¿Cuántas películas más podemos ver con Julia Roberts tratando de desarmar bodas? TODAS LAS QUE HAGA y más si es secundada por George Clooney en plan PADRES DIABÓLICOS que se unen para impedir que su hija se case. Pasaje al paraíso, de Ol Parker (Mamma mía!) se nutre de las clásicas comedias hollywoodenses de antaño en donde la pareja protagónica y antagónica deberá conciliar sus diferencias para salir adelante con un plan que los tiene trabajando por el bien de ambos. En el arranque Georgia (Roberts) y David (Clooney) se sumergen en el “él dijo, ella dijo” para contar cómo el matrimonio que tuvieron fue un completo desastre para uno y para otro, cada uno con su mirada particular sobre la relación. Corte a, graduación de Lily (efectiva Kaitlyn Dever), hija de ambos, en donde compartirán fila de asientos sacándose chispas y demostrando, cada uno, un amor casi excesivo por la joven. Cuando Lily decide ir a descansar un tiempo a Bali junto a su mejor amiga, nada haría suponer que la pesadilla que vivieron por unas horas en el acto de colación, se repetiría por mil cuando deberán enfrentar un viaje al paradisíaco escenario porque tras 37 días allí su hija se enamoró de un lugareño (Maxime Bouttier) y contraerá matrimonio. Opuestos que deberán trabajar en conjunto, urdir siniestros planes, muy a pesar suyo, poniéndose por encima de los deseos de a joven y desplegando una artillería de mentiras y artimañanas para salirse con la suya. Georgía y David, además de bellos y heteronormativos, no tienen prejuicios, y el divertido guion mantiene casi hasta el final esta característica, por lo que cada una de sus mentiras tendrá su toque de malicia, hasta, claro está, Hollywood de por medio, eso no se pueda sostener más. Pasaje al paraíso cumple con cada una de las premisas que los espectadores presuponen que tendría que cumplir, entretener, emocionar, permitir la reflexión, jugar, y mostrar, siempre, a los protagonistas como las grandes estrellas que son. Hace mucho que el cine proveniente del norte no presenta una película con una dupla potente y perteneciente al star system, por eso es que se potencia este relato al recuperar ese old fashion style que tanto bien le hace al cine. Pasaje al paraíso funciona porque además de mostrarnos a sus protagonistas como queremos verlos, hasta en los bloopers de los títulos finales, más allá de cualquier equivocación, se muestra la posición desde la cual se para, presentando a una mujer que ha decidido ir a por lo suyo, esquivar el amor y no postergarse por nadie, y un hombre que, reflexivo, esperando a que el pasado vuelva de la manera que más quiere. Propuesta ideal para sumergirse en la sonrisa de Georgia y David y avanzar con ellos en esta aventura de transformación que, por amor, amor de padres a hijos y de pareja, transita con gags y humor, y mucha emoción, una historia que vimos muchas veces pero que en su relectura no hace otra cosa que reinventar y resemantizar una época de oro que recupera y valora.
Pasaje al Paraiso un recorrido de 105 minutos junto a dos estrellas carismáticas y una fugaz fantasía romántica que sirve para pasar el rato y nada más.
George Clooney y Julia Roberts protagonizan esta comedia romántica de fórmula que pese a un par de momentos hilarantes y una más que pulida química entre su pareja protagónica, resulta ser un viaje hacia una historia que vimos varias veces. El británico Ol Parker, responsable de los guiones de «The Best Exotic Marigold Hotel» y su secuela, y director de «Mamma Mia! Here We Go Again» (2018), vuelve a ofrecer uno de esos films que tanto le gustan y «sabe» construir. «Ticket to Paradise» es una de esas comedias románticas que tanto abundaban en la cartelera a principios de los 2000 y que ya no son tan populares. El largometraje se centra en Georgia (Roberts) y David (Clooney), una pareja de divorciados que se llevan bastante mal. Ambos deciden dejar sus diferencias a un lado para asistir a la graduación de su hija Lily (Kaitlin Dever), futura y promisoria abogada. Tras ese breve y difícil encuentro, ambos vuelven a sus vidas cotidianas y despiden a la joven, la cual decide irse de viaje con su amiga Wren (Billie Lourd) a Bali para desconectar y relajarse antes de empezar sus vidas como profesionales. En aquel idílico lugar, Lily conoce a Gede (Maxime Bouttier), un lugareño que se dedica a cosechar algas marinas junto con su familia. Ambos se enamoran perdidamente y deciden casarse a tan solo 2 meses de haberse conocido. Al enterarse de la situación, los padres de la joven son invitados a la boda y deciden dejar a un lado sus diferencias para poder desalentar la unión y convencer a su hija de que no cometa un error parecido al que ellos cometieron 25 años antes cuando eran jóvenes. «Pasaje al Paraíso» como dijimos al comienzo es un film que nos resulta bastante familiar porque hemos visto en contadas ocasiones, incluso ahora mismo en cartelera hay una propuesta similar con Adrián Suar y Pilar Gamboa en «30 Días con mi Ex». Quizás la falta de ideas originales en Hollywood y la sobrepoblación de blockbusters basados en comics, haga que uno sienta cierta nostalgia con este género que también supo llegar al agotamiento en su momento, pero lo cierto es que la propuesta resulta algo trillada y derivativa. George Clooney y Julia Roberts que ya habían cruzado sus caminos en «Ocean’s Eleven» (2001), «Confessions of a Dangerous Mind» (2002) y «Money Monster» (2016), demuestran nuevamente su versatilidad como intérpretes y una química envidiable como dúo protagónico, eso sumado a un excelente timing cómico, algunos tintes de comedia de enredos y de slapstick que presenta el guion del relato y unos diálogos veloces e perspicaces, ayudan a compensar en cierto grado la convencionalidad y la falta de destreza de Ol Parker como narrador para imprimirle cierta personalidad a la experiencia cinematográfica. «Pasaje al Paraíso» es una película con sus limitaciones que logra mantenerse a flote gracias al compromiso de sus estrellas y a un par de momentos destacados. Una comedia sin pretensiones que vimos hasta el hartazgo pero que frente a la escasez y a la falta de originalidad uno puede ver como entretenimiento pasatista.
