Quedarás encantado con esta nueva entrega de Hitman, sumamente innecesaria, sólo si sos muy pequeño y esta es tu primer película de acción, o si tu único interés es ver una gran cantidad de escenas de acción sin importar la ilación. La historia es bastante bobita, carente de tensión y adrenalina. La pareja protagonista tiene...
La joven Katia vaga por el mundo intentando encontrar a su padre, hasta que un misterioso hombre que se hace llamar John Smith se une a ella para protegerla de un mítico sicario conocido solo como Agente 47. Ven conmigo si quieres morir Luego de crear a los Agentes (súper hombres expertos en asesinar objetivos), el doctor Litvenko decide desaparecer. Katia, su hija, seconvierte entonces en el principal objetivo de empresas que ansían hacerse con los secretos de su padre; esto le vale que diferentes asesinos la persigan, incluso el Agente conocido únicamente como 47. El mundo (y la paciencia) no basta Estamos ante otra mala adaptación de un videojuego, y van… Seguramente algunos de los lectores son gamers y conocen de sobra el juego Hitman, que ya lleva dos generaciones de consolas mostrando que la idea del asesino sigiloso implacable sigue enganchando a quienes los juegan. Y aparentemente los productores o guionistas de estas películas siguen sin haberlo jugado, porque otra vez estamos ante una de acción donde las explosiones y tiros abundan. Bueno, si. Un poco de conocimiento se nota de parte de los responsables de esto. Ahí veremos a la cuerda como arma sigilosa, o como 47 se cambia de ropa para confundir; incluso como usa el escenario a su favor para zafarse de una situación complicada. Pero todo esto queda en breves apariciones en una película donde su mayor (y única) virtud pasa por otro lado. Y es que en ningún momento Hitman: Agente 47 se toma en serio a sí misma. Por un lado incluso se da el lujo de plagiar descaradamente a la primera entrega de Terminator, con una persona normal protegiendo a una vulnerable chica de una máquina de matar. Pero esta descarada referencia dura apenas diez minutos. El resto del metraje veremos muchos momentos WTF que quiero creer que fueron pensados con ese objetivo, y que no están plasmados seriamente en pantalla. Se nota también bastante la falta de presupuesto, que queda en especial evidencia a la hora de implantar efectos especiales para reemplazar a los actores en escenas de riesgo, y poniendo en pantalla cinemáticas que parecen sacadas de la vieja y querida Playstation 2, y no de una película del 2015. Por esto digo que quizás hubiera sido mejor si el director Aleksander Bach y los guionistas Skip Woods y Michael Finch se decantaran por una película más clase b, buscando la comedia y guiños con el espectador, y no que este se termine riendo por las razones incorrectas. También este tono menos serio hubiera ayudado a los actores, que salvo Zachary Quinto y Ciarán Hinds, el resto del reparto da un poco de pena de los duros que son actuando, incluso Rupert Friend que debe interpretar al gélido 47 parece que le costara recitar el guión. Conclusión Hitman: Agente 47 es una mala película, sin dudas. Que de a ratos entretiene, en especial cuando pareciera que se la toman en broma y meten elementos sacados de los videojuegos. Pero el resto del tiempo es una más de acción genérica, de esas que llegan directo a la TV por cable y con justa razón.
¿Ready Player One? En las últimas dos décadas la industria de los video juegos ha sido una fuente de inspiración para el cine comercial, con resultados desparejos. ¿Se puede hacer una transposición exitosa del universo fichinero hacia los dominios del séptimo arte? ¿Cómo se respeta la esencia de una experiencia interactiva cuando se la muda a una más “contemplativa”, como lo son los films? Hitman: Agente 47 (2015) es una película que busca concentrar cosas interesantes de ambos mundos. La trama es simple: el Agente 47 es un sujeto alterado genéticamente para ser una máquina de matar inexpugnable. Su misión es detener al Syndicate, una organización malévola que quiere localizar a Litvenko, el hombre que desarrolló a estos súper agentes, para obligarlo a retomar su trabajo. Esta línea argumental se intersecta con la de Katia, la hija de Litvenko que fue separada de su padre cuando era pequeña, a quien busca desde entonces. Lo que Katia desconoce es que su padre también hizo de ella una súper agente. Los caminos del Agente 47 y Katia se cruzan ya que ambos buscan lo mismo: encontrar a Litvenko con vida antes que el Syndicate haga lo propio. La secuencia inicial es la que mejor representa el costado gamer de la película del debutante Aleksander Bach. Vemos al Agente 47 planificando y llevando a cabo una exitosa misión para “terminar” a uno de los hombres del Syndicate: colocando trampas y explosivos, haciendo uso de sus habilidades como sniper, mostrando cuán letal es en combate mano a mano y aprovechando las ventajas de la tecnología en clave Bond. Conforme se desarrolla el relato, si bien no cesan las secuencias de acción llenas de adrenalina, tiros, persecuciones y headshots del gusto más variado, la historia comienza a inclinarse en favor de Katia y su pasado borroso. Una movida que -sin ser un acto de genialidad- sirve para sacarle de encima el peso de la historia al Agente 47, algo inteligente teniendo en cuenta que no es el personaje más interesante, sino aquel cuya función exclusiva es regalarnos buenos momentos de acción, y ahí -como buen hitman- nunca falla. Zachary Quinto -el Spock de la más reciente Star Trek– hace las veces de agente mejorado genéticamente que juega para el equipo de los malos, y se encargará de aparecer cuando el guión así lo requiera para poner palos en el camino de los protagonistas… palos, golpes, disparos, etc. Es imposible no percibir ciertos puntos en común con la saga de Jason Bourne, ya que juega prácticamente con los mismos elementos. Tratándose de la adaptación de un video juego (el cual ya cuenta con una versión cinematográfica bastante fallida del año 2007), seguramente los fans tendrán cuestionamientos respecto del espíritu y el camino que elige tomar este film. Pero a pesar de todo no deja de ser un producto de acción que entretiene sin tener otro tipo de aspiraciones, y puede ser leído como una obra independiente con respecto a su fuente original.
