Todos los blockbusters buscan llegar a la mayor cantidad de público posible y obviamente éste objetivo aumenta cuando se trata del mercado infantil. En alguna medida, todas las películas animadas de los grandes estudios tienen como prioridad vender merchandising; ni Pixar que supuestamente es la más prestigiosa de estas empresas se salva de la práctica -el ejemplo perfecto es Cars y sus secuelas-. Pero hay que decir que el campeón del mundo en venta de juguetes y comercialización burda es Illumination Studios. Cuando uno ve sus productos no puede evitar pensar que se juntaron cinco ejecutivos en una mesa redonda mirando la gráfica de un estudio de mercado para ver que película hacían. La idea para Sing ¡Ven y Canta! evidentemente salió de estos meetings, no se la jugaron demasiado: animalitos vestidos que hablan y realitys de música con canciones archireconocidas. Y siendo honesto, debo decir, que de alguna manera este producto….¡funciona!. Un koala simil George Constanza (Matthew McConaughey) quiere revivir la gloria perdida del viejo teatro de su padre y para ello organiza un concurso de canto que premia al ganador con unos falsos 100 mil dolares. Con esta premisa veremos animales de todo tipo interpretando un amplío repertorio que va desde Nicki Minaj hasta Dave Brubeck, y bueno, no hay mucho más que eso. Los participantes principales son un gorila gangster (Taron Egerton), una cerdita ama de casa (Reese Witherspoon), un ratón crooner (Seth MacFarlane) que tiene acento porteño -porque rendía en la gráfica- , un erizo rockero (Scarlett Johansson) y una elefante tímida que esconde un gran talento (Tori Kelly). El Carnaval de los Animales: El film tiene dos aspectos realmente llamativos: por un lado, la performance vocal de algunos de los actores es realmente muy buena y si uno no supiera sobre el reparto jamás se daría cuenta que son ellos los que cantan (más en una versión doblada). Segundo, la cantidad de derechos que compraron para el soundtrack es impresionante, hay fácil más de 30 hits contemporáneos y clásicos. Cat Stevens, Coltrane, Beatles, Queen, Sinatra, Puccini, Stevie Wonder, Elton John, Jack White, la lista sigue y sigue. La gran mayoría de los temas solo duran unos segundos y no saturan, sin embargo la trama y los chistes son tan escuetos que uno desearía escuchar un poco más la música. Podríamos hasta decir que hay por lo menos 100 minutos que sobran y que lo que paga la entrada es el final a todo trapo con grandes versiones de Seth McFarlane y Taron Egerton. No solo están muy bien en las ejecuciones, sino que los realizadores tuvieron suficiente ingenio para integrarlas de manera divertida e interesante, no solo como pirotecnia vacía. Conclusión: Sing ¡Ven y Canta! no es un producto que se destaque por su historia ni por su humor, pero es un entretenimiento pasable con algunos muy buenas secuencias musicales.
Con una premisa tan simple como atractiva, lo nuevo de Ilumination Entertainment sitúa a la música como una más de sus protagonistas. En un mundo habitado por animales, el oso koala Buster Moon regenta un teatro venido a menos. Su sueño hecho realidad, gracias al esfuerzo de su papá, está a punto de desmoronarse. Las deudas cada vez son más altas y el banco apremia por la hipoteca del preciado edificio. Es en este marco que a Buster se le ocurrirá la genial idea de realizar un concurso de canto para levantar su teatro. Así efectuará una audición en la cual quedará elegido un grupo conformado por talentosos animalitos: un gorila adolescente que sueña con cantar, una cerda madre de familia con mucho swing, una tímida elefantita con una voz apabullante, una puercoespín rockera y un pequeño —y altanero— ratón que canta como Frank Sinatra. A pesar de que el grupo deberá atravesar muchas vicisitudes, trabajando codo a codo logrará salir adelante una y otra vez. Sing: Ven y canta es una comedia con personajes encantadores, de una gran luminosidad. Una comedia que no da respiro, el ritmo vertiginoso de las acciones funciona como una sucesión de sonidos que conforman una melodía. Son tan próximas a nuestra cotidianidad las emociones que atraviesan los personajes, que la identificación es inmediata. Ellos sueñan, tienen ambiciones, quieren pertenecer, convertirse en alguien y también se asombran al descubrir de lo que son capaces. Sing: Ven y canta es un film inyectado de vitalidad que coloca a la música como protagonista fundamental y logra que la narración gire en torno a ella de manera coral, dado que los personajes —a pesar de ser muchos— nunca quedan descuidados, se adecúan con total armonía a lo que propone el relato. Prendado de una energía contagiosa, más de un espectador saldrá de la sala tarareando el tema Shake It Off de Taylor Swift o Bad Romance de Lady Gaga. Tampoco faltará el nostálgico que se transporte a la luna a través de la voz de Seth Macfarlane interpretando al gran Frank Sinatra.
Mira quien canta Sing: ¡Ven y canta! es el séptimo film de Illumination Entertainment desde su debut en 2010 con Mi villano favorito. En una ciudad habitada solamente por animales nos encontramos a Buster Moon (Matthew McConaughey), el koala dueño de un teatro que está atravesando por una crisis. Con la ilusión de salir adelante, convoca a una competencia de canto estilo American Idol, para la cual todos pueden audicionar y demostrar su talento. Son elegidos cinco concursantes: un ratón (Seth MacFarlane) con mucho ego, una elefanta adolescente (Tori Kelly) con pánico escénico, una cerdita (Reese Witherspoon) ama de casa y madre de 25 cerditos, un gorila adolescente (Taron Egerton) que quiere alejarse de las malas costumbres de su familia, y una erizo (Scarlett Johansson) rockera con el corazón roto que quiere iniciar una vida como solista. Para quienes disfrutamos de la música, nos vamos a encontrar con más de 65 hits contemporáneos y clásicos muy bien reversionados (desde Frank Sinatra y The Beatles hasta Katy Perry y Kanye West) y una acertada performance vocal de quienes ponen la voz a los personajes. Pero quienes además buscamos originalidad, no es esta la oportunidad. Por un lado, la ciudad nos recuerda mucho a Zootopia, con la diferencia que la película de Disney contiene mucho mayor detalle de la ambientación y un desarrollo visual superior. Y por el otro, la narrativa mantiene el punto débil de los últimos films de Illumination, como Minions y La vida secreta de tus mascotas, donde mantienen la estructura de una fórmula ya probada en vez de jugarse por algo más. Además que el tiempo invertido en dar forma a los personajes es muy poco y no logra,os identificarnos totalmente con cada uno de ellos. Sing: ¡Ven y canta! puede que no resulte increíble pero aún así nos regala momentos de risas, diversión y nos permite reflexionar un poco. La música y los sueños pueden ser buenos motores de la vida.
Canción animal De un tiempo a esta parte, las propuestas de películas infantiles, en materia de animación, encontraron su fuerte en dos aspectos principales: animales como personajes protagonistas (Zootopía y La Vida de tusMascotas, por citar dos de 2016) y el recurso musical preponderante a lo largo de todo el film (Trolls, de 2016, es un fiel exponente de este punto). Sing, el nuevo largometraje animado de Illumination Studios –Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010)-, conjuga de manera precisa ambos factores y los aprovecha al máximo, convirtiendo el film en una amena y agradable propuesta, pero con poco para aportar al género, y tal vez no mucho para destacar. En esta ocasión el grupo de animales que llevan adelante la historia, está compuesto por un koala llamado Buster Moon (voz de Matthew McConaughey), quien quiere reflotar el viejo teatro venido abajo, que ha heredado de su padre. Con el fin de lograr un espectáculo exitoso, realiza una convocatoria, donde por un error, se ofrece un premio de cien mil dólares, dinero que no existe y que le traerá más de un dolor de cabeza, conseguir. A dicha convocatoria se presenta una basta y variada fauna, dando lugar a las escenas más cómicas y, claro, musicales, en ese desfile maratónico donde podemos escuchar clásicos de Cat Stevens, Beatles, Queen, Sinatra, Stevie Wonder, Elton John, entre muchos más. La selección final presenta a los futuros protagonistas del show, un grupo algo dispar, entre ellos, un gorila proveniente de una familia de delincuentes (Taron Egerton), una cerdita devota esposa y ama de casa (Reese Witherspoon), un ratón engreído que imita a Frank Sinatra (Seth MacFarlane) un chica puercoespín con un estilo rock and pop, (Scarlett Johansson) y una elefante tímida, dotada de una voz inigualable (Tori Kelly). En la versión latina las voces del ratón y la elefanta están a cargo de Leonardo Sbaraglia y la China Suárez, respectivamente. Por el lado femenino hay un gran trabajo de parte de la actriz, quien vuelve a probar sus dotes musicales. Con respecta al trabajo del actor, su acento no termina nunca de encontrar el punto exacto, y eso le juega en contra al personaje del ratón sabelotodo, con un acento aportenizado algo extraño. La acción es llevadera entre los momentos de humor, breves y efectistas, y la cantidad de canciones que desfilan. Sin embargo, se vuelve demasiado lineal la historia, carente de sorpresas y de momentos que destaquen. Aunque sí debe dedicarse una líneas al mensaje claro de seguir los sueños propios, animarse a cumplirlos y poder tal vez, encontrar nuestra propia voz.
