En 2014 Lego y Warner Bros. unieron fuerzas para llevar a la pantalla grande una historia sobre los juguetes más famosos de encastre. El resultado fue una sorprendente película, que se destacó por la calidad de su animación, el encantador elenco de voces, conformado por actores de renombre como Chris Pratt, Elizabeth Banks, Will Ferrell, Morgan Freeman, Will Arnett, Alison Brie, entre otros; sus gags graciosos y efectivos y una historia que no solo proporcionaba diversión, sino también momentos reflexivos. Este año volvieron a repetir la fórmula con “Batman Lego: La Película”, donde el superhéroe que había aparecido en el primer film regresó para protagonizar su propia historia. Nuevamente arrasó en la taquilla por su divertida trama y sus chistes efectivos. Y meses después llega a la cartelera un nuevo spin-off (antes del estreno de la secuela de “The Lego Movie” en 2018), titulado “Lego Ninjago” para contar la historia basada en la serie de televisión sobre un grupo de ninjas que tiene que salvar a la ciudad de las manos del villano Garmadon, quien además resulta ser el padre del líder ninja. Antes de comenzar a ver el film uno se pregunta ciertamente hasta qué punto es bueno y necesario explorar y explotar tanto una franquicia (sobre todo con tan poco tiempo de diferencia entre los estrenos, porque entre el primer y segundo film pasaron 4 años y en un período de uno tendremos tres cintas de las mismas características). A fines económicos, seguro es redituable, pero en cuanto al impacto y a la calidad del producto probablemente no tanto. En “Lego Ninjago” nos encontramos con una cinta que cumple y funciona a partir de los elementos ya vistos en sus antecesoras (buenos y efectivos chistes, que incluso se ríen de sí mismos y las limitaciones que presentan los juguetes, la buena animación, el elenco de voces y las aventuras, además de una historia emotiva, en este caso, sobre la relación entre un padre e hijo), pero que no le aporta algo novedoso a la franquicia. A diferencia de lo ya visto, acá nos enfrentamos a personajes no muy conocidos (salvo por los seguidores de la serie), algo que puede ser tanto positivo (es original porque no fue explorado previamente) como negativo (porque no tenemos personajes populares y ya queridos por el público), según desde donde se lo mire. Con respecto al elenco de voces hay que hacer especial hincapié en las personalidades de renombre que se sumaron como Jackie Chan, Dave Franco (que hizo un pequeño cameo en el film de 2014), Michael Peña y Justin Theroux, entre otros. Sería conveniente, para quienes puedan, ver la cinta en su idioma original, siempre es un plus. En síntesis, si bien “Lego Ninjago” repite los mismos patrones vistos en sus películas anteriores, y puede volverse algo predecible con el correr del relato, cumple con el objetivo de entretener a la familia (tanto a grandes como a chicos) a partir de sus chistes efectivos, buenas voces detrás, una animación que mezcla el mundo Lego con el real y una grata aventura.
Un disfrute de principio a fin. Para el que sólo quiera ir a disfrutar con la familia de la ultima película animada de LEGO, en estos momentos no va a encontrar mejor película que esta. Luego de romper con los esquemas tradicionales en cuanto a la animación en 2014 con La Gran Aventura LEGO y la taquilla mundial este mismo año con LEGO Batman: La Película, esta vez Warner Bros. y LEGO se animan a ir por más. En esta oportunidad y bajo la triple dirección de Charlie Bean, Bob Logan y Paul Fisher, presentan una nueva película netamente original y sin usar ninguna otra licencia de las interminables que la empresa de juguetes posee. NINJAGO es una ciudad atacada permanentemente por el malvado Garmadon y al mejor estilo de los Power Rangers, 6 adolescentes con la ayuda del gran maestro Wuu, quien los instruye en las arte de ser un ninja, deben vivir para tratar de salvar la ciudad. Estos héroes anónimos son aclamados con un inmenso cariño de toda la población en la ciudad y de igual manera, repudiados por el villano conquistador. El Ninja Verde, joven y con la responsabilidad de ser el “capitán” de este grupo de coloridos luchadores, Lloyd deberá aprender a dejar sus emociones de lado al momento de enfrentarse a su malévolo padre y a una criatura de la envergadura de Godzilla que acecha en la ciudad. En el aspecto visual, los desarrolladores se siguen superando película a película. Cada vez y con más naturalidad, las fichitas parecen seres humanos y hacen creer que eso verdaderamente está sucediendo. También las secuencias que mezclan a las personas de carne y hueso con nuestros amiguitos cuadrados quedan cada vez mejor. Si bien el uso de estos recursos puede llegar a quedar repetitivos, no deja de sorprender con la naturalidad en la que se unen estos dos elementos. En cuanto a la historia, no es nada demasiado compleja, es más podría encasillarse en el ABC de los argumentos cinematográficos. El padre y el hijo distanciados que deben cruzar sus caminos por el bien común o el mal menor. Una relación villano-héroe al que intenta llevar al lado oscuro para conquistar el mundo. ¿Les suena?. También se tratan temas sensibles como el bullying o la soledad, estos no se esconden en la trama y harán que padres e hijos tengan alguna conversación pendiente al salir de las salas. Un gran punto a favor de esto, es la velocidad con la que transcurre la historia. La película va a un ritmo enérgico y dinámico sin parecer vertiginoso y atropellado, lo que hace que en ningún momento se pierda el interés. Los personajes son amigables, se puede empatizar con cada uno y todos en algún momento te sacan una carcajada. Como todos tienen su momento, también lo tiene el villano de turno. Es imposible salir de la sala y no querer a este maloso retorcido, bizarro, gracioso y sumamente perturbado. Todos los personajes secundarios y hasta los de tercer orden están en perfecta sintonía con el relato y ninguno queda en “offside” en ningún momento.
De tal padre Mientras la comedia tradicional americana pasa un momento de estancamiento, sin lograr sorprender con nuevas propuestas, la animación infantil recupera la estructura clásica del cine de antaño. El caso de LEGO Ninjago: La Película, de Charlie Bean, Bob Logan y Paul Fisher no escapa a esta última línea, en donde los directores retoman la posta de Phil Lord y Chris Miller con una propuesta que emula la estructura narrativa de tres actos, pero que, a partir de giros, gags y frenéticos punchlines, refuerzan el dinamismo de la historia. La película habla de Lloyd, un joven que vive en la ciudad de Ninjago, un paraíso en el que todas las posibilidades de crecimiento y ascenso social están dadas para todos, excepto para él. El rechazo de su entorno por su filiación con el siniestro Lord Garmadon, un villano bastante torpe por cierto, que intenta conquistar Ninjago para poder sacar rédito y controlar todos los movimientos de los habitantes, es el principal obstáculo que tiene para su vida. Pero Lloyd resiste, a pesar de ser un excluido, y de contar sólo con el apoyo de su madre y un pequeño grupo de amigos, formando parte del equipo de Ninjas (a lo Power Rangers) que intentan, con éxito, detener a Garmadon. En ese grupo es el Ninja Verde, un experto en artes marciales, líder de los ninjas, una identidad completamente diferente a la que tiene en sus grises días. La película apela a recursos de otras películas y géneros, y mientras en una primera parte la estructura recae en un “drama estudiantil”, en donde el colegio es el escenario de las desventuras del protagonista, en una segunda instancia las similitudes con los blockbusters a lo Michael Bay, refuerzan su espíritu de entretenimiento. Lo curioso de las películas de LEGO es su capacidad para trascender la anécdota del juego de encastre más famoso del mundo, explorando la narración más allá de los límites que la misma materia podría imponerle. LEGO Ninjago: La Película, al igual que sus predecesoras, no se toma en serio, y eso permite que su frescura trascienda la pantalla, despertando risas y carcajadas con cada referencia a la cultura popular que hace, con cada escena en la que se emula, por ejemplo, a clásicos del cine. Y si bien su espíritu de película con moraleja deambula por el metraje, al utilizar un humor corrosivo, principalmente en la relación entre el padre y el hijo, terminan por desacartonar cualquier mensaje intrínseco que quiera transmitirse. Allí donde Disney, y otros estudios, intentan reforzar ideales y valores, la saga de películas de LEGO (y esta no es la excepción) corrompe la tradición, con su propuesta desenfadada, su humor ácido, y un sentido narrativo propio que se nutre de otros géneros cinematográficos y televisivos (la sitcom es su guía) para generar películas de animación que no sólo serán disfrutadas por los más chicos, sino, principalmente, por los adultos nostálgicos.
