Amigos son los enemigos Cuando los Angry Birds desembarcaron en el mundo gamer, nada haría suponer que al poco tiempo se transformarían en una franquicia cinematográfica exitosa, porque si bien había incursionado en la televisión, con una serie animada, además de explorar una infinidad de otros rubros, las limitaciones del juego de por sí, cercenaban el horizonte de expectativas del producto. Con el tiempo Sony Animation se quedó con los derechos y así fue como los pájaros enojados vieron una primera propuesta en la que se privilegió la estridencia y el desborde, tan características de la nueva comedia americana, algo que vuelve a incurrir en Angry Birds 2 (Angry Birds 2, 2019) redoblando la apuesta y superando a su predecesora. En esta oportunidad a una historia simple, se le agrega el gag y la viñeta constante, permitiendo un nuevo acercamiento al célebre enfrentamiento entre pájaros y cerdos, pero desde un lugar que visita la psicología de Red, el pájaro rojo, un personaje atribulado por su pasado, con humor soez y fétido, y en donde el límite del buen gusto se corre hasta lugares insospechados. Angry Birds 2 comienza con un dato particular: es verano, las familias aprovechan la playa para descansar y jugar. Pero cuando una amenaza ajena a los cerdos y pájaros golpea a la puerta de ambos, la inevitable expresión “la unión hace a la fuerza” tomará su sentido más radical y no dejará de ser más que una excusa para volver a revisitar este universo creado en Finlandia por la empresa Rovio y que supo de las mieles del éxito como pocas veces un juego supo conocer. Thurop Van Orman, con gran experiencia en series animadas (Flapjack), se pone tras las cámaras de un relato cuyo guion -predecible pero eficiente- se construye a partir de pequeñas situaciones dentro de la gran trama que posibilita la unión entre los enemigos y que apela constantemente a la nostalgia para construir el imán necesario para que los espectadores adultos empaticen con el relato. La música de los años ochenta, más precisamente temas de la época final del disco, agregan los separadores entre escenas y situaciones, principalmente cuando el trabajo en equipo sea necesario para derrotar al intruso. Entretenimiento pensado para niñes sin muchas preguntas por hacer, y acompañados por adultos, funciona porque se ríe de sí mismo todo el tiempo, quitándose lo solemnidad de una puesta animada, jugando sin prejuicios. Lo políticamente correcto deja su espacio al dejar ser, y aunque tal vez su extensión resienta su disfrute, los Angry Birds llegaron para quedarse durante un largo rato en forma de película. Atentos en la versión doblada a Darío Barassi y su participación como uno de los cerdos, afirmando su capacidad para multiplicar voces y roles.
Una divertida secuela cocinada al calor del éxito de la primera, de Sony Pictures Animation y el estudio finlandés detrás del juego original de computadora por teléfono. En este caso se aleja del esquema de enfrentamiento ente la isla de los pájaros y sus enemigos acérrimos, los verdes chanchos de Pig Island. Acá aparece una tercera opción de hielo liderada por una cruel villana, águila violeta y vengativa que quiere apoderarse de las otras dos, para construcciones de lujo. A los enemigos no les queda otra que unirse, pero también vienen los replanteos de parte del líder heroico que comprende que puede compartir el estrellato de su fama y otras cosas con una compañera. La trama llena de acción de hallazgos graciosos y chanchos, recordemos que es dedicada a los más chiquitos, con su cuota de inodoros, mocos y otras tonterías al estilo. Mas sus colores hiperbrillantes. Pero también tiene lo suficiente como para que los adultos la pasen bien. Hay momentos con elementos a lo James Bond, muy bien diseñados. El ritmo es vertiginoso pero ahí no falta lo emotivo, recuerdos que explican los comportamientos de los protagonistas, el enojoso pájaro rojo y su archirrival violeta. Y un hallazgo notable, el grupito de valientes metidos en un disfraz de águila gigante, como un caballo de Troya que divierte mucho. Nosotros la veremos ya doblada y con la voz de Darío Barassi en el personaje “Garry”.
En diciembre se cumple una década del lanzamiento del videojuego finlandés para iPhones Angry Birds, que en 2012 alcanzó un pico 200 millones de usuarios, el año pasado aún figuraba en el séptimo puesto entre las diez aplicaciones de juegos más descargadas en la historia de Apple y todavía mantiene el récord de permanencia -275 días- como la app paga más descargada de Apple. Semejante éxito dio lugar a todo tipo de productos derivados: merchandising, juegos de mesa, dibujitos animados, versiones especiales y una secuela del videojuego y, por supuesto, una película. Que se estrenó en 2016 y en general fue maltratada por la crítica, pero repitió el éxito del jueguito -recaudó 352 millones de dólares y había costado 73 millones- y entonces ahora tiene su segunda parte. Todo empieza en el mismo lugar donde transcurría la primera. Los pájaros que no pueden volar están felices en su isla, con Red como su gran héroe por haber encabezado la resistencia a los cerdos verdes. Pero Leonard y sus secuaces siguen haciendo de las suyas no muy lejos de ahí, en su propia isla. La guerra continúa, hasta que el bando porcino pide una tregua: desde una tercera isla, alguien amenaza con bombas de hielo tanto a la Isla de los Pájaros como a la Isla de los Cerdos. Así que chanchos y plumíferos deberán aliarse para vencer al enemigo en común. Este argumento simplón va acompañado por una subtrama aún más básica: tres de los pájaros bebé pierden a los futuros hermanitos de uno de ellos (tres huevos) y se pasan toda la película tratando de recuperarlos. Los chistes de esta aventura destinada a niños sub-10 también son, en su mayoría, muy pavos. Pero eso no quita que muchos gags sean eficaces y que la película -que también incluye el mensaje feminista, al parecer obligatorio para la época- cumpla con su misión de entretener. Una nota al pie es que la única versión que llega a los cines argentinos es la doblada (Darío Barassi hace la voz de Garry, el cerdito experto en tecnología). Algo tal vez lógico -hay que tener en cuenta que apunta a un público aún no escolarizado-, pero insoportable: se trata de un doblaje plagado de mexicanismos, algunos de ellos incomprensibles.
