La confianza es un privilegio renovable Desde el vamos queda claro que Verdad o Reto (Truth or Dare, 2018) es el típico producto mainstream de terror de nuestros días: sigue una fórmula antigua al pie de la letra (en esta oportunidad la de los slashers de las décadas del 70 y 80, centrados en una carnicería de lo más metódica entre un grupo de jóvenes burgueses adinerados y/ o palurdos), adopta como rasgo formal distintivo una higiene que a veces puede resultar hasta contraproducente para con las mismas expectativas de los fans históricos del horror (es decir, no ofrece ni una gota de sangre ni una mísera escena con desnudos o sexo que no sea el “lavado” de influjo publicitario/ videoclipero), no agrega nada novedoso en lo que atañe al armado retórico (el fundamentalismo lo abarca todo sin que haya espacio para la sorpresa) y la película en sí pretende descansar en su “prolijidad” general (muchos dólares y profesionalidad mediante). Ahora bien, y más allá de esta estandarización símil cadena impersonal de producción, lo mejor que se puede decir de la propuesta es que sobrepasa sutilmente el umbral promedio de calidad de nuestro presente principalmente gracias a la intervención de Jason Blum, el productor de turno y especialista de larga data en construir ejercicios de terror de corazón retro aunque adaptados a los criterios de marketing que hoy predominan en el sistema de estudios, léase esa asepsia macro a la que nos referíamos antes, destinada a que los niños y adolescentes puedan ver la película en salas tradicionales. De la mano de su productora Blumhouse, el norteamericano implementa un control tenue que por lo general garantiza obras que van de lo olvidable a lo entretenido, a veces viabilizando algún que otro film de autor, como en el caso de Huye (Get Out, 2017) y los últimos opus de M. Night Shyamalan. Muy en sintonía con la anterior y también disfrutable creación de la factoría, Feliz Día de tu Muerte (Happy Death Day, 2017), la presente nos regala un esquema sobrenatural en el que una entidad bien sádica persigue a un grupito de amigos luego de unas vacaciones en México: el psicópata espectral los obliga a jugar “verdad o reto” de manera compulsiva, lo que genera una catarata de decesos entre quienes se niegan a hacer el reto de turno, quienes no son sinceros o quienes simplemente deciden abandonar el juego. El guión de Michael Reisz, Christopher Roach, Jillian Jacobs y el también director Jeff Wadlow es muy eficaz dentro del marco de los slashers porque logra apuntalar un entramado de relaciones entre los chicos interesante y sensato, recurriendo quizás a algunos facilismos como el triángulo amoroso aunque maquillándolos con diálogos y situaciones verosímiles y bien planteadas. Como si se tratase de un exploitation lejano de Destino Final (Final Destination, 2000), sin duda el origen posmoderno de esta modalidad destilada de los slashers, Verdad o Reto echa mano del viejo ardid de sembrar el encono entre los protagonistas, convencida de que la confianza es un privilegio que necesita ser renovado de manera permanente, y entrega un desarrollo curiosamente sustentado más en el suspenso alrededor de cuál será la próxima “movida” de los jóvenes que en el sustrato colorido y/ o artístico de las muertes en sí. Considerando la pluralidad de bodrios que viene generando Estados Unidos durante los últimos lustros y la cantidad que comparten la premisa de los fantasmas y maldiciones en cadena, la película en cuestión ofrece una experiencia placentera sin ningún bache ni estupidez ni secuencias tiradas de los pelos, lo que ya es decir mucho en el mainstream…
Terror de primavera Bajo la dirección de Jeff Wadlow, responsable de Kick-Ass 2 (2013), llega Verdad o Reto (Truth or Dare, 2018), un film de terror adolescente sobre un grupo de jóvenes que entra en un juego macabro durante sus breves vacaciones de primavera (“spring break”) en las playas de Rosarito, al noroeste de México, en la zona de Baja California. Un grupo de seis jóvenes liderado por la amistad de Olivia (Lucy Hale) y Markie (Violett Beane) acuden a un convento abandonado a medio derrumbar durante sus vacaciones engañados por un joven que les advierte que han accedido sin saberlo a un juego sin reglas conocido como “verdad o reto”, en este caso manejado por un demonio que los obliga a decir la verdad o realizar peligrosos y letales retos bajo la pena de muerte en el caso de no cumplir con la consigna. La historia de Michael Reisz, coescrita junto a Jillian Jacobs, Christopher Roach y el director Jeff Wadlow, construye su eje narrativo a partir de la concatenación de eventos y la asimilación de los mismos por parte de unos jóvenes que ven sus vidas interpeladas por una fuerza sobrenatural que los persigue y atosiga con su juego retorcido y mortal. El film apunta a un público adolescente y juvenil amante del cine de terror apto para todo público de calidad a través de una buena historia sin baches narrativos, interpretaciones correctas de parte de jóvenes actores de moda y una dirección que lleva todo el convite a buen término pero que se extiende demasiado en su duración con escenas redundantes. Verdad o Muerte es así una obra representativa del nuevo mercado de cine de terror, del que la productora Blumhouse, propiedad de Jason Blum, es uno de los principales referentes del género que ha dado opus como Huye (Get Out, 2017), La Noche de la Expiación (The Purge, 2013) y Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2009), pero también Whiplash: Música y Obsesión (Whiplash, 2014) desde un punto de vista más dramático, todos films que combinaron historias innovadoras con distintos grados de terror, ya sea psicológico o no, que influyeron en la visibilidad y la aceptación y la ampliación de este tipo de propuestas a un público menos propenso al terror. En este sentido, la formula menos sangre, menos violencia con historias típicas del terror como adolescentes de fiesta atacados por una entidad malévola generan la ira de los fanáticos del terror de los setenta y los ochenta, pero mayor aquiescencia entre los nuevos espectadores jóvenes que buscan acción indolora y pasteurizada que no hiera susceptibilidades. Verdad o Muerte es de esta forma una película típica de franquicias nacidas al calor de los nuevos estándares del terror juvenil como Destino Final (Final Destination, 2000), sin demasiadas pretensiones a nivel narrativo pero sí ávida de secuelas y de explotación de una misma temática hasta el hartazgo.