Esta tercera entrega de las películas creadas a partir de los juguetes Lego nos narra las desventuras que sufre la ciudad de Ninjago, asediada cada día por los ataques del hombre mas malvado del mundo: el temible Garmadon. Afortunadamente para sus habitantes, una y otra vez “Ninja Verde” y sus amigos estarán ahí para impedir que los planes del villano logren la destrucción total de la pequeña comarca. Desde el comienzo, las aventuras se sucederán entre escenas de la más pura acción en línea con películas como “Transformers” o “Godzilla”, que disfrutarán los más pequeños, a momentos del humor más irreverente, para satisfacción de los mayores. Lloyd es un muchacho de 16 años que vive con su madre desde que, siendo aún bebé, su padre Garmadón los abandonó para continuar por el derrotero del mal. Injustamente, el adolescente es victima de bullying por parte de la escuela y de la comunidad toda debido a las maldades de su padre. Sin que nadie lo sepa, en él se oculta la identidad secreta de “Ninja Verde”, quien junto a “Ninja de la Tierra”, “Ninja del Agua”, “Ninja del Rayo”, “Ninja del Fuego”, y “Ninja del Hielo”, ha sido entrenado por su tío (el maestro Ninja Wu), en las destrezas de las artes marciales. Así, cada uno de ellos posee un poder especial que le confiere una habilidad específica junto a una identidad particular. La cinta discurre de lo urbano a lo selvático, de la euforia a la calma. En este camino, los diferentes personajes irán ganando en maduración y aprendizaje.”Lego Ninjago”, finalmente, logra entretener a niños y adultos por igual. Si bien en ocasiones resulta forzada la voluntad de ser “graciosa” en todo momento, no por eso deja de ser efectiva. (M.S.)
LEGO Ninjago: Padre e hijo, al cuadrado. Mientras los fanáticos esperan por la secuela de The Lego Movie, a estrenarse en el 2018, llega una propuesta con personajes no tan reconocidos pero igual de efectiva que sus antecesoras. Con Lego Ninjago, Warner Bros y Lego vuelven a reunirse para regalar una tercera entrega en algo que ya podría considerarse una categoría en sí misma dentro del género de animación, como lo son estas películas animadas con bloques de plástico volando por todos lados. Las anteriores propuestas (The Lego Movie y Batman Lego) ya habían encontrado una excelente recepción tanto en el público como en la crítica mundial. Ahora la apuesta se corre un poco de los personajes conocidos que presentaba anteriormente, como eran los superhéroes y sus archi enemigos, dejando lugar a los protagonistas de una serie de tv (Lego Ninjago , maestros del Spinjitzu 2011), un grupo de ninjas que deben salvar la ciudad donde viven, la cual es atacada por el malévolo, y a veces infantil, Garmadon, quien resulta ser también el padre de Lloyd, uno de los ninjas. Este grupo de chicos adolescentes divide su tiempo asistiendo al colegio y salvando al mundo cada vez que Garmadon quiere apoderarse de la ciudad. Luego de varios intentos frustrados, por parte del malvado en hacerse con su plan, y por parte de Lloyd en ser reconocido por su padre y de poder tener una relación afectiva con él, (para quien sepa mirar hay algunos guiños a la relación que tenían Luke Skywalker y su padre Darth Vader), ahora llega un peligro mayor a enfrentar y todos deberán unir sus fuerzas para dar batalla. LEGO Ninjago sigue la línea de chistes efectivos continuos y tiene un ritmo narrativo que parece nunca detenerse, algunas escenas son llevadas al extremo de saturación en vértigo y color, sin embargo no llegan a cansar, porque están dosificadas en la medida justa. Cada película de Lego parece superarse en cuanto a calidad de animación, en esta oportunidad el juego entre lo animado y lo real, se conjuga perfecto, de hecho incluye la aparición del gran Jackie Chan (quien también presta su voz para el personaje de Wuu, el maestro de los ninja) dotando a la película de un humor clásico y entretenido. Tal vez estos ninjas de bloques de plástico no aporten nada nuevo ni original de lo que ya hemos visto, pero conforman una excelente historia sobre la relación entre padre e hijo que bien puede funcionar para todo tipo de público, se anima también a tocar el tema del bullying en la escuela y la amistad en todas sus facetas, todo en un relato que nunca se detiene y entre el humor y la acción logra el disfrute del espectador.
La película amena, pero lejos del original Tras las notables La gran aventura Lego y Lego: Batman, llega esta película basada en Ninjago, los ninjas adolescentes que son el eje de series, videojuegos y, claro, juguetes de la popular factoría infantil. Pese al esfuerzo de tres directores, seis guionistas y cinco editores, el resultado esta vez está lejos de la eficacia y la capacidad de sorpresa de las dos entregas precedentes. Si bien no faltan el ingenio, la audacia, el desenfado y la belleza de la animación que distinguieron y le dieron vuelo propio a esta saga, Ninjago luce bastante más caótica y menos eficaz: el vértigo y la acumulación por momentos les ganan al humor negro y la riqueza visual. Las tradiciones milenarias de Japón y China se combinan para crear un universo dominado por expertos en el arte de la espada y la lucha cuerpo a cuerpo, más la presencia de dragones, serpientes y un querible villano como Lord Garmadon (Justin Theroux, en plan Darth Vader). La película comienza y termina con una simpática participación de Jackie Chan (son los únicos dos momentos con actores de carne y hueso), pero ni siquiera su personaje de Mister Liu (ni su voz para el de Master Wu) alcanza a redimir del todo a la película. La posibilidad de disfrutar las voces originales (además de Theroux y Chan, se escucha a talentos como Dave Franco, Fred Armisen, Kumail Nanjiani y Michael Peña) está disponible. Ojalá algunas salas la programen aunque sea en funciones nocturnas. El público adulto fanático de la animación, agradecido.
Efectiva, pero efímera La saga comienza a repetirse, pero todavía consigue ser efectiva y divertida. En tiempos en que prácticamente cualquier cosa puede convertirse en una película de Hollywood, el popular juguete de encastre vuelve al cine con su tercera incursión después de la nostálgica La gran aventura Lego y la paródica Lego Batman: la película. Esta vez la acción transcurre en un universo asiático, con influencias mezcladas entre las culturas china y japonesa. Un grupo de ninjas adolescentes debe detener al malvado Lord Garmadon. El villano no es otro que el papá de Lloyd, el muñeco protagonista que sufre el rechazo de todo Ninjago aunque salve la ciudad noche tras noche en secreto al convertirse en el Ninja Verde, y la moraleja está muy encastrada en el universo de la identidad, tan afín a la paternidad como al imaginario ninja. En una de esas frecuentes peleas contra su padre, Lloyd decide utilizar “el arma máxima”, que no resulta ser más que un inofensivo puntero láser. Pero “el arma máxima” termina provocando la irrupción en la ciudad animada de un “monstruo suavecito con dedos y lengua áspera”, que no es más que un simpático gatito real al que llaman “Miauthra” y termina derribando edificios y todo lo que se cruce en su camino mientras persigue incansable la luz del puntero. Por consejo del Maestro Wu, para que todo vuelva a la apacible normalidad, los chicos salen en busca del “arma máxima máxima” y de transformarse en verdaderos ninjas en el camino, acompañados por el propio Lord Garmadon con quien Lloyd deberá recomponer su relación padre-hijo como parte del proceso. Muchos gags ingeniosos, demasiados chistes obvios (aunque no por eso menos graciosos) y varios números musicales se apilan a lo largo de una narración que busca alejarse un poco del clasicismo, con breves clips que arremeten con la pirotecnia audiovisual acostumbrada por buena parte de las series animadas contemporáneas. Lego Ninjago: la película es tan efectiva y efímera como sus predecesoras y, como un juguete en tiempos digitales, entretiene un rato a cualquiera con ganas de divertirse antes de pasar a otra cosa más interesante.
