Detrás del mito… ¿En cuántas ocasiones nos hemos encontrado con un trailer que “vende” a la película en cuestión como poseedora de determinadas características que luego resultan inexistentes? Muchas veces al visionar el producto concreto descubrimos -para bien o para mal- que lo que simulaba estar sujeto a un “esquema de credibilidad”, bastante rudimentario por cierto, a posteriori termina volcándose hacia otro patrón de distinta índole. Esta confusión, por más mínima que sea, suele jugarle a favor al convite porque trastoca las expectativas en función del “bagaje cinéfilo” del espectador de turno, lo que en términos prácticos implica que la hipocresía de los “cráneos” del marketing puede desencadenar corolarios positivos. Quizás resulta paradójico pero las mentiras publicitarias y sus “éxitos” involuntarios han convertido a Hércules (2014) en una grata sorpresa: lo que parecía otro bodriazo en sintonía con la “clase B” Hercules Reborn (2014) y la mainstream La Leyenda de Hércules (The Legend of Hercules, 2014), dos mamotretos condenados al olvido, hoy deriva en un film ameno que se escuda en su clasicismo y su ausencia concienzuda de toda pretensión de tomarse a sí mismo en serio. A esta altura del partido podemos confirmar que Dwayne Johnson, alias The Rock, constituye una figura por demás impredecible que puede ser o no funcional al verosímil, colaborando a puro carisma o cayendo de inmediato en el ridículo. En esta oportunidad por suerte prevalece la primera opción y la trama adopta el disparador narrativo de Los Siete Samuráis (Shichinin no samurai, 1954), en una aventura sencilla que parece autodefinirse como un peplum cercano a Gladiador (Gladiator, 2000) y Conan, el Bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), aunque curiosamente dejando de lado el arsenal fantástico en pos de una aproximación más “terrenal” a las mitologías griega y romana. De hecho, la realización escudriña con sarcasmo aquel trasfondo de “semidiós”, se centra en la dimensión humana del protagonista y pone en perspectiva la necesidad social de construir un personaje “aguerrido” con el fin de instalar el miedo para defenderse de ataques futuros. Aquí tenemos al muchacho del título y sus cinco correligionarios aceptando la tentadora propuesta de Lord Cotys (John Hurt), orientada a comprar sus servicios y derrotar a un villano despiadado que azota la región de Thrace. Si bien la historia es muy derivativa y la vuelta de tuerca del segmento final se ve venir a kilómetros de distancia, Hércules subvierte algunas reglas “no escritas” del Hollywood contemporáneo: ofrece combates basados más en la estrategia que en el pastiche óptico, incluye un humor simplón pero acertado a nivel contextual y nunca permite que los CGI se impongan por sobre la estrella fisicoculturista. El director Brett Ratner entrega un blockbuster con corazón y sin discursos demacrados…
Hércules es entretenimiento pochoclero al 100% que no te podés perder si estás buscando ver una gran película de aventuras con escenas de lucha "a la vieja usanza" sin abusar de una parafernalia de efectos digitales o estética al estilo 300 o Furia de titanes. Este Hércules no hubiera sido lo mismo sin la presencia de Dwayne Johnson, que no sólo lo hace muy creíble, sino que....
Respetando la clásica leyenda mitológica, Brent Ratner construye una adaptación para las nuevas generaciones de "Hércules"(USA, 2014), pero aprovechando al máximo la tecnología 3D para dotar a las escenas de acción de verosímil y realismo. Cuando hace un par de años la trasposición de "300" de Frank Miller trajo del nuevo al péplum, ese genero tan revisitado y que en "Spartacus" encuentra la obra culmine que mixtura la pura acción con una reflexión sincera sobre el trabajo en equipo y la lealtad. Hércules, en esta oportunidad interpretado por The Rock, es reflejado como un victorioso guerrero, casi un Dios, y que luego de cumplir sus tareas ve como su sueño de poder dedicarse a su familia (bella mujer y tres hijos pequeños) es truncado cuando es acusado en Atenas del asesinato de la misma. Ratner aprovecha este punto, y pese a las limitaciones actorales de The Rock, potencia la historia de la confusión sobre ese hecho con imágenes surrealistas que al menos reflejan con dignidad algunos seres de fantasía de libros históricos. Traicionado en varias oportunidades, pero principalmente por su propia mente, casi a ciegas, Hércules aceptara todas las tareas que se le encomienden, pero sin olvidar su deseo mas profundo, el de poder develar la verdad sobre las pesadillas que lo acosan y que continúan generando rumores en las tropas que dirige. En la superficie "Hércules" es un filme de aventuras mitológicas, pero analizando mas allá de este punto, se presenta como una reflexión sobre la condición humana y las posibilidades de poder superar obstáculos que el propio sujeto se coloca. Su fuerza, su deidad, su capacidad de superación solo pueden compararse con sus ganas de volver a ser aquel hombre a quien alguien esperaba en su hogar. "Hércules" es un filme de género, con todos los lugares comunes de este tipo de filmes, e intenta superar sus propias limitaciones con la incorporación del 3D para atraer a nuevos públicos a la ya conocida historia. Hay sangre, golpes, escudos y armaduras, también bellas recreaciones de los escenarios naturales en los que la historia del gladiador aconteció. Pero no mucho más que eso. “Hércules” se queda a medio camino entre la parodia y sólo se puede recuperar en aquellos pasajes en los que actores de la talla de John Hurt, Joseph Fiennes o Peter Mullan, ponen lo que hace falta para así poder superar un discurso que no sorprende y que terminará siendo recordado por su artificio exacerbado mas que por sus virtudes.
La redención de La Roca En lo que va del año es la segunda película del hijo de Zeus que se estrena, luego de la paupérrima La leyenda de Hércules (The leyend of Hercules, 2014). De todos modos, mis temores cambiaron cuando vi el film, no sólo ofreció mejores efectos que su antecesora sino que también era mucha más dura y tenía mucha más relación con la mitología, donde los 12 trabajos juegan un rol importante. No obstante, la historia del semidios colosal no está basada en la historia mitológica ni pretende ser una versión live action de la película de Disney, sino que la misma es una adaptación de un comic: Hercules The Thrancian wars, de Steve Moore. El comic relata cómo Hércules tras completar sus 12 trabajos entrenará a un grupo de mercenarios para enfrentarse al rey de Tracia, el film resulta ser bastante apegado a las viñetas aunque no como lo era 300. De todos modos, las batallas son mucho más reales y creíbles que su anterior film, mientras que la ambientación estuvo bien, pero aunque parezca mentira quien se destaca en todo el film es el irreconocible Dwayne Johnson alias The Rock. El ex luchador no sólo le pone el cuerpo sino que también parece haber tomado clases de actuación y con este trabajo termina por borrar los bochornosos films que realizara en Disney y ni hablar de Hada por accidente (Tooth Fairy, 2010). Parece que también el director Brett Ratner, quien últimamente no estaba brindando trabajos tan buenos desde la última Rush Hour, hizo una producción bastante aceptable donde todo indica que si le va bien a este film podría convertirse en una nueva franquicia. El climax parece ser una de las especialidades de Ratner, recuerdo lo que hizo con X-men 3 (X-men: The last stand, 2006) donde la plagaba de acción y adrenalina. En Hércules, esa es la mejor escena, desde los planos hasta los diálogos y efectos especiales colmados de violencia. Ni Russel Crowe, Stallone o Shwarzenegger, aparentemente The Rock entrenó duro para estar a su altura en aquellos años que supieron conquistar al público.
