Una narración apropiada sobre la angustia adolescente, apoyada con solidez en el aspecto técnico e interpretativo. Las películas con adolescentes como protagonistas padecen –y continuaran padeciendo— el prejuicio de ser categorizadas como retratos melosos y/o exageraciones de temas sin importancia. Pero no perdamos de vista dos cosas: Primero, todos fuimos adolescentes alguna vez y Segundo, en el significado etimológico de la palabra está implicado el concepto de dolor. Si bien, la triste mayoría de las producciones audiovisuales locales han tratado el tema de un modo superficial e inverosímil, están aquellas producciones que se limitan a contar los hechos de forma lo más verosímil posible. Abzurdah pertenece a este segundo grupo. Nada de absurdo Adaptación del best seller basado en hechos reales, Abzurdah cuenta la historia de Cielo Latini (Eugenia Suarez), una adolescente con una personalidad bastante peculiar, que conoce vía Internet a un chico llamado Alejo (Esteban Lamothe). La trama se complicara cuando ambos se conozcan cara a cara, y comience un idilio que para ella es amor, pero para él no lo sea tanto, y que la termina adentrando en la anorexia. Abzurdah posee un guión bien construido, que no le da respiro a su protagonista tirándole conflictos a diestra y siniestra; con sus padres, con el chico en cuestión y hasta con ella misma. Si bien el tercer acto tiene un clímax abrupto --fácil y muy rosa para la intensidad que llevaba hasta entonces--, es lo suficientemente satisfactorio y deja al desarrollo de la película, como una narración que sabe mantiene el interés del espectador, y no invierte en las escenas más tiempo del necesario. Destaco sobremanera la dirección de Daniela Goggi, que le da a Abzurdah mucho dinamismo, pero manteniendo cierta sutileza; con un ojo quirúrgico para saber donde un corte de montaje o un movimiento de travelling cuenta mejor la historia. Tambien cabe destacar su enorme pericia para la dirección de actores, donde saca interpretaciones creibles y sinceras de adultos adolescentes y niños por igual. Por el costado actoral, Esteban Lamothe compone un adecuado y parco retrato del interés amoroso de la protagonista. Gloria Carrá y Rafael Spregelburd entregan dignos y muy prolijos trabajos interpretativos como los padres de Latini. Pero sin desmerecer a este capaz reparto, hablar de Abzurdah es hablar de la actuación de Eugenia Suarez, que debo decir que me ha sorprendido gratamente. Una verdadera revelación actoral sin ningún lugar a dudas. Una joven que le puso el cuerpo (nunca mejor dicho), el alma, la voz y la mente a su personaje. Brilla tanto en los intercambios que tiene con los otros miembros del reparto, así como los que experimenta en la más absoluta soledad. Dota de una credibilidad y una angustia a su Cielo Latini en una forma tal, que podemos discutir sobre cualquier otro aspecto de la película, pero estoy dispuesto a recibir los epítetos que vengan si soy categórico al decir que es un gran trabajo interpretativo. Dios quiera que Suarez siga por este camino, eligiendo personajes así, complicados, desafiantes, obligando –y logrando con creces-- al espectador que vea más allá de su evidente belleza y se encuentren con un talento con todas las letras. Conclusión Puede que muchos tilden a Abzurdah como una película de Hallmark a la Argentina (o de las tardes con Virginia Lago), pero en un panorama tan frecuentemente endeble en materia narración, se debe destacar cuando una película se molesta en hacerlo de una forma digna. Sin llegar a ser excelente, pero muy por encima del promedio, Abzurdah es una película que llega a suficientemente buen puerto por obra y gracia de un guion decente, técnica prolija y una destacable labor interpretativa. Si le cuesta meterte en la cabeza de una adolescente, abstenerse; puede llegar a tener todo lo que odias. Pero si puede recordar lo que era, o si tiene una mente abierta, se va a encontrar con una narración adecuada de una temática controversial.
El placer en la autodestrucción Puede que a muchos el título "Abzurdah" no les resuene a nada, pero para la generación de chicas que todavía estaba en la secundaria allá por el 2004, era uno de los libros del momento, aquel que llevaba a debates y comentarios, y que se convirtió en el best seller que alertaba sobre la anorexia. Cielo Latini (interpretada admirablemente por Eugenia Suárez en su debut en cine) está en la secundaria y se siente desentendida por su familia y compañeros de clase. En esta permanente búsqueda de afecto conoce a Alejo a través de las redes sociales (Esteban Lamothe). La insana relación amorosa que mantiene con él solo contribuye al desarrollo de su enfermedad. Es un reto ejecutar un film con una historia con tan pocos matices como esta, pero el director logró alejarse del destino de monotonía que lo esperaba y puso el foco en el in-crescendo de la autodestrucción de su protagonista, consiguiendo la empatía del espectador por este personaje, que de haberse trabajado de otro modo hubiera generado el efecto contrario. Así, tanto la dinámica tóxica entre Alejo y Cielo, como la relación con sus padres que afortunadamente no ocupan el rol de “malos” (pero que a pesar de “hacer lo que hay que hacer”, no logran ver la realidad que atraviesa su hija), y su voz en off articulando el relato, refuerzan la sensación de soledad que experimenta y la búsqueda de una felicidad inexistente para ella.. La acompañamos con dolor en cada decisión equivocada, en cada corte y en cada golpe bajo y deseamos cada vez con menos esperanza que retome las riendas de su vida. Y aquí yace el eslabón faltante: Esto no es un spoiler claro, ya que todos imaginamos el final, pero la curva dramática se muestra de un modo tan abrupto que casi no le permite al espectador disfrutar el anhelado desenlace. Con esta excepción, más el desafortunado cover de la China de “Trátame suavemente” de Soda Stereo, y algún que otro plano técnico muy cliché (el cenital de la chica admirando las estrellas en el pasto lo vimos miles de veces), Abzurdah (2015) es una de esas películas en donde todo podría haber salido mal, pero que supo ordenar sus prioridades y conseguir un resultado que, definitivamente, supera las expectativas.
Problemas de gente común Abzurdah, película del libro homónimo sobre la autobiografía de Cielo Latini, un best seller al que alguna vez alguien consideró que podría llegar a mismo destino el contar su historia en la pantalla grande. El opus gira en torno a una joven acomodada, obsesiva emocionalmente, en su tránsito por la adolescencia. Se enamora de un chico para quien ella representa solamente una diversión de rápido descarte. Sin embargo, para ella el hecho conforma su pilar y lo considera todo en su universo, generando traumas que desatan episodios que terminan de llevarla a la anorexia e incluso intentos de suicidio. El film que narra la historia de Cielo, encarnada por Eugenia Suarez, recorre los pasillos del universo adolescente de fines de los años 90, con una prolija realización y narración, y una buena factura técnica. La historia se entiende a la perfección y uno se asimila con las sensaciones que atraviesa el personaje. Pero el dilema del film es ese: solamente entretiene. Se nos pasa la hora viéndola llorar a la China Suarez por un muchacho que no le da lugar en su vida, pero no produce nada emocionalmente. La película, que trata de abordar y plantear desde una historia particular el complejo mundo psicológico de las adolescentes, de su salida del seno familiar, su transición a la vida adulta, es una historia que desde la literatura puede llegar a ser interesante, pero para el cine hace falta algo más. En esta perfidia tampoco ayuda mucho la China, quien parece no poder escapar de su rol de actriz de novela y a pesar del esfuerzo del gran elenco, recae en ella la falta de peso dramático que termina relativizando las acciones y el carisma necesario para llevar semejantes traumas. Abzurdah es una película televisiva, luce bien y se vende bien, pero no deja de ser parte de ese intento frustrado de hacer del cine argentino un cine para un público masivo, que apenas escapa del cómodo sillón para encontrarse con un material algo más arriesgado, pero sin llegar a sentirse manchado con una historia horizontal.
No tan absurda Basada en la novela homónima y autobiográfica de Cielo Latini (que no leí, por lo que fui a ver Abzurdah sin demasiada información previa), la película cuenta la historia de una adolescente de clase media-alta que vive en La Plata (Cielo, interpretada por Maria Eugenia Suarez) junto con sus padres (Gloria Carrá y Rafael Spregelburd) y sus hermanos menores. Abzurdah es el pseudónimo de la protagonista en un chat grupal al que entra luego de que una de sus amigas le “robe” a su anterior novio, el “amor de su vida”. Allí conoce a Alejo (Esteban Lamothe), un hombre diez años mayor con el que tiene una ¿historia de amor? ¿aventura? ¿capricho? que va y viene a lo largo de los años, llevando a Cielo a hacer cosas desesperadas y absurdas, para llamar su atención. La campaña publicitaria del film no va con sutilezas: la joven llorando con el rimmel corrido, los labios reflejados en un espejo roto, y un tagline que reza “el amor duele” (con el que particularmente no estoy del todo de acuerdo, por lo menos no en los términos en los que lo plantea la protagonista). Sin embargo, afortunadamente, el film tiene más matices que la imagen que transmite en sus afiches, por lo que no podríamos insertarlo con tanta facilidad dentro de la “saga de anti-protagonistas”, sumisas, que nos dieron últimamente el cine y la literatura tanto en Crepúsculo como en 50 Sombras de Grey. La elección del casting es muy inteligente y la dirección de actores logra crear personajes multidimensionales. María Eugenia Suarez funciona muy bien como adolescente “avivada” pero con poca autoestima, atraída fatalmente a un Esteban Lamothe que comienza cuasi-encantador (que nunca llegue a serlo del todo le da más credibilidad) y termina siendo, como mínimo, desconsiderado, llegando al maltrato. Completan el elenco Gloria Carrá y Rafael Spregelburd como los padres que sí, están preocupados, pero no tanto como para escuchar a tiempo. Otro gran acierto de la narración es el de no intentar explicar por qué Cielo es así, sino que se dedica a insinuar posibles causas sobre el final, nunca señalando una como la exclusiva; esencialmente, Cielo vive con tanta “intensidad” desde mucho antes que comience el relato. Además, algo que la separa de Anastasia o Bella Swann es que, aunque está obsesionada, no es sumisa; esta construcción nos permite tener cierta esperanza hacia ella que, de no existir, haría imposible seguir viendo la película. Sin embargo, algunos factores son confusos: saltos temporales algo abruptos resueltos con una voz en off que no termina de aclarar en qué momento de su vida nos encontramos, y, sobre todo, el tema del blog donde Cielo escribe sobre su anorexia, que nunca llega a desarrollarse y luego es eliminado por completo sin justificación diegética, sólo en un momento conveniente para causarle a la protagonista más angustia de la que ya está viviendo. De todas formas, dado que el film se centra más en la relación entre Cielo y Alejo, estas pequeñas preguntas pasan de largo sin perjudicar demasiado esa línea argumental. El último acto está poco desarrollado; desconozco si esto proviene de los límites de la novela o si fue una decisión de adaptación. De golpe el ritmo de la narración se acelera, como si se acordara tarde que tenía que llegar a la culminación de la historia. Luego, hay un gran salto temporal. Creo que ese salto en la vida de Cielo era un buen lugar para profundizar un poco más, aunque quizás sería otra película. Además, los textos que sobreimprimen el final hablando sobre los trastornos alimenticios tienen un cierto rasgo moralizante que el film no necesitaba, sobre todo porque ese no es el tema central. Sin embargo creo que este recurso, aunque no el más afortunado, también colabora a que esta historia no pueda leerse dentro de la “saga de las antiprotagonistas”, lo cual no deja de ser positivo.