Érase una vez, hace tiempo, mucho tiempo, un videojuego exitoso en el que el objetivo principal era escapar de un misterioso agente mejorado genéticamente, una fría y calculadora máquina de matar que lograba alcanzar su meta sin importar el sexo, la identidad, el estilo o el cuerpo de quien se ponía delante. Y si bien ese videojuego tuvo una fallida adaptación cinematográfica en 2007, Hollywood ha decidido darle una nueva oportunidad a la franquicia, sabiendo del fanatismo que sigue manteniendo entre sus seguidores y poniendo al día su historia. Así es como “HITMAN: Agente 47” (USA, 2015) de Aleksander Bach, con guión de Michael Finch, Kyle Ward y Skip Woods, redobla la propuestas del game para profundizar la trama de conspiración y traición que originó la creación de agentes genéticamente manipulados para cumplir con sus objetivos. En esta oportunidad veremos como el agente en cuestión, el 47 (Rupert Friend) intentará proteger a una joven inocente (o al menos en un primer momento eso parece) llamada Katia Van Dees (Hannah Ware), de los denodados esfuerzos por capturarla para encontrar al desarrollador de su fuerza sobrehumana. Y detrás del intento desesperado por capturarla, estará la verdadera intención de poner nuevamente en funcionamiento al siniestro plan que creó durante años agentes invencibles para poder así controlar todo el mercado de corrupción y negocios clandestinos. Detrás del plan estará John Smith (Zachary Quinto), una máquina de matar que a fuerza de engaños se acercará a la joven Katia para poder así cumplir con su cometido, pero rápidamente será descubierto por 47, exponiendo sus verdaderas intenciones y logrando desviar hacia él a la joven. La trama, simple, de “Hitman…” es también por la necesidad de no profundizar en cuestiones que se desprenden de ella, y si las ganas de prevalecer una puesta en escena que se termina acercando al espíritu lúdico del juego, el que, sin pretensiones, pudo posicionarse como una de las propuestas más interesantes. Así, la acción y el dinamismo se reforzarán con escenas vertiginosas en las que se prevalecerá la puesta más que el devenir del relato, que por momentos decae y pierde el verdadero objetivo con el que se inició el mismo. El exotismo con el que se muestran las ciudades en las que se enmarcará la acción y algunos “juegos” con la cámara y el punto de vista (impresionante la escena circular en la que el agente 47 rueda por el piso) hacen elevar el filme, que por momentos cae en lugares comunes y que podría hacerse llamar “La Fugitiva”, por la eterna disyuntiva en la que se encuentra la protagonista para huir de cada uno de los agentes que se acercarán para intentar controlarla y decidirse por uno u otro “Hitman: Agente 47” cumple con sus premisas, principalmente por el oficio de los protagonistas masculinos, Friend y Quinto, que se sacan chispas en cada una de las escenas coreografiadas en las que se debaten a duelo, otorgando dosis de adrenalina y persecución por igual sin siquiera detenerse en la verdadera intención de una historia pasatista que no se toma a sí misma en serio.
Ni diez años pasaron para que decidieran que hacía falta hacer una nueva versión del videojuego. Esta vez el protagonista es el británico Rupert Friend (actor británico que no tiene muchos roles memorables aún, pero inolvidable en Pride and Prejudice o The Young Victoria). Lamentablemente en esta película nunca podrá lucirse. Este agente 47 es un humano casi robot, ya que fue modificado genéticamente tanto que se eliminaron de él sensaciones como el miedo, el dolor y, claro, el amor, para poder ser un asesino profesional sin que nada se entrometa en su camino. Y la actuación de Rupert es justamente así, apática, el actor nunca expresa nada. El gran Zachary Quinto como villano podría haber sido una buena incorporación pero su personaje, también robotizado, está más cerca de una película clase b, de la cual a nivel técnico esta película parece querer alejarse. Pero las escenas de muerte (me gustaría que la trivia de imdb me diera la información del body count que da para tantas películas, porque debe ser un número interesante) son bastante ridículas. Déjenme ser honesta. Toda la película es bastante ridícula. Predecible y de diálogos tontos e interpretaciones acartonadas. Si tuviera que mencionar algo a favor de la película, sólo puedo mencionar un par de escenas musicalizadas con bastante onda. Si de eso se pudiera hacer una película... pero la acercan más a una publicidad de autos que a una película de acción. No, Hitman falla a la hora de presentar personajes y de crear conflicto. Todo suena demasiado ridículo y tonto. Tanto como la mayoría de las escenas de muerte mencionadas a las que hago alusión un poco antes. Me gustaría decir que al menos sirve para aquel fanático del cine de acción, porque hay buenas peleas y efectos especiales. Me gustaría pero no puedo, es aburrida y sin gracia, desganada. Nadie parece hacer esto con ganas. Un producto insulso e innecesario.
Ningún hit A menos de diez años de estrenada la primera adaptación cinematográfica del videojuego "Hitman", llega ahora esta nueva versión que sirve como relanzamiento de una franquicia que en aquel momento pudo ser y no fue. Si el filme anterior presentaba al menos cierto respeto por el guión y las formas, en este caso ese respeto desaparece por completo. Todo lo que se le explica al espectador en el inicio mismo de la película, luego será repetido hasta el hartazgo por varios personajes, como si el guionista no confiara en la capacidad de retención del público, que si bien es cierto no es lo que solía ser, tampoco hay que tratarlo como infradotado. Cuestión que el programa dedicado a crear "agentes" sin sentimientos y altamente preparados físicamente para ejecutar asesinatos podría ponerse nuevamente en marcha. Pero, obviamente, hay quienes pretenden impedirlo. Acción inverosímil por demás, situaciones que ni siquiera un guión tan fantasioso puede justificar y balas, explosiones y muertos por doquier, es lo que ofrece este filme innecesario que hace parecer que su predecesor sea una obra maestra (que no lo era).
Diseñado para matar Hitman Agente 47 está basada en una serie de videojuegos. Esta misma franquicia ya fue llevada a la pantalla hace ocho años, pero su fracaso llevó a que se volviera a empezar como si nada. Este reboot es tan falido que es probable que luego de este nuevo intento ya no se siga insistiendo sobre un personaje y una historia que no necesariamente está hecha para funcionar en cine. No faltarán, seguramente, para los fanáticos del juego algunas referencias inequívocas que para la mayoría de los espectadores solo pueden ser sospechas. Hay momentos tan forzados que solo podrían encontrar explicación en la lógica del juego. No todas las películas de acción funcionan y Hitman es un clarísimo ejemplo. Con muchos parecidos a otras series, con mucho deseo de transformar este film en el comienzo de una nueva franquicia, Hitman no tiene destino de clásico. Lo único que sorprende, aunque sea un poco, es su violencia. La industria ha decidido volver a las convenciones de antaño, donde la sangre casi nunca se veía. Y lo hace de forma justificada, debido a la enorme cantidad de escenas violentas que la historia tiene. Nada para impresionarse, pero sí para ver que no responde a todos los cánones estéticos actuales. Asesino y supuesta víctima (Hannah Ware) se enfrentan, mientras aparece un tercer personaje (Zachary Quinto) para rescatarla a ella. Las vueltas de la trama es mejor no adelantarlas, claro, pero sería ideal hacerlo para entender al 47 del título. El protagonista, Rupert Friend, es recordado por pequeños y no tan pequeños personajes en películas de época realizadas en la última década – como Orgullo y prejuicio o La joven victoria y por su participación en la serie Homeland. Debido a la forma en que está presentado en el guión, es muy complicado identificarse con él, pero eventualmente algo de conexión aparece. Igual su carisma para la pantalla grande en un papel como este está lejos de ser el de una estrella. Este asesino a sueldo modificado genéticamente es una verdadera máquina de matar. Pero no todo es tan sencillo como parece y las cosas se le complican, tanto a sus jefes como a él. Son pocas las escenas de acción que están bien y prácticamente ninguna quedará en la historia, o al menos eso parece.
