Sacrificio por conocimiento. A priori contábamos con dos factores que parecían augurar que la remake hollywoodense de Martyrs (2008) superaría visiblemente el espectro de calidad del terror mainstream contemporáneo. En primera instancia teníamos la obra de base, una película visceral y casi surrealista que llevaba al extremo ese viejo axioma del género centrado en el hecho de que el sadismo y la locura del ser humano no tienen límites, y que por lo tanto la venganza subsiguiente tampoco debería tenerlos. En segundo lugar estaban los encargados de la adaptación, los hermanos Kevin y Michael Goetz, quienes venían de entregar la muy interesante Scenic Route (2013), aquel análisis furioso sobre una amistad en proceso de autodestrucción. A pesar de las promesas acumuladas, una vez más nos topamos con una oportunidad desperdiciada vía el conservadurismo y la mediocridad de los productores. En su primera mitad Martirio Satánico (Martyrs, 2015) funciona como una suerte de traslación escena por escena de la original y luego se vuelca, ya en la segunda parte, hacia lo que podríamos definir como una exégesis light y complaciente del “porno de torturas” existencialista de antaño. De hecho, el guión en piloto automático de Mark L. Smith licua todo el poderío malsano del trabajo de Pascal Laugier y no incorpora ninguna novedad significativa, para colmo reemplazando a buena parte del gore por una imaginería católica redundante y al lesbianismo por un vínculo algo ingenuo. La prolijidad de los realizadores no llega a compensar el sustrato anodino de la obra y pone de relieve la ineficacia industrial incluso para reinterpretar films autóctonos, como lo demuestra la olvidable Cabin Fever (2016), aunque en este caso el opus de Eli Roth no pasaba de ser una propuesta bobalicona. La trama sigue al pie de la letra el mismo camino trazado con anterioridad: Lucie (Troian Bellisario) huye desde un galpón abandonado de lo que parece haber sido una serie de tormentos, los cuales la condenan a una alienación que dura años y años. Ya adulta, emprende la revancha de turno cuando encuentra a la familia responsable, asesinándola en su totalidad y después solicitando ayuda a su amiga Anna (Bailey Noble). Entre el llanto, los fantasmas del dolor arrastrado y el trajín de desechar los cadáveres, caen de improviso en la sede de la masacre algunos “allegados” de los finados, hablamos de los miembros de una secta obsesionada con transformar lo que sería una simple víctima en un mártir con todas las letras. Obviando las ironías sociales de fondo, esas mismas que Laugier utilizaría con mayor inteligencia en The Tall Man (2012), la película se pierde en su propia asepsia. Resultan muy reveladoras las diferencias en cuanto a los mecanismos de administración del sufrimiento: mientras que la original, y casi todos los exponentes del extremismo europeo, prefieren la dialéctica artesanal de los puños y las armas blancas, aquí el horror norteamericano de nuestros días deja entrever su cariño hacia recursos más “limpios” como la electrocución y el fuego (una escena con un taladro a la distancia también lo confirma). El desempeño del elenco es relativamente potable aunque la presencia de algunos clichés vacuos -referidos al rescate de una nenita- terminan conspirando en contra de ese tono humanista que pretende sustituir a la sordidez estrambótica del opus galo. Vale aclarar, en tanto punto a favor, que el film por lo menos se autodefine como una versión enajenada del sacrificio que reclama el conocimiento, por más que sea el más difuso y “trascendental”…
De la mano de los productores de El Conjuro y la detestable Annabelle, nos llega Martirio Satánico, basada en la cinta francesa de terror de 2008 originalmente titulada Martyrs, esta nueva versión intentará ponernos los pelos de punta, algo que muy pocas películas logran hoy en día. Ella usó mi cabeza como un revólver Martirio Satánico (Martyrs) está dirigida por los hermanos Michael y Kevin Goetz, su poca trayectoria como directores con tan solo dos películas –incluyendo esta– en su filmografía, se nota bastante en esta reversión de la cinta francesa, donde realmente no se sabe realmente si sus intenciones fueron las de hacer un film de terror, una puesta en escena dramática símil teatral con tintes sobrenaturales, o un requeche de todo un poco. La cinta comienza con la pequeña Lucie escapando del lugar donde la tuvieron encerrada mientras la torturaban, a pesar de haber sobrevivido a tan sórdidos castigos, Lucie aún conserva resabios de las torturas que sufrió, y los demonios acechan en sus sueños durante la noche, afortunadamente para ella, en el orfanato en el que vive conocerá a Anna, quien será su soporte a lo largo de los años. Troian Bellisario (Spencer Hastings de Pretty Little Liars) interpreta a una Lucie mayor, diez años después de los hechos narrados en el inicio de la cinta, las visiones producto de las crueles torturas sufridas de pequeña siguen estando presente en su vida, y es por eso que está decidida a encontrar a quienes la convirtieron en lo que es hoy en día y finalmente tomar venganza. La actuación de Bellisario es lo más destacable de esta pobrísima cinta, tampoco es que estemos ensalzando su capacidad actoral aseverando esto, puesto que no hace falta tener demasiado talento para destacar frente a unas actuaciones del reparto totalmente estereotipadas. Todo se acentúa aún más cuando la cinta da un vuelco en su trama, y la protagonista pasa a ser Anna, quien está interpretada Bailey Noble (True Blood), lamentablemente para Noble, su gran belleza es indirectamente proporcional a su talento actoral. Y no vamos a exagerar cuando afirmemos que Martirio Satánico tiene más gritos que diálogos, aún estamos tratando de descifrar si esto es bueno o malo, debido a que las líneas de los personajes son tan estúpidas y acartonadas que logran generar escozor en el espectador, y los cientos de gritos que se escuchan durante el metraje dejan sordo a cualquiera que se digne de ver esta propuesta, por lo que se recomienda visualizarla a un volumen considerablemente bajo, o en el mejor de los casos, con tapones de oídos. Lo más sobresaliente de esta cinta son sus planos cortos buscando detallar las expresiones de los actores y los detalles de la escena, esta idea falla cuando nos topamos con las escenas de acción y los planos cortos hacen que la cámara se sacuda aún más al ritmo de los camarógrafos con Parkinson que filmaron esta cinta. Algo bastante común en la meca del cine. A pesar de que en las postrimerías del film, el ritmo y la historia aumentan logrando que al fin el espectador se interese por la trama, esto no alcanza para levantar una cinta ya hundida totalmente gracias a sus defectos. Conclusión Actuaciones que pululan entre los extremos: totalmente falsos o sobreactuados, escenas de acción filmadas con camarógrafos con síndrome de Parkinson, diálogos insulsos, gritos ensordecedores al por mayor, trama poco creíble y estúpidamente justificada, ritmo displicente, aburrido y soporífero. Definitivamente contar las hojas del árbol del vecino será más satisfactorio que ver Martirio Satánico.