La versión más humana del semidiós La versión de Brett Ratner no olvida ni esconde el origen mítico de Hércules, sino que lo aprovecha para hacerlo emerger en el momento en el que le es más útil al relato. Y cuenta una nueva aventura de uno de los personajes más famosos de la mitología griega. Los mitos griegos son como los dinosaurios: ideales para cautivar a los chicos, tanto a los que efectivamente lo son como a aquellos que todavía guardan uno en algún rincón y al que cada tanto le dan permiso para salir un rato. Ambos temas comenzaron a ser explotados por el cine casi desde el comienzo de su historia y al día de hoy se acumulan relatos al respecto de todas las calañas posibles. Es que la figura del héroe es nodal dentro del relato cinematográfico, sobre todo en el cine estadounidense de corte clásico. Por eso no fue casual que, como solía decir Borges (que de cine sabía por sabio, pero mucho más por viejo), el western acabara convirtiéndose en el recipiente ideal para el género épico propio de las mitologías antiguas. Por eso tampoco llama la atención que regularmente los grandes estudios se embarquen en nuevas versiones de los viejos mitos helénicos. Justamente Hércules, uno de los personajes más famosos de aquel panteón y aún hoy uno de los más populares entre los chicos de todo el mundo (occidental), es uno de los más beneficiados. A tal punto que este Hércules de Brett Ratner, que se estrena hoy, es el segundo Hércules del año, ya que hace pocos meses tuvo lugar el olvidable estreno de La leyenda de Hércules dirigido por Renny Harlin. No hace falta comparar, pero si se insiste, el de Ratner es el que sale ganando. Lejos. En primer lugar porque su director no cae en la tentación de adaptar la historia del hijo de Zeus a la estética fantasy post Señor de los Anillos, ni intenta plegarse a la moda de los superhéroes, inventando un Hércules que vuela y tira rayos. Lejos de eso, Ratner elige apegarse al original para después alejarse prudentemente de él y, ya en terreno firme, jugar a contar una aventura nueva del más grande semidiós que supo dar el Olimpo. Seguramente gran parte del mérito le corresponde al comic creado por Steve Moore, ya que la película no se basa directamente en el mito sino en esa adaptación. En la piel de Dwayne Johnson, el actor indicado para prestarle sus músculos y su gracia, ésta es una versión humana de Hércules pero que no olvida ni esconde el origen mítico, sino que lo aprovecha para hacerlo emerger en el momento en el que le es más útil al relato. El personaje no es acá un guerrero solitario e invulnerable a fuerza de cargar con una estirpe divina, sino un hombre sobre quien se cuentan hazañas increíbles (aquellos Doce Trabajos que la película se encarga de desenmascarar como si se tratara de trucos de magia) y que el protagonista utiliza para hacer fortuna como mercenario al frente de un grupo de leales compañeros. Una decisión osada la de convertir al héroe solitario en un líder, pero que no se aparta de la lógica de un corpus mitológico que incluye relatos como el de los Argonautas, que justifican el atrevimiento. Pero no sólo en la comparación con otros Hércules para adolescentes sale ganando éste de Dwayne Johnson, sino que su espíritu lúdico forjado a conciencia la hace mucho más grata que otros acercamientos “serios” a la tradición griega, como Troya, de Wolfgang Petersen (en dónde sólo salvaba su honor el Héctor de Eric Bana). En Hércules hay humor además de acción y no debe menospreciarse el carisma y la eficiencia que Johnson muestra en ambas áreas. Aunque no hace falta aclarar que no es Marlon Brando, es justo reconocer que tampoco se trata de Victor Mature, el actor de las épicas clase B por excelencia del Hollywood de los ’50. Al contrario, Johnson es un actor que sabe cómo hacer su trabajo y cuyo crecimiento desde su aparición como Rey Escorpión en El regreso de la momia (2001) es evidente. Lo mismo vale para el director, quien supo encontrar el tono adecuado para modelar los detalles esenciales y al mismo tiempo llevar adelante un relato que, aun con el generoso uso de la tecnología digital, no deja de responder a las reglas del cine clásico de aventuras.
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Péplum a la vieja usanza Este año, Renny Harlin filmó "La leyenda de Hércules", con Kellan Lutz, respetando todas las normas mitológicas del héroe con fuerza sobrehumana. Ahora, apenas unos meses después, Brett Ratner hace una película con una visión totalmente humanizada del hijo de Zeus. En esta "Hércules", Dwayne Johnson es un ser humano común y corriente salvo por el hecho de que es grandote y musculoso- que se aprovecha de las leyendas acerca de sus doce trabajos para ser temido por sus enemigos y ganar más fácilmente sus batallas. Además, no pelea solo, sino que tiene una pequeña banda de mercenarios que lo ayuda a parecer más invencible de lo que realmente es. Pero, más allá de estos detalles, esta película no es otra cosa que un péplum a la vieja usanza, sólo que con el énfasis puesto sobre todo en lo épico, ya que toda la estructura narrativa del guión gira alrededor de dos batallas realmente espectaculares. Especialmente la primera, donde Hércules y un ejército de campesinos entrenado mal y rápido se enfrenta a una horda de horribles tipos pintados de verde (aquí el uso de los carruajes griegos se vuelve intensivo y fundamental). Luego la trama es bastante minimalista, y tiene que ver con Hércules y su pandilla contratados por la hija del rey de Tracia para vencer a un malvado enemigo que quema todo a su paso asesinando víctimas inocentes. Dado que el rey en cuestión está interpretado por John Hurt un punto alto de este film, sin duda- el grandulón de Hércules debería haberse dado cuenta de que en esa lucha supuestamente justa hay algo que no suena del todo bien. En todo caso, la película tiene buen ritmo, buen humor y las suficientes escenas de acción realmente espectaculares como para que ningún fan del género se pueda quejar. Y además de Hurt, también hay un par de buenas actuaciones de Rufus Sewell y Joseph Fiennes en personajes secundarios.