Del amor y otros demonios Es cierto que el cine no es una cuestión de intenciones sino de resultados concretos con forma de imágenes y sonidos plasmados en la pantalla, pero resulta imposible aproximarse a Abzurdah sin pensar que podría haber sido una película mucho mejor de lo que finalmente es. Basado en el libro homónimo de Cielo Latini y adaptado por Alberto Rojas Apel (actor y colaborador artístico habitual de Ezequiel Acuña), el opus dos de Daniella Goggi (Vísperas) está protagonizado por Cielo (Eugenia “La China” Suárez, sorprendentemente bien en un rol física y emocionalmente demandante), una chica platense de 17 años que, a fines de los ’90, conoce por chat a Alejo (Esteban Lamothe), un muchacho bastante mayor que ella con el que inicia un tórrido romance. El film mantiene un tono circunspecto y contenido, mostrando el devenir de la relación con naturalidad y una cuota de inocencia propia del carácter bautismal de la experiencia, al tiempo que la rutina de Alejo se mantiene en un ominoso fuera de campo. El idilio se rompe cuando él intente desplazarla de su vida negándose a verla primero e ignorándola después. A partir de ahí, ella empieza un proceso de obsesión que devendrá en la más lisa y llana locura y que culminará en una serie de trastornos alimenticios de los que, para colmo, ella parece sentirse orgullosa. Abzurdah muestra el progresivo deterioro de su protagonista sin jamás juzgarla, dejándola ser en la pantalla y limitándose a retratar su accionar degenerativo, al tiempo que Alejo es siempre una contrafigura cubierta por un manto de misterio que nunca se convierte en una visión negativa. Así, entonces, el punto más interesante del film es la forma en la que acompaña a una mujer cuyas motivaciones esgrime pero no justifica, empujando al espectador hasta el incómodo lugar de intentar entender lo inentendible. Sin embargo, sobre la última media hora, cierto atropello narrativo y algunas escenas dignas de telenovela mutan lo que hasta entonces era un relato de la obsesión enfermizo centrado en una chica al borde de la locura en otro radicalmente distinto, donde prima la divulgación antes que la historia. Así, el propio film se hice cargo de la parábola psicológica de Cielo, quien desde la adultez intenta evangelizar sobre los pesares de la bulimia. Las leyendas finales con estadísticas sobre los alcances del trastorno alimenticio dejan reverberando la sensación de engaño, de que todo lo bueno previamente construido en Abzurdah era apenas un vehículo, una introducción para una enseñanza con tono de autocrítica.
Basada en el best-seller local de Cielo Latini, la historia de una adolescente obsesionada con un hombre mayor que ella y que cae en la anorexia tiene los condimentos del buen thriller y un par de actores que cumple con esas ideas. También tiene un mensaje, lo que en lugar de jugarle a favor termina lastrando el resultado final, así como el peso que a veces las palabras tienen en el desarrollo de la trama (aunque dado el material de origen, tal cosa haya sido casi inevitable).
Cuando hace unos años uno de los productores de ABZURDAH me comentó que habían adquirido los derechos de la novela no tenía idea de qué me estaba hablando. Como tantos productos populares entre los adolescentes, muchos de ellos se escapan del radar de los que ya pasamos esa edad hace rato. Y, debo admitir, a veces el prejuicio prende. La popularidad de las novelas para chicas jóvenes (las llamadas YA, por young adults) se habían empezado a volver una constante y lo que menos uno tenía ganas de ver era una enésima versión de chica superpoderosa enfrenta al mundo y triunfa. ABZURDAH pertenece, si se quiere, a ese subgénero de literatura para chicas jóvenes pero lo hace desde otro lado, desde el diario íntimo, la confesión personal, siempre ligada al uso de internet si bien la novela de 2006 precede a la última generación de redes sociales. Digamos, es más cercana a BAJO LA MISMA ESTRELLA que a cualquier cosa que tenga a Jennifer Lawrence lanzando flechas. Pero tampoco es una historia de amor inspiracional sino más bien un denso drama acerca de las dificultades de ser adolescente. Y padecerlo. abzurdah2Cielo (Eugenia Suarez) es una chica un poco antisocial que no hace amigas en la escuela ni quiere hacerlas, especialmente después que una le “roba” el novio. No se lleva nada bien con sus padres y pasa gran parte del día chateando en la red, donde conoce primero virtualmente y luego en la vida real a Alejo (Esteban Lamothe, tratando de superar el récord nacional de películas por año), un tipo bastante mayor que ella con el que empieza una relación que Cielo toma mucho más en serio que él. Obvio que cuando Alejo empiece a dar vueltas, a esconderla, a aparecer y desaparecer, la chica se pondrá más y más inquieta, más y más obsesiva, más y más peligrosa. Para con los demás, pero sobre todo para con ella misma. ABZURDAH, pese a sus pretensiones comerciales y su protagonista de fama televisiva, nunca cede a la tentación de volverse fácil o sencilla. Cielo es una chica oscura, agresiva y no busca la simpatía del espectador, sino más bien lo contrario. Frustrada, se vuelve stalker, se automutila y, en lo que es el verdadero centro dramático de la película, se vuelve no sólo bulímica sino hasta promotora de “la causa” en internet. Alejo no parece querer tener nada que ver con ella (uno podría creer que hasta con razón), y sus padres (Gloria Carrá y Rafael Spregelburd) no le encuentran la vuelta y sin saber cómo ayudarla, terminan empeorándolo todo. ABZURDAH3La decisión de hacer una película respetuosa con la dureza de la novela (imagino que lo es, porque no la leí) estuvo clara desde un principio al elegir a Daniela Goggi como realizadora, cuyo anterior filme, VISPERAS, también era un duro retrato de una mujer sola, incomprendida y angustiada. La diferencia entre aquellos conflictos más adultos y estos pueden marcar una diferencia en cuanto a la densidad dramática, pero la sensación es similar. Al menos para la adolescente que los atraviesa, los conflictos ligados al cuerpo, a la relación romántica que atraviesa y a su situación y status social y familiar es tan dramática como una posible enfermedad terminal. El desafío de ABZURDAH está en que el espectador logre comprender y comprometerse con las idas y venidas cada vez más “absurdas” de Cielo. El casting de Suarez en ese sentido es ideal, ya que es una actriz con llegada masiva y que demuestra estar a la altura de las circunstancias en un rol mucho más dramático de lo que, imagino, debe interpretar en televisión. Claro que muchos espectadores la verán y les costará pensar que una chica así tenga una autoestima tan baja y se vea a sí misma tan gorda y desagradable (por más que la “afeen” un poco, la China Suárez sigue siendo bellísima), pero cualquiera que haya atravesado la adolescencia sabe muy bien que la mirada de los otros sobre uno y la de uno sobre sí mismo habitualmente no tienen mucho que ver. Filmada con sobriedad y cuidada elegancia, con un elenco que en general no desentona, ABZURDAH es una película que, más allá de algunos desajustes de guión que por momentos la vuelven reiterativa, propone un acercamiento sincero y frontal al mundo del caos adolescente. Esa honestidad, el haber logrado evitar hacer concesiones que podían haber vuelto más comercial y/o atractiva a la película falseando su “verdad”, es la que la convierte en una más que digna propuesta. Y a la China Suarez en una promesa cinematográfica a tener en cuenta, un poco a la manera de lo que fue Natalia Oreiro una década atrás.
Ya el libro fue un best seller de Cielo Latini, que cuenta su historia, y encontró en Eugenia Suárez a una actriz que sorprende con su entrega a los dolores y obsesiones adolescentes, tan reconocibles y letales. Y a una pasión que la lleva a riesgosas escenas. Bien por ella y por Esteban Lamothe, en su misterioso personaje. Durante casi todo el film se evita de caer en juzgar a la protagonista inmersa en su locura y deja la tarea al espectador. Hay un abuso del monólogo interior y un final demasiado rápido y obvio. Pero eso no invalida el film.
