Derrota digna Con Digan lo que quieran, Vida de solteros, Jerry Maguire: seducción y desafío y Casi famosos, Cameron Crowe se convirtió en uno de los guionistas y directores insoslayables y referentes de la década del ’90. Luego, entró en una pendiente con films irregulares (Vanilla Sky, Todo sucede en Elizabethtown, Un zoológico en casa) hasta llegar a la que es, sin dudas, su peor película: Bajo el mismo cielo. Todo lo que aparecía en zona de riesgo en sus anteriores trabajos (cierta tendencia a la corrección política, al artificio y a la cursilería), pero que era siempre compensado por su sensibilidad, su clasicismo y su desbordante energía cinéfila, se siente aquí como falso y artificial dentro de una narración demasiado caótica, torpe y, para colmo, pretenciosa. Cuesta entender cómo una película de un director y guionista consagrado, que contó con un presupuesto de 40 millones de dólares, la participación de dos majors (Fox y Sony), la presencia de más de media docena de importantes figuras (Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray, John Krasinski, Danny McBride y Alec Baldwin) y uno de los directores de fotografía top (el francés Eric Gautier) puede haber resultado tan fallida. Es tan errática, está tan fuera de tono y de registro Bajo el mismo cielo que genera hasta ternura y compasión. Porque en una industria en la que todo está tan controlado, tan pasteurizado, tan atado a las fórmulas y al cálculo, semejante anomalía (al servicio de los caprichos y arbitrariedades de un “autor” como Crowe) resulta un caso digno de análisis: ¿Cómo pudo hacer esto? O, mejor, ¿cómo lo dejaron hacer esto? Hay, entre varias otras cosas, un triángulo romántico (Emma Stone-Bradley Cooper-Rachel McAdams), militares al servicio de millonarios (como el excéntrico Bill Murray) y leyendas, fábulas y tradiciones propias de la mitológica zona de Hawaii. Plagada de diálogos ridículos, sobreactuaciones y subtramas inexplicables que se resuelven a los ponchazos, Bajo el mismo cielo eleva directamente a Los descendientes (una de las películas más flojas de Alexander Payne y con la que guarda más de una similitud) a la categoría de obra maestra. Está claro que todo lo que podía salir mal, resultó peor. Sin embargo, y sin querer resultar complaciente ni perdonavidas, siento que Cameron Crowe -un artista que me ha regalado varios momentos de gran cine- hizo una película honesta y arriesgada. Es un film casi patético, es cierto, pero hecho con convicción y corazón. Una derrota digna.
El falso triángulo hawaiano. Cameron Crowe es un director y guionista que suele construir relatos protagonizados por personajes profundos y entrañables, dentro de una historia que siempre toca fibras sensibles sin importar el telón de fondo: ya sea un manager deportivo con un solo cliente, un aspirante a periodista en la década del amor libre o un padre vuido que aprende a regentear un zoológico. La falta de estos componentes clave en su estilo cinematográfico son el mayor déficit de Bajo el Mismo Cielo (Aloha, 2015). Crowe estuvo más de cuatro años reescribiendo un guión para el cual había tenido en mente en un principio a Ben Stiller y Reese Witherspoon, pero luego los problemas de agenda de los mencionados lo llevaron a optar por Bradley Cooper y Rachel McAdams, lo que por otro lado lo llevó a adaptar lo previamente escrito para acomodarlo a personajes un tanto más jóvenes. Partiendo desde aquí, uno empieza a comprender todas esas cuestiones que se perciben truncas en Bajo el Mismo Cielo, un film con un argumento que se pierde en sus tramas secundarias y nunca ajusta correctamente las tuercas de la trama central. Brian Gilcrest (Cooper) es un ingeniero aeroespacial caído en desgracia que vuelve a su cuidad natal en Hawaii gracias a una última oportunidad para apuntalar su derrumbada carrera profesional. Sin su consentimiento le adosan a la capitana de las Fuerzas Aéreas Allison Ng (Emma Stone) para que vigile de cerca su desempeño, algo que amerita el prontuario de Gilcrest. Pero como pueden imaginarse, esta relación tomará un giro sentimental. El regreso reactiva a su vez una vieja relación entre Gilcrest y Tracy (McAdams), quien se encuentra en medio de una crisis con su marido Woody (John Krasinski), también de oficio militar. Esta sería a grandes rasgos la trama central. El problema es precisamente que la historia se ve atravesada por múltiples subtramas que entorpecen el camino: el pasado oscuro de Gilcrest, que supuestamente lo lleva a ser cómo es, pero al cual sólo accedemos mediante diálogos y no por acciones concretas que definan al personaje, la extraña compañía privada que contrata a Gilcrest (con un Bill Murray un tanto fuera de eje) y su subplot conspiranoide, la relación entre Gilcrest y Tracy atravesada por el iracundo Woody, una aparente paternidad desconocida. En fin, demasiado ruido alrededor de un relato supuestamente “romántico” que parece no saber muy bien qué rumbo encarar. Por momentos uno tiene la sensación de estar viendo una versión alternativa y fallida de Los Descendientes (The Descendants, 2011), pero todo aquello que Alexander Payne supo construir magistralmente a través de un relato centrado en los vínculos familiares y su lugar de origen, aquí no es plasmado satisfactoriamente por un Crowe que intenta contar de manera fallida una historia romántica y se pierde en un laberinto de carreras espaciales, la idiosincracia americana en materia de política extranjera y militar, la cultura hawaiana, las relaciones y como éstas se perciben con el paso del tiempo. Es irónico que dentro de un film que cuenta todo con palabras y no con acciones concretas, los momentos más rescatables son aquellos donde no hay diálogos, como en la escena final, tal vez el único momento en que reconocemos un poco el espíritu de Crowe, algo que lamentablemente brilla por su ausencia en el resto de este embrollo que inexplicablemente desaprovecha un reparto clase A.
Brian Gilcrest (Bradley Cooper) es un contratista independiente que trabaja para el Ejército y es experto en el área aeroespacial. Su carrera estaba casi arruinada hasta que surgió una última oportunidad que lo llevará a trabajar a Hawaii, lugar donde ya estuvo asentado muchos años atrás y donde dejó a un viejo amor, Tracy (Rachel Mc Adams), a quien ahora vuelve a encontrar casada y con dos hijos. Su relación con ella y esa familia ocuparan una parte de la historia, pero por otro lado tenemos a la joven militar Ng, que es la asignada por sus superiores para que sea su asistente en la región. La frescura de Ng, sumada a la fascinación que tiene por la carrera de Gilcrest hace suponer que algo puede surgir entre ellos. La filmografía de Cameron Crowe (Jerry Maguire, Casi Famosos, Elizabethtown) está construida a partir de personajes perdidos, de sensibles anti-héroes, que se encuentran en una encrucijada en sus vidas y se ven obligados a empezar de nuevo; aquí algunos de esos elementos están presentes, pero se pierden dentro de una trama que mezcla situaciones y conflictos grandilocuentes con poco desarrollo, que incluyen bases militares, satélites y lanzamientos de cohetes. Entre tanto ruido, soldados y operaciones ocultas, la historia romántica nunca se define y la subtrama militar-política tampoco. Todo es demasiado confuso y superficial y por eso nunca capta el interés del espectador. Todos los personajes secundarios también fallan sin lograr lucirse y dos figuras de lujo están completamente desperdiciadas: Alec Baldwin y Bill Murray, el primero con un nivel de sobreactuación digno de un culebrón mexicano, y Murray con un personaje a la deriva que suelta diálogos sin sentido ni lógica pero que suenan bien. Crowe sabe como emocionar y algunas pocas secuencias están muy bien logradas, casi todas ellas están en el tráiler y por eso la película parece buena. Pero está muy lejos de serlo, y si no es un producto insoportable es gracias al carisma del trió protagónico, que a pesar de la falta de timing de un guion que se excede en diálogos y retrasa toda acción, nunca aburre por la química entre los actores. Ni la música original compuesta por Jonsi (el mismo que creo las hermosas melodías que adornaron a la genial “Un zoológico en Casa”), ni las canciones elegidas son memorables ni determinantes en la historia, algo extraño para un autor que nos ha regalado momentos musicales épicos en cada una de sus películas. Entre una ligera historia de amor, un melodrama de reencuentros con viejos secretos y una rebuscada y poco interesante trama militar (y espacial), se mueve esta fallida “Bajo el Mismo Cielo”, que es sin dudas la peor película de Cameron Crowe y queda muy cerca de esos productos a los que nos tiene acostumbrados Michael Bay, así de mala es esta película, mala tipo “Michael Bay”.