Un Hércules que no hace milagros Será el hijo de Zeus, pero Hércules no hace milagros en el cine. Segunda película sobre el héroe "bastardo" que llega este año desde Hollywood (en febrero se estrenó La furia de Hércules) y otra decepción. Las figuras detrás de esta enésima versión sobre el personaje de Hércules para la pantalla grande permitían tener ciertas esperanzas: dirección de Brett Ratner, un artesano capaz de incursionar en sagas tan disímiles como las de Rush Hour o X-Men; fotografía en 3D del italiano Dante Spinotti y el papel protagónico de Dwayne "The Rock" Johnson, un astro de acción dispuesto a hacer olvidar a Lou Ferrigno, Arnold Schwarzenegger, Steve Reeves, Kevin Sorbo y tantos otros que interpretaron al semidiós caído en desgracia. Lamentablemente, no hay nada en el guión de esta apenas discreta Hércules que no se haya visto ya en las franquicias de 300 o Furia de titanes, por nombrar sólo un par de éxitos recientes. Y eso no es todo: estamos ante una película que intenta quebrar la solemnidad de tantas épicas históricas, pero la apuesta sale mal porque el humor casi nunca funciona. Otro problema: el film trata de maquillar los excesos sangrientos de otras aproximaciones (quizá para evitar una calificación que le impidiera contar con el público adolescente) y no apela a la estética del cómic original del consagrado Steve Moore. El resultado, por lo tanto, es un híbrido, un producto tímido marcado por la indecisión artística, por el tironeo entre lo que pretende ser y lo que busca soslayar. En ese contexto, y tras un prólogo que nos sintetiza en unos pocos minutos la historia de Hércules dentro de la mitología griega, Ratner se limita a narrar las aventuras de Hércules y su equipo de cinco colaboradores (incluida una hermosa Amazonas experta con el arco y la flecha), quienes se han convertido en mercenarios al mejor postor: van y luchan donde les aseguren una buena cantidad de oro. Así, terminarán en el bando del rey Cotys (John Hurt), en medio de una guerra civil en la que descubrirán que han sido engañados. Tendrán, por supuesto, la posibilidad de redimirse y reencontrarse con el honor, la mística y la ética que habían perdido. Johnson, que en los últimos años ha demostrado que -más allá de su esplendor físico- tiene pasta para la comedia, aquí hace lo que puede (y no es mucho) con un personaje sin matices (deambula dominado por el trauma tras la muerte de su familia) y que luce hasta ridículo con su cabeza de león y su melena artificial. Las escenas de masas y las coreografías de batallas tampoco son demasiado ingeniosas ni lucidas y, así, surge la inevitable sensación de que esta película ya fue vista muchas, demasiadas veces.
Mitología de carne y hueso Con Dwayne Johnson como protagonista, este filme le quita solemnidad a la leyenda. ¿Quién no leyó u oyó hablar acerca de Hércules, ese semidiós de la mitología griega responsable de ejecutar los doce trabajos? Vencer al león de Nemea, la hidra de Lerna, el jabalí de Erimanto, entre otros siniestros enemigos, que son plasmados a la perfección en este filme de Brett Ratner, donde se busca humanizar a la leyenda. La carne (mejor dicho, los músculos) recayó en Dwayne Johnson, -el luchador La Roca de la WWE- quien saltó a la fama en la pantalla grande con Rápidos y Furiosos 5 y 6, como el agente Hobbs. ¿Buena elección? Tibia, para este monumento al peplum (cine histórico) que venía dejando sus sangrientas secuelas en 300 (cine) o Spartacus (TV), por citar algunos casos. Hércules es un mercenario, por más hijo de Zeus que valga, escondido detrás del vil metal (en este caso, oro), por el que combatirá para unir la región de Tracia, regida por el maquiavélico rey Cotys. Johnson apela a su físico por sobre su gestualidad, punto que deberá pulir con años y años de rodaje para captar aún más la sensibilidad del personaje. Pero luego de las impresentables Hércules Reborn o La leyenda de Hércules, ambas de este año, la obra de Ratner deja bien parado al mito que tiene referencias clásicas como la lucha de Hércules y el Rey Euristeo que recuerda al enfrentamiento entre Maximus vs. Commodus de la mítica Gladiador (2000). Hércules por momentos roza lo cómico (sin caer en el ridículo), lo que le quita solemnidad a la leyenda y humaniza la trama, como la lucha de Johnson contra los fantasmas del pasado. Eso sí, los repetidos flashbacks de tragedia familiar (donde se ve a la bellísima Irina Shayk, como Megara) marcan una cicatriz del filme: subrayar situaciones, una y otra vez. ¿Subestimar al espectador? Las batallas, donde la oscura escenografía por momentos invisibiliza el 3D, escasean en sangre (un acierto) pero no en brutalidad. Las espadas se clavan en cuerpo enemigo y la infalible Atalanta (Ingrid Bolsø Berdal) reparte flechazos sin piedad. El ejército de Hércules se ensambla desde el cerebro y no desde el CGI, para remarcar la táctica de combate. Bien.
Efectivo relato tradicional Hijo de un Dios y una mortal, el héroe que transita su vida con esta dualidad es pintado desde su costado más humano y usando su fuerza en favor de la fragilidad del hombre. Hércules, hijo de Zeus y de la mortal mortal, Alcmena, desde siempre tuvo que luchar para existir desde su condición de humano y semidiós. Apenas llegó a la adolescencia fue obligado a superar 12 duras pruebas, sufrió la pérdida de su familia y entonces, alejado de la crueldad de los dioses y decepcionado por la maldad de los hombres, Hercules se convirtió en mercenario junto a un grupo de marginales –un vidente que no acierta con la fecha de su propia muerte, un guerrero autista, una temible amazona y a un amigo de la infancia– que sin dudarlo darían la vida por él. Mientras el grupo hace lo suyo por la mayor cantidad de oro posible y Hércules sufre horribles pesadillas en donde una y otra vez recrea la muerte de su esposa y de sus hijos–un crimen del que se cree culpable–, llega el encargo de convertir en una fuerza casi invencible al ejército del rey de Tracia, Lord Cotys (John Hurt), embarcado en una lucha contra el malvado Rhesus (Tobias Santelmann) que asola al reino con un ejército de centauros. Pero por supuesto, si bien detrás del encargo hay una buena recompensa y el innegable atractivo de la hija del monarca, Ergenia (Rebecca Ferguson), también se esconde un engaño bastante canalla. Ubicada en un espacio delimitado por Gladiador (Ridley Scott, 2000) y 300 (Zack Zinder, 2006), y por supuesto, respetando bastante las reglas del peplum –el género de aventuras que tiene como escenario a la antigüedad–, Hércules podría haber sido un mamotreto gigantesco condenado al estante del olvido donde las grandes estrategias de marketing se enfrentan y pierden con un público que no está dispuesto a dejarse estafar. Sin embargo, la película de Brett Ratner Ratner (X-Men. La decisión final) se asienta en el costado humano del héroe y entonces, desde el carisma indiscutido de Dwayne Johnson (desde El rey Escorpión para acá se convirtió en un actor confiable para los intereses de productores hollywoodenses) que claro, da perfectamente el physique du rol de forzudo y personaje noble hasta las últimas consecuencias, estructura un buen y efectivo film de aventuras que aunque se nutra de todos los efectos especiales a su disposición, no deja de ser un relato tradicional, con personajes delimitados por sus ambiciones y el destino que los espera inexorable. Así, la decisión de la puesta en favor de que la humanidad de Hércules sea el centro del dolor y a la vez sea el núcleo en donde resida su fortaleza dual, capaz de encaminar su gigantesca fuerza en favor del la fragilidad de los hombres, convierten a Hércules en una película disfrutable por su clasicismo sin aspavientos.
