Chicas armadas y peligrosas es una entretenida comedia para pasar un muy buen rato en el cine y reírse bastante. El disparatado y divertido guión diseñado para hacer reír no con gags tontos sino que con buenas situaciones y graciosos diálogos, atrapa ya desde su humorístico comienzo ya que allí se encuentra la presentación de cada uno de los personajes de Bullock y McCarthy más ...
ELOGIO DE LA AMISTAD FEMENINA Las buddy Movies podrían traducirse como películas de compinches. Dos amigos, o colegas, o compañeros accidentales de aventuras, protagonizan estas historias desde el comienzo del cine. En los géneros dramáticos, Butch Cassidy, Arma mortal, 48 hs, son algunos ejemplos de distintas décadas, siempre vinculado al cine de acción. El western, el policial, todos géneros que han sabido desarrollar las buddy Movies. Una interesante excepción, por femenina y por combinar drama y aventura fue Thelma & Louise. Sí, las buddy Movies suelen ser de hombres. Suelen tener, estas películas, mucho humor, pero finalmente es la comedia pura la que ha sabido explotar al máximo esta clase de films. Empezando por Stan Laurel y Oliver Hardy, y llegando a Vince Vaughn y Owen Wilson, pasando por todos los grandes dúos cómicos de la historia del cine. Sí, los voy a mencionar: Dean Martin y Jerry Lewis, Bob Hope y Bing Crosby, Walter Matthau y Jack Lemmon, The Blues Brothers, El mundo según Wayne y en Argentina podríamos mencionar la comedia policial Tiempo de valientes. Otra excepción, en variable femenina y hawksiana fue Los caballeros las prefieren rubias, una de las mejores comedias femeninas buddy Movies de la historia del cine. Esta breve historia es para llegar a esta verdadera sorpresa que aparece en los cines ahora. Empecemos diciendo que el duro trabajo para arruinar la película que se hizo desde el afiche (donde el photoshopeado fue dan burdo e insultante que hasta sus protagonistas salieron a burlarse) y luego desde el título en castellano, no le hace daño a lo importante: La película en sí misma. The Heat es el título original de esta excelente buddy movie protagonizada por Sandra Bullock y Melissa McCarthy. The Heat cuenta la historia de dos policías. Una acartonada, del FBI (Sandra Bullock) y la otra mal hablada y ruda, que trabaja de civil en los barrios marginales (Melissa McCarthy). Sí, claro, la base de la buddy movie, la extraña pareja por definición. La base, pero con eso solo no se hace mucho. Y ahí empiezan las sorpresas. La base es seguida por muchos aciertos. En primer lugar, el humor que tiene la película es increíble. Las dos actrices son muy graciosas. Es como estar viendo una película de Martin y Lewis, realmente. Tienen timing, simpatía, química, talento que se comprueba en cada escena. Pero además logran dos personajes humanos inolvidables. Son adorables, queribles de punta a punta. Son dos mujeres solitarias, que luchan contra el mundo y contra ellas mismas. Sin duda hay un buen trabajo en la creación de personajes. No es muy común una comedia protagonizada por una pareja de mujeres, pero además del humor, la película posee mucha emoción, gran inteligencia y en definitiva un enorme elogio de la amistad femenina. No es la primera vez que Paul Feig nos entrega una película con emoción, inteligencia y humor construida a partir de personajes femeninos. Sí, Paul Feig es el director de esa gran película llamada Damas en guerra. Y para que quede claro va de nuevo: las dos protagonistas de The Heat son magníficas. Sandra Bullock recupera su mejor forma como comediante y no le tiene miedo al ridículo. Justamente la comedia de mujeres no suele alcanzar a la comedia de hombres por la imposición de que las mujeres conserven la compostura. Bullock no lo hace y sabe reírse mucho de sí misma. ¿Y qué decir de Melissa McCarthy? Natural born comediante, McCarthy es tan talentosa como querible. Juntas son dinamita, se podría decir, citando otra famosa buddy movie.
Elogio a la amistad femenina Sin lugar a dudas el reinado de las Buddy Movies femeninas pertenece a Thelma y Louise (1991) porque ninguna de las otras fórmulas que trasladaron la estructura al protagonismo de parejas de mujeres antagónicas o binarias funcionó realmente. Por eso Chicas armadas y peligrosas (The heat) en primera instancia resulta una grata sorpresa al recuperar la esencia de las Buddy Movies policiales, pero con el ingrediente de reunir a dos actrices que saben moverse en los caminos y códigos de las comedias como ya han demostrado en diferentes oportunidades y por separado. Claro que aquí especialmente los laureles son para Melissa McCarthy, una actriz de facetas más que prometedoras en función a los personajes que le tocan en suerte como es el caso de esta policía ruda y malhablada que patrulla zonas marginales, de métodos poco ortodoxos que incluso desafía a la autoridad y no le hace mella la supremacía machista dentro de la jefatura de policía. Ella desde su temperamento y avasallante personalidad coquetea con los elementos de lo políticamente incorrecto para encontrarse azarosamente su mejor contrapartida en la siempre lista Sandra Bullock, cuya arma secreta continúa siendo esa mezcla de torpeza y simpatía que en esta agente del FBI castigada por ser arrogante y estructurada al máximo realzan sus dotes histriónicas. No cabe más que decir de este film entretenido y con momentos logrados entre la comedia y el gag físico que explota ambos cuerpos y la acción en sí misma a la que se debe sumar el costado humano y emocional, aunque la duración sea un tanto excesiva para la propuesta con innecesarias idas y venidas o vueltas de tuerca poco relevantes para una trama que es un pretexto y completamente funcional al desempeño de las dos.
¡Vivan las antípodas! La nueva película de Paul Feig (director de la notable Damas en guerra) es una típica cop-buddy movie, pero con protagonistas femeninas (y espíritu feminista). El film adscribe a todos los clichés del subgénero pareja-despareja (dos detectives opuestas entre sí que primero se odian y, claro, terminarán siendo compinches); y, si bien podían esperarse mayor cantidad de pasajes inspirados y de carcajadas, el resultado es bastante entretenido y disfrutable. La elección de las dos protagonistas es el mayor acierto del film: Sandra Bullock es Sarah Ashburn, una solitaria agente del FBI tan obsesiva y eficaz como arrogante e insufrible (odiada por sus colegas). Su jefe (el mexicano Demian Bichir) la envía a Boston para una misión que podría darle su anhelado ascenso: desbaratar una organización de narcotraficantes. El mismo caso está siendo investigado por Shannon Mullins (Melissa McCarthy), una ruda policía de la ciudad no menos eficaz, pero apelando siempre a métodos bastante más brutales. McCarthy, que ya había descollado con Feig en Damas en guerra, da rienda suelta a su proverbial capacidad para el humor físico (con más hallazgos que en la reciente Ladrona de identidades) y demuestra -como bien sostuvo Marina Yuszczuk en esta columna- que es una de las grandes comediantes de estos tiempos. Si bien no siempre alcanza una química perfecta (alternan grandes momentos con varios otros poco trascendentes), la dupla McCarthy-Bullock es el gran atractivo, el gancho comercial y la principal justificación de esta comedia de acción y enredos. Con un guión más aceitado, con un mayor desparpajo (Feig lo tiene, pero aquí parece demasiado contenido), con algunos lugares comunes menos, Chicas armadas y peligrosas podría haber sido una muy buena comedia. Se quedó a mitad de camino, es cierto, pero igual vale la pena.
En una primera lectura esto puede sonar un poco exagerado pero el archivo es claro al respecto. Chicas armadas y peligrosas es una propuesta histórica dentro de los policiales de acción al presentar la primera producción hollywoodense que trabajó el subgénero de las buddy movies con personajes femeninos en los roles protagónicos. Akira Kurosawa fue el gran padre de las buddy movies con Stray Dog, aquel tremendo policial de 1949, con Toshiro Mifune y Takashi Shimura, que brindó a la primera pareja de policías con personalidades opuestas que tenían que colaborar juntos para resolver un caso. También fueron los asiáticos los pioneros en trabajar esta historia exclusivamente con mujeres como fue el super clásico de Corey Yuen, Yes, Madan (1985), que reunió a esa gran dupla que formaron Michelle Yeoh y Cynthia Rothrock. En Hollywood, salvo por la serie de los ´80, Cagney y Lacey, en el cine estos filmes siempre estuvieron protagonizados por hombres. Chicas armadas y peligrosas evoca con mucho humor esas recordadas producciones como 48 horas y Arma Mortal con una historia disparatada que sobresale por la excelente dupla que formaron Sandra Bullock y Melissa McCarthy. El film representa el cuarto trabajo para el cine de Paul Feig, quien había dirigido previamente Damas de compañía, que hizo popular a McCarthy. Un realizador que suele estar asociado con la comedia y trabajó en la serie de televisión de Judd Apatow, Freaks and Geeks, The Office, Weeds y Arrested development. Su nueva producción no presenta nada nuevo que no hayamos visto en este género pero es una muy buena comedia que ofrece un buen entretenimiento con los dos personajes principales que son muy divertidos. Mellisa McCarthy que hace poco la vimos en la decepcionante Ladrona de identidades, acá vuelve a destacarse a lo grande con un guión que le permitió sobresalir como actriz. La policía Shannon Mullins, que es una especie de hermana gorda de Martin Riggs, se destaca claramente entre los mejores personajes de su filmografía hasta la fecha. Por otra parte, el film nos recuerda el talento que tiene Sandra Bullock para la comedia, quien hace rato no encontraba un proyecto de este tipo donde pudiera destacarse como lo hizo en esta historia. Reitero, el argumento es predecible, pero esta no es una película que se apoye en la intriga del conflicto, sino en las situaciones cómicas que generan las dos protagonistas y en ese sentido es un gran éxito. Definitivamente vale la pena su recomendación.
