Ni con Juliette Pese a contar en el elenco con Juliette Binoche, y en un papel diferente a lo que generalmente ofrece en cine, De tal madre tal hija (Telle mère, telle fille, 2017) es una película que falla, principalmente, en la construcción estereotipada de sus personajes y en la decisión de resolver los conflictos de una manera políticamente correcta, obvia y aburrida. Noémie Saglio es una realizadora que ha logrado varios éxitos en la taquilla francesa a fuerza de reinterpretar estructuras narrativas clásicas, con personajes de fácil identificación y un sentido del humor simple que posibilita su incorporación rápida y directa en los espectadores. En esta oportunidad, la confrontación entre el liberalismo de una madre que no tiene escrúpulos, trabajo, ni siquiera vivienda (Binoche), y una hija estructurada, organizada y responsable (Camille Cottin), que intenta seguir adelante con su vida en la imposible convivencia con su progenitora, será el disparador de una película que apela al humor y la confusión para reflexionar sobre vínculos, trabajo, presión social, entre muchos otros ítems. El principal problema de De tal madre tal hija no es el de bucear en la vida de sus protagonistas y a partir de allí construir un relato moderno sobre la vida en familia y el horizonte de expectativas de dos mujeres enfrentadas, al contrario, es el de presentar sus principales características para luego, con una moralina que sorprende, intentar resolver cada uno de los problemas planteados de manera abrupta. Madre e hija quedan embarazadas en el mismo momento, o casi, y para peor de esta lucha por ver quién tiene la razón y quien debería avanzar, la hija comienza a tener una infinidad de problemas en su trabajo, aún a pesar de su estado. Así, a la tensión entre las dos protagonistas, se sumará otra vinculada al mundo laboral que contagiará la trama principal con obstáculos que deben afrontar más allá de los que se suman a medida que los embarazos avanzan. Aquello que podría haber explotado para hacer reír gracias al natural talento de Binoche, también de Cottin, con gags y punchlines y con un personaje hecho a su medida, termina por naufragar al sumar demasiada corrección política para resolver cada uno de los conflictos presentados. De tal madre tal hija se inscribe dentro de una línea de películas en las que los personajes principales, a pesar de de su género, terminan mostrando una faceta misógina que contradice el disparador de los relatos. Si Mado (Binoche) vive de noche, fuma, toma alcohol en demasía y no recuerda con quien está durmiendo, no tiene nada que ver con su libertad de elección y su empoderamiento, al contrario, tiene que ver más con un guion que en el fondo es moralista y plantea lineamientos para que la transformación que sufrirá (la biológica y la de madurez) la ubiquen cerca de su hija, un ser controlador, que limpiará el desastre que deje su madre a cada paso. Entre ambos mundos, filmados de manera tradicional y clásica, el relato avanza hasta unificarlos, impidiendo una reflexión sincera sobre los vínculos y sobre el conflicto con el que se inicia la historia. Una oportunidad perdida en la que el natural carisma de Juliette Binoche, con una estructura sólida y diálogos más interesantes, hubieran hecho de De tal madre tal hija una comedia que valga la pena.