¡Al fin una buena película de aventuras! Una en donde te metés de lleno en la historia y te dejás llevar sin que el mundo de afuera interfiera. Eso es lo que pasa con esta nueva adaptación del héroe mitológico donde prima la acción y una sencilla (pero muy buena) historia. A tan solo unos meses del estreno del desastre La leyenda de Hércules, llega “The Rock” Johnson para levantar la vara muy alto en esta gran producción dirigida por Brett Ratner, quien últimamente venía haciendo películas bastante pobres. Y justamente si hablamos de “The Rock” hay que destacar su gran carisma y lo bien que le sientan estos papeles a tal punto de que se ha convertido en la estrella de acción de la nueva generación. Como Hércules no sólo se lucen sus músculos y piñas sino que sorprende con los toques dramáticos que le permite el guión. La historia es muy piola al entrelazar la mitología griega con un enfoque “más real”, si es que el término corresponde, con lo que se juega en toda la duración de la cinta con un rol fundamental. Pero además del protagonista y de la producción (amén de los muy buenos efectos visuales y el 3D), lo que hay que destacar es ese ingrediente que viene faltando hace rato en propuestas similares: épica. No solo la vemos en las geniales secuencias de acción sino también en los discursos motivadores de Hércules pre-batalla. Y si bien pueden llegar a resultar un tanto clichés, no son para nada malos sino todo lo contrario. Lo mismo ocurre con el humor: dosis justas y bien puestas, sobretodo de la mano de los excelentes roles secundarios. Un dato no menor para destacar es que los productores no escatimaron en sangre en pos de un restricción de edad más baja y por ello la violencia -sin llegar al gore- está a la altura del relato. Es una gran oportunidad para que los más jóvenes conozcan este género y se enganchen para buscar y ver lo que se hizo en el pasado en materia de cine de aventuras. Hércules es diversión asegurada. Una buena inyección de entretenimiento para explotar en el cine donde el que anhele una buena dosis de aventura de guerreros y espadas saldrá más que satisfecho.
Mr. Músculo y sus amigos A no entusiasmarse, este Hércules no es el de la layenda por todos conocida. Nada hay aquí de su violenta locura, ni de su bisexualidad; en realidad no hay sexualidad alguna. Sí hay violencia, que a esta altura todos sabemos que es más aceptada que el sexo, tan sucio e impío. Cuestión que este musculoso anda por ahí aprovechándose de la fama que su sobrino, ese que en la leyenda era también su amante, desparrama por ahí. Las hazañas de Hércules se han hecho famosas y merced a la credulidad de la época el grandote se dedica a ofrecer sus servicios al mejor postor. No malentiendan, se trata de servicios de guerra. Que este Hércules es un mercenario que lucha a cambio de oro, y no lo hace solo, sino con un rejunte de personajes mitológicos con los que acaba formando un grupo que Stallone ya ficharía para otra de los Indestructibles. Entonces ahí llega Hércules y sus amigos a brindar sus servicios al rey de Tracia (John Hurt), quien anda atribulado por un sujeto que con misteriosas y monstruosas armas está destruyendo su reino. Sin embargo, no serán los enemigos externos a los únicos que el mítico ser deberá enfrentar, los hay otros que cada tanto visitan su mente a los que deberá vencer para descubrir su verdadero destino. El director que hizo la peor entrega de la saga "X-Men", confirma esta vez que no tiene lo necesario, que apenas sí cumple con algunos buenos momentos de acción, apoyado en buenos efectos especiales, pero consigue volver tedioso un relato que no debería serlo. Porque Dwayne Johnson hace lo suyo con gracia, y le acompañan efectivos actores como Rufus Sewell, Ian McShane y el gran John Hurt., que aportan su oficio como para salvar las ropas con lo justo. Pero sin dudas, la frutilla del postre es la patética moraleja que pretende dejar el filme. Aquella de que no hay que ser hijo de un dios para ser héroe, que basta con querer serlo y esforzarse para ello. Si hasta falta el Tío Sam para señalarte con su huesudo dedo.
Atormentado desde su nacimiento, Hércules tiene la fuerza de un dios, pero siente y sufre como un humano y esta aquí quizás la razón que hace a esta versión tan original. Además el director Brett Ratner toma como referencia una novela gráfica, por lo que la estética de comic oscuro se vislumbra desde los primeros fotogramas. Hay acción, pero también climas de suspenso, y por supuesto las clásicas escenas de batallas que todo buen peplum debe tener. JOHNSON se luce en un papel que sin dudas esta escrito a su medida. Mitología pochoclera para disfrutar de principio a fin.
Las proezas de un héroe Luego de la fallida película de Renny Harlin, 'La leyenda de Hércules', estrenada en febrero en nuestro país, llega una nueva mirada sobre el héroe mitológico protagonizado ahora por Dwayne Johnson. La nueva aventura del hijo de Zeus lo encuentra atormentado por pesadillas (ya se sabrá el motivo) y con un nombre que se ha desplegado a modo de leyenda tras cumplir con varias hazañas que parecían imposibles. Hércules, acompañado por un equipo de seis luchadores (entre ellos una experta en arco y flecha), llega a Tracia y se convierte en un mercenario contratado para entrenar al ejército liderado por Lord Cotys (John Hurt) en una trama impulsada por la traición y la ambición de poder. Brett Ratner, responsable de Una pareja Explosiva, Dragón Rojo y X-Men: La Batalla final, pone el acento en las escenas de lucha cuerpo a cuerpo, en la organización militar con defensa de escudos que lleva adelante el personaje central y en un desenlace que concentra mayor despliegue. El realizador tampoco deja de lado el tono fantástico cuando el héroe es amenazado por criaturas monstruosas. La acción se mantiene a lo largo de una hora y media, pero nada tiene que envidiar a Conan, que contó con Arnold Schwarzenegger y hasta una misma versión de Hércules, con Lou Ferrigno. El fornido Dwayne Johnson va desde El Rey Escorpión y Viaje 2: La isla misteriosa hasta la saga de Rápidos y furiosos con una única expresión y músculos hiperdesarrollados, en medio de batallas sangrientas.
