteriosa en búsqueda de un video por encargo, allí se encuentran con un hombre muerto en un sillón frente a varios televisores encendidos haciendo rayas, video caseteras y varios VHS. Ellos van revisando cada una de estas cintas porque buscan una en particular, tienen que ir viéndolas para descubrir cual es y los espectadores también. La primera historia es “Amateur Night” son un grupo de jóvenes Shane (Mike Donlan), Patrick (Joe Sykes) y Clint (Drew Sawyer) solo buscan divertirse, sexo, alcohol y drogas, conocen a Lisa (Jas Sams) y Lily (actriz inglesa Hannah Fierman), esta última su comportamiento es algo terrorífico (no quiero comentar más que eso) y dentro de la situación bien actuada por esta. El otro segmento es “Second Honeymoon” (Segunda luna de miel): son una pareja Stephanie (Sophia Takal) y Sam (Joe Swanberg) pasan una noche en un motel, el director va dando una serie de pautas y aparece una joven extraña (Kate Lyn Sheil). Esta se inclina más al trhiller que al terror. Como en todas las historias no se puede contar demasiado. Llegamos a “Martes 17”: pasan juntos un día unos jóvenes aventureros Wendy (Norma C. Quiñones), Samantha (Jeannine Isabel Yoder), Joey (Drew Moerlein), Spider (Jason Yachanin), entre las escenas otros personajes (Bryce Burke) y (Jennifer Sacks) y (Glenn McQuaid), donde vemos secuencias de: slasher, Viernes 13, Gore, asesinatos y suspenso. Todo para llegar al segmento de “The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger”: una jovencita Emily (Helen Rogers) se comunica con su novio James (Daniel Kaufman) conversaciones por Skype en su Notebooks, se exhibe y le dice que siente la presencia de algo extraño en su casa. Tiene algunos toques de poltergeist, horror y terror gore pero hay un tema social, también participan otros personajes (Liz Harvey), (Isaiah Hillman), (Corrie Lynne Fitzpatrick) y (Taliyah Hillman). Y nos encontramos con un relato del 17/9/98 una familia en un almuerzo especial, para finalizar con Noche de brujas 31/10/98 nos encontramos en una casa maldita, un grupo de amigos todos vestidos para Halloween, ingresan a la misma que se encuentra al parecer vacía, llena de efectos especiales, sangre, violencia y gore. La historia principal queda muy abierta, si convoca, se viene la segunda entrega. A lo largo de este film nos encontramos con una mujer vampiro, zombis, lesbianismo, fantasmas, cara enmascarada, mercado de órganos, todo con cámara en mano, por momentos resulta tedioso y hasta confuso, y como suele suceder las aguas están divididas en cuestiones de gusto: Seguramente existen muchos espectadores que siguen este estilo pero para otros esto resulta aburrido y hasta fastidia, porque están más acostumbrados al terror más tradicional, como por ejemplo: "El exorcista" (1973); "El resplandor" (1980); "La Niebla" (1980) "Children of the Corn" (1984); Candyman (1992); entre otras, ellos ha crecido con esta historias. Este relato tiene su estilo del Falso Documental o “Mockumentary” y es para aquellas personas que les agrada el mismo.
Un quinteto inconexo La historia de un grupo de delincuentes de poca monta que se cuela en una casa en busca de una cinta de VHS que les ha sido encargada y que una vez allí descubre el cadáver de un hombre rodeado de videocasetes es el relato global de esta película o, mejor, la excusa para mostrar cinco cortometrajes extraídos de las cintas, cada uno dirigido por un joven cineasta, entre ellos algunas promesas del género como Ti West. La idea suena a original y algo nostálgica por el uso del VHS. Lo más interesante, las tomas de las cámaras domésticas, iphones, microcámaras semiocultas o webcams usadas para contar en imágenes en primera persona los relatos. pero una vez puesto en funcionamiento, los cinco relatos, además de bordear un gore ligero y a veces bastante exagerado, sólo se nutren de clichés del género: la chica rara de la fiesta que resulta ser un verdadero monstruo; el escabroso motel de la ruta; el lago y el bosque siniestros; la casa encantada, la noche de Halloween y el rito satánico; además de seres sobrenaturales, psicópatas, espíritus y sobre todo grupos de jóvenes descerebrados que terminarán siendo asesinados en medio de grandes charcos de sangre. Historias inconexas, confusas y tediosas. Película que si hubiera sido realizada en Argentina no habría cruzado la frontera del grupo de amigos de los directores.
