Una remake a la altura Debo reconocer que no soy un fanático de las remakes, y mucho menos de las remakes en el género del terror. La idea de hablar de La Masacre de Texas y que me nombren la producción de Michael Bay hace que mi vena yugular se hinche y mi piel se ponga de un tono rojizo vibrante. Es por eso que al escuchar hablar de la por entonces posibilidad de esta, me asuste un poco. Llegue al film original, The Evil Dead (1981), guiado por la tapa de un VHS en un videoclub que ya no existe pero que recuerdo con cariño. Las imágenes que contenía ese cassette eran como la cama de la amante más experimentada, tenían rasgaduras que no podían ocultar que había sido visitada por decenas antes que yo. Cuando el film comenzó entendí que lo que estaba viendo era completamente distinto a todo. El contenido de esa cinta marcó mi vida profundamente, a pesar de haber ingresado en el género del terror desde mi infancia nunca antes había visto semejante creatividad en una puesta en escena. Llegue a ver Posesión Infernal con toda esta carga encima y además, hay que decirlo, con la carga de haber visto La Cabaña del Terror a principios de este año y teniendo en cuenta que después de semejante vuelco al género cualquier film sobre jóvenes en cabañas tiene las cosas complicadas. Ahora bien, debo decir que Posesión Infernal es la mejor remake de un clásico del género que haya visto y las razones son varias. La presencia de Sam Raimi, Robert Tapert y Bruce Campbell en la producción particularmente no me aseguraba nada, ya había visto al mismo Romero fallando en este aspecto. Luego, la idea de convocar a Fede Alvarez después del suceso de su cortometraje Panic Attack! me sonaba más a marketing que a cualquier otra cosa. Sin embargo el film vence donde todos los otros (remakes) perecieron. Lo que en la mayoría de los directores se convierte en copia edulcorada para obtener un producto exageradamente teen es en Alvarez la esencia procesada, digerida y reformulada del producto original. Los cinco protagonistas David, Eric, Mia, Olivia y Natalie (cuyas iniciales juntas forman curiosamente la palabra DEMON) no son los anteriores. Ninguno de ellos pretende ser Ash, aunque el vestuario y las relaciones de parentesco podrían poner a David en ese lugar, queda claro en cuanto a personalidad que no lo es y que incluso ni siquiera es el protagonista. El crecimiento, madurez, o superación a base del sacrificio está presente al igual que en la obra original pero actualizado a una sociedad en la cual las disfuncionalidades familiares, la drogadicción y porque no, la demencia, están más presentes como conflicto colectivo. En ese marco Posesión Infernal funciona también como comparación sociológica entre épocas. Lo que antes era "vayamos a una cabaña a drogarnos" ahora es "vayamos a una cabaña a desintoxicarnos". Claro está, de todas maneras, que el film no pretende dar en este sentido juicios morales pero no puede negarse que los films y sobre todo los de género retratan los contextos en los que fueron realizados mejor que en cualquier otra representación y es por eso que vale la pena mencionarlo. En cada plano se percibe una fuerza particular, eso que Raimi declaraba sobre elegir a un cineasta joven y primerizo finalmente no fue palabrería, el film avanza a base de gore y humor y en cada puesta de la cámara se nota la energía de un director al que le dieron una chance después de haberla buscado por años por todos los medios posibles. El delineamiento de la atmosfera deja paso rápidamente a una sucesión de escenas tan terroríficas como impresionantes, de esas que hacen que el espectador cruce las piernas para un lado y para el otro repetidamente imposibilitado para encontrar comodidad en la butaca. El film por momentos parece una torture porn pero eso que en ese subgénero es solamente desagrado gratuito acá se combina con el terror más clásico dando como resultado que tengamos tan poco oxigeno como los protagonistas en la última hora de la cinta. Resultan abrumadoramente realistas los efectos especiales y esto puede considerarse una postura frente a los fundamentalistas de la tecnología ya que ninguno de los mismos está realizado con CGI. Todos son artesanales, a la vieja usanza. La cámara y algunas transiciones recuerdan al Raimi de la primera etapa aunque Alvarez se muestra mucho más profesional que aquél y la fotografía en general, con grano grueso incluido y todo, mantiene la aspereza de la original. Dentro del guión los guiños hacia la cinta de 1982 están en diálogos y detalles como si se tratara de las oscuras palabras del Necronomicon, sólo para iniciados. La historia a priori no aporta nada nuevo respecto a la original, sin embargo, es bastante más reveladora respecto a la psicología de los personajes y guarda un final en el que la idea de sacrificio y redención alcanzan un nivel superior. Hay que aclarar en este punto que la narrativa del film y el desarrollo del guión no son los puntos más fuertes del film que parece en todo momento evitar complicarse para ser funcional a la puesta. Si Posesión Infernal fuera una canción sería definitivamente punk, es cruda, explícita, muy explícita, brutal y fresca, haciendo honor no sólo al hito del cual parte sino también a todo un estilo de cine de terror pasional que lamentablemente dejó de existir hace tiempo.
En 1983, un grupo de universitarios sorprendió al mundo con una película de terror ultraindependiente, filmada en condiciones precarias, pero repleta de talento, energía y delirio visual; la más inspirada y vibrante mezcla de El Exorcista y los films con zombies. Diabólico (tal fue el nombre con que se conoció a The Evil Dead en Argentina) no sólo fascinó a pesos pesados como Stephen King y anticipó el estilo de películas de horror de los ’80 sino que también le presentó al público un nuevo valor del género y del cine en general: Sam Raimi. El muchacho, fanático de los comics y de Jerry Lewis, se convirtió en una promesa cumplida en la continuación de su debut, Noche Alucinante (donde el tono se volvió más decididamente cómico), a la que le siguió El Ejército de las Tinieblas, completando la trilogía Evil Dead. En el medio y después de estas influyentes películas, Raimi se consagró con éxitos como Un Plan Simple y la también trilogía de El Hombre Araña...
Volver a la carga con los éxitos de los ochenta significa muchas veces un riesgo para los productores. En esta ocasión, Sam Raimi, el director que asombró en los comienzos de su carrera con Diabólico (Evil Dead) y luego con la saga de El hombre araña, se convierte en el productor de la nueva versión comandada ahora por el uruguayo Fede Alvarez. En épocas de remakes, el film llega a nuestro país como Posesión infernal y agita un género que parecía dormido con esta potente y creativa visión del horror. Con buenos recursos y sin importarle el despilfarro de tripas y excesos, el film evidencia menos humor que el original pero se transforma en una aterradora pesadilla para los protagonistas y para el público más desprevenido. Después del corto Ataque de panico, donde extrañas máquinas amenazaban a la ciudad de Montevideo, Fede Alvarez demuestra que las puestas en escena elaboradas y las historias con pocos personajes son lo suyo. Posesión Infernal muestra a cinco jóvenes, entre ellos dos hermanos (Jane Levy y Shiloh Fernández, el de La chica de la capa roja) que comparten un pasado oscuro, que emprenden una travesía a una remota cabaña en el bosque para que ella abandone su adicción a las drogas. Sin embargo, cuando uno de los muchachos encuentra "El Libro de los Muertos" abre la puerta al mismísimo infierno. Como en El enigma del otro mundo, uno a uno serán poseídos por un demonio escondido que no perderá la oportunidad para sembrar el horror. Con algunos cambios con respecto al film original, pero manteniendo la cámara subjetiva -y acelerada- que recorre el bosque, la película asusta, inquieta y se gana un muy buen lugar dentro del terror gore. Entre un sótano donde ocurrieron extraños rituales, un prólogo con una vuelta de tuerca sorpresiva, cuchillos de todo tamaño y una motosierra, el relato hace gala además de su "falso final" para luego volver a la carga. No apta para almas y estómagos sensibles.
El diablo no pasa de moda Con dirección del uruguayo Federico Álvarez y producción de Sam Raimi, Bruce Campbell y Robert Tapert, Posesión Infernal (Evil Dead, 2013) es la remake mejor lograda que se haya visto hasta el momento. Con guiños a la original y con interesantes aportes esta nueva versión tiene como destino convertirse en un nuevo clásico del género. Cinco veinteañeros se trasladan hacia una cabaña para pasar el fin de semana y cumplir un objetivo: tratar que Mia deje las drogas. Cuando uno de ellos descubra un misterioso libro y lea un pasaje, despertará una fuerza demoníaca que irá tomando el cuerpo de cada uno y el fin de semana se convertirá en una lucha por la supervivencia. Federico Álvarez logró lo que otros realizadores no pudieron. Luego de que su corto Ataque de Pánico! (Panic Attack!, 2009) se dispersara por todo el mundo a través de YouTube, Sam Raimi lo convocó para que realice una nueva versión de aquella película que renovó a un género que venía derrapando hace rato. Este film está a la altura de las circunstancias y también irrumpe en un momento en el que las películas de terror estaban reservadas solamente para el terror psicológico, que en lugar de causar temor termina ocasionando el efecto contario. Luego de una primera secuencia que dejará con la boca abierta a más de uno por lo cruda y explícita, Alvarez se permite una licencia y junto a los guionistas Rodo Sayagues Mendez y Diablo Cody, ganadora de un Oscar por La joven vida de Juno (Juno, 2007), incluyen una subtrama que se aleja de la original pero que no altera el resultado final. En esta versión el grupo de amigos no se aloja en la cabaña para drogarse y pasarla bien sino para desintoxicar a uno de ellos. Diferencia nada al azar que aporta un elemento que podría considerarse irónico: la joven que lucha para expulsar las toxinas de su cuerpo termina siendo poseída por un demonio. El humor también es una parte importante en Posesión Infernal y tanto en la original como en esta versión hay escenas que asombrosamente logran sacar una carcajada al espectador. Además de esta particularidad, Federico Álvarez homenajea con ciertas elecciones de planos y objetos que, desparramados por todo el campo visual, remiten a la película dirigida por Raimi. Y en algunos puntos es superadora de esta ya que contó con un presupuesto más abultado que los 350.000 dólares que tuvo el director de la trilogía de Spider-Man allá por la década del ochenta. En conclusión, Posesión Infernal logró lo que otras remakes como por ejemplo la malograda Masacre de Texas (The Texas Chainsaw Masacre, 2003) no pudieron. Además de homenajear a un clásico, reinventarlo y dejar satisfechos a los amantes de la cinta original, el público que no tenía conocimiento de aquella joya seguramente, luego de ver Posesión Infernal, no parará hasta conseguirla. Aquellas limitaciones técnicas que se habían convertido en virtudes fueron retomadas por Federico Álvarez para demostrar que todavía siguen asustando.
Qué película rara de reseñar. Evil Dead (ver link), de Sam Raimi, no sólo es un ícono del terror sino uno de los filmes más influenciables en la historia de este género. La película de 1981 creó todo un estilo cinematográfico a la hora de narrar cuentos de este estilo por sus atmósferas siniestras, el gore y los artesanales efectos especiales. Hay un estilo Evil Dead o Raimi, como quieras llamarlo, de hacer cine que desde el estreno de esta historia influenció a miles de directores en todo el mundo. Posesión infernal más que una remake, durante gran parte de su duración, parece un tributo a ese film emblemático y en general al cine de terror de los primeros años de la década del ´80. Me pareció muy interesante que los realizadores evitaran hacer una copia burda de la obra original y ya desde los primeros segundos se le deja claro al espectador que esto va por otro lado. Resultó muy acertado también que no presentaran un nuevo Ash porque hubiera sido algo tan chocante de ver como un nuevo Rocky Balboa en el cine. Al menos para mí. Bruce Campbell siempre será Ash y no puede ser reemplazado porque su composición del personaje y su carisma es especial. Ya vimos hace poco lo que pasó con Freddy Krueger en la remake de Pesadilla que no logró relanzar con éxito esa franquicia y quedó demostrado que nadie puede trabajar ese personaje como Robert Englund. Con este estreno se evitaron esos problemas y la primera parte de Posesión infernal es atractiva porque presenta un conflicto distinto donde aparecen los clásicos elementos que disparaban el argumento de la obra original. La película fue concebida con la idea de llevar esta historia a una nueva generación y seguramente cumplió su misión. Basta con leer los elogios exagerados del público que recibió este film en Estados Unidos para ver que funcionó el objetivo de los productores. Una característica que no es un dato menor relacionada con este estreno es el reparto. Los actores jóvenes que consiguieron son realmente muy buenos y el trabajo de sus interpretaciones fue clave para conectarse más con la historia. Es un alivio no encontrarse con una película donde aparecen los típicos yankees retardados que uno desea que los eliminen enseguida. Posesión infernal claramente llama la atención por las escenas de extrema violencia y el festival gore que no pasa desapercibido en la trama. Si bien todas esas escenas están muy bien logradas y hasta generan impresión, creo que la película del director uruguayo Fede Alvarez, más allá de las situaciones sangrientas, es una producción sin alma. En la segunda parte del relato cuando se concentra en la recreación de varios momentos de la vieja Evil Dead, el film se vuelve aburrido y previsible y ya deja de sorprender. Sí, hay mucha violencia pero eso no la vuelve una propuesta atrapante o aterradora de ver. Por momentos su trabajo parece más un tributo al padre del gore cinematográfico, Herschell Gordon Lewis ( 2 mil maníacos), que una re imaginación de Evil Dead. Si se la compara con otra remakes recientes esta no llega a dañar el recuerdo de la original, pero también es cierto que viene muy inflada de Estados Unidos con elogios que son puro cotillón. Aparentemente la idea de Raimi y Alvarez es que esta línea argumental de Posesión infernal se fusionara con la secuela de Evil Dead 3, donde se juntarían Ash y Ami, la protagonista de esta versión. Eso sí puede resultar divertido pero hay que ver si finalmente lo concretan. Por cierto, cuando vayan al cine recuerden que la historia sigue después de los créditos finales con una escena extra.
