Otra de demonios y van... Sinister (2012), encargada al director Scott Derrickson por los responsables de Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) y La noche del demonio (Insidious, 2010), tiene mucho que envidiarle a sus predecesoras. Con escasos momentos de suspenso y con escenas trilladas, la película no logra coincidir con lo que las críticas extranjeras predecían. Ellison Oswalt (Ethan Hawke) es un autor de novelas policiales recién llegado a su nueva casa con su esposa e hijos. En el ático descubre una caja con material fílmico. Los rótulos de los rollos de celuloide parecen divertidos: “Fiesta en la piscina”, “Un día en el parque” y “Hora de dormir”, entre otros. El escritor, a sabiendas de que en esa casa se ha cometido un asesinato, decide ver estas películas caseras y descubre algo tenebroso de lo que no podrá escapar con facilidad. Aparentemente ya es muy tarde para eso. Desde su afiche meritoriamente atractivo y su trailer marketinero que invita a atornillarse a la butaca y no perderse un segundo, el espectador sufre un engaño. Si bien la trama parece interesante y coherente los primeros minutos, el argumento se debilita en el transcurso del film, cayendo en lugares comunes, escenas trilladas, el falso suspense y la inconsistencia. Luego de El exorcismo de Emily Rose (The exorcism of Emily Rose, 2005), Derrickson prometía jugar con los miedos y la imaginación de las audiencias en esta película, pero no logra su cometido, propiciando que termine siendo una producción más pochoclera que otra cosa y sin una razón que justifique su existencia, y menos habiendo un mercado tan amplio de películas lamentables del género. Además, y por sobre todas las cosas, el film tiene un elemento errado: hacia el final termina por mostrar absolutamente todo y este recurso no resulta certero si se pretende lograr un buen film de terror que logre mover las emociones y crear adrenalina. En definitiva, podría haber sido una buena historia de suspenso, un gran thriller psicológico o un buen drama, pero tampoco reúne tales condiciones. La película juega con la intriga en su primera mitad y luego se torna graciosa y absurda. Ideal para los super fanáticos del cine clase B pero los que esperan ver una obra maestra de terror-tal como vaticinaban algunos- abstenerse porque caerán en la decepción.
El juego del Super 8 El escritor Ellison (Ethan Hawke), un especialista en novelas sobre crímenes célebres, viaja de condado en condado junto a su familia para vivir en el lugar de los hechos y poder investigar en profundidad cada uno de los casos. Sinister instala el terror sobrenatural con elementos que intentan alejarse de los clichés del género al menos en su inquietante primera parte. Luego la trama cae en situaciones vistas que no siempre resultan tan efectivas para asustar al espectador. El protagonista encuentra unas viejas películas Super 8 que registran asesinatos y en las que se ven cuatro cuerpos colgados de una familia que vivía donde acaba de mudarse el protagonista temporalmente con su esposa y sus dos hijos. ¿Quién filmó la película? ¿Dónde esta la niña desaparecida?. El director Scott Derrickson debutó en el género con El Exorcismo de Emily Rose en el año 2005 y antes había escrito los guiones de Leyenda Urbana: Final Cut y Hellraiser: Infierno. Su pulso narrativo juega con el "cine dentro del cine", la oscuridad de los ambientes de la casa, los ruidos extraños que inquietan al escritor y que vienen del altillo, un sheriff que le pisa los talones y muchas preguntas sobre un asesino serial que intenta responder un profesor (Vicent D´Onofrio) en las conversaciones que Ellison mantiene a través del chat. Sinister queda a mitad de camino entre la paranoia del personaje central y la presencia sobrenatural (los productores son los mismos responsables de la saga de Actividad Paranormal) que se manifiesta en varias formas y que aquí no adelantaremos. El final también es un cliché y abre la puerta para una posible continuación. Acá no hay cámaras de seguridad pero sí un viejo proyector que encierra el misterio.
“Sinister” es el nuevo trabajo de Scott Derrickson, director de “El Exorcismo de Emily Rose” y de la mas que mediocre remake de “El Día que la Tierra se Detuvo”, protagonizada por Keanu Reeves y Jennifer Connelly. Con semejante historial, ¿qué posibilidades hay de que “Sinister” sea, por lo menos, un esfuerzo decente? ¿De qué va? La película comienza con una breve pero impactante escena filmada de forma casera con una cámara súper 8, un recurso que se repetirá varias veces a lo largo del film. Una familia compuesta por el padre, la madre y sus dos hijos son ahorcados al mismo tiempo de un árbol en el patio trasero de la casa en que viven. Nueve meses después, Ellison Oswalt (Ethan Hawke) y su familia se mudan a esa misma casa, aunque sólo él sabe lo que verdaderamente ocurrió allí y lo oculta del resto. Ellison es investigador y escritor de novelas sobre crímenes célebres y habiendo escrito su gran “best seller” hace más de diez años, espera que mudándose a la casa pueda inspirarse y así dedicarse de cuerpo y alma a terminar el libro que le devuelva el éxito que alguna vez supo tener. Pero no será tan simple como cree ya que el descubrimiento de una caja con películas caseras y grabaciones de horrendos asesinatos hará que Ellison se obsesione y comience a seguir estas pistas, hasta descubrir que estos crímenes no fueron cometidos por ningún ser humano, sino por una entidad sobrenatural que aun está presente en la casa. ¿Qué tal está? “Sinister” es una película que no apunta muy alto y eso le juega a favor, tiene claro qué historia quiere contar y nunca se aleja de eso. A diferencia de gran parte de las películas de terror norteamericanas, “Sinister” tiene un buen trabajo de personajes, siempre están claras sus motivaciones lo cual permite que la película sea creíble. Ethan Hawke, un actor siempre correcto, está perfecto en el papel del escritor que quiere recuperar la fama perdida y está dispuesto a bancase lo que se venga para lograrlo. Otro de los aciertos de “Sinister” está en la creación de climas opresivos, favorecidos por una buena fotografía pero sobre todo por un excelente uso del sonido. Si bien por momentos cae en el “cliché” de susto barato, Derrickson se toma su tiempo para construir el suspenso y la mayoría de las veces queda bien parado. En una época donde abundan los film de terror al estilo “found footage” (algo así como grabaciones encontradas, como la saga “Actividad Paranormal”) es bueno ver que aquí eso simplemente se use como un recurso más para la historia y no se apoye completamente en él para contarla. Otro punto a favor son estas “grabaciones caseras” que, cada vez que aparecen en pantalla, te ponen al borde de la butaca por el realismo con el que están filmadas. Pero “Sinister” también tiene sus problemas, para empezar no es nada que no se haya visto antes, si bien Derrickson se esfuerza en cada plano para demostrarnos lo contrario, toda la película tiene esa sensación de “esto ya lo vi”. Con una duración cercana a las dos horas, al film le sobran unos 10 o 15 minutos, incluso pareciera que se repite a sí mismo en más de una oportunidad, aunque de todas maneras el guión es suficientemente interesante como para atrapar al espectador hasta el final. Conclusión Si bien no va a ganar ningún premio, “Sinister” logra su cometido: asustar y entretener. Con un creativo uso de las “grabaciones encontradas”, el film logra ponerse un paso arriba de las ofertas de cine de terror actual. Aunque repetitiva y lenta por momentos, todo se construye correctamente hasta llegar a un final que va a sorprender a más de uno.
Lo que no fue Si había un trailer que prometía, era el que pertenece a esta película. La unión de oscuridad, gritos y muertes que hacen que el espectador quiera estar el día de su estreno en la puerta del cine. Además, tenía dos elementos extra: por un lado, ciertas conexiones con la brillante La Noche del Demonio (que daba miedo con sólo su puesta en escena) y por el otro, la participación de Ethan Hawke (un actor que nunca se sabe si es interesante o intrascendente) en el cine de terror. Sin embargo, como sucede en otros trailers, más que mostrar un adelanto de una película, se ocultan las fallas que se encuentran en su totalidad...
El miedo en 8 mm. La película empieza como tantas otras de su género (es más, igual que la reciente "La casa de al Lado"): familia que se muda a casa nueva, cerca de donde poco antes se cometió un crimen (en este caso, a la misma casa donde se cometió un crimen), en zona boscosa y de vecinos lejanos. Ellison (Ethan Hawke) es un escritor que se dedica a investigar crímenes no resueltos por la policía. Unos cuantos años antes escribió un best-seller, y desde entonces no para de buscar otra historia que lo lleve al éxito. Esa obsesión hizo que terminara en esta casa, junto a su esposa y sus hijos, para analizar el cuádruple crimen que allí se cometió. Apenas llegado, lleva unas cosas al ático (ambiente indispensable del género), y encuentra una caja verde, con un proyector y varias películas caseras en Super 8. Cuando compara ese ático con las fotos de los forenses, se da cuenta de que la caja fue colocada allí después de las investigaciones correspondientes, y piensa que quien las dejó no puede haber sido otro que el asesino. Comienza a verlas, y encuentra no sólo la filmación del asesinato de la familia de ese domicilio, sino también las de otros crímenes, de muchos años anteriores. En las filmaciones se ve una extraña figura, con el rostro que parece una máscara que ya se debe estar vendiendo para Halloween, observando las muertes. A partir de ese momento empiezan a ocurrir “cosas raras” en la casa: ruidos de origen inexplicable, objetos que se accionan por cuenta propia, y otras que no conviene adelantar. El guión no profundiza en dos aspectos que se insinúan, pero no se desarrollan. Por un lado, el horror del protagonista al darse cuenta de que él es en cierto modo el causante de los males que pueden sobrevenir a su familia; después de todo fueron su testarudez y egoísmo los que los llevaron a ese lugar. Y el otro punto es el temor a que algo malo, algo horrible, pueda sucederle a los seres queridos. Sin embargo la trama se queda en lo superficial, con explicaciones bastante inverosímiles para la mayoría de las cosas, y no logra atemorizar al espectador. Parecía una película de terror prometedora, protagonizada por un actor reconocido, y con un argumento que auguraba un buen momento en la sala de cine. Sin embargo, "Sinister" no cumple. Apenas si llega a sobresaltar por momentos con las clásicas “falsas alarmas”, se repite mucho, y toma demasiados clichés del género como para resultar un producto interesante.
