Mision secreta es un film ideal para pasar un rato entretenido sin grandes pretenciones. No es un peliculón, pero está bastante bien. De todas formas si vas al cine a ver un film de acción o de suspenso donde actúa Richard Gere, ya sabés con que te vas a encontrar pues prácticamente todos sus últimos trabajos tienen el mismo...
Un asesino siempre presente El ahora realizador Michael Brandt (quien se encargara del guion de Se Busca o El tren de las 3:10 a Yuma) se sumerge en un policial donde lo impredecible involucra a los protagonistas, pero el espectador también se convierte en cómplice y conoce quién es el villano encubierto. Misión secreta gira alrededor de la muerte de un Senador que tiene todos los signos de un asesino soviético, cuyo nombre en clave es Cassius y a quien se creía muerto hace veinte años. Mientras un agente retirado de la CIA (Richard Gere) descansa de la acción, es llamado para unirse a un joven agente del FBI (Topher Grace, Depredadores) y ambos se lanzan tras los pasos del criminal. La historia del "gato y el ratón" se repite en esta producción en la que ámbos se encontrarán "cara a cara". La película transcurre sin sobresaltos, pero con una dirección correcta y una creíble interpretación por parte de Gere, no así del actor Topher Grace. El relato lleva al espectador al pasado a través del recurso del "flashback" (llama la atención que al protagonista se lo ve sin mayores cambios) y, a pesar de algunos detalles, Misión Secreta se disfruta y resulta entretenida. El film marca el suspenso a cada paso (la búsqueda del asesino serial) y sigue las convenciones del género. Y hasta se guarda un as bajo la manga.
Berreta pero funcional La nueva película con Richard Gere es un policial de estilo televisivo. Flashbacks con otro tratamiento de imagen, explicaciones verbales para reforzar la imagen y todos los estereotipos que puedan imaginarse entre norteamericanos y rusos. Sin embargo, Misión secreta (The double, 2011) funciona por tener los giros narrativos necesarios para mantener la atención del espectador hasta el final del relato. Richard Gere interpreta a un ex agente de la CIA encubierto. Retirado y en soledad pasa sus días asistiendo a partidos de beisbol como todo buen norteamericano. Al reaparecer un asesino de los tiempos de la Guerra Fría es tentado por su ex jefe (Martin Sheen) a reincorporarse y trabajar con un joven compañero de la agencia de inteligencia (Topher Grace). El hombre buscado es Cassius, un personaje sin rostro por ser un doble agente. Entre los vericuetos de la trama, todos pueden llegar a ser el asesino, incluso los mismos protagonistas. Esta película que le quedaría mejor a Steven Seagal por el tipo de producción absolutamente esquematizada, tiene un par de problemas en su concepción: primero Richard Gere no tiene el rostro para ser ambiguo como la trama requiere. Para creerse que Richard Gere pueda llegar a ser asesino tendría que tener al menos dos gestos en su cara. Y no los tiene. La otra cuestión es la convencional utilización de estereotipos para plantear buenos y malos. Los americanos son hombres de familia y sostienen las buenas costumbres yankies. El beisbol, la familia y la bandera estadounidense estan ligadas por montaje en varias escenas. Oponiéndose por contraste están los rusos: tipos musculosos, solitarios, tatuados y brutos en el trato. Demasiados clichés. Y todo esto sin tener en cuenta que remontar una trama de espionaje hoy en día, presentando a Rusia como una amenza para Estados Unidos es tan ridículo como el acento ruso de Richard Gere. Ahora, si uno puede sortear todos estos factores inverosimiles, puede llegar a engancharse con la historia que se cuenta y pasar un buen rato. Misión secreta no es más que eso. Una película policial ultra convencional con una estrella de Hollywood y una historia más o menos atractiva. No esperen más porque no lo hay.
Misión conocida Michael Brandt, guionista de la excelente 3:10 to Yuma y Se Busca, debuta como director con este irregular thriller llamado Misión Secreta que nos contará como dos agentes (uno perteneciente al FBI y otro a la CIA) deben encontrar a un peligroso y experto asesino llamado Cassius que trabaja para Rusia llevando desaparecido varios años y que ahora ha vuelto para asesinar unos nuevos objetivos. Misión Secreta comienza alertando nuevamente sobre la peligrosidad de los rusos por sobre los Estados Unidos, gracias a los agentes infiltrados que poseen en sus fuerzas de seguridad. Desde este absoluto inverosímil parte Brandt para mostrarnos unos 100 minutos cargados de clises (nuevamente los americanos son hombres de familia y los rusos maquinas musculosas y solitarias), actuaciones carentes de matices y demostraciones y giros narrativos totalmente impostados para crear tensión. Es que en Misión Secreta nada fluye con naturalidad o soltura, todo parece puesto ahí para generar determinadas sensaciones y lamentablemente esto se nota demasiado. Por otra parte su realizador recurre a varios flashbacks que son invocados torpemente y su guion es un cumulo de sobre explicaciones y subrayados que terminan por completar un adormecedor y aburrido combo. Si se podría admitir que sobre los minutos finales el film guarda un giro narrativo que funciona a nivel sorpresivo, pero que en definitiva no llega a salvar al film. Incluso hasta existe una especie de culpa en el relato que resulta llamativa, que se demuestra al darle un contexto de venganza para matizar su frialdad y crueldad que existe en Cassius. Lamentablemente Brandt no tuvo las agallas de poner a un "villano" oscuro y punto, algo que sin dudas hubiera sido mucho más interesante para visionar y analizar. Richard Gere y Topher Grace encabezan el reparto de Misión Secreta con dos actuaciones bien distintas pero con el mismo mal resultado. El querido Gere sigue explotando sus ojos de labrador triste en los momentos de "nobles" de la trama que si bien se encuentran bastante gastados por momentos funcionan, pero el problema principal surge cuando debe aportar oscuridad a su Paul Shepherdson siendo allí donde no presenta ningún rasgo creíble, natural o palpable. En cambio Grace lleva adelante una interpretación totalmente exagerada y por momentos hasta insoportable. Sus momentos de calma no aportan nada y los de crisis se encuentran muy forzados en su desarrollo y concreción. Misión Secreta llega a nuestras carteleras para aportar solamente un descuidado thriller cargado de aburridas, repetidas y principalmente conocidas convencionalidades.
Gracias al esfuerzo de un productor perseverante Misión secreta es una película que logró llegar milagrosamente a las salas de cine, ya que tenía todos los ingredientes para terminar director en video. El film representa la ópera prima de Michael Brandt, quien hizo un gran trabajo como guionista en la remake de El tren de la 3: 10 a Yuma pero acá ofrece un film sumamente trillado que tiene dos problemas graves. En primer lugar Topher Grace (de la serie That ´70 Show), quien resulta absolutamente inverosímil como agente del FBI. Su labor simplemente no es creíble y es difícil comprarle que es una gente de la ley porque es un actor que no convence en ese tipo de roles. La trama tiene que ver con el clásico cuento del agente experimentado de la CIA retirado, (Richard Gere) que vuelve para un trabajo final cuando reaparece un asesino de de la Guerra Fría, que supuestamente estaba muerto, y trabaja para los diabólicos rusos. El nombre del criminal encima es conocido como Cassius, que debe ser la identidad más trillada que existe en la literatura de espionaje. Sean libros de Tom Clancy o Robert Ludlum siempre aparece alguien que se llama Cassius. Es un clásico. El segundo problema es que al revelarse tan rápido la identidad del asesino, Misión secreta pierde el único elemento de interés que podría llegar a mantenerte enganchado si encontrabas este film en la televisión. Mentira, probablemente hubiera cambiado de canal, pero si estás en el cine sí te quedás para ver quién es Cassius, que por como está hecha el film resulta bastante obvio en la trama. Son complicadas estas películas porque por un lado no son buenas pero la gente las elige para entretenerse un rato y tampoco me parece mal. En el video club de mi barrio un propuesta como Misión secreta la rompe los fines de semana y es muy complicada encontrarla disponible porque vuela. Seguramente va ocurrir lo mismo cuando se estrene este film en dvd.