“Verdad o Reto” cuenta la historia de unos estudiantes universitarios que son perseguidos por una presencia sobrenatural después de ser engañados para jugar al famoso verdad o reto. Nos encontramos con Jeff Wadlow, director y guionista de esta entrega, conocido por dirigir “Kick Ass 2”. En este caso, el cineasta tiene poca experiencia en el género de terror y principalmente en el sobrenatural. Y lamentablemente, en esta película se nota. Respecto a los personajes, podemos observar que no se logra el objetivo de tener empatía con alguno de ellos, y también cabe resaltar que ninguno sobresale dentro del elenco. La cinta está protagonizada por Lucy Hale, Tyler Posey, Violett Beane, Nolan Gerard Funk, Hayden Szeto y Sophia Taylor Ali. En cuanto a la trama, podemos ver que es simple y sencilla, va al punto pero lamentablemente hay escenas y sub-tramas que terminan resultando un relleno innecesario que se pudo haber evitado. El inicio de la película empieza bastante normal, pero no se toma mucho tiempo para presentar a los personajes o meternos en el contexto de la historia. Los cambios de estado entre tristeza-suspenso-drama son muy acelerados y te hace perder un poco en el relato. Los aspectos técnicos no son nada del otro mundo, ni terribles ni excelentes. La banda sonora resulta ser un poco repetitiva en algunos momentos. La ambientación no es tan buena para lo simple que se desenvuelven los hechos. Otro aspecto que observamos es que no termina generando terror o miedo al espectador, ya que los “sustos” o “saltos” que nos quieren causar son avisados con antelación. Tenemos la escena en cuestión, los personajes interactuando, ocurre algo y empieza el drama, la tensión y cuando se puede terminar con un buen susto, se corta toda música o ambientación posible, resultando innecesario. En resumen, “Verdad o Reto” termina siendo un largometraje que no sobresale, donde la trama es simple, pero debido a todas las circunstancias expuestas anteriormente, se queda en la nada. Si hacemos la vista gorda sobre lo analizado, es una película nada más para pasar el rato.
Verdad o Reto es un sabor amargo y decepcionante en el que el guión, las actuaciones y dirección no funcionan correctamente. Con los brazos abiertos se espera cualquier producción de BlumHouse luego de The Purge, Get Out, Split, Whiplash y Paranormal Activity, entre otras. Pero esta vez, sorpresivamente decepciona con su nueva película “Verdad o Reto”. La misma está dirigida por Jeff Wadlow (Kick-Ass 2) y protagonizada por Lucy Hale, Tyler Posey (Teen Wolf) y Violett Beane (The Flash). La historia se ubica en Estados Unidos, cuando un grupo de amigos se va de vacaciones de primavera a México. Con una reiteración del uso de tecnologías contemporáneas para resolver los problemas que se presentan, se entiende que transcurre en 2018 aproximadamente. En ese viaje van a conocer a Carter, un joven que seduce Olivia (Lucy Hale) y la lleva a ella con los amigos a una casa para jugar el conocido juego -que lleva el nombre del film- verdad o reto. Hay que elegir entre decir la verdad a una pregunta o cumplir una prenda que el resto proponga. Lo que no saben, es que empezar a jugarlo es mortal. Literalmente. No solo el juego los persigue donde quieran que estén, sino que deben ajustarse a las reglas. Obviamente que las preguntas y propuestas no las hacen entre ellos. De eso se encarga un espíritu que trastorna a los jugadores al punto de hacerles ver cosas que nadie más puede. Y si por alguna razón no cumplen el reto o mienten, mueren de forma trágica. Esto desencadena un sinfín de problemas, ya que con el objetivo de decir la verdad, revelan los secretos más guardados que aíslan a sus seres queridos, como por ejemplo contar que una amiga engañó al novio en varias oportunidades. También hay graves o -mejor dicho- peores inconvenientes cuando la elección es “reto”. El espíritu es capaz de hacerles hacer cosas terribles como romperle la mano con un martillo a alguien o directamente matarlo. La premisa es sumamente alentadora, cualquier cosa puede ocurrir en dicho escenario. El problema es lo que resolvieron por parte del director y el guión. Llega al punto de dejar de sorprender (como ocurre en un comienzo) por hacerse reiterativo y predecible. Tampoco es bueno el desarrollo de los personajes por no formar bien las personalidades. Cambian de humor, de carácter y de forma de pensar en segundos, sin siquiera tener un por qué. Introduce diferentes historias para crear subtramas que no funcionan ni generan empatía. Termina siendo una comedia -irónica- oscura más que un largometraje de terror. En este tipo de producciones de bajo presupuesto, las actuaciones no suelen destacarse -y ésta no es la excepción- pero las historias son lo suficientemente sólidas y entretenidas como para pasar un buen rato (o susto). Esto no pasa en Verdad o reto. Deja un sabor amargo y decepcionante en el que el guión, las actuaciones y dirección no funcionan correctamente.
Una propuesta de suspenso con toques de terror que viene de la misma productora de películas aplaudidas y premiadas como “Huye!” o efectivas como “Feliz día de tu muerte”. En ese caso el grupito consabido de amigos muy jóvenes que se van de viaje juntos y se les ocurre recalar en una iglesia abandonada, ay, cuantas películas les advierten lo contrario no? Pero no aprenden estos guionistas que se divierten con los lugares comunes para aburrimiento del espectador. Lo cierto es que un “inocente” juego de verdad o reto los lleva a extremos impensados. Los que cumplen mueren meticulosamente. Y los que sobreviven reciben la invitación con una transformación de sus interlocutores que tienen la sonrisa del guasón. Lo demás es como el diezmado grupo lucha por sobrevivir y descubrir una fórmula para desarmar a ese demonio insaciable. Nada original, vueltas de tuerca constantes, cierta tensión y un entretenimiento liviano para los que gustan de este genero que no llega al terror absoluto pero usa sus fórmulas.