Recuerdo que cuando vi The Evil Dead, la original de Sam Raimi de hace treinta años, reí. Sencillamente no podía tomarme en serio lo que estaba viendo, porque era un caso evidente de esas películas malas que divierten. Con los años, esta cobró un lugar imprescindible como film de culto, además de sentar precedentes para muchas producciones que tomarían como escenario una cabaña en el bosque, cinco amigos y cualquier horror que acechara, tanto humano como sobrenatural. Dando un salto hasta el presente, la decisión del propio Raimi de reimaginar su joya más preciada provocó un malestar general inmediato. Es imposible rehacer una obra maestra, es lo que pensaban muchos. Pero el ahora productor, logró lo impensado: le cerró la boca a todos los detractores con Evil Dead, una brutal vuelta a los bosques oscuros plagados de demonios y peligros de una manera tan siniestra, sangrienta y visceral que no deja a lugar a dudas. Ahorrémonos la disyuntiva de discutir que son otros los tiempos y el presupuesto de cada film es diferente. Es más que obvio que una película se hizo a pulmón y la otra tuvo una producción de calibre por detrás, pero el principal apartado en el que se destaca Evil Dead es por dejar de lado el humor absurdo de la trilogía original y encaminar su historia por derroteros más serios y convencionales. En esta ocasión, los cinco jóvenes que se encuentran en la cabaña tienen una misión más orgánica y cruda que atender, además de un rápido retiro para emborracharse y tener sexo: Mia, la protagonista, tiene una grave adicción a la heroína, y para comenzar un proceso de desintoxicación, sus amigos, junto a su hermano David y su flamante nueva novia, acudirán al rescate. Tras un prólogo bastante escueto y escalofriante se nos presenta la naturaleza de libro maldito en cuestión, que desencadenará la posesión infernal del título en castellano. Dicha vuelta de tuerca del guión le permite a la película jugar un poco con la ilusión y las visiones de un personaje dependiente de las drogas. ¿Realmente está teniendo visiones de ultratumba o los efectos de la sustancia la están consumiendo lentamente? Por muy poco que se explote esta línea de la trama, es un punto interesante que atrapa al espectador hasta que la realidad sobrenatural entra en escena y el ambiente hostil se tensa de forma exagerada. Para cuando este grupo comience a transformarse de maneras horripilantes y a atacarse entre ellos, la experiencia aterradora que prometían los pósters y los avances comienza a dejarse ver, y todos los trucos y artimañas del novato director Fede Alvarez y su co-guionista Rodo Sayagues aparecen en pantalla de forma gloriosa. El uruguayo imita pero no copia, homenajea mucho a su mentor con tomas aéreas y vueltas de cámara imposibles que recrean el espíritu de la original, pero reencarnado. No estamos ante una precuela o una secuela, es una reimaginación hecha y derecha que no sorprende con nada nuevo, pero que resulta terriblemente efectiva, un enunciado enarbolado en el hecho de que no hay efectos computarizados en todo el film, aunque ciertas escenas hagan dudar mucho de eso. Además de los magníficos efectos prácticos, los hectolitros de sangre y protésis varias que usaron Alvarez y compañía, Evil Dead sube un escalón más con la apabullante banda de sonido de Roque Baños, quien evoca diferentes sonidos y el abrumador toque de una sirena que manda más de un escalofrío por la espalda. Heridas cortantes bien profundas, quemaduras, miembros cercenados, clavos y mutilaciones varias recorren el segundo y tercer acto del film, culminando en una escena final carmesí y violenta en todo sentido imaginable. El acotado elenco brilla cada uno por separado, aunque el peso final de todo el conjunto recae en la explosiva Jane Levy, quien sufre las peores vejaciones de toda la película y así y todo tiene que interpretar dos caras de la moneda: es la villana y la heroína al mismo tiempo. La joven es expresiva por demás, sus ojos transmiten todas las emociones que recorren su cuerpo y verla sufrir es duro. A su alrededor se encuentran unos convincentes Shiloh Fernandez como el hermano abnegado de Mia y Lou Taylor Pucci como el curioso del grupo que desata un infierno sobre él y sus compañeros. Los personajes de Jessica Lucas -avocada al género desde hace rato- y la desconocida Elizabeth Blackmore completan el equipo de los que la pasarán negras en el bosque húmedo. Ninguno saldrá indemne, todos tienen su cuota de golpes y cortes varios, así que es para aplaudir la dedicación de los cinco. Evil Dead representa el vivo hecho de que una película puede tener partes usadas, pero si se las ensambla de una manera creativa y fresca, todo puede funcionar. No sé hasta qué punto los fanáticos de la original disfrutarán de esta nueva entrega que pierde el humor negro en pos de una realidad más oscura, pero sí puedo decir que los seguidores del horror se encontrarán con un plato muy fuerte en una obligada visita a la sala más próxima, porque Evil Dead se disfruta mucho mejor como experiencia cinematográfica en una espacio lóbrego y amplio.
Hace unos días comentábamos con una colega sobre la desaparición del buen cine clase B en el cine actual, la imposibilidad que parecen tener para hacer una buena película de género pura, hecha y derecha; con el solo fin de entretenernos digamos vacíamente, sin ninguna excusa ni lógica, sólo diversión bien lograda. “Posesión infernal” podría refutar nuestra “teoría” sino fuese por cierta indecisión. Los años ochenta fueron la explosión del video hogareño y con él apareció un tipo de cine que antes parecía imposible de ver en una sala. En 1981 Sam Raimi llevó al largometraje un corto que había filmado hacia poco tiempo ( “Into the Woods”), y el resultado fue la inalcanzable Diabólico (Evil Dead) un gran clásico del terror hecho a pulmón, artesanal, en donde lo que escaseaba de presupuesto sobraba en creatividad. Ahora, en medio del furor por las remakes de clásicos de terror (que creí que ya iba pasando) le llegó su turno bajo el título con el cual la original se estrenó en varios países de Hispanoamérica. Los rumores sobre esta demorada remake corrían de un lado a otro, y hacían sospechar positiva y negativamente, los nombres en la producción de Raimi, Robert Tappert y Bruce Campbell eran alentadores, la elección en la dirección del uruguayo Fede Alvarez sonaba llamativa… Su gran logro fue un corto impresionante sobre la destrucción de Montevideo a mano de robots creados a puro FX, y la firma en el guión de Diablo Cody (luego del pifie de “Jennifer’s Body”) no era lo mejor que podíamos escuchar. Sin embargo, a primer lugar, las expectativas están superadas, “Posesión Infernal” es un film de terror puro y duro, sin concesiones, muy gore y explícito pero con sentido, y lo principal, realmente mete miedo; ahora, lejos está de acercarse en algo a Diabólico. La historia es y no es la misma, como suele suceder en casi todas las remakes que bien podrían ser pseudo-secuelas, olvídense de Ash no hay nadie que se le parezca, acá tenemos a cinco amigos veinteañeros, dos de ellos hermanos… Mia tiene un pasado extraño y quiere desintoxicarse de una adicción a las drogas, así que se dirige a una antigua cabaña familiar junto a David su hermano y tres más Eric, Natalie y Olivia (sus iniciales forman la palabra DEMON, guiño, guiño). Una vez allí encuentran la cabaña cambiada, alguien parece haber realizado un ritual, y dan con un texto particular: “El libro de los muertos”. Casi de inmediato, David se obsesiona con él recitando las palabras “correctas” en voz alta, y sin querer, despertando a los espíritus demoníacos del bosque, que, no avivaríamos a nadie, irán poseyendo los cuerpos de estos muchachos de uno a uno. Como en el original, la historia es sencilla y es pretexto para ir a la acción que queremos ver; la última hora de película será para aferrarse a la butaca. Alvarez sabe como crear un buen clima, pese a lo que uno podía esperarse, “Evil dead” rehúsa de lo digital, hace uso de una imagen granulada y huele tan (o más) desagradable que “Diabólico”. En esos años (en que la original reinaba), había algo fundamental en esos films de universitarios experimentando en el terror, y es que antes que nada eran divertidos, buena parte del gran impacto que causaron se basaba en su gracia, y en ese espíritu autoconciente de saber que hacían algo berreta y que podrían suplirlo con ganas y talento; quizás eso es lo que falte en esta nueva versión… Los tiempos no han pasado en vano, y si ahora Sam Raimi dirige la pomposa y plástica “Oz, el poderoso” con pocos rastros de aquel original, uno entiende que buscar “Diabólico” en “Posesión infernal” es inútil. Estamos ante un muy buen film de terror, que no nos dará respiro y nos bañará de sangre como hace mucho no veíamos, pero ¿clásico? Clásico fue el del ’8
El joven director uruguayo Fede Álvarez concreta con esta película el "sueño del pibe". Tras un cortometraje de cinco minutos y 300 dólares de costo, Ataque de pánico! , subido a YouTube en 2009 y visto por más de siete millones de personas, Sam Raimi lo convocó para filmar la remake de The Evil Dead , su clásico de culto de 1981. Con Raimi ahora como productor y con un guión firmado por él y su colaborador Rodo Sayagues (se sabe que la cotizada Diablo Cody participó en el proyecto, pero no figura en los créditos), Álvarez consigue una ópera prima satisfactoria en todos los terrenos, ya que funciona como "homenaje" al film original (está plagada de guiños y referencias que los fans sabrán captar), pero también como un exponente del cine de terror sádico que las nuevas generaciones -aquellas que jamás vieron la trilogía inicial de Raimi- podrán disfrutar (y sufrir, claro) en toda su dimensión. Con algunas innovaciones, licencias y cambios (sobre todo en la primera mitad) respecto de la película de Raimi, Posesión infernal mantiene el esquema de cinco jóvenes en una cabaña en medio del bosque sometidos a las fuerzas diabólicas que ellos mismos "despiertan" sin saberlo a partir de conjuros e invocaciones que figuran en las páginas del Libro de los Muertos. Hay una chica adicta a las drogas duras (Jane Levy), que intenta zafar de sus efectos, pero pronto se convertirá en una amenaza a-lo-Linda Blair en El exorcista . Y también aparecen su hermano David (Shiloh Fernandez), un muchacho que ha estado demasiado ausente y, por lo tanto, dominado por la culpa, y tres personajes más (Jessica Lucas, Lou Taylor Pucci y Elizabeth Blackmore) que los acompañan en el viaje. La violencia (que arranca con cuchillos, sigue con disparos de clavos y termina con escopetas, sierras eléctricas y explosiones) es extrema y Álvarez la convierte en un festival gore con desmembramientos y abundantes explosiones de vísceras, sangre y otros fluidos. Lo hace con una infrecuente solvencia tanto en la puesta en escena (la película está muy bien filmada) como con una sabia y criteriosa utilización de los efectos visuales. No será una película revolucionaria -no lo pretende y se sabe deudora de un clásico y de las fórmulas básicas del género-, pero entretiene y asusta. Misión cumplida, entonces, para este uruguayo treintañero que sale más que airosos de su debut en las grandes ligas hollywoodenses.
Remake de atrocidades Siendo muy amplios, puede afirmarse que hay géneros cinematográficos a los que los avances de la tecnología no le han jugado a favor. Es que lo que hasta hace años era imposible imaginar que se podía ver en pantalla, hoy es probable . Y el de terror, más que el de acción, es el género que más lo ha sufrido y menos lo ha podido aprovechar en su veta narrativa. Si antes cortar una pierna, un brazo, una mano o una lengua era en la práctica inalcanzable, ahora hay cineastas que se regodean con ello. La saga de El juego del miedo, que empezó precisamente como un juego que planeaba hasta qué punto uno lucharía por sobrevivir, se fue, literalmente, desfigurando. Y esta remake de Diabólico cae entonces en ese mar de posibilidades visuales, descartando el elemento madre del cine de terror, que es el bienamado suspenso. Sam Raimi dirigió The Evil Dead (aquí conocida como Diabólico) hace 32 años. Y sucede lo mismo que con La masacre de Texas, de Tobe Hooper, cuya remake era gráfica, sanguinolenta, repulsiva de ver. Aquí, algunas cosas han cambiado -no sólo el humor- en la trama: a la cabaña en medio de un bosque solitario llegan cinco jóvenes, pero con la premisa de que deben limpiar de su adicción a las drogas a Mia. Por eso, cuando Eric abra un libro que no debía abrir, y pronuncie las palabras que no debía pronunciar, y un espíritu maligno se apodere de Mia, nadie le creerá una palabra a la pobre joven cuando la ven con los primeros síntomas de la posesión del título. Creen que son efectos de la desintoxicación. Y así les va. Fede Alvarez es un joven uruguayo, cuyo corto Ataque de pánico (2009, ver en YouTube) fue a manos de Raimi, quien lo apadrinó y lo puso a cargo del proyecto. Difícil saber si el mar de sangre, las mutilaciones y atrocidades en la pantalla fueron todas ideas de Alvarez o sugeridas por el director de la ATP Oz, El Poderoso. Pero el resultado es lo que cuenta, y para aquellos que gustan de tener revuelto el estómago Posesión infernal estará bien. Para los que pagan una entrada para asustarse y así y todo pasar un rato agradable, el asunto es mucho más espeso. Los personajes son arquetípicos (el hermano de Mia, que se siente en deuda con ella; el nerd; la chica tonta) y no despiertan la menor empatía. Habrá que ver qué futuro sueña Fede Alvarez, si su inventiva visual se queda anclada en la mutilación, o se corre de registro.