Richard Gere, en un film de espionaje que no encuentra su ritmo A estas alturas ya todos deberían (o deberíamos) reconocer que Richard Gere tiene algo.Y deberíamos definir ese algo. Tal vez sea lo que André Bazin y muchos otros llamaron fotogenia. O tal vez sea eso junto a su "cualidad de estrella" (seguro que una cosa llevó a la otra). O tal vez todo se base en que es, sin más vueltas y sin perjuicio de lo anterior, un galán, ahora maduro, quizás eterno. Es cierto que muchos lo aborrecen (sobre todo entre la crítica) y también es cierto que suele tener un público seguro. Con los ojos chiquitos de siempre y con el pelo blanco desde hace unos años, Richard Gere ostenta una extensa carrera con más bodrios que grandes películas (títulos como Cotton Club de Coppola y Días de gloria de Malick, e incluso Mujer bonita de Garry Marshall, son más bien la excepción y no la regla en su currículum). Pues bien, Gere -para bien o para mal- es el atractivo casi solitario de Misión secreta , una de esas películas que se parecen a tantas otras películas hechas sin rigor, con escaso vuelo y con demasiadas inconsistencias. Por supuesto, si sólo se va a ver a -y a suspirar por- Gere, el menú se vuelve más apetitoso a la vista, pero hay que decir que la película tampoco cuida a su estrella: en una persecución nos deja ver que Gere ya no puede correr como antes. Y no es eso lo que quiere contar, quiere contar que está en buena forma pero, por torpeza, muestra demasiado tiempo que Gere corre y, aunque el montaje se acelera de manera muy evidente, no logra cortar antes de que lo veamos agitado y que notemos que en realidad ya no puede perseguir -ni seguir- a esa velocidad. De velocidad debería saber el director de Misión secreta , Michael Brandt, debutante en este rol pero guionista de +rápido +furioso , y también de Se busca y de la remake de El tren de las 3.10 a Yuma . Sin embargo, aquí hay notorios problemas con la velocidad y sobre todo con la dosificación de la información. Básicamente, Misión secreta trata de espionaje.En Washington DC matan a un senador. Y aparecen la CIA y el FBI. Un agente del FBI que hizo su tesis sobre un famoso espía ruso que se creía muerto o al menos retirado insiste en que este asesinato lleva grabado su modus operandi. Un legendario espía retirado de la CIA que conoció mucho al ruso en cuestión es llamado para que se encargue de investigar junto al joven agente del FBI. Se juntan entonces el veterano (sí, Gere) y el joven (Topher Grace), el hombre de acción y el de oficina, y la película no aprovecha eso, ni lo otro, ni lo de más allá (apenas alguna frase sardónica de Martin Sheen rasguña el tedio y la superficialidad). Misión secreta revela la supuesta intriga temprano, pero, claro, eso es lo que creíamos, porque al final pega unas volteretas que no logra explicar ni siquiera decorosamente. Y cuando intenta cerrar con algo parecido a un plano-idea sobre "la vida americana" directamente se disuelve en la irrelevancia.
El regreso de los villanos favoritos De aspecto y postura impecables, Richard Gere atraviesa Misión secreta con un andar que, como de costumbre, hace pensar que cada plano es para él algo semejante a una pasarela. Sin embargo, contradiciendo su presencia de top model veterano, el personaje que encarna resulta ser un despiadado ex asesino de la CIA. Eso no es, sin embargo, lo más increíble de esta muestra subestándar de espionaje. Los guionistas Michael Brandt y Derek Haas –que habían escrito los de alguna Rápido y furioso, la remake de El tren de las 3:10 a Yuma y Se busca– intentan sacudir la modorra del lugar común con un par de desaforadas vueltas de tuerca, de esas que despiertan en la platea un incrédulo “Naaahhh”. El problema es que la película, dirigida por Brandt, no usa esas inverosimilitudes como guiños de complicidad, sino en un contexto de seriedad. Lo cual es el camino más directo al ridículo. Un ridículo nada divertido, por cierto. “Rusia está de vuelta”, avisa de entrada una alta autoridad de la CIA, justificando el regreso al género de sus villanos favoritos. Aquí se trata de un tal Cassius, superasesino de la ex URSS, al que se daba por muerto y enterrado desde aquel entonces. El corte que cruza la garganta de un senador estadounidense, degollado en medio de la noche, lleva su firma: Cassius no sólo está vivo, sino que está entre nosotros (piensan ellos). Es allí que una alta autoridad de la CIA (Martin Sheen) va en busca de Paul Shepherdson (Gere), que, se suponía, había despachado al tal Cassius un par de décadas atrás. Y que deberá volver a la acción, para terminar con él de una vez. Desconfiando tal vez de su infalibilidad, sus superiores le ponen de compañero a un joven colega del FBI (Topher Grace), que sabe todo sobre Cassius y Shepherdson, desde sus gustos culinarios hasta sus preferencias mortuorias. Buddy movie, oposición entre el hombre de acción y el académico con muchos libros y poca calle, el perro y gato que en la acción al final se hacen amiguísimos, las relaciones especulares entre ambos, el secreto íntimo que uno de ellos esconde y que justifica sus actos: no hay cliché al que el guión de Brandt & Haas no recurre. Eso, antes de echar mano del par de ases en la manga antes mencionados –uno bastante temprano, el otro bien tardío–, que parecen más del Superagente 86 que de Misión: Imposible.