Lejos de “La gran aventura Lego”, esta película sobre samuráis en una ciudad protegida por samuráis atacada por un mal samurái que, de hecho, es el papá del héroe es una comedia animada de aventuras que funciona bastante bien aunque se satura de chistes “para que también se diviertan papá y mamá”. De todos modos, y más allá de su indeclinable afán de lucro, está bien hecha y divierte. Por lo menos, más que “¡madre!”.
La tercera incursión cinematográfica de los Lego, después de la muy buena Lego Movie y la bastante buena Lego Batman, sigue a un grupo de niños que se transforma en superhéroes pera acabar con el malvado Garmadon. Claro que el malo es, además, el padre ausente de Lloyd, uno de ellos. La película, que arranca como un catálogo de venta de juguetes sin mucha excusa, va encontrando varias buenas ideas por el camino, que permiten olvidar la irremediable falta de sorpresa que le toca a una tercera parte. Con ritmo, inventiva y buen humor, se ríe de todos los temas que toca, y la animación es admirable.
Luego del arrollador éxito de La gran aventura Lego y LEGO Batman, llega esta nueva aventura que no está a la altura de sus antecesoras pero que comparada con otras películas modernas destinadas al público infantil está bastante bien. Esta nueva propuesta sale de la excelente serie de televisión que se emitió a partir de 2011 y que es muy recomendable. En cierto sentido también sirve como prólogo para que el público se interese por la misma. Su historia en sí, es como un capitulo perdido o el final de temporada. Es ahí donde pierde; parecieran ser hasta tres películas distintas. La primera parte con el día a día de los protagonistas se estira en alguna batalla y en chistes repetitivos que llegan a aburrir, además de que las escenas de acción que por momentos marean. La segunda parte es la más conseguida, ya que trabaja en las relaciones entre los personajes principales, los cuales tienen grandes momentos y líneas de diálogos muy graciosas; entre ellos, el villano Garmadon (voz de Justin Theroux) que se roba cada escena y que es la verdadera estrella. Este segmento da paso a un clímax bien resuelto que escapa de lo explosivo del principio y que además contiene varias situaciones graciosas que logran su efecto. Aun así, el exceso de personajes es también una contra, ya que por lo menos dos de ellos son intercambiables y ninguno parece tener una función más que la de acompañar al protagonista en su odisea. Y es una pena porque son mejores al protagonista (voz de Dave Franco) cuyo peso queda desdibujado ante la otra estrella de la película: Jackie Chan. El genio de artes marciales no sólo presta su voz para su personaje de maestro ninja sino que también aparece en persona en un comienzo con actores en carne y hueso que también da a entender al público que esta es una fantasía, que la película está narrada como un juego en donde se pueden aprender cosas y que es también tierra para la imaginación. Ninjago también tiene algunas secuencias delirantes como aquella en que aparece un gato real en un mundo que le es ajeno y las típicas referencias, esta vez a películas de karate muy oscuras, que no afectan a la historia ya que son muy acotadas y bien utilizadas dentro del contexto de la historia. Y al final (y no es ningún spoiler) vuelve Jackie Chan para demostrarnos por qué es tan querido por el público, con su carisma y los famosos bloopers en donde demuestra que la comedia física, el slapstick y la tradición de Buster Keaton aún sigue vigente. Es eso, junto a algunas escenas conseguidas y personajes que generan simpatía que logran que Ninjago sea una película para ver en cines. No estará a la altura de las anteriores pero aún sigue habiendo material y del bueno para disfrutar; a veces es mejor una película imperfecta que una perfecta.
Yo soy tu padre. Lloyd conforma un escuadrón de guerreros ninja junto a sus amigos y protegen a la ciudad Ninjago de la constante amenaza de critica de Lego NinjagoLord Garmadon. Como si esto fuera poco, Lloyd es también el hijo de Garmadon, lo que no le deja muchos amigos por fuera de su persona de héroe. Las cosas se complicarán cuando un error de Lloyd atraiga a un monstruo a la ciudad, le dé la ventaja a Garmadon, y deba realizar una travesía en busca de un arma secreta que le permita revertir esta situación. Lego Ninjago es una película de acción y aventuras entretenida, que mantiene bastante el molde de sus dos producciones anteriores: el de hacer reales esas aventuras que nos armábamos con los mismos juguetes cuando éramos nenes. Consigue que nos riamos y nos preocupemos al mismo tiempo de un gato gigante que destroza una ciudad hecha con ladrillitos de plástico. El desarrollo emocional de los personajes es donde radica la mayor habilidad de estas películas, dado que consiguen que nos olvidemos que se trata de muñequitos. En el caso particular de Lego Ninjago el guion sabe cuándo arriesgar a tratar temas como la identidad, el amor propio, los lazos de la paternidad y el peso de la mirada de los otros. No obstante, le encuentro dos debilidades. Por un lado, a pesar de contar con un buen uso de la comedia, a veces incurre en la repetición de los chistes. Por otro lado, uno tiene la sensación de estar viendo dos películas de una hora en continuado más que una narración fluida de dos horas. Si bien el guion sabe encontrar el nexo adecuado donde una historia toma la posta de la otra, esto trae como consecuencia que la película se sienta más larga de lo normal. Visualmente hablando, la película cuenta con una animación muy dinámica y escenas de acción que no pocas veces homenajean a los seriales japoneses de antaño. El público más versado en este tema encontrará referencias a rabiar. En materia actoral, dado a que vi la versión en castellano, solo puedo decir que el laburo de doblaje fue digno y a la altura del desafío. Ver a Jackie Chan (quien en la versión subtitulada es la voz del Maestro que entrena al protagonista) abriendo y cerrando la película fue un lujo y, desde luego, encontrarán al final un reel con sus bloopers. Conclusión: Lego Ninjago es una propuesta que consigue su prioridad de entretener y que sabe cuándo animarse a más desde lo emocional; es decir, conectar con la platea infantil sin descuidar a la platea adulta. Una elección eficiente para llevar a los chicos al cine.