Se le exige tanto a este director quizás porque en sus inicios brindó comedias entrañables desde su lugar de periodista, logrando una narración afable y sintética, con una impronta generacional que logró seducir tanto a público como a espectadores. Y en “Bajo el mismo cielo” (USA, 2015) título local para “Aloha”, si bien repite algunos esquemas y fórmulas de trabajos anteriores hay algo atractivo que radica, principalmente, en el convencimiento con que los actores principales pueden enfrentar la historia y sus personajes. Brian Gilcrest (Bradley Cooper) uno de los más prometedores miembros del ejército vuelve a misión luego de haber sido víctima de un estallido en combate. Con su cuerpo repleto de secuelas, que hacen que su anterior aspecto sea completamente diferente, llega a Hawai como parte de la comitiva que acompaña al multimillonario Carson Welch (Bill Murray) para el establecimiento de torres de comunicación y satélites en el lugar. Encomendando el equipo que intentará convencer a los nativos de las maravillas del progreso, aún a expensas de ceder terrenos sagrados para ellos, el hombre no sólo se encontrará con una realidad que pensaba oculta en su pasado, sino que reflota y es una pasión irrefrenable por una ex novia, Tracy (Rachel McAdams), a quien abandonó y pudo rehacer su vida con un amigo de él (John Krasinski). Y si bien el lugar no le es ajeno, si le es totalmente extraño el relacionamiento con Tracy y con una militar nativa del lugar (Emma Stone), hiperquinética, verborrágica, que embestirá con él desde el primer momento. Crowe imagina una historia de amor entre tres que se potencia por el exotismo del país y que con una serie de diálogos ingeniosos, y escenas filmadas con gran estilo y pasión, van, lentamente, configurando esta historia épica de regreso cargada de revelaciones y sentimientos. Porque “Bajo el mismo cielo” es una historia principalmente de amor, de amor al trabajo, de amor filial y fraternal, de pasión y esmero en las tareas diarias, pero principalmente de amor, desamor y de volver a amar. Hay una serie de personajes secundarios que además brindan la tensión necesaria para poder también potenciar el conflicto, que con una estructura narrativa clásica, más un cierre agridulce, busca imponer un estilo diferente dentro del panorama del cine romántico. Porque justamente lo que menos es “Bajo el mismo cielo” es eso, una comedia romántica màs, al contrario. El filme es un fresco de relaciones en las que el amor se introduce pero sin interferir en cada uno de los vínculos que se van desplegando sobre ellos. Así, si Brian en algún momento debe determinar con quién de las dos mujeres por las cuales siente atracción, quizás termine por definirse por un tercer elemento que lo distraiga de la imperiosa necesidad de concluir los ciclos iniciados con una de ellas. Allí está la principal virtud de Crowe, en el poder presentar a sus personajes, rodearlos con la cámara, brindarles una banda sonora impecable para que bailen, sonrían y se seduzcan, y además caracterizarlos fuera de los estereotipos. Atentos a una escena de antología entre Cooper y Krasinski, el baile y ácido humor de Murray y a la intensidad de McAdams y Stone para debatirse sin enfrentamientos por el amor de Brian.
El regreso de Cameron Crowe parecía una buena noticia. Si bien la filmografía del director de “Almost famous” es por momentos despareja, si hay algo que nunca se puede negar es que pone el corazón en cada uno de sus films. Y su última película además viene protagonizada por un séquito de actores muy queridos en el cine: Bradley Cooper (que hace tiempo demostró no ser sólo una cara bonita), Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray, John Krasinski y Alec Baldwin. No obstante, una vez estrenada en su país, el público y crítica fueron unánime: es la peor película de Cameron Crowe. Me negaba a creer que eso fuera posible hasta verla, pero lo cierto es que Aloha es una película floja desde casi todos sus aspectos. Y el principal, el guión, el esqueleto de la película, falla a niveles tan grandes que no logra ni generar el interés con una historia más rebuscada de lo necesario, ni empatía y ni siquiera nos permite enamorarnos de sus personajes del modo en que creemos que Crowe lo está de ellos. Todo se sucede de manera rápida, no se percibe un encanto natural, sino forzado, artificial. En “Elizabethtown”, por ejemplo, había un poco de lo que hay acá: una historia que no termina de despegar y una relación amorosa que comienza casi a las fuerzas por las manos del guionista, pero aun así lograba ser un film con mucho corazón y encanto, como sus dos entrañables protagonistas. En “Bajo elmismo cielo” no hay nada de eso y ninguno de sus personajes principales especialmente (aunque hay algún juego interesante con el matrimonio al que retratan McAdams y Krasinski) logra generar algo parecido. Nadie esperaba una obra maestra como lo fue “Almost famous”, pero estoy segura de que tampoco nadie esperaba una película tan fallida. Más allá de algunos detalles que se le criticaron como el hecho de retratar a todos los hawaianos como personas blancas (siendo el personaje de Ng interpretado por Stone el principal blanco de todas las críticas), lo cierto es que no es eso lo que hace a este film una mala película, sino una historia que no parece ir a ningún lado y donde todo se sucede de manera torpe. Quizás el problema radique en que Crowe ya no escriba de temas que conoce, quizás el hecho de alejarse de lo autobiográfico le juega en contra (“Almost famous” está inspirada en su época como periodista y “Elizabethtown” en la muerte de su padre). Quizás, pero sin dudas hay algo que no lo hace sentirse cómodo con esta historia, hay una falta de compromiso con ésta y con los personajes. Si bien trabajó en su guión durante varios años (años de muchas reescritura y de cambios en el reparto que llevaban a seguir reescribiendo), “Bajo el mismo cielo” es una película que no parece encontrar su rumbo. Que se pierde entre la cantidad de personajes y tramas, donde incluso un grande como Bill Murray no logra aportar algo de brillo. Es cierto que no todo es negro y que un par de escenas funcionan separadas del resto del film, pero sólo durante unos pocos momentos, y que la musicalización de casi todas las escenas respiran algo del cine de Crowe. No obstante, “Bajo el mismo cielo” termina resultando caótica y aburrida.
Apuesta por la emoción La nueva película de Cameron Crowe (Jerry Maguire, Casi famosos, Todo sucede en Elizabethtown y Un zoológico en casa, entre otras) es una comedia. Romántica, clásica y con diálogos escritos en la senda de la screwball comedy de los años treinta y cuarenta. Es una película no preocupada por guiñar el ojo a la circulación contemporánea de películas, ni al modo tanque que inunda todos los cines, ni al modo indie que suele transcurrir de moda en moda. Es una película orgullosa de su condición casi anacrónica, de su tradición, de su elenco (ha de ser el mejor septeto protagónico en mucho tiempo), de su notoria química entre los personajes/actores. El estrambótico argumento dice que un ex militar especialista en cohetes y satélites (Bradley Cooper), con pasado de esplendor y posterior decadencia, vuelve a Hawai y se reencuentra con su antigua novia (Rachel McAdams) que está casada con un militar. Además, conoce una chica militar singularmente radiante (Emma Stone), mientras trabaja para un millonario excéntrico (Bill Murray). Pero ese no es el argumento, es el punto de partida, o la excusa para poner a actuar las mejores armas del género: diálogos que pasan del boxeo en palabras a la seducción tersa, del enojo a la alegría, de la emoción genuina a la pose, según el cambiante humor de los personajes, que están vivos porque se insertan en un género y tienen la mirada clara, brillante, chispeante. Porque los actores parecen darles vida con la conciencia de que no hay tantas películas como ésta, con esta fragilidad encantadora, con esta apuesta por la emoción, la sonrisa constante y la risa no solamente ante buenos chistes sino también ante grandes ideas cómicas como la del hombre de pocas palabras pero que dice mucho, toda una reflexión -sin que se note- sobre el armado de un personaje y la gestualidad cinematográfica. Además está Hawai y sus paisajes -también llegaron algunas acusaciones, según diversas correcciones políticas que sufrió, entre otros ataques, Crowe- y la musicalización siempre perfecta, pop, rock, melómana, decidida, nostálgica y a veces no tanto del director, al que ahora está de moda despreciar. Pero Bajo el mismo cielo va más allá de las modas y apuesta por una narrativa fluida, tersa, con el poder y el embrujo de olvidarse de la verosimilitud y de no preocuparse por ofrecer vueltas de tuerca. También apuesta por encontrar espectadores que sepan mirar y admirar como saben mirarse estos personajes que se enamoran y, sobre todo, enamoran.
