Un policial con todas las de la ley en un universo de gente común. Pocas cosas son tan desgarradoras como perder un hijo, ni hablar si dicha perdida fue de una forma violenta. Los padres depositan toda su fé en la justicia para que esta obre de oficio, más la pregunta que se cuece es: ¿Qué ocurre cuando esta falla y los perpetradores no reciben su merecido? El Secreto de Kalinka responde a esta pregunta, y lo hace en la forma de una narración con todo el ropaje imaginable del genero policial, pero inscrito en un universo de gente como vos y como yo. Un detective de clase trabajadora. André Bamberski es un sencillo contador que un buen día ve su vida hecha añicos al enterarse que su hija falleció en circunstancias misteriosas estando en la casa de su padrastro. Bamberski duda de la versión oficial; esta convencido que la muerte de misteriosa no tuvo nada y quien la perpetró fue el padrastro en cuestión, apañado por unas oscuras figuras del poder político. La determinación de Bamberski de demostrar su teoría lo consumirá durante décadas, incluso bordeando la ilegalidad para que se haga justicia. El guión de El Secreto de Kalinka es uno impecable de punta a punta. Una narración con un claro sentido del ritmo y la progresión dramática. En menos de 90 minutos, somos testigos de una pesquisa que dura tres décadas, y en ningún momento se siente forzada o hay alguna escena que esté de más; todas y cada una contribuyen en un obstáculo o una victoria de la búsqueda del personaje. Como si esto fuera poco, y con la misma sutileza, el guión encuentra la manera de retratar el saldo emocional e interpersonal que pesa sobre este personaje a causa de esta investigación. Pasándoselos en limpio: este guión funciona, lisa y sencillamente, porque adscribe a uno de los mas viejos principios del guion cinematográfico: un personaje que desea algo y no parará ante nada hasta conseguirlo. Daniel Auteuil entrega un sólido protagónico que sabe responder a todos los estímulos que le caen encima al personaje. Los matices de tristeza, felicidad, e incluso de la locura son comunicadas por el actor de una manera tan vívida que conmueve y hace sentir identificado al espectador. Sebastian Koch, como el padrastro en cuestión, y Marie-Josée Croze, como la ex-esposa del protagonista, ofrecen dignas actuaciones que complementan en lo justo y necesario a la labor de Auteuil. En materia técnica, la contrastada fotografía sabe crear una diferencia notoria en el mundo de Bamberski antes y después del fallecimiento de su hija; una oscuridad que se vuelve más y más turbia conforme pasan los años y avanza la pesquisa. Todo esto es complementado por un montaje sin vueltas y al punto que sigue sin fisuras la genética narrativa del guión. Conclusión: A fuerza de un guion sólido, un ritmo filosamente eficiente desde la narrativa audiovisual y una labor interpretativa que conmueve cada vez que la cámara le dedica un plano, El Secreto de Kalinka es un thriller que agarra al espectador y no lo suelta. Un título altamente recomendable.