Mala con ganas ¿Qué se puede esperar de una comedia como Chicas armadas y peligrosas (The heat, 2013)? Muy poco, es cierto, pero al menos tres cuestiones elementales: que tenga buen ritmo, que sea graciosa y que no dure más de una hora y media (duración más que suficiente para una comedia estándar). Ahora adivinen: nada de eso sucede. La agente Mullins (Melissa McCarthy) es una policía de barrio que, con métodos poco ortodoxos, trata de poner orden entre los pobres y, por ende malvivientes –entre muchas otras connotaciones negativas- de su barrio. Al atrapar al “negro dealer” es separada del caso por la agente del FBI Ashburn (Sandra Bullock) que, siguiendo todos los pasos que dicta la ley, pretende mediante el detenido llegar al narcotraficante proveedor. Ambas deberán unir fuerzas más allá de sus desiguales personalidades para atrapar al delincuente mayor. Tanto Sandra Bullock como Melissa McCarthy hacen lo que pueden ante un guion escasísimo de ideas. La química entre ellas en pantalla es buena pero no alcanza para sobreponerse a los mediocres chistes de la trama. La historia de la pareja-despareja de policías está construida desde todos los estereotipos posibles: gorda-flaca, bruta-fina, informal-formal. Historia ya contada un centenar de veces y no por eso poco funcional, sino ver la reciente Dos armas letales (2 guns, 2013). Pero en esta oportunidad se recurre también al estereotipo (entiéndase asociación fácil) en los chistes: bruta-vulgar, formal-frígida, pobre-delincuente (ver la representación que el film hace de la familia “pobre” de Mullins a modo de ejemplo). Ante semejante falta de ingenio no queda otra que caer en las groserías, los gags físicos y la discriminación, de la que se salva extrañamente sólo la obesidad (el caso del albino es un ejemplo). El error de los productores es pensar que tener a Sandra Bullock y Melissa McCarthy alcanza para hacer una comedia divertida. Motivo que explica el deambular de la trama en distintos episodios inconexos que no se sostienen en los por demás extensos 117 minutos de duración. En fin, un bodrio olvidable, sin gracia y plagado de mal gusto.
Reconciliables diferencias Nuevamente desfila por la pantalla grande una pareja despareja, en este caso de mujeres policías, para dar rienda suelta y potenciar las situaciones de humor que presenta la trama. La rigurosa y metódica agente especial del FBI, Sarah Ashburn (Sandra Bullock) deberá hacer equipo con la malhumorada policía de Boston Shannon Mullins (Melissa McCarthy) y ambas se verán inmersas en un caso de narcotráfico. Con este esquema, Chicas armadas y peligrosas (The Heat) aprovecha el humor y los recursos de la acción pero le sobran varios minutos. Sin embargo, el director Paul Feig, el mismo de Damas en guerra, pone el énfasis en los métodos contrastantes que utilizan ambos personajes en una historia que también juega con las apariencias engañosas y las traiciones. La escena del bar, con las protagonistas borrachas, o el desfile de la impresentable familia de Mullins (el hermano corre peligro de muerte) alimentan esta comedia que fue un verdadero éxito de taquilla en los Estados Unidos y anuncia una segunda parte. Sandra Bullock está tan inexpresiva como siempre mientras que Melissa McCarthy tiene armas para jugar con el humor como lo viene demostrando en Damas en guerra y la reciente Ladrona de identidades. Estas chicas de "armas tomar" entregan un producto entretenido que no ahorra algún toque lacrimógeno, entre torturas, primeros auxilios y un policía albino para sellar sus "irreconciliables" diferencias.
Química perfecta en comedia filosa Detrás de un título horrible y de un afiche al que llamar feo es ser muy benévolo, acecha una de las grandes películas de este año: Chicas armadas y peligrosas (o sea The Heat , o sea "La cana"). El director es Paul Feig, que saltó a las ligas mayores con Damas en guerra (Bridesmaids), una producción de Judd Apatow con guión de la protagonista Kristen Wiig y de la también actriz Annie Mumolo. Uno puede pensar que Feig tiene a su favor un poco de eficacia, otro poco de suerte y mucho de estar bien rodeado. Pero en Chicas armadas y peligrosas no está Apatow como productor y el guión de esta película es de la debutante en cine Katie Dippold, que tenía experiencia en series ( MADtv y Parks and Recreation ). Así que las dos últimas películas de Paul Feig -no importa de quién sea el guión- son excelentes y comparten un tema: la amistad femenina narrada con las formas genéricas de la comedia romántica. Es decir: protagonistas de género femenino y películas del género comedia romántica en su variante centrada en la amistad femenina (a las del subgénero masculino se las conoce últimamente como bromance, por "brothers", hermanos, y "romance"). Habría que encajar "sisters" en esa definición. O llamarlas, como antes, buddy movies . Damas en guerra proponía una variante de comedia de "rematrimonio" (una pareja se separa o corre el riesgo de separarse, pero finalmente se vuelve a juntar) pero era de "re-amistad". En Chicas armadas , nos encontramos con la pareja despareja que recién se conoce y asistimos al nacimiento de una amistad en medio de una intriga policial en la que hay muertes, sangre, tiros, cuchillazos y malvados. La combinación de comedia y policial -muy difícil de llevar a buen puerto- tiene en Chicas armadas un exponente extraordinario. La trama policial no es lavada: hay violencia y hay peligro verosímil. La comedia, los chistes y el humor físico no solamente no atenúan la violencia sino que la potencian. Y la comedia en Chicas armadas es de una velocidad y una precisión inusitadas: los diálogos tienen el filo y la musicalidad de una escritura precisa en boca de actrices encendidas, convencidas, nacidas para brillar en este género, y que además interactúan con una química que debería ser estudiada con detenimiento (y clonarla, para el bien del cine). Se gritan, se pegan, se detestan, señalan repetidamente la inutilidad de los hombres, se quieren, se repelen, se necesitan: ellas son una agente del FBI seria y reprimida y la agente de policía local de Boston más desaliñada, gorda y malhablada imaginable (altísimo grado de procacidad, presente). Sandra Bullock y Melissa McCarthy hacen del diálogo, de los modos de sus diálogos, una forma de hablar, y por lo tanto de pensar el personaje y de moverse. Chicas armadas propone una aproximación clara a la comedia: define a sus personajes desde las palabras y esa concepción es entendida a la perfección, con brillo y coherencia, por las actrices y por el director. Pero solamente con grandes personajes no se hace una gran película: Chicas armadas tiene un entramado un planteo de acciones que se encastran con lógica con una idea general: la película cuenta y cuenta, y a gran velocidad, y genera humor salvaje y corrosivo con la determinación de conseguir emociones genuinas: la risa principalmente, y también otras menos jocosas, a las que se llega con la compañía de una cantidad inusitada de carcajadas.