Romance bajo firmamento cursi El director de “Casi famosos” cuenta una historia con héroe redimido en pleno Hawai, con dos mujeres por las que caer rendido. Cameron Crowe, director de Casi famosos y Jerry Maguire, arranca Bajo el mismo cielo con una serie de imágenes espaciales cruzadas con otros tantos paisajes hawaianos. Y nos cuenta un tal Brian Gilcrest (Bradley Cooper) que era él un amante de la vida en el espacio. Hasta que se corrompió. Pero allí tenemos el primer problema, el personaje de Cooper no da con el perfil de corrupto con un pasado cuasi mercenario en Afganistán, cuando dejó el paraíso hawaiano no sabemos por qué. Sigamos. El militar cínico que está de vuelta de todo va a reencontrarse con su pasado en una última misión. Gilcrest llega a Hawai contratado por un magnate (Bill Murray) obsesionado con poner un satélite en órbita. Lo precede una buena relación con los nativos del lugar, con quienes deberá negociar un permiso para su operación. Y aparece la vieja historia de nuestro héroe en Hawai, contextualizada por un enfrentamiento entre corporaciones superpoderosas y militares de antaño, el poder del dinero, sometiendo al poder militar. Ya lo dijimos, ésta es una nueva misión que deberá desandar junto a Allison Ng (Emma Stone), su asistente en la Fuerza Aérea, una apasionada por el espacio, y también por los mitos de la isla. Se suman una, dos, tal vez tres historias de amor con epicentro en la isla polinesia, en un contexto de militarización. Porque allí está Ng, y sigue también el amor de su vida (Rachel McAdams), con dos hijos y Woody, un nuevo compañero que apenas habla pero que dice muchas cosas (los diálogos sin palabras entre Gilcrest y Woody son lo mejor de la película). Todas situaciones que hacen tambalear al héroe de un filme que tiene demasiados condimentos y pretensiones, con señales obvias y enredos de pareja que navegan entre la levedad de la comedia y unos conflictos políticos tratados con poca seriedad. Historia de amor banal en una isla que reclama soberanía; contrataciones militares corruptas y soluciones demasiado previsibles.
Bajo el mismo cielo tiene grandes chances de quedar en el recuerdo como la película maldita de Cameron Crowe. Un proyecto que estuvo plagado de problemas durante su producción y cuyo resultado final hace agua por todos lados. Salvo que tengas la facilidad para llorar con cualquier cosa y te de lo mismo ver Say Anything o Jerry Maguire que una publicidad navideña de Coca-Cola, la tarea de recomendar este estreno es complicada. Años atrás lo banqué a muerte al cineasta con Vanilla Sky (las cosas que uno hace por sus directores favoritos) y Elizabethtown pero en esta ocasión no puedo sostener una defensa sólida de esta propuesta. Sobre todo cuando el film representa la antítesis de todo lo que fue en el pasado el cine de Crowe. Su nuevo trabajo brinda una historia de amor artificial con actores que no tienen química entre sí y diálogos que parecen salidos de un guión desechado de la serie Dawson´s Creek. Esa honestidad sentimental que siempre tuvieron sus historias y nos permitían conectarnos con la humanidad de sus personajes acá brilló por su ausencia durante gran parte de la película. Daría la sensación que en este proyecto el director intentó evocar el estilo de comedia romántica que Billy Wilder, su gran mentor, presentó en Berlín Occidente (1948), protagonizada por Marlene Dietrich. Aquella historia brindaba un triángulo amoroso que tenía como telón de fondo una intriga de espionaje militar en los tiempos de la posguerra. Un film muy entretenido que además lidiaba con cuestiones políticas relacionadas con la reconstrucción de Alemania. No es una simple casualidad que el trabajo de Crowe comience con el viejo logo de los estudios Fox de los años ´50, que pretende establecer una conexión con los clásicos románticos de la era dorada de Hollywood. El problema es que a diferencia de Berlín Occidente, el guión de Bajo el mismo cielo es un caos absoluto donde nunca queda claro ante tantas subtramas cuál era la historia que quería contar el director. Crowe combina en un mismo film un triángulo amoroso con intrigas políticas que no tienen razón de ser. Un problema adicional de esta producción es que apuesta todo el romance a la pareja que forman Bradley Cooper y Emma Stone que es imposible de comprar por la falta de química entre los actores. Cooper y Stone podrían ser un buen equipo para interpretar hermanos pero no amantes. Las escenas entre ellos son forzadas e inclusive en la trama la relación que se gesta entre los personajes es completamente inverosímil. Algo distinto ocurre con las escenas entre Cooper y Rachel McAdams que tienen una energía diferente porque hubo una conexión entre los actores. Cada escena en la que aparece la protagonista de Diario de una pasión levanta esta historia por completo. Bajo el mismo cielo tiene la desventaja de ser una película plagada de incoherencias donde suceden un montón de cosas que no tienen sentido. Por ejemplo, Emma Stone en una escena es una piloto de combate de la fuerza aérea y dos minutos después se convierte en la hija de Joan Báez que canta canciones espirituales con los nativos de Hawái. Bill Murray, en otra interpretación que brindó en piloto automático, se presenta como el mentor de Bradley Cooper (por motivos que nunca se explican como tantas otras cosas) y hacia el final se convierte en el heredero del Dr. No, cuando la película entra en el terreno de James Bond y las conspiraciones militares. Al comienzo del film Cameron Crowe explora cuestiones sociales relacionadas con la soberanía de Hawái que reclaman los habitantes de ese lugar y otras temáticas espirituales vinculadas con la cultura de la isla. Sin embargo los nativos y la espiritualidad luego quedan en un tacho de basura y la narración del director se enfoca en otros temas. La escena final de Bajo el mismo cielo es el único momento de esta historia donde surge el verdadero Cameron Crowe que uno disfrutó en el pasado. Durante el resto del film es difícil encontrar la identidad del director en este relato que no parece concebido por él. Si bien el cine hollywoodense ofrece continuamente películas peores que esta, la decepción que deja este estreno es mayor porque tiene la firma de un gran cineasta y escritor que puede dar mucho más.
Soy fan de Cameron Crowe, dato fundamental para tener en cuenta al leer esta reseña. Lo que no quiere decir que todo lo que haya hecho me gustó. Es más, sus últimos dos films dejaron bastante que desear pese a sus buenas intenciones, sobre todo Elizabethtown (2005). Y al igual que esos dos últimos trabajos, este estreno tampoco es bien recibido por la crítica y el público de Estados Unidos. Dicen que Crowe “perdió su toque” y puede que tengan razón. Ahora bien, lo que yo digo es que no siempre se pueden dar joyas. Say Anything (1989) hay una sola y es el retrato perfecto de coming of age movie solo superada por Almost Famous (2000) que era nada más y nada menos su magnífica autobiografía. Claro que Jerry Maguire (1996) es otro clásico indiscutido y aunque Vanilla Sky (2001) fue aclamada también es verdad que es la menos personal de sus obras por tratarse de una remake. Con Bajo el mismo cielo (pésimo título que reemplaza el significativo Aloha) Crowe vuelve a hacer otra vez lo que sabe hacer mejor: darle un significado a las relaciones y el lugar que las personas ocupan en nuestras vidas. El espectador tranquilamente puede hacer ese correlato y sentirse identificado con los personajes, porque más allá de lo pintoresco de sus profesiones (militares, pilotos, ingenieros de la NASA) Crowe creó personas con sentimientos y ambiciones totalmente reales. Para ello eligió un elenco soñado encabezado por los actores del momento tales como lo son Bradley Cooper y Emma Stone. Ambos en un tono de comedia romántica que sobresale del registro de la película en general, lo que puede chocar par algunos. Rachel McAdams está muy bien pero no tanto como quien hace de su pareja: John Krasinski. Las intervenciones de su personaje -que prácticamente no habla y expresa todo con miradas y gestos- no tienen desperdicio alguno. Obvio que no se puede dejar de mencionar al siempre genial Alec Baldwin pero nos ponemos todos de pie cuando entra a escena el eterno Bill Murray. Su mera presencia legitima todo. En cuanto al guión, el espectador puede encontrarse un poco perdido en cuento a la clave del mismo al principio pero una vez que se entra en sintonía no va a querer que la película termine. Es esa sintonía la que determinará si el film gusta o no. Aquí no hay grises, es una historia que te pega o que no te pega, pero si lo hace el golpe es fuerte. Una vez más Cameron Crowe nos recuerda el motivo por el cual amamos el cine: por sus historias y por lo que transmiten. Esta no será la mejor historia de Crowe, pero sin duda es tan magnífica como sincera. Algo que en el cinismo del cine escasea bastante. Aloha para todos.