Nada parece tranquilo en la isla de los Pájaros. La primera Angry Birds, inspirada en un juego para smartphones, había terminado con el insólito enfrentamiento entre los pájaros que no vuelan y los cerdos verdes con alma de ingenieros, habitantes animados de un mundo de colores y vértigo irrefrenable. Aún más desenfadado, el universo de esta segunda entrega retorna a la primacía de lo visual, consigue varias escenas divertidas (genial la del baño), y explota el catálogo musical de Sony con un calculado equilibrio entre el humor y la nostalgia. Red es el héroe que custodia la frágil convivencia -mar de por medio- entre cerdos y aves, signada por bromas pesadas y ataques sorpresa. Pero esta vez hay un enemigo en común que permite que los personajes conocidos se unan en virtud de un trabajo en equipo. Así, una improvisada "misión imposible" los lleva a una incursión de incógnito en una lejana isla que combina los volcanes con las tierras heladas. La película tiene el mérito de ir de menor a mayor: convierte a los viejos enemigos en aliados, integra nuevos personajes con fluidez, despliega líneas narrativas simultáneas sin perder el eje (los tres pichones en viaje a otra galaxia logran un gran momento), y toma en serio sus modestas aspiraciones. Pese a algún que otro desliz en los guiños de autoconciencia, funciona como un antídoto al individualismo y un esperpéntico retrato de una comunidad de celebradas diferencias.
La tregua Angry Birds 2 – La Película (The Angry Birds Movie 2, 2019) es un filme infantil cómico y de aventuras que constituye la secuela de la cinta animada Angry Birds, estrenada en 2016. Basada en el videojuego del mismo nombre, la película está dirigida por Thurop Van Orman y escrita por Peter Ackerman. Las voces originales vuelven a ser puestas por Jason Sudeikis, Bill Hader, Josh Gad, Danny McBride, Peter Dinklage y Maya Rudolph. Además, se agregan nuevos personajes a los que ponen la voz Leslie Jones, Rachel Bloom, Sterling K. Brown, Eugenio Derbez y Awkwafina. En la versión argertina, el actor Darío Barassi pone la voz al personaje Garry. Luego de los eventos ocurridos en el primer filme, la Isla Pájaro se encuentra en orden y mantiene un gran respeto por Red (Jason Sudeikis), el cual ayuda constantemente a que las amenazas que llegan desde Isla Cerdito no sean un problema. Con la repentina caída de una bola de hielo en el mar, el cerdo Leonard (Bill Hader) decide pactar una tregua con los pájaros para así poder resolver juntos la procedencia de estos elementos helados. Unidos, pájaros y cerditos deberán viajar hasta la Isla Águila y detener a Zeta (Leslie Jones), ave que está cansada de vivir en el frío. Estamos ante otra secuela innecesaria apuntada a un público plenamente infantil en donde abundan los chistes basados en los movimientos de los personajes, sus bailes o tropiezos. Aunque tiene un comienzo aceptable, rápidamente la película se vuelve inaguantable para los más grandes ya que la historia deja muchísimo que desear. Teniendo en cuenta que la primera entrega no era la gran cosa pero se dejaba ver, ésta segunda parte ni siquiera tiene un conflicto que valga la pena. Sin tener una mejor idea, el guionista decide agregar una subtrama que gira alrededor de tres polluelos en busca de proteger a tres huevos (sus hermanitos próximos a nacer). Como es de esperarse, a esos huevos les termina pasando de todo y, en vez de entretener al espectador, lo único que se consigue es notar las grandes similitudes que existen entre los pajaritos y la desesperada ardilla Scrat, la cual hacía lo imposible por recuperar su bellota en las películas de La Era de Hielo (Ice Age). El grupo conformado por Red, el veloz Chuck y el explosivo Bomb vuelve a estar presente pero lamentablemente se ve opacado por otros personajes tales como un ave ingeniera llamada Silver (Rachel Bloom) o Garry (Sterling K. Brown), un cerdito científico con artefactos que no dan buenos resultados. Estos nuevos integrantes no dejan espacio suficiente para que Matilda (Maya Rudolph) o el enorme Terence (Sean Penn) se luzcan como sí lo hacían en el primer filme. Con claros mensajes sobre aprender a trabajar en equipo y dejar el ego e individualismo de lado, Angry Birds 2 – La Película nunca debería haber existido. Muy disparatada y con solo dos o tres situaciones graciosas que dan resultado, esta cinta meramente infantil está destinada al olvido.
El súper equipo de los ene-amigos Desde que comienza Angry Birds 2: la película, no nos da respiro. Las cosas suceden a un ritmo tan frenético como el videojuego en que se basa. Todo es acción cuando no se intercalan canciones ochentosas que configuran una estética clipera. Y sí, también volvemos a encontrarnos con los protagonistas de la película primigenia: nuestro amigo Red (Jason Sudeikis) junto al desquiciado Chuck (Josh Gad), Bomb (Danny McBride) y la Gran Águila (Peter Dinklage); así como su contrincante el cerdito verde Leonard (Bill Hader). Tras una entrada en calor a puro hondazos entre La Isla de los Pájaros y de los Cerdos, un objeto inesperado, una especie de meteorito congelado, aterriza en las aguas que dividen las islas. Es así que Leonard comienza a investigar de donde proviene y descubre una tercera isla muy fría, habitada por la particular pajarraca Zeta (Leslie Jones) y sus secuaces, quien tiene como finalidad asustar tanto a los pájaros como a los cochinillos con la intención de habitar sus hermosas tierras tropicales. Entonces el cerdito le pedirá una tregua a Red para enfrentar ambos a la nueva amenaza. Llegando a un acuerdo, los ene-amigos forman un súper equipo, al que se incorporan nuevos personajes como la geniecilla Silver (Rachel Bloom), hermana de Chuck (y que tendrá química con nuestro héroe rojizo); y por parte Leonard, su asistente Courtney (Awkwafina) y el tecnológico Garry (Sterling K. Brown). La aventura comienza al mismo momento que la misión planeada para detener a la histriónica Zeta. Vale destacar también a tres poluellos (¡so cute!), quienes paralelamente intentarán rescatar a los hermanitos de uno de ellos. Como podemos notar la película se despliega de manera coral, son varios los protagonistas por lo que la narración salta de historia en historia sin detenerse, sin perder el ritmo ni un instante, por el contario a veces es demasiado frenético. Pero se plantean circunstancias acordes de lo más alocadas y entretenidas (acompaña muy bien el 3D), como cuando parte del equipo se camufla de águila para entrar a la guarida de su enemiga ¡surrealista! Claro que desde el aspecto técnico también nos encontramos ante una factura de animación impecable, como las estupendas voces que coronan la historia. Más allá de lo básico de su argumento, este delirio colorido gana fuerza en las escenas de humor físico y absurdo. Una conjunción en donde se exceden los límites del sentido común, provocando más de una risa. En la secuela la troupe, lejos de enfurecerse entre ellos (y a pesar de sus diferencias), busca la manera de convivir, respetarse y pasarla bien; una pequeña vuelta de tuerca al espíritu que tiene el videojuego. Definitivamente nuestros amiguitos ahora vuelan por los aires todos juntos.