A qué no saben quién es el asesino El director de “El exorcismo de Emily Rose” sabe cómo asustar y generar temor. El viejo truco de la casa con la familia como nueva inquilina y que se muda porque el alquiler es conveniente tiene una vuelta de tuerca espeluznante en Sinister . Ellison (Ethan Hawke) es un escritor de best sellers que investiga crímenes no resueltos, y lleva a su esposa e hijos a la zona donde una familia apareció ahorcada, colgando de un árbol. La única que desapareció fue la hijita menor. “¿Nos mudamos cerca de la escena de un crimen?”, le pregunta su mujer. “No”, le responde y no le miente. Se mudaron a la escena del crimen. Ellison sólo necesita un éxito. En verdad, otro éxito, ya que Sangre en Kentucky le dio fama. Pero por su culpa, un asesino quedó libre en Denver. No importa, Ellison sabe que la policía no va a ayudarlo a resolver el misterio, se arma su estudio en la casa y empieza a investigar. Encuentra en el ático una caja con rollos de películas caseras en Super 8. Allí se ven familias espiadas. El que filmó parece vigilarlos, y luego se ve cómo son brutalmente asesinadas, en los años ’60, ’70 y ’80. ¿Quién las filmó? ¿Cómo llegó esa caja allí? Lo de las familias amenazadas está en el trailer en los cines, y en la película pasa en los primeros 20, 25 minutos. Y la película dura 110... De ahí en más habrá puertas que chirrían, alguien que pasa rápido delante de la cámara, más ruidos, pisos de madera que crujen, un niño que sufre pesadillas, aparatos que se activan solos... Apariciones. Y si a la media hora uno ya se habría mandado a mudar, Ellison no lo hace. Y faltan 80 minutos... Si en los filmes de horror en pleno siglo XXI parecen más importantes las escenas terroríficas o escalofriantes que la trama en sí, Sinister plantea otra cosa. Eso ya es un handicap. El espectador ve cosas, digamos, que el protagonista no. Se apela a lo nocturno, tal vez exageradamente para que en la platea se peguen sus buenos sustos. Pero la película transcurre casi enteramente dentro de la casa... Scott Derrickson ( El exorcismo de Emily Rose ) ya dio muestras de saber cómo oprimir la (in)conciencia del espectador. Lo suyo no es meramente gráfico. Cada escena que se suma genera más expectativa y, hay que decirlo, sensación de temor. Cuando las cosas parecen tener una explicación “lógica”, allí va otro mazazo -no literal, esto no es El juego del miedo - para sacudir la aparente tranquilidad de la sala. Hawke, que siempre dio como el americano medio, se prueba en un género que es difícil de hacer bien, y cumple en su papel. Hay, claro, algunos clisés y preguntas que los espectadores se harán, y otras que no son la simple por qué no se mandan a mudar de una buena vez . Por suerte, el director no los escucha...
Ethan Hawke ingresa en el género de terror Sinister puede no ser, como algunos juzgaron apresuradamente, "la mejor película de terror de la temporada", pero sin duda ostenta algunos rasgos que no son habituales en los producciones del género. Gracias a la convincente interpretación de Ethan Hawke, por ejemplo, resulta verosímil la obsesión del protagonista, un escritor empeñado en repetir, tras algunos pasos en falso, el extraordinario éxito de uno de sus libros, dedicados a investigar casos criminales que no siempre la policía ha podido dilucidar. A tal punto que durante buena parte del film -en esos tramos más de misterio que de terror- no se sabe bien si las inquietantes experiencias que vive responden a hechos reales o a su afiebrado delirio nocturno. También resulta creíble en principio -y esto se debe tanto a Hawke y a su esposa de la ficción, Juliet Rylance, como a la conducción de Scott Derrickson- la descripción del cuadro familiar: un matrimonio bien avenido, una hijita con vocación de pintora y un hijo con la inestabilidad de cualquier preadolescente. El padre necesita reivindicarse después de un par de fracasos y por eso, para estar cerca del lugar de los hechos y reunir información sobre un misterioso caso- la desaparición de una chica y el asesinato del resto de su familia- no vacila en arrastrar a los suyos a una mudanza que a nadie conforma: los chicos, porque los aparta de los amigos y la rutina; la solidaria esposa, porque teme que la aventura termine en frustración para él y rechazo social para la familia. Lo que ella no sabe es que la casa en la que se han instalado es el escenario donde sucedió la matanza. Y mucho menos que el mismo día de su llegada, su marido ha encontrado en el altillo una caja con películas caseras que contienen pistas sobre aquella siniestra jornada. La obsesión se hace enfermiza en él, que se encierra cada noche en su cuarto de trabajo y está cada vez más convencido de que tiene un futuro best seller en sus manos. Es cuestión de armar el rompecabezas que el hallazgo le propone y que un policía y un experto académico le ayudarán a descifrar, pero cada paso que parece encaminarlo a la verdad viene acompañado por fenómenos inexplicables y agita nuevos demonios, reales o ficticios. El empleo del "found footage", tan frecuente en los últimos tiempos, es funcional en un comienzo, pero después se reitera y la incorporación del componente sobrenatural abre paso también a unos cuantos clichés, a las conductas incoherentes de ciertos personajes, a las explicaciones engorrosas y a una secuencia final que se ve venir. Lo que no impide que el film sostenga la tensión, exhiba buen uso del sonido y la música y proporcione la dosis de miedo que los fanáticos del género piden..
El corte final. ¿Qué es lo que nos atrae tanto sobre el cine de terror? Una pregunta sin respuestas certeras, pero con muchas opciones. ¿Es por la adrenalina del peligro extremo del cual se nutre el género? ¿Será por la situación inverosímil en la que se pone a prueba a una persona común y corriente? ¿O puede ser que el morbo por sangre y tripas domine la capacidad para condenar lo que usualmente es considerado erróneo? En esto último se basa Sinister (2012), un film de terror que mezcla buenas ideas con malos lugares comunes. El proceso de mudarse puede parecer difícil para algunos, pero es mucho más complicado para la familia de Ellison Oswalt (Ethan Hawke): nueva casa, nuevo pueblo, nueva gente, y nuevas muertes que investigar. ¿Por qué esto último? Sucede que Ellison es un escritor de novelas de no ficción, que hace una década consiguió un libro best seller sobre un infame homicidio. El asunto es que el éxito tiene una ley: todo lo que sube, tarde o temprano tiene que bajar. Por eso, el investigador está desesperado por un nuevo suceso y, sin contarle a su esposa o a sus dos hijos, toma una decisión impulsiva: llevarlos a vivir al mismo hogar de un violento misterio sin resolver. De todas formas, las cosas parecen ir de forma normal hasta una noche, en la cual Ellison encuentra unas cintas en el formato Super 8, que decide proyectar. ¿Qué tiene de malo ver algunas películas hogareñas, después de todo? Varias cosas, ya que las filmaciones resultan ser muestras de grotescos asesinatos. Él se consterna, aunque lo que lo preocupa es el problema en el que se encuentra: ¿conviene alejarse de este material y seguir por otro lado, o seguir buscando en los enfermizos videos y llegar al fondo del asunto? Pero mientras él se debate, cosas fuera de lo común empiezan a darse alrededor suyo; señales de una fuerza más allá de lo humano, en busca de sangre. El film, dirigido por Scott Derrickson (también responsable por El exorcismo de Emily Rose y la infame remake de El día que la Tierra se detuvo), va construyéndose de forma lenta pero segura, generando un oscuro clima de incomodidad y repulsión. Eso sirve como base para el corazón de la historia, que principalmente es el relato de una obsesión. Este aspecto es el que realmente brilla de la producción, beneficiándose del muy buen trabajo por parte de Hawke, interpretando a un hombre determinado por recuperar su vieja fama, representante de una sociedad que no encuentra una buena excusa para dejar de consumir el material perturbante que ahora se vende comercialmente. Sumado a las escenas de las cintas (que provocan los mejores sobresaltos en la película, debido a su creatividad y al efecto aterrador que provoca el uso voyeurista del formato casero), hay un claro sentido de cuestionamiento hacia la audiencia: como el protagonista, el público se encuentra disgustado por lo que ve, pero no puede evitar querer fijarse más; un tema que mantiene las cosas interesantes. Lamentablemente, el relato no es tan cautivador como los elementos que trata. Entre algunos recursos bastante forzados para crear una atmósfera de horror (como el hecho de que casi toda la película transcurra en la oscuridad; seriamente, nadie prende la luz para nada en el hogar de Ellison), otros intentos más falsos (como los infaltables e infumables saltos que salen de la nada) y una historia tan predecible como absurda (con un final que se puede ver venir desde lejos), las buenas intenciones se ven dañadas. En fin, Sinister es un buen esfuerzo, gracias a un ambiente perturbador, la destacable performance de Ethan Hawke y una temática atrayente, a pesar del daño que provocan sus clichés; balanceando, una propuesta que atraerá a fanáticos del género. Es para echarle un ojo, aunque deben tener cuidado de no quedarse mirando. @JoniSantucho
El escritor que encontró una buena historia “¿Le pediste un autógrafo?”, carga el sheriff al alguacil, en referencia a Ellison Oswalt, escritor de novelas de crímenes no muy amado por la policía. Es que las novelas de Oswalt se basan en casos reales y a la policía no le cae simpático que el tipo ande reabriendo causas cerradas. Justamente por esa persecuta Oswalt acaba de mudarse, junto con su esposa e hijos, a un tranquilo paraje rural, alejado de todo, aprovechando de paso para ver si puede escribir un nuevo libro que lo rescate del receso que lo preocupa. Ahí es donde una cosa se choca con la otra, porque normalmente Ellison trabaja, por razones de practicidad, cerca del lugar del crimen. “Supongo que esta vez no nos habremos mudado a la casa de al lado, ¿no?”, pregunta Tracy, su esposa. “Por supuesto que no”, la tranquiliza Ellison. Es verdad: no se mudaron a la casa de al lado, sino a la propia casa donde tiempo atrás todos los miembros de una familia se colgaron (o los colgaron) de un árbol. El árbol que puede verse desde la ventana del estudio de Ellison. Historia de una obsesión que es también una de crimen y castigo, Ellison (Ethan Hawke, con barbita candado) descubre, en el ático de la casa, unas películas en Super 8 filmadas a lo largo de los últimos treinta o cuarenta años y etiquetadas con nombres de típicas películas caseras. “Hora de dormir”, “Parrillada”, “Corte de césped” y así. Al ponerlas en el proyector descubre que esos títulos tan domésticos resultan ligeramente irónicos. La hora de dormir consiste en el degüello de una familia durante el sueño; la parrillada, en la incineración de otra dentro de un auto y en el corte de césped la máquina no se usa precisamente para el pasto. En todos los casos, las víctimas son familias enteras. Bah, no enteras en verdad: en todos los casos uno de los hijos desapareció. Boccato di cardinale para un escritor, obsesivo como todos sus colegas. Rompecabezas mórbido que Ellison armará pausadamente, descubriendo una línea que une todos esos crímenes. Línea que lleva, claro, hasta los Oswalt. Allí la ambición ciega al escritor, que no duda en poner a quienes ama como posibles protagonistas de una nueva home movie. Realizador de la sobrevalorada El exorcismo de Emily Rose y la inane remake de El día que paralizaron la Tierra, Scott Derrickson dirige Sinister con el mismo tempo pausado, fluida puesta en escena e imágenes despejadas de las anteriores. Ese cuidado y elegancia dan a Sinister, tanto como aquéllas, un aire de qualité. Como si se tratara de películas que están “por encima” de la cosa berreta con que suele asociarse el género. Claro que a la hora del susto a Derrickson no le tiemblan la mano ni el oído, elevando decibeles como el mejor, en el momento en que aparece el espantajo. Trátese de un asesino, un asesinato o una figura demoníaca. Todo se mantiene dentro de un tono absolutamente realista, drama familiar incluido, hasta que al guionista (que no es Derrickson) se le ocurre meter un personaje sobrenatural, y listo. Se trataría de un tal Bughull, dios pagano de la zona de la Mesopotamia arábiga, especializado en devorar almas de niños. Allí, todo el aire de seriedad que la película venía tratando de mantener (con un alguacil cholulo como muy buen comic relief, debe aclararse) se va al reverendo... Bughull.