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¿Desea guardar la partida? Desde el fiasco de Super Mario Bros. (1993) hay un concenso tácito de que no se puede hacer una buena película si se la basa en un videojuego. Casi siempre los guionistas terminan “alquilando” la iconografía del juego, creyendo que con eso basta, y plantándola en una historia tan indigna de la pantalla grande que nadie la vería si no fuera por el reconocimiento de marca. La marca en este caso es “Hitman”, una serie de juegos construidos entorno al sigilo y la estrategia que ponen al jugador en la piel de un asesino profesional y le desafían a que cumpla con su objetivo de la forma más prolija y discreta posible, orquestando “accidentes” irónicos (el humor negro siempre está presente) y minimizando el daño colateral. Al final de cada misión el juego califica al jugador en base a su desempeño, en un rango que va de “psicópata” a “profesional”. Hitman: Agente 47 (Hitman: Agent 47, 2015) se saca “psicópata”. Es una de las películas más descerebradas y violentas que jamás se inspiraron en un videojuego, a la altura de la progenie de Uwe Boll. Toma dos o tres elementos del juego que supuestamente la inspiró, hace un par de guiños malhumorados a los fans y el resto es básicamente una película de acción de serie B, con retoques digitales mediocres y un elenco de actores anodinos interpretando personajes anodinos. Qué frustrante que los guionistas tengan todos los elementos para hacer una película ingeniosa y absurda, a lo grindhouse, y saquen en limpio algo tan soso. El protagonista es Agente 47 (Rupert Friend), un asesino genéticamente alterado para tener la precisión y competencia marcial de cualquier otro héroe de acción, quien recibe la misión de dar caza a los científicos que lo crearon y a una mujer misteriosa, Katia (Hannah Ware). Resulta que Katia viene de la misma calaña clónica que 47 y también tiene superpoderes que rallan lo psíquico. Cuando unen fuerzas salta un tercer übermensch, Smith (Zachary Quinto), quien se convierte en el villano de la película. La película se convierte en una serie de peleas y persecuciones sin ton ni son entre tres personajes superpoderosos y en la práctica inmortales, apenas distinguidos por el hecho de que son interpretados por distintos actores.El guionista es Skip Woods, el mismo que escribió la primera Hitman (2007), la cual no impresionó a muchos cuando salió pero al lado de la nueva iteración de “Hitman” es una obra maestra. Al menos Timothy Olyphant daba la impresión de estar interpretando a un personaje con más de una dimensión, y sus interacciones con Olga Kurylenko eran divertidas. También había cierto ingenio en la construcción de la intriga política. Hitman: Agente 47 tiene como mucho, a su favor, un resabio “trash” que seguramente entusiasmará a los amantes de todo lo “tan bueno que es malo”. ¿Por qué no se puede hacer una película interesante basándola en un juego? Quizás haya algún tipo de cepo sobre la propiedad intelectual de las compañías de juegos que prohibe a los guionistas desarrollar a los personajes más allá de uno o dos atributos, no sea que arruinen su imagen pública. La unidimensionalidad es inhumana, y sin un personaje humano nunca van a poder producir un conflicto dramático interesante, guiado por carácter en vez de acción circunstancial.
Si algo dejan en claro los antecedentes de estas últimas décadas es que el cine y los videos juegos no van de la mano. El video juego logró nutrirse del cine para brindar experiencias interactivas más cinematográficas, pero en Hollywood hasta ahora no lograron hacerle justicia a este tipo de entretenimientos. Ya sea porque no le encuentran la vuelta o los productores no entienden estas propuestas, los filmes basados en juegos tienden a ser un desastre. Demasiadas producciones mediocres que quedaron en el olvido como Street Fighter, Double Dragon, Mortal Kombat, Alone in the Dark, Max Payne, Super Mario Bros y Wing Commander, por mencionar algunos casos. Silent Hill dentro de todo (la primera entrega) fue una película decente que se deja ver pero el resto fueron malísimas. El caso de Hitman es especial porque en lo personal creo que jamás debió ser adaptado en el cine. Como video juego puedo entender que mucha gente se enganche con esto pero en la pantalla grande no termina de funcionar por la naturaleza del personaje. La primera película fue horrenda y este nuevo relanzamiento si bien presenta algunos elementos técnicos un poco más destacables, en general es una producción mediocre del cine de acción hollywodense. Recomendar Hitman: Agente 47 significaría subestimar de manera estúpida el género. Mientras en Indonesia el director Gareth Evans con un millón de dólares hizo una obra maestra como The Raid, los estudios Fox invirtieron 35 millones de dólares para este estreno y brindaron en los cines una película pobre que nadie recordará a fin de año. El gran problema que tiene Hitman es el propio Hitman. El personaje es un bodrio absoluto y nuevamente quedó claro que no le da el cuero para llevar adelante una historia en la pantalla grande. Puede funcionar en una consola pero el cine es otra cosa. Si a este film no le incluían un personaje femenino más fuerte la trama era insostenible porque el Agente 47 te aniquila con el aburrimiento. Es un personaje insulso, sin ningún tipo de carisma al que le sale todo bien. Siempre acierta sus disparos y en los combates cuerpo a cuerpo vence a sus enemigos con facilidad. Muchos me dirán que James Bond es similar, pero al menos tiene carisma, cuando es interpretado por el actor correcto. Hace mucho que 007 no aparece en la pantalla grande, pero ese es otro tema. Como mencioné anteriormente, la nueva película de Hitman presenta algunas mejorías en comparación con la producción del 2007. La dirección en este caso corrió por cuenta de Aleksander Bach, un realizador de comerciales que debutó en el cine con este trabajo. El film está bastante cuidado en los aspectos visuales y Bach tuvo como colaborador en las secuencias de acción a Davd Leitch, uno de los directores de John Wick, quien se encargó de elaborar las escenas de tiroteos y peleas. Momentos que desde lo técnico están muy bien logrados pero que terminan desdibujados ante la falta de una historia atractiva y la inclusión de un antihéroe que te hace bostezar. En consecuencia, la película ofrece bastante acción pero no transmiten ningún tipo de emoción porque las escenas terminan siendo un frío collage de tiroteos y peleas. Tampoco ayudó el abuso de la animación computada en la secuencias más ambiciosas que hacen que ese tipo de momentos se vean sumamente artificiales. Rupert Friend (el nuevo Hitman) y Hannah Ware (Oldboy) remaron con mucho profesionalismo dos personaje predecibles e insulsos a lo que no es fácil darles vida. La verdad que como propuesta de acción esta película no vale la pena la entrada al cine. Quienes tengan curiosidad pueden esperarla tranquilos por la televisión que no se perderán nada importante. Los seguidores del género que busquen un entretenimiento de mayor calidad pueden conseguir Firestorm (2013), tremenda película china con Andy Lau (que es lo mejor que brindó ese país en el último tiempo) o ver la semana que viene en el Festival de Cine Coreano, La jugada maestra, del director Jo Bum-hu. Cine de acción en serio para quienes disfrutan este tipo de historias
Una máquina de matar filmada en cámara lenta Otro intento de Hollywood por trasladar a la pantalla grande el famoso videojuego después de la fallida versión de 2007. La nueva producción tiene vértigo, acción pero vueltas de tuerca que le juegan en contra. El director polaco Aleksander Bach es ahora el encargado de llevar a la pantalla el famoso videojuego con un reparto encabezado por Rupert Friend, Zachary Quinto, Hannah Ware y Ciarán Hinds. Este es el segundo intento de Hollywood por revivir a Hitman: Agente 47 luego de la fallida versión de 2007, que encabezara Timothy Olyphant. Un asesino de élite genéticamente diseñado -encarnado por Rupert Friend- se transforma en una máquina de matar capaz de no sentir dolor, disparar con precisión y ubicar a sus blancos con facilidad. Su inminente objetivo es una mega corporación que planea descubrir el secreto sobre el pasado del agente, pero las cosas cambian cuando en su camino se cruza una mujer que esconde información valiosa. El film, que ostenta una factura técnica que remite a las producciones del especialista del género Luc Besson, retoma el tema de la mujer frágil perseguida sin descanso por el despiadado asesino que tiene un código de barras en su cuello que lo identifica como la concreción de una larga serie de experimentos. Hasta la mitad de la película la acción es vertginosa, las persecuciones en auto y las peleas en el subte muestran un sólido manejo de los recursos técnicos, acompañadas por tiroteos y la marcha del protagonista que se filma siempre en "cámara lenta". Luego la acción, que se traslada a escenarios más exóticos como Singapur, deja al descubierto las verdaderas facetas de cada uno de los personajes y las vueltas de tuerca que tiene el relato, terminan jugándole en contra, al igual que el desconcertante desenlace. Las apariencias engañosas que ofrecen los personajes -Zachary Quinto, de la saga Strar Trek- recuerdan a los films de Terminator y la escena en la estación de policía es la que mejor funciona dentro de una película orquestada de manera estridente por el compositor Marco Beltrami. El film, una mezcla de acción y ciencia-ficción, promete al comienzo pero va perdiendo puntos a medida que su trama avanza y deja atrás la adrenalina.