Perdido en la Tierra El director de Jerry Maguire (1996) y Casi famosos (2000) presenta una historia en donde confluyen el pasado y presente amoroso de un joven militar, el misticismo hawaiano y un ambiciosa plan satelital. No siempre un guionista (incluso uno con experiencia) logra con solvencia hacer que confluyan varias aristas en un solo relato, y que esa elección produzca algo más que la suma de las partes. Algo así ocurre con Bajo el mismo cielo (Aloha, 2015), película escrita y dirigida por Cameron Crowe, centrada en la llegada un militar interpretado por el ascendente Bradley Cooper a Hawai. En esa especie de paraíso terrenal, se encontrará con su ex (ahora casada con otro y madre de dos hijos) y una bella piloto (Emma Stone), con quien se vinculará para llevar a cabo una polémica misión satelital. Hay una primera parte de la película en la que Crowe presenta a los personajes “a los apurones”. Su verborragia, el tono caótico, y el ingreso a un mundo entre pintoresco y extrañado nos convencen de que eso es adrede. Pero, al mismo tiempo, cuesta entablar empatía con ellos. Este no es un film “coral”; se hace difícil alcanzar una identificación con ese hombre que llega y, sin proponérselo, tendrá que replantearse toda su vida. Una vez que la película se concentra en su mirada sobre las dos mujeres, el relato se torna un tanto convencional, y lo extrañado de la primera mitad se deviene en un dato de color (el caso más visible, en este sentido, es el de la zona mística y del film, anclada en la afinidad de la piloto con los pueblos autóctonos y sus creencias). Bajo el mismo cielo tiene algunos gags que funcionan (el carácter “mímico” del marido del de la novia de la juventud, por citar un caso), pero otros no. La zona actoral menos convincente está en algunos secundarios; Bill Murray y Alec Baldwin, que, sin agregar demasiado a sus carreras, moldean la trama militarista de un film que no termina de decidir su rumbo. Hay una gracia y convicción en la tríada principal que logra equilibrar la medianía del film hacia arriba, pero sin lugar a dudas estamos en una película “a mitad de camino”, que lo pone a Crowe algunos peldaños abajo en relación a su época de oro.
Llama la atención que un director y guionista como Cameron Crowe (Casi famosos, Jerry Maguirre) con un buen elenco – Bradley Cooper, Rachel McAdams, Emma Stone , Bill Murray-, haga una película fallida. No existe la magia entre los romances y desencuentros. Y además hay una demasía de datos, la carrera armamentista en manos de particulares, con llamativa ignorancia de las fuerzas armadas, las leyendas de Hawaii y el engaño a sus naturales, el pasado del protagonista. Demasiados datos, y la trama no funciona.
"Las estrellas no siempre brillan" La nueva película de Cameron Crowe cuenta la historia de Brian Gilcrest (Bradley Cooper), un contratista en materia de defensa que, luego de un tiempo de inactividad, regresa a Hawaii con la misión de supervisar el lanzamiento de un satélite. Allí estará rodeado de un antiguo amor, Tracy (Rachel McAdams), quien ahora está casada con dos hijos, y de una piloto de las Fuerzas Aéreas, Allison Ng (Emma Stone), por la cual comenzará a sentir algo. La temática de los cohetes, satélites y la exploración del cielo o el espacio es una idea que les gusta mostrar a muchos directores. Ver si hay vida en otro planeta y si el hombre podría dominarlo. Sin embargo, en esta oportunidad, el lanzamiento del satélite parecería ser una excusa para contar otras historias. Y es por eso, que la trama se torna un poco confusa. En “Bajo el mismo cielo” existe una mezcla de tramas y subtramas, intercalando la vida laboral con la sentimental de Brian Gilcrest, como también con la historia de Hawaii, la política de dicho Estado (quienes quieren ser independientes y no se sienten parte de Estados Unidos), los mitos y fábulas del lugar, y la importancia del cielo, del cual muchos de los millonarios se quieren adueñar. Es decir, que tenemos muchas historias distintas dentro de la historia central y querer abarcar todas estas tramas es arriesgado y no funciona de la mejor manera. Algunas no terminan de cerrar y otras lo hacen, pero de una forma bastante forzada. Sin dudas uno de los mejores elementos de “Bajo el mismo cielo” es la conformación del elenco, con grandes y excelentísimas figuras. Entre ellos se encuentran Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray, John Krasinski y Alec Balwin. Sin embargo, a veces reunir a artistas tan aclamados no significa el éxito asegurado de una película. Y esto es lo que podemos ver en “Bajo el mismo cielo”. Cada uno de los actores cumple bien con su papel, pero el guion no ayuda a que la historia se vuelva interesante y que fluya de una manera dinámica. Por otro lado, habría que destacar la música, otro de los elementos que funcionan en la película, proporcionándonos la esencia de Hawaii. En síntesis, “Bajo el mismo cielo” no se consagra como una de las mejores películas de Cameron Crowe, quien escribió y dirigió entre otras películas “Casi famosos”, “Digan lo que quieran” o “Vida de solteros”, ya que se presenta una historia pasatista, carente de profundidad o de gran interés para el público, destacándose principalmente las figuras de renombre que aparecen en ella.
Desperdicio de talento, empezando por Crowe Sin duda "Aloha" es uno de esos desperdicios de talento que de vez en cuando aparecen inexplicablemente en Hollywood. Aquí tenemos un gran director como Cameron Crowe con un elenco que incluye a actores como Bill Murray, y sin embargo el film nunca levanta vuelo, principalmente porque el asunto a narrar nunca llega a ser realmente interesante. Bradley Cooper es un contratista del Departamento de Defensa que retoma sus raíces y su idealismo al volver a su Hawaii natal para un trabajo. Pronto se forma un triángulo amoroso con una exnovia que no veía hacía más de diez años (Rachel McAdams) y la militar que lo acompaña (Emma Stone). La falta de química entre el protagonista y sus dos coestrellas es uno de los puntos más flojos de un film que daba para más. Por otro lado, y aún más curioso tratándose de Crowe, que ha dado muestras de ser un gran narrador en películas tan contundentes como "Casi famosos", "Bajo el mismo cielo" está contada de un modo bastante errático y poco atractivo, por momentos casi confuso, dado que el director se concentra en la descripción de las locaciones hawaianas y de cierta mitología polinesia, detalles que si bien a veces son atractivos en forma independiente, no tienen mucho que ver con los demás elementos y el clima general del film. Bill Murray y Alec Baldwin condimentan un poco el humor de la película, sobre todo el segundo en el papel de un militar, pero Bradley Cooper es la primera víctima de la falta de inspiración que atraviesa todo el conjunto. Al final, "Aloha" sobre todo da ganas de volver a ver algunas de las excelentes películas que ha dirigido Cameron Crowe en su larga y provechosa carrera.