Los verdaderos mártires Llega a las salas Martirio satánico (Martyrs, 2015), remake estadounidense de aquel film de terror francés que tanto nos hizo asustar, y permite reabrir el debate sobre la escasez de ideas en la industria cinematográfica. ¿Estará a la altura de la obra original? En los últimos tiempos cada vez son más los productos reversionados de films originales, denominados remakes, dando lugar a que nos permitamos formular dos hipótesis sobre la moda actual del cine de Hollywood. En primer lugar, la necesidad de apostar por algo que los productores creen que es seguro, con la taquilla entre ceja y ceja como único objetivo. Cómo segunda conjetura, y no por ello de menor importancia, la escasez de ideas originales. Este hecho es aún más común en un género tan bastardeado como el terror, donde toda clase de películas con una premisa innovadora es agua en el desierto o, mejor dicho, miedo en las butacas. Ahora bien, ¿Qué sucede cuando de una película que logró impactar a crítica y público hace unos años, se realiza una nueva versión? Al tener la vara tan alta, ¿Es necesario exponerse ante tal desafío? Martirio satánico se enfrenta ante ese reto de ser basada en Mártires (Martyrs, 2008), aquel film francés de culto, proyectado en el Festival de Cannes, escrito y dirigido por Pascal Laugier, y desde acá tratamos de analizar y responder estas inquietudes. Cabe destacar que en los últimos años se han destacados varias remakes de films clásicos del cine de terror. Desde David Cronenberg con La Mosca (The Fly, 1985) pasando por, más acá en el tiempo, las fructíferas versiones de Carrie (2013) y Posesión Infernal (Evil Dead, 2013), se intenta dar lugar a que nuevas generaciones se acerquen a historias que forman parte de nuestro glosario cinéfilo. Dicho esto, ¿Qué sucedería si el film que quisieran reversionar fuese de hace apenas ocho años atrás y esté tan fresco en la consciencia de los amantes del cine de terror? Los hermanos Kevin y Michael Goetz se encargaron de arriesgarse y junto a las empresas productoras Blumhouse Tilt, The Safran Company y Wild Bunch, llevaron a cabo esta versión norteamericana de uno de los de los largometrajes más violentos, sangrientos e inteligentes del terror francés de la última década. ¿El resultado? Vamos a adentrarnos en el film para ver si cumplieron o no con semejante desafío. Los hermanos Goetz presentan un antecedente inmediato de que pueden llegar a ser buenos en lo que hacen. Su opera prima, Scenic Route (2013), logró posicionarse de gran forma en el Festival South By Southest y, para su nuevo film, optaron por repetir su equipo de trabajo. Estos jóvenes directores, fanáticos de la obra francesa que le da origen a su segunda película, eligieron a Troian Bellisario y a Bailey Noble como la pareja protagónica. Es inevitable el hecho de comparar con la excelente labor del film del 2008. En éste, tanto Morjana Alaoui como Mylene Jampanoi, se ponen la violencia, sangre y dolor en sus hombros. Sus caras, sus expresiones y sus cuerpos son las víctimas de tan drástica historia en dónde una joven sorprende a una familia en busca de venganza de los que la torturaron durante su infancia. En la remake, Bellisario y Noble no están a la altura del dúo francés pero hacen lo que pueden con el pobre guion de Mark Smith. Es llamativo lo de él. El año pasado también fue parte del equipo de guionistas de Revenant: El renacido (The Revenant, 2015). Sin dudas, una de cal y una de arena para el escritor de Hotel sin salida (Vacancy, 2007), aquel acertado film de terror psicológico protagonizado por Luke Wilson y Kate Beckinsale. Sin un buen guión cualquier film falla. Y si a esto le sumamos la combinación de un pésimo maquillaje, una desacertada banda de sonido y un mal uso de los pocos efectos especiales que posee, nos encontramos en un pozo profundo donde es difícil escapar. Lo positivo del film es la escasa duración de apenas 83 minutos, que hacen que el mismo sea llevadero y permiten una leve ilusión de que estás frente a algo entretenido. Hubiese sido haber visto esta versión norteamericana, donde no hay violencia explícita ni escenas de terror de esas que hacen que saltes de la butaca, antes que la dirigida por Pascal Laugier, que da cátedra de escenas viscerales no aptas para impresionables. Sería otra la sensación, sin dudas. Los directores Goetz y el guionista Mark Smith subestiman al espectador y se encargan de dar explicaciones escena tras escena, sin permitir que sea un interrogante lo planteado, exponiendo tanto lo blanco como lo negro. “Los mártires sobreviven al dolor y la tortura y se niegan a morir”, expresa Kate Burton en la piel de Eleanor, la culpable de todas las torturas que sufren las protagonistas en la cinta. Un mártir, tal como dice el diccionario en una de sus definiciones, es una persona que padece sufrimientos, injusticias o privaciones por alguien o por algo, especialmente si los padece con resignación. Resignarse es aceptar una situación molesta. Las protagonistas del film original tienen a la palabra resignación como un desencadenante al desenlace de los hechos que transcurren. En cuanto a la remake, sería afortunado que los hermanos Goetz no se resignen con su carrera y vuelvan a apostar por ideas originales, tal como lo fue su primer largometraje. En cuanto a nosotros, el público, estamos en una disyuntiva acerca de resignarnos o no sobre las remakes de películas tan emblemáticas del terror. No queda otra que aguantar este vendaval de obras reversionadas, esperando que sea sólo una moda pasajera, para volver a aquellas ideas que se pensaron hace un tiempo y hoy en día son clásicos del horror. Debemos ser verdaderos mártires y seguir firms como espectadores sin resignarnos ya que, uno de estos días, algún genio frotará la lámpara y creará nuevas historias que luego de un tiempo las adoptaremos como clásicos. Uno nunca sabe, quizás nos encontremos con la nueva Pesadilla en la Calle Elm (A nightmare on Elm Street, 1984), El enigma de otro mundo (The Thing, 1982) o El exorcista (The exorcist, 1973) y ahí seremos los primeros en inflar el pecho tras tanto padecimiento.
La remake del homónimo y exitoso film francés. Misticismo y baches para una versión por momentos bien trabajada que utiliza una fórmula cansina pero que cumple sin agregar nada ni justificar su realización.
Masivizando a Pascal Laugier Aquellos que hayan visto la perturbadora Martys (2008), de Pascal Laugier, no verán lo mismo en esta remake poco interesante, rebautizada para el mercado local como Martirio satánico. Pese a ello, el amante del terror que no conozca el filme en el que se basa quizás le encuentre suficientes atractivos a la adaptación dirigida por los hermanos Goetz.
