Lo macabro te lo debo Hollywood sigue obsesionado con refritar obras otrora revulsivas con vistas a destilarlas de cualquier trasfondo agitado/ polémico/ interesante y en esencia convertirlas en otro de esos productos inofensivos e hiper conservadores/ progres/ castrados destinados a las huestes que el mainstream adoctrina bajo la mediocridad del paraguas conceptual del “público fiel y segmentado”. Así las cosas, Los Locos Addams (The Addams Family), la célebre creación de 1938 del caricaturista Charles Addams, es la última víctima del raid en cuestión y -como era de esperar- resulta una pálida adaptación si la comparamos con las dos traslaciones más famosas, la exquisita serie televisiva de la década del 60 y aquellas dos películas de fines del siglo pasado, Los Locos Addams (The Addams Family, 1991) y Los Locos Addams II (Addams Family Values, 1993), exponentes más que dignos que fueron dirigidos por Barry Sonnenfeld y a su vez protagonizados por Raúl Julia, Anjelica Huston y Christopher Lloyd. El producto que nos ocupa, primer film animado de aspiraciones masivas sustentado en los queridos freaks, no sólo pretende ser un reboot de la franquicia sino también una suerte de “vuelta a las bases” en materia del diseño de los personajes, ahora con los dos asalariados de Hollywood de turno, los directores Greg Tiernan y Conrad Vernon, retomando en parte los trazos originales del amigo Charles: en este sentido, se podría afirmar que Los Locos Addams (The Addams Family, 2019) no logra compensar con la nostalgia y la ortodoxia visual retromaníaca el sustrato baladí que enmarca a la historia y a esta versión concreta de los protagonistas, una familia que hizo de lo tétrico un estilo de vida. Dicho de otro modo, todo aquel humor negro y aquella sátira social vía la construcción de una parentela que se pasaba por el traste la perfección anglosajona del mentiroso sueño americano aquí quedan reducidos a una fábula simplona, trasnochada y muy previsible de “aceptemos al diferente”. Hoy el relato pasa por la triste cruzada de una conductora de TV, Margaux Needler (Allison Janney), quien encabeza un reality y una comunidad uniformizadora llamada Asimilación, en pos de destruir -o algo así- a los Addams porque se rehúsan a abandonar su gustito por la locura, la muerte y una oscuridad de cadencia contracultural y un tanto absurda e ingenua. Mientras la villana espía a sus “vecinos de probeta” de Asimilación mediante cámaras ocultas y desparrama rumores en las redes sociales sobre el clan encabezado por Homero/ Gómez (Oscar Isaac) y Morticia (Charlize Theron), Pericles/ Pugsley (Finn Wolfhard) debe prepararse para su Mazurka, un ritual que determina su consolidación como miembro de la familia, y Merlina/ Wednesday (Chloë Grace Moretz) se hace amiga de la hija de Needler, Parker (Elsie Fisher), con quien intercambia vestimenta y así la niña asusta a Morticia con un look colorido y Parker hace lo propio con su progenitora vía un outfit bien gótico/ dark. El mayor problema del film no sólo pasa por el tono pueril y capado, ya sin nada de aquella hermosa comedia anárquica de antaño ni de la crítica a los valores biempensantes yanquis y su patética ilusión de normalidad plutocrática y hueca de cartón pintado, sino además por la ausencia de un choque cultural que se sienta honesto entre los Addams y Asimilación y la falta de una bendita línea narrativa -dentro de lo que parece ser una trama coral muy difusa- que resulte mínimamente atractiva o graciosa o lúgubre en serio, condenándonos en suma a una comarca retórica edulcorada e insoportable similar a la de los últimos mamarrachos del ex melancólico y/ o sombrío Tim Burton. El elenco hace lo que puede y hasta regresan personajes entrañables como el Tío Lucas/ Fester (Nick Kroll), la Abuela (Bette Midler), Largo/ Lurch (Vernon), el Tío Cosa/ Itt (Snoop Dogg) y hasta el legendario Dedos/ Thing; no obstante las pavadas políticamente correctas, las “movidas” de un aggiornamiento compulsivo fallido, las nulas ideas novedosas de fondo y el marco lavado general dinamitan el disfrute al extremo de sólo situar a la realización por encima de la espantosa La Reunión de los Locos Addams (Addams Family Reunion, 1998) y sin duda traer a la memoria del espectador entrado en años la excelente canción original de apertura de Victor Mizzy y el genial desempaño de John Astin, Carolyn Jones y Jackie Coogan en la serie de David Levy y Nat Perrin emitida por primera vez entre 1964 y 1966 por la ABC, un mojón insuperable que no ha perdido ni un ápice de esa potencia paródica apuntalada en lo macabro mordaz…
“Los Locos Addams” es una película animada dirigida por Conrad Vernon y Greg Tiernan y escrita por Pamela Pettler y Matt Lieberman. El reparto de voces incluye a Oscar Isaac, Charlize Theron, Chloë Grace Moretz, Finn Wolfhard, Nick Kroll, entre otros. Con el pasar de los años, Los Locos Addams fueron medianamente “cayendo” en la popularidad geek y cinéfila. Y es entendible, con tanto cine de superhéroes y ciencia ficción, remakes, secuelas y spin-offs en las carteleras de todo el mundo semana a semana se puede comprender el motivo por el cual no se habla mucho de estos personajes hoy en día. Esta versión animada nos cuenta una “corta historia de orígenes” para la Familia Addams, pero más que nada nos muestra cómo se deben empezar a acostumbrar al hecho de que viven con seres humanos diferentes a ellos. Es por eso que suponemos que el objetivo detrás del film es empezar a atraer a más público y volver a captar la atención de las personas un poco más mayores que crecieron viendo las películas live action de estos personajes. ¿La película consigue eso? Sí, pero a medias. La trama se puede resumir en la aceptación de que ellos son diferentes a nosotros, pero eso está bien y hay que aprender a convivir con ello para tener paz entre todos. Un argumento que hoy en día es utilizado en muchas producciones y se está volviendo demasiado cliché. Pero fuera de eso, hay muchos momentos cómicos y referenciales que le otorgan estas cosas positivas a la cinta: el hecho de entretener y ser lo más divertida posible (aunque con algunos chistes bastante repetidos). Como mencionamos anteriormente, el ver cómo la Familia Addams, que no sale de su encierro, se enfrenta al mundo cotidiano en el que vivimos los espectadores actualmente también resultó un punto positivo y bastante fuerte, ya que en gran medida la trama también quiere manejarse por ese lado, y lo consigue de manera casi perfecta. La gran mayoría de personajes son muy simpáticos (obviamente los Locos Addams por delante de todos ellos) y hace que podamos conectarnos con ellos por momentos. De más está decir que la música original de estos personajes ha sido utilizada de una genial forma en los diferentes momentos donde hace presencia en la trama y le aporta ese grado de nostalgia claro y conciso, sin la necesidad de utilizarlo todo el tiempo para lograr ese fan service repetitivo y sin constancia certera. En resumen, “Los Locos Addams” es una pasable película animada de personajes míticos que aparentemente buscarán hacerse un hueco entre tanta nueva era de films y series que estamos viviendo hoy en día. Buena comedia, trama decente y personajes super divertidos, “Los Locos Addams” es una cinta que si no la tomas tan en serio, te va a entretener un rato.