Relato moderno sobre la vida en familia Con guion de la directora Noémie Saglio en trabajo conjunto con Agathe Pastorino, De tal madre, tal hija es una comedia justa y con momentos bien logrados, pero que luego termina chapoteando en cierta obviedad, en el gag fácil y alguna que otra pequeña sobreactuación actoral. Es esa una herramienta extra que a veces funciona en el global de una película, y otras veces puede quedarse en las intenciones pese al aceptable trabajo general de equipo y elenco. El enfrentamiento entre las necesidades de una hija que, pese a que aún necesita a su progenitora, prácticamente la ha criado y sostenido primero en lo emocional y luego en lo económico, y una madre emocionalmente desbocada, tardíamente adolescente y con actitudes que no siempre están relacionadas con lo que el personaje va mostrando, tiene momentos correctos pero ve sus mayores errores a la partir de la premisa más o menos básica y no demasiado novedosa que le da inicio. De tal madre camina por la cornisa de la comedia: con momentos divertidos y un trabajo de enfrentamiento de los personajes principales por yuxtaposición, (Juliette Binoche y Camille Cottin tienen buen desempeño como madre e hija), apoyados en los secundarios y la mascota que cumple un rol algo forzado en la resolución de las situaciones que se van presentando, rompe casi al final un poco porque parece que el tiempo se acaba y hay que definir (me permito la metáfora futbolera) y otro poco porque ya no hay prácticamente más nada que decir y hay que redondear. Ese paso en falso hace que la película, que no era sobresaliente pero se dejaba ver, naufrague y termine siendo una comedia más del montón, aburre y deje frustrado a quien asistió a la sala a disfrutar de lo que se le prometía. Es un subibaja emotivo que cuando intenta mostrar el costado serio del conflicto que se desarrolla se torna complejo de incorporar al relato que se observa, como si fueran personajes de otra historia. Parecen seres salidos de otro cuento y la sensación de unidad, de solidez, podría decir, en la narración, pierde poder ante la imposibilidad de huir de lo premeditado, de lo obvio, de ese cierre simple y casi a las apuradas del que hablé más arriba, porque parece que el tiempo es tirano también en el cine sobre todo cuando el objetivo de la comedia se pierde y se funde con un mensaje confuso que nunca toma forma definitiva. *Review de Gastón Dufour
Hay que ir con la verdad ante todo. El personaje de Juliette Binoche se llama Mado, y su apellido es Peron (sin tilde). Y su ex (Lambert Wilson) tiene un perro al que llama JP. Digámoslo todo. Mado tiene 47 años y vive con su hija, Avril, a la que tuvo a sus 17, y con la pareja de Avril. Pero Mado es más adolescente que su hija, no sólo porque deje su habitación en desorden y ande en Scooter. Cuando todos (los suegros de Avril, que creen que los padres de ella viven juntos, cuando están divorciados) se enteren de que Avril (Camille Cottin, de Aliados) está embarazada, la noticia no les caerá de la misma manera. Mado y su ex, por ejemplo, lo festejan, solos, en un auto. Y sí, a los dos meses Mado está también embarazada. Una actriz como Binoche, que rueda con directores afamados, de un lado y otro del Canal de la Mancha, del Océano Atlántico y hasta con asiáticos filme comedias o filmes comerciales no podría sorprender. De hecho, actuó en la nueva Godzilla. Así que aquéllos que extrañen sus rictus y su poder para el drama más intimista, mejor que se abstengan de pasar por los cines que dan De tal madre, tal hija. El toque de “actualidad” que le da al filme el debate por el aborto legal en nuestro país lo cruza en diagonal, ya que Mado desea en primera instancia deshacerse del embarazo. Pero hace 44 años que el aborto es legal en Francia, por lo que no se alarma nadie. Hay papeles muy, pero muy esquemáticos (los suegros; el obstetra y su hijo) y muy pocas situaciones reideras en este filme que no es más que un mero pasatiempo.
El gesto. ¡Los gestos! Si hasta dan ganas de gritar que los contengan: que los mentones se arruguen menos, que los ojos abandonen el revoleo exagerado, que las bocas no serpenteen inútilmente. Incluso Juliette Binoche, veterana de tantas grandes películas, no puede salirse de este festival de sobrecargas actorales y constantes ofensas a las mejores tradiciones de la comedia. Esta "comedia de madre e hija embarazadas al unísono" no cree en las tradiciones ni en las rupturas: pone a monigotear a personajes diseñados arteramente como distintos (hija estructurada, madre "tiro al aire") de formas tan vetustas que convierten en lógica la elección del chirriante término balístico-gaseoso recién utilizado en este texto.