Terror francés filtrado por Hollywood. Basada en el filme francés "Martyrs" (2008), con una interesante historia donde el sadismo no tenía límites, llega este remake norteamericano protagonizado por jóvenes y bonitas actrices (Bailey Noble y Troian Belisario, de "Pretty Little Liars"). Menos oscura y compleja que la original, pero con una producción más onerosa, la historia comienza de forma bastante similar pero luego el conservadurismo hollywoodense inserta unos cuantos cambios y cortes, para hacerla más accesible a su público. Lucie y Anna se conocen de pequeñas en un orfanato y se convierten en inseparables amigas capaces de hacer cualquier cosa una por la otra. Lucie llegó al hogar luego de haber estado cautiva y ser torturada; las pesadillas sobre ese terrible hecho la han perseguido toda su vida. Diez años después Lucie encuentra a quienes la han secuestrado de niña, y junto con Anna planean vengarse. Pero las cosas no salen bien, no era un simple secuestrador quien se había apropiado de Lucie si no una enorme y oscura organización, que a través de torturas buscaba construir mártires que los ayudaran a encontrar ciertas respuestas. En la segunda parte del filme lo único que queda del original son las torturas y los enormes caudales de sangre. Con más dinamismo, mejor iluminación y más efectos visuales la esencia del filme anterior se pierde por completo. Esa oscura y esotérica secta que era capaz de cualquier cosa en busca de respuestas se convierte simplemente en "los malos", y las pobres chicas en "las buenas", simplificando así la historia y convirtiéndola en otro filme de terror más, sin un buen guión que lo sostenga, apenas una simple excusa para asustar y asquear al espectador; pero eso sí, sin chicas desnudas como en la original. Todo tiene un limite.
DELIRIO MÍSTICO Y PERVERSIÓN Una remake del film de Pacal Laugier del 2008 que sorprendió por su audacia. Aquí los hermanos Kevin y Michael Goetz, con productores que conocen el género y la taquilla que suele tener, queda como la cuota de terror de la semana. Una chica que se refugia en un orfanato le cuenta a su única amiga como una familia la retuvo cautiva y la torturó durante años. Ya de adultas comprueban que el lugar y los sádicos siguen existiendo con delirio místico y perversión. Un entretenimiento pasable.
Sin el típico gusto francés… Esta remake del elogiado film galo resulta frustrante en casi todos los terrenos. Martirio satánico es la remake estadounidense de Martyrs, aquel film francés de terror dirigido por Pascal Laugier que en el Festival de Cannes de 2008 sorprendió a propios y extraños por su virulencia e inteligencia. Poco queda de todo aquello en esta versión cosecha 2015 autolimitada a la mera acumulación de las recurrencias más habituales del cine de género de esta década. Dirigido por los hermanos Kevin y Michael Goetz, los mismos de ese hit indie que fue Scenic Route (2013), el film comienza con la huida de una nena de 10 años del depósito donde había estado secuestrada. Una década después, la señorita, perseguida por las consecuencias psicológicas de su cautiverio y con Anne como única amiga, se dispone a tomarse revancha volándoles la cabeza a todos los integrantes de aquella familia. El problema es que esa familia era apenas la punta del iceberg de una suerte de organización fanática de los martirios. El desplazamiento a este nuevo eje no hace más que mostrar la hilacha del film, lo que para los Goetz parece ser lo más importante: la tortura, el placer de la destrucción de la carne. Así, todo el trasfondo religioso y místico termina diluido en medio de un río de sangre. Mismo río por el transitan nueve de cada diez películas egresadas con honores de la escuela de Hostel.
Los hermanos Goetz dirigen la remake de la película francesa del 2008 (¿demasiado reciente? ¿de qué nos sorprendemos?) homónima. De la factoría de Blumhouse, no sorprende que nos quieran vender otra película con la leyenda “de los productores de El Conjuro y Annabelle”, en este caso. Ya puedo adelantar que Martirio Satánico no tiene mucho más que eso en común especialmente con la película de James Wan, que contaba con un buen guión y una dirección muy prolija y cuidada que ayudaba a la construcción de sus climas necesarios. La historia tiene como protagonistas a dos amigas, una de ellas acusada de loca por ver monstruos que en realidad tienen que ver más con los abusos a los que fue expuesta desde temprana edad. Hay que decir que hay algo bello en cómo está construida esa amistad tan fuerte y cerrada. Hoy, adolescente, aun con su fiel compañera a su lado, pretende hacer justicia con sus propias manos. Pero nada es tan sencillo como parece. Por un lado, su amiga comenzará por primera vez a dudar de ella, al verla tan salvaje y fría, sin tener pruebas de que lo que dice sea verdad. Por el otro, pronto descubrirán que se están metiendo con algo mucho más grande y poderoso de lo que creen. Con una primera mitad más fiel a su versión original (aunque sin su resultado), en la segunda mitad el guión de Mark L. Smith apuesta a ser más libre y su rejunte no termina de convencer. Troian Bellisario y Bailey Noble son las dos protagonistas que correrán, gritarán, lucharán y sobre todo, sangrarán. Ambas entregan buenas interpretaciones pero a la larga hacen lo que pueden con un guión más bien fallido, hasta con diálogos pobres. Incluso desde lo visual, a excepción de unas pocas escenas, el resultado es desprolijo, pareciendo salido de un mediocre producto televisivo. Martirio Satánico es sobre todo una película sin imaginación, que apuesta al camino más fácil, tal vez se pueda decir que peque de ser demasiado norteamericana. Su premisa atractiva (que por supuesto proviene de la versión original) termina siendo totalmente desaprovechada. Hay chicas lindas, mucha sangre y no mucho más, es todo lo que tiene para aportar. Quizás quienes no vieron la versión original puedan disfrutarla un poco más, aun así estamos ante un producto olvidable.
