A esta saga se le puede criticar que no cambia absolutamente nada de la estructura del film original, haciendo que el placer de verla sólo radique en ver qué nuevos peligros pueden terminar siendo fatales para el personaje de turno, ya que el espectador sabe perfectamente cómo comienza y cómo termina la película. Pero esta cualidad es lo que la hace tan atractiva...
"A la muerte no le gusta que la burlen" En la primera parte fue un avión; en la segunda, una carretera; en la tercera, una montaña rusa y, en la última, una carrera de autos. En todas la muerte busca desesperadamente a los adolescentes. En Destino final 5 (Final Destination 5) la historia se repite y los primeros quince minutos desarrollados en un puente colgante resultan atrapantes. El esquema de este quinto eslabón es exactamente el mismo que presentan los films anteriores. Nada está librado al azar y, luego de una presentación interesante potenciada por los efectos del 3D, lo que queda en claro es que el director Steven Quale imprime ritmo y misterio a una trama con nuevas vueltas de tuerca. Nadie está a salvo y los lugares que parecen seguros se convierten en amenazantes: un gimnasio, un spa oriental para masajes y el consultorio de un médico oftalmólogo funcionan como espacios para esconderse de la "parca". La misma que amenaza a los protagonistas y busca el momento menos esperado -y de las maneras más irrisorias- llevarse a sus víctimas. Con algunos elementos que remiten a los films anteriores (el avión, por ejemplo), Destino Final 5 entrega lo que promete y supera, al menos, a las dos últimas partes de la saga. Y cambia el orden de sus víctimas, integrantes ahora de una competitiva corporación. Durante los créditos, el espectador se encontrará con escenas de los films anteriores. El elenco está integrado por David Koechner (El super agente 86), Nicholas D'Agosto (The Office’, PJ Byrne (Boston Legal) y Ellen Wroe (Huge), además del regreso de un inquietante Tony Todd (el actor de Candyman) en el papel del Sr. Bludworth, el hombre que recoge lo que le deja la muerte. Y todo volverá a empezar.
La muerte les sienta bien Allá por el año 2000 apareció una película de terror que se caracterizó por presentar como único villano a la muerte, ese film se llamó Destino Final. Once años después de aquel original estreno y con cuatro películas más que menoscabaron la interesante idea original llegó una nueva entrega que se caracteriza por seguir innovando en las ocurrentes muertes y por continuar la línea de bajo desarrollo de la historia y los personajes. Destino Final 5 nos contará la historia de un grupo de jóvenes que salva su vida en un terrible y trágico derrumbe de un puente por medio de una premonición de uno de sus integrantes. Lamentablemente para ellos, su destino no era sobrevivir y la muerte los irá buscando uno por uno para llevárselos para siempre. Sinceramente nunca fuí un fiel seguidor de la saga Destino Final, y de hecho no he visto la cuarta y no recuerdo si me perdí alguna del medio, pero si debo admitir que esta quinta entrega ha logrado entretenerme a pesar de sus evidentes falencias. Como lo ha sido en sus anteriores ediciones las principales notas negativas de Destino Final 5 se presentan en el limitado desarrollo de los personajes principales, en la estereotipada elección del elenco (el negro, el nerd gracioso, la muchacha sexy, etc) y un guión que realmente hace agua por varios lados. Incluso creo que no vale la pena analizar demasiado estos detalles porque no es lo buscado por el film y por sus seguidores, aunque considero que si hay que destacarlo. Ahora como contraparte positiva encontramos que gracias a los momentos de tensión muy bien creados, algunas escenas con buen sentido del humor, varias sangrientas muertes que llaman la atención por su ingenio y la secuencia inicial del puente que roza lo espectacular, además de la positiva y complementaria implementación de la tecnología 3D, en este caso "la muerte les sentó bien" a los protagonistas y Destino Final 5 cumple con la dosis de terror y suspenso que necesitan las carteleras en esta época donde estas opciones no abundan. El elenco integrado por muchachos que empiezan a caminar en la gran pantalla pasa sin sobresaltos los 92 minutos del film, destacando que en las escenas dramáticas se ven sus peores momentos en frente de las cámaras. No queria irme sin mencionar las perturbadoras intervenciones de Tony Todd en el papel del Sr. Bludworth, que son un punto muy alto dentro del film. Destino Final 5 viene a demostrar que la saga no está perdida del todo y que todavía puede seguir brindando buenas películas aún con todas sus limitaciones.
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Este supuesto cierre de a saga que nació después de que una original propuesta hace varios años tuviera el apoyo de los cinéfilos, quiere dejar las cuentas saldadas. Con una elaboración muy superior a la 4ta entrega, donde solo habían trabajado en los efectos especiales, aburriendo en el resto, acá logran que esté todo en "armonía". Una armonía muy particular por cierto, porque sus escenas son bastante duras en muchos casos. El clima que logra en la sala es muy particular, porque siempre juega con el "se muere, se muere, se muere", pero le meten una pausa y cuando uno se relajó medio segundo viene el desenlace del personaje. Eso es lo que la gente busca cuando entra a ver esta película, y es lo que va a encontrar. Uno entra a ver las Destino final sabiendo que se van a morir todos o que alguno zafará. Así fue en todas y no hay sorpresa por este lado. Lo que uno va descubriendo es como salda cada uno de los personajes con la muerte su deuda. Buenos efectos especiales, gran escena la del puente, que si bien no llega a la obra maestra de la autopista en la 2°, tiene una gran elaboración. El cierre me gustó y me pareció original. Un pequeño guiño para quienes conocen la saga. Hicieron un buen producto y mucho mejor elaborado que la anterior.
Destino Final fue una de las grandes sorpresas que presentó la cartelera en el 2000. Un propuesta distinta que trabajo de manera original el subgénero de los slashers film (películas de asesinos) con un villano abstracto que no se podía vencer. Un muy buen film que además estuvo bien realizado. Desde entonces se hicieron varias secuelas que más que continuaciones en realidad fueron remakes de la producción original sin aportar demasiado, más allá de aumentar la cantidad de personajes muertos. Sin embargo, lo peor de todo fue que a partir de los últimos capítulos Destino Final se convirtió directamente en una comedia de humor negro. La nueva entrega es por lejos uno de los mejores filmes que se hicieron en esta saga y se destaca por traer de regreso a sus raíces a esta historia. Comparado con la bazofia de la cuarta parte esto es otro mundo. En primer lugar, Destino Final 5 sobresale por un excelente uso de las tres dimensiones. El trabajo que hicieron con el 3D es genial y la verdad que en este caso vale la pena ver la película en ese formato. Los créditos iniciales son fabulosos y en este punto la diferenta es abismal con Destino Final 4. La dirección en este caso corrió por cuenta de Steven Quale, un discípulo y colaborador de James Cameron, quien estuvo a cargo de la segunda unidad de Titanic y Avatar. Quale hizo muy buen trabajo construyendo los momentos de suspenso previos a las mutilaciones y el espectáculo gore. Otro aspecto para destacar es lo que hicieron con los efectos visuales, especialmente con las escenas sangrientas que claramente están mejor trabajadas que los últimos filmes. Lamentablemente la película no aporta ningún elemento nuevo a la historia y en el fondo todo es más de lo mismo. Algo que si está bueno es como conectaron la trama de este film con la de la primera película, que es el único aspecto que se puede destacar a nivel argumental. Destino Final hace rato que no da para más, porque ya exprimieron la serie al límite. Si esta película es realmente es la última entrega (y a juzgar por la pobre recaudación que hizo en la taquilla norteamericana es probable que lo sea) por lo menos cerraron la saga con dignidad.