Elenco de lujo para un film adorable Bajo un mismo cielo (Aloha en el título original) viene marcada desde afuera. Primero un guión que estaba escrito para otros actores y que fue alterado para adaptarlo a los nuevos. Bajo un mismo cielo (Aloha en el título original) viene marcada desde afuera. Primero un guión que estaba escrito para otros actores y que fue alterado para adaptarlo a los nuevos. Luego la filtración de mails de ejecutivos del estudio que hablaban de forma despectiva de la película. Para peor, una protesta de los habitantes de Hawaii acusando al film de haber elegido a una actriz blanca (Emma Stone) para interpretar a una hija de nativos y finalmente, claro, muchas pero muchas críticas en contra de la prensa. Aunque no hay duda de que toda crítica es válida siempre que sea honesta, a veces las olas negativas se expanden y no deban ver con claridad. Bajo un mismo cielo es una película adorable, algo alocada y definitivamente imperfecta para los cánones industriales. Pero es una película más estimulante e interesante que muchas otras que gozan del favor de la crítica, el público, los grupos que protestan y los ejecutivos de los estudios. Brian Gilcrest (Cooper) es un reconocido ingeniero militar que regresa al lugar de sus mayores logros y allí se encuentra con un viejo amor (Rachel McAdams) a la vez que se interesa por una militar que le asignan para que lo vigile (Emma Stone). La película apuesta a lo grande en lo que a tonos y temas refiere y en el caos encuentra su propia reflexión sobre la vida. Si Cameron Crowe siempre se destacó en la elección de los actores, acá hay que decir que el casting es absolutamente irresistible: Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray, Alec Baldwin, John Krasinski, son un verdadero seleccionado de carisma. También Crowe (director de Jerry McGuire) vuelve a destacarse a la hora de armar la banda de sonido. Canciones y ritmos propios de Hawaii se combinan con una espectacular combinación de grandes temas de Beck, The Rolling Stones, David Bowie y The Who, entre otros. Fácil de disfrutar y de querer, Bajo un mismo cielo parece una excepción a los códigos del cine actual, y como tal, no es raro que sea mirada como un objeto extraño. Es el trabajo del crítico ver que esa rareza es personalidad y riesgo, dos buena características para hacer cine.
BAJO EL MISMO CIELO narra la historia de un ingeniero espacial caído en desgracia (Bradley Cooper) que, tras pasar muchos años lejos, regresa a su idílico hogar en Hawaii con la esperanza de revitalizar su carrera profesional. Allí acepta trabajar con una prometedora piloto de la fuerza aérea (Emma Stone), que le ayudará a sumergirse en el espíritu de la isla y descubrir una mejor versión de sí mismo. Una floja comedia dramática de CAMERON CROWE, un guión que transita entre el triángulo amoroso y "el video turístico promocional de Hawaii", sumados a una subtrama sobre la política espacial. Un cambalache, en donde el mundo interno de los personajes poco importa. El elenco, un verdadero dream-team actoral, nada puede hacer con esta historia confusa y poco atrapante. Como siempre en las películas de CROWE, la música que acompaña la acción es pertinente y de buen gusto, pero resulta muy poco para un director que supo regalarnos grandes gemas como JERRY MAGUIRE y CASI FAMOSOS.
La vida debería parecerse al cine Lo mejor de la nueva película del director de Casi famosos pasa por la forma en la que construye los vínculos entre sus personajes antes que por la historia en la cual los hace interactuar. A veces lo mejor para hablar de una película es dejar en un segundo plano el aparato analítico y permitir que sean las emociones las que se hagan cargo de resolver el problema, porque el cine no se trata sólo de estructuras narrativas, de técnicas fotográficas, de niveles textuales o del uso más o menos virtuoso de las herramientas cinematográficas. El cine también es una máquina emotiva y como tal no siempre alcanza con saber qué se piensa de una película, que en general es lo más fácil de hacer, sino que es necesario intentar conectarse con ella desde un lugar menos formal, más íntimo. En esos casos sólo se necesita prestarle atención al cuerpo al terminar la proyección para entender de qué se trata el asunto. Quien haya disfrutado del cine siendo chico sabrá cómo es la cosa: salir de ver Rocky y sentir el pecho más ancho, que la boca se tuerce un poco y que el amor no siempre es la chica más linda del mundo. Hay películas que se le meten a uno por la piel y provocan que ocurra el milagro de hacer desear que el mundo fuera como el cine. Algo así pasa con Bajo el mismo cielo, el nuevo trabajo de Cameron Crowe, una película en la que para hablar de lo que se piensa conviene no desatender lo que se siente. No hacerlo equivale a perderse no sólo lo mejor del film, sino lo más interesante del cine de este director talentoso e irregular, capaz de construir películas fallidas como Un zoológico en casa (2011), como de crear verdaderas maravillas, por ejemplo Casi famosos (2000), pero siempre apostando por contar desde el lado sensible. O casi siempre: también dirigió Vanilla Sky...Como en sus mejores trabajos, en Bajo un mismo cielo Crowe otra vez habla de amor. Pero no sólo de su variante romántica, sino que lo aborda desde varios flancos de manera simultánea para contar la historia de Brian Gilcrest (Bradley Cooper), una celebridad militar medio caída en desgracia que regresa a Hawaii, donde alguna vez supo no sólo construir lo mejor de su carrera, sino donde ha quedado una parte importante de su vida. O tal vez convenga decir: donde él la ha dejado, porque ahí está Tracy, una antigua novia con la que rompió para darle prioridad a su carrera. Ahora Tracy (Rachel McAdams) está casada y tiene dos hijos, pero su presencia se convertirá para Brian en una especie de agujero de gusano emotivo que lo conecta con aquel pasado que él se empeña en asumir como una etapa superada. Pero en ese pequeño paraíso en medio del océano Pacífico del que los Estados Unidos han sabido apoderarse, también lo esperan nuevos desafíos. Que por un lado son laborales (Brian llega para participar del lanzamiento de un poderoso satélite de comunicaciones privado en el que el ejército tiene una extraña participación), pero también personales. Porque allá conocerá a la joven teniente Allison (Emma Stone), con quien, a pesar de las rispideces iniciales, acabará forjando un vínculo no exento de idas y de vueltas.Lo interesante de Bajo un mismo cielo pasa más por la forma en que Crowe construye los vínculos entre sus personajes, que por la historia en la cual los hace interactuar, apenas una fatalidad necesaria para poder reunirlos. Detenerse en lo anecdótico de la historia obliga a impugnar cierto empeño del director (y guionista) por apelar a una buena cantidad de elementos ligados al realismo mágico, que representan lo más flojo dentro del relato. Conviene concentrarse entonces en la forma en que el director va tensando o aflojando las cuerdas de una red dinámica que entrelaza a una vasta galería de grandes personajes, cada uno con sus atractivos. Personajes que Crowe utiliza al modo clásico, asignándoles roles arquetípicos: el empresario malo y seductor interpretado por Bill Murray, el general tan rígido y cascarrabias como noble de Alec Baldwin, el breve pero eficaz comic relief a cargo de Danny McBride, el líder de las tribus aborígenes que reclaman el fin del colonialismo en Hawaii ocupando el rol del buen salvaje o el tan parco como expresivo marido de Tracy interpretado por John Krasinski, que se presenta como la némesis del protagonista pero que quizá resulte ser otra cosa.En medio de tantos personajes interpretados con precisión por un elenco sólido y una banda sonora que hace gala del buen gusto con que el director musicaliza todos sus trabajos, Crowe consigue que lo aparentemente imposible resulte verosímil. Que un padre ausente salve el vínculo con una hija desconocida sólo con un abrazo; que un hombre pueda amar a dos mujeres sin que en ello se juegue misoginia alguna; que los diálogos más poderosos de la película se desarrollen en silencio. Y que el espectador salga agradecido después de ver la película, convencido de que a veces la vida puede y debe parecerse más al cine.