El londinense Oli Parker escribió las dos entregas de El exótico Hotel Marigold y dirigió la secuela de Mamma Mia! Esos antecedentes sirven para exponer sus intereses y las búsquedas (bastante similares) de este nuevo trabajo como guionista y realizador. El suyo es un cine básico, elemental, atado a las fórmulas, fácilmente digerible, no exento de simpatía y con muchos elementos propios del crowd-pleaser. En este caso, la idea es un regreso al universo de la comedia romántica y, más precisamente, a ese imperio del diálogo mordaz y el ritmo frenético de la screwball-comedy. Un poquito de Pecadora equivocada, de George Cukor; otro tanto de Ayuno de amor, de Howard Hawks; y el resto pasa por reciclar estructuras clásicas como la guerra de los sexos y el esquema del re-matrimonio. George Clooney (que vendría a ser aquí una suerte del heredero de Cary Grant) y Julia Roberts (la indiscutida reina del género en los '90) se reencuentran (ya habían trabajado juntos en La gran estafa, La nueva gran estafa, El maestro del dinero y muy brevemente en Confesiones de una mente peligrosa) cuando sus carreras no atraviesan precisamente sus mejores momentos. El, con 61 años; y ella, con 54, aceptaron jugar el juego del regreso tanto fuera de como en pantalla. Y lo hacen con el profesionalismo, la ductilidad, el encanto y el aplomo de las auténticas estrellas. Si Pasaje al Paraíso no levanta vuelo, no trasciende un techo demasiado bajo, es porque el guion y la dirección de Parker son demasiado básicos, superficiales y subrayados. No es que los cultores o cultoras de la comedia romántica estén esperando a esta altura grandes sorpresas o revelaciones, pero los principales engranajes del film chirrían de tanto desgaste. La excusa argumental es la siguiente: Lily (Kaitlyn Dever) termina la carrera de Derecho en Chicago y para celebrar su graduación viaja con su mejor amiga Wren (Billie Lourd) a Bali (en verdad el film se rodó en Australia). Allí, en medio del Paraíso al que alude el título, ella se enamora de Gede (Maxime Bouttier) y decide quedarse a vivir en el lugar. Cuando Lily les informa que pretende casarse, sus padres David (Clooney) y Georgia (Roberts) viajarán hasta allí con el objetivo de impedirlo. ¿Por qué? Porque no quieren que su hija repita el mismo error que ellos cometieron 25 años atrás. En efecto, David y Georgia se casaron, tuvieron a Lily, pero luego se divorciaron en los peores términos. Hoy son enemigos íntimos. Y, a pesar de que se odian, deberán unir fuerzas para que su hija abandone la idea del matrimonio. No contaremos nada más (se podrán imaginar el resto), salvo que para complicar aún más las cosas Georgia está en pareja con el francés Paul (Lucas Bravo), un piloto de avión tan carilindo con tontuelo. Pasaje al Paraíso es una película leve, intrascendente, agradable, demagógica y por momentos disfrutable. Ese disfrute dependerá en esencia de la mayor empatía o rechazo que cada espectador tenga respecto de la comedia romántica más tradicional. En ese sentido, hay que ir sin demasiadas exigencias al encuentro de esta película y dejarse llevar por caminos previsibles, es cierto, pero acompañados por el carisma de dos estrellas de las que hoy no abundan, dignas de la mejor tradición del Hollywood clásico.
La idea que impulsa a la película es bastante clara: juntar a dos de las pocas estrellas que quedan en Hollywood, filmar los paisajes de Bali y celebrar algunos chistes que hilvanen ese viaje en el que una pareja que se ama, se casa, y una ex pareja que se odia, se reencuentra. La idea no es original pero a priori alimenta serias expectativas, tan serias como la necesidad de reafirmar el cine mainstream -en esta etapa de crisis- en sus probadas fórmulas, sus inagotables éxitos y el carisma de sus estandartes. Así lo demostró Tom Cruise cuando trajo al presente a Top Gun, un título arrumbado en los anaqueles de los 80, y convirtió a su secuela en el mayor éxito de taquilla de los últimos tiempos, fuera de las franquicias y los superhéroes. Pero a Pasaje al paraíso no le alcanza para tanto: las buenas intenciones de sus artífices, la química de Julia Roberts y George Clooney y los paisajes de Bali no reemplazan el arte de hacer una gran comedia. Ol Parker había demostrado su interés en el género en una pequeña opera prima de mediados de los años 2000 protagonizada por Piper Perabo y Lena Headey: Imagine Me & You. Era una comedia romántica al estilo de las de los 90, con bastante del espíritu de Un lugar llamado Notting Hill, con chistes de padres despistados, flechazos en la iglesia, malos entendidos y un final a las corridas en un embotellamiento. El detalle distintivo era que las enamoradas fueran dos chicas. Pero el ingenio y la pericia Parker parece haberse dispersado desde ese debut, y en su posterior filmografía asoma apenas con glamour la secuela de Mamma mía! –con menos Meryl Streep y más Lily James-, sostenida en una excusión a tierras pintorescas, los conflictos generacionales entre padres e hijos, y por supuesto el fondo del cancionero de ABBA que todavía quedaba invicto. Pasaje al paraíso recicla muchas de esas ideas, y no se permite más que actualizar la fórmula de la screwball comedy sin demasiada astucia más allá del gesto de planear sobre su superficie. Y dentro de esa tradición de comedia “alocada” escoge la versión del rematrimonio, aquella en la que una pareja casada y divorciada redescubre su amor luego de volver a pasar tiempo juntos. En los años 30, las screwball reflexionaron sobre el matrimonio en esa tensión entre el deseo y el deber, ofrecieron diálogos ingeniosos y con doble sentido, excursiones al peligro y el absurdo, amantes que pasaban del odio a la pasión. Lo hicieron con inteligencia y humor, de la mano de directores como Howard Hawks o George Cukor; afirmaron en ese género las mejores