En esta oportunidad Dwayne Johnson conocido como "La Roca" se pone en la piel de Hércules, un héroe épico de todos los tiempos, de la mano de Ratner ("Proyecto 43", El dragón rojo"), este se basa en la novela gráfica de Steve Moore, “Hercules: The Thracian Wars”. Rodeado de un gran elenco secundario: Aksel Hennie, Ian McShane, Ingrid Bolsø Berdal, Irina Shayk, Joseph Fiennes, Isaac Andrews, John Hurt, Peter Mullan, Rebecca Ferguson, entre otros. Nos encontramos una vez más con el hijo de Zeus, un semidios ; aquí Hércules se enfrenta con doce duras pruebas, vive atormentado por monstruosas visiones relacionadas con su pasado (a medida que corra la cinta conoceremos más detalles), su alma no se encuentra en paz, él le da la espalda a los Dioses y vive combatiendo. Con los años en sus travesías lo acompañan poderosos y fieles guerreros: Amphiaraus (Ian McShane, "Piratas del Caribe. En mareas misteriosas") un gran personaje muy simpático y divertido; Atalanta (Ingrid Bolsø Berdal, "Hansel y Gretel: Cazadores de brujas") un gran arquera y luchadora; Autolycus (Rufus Sewell, "El ilusionista"); Tydeus (Aksel Hennie "Headhunters") un fiel guerrero y Iolaus (Reece Ritchie "10000 BC") su inexperto sobrino. Este es un Hércules más humano que siente más y sufre, aunque se vea como un gran guerrero duro y violento. Un día es contratado por Ergenia (la sueca Rebecca Ferguson), hija de Lord Cotys de Tracia (John Hurt), para detener la guerra civil y derrocar al tirano Rhesus (Tobias Santelmann "Kon-Tiki"), pero las cosas no son como ellos creían. La acción se mantiene a lo largo de una hora y media con peleas cuerpo a cuerpo, cortan miles de cabezas, muchos cadáveres ensangrentados, cuerpos obesos, muchas batallas, hay escudos y armaduras, un gran despliegue, monstruos, luchas con temibles bestias, impresionantes escenas en las distintas peleas donde se utiliza al máximo la tecnología en 3D y contiene climas de suspenso. Hay un cuidado desnudo de la actriz y modelo rusa de 28 años Irina Shayk. Ian Mc Shane ofrece buenos diálogos y toques de humor, pero lamentablemente sus compañeros no lo respaldan demasiado; el protagonista tiene para sus seguidores cierto encanto, carisma y se nota que tuvo un riguroso entrenamiento. Esta historia conto con un presupuesto estimado de 100 millones de dólares, resulta puro entretenimiento, tiene una tonalidad al estilo del “The Scorpion King”, como así también a “Immortals”, entre otras. Ideal para las nuevas generaciones, configura un film pochoclero devenido en mitológico.
¨Hércules" es la peli de super acción y 3D de la semana. Dwayne "La Roca" Johnson es el protagonista absoluto (también está Joseph Fiennes, John Hurt, Rufus Sewell) y te digo la verdad, está genial (aparte de que me cae bien). Peli cargada de efectos especiales, un inicio que te va a volver loca/o, y un trayecto repleto de aventura que vale la pena disfrutar. Tratá de verla en 3D porque hay mucha fecha voladora, peleas, y los títulos del final son fantásticos. Los amantes de las luchas que se convierten en carnicerías, van a encontrar varias escenas deliciosas en donde Dawyne demuestra porque es el Dios Hércules. Una peli 100% pochoclera que te aseguro te va a dejar satisfecha/o.
Tantas veces hemos visto a éste mitológico héroe en todo tipo de pantallas, desde los momificados peplums, la animación musical de Disney y el bodrio indefendible que éste año llegó con el insípido Kellan Lutz. Ahora Brett Ratner, pochoclero realizador de títulos como "Una Pareja Explosiva", "Dragón Rojo" o "X-Men 3", nos sumerge en el mundo de éste personaje con toques modernos, mucho humor, algo de sensualidad y tomas espectaculares con muchos efectos visuales y acción increíble y desmedida. Dwayne Johnson, visto en "El Rey Escorpión", tiene el carisma de poner en sus fornidos hombros el peso de la película. El reparto de grandes secundarios como John Hurt e Ian McShaine matizan un pochoclero y testosterónico espectaculo en 3D que dejará satisfecho a quienes no pretendan otra cosa que grandes batallas y poco dramatismo.
"Prestame un sentimiento" Después de varios años de exilio y un fallido intento por producir una ceremonia de los premios Oscar (junto a su amigo Eddie Murphy), el realizador Brett Ratner regresó a la pantalla grande con un plato recargado y ambicioso que deja sabor a poco. Basada muy libremente en el cómic “Hercules: The Thracian Wars” escrito por Steve Moore y Cris Bolsin, esta nueva superproducción ofrece apenas un giro interesante y realista sobre la construcción del mito del hijo de Zeus y algunas pequeñas pizcas del buen cine épico. Sin embargo, como si se tratara del lado oscuro del destino del que nuestro personaje no puede escapar, “Hércules” tiene todos los condimentos necesarios para convertirse en una película olvidable, aunque este lejos de ser aburrida. El problema más grande que acarrea esta propuesta es la falta total de espíritu para contar la historia. Es realmente decepcionante ver como semejante despropósito, que cuenta con una producción digna del mejor cine pochoclero, no logra transmitir emoción en un relato que debería estar marcado a fuego por ella. Pese a que desfilan por la pantalla personajes de todo estilo (y para todo clase de público), la desilusión más grande viene de aquel al que todos queremos ver. La esencia de la historia de Hércules, la cual puede considerarse no solo como la primera historia bastarda de todos los tiempos, sino también uno de los mitos más emblemáticos y fantásticos de la mitología griega, aquí brilla por su ausencia. ¿Qué tan difícil puede ser respetar la base de todo lo que representa este enorme personaje? Queda claro que para los guionistas Ryan Condal y Evan Spiliotopoulos fue una tarea imposible, ya que ni siquiera supieron aprovechar los mejores tópicos de la versión del héroe griego que ofreció Moore en sus cómics, y terminaron por construir una película insulsa protagonizada por el ya olvidado alter ego de Dwayne Johnson: “The Rock“. Dejando bien en claro que lo más importante es tener todos los músculos bien marcados, Johnson aquí no hace otra cosa que darle vida a un personaje similar al que hace unos años interpretó en el fallido spin off de “El Rey Escorpión”. De hecho, los productores de “Hércules“, tranquilamente se podrían haber ahorrado el dinero que utilizaron a la hora de obtener los derechos de la obra de Moore (que dicho sea de paso, pisotearon sin ninguna clase de remordimiento) y estrenar esta película con cualquier otro titulo sin ningun tipo de problemas. La búsqueda de originalidad que tiene esta propuesta se lleva por delante gran parte de la riqueza de semejante personaje, aunque el verdadero tiro de gracia a “Hércules” se lo da su ambicioso deseo de ser un film que busque reinventar los orígenes de este personaje de forma ridícula y cargada de elementos innecesarios. ¿Un grupo de mercenarios que presenta más similitudes con “Los Vengadores” que con un libro de mitología?, ¿Cuotas de humor en medio de los “discursos épicos” que anteceden a la batalla?, ¿Personajes humanos que se hacen pasar por criaturas fantásticas para intimidar al enemigo?, ¿Transformar los “Doce trabajos” en una puesta en escena para crear fama de guerrero?. Si se tratara de Batman, quizás lo aceptaríamos. Pero en “Hércules“, semejantes decisiones no tienen gracia. Cuando uno ve el trailer de la película se ilusiona con la idea de volver a disfrutar de toda la grandeza del famoso hijo de Zeus en la pantalla grande. Lamentablemente, en esos escasos minutos, van a encontrar lo mejor que puede ofrecer este paupérrimo proyecto.
Crítica emitida por radio.
VideoComentario (ver link).
