Hemos visto en estos años una fascinación de Hollywood por las películas políticas. Podríamos trazar dos líneas: las que caminan por el sendero de Adam McKay (“El vicepresidente”, “La gran apuesta”), combinando mucho humor y dinamismo. Y luego están las más solemnes y estructuradas como “Argo”, “La noche más oscura”, y una enorme estirpe de ejemplos similares. El thriller político de este año es “Reporte clasificado”, dirigida y escrita por Scott Burns, producida por Steven Soderbergh, y protagonizada por Adam Driver, dos que este 2019 estuvieron hasta en la sopa. Esta producción, basada en un caso real, nos cuenta la historia de Daniel Jones, un hombre que investigó y expuso al mundo el programa brutal de torturas que llevó adelante la CIA – en secreto- contra aquellos posibles terroristas, durante el gobierno de Bush. “Reporte clasificado” se ajusta más a esa segunda línea de films políticos. Es el reverso de los temas que tocaba “La noche más oscura”, de Kathryn Bigelow, pero con mucho menos éxito y talento. La primera iba directo al campo de batalla, mientras que esta se mantiene tibia, inofensiva, para enfocarse mayormente en la etapa de investigación. “Reporte clasificado” tiene un aire a telefilm que le juega en contra. Está bien, pero es excesivamente seria, prolija y nunca se sale demasiado del molde de lo predecible. No hay una gran apuesta por lo cinematográfico propiamente dicho. La temporalidad intenta ser lo más clara y didáctica posible. El propio film presenta una línea donde nos va marcando los saltos de fecha. Hay un racconto que va a permitir entender el presente, donde comienza el film. Es muy probable que “Reporte clasificado” sea una de esas cintas mucho más interesantes para el público norteamericano que el internacional, pero dejando de lado eso, Scott Burns nunca logra construir un proceso de investigación demasiado interesante ni potente. Hasta la resolución del film luce desganada y con poca fuerza. Aceptable a la vez que olvidable.
En este siglo, vimos muchas películas que trataron sobre el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas pero “The Report” busca centrarse en cómo este hecho histórico cambió abruptamente la manera de manejarse de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Un relato constituido de mucha sobrecarga de información (y desinformación) llevaron a que mucha gente vea necesaria esta postura. Adam Driver, que está en un gran año, no puede ser parte de este encubrimiento y sus ideales están por delante. A Daniel Jones (Adam Driver), miembro del personal del Senado, se le asigna la ardua tarea de dirigir una investigación sobre el Programa de Detención e Interrogación de la CIA. Después de analizar una amplia evidencia, se entera de las “técnicas de interrogación mejoradas”, que han demostrado ser brutales, inmorales e ineficaces, que la CIA adoptó después del 11 de septiembre. Sin embargo, cuando Jones y el Comité de Inteligencia del Senado intentan divulgar los resultados de su investigación, la CIA y la Casa Blanca hacen todo lo posible para evitar que la verdad salga a la luz. Este thriller está escrito, dirigido y producido por Scott Z. Burns, frecuente guionista-colaborador de Steven Soderbergh: “The Laundromat” (2019), “Side Effects” (2013), “Contagion” (2011) y “The Informant!” (2009). Esto se nota en el guión actual, urgente y dinámico del film que se basa en hechos reales. La película tiene fuertes escenas, difíciles de ver, de torturas y demás pero que con una discreta dirección logra no caer en el morbo. El tono correcto se mantiene en toda la película también por el sostén de las grandes actuaciones que la conforman: Adam Driver está sublime, Annette Bening como la Senadora Dianne Feinstein y el siempre encantador Jon Hamm. “The Report” es una película que nos muestra una historia que necesitamos saber, tal vez le falta profundidad y haya algún hueco en el guión por su carácter fuertemente expositivo y con tintes periodísticos.
Investigación tortuosa. Reporte Clasificado es un atrapante e interesante thriller político que se mete de lleno en todo lo que fue el proceso de investigación y denuncia del programa de detención e interrogación de la CIA —o más bien, dejando de lado las denominaciones formales, los actos de tortura y sadismo cometidos contra el pueblo árabe. El film de Burns se presenta como un thriller más, bastante formal y prolijo en su forma. Pero es el nivel crítico de denuncia, que se atreve a narrar los hechos con el mayor detalle posible, lo que lo dota de un fuerte e importante contenido. El espectador, atrapado ante el horror y el minucioso trabajo que busca exponer los hechos, se ve absorto en la historia, incapaz de hacer a un lado el poder de la verdad. El film se centra en la figura de Daniel Jones (Adam Driver), un agente del departamento antiterrorista que en principio lidera, y luego proseguirá en solitario, una ardua investigación de cinco años y un reporte de más de 5.000 páginas. Es interesante como el proceso investigativo y las trabas impuestas en su desarrollo por los altos jerarcas, se puede presenciar y sentir en su registro visual como una épica odisea. El trabajo de Daniel responde a los mandos de la senadora Dianne Feinstein (Annette Bening), quien al igual que su subordinado lucha contra el propio servicio de inteligencia al que pertenece, ambos sirviéndose de las propias herramientas burocráticas con las que luchan. Esto se debe que, mientras que ellos las usan con el objetivo de exponer la verdad, la institución hace lo mismo en pos de ocultar las atrocidades cometidas por el gobierno federal de los Estados Unidos. Si bien la historia sigue principalmente los pasos del agente Jones, también utiliza con criterio el recurso de flashbacks con el fin de dramatizar la verdad incómoda que el protagonista va descubriendo conforme avanza la investigación. Es así como el espectador puede encontrarse con los actos de tortura en sí, al igual que con la arrogante falta de escrúpulos de las decisiones de los responsables a cargo. El film desarrolla los hechos paso a paso con el fin de poder dar un minucioso y detallado panorama del abuso antidemocrático del país líder del mundo libre. De esta manera, responsabiliza a agentes gubernamentales como Bernadette (Maura Tierney) y Thomas Eastman (Michael C. Hall), así como también a James Mitchell (Douglas Hodge) y Bruce Jessen (T. Ryder Smith), los perpetradores de su ineficiente “sistema de interrogación”. La serie de actos de tortura que el film presenta abarca desde la exposición por horas a fuertes niveles de música, la privación de sueño hasta el hostigar a los prisioneros por ahogamiento o hidratación anal, palabras que no llegan a expresar la bajeza y el horror provocado que atenta contra todo derecho humano. El film de Burns no da nunca lugar al respiro, de allí su atrapante intensidad que captura por completo la atención, cautivando con el fuerte nivel interpretativo de su protagonista y abordando con ímpetu la intrincada red de situaciones que se entreteje de principio a fin. Sin nunca detenerse al arremeter con la criminalidad de los actos, la película refleja la obsesiva dedicación y las frustraciones por parte de Daniel Jones para que la verdad vea la luz, y las maniobras de los agentes de poder que mueven los hilos para sacar provecho político. El film es una poderosa carta de denuncia en la forma de un sobresaliente material audiovisual. Si bien muchos de los temas que toma fueron trabajados recientemente en Vice (Adam McKay, 2018), el film de Burns dialoga en más de un sentido con el de McKay, ya que lo termina complementando al ahondar y aportar una mirada más incisiva en algunos de los temas en común que ambos trabajos comparten. Si bien Reporte Clasificado funciona con un tono de exploración muy diferente, más acorde a lo convencional en este tipo de thrillers políticos, el mismo guarda su valor en la forma en que opta por no guardarse nada de lo que tiene para exponer y decir. El informe de Daniel Jones habrá sido resumido en un total de 500 páginas, pero la importancia detrás de las palabras impresas queda fuertemente grabada con el poder del cine.
