Una familia numerosa es una película monotemática con escasos matices y aristas y con poco y nada de diversión. Si vas al cine considerando que va a ver una comedia dramática, seguro te va a gustar mucho más ya que no vas a salir desilusionado. La premisa promete una historia muy divertida, pero el guión es demasiado esquemático ya que prácticamente todo...
Tómalo con calma. Vince Vaughn encarna a David Wozniak, una suerte de slacker que lo único que puede criar son plantas de marihuana en su casa, en esta auto-remake que filma el canadiense Ken Scott de su película Starbuck, de 2011. Cuando David se encuentra a un hombre en su departamento que viene a informarle que es padre de 533 hijos -por haber donado su esperma a una clínica que cometió el error de darlo a todas sus clientas- y que 142 de ellos desean conocerlo, ahí es cuando explota todo el carisma de Vaughn en la pantalla, mientras le grita -en el español que puede articular- al hombre que trata de explicarle la situación: “¡Yo no soy David Wozniak!”. Pero David, que tiene un corazón grandote, decide convertirse en una especie de ángel guardián de todos sus hijos, descubriendo cada día dentro de un sobre los perfiles de cada uno de ellos y visitándolos. Así logra estar con ellos en algún momento definitorio de sus vidas.
Donaciones con sorpresas La comedia protagonizada por Vince Vaughn es la remake de un film que ganó el galardón al "mejor guión" en los Genie Awards, el equivalente canadiense del Premio Oscar. Una familia numerosa (Devilvery Man en su buen título original) es un producto que, a priori, parece ser una comedia liviana más. David Wozniak (Vaughn, el actor de Los rompebodas) es un hombre frustrado sin demasiados compromisos cuyas donaciones anónimas a una clínica de fertilidad, realizadas veinte años atrás, le dieron...533 hijos. Lo que parece un disparate, encamina a David hacia un viaje que le cambiará la vida para siempre. Lo más atractivo de la película pasa por los giros que presenta la historia y por los toques melodramáticos que llevan al personaje central al autodescrubrimiento, aunque tampoco deja de lado algunos golpes bajos. El tema de los vínculos entre pares e hijos aparece en todo el relato y propone otras lecturas. Vauhgn, quien se mueve cómodo en el registro de la comicidad, está secundado por un correcto Chris Pratt (Ella, nominada a los premios Oscar) en el infeliz rol de "hombre de familia" que hace lo que puede mientras él enfrenta una nueva y apabullante realidad que lo podría llevar a un verdadero escándalo mediático. El "efecto multiplicador" que propone la trama resulta funcional, más allá que aborda el tema de la donación de forma exagerada. Al buen desempeño de los jóvenes actores que descubren a su nuevo "padre" se suma una historia original y entretenida.
Los hermanos sean unidos David Wozniak es un repartidor de carne con problemas emocionales para comprometerse y madurar. Un día se entera que las donaciones que ha hecho en su juventud a un banco de esperma han resultado en la gestación de 533 hijos, de los cuales 142 demandan a la clínica para conocer la identidad del donante. Pronto la curiosidad lo vence y comienza a investigar qué ha sido de la vida de sus hijos. Una familia numerosa es una remake del film franco-canadiense Starbuck (2011). Ambos, fueron realizados por el director Ken Scott y el escritor Martin Petit, quienes replicaron la película prácticamente escena por escena, pero con diferentes actores. En el año 2012 en Argentina se realizó una miniserie para televisión llamada El donante (protagonizada por Rafael Ferro, María Alché, Muriel Santa Ana y Carlos Belloso), que podría estar inspirada en esta misma historia, dada la increíble semejanza argumental: en la versión vernácula, Bruno (Rafael Ferro) es un exitoso ingeniero que en su juventud había hecho donaciones a un banco de esperma. En su cumpleaños 45, una de las hijas (María Alché) que ha sido concebida gracias a sus donaciones descubre que Bruno es su padre biológico y lo confronta. Esto llevará a Bruno al descubrimiento de que hay otros 144 hijos suyos, y junto a Violeta saldrán a su búsqueda para conocer qué ha sido de sus vidas, aunque no existe mención alguna de esta serie en los créditos. El núcleo mismo de esta idea (la revisión sinóptica de historias de vida de personas vinculadas al pasado del protagonista) tiene algunos antecedentes, como el clásico francés de Julien Duvivier: Un carnet de bal (1937), donde el protagonista, en la etapa de su vejez, rastrea a las mujeres con las que estuvo alguna vez vinculado sentimentalmente con el objetivo de conocer qué ha sido de sus vidas; y más cercano en el tiempo, Flores Rotas (2005), de Jim Jarmush. Pero volviendo a la película que nos ocupa, creo que en ella se ha sacado -en términos generales- todo el provecho posible de una idea que sin ser defectuosa, resulta del todo inadecuada para el formato cinematográfico comercial. ¿Por qué? Porque, según pienso, el atractivo de la propuesta reside en la posibilidad de conocer la vida de cada uno de esos hijos; en ver las reacciones que éstos tendrán al enfrentarse a ese padre que ha estado buscándolos -y velando por ellos- desde el mismo anonimato que los ha gestado: en el conflicto que late en cada uno de esos encuentros posibles. Los realizadores, en cambio, se han decidido por una mirada sinóptica y superficial de unos pocos casos -10 aproximadamente-, y el pobre resultado de esta estrategia narrativa es insatisfactoria. Claro que una puesta que pudiese concretar cada una de esas posibilidades en cada uno de esos casos particulares habría dado como consecuencia un largometraje de una extensión tal que habría sido imposible exhibirlo en el circuito comercial. Quizás el formato literario de la novela hubiese resultado más conveniente a la exposición de los contenidos de la idea. En cuanto a las cuestiones formales del guión, advertimos dos importantes defectos: por un lado la proliferación innecesaria de conflictos alrededor de la trama central, y, por otro el planteo de resoluciones cuasi-mágicas de todos los conflictos que se plantean. El problema de la multiplicidad de las líneas narrativas reside en que ninguna de ellas está lo suficientemente desarrollada como para competir, o siquiera complementar a la trama principal, quedando cada una de ellas relegadas a la condición de mero paisaje de fondo. Si a esto se agrega el escamoteo de situaciones conflictivas en cada uno de los encuentros que David tiene con sus hijos, resulta de todo ello una estructura narrativa excesivamente débil y dependiente de las ocurrencias particulares (gags, por ejemplo) que cada uno de los films consigue producir. El segundo problema es que todas las potenciales situaciones conflictivas que se presentan en lugar de permitirles un desarrollo que incrementase su condición dramática han sido resueltas casi mágicamente: cada encuentro que David tiene con sus hijos no sólo llega a ser un éxito rotundo e inmediato, desde el punto de vista de la eficacia necesaria para resolver la contingencia que se le presenta en cada caso, sino que cuando su verdadera identidad queda a descubierto las reacciones de las personas que lo rodean (hijos, hermanos y pareja) son siempre positivas. Incluso, el problema de la deuda, y el dilema que se le plantea al protagonista en el tercio final de la película cuando debe decidir si revelar su identidad o cobrar la indemnización a la clínica, se resuelve a partir de un deus ex machina, cuando el padre -imprevistamente- le facilita todo el dinero que necesita para cubrir el monto adeudado. No obstante, caben destacarse las labores cómicas de Chris Pratt y Vince Vaugh. Este último encarnando un personaje atípico dentro de su filmografía, quizás más en la línea de Aprendices fuera de línea (2013). Cobie Smulders, en cambio, no ha logrado dar vida a un personaje que por sí carece de matices, y cuyo peso en el relato de conjunto (como ya hemos dicho) es prácticamente nulo.