Previsible, obvia y poco convincente en cuanto a estructura, este relanzamiento de la familia más peculiar de todas no logra para nada hacerle honor al material original. Un entretenimiento garantizado, pero olvidable, para los más chicos y apenas un pequeño abrazo nostálgico para quienes supieron apreciar los buenos momentos de los Addams. Los Locos Addams lograron consolidarse en la cultura popular allá por los sesenta cuando su serie de TV vio la luz y se mantuvo al aire durante dos temporadas y 64 capítulos. Ahí fue la primera vez que el mundo conoció a Homero, Morticia, el Tío Lucas, Morticia y Pericles, sin olvidarnos claro del simpático Dedos, Largo el mayordomo o el Tío Cosa. El impacto que causó esta disfuncional y particular familia en la cultura pop fue inmediato y sus aventuras no tardaron mucho en recorrer el mundo y ganar adeptos y fanáticos a lo largo y ancho del mundo entero. Pero luego de su cancelación, a la familia Addams le costó regresar a los primeros planos pese a semejante clamor popular tanto así que apenas se los lograba ver en cuenta gotas en especiales de la serie de Scooby Doo o algún programa de Halloween especial. Recién en 1991 Los Locos Addams lograrían tener el primer largometraje en su historia y que si bien no logró la misma euforia por parte de los fans que su serie original, esa película sería la primera dentro de una trilogía de filmes que terminaría en 1998 con cambio de elenco mediante e incluso siendo una de las cintas a VHS, típicas de los años 90. Con poco más de 20 años en el freezer y teniendo en cuenta la época que vive la industria cinematográfica, Los Locos Addams (The Addams Family, 2019) tienen su oportunidad de ganarse a una nueva generación en su primer largometraje animado. Dirigida por Conrad Vernon y Greg Tiernan, quienes fueron los directores de La Fiesta de las Salchichas (Sausage Party, 2016), y escrita por Matt Lieberman y Pamela Pettler es que llega a los cines de todo el mundo esta nueva versión de Los Locos Addams, en donde se cuenta como fue que Homero (Oscar Isaac) y Morticia (Charlize Theron) lograron conseguir la famosa mansión que los alberga y también cómo conocieron a algunos de sus clásicos amigos. Con una elipsis de 13 años mediante y ya con Merlina (Chloë Grace Moretz) y Pericles (Finn Wolfhard) en la cúspide de la adolescencia, momentos decisivos se vienen para ambos jóvenes ya que Pericles debe realizar una danza muy peculiar para ganarse la aprobación de su familia y Merlina empezará a cuestionarse qué hay más allá de los muros que la contienen y de las extravagantes costumbres de sus familiares. Pero como si eso fuese poco, los Addams deberán lidiar con Margoux (Allison Janney), una conductora de TV que se dedica a la decoración y remodelación de casas y que quiere hacerse de la mansión Addams para quitarla del barrio en el que ella está trabajando. A pesar de tener una premisa noble y querer bajar un mensaje cada vez más necesario por los tiempos que corren, da la sensación de que esta película no intentó jugársela en ningún momento y decidieron optar por caminos ya transitados en las películas previas de los Locos Addams. El guion es simple y conciso, en donde la mayoría de los personajes atraviesan un camino para llevarlos de un estado a otro en cuanto a convicciones y posturas frente a la vida. Lastimosamente el transcurrir de esos cambios es tan obvio en su génesis como en su resolución, quizás por ahí este el mayor error que tiene la película que es ser totalmente previsible. Otro de los aspectos en donde la película no logra afianzarse o dar la talla es el humor, donde claramente el tono está apuntado a un público especifico combinando muchos chistes efectivos pero pasajeros y una dosis de bastante alta de humor físico que alguna sonrisa puede llegar a provocar, pero nunca una carcajada. La estructura de los personajes en cuanto a su diseño está bien pero poco tiene de innovador. El desarrollo de los personajes, en su mayoría, están muy mal aprovechados y de buenas a primeras cambian de parecer para que el guion tenga sentido, salvo el personaje de Merlina que es el único que cuenta con un desarrollo, un propósito y una resolución convincente y que encima es la encargada de transmitir el subtexto que el resto de la película no logra. Los Locos Addams termina siendo un exponente más sobre cómo no revivir un producto tan memorable e instalado en la cultura pop. Si bien el desarrollo es entretenido y nunca cae en un punto donde no se entretenga al espectador, esa ilusión de satisfacción será pasajera y terminará siendo una película totalmente olvidable.
Cartoons for dummies Innecesaria versión animada de Los locos Addams (The Addams Family, 2019) que prefiere desdibujar sus icónicos personajes, tamizarlos con dosis de corrección política y, además, dejar de lado el “susto” para centrarse en la familia como centro de conflictos sin que pese el afuera y la otredad, con su dosis de exclusión, como impulsor de las escenas. Aquello que en la clásica historia de Charles Addams se celebraba y funcionaba, y que luego el cine y la televisión se encargaron de adaptar en saga y serie televisiva, se pierde en la necesidad de atrapar a sectores más pequeños de la audiencia. Si en otras puestas al día de productos televisivos y remakes cinematográficas, la nostalgia era el punto de partida para emocionar a grandes y chicos, aquí se la borra por completo, delineando con trazos demasiado gruesos a los personajes conocidos por todos, en una trama que además responde al formato de comedia (y televisiva) sin la dosis de humor negro y lo macabro como parte constituyente de la misma. En Los locos Addams están todos los personajes, Homero, Morticia, Merlina, Pericles, Largo, Mano, Cosa, la Abuela, pero a la vez pareciera que faltaran todos. La imperiosa necesidad de aggiornarlos y de zambullirlos en la actualidad, parece que fuera más importante que la de desarrollar aquellos tópicos presentes en las versiones anteriores y, principalmente, la profundización de las característica de cada uno de los personajes. Morticia, otrora bella dama de la oscuridad, con un rostro tan particular como enigmático, y que supo contar con las interpretaciones de Carolyn Jones (en TV) y Anjelica Huston (en cine), acá es representada como una mujer amargada y deslucida, que en su languidez termina por esconder la belleza que siempre se destacaba y que hacía atractiva cada una de sus intervenciones. Homero es una caricatura REAL de sus predecesores, en donde no hay chance para que su seducción eterna puedan ser parte de una propuesta que desaprovecha por todos lados la posibilidad de acercar a generaciones más jóvenes la ironía y desfachatez con la que antes se narraba las desventuras de una familia tan lúcida como particular. La corrección política desdibuja los límites de la propuesta, la empuja hacia lugares más cercanos a cartoons asépticos que a comedias irreverentes que en el juego de atracción y rechazo mutuo entre la familia Addams y el pueblo en donde viven había fundamentado su razón de ser. Los locos Addams subestima a sus espectadores, perdiendo el halo nostálgico que podría haber funcionado como impulsor de la empatía hacia el relato, configurando una sucesión de gags simil sitcom, que sólo hacen querer que uno recupere rápidamente las anteriores adaptaciones que del producto se hicieron.
Desde que Charles Addams creó a los personajes de “La Familia Addams” en 1938, o como se llamó aquí, “Los Locos Addams” hemos disfrutado, primero, de una serie que comenzó en 1964, espectacular, súper original y con un gran elenco. A esa franquicia había que explotarla aún más y salieron dos películas con suerte dispar protagonizadas por Raúl Julia, Anjelica Huston y Christopher Lloyd. También hubo un Musical en Broadway que llegó a la Argentina, muy bien ejecutado y con canciones impresionantes. La Familia liderada por Homero/Gómez, (Oscar Isaac) Morticia, (Charlize Theron) Merlina/Wednesday, (Chloë Grace Moretz) Pericles/Pugsley (Finn Wolfhard) Largo/Lurch (Conrad Vernon), el Tío Lucas/Fester (Nick Kroll), la Abuela, (Bette Midler), el Tío Cosa/ Itt (Snoop Dogg) y “Dedos”. El chasquido de “Dedos” y la inconfundible música que los caracteriza, es un sello que nos evoca la singularidad de la familia, ésta vez traída al cine de la mano de Greg Tiernan y Conrad Vernon, quienes echan mano de todos los gags a los que estamos acostumbrados, más para grandes que para chicos, aunque éstos también se divierten. El comienzo nos muestra el casamiento de los protagonistas y su mudanza a una mansión espeluznante que solía ser un manicomio al que ellos llaman “hogar”. La realidad es que deben escapar de unos vecinos que no los aceptan por diferentes. Al cabo de trece años y ya con Pericles y Merlina cuasi adolescentes, la familia está completa. Su tradicional día a día es divertido desde que despiertan, hasta que aparece Margaux Needler (Allison Janney), una mujer excéntrica que vende casas en el Barrio y espía a sus vecinos mediante cámaras instaladas