Todos los hombres del reporte Reporte clasificado (The Report, 2019) está escrita y dirigida por Scott Z. Burns, guionista y frecuente colaborador de Steven Soderbergh. El dúo ya produjo El desinformante (The Informant!, 2009), Contagio (Contagion, 2011) y La lavandería (The Laundromat, 2019), recientemente lanzada en Netflix. Así como tienen tonos y estilos divergentes, todas tienen un interés en común, que es exponer la maquinaria de encubrimiento detrás de intrigas políticas y corporativas. Por esta vez Soderbergh es productor de la película, que se hubiera beneficiado más teniéndolo de director, o director de fotografía, o editor (es un auténtico hombre orquesta). El guión de Burns es inteligente y exhaustivo, exponiendo una década de “técnicas de interrogación mejoradas” (eufemismo de tortura) auspiciadas por la CIA, pero la película carece del enfoque original que ha caracterizado sus otras colaboraciones. La energía y ganas de Soderbergh por experimentar con el medio son lo que dan forma a sus películas. Ésta es bastante convencional, sin la audacia o mordacidad necesarias para sobresalir como acto de denuncia. Sólo las actuaciones de un excelente elenco elevan la trama por sobre el mero recuento de los hechos. En el ojo del huracán se encuentra Daniel Jones (Adam Driver), un idealista investigador asignado por la senadora Feinstein (Annette Bening) para compilar un reportaje sobre los cuestionables métodos de la CIA para recabar información en vísperas del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001. La trama detalla la evolución del reportaje y luego, en medio de la controversia generada, los intentos del Comité de Inteligencia del Senado por publicarlo. La CIA terciariza las “interrogaciones” a dos contratistas fraudulentos y llenos de ideas medievales para sonsacar confesiones a sus prisioneros, una más cruel que la otra y ni una sola efectiva. Un abogado sugiere refugiarse en la semántica: la tortura es ilegal, pero la definición de tortura incluye “dolor severo”, ¿y qué es severo a ojos de la ley? La otra justificación es que la tortura es “legal” en la medida que rinde resultados. Como no rinde ninguno, la CIA se dedica a falsear información con tal de legalizar medios cuyo único fin es validarse a sí mismos. Hay algo del absurdo kafkiano en todo esto. El senado presiona a la CIA, la CIA presiona al senado, el Departamento de Justicia acusa a uno, el Departamento de Defensa acusa a otro y todos cubren a la Casa Blanca, tan lejana y misteriosa como El Castillo. Daniel, crecientemente enojado e indignado, se toma el trabajo de navegar todos los garabatos legales y burocráticos con los que se ha tapado la sombría verdad. Adam Driver da una actuación intensa y magnética sin caer en los clichés melodramáticos de este tipo de papeles. Como en cualquier otra producción de Soderbergh, el elenco es de un calibre y diversidad envidiables: Jon Hamm, Corey Stoll, Ted Levine, Tim Blake Nelson, Maura Tierney y Michael C. Hall entre otros. Todos buenos actores confinados en sus líneas de diálogo y sin mucho espacio para otra cosa. Quizás porque se parece tanto a otras películas sobre investigación periodística, o simplemente porque las fechorías de la CIA son vox populi, que la película nunca tiene la urgencia que el tema merece y la potencia de su impacto se diluye. Reporte clasificado representa un esfuerzo noble e inteligente pero demasiado genérico para su propio bien.
Scott Burns logra diagramar de muy buena manera un docudrama sobre uno de los sucesos contemporáneos que más revuelo causó en los Estados Unidos. Gracias a la gran puesta en escena, el vertiginoso montaje y a la selección de la estrella para el rol principal, ésta película logra triunfar y expandir su historia de manera efectiva. Daniel Jones supo ser un investigador del senado de los Estados Unidos que logró saltar a la fama en 2014 luego de que presentará un informe en el que se contaba como la CIA se encargaba de torturar personas en lugares de detención clandestinos con técnicas poco convencionales a quienes tenían algún tipo de vínculo con los eventos relacionados con el 11 de septiembre de 2001 y la destrucción de las Torres Gemelas. Esa investigación le llevó a Daniel casi una década de descifrar y encontrar archivos que el gobierno tenía guardados y escondidos y no conforme con eso también tuvo que lidiar con la interna política estadounidense para que nada de lo que estaban haciendo saliese a la luz. Ese trabajo finalmente fue publicado y tras verse reducido en casi una tercera parte, el informe final de más de 500 páginas sacó a relucir una conspiración que abarcaba más de un sector gubernamental y que incluso llegaba a sectores demasiado cercanos a la Casa Blanca y al despacho del Presidente. Ahora ésta historia logra tener su dramatización a manos de Scott Z. Burns en la dirección y el guion y con Adam Driver en el papel del protagonista. A manos del director estadounidense, Reporte Clasificado (The Report) se encargará de mostrar como fue la rigurosa investigación de Daniel Jones (Adam Driver) en sus primeros momentos como investigador del Senado a las órdenes de la Senadora Estadounidense Dianne Feinstein (Annete Bening). Además de descubrir todo lo que su gobierno ocultó de manera clandestina con relación a la tortura de personas, el reporte de Daniel también dará que hablar puertas a dentro de los diferentes organismos de seguridad de los Estados Unidos y empezarán a que empiecen a desconfiar de todos. The Report es un de esas películas que logran conmover al público estadounidense desde el primer momento por una cuestión coyuntural pero que puertas afuera del gran país del norte el público se encuentra bastante distante y la historia pasa a ser mucho menos relevante. Pero este no es el caso para la nueva película de Scott Burns ya que para suerte de los espectadores de todo el mundo su obra logra asemejarse a películas como The Post (2018), Vice (2018) o The Big Short (2015), películas que pueden parecernos muy ajenas y distantes pero que gracias a un despliegue técnico-artístico por encima de la media logran cautivar, entretener e informar sobre sucesos importantes que pueden parecernos desconocidos. Con un montaje que le da rapidez a un guion con abundantes diálogos, en los que se brinda muchísima información a priori desconocida, la película en ningún momento se torna aburrida y gracias a ese vértigo que se genera, la atención logra estar presente en las casi dos horas de metraje y el espectador puede sentirse involucrado en la historia. Aún así hay una repetición en elementos que hacen un poco pesado el tramite. La transición entre escenas queda muy repetitiva y las decisiones de utilizar flashbacks para crear un relato conciso y que vaya paso a paso, hasta que se termina de establecer un camino a seguir producen que al inicio del film termine confundiendo un poco. En cuanto a lo específicamente relacionado con los actores y sus desempeños, ésta no es una película en donde se pueda destacar a alguien por sobre manera porque es un filme en donde lo que prevalece es la historia y la forma de contarla y no tanto así sus interpretes. Aún así es muy valorable lo que hace Adam Driver ya que demuestra que puede interpretar cualquier papel, en cualquier género y bajo las ordenes del director que se le ponga delante. Como otros puntos altos, la participación de Jon Hamm, Maura Tierney y la ya mencionada Annette Bening logran darle al film la fuerza necesaria para que en los momentos donde el guion baja un poco en calidad narrativa, sus tareas resalten y esos pequeños baches logren ser superados. Reporte Clasificado logra cumplir con su cometido de exteriorizar una problemática muy interna norteamericana y hacerla conocida a lo largo de todo el mundo. Gracias al vértigo producido por el montaje y a la gran puesta en escena y su fotografía, el espectador tiene en su poder la posibilidad de elegir ver una película de las que no abundan y que viene bien que estén en la cartelera.