Karaoke animado y moderno Tras La vida secreta de tus mascotas, el estudio Illumination (Mi villano favorito, Minions) apuesta otra vez a una historia protagonizada por simpáticos animales (hay koalas, ratones, gorilas, cerditos, camaleones, puercoespines y elefantes), aunque en esta oportunidad con costumbres y comportamientos 100% humanos. Como su título lo indica, Sing tiene que ver con el canto. La experiencia es similar a la de un karaoke animado y la banda sonora incluye 70 temas que el espectador reconocerá sin tener que ser un melómano consumado (Lady Gaga, Taylor Swift, Katy Perry, Elton John, etcétera). Es como tener una rockola con los temas más populares del rock y el pop de las últimas décadas e ir apretando los botones a medida que avanzan los algo exagerados 108 minutos del relato. Lo mejor del film es que, más allá de la básica trama (un productor caído en desgracia intenta salvar su teatro con un concurso de canto, elige a los artistas en un casting, inicia los ensayos y luego trata de montar el show final), se le dedica el tiempo suficiente a la historia de cada personaje como para que el público pueda empatizar con ellos y entender sus orígenes, sus traumas y sus miedos. Como la película se exhibe con mayoría de copias dobladas al castellano, no habrá posibilidad de disfrutar las voces de Matthew McConaughey (el entusiasta productor), Reese Witherspoon (una cerdita agobiada por la maternidad con... ¡25 hijos!), Seth MacFarlane (un ratón fanfarrón), Scarlett Johansson (una puercoespín tan frágil como rockera), Tori Kelly (una tímida elefanta adolescente) y Taron Egerton (un joven gorila que trata de salir del submundo criminal), pero al menos las canciones se escuchan en su versión original. Algo es algo.
Junto con El Lorax, Sing es la película más lograda de la productora Illumination, que sueler ser más reconocida por sus producciones de góndolas de supermercados como Mi villano favorito y Los Minions. Filmes que se concentraron más en vender aguas saborizadas y yogures en lugar de presentar historias creativas interesantes. En este nuevo proyecto desarrollaron una entretenida comedia musical que sorprende por el excelente desarrollo argumental que tuvieron cada uno de los personajes. Una particularidad de la historia es que cada personaje tiene un arco argumental importante que está muy bien desarrollado a lo largo de la historia. No hay villanos trillados, ya que cada animal se enfrenta a la represiones que por distintos motivos se impusieron en sus vidas. Tenemos el caso de Rosita, una cerdita que dejó sus sueños artísticos para dedicarse a las tareas de ama de casa; el gorila Johnny, quien esconde la vocación de su vida para complacer a su padre que lidera una banda de ladrones; Ash, la puercoespín rockera que no se siente valorada por su pareja; La elefanta Meena que tiene un talento increíble como vocalista pero lo reprime por el miedo de exponerse al público y el Koala Buster Moon, quien hace lo imposible por mantenerse vigente en el negocio del espectáculo con su teatro. Los conflictos que enfrentan todos estos personajes no son tontos y hay que valorar la intención de los productores en construir un relato que es divertido y presenta ideas interesantes con valore positivos. Otra particularidad notable de Sing es la tremenda banda de sonido integrada por 85 canciones populares de diversos artistas, como Stevie Wonder, Leonard Cohen y Taylor Swift, que están muy bien insertadas en la trama. Desde los aspectos técnicos el film presentan la calidad de animación que estamos acostumbrados a ver en los proyectos de Illumination y no hay grandes novedades en ese campo. El principal atractivo de esta producción pasa por las secuencias musicales, los enredos humorísticos que son entretenidos y el hecho de brindar una historia con corazón que no subestima al público infantil. Este proyecto representa el debut en el género de animación de Garth Jenning, quien previamente fue responsable de dos filmes que no pasaron por los cines argentinos como Guía del viajero intergaláctico (2005) y Son of Rambow (2007). Jennings, que también escribió el guión de esta comedia, claramente se propuso hacer algo diferente a los que habían sido hasta la fecha las producciones de esta compañía y el resultado es estupendo. En la versión doblada al castellano se incluyeron a dos artistas artistas argentinos como Leonardo Sbaraglia y Eugenia Suárez, quienes hicieron un muy buen trabajo con las interpretaciones de sus personajes. A diferencia de La vida secreta de tus mascotas, en la dirección del doblaje decidieron que el acento argentino sea modificado por un tono más neutro. Una elección acertada ya que de esa manera los artistas locales no desentonan con el resto de los personajes. Me gustó mucho Sing y es una muy buena propuesta que recomiendo para disfrutar en familia.
EL SHOW DEBE CONTINUAR… Una encantadora película animada de los estudios Illumination, responsable de “Mi villano favorito” y “Minions”. En este caso una historia de animalitos que cuentan el devenir de un koala que cumple su sueño de niño, gracias al esfuerzo de su padre y se convierte en el dueño de un teatro. Claro que no le va muy bien como empresario, la sala esta en mal estado y sus números lo llevan al borde la quiebra. Para salvar su amado patrimonio organiza un concurso y con los participantes trata de hacer el show más exitoso. Desfilan así encantadores participantes, con traumas y talento, sueños de gloria y deseos reprimidos, grupos imposibles, amas de casa desesperadas, hijos de delincuentes con hambre de fama. Y con el atractivo local que la China Suárez le puso la voz a una elefantita con pánico escénico y Leo Sbaraglia a un ratón tramposo pero lleno de talento. Con canciones muy bien elegidas, interpretaciones únicas, un conjunto de historias individuales, aventuras y desastres increíbles. Redonda, disfrutable del principio al fin.
El koala Buster Moon es un productor en quiebra. Para evitar que la crisis le cierre el teatro, decide convocar un concurso de talentos, una competencia de canto. Ese es el argumento de Sing ¡Ven y canta!, a partir del cual se desarrollan las historias de los distintos personajes con ganas de presentarse: un modelo prefeminista de cerdita, madre de muchos y ama de casa abnegada, una elefanta llamada Meena (que en la versión castellano tiene la voz de Eugenia China Suárez), tímida y con pánico escenico pero una voz increíble, el ratón Mike (con la voz de Sbaraglia), prepotente y orgulloso, un gorila sensible hijo de matones, una puercoespina punk talentosa pero opacada por el novio, entre otros. Con un esquema que aprovecha la popularidad de los realitys para la animación, la película se desarrolla en la alternancia de viñetas sobre las historias de sus personajes, todas con moraleja incluida, en un común de superación. Para algunos adultos, la suma de “mensajes” puede resultar un poco empalagosa. Y la estructura un poco esquemática y falta de vuelo. Pero con su batallón de hits de ayer y de hoy -de Taylor Swift a Sinatra-, la simpatía de los animales y la impecable animación del estudio (Illumination, el de los Minions), es una propuesta festiva y colorida que va a divertir a los chicos.
Un koala entretenido y de la misma estirpe de los Minions Tendrá muchos defectos (tramposo, mitómano, se cuelga de la luz del vecino, etc.) pero Buster Moon ama el viejo y hermoso teatro que lo liga a su padre, ama el showbiz y el arte de estimular nuevos talentos, y sabe reconocerlos. Es un auténtico hombre del espectáculo. Perdón, es un koala. Su secretaria es una iguana vieja con un ojo de vidrio que se sale a cada rato. Su amigo es un carnero lánguido. Y los artistas convocados son un verdadero zoológico con granja incorporada. Con ese personal muy bien retratado, cada uno con sus sueños y sus problemas, 65 canciones pop de los '80 para acá (enteras o fragmentadísimas), el espíritu de ciertos musicales de los '30 dedicados al entusiasmo de famosos productores, el modelo de las "Merry Melodies" (aquellas "Fantasías animadas de ayer y de hoy") y la permanente actualidad de los concursos de canto, los de Illumination Entertainment hicieron este dibujo realmente simpático, entretenido y emotivo. No demasiado original, es cierto, pero simpático y todo eso. Y convocante. Acá hay canciones para casi todos los gustos, y para todos los miembros de la familia, incluyendo al abuelo. Autores, Christophe Lourdelet, director de animación, y Garth Jennings, guionista y director general. El primero es un tipo capaz de trabajar con quien sea, su filmografía lo demuestra. Y el otro es responsable de unos videoclips bastante buenos y dos largos sobre superación personal, precisamente uno de los ejes de esta historia de bichos cantores. A señalar, la historia del joven gorila que entona suaves melodías y su padre asaltante que se despide marcado por la premonitoria sombra de las rejas, bien estilo cine negro de Hollywood. Y la cerda madre de familia, la puercoespina rockera y la elefanta tímida que logran afirmarse a sí mismas, el ratón que la va de crooner, el chancho feliz, y hasta la funcionaria del banco que a toda costa quiere ejecutar la hipoteca: una guanaca.