El registro del registro El found footage, esa especie de subgénero del terror que también ha incursionado en otros géneros en los últimos años (Ej. el cine catástrofe), ha finalmente ingresado en la madurez. Si bien se puede indicar que sus inicios se encuentran en Holocausto caníbal, lo cierto es que en los últimos años ha cobrado un nuevo impulso gracias a la aparición de El proyecto Blair Witch a finales de la década del ´90. Desde ese entonces, han aparecido varias películas que manteniendo más o menos la misma premisa han logrado impactar en los espectadores gracias a la cotidianeidad del registro y a la habilidad para generar suspenso tratando de hacer invisible el guión (y ahí está su mayor artificio cuando se pone en evidencia). Bueno, pero parece que los años en que se utilizaba sólo el recurso se han acabado. Ya no sorprende, es necesario agregarle algo más. Para impactar, ha ingresado en un proceso de hibridación con otras formas narrativas, como es el caso de Sinister o ha caído en errores monumentales como en el caso de Actividad paranormal 4. Con V/H/S (o Las crónicas de miedo, como le han puesto acá) tenemos una novedad formal interesante que nunca termina de lograr la intensidad de otros films en la misma línea, dando como resultado un elemento curioso antes que sorprendente. V/H/S abre con la historia de un grupo de acosadores que ingresan en una casa con la finalidad de rescatar una cinta, por la cual les darán mucho más dinero que por las que hacen abusando de mujeres. Esta historia es troncal y es el disparador para las otras historias que se van presentando: una vez que ingresan a la casa encuentran un panorama extraño y varias cintas de video junto a televisores encendidos, siendo necesario inspeccionarlas para saber cuál es la correcta. Como es de esperarse, ese es el pie para que veamos cómo transcurren los cortometrajes que aparecen en cada cinta. No me voy a detener en cada corto, pero hay un elemento que se repite y es lo poco que nos van a importar los personajes y lo esquemática que aparece la construcción del guión. Cada corto tiene sus climas pero apenas alcanzan a desarrollarlo: en el primero hay una cuota de sexo y humor involuntario, en el segundo se trata del suspenso que lleva al twist ending, el tercero tiene elementos del slasher, el cuarto se focaliza en el terror psicológico y el último se centra específicamente en lo paranormal. Hay cortos de directores que están entre lo más promisorio del terror actual (como Ti West o Adam Wingard) y de directores jóvenes que hacen su debut o vienen de subgéneros completamente distintos (como en el caso de Joe Swanberg), pero esto no alcanza para levantar un film desparejo. Es así que el más redondo de los cortos es el de Radio Silence, que demuestra que con poco presupuesto se puede sorprender a pesar de contar con personajes chatos que nos van a importar más por lo accidentado de la situación que por la eventual valentía de sus actos. Al de Ti West le falta esencialmente tiempo para no quedar en lo anecdótico, el de Swanberg se torna confuso a pesar de dar unos buenos sustos y el de McQuaid, aquel que tiene rasgos slasher, falla nuevamente por los personajes al igual que el de Bruckner, donde el sexo y el humor se conjugan para dar un final decepcionante. Por otro lado quedan algunas preguntas dando vueltas que tienen que ver con el desarrollo: ¿por qué era tan importante la cinta del corto que es el marco del film? o ¿cómo diablos, o por qué hay cintas en la casa? Si bien puede verse como un enigma “sin explicación”, lo cierto es que en el contexto de la película se necesita aunque sea una mínima pista. Sin embargo, el resultado final no termina siendo mediocre gracias a la cuota de personalidad de los cortos y una genuina búsqueda por explotar todas las variantes posibles del found footage. V/H/S demuestra que cuando es hecho con creatividad, cualquier subgénero puede pasar la mayoría de edad sin caer en el ridículo.
Más de lo mismo Una película que atrasa, en la que los cinéfilos encontrarán algunas escenas creativas y otras algo efectivas. Es interesante para conocer cuáles directores integran la actual camada del género de terror. MÚSICA PANTALLAS VIDA REAL Pantallas Cine, estreno: "Las crónicas del miedo" Más de lo mismo Una película que atrasa, en la que los cinéfilos encontrarán algunas escenas creativas y otras algo efectivas. Es interesante para conocer cuáles directores integran la actual camada del género de terror. 06.02.2013 | Por Juan Göttling jgottling@clarin.com 0 Compartir Enviar Imprimir Imágenes Video 1 de 3 < > "Las crónicas del miedo" Ampliar "Las crónicas del miedo" "Las crónicas del miedo" Ampliar "Las crónicas del miedo" "Las crónicas del miedo" Ampliar "Las crónicas del miedo" El género del terror sigue haciendo agua. Hay pocas ideas nuevas y los directores siguen apelando a recursos conocidos e historias que ya fueron contadas. Tal es lo que sucede con Las crónicas del miedo (2012). La película llega a la Argentina unos meses después de su lanzamiento oficial en los Estados Unidos. Es un compilado de historias (seis en total), que fueron dirigidas cada una por un director distinto: Adam Wingard, Simon Barrett, Ti West, Glenn McQuaid, Joe Swanberg y el colectivo Radio Silence. De las seis tramas, hay una que las engloba y su argumento es el siguiente: un grupo de jóvenes delincuentes deben entrar, por encargo, a una casa para buscar una cinta de VCR. Su sorpresa es grande cuando se dan cuenta que el dueño del lugar es un coleccionista de videos caseros. Por curiosidad, los jóvenes se pondrán a ver las cintas, que son las otras cinco historias que contiene el filme. Esos relatos no son nada fuera de lo común, algunos parecen leyendas urbanas, otros cuentos de terror, otros de horror. Es más, toda la película da la sensación de ser un especial de alguna serie del tipo Cuentos de la cripta, tan popular en los '90. Sólo falta el cadavérico cuentacuentos de aquella serie. Las crónicas del miedo está grabado en su totalidad en baja calidad, como si en verdad se estuviera viendo un videocassette. Es como un tributo al soporte, el VCR, que dio películas como El proyecto Blair Witch, que creó un subgénero del terror que, en la era digital, tiene ejemplares como Actividad paranormal o REC, por nombrar algunos. Lo que se puede rescatar por un lado, es que el colectivo de directores proporciona historias para todos los gustos. Por lo menos una de las seis historias llegará a gustar. Por otro lado, es que Las crónicas del miedo no sólo reflota un viejo formato (el de las antologías) si no que además, le da lugar a directores que quizás de otra manera no llegarían a los cines.