Cachos de carne Si viste las cuatro anteriores, entonces sabés de qué va la cosa. No hay sorpresas. Si no viste ninguna, entonces te contamos que esta entrega cuenta como un muchacho tiene una videncia mientras viaja con un grupo de compañeros de trabajo en un bus. Ve claramente como el puente por el que están pasando se comienza a derrumbar, los autos caen al agua, sus compañeros mueren de las formas más atroces y él junto a otros siete sobreviven. La videncia se hace realidad y los sobrevivientes pasan a ser buscados uno a uno por la muerte que no les perdona haber zafado de ella en su momento. "Destino Final 5" es un muestrario bastante creativo de muertes mostradas en serie, sin mucho suspenso, casi como un trámite. Artísticamente intrascendente, esta película solo tiene sentido para aquellos que gustan de ver destripamientos, sangre, huesos rotos y otras lindezas, ahora en 3D. Como acompañamiento para los créditos finales los fanáticos verán un compendio de las espectaculares muertes presentadas en las entregas anteriores con AC/DC de fondo. La frutilla del postre.
Tensión y mucha sangre, sólo para fans Los films de suspenso tienen, por definición, en algún momento de su desarrollo una o más escenas que tendrán al espectador al borde de su asiento, tensos por ver cómo se resolverá la historia que los llevó hasta ese momento álgido del relato. Desde hace más de una década, la serie de films Destino final utiliza la misma premisa para construir películas donde lo importante no es el desarrollo sino esas escenas en las que cualquiera que conozca la saga -y el que no, se enterará rápidamente- sabe que alguien va a morir y sólo se trata de cómo y cuán rápido sucederá. De la primera entrega a esta quinta pocas cosas cambiaron de la fórmula salvo que ahora las muertes son bastante más sangrientas y de elaboración más compleja y que se las puede ver en explícito 3D. Una suerte de efecto dominó en el que la última pieza en caer es siempre un cadáver. La cuestión es sencilla: un grupo de empleados de una papelera se dirige a un retiro empresarial cuando uno de ellos tiene la premonición de que el puente que atraviesa el micro en el que viajan colapsará con consecuencias fatales para todos. Después de la detallada visión, el muchacho logrará salvar a algunos de sus colegas, grupo que incluye a sus mejores amigos y a su novia. Pero a la Muerte, como saben los que conocen esta serie cinematográfica, no le gusta ser burlada: irá tras los sobrevivientes eliminándolos uno por uno de la manera más cruenta posible. Para los seguidores del terror de tortura al estilo de El juego del miedo, Destino final 5 será seguramente apenas un aperitivo liviano, pero para el resto de los espectadores la constante tensión de las escenas será demasiado. El realizador Steve Quale (codirigió Criaturas del abismo junto a James Cameron) mantiene intacta la efectiva fórmula que hizo famosa la serie y hasta consigue dotar a sus protagonistas de cierta expresividad más allá de las constricciones obvias del guión, especialmente al personaje central, Sam, interpretado por el agradable Nicholas D'Agosto. Aunque Destino final 5 apuntó más al impacto visceral que a la reflexión, en este caso el guión se reserva algo de espacio entre tanta desgracia para hacerles un guiño a sus fieles seguidores.
Una comedia de terror, negra y salvaje Quien conozca a David Koechner advertirá, en cuanto lo vea, por dónde viene esta quinta Destino final. El tal Koechner es un pelado cuyos papeles no se caracterizan por su fineza, sutileza o delicadeza. Hace de borracho en la versión estadounidense de la serie The Office y suele aparecer, diciendo groserías jurásicas, en las películas de Will Ferrell, Adam McKay, esos tipos. Koechner no cayó aquí por error o casualidad: está claro que el director de Destino final 5 lo eligió porque sabía que lo que estaba filmando no era tanto una de terror como una comedia. Una comedia negra y salvaje, gore y bestial, como las de Ferrell o McKay. Quizá más todavía las de Ben Stiller, si se piensa en Una guerra de película y sus atrocidades cómicas. En eso, en una atrocidad cómica matemáticamente puesta en escena, halla esta cuarta secuela de la serie iniciada hace once años su muy contagiosa fuente de goce. Escrita por un tal Eric Heisserer (guionista de la última Pesadilla y de la próxima remake de El enigma de otro mundo) y dirigida por Steve Qualen, que se formó junto a James Cameron, Destino final 5 lleva al extremo lo que siempre caracterizó a esta serie: la concentración en una serie reducida de elaboradísimas escenas de ejecución, con todo lo demás (argumento, actores, personajes) como mero relleno. La Muerte cumple aquí el papel que para ella había imaginado el Medioevo: una guacha con guadaña que viene a castigar a la gente, llevándosela del otro lado. Con la diferencia de que aquí no tienen por qué ser guadañas: cualquier cosa que corte, atraviese o aplaste es bienvenida. En esta ocasión, la excusa es un grupo de jóvenes (la Muerte de Destino final se babea por los sub-25) que durante un viaje recreativo se salvan de un tremendo accidente gracias al sueño profético que tiene uno de ellos. Estaban destinados a morir y la Señora no perdona un despecho: de allí en más empezará a liquidar, de a uno y con la mayor saña, a cada uno de los que se le escaparon. Olvídense de los no-actores, los diálogos de telenovela, las love stories de cartón y las feas rinoplastias. Concéntrense en aquello que a la película le interesa: las set pieces de duración y detallismo maratónicos, en las que se comparte con el espectador la infinitesimal preparación e inexorable ejecución. Quale filma los preliminares a la manera de Brian de Palma: con una serie de eróticos y precisos planos detalle, en los que un tornillo se afloja, un charco de agua se acerca a un cable pelado, un vientito arrima una llama a una cortina. Las ejecuciones las filma, queda dicho, alla Ben Stiller en Una guerra de película. Una atleta patalea en el aire y queda con las piernas donde deberían ir los brazos y viceversa; a un gordito insoportable (gran personaje) lo clavan con agujas de acupuntura, después se prende fuego y finalmente un Buda al que había ofendido le cae en la cabeza. Y así. Ojo, nada que ver con El juego del miedo y esas cosas de pornotortura: lo que proponen estas escenas es un juego compartido, en el que no hay sufrimiento masoca, sino puro disfrute cómico y cinematográfico. En plan bestia, eso sí, si no dónde estaría el gustito.