Presos del juego “Verdad o Reto” (Truth or Dare, 2018) es un thriller dirigido por Jeff Wadlow, que también formó parte del guión junto a Jillian Jacobs, Christopher Roach y Michael Reisz. El reparto está compuesto por Lucy Hale (Aria en la serie “Pretty Little Liars”), Violett Beane (Jesse Wells en “The Flash”), Hayden Szeto (Erwin en “The Edge of Seventeen”), Tyler Posey (Scott en “Teen Wolf”), Landon Liboiron, Sophia Ali y Nolan Gerard Funk, entre otros. Olivia (Lucy Hale) y sus amigos viajan a México para disfrutar las vacaciones de primavera. La última noche, dispuestos a no dormir para aprovecharla al máximo, deciden pasarla en un bar donde también se puede bailar. Allí Olivia conoce a Carter (Landon Liboiron). Luego de hablar por varias horas, Carter les propone al grupo ir hacia otro lugar y seguir divirtiéndose. Los chicos aceptan y, en un espacio que parece abandonado, comienzan a jugar a verdad o reto. Lo que empieza como un pasatiempo liviano se transformará en todo lo contrario cuando los jóvenes se den cuenta que Carter les transfirió una maldición y si se rehúsan a seguir las reglas, morirán. La compañía Blumhouse Productions, creada por Jason Blum, venía teniendo grandes aciertos en el género del terror tales como “Sinister” (2012), “La Noche de la Expiación” (The Purge, 2013) o la más reciente “¡Huye!” (Get Out, 2017), que se llevó la estatuilla por Mejor Guión Original en los premios Óscar. Lamentablemente “Verdad o Reto” resulta una mancha en su historial debido a la cantidad de clichés, el pobre guión y las actuaciones estándar. En nuestro país la película fue calificada apta para mayores de 16 años, hecho que resulta inconcebible ya que se nota el gran esfuerzo que puso el director para no mostrar ni una pizca de sangre. Supuestamente la cinta debería dar miedo, sentimiento que no aparece en ningún momento gracias a que los efectos especiales son muy bizarros (en especial el de la cara deformada que parece un filtro de Snapchat) y la música (o la falta de ella) ya de antemano da aviso del próximo jump scare. Durante el primer tramo “Verdad o Reto” se siente como la típica película que se apoya en el drama adolescente para contar una historia, y si aceptamos esa temática puede llegar a resultarnos entretenida. El problema recae en que el ridículo aumenta a medida que pasan los minutos, logrando que el filme se vuelva interminable por sus minutos de relleno que ahondan en demonios, caprichos de los personajes y vueltas de tuerca que no logran convencer, como por ejemplo que no se pueda elegir “verdad” si los dos participantes anteriores ya dieron con esa opción. Lucy Hale hace lo que puede para transmitir que Olivia realmente está preocupada, no obstante queda súper inverosímil que mientras se vayan muriendo integrantes del grupo los demás actúen como si nada grave hubiera pasado. La policía sabe que algo raro ocurre pero tampoco parece importarle, así como los padres de las personas fallecidas a los que ni siquiera se hace mención. Como ya vimos en muchas propuestas de este estilo, sigue siendo ilógico que al googlear unas pocas palabras ya hallen la solución al conflicto o al sujeto culpable. “Verdad o Reto” deja mucho que desear teniendo en cuenta a su productora. Respecto al desenlace, parece una copia de la también fallida “La Llamada 3” (Rings, 2017) ya que el único objetivo consiste en dar pie a segundas y terceras partes donde se trate lo mismo con nuevos personajes.
En “Verdad o Reto” (“Truth or Dare”,2018) un grupo de amigos decide emprender su último viaje juntos en la semana de “Spring Brake” (Vacaciones de Primavera) y para eso eligen las playas del Noroeste de México. Olivia (Lucy Hale) no está muy convencida pero al ser mejores amigas con Markie (Violett Blane) no le queda otra que aceptar. A ellas se les suma el novio de Markie y otros amigos. Al llegar al lugar todo es diversión hasta que, la última noche Olivia conoce a Carter, quien invita a todo el grupo a un Convento en ruinas a tomar algo y les ofrece jugar al juego “Verdad o Reto”. Lo que nadie sabe es que una vez que empiezan a jugar ya no podrán detenerse, y no sólo eso, deberán decir la verdad o aceptar el desafío que proponga el reto, de lo contrario, los espera...la muerte. Sí, así de crudo. El juego sacará a la luz algunas verdades que estaban ocultas y generará rispideces en el grupo y por supuesto algunas muertes, pero jamás suspenso o terror. De eso, nada. Con la dirección y guión de Jeff Wadlow “Verdad o Reto” es una película más de “terror” adolescente para pasar el rato, y que deja una puerta abierta para una segunda parte. Nada más https://www.youtube.com/watch?v=Cgnk3MLw9TM ACTORES: Lucy Hale, Tyler Posey. Violett Beane, Landon Liboiron, Sophia Ali. GENERO: Thriller , Terror .ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 100 Minutos. CALIFICACION: Apta mayores de 16 años. FECHA DE ESTRENO: 12 de Abril de 2018 FORMATOS: 2D. UIP Argentina
Cine que atrasa. Mientras celebramos la renovación del género con productos inteligentes como “Huye” o “Un lugar en silencio”, la buena racha se rompe con un producto pensado para adolescentes sin pretensiones más que el entretenimiento. Lugares comunes, obviedades, para una trama que reitera el juego como punto narrador de acción y que no logra trascender la simpleza y chatura de su propuesta.