Escrita y dirigida por Ken Scott, Una familia numerosa (Delivery man) es la remake de Starbuck (2011), también del director. El resultado es una comedia que apenas hace reír. Soy tu padre David Wozniak (Vince Vaughn) trabaja como repartidor de carne en la empresa de su familia. Es un hombre que no tiene muy encaminada su vida, no termina nada de lo que se propone, está endeudado y ni siquiera puede cumplir con su trabajo. Su novia (Cobie Smulders), está bastante cansada de él por su falta de compromiso y cuando descubre que está embarazada, decide dejarlo afuera porque no puede contar con él. Un día descubre que la clínica de fertilidad en la que él donó esperma 20 años antes, usó de manera excesiva su esperma y que tiene un total de 533 hijos. Y esto no termina acá, 142 de estos hijos quieren conocer la identidad de su padre. Con ayuda de Brett (Chris Pratt), su amigo y abogado, David busca la manera de hacerle frente a esta extraña situación. Sus “nuevos” 142 hijos cambiarán para siempre su vida, quien verá esto como una oportunidad de tomar las riendas de su vida y aprender a ser padre. Un papá genial Lo mejor de la película es Chris Pratt (te sigo desde Everwood), el amigo de David. Tiene mucha chispa y en este papel se destaca y logra las mayores carcajadas. Las escenas con sus hijos son las mejores. El resto del elenco está correcto, pero tampoco brilla, son papeles con pocos matices. Una cosa que me jugó en contra a la hora de ver la película fue el cambio de tono. Al comienzo tenemos una comedia muy buena, pero enseguida la película vira hacia la comedia dramática y se disuelve el tono jocoso inicial. Y ahí pierde el encanto De tanto en tanto tiran un gag, y listo. Se vuelve melodramática, de una manera muy cursi. La cuestión de la paternidad de David está tratada de manera simplista y abundan los clichés en las escenas que comparte con sus hijos. El guión a mi parecer está un poco flojo de papeles, toda la situación legal de los hijos queriendo saber la identidad del padre me resultó bastante inverosímil, pero tampoco quiero adelantar elementos de la trama. Por otro lado, hay una gran cantidad de subtramas que no se terminan de desarrollar, por el simple hecho de que son demasiadas historias para abarcar. Lo peor, todo se resuelve mágicamente, todos están felices y se emocionan, hay un exceso de sentimentalismo tremendo. Conclusión Una familia numerosa es una película excesivamente sentimentalista, con un guión flojo y muy pocos toques de comedia. No faltan los golpes bajos ni la moraleja final en un film que abre demasiadas líneas narrativas y termina tratándolas de manera superficial. Parte de una premisa interesante, pero se convierte en un producto políticamente correctísimo, meloso y cursi, repleto de lugares comunes.
Una familia numerosa es una de esas películas que tienen un buen mix de escenas muy buenas y muy divertidas y otras muy tontas e insoportables. Por ello, al momento de analizarla en su totalidad y dar “un veredicto” se dificulta porque queda en el gusto de cada uno y hasta en la personalidad del espectador: si es de los que ven el vaso medio vacío o el vaso medio lleno. La idea de un hombre que donó esperma en su pasado y que en el presente se encuentra con que tiene un montón de hijos (en este caso más de 500) no es nueva e incluso ha sido explotada en un unitario argentino hace poco tiempo. Aún así, el guionista y director Ken Scott fue astuto al dotar de mucha diversidad y hacer pintorescos a los personajes secundarios (los hijos) dando pequeños subplots para cada uno y un hilo conductor entre todos. Cabe destacar que esta es película es una remake del mismo Scott. O sea, es una de las pocas veces donde el mismo realizador vuelve a adaptar su propio trabajo pero esta vez con más presupuesto y a lo Hollywood (el film original fue una comedia indie de Canadá). Y su elegido para el personaje principal fue Vince Vaughn, quien ya ha probado demasiadas veces que sabe hacer comedia y que también puede darle tintes dramáticos a sus diálogos de ser necesario tal como ocurre en este estreno. Si no fuese él, la película sería un completo desastre. Asimismo, Chris Pratt y Cobie Smulders acompañan muy bien en sus papeles. Aún así, estando bien actuada y dirigida, e incluso con un par de giros argumentales interesantes, el film cae en los típicos clichés del género y verdaderamente no aporta nada nuevo. O sea, se deja ver pero no va a arrancar más de un par de risas.