Angry Birds 2 aves y cerdos amigos por una misión: ayudarse. 14 agosto, 2019 Florencia Fico La película estadounidense Angry Birds 2 integra más personajes y un nuevo peligro para las islas habitadas por pájaros y puercos que ponen sus enemistades de lado y se unen para salvar a sus especies. Por. Florencia Fico. Los directores Thurop Van Orman y John Rice plantearon la secuela de Angry Birds donde el cardenal rojo Red (Jason Sudeikis) se encuentra en el olvido y sin acción. Su época como héroe de la Isla Pájaro cuando salvó los huevos de su terreno de los cerdos verdes parece finalizada. Aunque entre bromas y venganzas contra la Isla Cerdito se dan cuenta que hay ataques externos con lanzamientos de esferas heladas. Los guionistas Peter Ackerman, Eyal Podelly Jonathon E. Stewart recrean otro espacio la Isla Agila en ella residen focas, lobos marinos y halcones que vigilan la zona. Los animales allí viven congelados, con cubitos en sus patas. Están en una localidad que no les gusta es incómoda e idean con su líder “Zeta”(Leslie Jones) la ex prometida de Águila Poderosa; quien la dejó plantada en el altar y se fue a la Isla Pájaro. Angry Birds 2: La película : Foto En el reparto continúan Chuck (Josh Gad) un canario veloz y Bomb (Danny McBride) un cardenal fuerte y explosivo compañeros de aventuras de Red que siempre serán su mano derecha le sugieren conocer a alguien para que forme pareja y lo llevan a un “Solos y Solas” donde conoce a Silver (Rachel Bloom) la hermana de Chuck quien es profesora de ingeniería y muy curiosa ella lleva su inteligencia hasta en las probabilidades de compatibilidad romántica. Zeta guardó todo su odio contra Águila Poderosa, ella se dice empoderada pero solo quedó el rencor y la lleva a aislarse en su isla. Sin el amor de su vida; y su fin es acabar con las otras isletas. Sin embargo, la verdadera protagonista que toma las riendas es Silver quien hace un plan para contrarestrarrestar el diabólico exterminio de Zeta. Con sus ingeniosas estrategias se ubica al mismo nivel que Red haciéndolo recapacitar sobre, sus sentimientos y egocentrismo queriendo ser el único héroe sin tener en cuenta la colaboración de sus amigos. Angry Birds 2: La película : Foto El rey Leonard (Josh Gad), enemigo y monarca en Isla Cerdito, registra que las agresiones no son de Isla Pájaro si no de otro lugar. Empieza a investigar y dan con la Isla Agila que tiene como meta llegar a ambas zonas para recibir el cálido sol de sus lugares y ser felices. A costa de aniquilar las dos poblaciones tanto aves como puercas. Entonces se reúne con Red para pautar una “tregua” para sus bromas y hacer un equipo frente a la nueva villana. La música de Heitor Pereira anima el filme donde eventualmente hay escenas de comedia con canciones “I need a hero”, “Space Oddity”, “Happy Together”, “Baby Shark”, “Fireball” y “The final Countdown”. Cada apuesta sonora significa las distintas emociones que hace traspasar la pantalla grande ya sea: valentía, sacarnos del lugar común, construir lazos, fiesta, la cuenta regresiva de donde hay una bomba por estallar y regresar a la infancia con sus travesuras. La fotografía es animación en computadora 3D aunque la ilustración por parte de Simon Dunson siguió con el mismo origen aunque tuvo gran resonancia en una parte donde un experto en tecnología cerdito con la voz del cómico Darío Barassi es un complemento ideal está vestido como un intelectual con anteojos, un suéter y jean sacan de eje la típica imagen del resto de los animales .Asimismo, con camperas deportivas de otros compañeros. Angry Birds 2: La película : Foto En sus inventos para detener a la invasora se ven un spray invisibilizador, una alarma parlante que detecta agilas, y un moco de cerdo retardante. Los tres elementos son inútiles el primero es indeterminado, el segundo es gritón y el último una pegatina rica en sonrisas para el espectador cuando todo es un disparate. El género que inunda la película es la animación y comedia. En las secuencias de humor se vislumbra un dejo de lo absurdo, ridículo, impropio, infantil y distraído. El dibujo manifiesta personajes enternecedores, miniaturas con voces aniñadas, gigantes peludos con un interior muy sensible y tímido, Red no pasa desapercibido un color rojo imponente, Chuk amarillo torbellino, Bomb negro plomo, Leonard verde plastilina, Silver lila pastel, para el postre una Zeta con una colorida águila coral con plumaje realista. La animación proviene también de un videojuego finlandés creado por Rovio Entertaiment donde los pájaros vencen a los cerdos y obtienen más puntaje y niveles en su versión para Smarthphones. Angry Birds 2: La película : Foto La producción estuvo a cargo de: Columbia Pictures, Rovio Animation, Rovio Entertainment y distribuida por Columbia Pictures. Puntaje:55.