Muñequitos que reparan los vínculos El film juega con los límites de lo posible dentro del universo del cine infantil, esta vez centrado en la relación entre un hijo y sus padres.. Desde su llegada hace menos de un lustro, la franquicia de LEGO, el juego de piezas de encastre que paso con éxito de las jugueterías al cine y la televisión, parece decidida a construir sus universos en contra de la lógica de las películas para chicos. E incluso, a grandes rasgos, de la narrativa cinematográfica en general. Si el cine, sobre todo el de factura industrial, se dedica a contar historias de personajes que se destacan entre el promedio, el debut en pantalla grande de estos muñequitos de movimientos limitados (La gran aventura LEGO, 2014) estaba protagonizado por un tipo común, un obrero al que era imposible identificar dentro de la masa urbana donde todos tienen la misma cara. Detalle que en un mundo como el de LEGO, en donde todos los muñequitos en efecto tienen la misma cara, cobraba una gracia adicional. Por su lado LEGO Batman (2017) ponía en primer plano algo que se sabe desde siempre, pero que el mundo de la historieta y sus productos derivados no siempre se encargan de destacar como corresponde: que lo más importante en las historias de superhéroes son los villanos, porque mientras más atractivos y poderosos sean estos, más se justifica el lugar, el valor y el poder de los héroes. Con el estreno de LEGO Ninjago la factoría LEGO le apunta entre los ojos al gran coloso del cine infantil, la poderosa Disney. Si en la tradición fantástica surgida de la imaginación de Walt Disney los protagonistas arrastran traumas infantiles irreparables que los moldean tanto emotiva como éticamente (alcanza con recordar la orfandad total o parcial de casi todos sus personajes; algunas, como las de Bambi o Simba, ocurridas en circunstancias dignas de la más cruel tragedia griega), en Ninjago el núcleo duro del relato se encuentra ocupado por la red de vínculos que se tejen dentro de una familia entre un hijo y sus padres. Por supuesto que no se trata de la historia de una familia feliz –no al menos inicialmente–, pero sí de una en donde existen instancias de solución para estos conflictos emotivos que, sin llegar a aquellos niveles de tragedia, también son válidos como plataformas de aprendizaje ético para todos sus miembros. Gármadon es un personaje siniestro con cuatro brazos y aspecto de demonio japonés, cuya razón de ser es la conquista y sometimiento de la ciudad de Ninjago. Objetivo que siempre es desbaratado por un grupo de cinco ninjas adolescentes que, bajo el liderazgo del valeroso Ninja Verde, siempre se encargan de salvar la ciudad y restituir el orden. Pero ocurre que tras la máscara del Ninja Verde se oculta Lloyd, el joven hijo de Gármadon, a quien todos los habitantes de Ninjago desprecian a causa de los actos de su padre. Si bien por sus fisonomías Gármadon y Lloyd recuerdan mucho a Darth Vader y Luke Skywalker, clásica pareja trágica de padre e hijo, también es cierto que aquí el nudo dramático no pasa por el desconocimiento de ese vínculo. Por el contrario, ambos mantienen ese tipo de relación distante que suele marcar a los hijos de padres separados. Acá el drama inicial pasa por el modo encubierto con que Lloyd combate a Gármadon, tal vez esperando ganarse con ello el reconocimiento de un progenitor ausente e indiferente. A caballo de ese humor con vocación de absurdo que ya es marca registrada de la franquicia, Ninjago vuelve a ofrecer la posibilidad de un goce que juega con los límites de lo posible dentro del universo del cine infantil. E incluso con los límites del cine, en tanto recurre a herramientas que son propias del lenguaje audiovisual 2.0, adueñándose de códigos propios de la comunicación en redes sociales, como gifs, memes o contenidos virales. No es posible ahondar en esto sin revelar gracias que no deben ser puestas al descubierto, pero basta decir que el director y guionistas de Ninjago supieron releer y aprovechar con ingenio esta influencia. Pero el gran acierto de la película sigue siendo el modo en que reinterpreta la forma de presentar aquellos vínculos que Disney necesitaba truncar hasta lo irreparable para construir a sus héroes. Por el contrario, los actos de reparación son el motor de Ninjago, en tanto estos les permiten a sus personajes alcanzar la plenitud. Y en el mismo movimiento generan un espacio de empatía para una gran cantidad de espectadores para quiénes la orfandad quizá resulte una crueldad distante, pero que pueden identificarse con este modelo de familia disfuncional y ensamblada, pero no necesariamente infeliz.
Conflictos familiares y mucha acción La nueva aventura de Lego trata sobre Lord Garmadon, un villano que ataca constantemente a una ciudad con el objetivo de gobernarla, pero un grupo de ninjas adolescentes intentará impedirlo. A ocho meses del estreno de “Lego Batman”, la ansiedad de Warner hizo que nuevamente tengamos una aventura basada en el mundo del juego de encastre, en este caso “Ninjago”. El nuevo universo generó una ola de fanatismo que se aleja de los clásicos de Disney/Pixar y Dreamworks, que desde hace años encaran la búsqueda de salir del esquema “animado”, y pueden trazarse semejanzas con géneros como el drama y el romance. Descontracturados y conscientes de las virtudes y los defectos de su estructura inverosímil, los Lego van más allá y juegan con la exageración. Lord Garmadon es un villano que ataca constantemente la ciudad de Ninjago, con la intención de gobernarla. El problema es que a pesar de contar con un numeroso ejército y varios generales que llevan a cabo sus planes macabros para lograr su cometido mayor, un grupo de ninjas adolescentes, montados en sus robots con formas de animales (bienvenida cualquier referencia a los Power Rangers), se lo impiden. El grupo está comandado por el Ninja Verde, Lloyd, quien es el mismísimo hijo de Lord Garmadon. Para proteger a la ciudad, el joven mantiene su identidad ninja en secreto, pero desgraciadamente no sucede lo mismo con su árbol genealógico, pues toda la ciudad sabe de quién es hijo y por ello no es muy popular. Con la misma esencia que “Lego movie” y “Lego Batman”, la tercera entrega de estos bloques de plástico que cobran vida, se para sobre la parodia y la ironía para crear un gran guión que se ríe de los géneros, los estereotipos cinematográficos y sus mismas falencias. De esa manera, sin buscar más que entretener, vence todo el tiempo en la pantalla. Sin embargo, el conflicto es que, justamente por mantener la fórmula de los anteriores proyectos de Lego, los gags comienzan a perder fuerza porque justamente no hay nada que sustente el filme detrás de esa buena idea que es, ahora, un eco. De todos modos, mientras avanza el largometraje, habrá sorpresas. Es el primero que tiene a dos personajes de carne y hueso, que son los que cuentan la historia, y nada menos que Jackie Chan para hacer de un experimentado vendedor en un viejo comercio para narrar el cuento. En medio de la historia, la inclusión de un animal, también de carne y hueso, entre los personajes de plástico también suena a buena intromisión y sorprende dentro de los cánones que utilizan habitualmente para resolver escenas.