Prometía ser la comedia del año, pero no fue Chicas armadas y peligrosas tenía todo para ser una gran película: buddy movie protagonizada por una de las comediantes del momento (Melissa McCarthy) y otra nunca valorada en su justa medida como Sandra Bullock, con un guión a cargo de Katie Dippold (Parks and Recreation) y la dirección de Paul Feig, el mismo que hace un par de años había ejecutado una subversión genérica en el panorama mayoritariamente masculino de la Nueva Comedia Americana (NCA) con Damas en guerra. Pero no. Por el contrario, toda esa materia prima se convierte en un ejemplo de que la lógica cartesiana no va muy bien con el cine, ya que todo en este universo resulta predecible, trillado, poblado por una galería de personajes secundarios –claves en este género– poco interesantes, de esos fácilmente olvidables, y para colmo explicitado. ¿Que se trata de una comedia de acción de mujeres? Poco importa eso, ya que esa variable es apenas un esbozo. Uno de tantos. Que la agente del FBI Ashburn (Bullock) sea tan deductiva y perspicaz en su oficio como menospreciada e irrespetada por sus compañeros muestra que la condición femenina es –o al menos así se plantea– un factor fundamental en la película, más aún cuando da la sensación de que la única razón por la que su jefe (el mexicano Demian Bichir) le niega un ascenso es ésa. O mejor dicho, no se lo niega sino que lo condiciona al resultado de un operativo en Boston, donde deberá trabajar con la oficial de la policía local Mullins (McCarthy). Oficial que, oh sorpresa, es su antítesis perfecta: pura praxis, boca sucia y poco adepta a las normas. El resultado es la conformación de una pareja inicialmente dispareja que con el correr de la trama se irá dando cuenta de que es complementariamente perfecta. En todo ese proceso, la verba filosa y desatada de McCarthy choca con la rectitud de Bullock. Es cierto que el rol de la primera parece calcado de las recientes Ladrona de identidades y ¿Qué pasó ayer? Parte 3, pero debe reconocerse que su comicidad es inigualable. También, que debe aplicarse en dosis justas, ya que su abuso convierte a cualquier comedia, ésta incluida, en un show unipersonal. El segundo problema (o tercero, si se cuenta su abominable título local) es que el conocimiento mutuo de las mujeres implica la generación de un gramaje emocional cuya finalidad máxima no es tanto la complejización de ambas personalidades como una herramienta para justificar sus procederes. Si algo que caracteriza a la NCA es la aceptación de sus personajes sin condenarlos o explicarlos: ellos son así porque sí, porque está en su naturaleza. Aquí, en cambio, Feig elige justificar la obcecación de Ashburn atribuyéndole una adolescencia solitaria, y la rudeza de Mullins a la ausencia de contención familiar desde que decidió encarcelar a su hermano. Familia cuya disfuncionalidad digna de una película de David O’Russell bien ameritaba un protagonismo mayor, más cercano al eje cómico central del film. Para el final quedará la resolución o no de una trama policial minúscula y la afirmación de una nueva amistad. Bastante poco para la comedia del año que no fue.
Amigas son las amigas Sandra Bullock y la comediante Melissa McCarthy (famosa por la serie Mike & Molly) llevan adelante una comedia de enredos, no exenta de algunos guiños escatológicos. Las llamadas "buddy movies", esas películas centrados en una pareja compinche, generalmente con personajes opuestos pero milagrosamente complementarios, históricamente fueron protagonizados por los hombres, aunque haya excepciones como la extraordinaria Una eva y dos adanes de Billy Wilder o más recientes como La boda de mi mejor amiga Paul Feig y La cosa más dulce de Roger Kumble. Inscripta en ese subgénero y con la pizca de escatología que se extiende desde la nueva comedia americana al resto, Chicas armadas y peligrosos se asienta en dos actrices singulares como Sandra Bullock y sobre todo Melissa McCarthy, una de esas actrices que parece nacida para la comedia. Las chicas no pueden ser más diferentes. Mientras que Ashburn (Bullock) concentra toda su vida en su trabajo como una eficiente agente del FBI que sin embargo no logra un merecido ascenso por su incapacidad de relacionarse con sus compañeros, Mullins (McCarthy) también está bastante sola y sin contacto con el resto de los policías de Boston, a los que insulta y desprecia. Por un caso, la inevitable cuestión de las jurisdicciones entre el buró de investigaciones y los locales, hace que las mujeres empiecen con el pie izquierdo, aunque por supuesto, con el correr de los minutos y los gags más o menos resueltos, nace el respeto profesional, luego las confesiones y el verdadero afecto que se convierte en amistad para toda la vida. Una "buddy movie" con todas las de la ley. Pero algunos buenos momentos de comedia, la química y el oficio de las protagonistas –aunque hay que decir que Bullock sobreactúa bastante la rigidez de su personaje– no son suficientes y la propuesta se va deshilachando a medida que ante cada diferencia surge el momento del entendimiento. Frente a cada momento físico hay una pausa para que el público se ria con (¿o de?) Melissa McCarthy, y algunas situaciones demasiado vistas y la búsqueda del efecto de escenas ya transitadas pero que se supone, en manos de las mujeres pueden provocar una sonrisa. Y aunque la comparación es odiosa y hasta injusta, es como si desde el principio el plan del director Paul Feig fue ubicar a dos actrices en un plan al estilo de Jerry Lewis y Dean Martin para ver qué pasaba.
Tiene de entrada la virtud de unir a Sandra Bullock con la gran Melissa McCarthy. La fórmula no es nueva, son dos detectives desiguales que deben trabajar juntas en una misión peligrosa. El tema es el durante: hay más acción que risas, algunos lugares comunes, una empatía muy especial entre ellas y bastante de ternura. Entretiene y ya se habla de una secuela.
Ellas contra el mundo. En los dos años que pasaron desde que la subversiva Damas en Guerra tomó por sorpresa al mundo, los cines fueron testigos del abrazo femenino al lado más grotesco de la nueva comedia americana. Así es: terminó el monopolio masculino de los chistes cargados de drogas, sustancias desagradables y perversión masiva. Por eso, no extraña que tanto el director Paul Feig como la destacada comediante Melissa McCarthy, quienes fueron cruciales para aquella comedia supervisada por Judd Apatow, se hayan reunido y sumado a Sandra Bullock para tocar otro subgénero con la firma de los varones, en la comedia Chicas Armadas y Peligrosas (The Heat, 2013). Tomando el aún vital subgénero de la buddy movie policial, la película presenta a la agente del FBI Sarah Ashburn (Bullock), quien es tan reglamentaria, detallista y capaz en su labor como es arrogante, solitaria y antisocial fuera de las horas de trabajo. Buscando deshacerse de ella, su jefe (Demián Bichir) la manda a Boston para desmantelar una organización de narcotráfico, argumentando que la considerará para tomar su posición si logra colaborar con otros. Por desgracia, al llegar a su destino ella no tarda en chocar con la oficial de policía Shannon Mullins (McCarthy), gustosa de aplicar la fuerza sin compasión y de lanzar tantos insultos como balazos. Tras esa introducción, uno puede imaginar tranquilamente el resto de la historia, porque el guión de Katie Dippold (Parks and Recreation) no se desvía de la ruta usual del film de la pareja dispareja, desde el enfrentamiento de personalidades hasta la eventual formación del equipo imparable. Y, si bien una fórmula puede funcionar, la verdad es que ya no se puede tener mucha tolerancia con un libreto como el de esta producción, que toca cada uno de los puntos vistos en películas de los años ochenta y noventa. Su predictibilidad es tan grande, que uno incluso podría armar un juego, determinando las siguientes escenas con una precisión aterradora. Pero, a pesar de que su argumento no pase de ser una pequeña versión ligera con estrógeno de Arma Mortal, el show sabe ser levantado por sus dos estrellas, quienes tienen una química decente. Por un lado, McCarthy repite su capacidad para el humor físico y el timing suelto que rindió en Damas…, así como en Ladrona de Identidades y ¿Qué pasó ayer? Parte III, aunque su personaje básico está empezando a gastarse con tanto uso. Mientras tanto, Bullock toma partes de su rol en Miss Simpatía y actúa como un buen rebote, la parte nivelada del dúo dinámico. Sumadas a la mano segura de Feig, las protagonistas hacen que Chicas Armadas y Peligrosas se vuelva un caso menor, de esos que entretienen por un par de horas, para luego despedirse de la mente apenas uno sale caminando por los pegajosos pasillos del cine.
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Armadas, peligrosas y divertidas Sandra Bullock nos lleva de nuevo a la repetida fórmula de películas de parejas de policías de los 80 al mejor estilo de "Infierno rojo" de Walter Hill, pero esta vez con una vuelta de tuerca feminista y un tema central sobre la intolerancia y la diversidad. La protagonizan una agente neoyorquina del FBI intachable y atildada y detestada por sus compañeros hombres- teniendo que trabajar con una desagradable agente de policía de Boston ultraviolenta con todo el aspecto del estereotipo de la lesbiana gorda y guarra, aunque uno de los trucos de la película es que las apariencias engañan. Justamente algunos de los mejores gags de esta furibunda comedia tiene que ver con las apariencias y los cambios de look de las dos protagonistas que, como siempre sucede en estos casos, al principio no se aguantan pero de a poco van desarrollando un vínculo. Hay mucho humor negro y momentos de violencia sorprendentes, además de diálogos que quien entienda inglés descubrirá que incluyen lo que debe ser todo un récord Guinness sobre cantidad de insultos pronunciados por un personaje femenino (algunos sumamente creativos que, por supuesto, no aparecen traducidos debidamente en los subtítulos). También ésta debe ser la única película en incluir escenas tan espantosamente contundentes como un interrogatorio en el que una de las policías juega a la ruleta rusa apuntando a la bragueta del sospechoso. La actuación de Melissa McCarthy justifica por sí sola esta película llena de gags realmente eficaces y tambien de buenos momentos de acción policial, aunque también un poco despareja y un poco más larga de lo que hacia falta. Las excelentes actuaciones secundarias y la música funky de los Isley Brothers terminan de hacerla muy recomendable.