Vamos a ser claros, "Una familia numerosa" tiene todos los elementos necesarios para ser, por lo menos, una comedia entretenida. Un actor de probada eficacia en el género, actores secundarios ídem, una premisa bastante original aunque algo disparatada, y hasta el antecedente de estar basada en otra película (con la cual comparte equipo detrás de cámara) que ganó premios como mejor guión. Sin embargo algo se pierde en el medio, el conjunto de esos aportes toma otro rumbo y se entra en un mar de indefiniciones. Basada en el film canadiense "Starbuck" de 2011 dirigida por el mismo director de esta, Ken scott (con más experiencia en guiones sobresalientes como "La Gran Seducción"). El protagonista es David (Vince Vaughn) el típico eterno adolescente que no sabe muy bien cuál es el camino al que conduce su vida y poco le importa. Repartidor de carnes, en su juventud fue un donante de esperma; y por un error, en la clínica aquella vez le dieron su muestra a todas las clientas del lugar. El resultado toca a su puerta cuando un hombre le anuncia que es padre de 533 hijos y varios de ellos, 142 para ser exactos quieren conocerlo; además espera otro hijo de modo “natural”. Pasada la sorpresa, la ira, y todos los estados que permitan a Vaughn hacer unas muecas aparentemente graciosas y subir su tono de voz a límites entre el grave y el agudo; David decide, con los perfiles de sus hijos en mano, ir a conocer a cada uno de ellos; y así emprende un camino al autoconocimiento. El principal inconveniente de Una familia numerosa es su permanente intermitencia. A diferencia de la original canadiense más inclinada a un tono desprejuiciado con tonos dramáticos, aquí se pretende utilizar el film como un vehículo para otro protagónico del actor de Los rompebodas. Así, constantemente hay un debate entre el gag y la comedia rápida y ligera, y el drama aleccionador que no se priva de algún golpe bajo. Chris Pratt (a quien dentro de muy poco veremos en la nominada Ella) y Cobie Smulders ("How I Met Your Mother") secundan de manera acorde a Vaughn, intentan agregarle algo de gracia y simpatía; pero el guión constantemente los va desplazando a favor de la veta más autocomplaciente del film hasta llegar a un final que no cuadra del todo bien. Vince Vaughn tiene momentos alegres, alguno disparatado, y hasta puede parecer gracioso en ciertos tramos, pero falla cuando tiene que hacer que su personaje empiece a sentar cabeza; cuesta encontrarle un término medio, una transición, que en definitiva es lo que propone el film. Hollywood suele hacer remakes de películas extranjeras para adaptarlas no sólo a su idioma sino a su idiosincrasia. Algo de eso hay en "Una familia numerosa", y es su principal falencia, intentar crear una típica comedia norteamericana en medio de un drama aleccionador que les resulta completamente ajeno.
Una familia muy poco normal Para David Wozniak, la noticia de que el resultado de aquellos centenares de donaciones anónimas de esperma con los que hace años obtuvo unos cuantos dólares en una clínica de fertilización sea hoy un ejército de hijos veinteañeros que andan queriendo saber algo de su ignoto padre es no sólo sorpresiva e impensada. Es casi una verdadera pesadilla para un tipo como él, tan reacio a sentar cabeza y mucho más a asumir la responsabilidad de formar una familia y criar hijos. Ahí tiene el aterrador ejemplo de Brett, su amigo de la infancia, que a duras penas puede arreglárselas con la atención de los cuatro que han quedado a su cargo al cabo de sus fallidas experiencias amorosas. El futuro se presenta más que complejo para David, y por otra parte inquietantemente contradictorio: por un lado, están el desconcierto y el trastorno que le generan los 533 hijos desconocidos de cuya existencia acaba de enterarse (142 de los cuales están empeñados en identificarlo); por otro, la alegría del 543 que viene en camino, según acaba de anunciarle su novia. Pero para completar el panorama se suma el acoso de los malhumorados mafiosos que le reclaman el pago de una vieja deuda, combinado con los altibajos de la carnicería familiar, que difícilmente podría tenderle una mano, sobre todo conociendo sus antecedentes. David podrá ser inmaduro e irresponsable, pero tiene un gran corazón. Es natural que le pique la curiosidad por averiguar qué clase de hijos ha contribuido a procrear, así que cuando le acercan algunas pistas consigue ubicar a algunos. No para darse a conocer, claro, sino para asumir discretamente con ellos el papel de una especie de ángel protector. Ken Scott, autor y director del film canadiense original ( Starbuck ), introduce algunas pocas variaciones al dirigir también esta remake, que mezcla con considerable habilidad el humor y la ternura, sin sobrecargar el sentimentalismo, y le da a Vince Vaughn la posibilidad de aquietar el vértigo cómico, pulsar algo más la cuerda sensible y emplearla para abordar el tema de la paternidad. La situación del padre biológico que sólo conoce a sus hijos cuando ya han superado la adolescencia lo favorece: le permite despojarse de preconceptos y expectativas y aceptar a cada uno tal cual es: de algún modo, lo ayuda a ser un mejor padre. La variedad es extensa: de un talentoso basquetbolista a un chico gay, de un aspirante a actor que trabaja en un bar a un muchacho afectado por una seria discapacidad, de una adicta a la heroína a un músico callejero. El film, que no carece de altibajos, los compensa en buena medida al celebrar esa diversidad y también cierta incipiente fraternidad nacida del origen de la "familia". Y abre para Vince Vaughn una nueva vía para explotar su expresividad.
Más conservador que nuevo Qué quedó de la nueva comedia americana iniciada hace una década o poco más? ¿Adónde fueron a parar esas escenas y personajes transgresores y políticamente incorrectos? Una familia numerosa –feo título comparado con el original Delivery Man– actúa como prueba, no tanto de decadencia definitiva, pero resulta indudable que desde hace algunos años el género ingresó en una discreta meseta de originalidad. A David Wozniak (Vince Vaughn), repartidor de carne, cultivador de plantas de marihuana y de vida afectiva desprolija, de un día para el otro le informan que es el padre de 533 hijos y que 142 de ellos quieren conocer al progenitor. Ocurre que a Wozniak se le ocurrió donar en una clínica una importante cantidad de su esperma "de buena calidad", provocando semejante situación que podría cambiar –o no– su atolondrada vida. Desde allí surgen algunos personajes interesantes: su abogado amigo, la mujer que está esperando un hijo suyo, y por supuesto –de acuerdo a las maniobras del guión– una docena de vástagos del personaje central. Wozniak es un tipo bastante inmaduro, característica de la nueva comedia americana para construir situaciones políticamente incorrectas, convirtiéndose en un sujeto mal visto por el resto de la sociedad. Pero como si Una familia numerosa fuera una parábola del género en estos días, Wozniak irá sentando cabeza, obligado por las circunstancias y por la maldita madurez que requieren los otros. Más allá de aislados momentos felices donde Vaughn hace lo que puede con un personaje que gira de lo cómico a lo dramático, la parábola de Wozniak como padre de un montón de hijos no reconocidos, comprueba que la nueva comedia americana cada día se parece más a modelo de cine conservador, acorde con los peligrosos cambios que viene presentando el género. Más aun, la película está basada en una remake de origen canadiense, Starbuck (2011), realizada por el mismo Ken Scott, cuestión que se relaciona con la falta de ideas que también padece el género en la actualidad. ¿Faltará mucho para una nueva versión, supuestamente transgresora, del clásico Los tuyos, los míos y los nuestros?