El amor duele. El amor mata. No se puede vivir del amor. Algunas frases que en los últimos tiempos, y en un contexto hostil para las relaciones han llegado a proliferar y a convertirse en oraciones de cabecera para unos cuantos. Claro está que para la protagonista de “Abzurdah” (Argentina, 2015) de la realizadora Daniela Goggi (con vasta experiencia en TV), todas las palabras son potenciadas y en cada letra de amor o cada frase que lee ella ve una amenaza para su dolor. Es que Cielo (María Eugenia Suárez), una adolescente perteneciente a la clase alta de Argentina, necesita de alguna manera transgredir los límites impuestos por sus padres (Gloria Carrá y Rafael Spregelbrud) y va más allá en su transgresión, mucho más que cualquier berrinche o tarea incumplida encomendada. En el decidir avanzar en su relación virtual por ICQ con un admirador (Esteban Lamothe) y en el tomar algunas decisiones equivocadas para que él trate de estar cada vez más tiempo con ella, se comenzará a gestar un pequeño incendio dentro de los límites de lo establecido como relación “normal”. Goggi avanza con la adaptación del best seller de Cielo Latini con paso sólido y con una puesta en escena estilizada, con lograda reconstrucción de época y mútiples referencias a la tecnología de los años noventa, y que sorprende por que termina generando una historia íntima que bien podría, en otras manos, haber caído en el cliché de la teenflick. Cielo se emociona con su relación y avanza hasta el punto de dejar de comer para que él la siga “queriendo”, desatendiendo totalmente los mensajes que le da sobre la superficialidad de sus intenciones con ella. “Mientras estamos juntos está todo bien, pero no me pidas más”, en algún momento declama él, y ella lee “cuando estamos juntos estamos tan bien que no quiero saber más nada de otras relaciones”. Pero los mensajes y los encuentros entre ellos se espacian. La interacción en el ICQ es casi nula, y en una época en donde internet no estaba tan desarrollada ni con tanto ancho de banda, cada correo que llegaba era como un tesoro para ella. Igualmente esos mails nunca llegan. Cielo miente a sus padres, a sus amigas, a sus profesores. Falta a clase. Lo espera a Alejo (Lamothe) en la puerta de su casa. Él nunca llega. Le escribe un mail extenso pidiéndole que nunca más la contacte. Y él toma al pie de la letra el pedido. Desesperada, comienza a dejar de comer, cree que la ve gorda y por eso la dejó. Abre un blog con su experiencia. Se da cuenta que no es la única que cree que la delgadez derivada de un desorden alimenticio es algo positivo y redobla su propuesta. Goggi trabaja la historia de esta especie de Madame Butterfly adolescente actualizándola y trayéndola al siglo XXI, pero con extremo cuidado, principalmente en la etapa de la historia en la que Cielo se esfuerza por perder peso sin pasar bocado. Hay también en “Abzurdah” una reflexión sobre los vínculos filiales, la responsabilidad parental sobre los hijos, y también sobre la red de contención necesaria para poder afrontar un desvío de este tipo tanto emocional como físico. “Abzurdah” evita el lugar común y fluye gracias a las notables actuaciones del elenco protagónico (Lamothe, Carrá, Spregelbrud) y, principalmente, el esfuerzo de María Eugenia Suárez en recrear a la herida Cielo, con una interpretación natural y consistente con la propuesta que narra.
Fugaz como un puñado de arena entre las Basada en un best-seller local en el que la autora relata su experiencia bulímica durante la adolescencia, Abzurdah, de la directora Daniela Goggi, es una película que puede compararse a un puñado de arena: contundente, áspera y abundante al comenzar, pero que a medida que el relato avanza no puede evitar escurrirse de a poco entre los dedos. No deja de causar sorpresa que sus defectos más notorios vengan de donde menos se los espera y que ahí donde el prejuicio hacía suponer que aparecerían los tornillos flojos, sin embargo la cosa resulte mejor de lo imaginado.El primer acto de la película consigue presentar un escenario perturbador que es capaz de incomodar con algo parecido a un thriller. Cielo (Eugenia “China” Suárez) cursa los últimos años del secundario y ya a finales de los ’90 conoce los secretos del flirteo a través de foros y grupos de chateo, en donde se hace llamar Abzurdah. En ese incipiente universo virtual es seducida por un chico que resulta ser un hombre diez años mayor (Esteban Lamothe), con el que enseguida comienza una relación amorosa. La combinación entre dos padres que de algún modo representan a la pequeña burguesía menemista, incapaces de controlar a una hija caprichosa que todo el tiempo se les escapa de las manos, y las habilidades manipuladoras de un hombre que juega al estupro a conciencia, consigue generar un escenario oscuro y ominoso. Avanzando sobre el filo de los límites morales, Abzurdah amenaza con convertirse en un paseo perverso y hubiera sido mejor si se hubiera atrevido a hacerlo, a profundizar el retrato de esa intimidad no exenta de ingredientes siniestros.En lugar de eso desbarranca en un catálogo de adolescencia explícita (algo así como pornoadolescencia), en donde la bulimia y la autoagresión parecen surgir si no de la nada, al menos de manera artificial. Goggi elige presentar el asunto de forma estetizada, registrando cada vómito, cada herida auto infligida y los intentos de suicidio siempre en primer plano y con puestas en escena “luminosas”, subrayadas por melodías ligeras que tienen algo de naïves. Esa opción por lo explícito a la hora de provocar al espectador es una clara muestra de impotencia narrativa para abordar un tema delicado como la bulimia, sin poder ir mucho más allá de la superficie de sus síntomas más inquietantes. El final tranquilizador y repentino pone aún más en evidencia esa voluntad de provocación gratuita y manipulación.La sorpresa, moderada pero sorpresa al fin, viene por el lado del trabajo protagónico de Suárez. Chica de nombre fraguado a fuerza de escandaletes mediáticos más que por su currículum actoral, realiza sin embargo una labor aceptable poniéndole el cuerpo a la perturbada Cielo. Dado el contexto, ese resulta un mérito no menor.
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PANZA VACÍA, CORAZÓN TRISTE La anorexia es un trastorno nervioso que se observa generalmente en personas jóvenes, mujeres, caracterizado por la pérdida autoinducida de peso. El mismo, suele ir acompañado de vómitos provocados, adelgazamiento extremo e incluso lleva a la desaparición de la menstruación. Es cierto que algunas personas cuando están tristes lo único que hacen es comer y comer, pero algunas otras no solo estallan en llanto cuando tienen que enfrentar al espejo y ver su figura… Sobre esta problemática se basa la historia de Cielo Latini, autora del libro “Abzurdah”. Esta autobiografía, publicada en 2006, cuenta en primera persona las experiencias de Lafini, a través de las cuales la autora busca una explicación de los actos que ella misma cometía. El libro, que fue un ‘boom’ entre los jóvenes en ese entonces, llega recién ahora a la pantalla grande con Eugenia “La china” Suárez y Esteban Lamothe. Partiendo de la base, da la sensación de que esta película llega a destiempo ya que la enfermedad (todavía vigente) llamó la atención de los medios hace ya un tiempo, cuando los blogs estaban en su apogeo y la figura delgada reinaba sin problemas por todo el mundo. Actualmente, si bien esa tergiversación de la belleza se mantiene, la sociedad está más consciente acerca del peligro que representa esta clase de mensajes provenientes de todos los sectores. Aún así, aquellas que un día fueron fanáticas de “Abzurdah” hoy pueden ir al cine y disfrutar en una sala de esta historia. “La china” Suárez, hermosa por donde se la mire, es la que cumple mejor su rol en el elenco: una chica adolescente distinta a las demás. Resulta curioso que sus cigarrillos siempre se encuentren recién prendidos y nunca por la mitad o acabándose (el continuista debería tener más cuidado la próxima) y que pese a haber cumplido 23 este año el jumper le queda creíble y en verdad parece una chica que quiere encontrar la independencia, a tal punto extremo que se autoflagela. En el polo opuesto, Lamothe deja bastante que desear, sobre todo en los diálogos, que parecen poco naturales y dejan la sensación de que estuviera leyendo el guion mientras habla. En líneas generales, la película recae en varios de esos errores. Como ya mencionamos, es un tópico que llega tarde, pero además, salvo pequeños momentos, el argumento se basa en justificar las razones por las cuales esta chica lleva adelante estos actos, intentando en algún punto darle la razón. Definitivamente, aunque quiera respetar el camino de su obra original, ese no debía ser el hilo conductor del film. Además, contiene varias escenas de sexo explícito lo que la convierte en una propuesta que inevitablemente se perderá a un público de una franja etaria interesado por la película. Y otra cosa que da un poco pena es que “La china” se haya animado a interpretar un cover de “Trátame suavemente” de Soda Stereo… En conclusión, es una lástima que existiendo tanto talento en nuestro país, las productoras decidan reflotar un best seller con una cara bonita en cartel y con la única intención de cortar boletos, en vez de crear historias nuevas, con artistas emergentes y temas relevantes que realmente hoy capten la atención del público en su conjunto, o al menos le dejen un mensaje inspirador. Este no es el caso. Más allá de eso, nadie está diciendo que no haya que ir a verla, ya que de toda experiencia algo bueno se puede aprender.
Retrato de una obsesión Abzurdah es una biografía, y está basada en un best-seller autobiográfico de Cielo Latini, y la adaptación del libro es de Alberto Rojas Apel (coguionista de tres de las cuatro películas de Ezequiel Acuña). Abzurdah cuenta la historia de una hermosa adolescente poco adaptada a su entorno escolar, con facilidad para aprender pero poco apta para llevarse con sus pares y con su familia. Abzurdah es el nick de Cielo en el chat (costumbre de hace relativamente poco tiempo, pero muy lejana a la actualidad si comparamos los modos de comunicación). En el chat, Cielo conoce a Alejo, casi una década mayor que ella, y comienzan el romance, la infatuación de la adolescente y luego su degradación, su caída en la obsesión, la bulimia y la anorexia extrema. El punto de vista es siempre el de Cielo, y el primer gran acierto de esta película es la elección de Eugenia Suárez para el papel: hay algo de poco afectivo en su personaje, de distante, de fastidio, de estar más allá de su mundo, de su medio, y la actuación de Suárez -que jamás intenta llamar la atención con gestos enfáticos- permite una construcción sólida de una criatura fascinante, bella y lejana. También frágil, muy frágil ante el amor, la obsesión o cualquier alteración de su obstinación. Cielo es Abzurdah, tanto personaje como película. Allí hay estados de ánimo, caídas, más caídas, algún aprendizaje que no toma por asalto al relato central y que no convierte a esta segunda película dirigida por Daniela Goggi en una década (la otra fue Vísperas, de 2006) en algo demasiado didáctico ni de denuncia. Estamos ante un personaje que existe, que es con claridad, que se impone en situaciones que intensifican aunque no terminan de armar un relato con tensión argumental o con especial fluidez. Tampoco ostenta la película atractivos superiores, de esos que vayan más allá de un profesionalismo incuestionable -la película luce bien, se escucha bien, está armada con solidez y hasta la musicalización tiene de eficacia lo que no tiene de amplitud-, de un cuidado normalizador, de una mirada prolija, de una actitud programática y un tanto encorsetada. Abzurdah es más sobria que las pulsiones de su personaje. Es una buena noticia que el cine argentino pueda solventar, dar solución a un film con este tema. Pero hay algo más, algo abismal, algo del orden de lo insondable, que está más en la mirada y en la determinación de la actriz que en otros aspectos de la puesta en escena.