EL SHOW CONTINUA La construcción del imaginario infantil en la industria audiovisual es una carrera a la que cada vez se suman más participantes, aunque, como bien se puede comprobar, Illumination Entertainment hace rato que se encuentra a la cabeza. Esta vez, los animales representan a los humanos con todo lo que eso implica: responsabilidades, mañas, sueños. Sing: ¡Ven y canta! es graciosa, por momentos reflexiva y con el toque acertado para atrapar a toda la familia: un repertorio de más de sesenta números musicales con los hits de Spotify conocidos por los más chicos y también los clásicos que escuchaba el abuelo. La facha de fanfarrón le sienta a bien a Matthew McConaughey, quien ahora le da voz a Buster Moon, un koala empresario -algo chanta, ya que venimos al caso- que decide presentar la competencia de canto más grande del mundo para salvar su teatro, el cual, después de reiterados espectáculos fallidos, está a punto de caer en la quiebra. Entre sus artistas seleccionados se encuentran Mike (Seth MacFarlane), un talentoso pero engreído ratón; Meena (Tori Kelly), una elefanta con miedo escénico; Rosita (Reese Witherspoon), una cerdita madre de familia cuyo sueño frustrado siempre ha sido cantar; Johnny (Taron Egerton), un gorila gangster; y Ash (Scarlett Johansson), una puercoespín punk. El concurso musical será su última entrada para subirse al tren del éxito y salvar su reputación. Garth Jennings (El hijo de Rambow) se metió de lleno en lo que es su primera obra animada. No se conformó sólo como director y guionista, sino que aprovechó sus premiados dotes artísticos y le dio vida a Miss Crawley, la poco productiva lagarto asistente de Buster y el típico personaje torpe pero querible que se lleva la mayor parte de las risas. Ya con los Minions y las Mascotas tuvimos una experiencia similar:personajes entrañables, carismáticos y empáticos son el ingrediente secreto para que todo esto funcione a como de lugar y que su presencia siga latente aun cuando hayan abandonado la gran pantalla. Así es como la magia de Chris Meledandri, productor y principal responsable de muchas de las obras de Illumination Entertainment, mantiene su éxito cuesta arriba. ¿Quién no ha seguido algún concurso musical de la talla de American Idol o The X Factor? La adrenalina es la misma, sin perder el verdadero hilo de la historia: enfrentar los retos, el show debe continuar. Desde de Stevie Wonder y Frank Sinatra hasta Katy Perry y Lady Gaga, casi no faltó ningún género -hubiese sido divertido escuchar un Def Leppard, Queen o Metallica-. Todos los protagonistas llevan vidas distintas en lo que se asemeja a la ciudad donde todo es posible, Los Ángeles. La música los unirá sin importar tamaño, raza, edad ni color, para vencer sus miedos y continuar con el show. SING: ¡VEN Y CANTA! Sing. Estados Unidos, 2016. Dirección: Garth Jennings. Guión: Garth Jennings. Producción: Janet Healy y Christopher Meledandri. Música: Joby Talbot. Montaje: Gregory Perler. Intérpretes: Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Seth MacFarlane, Tori Kelly, John C. Reilly, Taron Egerton y Scarlett Johansson. Duración: 144 minutos.
El estudio responsable de “Mi Villano Favorito” (Despicable Me) y la fiebre de los minions le sigue apostando a las historias animadas originales, esta vez, una comedia musical repleta de animalitos. “Sing ¡Ven y Canta!” (Sing, 2016) tiene un poco de “Zootopia” (2016), “American Idol” y “Los Productores” (The Producers), muchas canciones pop que aparecen en las listas de los más vendidos y personajes arquetípicos para que nadie quede afuera de esta historia. Estamos en una ciudad plagada de animales antropomórficos y, a pesar de las deudas, Buster Moon (voz de Matthew McConaughey) no pierde las esperanzas y los sueños de convertirse en el mejor empresario teatral. Sus últimas obras fueron fracasos rotundos y la sala de la que es dueño se está cayendo a pedazos. La solución: organizar un concurso de canto que pueda atraer las miradas del público, ofreciendo un módico premio que, por error, termina convirtiéndose en una pequeña fortuna. Al casting llegan todo tipo de personajes con ganas de abandonar su vida rutinaria y transformarse en estrellas: un ama de casa agobiada por los chicos y las tareas del hogar; un adolescente cuyo único futuro parece ser seguir los pasos delictivos de su papá; una elefantita de voz prodigiosa, pero demasiado tímida para hacerse notar, y una roquera con mucho talento para la composición, entre otros. Los ensayos ponen las vidas de estos animalitos patas para arriba (¡je!), crean varios enredos y desastres pero, en definitiva, los ayuda a entender que tienen mucho para dar, además de lo que la gente suele pensar sobre ellos. Ese es, básicamente, el mensaje de la película, una historia bastante trillada que no aporta mucho desde lo narrativo y sólo sirve para vender más discos de Taylor Swift o Carly Rae Jepsen. Los momentos más divertidos de la película vienen de la mano de sus estrambóticos personajes y sus numeritos musicales. Los más chicos, seguramente, lo pasan mejor ya que todo es brillo, colores y formas, aunque muy poco contenido. Tal vez sea mucho pedir para una película animada destinada al público más menudo, pero si algo demostró este género durante el 2016, es que se puede entretener, emocionar y, de paso, mandar algún que otro mensaje profundo y positivo. “Sing ¡Ven y Canta!” cumple su objetivo, pero molesta que sea tan banal cuando tiene tanto para ofrecer. Visualmente es hermosa y dinámica, pero al igual que “La Vida Privada de tus Mascotas” (The Secret Life of Pets, 2016) se queda por el camino con una gran idea entre manos. Detrás de una buena historia, debe haber un buen guión y no conformar a los chicos (y a los más grandes) con gags simplones y canciones conocidas. Ni hablar que el chistecito de los Gipsy Kings ya lo explotó “Toy Story 3” (2010) con muchos mejores resultados. Probablemente, “Sing” va a tener un montón de secuelas porque funciona en la taquilla, los chicos se divierten, los grandes sin pretensiones la disfrutan, pero estaría bueno que el género no se estanque en historias sencillas, cargadas de moralejas gastadas y animalitos parlanchines. Y en este caso, también cantarines.
Uno de los tópicos del cine de animación está compuesto por animales que cantan. Ejemplos hay de sobra, y se extienda a producciones de diferentes compañías, y no sólo de las que provienen de Hollywood. Como en los mejores musicales, funcionan para mostrar estados de ánimo y hacer avanzar la narración. Pero pocas veces la música fue tan esencial en un film de estas características como Sing: ¡Ven y Canta! (Sing, 2016) Buster Moon, un koala dueño de un teatro, no pasa por su mejor momento. Las deudas se acumulan y pronto podría perder lo que más ama. Pero su espíritu optimista lo lleva a concretar lo que puede ser su última salvación: un concurso de canto en el que puede participar todo habitante de la ciudad, sin importar su formación ni su procedencia. De la gran cantidad de postulados quedan unos pocos pero talentosos finalistas: Johnny, un joven gorila que quiere huir de la vida delictiva; Rosita, una cerda en busca de algo más que cuidar de su numerosa familia; Mike, un ratón con ambiciones desmedidas pero buen corazón; Ash, una puercoespín que es abandonada por su socio-pareja cuando queda seleccionada. Y está Meena, una elefanta que teme mostrar su destreza con las cuerdas vocales. Un grupo de personajes que, aun con las adversidades que se les van presentando, deberán luchar por sus sueños. A la manera de Zootopia (2016), la película propone un mundo donde los animales viven como seres humanos, y donde entonan hits de Stevie Wonder, Lady Gaga, Paul McCartney, Leonard Cohen y Carly Rae Jepsen, entre otros. En este sentido se asemeja a Happy Feet: El Pingüino (Happy Feet, 2006), donde lo musical era un elemento fundamental de la trama. Sin embargo, la historia no se apega a otras existentes y genera un núcleo propio. El principal responsable de esto es Garth Jennings. Oriundo de Gran Bretaña, Jennings había experimentado con la animación en los avisos publicitarios y videoclips que dirigió bajo el ala de su compañía Hammer & Tongs. El más célebre sigue siendo “Coffe and TV”, de Blur. Su primer largometraje fue Guía del Viajero Intergaláctico (The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, 2005), basado en la mítica novela de Douglas Adams, y luego encaró la más intimista El Hijo de Rambow (Son of Rambow, 2007). La unión de Jennings con Illumination Studio – responsables de Mi Villano Favorito (Despicable, Me, 2010) y sus secuelas-, en codirección con el animador de la empresa Christophe Lourdelet, le permitió llevar a cabo esta fábula sobre el mundo del espectáculo que también hubiera funcionado con actores reales. Ya es clásica la historia de perdedores -o al menos, personajes comunes- que lo apuestan todo en su última oportunidad para triunfar, pero Jennings les imprime corazón a los nuevos aunque siempre extravagantes antihéroes de su filmografía; aun criaturas como el aprovechador Mike se hacen querer. Este personaje, al igual que Meena, cuentan con voces argentinas en la versión doblada al castellano: Leonardo Sbaraglia le imprime un acento porteño al roedor (¿Una intención de aprovechar la fama de arrogantes que tienen los argentinos?), mientras que Eugenia Suárez transmite la vulnerabilidad de la tímida muchacha de trompa larga. Sing: ¡Ven y Canta! rebosa de espíritu, de alegría, de energía positiva, y lo hace al ritmo de canciones bien seleccionadas. No teme ponerse triste en determinados momentos, pero nunca deja de recordarnos que, aun cuando todo parece estar en contra, vale la pena pelear por nuestra pasión.
