Entre la magia y el pastiche Dirigida esta vez por el realizador noruego Joachim Rønning, el director de Kon Tiki (2012), en lugar de Robert Stromberg, la segunda parte de Maléfica (Maleficent, 2014) abandona un poco más las reminiscencias del relato clásico de Charles Perrault, La Bella Durmiente, y se adentra en los orígenes de los poderes del hada negra, incurre en la alquimia medieval y pone a todos contra todos en una película en la que el tono está puesto más en la acción que en la construcción de una historia. Transcurridos cinco años desde los eventos de la primera parte, Aurora (Elle Fanning) se ha convertido en la reina del páramo, esas tierras del bosque habitadas por hadas y un sinnúmero de seres fantásticos que rodean la ciudad reino de Usltead, hogar del Rey John (Robert Lindsay) y la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer). Finalmente, el príncipe Philip (Harry Dickinson) le propone matrimonio a Aurora y ella acepta pero la celebración se torna en tragedia y la Guerra Fría entre ambos reinos entra en estado de ebullición. Nuevamente Linda Woolverton es la encargada del guión, pero esta vez acompañada por Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster, quienes no aportan demasiado a una trama que no encuentra su eje. La historia propone un enfrentamiento entre la reina Ingrith y Maléfica, nuevamente interpretada por Angelina Jolie, que tiene como correlato la legendaria pugna entre los hombres y el mundo mágico, construcción mitológica sobre una era de oscuridad que necesitaba de sus héroes y de sus explicaciones. La historia transcurre aquí de la mano del enfrentamiento de dos formas de ver y vivir el mundo, el mágico del páramo y el realista de la ciudad. La falsa premisa del film discurre sobre la dicotomía entre el disfrute esencialista y la convivencia idealizada con la naturaleza o la explotación de los recursos naturales para proveer de materias primas y alimentos a las ciudades. En este sentido, el film se alimenta de diversas historias fantásticas para crear personajes y poderes y construir una mirada del mundo medieval que no sobresale demasiado de las típicas leyendas, explorando a través del guión todos los clichés posibles sobre el tema de las hadas y el mundo fantástico. Si bien los CGIs están muy bien y las escenas de acción están cuidadas al igual que los detalles, la historia es realmente pobre, tiene un desarrollo demasiado acelerado y se narran demasiadas cosas significativas en muy poco tiempo para dejar que la acción sea la rectora de la suerte del film. De esta forma la narración logra crear un mundo fantástico repleto de fuertes colores estridentes y construye una historia más o menos coherente, pero la susodicha es demasiado previsible, ningún personaje tiene profundidad y las actuaciones son pobres y deslucidas, salvo Pfeiffer, Jolie y Fanning que trabajan profesionalmente, aunque incluso estas dos últimas sin el espíritu de la primera parte. Más cerca de los errores de Woolverton de la saga de Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland, 2010), el fallido film de Tim Burton, y Alicia a Través del Espejo (Alice Through the Looking Glass, 2016), de James Bobin, que de su mejor film, El Rey León (The Lion King, 1994), coescrito junto a Irene Mecchi y Jonathan Roberts, Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil, 2019) incurre en los problemas característicos de este tipo de producciones que intentan combinar cuestiones infantiles y adultas sin terminar de convencer a ningún público. Entre las críticas más importantes que se le pueden hacer al film en cuestión se destaca el descuido absoluto e incomprensible de los secundarios y lo fantástico visto como un pastiche de personajes y de poderes sin explicación, no obstante es necesario mencionar la dicotomía alrededor del lugar de la naturaleza, esa que se pierde en un discurso irrelevante y no tiene su correlato en la acción, la cual finalmente se resuelve en el enfrentamiento abierto. Maléfica es así una saga malograda por la falta de coraje para mirar las contradicciones de lo medieval a los ojos, las malas decisiones narrativas y los excesos de una mirada mercadotécnica que nada tiene que ver con la creación de historias. A pesar de esto, su elenco femenino ofrece buenas interpretaciones, la narración es tan vertiginosa y tiene tanta información que no da tiempo -ni le interesa- inducir al espectador a reflexionar o a comprender la historia sino a seguir la trama hacia donde sea que se lo conduzca, y el personaje de Maléfica en sí funciona como una villana heroína con un gran temperamento. Para los niños Maléfica puede ser un producto para el entretenimiento que funcione durante sus dos horas de duración, pero lo que más se destaca es la posibilidad perdida de aprovechar el formato fílmico para contar una historia fantástica que se adentre intensamente en la riqueza mitológica.
Si algo sorprendió positivamente la primer película de Maléfica (2014) fue el completo cambio de guión con respecto a la historia original de La Bella Durmiente (1959), poniendo a la (hasta ese momento) villana mas malvada de Disney, y de la cual poco se conocía, como la protagonista/antagonista de su propia cinta en la que la veíamos en el rol de villana y también de heroína. Nos dio una mirada completamente distinta a una historia que creíamos conocer. Ahora llega su secuela, en la que nos quieren mostrar aún más en detalle la vida de Maléfica y Aurora (Elle Fanning) luego de los acontecimientos de la primera película, y la pregunta que nos hacemos todos es “¿para que?”. No hace falta que pasen las dos horas que dura esta segunda parte para darnos cuenta que estamos ante uno de los bodrios mas grande de Disney. Basta solo con ver la participación de Angelina Jolie (o un CGI de ella, es difícil diferenciarlo), la cual se nota que filmó todas sus escenas en menos de una semana y que ni siquiera compartió tiempo y espacio con otros actores con los que comparte escenas. Para entender, la protagonista de la película es la que menos aparece. La historia se ubica cinco años después de la primera película, Cuando el príncipe Phillip le propone matrimonio a Aurora, un matrimonio que se vera empañado por el desprecio de la madre de Phillip, la Reina Ingrith de Ulstead (Michelle Pfeiffer), contra a las hadas y seres místicos, a los cuales busca extinguir y lo que pondrá a en enfrentamiento a Maléfica y Aurora. Todo esto mientras descubrimos el verdadero origen de Maléfica y nos enteramos que no es la única de su especie. Aquello que celebramos de la primera película, de mostrarnos algo distinto a la historia original (algo que por ejemplo le criticamos a la remake de El Rey León) se termina exagerando al extremo sin necesidad alguna. Y todo empeora si se hace con un guión chato y con 0 ganas. Todo lo que le falta a la historia para ser atractiva se le volcó a los efectos especiales, lo mas atraparte de todo, con un aspecto visual increíble y con lindas criaturas, que suman un poco, pero no salvan.
Después de “Maléfica” (2014) con la impactante Angelina Jolie, llega su secuela luego de cinco años. La relación de la Princesa Aurora (Elle Fanning) y su madre/madrina está consolidada. Cuando el Príncipe Philip (Harry Dickinson) pide la mano de Aurora en un lugar soñado y rodeada de las criaturas que habitan el lugar, ella acepta para disgusto de Maléfica, que no quiere que se vaya de su lado. De todas maneras, por el amor que le profesa, no tiene más opción que aceptar su deseo. El Rey de Ulstead, John (Robert Lindsay) está feliz por su hijo y organiza un banquete para unir a las familias y a los reinos, pero la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer) es la verdadera malvada del film, ya que quiere apoderarse de todo. En la cena se desata una pelea entre las mujeres que termina con el Rey cayendo en una maldición que se manifiesta en un profundo sueño. Maléfica, acusada, huye y desaparece un tiempo, y se encuentra con criaturas aladas similares a su especie, por lo que su presencia en el film no es prolongada. Dirigida por Joachim Rønning, la película es visualmente impecable con sus luchas, vestuario, efectos y escenarios impresionantes, pero la historia carece de un sustento de peso, salvo el enfrentamiento entre las dos poderosas mujeres: Maléfica (que de malvada no tiene un ápice) e Ingrith. La unión de la primera con los de su naturaleza sirve para una batalla final y el resto, para fanáticos de una historia a la que quisieron darle una continuidad que no precisaba. El elenco es correcto, de Angelina Jolie sólo se puede decir que es impactante, sobre todo en las escenas en las que lleva su pelo suelto y se la ve indefensa y herida. Fantasía épica y magia, sí, pero sólo como un entretenimiento pasatista que no aporta nada nuevo. ---> https://www.youtube.com/watch?v=gwYr6uqa5DM TITULO ORIGINAL: Maleficent 2: Mistress of Evil TITULO ALTERNATIVO: Maléfica: Dueña del mal DIRECCIÓN: Joachim Ronning. ACTORES: Angelina Jolie, Elle Fanning, Michelle Pfeiffer , Juno Temple, Chiwetel Ejiofor, Imelda Staunton, Ed Skrein, Sam Riley. GUION: Linda Woolverton. FOTOGRAFIA: Henry Braham. MÚSICA: Geoff Zanelli. GENERO: Aventuras . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 119 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años DISTRIBUIDORA: Buena Vista FORMATOS: Imax, 2D. ESTRENO: 17 de Octubre de 2019 ESTRENO EN USA: 18 de Octubre de 2019
Hace poco más de cinco años se estrenóMaléfica y, si bien aquella recreación live-action de La bella durmiente, clásico cuento de hadas de Charles Perrault, tuvo una recepción crítica no del todo entusiasta, Disney encontró 760 millones de razones (dólares) en todo el mundo -y casi dos millones de espectadores en la Argentina- como para justificar y articular una secuela. El problema es que esta segunda entrega -más allá de un notable elenco que repite a sus principales figuras y de la espectacular parafernalia visual- luce todavía menos convincente que su predecesora. Entre la épica romántica, el cine fantástico (hadas, gnomos, árboles caminantes) y un remedo bélico que combina un poco de Game of Thrones y otro tanto de El señor de los anillos, el director noruego Joachim Rønning (responsable de la valiosa Kon-Tiki: Un viaje fantástico y de otra producción de Disney como Piratas del Caribe: La venganza de Salazar) construye un relato que nunca alcanza a fascinar ni a entretener demasiado. Las escenas (peripecias en el bosque, vuelos sobre paisajes paradisíacos, fiestas multitudinarias, hechizos, batallas) se suceden y en varios casos alcanzan incluso momentos de indudable belleza, pero la narración luce casi siempre mecánica, forzada, calculada, artificial, impidiendo así una mayor conexión emocional con los conflictos. Aunque el material que le toca en suerte no es particularmente sutil ni inspirado, lo mejor de Maléfica: dueña del mal tiene que ver con su elenco: desde el magnetismo de Angelina Jolie (esta vez con un personaje que resulta mucho más heroína que villana) hasta la convicción de Elle Fanning como la Aurora que quiere casarse con el príncipe Philip (Harris Dickinson) y así unir dos reinos, pasando por una Michelle Pfeiffer esta vez poco aprovechada como la despiadada -y arquetípica- reina Ingrith, madre de Philip y futura suegra de Aurora. Las imágenes de imponentes castillos con sus fastuosos salones, la multitud de minúsculos y encantadores personajes destinados al disfrute de los más pequeños (aunque el film está calificado para mayores de 13 años) y la intensidad que aporta en cada una de sus apariciones Angelina Jolie no alcanzan a compensar la falta de coherencia y fluidez que en varios pasajes aqueja a un relato con escasos hallazgos y espasmódicos logros.
El de Linda Woolverton no es un nombre que sea muy reconocido. Pero fue coautora de algunos de los mayores éxitos de Disney, de La Bella y la Bestia (1991) en adelante, pasando por El Rey León, Alicia en el País de las maravillas y Maléfica, por ejemplo. Y ya está ducha en esto de imaginar secuelas o nuevas situaciones a personajes creados por terceros. Mal no le ha ido, aunque sus pares de la Academia de Hollywood no la nominaron jamás. Todo viene a cuento de que Maléfica: Dueña del mal, la secuela del exitazo de 2014 que ya era un spin-off del dibujo animado de Disney La Bella Durmiente (1959), se extiende como los brazos de su protagonista. Se ha dicho una y mil veces que no siempre más es mejor, y Maléfica: Dueña del maltiene más acción, más seres como Maléfica y más protagonistas femeninas -al personaje del título y a Aurora se suma la reina Ingrith-, pero menos humor. La película comienza con una secuencia que hasta parece salida de otra realización. Tiene que ver con la caza de ciertos duendes en un bosque salvaje, con árboles que caminan y hongos que sonríen. Lo importante es que Aurora se va a casar con el Príncipe Philips, de Ulstead, y la boda unirá dos reinos que estuvieron históricamente enfrentados. Y lo que sigue es una versión más aventuresca de ¿Sabes quién viene a cenar?, cuando los reyes de Ulstead inviten a Aurora y a… Maléfica, porque al fin de cuentas es quien la crió y se siente su madre. La reina Ingrith es la mala de turno. Michelle Pfeiffer la engalana con todas esas poses y miradas que quien fuera la perdición de Los fabulosos Baker Boys o la Gatúbela delBatman de Tim Burton sigue teniendo en su ADN. Elle Fanning ha crecido estos últimos cinco años, pero puede seguir siendo aniñada, aunque la trama le haga brotar sangre de su rostro en alguna que otra ocasión. Y para que todo se sostenga, más allá de batallas interminables entre el ejército real y los parientes de Maléfica, sí, claro, está ella. Ella no es Maléfica sino Angelina Jolie, con sus pómulos salientes por efectos de computación digital, sus ojos como esmeraldas, o marrones, según la ocasión, y ese porte y esa sonrisa endiablada que la han convertido en una villana antiheroína más simpática, claro, que el Guasón de Joaquin Phoenix. El director noruego Joachim Rønning, de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, no le da al filme una firma, un signo de autor. Está a disposición del CGI, casi como hizo en la última de Jack Sparrow. “Recuerdo esta historia de una bruja malvada, y la princesa que maldijo para dormir para siempre. La historia se convirtió en leyenda. Pero esto no es un cuento de hadas”, recuerda Ingrith. Ni que hiciera falta. Ya aprendimos que Maléfica no es malvada, sino algo impulsiva, tiene mal genio y peor prensa. Aquí, hasta se muestra vulnerable, y con mejores diálogos tal vez le iría mejor.