Que parezca un accidente Todo comenzó hace 11 años con lo que hubiese sido un episodio de la serie de culto Los expedientes x, que por esas cosas de la vida se terminó convirtiendo en un proyecto cinematográfico con todas las intenciones de transformarse con el correr de los años en una franquicia. Así llegó Destino final, de la mano del director James Wong, una anécdota slasher prácticamente que tenía como principal atractivo la batería de muertes espeluznantes en primer plano, con cierta cuota de solemnidad y respeto, la cual a lo largo de las sagas posteriores se fue perdiendo y virando hacia el humor y el absurdo. Lo cierto es que más allá de la espectacularidad y la sofisticación en la puesta en escena, las siguientes entregas decrecieron considerablemente en expectativas una vez superada la novedad de la primera película y pese a algunos esfuerzos por parte de los guionistas por complejizar la trama ninguna logró superar a la original. Por ese motivo, puede anticiparse que Destino final 5 es sustancialmente mejor que su antecesora y se encuentra al mismo nivel que la primera con la cual guarda una estrecha relación no sólo en la historia sino en el desarrollo de un argumento que se reserva la cuota de humor para los personajes secundarios y el terror para la acción, con una búsqueda intencional de alcanzar rasgos de verosimilitud en las sucesivas muertes, nuevamente las vedettes de turno, incluido claro está el mega accidente catastrófico del inicio, el cual gracias al 3d incrementa la adrenalina en el espectador. Esta vez el grupo de jóvenes sobrevivientes que deberán sortear los obstáculos mortales -o encontrar un sustituto para que la Muerte compense la balanza- está constituido por unos compañeros de oficina de una empresa llamada Presage (primer chiste implícito) que deben realizar un viaje en un micro con motivo de unas jornadas empresariales. Pasan por un puente colgante, el cual colapsa. La premonición de la tragedia colectiva la tiene Sam Lawton (Nicholas D''Agosto), aspirante a chef y novio de la blonda Molly Harper (Emma Bell), quien le plantea tomar distancia en la relación pero que luego de sobrevivir junto con sus compañeros terminará más unida a su pareja. El resto del grupo lo completan Peter Friedkin (Miles Fisher), Candice Hooper (Ellen Wroe), Olivia Castle (Jacqueline MacInnes Wood), Isaac (P.J. Byrne) y el jefe Dennis (David Koechner). Detrás de los pasos del protagonista, además de la Muerte, estará el detective Jim Block (Courtney B. Vance), quien intentará encontrar una explicación causal a los atroces accidentes que irán ocurriendo a medida que cada personaje reciba su escarmiento como consecuencia de haber burlado el destino. Hay un recurso interesante que a lo largo de las diferentes secuelas se fue solidificando y es aquel que tiene que ver con el cúmulo de falsas situaciones que pueden terminar en tragedia para que así aumente el elemento sorpresa en el instante menos esperado. Esta idea de anticipar el desastre para luego dilatarlo logra efectividad y permite el lucimiento de una puesta en escena meticulosa e integral a cada secuencia, donde juegan un rol fundamental distintos elementos que en su singularidad resultan casi insignificantes -por ejemplo un clavo en una viga de gimnasia- pero que en el conjunto cobran otro sentido al transformarse en detonantes del mecanismo del horror. En esta oportunidad los guionistas Eric Heisserer y Jeffrey Reddick privilegiaron el proceso y el antes más que el resultado y el después para entregar un sólido entretenimiento que gracias a la correcta dirección del debutante Steven Quale puede despedirse del público con pulgares hacia arriba porque los síntomas del desgaste por más 3d que se agregue no se pueden eliminar.
La Muerte ya sigue el camino de memoria. La década pasada fuimos testigos del nacimiento y dominio de dos sagas en el ámbito del terror, estamos hablando de El Juego del Miedo y Destino Final. Ambas tienen ciertas similitudes, buscando incomodar al espectador con un gore explicito que roza lo pornográfico, ambas bastante maltratadas por la crítica pero con éxito suficiente en taquilla como para dar una tonelada de secuelas que se limitaban a hacer copy/paste de una misma fórmula que a cada entrega se notaba cada vez más desgastada. Las andanzas de Jigsaw terminaron hace poco y al parecer de forma definitiva, de la misma forma que la Muerte aparentemente ya atrapó a todos los que debía cazar en esta última película de DF. Repasando brevemente la historia, estamos ante un grupo de amigos y compañeros de trabajo que deben ir a un retiro laboral para aprender a trabajar en equipo. Uno de los viajantes tiene una visión de un terrible accidente en el que morirán todos, luego del trance, y prácticamente arrastrando a sus compañeros, logra salvar a un reducido grupo de morir en forma horrible. Pero la Muerte al ver como la burlan no se quedará de brazos cruzados. Si nos atenemos a leer la sinopsis únicamente, no hay nada nuevo en el horizonte. Y este es el mayor lastre que arrastra la saga, si bien la idea de la Muerte presente –no físicamente- como una implacable asesina fue buena, la cantidad de secuelas que calcaron paso a paso a la entrega original hicieron que la formula se desgastara, incluso al límite donde si no se veían las películas anteriores daba igual para el espectador, demostrando una alarmante falta de avance narrativo a la hora de suceder las películas unas con otras. Al parecer, intentando revivir el agotado método, el guionista Eric Heisserer agregó algunos aspectos nuevos para que el film no sea tan repetitivo con respecto a los anteriores. Un claro ejemplo es el de transformar finalmente a uno de los sobrevivientes en villano, y también, darle una vuelta de tuerca más al asunto de cómo lograr evitar ser atrapado por la Muerte, además de pequeñas dosis de humor negro. Es una lástima que esto se hiciera recién en la quinta película, cuando a partir de la tercera –incluida- la saga ya pedía a gritos terminar o que le den un cambio de rumbo. Otro detalle a favor es para quienes vieron las cuatro entregas anteriores, desde los créditos iniciales –de lejos lo mejor de la película- verán varios guiños a las muertes anteriores, ya sea a través del elemento homicida, situaciones parecidas o muertes similares, incluso habrá sorpresa al final de la película para quienes estén más atentos y tengan frescos los pasados films. Igual no hay que engañarse, la película en su conjunto no ofrece nada nuevo a pesar de los intentos para mejorar el producto, eso sí, Destino Final 5 no supera a la disparadora de este universo, pero seguramente sea la mejor después de ella, aunque no fuera muy difícil lograrlo viendo los anteriores films El cine de terror lamentablemente este año parece irse en deuda, ya que ni siquiera Wes Craven y su Scream 4 ni John Carpenter con Atrapada pudieron poner un oasis en el árido desierto de mediocridad que se está viendo a la hora de asustar a la audiencia. Para quienes amamos este género, pensaremos que la Muerte, al igual que los espectadores, se sentirá defraudada.