Un padre con demasiados hijos La película se encuadra dentro de la comedia familiar, con cierta liviandad en el planteo y resoluciones que no se desarrollan ni profundizan, prefiriendo la comicidad en las situaciones, antes que el análisis. Remake del filme franco-canadiense "Starbuck" (2011), "Una familia numerosa" toma el personaje de David Wozniak (Vince Vaughn), lo ubica en un negocio de transporte de carne de su familia y lo muestra como un muchacho inmaduro, soñador, con problemas económicos por su falta de previsión y su escasa responsabilidad. En este momento está de novio, tiene buena reputación como un tipo de corazón un tanto volátil y recibe la noticia de que su "chica", Emma (Cobie Smulders), está embarazada y ha decidido asumir la situación sola, porque no confía demasiado en él. DINERO ASEGURADO Decidido a cambiar todo lo que hasta ese momento no tuvo su atención y le pedía una actitud de responsabilidad, el pobre David empieza a convivir con su condición de futuro padre. Y justamente lo hace cuando un abogado le da la noticia de que es padre biológico de quinientos treinta y tres chicos y que más de un centenar de ellos, quieren conocerlo. Claro, en su pasado juvenil, siempre escaso de dinero, más de veinte años atrás, se acercó a un "banco de esperma", lo que le representó una segura provisión económica. Y una impensada organización hizo que su "donación", por error, tuviera múltiples adeptas. Pero David decide hacer un cambio en su vida. LOGRADA ACTUACION A pesar de los consejos de Brett (Chris Pratt) su abogado, se involucra en el asunto hijos y relee los informes de algunos de ellos. Finalmente decide vincularse con algunos para ayudarlos y ayudarse dando un giro a su existencia. "Una familia numerosa" se encuadra dentro de la comedia familiar, con cierta liviandad en el planteo y resoluciones que no se desarrollan ni profundizan, prefiriendo la comicidad en las situaciones, antes que el análisis. Es estupenda la labor de Vince Vaugh, como David, con su cuota de inseguridad y no compromiso y a pesar de ello, en la segunda parte del filme, se lo ve intentando alentar a sus hijos en la carrera musical, o en sus labores de socorrista, según sean sus elecciones laborales y hasta en la difícil tarea de abandonar la droga. Como abogado, aparece Chris Pratt, que se luce, en esta liviana producción, junto con un grupo de actores adolescentes.
Esperma generoso David Wozniak (Vince Vaughn) ha llegado a los cuarenta años sin haber logrado casi nada. Trabaja en el frigorífico familiar y es bastante irresponsable en sus tareas, su novia acaba de dejarlo, y está lleno de deudas. Como si todo esto fuera poco, una acción del pasado ha vuelto a pasarle factura; en sus veintes, David donó esperma en una agencia, el cual fue usado más de 500 veces. El resultado de esas lucrativas donaciones, son 533 adolescentes que ahora quieren demandarlo para conocer su identidad. Al mismo tiempo que se entera del gran resultado de su fertilidad, su ex novia le anuncia que está embarazada, y David debe afrontar su paternidad de diferentes formas, acompañando a su novia durante el embarazo para que lo crea un hombre responsable, y un futuro buen padre, y al mismo tiempo acercándose a sus hijos adolescentes, desde el anonimato. La curiosidad de David por conocerlos, e incluso ayudarlos, es lo que genera las situaciones de humor en la película, que al mismo tiempo falla al querer hacer alguna reflexión sobre la paternidad o los lazos familiares. Vince Vaughn ya ha demostrado funcionar muy bien en este tipo de comedias y generar empatía con el público, y su entorno también realiza buenas actuaciones. Es una comedia simple, que no merece ninguna reflexión más que disfrutarla, ya que la mayoría de las escenas son cómicas, ingeniosas, y están muy bien desarrolladas. No más que eso.
Una comedia que tiene un giro en su historia realmente original. La familia numerosa tiene que ver con un hombre muy fértil que donó su esperma y al salir del anonimato se encuentra con una descendencia increíble. Vince Vaughn tiene la posibilidad de lucirse y si bien el film entretiene, hacia el final resulta por demás convencional.
Si bien el argumento resulta artificioso, la comedia tiene la habilidad de presentar personajes creíbles. Además de ser una sarcástica reflexión sobre las responsabilidades y la paternidad, es un filme que resulta entretenido, con momentos de humor muy logrados, que se enmarca dentro de la añorada comedia blanca, sin apelar al golpe bajo ni la escatología, tan de moda en las nuevas películas humorísticas americanas VINCE VAUGHN cumple con creces su papel, dotándolo de sarcasmo pero también de ternura. Sin embargo quien se lleva las palmas es CHRIS PRATT, quien encarna al mejor amigo del protagonista y a quien le toca en suerte, los momentos más descojonantes del filme. Sin ser una maravilla, cumple y dignifica su género.
La idea (padre) era buena Vince Vaughn donó en su juventud semen a un banco de esperma, y ahora quiere conocer a sus hijos. La idea madre (padre, en realidad) es buena. Tan buena que en la Argentina, hace dos años, se hizo una miniserie, El donante, inspirada en la misma trama: un hombre que en su juventud se ganó unos mangos donando semen a un banco de esperma descubre, veinte años más tarde, que tiene una multitud de hijos porque la empresa hizo uso y abuso de sus fluidos. Exactamente 533, de los cuales 142 recurren a la Justicia para conocer la identidad del prolífico -y anónimo- donante. Una familia numerosa (Delivery Man en el original) es una remake de la canadiense Starbuck -hablada en francés-, con la particularidad de que la versión estadounidense estuvo a cargo del mismo director de la original, Ken Scott. Aquí el protagonista es Vince Vaughn, que, carisma mediante, cumple bien su papel de desastre querible, lo mismo que Chris Pratt, que hace del amigo gamba que intenta sacarlo del lío en que está metido. Los chispeantes diálogos entre ellos son lo más rescatable de una película que empieza a derrapar cuando se toma en serio su delirante punto de partida. El protagonista no puede resistir la curiosidad y quiere conocer a esos 142 jóvenes; los va visitando sin darse a conocer y se transforma en un hada madrina que los ayuda desde las sombras (a todo esto, las madres biológicas y los padres adoptivos no aparecen por ningún lado). Así, la trama se va alejando de la comedia y se acerca a la búsqueda de las lágrimas de emoción. Todo se va poniendo cada vez más sensiblero, tendencia que alcanza su cúspide cuando el fertilísimo hombre tiende su infinito amor a un chico discapacitado. En el camino, entre chistes no demasiado graciosos y un crescendo de gestos conmovedores, hay algunas reflexiones sobre la paternidad, la responsabilidad que implica traer un niño al mundo y más etcéteras, con la políticamente correcta conclusión de que lo mejor, siempre, es apostar a la vida.