películas de un cine que se hacía adulto. Pasaje al paraíso sigue los pasos de esa memoria pero con menos convicción que comodidad y su mayor mérito consiste en explotar la química y el humor que Roberts y Clooney despliegan a través de la pantalla. En un breve prólogo, y con la noticia de la inminente graduación de su única hija Lily (Kaitlyn Dever) como excusa, Georgia (Roberts) y David (Clooney) exponen ante sus ocasionales interlocutores una breve historia de sus vidas. Se casaron hace 25 años, se divorciaron con solo cinco de matrimonio, ahora se detestan y solo se toleran en nombre de cierta civilidad. Sus ocasionales encuentros son siempre intervenidos por miradas suspicaces, comentarios hirientes, reproches velados. Concluida la ceremonia de graduación y arrojados los birretes, Lily emprende un viaje de vacaciones hacia Bali junto a su mejor amiga Wren (Billie Lourd). Pasados los primeros días en la playa, asistimos al flechazo de Lily con un lugareño y al repentino anuncio de una boda isleña con toda la familia del novio, Gede (Maxime Bouttier), en la paradisiaca Polinesia. He aquí el disparador de la comedia: Georgia y David se odian pero deben unir fuerzas para boicotear el casamiento y traer de nuevo a Lily a los Estados Unidos y, por supuesto, a la sensatez de una vida civilizada sin tanto sol ni algas. Lo que anima el relato es la obligada convivencia entre los viejos enemigos –convertidos ahora en aliados- y los habitantes de Bali, generosos en sonrisas y tradiciones, excursiones a lugares de ensueño, fiestas con alcohol y música disco. Hay escenas divertidas –como el concurso de beerpong con música vintage- y algunos chistes previsibles (los de reiteradas traducciones). Clooney funciona como un dispenser de one liners algo oxidado pero entregado a la diversión y Roberts construye la comedia con su presencia, con aquel oficio que forjó su nombre. Quizás a la película le falta esa malicia que esgrimió la mirada del australiano P. J. Hogan en La boda de mi mejor amigo a la hora de pensar el género desde la perspectiva de los villanos. Georgia y David afilan sus colmillos pero sin tanta irreverencia y los gags se acomodan a esa perspectiva dulzona y algo lacrimógena que quiere terminar brindando al final de la ceremonia.
La última película de Ol Parker (`Mamma Mia', `Antes de que muera') reúne a dos estrellas inoxidables de Hollywood: Julia Roberts y George Clooney. En `Pasaje al paraíso' interpretan a padres divorciados en malos términos que deciden viajar a Bali para intentar que su hija decline su decisión de casarse y residir de forma permanente en aquel paraíso (de ahí el título de la película). Si bien ambos logran ponerse de acuerdo para cumplir con su misión a través de diferentes estrategias, el devenir de los hechos le trae algunas sorpresas. El guion de la comedia es pobre y su hilo narrativo resulta predecible. Si bien el espectador podría prever que en este tipo de películas no hay lugar para lecturas profundas, la decisión del director y coguionista de subrayar lo obvio y transformar en inverosímil una situación cotidiana es sin duda algo de lo cual es responsable. Clooney y Julia Roberts son hipnóticos y están muy bien en sus roles, sin embargo esto no es suficiente para que `Pasaje al paraíso' no sea por momentos un filme plagado de lugares comunes y resoluciones torpes. La locación donde fue filmada la película (en Queensland, Australia) es visualmente impactante. No hay dudas de que si se pudieran rescatar factores artísticos y técnicos, la dupla Clooney-Roberts y los exteriores serían los elegidos. En suma, `Pasaje al paraíso' es una comedia obvia embellecida por dos grandes de Hollywood. Calificación: Regular
Aunque fue filmada en Queensland, Australia, la mayor parte del relato transcurre en la isla de Bali, Indonesia. Dicho esto porque una de las características del filme es la de dar la sensación de ser una producción turística. Ese enclave es el propicio, realmente parece el paraíso casi bíblico, para desarrollar una historia bastante perimida, vista miles de veces. Esto dicho a partir del inicio del filme, con la sola presentación de los personajes todo se vuelve demasiado previsible. Esa primera secuencia construida a partir de un montaje alterno
Julia Roberts y George Clooney vuelven a unirse, esta vez dirigidos por Ol Parker para protagonizar una comedia romántica, un género medio olvidado en la pantalla grande que se extraña. La historia es simple; ellos son Georgia y David, un matrimonio divorciado hace 20 años que sólo convivió 5, y que desde esa instancia no pueden tener una relación cordial aunque esté su hija Lily (Kaitlyn Dever) frente a ellos. Lily se gradúa como Abogada por lo que resuelve hacer un viaje a Bali junto a su mejor amiga Wren Butler (Billie Lourd). La graduación hará que la ex pareja tenga que compartir el evento, y ni siquiera en ese momento feliz y excitante pueden dejar de pelear por lo que sea. Ya en Bali, Lily encuentra el amor en Gede (Maxime Bouttier), un cultivador de algas, y decide casarse rápidamente. Sus padres volarán a Bali para acompañarla en principio, aunque el viaje esconda otras intenciones. David está solo y Georgia tiene en el piloto Paul (Lucas Bravo) un amor que no la convence. Ya imaginamos de entrada el destino que tendrá este trío. Filmada en Queensland, Australia, con increíbles y paradisíacos escenarios naturales, la película tiene buenas intenciones, es simpática y sus protagonistas tienen una química notable gracias a muchos años de amistad, que traspasa la pantalla. Aunque sólo eso podemos rescatar de un guion (del propio Parker y Daniel Pipski) predecible que se vuelve ridículo por momentos. Se salvan los paisajes, el carisma de sus protagonistas y los bloopers que aparecen en los créditos, que son más graciosos que todo el film.