No soy de aquí, ni soy de allá Tras un parate profesional de dos años Richard Gere vuelve a hacerse presente en la cartelera porteña con Misión secreta, un thriller de espionaje tan entretenido como discreto que en su país de origen sólo cosechó críticas negativas. Pero así son los colegas del hemisferio norte: redimen bodrios y entierran películas que no siempre lo merecen. Misión secreta es la opera prima del cotizado libretista de Hollywood Michael Brandt (El Tren de las 3:10 a Yuma, Se busca) quien junto a su habitual socio Derek Haas también se ha encargado de escribir el guión. En general no ha hecho un mal trabajo pero algunas decisiones arriesgadas sobre la información que se le brinda al espectador quizás lo hayan perjudicado más de lo esperado. Es un producto no particularmente brillante que ganará puntos al trasladarse al ámbito doméstico: por sus características la pantalla chica le sienta mejor que la grande. Richard Gere, siempre atlético y pintón aún a sus sesenta y pico de años, entrega en este filme uno de esos roles ambiguos que tan bien le salen. Su papel del espía retirado de la CIA Paul Shepherson entra en perfecta sintonía con algunas de sus actuaciones más recordadas (Sospecha mortal, Justicia a cualquier Precio, Corresponsales en peligro), aquellas en las cuales los dobleces morales de sus criaturas sacuden un poco la modorra. La historia de Misión secreta da cuenta de la persecución a un reaparecido asesino ruso apodado Cassius que encabeza Shepherd junto al más joven agente Ben Geary (Topher Grace). El asesinato de un senador con el modus operandi de Cassius obliga al Director de la CIA Tom Highland (Martin Sheen) a sacar del ostracismo a Shepherd que descree de la identidad del responsable. Y motivos no le faltan: él mismo asegura haberlo matado un cuarto de siglo antes. Del argumento no conviene adelantar nada más para no revelar detalles esenciales para el desarrollo de la trama. Que, aclarémoslo de entrada, es previsible como pocas pero, de todos modos, se sigue con interés gracias al oficio de todos los profesionales que colaboraron con Brandt: el montaje, la fotografía y la banda sonora son realmente de primer nivel. Durante los primeros minutos de película nos ponen en situación sobre el estado de la política exterior de los Estados Unidos (no olvidemos que esto es ficción, no un documental). En una entrevista para la TV. el senador por Nueva York Morris Friedman asegura que debido a la obsesión con Medio Oriente se ha descuidado a un país como Rusia que ha vuelto a las andadas con el lanzamiento de un programa nuclear. Cuando se le retruca a Friedman que sus declaraciones sólo responden a la necesidad de conseguir un presupuesto para el senado, éste redobla la apuesta aseverando que en la actualidad Rusia tiene diez veces más agentes infiltrados en suelo norteamericano que durante la Guerra Fría. Y esta aparentemente temeraria réplica tendrá su argumentación a lo largo del filme dejando plasmada aquella famosa letra de Facundo Cabral que rezaba: “No soy de aquí, ni soy de allá; no tengo edad, ni porvenir…”. Tampoco es nueva la premisa del agente durmiente que es activado quizás muchos años después cuando ya ha formado una familia y debe forzosamente abandonar a todos sus seres queridos (pues ha aprendido a amarlos) para cumplir con sus obligaciones para con su país natal. Misión secreta reincide sobre esta temática sin grandes alardes de nada. La dinámica entre Gere y Grace es creíble, hay escenas de acción competentes, momentos de tensión razonables y un final con una vuelta de tuerca no muy inesperada que sin embargo no decepciona. El elenco es variado: Martin Sheen, Stephen Moyer (el vampiro Bill de True Blood), Tamer Hassan, Chris Marquette, la bella Odette Yustman y la más bella aún Stana Katic (Castle) cumplen roles breves pero bien matizados. La desafortunada idea de desenmascarar al asesino ante el público apenas media hora después de iniciada la cinta le cuesta caro a Brandt. Con ese dato jugando a su favor Hitchcock se hubiese hecho una fiesta. Las botas del Maestro nunca fueron tan grandes, amigos. Brandt no da la talla ni rellenándolas con bolitas de papel…
La Guerra Fría ahora se traslada al presente Una historia casi clásica del subgénero de los films de espionaje, con intrigas, dobles traiciones y paranoia, aquí con actuaciones de Richard Gere y Topher Grace. Ideal para los amantes de aquellas películas de Este vs. Oeste. La Guerra Fría en el mundo real trajo toda clase de consecuencias negativas, pero en el cine ha sido desde el comienzo un material muy rico para grandes películas de espionaje. Con el final de la Guerra Fría, el cine perdió un gran subgénero y toda una producción de films inteligentes y atragantes. Misión secreta (El doble, en el mucho mejor título original del film) recupera aquellas intrigas entre el Oeste y el Este y reaviva aquellos años de paranoia y dobles traiciones. Para eso, el guión cuenta con una clásica historia del género. Un senador muere y se cree que el autor es un agente llamado Cassius. Agente que, por otro lado, se supone ha muerto años atrás, lo que obviamente es una metáfora de la muerte de la Guerra Fría. Frente al a investigación estará un joven agente experto en el tema (Topher Grace) que ha hecho un estudio minucioso de la carrera de Cassius y un experimentado pero jubilado agente que forma parte de la Guerra Fría (Richard Gere) que se retiró para quedar alejado de todo ese mundo. Lo original del film es que lo que se supone iba a ser la principal intriga se convierte rápidamente en un tema secundario, al revelarse casi al comienzo la identidad de Cassius. Pero claro, no todo es lo que parece y la búsqueda tiene vueltas de tuerca y complicaciones que son el verdadero interés de la película. Esta pareja despareja de investigadores –joven/mayor, universitario/agente experimentado– se encontrará con toda clase de personajes que sumarán intriga y abrirán nuevos interrogantes. Pero el espectador, que ya tiene la información más valiosa desde el comienzo, vivirá con mayor interés y tensión todo el desarrollo de la trama. En una película de estas características, es inadecuado hacer un análisis de la historia porque eso llevaría a delatar todo lo que ocurre y es justamente su máximo encanto el ir descubriéndolo. El espectador debe entregarse a lo que propone el relato. Buenas escenas de acción, algunas situaciones de gran suspenso y Richard Gere jugando un rol ambiguo de esos que tanto en tanto disfruta hacer, son lo que mantiene a Misión secreta dentro del estándar. Por otro lado, resoluciones repetidas y ciertos lugares comunes son lo que hacen que la película no puede elevarse por encima de dicho estándar. Aquellos que extrañen la Guerra Fría en el cine será quienes más disfruten de la película.
Yo sé que tú sabes (algo) que yo sé Richard Gere es un ex agente de la CIA que debe volver a la acción. Las intrigas con espías, sean de una sencillez como El Super agente 86 o de una intrincada trama como El topo , tienen, vienen con una marca de fábrica. Algo que ya está incluido en el título de la película - El doble , en el original- y de lo que siempre se sospecha. Alguno de los personajes es un infiltrado. Un doble agente. Y en la trama de Misión secreta , el secreto parece que se revela bien pronto. O sea: el director, el doble agente y el espectador saben quién es el señor del título a no mucho de desandada la acción. No lo vamos a decir, no porque revelaríamos algo que es mejor no saber, sino porque el efecto sorpresa se perdería antes de acomodarse en la butaca. Esto -el hecho de saber bien pronto la identidad del que juega a dos puntas- puede ser bueno, o malo en una película. Por un lado, le permite al espectador jugar, conociendo las cartas, a ver si el Sr. Espía pisa el palito, y quién de los otros personajes es capaz de advertir lo que al público se le ha dicho desembozadamente en la cara. Pero también todo puede resultar muy obvio, y en este tire y afloje hay que evitar caer en la otra presunción: que quien creemos que es bueno es el malo. Basta de prolegómenos: Richard Gere es Paul Shepherdson, un ex agente de la CIA al que su antiguo jefe (Michael Sheen: es increíble como pasan los años, pero sigue con los mismos tics que tenía el capitán Willard en Apocalypse Now ) se le mete en su living sin que él lo advierta. Es asombroso cómo los espías tienen casas enormes (con ventanales ídem) cuando viven solos. Lo molesta porque han asesinado a un senador estadounidense. Le cortaron el cuello de la misma manera en que operaba Cassius, un antiguo asesino soviético, que en la buena época de la Guerra Fría Shepherdson había estado tras su huellas. Y le ponen como compañero en la búsqueda a un novato, una rata de biblioteca del FBI, interpretado por Topher Grace (Eric en That ‘70s Show ), que basó su tesis en Harvard en Shepherdson y su caso. Debutante en la dirección, el hasta aquí guionista Michael Brandt se había especializado en filmes de acción, con personajes antagónicos (en Se busca , en El tren de las 3:10 a Yuma ). Y uno de los problemas en Misión secreta es que el personaje de Gere debió basarse en algo más que en el carisma del actor. Otro, es que el efecto de suspenso se pierde bien pronto. ¿Más? Los giros del final e inverosimilitudes a lo largo de toda la trama.