Con un equipo de realización bastante nuevo en el mundo audiovisual, sale una nueva versión de la adaptación del videojuego “Hitman Agente 47”. Esta vez es protagonizada por Rupert Friend o más conocido por su papel de Peter Quinn en “Homeland”, acompañado por Hannah Ware (“Oldboy”, 2013). Rupert le da vida al protagonista de la historia, al dueño del cartel. Un hombre que formó parte de un proyecto que consistía en crear personas, modificadas genéticamente para que no sufrán miedo, sean más rápidos, más inteligentes y no tengan sentimientos. Esto los convertía en máquinas de matar y a eso se dedicaban. Por lo menos hasta que el gobierno decidió terminar con el proyecto y los agentes fueron perseguidos y asesinados. Algunos quedan. Rupert Friend se hace llamar 47 y tiene una misión. Por otro lado tenemos a Katia (Hannah Ware), una chica que busca a un hombre, que sabe muchos idiomas y que tiene la capacidad de adelantarse a lo que va a pasar, eso la ayuda a escapar siempre de sus problemas, sólo siente miedo. 47 la busca y ella escapa. En el medio hay otro grupo de personas que la está buscando porque creen que esa es la manera de encontrar a al hombre que ella busca. Sí, es un lío. En el debut detrás de una cámara de Aleksander Bach lo hace bastante bien, se nota que quería dirigir algo así porque mete una velocidad en el montaje que hace que desde el primer punto de giro la película no pare un segundo. El guión viene de la mano de Skip Woods y Michael Finch. Los dos ya trabajaron con FOX en su momento, Skip en “X-Men Orígenes: Wolverine” y la “Hitman Agente 47” del 2007, Michael en “Predator” del 2010 y ahora se juntan para crear esta historia. La película funciona, está llena de tiros, persecuciones y sangre, (la que sobró de la producción de “Deadpool) y tiene una historia bastante entretenida que no quiero spoilear, con buenas decisiones a la hora de ver cómo la van a contar y cuándo te van a contestar las preguntas. No había necesidad de hacer una nueva versión de la película, ya que la primera no era buena, pero se ve que esta oportunidad aprendieron de los errores y crearon algo que no aburre.
Casi, casi, pero no. La historia de Hitman es un tire y afloje tremendo que, me animo a decir, nunca podrá ser adaptado correctamente a la pantalla grande. El Agente 47 es simplemente un personaje demasiado oscuro, parco y carente de emoción como para resultar un héroe convincente, y eso que los esfuerzos de Hitman: Agent 47 por humanizarlo son varios, pero no hay caso. A estas alturas, es mejor pegarle un buen repaso a uno de los tantos videojuegos de la franquicia y el resultado será mucho más satisfactorio que sentarse a ver la reimaginada aventura del calvo asesino. Un progreso claro es que esta nueva versión es mucho más asequible que la terrible antecesora del 2008, un chiste por donde se la mire. Problemas de producción, re-filmaciones, un director despedido por el estudio y un protagonista que sólo accedió a hacer la película para costearse una nueva casa, quien pareciera reírse en todas las tomas porque sabe lo que está haciendo. Una locura, que dejaba el listón bastante bajo para ser superado. Agent 47 logra saltar el escollo pero tampoco toma un impulso tan alto. La dirección de Aleksander Bach tiene una vertiginosidad de videojuego y casi de encargo, pero funcional al producto entre manos. Después de todo, estamos frente a la adaptación de uno, así que la mayoría de los espectadores querrán ver acción a niveles imposibles y, en eso, la película cumple. Veo como un crimen que el mismo guionista de la anterior, Skip Woods, haya regresado a por más después del pobre trabajo que hizo anteriormente, pero la balanza se equilibra un poco porque comparte la tarea con Michael Finch y hay un intento de producir un film de acción más interesante. No muy profundo, pero con la suficiente historia para mantener al espectador atento durante hora y media. La previa del Agente 47, con todos los experimentos nazis y humanos mejorados de por medio, tiene más sentido, así como también el accionar del protagonista, un correcto Rupert Friend que se sale con la suya al interpretar a una fría máquina de matar que no se detiene ante nada. Lo acompaña la fémina de turno, una aguerrida Hannah Ware, que se suma al panteón de sobresalientes secundarias que no son damiselas en peligro, sino que se pueden defender muy bien por sí solas. No es un punto menor, y la química entre ambos -de compinches, mas no de intereses amorosos- resulta un motor fundamental para la película. A ellos se le suma un extraño Zachary Quinto, en un papel alejado de los que hace siempre, y el pobremente utilizado Ciarán Hinds en el secundario habitual: el doctor que sabe todo y está arrepentido de lo que hizo. Hitman: Agent 47 no es para volverse locos, tiene buenas escenas de acción, es entretenida, cortita y al pie, y deja una puerta abiertísima para una secuela que quizás no llegue nunca. Pero su protagonista es una hoja de papel tan en blanco que resulta transparente, una hoja cuyo prontuario no es lo suficientemente interesante como para llamar la atención por más de hora y media.