Había muchas razones para que Hollywood posara sus ojos en Angry Birds. Miles de millones de razones, para ser algo menos imprecisos. Esa es la cantidad de usuarios que descargaron alguna de las decenas de versiones de este juego para dispositivos móviles creado en 2009 por la empresa finlandesa Rovio Entertainment. Luego de una primera película que apostaba por el desborde, el exceso y el frenetismo, esta secuela pone el freno de mano para convertirse en un (otro) típico producto para toda la familia: tan correcto como efímero, tan carente de riesgo como eficaz en su propuesta recreativa. Las peleas entre los pájaros y los cerditos verdes, punto central del videojuego y de la primera entrega, quedaron atrás. Ahora ambas comunidades conviven en paz en sus respectivas islas. Desde aquellos enfrentamientos, el cardenal Red (voz de Jason Sudeikis en el original) adquirió reputación y prestigio entre sus pares, por lo que ni bien empiecen a surgir nuevas amenazas deberá ponerse a cargo de la defensa. Eso sí, ahora con los cerdos como aliados. La película de Thurop Van Orman y John Rice se aleja del tono festivo y veloz de su predecesora para narrar una para nada original fábula sobre la unión y la amistad. Se trata de un producto del cine de animación moderno hecho al uso, con varios chistes (casi todos inocentes) logrados y otros que no, personajes visualmente expresivos, un conflicto básico y el inevitable llamado a la vida comunitaria y en armonía. Una película vista varias veces antes que funciona en piloto automático.
The Angry Birds Movie hizo algo que para muchas adaptaciones de videojuegos resulta imposible: ser una buena película. Se suele hablar de una maldición con este tipo de transposiciones, dado que muchos han fracasado allí donde esta triunfó. No es que sea una obra maestra, pero es un producto animado más que digno, inspirado en una franquicia cuyo argumento es nulo y que no tenía héroes o villanos bien delineados por fuera de la especie a la que pertenecían. Se le dio entidad a los protagonistas y antagonistas, a partir de la idea base –los cerdos se roban a los huevos- se planteó una historia y trabajó en ella un sólido grupo de animadores, en tanto que se convocó a un importante equipo de voces provenientes de la comedia y se escribió un guion dinámico, cargado de humor. Se hicieron los deberes y el resultado fue óptimo, con un importante paso por la taquilla mundial que la convirtió en uno de los films de jueguitos más exitoso de la historia. Por supuesto que una segunda parte estaba más que garantizada, pero el pájaro no cae dos veces en el mismo lugar…
Más vale pájaro en mano… El film original resultó ser toda una sorpresa: entretenido y gracioso, una excepción a lo que parecía ser una regla de que la adaptación cinematográfica de un videojuego no podía ser tan sólida como su original. Mucho de esto fue posible gracias a un ágil guion de Jon Vitti, quien supo ser guionista de aquel fenómeno conocido como Los Simpson. Angry Birds 2, sin embargo, no consigue hacer pie, como secuela ni como producto propio. Aquella chispa que convertía tanto a protagonistas como antagonistas en distinguidos y queribles, aquí se ve apagada, estandarizada. Puede percibirse el cambio del status quo, necesario para que una historia funcione, pero aquí esa necesidad de cambio no es tan radical, no posee el mismo atractivo. Aunque las escenas de acción están razonablemente bien construidas, no tienen un atractivo o una tensión predominantes. Aunque (y en esto debemos ser benévolos) la subtrama con los pequeños pajarillos tiene la sencillez y la tensión que le falta a la trama principal. Esta última, por desgracia, tiene tres problemas concretos: Primero, tienen la necesidad imperiosa de resolver cada escena mediante la utilización de canciones pop, ya sea bailándolas, cantándolas o incluso utilizándolas como parte de sus diálogos. El listado es demasiado grande y demasiado destacado para que se note como forzado y repetitivo. La canción debe sumar, decir algo sobre la historia que se cuenta, caso contrario es un ruido de fondo al que se le otorga un protagonismo de último momento y superior al que realmente merece. Segundo, la resolución de la trama es un enorme deus ex machina, con un personaje que -cobardía o no- es responsable del incidente incitador y merecía una participación más grande. La que tiene lamentablemente es casual, quitando a los protagonistas el peso de una solución que venga de ellos, haciendo que cualquier arco narrativo pierda sentido. No importa si el mensaje es dejar los egos de lado para trabajar en equipo: tiene que estar todo el equipo presente, desde el incidente incitador hasta la resolución. Sino no sirve. ¿Qué aprendizaje hay? Y esta crítica se permite la utilización de esta palabra, tratándose de una película para niños. Tercero, la motivación del villano (el resentimiento) atrasa y muchísimo. Por comprensible que sea, no solo no es compatible con el plan maligno, sino que tampoco esa acción y su motivación son sólidas en el universo creado. No hay locura que pueda justificar satisfactoriamente este proceder o siquiera comprenderla. Por el costado de la animación, Angry Birds 2 sostiene la paleta del original, con sus colores vibrantes y su dinámica, detalle que se destaca principalmente en las escenas de acción que pueden resultar entretenidas; pero sin embargo y al igual que su guion, eligieron no arreglar lo que no está roto.