por ella misma en sus hogares y pretende quedarse con la casa con mejor vista, por encima de la ciudad y en una colina, la de Los Addams. Además conduce un reality-show mostrando como redecora casas, aunque su verdadero plan sea el comercio. Al barrio lo llaman “Asimilación” y tiene tanto color como el que le falta a la familia que nos ocupa. El guión además del plan de Margaux, muestra la preparación de toda la familia para la “Mazurca”, una tradición para que Pericles sea considerado un hombre Addams. Mentras tanto Merlina se cuestiona cómo es la vida más allá de su hogar y se escapa para verlo con sus propios ojos. Se hace amiga de Parker (Elsie Fisher) hija de Margaux y cambian personalidades, Wednesday se convierte en alguien más colorida y Parker hace lo contrario, es una punk rebelde para sorpresa de su madre. Lo que sigue, como la llegada del resto de la familia, la Mazurca y la resolución del conflicto lo verán los espectadores. Es un film divertido, al que se puede ir con niños porque divierte más de lo que asusta y está lleno de detalles interesantes con una animación que destaca colores y formas. --->https://www.youtube.com/watch?v=RJevi-RfdzY TITULO ORIGINAL: The Addams Family (2019) DIRECCIÓN: Greg Tiernan, Conrad Vernon. VOCES ORIGINALES: Chloë Moretz, Charlize Theron, Bette Midler, Finn Wolfhard. GUION: Matt Lieberman. MÚSICA: Mychael Danna, Jeff Danna. GENERO: Animación . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 87 Minutos CALIFICACION: Apta para todo público con leyenda DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: 2D. ESTRENO: 31 de Octubre de 2019 ESTRENO EN USA: 18 de Octubre de 2019
Monstruos de entrecasa. Los Addams vuelven a los cines con una película que apunta casi exclusivamente a un target infantil. Una apuesta por el buenísimo y la corrección le restan todo el carisma a unos personajes a los que queremos precisamente por eso, por ser políticamente incorrectos y oscuros. Plan infantil para este Halloween 2019 con la adaptación animada de las míticas viñetas creadas por Charles Addams en 1933 para The New Yorker. Dirigida por Conrad Vernon y Greg Tiernan, responsables de La fiesta de las salchichas (2016), el resultado final de Los locos Addams (2019) en su versión animada no puede ser más frustrante y descafeinada. Los amantes de esta siniestra y sádica familia no podrán salir más decepcionados por el resultado final de la cinta. En esta crítica de la película de animación hay que dejar claro que tan sólo logrará hacer felices a los más pequeños de la familia, para el resto de público sus 89 minutos de duración (estirados como chicle con versión karaoke del tema principal de su mítica banda sonora) se convertirán en una verdadera eternidad; la palabra que definirá nuestro estado al salir de la sala no será otro que aburrimiento. Quizá estemos ante un proyecto aún peor que el de Hotel Transilvania, de la cual a priori esperábamos aún menos y no llevábamos expectativas. El guion no se sostiene por ningún lado, casi se puede decir que no va de nada; simplemente es el resultado de querer incluir un par de ideas en el cóctel principal sin saber muy bien cómo enlazarlas entre sí. Una auténtica lástima porque estos personajes por sí mismos ya tienen un gran potencial. En la versión original doblan a los protagonistas celebridades como Charlize Theron, Oscar Isaac, Bette Midler o el cantante Snoop Dogg (quien también colabora en la banda sonora, y en quien se han inspirado para el diseño del tío Cosa, uno de los personajes secundarios de los Addams). También podremos disfrutar de Dedos, y el efectivo y gigantesco amo de llaves Largo. El tema del diseño de personajes tampoco es mejor… Los locos Addams se libra de la catástrofe gracias a que se ha seguido, casi calcado, la representación de Los Addams de las viñetas originales. Lo peor es el mundo y los personajes que rodean al vecindario happy-power de nuestros siniestros y amados personajes. Un diseño poco o nada atractivo, casi realizado con desgano, no deja en muy buen lugar a la parte “animada” de la cinta, casi llegando a ofender en un proyecto de estas características. Los locos Addams en su versión animada resulta de lo más decepcionante y aburrida para el público adulto y para los amantes de estos peculiares personajes. La ausencia de guion, la falta de gags en unos personajes tan propicios a la risa, el erróneo diseño del vecindario conflictivo de Los Addams, entre otros motivos, harán que según salgamos de la sala queramos ponernos inmediatamente el dvd del filme de 1991 para quitarnos el mal sabor de boca. Recapitulando, podemos decir que estamos ante la versión infantil del filme de los 90, con una duración asumible y donde la calidad de facturación es, como no podía ser de otra manera, impecable, aunque no es precisamente la mejor cinta de animación del año...
El cine no es una cuestión de necesidades: imposible pensar en una película como “necesaria” o algún adjetivo similar. Lo que sí es necesario es que haya una voluntad artística detrás, ideas y ganas de contar una historia o de experimentar con imágenes y sonidos. Todo eso que precisamente no tiene esta versión animada de Los locos Addams. Que aquellos que quieran ir al cine a reencontrarse con los personajes históricos, que mejor se queden en sus casas. Lejos del espíritu perturbador original, la película de Conrad Vernon y Greg Tiernan retrata a una familia blanca y bondadosa, simpática y bonachona. Una familia que subraya a cada paso su excentricidad, como para que al espectador bien claro de qué va el asunto. Todo es color donde debería ser oscuridad. E incluso la oscuridad aparece alivianada por una animación estilizada. La historia es sintomática del desgano generalizado. La familia vive en una mansión ubicada en lo alto de una colina, cerca de donde una empresaria inmobiliaria planea el desarrollo de un nuevo barrio de lujo. Un emprendimiento que difícilmente pueda llevarse adelante con ese caserón lúgubre de fondo. Todo esto ocurre en vísperas de un rito de iniciación de Pericles que reunirá a toda la familia, al tiempo que Merlina da sus primeros pasos en el colegio (¿?). El resultado es un film hecho a puro piloto automático, con escasos momentos de gracia y una liviandad indigerible para quienes tienen frescas en su memoria la serie original de los años '60 y '70, y las dos películas de principios de la década de 1990 protagonizadas por Anjelica Huston, Christina Ricci y Raúl Juliá. Los locos Addams merecían un regreso mejor.
A 81 años de su nacimiento como chiste gráfico en The New Yorker y 55 de su debut como serie televisiva, Los locos Addams tienen su primer largometraje de animación. Si la trama del programa -que sólo duró dos temporadas, con 64 episodios de media hora- siempre consistía en leves variaciones alrededor del choque cultural entre la gente “normal” y la idiosincrasia tenebrosa de la familia, la premisa de esta película es avanzar un poco más en esa dirección. Ahora los Addams son directamente perseguidos. Y no sólo los ocho miembros de la familia que todos conocemos: también otros parientes lejanos del mismo apellido sufren el rechazo de turbas de “normales” armados con antorchas, catapultas y horquetas. Deben huir una y otra vez, hasta que Homero, Morticia y compañía recalan en una mansión abandonada que solía funcionar como neuropsiquiátrico en Nueva Jersey (un guiño al lugar donde se crió Charles Addams, el padre de las criaturas). Lo mejor de esta reencarnación de los Addams está en esa primera parte, que va presentando a cada uno de los personajes y rescata algo del espíritu de comedia negra que le conocimos a la serie. En esos momentos aparece algo del terror tierno y la alegría lúgubre que convirtieron a Los locos Addams en un ícono cultural reverenciado por los Tim Burton del mundo.
Es la primera comedia animada de la familia tan especial, dirigida por Conrad Vernom y Greg Tiernam, escrita con poca inspiración por Matt Lieberman y Pamela Pettler. Es una creación deslucida. Con origen en el comic, con un éxito inoxidable para la televisión y la película protagonizada por Angélica Houston y Raúl Julia, esta versión no se justifica. Ni la animación convence y la historia que supuestamente apunta a que debemos respetar a los diferentes. Los Addams son perseguidos, están acostumbrados al rechazo, pero cuando finalmente dan con un manicomio abandonado, con un prófugo y un fantasma incluido creen que llegaron a su hogar soñado. Pero por culpa de una animadora televisiva de aviesos intereses económicos, también los vecinos del lugar quieren expulsarlos violentamente cuando están en plena reunión con toda su familia. Entre tanto los hijos de los Addams tienen problemas, no son lo que sus padres esperan aunque después estarán orgullosos de ellos. El chico no sabe de tradiciones familiares, la nena se deslumbra con el mundo de la secundaria, espejismo que los alejan un poco de los suyos. Pero por sobre todo en esta versión los personajes, están todos, perdieron su encanto y su efectiva gracia.