Si uno se dedica a mirar lo que dejó la pasada temporada veraniega en Estados Unidos, se dará cuenta de que no hay ninguna película que haya sido estelarizada por una mujer o grupo de ellas. Ninguna exceptuando a The Heat, una inesperada comedia que en su momento de estreno comercial le hizo frente a tanques como Iron Man 3, Pacific Rim o Despicable Me 2 y salió airosa, siendo festejada por la crítica y por el público. ¿Cuál fue el secreto del éxito? Bullock y McCarthy, por supuesto. El director Paul Feig no es ningún novato en el territorio de la comedia netamente femenina, teniendo bajo el brazo varios capítulos de la serie Nurse Jackie y la explosiva Bridesmaids, que marcó un antes y un después para todo lo que implique un elenco predominantemente de aquel género en cine. Él sabe sacarle el jugo a dos talentos naturales como lo son las protagonistas, y si uno pensaba que estaba por ver Miss Simpatía 3 o un spin-off de todo lo que involucre a McCarthy, está muy equivocado. La trama es el papel que envuelve el dulce néctar de la comedia disparatada y guarra. Como si fuese una versión estrogenada e igual de violenta que una Arma Mortal, el hilo narrativo nos conduce sin trampas ni artilugios extraños sobre cómo dos agentes de la Ley tan distintas logran unir fuerzas a base de redadas, sospechosos y situaciones variopintas que las irán acercando cada vez más. No hay golpes bajos ni sentimentalismos absurdos, sino dos mujeres que no son lo que aparentan al principio, cada una con una capa más espesa que la otra. Y, por sobre todo, hay un timing milagroso entre Sandra y Melissa. El humor cáustico y violento de la una contra la correción y la sentatez de la otra colisionan durante 117 minutos, que podrían resultar aplastantes pero se aligeran mucho cuando uno se acostumbra al sinfín de barbaridades que salen de la boca de estas mujeres, cortesía del aceitado y funcional guión de Kate Dippold, a la que se le fue encomendada una secuela debido al rotundo éxito del film. Sin lugar a dudas un salto en calidad desde la aburrida Identity Thief, The Heat trae a la comediante nata que es Sandra Bullock y la une a la fuerza de la Naturaleza que representa Melissa McCarthy, logrando en el camino un combo superior, un dúo que vale la pena seguir de cerca.
Sarah Ashburn es una agente del FBI bastante correctita que deberá unirse a Shannon Mullins, una policía de Boston que tiene todo el rock, para detener a un narcotraficante. Esta historia ya la vi… La trama de la peli ya la vimos varias veces, uno de los protagonistas esta peleando un puesto, nadie se lo banca y le asignan un caso complicado para ver si es digno de ganarselo. En el medio de la investigación aparece otro policía relacionado con el caso, que no le importa nada y hace la suya. Claramente todo lo opuesto al otro cana y en el momento donde se pelean por diferencias obvias el jefe decide que deben trabajar juntos y bueno… ya todos sabemos cómo sigue. Se odian, uno lo putea al otro y demás cosas, todo para luego volverse amigos inseparables. Ya vimos esto varias veces y este film no presenta nada nuevo, simplemente que ahora tenemos a dos mujeres (Sarah Ashburn y a Shannon Mullins), de las cuales una de ellas deja mucho que desear. THE HEAT Miss Simpatía sin Simpatía A Sandra Bullock ya la vimos hacer de una policía medio marimacho pero bastante copada y sin pelos en la lengua en Miss Simpatía 1 y 2. Pero esta vez es todo lo contrario, es súper correcta a un punto de ser molesta. Es más, se vuelve un personaje medio insoportable. Si ella hubiera sido la única protagonista en la peli, esta habría sido un aburrimiento continuo. Pero a una mente brillante se le ocurrió incorporar a Melissa McCarthy, la esposa de Mike en la serie Mike & Molly. Quienes vieron la serie sabrán que hace un papel de una mina dulce y tierna, pero en este caso es todo lo contrario. Putea, se emborracha, reparte piñas para todos los delincuentes, no sigue las reglas y se viste muy rock para ser una guardiana de la ley. En verdad ella sostiene la película, las mejores frases y escenas las tiene McCarthy por lejos, dejando al personaje de Bullock como uno secundario (Gracias a Dios), y si no fuera por ella la Chicas Armadas y Peligrosas seria un verdadero desastre. Un dato copado es que aparecen actores que al verlos uno se sonríe y dice: “Hey! miren miren es ese tipo!”, como por ejemplo Thomas F. Wilson (Biff de Volver al Futuro), Tony Hale de Arrested Development y Bill Burr el colorado de Breaking Bad entre otros. Departamento de Dirección La dirección de Paul Feig está bastante bien, hay una escena de persecución donde el personaje de Melissa persigue a un dealer de poca monta y, para ser sincero, está bastante bien realizada aunque dura poco tiempo. El guión en sí está bien elaborado, sobre todo los diálogos del personaje Mullins (Que oh casualidad es el de McCarthy), como también el resto de su familia. Lo que si, con una duraciones cercana a las dos horas, Chicas Armadas y Peligrosas resulta un poco larga para una comedia de policías. Para colmo, el título que decidieron ponerle en español no hace referencia a nada. chicas-armadas-y-peligrosas372-5538 Conclusión Sin Melissa McCarthy Chicas Armadas y Peligrosas no funcionaría. La actriz se lleva todos los premios en esta cinta, poniendo en un pedestal la pelea que tiene con un albino de la DEA. Con respecto a Bullock… ya deje bien en claro lo que genera en esta película. En definitiva, el film es divertido, no aburre y lo tiene al espectador sin cabecear del sueño gracias a MacCarthy.
Prefiero la "nueva comedia norteamericana” cuando su incorrección sirve a la ironía y la bajada de línea y no queda solo en el chistonto. El film es una comedia liviana que se sostiene solo por el talento de Melissa McCarthy. Escuchá el comentario. (ver link).
La película no inventa nada nuevo, las parejas desparejas de policías abundan en la pantalla grande desde hace décadas, pero en esta ocasión la veta cómica está asegurada por los excelente diálogos (con timming de sitcom) y la calidad de las 2 intérpretes principales, que con sus diferentes estilos de hacer humor, demuestran que son dos comediantes de primera. Las dos heroínas están perfectamente descriptas, plagadas de tópicos y clichés, y se entregan en cuerpo y espíritu al humor físico más clásico sin ningún tipo de miedo al ridículo. Muchos y efectivos gags marcan el ritmo de esta comedia sin pretensiones que cumple con lo que promete, hacer reír y entretener durante dos horas de metraje.
Otra pareja despareja Cualquiera pensaría que la fórmula de la pareja despareja está agotada, pero se ve que algunos fabricantes de películas no están de acuerdo. De ahí que tengamos entre nosotros a estas Chicas armadas y peligrosas (curiosa adaptación al castellano del título original, The Heat, que en su acepción más común es “el calor”), dos policías que son el agua y el aceite, el yin y el yang, el día y la noche, y así sucesivamente. Una es prolija, obsesiva, ambiciosa, flaca, linda. La otra es desaliñada, bocasucia, violenta, gorda, fea. Gracias a la magia del guión, estos dos estereotipos terminan trabajando juntos en un difícil caso de narcotráfico. Parte de la industria del cine (en este caso, Hollywood) funciona así: primero se hacen películas en serie, llenas de lugares comunes, con personajes y giros dramáticos parecidos. Y después se hacen otras películas en serie, pero ahora cómicas, que son la parodia de las anteriores. Así, Chicas armadas y peligrosas trata de burlarse de las películas de policías. Pero además de los chistes, aquí también hay una trama policial. Que, por supuesto, también está escrita según un manual: el FBI vs. la policía local vs. la DEA; el momento en que a las buenas las apartan del caso; el malo termina siendo alguien inesperado que apareció de refilón en una o dos escenas... Tampoco falta el clip musical de momentos felices ni la parte en la que las protagonistas ensayan una desopilante coreografía. Todo esto en casi dos interminables horas. Si nos pusiéramos políticamente correctos, también podríamos señalar que quizá los apremios ilegales no sean algo tan divertido como la película sugiere. Pero bueno, ese desliz es compensado por dosis de feminismo explícito (incluso, por si a alguien le quedaban dudas, hay un comentario en contra de la misoginia). Si las dotes de Sandra Bullock para la actuación en general son más que dudosas, para la comedia son nulas. Por menos conocida, Melissa McCarthy merece un poco más de crédito: hay ráfagas, instantes, en que su gordita graciosa es efectiva. De todos modos, algo de esta pareja despareja atrajo al público: la película es un éxito de taquilla, al punto de que ya hay planes de una Chicas armadas y peligrosas 2 para 2015. La fábrica sigue en funcionamiento.