Acción y aventura de la vieja escuela. El de Rogue One: Una Historia de Star Wars era un desafío difícil y plagado de prejuicios. ¿Cómo podría funcionar una película de Star Wars sin Jedis ni Siths en los protagónicos? ¿Cómo puede funcionar el guión siendo un teléfono descompuesto entre dos flacos escribiendo el argumento y otros dos el libreto? ¿Cómo pretenden que creamos que esta película promete si tuvo que tener retomas? Al final del día, todos y cada uno de esos prejuicios fueron derribados. Rogue One es una narración sólida, con acción y emoción, y a continuación les detallo el porqué. Mucho más que una precuela: Jyn Erso, una joven criminal, es capturada por la Alianza Rebelde y le prometen dejarla en libertad si forma parte de un grupo especial que tiene como misión conseguir los planos de la Estrella de la Muerte, la más poderosa arma creada por el Imperio Galáctico. Esto posee motivos ulteriores, ya que el arquitecto de dicha estación de batalla resulta ser el padre de Jyn. La misión estará plagada de obstáculos, la mayoría de ellos en la forma de Orson Krennic, el oficial militar que supervisa la construcción de la Estrella, y que no permitirá que un puñado de rebeldes se interpongan entre él y su ascenso en los rangos del Imperio. Rogue One tiene un guion más que sólido; es más, les diría que es uno perfecto. Es uno donde los personajes se viven encontrando con obstáculos en forma de escenas de acción que no dan tregua al espectador. Los temas que trata la película, en particular la confianza y el sacrificio, están presentes en cada escena del film. Como si esto fuera poco, hay espacio para la comedia; casi siempre de parte de un androide imperial reprogramado por los rebeldes. El desarrollo de personajes es muy afilado, multidimensional incluso, que profundiza en las emociones de cada uno de los integrantes de esta rebelión. Ninguno está descuidado, ni siquiera el villano, que ante nuestros héroes proyecta una imagen de estratega imparable, sólo para que ante sus superiores del Imperio sea humillado y menospreciado como un mero lacayo. Otra cosa que hay para destacar del guión de Rogue One es que, a diferencia del resto de la saga, ninguno de los personajes es un predestinado a la grandeza; es gente común que debe hacer frente a un problema extraordinario por un ideal más grande que ellos mismos. En esta película podemos ver a “La Fuerza” como nos la describió por primera vez Obi Wan Kenobi; no como una magia que te hace abrir puertas o ahorcar a alguien sin ponerle una mano encima, sino como una guía, una motivación, una religión si se quiere. Entre todo esto, la trama se anima incluso a quitarle romanticismo a la imagen que se suele tener de la rebeldía; enfatizando que las acciones extremistas, aunque justificadas, pueden convertirnos en aquello a lo que combatimos. Sin profundizar demasiado para evitar entrar en el terreno de los spoilers, hay que señalar que los cameos de personajes que aparecieron con anterioridad en la saga no son para nada forzados y son incluso hasta orgánicos a la trama. Técnicamente no hay nada que criticar: fotografía, diseño de producción y montaje sin fisuras. La partitura de Michael Giacchino lo solidifica como un digno sucesor de John Williams, pero sin sacrificar su propia impronta. No obstante, lo que me veo obligado a destacar es la labor de efectos visuales que tiene la película, que los va a dejar con la boca abierta, y no sólo por las escenas de acción. No puedo especificar; es algo que van a saber cuándo lo vean. Por el costado actoral tenemos labores equilibradas de todo el reparto. No hay lo que se dice una labor destacada, de esas que se roban la película, porque salta a la vista que se trata más de un trabajo de equipo que de otra cosa. Conclusión: Basada en un sólido guión, una ejecución con gracia en los apartados visuales y la prolijidad a nivel interpretativo, Rogue One cumple con las expectativas y en no pocas ocasiones las supera. Una narración entretenida al igual que emotiva, como debe ser toda aventura de Star Wars. A riesgo de valerme de una frase hecha, tengo que decir que La Fuerza es fuerte con esta película.
Una ejecución narrativa tan sólida como sencilla. Las relaciones humanas y qué es lo que las hacen funcionar siempre son carne de cañón para un buen drama, no tanto por la obvia cuestión del conflicto, sino por la obvia cercanía que puede tener con el espectador que no es ajeno a dicho conflicto. Pero cada tanto aparecen experimentos como Animales Nocturnos, que cruzan el drama intimista con el más corrosivo policial, volviéndolo un paquete difícil de ignorar. Cuéntame tu historia: Susan Morrow trabaja en una galería de arte y está atrapada en una relación sin amor. Un día, Edward, su ex-marido, le hace llegar una novela que le están por publicar, buscando la opinión de Susan, dado a que la inspiración de la misma surgió durante la turbulenta conclusión de su matrimonio. A medida que ella lee, no puede evitar sentir que la historia de la novela ––la de un hombre que busca vengarse de los lugareños que mataron a su mujer e hija–– parece tener una conexión con un evento que fue el que puso punto final a su relación. ¿Pero cuál fue? El guión de Animales Nocturnos es uno brillante tanto desde la estructura narrativa como desde el desarrollo de personajes. El