Quiero que me trates suavemente Basada en un caso real, con buen protagónico de la China Suárez, cuenta un enfermizo amor no correspondido. Entre la lógica comercial y el drama real, Abzurdah encaja a la perfección en el andarivel de las películas YA (young adults) apuntadas a un público entre los 14 y 21 años. Películas que, últimamente, se destacan por tocar temas duros. Crudeza, más no cuento de hadas. Basada en un caso real, el de Cielo Latini, que contó su drama de anoréxica en un blog, que luego fue libro, best seller y ahora película homónima, Abzurdah bucea en la (ir)realidad de una enfermedad social, tal vez en sus causas. El promisorio debut protagónico de la China Suárez como Cielo, y la enrarecida historia de amor que acentúa sus crisis, le permiten a Daniela Goggi (fundamental que dirija una mujer) escapar del cálculo marketinero, narrar. Escenificada a comienzos de la década pasada, la película cuenta el infierno de Cielo, una joven de clase media alta que se enamora de Alejo (Lamothe), un oscuro personaje, 9 años mayor que ella, al que conoce en el chat, donde el sobrenombre de Cielo es Abzurdah. Tras mantener un romance oculto, ella se obsesiona con Alejo, pero él vive en otro mundo, los une el deseo sexual. Si esta niña linda y sensual de clase acomodada ya mostraba la debilidad de su vínculos con padres y amigos, el desplante de Alejo termina por sumergirla en una realidad paralela. Una anorexia nerviosa empieza a guiar su vida social hacia una ilusión de libertad, delgadez y autoflagelación con la muerte rondando. No es una historia feliz, y resulta difícil identificarse con alguno de los personajes. Al contrario que en la estadounidense Bajo la misma estrella, cuyos protagonistas aman aunque una enfermedad terminal les ponga plazos. Aquí, en el complejo mundo de Cielo, con la indolencia de Alejo, la frialdad exasperante de sus padres (Carrá y Spregelburd), su enfermedad es la falsa salida. ¿Qué atrae a los adolescentes? Los sucesivos desnudos de Suárez, el galán de conurbano que le toca seguido a Lamothe, esa pareja que pasa del “besito tierno” del chat a las heridas sin cura. Dolorosa historia juvenil, sin héroes, con la pantalla como espejo para la reflexión o el melodrama cruel.
"Relatos de una obsesión" Basada en la novela homónima de Cielo Latini, “Abzurdah” cuenta la historia de la adolescencia de la autora: los cambios de colegio, la falta de amistades, la desatención paternal, la obsesión por el amor, los trastornos alimenticios y la autodestrucción. María Eugenia “la China” Suárez tenía la difícil tarea de encarnar al personaje de Cielo, una chica con ciertas contradicciones, por momentos muy madura y por otros teniendo caprichos propios de la edad; como también con problemáticas de fondo muy profundas: la depresión, la anorexia y la obsesión enfermiza. Pero, a través de un gran trabajo actoral y físico, ya que tuvo que adelgazar para el papel, logró retratar la situación y las sensaciones del personaje. Esteban Lamothe acompañó bien también en su rol de Alejo, ese amor correspondido por momentos, pero que no se encontraba a la altura del amor que le entregaba Cielo. Lo mismo ocurrió con los padres de la protagonista, interpretados por Gloria Carrá y Rafael Spregelburd, dos personajes que fueron creados prácticamente para la película, porque en el libro tenían un rol más fantasmal. La historia se desarrolla de una buena manera, y mantiene la esencia del libro, obviando claramente algunos detalles, como la historia previa de Cielo, aunque en algunos momentos se menciona. Sin embargo, carece un poco de profundidad en el relato. Es decir, que las cosas se suceden de una manera muy rápida y no logramos entender del todo cómo se van desencadenando los hechos. Por ejemplo, no tenemos una historia detrás de cómo se forma el grupo del chat de Cielo, o por qué de pronto se queda sin amigas; que en el libro (seguramente por un tema de extensión) se encuentra mucho más explicado. De todos modos, una adaptación nunca es tan fiel al libro, y se aceptan este tipo de cambios. El problema recae, sobre todo, que esto afecta un poco al desencadenamiento de los hechos, ya que no se cuentan algunas cosas importantes del relato. Pero hay que decir también que fue correcto que hayan conservado gran parte del relato en primera persona, incluso con la narración de la China Suárez (que se lo puede considerar justo y necesario, sin abrumar al espectador), ya que el libro está basado en su mayoría en la reflexión de Cielo y en los chats y mails que se mandaba con Alejo. Esto también se mantuvo, pero se hizo un muy buen traspaso cinematográfico. Muchas de las conversaciones a través del ICQ se las incorporaron a las escenas cara a cara. También se debe destacar el hecho de haber mantenido la estética de los ’90, cuando los adolescentes usaban sobre todo el ICQ y el MSN recién estaba comenzando a asomarse, el hecho de no tener internet ilimitado y conectarse a través del teléfono o introducir los primeros celulares. En síntesis, “Abzurdah” mantiene el estilo del libro, aunque presentando algunos cambios y está orientada principalmente al público femenino de jóvenes o adolescentes, al igual que el best-seller. Retratando a un personaje complejo, con una temática fuerte, la China Suárez realiza un impecable trabajo, comenzando una prometedora carrera en el cine. Samantha Schuster
Es difícil catalogar a qué público le pegará más Abzurdah, quiénes se engancharán más con la propuesta. Porque si bien gira en torno a una adolescente conflictiva, obsesiva y enferma, son los adultos los que podrán hacer otra lectura. La adaptación del best seller de Cielo Latini crea un perfecto clima muy reconocible para los que fuimos adolescentes en los noventas con pequeños detalles (ICQ, conexión a Internet por modem) así como también en la forma de expresarse. Con una dirección correcta y una fotografía más que elocuente y dinámica la directora Daniela Goggi crea muy buenos climas ya sean los románticos e inocentes del principio o los dramones finales. Ahora llega el momento de hablar de la protagonista absoluta: Eugenia “La China” Suarez, cuya interpretación sorprende haciendo olvidar sus trabajos en la tv para catapultarla como una actriz de cine con todas las letras. Además de ser hermosa, demuestra justamente como usar esa belleza en pos de su personaje y no para resaltarse. Gran decisión de la directora. El resto del elenco está bien pero con un rendimiento menor en comparación a Suarez, incluso Esteban Lamothe, a quien no se lo ve del todo cómodo en el papel. La historia es llevadera y el recurso de la voz en off está muy bien utilizado, la única contra es que el final es muy conocido y eso le resta al suspenso y climax. En definitiva, Abzurdah es una propuesta interesante de cine nacional con un gran protagónico.
Los riesgos de la mala alimentación Desde el punto de vista de una persona común, esto podría contarse más o menos así: Cielo, adolescente malcriada, respondona y desagradecida, está que se muere por un flaco mala onda que la sedujo haciéndose el recio. Y casi se muere en serio. La causa: dejó de comer "para que me preste atención". Las causas: obsesión, tiempo de sobra, los padres (para una persona todavia inmadura, los padres siempre tienen la culpa, después será la sociedad, la humedad, etc.). Y luego, la complicidad de otras criaturas como ella, que dejan de comer y hasta se lastiman en nombre de curiosos derechos, vagos misticismos, y el nombre de princesas, como se llaman a sí mismas las bulímicas y anoréxicas. Eso, desde el punto de vista de una persona común. Pero quizá las adolescentes lo vean distinto, y para ellas está hecha la película, cuya primera parte describe una historia de amoríos entre esa menor de edad y un langa con auto que le hace el verso, le "respeta sus tiempos", la envicia y después la expulsa y la ningunea, por más que la nena lo busque de un modo sinceramente fastidioso. No están mal esas escenas, salvo por la risa que causan algunos diálogos. Y acá viene la otra parte, de interés general: la descripción de una voluntaria caída en la llamada anorexia nerviosa y sus consecuencias. Paso a paso, ilustrando la propia experiencia de la escritora Cielo Latini, casi tal como ella lo cuenta en su libro autobiográfico. En lo esencial, solo se prescinde de ciertas reflexiones difíciles de poner en pantalla. De todos modos, lo que aparece en pantalla es más que suficiente, aunque alguno exija "un desenlace más realista". Lo real es que Latini aceptó la ayuda que le ofrecían, de otro modo no hubiera podido escribir su libro. Otras "princesas" terminan entubadas en estado casi vegetativo. Para comprenderlas mejor, se recomienda el "Diario de Ana y Mia", buen documental de Alejandra Martín estrenado hace unos años. Destacable el avance de la directora Daniela Goggi en relación a su lejana obra anterior, y muy destacable la composición de la China Suárez, que ha puesto alma y vida en su personaje, al punto de arriesgar la salud. Realmente, su esfuerzo valió la pena y se agradece.
ABZURDAH, basada en el best seller de CIELO LATTINI, es una autobiografía de sus años adolescentes, una época tormentosa marcada por el desamor, los trastornos alimenticios y la auto flagelación. EUGENIA SUAREZ realiza una labor extraordinaria de interpretación física y psíquica, transformando su cuerpo a las exigencias de un papel cargado de emociones. Su presencia en la pantalla, durante casi todo el metraje resulta fundamental para el funcionamiento de una historia fuerte que pegara hondo en el corazón de los espectadores. Acompañada por un elenco de excepción: con ESTEBAN LAMOTHE soberbio en el papel del novio desamorado, GLORIA CARRA que la rompe como una madre presente que no entiende que ocurre con su hija, y la joven y promisoria presencia de ZOE HOUCHBAUM como una dulce compañera de escuela. Todos están en el mismo registro, naturales pero contundentes. Un filme para emocionarse y reflexionar.