“De tal madre”, tal hija, de Noémie Saglio Por Gustavo Castagna Ay, Juliette. Te perdono por semejante des-madre (justamente) cinematográfico de algo llamado De tal madre, tal hija de una tal Noémi Saglio, exitosa por Francia a través de comedias menos que livianas pero que en comparación con algunos discretos artesanos de hace tiempo, también del género, (como Claude Zidi, Gerard Oury o Jean-Paul Rappenau), queda allá lejos, bien atrás. Veamos. Comedia liviana no es sinónimo de comedia fallida. Pero sí la (supuesta) comedia de Saglio patina varias veces. En principio el timing y la eficacia en situaciones y personajes provocan poca gracia, si se omite el esfuerzo de la dupla central para pilotear un guión obvio y redundante y un tanto anticuado en sus propósitos finales y eso que la trama juega permanentemente con los contrastes entre una madre y una hija, la primera con menos de 50 años (Binoche, claro) y la joven (Cottin), cerca de los 30. Las zonas opuestas entre Mado y Avril aparecen expuestas en los primeros minutos. La madre desordenada, fumadora, impulsiva, sin culpa alguna con el sexo. La hija, en cambio, prolija y obsesiva, consejera, amable, con una vida afectiva pautada de antemano. En ese ir y venir lógico entre dos caracteres en colisión, la película entrega cinco, diez minutos que se ven sin remordimientos, inofensivos en sus objetivos y transparente en su mirada light sobre el mundo. Sin embargo, los embarazos simultáneos provocarán un giro inesperado, no porque la sorpresa invada la trama sino debido al cambio que se produce en una de las mujeres. Como si el básico esquema argumental no soportara a una madre feliz, libre y provocadora como la que interpreta Binoche (todo ello dentro de una estructura de comedia “blanca”), el comportamiento ligero de Mado modifica a una postura seria y políticamente correcta. Allí sí la película derrapa para no levantar jamás. Y eso que Binoche, la hermosa y acá rubia Juliette (ya con sus 54 que no se notan ni ahí) le pone garra, esfuerzo, un par de mohínes y esa experiencia actoral que desde hace tiempo la convirtieron en una estrella que hasta puede salvar algún naufragio. Pero acá tampoco ella hace pie. DE TAL MADRE, TAL HIJA Telle mère, telle fille. 2017. Dirección: Noémie Saglio. Producción: Rémi Cervoni y Camille Gentet. Guión: Agathe Pastorino y Noémie Saglio. Música: Matthieu Chedid. Con: Juliette Binoche, Camille Cottin, Lambert Wilson, Stéfi Celma, Catherine Jacob. Duración: 94 minutos
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Más cerca del ridículo que de la risa Hasta hace no mucho hablar de comedia francesa equivalía a imaginar un relato inteligente, de humor ácido y filoso, que manejaba con igual pericia la inocencia y el sarcasmo sin necesidad de abusar de golpes de efecto y con un timing extraordinario para aplicar con precisión las estocadas de risa. Nada de eso aparece en las comedias francesas que llegaron a las pantallas locales en los últimos tiempos y De tal madre tal hija, de Noémie Saglio, de ninguna manera es la excepción. No importa que en los afiches aparezca bien grande el nombre de Juliette Binoche, porque ni ella, que usualmente recibe nada más que elogios por sus actuaciones, se salva en esta muestra de cine mediocre hecho a partir de un sentido del humor chato y elemental. La película basa su estrategia humorística en una inversión de la lógica para tratar de generar una atmósfera absurda. El truco consiste en tomar a las protagonistas, una madre de 47 años y su hija de 30, para hacer que la primera se comporte como si tuviera 15, mientras que es la segunda la que parece rondar los 50. La secuencia inicial lo deja claro. Avril, la hija, limpia el cuarto de la madre en el que reina un descontrol típicamente adolescente. En paralelo, Mado (Binoche) llega a la casa con su scooter rosa, pero como está un poquito borracha intenta ir a su cuarto sin ser notada. Por supuesto, Avril la descubre y la sermonea. Como Mado no tiene trabajo su hija la mantiene, hecho que se vuelve un problema porque Avril está embarazada y necesita que su madre empiece a valerse por sí misma. Pero Mado también queda embarazada, justo el día que se entera que va a ser abuela. Es cierto que Binoche puede ser una actriz extraordinaria, sin embargo sus incursiones en la comedia no suelen encontrarse entre sus mejores trabajos. Su composición de Mado es un festival de sobreactuación, al que un guión empecinado en hacerla pasar por una adolescente caprichosa no le hace ningún favor. El problema fundamental es que tanto ella como Saglio, que también es autora del guion, nunca consiguen ir más allá de lo superficial en la construcción del personaje. Como si creyeran que alcanza con hacer que Mado use remeras de Metallica o Iron Maiden y mastique chicles con la boca abierta para emular la conducta adolescente. El resultado siempre está más cerca del ridículo que de la risa. Saglio parece haber querido meter todo dentro de su película. Desde el humor más inocente a través de un cachorrito que mira perritas en una tablet, hasta un empleado de hospital que se encarga de hacerle espacio al humor negro. En este caso los extremos se tocan en el fracaso: ninguno de estos recursos consigue estimular la gracia. También hay un problema de casting que afecta al verosímil, porque tanto Binoche como Camille Cottin (Avril) tienen casi 10 años más que sus personajes y el detalle no es menor. Ver a Binoche embarazada casi a los 55 más que comedia es ciencia ficción.
