Juntas son dinamita CAZAFANTASMAS, de Paul Feig JUNTAS SON DINAMITA | por Santiago García Cazafantasmas es una nueva versión del clásico de los 80 pero completamente renovada en todos los aspectos. Una comedia excelente, con un elenco impecable y un guión divertido e inteligente. Una completa maravilla. Imperdible. Las comparaciones son odiosas pero la cantidad de remakes que se realizan actualmente casi nos obliga a tener que decir algo sobre los títulos anteriores. Los cazafantasmas (1984) es una película muy taquillera y muy recordada por los espectadores, lo que lleva necesariamente a pensar en ese título y su secuela de 1990 al estrenarse la versión del 2016. Lo correcto sería decir que se trata de películas muy distintas, cosa que es cierto, pero todos quieren comparar y responder a la pregunta de sí es mejor, si está a la altura y si valió la pena. No son pocas las remakes irrelevantes que vemos todos los meses, por lo cual también se ha vuelto un lugar común decir que la original era mejor, incluso cuando no es cierto. Pero nadie está escondiendo acá la euforia y esta aclaración es para decir que comparadas, Cazafantasmas 2016 es mil veces mejor que los dos films anteriores y que si quisiéramos profundizar en la inútil comparación, hay que decir que es un film más divertido, mejor actuado, mejor realizado y muchísimo más profundo que aquellos dos. No se trata de ser diplomáticos, sino realmente creer que las comparaciones no sirven. La versión de 1984 era una comedia irreverente, absurda, bastante improvisada en el guión y con un desparpajo muy poco habitual para un cine de alto presupuesto. Los cazafantasmas 2 era más prolija pero perdía la alegría de su predecesora. Las dos podrán ser recordadas con cariño, pero no eran grandes películas. Finalmente, para que no se enojen los puristas, hay que decir que para muchos Cazafantasmas es más un reboot que una remake. Es decir que empieza de cero, no es una nueva versión del guión original. Sutileza inútil si las hay, pero que quede aclarado, porque hay mucho nerd con tiempo libre que se divierte con esa diferencia. Cazafantasmas es, en lo que a género se refiere, una comedia. No es una comedia del montón, es una comedia que tiene una perfecta combinación con el género fantástico. Sí, claro, hay muchos fantasmas, y los efectos especiales son todos excelentes, propios del cine fantástico, pero el género de base al que pertenece la comedia. No sé a quién se le ocurrió hacer una nueva versión, pero el resultado no podría ser mejor. Cazafantasmas es una comedia con un timing increíble. La perfección de las cuatro protagonistas (más su asistente) y el resto del elenco es asombrosa. Hasta Andy García interpretando al alcalde de Nueva York tiene momentos memorables. Cazafantasmas tiene algunas de las mejores líneas de comedia en mucho tiempo, y las actrices hacen que esos diálogos brillen. Hacía tiempo que no me reía a carcajadas en el cine como con esta película. Mérito de las actrices y los guionistas. Me gustaría empezar a citar diálogos de este nuevo clásico, pero prefiero esperar a que otros vean la película para poder reírnos todos. Cazafantasmas es una película cómica, con muchos chistes, pero es una película para espectadores con sentido del humor. Los chistes pueden ser a veces básicos, pero otras veces son sofisticados y veloces, y necesitan un espectador que se ría algo más que de los golpes y los porrazos, aun cuando estas mujeres practiquen muy bien la comedia física. El director de la película es el ya oficialmente maestro de la comedia Paul Feig, director de esas comedias revolucionarias que son Damas en guerra y Armadas y peligrosas. También Spy la dirigió el, pero en mi opinión es una comedia inferior en comparación con las otras dos maravillas. El también escribió el guión, junto con Katie Dippold guionista también de Armadas y peligrosas. El guión de Cazafantasmas es impecable pero además tiene varios temas interesantes. El más poderoso de todos es el de la amistad. Las dos protagonistas son dos amigas distanciadas, vueltas a unir por su condición de incomprendidas. Ellas han visto fantasmas, ellas son desde entonces marginadas, pero una de ellas ha aprendido a disimular para vivir en sociedad y la otra no. Cuando la que intenta madurar, Erin Gilbert (Kristen Wiig) descubre que su vieja amiga Abby Yates (Melissa McCarthy) ha vuelto a difundir un libro sobre fantasmas que escribieron juntas, sale a enfrentarla pero se termina rindiendo a la doble evidencia de que los fantasmas sí existen y no pueden ser negados y que la amistad entre ambas también sigue existiendo y tampoco puede ser negada. Ya hay otra científica demente, inventora, con Abby, llamada Holtzmann (Kate McKinnon), la más rara del equipo, lo que no es poco decir. Luego se sumará Patty, que no es científica pero conoce Nueva York como nadie (Leslie Jones) y se conformará el impecable cuarteto de Cazafantasmas. Un secretario muy apuesto pero completamente idiota llamado Kevin (Chris Hemsworth, muy gracioso) será una quinta pata cómica que de paso empieza a golpear contra los clichés de una historia del cine machista. La propia película recibió agresiones machistas y misóginas desde que se anunció el cuarteto de mujeres como Cazafantasmas. La película se ríe de eso y hasta lo usa como parte del guión y la campaña publicitaria. La victoria a favor de la nueva película no podría ser más aplastante. La amistad de las cuatro protagonistas es de las más poderosas que se hayan visto en cine. Tanto para el ridículo, el miedo, la aventura, el coraje y la emoción, las cuatro protagonistas son inolvidables. Es una verdadera oda a la amistad esta película, como lo han sido, dicho sea de paso, los films anteriores de Feig, todos ellos protagonizados por mujeres. Hay un diálogo que revela el complejo nivel de autoconciencia que maneja la película. Hablando de fantasmas alguien cita a Patrick Swayze en Ghost, película de público femenino según el estereotipo cultural. Las protagonistas se ponen a hablar de Patrick Swayze, pero diciendo que sus películas favoritas con el actor son El duro y Punto límite. No es un dato menor, la película viene a patear los lugares comunes, viene a correrse del lugar esperado. El enojo de los fans previo al estreno indica que no es un terreno tan fácil como se puede creer. Por otro lado, la película no busca pelearse para nada con el film anterior, y un puñado de hermosos cameos del elenco original indica que cuenta con el saludo de todos ellos. En ese aspecto vale la pena quedarse hasta el final de la película, hasta el último título. La sensación de fraternidad femenina que el film tiene me hizo acordar a esas bandas de chicas, esas que no le debían nada a nadie, que no estaban al servicio de nadie, que hacían (y hacen) su música, se divierten, dicen lo suyo y no piden perdón por existir. Desde The Runaways hasta Sleater-Kinney, pasando por The Bangles, L7 o Luscious Jackson, por citar algunas. Ese poder es el mismo que respire en Cazafantasmas, con las protagonistas y la forma en la que funcionan en la pantalla. Verlas juntas en un escenario en un momento de la película lo corrobora. Rockean, realmente, las cazafantasmas. Una banda de mujeres que hacen de esta película uno de los mejores ejemplos de feminismo en la cultura popular. Y no hay pancartas ni bajada de línea, simplemente son, hacen y punto. Lo justo es cerrar con las cuatro comediantes que le dan vida a la película. El lugar de la mujer en la comedia ha sido siempre acotado. La idea de perder por completo la compostura no ha sido bien visto en general en las películas. Poco a poco se ha ido modificando de eso (con orgullo nacional digamos que Argentina siempre tuvo grandes cómicas) y las mujeres no solo han hecho comedia sofisticada y veloz, sino también comedia física, escatológica, violenta, donde como los buenos cómicos de la historia, la compostura se pierde por completo. Estas mujeres cómicas tienen en este cuarteto un equipo espectacular. Leslie Jones, de la cantera de Saturday Night Live, Kate McKinnon, también de SNL, una comediante cuya locura es una fiesta para los espectadores, se roba la película con su personaje, una verdadera sorpresa. Y por supuesto las dos mejores comediantes de la actualidad (con o sin género de por medio) Kristen Wiig y Melissa McCarthy. Su manejo del humor es de lo mejor que se haya visto en la pantalla grande. Ellas son el centro de la película. Si la comedia americana siempre da la nota y sorprende con nuevas maravillas. Esta vez, y como pocas veces, lo hace dentro del cine industrial de alto presupuesto. El riesgo nunca ha sido más grande, pero el resultado artístico es indiscutible. Esperemos que los espectadores se sumen, porque Cazafantasmas es una de las películas más felices en mucho tiempo.
Estamos muy a favor de mujeres tomando el protagonismo de blockbusters de Hollywood destinados a audiencias masivas. Y cuando esas mujeres además demuestran química y talento para sostener semejante tarea, mejor aún. Dicho esto, la remake femenina de Cazafantasmas (Feig, 2016) cae en los mismos errores que otros tanques con testosterona: un guión pobre, un villano sin motivaciones, un abuso de la referencia nostálgica y un acto final lo suficientemente confuso como para que nada importe demasiado, sólo setear la secuela. Así y todo Cazafantasmas resulta entretenida y con chistes que en su mayoría funcionan muy bien. La figura de la rubia tarada de tantos films es aquí interpretado por el mismísimo Thor, Chris Hemsworth, un chiste que se extiende durante todo el metraje. Si lo único que se espera de Cazafantasmas es un poco de diversión sin sustento, un susto infantil, y un mensaje de camaradería, la película lo entrega con creces. Pero con el talento involucrado se puede pedir algo más que esto. Melissa McCarthy y Kristen Wiig son fácilmente la mejor parte de Cazafantasmas, el guión empieza a tropezar cuando se intenta forzosamente demostrar el amor por los viejos Cazafantasmas. A los fans les encanta citar a la película original, y la remake también lo hace… en demasía. No hay casi ninguna escena sin algún tipo de referencia al film de Ivan Reitman de 1984, y por supuesto están los cameos de Bill Murray, Dan Aykroyd y otros. Tal vez es lógico que una película de fantasmas deba sufrir el acoso de los fantasmas del pasado en forma de referencias constantes. Feig y su co-guionista Katie Dippold intentan apaciguar a los militantes extremos de la Ghostbusters original. Esta es la tercera película de Paul Feig que intenta deconstruir un género popular dominado por los hombres. Lo hizo antes en The Heat (2013), una buddy-cop con dos mujeres y en Spy (2015) donde le dio a Melissa McCarthy la oportunidad de jugar a James Bond con faldas. Esta Cazafantasmas no arruina el legado de la película original, pero su propio legado podría haber sido mejor si no se preocupaba tanto por homenajear a los viejos Cazafantasmas tan intensamente. El mejor homenaje en todo caso era hacer una gran película que por momentos se vislumbra y que en esta oportunidad quedó enterrada debajo de la maquinaria de Hollywood y la necesidad de vender sus productos viejos pintados a nuevo.
Imagínense por un momento que los Avengers son todas chicas y salen a defender a la ciudad de Nueva York con todo lo que tienen. Así se siente la nueva versión de “Cazafantasmas” (Ghostbusters, 2016), como una aventura de superhéroes patea traseros cargada de acción, mucho más humor todavía y un poquito de terror que le suman los espectros de turno. Hay muchísima gente preocupada porque Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones vengan a arruinarles la infancia (¿?) o, en su defecto, un clásico en apariencia intocable que puede llegar a ser profanado por estas cuatro geniales artistas de la comedia. Para empezar, son los propios Dan Aykroyd e Ivan Reitman (director de las películas originales) los que están detrás de la producción de este reboot y, por ende, fueron los primeros en darle el visto bueno a Paul Feig (director y co-guionosta), un tipo que sabe un montón sobre humor y sobre manejar exitosos elencos femeninos. Pueden chequear “Freaks and Geeks”, “Damas en Guerra” (Bridesmaids) o “Spy”, para quedarse más tranquilos. Ahora, si se van a subir a esta ola de odio injustificado, ni se molesten en leer esta reseña y siguen con otras cosas. No es cuestión de hacerles perder el tiempo. “Cazafantasmas” no intenta ser un homenaje y contar la misma historia protagonizada por mujeres. Sí, obvio que hay muchos puntos en común con la versión de 1984, pero en este nuevo universo nunca existieron ni Venkman, ni Stantz, ni Spengler, ni Zeddmore. Acá tenemos a Erin Gilbert (Wiig), una brillante profesora de la Universidad de Columbia cuya carrera cae en desgracia cuando su pasado –ejem, un libro sobre actividad paranormal que escribió hace años junto a su amiga Abby Yates (McCarthy)- vuelve a salir a la luz manchando su prestigio para siempre. A Erin no le quedan muchas opciones y termina haciendo equipo junto a su camarada y Jillian Holtzmann (McKinnon) para ir a investigar una supuesta aparición fantasmagórica. Las pasiones de la juventud vuelven a resurgir y, sumado a la curiosidad científica, las chicas deciden hacer de esto su nuevo negocio, aunque nadie las tome muy en serio. Pronto se suma Patty Tolan (Jones), una empleada del metro que odia su trabajo y, a pesar de no tener ningún doctorado, conoce la ciudad y la historia de todos sus edificios como la palma de su mano. Como cualquier emprendimiento decente, las Cazafantasmas necesitan un secretario que atienda las llamadas, ahí entra el buenudo de Kevin (Chris Hemsworth), la mejor versión de “rubia tonta” que se haya visto en años. Créannos, la faceta cómica del actor musculoso es mucho mejor bienvenida que su postura de superhéroe nórdico. La actividad sobrenatural se empieza a intensificar a lo largo y ancho de Manhattan y, a pesar de que las autoridades quieren desmentirlo todo públicamente, el caos está a la vuelta de la esquina y sólo estas cuatro heroínas podrán salvar a la ciudad de un cataclismo que viene a acabar con todo. O sea, ¿a quien vamos a llamar? La química que se genera entre las cuatro protagonistas es sencillamente genial, una seguidilla de humoradas, referencias culturales a montones que no se le pueden escapar a ningún nerd y mucho guiño cariñoso hacia la historia original. “Cazafantasmas” es, ante todo, una comedia de terror y, obviamente, no faltan los buenos sustos, pero también se valora la amistad y el esfuerzo de estas tres “científicas y Patty” que luchan por cumplir sus objetivos. La historia de fondo es sencilla porque lo que importa es ver como se origina este grupo de cazadoras de espectros, algo así como “Batman Inicia” (Batman Begind, 2005) que nos va mostrando el ensayo y error de nuestro héroe. Hay mucha ciencia de por medio, y muchos artilugios, todo muy práctico y justificado porque ya no estamos en la década del ochenta y la cosa no es tan naive como entonces. “Cazafantasmas” cumple con todo lo que promete y regala una infinidad de momentos hilarantes. Claro que cada uno tiene su punto de vista y puede no dejarse llevar por este nuevo planteo, o el sólo hecho de que se trata de mujeres queriendo ocupar unos zapatos muy grandes. ¿Si hubiese sido un reboot masculino estaríamos discutiendo estás cuestiones? Lo cierto es que a McCarthy, Wiig, McKinnon y Jones los zapatos les quedan muy cómodos y ojalá que los caminen por varias aventuras. Feig sabe como balancear el humor y “esos otros momentos” de la trama, valerse de unos buenos efectos especiales, y hacer el mejor uso de la nostalgia sin empalagar, ni quitarle protagonismo a quienes verdaderamente se lo merecen: sus nuevas estrellas cazafantasmas. Algo nuevo, algo viejo, algo usado, algo ¿verde?… así es “Cazafantasmas”, un nuevo reboot que debe enfrentar mil prejuicios (y hasta se ríe de ellos con mucha clase), pero sale airosa justamente por la sagacidad de sus personajes principales. No deja de ser una historia de origen con una resolución un tanto simplista, pero el balance es muy positivo si uno deja de pensar en géneros y etiquetas, y disfruta esta comedia de terror por lo que es, un gran entretenimiento para las nuevas generaciones y un abrazo cariñoso para los fanáticos más férreos.