COMEDIA DE ALTO VUELO Si la primera película de Angry birds lograba encontrar un concepto en un videjuego básico y sin desarrollo de historia, en esta segunda parte el hallazgo pasa por el desarrollo efectivo de la comedia episódica sobre una trama que no hace más que ofrecer apenas el territorio para explotar personajes que han sido efectivos en el pasado. Sin embargo, allí donde secuelas de éxitos como La vida secreta de tus mascotas o Mi villano favorito fracasan de manera rotunda y se quedan sin ideas velozmente, los pájaros y cerdos de Sony parecen gozar de una gracia incontenible. Tal vez el acierto de los directores Thurop Van Orman y John Rice sea el de no ceñir a los personajes a determinada lógica y permitirse explorar las múltiples posibilidades que ofrece la animación. La amenaza que surge desde una tercera isla obliga a pájaros y cerdos -otrora grandes enemigos- a unirse y defenderse contra ese misterioso ataque exterior. Con esta idea simple (poco esforzada, si se quiere), los personajes se lanzan a la aventura. Si Angry birds 2 arranca un poco perezosa con chistes de lo más convencionales, a medida que vaya acumulando personajes y situaciones el humor se irá afinando y sofisticando, con una utilización magnífica de una banda de sonido repleta de grandes clásicos de los 80’s y 90’s. La estructura del relato no difiere de la que el cine animado mainstream viene explorando hace un tiempo, con una multiplicidad de tramas que en algún punto convergen. Eso es funcional a una idea básica del dibujo animado que remeda a los grandes clásicos y específicamente al cartoon, a las historias cortas atravesadas por el slapstick. Lo que hacen magníficamente Thurop Van Orman y John Rice es nunca poner a la trama por encima de los personajes, sino que mueven a sus criaturas de una manera anárquica que genera un efecto de imprevisibilidad en el relato: si la idea es ir de A hasta B, lo sorprendente será el camino, muy especialmente en una película que se construye sobre la base de la aventura, con personajes que planifican escapadas y salvadas de último momento. Esa velocidad, esa voracidad narrativa (que en la primera alcanzaba mayores niveles de locura) le permite a la película aligerarse de toda carga dramática. La primera lograba esto, ser furiosa y graciosa, pero además tenía un conflicto que se convertía en una amable defensa del diferente. Angry birds 2 intenta decir algunas cosas, pero es lo de menos: lo que sobresale es el humor, la comedia que se vale de la lógica de personajes que responden puramente a la anarquía. Seguramente Angry birds 2 sea, también, una película que se vea y se olvide con la misma velocidad con que atraviesa sus 96 minutos. Es probable, pero también coherente con una forma de entender el entretenimiento popular. No hay una apuesta por la posteridad ni una pretensión desmedida, tampoco una exhibición de pericia técnica. Angry brids 2 es comedia, muy buena e inteligente por momentos (la secuencia del baño es tal vez lo más gracioso que se ha visto en este 2019), pero comedia pura.
Texto publicado en edición impresa.
Para hablar sobre Angry Birds nos tenemos que remontar varios años atrás, cuando recién comenzaba la revolución de los teléfonos móviles con pantalla táctil y los sistemas android e iOS. Es en ese momento que nació un juego que resultó ser un boom a lo que juegos móviles se refiere, Angry Birds tenía una premisa muy sencilla, lanzar pájaros con una resortera para acabar con los cerditos que se han robado sus huevos. La popularidad de este videojuego, que llegó a tener varias versiones , como las de Star Wars, Río , además de las adaptaciones para consolas de videojuegos. El cine también debía aprovechar esta oportunidad para usar la popularidad de estos animales para lanzar su adaptación al cine. La primera película ha logrado adaptar correctamente la corta premisa que nos dejaba el juego, teníamos pájaros de distintos colores y con diferentes habilidades, y a los cerdos, que eran nuestros máximos enemigos. El primer Film ha funcionado, gracias a una historia sencilla, y con personajes que contaban con un carisma que lo hacía divertido para los más chicos. Ahora el problema, es que para su secuela se nota que se han encontrado faltos de ideas, queriendo dejar un mensaje sobre la amistad y el bullyng que nunca se desarrolla, igual nos otorga algunos momentos divertidos. Resulta que en esta secuela, aparece una tercera isla, y que supone un peligro que obliga a los pájaros y cerdos (antes enemigos) a unir fuerzas en contra de la nueva amenaza. La nueva amenaza es una águila un tanto despechada, que quiere vengarse de un viejo amor del pasado, además de tomar las islas para vivir en un sitio caluroso, ya que su isla se encuentra congelada. Los pájaros y los cerdos viajan para infiltrarse en la isla, regalando situaciones divertida, y algún que otro chiste que parece más dirigido hacia el público adulto. Pese a los esfuerzos por otorgar una historia cómica, la trama no termina de cerrar, dejándonos un conjunto de momentos absurdos y poco carisma. En cuanto al apartado técnico, la cinta cuenta con un trabajo de animación a la par de la primera entrega, representando correctamente el colorido de los personajes en relación al juego. Esta secuela llega solo con doblaje en castellano, que justamente uno de los personajes cuenta con la voz de Dario Barassi, interpretando a un personaje secundario pero un tanto carismático. No hay mucho más que decir sobre esta película, su historia no es más que un relleno para exprimir un producto reconocido. Puede ser una buena opción para los más chicos, para mantener una cinta familiar luego de las vacaciones de invierno. Aún así no tiene la fuerza suficiente y el carisma que nos dejó el juego y su primera entrega. Calificación 4.5/10
Angry Birds 2: pájaros cabreros Afirmar que Angry Birds 2: La película es el segundo largometraje basado en los personajes del videojuego homónimo implica al menos una inexactitud. Es que en realidad el desarrollo de personajes casi no existía en aquel juego que se hizo popular en su versión para smartphones. Se trata apenas de una serie de pájaros cuyo diseño tiende a la esfera, que el jugador debe arrojar como proyectiles utilizando para ello distintos tipos de catapultas y gomeras gigantes con el objetivo de derribar una serie de construcciones y apilamientos, y de paso recuperar unos huevos que han sido robados por una comunidad de jocosos cerditos verdes. La personalidad de estas aves temperamentales es entonces un producto de su migración al hemisferio del cine, un pasaje que parece tener exclusivos fines reproductivos, no tanto de ellas mismas sino más bien de los dólares que de su explotación se obtienen. Por supuesto que ese origen mercantil no invalida la posibilidad de un desarrollo cinematográfico noble, aunque en su mayoría los casos similares acaban mostrando la hilacha. Existen ejemplos de franquicias que llegadas a la pantalla desde el territorio del marketing consiguieron revalidar su éxito a partir de una virtuosa utilización de los recursos narrativos del cine. Entre ellos se destacan las películas basadas en el juego de piezas de encastre LEGO e incluso se puede incluir en este rubro a las adaptaciones inspiradas en la historieta, que si bien hoy constituyen el principal motor de la industria, hasta hace menos de 20 años eran un terreno (casi) extranjero para el cine. Incluso el primer film de estos pájaros cabreros puede servir de prueba. En ocasión de su estreno hace tres años, el colega Ezequiel Boetti escribió en este mismo espacio que lejos de contentarse con la mera explotación de la marca, la película manejaba con tino las herramientas de la comedia física y aprovechaba los buenos oficios de un elenco integrado por grandes figuras de la Nueva Comedia Americana, como Jason Sudeikis, Maya Rudolph, Bill Hader o Danny McBride. El primero de esos méritos vuelve a ser el principal recurso de esta secuela, en tanto que el segundo constituye un misterio irresoluble, ya que la versión subtitulada no llegó al país ni siquiera para las proyecciones de prensa. Una costumbre espantosa, cada vez más extendida. Más allá de eso,Angry Birds 2 es apenas un producto más que la línea de montaje de Hollywood escupe al circuito comercial, no tanto para hacerle honor al relato cinematográfico sino para ocupar espacios y recaudar. Un artículo que tiene todos los tornillos en su lugar y que ha sido ensamblado siguiendo rigurosamente el manual de instrucciones, pero que carece del valor agregado de la creatividad o la sorpresa. Porque más allá de algunos gags divertidos o situaciones resueltas con gracia, en el resto de la película todo está colocado mecánicamente en su lugar. Demasiado en su lugar.