Su desarrollo está relacionado con los casting que se realizan en busca de nuevos talentos en este caso en un teatro. Esta es una divertida historia coral llena de personajes todos queribles, todos cantan, las canciones elegidas son muy conocidas de Elton John, Lady Gaga, Paul Anka, Stevie Wonder, Paul McCartney, entre otros. Cada animalito muestra: sus dotes artísticos, todos han dejado de lado sus sueños y tienen conflictos personales. Rosita (Reese Whiterspoon), una cerdita, ama de casa, tiene una vida rutinaria. Ash (Scarlett Johansson), la puercoespín rockera tiene problemas con su pareja, desencuentros y engaño. El gorila Johnny (Taron Egerton), tiene un gran talento escondido pero debe obedecer a su padre jefe de una banda de ladrones. La elefanta Meena (quien le pone la voz en español Eugenia “China” Suarez y en inglés Tori Kelly) es muy tímida, tiene pánico escénico, es torpe, todo le sale mal, insegura y canta de maravillas. Mike (voz en español Leonardo Sbaraglia y en inglés Seth MacFarlane) un cantante callejero, es un ratón egocéntrico, engreído, se cree Frank Sinatra. Por otra parte están quienes ayudan al empresario y propietario del teatro, al Koala Buster Moon (Matthew McConaughey), quien es un optimista nato, lo acompaña una lagartija, su secretaria anciana Miss Crawly (Garth Jennings) y su amigo de infancia Eddie (John C. Reilly). A lo largo de 108 minutos mantiene a niños y adultos entretenidos y emocionados, muchos personajes todos animales, original, habla de alcanzar tus sueños, la amistad, el amor, de trabajar en equipo y en casi todas las relaciones están los lazos familiares como por ejemplo la de padre-hijo. La película pertenece a Illumination Studios, productora entre otras de las recordadas “Mi Villano Favorito” y “La vida secreta de tus mascotas”.
Nuevo triunfo del cine de animación. Un koala empresario teatral decide organizar un concurso de canto para salvar su vieja sala y se anotan, entre otros, una cerdita, un ratoncito y un gorila. Todos los personajes tienen un feeling muy cercano, que ayuda a sostener el film junto a las canciones y los gags. Al título de Sing le falta algo: el signo de exclamación después del verbo. Del verbo en inglés. Arrastrado por el carácter indeclinable del koala protagónico, este nuevo triunfo del cine de animación contemporáneo (sin dudas y por motivos que habría que investigar, la veta más productiva del Hollywood actual) es un decidido pum para arriba, que hace salir al espectador de la sala en estado de exclamación. Por más que sea un producto hiperindustrial –de Illumination Entertainment, la compañía detrás de Mi villano favorito–, Sing, ven y canta tiene un feeling artesanal, como de fatto in casa. No es por la terminación ni por el diseño, sino por los personajes, a los que se siente muy cercanos. Y también por muchos toques que revelan a la clase de creadores que se sienten, a su vez, muy cerca de sus personajes. Hay aquí un nombre clave, el de Garth Jennings, realizador y guionista británico que diez años atrás debutó con la traslación de la novela de culto de Douglas Adams Guía del viajero galáctico a dedo, inmediatamente después entregó la joyita El hijo de Rambow (aquí editadas ambas en DVD), y luego se refugió en la grabación de videoclips y comerciales de televisión. Jennings es el director de Sing, con ayuda del especialista en animación francés Christophe Lourdelet. Seguramente el hecho de que los protagonistas sean un koala, una cerdita, un gorila, una puercoespina y así sucesivamente, ayuda a enrarecer una historia que de otro modo hubiera dejado mucho más a la vista sus déjà-vues. Empresario teatral tan optimista y tan loser como el Danny Rose de Woody Allen, a Buster Moon (voz de Matthew McConaughey en copias subtituladas) se le ocurre organizar una competencia de canto y baile, por un premio de 1000 dólares, para levantar su derruida sala. Varias torpezas al hilo cometidas por su secretaria, la achacosa lagartija Karen Crawly, hacen que el premio suba de 1000 a 100.000, y que el aviso del premio vuele por toda la ciudad, formándose una fila nunca vista a las puertas del teatro. Allí hacen cola, entre otros, Rosita (voz de Reese Witherspoon), una cerdita con veinticinco hijos que sueña con retomar sus sueños de adolescencia; el ratoncito Mike, crooner agrandadísimo (no por nada en las versiones dobladas es argentino, con voz de Leo Sbaraglia); la elefanta adolescente Meena, sumamente acomplejada con su cuerpo (la notable cantante Tori Kelly, ex American Idol) y el gorila Johnny, un baladista introvertido, con la mala fortuna de ser miembro de una familia de ladrones. Tres mechas permiten a Sing mantener el fuego encendido, desde tres direcciones. Una son los personajes, todos con caracteres bien definidos y generadores de empatía. O lo contrario, en ocasiones. Al ratoncito Mike, por ejemplo, dan ganas de matarlo. Hasta que toma el micrófono, grande como él, y lo usa como Sinatra (detalle de conocedores desde detrás de cámara). Cuando llega la hora de la gran presentación es cosha golda, porque a esa altura el espectador ya no es espectador sino hincha, y puede llegar a festejar cada canción como un gol. Esa, la de las canciones, es, lógicamente tratándose de un musical, otra de las mechas. El soundtrack, generoso, es tan ecléctico que va del Spencer Davis Group a “Bamboleo”, de Leonard Cohen a Taylor Swift, y de la vieja “Venus” de The Shocking Blue, a un tema especialmente compuesto por Stevie Wonder para la ocasión. La última mecha es la del gag, que incluye un ojo de vidrio sumamente saltarín de la señorita Crawly, un cajón de escritorio de funciones habitacionales, unos calamares que no cantan ni bailan pero iluminan, unas zorritas japonesas inmunes a toda expulsión y el impetuoso cerdo-glam alemán Günther, que es un gag en sí mismo, en todas y cada una de sus apariciones.
Guardians of the Galaxy, Suicide Squad y Everybody Wants Some!! presentaron tres de los más variados soundtracks de los últimos años, todos compuestos por unos 15 temas promedio. Sing no es la excepción y, encima, multiplica por 6 esa cantidad. Más de 85 canciones, que van desde Frank Sinatra, atraviesan Oasis, Beck, Avril Lavigne y llegan hasta Nicky Minaj o David Guetta, son entonadas por reconocidas voces del ambiente cinematográfico. La nueva película de Garth Jennings afianza al estudio Illumination en la industria del cine animado. Si bien no es del todo sólida en su narración, el estilo de los creadores de Despicable Me y Minions empieza a alcanzar su forma definitiva.