Historia macabra más extraña que eficaz En esta macabra película de terror, Ethan Hawke interpreta a un desalmado escritor que, para investigar crímenes sin resolver, no duda en llevar a vivir a toda su familia a una casa donde todos los integrantes del grupo familiar fueron colgados del mismo árbol del jardín. Esto lo hace, por supuesto, intentando que su esposa no sepa nada de las características del lugar donde van a vivir, anque no se puede evitar que los chicos empiecen a sentir las malas vibraciones y a tener pesadillas raras o directamente a hacer dibujos de gente colgada del árbol por todos lados. Por otra parte, hay un hallazgo en el altillo de la casa que supera todo lo conocido en este tipo de investigaciones, ya que no bien se muda al lugar, el escritor encuentra una caja llena de rollos de super 8 con las escenas no sólo de ese homicidio múltiple, sino de otros anteriores. El protagonista duda en llevar estas pruebas a la policía, y al no hacerlo se condena a una serie de noches en vela atestiguando todo tipo de sucesos sobrenaturales que su temperamento realista demora demasiado en asimilar. Ethan Hawke ofrece otra de sus profesionales actuaciones, con momentos angustiantes y otros bastante divertidos, pero como casi único sostén de esta extraña película de terror se queda un poco corto. EL film tiene momentos tensos y unos pocos auténticamente horripilantes, pero en general da demasiadas vueltas sobre el mismo asunto ya desde el primer acto, por lo que no puede dejar de repetirse bastante durante toda la proyección. Sintetizando, «Sinister» tiene sus momentos, pero en general es un film mas extraño que realmente eficaz.
Si se tiene en cuenta que el 2012 resultó un período nefasto para el género de terror por la enorme cantidad de películas malísimas que se estrenaron en los cines, Sinister es un respiro entre tanta mediocridad. Ahora bien, con esto no estoy afirmando tampoco que sea una de las mejores películas del año o una obra maestra del género. Simplemente creo que es uno de los poquísimos filmes decentes de este estilo que llegaron a las salas en los últimos meses. Que resultara la propuesta de terror más elogiada de este 2012, por el público y la prensa en Estados Unidos y en varios países de Europa, no es casualidad. El argumento y su final te puede gustar más o menos pero me parece que en términos generales es una película que está bien hecha. De entrada tenemos como protagonista a un gran actor como Ethan Hawke que no suele trabajar en este tipo de propuestas o hacer películas simplemente por el billete. Si revisás su filmografía queda claro que el tipo no se engancha en cualquier cosa que le ofrecen. En este film está muy bien y tiene algunos momentos interpretativos brillantes. Sinister fue producida por la misma gente que desarrolló Actividad paranormal e Insidious (La noche del demonio) y de alguna manera este estreno combina elementos de esas producciones. En este caso la dirección corrió por cuenta de Scott Derrickson, que a diferencia de lo que había hecho en El exorcismo de Emily Rose (que era más un thriller) acá se metió de lleno en el género de terror. Derrickson hizo un gran trabajo con la narración de la trama y ya desde la primera escena la película captura la atención de espectador por completo. El director se toma su tiempo para desarrollar el conflicto y los personajes y hasta juega con algunos momentos de humor que están muy bien insertados dentro de la trama. Sinister no hubiera sido la misma película de no haber contado con el extraordinario trabajo del compositor Christopher Young, quien brindó una de las mejores bandas sonoras que se crearon para una propuesta de terror en los últimos años. Lo que hizo este muchacho con la música, sobre todo en las escenas filmadas en Super 8, es extraordinario. En este género a las composiciones de Young no hay con que darle. El músico debutó en el cine en 1982 con el clásico slasher (muy subestimado), La mansión ensangrentada (también conocida como Pranks), que fue una película que sobresalió por los climas de tensión y suspenso que generaba la música. Desde entonces Young se convirtió en un compositor muy solicitado en Hollywood para este tipo de filmes y entre su obra se destaca también la música que hizo para Hellraiser 2, Pesadilla 2, La mitad siniestra, Trick Or Treat (1986) y más recientemente Arrástrame al infierno, de Sam Raimi. En materia de terror esta es la única película que disfruté este año y me parece que vale la pena darle una oportunidad en el cine.
Terror más clásico que moderno El personaje de Ethan Hawke se dedica a escribir libros sobre crímenes y se mete de lleno en cada historia hasta que llega a una casa con un espacio y seres siniestros. No está mal ni tampoco demasiado bien, pero por suerte Sinister confía en contar una historia de terror al estilo clásico. Ellison Oswalt (Ethan Hawke), acompañado de su familia, se dedica a escribir libros sobre crímenes horrendos y, para conocer al detalle cada masacre, se muda a la casa donde se produjeron los asesinatos. El inicio es más que alentador con una breve escena filmada en súper 8 donde se muestra a una familia ahorcada en un árbol detrás de su casa. Pues bien, por allí andará Ellison y su clan (esposa, nenita e hijo que tiene problemas al dormir) con el propósito de conocer mejor el terreno en dónde escribir su próxima novela. La policía del condado lo recibe de mala manera ya que Ellison nunca se llevó demasiado bien con la ley, a la que responsabiliza por cierta inutilidad laboral. La casa es enorme –como suele ocurrir en los films del género– y los pasillos y paredes intimidan –como también sucede con los buenos y malos exponentes del terror–. Pero hay un espacio siniestro: el altillo de la casa, donde Ellison descubre cintas rodadas en súper 8, recortes periodísticos y objetos familiares que, al poco tiempo, tomarán protagonismo en una historia poco original pero atractiva debido al pulso narrativo del director Scott Derrickson (La doble de Audrey Rose), aun dentro de los clisés y lugares comunes que caracterizan al terror de la última década. Por supuesto que una presencia siniestra (fantasma, ánima o lo que sea) tomará la posta en la segunda mitad de la película, la menos interesante y original, aunque las (re)apariciones de chicos asesinados en pasillos y rincones de la casa hacen pegar algún susto y meter un poco de miedo, como suele ocurrir en un film genérico. Acaso la gran novedad de Sinister es que fusiona la casi agotada moda del film found footage (grabaciones caseras al estilo saga Actividad paranormal y su docena de parientes cercanos) con un estilo clásico no sólo narrativo sino también por la presencia de objetos e imágenes "retro" que, al conjugarse con otras supuestamente "modernas", ubican a la película en una zona ambigua y de sutil seducción. En ese sentido, la trama es un tanto más compleja que varios ejemplos del terror cercano donde con tres o cuatro camaritas de última generación se intenta transmitir cierto miedo que termina siendo gratuito y efímero. Acá el terror se asemeja a los ejemplos genéricos de los '70 y '80 con los rollitos en súper 8 guardados en un cajón del altillo familiar, que emitirán imágenes que parecen salidas de El príncipe de las tinieblas (1986) de John Carpenter o de la más lejana y extraordinaria Pepping Tom (1954) de Michael Powell. Y si a esto se le suman algunos pibes que andan dando vueltas por la casa con las caras arruinadas, ahí sí, agárrense fuerte.