Llega a nuestras salas una película que a priori parece de esas cintas de fórmula, donde el único gancho que tiene, es la presencia de determinados actores. Y si bien en parte esa afirmación es verdad; Pasaje al paraíso también tiene alguna que otra cosa interesante para ofrecer. Sigan leyendo y entérense. Esta vez tenemos a Julia Roberts y a George Clooney haciendo de los Cotton. O, mejor dicho, ex pareja, ya que llevan separados varios años, desde que tuvieron a su pequeña hija. En todo este tiempo, entre ellos surgió un gran resentimiento; pero ahora deben unir fuerzas ante la noticia de que la pequeña, planea quedarse a vivir (tras casarse) en Bali. Uno podría ver el poster de Pasaje al paraíso y primero, perder todas las ganas de ver la película; y luego, pensar que es una comedia romántica donde Roberts y Clooney están en piloto automático. Un poco sí, pero hay que prestar atención a los diálogos, en especial a los de este último, para poder sacarle el jugo a este proyecto. "No puedes manejar la verdad!" – A Few Good Men LOCOXELCINE REVIEWS ESTRENO DE LA SEMANA COMEDIAREVIEWS Review: Pasaje al paraíso Jorge Marchisio - 15 de septiembre de 2022 Llega a nuestras salas una película que a priori parece de esas cintas de fórmula, donde el único gancho que tiene, es la presencia de determinados actores. Y si bien en parte esa afirmación es verdad; Pasaje al paraíso también tiene alguna que otra cosa interesante para ofrecer. Sigan leyendo y entérense. Esta vez tenemos a Julia Roberts y a George Clooney haciendo de los Cotton. O, mejor dicho, ex pareja, ya que llevan separados varios años, desde que tuvieron a su pequeña hija. En todo este tiempo, entre ellos surgió un gran resentimiento; pero ahora deben unir fuerzas ante la noticia de que la pequeña, planea quedarse a vivir (tras casarse) en Bali. Uno podría ver el poster de Pasaje al paraíso y primero, perder todas las ganas de ver la película; y luego, pensar que es una comedia romántica donde Roberts y Clooney están en piloto automático. Un poco sí, pero hay que prestar atención a los diálogos, en especial a los de este último, para poder sacarle el jugo a este proyecto. En esos monólogos, el veterano actor expone como, quizás una decisión apresurada, nos puede marcar de por vida, pero no por eso, tenemos que cargar con un resentimiento enorme durante tantos años. Quizás dichos speech pequen de discursivos, pero tampoco molesta tanto porque Clooney da una sólida interpretación a la hora de darlos; algo que se agradece ya que nos recuerda lo buen actor que es. Mientras que Julia Roberts lo secunda bien. Si bien ella es la que se encarga más que nada de las partes cómicas, las escenas que tienen juntos muestran la química que tienen y lo bien que pasaron filmando este proyecto. Es una pena que todo lo demás, no esté a la altura de la performance de ellos dos. Y esto lo decimos porque en más de una ocasión, Pasaje al paraíso parece un panfleto turístico para ir de vacaciones a Bali; o como dijimos, esos discursos sobre la vida, el amor, el saber dejar ir y avanzar en la vida se vuelve molesto por momentos, llegando a ser un discurso de autoayuda a barato. Y mejor no hablemos de la sub trama de la hija de Roberts y Clooney, o del innecesario papel de la amiga de la misma. En conclusión, Pasaje al paraíso puede sorprender si no le exigimos demasiado; aparte que, si les caen bien los actores principales, se van a divertir con sus cruces y pases de factura. Dependerá de lo que busquen ustedes a la hora de ir al cine.
Volver a reunir a dos de las estrellas más queridas de Hollywood, que desparraman encanto, ya es un atractivo único de la película y seguramente convocante para el público adulto. Tener a George Clooney y a Julia Roberts como amigos-enemigos, embarcados en una causa común, en un lugar tan turístico como Bali, trae aires de las tradicionales comedias del sistema de estrellas, con recursos ya vistos pero revalorados en un guión que une los gags físicos, las replicas chispeantes y la tensión romántica y emotiva en un engranaje que cautivará al espectador, amante del género. Dos padres divorciados, que asumen el matrimonio que tuvieron como el peor error de sus vidas, deciden unir fuerzas para que su hijita recién recibida de abogada no cometa un error como el que vivieron ellos. Es que la heredera fue de viaje de fin de curso a ese lugar de ensueño, se enamoró y decidió casarse de inmediato. Ahí van los distinguidos padres, él arquitecto, ella especialista en arte, unidos para un plan que pretende arruinar y desbaratar la boda. Todos los tópicos esperables de relaciones de padres a hijos, independencia y las cuentas pendientes de los adultos se ponen en juego con un final esperado pero que llega a buen puerto luego de brindar encanto, risas, emoción y lugares comunes. Lo que promete lo cumple.