Más enojados que nunca. Angry Birds 2: la película es la secuela de la exitosa película animada del 2016, basadas en el aún más exitoso videojuego. Dirigida por Thurop Van Orman, de una larga experiencia como guionista de series televisivas de animación, en su versión original vuelve a contar con las voces de Jason Sudeikis como el pájaro Red, Bill Hader como el cerdo Leonard, Leslie Jones como la villana Zeta, Awkwafina como Courtney y Josh Gad como Chuck. La historia comienza con los pájaros formando una tregua con los cerdos, cuando los habitantes de ambas islas comienzan a ser amenazados por bombas de hielo que llegan desde una tercera. Y es así como Red y Leonard encabezan una misión para detener los maléficos planes de Zeta y salvar así a los habitantes de sus islas. Esta trama principal va acompañada de una subtrama en la que tres pájaros bebé pierden los huevos de los hermanitos de uno de ellos, e intentan recuperarlos, y terminan cumpliendo un rol fundamental en el clímax. Lo primero que vale la pena tener en cuenta es que esta película está destinada exclusivamente al público infantil, razón por la que los adultos podemos quedarnos afuera de muchos gags, a pesar de que resultan efectivos. Porque, al igual que las parodias dirigidas por Mel Brooks, son estos gags los que sostienen el argumento, subordinándose a él y justificando así la aleatoriedad de muchas situaciones o el hecho de que la canción Baby shark dance forme parte de la banda sonora, por ejemplo. En cuanto al punto de vista técnico hay que señalar que Angry Birds 2: la película conserva la misma estética del videojuego que le dio origen, al igual que en su predecesora. Esta se basa en una animación similar a la de Hannah- Barbera, ya que no se preocupa por el realismo, hay cerdos verdes, por ejemplo, sino que da rienda suelta a la caricaturización anárquica de los personajes, en concordancia con el humor bizarro que maneja. En conclusión, Angry Birds 2 es una película de animación que al igual que la franquicia de Shrek, utilizan el argumento para darle lugar a una enorme cantidad de gags efectivos destinados exclusivamente al público infantil. Es por eso que no necesariamente hace falta conocer el videojuego en el que se basa ni haber visto la precuela para que pueda ser comprendida y disfrutada, lo que le da mayores posibilidades de convertirse en un éxito de taquilla.
Es de público conocimiento que no todas la películas que nacen a raíz de un videojuego son buenas. Algunas, por no decir la mayoría, tienden a perder esa esencia característica del videojuego, pero sí de Angry Birds hablamos las cosas son un poco más distintas. Desde la primera entrega las aventuras de estas aves pequeñas coloridas y un poco locas nos tienen atrapados, pero en esta segunda entrega quizás no llega a cubrir todos los aspectos de una buena película animada. Para entrar un poco más en contexto la historia en este caso trata que Red, Chuck, Bomb y el resto de sus amigos son abordados por un cerdo verde que les pide que se unan para luchar juntos contra una amenaza común. Las aves agresivas de una isla cubierta de hielo planean usar un arma casera para destruir el modo de vida de las aves y los cerdos. El grupo deberá infiltrarse en la isla y detener el dispositivo. En esta película el director Thurop Van Orman se acerca a este universo expandido con algo de la ambición visual al estilo Pixar y un espíritu inquieto. Hoy en día la batalla entre las películas animadas es muy fuerte y más en este año donde se estrenan varios rivales, y es por esto mismo que el director no se dejó achicar. La historia a pesar de ser repetitiva y simple, es dinámica y entretenida ya que una vez establecida la trama el relato corre más fluidamente. "Angry Birds 2" logra su cometido de captar la atención de los más chicos y hacerlos reír por momentos. Los chistes básicos y sencillos son muy recurrentes en esta película pero no por eso deja de agradar al público. Cabe destacar también que así como Uglydolls tiene a Tini, Angry Bird tiene la voz de Dario Barassi en uno de los puerquitos verdes, esto logra darle otro color y más familiaridad en el transcurso de la cinta. Finalmente esta película no logra sobresalir, pero aun así cumple con el objetivo de hacernos pasar un buen momento acompañando a estos pequeños animalitos en sus locas aventuras. Por Keila Ayala
Secuela del éxito de 2016, adaptación del popular juego para celulares, "Angry Birds 2: La película", de Thurop Van Orman, ofrece un producto cómodo que no innova pero aprueba. En 2009, la empresa finlandesa Rovio, y el diseñador Jaakko Lisalo, lanzaban en todas las tiendas de aplicaciones la primera versión de Angry Birds, un juego diseñado para celulares, tablets, y pads, de diseño sencillo y jugabilidad de estrategia más bien básica. El puñado de pájaros coloridos con forma de bola, lanzados hacia unos pequeños cerdos verdes (también con forma de bola) que debían derribar, fue una idea tan simple como rendidora, convirtiéndose en un éxito casi inmediato, que en 2012 alcanzó su punto máximo, y se convirtió en uno de los primeros booms de juegos pensados para smartphones antes que para las consolas. En poco tiempo el mercado se inundó de todo tipo de merchandising sobre estos personajes que pasaron a tener una historia y un desarrollo propio. Cientos de versiones y secuelas