Temibles imágenes en súper 8 Ellison Oswalt (Ethan Hawke) parece estar soportando, como muchos escritores que fueron exitosos, ‘el síndrome de la página en blanco’. Busca el motivo que le permita escribir una novela tan exitosa como aquella policial que se transformó en best seller, hace casi diez años. Y todo parece encaminarse bien. Hay una realidad: un crimen ominoso, cuatro ahorcados cuyos cuerpos cuelgan de una soga y la historia de una familia que una súper 8, le revela en la casa que él alquiló. El protagonista, como el fotógrafo de ‘Las babas del diablo’, de Julio Cortázar descubre, cada vez, más realidades en las imágenes de la película en super 8, que un día encontró de casualidad revolviendo esa casa alquilada. Ellison, el escritor supone que de la investigación de esas imágenes saldrá el posible asesino de la familia ahorcada y también la novela policial que lo hará otra vez célebre. No sabe que develar ciertos enigmas tiene un precio. EL ESCRITOR ‘Sinister’ atrapa en los comienzos. Ese simpático escritor un poco neurótico queriendo escribir otro éxito para que su linda familia, compuesta por Tracy (Julie Rylance), su mujer y sus hijos Trevor (Michael Hall D’Addario) y Ashley (Clare Foley), disfruten junto a él mejores tiempo, atrae. Atrae tanto como la pintura realista y verosímil del grupo familiar protagónico; lo siniestro de ese crimen que una y otra vez revela la proyección en super 8 y ese ferviente deseo del escritor por descubrir la raíz del mal y poder construir con todo eso una nueva docuficción exitosa. Pero la película, a pesar de estar dirigida por el mismo director de la recordada ‘El exorcismo de Emily Rose’ se va a pique poco a poco, cuando empieza con el factor esotérico y las imágenes fantasmáticas, que al principio dan miedo y luego cansan. En ese momento ‘Sinister’ deja de interesar, se reitera, abusa de determinados motivos y se desbarranca. A pesar de que la historia está estupendamente fotografiada, cuenta con hallazgos sonoros y un buen actor como es Ethan Hawke, el director pierde el hilo y lo original se convierte en trillado y lo verosímil deja de serlo, para transformarse en algo poco creíble.
El género de terror está hace años a la deriva. Por un lado, se hacen películas de “sustos”; por otro, se hacen películas de horror (donde no tenemos miedo de ver lo que vamos a ver, sino repulsión por lo que vemos). Es decir: films donde se usa el golpe de sonido y el montaje para decirnos “búh” o se nos muestran las mil y un manera de destripar un cuerpo. La tercera variante -que no excluye las anteriores- es la de usar “grabaciones espontáneas” o semi documentales (de El proyecto Blair Witch a Actividad Paranormal). Lo bueno de Sinister es que se hace cargo de todos estos elementos y nos redescubre que las buenas películas valen si tienen buenos actores (aquí Ethan Hawke pero también ese poco aprovechado comediante que es Vincent D'Onofrio, mas niños especialmente macabros) y un mundo convincente, no importa del género de que se trate ni de si su historia ya ha sido contada de algún modo. Aquí hay un escritor de ficción basada en hechos reales que descubre en la casa donde acaba de mudarse un montón de películas caseras mucho más que inquietantes, una entidad que empieza a asustar a su familia, un feliz invento (un culto antiguo) y un montaje preciso para generar miedo y susto. El director es Scott Derrickson, que tuvo un buen film de terror con ideas (El exorcismo de Emily Rose) y la invisible remake del clásico El día que paralizaron la Tierra. Con esta, por ahora, desempata.
Duplicidad Si Sinister es insoportablemente tensa desde el principio es porque su protagonista, el escritor Ellison Oswalt (Ethan Hawke), no para de jugar con fuego. Con un éxito de ventas en su haber que ya lleva diez años sin repetirse, una economía al borde de la quiebra y la autoestima no mucho más entera, Oswalt necesita de manera desesperada hacer un hit. Y para eso está dispuesto a arriesgar todo. Por eso, se muda con su familia (esposa rubia y dos hijos, ya saben, familia tipo para un género que trabaja con lo típico) a una casa solitaria en la que una familia entera murió ahorcada de un árbol, a fin de investigar ese crimen que dejó como saldo una nenita desaparecida. Ese árbol no sólo se puede ver por la ventana sino que, además, enseguida aparece en el altillo una misteriosa caja con varios rollitos de Super 8 y un proyector -¿quién la habrá dejado?- y, por supuesto, en una de esas breves películas se puede ver el asesinato de la familia. Los cuatro cuerpos colgados y balanceándose, con capuchas en la cabeza. Y después otro crimen, y otro. Y otro. Sinister duplica el horror porque prácticamente se desdobla todo el tiempo en dos películas: la que tiene como protagonista a Ellison y su familia, en una casa que es desde el principio la boca del lobo -y los hijos de la pareja enseguida empiezan a acusar recibo, con pesadillas e inquietudes varias- y la otra, casi igualmente oscura, que aparece en la pantalla improvisada de la oficina del escritor donde se proyecta el Súper 8. En la primera, todas las fichas del terror se juegan con habilidad para enredarnos en el juego de las conjeturas, especialmente porque hay personajes secundarios, como los policías del pueblo, que estallan de ambigüedad, y porque la locura progresiva de Ellison, siempre con la botella de whisky a mano, pronto desestabiliza todas las referencias lógicas. Y, con respecto a la segunda, esos rollos malditos que casi nos obligan a ver resultan mucho más terribles que las imágenes acuosas de las cámaras nocturnas de toda la saga Actividad paranormal, en la medida en que hacen visible como nunca la cualidad terrorífica de los registros visuales. Sobre todo cuando se trata de asomarse a lo desconocido, de hacer andar el proyector y no saber qué puede llegar a aparecer junto con ese traqueteo tan familiar que al mismo tiempo escuchamos (todavía) en la sala de cine. Y los fragmentos encontrados por Ellison son realmente tétricos, prácticamente snuff movies que imponen una cercanía insoportable y una identificación absoluta, incómoda, con el asesino que sostiene la cámara. Probablemente no hay nada en Sinister que se salga de lo esperable en el subgénero house, tan recurrente en los estrenos de este año, salvo por esta superposición de materiales visuales y texturas que tan bien explota, por un lado, el carácter potencialmente siniestro de esas peliculitas familiares en Súper 8 donde no hacemos más que ver muertos, muchas veces en el más absoluto silencio. Y por el otro la oscuridad, porque Sinister es una película tremendamente oscura que sabe generar tensión a partir de ese enceguecimiento del espectador, al punto de que algunas secuencias parecen desprenderse del relato para constituirse en un experimento sobre lo visible (y también por supuesto, sobre el cine), sobre ese parpadeo intolerable que genera el deseo de ver y el de hundirse en la oscuridad más completa, con tal de salvarse los ojos.
El demonio del celuloide Este año las buenas cintas de terror no abundaron, cuando parecía que el formato falso documental iba a hacer una retirada honorable por el bien del buen cine estuvo más presente que nunca y además con menos creatividad de la que tenía. Sin embargo sobre el final del año la cosa está cambiando y Sinister contribuye a ese cambio. Para empezar tengo que decir que la película tiene algunas fallas que pudieron haberse evitado pero lo que pierde en algunos momentos en trama lo gana en puesta en escena, Scott Derrickson, director de El Exorcismo de Emily Rose y El Día que la Tierra se Detuvo entrega con este el mejor film de su carrera hasta el momento y eso tiene que ver con la manera en que maneja los recursos técnicos con los que cuenta. La película tiene momentos de terror muy bien logrados. Derrickson maneja mejor el terror de choque, el sobresalto, que los momentos de tensión psicológica, debido a que estos últimos los dilata demasiado y uno como espectador se aleja de la película, sin embargo, la estructura es sólida y distinta y eso atrapa nuevamente. Sinister transcurre casi enteramente en la casa en cuestión y temporalmente en un lapso muy corto de tiempo, la única escapada hacia un "otro lugar" es mediante cintas de Super 8, el diseño de esas cintas es otro de los puntos fuertes de la película. La cinta opta por no contar demasiados detalles de nada, todo va surgiendo y entendiéndose a través de ciertos planos en algunos casos y en otros directamente deja que el espectador imagine lo que falta, esa tensión resulta muy interesante porque permite adentrarse en esa historia y planear hipótesis sobre el pasado de la misma manera que el protagonista y eso ayuda muchísimo a sobrepasar los momentos en donde la trama se pone recurrente. Sinister es una película que funciona, es disfrutable, tiene actuaciones sólidas, varios sustos y momentos cómicos bien logrados también, en fin, dado como viene el año es más que suficiente.
