El aspecto melancólico del género noir encaja muy bien con ese porteño tanguero tan romantizado de la Capital Federal. El policial, evolución necesaria para este estereotipo, permitió que esos valores, algunos ya en desuso, vuelvan a hacerse presentes (y vendan muchas entradas y ejemplares) en este lado del mundo. Cualquier evolución de este tipo, sin embargo, viene también con cambios de imagen, y casi exclusivamente impulsado por la estética de Drive (2011) el neon y el policial se volvieron buenos compañeros de pantalla. Al cine argentino también le tocó hundir el pie en estas aguas, y Amateur es el resultado. Martín (Esteban Lamothe) trabaja en un canal de televisión. Luego de tener algunos problemas con su mujer, se muda a uno de los departamentos de Battaglia (Alejandro Awada), dueño del canal. Cuando le asignan la tarea de catalogar material viejo en su trabajo, encuentra un video pornográfico en el que la actriz resulta ser Isabel (Jazmín Stuart), la mujer de Battaglia. Luego de seguirla obsesivamente concretan un encuentro amoroso que revela información terrible. Cuando la encargada del edificio (Eleonora Wexler) descubre este secreto, generará una bola de nieve que complicará a todos a su alrededor. Para producir Amateur se mezclaron un director primerizo pero con mucha experiencia en producción, Sebastián Perillo, y una guionista recibida de la Universidad del Cine, Lucila Ruiz. La elegancia que decidieron aplicarle a todos los aspectos artísticos de la película se traslada perfectamente a las performances de los actores. Todo es misterioso, nadie revela demasiado y esto es parte indispensable de un policial. Esteban Lamothe y Jazmín Stuart tienen muy buena química y el gran desempeño de Alejandro Awada se dosifica en las medidas justas que la trama requiere. Es especialmente bueno el trabajo de Daniel Kargieman, y el papel que se le dio, aún mejor. El personaje de Eleonora Wexler es el que junta todas las historias, pero la suya propia es importante también. La música que encierra sus performances, potente y llena de personalidad, es lo que termina de pulir esta imagen de neón que tan bien le queda a un policial como Amateur. A pesar de los aciertos, el guión está todavía a un pasito de llegar a la calidad que su estética tan bien realizada sugiere. Algunas relaciones protagónicas están definidas muy vagamente, algo que termina por negarle a uno esa satisfacción única que da ver un policial resuelto, algo que podría haberse arreglado en 5 minutos más de película. Sin embargo, los ritmos están manejados perfectamente y la inclusión de un comic relief, ese personaje que le saca la seriedad a todo, termina de darle al guión de Amateur un estilo casi extranjero y muy bien logrado a pesar de algunos pequeños percances a la hora de justificar lo que pasa.
Un policial con influencias del cine clásico argentino que te va a dejar sin habla. No vale spoilear, pero Amateur te mete en una historia que te hará, por momentos, sobre todo en un momento agarrarte fuerte de la butaca con una mano, y con la otra taparte a medias los ojos para espiar entre los dedos. Te lo prometo. Wow, Jazmín, wow. Jazmín Stuart compone a Isabel, una mujer que a simple vista parece una empresaria, un poco sumisa, casada con un tipo de dinero, pero nada es lo que parece y lo que esconde ese lobo disfrazado de cordero, es inimaginable. Como espectadora disfruté cada segundo de la cinta, en donde la historia te va llevando y cada cosa que uno va descubriendo va derivando en otro misterio. El suspenso está muy bien logrado y contado desde la dirección, con planos, pausas y música que generan esa tensión clásica de una película de suspenso. Y la trama policial funciona a la perfección. Eleonora Wexler (Laura), Esteban Lamothe (Martín) y Alejandro Awada (Guillermo) completan el cast. Cada uno va desarrollando la historia desde otros ángulos; algo esconden, todos tienen una doble cara. Como todo policial, la trama necesita de alguien que investigue, y ese inspector en esta peli es muy diferente a lo esperado, ya que Saslavsky (Daniel Kargieman) le imprime los momentos graciosos a la película, y se agradece ese “comic relief” luego de escenas tan fuertes. Bravo al cine argentino, Amateur tiene muchos condimentos atractivos, que seducen como Martín es atrapado por la misteriosa Isabel. Chapeau!
Sexo para todos y todas. amateurCuando el joven director de cámara de un poco glamoroso canal de televisión -donde habita una extraña fauna pseudocientífica- se separa de su pareja y necesita un lugar donde dormir, no se espera que sea el dueño del canal quien le consiga inmediatamente un lugar en su edificio a buen precio. Mucho menos espera que la mujer con la que se obsesiona al encontrar un video sexual mezclado entre viejas cintas del canal resulte ser la esposa de su empleador, y menos aun que tenga su oficina en el mismo edificio al que acaba de mudarse. Esa obsesión lo lleva a intentar acercarse a ella contra todo buen juicio, ya que terminará en el centro de una serie de asesinatos y no habrá tiempo para arrepentirse. Es difícil hablar de Amateur más allá de este punto sin revelar la trama de un policial negro que, entre otras referencias, parece ser una actualización del cine de género que se hizo en los años ochenta en Argentina, con Desanzo o Aristarain a la cabeza, o el que filmó De Palma en Estados Unidos. En esta historia de sexo y violencia no existen personajes completamente inocentes o sin algún grado de absurdo, resultando en un nivel de humor que sorprende caminando por la cornisa sin romper el turbio ambiente en el que habitan, donde el homicidio, el secuestro y el chantaje parece ser moneda corriente y sólo un detective con un par de bombitas quemadas parece quedar como defensa ante la oscuridad del derrumbe completo, aunque nadie le tenga mucha fe. Para ver advertidos: El guión es muy simple y varias veces hace entrar situaciones con calzador, quedando como mayor crítica el necesitar quitar verosimilitud a algunas secuencias para que todo fluya como necesita la historia. Se nos compensa con personajes interesantes que juegan al borde del ridículo y que si no se los mira con la convicción de que es algo intencional, seguramente provocará alguna salida anticipada de la sala. Los mayores espantos vendrán seguramente de algunos diálogos y actuaciones acartonadas, porque a esta altura del siglo un par de escenas de sexo con bastante piel expuesta no deberían hacer que se caigan más que un par de monóculos desprevenidos. Aunque por las dudas no estaría mal revisar si el señor mayor de la butaca de al lado trajo su maletín, para poder elegir otro lugar antes de que se apaguen las luces y evitar distracciones a lo largo de la película. No es fácil recomendar Amateur. Pasé los primeros quince minutos convencido de que estaba viendo una película completamente fallida hasta que algo hizo click y las piezas se acomodaron mutando en algo muy disfrutable. Quizás fueron los absurdos invitados al canal de televisión, quizás el detective tan poco clásico a cargo de la investigación; pero algo me convenció de que todo era intencional, que era yo el que estaba viendo la película al revés, porque no se parece en nada a lo que estamos acostumbrados. Desde los créditos iniciales queda claro que tiene una búsqueda estética propia y algo arriesgada, tanto desde el sonido como desde la imagen, cosa que en nuestro cine nacional, acostumbrado al realismo y al naturalismo, es raro de encontrar. Pero Amateur logra convencernos de que hay algo más para ver que simplemente enterarse de como se resuelve un crimen, por lo que algunas falencias que se le pueden criticar en otros aspectos quedan contrarrestadas con éxito. Conclusión: El guión un poco forzado y algunas interpretaciones a cara de piedra podrían espantar a quienes vayan por los nombres famosos del afiche, pero si se predisponen a entrar en el juego que propone Amateur van disfrutar de una película muy interesante.