Solas contra todos En Chicas Armadas y Peligrosas no hay féminas indefensas que esperan a un príncipe azul a que las rescate de una torre, ni un grupo de amigas confidentes cuyas preocupaciones principales pasen por los zapatos Manolo Blahnnik y los solteros codiciados del downtown financiero, ni mucho menos hay un montaje con una canción pop de fondo mientras alguna pasa por un makeover que destaque que debajo de esa peluca y anteojos había una mujer hermosa después de todo. Creo que eso queda bastante claro en el título local de The Heat. Tampoco son un grupo de las Suicide girls en una sesión de fotos pro-Asociación Nacional de Armas. Las chicas de Chicas Armadas y Peligrosas, primero que nada, no son "chicas": son mujeres. Segundo, están enfocadas en sus carreras como la agente del F.B.I. Ashburn (Sandra Bullock) y la detective Mullins (Melissa McCarthy) de la Policía de Boston, es decir, en atrapar criminales. Ser mujeres y decididas son dos cosas que sus colegas masculinos no les dejan pasar. Sumado al carácter fuerte de cada una, resulta que no se llevan bien con sus compañeros. Y en un principio -cuando les toca trabajar juntas, muy a su pesar, para desbaratar una red de narcotráfico en Boston- tampoco entre ellas. En la primer parte de Chicas Armadas y Peligrosas entra en juego el clásico del género cop y buddy: la pareja de opuestos. Ashburn como la puntillosa sabelotodo que va siempre por derecha y Mullins quien tiene más calle y recurre a la fuerza bruta... un 95% del tiempo. El personaje de Bullock es la prima pulcra de su Miss Simpatía (pre makeover), quien aprende que las cosas no siempre tienen que hacerse a su manera. La actriz ya tiene en su haber otras neuróticas obsesivas y no pone particular énfasis en distinguir a su Ashburn de ellas. Por su parte, McCarthy carga con la mayor parte del humor físico (como siempre), aunque en esta ocasión también del costado más emocional del film. En ambas tareas se destaca, logrando todavía no repetirse (como su co-equiper, quien tiene unos veinte roles cinematográficos más en su haber). Sin embargo, tanto Bullock como McCarthy construyen la química entre sus personajes como las excelentes profesionales de la comedia que son (y con ello suplen a la película una buena parte de lo que es una buddy/cop movie). Por su lado, el director Paul Feig maneja la dinámica de comedia y acción (el porcentaje restante de lo que hace al género) con la misma fluidez y sentido de la aventura que cuando se mete en un mundo de personajes femeninos, tal como lo lograba en Damas en Guerra. A diferencia de esta última película, Feig no tiene como base de trabajo un guión con protagonistas delineadas de forma multidimensional. Katie Dippol diseñó a sus personajes tan toscamente como los tacleos del personaje de Mullins a sus sospechosos a arrestar. Pero el trabajo de Feig-Bullock-McCarthy logra que uno hasta deje pasar el sub argumento alrededor de la familia de Mullins; un estereotipo de familia irlandesa bostoniana clase media-baja, con burlas a sus acentos incluidas, que a los espectadores locales puede llegar a interpelar más por el lado de los códigos dentro de un núcleo familiar que por los palos a caricaturas suburbanas de Los Infiltrados (de Scorsese) y que incluye a una Jane Curtin (una de las primeras integrantes femeninas de Saturday Night Live) desaprovechadísima. La violencia está presente a lo largo de todo el film; en principio estrechamente relacionada a los gags físicos: golpes y sacudones por parte de Mullins a hombres que recurren a prostitutas cuando en casa los esperan sus esposas o a dealers de poca monta, ruletas rusas con los genitales de sospechosos bajo interrogación, traqueotomías improvisadas y sangrientas que Ashburn cree capaz de realizar como parte de su servicio a la comunidad. Mismo entre ellas, como un componente de su relación incipiente (casi como una versión del amor duro que en el mainstream americano queda más reservado a las amistades masculinas). Pero a medida que Chicas Armadas y Peligrosas entra en su segunda hora, en un acierto del guión muy hábilmente explotado por Feig, se sube la apuesta y la violencia en la respuesta de los villanos a los intentos del dúo protagonista por atraparlos pone en primer plano el riesgo que efectivamente ellas corren en sus tareas diarias: éste es su trabajo y, si bien pueden no salir indemnes a la situación, son capaces de manejarlo. También sirve como catalizador para que superen ciertas diferencias y finalmente sus personajes encuentren su dinámica como pareja profesional, una dupla que incita a querer verlas resolviendo más casos (así como en los '80 veíamos a las detectives Cagney y Lacey en la serie de TV homónima, semana a semana). Chicas Armadas y Peligrosas es el raro caso de una comedia donde la segunda mitad es más interesante que la primera, cuando el común denominador en el género es que arranquen con premisas interesantes y se vayan desinflando. En este caso se parte de un planteo trillado y situaciones predecibles, dentro de una estructura narrativa típica de "pareja dispareja" que pasa por los momentos de choque, unión, distanciamiento y reencuentro. Lo interesante y válido de la propuesta es el hincapié que Feig, Dippold, Bullock y McCarthy realizan en plantear a dos protagonistas mujeres que no dudan en tomar las armas para demostrar su igualdad ante los hombres. Son ellas contra el mundo masculino: tanto el de la organización de narcotraficantes como el de sus propios colegas que insisten en ponerles trabas. Y éste es el verdadero peligro que representan (por lo menos para los que quieren que las cosas sigan como en los años '50).
Una de chicas (y tiros) A simple vista, Chicas armadas y peligrosas resulta una película bien básica: buddy movie con señoritas, una pulcra y obsesiva la otra desordenada y una bomba de tiempo imprevisible, que a pesar de las diferencias -como corresponde al subgénero- terminarán siendo amigas. Claro, uno se hace estos cuestionamientos cuando ve una buddy movie o una comedia romántica, pero no cuando ve un dramón sobre una tía que muere de cáncer. ¡Todas las películas de tías que se mueren de cáncer son iguales! O las de iraníes o taiwaneses con correspondientes planos largos y sin diálogos. A esta altura del Siglo XXI venir a preocuparse por lo reconocibles o no que resulten los resortes que articulan una película es ya un reclamo demodé; ser policía del Comando de la Originalidad es una pérdida de tiempo absoluto. Paul Feig lo sabe, y por eso sus mejores trabajos tanto en televisión como en cine tienen que ver precisamente con ese revisitar estructuras ya montadas ante los ojos del espectador cientos de veces y buscarles una vuelta de rosca interna: Freeks and geeeks con las comedias adolescentes de colegios secundarios, Damas en guerra con la típica guarrada masculina o esta Chicas armadas y peligrosas con la pareja despareja vienen a usufructuar esa habitualidad del ojo del que mira a ciertos códigos narrativos para, desde ahí, modificar aspectos mínimos que en el global generan grandes cambios. Por eso, Chicas armadas y peligrosas funciona mucho en el después, cuando uno la piensa y descubre sus toques distintivos. Lo particular en Feig es que si bien sabemos de antemano que las películas de policías diferentes que se terminan complementando pertenecen al universo masculino, no está recargando las tintas continuamente en que sus dos protagonistas son mujeres. Tampoco pasaba eso en Damas en guerra, donde la comicidad no tenía que ver con que las mujeres podían hacer cosas de hombres, sino precisamente en revelar que el universo femenino podía ser tanto o más desenfadado que el masculino -o al menos que el prototipo masculino que construye la comedia norteamericana-, tener mucha menos culpa y por eso no perder lo femenino dado a través de la mirada. Porque lo que reluce en el trabajo del director -a esta altura un especialista en chicas, y en diversión también- es cómo construye esos raros momentos de calma, esas transiciones entre chiste y chiste. Aquí su mano sutil se observa con mayor precisión en la escena del bar, en esos diálogos de chicas que pueden ser la más ruda del condado o la más obsesiva agente del FBI, pero cuando están tomando algo en el bar bajan cambios y son dos mujeres charlando, con una mirada femenina coherente, que es además coherente con cada personaje: ser mujer puede ser uno de los trabajos más ingratos si se está inserta en un universo laboral masculino, pero eso no impide por ejemplo burlarse del albino. Si no caeríamos en la más obvia y tonta corrección política, en una pancarta del Partido Feminista. Si en Damas en guerra Feig articulaba el respeto al punto de vista de sus personajes alrededor de situaciones cómicas insuperables y el humor siempre contenido, introspectivo y anómalo de Kristen Wiig, aquí edifica la trama cómico-policial alrededor de la figura de la siempre explosiva Melissa McCarthy, junto a Wiig la más grande revelación de la comedia de los últimos años. McCarthy construye un personaje rudo, pero sensato (ver su relación con la violencia), carente de afecto familiar pero no por eso negada al deseo: mientras la frígida agente de Bullock se resiste a cualquier insinuación de un colega, McCarthy va revelando escena tras escena una serie de amantes a los cuales utiliza vilmente. En cualquier otra película las cosas hubieran sido al revés (ahí la grandeza de Bullock, de saberse la estrella pero no por eso impedir el lucimiento de su partenaire), y nos reiríamos de la desgracia de “la gorda”, pero en el universo Feig las cosas son justas y lógicas. Incluso en las resoluciones: en la reciente Ladrona de identidades, McCarthy oficiaba también como un todo anómalo que se iba normalizando sobre el final. En Chicas armadas y peligrosas no existe tal cosa, porque el foco del cambio está puesto en cómo aquello autocontrolado logra descontracturarse. Hacía tiempo que una comedia no se sostenía en dos personajes tan sólidos como Ashburn y Mullins, antes que en las situaciones. El final de Chicas armadas y peligrosas no obliga a los personajes a hacer nada que no hayan buscado o deseen, porque en definitiva lo que le interesa al director del “a pesar de las diferencias terminarán siendo amigas” es efectivamente ese “ser amigas”. Cómo lo logran y para qué. Lo que se nota también en Chicas armadas y peligrosas es que todos trabajan. Bullock y McCarthy construyen a sus personajes a partir de la evidente química entre ellas, pero también a través de un proceso creativo que incluye posturas, formas de decir. Esto hace que no puedan existir otras Ashburn y Mullins que no sean Bullock y McCarthy. Y por otra parte Feig, que a sabiendas de las dos estupendas actrices que tiene ante sus narices, monta todo tipo de situaciones para el lucimiento de ambas pero sin que ese protagonismo anule el potencial de la comedia. Por ejemplo, para ser una comedia de acción la violencia es bastante gráfica y física. Hay mucho de absurdo, toques escatológicos, vulgaridades y una secuencia de cena familiar que bien podría venir de alguna película de David O. Russell y no desentonar. Y aunque parezca contradictorio, Chicas armadas y peligrosas es una película muy femenina, muy de girl power, pero que dice -no sin polémica- que el lugar que uno ocupa se lo debe ganar con esfuerzo.