No me preguntes, sólo soy una chica… que atrapa fantasmas. Tomando como evidencia la cantidad de dislikes que se ganó el trailer oficial de Cazafantasmas (Ghostbusters, 2016) en YouTube -la mayor cantidad de “pulgares debajo” en la historia de la plataforma- comprendemos que la nueva película de Paul Feig se situó en la vereda opuesta al hype, ese neologismo del nuevo milenio que sirve para describir la forma en que se suele ensalzar eventos y producciones incluso antes de tiempo. Los fans y la crítica la prejuzgaron desde el primer día y la castigaron durante meses antes de poder verla. Después de años de especulaciones, guiones descartados y una lista interminable de actrices, finalmente una de las producciones más pre-odiadas de las últimas décadas llegó a nuestras salas. Situada en una Manhattan ficticia donde no se especifica por completo si los films previos comparten universo o no, tenemos a cuatro mujeres que se unen para combatir fuerzas espectrales que progresivamente comienzan a azotar la ciudad. Erin Gilbert (Kristen Wiig) es la científica seria, Holtzmann (Kate McKinnon) es la científica loca, Patty (Leslie Jones) es el balance étnico/ urbano y Abby Yates (Melissa McCarthy) no es ni el Dr. Venkman de Bill Murray ni el Dr. Stantz de Aykroyd… es simplemente McCarthy con menos decibeles de los que solemos verle en sus interpretaciones cómicas. Como ya nos anticiparon los precoces trailers y se evidencia desde la primera escena, alguien está detrás de este brote sobrenatural y conforme avanza la trama el plan maestro será revelado, derivando en una confrontación que puede determinar el destino de la ciudad más atacada en la historia del séptimo arte. El juego de las diferencias se vuelve inevitable cuando el material original tiene estatus “de culto” para muchos. Posiblemente la mayor desigualdad se encuentre en el tono del humor. El film original se manejaba dentro de los dominios de la ironía y el sarcasmo, sacándole jugo a cada intercambio entre los personajes. En esta actualización presenciamos el chiste fácil y la retribución inmediata al espectador, ya sea mediante la comedia física o algún intercambio literal entre los intérpretes. No necesitamos ese microsegundo para determinar si lo que acaba de suceder fue gracioso, sarcástico o cínico, o todo eso junto… aquí todo es direccionalmente gracioso, no sea cosa que alguien se quede afuera del chiste. Las cuatro protagonistas se perciben correctas pero algo contenidas, en particular McCarthy y Wiig, dos actrices con buenos antecedentes; de la mano de Feig dieron muestras cabales de su talento en Damas en Guerra (2011), Chicas Armadas y Peligrosas (2013) y Spy: Una Espía Despistada (2015). McKinnon es quien más se destaca, interpretando a una Holtzmann desinhibida y extravagante que se lleva los mejores momentos, sin dudas una tapada. Imposible no mencionar a Chris Hemsworth (de Thor y la saga de Los Vengadores) interpretando a un personaje que todo el tiempo sentimos metido con fórceps dentro de la trama, sin importar cuánta trascendencia se le quiera dar. Los cameos están a la orden del día, a pesar de aglomerarse cerca del final. Sin considerarla una producción fallida, no se aprecia una comedia tan filosa como aquellas que suele entregar el director, sino una producción demasiado pensada para el mainstream, con todo lo bueno y todo lo malo que ello implica. Se percibe mucho respeto por el material original, sin intenciones de ofender a nadie ni reinventar la rueda. Un mero entretenimiento, que se puede disfrutar a pesar de saber que juega en una liga completamente distinta a su antecesora.
El director Paul Feig combina acertadamente el tono fantástico con la comedia popular, aprovechando al cuarteto protagónico femenino con buenos gags, entre cameos de figuras y algunos sustos. A treinta y dos años del éxito de Los Cazafantasmas y su secuela, el director Paul Feig -el mismo de Damas en guerra y Chicas armadas y peligrosas- relanza al nuevo equipo femenino de la nueva versión y lo hace manteniendo la nostalgia de las dos títulos anteriores, pero con una estética moderna. En este caso, la nueva versión de Cazafantasmas combina acertadamente el tono fantástico y paranormal -el comienzo en la mansión convertida en un museo y habitada por un espíritu maligno ofrece sustos- con la comedia popular que trae a Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones, Kate McKinnon y al "adonis" Chris Hemsworth -Thor-, como el nuevo secretario del grupo especializado en atrapar fantasmas que deambulan por la Tierra. La trama explota la química entre el cuarteto femenino con gags que dan en el blanco, guiños a películas populares y hasta un chiste sobre el futuro presidente de los Estados Unidos, permitiendo los cameos de Bill Murray, Ernie Hudson y hasta Sigourney Weaver en los minutos finales, y con el rol del alcalde de Nueva York a cargo de Andy García. Un portal se abre y trae a las criaturas más monstruosas -el recordado muñeco de nieve- que amenazan Times Square, colocando al cuarteto que ahora alquila un galpón destartalado y ubicado arriba de un restaurante chino, como las nuevas salvadoras del mundo. A la manera de modernas heroínas y respaldadas con la tecnología necesaria para detectar y atrapar a las entidades que andan sueltas, la película se sostiene por el ritmo impreso a las diferentes secuencias -la escena del subte funciona como la del comienzo- y con un clima de chistes permanentes que salpican la pantalla. Impulsada por el pegadizo "leit-motiv" que la hizo popular, Cazafantasmas está preparada para capturar a nuevas generaciones y al público adulto que disfrutó con las otras dos entregas, dividiendo también las aguas, y jugando con las presencias del "mas allá".
Las chicas sólo quieren divertirse Ni el despropósito que muchos anticipaban ni la gloria cómica que podía esperarse de Feig con McCarthy, Wiig, McKinnon y Jones, este reboot de la saga ochentosa resulta un poco forzado, pero finalmente disfrutable. Lo mejor que se puede decir de este reboot femenino de Los Cazafantasmas, saga emblemática de la década de 1980, es que sobrevive con bastante dignidad a todas las polémicas (la propia idea de reciclar la franquicia, la elección de un elenco femenino, el poco eficaz trailer) que arreciaron tanto durante su realización como en estos tiempos de lanzamiento globalizado. En primera instancia, podría decirse que Cazafantasmas es moderada, limitada, espasmódicamente divertida y que se ve con cierto agrado, sin jamás sentir esa irritación que generan muchas veces las comedia que son del todo fallidas. Por otro lado, también provoca algo de decepción porque con un poco más de riesgo, desenfado y cohesión podría haber sido bastante mejor de lo que es. En este sentido, tratándose del reencuentro del director de Damas en guerra, Chicas armadas y peligrosas y Spy: Una espía despistada con Melissa McCarthy y Kristen Wiig, más los apreciables aportes de las SNL Leslie Jones y Kate McKinnon, podía esperarse algo más audaz. La película luce demasiado tensionada entre lo que seguramente querían los ejecutivos de Sony (algo accesible para todo público y que sirviera como inicio de una nueva saga), la “necesidad” del homenaje permanente a los films originales y una propuesta más desprejuiciada, más zafada, en la línea de la Nueva Comedia Americana. Así, se nota que algunas cuestiones no funcionaron del todo bien en los testeos y la narración por momentos no fluye demasiado (se notan ciertos hachazos de escenas que luego se recuperan en los títulos finales que funcionan como una suerte de “Deleted Scenes” y ya se anunció un Director's Cut para la edición en Blu-Ray). También aparecen demasiado contenida, como si estuviera atada para no desplegar todo su histrionismo, ese alud de comicidad física que es Melissa McCarthy. Correctas pero sin grandes pasajes para su lucimientos tanto Kristen Wiig como McCarthy y algo estereotipada la afroamericana Jones, lo mejor del cuarteto protagónico que caza fantasmas por las calles de Nueva York (sobre todo en Time Square) es Kate McKinnon, mientras que también se disfruta como el secretario/recepcionista torpe y hot (un simpático reverso del lugar común femenino) a Chris Hemsworth. Algo parecido ocurre con los cameos (Bill Murray, Day Aykroyd, Sigourney Weaver, etc.): se agradecen, pero también resultan un poco obvios, subrayados. El uso de los efectos visuales no es abusivo aunque la resolución se alarga demasiado y es bastante convencional. Cabe consignar que, tras los títulos de cierre, hay una escena adicional (nada del otro mundo) pensada para una secuela (los resultados de taquilla dirán si finalmente se hace o no) y una dedicatoria merecida a Harold Ramis, coguionista del film original, fallecido en 2014.
No hay nada peor en este mundo que el fanatismo mal encaminado, y de eso sabe mucho esta reimaginación de Ghostbusters. Meses antes de su estreno, la nueva producción del genial director de comedias Paul Feig tuvo que enfrentar un duro rebote del público, que mayormente clamaba que la saga "ya no era lo mismo" por tener a cuatro mujeres al frente de la franquicia, en vez de hombres. Quizás sea misoginia absoluta disfrazada de "no toquen a los Cazafantasmas", pero lo cierto es que por momentos se creía una batalla perdida, un fracaso incluso mayor que el que vio hace meses Batman v Superman, y todo esto basándose en un par de trailers y clips, sin ver el producto completo. Con este prospecto, la película tenía una difícil tarea por delante, que afortunadamente cubre a duras penas, ya que no es la maravilla que debería haberle tapado la boca a más de uno, pero tampoco es el desastre que muchos vaticinaron. Uno de los máximos problemas que tiene en el camino este botón de reinicio que aprieta Feig, es el valor nostálgico que trae aparejado el sacar a la saga de las sombras. Han pasado treinta años desde la original, que se ha convertido en un clásico a estas alturas con tantas repeticiones en la televisión y tantos momentos inmortalizados con el paso del tiempo. Feig y su co-guionista usual Katie Dippold (The Heat) tuvieron la ardua tarea de hacerle un gran guiño a ello. Pero también insuflar aire fresco y actual a los procedimientos de la comedia, además de trabajar con una calificación PG-13 para acceder a un público mayor, cuando sabemos que ellos funcionan mejor con la comedia restringida. Son muchos detalles que se le suman a lo que el estudio pedía del producto contra lo que ellos querían ofrecer, creando una tormenta de condiciones que por momentos funciona, pero en otros se aplasta a sí misma en el intento de satisfacer a todo el mundo. Viéndola y juzgándola tal cual está ahora, Ghostbusters es una agradable y bobalicona comedia sobrenatural, con bastante acción desperdigada durante el metraje, que sobresale mucho cuando se enfoca en las relaciones interpersonales entre el cuarteto protagonista. Tanto Kristen Wiig como Melissa McCarthy ya han demostrado con creces su excelencia en la comedia. Ambas tienen una conexión instantánea, lo que favorece su relación en pantalla, pero a Wiig se la nota a mitad de la capacidad usual, mientras que McCarthy -usualmente la carta salvaje del elenco- llena los zapatos de Abby de manera seria -graciosa pero seria-, lo que le impide liberar todo su poderío físico al que siempre nos tiene acostumbrados. Y su mala lengua, otro as bajo la manga, se queda guardada esperando la próxima oportunidad. Pero mientras que estas dos consagradas actrices dejan espacio para el resto, es cuestión de ver cómo se mueven las sorpresas del momento, en la piel de la brillante Kate McKinnon, la brutal Leslie Jones y el inesperado Chris Hemsworth. La Holtzmann de McKinnon será un instantáneo suceso con sus extravagantes comentarios y modismos, mientras que Jones, si bien recurre mucho al lunfardo callejero del personaje negro de turno, tiene la dimensión agregada de ser la única en el grupo que no es una científica, sino una ciudadana con muchas ganas de ayudar. Hemsworth, por otro lado, sobresale en el reverso de un papel habitual en las comedias: la secretaria sensual y despistada. Por una vez, el cambio es muy interesante y provoca varias secuencias magistrales de comedia, a las que el fornido actor siempre le presta su cuerpo y actitud para que lleguen a buen puerto. Hay cameos de sobra, pero no conviene adelantarlos sino descubrirlos en pantalla. En sus últimos comentarios, Feig admitió que el primer corte de la película duraba unas 4 horas, para luego recortarla a 3 y finalmente presentar una versión de cerca de 2 horas para que sea asequible al público. Es de sobra conocido que esa duración es extremadamente larga por la libertad con la que los actores improvisan momentos y frases, y por dicha razón la edición de Ghostbusters puede sentirse caótica, saltando de una escena a otra sin muchos miramientos. Para durar 2 horas, realmente se siente como un viaje más corto de lo usual debido a este montaje forzado, además de que la historia no tiene grandes vueltas de tuerca ni tampoco un villano con mucho peso para generar un buen contrincante para el grupo de féminas. Pero no por ello es menos disfrutable. El elenco está preparado para las escenas de comedia y las de acción por igual, los efectos digitales destacan por su suavidad y colorido bien chillón -aunque se extrañen a veces los efectos prácticos pegajosos- y en el camino se va borrando el mal sabor que muchos se empeñaron en adosarle. Ghostbusters es la película más grande y costosa al momento de Paul Feig. Es una gran apuesta, con una saga muy querida, y los primeros silbidos eran de esperarse. No pasará a la historia como una excelente comedia sobrenatural, pero es muy entretenida, tiene pasajes gloriosos y demuestra que un grupo de mujeres puede resultar igualmente satisfactorio como heroínas que un grupo de hombres. Poder se puede y Feig lo demostró una vez más. Resta disfrutar ahora del algodón de azúcar fantasma que el director creó para el público.
Escalofríos. Los 80 fue una década que marcó el origen de muchos clásicos: Volver al futuro, Terminator y Los Cazafantasmas, solo para citar ejemplos. Bajo la idea de Dan Arknold, que fue delineada junto a Ivan Reitmann, Bill Murray y Harold Ramis, Los cazafantasmas captaron al público con su primera película, sus efectos especiales adelantados a su época, un puñado de fantasmas, pero más que nada por su desarrollo concentrado en un cuarteto al que pudo haberse sumado Eddie Murphy, quien finalmente fue desplazado por Ernie Hudson.
Ghostbusters no es terrible ni genial, es sólo una historia creada con cariño por la original. La negatividad con la que se recibió la noticia del relanzamiento de Cazafantasmas (Ghostbusters, 1984) es casi insólita. La proporción de Me Gusta y No Me Gusta en el trailer subido a YouTube el año pasado es similar a la del video Friday, de Rebecca Black (caso en el que algunas comunidades online se pusieron de acuerdo para llenarlo de pulgares para abajo). Muchos dicen que es a causa de la misoginia del público, otros creen que la película tiene tintes racistas, pero la mayor parte del puntaje negativo previo al estreno tiene que ver con el miedo que se le tiene a las remakes y reboots. Muchas han salido mal, otras salieron tan bien que nadie recuerda el corpus original y en todo caso, a veces es difícil encontrar equipos en Hollywood que sean tan fans de algo como el colectivo que consumirá el nuevo producto cuando salga. Erin (Kristen Wiig) y Abby (Melissa McCarthy) fueron muy amigas en una época. Su amor por lo sobrenatural las llevó a escribir un libro juntas, pero años después la reputación de Erin como profesora se verá manchada por este antecedente. Así vuelven a encontrarse, y cuando el dueño de una mansión aparentemente embrujada las llama desesperado dejarán sus problemas de lado para ver, como siempre quisieron, un fantasma de verdad. Se les unirán Patty (Leslie Jones) y Holtzmann (Kate McKinnon), formando un equipo con lo justo para mantener bajo control la plaga de espectros que acosa Nueva York. La carrera del director, Paul Feig, tiene mucho que ver con la comedia y poco con lo sobrenatural. El tipo de chick-flick cómico que caracteriza a esta década conoce a Feig muy de cerca: Bridesmaids (Damas en Guerra, 2011), The Heat (Armadas y Peligrosas, 2013) y Spy (2015) son todas parte de su CV. Lo acompañó como guionista Katie Dippold, con antecedentes interesantes como su participación en programas de tv como Parks and Recreation y MADtv. Esta dupla justifica perfectamente el tipo de comedia que la nueva Ghostbusters es: muy moderna, muy improvisada y llena de momentos a lo Saturday Night Live. Esto le juega en contra en muchas ocasiones, ya que se hacen muy notorios los saltos entre partes improvisadas y chistes preparados. Es un problema muy común en este tipo de humor, y el montaje siempre ayuda a maquillar el error pero no fue posible con la reboot de Ghostbusters. Las actuaciones del equipo principal son lo esperable: ridículas y forzadas, que es lo que se usa en las comedias hoy. El papel de Chris Hemsworth es más interesante que lo que el trailer sugiere y, en la ridiculez generalizada de las actuaciones se lo ve tan entretenido como al resto del elenco. El afecto de los involucrados por la franquicia es algo muy evidente en esta película: si todo el público la recuerda con tanto cariño, los comediantes más. Es imposible superar a una película tan querida como Ghostbusters. La primera entrega tiene ya 32 años, por lo que va quedando vieja para la nueva generación. La ausencia de chistes cerdos (está categorizada como PG-13) ayudará a que los que no pudieron disfrutar la película original, por la razón que sea, tengan una vista a lo que la franquicia cazafantasma tiene para ofrecer. Como cualquier comedia de esta época, Ghostbusters solamente puede ofrecer unas cuantas risas entre el título y los créditos, pero eso es más o menos lo que ofrece cualquier película de este género en cualquier época. Pretender una obra maestra de algo que no es más que un montón de gags juntos es ridículo, y odiarla también. Ninguna infancia será arruinada y tal vez hasta mejore la de los más jóvenes que por primera vez en su vida conocen a los Cazafantasmas. No falta la sensación de ser parte de una gran aventura, ni esa alegría que da ver a los protagonistas evolucionar: Ghostbusters no es terrible ni genial, es sólo una historia creada con cariño por la original.