Sebastián Perillo se vuelca en Amateur, su opera prima, al cine de género con evidente placer y pericia. Amateur es un thriller con múltiples referencias al cine clásico y a filmes de culto argentinos pero también al cine mundial. Un editor de televisión descubre casualmente un video de porno amateur y a la vez conoce a quien resulta ser su protagonista: la esposa del dueño del medio donde trabaja (un millonario que además le alquila un departamento ya que está sin casa luego de sus separación). Obsesionado con lo que ve trata de establecer un vínculo con ella que devendrá en un hecho fatal. A partir de eso se desata una investigación policial, un chantaje y un secuestro que confluirán en un desenlace violento. Crimen, violencia, deseo sexual y traumas del pasado convergen y se desatan como pasiones sin límites. La puesta en escena, los movimientos de cámara, los desnudos, la musicalización remiten al cine de los 80 postdictadura (el argentino y el primer Almodóvar, por ejemplo), la cita a Sangre de Vírgenes de Emilio Vieyra no es gratuita, los nombres de los personajes, la construcción del personaje del policía Saslavsky con su ingenuidad y su bonhomía, el abrupto final para un protagonista (al estilo del Hitchcock de Psicosis) no son sólo un procedimiento que se regodea en su propio juego sino un estilo que es un plus pero también viste a la historia que se cuenta. Las reglas del género hacen que quizá innecesariamente se trate de “justificar” cierto accionar de la protagonista que se mueve entre la respuesta a un trauma o una pulsión de muerte, pero es apenas un detalle comprensible. Amateur tiene buenos climas, buenas actuaciones tanto del reparto protagónico: Alejandro Awada, Jazmín Stuart, Esteban Lamothe y Eleonora Wexler como de los secundarios terminan redondeando una película que remite a otras tantas pero con vida propia.
Para ver cine argentino Al fin se hace una película argentina autorreferencial al cine nacional, llena de guiños a directores y actores de la industria de nuestro país con un tono satírico y voyeurista, como si se estuviera parafraseando a Brian De Palma pero en un claro homenaje a Emilio Vieyra. Amateur (2016) instala su trama en un canal de televisión cuyos programas de sucesos paranormales son su especialidad. En esa realidad extraña Martín Suárez (Esteban Lamothe) busca en el archivo la película Sangre de vírgenes (Emilio Vieyra, 1967) y halla, ocasionalmente, un video porno amateur con Isabel (Jazmín Stuart), la joven y sexy mujer de su jefe Guillermo Battaglia (Alejandro Awada). Obsesionado con ella, arregla un encuentro y la filma sin que lo sepa. Laura (Eleonora Wexler), la encargada del edificio lo ve y busca delatarla mientras Saslavsky (Daniel Kargieman), un particular inspector de policía, investiga el asunto. El nombre de Alfred Hitchcock suena en el comienzo de la ópera prima de Sebastián Perillo, quién cuenta con múltiples antecedentes en producción. No es una cita, se trata de convocar a su espíritu por un médium invitado al estudio. No aparece, porque no será su espíritu el que sobrevuele la trama aunque tenga más de un momento de buen suspenso y la estructura narrativa siga la forma de Psicosis (1960). Tampoco el de Brian De Palma, versión setentera del maestro del suspenso que con su Doble de cuerpo (Body Double, 1984) Amateur tiene varios puntos en común. La verdadera invitación de referencia es al cine nacional. El dueño del canal que personifica Awada se llama Guillermo Battaglia, su mujer Isabel (¿Sarli?), el detective Saslavsky (¿Luis?), y la lista sigue con Manuel Romero, (¿Santiago?¿Luis?) Arrieta, Martín (¿Martínez?) Suárez y Olga (¿Zubarry?). Se menciona La muerte camina en la lluvia (1948) de Carlos Hugo Christensen pero la trama sigue el tono del cine de Vieyra, ese realizador del primer film de vampiros argentino que combina un extraño humor y sangre y sexo propias del cine de explotación. Amateur está hecha para conocedores como el cine de Brian De Palma, un espectador que sabe a qué atenerse y le gusta dejarse sorprender sin seguir reglas ni explicaciones. Sus personajes son pintorescos y únicos, en ellos se sostiene un relato con altas dosis de cinefilia que se inscribe en el gusto voyeur que bordea lo perverso en su placer por espiar las vidas ajenas. Ese espectador que tanto Alfred Hitchcock, Brian De Palma como Emilio Vieyra, supo captar.