En un año nefasto para la filmografía live action de Disney, donde no hubo grandes ideas creativas, la continuación de Maléfica sin ser una película memorable al menos tiene la cortesía de no ofrecer un espectáculo teatral filmado para el cine ni una bochornosa copia carbón sin alma de un clásico de la animación. Quienes disfrutaron la primera entrega seguramente quedarán satisfechos con la nueva producción que corrigió algunos defectos del film estrenado en el 2014, mientras que aquellos que la detestaron no cambiarán de opinión luego de ver esta propuesta. El film del director noruego Joaquim Ronning, responsable de la última entrega de Piratas del caribe y Kon-Tiki, retoma el concepto estúpido de convertir a Maléfica, una de las grandes villanas históricas de esta compañía, en una superheroína genérica de los cómics. En el nuevo film directamente pide a gritos su ingreso al Universo Marvel donde tranquilamente podría sumarse al equipo de los Avengers. El problema con la Maléfica/Supergirl, interpretada por una anestesiada Angelina Jolie en piloto automático, es que arruina todo lo que hacía interesante al personaje, además de contradecir el propio título de esta producción. "Maestra del mal". A lo largo del relato no se percibe en la protagonista ningún rasgo en su personalidad que permita asociarla con el mal o como una figura intimidante. Por el contrario, Maléfica se desenvuelve como una justiciera social que protege a las criaturas mágicas y busca vivir en paz y armonía. Esa villana aterradora y misteriosa de la versión animada terminó arruinada con un guión mediocre que no le aporta nada interesante a este cuento. Una historia diferente hubiera sido si se reinterpretaba la historia de La bella durmiente desde la perspectiva de la villana sin distorsionar su rol en el conflicto, pero en estos filmes proponen convertirla en una heroína de cómics aburrida y el concepto no termina de funcionar. Pese a todo, el nuevo capítulo corrige algunas cuestiones fallidas que había tenido la producción previa. Elle Fanning, quien estaba limitada al rol de la damisela en apuros pasiva, en esta continuación tiene un rol más activo dentro del conflicto principal. La princesa Aurora sigue siendo un bodrio pero al menos la actriz le puso un poco más de onda a su interpretación y consigue que el personaje tenga un rol digno. Lamentablemente no mejoró su suerte con el nabo del príncipe Phillip, quien pese a ser interpretado por otro actor (Harris Dickinson) no consigue establecer con ella una pareja romántica con química. En esta película intentaron explorar un poco más la cultura de la que proviene Maléfica, un tema que hubiera tenido su potencial si hacían el mínimo esfuerzo por desarrollar ese aspecto de la trama. Sin embargo, la idea luego queda en la nada y todo se centra en una guerra boba entre humanos y hadas que cierran de un modo chapucero. Michelle Pfeiffer con el esfuerzo de una remadora olímpica es la que le inyecta un poco de energía a esta continuación y logra que los espectadores adultos no caigan en los brazos de Morfeo. En lo referido a los aspectos más técnicos es justo reconocerle a esta producción la labor que hicieron con los efectos especiales y los diseños de las criaturas de fantasía. Las horrendas hadas insectos al menos esta vez no se ven como monigotes de animación computada y en general dentro de esos campos Maléfica 2 es una película superior a la entrega previa. Salvo por esa cuestión no hay mucho más para resaltar. En resumen, una película live action de Disney un poco más decente que los últimos títulos que estrenaron, cuyo destino será el olvido.
Geopolítica de la maldad En Maléfica: Dueña del mal (Maleficent: Mistress of evil, 2019) se construye un relato a partir de la contraposición de dos fuerzas “maléficas” (una peor que la otra), y que en el fondo esconde una bajada ideológica importante sobre los territorios, aún con su disfraz e impronta de cuento de hadas y entretenimiento infantil. En la historia, continuación de la recuperación de la mítica villana de Sleeping beauty: La bella durmiente, se esconde un fuerte mensaje en contra del otro, justamente en donde la otredad, en este caso configurada por disidencias, son los protagonistas. Acá el otro, según el posicionamiento del narrador, destruye un estado natural de las cosas que se habían dejado en la primera parte de la saga, transformándolo en una amenaza para el statu quo del reino y, también, del relato, convirtiéndolo en el impulsor político de la película. Maléfica: Dueña del mal transcurre la mayor parte de la narración tras los muros del castillo de Ulstead (cualquier similitud con USA es pura casualidad), desde donde se paran y posicionan los “normalizados” a combatir hadas, gnomos, unicornios y un sinfín de criaturas mitológicas que disfrutan de su libertad sin ningún tipo de censura o norma (mal hecho según la impronta Disney). Pero claro está que en este mundo ideal para algunos, subversivo para otros, según donde se posicione el espectador, el reinado de Ulstead no puede conciliar ni siquiera la participación de algún miembro de la realeza, y mucho menos el romance de dos miembros de cada universo como parte de la propuesta política ya de los mismos. Así, el cuento continua con “había una nueva vez”, presentando a Aurora (Elle Fanning) en su mejor momento, rodeada de seres mágicos que aguarda el momento en el que el príncipe Phillip (Harris Dickinson) le pida su mano (el empoderamiento femenino se dejó de lado en esta oportunidad). Con la complicidad de dichos seres Phillip realizará oficialmente el pedido de mano, sin saber que en ese instante le declarará la guerra al reino en el cual Maléfica (Angelina Jolie) y Aurora han pasado gran parte de su vida, ya que su madre (Michelle Pfeiffer), no concibe que su hijo se relacione con alguien asociado a la magia y fantasía. El principal inconveniente de Maléfica: Dueña del mal no es su factura técnica, al contrario, las imágenes generadas digitalmente, con un dejo kitch y camp son bellísimas, sino que es su liviandad para profundizar en cuestiones narrativas y conflictos, que bien podrían haber potenciado la trama, y terminan sólo enunciándose, con un sabor amargo, pensando que principalmente los niños consumirán el producto.
"Maléfica 2": la maldad tiene cara de mujer "Dueña del mal" se apoya en acontecimientos narrados en la versión de Charles Perrault que ya estaban presentes de forma mucho más siniestra en el relato germinal "Sol, Luna y Talía" (1634), de Giambattista Basile. Basado en el cuento La Bella Durmiente pero con el punto de vista invertido, Maléfica fue uno de los grandes éxitos de la temporada 2014. Precursora dentro del catálogo en el que Disney recrea sus grandes éxitos animados con actores en lugar de dibujos, la película además presentaba la novedad de tomar como eje del relato ya no a la princesa adolescente condenada al sueño, sino al hada oscura que como regalo de bautismo le dejó a la niña la citada maldición. La relectura indagaba en el origen de aquella maldad para descubrir una historia de abuso que le permitió a la película resonar en perfecta sincronía con su época, necesitada de heroínas que pudieran representar una feminidad más actual (empoderada, digamos). Convertida en saga de modo previsible, Maléfica: dueña del mal , dirigida por el noruego Joachim Ronning, se afirma en ese mismo territorio, respetando la simbología de los cuentos de hadas. La primera película replicó el original animado de 1959, que tenía como referencia central la versión del cuento recogida por los hermanos Grimm en la década de 1810 e incluso a la adaptación para ballet que Tchaikovski realizó a fines de ese mismo siglo. En cambio Dueña del mal se apoya en acontecimientos narrados en la versión de Charles Perrault de finales del siglo XVII, que ya estaban presentes de forma mucho más siniestra en el relato germinal Sol, Luna y Talía (1634), de Giambattista Basile. La acción transcurre pocos años después de que la princesa Aurora despertase del maleficio al recibir un beso de verdadero amor, que en este caso no se lo da un príncipe sino la propia Maléfica. La idea, que coloca al amor materno en lugar del amor romántico como expresión cabal del sentimiento, actualiza una idea que el austríaco Bruno Bettelheim desarrolló en la profunda interpretación de las diferentes versiones del cuento incluida en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas: la heroína completa su camino cuando se entrega al vínculo parental. Porque Maléficano es tanto una historia de amor, como un cuento de madre e hija. Pasado ese tiempo y bajo la tutela de Maléfica, Aurora se convirtió en reina del mundo de las criaturas fantásticas. Pero también creció su romance con el príncipe Felipe, cuyo beso no alcanzó para despertarla pero si para ganar su corazón. Felipe pide su mano y Aurora acepta, el problema es quién se lo dice a la rencorosa Maléfica. Todo empeora durante el banquete de anuncio del compromiso, cuando la madre de Felipe pretende apoderarse del lazo maternal que une al hada con la joven. El pack de damas que integran Angelina Jolie, Elle Fanning y Michelle Pfeiffer, en los roles del hada, la princesita y la reina madre, sostienen con eficacia un triángulo de pasión en clave femenina. Si Aurora representa la absoluta inocencia a punto de perderse para siempre y Maléfica una ambigüedad emocional fuera de control que oscila entre el amor y los celos o el resentimiento y el perdón, la reina de Pfeiffer recupera para las mujeres el derecho a ser las malas de la película en tiempos donde la corrección política amenaza con quitárselo. Y vaya si es mala esta madre castradora que trata de devorarse (alegóricamente) a su adorable nuera. Una suegra de las de antes. Pero Dueña del malinsiste en buscarle raíces a su protagonista y crea para la ocasión un pueblo de hadas oscuras viviendo en el exilio. En ese punto el relato entra en piloto automático y termina pareciéndose a la mayoría de las películas de fantasía que van del universo Harry Potter a El Señor de los Anillos y de Las crónicas de Narnia al sinfín de productos que buscan explotar esa estética recargada de criaturas (cada vez menos) fabulosas.
“Maléfica: Dueña del mal”, de Joachim Rønning Por Hugo F. Sanchez Ya pasaron tres años desde que supimos de la existencia de Maléfica, la bruja más mala de todas y su protegida/ahijada Aurora. Lo que pasó en la película anterior es que Maléfica no era tan mala y el problema es que se trataba de una incomprendida. Para qué volver sobre un personaje que no es lo que nos dijeron que era no se entiende, pero no es lo único que cuesta entender, aunque claro, siempre está el interés monetario. Pero basta de dar vueltas sin decir nada, vamos al centro de todo aunque a no hacerse ilusiones, en el centro no hay nada. Aurora es la reina de El páramo, que es un territorio vecino a un reino donde viven humanos. El páramo está habitado por un montón de seres mágicos de todo tipo, hadas, hongos vivientes, arboles que caminan -que parecen sacados de El señor de los anillos- y otros bicharracos. Todo parece sacado de otro lado pero está todo bien, tampoco nos vamos a poner tan exquisitos. Aurora (Elle Fanning) es la típica reina de los cuentos que camina por su reino acompañado de todos esos seres mágicos, pero llega el momento de que se una al príncipe del reino que decidió pedir su mano. Maléfica (Angelina Jolie) no está muy convencida pero menos convencida está su posible consuegra la Reina Ingris (Michelle Pfeiffer), que es más mala que la peste. Ingrid está casada por necesidad con el Rey y le permite al hijo casarse con Aurora con la intención de apoderarse de ella, pero Maléfica se da cuenta y se opone a que se produzca el enlace. Y así es como se pudre todo y se produce la guerra entre el reino, el páramo y unos seres alados y con cuernos que son la familia de Maléfica. Todo es confuso y nada tiene mucho sentido, triunfa el amor pero pierde el cine. Y colorín colorado está crítica se ha terminado. MALÉFICA: DUEÑA DEL MAL Maleficent: Mistress of Evil. Estados Unidos/Reino Unido, 2019. Dirección: Joachim Rønning. Guión: Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue. Elenco: Angelina Jolie, Elle Fanning, Harris Dickinson, Michelle Pfeiffer, Sam Riley, Chiwetel Ejiofor, Ed Skrein, Robert Lindsay, David Gyasi, Jenn Murray. Producción: Angelina Jolie, Duncan Henderson y Joe Roth. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 118 minutos.