Malas consecuencias La temporada pasada la productora Blumhouse Productions estrenó dos películas de terror bastante interesantes y que, entre tantas historias mal contadas que estamos viendo en las salas de cine, se destacaron de buena manera. Una de ellas es ¡Huye! (Get Out 2017) y la otra Felíz día de tu muerte (Happy Death Day 2017), ambas y sobre todo la primera, dejaron la vara muy alta para las próximas películas que vendrán del genero de horror. Por eso, este año Verdad o reto (Truth or dare 2018) intenta replicar la fórmula innovadora de sus predecesoras pero, ¿cumple con esto? La premisa se nutre de un viejo juego que todos hemos participado alguna vez en nuestra infancia o adolescencia y lo convierte en algo macabro y retorcido que pondrá en riesgo los secretos y vida de los protagonistas. Olivia (Lucy Hale) y Lucas (Tyler Posey) junto a un grupo de amigos van de vacaciones a México y allí pasan los días como cualquier grupo de adolescentes. Sin embargo se encuentran con un extraño que los invita a realizar un juego del cual un demonio los perseguirá y no podrán escapar. Y otra vez nos encontramos con una película que tiene una buena iniciativa de guion, pero que con el correr de los minutos se desploma por completo. Las malas actuaciones de los personajes -pocos desarrollados y que tienen sorpresivos trasfondos convenientes para la trama- hacen que el espectador piense que está en una comedia o parodia de un film de terror. El director Jeff Wadlow, junta a un grupo de jóvenes actores de reconocidas series y los pone frente a cámara para que durante una hora y media se peleen, hagan berrinches innecesarios, y solucionen sus problemas de manera rápida dejando sentimiento y sufrimiento de lado. Todo es descartable en este tipo de cine para que sea favorable para el argumento, dejando unos agujeros gigantes en el guion. Queda el pensamiento de que todo tiempo pasado fue mejor, donde las películas de terror no eran solo un montón de escenas cliché. Verdad o reto no cumple para nada con lo que propusieron las películas mencionadas y no importa que sea de la misma productora. La verdad de este film es que tendrá en un futuro no muy lejano la consecuencia de ser vista de manera cómica un viernes por la noche en algún canal perdido del cable.
Jovenzuelos juegan Verdad o Consecuencia (no “reto”, pero bueno, vaya uno a saber por qué quedó tan hispano el título) y alguien empieza a hacer puré a los que mienten o no cumplen el “reto”. Ya se imagina el resto. Mucho susto, tensión sobreactuada y sí, claro, el asesino es siempre el que sonríe. El terror y el suspenso no funcionan cuando se filma y actúa, como aquí, a puro reglamento.
Verdad o reto es el claro ejemplo de recursos desperdiciados en un guión que no tiene razón de ser. La productora Bloomhouse se ha convertido en una gran factoría, pero lamentablemente hacen películas geniales tales como la nominada al Oscar Get Out, y bazofias como este estreno. Ojo que la premisa no es mala, pero su ejecución es demasiado pobre. Y, además, no cumple su objetivo principal: asustar. Asimismo, son las arbitrariedades del guión la que la convierten en una mala película. Bajo la excusa del juego, el demonio obliga a los personajes a decir o hacer cosas que tienen un supuesto trasfondo dramático, pero que nunca llega a ser tal e incluso el espectador se puede reír de algunas secuencias por lo ridículo. El director Jeff Wadlow (Kick-Ass 2) no logra una atmósfera siquiera interesante. Y hace un copy-paste (mal efectuado) de muchos de sus colegas. El elenco también es bastante malo. Con la excepción de Violett Beane, quien viene trabajando mucho (y bien) en TV y tiene futuro por delante. No hay más para analizar sobre Verdad o reto, tal vez pueda ser disfrutada por los fundamentalistas del género, pero aún estos tendrán sus reservas.
Verdad o Reto: Otra tonta película de miedo. Blumhouse se destaca por producir grandes films de género, pero también, cuando la pifia, lo hace de manera monumental. este es uno de esos casos. ¿Se acuerdan de “Scream (1996)”, la saga creada por Wes Craven que reinventó el género slasher e incluso los films de terror? O, por qué no, esa saga casi interminable que comenzó con “Destino Final (Final Destination, 2000)”. Estos exponentes del género en el nuevo milenio no solo se supieron adaptar y crear una nueva forma de autoconciencia, sino que también, a sabiendas de ésto, no tuvieron pruritos en reirse de sí mismos. Incluso el opus dirigido por Drew Goddard, y producido y coescrito por Joss Whedon, “The Cabin in the Woods (2012)”, casi una enciclopedia autorreferencial del slasher que no se toma nada en serio, pero que precisamente por esto, es una obra de culto moderna. En este milenio, además, apareció la productora Blumhouse, que con la saga de “Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2008)” comenzó a tener un nombre propio en lo que se refiere a calidad y bajo presupuesto; produciendo los últimos films de M. Night Shymalan o la reciente “¡Huye! (Get Out, 2017)”. Pero no todas son rosas en la industria, y sí, Blumhouse ha tenido varios traspiés, pero no tanto como “Verdad o Reto (Truth or Dare, 2018)”, la cinta que nos compete en esta ocasión: Olivia (Lucy Hale) junto a su grupo de amigos van de vacaciones a México y allí pasan los días como cualquier grupo de adolescentes. Sin embargo se encuentran con un extraño que los invita a realizar un juego del cual un demonio los perseguirá y no podrán escapar. La premisa es interesante, pero ¿en qué falla Verdad o Reto? Principalmente en un conflicto que se reduce a interminables sucesiones de muertes (no explícitas) que no son originales, y más bien parecen sacadas de la saga Destino Final, de la que ya hablé anteriormente: cada participante que jugó en primera instancia el juego, lo seguirá jugando en el mismo orden ad infinitum, excepto que se niegue (algunos lo hacen) y entonces mueren (algunos lo hacen). Y no solo ahí permanece la falla, también hay sub-tramas que no se desarrollan, malas decisiones a las que ya estamos acostumbrados y ni siquiera los scarejumps funcionan!! Las actuaciones no destacan para nada en una obra simple, donde ni siquiera la fotografía o banda sonora es algo rutilante. El director Jeff Wadlow (“Kick-Ass 2”) hizo lo que pudo con un guión flojísimo. Verdad o Reto resulta un entretenimiento vacío que, si se hubiese tomado menos en serio su premisa, quizás hoy estaríamos hablando de otra manera de esta cinta que no pasa de ser otra paja en un pajar.
Blumhouse encontró un nicho hace cerca de una década y desde entonces lo explota con éxito absoluto. Mientras los estudios se devanan los sesos para conseguir la próxima franquicia multimillonaria o definir qué clásico del pasado se puede relanzar para el público millenial, la gente de Jason Blum produce cine de terror de calidad y de muy bajo presupuesto, que genera cuantiosas ganancias en la taquilla mundial. Son contados los casos en los que un proyecto de la compañía no ha recuperado y multiplicado sus costos, así como también son pocos los títulos con su sello que se estrenan en nuestras salas y son decididamente pobres. Truth or Dare es uno de estos últimos.