Al igual que sucede con una antología literaria de diversos autores, los filmes co-dirigidos por varios realizadores suelen ser dispares. Analizando cada uno de los episodios por separado, tenemos propuestas muy buenas, mediocres, regulares, intrascendentes y de escaso valor cinemtaográfico. Ahora, al momento de “promediar” todo lo visto para alcanzar un califación general, el resultado es desalentador. La historia nexo encargada de amalgamar a las demás presenta a un grupo de vándalos contratados para ingresar a una casa en ruinas y recuperar un VHS. Los muchachos, ajenos a lo que su futuro les deparará, descubren una colección de videos, cada uno con contenido aterrador, en diversas formas. Desde asesinatos gore, fantasmas, tráfico de órganos y vampiros, los VHS irán revalando un mundo terrorífico del que ellos tampoco lograrán escapar.
A lo mejor estoy cayendo en el acostumbramiento de ver lo menos peor de este género vapuleado por producciones cada vez más lejos de las buenas ideas. También puede ser aquello que nos pasa cuando entramos al cine, o al teatro, con más apertura. No sé. Quizás sea una mezcla de las dos. Lo cierto respecto del estreno de “V/H/S”, “Las crónicas del miedo”, es que siendo una película de dirección coral (seis realizadores) logra momentos destacables en un par de esos seis cuentos. Ver muchas películas durante mucho tiempo hace nublar un poco la comprensión global. El género del terror atraviesa su peor momento en términos de calidad, pero no por eso deja de ser exitoso. Así como ocurre con las “comic movies” (adaptaciones de historietas), el sub-género de “Found Footage” (archivo encontrado) comenzado con “El proyecto Blairwitch” (1999), que también tiene su código. Su propio ADN. Por empezar, instala su supuesta verosimilitud a partir de proponerle al espectador que alguien, de alguna manera o en circunstancias arbitrarias del guión, se encuentra material grabado o filmado dándole un marco de hecho verídico. ¿Los elementos? Cámaras en mano “amateur”; registros de sistemas de seguridad o de celulares; ausencia de diálogos escritos, o mayormente improvisados; una dirección de actores que apunta a lo “orgánico”, o mejor dicho a la NO-actuación, para que parezca real; compaginación vertiginosa, casi espástica; una textura visual que imita al video-cassete y pocas veces deja ver bien lo que sucede. El problema principal es la ruptura del verosímil cuando todo parte de una cámara en mano, pero que en la edición vemos tomas de ángulos y posiciones que no corresponden con esa única propuesta. Es una trampa visual. Fuera de esto, los argumentos no son muy distintos de lo que ya hemos visto. “V/H/S”, “Las crónicas del miedo”, tiene una historia que sirve como hilo conductor de las otras cinco. Un grupo de vándalos tiene que entrar en una casa a buscar un video. Encuentran algunos en un sótano y otros en una habitación en el piso de arriba en la cual vemos un cadáver en un sillón que murió con la tele puesta. Así, como el video a secuestrar no tiene rótulo hay que chequearlos a todos. Todos no son todos. Son 5 que van y vuelven al hilo conductor mencionado. Dos de estos cuentos tienen vida propia, algo que los distingue en su búsqueda de lo real. Uno es el de un grupo de amigos buscando chicas una noche. Consiguen dos y las llevan a un motel. Una de ellas dice todo el tiempo “me gustas”, ya se enterará por qué. El otro se da con una comunicación a distancia vía web cam entre novio y novia. Más allá de estos dos en particular, la película está extrañamente mal editada, haciendo “flashbacks” con historias cuyo final ya ha sido contado, como el del bosque con dos parejas y un villano fuera de foco y tapado por ruido de imagen. El resto es una caterva de errores conceptuales, mucha sangre y tripas (hay una escena en la cual a una joven tetona le vemos la ristra de chinchulines junto al resto del aparato digestivo). Jamás voy a negar lo que me sucede como espectador al ver una película. Por momentos es revulsiva y hasta sentí náuseas por la calidad del gore. Si este es el objetivo, quizás los que gustan del género, pero no han visto tanto, tengan mucho miedo por el manejo de este tipo de climas. Casi tanto como yo de una secuela.