Un secreto que ya sabemos todos Tras el asesinato de un senador de los Estados Unidos, el FBI cree que por los rastros dejados en el cuerpo el principal sospechoso es un asesino ruso, al que desde hace años daban por muerto. Para investigar el crimen la CIA contacta a un correcto y entusiasta agente del FBI, Ben Geary (Topher Grace) que es un experto en el sospechoso en cuestión, con tesis de estudio incluida, y a un ex agente de la CIA, Paul Shepherdson (Richard Gere) que pudo con todos los agentes rusos que tenia en su lista, menos con este último. Al sujeto se lo conoce como Cassius, y parece haber tenido varios dobles o copy cats. A medida que la investigación avanza vemos varios flashbacks del pasado del agente Sheperdson y de Cassius, durante la guerra fría; informacion con la que vamos armando la historia. La película no tiene nada que no hayamos visto en varias peliculas de suspenso y acción de los 80, así que ya sabemos que cuando de agentes rusos se trata, nada ni nadie es lo que parece. La fórmula es altamente conocida. Aparentemente la industria cinematográfica estadounidense está reciclando ideas o el miedo a los infiltrados en su hermosa tierra aún no se les pasa. El filme tiene buenas escenas de acción, persecuciones, corridas, asesinatos, etc, etc, pero no logra crear un clima de suspenso interesante. En pocas palabras, cuando se nos empieza a pasar el mareo después de descubrir quién es quién, ya ni siquiera nos interesa el por qué. Las actuaciones apenas llegan a lo correcto con personajes tan simples como clásicos: el agente retirado desencantado de la vida, el joven agente con mucha energía, los rusos con cara de malos, y las esposas que esperan en casa. Richard Gere hace más o menos el mismo personaje de siempre, y Topher Grace, demuestra una vez más que lo suyo es la comedia. El único que está correcto en su personaje, con lo poco que tiene para decir, es Martin Sheen. Escenas internacionales, tiros, autos, un poco de suspenso mal llevado, y actuaciones mediocres resumen esta película, como las que siempre hay un domingo a la tarde en el cable.
Es una película que atrapa al espectador porque resulta entretenida y tiene una vuelta de tuerca que puede sospecharse antes de los deseos de los realizadores. Tiene una resolución un poco ingenua pero un durante de interés pochoclero nada despreciable. Para los admiradores de Richard Gere, para los que aman los complots y sólo quieren distraerse.
No hay nada nuevo bajo el sol Estamos ante una clásica película de espionaje con un misterio, la muerte reciente de un senador, el posible asesino: el famoso Cassius, una estrella del espionaje soviético y el encargado de la investigación: Paul Shepherdson, retirado de CIA. El enigma se establece porque el tal Casssius fue muerto hace mucho tiempo y nada indica que la resurrección sea un hecho. Habrá un Jefe de la Cía insistente y el clásico "aprendiz" joven, puesto como investigador al lado del veterano Shepherdson, que persiste en la cartesiana duda. FIGURAS CONOCIDAS "Misión secreta" está correctamente filmada, no hay demasiados recursos narrativos salvo algún que otro flashback tradicional o sea nada respecto a los adicionales que buscan los amantes del cine policial y de espionaje. Su elenco cuenta con dos figuras conocidas como Richard Gere, que luego de "Mujer Bonita" (y hace más de veinte años) no tuvo demasiadas ocasiones de lucimiento y Martin Sheen, al que le pasó algo similar luego de "Apocalypsis now" de Coppola (1979). Y una nueva "estrella" popular, Topher Grace ("El hombre Araña III") no aporta demasiado como actor. El filme, cuyo verdadero nombre es "El Doble" fue dirigido por Michael Brandt, que viene de la tevé y los videojuegos, aunque también participó del guión de "El tren de las 3.10 a Yuma". Rico en lugares comunes, tiene su cuota de acción, algunas demostraciones de degüello, forma de asesinato ancestral, "puesta de moda", recientemente, en Méjico, carteles mediante; pero no hay ningún detalle sorprendente que la destaque de otros filmes de espionaje o algún tipo de final diferente. Para aficionados poco exigentes.
Richard Gere en el mundo del crimen El asesinato de un senador en los Estados Unidos parece llevar la firma de un mítico asesino soviético que había sido dado por muerto hacía ya tiempo. Un ex agente de la CIA; experto en el personaje que parece haber vuelto al ruedo criminal, es convocado para participar de una investigación sobre el caso, junto a un joven recién llegado a la fuerza de seguridad. Richard Gere protagoniza este policial tan correcto como previsible sobre la fórmula pareja-despareja-entre-veterano-y-novato, con una vuelta de tuerca que si bien provoca cierto interés la forma en que se van torciendo los acontecimientos, no logra salir de la medianía promedio en la que se ubica el policial hollywoodense de los últimos años (o décadas). El debutante director Michael Brandt transita sus 40 años pero recién con este título llega al cine tras la cámara, luego de una carrera interesante como guionista (de la vertiginosa Wanted, con Angelina Jolie, al excelente western 3:10 to Yuma). El caso de The Double, tal su título original, está lejos de los títulos mencionados, más allá de la búsqueda evidente de sobrevolar el análisis de la psiquis de su personaje central, a cargo de Gere, quien, como ya sabemos, no tiene mayores matices para aportar al momento de la interpretación. Hay sin embargo en este Misión secreta una escena que por su aparente simpleza termina destacándose, y es la que involucra a ambos agentes de la CIA compartiendo una cena de tono familiar, con un alto nivel de tensión que pone en la puerta amplias posibilidades de explosiones varias. Sin embargo, esos notables minutos de narrativa compacta y certera, se diluyen en un todo empobrecido por los vericuetos previsibles que termina eligiendo tomar el guión, perdiendo sustancia a medida que las escenas se acumulan y los giros dejan de causar sorpresa.
De cómo entretener con una trama disparatada El film comienza con un senador estadounidense hablando en TV sobre el peligro de los rusos, asegurando que el eterno enemigo de los tiempos de la Guerra Fría sigue siendo una amenaza para los Estados Unidos. Si la advertencia del senador puede parecer un poco tirada de los pelos, el resto de la premisa argumental de esta película bastante entretenida lo es aún más, ya que pronto el político es asesinado con todas las características de los homicidios que cometía un superagente soviético que no atacaba desde los tiempos de la administración Reagan. De eso trata «Misión secreta»: la reaparición de un agente secreto soviético que durante la Guerra Fría había creado un equipo de asesinos con nombres romanos. Richard Gere fue el agente, ahora retirado, que mató uno a uno a todos los asesinos del equipo del temible Cassius, el único que no pudo liquidar. Asi que, luego de décadas, el asesino soviético estaría de vuelta suelto y en actividad, y el agente jubilado, listo para intentar atraparlo. La trama de este thriller es poco creíble, especialmente dadas las vueltas de tuerca de un guión realmente poco serio, pero que por lo menos nunca detiene la acción, sobre todo durante la primera mitad de la película. El hecho de que un agente totalmente teórico, que estudió a fondo la carrera del criminal soviético, sea puesto a trabajar con Richard Gere termina por quitarle un poco de ritmo al asunto, aunque de todos modos, el film se sostiene finalmente no solo por las buenas escenas de acción sino también por sus revelaciones sorprendentes o, mejor dicho, disparatadas.