Parece que el 2012 no se rinde y se guarda las últimas cartas de terror para el final. Luego de un año magro -por ser benévolo-, el género da un interesante manotazo de ahogado con Sinister, una más del montón en la que una pesada e inquietante atmósfera sobrelleva una historia francamente agotada pero que se rehúsa a desaparecer. El director Scott Derrickson encausa su carrera que comenzó promisoria con la escalofriantemente realista The Exorcism of Emily Rose y sucumbió bajo el peso de la aburrida remake The Day the Earth Stood Still con un film co-escrito con el novato C. Robert Cargill que en papel debería haberse visto terriblemente efectivo pero que en su traslado a la pantalla grande genera una gran desconfianza para con la trama. Y es que la historia de un escritor en franca decadencia esperando un regreso a sus quince minutos de fama se ha visto varias veces, y también todos los elementos secundarios que rodean a dicho argumento: una mujer que lo apoya casi ciegamente, hijos disconformes, oficiales de policía que desconfían de su criterio y demás. Una vez que este escritor comience a investigar más sobre los antiguos habitantes de la casa a la que acaban de mudarse -cuya muerte se puede apreciar en la angustiante escena inicial-, más detalles escabrosos saldrán a la luz y un espectro del pasado se hará presente en la peor de las maneras. Lo que nos lleva al quid de la cuestión: ¿Es realmente Sinister una joya del horror perdida entre tanto estreno inútil? No, no lo es, pero se lleva un premio al esfuerzo por intentarlo. Tras su ridícula historia llena de boquetes -¿por qué los personajes no salen corriendo sin cerrar las puertas en el minuto que cosas extrañas comienzan a pasar? ¿Tanto le importa a Ellison un nuevo hit, más que el bienestar de su familia?-, Derrickson se las ingenia para crear escenas que serán difíciles de sacar del imaginario colectivo por un largo rato. Para todos aquellos que la pasaron mal con ciertos pasajes de Paranormal Activity y los recordaron a la hora de ir a dormir, con Sinister y sus oscuros videos caseros estilo Super 8 les provocarán una serie de pesadillas espantosas. A las claras son el aspecto más destacado de la película, y su aire a hecho en casa, sumado a una banda de sonido desconcertante, serán el vivo recuerdo de los espectadores. Esta sensación de malestar va en incremento cuando aparece en pantalla el ser sobrenatural, el Bughuul, quien poco a poco va cobrando mayor presencia en la vida del protagonista y presagia lo peor para todos. Para ser una película que costó alrededor de $3 millones, esta luce muy pero muy bien: sus ambientes modestos son aprovechados con tacto por el director para crear un elemento realista, por más que la historia diste bastante de serlo. Tal credibilidad se sostiene convincentemente de la mano de Ethan Hawke, un actor que uno no pensaría que estuviese ligado al horror, pero que es un detalle que suma y mucho con una actuación interesante y honesta, más en los momentos duros de la película, cuando poco a poco la verdad se va haciendo evidente. Este film dejará sentimientos encontrados: engaña con su interesante dirección, con su elenco, con su aire a siniestro y ese malestar generado que todos quieren sentir cuando ven una película de horror, pero su trama produce mucha desconfianza cuando sus agujeros comienzan a hacerse notar, y eso le resta. Aún así, es una de las mejores opciones de terror en el año y esta experiencia debe vivirse en una sala de cine, en medio de la oscuridad.
Sacrificios en fílmico De un tiempo a esta parte Hollywood por fin se ha percatado que no puede continuar ofreciendo únicamente el lamentable binomio compuesto por las remakes de clásicos y los ejercicios de “found footage” si pretende que el público le sea fiel en lo que al terror se refiere. Casi todos los espectadores ya están más que hastiados de la eterna seguidilla de productos mediocres de raigambre exploitation, circunstancia que fue leída por el sistema de estudios como un aviso que a su vez desencadenó un tibio proceso de multiplicación/ diversificación de la oferta que por fortuna está dando sus buenos frutos a nivel estilístico. Así como La Noche del Demonio (Insidious, 2010), Súper 8 (2011) y la reciente Posesión Satánica (The Possession, 2012) antes que ella, resulta indudable que Sinister (2012) retoma una antiquísima serie de fórmulas primordiales aunque en el trayecto consigue la proeza de inyectarles nueva vida y articularlas con inteligencia en función de una estructura narrativa que privilegia el desarrollo de personajes y la tensión ascendente por sobre la parafernalia digital y el facilismo de los sustos cronometrados. El guión de C. Robert Cargill y el también realizador Scott Derrickson se destaca por su gran eficacia y serenidad. La historia gira alrededor del nuevo “proyecto de investigación” de Ellison Oswalt (Ethan Hawke), un novelista obsesivo para con su trabajo que se muda a conciencia, junto a su esposa Tracy (Juliet Rylance) y sus dos hijos pequeños Ashley (Clare Foley) y Trevor (Michael Hall D''Addario), a una casa rural en la que fue masacrada toda una familia y secuestrado uno de los niños. A partir de que Ellison encuentra en el altillo una enigmática caja con rollos caseros en súper 8, seremos testigos de eventos macabros relacionados con la “deidad pagana” Bughuul y el visionado en fílmico de espantosos sacrificios rituales. Por momentos despertando estados de genuino nerviosismo, la película es un prodigio en cuanto al suspenso fetichista símil La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone) y fundamentalmente en lo que respecta a la maravillosa labor de Hawke y Rylance, una pareja protagónica por demás verosímil. Mención aparte merece la música incidental de Christopher Young, la cual combina de manera extraordinaria las sutilezas de Angelo Badalamenti y el rock industrial con resonancias de Nine Inch Nails. Sólo resta agradecer el hecho de que el convite haga honor a su título y logre incomodar desde el comienzo…
Toda imagen es terrible Una de las películas más recordadas del año pasado es Súper 8, que desde su mismo título rendía homenaje a esta tecnología casera de filmación a través de las aventuras de un grupo de niños cineastas. En Sinister, vuelve a aparecer este artefacto ya perimido de la historia de la tecnología y también se lo asocia con niños, aunque ahora su signo no es la vitalidad creativa sino la muerte. Todo empieza con un tópico del género de terror: un escritor (Ethan Hawke) que investiga crímenes reales se muda con su esposa y sus hijos a una casa donde cuatro integrantes de una familia fueron ahorcados en un árbol del parque y una hija desapareció. El escritor encuentra un proyector de Súper 8 y varios rollos de películas en una misteriosa caja que aparece en el ático. Las cintas muestran escenas de crímenes cometidos en distintas décadas, de 1960 hasta el presente, con un elemento común: las víctimas siempre son familias. Pese a que se ha cuidado de decirles a su esposa y a sus hijos que la casa donde se mudaron también tiene un historial sangriento, las perturbaciones no tardan en manifestarse. El niño mayor vuelve a sufrir pesadillas y episodios de sonambulismo (y aquí vale la pena abrir un paréntesis para destacar que uno de esos episodios genera la mejor escena de miedo de los últimos años), mientras que la niña empieza a dibujar figuras extrañas en las paredes de su pieza. Entre la múltiples virtudes que presenta Sinister, hay que señalar el tiempo exacto que se toma el director Scott Derrickson (El exorcismo de Emily Rose) para desarrollar los personajes en profundidad, de modo que sus angustias y sus frustraciones resultan palpables, como si se tratara de personas reales y no simples marionetas de un juego macabro. En ese sentido, la presencia de Ethan Hawke es fundamental. Otra virtud es el guion, que consigue fusionar una versión mitológica del hombre de la bolsa con un drama familiar y con la actualización de una idea supersticiosa e iconoclasta de los primeros cristianos que creían que las imágenes eran puertas por las que el demonio entraba en el mundo. A esos dos rubros principales -actuación y guion- se les suma una banda sonora perfecta y una ambientación tal vez demasiado convencionalmente oscura, aunque matizada por visiones sutiles que la animan por momentos y que marcan con un trazo de luz espectral la ilusoria línea entre lo familiar y lo siniestro.
Terror invisible El primer referente de “Sinister” es “A sangre fría”. Lo es por varias razones: por el libro que escribió Truman Capote y por “Infame”, la película con Toby Jones que cuenta el proceso de escritura de aquel libro sobre el asesinato de una familia a mediados del siglo pasado. También por el título del best seller del protagonista de “Sinister”, “Kentucky Blood”, muy parecido a “In Cold Blood”, y hasta por la letra inicial del estado donde ocurren los hechos en ambas historias, la real y la ficción, Kansas y Kentucky. Y por la trama sobre un escritor que recrea crímenes violentos en el estilo del llamado nuevo periodismo. Otros guiños están dirigidos al tratamiento de lo sobrenatural en el cine de terror japonés, con películas que dejaron huella como “The Ring”, “Llamada perdida” o “Dark Water”. Y también “Cloverfield”, “El proyecto Blair Witch” o “Rec” en el uso del recurso de metraje encontrado. Nada que sorprenda demasiado. Sin embargo ahí acaban las referencias ya que la película cuenta a su favor con una dirección que supo aprovechar una historia compleja y difícil de narrar con una idea central espeluznante: la del crimen, subgénero “masacre familiar”, pero fundado en un ritual babilónico. En este caso el horror ronda a un escritor y su familia que se mudan a una hermosa casa de un pueblo tranquilo para empaparse de la atmósfera del lugar donde murieron asesinados un matrimonio con sus hijos, menos uno de ellos que desapareció. También tuvo a su favor un elenco que hizo su trabajo con sobriedad, desde el protagonista, Ethan Hawke, hasta el último secundario. Y un guión que hace que las dos horas que pasa el espectador en esa casa -no hay exteriores ni otras locaciones que los interiores y el patio- refuercen la idea de claustrofobia y horror.
Sinister es una excelente combinación de terror, crímenes, niños desaparecidos, símbolos siniestros y demonios que hará las delicias de todos aquellos que buscan estar a los sobresaltos en el cine. Lo mejor que tiene este film es la forma en que está contado, ya que el hecho de poder ver las Super 8 de los asesinatos varias veces, nos hace participar...