diferentes del juego. Todo lo que se nos ocurra. No podíamos caminar sin cruzarnos con algo de Angry Birds. Luego de varias idas y venidas, proyectos anunciados y cancelados, finamente en 2016, la alicaída Sony Pictures Animation lograba resurgir con Angry Birds: La película, que resultó todo un éxito pese a las críticas dispares. Era evidente que se vendría una secuela puesta en producción ni bien la primera arrimó los primeros números. Un dato, "Angry Birds: La película" llegó cuando ya el furor por el juego estaba mermando. Ahora, tres años después, ya casi no queda nada de aquel éxtasis, por lo cual esta segunda parte tiene el desafío de valerse por sí misma, más como secuela que como adaptación. Al igual que la primera, no esperen originalidad ni un gran desarrollo de historia. "Angry Birds 2: La película" apunta a lo básico, sacar provecho de los personajes conocidos, ubicarlos en un contexto que sirva de excusa, y llenar el ambiente de humor y chistes aquí y allá. Es una formula tan sencilla como rendidora para este tipo de películas que no buscan ser reconocidas por sus enormes talentos. La historia es archi conocida, y aún los más chicos pueden adelantar todos sus pasos. Clásica para una secuela. Los enemigos deben unirse frente a un mal mayor. Zeta es la líder de una nueva especie de aves salvajes y peligrosas que habitan una isla congelada y están buscando un nuevo hábitat. Para eso, desean terminar con la vida de las aves y los cerdos y hacerse de sus islas mediante un arma que ellos mismos crearon. Leonard, el rey de los cerdos, propone a Red y el resto de las aves dejar su rivalidad de lado y unirse para derrotar a Zeta y su grupo en busca de proteger sus hogares. Les dije, si le cambian los nombres y los tipos de personajes, esta historia se vio millones de veces. Hay también otra historia de colectora, con tres pájaros bebés buscando unos huevos/hermanitos, pero es aún más básica y menos desarrollada que la principal. Thurop Van Orman, conocido como el creador de la maravillosa serie animada "The Misadventures of Flapjack", hace su debut en el largometraje dirigiendo esta secuela. Como era de esperarse, poco de su irreverente humor y su genio desprejuiciado se encuentra en esta película craneada dentro de una oficina de productores. Trabajo por encargo, Orman le otorga aire de caricatura, un buen ritmo y timing, sin llegar a abrumar – si bien es algo vertiginosa - , y manteniendo siempre un tono fluido. La animación no es sorprendente, pero cumple con lo que se espera de un gran estudio. Respeta las formas y colores del videojuego, y los expande para la gran pantalla. Resalta su tono colorido, y desde la animación también se respeta ese tono juguetón semi inocente que impuso la saga de juegos. Todo es cálido y ameno, aunque a veces tiende a saturar. La historia si bien es muy básica y poco original, funciona, o mejor dicho, es funcional, no desentona, permite que la película llegue a buen puerto sin mayor esfuerzo, y que el espectador haga eso que fue a hacer, comer pochoclos, reírse un rato en familia, y salir con una sonrisa; es puramente efectiva. A diferencia de la primera, el tono es más amable, y no tan marcado en la diferencia de las personalidades de los personajes, aquello de “Angry” ya no es tan furioso, hablamos más bien de una secuela genérica. Se refuerza un mensaje de unión, y sí, acá también hay feminismo “a la mode”. El humor en su mayoría es eficaz, a veces los chistes se acumulan y se pierden, o se hacen repetitivos, o se estiran por demás; también habrá referencias que no todos entenderán, y el recurso de la referencia pop siempre está ahí como un as bajo la manga. El balance de target infantil y adulto es bastante correcto, hay un poco para todos, algunos chistes son algo burdos, otros son algo inocentes. La mayoría apuntan a la gracia propia de los comediantes del doblaje original, por lo cual, sí, nosotros corremos con la desventaja de las copias dobladas – las únicas que van a llegar - en donde mucho de esos guiños y esa efectividad se va a perder. En su remplazo, Darío Barassi le pone su voz a uno de los personajes, pero en el original tenemos a mucho elenco de SNL, no hay punto de comparación. No le pidan demasiado. "Angry Birds 2: La película" palidece frente a competencias contemporáneas como "Toy Story 4" o hasta "Cómo entrenar a tu dragón 3" (es mejor que "La vida secreta de tus mascotas 2"), estas apuntan a un cine de animación superador, de calidad. Es lo que es, una comedia relajada, divertida, y algo olvidable, que ofrece un rato entretenido e intenta restablecer en nuestras cabezas (o la de nuestros hijos/sobrinos/hermanos/primos) a estos personajes para ver si pueden vender un poco más de mercadería.
Aunque no tan buena como la primera, esta película animada sobre el célebre videojuego funciona bastante bien. No tan buena como la primera, donde la cantidad de gags se combinaba con personajes que tenían más de una dimensión, sin embargo esta película animada sobre el célebre videojuego funciona bastante bien. Aquí –era previsible– cerdos y pájaros rabiosos tienen que unirse para enfrentar una amenaza tremenda. Lo hacen y eso genera la aventura. Pero lo más interesante es cómo el diseño de la película, totalmente satírico, se combina con la trama, que parece al mismo tiempo satirizar a los propios Angry Birds.