Con un poderoso acento más en lo visual, en los efectos especiales, en la animación que así podría ser el género de este film, despliegue infernal del vestuario y chorros de dulzura empalagosa en los personajes del bosque encantado que en la historia en sí, esta segunda Maléfica está hecha para encantar con un envoltorio de lujo, más que por su argumento y acción. En el comienzo del film hay una justificación en off para entender de donde vendrá el enojo de la protagonista, mas el agregado que es un hallazgo de la maldad de la reina, muy bien personificado por Michele Pfeiffer, que es lo mejor de la película. El personaje de Angelina Jolie no le exige demasiado a la actriz, con su sola presencia, sus cambios de humor, ropa y efectos especiales la dejan hecha, amén de sus pómulos más angulosos que nunca. Una pena, daba para explotar más a este personaje intrigante, que se deja llevar por las pasiones y conoce a un grupo de pertenencia y se lanza a la guerra sin pensarlo demasiado. La receta funciona: Una historia de amor, de una princesa preciosa como Elle Fanning, un príncipe carilindo Harris Dickinson, engañados por la suegra y madre de horror que les tocó en suerte. Una guerra que ocupa casi toda la película con cañones que estalla en rosa fuerte, modelitos para las nenas fantasiosas y un despliegue que se ve demasiado artificial pero que resultara efectivo para un público cautivo.
Una secuela que supera a la original. Maléfica, es una de las mayores villanas del cine animado, y esta secuela del filme homónimo de 2014 dirigida por Joachim Ronning nos cuenta la historia de un hada oscura (Angelina Jolie) y su ahijada Aurora (Elle Fanning), quien decide aceptar la propuesta de matrimonio de su novio Felipe; allí es donde se centran los mayores obstáculos. Dos familias y una batalla con la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer) como antagonista. La secuela se propone explorar diversos temas: la aceptación y fidelidad a ser lo que realmente somos, el daño que ocasionan las mentiras y cómo el ser humano se encarga de destruir todo aquello con lo que no siente pertenencia. El aspecto visual, la fotografía y el diseño de producción lograron que la historia sea fantástica, inspirada en la era medieval, con hadas, castillos y criaturas mágicas. La química entre los actores es lo que genera interacción y ritmo en la historia y sin duda alguna podría ser de las mejores secuelas y adaptaciones logradas por Disney.
Disney es una cita obligada en cines, la magia que posee la empresa del ratón magnate llega a grandes y chicos; es una pasión sin límites de edad. Ahora la empresa aprovecha la moda de los live-action para exprimir hasta el último esfuerzo sus más grandes obras e innova implementando secuelas y el fueron felices para siempre milenario, poco a poco, va quedando en el olvido. Llega el turno de la secuela de Maléfica (2014) película que pone a Angelina Jolie en primer plano después de un hiatus entre una notable dirección de películas (Unbroken, By The Sea y First They killed My Father) y su divorcio con Brad Pitt. Siempre es bueno ver a Angelina y sin dudas es de las pocas actrices que pueden llevar el título de «Flor de Actriz»; Jolie es tan buena en su trabajo que ver el retorno de su vision de Maleficent – nombre en inglés – es algo que eriza la piel. Hay que destacar que la primer película del 2014 no era tan buena pero con Jolie de first billed se permite recordar. Ahora llegó la secuela y esta vez el guión a cargo de Micah Fitzerman-Blue, Linda Woolverton y Noah Hapster es una ramificación tan grande que Maléfica: Dueña del mal se instala entre en territorio de Danza con Lobos/Avatar. Además el constante uso de mensajes innecesarios hacen que la secuela se despegue de la oscuridad de su origen y evolucione a algo multicolor y desastroso que no termina de cerrar en ningún momento. Tal vez el alto mando necesita que la gente quiera Maléfica, pero vamos… no es necesario. Secundada por Elle Fanning, Harry Dickinson, Sam Riley, Ed Skrein, Chiwetel Ejiofor y Michelle Pfeiffer Maleficent: Mistress of Evil no funciona como una proyecto coral, Jolie opaca a todos. Además Michelle Pfeiffer ofrece una penosa actuación dando lugar a una posible nominación en los próximos Razzies por una vergonzosa sobreactuación mítica. Es un infierno ver el talento de Pfeiffer en esta forma. Maléfica: Dueña del mal recurre al que fue de la vida pero hay veces que el misterio y el incitar a que el espectador imagine el futuro es mucho mejor que forzar la historia y derrapar en el intento. Valoración: Regular.
¿Y dónde está Maléfica?. Crítica de “Maléfica: dueña del mal” La película estadounidense Maleficent: Mistress of Evil se encierra en la figura de Michelle Pfeiffer, la Reina Ingrith de Ulstead y asfixia el filme con su presencia. Una secuela teñida por la exploración de los orígenes de Maléfica y la boda de su ijada Aurora con el Príncipe Phillip aunque es exitosa en la generación de efectos especiales en el tratamiento de imagen paisajística y propone una fantasía de acción. Por. Florencia Fico. El argumento del filme ubica a Maléfica(Angelina Jolie) en el Reino del Páramo luego de cinco años de la primera película. Su residencia es calma pero se ve trastocada por la propuesta de matrimonio del Príncipe Phillip(Harris Dickinson) a la Pincesa Aurora(Elle Fanning) que confirma su vínculo. Nadie sabe cómo será la familia del príncipe ahí aparece la Reina Ingrith de Ulstead (Michelle Pfeiffer). Ella aborrece las criaturas del Páramo y decide hacer un falso casamiento entre los jóvenes con el fin de enfrentar a las hadas y pone en jaque la relación entre Maléfica y Aurora como familiares. En su primera película, Maléfica es un hada con el poder de la vida y la muerte después de una traición pasada por los humanos que ingresaron amenazando su lugar soñado, tranquilo donde viven diferentes especies espinosas, hongos, troncos vivientes, aves, su cuervo protector, insectos y otros seres imaginarios.. Ella se dispone a proteger su nación, sin embargo, la monarquía le teme por sus habilidades y su enamorado de la infancia Stefan ya súbdito del Rey Henry le quita sus alas negras con este hecho su corazón puro se endurece como roca y lanza maldiciones a su rival en ese momento Aurora hija de Stefan ahora rey de los humanos que indica un sueño eterno para ella al cumplir los 16 años al tocar el huso de una antigua rueca y sólo despertará con el beso del amor verdadero. Resultado de imagen para maleficent 2 Si bien las dos se encuentran y se da un lazo que modificará la visión de Maléfica que la cuidará como lo hizo siempre a escondidas y las batallas quedarán en segundo plano; el genuino cariño de Maléfica resucitará y se convertirá en su madrina al salvarla con su beso afectuoso ya que no funciona con su novio el Príncipe Phillip. Maléfica la convierte en reina de los humanos y el Páramo en aquel momento Ciénagas. El guion en manos de Linda Woolverton, Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster se basa en el cuento de hadas La bella durmiente del bosque de: Giambattista Basile, Charles Perrault y los hermanos Grimm. Aquellos relatos eran pasados de boca en boca dentro de lo que sería la tradición oral. En ésta segunda entrega Linda Woolverton genera tres núcleos importantes: el conflicto entre los parientes del Príncipe Phillip y Aura, una nueva resignificación de la comunión entre Maléfica y Aurora, además un apartado sobre la génesis de Maléfica. La lleva a su nido originario después de ser acusada por la Reina Ingrith por una supuesta maldición al rey lo que provoca una nueva guerra entre las tierras del Páramo y Ulstead. Resultado de imagen para jenn murray maleficent La dirección de Joachim Rønning impregna al género fantástico una esencia épica con la símbolos como escudos de la realeza, crea batallas de antaño con ballestas, bombas una referencia a los combates del medioevo asimismo: arcos, mazas, espadas, lanzas, mangual y armas de asedio: catapultas, balista y onagro. Un dejo de su realización en Piratas del Caribe: La venganza de Salazar . Por otro Rønning apuesta a grandes escenarios de acción y paisajes que remiten mucho a su procedencia noruega con montañas, glaciares, archipiélagos, jungla, tundra, desierto, locaciones como islas, fiordos en muchos de éstos lugares se transmiten leyendas y mitos que pueden observarse en éste filme cuando se abre el mundo del origen de Maléfica. La fauna y flora que entablan otra conversación dentro de la película. El cuervo de maléfica convertido en un oso es un guiño a uno de los animales más comunes en Noruega. La fotografía de Henry Braham se inclina por tomas panorámicas para demostrar la significación del espacios abiertos como lo son los palacios e islas. Emplea el Flip Over que hace un movimiento que gira en 180 grados que hace marear al espectador y sobre impresiones que demuestran qué están pensando los personajes. En los momentos de lucha el traveling es una carta comodín para seguir a la vanguardia y retaguardia en momentos de guerra. Resultado de imagen para jenn murray maleficent En torno a las actuaciones Angelina Jolie como Maléfica conserva ese ese halo verde que controla la naturaleza, encierra entre ramas a quien ella desea, su frase típica : “Well, well”, la ironía la recorre, el malhumor la sigue, su rostro siempre estuvo dispuesto a mostrar tanto emotividad como enfado. Resultado de imagen para maleficent 2 Michelle Pfeiffer como la reina se destaca más que Jolie por su juego corporal ágil, una interpretación donde un levantamiento de ceja es tan intrigante como su conducta controladora y un porte que impone las reglas del juego. Se adueñó del filme. Elle Fanning en Aurora pone en manifiesto su inocencia, una interpretación que la expone al riesgo y lo sabe manejar, un papel que al principio parece dominado por Jolie y Pfeiffer sabe despegarse para marcar su carácter irreverente y reflexivo. Una actriz que reveló una gran pisada escénica fue Jenn Murray como Gerda una sierva de la reina Ingrith que expuso una nueva forma de gestualidad al encarnar un secuaz de su villana. Es malvada pero cómica a la vez es intrépida. El reparto estuvo compuesto por: Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning, Ed Skrein, Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, Sam Riley, David Gyasi, Lesley Manville, Imelda Staunton, Harris Dickinson, Jenn Murray, Kae Alexander, Fernanda Diniz, Teresa Mahoney, Takamasa Ishihara, Robert Lindsay, Judith Shekoni, Barry Aird, Joakim Skarli, Zak Holland, John Carew, Russell Balogh, Jess Liaudin, Bernardo Santos, Bruce Johnson, Tom Bonington, Rayna Campbell, Kas Meghani, Alex Martin, Mens-Sana Tamakloe, Mark Knightley, Axel Nu y Frederick Szkoda. Imagen relacionada La productora del filme fue: Walt Disney Pictures y Roth Films con el aporte de Grupos Remakes de Clásicos de Disney. Puntaje:70.
Había una vez un cuento llamado La bella durmiente, muchas versiones existieron de esa historia, pero la de 1697 escrita por Charles Perrault en la recopilación llamada Histoires ou contes du temps passé se convirtió en la base de todas las otras formas que la historia adquirió. En 1959, hace exactamente sesenta años, Walt Disney realizó una versión de animación que se instalaría definitivamente en el imaginario popular del siglo XX. De ese film surgió en el año 2014 una mirada revisionista llamada Maléfica, donde Angelina Jolie interpretaba a la villana de la historia pero con un giro en la trama. Luego de todos los cambios sociales que hubo en el siglo XXI, parecía necesario actualizar algunas cosas. Como sea, la película tenía identidad propia y funcionaba. Jugaba al borde, pero salía airosa. Maléfica: Dueña del mal (Maleficent: Mistress of Evil) retoma esa historia, nos lleva casi al comienzo porque nadie, excepto la joven Aurora, sabe entre los humanos que ella es buena. Aurora y el príncipe Phillip se quieren casar, lo que responde a un amor genuino pero a la vez servirá para unir los dos reinos. El padre de Phillip, el Rey John (Robert Lindsay) está contento por el acuerdo y su esposa, la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer) tiene un plan muy distinto para todos. La idea de la película es, básicamente, que la que era una villana de cuento de hadas ahora es buena y que en su lugar hay una reina que es igual de mala, y además es la suegra de la protagonista. Buscaron modernizarse y terminaron siendo un gran chiste de suegras. Más antiguo no se consigue. Más que revisionismo de un cuento de hadas acá estamos frente a la destrucción de los cuentos de hadas. Porque le quitan todo lo oscuro, le destrozan todo su poder y en su lugar ponen una historia sin sentido y notablemente naif y tonta. Y por supuesto hay batallas. Tontas, largas, mal filmadas y confusas batallas. Cuentos de hadas que ahora son cine bélico. No hay palabras para describir el nivel de tedio que esta mezcla produce y lo poco que tienen para hacer los actores en este engendro con miles de efectos especiales feos. Todo indica que no habrá tercera parte, depende de los espectadores que así sea.