"Los locos Addams": volver a empezar La versión 2019 ofrece un nuevo comienzo, previa pulida generacional y con una lectura políticamente correcta. Si hay algo que no puede negársele al animador y realizador Greg Tiernan es su habilidad para alternar proyectos de lo más variados: luego de años de dedicarse casi exclusivamente a la serie de tevé preescolar y ferroviaria Thomas y sus amigos se unió a su colega Conrad Vernon (Shrek 2, Madagascar 3) para comandar el largometraje de animación para adultos La fiesta de las salchichas. De nuevo juntos, la dupla es la encargada de llevar a las pantallas, por enésima vez, la creación historietística de Charles Addams para The New Yorker, transformada en hito cultural luego de la celebérrima adaptación televisiva de los años 60. Franquicia reconocible y económicamente viable nunca muere: luego de al menos tres versiones cartoon para la TV y el reinicio cinematográfico de los años 90, Los locos Addams versión 2019 ofrece un nuevo comienzo, previa pulida generacional y políticamente correcta. Aquí los teléfonos celulares son ubicuos –siempre fuera de los confines de la mansión Addams, desde luego– y el mensaje es claro como el agua desde el minuto uno: no hay nada de malo en el hecho de ser diferente. El prólogo de diez minutos describe el apurado casamiento entre Morticia y Homero y su expulsión del pueblo a manos de un enfurecido grupo de ciudadanos armados con palos, antorchas y horquetas, primera en una serie de referencias directas al Frankenstein de James Whale. Luego llegará el descubrimiento de un manicomio abandonado y la “adopción” de Largo, coronada por la composición en vivo del popular tema musical de la vieja serie. Títulos y elipsis. Pericles, el menor de los Addams, practica tiro al blanco con minas explosivas y su hermana Merlina se solaza en un solitario nihilismo montada en las ramas de un árbol movedizo. Todo tranquilo en la zona, excepto que una decoradora de interiores y estrella de la televisión –creadora de un pueblo rosado y de habitantes eternamente felices– descubre la sombría presencia del castillo familiar en el fondo del paisaje urbano, génesis de uno de los conflictos centrales de la trama. El otro desacuerdo esencial es el de la púber Merlina, quien comienza a manifestar un anhelo irrefrenable por abandonar el encierro y comenzar una vida allá afuera. No hay nada excesivamente horrible en el film de Tiernan-Vernon y el tétrico diseño de los personajes es realmente bueno, pero todo parece haber sido concebido bajo los designios de la repetición de fórmulas, conceptos y tipologías, con referencias culturales fácilmente reconocibles (entre las musicales, Green Onions y Everybody Hurts, utilizadas sin demasiada imaginación) y una obsesión por el movimiento constante, una suerte de “efecto Minions” un tanto molesto. El resto es tan previsible como claramente diseñado para los más chiquitos de la platea: acción, una pizca de peligro, gags visuales a granel y la felicidad a la vuelta de la esquina, cuando los habitantes del pueblo descubren que los “raros” tal vez sean ellos y no esos locos y excéntricos vecinos.
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio
El retorno de La Familia Addams arias generaciones han crecido con las historias de la excéntrica Familia Addams, desde su serie televisiva (1964-1966) basada en las caricaturas creadas por Charles Addams en la década del ´30, y los posteriores largometrajes The Addams Family (1991), y su respectiva secuela The Addams Family Values (1993). Recordemos además que en los´60 había una fuerte impronta de estas temáticas y estéticas ligadas al género del terror, pero con gran sentido del humor, las cuales estaban también presentes en las series televisivas The Munsters (1964-1966) y Dark Shadows (1966-1971). Además de la exitosa serie televisiva y las cuatro películas sobre La familia Addams, se realizaron dos producciones animadas del estudio Hanna-Barbera en 1973 y 1992. En todas ellas, en mayor o menor medida, está presente la estética del cine clásico de terror. Una evidencia de ello, es la clara referencia a Frankenstein desde las características del personaje de Largo/Lurch. Este año a través del lenguaje de animación Los locos Addams(The Addams Family, 2019) vuelve a poner en escena los avatares de esta peculiar familia, acercando a los característicos personajes a las nuevas generaciones de niños, quienes seguramente desconocen las versiones anteriores. En dicha película la familia compuesta por Homero, Morticia, Largo, Pericles, Merlina, el tío Lucas, el tío Cosa, y la abuela (en sus nombres hispanoamericanos) vive en una inmensa mansión en las afueras de New Jersey, Estados Unidos. Ellos viven en armonía hasta que debido a obras urbanas en el centro de la ciudad la niebla del pantano que los ocultaba y rodeaba desaparece y son descubiertos por los demás, así como también ellos descubren ese otro cosmos. Uno de los elementos más destacables de esta nueva adaptación es el respeto y reconocimiento por la historicidad de La familia Addams dentro de la cultura pop como así también el “regreso” formal de su animación a la apariencia estética de los dibujos originales de Charles Addams. Lo cual se evidencia especialmente en los personajes de Merlina y el tío Lucas que habían sido los más modificados tanto en la serie televisiva como en las versiones cinematografías de los ´90. Desde su génesis lo que caracterizó a La familia Addams fue su humor negro y la representación del extraño comportamiento de sus integrantes a través de una apariencia siniestra, parodiando lo que comúnmente y en términos canónicos se entiende como una familia “normal”. Uno de los mayores cambios de Los locos Addams (2019) reside en el tono del tipo de comicidad que utiliza, la cual se aleja del humor negro, utilizando un tipo de humor más naif. Aquello se debe claramente a que dicha propuesta se dirige a un público infantil. Uno de los problemas principales del filme en términos narrativos es la demora del conflicto, que como es tradicional en La familia Addams, se produce entre el encuentro de dicha familia con el resto de la sociedad. En esta ocasión si bien hay un claro contraste visual entre ambos universos y estilos de vida, en el plano de la intriga y de la acción ese contraste solo se manifiesta en sutilezas y no es profundizado. En consecuencia, el conflicto se resuelve rápidamente y de forma simplista. Se puede concluir en consecuencia, a partir de lo mencionado anteriormente que todo es esbozado más superficialmente que en otras versiones debido al target de espectador al que se dirige. En el convivio de la sala con este tipo de público se ha observado que los chistes resultan eficaces. Por ejemplo, pueden citarse la mención implícita a través de un globo rojo a It y su payaso Pennywise como así también una escena en la que Pericles se comporta motrizmente como El exorcista, ambos relatos pertenecientes al género del terror. Por último, es importante resaltar que, a pesar de su acierto al esbozar las diferencias culturales, la búsqueda de la identidad en la adolescencia y del vínculo entre padres e hijos, Los locos Addams (2019) carece de originalidad no sólo por tratarse de una adaptación, sino porque hay varias escenas que compositiva y temáticamente remiten a películas de Tim Burton como El joven manos de tijera (Edward Scissorhands, 1990) y Frankenweenie (1984/2012), la cual a su vez posee relaciones intertextuales con los clásicos de terror anteriormente mencionados Frankenstein (1931) y Bride of Frankenstein (1935). Al respecto, puede ejemplificarse con la escena en la que Merlina revive a los sapos de la escuela, que es similar a la situación en que los niños reviven a sus mascotas en Frankenweenie. Asimismo, el contraste entre los colores pasteles y la homogeneidad de la ciudad y la mansión Addams en lo alto de una colina en tonos oscuros es prácticamente igual al encuadre del mismo contraste que proponía Burton entre la mansión donde vivía Edward y el resto de la sociedad que era una fuerte crítica a los estereotipos norteamericanos del “american dream” y su tendencia homogeneizadora. Esta crítica a la “normalización” y homogeneización de la sociedad también está presente en Los locos Addams (2019), pero tratado de forma menos profunda. En dicha ciudad llamada justamente “Asimilación”, Margaux Needler una decoradora y conductora de un programa de TV (al estilo de “Extreme Makeover”) diseña la urbanización de la ciudad de forma homogénea. En la resolución del conflicto se expondrá que “las apariencias engañan” y ella quedará expuesta, salvando las distancias de tal forma que recordaremos el filme Las mujeres perfectas (The Stepford Wives, 2004). En conclusión, como la mayoría de las películas infantiles la clausura es moralizante, dejando en claro el mensaje políticamente correcto de que todos poseemos costumbres raras, incluso quienes exteriormente parezcan “normales” en términos canónicos. Por último, se le recuerda al público que la película originalmente cuenta con las voces de Charlize Theron, Oscar Isaac, Chloë Grace Moretz y Bette Midler, entre otros, y doblada conserva sólo la voz original del rapero Snoop Dogg a través del Tío Cosa.