Si luego de ver la primera Destino Final, estrenada en 2000, el espectador quedaba con miedo de moverse de la casa (aunque siempre se puede caer el techo), las continuaciones lo dejan a uno con temor hasta de respirar. Destino Final 5 sigue en esa línea mortal. El argumento es siempre el mismo: ocurre un terrible accidente del que sobrevive un puñado de personajes, porque uno de ellos tuvo la visión de que ocurriría algo muy malo. Pero pronto comenzarán a morir de maneras tan misteriosas como sangrientas. Esta vez, la tragedia del principio tiene lugar en un puente que se derrumba. Sólo un grupo de oficinistas logra salir de un micro a tiempo. Como corresponde, la Parca irá por ellos. Pero, una vez más, surge una estrategia que podría garantizarles la salvación: matar a otra persona para tomar su vida. Esto hará que los protagonistas reconsideren su sentido de la moral, al tiempo que se fijan hasta por donde pisan o miran al cielo por si les cae un piano. Algunas vueltas de tuerca no resultan ser demasiado significativas, y da la sensación de estar viendo siempre la misma película. Sin embargo, la mezcla de entretenimiento, paranoia y muertes horripilantes y creativas nunca deja de ser efectiva. La primera parte y la tercera fueron dirigidas con James Wong, que le dio un estilo más serio. En la dos y la cuatro, David R. Ellis se despachó con toques decididamente trash. En esta oportunidad, el debutante Steven Quale no se va ni para un lado ni para el otro, pero conserva el humor negro de las películas anteriores —canciones relacionadas a episodios trágicos, por ejemplo— y, como Ellis en El Destino Final, aprovecha el uso de tecnología 3D (de hecho, Quale viene de trabajar con su mentor James Cameron en Avatar). Es una divertida experiencia ver pedazos de gente volando hacia nosotros o sentir que un fierro parece salir de la pantalla para atravesarnos. En cuanto al elenco, quien vuelve es Tony Todd. Al igual que en las primeras dos entregas, interpreta al misterioso forense que parecer conocer bien los planes de la Muerte. Desde su actuación en Candyman, allá por 1992, Todd se convirtió en una suerte de icono del cine de terror moderno. Lo cierto es que su altura, su mirada y su voz son capaces de inquietar a cualquiera. Todos los film de Destino Final están conectados entre sí, ya sea por referencias a personajes o detalles. La quinta parte no es la excepción. De hecho, tiene un fuerte vínculo con uno de los film que la precede; un vínculo que se sabe en el final. Y si bien algunas pistas dan a entender por dónde irá el asunto, el resultado es forzado y tramposo... aunque sorprenderá a los fanáticos más acérrimos. Pese a que el esfuerzo y la imaginación está más puestos en elaborar las muertes de los personajes que en el escribir un guión menos repetitivo, Destino Final 5 cumple. No pretende ser más de lo que es. Forma parte de una de las sagas terroríficas más exitosas del nuevo milenio, demuestra que el 3D le sienta perfecto al cine de horror... y provocan que hasta lavar los platos nos parezca una actividad con riesgo de mandarnos al otro barrio.
Morir 5 veces Sin que nadie lo esperara, o lo pidiera, o al menos lo pensara, llega la quinta parte de la franquicia Destino final. Y si, es de esas películas que a uno lo tientan a decir cantidad de lugares comunes, como que es intrascendente o sólo para fanáticos y, de hecho, los es, sin embargo, a pesar de lo absurdo y a veces ridículo de la propuesta, también es un entretenimiento con bastante humor negro y mala leche. Ya la olvidable cuarta parte de Destino Final se anunciaba como la última de la supuesta saga que ya como trilogía parecía agotada, más allá de la buena primera parte y de la muy buena Destino Final 2. Y sin darnos cuenta terminamos de ver la 5, y si encima hacemos filosofía barata, podríamos pensar que todo en esta vida es cíclico y que de repente estamos de nuevo en los años 80; cuando se estrenaba Volver al futuro y cuando los estudios se dedicaban a hacer sagas interminables, especialmente de películas de terror. Estaban la torpe saga de Halloween, la insoportable de Martes 13 y la “a veces buena” de Pesadilla en Elm Street. Y hoy ya contamos con 7 Juego del miedo, 4 Scream, 3 películas de zombies de George Romero en 6 años y por supuesto 5 destino final repitiendo un esquema conocido (como en toda saga), en este caso: Gracias a la visión o premonición de una persona, un grupo arquetípico de adolescentes en plena ebullición sexual y con fácil acceso a estupefacientes, se salvan de un mega accidente fatal. Ahora por haber esquivado ese destino, la muerte los perseguirá uno a uno hasta que todos cumplan ese designio prefijado, es decir, morir cuando la parca tenía planeado que murieran. En el caso de Destino Final 5, los muchachos en cuestión se salvan de un grotesco y cinematográficamente entretenido accidente en un puente colgante que se desploma. De hecho el punto fuerte en toda la saga ha sido la narración violenta y detallista de la “premonición” del accidente que tiene el protagonista, aquí no se queda atrás, la escena del puente desplomándose es absolutamente bestial. Steven Quale, alguien sin demasiada experiencia como director, pero si un trabajador de la industria que ha sido, entre otras cosas, ayudante de dirección de James Cameron, intenta un film vertiginoso, que termina siendo apurado. Porque, si bien Destino final 5 ya no tiene demasiado que explicarle al público con respecto a los mecanismos de la muerte (y por extensión, los de la película) hay un desarrollo torpe de personajes y situaciones. Hay algún agujero en el guion en los 30 minutos de film luego del accidente del puente, los personajes pasan de no entender nada, a saberlo todo y de repente Destino Final 5 se convierte en la colección de muertes extravagantes que todos, más o menos, esperaban. Por lo tanto Quale deja de construir algún tipo de narración y va “a los bifes” sin estadio previo convincente lo cual parte al film en dos. Por otro lado, como simpatizante del cine de terror en todas sus formas, debo decir que si en algo no falla Destino Final 5 es en lo retorcido y morboso de las muertes. Es una divertida colección de empalamientos, pinchazos, quemaduras, caídas y quebraduras de decenas de huesos. Y además, hay un uso medianamente justificado del 3d en el sentido más efectista de sus posibilidades, esto es, sangre y tripas que vienen a la cara. Entonces, no era de esperarse mucho más de Destino Final 5, es mejor que la anterior entrega y tiene un giro final que le agrega un poco de originalidad a la propuesta. Y aún así, más allá de sus fallas argumentativas y de ritmo entretiene y divierte, aunque se olvidará con rapidez.