El juego del miedo. La presencia del productor Jason Blum, quien cumpliera esa función en las nominadas al Oscar Whiplash y ¡Huye!, es el mayor argumento para esperar buenas cosas de Verdad o Reto, film de terror con algunas historias de amor en el medio como había en la citada producción de Jordan Peele. Seis amigos de la universidad que se encuentran cursando su último año deciden pasar el receso de primavera en Méjico con el objetivo de que ese último springbreak sea el más memorable de todos y le dé cierre a su período universitario de la mejor manera. Pero en medio de los festejos, Olivia, protagonista del relato, es seducida por el carismático Carter quien le propone que ella y sus cinco amigos lo acompañen a un lugar muy especial que realmente vale la pena. El grupo, influenciado por Olivia y su interés en Carter, acepta, por lo que es guiado por este carismático joven a una iglesia abandonada en la que terminan jugando al infantil “verdad o reto”, también conocido como “verdad consecuencia”. Los participantes toman turnos para retarse entre sí a elegir entre revelar algún secreto embarazoso o realizar alguna tarea de lo más ridícula, por lo que la gran promesa de diversión de Carter termina dejando bastante que desear. Algún interés romántico oculto entre los miembros del grupo de amigos, secretos de la infancia bastante ridículos y un provocativo beso entre Olivia y su amiga Penélope parecen ser lo más especial del juego. Hasta que le toca a Carter, quien elige “verdad”. “¿Cuál fue el verdadero motivo por el que nos trajiste acá a jugar a este juego?”, le preguntan. “Porque el juego es real”, responde Carter. “Fui retado a traer a un grupo de extraños e iniciarlos en este juego, en el que si decís mentiras al elegir ‘verdad’ o no cumplís cuando optás por el ‘reto’, el castigo es la muerte”, agrega. Al tratarse de una película de terror con temática adolescente, la premisa puede aceptarse como no tan infantil, incluso resulta interesante cuando, antes de enterarse del riesgo mortal que corren, uno de los amigos de Olivia, luego de que ella en su turno elige “verdad”, le hace una pregunta de tipo moral y ella termina eligiendo sacrificar su vida y la de los otros cinco con tal de salvar a la humanidad, lógicamente en un escenario hipotético. Pero el juego, tal y como advirtiera Carter, es muy real y las muertes no tardan en llegar. Al igual que los problemas de la película. Lejos de explotar esa rectitud moral de la protagonista y que el juego la obligue a replanteársela por ejemplo, Verdad o Reto propone una liviana trama de caprichos adolescentes injustificados mezclados con muertes inverosímiles y una explicación demoníaca de lo más enclenque. Y eso desde una mirada general. En términos específicos de género, la película no solo resulta predecible y para nada aterradora en los momentos que esperamos sean “de miedo”, sino que incurre en contradicciones dentro de su propio universo. Algunas características del macabro juego al que se someten los protagonistas, su reglamento por así decirlo, en un inicio plantea situaciones muy difíciles de resolver que realmente movilizan a los personajes para luego, acercándose al final, ese mismo escenario del inicio sea resuelto muy rápidamente y casi sin esfuerzo. Esos tambaleos argumentales sumados a personajes sosos, románticamente caprichosos y de accionar injustificado terminan de redondear un relato lleno de baches, que no asusta y que, para colmo de males, es resuelto de la peor manera.
Lucy Hale (Pretty Little Liars) es la protagonista de “Verdad o Reto” (Truth or Dare,2018) junto a Tyler Posey ( Teen Wolf , Jane the virgin ) y Violett Beane (The Flash) empiezan una carrera casi contra reloj intentando detener una maldición de la cual fueron víctimas durante unas vacaciones de primavera junto a sus amigos. Dirigida por Jeff Wadlow y escrita por Wadlow, Christopher Roach, Michael Reisz y Jillian Jacobs. La apuesta prometía, quizá porque es de la casa de ideas Blumhouse Productions , encargado de “Huye” (Get Out, 2017) , “Feliz día de tu muerte” (Happy death day ,2017) y “Fragmentado “ (Split,2016) ,entre otros éxitos. Pero se enreda en cosas ya vistas, sustos predecibles y actuaciones que dejan bastante que desear. La historia va así, Olivia (Lucy Hale) es una estudiante y voluntaria de construcción de viviendas que vive con dos amigas , Penélope (Sophia Taylor Ali) y Markie (Violett Beane) ,quiénes convencen a Olivia para que ir de Vacaciones a México junto al resto de su grupo de amigos ,Lucas (Tyler Posey), Brad (Hayden Szeto) y Tyson (Nolan Gerard Funk). México, alcohol, amigos, todo muy descontrolado hasta que un misterioso desconocido entabla conversación con Olivia y la convence para ir a otra supuesta fiesta, arrastrando a sus amigos. Por supuesto, todo se torna feo cuando juegan el famoso “verdad o consecuencia”, como lo conocemos acá. Al regresar , se dan cuenta de que algo los siguió y no va a detenerse hasta que ellos sigan jugando de una manera más cruel y no tan divertida. Las reglas del juego son básicas, si la elección es verdad y se miente, se mueren. Si la elección es reto y no lo logran, se mueren. Si se hace trampa durante el reto, también se mueren. Hasta descubrir el origen de la maldición, se darán una serie de confesiones que traerán mucha tensión entre los protagonistas. Si el espectador está familiarizado con “Te Sigue” (It Follows, 2014) y “Feliz día de tu muerte” (Happy Death Day,2017) no podrá evitar pensar en “Verdad o Reto” como una innecesaria fusión de ambas. Se le es imposible escapar de los clásicos clichés que nos tienen hasta el hartazgo en las modernas películas de terror, sustos que no funcionan y una banda sonora que no acompaña. No creo que valga la pena una entrada de cine , quizá sería mejor esperar para verla en las distintas plataformas disponibles online un domingo a la tarde.