La China le pone más que el cuerpo Pese a la destacada actuación de Suárez, el film es tan inestable como su protagonista, una joven con graves problemas alimenticios. Un libro referencial para un determinado lector(a), su correspondiente adaptación, el protagónico de una actriz hasta hoy ajena al cine, una directora más que competente por su opera prima de hace casi una década (Vísperas) y un tema cercano, aprehensible, cotidiano. Con esos indicadores previos Abzurdah, sobre el texto de Cielo Latini, bucea en la vida de Cielo (Eugenia "La China" Suárez), una adolescente en pleno estallido hormonal, que conoce a Alejo (Esteban Lamothe), con el que mantendrá una relación hasta que el placer finaliza y el personaje central ingresa en una etapa de autodestrucción alimenticia. Daniela Goggi, la realizadora, describe en una primera parte del film los encuentros sexuales de la protagonista con su pareja, el desinterés general de los padres (Gloria Carrá y Rafael Spregelburd), la rutina escolar y los momentos de soledad de Cielo viviendo la etapa de descubrimiento de su cuerpo. Ese cuerpo joven, debido a la frustración de pareja, se verá mutilado, autoflagelado y castigado por el enojo y la furia y es desde allí en adelante que la película decide cambiar de tono, metiéndose en una especie de historia clínica de la protagonista y en su desequilibrio mental que la lleva a un paso de la locura. La mirada de Goggi jamás condena el accionar de su personaje, ejemplificado hasta en los planos detalle del autocastigo; sin embargo, la (sobre)carga dramática que se preveía estalla sin sutileza alguna, como si Abzurdah (nombre de la protagonista a través del chat) reemplazara definitivamente a Cielo, a la chica bonita del inicio, ahora sustituida por su lado oscuro. En esa segunda mitad la película gana impacto y pierde elusión, cantando victoria el plano detalle que esquiva al fuera de campo. El cuerpo enfermo por la bulimia y la anorexia ocupa espacio en el último segmento, ya que allí el relato descansa en el subrayado y en cierta delectación gratuita del conflicto. Pese a estos reparos, Abzurdah sostiene su interés por el trabajo de Eugenia Suárez, en una performance repleta de ínfimos y pequeños gestos que enaltecen su composición interpretativa. Ella le pone más que el cuerpo a una película tan inestable como su personaje.
Cielo (Eugenia Suárez) is a gorgeous 17-year-old girl who shares some common traits with other teens of her age: she doesn’t get along with her parents (Gloria Carrá and Rafael Spregelburd), she’s not what you’d call outgoing, she only has one friend at school, and most recently she’s been spending a lot time on Internet chat rooms. On a given night, she meets Alejo (Esteban Lamothe), who is 10 years older and a smooth talker. No wonder Cielo falls for him almost instantly. He is also very drawn to her, but actually never falls in love. To him, it’s just another pleasurable affair — with an expiration date. So when he stops answering the phone and dodges her calls, or when he shows up only to spend very little time with her, Cielo starts stalking him day and night, by phone but also in person. Since she doesn’t get as much attention as she craves, the teenager becomes more and more obsessive and it doesn’t take long until she stops eating. Or better said, she eats as little as possible and then secretly throws up. Yes, she’s turned into a true anorexic, which she sees as a proud identity. She firmly believes that now Alejo will come back to her. However, the sad truth is it’s only a matter of time until she hits rock bottom. One of the most notable traits of Abzurdah, the new film by Argentine filmmaker Daniela Goggi (Vísperas), is that is has a ring of truth to the material it presents, which is by no means easy stuff. And I don’t mean only the events associated directly with anorexia — the progressive resistance to eat, the secret escapes, the web profile to contact other proud (and not so proud) anorexic girls — but the entire love affair, both fanatical and compulsive, as well as the different facets of Cielo’s conflictive personality. Given the overall scenario, which of course includes a huge need of approval, it’s not hard to see why to Cielo you can’t ever be skinny enough. Suárez, a newcomer to the film arena, does quite a good job as Cielo, which sometimes overshadows seasoned Lamothe — or perhaps it is that his character, unlike hers, needs a bit more development. In any case, the two lovers as a couple still work out. As for the girl’s suffering, sometimes it’s almost tangible. Smartly enough, Goggi has opted not to create a charismatic, saintly character, but one that can be aggressive, aloof, and certainly unkind. Fortunately, she’s not your usual damsel in distress, but an average teen in deep trouble. Narrated as a confessional personal diary, Abzurdah covers plenty of ground in little time, which sometimes results in too panoramic a view. Perhaps a stronger focus on some key issues would have made it more gripping. But the biggest drawback is the speedy, uplifting ending which feels as a way to comfort viewers instead of exposing them to the hardships and pain of recovery. An abrupt ending that takes away much of the anguish felt throughout most of the film is not the best of choices. Production notes Abzurdah (Argentina, 2015). Directed by Daniela Goggi. Written by Alberto Rojas Apel based upon the novel of the same name by Cielo Latini. With Eugenia Suárez, Esteban Lamothe, Gloria Carrá, Rafael Spregelburd, Paula Kohan. Cinematography: Sol Lopatín. Editing: Alberto Ponce. Running time: 90 minutes.
Algunas veces, el amor conduce al dolor, y el dolor repercute en la salud. La autora Cielo Latini lo vivió -y sobrevivió- y pudo canalizarlo en Abzurdah, su primer libro. Un best seller que hizo ruido desde 2006 y que ahora llega al cine. Cielo (Eugenia Suarez), una adolescente de clase media, se desahoga chateando con gente anónima del ciberespacio. Entre ellos, un tal Alejo, quien la consuela por sus males de amores y otras cuestiones del colegio. Una reunión de los amigos virtuales permite que la muchacha conozca a su confidente (Esteban Lamothe). Pese a la diferencia de edad, la atracción física entre ambos es inmediata y pronto comienzan una relación. Pero Alejo se vuelve cada vez más difícil y esquivo, lo que perturba a Cielo, quien no pueden dejar de amarlo. Pero el amor deviene en obsesión, y la obsesión en enfermedad: vomitar cada comida o directamente no ingerir alimentos le provocan bulimia y anorexia. Llegará el momento en el que deberá solucionar sus problemas sentimentales, o de lo contrario caerá más bajo. El factor crucial para que la adaptación cinematográfica funcionara residía en la actriz principal. Y allí está el mayor acierto. Si bien tenía amplia experiencia en televisión y teatro, Eugenia Suárez debuta en el cine en esta película, y en un rol fuerte. Logra hacer creíble cada parada en su descenso a los infiernos gracias a un exacto desgaste emocional y también físico: no teme desnudarse durante momentos que justifican esa acción, y en las secuencias decisivas presenta una delgadez impresionante, ayudada por el trabajo de fotografía y cámara. La acompaña Esteban Lamothe, que sigue consolidándose como uno de los mejores actores argentinos del momento, en el rol de un hombre maduro que hace sufrir a la protagonista. Tampoco se queda atrás Gloria Carrá como la madre de Cielo, una señora más preocupada por conservar las apariencias que por brindarle apoyo a sus hijos. Daniela Goggi tenía un antecedente como directora de Vísperas, de 2006. Aquí da en la tecla con el tono y el ritmo del film: ágil y fresco sin abusar de un estilo cool, con un uso cuidado de la voz en off, sobreimprimiendo en pantalla lo que Cielo-Abzurdah chatea o escribe en su blog. Otro acierto de Goggi es la puesta en escena de las escenas de sexo y otros momentos de intimidad, que suelen estar musicalizados de manera estupenda con Trátame Suavemente, de Soda Stereo. Abzurdah es dura y permite conocer las consecuencias en las que puede desembocar un amor no correspondido y también las presiones del ámbito familiar. Pero no se pone aleccionadora ni panfletaria sino que nos adentra en la psiquis de una joven y permite que el público lo acompañe en su tortuoso camino hacia la madurez.
Nuestro comentario del filme basado en el libro autobiográfico de Cielo Latini y dirigido por Daniela Goggi, un relato crudo y un drama adulto. Abzurdah es el título del libro autobiográfico que Cielo Latini publicó allá por 2006 (cuando apenas tenía 22 años) y que se transformó en un éxito editorial inmediato. En la novela, la autora cuenta sus turbulentos años de adolescencia, que incluyeron amores, desamores, depresión, falta de amigos y trastornos alimenticios varios. Ahora, bajo la batuta de la directora Daniela Goggi (Vísperas, 2006) y con el protagónico de Eugenia Suárez y Esteban Lamothe, el libro llegó a la pantalla grande con una adaptación que no escatima en crudeza y dramatismo. Porque hay que aclarar que si bien la historia es sobre una adolescente y sus problemáticas, tiene todos los condimentos de una película para adultos, con escenas de sexo muy bien logradas, primeros planos de autoflagelación, lenguaje adulto y más. Entrevista con la China Suárez: "Me gusta mucho sorprenderme" Abzurdah cuenta los vaivenes de Cielo, una chica de clase media-alta que transita los últimos años de secundario incomprendida por sus padres y amigos, hasta que se enamora perdidamente de Alejo (un correcto Lamothe), un hombre 10 años mayor que ella que, sin embargo, nunca terminará de corresponderla en sus sentimientos. En tanto, Cielo crea un blog en el que cuenta su experiencia como bulímica y anoréxica, al tiempo que intercambia mensaje con otras chicas en la misma situación. De hecho, tanto el libro como el blog de la verdadera Latini (mecomoamí) fueron acusados de hacer apología de este tipo de trastornos alimenticios. Más que una cara bonita Para el rol protagónico, Goggi eligió a "la China" Suárez, una opción inesperada si se tiene en cuenta que el currículum de la joven tiene más que ver con Cris Morena y las ficciones de Suar que con el perfil del personaje de la novela. Sin embargo, la actriz no sólo entendió el papel a la perfección, sino que además soporta los primeros planos y las escenas más jugadas con una soltura notable. En el filme, la adolescente interpretada por Suárez oscila con solvencia entre la ingenuidad propia de su edad y una perturbadora oscuridad. Ella es el centro de la película, y más allá de su ineludible belleza, se luce en los momentos más intensos, como cuando se corta o cuando se encierra en el baño para vomitar (la actriz bajó de peso especialmente para la película). Y aunque el personaje difícilmente genere empatía entre los espectadores, sí logra interesar lo suficiente como para querer llegar al final y conocer cuál será su destino. Otro dato, a Cielo Latini le encantó la película y actuación de la China Suárez. Abzurdah. Drama. (Argentina, 2015). Dirigida por Daniela Goggi. Con Esteban Lamothe, Eugenia Suarez, Gloria Carrá y Rafael Spregelburd. Para mayores de 13 años con reservas. Duración: 90 minutos. Sexo: moderado. Complejidad: nula. Violencia: nula.