Un clásico de culto se readapta a las leyes del terror de estos tiempos para dar una película que, si no comparamos, sale bien parada. Cuando se estrenó Evil Dead (Diabólico para Latinoamérica), en 1981, no fue un suceso inmediato. Pero el tiempo le jugó a favor y ahora hablamos de esa obra de Sam Raimi como uno de los clásicos del género. Allí se nos narraban las aventuras y desventuras de Ash (Bruce Campbell) y sus amigos, atrapados en una cabaña en medio del bosque luego de despertar a un antiguo espíritu maligno. En esa oportunidad, el terror estaba presente, pero también había una gran dósis de humor y de absurdo, un poco de risas con y contra el género que le dieron un toque único a la película. Tanto que, cuando se autoremakearon (léase, Evil Dead II o Noche Alucinante, depende en qué parte del mundo estén) los gags casi se mudan al slapstick, convirtiéndola prácticamente en una parodia de la primera entrega, pero no por eso menos efectiva. Ahora, más de 30 años después de la primera entrega, Sam Raimi toma los cables para una nueva versión y pone a Fede Álvarez como director de esta Posesión Infernal, que es lo que hubiera sido Evil Dead, la original, si tuviera que jugar con las reglas del cine del terror actual. Esto quiere decir: torturar, desmembrar, desangrar y demás tormentos. Porque eso es lo que de verdad toma la delantera en Posesión Infernal: el asco y el dolor, y son recursos de los que Álvarez -muchas veces- abusa. Tanto que, al finalizar la película nos quedamos pensando si no fue eso lo único que vimos a lo largo de 90 minutos. Porque, argumentalmente, no es distinta a la primera. Si, se intentó dar algo más de profundidad cambiando el fin de semana de locura de Ash por un intento de hacer que Mia (Jane Levy) deje las drogas que casi la llevan a la muerte, pero eso termina siendo una subtrama muy poco importante para el desarrollo final. El chiste comienza cuando leen el famoso libro (que vuelve a su nombre original, Naturan Demanto, olvidando el Necronomicon Ex Mortis de Evil Dead II y El Ejército de las Tinieblas) y los dedites aparecen en escena. En si, la película no es la gran cosa, pero si vale reconocerle dos cosas que, a fin de cuentas, la dejan bien parada. La primera es el total descaro con el que se muestran las escenas violentas y sangrientas, algo muy poco común en el cine "comercial". Ni El Juego del Miedo se atrevió a mostrar tantos litros de sangre por fotograma. Y la otra es que, con el correr del tiempo, la historia va mejorando, y va tocando puntos en común con la primera entrega, hasta que en el desenlace el panorama es distinto, y -sobre todo- el tono con el que se trata el horror cambia para dar paso a algo más cercano a lo que el fanático de Evil Dead espera. Tal vez Posesión Infernal sea una película de terror más, pero que se atrevió a dar un salto más hacia el gore dentro del cine comercial. Posiblemente esto sea el principio de una tendencia que vamos a terminar odiando, o tal vez quede como algo único. Algo que, seamos justos, podría ser bueno para la franquicia de Evil Dead, ya que todas sus entregas tienen ese gustito a "cosa única" que pocas películas de género tienen; pero lamentablemente esta vez no sería tan merecido. Porque es una buena película de terror, si, pero no mucho más. Ahora, un consejo: Quedense durante los créditos. @JuanCampos85
Aventuras en color rojo sangre Con una buena dosis de humor negro, "Posesión infernal" es un filme sólo para gente sana, con estómago fuerte y socios del "Club del miedo". Es tiempo de pasar unas lindas vacaciones y para cinco adolescentes, la elección de una cabaña perdida en el bosque, bastante descuidada, pero con hogar y leña y la posibilidad de estar sin adultos varios días, parece ser la adecuada. Pero como los chicos tienen un compañero que se muere por los libros, el hallazgo de uno lo hipnotiza. El ejemplar que se titula "Necronomicón" parece ser estar hecho de piel humana y es un libraco de conjuros demoníacos por el cual cualquier satanista de estirpe, moriría de placer. Pero el chico que no es demasiado cuidadoso y muy confiado, lo lee, dice algunos nombres en voz alta y horror!, algo se dispara. Algunos demonios con zumbido de insecto y capaces de cualquier cosa aparecen en el lugar. ADICTA A LAS DROGAS A partir de ese momento el grupo comienza a estar en problemas y esto se suma a los esfuerzos que estuvieron haciendo todos y en particular una compañera que estudia enfermería, para lograr que Mia (Janet Levy) una de las chicas supere su adicción a las drogas. Justo en lo peor del período de abstinencia de la chica, uno de los muchachos, quizás el más inocente, que se toma las cosas un poco en broma, invoca a los demonios y éstos aparecen con la intención de que ninguno de los jóvenes quede vivo. La película es la versión actual de un éxito de 1981, del director y guionista Sam Raimi, que ahora produce este filme. La vieja dio origen a tres producciones, la famosa trilogía "Evil dead". El caso es que ésta es la visión expresa de una cámara de torturas. ABUNDANTE SANGRE A los chicos les pasa de todo. Los cortan en pedacitos, algunos miembros quedan hundidos y moviéndose en el barro. Se les modifican los ojos y se forman globos brillantes y transparentes. Están siempre corriendo, acorralados, temerosos, e intentan defenderse como pueden, con cuchillos, motosierras y cosas afines. Pero como los demonios son inmortales, combatirlos resulta imposible. El caso es que vuelan manos, piernas, sangre coagulada y la troupe adolescente se enloda, grita, sufre, muere, es enterrada viva y la sangre llueve intensa y abundante. "Posesión infernal" es una película sólo para gente sana, con buen estómago y socios del "Club del miedo". Sus trucos son tan exagerados que dan risa. Muy gore, con vísceras esparcidas por distintos lugares. El filme que también tiene una buena dosis de humor negro y su director es el uruguayo Federico Alvarez, logró despertar la curiosidad de Sam Reimi, a partir de que con su corto "Ataque de pánico", convocó a millones de espectadores.
Se necesitan dadores de ideas La falta de nuevas ideas provoca este tipo de filmes. Remakes que, en este caso puntual, aportan lo evolucionado en materia de efectos especiales, y apenas refrescan lo ya hecho para el novel espectador que demanda una nitidez de imagen más cercana a la alta definición de sus videojuegos. En una cabaña perdida en el bosque, donde bien podrían habitar las niñas de "Mama", se hospedan un grupo de amigos con la intención de hacerle el aguante a Mia (Jane Levy), quien debe desintoxicarse por su consumo de drogas. A poco de instalarse, un macabro hallazgo modifica la situación. Entre otras cosas, encuentran un extraño libro, forrado con piel humana y que contiene conjuros satánicos. Uno de los muchachos comete la torpeza de leerlos y entonces hace que un espíritu demoníaco se haga presente en la casa. Como es obvio, la maligna presencia dará cuenta de cada uno de los presentes, y de las maneras más sangrientas y morbosas posibles. De eso se trata en realidad, de un festín sanguinolento para quienes gustan del gore, si importar cuan obvia sea la trama. El director cumple con el manual y consigue un buen producto de género, previsible, pero impactante a fuerza de mutilaciones, demembramientos y hectolitros de sangre, hasta lo risible. Es muy buena la banda de sonido, hay que destacarlo, además de contar con buenos trabajos en lo técnico. Una cáscara sangrienta, de buen acabado para un contenido pobre, absolutamente prescindible.
Esta remake del clásico ochentoso de Sam Raimi, es una de las cintas de horror gore, más explícita y brutal de los últimos tiempos. El remanido argumento de los jóvenes encerrados en una cabaña en medio del bosque, es una excusa para un festín de excesos que incluyen todo tipo de mutilaciones, sustos extremos y clima retro. Bien rodada, con una buena utilización de los grandes angulares ( un homenaje al mentor de la obra, Raimi) una banda de sonido atronadora y un elenco que pone el cuerpo a cada secuencia, sin medias tintas, a fondo, la cinta termina convirtiéndose en una experiencia fílmica digna de verse... Eso si, sólo si el espectador esta dispuesto a adentrarse en un mundo oscuro, extravagante y de alto impacto.
Una nueva versión con toques de la original pero con varios litros más de sangre. Hace algunos años nos llegaba la película “Diabólico” (“Evil Dead” en 1981) conocida como un clásico de terror y comedia negra, con la dirección de Sam Raimi, el mismo que realizó la saga de “El hombre araña”. Ahora es el productor de la remake que se encuentra dirigida por el joven cineasta uruguayo Fede Álvarez que viene de mostrar algunos cortometrajes “Ataque de Pánico”, donde una flota alienígena invade Montevideo. Este film, que se estrena este jueves se encuentra protagonizado por Jane Levy, Shiloh Fernandez, Lou Taylor Pucci, Jessica Lucas, y Elizabeth Blackmore. Narra los momentos que viven cinco amigos veinteañeros que pasan sus vacaciones en una cabaña en el bosque. Cada uno de estos personajes traen algún problema con su personalidad y solo buscan diversión, ellos son: Mía (Jane Levy- Shameless TV series) quien tiene problemas con las drogas esta junto a su hermano David (Shiloh Fernandez-en “La chica de la capa roja”) que intenta contenerla; Natalie (Elizabeth Blackmore en "Burning Man") es la novia de David y otros del grupo Eric (Lou Taylor Pucci en “Portadores”); Olivia (Jessica Lucas en "Mi abuela es un peligro 3”) y su mascota “abuelo” (nombre del perro). Van sucediendo una serie de hechos desafortunados por el lado de Mia, luego el grupo encuentra un sótano bien cerrado, y algunos elementos terroríficos. Luego Eric halla “el Libro de los Muertos”, con su tapa de piel humana y sin saberlo lo lee, pronuncia las palabras prohibidas -“Kunda, astratta, montosse, canda, entre otras”. De esta forma convoca a los demonios que viven en el bosque, estas criaturas primero poseen a los jóvenes más débiles pero tiempo más tarde intentaran atrapar a todos, y ellos deberán luchar su supervivencia. De aquí en más se van generando todos los ambientes y contextos que ofrece el género y los correspondientes homenajes al mismo. Las primeras imágenes antes de los títulos son bastante impactantes, espeluznantes, escalofriantes, donde una joven adolescente (Phoenix Connolly) se encuentra poseída, presenta un rostro demoniaco, enuncia distintas frases en un idioma desconocido, en fin un fiel exponente de todos los recursos del genero puestos a disposición del film. El realizador logra impactar al espectador a lo largo de su desarrollo, en un principio con un planteo similar al film original. Con varios cambios que se notan en la falta de humor del mismo. Es bastante inquietante a través de la cámara subjetiva y rápida, nos ofrece un sangriento montaje, es intensamente violenta, nos enfrenta al mal y a la lucha por la vida. Se encuentra presente el terror gore, no faltan los toques para algún sobresalto, un ataque brutal con una pistola de clavos, una moto sierra, entre otros objetos. En las distintas secuencias existe una referencia a otras películas del género como: “La masacre en Texas”; “Diabólica tentación” “El Exorcista” (está en mi opinión hasta el momento ninguna la supera), y todo queda abierto para la llegada de “Posesión Infernal 2”. Hay que quedarse para ver todos los créditos, porque hay una sorpresa para los fans.
Tras la realización de varios cortos cinematográficos, el uruguayo Fede Álvarez debuta como director de un largometraje. En este caso, una remake de la primera película que compone la saga original "Evil Dead" creada por Sam Raimi (director y guionista de aquella producción) junto con el productor Rob Tapert y el actor Bruce Campbell, protagonista de la que se convertiría, luego de su estreno en 1981, en una cinta de culto que renovó el género de terror de clase B. Para esta muy buena nueva versión que captará a toda una nueva generación, Álvarez fue convocado por el trío de productores tras ver uno de sus trabajos que los dejó fascinados. Se trata del corto de suspenso "Ataque de Pánico!" (Panic Attack!, 2010), que describe en cinco minutos cómo unos robots gigantes atacan la ciudad de Montevideo. El video tuvo más de 7 millones de visitas en YouTube, lo cual captó la atención de la mismísima industria del cine. La renovada historia de "Posesión Infernal", guionada por el propio Álvarez junto a Rodo Sayagues y Diablo Cody (ganadora de un Premio Oscar por "La Joven Vida de Juno"), mantiene parcialmente la premisa (el extremo derramamiento de sangre también), aporta nuevos elementos y por supuesto incluye guiños a la aclamada obra original. Aquí, los cinco amigos no se reúnen en una remota cabaña ubicada en el bosque para parrandear sino para ayudar a desintoxicar a uno de ellos. Mia (Jane Levy, de la serie "Suburgatory") es una joven adicta a las drogas que decide pasar unos días allí para recuperarse, acompañada de su hermano mayor, David (Shiloh Fernandez, visto en "La Chica de la Capa Roja"), la novia de éste, Natalie (Elizabeth Blackmore), y sus amigos de la infancia Olivia (Jessica Lucas) y Eric (Lou Taylor Pucci). Una vez instalados en la rústica casa, descubren un misterioso libro forrado con piel humana y escrito con sangre (quédense viendo los créditos finales porque una voz en off explica lo que significa "El Libro de los Muertos"). Sin ser conscientes de ello, tras leer un pasaje en voz alta, algo se libera y se apodera del cuerpo de Mia, quien comienza a mostrar síntomas típicos de la abstinencia mezclados con los de una violenta posesión diabólica... o bien como indica el título del film, infernal. Qué oportuno... La chica intenta dominar sus propios demonios y termina siendo, literalmente, poseída. A partir de ese momento, y en medio de tanto horror y un poquito de humor, estos amigos luchan por sus propias vidas y por salvar la de la joven. La propuesta, que llega a las salas de cine de la Argentina un día antes de su estreno en los Estados Unidos, sin dudas dejará muy satisfechos a los fans de la saga sobre la que ya se baraja la posibilidad de una nueva entrega.