El quinto film de Jeff Wadlow, "Verdad o reto", propone una estructura tradicional de terror adolescente, pero falla en su traspaso genérico y en las llamativas similitudes con otras películas. Allá por 2001, los expertos del género vaticinaron. Con Día de venganza se cerraba el círculo fagocitándose el boom del nuevo slasher adolescente autoconsciente iniciado en 1996/97 con "Scream: Vigila quien llama". Cuatro años después, se estrenaba dentro de ese marco La última víctima, una película con ciertas similitudes al clásico April Fools Day, pero para la nueva generación. Una película aceptable, pero hay que reconocerlo, a destiempo. Cry Wolf, o La última víctima fue la ópera prima de Jeff Wadlow, director cuyo título más recordado sería la intrascendente secuela Kick Ass 2. Trece años después, Wadlow vuelve a llegar tarde con Verdad o reto, la nueva propuesta de la productora especialista en el género Blumhouse. ¿Por qué llegar tarde? Porque a los pocos minutos de corrida "Verdad o reto" lo primero que diremos será "Destino final", para luego dar suerte a una suerte de deja vu. Siete amigos van de vacaciones de primavera a México. No todos son los mejores amigos entre sí, pero es un grupo unido. Las que sí son mejores amigas son Olivia (Lucy Hale) y Markie (Violett Beane), quienes atravesaron muchas cosas juntas y ahora se encuentran en esa etapa del “primer día del resto de nuestras vidas”, en los que la universidad y otras obligaciones quizás las separe. Por eso este viaje es importante, aunque Olivia no quiera ir. Noche de playa y bares, Olivia conoce a un chico que se muestra muy caballero, Carter (Landon Liboiron) y que invita al grupo a terminar la noche en una zona alejada apropiada. El lugar es una cueva, o lugar en ruinas, adentro, algunas referencias culturales religiosas. Una vez allí, Carter propone un juego, el clásico verdad o reto. Todos participan, sin imaginarse las consecuencias. A la primera de vueltas, Carter revela sus reales intenciones, pero ya es tarde. Este juego de verdad o reto no será uno más, cada vez que eligen verdad deben rebelar un secreto especial, o mueren; si eligen reto, lo mismo, o cumplen el reto, o mueren. La vida y la unión del grupo estará en riesgo de ahí en más hasta poder averiguar cuál es la verdad detrás de todo esto. Cinco guionistas hay detrás de "Verdad o truco", contando al propio Wadlow. Por esta misma razón, se hace tan inexplicable que hablemos de un producto genérico, vacío no solo de originalidad, sino de alma o impronta propia. "Verdad o reto" prácticamente carece de sangre, no hay altas dosis de comedia, ni un ritmo que la convierta en un film divertido o paródico. Nada de lo que sucede adquiere gran relevancia, y tampoco hablemos de momento de susto o espanto, no los hay. Solo algunas muertes parecen inventivas a lo "Destino final", pero ya se han visto muchas iguales, y acá no se caracterizan por su pericia o por exponerlas de un modo sangriento como en aquella saga. Todo lo contrario, si algo saben hacer el director y el director de fotografía es cortar justo para que no se vea nada. Hay un intento de atemorizar con unas caras y voces que transforman a los personajes; además de ser un recurso repetitivo, no da miedo. Dueña de un montaje poco estructurado, se pasa de una a otra escena, de un modo aleatorio, aportando a que nos perdamos, y podamos ver a los personajes cometer actos sin justificación lógica. No es que hablemos de una propuesta necesariamente mala, no hay mucho para odiarla tampoco. "Verdad o reto" cae en la más peligrosa de las caracterizaciones, es aburrida. Su hora cuarenta se hace eterna. Estas películas suelen tener una mecánica, como si la historia fuese un juego con reglas internas. En "Verdad o reto", las reglas no son muy claras, y la mecánica u orden a respetar por la muerte, menos. Todo es muy confuso, y tampoco ayuda a que nos interese. Los personajes también caen en lo genérico y cliché. El grupo es variado para que cada uno cumpla una función específica, y hasta se contradicen en sus acciones. Lo peor, ninguno llega a importarnos como para pedir que se salven. Otro elemento huele raro en "Verdad o reto", no solo hablamos de una propuesta demasiado genérica que no logra destacarse en ningún punto. Más allá de tener una base similar a la saga "Destino Final" (cosa que otras películas como "Siete Deseos" también hacía), hay otras películas en las que directamente parece haber tomado algo más que una inspiración. Desde "Destino Final 2", al telefilm del año pasado "Truth or Dare" (¡mismo título!), y las más evidente, la mexicana presentada aquí en el último BARS, "Deseo Deseo"; "Verdad o reto" tiene escenas calcadas, derivaciones del argumentos idénticos, y demasiadas coincidencias como para dejarlas pasar. Todo huele muy raro, y para peor, a un nivel siempre inferior de las películas a las que “emula”. Verdad o reto no llega a ser una mala película, es una poco estimulante, incapaz de cumplir con los puntos básicos del género. Más que fallida, es profundamente intrascendente.
Spring Breakers Un grupo de jóvenes se toman las que van a ser sus últimas vacaciones de libertad antes de tener que convertirse en adultos y -como suele ser el arquetipo de spring breakers en el cine- lo hacen viajando a México para emborracharse y divertirse durante una semana. La última noche antes de regresar a su rutina (que tampoco parece ser muy extenuante), conocen en un bar a otro muchacho que les propone conocer un lugar nuevo. Sin dar muchos detalles los guía hasta una Misión cristiana abandonada en el medio del monte, donde después de explorar un poco las ruinas los convence de jugar Verdad o Reto. Como los personajes de las películas de terror parecen nunca haber visto ese tipo de cine, aceptan y por turnos se van desafiando unos a otros, hasta que al final de la ronda, el que los llevó hasta allí confiesa que el juego es mucho más siniestro de lo que parece: desde que aceptaron participar están obligados a jugar bajo pena de muerte y solo los llevó hasta allí para hacer más larga la ronda antes de que vuelva a ser su turno. Desde entonces el juego los sigue a todos lados, reclamando que cada participante elija Verdad o Reto y matando a los que se nieguen a jugar o fallen el desafío. Dan ganas de mentir y que termine En general los trailers toman un par de escenas vistosas para mezclarlas e insinuar de lo que se trata la película sin ser muy específicos ni revelar de más, pero el de Verdad o Reto en un minuto resume toda la primera mitad de la película, incluso en el mismo orden que finalmente tiene. A primera vista la trama parece de una simpleza casi caricaturesca y poblada de personajes estereotipados sin ninguna faceta que los vuelva interesantes o carismáticos. Pero mirando con un poco más de profundidad, comprobamos que una caricatura al menos puede tener gracia en su chatura si no se toma a sí misma en serio. Ni siquiera hace falta ser un conocedor del género de terror para que los diálogos y situaciones sean fácilmente anticipables, todo sucede como se espera que lo haga según el manual. No construye tensión, no genera miedo y ni siquiera un recurso tan gastado como los intentos de sobresalto funcionan como pretenden de tan previsibles que resultan. Rara vez este tipo de películas merece que se mencione su propuesta visual o las actuaciones de sus intérpretes, y por supuesto que no estamos ante una excepción. Además de ser visualmente intrascendente, los personajes son tan acartonados como los obliga un guion que al menos parece esforzarse en tener diversidad de estereotipos en su elenco. Conclusión Muy de manual en el peor sentido, Verdad o Reto no asusta ni divierte. Cada paso de la trama es previsible al extremo y se arrastra de un lugar común a otro haciendo que parezca que pasamos tres horas en la butaca.