Se pasa el rato con esta comedia de Noemie Saglio donde Juliette Binoche juega un rol inhabitual en su carrera. El tema es gracioso. Madre e hija conviven (es un decir) en la misma casa. Una es ordenada, tiene un trabajo estable, y está harta de sostener a la otra, que es haragana, viciosa, el esfuerzo ajeno le importa un cuerno y vive de arriba. Acertó el lector: la vaga es la madre. De otro modo no sería una comedia, sino un drama de la vida actual. Pues bien: cuando la hija anuncia su embarazo, la inmadura no puede aceptarlo. Tampoco la hija puede aceptar que, justo ahora, la madre también quede embarazada. Pero así ocurre, y se las tendrán que arreglar. La moraleja será obvia, igual que la película. Binoche cumple debidamente, aunque quizá sea mejor recordarla por otras actuaciones. Como la hija, actúa Camille Cottin, popular en Francia por su personaje de la maleducada "Connasse", también creación de Noemie Saglio. Dicho sea de paso, esta directora ya tenía en su haber otra comedia de roles alterados: "Toute première fois".
Avril (Camille Cotton) es responsable, ordenada, tranquila, madura y trabajadora. Tiene proyectos a futuro y una pareja que la acompaña. Mado (Juliette Binoche), en cambio, no trabaja, es inmadura, explosiva y detesta las preocupaciones. Las une el vínculo madre-hija. Pero las cosas son al revés de lo que uno supondría, porque la primera es la hija y la otra madre. Esa inversión de roles es el (único) estandarte cómico de De tal madre, tal hija. En la primera escena mamá llega borracha a casa y, como cualquier adolescente, trata de disimularlo para que su hija no se dé cuenta. La relación de por sí tirante entre ellas se complica aún más cuando ambas quedan embarazadas al mismo tiempo. Lejos de cualquier atisbo de complejidad o doblez, el film de Noémie Saglio propone una comedia básica y llena de lugares comunes sobre las vivencias íntimas de ambas mujeres. Pocas cosas funcionan en De tal madre, tal hija. El guión luce constantemente desafinado, con chistes malos y trillados rematados sin timing, a puro reglamento. Tampoco hay un personaje que escape a los arquetipos burdos, empezando por ese obstetra que protagoniza una secuencia con chistes sobre al aborto que, leídos a la luz de la situación argentina, suenan desafortunados. Ni siquiera Juliette Binoche, usual garantía de calidad, se salva del festival de sobreactuaciones de esta comedia decididamente fallida.
Una comedia francesa que tiene como principal atractivo a la talentosa Juliette Binoche, que transita con gracia el terreno de una comedia alocada, pero donde no se aprovecha el gran talento de una interprete de lujo. Aquí la guionista y directora Noemí Saglio imagina una situación delirante. Una hija casada de 30 años, (encarnada por Camille Cottin) que anuncia estar embarazada, y que esta a cargo de una madre de 47, moderna, incapaz de mantenerse, rockera, despistada. La hija le exige a sus padres separados que finjan ser una familia normal ante sus suegros. De ese encuentro la mama que encarna Binoche tendrá sexo con su ex marido y también quedará embarazada. Plateado este conflicto, madre e hija embarazadas casi al mismo tiempo transitarán encuentros, competencias, corridas, equívocos. Y demás clichés del género. Aunque hable del siempre complejo vinculo madre e hija y la inminencia de una próximo parto para ambas, todo queda leve y tonto, en una superficie que muy de vez en cuando provoca una sonrisa. El rol de Camille Cottin (ningún parecido con su madre y por momentos parece de más edad) esta demasiado marcado para lo amargado y dramático. La Binoche siempre encantadora.