Los locos Addams no siempre fue una saga familiar. En un comienzo las historietas creadas por Charles Addams en 1933 tenían varios de sus personajes pero no estaban conectados entre sí como si lo empezaron a estar con la serie de 1964. La serie creo un culto a nivel mundial que dura hasta nuestros días. Le siguieron dibujos animados para televisión, un regreso en un especial de Halloween con el elenco de la serie, dos películas en la década del noventa, más dibujos animados para televisión, una bochornosa tercera película y finalmente, luego de un musical de Broadway en el 2010, ahora regresa a la pantalla grande. La versión 2019 es de animación y busca parecerse a los dibujos originales de Charles Addams, aunque parece también inspirarse en los films de los noventa con Raúl Juliá y Anjelica Huston. De la serie solo queda un homenaje, canción incluida, al final. Pero si los dibujos eran geniales y la serie era sublime, lo que queda en esta nueva versión de todo eso es poco y nada. Incluso las películas tenían algún interés, pero acá a ningún nivel funciona nada. La trama sobre la familia diferente y sus vecinos prejuiciosos incluye una gran bajada de línea hecha con poca convicción y absoluta pereza. Los dibujos no son particularmente inspirados y los chistes demasiado mecánicos. En la versión en inglés se disfrutará, al menos de algunas voces de grandes actores. Se excede en los chistes malos, en particular con el personaje de Dedos y es –aun siendo de animación- una imitación salida de acto escolar más que un film en serio. En cuanto al mundo que rodea a la familia, la necesidad de la creación de un villano entorpece más el espíritu de los personajes excéntricos y alegremente oscuros de la familia Addams.
Los locos Addams es un largometraje animado basado en la popular serie de televisión de 1964, dirgido por Greg Tiernan y Conrad Vernon. En su versión original cuenta con las voces de Oscar Isaac como Homero Addams, Charlize Theron como su esposa Morticia, Chloë Grace Moretz como Merlina, Finn Wolfhard como Pericles y Allison Janney como Margaux, una decoradora de interiores que ocupa el papel antagónico. La historia en esta ocasión se divide en varias subtramas, siendo la principal que una decoradora de interiores quiere demoler la mansión donde viven los Addams para construir un barrio de lujo. Esto ocurre mientras Homero prepara una fiesta para volver a unir a todos sus parientes donde Pericles va a bailar un baile de iniciación llamado la Mazurka y Merlina se revela usando ropa y adornos coloridos. El principal problema de esta película es que busca adaptarse a los tiempos que corren, cambiando así el humor absurdo que lo caracterizaba por una lección sobre las consecuencias sociales de la discriminación. Porque acá son una familia que se aísla de una sociedad que los persigue, en lugar de sentirse parte de ella, aunque quienes los visiten se espanten de sus costumbres. Y es así como esta película pasa a ser una fábula con un argumento similar al de “El joven manos de tijera”, pero con una serie de gags apuntados principalmente a un público infantil. Un párrafo aparte merecen estos gags, sostén para el desarrollo del argumento, que en su gran mayoría apuntan a un público infantil dejando fuera a los adultos. Pero el problema es que funcionan muy pocos, desaprovechando muchas ideas interesantes, como la del león que tienen de mascota, por ejemplo o recurriendo al mal gusto, como cuando Morticia se maquilla la cara con las cenizas de sus padres. Y los que siguen funcionando son los que están basados en la serie televisiva, ya que vemos algunos de los que más se repetían en la serie, aunque desaprovechan el potencial enorme del tío Lucas. En conclusión, “Los locos Addams” es una película fallida, porque apunta a un público que por su edad no los puede recordar con nostalgia, y por adaptarse a los tiempos que corren desaprovecha la premisa absurda que la hacía funcionar -ellos siempre se consideraron personas comunes-, para usarla como ejemplo contra la discriminación. Y esto sumado al desaprovechamiento de muchas situaciones graciosas hace que uno recuerde con cariño aquella genial serie televisiva en la que se basa.
El origen de la familia fue gráfico. La historieta de Charles Addams, después se hizo serie televisiva y duró dos años (de 1964 a 1966) en su país de origen y se extendió con éxito a otras partes del mundo, incluso Hispanoamérica. En la Argentina el éxito fue televisivo. Cómo no recordar a Homero y Morticia, la pareja que apostaba a todo lo horroroso como lo máximo en la escala del placer. Con hijos malos, muy malos, Pericles y Merlina siempre matándose; el tío Lucas, el tío Cosa, el mayordomo siniestro y Dedos, la mano que habla en Morse y corre por toda la casa ayudando a la familia. La versión animada que llega a nuestra pantalla comienza en la época en que Homero y Morticia se casan y con todos sus parientes son perseguidos por el pueblo que no acepta su forma de vida. La historia sigue, trece años después, con ellos viviendo en el ex loquero elegido como residencia. A su lado, los niños, la diligente Manos y el mayordomo, igualito a Frankenstein y amante del clavicordio, se supone ex habitante de aquel loquero. También están las mascotas, pirañas, arañas y la recordada planta carnívora. El problema es que una comentarista de TV y promotora de condominios creó en las cercanías Assimilation, el pueblo perfecto con gente perfecta, iguales unos a otros, pero la casa de los Addams desentona. Advertida por su hija que se hace amiga de Merlina, la promotora Margaux Needler decide repetir el triste pasado que expulsó a los Addams y levantar la ciudad contra la familia por su condición de diferente. CON NOSTALGIA "La familia Addams" es una animación de buen trazo, nada original, que mantiene los arquetipos iniciales de la historieta y la serie televisiva. Sólo hay alguna modernización que huele a copia. como el Tío Cosa, transformado en una bola cabelluda con anteojos y el lenguaje incomprensible que caracterizaba a los Minions de "Mi villano favorito". El horror y lo monstruoso, doblemente monstruoso hace casi sesenta años, ya no lo es tanto y sólo la nostalgia de los adultos puede aceptarlo y los más chiquitos sorprenderse. Con chistes y diálogos simples, la vieja y original melodía de la época se mantiene. Las nuevas, que hablan de la libertad individual, la aceptación del diferente y la integración, no van a perdurar por carecer de la originalidad de la de Víctor Mizzy, que con el chasqueo de dedos y el toque de clavecín la inmortalizaron. Algo así pasa con esta versión, correcta pero un tanto desangelada, que sólo puede despertar la sonrisa de los adultos nostalgiosos o la reacción básica de los más chicos ante un producto medianamente entretenido, sin el gancho que atrapó a tantos admiradores de épocas pasadas.
Desde 1964, cuando nació la extraordinaria serie de TV que todavía disfrutamos, la familia Addams saca provecho de sus diferencias con el resto del mundo. Tal vez por eso resulta casi inevitable que la nueva adaptación de este clásico de la comedia recurra como eje narrativo y dramático a la cuestión de la diversidad. Los Addams tienen las mismas costumbres y conductas que descubrimos desde la TV en blanco y negro medio siglo atrás. Pero ahora viven en 2019, demasiado cerca de una típica edificación suburbana explotada por una conductora de realities televisivos que remite al mundo de The Truman Show. Estos personajes siempre hicieron reír transformando lo tétrico en gracioso mientras convertían el aislamiento en virtud. Pero en esta adaptación la gran protagonista es Merlina, la hija mayor, que observa su situación con el espíritu crítico y la ironía de una adolescente que no quiere quedar afuera del mundo. Su alma gemela en el "universo real" expone también los alcances y riesgos de las redes sociales en las relaciones humanas. Entre las dos aportan los mejores momentos de la película, con chistes que seguramente celebrarán más los adultos familiarizados con la serie (y con algunos debates de actualidad). Para los chicos, en cambio, la película regresa a un mundo conocido. Ya hemos visto estos contrastes, con bastante mejor fortuna y más imaginación, en la excelente Hotel Transilvania.
Texto publicado en edición impresa.