Abruma como una larga publicidad Igual que la anterior adaptación del videogame, esta nueva versión de "Hitman" parece una publicidad demasiado larga para vender autos, perfumes, trajes, armas de fuego, clases de artes marciales o lo que sea, sólo que luego de un buen rato, el sinsentido de todo el asunto es abrumador y a nadie le importará absolutamente nada de lo que está sucediendo en la pantalla. Al menos hay que reconocer que no es tan mala como la increíblemente estúpida película de 2007 protagonizada por Timothy Oliphant, que no fue precisamente un éxito con la capacidad de generar secuelas. Por eso, casi una década después aparece un nuevo "Hitman" más sobriamene interpretado por el actor de "Homeland", Rupert Friend, en el rol de un superasesino creado luego de experimentos genéticos destinados a convertirlo en la mejor máquina de matar. Aquí la trama se parece bastante a la de "Terminator 2", ya que el asesino protagónico quiere proteger a la hija del científico que creó el experimento para evitar que unos villanos lo usen para crear un ejército de clones de Hitman. Zachary Quinto es un villano con pocos matices, y Hanna Ware, que al final es toda una chica superpoderosa, es más humana y agradable de ver que casi todos los otros personajes. Las innumerables hasta lo insoportable escenas de superacción están bien filmadas, pero en vez de crear algo propio, siempre parecen una copia del climax de algún otro film, lo que justamente provoca que tanto tiroteo y explosiones resulte monótono ya antes de llegar a la mitad del metraje. Lo más pasable son los efectos de sonido y la música de un Marco Beltrami no especialmente inspirado.
Hitman: Agente 47 es la adaptación de un sangriento videojuego que nos presenta a Rupert Friend, en la piel del Agente 47 en cuestión, una maquina de matar, un hombre diseñado mediante la clonación, que se lanza a al caza de una joven y un científico también buscados por una malvada organización criminal. Si bien el argumento es elemental, la estética estilizada, el montaje vertiginoso y el excelente diseño de sonido, le dan un estilo único, a medio camino entre el video clip y las películas producidas por Luc Besson. Hay mucha acción, persecuciones de todo tipo, explosiones, tiroteos y una puesta de cámara que intenta emular la experiencia del video juego. Sin ser una maravilla, se deja ver, y resulta ser un pasatiempo ideal para los espectadores en busca de pochoclo fácil.
Involución artística En 2007, el francés Xavier Gens estrenó Hitman: Agente 47, película basada en los populares videojuegos sobre un implacable asesino a sueldo devenido superhombre gracias a unas mejoras genéticas. Pese a que aquella apuesta no tuvo demasiado éxito de crítica y público, los productores insistieron con un nuevo film que -en un extraño caso de involución artística- es aún peor que la entrega original. Gens es reemplazado por otro director europeo, el debutante Aleksander Bach, nacido en Polonia, pero formado en Alemania, y el inglés Rupert Friend suplanta al estadounidense Timothy Olyphant como el inexpresivo aunque eficaz Agente 47. El guionista es el mismo, Skip Woods, ahora acompañado por Michael Finch. Tanto ese guión como la puesta en escena estilizada y (supuestamente) moderna de Bach no se apartan un milímetro de la fórmula de asesinos a sueldo con -claro- el aporte de un personaje femenino seductor (Hannah Ware), un veterano científico -creador de esas máquinas de matar que son los agentes- en peligro (Ciarán Hinds) y un villano (Zachary Quinto) que pretende estar a la altura del protagonista, al menos en su destreza física. Bach filma en Alemania y Singapur, entrega el arsenal de recursos del manual del género (muchos efectos visuales, cámara lenta, violencia seca, música electrónica) que ha patentado Luc Besson para una película con ecos lejanos de las sagas de Matrix, Terminator y Misión: Imposible. El resultado de la aplicación cansina de tantos lugares comunes no sólo es previsible, sino también anodino y por momentos hasta agotador.
Una película letal Cuando a una persona le prestan un coche de alta gama para sentarse detrás del volante y probarlo, lo más probable es que tenga mucha cautela al conducirlo. Seguramente no lo exigirá a fondo aunque el automóvil siempre seguirá teniendo las características que lo hacen destacarse entre todos los demás. Es por eso que no se entiende cuando algunos realizadores destruyen obras que en sus propios ámbitos (cómics, videojuegos, libros, televisión) demuestran, o demostraron, ser un éxito. La empresa danesa IO Interactive desarrolló y lanzó en el año 2000 un videojuego llamado Hitman: Codename 47. El personaje principal era el Agente 47, un sicario que trabajaba para la ICA (International Contract Agency-Agencia Internacional de Contratos). El jugador podía elegir en cada nivel algunas de las armas y el equipo que iba a llevar en cada misión y, básicamente, el objetivo era asesinar gente. Por supuesto que se convirtió en un éxito y dio lugar a cuatro versiones más, la última de 2012. Tanta fama y furor causó que en el 2007 se lo adaptó a la pantalla grande con la película "Hitman", con Timothy Olyphant en el papel del asesino pelado. Sin ser una obra maestra, el filme dirigido por el francés Xavier Gens era bastante entretenido y cumplía con su objetivo de presentar al mundo a este ser proveniente de los videojuegos. Ocho años más tarde alguien decidió que había que contar la historia nuevamente y es por eso que estamos ante "Hitman - Agente 47". Si sienten olor a quemado, es el coche de alta gama incendiándose tras chocarlo. El filme gira en torno a un asesino de elite genéticamente alterado al que se conoce sólo por los dos últimos dígitos de un código de barras que se encuentra tatuado en la parte trasera de su cuello. 47 (Rupert Friend) es parte de un experimento de décadas de investigación que lo dotaron con fuerza, velocidad, energía e inteligencia sobrehumanas. Pero ese programa acabó cuando su creador, un científico llamado Litvenko (Ciarán Hinds), desapareció de la faz de la Tierra para evitar que sigan adelante. Ahora el dueño de una poderosa corporación (Thomas Kretschmann) quiere encontrarlo para crear su propio ejército de asesinos, sólo que mucho más poderosos. El Agente 47 hará lo imposible para detenerlo. Cuando se piensa una película sólo por sus escenas de acción y nada más, el resultado siempre va a ser caótico. Y es lo que pasa con este filme dirigido por el debutante Aleksander Bach, que se nota que habrá pensado mucho en esas secuencias, en algunos casos tan inverosímiles que rayan lo ridículo. Pasa lo mismo con la progresión de los personajes. Katia (Hannah Ware) es una mujer que no recuerda mucho de su pasado y está buscando a Litvenko, que todos se dan cuenta de que es su padre menos ella. Pasa de ser una mujer con miedo a convertirse rápidamente en otro ser letal. Rupert Friend –que es igualito a Orlando Bloom pero calvo– aporta su mirada y porte fríos pero poco convence en el papel que tan bien hizo Olyphant. Zachary Quinto, que personifica al malo del filme, es el único que aporta talento a las actuaciones, pero si necesitaba plata le hubiese pedido un préstamo al banco. Y no hay mucho más para decir de este esperpento que se adjudicó el título de ser uno de los peores largometrajes del año. No caben dudas de que estamos ante un asesino profesional letal y que no falla nunca. Es una lástima que sus víctimas sean los pobres espectadores y que los mate con el aburrimiento.