Desmitificame y llamame Hércules Hay directores que evidentemente poseen la pericia técnica, pero carecen de una mirada profunda y compleja sobre los mecanismos del cine, la forma de manejar y madurar un discurso audiovisual que potencie tanto el desarrollo de imágenes como el subyugante universo de lo simbólico, y que acompañen con palabras mínimas -aunque elocuentes- una historia. Brett Ratner es uno de esos sujetos: no digamos un artesano, porque para eso hace falta cierta calidez que recién ahora comienza a aparecer en su cine, pero sí un tipo al que uno no puede acusar de no saber narrar. Con el tiempo (y varios fracasos artísticos como aquella pobre tercera entrega de X-Men o la terrible Hombre de familia), Ratner fue entendiendo que su lugar en el cine es el de poner en movimiento el cuerpo de su protagonista: sus películas son películas-vehículo para la estrella de turno. Y su presencia es, como decir… invisible. Así es como llegamos a Un golpe de altura y Hércules, dos películas puestas al servicio de Ben Stiller o Dwayne Johnson, y más amables, simpáticas y divertidas que toda su filmografía anterior. Con un detalle importante: son películas hechas para lucimiento de su protagonista, pero que giran alrededor de una idea de grupo atractiva, donde el líder brilla aunque cada integrante tiene su momento para hacerlo, también. En Hércules, por ejemplo, tenemos a un Johnson puro músculo y adaptando muy bien al mítico personaje a su propia conveniencia (es tan arrogante, como carismático y bonachón), con Ian McShane, Rufus Sewell, Aksel Hennie, Reece Ritchie o Ingrid Bolsø Berdal cumpliendo perfectamente sus roles de reparto y sumando características individuales particulares, que edifican un sentido grupal fundamental para el funcionamiento del relato. Esta Hércules está basada en un cómic de Steve Moore, y tal vez de ahí provenga su carácter aventurero: alguna vez habrá que agradecerle al mundo de las viñetas impresas esa capacidad para desacralizar este tipo de mitologías, cosa que el cine no logra hacer del todo bien. Porque la película se aleja de algunas nocivas marcas recientes del cine mainstream fantástico y del péplum -al que bordea-, para deslizarse al territorio de la aventura menos hiperbólica y más directa y muscular. Este Hércules no tira rayos, ni vuela, ni hay personajes irreales recargando su prepotencia digital; ni todo se pone solemne para tratar de explicar un mundo que no tiene ni pies ni cabeza (gravedad atribuible al éxito de El señor de los anillos); ni tampoco las intrigas palaciegas van más allá de lo básico, dejando de lado razonablemente una mirada política sin por eso dejar de tomar posiciones: hay giros de guión que ponen a los personajes en lugares incómodos y que los lleva a tomar decisiones firmes, aunque por momentos acercándose peligrosamente a cierto cine reaccionario de los 80’s. Y sin autoconsciencia como en la saga Los indestructibles. Hay que reconocerle al film de Ratner, que inteligentemente y sin cinismo, aborda al personaje desde la evidencia falaz del mito: el arranque es ejemplar, con su montaje alterno entre varias epopeyas que se incluyen en los míticos 12 trabajos de Hércules. Pero que no son más que el relato oral de unas acciones mucho menos fantásticas de lo que la leyenda cuenta. Esa es la parte más atractiva del relato, y la que permite que el humor se filtre con ironía, entre secuencias de acción bastante bien montadas y desarrolladas en cuestiones de tiempo y espacio. Hércules -la película-, incluso parece querer desmentir a ese otro cine de Hollywood gigante y soporífero, con una duración acorde a la aventura que desarrolla. Estamos ante un entretenimiento fluido y sin mayores pretensiones, falta de ambición que por un momento es -en sí mismo- una ambición para nada despreciable.
Película cumplidora, pero hasta ahí. Brett Ratner es lo que se dice un director de películas cumplidoras. Esas pelis que son para pasar un rato… en el living de tu casa. Hércules se inscribe en esa categoría. ¿Cómo está en el papel? Resulta que Hércules, mitad Dios-mitad mortal, tras una tragedia personal, se vuelve un mercenario que surca las tierras griegas con sus fieles compañeros. Ante el legendario héroe se le presenta la princesa de Tracia, enviada por su padre, quien le pide si es capaz de entrenar a su ejército para combatir a un ejército tirano. El entrenamiento sale a pedir de boca, el ejercito tirano es derrotado, solo para que Hércules y compañía se den cuenta que el ejército no era tan tirano como parece, y él estaba materializando la voluntad del verdadero villano. La estructura del guion se sabe sostener… con cuatro fosforitos que en cualquier momento se quiebran, pero para cuando nos damos cuenta la película ya se terminó. Si la vemos desde el costado de la historia, hace agua por todos lados. Si la vemos desde el costado del personaje, zafa gracias al carisma de unos personajes que se hacen querer. Cosa que le suma un poco de puntos… apenas, porque se nota a la legua que si este apartado zafa es mas por el carisma de quien lo interpreta que por cómo estaba en el papel. ¿Cómo está en la pantalla? El 3D que ofrece la película, en honor a la verdad, debo decir que está muy bien hecho. Hubo un plano en el cual saltaba una flecha hacia cámara, y me retrocedí en el asiento. Pero no solo por eso; la cuestión de profundidad entre frente y fondo también fue muy bien trabajada, y eso que estamos hablando de una película que fue convertida al 3D mas que usar un sistema nativo. Ahora, el aspecto interpretativo está bastante sólido e interesante de ver, Dwayne Johnson (quien en esta película esta más musculoso que de costumbre), entrega una actuación decente, llena de carisma, aunque en algunos lados derrape un poquito; pero esto pasa más por el guion que por otra cosa. John Hurt como villano es sobrio y entrega una interpretación a la altura de su trayectoria. Pero de todo el reparto los que verdaderamente se llevan los aplausos –más por carisma que por solidez de personaje– son Rufus Sewell, como el segundo al mando del equipo de Hércules e Ian McShane, como el vidente del equipo. El aspecto técnico en general está bien trabajado, no es muy diferente a otras producciones épicas de la misma naturaleza. Es más hasta le diría que, estéticamente hablando, es como El Rey Escorpion, solo que cambien el antiguo Egipto por la antigua Grecia. Conclusión Hércules es una película que a fuerza de sobriedad técnica y carisma actoral, consigue ser una película decente; como ya dijimos, para pasar un rato. Si no tenés nada mejor que hacer, o nada mejor que ver, tal vez quieras darle una chance. Pero te tengo que advertir que no te perdés de nada, no es nada que no hayas visto antes.
Leyenda urbana La enésima revisión del mitológico Hércules (esta vuelta, inspirada en un comic del desaparecido historietista Scott Moore y dirigida por Brett Ratner, de la última X-Men) tiene un par de novedades para ese género siempre al borde de la extinción: el péplum. Ya nadie necesita al nuevo Lou o Arnold rodeado de amazonas voluptuosas. La historia es otra. Dudosamente este Hércules sea hijo de Zeus; es el líder de una elite de mercenarios que sirvió al rey Euristeo y ahora recorre Grecia en busca de los trabajos mejor pagos. Esos son sus nuevos 12 trabajos. No hay mitología sino algo prosaico; quienes crean los mitos son los mercenarios de Hércules, mezcla de bardo medieval con los desquiciados motociclistas de Mad Max, para obtener encargos de sangre y oro. La otra novedad es que Dwayne “La Roca” Johnson se está animando a actuar. Hay, como mucho, dos grados de separación entre su Hércules y el gladiador de Russell Crowe, personaje con el que la historia, a través de flashbacks, tiene cabos sueltos en común. Dwayne, incluso, se arriesga con monerías (requerimiento en boga y cualidad poco frecuente en el cine de acción), lo cual alivia la primera parte del film, largamente monótona, donde Hércules acepta la tarea de proteger al rey de Tracia, Cotys (John Hurt), del despiadado Rhesus (Tobias Santelmann), cuyas dotes de magia vuelven a diversas tribus tracianas contra el reino. La segunda parte intercala escenas de lucha con la relación entre Hércules y Ergenia (Rebecca Ferguson), hasta el retorno de Euristeo (Joseph Fiennes), cuando la trama toma un giro algo impensado. Sin alcanzar la complejidad estética de 300, este segundo tramo combina muy bien la acción con la trama y justifica esta última recurrencia al griego más forzudo.