Basado en una historia real, éste thriller político con guión y dirección de Scott Z. Burns y producción de Steven Soderbergh, garantiza buen nivel desde el punto de vista actoral ya que cuenta con Adam Driver en el rol de Daniel J. Jones, un funcionario patriota e idealista, enérgico y tenaz que cree en su país y Annette Bening como la senadora californiana Dianne Feinstein, ambos muy convincentes. El resto del elenco es igual de efectivo. En 2014, el informe del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia acerca del Programa de Detención e Interrogación (DIP), se vio objetado, y nadie se hizo responsable. El mismo investiga las técnicas de interrogación utilizadas entre 2001 y 2009, aunque las confesiones no valieran nada. El informe de más de 6500 páginas de las autoridades norteamericanas informan sobre las detenciones y los “interrogatorios extendidos” (tortura a través de la privación de sueño durante todo el día, música fuerte, violencia, humillación, ahogamiento y maltrato psicológico en bunkers sin ventanas). Feinstein, ahora de 86 años y todavía en actividad, entiende cómo funciona la política. E increpó a Daniel: “las grabaciones de los prisioneros fueron destruidas, quiero que averigües lo que había allí y me lo informes”. Lo que Daniel descubre, es lo que se conoce como “The Torture Report”, aunque ninguno de los responsables fue condenado o destituido. La idea era reconstruir cómo después de los ataques del 9/11 la CIA autorizó éstas prácticas a supuestos terroristas, quienes no decían palabra porque aguantaban o simplemente porque no sabían nada. Y las respuestas poco creíbles de las autoridades no se hicieron esperar. El costo de 80 millones para investigar a los presuntos terroristas fue inútil. El director de la CIA, John Brennan (Ted Levine) quería evitar por todos los medios que se investigara y el Jefe de gabinete de la Casa Blanca Denis McDonough (Jon Hamm) aparece como el medio entre Brennan y Feinstein. Que el informe se publique es un mínimo consuelo y la enmienda McCain-Feinstein prohíbe la tortura, que es lo mínimo que se pretende. https://www.youtube.com/watch?v=nTEd2__5j0c TITULO ORIGINAL: The Report DIRECCIÓN: Scott Z. Burns. ACTORES: Adam Driver, Annette Bening, Jon Hamm, Corey Stoll, Jennifer Morrison. GUION: Scott Z. Burns. FOTOGRAFIA: Eigil Bryld. MÚSICA: David Wingo. GENERO: Drama . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 120 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 16 años DISTRIBUIDORA: Diamond Films FORMATOS: 2D. ESTRENO: 14 de Noviembre de 2019 ESTRENO EN USA: 20 de Septiembre de 2019
Daniel Jones (Adam Driver) trabajó durante cuatro años en la Oficina Antiterrorismo del gobierno norteamericano. Tiempo después, y como miembro del personal del Senado, su jefa -la senadora Dianne Feinstein (Annette Bening)- le asigna la tarea de comandar una investigación acerca del Programa de Detención e Interrogación de la CIA implementado tras los ataques del 11S. Para eso es reubicado en el subsuelo de una oficina secreta en Virginia y le dan el plazo de un año. El reporte de Dan y sus colegas comienza a develar que esas técnicas utilizadas en los interrogatorios eran torturas encubiertas. Además de inhumanas eran por demás ineficaces. A medida que van profundizando en los procesos implementados contra los detenidos (sin contar la cantidad de muertes que se sucedieron durante esos años), el Comité de Inteligencia se irá enfrentando a los miembros de la CIA y de la Casa Blanca que quieren seguir escondiendo bajo la alfombra todos los errores y las vejaciones cometidas desde el año 2001.
Una verdad que debía ser contada “Reporte clasificado” (The report, 2019) es una película dramática dirigida y escrita por Scott Z. Burns. Protagonizada por Adam Driver (Paterson, El infiltrado del KKKlan), el reparto se completa con Annette Bening, Jon Hamm, Corey Stoll, Evander Duck Jr., Maura Tierney (Beautiful boy), Michael C. Hall (Safe), Linda Powell, John Rothman, entre otros. El filme tuvo su premiere mundial a principios de 2019 en el Festival de Cine de Sundance. La historia gira en torno a Daniel Jones (Adam Driver), un miembro del personal del Senado que, bajo órdenes de Dianne Feinstein (senadora de California), debe liderar una investigación alrededor del Programa de Detención e Interrogación de la CIA, en especial luego del ataque a las Torres Gemelas. Al descubrir las inhumanas “técnicas de interrogación mejoradas” ideadas por un psicólogo, que se llevaron a cabo en centros de detención clandestinos y fueron totalmente ineficaces, Jones hará todo lo posible para que el extenso reporte salga a la luz. Sin embargo, muchos intentarán sabotear su trabajo, tratándolo de traidor, hacker o censurando la mayor parte de sus escritos. Con una historia realista más que interesante, Scott Z. Burns nos muestra cómo es que la CIA violó los derechos humanos al torturar a más de cien personas que, por no ser de Estados Unidos, se pensaba que estaban relacionados con Bin Laden y tenían información valiosa sobre cuándo y dónde sería el próximo atentado. Con métodos horrorosos que realmente impactan, tales como el uso de insectos, los golpes, la música ultra fuerte para que no puedan pegar un ojo e incluso el ahogamiento y confinamiento en un ataúd, la película logra generar impotencia no solo por los actos de la Agencia Central de Inteligencia sino también por cómo ellos mismos se respaldaban, expresando que todo lo que hacían era por un bien mayor: la seguridad y el bienestar del pueblo norteamericano. A pesar de contar con buenas actuaciones y un contenido valioso, el filme se siente como que hubiese funcionado mejor siendo un documental. Esto sucede porque los diálogos no son fáciles de digerir ya que se utilizan varios términos que, al no conocer la política estadounidense, no se comprenden en su totalidad. Sumado a que la mayoría de conversaciones van con una velocidad in crescendo, la trama en ciertas partes se vuelve muy pesada y complicada de seguir. El montaje no ayuda en este sentido ya que la película recurre a utilizar una línea del tiempo bastante repetitiva, que no logra ubicarnos en tiempo y espacio como se deseaba. El trayecto laboral del protagonista se da muy rápido, por lo que en un comienzo cuesta empatizar con él. Cuando Daniel Jones se mete al 100% en la tarea de revelar el accionar de la CIA, proceder que la propia agencia sabía que era ilegal sino se obtenía ningún dato certero, el espectador llega a admirar la responsabilidad y pasión que este hombre puso en su trabajo. Aunque “Reporte clasificado” puede tornarse larga ya sea por su denso guión o por no saber mantener su ritmo, el director consigue generar consciencia sobre lo importante que es como país asumir los propios errores para que hechos de este calibre no vuelvan a pasar nunca más.
En la línea de famosos thrillers políticos de la década de 1970 (Todos los hombres del presidente, Los tres días del cóndor), Reporte clasificado es una contundente película de denuncia inspirada en hechos reales. Daniel J. Jones (el prolífico y “todoterreno” Adam Driver) es el héroe menos pensado, un tipo común que en circunstancias extraordinarias se enfrenta al sistema (nada menos que a la CIA y al gobierno). La senadora demócrata Dianne Feinstein (Annette Bening) le asigna a Jones la investigación de un programa secreto creado durante la administración de George W. Bush tras los atentados sufridos el 11 de septiembre de 2001. No es spoiler (porque el film aborda el tema ya en sus primeros minutos) indicar que los procediminentos autorizaban la tortura psicológica y física a los prisioneros para obtener confesiones y justificar también puertas adentro el generoso presupuesto disponible. Pero aunque el tema de la tortura recorre el film (Reporte clasificado se conecta en ese sentido con el documental Standard Operating Procedure, de Errol Morris), el eje tiene que ver con los dilemas éticos y morales, con la obsesión del protagonista para prácticamente abandonar su vida personal y dedicarse durante más de cinco años en un sótano sin ventanas a llegar a la verdad. Riguroso, preciso, inteligente, descarnado, impiadoso (pero por momentos un poco arduo por lo ambicioso y minucioso del relato), este primer largometraje como director en Hollywood del cotizado guionista Scott Z. Burns (habitual colabordor de Steven Soderbergh) desnuda las mentiras, hipocresías y excesos de la CIA, pero también exalta los mecanismos de control que tiene una democracia republicana para, a partir de la división de poderes, evitar abusos inadmisibles incluso en los peores momentos de crisis.