Cameron Crowe está de regreso con una simpática comedia romántica a la vieja escuela. Están lloviendo estrellas Si nos dejamos guiar por las críticas que viene recibiendo Aloha (estrenada en nuestro país como Bajo el mismo cielo), daría la sensación de que estamos ante la presencia de uno de los grandes fracasos cinematográficos del año. Quizás por no cumplir con las expectativas que genera cualquier proyecto que lleve el nombre de Cameron Crowe, o por su magnífico elenco que encabezan Bradley Cooper, Emma Stone y Rachel McAdams, y que también cuenta con secundarios de la talla de Bill Murray, John Krasinski, Danny McBride y Alec Baldwin. Y si bien es cierto que Bajo el mismo cielo no es una película perfecta y algunos de sus problemas son más que evidentes, está muy lejos de ser el desastre que muchos dicen. Brian Gilcrest (Cooper) es un contratista que supo servir en el ejercito de Estados Unidos y que hoy trabaja de forma independiente. Contratado por el multimillonario Carson Welch (Murray) para supervisar el lanzamiento de su nuevo satélite, Brian regresa a Hawaii, lugar donde tiempo atrás vivió algunos de los mejores momentos de su vida, tanto sentimental como profesionalmente. Allí se reencontrará con Tracy (McAdams), un antiguo amor que hoy se encuentra ¿felizmente? casada con un viejo amigo de Brian (interpretado por Krasinski), y al mismo tiempo comenzará a sentir cosas por Allison Ng (Stone), una piloto local de la Fuerza Aérea que fue designada para acompañarlo en cada paso. Lo que inmediatamente llama a nuestra atención de Bajo el mismo cielo es su propio inicio, con un viejo logo de Columbia Pictures e imágenes de archivo de la historia de hawaiana, musicalizado como solo Cameron Crowe sabe hacerlo. Al mismo tiempo, todo esto es una declaración de intenciones. De hacernos saber que esta no es una comedia romántica como las de hoy en día, que tendrá un sabor más añejo, que por momentos puede hacernos recordar a aquellas películas protagonizada por Rock Hudson y Doris Day de finales de la década del cincuenta y comienzos del sesenta, o a las que supo filmar allí Elvis Presley durante ese mismo tiempo, y donde no tan casualmente en alguna de ellas tambien interpretaba a un militar o ex militar de algún tipo. Alguna vez alguien me dijo, las películas de Cameron Crowe no se miran, se siente. Y aunque no puedo decir que esté 100% de acuerdo con esa frase, ese parece ser el caso de Bajo el mismo cielo. En una primer escena, en la que Brian aterriza en Hawaii por primera vez después de mucho tiempo, conocemos a todos los personajes que tendrán algún tipo de incidencia en la trama, y conocemos tambien muy por encima las razones de su regreso, pero no mucho más que eso. Todo se irá revelando de una forma no demasiado usual en el cine de Crowe, donde generalmente los conflictos y las motivaciones quedan planteadas rápidamente. Este no es el caso, las revelaciones van llegando de a poco, para mientras dejarnos a solas con los personajes. Los iremos conociendo y viendo afianzar y repasar los viejos lazos que los unían. Y es en las relaciones entre los protagonistas y este triangulo amoroso poco convencional para las explosivas comedias románticas de hoy, en donde reside el verdadero encanto de la película. Conclusión Bajo el mismo cielo es una comedia romántica que se siente fuera de su tiempo, y quienes la acepten como tal de seguro encontrarán razones para disfrutarla. Cooper, Stone y McAdams se cargan la película al hombro con su usual encanto y buena química, creando personajes entrañables y a los que da gusto acompañar en esta historia. Tampoco se puede dejar de mencionar y destacar los pequeños grandes papeles de Baldwin, Murray y Krasinski, quienes con poco minutos en pantalla logran aportarle a la película una muy necesaria cuota de humor. Y aunque el guión del propio Crowe no se encuentre entre los más redondos que haya escrito hasta hoy, hay suficientes momentos que remiten al resto de su filmografía y nos recuerdan su talento.
y algo en la nueva película de Cameron Crowe (Casi famosos, Vanilla Sky) que la hace sobresalir del resto de la cartelera. Tiene que ver con sus decisiones, con su actitud atentatoria hacia el espectador. Filme comercial con personalidad, Bajo el mismo cielo desafía al público sin que éste se dé cuenta. Ya desde el principio vemos cómo nos presenta el logo de la 20th Century Fox, remitiéndonos directamente al pasado del cine, a la era dorada del formato analógico, seguido de varias imágenes de hitos de la historia de la humanidad. El argumento es una especie de burla sutil. Brian Gilcrest (Bradley Cooper), el protagonista principal, es un reconocido militar que regresa a Hawai para una misión un tanto confusa. Tiene que negociar el terreno de una tribu de la zona para instalar una base desde la cual se lanzará un satélite para permitir, supuestamente, que muchos lugares del mundo a los que todavía no llegó la tecnología tengan acceso a las telecomunicaciones. Lo que Brian no sabe es que allí vive Tracy, su exmujer (Rachel McAdams), con su nueva familia. A la vida de Brian también entra la capitana Allison Ng (Emma Stone), de la que se enamora aunque no pueda evitar el cariño que aún siente por su exesposa. El triangulo amoroso que se forma da lugar a que la mano maestra de Crowe, que ya no escribe diálogos memorables como en Jerry Maguire, nos regale un par de líneas excelentes. La música siempre jugó un rol importante en la filmografía de Crowe (no olvidemos que, antes de ser director, era periodista de la Rolling Stone). Desde su primera película, las canciones funcionaron como su arma más poderosa. A través de ella, logra dotar a las escenas de grandeza, llenándolas de emoción para que conmuevan. La rareza de Bajo el mismo cielo reside en cómo Crowe inserta elementos que refuerzan una trama de por sí estrambótica y endeble. La música, los primeros planos, la sonrisa fotogénica de las actrices y la participación siempre notable de Bill Murray son sus virtudes y aciertos. A medida que la película avanza, el director va dejando la sensación de que todo se le va de las manos, pero a eso lo remacha con planos perfectos y con el soundtrack mencionado, como si con eso ayudara a levantarla de algunos tropezones.
Cameron Crowe tiene películas buenas y películas malas. Las buenas son de una amabilidad, un gusto y una alegría contagiosas. Esta es de las buenas: una especie de triángulo amoroso entre tres de los mejores comediantes de Hollywood (Bradley Cooper, Emma Stone y Rachel McAdams) a los que no se les pueden sacar los ojos de encima. Hay buen timing, pero lo más importante es que parecen personas y uno los quiere. Este film tiene toda la calidez y humanidad que falta en muchos de los demás estrenos.
Hay algo de lo cotidiano viéndose alterado en las situaciones que viven los protagonistas de la filmografía de Cameron Crowe. Desde un manager de fútbol a punto de quebrar si se le cae su último representado, a un padre viudo cuya unión con sus hijos se puede ir al tacho si no pasa la prueba de adaptarlos a un nuevo hábitat, pasando por conflictos adolescentes en donde lo que se viene de la vida misma los aferra a lo poco que tienen. No es la excepción esta historia de amor y de relaciones humanas plantada en un lugar lleno de mística, mitos milenarios y música con ukelele. Brian (Bradley Cooper) es un ex técnico de la NASA que hace rato dejó sus utopías para convertirse en una suerte de mercenario tecno al mejor postor. Su vida transcurre entre gigantescas metidas de pata entre el ejército y capitales privados (con riesgo físico incluido), y el constante retorno al lugar de viejos amores y sueños idílicos. Su arribo a Honolulu supone la gran ultima oportunidad para no meter la pata y retomar el camino (al menos UN camino) A su cargo está Allison (Emma Stone), una iniciada pero entusiasta mujer del ejército que debe acompañar a Brian en este nuevo encargo. Del lado de los afectos Tracy (Rachel McAdams) es un viejo amor que ahora se casó y tiene dos hijos, pero nunca olvidó sus sentimientos. Finalmente John, un marido tan silencioso como expresivo (John Crasinski) Esta historia de amor tiene a su favor algo que luego descarta: El emplazamiento en Hawaii con todas las posibilidades de trazar un paralelo entre la mitología, la belleza y la mística de la isla. Curiosamente la idea es descartada, pero sin abandonar la locación. Por el contrario, Cameron Crowe se decide por usar el paisaje y su gente como un mero contexto exótico para concentrarse en el cuadrilátero propuesto en el guión. Cada uno en su esquina tendrá su momento para construir con el espectador las posibilidades de progreso que puedan tener las historias que se entretejen. La trama secundaria tiene que ver con un magnate, Carson (Bill Murray), quiien intenta colocar un satélite propio en el espaci, en acuerdo con el ejército norteamericano representado por un hilarante Alec Baldwin (General Dixon). Parece endeble o innecesaria, pero sin esto la presencia del protagonista no estaría justificada y por lo tanto no habría película. La mejor orientación para ver “Bajo el mismo cielo” sería pensarla como esas películas “de elenco” en las cuales los trabajos actorales, y el buen diseño de los personajes, son los que deben funcionar como un relojito. Algo como lo que ha logrado David O’Russell con “El lado luminoso de la vida” (2012) o “Escandalo americano” (2013), sendas producciones merecedoras de las cuatro nominaciones al Oscar en los rubros de actuación. Huelga decir que éste estreno está lejos de las dos, pero sirve como ejemplo de la intención que tiene. Sólo así se puede trabajar esta idea: Buen elenco y buen timing en la compaginación. Si además sale alguna idea original, bienvenido sea, y si es por eso “Bajo el mismo cielo” tiene una de las escenas mejor resueltas de la última década, en la cual el silencio se usa y cae como esos chistes con remates tan bien puestos que duran en la memoria por mucho tiempo.