Hay fórmulas que conocemos hasta el hartazgo. "The Heat", dirigida por el realizador de "Bridesmaids" Paul Feig, parte de una de ellas, que básicamente se basa en poner a dos personajes muy diferentes entre sí a interactuar con el fin de llegar a una misma meta, en este caso atrapar a la cabeza de una red de narcotraficantes. La gracia reside en ser testigos del recorrido de una relación que al principio parece no tiene posibilidad alguna de existir pero, en general, sabemos que siempre va a terminar en una amistad o algo parecido. Pero si bien estas fórmulas tienen ciertas reglas a las que ninguna de estas películas puede escapar, lo importante no es sólo el que esté utilizada, sino el cómo. Y "The Heat" termina siendo una gran película si lo que se quiere es pasar un buen rato y reírse. Sandra Bullock interpreta a un agente especial que está tan dedicada a su trabajo que no tiene amigos, ni pareja, ni siquiera un gato, por lo que toma prestado el del vecino. Melissa McCarthy es otra agente, pero una que se maneja a su modo, que no permite que nadie le ordene y... en general es un caos. Si algo hay que resaltar del film, una comedia de acción de dos horas de duración, es la química entre ellas dos. Es cierto que Melissa McCarthy siempre termina sobresaliendo ante la ganadora del Oscar, aunque también por momentos tengamos la sensación de que hace siempre el mismo personaje, pero ambas funcionan como equipo, lo que no tiene una lo tiene la otra, se complementan y logran las dos salir airosas del duelo actoral. A grandes rasgos, vimos muchas películas como "The Heat", es cierto. Pero también es cierto que en la mayoría de esas veces los dos protagonismos principales recaen en actores masculinos, por lo que el tener a estas dos actrices en la pantalla es un acierto. Aún así, como resaltaba antes, la película no sería lo mismo con dos actrices cualquiera. Son ellas, Bullock y McCarthy, la película, cada una a su modo. Una, con su patetismo y falso control de todo, y la otra, desatada, sin pelos en la lengua y "demente", como la definen en algún momento. Es inevitable entonces que la trama policial quede un poco en segundo plano. Y no nos quejamos. Porque "The Heat" es un film que no pretende más que hacernos pasar un buen rato, y no falla.
Dos comediantes de primera línea y totalmente opuestas, juntas por primera vez en la pantalla grande. Una es un peso pesado (en todo sentido) de la comedia actual, grotesca, disparatada y atrevida, tanto en el cine como en la televisión Estadounidense. La otra es un peso pesado (por trayectoria) de la comedia romántica y si bien ha probado suerte con la acción, el suspenso o el drama, es en éste género donde mejor se desenvuelve y el que más satisfacciones le ha dado en su carrera (con excepción del Oscar que ganó por The blind side, claro). ¿Y que pasa cuando se juntan?. Como en toda pareja los polos opuestos se atraen, por más que suene trillado y a frase hecha les puedo asegurar que juntas son dinamita. Paul Feig (el mismo director de la simpática Damas en guerra) nos trae un film que tranquilamente pudo haber sido una fallida e innecesaria tercera parte de Miss Simpatía, pero que gracias al carisma y la buena química que logran Sandra Bullock y Melissa McCarthy se vuelve una entretenida y por momentos divertida comedia con gran dosis de acción y mucho humor. La agente especial del F.B.I. Sarah Ashburn (Bullock) es astuta, perspicaz, super aplicada y capaz de resolver un caso ella sola encontrando pistas donde ninguno de sus compañeros pueden verlas, lo cual le hace ganar la antipatía de todos ellos. Cuando un alto cargo queda vacante en su trabajo, convencida de que el puesto será suyo, su jefe le dice que si quiere obtenerlo deberá viajar a Boston y colaborar con la policía local en la captura de un grupo de traficantes que están haciendo estragos en el lugar. En cambio, Shannon Mullins (McCarthy) es todo lo opuesto que se puede ser a Sarah. Esta agente del cuerpo policial de Boston es tan justa como para meter tras las rejas a su propio hermano si se lo merece, aunque se gane el desprecio de toda su familia. Es tan intrépida como desprolija, mal hablada, violenta y capaz de caerle a quien sea con todo el peso de la ley encima (literalmente hablando) con tal de capturar a su presa. Obviamente se van a ver obligadas a trabajar juntas por diferentes motivos y lo que al comienzo es un tire y afloje por ver quien lleva la delantera, se termina por convertir en un trabajo en equipo y pasan a formar un dúo dinámico irresistible en el que estas "chicas armadas y peligrosas" unirán sus fuerzas para atrapar a los malos de turno. Sandra Bullock (a quien las cirugías hacen que sea cada vez más difícil captar esa hermosa sonrisa a la que nos tenía acostumbrados) luce cómoda en un papel similar al que ya le hemos visto interpretar y en cuanto a Melissa McCarthy debo reconocer que todo lo que me había disgustado de ella hace unos meses en "Ladrona de identidades", parece haber quedado atrás. No hay dudas de que logró pulir muchos aspectos que en aquella ocasión estaban de más y que en este caso habrían perjudicado a su personaje y hasta cierto punto se logra hacer querible, aunque haga méritos por ingresar al Guines como el personaje que mayor cantidad de insultos dice en un solo film. En conclusión, "The Heat" es una divertida y recomendable película para pasar un grato momento y disfrutar de dos geniales comediantes, que sin dudas va a dejar al público con ganas de más aventuras de esta pareja bien despareja. La buena noticia es que posiblemente una segunda parte esté en camino, aunque haya que convencer a Sandra Bullock ya que con "Speed 2" y "Miss congeniality 2" parece no tener suerte con las segundas partes.
No podía haber términos medios. “Chicas armadas y peligrosas” debía ser buena o mala y, así, catapultar o enterrar a sus dos actrices. Pero, ¿acaso alguien dudaba de la capacidad en comedia de Sandra Bullock y Melissa McCarthy? Claro que no, esta dupla no defrauda y convierte al filme en una buena “Buddy movie” policial. Sandra Bullock es Sarah Ashburn, una solitaria agente del FBI tan obsesiva y eficaz como arrogante e insufrible al punto de ser odiada por todos sus colegas. Su jefe, el mexicano Demian Bichir, la envía a Boston para una misión que podría darle su anhelado ascenso: desbaratar una organización de narcotraficantes. El mismo caso está siendo investigado por Shannon Mullins (interpretado por la sorprendente Melissa McCarthy), una ruda policía de la ciudad con métodos bastante brutales. El resto es pura comedia, algo a lo que nos tenía acostumbrados Sandra Bullock en Miss Simpatía y que retoma en este filme con grandes momentos. En cuanto a la historia, es bastante simple y por momentos se vuelve algo pesada, pero logran remontar eso con gags y accidentes graciosos (punto fuerte de Melissa McCarthy). Así, el director Paul Feig, se anota un punto más en las comedias para darnos un buen rato de risas y diversión en el cine.