La nueva producción de Diamond Films, Reporte Clasificado, se estrena este jueves en nuestro país. Basándose en la investigación de Daniel J. Jones, Scott Z. Burns escribe y dirige este thriller seco y mesurado, cuyo énfasis en la crónica del proceso es noble, aunque por momentos poco inspirado. - Publicidad - Dan Jones (Adam Driver) es comisionado por la senadora Dianne Feinstein (Anette Bening) para liderar una investigación acerca del Programa de Detención e Interrogatorios de la CIA, activado a raíz del ataque del 11 de septiembre.. El descubrimiento de los tratamientos inhumanos y la tortura desmesurada que les fue propinada a los sospechosos movilizan a Jones a intentar comprobar su sospecha: que la excusa de que tales interrogatorios sirvieron como elementos de inteligencia para prevenir ataques terroristas y contactar a Bin Laden, preservando la seguridad del país, es falsa dado que ese Programa no tuvo nunca niguna utilidad más que ejecutar la vileza y el sadismo de los torturadores. La complicidad y responsabilidad de la CIA y el Departamento de Defensa son barreras que sistemáticamente irán ensuciando el informe de Jones. Cualquier acontecimiento real, con cierto nivel de relevancia, que involucre a alguno de los principales actores u organismos del establishment estadounidense, tarde o temprano -más temprano que tarde- tiene su representación ficcional en el cine o en las series. Las analogías o relaciones indirectas (salvo House of Cards) no surten efecto en Hollywood. Exigen personajes directamente contrastables con el nombre de la persona real, casos judiciales e informes periodísticos que hayan tenido lugar actualmente. La política se vuelve cine porque de alguna manera el público estadounidense quiere consumir su propia historia contemporánea. La proclama de Obama sobre reconocer los errores que su país tiene para luego corregirlos, aunque demagoga, refleja la necesidad que les surge de publicitar las manzanas podridas de su propio sistema. Siempre y cuando, por supuesto, exista un héroe cuyo objetivo excluyente sea el esclarecimiento de la verdad. Siempre y cuando la verdad triunfe. A la larga lista de Todos los hombres del presidente, Malcom X, JFK, y más acá, The Post, Spotlight, Frost/Nixon, J.Edgar o La noche más oscura se le suma un nuevo ítem. Guionista habitual del irregular Steven Soderbergh, Scott Z. Burns consolida un relato nítido y prolijo sobre los obstáculos jurídicos, políticos y mediáticos que se ciernen sobre la investigación. Su fidelidad a los hechos le brinda cierto valor testimonial a la película; principalmente en su decisión, a diferencia de varias de las obras antes citadas, de minimizar el carácter heroico y dramático de su protagonista en detrimento de poder fijar al espectador la aparente infranqueabilidad del aparato burocrático que sostuvo la operación. Varios años le costó a Dan Jones sacar a luz su informe. En medio del mismo debió acudir a maniobras que bordeaban la legalidad, y lo que es principal, necesitó del apoyo de otras personas, como es el caso de la senadora Feinstein o de un periodista. La veracidad del guion y su espíritu anti espectacular hacen de la película una experiencia inmersiva para los interesados en el tema. La nula preocupación del director por emplear algunos procedimientos o recursos narrativos que eleven a Reporte Clasificado a la mera crónica de un hecho político, puede resultarle a otros rutinaria y anodina. Las dramatizaciones de las torturas y de la elaboración del operativo por parte de los dos psicólogos, están claramente diferenciadas con el presente por el tratamiento cromático y estético. La simpleza ramplona con que está planteada esta diferenciación, le brindan al film, por momentos, la apariencia de un documental televisivo de historia, cuyas dramatizaciones resultan vulgares. La falta de creatividad para narrar el pasado es el punto flojo de Reporte Clasificado, el tono de interpretación de Adam Driver, quizás lo más destacable. Como curiosidad resulta sorprendente la cantidad de actores popularizados en series que componen el elenco: Jennifer Morrison (Dr. House) Corey Stoll (House of Cards), John Hamm (Mad Men), Michael C. Hall (Dexter), Maura Tierney (The Affair) o Matthew Rhys (The Americans), Sarah Goldberg (Barry), Ben McKenzie (The O.C.)
Durante siete años, un investigador del Senado estadounidense, Daniel J. Jones, trabajó en un informe acerca de los métodos para interrogar prisioneros que la CIA implementó luego de 11 de septiembre de 2001. El resultado fueron 6.700 páginas que demostraron que la central de inteligencia torturaba, ocultaba esas prácticas y, además, no obtenía ninguno de los resultados que buscaba con esas prácticas ilegales. Habitual socio de Steven Soderbergh, Scott Z. Burns es un especialista en escribir guiones basados total o parcialmente en investigaciones, como El desinformante o La lavandería. Ahora, a cargo tanto del guion como de la dirección, se enfrentaba al desafío de convertir un mamotreto árido y farragoso en una ficción atractiva. Lo logra sólo a medias: Reporte clasificado no es tanto una película de suspenso como una clase sobre el funcionamiento de las instituciones democráticas estadounidenses. Burns muestra todo el proceso de realización del informe de Jones y se las ingenia para sacar agua de las piedras, explotando al máximo el escaso material dramático que puede proveer una tarea burocrática. Porque la mayor parte de esos siete años, Jones (Adam Driver) se la pasó encerrado en un sótano sin luz natural revisando correos electrónicos, memorandos y otros documentos internos de la CIA. Era todo lo que el acuerdo entre la agencia y el Senado le permitía: no podía entrevistar agentes. Aun así, su obsesión por el trabajo le permitió llegar a conclusiones lapidarias y sólidamente fundadas. Para amenizar la lectura de esos papeles, tan apasionantes como una escritura inmobiliaria, hay flashbacks que recrean el accionar de los agentes y especialistas de la CIA que aplicaron “las técnicas de interrogación mejoradas”, un eufemismo para evitar la palabra “torturas”. Las famosas fotos de la cárcel de Abu Ghraib parecen un juego en comparación a lo que se muestra aquí. En paralelo está el lado House of Cards de la cuestión: las intrigas palaciegas, los tironeos y presiones políticas por las consecuencias que traería la publicación del informe. Con constantes diálogos explicativos, la película mantiene el tono didáctico para evitar que nos perdamos lo menos posible en los pasillos de las instituciones norteamericanas. Y poder transmitir su mensaje propagandístico (la democracia estadounidense goza de buena salud) sin interferencias.
Hay películas que son relevantes por sus cualidades artísticas o sus virtudes como entretenimiento. Hay otras películas que importan porque cuentan historias que deben ser contadas. A este segundo grupo pertenece Reporte Clasificado. Durante la presidencia de Barack Obama, el Senado estadounidense ordenó que se investigaran los métodos de interrogatorio usados por la CIA en la “guerra antiterrorismo” post 11-S. Esta tarea le fue encomendada al investigador Daniel J. Jones (interpretado correctamente por Adam Driver), el cual descubrió una historia sórdida y ridículamente trágica: Luego de los atentados a las Torres Gemelas, quienes inicialmente llevaron a cabo los interrogatorios a presuntos terroristas fueron los agentes del FBI. Estos eran los más experimentados en dicho campo (una buena muestra de sus métodos de interrogación lo encontramos en la serie Mindhunter). La CIA, en parte envalentonados por contar con un presupuesto ilimitado, y en parte por su propio orgullo, deciden reemplazar a los entrenados agentes del FBI por un programa de “Interrogatorios mejorados” comandado por dos psicólogos. El programa constaba básicamente de un compendio de métodos de tortura. La experiencia de estos psicólogos en interrogatorios era nula y sus fundamentos científicos dudosos. Para colmo, en los cerca de 119 casos en los que se utilizó tortura, no se logró obtener información nueva y verdadera, hasta incluso obstruyó algunas investigaciones. La CIA, el Partido Republicano e incluso la Administración Obama hicieron todo lo posible para que este informe no saliera a la luz. Sólo la obsesión de Daniel J. Jones con la verdad logró que la investigación siguiera adelante. La película es una ficcionalización del proceso de investigación, y hasta podríamos considerarlo una docuficción. Si bien no utiliza elementos extradiegéticos ni Narrador en Off, los diálogos cumplen principalmente una función informativa, describiendo los que se descubrió en la investigación. Los flashbacks funcionan como recreaciones de los hechos que se encuentran registrados en el informe. Reporte Clasificado cuenta con una realización sobria, cercana al documental, justamente porque no busca opacar con la imagen al diálogo, que es lo verdaderamente importante. Más bien la puesta en escena está pensada para hacer amena la experiencia y no perderse entre tanta información (lo cual está bien logrado). Lo que hay que reconocerle al director Scott Z. Burns es que las escenas de tortura están representadas con crudeza, pero evitando la violencia extrema y explícita. Otro elemento a destacar es la cita a la serie 24 y a la película Zero Dark Thirty, cuando se muestra que la CIA hizo una campaña sucia para hacerle creer al mundo que la tortura había conducido a resultados reales. Reporte Clasificado se para entonces como una respuesta autoconsciente, racional y bien argumentada frente a dichas producciones.