libreto de Tom Ford pone ante nosotros tres líneas argumentales que funcionan como un mecanismo de relojería, tanto autónomamente como en su combinación. Tres regueros de pólvora que van indefectiblemente en camino a contestar una pregunta que el espectador se hace en la cabeza desde el momento que Susan recibe el libro: ¿Qué pudo haber pasado entre ellos para que Edward escriba una historia tan desgarradora? Cabe aclarar que la solidez del guión no pasa solamente por su peculiar estructura narrativa, sino que los tres flujos narrativos abarcan una misma temática: la debilidad de carácter en el ser humano; cómo la abrazamos, cómo huimos de ella, cómo la negamos, cómo nos destruye, cómo nos compone, cómo nos define. Tom Ford, no conforme con haber construido un guión sólido, lo supo complementar con una muy buena dirección; tanto en el aspecto técnico como en el aspecto actoral. Valiéndose de una sencillez que no hace más que denotar inteligencia, sabe separar estéticamente a cada línea argumental con un color distinto, y el espectador tiene presente sin ninguna duda o información en donde está metido. Parece que estoy elogiando algo que cualquiera podría hacer; de hecho, elogio que Ford se haya animado a hacerlo cuando ya no lo hace nadie. Animales Nocturnos corona todos estos logros con una sobresaliente labor actoral encabezada por Amy Adams, que tiene el desafío de hacer creíble no tanto las distintas edades de su personaje, sino las diferentes etapas de maduración que vienen con cada una. Jake Gyllenhaal, aunque entrega una creíble interpretación en sus escenas con Adams, donde realmente consigue brillar es en sus escenas como el protagonista (en la mente del personaje de Amy Adams) de la novela que ha escrito. Michael Shannon entrega una sólida labor como el policía que asiste al personaje de Gyllenhaal en su venganza. Conclusión: Narrativa, visual y actoralmente, Animales Nocturnos es una historia sólida con una meta tangible y sostenida, con un tema que motoriza todo el entramado sin confundir. Una propuesta clara en sus ideas que mantiene el interés del espectador en todo momento. Recomendable.
Correcto tecnothriller pero con sus desniveles. El caso de Edward Snowden, empleado de la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos), que en 2013 a través del diario The Guardian hizo público el enorme sistema de vigilancia masiva (correos, mensajes de texto, webcams, etc.) del gobierno estadounidense, que no sólo observaba a aquellos sospechados de terrorismo, sino a cualquier ciudadano corriente. La noticia dio vuelta el mundo y era una cuestión de tiempo que tuviera su película, siendo Oliver Stone el que finalmente recogió el guante. Curitas en la webcam: snowdenTomando como punto de partida el encuentro que Snowden tuvo en un hotel de Hong Kong con los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill, y con la cineasta documental Laura Poitras, la película hace un racconto por la vida de Snowden desde su frustración al no poder servir en el ejército por un problema físico, su relación con su novia, su desempeño como un particular analista informático hasta dar con el enorme secreto que puso en marcha toda la historia y como decidió sortearlo. Snowden tiene una primera mitad efectiva, pero luego cae presa de una segunda mitad que se desinfla un poco y un desenlace demasiado extenso para su bien. Lo que sí tiene a su favor es que tratándose de la historia de un analista informático, la película no agobia al espectador con jeringoza tecnológica excesiva, y elige poner el acento en otras cosas tales como ciertas labores que Snowden tuvo que desempeñar como un verdadero espía, que contribuyeron a su cuestionamiento del proceder de la inteligencia estadounidense. También cabe aclarar que la historia con su novia, como ancla emocional de toda la película, está desarrollada adecuadamente y con las escenas justas. En concreto, los elementos estaban, bien elegidos y trabajados, pero como un todo faltó dinamismo en la segunda mitad. Joseph Gordon-Levitt entrega una labor eficiente como el personaje titular, aun a pesar de que tanto en tanto la voz en bajo le juegue en contra. Shailene Woodley es más que un digno acompañamiento como la novia de Snowden y Rhys Ifans es escalofriante como el director de inteligencia que emplea al protagonista. No obstante, si de actores de reparto nos ponemos a hablar, hay un carismático trabajo de Nicolas Cage como uno de los muchos mentores que Snowden conoce en el camino. Por el costado técnico, la película tiene una decente fotografía y diseño de producción; Oliver Stone sabe crear con eficiencia la paranoia que sufre el personaje desde el primer día, y naturalmente, fiel a su estilo, no pierde oportunidad de bajar línea con sus opiniones sobre el desencanto del sueño americano. Un tema del cual, pese lo que nos pese, él tiene una opinión autorizada. Conclusión: A pesar de una segunda mitad desigual, Snowden provee una narración bien actuada de un incidente que sacudió al mundo. Cuánto hay de verdad y cuánto de ficción (no se olviden; es un biopic y por lo tanto una dramatización) eso ya es harina de otro costal. No obstante, a pesar de que los elementos controversiales están mas concatenados que ordenados, es una película que invita a un debate posterior a la proyección.