Una de acción muy clase B Nuevamente el despropósito de trasladar un video juego al cine bajo el pretexto de contar una historia en pantalla grande y plagada de efectos digitales. Hitman, ese asesino implacable que sigue cosechando fervientes jugadores en el ámbito gamer, ya había tenido su película en el año 2007, interpretada por Timothy Olyphant y Olga Kurylenko. Si bien tenía su encanto y ciertos guiños para aquellos habitué del juego, no se destacaba precisamente por su narrativa y mucho menos por la acción. Este reboot que cuenta con el mismo guionista Skip Woods –junto a Michael Finch- apunta a un recambio de la franquicia, que le juega en contra básicamente por contar con un reparto poco atractivo para los roles en suerte. Debe separarse a Zachary Quinto, quien una vez superada la ambigüedad del relato, asume el papel de antagonista y le pone al menos algo de pimienta a un personaje unidimensional, con alguna que otra característica aportada por el actor. Esa unidimensionalidad, esa chatura a la hora de construir a Hitman: Agente 47 se percibe durante todo el metraje. El protagonismo de Rupert Friend desentona con el personaje y la propuesta carente incluso del tono jocoso que amerita un disparate como este, así como el pobre desenvolvimiento de Hannah Ware, hija de un científico arrepentido Ciarán Hinds, presa codiciada para todos los asesinos, quienes irán en su cacería, mientras el letal clon sin sentimientos la protege. Muchos tiros, exhibicionismo de armas -largas y cortas- y un perceptible desgano en la dirección por parte de Aleksander Bach confirman el axioma: videojuegos y cine no van, salvo que exista por parte de la platea ese fanatismo ciego para consumir cualquier producto mediocre, bajo el pretexto de seguir sumando a la franquicia miles y miles de billetes.
Agentes eran los de antes ¿Qué distingue a un aficionado por los videojuegos de un gamer? Dicen que los últimos son fundamentalistas, los que saben todo: por qué ese cuadro en esa habitación, el motivo de la indumentaria, la paleta de colores, dónde están los pasadizos y cómo hacer justicia sin gastar muchas balas, perder en salud o siquiera agotarse físicamente. Después están los que juegan por la sola satisfacción de hacerlo, los que cuando explican de qué van las cosas presionan “skip” y lo saltean. Los responsables de Hitman tenían cuentas pendientes con sus gamers o una ambición desmedida que los hizo llegar a la pantalla grande en 2007. En ese caso el agente sufría una traición y debía matar a cambio de dinero. Un sicario cool, de buen porte y con un código de barras tatuado en la nuca, para que la cruzada sea más épica. Las críticas no fueron las mejores, la historia original y del largometraje coincidieron en su falta de profundidad. Este Agente 47 (Rupert Friend), Hitman versión 2015, se encuentra con una mujer que huye (Hannah Ware) pero no conoce los motivos y menos aún a sus aliados. El camino hasta encontrar al padre de Katia van Dees, quien en el transcurso del film se descubre como otro agente modificado genéticamente, encontrará resistencia en El Sindicato, cuyo villano principal será John Smith (Zachary Quinto), un duro de matar pero de elegante sport. La morbosidad a veces crece exponencialmente con el número de espectadores, por lo que aclaramos en este sentido que el protagónico principal estaba pautado para Paul Walker aunque por motivos de público conocimiento debieron encontrar un reemplazo. Ya circulan algunos GIF o montajes que abarcan desde el humor hasta el drama. Guíense por prensa más o menos amarillista, la película es mala. Muy mala. El que diga lo contrario es un impostor, nos encontramos ante uno de los peores estrenos de este año. Están los tiros, las explosiones y las acrobacias pero dentro de lo que en el videojuego podríamos sectorizar como “niveles” pasado al lenguaje cinematográfico queda desfasado o acusa dificultades en el montaje. No era sencilla la tarea del director Aleksander Bach pero los resultados hablan por sí solos. Lo que no quita que el público que consume Hitman pueda quedar conforme: al menos en la Comic-Con de 2014 las primeras imágenes fueron celebradas por jóvenes y adultos disfrazados, quienes las asimilaron a la cultura popular. Si vemos el trasfondo comercial, el film quizás sea meramente un condimento entre los lanzamientos de un juego que ya supera las quince ediciones. La fotografía es lo más aceptable, resaltando los escenarios imponentes de Singapur donde se desarrolla esta ¿película? Las actuaciones están a punto de convencer pero la historia atenta contra ellas y se terminan desplomando. La brutalidad parecía ser la condición necesaria para buenas secuencias de acción -así lo anticipó el tráiler-, pero tampoco alcanzó para lograr la verosimilitud como valor agregad. Para colmo, el Agente 47 muchas veces queda relegado al papel de un actor secundario dentro de la trama, sin explotar su potencial atractivo. Lamentablemente queda abierta la puerta para una continuación, con lo que cruzamos los dedos para que eso no suceda, o para que al menos convoquen a un pelado más creíble, como puede llegar a ser Jason Statham. En Argentina, al menos, los que se tatúan códigos de barras siguen siendo los fanáticos del grupo Cielo Razzo.
El perfecto asesino Hitman: Agente 47 cumple con las mínimas expectativas del espectador adiestrado en películas de acción estilizadas. La historia del hombre se define por la guerra. Y la guerra por los hombres que la libran. Ahora bien, ¿qué pasaría si se creara un hombre superior? Un científico llamado Peter Litvenko (Ciarán Hinds) inició el Programa Agente en agosto de 1967 con el objetivo de crear la máquina asesina perfecta, seres humanos sin sentimientos llamados Agentes. Pero crear estos hombres sin humanidad pesó demasiado en la conciencia de Litvenko y decidió fugarse. El gobierno eliminó el Programa temiendo que saliera a la luz y los Agentes que sobrevivieron se refugiaron en las sombras. Hitman: Agente 47, basada en el videojuego del mismo nombre y dirigida por Aleksander Bach, se centra en uno de estos hombres diseñados exclusivamente para asesinar con la frialdad de un cirujano, y en la joven Katia van Dees (Hannah Ware), hija de Litvenko. Agente 47 (Rupert Friend), un elegante asesino de traje negro y corbata roja que lleva tatuado un código de barras en la nuca y duerme sentado, tendrá que proteger a Katia de una organización llamada Sindicato (sí, como en la reciente Misión Imposible 5), que quiere retomar el programa para crear más Agentes. Katia es la única que puede encontrar a Litvenko, quien a su vez es el único que puede reiniciar el programa. 47 es un especialista en disparos secos en la cabeza, a lo John Wick (es destacable el arranque de la película). Katia es, también, un experimento de su padre, ya que fue alterada genéticamente y tiene agudizado su instinto de supervivencia (posee la capacidad de anticiparse al peligro). Lo que sigue es esa búsqueda frenética de 47 (quien debe encontrar a Katie para luego buscar al padre), con persecuciones espectaculares y voladuras de sesos por doquier. El filme cuenta con al menos tres secuencias de una acción contundente (la de las vías del tren, la de la persecución en auto, la de la terraza del edificio) y el uso de la cámara lenta roza, en varias ocasiones, lo prodigioso. Lo negativo es que también cuenta con un error lógico (ver el momento de la habitación del hotel, cuando Katie no predice la llegada del peligro) y varios desaciertos, como el uso del flashback para explicar cómo se conocieron en la infancia, recurso que siempre delata pereza más que necesidad. Como si a los blockbuster del presente no les quedara otra que sumirse en un mar de referencias inmediatas, Hitman: Agente 47 es otra procesadora más que licúa muchos títulos reconocibles. Sin embargo, lo que podría haber sido un desastre es, sorpresivamente, un producto que cumple con las mínimas expectativas del espectador adiestrado en películas de acción estilizadas.