Semana tras semana venimos hablando de lo mismo, el cine de terror en nuestra cartelera está marcando una tendencia. El criterio selectivo para traer ciertos títulos que no son precisamente estrenos simultáneos a nivel mundial es por lo menos llamativo. En la segunda mitad de la primera década del Siglo XXI, hubo una fuerte ola de terror proveniente de Francia que vino a renovar el género con mucha sangre y gran aceptación del público. De esas películas; entre las que podríamos nombrar "Frontiere(s)"," Al’ Interieur", "Ils", o "Haute Tension"; sólo esta última tuvo un limitado y muy tardío estreno por las salas locales casi en conjunto (en verdad posteriormente) con su arribo a la TV por Cable. El resto, o pasó desapercibida directo a DVD, o ni siquiera eso. Otra de estas películas del “nuevo terror francés” se llamó "Martyrs", del año 2008, escrita y dirigida por Pascal Laugier. "Martyrs" tampoco se estrenó en Argentina; pero sí lo hace su remake estadounidense realizada siete años después. Quienes toman la posta de Laugier en esta “versión” son los hermanos Kevin y Michael Goetz, responsables de la interesante "Scenic Route", en la dirección; y el guión de Mark L. Smith, quien formó parte del equipo de guionistas de "El Renacido" y escribió los guiones de "The Hole" de Joe Dante y la menospreciada "Vacancy". Con todos estos precedentes, más la producción de los experimentados de Bloomhouse, podría esperarse como mínimo un producto decente, el resultado demuestra lo contrario. La historia es la misma, Lucie es una niña de diez años que escapa del cautiverio en un sótano. En el orfanato donde queda recluida con severos traumas psicológicos, Lucie conoce a Anna y se hacen grandes amigas. Pasan los años, y Lucie, ya adulta, continúa con su tormento mental; encuentra a la familia que la torturó de pequeña y planea junto a Anna una venganza que les aguarda para sí horribles sorpresas. Quienes vieron la original saben lo que pasa luego; quienes no, deberán descubrirlo por ustedes mismos. Lo cierto es que la "Martyrs" de 2008 no se caracterizaba por tener un guión muy elaborado (analizándola en perspectiva es posible que su status de culto sea algo inflado), pero se trataba de un producto carnal, visceral, que no dudaba en arrojar hectolitros de sangre y dejar todo al rojo vivo. Que creaba sensaciones de encierro, sofocamiento, lógicamente asco; y permitía que uno se compenetre con el infortunio de estas dos chicas. Nada de eso se encuentra en este “actualización” a 2015. Troian Bellisario y Bailey Noble, como Lucie y Anna respectivamente, simplemente no transmiten nada. Allí donde el otro film se hacía fuerte con las interpretaciones de Mylene Jampanoi y Morjana Alaouien en los mismos papeles, quienes pasaban todo el dolor por sus frágiles cuerpos; Bellisario y Noble se comportan como si estuviesen pensando en el próximo proyecto que deben filmar. Laugier había dejado algunos ítems a la libre interpretación del espectador, o iría planteando dudas para resolverlas en los últimos minutos. Por el contrario, Smith tiene la necesidad de remarcar todo, de dejar todo bien claro casi desde el principio, como suponiendo que este film sería solo visto por quienes ya vieron el original. Los Goetz no solo redujeron la sangre, le restaron clima, interrumpen el suspenso con un montaje torpe, y se rebajan a una fotografía sucia y desprolija, alejada de los tonos ascéticos de la francesa. Nos queda ver a Kate Burton en la piel de la pérfida Eleanor, pero ni el placer de rencontrarnos con una vieja estrella suple la decepción que produce la película. Se sabe que en EE.UU. realizan remakes de films extranjeros que les gustan, porque no son muy adeptos a leer subtítulos (mejor no desarrollemos este ítem de su cultura), quizás así encuentre su justificativo. Para el resto del mundo, acostumbrado a ver películas en otros idiomas, esta nueva versión no tiene demasiado sentido de ser. Lenta – dura muy poco y aun así parece larguísima –, carente de atractivo, dudosamente interpretada, y con una adaptación de guión que trastabilla; podemos pensar que esta Martirio Satánico no es más que una suerte de “devolución de favores” a aquellos directores franceses que en su mayoría posteriormente fueron contratados por Hollywood para realizar remakes de grandes títulos del terror estadounidense con pobres resultados. Sea cual sea la razón de su realización y su estreno, hay una sola certeza, los mártires esta vez son los espectadores.
Una puesta en escena ridícula y plástica Durante la primera década de este siglo, en Francia eclosionó una corriente de películas que se denominó Nuevo Horror Francés o Nuevo Extremismo Francés, de una violencia bestial y frontal, entre otras características. Algunos títulos emblemáticos fueron Alta tensión, de Alexandre Aja; Al interior, de Alexandre Bustillo y Julien Maury; Ils, de David Moreau y Xavier Palud, y Martyrs, de Pascal Laugier. Esta última película, de 2008, recibe ahora esta remake estadounidense, con el mismo título y acá bautizada Martirio satánico. Los abusos recibidos y la búsqueda de venganza de la protagonista, el trauma del encierro y la tortura y la organización demente detrás del horror y las vejaciones siguen estando como temas, como armazón argumental (entrar en más detalles sería limar el interés que pueda generar este estreno en quien no haya visto la versión franco-canadiense). Pero la fisicidad que había en la película de 2008, esa corporeidad presente y palpable, desaparece casi por completo, en una operación de puesta en escena ridícula y plástica que se permite mostrar pieles cercenadas brutalmente, pero para la cual los desnudos son anatema. Por otro lado, la violencia es ahora más farolera, pero mucho menos potente y osada; el montaje es pedestre, y la iluminación, más plana, como si se confiara más en los gritos y la música que en el valor y la estética de cada plano y sus conexiones. La nueva versión dura 15 minutos menos que la original, pero se siente más extensa porque hay explicaciones verbalizadas por demás, mucha menos ambigüedad y porque no se toma en serio el armado de climas ni el tempo de cada secuencia (con referir a la venerada película anterior no es suficiente), y los personajes se sienten falsos, artificiales. La película de 2008 poseía, además de una visión cinematográfica debatible pero identificable, alto valor de shock, y por eso mismo no era recomendable para público impresionable. Esta nueva Martyrs tampoco lo es, ni para los impresionables ni para nadie: éste es cine parásito, que no imagina, que no piensa, que narra mal y muestra peor.
Es un sufrimiento Tiene acumulación de torturas y abusos que incluye a menores, más incongruencias en la trama. No comienza tan mal Martirio satánico, remake estadounidense de la francesa Martyrs (2008), de Pascal Laugier, un filme que terminará desbarrancándose a medida de que lo gore, las torturas y lo inhumano vayan in crescendo para regodeo de sádicos y morbosos. Lucie (Troian Bellisario, que está en todos los 160 episodios de Pretty Little Liars) logra escapar de un lugar en el que alguien o alguien o más de uno, la tortura y abusa. Años después Lucie ya no es una niña, y siendo joven cree descubrir el paradero de quien le hizo pasar una vida insufrible. Y golpea la puerta y Blam!, asesina al padre de familia y a todo el que se anteponga en le camino. Lucie no está sola, porque Anna (Bailey Noble), una amiga con la que compartió la escuela tras aquella traumática situación, llega en su ayuda. Bueno, es una manera de decir. El que necesita ayuda es el espectador, que aunque ingrese a la sala conociendo el título del filme, tal vez no se imagine las atrocidades que está por ver. Y por eso le advertimos. No es que sólo hay una suma de brutalidades, sino que el desarrollo y la manera en que está contado el filme no lo hace un buen entretenimiento. Las incongruencias y las insólitas resoluciones de Lucie y de Anna -no escapar a tiempo; regresar, no pedir ayuda y varios etcéteras- restan, si cabe, verosimilitud a este conjunto de torturas, gritos y asesinatos sin cabeza (y no estamos adelantando nada). Hay que tener espalda para soportar estos martirios, y a la pobre de Lucie hasta eso le quitan. En fin, después no digan que nadie avisó.