La oscuridad permanece Sinister es una película que dispara varias sensaciones cuando finaliza. Quizá no sea un film hondamente reflexivo, pero su propuesta merece ser observada con atención. La curiosidad que despierta y el horror expresado en la representación de la violencia es lo que salva a la película de Scott Derrickson (director de la mediocre El exorcismo de Emily Rose) de ser un film con algunos sustos para ser un pasaje perturbador que tiene sus grietas, pero que en el resultado final consigue algo original tomando fragmentos del legado de varias películas. Primero hablemos del horror porque el film es bastante claro y directo al respecto: la secuencia inicial donde una familia es asesinada colgando de un árbol es intensa y la oscura banda sonora industrial-experimental complementan a la escena filmada en súper-8. Esta introducción, que es el disparador para que el escritor interpretado por Ethan Hawke se interese por el caso, se reproduce en otras secuencias que tienen elementos de películas snuff. Sin embargo lo perturbador no se encuentra sólo en la violencia -después de todo, no es una película gore o un slasher- sino en el suspenso, en el retorcido humor negro y en la presencia inasible del antagonista, el difuso Baghul (que no existe, pero parece tener algo en común con el Moloch de la mitología fenicia). Para ubicar estas secuencias el director utiliza el recurso del found footage dentro de la trama del film, dejándolos como trozos en súper-8 que Ellison (nuestro escritor) va develando progresivamente. Es así que las películas “fiesta en la piscina”, “cortando el césped” u “hora de dormir” adquieren un significado más macabro que impresiona profundamente a Ellison. Esta impresión le genera repulsión pero al mismo tiempo fascinación, hecho que junto a la posibilidad de escribir su best seller definitivo basándose en el caso lo llevará a la perdición. Sin embargo Sinister, que se luce desde lo visual con una excelente fotografía, una banda sonora atmosférica a invasiva y la actuación del vulnerable Hawke, encuentra su contraste en el guión. Haciendo honor al legado de los clichés de otras películas, el protagonista hace gala de una estupidez que sólo se puede interpretar como la necesidad de que la trama avance. Esto no es un problema cuando el protagonista es descrito como un adolescente impulsivo, pero en este caso estamos hablando de un personaje mucho más rico que toma decisiones que son incoherentes. Esto denota que si bien el punto flaco de Derrickson continúa siendo el guión, en esta película consigue aferrar al espectador desde la obsesión de Ellison antes que desde las otras subtramas, no afectando la integridad de la trama como sucedía en El exorcismo de Emily Rose. Sinister puede no ser un arrebato de creatividad, pero en sus ideas contiene a un film que consigue atrapar desde un apartado visual aterradoramente bello que se queda en la memoria del espectador a pesar del efectismo y las fallas en el guión.
El principio promisorio del filme se debe a que tanto los primeros acercamientos a los personajes, su incipiente construcción, la forma y el estilo que se utiliza en la descripción de la situación, las primeras acciones e imágenes, no se encuadran en las clásicas y desafortunadas películas que caracterizan a este género, tan vapuleado por el facilismo narrativo, con la sola intención de generar alguna acción irreflexiva al espectador, lo que se llama efectismo hueco. Otro elemento a tener en cuenta para poder verla, como despegada del común denominador, le corresponde al actor Ethan Hawke en su, posiblemente, primera producción de terror. Encarna a Ellison Oswalt desde una impronta mucho más natural de un filme dramático, en la personificación de un escritor en plena introspección y autoevaluación. ¿Puede seguir llamándose escritor? Luego de un primer libro de éxito no ha vuelto a publicar nada con mediana repercusión, sólo logro incomodar a aquellas personas a las que su dedicación y sus investigaciones los acomodaron como ineptos. Dedicado a indagar crímenes o misterios sin resolver se va mudando de casa en casa, realizando un recorrido por aquellas en las que han sucedido los hechos. Hasta ahora su familia lo ha seguido, su mujer en franco apoyo, sus hijos son pequeños como para ofrecer alguna resistencia, y son los que no encuentran nunca el tiempo para poder sentirse pertenecientes a algún lugar especifico, cambiando constantemente de amistades y compañeros de colegio. En esta ocasión la apuesta del novelista es más fuerte, pues no se ha mudado a una casa vecina de donde ocurrieron los hechos, sino a la misma donde acaecieron. El primer día, mientras van acomodando sus pertenecías, Ellyson encuentra en la buhardilla una serie de películas caseras, con títulos que no sólo denotan el motivo, sino que dan certeza de tranquilidad, nombres de actos cotidianos de familias tipo, barbeche, cortando el césped, etc. El punto es que lo que las cintas reflejan es otra cosa, familias muertas de maneras diferentes a lo largo de la historia de la casa. La reconstrucción de los hechos comienza a subyugar al escritor. No puede registrar que su actitud pone en peligro a sus seres más querido. He aquí que el titulo original del filme se traduce como “Siniestro”. Lo siniestro estaría estipulado por el personaje y sus actitudes, la obsesión llevada la extremo de intentar darle significado al descubrimiento, tratando de encontrar aquello que tienen como usual y repetido todas las historias familiares, tratando de trazar un hilo conductor. Todo se traduce en el desear o en tratar de rearmar un rompecabezas que no lo es, a partir del descubrimiento, hasta busca ayuda con expertos,. Todo el recorrido que va realizando parece encauzarlo hacia una verdad no revelada, tal cual una idea obsesiva, y esta, está aparejada a sucesos esotéricos, los mismos que por repetición le mantendrá viva la obsesión, con presencias sobrenaturales reales o ficticias alejándolo de su propia familia Durante toda esta parte del relato los guionistas y el realizador parecen querer dejar bien en claro que todo transcurre en la mente del escritor, no como una alucinación sino como idea perturbadora. Esta es la riqueza del texto fílmico, en este tramo, apoyado en un buen diseño de puesta de cámara, buena fotografía, y buena banda de sonido. El problema parece suscitarse cuando es necesario empezar a construir motivaciones externas, aquellas que empiecen a dar un desarrollo sostenido al relato, entonces comienzan las repeticiones sin entregar nueva información. Esto hace que el relato se vuelva un tanto moroso, y que al intentar darle cierre a la historia se desbarranca, es entonces cuando el director empieza a recurrir a todos aquellos elementos que no le fueron imperiosos al principio, esos que hacen que el género se vaya deteriorando cada vez más, tales como exabruptos sonoros, imágenes fantasmagóricas, borrosas, diablos venidos vaya uno a saber de dónde. Es entonces que el titulo de la obra pasaría a traducirse no tanto como “siniestro” sino tenebroso o tétrico, digamos que terror “berreta”, barato, cayendo en todos y cada uno de los clisés que había sabido eludir. Una lastima
Este impactante filme de horror, se nutre de la tradición de filmes del género de los setenta, películas de alto impacto visual, en el que la trama se centra en la destrucción de un núcleo familiar central. En este caso, además se vale de recursos que recuerdan a las historias de casas encantadas, asesinos seriales y por supuesto “falsos metrajes”. El coctel, genera un resultado de terror puro en donde no faltan, los sobresaltos, la sangre y las vueltas de tuerca. Ethan Hawke se luce, en su primer papel de género, moviéndose son soltura en los climas lúgubres, sombríos y escalofriantes. Solo para corazones valientes.
Escritor en busca de un nuevo best seller alquila casa en donde se cometió un cuádruple homicidio. Su familia no sabe la verdad y no sospecha que este será el comienzo de su perdición. Una caja con proyector de súper 8 y material fílmico aparece en el altillo y el escritor verá una a una las cintas en donde quedaron inmortalizados los crímenes de este asesino en serie. La realidad, las pesadillas y la ficción comenzarán a mezclarse. Cuando a la ecuación se sumen fenómenos naturales, posesiones y demonios milenarios, la creación del libro quedará de lado y todo se tratará de continuar con vida. Dentro del estilo de historias que basan parte de su argumento en material de filmación hallado “por casualidad”, Sinister lejos está de ser una excelente película pero fácilmente se recorta por encima del resto de las propuestas del género estrenadas a lo largo de este año. No abundarán las ideas nuevas, pero allí está Ethan Hawke para dar convicción y solidez a su escritor desesperado por las mieles del éxito. Algunos efectos visuales, en especial los relacionados con el demonio, no estuvieron bien resueltos del todo. A pesar de ello, la revelación final y una conclusión acorde con la realidad y no con el “vivieron felices para siempre” salvan en parte a la película.
Al descubrir viejos secretos en casas nuevas, pueden despertar los demonios del pasado y poner en peligro a toda una familia. En esta nueva historia que interpreta Ethan Hawke, el es un famoso novelista su nombre Ellison Oswalt, decide mudarse con su esposa Tracy (Juliet Rylance) y sus dos hijos a una nueva casa en las afueras con el fin, como suele suceder de muchos escritores, de lograr la inspiración y como es lógico obtener el éxito del año. Una vez en esa enorme casa misteriosa, Ellison encuentra una caja con películas caseras en el ático, pertenecían a la familia que vivía anteriormente en la vivienda; este se comienza a obsesionar con una investigación, le entra la curiosidad y necesita saber como murió la familia de ese lugar hace años. A partir de ese momento comienzan a suceder una serie de situaciones, tomando lo sobrenatural que no sólo estuvo detrás de la tragedia del pasado, sino que también lo amenazará a Ellison y a sus seres queridos. Cuenta con una gran ventaja, se encuentra producida por Jason Blum y otros,de " Actividad paranormal "e "Insidious" (La noche del demonio) y su director Scott Derrickson "El exorcismo de Emily Rose", "El día que la tierra se detuvo", entre otras. Dada de la experiencia de quienes están a cargo de la historia, logra diferentes atmósferas, momentos de tensión, algunos sobresaltos (para quienes no están tan acostumbrados a mirar el género), es entretenida, con una gran actuación de Ethan Hawke en un personaje diferente. Algunas secuencias se alargan demasiado con el suspenso, resulta previsible y le falta una vuelta de tuerca.
La Hora Del Espanto El cine de género terror/horror viene tan en baja, son tantos los filmes que la industria de Hollywood se manda anualmente, a veces uno peor que otro, sin dudas la insoportable, perimida, agotada, aburridísima saga de "Actividad paranormal" es prueba de ello.Es decir que dar con una peli para nada "berreta", que nos dice que un actor de oficio y talento como Ethan Hawke no va a agarrar cualquier cosa, ni un guión flojón ni un filme con un mínimo de calidad asegurada, y esto en parte se cumple, "Sinister" se diferencia a todo lo que viene ofreciendo hasta hartarnos la industria del cine de entretenimiento. El actor de "Antes del atardecer" es aquí un novelista que se muda con su familia a una casa grande donde alguna vez hubo un crimen colectivo, y se entera mediante unas películas caseras en formato "súper 8", que halla olvidadas en un desván. Estas pelis más cercanas al cine "Snuff" -filmación de un asesinato real ante la cámara-, son las que introducen al escritor de marras en un mundo alternativo de espanto y horror, y un desorden de conductas que circulan siempre el camino de una existente entidad sobrenatural. Que uno espectador sienta pavura ante ante algunas situaciones es verdad, también ayuda la interpretación de un actor creíble, acompañado de un banda sonora muy buena, todo bien trabajado por el director Scott Derrickson. Quede claro que si bien es una más del género, no lo es en el montón, posiblemente sea esta la mejor peli de terror del año y eso ya es más que suficiente.