Malo si lo haces, malo si no lo haces. Basada en hechos reales, Sully cuenta la historia de Chesley “Sully” Sullenberger, un piloto de aerolíneas, quien en 2009, cuando un cruce de aves inutilizó las dos turbinas de un avión a su cargo, se vio obligado a hacer un amerizaje forzoso en el Rio Hudson. Dicha maniobra era considerada peligrosa, pero en este caso salvó las 155 vidas que iban a bordo del vuelo. La trama se complicará cuando las autoridades empiecen a investigar las acciones de Sully durante el vuelo, amenazando su pensión y toda una vida de trabajo, haciéndolo incluso dudar de si hizo lo correcto. El guion de Sully es uno con una estructura peculiar y se concentra desde la primera escena en el factor humano que existe detrás de estas situaciones de riesgo. Es de valorar como se repite y se varía la escena del amerizaje sin la necesidad de hacerla una escena de cine catástrofe (si eso pasa, son fantasías en la mente de Sully). No obstante, lo que destaca es como construye la tensión alrededor de la enorme incertidumbre que padeció Sully en los días próximos a la audiencia donde se decide su futuro. Aunque el mundo lo ve como un héroe y lo elogia, él no se siente como tal; ya sea porque simplemente hizo su trabajo, o porque empieza a dudar si lo que hizo era la única alternativa posible. La historia hace un énfasis también en la enorme diferencia que ha existido y seguirá existiendo entre la exactitud de las máquinas y la espontaneidad humana; esas cosas que, aun considerando el peor de los escenarios, jamás se van a poder anticipar. Estas ocurren, y uno debe decidir cuestiones de vida o muerte en fracciones de segundo. Tenemos a un Tom Hanks eficiente y bondadoso como casi siempre se lo ve. Su habilidad natural para generar empatía con el espectador vuelve a decir presente, y aunque parezca demasiado bonachona, bajo la dirección de Eastwood adquiere un tono realista. Cabe destacar que lo acompaña con mucha eficiencia Aaron Eckhart en el rol de su copiloto. La fotografía a cargo de Tom Stern (nominado al Oscar por El Sustituto y frecuenta colaborador de Eastwood) es una prolija, con una paleta de colores fría, complementada por un preciso montaje y un gran trabajo de edición de sonido. Por otro lado, debe decirse que tiene una labor de efectos visuales muy eficiente (tanto a nivel práctico como CGI), que tiene sus lauros no sólo en la escena del accidente, sino en cómo reproduce la labor de rescate. Conclusión: Sully es un dilema moral con el ropaje justo y necesario de cine catástrofe, sin necesidad de ser un exponente del mismo. Este es un Clint Eastwood prolijo, que utiliza sólo lo que necesita para ilustrar los temas que está narrando y los personajes que representa. Si bien recae de tanto en tanto en la jeringoza técnica, las buenas actuaciones son las que hacen que la historia llegue a buen puerto.