Amateur es un film en el cual entrás de una o que quedás afuera por completo. Sus particulares personajes y la manera en la cual están escritos hacen que sea imposible que el film sea disfrutado por todo el público. Hay mucha cinefilia a través de referencias en el principio del film por medio del lugar de trabajo del personaje de Esteban Lamothe, algo de gore y mucho homenaje a Brian De Palma en la estética. Eso suma mucho para el buen entendedor y pasa desapercibido para el espectador promedio. Es muy difícil escribir sobre la ópera prima de Sebastián Perillo sin spoilearla por lo que solo diré que algo sorprende mucho en el primer acto del film e incluso es mejor que el climax. Asimismo, me encanto lo erótico y magnético del personaje de la bella Jazmín Stuart. Un trabajo verdaderamente excelente. El resto del elenco está muy bien con un gran Alejandro Awada escondedor de muchos secretos y Daniel Kargieman haciendo de detective que busca la redención pero con un toque argento. Por otro lado, Eleonora Wexler está un poco desdibujada por momentos y es a quien le tocó encarnar las situaciones más exageradas (tal vez medio desopilantes) del film. Pese a sus traspiés Amateur es una gran película de género, de esas que no podés dejar de ver a pesar de que haya cosas que no te gusten. Una buena experiencia cinematográfica que merece ser vista en el cine.
AMORES, PASIONES Y SANGRE Es un policial con muchos ingredientes, con escenas sangrientas de gran impacto, con no pocas sorpresas y sobresaltos, con porno casero, alto contenido erótico y violento, personajes que se revelan compulsivos y perversos. Un coctel atractivo, que por muchas vueltas de tuerca, que revelan lo oculto, a veces se enmaraña en situaciones, pero que siempre mantiene la tensión y entretiene. Una buena opera prima de Sebastian Perillo que tiene una larga experiencia en cine, que quiso también homenajear a los nombres de la historia de nuestro cine que cultivaron el género. Y que es una apuesta arriesgada para una opera prima. Contó con buenos actores. Se lucen especialmente Jazmín Stuart y Eleonora Wexler, rindiendo en cada uno de sus fuertes personajes, Esteban Lamothe y Alejandro Awada.
Poco suspenso en un thriller local El prólogo podría entenderse como una infidencia involuntaria: en una sesión de espiritismo en la que los asistentes ya han logrado comunicarse con Einstein, Leloir y Groucho Marx, el único que no responde al llamado es Hitchcock. Después de ver el film se tiene la maliciosa tentación de sospechar que ese silencio del rey del suspenso no es tan caprichoso como podría parecer. Por momentos elegante en lo visual, con esporádicos aciertos de puesta, ritmo bastante mantenido y unos eventuales éxitos en lo actoral, Amateur está lejos de atrapar, a pesar de que allí no faltan osadías eróticas, sangre, violencia ni otros elementos que suelen ser eficaces en el género.
No hace honor a su título Impecable en lo técnico, es un thriller que prometía más de lo que termina ofreciendo. Por algún motivo aún desentrañable el thriller no es un género que le salga bien al cine argentino. Hay muy pocos buenos ejemplos, y la mayoría de décadas pasadas. Amateur le suma a la categoría el erotismo, y pese a tener un cuarteto protagónico que cualquier producción desearía contar, el resultado no es el esperado. Un guiño al espectador cinéfilo es que varios de los protagonistas tienen el nombre de luminarias del cine nacional. No es el caso de Isabel (al menos que sea por la Coca Sarli; es el personaje encarnado por Jazmín Stuart), la mujer de Guillermo Battaglia (Alejandro Awada). Hay algo extraño en esa relación que no vamos a develar, pero que aparecerá cuando Martín Suárez (Esteban Lamothe), un empleado del canal que posee Battaglia, se enrede sexualmente con ella. Sorpresivamente, sí, y eso se agradece. Lo del thriller es porque hay un asesinato, y el erotismo pasa porque Suárez descubre un video porno que protagoniza Isabel. Todas intrigas que se irán revelando. La cuarta carta del póker del realizador Sebastián Perillo es Laura (Eleonora Wexler), encargada del edificio donde Guillemro Battaglia le alquila un departamento a Martin Suárez, e Isabel tiene una oficina. Que Battaglia también esté metido en el negocio fúnebre, en un cementerio, no es un dato menor, como que el policía que se meterá en el asunto, se apellide Saslasky (Daniel Kargieman), que haya un Manuel Romero dando vueltas, y que Gonzalo Urtizberea interprete a Richard Baulex. Impecable en lo técnico, salvo la utilización de la música, Amateur no es para nada un filme ídem, pero prometía más de lo que termina ofreciendo.
Un thriller que bebe del cine de Hitchcock y De Palma con resultados irregulares, pero con varios atractivos. La ópera prima de este reconocido productor (Fase 7, La vida de alguien) es de esas propuestas sobre las que es muy difícil escribir. No porque la película sea particularmente intrincada o compleja, sino porque contar demasiado (diría contar solo un poco de la trama) le quitaría buena parte de su atractivo y su razón de ser. Sin ir más lejos, uno de los personajes centrales muere al completarse el primer tercio de la narración (sí, a-lo-Psicosis, de Alfred Hitchcock). Así que el lector disculpará que se hable aquí de manera algo superficial y sobre generalidades. No será la primera vez. Estilizado y por momentos preciosista, Amateur es un thriller psicológico con fuertes elementos eróticos (que bordean lo perverso) con sangrientos asesinatos a puro gore, mujeres fatales, porno casero, voyeurismo y algunos toques de film noir. Las referencias cinéfilas son múltiples, pero la sombra de Brian De Palma sobrevuela todo el relato. La película tiene sus atractivos (sobre todo en sus climas visuales) y mantiene cierto interés con revelaciones y vueltas de tuerca que se van dosificando durante el transcurso de la narración, pero por momentos da la sensación de que no termina de conseguir la fluidez necesaria. Algunos parlamentos, ciertas situaciones extremas, algunos detalles demasiado subrayados hacen que la experiencia resulte a veces un poco forzada. De todas maneras, la presencia de intérpretes de renombre ( Alejandro Awada, Esteban Lamothe, Jazmín Stuart y Eleonora Wexler) y la elegancia en términos formales terminan haciendo de Amateur un digno exponente de género.