Otro gran cúmulo de horrores Con el antecedente titulado El exorcismo de Emily Rose , el director Scott Derrickson ha vuelto a transitar el cine de terror y para ello convocó todos los tópicos del género. El protagonista es el escritor Ellison Oswalt, una mezcla de Truman Capote y Stephen King, que se ha obsesionado con los crímenes no resueltos desde que su novela Sangre en Kentucky fue un resonante éxito editorial, para gran disgusto de los policías. Esa obsesión lo impulsó a mudarse a una casa donde ocurrieron cuatro asesinatos, para escribir una nueva novela, pero desde el corazón mismo del escenario de esos crímenes. Pero oculta la verdad a su esposa Tracy y a sus hijos Ashley y Trevor, quien sufre terribles pesadillas nocturnas. Apenas instalado, Ellison descubre en el altillo de la casa una caja con películas filmadas en Super 8, etiquetadas como inocentes videos caseros, pero que muestran asesinatos de familias en distintas ciudades y en diversas circunstancias. Por caso, la muerte por degollamiento titulada Hora de dormir `98, por incendio (Parrillada `79 ), por asfixia (Fiesta en la piscina `66), con una máquina cortacésped (Trabajo en el jardín `86 ) y por ahorcamiento (Diversión familiar `11). Ellison procura mitigar su angustia con abundante café y whisky, hasta que un policía le sugiere consultar al profesor Jonas, un experto en ocultismo y demonología, que aporta una teoría delirante sobre un dios llamado Bughuul, que habría pasado a la historia por devorar las almas de los niños después de aniquilar a sus familias. La historia de Sinister continúa por estos carriles, con un suspenso que crece en intensidad cada cinco minutos, con frecuentes cortes de luz (las sombras siempre son propicias para acrecentar los misterios), fuertes golpes sonoros y fantasmas que juegan a las escondidas en la casa. Ellison procura encontrar una posible ligazón entre los cinco crímenes mencionados más arriba, y responder preguntas como quién filmó las películas, por qué en cada caso desaparece uno de los hijos de esas familias que la policía nunca pudo hallar y quién es Mr. Boogie. Y en medio de todo ese cúmulo de horrores, el director introduce dos cuestiones claves. Una es la que aparece en Blow up, de Antonioni, basada en el cuento Las babas del diablo , de Cortázar, porque Ellison cree descubrir en las películas una imagen semioculta que procura descifrar. "Nosotros sabemos --afirmó Antonioni-- que bajo la imagen revelada existe otra más fiel a la realidad, y bajo ésta, otra, y que detrás de esta última puede aparecer de nuevo otra imagen, hasta llegar a la imagen verdadera de esa realidad absoluta, misteriosa, que nadie nunca verá". La otra cuestión es la de las snuff movies, que comenzaron a aparecer en la década de 1960, inicialmente filmadas en Super 8, que escenificaban el asesinato de personas. Primero como simples representaciones, pero a partir de los años setenta se convirtieron en registros de crímenes verdaderos, como ocurre en las películas halladas por Ellison en el ático de su casa. Esos dos temas condimentan la historia de Sinister y le proporcionan una dimensión que le permite al director superar las trajinadas películas de terror lanzadas por Hollywood con una frecuencia que ya resulta sospechosa. Sinister se sostiene sobre todas esas variantes narrativas y también sobre una convincente actuación de Ethan Hawke como el obsesionado y abrumado escritor Ellison Oswalt.
La fórmula "Insidious" Hace mucho tiempo que una película de terror clásico no lograba asustarme y ponerme tenso como sí lo hizo este trabajo del director Scott Derrickson. El año pasado una buena sorpresa había sido el film "La noche del demonio" ("Insidious"), que volviendo un poco a la raíces del terror más clásico, logró buenos resultados de audiencia y de crítica. Con este nuevo trabajo de los productores Jason Blum y Brian Kavanaugh-Jones en conjunto con Derrickson, creo que se logró superar a aquella buena película de 2011, e incluso confirmar que el género del "Terror" no está muerto, simplemente está infectado por la presencia de un sinfín de directores y guionistas maderones que tienen puesto el foco únicamente en la moneda chica que van a facturar y no en los estándares de calidad de sus productos, cuestión que al final del proceso, les daría mayores ganancias y un buen renombre. Posee secuencias de filmación tipo "caseras" que realmente son escalofriantes y hacen quedar a las pesadas escenas de "Con el diablo adentro" como un juego de niños. Los violentos tapes que encuentra el protagonista en su ático realmente no tienen desperdicio y hace que uno tenga el desea morboso de que siga encontrando más videos horrorosos con los que inmolarnos. La trama no es de lo más original, hay que decirlo, pero es innegable que las sensaciones que genera en el espectador son genuinas y duraderas. Demonios, casas engualichadas, asesinatos misteriosos, son todas cuestiones que ya hemos visto varias veces en la gran pantalla, pero aquí se confirma que si hay un buen trabajo de cast, coherencia y un poco de imaginación para armar la historia, además de un trabajo de montaje impecable, se puede lograr un film interesante y de calidad. La mezcla de buenas interpretaciones con una edición de sonido magistral, es el plato fuerte de "Sinister". El gran Ethan Hawke hace un trabajo espectacular transmitiendo la desesperación in crescendo que va experimentando su personaje. El final no es el punto más alto del film y pareciera que les costó un poco cerrarlo, pero aún así, "Sinister" seduce y aterroriza con mucha gracia.
Publicada en la edición digital #245 de la revista.
Digamos que a priori no hay nada muy original. Contamos con el viejo truco de la casa abandonada, en la cual fue asesinada una familia entera. A sabiendas y ocultándole el hecho a su propia familia, un escritor de best sellers de no muchas luces (Ethan Hawke) decide mudarse a esa misma casa, para estudiar el caso irresuelto. Apenas llega descubre una extraña caja en el ático: varias cintas caseras en súper 8 junto al mismo proyector, preparado y en buenas condiciones, como para facilitar un visionado inmediato. El horror surge: el escritor descubre con estupor que todas esas cintas son videos snuff, es decir, muestran asesinatos reales. En todos los casos, matanzas a familias enteras. Para evitar una mala experiencia por la que ya pasó, decide no avisar a la policía y comenzar su investigación por cuenta propia, obsesionándose con un caso terrible y dejando completamente relegados a su esposa y sus hijos, quienes prontamente empiezan a verse afectados por la mudanza, el ausentismo de su padre, los rumores locales en torno a los asesinatos y desapariciones precedentes. El director Scott Derrickson, que había filmado la poco recordable El exorcismo de Emily Rose, esta vez logra lucirse. Desde Ringu -La llamada originaria y japonesa- que no se veían videos tan inquietantes: a la ambientación oscura se suma un formato borroso y fotogramas irregulares, por lo que cada uno de los fragmentos en súper 8 están provistos de un singular clima de pesadilla. Para perjuicio del espectador, la música turbia, críptica y experimental de Christopher Young es excelente, como si quisiera ser melodía pero sin llegar a serlo, confundiéndose con los efectos sonoros, alternando graves gravísimos con estridentes sonidos industriales. El terror es estrictamente psicológico, sí hay un poco de sangre, pero la violencia gore ocurre toda fuera de campo y los sustos dan miedo de verdad, debido en parte a la notable orquestación técnica. Desde el guión se utilizan mecanismos para acrecentar la intriga: hay pistas falsas desperdigadas, falsos sospechosos, falsas hipótesis que apenas son sugeridas. En determinado momento, no se sabe a ciencia cierta si el protagonista está loco –su abuso del alcohol puede reafirmar la sospecha del delirio-, si no existe un complot entre los pueblerinos y la policía para arruinarlo, si hay o no actividad paranormal, o si el asesino serial es tan inteligente y ruin como para mortificarlo a tal punto, y estas incógnitas se mantienen hasta avanzados tres cuartos del metraje. Esta incomodidad, este atrayente y precario equilibrio entre lo racionalmente viable y lo irracional y de ultratumba es un motivador irresistible, que mueve a la incondicionalidad. Eso sí, el final es una pena y se ve venir desde la mitad de la película. De todas las resoluciones posibles termina imponiéndose la más obvia, la más recurrida en el cine de terror reciente, la más cantada. Es penoso ver a un protagonista avanzando paso a paso hacia su propia perdición, y realmente lamentable que una obra que venía pegando fuerte y tan alto decaiga de esta manera. Con muy poco puede echarse a perder una gran obra.