Hambre de amor Chica difícil, antisocial, que no funciona ni con sus amigas ni con familia. La dejó un amor y anda la deriva. Cielo es hermosa, pero no hay caso. Hasta que chateando conoce a Alejo, nueve años mayor. Y se enamora perdidamente. Alejo pasa a ser la obsesión, la única de esta chica de los bordes que no tiene otro centro de interés. La vida pasa por Alejo, lo demás no cuenta. Y al no encontrar en él ni respuesta ni compañía, se sumerge en una angustia extrema. El alma primero y el cuerpo después le piden explicaciones a esa obstinación que es también empecinamiento y rebeldía. Y se lastima por fuera y se vuelve no sólo anoréxica sino referente de un grupo que lleva la enfermedad como estilo de vida y reclama su derecho a querer padecerla. El film parte del texto autobiográfico de la platense Cielo Latini y aborda el tema con seriedad, sin exagerar ni mostrar patetismo o condescendencia. La historia está contada desde el punto de vista de Cielo. El amor obsesivo avanza sobre el cuerpo maltratado y hermoso de esta chica desconsolada que no encuentra rumbo ni refugio y que ve a los demás como verdugos de una vida que vomita comida y también ilusiones. El guión es monotemático, como siguiendo la cadencia de una dolencia que no da tregua. Se ve con interés, no especula con su derrumbe y es más que bueno el trabajo de China Suárez, tan bella y tan frágil, una chica desvalida y desafiante, a la que ni siquiera se la puede ver fea cuando la enfermedad le va quitando todo. A veces, parece un thriller, otras veces un testimonio desolador, pero en general representa el gesto desesperado de una chica que gastó todo su hambre en el amor y que sólo parece alimentarse de obsesiones, rupturas y privaciones.
Chat, amor, obsesión y trastornos Lo que empieza con un thriller se encamina hacia el manual de autoayuda en esta película destinada al público adolescente que aborda el tema de la anorexia y cuenta con un buen trabajo de Eugenia Suárez. El exitoso libro escrito por Cielo Latini en 2006 se transforma en una película con formato de thriller que adquiere innegable actualidad por los temas que aborda: la incomunicación familiar, pasando por el uso de la tecnología y los trastornos alimenticios que enfrenta Cielo, el personaje encarnado por Eugenia Súarez. Cielo es una adolescente rebelde de clase acomodada que conoce por chat a un joven mayor que ella -Esteban Lamothe- y se enamora perdidamente hasta el punto de convertirse en una verdadera obsesión como resultado de una relación no correspondida. Lo que comienza con un relato de suspenso va mutando a una historia de locura que desencadena en anorexia, bulimia y autoflagelo. La realizadora Daniela Goggi se rodeó de un grupo de profesionales para llevar adelante un producto que resultara creíble en su tratamiento médico aunque no se entiende la escena del psicólogo que le ofrece alternativas a una paciente que no puede decidir por sí misma. Al ritmo veloz, la voz en off y el aire juvenil impresos desde el comienzo donde la tecnología está al servicio de la búsqueda y contacto para abrirse a un nuevo mundo, se suma la barrera infranqueable entre la joven de mal carácter y sus padres, que tiene mucho peso dentro del film. Gloria Carrá y Rafael Spregelburd interpretan con acierto al matrimonio que le brinda todo y al mismo tiempo no entrega nada a su atormentada hija, alcanzando los mejores momentos. Abzurdah es una historia de amor no correspondido donde la opción de dejar de comer se vuelve la ilusión de una vida "perfecta". La actriz principal se sometió a una dieta estricta para perder peso, supervisada por un equipo de nutricionistas y preparadores físicos, y se oscureció el pelo. El resultado es convincente y justamente ahí reside el éxito de su personaje. La película recurre a algunos golpes bajos y quizás resulten exagerados algunos comportamientos como la escena en la que Cielo hace el amor en el estacionamiento o las diferentes formas en la que se castiga.
La realidad de Cielo El relato de Abzurdah está configurado a partir de un choque de realidades donde el recorte lo establece el personaje de Cielo (Eugenia Suárez), una adolescente que se enamora perdidamente de un hombre mayor que ella al que conoce a través de Internet (Esteban Lamothe), para luego decantar en la obsesión y finalmente en la autodestrucción, de la mano de la anorexia. La clave del film es que nunca renuncia al punto de vista de su protagonista, jamás lo elude, siempre deja que ella sea -no sólo a través de la voz en off, sino también, por ejemplo, a través de su mirada u oído- la que conduzca la narración. Y eso es lo que da su tono y su impronta a la película. Todo el universo está construido a partir de la interpretación de Cielo, que es exagerada, desbordada, antojadiza, definitivamente hiperbólica e idealizada (en este aspecto, el tema Trátame suavemente, de Soda Stereo, cumple una función tanto estética como identitaria). Ella misma lo admite, desde el mismo comienzo: “no soy normal”, afirma, casi como una declaración de guerra. Cree también lo que quiere creer, y por eso confiará en las promesas vacías del hombre que ama -un personaje que no tiene entidad propia más allá de lo que ella pueda otorgarle, que es todo y nada a la vez-, enredándose cada vez más en una relación tan extendida en el tiempo como imposible en su verdadera concreción. Pero Abzurdah, sin renunciar a la subjetividad de Cielo, se las arregla para dejar un universo a su alrededor que es también exagerado, puro artificio: esos noventas donde transcurre la historia están marcados por los estereotipos, lo efímero y la superficialidad, por el deseo de perfección y lo banal, por una maternidad negadora (no parece muy casual que la madre de Cielo esté encarnada por una estrella como Gloria Carrá, muy asociada a una serie emblemática juvenil como era La banda del Golden Rocket) y una paternidad excesivamente concesiva. Cielo nunca es juzgada por el film, porque hay una consciencia cabal de que ya alcanza con la forma en que ella se juzga a sí misma, tanto física como emocionalmente, dejándola que se explique, en sus múltiples errores, fracasos e intentos por consolidar una identidad. Un ejemplo es cuando descubre que el vomitar es el método perfecto para anular el dolor: es una escena simple, sin vueltas, sin grandes discursos, pero también, a su manera, totalmente lógica. Hay que decir que en ese verosímil que se va cimentando es fundamental la actuación de Suárez: está realmente muy bien, totalmente comprometida con el papel, con una fortaleza llamativa para cargar sobre sus espaldas todo el peso del relato, pero principalmente con el tono justo para que su performance no quede ni exagerada ni distante. Es cierto que Abzurdah, en su último tercio, cuando tiene que abordar de lleno los conflictos provocados por la anorexia de Cielo, cae en una discursividad un tanto alarmante, como si le preocupara demasiado bajar línea respecto al tema y hasta sintiera culpa por sólo contar la historia de una joven que ama al extremo y quiere que la amen de igual forma. También que la resolución que encuentra es tan apresurada como forzada, como si se le acabara el tiempo para contar el camino de vuelta para lo que parece ser sólo un viaje de ida. Aún así, a pesar del tobogán de las instancias decisivas, no deja de ser una pequeña sorpresa, un film con un atrevimiento y compromiso llamativo para una producción destinada a conquistar a un público supuestamente cautivo a partir de la devoción por el exitoso libro de Cielo Latini en el que está basado. Eso no deja de ser una muy buena noticia, y tanto la directora Daniela Goggi como el guionista Alberto Rojas Apel pueden enorgullecerse por eso.
Algo del orden de la corrección política se pone en juego. Éste filme es una traslación de la literatura al cine de un texto autobiográfico que tuvo mucho éxito comercial allá a principios del siglo XXI. Lo cual no significa nada. Posiblemente el tema sea desde lo delicado “per se”, muy vendible: la anorexia, la bulimia en adolescentes parece ser algo cada vez más común. Sumándole los cortes en el cuerpo como forma de goce sobre el sufrimiento, o los intentos de suicidio, que no son otra cosa que llamadas de atención sobre las personas que rodean a la enferma. En éste caso su familia. Pero nada asegura que por haberse vivido eso que se escribe, describiendo lo vivido, se tiene asegurada una buena escritura, y el filme, en tanto traslación de un lenguaje a otro, no deja de ser el reflejo de lo escrito. No tanto con la alocución a la que ésta película recurre, de lo que poco tiene que ver el mensaje promotor más evidente, podría definirse diciendo que la patología psíquica, ese recorrido perverso y voyeurista sobre la anorexia, probablemente la hará exitosa. Tal vez en esto reside lo más irracional. ¿De qué la va el relato? “Abzurdah” es el nombre, ¿de ”guerra”?, de una adolescente, menor de edad, de clase media alta, cuyo nombre en la vida real es Cielo Latini, (Eugenia Suárez). La conocemos cuando llora desconsoladamente por un fracaso amoroso cuasi infantil, encontrando resguardo y consuelo cuando se conecta vía Internet con Alejo (Esteban Lamothe), quien en ese momento no es más que unas líneas en la pantalla de la computadora de la joven “herida”. Primera descripción de un personaje que luego no tendrá vuelo en su desarrollo, sólo acciones justificadoras. Él es un joven nueve años mayor que ella, por lo que la trama se enturbiará cuando se conozcan personalmente, comenzaran una relación que para él es sólo sexo, para ella otro enamoramiento que confundirá con amor. Sin redes reales a quien recurrir, su familia no registra nada de lo que le sucede, ni para bien ni para mal, sólo creen que él límite de una hora adecuada de volver a casa es suficiente, la prohibición instalada en el lugar de los limites nunca funciona. Encallada en un contexto vicioso, circular, trivial, se aleja de sus amigas y se introduce en un mundo adulto que no puede manejar. Cuando él se cansa, la abandona, y eso genera una respuesta obsesiva en Cielo, quien simplemente intentará hacer lo necesario para retenerlo, como si alguien pudiese retener a otro. Esto terminará por llevarla a una caída hacia su propio infierno. El problema es que el pasaje de una situación a otra no esta logrado desde el texto, algo se salva por la actuación de Eugenia Suárez, pero su partenaire no le es de gran ayuda. En el mismo orden están desperdiciados por actuación que reflejan una mala construcción de los personajes, sus relaciones y motivaciones, el padre de Eugenia (Rafael Spregelburd) y la madre (Gloria Carra). En tanto que en los rubros técnicos se nota el cuidado que se tuvo para lograr su objetivo, se ve, se escucha, se puede seguir, se entiende, no le pida otra cosa a esta producción. Es tal el desperdicio de metraje en cosas superfluas mal resueltas, como los cambios corporales de Eugenia, que nunca se perciben. Si existe, hay un regodeo para que se aprecie con cada pincelada su tétrica forma de deleitarse, queriendo cristalizar el relato en un enunciado del goce. Termina constituyéndose casi a modo de una receta, o una guía de cómo ser anoréxica, bulímica, suicida, etc. y no morir en el intento. Terminamos siendo testigos de unos bosquejos errantes, plagado de los vicios más frecuentes y de los lugares comunes, clisés de la cinematografía vernácula, de la que parece ser el mayor responsable el texto de origen.