Miedos y prejuicios Tras una premonición, un joven intenta evitar una catástrofe. Mencionemos, apenas, algunas virtudes de esta película de terror clásico. Su ritmo sostenido. Sus secuencias de altísimo impacto. Su (re)utilización de cierta paranoia estadounidense como fuente generadora de terror cinematográfico y, también, de críticas sociales, de un modo no tan evidente. Su estilo gore bien utilizado, a veces en ámbitos tan serenos como un spa.Su humor. Su mirada sarcástica sobre los vínculos humanos: en especial, los laborales.La película empieza con grupo de compañeros de trabajo (jefes, empleados y obreros) que emprende una suerte de retiro reflexivo, obligado por una empresa. Durante el viaje, al cruzar un puente, Sam (Nicholas D’Agosto) tiene una premonición o, en realidad, una visión, que el realizador Steven Quale muestra con enorme pericia para la catástrofe. Al volver del “trance”, el muchacho alerta a sus colegas, desesperado, y así logra salvar a varios.¿Es considerado, entonces, un héroe? Para nada: es sospechado de terrorista. Después, cuando quede en claro que se trató de un accidente con el puente (una construcción, fallida, que debería ser nexo y sustento), los investigadores dejarán de tenerlo bajo la lupa. Entonces entrará en escena nada más y nada menos que la muerte, así, a secas, queriendo completar la tarea que Sam dejó inconclusa.Ella, como en esos antiguos relatos breves en que resultaba ineludible, irá por los sobrevivientes. ¿Será posible evitar el fatalismo? La sucesión de accidentes, muy sofisticados (ocurrentes, si los juzgamos desde sus creadores), parecerán indicar que no. En esto consiste la película, que desde luego es menos pretenciosa que atrapante. La miserabilidad, el egoísmo, el sexismo y la xenofobia jugarán su papel a la hora de la búsqueda de la salvación individual.Alguien podrá argumentar que a los personajes les falta profundidad psicológica. O que la trama carece de mayores complejidades y justificaciones. No parece ser la finalidad de esta película que, en todo caso, propone un abordaje del terror clásico desde la constante tensión y la creatividad. Un objetivo que se agradece y que está cumplido.
El juego de adivinar quién es el próximo Con todos los tips de sus films anteriores, esta última entrega de la saga repite la fórmula de una premonición de alguien sobre un accidente a punto de ocurrir. Se asienta en el humor negro en desmedro de la fuerza narrativa. La quinta entrega de la saga Destino final repite previsiblemente, y una vez más, todos los tips de las películas que la precedieron. Ahora bien, es justamente esta característica lo que hace interesante ir al cine ante cada nueva entrega, en tanto a fuerza de ser redundante construye un todo interesante y divertido.Desde el comienzo, en un sinfín que sigue hasta ahora, la matriz básica de la saga responde a unas poquísimas premisas básicas que arrancan siempre, inevitablemente, con la premonición de alguien sobre un accidente que está a punto de ocurrir. Enseguida, la catástrofe se empieza a producir, el personaje salva a unos cuantos de la muerte y lo que sigue es ver cómo van a morir los sobrevivientes que se escaparon de su destino trágico. En ese sentido, allá por la mitad de la entrega, se planteó un tanto tímidamente algunas vueltas de tuerca que problematizaban la historia, pero rápidamente se corrigió el rumbo y se volvió a esta suerte de festival macabro, donde el chiste reside en ver cuál es el final más horroroso para los protagonistas.A través de un plano detalle, un cambio de luz o la música incidental, elementos como un tornillo flojo, los cristales de una ventana, un ventilador o una pava que hierve se convierten en posibles armas letales. Si a eso se le suman las señales premonitorias –una lamparita que se prende y apaga, carteles de precaución, un retrato que se rompe, un objeto ubicado en el lugar incorrecto–, conforman el inteligente corpus de una franquicia exitosa. Si en la primera película el escenario del desastre fue un avión, después fue una carretera, en la tercera una montaña rusa y en la penúltima una carrera de autos, la locación elegida en la quinta parte es un puente, por donde pasa un micro que transporta a un grupo de trabajo de una empresa que viaja para un retiro.Como siempre, el comienzo es espectacular y aunque muchos critican el festival de vísceras que significa cada nuevo film, a esta altura los homenajes al gore y a los grandes exponentes del género –George Romero, Terence Fischer, Gordon Lewis– quedaron en el pasado y el relato de Destino Final 5 se asienta en el humor negro y la autorreferencia, una decisión acertada que va vaciando el poco contenido narrativo de la franquicia, para concentrarse pura y exclusivamente en el placer de desmembrar cuerpos sin culpa y de la manera más ingeniosa posible.
El tiempo mejoró la saga “Destino final” Parece que la saga «Destino final» funciona al revés que las de otras películas. En general la buena es la primera y luevo viene decayendo la calidad, pero aquí tenemos la sorpresa de que las primeras eran flojas, la cuarta ya era bastante buena, y esta quinta es la mejor lejos. Será, tal vez, que los productores ya tienen bien masticada la premisa existencialista sobre un grupo de gente que se salva por una premonición de un brutal accidente colectivo, para luego ir muriendo uno a uno en extraños accidentes individuales bajo el lema de «no se puede engañar a la muerte». En esta quinta parte, el accidente es el mejor de toda la saga: un grupo de empleados de una fábrica, algunos amigos entre sí, otros no tanto, están cruzando en micro un puente colgante, y mientras están detenidos por el tráfico, uno de ellos se pincha un dedo, y mientras ve brotar una gota de sangre, tiene una espantosa visión en la que el puente cae y todos mueren de una manera horrible. El tipo sale de su trance, y convence a casi todos de salir corriendo del puente ya mismo, por lo que los que lo escuchan, se salvan. Accidente aterrador El comienzo de «Destino Final 5» cambia el tipo de accidente y sobre todo la manera de filmarlo. Este puente colgante que va deshaciéndose y cayendo en fragmentos al vacío construye una de las más dementes y aterradoras escenas de cine catástrofe nunca vistas. Por eso la secuencia en cuestión- dividida en dos, la que forma parte de la visión y la real- vale por sí sola para justificar toda una película que como entretenimiento macabro es sumamente eficaz. Luego, hay dos o tres detalles que sirven para seguir recomendando este film. Uno es la buena inclusión de Tony Todd -con el que no sabían bien qué hacer en el primer film, por ejemplo- como un empleado de la morgue que es el único que tiene alguna idea de cómo funciona eso de que cuando te toca, te toca (a lo que esta vez le agregan una nueva variante bastante astuta y coherente con la historia original). Pero, además, cada una de las muertes posterio-res está filmada con una imaginación y un gusto por el humor negro que vuelve imprevisible la resolución de cada escena, sorprendiendo y divirtiendo en cada detalle. Lástima que hacia el final, cuando tiene que resolverse toda la acción entre los últimos sobrevivientes, el director pierde un poco de creatividad y arregla las cosas de una manera algo más standard. Por suerte, enseguida vienen dos escenas de exterminio de personajes que deberían estar fuera de la progresión mortal, y un gran final a manera de videoclip con lo mejor de todas las escenas gore de las cuatro películas anteriores. Más, no se puede pedir, parece decir Tony Todd cuando se despide con su sonrisa macabra antes de los créditos finales.