Misión Secreta, (cuyo título original es "El Doble"), comienza cuando un senador de los Estados Unidos es asesinado y todos los indicios parecen apuntar a "Cassius", un asesino soviético lider de un grupo denominado "Los Siete Cassius", que lleva varios años desaparecido y ya había sido dado por muerto. Luego de examinar las evidencias, el FBI liderada por Tom Highland (Martin Sheen), saca de su retiro al ex agente de la CIA Paul Shepherdson (Richard Gere, que si bien no se luce, muestra una faceta diferente de la que estamos acostumbrados a ver en él). Paul ha pasado gran parte de su carrera en perseguir a los Siete Cassius y está seguro de haber acabado con cada uno de ellos, pero el joven agente del FBI, Ben Geary ( Un correcto Thopher Grace que hasta ahora su mayor participación había sido interpretar a Venon en Spiderman 3), luego de estudiar durante mucho tiempo la metodología de Cassius y seguir con lupa la carrera de Paul, está convencido de que Cassius ha vuelto y ambos son puestos a trabajar juntos para resolver el caso. Hasta acá digamos que tenemos un enigma bien planteado, pero el problema es que al poco tiempo de comenzado el film, un giro nos devela lo que supuestamente debería mostrarnos al final y el film toma otro rumbo, haciendo cómplice al espectador e intrduciéndolo en este juego de gato y ratón tan transitado en el cine. Si bien la ópera prima de Michael Brandt ( quien fuera guionista de la segunda entrega de Rápido y Furioso, Se busca y 3.10 a Yuma) transita por muchos lugares comunes y varios films del género pueden ser fácilmente reconocidos en éste (Caza al terrorista, El Chacal, por citar algunos ) el producto final resulta un buen pasatiempo que más allá de algunos detalles un poco predecibles para un especador atento, tiene un ritmo in-crescendo hasta llegar a un desenlace al que no le va a faltar acción y una sorpresa que a más de uno puede agarrar desprevenido. Con un buen trabajo en la edición y una banda sonora que acompaña bastante bien a las imágines, Misión Secreta no llega a ser un gran film, ni va a ser recordado en un par de años, pero resulta una interesante carta de presentación para su director. Nota aparte a tener en cuenta por la producción: La próxima vez que mediante un flashback nos muestren a Richard Gere veinte años más joven, traten de hacer algo más que teñir su cabello, porque las arrugas lo delatan y el contraste de colores hace parecer incluso que era más viejo dos décadas atrás, que en la actualidad.
Cuando uno va a ver una pelicula de este estilo, realmente no espera sorprenderse, pero va con buenas espectativas. Esta vez SI hubo sorpresa. Pero peor de lo que esperaba… BRUTUS La peli nos cuenta la historia de agentes de la CIA y del FBI persiguiendo a un antiguo asesino ruso. Este buen hombre es el jefe de una elite rusa de asesinos llamados Cassius 7, porque eran… 7… y porque eran asesinos. En fin. El tema es que después de chiquicientos años, el jefe que se presumia muerto vuelve a aparecer. Entonces lo llaman a Richard “Agente retirado que va a ver partidos de baseball de niños porque es un copado” Gere. Martin Sheen, director de la CIA lo convence de volver a buscar a este jefe que se presumia muerto. Y ahi no mas, a los 15 minutos de la peli, cae estrepitosamente en lo que se avecinaba como una vuelta de tuerca forzada y avisada. Es mas, no es una vuelta de tuerca, es una flojera de arandela. ESPIONAJE La peli intenta por todos lados envolvernos en una trama poco elaborada, nos presenta un uso excesivo de flashbacks, que no funcionan, que son inorganicos, y que hasta se me antojan fueron filmados a las apuradas para explicar ciertas cosas. El “malo” de la peli, o por llamarlo de alguna manera “antagonista”, nunca termina de definirse como tal. Es un tibio y indefinido flan. Y eso va en completo detrimento de la peli. Por otro lado, tampoco se podia esperar mas de el escritor de el guion de “Wanted”, (pelicula con la que tengo una horrible anecdota que alguna vez les contare). Ya sé, alguno dira que “El tren de las 3:10 a Yuma” es buena, y es verdad. Pero escribir y escribir y dirigir son dos cosas muy diferentes. La película igualmente no es inmirable, como por asi decirlo. Tiene esa sensacion de estar leyendo un libro que alguna vez ya leimos, ya que todo lo que pasa lo adivinamos sin esforzarnos demasiado. Hay que admitir que los ultimos minutos sorprenden, es cierto. Pero la sorpresa es solo eso, sorpresa y nada mas. Un par de medias para un cumpleaños pueden ser sorpresa, y no por eso es un buen regalo. El otro tema es la utilizacion de “el otro” como enemigo. En este caso nuevamente los rusos. Casi como una utiliizacion de colores de moda. como cuando las chicas dicen “El naranja es el nuevo rosa”, quizas ahora puedo entender esa frase, ya que esta pelicula propone algo asi como “los rusos son los nuevos iraquies”. CONCLUSION La peli entretiene hasta ahi nomas. Richard Gere y sus ojitos tiernos convencen pero no demasiado. Su Compañero de cartel, Thoper Grace tiene un mejor desempeño en “Take me home tonight”, con eso les digo todo. El tiempo les va a pasar, se los aseguro, pero lo mas valioso de ver esta peli en el cine, quizas sea el balde de pochoclos que tengan en su falda, o el vaso de gaseosa en el apoya brazos…
Si bien al Truco se juega con tres cartas, tanto el experto como el novato saben que cada mano puede resolverse con dos. El buen jugador es capaz de crear misterio, mentir y generar tanta expectativa como sea posible con su naipe restante. El inexperto se apura, muestra lo que tiene demasiado pronto y anula cualquier posibilidad de rescatar más puntos. En el caso en que uno tenga dos cartas muy altas y una baja, una mano ideal resultaría de intercalar una de las primeras con la segunda, llevando a que el resultado final se decida con la que queda bajo la manga. Es que descubrir todo muy rápido no solo llevaría a ganar menos, sino que dejaría sin ningún tipo de valor al naipe restante. Un caso así se produce con The Double, una película que revela su ancho de espadas a los veinte minutos (sin contar que ya lo había hecho desde el trailer) guardándose para el desarrollo una mano con poco de interesante. Michael Brandt y Derek Haas, dupla detrás de los guiones de 2 Fast 2 Furious, Wanted y 3:10 to Yuma (su mejor trabajo), regresan a la carga con este film que supone el debut como director del primero. Entregan una propuesta con el trasfondo de la siempre bienvenida Guerra Fría, pero resultan incapaces de explotar el suspenso que el tema es capaz de generar. Si bien está dotada de secuencias de acción muy bien manejadas, diálogos coherentes y un apreciable duelo generacional entre Richard Gere y Topher Grace, la película solo se sostiene pidiéndole al espectador que no piense. Es que, en caso de que lo haga, puede desbaratar todo el desarrollo con una simple pregunta. No sería esta la primera vez que un personaje ridiculiza al sistema de seguridad nacional, una de las claves de la Guerra Fría, y de su cine, es la inteligencia y la contrainteligencia, con enemigos en casa y villanos que de tan públicos se vuelven invisibles. El problema es que los planteos del protagonista y sus herramientas de disuasión son tan burdas y obvias que el engaño resulta inexplicable y, en ese sentido, una torpeza por parte de los realizadores. Si a esto se suma el gran problema que supone para ambos la construcción de un enigma, develando el misterio faltando una hora para los créditos y guardándose para el cierre algunos giros menores, The Double se verá como una oportunidad malograda que de secreta, como plantea el título en español, no tiene nada.