Girl Power Con mucha expectativa se esperaba esta remake del ya clásico film de Ivan Reitman, Los cazafantasmas (Ghostbusters, 1984), no porque se tratase de una obra maestra sino porque la evocación a la nostalgia era uno de los puntos más importantes a tener en cuenta en el resultado. Básicamente la duda surgía ya que una reciente serie de películas que tomaron clásicos de los ochenta no han podido resolver de manera satisfactoria sus propuestas y han destrozado los recuerdos de generaciones enteras ante la falta de calidad de los productos. Pero acá el resultado es otro, porque Cazafantasmas (Ghostbusters, 2016) trabaja la idea de un grupo especializado en encontrar y atrapar fantasmas, para disparar otras que acercan más a la comedia que al género fantástico en esta nueva versión de Paul Feig. Dos ex amigas, Abby (Melissa McCarthy y Erin Kristen Wiig, ambas recurrentes en el cine de Feig) se reencuentran tras el descubrimiento de la nueva edición de un libro lleno de falacias y mentiras sobre espectros, fantasmas y otras apariciones. La más recatada y “estudiosa” de ambas, Erin se acercará a Abby para exigirle que retire de amazon el libro y poder así, recuperar su prestigio y lugar en una reconocida universidad. Pero cuando Abby se niega, y le demuestra que cada una de esas “teorías” aplicadas en la publicación es real, deciden aceptar la misteriosa tarea de cazar los fantasmas que habitan en una vieja mansión. Cazafantasmas narra su relato en clave de comedia con un sinfín de gags, slapstick, confusiones y muchos chistes, algunos de ellos predecibles pero que le impregnan un dinamismo a la historia, clave para suplir su falta de respeto al género. Si por momentos el film se transforma en un gran sketch, similar a los que la mayoría de las actrices bien podrían haber protagonizado en SNL -a las mencionadas se suman Jillian (Kate McKinnon) y Patty (Leslie Jones)-, sucede justamente porque el virtuosismo de Feig radica en su habilidad de tomar la base del clásico film, resignificarlo y actualizarlo apelando a un lenguaje visual sincopado que potencia el gag y el humor ante la fantasía y la sorpresa. La extensa serie de cameos de los cazafantasmas originales, como también la incorporación de Chris Hemsworth como Kevin, una suerte de asistente de las mujeres, posibilitan también una serie de bromas que rozan el film con la comedia bizarra y escatológica (tan afín a la nueva comedia americana). La atmósfera nostálgica de aquello que fue pero que también puede transformarse y construir un nuevo tipo de discurso, es uno de los grandes aciertos de esta remake, que sin ser una obra que pasará a la historia por sus logros narrativos, permite el disfrute desde la escena número uno, no sólo para los fanáticos de la saga sino también para la necesaria puesta al día de las nuevas generaciones.
AHORA NOS PROTEGEN LAS CHICAS Antes del estreno llegaron las noticias de los fanáticos de la película original, de hace 30 años y sus secuelas, que se habían mostrado disconformes con esta versión femenina de la franquicia. Y en realidad, quizás con algunos defectos, esta versión resulta grata y graciosa. La dirige Paul Feig, el de “Spy: una espía despistada”, “Chicas armadas y peligrosas” y “Damas en guerra”. Se extraña aquí un poco de humor mas zafado y llama la atención lo contenida que esta Melissa McCarthy, una comediante amiga del delirio y las torpezas. De las cuatro chicas, acompañan a Melissa Kristen Wiig, Leslie Jones y la más suelta y desaforada Late Mckinnon. Y es un hallazgo Chris Hemsworth como el secretario corto y tonto que ni siquiera sabe atender una llamada telefónica. Los efectos especiales están muy bien realizados y son bienvenidos los cameos de Bill Murray, Dan Aykrod y Sigourney Weaver. Atención no perderse los títulos con el bailecito seductor del galán y la escena después de títulos. Bienvenidas las cazafantasmas.
Erin y Abby eran grandes amigas de niñas, ambas fascinadas por lo sobrenatural. Ya de grandes las carreras de cada una las distanciaron; pero ahora deberán volver a trabajar juntas cuando diferentes apariciones fantasmales se dan en Nueva York. Acompañadas de dos nuevas amigas y un torpe y carilindo recepcionista, las bautizadas Cazafantasmas deberán proteger la ciudad de los espíritus malignos. Estamos ante una de las películas más odiadas de los últimos años, con el enorme detalle que recién ahora está por salir en cines! Pero la decisión de meterse con un film de culto y cambiar muchas cosas (para otro día queda la discusión si fue por capricho, o por alguna decisión artística) sólo hizo hervir aún más la sangre de todos los fans de la obra original. Y quizás sea este odio injustificado lo que le termine jugando a favor a Cazafantasmas. Lo primero que debo decir, es que la película no es de lo peor del año, y hemos visto varios tanques o casi tanques bastante por debajo de lo que propone Cazafantasmas; y lo reconoce alguien que esperaba prácticamente nada de esta película. Una de las mayores críticas venía por el lado del elenco, y al menos un par de las personas casteadas cumple y son quienes logran mantener a flote el film. Quienes se llevan los aplausos por lejos son Kristen Wiig (quien vuelve a demostrar que es una de las mejores comediantes desde hace tiempo), y en especial Chris Hemsworth, quien tiene un papel que explota todo el cliché cómico que tiene su apariencia. Leslie Jones cumple y acompaña bien y termina acallando varias críticas, pero por desgracia el resto del equipo compensa para abajo las buenas interpretaciones del trío ya nombrado. Ya parece más capricho que otra cosa, que se siga insistiendo con que Melissa McCarthy es graciosa sólo por recurrir al humor a base de flatulencias, o la torpeza por su sobrepeso. Tampoco corre mejor suerte Kate McKinnon, quien termina siendo víctima del guión y constantemente la vemos en escenas forzadas que intentan dejarla como súper divertida y canchera. Y hablando del guión, definitivamente es lo peor de la película. Si bien construye varias escenas entretenidas, la falta de cohesión entre ellas y un flojo hilo narrativo, hacen que estas partes queden como eso, escenas sueltas, y esto es total culpa del guionista y director Paul Feig, quien no sólo escribió una historia bastante simple (si hasta las sorpresas que veremos son obvias), tampoco busca aportar nada interesante a nivel visual, pese a que los diseños de los fantasmas terminaron viéndose bastante bien en el cine. Y para terminar de criticar su trabajo, habría que aconsejarle que si va a filmar un remake, no le mienta al público diciendo que es una película original…. El mejor calificativo que le cae a Cazafantasmas es el de mediocre. No es una película aburrida porque tiene varias escenas entretenidas, pero al fallar tanto en la construcción de la historia, como en tener a dos protagonistas insufribles, dan como resultado final un film de consumir y olvidar a los pocos días. Bastante mejor de lo que la enorme mayoría suponía, pero como espectadores no nos podemos conformar con tan poco.
Quizás sea el caso de la “nueva versión” de Cazafantasmas una de las propuestas más anunciadas, retrasadas, y comentadas, de los últimos tiempos. Desde que la penosa muerte de Harold Ramis hecho por tierra la posibilidad de una aletargada tercera entrega en forma de reunión original; la idea de un remake sufrió de un fuerte rechazo, más aún cuando se anunció su elenco integrado por mujeres. Son notorios los casos en que a una película se le “pega” tanto con cada anuncio antes de ver el resultado final. Sin embargo, la gente de Columbia/Sony parece tener alguna suerte de fórmula extraña para hacer funcionar sus remozamientos frente a todos los pronósticos; no es la primera vez que lo logran, y Cazafantasmas no es la excepción. En este caso, el secreto se guarda en seis personas. El guion se recuesta solo lo justo y necesario en la nostalgia para crear un universo nuevo de la mano de su director y co-guionista (junto a Kate Dippold) Paul Feig, quien cuenta con la experiencia suficiente en el mundo de las comedias manejadas por mujeres; Bridesmaids, Spy, y The Heat, demuestran que ese es su ámbito. Así como Ivan Reitman en 1984 creaba un ámbito justo para que los cuatro actores desplegaran lo que mejor sabían hacer, Feig se ubica en el mismo lugar, pero desde su propia impronta. Los hechos siguen a Erin Gilbert (Kristen Wiig) científica dedicada a la física que aspira a una beca como profesora en la Universidad de Columbia. En su currículum descubre la mancha que significa haber escrito junto a su amiga Abby (Melissa McCarthy) un libro sobre ciencia de lo paranormal, y lo único que desea es que ese libro desaparezca del mercado. Como un rencuentro de camaradería, Erin y Abby vuelven a unirse. Abby sigue trabajando en el rubro de lo oculto, ahora en compañía de Jillian Holztmanm (Kate McKinnon). Mientras tanto, diferentes sucesos paranormales se suceden en la ciudad de Nueva York, algo o alguien parece relacionarlos; uno de ellos será de una estación de subterráneos en la que trabaja Patty (Leslie Jones), quien luego de presenciar la aparición de un fantasma se convertirá en la cuarta integrante de este cuarteto de mujeres que, con el manejo de la ciencia, salen a combatir el mundo espectral. La historia no varió en gran medid respecto a lo que ya conocíamos, quizás sí, el conflicto o la aventura principal, que se irá desarrollando a medida que la película avance. Pero no por eso necesita de hacer una constante referencia; salvo en los cinco cameos (algunos más desaprovechados que otros) y el hecho de que la canción emblema sea descripta en diferentes frases de los diálogos, es poco lo que aquí se abusa de la memoravillia. Son cuatro mujeres, todas comediantes, y Feig permite que cada una haga su show. Todas tendrán su momento para lucirse, y dependerá de cómo nos caiga de antemano cada una de ellas para apreciar el resultado. Claramente gran parte del relato recae en Wiig, suelta y espontánea, asertiva en cada uno de sus gags que apuntan hacia todos lados y hacia todos los calibres. McCarthy, conocida por un humor más rayano en lo grosero, acá encuentra un tono medido, quizás menos participativo, pero nunca desbordado. Jones entra algo tarde en la historia, pero aprovecha cada uno de sus momentos. Por último, McKinnon es quien menos incorporada se ve, tiene varias escenas en donde la historia parece frenarse para que ella proponga su gag, es una suerte de comic relief dentro de una película donde todos son comediantes. Más allá de los lucimientos particulares, como sucedía en Bridesmaids, se ofrecen buenos momentos para el conjunto, esta vez aprovechando el tono de camaradería propio de los films de la década de 1980. Hay buen timing para la acción, en un producto que es básicamente una comedia, y una muy lograda, porque las risas son constantes. Sí, hay algunos baches, algún punto que no cierra, o esos elementos forzados por la coincidencia o el cliché; pero en cada uno de esos momentos uno recuerda que es una comedia, que no es necesario poseer una estructura dura, sino ofrecer un gran entretenimiento, y esta película lo es. Feig y sus cuatro protagonistas, ¿Quién es la sexta persona que hace que este mecanismo funcione? Chris Hemsworth. El actor conocido por ser Thor en el universo Marvel, se une como Kevin, el adonis y torpe secretario de las chicas, y es sencillamente lo mejor de la propuesta. Cada una de sus intervenciones invitan a reírnos a las carcajadas, desde sus diálogos y su juguetona interpretación. Cuando en el futuro se recuerde algo de este film, es posible que en mucho tenga que ver sus logradas escenas. Esta Cazafantasmas versión 2016 no busca quedar en el panteón de lo eternamente memorable, pero le hace justicia a una franquicia que se ganó el corazón de todo aquel que fue chico durante los ’80; y precisamente la fórmula pareciera ser crear su propio camino. Ágil, divertida, con un despliegue justo y no abrumador, Cazafantasmas no poseera grandes dotes de originalidad; pero en lo suyo, en el elemento de comicidad se erige como una propuesta más que lograda. Dejen los prejuicios y éntrenle con confianza.
Llega Cazafantasmas, reboot de la película de 1984, esta vez con elenco femenino. Erin Gilbert (Kristen Wiig) ve truncada su emergente carrera de profesora de física en la Universidad de Columbia cuando sale a la luz un libro sobre actividades paranormales que escribió muchos años atrás con su amiga Abby Yates. El destino las vuelve a unir y junto a una científica bastante disparatada, Jill Holtzamann (Kate Mckinnon) y una diletante Patty Tolan (Leslie Jones) formarán el team Cazafantasmas. Precedida de un sinfín de comentarios negativos que sólo juzgaban una parte por el todo (que nadie había visto), un tráiler no demasiado gracioso fue suficiente para encender la ira de los fanáticos de la versión original que se convirtieron en una ejército de odiadores, casi misóginos de esta nueva versión. Cazafantasmas no es para nada lo fallida que se pre-anunciaba, se balancea entre la corrección de una comedia apta para todo público salpicada con chistes de la Nueva Comedia Americana y diferentes niveles de humor con guiños para distintas edades. Teniendo en cuenta que la dirección corre por cuenta de Paul Feig, el director de Damas en guerra, Chicas armadas y peligrosas y Spy: una espía despistada, mas el aditamento de Mc Carthy, además de Wii y dos zarpadas de Saturday nigth live: Jones y McKinnon, se esperaba un combo de proporciones gigantescas que quizás no pasaron testeos previos y mucho material quedó en la mesa de edición. Por momentos hay una forzada necesidad de homenajear con cameos y menciones al material de base y eso proporciona un tira y afloje en el fluir de Cazafantasmas, que es básicamente una comedia con elementos de terror con el humor físico de fantasmas de humos de colores que arrojan líquidos viscosos en la cara de la gente. Hay que quedarse hasta el final de la película, ya que los títulos deparan sorpresas, sobre el material que por algún motivo no entró en el film, más el agregado de una puerta entreabierta a una secuela, que dependerá del funcionamiento en la taquilla. Uno de los puntos más flojos de Cazafantasmas es su villano Rowan (Neil Casey), un tipo que odia a los humanos y quiere abrir un portal a otra dimensión. Es más patético que amenazante y no resulta del todo explicada la motivación y el fin de su conducta más que la de ser un misántropo. El cuarteto de actrices elegidas cumple más que dignamente su misión, aunque en rigor a la verdad, sobre todo Melissa Mc Carthy aparece demasiado contenida. Kristen Wiig sigue haciendo comedia con esa manera formidable de no perder la compostura y Kate Mckinnon y Leslie Jones aportan lo picante de la cantera de la que han surgido, SNL. Muy divertidos resultan Chris Hemsworth, como un secretario-asistente atractivo y tonto y un reaparecido Andy García, como el alcalde de New York. Al igual que Star Wars: el despertar de la fuerza, Cazafantasmas dosifica innovación y nostalgia sin efectos colaterales negativos.
Publicada en edición impresa.
Crítica emitida por radio.