Producto al mejor estilo catástrofe Ya hubo varias "Destino final", como su número impar lo atestigua, pero ésta es en 3D y punto, porque en realidad no aporta nada nuevo al tradicional tema de cómo esquivar la muerte y las distintas zancadillas que puede sortear una persona para escapar de la Señora (o Señor) Inevitable. En este caso, como en la mayoría, hay un grupo de muchachos jóvenes que van de excursión y uno de ellos tiene la premonición de que cuando crucen el puente colgante van a caer al vacío. Como parece que Sam tiene un training especial en presagios, trata de salvar a su gente querida. Y lo logra. El asunto es que Peter, el mismo Sam, su novia Molly y cualquier sobreviviente que se precie está metido en una suerte de video game, cuya premisa central es cómo hacer para escapar de la muerte, que tozuda, no puede permitir que los sobrevivientes de una catástrofe tengan sobrevida. EL PUENTE La película está correctamente realizada técnicamente, tiene un buen diseño de producción y la escena de la caída del puente es la mejor en cuanto a efectos especiales. Es interesante el uso del 3 D y también el filme tiene su cuota de humor. La escena del oftalmólogo y la chica del peluche parece haberse equivocado de película y generada en algún túnel del horror de Hoteles o de alguna Noche de Brujas número dieciocho. Los actores son jóvenes, lindos y no muy expresivos (D"Agosto, Emma Bell) y la película se puede recomendar sólo a los que se interesen por este tipo de filmes, que no sean muy pretensiosos y a los seguidores de la saga que se dedican a imaginar cuáles van a ser los obstáculos que se le presentan a la muerte para impedir su misión. Criticamos su falta de originalidad, aunque al público adicto parece no haberle importado, del presupuesto original de cuarenta y cinco millones de dólares, ya llevan una ganancia de veinte millones, porque recaudó más de sesenta. Es un problema de adicciones.
Morir originalmente El cine de terror norteamericano pensado para adolescentes bien predispuestos, que tienen dinero en los bolsillos y buscan un entretenimiento eficaz, ha hecho de las formas originales de morir un elemento característico, aun cuando ni siquiera haya inventado el recurso. La saga Destino final sabe cómo reproducir esa fórmula (lo cual no es nada fácil) y, dándole una vuelta de tuerca especial, ha conseguido diferenciarse del resto y multiplicarse ya en cinco películas de bastante buena repercusión en la taquilla. Hombres y mujeres, jóvenes todos ellos, que pueden predecir una catástrofe o una tragedia masiva, y en principio evitarla, pero que luego comienzan a ser perseguidos por la muerte, a quien, en palabras de los emisarios que suele enviar a comunicarse con las futuras víctimas, “no le gusta que la engañen”. En esta quinta entrega, Sam tiene una visión que le permite salvar a su novia Molly y a varios amigos de ambos, de perecer en el derrumbe de un puente que se traga un transporte de la empresa en que trabajan, automóviles, obreros y transeúntes varios al precipitarse hacia las aguas de un río. Los sobrevivientes deberían poder hablar de “milagro” después de eso, pero uno por uno empiezan a caer en accidentes espeluznantes, imparables, y uno más encarnizado que el otro. El suspenso es bastante bueno, las muertes de los personajes son originales (según los autores, fueron tomadas de casos reales), pero la historia, o sea lo que les va pasando a los personajes, el cómo se comportan frente a los hechos, lo que se dicen entre ellos, está un poco falto de explosión, de emotividad, de chispa, y eso frena un poco el vértigo de lo que les pasa a los personajes. Del mismo modo algunos personajes (el sindicalista), no encajan en el rompecabezas, otros (el médico forense), se diluyen sin demasiadas explicaciones. Sin embargo, Destino final 5 tiene algunos elementos muy importantes dentro del género a su favor. Tiene en particular buenos efectos visuales y de sonido, que hacen de las escenas de gran espectacularidad un momento creíble y digno de ver sobre todo para los fans de este tipo de filmes.
¿Trama? ¿Y eso? Destino Final 5 (Final Destination 5, 2011) sintomatiza una cualidad de la saga que cada espectador evaluará como positiva o negativa, pero que a esta altura, con cinco películas en poco más de diez años, resulta innegable. Desde aquella seriedad metafísica de la entrega bautismal, allá por el 2000, hasta este festival de la estilización, el devenir de las continuaciones ha hecho más ostentosa la decisión de dejar de lado esa cosa llamada "trama" y dedicarse sólo a apachurrar, laminar y desmembrar a las pobres y cada vez más tontas criaturitas que pueblan el cosmos de cada film. ¿Tiene sentido malgastar caracteres explicando de qué trata –otra- Destino final? ¿Alguien espera un quiebre argumental a la conocida fórmula de dejá vu del protagonista + evasión de la muerte de varios personajes + caída en desgracia en el mismo orden que hubiera muerto de no haber alterado las intenciones originales de la muerte? En este caso, para aquellos puristas de las sinopsis, vale decir que el escape inicial será de un micro embotellado sobre un puente en reparación en el que se pergeña un colapso tan inminente como invisible. El resto: historia conocida. La puesta en abismo de la premisa planteada párrafos arriba se evidencia desde el mismo punto de partida: una suerte de retiro laboral de empleados jóvenes y buenos mozos pertenecientes a una empresa de la que nunca se sabe muy bien a qué rubro pertenece. No por omisión, sino por la multiplicidad de referencias: desde la redacción de un diario en la que absolutamente nadie tipea una coma hasta una fábrica en la planta baja, pasando por un chef y una gimnasta, todo se aglutina en la media hora inicial del film. Así, da la sensación que a nadie, ni siquiera al mismísimo director, el debutante Steven Quale, pareciera importarle demasiado el hilvanado de espacios geográficos coherentes para dar como resultado un hilo conductor. Y está bien que así sea, porque la parábola cuyo germen se percibe en el desquicio de David R. Ellis en Destino final 2 (Final Destination 2, 2003), donde ponía toda su capacidad imaginativa para el desmembramiento y las mutilaciones, ha llevado a la saga hasta un punto en que recomienza ya fuera del género de terror y suspenso. Aquí la apuesta está en la comicidad de esas criaturas sin un ápice de humanidad, en sus diálogos francamente imposibles, en un conjunto de interpretaciones que hacen de la exageración y la inexpresión su principal arma para que el espectador jamás empatice con los personajes, favoreciendo al goce culposo de ver cómo la muerte se encarga de ellos con una saña tan gratuita como placentera. En ese sentido, la epítome de esta tendencia está en la presencia en el elenco de David Koechner, astro de los films habitualmente protagonizados por Will Ferrell, otro que sabe bastante de dar vuelta y modificar lo esperable. Brutalmente sanguinaria, Destino Final 5 es la consolidación de un nuevo arranque. Ya no hay espacio para lo dramático ni el suspenso, sólo queda la sangre. La mesa está servida con vísceras crudas y recién cortadas.