Un técnico de televisión (Esteban Lamothe) al que acaban de echar de casa se instala en un departamento prestado por uno de los socios de su empresa (Alejandro Awada), que es el dueño del edificio. Allí se encontrará, buscando en casettes umatic la bizarra Sangre de Vírgenes, de Emilio Vieyra, con unos videos de porno casero protagonizados por la esposa del señor (Jazmín Stuart), que tiene en el mismo lugar una ong. También hay una encargada (Eleonora Wexler) que parece saber mucho más de lo que aparenta. La atracción que empieza a sentir por esa mujer -bella pero psicótica- parece develarse como una gran trampa. Amateur tiene un buen nivel de realización y la bienvenida osadía de atreverse con un thriller con carga erótica. Pero el guión avanza caprichosa, arbitrariamente y todo se ve forzado, poco creíble, aún para personajes tan retorcidos como estos.
Tributo al cine de autor, y poco más Con el título de "Amateur" ya hay una película de Néstor Frenkel. Le hubieran puesto "Estocolmo". Los españoles hicieron una con ese título pero quizá no se enteren. Como tampoco Battaglia, Romero, Arrieta ni Saslavsky van a saber que ahora tienen unos homónimos muy particulares. Así es: en esta obra ciertos personajes llevan nombres de viejos artistas argentinos, y también están citadas varias películas, desde "La muerte camina en la lluvia" y "Sangre de vírgenes" hasta "Los muchachos de antes no usaban arsénico" y más allá. "De entre los muertos", dice alguien, extendiendo a otro ámbito los homenajes. Y los aprendizajes. Al comienzo, un médium chanta invoca el espíritu de Alfred Hitchcock. Para saber si éste viene a la obra, hay que verla. Si el espectador se engancha con una porno que un personaje descubre entre viejas U-matic también querrá ver cómo sigue. Y más cuando el sujeto descubre quién es la mujer de la película porno. El tipo tiene dos para elegir. Elige mal, porque ahí está la gracia y empieza la desgracia para más de uno (y una), y la cosa se pone sexual y truculenta. La causa de los males se explica en un flashback bastante jugado para estos tiempos de gente quisquillosa. La cuna de tantas referencias (De Palma, los hermanos Coen, Hitchcock, etcétera) está en la mente del productor Sebastián Perillo, hombre de variada experiencia que acá debuta como director y coguionista. Lo acompañan Esteban Lamothe en plan Travolta flaco cruzado con Janet Leigh, las chicas Eleonora Wexler y Jazmín Stuart (la morocha vigilante y la rubia fatal), Alejandro Awada, "el inspector" Daniel Kargemian y el músico Darío Ramos Maldonado. La escena de Stuart con Awada en la casa hogareña es de antología, y el conjunto hace perdonables algunas inocentadas del guión.
El amateur que entendió todo Conocido en la industria del cine nacional, como un excelente productor (Fase 7, 20.000 besos Camino a la paz, El hijo buscado, entre otras) Sebastián Perillo debuta en el rol de director con su ópera prima Amateur, y lo hace de manera más que satisfactoria. El film no sólo es una película de género consistente, sino que también convoca y homenajea a grandes maestros del suspenso y del manejo de los tiempos y climas en pantalla, como Di Palma, Hitchcock, y en un referencia más local Emilio Vieyra, realizador del primer film de vampiros en el cine argentino, incluyendo escenas donde exponía sangre, humor y sexo. Ese mismo cóctel es el que prepara Perillo y no puede hacerse más que degustárselo intensamente. La trama se sitúa inicialmente en un canal de televisión, donde trabaja Martín (Esteban Lamothe), editor y pseudo productor de un programa sobre fenómenos paranormales, el cual ya nos adentra en el clima oscuro que se sostendrá a lo largo de todo el film. En búsqueda de un material antiguo (casualmente la película Sangre de Vírgenes, de Vieyra) encuentra un video erótico de una mujer, Isabel, quien resulta ser la esposa del dueño del canal (Alejandro Awada). A raíz del video Martín se obsesiona con esa mujer (Jazmín Stuart) hasta acostarse con ella, y grabar también un video casero sobre ese encuentro sexual. Allí la trama entra directamente en un policial con tintes de suspenso y erotismo de alto nivel (Stuart seduce desde las mirada y el silencio). Se incorpora a la línea argumental, Eleonora Wexler, quien interpreta a Laura la encargada del edifico donde vive Martín, y casualmente tiene sus oficinas Isabel. Laura es una mujer seria y sencilla en apariencias, pero al descubrir el video en cuestión, pondrá sus intereses en juego y cambiará su destino de manera definitiva, al intentar un chantaje hacia los implicados. Un personaje exquisito en el film es Saslavsky (Daniel Kargieman), como el detective policial a cargo de resolver todos los misterios que la trama pone de manifiesto. El film encuentra en sus interpretaciones su nivel más alto, todos el elenco es excelente, apoyados en un guión trabajado, pensado, así como cada en plano se nota la obsesión de su realizador por encontrar la mejor forma de contar una historia, si se quiere algo macabra. Se nota y mucho la formación cinematográfica de Perillo, y aún más su costado cinéfilo, en reiterados homenajes y referencias al cine y a sus directores emblemáticos, sumado a los ya mencionados, la impronta de Luis Buñuel también se siente a lo largo de todo el metraje. Amateur es una película de género policial y de suspenso concreta, concisa, una oda al voyeurismo, y es sobre todo un excelente exponente de un cine nacional, cada vez más comprometido con la calidad que entrega.