BALAS VIEJAS Hay tiros. Hay persecuciones. Hay asesinos rusos. Pero MISIÓN SECRETA (THE DOUBLE) no es una gran película. Sin la presencia de Richard Gere, quizás hubiera salido directo a DVD: aunque por momentos entretiene y tiene buen ritmo, se trata de un film de suspenso con pocos atractivos, demasiados lugares comunes y giros argumentales forzados. Es una producción correcta desde lo formal y el personaje principal posee una dualidad interesante, pero no hay mucho más para resaltar en la historia de Paul Shepherdson (Gere), un agente de la CIA retirado que debe volver a la acción para intentar atrapar a Cassius, un asesino de la Guerra Fría. Así, unirá fuerzas con Ben Geary (Topher Grace), un inexperto agente del FBI. Los clichés no demorarán en aparecer: el viejo es un cínico que se las sabe todas y que no se aguanta demasiado al joven, un nerd que idealiza a su compañero. MISIÓN SECRETA no aporta nada al género e incluso hay aspectos que suponen un retroceso de varias décadas (el patriotismo; los rusos como villanos). Así, lo mejor que el film puede ofrecer está –o debería estar– en el guión: la primera sorpresa de la trama llega a la media hora y, es cierto, desconcierta un poco (a los que no vieron el trailer, claro). Pero ese giro argumental, al igual que el que sucede cerca del final, es demasiado forzado y encima las interpretaciones no ayudan (especialmente la de Grace, porque Gere por lo menos se impone con su presencia). El film incluye unos flashbacks vacíos de contenido y totalmente prescindibles, como así también una colección de personajes insípidos (los asesinos rusos) y otros que no pasaron del boceto pero son funcionales a la trama de todos modos (como la esposa de Geary). Esta ópera prima del director Michael Brandt (co-guionista de SE BUSCA y EL TREN DE LAS 3:10 A YUMA) se trata, en definitiva, de una película que se deja ver, pero que carece de personalidad, de chispa, de eso que podría hacerla memorable. Es que las balas viejas no sirven para pelear en guerras nuevas.
Existe un apotegma que nos enseña V. F. Perkins, que para empezar analizar un texto audiovisual hay que tener en cuenta que un filme comienza en el titulo. Es verdad que mientras somos espectadores de una película, en el cine, que es donde se la debe ver, no tenemos presentes en forma permanente su título. Sólo en algunos casos la vuelta de tuerca imprevista nos hace pensar, ¿¡Ah, por eso se llama así!? Bien, “Misión screta” es un típico producto ejemplo de lo que acabo de definir. El titulo original en ingles es “The Double”, que le cierra mucho mejor, pero en la Argentina se estrena como “Mision Secreta”. En ambos casos al estar frente al ultimo quiebre narrativo la expresión es la misma. El filme abre con la impericia de un grupo del FBI que esta investigando- custodiando a un senador de los EEUU. En un descuido, tanto de los guionistas (ya que aquí comienzan los lugares comunes, clisés y todo se hace previsible) como de los agentes de la Federal, éste senador es asesinado. El modos operandi del asesino lleva la firma de un “Cassius”, terrible y despiadado agente al que nadie vio nunca, tal cual en “El Dia del Chacal” (1973), pero en este caso no es un “sicario contratado” sino un miembro de la ex KGB, ¿disuelta hace veinte años?, desaparecido desde esa misma fecha y al que se lo daba por muerto. La CIA decide hacerse cargo de la investigación, pero el FBI no quiere ceder terreno. Los primeros cuentan con el agente que lo persiguió en aquel momento, Paul Shepherdson (Richard Gere), ahora retirado y con una vida apacible, quien opina que “Cassius” esta muerto, que el asesino del senador es un muy bueno, pero simple, imitador. El FBI presenta a Ben Geary (Thoper Grace), un joven investigador y analista que ha estudiado a fondo a “Cassius” como personaje, del mismo modo que a Paul, su más empedernido pero fracasado perseguidor que, eso si, en esa persecución de años logro eliminar a todo el equipo del ahora supuestamente reaparecido. La producción cuenta con un diseño de montaje que es lo que le da ritmo al filme, con las escenas de acción, que si bien no son la vedette, están muy bien resueltas, más allá de constituirse o no como verosímiles. Así, en una de ellas Paul y Ben persiguen a un sospechoso, corren y corren, por supuesto llevando Ben delantera, pero con Paul siguiéndolo a corta distancia. Luego de varios minutos, tal cual “Maratón de la muerte” (1976), Paul esta como Alan Ladd, el hombre de Hollywood, con el jopo eterno y sin haber transitado ni una gota. Una pareja despareja en donde uno es obligado a la acción en tanto para el otro se trata del honor, primero distantes, luego con identificación reversible, para terminar en casi amigos. Es una historia de la cual ya hemos visto muchas versiones, que versan sobre lo mismo. Si de desentrañar intrigas se trata entonces fracasa. Pero por otro lado la producción se enrola en el subgénero del espionaje y confabulación Han vuelto los rusos malos y con ellos todo sus elementos característicos y tipificados. Un dato para tener en cuenta es que desde su estructura narrativa el realizador sabe imprimirle cierto grado de interés por lo que mantiene atento al espectador, o sea que no aburre. Y ese es su punto más favorable. El factor más bajo lo encontramos en las actuaciones, Richard Gere vuelve a demostrar que sólo es un galán, ahora maduro y canoso, que tiene dos gestos, los mismos que siempre uso, mientras Thoper Grace intenta darle carnadura a su personaje, pero ni lo tiene ni se lo puede otorgar.