La princesa está triste... Abzurdah es el Nick que usa Cielo (Eugenia Suárez) en el ICQ -programa de chat usado en los noventas-, donde conoce a Hogweed, con quien pasa las noches chateando hasta que la cosa sube de tono y acaban conociéndose. El muchacho, diez años mayor que ella, en realidad se llama Alejo (Esteban Lamothe), y desde el primer momento en que se ven Cielo se enamora perdidamente de él, literalmente hablando. A los 17 años, Cielo cursa el último año de la secundaria en un colegio privado de La Plata, ciudad donde se crió en el seno de una familia acomodada. No es la más popular de la clase, sí la más rara; soberbia, creída de sí misma y bella, muy bella. El enganche con Alejo crece al mismo tiempo que él la evita y busca enfriar la relación. Pronto, él se convierte en una obsesión, la única emoción verdadera en la vida de una chica rica y aburrida. Un día Cielo encuentra un "alivio" ante tanta depresión y desconsuelo, comienza a atacar a su cuerpo, se vuelve anoréxica y hasta llega a lastimarse a sí misma. La cámara se enamora del rostro de Eugenia Suárez, es lógico que así sea, pero la directora no logra salir de su embrujo y durante la primera mitad del filme la belleza de la "China" se impone por sobre lo que le sucede al personaje, muy bien interpretado por ella. No ayuda el contrapunto con Lamothe; actor de moda, monocorde en el hablar, a quien es difícil entenderle si está afirmando o preguntando algo. Todo lo dice de la misma manera, sin inflexión o emoción alguna. Suárez salva con su actuación lo que no se ve de su proceso de adelgazamiento, apenas delineado con algo de maquillaje. El drama de la anorexia es retratado aquí de forma lineal, apegándose el relato a lo que le sucede a Cielo, no más que eso. La adaptación no aprovecha la oportunidad para llegar al público al que se dirige, marketineramente hablando, con un mensaje más amplio sobre el tema. Es una decisión. Después de todo, se trata de un producto más de la industria que también impone modelos que no ayudan en lo social a combatir semejante flagelo sufrido por tantas adolescentes.
No todo lo que brilla es oro Abzurdah está basada en la novela homónima y autobiográfica de Cielo Latini, la cual tuvo gran éxito en ventas. El mundo adolescente suele estar cargado de dudas, cuestionamientos y frustraciones. No todos pueden afrontarlo de la misma forma y algunos optan tomar la autodestrucción como llamado de atención. En ese universo se ubica la cabeza de Cielo, la protagonista de la historia. La elegida para este papel fue Eugenia Suárez. Su interpretación es muy buena y creíble, todo lo contrario a sus papeles en distintas tiras juveniles. Esta película, más allá de que no convence en varios aspectos, demuestra el crecimiento de la actriz y le suma los pocos puntos a favor que el film tiene. Por su parte, Esteban Lamothe interpreta a Alejo, la persona por la que Cielo se desvive y no soporta estar sin él. Observando otros papales del actor, se nota con claridad que es un buen actor, pero en esta película eso no se aprovechó y lo vemos en escenas cortas, como un elemento más de la trama, cuando en realidad es casi tan importante como la protagonista. La historia en sí, pone el foco en la relación tormentosa de los protagonistas, pero a la hora de tocar el tema de la bulimia y la anorexia (y las consecuencias físicas y mentales que deja), el relato parece acelerar como para terminar de redondear la película justo a tiempo. Vómitos, cortes y un intento de suicidio en menos de media hora, es una ensalada de cosas que se podrían poner de una forma más moderada. Luego, vemos cómo pasan los años de un momento a otro y de una manera predecible, tenemos una protagonista con un final feliz. Abzurdah no es una gran película, pero seguramente dejará satisfecho al público adolescente que está llenando las salas y en definitiva, es a dónde apunta.
Es el año 1997, Internet empieza a tener uso masivo en la Argentina. Estamos en La Plata donde una adolescente llamada Cielo (Eugenia Suarez) comparte sus horas diurnas con un pequeño grupo de amigas y en las horas nocturnas se conecta a la red con otro grupo de personas más grandes. Cielo es caprichosa y fantástica, hermosa y lejana, demuestra una aspereza que esconde su profunda fragilidad. En la nocturnidad de sus charlas por ICQ, donde utiliza en nick Abzurdah, ella empatiza profundamente con Alejo, un hombre diez años mayor. En una reunión de amigos del chat ellos se conocerán personalmente y ese será el inició de una relación de amor, y el comienzo del descenso a los infiernos de la protagonista. El resto del metraje girará en torno a la obsesión de Cielo por Alejo (quien nunca se toma la relación tan en serio como a ella le gustaría), por estar flaca, por no comer. Aparecerá Lágrima su otro alterego bajo el cual iniciará un blog en el que defenderá su anorexia, casi como una militancia estética, y la caída será aún más profunda. El relato, de corte clásico, evita cualquier voluntad didáctica o panfletaria. Abzurdah es un filme inteligente que toca un tópico poco transitado en el cine argentino (el de la anorexia nerviosa) y está dirigido especialmente al grupo etario que más lo padece (los adolescentes). Entre los aciertos más notables del filme se encuentra la elección de su protagonista, Eugenia Suarez, quien construye un personaje profundamente humano, querible y creíble. Vale también destacar el cuidado que se tuvo al mostrar la fisonomía que tenía Internet a finales del siglo XX. También hay un cuidado especial con la música extradiegética que acompaña con naturalidad el desarrollo de la narración. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Si no hay amor que no haya nada Cielo Latini (Eugenia Suarez) es una joven de 17 años de la ciudad de La Plata. Se autodefine como una adolescente anormal. Sin amigas y con una casi nula contención familiar las únicas interacciones de Cielo con personas se dan en una chat grupal de internet. Allí conoce a Alejo (Esteban Lamothe), un muchacho diez años mayor que ella con el que comienza una intensa relación amorosa. El problema para Cielo surge cuando siente que su amor no es taaaaan correspondido y empieza a obsesionarse un “toquesaun” con el pebete en cuestión. Como decía el inmenso Indio Solari (sí, estoy citando al Indio en la crítica de un film protagonizado por la China Suarez ¿y qué?) en El Tesoro de los Inocentes, para ella si no hay amor no tiene que haber nada, solamente sufrimiento y más sufrimiento. Sin Alejo, su alma no regatea la tristeza y esa depresión deriva primero en la bulimia y luego en una profunda anorexia. Como si esto fuera poco, su obsesión por él empieza a volverse cada día más peligrosa tanto para ella como para los demás. Abzurdah está basada en el libro homónimo escrito por la propia Cielo Latini y la adaptación a la pantalla grande corrió por cuenta de Daniela Goggi. Este segundo opus de la realizadora de Vísperas presenta una clara intención de evitar caer en el melodrama impuesto per se por la historia sin dejar de lado poder traspasar la importante gravedad de la misma. Se trata la anorexia con nombre y apellido, con el respeto y tono justo. No hay en Abzurdah juzgamientos o villanos, simplemente hay gente que hace lo que puede con los problemas que se le van presentando en su vida. La relación de Cielo y Alejo es tóxica y se retroalimenta a mansalva de la obsesión de ella y la manipulación de él, pero ninguno de los dos podría ser clasificado como “héroe o heroína” o “enemigo o enemiga”. Goggi relata con mesura y calma los pesados conflictos de la protagonista, los despliega con una distinción destacable, aunque lamentablemente el desenlace se desarrolla de manera tan abrupta que termina dejando una sensación disruptiva con la presteza narrativa con la que se venía contando acertadamente la película. La China Suarez pasó de ser una ser una arriesgada jugada a la carta más fuerte de Abzurdah. Presentar a Eugenia Suarez en el cine fue una importante apuesta de Abzurdah. La China, dueña de una belleza imposible de magnificar, tiene con una llegada masiva al público cautivo de la novela, pero resulta interesante como su debut en la gran pantalla terminó pasando de ser una arriesgada jugada a la carta más fuerte de la película. Su Cielo Lentini es sutilmente tan frágil como palpable, tan anómala como distante, tan nebulosa como fascinante, es un personaje con él que resulta difícil de simpatizar pero imposible de dejar solo ante semejante padecimiento. Sin dudas gran parte del suceso taquillero y artístico de Abzurdah se debe al sorprendente desempeño de la muchacha que saltó a la fama con su rol en Casi Ángeles.
Abzurdah es un filme argentino, correctamente realizado, con una interpretación destacable de Eugenia "China" Suarez que cuenta la historia de una mujer que ama demasiado, y concreta tener una relación con esa persona que ama, pero él está más interesado en el sexo y la independencia que en una relación a largo plazo, y ciertamente no está enamorado; ese amor poco correspondido la lleva a un proceso de autodestrucción gradual que afectará su vida, su familia, sus relaciones y su futuro. Este drama es bastante intenso, no apto para menores, por temática e imágenes, y engancha a la audiencia con un personaje bien construido, basado en una persona real y en hechos reales, el cual nos importa y en el cual invertimos nuestras emociones. Es un filme en la cual muchas adolescentes se pueden sentir identificadas, y desde el punto de vista del género, sorprendentemente está más cerca del drama convencional que de un melodrama, género en el cual se mueven las películas sobre los sentimientos. Un filme que vale la pena ver, pero se debe tener en cuenta que es un filme para adultos, y adolescentes, no es un filme chicos, por su temática, el tratamiento y lo que se ve, no se debe llevar a los más pequeños a ver este filme. Recomendada. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto.