Matame Suavemente En “Martirio Satánico” de Kevin y Michael Goetz la historia de Lucie, una joven atormentada por su pasado, y Anna, su amiga de la infancia, trabaja sobre la base del suspenso y el terror que sólo puede terminar de comprenderse luego del visionado total del filme. A aquellos que vayan a buscar una historia de terror tradicional, se encontrarán con una compleja historia de venganza, en la que el flashback como recurso de reconstrucción del por qué del presente de las protagonistas, es necesario pero no termina de inferir todo el complejo proceso de construcción de sentido del mismo. Lucie escapa de sus fantasmas desde siempre, y siendo rescatada de una tortura atroz cuando fue niña, se ha jurado a sí misma una venganza que le imposibilita ver todos los logros y avances que ha logrado hasta el momento. El filme se divide en dos etapas bien marcadas entre sí. Una relacionada a Lucie y su historia y otra ligada a Anna y el encuentro en una casa de algo que la relacionará directamente con el pasado de su amiga. La incorporación de la tortura en el filme, con un nivel de sadismo y regodeo en él único, además, permiten incorporar al tercer protagonista del filme, una secta que busca en los “mártires” respuestas para explicar la propia existencia. “Los monstruos no son reales” se dice una y otra vez Lucie o Anna le dice también para evitar que siga cometiendo atrocidades en ella y en los demás, pero al comprender que Lucie es parte de un entramado de seres atormentados por haber atravesado en su infancia procesos inenarrables de tortura, sabrá que deberá tomar partido para poder seguir ambas con vida. La película de los hermanos Goetz mantiene un buen ritmo y una lograda tensión, y si bien por momentos las protagonistas no están a la altura de la propuestas, los puntos de giro y cambios en la narración, así como el complejo proceso de transformación que sufren elevan la propuesta. Sin compararla con su fuente de inspiración francesa “Martirio Satánico” cumple con su promesa de entretener a lo largo de hora y media con su historia de dos jóvenes que tendrán que ayudarse, como lo vienen haciendo desde siempre, para poder salir con vida de una trampa en la que ellas mismas cayeron. Puntaje: 6/10
En Martirio Satánico tras escapar de su cautiverio, la pequeña Lucie es internada en una clínica. Terriblemente traumatizada y sin querer recordar nada de lo sucedido, encuentra su único consuelo en la amistad con otra interna, Anna. Quince años después, Lucie buscará venganza. Estamos ante una de las películas de horror más transgresora y polémica de los últimos tiempos. Los hermanos Goetz son los responsables de esta pesadilla fílmica, remake de una extrema producción francesa, una historia con un nivel de crueldad y saña pocas veces vista en la pantalla grande. La violencia es tan impactante como la puesta en escena es impecable. El guión es flojo, casi básico, pero la acción es trepidante y las imágenes horrorosas, por lo que apenas si dan tiempo a analizar el pobre argumento. Las actuaciones, tan creíbles, no hacen más que agudizar el suplicio al que nos someten los realizadores, una verdadera obra macabra que pese a lo explícito de la trama mantiene un halo hipnótico que apela al morbo. Por momentos pornográfica, por momentos obra maestra, es agobiante, oscura, incómoda y sangrienta por lo que resulta difícil quedarse indiferente ante su visionado. Solo para espectadores valientes, no impresionables y en búsqueda de experiencias cinematográficas macabras.
Terror que no es tal Una de terror más y van… Es tan difícil toparse actualmente con una película de terror decente que a uno ya se le van las ganas de solo leer las sinopsis. El caso de Martirio satánico (Martyrs) no es distinto a lo anteriormente relatado, pero de lo que sí se puede jactar es de contar una historia original para lo que estamos acostumbrados a encontrarnos en el género. Aun cuando el título en español hace reminiscencias a una historia plagada de demonios y seres sobrenaturales, estos son lo menos en la película, la cual termina acercándose más a un thriller que a una película de terror propiamente dicha. Siendo este el segundo film de los (presumiblemente) hermanos Kevin y Michael Goetz, no asombra la fusión entre géneros, ya que en su primer film Scenic Route (2013), no estrenada en el país, se divisaba un buen manejo de los tiempos y creación de situaciones que jugaban en los bordes de cada uno. Martirio satánico, aun con sus aciertos desde la fusión de géneros, falla completamente desde el guion y la producción, y deja algunos aspectos técnicos un tanto olvidados también. Sin ahondar mucho, se puede decir que la película no cumple con la cuota de miedo necesaria para calificar realmente como película de terror hecha y derecha y deja varios cabos sueltos en su historia, aun cuando estos mismos sean parte de lo más interesante que tiene el producto final, que es como conté anteriormente, la originalidad de su historia.
Todavía recuerdo el mal sabor de boca que me dejó Martyrs de Pascal Laugier. Fue una experiencia brutal, demoledora, una propuesta totalmente aplastante y pesimista que tardé días en sacarme de la cabeza. Detrás de toda la ultraviolencia presentada en pantalla había un mensaje aterrador y muy profundo, un interrogante difícil de responder y casi imposible de llegar a él. Pero vaya si Laugier llegó, y de una manera insoslayable. Durante años los norteamericanos intentaron revisitar el territorio de la original y su respuesta es Martyrs, una descafeinada versión que resulta sólo pasable para aquél que no haya visto la original, y aún así se queda corta. La película de los hermanos Kevin y Michael Goetz no es terriblemente aburrida, pero tiene una calidad de telefilm imposible de sacudirse durante todo el metraje. Es una versión sanitizada de la original, con muchos puntos en común sin reimaginar, copiados, y en los momentos en lo que tiene que diferenciarse de su compañera, lo hace pero de una manera muy pobre. El guionista Mark L. Smith, quien hace poco deleitó a la platea con la odisea violenta de Leonardo DiCaprio desde el guión de The Revenant, dijo públicamente que intentó evitar escenas violentas todo lo que pudo para enfocarse menos en ver a alguien siendo torturado y mas en la historia de salvar a un amigo en dificultades. Pero su problema es que la presencia de la violencia era un punto sobresaliente de la francesa, en donde se hacía partícipe a la audiencia del martirio infligido a sus protagonistas. Hacer la vista a un lado es evitar la carnicería, claro, pero también es no meterse de lleno en la temática en cuestión. Y suena hipócrita viendo lo que hizo Smith junto a Alejandro G. Iñárritu hace unos meses atrás. Seguir comparando es prácticamente inútil, porque la original siempre estará por encima en todos los estándares posibles. Toda situación incómoda en la francesa acá se cambió para que sea más tolerable, y la salvajía europea brilla por su ausencia. Incluso así, Martyrs resultará aceptable para todo aquél que sienta que la ola de extremismo europeo sea demasiado y se acerque a la brutal pregunta que acarrea la(s) película(s). Por sí sola, es un film que dura lo justo y necesario, tiene un poco de sangre pero no mucha para no abrumar al espectador, pero lado a lado con la película que la inspiró sale perdiendo por goleada.
Un verdadero martirio que, gracias a Dios, dura apenas 86 minutos. [Escuchá la crítica completa]
Sólo para fans del terror más extremo Dos chicas se dedican a luchar a todo gore contra una organización que martiriza gente para ver hasta dónde puede llegar el dolor humano. La historia comienza con un prólogo en el que una nena de un orfanato escapa de su cautiverio a cargo de "monstruos", y nadie le cree, salvo su mejor amiga. Pasan 10 años y ya convertida en una mujer, la chica entra con una escopeta en una casa de familia y liquida a todos sus integrantes. Llama al lugar a su antigua amiga, y ésta, igual que el espectador, cree que la antigua víctima convertida ahora en asesina se volvió completamente loca. Pero pronto en la casa aparecen elementos tétricos que demuestran que tal vez tuviera razón. "Martirio satánico" no tiene el estilo narrativo más fluido del mundo, pero sin dudas ofrece la dosis de gore, acción y suspenso como para mantener la atención del público. Además, la descripción de esa sociedad secreta satanista dedicada a estudiar el dolor es tan terrible como original en su concepción. Lo que falta son mejores actuaciones, ya que el trabajo de los villanos es bastante más convincente que el de las protagonistas, que más que nada se dedican a dar alaridos y soportar torturas espantosas. La película es de bajo presupuesto pero aprovecha los escasos elementos con los que cuenta, básicamente el orfanato del comienzo y lacasa llena de lúgubres sótanos donde transcurre casi todo. Ni hay que aclarar demasiado que "Martirio satánico" es el tipo de película que puede interesar a los fans del terror más extremo, pero que no es nada recomendable al publico más sensible.