El 9 de Septiembre de 2001 ocurrió un hecho terrorista que no dejó indiferente a nadie. Las consecuencias del incidente repercutieron mucho más allá de los Estados Unidos, afectando todos los frentes imaginables. Todo lo que se escriba sobre ello y la respuesta del país del Norte es, fue y será analizado con lupa. Reporte Clasificado cuenta una historia sobre las consecuencias de esa respuesta, una de esas historias que tristemente y durante mucho tiempo los gobiernos no deseaban que se supieran, volviendo al dilema de su difusión una cuestión dramática lo suficientemente llamativa para contarla cinematográficamente. Secretos de Estado Si bien la película es clara en señalar lo ético e innecesario de la tortura (y en términos más generales, cualquier respuesta de la violencia mediante la contra-violencia), más el riesgo que se corre al no exponerla, Reporte Clasificado tiene la contra de que a veces adquiere tintes demasiado autóctonos. A ello debemos sumarle que no se conoce mucho de la vida del personaje por fuera de su trabajo como analista de la CIA. El conflicto está, eso es innegable, pero el drama no es fuerte. Si eso no es fuerte, uno no puede evitar pensar si la ficción era el mejor formato para contar esta historia. Un aspecto acentuado por la falta de desarrollo emocional del personaje, detalle que le hubiera permitido al espectador involucrarse más con la historia por fuera de su nacionalidad. Adam Driver se ratifica como uno de los mejores actores de su generación al darle vida a este apasionado y obsesivo analista de la CIA: si la película consigue que un espectador foráneo se involucre con una historia tan autóctona es, en gran parte, por las emociones que trae Driver a la mesa. Lo apoya hábilmente Annette Bening en el rol de una senadora de pocas pulgas, cuyo porte austero la hace lo más destacable del elenco de secundarios. El juego de opuestos y a la vez complemento entre ellos sobresale a nivel interpretativo. Jon Hamm, aunque no llega a brillar tanto como sus co-protagonistas, da vida con mucho oficio al frío e indiferente oficial gubernamental que desea que estas torturas sigan siendo un secreto. La simple reacción que le imprime a su personaje al descubrir la información de unas cifras de muertos, es un instante de sutileza que muestra un logrado resultado y la valentía del actor al elegir un personaje real para nada simpático. En materia visual, el film tiene ricas composiciones de cuadro aprovechando sonoramente no solo los edificios históricos de Washington, sino también la arquitectura moderna que circunda la ciudad. Los planos son fijos, con una iluminación fría, en absoluto contraste a la dramatización de las torturas que es fotografiada principalmente con cámara en mano y una iluminación cálida, casi quemada. El montaje y sonido son prolijos y funcionales en lo indispensable a la historia.
Un tema inquietante: La autorización para la CIA para aplicar torturas en los sospechosos de terrorismo luego del atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre. Y una minuciosa investigación encargada por la senadora Dianne Feinstein a un obsesivo Dan Jones que se encontró con filmaciones destruidas y solo los mails de los involucrados como material para llegar a la verdad. Con esta base real, el realizador y autor Scott Z Burns(opera prima en largometraje, famoso guionista) construyó un film expresamente seco, para adentrarnos en una oscura etapa del gobierno de Estados Unidos. Después de ese atentado la obsesión era adelantarse a los planes del terrorismo, y ese momento sirvió para la aparición de profesionales siniestros y prácticas aberrantes. La intrincada trama muestra lo que ocurrió durante la administración de Bush y como Obama lo desactivo. Pero también la tentación de muchos de guardar todo debajo de la alfombra. Y los desalentadores resultados finales, a pesar de la verdad contundente del resultado. Burns habitual guionista de Soderbergh (que es uno de los productores del film) está influenciado por el estilo del director, construye con solidez y claridad todo el film. Conto además con dos grandes actores. En el centro de la escena Adam Driver para dar con el tono justo de un hombre que deja de lado todo en su vida para encontrar evidencias de lo que ocurrió, que reprime sus sentimientos hasta que la indignación lo gana. Driver se luce como siempre. Y otra grande Annette Bening, en el papel de la senadora que no se detiene ante presiones, en una composición ajustada, llena de matices y miradas perfectas.
Después del 11S ¿Cómo se puede ver la tortura como un sistema aceptable para defender una forma de vida o de gobierno? ¿Es posible enfrentarse a esta situación? Nunca enfrentar al poder es fácil porque este nunca quiere perder su lugar de comodidad. Y bueno, la utilización del poder suele ser confusa… tal vez menos que su idea de conformación y la relevancia que tiene en la imaginación popular. Pero está en manos de personas, y esas personas siempre creen que actúan por un bien mayor que la mayoría no puede comprender. Y ello, su sostenimiento, permite cualquier acción por encima de los derechos de los demás. Scott Z. Burns lo narra muy bien en Reporte clasificado, la película que nos trae a Adam Driver en el papel de Daniel Jones. Luego de los atentados del 11 de septiembre, Jones comienza a seguir el hilo de las circunstancias luego de la aprobación de una “experimentación” para obtener información y proteger la tan mentada seguridad nacional. Torturas, bah. Si bien la iglesia se adelantó bastante al futuro durante la inquisición, en varios otros países y situaciones (digamos todo) se utiliza este método para obtener confesiones “espontáneas”. Estados unidos se ocupó de perfeccionar ello tanto como pudo. Y pudo un montón. El director habla en sus declaraciones públicas de Frank Serpico, Karen Silkwood y Erin Brockovich a la hora de describir a este personaje que trabaja tan lejos y tan hundido bajo la tierra como es posible… tal vez como un mensaje siniestro involuntario. La película es una muestra de estas políticas y estas circunstancias que no siempre ven la luz y al menos, aunque no sea lo usual, y pueda parecer menor, es buena una revisión el hecho que pueda contarse la historia al respecto. El excelente reparto se completa con Annette Bening, Jon Hamm, Sarah Goldberg, Michael C. Hall, Duglas Hodge, entre otras figuras.
The Report es un brillante thriller político escrito y dirigido por Scott Z. Burns.