Una pésima continuación de una historia que supo sorprender en una primera instancia pero que con esta segunda entrega logra opacar todo lo bueno que se había construido previamente. Cinco años después de los eventos sucedidos en Maléfica (2014), el director Joachim Renning (Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, 2017) decide mostrarnos qué sucedió luego del primer encontronazo entre el mundo mágico, liderado por la poderosa y muchas veces incomprendida Maléfica (Angelina Jolie), y el mundo de los hombres. En esta segunda película la trama se terminará de alejar del todo del clásico cuento de La Bella Durmiente para mostrar un lado más oscuro nunca antes visto. Ya con Aurora (Elle Fanning) establecida como reina regente del Páramo y todos sus habitantes, Maléfica sólo se ocupa de los problemas más severos del lugar y en una constante vigilancia de que nada grave suceda con el pueblo de las hadas y criaturas mágicas. Pero todo cambiará para ellas cuando el Príncipe Phillip (Harris Dickinson), el sucesor más próximo al trono del reino de los hombres, le proponga matrimonio a Aurora en fas de poder unificar los dos pueblos. Pero mientras ésta propuesta es llevada a cabo, muchas criaturas empezar a desaparecer de el Páramo empezando a alarmar a todos, Maléfica incluida. Todo ese espeso clima tendrá su clímax cuando Maléfica conozca a la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer), madre de Phillip, quién hará todo lo posible para evitar que la unión se lleve a cabo y de darse, que la Hada Oscura más poderosa de todas quede en el camino. Después de lo que había sido un primer encuentro con esta línea de tiempo alternativa que propuso la primera Maléfica allá por 2014 y que tuvo dentro de todo un resultado positivo, esta secuela profundiza con un énfasis notorio todas las fallas que aquella obra había otorgado. Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blu componen el grupo de guionistas que escribieron el desarrollo de esta cinta en la que durante muy pocos pasajes se logra convencer al espectador de que existe una amenaza real y todas las situaciones establecidas tengan un propósito concreto y no sea sólo material marketinero. La dirección que toma la trama durante toda la película roza lo incrédulo por la simple razón de querer agigantar una historia que no lo permite. A veces menos es más y eso bien lo supo entender la primera entrega, aferrándose al material original clásico pero jugando un poco con los orígenes y motivaciones de los personajes. De ésta manera la película termina auto boicoteándose y arruina todo lo bueno que supo plantear en su momento. El vuelo narrativo es demasiado pobre en cuanto a desarrollo de personajes y situaciones pero aún peor es el ritmo con el que transcurren los hechos. Con una parsimonia impropia de las películas que buscan la épica constante, el film aburre casi en su totalidad debido, entre otras cosas, a la terrible obviedad que mantiene el guion. Otro aspecto en donde la película no termina de destacarse es el aspecto visual. Con casi una totalidad de escenarios y personajes creados por computadora, estos no parecen en ningún momento ser reales principalmente porque no juegan ningún papel fundamental a lo largo de toda la trama. Sólo están ahí para el entretenimiento pasajero y para consolidar nuevos productos que vender en el mercado. Ésta como tantas otras películas, son historias en donde el poder pasa por los personajes más que por lo que se quiere contar e increíblemente este es un caso en donde todos los personajes están mal construidos y por supuesto peor desarrollados. Teniendo un elenco de por sí talentoso parece increíble que ninguno de sus integrantes logre destacarse en casi ningún momento. La única que logra destacarse sólo un poco es la joven Elle Fanning que se la nota totalmente comprometida con su rol y papel y que ahora al ser exigida a un despliegue físico mucho más preponderante que la entrega anterior pareciera haberle caído como anillo al dedo por que realmente se la ve muy bien. Tanto Angelina Jolie como Michelle Pfeiffer son actrices que ya desde la postura que puedan tener, logran transmitir sensaciones, pero con eso no alcanza y ambas se ven arrastradas a la actuación olvidable gracias a los pésimos diálogos que se les fueron otorgados. Maléfica 2: Dueña del Mal no logra expandir de buena manera todo lo que su predecesora había propuesto. El pésimo guion que tiene la película es el motivo principal por el cual la trama y los personajes no logran alcanzar ni lo mínimo que se esperaba de ellos.
[REVIEW] Maléfica: Dueña del mal. Una de las emblemáticas villanas de la casa del ratón está de regreso, y no, no será por fin la Maléfica que conocimos en la animación de 1959, esa magnífica adaptación de Clyde Geronimi y Erdman Penner, porque una vez más solo serán engaños. Concebida como la villana por antonomasia desde su nombre, referencia obvia que igual haremos, hasta en sus acciones; cayó en una suerte de reivindicación con su aparición en las remakes/adaptaciones con actores de carne y hueso. Inesperada pero efectiva vuelta de rosca de la clásica historia de la Bella Durmiente, cuento original de Charles Perrault que escribió Linda Woolverton (Alice in Wonderland, The Lion King). La premisa fue que todo era un error de lectura, que ella no era la villana sino más bien una incomprendida criatura de un mundo que poco entendían los mortales. Un juego de mala fama y mucha corrección política, que sin lugar a dudas destruyó una cimentada celebridad al hada malvada, y fue en ciertos momentos entretenida. Pero, y ya que estamos, reescribir por completo el clásico no es el problema, cada generación puede y tiene sus lecturas de los relatos y más tratándose de los construidos con arquetipos que logran trascender su época. Dicho esto, la secuela que en su título parecía proponer una nueva vuelta de esa rosca infinita, cae una vez más en la opción cómoda o mejor dicho acomodaticia a los tiempos que corren sin generar una verdadera ruptura con el personaje. Ella no será por fin mala, no, simplemente y otra vez, mal entendida. Tiene su lado tóxico en su relación con Aurora, sí, pero desarrollado sólo como una herramienta para el flácido nudo de la trama. Uno que repite de la entrega anterior, esta vez en las rocambolescas tramas de la reina Ingrith, madre del príncipe Philip, el futuro esposo de Aurora. Todo se resume en una tergiversación de los acontecimientos, en la insoportable nulidad de carácter con que dotan a la joven reina del Páramo aún cuando ella fue protagonista de ese maltrato histórico con que cubren la figura de Maléfica. Y de ahí en más, solo una sucesión de secuencias que enredan una trama cuyo esbozo no logra liberarse por fin del nuevo encajonamiento que le hacen a los personajes femeninos. Que surja la raza de las hadas oscuras, una suerte de pueblo mágico olvidado y acorralado pudo haber funcionado si tan solo se le hubiera prestado más atención a la construcción de su lugar en la historia. Sumar a veces es solo amontonar y claramente es lo que sucede. Lo pueblos originarios intentan retomar su lugar en el Páramo y el reino que poco a poco ha usurpado las tierras, pero solo queda como algo anecdótico, y si le sumamos que Maléfica es una especie de elegida, nunca sabremos muy bien para que, termina haciendo que la historia se ralente con tanto lastre. El juego del elenco protagónico es acotado y superficial, surtiendo a los personajes de una repetitiva gama de gestos, y no son ellos claramente el problema; Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning, Ed Skrein y Chiwetel Ejiofor realizar su labor con entrega, pero con una historia tan bidimensional en sus metáforas es ciertamente constreñido y por qué no, aburrido de ver. Atiborran al espectador de sobreentendidos y claras referencias a fantasías conocidas como «El señor de los anillos» o la más reciente «Game of Thrones»; en el enfrentamiento épico de dos reinas particularmente en este último ejemplo, que al carecer de bagaje dramático no logra trascender el efectismo. Claro que los efectos especiales, en particular el abarrotado y ecléctico diseño de vestuario y el diseño de producción en general visten al film de una espectacularidad apabullante, de un esplendor que ciertamente enceguece al espectador ante una historia poco inspirada.
Luego de que Maléfica aceptara lo que siente por Aurora, esta última se dedica a reinar en el bosque, hasta que recibe la propuesta de matrimonio del Príncipe Phillip. Lo que parecía ser la unión perfecta, empieza a convertirse en una pesadilla cuando la Reina Ingrithplanea usar la boda para iniciar una guerra contra la raza de Hadas Oscuras, y todo ser mágico. Después de una aceptable primera entrega, nadie esperaba que se hiciera una secuela de Maléfica, pero como el film fue un éxito de taquilla, y don billetin todo lo puede, hoy llega a nuestras salas Maléfica 2: Dueña del mal, dejándonos con bastante gusto a poco. El principal error de esta película, es que estamos ante uno de los tantos casos que, porque la historia se sitúa en un mundo de fantasía, se empiezan a sacar reglas de la galera, logrando que cualquier cosa sea posible, y que como espectadores, nunca sintamos que los protagonistas están corriendo un verdadero riesgo, porque es obvio que se van a salvar ya que “un hechicero lo hizo”… A esto debemos sumarle lo mucho que pierde Aurora como personaje. Si ya la anterior entrega Elle Fanninghizo lo que pudo con un rol tan plano, ahora su presencia en pantalla se ve reducida, aun mas, debido a las disputas entre Maléficay la Reina Ingrith, así como también la historia de origen de la primera citada. Si son fans de Aurora o de la más joven de las Fanning, ya les avisamos que no esperen ver una evolución en su personaje. Pero no todo es malo en Maléfica 2: Dueña del mal. Visualmente la película es hermosa, y si ya la primera entrega era todo un espectáculo para la vista; esta lo supera. En especial las tomas donde vemos a la raza de las Hadas Oscuras en pleno vuelo, haciéndonos sentir la velocidad y adrenalina que debe provocar volar a tan altas alturas. También debemos mencionar los buenos trabajos de Angelina Jolie y Michelle Pfeiffer. A la primera ya la vimos lucirse en la anterior, pero Pfeiffer vuelve a mostrar que el rol de villana ya entrada en años le queda como anillo al dedo, haciéndonos preguntar cómo es que no la contratan más seguido para este tipo de roles. Maléfica 2: Dueña del mal no es una buena película, pero tampoco podemos decir que es mala. Quizás sea algo peor que esto, y es olvidable. Sin saber demasiado bien porque es que hicieron una secuela (aparte del factor monetario), dudamos que alguien que la vea la recuerde a las pocas horas de verla.
Vamos de nuevo Todo cuento de hadas que se precie termina con una boda y un “vivieron felices por siempre”, el cual suele tener gusto a cuento inconcluso. La primera parte de esta historia (REVIEW ACA) se burló del príncipe salvador y del amor a primera vista, pero cinco años más tarde Maléfica, Dueña del Mal ya puede permitirse considerar viable ese romance entre el príncipe Phillip y Aurora (Elle Fanning), reina del Páramo donde conviven todas las criaturas mágicas de la región que gobierna desde que el hada Maléfica (Angelina Jolie) abdicara. Hay una relativa paz con el vecino reino humano del príncipe Phillip, pero la desconfianza sigue fuerte en el imaginario colectivo de ese pueblo que recuerda una versión deformada de los hechos de la primera película, donde el hada es claramente la villana de la historia y sin ninguna redención final. Aurora y Phillip sueñan con terminar esa enemistad y unir a ambos pueblos en paz, un proyecto con el que la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer) no parece estar muy de acuerdo. La reina está convencida de la maldad intrínseca de Maléfica y todas las criaturas mágicas, algo que parece confirmarse cuando la cena de presentación entre ambas familias termina en combate y con el rey hechizado en un sueño eterno. De madres y suegras Como buena secuela, Maléfica, Dueña del Mal aprovecha que tiene las presentaciones ya hechas por la primera parte, pasando a la acción sin tantas vueltas y explotando de entrada todo ese mundo fantástico que había construido. La trama dramática pasa a un segundo plano y se achata, pero nunca desaparecen del todo los temas que ya habían sido centrales como la búsqueda de la identidad y la resistencia a la discriminación, solo que se hacen más directos. El foco sigue estando principalmente sobre la anti heroína protagonista, prácticamente el único personaje con algo de carne. Al menos ahora tiene enfrente una antagonista con un poco más de presencia y que hace dudar a quién se refiere realmente el título de la película. No tanta como para competirle al trabajo de Jolie, pero al menos como para no dejarla tan sola. Si lo insípido y chato de la parejita real es intencional sería un buen chiste, pero viniendo de Disney parece algo demasiado fuera del eje habitual, incluso en una película como esta, que se permite presentar como algo aceptable a la resistencia violenta contra la agresión externa. Como ya se insinuaba en la primera parte y ahora queda un poco más en evidencia, Maléfica, Dueña del Mal hace equilibrio entre el perfil casi infantil que debe mostrar y el más oscuro que en el fondo parece desear (pero no le permiten). Es contradictorio que no puedan haber grises en una historia que se apoya todo el tiempo en salirse del maniqueísmo; eso le juega en contra al desarrollo de los personajes, pero igualmente se las ingenia para lograrlo algunas veces. Como película de acción y aventuras apuntada al público juvenil funciona muy bien, cumpliendo sin problemas con su meta de entretener. Pero no soporta un análisis más profundo que ese. Son varios los huecos en el guion que se ajustan a lo que necesitan que suceda, y no a lo que sería lógico dentro de lo propuesto. Si ya sucedía antes con los dos adolescentes (que de tan genéricos siguen sin encontrar un lugar fuerte en la trama), tampoco hay mucho interesante en los personajes nuevos ni en cómo se desarrollan los conflictos, aunque es algo que rara vez sucede en esta clase de propuestas donde lo importante es pasar un buen rato.