Bamboleo Animal Illumination nos trae su segunda película en lo que va de año y alejándose del desmadre al que nos tiene acostumbrados con una historia que le da importancia a sus personajes y sus problemas diarios al ritmo de la radiofórmula. Ya sin el apoyo de esas entrañables y divertidas criaturas amarillas llamadas Minions, de las que tuvimos este año un disfrutable cortometraje como telonero de The Secret Life of Pets (2016), Chris Renaud y Yarrow Cheney, los estudios de Illumination/Universal, nos entregan una historia coral, una fábula del siglo XXI donde un grupo de animales con diferentes aspiraciones intentan hacer cumplir sus sueños gracias a la música. Con unos vertiginosos travellings y barridos a lo largo de la ciudad se nos presentan cada una de las diferentes historias de este relato creando desde los primeros minutos una empatía con cada personaje, incluso con el que podría resultar más moralmente reprobable por su conducta (Mike el ratón), que a la larga se convierte en todo un acierto ya que sus acciones aportan la acción necesaria e incluso uno de los puntos de giro fundamentales para la historia de caída y resurgimiento de Buster Moon y sus acompañantes. Tenemos, además, un giro de 360 grados por parte de la productora ya que con el filme se intentan apartar de esa juerga continua, del slapstick desenfrenado que nos venía ofreciendo desde sus inicios con Desplicable Me (2010) de Pierre Coffin y Renaud, apostando ahora por un tono algo más serio y realista (demasiado para lo que nos tenía acostumbrado Garth Jennings, director de The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, 2005) dando unos problemas cotidianos y cercanos al espectador con los que se enfrentan día a día, así como un poco más de moralina propia de toda fábula que se precie, sin llegar a los extremos a los que nos tiene acostumbrado Pixar y acertando de lleno en la incorporación de elementos algo más irreales, pienso en la divertida solución que fabrica la Rosita, la cerdita para poder cuidar la casa y asistir a los ensayos o el original uso que se le da en el escenario a unos calamares de colores fluorescentes dando una espectacularidad poco antes vista en un escenario, y que le acerca sin duda a esas películas musicales de los setenta/ochenta a los que homenajea en espíritu. El otro acierto de la película es ofrecer un amplio espectro del panorama musical con la que se identifican y van experimentando cada uno de los personajes, sin salirse demasiado de los tándemes de la radiofórmula pero sí siendo lo suficientemente eclécticos para que puedan ser disfrutados por casi todos los paladares musicales que vayan a ver la película (hay algo hasta de los Gypsy Kings), algo a lo que ayuda también los variados y muy bien planificados números musicales que van apareciendo a lo largo del filme hasta llegar a un clímax final muy deudor del que se vio en The Muppets (2011), de James Bobin, donde van relacionándose cada número con el siguiente hasta el número final, broche de oro para la gala y que recuerda a aquella actuación de Susan Boyle en Britain’s Got Talent. Cierto es que quizás peca de perder un poco del ritmo acelerado del que va haciendo gala antes de su acto final y que los problemas que nos proponen no son demasiado originales y han sido vistos muchas veces y mejor plasmados, pero la vocación de hacer disfrutar al espectador siempre está ahí y se agradece que no intente aspirar a algo mucho más trascendente (los problemas de prácticamente todo el elenco femenino podrían haber dado para algo mucho más lacrimógeno).
CUALQUIERA PUEDE CANTAR Dentro del universo de films de animación, podemos destacar factura técnica resaltando el aspecto visual; los mundos mágicos y las historias fantásticas que se narran; o los personajes extraordinarios y queribles. Y si analizáramos a Sing. ¡Ven y canta! teniendo en cuenta estas pautas, la nueva producción de Illumination Entertainment (Mi villano favorito; Minions) no se destacaría en ninguno de estos puntos. Es que si en algo se luce la película es en la presentación de personajes poco comunes para el mundo infantil, perdedores a los cuales todo les sale mal. En principio, Sing. ¡Ven y canta! se encuentra situada en un mundo como el nuestro, pero habitado totalmente por animales, donde Buster Moon, un koala que está al frente del que alguna vez fuera uno de los teatros más importantes de la ciudad, actualmente pasa por tiempos difíciles. Buster es un eterno optimista y quizás hasta un poco sinvergüenza, pero ama tanto a su teatro que hará hasta lo imposible por conservarlo. Poco a poco ve cómo su sueño se desmorona, y es ahí cuando tiene la idea de revivir la gloria de su teatro a través del más grande concurso de canto del mundo. El film irá presentando con agilidad y sabiduría a cada uno de los protagonistas de la historia, iniciándose con Moon y exhibiendo allí perfectamente a esas personas que tienen un amor ilimitado por el teatro, tan sólo por la pasión que el arte les motiva. Luego irán apareciendo un egocéntrico ratón que tendrá problemas con la mafia; una tímida elefanta adolescente con pánico escénico, que es presionada por su familia a cantar; una dedicada madre que tiene que atender a sus 25 revoltosos cerditos sin la mínima ayuda de su esposo; un gorila adolescente que desea alejarse de las costumbres de su familia dedicada al crimen; una puercoespín rockera, que debe sobrellevar la actitud de su engreído novio e iniciar una carrera como solista. Cada uno llega al teatro de Buster creyendo que está ante la oportunidad perfecta para cambiar el rumbo de sus vidas. Y esa búsqueda de redención, de superación, es el punto destacado de esta realización. Aquí no veremos espectaculares paisajes, una animación detallista, ni una producción que te hará llorar de risa. Sing cuenta la historia de perdedores que dan todo lo que pueden por tratar de superarse, por tratar de ser mejores, intentando sobreponerse a todos los obstáculos que afrontan en sus vidas. En esa presentación de personajes sufridos, donde todo les sale mal, el film es una sucesión de tragedias que se presentan con algún chiste de por medio para que resulten más digeribles, pero que en su fondo representan la tristeza y la angustia que viven estos personajes. Tal vez el público infantil (al cual va dirigida esta película) no llegue a captar la desolación del film, identificándose con algún personaje más que otro por gusto personal, aunque quizás la esencia del mensaje sea captado. Allí la perseverancia y el sacrificio pueden llegar a dar sus frutos. Donde cualquiera puede cantar y superar las dificultades que le impone la vida. Es cuestión de tomar valor, animarse, subirse al escenario y empezar a entonar.
Zootopia´s Got Talent La propuesta de comienzo de Año Nuevo para los chicos no se luce en ningún detalle en especial y apela al espectador con números musicales vistos varias veces en el cine. A esta altura, el nombre de Chris Meledandri , el creador de clásicos como Mi Villano Favorito, es similar a colocar "Pixar" en el póster de una película, peeeeeroooo... hasta Pixar se equivoca de vez en cuando (con "Valiente", por ejemplo) y este productor se dejó tentar por la maquinaria hollywoodense para sacar películas como chorizos. El resultado es esta Sing ¡Ven y Canta!, la segunda película estrenada en el término de un año que está ambientada en una ciudad habitada por animales, aunque en este caso no apela al policial sino al reality show musical, que tantos adeptos ha ganado alrededor del mundo, pero no por ello deja de llamar la atención. En el caso de Sing, la historia es la de Buster Moon, un exitoso productor teatral que ha caído en la bancarrota y decide convocar a un concurso de talentos para iniciar un nuevo proyecto y recuperar el esplendor. Al llamado (que por un error de tipeo ofrece más dinero del disponible) concurren varios animales que muestran sus talentos vocales, hasta que sólo quedan un grupo de ellos, que buscarán convertir en un éxito la nueva obra de Moon. Si bien la puesta en escena es divertida (sobre todo la parte en la que se produce el mencionado "error de tipeo" que involucra un ojo de vidrio), el producto final es algo que ya se vio mil veces no sólo en producciones de Dreamworks, Universal, Pixar, Disney y series animadas varias, sino que está hecho a las apuradas y sin una "novedad" que la convierta en algo especial. Meledandri, como productor, hace seis meses nos divertía a lo loco con "La Vida Secreta de tus Mascotas" y a esta altura nos sale con esta película mientras prepara una tercera entrega de "Mi Villano Favorito" que llegará en las vacaciones junto con los infaltables Minions; y la producción "a las apuradas se nota y mucho". Por otra parte, es inadmisible que a esta altura de los acontecimientos en los Estados Unidos, uno de los integrantes del grupo sea un joven gorila que canta blues, se vista como un joven afroamericano y delinca junto a su familia robando bancos. Si eso no es estigmatización, que alguien señale qué es. Ni siquiera la inclusión de las voces de Eugenia "La China" Suárez Y Leonardo Sbaraglia en la versión doblada al castellano (es decir en todas las copias que se estrenan en el país) salvan las papas del fuego por el simple hecho de que ni siquiera se nota cuando estos actores hacen su trabajo. De esta manera, Sing se transforma en una película divertida de ver en el momento pero olvidable pasadas las 4 horas y un manchón de esos que quedan ensuciando el legajo de uno de los mejores productores de animación de la actualidad.
Desafinados Hace años que la Industria cinematográfica piensa historias que atrapen a chicos, pero que sumen a los grandes para completar un circuito que año a año genera millones, no sólo en taquilla sino principalmente, en todos los negocios asociados a una película, léase muñecos, libros, revistas, juegos, juguetes, etc. Sing: Ven y canta (Sing, 2016), de Garth Jennings, se inscribe en una línea de productos efectistas que no son pensados argumentalmente, al contrario, buscan llenar rápidamente las salas con cosas ya probadas por otros films asegurándose así el objetivo de despuntar en la cima de las películas más vistas y pasar rápidamente al olvido. El principal problema de Sing: Ven y canta no radica ya en lo endeble del guión, en los estereotipos que maneja, o en la excesiva duración, sino en su ideología anacrónica sobre el rol de la mujer en la sociedad y el lugar que al “diferente” se le impone. La historia comienza cuando Buster, un empresario teatral con muchos fracasos encima, ve como el teatro que le legó su padre, está por ser entregado al fisco por falta de pagos. Si en ese momento el espectador recuerda la reciente reentré de Los Muppets (The Muppets, 2011), y su lucha por mantener en pie su sala, no es mera casualidad, al igual que si el film le trae a la mente historias musicales en las que un agente trata de salvar su propio pellejo a fuerza de mentiras y engaños. Entonces, con el auge de los concursos de talentos, Buster decide convocar a una audición para conformar un nuevo equipo de trabajo que lo saque del lugar en el que se encuentra y así salvarse. El film se divide en dos etapas, una de búsqueda y otra de acción, y entre ambas, la falta de conexión principalmente es la que origina que en vez de fluir naturalmente todo suene impuesto y encajado a la fuerza. Si en el “casting” las risas se desprenden naturalmente de cada una de las interpretaciones de los personajes que aparecen en pantalla, luego estas se disuelven al avanzar la narración ya que ni las acciones desesperadas de Buster y sus nuevos compañeros (salidos del casting) de luchar por el teatro, ni la trama, a la que le faltan conflictos y tensión, pueden sostener se durante la proyección. Las canciones funcionan como bisagras, pero al notarse demasiado que fueron impuestas como motor del guión -y no al revés-, cada número musical resulta tedioso ante la falta de una cohesión interna que posibilite un disfrute del mismo. En su versión original Sing: Ven y canta cuenta con las voces de actores como Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Seth MacFarlane y Scarlett Johansson, mientras que en la versión doblada, que llega en su mayoría a nuestras salas, hay intervenciones de Leonardo Sbaraglia y Eugenia Suárez hacen lo que pueden en medio de un cast latinoamericano en el que los términos confunden la propuesta de esta película animada, que, seguramente, aprovechando las vacaciones, llenará las salas, pero que rápidamente terminará como una de las muchas películas sin una sólida idea que la haga trascender y perdurar en el tiempo.