Un confuso y aburrido “thriller”. No pocas veces, yendo en cualquier transporte público, miramos la vida que pasa por la ventanilla y nos hacemos, aunque sea por un instante, una historia dentro de nuestra cabeza. La Chica del Tren adopta el lado más oscuro de esta cotidiana premisa, aunque en su afán de ser impredecible saca al espectador de su eje, y no de un modo que le traiga un saldo positivo. Una montaña de piezas que no te da ganas de unir: Rachel, una mujer que está teniendo problemas para superar su divorcio, viaja todos los días en tren a su trabajo. Cada día el tren pasa por la casa donde ella solía vivir con su marido, pero lo que empieza a llamar su atención es la joven que vive en la casa de al lado, quien parece vivir un romance salido de un cuento de hadas. Durante uno de estos viajes, ve a dicha joven en un hecho perturbador, cuyas ramificaciones tienen más conexión con ella de lo que ella piensa. El guión de La Chica en el Tren es uno sumamente confuso. Toma tres líneas argumentales (por cada uno de los protagonistas femeninos), y las reparte por todo el metraje como las piezas desordenadas de un rompecabezas. Resulta obvio que lo deseado era que el espectador armara el mismo dentro de su cabeza. El plan habría salido a pedir de boca, sino fuera porque pasado poco tiempo de metraje te deja de importar lo que le pase a los personajes, y por ende no tenés ganas o disposición alguna de terminar el rompecabezas. La principal diferencia entre la narrativa literaria y la cinematográfica es que la primera te permite meterte en los pensamientos y sentimientos de los personajes, mientras que en la segunda es menester buscar una manera visual de ilustrarlo, siendo esta ultima el desafío más grande a la hora de encarar la adaptación de un medio a otro. Por ende, usar la voz en over, sin considerar en ningún momento otras posibilidades de decir lo mismo de modo visual, es lo que pone en evidencia una clara pereza a la hora de encarar la misma, una falta en la que esta película incurre una y otra vez. No obstante, debe reconocerse que la película hace un intento de hablar sobre el peso emocional que la maternidad (buscada, frustrada o consumada) puede tener para algunas mujeres y sus relaciones. Por desgracia, el confuso entramado de la historia le impide al tema ser apreciado más allá de su reconocimiento. En materia actoral, debo decir que el trabajo de Emily Blunt (Al Filo del Mañana) es una lamentable decepción. Un trabajo interpretativo que sucumbe a cada paso del camino a exageraciones que no ayudan en nada a la credibilidad de su personaje. Haley Bennett (Los 7 Magníficos) y Rebecca Ferguson (Misión: Imposible 5) acompañan con oficio pero no mucho más; el guión las encierra constantemente en un estereotipo de “bomba sexy” del que tratan de salir y la historia no las ayuda. En lo que al apartado técnico refiere no hay mucho que hablar; correcta en cada uno de ellos, sobre todo la fotografía y la dirección de arte. Al montaje no se lo puede atacar gratuitamente ya que no hace más que responder a la ensalada que es el guión. Conclusión: La Chica del Tren es una narración confusa con una protagonista poco creíble y cuyo clima de misterio no es más que una pretensión. Un drama flojo que no supo aprovechar el potencial de su premisa o de sus temas.
Una discusión no es un drama. Tras 15 años de matrimonio y dos hijas, María y Borís están a las puertas del divorcio, pero todavía no han decidido quién de ellos se quedará con la casa en la que han vivido todo ese tiempo. Ella la compró, pero él la reformó de arriba abajo. El conflicto surge, naturalmente, en el hecho de que ninguno de ellos está dispuesto a ceder. En materia técnica tenemos una fotografía decente, complementada por una detallada dirección de arte que nos da a creer satisfactoriamente que este es un hogar constituido y con su historia. En materia interpretativa tenemos labores sólidas a cargo de Bérénice Bejo y Cédric Kahn como la pareja en cuestión, con quienes se palpita creíblemente toda la vida que atravesaron juntos hasta este momento. A pesar de estos logrados detalles, lamentablemente debo decir que el guion deja mucho que desear. Es una narrativa que confunde la discusión con el conflicto en todo momento. El segundo acto es básicamente un rejunte de discusiones en donde los personajes descargan su ira entre sí por diversos motivos pero sin llegar a ningún lado. El hecho de que ambos personajes vengan de trasfondos sociales diferentes suma, pero es una discusión cuyo fin llega más por un corte de montaje que por una evolución orgánica de la trama. Aparte, cuando la trama no está ocupada con estas discusiones, está ocupada retratando pedazos de cotidianeidad que tienen cada uno de los protagonistas con sus hijas. Pero más allá de ilustrar el amor que le tienen los personajes y lo difícil que puede ser lidiar con los caprichos de unas nenas, no son dificultades que suman al conflicto como un todo. Si lo que se buscó es retratar la vida misma, sin artificios, se puede decir que el objetivo se consiguió con creces. No obstante, también debe decirse que el saldo final es el de un trozo de vida al que le dejaron todas las partes aburridas. Los 100 minutos de duración son lamentablemente densos. Es una película que tiene un desenlace más por la obligación de tener un final que por ser el punto final lógico de una cadena de eventos. Conclusión: Después de Nosotros se vende como un drama humano y no es mas que una concatenación de discusiones y cotidianeidades sin progresión dramática alguna. Le puede resultar de interés a alguien con inclinaciones académicas. Son personajes cotidianos y terrenales, pero el espectador no va a encontrar en su historia nada diferente que no haya visto, oído o experimentado por su cuenta.