Aventura emparchada Si el director Paul Feig se hubiera propuesto armar una película con clichés, “Chicas armadas y peligrosas” habría cumplido holgadamente con ese objetivo ya que eso y no otra cosa resulta esta pretendida comedia de acción que quiere arrancar risas con la reiteración de lugares comunes. La historia, como otros cientos iguales, reúne a una agente del FBI con una mujer policía de Boston en una misión muy peligrosa. La bostoniana no quiere a la policía federal y ésta intenta quitarle entidad a la local. Esa diferencia se zanja porque el peligro que las acecha a ambas es mayor que sus diferencias y se unen en una lucha que no evita mostrar escenas que todos ya conocemos de memoria, como la disponibilidad de un arsenal en un domicilio privado; el modoso comportamiento de la agente federal ante la poca diplomacia de la policía provinciana, etc, etc. Con una densidad que atenta contra el ritmo que debería respetar una película que no escatima escenas de violencia —que la médula de la pobre historia justifica—, algunos golpes de efecto que propone el guión hacen pegar un respingo al aburrido espectador. Pero aún en estos espaciados episodios en los que la película logra captar la atención, también se cometen graves errores ya que los gags y retruécanos —casi todos en boca del personaje que encarna Melissa MacCarthy— quedan neutralizados por el alto contenido de prejuicios que esconden, como las constantes chanzas que la mujer le prodiga a un agente de la DEA albino, al que tortura verbalmente por esa condición. Un largo bostezo subraya esta producción en la que Sandra Bullock nunca cambia de cara y que tiene, como único mérito, la buena actuación de Melissa McCarthy.
Del director de la exageradamente sobrevalorada, de manera injustificada, “Damas en guerra” (2011), se estrena esta producción que a priori, por el titulo con el que la conocemos en la Argentina y el afiche que la publicita, la enmarca en el genero de comedia con tintes de acción. Pero no, se queda en el mero intento, pues en ningún momento presenta algo que pueda provocar aunque más no sea un esbozo de sonrisa, ya que todo resulta ser un catalogo de reiterados lugares comunes. Desde hace algunos días se puede ver en la cartelera porteña “Dos armas letales” que plantea casi la misma estructura e historia, pero que se convierte en un muy buen ejemplo de éste tipo de producto, salvo que sus protagonistas y los personajes que recrean son lo mejor que posee. En “Chicas armadas y peligrosas” también nos enfrentamos ante una pareja despareja forzada a unir voluntades y personalidades opuestas en pos de una finalidad común. Sarah Ashburn (Sandra Bullock) es casi una extrapolación del personaje Gracie Hart del filme “Mis simpatía” (2000), que tuvo en su segunda parte (2005), es una construcción de historia similar a “The Heat”, titulo original de ésta que se estrena ahora, en la que una colega se posicionaba en las antípodas, pero que terminaba resultando imprescindible para resolver el “misterio”. Bien, ahora Sarah es una bella, esbelta, cuarentona, arrogante, eficiente, pensante, deductiva, estudiosa, pacata, asexuada, insufrible y eficaz agente del FBI que, y pongamos tintes misóginos en el relato, debe, por orden de su jefe, trasladarse de New York a Boston para desbaratar a una red de narcotráfico, para poder obtener, por sus antecedentes y logros, el ascenso que se merece, si no fuese mujer. En ese lugar se enfrentará de manera primaria, y luego se verá obligada a trabajar muy a regañadientes, a Shannon Mullins (Melissa McCarthy), a quien le exigen que repita su catalogo de situaciones y acciones de mal gusto que nunca llegan al grotesco, lo que si podría mover a risa, quien hace un despliegue de aptitudes para desarrollar el humor físico, envidiable por cierto, pero sin valores adherentes, casi rayano en el orden de lo escatológico, de muy mal gusto, que termina por provocar rechazo. Shannon por su parte, como queda dicho, se mueve en las antípodas respecto de la constitución del personajes de Sarah, es una detective de la policía de Boston, treintañera, gorda, desprolija, de carácter impulsivo, puro instinto, violenta, desprejuiciada, para quien las reglas no existen, pero al mismo tiempo muy eficaz en su trabajo, tampoco posee el don de la diplomacia, ni filtro alguno entre lo que piensa, lo que dice, y lo que hace, toda una “come hombres” (¿es una metáfora?) a los que luego de locas noches de pasión abandona. Las dos mujeres tendrán que aprender a zanjar sus colosales discrepancias, a cooperar y aunar sus pericias, a ensamblar sus potencias para alcanzar el objetivo que las unió, esto debería provocar jolgorio, debería…. Ambas actrices cumplen con lo que se les plantea, hasta logran momentos de buena química entre ellas, lo que no redunda en el resultado que se desea, que sería provocar risa, sólo hacen que por instantes la trama, en este caso lo menos importante, la acción, su razón de ser, sea algo creíble. Todo esta puesto para el lucimiento de sus protagonistas, pero tan débil, lamentable, es la estructura en la que se debe construir que el filme, en sus excesivas casi dos horas, terminan aburriendo, eso favorecido por la ausencia de algún interés relacionado al misterio o el suspenso que tampoco aflora, pues todos los pormenores y los personajes laterales están sacados de viejas películas o de un antiguo manual de guión que debería dejarse de usar.
Dos policías femeninas muy particulares. En estos días la cartelera se encuentra repleta de distintas películas, casualmente algunas incluyen parejas de policías, en esta lo diferente además de otros detalles es que son mujeres y la guionista es una mujer, Katie Dippold (escritora y actriz) La misma gira en torno a: Sarah Ashburn (Sandra Bullock) agente del FBI, es delgada, aplicada, viste bien, es prolija y todo lo resuelve a la perfección; la otra es Shannon Mullins (Melissa McCarthy), una detective de la policía de Boston, gordita, mal hablada, violenta, rustica, no viste bien, es muy impulsiva y todo lo resuelve rudamente; ellas son el agua y el aceite (Algo similar sucedía en “Arma mortal en 1989”). En los primeros minutos del film vamos viendo el desenvolvimiento de cada una de ellas, una en Nueva York y la otra en Boston, por distintas razones deben aceptar y trabajar juntas, aunque sus métodos sean diferentes en resolver la situación, ahora tienen que compartir todas las habilidades dejar de lado sus estilos, unirse y encontrar a un importante narcotraficantes Larkin. Aquí el gancho son las protagonistas, dos grandes comediantes: Sandra Bullock trabajó como en tantas otras historias en “Miss Simpatía”, “Miss Simpatía 2: Armada y fabulosa” en la que casualmente era policía y Melissa McCarthy (“Ladrona de Identidades”, “Damas en guerra”), juntas hacen referencia a otras películas de policías, tiene humor, peleas, coreografías, explosiones, persecuciones, secretos, vuelta de tuerca y mucha acción, pero cae en lugares comunes. Un guión sencillo que tiene un momento para un toque dramático como ya lo tuvieron otras dentro del mismo género. Los actores secundarios Damian Bichir, Tony Hala, Thomas F. Wilson, Taran Killam, Michael Rapaport, entre otros no se destacan demasiado. Es una comedia suave, no aporta nada nuevo, se encuentra bien musicalizada pero le sobran algunos minutos. Se encuentra dirigida por Paul Feig, director de películas (“Damas en guerra”) y series de televisión, algunos lo recordaran por el torpe profesor Eugene Pool en “Sabrina la Bruja Adolescente” (1996), pese a lo que se ha comentado se viene “Chicas armadas y peligrosas 2” en el 2015.
POLOS OPUESTOS También aquí se retrata aun par de muchacha s decididas ante una dotación de hombres indecisos. Es otra de pareja despareja, una fórmula que parece agotada. El punto de partida es el de siempre: primero se rechazan y se aborrecen, pero al final el peligro y el buen corazón las hará amigas para siempre. Sandra Bullock es una tensa agente especial del FBI, fría, solita, eficaz, impecable. Pero, cuando es enviada Boston para darle caza a un despiadado jefe narco, se topará con su antítesis: la oficial de Boston Shannon Mullins, con kilos de más y escrúpulos de menos, una fortachona mal hablada y por supuesta políticamente incorrecta pero –siempre sucede- buenaza y corajuda. Lo que sigue es previsible. Otra comedia alocada que tiene algunos aciertos parciales pero que no teme acudir a los recursos más gastados (borracheras, bailes forzados, salvadas sobre la hora) para tratar de redondear un entretenimiento que tiene, como atractivo, muchos porrazos y los buenos trabajos de Bullock y Mullins.