Crítica emitida por radio.
Para decirlo rápido, es una cruza de “Zootopia” (mundo poblado solo por animales) con “Muppets 2” (descastados del espectáculo que, contra viento y marea, llevan adelante el show de sus vidas). Pero esta fórmula no sólo está respetada, sino pensada: cada personaje de los que pueblan este universo alegre, lleno de pequeños gags que satirizan –en la mejor tradición del cartoon– la vida cotidiana (para reírnos de nosotros mismos el dibujo nos convierte en animales), tiene una historia, un motivo, una razón para meterse en el canto. La selección musical es óptima, y lo peor que puede decirse de la película es que alarga innecesariamente su anécdota central para aprovechar y “meter” un gag más (en general surten efecto, pero no todos son necesarios). La simpatía inunda todos los fotogramas. Verla en inglés, si es posible: de otro modo, pierde algunos puntos.
Puro pop animal La película de animación logra grandes picos de intensidad recién sobre su desenlace. Cuenta con las voces de la “China” Suárez y Leonardo Sbaraglia en su versión doblada. Desde el minuto cero, la reminiscencia de Sing: ven y canta con Zootopia es sospechosa. No sólo porque se recrean ciudades con animales antropomórficos en donde las especies determinan el matiz psicológico (en Zootopia, por ejemplo, los zorros no eran de fiar, mientras que aquí los gorilas son delincuentes); ambos filmes apuestan por una jovialidad cosmopolita, una integración excedida de optimismo que desvanece las limitaciones físicas y culturales, siempre en pos de revelar un yo interior, el amor por una vocación oculta, el poder de los sueños, el sí se puede. Esta vez nos demuestran cómo un surtido de animales alcanza el estrellato en el mundo de la música. Como son amateurs, un koala dueño de un teatro en bancarrota oficia de coach. El relato adopta en su primera mitad el esquema de un reality show, con guiños a America´s Got Talent y American Idol. Lo contraproducente del filme es la ramificación narrativa por participante, generando un abanico de relatos constreñidos y de escasa maduración. Quizás en una serie, estas subtramas encontraban su parcela justa, pero dentro de un largometraje, los conflictos derivan en un muestrario simplificado de traumas: una chanchita ama de casa, un gorila afeminado sin aprobación paterna, una elefanta con pánico escénico, un ratón engreído, una puercoespín que no deja fluir sus sentimientos, etcétera. Esta multiplicidad deja sabor a estrategia de marketing antes que a jugada conceptual. Sólo cuando la película decida agrupar a los animales y entenderlos como personaje en manada, el asunto logrará encarrilarse, encontrando móviles colectivos que solidifiquen la idea. El problema es que eso sucede justo cuando la película empieza a extinguirse. Al filme tampoco lo beneficia cierta toxina retro-nostálgica-solemne. Ya en el diseño de los decorados y en la confección de los personajes, se reivindica al cartoon clásico. Garth Jennings, guionista y director, parece añorar un arte al servicio de lo genuino y verdadero, un arte despreocupado por la fama. Claro que el desenlace crea una paradoja discursiva monstruosa, en donde los animalitos se distribuyen el beneplácito del público de manera equitativa, sin competencia alguna. Raciones idénticas de ovación para todos, una egolatría comunista en donde el éxito será un bien garantizado para aquellos que perseveraron. Si uno no lo piensa tanto, esta moraleja tramposa emociona.
Tomando la posta de los clásicos musicales de antaño esta versión animada y modernizada, encuentra su tono perfecto cuando las melodías son las protagonistas, no tanto cuando los animalitos hablan. Cabe aclarar que la versión original cuenta con las voces de Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Seth MacFarlane y Scarlett Johansson. En nuestro país no somos tan afortunados, al grupo de doblaje neutro habitual en estas producciones se suman dos estrellas, Leonardo Sbaraglia hace una voz, no usa su voz, es decir, fuerza sus cuerdas vocales, componiendo lo que suena como una imitación de alguien, y a nosotros como Sbaraglia haciendo voz de ratón que habla en “ché”. Lo que predomina en estas producciones es que la celebridad invitada a poner su voz, lo haga con su propia voz, que suele ser característica, Sbaraglia eligió otro camino. La otra estrella es Eugenia Suárez, que adopta el tono neutro y felizmente no canta. La historia: Buster Moon es un koala que quiere hacer crecer el teatro que le dejó su padre haciendo grandes musicales. Con esfuerzo junta unos miles de dólares para montar un espectáculo de talento para cantantes aficionados estilo American Idol pero su secretaria lagarto accidentalmente imprime volantes prometiendo al ganador cien mil dólares. Buster sigue adelante de todos modos, esperando un milagro. Es así que se van presentando los concursantes, ninguno de los cuales llegamos a conocer en profundidad. Un gorila con una voz conmovedora, cuyo padre quiere que se una a su grupo criminal; una cerda que necesita escapar de sus veinticinco hijos; un presumido roedor que se cree una especie de Frank Sinatra; un puercoespín punk (get it?) que quiere dejar a su novio poco contenedor; y una elefanta cuya familia trata de convencerla de que tiene un increíble talento para explotar. Como en “Zootopia”, todos los tipos de animales coexisten en la ciudad y llevan vidas humanas. “Zootopia” pero sin comentarios sociales ni tanta imaginación. En Sing! ¡ven y canta! no hay sorpresas, cuando todo parece perdido, en diez minutos todos encuentran la gloria o terminan, al menos, satisfechos. Garth Jennings, más conocido por la extravagante “The Hicthhiker’s guide to the galaxy” y la dulce “El Hijo de Rambow”, podría parecer una elección inusual para ese material tan convencional. Pero el escritor y director británico comparte el crédito con Christophe Lourdelet, quien trabajó en el arte de “Minions” y “Despicable Me 2”. Vayamos a lo mejor: las canciones e interpretaciones: “My Way” de Sinatra, “Don’t You Worry ’Bout a Thing” de Stevie Wonder, “Hallelujah” de Leonard Cohen “I’m Still Standing” de Elton John, y dos canciones originales, Scarlett Johansson canta “Set It All Free” de Dave Bassett, y el gran Stevie Wonder junto a Ariana Grande hacen “Faith” sobre los créditos finales. Una oferta obvia para una nominación al Oscar. Sing! ¡Ven y canta! es una fábula animada de “seguir tus sueños pese a todo” que hemos visto miles de veces, con diálogos del estilo: “No dejes que el miedo te impida hacer lo que amas.” Lindo mensaje que deja un sólo camino por recorrer, eso es todo. Pero cuando estos animales humanizados toman el escenario la película encuentra su mejor groove.