No hay nada más natural que hacer películas con juguetes porque básicamente es lo que lxs niñxs hacen todo el tiempo: Toy Story lo supo capitalizar mejor que nadie pero desde un punto de vista más comercial, desde que por primera vez en los ochentas se inventó un dibujito como He-Man específicamente para promocionar una línea de muñecos, la circularidad entre juguetes y películas no para de entregar más y más productos. De hecho es difícil encontrar una juguetería donde la mayor parte de la mercadería en exhibición no sea, además, merchandising de algo, y en ese sentido la idea de películas de Lego podía parecer el colmo de la megapublicidad disfrazada -pero no demasiado- de cine. Sin embargo The Lego movie (2014), la primera de las tres películas que la marca de ladrillos lleva estrenadas, sorprendió con una historia sólida que aprovechaba de manera inteligente los distintos universos Lego: en una ciudad donde todos eran trabajadores organizados y mecánicamente dóciles con el poder, el hombre más común y corriente (más aburrido y crédulo también) se enteraba de que era el elegido para impedir que el malvado Presidente de Negocios cumpliera su propósito de inmovilizar a todos usando un espantoso pegamento de secado rápido que había inventado. El tipo común se enteraba, de paso, de que había muchos otros mundos además de su pequeña ciudad ordenada y siempre igual. El argumento era demasiado sofisticado, claro, para lxs más chiquitxs, pero la idea de mezclar distintos universos era palpable y reflejaba, después de todo, lo que ellxs hacen todos los días al jugar. El ritmo vertiginoso de The Lego movie (no recomendable para bebés e infantes) y un tipo de humor irónico, lleno de autoconsciencia y de guiños para padres y madres familiarizados con el cine de superhéroes se repitieron en The Lego Batman movie (2017), estrenada a principios de este año. El eje de esta bromantic comedy (la versión de comedias románticas entre varones) era la relación de amor-odio entre Batman y el Guasón, que estaba dispuesto a perseguir hasta el fin del mundo al enmascarado con tal de que le declarara su odio. Una segunda línea temática tenía que ver con la forma en que Batman se iba convirtiendo, casi sin quererlo, en una especie de padre para Robin; de esa manera, el Batman ideado por Lego reunió en una misma figura esa triple fantasía de ser Batman, ser amigo de Batman y que Batman sea tu papá, y acercó a lxs más pequeñxs un personaje que, cada vez más, el cine se tomó muy seriamente en una serie de películas oscuras destinadas solo al público adulto. La novedad de Lego es una versión extendida de Ninjago, la serie sobre una banda de ninjas adolescentes que puede verse en Netflix. Aunque Ninjago Lego tiene poco de película de ninjas y más del tipo de robots gigantes que vienen del animé, a lxs niñxs les importará muy poco. El protagonista es Lloyd, un chico tímido del que todos se burlan. La gran espina de Lloyd es que su padre es el brutal Garmadon, villano que asola la ciudad. Muy desentendido de cualquier deber paternal, Garmadon abandonó a Lloyd y a su mamá cuando él era bebé. Una misión une al padre y al hijo en un viaje en el que, como es de esperarse, se irán acercando hasta que el villano descubra por primera vez la satisfacción de enseñar algo. Debe haber pocas películas que idealicen menos la paternidad, y muestren padre más cargados de defectos, que estas Legos; en Ninjago, además, el protagonista es después de todo un hijo de padres separados y el final feliz no es precisamente la familia unida. Enmarcada en un segmento de acción en vivo donde un nene visita un negocio de antigüedades atendido por Jackie Chan (que, sí, está ahí solo porque es asiático, pero qué adorable), Ninjago Lego hace que cobren vida esos juguetes rotos o gastados por el uso y además tiene, en un gato de tamaño natural, al mejor villano involuntario que se vio en mucho tiempo.
Contiene mucho amor, es enérgica, inteligente y divertida. Ahora la amenaza es un gato que a través de una luz de laser, hace ciento de travesuras, genial la participación de Jackie Chan, visualmente es impresionante, está más dedicada a los chicos y no tanto a los adultos. Toca varios temas como la relación entre padres e hijos, habla de la familia, del amor y el compañerismo, entre otros. Dentro de los créditos finales hay una escena extra. Ahora solo nos resta esperar la próxima entrega.
La eterna reconstitución Las entradas de la franquicia Lego se volvieron una suerte de placer culpable para muchos adultos porque si bien las fórmulas narrativas están indudablemente emparentadas con el cine infantil, a decir verdad el manojo de referencias y el contexto nostálgico resuenan fuerte entre los espectadores más entrados en años, especialmente los de 30 para arriba. En Lego Ninjago: La Película (The Lego Ninjago Movie, 2017) ya se nota un poco de cansancio en las premisas de base pero la experiencia en general todavía cumple en lo que respecta al arsenal cómico y aventurero, un esquema que combina por un lado muchos chistes autoconscientes acerca de los estereotipos que trabaja el relato y por el otro una serie de secuencias de acción enmarcadas en un ridículo controlado por la idiosincrasia de los juguetes en cuestión y de las “figuritas” humanas protagónicas que los complementan. Considerando que hablamos de un enorme vehículo para explotar/ posicionar los productos de la dinamarquesa The Lego Group, la compañía dedicada a la fabricación de juguetes más grande y poderosa del mundo (superando en ventas a otros monstruos del rubro, como por ejemplo las norteamericanas Mattel y Hasbro), la obra cinematográfica que nos ocupa es bastante potable y se las arregla para mantener viva -con dignidad y una buena dosis de desenfreno- aquella llama que encendieron las superiores La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2014) y Lego Batman: La Película (The Lego Batman Movie, 2017). El cóctel narrativo se repite al pie de la letra porque aquí volvemos a encontrarnos con un tirano que pretende destruir la ciudad de turno, construida por supuesto con esos coloridos ladrillos de plástico de siempre, y una bella reconstitución personal/ familiar por parte del protagonista. La propuesta mantiene además la tradición de mezclar el mundo real con el imaginado para el “entorno Lego” ya desde el mismo prólogo, cuando un niño (Kaan Guldur) entra a una tienda de antigüedades y se topa con el dueño, el Señor Liu (Jackie Chan), el cual le comienza a relatar la historia en sí del film. Ninjago es una ciudad que funciona como la sede de una eterna lucha entre el malvado Lord Garmadon (Justin Theroux) y una fuerza secreta de ninjas comandada por el Maestro Wu (Chan de nuevo), nada menos que el hermano del villano. La cosa se complica todavía más porque el verdadero protagonista de la faena es Lloyd (Dave Franco), a su vez hijo de Garmadon y miembro del equipo de ninjas, quienes -al igual que el “malo, súper malo”- controlan robots gigantes capaces de las más grandes y estrambóticas hazañas. Desde ya que la trama canaliza semejante revoltijo sentimental hacia un eventual viaje de reconciliación entre el padre abandónico y su hijo hiper sensible, un joven que desea acercarse a su progenitor en una coyuntura de lo más bizarra que nuclea citas a los enclaves de las artes marciales, los mechas y hasta el anime. Hay que ser justos con el film y en primera instancia afirmar que podría haber sido mucho más gracioso si no apostase tanto a seguro en el ámbito retórico más macro (aun así el metraje incluye un cúmulo de gags tan inteligentes como adorables, bien en sintonía con los del resto de la saga), no obstante Lego Ninjago: La Película asimismo padece de elementos contextuales que escapan al margen de influencia de la obra en sí, como el hecho de que la susodicha explota una línea de juguetes no muy conocida por el público masivo (los Lego Ninjago empezaron a producirse en 2011 y apuntan en especial a los consumidores más pequeños) y el detalle de que las dos entradas previas venían bendecidas de antemano (La Gran Aventura Lego representó toda una novedad dentro del cine infantil porque nos ofrecía un espectáculo fastuoso con los bloquecitos conocidos por todos, y por su parte Lego Batman: La Película le sacaba el jugo al costado más freak del famoso personaje de Bob Kane y Bill Finger). No hay que escarbar demasiado para hallar la melancolía de fondo del relato, su mayor fortaleza por cierto, esa tendencia a la remembranza implícita de una niñez más simple y reducida a los conflictos/ potencialidades familiares fundamentales, las cuales siguen marcando la vida adulta -para bien y para mal- en cada pequeña decisión…