Odiados por ser diferentes “Los locos Addams” (The Addams family, 2019) es una película animada de comedia que está dirigida por Greg Tiernan y Conrad Vernon. Escrita por Matt Lieberman, la producción está basada en los personajes creados por Charles Addams. Las voces originales son puestas por Chloë Grace Moretz, Charlize Theron, Oscar Isaac, Finn Wolfhard (Stranger things), Nick Kroll, Allison Janney, Elsie Fisher (Eighth grade), Bette Midler, Snoop Dogg, Chelsea Frei, entre otros. Al ser perseguidos por un grupo de humanos con antorchas durante la ceremonia de su casamiento, Homero (Oscar Isaac) y Morticia Addams (Charlize Theron) huyen a Nueva Jersey. Allí encuentran un asilo abandonado y embrujado que consideran perfecto para convertirlo en su hogar, ya que está en la cima de una colina y su aspecto, tanto exterior como interior, va a alejar a cualquier pueblerino chismoso. Trece años después, la familia ya cuenta con Pericles (Finn Wolfhard) y Merlina (Chloë Grace Moretz), hermanos que se quieren pero no pierden oportunidad para molestarse mutuamente. Mientras que el chico debe ser entrenado con espadas para el baile de la Mazurka (ritual típico de los Addams), Merlina comienza a interesarse por la vida más allá de su casa. Por otro lado, en el vecindario alejado de la colina vive Margaux (Allison Janney), una conductora de un programa televisivo de venta y decoración de ambientes. Al notar que la casa de los Addams desentona con la comunidad pintoresca que quiere mostrar en el episodio final de su show, la emprendedora pondrá a los vecinos en contra de los Addams y querrá cambiar la casa gótica y oscura tan característica del clan. Luego de la reconocida serie de televisión de 1964 y de las dos películas de los 90 dirigidas por Barry Sonnenfeld, “Los locos Addams” regresan en formato de dibujito con una historia de origen que apunta a ser disfrutada por toda la familia. Sin necesidad de conocer las anteriores obras que se hicieron con estos personajes tan inusuales, la película funciona por la gran cuota de humor que tiene, dándonos el balance perfecto de chistes físicos dirigidos al público más infantil y bromas más elaboradas que los adultos van a saber apreciar. Sarcástica, irónica y seria, el relato de Merlina es el que está mejor construido. Sus ganas de interactuar con chicas de su edad, cambiar su forma de vestir y despegarse del nido materno son un claro reflejo de la revelación adolescente y el proceso de crecer. Las peleas con su firme madre, que tiene el rol de líder dentro de la familia, nos presentan un choque de personalidades muy disfrutable de ver. Aunque el filme durante su segunda mitad pierde un poco la esencia que mantenía en un principio, son las moralejas que deja las que lo vuelven a sacar a flote. La unión familiar, lo mal que hace como sociedad el esparcir rumores (tanto de boca en boca como por redes sociales), el respeto hacia el otro y el orgullo que hay que tener por ser distinto a los demás son todos conceptos que hoy en día tienen más importancia que nunca y merecían ser tratados en una película apta para todo público. De esta manera, “Los locos Addams” se transforma en una película más que aceptable para que las nuevas generaciones conozcan a estos personajes tan especiales, fanáticos de la melancolía, los juegos extremos y los días tormentosos. A pesar de que la canción final interpretada por Migos, Snoop Dogg y Karol G deja bastante que desear por tener un sonido que no encaja para nada con la temática planteada, la cinta consigue que el espectador salga de la sala contento, tarareando y chasqueando los dedos.
Símbolo pop de lo macabro, la familia de los excéntricos Addams regresó en formato de animación apta para todo público dark. Los encargados de dirigir esta nueva versión del clan descolorido (por el semblante pálido de sus integrantes), que se hizo famoso en la década de 1960 gracias a la serie televisiva inspirada en los personajes creados en 1934 por el caricaturista Charles Addams (para el periódico The New Yorker), y cuyo entusiasmo se reactivó en la década de 1990 gracias a las películas de Barry Sonnenfeld, son Conrad Vernon y Greg Tiernan, los mismos de La fiesta de las salchichas (2016). Sin bien es un dibujito bastante plano y sin demasiada gracia (aunque de alta calidad técnica), siempre es bienvenida la idea de unos personajes que se corran de lo establecido como normal. Los Addams representan lo mortuorio, lo espeluznante, lo putrefacto, todo lo que va en contra de la rutina de las personas que se autoproclaman comunes y corrientes. La historia cuenta con dos subtramas. Por un lado, la familia consigue vivir en un manicomio abandonado, hasta que al frente construyen uno de esos barrios coloridos para gente rica, diseñado por Margaux, una rubia superficial que, al ver esa especie de castillo gótico que interrumpe la armonía del paisaje, no duda en ir a remodelarlo con su mal gusto y, en lo posible, a sacar a sus habitantes como sea, sobre todo por su condición de freaks. Por otro lado, está Pericles, el hijo más chico de la familia, al que tienen que preparar para un ritual familiar de iniciación en el que se pone a prueba el honor y la valentía de sus miembros. Pero es Merlina, la hermana, quien va a ir y venir de una subtrama a la otra después de conocer a la hija de Margaux, una adolecente de su edad de la que se hace amiga inesperable, y quien va a entregar los momentos más reflexivos y escalofriantes. Son sus personajes secundarios los más logrados. Cuando Largo toca el piano mientras Dedos lo ayuda, las ocurrencias del tío Lucas, la aparición de la abuela y Minino, el león que tienen como mascota, son algunos de los personajes y momentos más simpáticos y divertidos. Hay un par de gags brillantes en su inocencia y la música original de la casa, con el chasquido de los dedos, despertará la nostalgia de algunos padres. Sin embargo, la película se debilita a medida que avanza y va perdiendo el humor negro que siempre la caracterizó. Los Addams siguen siendo adorables, y ese aura lúgubre y tétrico, pero a la vez feliz y gracioso, que los rodea hace que la historia no decaiga del todo. Los locos Addams es una comedia animada que la pueden disfrutar grandes y chicos. La corrección política que atraviesa subrepticiamente la trama es necesaria, ya que la aceptación de las diferencias con el otro siempre lo es. Hacer las paces con el prójimo, unirse para que no exista más la división entre diferentes y normales, es un mensaje que siempre estará bien. El oscurantismo amable de los Addams tiene que servir como ejemplo de que, muchas veces, lo que vemos como distinto y peligroso en realidad puede ser algo benévolo y amistoso.
Entretenida propuesta animada con idiosincráticos personajes. Los Locos Addams, creación del historietista Charles Addams, ha conocido sendas iteraciones, pero no alcanzó una popularidad masiva sino hasta, primero, la aparición de la serie televisiva protagonizada por Carolyn Jones y John Astin, y después con las dos películas dirigidas por Barry Sonnenfeld. Sin embargo, sus iteraciones animadas a lo largo de las décadas no lograron ser clásicos tan consagrados como sus contrapartes live action. Ahora, en 2019, Los Locos Addams reciben el tratamiento de la animación por computadora. Tarararán click, click Como en todas las versiones de Los Locos Addams conocidas hasta ahora, la película hace hincapié en las diferencias que tiene la familia protagonista con la sociedad más “normal” y cómo -a pesar de sus rarezas- son una familia con un lazo de unidad y lealtad más fuerte que aquellas que los critican. La gran diferencia que presenta esta versión es la idiosincrasia que le aporta a algunos personajes sobre los que usualmente no se puso tanto foco. Si por un lado tenemos la pasión incondicional de Homero y Morticia, al igual que la acidez de Merlina y el niño interno del Tío Lucas, por otro tenemos a un Pericles siguiendo los pasos de su Tío con los explosivos y presionado por la tradición familiar. Largo, cuasi mudo y todo, también tiene momentos de personalidad marcada. Una vez aclarado esto, la película como un todo es entretenida y fluida. Consta de buenas escenas de acción y apropiados momentos de comedia, haciendo énfasis sobre el poderío de las redes sociales en nuestra vida cotidiana. Es en esta triste manifestación, actual y constante, del sencillo desacuerdo vuelto controversia, donde el realizar una película sobre estos personajes no parece para nada una acción pasada de moda. También es necesario remarcar que si bien es un humor que apunta a todos los públicos, se filtran dos o tres chistes levemente subidos de tono, pero ocultos con mucho subtexto. El diseño de los personajes está más alineado con el comic original y la serie televisiva que con las películas de Barry Sonnenfeld. Esto incluye algunos pequeños detalles visuales a destacar tales como que Morticia se maquille para su boda con las cenizas de sus padres, que las colitas del pelo de Merlina estén armadas como dos horcas, y que la casa de los Addams sea en realidad un manicomio abandonado. En esta versión animada, la paleta de colores obviamente pone el acento en el contraste entre el lúgubre mundo de los Addams y el mundo de colores pasteles donde intentan encajar. Incluso podríamos decir que este contraste extremo recuerda al visto en El Joven Manos de Tijera de Tim Burton. El trabajo de voces en la versión latina que se verá en los cines es bastante logrado y comunica las expresiones con mucha habilidad. Sin ir más lejos, el conocido tema musical toma la letra de la versión latina de la serie de televisión. Aunque no es para nada despreciable, esta crítica debe ser sincera y no puede evitar imaginarse cómo pudo sonar la Morticia Addams de Charlize Theron.