La nueva propuesta de animación de Illumination –Mi villano favorito, Minions- es una enérgica comedia musical, que pese a un guión previsible se disfruta por la vitalidad de los personajes e ingeniosos gags. El cine y los concursos musicales se llevan muy bien. Se puede comprobar en propuestas como Escuela del Rock, Muriendo por un sueño- American Dreamz- por ejemplo, o incluso, más recientemente en Sing Street: reviviendo los 80s. Sing, ¡ven y canta!, lo nuevo de Illumination, los creadores de los Minions y La vida secreta de las mascotas, confirma la calidad que viene teniendo este estudio de animación de orígenes franceses y que comienza a posicionarse como el principal adversario de Pixar-Disney. Aún, cuando sus propuestas estén mucho más dirigidas a un público infantil que las del estudio creado por John Lasseter, Illumination empieza a tener su propia mirada del mundo y encuentra, incluso, un tono más autoral con respecto a lo que viene haciendo Pixar en los últimos años. Escrita y dirigida por Garth Jennings, director británico que debuta en la animación después de las originales Guía del viajero intergaláctico y Son of Rambow, Sing, ¡ven y canta!, propone un diálogo entre los reality shows como American Idol o The Voice, y Zootopia. La humanización animal no es algo novedoso en el terreno de la animación, así que los espectadores tienen sus códigos incorporados. Lo original es acaso es ver animales cantando temas de moda. El protagonista es Buster Moon, un koala que logró concretar el sueño de su vida: ser dueño de un teatro legendario y poner en escena las más absurdas comedias musicales. Sin embargo, después de numerosos fracasos comerciales, está en bancarrota y el banco podría quitarle su sueño. A diferencia de Max Bialystock –el protagonista de Los productores, con quién guarda algunas similitudes- Buster es un romántico y desinteresado. En vez de bajar los brazos, primero que se le ocurre es hacer un concurso de canto para sacar a flote su empresa. La convocatoria es todo un éxito y los seleccionados son un grupo de antihéroes bastante peculiares: una elefanta tímida, un ratón tramposo, un gorila hijo de asaltantes de bancos, una cerdita ama de casa y una puercoespín adolescente. Si bien el guión no evita caer en algunos lugares comunes estructurales y ciertos estereotipos vale la pena destacar que cada personaje tiene su propio arco narrativos que funciona a la perfección, mezclando ingenio, humor y calidez. Es imposible no sentir empatía por estos perdedores queribles con ganas de triunfar, y ese sentimiento se contagia al film en sí. Los gags, sin ser originales, remiten al slapstick del cine mudo en muchos sentidos, y esto es un sello de la productora, que pone más énfasis en narrar con imágenes y no tanto con texto. La versión doblada al español no deja disfrutar de las voces de Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Scarlett Johansson, Tori Kelly, John C. Reilly y el maravilloso Seth MacFarlane, que una vez más hace gala de su tremenda capacidad musical imitando a Frank Sinatra. Por suerte las canciones son en idioma original y dejan disfrutar el talento de sus artistas originales. En la versión que se estrena en Argentina, el principal problema sigue siendo incorporar actores locales que “aporteñicen” el neutro. La sensación que queda es incómoda: se mezclan el “tú” con el “vos” de forma arbitraria. No es culpa de Leonardo Sbaraglia, sino de un falente guión de doblaje y una mala decisión de la distribución local. La presencia de la China Suárez se nota mucho menos. Sing ¡ven y canta! es entrenida, divertida y emocionante sin situaciones forzadas. El hecho de que el realizador no provenga del cine infantil tradicional proporciona que todas las subtramas tengan coherencia y cohesión con el resultado final, brindando un espectáculo sin fisuras. Además del excelente trabajo de montaje sonoro y diseño audiovisual –la presentación de cada personaje en plano secuencia es extraordinaria, digna de Robert Altman- el film está lleno de corazón y amor por la música y el cine.
Una delicia animada que no pretende ofrecer nada nuevo ni espectacular, pero si alegría, entretenimiento y simpatía a granel. La presentación que se hace de cada una de las familias y de los personajes es sumamente divertida y así se ...
Solo para sus oídos. Los relatos de personas comunes que sueñan con ser descubiertos y triunfar no empezaron con los Reality Show, pero sin duda en los últimos años, se han multiplicado los concursos donde el menos esperado se convertía en una fenómeno nacional o internacional. Esos Reality sin duda conmovieron al mundo y triunfaron en muchos países con los más variados formatos. Tampoco empieza con Sing la historia del empresario teatral al borde de la bancarrota que espera encontrar la forma de salvar su teatro. La película junta ambos. Al empresario enamorado de la música que organiza el concurso y a una fauna variopinta que aspira a ganarlo. Todos son personas que han sido olvidadas, han fracaso o creen que la vida les debe algo. Esa es la base y la estructura es tan previsible como aburrida. La búsqueda de un público infantil hace que el guión sea por momentos más tonto que delirante y eso tampoco le cae bien a la película. Un puñado de chistes sobre la variedad de personajes y sus excentricidades funciona en dos o tres momentos y la mayor parte del tiempo es la explotación hasta lo insoportable de los gags más obvios posibles. Muchas canciones buenas aparecen en la película pero eso mismo se podría decir de una buena selección de Spotify. Las canciones que pueden comprarse para una película no son motivo suficiente para verla. Claro que hay muchos guiños musicales para que cada espectador que los descubra se sienta orgulloso de su conocimiento musical. Si les gusta escuchar canciones famosas en nuevas versiones, esta película vale la pena ser escuchada, pero vista es otra cosa. No vale la pena más a allá de la música.
UN ‘ZOOMUNDO’ SIN MAGIA Hoy me tocó ver en la pantalla grande una de las últimas películas de animación que se estrenaron en el 2016, y la primera en llegar este año a la argentina. La misma es Sing ¡Ven y Canta!, y si bien el título de la película te invita a que vayas amablemente, te aconsejo que no, no vayas y cantes. sing_entrada¿Qué empezar a decir de este film? Desde la presentación de los personajes me di cuenta de que algo andaba mal en la película. Todo se siente demasiado cliché…El chico que quiere cantar pero su padre lo obliga a seguir el negocio familiar, la ama de casa que busca escapar de la monotonía, la adolescente con problemas de autoestima, etc. Esta película es un desfile de cosas ya vistas miles de veces, y lo peor es que no buscan darle una vuelta de tuerca para volverlo más interesante, por lo tanto el film se termina convirtiendo en un gran aburrimiento. Otro punto en contra resulta ser el humor que nos presenta la película. Todo muy predecible, muy infantil…Y NO, que sea una película dedicada a los niños no significa que el humor deba ser tratado a la ligera como si se lo estuviera presentando a una persona que apenas entiende lo que está viendo. En mi opinión, los niños saben perfectamente distinguir una buena de una mala película. Sing ¡Ven y Canta! es un film que reboza mediocridad, y no es una buena opción para ir a ver este verano. Más allá de esto la película tiene una resolución que está bastante bien realizada, todos los problemas de los personajes cierran de una manera que por lo menos, llega a conformar. Aunque obviamente, la mayoría no escapa del cliché que vienen arrastrando desde el vamos. Para finalizar, quiero decir que lo que más me decepcionó de esta película, fue la falta de magia con la que trata lo que es un mundo que debería estar repleto de ella. Es decir, son animales que hablan, tendría que ser un despliegue de imaginación y creatividad el crear un mundo tal como ese. No es que me guste comparar, pero es imposible no hacerlo con Zootopia, film de la misma índole, pero la cual está plagada de imaginación y muestra una gran creatividad a la hora de crear un ‘Zoomundo’. En fin, Sing ¡Ven y Canta! es un film que reboza mediocridad, y no es una buena opción para ir a ver este verano. Les recomiendo que antes que eso, lleven a sus hijos a ver cualquier otra cosa.