Como la mayoría de los cuentos de hadas, "La bella durmiente" viene de la tradición oral. Y las versiones más populares son la de Charles Perrault, escritor francés de la primera mitad del siglo XVII y los hermanos Grimm, escritores y recopiladores nacidos en Berlín a fines del siglo XVIII. La historia fue el argumento del último filme animado basado en cuentos de hadas producido por Walt Disney hace 60 años. En 2014 la factoría Disney elige el personaje de la mala de la película, el hada Maléfica con su víctima y luego ahijada, la joven Aurora. Este es el momento en que sucede todo lo de la maldición de Maléfica a la pequeña Aurora, con la profecía de que adolescente sufrirá un accidente con una rueca y morirá. Pero una de las Tías del relato, también hadas, amenguarán la pena con el don de que quien la ame la besará y ella volverá a la vida por amor. Secuela de la película y a tono con la época, la acción se centra en dos mujeres superpoderosas, la Maléfica del título y la esposa del rey (Michelle Pfeiffer), que esconde una peligrosa personalidad. La tercera de la historia, es la joven Aurora que se está por casar con el príncipe Felipe, hijo de los reyes, deseoso de engarzar su mundo con el del Páramo. "Maléfica. Dueña del mal" tiene lugar pocos años después de lo narrado en el filme anterior y allí vemos a Aurora, que se ha convertido en la reina del Páramo, donde la llevaron las tres Tías para que nadie la dañara. Sin embargo, Maléfica, la fue vigilando a través de un joven cuervo Diaval, convertido en persona. El drama se desencadena cuando aparece un nuevo personaje, la citada reina, esposa del rey Stefan y madre de Philip, escondedora de ambiciones y generadora de enfrentamientos. El filme del noruego Joachim Ronning sobresale por la belleza del diseño de producción, con la reproducción de un exuberante Páramo, pleno de duendes diminutos, mariposas coloridas y algún que otro escuerzo en pareja con otro tan simpático como él. La señora del lugar es Aurora y ahora que quiere casarse para lograr la pacificación de dos espacios, espera el asentimiento de la que considera su madrina, Maléfica. VEDETTES DEL FILME Efectos especiales y diseños son las vedettes del filme y por supuesto, Angelina Jolie en un papel que acentúa su carismática presencia y su elegancia natural. Ni Michelle Pfeiffer, ni Elle Fanning pueden competir con ella, aunque hay que lamentar cierta carencia de personalidad en los distintos personajes exceptuando la Pfeiffer que se enfrenta estupendamente con Maléfica. El guión es un poco confuso, ciertos flashbacks pecan de fugaces e insuficientes en cuanto a explicación y salvo los combates entre humanos y alados seguidores de Maléfica, la acción no se mantiene. Hay cierta chatura en los personajes, algún destello vivificante en el elfo Pinto, suerte de puercoespín de estruendosa cabellera y las tres Tías de Aurora, diminutas y construidas a la manera de los seres de "El Señor de los Anillos". Salvo en las escenas del Páramo, la creatividad se hace rogar. Sin embargo hay alguna chispa, por ejemplo, en la elección como la narradora del cuento, de la inglesa Janet Mc Teer, (el pintor de "El secreto de Albert Nobbs") de elegante dicción y ricos matices en la pronunciación.
Hace poco más de cinco años, allá por el 2014, se estrenaba "Maléfica", la recreación live action de "La Bella Durmiente". Hoy la historia continúa en "Maléfica: Dueña del Mal", una secuela con las mismas figuras pero más oscura y menos entretenida. Había una segunda vez. Lejos quedaron los acontecimientos que llevaron a la villana más famosa de Disney a maldecir a la recién nacida Aurora. Aquí nos encontramos con una princesa más madura, con otras obligaciones y rodeada de criaturas mágicas. El inminente matrimonio de Aurora con el Príncipe Phillip es motivo de celebración en el reino de Ulstead y los vecinos del Páramo, ya que la boda sirve para unir a los dos mundos. Pero, cuando un encuentro inesperado introduce una nueva y poderosa alianza, Maléfica y Aurora son separadas quedando en bandos opuestos en una Gran Guerra, que pone a prueba su lealtad y hace que se cuestionen si realmente pueden ser una familia. Esta claro que no estamos frente a un nuevo clásico de Disney. Las segundas partes no suelen ser las mejores y a pesar que contaban con una gran oportunidad para reivindicarse luego de una no muy genial (pero bien recibida) primera parte, no logran dar en el blanco. El material huele a nada y se sostiene en los efectos especiales que tampoco son de lo mejor. El guión es muy flojo, es una clásica historia de guerra entre facciones, y en varios momentos de la película dan ganas de pincharse con la aguja y dormir como Aurora en la primera entrega. El noruego Joachim Rønning ("Piratas del Caribe: La venganza de Salazar"), no innova desde la dirección a pesar de mezclar los elementos fantásticos con batallas a lo "Game Of Thrones" y una fotografía más oscura. El desenlace es previsible desde el comienzo de la cinta, no hay factor sorpresa. Angelina Jolie hace lo necesario para hipnotizarnos en sus no muchos minutos en escena a pesar de ser protagonista y todo recae sobre Elle Fanning y la genial (pero aquí un poco sobreactuada) Michelle Pfeiffer, quien como la reina despliega su belleza y oficio en un rol que bien conoce: La villana. La verdadera batalla en este film bélico es entre el guión vs Jolie y Pfeiffer. Y el guión sale victorioso sobre las actrices que no logran remontar los momentos de falta de fluidez y coherencia del mismo. Sin embargo #DisneyEsDisney y a pesar de los pocos hallazgos, la película va a cosechar sus fans y entretener a quien la mire con un ojo menos crítico. Por Matías Villanueva
Una montaña rusa de emociones. La nostalgia se puede explotar de dos maneras bien diferenciadas: apelando al homenaje más complaciente y respetuoso, o reinterpretando el material para obtener un producto nuevo. Aunque durante los últimos años Disney ha optado siempre por apegarse a la primera opción, en su haber tenía una joya dormida. Una saga que ya había funcionado bien en su primer intento, pero que por razones desconocidas, había quedado relegada en favor de las conservadoras cintas supeditadas al paraguas de la corriente live-action. Cinco años después de aquel experimento en el que Angelina Jolie sorprendía al mundo, la factoría de Burbank recupera la fantasía de La Bella Durmiente para seguir expandiendo su propia versión de la historia. Esta vez ya, sin ningún tipo de ataduras creativas ensombrecidas por el legado del clásico. Vuelve la villana de gran corazón, la princesa naif, y el príncipe aguerrido manipulado por una humanidad tan torpe como destructiva. Maléfica: Dueña del Mal no es un salto lateral hacia otros derroteros narrativos, sino una secuela que demuestra una continuidad en el desarrollo de sus personajes, pero que aboga por una trama mucho más ambiciosa y compleja. Resulta sorprendente que para esta tarea de notable dificultad, el estudio apostara por un cineasta con menos experiencia que el elegido para labrar la primera entrega. Y sin embargo, el resultado no podía ser más satisfactorio y efectista. El noruego Joachim Rønning viene a sustituir al veterano Robert Stomberg (fogueado en el rubro de los efectos visuales en producciones como Capitán de mar y guerra y Alicia en el País de las Maravillas) en la que resulta ser su primera gran superproducción. Cierto es, que su predecesor solo contaba con recorrido en departamentos visuales cuando dirigió la cinta de 2014, pero el novato viene a debutar con la dudosa Piratas del Caribe: La venganza de Salazar en su haber. La vena más explícita de cineasta, se traduce en una cinta menos abocada a lo visual y más volcada a lo narrativo. Es ahí donde la secuela gana enteros con respecto a su homóloga. El guion maniqueo y predecible de entonces, viene a ser continuado con un libreto repleto de matices, subtramas, y trazas políticas que dibujan un producto mucho más versátil. Sin la obligación de introducir a nadie ni nada, Ronning tiene las manos libres para cocinar un producto con dos naturalezas distintas pero bien complementadas. Mientras Linda Woolverton (La bella y la bestia, El Rey León) repite en su posición de guionista aportando coherencia y continuidad, el cineasta se arroja hacia senderos de corte más adulto con la ayuda de Micah Fitzeman-Blue y Noah Harpster. Aquí los nombres son más importantes de lo que parece. Y es que, Maléfica: Dueña del Mal consigue ser una experiencia transversal gracias a la unión de todas sus voces. Salimos de esa reconstrucción de la fábula animada que ponía en el centro del escenario a la villana, a un escenario gris, donde es complicado juzgar las acciones de los personajes sin tener en cuenta el contexto. Una justificación barata sirve para que el personaje de Jolie vuelva a la casilla de salida, ocupando su papel de antagonista a ojos de los seres humanos. No importa que salvara a Aurora (Elle Fanning) ni que mostrara bondad, porque en esta ocasión quien se encargará de sembrar el odio y el terror no es ella. Michelle Pfeiffer, quien interpreta a la Reina Ingrith, se come tanto al reparto de principales como al de secundarios, con un personaje arrollador y deslumbrante. Su veteranía se deja saborear en cada uno de las escenas, pero esto no podría lograrlo de no ser por la nueva deriva de la trama principal. Han pasado cinco años desde que Maléfica despertara a Aurora de su letargo, y durante ese tiempo las leyendas y las informaciones sesgadas han ido dibujando la imagen de monstruo que parecía haber dejado atrás. Mientras ella vive en paz sobrevolando la Ciénaga, Aurora se encarga de gobernar la zona desde tierra. Su relación, pese a ser algo disfuncional, se mantiene apegada a una maternofilial abierta a la empatía de los espectadores. De hecho, es la humanidad que transpira esa unión la que termina desembocando en el nudo principal de la secuela. La villana volverá una vez más a sacrificar sus convicciones para demostrarle cariño a su “hija”, aceptando su matrimonio con el príncipe Phillip (Harris Dickinson). Una unión, que pese a nacer del sentimiento más honesto, carga también consecuencias políticas. ¿Dos reinos en uno? Pese a que la primera mitad del metraje está protagonizado por un elegante pastiche de tramas palaciegas y conspiraciones familiares, Ronning nunca termina de desprenderse del binomio clásico bien-mal. La Ciénaga y todas sus criaturas siguen representando las fuerzas positivas, las figuras hacia las que el espectador puede acercarse sin cuestionarse sus propios valores éticos. Los humanos continúan ejerciendo ese papel manipulador y egoísta con el que tanto se le ha representado en los materiales de historia. Ese maniqueísmo está presente también en la danza maquiavélica que dispone la reina. En una máxima constante de “tú o yo”, donde no caben matices ni posiciones intermedias, y de la que termina naciendo una gran guerra entre razas. Esta sigue siendo una película dirigida a toda la familia, claro, y tanto su violencia como sus mensajes están masticados hasta la saciedad. Cosa que no impide toparse con alguna que otra sorpresa. Empezando por una nueva raza que no mencionaré para evitar spoilers, y siguiendo por una gran escena bélica en la que se suceden todo tipo de estrategias militares bañadas por grandiosos efectos especiales. A pesar de contar con una duración notablemente superior a la de la primera entrega, Maléfica: Dueña del Mal nunca cae en el tedio ni la reiteración. Su ritmo es irregular pero nunca supone un obstáculo para el desarrollo de la historia. Es lenta y dramática cuando busca arrancar, pomposa y elegante cuando presume de escenarios, y grandilocuente a la hora de hacer ruido. No destaca de manera especial en ninguno de esos apartados, pero todos los factura con una gran soltura y fluidez, haciendo de la experiencia una montaña rusa de emociones muy interesante. Quizás sea por Pfeiffer, o por la escala de los acontecimientos, pero en esta ocasión la secuela sí cumple con su obligación de superación y aporte. ¿Es todo perfecto? No exactamente. La secuela tiene alguna que otra arista que le impide alcanzar la excelencia. Arrastra todavía un reparto de secundarios demasiado extenso que impide repartir el tiempo en pantalla de manera equitativa. Las escenas encabezadas por las criaturas de la Ciénaga, o por el cuervo Diaval (Sam Riley) no aportan realmente nada al conjunto, y suponen más un tedio que una oportunidad para respirar ante tanta tensión contenida. La banda sonora, en la línea con otras producciones de Disney, sigue navegando mares de intrascendencia; ocupando un mero papel funcional que no alberga ni grandes fanfarrias ni melodías memorables. Y el baile que Jolie emprende entre tanto traje y efecto especial no siempre alcanza un resultado creíble frente al conjunto. Ahora bien, todo ello no son más que pequeños defectos en una película increíblemente entretenida. Maléfica: Dueña del Mal sigue sin igualar el magnetismo de los clásicos de la factoría, ni logra canalizar la maldad que pretende desprender con su protagonista, pero camina por senderos de éxitos asegurados. Caminos alejados del fanservice de otras producciones más apegadas a la nostalgia, que invitan a pensar en soluciones más creativas para otros proyectos. Angelina Jolie no siempre volará alto, y no terminará nunca de ser la madre perfecta, pero es el claro ejemplo de que es posible otro tipo de acercamiento a los clásicos.