ESAS SONRISAS MACABRAS Verdad o reto se suma a un estilo de film como Destino final, en el que el terror y la comedia negra conviven. Pero esta película logra encontrar un estilo estético propio, que contribuye a generar un efecto de desesperación en quien lo percibe. Las referencias al género son varias. Se vuelve a utilizar la típica escena de los amigos jóvenes que viven en un estado de armonía. Ellos emprenden unas vacaciones a México que desatarán los males que los aquejan más adelante. Pero la armonía de este grupo de amigos es solo aparente y el juego no hace más que enfrentarlos con sus propios demonios. La protagonista se presenta como la usual joven inocente. Pero el personaje va mostrando complejidad a medida que avanza la película desde el guión, aunque la actuación de Lucy Hale es media insípida. En cuanto a la temática vuelven a aparecer los demonios invocados, curas y objetos esotéricos. Para esos relatos que resultan familiares se da una respuesta estética que permite resignificar lo conocido. Sin embargo, es posible apreciar que hay un poco de abuso de los lugares comunes y por momentos esto hace que el film sea un poco tedioso, especialmente cuando se centra en los orígenes del juego. A partir del desafío “verdad o reto” y de los clichés del cine del terror se logra cambiar las reglas conocidas para otorgar un nuevo fin. Se construye una mirada crítica a las redes sociales y a los discursos políticamente correctos. Es así cómo en los primeros minutos del film podemos ver gran cantidad de fotos y videos -se menciona Snapchat pero bien podría ser Instagram también- que son una muestra de lo que publica en las redes sociales este grupo de amigos. Hay una frase del corto Animal luminoso que refleja un poco esta idea de la película: “las fotos cuentan una mentira”. Y es a medida que va avanzando el relato, con cada una de las respuestas al juego, que esas imágenes tan bellas que vimos en un principio se van deteriorando con cada una de las mentiras que se descubren. Pero cuando se habla de estilo estético propio se está haciendo referencia a un recurso que se utiliza en varias escenas donde podemos ver una metáfora sobre la hipocresía de estos jóvenes. Es así como los demonios no son seres extraños sino ellos mismos “poseídos”, con una sonrisa macabra más amplia de lo común, invitando a jugar a “verdad o reto”. La cara deformada de tal forma, y con nada menos que una sonrisa, contribuye a realizar la crítica a las redes sociales. Pero también construye un juego con los espectadores por la cualidad de encerrar en una misma propuesta la simpatía y la incomodidad.
Verdad o reto no es apta para quienes no soportan el ridículo. La película de Jeff Wadlow ( Kick Ass 2) y protagonizada por Lucy Hale ( Pretty Little Liars) tiene una cualidad irresistible en una película de terror adolescente: es divertida. La historia, sobre un grupo de amigos de la universidad involucrados en un juego mortal de "verdad o consecuencia", recuerda a aquellas películas de los 90 que intentaban replicar el éxito de la excelente Scream. La mayoría no lo lograba pero algunas eran lo suficientemente entretenidas -más cercanas a la comedia que al terror verdadero-, ideales para adolescentes que van al cine en grupo. Verdad o reto entra en esa categoría, no se le puede pedir más.
La trama es sencilla, un grupo de amigos van a pasar unos días a México en busca de diversión y en esa ocasión conocen a Carter (Landon Liboiron) que los lleva a un convento abandonado y misterioso. Todo resulta extraño, lleno de secretos y comienzan a jugar a un juego muy peligroso similar a verdad o consecuencia y los espíritus se adueñan de sus cuerpos y almas. Una serie de hechos trágicos van sacudiendo las vidas de cada uno, sus confesiones nos sirven para conocer el pasado y el presente de cada uno de los personajes quienes deberán descubrir que maldición los atrapó y como sacar de sus vidas. Contiene escenas fuertes, hay tensión, suspenso, intriga, momentos dramáticos y sobresaltos anunciados, responde a un público adolescente que buscan este tipo de historias, para ver acompañados con un buen balde de pochoclos o nachos. Todo indica, si el éxito los acompaña, que llegará una segunda parte. Este film tiene cierto hilo conductor con “Destino final”.