Cazafantasmas nos presenta a un grupo de cuatro mujeres, científicas, amantes de lo paranormal, que conforman un escuadrón para combatir y atrapar toda clase de espectros. Cuando Nueva York se ve asolada por una invasión de entidades del más allá, el cuarteto deberá actuar haciendo gala de toda su tecnología. Treinta años después de la original, y precedida de muchos prejuicios y repudio de los puristas ochentosos, esta versión femenina cumple con creces: bien filmada por el interesante Paul Feig, con efectos especiales logrados, humor para todos los públicos, mucha química entre las protagonistas y como si fuera poco, un sinfín de cameos y homenajes para los nostálgicos. Nada mal para este reinicio de una saga que pese a lucir moderna mantiene un bienvenido al retro.
Salvo que haya un milagro en los próximos días (a veces ocurren) y el público apoye de manera masiva la nueva versión de Los Cazafantasmas , el film del director Paul Feig (Bridemaids) está destinado a terminar en el tacho de basura de las remakes hollywoodenses. La verdad que la película no es tan terrible como anunciaban los trailers, pero falla por completo a la hora de impulsar una nueva saga en el cine. Muchas escenas que en los avances se veían patéticas dentro del contexto del film funcionan mejor. No obstante, el problema con este estreno es que se trata de una producción sin magia ni inspiración que no logra despertar interés por una nueva etapa de esta franquicia. Al director no se le cayó una sola idea creativa, más que cambiar el género de los personajes principales, y la película ofrece una de sus típicas comedias de medio pelo que se dejan ver en el momento y luego se evaporan de la mente. La nueva versión de Los Cazafantasmas es una producción mediocre por el potencial desperdiciado más que por la calidad de su contenido artístico. Es decir, si te gustó Bridemaids y los trabajos previos de director seguramente te vas a entretener con esto, ahora como relanzamiento de esta serie el resultado final es decepcionante. La idea de explorar el concepto de esta propuesta con un equipo femenino no era mala, pero en este caso fue trabajado de la peor manera posible. El film falla por completo a la hora de capturar la esencia de esta serie que brindó mejores proyectos en la animación. Los nuevos personajes no son atractivos y carecen de la fuerza necesaria para sostener una franquicia. No es un equipo que genere entusiasmo, sobre todo porque el tono de la comedia está centrado en la parodia. Dentro del reparto, los únicos artistas que compusieron un personaje fueron la sobreactuada Kate McKinnon (quien encarna la versión femenina de Egon Spengler) y Chris Hemsworth. El resto de las actrices repiten la misma clase de roles que ya trabajaron en películas previas o en el caso de Leslie Jones, en el programa Saturday Nigh Live. No hay ninguna sorpresa en ese aspecto. La paradoja de este estreno es que la expectativa estaba puesta en el reparto femenino y al final Thor se robó la película. Hemsworth tiene momentos graciosos porque sorprende con un rol diferente donde no tuvo miedo de ponerse en ridículo. Que un artista que brilló en un tremendo drama como Rush después te sorprenda en un rol cómico es fabuloso. Cosa que no ocurre con Melissa MacCarthy, la digna heredera de Adam Sandler, que hace lo mismo en todas sus películas. La desventaja del personaje de Hensworth es que con el paso del tiempo se vuelve redundante y su rol se convierte en un único chiste que se repite una y otra vez. Al margen de esta cuestión, el film de Feig no propone nada interesante en el tratamiento de los Cazafantasmas. A lo largo de la trama hay varios guiños forzados a los trabajos de Ivan Reitman y cameos penosos del reparto original que no tienen mucho sentido. Es claro que el cineasta nunca supo que hacer con estos personajes. La trama presenta un villano patético cuyas motivaciones son desconocidas y tampoco llega a tener un desarrollo. Sin embargo su presencia le da una justificación a la existencia de las protagonistas. Desde los aspectos técnicos los efectos especiales son pasables y no me disgustó la estética de dibujo animado de Scooby Doo que le dieron a la película. El diseño de los fantasmas estuvo claramente inspirado en la serie animada de Hanna-Barbera. Sin embargo, esto no alcanza a levantar una película olvidable que no le hace justicia a los Cazafantasmas. Ojalá la nueva producción animada que prepara Ivan Reitman y el film live action dirigido por los hermanos Russo (Capitán América) cambien pronto esta situación.
Parecía que había que odiar a esta película, que no importaba el resultado porque ya estaba maldita por meterse con un clásico. Me sigue resultando increíble el poder de las redes sociales y los ciegos que pueden llegar a ser los fans porque meses antes del estreno y solo con un tráiler ya la bastardeaban tanto a tal punto que el director Paul Feige tuvo que salir a pararles el carro, algo poco común. A mí me gustó mucho, la disfruté, me divertí y me entretuvo. Y también creo que puede convivir perfectamente con las dos originales. Si bien es verdad que en Hollywood hay una escases de ideas y que ya está cansando el exceso de nostalgia que hay hacia la década del 80’, también hay que reconocer cuando hacen las cosas bien y este es un claro ejemplo. Durante muchos años se intentó hacer una tercera parte pero la realidad es que por un motivo o el otro Bill Muray nunca aceptó y no tenemos que olvidarnos que esto es un negocio así que hacer un reboot caía de maduro. La idea de que el equipo en esta oportunidad fuera femenino me parece excelente y la lógica a priori era que iba a evitar las comparaciones con el cast original pero causó todo lo contrario mostrando un grado de misoginia absolutamente asqueroso. La mujer está ocupando el lugar que le corresponde en la industria y a buena hora. No solo en Cazafantasmas, sino también en personajes tales como Rey en Star Wars y Wonder Woman que estrena película propia el año que viene. Aquí las cuatro protagonistas están muy bien, cada una en su respectivo personaje: Melissa McCarthy no exagera tanto como en otros papeles, Leslie Jones es la más estereotipada pero hacen uso de eso y le sacan provecho, Kristen Wing está absolutamente genial y te hace reír mucho, pero la que se lleva todos los aplausos es Kate McKinnon. Tiene las mejores escenas y una frescura que hace tiempo que no veo. Mención aparte para Chris Hemsworth que debería hacer más papeles cómicos porque le salen muy bien. Atentos a los cameos de los actores originales. Cada uno bien puesto, incluso un lindo homenaje a Harold Ramis. En cuanto a la historia es un refrito de la primera película con algunos giros más, así que por ese lado no gana y ese tal vez es su punto flojo porque le va a ser imposible generar la mística de la original pero al mismo tiempo eso es algo imposible. Los tiempos cambiaron. Paul Feige tuvo una difícil tarea pero la cumplió con creces. Adaptó para el público moderno un clásico con mucho respeto y lo hizo muy divertido. Y ahí me quiero detener: en la diversión, porque este film tiene eso de sobra y es imposible que no entretenga a todo el público, desde los más chicos hasta los adultos. Hay que sacarse los prejuicios, aceptar que las nenas de 10 años puedan tener heroínas para ver así como nosotros tuvimos a los nuestros en su momento y luego dejarse llevar y disfrutar.
Cazafantasmas al ataque Esto es un reboot, es decir un relanzamiento, como ya se hicieron varios (El Hombre Araña, Batman, Superman). No se trata de remakes, sino de volver a usar una marca. Este caso es extraño: hay muchas referencias a la película de 1984 y a la vez hay una actualización, con la presencia de Internet, y un cambio que genera una alarmante polémica: ahora quienes cazan fantasmas son cuatro mujeres. Esto ha motivado un masivo boicot previo en los EE.UU., un poco desde ese lugar nostálgico de "no toquen a los mitos venerables de los 80", y otro poco -o mucho- desde el oprobioso "las mujeres no deben hacer cosas de hombres", como protagonizar películas, como ser Cazafantasmas (es significativo que en la Argentina la película de 1984 fuera lanzada como Los cazafantasmas y ésta se llame Cazafantasmas). Más allá de patetismos cavernarios, aquí tenemos esta nueva película, 32 años después de la original y 27 años después de la secuela. Y esta Cazafantasmas es una comedia liviana con mucho encanto, con dos de las mejores comediantes actuales, Melissa McCarthy y Kristen Wiig, enfrentándose a lo paranormal, con dirección de uno de los mejores especialistas en comedia de este siglo, Paul Feig (Damas en guerra, Chicas armadas y peligrosas, Spy). Y también un producto narrativamente tenue, con escasos climas: hay algo un poco inestable en las situaciones, que podrían tener incluso un ordenamiento temporal diferente y no sufrir en demasía. Si hay mayor fluidez en la línea argumental relacionada con el poder político es porque hay algún tipo de relación causal entre un suceso y otro, y los chistes encastran en una narrativa, son más lógicos, y lo mismo sucede con la aparición inicial en el museo Aldridge. En esos momentos la película adopta formas menos riesgosas, menos a la intemperie. En ocasiones Feig deja un poco solos a sus personajes, a merced de sus gestos, de su performance cómica, y en ese sentido hay desniveles en el cuarteto protagónico, porque Leslie Jones y Kate McKinnon tienen un nivel de intensidad cómica más televisivo que cinematográfico, más enfático que McCarthy y Wiig. Hay menos gracia aquí que en Damas en guerra, menos cohesión, y la visita no del todo decidida al tono relajado de las comedias de Ivan Reitman de los 80 se queda a mitad de camino. De todos modos, aun con todos sus defectos y con las locaciones de Boston queriendo ser infructuosamente Nueva York, la cantidad de talento pasado y presente citado para la ocasión hace que la dimensión festiva se imponga a la dimensión fallida.
La película es la misma Este “reinicio”, no remake, tiene más coincidencias que diferencias con el filme clásico de 1984. “I hate reboots” (Odio los reinicios), rezaba una remera de Dave Lizewski en Kick Ass 2. Y sí: los reinicios hablan de falta de ideas, saben a comida recalentada, son el summum del negocio antepuesto a la creatividad. Y tienen que lidiar con las comparaciones. Así que digámoslo de entrada: esta Cazafantasmas pierde frente a la de 1984. Pero capta su espíritu y no deja de ser una opción viable para padres desesperados en estas vacaciones de invierno (eso sí: sin niños mediante, lo mejor es quedarse en el sillón del living viendo la original). Los fanáticos pusieron el grito en el cielo por el cambio de sexo del cuarteto protagónico. Pero fue un acierto de Paul Feig: que las cazafantasmas sean mujeres atenúa la nostalgia por ese formidable trío que formaban Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis (el rol de Ernie Hudson era muy menor). Se trata, además, de buenas actrices cómicas, fogueadas -como sus antecesores- en Saturday Night Live, que cumplen sus papeles con eficacia (sobre todo Kate McKinnon). La película apunta a las potenciales nuevas generaciones de fanáticos de los cazafantasmas, y hacia ese público infantil va el humor: es todo bastante inocente, con muchos gags físicos. Los guiños a los adultos pasan por los cameos del antiguo elenco (están casi todos, incluyendo un busto de Ramis) y el respeto por la imaginería cazafantasma (el auto; el cuartel; los artefactos; el logo; el fantasma verde). “Es un reboot, no una remake”, se encargaron de aclarar las protagonistas y el director. Pero algo de remake hay, porque la trama tiene más coincidencias que diferencias con la película que hace 32 años escribieron Harold Ramis y Dan Aykroyd y dirigió Ivan Reitman (los dos últimos ahora están involucrados como productores ejecutivos). Ante una epidemia de apariciones espectrales en Nueva York, tres científicas despedidas del mundillo académico por sus excéntricas investigaciones paranormales deciden iniciar su propio emprendimiento: una empresa de exterminadores, pero no de cucarachas sino de fantasmas. Las diferencias más notorias a nivel argumental son que aquí hay un villano detrás del alud fantasmagórico, y que los papeles que hacían Sigourney Weaver y Rick Moranis están condensados en el secretario torpe de Chris Hemsworth (un hombre objeto/rubio tarado que da la nota más feminista de la película). Todo está bastante bien llevado hasta la mitad de la historia. Después, el ritmo decae y la película termina pareciéndose demasiado a una de superhéroes con abuso de efectos especiales. Incluyendo una escena al final de los créditos, que sugiere que las cazafantasmas llegaron para quedarse.
Suena el tema principal de los "Cazafantasmas" y todos tenemos recuerdos positivos... las dos primeras películas fueron inolvidables y te aseguro que esta tercera parte se va a ganar tu corazón porque respeta todos los ingredientes de las anteriores. El elenco ahora esta comandado por mujeres, desde Melissa McCarthy pasando por Kristen Wiig, Leslie Jones y terminando con Kate McKinnon... sin olvidarnos, para las chicas, que está Chris Hemsworth (Thor) que se roba gran parte de la historia. El guión no aburre, los colores de los fantasmas son explosivos y ya con el inicio, en la mansión embrujada, todo hace que te prepares para una nueva gran aventura cargada de gags y criaturas del más allá, sin olvidarnos de algunos clásicos fantasmitas e inclusive los cameos de Bill Murray, Ernie Hudson y la gran Sigourney Weaver en los últimos minutos. Que la vas a pasar bien, la vas a pasar bien, eso te lo firmo acá. Los títulos finales son para quedarse y disfrutar de un extra a cargo de Chris Hemsworth que es genial. Super recomendada para los amantes de aquellas películas que tanto nos hicieron amar el cine.
“Los Cazafantasmas” (Ghostbusters) Con la difícil tarea de intentar superar esa primer y exitosa cinta de “Los Cazafantasmas” del año 1984 con la pegadiza canción original compuesta por Ray Parker Jr (film que superó varios records convirtiéndose en la comedia más taquillera de esa década) llega el estreno este jueves 14 de Julio a la cartelera cinematográfica “Ghostbusters” (2016). Es lo que se denomina en cine un “reebot”. Aquellas películas que guardan esa idea original pero pueden sufrir algunos cambios en el guión y se presentan como un nuevo relanzamiento. Tal vez la gran novedad es que ahora son ellas las Cazafantasmas, cuatro mujeres que se van a unir en la búsqueda de estos espectros paranormales que aparecen por todo NY. Si bien no hay un desborde de imaginación, este equipo de cazadoras (mas un asistente carilindo pero muy torpe llamado Kevin) va encontrando un nuevo camino. Lleno de humor y gags de todo tipo, cautiva a los viejos espectadores, y con el acompañamiento de los efectos digitales creativos de los deslumbrantes fantasmas, también tiene esa capacidad de captar a los más jóvenes. Vamos a encontrar cameos divertidísimos de la mano de Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver (protagonistas de las anteriores) y también la original participación del cantante Ozzy Osbourne. Altamente recomendada para toda la familia y pasar un momento muy entretenido. Quédense hasta el final de los títulos ya que parece esta historia continuará… Y si escuchan ruidos extraños, saben a quién llamar?
Innecesaria remake de una comedia de culto La lista de remakes que nadie necesitaba es tan larga como olvidable, pero esta floja nueva versión de "Los cazafantasmas" de Ivan Reitman no sólo no era necesaria, sino que encima sus principales faltas están en el orden de lo inexplicable, empezando por el detalle totalmente caprichoso de que el grupo esté formado por mujeres. Probablemente, el director Paul Feig que ya dirigió a Melissa McCarthy en excelentes comedias de acción como "Una espía despistada" y "Armadas y peligrosas", pensó que no había modo de encontrar actores que pudieran reemplazar al equipo del film original, es decir Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis, que además contaban con un gran elenco que incluía a gente como Rick Moranis y Sigourney Weaver. Aquí en cambio hay cuatro chicas que no están muy bien explotadas en sus papeles de científicas nerds, y casi cada elemento que el director trata de aportar al guión para darle algún giro nuevo al argumento original implica pérdida de ritmo y gags flojos que simplemente van liquidando las posibilidades de una idea que, en lo básico, podría haber sido tan bien ejecutada como la gran comedia fantástica de humor lunático que dirigió Reitman. Un ejemplo perfecto de los giros erróneos de esta remake es la presencia de Chris Hemsworth ("Thor") como un recepcionista totalmente inútil y torpe que agrega muy poco al argumento y alarga las cosas innecesariamente cada vez que aparece. Otro ejemplo es un pequeño papel a cargo de Bill Murray, que quizá sea gracioso en sí mismo, pero que al mismo tiempo le resta coherencia a la trama (más inteligente, Dan Aykroyd sólo aparece brevemente como un taxista que "no le tiene miedo a los fantasmas"). A favor de esta película sólo se puede decir que tiene un par de escenas razonablemente divertidas, como una cacería de espectros en medio de un show de heavy metal, y los buenos efectos 3D que están muy bien diseñados, lo mismo que los rayos de colores y algunos espectros que aprovechan al máximo la tecnología digital. Luego, no hay manera de que un fan del original no se deprima un poco viendo este producto prescindible.