En De tal madre, tal hija (2017), Juliette Binoche y Camile Cottin interpretan a Mado y a Avril, madre e hija que luchan de forma opuesta por su independencia. Viven juntas y mientras la primera pierde el tiempo dependiendo económicamente de su hija, la segunda trabaja con cierta insatisfacción creando aromas para baños para una empresa. De vez en cuando, se reúnen a cenar con los padres del novio de Camile, eterno tesista que no concluye su proyecto de investigación. En tales cenas, simulan que Mado sigue casada con Marc (Lambert Wilson), el padre de Avril. El mayor encanto del film no reside en su comedia ligera, la cual nos quiere recordar constantemente que estamos viendo algo para entretenernos. Muestra de ello es su manera tan banal de tratar temas como el aborto, la inmadurez o que una pareja vuelva después de haberse divorciado. Los guionistas solo están interesados en reunir condiciones caóticas para explorar un humor en gran medida fallido o demasiado ridículo. El encanto verdadero proviene del intento por hacernos creer que Juliette Binoche, actriz con personajes tan comprometidos como los de El otra lado del éxito (Clouds of Sils Maria, 2015) y Un bello sol interior (Un Beau Soleil Intérieur, 2017), por mencionar los más recientes y fascinantes, pueda interpretar a una mujer profundamente inmadura: vive en casa de su hija aunque tiene cincuenta años, está desempleada y no le importa, no parece tener ahorros y toma decisiones de forma intempestiva. Y los atisbos de inocencia en la mirada de Juliette, su sonrisa sugestiva, nos hacen pensar que la maternidad no siempre asegura la madurez frente a situaciones cotidianas. Lamentablemente el guion se empecina en darle un aire alocado a los integrantes de esta familia. Algunas insistencias al respecto brindan una risa inconsecuente, como cuando la mascota de Marc utiliza la Tablet para ver perritas. Otras insistencias son simplemente fallidas y descabelladas, por ejemplo, que madre e hija queden embarazadas para ver cómo reaccionan ambas a la situación. Ni siquiera Juliette, en medio de un elenco irregular, se salva de caer en momentos un poco risibles y no por las razones que se podría esperar.
Embarazadísimas En esta comedia sobrevalorada de Noémie Saglio hay madres e hijas, hijas que hacen de madres, madres que fueron hijas y hombres que parecen extraídos de alguna comediota tonta televisiva o al menos pasada de moda. A pesar de contar con Juliette Binoche y Lambert Wilson en el elenco, la propuesta recae en el trillado juego de rivalidades entre una madre que padece adolescencia tardía -pese a sus casi cincuenta- y una hija que no soporta sus actitudes de inmadura y que vive pese a todo con ella mientras intenta armar un proyecto de familia y espera dar a luz su primer hijo. Y si a esa rivalidad entre juventud e inmadurez le sumamos que la más veterana también queda embarazada a la par de su hija, el conflicto familiar es una gran excusa para desarrollar una trama sencilla y archi agotada, donde no funcionan ninguna de las aristas emocionales que pretende sacar a Juliette Binoche de un pantano de mediocridad, producto de su llamativa mala actuación como prototipo de madre desastre (Llega borracha, vive del sueldo de su hija, maneja una moto) luego de habernos reído de una de sus tantas pavadas en cámara. Nada rescatable ni divertido en De tal madre tal hija, sobre todo en épocas en las que el público debe elegir alguna película de la cartelera para disfrutar con bolsillos flacos.
Vamos a ver cómo es el reino del revés: una madre rockera, que fuma, bebe, va en moto y vive en la casa de su hija. Y una hija estructurada, seria, que trabaja, planifica y está embarazada. La hija y su novio, que trabaja en su tesis, dan la feliz noticia a los padres, que están separados pero cuyo reencuentro termina en embarazo... ¡de la madre! Así que ahí están, conviviendo las dos en distintas etapas de gestación, que van marcando secuencias como capítulos. Con la hija superada por los acontecimientos: no sólo le han robado el protagonismo, sino que sigue teniendo que bancar económica y psicológicamente a su madre infantil. Un personaje en el que lo aniñado convive con un reviente adolescente, como si no hubiera pasado nunca de los 18. Parece que Juliette Binoche se divierte en esa piel, haciendo payasadas, pero todo el asunto, empezando por su personaje, es tan inverosímil desde un principio, que la diversión no se transmite. El guión acumula situaciones de enredo y confusión en torno a un único chiste, bueno, dos. La sensación de desgaste prematuro es inevitable. Y la película tiene pocas herramientas para hacerle frente.