La Pasion según Sam Raimi Existen films como The Evil Dead que merecen contextualizarse por los aspectos extra cinematográficos, más allá del neto contenido de sus historias, pues las singularidades en su producción a veces superan a las propuestas en sí como ocurrió con este cortometraje de fines de los años 70 que luego se transformara en película de culto. En un breve repaso por su génesis cabe recordar que un joven director, Sam Raimi, junto a su inseparable amigo Bruce Campbell se embarcaron allá por 1978 en la realización del corto Within the Woods (cuyo costo fue de U$S 1600), el cual narraba la historia de un joven que se adentra en el bosque con su novia en busca de un espacio para el escarceo amoroso. Misteriosamente es poseído por una extraña entidad al desenterrar ciertos objetos malditos y allí se desencadena un baño de sangre pocas veces visto. Para Raimi el bajo presupuesto no fue ningún impedimento ni obstáculo para que luego de tres años y con una mejor financiación llegara a su ópera prima que ahora vuelve a la cartelera con una nueva cara y en versión remake. En aquella The Evil Dead (estrenada en Argentina en 1987 con el título de Diabólico), que también contó con la presencia de Bruce Campbell en el rol protagónico, nuevamente el bosque es el ámbito donde un grupo de jóvenes son poseídos por una extraña presencia demoníaca desatada por la lectura de ciertos pasajes de El libro de los muertos (encuadernado con tapas de piel humana y escrito con sangre) a cargo de una voz grabada en cintas de audio y pertenecientes al arqueólogo que hizo el macabro descubrimiento. Así, la locura y los elementos gore estaban presentes en esta maravilla cinematográfica que supo convertirse en un film de culto en la década del ochenta. Sam Raimi en lugar de disimular las limitaciones de su presupuesto las reconoció y las puso al servicio de la narración. Su recepción por el público fue por demás entusiasta y dio lugar a dos nuevas secuelas: Noche Alucinante (Evil Dead II, 1987) y El Ejército de las Tinieblas (Army of Darkness, 1992), siendo esta última un verdadero ejemplo de mixtura donde el cine de terror adopta toques humorísticos y algunos aspectos del cine fantástico desde el punto de vista que el protagonista se halla en el año 1300 transportado a través de un portal cósmico que abre en Evil Dead II. Por ello, la remake de este film de culto no era cualquier desafío al contar con una enorme cantidad de fans que no soportarían versiones de menor calidad y menos que no respetaran la esencia del original. Esta vez Raimi y Campbell se situaron en la producción vigilando cautelosamente que el espíritu de la obra original no fuera mancillado y dejando la dirección en manos del director uruguayo Fede Alvarez, en su debut como director de largometraje. El contexto social es diferente: los jóvenes de hoy ya no se reúnen para drogarse o tener relaciones sexuales, sino para desintoxicarse y así es como un grupo de cinco adictos se dan cita en una abandonada cabaña para lograr que una de ellos logre vencer su adicción por las sustancias prohibidas. Tratando de superar su síndrome de abstinencia Mia (interpretada por Jane Levy, cuyo hablar entre suspiros recordaremos para siempre luego de ver este film) se interna en el bosque y allí es poseída por un ente maligno. Al volver a la casa ya nada será igual ni para ella ni para los acompañantes terapéuticos ad hoc allí reunidos. Su hermano David (en la piel de Shiloh Fernández, quien no logra siquiera acercarse al carisma de Campbell) tratará por todos los medios de contrarrestar esta maléfica presencia que toma el control de la voluntad de los otros jóvenes y éstos se laceran o mutilan de formas impensadas bajo el dominio de la poseída. En Posesión Infernal, los climas están perfectamente logrados y la dupla de Raimi con Alvarez parece haber conseguido la revancha en términos cinematográficos para lo que aquel joven realizador de los 70 había filmado con tan sólo U$$ 1600. La única “limitación” que podría haber tenido la saga ochentosa en su momento pudo haber sido un acotado presupuesto, pues bien los años han pasado y aquel joven vigoroso hoy es uno de los directores más respetados del género y se da el gusto de rever su obra con un presupuesto que le permite respaldar sus ideas con imágenes. Sin utilización de CGI, la nueva The Evil Dead nos muestra que el verdadero terror no está perdido siempre que existan amantes del género que respeten su dogma y no menosprecien al público. The Evil Dead ha vuelto para quedarse, con un producto digno que renueva los aires de un género bastardeado hasta el cansancio, que parecía estar condenado a repetirse. Recomendamos, al que cuente con tiempo, un repaso por las tres entregas originales de la saga para disfrutar aún más de esta nueva versión y de esa forma dimensionarla en su justa medida.
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Para poner los pelos de punta al fan del terror más aguerrido La primera "The Evil Dead" (estrenada en Argentina como "Diabólico") era un film de terror único. Su idea de un antiguo libro de ocultismo que despertaba los malos espiritus alrededor de la cabaña de un bosque era totalmente original para la década de los '80, igual que su mezcla de gore superaudaz (fue una de las películas más censuradas en la Inglaterra de la época) con humor lunático, que surgía no solo del estilo del director Sam Raimi, sino también del hecho de que, con su escaso presupuesto, tampoco podía tomarse el asunto totalmente en serio. Esa combinación de terror con una comicidad casi propia de los Tres Chiflados se acentuó en la secuela "The Evil Dead 2: Dead by Dawn" ("Noche alucinante") que , de una manera también única, contaba prácticamente la misma historia, con el mismo protagonista (Bruce Campbell como el sufrido antihéroe Ash), pero acentuando a tope los niveles de humor. Pasaron los años y luego de , entre otras cosas, "El hombre araña", Sam Raimi no tiene más problemas de presupuesto, así que cuando decidió producir una remake de la primer "Evil Dead", algo comprensible en medio de la ola de nuevas versiones de clásicos del terror ochentista, se lo encargó a otro director con la libertad de hacerlo como quiera, siempre y cuando juegue con una variación seria del mismo asunto. Aun sabiendo que ésa es la propuesta de esta flamante "Posesión infernal", nadie podía prever que el director uruguayo Fede Alvarez se iba a tomar las cosas tan en serio: esta película está hecha para ponerle los pelos de punta al más aguerrido fan del cine de terror, con escenas terroríficas inimaginables y niveles de gore que se van volviendo más y más terribles a medida que inundan de sangre la pantalla. La nueva película funciona aun conociendo de memoria el original, ya que salvo la situación de la cabaña en el bosque y el libro ominoso -y por supuesto, la toma subjetiva del mal avanzando por el bosque, sello inolvidable de las "Evil Dead"- toda la historia es distinta, y tiene que ver con una reunión de amigos en la dichosa cabaña para que una chica deje de una buena vez las drogas que casi la están matando. Esto vuelve dramático el clima desde el principio (bueno, antes hay un prólogo donde alguien quema viva a una persona mñuy allegada) y ayuda a que los primeros síntomas de que algo anda horriblemente mal en el bosque puedan parecer delirios producidos por el síndrome de abstinencia de la protagonista. Una vez que los demonios se despiertan, la película no da pausa, y lo único que se puede decir en su contra es que por momentos se pasa tanto de rosca con las situaciones espantosas que al final , sea de nervios o no, termina haciendo surgir risas frenéticas entre el público. La nueva "Evil Dead" está brillantemente filmada y actuada, con una fotografía oscura que ayuda a tener que imaginar cosas a pesar de lo gráfico de algunas escenas, y con un diseño de sonido que está entre lo más brillante en el rubro del cine fantástico. Igual que antes, con esta remake Sam Raimi sigue decidido a que la franquicia "Evil Dead" sea algo único. Y de paso nos presenta a un director ultra talentoso que seguramente hará más cosas importantes en el género , Fede Alvarez al que conoció viendo un cortometraje en la web. Ningún fan del terror puede perderse esta película, aunque hay que volver a avisar: es terriblemente seria, dramática y sobre todo fuerte, justificando totalmente la ya casi olvidada calificación "solo para mayores de 18 años".
En 1981, “The evil dead”, dirigida por Sam Raimi, producida por Rob Taper y Bruce Campbell, inició una sociedad amigable y creativa y creó un film de terror de culto. Para recrearla, el trío tan famoso eligió al director uruguayo Fede Álvarez, que los deslumbro con su corto “Panic Attack. El resultado es una de horror que hará la delicias de los estudiosos del género, aunque mucha agua corrió para estas películas y pocas cosas sorprenden.
Posesión infernal es un ejemplo perfecto de cine gore. La pregunta para muchos será: ¿Qué es el cine gore? El gore es un subgénero del cine de terror cuyo núcleo principal son las escenas sangrientas de violencia explícita, donde los cuerpos son destruidos y mutilados en cámara. Son esas escenas, armadas a partir de elaborados e ingeniosos efectos especiales y complejos maquillajes, las partes más importantes y centrales del género. La historia del gore es extensa, pero más allá de los antecedentes a comienzos del cine, su esplendor surgió en la década del 60, con directores como Herschell Gordon Lewis y George A. Romero. Blood Feast (1963) y 2000 maníacos (1964) dirigidas por Gordon Lewis son casi el nacimiento oficial del gore, aunque vistas hoy parezcan juegos de niños. De hecho, Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, sin mostrar nada resulta en la memoria del espectador más gore y violenta y puede ser encuadrada en el género. Los films de Romero, por otro lado, como La noche de los muertos vivientes (1968) y El amanecer de los muertos (1973) aprovecha el gore y sus muertos vivos para armar un discurso más complejo cargado de lecturas sociales. El género luchó siempre contra la censura y fue creciendo -no solo en Estados Unidos, sino también en países como Italia y Japón- y sumando adeptos entre los espectadores y expertos tras las cámaras. El cine en su conjunto fue incorporando el gore como parte de su universo, en películas como Macbeth (1972) de Roman Polanski, o Corazón valiente (1994) de Mel Gibson, entre muchas otras. Claro que el género también tuvo desde su origen, una fuerte conexión con el humor y una gran cantidad de películas gore tienen mucho de comedia. Una obra maestra del género es Braindead (1992) de Peter Jackson (en Argentina salió directo a video con el nombre de Muertos de miedo). Esta joya neozelandesa tiene un clímax memorable con una cortadora de césped y nada menos que trescientos litros de sangre falsa. También tiene mucho humor y efectos más que ingeniosos para un presupuesto mínimo. En 1981 Sam Raimi dirigió Diabólico (The Evil Dead) otra obra clave dentro del gore paródico. Con muy pero muy poco dinero, con un actor al nivel del proyecto, como Bruce Campbell, y con muchas ideas, la película brilló aun con sus limitaciones. Raimi hizo dos secuelas: Noche Alucinante (1987) y El ejército de las tinieblas (1992). En estas últimas dos películas la calidad era mayor y el humor también. Se podría decir que directamente eras comedias. Eran otras épocas del género, sin duda. Y otra época de Sam Raimi. Mientras que el director de la trilogía de Evil Dead se dedica a hacer películas como Oz: el poderoso su corazón por el cine de terror parece seguir latiendo. Con una inteligencia indiscutible, él mismo creyó que era el momento de hacer una remake de su película de culto. Para eso eligió, con todavía mayor astucia, a Fede Alvarez, un director uruguayo que le debe su fama mundial a un cortometraje que publicó en You Tube. Ataque de pánico (2009) se llamaba esa joya de cinco minutos que narraba con una invasión alienígena a Montevideo. Con efectos especiales irreprochables y con una puesta en escena que mostraba un verdadero talento cinematográfico, el corto se volvió un fenómeno mundial (pasó las 7 millones de visitas) que llegó hasta los ojos de Hollywood y de Sam Raimi. Así que Alvarez fue contratado y terminó dirigiendo y escribiendo Posesión infernal, La remake del film de culto de 1981. Un film de culto es aquel que es rescatado de un éxito comercial moderado o nulo por un grupo de fans que insisten en ver el film muchas veces e insistir sobre su importancia o sus valores. Pocos espectadores viendo muchas veces un film. Es muy común que gran parte de los films de culto estén asociados al cine de terror y también al gore. Y por supuesto, ya que estamos aclarando términos, se le llama remake a las nuevas versiones de películas ya sea tan solo su guión, o la película en su totalidad. Las remakes, ya lo sabemos, tienen muy mala fama y se les reclama el tener una intención única que es la de ganar dinero como sea. También se las acusa de pertenecer a una época sin ideas nuevas. Pero eso es una mentira absoluta producto de personas que no son capaces de entender la historia del cine o el cine actual en su totalidad. Posesión infernal está planteada dentro de un subgénero y vinculada con un film de culto. Una situación compleja como punto de partida, pero por suerte los amantes del cine de terror no son tan miserables y snobs como para juzgar con extrema dureza un punto de partida como ese, al contrario. Las buenas noticias no deben postergarse más: Posesión infernal ya se ha ganado el derecho a pertenecer a la historia grande ya no solo del gore, sino del cine de terror en su conjunto. Sus méritos son muchos y la claridad con la que se aleja de sus contemporáneos es fácil de percibir desde las primeras escenas. Raimi sabía que una película como Diabólico ya era una reliquia y supo que la historia aun podía funcionar en esta época con un nuevo formato. Alvarez como director y coguionista y todos los que ayudaron a hacer Posesión infernal buscaron justamente adecuarse a los tiempos que corren, tanto en la puesta en escena como en la lógica del relato, así como también en los efectos especiales y de maquillaje. Es posible que la combinación de todo esto de cómo resultado los mejores efectos gore de la historia. Renegando incluso de los efectos digitales, tratando de llevar todo lo que sea posible a los efectos mecánicos de la vieja escuela. El trabajo que han hecho está bien porque no se han ocupado de que la película funcione en todos los aspectos. Empezando por el guión, donde han encontrado la vuelta para que los protagonistas tengan algún motivo razonable para decidir y a una cabaña en el bosque. También la idea de que la protagonista deba desintoxicarse de las drogas y el juego del pastorcito y el lobo que esto generará le da a la primera parte del film una lógica que ya el género estaba necesitando para escapar de sus propios clichés. La forma efectiva en la cual se aplican estas ideas de guión son tan fuertes que por momentos la película consigue aquel impacto dramático que tenía El exorcista (1973) de William Friedkin, una de las obras cumbres de la historia del cine de terror. Sentimos por los personajes una cercanía que no es habitual en el terror actual. Nos angustia muchísimo más cada escena debido a eso. En ese y otros aspectos, la superioridad de Posesión diabólica con el respecto a Diabólico es gigantesca. No solo el guión, los personajes y las resoluciones, sino también toda la técnica de la película y la puesta en escena. Diabólico se hacía querer en sus limitaciones y en su euforia, pero ha envejecido sin remedio y salvo la última media hora –con Bruce Campbell como exclusivo protagonista- lo demás ya no tiene la gracia de aquella época. Acá el gore es espectacular, las escenas son fuertes, las ideas visuales se multiplican. En su imaginario terrible propio del género, la película consigue igualmente ser estéticamente impecable. Pero tiene algo más que hace la diferencia y que para el que no conozca el género puede sonar raro. Posesión infernal está hecha con amor por el gore. Y en eso es igual a Diabólico. No hay en la película de Alvarez cinismo alguno, no se trata de un producto que busca facturar subestimando a su propio público cautivo. Estamos frente a una película hecha con convicción y genuina pasión. Mejor aún, a esa convicción y esa pasión, dos cualidades que en el arte no siempre llevan a buen puerto, Posesión infernal le agrega una gran dosis de talento, lo más importante a la hora de hacer una gran película.