El juego de las referencias y las paráfrasis. “Hitchcock… Hitchcock… corporízate…” Eso es lo primero que se oye en Amateur, sobre la pantalla en negro, producto de la invocación que un médium televisivo hace del maestro británico, con la presunta intención de corporizarlo en el estudio. No se necesita más, ya está claro en esos primeros segundos qué carta va a jugar Amateur, vista días atrás en la Competencia Argentina del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata: la del ejercicio cinéfilo, el juego de referencias, la paráfrasis. En ese sentido, la ópera prima de Sebastián Perillo no engaña a nadie: la historia es una variante de Psicosis, hay además algunas citas explícitas a Vértigo y luego un tumulto de referencias visuales y, sobre todo, nominales a buena parte de la historia del cine, local y extranjero. Esta clase de ejercicios, cada vez menos frecuentes, se plantean más como actos de homenaje que como construcciones independientes, de tal manera que no debe extrañar que la entidad de Amateur sea, por propia decisión, subsidiaria. A Martín Suárez, empleado en la isla de edición de un canal de cable (Esteban Lamothe), le encargan que revise unas viejas películas, arrumbadas en el sótano que custodia Olga (Haydée Padilla). Además de Sangre de vírgenes, de Emilio Vieyra, y La muerte camina en la lluvia, de Carlos Hugo Christensen, Esteban tiene ocasión de ver fragmentos traspapelados de una porno casera, en los que aparece una chica (Jazmín Stuart) que resulta ser la mujer del dueño del canal, llamado Guillermo Battaglia (Alberto Awada, a quien últimamente se lo ve en dos de cada tres estrenos argentinos). Se supone que Martín (bastaría agregarle un par de letras para que se convirtiera en Martínez Suárez, como José, director entre otras de Los muchachos de antes no usaban arsénico, que también aparece en pantalla) se obsesiona con Isabel, el personaje de Jazmín Stuart. Se supone, pero no se percibe: construyendo un mundo en el que el original es la copia, Amateur parece da por sentado que la fachada y lo que está detrás son la misma cosa. La obsesión de Martín llevará al crimen, la investigación policial (con un inspector cómico, llamado Saslvasky), una chantajista, un secuestro, algún otro crimen, un cadáver difícil de transportar y un secreto abominable, sumido en el pasado más remoto. Este secreto es lo suficientemente siniestro como para traspasar en parte la capa de indiferencia que este juego de enroques, desplazamientos y trasposiciones cinéfilas tiene por sus personajes en tanto tales. Hay, sí, un momento extraordinario en Amateur. Extraordinario por su brutalidad física y dramática (ambas cosas muy infrecuentes en el habitualmente demasiado respetuoso cine argentino), por su carácter sorpresivo y hasta inconcebible en términos de presupuestos dramáticos (aunque quien haya visto Psicosis sabrá que no es la primera vez que esto sucede) y por la decisión y consecuencia con que se sostiene la apuesta de la escena. Ese momento también trasciende el mero juego, logrando encarnar en la materia narrativa algo previamente visto y convenientemente procesado.
Hay un hombre obsesionado, una imagen pornográfica, otro hombre poderoso, secretos, muerte y manipulación. Hay, además, algo que recuerda en parte el universo voyeur y perverso de Brian De Palma (puede el lector trazar algún lazo entre esta película y Doble de cuerpo, por ejemplo). Hay momentos bien resueltos, y otros en los que la imagen se encarga de subrayar aquello que el espectador ha comprendido, sin por eso agregar peso dramático o tensión a las situaciones. Pero en todo caso son defectos menores, errores de cálculo más que impericias genéticas. Porque la historia del hombre obsesionado que es víctima o herramienta de una manipulación absoluta no deja de ser interesante, no deja de ser la justificación de existencia del cine negro. Y esta película lo es, o intenta inscribirse en esa noble tradición. Sus problemas, por lo tanto, son menos importantes que el potencial de su realizador y que el relato, que no pierde interés hasta el final.
Crítica emitida por radio.
Su desarrollo contiene escenas fuertes, un elenco protagonista convocante, escenas eróticas, misterio y climas diferentes que se van generando. El director y el elenco hacen un homenaje al cine nacional clásico y para ello se van nombrando distintos títulos cinematográficos. Pero la historia no es del todo fuerte y cerca del final decae.
Preguntarse sobre la imagen a partir del siglo XX es preguntarse por la imagen cinematográfica, ya que el séptimo arte se ha encargado desde sus inicios de cuestionar la propia representación de la realidad. ¿Cuánto de ella hay en una imagen y cuánto de artificio? Se pueden plantear gran cantidad de interrogantes, pero lo que hace Sebastián Perillo en su ópera prima es indagar sobre la fascinación por la representación y la confianza que puede depositarse en ella. El director y co-guionista del film elige como protagonista a Martín, muy bien interpretado por Esteban Lamothe, quien no casualmente trabaja en la televisión como parte de un equipo de producción. Esta decisión se convierte en un gran punto de partida para explicar la fascinación del personaje central con una mujer a la cual descubre a través de un video pornográfico. Ella, Isabel, pronto entra a la vida de Martín. No obstante, comenzamos a conocerla a través de la mirada de un hombre que empieza a espiarla. ¿Conocida temática? Claro, Sebastián Perillo disfraza su obra de un homenaje explícito al cine y más que nada al maestro del voyeurismo y suspense cinematográfico, el legendario Alfred Hitchcock. Es inevitable no encontrar las referencias a Vertigo, explícitas pero sin caer en una parodia o exageración. Por el contrario, el film se desenvuelve con su propio sello a pesar de las licencias que el director se tome con respecto a la trama, que aluden de forma clara a los relatos hitchcockianos. Esta libertad es la marca de un quiebre, el pasaje de un trabajo intenso con los interrogantes de la imagen, con un gran clima de suspenso, a una trama que rumbea para convertirse en un thriller policial, inverosímil e ilógico. Esta dirección adquirida se caracteriza más por resolver un conflicto forzado y sus revelaciones. A partir de esta trama comienza a aflorar una estilización de la imagen dada por la iluminación y los ángulos de cámara que se amalgaman adecuadamente, pensando en que la idea del film es interrogarse sobre la imagen. Sin embargo, es cuando el propio conflicto comienza a supeditarse a esta estilización que la narración revela sus injustificaciones, cabos sueltos y estereotipos de personajes que impiden el desarrollo fluido. La actividad logra un cometido tan inteligente como poco común en narraciones clásicas, que es sacar al espectador de su estado de comodidad y pasividad para que el mismo reaccione a lo que está en pantalla. Probablemente la clave de lo que le sucede al espectador se deba al suceso que origina el quiebre que parte en dos al film. Decisión arriesgada que somete al público a quedarse sin objeto de identificación, pero que a la vez refería a lo más interesante del film que el director no logra reemplazar. Un relato poco común encontramos en Amateur, lleno de preguntas y perversión de la imagen que demuestra que el cine no es solo un relato natural. Por esto, que el concepto se diluya en la mitad intensificando un policial común y corriente, es una verdadera lástima. Muy a pesar de todo, Perillo se las ingenia para que el policial no resulte del todo frustrante. El film es la expresión de un director que declara que es posible dibujar sobre la ilusión a la que el cine nos somete.