El videojuego Hitman ya había sido llevado a la gran pantalla en 2007 con la película del mismo título. Llegó a recaudar 100 millones de dólares en todo el mundo pese a tener buenas criticas. . Esta nueva versión de “Hitman: Agente 47” sigue a un asesino de élite que fue manipulado genéticamente por el Dr. Litvenko, desde su nacimiento hasta llegar a ser una perfecta máquina de matar. Sólo es conocido por los dos últimos dígitos del código de barras que lleva tatuado en la parte posterior de su cuello, y es la culminación de décadas de investigación. Paralelamente nos encontramos con Katia, quien está buscando a alguien que no sabe quién es ni porque lo busca, mientras que a ella la persigue gente de una corporación y el mismísimo Agente 47. Todos saben quién es ella y porque busca a quien busca, ella no. El filme es un mamarracho de revuelto gramajo, podemos descubrir entre sus “homenajes” la relación que se establece entre Katia y uno de los asesinos “Ven conmigo si quieres vivir”, en otro momento a uno de los superagente le pegan cuatro tiros, mire que faltaba que diga “volveré”. Vueltas de tuerca, que nada es lo que parece, que esa maquina de matar no es tan maquina, que ningún actor es convincente en su personaje. La dama en apuros, con la necesidad de ser auxiliada a cada instante, pero que en realidad es, sin saberlo pero si actuándolo, una amazona de la vida moderna recorriendo el mundo cosmopolita. No hay ningún tipo de sutilezas, sólo una película de acción como muchas otras estrenadas en la Argentina, con el agravante que por ser tan obvia aburre. La película está dirigida por Aleksander Bach, con guión de Skip Woods y Michael, protagonizada por Rupert Friend Zachary Quinto, Hannah Ware, Emilio Rivera y Ciaran Hinds.
Crítica emitida por radio.
El Agente 47 está de regreso y esta vez, al menos, parece que es para quedarse. Este personaje salido directamente de la serie de videojuegos creados por IO Interactive, y que fuera interpretado por Timothy Olyphant (“Justified”) allá por 2007, tiene una nueva versión cinematográfica mucho mejor y más cercana al juego que su predecesora. En la ópera prima del director Aleksander Bach, Rupert Friend (conocido por su papel de Peter Quinn en “Homeland”) se pone en la piel de 47, un asesino de elite diseñado genéticamente y criado desde edad temprana para convertirse en una perfecta máquina de matar. Traje negro, camisa blanca, corbata rojo carmesí, pelado, sin sentimientos y con un código de barras en la nuca como marcas distintivas, “Hitman” se une -en esta oportunidad- a Katia (Hannah Ware) una mujer obsesiva y paranoica, pero dotada de inusuales habilidades de supervivencia, que busca a un misterioso hombre (Ciarán Hinds) que quizás le de respuestas sobre su vida y sus orígenes. Lo que ella no sabe es que no es la única que trata de encontrar a esta persona. Le Clerq (Thomas Kretschmann), el líder de una mega-corporación, también lo busca desesperadamente, pero más que nada lo necesita, para poder replicar los exitosos experimentos genéticos que crearon a 47 y a los clones anteriores y posteriores a éste con el objetivo de crear un ejército que se pueda vender al mejor postor. A los fanáticos de los videojuegos seguramente les va a gustar. A los que no juegan, pero que son fanáticos de las películas de acción, también, puesto que la trama desarrollada por Skip Woods y con un guión co-escrito por el mismo Woods y Michael Finch, dejan en claro lo que es necesario saber de la historia para poder disfrutarla sin haber jugado al videojuego o haber visto la entrega anteriormente mencionada, lo cual es un gran punto a favor. El reparto se completa con Zachary Quinto (“Star Trek”/”Heroes”) como el agente John Smith, la modelo Angelababy como Diana, la responsable de 47, quien le proporciona clientes, objetivos e información, y Jürgen Prochnow (“Dune”/”24”) como Tobias, el falsificador de documentos.
Si cree que ya la vio, le aclaramos que volvieron a hacer una película con este videojuego, que hay otra de 2007. Otra vez hay un super asesino genéticamente preparado que combate una tremenda corporación, otra vez hay durísimas revelaciones sobre el pasado del protagonista, otra vez hay tiros y explosiones, y otra vez aparece la pregunta que nos rodeaba la primera versión: ¿Qué nos importa todo esto?
Ideal para espectadores amantes de este videojuego. Todo gira en torno al Hitman el agente 47 (actor inglés Rupert Friend, “Orgullo y prejuicio”), tiene su cabeza rapada, un número en su nuca, este es un asesino genéticamente creado por el Doctor Ort-Meyer mediante clonación, desde su juventud, ha sido entrenado para ser letal: un asesino frío y calculador con unos niveles de resistencia, velocidad e inteligencia inimaginables. Un cambio de régimen político pasa de ser el cazador, a ser el cazado. El asesino es perseguido por el ejército ruso y la Interpol por toda Europa del Este tratará de huir mientras investiga quién está al mando de esta encrucijada y para qué. Por otra parte se encuentra Katia (Hannah Ware, “Shame”), quien tiene algunos secretos y además necesita encontrar a su padre desaparecido el Dr. Litvenko (Ciaran Hinds, “Munich”). Tenemos algunos misterios y secretos. Por otro lado nos encontramos con el agente de la CIA, el villano John Smith (Zachary Quinto, "Star Trek”) que va tras la pista del Agente 47 y cada uno de los personajes intentará lograr su objetivo y misión. Posee estupendas escenas de tiros, luchas, momentos en que se utiliza la cámara lenta, explosiones, llena de efectos especiales y todos los elementos para la acción. Sin emoción, una de las fallas se encuentra en el guión escrito por Michael Finch y Skip Woods que no resulta atractivo. La pareja protagonista tiene poca química. Resulta un buen pasatiempo, bien pochoclera y para fanáticos de este videojuego. Dentro de los créditos finales existen escenas extras. Esta historia continua.