Dirigida por Joachim Rønning y co-escrita por Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue, esta mega producción vuelve a estar protagonizada por Angelina Jolie y Elle Fanning, como Maléfica y la princesa Aurora; sumando en esta entrega a Michelle Pfeiffer, Sam Riley, Harris Dickinson, Robert Lindsay, Chiwetel Ejiofor y Juno Temple, entre otros. Aurora (Elle Fanning) es feliz con su reinado en el Páramo, conviviendo y mantiendo la paz entre las criaturas mágicas y hadas del lugar. El príncipe Phillip (Harris Dickinson) decide proponerlo matrimonio, cosa que Aurora acepta sin dudarlo. Aunque, no sea de su agrado, debe presentar a su Madrina/ Maléfica (quien la crió) ante los padres de su prometido,los reyes Ingrith (Michelle Pfeiffer) y John (Robert Lindsay). El Rey encuentra dicha unión como el inicio de paz entre los dos reinos pero Ingrith no está muy de acuerdo con dicha paz. Maléfica llegó allá por el año 2014, de sorpresa para muchos, planteando el punto de vista de una de las villanas mas malas de Disney, esta adaptación live action basada en la película de 1959,incluía muchos detalles que nadie había visto, e inclusive, cambió su final. “El beso de amor verdadero” ya no lo realizaría un príncipe sino que sería la misma Maléfica. Pero, hoy estoy acá para hablar sobre su segunda parte. Maléfica : Dueña del mal, es de esas películas que nadie pidió y que será fácil de olvidar. La historia se carga de clichés, montajes más que notables y un cambiazo de último momento para el príncipe Phillip. Una vez más, una villana con propósitos muy predecibles a la vista e intenciones muy a lo Lannister y una sed de venganza que implica destruir todo lo que se le interponga, la verdad un desperdicio de Michelle Pfeiffer. Podría destacar la intención de demostrar conciencia a la hora de mostrar el resultado del ser humano destruyendo lo que no le corresponde (como siempre) y hasta ahí no más. Ya que con casi dos horas de duración, se torna un tanto aburrida. Otro paso en falso en el camino de los live action para Disney. Calificación 4.5/10
La primera parte de Maléfica, rodada en 2014, fue, si se quiere, una necesaria vuelta de tuerca del clásico La Bella Durmiente (1959), donde se jugaba a aggiornar el rol femenino y sobre todo cambiar la mirada sobre la villana, en tiempos de feminismo y empoderamiento. Así, Maléfica era una hada que vivía en el bosque muy contenta hasta que un hombre al que ella amaba le cortó las alas (clarita la metáfora, ¿no?). Desde ese entonces, deja de creer en el amor y se “vuelve mala” hasta que muchos años después descubre el amor maternal hacia su ahijada Aurora que despierta del hechizo y se convierte en Reina del Páramo donde se crió. Esta segunda entrega arranca 5 años después, cuando el Príncipe Phillip (en esta segunda parte interpretado por Harris Dickinson que reemplaza al actor original en ese rol) le propone casamiento a Aurora (Elle Fanning), lo que implica la unión de dos familias, y por ende de dos reinos. A partir de allí, se teje una trama de lucha de poder entre la Reina Ingrith (la eternamente espléndida Michelle Pfeiffer) y Maléfica (Angelina Jolie, muy efectiva en el rol protagónico) y se entabla la eterna pugna entre la guerra y la paz. El guión parece surgido de una “fórmula de best seller”, donde se agrega un poco de todos los ingredientes políticamente correctos necesarios para no quedar mal con nadie pero el resultado es una mezcla que resulta un tanto enmarañada e insípida, llena de personajes chatos, clichés y filosofía barata. Disney parece querer disfrazarse de Tolkien y pasar del cuento de hadas a la aventura épica pero este nuevo atuendo (bastante parecido a una armadura) no le sienta muy bien y le hace perder agilidad e identidad. El resultado es que Maléfica II tiene poca magia, y más allá de un par de secuencias con unos simpáticos personajes del bosque (que parecen una cruza entre los personajes de Avatar y la esencia de los Minion), la película no está dirigida a los más chicos, sino que apuesta a la espectacularidad del clímax con las escenas de guerra entre el ejército de los humanos, con la Reina Ingrith a la cabeza y los descendientes del Ave Fénix, es decir Maléfica y los habitantes alados del inframundo, pero se queda a mitad de camino. Hay guiños para una lectura adulta (por ejemplo que la reina ha generado miedo en su pueblo a través de fake news para así manipularlos y lograr que destruyan al enemigo que ha construido) pero son carentes del humor que suelen tener y no alcanzan para compensar una premisa de base estirada hasta lo inverosímil, para llegar de todos modos a la foto final de nuestra dulce Aurora (casada con el príncipe) vestida con un corset rosa y el consabido “comieron perdices y fueron felices para siempre”.
La complicada unión de los dos reinos “Maléfica: Dueña del Mal” (Maleficent: Mistress of Evil, 2019) es una película fantástica de aventuras que constituye la secuela de “Maléfica” (Maleficent, 2014). Dirigida por Joachim Rønning y co-escrita por Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue, la producción de Disney vuelve a estar protagonizada por Angelina Jolie. Completan el reparto Elle Fanning, Michelle Pfeiffer, Sam Riley, Harris Dickinson (Mentes poderosas), Robert Lindsay, Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, entre otros. Cinco años después de los eventos ocurridos en el primer filme, Aurora (Elle Fanning) continúa reinando con mucha responsabilidad el Páramo en donde coexisten las hadas con diversas criaturas de la naturaleza. Una mañana, para su sorpresa, el príncipe Phillip (Harris Dickinson) se presenta y le propone matrimonio. Aurora acepta sin dudarlo. Feliz y entusiasmada, la joven deberá asistir a una cena organizada por Ingrith (Michelle Pfeiffer), reina de Ulstead y madre de Phillip. Ingrith también quiere conocer a Maléfica (Angelina Jolie), hada oscura que se ocupó de criar a Aurora. Aunque el rey John (Robert Lindsay) ve esta unión como el inicio de paz entre dos reinos diferentes, la estratega Ingrith durante la velada tendrá otras intenciones malévolas para acabar con los que no son de su especie. En el año 2014 conocimos a una de las villanas más emblemáticas de Disney desde otra perspectiva. Al contar la historia desde su punto de vista, pudimos ver que Maléfica no era un ser maligno y odioso como creíamos gracias al filme animado de “La bella durmiente” (Sleeping Beauty, 1959), sino que esta hada con poderes inigualables tenía motivos de sobra para expresar su enfado y disgusto. Maléfica cometió errores, pero se arrepintió y no hubo amor más poderoso que el que le dio a Aurora, siendo éste (y no el del príncipe) el que terminó salvando a la princesa del hechizo del sueño eterno. Teniendo en cuenta que esa película cerraba de manera ideal un cuento que ya conocíamos pero con la originalidad suficiente para demostrar que no todo es lo que parece, ya se intuía que “Maléfica: Dueña del Mal” iba a ser una secuela totalmente innecesaria. Y estábamos en lo cierto. Aquí ya no contamos con Brenton Thwaites (El dador de recuerdos) como el príncipe Phillip, pero el cambio de actor no resulta tan grave ya que este personaje era sumamente secundario en la primera parte. Lo que molesta de esta nueva aventura pasa más por el lado de la falta de ideas y de un guión bastante pobre que no da lugar al desarrollo de las diferentes problemáticas. Con dos horas de metraje, la película no está bien estructurada y por momentos puede llegar a cansar, en especial porque lo más atractivo de la obra pasa por su protagonista, la cual cuenta con menor tiempo en pantalla. Angelina Jolie sigue siendo la Maléfica perfecta: con sus ojos penetrantes, sus comentarios irónicos y sus imponentes cuernos, la hada oscura más temida es un deleite para el espectador. La verdadera “dueña del mal” del título no es ella sino la madre del príncipe Phillip, por lo que verdaderamente no se entiende para qué nos quisieron hacer creer que ahora Maléfica sí sería ruin. Por otro lado, Elle Fanning vuelve a darnos a una Aurora risueña, adorable y positiva. Sin embargo el adjetivo que mejor la define en esta ocasión es el de ingenua. Un poco de inocencia (como en la primera película) está bien e incluso sirve para lograr empatizar con el personaje, sin embargo aquí Aurora es tan ilusa que llega a dar ganas de abofetearla y hacerla caer en la realidad. Lo mismo sucede con el príncipe Phillip, que no hace nada memorable durante toda la película y tarda añares en darse cuenta quién es el verdadero enemigo. Con respecto a Michelle Pffeifer, su Ingrith recuerda bastante a lo que hicieron con Cersei Lannister (Lena Headey) en la última temporada de “Juego de Tronos” (Game of thrones, 2011-2019). La reina es una de esas malas malísimas que tiene sus ideas y objetivos bien claros, sin embargo desde la dirección más que mostrarla en acción se prefiere enfocarla en primer plano desde el balcón del castillo, contemplando la guerra que ella misma originó. Cuando Ingrith expresa los motivos de su odio a los que no son humanos como ella, éstos no son profundizados como se debe por lo que uno se queda con la sensación de que la soberana es vil porque sí. Enfocados en ser mucho más grandilocuentes en cuanto a las batallas épicas y los escenarios, el exceso de CGI se nota en casi todo momento. No obstante la película logra ser entretenida a pesar de su previsibilidad y flojo guión. Las tres hadas madrinas de Aurora siguen teniendo líneas de diálogo patéticas pero la mayoría de las otras criaturas consiguen causar ternura. El mensaje de unión, convivencia y respeto a pesar de las diferencias resulta una buena moraleja para los tiempos que corren. A pesar de contar con muy pocos momentos entre Aurora y Maléfica, éstos son suficientes para demostrar que la relación de madre e hija construida sigue intacta, siendo de lo mejor que nos otorga esta secuela. Con más errores que aciertos, “Maléfica: Dueña del Mal” no logra superar ni por asomo a su predecesora pero se deja ver si no se tienen muchas pretensiones.
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio
No es el año de los live-action más felices para Disney. Luego de lo difícil que fue la aceptación de la crítica para "The Lion King", volvemos con una segunda parte a aquella taquillera historia de "Maleficient", quien allá por 2014 recaudara más de 750 millones de dólares en todo el mundo. Robert Stromberg, el director de la primera parte, no es de la partida en esta oportunidad y para esta entrega, el estudio eligió al prestigioso Joachim Rønning (KonTiki) para su reemplazo. ¿Razones? Creemos que el trabajo en esta producción implicaba mostrar más de un universo íntegramente conectado con la naturaleza y el conflicto de poder que se da entre sus criaturas, impulsado por el ansia de poder de una mujer que realmente, es el rostro del mal. El cast se repite (salvo en el caso del príncipe Phillip donde sale Brenton Thwaites y lo reemplaza Harris Dickinson) y en él, tenemos a enormes actrices de distintas generaciones. Anotá, Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning. Y sumale a Chiwetel Ejiofor, quien también aportará calidad al trío principal que lleva adelante la historia. "Maleficient 2: mistress of evil" nos lleva a unos años después de su capítulo anterior. Aurora (Fanning) está feliz en el trono que le legara Maléfica, conviviendo con hadas en plena armonía. Pero como toda joven mujer, está predispuesta al amor y a forjar la convivencia pacífica de los pueblos que lidera y conoce. Es así que piensa que un compromiso con el príncipe Phillip (Dickinson) podría funcionar (más allá de sus sentimientos), como elemento de vinculación poderosa entre los humanos y las hadas en eventual reinado juntos. Luego de un mágico momento en el cual Phillip le pide a Aurora que sea su esposa, vendrán las primeras diferencias con Maléfica. Ella no está demasiado de acuerdo, pero entiende que la felicidad de Aurora está en juego y acepta a regañadientes. Así es que se dará una reunión para que se conozcan y confraternicen las dos familias y en ese lugar, Ingrith (Pfeiffer), comenzará a mostrar sus intenciones de quedarse con todo, alejandose de atender a los deseos de la joven pareja. Habrá entonces un incidente en el que se acusará a Maléfica de hechizar al rey John (Robert Lindsay) y lo que vendrá es una especie de exilio forzoso para nuestra protagonista, en el cual se instalará un escenario de conflicto, difícil de resolver por el diálogo. Jolie aporta todo su carisma, Pfeiffer hace lo propio con su interpretación, sólida y divertida y Fanning es la típica actriz joven del universo Disney, lugar que ostenta a la perfección aquí. El tema principal de la cinta, es claramente la lucha de poder silenciosa que se da en los cuadros dirigentes y cómo las decisiones que toman, afectan la vida de todos los ciudadanos de sus regiones. Sí, hay otros subtemas. Pero se distingue que Rønning quiere destacar este rasgo del guión, como centro. El problema que sí detenta, es que el tono de la historia varía de los combates mágicos a campo abierto, a escenas que parecen extraídas de una sitcom cualquiera. En el afán por ir de un extremo al otro, "Maléfica 2", por momentos desconcierta. O se la percibe muy violenta y oscura (porque la temática impulsa esto, sino piensen en que la peli fue calificada sólo apta para mayores de 13 años) o pasa por estadíos simpáticos y melosos, coqueteando con el espíritu de los viejos clásicos del estudio. Hay ahí un tema que no termino de entender. Es como si la propuesta impulsaba a entregarse a desentrañar este conflicto, pero por otro lado, ofreciendo mucho espacio para consolidar a su nueva princesa. Tanto es así que si se fijan, verán que no hay demasiado tiempo compartido entre Jolie y Fanning esta vez. Me da la impresión de que el film intenta explorar otra mirada del cuento clásico e incorporar problemáticas adultas, contemporáneas. Pero en ese camino, en esa construcción, aparece toda la estructura natural de este tipo de films, que tiene que ver con el candor, la música, las hadas, la heroína, la magia... que tiene que estar, casi por defecto. Ahí es donde la película se pierde un poco, y desconcierta al espectador no casual. Para cerrar, le damos la derecha al trabajo técnico de "Maleficient 2" porque es lo mejor del film, superando incluso el trabajo actoral de las tres mujeres que conducen el ritmo de la historia. Verán detalles de mucho desarrollo en batallas y desplazamientos, sutiles cambios de iluminación en mazamorras y espacios cerrados... supera el promedio del estudio para este año, me atrevo a decir (y eso no es poco!). Volvió Angelina y todo sigue igual para los pequeños de la familia. Irán por ella y esta segunda aventura de "Maléfica". Para los más analíticos, hay inconsistencias narrativas que podrían haberse trabajado mejor. Y de cara a un universo que parece seguir en próxima expansión, este tema del guión es una cuestión a poner bajo la lupa. Más allá de eso, se deja ver, aunque aporte poco a lo que podríamos esperar en un film de tanto presupuesto.