Basada en hechos reales, dirigida por Scott Z. Burns, siendo este su primer largometraje como director, y protagonizada por Adam Driver, Jon Hamm y Annette Bening, "The Report" cuenta la historia de Daniel Jones (Adam Driver), miembro del personal del Senado, a quien se le asigna la ardua tarea de dirigir una investigación sobre el Programa de Detención e Interrogación que la CIA adoptó después del ataque terrorista a las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001. Después de analizar una amplia evidencia, se entera de las "técnicas de interrogación mejoradas", que han demostrado ser brutales, inmorales e ineficaces. Sin embargo, cuando Jones y el Comité de Inteligencia del Senado intentan divulgar los resultados de su investigación, la CIA y la Casa Blanca hacen todo lo posible para evitar que la verdad salga a la luz. The Report le da una nueva perspectiva, no tan popular, a lo acontecido el 11 de Septiembre del 2001. El film va dibujando una linea del tiempo, con varios saltos temporales marcados de distintas maneras, entre ellos, tonos amarillentos para el pasado, y colores fríos para el presente. Comienza con un conflicto ya iniciado que se retoma llegando al final de la historia. Todo el primer acto se da en un flashback eterno que incluye otros flashbacks dentro. Si, tenes que tener un par de horitas libres y un poco de paciencia para verla. El film destaca en cuanto a la construcción de los personajes y de la misma historia, y si bien las actuaciones son excelentes, es necesario aclarar que hicieron total hincapié en el desarrollo de la historia y no en los personajes. Comenzando por el lado de los personajes, se juega mucho con su ética y moral. Esto es algo que se ve mayormente en Daniel Jones, interpretado por Adam Driver, mejor visto como el anzuelo para que vayas a ver la película. A medida que avanza la historia, su estado mental va empeorando por todo lo sucedido. Jones se involucra personalmente en la investigación cuando se entera de lo lejos que llegaron los métodos de tortura y eso desencadena las acciones que mueven el relato hasta llegar al final, que es donde arrancó el film. Dentro de esto, cabe destacar que también hay una notable construcción técnica: Por ejemplo, a partir de cierta pregunta, el protagonista se plantea su situación actual y, escena siguiente, dedica tiempo a su vida personal que se ve pausada por la necesidad de tomar una decisión crucial para la historia. Me gusto que hayan planteado esa toma de decisión mientras hacía algo con su vida personal, porque era justamente lo que va a afectar. Dejando de lado a los protagonistas, tenemos la construcción de antagonistas, que está bien lograda y cuidada. Es interesante pensar cómo para algunos, a pesar de que el film no lo muestra de esa manera, podrían no ser los antagonistas, sino los que están haciendo las cosas bien. Incluso se plantea todo un conflicto alrededor de los culpables del atentado y posibles cómplices, porque los métodos de tortura no funcionaron con ellos, y sería interesante analizar su lógica, en la cual ubican sus creencias e ideales por encima de todo. Algo que hay que otorgarle a la película en cuanto a los personajes es que casi ni se toca la vida personal de ninguno. No se enamoran, no aparece ningún familiar, ningún shipeo ni ningún vínculo. No hay drama innecesario. Generalmente, esas cosas son las que más suelen atrapar a los espectadores y por ello cada relato tiene religiosamente, aunque sea mínima, una historia de amor dentro. En esta película, no hay nada de eso. Y sin embargo, es espectacular. Realmente, no lo necesita. Me parece excelente. En cuanto a la historia, cuenta con un guión completo, quizás con algunos huecos pero que no se perciben directamente ni afectan el eje que se priorizo a la hora de realizar la película. Primer decisión irreversible: Robar y publicar el documento. Hacer las cosas mal. Segunda decisión irreversible: No publicar el reporte en los medios de comunicación sin permiso. Hacer las cosas bien. Es simple, pero está minuciosamente construido sin necesidad de darle algún respiro a la historia o saltear conflictos verídicos para que la película tenga una menor duración, realmente se toma su tiempo para contar todo lo que sucedió. Aunque si hay que admitir que tiene escenas que aportan minutos innecesarios. Mira que amo a Adam Driver, pero hasta yo tengo un límite de sus escena de transición donde va caminando por lugares. Resulta necesario destacar la decisión que se tomó en cuanto a las escenas de tortura. Muestran con sumo cuidado todo lo relacionado a los métodos de tortura que se utilizaron, para tratar con respeto lo que pasó sin dejar de darle el nivel de fuerza que debe tener y sin caer en lo morboso. Si te consideras una persona sensible, puede que te genere algo más que la impotencia que claramente se busca en el espectador. The Report te mantiene al hilo y conectado a la pantalla incluso siendo lenta y tediosa. Aunque, con cierto aire desesperanzador, porque llega a un punto donde sentís que las cosas no van a salir bien nunca. Da demasiadas vueltas para llegar a una resolución, en las cuales no te perdes, pero te genera ansiedad. Un conflicto detrás de otro. Cuando pensas que todo se está por solucionar, agregan una traba más. Es entretenida, pero impacienta y genera una recarga de impotencia importante. Realmente sentís las dos horas que dura. Necesitas que llegue ese final, donde todo se soluciona y los buenos ganan, y de hecho, podría decirse que esto no pasa, lo cual es un ataque al espectador. Dentro de la propia narración, hay causalidad, que busca constantemente un equilibrio y la resolución, esto es algo que puede tornarse intolerable en ciertos momentos. Por otro lado, el film te afecta la moral. Los protagonistas buscan justicia para (algunas) personas que participaron del ataque a las Torres Gemelas. Terroristas. Y al mismo tiempo termina acusando a personas REALES que siguen laburando ahi para el Gobierno ¡¡!! Me encanta. Me parece algo hermoso poder hacer esas cosas a través del cine, a través del arte. También me parece correcta, y la prefiero, esa moda de liquidar a Estados Unidos. Muy diferente a lo que predominaba antes, que eran películas donde constantemente se mostraban como seres superiores, mayormente a la hora de contar este tipo de historias. En líneas generales, una gran película que te atrapa en su historia y te lleva por un camino de sentimientos encontrados, mostrando de forma cruda y directa la cara menos popular de Estados Unidos ante uno de los acontecimientos más importantes de su historia. Recomiendo que cuentes con un conocimiento mínimo de la política de Estados Unidos y de lo ocurrido con las Torres Gemelas. Por Estefanía Da Fonseca
Reporte Clasificado, película Scott Z. Burns (productor de Contagio y Side Effects) deja en claro que los Estados Unidos se fue al demonio tras los atentados del 9/11. Protagonizada por Adam Driver, Annette Bening, Jon Hamm y Ted Levine esta película nos muestra como las decisiones drásticas tomadas por sed de venganza y revancha ponen en juego el nombre y honor de una nación para conseguir a los responsables de los atentados. Pero hay que ser sinceros Reporte Clasificado se divierte tirando abajo a varias películas – Zero Dark Thirty de Kathryn Bigelow – o hechos glorificados por los medios sensacionalistas; es más la película de Burns se toma con tranquilidad todos sus actos para demostrar el estrés de los que están buscando la verdad, cueste lo que cueste y Adam Driver es brillante como el protagonista, el hilo conductor, de toda esta investigación. Además de Driver, Annette Bening se hace notar – con portación de nombre – interpretando a Dianne Feinstein, senadora del partido Demócrata. Bening sabe con certeza lo que tiene que poner para que su papel sea creíble sin salir de las lineas de la sobreactuación; Camaleónica, es un lujo ver a esta actriz haciendo de las suyas. Reporte Clasificado exhibe violencia justificada, los actos que presenciamos se dan en conjunto con sus lecturas y no se glorifican bajo ningún tipo de acción; peca de ser demasiado explicita en su postura partidaria – tal vez demasiado – y su mensaje constante recuerda una y otra vez las cosas hasta llegar al punto de que el espectador diga: Ok ya sabemos quienes son los «malos» de esta historia. Para ser un drama político la película se defiende bien y tenemos una historia solida que se presenta en base de largos años en investigación gracias al guión que escribe su director; Reporte Clasificado no es para cualquiera, requiere tener interés por este tipo de género, además relata un asunto delicado cuyos detractores tienden a saltar hacia la yugular sin perdón alguno. Si se la aprecia por lo que es sin pedir de más, es una buena película para destacar. Valoración: Buena.
Uno de los mejores guionistas norteamericanos, Scott Z Burns, debuta como director. Es el mismo que diagrama el universo de los fármacos prohibidos en "El Informante" o crea las aventuras de "La supremacía de Bourne". Ahora Burns se mete con el mundo secreto de los documentos de Estado, que barriendo la ética, violan los derechos humanos. Y lo hace, estrictamente centrado en lo que ocurrió con la CIA y su uso de la tortura en casos de sospechosos (no siempre culpables) de los ataques del 11 de septiembre. Un joven miembro del Senado (Daniel Jones), el consejero gubernamental de Inteligencia y la senadora demócrata Dianne Feinstein, se involucran en la investigación que da como resultado el completo informe dado a conocer en 2014, que dejaría a la vista el poder de la CIA, constituido como un Estado dentro del Estado y que violaría la política de Derechos Humanos, sin haber dado a conocer su metodología al gobierno norteamericano. "Reporte clasificado" logra un buen ritmo, aunque por momentos cae en una cierta morosidad por el detallismo de esa alucinada investigación sobre espantosas torturas, que abarcó 6700 páginas y casi seis años de investigación. La actitud de hombre consagrado a una misión que asume el entusiasta Jones encerrado en subsuelos atiborrados de una inmensa hojarasca de informes que él mismo y su equipo debe ir desmenuzando, conmociona. Recuerda otra escena cinematográfica de contenidos absolutamente diferentes cuando el Wiesler de "La Vida de los Otros", miembro de la Stasi, escucha en sótanos inhóspitos, lejos de la luz del sol, conversaciones grabadas de posibles enemigos de la RDA. Emocionales y comprometidas las actuaciones de Adam Driver y especialmente, Annette Bening.