Pocas películas en los últimos años generaron tanto rechazo por un tráiler como el reboot/remake de Ghostbuster, batiendo record de negativos en youtube. Y realmente el primer tráiler de la película dio la sensación de una pobre remasterización pasteurizada de la clásica película de los 80. Personalmente creo que la onda de cambio de género que Hollywood está generando en sus películas es más un motivo de oportunismo comercial que de real interés por algún cambio, por eso, tal vez fue tan mal recibida esta versión de Ghostbuster. Pero acá por suerte la sorpresa es buena, la película sorprende de muy buena manera. La nueva producción es un remake/reboot completo y desconsidera totalmente las dos películas anteriores, lo que termina siendo raro porque los propios tráileres estaban cargados de menciones de las películas de los ochenta. Pero al final no hay ninguna relación entre ellas. Aunque la historia en si es prácticamente un espejo de la original, siendo la base la misma, ya que se centra en el trio de cientistas desacreditados por la comunidad científica, consigue ser testigo y documentar apariciones fantasmagóricas, e intentar probar al mundo su existencia creando equipos para capturarlos. Siguiendo la original en cierto punto consiguen un cuarto integrante, que no es científico, y juntos tienen que enfrentar una amenaza mayor que pone en riesgo a toda la ciudad. Básicamente es la misma versión de la original, espejada por distinto género, pero en su simplismo y su descarada copia le termina jugando a favor, porque el timming cómico es mejor, y a pesar de que algún u otro chiste sea forzado, la película es muy graciosa. Mucho de esa buena sorpresa es por el elenco, en general muy conocido del público por sus comedias, pero acá se ve una excelente química entre ellos. Las cuatro protagonistas están muy bien, destacándose Kate McKinnon, que hace la versión femenina de Egon, siendo la representación física de la locura, ella roba la escena aún estando quieta en el fondo ya que da la impresión de que va hacer algo absurdo en todo momento. Otra sorpresa en ese estilo es el personaje de Chris Hemsworth, haciendo el cambio de género de la secretaria del grupo con muchos tornillos a menos, roba las escenas en las que aparece. Un poco exagerado en la parte visual, principalmente en el último acto, y con problemas con su villano que no es muy inspirado, la película no es perfecta. La motivación del villano es como mínimo floja sin decir que su plan no tiene mucha practicidad y es muy específico. En general el resultado es muy positivo, ya sea porque ir a una película sin mucha expectativa ,termina siendo algo que ayuda. Tiene mucho potencial como franquicia, lo que tenemos que ver es si el problema que tuvo con su primer tráiler no terminar perjudicando el resultado de la boletería. Por eso recomiendo que dejes de lado el prejuicio y vayas a verla porque te puede sorprender.
Hubo mucho ruido alrededor de la producción de esta película. Por un lado, ya se siente el hastío general hacia las incansables secuelas, remakes, reboots y otras yerbas hollywoodenses, ni que hablar cuando se toca un clásico adorado por generaciones enteras como es el caso de “Ghostbusters” (Cazafantasmas, 1984). Pero por otro lado, con este caso internet mostró la hilacha. Si se perdonaron cosas como “Jurassic World”, no se puede condenar la nueva Ghostbusters. Especialmente no sin haberla visto. Sin embargo el caso fue emblemático, olas de repudio hacia este refrito desde el momento que se anunció. ¿Por qué tanto alboroto? Porque se cambió el sexo de los protagonistas. Así de ridículo como suena, en Estados Unidos incluso se gestionaron campañas de boicot hacia la película desde meses antes. De ahí el trailer más dislikeado en la historia de YouTube, hasta las calificaciones negativas en IMDB (de gente que NO VIO la película). Podemos debatir mucho acerca de por qué nos molesta tanto que toquen a nuestros personajes preferidos, pero la realidad es que cuando a esa fibra nostálgica le sumamos ingredientes como el color o sexo del personaje, salen a la luz algunos problemitas que lamentablemente todavía sufre el fandom en general. Cosa que por suerte de a poco está cambiando, y que películas como ésta ayudan a cambiar. Más allá de si es o no una buena película, no podíamos ignorar todo el circo que se generó alrededor y sus razones de fondo. Sin embargo, el hecho de que haya una película de estas características con cuatro protagonistas femeninas, científicas, badass, graciosas y fuera del estándar hollywoodense de belleza, habla de un gran progreso en la industria y especialmente de una gran fuente de inspiración para las generaciones más jóvenes que tienen la hermosa posibilidad de crecer con estas role models. Ahora sí, hablemos de la película (sin spoilers, por supuesto). Con mucha astucia, la nueva “Cazafantasmas” toma los elementos icónicos de las originales para rendirles homenaje, a la vez que va construyendo este nuevo universo en la actualidad. Desde el logo hasta el cuartel general, todo está muy bien resuelto y por lo general desemboca en un gag desopilante. Porque si hay algo que esta nueva “Ghostbusters” tiene de sobra, son risas. Los chistes se suceden uno tras otro, algunos sutiles e inocentes, otros obvios y reciclados. Pero todos con excelente timing, hasta en las escenas de créditos inclusive. Está todo tan bien pensado, que cuando terminemos de reírnos seguramente nos preguntemos hace cuánto que una comedia no daba tantos y tan buenos momentos como ésta. Respecto a los tan vapuleados y controversiales personajes, no podrían estar mejor caracterizados. Tal vez el más flojo sea el de Leslie Jones, quien interpreta a Patty, la única no-científica del grupo. Sin embargo, tiene su razón de ser y está bastante bien aprovechada. La mejor interpretación es sin duda alguna la de Kate McKinnon, una ingeniera excéntrica e increíblemente divertida que se encarga de todo el equipo técnico de las nuevas Cazafantasmas. Kristen Wiig y Melissa McCarthy por su parte, llevan todo el peso de la trama en sus hombros y lo hacen con una gracia y química impecables, resultado de años haciendo comedia y mucha experiencia previa trabajando juntas. Erin Gilbert (Wiig) es una científica prestigiosa que se desempeña en una respetada institución, hasta que los “fantasmas del pasado” aparecen para atormentarla (el link está para que entren a su propio riesgo) y se ve obligada a retomar relación con su amiga de la infancia Abby Yates (McCarthy). Mientras tanto, los verdaderos fantasmas no tardan en aparecer por todo New York y darle bastante que hacer a nuestras heroínas. Volviendo al reparto, mención especial merece el papel de Chris Hemsworth, quien se luce como comediante en su primer intento y queremos que se quede para siempre en este género. Y la otra mención va para los efectos visuales, que nos brindan unos fantasmas dignos del siglo XXI. Más allá de la inversión de roles, lo desopilante que resulta ver a hombres interpretando papeles clásicamente femeninos y lo refrescante de ver a cuatro mujeres protagonizando un blockbuster de estas características, hay mucho más de fondo en una segunda lectura. Estas cuatro chicas que no podrían ser más distintas entre sí trabajan juntas y se llevan bien, no compiten entre ellas, si se pelean se reconcilian y mientras hacen todo esto nos descostillan de la risa. ¡La historia de Hollywood se los agradece! Ojalá este sea sólo el principio de una tradición de papeles que pueden ser interpretados indistintamente por hombres o mujeres. Y para todos los haters que juzgaron esta película sin haberla visto o dejaron algún comentario negativo en YouTube, hay unas lindas e inteligentes referencias a lo largo del film. La próxima vez que quieras ver un clásico renovado, ¿a quién vas a llamar? Ojalá que a Paul Feig, que con esta película se corona como uno de los mejores directores del género.
“Cazafantasmas”: Cuatro chicas a la altura del desafío No es nada fácil meterse con un clásico. Los defensores de las remakes, reimaginaciones, relanzamientos o reinicios de largometrajes que fueron un éxito en el pasado (deben ser contados los dedos de una mano las películas que fueron un fracaso y tuvieron una nueva versión) defienden esto aduciendo que nuevas generaciones merecen ver estos filmes actualizados, o que se mejoran gracias a las nuevas tecnologías. Si fuera tan cierto, no se encargarían tan arduamente de homenajear al filme original con guiños todo el tiempo o tratando de que aparezca algún actor emblema de ese largometraje. Los años ochenta nos dieron muchas comedias que tal vez no fueron del todo buenas, pero sí se quedaron en nuestros más tiernos recuerdos. Una de ellas fue “Los cazafantasmas” (1984), que era muy original, estaba bien filmada y narrada y contaba con comediantes que pasaban por su mejor momento. Cinco años más tarde llegó “Los Cazafantasmas 2” (1989), a la que no le fue tan bien, y en este 2016 es el turno de esta nueva propuesta llamada “Cazafantasmas”, que podría haber sido un desastre total pero no está del todo mal. Erin Gilbert (Kristen Wiig) es una académica que está a punto de lograr un puesto importante en la Universidad de Columbia. Pero antes de que suceda eso sale a la luz un libro que escribió años atrás en donde hablaba de su creencia en la existencia de fantasmas. Va entonces en busca de la coautora de esa obra, su amiga de la adolescencia Abby Yates (Melissa McCarthy) quien, a diferencia de ella, sigue estudiando lo paranormal. Mientras Erin trata de convencerla de que saque el libro de internet en donde se encuentra a la venta (NdR. si lo buscan, van a encontrar que pueden comprarlo por 15 dólares. En serio), van a ir junto a Jillian Holtzman (Kate McKinnon), experta en ingeniería y ayudante de Abby, a una casa en donde registrarán por primera vez la presencia de un fantasma. Así comenzarán su nueva empresa que ofrece atrapar almas en pena a la que se unirán Patty (Leslie Jones), una empleada de la MTA (Autoridad Metropolitana de Transporte) que conoce la ciudad de Nueva York y su historia al dedillo. Y también Kevin (Chris Hemsworth), un buen mozo pero inservible recepcionista. El equipo va a tener que hacerle frente a una amenaza paranormal que va a aterrorizar la ciudad. Durante muchísimos años estuvo en carpeta la posibilidad de hacer una tercera parte de esta saga, que no se concretó nunca por diversos motivos. El director Paul Feig -“Damas en guerra”,” Chicas armadas y peligrosas”- tomó la posta y nos brinda una comedia que, hay que decirlo, provocó mucho revuelo en las redes sociales. A Feig le sienta muy bien trabajar con actrices y esta no es la excepción; ayuda mucho que la tiene a Melissa McCarthy contenida y sin que se exceda mucho, y cuenta con un gran trabajo de Wiig y, sobre todo, McKinnon (se roba la película). Punto a favor también la labor de Chris Hemsworth. El largometraje utiliza elementos de la original pero no es una copia, de hecho los personajes son distintos. Hay buenos chistes y situaciones cómicas bien logradas pero en la última hora el filme va cayendo y no remonta. Hay homenajes para todos los gustos entre apariciones especiales, diálogos y demás –estén atentos porque algunos son muy sutiles– y quédense hasta el final de los créditos que hay una escena que contesta si habrá una secuela o no. Y si hay una segunda parte, ¿a quién van a llamar?
Comedia que patina con los ectoplasmas. Acosado por la mirada de los fanáticos, el film consigue un buen primer pasaje; las cosas se complican cuando todo deriva al heroísmo. Al final, tanto escándalo para casi nada. Repudiado por fans tan acérrimos como misóginos, a quienes la sola idea de revivir a los cuatro cazadores de seres sobrenaturales en clave femenina viene generándoles arcadas desde el mismísimo anuncio de su realización, y dueño de uno de los trailers más criticados de los últimos años, el reinicio de Los Cazafantasmas no es el desastre que los agoreros se empecinaban en pronosticar. Tampoco una genialidad, claro. Es, en todo caso, una de esas películas prolijísimas en la que todo parece estar regulado y cuyos potenciales espacios de libertad e incorrección son apaciguados por la pulcritud con la que Hollywood baña casi todas las superproducciones salidas de su línea de montaje. La particularidad del film de Paul Feig –uno de los estandartes de la Nueva Comedia Americana, guionista de Freaks and Geeks y director de Damas en guerra– es la frontalidad a la hora de evidenciar esos mecanismos de control. No hay ni habrá dato ni confirmación oficial, pero da la sensación que la película que Feig quiso hacer dura hasta el minuto cuarenta o cincuenta. Habituado a inmiscuirse en dinámicas grupales femeninas (la mencionada Damas en guerra, Armadas y peligrosas, Spy: una espía despistada), el también coguionista arranca como para despacharse con una comedia sobre cuatro mujeres bien disímiles pero que, como es habitual en los personajes de gran parte de la Nueva Comedia Americana, están hermanadas por el desajuste y el descaste. Desajustada y descastada está una científica, la misma que años ha supo escribir un libro sobre espíritus que refutaría los pilares teóricos de su inminente cátedra facultativa propia (Kristen Wiig). También su compañera de páginas y ex amiga (Melissa McCarthy), la asistente de esta última (Kate McKinnon), la boletera de subte buena onda y supinamente ignorada por todos los pasajeros (Leslie Jones), y sobre todo Kevin (Chris Hemsworth), un metro noventa de pura facha pero con un grado de idiotez tan grande que toma café una y otra vez para escupirlo y recordar que no le gusta. La presentación de todos ellos, sus situaciones personales y la construcción de una retorcida dinámica interna en paralelo al desarrollo del emprendimiento espiritista conforman una invitación al humor de situación, ese que se resuelve en el marco de una secuencia. Invitación que Cazafantasmas (así, sin el “Los” de las originales) acepta y ejercita con destreza, bien en línea con cuatro protagonistas y un director formados en la escuela de Saturday Night Live (el diálogo con el decano y la entrevista “laboral” a Kevin, por citar dos de los momentos más cómicamente logrados, podrían ser sketch de ese programa). Hasta aquí, entonces, todo más que bien. El problema es que los mecanismos de película empiezan a tironearse entre esa apuesta humorística y el desarrollo de un relato más clásico y convencional, como si llegando a la mitad del metraje recordara que una buena porción de su potencial público será aquel que recuerde con cariño el díptico a cargo de Ivan Reitman. Así, a la andanada de cameos y guiños se le sumará el creciente protagonismo de una historia centrada en el despertar simultáneo de todos los fantasmas de Nueva York. El consecuente caos implica el enésimo cataclismo urbano en la última década, con esos planos aéreos tan espectaculares como digitales y la caída de cuanto rascacielos exista, obligando a las chicas a correrse de la hoja de ruta cómica para volverse las salvadoras del mundo. Igual que Los Vengadores, pero con disparadores de protones en lugar de martillos, escudos y/o trajes metálicos.
PRUEBA SUPERADA Los cazafantasmas tenían más para perder que para ganar. Desde que empezaron los rumores de un regreso, se instalaron diferentes polémicas que arrancaron desde la participación o no de su elenco original y la sorpresa cuando se supo que esta vez las protagonistas serían mujeres. A la hora de la verdad, con la película ya está en los cines de todo el mundo, se acabaron las especulaciones y las poelémicas prematuras porque hay que decir que las chicas sortearon con dignidad la dificil prueba. La selección de comediantes como Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones y Kate McKinnon, es inobjetable, sin duda son el motor de la película y a algunas ya las vimos lucirse en otros trabajos, solo para mencionar un ejemplo, ahí están Melissa Mc McKarthy y de Kristen Wiig, que con la dirección de Paul Feig en Damas en guerra volvieron a confirmar que sin ninguna duda sonestrellas dentro del género. Lo cierto es que el relato está asentado sobre un conjunto de buenas decisiones, como la de no hacerse mucho cargo del pasado de la franquicia -aunque respeta a la original dirigida por Ivan Reitman y claro, deja abierta la puerta para una nueva etapa en la zaga-, algo que queda muy marcado con los cameos en los que aparecen los actores originales. Todo en la Cazafantasmas versión 2016 funciona bien, hasta el espacio para verduguear a los galanes actuales como el papel que le reservan a Chris “Thor” Hemswort como hombre objeto, algo así como un “rubio tonto”. Sin embargo, más allá de los aciertos, la apuesta fue bastante a lo seguro y está claro que lo mas revulsivo de lo que se conoce como Nueva Comedia Americana quedó para otra ocasión. Habrá que ver si los números ayudan y la gente acompaña. Para los viejos seguidores de la marca que se animen a vencer la nostalgia, se van a encontrar que se mantuvo el espíritu, habrá que ver si se suman nuevos fans. CAZAFANTASMAS Ghostbusters. Estados Unidos, 2016. Dirección: Paul Feig. Intérpretes: Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones, Kate McKinnon, Chris Hemsworth, Charles Dance, Michael Kenneth Williams, Ed Begley Jr. y Andy Garcia. Guión: Katie Dippold y Paul Feig. Fotografía: Robert Yeoman. Edición: Brent White y Melissa Bretherton. Música: Theodore Shapiro. Diseño de producción: Jefferson Sage. Duración: 117 minutos.