Tenida como prisionera en un oscuro y frio lugar, Lucie logra escapar de su cautiverio. Un mes después, ella es llevada a un orfanato, donde conoce a Anna, quien se convertirá en su mejor amiga y confidente. Lucie (Troian Bellisario) es atormentada con terribles pesadillas sobre el terrible lugar donde era mantenida aislada. Diez años después una atormentada Lucie logra dar con las personas que arruinaron su infancia y decide tomar justicia por mano propia, acude a Anna (Bailey Noble) para contarle sobre los crímenes que ella acaba de cometer. Ambas se verán atrapadas y confusas en un lugar que esconde un terrible secreto que están a punto de descubrir. En el año 2008 Pascal Laugier sorprendió en toda Francia dirigiendo una película de terror distinta a todo lo visto hasta el momento. Con pocos recursos llegó a demostrar que el terror puede ser muy claustrofóbico, escenas indescriptibles, no aptas para personas sensibles y con un final que deja una gran pregunta sin responder y de la que nadie sabrá su respuesta jamás. La productora Blumhouse, creadora de éxitos taquilleros como la franquicia de Actividad Paranormal, La Noche del Demonio, Siniestro y otros productos del mismo género se compró los derechos para realizar una remake americana. Los encargados de dirigir la cinta son los hermanos Kevin Goetz & Michael Goetz. Esta remake es muy inferior a su antecesora en muchísimos aspectos, lo más notable es el gore de la cinta, que acá existe, pero se muestra poco y nada, más bien es casi nulo comparándose con la francesa. Pero lo que sí lograron mantener es el desenlace final (de forma no muy correcta), queriendo dándole un touch de algo más atrapante, pero quedando en la nada. Esta película sigue el ejemplo de todas (o la mayoría) de las remakes que llegan para un público renovado, que son muy inferiores a las películas en las que se basan; en éstas la esencia queda totalmente desperdiciada, en el limbo, jamás entenderemos el por qué de tomar una idea ya usada de una buena manera para ser arruinada con una versión totalmente indiferente. El gran problema de esta remake lo es todo, desde un pobre y triste guión, las pocas actuaciones destacables, pero lo más notable es el gore, o su ausencia. Pascal Laugier nos había entregado eso, escenas que a uno le quedaban grabadas en la mente durante horas luego de ver la película. A todo eso, también supo ponerle una gran pregunta de la que nadie tiene la respuesta y dar pié a que comience el debate. Lo bueno: Casi nada. Mejor ver la película original del año 2008 dirigida por Pascal Laugier. Lo malo: Todo, guión, actuación, pésima manera de adaptar algo que ya estaba bien realizado.
Es la remake de una película franco canadiense, sobre una chica que fue torturada cuando niña y busca, con la ayuda de su única amiga, vengarse de sus terribles agresores. Así las dos jóvenes se meten en un terrible espiral de martirios sangrientos hasta llegar al núcleo de una siniestra secta, cuya naturaleza no queda clara jamás, que tiene a otras niñas encerradas para -parece- fines sacrificiales. El resultado es un tedioso catálogo de absurda violencia contra las chicas. Tan concentrado en ellas que olvida, por el camino, las ganas de contar una historia.
Queda en claro que los hermanos Kevin y Michael Goetz, son los encargados de llevar a la pantalla la remake de “Martyrs” (2008 escrita y dirigida por Pascal Laugier, una coproducción Francia y Canadá). Los primeros minutos del film resultan interesantes porque el espectador no sabe mucho del personaje principal, ve su dolor y los fantasmas que atormentan a la protagonista, quien maneja muy bien los tiempos Troian Bellisario que comparte bien con Bailey Noble, la historia no tienen mucho diálogo, pero con el correr de los minutos todo va decayendo (un guión flojo), uno nota que varios momentos, efectos especiales y la banda sonora, no fueron muy aprovechados.
Verte es un martirio Hubo un momento, aproximadamente siete años entre 2003 y 2010, de alta intensidad en cine de terror europeo, y particularmente en cine de terror francés. Este periodo hasta llegó a tener su propio nombre -Nouvelle Horreur Vague-, bastante pretensioso si pensamos que apenas fueron un puñado de films de una serie de realizadores cuya idea principal era devolverle a las películas de terror una reinterpretación moderna de la violencia visceral que tuvieron en los años setenta. Los principales exponentes de este pequeño movimiento van desde la temprana Alta tensión (Haute tensión, Alexandre Aja -2003-) pasando por La frontera del miedo (Frontière(s), Xavier Gens -2007-), Inside: la venganza (À l’intérieur, Alexandre Bustillo y Julien Maury -2007-) y llegando aproximadamente hasta La horda (La horde, Yannick Dahan y Benjamin Rocher -2009-); luego la crisis económica hizo lo suyo. Pascal Laugier de despachaba en 2008 con Martyrs, una película que representaba ampliamente el espíritu de la Nouvelle Horrour Vague (que no volveremos a mencionar), y que impactaba por el extremo nivel de violencia que mostraba aún en el contexto del que provenía. Ocho años después algún parásito norteamericano creyó necesario hacer una remake que nos llega con el nombre de Martirio satánico, y aquí estamos sufriendo los escasos resultados conseguidos por los directores Kevin y Michael Goetz. La misma premisa vale para la original que para la remake, estamos ante una historia brutal de venganza. Lucy (Troian Bellisario), quien fue secuestrada y torturada durante su infancia, ya adulta busca asesinar a sus captores, que resultan ser una familia de clase media de lo más normal que esconde un oscurísimo absurdamente complejo secreto: forman parte de una organización ocultista que busca algunas respuestas sobre qué hay más allá de la muerte, y que cree que las va a encontrar torturando gente. No, no estamos ante una película sutil, en ninguna de sus versiones, sólo que en la versión original, el director Pascal Laugier no claudicaba en su afán de exhibir lo más crudamente posible todo tipo de violencia, como si no quisiera dejar descansar nuestra capacidad de sentir asco y repulsión. También es lo primero en lo que falla la versión norteamericana de los Goetz, que en comparación es una película mucho menos efectiva en cuanto a la utilización del impacto violento, con lo cual arranca mal, porque enseguida notamos las costuras de una película muy enclenque y cuya estructura es hermana gemela de la original. Entonces lo primero que notaremos es lo tosco del guión, que tiene mucho movimiento al principio y luego se frena demasiado en las interminables escenas de tortura (algo que le pasa a la mayoría de las películas que incluyen tortura, incluso a la Martyrs original). Además de que se utiliza una metáfora arjonesca para representar los traumas de la protagonista, un fantasma feo y culposo que aparece cada tanto. El combo se completa con unas actuaciones pobres y unos imperdonables efectos especiales que fallan sobre todo en los momentos gore, lo cual es extraño a esta altura de las circunstancias técnicas, pero la falla está ahí. Una película de torturas sin efectos verosímiles no tiene razón de ser y ese es el problema que arrastra desde el principio Martirio satánico. Esta innecesaria remake de Martyrs sirve para demostrar que se puede calcar la estructura de una película más o menos decente y convertirla en un completo desastre. Le pasa consigo mismo a Christopher Nolan con El caballero de la noche asciende (2012), le puede pasar a los Goetz.