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Amor destinado al fracaso Brian Gilcrest (Bradley Cooper) es un empresario militar que viaja a Hawaii para reunirse con un antiguo jefe, el millonario Carson Welch (Bill Murray), pero el viaje de negocios empieza a perder interés para Brian en la medida en que se reencuentra con Tracy Woodside (Rachel McAdams). Juntos revisitan el pasado, sobre todo los buenos momentos, y se terminan preguntando qué ocurrió para que se separaran. En algún momento entra el marido de Tracy, provocando una de las mejores escenas, aunque sin peligro para las intenciones de Brian. Y cuando los diálogos evocan a las comedias románticas de Richard Linklater, Allison (Emma Stone), una agente de la fuerza aérea, patea el tablero y complica el futuro de la ex pareja. Después de Jerry Maguire y Casi famosos, el crítico de rock devenido cineasta Cameron Crowe pareció encontrar una fórmula que, como Linklater, encara el cine comercial desde un lugar personal y ameno, pero Bajo el mismo cielo cae en la misma trampa de su anterior film, Un zoológico en casa. El ingenio de Crowe para provocar momentos entrañables de modo casual, como si no fueran planeados, sobrevive en algunas escenas, pero la sensación es que Bajo el mismo cielo partió de un libro muy vago y no se pudo mejorar.
Bajo el mismo cielo Un gran elenco y un paisaje encantador. La historia gira en torno a varios personajes, Brian Gilcrest (Bradley Cooper) cuyo mayor deseo es volver a la base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Hawai, donde vuelve a reencontrarse con viejos amigos. Cuando llega lo invaden los recuerdos del pasado ve a su ex novia Tracy Woodside (Rachel McAdams), a quien dejo por su carrera, ahora ella se casó con un militar John 'Woody' Woodside (John Krasinski, "Enamorándome de mi ex”), con quien tiene dos hijos: Grace (Danielle Rose Russell, “Caminando entre tumbas”) de 13 años y el otro de 9 años, Mitchell (Jaeden Lieberher). Allí Brian se relaciona sentimentalmente con una joven piloto Allison Ng (Emma Stone), su jefe multimillonario Carson Welch (Bill Murray), y otro militar, el General Dixon (Alec Baldwin) a quien le esperan nuevos desafíos y una misión muy especial. La historia tiene un poco de todo, además de triángulos amorosos entre los personajes de: Emma Stone, Bradley Cooper-Rachel McAdams, ellos no utilizan grandes diálogos casi todo lo expresan con miradas y gestos, pero actoralmente entre Cooper y McAdams no muestran mucha química. En su desarrollo existen los encuentros y desencuentros, secretos, mentiras, situaciones agridulces, muy buena fotografía a cargo del francés Eric Gautier (“Diario de motocicleta”), con el atrapante paisaje de Hawaii y la música se utiliza en los momentos precisos. Cuenta con un gran elenco pero las actuaciones son desparejas. Por ejemplo, resultan poco convincentes dos buenos actores como lo son Bill Murray y Alec Baldwin. Contiene algunas subtramas que se resuelven apresuradamente, toca cuestiones políticas y espionaje militar, por momentos su trama es algo superficial, aunque tiene algunos gags que funcionan y resulta entretenida. A pesar de ser este film de Cameron Crowe, ganador de un premio Oscar por “Casi famosos” (2000), no es de lo mejor.
Si sos de los que en el balance final le dan más valor al buen trabajo actoral y a la categoría del elenco que al guión o a la historia en sí, entonces sin dudas Bajo el mismo cielo merece su visión. El elenco de primerísimas figuras hacen a la película más grande de lo que es, gracias a sus excelentes y naturales trabajos, a pesar de tener que....
Todo sucede en Hawaii Cameron Crowe es un gran director, por más que muchos críticos lo quieran desprestigiar. Es un tipo que sabe contar historias con una pasión hermosa, algo que lamentablemente hoy por hoy no abunda. Sus películas brillan y perduran en nuestras cabezas a modo de remembranzas encantadoras. Resulta imposible contener la tierna mueca que empieza a dibujarse en el rostro al recordar algunas escenas de Casi Famosos, Jerry Maguire o Un Zoológico en Casa. Y ahora, el bueno de Crowe vuelve a la gran pantalla con Bajo el Mismo Cielo (Aloha), su nuevo y problemático opus que cuenta con las resplandecientes figuras de Bradley Cooper, Rachel McAdams y Emma Stone. Brian Gilcrest (Cooper) es un ingeniero militar venido a menos que viaja a Hawaii a cumplir una polémica misión que lo pondría de vuelta en el mapa. Para evitar un nuevo fracaso en su haber, Gilcrest tendrá de compañía permanente a Allison Ng (Stone), una joven promesa de la aviación que lo vigilará de cerca. Claro que Hawaii no es un destino cualquiera para él, debido a que allí cosechó sus mayores logros y dejó olvidado al gran amor (McAdams) de su juventud. Su regreso al más reciente de los cincuenta estados de los Estados Unidos se verá alborotado por dos mujeres que lo quieren y por un trabajo que aparenta ser más complejo de lo que realmente es. Crowe sabe cómo contar (y musicalizar) historias de amor y superación personal, algo que ha quedado demostrado claramente en su excelente filmografía. Quizás el “cómo” lo cuenta en Bajo el Mismo Cielo resulte un poco extraño, debido a que es un film que se aparta de ciertos cánones que impone el mainstream actual. Promediando la película no sabremos bien qué carajo está pasando, a qué miércoles va Gilcrest a Hawaii, si quiere volver con su ex, etc. Pero, más allá de eso, hay en ella un halo de misterio simpaticón que termina llevándonos hasta el entendimiento final sin mayores dificultades. La narrativa del film (injustamente vapuleado en los Estados Unidos) también resulta anómala; al comienzo, Bajo el Mismo Cielo es una película donde las palabras fluyen a una velocidad voraz, lo que sirve para delinear a los personajes. Luego, hacia la segunda parte, predominan las escenas donde una mirada o una palmada en el hombro trascienden la pantalla para explicar perfectamente lo que pasa entre los protagonistas. Es llamativo cómo en Hollywood, un ambiente donde reina el cálculo y los procesos, haya salido a la luz una obra tan extraña como Aloha. Quizá consiguió estrenarse porque transmite calidez y entusiasmo más allá de sus errores, algo que lamentablemente escasea en las carteleras. Cameron Crowe sabe cómo contar historias de amor y superación personal. El elenco es impresionante. El trío protagonista integrado por Bradley Cooper, Rachel McAdams y Emma Stone se mueve por delante de la cámara con una química y un carisma encandilante. Si hay alguien digno de ser objeto de deseo de dos de las mujeres más hermosas que posee el firmamento Hollywoodense en la actualidad ese es Bradley Cooper. Y el cast secundario también brilla en Aloha. Bill Murray, Alec Baldwin, Danny McBride y John Krasinski tienen peso específico en la trama, no entran y salen como meros cameos humorísticos. Nuevamente, Cameron Crowe pone su encanto y pasión al servicio del espectador. Una exquisita banda de sonido (otra de las especialidades de la casa) que mezcla ritmos autóctonos con Beck o The Who, los bellos paisajes de Hawaii, una ambiciosa (y fallida) trama militar y un triángulo amoroso cargado de carisma y calidez son algunos de los magníficos condimentos que ofrece Bajo el Mismo Cielo. Está en cada uno dejarse llevar por sus principales atracciones o quedarse enroscado en sus variadas fallas. Al menos por acá siempre será bienvenido encontrar películas imperfectas que saben transmitir bellas sensaciones.