"Una Familia Numerosa" es una comedia con algún que otro toquecito de drama. Pochoclera al 100 % y para pasar un buen momento en el cine. Lo que resalto y aplaudo, es que vas a disfrutar de un Vince Vaughn haciendo algo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. Un personaje creíble, sin dudas, gracias al abordaje del actor. Grandes escenas - tiernas - son las que se desarrollan con alguno de sus hijos (de la ficción) y con su novia, Emma y su mejor amigo. Cobie Smulders y Chris Pratt, son genuinos en el trayecto de esta nueva versión de "Starbuck" (peli canadiense que tuvo mucho éxito). 533 hijos son los que tuvo David en su vida, pero cerca de 142 son los que vas a poder disfrutar en este largometraje, que como te digo, es para que lo pases super bien y relajes la cabeza de los problemas (bueno, el tema de los problemas déjaselo a David, que tiene más de 500 apenas arranca la peli).
PAPA PARA TODOS "Una Familia Numerosa"(USA,2013), protagonizada por Vince Vaughn y Cobie Smulders es una comedia clásica que toca un tema controversial como es el anonimato de los donantes de esperma. Si bien por momentos el tono gira más hacia el drama, Ken Scott logra dirigir con acierto la historia de David (Vaughn), un repartidor de carne (Delivery Man en el título original) que ve como su vida cambia cuando descubre que de las 693 veces que donó esperma para una empresa, por un error, 533 terminaron en "hijos". No vamos a buscar las explicaciones del por qué de esto (tampoco las vamos a encontrar en la película como tampoco vamos a reconocer sus similitudes en trama y temática con "El Donante", serie argentina de Eyeworks) sino que asistiremos a cómo David irá conociendo de a uno a algunos de los 142 de esos hijos que quieren conocer a su padre biológico. Para acercarse intentará ayudarlos en la situación que se encuentren (una joven drogadicta, un actor que no encuentra su papel, un guardavidas, un guía turístico, un artista callejero, un anarquista, entre otros) cual "ángel de la guarda" y sin revelar su verdadera identidad. La vida de David es muy complicada. Tiene por un lado a prestamistas mafiosos apretándolo, un negocio familiar aburrido (y una familia que lo abruma) y una novia (Smulders) que queda embarazada justo en el momento en el que él se entera de su paternidad masiva. Sólo tiene un amigo (Chris Pratt), que con cuatro hijos, le hará ver que tener descendencia es lo peor que le puede pasar a David y más aún cuando son tantos. Entre ambos armarán una estrategia legal para poder solucionar los problemas económicos de David pero pronto verán cómo todo se les va de las manos cuando éste intentará acercarse a sus hijos biológicos. Hay un sabor agradable en esta película. Un gusto por recrear las clásicas comedias americanas en las que cuando uno piensa que todo está mal, la situación del protagonista se pone aún peor. Y ahí nos divertimos. Amamos este tipo de cintas. Es que disfrutamos mucho cuando vemos las desgracias ajenas en pantalla grande y más cuando, como en este caso, el protagonista es un perdedor a punto de estrellarse en una pared a mil kilómetros por hora, pero cambiará su destino con honestidad y verdadera pasión. El trío de actores protagónicos dotan de una calidad inigualable al filme y su bien la dirección de Scott no, tampoco aburre. Atentos al luminoso soundtrack, un punto más a favor que hace de "Una Familia numerosa" una agradable sorpresa que renueva la cartelera. PUNTAJE: 7/10
Por un puñado de pibes Definitivamente Una familia numerosa es una película muy particular, que trabaja bien aquello que uno podría pensar que va a estar mal de antemano y que se confunde cuando tiene que redondear su mirada sobre la paternidad. En primera instancia, esta comedia dramática del canadiense Ken Scott (a su vez remake de una película suya de 2011) protagonizada por Vince Vaughn tiene una premisa fuerte, de esas que pueden salir para cualquier lado (hasta despistarse) pero que logra trascenderse a sí misma para convertirse en un acercamiento interesante sobre las necesidades de una persona que nació a partir de la inseminación artificial de un donante de esperma. Los primeros minutos funcionan sobre el terreno de la comedia en la línea Vince Vaughn: esto es un universo de clase laburante norteamericana, con una pata sobre la idea de familia tradicional pero a la vez poniendo en crisis algunos de sus estamentos, y un protagonista adolescente eterno que busca sentar cabeza. En ese sentido Una familia numerosa no falla, pero se extraña la energía y verborragia de otros tiempos, aunque Chris Pratt cumple adecuadamente como el coequiper cómico. Y esto es así porque, claramente, la película irá indagando progresivamente terrenos más dramáticos que cómicos, a partir del conflicto central: un hombre que donó esperma casi 700 veces, que de ese esperma salieron 533 hijos y ahora un centenar y medio reclaman saber quién fue ese tipo que hizo las donaciones bajo el apodo de “Starbuck”. Una familia numerosa transita tres líneas narrativas fuertes: por un lado la relación de Vaughn con su novia (Cobie Smulders), de la que espera un hijo; por el otro la trama legal que pone al protagonista a punto de tener que reconocer a cada uno de esos pibes que lo reclaman; y finalmente el acercamiento subrepticio que va haciendo el donante, cual ángel guardián de esos chicos. Digamos que entre esos hijos hay -obvio- discapacitados, negros, homosexuales pintones y promiscuos, minas que están buenas, drogadictas, laburantes, borrachos, de todo; y que el acercarse a cada uno de estos chicos pondrá al protagonista contra las cuerdas y lo hará recapacitar sobre qué significa y requiere ser padre. Sorpresivamente, en ese recorrido Scott maneja sutilmente algunas instancias que podrían haber caído en el peor trazo grueso y aporta miradas amplias y complejas sobre cuestiones como las adicciones a las drogas, por ejemplo. Pero fanática de las vueltas de guión, la película da demasiadas vueltas hasta llegar a ese momento: el enfrentamiento del protagonista con la responsabilidad de reconocerse socialmente como el autor de aquel episodio. Una familia numerosa la pifia cuando aporta una mirada -una más- biologicista sobre la paternidad, dejando de lado las implicancias sociales y civiles de la paternidad de esos chicos. El discurso final de Vaughn sobre por qué debe o no reconocer a esos chicos, e incluso ser el padre del hijo del personaje Smulders, es bastante cuestionable, anulando por ejemplo la idea de adopción o cayendo en análisis simplistas sobre qué es la paternidad. Y en el camino, para colmo de males, termina llevándose puestos a aquellos pibes, a los que utiliza como vil recurso de guión: seguramente todo esto ocurre porque le preocupa más cómo el protagonista sienta cabeza, que lo otro. Una familia numerosa nunca termina por definir su tono cómico o dramático, y termina cayendo en la peor liviandad de la comedia romántica.