Violencia gratuita Horrible película compuesta de varias historias inconexas y muy pobremente narradas. No hay nada en este grupo de tramas que pueda generar una sensación diferente al fastidio. Algo lamentable ya que el avance y los afiches promocionales prometían bastante. El tan popular sub-género del terror de falso documental tiene como principal atractivo que a pesar de saber de antemano la irrealidad de los hechos, se atrapa fácilmente en la historia por la importante presunción de realidad. Incluso la novedad de tratarse de grabaciones hechas en el viejo sistema del VHS junto a la imperante moda retro hacía de la película un proyecto sumamente interesante. Sin embargo, es imperdonable como en la primera historia ya el verosímil se rompe de manera horrorosa al ser grabada a través de lentes con cámara incorporada. No sólo no es VHS sino que a nadie se le podría imaginar como dicha grabación llegó parar en un casette. No obstante, la falta de cuidado por concepto fundacional de la película tampoco se respeta en las demás historias, ya que hay una trama donde claramente se ve una filmadora digital y otra donde todo el relato se maneja a través de un chat por internet. Igualmente, la falta de fidelidad con su idea no es ni siquiera el peor de sus males, ya que todo lo que presenta la película no es otra cosa que situaciones absurdas, personajes idiotas y violencia gratuita. Cada historia se desarrolla de la misma manera: adolescentes con las hormonas al tope pasan su existencia inconscientes de su alrededor hasta que la violencia estalla, mueren y se pasa a la siguiente historia. Aunque la trama realizada a través de las webcams sea fallida, si representa un cambio (no muy radical) con respecto a la monotonía de las otros relatos ya que en la misma las acciones ya arrancan mal y hay un desarrollo sostenido hasta llegar a su desenlace. Incluso tal vez se puede rescatar detalles positivos de las otras tramas como unos villanos infilmables, una casa poseída o una mujer monstruo extremadamente tímida, pero muy vengativa. "Las crónicas del miedo" solamente resulta ser otro horrible exponente del terror donde la película se crea simplemente para presentar un puñado de escenas violentas, mientras la historia es simplemente un estorbo necesario para unirlas.
La suma de todos los cortos no es un largo A ver... el señor que traduce los nombres de las películas es tan infame y molesto que ya tiene un personaje en las historietas de Liniers. "V/H/S" es un nombre copado, original, que tiene un sentido. Cambiarlo por "Las crónicas del miedo" es de lo menos creativo y básico que puede venir. Media pila!, no somos primates y podemos averiguar de que se trata el film sin que el título del mismo nos lo tenga que explicar de una manera tan poco feliz. Dicho esto, paso a la crítica de la película, o mejor dicho, de esta compilación de 6 cortos de terror que se filmaron para dar sentido a una historia central de no muchas luces. La trama central viene así: Unos pibes bastante idiotas se dedican a filmar videos porno caseros y otros videos al estilo Jackass, por lo cual reciben a cambio un pago. Un día les encargan que entren a la fuerza en una casa y se roben un video cassette (VHS). Una vez que están ya en la casa buscando el video, se encuentran con un hombre de edad que parece estar muerto y al frente de él un gran número de VHSs que deben chequear para encontrar el que a ellos le interesa. Acá se conecta con los demás cortos, que están filmados en los distintos cassettes que van probando. No vale la pena que explique en detalle las historias que esconde cada video, pero sepan que hay de todo, asesinos seriales, niños fantasmas, demonios y hasta una vampira. Algunas de las pequeñas y sangrientas historias me parecieron interesantes, sobre todo el 2do corto llamado "Amateur Night" (el de la vampira) que logra intrigar y se despacha con una violencia perturbadora. El problema de este corto es lo ruidoso que son los pibes... son del tipo boludo jodón que se la pasan gritando y chocando los 5. Uno tiene ganas de que mueran de la peor manera, y eso le quita un poco de terror que es sustituido por satisfacción. El 3er corto (Second Honeymoon) tiene un comienzo un poco lento, pero hacia el final va incrementando la tensión y termina de manera inesperada. El último corto en resaltar es el 5to (The sick thing that happened to Emily when she was younger), es bizarra, diferente, innovadora, y eso le suma puntos, aunque nos quedamos con ganas de saber más acerca de lo que está sucediendo. El 1er (Tape 46), 4to (Tuesday the 17th) y 6to (10/31/98) corto tienen planteos de base interesantes pero que terminan cayendo en la mediocridad absoluta a la que nos tiene acostumbrado este género. Jóvenes asesinados sangrientamente en un bosque, exorcismos y psicópatas al estilo "Saw"... más de lo mismo digamos. El balance final no alcanza para decir que uno realmente disfrutó de la experiencia. La filmación tipo documental con cámara en mano ya nos tiene bastante saturados, la historia central es bastante básica y en el conteo de cortos tenemos 3 buenos contra 3 bastante malos... Me gustaría ver en el futuro algún trabajo largo individual de los directores de los cortos 2, 3 y 5. Como siempre, los hiper fanáticos del terror la verán con ojos piadosos y seguramente la disfrutarán, mientras que los que están más cansados de este género podrán sacarle algún que otro momento bueno.