Se elegís ver esta película y viste la de 1984 intenta no comparar porque casi siempre las comparaciones son odiosas. Se mezcla el género de comedia con el fantástico y está bien. Esta tiene un buen elenco, un guión divertido e inteligente. Compuesto por mujeres, una de ellas intenta madurar, Erin Gilbert (Kristen Wiig) ante un hecho que sucede en la ciudad, se reencuentra con su amiga de la infancia Abby Yates (Melissa McCarthy), que trabaja con una inventora y científica demente, Abby, llamada Holtzmann (Kate McKinnon), se suma Patty (Leslie Jones) quien trabajaba en los subterráneos. Hasta aparece un secretario muy sexil, bello y un poco idiota Kevin (Chris Hemsworth, gracioso y encantador). Momentos notables con el personaje de Andy García como el alcalde de Nueva York. Dentro del guión se va citando algunas películas y actores, con toques divertidos. Ciertos diálogos te harán reír a carcajadas, mucho humor, Paul Feig, director de esas comedias revolucionarias que son “Damas en guerra” y “Armadas y peligrosas”. Cameos para prestar atención ya que aparecen figuras de su antecesora y que se mantiene el tema musical principal de la primera. Hay que quedarse hasta el final del film es decir hasta el último crédito porque hay escenas extras. Y nos resta esperar la siguiente.
Finalmente se estrenó: ¿Era para taaanto? NO, para nada: estas Cazafantasmas no son el desastre que muchos esperaban (y hasta anhelaban), pero tampoco es una película que esté a la altura de su antecesora. [Escuchá la crítica completa]
Grandes actuaciones, buenos efectos especiales, pero una narrativa demasiado light en la nueva versión de Cazafantasmas La traducción del nombre de la película es Cazafantasmas , sin el artículo masculino, porque justamente en este reboot del clásico de los años ochenta hay un cambio sustancial: quienes salen a atrapar espectros malignos por New York son mujeres. Y cuatro comediantes excelentes, Melissa McCarthy (Damas en guerra), Kristen Wiig (Zoolander 2), Leslie Jones (Workaholics) y Kate McKinnon (Ted 2), que cada una en su registro, se complementan perfecto. La historia reúne a este grupo de mujeres, tres de ellas científicas y una que trabaja en el metro, que debido a inminentes apariciones espectrales por distintas partes de la ciudad, y una intensiva investigación previa sobre fenómenos paranormales, deciden salir a cazar fantasmas . En medio de estudios y evidencias ectoplasmáticas, descubren que alguien está ideando un malévolo plan para dominar la ciudad. Si bien la película rescata el espíritu de los años 80’ de su antecesora, ya que es bastante autorreferencial en cuanto a la estética, la música y el tono de humor, la narración es demasiado chata. Salvo en contadas ocasiones los gags, o diálogos, cómicos son efectivos. Este tono ligero se podía aceptar en la versión original , ya que era un producto novedoso e iba de acuerdo a una época más pop. Pero en el 2016, y con tremendas actrices de protagonistas, la historia requiere mayor exigencia creativa. Cómo que Paul Feig dejo reposar todas las expectativas en la marca, en el talento de sus chicas, metió unos buenos efectos especiales y voila, la cosa camina sola. Lo que ubica a la película en un lugar digno es tanta hormona femenina dando vuelta. Es la sensibilidad y la destreza de las actrices lo que salvan de la catástrofe a este reboot carente de todo tipo de magnetismo.
Hace 30 años, cuatro amigos salvaron Nueva York. Ahora, un nuevo equipo responde el llamado. Tras varios comentarios negativos sobre su primer trailer (seamos sinceros, no se puede juzgar una película por su avance) por fin llegó esta esperada reboot de la franquicia -ahora en versión femenina- que se inició con el clásico y querido film de 1984, dirigido por Ivan Reitman. Las comparaciones con la original son inevitables pero aquí vamos a obviarlas porque se trata de una adaptación fresca para las nuevas generaciones. La trama del film dirigido por Paul Feig (“Damas en Guerra”, “Chicas Armadas y Peligrosas”, “SPY: Una Espía Despistada”) y co-escrito junto a Katie Dippold es muy entretenida, divertida y disfrutable. Erin Gilbert (Kristen Wiig) es una experta en física cuántica que aspira a tener su propia cátedra en la universidad de Columbia pero no sin antes encargarse de un asunto que desconocía y que puede arruinar su carrera. Es que sin su permiso, su antigua antigua colega y amiga Abby Yates (Melissa McCarthy) publicó un libro que escribieron juntas sobre teorías paranormales. Al confrontarla, vuelve a creer en aquello que la entusiasmaba y accede a investigar un caso en una mansión embrujada. A partir de ese momento, comienza a formarse este nuevo cuarteto de mujeres que cazan espectros y que también está compuesto por la ingeniera nuclear Jillian Holtzman (Kate McKinnon de “Saturday Night Live” se roba la película) y una empleada de un subterráneo de “La Gran Manzana”, Patty Tolan (Leslie Jones, también de “SNL”), que afirma conocer mejor que nadie la ciudad. Este equipo debe hacerle frente a un loquito (interpretado por Neil Casey) que está creando un dispositivo que incrementa la actividad paranormal. Además de estas cuatro graciosísimas comediantes, el elenco de esta película cuenta con las participaciones de Chris Hemsworth (otro que se roba los diálogos como un inútil recepcionista), Andy Garcia, Michael Kenneth Williams y Cecily Strong. Por supuesto que, si bien es un reinicio, hay guiños y cameos de los “Cazafantasmas” originales: Bill Murray, Dan Aykroyd y Ernie Hudson, y de fantasmitas, entre otros. Por suerte, Feig optó por no recaer en lo bizarro y guarro como en sus previas comedias.
Reinicio para el olvido La historia del regreso de este clásico parece forzada y no logra ser graciosa ni tener dinámica. Cuando salió el tráiler de la nueva Cazafantasmas, los fanáticos más acérrimos de la original de 1984 se enfurecieron cuando vieron reemplazados a sus cuatro protagonistas emblemáticos por un elenco de mujeres, quienes estarían a cargo de llevar las mochilas de protones y de manejar el Ecto-1 (el mítico auto). Lamentablemente, el enojo fue acertado. Este reinicio de la clásica saga ochentosa creada por un grupo de amigos salido de los pasillos de Saturday Night Live (Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Ivan Reitman) está dirigido por Paul Feig, un director que dignificó la comedia de los últimos años con títulos como Damas en guerra y Spy: Una espía despistada. Y las cuatro mujeres que están al frente son las consagradas Melissa McCarthy y Kristen Wiig y las menos conocidas Leslie Jones y Kate McKinnon. Pero aún así, este reboot no consigue ser explosivo y cargado de gracia como se esperaba. El problema de la película es que no se sabe cuál es su propósito. Todo parece forzado, como si a Feig lo hubieran obligado a dirigir algo que nunca quiso hacer. El filme no está parado en ninguna parte, es de una planicie cinematográfica conmovedora, una suerte de pirotecnia mojada que no termina de explotar nunca, con unas actrices que no logran encontrar la química y con unos chistes tan estúpidos como poco graciosos. Salvo la aparición de Bill Murray, que es un personaje que tiene un mínimo desarrollo (aunque no tiene la menor importancia) el resto de los cameos son obligatorios, apariciones insulsas desprovistas de cualquier función en la trama. Melissa McCarthy, la nueva reina del humor físico, tiene apenas un solo gag físico. Y está llena de gestos conservadores ("Nos gusta el mundo tal y como es", dice un personaje). La película quiere ser feminista pero cae en un machismo ejercido por mujeres: se burlan de un rubio tonto (Chris Hemsworth, en el papel del recepcionista hot), por ejemplo. Cazafantasmas no cuenta con un solo plano que haga sentir que se está ante eso que se llama cine y no ante un simple producto seudonostálgico para entretener a los niños en vacaciones.
La misoginia idiota se desató en las redes sociales estadounidenses para atacar a esta versión en clave femenina (porque los personajes centrales son mujeres, aunque “lo femenino” surge naturalmente y jamás subrayado ni dentro ni fuera de la corrección política) es aterradora. La película es felicísima: las cuatro comediantes (presten atención a McKinnon, de paso), logran que sonriamos todo el tiempo. La fábula no es sobre monstruos horribles sino sobre cuatro personas que descubren o redescubren una vocación, la realizan juntas y establecen lazos de amistad. Son marginadas y el villano del film también es un marginado, lo que de paso permite ver que no existe una reacción única a la manera como el mundo nos trata. Paul Feig sigue comprendiendo una verdad transparente: las mujeres son más empáticas que los hombres, y lo viene demostrando en todas sus películas. Buenos gags, efectos especiales al servicio de lo cómico y Chris Hemsworth autoparodiándose al extremo (no se pierdan los títulos, de paso). Solo molestan los cameos de los “viejos” Cazafantasmas, que parecen un injerto obligado por los productores.
Nostalgia y falta de ideas Mucho se ha hablado de esta versión de "Cazafantasmas" antes de su estreno. Se discutió si era una remake o un reboot (relanzamiento) de la comedia original de 1984. También hubo una inexplicable polémica por su elenco femenino, porque los fans de la original (que se transformó en una película de culto) defendían a los emblemáticos actores (hombres) que eran protagonistas en los 80. Ahora que la película llegó a los cines todo este cacareo resulta exagerado, y lo único que queda en evidencia es que en Hollywood se recurre cada vez más a los reboots y las remakes porque faltan ideas. "Cazafantasmas" es una comedia inofensiva y desabrida, demasiado contenida, con algunos gags y personajes logrados, pero poco más que eso. A la película le falta desenfado y un humor más picante, y le sobra nostalgia. Poco importa que el director sea Paul Feig ("Damas en guerra", "Chicas armadas y peligrosas"), o que las protagonistas sean de las mejores comediantes actuales. En este caso Melissa McCarthy está en piloto automático, Kristen Wiig está desaprovechada, Leslie Jones está demasiado estereotipada y Kate McKinnon se lleva la mejor parte, con un personaje alocado que aporta algo de frescura. Lo mismo puede decirse Chris Hemsworth, que arranca algunas sonrisas en el papel de un secretario tan sexy como torpe. Los cameos de Bill Murray, Dan Aykroyd y Sigourney Weaver no suman nada, pero al igual que el inolvidable tema de Ray Parker Jr. (que levanta muchas escenas) terminan redondeando el concepto de que la película se queda en el homenaje y la nostalgia.
En estos tiempos tan faltos de originalidad, llenos de remakes y reboots, Paul Feig fue un poco más lejos. Decidió, además de reiniciar la saga de Cazafantasmas, cambiar el sexo de sus protagonistas. Construyó una especie de bomba de la polémica que, literalmente, dividió al potencial público entre algunos a favor y una abrumadora mayoría en contra. Que "hacen pavadas por la inclusión", que "me arruinaron la infancia", y miles de mensajes mas vaticinaban que la película sería una bazofia de dimensiones bíblicas. Pero no, está muy lejos de ello. Con cierta similitud argumental respecto a la original de 1984, Erin Gilbert (Kristen Wiig) descubre que un libro sobre el mundo paranormal que había hecho varios años antes con su amiga Abby (Melissa McCarthy) está al alcance de todos en internet. Decide reunirse con ella para que lo saque de circulación, ya que se siente perjudicada de cara a ganar la titularidad de una cátedra en la universidad de Columbia. Es ahí cuando conoce a Jillian Holtzmann (Kate McKinnon), su nueva asistente, y se enfrentan a su primer encuentro con lo paranormal. La morocha Patty Tolan (Leslie Jones) se suma después. La historia es realmente dinámica y entretenida. Las cuatro mujeres como equipo funcionan muy bien, no solo complementándose en sus personalidades y en sus habilidades, sino que también la química entre las actrices es notable. A ellas debemos sumarte a Cris Hemsworth, quien oficia de recepcionista y no solo aporta su presencia, sino que también sorprende al desenvolverse con carisma y soltura dentro del género. Es el villano Rowan North, interpretado por Neil Casey, quien resulta deficiente: ya sea por tener una motivación débil o por tener una psicología extremadamente retorcida que nunca es explorada, lamentablemente se queda a mitad de camino. El tipo de humor en general es bastante infantil considerando que tanto el director como las actrices podían dar un resultado un poco más picante. No obstante, tanto en los gags de diálogo como en los momentos en que aparece la comedia física, se establece un buen ritmo. No te duele la panza de reírte, ni te quedás sin aire, pero con las originales tampoco; entonces, ¿por qué pretenderlo de ésta? No obstante, hay dos elementos que restan bastante. El primero, es el personaje en el cual hace su cameo Bill Murray (obviamos detalles para no spoilear). Ojo, lo flojo no es el cameo de Murray en sí, sino el sentido de su personaje. No influye ni modifica absolutamente nada en la trama en general. Creo que si se hace una versión eliminándolo la película sería incluso más fluida, la acción se estanca un poco para que aparezca ese personaje a no hacer nada. Y el otro gran pifie es la versión espantosa del soundtrack original. En vez de dar dinamismo y emoción a las secuencias donde suena, como hacía el inoxidable tema original, las apaga. Un tema sin onda, sin fuerza, arruinado completamente en un intento de actualización absurdo. No es que solamente es un mal cover, es un pésimo tema en sí para la funcionalidad que se le pretende dar. No veo la hora que los nerdoamigos de internet experimenten subiendo online dichos clips remusicalizados con el tema original. ¡Eso sí sería una fiesta! La principal controversia respecto a esta remake era, como adelantábamos, que iba a ser protagonizada por mujeres. Yo también me opuse a ella desde el primer momento. Pero ayer al salir de la sala pensaba que, en definitiva, si hacían una remake con protagonistas masculinos también hubiera sido cuestionada y, dependiendo del cast, el resultado podía ser pésimo (me remito a la última de Fantastic Four por ejemplo, que sin modificar el sexo de los personajes fue un espanto). Lo que no está bien es forzar la inclusión. Que se incluyan mujeres, negros, enanos o gays si las historias no lo piden, no va. Es como hacer una versión de Mujercitas interpretada por hombres. Es como hacer un sanguche de jamón y queso y ponerle chocolate, dulce de leche y frutillas. Son cosas ricas, pero en un sanguche no funcionan. Pero si son personajes que pueden aportar desde su género, su raza o su orientación sexual... ¡bienvenidos sean! La inclusión forzada termina generando más rechazo que aceptación. ¿O nunca escucharon decir frases del tipo "¿Por qué tienen que poner siempre un negro para quedar bien"? VEREDICTO: 7.00 - HATERS GONNA HATE Ghostbusters no es ni por lejos la mejor comedia del mundo, pero no se merece haber sido lapidada como lo fue antes de su estreno. Tiene ritmo, buenos gags y la química entre los personajes es muy buena. Las fallas que tiene son completamente ajenas a que las protagonistas sean mujeres.