Otro asesino implacable “La historia del hombre se define por la guerra”. Así arranca el breve y simplista prólogo, acorde al origen de videojuego, de “Hitman: Agente 47”. Y hay que admitir que la frase es consecuente con lo que vendrá: a los pocos minutos de metraje los disparos, las peleas cuerpo a cuerpo, las muertes violentas, las explosiones (los ingredientes esperables en un film de acción) se contabilizan ya por decenas. Antes, incluso, de que el espectador haya logrado digerir del todo lo que le acaban de exponer. Básicamente, aquello sobre lo que versará la historia, al menos en sus trazos más gruesos. Aunque esto no es necesariamente un defecto, los lugares comunes se amontonan en la trama. Cabe el breve repaso: un programa secreto que ha desarrollado “agentes”, o sea hombres mejorados a través de alteraciones genéticas para convertirse en máquinas de matar superentrenadas. Un científico al que le pesa en la conciencia la utilización del proyecto al servicio de intereses espurios y que desaparece sin dejar rastros (o sí, pero un poco crípticos), para dedicarse al cultivo de orquídeas. Un perverso empresario que lo busca sin medir gastos para valerse de sus conocimientos. Una joven que, sin saberlo, posee la clave para encontrar al sabio. Y un “agente” que tiene como misión acabar con la corporación y proteger a la muchacha, aunque no quede muy claro a quién o a quiénes responde. Así dadas las cosas, la mejor recomendación posible es acomodarse en la butaca y disfrutar sin prejuicios ni exigencias, sobre todo el seguidor de las películas del género, poco dadas a la reflexión o a profundizar en la psicología de los personajes. “Hitman: Agente 47” no es más que lo que propone de entrada y en este sentido es franca: acción a raudales, una diluida intriga y un montaje ágil, frecuente en la traslación de videojuegos a la pantalla grande. A esto se suman las localizaciones elegidas para el rodaje, que incluyen Alemania y Singapur y la banda sonora de Marco Beltrami (habitual colaborador del recientemente fallecido maestro del terror en el cine Wes Craven) que aportan lo suyo para acentuar el espectáculo. Entretiene y nada más Antes de su trágica muerte a fines de 2013, Paul Walker (muy popular por su protagonismo en la serie “Rápido y furioso”) fue considerado para interpretar al gélido “agente 47”. El papel recayó al final en el menos conocido Rupert Friend, quien con el pelo cortado al ras al estilo militar para que se pueda ver en todo momento el código que lleva impreso en la nuca, extrema seriedad y gran despliegue físico le otorga al personaje el tono justo, despojado de todo sentimiento, más cercano a los robots de “Terminator” que a los replicantes de “Blade Runner”. Hannah Ware, quien intervino en la notable “Shame” (2011) de Steve McQueen y en series televisivas como “Boss” y Zachary Quinto, el Doctor Spock en las recientes entregas de “Star Trek”, en 2009 y 2013, resuelven con eficacia sus respectivos roles. Es probable que el producto se hubiese enriquecido con la presencia de un villano mejor definido y con mayor gravitación que el que despliega Thomas Kretschmann, un buen actor alemán desaprovechado esta vez. Hace ocho años, Xavier Gens rodó una película homónima, inspirada en el mismo videojuego. Igual que ocurría allí, lo primordial en esta nueva versión es asegurar que el pasatiempo se sostenga durante una hora y media. No mucho más. Tal vez falte algún toque de humor que contribuya a otorgar más frescura a los personajes (ninguno abandona por un segundo la expresión adusta) y el final sea algo precipitado. Pero si la premisa va orientado hacia el entrenimiento puro y duro, la misión está cumplida.
En pleno 2015 no se porque todavía me sorprendo en ver como Hollywood no aprende de sus errores, viendo este nuevo Hitman me pongo a pensar como alguien debe haber presentado este proyecto al estudio, “esta será una película de acción sin precedentes, pero no se preocupen porque nadie va notar nada porque será todo muy rápido, los efectos no serán caros porque total lo que importa es una buena explosión al estilo Michael Bay y con mucho slow motion, y el guion olvídate metemos 300 cosas sin ningún nexo que nadie va entender total lo que importa es el espectáculo.” Bueno mirando la última de Hitman creo que la idea fue maso o menos esa. Lo que más molesta es que el personaje del título que esta basado en un game que es probablemente uno de los más fáciles de ser llevado al cine , el Agente 47 en si es un Jason Bourne turbinado con un poco más de espectacularidad, mismo así después de la primera película en 2007 con Timothy Oliphant y ahora con Rupert Friend encarnando el agente, terminan cometiendo siempre los mismos errores. Además infelizmente el director debutante Aleksander Bach no ayuda mucho, su dirección usa todo los clichés de la última década en cuestión de escenas de acción con el diferencial de todavía ser muy mal aplicadas. Bueno sobre el guion creo que mi introducción deja bastante claro el nivel. Lastima porque tiene muy buen elenco, además de Rupert estan Zachary Quinto, Ciarán Hinds , Thomas Kretschmann, que me hace pensar también si leen los guiones antes de entrar en estas películas.
Acción por encargo Una nueva versión fílmica del clásico videogame trae otra vez a la pantalla al asesino del código de barras en la nuca, más frío que nunca a la hora de ir al trabajo. Es cada vez más frecuente en Hollywood el caso de las las llamadas "remakes" o "reboteos" (reinicios) de franquicias fílmicas que, por alguna razón específica, no funcionaron o se interrumpieron en el pasado. Películas como Hulk, El Hombre Increíble (2008), El Sorprendente Hombre Araña (2012) y El Hombre de Acero (2013) son algunos ejemplos de que para Hollywood, cinco o siete años bastan para dejar atrás malas experiencias e intentar de nuevo. Claro, hay muchos millones de dólares en juego, muchos de ellos utilizados para adquirir licencias de novelas, comics, series de TV o, como ocurre con Hitman Agente 47, en un videojuego. Este personaje, basado en una serie de cinco videojuegos creados por Eidos Interactive, ya tuvo una versión fílmica protagonizada por el actor Timothy Olyphant y dirigida por Xavier Gens que se estrenó en 2007 y pasó sin pena ni gloria por los cines del mundo. De todas maneras, no es extraño que el filme haya sufrido ese destino ya que la mayoría de las películas basadas en "fichines" –salvo honrosas excepciones como Mortal Kombat y Tomb Raider- han tenido destinos poco menos que funestos en las salas. Pero el empeño y el ansia de dólares de los productores siempre prevalece... Hete aquí entonces que todo lo visto sobre el personaje en el primer filme vuelve a foja cero y de esta manera el asesino del código de barras en la nuca regresa a las andadas sin respetar las leyes de la sociedad ni las de la física. En esta ocasión, el británico Rupert Friend es el encargado de insuflarle vida (se podría decir que más bien movilidad) al Hitman del título que en esta ocasión es presentado como el Terminator de la película original, que busca a la coprotagonista durante medio film para eliminarla. El objetivo del Agente 47 es encontrar al Doctor Litvenko, el científico que creó el programa del asesino perfecto al que él pertenece y es Katia (Hannah Ware) la única que puede llevarlo a él; pero ella está bien protegida por John, un agente enviado por una agencia desconocida. El filme rebosa de acción por los cuatro costados de la pantalla y no suelen pasar más de 4 o 5 minutos de diálogos entre cada escena de persecución, tiroteo o peleas. Estas escenas a veces son tan trepidantes que el espectador no llega a preguntarse la causa por la cual todos los involucrados en un mano a mano convergen en un taller donde se está construyendo una turbina de avión o porqué las decenas de autos inmóviles que ocupan la calle donde se desarrolla un tiroteo son del mismo modelo y están todos pintados con los colores primarios solamente. No está claro si este tipo de elementos fueron incluidos por el director debutante Alexander Bach como una referencia directa a los videojuegos, donde estos elementos y situaciones predominan, o si es un pifie. En definitiva, Hitman no es una película que vaya a trascender en el ámbito de la cinematografía mundial ni mucho menor sino una de esas que mantienen caliente el motor de la maquinaria de Hollywood y que no es otra cosa que una colección de escenas de acción bien coreografiadas, hilvanadas entre sí por un relato mínimamente coherente (dentro de lo que la fantasía de la historia propone, por supuesto), una damisela en desgracia (siempre bella ella) y un calvo protagonista, algo que parece haberse convertido en un cánon dentro del género tras el paso de astros como Bruce Willis y Jason Statham, entre otros. En resumen, Hitman puede funcionar como un excelente divertimento si no tiene idea idea de qué va a ir a ver al cine o tiene una hora y media libre hasta que deba ir a buscar a su hijo al colegio.