Las antologías de terror no son cosas de todos los días y siempre son bienvenidas. Las Crónicas del Miedo, o V/H/S en su idioma original, está filmada en primera persona y al estilo “material encontrado” (ala Actividad Paranormal o El Proyecto Blair Witch) y es el trabajo conjunto de los directores Adam Wingard, Ti West, David Bruckner, Glenn McQuaid, Joe Swanberg y el grupo de realizadores Radio Silence. Cada uno de ellos dirige un pequeño segmento de este film que cuenta con buenas e interesantes ideas, pero que nunca logra despegar por completo. Terror Vintage Un grupo de vándalos que anda causando problemas por la ciudad es contratado por un desconocido para entrar a una casa y robar un extraño cassette de vhs. Una vez dentro, los jóvenes se encuentran con el cuerpo sin vida de una persona y una gran cantidad de cintas de video. A medida que los jóvenes prueban las cintas irán descubriendo las escalofriantes historias que estas tienen grabadas: Amateur Night Tres muchachos deciden filmar un poco de porno casero y llevan a una extraña chica a su cuarto de hotel. No tardarán mucho en darse cuenta que esta chica, inocente y vergonzosa a primera vista, guarda un terrible secreto acerca de su identidad. Second Honeymoon Una pareja que recorre Estados Unidos en auto se aloja en un motel. Por las noches, y sin que ellos se den cuenta, son filmados por una extraña persona que viste un buzo con capucha y una horrible máscara. ¿Quién es en realidad esta persona y porque los está siguiendo? Tuesday the 17th Un grupo de amigos que intenta llegar a un lago en medio del bosque para relajar y pasar un buen rato son acechados por un extraño asesino que, por alguna razón, no puede ser captado por sus cámaras de video. The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger Emily chatea mediante videoconferencia con su novio. Ella piensa que su casa esta embrujada y mientras ambos conversan cosas extrañas suceden a su alrededor. 10/31/98 Durante la noche de Halloween un grupo de jóvenes visita una casa deshabitada que, supuestamente, está embrujada. Al poco tiempo los amigos se llevarán dos sorpresas: hay alguien más dentro de esa casa y efectivamente, algo raro ocurre allí. Para apretar FastForward Las Crónicas del Miedo es una película de la cual se venía hablando mucho desde su estreno allá por Enero del 2012 en el Festival de Cine Independiente de Sundance . Como asiduo consumidor de cine, y sobre todo de cine de terror, debo admitir que este era un film que tenía muchas ganas de ver ya que estaba precedido por relativamente buenas críticas por parte de algunos sitios especializados. Quizás fueron esas altas expectativas las que me jugar un poco en contra a la hora de ver la película, ya que me termine encontrando con un producto mediocre en casi todos los aspectos. El mayor problema del film está a la vista desde el minuto uno y es recurrente durante todos y cada uno de los capítulos hasta que comienzan los créditos y termina la película: este problema son los personajes. Nunca nos interesamos por ninguno de ellos y de hecho esperamos que mueran mucho más rápido de lo que les lleva morir. Decir que son insoportables, es quedarse corto. También es un problema recurrente en Las Crónicas del Miedo es el abuso de la “cámara temblorosa” o el de la “cinta dañada”, recursos muy comunes en películas de estilo “material encontrado” que aquí no solo cansa rápido, sino que llega al punto de molestar. Con una duración cercana a las dos horas y divida en cinco episodios más la trama que los une a todos, es casi imposible tomarse el tiempo necesario para plantear una buena historia y desarrollar correctamente los personajes debido al poco tiempo que dispone cada director para contar su capítulo. Este, que es el concepto básico del film, es a la vez uno de los causantes de que no funcione correctamente. El nombre original de la película es V/H/S, y esto no es algo dejado al azar, ya que todos los cortos que vemos en pantalla son reproducidos desde unos cassettes que encuentran los personajes al comienzo del film. Es por eso que nos lleva a pensar cómo llegaron ahí ciertas filmaciones, ya que varias de ellas están claramente filmadas en digital o aun peor, filmadas a través de una cámara web, tal es el caso del episodio The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger. El único de los episodios que respeta la estética VHS a rajatabla es justamente el último: 10/31/98, que a su vez es el punto más alto del film. No todas son pálidas en V/H/S, a pesar de que por las razones expresadas previamente los capítulos nunca llegan a funcionar por completo, también debe ser digno de mencionar la originalidad de cada uno de ellos. Incluso los que cuentan una historia trillada van a sorprender al espectador ya que los directores lograron encontrar una astuta vuelta de tuercas. El film también cuenta con efectos especiales muy sutiles y creíbles que ayudan a contar la historia como se debe. Gracias a la escasa duración de los episodios, y más allá de sus problemas, ninguno llega a aburrir. Ya que cuando esto está por ocurrir, el capitulo termina y pasa al siguiente. Conclusión A fin de cuentas Las Crónicas del Miedo fue una verdadera decepción. Mal escrita y peormente actuada, la película simplemente funciona gracias a la suma de sus partes y a ingeniosas sorpresas preparadas por los directores. Los capítulos, en su mayoría, cuentan historias interesantes y algunos de una manera original, pero todos fallan en la ejecución. Casi asusta, casi divierte, casi, casi, casi. Todo el film es un GRAN casi. A pesar de todo esto, se debe celebrar que una película de terror independiente llegue a nuestros cines y esperemos que sea solo el comienzo de una nueva tendencia.