El actor y director Paul Feig entró por la puerta grande de la comedia dramática con Bridesmaids (2011), acerca de un grupo de mujeres que se pelean por ser la mejor amiga de la novia, y esta revisión de Ghostbusters (1984), definitivo clásico ochentoso, repite la fórmula del elenco femenino (y a dos actrices, Kristen Wiig y Melissa McCarthy). Pero su carta ganadora es cómo homenajea a los 80, sin recurrir a atajos de guión como flashbacks o (peor aún) la ambientación de época: Erin Gilbert (Wiig), Abby Yates (McCarthy) y Jillian Holtzmann (Kate McKinnon) no solo son distintas (la flaca Erin, la gordita Abby, la nerd Jillian) sino que al elenco se agrega la negra Patty Tolan (la notable Leslie Jones), con lo que se respeta el hipócrita all-inclusive de los 80. Hay algo más, ¿herencia del film de horror It Follows, en 2014?, y es que si bien el film se siente moderno es al mismo tiempo atemporal. Ese termómetro lo marca la ausencia de celulares. Los personajes se comunican por teléfonos de línea, y se mezclan laptops con los voluminosos radiograbadores de la era dorada del hip hop, junto a los aparatosos mecanismos vintage para cazar fantasmas. Y como colofón, Nueva York se muestra con placer y orgullo, como nunca más volvió a ocurrir desde los ’80. Lo bueno es que el cóctel va sobre rieles, lo mismo que el humor, incluso partiendo de situaciones slapstick algo inocentes para el cine de hoy. Las cuatro actrices no son ajenas al humor y Chris Hemsworth, como el galán torpe que asiste al grupo, demuestra que en el fondo es un gran comediante. Pero la trama es demasiado floja para sostener el artificio. Cuando el antihéroe que convoca a todos los fantasmas se convierte en el icónico fantasmita tamaño Godzilla y ataca Times Square, la película cae en un absurdo y pasa de la buena idea inicial a ser otro tanque de la semana.
LAS CHICAS SUPER-CAZADORAS Impensadamente, la nueva versión de Cazafantasmas se convirtió en la película más comentada del año, más a su pesar que a su favor. Es que desde que se conoció este proyecto, que recuperaba una de las franquicias más apreciadas por el público nostálgico de los 80’s, la expectativa comenzó a decaer cuando se fue confirmando el elenco: un grupo de actrices se harían cargo de los roles que Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis y Ernie Hudson habían encarnado hace más de tres décadas. “¡Herejía!”, gritó la popular. Y uno, que carece de un sondeo como para comprobar el verdadero motivo del enojo, que incluyó críticas lapidarias desparramadas por Internet (¡cuando la película ni siquiera se había estrenado!), tiene que pensar que todo está relacionado con el cariño hacia el original y hacia el sentido de pertenencia a lo que se considera un “intocable”. Pero uno es medio malicioso, y entiende que detrás de todo esto en verdad lo que hay es una postura machista, tan ridícula como repudiable. Aunque en todo caso, Cazafantasmas es en algún sentido la puntada final en la escalada solapadamente feminista que viene realizando el director Paul Feig de un tiempo a esta parte. La reacción, por lo tanto, es la esperable. Es que hace un tiempo que don Feig viene poniendo a la mujer en roles que habitualmente estaban ocupados por hombres en el cine de Hollywood. Si Damas en guerra fue una suerte de relectura de la comedia escatológica masculina y Chicas armadas y peligrosas un policial y una buddy movie, Spy, una espía despistada puso a Melissa McCarthy en el rol de una agente del servicio secreto que se iba ganando su espacio a puro profesionalismo. Claro que todo esto no es más que una lectura superficial, porque esas películas iban mucho más allá del intercambio de “figuritas” y roles y luchas de género: eran películas que miraban profundamente temas como la amistad, la independencia, el profesionalismo, la familia, la sexualidad. Y todo, pero todo, tamizado por esa notable capacidad del director para construir secuencias de humor desbordadas de creatividad, inteligencia y explosión, pero también de un vínculo con sus estrellas que produce sociedades alegres y energéticas. A las habituales McCarthy y Kristen Wiig, Feig suma aquí a Leslie Jones y Kate McKinnon. Pero Cazafantasmas es tal vez un paso más allá y una propuesta de un nivel de osadía mayor dentro de esta ecuación. Porque no es sólo que pone mujeres a jugar roles habitualmente masculinos, sino porque se anima a releer un film considerado como “clásico” por muchos y homenajearlo tomando distancia (utiliza sus símbolos con una desfachatez increíble), y porque apuesta a generar un blockbuster femenino lejos de la comedia romántica y más cerca del film de aventuras fantásticas. Y esto, créase o no, Siglo XXI, es impensado. Lo curioso es que en su ensamblaje y en la forma en que se establece el cast, esta Cazafantasmas tiene enormes similitudes con aquella de 1984. Porque la original, que fue un éxito un tanto impensado -hay que decirlo-, era el traslado a una película con aires taquilleros de un grupo de comediantes provenientes de la televisión que podían o no funcionar en un film cómico, sí, pero más pensado en función de las fantasías terroríficas y adolescentes de aquella época. Y está claro que Feig no sólo pensó en las actrices que le son más cercanas, sino también en un grupo que es, desde lo femenino, estructuralmente similar: el Saturday Night Live (SNL) en plan mainstream cinematográfico universal. La diferencia mayor de esta nueva versión tiene que ver con una cuestión temporal: en plena tecnocracia cinematográfica, los efectos especiales tenían que ser el centro en 1984 para explicitar la capacidad de Hollywood por generar unas imágenes imposibles, aún en lo rudimentarias. Cazafantasmas circa 2016 sabe que no tiene mucho que hacer en ese terreno, que el recurso del CGI está sobreexplotado, y apuesta definitivamente por la comedia y por la capacidad cómica de un cuarteto que funciona perfectamente (si bien aquí estamos en el terreno de una comedia que relee a otra comedia, la operación de aligeramiento es parecida a la que hizo Todd Philips con Starsky & Hutch). Y pone en evidencia algo que la nueva Vacaciones -estrenada el año pasado- invocó con singular gracia: los cambios sociales y culturales que permiten, dentro de una comedia familiar como esta, un chiste como el de McKinnon: “se me ocurren al menos siete cosas para hacer con un muerto en este momento”. El público se ha movido hacia determinados lugares, Cazafantasmas es la prueba exacta de esa actualización. Que las estrellas del SNL de antes hayan sido preferentemente varones y actualmente sean mujeres (algunas que han pasado y otras que permanecen: de Wiig a McKinnon, de Tina Fey a Amy Poehler) es una comprobación que la reactualización de los géneros se da de manera solapada, más allá de militancias y discursos de trinchera, necesarios y fundamentales. Porque efectivamente lo que hace Feig no es discursear sobre los espacios que ganan las mujeres (en todo caso ya lo hizo más explícitamente en Chicas armadas y peligrosas), sino ocupar esos espacios ganados en buena ley (y es una tontería que tengamos que estar hablando de espacios ganados, como si tuvieran que ganarse esos espacios) sin pensarlo o reflexionarlo. Cazafantasmas es una película femenina, pero eso se da por pura lógica. Y en todo caso lo que termina importando no es tan sólo eso, sino que se trata de una película graciosísima, feliz, llena de grandes ideas y repleta de momentos para atesorar, que continúa una tradición, la respeta y la actualiza. Y de eso se trata, básicamente, el cine.
La demorada remake/secuela/reboot de Los Cazafantasmas pasó por diversos intentos de ver la luz hasta finalmente caer en el temido "developement hell" (algo así como el estadío en donde los estudios determinan que el film es ya un caso perdido). Ahí se mantuvo durante décadas, hasta que hace unos años la idea de una nueva adaptación retornó, con un concepto llamativo y premeditadamente controversial (pese a que, claro, no debiera serlo): la nueva generación de cazafantasmas ya no tendría por delante el artículo "los" sino "las". Cuatro mujeres procedentes de la "nueva comedia" de Hollywood serían las responsables de ponerse los trajes para devolver al más allá esas almas en pena que se niegan a subir hacia la luz. En el lugar de Bill Murray, Dan Akroyd, Ernie Hudson y Harold Ramis (éste último fallecido antes de que se produjese éste nuevo capítulo), tenemos ahora a Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones al frente del excéntrico equipo. Y las diferencias, más allá de lo apenas anecdótico del cambio de sexo, son pocas: el grupo de expertos en lo paranormal se enfrenta a diversos fantasmas que amenazan con destruir la ciudad de Nueva York (que por cierto, se nota que no es Nueva York sino en verdad Boston), hasta que descubren que detrás del caos hay un resentido nerd que busca enviar al infierno -literalmente- a la ciudad entera. En lo superficial, la nueva Cazafantasmas es un film apenas divertido, que naturalmente palidece en comparación con el original. Hay menos chistes que dan en el blanco (muchos, sin embargo, que impactan de lleno contra la pared), menos sorpresas e inclusive menos química entre los protagonistas (mientras que brillan Wiig y McCarthy y resulta apenas simpática Jones, McKinnon, en cambio, es sencillamente insoportable, culpa de un guión que en lugar de desarrollar su personaje la pone a hacer caras de Miley Cyrus sacando la lengua). Por otro lado, consciente del poder del marketing actual del fem power, el director Paul Feig busca hacer un political statement muy válido, que aún indigna a fanáticos y conservadores por igual. Rompe con éstos prejuicios, sí, pero hubiese sido mejor aún de lograrlo no desde lo meramente discursivo, sino desde la realización de una buena película.
La llegada a los cines del reboot de Ghostbusters hizo que volviera a explotar el debate sobre la necesidad o no de las remakes en la industria. En ese marco, los resultados de taquilla para el renacer de la franquicia iniciada en los años 80 no fueron malos, pero las críticas de los puristas se hicieron sentir incluso más que los de la prensa especializada. Los cazafantasmas fue un clásico instantáneo allá por 1984, cuando Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis, tres comediantes de la generación más incorrecta del Saturday Night Live, irrumpieron calzados en overoles a cazar espectros en pantalla grande. Y con ellos Sigourney Weaver, que venía de enfrentar aliens. Nada menos. Hoy, 32 años después de aquel hito del mainstream, Ivan Reitman, que dirigió las dos películas de la saga original, vuelve como productor de este despropósito en el que lo único no criticable es cambiar hombres por mujeres. 1. Ghostbusters es mala, entre otros motivos, porque carece de ideas renovadoras. Quizá idea de marketing de repensar lo mismo pero con chicas sea el único sostén de su modorra creativa, de su cobarde vuelta de tuerca. Más de 30 años tuvieron, estimados. 2. Apela al juego de iconografías como lo hizo J.J. Abrams en The Force Awakens, con la salvedad de que la continuación de Star Wars supo salir de la mera cita, del guiño mecánico. En el Episodio VII, una vez que aparece en pantalla Han Solo, la atención se concentra en la trama, que tiene el peso necesario como para cargar la mochila del mito. Y este no es el caso. 3. Los cameos. Bill Murray se ve aburrido del primero al último segundo que pasa en escena. Algo similar ocurre con las aparicione minimalistas de Aykroyd, Ernie Hudson y Annie Potts. Lo de Sigourney Weaver sobre el final levanta, pero tarde. 4. Hay tomas completas copiadas del film original. Desde el torso fantasma que ya no está en una biblioteca pero sí en otros lares, hasta los planos de la cima de un edificio (¿también frente al Central Park?), que parecen replicados como en un deja vu sobrepasado de postproducción. 5. ¿Hacía falta esa versión con peluca rubia y labios pintados del legendario y verde Slimer? 6. Racismo sutil. En el film de 1984 tres blancos dominaban el grupo y jugaban un rol paternalista sobre el cuarto integrante, afroamericano, desempleado y sin conocimientos científicos. Tres décadas más tarde, pese a haberse superado la era en que las mujeres negras debían darle el asiento en los micros a las blancas, repetir el esquema suena más al sueño húmedo de Donald Trump que a remake aggiornada. 7. Más allá de los desaciertos, el anuncio del reboot con elenco central femenino generó una semilla de ilusión en grupos feministas que calcularon una revancha de género frente al machismo made in Hollywood. Pero no, apenas una pátina y un toque de make up. Si bien es cierto que no se apeló a un cuarteto de rubias sexies, la mirada femenina es como mucho de reojo y su momento cúlmine es una de las powerpuff (Kate McKinnon) disparándole a la entrepierna de una bestia fantasmal. Uf. 8. McKinnon es simpática como la intensa del grupo, pero después de 15 o 20 minutos de ademanes se pone al lado de Jar Jar Binks en el top 5 de infumables del cine del último cuarto de siglo. 9. No lograron convencer de un regreso a la marca nada menos que a Rick Moranis, el elegido por el maligno Zull para acompañar al personaje de Sigourney Weaver en el original de 1984. 10. Personajes de cartón. Si se eliminara el personaje de Chris Hemsworth la trama sería la misma, el relato se vería igual, la historia seguiría intacta. No se animaron a darle una vuelta de rosca o integrarlo a la trama como a Weaver en el ´84. 11. A diferencia de lo que sucede incluso con la innecesaria reboot Amazing Spider-Man (que pese a sus contras presenta varios tildes positivos),´visualizar la Ghostbusters original antes o después de pasar por esta versión dirigida por Paul Feig, resulta mortífero. Porque, se sabe, cualquier comparación es odiosa, y en este caso aún más.
Y sí. Los que vimos “Cazafantasmas” (Iván Reitman, 1984), en (por ejemplo) el ya desaparecido Atlas Lavalle, hace como 32 años, está claro que andamos con cierta impronta nostálgica por estos días, cada vez que pasamos por alguno de los cientos de lugares poblados con afiches de una de las realizaciones más icónicas y representativas de esa década y, por cierto, mirando sobre el rabillo del ojo ante un relanzamiento que involucra a Paul Feig como director y a su habitual elenco de comedias sobre “mujeres que son amigas”. “Cazafantasmas” versión 2016 tiene absolutamente todos, pero todos, los guiños posibles a su predecesora. No hay prácticamente nada dejado fuera de la ecuación. Desde la forma de llegar al clásico logo, a la oficina en la cual finalmente el equipo se instala. La estructura del guión, respecto del escrito hace décadas por Harold Ramis y Dan Aykroyd es básicamente la misma. Científicas abocadas a la investigación sobre lo paranormal que no son aceptadas como académicas en la/s universidades por considerarlas un fraude, finalmente logran probar que sus investigaciones tenían su razón ser a juzgar por la cantidad de fantasmas que van apareciendo en la ciudad de Nueva York. Una introducción en la cual se cambia la biblioteca por una vieja mansión para hacer aparecer el primer fantasma nos instala directamente en la propuesta narrativa, estética y conceptual, ante la cual estamos sentados: Esta nueva saga se va a aferrar fiel y consistentemente a la original. Los elementos de las escenas, los diálogos y el vínculo entre personajes sera como ver un collage entre las dos anteriores y la actual. Tal vez para asegurar que los nostálgicos se vuelquen masivamente al cine, y de paso tener un sólido punto de partida si quisieran seguir la fiesta con una segunda parte. Podría ser pasible de falta de originalidad, pero cuando vemos los créditos rezando “basada en “Ghostbusters” escrita por Iván Reitman en 1984”, queda claro que esa autoconciencia fue la primera y única intención de éste estreno. Apuntando directo a la memoria, veremos cameos de Dan Aykroyd, Bill Murray, Sigourney Waver, Janine Melnitz, Ernie Hudson, y hasta Harold Ramis está presente en forma de busto de bronce como sincero homenaje. También la vieja oficina alquilada en su momento por los tres pioneros de la saga, el logo con el fantasmita atravesando la señal de “prohibido”, y por supuesto el hit “Ghostbusters” en su versión original, y en otras tres variantes de distinto gusto. Más allá de la copia del guión y de mantener todo el esquema anterior, hay dos o tres hallazgos para observar porque son los que sostienen la película: La química entre las cuatro actrices y los gags, en especial cuando contratan a Kevin (Chris Hemsworth, haciendo de perfecto idiota, pero lindo). El resto es algo más flojo, como la endeble construcción del villano, por ejemplo, merced a que Katie Dippold y Paul Feig parecieron más ocupados en cómo hacer entrar todo el universo de personajes (hasta el fantasma come-salchichas aparece), que en la creación de un buen antagonista. “Cazafantasmas” tiene al final, final, una razón para creer en una posible secuela que seguramente merecerá que se toque el timbre del recreo para poder tomársela en serio. Mientras tanto habrá buena dosis de carcarajadas, pero claro, éste director se especializa en eso.