Una comedia familiar Una familia numerosa (Delivery Man, 2013) es una remake del film canadiense Starbuck (2011) dirigido también por Ken Scott y co escrito por Martin Petit, que cumple a rajatabla con el sistema de géneros de modo que no resiste ningún análisis formal, sino que apela a la emoción y gracia que pueda provocar. Y lo consigue, siendo un producto efectivo en su propuesta. La desopilante historia, también desarrollada en la serie argentina El donante, cuenta la odisea de David Wozniak (Vince Vaughn) un fracasado repartidor de carne errático por sus actitudes irresponsables en todos los órdenes de la vida. Un buen día recibe la feliz noticia de ser padre de 533 adolescentes, de los cuales 142 quieren conocerlo. La explicación: donó esperma bajo el nombre de Starbucks en su adolescencia en casi 700 oportunidades. Una familia numerosa sigue la estructura de la comedia familiar: un mal padre que debe restablecer la relación con sus hijos. Línea argumental que ya vimos en Papá por siempre (Mrs. Doubtfire, 1993) o Los pingüinos de papá (Mr. Popper's Penguins, 2011), por mencionar sólo algunas. Pero como todo producto genérico necesita tener una idea original que la distinga de las demás películas aunque siga desarrollando el mismo relato. De ahí la cuestión de las consecuencias del banco de esperma. Otro gran acierto de la película que sigue en relación al cine clásico genérico, es el Star System, en este caso bien aprovechado con la figura de Vince Vaughn. El actor hace de su estereotipo antes de interpretar un personaje novedoso. Y la película parte de la base de un personaje incorrecto política y socialmente, irresponsable como tantos otros personajes de Vaughn (Los Rompebodas, Aprendices fuera de línea). Pero lo hace para redimirlo, para humanizarlo, porque no estamos frente a un film insolente sino ante una comedia familiar. Una comedia que roza el melodrama, al traer funciones propias de su género: la idea de restablecer el orden familiar se menciona en varias ocasiones, al igual que los conceptos de “normalidad” y “anormalidad”. David buscará tomar por primera vez una decisión correcta en su vida, frase que repite hasta el cansancio, para reencaminarse social y familiarmente. Cuestiones que importan dentro de la fantasía del relato. Como buen cine clásico de género que es, Una familia numerosa no buscará jamás ningún tipo de realismo, sino de apelar a la fantasía del buen padre. Eso hace que ciertas situaciones se resuelvan casi mágicamente y sin ningún tipo de explicación creíble. No importa, lo fundamental aquí es trasmitir emociones y si el espectador se siente satisfecho, el entretenimiento es real.
Todos son mis hijos Una familia numerosa es la historia de un hombre que dona su esperma y descubre, años después, que tiene cientos de hijos. Si un filme abre con la banda The Strokes de fondo, instala la esperanza de estar frente a una comedia que funcione como una inyección de juventud en el género. Sin embargo, esto no es lo que sucede con Una familia numerosa, una remake demasiado idéntica a la predecesora Starbuck. En las dos películas, el mismo director decide contar la historia de David Wozniak, un "incompetente" repartidor de carne que dona esperma en 1980 y que ahora se desayuna con la buena nueva de que tiene 533 hijos diseminados por todo el estado. Que el nuevo filme replique la línea argumental del anterior, vaya y pase. Al fin y al cabo, Ken Scott sólo se repite, no le está copiando a nadie. Pero usar dos veces los mismos gags y las mismas tomas es deslizarse por un autoplagio un tanto descarado. Aunque dejemos esto de lado, justificado por la lógica de la remake, seguiremos encontrando puntos flacos. El disparador temático de Una familia numerosa es atractivo, las consecuencias de la donación anónima de esperma es un asunto de discusión actual, interesante para estructurar la línea argumental. Pero el guion no termina por explotarlo y elige irse por la tangente. 533 hijos son motivos de sobra para generar una buena cantidad de escenas desopilantes. Cuando David (Vince Vaughn) se entera de que es un papá al por mayor decide ponerse en contacto (en carácter de "ángel guardián") con alguno de su retoños de probeta. Pero esa seguidilla efectiva de encuentros entre cómicos y sensibleros se esfuma cuando la trama se deja arrastrar al fondo común de la comedia norteamericana: el adorable "loser" que tiene su revancha. Para una historia que no quiere ser moral, al tomarse tan a la ligera la cuestión de la inseminación artificial, todas las escenas sentimentales acaban estando de más. El núcleo risueño y verdaderamente funcional de Una familia numerosa no está en la relación de David con su mujer embarazada del hijo número 534, tampoco radica en el inocente lazo del repartidor con su hiperbólica descendencia. Es en las escenas de Brett (Chris Pratt), el amigo y abogado de Wozniak, donde la película se insemina de comicidad. Con sólo cuatro niños, este personaje logra hacer reír y explora las zonas más bizarras del vínculo paternal. A veces, menos es más.