David y Georgia, una pareja divorciada hace años, se ven obligados a compartir un tiempo juntos cuando ambos deben viajar a Bali para conocer al novio de su hija y su familia. Ambos creen que casarse es un error e intentarán boicotear el posible casamiento de su hija. A pesar de que la joven está perdidamente enamorada, David y George quieren evitar que le pase lo mismo que a ellos veinticinco años atrás. Una máquina del tiempo lleva al director y a los guionistas de la película hacia el cine de los noventa. Comedia romántica, cine de rematrimonio de manual. Lo más esquemático y previsible, a pesar de los muchos detalles que intentan crean la sensación lejana de que es algo un poco diferente. Sensación lejana, porque todo el gancho de la película es buscar repetir una vieja fórmula y que el público se sienta como en casa. Es obvio que ya no son una pareja de treintañeros y el guión debe armarles una historia acorde. George Clooney y Julia Roberts tienen todo el carisma que ya conocemos y no les cuesta nada decir sus diálogos con gran timing y estilo. Pero no tienen tantos momentos memorables para aprovechar y el tráiler de la película junta absolutamente todos los buenos chistes. Quién haya visto el tráiler ya puede estar seguro de que le han arruinado la experiencia de la película. Vuelta de tuerca más, vuelta de tuerca menos, lo mejor que tiene la película es que tiene viejas virtudes y que sus defectos no son contemporáneos. Parece una buena vieja película del montón, elevada sólo porque el cine actual es cada vez peor.
"Pasaje al paraíso", una comedia romántica de otro tiempo. Las estrellas de Hollywood interpretan a una ex pareja que llevan dos décadas divorciados, pero que deben volver a aunar fuerzas para arruinar la boda de su hija. Julia Roberts y George Clooney. George Clooney y Julia Roberts. Ver esos dos nombres bien arriba en el afiche de la misma película impacta y ya quisieran muchos productores y directores contar con semejante aval para sus trabajos. Y aunque en el imaginario popular pueda parecer que se los ha visto juntos en pantalla muchas veces, la verdad es que no han sido tantas, ni en las circunstancias que por primera vez se producen en Pasaje al paraíso, de Ol Parker. Porque es cierto que habían compartido cartel junto a una larga lista de estrellas en las dos primeras entregas de la saga Ocean’s Eleven (2001 y 2004). Que en el medio se encontraron de nuevo en Confesiones de una mente peligrosa (2002), debut como director de Clooney, y que recién en 2016 volvieron a reunirse en El maestro del dinero, con Jodie Foster como directora. Pero en ninguna de ellas tenía lugar lo que todo el mundo quería ver: una comedia romántica entre dos de los actores populares más carismáticos y encantadores de su generación. Bien, la espera llegó a su fin, lo que no quiere decir que la reunión cumbre haya resultado un éxito. Seguro lo será en términos comerciales, no solo porque la propuesta está pensada para atraer a un público amplio, al que los dos nombres grandes al tope del poster les resultará motivo suficiente para dejar Netflix por un rato y volver al cine. (Nota: cualquier excusa es buena para eso.) También porque ambos intérpretes cumplen en compartir su encanto por un rato con sus personajes y en ese gesto está lo mejor de Pasaje al paraíso. Acá, Roberts y Clooney interpretan a una ex pareja que llevan dos décadas divorciados, pero que deben volver a aunar fuerzas para arruinar la boda de su hija, por considerar que la chica está cometiendo el mismo error que ellos veinticinco años atrás. títulos, con la capa de decepción que significó el cine de los 70 de por medio e incluso la del cine post 11/9, un final como el que propone Pasaje al paraíso, tan arbitrariamente feliz, se revela más como una imposición del departamento de marketing que como la decisión de un buen guionista.
En Pasaje al paraíso George Clooney y Julia Roberts desarrollan como productores la misma fórmula que implementó Adam Sandler junto a Drew Barrimore en Luna de miel en familia (Blended). Es decir, los protagonistas se juntan en alguna locación exótica para pasarla bien entre amigos y eso sirve como excusa para filmar una película. La propuesta de Sandler tenía como escenario un complejo turístico de África, donde el humor se centraba en el choque cultural de los personajes dentro de ese contexto y la brecha generacional entre padres e hijos. Clooney y Roberts hacen exactamente lo mismo con la diferencia que la locación en este caso es Bali. La excelente química que tiene entre sí consigue sacar adelanta una película que evoca el estilo de comedia romántica de enredos que fue popular en los años ´90. El director Ol Parker (A boy Called Christmas) toma esa influencia aunque su trabajo no llega a ser tan efectivo en materia de humor como lo fueron los títulos de ese período. Como saboteadora de casamientos Julia fue mucho más graciosa en La boda de mi mejor amigo y Novia fugitiva, mientras que Clooney dentro del género le puso más onda a Un día especial junto a Michelle Pfeiffer. Probablemente porque se encontraba en los comienzos de su carrera y hoy saca una película cada tanto cuando tiene ganas. De todos modos ambos consiguen brindar momentos amenos frente a un guión extremadamente predecible. Pasaje al paraíso no es una propuesta desopilante pero ofrece un entretenimiento decente para distraerse un rato con un espectáculo sencillo.