No hay nada más liberador que no tener responsabilidades. Al menos así le sucede a Mado, el personaje protagónico de "De tal madre tal hija". No se trata de una película típica sobre la crisis de la mediana edad, aunque su protagonista sea una mujer adulta. La crisis para el personaje que interpreta Juliette Binoche no existe. Va por la vida en plan adolescente aunque no tenga trabajo, su hija ya tiene30 años y aunque viva con ella en un cuarto prestado de su propia casa. La película de Noémi Saglio se desmarca de los tópicos sobre las preocupaciones y conflictos de las mujeres y hombres que casi pisan los 50 y aunque resulta finalmente una comedia con una resolución bastante convencional, sabe tomarse en broma todo aquello que desde otro enfoque resultaría conflictivo. Es que Mado, aunque está divorciada hace años, queda embarazada de su ex marido después de un encuentro fortuito con su ex esposo. El conflicto sobreviene cuando su hija, que es consciente de que su madre se convirtió en su hija, también le anuncia que está embarazada. Construida en base a premisas simples, el desarrollo ágil, un ritmo que no decae y las buenas actuaciones de los protagonistas logran que "De tal madre tal hija" resulte una película comedia correcta sin más pretensiones que hablar del amor y sus consecuencias sin importar a la edad que ese misterio se manifieste.
JULIETTE BINOCHE TENÍA QUE PAGAR LAS EXPENSAS Es difícil encontrar una razón consistente que explique por qué una actriz como Juliette Binoche, que suele ser bastante criteriosa a la hora de elegir en los films en los que actúa, terminó protagonizando esta comedia impresentable que es De tal madre, tal hija. Quizás le gustó algo (vaya a saberse qué) del proyecto. O quizás tuvo un par de meses de poco efectivo y necesitaba pagar las expensas. Eso realmente no importa: lo relevante es que ahí tenemos a la Binoche en una película totalmente indigna de su carrera y talento. La (supuesta) comedia que es De tal madre, tal hija es básicamente de premisa: hay una madre (Binoche) y su hija (Camille Cottin) con personalidades opuestas –la primera es un tiro al aire, la segunda es estructurada al extremo- y ambas quedan embarazadas al mismo tiempo, lo cual decanta en múltiples conflictos. No está mal usar un disparador mínimo para ir en diferentes direcciones: Judd Apatow ha dado lecciones de utilización de conceptos para luego ir mucho más allá en Virgen a los 40 años y Ligeramente embarazada. El problema es que De tal madre, tal hija quiere contar un montón de cosas (el choque materno-filial, pero también sus propias crisis personales, laborales y de pareja) pero no cuenta ninguna, porque lo único que hace es acumular situaciones sin un criterio consistente. Pero además caótica narrativamente, De tal madre, tal hija casi no tiene situaciones cómicas rescatables y si de repente acierta con un chiste, lo termina arruinando inmediatamente con el siguiente. La directora y co-guionista Noémie Saglio pareciera pensar que hacer comedia implicara simplemente acumular chistes sin criterio y poner a los actores a gritarse, moverse de un lado a otro, hacer morisquetas y pantomimas sin gracia. En el medio, el elenco naufraga: Binoche está desperdiciada y sometida al ridículo, pero también Cottin está absolutamente desbordada, Lambert Wilson (otro que tuvo que pagar las expensas) va perdiendo toda dignidad en el camino y Michaël Dichter luce totalmente desdibujado. De tal madre, tal hija ni siquiera indigna, porque a pesar de querer bajar línea a favor de la importancia de los lazos familiares, las relaciones de pareja estables y cierta idea bastante superficial de “realización personal”, su puesta en escena revela un vacío absoluto en su imaginario, que la lleva a la nada misma. Sin embargo, ese vacío (que ni siquiera califica como televisivo o teatral en sus formas más bajas) lleva al hartazgo casi inmediato, con lo que la hora y media que dura la película se hace eterna. Pero al menos Binoche pudo pagar las expensas.
Lo que cuesta ver es a estas dos actrices porque en sus personajes son madre e hija cuando las separan solo catorce años de diferencia, ambas funcionan bien y son estupendas, con algunos gags efectivos, un corte musical placentero, resulta un entretenido pasatiempo siendo una comedia previsible y agradable en la que se luce Juliette Binoche, que se divierte en su personaje y contagia al espectador, aunque algunos puedan ir perdiendo el interés con bastante rapidez. Dentro de los créditos finales hay escenas extras.