Reconstruyendo la leyenda diabólica Como toda remake, esta nueva versión de Posesión infernal (o sea Evil dead de 1981, que aquí fue conocida como Diabólico) invita a remitirse al original. Hablamos de una saga de películas muy particular, de un director bastante sólido y ecléctico como Sam Raimi. De las tres Evil dead originales, podríamos decir que la primera se diferencia bastante de las otras dos en cuanto a que intenta a ser una dura película de terror salvaje y gore, cosa que logra a pesar de sus evidentes limitaciones. Fue un film hecho con muy bajo presupuesto, y de hecho, es bastante conocida la historia de su accidentado rodaje lleno de anécdotas, como que se quedaron sin sangre artificial y en muchas de las escenas podemos ver un líquido lechoso que sale de los endemoniados, o que el elenco que inicia la película (salvo Bruce Campbell) es distinto al que la finaliza ya que no había dinero para pagarles, por lo tanto muchos de los demonios que vemos ya avanzada la historia son amigos y parientes de Raimi. Para la realización de Evil dead 2 y 3 la historia fue diferente: con presupuestos acordes a sus pretensiones y su director más maduro, los resultados fueron muy superiores a aquella historia deforme filmada en 1981. Evil dead 2 (Noche alucinante) es una remake homenaje a la primera parte en tono de comedia y Evil dead 3 (El ejército de las tinieblas) el final disparatado y divertido que merecía la saga, con un Bruce Campbell en un estado de locura de la buena, como casi nunca ha logrado repetir en su carrera. Entonces, Evil dead 1 es la leyenda de culto de la saga, y la simple idea que quiero introducir con toda la anterior parrafada es que esta versión de Fede Alvarez es quizá la película que Sam Raimi imaginó hacer en 1981, ya que es buena en general, pero es muy buena si la pensamos en función de la “leyenda” que es para muchos la original en la que se basa. Se cuenta por ahí que Raimi vio el corto Ataque de pánico, único trabajo conocido (es decir, el que está en YouTube) de Alvarez, y decidió apadrinarlo (no sé a qué se refieren con eso). Es así que este talentoso uruguayo de 35 años llega de repente a filmar Posesión infernal. En principio, vale decir que Alvarez logra todo lo que se le puede pedir a una reversión: mantiene el espíritu original y la actualiza argumental y técnicamente. En algunos casos, las remakes son mejores que la original, pero no me atrevo a decir que este sea el caso. Por ejemplo, en la original un grupo de amigos se encierra en la cabaña más decrepita y escondida del bosque más tenebroso del universo para divertirse (al parecer a los jóvenes de los ochenta no se les ocurría otra idea), y en esta nueva versión un grupo de jóvenes se encierran en la cabaña mas decrépita y escondida del bosque más tenebroso del universo para hacer que una amiga supere su adicción a la cocaína y ayudarla a atravesar el síndrome de abstinencia. Ninguna de las dos premisas me parece sólida lógicamente hablando, pero es una de las convenciones del género que uno soporta para deleitarse con lo que viene. Por otro lado, si había un rasgo particular de la primera Evil dead, era la violencia caótica, explosiva y llena de gore, en la cual se regodeaba con toda desvergüenza. Pues bien, esta nueva versión no sólo no se queda atrás, sino que es tan o más violenta que su predecesora. Y si somos un poco más incisivos desglosando estos films, digamos que lo que le importaba a Raimi en aquel entonces y también ahora le importó a Alvarez, es el efecto. Evil dead (ambas) no apuesta casi nunca a la generación de climas o suspenso, sino que más bien se enfoca en el susto guarango explícito, en arrojar terror, vísceras y locura a la cara del espectador sin la más mínima piedad. Posesión infernal de Alvarez supura energía e ideas, homenajea a la original pero también se atreve a irse de mambo un poco más allá, incluso eliminando al personaje de Bruce Campbell y repartiendo responsabilidades entre todo el elenco, con la protagonista -encarnada por Jane Levy- estallando de locura y miedo. Concluyendo, quizás el último punto a favor de esta película es que es diferente a todo lo que se viene haciendo en la actualidad del género, que se está sosteniendo apenas en los últimos pifies de Actividad paranormal y las pavadas sobrevaloradas como Mamá. Sin la carga moral pelotuda de El juego del miedo, Posesión infernal nos trae violencia pura, dura, divertida sin miramientos. Se cuenta entre las anécdotas de filmación de la Evil dead original que Raimi filmó los desplazamientos de cámara que simulaban el desplazamiento de los espíritus demoniacos sobre una motocross. En la versión de Fede Alvarez, el demonio va en Harley.
“Esas que te dejan sin aliento”, es una frase común al escuchar hablar de una película de terror. O lo era, en el pasado y cuando existían aquellas buenas películas del género. Puedo decir que “Posesión Infernal” ha logrado dejarme varias veces sin aliento. Cuando uno ya espera poco del cine de terror, cansado de sagas eternas y desinfladas, aburrido de monstruos que no logran retorcerte en la butaca y harto de la típica película de adolescentes obvios, aparece esta remake que nos permite volver a creer en esta nueva generación de directores. Contando con la dirección del uruguayo (y joven) Federico Álvarez y la producción de Sam Raimi (¿quién sino?, Bruce Campbell y Robert Tapert, Posesión Infernal (Evil Dead, 2013) es la remake mejor lograda de aquellos clásicos del género. Con varios guiños a la original y con interesantes aportes esta nueva versión tiene como destino convertirse en un nuevo clásico del género. “Posesión Infernal” tiene el mismo argumento que la original: tres chicas y dos muchachos llegan a una cabaña perdida en el bosque. La única diferencia es que en vez de escaparse para drogarse en un fin de semana de locura, los jóvenes van para ayudar a desintoxicar a Ami. Allí descubrirán un libro forrado de piel humana, el Necronomicón (extraído de la literatura de H.P. Lovecraft). Al leer algunos pasajes, una fuerza demoníaca comienza a apoderarse de los jóvenes y los transforma en monstruos asesinos. Esa mezcla entre el terror, el horror y la comedia le da un toque especial al filme, ya que retoma ese cliché del género que uno tanto añoraba. Además, los efectos especiales (realizados a la vieja usanza) resultan extremada y torturadoramente realistas. Debe ser por ese motivo que varias parejas se levantaron de sus asientos y salieron de la sala antes de que termine la función (debo aclarar que hace mucho tiempo no veía eso en el cine). Un hecho a recalcar es lo tenebroso que resulta el “monstruo”. Increíblemente logrado y tensionante en cada escena que aparece. Si bien las actuaciones no son estelares, supongo que es lo de menos. El peso final de todo el conjunto recae en la explosiva Jane Levy, quien sufre toda la película y así y todo tiene que interpretar a la villana y heroína al mismo tiempo. La joven es expresiva por demás, sus ojos transmiten todas las emociones que recorren su cuerpo y verla sufrir es duro. A su vez, la tensión creada por la fotografía, luces y música aportan todo lo que puede faltar para un combo explosivo. El joven (pero no menos exitoso) director logra combinar todos estos ingredientes para que no le falte nada a una remake que podía arruinar muchas expectativas. El problema será, ahora, conformar las expectativas para la segunda entrega.
Esta es la remake de Diabólico (más conocida por su nombre en inglés Evil Dead) opera prima de Sam Raimi, hoy director millonario. A diferencia de la original, el peso mayor del film está en dos factores: el protagonismo de los personajes femeninos y el horror inmediato. No implica que no haya humor negro, sino que éste tiene otro tono mucho más cínico y menos festivo. Técnica y narrativamente, funciona bien como una máquina de sustos, mejor que muchas otras “remakes”.
Una auténtica aplanadora sangrienta Se reitera la propuesta que realizadores de renombre hacen sobre otros en ciernes. Así como Guillermo del Toro con el argentino Andrés Muschietti en Mamá, también Sam Raimi con el uruguayo Fede Alvarez en Posesión infernal. Uno y otro autores de cortometrajes célebres en Youtube, germen de sus respectivos debuts fílmicos. Y a juzgar por el nivel y la conciencia de género que ambos manifiestan, la apuesta no sólo salió bien, sino que presagia mucho más y mejor. El caso de Alvarez debe ser soñado: ni más ni menos que responsable de la remake de ese monumento de culto que es Diabólico (The Evil Dead, 1981). La primera película de Raimi (amén de otra previa, muy amateur), de presupuesto escaso, efectos justos, narración precisa. Tanto como para posibilitar secuelas y una filmografía que han despuntado a Raimi como una de las pocas figuras capaces de oxigenar el cine norteamericano. Entonces, y vista la discusión que acompañara durante años la posibilidad de la puesta al día de The Evil Dead, que sea desde el calibre de un realizador desconocido, bendecido por el propio Raimi, con su nombre en la producción junto al del venerable Bruce Campbell, nada mejor, nada más acorde con el espíritu B del original. Y lo que resulta es extraño. Porque revuelve en el foso de gestos que el espectador sabrá recordar del film previo, pero para una gradual exposición revertida. Tanto como para instalarse a la manera de un nuevo capítulo uno, o como continuación inadvertida de lo que supone la trilogía. Así, no hay pero también hay equivalente para el gran Ash (Bruce Campbell), héroe de Raimi: por un lado, porque nadie como él; por el otro, porque todo remite inexorablemente a él. En ese hiato, se juega la película. Y lo hace con toda la furia del cine más gore y visceral. Quedan algunos restos de humor negro, pero atravesados por una aplanadora sangrienta, que deja bien atrás a las más o menos malogradas vueltas a la pantalla -en remakes, precuelas, secuelas- de Freddy Krueger, Leatherhead, Jason Voorhees. Aquí, a diferencia de aquellas, hay un disfrute sentido, que da cuenta de las ganas que tiene el realizador de hacer lo que hace, en un film que está plagado de todos los lugares comunes al género pero que sabe, por conocerlos, cómo reactivarlos. Así, el pseudo-Necronomicon se vuelve el mejor McGuffin, capaz de guardar muchos más secretos que los que expone, en una historia que fácilmente podría reducirse a esta consigna: cómo una adicta sobrevive a su adicción. El terror, en todo caso, no es más que un manto que recubre. Que divierte, asesina, destripa, y asusta. Posesión infernal se sitúa espiritualmente cercana al original, con una potencia capaz de vitalizar el género y de devolverle un aura bestial.
Nadie, excepto los productores, imaginaba una remake de “Diabólico” (1981). Podría usarse el término “innecesaria”, pero, al parecer, mirar hacia el pasado puede servir para reinventar el futuro del género. Esto conlleva muchos errores, como las horribles nuevas versiones de “Pesadilla en lo profundo de la noche” (2010) o “La masacre de Texas” (2003), y unos pocos aciertos como la versión de “Rob zombie de Halloween” (2007). Sam Raimi y Bruce Campbell, director y actor protagónico de la original, llamaron a Fede Álvarez luego de haber visto un corto de su autoría llamado “Ataque de Pánico” (2009), hecho con sólo 300 dólares y muchas horas de efectos visuales, en el cual una horda de robots gigantes ataca la ciudad de Montevideo (búsquelo en You Tube, vale la pena). Entendiendo que era hora de revisar la saga compuesta por “Diabólico”, “Noche Alucinante” (1988), que era una remake en sí misma, y “El ejército de las tinieblas” (1992), le echaron el fardo al pibe uruguayo a ver cómo anda. No salió nada mal. En la original, cuatro amigos llegaban a una cabaña en la cual descubrían el “necromicón”, el libro de los muertos que a gritos dice “no leer”. La curiosidad mata al gato, así que una vez leído se desata el infierno y los demonios llegan para hacer de las suyas. Desde la introducción hasta los primeros minutos de las posesiones, Raimi jugaba entre el terror y el humor bizarro hasta que se decide por éste último para definir las tres películas, hoy de culto para los fanáticos. La versión de Fede Álvarez abandona el humor casi por completo, cambia algunos nombres y características de los personajes y se toma el guión en serio. De hecho se toma el trabajo de justificar el paseo al bosque: Mia (Jane Levy) está saliendo de su adicción a la heroína y los otro tres le hacen el aguante. Con esta decisión tomada, “Posesión infernal” apunta a dar miedo con la misma base de la original lo cual no es criticable, pero deriva sólo en aciertos parciales empezando por la falta de suspenso (elemento clave del género) en favor de (muy buenos) efectos de maquillaje. Con eso sólo no alcanza para generar la tensión necesaria. Tampoco se logra del todo una construcción de personajes que logren nuestra empatía porque el desarrollo va directamente a los bifes, luego, es difícil generar el dramatismo que pone en el espectador la sensación de importarle lo que les sucede. De hecho, Mia está mejor construida como poseída que en su versión de adicta. De todos modos, si no nos hacemos demasiadas preguntas, la película tiene momentos y escenas que se rescatan por sí mismas y alcanzan el objetivo del salto en la butaca, sobre todo para los novatos que nunca se molestaron en alquilar la original en el video club. Por eso, por el manejo de cámaras (que mantiene la esencia de esquivar arbustos y troncos al ras del piso) y por el aprovechamiento de los espacios dentro y fuera de la cabaña con planos y música que nunca dan la sensación de ser lugares para estar a salvo, “Posesión infernal” tiene con qué apostar al futuro sin ser una maravilla. Claro, con lo exponentes del género que se estrenan no hace falta mucho tampoco.