"Una ironía que un personaje tan poderoso tenga un film tan débil".
Bastardo sin gloria Cuenta la leyenda que Zeus tuvo un hijo con Alcmena, una reina mortal, y que Hera, su verdadera esposa, se puso tan celosa que juró perseguir al hijo de ambos hasta matarlo. El hijo era Hércules, el semidiós viril y musculoso de la mitología griega, el hombre más fuerte del mundo, el poderoso protector de Atenas. Con el relato en voz en off de esta historia comienza Hércules, el nuevo péplum prensado de Hollywood, dirigido por Brett Ratner, protagonizado por Dwayne “La Roca” Johnson e inspirado en el comic de Steve Moore. Pero la verdad quizás esté muy lejos de lo que cuenta la leyenda, la verdad quizás sea mucho más mundana: Hércules es en realidad un huérfano que creció solo, pateando chapitas en las calles de Atenas. De joven fue reclutado por el ejército, en el que pudo destacarse gracias a su extraordinaria fuerza y, lo más importante, no es un dios ni un héroe como muchos creen, sino un mercenario hecho y derecho. Tracia está dividida por la rebelión de un grupo llamado “los centauros”. El conflicto huele a una inminente guerra civil. El rey Cotys (un anciano John Hurt), manda a su hija Ergenia a pedirle ayuda a Hércules. El grandote y sus amigos deben preparar un ejército para luchar contra los hombres-caballo liderados por Rhesus (Tobias Santelmann), quien quiere apoderarse de Tracia. La primera batalla parece hecha en el siglo pasado, cuando los efectos computarizados todavía no estaban tan incorporados en el cine mainstream de acción. En esta oportunidad, y este es un punto a favor, todo está ambientado en escenarios naturales, las estampidas no están tecnologizadas, las tropillas son con caballos de verdad y las peleas son más físicas y analógicas que digitales (aunque también hay escenas que están hechas con esta tecnología). Las batallas campales muestran la hemoglobina necesaria para darle un cierto realismo, y ver salir de debajo de la tierra a los pelados tatuados con cara de pocos amigos es un acierto del director. Sin embargo, el resultado no deja de ser insípido. Los diálogos cumplen pero tímidamente, los pocos chistes no logran ser del todo efectivos y los descuidos típicos relucen en las sonrisas blancas de los actores. La recurrencia al manual de autoayuda, las tomas aéreas de los paisajes, los planos cenitales de los enfrentamientos y los insulsos ralentíes no hacen más empujar al filme al bajo puntaje. Y, mal que les pese a sus seguidores, La Roca no es Arnold Schwarzenegger, quien era capaz de llenar y sostener un plano con sólo pararse frente a la cámara.
Amigo lector: de toda película se puede aprender algo. Verá que las estrellitas están por encima de la media, lo que es bueno. Verá, también, que –convertido a números– el film no se exime con siete, pero pega raspando gracias a su estrella principal, que pone lo que hay que poner. “Hércules” es una prueba de película impersonal de Hollywood: un director competente en manejar presupuestos (pero no cámaras), un actor carismático que puede trabajar más con el cuerpo que con la voz y el rostro (el carismático Dwayne Johnson), un título que nadie puede desconocer (nadie sabe ya cuáles fueron las doce pruebas de Hércules, pero al menos se conoce que es forzudo, algo así como un superhéroe de la antigüedad clásica) y hay motivos para el despliegue enorme de efectos especiales y pelea bestial. Con eso alcanzaría para tener un buen entretenimiento, pero este film tiene el defecto –pura responsabilidad del director, Brett Ratner– de descuidar el aspecto dramático de su personaje y, peor, de desinflar con ausencia total de imaginación las secuencias de acción. Por suerte Johnson tiene ese “algo” innato que nos permite seguir mirando divertidos la pantalla: entiende perfectamente que esto no es más que un film clase B filmado con demasiada plata y actúa en consecuencia. Lástima que el realizador no haya comprendido el juego, pero no se le pueden pedir peras al olmo.
Que bien funciona la mitología griega. Desde siglos A.C. los conflictos de dioses, semidioses y su injerencia en los seres humanos han servido como base fundamental de los ejes dramáticos del arte literario y audiovisual de todas las épocas hasta nuestros días. Incluso los videojuegos han logrado penetrar en la industria y probablemente no haya chico en el mundo que no sepa de memoria los nombres. Dioses hay muchos pero el como héroe, el arquetipo de hombre de bien, pese a su suerte, es sin dudas Hércules. Cómo será de rentable que esta es la segunda presentación cinematográfica del año después de “La leyenda de Hércules” (2014), estrenada en la primera mitad del año. Su historia es vastísima, de modo que cada episodio de su vida es una película en sí. Aquella contaba de su destierro por un amor prohibido, la que se estrena esta semana sitúa al hijo de Zeus y Alcmena poco después de las famosas doce pruebas. De hecho, la voz en off de Yolao (Reese Ritchie) es la que nos pone en tema hasta descubrir que él en persona la cuenta frente a unos piratas que lo tienen colgando a punto de cortar la cuerda que lo dejaría caer arriba de una lanza que le apunta directo al culo. En ese preciso momento, en ese plano detalle en contrapicado, entendemos que van a ser el humor y la aventura los andariveles por los cuales transitará la historia. Es un claro mensaje del director Brett Rattner para que nada sea tomado ni en serio ni literalmente en cuanto a lo que narran los libros de historia y mitología. Un aviso que llega en el momento justo para poder disfrutar de una aventura bien realizada. Hércules (Dwayne Johnson) vive como mercenario junto a su séquito de guerreros: Autólico (Rufus Sewell), Atalanta (Ingrid Berdal), Anfiaro (Ian McShane) y Tideo (Aksel Hennie). Hecha la presentación de las cualidades de cada uno enfrentando a los piratas, la nueva misión nace al acercarse Ergenia (Rebecca Ferguson) a pedirle que ayude a su padre, el Rey Cotys (John Hurt), a enfrentar al malvado Resus (Tobias Santelmann) que viene asolando la zona desde hace rato. Se podría colegir que las escenas de acción, coreografías, espadazos, etc, son la estrella de la producción, y de hecho cada una está muy bien resuelta, pero el realizador no abandona nunca al personaje principal y va construyendo sus demonios internos cuando inserta una pesadilla recurrente de cuando su familia fue brutalmente asesinada. Además, cada personaje tendrá su momento para justificar su presencia en el guión, lo cual también ayuda a las pequeñas pero necesarias dosis de dramatismo en este tipo de producto. La película tiene un gran diseño de producción; varios escenarios reales, sobre todo en las batallas, despliegue visual con las tomas panorámicas y si bien hay uso de CGI, éste está bien dosificado como para evitar el artificio del mundo digital. Por otro lado Dwayne Johnson ya se percibe como un actor inteligente a la hora de aceptar papeles. Remite a la mejor época de Arnold Schwarzenegger cuando su intuición le dictaba qué iba a funcionar y qué no lo cual derivó en personajes clásicos difíciles de volver a empatar o re-lanzar sin caer en comparaciones. Las caras y cuerpos de Terminator o Conan no pueden ser otras que las del austriaco. El ex campeón de lucha libre va por el mismo camino. “Hércules” resulta un producto entretenido y dinámico justamente al estar basada en el cómic de John Moore que desde sus viñetas ostentaba el mismo tipo de registro con el personaje. Brett Ratner ha mejorado como realizador desde aquella “Rush Tour” (2002) y su buen capítulo de “X-Men” en 2006. No hizo una obra maestra, simplemente una película que va a lo seguro y no defrauda.