Tras la genial primera entrega, que estableció una versión más aguda, original y alternativa de la clásica fábula con la que crecieron tantas generaciones y que altero la imagen de Maléfica para pasar de villana a heroína del relato, en esta secuela vuelve a transformarse en mito malvado producto de la ambición de poder de una nueva villana, esta vez, bien humana. En Maléfica dueña del mal aquella relación nacida de la angustia, la revancha y finalmente el amor con su ahijada Aurora -Elle Fanning- se pone en jaque nuevamente cuando se hace inminente el matrimonio de Aurora con el Príncipe Phillip -Harris Dickinson-, motivo de celebración que también servirá para unir al mundo de los humanos con las criaturas del Páramo. No obstante, el odio entre los hombres y las criaturas aún persiste y, por motivos que luego la trama develara, la imagen de Maléfica ha sido manchada con la sombra del mal restaurando el viejo mito. En esta nueva aventura de fantasía visualmente interesante, tanto en su diseño de vestuario como en el universo de cuento de hadas que habita, Maléfica deja de ser la villana de su propio cuento cediendo el lugar a la malvada reina Ingrith -Michelle Pfeiffer- en un relato que intenta, al igual que en el anterior film, despegarse de la fabula e incorporar nuevos elementos, giros y personajes a la historia. Pero esta vez no con los mismos resultados. Si bien la rivalidad entre Pfeiffer y Jolie toman el centro del escenario -incluso cuando no tienen casi escenas juntas o compartiendo planos- y el magnetismo y química entre Jolie y Fanning dan fuerza a la historia, pareciera que los nuevos giros de la historia bastantes predecibles y personajes pocos explorados y sin desarrollar no logran cautivar de la misma manera que en la primera entrega. Cierta intriga y oscuridad del comienzo desaparecen dando lugar mas a la acción y efectos especiales en este relato que, aún con su disfraz e impronta de cuento de hadas y entretenimiento infantil, intenta sacar a relucir los conceptos de los lazos familiares, la lealtad, intolerancia, el poder y la ambición, pero de forma liviana y sin profundizar. Párrafo aparte para la escalofriante escena de la iglesia, cuya analogía con las cámaras de gas utilizadas por el Nazismo, pareciera exceder los parámetros de Disney. Aunque esta secuela pretende ampliar la mitología de Maléfica y resurgirla como el Ave Fénix, no logra elevar los aspectos más interesantes del primer film ni cautivar y sorprender de la misma manera.
Angelina Jolie vuelve a ser mala (un poco buena) en la segunda película live action de Maléfica, esa villana clásica del universo Disney.
Fantasía sin imaginación En 2014, Maléfica supuso uno de los primeros intentos de tomar un clásico animado de la casa del ratón y adaptarlo, como ahora ya es costumbre, al formato live-action. Y si bien era un film que cumplía moderadamente, lo interesante yacía en su propuesta como reescritura de la fábula clásica de La bella durmiente centrada en la villana del relato, la hechicera Maléfica (Angelina Jolie). Quien alguna vez fuera la temida Némesis del relato, ahora obtenía un nuevo trasfondo que la transformaba en víctima y victimaria para terminar convirtiéndose en la salvadora de la princesa Aurora (Elle Fanning). Cinco años después de su estreno, llega Maléfica: Dueña del mal, una secuela mucho menos inspirada que su primera parte y que atenta principalmente contra la base de su origen, al tratarse de una fantasía sin imaginación. En esta segunda parte, Aurora es quien rige como justa soberana del reino mágico del Páramo, que se mantiene alejado del reino humano Ulstead, al menos hasta que la princesa acepta la propuesta de matrimonio del príncipe Philip (Harris Dickinson). El compromiso significaría la unión entre ambas comunidades, entre los humanos y los seres mágicos. Pero, más allá de que el título implica que la dueña del mal es Maléfica, en realidad la villana que se opone a toda costa a dicha unión es la madre del príncipe, la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer). Es así como la organización del gran casamiento no es más que un ardid dentro del plan para deshacerse de Maléfica al inculparla de hechizar al rey y así poder llevar a cabo una guerra para acabar con el reino mágico. Vista una vez más como la villana, ganándose el rechazo de su ahijada Aurora, Maléfica en su soledad se encuentra por primera vez con los de su especie, un grupo de hadas oscuras que vive en la clandestinidad, liderado por Conall (Chiwetel Ejiofor). Y si bien el film trata de traer a colación temas como la cercanía a los seres queridos y la búsqueda de aceptación, la historia narrada opta por recaer en lugares estereotipados. Los mismos, son acompañados por una falta rotunda de ritmo, contando con una narrativa monótona y carente de interés. Incluso, la protagonista que da nombre al film se ve desdibujada, sin tener un desarrollo o labor importante más que la de liderar a los suyos hacia la inminente guerra. Los aspectos visuales y de creación de mundo son llevados a cabo con una saturación de creaciones CGI y estridentes colores que, en los mejores casos cuando hay ciertos pasajes con algún encanto geográfico, se presentan de manera excedida y estridente, algo que termina volviendo caótico y enervante al mundo descripto. Es cierto que se trata de un producto para niños, pero incluso teniendo eso en cuenta, lo que se hace con el material dista mucho de lograr entretener a los más pequeños. A esto se suma una duración de casi dos horas que, si colma la paciencia de un adulto, también logrará hacerlo con la de los niños en menos tiempo. De esta manera, Maléfica es la dueña del mal uso narrativo, otorgando una aventura que busca entretener y no lo logra, ya que i la primera parte reescribía la fábula y traía una vuelta de tuerca más moderna, aquí se busca ir por el camino más clásico con mucho menos vuelo (imaginativo y narrativo) que el que le vemos emplear a la protagonista con sus alas negras surcando el cielo. Si el film de 2014 encontraba la forma al apelar tanto al relato clásico a la vez que le otorgaba nuevos elementos, el de 2019 escribe su propia historia borrando con el codo todo lo bueno y novedoso logrado por su antecesora.
SECUELAS DE LO IRREAL El gran problema de Maléfica no era tanto su intención de establecer una reescritura de la villana de La bella durmiente, convirtiéndola más en un personaje maldito que en uno deliberadamente malvado, como la forma en que lo llevaba a cabo: con giros abruptos y arbitrarios, que llevaban a la protagonista a ser apenas un instrumento del guión, una suma de gestualidades superficiales en función del carisma –escaso por cierto- que aportaba Angelina Jolie. Era una película que arrancaba con un imaginario completo al cual se dedicaba a vaciarlo hasta convertirlo en una mera cáscara, continuando ese proceso que ya se venía insinuando en Alicia en el País de las Maravillas y que ya se ve consolidado en reversiones recientes de famosos relatos de Disney, como El rey león. De ahí que fuera válido preguntarse por el sentido de realizar una continuación para una estructura narrativa que ya se había saboteado a sí misma en la primera parte. Lo cierto es que Maléfica: dueña del mal está muy lejos de responder a ese interrogante, por más que se esfuerce bastante por plantear nuevos conflictos y obstáculos. Ahí tenemos a Aurora (Elle Fanning), la ahijada de Maléfica, decidiendo casarse con Philip, el Príncipe del reino cercano, lo cual crea tensiones por varias vías: si su madrina se muestra cuando menos escéptica, la madre de Philip, la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer), tiene sus propios planes, que involucran unos cuantos engaños y manipulaciones. A eso se irá sumando la irrupción de una nueva galería de personajes emparentados con Maléfica y que pretende ir delineando un enfrentamiento entre dos mundos aparentemente opuestos: el de los humanos y el de las criaturas mágicas y mitológicas. Claro que esa interacción entre los cruces familiares/personales/íntimos y la lectura seudo social que se quiere ir hilvanando tarda bastante en establecerse, con unos primeros minutos entre indecisos e incómodos. Cuando el film consigue dejar en claro las fuerzas en oposición, el relato cobra algo de dinamismo, lo cual no implica vitalidad, energía y menos aún empatía. En Maléfica: dueña del mal no hay una verdadera conflictividad, tampoco un crecimiento o aprendizaje con el que el espectador pueda identificarse. A lo que se asiste es a una mera acumulación de datos que rara vez pasan de lo técnico: el director Joachim Rønning solo se dedica a filmar el guión y jamás intenta darle un diseño mínimamente personal a lo que cuenta, como si estuviera llevando a cabo un mero trámite administrativo. Por eso en la película pasan cosas, pero nunca le pasan realmente a los personajes y menos aún al espectador. A lo sumo, Maléfica: dueña del mal procura utilizar al personaje de Pfeiffer para reflexionar un poco sobre la materialidad de los cuentos, la forma en que interviene la oralidad para crear esos conjuntos de sentidos que son los mitos y leyendas. Pero no pasa de un esbozo reflexivo, un par de líneas de diálogos que explican brevemente el accionar de una antagonista e insinúan un film que nunca llega realmente a concretarse. Lo que pareciera importar más es el desfile de efectos especiales, las toneladas de maquillaje y bellos vestuarios, como si el film solo estuviera interesado en una espectacularidad audiovisual que, de tan vacua, termina aburriendo. En verdad no hay nada real en Maléfica: dueña del mal. Cuando hablamos de “real”, no es en términos de realismo, porque sabemos que estamos ante un cuento de hadas situado en un universo que no existe más allá del campo puramente narrativo. A lo que nos referimos es a esa humanidad de los personajes que llevan a que los sintamos como reales porque sus conflictos no interpelan mínimamente. Acá no hay nada de eso, solo otra cáscara sin nada adentro, que confirma parte de esos prejuicios que pintan a Disney como una máquina impersonal solo interesada en generar nuevas formas de contar billetes.
En plena era de spin offs y secuelas, y con el antecedente de más de 700 millones de recaudación en la primera entrega de Maléfica, la franquicia de Disney está de regreso con más efectos y menos ideas. Si el capítulo debut había sido una mera excusa para detonar un nuevo fenómeno de taquilla, esta segunda entrega llega a niveles bochornosos con un guión que ideológicamente atrasa y narrativamente nunca despega. El punto de partida es la chance de la unión de dos reinos antagónicos a partir del casamiento del Príncipe Philip y la cándida Aurora, es decir la mismísima hijastra de Maléfica. La confrontación entre las madres de los tortolitos no solo constituye una amenaza contra la concreción de la soñada boda, sino también una lucha por el poder entre dos mundos opuestos, el de la "normalidad" (así entre comillas) y el de la "fantasía" (también entrecomillada). Tratándose de un producto Disney, sería insólio que la película se inclinara al territorio de la audacia. Sin embargo, sus niveles de cursilería e ingenuidad son tan altos que hacen absurda la calificación de esta propuesta en Argentina como "Apta para mayores de 13 años". Más allá de la elemental concepción de una ultra ñoña Aurora (Elle Fanning no tiene la culpa), que lejos de todo empoderamiento acorde a estos tiempos, sueña con casarse con un príncipe que la redobla en ñoñez; las reinas madres tampoco logran salvarse del despropósito. Maléfica (una Angelina Jolie que vuelve a poner toda la garra para sacar a flote lo insalvable), mide sus fuerzas con Ingrid (una Michelle Pfeiffer imperdonablemente desperdiciada). Da un poco de vergüenza ajena ver a dos notables actrices pronunciando diálogos imposibles, y haciendo malabares con su magnetismo para sortear la pereza del equipo de guionistas responsables de este trámite. Ante la falta de alquimia, la película apuesta a la sobredosis de efectos. Decenas de hadas, árboles caminantes, soldados listos para disparar todo tipo de municiones; pueblan la pantalla para rellenar un abismo narrativo que no logra conquistar ni un momento de química o verdadera tensión dramática. El gran problema de este engendro es que se toma demasiado en serio a sí mismo. Cada tanto se filtra una que otra bocanada de ironía, que se ensambla con frescura a esa paleta visual saturada de un barroco kitsch. Pero esas escasas instancias quedan sofocadas bajo insufribles parrafadas, tan solemnes como subrayadas, que anulan el juego con cualquier tipo de alegoría. No hay nada sugerente en Maléfica: la dueña del mal. Todo está torpemente dicho en este relato que involucra a un reino de fantasía, en el que paradójicamente el hechizo brilla por su ausencia. Maleficent: Mistress of evil / Estados Unidos / 2019 / 119 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Joachim Rønning / Con: Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning, Harris Dickinson, Sam Riley y Chiwetel Ejiofor
Un poco de Avatar, otro de Game of Thrones, algo del viejo cuento de hadas de Disney (La bella durmiente) y el acento puesto en el bien. Con una Maléfica (la distinguida Angelina Jolie, alada y con cuernos) que debe salir del Páramo, mundo de hadas y flores mágicas, para asistir al castillo: su ahijada Aurora se casa con el hijo de los reyes. Maléfica inspira miedo, y encarna así uno de los asuntos fuertes de esta secuela, más entretenida y variada que la anterior: la bandera en pro de la tolerancia y contra el prejuicio. Otro es el del cuidado de la tierra y su diversidad, del lugar que habitamos. Y en el centro, su relación con Aurora, con la confianza y el afecto bajo amenaza. ¿De quién? De la temible reina (Michelle Pfeiffer), la verdadera maléfica, que quiere terminar con el Páramo aniquilando a todas sus criaturas. Sin novedades ni sorpresas, la secuela del éxito de 2014 difícilmente quedará en la memoria. Pero tiene a su protagonista carismática, a una Fanning comprometida, y ofrece una historia que enganchará a los chicos, seguro, más que la floja primera parte.