Llega la remake o versión americana de Maryrs, dirigida por Kevin Goetz y Michael Goetz. Lucie, de 10 años, escapa del depósito aislado donde estuvo cautiva. Profundamente traumatizada, es presa de terrores horribles durante la noche en el orfanato que la recoge. Su único alivio viene de Anna, una muchacha de su misma edad. Casi una década más tarde y todavía atormentada por demonios, Lucie finalmente descubre a la familia que la torturó. Ella y Anna se acercan a la verdad atormentadora. Se encuentran atrapadas en una pesadilla; si logran escapar, el destino de un mártir las espera… En el terreno de las remakes el destino muchas veces parece pavimentado. Algunas obras de terror no pasan de la simple copia como son Caurentena de REC, otras no encuentran la magia que tuvo su original como Posesión Infernal o Evil Dead. Y después están las que intentan copiar los mismos planos, darle otra vuelta de tuerca, sin surtir el mismo efecto; esto pasa con Martirio Satánico. En esta versión en todo momento se encuentra la necesidad de explicar lo que está pasando; quitando lugar a cualquier tipo de misterio que pudiera presentar la historia. Este recurso, es muy usado en el cine americano, y ya se había visto en otro gran fallo a la hora de hacer una versión como fue Oldboy. Por otro lado, Martyrs de Pascal Laugier trascendió por su gráfica violencia, y sus cruentas imágenes, obviamente sin perder el objetivo final de la película; aquí se suaviza todo para el publico occidental (que a pesar de estar acostumbrados a la violencia ciertas productoras no quieren reconocerlo).
Esta remake del filme franco-candiense dirigido por Pascal Laugier, en 2008, toma el texto original y los transforma en otra realidad. Los hermanos Kevin Goetz, Michael Goetz, en su segundo largometraje, contaron en su equipo con el guionista Mark L. Smith, entre los tres hacen parecer a las dificultades de producción, en tanto presupuesto, su mejor aliado, desarrollando lo importante en el “cómo y qué” contar apoyándose en los efectos especiales, maquillaje, escenografía, que puedan tener o no a su alcance. Una niña llamada Lucie (Ever Prishkulnik) escapa de un viejo y desolado edificio utilizado para torturar sujetos de prueba, donde había sido encarcelada y maltratada físicamente por un indeterminado período de tiempo. No hay signos de abuso sexual, los autores han desaparecido y sus motivaciones a partir del hermetismo de la niña, un misterio. Sin saber nada de ella, es internada en un orfanato, donde entabla amistad con otra niña llamada Anna (Elyse Cole, quien termina por ser el único contacto con humanos por parte de Lucie, y es la única que le cree cuando cuenta de ser perseguida por seres monstruosos. En este punto la realización se establece más del lado de la locura que del género del terror. La narración produce una elipsis temporal de diez años. Estamos en medio de una zona rural, nos presentan a una familia tipo, matrimonio, dos hijos, “american way of life” a pleno. Suena el timbre, el padre abre la puerta y se desata la matanza. Una joven, luego sabremos que es Lucie adulta (Troian Bellisario), muñida de una escopeta asesina a toda la familia, acto seguido llama a su querida amiga Anna (Bailey Noble) para decirle que ha encontrado a quienes la tuvieron secuestrada hace años. Ana llega y se muestra entre perpleja y horrorizada por lo que produjo su amiga, quien le pide la ayude a enterrar los cadáveres. Es aquí donde el filme se quiebra en su devenir, la disyuntiva de una joven que no sabe si hacer lo correcto es ayudar a su amiga o llamar a la policía traicionándola. Pero para Lucie los fantasmas no han desaparecido, la tortura continua, es casi lo que presenta en su titulo vernáculo, un martirio, aunque todavía no es satánico. Ana descubre que lo que tanto temía su amiga y describía como una tortura continua puede ser cierto, y no sólo una creación de una mente enferma. El filme se perfila en tratar de describirse algo así como la disección de las consecuencias de las torturas a las que pueden ser sometidas las criaturas en la primera infancia, en etapa de crecimiento. Esto es lo más interesante del texto, luego deriva en otra cosa, pero nunca vincula directamente al género de terror por completo, y esto es lo que produce el mantenimiento del interés. El nombre original es “Martyrs”, cuya traducción sería “Mártires”, personas que sufren torturas y dolor hasta su muerte en defensa de una idea, puede ser del orden de lo religioso o de cualquier orden, por lo que lo de “Martirio Satánico” está sólo puesto para que sea reconocida por los seguidores de las producciones de terror De estructura narrativa clásica, sin demasiadas pretensiones, contando con buenas actuaciones por el dúo protagonista, buena construcción de personajes secundarios, no hay nada grandilocuente, ni escenas gore, (se agradece), ni búsquedas estéticas de naturaleza alguna, con un buen diseño sonoro, que no recurre al exabrupto para asustar, en realidad el filme nunca asusta, plantea la idea de los fanatismos, es por eso que se para por encima de la media actual.
Remake sin alma Martirio satánico es una versión insulsa de una película francesa casi idéntica. No le agrega nada ni discute con la original ¿Què necesidad había de hacer una película igual a otra sólo para tener una versión norteamericana? Muchas veces, cuando se hace una remake con el propósito de ampliar el mercado (en vez de ampliar el cine), el resultado cinematográfico es frío, sin alma, insulso. Eso es lo que pasa con Martirio satánico, remake casi idéntica de la francesa Martyrs (2008). Una remake sólo tiene sentido cuando lo que se quiere conseguir es un resultado distinto a la primera, un resultado que aporte, que sume. La otra alternativa de remake con sentido es cuando se discute con la original, ya sea porque a ésta se la considere mala o polémica. También hay casos de remakes que tienen una intención de respeto y amor con las anteriores, como Psicosis de Gus Van Sant; o las que están hechas en plan ensayo, como las Funny Games de Michael Haneke. Martirio satánico no es ninguno de estos tipos de remake. Es, por el contrario, una típica película de productores. Pero lo interesante del filme dirigido por Kevin y Michael Goetz es que se pueden reconocer ciertas huellas de la historia del cine, por ejemplo las de la clásica de culto Las torturas de la inquisición (1970). Y si vamos más atrás aún, seguro se encontrarán muchas películas que tocan el género con un argumento similar y que, de algún modo, están presentes. También es interesante la convivencia de subgéneros que tiene: secta religiosa, terror psicológico, monstruos, secuestros, suspenso, gore, torturas. Pero Martirio satánico también es una película de heroínas (con momentos de leve homoerotismo), de mujeres bellas y fuertes que tienen que luchar para sobrevivir. De niña, Lucie (Troian Bellisario) fue sometida a un traumático encierro. Tiene una única amiga en la que confía, Anna (Bailey Noble), quien la contiene y acompaña en todo momento. Diez años después del episodio terrorífico de la niñez, Lucie encuentra a la familia responsable de arruinarle la vida. Con ayuda de Anna, Lucie quiere cobrar venganza. Lo que no sabe es que todo se le irá de las manos. Juntas tendrán que pelear y salir de una pesadilla. La película apuesta al terror más que al susto, y ese es un punto a favor. Pero no alcanza, le falta comprender su propósito, para qué está hecha, más allá de pasar el rato con un balde de pochoclos.