El topo de topos El tráiler de Misión secreta forma parte de esa tendencia de contar casi toda la trama en tres minutos. Desde allí sabíamos que Paul Sheperdson (Richard Gere), agente veterano de la CIA, es en realidad un espía-asesino de la inteligencia rusa apodado Cassius. Podíamos esperar dos cosas: o el tráiler era una deliberada estupidez que acababa con cualquier posibilidad de sorpresa en esta historia, o ese dato era menor y la película exploraría otras posibilidades del guión. En este caso sucede, más o menos, la segunda posibilidad. Este primer film de Michael Brandt (guionista de la remake de El tren de las 3:10 a Yuma y Se busca) cuenta que cuando un senador estadounidense es asesinado en Washington, al parecer por un espía ruso llamado Cassius que según se creía estaba muerto, el agente de la CIA retirado Sheperdson (que en realidad es el mítico Cassius) se ve obligado a colaborar con el joven agente del FBI Ben Geary (Topher Grace) para atrapar al criminal, y en realidad aprovechará la situación para atar algunos cabos sueltos de su anterior vida. Mas allá de la información que teníamos los que habíamos visto el adelanto, Misión secreta tiene unos buenos primeros minutos, presentando los personajes con fluidez y estableciendo claramente la situación. A partir de allí algunas fallas importantes atentarán contra la verosimilitud y la salud de la película. En principio, lo que se tambalea es el guión, que se va llenando de obviedades y arbitrariedades, y empieza a tomar algunos caminos confusos tan sólo para justificar la vuelta de tuerca final que todos sospechamos desde el principio. Misión secreta nos muestra algunos espías poco sutiles y bastante torpes, empezando por el personaje de Richard Gere. Así como se los presenta en este film, parece poco creíble que puedan permanecer escapando o encubiertos durante años. Además, aparecen agentes de agencias como la CIA, o la vieja KGB, y del FBI pero no hay verdaderamente alguna característica que los diferencie realmente: me refiero a alguna habilidad técnica o tecnológica. Pareciera que a Brandt le da lo mismo, porque finalmente los termina mostrando como vulgares policías. Luego, la pareja protagónica no tiene química. Gere parece trabajar en piloto automático, su personaje no se apasiona, se mueve poco y cuando se enoja luce forzado o sobreactuado. De hecho, está como pensando siempre en otra cosa. Topher Grace quizás esté un poco más sólido, pero tampoco aparece en gran forma en los momentos que la historia lo necesita así, por lo que podemos calificar su trabajo con el adjetivo de “pecho frío”. Por último, deberíamos referirnos a la esperable vuelta de tuerca final, pero para no develar nada sólo diremos que es cuanto menos absurda y forzada, fabricada mediante diálogos insertados al final como para darle algún sentido. Para resumir, Misión secreta tiene algunos pocos momentos de vigor, en general entretiene aunque son más fuertes sus fallas que sus aciertos y, por cierto, goza de una absoluta intrascendencia.
El homicidio de un senador parece llevar la marca inigualable de Cassius, un asesino de la Unión Soviética supuestamente eliminado décadas atrás y del que nada se sabía… hasta ahora. Mismo modus operandi, mismo trabajo aséptico. ¿Se trata de un imitador o el verdadero Cassius ha regresado del más allá para seguir matando? La CIA decide recurrir a un ex agente (Richard Gere) para que forme equipo con un investigador del FBI (Topher Grace), quien basó su tesis universitaria en el mítico asesino, y de este modo resolver de una vez por todas el caso. El relato tiene múltiples capas que se van develando poco a poco, brindando pequeños retazos de información a medida que son necesarios. Sin embargo, en el apuro por generar golpes de impacto, uno de los grandes secretos de la trama sale a la luz demasiado temprano. Toda la tensión generada en su primera mitad se diluye rápidamente, entregando luego 45 minutos tediosos y poco convincentes. Que el nacionalismo logre dominar la escena tampoco ayuda mucho: involucrar a la familia del joven agente, que el corazón del duro asesino se conmueva y la decisión de construir un american way of life es apilar clichés a mansalva.
Uno se pregunta cuánto tiempo perdieron los guionistas en pergeñar el andamio narrativo de este film, que acumula lugares comunes como un estudiante crónico exámenes sin rendir. Asesinato misterioso; el modus operandi indica la reaparición de un asesino ruso que se creía eliminado; el viejo agente de la CIA que lo despachó vuelve a investigar el asunto con un novato. ¿Cuántas veces vio esta película o en cuántos films encontró estos mismos elementos? Bueno, eso mismo. ¿Y entonces? Entonces, la película es entretenida porque sus intérpretes -el cada vez más autoparódico Richard Gere y el siempre mal explotado Topher Grace- son simpáticos y uno tiene ganas de ver qué hacen con este menjunje. Y logran ese pequeño milagro que hace que uno no sienta vergüenza de pagar la entrada: que creamos que tanta cosa repetida, a sus criaturas les suceden por primera vez. De eso se trata y, si bien no dignifica demasiado, el film cumple.
Un thriller con pocos atractivos y sin sorpresas, con la presencia del sensual Richard Gere y sus atractivas canas. Este film se encuentra dirigido por el debutante Michael Brandt (guionista de Wanted y 3:10 a Yuma), en España se lo conoce con el titulo “La sombra de la traición”, protagonizada por: Richard Gere, Topher Grace y Martin Sheen. Todo comienza cuando un senador estadounidense es asesinado, las sospechas caen sobre Cassius un conocido asesino soviético, pero fue dado por muerto hace años. Para resolver este extraño caso, las autoridades llaman a Paul Shepherdson (Richard Gere), este es un agente retirado de la CIA, quien conoció todos los movimientos de Cassius, y está convencido que ese caso finalizo, ahora deberá formar un equipo, además trabajará junto con Ben Geary (Topher Grace), este siempre sintió fascinación por el criminal soviético y trabajo la tesis de carrera y Tom Highland (Sheen), a medida que la investigación avance se darán cuenta que todo es más peligroso de lo pensado. Los primeros minutos de la trama te tienen pendiente, con intriga, espionaje y acción, se apoya con el recurso del flashback, pero cuando se comienzan a develar algunos datos la sorpresa desaparece, demasiados clichés, un elenco desaprovechado, su ritmo resulta soporífero y mala fotografía. Tal vez para algunos espectadores puede llegar a ser entretenida con un buen balde de pochoclos y otros la pasaran mejor viéndola cuando salga en DVD para una noche o una tarde en un cómodo sillón en su hogar o casa de algún amigo.
El alumno supera al maestro “Misión secreta” fisgonea en el día a día del espionaje y contribuye a alimentar el mito de los agentes de la CIA y el FBI. Y nada más. La inteligencia, la convicción, la prudencia, la sensatez, la sagacidad, el coraje, el misterio, el atractivo físico, son algunas de las cualidades que se asocian a los hombres o mujeres dedicados al espionaje. El cine ha contribuido a alimentar ese mito y se sirve también de él. Por eso Misión secreta tiene un magnetismo de base que ilusiona. Las conversaciones entre agentes de la CIA y el FBI de elevado coeficiente, a las que el espectador puede asomarse como un testigo privilegiado, son parte de ese juego. La posibilidad de fisgonear al minuto los movimientos de uno de esos sujetos, tal vez el más preparado de todos, en el paso a paso de sus días, para saber cómo vive, adónde va, qué hace, también. Y habría más ejemplos. Entonces, partiendo de ese principio, esta es una propuesta interesante para cierto tipo de público, siempre y cuando tenga en cuenta que no se dará con muchos lujos cinematográficamente hablando. La historia es relativamente sencilla. Una serie de enredos mortales, entre espías de hoy formados durante la Guerra Fría, en la cual corren peligro la vida de un joven agente y su familia. Misión secreta es un filme con errores muy notorios en su lógica narrativa, un puñado de situaciones confusas o mal desplegadas y momentos poco creíbles (como la visita al espía ruso encarcelado) que, aun así, nunca llega a naufragar. En términos boxísticos, es como esos peleadores de medio pelo que van al frente y dan y reciben hasta el final, regalándoles a los fanáticos buenas dosis de imprevisibilidad y de entrega, dos bienes muy valorados en cualquier espectáculo. Este largometraje dirigido por Michael Brandt, con sus falencias y todo, se las arregla para construir algún suspenso, y para tomar varios giros sorpresivos, lo cual junto con un buen andamiaje técnico termina haciéndole llegar hasta el round final de pie y con una entereza al menos digna.