Los Locos Addams: Un clásico revisionado para chicos. Se puede decir que quien nunca haya visto a Los Locos Addams, sin importar qué versión, no tiene infancia. Ahora, ellos llegan en una nueva entrega para los más pequeños. Los Locos Addams (2019) es el nuevo film que llega a los cines para los más chicos. Con un nuevo look que hace honor a aquel cómic que les dio la vida por primera vez de la mano de Charles Addams, esta versión tiene una conexión muy interesante con sus orígenes. Lejos en el tiempo quedaron la serie de televisión y las películas que tenían a Anjelica Huston como la entrañable y terrorífica Morticia Addams, dueña y señora de la mansión y del corazón de su marido, Homero Addams. En el inicio vemos, pues, los orígenes de la familia Addams. Y no hablamos de los antepasados, sino de los seis que conocemos a fondo: Morticia, Homero, Dedos, Largo, Merlina y Pericles. En ese momento inicial vemos lo que fue el casamiento de ambos: sombrío, de noche, rodeados de familia y… perseguidos por una turba iracunda. Es así que, tristes por no tener un hogar propio y de camino a lo que uno supone es su luna de miel, los Addams atropellan a una persona en la oscuridad. Gracias a Dios, a quien atropellan es un convicto que aparentemente huyó del hospital psiquiátrico que se ve en la loma más cercana y que resulta ser Largo. El estoico mayordomo aportará un gran toque cómico para los más adultos, ya que más de una vez veremos a este serio y poco expresivo ¿hombre? hacer cosas un tanto incongruentes con su apariencia, y entre sus características más llamativas, está su canto. Pero el foco, en este caso, recaerá más en los niños que en los adultos: Merlina empieza a notar que hay más en el mundo que lo que sus padres le cuentan; y Pericles debe llevar a cabo el rito de iniciación familiar, La Mazurca del Sable, para probar que puede defender a la familia, ocasión que hará que todos los Addams del mundo se reúnan bajo un mismo techo. El tema, como todo lo orientado hacia la audiencia más joven, viene con moraleja: no juzgues a un libro por su portada. Como ya dijimos, Merlina descubre un nuevo mundo – que es empezar a ir a la secundaria – y se ve, sorpresivamente, encontrando un lugar al cual pertenecer y donde llevar a cabo una pequeña rebelión contra su familia, como típica pre-adolescente. Pericles, por su parte, ve sus intentos de atravesar la Mazurca intacto pero entra en pánico por miedo a decepcionar a su padre. Todo choca de golpe por la intervención de Margaux, la diseñadora a cargo de crear el pueblo entero abajo de la mansión Addams y quien ve su proyecto a punto de derrumbarse cuando estos se hacen notar por primera vez (hecho que no resulta difícil cuando la aldea parece hecha para un set de muñecas Barbie). Al ver todo a punto de derrumbarse, pone su red social a trabajar esparciendo mentiras anónimas en el mundo virtual de sus habitantes. Y, por si no lo notaron, acá hay otra moraleja: no crean todo lo que ven en línea. Si algún adulto tiene expectativas sobre esta película, probablemente se decepcione. No porque el film sea aburrido, o malo, o no tenga historia o animación. Simplemente porque parte del atractivo que los adultos le veíamos a los Addams recaía en la tensión romántica y sexual entre Homero y Morticia (que no desaparece por completo, pero no está a los niveles que nos tienen acostumbrados). Lo mismo ocurre con las escenas «violentas», en especial una muy particular en la que Merlina engaña a Pericles para enterrarlo. En su totalidad, Los Locos Addams es una buena película para los chicos, ligeramente menos tradicional e ideal para recordar que las cosas no siempre son lo que aparentan, y que nuestra presencia en las redes puede tener serias consecuencias en el mundo real. Y la frutilla de este postre seguramente sea salir del cine con la canción de la película pegada. ¡No digan que no les avisamos!
El hecho que estos personajes tan queridos de la cultura popular regresaran a la animación en una película realizada por los mismos directores de la horrenda Saussage Party (La fiesta de la salchichas) no resultaba muy prometedor. Pese a todo, Conrad Vernon y Greg Tiernan lograron realizar una obra aceptable con los personajes de Charles Addams, pese a que no consiguieron explotar por completo el potencial de la propuesta. Un inconveniente de este film es que a diferencia de las producciones live action de los años ´90, con Raúl Juliá y Anjelica Huston, la nueva obra de animación se concibió exclusivamente para el público infantil. De ese modo, todo el humor negro e irónico que tuvieron las películas mencionadas y la serie de televisión de los años ´60 en este proyecto brilla por su ausencia. Si bien funciona para introducir a los niños en el mundo extravagante de los Addams, para el público adulto puede resultar algo aburrida. Las personalidades de cada miembro de la familia estuvo bien trabajada e inclusive los diseños en la animación evocan las ilustraciones originales del cómic, sin embargo se extraña esa irreverencia especial que siempre tuvo esta propuesta. Aunque en los campos técnicos no presenta ninguna característica virtuosa, la animación es pasable y se percibe una influencia de El cadáver de la novia, de Tim Burton. Un director que en algún momento estuvo vinculado con este proyecto. El film de Vernon y Tiernan no es malo y se nota que lo hicieron con un cariño genuino hacia los Locos Addams, lamentablemente tuvieron las manos atadas con la decisión del estudio MGM de orientar la propuesta exclusivamente al público infantil.
Los locos Addams es una franquicia agotada. Dio cosas muy buenas en el pasado y llegó a su pico en los 90s con las películas de Barry Sonnenfeld. Hubo otras series y películas, tanto animadas como live action, pero todas para el olvido. Lo mismo que va a ocurrir con este estreno. Es un film malo, no causa gracia en ningún momento, aburre bastante y no engancha al espectador, sean niños o adultos. Ni siquiera el gran cast de voces originales compuesto por Oscar Isaac, Charlize Theron y Bette Midler, entre otros, realza en algo. Es realmente soporífera. Lo único que destaco es el diseño de personajes bastante fiel a la creación de Charles Addams en 1938 para The New Yorker, pero es un dato muy nerdo como para que sume en cualquier otra escala. La película está dirigida por Greg Tiernan y Conrad Vernon, quienes en el pasado estuvieron detrás de alguna secuela de Shrek y la genial Sausage Party (2016), pero aquella irreverencia no se encuentra aquí. El mayor problema que posee es que no está definido a un público target y eso hace que el humor no pueda ser explotado ni para un lado ni para el otro. Desde el punto de vista técnico está bien, pero muy lejos de la excelencia de Pixar. Tal vez la comparación es injusta, pero dado a que el film no te llega ni por la historia ni por los personajes, es inevitable reparar en esas cosas. En definitiva, Los Locos Addams no funciona. Solo un nostálgico encontrará algún disfrute en un par de secuencias que remiten a la tan querida serie.
La aceptación del diferente en un mundo demasiado normal Si cree que esta película es sobre la aceptación del diferente en un mundo demasiado normal, sí, tal cual, es eso, no se preocupe. Si cree que será tan graciosa u original como la serie televisiva basada en los dibujos de Charles Addams o como las dos versiones en cine con Raúl Juliá (lo extrañamos cada día más), ahí se equivoca. Hay buenos gags, algo de timing y no demasiado más.
Perseguidos por una turba iracunda, Morticia y Homero buscan un nuevo hogar en donde no tengan que esconderse de los «normales». Esa búsqueda los llevará a Nueva Jersey, en donde tendrá lugar la primera adaptación animada de Los Locos Addams, los personajes creados por Charles Addams y luego moldeados por David Levy, una que resulta completamente olvidable.
Que la familia más anormal vuelva al cine, en versión animada, es noticia auspiciosa. Ahora ocupando una casa tenebrosa, en lo alto de una colina, codiciada por una ambiciosa agente de real estate y, digamos, socialité del pueblo lindante. Con un guión estructurado en base al puro juego de contrastes, entre el colorido y anodino lugar normal y los excéntricos Addams, la película tiene no pocos momentos divertidos, diálogos graciosos en la voz de grandes actores, en su versión original, y algunos apuntes ácidos sobre las sociedades ingenua y alegremente vigiladas. Podría esperarse más (inspiración, creatividad, sorpresa), sin duda. Pero aunque deja el sabor a poco de una especie de largo capítulo, entretiene y divierte.