Si no vieron las anteriores entregas del universo "Lego", deberían reservarlas para cuanto antes. Las dos predecedoras ("The Lego movie" y el capítulo sobre Batman) acumularon prestigio y promovieron buenas ventas en todo el mundo. Esta vez, Warner explora otra historia mientras esperamos la secuela de la original para 2018. Nos vamos a Oriente, a ver una trama de amor mal resuelto, entre padre e hijo. "Lego Ninjago" está atravesada por dos cuestiones: tenemos la típica historia de conformación de un súper equipo para defender un lugar (una tarea épica y desproporcionada) y la tortuosa relación de amor no correspondido entre padre e hijo. Un pequeño guiño al mundo de Star Wars, sin duda. La historia nos presenta a Lloyd, un simpático y querible Lego que vive en la ciudad de Ninjago, donde todo parece estar de diez. Menos para él, porque todos allí saben que él es hijo del líder de la fuerza "oscura": Lord Garmadon, un villano que está orquestando la destrucción de su hermosa ciudad y que no cuenta con muchos amigos en el lugar, digamos... Pero Lloyd no baja los brazos y quiere formar parte de un escuadrón de protectores de la ciudad. Mucho más cuando la amenaza se vuelve más definida y Garmadon viene por todo. Ahí hay temer. El integra un grupo de Ninjas para combatir al malo de turno pero, como se imaginarán, no será fácil la misión. Más porque Lloyd es un sujeto bastante errático y torpe. La película se construye a través de efectivos gags con el protagonista luchando contra el bullying que recibe en muchos ámbitos por ser quien es, y sus ansias de destacarse como defensor y héroe de su ciudad. El guión no ofrece sorpresas pero cumple con su objetivo primario. En cuanto a la realización técnica, otra vez, nada que objetar. Tres directores haciendo su primera experiencia fuerte (Charlie Bean, Paul Fisher, Bob Logan), y seis guionistas (!) trabajando para pases un buen momento en sala. La animación es un punto fuerte de la propuesta y en la versión subtitulada encontrarás voces de Jackie Chan, Dave Franco, Micahel Peña, Justin Theroux y Olvia Munn, entre otros, lo cual incrementa el valor del film. "Lego Ninjago" peca sí de repetirse en una fórmula de "autosuperación" de los protagonistas que merece replanteo de cara al próximo episodio. No hay demasiado que objetarle (de hecho, uno la pasa bien en sala), aunque el tema de insistir por el mismo camino es quitarle cierta sorpresa al espectador. Por todo lo demás, es un cinta familiar muy entretenida que a los adultos les va a interesar mucho
Las películas de LEGO son realmente divertidas. Los guiones son muy inteligentes y como se animan a estos tradicionales personajes es genial. Pero ya hemos visto varias de estas películas y creo que lo que pierde Ninjago es la sorpresa, porque ya asumimos toda la primera parte mencionada. Están los chistes para grandes y chicos, está la increíble ambientación de todo, y no deja de ser un muy buen producto... pero ya sin sorpresa para los que vimos las anteriores. Es genial la relación entre el protagonista y el malo de la historia, como así también lo que el vive en la escuela y en la sociedad en general. Por ahí viene el humor de manera perfecta. Como contra es que le sobran unos cuantos minutos y estimo es la más larga de las películas de Lego hasta ahora. Si Emoji vendió más de medio millón de entradas, esta debería vender un millón... pero sabemos que no es así lamentablemente, porque los Lego sirve para agrandar la imaginación de los chicos, para que inventen historias y situaciones, y la película es como regar esa imaginación para sus juegos diarios. Pero hoy garpa más poner un emoticón... esperen a que llegue la película de los audios de whatsapp y ahí rompen la taquilla. Pero para los chicos con imaginación, Lego está bien, no tanto por lo que pasarán en la sala, sino por lo que representan en general las pieza de encastre danesas y para lo que sirven, y Ninjago viene a complementar eso.
Cuando en 2014 se estrenó The Lego Movie me pareció una genialidad total. Muy original en su planteo y desarrollo, además de ser una fiesta de referencias cinéfilas. Si bien hubo un cierto sector del público al cual no le gustó, en líneas generales tuvo una gran aceptación y fue un éxito. Este año llegó el spinoff Batman Lego, una verdadera fiesta para los fans del murciélago así como también para los espectadores ocasionales y los más niños. Esta es la tercera película de la factoría (no se cuentan los especiales para DVD), y lamentablemente no posee el magnetismo ni gracia de sus predecesoras, o por lo menos no lo tiene para el público adulto. Lego Ninjago ya es diferente porque abre y cierra con escenas de acción real protagonizadas por Jackie Chan, quien cuenta la historia que vemos en pantalla y recién ahí pasamos a la animación de los Legos. El plot es una especie de fórmula Power Rangers mezclado con Karate Kid y film de Disney sobre el auto descubrimiento y la relación padre/hijo. Dirigida por Charlie Bean, Paul Fisher y Bob Logan, óperaprimistas que cuentan con larga trayectoria en animación. Pero queda bien claro que no funcionan de la misma manera en la cual lo hicieron Chris McKay y la dupla Phil Lord/Chistopher Miller en las dos entregas anteriores. Aquí no hay originalidad ni acidez. En consecuencia tenemos un relato infantil que no brilla por casi ningún lado salvo en algunas secuencias.
Luego del éxito de La gran aventura Lego y de Lego Batman, la película, Charlie Bean, Bob Logan y Paul Fisher vuelven a darle vida a los muñecos, esta vez con Lego Ninjago: la película. En esta ocasión la trama nos sitúa en la Ciudad Ninjago, un lugar que es constantemente amenazado por el malvado Garmadon. Lloyd -un joven de 16 años poco tenido en cuenta socialmente y que oculta una personalidad secreta-, intentará, junto a su grupo de amigos, proteger a la ciudad de los malvados planes del villano, quien además resulta ser su padre. La historia peca por su simplicidad: un hijo (héroe) lucha contra su padre (villano), quien hará lo posible para que se pase al lado oscuro. La relación entre héroe-villano/padre-hijo abusa tanto de cada tópico habido y por haber que es imposible empatizar y generar algún tipo de conexión emocional con estos dos protagonistas. El poco desarrollo que tienen los personajes secundarios también es otro punto flojo del film. Los otros ninjas sólo parecen estar para generar alguna que otra situación cómica pero, más allá de eso, aportan poco y nada a la trama. Lo único que llegamos a conocer de ellos son sus nombres, ¿sus motivaciones? Vaya uno a saber. Como suele ocurrir cada vez que se intenta sacar el mayor provecho a una franquicia, Lego Ninjago: la película no está a la altura de sus predecesoras. Mientras que La gran aventura Lego contaba con una trama que hacía referencias claras a temáticas más profundas como el consumismo, Lego Batman, la película logró destacar por su humor infantil pero con claros guiños hacia los adultos. En esta oportunidad, la unión Lego-Warner presenta una historia netamente infantil.
"Lego Ninjago: la película", un mundo de juguetes Con Lego el proceso fue el opuesto al habitual, que es lanzar merchandising sobre series o películas animadas exitosas. La industria de los clásicos bloques encastrables se diversificó al asociarse a las majors para generar productos audiovisuales para televisión, franquicias cinematográficas y colecciones cada vez más sofisticadas. Así llegó “Lego Ningajo: La película”, que sucede a la inicial “La gran aventura Lego” y “Lego Batman: La película”. Los directores Charlie Bean y Paul Fisher se lanzaron a su primer largometraje después de una carrera experimentada en algunos de los tanques de Hollywood desinados al segmento infantil. Se trata de una película tradicional y a la vez irreverente para niños, aunque más de un adulto pueda sentir algo de nostalgia al ver los “ladrillitos”. Pero el filme está lejos de la nostalgia. Los cineastas fusionaron el relato convencional de aventuras con un villano tan descaradamente malo que da risa, un adolescente que sufre con estoicismo el desprecio que genera que todo el mundo sepa que es el hijo del villano, una madre proactiva que lo impulsa a seguir adelante a pesar las humillaciones, un gato-monstruo real, un arma “máxima” cuidada con celo por el maestro ninja y ese mismo maestro intentando transmitir sus enseñanzas ancestrales a los cinco protagonistas. A diferencia de muchas películas infantiles hechas a repetición, “Lego Ninjago” tiene la espontaneidad disparatada de un juego de chicos con imaginación y humor, además de una trama que irá develando las relaciones entre ellos y cómo es posible reparar vínculos, sin pase de facturas, pero sí con mucha perseverancia en ese objetivo.