Las chicas al poder "Cazafantasmas" trata sobre dos escritoras sin éxito que avalan la existencia de los espectros. Pero cuando la ciudad comienza a ser aterrorizada, ambas arman un grupo para combatir a la amenaza paranormal. Un largometraje disfrutable que en algún momento se pone tenso por la cantidad exagerada de gags. Gran debate y repercusión generó esta remake de Los Cazafantasmas, mucho antes de conocerse siquiera su tráiler. Es que la gran novedad era el elenco, puramente femenino, que conformaría el grupo de cazadores de espectros: Kristen Wiig, Melissa McCarthy, Katty McKinnon y Leslie Jones conforman el cuarteto. Las críticas no llegaron por el sacrilegio que puede significar el reinvento de un filme que es sagrado y toca la infancia de muchos, sino por machismo, entendiendo que no deberían ser mujeres las protagonistas como si eso modificara integralmente el argumento. Muy a pesar de los detractores, “Cazafantasmas” versión 2016 sale airosa de los comentarios misóginos respondiendo con buena comedia. La historia comienza como si nunca hubiesen existido los queridos ídolos de los años 80, pero igualmente ubicadas en Nueva York. Erin Gilbert (Wiig) es una profesora universitaria de física que busca una cátedra importante en el lugar que trabaja, cuando un libro sobre fantasmas que escribió cuando era joven pone en peligro su postura formal, por lo que va a ver a su antigua amiga Abby Yates (McCarthy) que continúa con la búsqueda de lo paranormal junto a la rara Jillian Holtzmann (McKinnon). Desde ese punto, las obligaciones quedarán atrás por una serie de hechos fortuitos y Erin, despedida de su trabajo, se unirá al grupo. Encontrarán un muy apuesto pero estúpido recepcionista, Kevin (Chris Hemsworth) y saldrán a cazar fantasmas. Patty (Jones) completará el cuarteto cuando sea quien llame a las chicas por una aparición en el subterráneo de la ciudad y decida que ese trabajo es mejor que el que tenía. No faltará el profesional escéptico que diga que lo que hacen las mujeres es una estafa, papel genialmente interpretado por Bill Murray (protagonista de la saga anterior). También hacen cameos Dan Aykroyd, Ernie Hudson y Sigourney Weaver, otorgando su aprobación para la nueva generación. Lo cierto es que el gran problema de las no muy experimentadas cazadoras llegará porque un demente quiere abrir un portal para que los seres de otro plano dimensional invadan la tierra. Con recorrido Kristen y Melissa tienen vasta experiencia en la cinematografía cómica, y Katty y Leslie son parte del programa “Saturday Night Live”. Un largometraje disfrutable que en algún momento se pone tenso por la cantidad exagerada de gags con la intensión de nunca hacernos olvidar que estamos viendo una comedia. Completamente innecesario y por lo que muchas escenas parecen forzadas. Como también se trata de una pieza de ciencia ficción, vale aclarar que el filme cuenta con los efectos especiales esperados, nada extraordinario que sí podría haber hecho la diferencia, y pocos pero imperdonables errores de CGI (imágenes generadas por computadora).
Antes que los talibanes vengan y me apedreen, diré que Los Cazafantasmas 2016 es buena. Incluso me arriesgaría a decir que es muy buena. Ok, yo fui uno de los primeros en defenestrarla cuando surgió el rumor de esta versión, pero todo el talento involucrado ha logrado remontar las cosas hasta un nivel superior a lo potable. También es cierto que la gente idealiza demasiado a Los Cazafantasmas 1984: la blabletería técnica de Harold Ramis y Dan Aykroyd era insufrible, y el empalagoso cinismo de Bill Murray (junto a su constante acoso sexual de Sigourney Weaver) merecía el empalamiento. Claro el final era glorioso, el tema musical era memorable y habia unos cuantos chistes buenos pero se trata de esos filmes que funcionan mejor en nuestra memoria que ante una visión actual. Lo que no puede objetarse es que fue un fenómeno social y un filme evento como pocos se han visto en la historia del cine, en donde los trailers de la película se exhibían un año antes de que fuera estrenada. Los Cazafantasmas 2016 es una película mas equilibrada que el original de 1984. La razón es simple: al haber menos ego involucrado - el original era el fruto intelectual de Ramis y Aykroyd - los personajes principales funcionan mejor como equipo y hay mayor cantidad de caracteres con roles de importancia y chistes efectivos. Vean sino a Leslie Jones, la equivalente femenina de Ernie Hudson: la Jones roba unas cuantas escenas y no es el personaje racial de adorno que aparecía en el filme de Ivan Reitman. La recepcionista chusma de Annie Potts se transformó en el rubio hueco de Chris Hermsworth el cual, sin dudas, se roba todas las escenas en las que figura (¿quien hubiera imaginado que Thor era tan buen comediante?). A Bill Murray lo reemplazaron por Kat McKinnon, la cual no es una devoradora de hombres sino una nerd con gustos bizarros. El detalle curioso es que las figuras principales - Kristen Wiig, Melissa McCarthy - resultan apagadas en comparación a su talento innato para la comedia. Hacen de Ramis y Aykroyd y, aunque son menos densas con la blabletería técnica, parecieran sacrificar el humor a favor de la exposición para que avance la trama. Tienen sus momentos pero no son tantos como uno pudiera imaginar. oferta software de sueldos El mayor problema que tiene la versión 2016 de Los Cazafantasmas es que vive a la sombra del original. Recicla escenas y temas del original pero en otras condiciones y escenarios, con lo cual la sensación de deja vu es muy fuerte - es algo similar a lo que ocurría con El Despertar de la Fuerza -. La bibliotecaria es ahora una adolescente encerrada trágicamente en el sótano de su casa por su despiadada familia, y Gozer el Gozeriano fue reemplazado por un estupido demente que anda poniendo aparatitos interdimensionales por toda Nueva York para desatar un apocalipsis paranormal que él liderará. Las referencias al original y el fan service abunda, sea en los innumerables cameos o la visión / alteración de elementos del original - desde el Ecto I (ahora devenido en carroza funeraria) hasta las oficinas en el antiguo cuartel de bomberos, cuya renta es impagable y por lo cual terminan en un garage al costado de un restaurant chino -. Cuando Ghostbusters 2016 intenta algo original, la mayoría de las veces acierta. No todos los chistes hacen blanco pero algunos son hilarantes - como la secuencia con el director de la universidad o las sandeces que dispara a cada rato Hemsworth en una perfomance genial -. Yo sería benevolente y le daría una oportunidad a Los Cazafantasmas 2016. Tiene mejor efectos, los fantasmas son aterradores, hay buena comedia y buenas comediantes. No es una herejia sino una respetuosa remake / reboot del original, la cual merece tener una mejor suerte que la del lapidamiento por puro y anticipado prejuicio.
El resultado final no dista mucho de la primer producción ni la sobrepasa, por lo tanto una vez más, no se justifica su existencia. ¿Para qué ver prácticamente la misma historia pero igual o peor? Consejo: Apenas aparece el primer título final....
VídeoComentario
Crítica emitida por radio.
La remake de la famosa película de 1984 “Cazafantasmas“ llega a su estreno con un debate decidido y dividido entre fanáticos iracundos y defensores de lo que fue una película emblemática de los años 80, y aquellos que sin tanto prejuicio de por medio encuentran en esta nueva entrega, una excelente oportunidad para disfrutar los aventuras de un grupo de cazafantasmas, esta vez en versión femenina. Convirtiéndose en el tráiler con mayor dedos hacia abajo en la historia de youtube, aún no es posible saber de que lado de la balanza será recordada esta película, pero si algo es claro, no pasará desapercibida en las taquillas, de índole nacional e internacional, porque todos querrán ser portadores de las herramientas precisas, ya sea para defenestrarla o vanagloriarla. En referencia a esa balanza, del lado negativo podemos dar cuenta que pierde su grado de originalidad y novedad con su predecesora, y que el nivel de comicidad que se ofrece, obedece al humor rápido, al chiste concreto que busca la risa fácil, a diferencia de la original, la cual llevaba adelante un humor basado en la ironía y el sarcasmo. Pero no todo se tiñe de defectos, de hecho todo lo que tiene de interesante este film, lo convierte en una excelente opción de comedia ligera para el disfrute del público. Un punto a favor es quien está a cargo de la dirección del film, Paul Feig, maestro de la comedia con títulos como Spy, Bride Maids y The Heat, entre otras, respaldan un manejo preciso del humor, especialmente del humor femenino, dado que en todas las mencionadas, son mujeres las que llevan adelante la historia y en todas lo hacen de manera impecable. Feig conoce el paño, conoce sobre todo a dos de las actrices que lideran este grupo de cuatro mujeres comprometidas con la causa de salvar a New York, de los ataques fantasmales, tanto Melissa McCarthy como Kristen Wiig, ya han sido dirigidas por él, y poseen una química en su dupla y una energía propia que lleva a buen puerto cada escena de comicidad compartida. Aportan y mucho el resto del elenco femenino, Kate McKinnon como una científica algo desquiciada, la cual aporta las partes de humor más frescas, y la comediante Leslie Jones, quien de a poco va tomando protagonismo, convirtiéndose en una cazantasmas más. El rol masculino, por ironía del destino o por decisión para subrayar más aún esta decisión de darle más peso al rol femenino, queda algo relegado con un Chris Hemsworth (Thor y Los Vengadores), quien pareciera tener un rol algo forzado y desencajado dentro de esta historia. Por supuesto los cameos están para aquellos fanáticos, quienes al menos desean ver por unos segundos a los protagonistas de la saga original, aunque el tiempo y el papel que se les da, posiblemente enfurezca más a dichos fanáticos. La historia triunfa en entretener, en el correcto uso de efectos especiales sin sobrepasarse en su uso, y en un relato con ritmo que se mantiene desde el inicio hasta el final, así que ya saben, si de fantasmas se trata, ¿a quién van a llamar?
La nueva generación de Ghostbusters No es fácil hacer remakes. Mucho más difícil es hacer una de un clásico absoluto. El problema es que no importa cuán buena sea la película, siempre será comparada con la original, a la que jamás podrá, bajo ninguna circunstancia, igualar. Ese es el tema cof los clásicos: se meten debajo de la piel de sus fanáticos y se quedan allí para siempre, por eso es que les cuesta tanto aceptar nuevas versiones. ¿Por qué entonces las productoras, los estudios y los actores arriesgarían sus reputaciones para exponerse a un escrutinio tan parcial e injusto? Porque a veces la pegan y salen cosas buenas, como Ghostbusters. Para ser fieles a la verdad, esta remake tuvo una a favor: cuando llegó a las taquillas nadie tenía demasiadas expectativas, de hecho se pensaba que sería un fracaso rotundo. Los prejuicios que tuvo que enfrentar al contar con un elenco femenino también ayudaron: nunca se pensó que cuatro actrices cuasi-comediantes podrían estar a la altura de grosos como Bill Murray. Pero así fue, grata sorpresa. “Who you gonna call? Ghostbusters!” Alguien está liberando fantasmas aterradores por toda la isla de Manhattan, New York. Los ciudadanos corren por las calles desesperados, sin saber qué hacer ni a quién recurrir… ¿A quién van a llamar? Así es como las científicas Erin Gilbert (Kristen Wiig), Abby Yates (Melissa McCarthy) y Jillian Holtzmann (Kate McKinnon) y Patty Tolan (Leslie Jones), una trabajadora del subterráneo neoyorkino, forman las nuevas Ghostbusters. Dirigida y escrita por Paul Feig, a quien quizás tengan de películas como Bridesmaids (2011), Spy (2016) o The Heat (2013) –todas ellas protagonizadas por Melissa McCarthy, coincidentemente-, Ghostbusters no es sólo una remake: es una comedia simple y efectiva que funciona por sí misma. El humor inteligente de Feig se distingue claramente en los diálogos y actuaciones, pero las chicas también aportan lo suyo: Melissa McCarthy y Kristen Wiig se han convertido en grandes comediantes que destacan entre las demás. No podemos dejar de nombrar el papel de Chris Hemsworth, quien interpreta a Kevin, el despistado recepcionista de las chicas que nada tiene para envidiarle a la irónica asistenta de los ex Ghostbusters, Janine Melnitz (Annie Potts). No podía faltar la cuota nostálgica que acompaña cualquier remake de un clásico: a lo largo de la película podrán ver a varios personajes del elenco original, en papeles pequeños pero memorables. Entre ellos, tres de los cuatro Cazafantasmas originales (recordemos que Harold Ramis murió en el año 2014): Bill Murray (como Martin Heiss), Dan Aykroyd (como un taxista que no quiere llevar a Erin al cuartel) y Ernie Hudson (como el tío de Patty). También verán a la anteriormente mencionada Janine Melnitz (Annie Potts) y a Sigourney Weaver, en el papel de la Dra. Rebecca Gorin, que trabaja con Jillian. En resumen, si bien Ghostbusters cuenta con una historia simple, sin demasiados giros dramáticos ni sorpresas, Ghostbusters cumple con su cometido: entretener y hacer reír. Su antecesora debería estar orgullosa de esta nueva versión que logra sentar las bases para una nueva generación de Ghostbusters.
Tarea complicada la de tocar un clásico que no necesitaba ningún tipo de remake ni spin-off. “Cazafantasmas” presenta un elenco renovado y un actualizado uso de los efectos especiales, pero si bien no es tan desastrosa como los trailers y sus repercusiones aseguraban, está lejos de ser una buena película. Erin es una profesora de ciencias que descubre que una vieja amiga volvió a publicar un libro sobre fantasmas que habían escrito muchos años atrás. Sin trabajo a causa de unas polémicas declaraciones, ella junto a su compañera, va a comenzar un nuevo negocio: las Cazafantasmas, quienes prometen defender a cualquier persona de ataques paranormales.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Otra remake aceptable pero innecesaria Bastante polémica hubo con esta remake femenina de "Los Cazafantasmas". Los haters de siempre la vapulearon aún sin siquiera llegar a ver el primer trailer promocional. ¿Las razones? Una cuestión de género. Decían que el hecho de que las nuevas cazafantasmas fueran mujeres era un sacrilegio y que el film no valdría la pena, esto sumado claro al tema de que consideraban innecesaria una producción que reiniciara la saga. Con esta última queja, concuerdo. Ya lo dije varias veces, Hollywood está agotando y hasta bastardeando grandes títulos con el único objetivo de exprimir hasta la gota más mínima de dólares. En el caso de esta nueva "Cazafantasmas", me pasa algo parecido a lo que sentí con la remake de "Ben Hur". Si bien la película no es mala, no llega a tener la trascendencia y el carisma de la original, por lo cual pierde casi todo su sentido. Se puede decir que mejora en lo que a aspectos técnicos se refiere y en el tono de la comedia, pero en la comparativa de los demás ingredientes sale perdiendo. Una remake que no logra superar a la original no cumple con las expectativas del público. Por esto creo que no tiene mucho sentido seguir desarrollando esta franquicia. Si analizamos el film estrictamente, sin comparaciones, "Cazafantasmas" versión 2016 es una buena comedia fantástica, que sin ser trascendente o demasiado inteligente, logra hacer pasar un buen rato al espectador. El director Paul Feig ("Spy", "Bridesmaids") tiene buen timing para el humor y al haber trabajado varias veces con Kristen Wiig y Melissa McCarthy, sabe cómo sacarles buenos momentos de talento humorístico. Los demás intérpretes están OK en sus roles, pero no me sorprendió ninguno, sobretodo el personaje de Kate McKinnon al que le dieron mucha rosca y en realidad me resultó demasiado exagerado, muy SNL pero fuera de contexto. Para los más receptivos a este propuesta, hay varios guiños a la franquicia original incluidos cameos de los Cazafantasmas originales y los efectos especiales utilizados son de buena calidad. Hay fantasmas, hay humor y hay acción. Si se tratara de algo nuevo diría que vale la pena darle una oportunidad, pero como es una remake de un clásico casi sagrado, sólo diré que es para aquellos que desconozcan las entregas de Ivan Reitman y quieran pasar un momento divertido pero efímero en el cine.