Los americanos lo llaman “procedural”: la película sobre cómo se realiza una investigación, que es a la vez suspenso y, de algún modo, denuncia. En ese marco, este Reporte... está muy bien gracias a sus actores y a que desenreda el caso (los métodos de “interrogatorio” de la CIA, básicamente) con claridad y precisión narrativa y ética. No cambia el universo, pero genera interés de principio a fin.
Scott Z. Burns dirige este thriller político que desenmascara la relación de la CIA con las técnicas de tortura utilizadas con sospechosos de terrorismo. Hace unos años, Kathryn Bigelow narró en una película con varias nominaciones al Oscar el proceso que llevó a la captura de Bin Laden por parte de los Estados Unidos. En esa película se mostraba cómo para sacarles datos a los sospechosos que capturaban los sometían a diferentes tipos de tortura. Con Reporte clasificado, Scott Z. Burns, que viene de escribir varias de las últimas películas de Steven Soderbergh, que acá produce y claramente influencia, cuenta la historia de la investigación del Comité de Inteligencia del Senado que deriva en un reporte de siete mil páginas sobre el uso y abuso injustificado e inútil de la tortura por parte de la CIA. A Dan Jones le dan un trabajo que parece tan engorroso como imposible: investigar a base de unas notas encontradas y el conocimiento de unas cintas destruidas sobre el Programa de Detención e Interrogación de la CIA. Los descubrimientos a los que llega lo llevan a obsesionarse e ir hasta el fondo, aun cuando todo a su alrededor comienza a jugarle en contra. Así, la película está dividida claramente en dos partes: por un lado, el retrato del largo proceso de investigación y escritura del monumental reporte que aleja a Jones de cualquier tipo de vida fuera de su trabajo; por el otro, el trabajo que lleva mostrar y que salga a la luz un documento que revela un rostro oscuro de una organización tan importante como la CIA y su relación con la Casa Blanca. Es evidente que a muchos no les conviene que esto suceda, pero Dan Jones cuenta con el aval de la senadora Dianne Feinstein, como una mujer que sabe que tal revelación generará controversia pero también que es necesario que se sepa. Adam Driver y Annette Bening forman un dúo actoral muy potente pero es claro que el protagonista es él, un actor que desde la serie Girls no ha parado de crecer, intercalando entre proyectos independientes y blockbusters como Star Wars. De manera sutil y convincente es capaz de expresar las determinaciones y frustraciones de su personaje. A su alrededor hay otros reconocidos actores que terminan de completar un elenco muy preciso y ajustado: Corey Stoll, Jon Hamm, Matthew Rhys, Maura Tierney, Michael C. Hall. Aunque entre tantos rostros y líneas narrativas muchos de estos personajes terminan quedando desdibujados y en una presencia sólo funcional. A lo largo de la película se van exponiendo los diferentes puntos de vista (y algunas excusas) sobre el uso de la tortura (a la cual llaman “técnicas de investigación”), qué es, qué implica, cuándo está permitida, cuándo no es ilegal. Lo absurdo de todo esto es que, más allá de que algunos hayan querido defenderla, no tenían siquiera el aval de su eficacia, potenciando la brutalidad de todo esto. Ahí es cuando se permite la crítica a la película de Bigelow en pantalla, sobrealimentando esa mentira. También aparece en escena el nombre de Edward Snowden. A Dan Jones le dicen que podría ser acusado de traidor, algo que sin dudas le preocupa porque siempre intenta moverse desde adentro, no por detrás. Quizás sería mucho más fácil entregarle todo el material a un periodista sin dar nombre pero no es ese el estilo de Dan Jones. Como el germen de la película es un personaje encerrado durante largos años en una oficina leyendo y escribiendo, Scott Z. Burns agrega flashbacks sobre algunas de esas historias reflejadas en esas páginas. Esto ayuda a que la narración sea ágil y no decaiga, pero también peca por momentos de ser muy explicativa. Reporte clasificado cuenta con un buen ritmo y sólidas interpretaciones. Es otra de esas historias sobre personajes que luchan para que la verdad salga a la luz. A nivel cinematográfico, quizás sobre todo por el hecho de estar basada en un caso real e intentar ser lo más veraz posible, a veces se le percibe un estilo más televisivo y cuasi documental.
Encubrimiento y exposición El segundo largometraje de Scott Z. Burns como director y guionista, Reporte Clasificado (The Report, 2019), es una historia basada en hechos reales que sigue los pasos de la comisión investigadora del Senado norteamericano de los secuestros y torturas ilegales realizadas por la CIA y los contratistas del gobierno estadounidense en distintos países aliados en su cruzada por fortalecer el terrorismo en Medio Oriente y en Europa y desestabilizar las regiones que poseen recursos naturales en beneficio propio durante los mandatos del presidente George Bush Junior, a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 con la supuesta intención de prevenir nuevos ataques. Adam Driver interpreta en una de sus mejores actuaciones a Daniel Jones, un joven investigador del Senado -con un paso previo por el FBI- encargado por la senadora demócrata por California Dianne Feintein (Annette Bening) para dirigir la comisión para el estudio del Programa de Detención e Interrogación de la CIA, un proyecto conocido como The Torture Report, que tras el análisis de más de seis millones de documentos concluyó que el programa fue un completo fracaso y solo permitió que un puñado de psicópatas se ensañaran contra algunos musulmanes, en muchos casos falsamente acusados de pertenecer a organizaciones terroristas, sin ningún sentido en distintos sitios clandestinos del planeta. Jones lucha aquí contra la tentación de exponer todo a la prensa y convertirse en un nuevo Edward Snowden ante los escollos de la política y contra las prácticas ilegales de la CIA, que pretende perseguirlo y desacreditarlo a pesar de ser un investigador del órgano legislativo que debe supervisar el trabajo de la agencia. Burns consigue adentrarse en una historia muy compleja sobre la justificación de la legalidad de las medidas adoptadas por la CIA durante la administración de Bush a través de escenas muy logradas y un casting impecable. El film también tiene un gran trabajo sobre el material de archivo, al que acude en pocas ocasiones, idónea y acertadamente. El film cuenta con un gran elenco en el que se destacan Adam Driver y Annette Bening, pero que también incluye a Jon Hamm y Michael C. Hall, una música acorde al tono de David Wingo, que viene de componer la banda sonora de la serie Barry (2018-2019), una fotografía apremiante de Eigil Bryld y un gran trabajo de edición de Greg O’Bryant. The Report es un film decididamente político y típicamente demócrata, partidista pero sin tomarse a la ligera el tema de la verdad, que aborda la espinosa cuestión de la investigación de la tortura trabajando muy bien sobre la aproximación histórica, la reconstrucción de los hechos y principalmente destacando la labor descomunal de Daniel Jones para procesar todos los documentos y rearmar con las piezas disponibles un rompecabezas ciclópeo para crear una narrativa que expuso la vileza y la estupidez de todos los que participaron del Programa de Detención e Interrogación de la CIA. Por supuesto también hay una crítica a Zero Dark Thirty (2012), el excelente pero históricamente errado film de Kathlyn Bigelow y a la administración de Barack Obama, en particular a su Jefe de Gabinete, Denis McDonough, que hizo todo lo posible para censurar el documento. Scott Z. Burns recurre aquí a lo mejor de las películas políticas de investigación para entregar una obra que realmente se adentra en el tema que trata para analizar la locura que subyace en una porción de la sociedad norteamericana y de los servicios de inteligencia del país, quienes permiten y alientan este tipo de prácticas viciosas y desenfrenadas proponiendo un estado de excepción que pone en jaque todos los avances en materia de derechos humanos y coloca al mundo al borde de la histeria fascista.