Hace algunos años conocíamos la noticia de un médico experto en fecundación asistida que donaba su propio esperma, con lo cual era posiblemente el padre biológico de unos 600 casos. Una historia lo suficientemente curiosa, bizarra e insólita como para no convertirse en guión. El canadiense Ken Scott dirigió en 2011 la comedia “Starbuck” cuyo guión, de su autoría, narraba la historia de David, un repartidor de carne, inútil, fracasado, de pocas luces, desordenado y varios etc., quien está barajando la posibilidad de tener un hijo para “ordenar” un poco su vida, para sentar cabeza. La gente que lo rodea (padre, amigos, colegas) trata de hacerle ver que estando cómo está su existencia embarcarse en esa empresa es cuanto menos irresponsable. Sin embargo la buena noticia llega a través de su esposa Emma (Cobie Smulders), anunciándole su flamantemente embarazo. En realidad con ella llegan muchas buenas noticias más al enterarse que su constante donación de esperma en los ‘90 (una forma de hacer unos mangos por esos años) dejó como saldo más de 500 fecundaciones exitosas. Lo sabemos, la donación es anónima, pero al firmar los papeles con el seudónimo “Strabuck” (tomado de un famoso toro semental canadiense) 142 personas encuentran el hueco en el sistema como para, judicialmente, reclamar la revelación de la identidad del padrazo. La obra nunca fue estrenada en la Argentina, pero dos años después (nada más que dos años después) el mismo director, sin alegar demencia tradujo el guión al inglés, le sacó fotocopia y volvió a realizar la misma película, pero en Estados Unidos. Calcada escena por escena es fácil suponer la razón de ser de “Una familia numerosa”: Plata. Ni lerdos ni perezosos los productores entendieron que para recaudar bien necesitaban un nombre convocante para la risa. Uno sólo. El resto, con que sepa actuar alcanza. Ken Scott convocó a Vince Vaughn (podría haber sido Seth Rogen o Steve Carrell) para el personaje de David, asegurándose la comicidad de un buen actor de éste género, y a Chris Pratt para secundarlo (muy bien) animando a Brett, su abogado y amigo. Es éste último quién le consigue a David le con sigue un sobre conteniendo los nombres legajos de los “chicos” que reclaman conocerlo. Contra el consejo de su amigo (o de cualquier guionista enemigo de lo previsible) David saca uno de los perfiles del sobre. El chico resulta ser un conocido basquetbolista de la NBA. Se lo ve entusiasmado al padre novato viendo jugar a su primer “hijo”. Dos minutos después saca otro papel del sobre. En la mente del espectador se forma un inmenso “¡Oh-Oh!” frente al posible contenido de los próximos 75 minutos de “Una familia numerosa”. A la larga, acompañado de buenos actores secundarios, el director termina entregando una comedia aceptable cuya mayor virtud reside en el talento de Vince Vaughn para manejar la comicidad de su personaje en los momentos de conocer y visitar a su prole. Ahí la compaginación dinámica funciona con buen timing. En todo caso las dificultades se presentan cuando la historia se vuelve excesivamente dramática para el tipo de situación que propone inicialmente, luego el ritmo decae junto al argumento que por instantes se sostiene con alfileres. Es difícil partir de algo cercano a un absurdo para luego llevarlo a un plano realista sin caer en la auto-burla. Por otro lado, lo previsible del asunto hace recaer demasiada responsabilidad en la sub-trama, con el protagonista tratando de demostrar a su novia su nuevo sentido de la responsabilidad para poder estar juntos cuando se produzca el nacimiento del nuevo integrante de su familia También hay una de esas charlas entre David y su papá, útiles para planchar el relato y sacar alguna lágrima. A priori siempre hay una buena dosis de “gancho” cuando vemos comedias cuya temática parte de un “¿Qué pasaría si…?”. Teniendo en cuenta que “Starbuck” funcionó bien en su mercado, y que “Una familia numerosa” es una remake exactamente igual a su versión original, no podemos decir que Ken Scott haya arriesgado algo más que unos billetes. ¿Cómo era eso de, mejor malo conocido…?
Es la simpatía de Vince Vaughn -y no otra cosa- la que logra que esta historia, la de un hombre cuya donación de esperma, veinte años atrás, ha resultado en más de 500 hijos, decide enfrentarse a ello y, en el camino -como siempre sucede en el cine- aprende algunas cosas. Vaughn es un gran comediante y su aspecto de niño grandote, de adulto a medio cocer, cuaja perfectamente con la historia, que solo tiene como aspecto poco trivial la enormidad de sus cifras.
De manual Una familia numerosa cuenta con la (omni) presencia de Vince Vaughn para realzar un poco la performance del film y atraer a un mayor número de espectadores, principalmente a aquellos adeptos a su estilo. Pero muchas veces con un comediante ducho en el tema (aunque algunos no comulguen con él) no alcanza siquiera para mantener el nivel de la original. Porque en verdad, esta cinta es una remake de aquella proyección canadiense titulada Starbuck, que tuvo lugar en el 2011 bajo la dirección y el guión (por cierto creativo) del propio Ken Scott, quien ahora lanza el producto gracias a Dreamworks. Vaughn cumple con su rol interpretando a David Wozniak, un repartidor de carne que en su juventud se ganó unos dólares donando esperma. Confundido y sin encontrarle un rumbo certero a su vida, se entera de que es padre de 533 hijos y que más de 100 quieren conocerlo. En el medio de tamaña noticia, acarrea una importante deuda y su especie de novia (o acompañante esporádica) le comenta que está embarazada de él. Difícil de definir en términos puntuables, Una familia numerosa porta un peso algo más fuerte en sus dificultades que en sus aciertos, y ese es el principal desatino por el cual no cierra o no termina agradando por completo. Lo cierto es que su protagonista es quien saca adelante algunos contados momentos complacientes a partir de su gestualidad y de lo oportuno de sus gags. Su timing a la hora de sacar sonrisas y de generar empatía resulta no sólo aceptable sino también convincente. Todo lo que resta es irregular, pero en demasía, y posiblemente este sea el factor más importante en cuanto a los problemas de conexión y enlace para con el público. Si bien la película está encuadrada como comedia, el tinte humorístico parece ser el que menos prevalece en la historia. A grandes rasgos, cada tres cuartos de pasajes que se delimitan prácticamente en un drama acentuado por la banda sonora y por apelaciones sentimentales bastante trilladas le sigue (o se mezcla en el medio) una instancia pasablemente jocosa. Previsible y de a ratos algo cansina por su peculiar y desigual derrotero, Una familia numerosa se opaca fácil y continuamente por su intermitencia e indefinición, siendo estos componentes los que actúan como primordiales para no acabar de sazonar correctamente y conquistar así el paladar del observador. LO MEJOR: Vince Vaughn y algunas circunstancias entretenidas o risueñas. LO PEOR: oscila entre el drama y la casi comedia, valiéndose más del primero para proceder a contarnos la historia. Pierde el rumbo, parece boyar en la nada misma de a ratos. Previsible. PUNTAJE: 5
Multitudinarias apariciones Una familia numerosa (Delivery Man, 2013) es una remake del film canadiense Starbuck (2011) -como se conoce al personaje de Vaughn) dirigido también por Ken Scott. La trama se centra en David Wozniak (Vince Vaughn) un fracasado y endeudado repartidor de carne errático por sus actitudes irresponsables en todos los órdenes de la vida; la cual está estancada en la ilusión de lo que supo ser. Todo esto se mantiene durante cierto tiempo, hasta que un día el pasado le da un cachetazo feroz a David: es padre de 533 adolescentes, de los cuales 142 quieren conocerlo. ¿Cómo sucedió esto? Nuestro protagonista confiesa haber donado esperma bajo el nombre de Starbuck en su adolescencia durante más de tres años; a cambio de una gran suma de dinero por cada “donación”. A partir de esto se debate algo que muchos de nosotros consideramos un tema cerrado: si el donante además de ser progenitor es también padre en cuanto a lo simbólico se refiere. Algunos creemos que lo biológico no implica necesariamente asumir la función simbólica que implica la paternidad; y más aún en casos de donación de esperma, donde se explicita esto en un contrato de confidencialidad. Bueno, la cuestión es que en esta película todo esto se toca pero muy, demasiado superficialmente y con toques que lejos de aportar humor, sólo logran caer en más clichés que ya vimos y oímos miles de veces. Una-Familia-Numerosa-Delivery-Man-Carteleras-de-Cine-620x350 Más allá de eso, la película parte de la base de un personaje incorrecto política y socialmente, irresponsable (algo que Vaughn suele interpretar en casi todas sus caracterizaciones) que rápidamente intenta humanizarse, y cambiar de posición subjetiva al enfrentarse a este multi-encuentro. El debate sociológico y legal quedan en segundo plano absolutamente, porque la pretención del film de Scott es justamente otra: tomar un tema sensible y lograr empatía a través del humor. En teoría esta propuesta puede funcionar, pero el inconveniente es justamente que el humor está bastante ausente en la cinta, y cuando aparece no logra el efecto esperado. Una familia numerosa es en síntesis una película excesivamente sentimentalista, con un guión que hace agua por todos lados, y que carece de buenos toques de comedia. Además la temática nos predispone a caer en lugares comunes y recurre constantemente al golpe bajo, y luego de un desarrollo algo interesante, los conflictos que nos presenta el film se cierran sólo superficialmente. Lo más destacable tiene que ver con las actuaciones bien logradas, en especial la de Vince Vaughn y su compañero de aventuras y defensas, Chris Pratt.