UNA FAMILIA MUY NORMAL Los Locos Addams es un gran homenaje a la serie original La familia más terroríficamente simpática se muda a la pantalla grande en versión animada, con ganas de ganar nuevos adeptos. Podemos decir que todas las generaciones tienen sus “Locos Addams”. Están los que crecieron viendo la serie en blanco y negro de la década del sesenta, en esas repeticiones infinitas de los mediodías de canal 13. Los que conocieron a Homero (el OTRO Homero), Morticia, Merlina y Pericles gracias a las películas noventeras de Barry Sonnenfeld, o los fans más acérrimos que los siguen desde Cemento, o desde las historietas de Charles Addams publicadas en The New Yorker, medio que vio nacer a esta familia muy normal. Como el público se renueva y a los pequeñines les encantan las historias ‘terroríficas’, Metro-Goldwyn-Mayer se la juega con esta versión animada que, de alguna manera, nos cuenta los orígenes de esta simpática parentela. Todo arranca, justamente, la noche de bodas de Homero y Morticia, una amigable reunión familiar interrumpida por una turba asesina que quiere echar a sus monstruosos vecinos del lugar. De esta manera, el total de los Addams se dispersa por aquí y por allá, y la joven pareja de recién casados decide huir y hacer rancho donde nadie los pueda encontrar: Nueva Jersey. En la cima de una colina, reparados tras la bruma de un pantano, encuentran un asilo abandonado (y embrujado), ideal para convertirlo en su nuevo hogar. Doce años después, los Addams ya son una familia tipo, lidiando con una hija adolescente y abúlica que no para de pelear con su mamá y un hijo que debe someterse a un complicado ritual (la Mazurka) para pasar de la niñez a la adultez. Todo muy normal. Mientras tanto, abajo en la ciudad, Margaux Needler, la anfitriona de un reality show de esos que dejan tu casa como nueva, está creando una comunidad perfecta llamada Asimilación, y necesita que todo marche a las mil maravillas para su final de temporada y la subsiguiente venta de todas las propiedades. Para su fastidio, los Addams y su tétrica mansión se interponen en sus planes y hará lo que sea para deshacerse de ellos. La trama de “Los Locos Addams” (The Addams Family, 2019) no presenta muchas vueltas ni sorpresas, pero esa eterna lucha por la tolerancia y la aceptación le calza muy bien a estas épocas oscuras. Sabemos que las excéntricas costumbres de la familia no están tan bien vistas por aquellos que no las comparten, pero el cariño y la unidad siempre le ganan a cualquier monstruo. Los realizadores, Conrad Vernon y Greg Tiernan, tienen la tarea de traer a los Addams a la actualidad donde las redes sociales también juegan un papel fundamental en la vida de los habitantes de Asimilación. Por ahí se van a esparcir las habladurías y los odios que van a repercutir en la relación de los Addams con sus nuevos vecinos. Las relaciones padre-hijo y madre-hija también son un tópico que marcan esta aventura animada, donde los pequeñines se debaten las costumbres familiares y tratan de crear las propias. Si hay un globo rojo, debe haber un payaso asesino Así, Merlina se hace amiga de Parker, la hija de Margaux -que tampoco quiere seguir los lineamientos de mamá- y decide continuar su educación en la secundaria pública, con todo lo que eso implica. Por su parte, Pericles no es muy ducho en eso de la Mazurka, y también se las tendrá que ver con las críticas y la presión de papá Homero. “Los Locos Addams” se esfuerza por entregar una historia nueva y fresca que conecte con los más chicos a través de sus temas y moralejas, pero con la nostalgia suficiente para enganchar a los más grandes. El combo funciona sin mucho aspamento, aunque con el humor necesario y el entretenimiento justo para convertirse en una comedia familiar hecha y derecha. La película no ostenta muchas pretensiones, pero trastabilla cuando se toma a sí misma un poquito más en serio. Muchos de sus personajes caen en arquetipos demasiado explotados dentro del género infantil, simplificando las cosas y creyendo con los pequeñines no pueden entender. Igual, lo mejor de todo son los Addams y sus excentricidades, pero lamentablemente acá no nos toca disfrutar de sus voces originales (Oscar Isaac, Charlize Theron, Chloë Grace Moretz y Finn Wolfhard). El doblaje latino (perdón doblajistas) le resta algunos matices a la actuación y refuerza esa noción de caricatura constante de los personajes, que la propia historia trata de subsanar, demostrando que esta parentela no es tan diferente a las otras de Asimilación. Lo primero es la familia Como ya es común en las películas animadas modernas (o cualquier película en general), acá no faltan las referencias pop, aunque Los Locos Addams tengan su propio universo de guiños (y rarezas) para explotar. Todos están presentes, con cancioncita incluida, porque no vale ver a los Addams sin cantar un poco y chasquear los dedos.
Lo siento, para mí hay un solo Homero Addams y ése es John Astin. Y la única versión válida de Los Locos Addams es la serie de 1964 (y el telefilm reunión de 1977). Hasta podría ser amable con la serie – refrito de 1998, que copiaba de cerca los manerismos de la serie original. Pero en mi radar jamás podrá entrar los filmes de Barry Sonnenfeld, esos engendros sobreproducidos y plagados de histérica comedia slapstick que no tienen que ver en absoluto con la esencia de los personajes. Porque Los Locos Addams no se trataban de chiflados hiperactivos gritando todo el tiempo, sino de una familia (muy normal!) excéntrica, carente de maldad y extremadamente unida por el amor que se tienen. Si, son tétricos, pero ése es el encanto. Y los mecanismos de la serie de 1964 se basaban en que la gente común que quería embaucar a estos chiflados (o simplemente hacerles algún tipo de servicio) terminaban corriendo y a los alaridos después de descubrir los horrores que ocultaba la mansión. Era un humor blanco, ingenuo, cálido. Si la versión animada 2019 de Los Locos Addams es algo chata (y merecería solo tres atómicos), al menos le pongo uno extra por la fidelidad a la obra original. Este filme se siente realmente como una secuela de la serie de los 60, con estos locos enseñando disparates, demostrándose cariño constantemente y dotados de un fuerte sentimiento de familia. Ciertamente la historia es un refrito de la mecánica de la serie de 1964, vale decir, los Addams vs la gente común. Acá hay una mina que es estrella del cable y que tiene un programa sobre remodelación de casas – tipo Queer Eye for the Straight Guy -, la cual se ha despachado con su propio proyecto zonal en gran escala. Lo que no sabe es que, al drenar el pantano, desaparecieron los vapores que ocultaban la cima de la colina cercana y que es donde figura la residencia Addams – un castillo que parece salido de una película de terror y que desentona con los colores chillones de la comuna -. Para solucionar las cosas Margaux Needler – la gurú del remodelamiento de casas – decide hacerle una cirugía fashion al castillo de los chiflados, la que termina siendo rechazada y provoca el conflicto de la trama. Es obvio que los creativos del filme se inspiraron en varios lados, y el diseño de Asimilación (!) (el pueblo que construyó la gurú y cuyas casas pretende vender a precios altísimos) así como el contraste con el castillo Addams parecen salidos de El Joven Manos de Tijera (con toda esa onda colorinche y retro pop) (cosa curiosa, alguna vez Tim Burton fue mencionado como potencial candidato para hacer una remake animada de la serie luego de los filmes de Sonnenfeld). A su vez los tipos metieron montones de gags en segundo plano, los que funcionan como en Y Donde Está el Piloto? y que, muchas veces, son mas graciosos que los chistes que hacen los protagonistas (ya sea ver a Dedos sondeando Internet y descubrir que tiene un fetichismo por los pies; el bizarro diseño de las paredes de la mansión Addams; las alfombras de osos polares que atacan a los visitantes; las colitas con forma de horcas de Merlina; y un vasto etcétera). El diseño es feo, pero se basa en los originales de la tira de Charles Addams de 1938 – con Homero siendo un clon tétrico de Peter Lorre, las mujeres con cabezas en forma de globo y todos con ojitos muy chiquitos -. Merlina sigue siendo la ladrona de escenas, especialmente cuando conoce a una chica y empieza a desarrollar gustos “normales” (como usar prendedores y ropa rosa y con brillitos), y el otro es el tío Lucas, el cual tiene menos participación de la que debería. Yo no diría que es hilarante ni mucho menos la comedia del año, pero me gustó el tono zumbón del humor del filme y el respeto por el estilo de la serie de 1964 que tanto adoré – el filme se despacha con un sentido homenaje al final, recreando la presentación de la tira y con Homero haciendo los mismos gestos de Astin -. Es cierto que podrían haber probado otras cosas – como en el teaser que trata sobre el noviazgo y casamiento de Morticia y Homero; encarar una precuela hubiera seguido un camino menos transitadoo -. Es un filme para veteranos como yo y para chicos muy chicos, sin mayor contenido que el humor ingenuo. Sip, los intentos de modernizarlo se ven forzados – como el gag que alude al payaso de It – pero no me pareció insultante. Y si ya agendaron una secuela, disponen de dos años para corregir errores y afinar la puntería… un segundo capitulo para el cual, seguro, me anoto.