El género del terror (uno de mis favoritos por lejos) desde su desembarco en el cine moderno, luego de la sobre-explotación del subgénero slasher, ha buscado las mil y un formas de tratar de reconquistar al publico con diferentes propuestas. Quizás una de las que mayores éxito tuvo fue la de resucitar ese modo de filmar conocido como “cámara en mano” o “P.O.V” (point of view) que da origen al sub-género conocido como “Found Footage“, justificadas por el boom que generó en su momento “The Blair Witcht Project” de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez (1999). Si bien no fue inmediato, el éxito que obtuvieron películas como “Rec“ de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007) y sobre todo de “Actividad Paranormal” de Oren Peli (2007), provocaron una avalancha enorme de producciones que explotaban esta renovada manera de contar historias de terror que básicamente se sustentó en el tiempo (hasta el día de hoy incluso, es una de las más vigentes) por dos razones más que interesantes. En primer lugar el “found footage” es económico, lo cual lo hace accesible a cualquiera que tenga un dispositivo tecnológico que le permita filmar la historia que se le plazca. Un punto de vista subjetivo recorta abruptabmente costos de producción como los de montaje, maquillaje, locaciones, efectos especiales, luz, fotografía, actores, etc, etc. Este sub-género es, si se quiere, el más democrático de todos, no solo por lo anteriormente mencionado (¿Quien no tiene hoy en día un dispositivo que pueda filmar?) sino porque hasta la distribución del mismo contenido parece facilitada por su segunda característica: el escepticismo que generan las múltiples plataformas que lo albergan. La subjetividad no es contundente, pero puede ser más que eficaz. Filmar una historia a través de este método, rodearla de misterio y lanzarla a las amplias plataformas modernas que permiten su almacenamiento y distribución (el ejemplo más grande es Youtube) es tan fácil y sencillo que en cuestión de años, sin dudas, esto representará un dolor de cabeza para los productores de cine y su estrecha mirada sobre una industria que por estos días sufre cambios enormes. Si filmar es accesible, si hacer publicidad sobre eso que filmaste es también algo que no requiere de mayores conocimientos (abrir un blog, una cuenta de twitter, facebook, o de cualquier otra red social, es cosa de niños en la actualidad) y si, sobre todo, hay un publico dispuesto a consumir esas producciones, ya sea por escepticismo o porque simplemente disfruta de su visionado, el negocio tiene las bases sentadas y difícilmente puedan derrumbarse fácilmente. Los desafío a entrar a youtube y buscar vídeos de fantasmas, brujas, monstruos, extraterrestres y demás personajes u elementos que pertenezcan al ámbito de lo fantástico. Les aseguro que pueden estar horas y horas viendo material de pésima, buena, muy buena y hasta algunos de una calidad que los hará dudar de sus propias creencias. La clave radica, también como dije anteriormente, en que estas plataformas donde se albergan o almacenan estos contenidos son muy amplias y posen muy pocas restricciones a la hora de controlarlos. Siguiendo con el ejemple de Youtube, el portal de videos adquiridos por google, ofrece desde canales oficiales de grandes medios periodísticos, de grandes estudios de hollywood, de bandas de música y hasta de distintos gobiernos a lo largo y ancho del mundo. Todo eso en una misma plataforma, donde podes encontrar desde el ultimo discurso de un presidente latinoamericano, el ultimo tema de tu banda favorita, el anuncio de una película que esperas, el backstage de una sesión de fotos de una modelo que parte la tierra y el registro de un sobreviviente al accidente nuclear de Fukushima. Eso genera confusión, por un exceso de información. Esa convergencia de realidad-noticias-ficción-entretenimiento, además de ser democrática y realmente fascinante para los tiempos que corren, vamos a ser sinceros también, es un quilombo de proporciones considerables que en algún momento habrá que ordenar. No quiero irme mucho más lejos hablando de este tema, pero los desafío también a que vean la televisión de hoy en día, sobre todo los canales informativos y saquen sus propias cuentas de cuanta es la cantidad de información, registros o simplemente materiales audiovisuales que se utilizany proviene de internet, siendo este un espacio donde se puede encontrar de todo, y no todo es verídico. Así fue como en su momento se generó el misticismo alrededor de “The Blair Witch Project“, de la mismísima “Actividad Paranormal” y de “Encuentros de la 4º fase“, entre otras películas. Pero así fue como también esta idea se metió dentro de las propias producciones del genero para formar parte de sus tramas. ¿Acaso Rachel (Naomi Watts) no era una periodista que buscaba revelar la historia de un vídeo sin titulo que encontraba en una cabaña, el cual supuestamente era el motivo por el cual las personas morían 7 días después de su visionado, en la película “La Llamada” de Gore Verbinski? ¿Jennifer Mash (Diane Lane) no buscaba desesperadamente sacar de la web una serie de vídeos subidos por un asesino serial , luego de haber dudado de su veracidad en “Sin Rastros” de Gregory Hoblit? “Las Crónicas del Miedo” o “V/H/S“, como también se conoce a esta producción, ahonda en lo mismo: Un grupo de jóvenes (que poseen todos los rasgos característicos de nuestra generación), decide por razones un poco confusas, ingresar a un domicilio particular para robar una cinta de vhs por encargo. El problema es que una vez que están dentro de esta casa no se encuentran con