Para cualquier cinéfilo será menester la clasificación. Sale naturalmente cuando se concurre mucho al cine. Más allá de las intenciones del autor audiovisual de marras, es el público que va relacionando la proyección con la memoria de lo visto antes. Desde el afiche de “Sing, ¡Ven y canta!” se adivinan tres cuestiones obvias: 1) Es una película del género de animación 2) Es musical 3) Está directamente emparentada con el tipo de producciones televisivas que hacen gala del sentido de la oportunidad para cualquier ser humano que se anime a enfrentar un desafío, en este caso, el de cantar. Desde “American idol” hasta “Glee”, pasando por “High school musical”, “Camino a la fama” etc, etc, se ha hecho un “mega pop” de la cultura pop. El éxito como meta final, independientemente de quién lo logre,. “Sing, ¡Ven y canta!” transita por ese mismo camino, pero asume un riesgo al decidir el punto de vista desde el cual se cuenta el cuento. Supongamos que el guionista de éste estreno se sienta a contarnos la historia como para tentarnos ir a verla, pero abierto a que lo interrumpamos con preguntas. Si es sincero con lo visto en la proyección de prensa debería empezar más o menos así: - Esto ocurre en una ciudad grande, tipo Los Ángeles, habitada por animales - ¿Por qué animales? - Porque si no hay que contratar actores, bailarines, etc, etc y es más caro - Bueh… - Esto ocurre en una ciudad grande tipo Los Ángeles habitada por animales - De todas las especies. Buster Moon (Voz de Mathew McConaughey doblado por Benny Ibarra) es un Koala… - ¿Por qué un koala es el productor? - Porque es un animal raro - Bueh… - Moon es un koala que hace rato no pega una en la producción de espectáculos. Al principio lo vemos con la señotita Crawley (voz del propio director Garth Jennings doblada por Gloria Obregón) su fiel secretaria quien le anuncia que un grupo de artistas está en la puerta para reclamar sueldos atrasados - Moon es un garca, digamos… - Si, pero simpático. No es mal tipo. Sólo que las cosas no le van bien, y… Y así durante todo el metraje en el cual grandes y chicos deben arrancar de una premisa en la cual habrán de simpatizar con un personaje que no parece sentir mucho remordimiento frente a un reclamo legítimo. Una piedra en el camino hacia la empatía con un protagonista que, lejos de hacerse cargo del problema, se escapa por la ventana. Como siempre, tendrá su momento de aprender la lección, etc, etc. Aquí se presenta un dilema moral interesante que los guionistas pasan por alto a favor de imponer la idea de que cualquiera puede tener la oportunidad de triunfar. Una suerte de obligación tácita que apunta a conceder los manejos nefastos del productor que juega con los sueños ajenos. Es curioso también la falta de originalidad con la tangente, porque nunca el guión se ocupa de parodiar la “gran idea” que Moon tiene para salir del pozo: convocar a gente común (animales comunes) a participar de una selección de talentos que competirán para ver quién es el ganador de una suma escueta de dinero. Por error de impresión, la suma pasa de 1,000 a 100,000 dólares, cifra que a hoy día tampoco parece cambiarle la vida a nadie. “Sing, ¡Ven y canta!” se aferra a una fórmula que cuenta con la supuesta complicidad de un público masivo que ya vio este tipo de concursos en la tele, y por ende no habrá de reparar en la falta de escrúpulos del protagonista por seguir adelante con un proyecto injustificado desde su concepción: prometer lo que de entrada se adivina imposible de cumplir. Hasta ese punto entramos. Concedemos. Hay sensación a guión políticamente incorrecto estilo “Los Simpsons” o cualquier producto de Seth mcFarlane, incluso algo de South Park si hablamos de animación. Aquí ocurre lo contrario. Al escribir un guión que se compadece y justifica las acciones de un productor de estas características, el discurso transita por lugares cínicos, y si bien no estamos para criticar eso, lo cierto es que extraña la ausencia de situaciones que contradigan las acciones del personaje principal. Desde la instancia de casting, descartando personajes que proponen aristas mucho más interesantes que los finalistas (un caracol pegado al micrófono o una jirafa a la cual no le llega el mismo), hasta la decisión de limpiar autos con el propio cuerpo para salir de pobres (¿alegoría al sub empleo?), todo parece forzar la gracia a partir de un humor más físico que profundizado, o de personajes delineados a partir de cierta lástima forzada, salvo alguna excepción como Mike (voz de Seth McFarlane doblado por Leonardo Sbaraglia) Es curioso, la estructura narrativa es absolutamente convencional e inherente a las características de una idea más televisiva que cinematográfica, y eso que se trata de salvar un teatro tradicional tipo el Cervantes. Hasta ese amague nos “comemos” al principio. Por momentos es fácil confundirse entre algunos gags bien logrados con canciones cuyas letras funcionan como remates (“My way”, por ejemplo) y algo de humor físico. En este aspecto, se puede decir que la dirección de Garth Jennings no está exenta de dinamismo, sobre todo en la primera media hora, aunque luego se “ameseta”. De hecho, las canciones aletargan el relato, como ocurría en las viejas producciones con Palito Ortega o Donald, cuando las mismas servían como muestra para vender más discos en desmedro del ritmo narrativo. Así y todo, la música es la verdadera estrella aquí. Algunos clásicos re-versionados edulcoran el oído. Sólo eso. ¿Los chicos la van a pasar bien? Es muy probable. Los grandes posiblemente (si recuerdan las melodías reemplazadas por el doblaje). También está en carrera para discutir una nominación al Oscar pero hay demasiado buen material para que este producto llegue. El año pasado ganó ese rubro “Intensa-mente”, de Pixar. No se va a superar fácilmente esa propuesta. Hay que ver cuánto están dispuestos los miembros de la Academia a bajar el nivel.
Ambientada en un mundo de animales que viven como si fueran humanos, “Sing: Ven y Canta” cuenta la historia de Buster Moon, un koala dueño de un teatro venido a menos que acarrea una gran cantidad de deudas. Para tratar de salvarlo, organizará un show de talentos, donde habitantes de toda la ciudad se acercarán para demostrar su capacidad vocal, mientras intentarán cumplir sus sueños. En primer lugar hay que destacar al elenco de voces, con actores de renombre como Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Scarlett Johansson, Seth MacFarlane, John C. Reilly, Taron Egerton, entre otros. A la mayoría de ellos no los oímos cantar nunca e incluso no nos imaginábamos que lo hacían, pero cumplen de una manera gratamente sorprendente. Vale la pena ver el film en su idioma original y poder apreciar dichas voces. En cuanto a la historia, podemos decir que está orientada a un público infantil, pero que los adultos también disfrutarán. No solamente se queda en el llano del canto o la competencia, sino que se transmiten mensajes optimistas sobre la persecución de los sueños, el hecho de enfrentar y superar los miedos, el apoyo familiar, entre otras cuestiones. Es una película entretenida, con algunos momentos y personajes graciosos, que nos sacarán varias sonrisas en unas cuantas oportunidades. Pero también hay lugar para la emoción y la reflexión. La música significa un elemento fundamental dentro de la trama, porque es lo que une a todos los personajes. Además de hablar de las voces de cada uno de ellos, hay que mencionar que se hace uso de canciones muy conocidas que funcionan de una manera atinada, como “Hallelujah”, “Shake It Off”, “My Way” o “Don’t You Worry About a Thing”. Al reconocerlas, el público se sentirá más cerca de la película. En síntesis, tal vez “Sing: Ven y Canta” no será una de esas películas animadas que quedarán en la historia, pero sin dudas ofrece un momento de entretenimiento para grandes y chicos a través de una trama emotiva e inspiradora, que transmite mensajes optimistas, y que es ejecutada de una forma efectiva mediante su música conocida y una gran capacidad vocal de su consagrado elenco.
Interesante el caso del estudio de animación Illumination. Aquellos que iniciaron su actividad en 2010 con Mi Villano Favorito en una competencia con Megamente, del mismo año, por ver quién tenía mayor éxito con un villano como protagonista; más de una vez han visto cuestionada la originalidad de sus proyectos. Hop, parecía tener bastante de Alvin y las ardillas; y la reciente La vida secreta de las mascotas parecía un resumen de la trilogía Toy Story hecha con animales. Ahora es el turno de Sing, una propuesta que se define como un concurso de canto (tan en boga los últimos años), pero con animales. El protagonista es Buster Moon, un koala dueño de un teatro que supo tener cierta gloria otrora, pero ahora se encuentra bastante abandonado. Soñador, el hombre… perdón, el koala, inventa un concurso de canto, y por una confusión, el premio termina siendo una suma de dinero que no posee. Lo que queda es el casting, las pruebas, las eliminatorias, y la final. Como si se tratase de estos shows televisivos estilo American Idol. Ahí aparecen el resto de los protagonistas, un gorila con una familia complicada en asuntos delictivos, un ratón crooner estilo Sinatra, una elefanta tímida – que por supuesto, despertará una gran voz –, una puercoespín punk roquera (obviamente), y una cerda ama de casa que encuentra en el canto su liberación. Todos especímenes que, de ser humanos, perfectamente encajarían en esos programas que además de cantantes, buscan historias de vida. Ya podrán imaginarse que el punto alto de la propuesta será el momento de las canciones, esas que ya gastaron en los trailers y publicidades, y otras más. Todos cantan y lo hacen con buenas voces y en un show muy colorido y entrador, como en los concursos reales, y sin escatimar algún gag. Pero aquí encontramos lo primero que nos hace ruido. El playlist está integrado casi en su totalidad por canciones de la mitad de los años noventa para atrás. Es un gancho directo para captar adultos nostalgiosos. Nos será casi imposible no tararear cada vez que suenen. El resto del film, humor incluido (salvo un par de chistes algo fuera de lugar o de dudoso gusto o ideología), apunta a un público más bien menudo, me animaría a arrojar un menos de diez años, un público que, lo más probable, es que desconozca las canciones. Ambos polos no están bien balanceados, como sí sucedía en, por ejemplo, Happy Feet. Los niños pueden sentirse algo perdidos, y los adultos algo aburridos. El aspecto técnico de la animación también apunta al mismo desbalanceo, formas y colores propias de un film para muy chiquitos y un montaje furioso casi videoclipero más propio para los mayores. Cabe destacar que el doblaje argentino, tampoco se encuentra entre los mejores. Por último, retomando los primeros párrafos; la idea de una ciudad de animales antropomorfos ya se vio hace muy poco y en un sentido mucho más ingenioso, en Zootopia, sin dudas, la sorpresa de 2016; y como dijimos, es imposible no pensar en Happy Feet. Estas dos no serán las únicas películas animadas a las que Sing nos haga acordar. Puede que no hablemos de una copia en el estilo de la infame Video Brinquedo, pero sí de una propuesta que arroja grandes momentos de originalidad (más si se es adepto a los programas de canto en TV a los que hace referencia). Sing es una película animada modesta, simpática, y si no hay pretensiones, hasta divertida. También es un proyecto menor, olvidable y falto de originalidad. Quizás para pasar el rato con la familia completa sirva, aunque hay cosas mejores para el mismo target en cartelera.