Martín Suárez (Esteban Lamothe), un editor de programas televisivos, es mandado a buscar unas cintas viejas de una antigua película. Entre ellas descubre un video porno amateur, en el que le llama la atención la mujer que lo protagoniza. Pronto descubre que se trata de Isabel (Jazmín Stuart), quién a su vez, es la esposa del responsable del canal, Guillermo Battaglia (Alejandro Awada). Martín, intrigado, comienza investigar los movimientos de Isabel, poniendo en riesgo su vida. Desde bien empezada la película, podemos advertir que tiene muchos homenajes cinéfilos fundantes -y por qué no, nostálgicos-, como las películas de Hitchcock Psicosis (1960), Vértigo (1958) y La Ventana Indiscreta (1954), y filmes como Blow Up (MIchelangelo Antonioni, 1966) y Blow Out (Brian De Palma, 1981). De hecho, Amateur comienza con un médium repitiendo enfermizamente "Hitchcock, Hitchcock, Hitchcock", con lo que desde un principio nos advierte futuros guiños a películas clásicas. Amateur es un cimiento sobre el que construir. El cine argentino para desarrollarse como tal, debe recibir este tipo de películas que funcionen como base, tomando lo más positivo y corrigiendo sus errores. En principio se puede hablar de una gran realización integral del filme, sobre todo a través de una música oscura en conjunto con una estética y fotografía destacada, a cargo de Mariano Suárez. En Amateur se encuentra un trabajo minucioso y cuidado de todas sus partes, como el guión, escrito por el director de la película Sebastián Perillo y Lucila Ruiz, haciéndolo funcionar independientemente y al mismo tiempo, dialogando con las demás facetas de filme, que dicho sea de paso, tienen cierta solidez expresionista que hoy por hoy es una cuenta pendiente en el cine argentino. Los tamaños de plano, los movimientos de cámara, las miradas y el tempo general de la película saben confluir entre sí, a través una gran elemento decisionista a cargo del director. Los puntos débiles de la película quizás tengan que ver con algunas malas interpretaciones de los actores, por momentos, inexpresivos y totalmente funcionales: las escenas de Saslavsky (Daniel Kargieman), el detective y su jefe (Alfredo Castellani), no solamente parecen opacar los buenos pasajes narrativos del metraje sino que además están decididamente mal actuados. Otro problema tiene que ver con la vacilación propia de la película de no saber para dónde ir. Luego de un brusco cambio argumental, se comienzan a abrir subtramas que no logran conseguir suficiente valor individual como para formar un todo conciso. Aunque Amateur es una película con varios errores, constituye una pieza valiosa como para empezar a construir las historias que vendrán del cine argentino, filtrando los mejores elementos que nos ofrece, como la relación entre el ritmo de montaje y la música, la fotografía y por momentos, el suspenso. Puntaje: 7/10
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Mucho ruido y pocas nueces… Amateur, la ópera prima de Sebastián Perillo (quien fuera productor de largometrajes como “Fase 7”, “20.000 Besos”, “El Hijo Buscado”, “La Vida de Alguien”,etc) nos presenta a Martín (Esteban Lamothe), un editor que trabaja en un canal de televisión cuyo dueño es el señor Battaglia (Alejandro Awada). Martín se está separando y no tiene donde dormir, por lo que este hombre le ofrece quedarse en uno de sus departamentos en el centro de la cuidad. A la vez a este joven le encomiendan ir al archivo del canal a encontrar una película, pero en dicho lugar todo está desordenado y sin catalogar. A partir de esto, se lleva muchos videos a su nuevo hogar para revisarlos, y entre ellos encuentra uno de tinte erótico que protagoniza una mujer, que luego le será presentada como su vecina Isabel (Jazmín Stuar), y esposa de Battaglia. Martín no puede sacarse la imagen sensual de Isabel de la cabeza, al punto de obsesionarse y seguirla. Finalmente logra concretar un encuentro sexual con ella, que no termina como el espera. Contar mucho más sería spoilear el desarrollo del film, pero de esta forma, Amateur vira hacia el género policial, en cuyo nuevo giro también interviene Laura (Eleonora Wexler), la encargada del edificio donde Isabel y Martín se encuentran, y un peculiar y despistado agente de policía (encarnado por Daniel Kargieman), que se entromete en una investigación por una serie de desapariciones. En líneas generales, la propuesta narrativa de Amateur es interesante ya que lo que comienza como una posible historia más, termina siendo una osada propuesta que combina el policial con algunos elementos del thriller, todo mediado con una gran carga erótica aportada sobre todo por el pesonaje de femme fatale que lleva adelante Jazmín Stuart. Sin embargo, hay muchas cuestiones que hacen que el transcurso del film se note un poco caprichoso, con personajes que no saben bien porqué hacen lo que hacen, o reaccionan de tal o cual manera, tornándose así poco creíble, e incluso aburrido.