La construcción de un mito Los 12 trabajos de Hércules no fueron realmente 12, y los monstruos a los que supuestamente venció, o eran gente disfrazada o animales particularmente grandes; en realidad el tipo era fuerte pero iba bien acompañado de un fiel equipo de guerreros que le ayudaba a "montar", mediante trucos, sus hazañas heroicas. Como buen mercenario que era, sí se metía en toda clase de trifulcas riesgosas, pero lo hacía a cambio de nutridos sacos de oro. Por sobre todo, Hércules tenía un primo que era muy bueno contando cuentos y aún mejor inventándolos, y su rol era hacerle de gerente de marketing, apuntalando el mito y convirtiéndolo así en un ídolo para las masas. Si bien algunos crédulos se tragaban estas hazañas fantásticas, otros simplemente las tomaban simplemente como lo que eran, buenas historias. Basada en el cómic de Steve Moore, esta película plantea esta interpretación de la leyenda, o una especulación de cómo podría haber sido, de existir realmente, el verdadero Hércules. Ese juego de construcción de mitos, esta batería de trucos e ilusionismo que los personajes despliegan para infundir temor en sus enemigos, es una de las partes más interesantes del planteo. Asimismo, el reclutamiento de Hércules y de los suyos por parte del rey de Tracia para aprovechar la fama del paladín y entrenar y darle ánimo a sus tropas supone un inteligente giro del libreto. Partiendo de esta versión, vuelve a construirse una anécdota de la que nos gusta, con héroes poderosos y hazañas espectaculares. Esta vez la humanización del semidiós y la explicación de sus "poderes" provee una base más terrenal y creíble, y desde allí se da rienda suelta a la imaginación forjando una ficción alternativa, en rigor muy poco creíble, pero libre de los elementos fantásticos que suelen poblar esta clase de películas. Uno de los puntos más altos está en las batallas, que retoman lo mejor de épicas como 300 y El señor de los anillos; cobra presencia ese perfil bestial y caótico de cuerpos embistiéndose y fuertes encontronazos, pero sin cámaras lentas grandilocuentes o detallismos inútiles, sin abusos de digitalización, sin monstruos, con regimientos filmados al aire libre y cámaras que se entremezclan en la dinámica de la contienda, con un montaje preciso que permite comprender quién pelea y contra qué, cómo vienen alineadas las tropas y a qué bando pertenecen. Las batallas son, en definitiva, un espectáculo especialmente claro, vívido y vibrante. El director Brett Rattner ya había demostrado sus virtudes narrativas con entretenimientos notables como El dragón rojo y Robo en las alturas, y contra todos los pronósticos logra un espectáculo refrescante, dotado de personajes atractivos, una historia llevada con interés y buen ritmo. No será una obra maestra ni mucho menos, pero sin dudas levanta con dignidad el promedio de los tanques mainstream que nos llegan semanalmente.
Hércules, es un filme pochoclero con características del cine B, que promete entretenimiento y acción, y cumple con creces en ambos frentes. Además puede ser sorprendente que el enfoque que tiene el filme, que es muchísimo más realista de lo que se espera. Una grata sorpresa. Dwayne Johnson está justo para el papel y es una actor de un gran carisma para este género. Con mucha y buena acción, toques de humor, y giros sorpresivos, es un filme ampliamente recomendado. Escuchá la crítica en el reproductor debajo de la foto.
Heracles el humano Llegó la esperada aventura del director Brett Ratner ("X-Men: Last Stand", "Rush Hour") y el actor Dwayne "The Rock" Johnson ("El Rey Escorpión", "Rápidos y Furiosos"), inspirada en el relato mitológico griego de Hércules. A priori, uno pensaría que puede llegar a ser un moco total, sobre todo por la elección del fortachón ex luchador profesional como protagonista absoluto de una de las historias más impresionantes y épicas de la historia, la cual le estaría quedado un poco grande al artista, pero el enfoque dado por el director y los guionistas le permiten salir airoso del desafío. Hay una vuelta de tuerca no revelada en los trailers promocionales y es que la historia toma tintes más humanos que los originales, más bajados a tierra por así decirlo. Lo bueno de esto es que rompe con la estructura que tienen los espectadores al ir a verla y les ofrece la misma acción que iban buscando, pero con algunos twists en la trama. Por ejemplo, en esta película no verán a un Hércules solitario como nos han mostrado la mayoría de las veces, sino que estará acompañado de un equipo de guerreros bastante particular que incluye nombres como Ian McShane ("Piratas del Caribe: Navegando aguas misteriosas") y Rufus Sewell ("Darkcity"). Por otra parte, la condición de semidiós de Hércules también es tratada de manera distinta, planteando a un héroe más bajado a tierra, que se puede identificar más fácil con el público. Se "explican" de cierta manera algunas de sus hazañas, lo cual resulta entretenido, aunque también le quita algo de magia al relato. En general es bastante divertida, con buenos momentos de acción, algunas escenas a puro CGI para los locos de los efectos visuales y buena química de los actores en pantalla. Lo más flojo viene de la mano de la vuelta de tuerca sobre el final... desde el momento que vemos aparecer al "villano" ya sabemos que pasó algo raro y luego de 5 segundos de reflexión descubrimos cómo se va a desarrollar lo que viene. Acá hubo un claro descuido para encubrir el nudo o directamente lo revelaron de manera un tanto bruta. No es algo tan relevante para este tipo de film, pero es válido resaltarlo, sobre todo para aquellos que se enganchen demasiado con la historia. Otra cuestión que me resultó negativamente familiar, fue la estética por momentos a lo "Rey Escorpión"... quizás adrede para darle un aura más aventurero al film o quizás sólo porque el fortachón tomó algunos elementos de ese rol que interpretó anteriormente. Fuera de estos elementos, la producción sorprende para bien y cumple con su objetivo. No fue concebida para quedar en la memoria de los espectadores y seguramente será de ese tipo de trabajos que cuando los enganchamos en la TV nos ponemos a verlo nuevamente, pero al día ya nos olvidamos que lo hicimos. Entretenimiento efímero pero efectivo.