Otra producción más de adolescentes, que vaya uno saber para quien va dirigido exactamente. ¿Casi descerebrados?, digamos. Quien podría creerse algo de lo que sucede en el desarrollo de la historia. El primer gran defecto es la presentación de los personajes y su interrelación, la segunda es no tomarse su tiempo para instalar alguna especie de verosimilitud para que el espectador quede al menos atrapado por un tiempo. Todo descansa en el nombre de un juego y lo que este mismo presupone, se sabe religiosamente que “la verdad os hará libres”, y que los retos tienen sus riesgos, sino no serían tales. Ambos siempre, supustamente, traen consecuencias. Muchas veces es posible justificar una producción a pesar de caer en lo previsible, aunque este constantemente haciendo alarde de todos y cada uno de los lugares comunes que utiliza para su desarrollo, esto principalmente sucederá cuando el producto en si mismo esta bien realizado. No es el caso. Todo transpira errores El filme cuenta la historia de un grupo de estudiantes en sus últimas vacaciones antes de ingresar a la universidad y separarse, que viajan a Mejico, lugar para hacer los desarreglos necesarios ya que ese país latinoamericano, como todos los demás, no es serio., al menos para la mirada de los poderosos de la meca del cine. Ese grupo de amigos hace de las noches latinas su paraíso, hasta que la ultima noche Olivia Barron (Lucy Hale), la virgencita inmaculada del grupo, conoce a Carter (Landon Liboiron) y arrastra a su amigos, bien entrada la noche, hacia la aventura en una iglesia del siglo XIX ahora abandonada. Allí entre espectros y elementos cuya presencia es inexplicable, comenzarán a jugar el juego que da nombre al titulo del filme, sin saber a que atenerse. De esa manera sino dices la verdad, te mueres, sino aceptas el reto y no lo realiza, te mueres, si sigues mirando el filme, no pasara nada. Lo que el grupo no sabe es que el juego comenzado en ese lugar nunca termina, y sus participantes empezarán a morir cual Destino Final, o sea según haya sido su turno en el juego aquella fatídica noche. Carter, por supuesto, ha desaparecido. Olivia se da cuenta de lo que sucede. Todos están siendo manipulados por el espíritu que domina el juego haciéndoles ver cosas que no suceden, forzando ha decir o hacer lo que no desean, supuestamente. El montaje de un clasicismo a ultranza ni respetara las reglas básicas, con situación que puede pensarse de manera intencional, pues los saltos narrativos con sus incoherencias inherentes podrían pasar desapercibidas. Todo en esta producción sino esta injustificado es inverosímil, incoherente o, lo que es peor, exageradamente previsible, a punto tal que nunca asusta y termina aburriendo.
En el afán de repetir y explotar ideas de terror llega Verdad o Reto, dirigida por Jeff Wadlow y producida por Blumhouse (Actividad paranormal, 12 horas para sobrevivir). La película sigue la historia de un grupo de amigos que deciden irse de vacaciones a México. Estando allí un joven se acerca a una de las chicas para jugar un juego de verdad o reto en una iglesia abandonada. Pronto descubren que el juego es más real de lo que piensan y que una entidad demoníaca los está persiguiendo para contestar la pregunta ¿verdad o reto? Cuando una película intenta emular a otras, lo mínimo que se le pide es tratar de mantener un nivel de simpleza. Verdad o reto busca aprovecharse de la fórmula ya conocida de adolescentes en peligro tomando malas decisiones: no sólo es algo visto en miles de películas, sino que además aburre al espectador. Mientras que la saga de Destino final tenia las ingeniosas maneras en que la muerte atacaba a los sobrevivientes y la cinta Te sigue cosechaba la paranoia no sólo de los protagonistas sino también del público, en Verdad o reto los desafíos son tan simples que agobian. Cuando eligen verdad los problemas de parejas o paternos salen a flote dilatando lo que cualquier amante del género está esperando ¿cuándo y cómo morirá cada personaje? Y en el caso de los retos parecen imposibles de superar, convirtiéndose en excusas más que suficientes para que el demonio tenga siempre las de ganar. Las actuaciones son pobres en general, aunque nunca se puede pedir mucho en este tipo de cine. Pero se vuelven más inverosímiles cuando los protagonistas son poseídos y ponen unas supuestas caras de locos o psicópatas utilizando un pésimo CGI.
Crítica emitida por radio.
Un grupo de adolescentes va a pasar sus últimas vacaciones antes de la universidad a México. Lo que iba a ser un viaje de locura y excesos termina atrapándolos en una versión sangrienta de “verdad o reto” (o verdad consecuencia, como le decimos nosotros). Ayi Turzi te cuenta más de qué se trata el estreno de terror de este jueves. Olivia (Lucy Hale) es toda una altruista: mientras sus amigos suben selfies, ella usa las redes sociales con fines benéficos. Tiene planeado para ese verano un descanso a tono, pero Markie (Violett Beane), su mejor amiga, la arrastra a unas vacaciones en México con todo el grupete de amigos: Lucas (Tyler Posey), que es el novio de Markie pero también le pasan cosas, correspondidas, con Olivia; Bra (Hayden Szeto) quien le oculta su homosexualidad a su padre policía; Tyson (Nolan Gerard Funk), aspirante a la carrera de medicina que ya va practicando dándole recetas a menores de edad; y Penélope (Sophia Ali), su novia, que roza el alcoholismo. Última noche de la estadía, Olivia se aburre, conoce a un chico que los termina llevando a todos a una iglesia en ruinas en las afueras y propone el juego. De nuevo en su vida cotidiana, Olivia confirma que el postulado del desconocido es cierto: si elegís verdad y mentís, si elegís reto y no lo cumplís o si te negás a jugar, morís. Al mejor estilo It Follows el juego comienza a perseguirlos, manifestándose en el orden en el que jugaron aquella noche. Y no pueden escaparse. La trama al principio llama la atención y el primer acto engancha. Después empiezan a aparecer algunos elementos del vínculo de las mejores amigas que parecen exagerados o innecesarios, o repiten estrategias para resolver problemas y todo se vuelca en una maraña aburrida de seguir. Y sí, en un momento da un giro tan radical que parece que empieza otra película diferente y no podes evitar bufar. La tensión se canaliza en focos muy puntuales que van desde el momento en que el juego se manifiesta (apareciendo la consigna por escrito o hablando a través de personajes poseídos) hasta que se dice la verdad o se cumple el reto. El resto de la trama, es decir, los vínculos entre los personajes y la peripecia que atraviesan para tratar de salir vivos del desafío, no nos importa demasiado. Lo destacable del grupo de amigos es que se alejan de los típicos adolescentes estúpidos de las películas de terror de esta clase. Si bien la mayoría de sus herramientas de investigación son Facebook y Google, no se quedan paralizados gritando cuando pasa algo, y actúan de modo coherente, demostrando un sentido común que en algunos momentos sorprende. También merece mención el arco de transformación que opera sobre el personaje de Olivia respecto de cómo es al principio y cómo termina resolviendo el tremendo lío que armó, lo cual ayuda a darle a la película un cierre satisfactorio. Con una historia que arranca bien pero se enrosca en su propio laberinto y se hace un poco larga, momentos de tensión aislados pero logrados, y a pesar del enorme mérito de no presentarnos adolescentes estúpidos, Verdad o reto pasa desapercibida.