Mar del Plata 2016: casas, fantasmas, fugas y rebeldías. Amateur riega de citas (personajes llamados Guillermo Battaglia o Manuel Romero, fugaces imágenes de La muerte camina en la lluvia, Sangre de vírgenes o Los muchachos de antes no usaban arsénico) una trama policial imprevisible, medianamente entretenida, pero con una iluminación plana, escenas muy gráficas y resoluciones absurdas (un cementerio al que Alejandro Awada ingresa como si fuera el dueño, un flashback que intenta justificar las conductas sádicas de Jazmín Stuart). Las simpáticas apariciones de Haydeé Padilla no parecen suficientes para salvar a Amateur, que inexplicablemente formó parte de la competencia.
la ópera prima de Sebastián Perillo, -productor e intérpretes de numerosos films- un film de género en el que su director afirma haber colocado todas sus obsesiones para hacer este thriller sicológico con mucho de sexo, sangre, y locura. El que va desde el porno casero, pasando por el voyeurismo, a los asesinatos, con el cual construye logrados climas. El tema es que dentro de sus obsesiones, están sus obsesiones a los maestros del género de suspenso, es decir las referencias a Hitchcock o a Brian De Palma son demasiado exhaustivas, y eso no suma precisamente. Si bien es un film muy bien hecho. Por otra parte, a la hora de narrar el desenlace podría haber agregado alguna escena que contribuyese a cerrar la historia del evento traumático que determino la vida del personaje principal. Se destacan las buenas actuaciones -Alejandro Awada, Esteban Lamothe, Jazmín Stuart y Eleonora Wexler- en este logrado film de género, aunque vale decir que los personajes femeninos se llevan los premios.
La fuerza del cariño Amateur es una película rara en ambos sentidos, en tanto es extravagante, pero también única. Es una película de género, de las que cada vez hay más en el cine nacional, pero lo es de manera completamente distinta. La dirige Sebastián Perillo, que tiene bastante experiencia como productor, incluyendo otro hermoso film de género: Fase 7. Y no carece de falencias, con algunos problemas de guion y escenas resueltas, desde lo formal, con cierta torpeza. Pero lo que la destaca, lo que la separa del resto y con lo que logra su encanto, es la absoluta afección por el género, por el cine en general, que demuestra. Martín (Esteban Lamothe) trabaja en un canal de televisión y tras encontrar un video oculto, se obsesiona con su vecina, Isabel (Jazmín Stuart). Ella es pareja de un tipo turbio (Alejandro Awada), también hay una encargada metiche (Eleonora Wexler) y un policía medio inepto (Daniel Kargieman). Después hay persecuciones, intrigas, sexo y alguna que otra muerte sorpresiva. Toda esta trama de crímenes y obsesiones, que homenajea mucho a De Palma, se desarrolla con total compromiso de director y actores. No hay distancia irónica, nada de jactarse de su propia cinefilia o hacerse los piolas (como en Kryptonita). Todos los involucrados entienden las reglas del juego y se entregan de lleno al pastiche, particularmente Kargieman y Stuart, una de las presencias más cinematográficas, más fascinantes, del cine nacional contemporáneo. Esa apuesta por el afecto honesto, ese emular sin soberbia es, hoy en día, toda una jugada de riesgo. Y es gracias a ello es que Amateur logra elevarse por encima de sus problemas y entretener sin culpas ni altanería.
CINE DE GENERO SIN TEMOR AL RIDICULO Amateur, la película de Sebastián Perillo, integró la Competencia Nacional del reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y es saludable que una película de género forme parte de un espacio así y que se sostenga desde una solidez narrativa/técnica que la acerque al público más allá de ciertas poses festivaleras. En este sentido, Amateur se planta sin temor al ridículo y cuenta una historia de intriga psicológica que alterna buenos momentos y otros al borde del disparate. El inconveniente tal vez pase por una desmesurada necesidad de incorporar citas a variados films, algunos de ellos de culto, y establecer un sistema de referencias constantes que dan como resultado un cocktail más cercano al ombliguismo cinéfilo que a otra cosa, en desmedro de un tono que la película no parece encontrar. Al comienzo, en un programa de TV digno de Alex de la Iglesia, un médium chanta intenta comunicarse con el espíritu de Hitchcock y no lo logra. Es una buena señal la de dejarlo descansar, dado que el maestro del suspenso nunca hubiera utilizado escenas de sexo que recuerdan a cierta estética pornosoft acompañadas de sintetizadores al palo. Refiero lo de Hitchcock porque cada vez que aparece una película de intriga, las declaraciones de actores, actrices y otros involucrados evocan su nombre. Esta es sólo una de las tantas citas entre las que aparecen Sangre de vírgenes, La muerte camina en la lluvia, Los muchachos de antes no usaban arsénico, Psicosis y Bajos instintos. Es como si al director le urgiera compartir con amigos sus placeres bajo la premisa de construir una historia para meter todo junto. La historia comienza con Martín (Esteban Lamothe) al que su novia ha dejado. No tendrá demasiado tiempo para entristecerse (a las películas de género no les preocupan necesariamente los conflictos emocionales) ya que a raíz de un pedido de su jefe encuentra un video porno que involucra a la mujer del dueño del canal. A partir de ahí lo movilizará la calentura antes que la curiosidad y ese será el disparador que no relegará el efectismo como parte de la trama. La parte más floja del film transcurre en la reiteración argumental de arquetipos vistos muchas veces y en el trazo grueso de chistes fáciles, aunque esto se compensa con hallazgos en la composición de algunos personajes como el del detective o la encargada de cuidar el depósito de videos en el estudio. Al final, quedará la incertidumbre sobre si tomar esto en serio o en broma. Esa indecisión puede ser el fundamento mismo del film.