A raíz del misterioso asesinato de un senador, comienza la búsqueda de un asesino soviético que creían que estaba muerto: el temible "Cassius". Para encontrarlo, deciden llamar a un agente retirado del FBI, interpretado por Richard Gere y que pasó años buscando al famoso Cassius. De este modo comienza una minusiosa investigación que llevará a los agentes a encontrar detalles que no habían tenido en cuenta anteriormente y que los llevarán a encontrar al verdadero asesino. Para ayudarlo al experimentado Gere, estará un joven agente del FBI, interpretado por Topher Grace y que logrará descubrir al asesino con sus técnicas universitarias aprendidas en Hardvard. Una película que mantiene a la audiencia atrapada en una encrucijada de misteriosos asesinatos, luchas de poder, agentes soviéticos y mucha adrenalina. Con la dirección de Michael Brandt, el filme pretende mostrar la dicotomía que existe en la profesión de agente secreto. Por un lado, uno de los investigadores tiene una familia perfecta conformada por su esposa y sus pequeños hijos, mientras que el agente retirado está solo en el mundo y no tiene nada que perder. En su cabeza sólo existen planes de venganza y soledad. Podría ser una película más de acción, pero logra además, mantener el clima de tensión constante.
¿Gere se convierte en El Chacal...? "The Double" es esa peli típica que uno engancha en el cable un lunes por la noche y cuando termina de verla dice: "che... es más o menos buena esta, me despejé un rato, ahora a dormir" y al otro día olvida por completo que la vio. El problema de ésta falta de trascendencia es que el director Michael Brandt propone algo que hemos visto hasta el hartazgo, espías rusos y norteamericanos en un complot de traiciones, nudos y recontra nudos. Es verdad que hay algunos films que han sobresalido en la temática como "Juego de Espías", "Misión Imposible" o "Red de Mentiras", pero la mayoría termina en el olvido o para rellenar la programación de algún canal del cable. Lamentablemente creo que este último destino le cabe a "Misión Secreta" ya que no supo aportar nada nuevo a un sub género que está más que gastado. Sí, hay una vuelta de tuerca sobre el último, pero es un recurso que se usó torpemente y que no fue los suficientemente poderoso como para levantar el desfile de clichés del mundo del espionaje cinematográfico. El agente con la banderota de USA en la puerta de su casa, el asesinato misterioso que hay que resolver, el nudo del nudo del complot y algunos planteos más en los que se nota la influencia de otras películas como "El Chacal" con el mismo Gere y Bruce Willis o inclusive "Salt" de Angelina Jolie. Siempre lo he dicho, pero lo reitero: Cuando uno puede identificar fácilmente este tipo de influencias es porque algo mal salió con el guión. La mezcla de buenas ideas de otros directores y guiones no asegura un buen producto de cine, tiene que tener además un factor extra de cohesión que haga funcionar la historia. En "Misión Secreta" hay algunos momentos que intentan lograr un buen nivel, pero se desvían en el camino y desembocan en un final desprolijo, ingenuo y poco creíble. Topher Grace es un actor de otro género, no de suspenso. Lo único que me sucede al verlo es acordarme de su personaje de Eric Forman en "That '70s show" y no poder tomarlo en serio cuando grita enfurecido o quiere actuar una escena dramática. Richard Gere por su lado, hace también un papel predecible para su perfil. En fin, sólo para aquellos que aman con toda el alma las películas de espionaje y los nudos de los contra nudos.
Espías eran los de antes Ésta es una película concebida y destinada al gran público. A ése que disfruta del policial clásico. Sin efectos especiales atrapa y entretiene a la platea con su planteo del mundo de los espías dobles, traiciones, asesinatos, intriga y persecuciones donde finalmente nada es lo que parece. El cine de Hollywood fue una máquina de realizar filmes que abordaron la tensión generada en el período conocido como la Guerra Fría entre el gigante americano y la ex Unión Soviética. Y todos fueron exitosos, al menos en la taquilla. Y demostrando que la crisis también afectó a los guionistas se desempolvó la idea del complot internacional. La teoría de la conspiración es revivida una y otra vez. Y ésa es la propuesta del director de "Misión secreta". Nada es lo que parece, incluso el nombre original de la cinta es un simple y directo "doble" que hace referencia a quienes se pasaron de bando sin abandonar al que lo contrató originalmente. En algo más de una hora y media el director Michael Brandt da vida a un filme cuya pretensión es no defraudar a quienes fueron sus mecenas y recuperar lo invertido. Y lo consigue. Con la estructura de un clásico policial de acción e intriga demuestra que con ese guión se puede prescindir del sexo y de los efectos especiales. Y si a la historia la apuntalan Richard Gere y Martin Sheen se gana en tranquilidad. Con una estructura que recuerda, por momentos a "Sin salida" el filme que catapultó a Kevin Costner en 1987, pero sin el ritmo de narración, "Misión secreta" plantea, tras el asesinato de un político norteamericano que alertaba sobre los espías rusos en su país, una suerte de policial en el que abundan los espías de la CIA, el FBI y de la Rusia actual. Y para resolverlo se apela al oficio de un ex agente, un correcto Richard Gere, quien es presionado para volver al ruedo por el director de la compañía, el siempre solvente Martin Sheen. Pero falta un novato, papel asignado al por momentos inexpresivo Topher Grace, para que forme pareja con el avezado espía. Al combo sólo le falta un asesino y Tamer Hassan lo aborda haciéndolo muy creíble. Se suceden las órdenes y contraórdenes de los jefes de la seguridad del país del Tío Sam para su gente. Hay tensión, a pesar de que en algunos pasajes los diálogos son ingenuos, y las persecuciones por las calles están a la orden del día, al igual que los asesinatos. Intriga y suspenso que atrapa desde el comienzo al final -un tanto forzado- a la platea que va a disfrutar viendo una película que entretiene. El tema es el de siempre. El único mérito del director es no haber abordado la historia desde ninguna otra óptica que no fuera el cine pochoclero y haber confiado su suerte a la labor de Richard Gere y de Martin Sheen.
Una que sepamos todos Cuando una película de espionaje revela su predecible vuelta de tuerca en el mismísimo trailer, y a pesar de eso trata de sostener esa supuesta incógnita, estamos en problemas. Después, hacia el final, habrá una remanida segunda vuelta que afortunadamente no fue revelada antes, pero aparece demasiado tarde para sostener el interés minado por esa primera revelación y por un verdadero festival de lugares comunes (agente ya retirado y experimentado debe volver a revisar un último caso y para ello se verá obligado a convivir con un novato tan ingenuo como prometedor). Richard Gere pone todos sus mohínes de siempre al servicio de sostener lo insostenible. Hay algunos disparos, pero los agujeros principales son los de la trama.
Publicada en la edición digital de la revista.