En el año 2013, y bajo la dirección de Christopher McQuarrie (guionista de Los Sospechosos de Siempre), Tom Cruise volvió a demostrar que es una de las estrellas de acción más vigentes con Jack Reacher: Bajo la Mira, una producción de acción hecha y derecha como las de la vieja escuela. Tras el éxito de la misma, una secuela era inevitable, y tres años más tarde llega a las salas su continuación: Jack Reacher: Sin Regreso. Corre, que te agarran… jack-reacher-sin-regresoLa Mayor Susan Turner es una colega de Jack Reacher falsamente acusada de traición. Más cuando Reacher indaga para probar su inocencia, tanto él como Susan se convertirán en los blancos de unos contratistas militares al frente de una enorme conspiración. A nivel guión, Jack Reacher: Sin Regreso es una película que no tiene muchas pretensiones más que las de entretener efectivamente. La trama les arroja obstáculos a los personajes (físicos, emocionales y mentales) que si bien contribuyen a despertar una curiosidad por saber cómo termina la historia, sabemos en el fondo como serán, dadas sus características de “invencibles”. El título depara buenas escenas de acción, aunque a menudo incurren en alguna que otra inverosimilitud que supera la simple suspensión del descreimiento. Si hay algo flojo que señalarle al desarrollo narrativo es su intento superficial de hablar de la batalla de los sexos. Si bien en la actualidad hay estereotipos que han sido superados y otros que siguen tristemente vigentes, siento, desde mi lugar, que una crítica a los mismos en la película parten más de una necesidad de ser políticamente correctos, que de la necesidad de desarrollar un conflicto orgánico a la trama. No tiene nada de malo querer ser una película netamente entretenida; de hecho, es una postura más honesta que querer bajar línea sobre un conflicto social que no está justificado por la lógica interna de la trama. En materia actoral, Tom Cruise se muestra a la altura del desafío una vez más, ratificando su condición como uno de los intérpretes de acción más eficientes del Hollywood contemporáneo. Dicho adjetivo aplica a Cobie Smulders en un acompañamiento que la puede posicionar en el mapa como una confiable interprete del género. Por el costado técnico, no hay mucho que criticar. Edward Zwick pilotea la dirección con mucha eficiencia tanto en las escenas de acción como las que requieren un poco más de drama tradicional. El título cuenta con una fotografía y montaje decentes; apartados que brillan, naturalmente, en las adecuadamente coreografiadas escenas de acción. Conclusión: Jack Reacher: Sin Regreso es un título que cumple con su propósito de entretener y nada más. Si sos seguidor de Tom Cruise tal vez quieras darle una oportunidad, porque -y en esto debo darle la derecha- el caballero conoce con lujo de detalle lo que hace a una buena película de acción, y sabe lo que el espectador espera de dicha propuesta.