Ya lo he mencionado varias veces en este espacio en los últimos años: las comedias románticas están en extinción. Por ello parece que este film se escapó de la década del 90 y llegó derecho a 2022 enganchado de la sonrisa eterna de Julia Roberts. Junto a Goerge Clooney componen una pareja de estrellas de Hollywood de pedigree y otorgan lo que el público puede esperar de una propuesta así: un rejunte de clichés muy reconfortantes. Y sí, se trata de una "confort movie". No analicemos mucho a los personajes y sus decisiones, no desmenucemos el guión, porque si lo hacemos, el análisis va a dar muy negativo. Aquí la premisa y el público target son muy claros. Quienes paguen su entrada (o luego la vean en una plataforma) buscarán la química de Roberts y Clooney, buscarán amor, buscarán besos, buscarán desencuentros, buscarán triángulos y un largo etcétera.Y lo encontrarán. Al director Ol Parker, quien viene de dirigir Mamma Mia! Vamos otra vez (2018), le sienta bien este género y supo sacarles provecho a sus protagonistas. En cuanto a la puesta, no mucho para analizar. Tampoco sería correcto exigir demasiado para una propuesta así. En síntesis, Pasaje al paraíso es un pequeño retorno al género que supo ser el mimado de Hollywood hace unos 20 años y que aquí podemos reencontrarlo.
El regreso de la pareja más carismática Cuando le comenté a una amiga que iba a ver Pasaje al paraíso (y le mencioné quiénes eran los protagonistas) me preguntó «si no habían cerrado ya ese antro». Me hizo reír porque tiene usualmente esa capacidad pero también porque yo también creía que así había sido. Un inicio fuerte no implica que la película no me haya gustado. La verdad es que envidio la química entre Julia Roberts y George Clooney. Es más, envejecer como ellos es casi un deseo secreto. No nos pongamos fríamente analíticos. Es obvio que tienen todo lo necesario y bla bla ba, pero mantengamos algo de la fantasía de la vida, por favor, que aún hay que terminar el año con la moral en alto. La comedia romántica dirigida por Ol Parker (quien cuenta en su haber, entre otros films, con la realización de la secuela de ¡Mamma mía!) y con la participación de la dupla mencionada, además de Kaitlyn Dever, Maxime Bouttier, Lucas Bravo, Billie Lourd, contó con el guion de Daniel Pipski en trabajo conjunto con el primero. Para resumir de manera rápida, una pareja separada viaja a ver a su hija, quien reside en Bali. Se enamora de un muchacho local y pretende casarse. De ahí en más casi todo será confusiones divertidas. Si bien parece que este tipo de producciones han vencido en términos de posibilidad de recaudación y atracción de público, aún parece funcionar, e imagino que, aunque claro, pueden equivocarse, es raro que se coloque tamaña cantidad de dinero en una apuesta que está perdida de antemano. De cualquier modo la estadística y el sostén en cartelera serán quienes hablen por la película y su éxito. Pasaje al paraíso es una película más o menos efectiva que, si se deja pasar una serie de inestabilidades del guion que se vuelven desaciertos ligeros, puede ser vista sin dolor de ojos.
Te amo, te odio, dame más… Más allá de que la premisa de este film sea un tanto cliché, es innegable la química en pantalla de dos estrellas como Julia Roberts y George Clooney (ya probada anteriormente en La Gran Estafa). Nuestros popes aquí interpretan Georgia y David, una pareja que está separada hace años, que tienen una hija en común, y aparentemente se llevan a los tiros (figuradamente hablando). La vida los vuelve a reunir, y por un tiempo largo, cuando se enteran que su hija (recién graduada), se enamora a primera vista de un hombre en Bali. La cosa no queda aquí, porque la joven decide casarse. La ex pareja viajará con la intención de detener la boda, la cual creen que es un error. Piensan que ella desperdiciará su vida en ese lugar de ensueño, tirando por la borda su flamante carrera de abogada. Pasaje al Paraíso es una comedia fresca y dinámica. Por supuesto que el atractivo reside en este dream team actoral, que es capaz de sostener y hacer encantadora una historia remanida y sentimentaloide. La diferencia generacional es el eje del relato y prevalece en el relato todo el tiempo. Es así que surgen chistes ácidos y divertidos, sobre todo cuando el ex matrimonio intercambia diálogos. Es una película que da lo que promete en su edulcorado tráiler (también hay momentos para la elocuencia y el drama); y si, están todas las vueltas de tuercas previsibles que puede tener una comedia romántica clásica, pero no por esto deja de ser divertida y afable.
Reseña emitida al aire en la radio.
Ya se encuentra en cartelera "Pasaje al Paraíso", protagonizada por la gran dupla estelar de Julia Roberts y George Clooney, quienes ya han trabajado juntos en la saga de "La gran estafa", "Confesiones de una mente peligrosa" y "El maestro del dinero". Esta comedia romántica comienza con un prólogo en el que ya divorciados hace años ambos personajes, Georgia y David, relatan paralelamente y de forma opuesta cómo se habían casado, representando que sus puntos de vista difieren bastante. Su matrimonio duró 5 años y tuvieron una hija Lily (Kaitlyn Dever) quien una vez egresada de la universidad, después de unas vacaciones en Bali, decide repentinamente casarse con Gede, un joven oriundo del lugar. Por esa razón, ambos deciden "trabajar" juntos a pesar de su odio, en tratar de evitar que su hija repita el mismo "error" precipitado que ellos cometieron en el pasado, desatando una serie de enredos en la isla. A partir de allí, todo es bastante predecible, es evidente que "del odio al amor, hay un solo paso" y el relato nos remite a otra comedia romántica anterior superior, "Enamorándome de mi ex" (protagonizada por Meryl Streep y Alec Baldwin). También como el director y guionista es Ol Parker conocido por "Mamma mia! Here we go again" y "El Exótico Hotel Marigold" tiene algunos elementos que remiten a las mismas. Sin embargo, a pesar de que el relato es obvio y predecible resulta entretenido y pasatista. Nos deleita con un gran paisaje que nos incita a querer viajar allí, aunque curiosamente no está filmada en Bali, sino en Australia. Hay que reconocer que la narración logra sostenerse gracias al gran desempeño, carisma y emotividad que logran transmitir Clooney y Roberts, recordemos que el texto- estrella principal de Julia se debe a su éxito en dicho género. Empero, se celebra mucho la realización en la actualidad de una comedia romántica, puesto que es un género que a pesar de que el público siempre responde bien al mismo, desafortunadamente se realiza poco. #pasajealparaiso es una propuesta ideal para un domingo por la tarde a todo "cine shampoo".