Terror y sustos gore al extremo Superando la clásica y berreta línea media de la gran mayoría de las películas de horror, Posesión infernal provee al espectador de una hora y media desbordante de tensión y repleta de saltos. Dirigida por el joven uruguayo Fede Álvarez (35 años), quien saltó a la fama gracias a su célebre e híper reproducido video en Youtube (Ataque de Pánico), esta remake de Sam Raimi cuenta con el atractivo de ofrecer una dinámica agobiante, en donde la musicalización acelera el pulso y las infinitas secuencias de sustos parecen no dar respiro alguno. Visceral y con unas inconmensurables dosis de cine gore, el film parece envolver al público bajo una atmósfera repleta de violencia gráfica, excesos de sangre e impecables raciones de efectos especiales. Lo destacable de la cinta es que logra imponer algo que a la mayoría de las proyecciones de este género le cuesta, y esto radica en los aires tétricos que se le imprime a cada escena: por momentos, salvando las distancias, muy similar al impacto visual generado por la antigua El Exorcista de 1973. Posesión infernal cuenta con la ventaja de prácticamente no necesitar de diálogos, dado que la historia va construyéndose sola a base de su vertiginoso ritmo. Más allá de eso, el problema principal del relato tiene que ver, paradójicamente, con la inmensa cantidad de sustos que genera: son tantos y tan consecutivos que en determinadas instancias el espectador ya está listo para recibirlos, y aquí pierde la sorpresa para un nuevo salto de butaca como el que venía sufriendo minutos anteriores. LO MEJOR: buen manejo del terror, dinámica. Sobrepasa la línea media de un género mediocre cinematográficamente. LO PEOR: en determinados momentos cae en previsibilidades que obstruyen la generación del factor sorpresa en el público. PUNTAJE: 6,5
El juego del miedo No dejo ni dejaré de tenerle cariño a Sam Raimi, a quien le debo momentos de cine alocados, con mucha inventiva y vocación por explorar los géneros, como en El hombre sin rostro, El ejército de las tinieblas, Rápida y mortal y Premonición. Incluso dentro de una trilogía a la que considero fallida, como es El Hombre Araña, no dejo de reconocer que hay una porción de riesgo, de personalidad, de un cineasta con un punto de vista sobre el cine. Por eso no deja de desilusionarme (y mucho) la remake de Posesión infernal, por todas las expectativas creadas. Coincido con lo dicho por Matías Gelpi en su crítica a favor de la película en que esta reversión es probablemente lo que Raimi quiso hacer en los ochenta pero no pudo por falta de presupuesto, tiempo, conocimiento, etcétera, con una actualización técnica y narrativa. Sin embargo, disiento respecto a algo que se desprende de su texto, y es la supuesta falta de ambiciones del film de Fede Alvarez. Me parece que Posesión infernal buscó posicionarse incluso antes de su estreno como una experiencia por fuera de la norma, incluso a partir de su eslogan (“la experiencia más aterradora que vas a vivir”). Hasta es llamativo cómo las imágenes promocionales son en extremo violentas, como si los realizadores detrás del proyecto hubieran querido resaltar cuán sangriento era lo que les esperaba a los espectadores. Pude ver hace poco la Evil dead original. No me gustan las conclusiones facilistas, donde siempre la primera versión es la mejor de todas y la nueva es por ende una porquería, pero debo reconocer que, con todas sus limitaciones, era una cinta repleta de ideas, con secuencias donde se trabajaban muy bien los climas y una violencia tan juguetona como perturbadora. Ya ahí se podía intuir que Raimi era un cineasta con una mirada distintiva en el género del terror. Me hubiera gustado poder decir lo mismo respecto de Fede Alvarez, más todavía porque el horror y el terror actual necesitan una renovación urgente, donde se apunte nuevamente a tener prioridad el contar historias y desarrollar personajes. Sin embargo, justo es esto lo que más falta en la nueva Evil dead. El director uruguayo sabe sobre puesta en escena, es conocedor sobre su oficio, pero está lejos aún de ser un autor. De hecho, apenas si es un buen artesano. De ahí que en el film nunca se pueda crear ningún tipo de empatía con los protagonistas, a pesar de que el relato pide justamente eso. Incluso es notoria la escasez de climas apropiados, salvo en contadas escenas, como la de la ducha. La película se limita a acumular tripas sobre tripas sin demasiado sentido, por lo que la escala de conflictos nunca adquiere verosimilitud. Lo que termina viéndose es un producto terriblemente inflado, pura cáscara. Posesión infernal es antes que nada una especie de significante vacío donde tanto los fanáticos como los sectores críticos pueden colocar todo lo que esperan de antemano: puede comportarse como un gigantesco y divertido festival de violencia; un vehículo para ver referencias a grandes maestros como Darío Argento; un modo de recuperación de la era dorada del cine de terror estadounidense; y un largo etcétera. Pero en realidad hay poco y nada de eso. Posesión infernal no posee ni la violencia con lectura político-social, como Arrástrame al infierno, ni la que inquieta e interpela al público, como su antecesora de los ochenta. El “terror” que termina desarrollando está mucho más cercano de lo que parece al de la saga de Saw o Hostel, con sus espectadores insensibles asistiendo a las diferentes instancias de crueldad como si estuvieran viendo pornografía de la peor, sin pensar realmente en lo que están mirando. No deja de resultar paradójico que Raimi, buscando revivir a esta saga de culto y por ende a una vertiente más clásica del género, termina cayendo él también en el posmodernismo violento y cínico. Quizás la fórmula no pasaba tanto por complacer a los fanáticos, porque esos fanáticos ya no son los mismos.
Un tal yorugua Fede Alvarez se le anima a la remake de una de las películas de culto mas querida de la historia, Evil Dead. Con tutela y producción de Sam Raimi y Bruce Campbell este muchachito se aboca a semejante tarea titánica. ¿Logra su cometido? ¿O Fracasa estrepitosamente en un charco de sangre falsa? NOTA IMPORTANTE: Esta pelicula fue foco de una airada y acalorada discusion en Alta Peli, quien les escribe Vs. Lisandro “Licha” Liberatto. Por un lado, yo denostando y menoscabando las remakes, y por el otro Licha diciendo que esta iba a ser la mejor pelicula del año. Seguimos con nuestras posturas, y nos parecio interesante volcarlas en la review. Esto es por única vez, así que no se acostumbren! El puntaje final es un promedio de las notas de Lisandro y mías. DEJA VU Como es de publico conocimiento DETESTO las remakes, pero no por alguna cuestión especifica, si no por que nunca están a la altura de sus antecesoras, por lo que terminan siendo redundantes, patéticas y tristes. El caso mas emblemático de los últimos tiempos es Total Recall, el cual fue un fiasco. Pero también tuvimos películas como “El dia que la tierra se detuvo”. Siempre como excepción nombro los tres casos de “The Thing” de Carpenter y “Scarface” de Depalma, y en segundo plano “The Fly” de Cronenberg. Sentarse a ver una remake es como ver Titanic, uno ya sabe que va a ser un desastre y como va a terminar, lo único que la puede salvar es algún atisbo de genialidad o por otro lado de ajustarse a la obra original (Haciéndola doblemente redundante, como la remake de Psicosis) LA CARNE AL ASADOR Vayamos a la peli. Con un guion tan flojo como el de la peli original (afrontemoslo, la original tenia un guion flojísimo), la peli empieza a transitar por el famoso lugar común de los muchachos yendo a la cabaña en el bosque. Creo que ya en el año 2013 las películas deberían arrancar con los pibes entrando a la cabaña, todo lo demás lo conocemos, o no nos importa. Después de una patética (aunque algo original) excusa para que los muchachos estén en el medio del bosque solos, comienza la película. El guion toma el basamento de la original en sus puntos mas troncales: Alguien encuentra el Necronomicon, alguien dice las palabras prohibidas, alguien es poseído, y allí comienzan las muertes y los desmembramientos, y es aquí donde se pone interesante. GLORIOSO GORE Fede Alvarez SI hizo algo de manera excelente, el 90% de los efectos son prácticos es decir, nada de CGI, la sangre, los desmembramientos, los empalamientos, cortes, punciones, desgarros y demás son REALES. Esto es, con prótesis y demás, me refiero a reales porque no hay animación por computadora de por medio, excepto en contadas ocasiones. Esto es GLORIOSO, ya que las actuaciones de los actores son mas convincentes, los desmembramientos mas reales y realmente todo ese hermoso gore casi salpica al espectador, y es lo que al menos yo fui a buscar en una película con “Evil Dead” como titulo. Disfrute con TODOS y CADA UNO de las escenas sangrientas, realmente el cine estaba extrañando algo como esto. En un holywood que cada vez busca mas el PG13 (apta para mayores de 13) para simplemente levantar mas dinero, espectadores mas pequeños significan mas espectadores. Bueno, Evil Dead se pasa eso por la portada del Necronomicon y logra una peli bien pulenta desde los gore. (Aunque debo decir que esperaba mas de la escena de la violación del bosque, se ve que aflojaron ahí, punto en contra tocayo, esa escena era crucial.) ¿HAY SUSTANCIA? No mucha, con un guion flojo, con actuaciones aun mas flojas, lo que mantiene arriba la peli es el genial gore y el hecho de que sea la remake de una película muy querida por todos. Si bien intenta pararse en sus propios pies, esta constantemente referenciando a la original, pero con guiños, y guiña tanto, que termina pareciendo un partido de truco. Hay DEMASIADO guiño. Y es ahí donde empieza a enflaquecer, no toma partido. O sos original o referencias la original, pero las dos cosas mezcladas no sirve, termina siendo un pastiche. No les voy a contar los guiños porque los van a reconocer solitos. No me entiendan mal, Evil Dead no es una mala película, EN ABSOLUTO, de hecho es muy buena, pero no deja de ser una peli de terror sobre el promedio de la porquería que abunda hoy en dia. Lo que si quiero aclarar es que no asusta, para nada. Salvo algún que otro salto gracias al efectismo del espacio vacio que es llenado de pronto por algún personaje y un grito, nunca crea verdadera tencion de terror, por lo que eso de “la experiencia mas terrorífica de bla bla bla” no se lo crean, los yanquis se asustan muy fácil. Nosotros, no. Aun así, el espíritu es fiel a su hermana mayor. Eso si, se aprecia mucho una suerte de escena introductoria, que suma mucho, bien ahi. A quedarse al final, que hay escena extra! No les voy a decir nada… CLASICO MODERNO (Lisandro “Licha” Liberatto) La remake de Evil Dead es una de las mejores películas de terror que salieron de Estados Unidos en los últimos años. Quizás el film aun no llegue a ser apreciado en todo su esplendor por el hecho de ser la remake de un clásico de culto, lo mismo le ocurrió a La Cosa de John Carpenter en los años 80, pero de seguro esta película encontrará su público tarde o temprano. Todo el crédito se lo lleva el director Fede Álvarez, quien logro trasformar un guión correcto en una experiencia difícil de olvidar. Sangre y violencia a la orden del día, poco y nada de efectos especiales generados por computadora (algo de lo que hay que estar agradecido en tiempos como estos), momentos espeluznantemente originales y una atmosfera agobiante. Parte homenaje, parte remake, parte secuela pero completamente divertida. CONCLUSION (Lisandro “Licha” Liberatto) 90% Evil Dead es una experiencia que debe ser vivida en cines y cualquier fanático del cine de terror no puede dejar pasar. Dejemos de lado los prejuicios y apreciemos lo que lograron Álvarez y compañía por lo que es, una obra independiente de la original que solo toma prestadas algunas cuantas cosas y después cuenta su propia historia sin alejarse del fantástico universo que crearon Sam Raimi y Bruce Campbell allá por el año 1981. CONCLUSION (Federico G. Cobreros) 70% Evil Dead es una buena película de terror, con muchas falencias. Lamentablemente la primera falencia es que exista. Aun asi sale airosa del pantano de las remakes, donde muy pocas salen con vida. Definitivamente se merece una mirada, sobretodo si son amantes del genero gore. Fede Alvarez, logra casi un imposible y hace una película buena, pero innecesaria. Quizas Raimi y Campbell tengan intenciones mas oscuras y hayan usado al querido hermano uruguayo para introducir a la saga en las mentes mas jóvenes, no nos olvidemos que después de todo, sí va a haber una secuela de El Ejercito de las Tinieblas con Ash de protagonico y Raimi de nuevo al volante. Ahí si, quizás financieramente esta remake tenga sentido.
Una acumulación de barbaridades Es la remake de Diabólico (The evil dead , 1981), la ópera prima de Sam Raimi, que los fans del "cine pesadilla" y de terror convirtieron en "película de culto". Raimi escribió el guión de este nuevo esperpento fílmico y lo hizo con la colaboración de Rodo Sayagues Méndez y Diablo Cody. Y para dirigirlo, convocó al uruguayo Federico (Fede) Alvarez, cuyo único antecedente en el cine es un cortometraje de cinco minutos titulado ¡Ataque de pánico! , realizado mediante imágenes generadas por computadora. El director y los guionistas practicaron una relectura de la historia original, optaron por un desarrollo más atemporal y apelaron a los efectos visuales para acentuar la violencia física. Como en la versión original, cinco jóvenes deciden pasar unos días de vacaciones en una vieja cabaña situada en medio de un bosque. El propósito primario es lograr que uno de los personajes femeninos, de nombre Mia, abandone su adicción a las drogas. El grupo se completa con David, el hermano mayor de Mia, Eric, Olivia y Natalie. David arrastra un complejo de culpa por haber abandonado la casa y a su madre enferma, cuya atención quedó en manos de su hermana, que entonces era una niña. Apenas instalados, Eric descubre un libro titulado Natorum Demonto (El libro de los muertos ), que describe escenas demoníacas y advierte que pueden ocurrir nuevamente si se lee algunas de sus páginas. Pero a pesar de la advertencia, la curiosidad de Eric lo vence. Y allí comienza la más sangrienta y espantosa historia de terror del cine de todos los tiempos, mucho más repulsiva que La masacre de Texas , que hace algunos años nos entregó el norteamericano Tobe Hooper. Quienes osaron ver aquel filme, podrán hacerse una idea de lo que es este engendro titulado Posesión infernal. En lugar de articular y dosificar el suspenso a la manera clásica, el director procede por acumulación de barbaridades a cual más repugnante: disparos de clavos, escopetazos, mutilación de brazos, piernas y manos con sierra eléctrica, lluvia sanguinolenta y bocas que arrojan sangre a borbotones. Todo vale en estos tiempos posmodernos y de fronteras axiológicas borrosas. Alvarez lleva la historia hasta extremos alucinantes, que desafían los más elementales códigos de verosimilitud, con personajes que apenas resultan frágiles estereotipos, mal caracterizados y sometidos a un truculento crecendo grandguiñolesco. Hay dos preguntas que surgen espontáneas frente a tanto horror: ¿por qué y para qué se filman esta clase de películas? Y ¿por qué se los estrena con bombos y platillos, habiendo tantas buenas e inclusive excelentes películas que no llegan a las pantallas de los cines de nuestra ciudad?