todo lo que esperaban y además hay miles de cintas de vídeo de origen desconocido, lo que hará más ardua y difícil la tarea de cumplir su objetivo. Ese relato, que puede considerarse la linea argumental de la película en si misma, si bien es muy precario y desorganizado (sobre todo su primera parte), sirve para reflejar todo lo que mencione al principio de esta opinión: en los tiempos que vivimos, todos somos generadores de contenidos por razones inexplicables y a la vez somos consumidores casi devotos e inconscientes de contenidos generados por fuentes que no conocemos, o no nos interesa conocer. Dentro de ese circulo vicioso, compuesto por personajes que son emisores y receptores de contenido, es donde aparece el manto que tapa la verdadera y antigua identidad de “V/H/S” que es básicamente el de la antología, razón por la cual considero (yo al menos) necesario hablar de cada una de las partes que la componen y no solo del resultado que ofrece el conjunto en sí. Si vamos directamente a eso podemos decir que “V/H/S“, al igual que toda antología, tiene altos y bajos, aciertos y errores, ventajas y desventajas, lo cual la convierte en un producto regular pero no por eso una mala película. El primero de los cortos que presenta “Las Crónicas del Miedo” se titula “Amateur Night” y está dirigido por David Bruckner, quien ya había trabajado en otro film de terror bajo el mismo concepto de la antología, como lo fue “The Signal” (2008). En aquella producción, en cambio, existía una bajada de linea en cuanto a contenido y todos los cortos giraban alrededor de una extraña señal que convertía a las personas en una especie de zombies paranoicos. En “V/H/S“, como no podía ser de otra forma, la libertad es absoluta y sin dudas es Bruckner quien se tomó más a pecho estas palabras porque su cortometraje es un delirio absoluto. Filmado desde unos lentes similares a los “Google Glass“, “Amateur Night” sigue los pasos de un grupo de adolescentes que planea filmar una peli porno amateur sin el consentimiento de las mujeres involucradas. Por eso, luego de una larga noche de boliche, bares, alcohol y drogas, terminan en un hotel alojamiento y cuando viene el momento de los bifes, viene el machacazo y la gran sorpresa. Sorpresa que, dicho sea de paso, ofrece reveladores detalles hasta el plano final, el cual demuestra que la idea del corto es una cosa de locos. Un gran arranque, plagado de sangre y giros inesperados, pero que también posee personajes bastantes imbéciles y con los que uno genera poca empatía, a excepción del que lo filma todo. Quizás ese es el punto más flojo, la idiotez de sus protagonistas, pero de todas formas, como arranque de esta antología no podrían haber hecho mejor elección que ésta. El segundo cortometraje, dirigido por el ya conocido (para los amantes del buen terror moderno) Ti West, se titula “My Second Honeymoon” y está protagonizado por uno de los mejores amigos de West, Joe Swanberg, con quien ya trabajó en “Silver Bullets” y varias producciones más que no tienen mucho que ver con el terror. Precisamente el salto más abrupto que presenta “Las Crónicas del Miedo” es pasar del trabajo de Bruckner al de West, ya que en definitiva son dos cosas completamente opuestas. Lo que veías en “Amateur Night” era irracional y violento. Lo que ofrece “My Second Honeymoon” es más perverso, pero también realista. Tal como lo dice su titulo, la trama del corto gira en torno a una pareja que viaja alrededor de Estados Unidos en lo que se supone es un esfuerzo por tratar de reforzar el vinculo. Obviamente registran casi todo el viaje con una cámara de vídeo. Una noche de esas, en las que no se puede conducir más por el cansancio, la pareja decide dormir en un hotel al lado de la ruta y vivirán en carne propia un extraño acontecimiento que los asustará, pero que no es lo que parece… Como dije anteriormente, el corto de West es el más realista de los que presenta esta antología, por lo que si a eso le sumamos el talento del realizador para crear climas de suspenso donde no respiran ni las moscas, estamos frente al mejor, más serio, mejor filmado, actuado y más eficaz de toda la antología. Eso si, al igual que “Amateur Night“, hasta el plano final no sabemos bien que pasa y el giro sorpresa define todo el relato. Luego del gran arranque y el muy buen segundo cortometraje que nos presenta “V/H/S” viene su historia más floja, titulada “Tuesday the 17th” dirigida por Glenn McQuaid, quien cuenta en su filmografía con la correcta y bizarra “I Sell the Dead” (2008). “Tuesday the 17th” precisamente se destaca por ser bizarra, pero lo malo es que el envase que acompaña a esta historia es peor de lo que se merecía. Es decir: personajes realmente estúpidos (los más boludos, por lejos, de todos los que presenta “V/H/S“), un montón de sangre sin justificativo, un asesino ridículo y un desenlace patético e irrelevante. A pocos minutos del inicio de este corto ya sabes por donde viene la mano y no hay sorpresas, ni giros, ni nada de eso. Un slasher en toda regla, de esos que abundaban en los 90, pero que hoy en día detestamos tanto porque realmente aburren y cansan. El cuarto capitulo que tiene para ofrecer esta antología vuelve a levantar un poco la calidad que ofrecían los dos primeros, y si bien no es mejor que ellos, se destaca por sobre todos los que componen esta película por una característica esencial: es el único que realmente logra asustar por algunos momentos. “The sick thing that happened to Emily when she was youger” es el corto dirigido por Joe Swanberg, a quien mencionamos anteriormente por actuar en “The second honeymoon” de Ti West, y