Cuando te salva el star-system. Pasaje al paraíso es una comedia romántica protagonizada por los ganadores del Oscar George Clooney y Julia Roberts, como una pareja de divorciados que viajan a Bali para impedir que su hija se case. Dirigidos por el británico Ol Parker, y acompañados de Kaitlyn Dever, Maxime Bouttier, Lucas Bravo y Billie Lourd, entre otros. La historia se centra en David (Clooney) y Georgia (Roberts), una pareja divorciada que vuelven a encontrarse en un viaje a Bali, donde van con el objetivo de que su hija no se case con un lugareño y cometa el mismo error que ellos. Pasando de la enemistad a una tregua en la que se vuelven cómplices, mientras se replantean las decisiones tomadas en el pasado. Es necesario aclarar que la película cumple con todos los lugares comunes de las comedias de rematrimonio, que encuentran en La pícara puritana (The awful truth, Leo McCarey 1937) su máximo exponente. Y a diferencia de lo que el público puede esperar, la falta de originalidad y respeto por la fórmula hacen que funcione, gracias tanto a la sólida construcción de personajes como al carisma de su pareja protagónica, sacando el máximo provecho de la química existente entre ambos. Pero el principal problema es que no le saca un mayor provecho a la slapstick comedy, desaprovechando un potencial enorme para los gags físicos, como sucede claramente en la escena del baile. Sacando así un mayor provecho de la elegancia urbana de esta pareja, los Cary Grant y Katherine Hepburn contemporáneos, en este paisaje selvático, con costumbres que les son ajenas. Así como también los personajes secundarios, que quedan deslucidos a la hora de reforzar sus roles de comic relief. En conclusión, Pasaje al paraíso es una comedia romántica que funciona porque entretiene al espectador haciendo un buen uso de las reglas del género. Y permite, además, el lucimiento de su pareja protagónica, demostrando por qué, a pesar de los años, continúan siendo dos de las estrellas más importantes de Hollywood.
El director de la secuela de Mamma Mia, here we go again, Ol Parker se atreve a desempolvar el baúl de los recuerdos sobre unos de los géneros más significativos de la década de los noventa. Algo que en los últimos años parecía haberse evitado. Sin embargo, Ticket to Paradise nos demuestra lo contrario: el avión de la comedia romántica ha finalmente aterrizado luego de un largo viaje. Colmado de clichés y de manual. ‘Pasaje al paraíso’, con Julia Roberts y George Clooney, es una película que estruja los elementos de la comedia de rematrimonio. Esto sin dudas atrapa a quienes estén con ganas de apagar la llama de la nostalgia. Georgia (Roberts) y David (Clooney) son una pareja de divorciados que han estado más tiempo separados que juntos y a lo largo de todo ese lapso no han hecho más que maldecirse. A pesar de su odio, ambos comparten la crianza de su hija, Lily quien es una abogada recién recibida y lista para empezar su vida adulta. Para festejar su título, Lilly viaja con su mejor amiga a Bali donde conoce a un muchacho encantador y ambos palpitan un flechazo que se convierte rápidamente en propuesta de casamiento. Motivo que obliga a la pareja divorciada y distanciada dejar a un lado las chispas y conspirar juntos para impedir esa boda. Pero como dice el refrán: del amor al odio, hay un solo paso y Ticket to Paradise se regodea en la idea. Entre el histerismo que los envuelve, las dos míticas estrellas del Hollywood de los noventa se permiten divertir y entregan al público lo que vino a buscar: el encanto de Clooney y la frescura y sonrisa de Roberts. Y así podríamos compararlos con Cary Grant y Katharine Hepburn en Pecadora equivocada (1940), que al igual que Pasaje al paraíso, es una historia de rematrimonio con una pareja que desbordaba química en la pantalla. Ticket to Paradise cuenta una historia predecible, utiliza los condimentos del género, ostenta sus estrellas, pero no engaña en ningún momento. Es una película que invita a quienes están deseosos del género puro, se animen a comprar sus pasajes y disfruten el viaje.
Hazaña terrible de actuación de la dupla Clooney-Roberts: hacer que esta película con guión encontrado en un chicle Bazooka pueda verse hasta el final. Papá y mamá, divorciados, tratan de impedir que hija se case por flechazo en isla paradisíaca. Adivinen qué pasa. Ya lo saben todo. Los dos amigazos del Jorge y la Julia sacrifican hasta la dignidad para que obtengamos al menos una sonrisa que compense el precio de la entrada. Encomiable sacrificio.
En algún que otro momento, Viaje al paraíso sintoniza con esa tradición pródiga de clarividencia, en especial cuando el centro narrativo se desplaza hacia la relación entre Roberts y Clooney, y se deja de lado un poco su misión para interceder en la boda de su hija. Hay una escena muy al paso en la que Clooney no puede dormir, se levanta y va al bar del hotel. En esa secuencia mantiene una conversación con la amiga de su hija. Es una escena de otra índole, como alguna que otra más, en un relato cuya irrealidad es tan apabullante como las bondades del ecosistema australiano travestido como la famosa isla de Indonesia. Al fraude del territorio, al que se le dedican elogios reiterados, se suma una antología de rituales y costumbres cuyo rigor antropológico es similar al que puede intuirse en una guía turística cuando adjunta a las recomendaciones jamás desprovistas de exotismo un presunto conocimiento cultural.