Las torturas que aplicó la CIA para sacar información a supuestos terroristas a principios de este siglo se convirtieron en un escándalo que sacudió los cimientos de Washington. “Reporte clasificado” refleja la apasionante historia real detrás de aquella revelación. La trama se centra en Daniel J. Jones (el talentoso Adam Driver), un investigador del Senado de EEUU que trabajó obsesivamente durante cinco años para demostrar que la central de inteligencia torturaba, ocultaba esas prácticas y encima no obtenía los resultados buscados. El guionista Scott Z. Burns (colaborador de Steven Soderbergh en películas como “El desinformante” o “La lavandería”) debuta como director con este filme, que tiene todas las marcas de los thrillers políticos de los 70, al estilo de “Todos los hombres del presidente”. “Reporte clasificado” es rigurosa, realista y cruda. También es algo densa, porque se trata de una investigación ardua y compleja. Pero el director se las ingenia para mantener un ritmo sostenido y generar cierto suspenso dramático, apoyado en flashbacks que muestran el terrible accionar del personal especializado de la CIA con sus “técnicas de interrogación mejoradas”, además de las presiones y las intrigas en los pasillos de la burocracia para impedir que el informe salga a la luz.
A Daniel Jones (Adam Driver), miembro del personal del Senado, se le asigna la ardua tarea de dirigir una investigación sobre el Programa de Detención e Interrogación de la CIA. Después de analizar una amplia evidencia, se entera de las “técnicas de interrogación mejoradas”, que han demostrado ser brutales, inmorales e ineficaces, que la CIA adoptó después del 11 de septiembre. Sin embargo, cuando Jones y el Comité de Inteligencia del Senado intentan divulgar los resultados de su investigación, la CIA y la Casa Blanca hacen todo lo posible para evitar que la verdad salga a la luz. Thriller político del estilo de Todos los hombres del presidente pero con un héroe parco e imperturbable. Pocos instantes tiene de exaltación el protagonista de esta historia y la película también posee esa característica. Sin llegar a ser didáctica es clara en lo que cuenta, sin enormes picos dramáticos y por momentos bastante redundante. Pero con mucha prolijidad expone su caso a lo largo de dos horas, sin estridencias pero con bastante contundencia. Aunque todos los personajes están representados por actores, la película se guarda el as en la manga de poner las imágenes del Senador McCain del Partido Republicano, héroe de guerra y víctima de torturas en Vietnam. Con ese toque final la película deja atrás cualquier agenda partidaria y deja en claro su posición ética frente a los hechos que cuenta.
Esta potente y rigurosa película centrada en la investigación del Senado norteamericano respecto a las torturas cometidas por la CIA tras el atentado a las Torres Gemelas tiene como gran protagonista a Adam Driver, acompañado por Annette Bening y Jon Hamm, entre otros. Un posible título para esta crítica –aquí las críticas ya no llevan título me temo, pero igual– podría ser: “El alumno superó al maestro”. O, más bien, “el guionista que se superó a sí mismo”. En el mismo año se estrenaron, con pocos meses de diferencia, dos películas escritas por Scott Z. Burns, ambas con destino norteamericano de servicio de streaming: LA LAVANDERIA, dirigida por Steven Soderbergh (Netflix) y REPORTE CLASIFICADO, que en los Estados Unidos va por Amazon y que Burns dirigió sobre guion propio. Lo curioso es que son dos películas de investigación sobre temas políticos recientes y relevantes, pero ambas son muy distintas en tono y ejecución. Allí donde el film sobre los Panamá Papers era una suerte de sátira que apuntaba a la burla y a la parodia para criticar ese escándalo económico, aquí Burns va por un camino muy diferente: clásico, ortodoxo y mucho más efectivo. El tema “candente” de REPORTE CLASIFICADO son las torturas a las que los militares y la CIA sometieron a sospechosos de terrorismo luego del atentado a las Torres Gemelas. El film, que se narra en dos tiempos, sigue la investigación que un joven Daniel Jones (Adam Driver, que actúa al parecer en 20 películas por año) hace acerca del tema para el Comité de Inteligencia del Senado, internándose durante lo que terminan siendo años en una oscura oficina ubicada en un subsuelo de la CIA revisando memos, papeles y otros materiales para determinar responsabilidades de los horrores cometidos durante el Programa de Detención e Interrogatorio de esa agencia. En paralelo, la película va haciendo flashbacks a los hechos que tuvieron lugar en los días, meses y años inmediatamente posteriores al 9/11 mostrando cómo se fue implementando ese programa de torturas y cómo luego se fue negando y escondiendo del conocimiento, no ya del público, sino de los propios políticos estadounidenses. La película, que será apreciada más por los que conozcan y se interesen mucho en el tema, es muy precisa y específica (casi demasiado, como si el cine tuviera la misma obligación de ser 100% idéntico a los hechos y hasta los diálogos) pero con momentos verdaderamente apasionantes. No hay ni grandes persecuciones ni amenazas, y si se la compara con los clásicos del género de los años ’70 como TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE (acaso el gran modelo) es seca y dura como una larga nota de investigación de la edición de domingo de un diario. Pero lo que se juega es –en estos momentos políticos– realmente clave y tiene que ver con las responsabilidades de los gobiernos que cometen actos ilegales. A lo largo de la investigación de Jones surgirán varios ejes narrativos ligados a distintos delitos cometidos en nombre de la Seguridad Nacional. Y así, mientras la mayoría de sus jefes y colegas, por distintos motivos, abandona el barco con el correr de los años, el hombre se pasa más de seis investigando para finalmente toparse con problemas de índole de conveniencia política: aún teniendo razón y habiendo descubierto terribles verdades, ¿es políticamente conveniente hacerlas públicas? ¿No se pondrá en riesgo a personas aún activas en investigaciones? Esa es una de las grandes preguntas de una película que plantea otras igualmente interesantes, ligadas a los métodos de investigación de Jones (no todos completamente correctos en términos legales) y a la propia lógica de los actos de tortura. Es que la CIA no niega que existieron los interrogatorios ilegales sino que dice –como parecía indicar también la película ZERO DARK THIRTY, de Kathryn Bigelow, que aparece aquí como parte de la trama– que sirvieron, que cumplieron su cometido y que eso los vuelve justificables. Jones asegura que no sirvieron y está dispuesto a probarlo. La película puede ser algo gris y ardua de seguir pero los temas son tan apasionantes –y el elenco por lo general excelente, incluyendo a Annette Benning, Jon Hamm, Corey Stoll, Michael C. Hall y Matthew Rhys, la mayoría de ellos de fama ligada a muy buenas series televisivas, incluyendo al propio Driver– que se sigue con mucho interés. De hecho, cuando Burns intenta volverse más clásicamente “cinematográfico”, como en la recreación de algunas escenas de tortura, la película bordea la innecesaria crueldad. En su primer trabajo grande como director, Burns puede no tener tan en claro el manejo de los recursos cinematográficos como sí los tiene en el terreno del guion (el hombre escribió un episodio de la saga BOURNE y varios films de Soderbergh, generalmente relacionados con investigaciones, como CONTAGIO y EFECTOS COLATERALES, así como las más paródicas y menos efectivas EL DESINFORMANTE y LA LAVANDERIA), pero sí tiene la convicción de estar entregando una película seria, intrigante, por momentos poderosa e indudablemente relevante, especialmente al estrenarse en medio del impeachment del presidente de los Estados Unidos por temas también ligados a la ética de las relaciones internacionales. ¿Casualidad? No lo creo.