escrito por Simon Barrett, quien tiene un largo historial como guionista del cine de terror moderno. Esta historia como dije antes logra asustar y mucho: Una joven (bastante linda por cierto) conversa habitualmente con su novio a través de Skype por razones de distancia. Durante una de esas llamadas, la chica manifiesta que desde hace unas noches experimenta situaciones bastantes aterradoras como escuchar voces y ruidos en una parte de su departamento donde no vive nadie. Cuando su novio decide ayudarla (todo a través de videochat), las cosas empiezan a empeorar y estos fenómenos paranormales se hacen más violentos y visibles. La trama se va desenvolviendo de a poco, tiene algunas similitudes con “Actividad Paranormal”, pero a diferencia de esta ofrece algo de sangre (un momento más que desagradable) y el clima va incrementando en materia de suspenso y tensión hasta el final donde, al igual que los dos primeros cortos que ofrece “Las Crónicas del Miedo”, hay un giro sorpresa más que interesante y llamativo. Swanberg y Barrett muestran sus credenciales en los minutos que dura este corto. Por algo son, junto con Ti West, algunas de las grandes promesas del cine de terror para los tiempos que vienen. Finalmente lo ultimo que tiene para ofrecer esta antología es “10/31/98“, el corto dirigido por el cuarteto de directores conocido como “Radio Silence“, formado por los realizadores Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, Justin Martinez y Chad Villella. Que 4 tipos se pongan detrás de las cámaras para dirigir un corto que forma parte de una película donde hay otras producciones dirigidas por otros realizadores individualmente parece una forma sutil de hacer trampa, pero no importa, ya que el resultado es bastante positivo. Si bien no es un delirio como la primera producción, no tiene el realismo ni la gran dirección del segundo ni tampoco asusta tanto como el cuarto, “10/31/98” (Halloween del 98) es una buena historia que sigue los pasos de un grupo de amigos (comparados con el resto, son unos eruditos) que asiste a una casa abandonada en búsqueda de una fiesta de Halloween y termina encontrándose con algo siniestro. Por la estética, la trama y el modo en el que está filmada, hay que decir que la historia se parece mucho a “The House of Devil” de Ti West (2009). Obviamente no le llega ni a los talones a esa gran película, pero de todas formas el corto final se erige como una gran propuesta para cerrar la antología que propone “V/H/S“. En definitiva, “Las crónicas del miedo” está lejos de los dos polos opuestos donde la posicionó la critica. Ni es la peor película de terror de los últimos tiempos, ni mucho menos el clásico que viene a revolucionar el género. Es una producción que reúne a varios realizadores con talento bajo una premisa interesante y que les permitió explayarse libremente sobre un terreno que conocen y sobre el cual van a trabajar durante los próximos años, porque son el futuro de este género. ¿Por qué? Básicamente porque se adaptan a las necesidades y a los gustos de las nuevas generaciones y ofrecen, dentro de ese amplio terreno, producciones cortas, eficaces, originales, llamativas y de calidad, sin dejar de lado el estilo y sello propio que los caracteriza. Si el tiempo en la actualidad es poco, la rapidez es la clave, la necesidad de expresarse es demasiada, los recursos están al alcance de la mano y la demanda de contenidos es grande, “V/H/S” es el primer esfuerzo organizado por tratar de responder todas esas necesidades. Como primer paso, es más que alentador. Pero todavía falta un largo camino por recorrer, porque las necesidades de esta generación cambian rápidamente, convirtiendo una película en tan solo una fotografía del panorama actual. Si querés saber donde está parado el género, tenes que ver “V/H/S”: una fotografía que lo describe de pies a cabeza.
El terror en primera persona A olvidarse de REC, Actividad paranormal e incluso The Blair Witch Project. Tras varios intentos, de regulares a pésimos, la estrategia de dar miedo con “grabaciones encontradas” (found footage, en la jerga cinéfila) finalmente acierta gracias al trabajo conjunto de diez cineastas independientes. V/H/S (¿por qué había que cambiarle el título?) arranca con unos vándalos que filman sus propios desmanes, hasta irrumpir en una casa al estilo grupo de tareas, con la misión de capturar una cinta de video. Uno a uno, los viejos VHS van pasando por el reproductor y los espectadores asisten a una suerte de tenebroso mixtape, una sucesión de historias sin hilo conductor pero con un grado de suspenso, creatividad y (sí, claro) espanto que no registra el cine estadounidense desde al menos una década. De los cinco cortos, quizás el más original es el dirigido por Joe Swanberg (pequeña celebridad de la escena mumblecore), acerca de un chico que consuela vía Skype a una novia acechada por fantasmas. Ty West, el de mayor experiencia en el género, despacha una mini road movie de recién casados perseguidos por una extraña mujer, mientras el colectivo Radio Silence dirige y protagoniza una fiesta de Halloween que termina en exorcismo (con homenaje incluido a Repulsión, de Polanski). Glenn McQuaid (de la comedia gótica I Sell The Dead) manda a unos chicos de picnic para que se encuentren con Depredador. Pero el corto más simple es el más efectivo. David Bruckner (La señal) muestra una noche de cocaína y sexo que frustra una visitante del inframundo, y cuya última escena (protagonizada por la tan peculiar como bella Hannah Fierman) es horror primigenio a escala artística, como los mejores momentos de Begotten. Imperdible para fans del género.