La villana que ya no es favorita Si hay algo que destacar de Disney es su capacidad de hacer negocio con todo. En tiempos de cambio de paradigmas y de rompimiento de moldes, la empresa audiovisual más importante del mundo decidió retomar una historia clásica para contar otra versión. En 2014 estrenó “Maléfica”, filme en el que tomó a una de sus villanas más malvadas para reivindicarla. Seguía siendo la que maldijo a Aurora para convertirla en “La Bella Durmiente”, pero ahora con otro antecedente: nos enterábamos de que Maléfica ( Angelina Jolie) era en realidad un hada que había creado la maldición en venganza contra el Rey, quien la traicionó cuando era joven. Y el nuevo relato se completaba con el hecho de que la villana se encariñaba con Aurora (Elle Fanning). En esta segunda parte es imprescindible haber visto el largometraje anterior, pues arranca con Aurora como princesa del páramo que debe cuidar Maléfica. Todo marcha bien hasta que el príncipe Phillip (Harris Dickinson) le propone casamiento a la joven, y para celebrar el compromiso invita a su castillo a la madrina/ madre, Maléfica. Allí, frente a los reyes de Ulstead, Ingrith (Michelle Pfeiffer) y John (Robert Lindsay), la protagonista nota la mala intención de la reina y, al ser acusada de maldecir al rey, escapa, ayudada por Connal (Chiwetel Ejiofor), un hada perteneciente al último grupo de sobrevivientes de su especie. Así, Aurora y Maléfica quedan en bandos distintos en una guerra que parece inminente. El gran acierto de “Maléfica” había sido reinventar el relato fantástico y mostrar que la bondad y la maldad no son una cuestión de blancos y negros, con una historia de amor no romántica. Todo esto, narrado con una hermosa fotografía y grandes efectos especiales. Pero, bien, en su segunda entrega, el despliegue visual es lo único que se impone, porque la narración se hace tan rebuscada que va perdiendo el sentido con el correr de las escenas, y mucho más cuando Maléfica, protagonista y dueña del título, desaparece por aproximadamente 20 minutos. La película recae en varios errores que terminan hundiéndola. En primer lugar, es redundante con algunas temáticas, por lo que gran parte del metraje parece simplemente un reciclaje del primer filme. Por otro lado, transformar este cuento de antihadas en una propuesta de aventuras con guerra de especies a lo “Crónicas de Narnia” no le queda cómodo al argumento. Finalmente, grandes actrices como son Jolie, Fanning y Pfeiffer no se destacan, algo que parece una tarea imposible, pero que el director Joachim Ronning transformó en un pecado imperdonable.
Las adaptaciones live action de los clásicos de Disney son un éxito rotundo, sus secuelas no tanto, pero Maléfica: Dueña del mal se perfila a tener buena aceptación. Cuando en 2014 se estrenó la primera parte, supimos que la adaptación se alejó bastante del material original. Eso por un lado estuvo muy bueno ya que estas películas suelen pecar por su falta de originalidad, pero por el otro le sacó bastante misticismo al personaje. Pasar de ser la “gran villana de Disney” a una heroína fue un tanto polémico. Pero lo cierto es que el carisma y presencia de Angelina Jolie lo puede todo y el film fue un digno producto. Y gracias al éxito que cosechó, una secuela era lo obvio. Pero lo que sorprendió fue la fecha de estreno. Fue casi de un día para el otro ya que la película no se encontraba en el line up original de Disney de 2019. Lo que me parece acertado en esta oportunidad es el relato original, aunque obvio. Es la típica caída (y redención) del héroe, que se disfruta en el marco de una película de aventuras. Pero por momentos aburre bastante. El público que haya consumido cine de aventuras de los 80s sentirá que ya vio algo similar. En cambio, el público nuevo tendrá más capacidad de asombro El director noruego Joachim Rønning cumple un manual de estilo tal como lo hizo con la última Piratas del Caribe (2017), dejando atrás ciertos elementos interesantes que había mostrado en Kon-Tiki (2012). El film es correcto pero muy artificial y no decae en la desgracia debido a sus dos protagonistas. Angelina, aunque en piloto automático, hace relucir cualquier cosa, y Elle Fanning es una de las mejores actrices de la nueva generación. Brilla en todo, aún como princesa de Disney. Al artificio extremo de VFX se le suma un guión bastante pobre. Pero aún así la película no es mala. En definitiva, Maléfica: Dueña del mal es disfrutable por un público joven, pero no mucho más que eso.
Aún con el esfuerzo de su elenco, de la presencia notable de Jolie y Pfeiffer, no es más que ruido y telenovela a medio cocinar. Había una vez, en un hermoso reino, cuentos que nos transportaban a un universo mágico, diferente del nuestro aunque de ningún modo más simple. Pero un día, aparecieron las recaudaciones millonarias y los directores incapaces de dirigir algo decente, los presupuestos inflacionarios, los efectos especiales usados sin criterio, “Game of Thrones” y la venta de muñequitos. Entonces, aquellos cuentos llenos de belleza surreal se transformaron en tediosas pirámides narrativas cuya débil cúspide es una batalla aburrida entre cosas de colores que, finalmente, derivan en secuelas más largas que la original. Si queréis verlo con vuestros propios ojos, ese reino de la imaginación ausente y el diseño omnipresente inunda hoy las salas con el nombre de “Maléfica: reina del mal”. Y aunque la primera película no carecía de valores y de emoción, esta continuación, aún con el esfuerzo de su elenco, de la presencia notable de Jolie y Pfeiffer, no es más que ruido y telenovela a medio cocinar. Ambas reinas de la pantalla hacen lo que pueden para salvaguardar la maravilla, pero entre ese ogro llamado Corrección Política y la necesidad de una batalla para atraer el ojo del varoncito, todo se disuelve. Así, lo que alguna vez fue un gran cuento de hadas es, hoy, un cuento de nada.
Maleficent: Mistress of Evil es un excelente ejemplo del funcionamiento de la máquina, capaz de lanzarte cinco secuelas antes de que toques el suelo. Nadie esperaba ver la historia de origen de la villana de La Bella Durmiente, pero con sus grandes problemas la película existió y, para alegría de Disney, fue un éxito arrasador en materia de recaudación. Así es que se le da una segunda parte cinco años después, todavía más innecesaria que la anterior, sin importar que haya incluso menos ideas para contar o que hasta se desdibujen algunos de los pocos aciertos que habían tenido la primera vez.
Angelina Jolie vuelve a ponerse los cuernos y las alas para interpretar a Maléfica, la mítica villana de Disney que se desprende de La Bella durmiente. Esta vez bajo la dirección de Joachim Ronning. En esta ocasión la historia nos sumerge, en un comienzo, en las clásicas historias de princesas de Disney. Aurora (Elle Fanning) conoció al amor de su vida, el príncipe Philipp (Harris Dickinson), con quien está a punto de contraer matrimonio. Todo parece marchar de acuerdo a lo planeado, pero Maléfica: dueña del mal lejos está (o no) de ser un cuento de hadas. Tras una cena catastrófica, organizada con el fin de que las familias de los enamorados se conozcan, el rey resulta víctima de una terrible maldición. Claramente todos los ojos apuntan a Maléfica. A partir de este momento podemos dividir la película en dos partes. Por un lado tenemos a Aurora y su enamorado, quienes siguen adelante con sus planes de boda, y por el otro a una Maléfica desterrada y odiada por todos (incluso por la joven princesa). Tras una serie de acontecimientos (que involucran casi la pérdida de su vida), nuestra protagonista termina en un lugar recóndito repleto de hadas que fueron exiliadas (y, en mayor medida, asesinadas) de las tierras habitadas por seres humanos. Es ahí que Maléfica inicia una pelea interna en dónde se disputa si lo lógico sería luchar por conseguir la paz con los humanos o ir directamente a una guerra contra ellos y vengar a todas las hadas muertas. La película trastabilla a la hora de tratar de abordar ambos temas. Más allá de las conexiones entre sí, se sienten dos historias completamente diferentes. La parte que se focaliza en Maléfica y en este submundo de hadas, es donde más flaquea la historia. La subtrama resulta tirada de los pelos. Los acontecimientos simplemente suceden porque sí (porque el guión así lo requiere para luego llegar al inminente clímax). Cada aspecto que se ve en escena se termina sobreexplicando a través de un diálogo, largo e innecesario, que termina volviendo aburrida la trama. Como toda historia de princesas de Disney, no está exenta de los cientos de clichés vinculados al “vivieron felices para siempre”. Aun así logra dar un giro y aggiornarse a los tiempos modernos, donde las mujeres ya no requieren de un príncipe azul que venga a rescatarlas (más allá de que sí tengamos de manera explícita a un príncipe rubio, blanco y heterosexual). Como se dejó ver en la primera parte, Aurora (que también cumple al 100% con todos los estándares hegemónicos tan típicos de Disney) es una joven con carácter que puede valerse por sí misma. Maléfica: dueña del mal es una película que se disfruta, en mayor medida, desde el aspecto visual. Las criaturas del reino son simpáticas, atractivas y entrañables. Posiblemente sea el punto que más llame la atención de los chicos (y donde más pueda explotar Disney desde el lado marketinero). La actuación de Angelina Jolie destaca sobre el resto, es acertada y sobria (como el papel lo requiere). La historia, por su parte, contiene la medida justa de acción, comedia (pura y exclusivamente para los más pequeños) y romanticismo. Maléfica no es de lo mejor que nos haya brindado Disney en este último tiempo. Aun así, logra romper con la “maldición” de que las secuelas son peores que las originales. En esta ocasión se nos entrega una historia más oscura e intensa que su antecesora, repleta de acción, un poco de comedia y, claramente, mucho romanticismo.
Una secuela más épica y compacta La secuela del cuento mágico de ''La Bella Durmiente'' enfocado en la figura de Maléfica viene recargada, con muchos más personajes y un tinte épico que la dota de acción y aventura para entretenerse un rato. Si bien presenta una historia no muy original y tiene algunas fallas obvias en el guión, creo personalmente que se las arregla para entregar lo que se público está buscando y sale airosa de la prueba. No, no es la sucesora de ''El Señor de los Anillos'' ni de ''Harry Potter'', seguro no será lo mejor que veas en el año, pero basta para pasar un buen rato de magia, color y aventura en manos de intérpretes con sobre de carisma. De hecho es bastante mejor que varios estrenos (en acción real) recientes de la factoría del ratoncito como ''La Cenicienta'' o ''Alicia a través del Espejo''. A los que son amantes de las historias clásicas de Disney y disfrutan de este paso de la animación 2D a la acción real, estarán complacidos, no en todos los aspectos, pero sí en el balance general. Lo mejor que tiene la propuesta es sin dudas sus protagonistas, empezando por la siempre carismática Angelina Jolie, pasando por Elle Fanning, que ya ha demostrado su talento en numerosos films, y con las nuevas incorporaciones como la eterna Michelle Pfeiffer (''Revelaciones'', ''Batman Vuelve'') y el efectivo Chiwetel Ejiofor (''12 años de esclavitud'', ''Doctor Strange''). Otro nombres como Sam Riley, Ed Skrein, Imelda Stauton, Juno Temple y Leslie Manville, acompañan bien en sus roles. Por otro lado, hay que resaltar también el sentido de creación de criaturas espectaculares que son un deleite para los ojos y en algunas ocasiones muy tiernos. Podría decirse que hay abuso del recurso del CGI, pero no seamos tan jodidos, después de todo es una película sobre hadas voladoras y reinos mágicos. Podrían haberse calmado un poco con el despliegue quizás. Por último, donde mas falla la propuesta es en el interés o sorpresa que genera como historia. La dinámica que presenta es bastante cliché y predecible, aunque debo decir que en la práctica logra amalgamar todos los elementos para que no se noten tanto esos puntos débiles. Si te gustó la primera entrega de Maléfica, esta seguro te gustará un poco más y sumarás un nuevo entretenimiento épico a tu cabecita fantasiosa que se alegra con cada propuesta de este tipo.