Crítica emitida el sábado 30/9 de 20-21hs. en "Cartelera 1030" por Radio Del Plata (AM 1030)
FAMILIA NINJA Tras La gran aventura Lego y Lego Batman: la película, la pregunta que empieza a pisar fuerte es si el universo de Lego puede seguir sosteniendo niveles adecuados de originalidad y creatividad, o si ya está entrando en un mecanismo de repetición de sí mismo que lo va a llevar a caerse por su propio peso, como le sucedió, por ejemplo, a la saga de Shrek. Yo creo que no, básicamente porque si bien es cierto que hay un molde estético y un estilo narrativo sobre los que se asienta cada film nuevo, la intención es siempre contar historias nuevas, que se abren y cierran sin necesidad de referenciar a otros relatos, hechos o personajes. Es decir, cada película cuenta algo por sí misma. Esta operación es la que permite que, ahora, Lego Ninjago: la película pueda desplegar sus propios méritos, sin dejar de establecer sutiles conexiones con las anteriores entregas. Lo que propone en la superficie Lego Ninjago: la película es una actualización paródica de los relatos donde se fusionan las artes marciales con las peleas de robots, un terreno donde conviven creaciones como Robotech, Power Rangers o, más recientemente, Titanes del Pacífico. Pero eso es solo el principio, porque en verdad estamos ante una comedia familiar con tintes dramáticos: Lloyd podrá ser el integrante del grupo de ninjas defensores de Ninjago, pero también es el hijo de Garmadon, el villano que siempre intenta apoderarse de la ciudad. Ese conflicto de identidad, de un hijo buscando que su padre asuma el rol que le corresponde de una vez por todas, funciona también como una puesta en crisis de las concepciones sobre el Bien y el Mal, lo positivo y lo negativo. Donde Lego Ninjago: la película establece potentes –y productivas- conexiones con sus dos predecesoras es en la puesta en escena de esa conflictividad desde la acción y el movimiento. Tanto la acción como el movimiento son, nuevamente, frenéticos, con referencias culturales de todo tipo que desfilan a mil por hora. Pero el mérito en verdad surge porque entre tantos colores, velocidad y citas de todo tipo, los que terminan pesando más que cualquier otro factor son los personajes: el film se permite una progresión llamativamente pausada para hilvanar los cruces paterno-filiales, el pasado familiar dándose la mano con el presente y la reconstrucción de los núcleos afectivos. En el medio, Lego Ninjago: la película se constituye de manera casi natural como un concierto cinematográfico de creatividad e imaginación, de entrecruzamientos entre lo real y lo ficcional, de reflexión permanente sobre el arte de narrar, de autoconsciencia –sin caer en la canchereada o el cinismo- sobre estereotipos, convenciones y arquetipos. En un punto, puede ya pensarse al universo de Lego como el espacio expresivo pertinente para buena parte de la comedia estadounidense más reciente. Eso se puede notar no solo en los repartos de voces –acá tenemos a Dave Franco y Justin Theroux, por ejemplo-, sino también en lo que aportan desde la producción Phil Lord y Chris Miller, que ya habían dirigido La gran aventura Lego, pero también Lluvia de hamburguesas y las dos entregas de Comando especial. Todos estos elementos se posicionan siempre con la aventura desatada como marco. Aún con algunas remarcaciones y sobre-explicaciones discursivas innecesarias, que por momentos empantanan lo que se cuenta, Lego Ninjago: la película es un film tan sensible como feliz, que se permite ciertas instancias de melancolía pero que ante todo privilegia el goce estético y narrativo. Su mundo –como corresponde al terreno de la animación- está repleto de capas de sentido. Solo hay que soltarse, dejar fluir y disfrutar de las peleas, explosiones, profecías y claro, la historia de un hijo y su padre aprendiendo a conocerse y entenderse.
El humor Con los productores ejecutivos Tim Miller y Phil Lord, la garantía del "show del chiste" es todo un hecho y por eso NinjaGo no tiene nada que envidiarle a Lluvia de Hamburguesas, La Gran Aventura LEGO o Batman LEGO. Una catarata de chistes irreverentes y parodias a los clásicos del animé y películas de Kung Fu inunda la pantalla desde el minuto uno y atrapa a grandes y chicos por igual. Jackie Chan El legendario actor de decenas de películas del género de las artes marciales interpreta al dueño de una tienda de antigüedades que le narra la historia principal y también le presta la voz a uno de los personajes del film. Chan demuestra que los años no han hecho más que volverlo una leyenda y no se priva de mostrar su clásico “detrás de las escena” durante los títulos finales de la película. La Animación Más allá de las excelentes técnicas que imperan en la industria con estudios como Pixar y Dreamworks, las películas de Warner / LEGO no se quedan atrás y por eso además de una fluida animación se le agrega el hecho de que cada escena está producida con un nivel de imaginación que sorprende. La forma en la que todo está construido con los clásico cubos de plástico se convierte también en un detalle que le agrega mucho a la película. Supera cualquier expectativa NinjaGo es un film basado en una serie de Disney que por cuestiones contractuales está producida por Warner Bros., por lo que cualquiera podría predecir que harían cualquier cosa con ese material. Pero lo cierto es que el estudio de animación del conejo ha puesto todo de sí y no hay manera de no engancharse por la película ya sea a través de las divertidas escenas de acción o bien del humor desplegado a lo largo del metraje. Nadie puede permanecer imperterrito ante el mismo. Homenajes por doquier Desde un equipo multicolor que lucha a bordo de naves al estilo de Power Rangers hasta el mismísimo Bruce Lee. Desde un villano vestido de negro con un hijo que ha dedicado su vida al bien hasta un gato gigante que destruye una ciudad llamado Miau-tra (en referencia a Mothra, la polilla asesina), todos son "homenajes" (quiere decirle "robo"? Adelante, Tarantino lo hace todo el tiempo y gana premios por doquier) a clásicos del cine de todos los tiempos pero lo cierto es que no hay manera de no caer con alguna de las cientos de propuestas que NinjaGo despliega en una hora y media.
Un poco más de lo mismo, pero efectiva, entretenida y divertida. En esta oportunidad Lego ofrece algunas cositas más originales, como por ejemplo la presencia de un gato de carne y hueso (personaje interpretado por dos gatitos, Pearl y Ruby) que...
Soy yo. Evidentemente el problema es mío. Se estrena otra producción de LEGO. LEGO, o sea los Rasti por excelencia del país del norte. Ese juego para armar. LEGO. LEGO. No sé si soy claro. LEGO. Digo, porque el espectador va a ver esta marca tantas veces durante la proyección de Lego Ninjago que lo mío es bastante recatado. Es más, considerando el estreno de “Batman LEGO:: la película”, hace poco más de siete meses, es innegable la intención de que estos ladrillitos para armar los tengamos incrustados en el inconsciente la suficiente cantidad de tiempo como para no dudar un instante a la hora de elegir regalos de navidad, año nuevo, reyes, cumpleaños, día del niño, etc. Acá, en la Argentina, en el jardín de infantes conocimos los bloques de madera, los Daki (esos bloquecitos de plástico con decenas de dientes de plástico que se encastraban unos con otros y por supuesto los Rasti). Más sofisticado era Mecano (piezas de metal ya bastante más industriales). Este rescate emotivo no existe per sé porque claramente LEGO no existía en esa época. Es más de lo mismo. La primera de estas ideas, allá por 2014, instalaba algo interesante: Un padre tan obsesionado por las maquetas que construía, que no las podía disfrutar con su propio hijo. Es decir una introducción con acción real que luego se transformaría en una historia animada sobre este juego. Las tres producciones cinematográficas, sustentadas por la versión Star Wars para la TV y otras menudencias, son dos excusas a la vez: 1) para vender más juguetes principalmente; 2) gozar de cierta impunidad para mofarse un rato de los clisés de la industria yanqui. En los productos para complejos multi-salas de alto alcance están virtualmente incluidas todas las generaciones, y en este aspecto no sería de extrañar que algún nefasto jueves vernáculo nos encontremos con LEGO Woody Allen, LEGO Chaplin o LEGO Frank Sinatra. Nada cambia. Sólo es necesario un trío de guionistas nerds fanáticos de cualquier saga millonaria para que le encuentren los gags necesarios y efectivos, de manera tal de “engatusar” al espectador el tiempo suficiente como para salir del cine habiendo reído un rato mirando dibujitos sobre un juego para armar cosas. No es para sentirse mal. Uno diría… ¿tanto ver Tarkovsky, Herzog, Fabio, Kurosawa, para llegar a esto? No, mi estimado consumidor, debemos ubicarnos en el envase que nos toca. Tratar de encajarse en esta película es como cuando uno trata de ponerse en el lugar exacto, en cual se abre la puerta del subte para entrar primero. No hay otra premisa que apretar un poco las neuronas y tratar de divertirse un rato, como sucedió hace algunas semanas con Las aventuras del Capitán Calzoncillos. Dicho de otra manera, no intente ser el aguafiestas que en una de casamiento quiere escuchar Miles Davis, mientras todos bailan al son del Disco Samba. Ambos ritmos son culturales y pertenecen a todos. usted se tiene que adaptar a ver ladrillitos romperse mientras se dicen frases alegóricas al cine de superhéroes o de Bruce Lee. Es más, mire nuevamente el afiche. El título. No jodamos. Si aparece Jackie Chan y hay una secuencia entera dedicada a títulos del cine de artes marciales que hoy suenan naif (¿graciosos?), no hay mucho para analizar. Toda fórmula se agota. De hecho los primeros 15 minutos son aburridísimos ¿el resto? El resto funciona por insistencia. Y sí, se va a reír en unas cuantas pero… ¿Y…?