Una narración que llega a buen puerto con lo justo. la larga noche de francisco sanctis 2A poco tiempo de anunciarse su inclusión en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes, el presente BAFICI nos da la oportunidad de ver La Larga Noche de Francisco Sanctis, un eficiente relato sobre la indiferencia desafiada en uno de los periodos más oscuros de nuestra historia. ¿No podría hacerlo otro?: Nos encontramos en plena dictadura militar y Francisco Sanctis es un gris oficinista (con un pasado socialista), quien justo en el día que se le niega por enésima vez un ascenso, recibe el llamado de una amiga de la facultad. Al encontrarse con ella le da unos nombres y una dirección, alegando que “los van a pasar a buscar” y se los tiene que avisar. En esta época esa frase da a entrever un funesto resultado, por lo que Francisco pasará la noche en búsqueda de otra persona a quien pasarle esa responsabilidad. La película es sólida a nivel guion, presentando sendos obstáculos a los que el protagonista enfrenta activamente; todo esto respondiendo a una clara propuesta temática que es la de esperar a que otro resuelva el problema, en oposición a tomar parte en la solución. Por el costado técnico presenta una rica fotografía en Cinemascope, sumada a una prolija y detallada dirección de arte. En el costado actoral, la película descansa exclusivamente en los hombros de Diego Velázquez (Kryptonita), quien entrega una interpretación solida; una riqueza expresiva por la que el espectador se guía de principio a fin. Conclusión: A base de un sólido trabajo de guion, interpretación y propuesta técnica La Larga Noche de Francisco Sanctis es una película prolija y cumplidora con su premisa. No es un título rimbombante, sino que se limita a contar su cuento con la mayor sobriedad y profesionalismo posibles. Lo que no es poco en un panorama tan adolescente en materia narrativa como el nuestro.
Al ver esta película no pude evitar recordar las palabras de William Holden en Sunset Blvd. “A veces es interesante ver cuán mala puede ser la mala escritura. Esto prometía llegar al límite”. Resentimental es una película que apunta a ser reflexiva y transgresora, pero el resultado es tan obvio y directo que acaba dejando al descubierto un sinfín de pretensiones. Un gelatinoso cuadrángulo amoroso: poster-resentimentalLa película ilustra las aventuras y desventuras amorosas de Eva -una ex modelo devenida directora de cine- cómo conoce, se enamora y se casa con su pareja (otra modelo que actúa en una película suya), al mismo tiempo que vemos el affaire de esta última con el productor de la cinta en cuestión. Son tantas las cosas que están mal con este guion que no sé por dónde empezar. No tiene claro que marco narrativo elige para contar su historia, los personajes no tienen intenciones claras, se contradicen a cada paso que dan, pone flashbacks completamente al azar y más que haber una progresión dramática parece una concatenación de escenas. Pero ninguno de estos defectos se compara a los paupérrimos diálogos que el guion pone en boca de sus protagonistas. Estamos hablando de los diálogos más obvios, acartonados, pretenciosos, ridículos, exagerados y completamente carentes de subtexto que se hayan visto, incluso para los estándares de una película argentina. Son esos diálogos que no lo podes creer cuando los escuchas, no solo por su excesiva literalidad sino porque no hay ser humano, por más sofisticado que sea, que se exprese como lo hacen los personajes de esta película. En materia actoral Alejandro Awada, Brenda Gandini y Fabiana Garcia Lago hacen lo que pueden, pero entre el pobre guion y la aún más pobre marcación actoral de parte de la dirección, terminan por hacer que su esfuerzo sea parte de este lamentable chiste. No obstante, sus tropiezos no se comparan en nada al enorme desacierto interpretativo de Lucila Polak, cuya voz y expresiones no son creíbles en ningún momento. Una labor acartonada donde se siente que está actuando el personaje en vez de ser el personaje, donde se notan los hilos de la actuación cuando estos no se deberían ver. En materia técnica, aunque la dirección de arte es cuidada así como la iluminación, Resentimental cuenta con una cámara inquieta. Este adjetivo, habitualmente utilizado como elogio, es en este caso en referencia a un nene de 7 años que no puede quedarse quieto. Todo ello por no decir un montaje caprichoso, que corta al voleo sin motivación alguna. Conclusion: Entre su lamentable guion, su dirección hiperkinética y sus actuaciones acartonadas, Resentimental es un producto fallido desde que empieza hasta que termina. Se vende como transgresor pero el resultado es un pastiche pretencioso que termina dando no risas, sino carcajadas como si se tratara de la comedia del año. Pocas veces ha quedado tan clara la enorme necesidad de la sutileza a la hora de narrar con imágenes.