Una adolescente que se obsesiona con el amor no correspondió y la lleva a la autodestrucción de su cuerpo. Este film nace del libro e historia autobiográfica de la escritora Cielo Latini. Cuenta la historia de una adolescente Cielo Latini (Eugenia Suarez) de clase media acomodada que no tiene una buena relación con sus padres, no le prestan demasiada atención y se siente poco contenida. Va teniendo problemas en las distintas escuelas donde concurre y se cambia a otra donde comienza a involucrarse con nuevas amistades, pero hay algunas crueldades. Sus distracciones se encuentran a través del chat y allí conoce a Alejo (Esteban Lamothe) un hombre 10 años mayor que ella con quien inicia una relación, se enamora perdidamente, es su único refugio y además forma parte de su primera experiencia sexual. Pero él luego de un tiempo ya no le presta la misma atención y pasa a ser una más. No tienen la misma conexión Alejo y Cielo, porque él no está enamorado, es otro de sus levantes, una aventura más, pero para Cielo significa mucho, es su primer amor y a la vez su desencanto amoroso, todo se transforma en una obsesión y comienza a sentir mucho dolor (sufre por amor). Por este amor no correspondido deja de comer, a tratar mal su cuerpo, se sumerge en mundo adulto que no comprende y a la vez en la autodestrucción. Se hunde en una terrible depresión, una ceguera enfermiza, cayendo en la anorexia y la bulimia extrema. Sus padres que no logran comprender que le está pasando a su hija han pedido a tiempo ayuda psicológica. Este es el debut cinematográfico de “la china” Suarez quien se atreve a interpretar un cover de “Trátame suavemente” de Soda Stereo. Bajó seis kilos para ponerse en la piel de la traumatizada Cielo Latini. Quienes también se lucen son: Carrá como la madre de Cielo y que debió fumar casi todo el film y no es su hábito y Lamothe y Spregelburd cuyos trabajos son prolijos; dentro del elenco secundario: Paula Kohan, Malena Sánchez y Fernando Dente. Complementa el film un buen nivel de producción. La historia intenta llegar a los espectadores con situaciones fuertes pero por momentos es un poco reiterativa con un final algo apresurado es como que se queda sin tiempo.
Llega el debut cinematográfico de Eugenia “La china” Suarez con el estreno de Abzurdah. Abzurdah es la historia real de Cielo Latini, una chica apenas saliendo de la adolescencia que descubre el amor, la desilusión y los desordenes alimenticios, todo al mismo tiempo. Primero novela y ahora película, lo mas particular que tiene este relato, es estar contado en primera persona, pero primera persona en serio, y para explicar un poco mejor esto, me voy a permitir citar una frase de la novela autobiográfica de Cielo: “Creo que se mas de anorexia y suicidios que los psicólogos y los médicos que intentaron ayudarme”. Conocemos a Cielo, interpretada correctamente por Eugenia China Suarez, un tanto triste, recién saliendo de una relación, y en ese momento conoce los canales de chats. Ahí conoce a Hogweed (Esteban Lamothe), con quien comenzara un inocente histeriqueo que mas adelante se transformara en una relación formal, cuando se conozcan personalmente. Y es la ruptura con Hogweed la que generara el quiebre autodestructivo que lleva a Cielo a adoptar la anorexia y la bulimia como una forma de vida. Abzurdah es mas que correcta y trata de una forma muy personal y (como corresponde) agresiva con el espectador, un tema que nunca esta demasiado demás tratar. El gran problema (más bien moral) que plantea la película, es que esta tan parada en el punto de vista de Cielo, que realmente no hay una condena demasiado fuerte para las prácticas que el personaje realiza en el proceso de destruir su cuerpo. La voz en off explica lo que Cielo siente en ese momento, y eso es, claramente, un deseo de ser respetada en su decisión de ser flaca, lo mas flaca posible, porque “Nunca se es lo suficientemente flaca” Lamothe esta excelente en su papel, como siempre, y Gloria Carrá y Rafael Spregelburd como los padres realizan una muy interesante labor. La película tiene como único problema el de pasar de la película adolescente al tremendo drama demasiado rápido, y no logra resolver demasiado bien esa transición. Me parece que Daniela Goggi, la directora, falla al momento de traducir el libro, y vuelve la película una reproducción exacta del punto de vista de Cielo, lo cual marca que la mirada sea por un lado infantil y por otro, que Abzurdah funcione mas como un aviva giles, dándole la idea equivocada a algunos adolescentes que por ahí están caminando por la cuerda floja y solo necesiten un empujoncito.
Crítica emitida por radio.
El fenómeno de Abzurdah Abordando una patología sin muchos antecedentes en el cine, Abzurdah es un film nacional que en principio sorprende por su convicción y verosimilitud en el tratamiento de esta temática, más precisamente el padecimiento de la bulimia y la anorexia. La siguiente sorpresa es su repercusión, ya que su rendimiento en la taquilla a sólo una semana de su estreno es verdaderamente notable e inesperado. Más aún teniendo en cuenta que las películas nacionales que hacen hincapié en asuntos relacionados con enfermedades o perturbaciones psicológicas o psicofísicas no alcanzan de ningún modo semejante aceptación en el público, como en los casos relativamente recientes de Un año sin amor (acerca del sida, el masoquismo y el sadismo), El pozo (sobre el autismo y otros desórdenes psicomotrices) u Otro corazón (sobre las afecciones cardíacas). Habría que remontarse a El hijo de la novia (mal de Alzheimer) para encontrar un éxito afín. En el caso de Abzurdah estamos ante un film muy certero en su crónica de este desorden que se produce en chicas adolescentes o muy jóvenes, y que tuvo un pico de crecimiento y desarrollo agudo hace unos quince o veinte años atrás. Por eso la película de Daniela Goggi está ambientada a fines de los ’90: un gran acierto estético y dramático del film, que aprovecha en todo sentido las características de la época, como la tecnología. El film está basado en una historia real, el libro testimonial de Cielo Latini, y aporta apuntes médicos siempre justificados. Es acertado el trabajo sobre el guión que ofrecen Alejandro Montiel, Alberto Rojas Apel y la propia directora, que con pocos antecedentes conmueve con su capacidad narrativa y emocional. El relato evita sus aspectos más obvios y resulta en todo momento potente y dinámico. Abzurdah se realimenta en el demandante rol compuesto de manera excepcional por la bella y talentosa Eugenia Suárez, que encuentra eficientes disparadores en Esteban Lamothe –en otro registro dentro de sus últimos trabajos– como el novio esquivo y desaprensivo, y Gloria Carrá y Rafael Spregelburd como sus padres.
La hija de la lágrima Es importante aclarar que con “Abzurdah” estamos ante un fenómeno híbrido, interrelacionado con lo sociológico y lo psicológico, que trasciende al cine. Proviene de un best-seller del 2006, muy seguido por adolescentes, las que ahora también agotan funciones en todas las salas cinematográficas del país. Tanto el libro como la película insisten, desde un principio, en que no se trata de una guía para ser anoréxica o de cómo dejar de serlo, sino más bien de una historia de amor y de dolor, desde el punto de vista de una adolescente. Sin embargo, el abordaje de la bulimia y la anorexia, cualquiera sea el soporte utilizado, no escapa a generar opiniones encontradas, mientras en el mundo aumentan las campañas de prevención de trastornos alimentarios pero también -y con una magnitud incluso más grande- la cantidad de jóvenes que los padecen. La historia refleja el devenir de una chica de 17 años que, a fines de los noventa, conoce por chat a un muchacho bastante mayor que ella, con el que inicia una pasión enfermiza. Paradójica pero acertadamente el film mantiene un tono lejos de la turbiedad, luminoso, mostrando la relación con una cuota de inocencia propia del carácter iniciático de la experiencia. Pero cuando el idilio se rompe, la joven empieza un proceso de obsesión que devendrá en comportamientos patológicos y peligrosos, con una serie de trastornos alimentarios de los que por momentos hasta parece sentirse orgullosa. El libro y la película son un recorrido hacia las antípodas del cielo y luego un sorpresivo salto hacia una mejoría sin muchas explicaciones. Una salida del infierno que no está clara. La obra no es una guía para encontrar la luz y puede resultar inconveniente para chicas que aún no tengan una personalidad definida y mucho menos para chicas con autoestima baja que lo puedan tomar como una guía para autodestruirse, porque no están claros los límites entre el padecer y el goce. Hablando de cine y de literatura, nos encontramos con una adolescente que también como en “Tuya” o “El hombre de al lado” pertenecen a familias acomodadas, rodeadas de confort y contenidas por sus padres que vigilan según sus propios cánones pero no conocen el de sus hijas. “Abzurdah” muestra el progresivo deterioro de su protagonista sin jamás juzgarla, limitándose a retratar su accionar degenerativo, sin justificarlo ni condenarlo. Sincera y frontal Así como el libro tiene un vocabulario que los adolescentes pueden comprender, cinematográficamente también se busca claridad, explicitud aun de lo oscuro o volviéndolo menos oscuro al exhibirlo. Con una narración sin respiro, bien hilvanada, que sabe mantener el interés del espectador y no invierte en las escenas más tiempo del necesario. Aunque es evidente una construcción demasiado acelerada y un final muy abrupto, con una intensidad menor a la exhibida hasta entonces. Este quiebre coincide con los entrecruzamientos entre la historia y la divulgación, como lo demuestran los datos finales sobre los alcances del trastorno alimentario que aportan una pátina de moraleja con tono autocrítico. En general, se advierte la decisión de hacer una película respetuosa con la dureza de la novela y la elección de Eugenia Suárez en ese sentido es ideal, ya que se trata de una actriz con llegada masiva, que demuestra estar a la altura de las circunstancias en un rol intensamente dramático. “Abzurdah”, pese a sus pretensiones comerciales y su protagonista de fama televisiva, nunca cede a la tentación de volverse fácil o sencilla. Filmada con sobriedad y cuidada elegancia, con un elenco que en general no desentona, la película propone un acercamiento sincero y frontal al mundo del caos adolescente. Esa honestidad de evitar concesiones que podían haberla vuelto más comercial o atractiva a costa de distorsionar su “verdad” es lo que la convierte en una más que digna propuesta.