Reaparecen en pantalla los célebres pájaros isleños que provocaron el entusiasmo universal de los más chicos, luego de su irrupción como videojuego hace no más de diez años. Surgidos de la Universidad Tecnológica de Helsinki en 2003, tres estudiantes finlandeses iniciaron este fenómeno, valorado hace menos de tres años en 1.000 millones de dólares y que ahora se conoce como la franquicia de los Angry Birds. Red, el pájaro malhumorado de la primera parte de la serie, sigue teniendo pocas pulgas y las cejas pobladas. Está considerado como héroe por su victoria contra los cerdos invasores que se comían los huevos de la Isla de los Pájaros. Su amigo Chuck siempre lo acompaña (es amarillo y sería un canario), mientras que Bomb, otro pájaro (pero negro), integra con ellos una pequeña pandilla. La novedad en la historia es que los cerdos tratan de aliarse con sus ex enemigos porque sufren ataques con extrañas bombas de hielo llegadas de una tercera isla. El caso es que se desencadena una guerra contra otros pajarracos (suerte de águilas) de la isla enemiga que quieren apropiarse de las dos islas con sus habitantes. Entre pequeñas artimañas de infiltración (un poco tontas la mayoría, sólo la del baño destaca), espionajes varios y la ayuda de los cerdos, que tienen cierta habilidad tecnológica, se desarrolla la historia. Paralelamente, hay otros polluelos (deliciosos) que andan por el agua, entre las islas, tratando de rescatar a sus hermanos no nacidos aún (unos rozagantes huevos). EMPODERADAS En síntesis, nada nuevo, un poco denso y largo todo, con muchas alusiones a ritmos de moda o géneros exitosos como los de los superhéroes o los de James Bond, con algo de rap y break dance. A diferencia de la primera de la serie, tan clara en su narrativa y organizada en su desarrollo, ésta opta por lo caótico, la evocación y hasta el tema del empoderamiento femenino con Silver (una dulce patita) y una desagradable Zeta al frente de la Isla del Hielo y de los atacantes. Los pajarracos, y los pajaritos especialmente, siguen atrayendo a los más chicos y el mensaje de integración y solidaridad es válido. Aunque la reivindicación feminista hace agua con una Zeta desmelenada, que pareciera haber armado todo solamente para compensar una desilusión amorosa.
Salvo por cuestiones económicas, no había ninguna razón concreta para una secuela de “Angry Birds. La película” (2016). Todo el contenido se volcó en aquella primera entrega incluida, no la presentación ortodoxa de los personajes (que la hubo), sino el desarrollo y la justificación de los mismos, ya que poco se sabía de acuerdo a lo mostrado en el videojuego en el que se basa el guión. De modo que una segunda aventura de los pájaros que no pueden volar y los cerdos que los quieren capturar tiene poco sustento, a excepción de la diversión que supone realizarla. Este es el factor principal para verla. No es mucho, pero es cierto que cuando un equipo detrás de una producción artística se divierte esa diversión se contagia, aun cuando el producto en sí tiene limitaciones. Así que vuelven Red (voz de Jason Sudeikis, doblado por Raúl Anaya), Chuck (voz de Josh Gad, doblado por Faisy Omar), Bomb (voz de Danny McBride, doblado por Rubén Cerda), Águila poderosa (voz de Peter Dinklage, doblado por Bazooka Joe) y Matilda (voz de Maya Rudolph, doblada por Berenice Vega), entre otros. La isla de los pájaros vive en paz y armonía adorando a su ídolo Red hasta que un día reciben miles de mensajes provenientes de la isla de los cerdos, comandada por Leonard (voz de Bill Hader, doblado por Dafnis Fernández). Los mensajes proponen una tregua ya que hay un enemigo que se les viene encima a todos y hay que hacer causa común. Nada del guión de Peter Ackerman, Eyal Podell y Jonathon E. Stewart irá por andariveles sorpresivos ni puntos de giro determinantes, por el contrario. La trama es bastante simple con los malos de un lugar, los buenos del otro, y una resolución que estará cercana a lo físico más que lo intelectual. “Angry Birds 2: La película” se sostiene en algunos gags efectivos, con buen ritmo de montaje y sobre todo porque es consciente del público al cual apunta: fanáticos gamers a los que se sumarán niños y niñas que no superen los 9 años. Acaso sean ellos quienes mejor la pasen en el cine.
Los habitantes de Isla Pájaro e Isla Cerdito mantienen una inocente disputa tras los eventos de la primera película. Cada uno está en paz en su territorio, las “peleas” y bromas entre ambos bandos parecen ser solo una manera de pasar el rato. Hasta que inmensas bolas de hielo llegan a ambos pueblos con el claro fin de destruirlos. Si la amenaza no viene de ningún lugar conocido sólo puede haber una explicación: existe una tercera isla que nadie conocía. Así es que los anteriormente enemigos deben unir fuerzas para conformar un equipo que descubra y detenga al nuevo villano que quiere congelarlos.
Recordemos que la primera entrega recaudó 352,3 millones de dólares. Le ponen todo su talento con sus voces: Rachel Bloom (Silver), Leslie Jones (Zeta) y Awkwafina (Courtney) Jason Sudeikis (Red) y Josh Gad (Chuck), entre otros. La cinta se encuentra llena de personajes y en esta oportunidad los villanos son unos cerditos de color verde. Cuenta con un buen ritmo, situaciones y música retro, visualmente es bastante colorida, ideal para disfrutar en familia, hace hincapié en la amistad y nos va dejando mensajes positivos. Tiene momentos muy divertidos, buenas coreografías, llena de clichés y por momentos un poco reiterativa, con una narración entretenida, atractiva, entrañable y emotiva. Además en esta nueva aventura se decidió impulsar una campaña contra el bullying en las escuelas.
La secuela de la adaptación homónima del video juego (con el sello de Rovio Entertainment y producida por Sony Pictures Animation) empieza con la satisfacción de la promesa establecida al final de su antecesora. La guerra prolongada entre las aves de la Isla Pájaro y los porcinos de Isla Cerdito estaba muy lejos de haber terminado, pero cuando una tercera Isla –la de las águilas invernales- hace de este un conflicto triádico, los dos primeros bandos dejan sus orgullos de lado y se alían para inhibir el armamento superador de la raza emergente.
Hay películas que tienen el éxito asegurado y esta secuela de Angry Birds es una de ellas. Por ese motivo alguien puede creer que van a tirarse a hacer la plancha y no esforzarse más que lo justo. Pues no es así, los personajes vuelen a las andadas y esta vez deben unir sus fuerzas con los villanos cerdos de color verde para enfrentarse a una fuerza mayor. Esta secuela del éxito basado en el videojuego desarrollado por Rovio mezcla la comedia más delirante con la estructura del cine de James Bond para dar como resultado una comedia que sorprende de punta a punta. Aunque algunos recursos, como la excelente utilización de la banda de sonido, los usa en exceso, el promedio de risas genuinas es muy alto. Hay mucha libertad y diversión en The Angry Birds Movie 2 y se nota desde el comienzo. No hay tanto temor a que los chistes puedan ser un poco incorrectos ni a los detalles ambiguos que harían temblar a cualquier productor de cine asustado por la corrección política. Comedia disparatada y de la buena, segunda parte.