Un hogar bajo las estrellas De década en década, Cameron Crowe parece explotar algunas preocupaciones y algunas “líneas de crisis” constantes: si en “Casi famosos” mostraba aquella bohemia rockera vista de alguna manera como un paraíso perdido (según cómo aquellos juveniles personajes aspiraban a conocer del futuro), y en “Todo sucede en Elizabethtown” ya estaban esos veinteañeros un poco castigados por la vida buscando encontrar su rumbo, en “Bajo el mismo cielo” la chance es para los que se saltearon aquel viaje iniciático que planteaba Claire en aquella cinta. Vuelta a casa Aquí el protagonista es Brian Gilcrest, que ya anda por los 40 y la verdad es que se perdió algunas oportunidades. De niño soñaba con las estrellas, de más grande trabajó en el sector aeroespacial de la Fuerza Aérea, vio derrumbarse a la Nasa y finalmente decidió pasarse al sector privado como contratista. Algunas “macanas” que se mandó en Afganistán le hicieron caer en desgracia como profesional y al mismo tiempo estar al borde de la muerte. Ahora, parece que tiene una segunda oportunidad: tiene que volver a Hawaii, un lugar donde vivió porque ahí está la importante base aérea de Oahu, con una misión aparentemente sencilla: lograr la bendición de una nueva senda peatonal por parte del “rey” de los hawaianos, (Dennis “Bumpy” Kanahele interpretándose a sí mismo), con la esperanza de que su jefe, Carson Welch, lo reivindique y lo reinstale en su actividad. Ese viaje (siempre hay un viaje físico que acompaña el emocional, parece) producirá dos encuentros: primero el hecho de volver a ver a su ex novia Tracy, ahora con un piloto y con dos hijos; y por el otro lado con la peculiar capitana Allison Ng, designada como su liaison con la Fuerza Aérea. La historia va a ir entonces por dos carriles: por un lado este juego entre su pasado y su (posible) futuro afectivos, esta relación entre las oportunidades que dejó pasar, la familia que no tuvo, y aquello que está a tiempo de tener si se abrieran algunas puertas. Y una historia paralela (pero relacionada con la otra) que tiene que ver con una crítica a la privatización del espacio y de fuerzas armadas estadounidenses donde, como dice un personaje: “Si Ke$ha quiere tener su satélite y no le vamos a preguntar qué lleva adentro”. Amores inevitables Si bien alguno podría decir que por momentos este relato peca de inverosímil (tal vez en su resolución), Crowe lo sostiene con una narración fluida, al ritmo cadencioso del hula, y con la habilidad de unos actores probados en la comedia como Bill Murray (Carson) o Alec Baldwin (general Dixon) que pueden hacer creíbles estos personajes y situaciones. Pero fundamentalmente con el trío protagónico, basado en un Bradley Cooper un poco en el registro de “El lado luminoso de la vida”, entre cínico, simpático y bastante “baleado” por la vida (y por un misil). Hay algo de la química de las réplicas de aquella película, pero si Jennifer Lawrence estaba frágil y resiliente a la vez, aquí Emma Stone merodea un poco los tonos que puso en “Birdman” y “Magia a la luz de la Luna”, y se mueve entre la rigidez marcial y su costado femenino y hawaiano (el culto a la tradición del lugar y su simbología salvaje está presente en cada momento). Crowe sabe crear estas heroínas de las que es imposible no enamorarse, siempre en la piel de una actriz adecuada: si en “Casi famosos” nos entregó esa Penny Lane que encarnó Kate Hudson, y si en “Todo sucede en Elizabethtown” nos hizo adorar a la Claire Colburn de Kirsten Dunst, la piloto de combate Allison Ng no ocupará un espacio tanto menor en nuestros corazones. No deberíamos olvidarnos aquí de la sólida (y no menos querible) Rachel McAdams como Tracy, a quien le toca el papel de la ex, la mujer que hizo su vida, ese lugar que suelen ocupar las ex en las comedias románticas (y generalmente en la vida también). Habría que reivindicar a John Krasinski por aportar a la comedia con su silencioso y tierno John “Woody” Woodside, a Danny McBride (coronel “Fingers” Lacy) y Bill Camp (Bob Largent) como partícipes necesarios de la trama militar, y a los pequeños Jaeden Lieberher (Mitchell) y Danielle Rose Russell (Grace), los hijos de Tracy. Por ahí, también hay algún secreto algo previsible, pero no menos efectivo a los efectos de lo entrañable de esta construcción narrativa. Universos por conocer Algo de exotismo agrega también Hawaii, un lugar que veremos en una tensión que no conocemos entre los collares floridos y la condición de territorio en ocupación militar permanente. Y como es habitual en el realizador, la banda sonora tiene una presencia esencial, de la escena del baile de Año Nuevo a las transmisiones del controvertido satélite a instalar, pasando (otra vez) por la música tradicional de la isla. En definitiva: el buen Cameron nos da otra oportunidad de acomodar las fichas en la experiencia vital. Tal vez tomemos el mensaje; si no, en unos años es probable que nos dé otra oportunidad.
Propuesta fallida disfrazada de comedia política Parece que el pobre de Cameron Crowe viene en bajada con sus últimos trabajos, que no solo no están gustando demasiado a la crítica especializada sino que además tampoco están seduciendo al público en general. Desde "Vanilla Sky" que se le viene pegando. Personalmente disfruté bastante algunos de sus más recientes trabajos como "Zoológico en casa" y "Pearl Jam 20", pero es verdad que este último no cierra por ningún lado. En primer lugar hablemos de la trama. Brian Gilcrest (Bradley Cooper) es un experimentado piloto que luego de haber sufrido un colapso nervioso que prácticamente arruinó su carrera profesional se vuelve a topar con una oportunidad inmejorable personificada en Carson Welch (Bill Murray), un empresario que desea poner en órbita hawaiana un moderno satélite. Para esto se le solicita volver a su Hawaii natal, lo que significa encontrarse con el pasado y situaciones que dejó inconclusas. Una de estas situaciones se personifica en Tracy Woodside (Rachel McAdams), una ex novia con la que estuvo a punto de casarse pero arruinó todo al último momento. Actualmente la ex está casada con un amigo de él y tienen dos hijos. En el interín le asignan a una joven y linda oficial (Emma Stone) para que trabaje en equipo con él durante el proyecto. Sí, ya adivinaron, triángulo amoroso. Sabemos que a Cameron le gusta las tramas complejas, o mejor dicho, le gusta complejizarlas con elementos fantásticos, diálogos floreados y reflexiones existenciales. En "Aloha" estos elementos se presentan pero de manera muy irregular, atentando contra la fluidez y verosimilitud de la trama en lugar de potenciarla. Su andanzas se mezclan con mitos folclóricos hawaianos que no tiene razón de ser, que sólo fueron incluidos para darle un aire más profundo a la historia, cuestión que no se logra. Y no se logra porque la esencia de la trama es bastante básica e infantil. Así mismo los diálogos parecen incluir cuestiones filosóficas, pero en realidad son conversaciones simples y funcionales al romance que se nos impone, que no traen nada demasiado interesante como para reflexionar. Puro floreo. En cuanto a los actores, Cameron logra ensamblar un cast envidiable, pero lo desperdicia entre tanto auto bombo. Si hay algo rescatable de este film es el talento y carisma de sus protagonistas, que se cargan la propuesta al hombro pero así y todo no logran levantarla. Hay demasiadas subtramas, muchos nudos que se atan y desatan como por arte de magia y sobre todo hay poco sentido del entretenimiento. Una comedia romántica mal ejecutada que se llenó de leis hawaianos (collares de flores) para tratar de ocultar sus fallas narrativas. Poco recomendable.