Cuando Sarah conoció a Shannon Antes que nada no caigan en la idea básica que estamos frente a otra de las tantas repetitivas pseudo-comedias americanas del Norte que suelen caer en el mismo tedioso camino del aburrimiento y lo reiterativo. Paul Feig que dirigió antes la estupenda y divertida "Damas en guerra" la emprende ahora con la juntada entre una complicada agente del FB llamada Sarah (Sandra Bullock) y su antítesis en todo: la desprolija y excéntrica Shannon (Melissa McCarthy), que es una mujer poli sumamente impulsiva, y que pese a las marcadas diferencias deberán resolver un caso juntas. El cine nos dió películas de compinches, desde el dúo Gibson-Glover de la serie "Arma Mortal", sin dejar de buscar influencias en las clásicas "B" de Terence Hill y Bud Spencer, y más aún en el rubro "Policiales-acción", eso si es curioso que las parejas, los dúos clásicos de la pantalla nunca hayan estado compuestos o integrados por mujeres. En esta ocasión el director concatena bien el humor desprejuiciado con la buena química que se establece entre las actrices. Aqui hay que destacar como logran realzarse Sandra Bullock como en sus épocas de "Miss Simpatía" (2000, Donald Petrie) y la muy vigente McCarthy, talentosa por cierto y comediante de actualidad. Entre tanto bodrio con cucarda de "Comedia", hay que decir que elegir para ver y entretenerse a esta no está mal.
Policías ácidas y espontáneas Disfrutable comedia que mezcla la vieja fórmula de constituir un protagónico a partir de un dúo policial con chispa e incongruente entre sí, tanto en características como en modos de resolver las situaciones. Bullock y McCarthy son opuestas. Físicamente, en cargos y en sus maneras de obrar. Una pareja despareja que funciona cuando ponen en juego todas sus armas y espontaneidades en una dura y peligrosa misión que las une. Insultos, palabreríos, disputas, burlas, humor negro y buena musicalización son los condimentos especiales de este entretenimiento cinematográfico. La química entre las intérpretes contagia mientras le da dinámica y agilidad a los acontecimientos. Interesante también resulta el componente que va por afuera del lado cómico de la historia, en donde algunas pinceladas de violencia y acción dejan sus manchas artísticas en la pared narrativa de la cinta. Pero The heat no es pura vivacidad y posee algunos aspectos negativos que, al detectarse con facilidad, perjudican y reducen el score final del film. Uno de ellos radica en su extensa duración: este tipo de películas suele encasillarse en parámetros de un metraje que raramente supere los noventa minutos, de modo que el relato no se entorpezca virando en la redundancia, pero el empecinamiento de Paul Feig, su director, alarga la aventura hasta llegar prácticamente a las dos horas de proyección. Otro punto en contra tiene que ver con las reincidencias: cuando se fuerzan los gags a base de reiteraciones o estados de histeria del personaje de McCarthy (por encima de la media en cuanto a impulsividad), las secuencias pierden frescura y dificultan la lectura del espectador, quitándole ese flanco enérgico que predomina en gran parte de la cronología. Amena, divertida y con actuaciones pegadizas, The heat acaba siendo un producto satisfactorio, sin mayores galardones. LO MEJOR: el feeling entre Sandra Bullock y Melissa McCarthy. Entretiene, no se limita sólo a lo humorístico. LO PEOR: le cuesta cortar ciertas instancias graciosas a tiempo, antes de opacar los chistes por sus iteraciones. PUNTAJE: 6
Cualquiera que haya visto a Sandra Bullock en esa joya subvaluada que es Miss Simpatía y cualquiera que haya visto a Melissa McCarthy en Damas en Guerra (o la serie Mike & Molly) sabe que han nacido la una para la otra. Aunque son dos actrices cómicas con estilos diferentes, resultan altamente complementarios. El género policial permite, además, colocarlas en situaciones extremas: una mina de oro para la risa. Es cierto que hay muchas películas de “pareja despareja”, especialmente policiales, pero en manos de dos actrices inteligentes el efecto resulta diferente. Es, también, un film de relaciones, de exploración de la personalidad femenina contado desde adentro, donde el artificio del guión se disuelve: realmente creemos en esos personajes, no vemos a las intérpretes tratando de parecer graciosas sino que acompañamos a sus criaturas en todo el viaje. El film es, además, generoso en invenciones y en el uso de la acción, que es justo. Por otro lado, mientras una señorita arrogante y una mujer aparentemente grosera se van compenetrando, aparece otro costado: el de la inteligencia. En efecto, la película deja claro que no se trata solo de dos maniquíes dispuesto para el chiste, sino de dos personas, cada una de ellas con un conocimiento preciso del mundo. Si triunfan, es porque además del disparate y las emociones, son personas capaces de reflexionar y actuar. Esa característica, olvidada muchas veces en el cine de humor más simple, le otorga otra dimensión a esta comedia encantadora.
Con buena química todo es posible Una ambiciosa agente del FBI y una oficial de la Policía de Boston se ven obligadas a trabajar juntas para atrapar a un narcotraficante. A ninguna le gusta actuar en equipo, así que los tropiezos y desencuentros son la tónica a medida que avanza la investigación. Hay momentos buenísimos en esta comedia de Paul Feig, castigada con un título tan poco imaginativo como "Chicas armadas y peligrosas". Son esos chistes veloces y filosos que disparan Melissa McCarthy y Sandra Bullock. Esgrima verbal que hay que cazar al vuelo, perlas surgidas de la pluma de Katie Dippold. Que ella haya sido guionista de "Madtv" dice mucho sobre la película y sobre el tono del humor que plantea. Algunas escenas, como el contrapunto en el que la familia Mullins le pregunta a la agente Ashburn si es hombre o mujer, son desopilantes. Asistimos, una vez más -y no será la última- al juego de la pareja despareja. La obsesiva y ambiciosa agente del FBI que no es tan fuerte como parece (Sandra Bullock, en un papel emparentado con el que hizo en "Miss Simpatía") y la policía tosca y sin filtro que es más inteligente y sensible de lo que puede presumirse (Melissa McCarthy). Aquí no hay vueltas: si existe química entre las protagonistas las cosas funcionan. Y hay mucha química entre Bullock y McCarthy, tanta que sostienen la película con eficacia y disfrutan un éxito descomunal. La secuela es inminente. Feig había dirigido a McCarthy en "Mujeres en guerra". Tiene en sus manos una comediante excepcional y sabe cómo aprovecharla. Experto director de sitcoms, como "The office", Feig da en la tecla cuando clava la cámara y deja que las actrices hagan lo suyo con las mejores líneas del guión. "The heat" -el título original- tenía todo para picar más arriba. Para eso era necesario potenciar el humor absurdo y desatar algunas convenciones que amesetan el relato. Más alas para Dippold y para Melissa McCarthy. Tal vez en la segunda parte.
Publicada en la edición digital #255 de la revista.
La televisión tiene algunas cosas buenas, entre ellas la de hacer conocer a determinados actores con una gran capacidad para ciertos géneros. Algunas películas funcionan en ocasiones por el sólo hecho de trasladar ese acercamiento generado entre el televidente devenido espectador de cine con el protagonista de una sitcom, como es el caso de Melissa McCarthy. La actriz se lleva las palmas por su trabajo en la serie Mike & Molly (canal Warner), y aunque tiene incursiones bastante seguido en la industria del cine (en su haber posee más de una veintena de papeles) parece que este es el momento del gran salto. Junto a Sandra Bullock se encarga de llevar adelante la comedia Chicas armadas y peligrosas, una oferta que tiene un argumento ya visitado pero con cambio de género. Al igual que la recordada dupla que formaron Mel Gibson y Danny Glover en Arma Mortal, aquí son dos chicas las que tendrán que resolver cuestiones laborales y personales entre ellas. Cortocircuito. Es lo que se genera cuando Sarah Ashburn (interpretada por Sandra Bullock), un eficiente cuadro del FBI, es enviada por su jefe a una misión que tiene como objetivo desarmar una peligrosa banda de traficantes. La tipa es soberbia y no la quiere ni el gato, pero en su trabajo hace las cosas de la mejor manera. El problema es que al llegar tendrá que trabajar con Shannon (papel a cargo de Melissa McCarthy), una policía que también es buena en lo suyo, pero que utiliza métodos más rudos para llegar a buen puerto. El primer aspecto en el que los productores la pegaron fue en la elección de la dupla protagonista, porque Bullock es eficiente y la tiene clara y McCarthy se encarga de hacer lo que mejor le sale, el prepo, el humor físico. Es verdad que el filme no muestra nada nuevo bajo el sol: el argumento tiene la típica receta de la pareja que primero se odia y que al final terminan resolviendo las diferencias. Sin embargo, hay segmentos en los que se llega a momentos entretenidos, obviamente más en aquellos que las tiene a ambas como protagonistas. La segunda cuestión que se dio bien es el formato en el que enmarcaron el accionar de esta dupla. En la senda de lo que se llama buddy movie, resultó fresco que la pareja policial estuviera representada por mujeres. A lo largo de los 115 minutos (un poco más de lo que se utiliza habitualmente en las comedias) es probable que tenga más lucimiento el personaje que lleva adelante McCarthy, pero eso no convierte a Chicas armadas y peligrosas (otro ejemplo de lo mal que endosan títulos para el mercado latino) en un unipersonal. Con estos condimentos, el resultado podría haber sido mejor, pero igual se trata de una buena propuesta para pasar el rato el fin de semana.