Martirio satánico (Martyrs) es la remake de un excelente film de terror francés dirigido por Pascal Laugier que estrenó en 2008. La película original fue presentada en el Festival de Cannes con gran éxito y formó parte de una nueva oleada de películas sangrientas de calidad. Y en este momento pensamos si era necesario realizar una nueva versión tan pronto. La respuesta no los sorprenderá para nada. Un mes después que Lucie (Troian Bellisario) logra escapar de su cautiverio, es llevada a un orfanato donde conoce a Anna (Bailey Noble), quien se convertirá en su mejor amiga y confidente al verse atormentada con terribles pesadillas. Pasados diez años, Lucie logra encontrar a las personas que arruinaron su infancia y decide tomar justicia por mano propia. Junto a Anna se verán atrapadas y confusas en un lugar que esconde un terrible secreto que están a punto de descubrir. Hasta aquí resulta una historia bastante original, distinta a lo visto hasta el momento. Los hermanos Kevin y Michael Goetz, junto a Blumhouse Tilt, The Safran Company y Wild Bunch, llevaron a cabo esta versión norteamericana donde pocos recursos nos envuelven en un terror claustrofóbico y muy buenas escenas no aptas para personas sensibles. Todo esto durante la primera mitad del film. Pero en la segunda parte, caemos en un pozo profundo donde es bastante complicado escapar. El giro que da el triste guion comienza a fallar, y si le sumamos la combinación de un pésimo maquillaje, mal uso de efectos especiales, actuaciones poco destacables y la desacertada banda de sonido, tenemos todo lo que una película de género no debería permitirse. Aun así, la mayor problemática radica en la poca y nada presencia del gore: no vemos chorros de sangre, mutilaciones o escenas de tortura explícita. Todo lo que su film original nos regaló. Martirio satánico continúa con el ejemplo de las remakes que estamos teniendo los últimos años, las cuales llegan para un nuevo público ávido de encontrar buenas historias, pero que resultan siendo muy inferiores a las películas en las que se basan.
Revenge story ditches violence and political commentary for weak take of triumph-over-evil variety POINTS: 3 Pascal Laugier’s Martyrs (2008) has been rightfully regarded as one of the most extreme movies ever made, one of the best horror movies of the decade, and one of the main titles of the New French Extremism, a term coined by film critic James Quandt for a series of fiercely groundbreaking films addressing sexual debauchery, sordid violence, disturbing psychosis and taboo-breaking in terms of onscreen body image. This somewhat recently-born trend includes slashers, revenge films, home invasion films, body horror films, and torture porn films. Yet to Laugier, Martyrs differs a great deal from, let’s say, the torture porn Saw series, because his film is about pain rather than torture. “My film is very clear in what it says about human pain and human suffering. It’s about nature and the meaning of human suffering. I mean the pain we all feel on an everyday basis — in a symbolic way. The film doesn’t talk about torture — it talks about the pain,” Laugier said in an interview. In fact, at its debut in 2008 in Cannes, it polarized critics and viewers and caused widespread walkouts, just like Xavier Gen’s Frontiere(s) did, also regarded as one of the best films of the New French Extremism. Also, think of A l’interieur, by Julien Maury and Alexandre Bustillo, and High Tension, by Alexandre Aja as two other proud examples. Martyrs belongs to the revenge films category, and it tells the story of Lucie, a young woman who tracked down and slaughtered the people who abducted and tortured her as a child - meaning a cult of well-off perverts who subjected their prisoners to tremendous suffering to cause a Joan of Arc-like state of grace that would allow them to see what lies beyond. Taken prisoner as a child, Lucie eventually managed to escape and, 15 years later, with the help of her girlfriend, also a victim of child abuse, she returns for sweet — actually, bloody — revenge. Filmed with striking mastery of suspense, shock and surprise, and displaying hectic camerawork, furious editing, and an ominous sound design, Martyrs consistently delivers an almost unbearable degree of graphic violence of all types in a most painful vein of gritty realism. Add an unnerving subtext of social and political commentary on the wickedness of today’s dehumanized world and you’ll get the full picture. Now, given this highly inflammable material, it’s not hard to imagine that Hollywood would make a remake, sooner or later. For the sake of the original and the purpose of a good remake, something is a must: keeping the violence, carnage and gore, together with the political intentions and philosophical appreciations. And that’s exactly what Hollywood chose to discard. For the sake of mass audiences, Kevin and Michael Goetz’s recently released Martyrs (2015) is a ridiculously toned-down, poor copy of the original which dares betray its very essence. It’s also a display of faulty cinematic skills that eschews all the nasty ideological observations and exhibits very little gruesome violence. A Disney version, if you will. The premise is the same: a young woman seeks to avenge her past with the help of her childhood friend, and those who victimized and abused them will have to pay their dues. Partially because of the unpardonable changes in the plot and partially because of their contrasting viewpoints, in the end you have totally different films. While Laugier’s film is decidedly dark and nihilistic in its portrayal of a no-way-out, living hell on earth, the Goetz’s version offers a much less troubled world and it’s pretty much a story of triumph of the will against evil, with happy ending and all. Seriously. Suspense and mystery are not palpable at all and the eerie atmosphere of Laugier’s film is completely absent. Grisly violence is seldom seen and so is gore, the moral and ethic implications are trivialized and downplayed. Whereas in the original the characters’ movements were erratic and unpredictable, in the US version you can see them coming from a mile away. Moreover, the two American martyrs are far more likable to mass audiences in all regards — for one, they don’t even have lesbian tendencies, as the French ones do. And then there are the cinematic flaws. In stark contrast to the impressive, shaded French performances, the American ones are formulaic and one-dimensional, partially because the characters have been simplified and partially because the actresses just don’t hit the right notes. All the striking imagery and expressive visuals of the French version become generic, flat photographic compositions and uninspired art design in the US remake. Of course, the raw intensity of the original is absent too. So while it’s very, very hard to sit through Laugier’s Martyrs without being disturbed to the core, it’s quite easy to be downright bored with its unnecessary remake by Kevin and Michael Goetz. Production notes: Martyrs (US, 2015). Directed by Kevin Goetz, Michael Goetz. Written by Mark L. Smith. With Troian Bellisario, Bailey Noble, Caitlin Carmichael, Kate Burton, Toby Huss, Lexi DiBenedetto, Taylor John Smith. Cinematography: Sean O’Dea. Editing: Jake York. Running time: 86 minutes.