Juliette Binoche, no se puede negar, es una gran actriz, sin embargo, en "Tal Madre, Tal Hija" se desperdicia su talento presentándola como la figurita atractiva para ver este filme. También se convocó al actor Lambert Wilson, que aparece en la trilogía de Matrix, en su última entrega como el magnate Merovingio. La hija, es interpretada por Camille Cottin, que participó de otras producciones de la directora y guionista, Noémie Saglio, responsable del filme. Una serie de enredos que involucran a una madre que no quiere madurar y cuya hija, Avril, nació demasiado temprano en su vida, cuando ella tenía 17 años y por la que dejó una carrera como bailarina. Por el costado filial, Avril aparece como todo lo contrario a su progenitora, incluso actuando con mayor responsabilidad y no pudiendo cortar el cordón umbilical aunque Mado (Binoche) sea una eterna adolescente, con 47 años y compartiendo piso con su hija y su novio. La noticia llega con alegría para Avril, ella misma va a tener un bebé; su felicidad se ve interrumpida porque Mado queda igualmente embarazada. A partir de ese momento, habrá que tomar decisiones que van a ayudar a crecer cueste lo que cueste. Tiene algunas situaciones divertidas, el metraje, un tanto dilatado no ayuda, los personajes caen en lugares comunes y donde hay resoluciones un tanto edulcoradas y de cuento de hadas y otras un tanto bizarras hasta escatológicas. Si quisieron hacerla para animar a las mujeres europeas a que se lancen a la maternidad en edades maduras, no creo que sea el camino adecuado. Si lo hicieron, como dice en el final para celebrar a las madres y a las hijas, tampoco tiene mucho sentido, hoy podemos hacer nuestros videos caseros para el día de la madre con un poco más de sentido. Los personajes masculinos son padres abandónicos, irresponsables, nenes de mamá, un vago recepcionista, un ginecólogo distraído, su hijo, un gurú de la ciencia, y hasta el perro, que mira pornografía canina en la tablet de su dueño. Un poco de desdén hacia el género masculino que puede ser remediado, en el mejor de los ejemplos, con el personaje de Marc, que tiene una segunda oportunidad con Mado y Avril. Hay un diálogo bastante interesante entre Mado y el ginecólogo cuando ella no se decide si conservar la vida que lleva en su interior y él le dice que estos momentos pueden ser tomados como un accidente o una aventura, en ambos casos, la enfrenta a las consecuencias de sus acciones como mujer. La banda sonora es compatible con una comedia de enredos de este estilo y agradable. Los paisajes de París, con la torre Eiffel siempre presente a mayor o menor distancia son un atractivo adicional. Resumiendo, una peli liviana para ver ¿en familia?, una "Sex and The City" versión francesa, sin tanto glamour y con algunas situaciones en las que nacerá cierta empatía por Avril y Mado, madres, hijas, lazos afectivos que tienen que mejorarse.
Una es fresca, divertida, irreverente, desordenada, irresponsable. La otra es seria, estructurada, responsable, ordenada. Así son madre e hija. Mado (Juliette Binoche) tiene 47 años y Avril (Camille Cottin) cuenta con 30 años. Son el agua y el aceite. El contrapunto se pone de manifiesto desde el comienzo de la historia. Lo original, es que las personalidades de ambas no son como uno piensa, quien se comporta como una adolescente es la madre, y con esta estructura narrativa se desarrolla el film para que la comedia funcione. O, por lo menos, ese es el anhelo. Mado anda despreocupada, sin problemas, por las calles de París, en su scooter rosa con varios stikers pegados. Vive junto a su hija y el novio Louis (Michaël Dichter), quien está haciendo una tesis para terminar su carrera. Es decir, que la única que trabaja es Avril en un laboratorio de productos de limpieza, aunque su sueño es crear perfumes. El género requiere vicisitudes y contratiempos, confusiones y enojos, dulzura y discusiones. Bajo estos mandamientos la directora Noémie Saglio cuenta como ambas quedan embarazadas con 2 meses de diferencia y los problemas que eso conlleva, pero de un modo gracioso y por momentos grotesco. Juliette Binoche, acostumbrada a filmar dramas e historias comprometidas, aquí le pone la mejor onda y todo su oficio para resultar creíble, pero no la beneficia el guión ni los diálogos. Tampoco los personajes secundarios, demasiados esquematizados y estereotipados. La estructura cinematográfica parece copiada de alguna película hollywoodense. Muchas idas y vueltas. Ellas corriendo por las calles varias veces, con las panzas a cuesta, en tnto los hombres son débiles de carácter, y cabe destacar a un simpático perrito. Lamentablemente está llena de buenas intenciones, con un correcto trabajo de preproducción y producción general, pero con eso sólo no alcanza si se falla en la dirección de actores, como también el manejo del ritmo que, si no es preciso, en una comedia los desajustes se pagan caros.