Comedia romántica dirigida por Ol Parker, escritor de ambas entregas de “El Exótico Hotel Marigold” (2011-2015) y realizador de “Mamma Mia, una y otra vez” (2018). No pasa desapercibido que los buenos amigos en común George Clooney y Julia Roberts vuelvan a encontrase en la gran pantalla luego de la brutal “Money Monster” (2016, de Jodie Foster); este tipo de duplas escasean. Vale preguntarnos si está el género más dulce en capa caída, lo cierto es que este producto respeta, a rajatabla, la estructura y el concepto que la industria indica. Y lo hace superando expectativas. Una pareja divorciada, unidos por la decisión de boda de su recién graduada hija, se encontrarán en el paraíso de Bali. Más allá de lo previsible y standard que devendrá en derredor a estas historias de amor paralelas, resulta el atractivo de ver juntos a dos superestrellas, garantía de química innegable y en plan sabotaje. Las improvisaciones, los pasos de baile de Clooney y la risa contagiosa de Roberts alcanza para pagar la entrada. Brindamos con y si hay turbulencia todo final feliz apacigua cualquier disfuncionalidad familiar. Ambos intérpretes se han encontrado por el camino en varias ocasiones; recordemos la saga “Ocean’s Eleven”, allá por comienzos del nuevo milenio. En “Pasaje al Paraíso”, la dupla se luce conociéndose de memoria, a lo largo de un recorrido en donde salvaje y choques culturales en extremo estereotipados. A la imperecedera belleza que porta Mrs. Roberts, con su sonrisa del millón de dólares, resplandeciente e imperturbable, se acompasa el carismático Clooney, quien aporta honda sabiduría en un par de líneas ejemplificadoras al reflexionar acerca del paso del tiempo, los sueños truncos, la paternidad y las crisis de pareja. No hay malas intenciones en una cinta manufacturada bajo los cánones old-fashioned. Finalmente, los astros siempre sabrán como cautivarnos.
Julia Robert y George Clooney protagonizan una comedia romántica muy old fashion, dirigida por Ol Parker. Ellos, siempre espléndidos y con trabajos prósperos, pero poco exigentes, deben reunirse para tratar de impedir que la hija que tuvieron en común, recién recibida de una universidad prestigiosa, no cometa el mismo error que ellos: casarse. El escenario físico de esta comedia es Bali, ahí entendemos la referencia al paraíso. El escenario emocional es la tensión entre estos antiguos ex que están encarnados en dos actores que no fallan. Clooney aparece como el personaje uraño y cascarrabias, y Roberts nos recuerda por qué no podemos dejar de verla desplegando todo su encanto, manejando y sosteniendo la comedia en todos los personajes que encarnó y forman parte de la cultura popular. En una especie de mezcla extraña de La familia de mi novia y Mamma Mía (la trama, no la parte musical), Pasaje al paraíso (Ticket to paradise, 2022) parece de hace al menos 20 años atrás, así que si viajar en el tiempo con George y Julia te parece una buena opción, no te la pierdas.
Las comedias románticas tienen un par de reglas invariables y Pasaje al paraíso cumple con todas. No es lo que se dice una película con destino de clásico, pero la promesa que se establece con el espectador desde el inicio se cumple, así que en ese sentido nadie puede quejarse. Georgia (Julia Roberts) y David (George Clooney) estuvieron casados durante cinco años. Su divorcio fue un desastre y quedaron alejados a tal punto que 20 años después, aún es difícil volver a juntarlos. Sin embargo, la hija de ambos, logra que vayan a su acto de entrega del título de abogada. De entrada los vemos a Clooney y a Roberts jugando un juego que ellos conocen de memoria. El centro de esta película son ellos y se nota mucho cuando ninguno está en escena. El asunto es que Lily (Kaitlyn Dever) ya tiene un puesto en un gran estudio de abogados que le consiguió su padre. Lo que se dice un futuro promisorio , pero antes de tomar ese puesto la chica decide irse a Bali con su amiga Wren (Billie Lourde) como para sacarse el stress de los exámenes finales. Pero en un incidente Lily conoce a Gede (Maxine Boutler), un muchacho que además de salvarles la vida a las amigas, se enamora de Lily y ella le corresponde así que 30 días después la chica les escribe a sus padres para invitarlos al casamiento. David es arquitecto, Georgia trabaja dentro del mundo del arte, pero suspenden todo para viajar aunque no soporten estar juntos ni cinco minutos y en el viaje unen fuerzas para evitar que la hija cometa el error que cometieron ellos, es decir, casarse jóvenes. Lo que sigue son situaciones más o menos previsibles con choque de culturas, en las que los gringos tratarán de disimular apenas la incomodidad que les provoca la cultura nativa mientras hacen lo imposible para evitar el casamiento. Cuando llega el final, como todos esperan, triunfa el amor y todos habrán aprendido una lección que bien podría ser el centro de un libro de autoayuda. Se ve que a Clooney y a Roberts las comedia les sienta bien, pero la verdad es que les saldría mejor con otro director que no fuera Oli Parker, creador de Mamma Mía y El exótico hotel Mangold, pero ellos le conocían los antecedentes, así que seguramente la comedia salió como esperaban. Simpática, enmarcada por hermosos paisajes, algunos exotismos de Indonesia y listo, todos más o menos felices. PASAJE AL PARAÍSO Ticket to Paradise. Estados Unidos, 2022. Dirección: Oli Parker. Intérpretes: Julia Roberts, George Clooney, Kaitlyn Dever, Billie Lourd, Lucas Bravo y Maxime Bouttier. Guion: Ol Parker y Daniel Pipski. Fotografía: Ole Bratt Birkeland. Edición: Peter Lambert. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 104 minutos.