Video Review
Hay que celebrar que Warner Bros. Entertainment explore el universo LEGO de la forma en que lo está haciendo; primero con la simpática LEGO the movie (2014) luego con el universo de Batman en The LEGO Batman Movie (2017) y ahora es el turno de The Lego Ninjago Movie, la cual reúne la cultura asiática entre artes marciales, mechs (robots gigantes) y poderes ancestrales. LEGO Ninjago cuenta la historia de Loyd (Dave Franco) un joven pariah que vive junto a su madre (Olivia Munn) en la ciudad de Ninjago. Todos ciudadano de Ninjago odia a Loyd; le gritan, lo insultan y hacen su vida imposible, pero todo esto no es culpa del joven cuyo sueño es ser simplemente aceptado (Loyd es la contraparte de Emmet, el personaje principal de LEGO the Movie) sino de su padre, Garmadon (Justin Theroux), un señor de la guerra cuyo único objetivo es conquistar ciudades y matar a todo lo que esté a su paso. Sin vueltas: LEGO Ninjago juega con el conflicto de un padre y su hijo entre todo el caos que los rodean. El mundo de Ninjago es completamente espectacular, algo que sus productores Phil Lord, Christopher Miller, Dan Lin, Maryann Garger, Roy Lee y sus directores Charlie Bean Paul Fisher Bob Logan (una tropa!) vienen acertando desde el 2014 con LEGO the Movie, no obstante el guión no consigue tener el impacto de las anteriores entregas: el conflicto principal – la búsqueda de identidad y aceptación – va y viene y su enfoque se va perdiendo en las numerosas vueltas que da la historia; todo esto es interesante ya que las películas de lego recurren al descontrol absoluto, lo bizarro e inesperado para darle satisfacción al público, pero con LEGO Ninjago sus realizadores dieron – después de varios deslumbrantes films – con un punto débil. El caos absoluto y la desorientación que trae éste no logra tener una repercusión positiva en la película; todo es DEMASIADO; las bromas son excesivas y la simpatía por los personajes se va distanciando tras la sucesión de hechos bizarrisimoso sin razón alguna de suceder; los personajes reaccionan con total naturalidad ante absolutamente todo, siguiendo un camino pactado de inverosimilitudes que resultan absurdas hasta para este tipo de películas. Lo triste de todo esto es que al finalizar la película uno se da cuenta lo poco que se rió con ella (en mi caso fue solamente con el uso de Secret Garden de Bruce Springsteen en un monólogo sobre “dichosos momentos de la vida de Garmadon”). Tenemos un gran elenco en esta película: Dave Franco, Jackie Chan, Fred Armisen, Olivia Munn y Michael Peña intentan capturar la simpatía del público pero desafortunadamente no lo logran… ni por un segundo (sorpresa! Jackie Chan tampoco!) el único que realmente logra elevar escenas y evitar que LEGO Ninjago sea una verdadera decepción es Justin Theroux. Theroux se destaca en todo momento con su rol de villano. LEGO Ninjago funciona gracias a su excelente, absurda y fantástica interpretación como Garmadon. LEGO Ninjago no deslumbra y lamentablemente se va a quedar como la excepción en la excelencia de Lego. Si se disfruta de lo absurdo puede ser que la película funcione como entretenimiento, pero por lo demás Ninjago resulta aburrida, incoherente y olvidable.
Los juguetes desarmables no tiran la toalla y en este caso la vuelta se da en continuación de unas de sus particiones más famosas, los ninjas. Solo pasaron tres años de la primera entrega de Lego: La película donde los directores Chris Miller y Phil Lord nos dejaron más que un video publicitario de una hora y media, nos mostraron que también se puede hacer cine dentro de ella. Este año con Lego Batman y Lego Ninjago, la compañía Warner Animation nos quiere dejar en claro que su apuesta va por todo. La factoria no cuenta solo con un incertidumbre de taquilla sino que tiene público y butacas aseguradas con estas pequeñas piezas de cubos. Dejandose de ser apuesta para complementar una realidad. En esta ocasión, el largometraje se centra en cinco ninjas creados por la propia franquicia: Los Ninjagos. Con la participación especial de Jackie Chan, quien es amado y reconocido por lo más chicos, no por nada siempre dejan en los créditos las detrás de escena de él doblando a los personajes o haciendo algún comentario (patada voladora o algun golpe al aire) como también lo pudimos ver en la secuela de Locos por las nueces (The Nut Job 2). El mecanismo del humor absurdo cumple su efecto durante gran parte del film, siguiendo la misma línea que al igual que sus antecesoras. El gran problema es que al no tener figuras reconocidas en el largometraje (la primera sin un aclamado Batman) les es muy difícil de recrear una parodia en general reconocible. Las grandes cualidades de este largometrajes se encuentra en las mismas ideas anteriores que se viene repitiendo, el héroe que no tiene muy en claro su futuro pero que esta dispuesto a todo para reivindicarse. Además de un gran abanico musical, donde los mejores gags no tardarán en aparecer. Lo que debería ser un festín sin fin de armadillos jocosos, se está empezando en transformar en una idea repetitiva sin pausa. Olvidando lo que en su momento fue, una invitado sorpresa hasta gran fiesta animada. Un director olvidado Charlie Bean un gran discípulo y entusiasta de Cartoon Network, sus trabajos van desde el laboratorio de Dexter, Batman la serie animada hasta el reciente Robotboy. Mencionar a los directores anteriores de estas saga (Miller, Lord, Keyne) es una muestra de que la producción no encajaría a cualquier en la labor, todo ellos estuvieron obligados a poner en su CV el delirante humor absurdo, rápido, jocoso que tan identifica a los Legos. El director predispone que el enunciado principal de esta nueva corriente animada no es la excepción y que a futuro se mantendrán en este margen. Jackie Chan animado El actor siempre está dispuesta a poner su voz en películas infantiles y también cuenta con su propia serie animada creada por Cartoon Network y la secuela de esta en China. ¿Por qué es tan amado Chan? Su personalidad afable y sus personajes simpáticos en la pantalla gigante lo han convertido en una de las figuras a seguir por los chicos. En estos últimos años ha realizado tres largometrajes animados (Locos por las nueces 2, Kung Fu Panda 3 y Lego Ninjago) mostrando que su mejor versión en estos tiempos ha sido en labor de doblaje y que, gracias a eso, sigue dando un buen ejemplo a los infantes que lo miran.