Seamos realistas, no puedo ser lo suficientemente imparcial en esta crítica. EVIL DEAD (la de 1981 y sus secuelas) califica en el top ten de mis favoritas. Fue por eso que fui a verla. Con cero expectativa, buscando una remake más de la máquina de reciclaje que se convirtió Hollywood en los últimos años. Desde el inicio, y en sus momentos iniciales deja entrever que si bien está basado en el guión de Sam Raimi de Evil Dead (1981), la forma de llevarla nuevamente a la pantalla grande es con un tono mucho más serio. Lejos quedan los ojos saltarines, el castigo excesivo y hasta gracioso a nuestro querido icono del cine Bruce Campbell. Fede Alvarez toma el concepto y devuelve una película de terror. ¿Cómo cambian las cosas cuando el espíritu en el bosque desatado por el Necronomicon (no llamado así en la remake L) da realmente miedo? Esta es la premisa que Fede trasladó a la pantalla para brindarle a esta nueva generación su “EVIL DEAD”. La historia nos cuenta el viaje de 5 amigos a nuestra famosa cabaña, con el motivo de rehabilitar a Mia (Jane Levy). Así, la excusa para mantenerse en la cabaña se vuelve la rehabilitación. Durante la estadía uno de los amigos encuentra el famoso Necronomicon, ahora llamado “Naturom Demonto” (El Libro de los Muertos, traducido). Tras curiosear con el libro, uno de ellos lee los pasajes que despiertan al demonio del bosque. El objetivo del demonio: obtener las almas de 5 mortales para volverse carne y renacer desde el infierno. Con la ausencia de Ash, la batuta del protagonista va pasando de Jane Levy a David y viceversa. Como actuaciones debemos destacar las de Jane Levy y Lou Taylor Pucci. Jane deslumbra con una interpretación de MIA e EVIL MIA que realmente asusta y logra el objetivo del personaje. Lou Taylor Pucci, cumple un papel que hace IMPOSIBLE no quererlo. El personaje de Eric lo interpreta a la perfección haciendo del mismo uno de los personajes que más me gustaron de la película. Más que nada porque por su apariencia pasiva y de “hippie” resulta ser un duro adversario contra los Deadites. El resto del cast, actúan mucho mejor que cualquier otra remake (digase por ejemplo la de Friday 13th o Texas Chansaw Massacre). La película es puro GORE en su máxima expresión. Vómitos, los tenemos, Amputaciones, las tenemos, decapitaciones, las tenemos, sangre a litros, las tenemos. La lista sigue y justifica su calificación “R”, apta para mayores de 18 años. Algo para destacar es el juego de palabras que hizo Fede Alvarez con los nombres de los personajes: D avid E ric M ia O livia N atalie En resúmen, la película es una excelente remake que toma la idea original y lleva adelante una historia diferente con los mismos elementos e infinitos guiños a los fans de la trilogía original. Mi calificación es impecable, si tuviera 6 le daria 6. Pero mi calificación es un 5/5. Vayan a verla, realmente Fede Alvarez entendió lo que es “The ultimate experience of groulieng horror”. Ah, y me olvidaba….tiene escena post créditos…sólo para fans J
Sangre charrúa Hace unas semanas llegó a los cines MAMA, la película del argentino Andrés Muschietti quien, tras hacer un corto en YouTube y apadrinado por Guillermo del Toro, realizó una película de terror de 15 millones de dólares presupuesto y lleva recaudados 127 millones en todo el mundo (más de 71 de esos en los Estados Unidos). En la Argentina ya lleva más de 316 mil espectadores, cifra bastante elevada para una película de terror. Esta semana llega a las salas un filme con muchísimas similitudes “estructurales”. Titulada POSESION INFERNAL, no es otra cosa que la remake del clásico de terror EVIL DEAD (aquí se conoció como DIABOLICO. Su director, Fede Alvarez, es uruguayo y llegó a Hollywood tras hacer un corto en YouTube, apadrinado por Sam Raimi, director de la original EVIL DEAD y productor de su remake. Todavía no hay cifras de espectadores porque la película se estrena mundialmente este fin de semana, pero a juzgar por la expectativa creada (mayor a la de MAMA en su momento) es indudable que alcanzará o superará las cifras del filme de Muschietti. evil-dead-1Esta coincidencia -que se extiende al guión, ya que ambos directores los coescribieron con otros compatriotas- termina a la hora de las películas, que son muy distintas entre sí. POSESION INFERNAL es una remake con algunas diferencias narrativas y de tono con el filme original, estrenado 30 años atrás, que era un poco más zumbón y ligeramente cómico, en especial por la presencia siempre algo excesiva de Bruce Campbell. También la excusa para la reunión de estos cinco jóvenes en una “cabaña en el bosque” es diferente. Aquí están porque la llevan a Mia a este lugar como una suerte de retiro forzoso para abandonar de una vez por todas las drogas. Ese es el motivo por el que no darán demasiado crédito a las primeras manifestaciones de la “posesión” (creerán que es parte del delirio de la desintoxicación) y no cejarán en su intento por permanecer en el lugar pese a todo lo que va pasando. Lo que sucede ya más o menos se conoce, pese a las diferencias sutiles y específicas. Uno de los chicos, Eric, encuentra un libro tenebroso y cerradísimo, lo abre, dice la frase que no debía decir, y un demonio se libera poseyendo a Mía y haciendo que ella ataque violentamente a los demás habitantes de la cabaña. David, hermano de Mía, será el encargado de liderar esa batalla contra el demonio tratando, a la vez, de proteger a su hermana. evil-dead-2Violenta, sangrienta, mucho más gore que la original, POSESION INFERNAL funciona como un digno exponente del género, pero no sorprende ni impacta realmente hasta sus últimos 15 minutos, donde la sangre ya pasa a mayores y la narración predecible da paso a un océano de rojos más propio del cine de terror asiático que del hollywoodense. Es que, hasta allí, la película nunca se decide por romper la línea de la “credibilidad narrativa”, lo cual no aporta demasiado porque los personajes, más allá de la protagonista, son más bien poco interesantes. A David le han adosado un trauma familiar que tampoco le aporta demasiado. Lo que vale, aquí, son las llamadas “set pieces”, y en ese sentido el filme apuesta por el impacto más que por la sugerencia: lenguas y brazos cortados, variados tipos de objetos cortantes, y así. Es por eso que cuando la puesta en escena toma el control absoluto de la situación, cuando ya es una batalla final por la supervivencia, el talento visual de Alvarez (que aparenta ser bastante superior a su capacidad como guionista) marca la diferencia y la película golpea donde más duele, que es en la capacidad de sorprendernos. Es allí que nos queda clarísimo que Alvarez es un cineasta con mucho futuro en la industria, uno que -luego de cumplir con las reglas y aprobar las lecciones del caso- sabe darle un personal toque a los productos que encara. PD. Por si no lo vieron, aquí les dejo PANIC ATTACK!, el corto que llevó a Hollywood a Fede Alvarez.
Avasallante como se esperaba, este jueves desembarcó en la cartelera porteña Posesión Infernal (2013), la nueva versión del uruguayo Federico Álvarez y producida por Sam Raimi, Bruce Campbell y Robert Tapert, del clásico de terror de 1981, The Evil Dead. Como su nombre lo indica, estamos frente a una verdadera posesión demoníaca. Entre los miles de casos cinematográficos que hay, éste es el de Mía (Jane Levy), quien es llevada por su hermano y sus amigos a una cabaña familiar en el bosque con el objeto de desintoxicarla de su adicción a las drogas. Rodeada de naturaleza y tranquilidad, este parece ser el mejor sitio para Mía hasta que algo (o alguien) desata el terror mediante la lectura en voz alta de un libro maldito encontrado en el sótano. El argumento nos parece familiar, pero la cinta recorre no sólo los distintos estadíos de Mía y su desintoxicación, sino que además los mezcla y confunde con el terror y el suspenso de lo paranormal de una forma muy hábil. Si bien la película contiene las clásicas escenas predecibles en las que todo parece dado y dicho, esta Posesión Infernal parece haberse redefinido a sí misma incorporando un poco de gore, algunas vueltas de tuerca y especialmente sobresaltos presentes todo el tiempo en los 91 minutos que dura. Admirable en su estilo ochentoso pero despojada aunque sea mínimamente de la versión original (hay algunas diferencias bien marcadas en cuanto a la trama anterior), Posesión Infernal no asusta mucho ni poco. Está en el medio de un subgénero que mezcla sangre a chorros, drama, toques de comedia y thriller. Una buena dosis de adrenalina para un sábado por la noche y el planteo del interrogante de hasta qué punto aguantamos estar cómodos con lo que estamos viendo. El verla en cine seguramente proporcione al espectador una mayor calidad de sonido, una atractiva y efectiva estética de colores retocados (alejados de lo burdo) y acertados escenarios y fotografía, uno de los motivos por los cuales sea más provechoso verla en pantalla grande. Sin embargo estos aspectos no son excluyentes. El film rota en el final hacia algo absurdo y además, bien es sabido que no siempre las escenas interminables son adecuadas para ilustrar un buen descenlace. El guión contiene algunos errores no perceptibles para cualquier ojo, pero así y todo Posesión Infernal es una gran pieza del terror clásico que ha renacido para rememorar y (¿por qué no?) homenajear a su antecesora sin ponerla en ridículo, sino más bien reafirmarla como una de las más representativas producciones de terror de los años 80. 3/5 SI Ficha técnica: Título Original: The Evil Dead Dirección: Federico Álvarez Guión: Sam Raimi, Federico Álvarez, Diablo Cody, Rodo Sayagues Mendez Estreno (Argentina): 4 Abril 2013 Género: Ciencia Ficción, Terror Origen: Estados Unidos Duración: 91 minutos Clasificación: AM 18 Distribuidora: SONY PICTURES Reparto: Jane Levy, Shiloh Fernandez, Jessica Lucas, Lou Taylor Pucci, Elizabeth Blackmore, Phoenix Connolly, Jim McLartym Sian Davis, Stephen Butterworth, Karl Willetts, Randal Wilson, Rupert Degas, Bob Dorian, Ellen Sandweiss
Sangre factor negativo En el filme, el personaje de Eric (Lou Taylor Pucci) abre un peligroso libro que halla en el sótano de una cabaña. Sin una pizca de ironía, puede afirmarse que Posesión infernal es el sueño cumplido de un laboratorio de hemoderivados. Hay tantos litros de sangre en la pantalla que uno se pregunta si es materialmente posible que mane sólo de cinco personas. Más allá de ese cálculo en rojo, hay que decir que la película empieza de una forma honesta: mostrando un exorcismo en el cual una joven es quemada y asesinada por su propio padre. Mientras las mejores ficciones de suspenso retardan al máximo la aparición del demonio, aquí se lo expone desde el principio, lo que no deja de ser una prueba involuntaria de que la honestidad resulta contraproducente en ese arte del engaño que es todo buen relato. Tras la escena inicial, se da un salto en el tiempo que nos lleva al paisaje preferido del gótico americano: una cabaña derruida en el medio del bosque. Ahí se reúnen cinco jóvenes amigos. Dos parejas, David y Natalie, Eric y Olivia, y Mia, la hermana de David que está tratando de sobreponerse de sus adicciones. En el sótano de la cabaña (sí, también hay un sótano), descubren animales colgados y un envoltorio atado con cadenas y alambres de púas que contiene un libro extraño. Por esa bendita curiosidad que ya mató a mucho más que a un gato, Eric abre el libro y despierta al demonio. En ese momento, comienza una especie de exhibición de fluidos internos en la que prevalece la sangre, pero no faltan la orina, los vómitos y otras exquisitas viscosidades. También hay una interesante exposición de brazos y piernas cortadas, pieles arrancadas y huesos partidos. Pese a estar profusamente regadas de líquidos endógenos, ninguna de esas mutilaciones presenta el mínimo grado de manierismo perverso que exhiben, por ejemplo, las torturas de Jigsaw en El juego del miedo o los complicados efectos dominó de Destino final. Como en toda remake, la inercia y la pereza se imponen en esta versión de Posesión infernal, que dirige el uruguayo Fede Álvarez y que produce Sam Raimi. Una de las virtudes del género del terror es que sobrevive a sus peores exponentes y tiene la rara cualidad de volver simpático lo que pretende ser terrorífico. No es un mal destino para esta película.
Luego de un cortometraje apocalíptico de casi cinco minutos titulado "Ataque de Pánico!" (2009), el uruguayo Fede Álvarez decidió sumergirse en Hollywood para asumir un gran reto: llevar adelante la remake de "Diabólico" ("The Evil Dead"), el clásico de 1981 dirigido por Sam Raimi. El resultado es notoriamente superior a la gran mayoría de las reversiones que el género ha tenido en los últimos años, y presenta cambios favorables (y otros no tanto) con respecto al film original.
En el 2009 un uruguayo llamado Fede Álvarez llamó la atención de Hollywood cuando publicó en Youtube un corto llamado Ataque de Pánico, donde se veía una invasión extraterrestre cayendo sobre Montevideo. Sam Raimi vió esto y llegaron a un acuerdo para que el uruguayo dirija una remake de Evil Dead (1981). Ésta película es la ópera prima del director y que mejor que empezar la carrera con Raimi de productor, remakeando una de las mejores películas de terror/bizarro de todos los tiempos? Protagonizada por actores totalmente desconocidos, algo que es un gran acierto más cuando trabajan bien, volvemos a ver la historia de cinco amigos que van a una cabaña metida en un gran bosque en el medio de la nada y que luego de leer un líbro bastante particular... abren un portal del infierno. Es una remake al 100% ubicada en la actualidad? No. Los que haya visto la Evil Dead, se acordarán que la primera era bastante seria, con gore algo fuerte para aquel entonces, la segunda era en parte una especie de remake de la primera emulando las mejores escenas, agregando más gore y explotando un humor negro inolvidable. En ésta entrega se ven ligeros cambios varios en la historia como en para equilibrar la ecuación y que funcione en la actualidad. El manejo de los tiempos es similar pero va un poquito más rápido. Se reformularon muchas situaciones repentinas volviendolás mas certeras, para asustar mejor, digamos. No hay humor negro, ni pasa ligeramente por lo bizarro, es una película de terror con gore y escenas fuertes sin recaer todo el tiempo en lo mismo, como pasa en sagas como Saw y Hostel. trilogía Hay muchos puntos interesantes para destacar, pero voy a mencionar solo los que se puedan contar sin hablarle de la historia. Guiños a la original, se cae de maduro, pero no son solo un par, son muchos y son el placer del fan. Frases de cine clásico de horror, que por ahí hoy suenan algo tontas y muy trilladas, sobresalen. Tensión constante bien lograda con una ambientación justa y música precisa, genera opresión en el espectador. Escenas calcadas de la original pero pintadas con un pincel nuevo y algunos bonus que te hacen saltar. Algo extremadamente destacable es que casi no hay cgi en el film, apenas retoques de imagen, todo es maquillage vieja escuela, revaloriza el género y demuestra que se puede seguir trabajando así, haciendoló todo más real. No hay monstruos ni muñecos gigantes en 3D, todo parece salido de una pesadilla palpable. Terror gráfico, literal, bien expuesto, algo que hacía falta hoy. La nueva Evil Dead remarca cómo los viejos y clásicos films originales, independientemente de la producción, logran resistir hoy el paso del tiempo. Se nota que Fede Álvarez se puso la camiseta y defiende la tradición del terror a capa y espada. Esperemos que se vengan más así.