Uno de los principales aciertos de “Amateur” (2016) es utilizar el cine como posibilidad expresiva y además como vehículo para realizar un homenaje al cine clásico de género, algo que aún no se había hecho localmente. Sebastián Perillo, cinéfilo y productor de larga data, debuta con este largometraje como director produciendo una de las películas más atrapantes de los últimos tiempos sin temer a nada y jugando con la auto referencia constante. La trama de “Amateur” es simple, y compleja a la vez, y lo mejor es ir a la sala sin saber nada, y esta crítica intentará no revelar detalles importantes de la misma para potenciar la sorpresa en aquellos que asistan a la sala. Un editor de TV (Esteban Lamothe), de un canal llamado Aura, aburrido y perdido entre horas y horas de programas esotérico, conoce circunstancialmente a la mujer del dueño del canal (Jazmin Stuart) y se obsesiona con ella. En medio de su separación, el dueño de la emisora (Alejandro Awada) le consigue un departamento de su propiedad al que asiste y conoce a una extraña portera (Eleonora Wexler) quien formará parte de un extraño triangulo que genera, desde lo sexual, una tensión que no se resuelve rápidamente. Cuando es presionado para conseguir un material viejo de archivo, decide llevar a su casa uno viejos videotapes y por casualidad encuentra en uno de ellos imágenes de un encuentro sexual entre la misteriosa mujer (Stuart) y un hombre que no es su esposo. A partir de ahí una búsqueda comenzará, en la que cada uno de los protagonistas intentará salirse con la suya y, principalmente, salir del laberinto en el que cada uno se introdujo sin saber cómo pasó eso. En el medio una muerte, o varias, y una trama que prioriza las referencias y la nostalgia, desencadenando un ejercicio interesante que es paralelo a la trama, la de reconocer no sólo aquellas notas que claramente se mencionan (“Sangre de Vírgenes”, “Paula contra la mitad más uno”, “Chicos Ricos”) sino aquellas que se van despegando en cada escena. Jazmín Stuart compone su personaje con la frialdad necesaria para ajustar la trama, y Eleonora Wexler se luce en un papel que juega con “Psicosis”, pero también con varios films que bucean con la convivencia en un edificio. Mención aparte para Esteban Lamothe, quien sorprende con su anodino personaje, que en medio de su gris rutina y su caos personal termina por enamorarse de la persona equivocada, aunque sea por un instante. El resto del elenco, acompaña de manera correcta en un film que podría haber hecho agua por varios frentes, pero que termina siendo una de las más frescas propuestas por su homenaje y evocación al Giallo, a Hitchcock, a “Arrebato” y a tantos filmes que sería interminable el listado.
El producto termina siendo pasable, entretenido en varias ocasiones aunque los tiempos cambian y las películas también deberían intentar cambiar. Su riesgo es lo que se viene pidiendo a los jóvenes creadores y, en este caso, lamentablemente el guión no sale a flote.
Esta película dirigida por Sebastián Perillo se inscribe en un género tradicional de Argentina como es el policial, con toques de suspenso y un gore tenue. Encolumnándose con los films bizarros de los años sesenta y setenta, algunos de los cuales cita, como por ejemplo Sangre de vírgenes (Emilio Vieyra,1974). En ella abundan las referencias al cine argentino, los personajes se llaman Guillermo Battaglia, Saslavsky y Romero, y está ambientada en lo cinematográfico audiovisual, en un estudio televisivo, con técnicos y conductores de programas que nos hablan de fenómenos raros y paranormales. Todos estos elementos van generando un clima de expectación que va preparando para una historia turbia. A pesar de las buenas intenciones, el guión es el punto débil, con personajes que no tienen profundidad psicológica y cabos sueltos, y utiliza la música cliché de los films de intriga para enfatizar escenas no logradas. Sin embargo hay que señalar que tiene buenas actuaciones, que hacen de la película un divertimento agradable, que logra que el film no decaiga o aburra. Y hay personajes muy interesantes como Saslavsky, el inspector de policía, todo un perdedor, interpretado por Daniel Kargieman, o el de Haydeé Padilla, en su vuelta al cine, como una técnica responsable de los archivos del canal, emotivo y entrañable. En suma, una película para pasar el rato, sin muchas pretensiones.
En su primer largometraje, Sebastián Perillo presenta al personaje de Martín (Esteban Lamothe), quien recién se acaba de separar de su mujer y que se muda a uno de los departamentos de los cuales su jefe es el propietario. En lo que parecía ser un día más de trabajo, y por equivocación, Martín va a encontrar un video pornográfico y va a comenzar a obsesionarse con la mujer que lo protagoniza (Jazmín Stuart). Sin embargo, será después cuando se entere que esa mujer es la esposa de su jefe. “Amateur” es una película íntegramente de género, que busca abordar ciertas temáticas al límite de lo permitido, todo con un dejo de locura, elemento que caracteriza a cada uno de los personajes. Este thriller va desentramando poco a poco las historias de los personajes, con algunos giros interesantes y otros que generan algún que otro bache dentro del guión. Es decir, que existen ciertas escenas que pueden descolocar un poco al espectador, ya que carecen de profundización o abren otra subtrama que no conocíamos y que cambia el transcurso de la historia, pero sin terminar de explicarla posteriormente. El ritmo de la película es dinámico y tensionante, manteniendo en vilo al espectador en todo momento, el cual querrá saber qué es lo que va a ocurrir próximamente, sobre todo porque el film presenta varios giros inesperados. La música es otro de los elementos a destacar dentro de “Amateur”, la cual brinda los climas propicios para cada una de las escenas. En síntesis, “Amateur” proclama una historia interesante y plagada de giros que hacen que la trama avance y se modifique con el correr del desarrollo, pero que presenta algunas inconsistencias dentro del relato que hacen que se vuelva un poco confuso por momentos. “Amateur” forma parte de la Competencia Nacional en el 31° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Puntaje: 3/5