Los hijos de Vince Vaughn Es raro... no se si les pasa a ustedes también, pero cada vez que veo una comedia de Vince Vaughn pienso: Hay algo que no está bien... pero estoy entretenido y me estoy divirtiendo... ¿estaré bien? Sus películas suelen ser bizarras y a la vez un tanto trilladas, pero así y todo se las arregla para salir más o menos bien parado. En esta ocasión con "Delivery Man" o "Una familia numerosa", como se la tituló en Argentina, nos entrega una de sus películas más edulcoradas, con algunos golpes bajos que no llegan a ser del todo groseros pero que se nota fueron pensados para ablandar el descreimiento del espectador, que ya lo tiene bastante encasillado en su personaje habitual de polaco-americano bruto pero de buen corazón. Acá interpreta el mismo rol, pero con un toque más fuerte de sensibilidad para llegar a un público más amplio. ¿De qué se trata la peli? Cuenta la historia de un polaco-americano desastroso pero de buen corazón que en su juventud, para ganar dinero, donó muchísimo esperma a una compañía que hizo uso y abuso del mismo para también ganar más dinero. Por ello, nuestro personaje irresponsable pero carismático, llamado David Wozniak (Vince Vaughn), se encuentra con la poco probable noticia de que es padre biológico de más de 500 chicos nacidos entre 1991 y 1994. Por supuesto, por más de que su excéntrico abogado Brett (Chris Pratt) le aconseja no relacionarse con los chicos, el protagonista decide conocer a uno de ellos, luego a otro y a otro hasta que se convierte en un vicio que no puede dejar. Esto le trae consecuencias en su vida normal y lo convierte en una persona distinta a la que era hasta el momento. De hecho, la noticia afecta bastante la turbulenta relación que mantiene con su novia Emma (Cobie Smulders). Como podrán leer, se trata de un trama que roza casi el drama y de hecho presenta entre sus gags de humor varios momentos lacrimógenos que hacen de este film una montaña rusa de risas y nudos en la garganta. No es de lo más inteligente, pero se deja ver y uno no sale de la sala pensando que le robaron el dinero. Lo mejor tiene que ver con las interpretaciones de un hilarante Chris Pratt en rol de abogado y amigo del protagonista, una refrescante Cobie Smulders que le da otro aire a la gran pantalla y hasta la pequeña labor de varios jóvenes actores que hacen de sus hijos. Lo peor es que se hacen demasiados chistes sobre el tema del conflicto de identidad que tienen los jóvenes por no haber conocido a su padre biológico y eso por momentos toma tintes de mal gusto. La otra cuestión no tan buena, es la falta de expresividad del protagonista, Vince Vaughn. Está muy encasillado en un estilo de personaje, muy similar a lo que le sucede a Adam Sandler con sus roles. Creo que debería despedirse por un rato del polaco bonachón y buscar alguna vuelta de tuerca que lo haga más versátil. Un peli que sin todas las luces, entretiene y se deja ver sin tener luego el remordimiento de sentir que estuvimos perdiendo el tiempo.
En caso de que aún no lo sepan, esta "Delivery Man" es una remake de una deliciosa comedia canadiense de Ken Scott. Por alguna razón, el director accedió a hacer una versión en Hollywood de su éxito, con un guión que elige hacerse fuerte en la personalidad de Vince Vaughn, en lugar de aprovechar el clima desopilante y desprejuiciado de la original. Si, claro, el hombre es una personalidad. Pero hay que dejar claro que no viene eligiendo bien sus roles, su estereotipo de hombre adulto que se niega a crecer, es demasiado previsible y a no ser que seas su fan, no sorprende ni entretiene como en sus mejores trabajos. En cierta manera, es como Adam Sandler. Si Vaughn te cae bien, verás sus películas, sin importar si realmente son atrayentes o no. Son íconos de la comedia americana y son muy exitosos. Aquí, ya saben, el protagonista es un hombre bastante limitado y sin gracia, que por un hecho fortuito, accede al banco de datos de una empresa para lo cual había donado semen en los noventa. Tamaña sorpresa se lleva cuando descubre que es padre de cientos de chicos (más de 500, aprendan!) y comienza a evaluar que curso seguir con la noticia. Es decir, hacerse cargo de alguna manera de formar parte de sus vidas u olvidarse del tema. Más allá de lo que el sentido común impulsa, David (Vaughn) decide transformarse en algo así como un cuidador de sus "hijos". Lo que Scott elige subrayar en su protagónico es la veta melancólica, de cambio y evolución. Escapa a lo escatológico extremo (que realmente creo que favorecería el ritmo de la cinta) y se instala en el registro tierno, apenas simpático, de las desventuras de un hombre tratando de "hacer las cosas bien". No es, desde ya, un tratado sobre la paternidad, pero si deja algunas ideas flotando en cuanto a la reparación y cómo ir transitando la madurez. Claro, si buscan una comedia desopilante, quizás se sientan un poco fuera de foco, dado que hay demasiada candidez en el relato. "Una familia numerosa" no es de los mejores trabajos de Scott ni de Vaughn (a quien, insistimos, nos gustaría ver en otro rol, creemos que tiene con qué) pero puede arrancarte alguna sonrisa si estás predispuesto.