Un buen tributo La nueva "Evil Dead" by Fede Álvarez, es una remake que cumple, que no excede expectativas ni estremece hasta la huesos, pero la verdad es que cumple. Seguramente habrá detractores, amantes de la película original que fue dirigida por Sam Raimi en 1981, que sólo le bajaran puntos a esta nueva versión por el simple hecho de no ser justamente la de Sam Raimi de 1981. Seamos sinceros, hay mucho de tradicionalismo en el cine y una mística exagerada alrededor de los films de culto que se elevan a un nivel casi inalcanzable. Por otro lado, sí es verdad que la nueva versión del uruguayo Álvarez corre con la desventaja de no tener el factor sorpresa, el impacto que causó la entrega original por aquellos tiempos, y además llega en un momento de saturación de remakes (en breves se estrenará "Carrie" por ejemplo) e historias con temáticas de posesiones. Teniendo en cuenta los estrenos paupérrimos de los últimos 2 años en materia de posesión, "Evil Dead" 2013 es un producto por encima de la media. En esta ocasión, el horror se centra en un grupo de amigos que deciden hacer una intervención casera para ayudar a una amiga a limpiarse de su adicción a las drogas. El lugar elegido para la purga es una vieja cabaña que esconde secretos de posesiones, exorcismos y muertes atroces. Cuando uno de los jóvenes invoca sin saberlo a un demonio ancestral, se desata una ola de violencia y gore como hace mucho tiempo no veíamos en la gran pantalla. Desmembramientos, vómitos infernales y mucho agujereo de cuerpos es lo que ofrece "Posesión Infernal". En este trabajo la clave no es generar miedo sino producir horror, malestar físico y mucha impresión. Es un buen exponente gore, clase B, que no pretende ser otra cosa más que un sincero homenaje que entretenga tanto a espectadores ocasionales como a los fans de la cinta original. La promoción de su estreno fue exagerada, es verdad, no es la peli más aterradora que vas a ver en tu vida pero logra su cometido y produce algunas sensaciones de incomodidad y asqueo que recuerdan a la entrega de Raimi, aunque manteniendo sus toques contemporáneos. Algunos sobresaltos, varios amagues a taparse los ojos, buena producción visual y una historia, que a pesar de las diferencias con la peli original, mantiene interesado al público. Si eso no es un tributo aceptable, ¿qué es?.
Remake Infernal Terminé de ver la película y juré que no iba a hablar de ella. Iba a hacer de cuenta que nunca existió, como hice con Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull (2008), con lo que queda de Harrison Ford y el actoralmente incapacitado Shia LeBouf. Me dije que iba enterrar esta película en lo más profundo de mi mente para que no volviera a ver la luz de sol. Pero es más fuerte que yo. ¿Por qué tanto escándalo? No es la primera remake que vemos, no es el primer reboot ni va a ser el último… y, hay que admitirlo, hay películas peores (de las que en gran parte pueden enterarse en mi columna, El Rincón de Tomás). Pero el tema no es que haya películas peores, si no que The Evil Dead es una película que desde sus inicios tuvo un grupo de seguidores acérrimo, implacable… fans en todo el sentido de la palabra. Es una película de culto, una película que nos cansábamos de ver en VHS, y, a través de Bruce Campbell, nos introdujo al mundo del cine clase B. Todo empezó con un mediometraje que filmó Sam Raimi en el que actuaba Bruce Campbell llamado Within the Woods (1978), en el que un grupo de amigos se hospedan en una cabaña en el bosque y profanan un cementerio indio, causando que uno de ellos se convierta en un zombie y empiece a matar al resto. Continuó con The Evil Dead (1981) tres años más tarde, ya un largo metraje, con la diferencia de que los personajes encontraban el Necronomicon y despertaban un espíritu maligno en el bosque. Y seis años más tarde, se estrenaría Evil Dead 2, que no es una secuela sino una remake de The Evil Dead. Mismo argumento, misma locación, mismo actor. Y esta historia de terror y comedia habría culminado en la gloria de Army of Darkness (1992), esta vez sí una secuela donde Ash (Bruce Campbell), el protagonista de esta extraña saga, se ve transportado hacia el pasado. Esta era una saga que había evolucionado hasta convertirse en una película de terror y comedia. Ash era un anti-héroe con frases increíbles, y Bruce Campbell lo llevaba de manera magistral, matándonos de risa. El culto siguió a The Evil Dead, y se publicaron comics, se hicieron videojuegos e incluso un musical partiendo de esta historia. Y todo habría terminado bien si no le hubieran dado a un tal Fede Alvarez, que anda a saber de debajo de que roca lo sacaron, para que dirigiera y escribiera el guion de la remake. Lo que era una película sencilla y graciosa se convirtió en una historia moralista. En las películas de Sam Raimi, los personajes iban a la cabaña a pasarla bien. En la versión de Alvarez, Mia (Shane Levy) es una drogadicta en recuperación y la llevan a la cabaña para desintoxicarla. Para agregar drama, la madre se había vuelto loca y muerto, al mismo tiempo su hermano se había borrado y ahora volvía porque… porque el guion dice que vuelve. En eso, encuentran un libro maldito, Mia se convierte en zombie, todos se convierten en zombies, mucha sangre por todos lados, más o menos se imaginan el resto de la historia. Toda la película se convierte en el pasaje de Mia a través de la desintoxicación, la muerte y resurrección de Mia la drogadicta, y se vuelve moralista, densa e incontrolablemente aburrida. El bofetazo final para los fans es que al final de los créditos, aparece Bruce Campbell en pantalla diciendo “groovy”, una de sus tan estimados one-liners, durante medio segundo. El peor fan-service de la historia. Esta remake es el mejor ejemplo de lo que hacen las remakes en el cine. La industria del cine debería empezar a cambiar su mentalidad a “si no está roto, no lo arregles”.
Evil Dead es un clásico memorable. Fue el debut en el cine de Sam Raimi, Bruce Campbell y Rob Tappert, un trío de emprendedores que pronto terminarían por hacerse un nombre en el género del cine fantástico. Si uno examina detenidamente el fenómeno, verá que Evil Dead no tiene nada de extraordinario - lo único que hizo Raimi fue trasladar todo el gore y la carnicería del cine de terror italiano (léase Lucio Fulci) y transplantarlo al entonces púdico cine norteamericano -, pero sin dudas es una propuesta de horror sólida y contundente. Con la pública recomendación de Stephen King, el filme se convirtió un éxito de taquilla y terminaría por generar todo un fenómeno de culto a partir de su secuela, Noche Alucinante (1987) - que era una remake en clave de comedia de Evil Dead -, la que trajo al mundo la moderna interpretación de Ash Williams - héroe adorado si los hay, y el cual haría una pirueta más en el final de la saga con El Ejército de las Tinieblas (1992) -. Oh, si, todos veneramos a Ash y su palo de trueno pero, en el principio, todo se trataba de horror puro y duro. Y he aquí que 30 años después nos topamos con su remake, patrocinada por sus creadores originales. Considerando lo bastardeado que está el subgénero de las remakes, Evil Dead 2013 es poco menos que una obra maestra. Ojo, no cubre en absoluto terreno original ni hará el mismo estruendo que tuvo el filme de Sam Raimi de 1982, pero al menos es tremendamente efectiva y baraja bastante las cartas como para que no resulte previsible. A esto se suma el plus de estar dirigida por el uruguayo Fede Alvarez - ¡guau! -, el cual saltó a la fama luego de postear un video casero en YouTube en donde una horda robots gigantes invadían Montevideo. Tomado como entenado por el mismo Raimi, Alvarez recibió la doble misión de escribir y dirigir la remake, siendo fiel a las raíces a la vez que obteniendo suficiente aire como para crear su propia versión del tema. Es glorioso ver cuando la remake de un clásico está tratada con tanto respeto. A lo largo de todo el filme tenemos referencias de todo tipo a las entregas de la saga, sea la motosierra, una mano cortada, la escopeta de doble caño, e incluso el viejo Oldsmobile Delta 88 que manejaba Ash en la original Evil Dead - y, entre todo esto, se filtra un hermoso banderín aurinegro del club Peñarol de Montevideo; qué genio este Alvarez... -. Mientras que la premisa se mantiene - un grupo de tipos se va a pasar un fin de semana a una cabaña en el bosque y de pronto se topan con un libro maldito -, lo que varía es el desarrollo. Al menos ahora la excusa para ir a semejante tugurio es tener un lugar aislado en donde uno de ellos (Jane Levy, la adolescente cínica de la serie Suburgatory) pueda desintoxicarse tranquilo de las drogas. En todo esto entra a jugar las habilidades de script doctor de Diablo Cody, quien le da densidad a los personajes. Al menos no son los idiotas de siempre que se van de fiesta en medio de una ebullición hormonal sino que hay un trasfondo dramático que realmente los une. Como dato curioso - y para que la trama no sea tan previsible - éstos no son los mismos personajes de la original, sino que un puñado de caracteres que poseen ciertas similitudes. Por ejemplo, no está Ash (o un equivalente) aunque después veremos que queda algún loquillo con una mano menos y empuñando como un desquiciado una motosierra con los miembros que le quedan. Lo que sigue es historia conocida; uno de ellos comete la idiotez de leer un párrafo del libro maldito que descubren en el sótano, y termina invocando a un demonio que posee a una de las chicas, la cual pronto se transforma en un dolor en el trasero. A diferencia de Evil Dead 1982 - en donde todo era tan exagerado que daba risa en algunos momentos -, Posesión Infernal 2013 va en serio y se manda directo a la yugular. No sólo hay sangre y fluidos diversos, sino que hay una galería shockeante de mutilaciones, entre las que se incluye una cirugía facial sin anestesia - y que debe ser lo más impactante del filme - y amputaciones de todo tipo y color. El gore abunda y está filmado de manera efectiva, gracias a que Alvarez crea un clima apropiado. Oh sí, no hay nada nuevo - después de todo, el género ha producido miles de iteraciones del clásico de Raimi, sea Cabin Fever o La Cabaña en el Bosque, y el terreno está más que trillado - pero lo que hay surte efecto. Mientras que la primera hora es muy sólida, el filme empieza a perder fuerza cuando Alvarez decide salirse del camino para armar su propio climax. Es el único momento en que siento que hay demasiados efectismos, gente que reaparece de la nada, cambios radicales en ciertos personajes, y alguna que otra cosa traída de los pelos. Aparece "la abominación" - el demonio que estuvo intentando revivir todo ese tiempo - pero resulta extremadamente vulgar, y las cosas ya se exceden de sangrientas hasta el punto de entrar en el terreno de la autoparodia. Por otra parte las interpretaciones son muy buenas en general pero hay momentos en que la perfomance de Jane Levy - que carga sobre sus hombros el grueso de la película - pega sus patinazos y termina siendo involuntariamente cómica. Posesión Infernal 2013 es muy recomendable. Hay que verla con una mente abierta, no ir a la comparación textual de escena por escena con el original. Las ideas del filme de 1982 están aquí, sólo que presentadas de otra forma. Considerando lo fácil que es fracasar en el género del terror - cayendo en el cliché o reciclando lo antes visto -, el trabajo de Fede Alvarez es admirable: primero porque ha tratado con respeto este material de culto (con lo cual es fácil caer en el sacrilegio o la copia insípida), segundo, porque pudo exponer su visión de manera válida, y tercero, porque es uruguayo y saltó desde el fin del mundo a codearse con los grandes, y en gran forma. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/evil-dead-2013.html#sthash.MmaEbibF.dpuf
"Sangre, furor y mates" Cuando Sam Raimi concretó en 1981 “Evil Dead” (“Diabólico” en nuestro país) jamás imaginó que el éxito desmedido de ese trabajo lo llevaría, no solo a ser considerado automáticamente uno de los realizadores más importantes del género, sino también a tener que realizar una secuela en 1987 (en la cual se vio obligado a contar casi la misma historia por haber perdido los derechos de la original) y una tercera parte en 1992, de la cual muchos fanáticos hasta la fecha todavía exigen una continuación. Luego vino el suceso la primera trilogía cinematográfica de “Spiderman” y la historia que ya casi todos conocemos: Durante todos esos años de éxito en el mainstream Raimi nunca se sacó de la cabeza la idea de retomar en algún momento el legado iniciado por “Evil Dead”. Mientras todos eso pasaba en el país del norte, aquí el vecino uruguayo Fede Álvarez se empezaba a hacerse conocido en el BARS gracias a sus dos primeros cortometrajes (“El Cojonudo” y “Ataque de Pánico”) llegando incluso a ganar el premio del público por el primero (2006) y una mención especial por el segundo (2009). Ese reconocimiento le dio un impulso enorme a “Ataque de Pánico” que, posteriormente, alcanzaría millones de visitas en Youtube y llegaría a las manos del mismísimo Raimi para que éste finalmente decidiera (no sin antes montar una pantalla de misterio alrededor) llevar a cabo una de las decisiones más injustas e innecesarias: Hacer una remake de “Evil Dead”. Pese a la negativa de los fans y la presión que ellos mismos impusieron, Álvarez y Raimi se metieron de lleno junto a los guionistas Rodo Sayagues Mendez y Diablo Cody para contar nuevamente un verdadero clásico. Y las pruebas son contundentes: “Posesión Infernal” es un ejemplo perfecto de que con respeto se puede obtener un producto decente que no busque superar a la original ni tampoco arruinarla. Por eso, repito, me parece que esta remake pese a ser una buena película es completamente innecesaria. Su principal problema es al mismo tiempo su mayor acierto: En ningún momento se propone ser superior a la obra homónima y ofrece una historia, con pequeños cambios insignificantes, que respeta las bases y las características de la misma. Hay ejemplos de remakes que terminaron siendo superiores a las obras originales, como “El despertar del Diablo” de Alexandre Ajá, y otras que directamente arruinaron por completo grandes clásicos como ser “La niebla” de Rupert Wainwright. Aquí en cambio quedamos varados en el medio de un dilema que nos puede arrastrar a ver nuevamente la obra original, o simplemente a disfrutar por medio de un producto más moderno las mismas sensaciones que aquella producía. “Posesión Infernal” es un espectáculo que por ser tan violento, brutal, asqueroso, repulsivo y burdo termina homenajeando en gran forma al trabajo de Raimi, pero bajo ningún aspecto estamos frente a una reinvención, ni a una propuesta superadora. Y es una lástima porque además de estar muy bien dirigida (es el primer largometraje de Álvarez), muy bien actuada (Jane Levy sobresale del resto), visualmente es apabullante (fotografía tremenda de Aaron Morton) y está musicalizada como los dioses (excelso trabajo de Roque Baños), esta remake difícilmente pueda dejarnos aplaudiendo de pie. Incluso todo el gran trabajo que hicieron con los efectos especiales (a la querida y entrañable vieja escuela) en cierto punto termina estando desaprovechado cuando se utiliza para contar algo que ya vimos. En definitiva, se disfruta bastante como fanático del terror, pero también te deja pensando: Si el talento de Álvarez y la experiencia de Raimi se hubieran puesto al servicio de una historia original, ¿No estaríamos frente a un nuevo y necesario clásico?