Sin ser una gran devota de los últimos 15 años del género, me doy cuenta sin mucho esfuerzo que Scott Derrickson, no es un director que cause siempre el mismo interés. Capaz de bodrios como El día que la tierra se detuvo y otros un poco mejor acogidos como El exorcismo de Emily Rose, con Sinister parece balancearse sin escrúpulos entre quienes la sufrieron- algo que de básico busca el fanático del género-y quienes la padecieron pero del aburrimiento. En resumidas cuentas podríamos decir que para aquellos asiduos al género del terror, este film es más de lo mismo; mientras que para aquellos que vemos estos films en ciertas circunstancias bien funciona como lo que es, una excusa para tener un par de sobresaltos gracias a los recursos más elementales como la música siniestra, las escenas "pop-up", la oscuridad, el clima y el elemento popular por excelencia, los niños malditos. No vale de mucho comentar de qué va el argumento ya que parece un refrito libre de aquel gran ícono del cine de terror, The Shining (El resplandor) aunque se lo ha intentado adornar con un fondo policial un tanto traído de los pelos. Tenemos al escritor loco mudado a la casa de los asesinados, tenemos situaciones extrañas y paranormales, tenemos una esposa histérica, un par de hijos a los que parece haberles afectado todo y una intriga bastante pavota que no atrae en absoluto pero que, para qué mentirles, se condimentan con algunos sustos que bien me dejaron colgando del techo. Así y todo hay que advertir que la cosa es bastante predecible a medida que avanzan los hechos y que para ser de los mismos realizadores de las incontables Actividades Paranormales que salen con fritas estos últimos años, bien valga el ritmo que tiene, mucho más certero que aquella cámara filmando la aburrida cotidianidad de una familia. Reflexiono luego de verla que el género parece estancado en las sangrientas lagunas de films extremos como Hostel o Martirs por un lado y en las más clásicas y refritadas tierras de los sobrenaturamente conocido por otro. Habrá que esperar a ver quién se le anima a la vuelta de tuerca aun cuando nuestros miedos sean un poco siempre los mismos.
Hacerse la película Es inverosímil como Scott Derrickson, padre de aquella excelsa criatura cinematográfica llamada El exorcismo de Emily Rose (2005), tiró del piolín de lo insólito y comenzó su flamante Sinister con un argumento difícil de creer: el escritor Ellison (Ethan Hawke) sobrevive gracias a su exitosa novela Sangre en Kentucky, pero la escribió una década atrás y hoy busca inspiración para una nueva obra que lo ayude a librarse de sus deudas económicas. ¿Dónde? En una casa, que compró de oferta, y en la cual ocurrieron una serie de crímenes aberrantes que lo atraparon para investigar el caso y redactarlo. ¿Y qué brillante idea tuvo este periodista especialista en crímenes celebres? Ocultarle a su recién mudada familia el siniestro pasado de la vivienda. En fin. Ya instalado, el escritor encuentra en el altillo de la vieja casona una caja con varios rollos de peliculas filmadas en Súper 8 mm. y, además, un proyector. No pregunten porqué pero el protagonista sabe usar el artefacto a la perfección. En cada cinta hay diferentes escenas familiares que mutan abruptamente al horror con asesinatos de las formas mas diversas y truculentas. Ante el furor y gastado recurso del found foottage, los productores de Insidious y Actividad Paranormal recurrieron a una leyenda urbana: las snuff movies, peliculas con supuestos asesinatos reales, dignos de films como Hardcore, Tesis u 8mm. A la inversa de muchas películas del género, que comienzan de forma prometedora y desbarrancan en la recta final, Sinister se acomoda y toma forma en la segunda mitad partiendo desde lo sugestivo (la especialidad de Derrickson), como así tambien en la intriga y toques bien macabros en relación a lo voyeurístico de un fantasmagorico criminal. Ethan Hawke, un actor ajeno al genero del suspenso, se repite en las acciones del film: cada noche se recluye en su búnker hogareño para investigar las muertes, aparta a su familia y se obsesiona con su papel cuasi detectivesco. Además el protagonista inspecciona cada cinta minuciosamente, toma whisky (a veces en demasia), edita artesanal y digitalmente cada película y, lo menos creíble, tiene un sueño bastante liviano a pesar del alcohol ingerido. Durante algunas noches se despertará y oirá el reproductor cinematográfico funcionando solo. La familia parece que duerme profundamente porque jamás se alteran ante los terrores nocturnos y ruidos que hace Mr. Ellison. Lo rescatable de Sinister es la aparición de dos personajes: un oficial de policía que colabora con el escritor ofreciéndole documentación precisa y un especialista en civilizaciones antiguas que orienta al protagonista para descifrar el origen de las matanzas. A la mínima pista o indicio se descubrirá la trama del film: así de delgada es la resistencia del argumento de Derrickson, realizador que exploró con la ciencia ficción (The Day the Earth Stood Still) y guionó ibretos como Urban Leyend: Final Cut y Hellraiser: Inferno, ambas de 2000. Una película que atrapa desde lo ritualistico. Y nada más
Siniestra mediocridad El terror es tal vez el género más difícil del cine. Es complicado generar miedo en el espectador en una industria donde prácticamente se ha visto todo. Sinister es una propuesta que arranca bien, presentando a un protagonista con conflictos concretos e introduciendo los hechos con contundencia; pero ese gran clima del principio no logra sobrevivir a medida que avanza el relato. Lo siniestro eventualmente se torna irritante. Es difícil encontrarle puntos débiles en lo técnico a la película, porque sinceramente está muy bien hecha. La fotografía es excelente, con un gran uso de ángulos y planos en escenarios preponderantemente oscuros y lúgubres, lo que hace honor a su título: la ambientación sí es siniestra. La actuación de Ethan Hawke es también muy buena, como suele ser costumbre en este gran actor. Lo que no convence, sin embargo, es la historia. Sinister invierte en narrar una serie de hechos de forma rebuscada, sobre la base de un argumento débil e inverosímil. El problema de estas películas es que si el tema se vuelve demasiado disparatado, entonces la incredulidad termina ganándole al miedo y toda la experiencia se arruina. Sinister no sólo no es creíble, sino que además revela una trama totalmente tirada de los pelos que arribando al final decepciona. Quizás haya algo de sustancia aquí para los más asustadizos y los amantes del género, pero el resto de la audiencia promediando la película comenzará a impacientarse o aburrirse hasta que finalmente desistirán en su interés por la conclusión. A partir de ese momento, nada de lo que suceda podrá asustarlos: justo ahí, en ese punto, es donde fracasa una de terror.
En más de un sentido Siniestro parece uan típica película de Wes Craven: historia fallida, lógica que sale volando por la ventana, pero buen clima y un puñado de escenas efectivas que te hacen flaquear las piernas. Viene de la mano de Scott Derrickson, responsable de El Exorcismo de Emily Rose, la vilipendiada (aunque a mi juicio, mas que recomendable) remake de El Día que Paralizaron la Tierra y la inminente incursion de la Marvel en el terreno de lo sobrenatural con la versión para la pantalla grande de Doctor Strange. Honestamente, yo sé que hay tipos con muchísimo mas talento que Derrickson para el horror - basta mencionar a James Wan -, pero el norteamericano no es nada malo en lo suyo. Lo que hace aquí es reflotar con mucha altura un argumento fallido, lo cual lo hace con talento, buena fotografía y la siempre sólida perfomance de Ethan Hawke. En mano de cualquier otro director el resultado final hubiera sido un bodrio intragable. El mayor problema de Siniestro es que le interesa crear escenas de shock de manera constante, sin preocuparse demasiado si la historia de fondo tiene algo de coherencia. Al estar producida por el pope Jason Blum - que después de Actividad Paranormal y secuelas ha creado un mini imperio del bajo presupuesto basado en cintas de terror que incluyen found footage -, tenemos algo de rodaje en primera persona. Al menos el por qué está justificado - el asesino goza de rodar las matanzas y quiere que tipos como Ethan Hawke encuentren la documentación de dichas hazañas - y la integración con la cinta es lógica. El personaje principal no deja de ser un cretino narcisista que busca recuperar la gloria perdida a cualquier costa - imaginen llevar a vivir a su propia familia a la casa en donde masacraron a cuatro personas (!) - y cuyos métodos bordean lo amoral; pero, en la piel de Hawke, el actor se da maña para volverlo bastante mas vulnerable y humano. En donde el filme apuesta sus mejores bazas es en el descenso de Hawke a los infiernos: cada sesión nocturna de cine - en donde el escritor calza un rollo de 8 mm en el proyector y se espanta con cada una de las matanzas cometidas por la figura enmascarada - es una excusa para soltar al demonio y someter a Hawke a una sesión de shocks, algunos de los cuales son realmente efectivos - en particular me gustaron dos: una en donde la foto fija que aparece en un monitor cobra vida, y la otra en donde la filmación hogareña deriva a una carrera de cortadoras de pasto... en donde las cabezas de las victimas se encuentran en la trayectoria directa de devastación del aparato (!) -. Lástima que la película es PG13, razón por la cual nunca se ven tripas y a lo sumo lo que obtenemos son un par de sobres de ketchup explotando en primer plano. Ciertamente Siniestro es sólida y efectiva; lástima que la criatura de turno es más una invención del libreto - un McGuffin - para justificar las escenas de horror, que un ente real impulsado por motivos válidos. El cómo apareció ese demonio, por qué gusta de filmar todo en video, cómo hace para manipular objetos reales o qué diantres hace con los pibes es una cosa que queda en la nebulosa. El problema del cine de horror moderno es que es incapaz de crear una mitología convincente del monstruo de turno que haya creado, todo lo cual termina zanjándose en el terreno de la trivialidad: una cosa es aceptar que a los vampiros se los mata con cruces, estacas y agua bendita, y otra es decir que a Freddy Krueger se lo puede combatir no teniéndole miedo - ya que el asesino se alimenta de tu temor -. Absurdos parecidos a esos aparecen aquí, y las explicaciones se pierden por el camino. Honestamente hay veces en que prefiero que no las hayan - antes que el libretista se mande con un bolazo atómico que tire a la cuneta una buena película -, pero aquí era necesario algún tipo de explicación adicional para que todo no suene arbitrario. El por qué comenzaron a matar gente a mediados de los sesenta o cuál es la relación específica de los domicilios con la suerte de sus desafortunados locatarios (eso sin contar con el vicio voyeurista de grabar todo en celuloide). oferta software de facturacion electronica Siniestro es recomendable porque funciona como pasatiempo; no da para franquicia ni para hacerle demasiadas preguntas. Mas vale déjese llevar por las artes de Ethan Hawke y Scott Derrickson, las cuales alcanzan de manera mínima para dar a luz un buen espectáculo de terror sin insultar demasiado nuestra dignidad y nuestra inteligencia.