Hay un solo ítem que distingue para bien a Destino Final 5 del resto de sus compañeras de saga, algo que va por un camino distinto al combo de obviedades que podían imaginarse antes de enfrentar la proyección. No se trata del 3D, hoy ya un elemento familiar y que amenaza con aparecer en cualquier momento hasta en la obra del menos pensado. Lo que sobresale en esta quinta entrega es la gran secuencia de acción y suspenso que se desarrolla en el puente de San Francisco, que hace gala de un despliegue técnico y de una tensión dramática poco vista en este tipo de productos salidos del gran exprimidor de ideitas made in Hollywood. El film da inicio con esa secuencia propia del cine catástrofe, donde las muertes adquieren carácter de leyenda por la forma en la que se producen y por el nivel de gore que incluyen, solo apto para cultores de la estética explícita y que todavía vibran por lo que, sin ir demasiado lejos, hace algunos meses nos dio Piraña 3D. Sí, en primer plano y con profundidad pega más, pega más, pega más. ¿Algo más para ofrecer? No, porque el largometraje del debutante en 35 mm Steven Quale (reconocido por haber sido director de segunda unidad de nada menos que Avatar y Titanic) es apenas muy poco además que otro de esos compilados de muertes que van de lo ingenioso a lo burdo y, ops, fatalmente predecible. Hay una vuelta de tuerca sobre la ya remanida trama del grupo de jóvenes que se salvan de una muerte segura y purgan su deuda con la Parca a través de tremendas resoluciones para sus vidas, y es que en este caso, según aporta un personaje en apariencia relacionado con La Ejecutora, las probables víctimas pueden ser reemplazadas por un tercero si es que este es asesinanado con ese fin. Destino final 5 es un embutido en costosa grasa fílmica y atado con hilos de oro por expertos en el arte de la venta de pop corn a niveles industriales. Y gracias, que te recontra. Uno, como espectador, en la butaca correspondiente de la sala hi-fi más cercana al hogar, hace lo propio. Y así, en loop, por los siglos de los siglos.
En 2009 se estrenó The Final Destination y con una visión más a largo plazo que los propios realizadores, los distribuidores la nombraron en español Destino Final 4. La correcta traducción hubiera sido El Destino Final pero, quizás gracias a una premonición, se pensó que sería mejor hacer a un lado aquel pronombre personal que da una sensación de cierre definitivo y poner un número, de forma tal que la saga pudiera seguir sumando. Uno podría llegar a pensar que es la explosión del 3D, sangrienta en este caso, lo que justifica una quinta parte, pero ya en la cuarta se había empleado esta técnica. Entonces ¿cine para fanáticos? Voy a dejarlo así para no seguir dando vueltas a la cuestión, más de uno debe saber cuánto es que importan los seguidores, decenas de series canceladas hablan por sí solas. La saga de Destino Final es exactamente igual a la del Juego del miedo, esta última sin el componente sobrenatural y con algo más de "realismo". Si bien la primera tiene más años, su origen es del 2000, la segunda se adueñó rápidamente del género de la porno-tortura por cantidad en desmedro de la calidad, a un ritmo de una película por año. Y en los dos casos, cada vez que se suma una nueva realización, la saga se berretiza un poco más. Es que ni la primera, la de James Wong, era una gran película como para justificar cuatro partes más. Sí tenía cierta originalidad, además del gancho de las intrincadas muertes inesperadas, y con eso solo, dicho así parece poco, hacían las secuelas. Esta quinta parte da cuenta ya de falta de esfuerzo hasta en aquello que es su razón de ser. Se sabe desde el comienzo que uno tras otro van a caer como moscas, la gracia es ver el cómo. En la primera uno moría ahorcado en el baño, en la segunda uno descuartizado por el alambre de púas, en esta se deja una llave de tuercas sobre una máquina que escupe cosas con violencia y detiene a uno de los personajes adelante. De todos modos esta tiene ciertas cuestiones rescatables, como la lograda escena del derrumbe del puente en la premonición o la de la muerte de la gimnasta, en la que sí funciona la idea de matar en forma complicada. Hay también una vuelta de tuerca sobre el personaje de Miles Fischer, bien llevada por los realizadores no por el actor, con la que se baja un poco los decibeles y la película levanta algo de vuelo. Para el final se guardan una última carta, un giro que tiene algo de sorpresa y algo de obviedad (muchos planos detalle lo anuncian a lo largo de sus 92 minutos), con el cual traicionan su propia idea de que la muerte sigue una lógica pero con el que abren una nueva posibilidad, más lucrativa: la de un destino infinito.
Inevitable, marcado retorno de la franquicia Es muy difícil hacer una crítica de un producto que va por su quinta entrega, en una saga cuya característica saliente es la no-innovación. Excepto, claro, el tema del 3-D en las dos últimas entregas, con la novedad de que en Estados Unidos, esta quinta tiene su versión IMAX (que creo que aquí no llegará). Esta es una historia que todos sabemos de memoria y se cumple inexorablemente, al pie de la letra en cada capítulo. La primera "Final Destination" del 2000 fue una gran película de terror. Original, irrepetible. Nacida de un manuscrito descartado de la serie televisiva X-Files, aquella película sorpendió en su tiempo por ofrecer suspenso bien dosificado y el suficiente "gore" para atrapar a la audiencia más clásica del género. Pero lo que la hizo singular, para alguno de nosotros, es que siempre dejó en el aire un debate metafísico inconcluso sobre si se puede escapar de la muerte cuando ella llama a tu puerta... Para los que no están familiarizados con el tema, en las "Final destination", todo siempre comienza de la misma manera. Un lugar concurrido, (en general un medio de transporte), una visión de alguien de que algo muy malo va a ocurrir, la salida apresurada del mismo y la tragedia. Siempre una escena fantásticamente filmada donde vemos como la Parca se lleva a una pila de gente para sus filas. Los sobrevivientes (que varían entre 6 y 8, más o menos), una vez repuestos de la emoción de haber escapado de una muerte segura, comienzan a sufrir "accidentes", que los llevan a asumir una verdad inexorable, según la franquicia: "no podés engañarla, si tu hora llegó, andá despidiéndote". Ustedes se preguntarán... Si siempre sucede lo mismo, ¿por qué la gente sigue yendo a verlas? En general, todas tienen su punto fuerte en la escena central (la que permite identificar al grupo de sobrevivientes), siempre muy bien filmada, y en la laboriosidad del equipo técnico para recrear muertes donde no hay un asesino "físico" que las ejecute. De manera que si hay un complicado mecanismo de relojería que desatar para que esa entidad que se lleva a los vivos pueda capturar a aquellos que gambetearon su destino. Cada muerte es, "artesanal", por decirlo de alguna manera. Hay un cuidado proceso de eventos que se dan simultáneamente que los guionistas arman para dotar de espectacularidad cada episodio. No hagamos interpretaciones del éxito de la saga (prometo hacerlas en otro espacio), pero asumamos que este es su sello y hasta ahora, les ha dado cuantiosos resultados. ¿Qué hay de nuevo en esta quinta entrega? Vuelve Tony Todd, como presencia osucra (había estado en la 1 y la 2 y había prestado la voz en la 3) en la piel de un forense que advierte a los que se salvaron de lo que viene... Mmmmm... ¿Algo más? Sí, al parecer, de alguna manera en esta oportunidad quizás se podría "engañar" a la muerte. No más. Cero innovación. Abrimos en un puente ( toma que paga gran parte del precio de la entrada, debo decir), donde los protagonistas (¿importan realmente los nombres?) están en un colectivo en el medio de una aparente congestión vehicular. Sam (Nicholas D'Agosto) percibe en una especie de sueño, que el puente se caerá, por lo que al abrir los ojos iniciará una frenética salida del mismo para lograr sobrevivir, en compañía de su amigo Peter (Miles Fischer) y su novia Molly (Emma Bell), entre otros. Lograrán su objetivo pero a la muerte no le gusta ser engañada, por lo que vendrá por ellos, en el orden en que habrían perdido la vida ese día en la tragedia. Cuando estos extraños sucesos se repitan entre los sobrevivientes y estos marquen al grupo, un forense , Bludworth (Todd, como ya dijimos en su retorno) les dará alguna pista sobre lo que sucede y quizás, sobre como evitarlo... El director Steven Quale trabajó con James Cameron en "Avatar" como jefe de segunda unidad y sabe como filmar. Hay mucha espectacularidad en los accidentes y estos harán las delicias del público que disfruta ese tipo de escenas. Hay, como siempre, caídas, cuerpos empalados, lasers, muchos objetos filosos, cables sueltos, agua para electrocutarse, armas y todo lo que ya conocemos. Las interpretaciones, no existen (como siempre). Son sólo actores de bolo que van a morir y sus frases jamás llegan a generar empatía: sabemos cuál es su final. Los fans no buscan conectarse con ellos sino presenciar sus ejecuciones, así que ¿para qué preocuparnos por lo que dicen? El resultado, será exactamente el mismo. Que quede claro que a mi la idea original de la saga me parece muy buena. Y siempre deseé que le pudieran dar una vuelta "metafísica" a la cuestión de porqué no se puede "torcer" el destino que supuestamente tenemos marcados. Como hacedor de mi propia vida, es muy duro aceptar que hay realidades que no se pueden cambiar, por lo que creo que la serie podría cobrar interés si los guionistas la dejan de pensar como una máquina de picar carne y le dan un par de vueltas a la idea que subyace en el film... ¿Por qué logran escapar a la muerte? ¿Alguien o algo les avisa? ¿Y cómo se podría explorar esa posibilidad para ponerla de su lado y enfrentarla? Ninguno de estos interrogantes ni remotamente aparecen en las cinco entregas, por lo que ir a ver "Final Destination" es casi como... ir a la carnicería y presenciar como el hombre detrás del mostrador hace su trabajo. Corta, mutila, rebana, desmembra... Los seguidores del género, la amarán. Los ilusos, como yo, seguiremos esperando algún planteo que aborde la cuestión subliminal que plantea la historia. En esa, parece que tendremos que seguir esperando...
Anexo de crítica: Repitiendo la fórmula -calcada a su vez del porno- de las secuelas de Martes 13 (Friday the 13th, 1980) y Pesadilla en lo Profundo de la Noche (A Nightmare on Elm Street, 1984), en donde las escenas intermedias resultan accesorias, Destino Final 5 (Final Destination 5, 2011) cumple dignamente con la cuota estándar de sadismo e imaginación aunque sin lugar a dudas lo mejor del convite vuelve a ser la masacre del comienzo, un verdadero prodigio técnico que justifica de por sí la visión del film…
Un retiro empresarial será la victima de la Muerte en esta oportunidad. Un grupo de empleados de una empresa papelera (que alberga disímiles rubros dentro de una misma planta) se encuentra a bordo de un micro cuando uno de ellos tiene una visión escalofriante: el puente en reparación por el que se encuentran atravesando se desmoronará y todos ellos morirán dolorosamente. Advertido por este sueño y en medio de la confusión, ayuda a escapar a su novia y sus amigos justo a tiempo para presenciar lo inevitable: toda la estructura colapsa provocando una catástrofe. Después de once años de entregas de “Destino Final” ya sabemos que a la muerte no le gusta ser engañada y volverá a cobrarse a cada una de sus víctimas, en el orden en que deberían haber perecido... pero de maneras aún más sádicas. Poco importa la coherencia del relato, si es que aunque sea intentaron otorgarle algo de consistencia a los personajes o correlatividad a la historia: el plato fuerte son las muertes viscerales, aquellas que salpican a la platea en omnipresente 3D. Los noventa minutos transcurren por los carriles habituales, pero sin dudas esta quinta parte de la saga nacida en el año 2000 es la más sangrienta creada hasta el momento. Que la compañía donde todos los conejillos de indias desarrollan sus actividades se llame Presage es una nota al pie, una ironía de trazo grueso, pero el guionista se reservó un as bajo la manga, un regalo que todos los fanáticos de la serie descubrirán en el desenlace: el resurgimiento y la piedra fundacional de una nueva seguidilla de tortuosas historias.
JUGANDO CON LA MUERTE Quinta parte de una saga que no ha podido salirse de los propios esquemas que "Destino Final" en el 2000 creó, convirtiendo a sus secuelas en reiteradas películas que funcionaban como recreaciones innecesarias de una misma idea, planteada de diferente manera y con otros personajes. Pese a que esta nueva película no se aleja de dicho estilo narrativo, es una de las mejores de la serie, principalmente por la creatividad de las muertes y el aprovecho de la tecnología en tres dimensiones, la cual le aporta mucho entretenimiento a la propuesta. Sam es un muchacho que sueña con poder ir a París para convertirse en el Cheff que siempre quiso ser. Junto con sus amigos y compañeros deciden participar de un retiro de la empresa en la que trabajan. En el autobús, él tiene una premonición en la que el puente por el que están cruzando se derrumba, ocasionando la repentina e inesperada muerte de ellos. Al despertar y al ver que la situación parece ir por el camino de la visión, intenta salvar a sus compañeros del futuro desastre. Ellos logran salir sin rasguño alguno, pero para el destino eso no tendría que haber sucedido. La muerte los perseguirá y se los irá llevando uno a uno. El estilo narrativo es el mismo que el expuesto en las demás cuatro películas: la cinta se introduce presentando a los personajes; luego se muestra la premonición; las personas logran salir del lugar; y cada uno de ellos comienza a morir cruelmente de manera misteriosa. Por este lado no se presentan sorpresas y no hay situación que logre salirse de los esquemas que ya se han visto anteriormente. El único factor diferente que aquí aparece es una conexión bien lograda con la primera cinta, cuestión que es una grata sorpresa mientras se está viendo. El desarrollo de los personajes y sus respectivas identidades es apresurado e incompleto. Hay roles que fueron llevados adelante con humor, impidiendo que sus momentos puedan transmitir el suspenso y la tensión necesaria para dichas escenas; y hay un personaje específico que da un cambio de actitud que no está bien interpretado por el actor. Las actuaciones son correctas y, a diferencia que en las demás entregas, no hay diálogos ridículos y sobreactuados. El protagonista está bien, no le aporta demasiado a su personaje, pero logra transmitirle los sentimientos de dolor y sorpresa en sus respectivos momentos. Entre los roles secundarios se destaca Tony Todd ("Candyman"), quien, pese a que presenta un personaje que dice muy poco, logra darle el misterio necesario a cada una de esas apariciones. La cinta presenta dos características que son las cualidades que la hacen destacar y convertirla en una de las mejores secuelas de la saga. Por un lado, se aprovechó al máximo la tecnología en tres dimensiones para mostrar desde un punto de vista diferente lo que va sucediendo. La introducción, la muy bien lograda escena en el puente, y cada una de las muertes, presentan un lucimiento impecable de dicha tecnología, la cual le aporta una dimensión mucho más profunda y entretenida a lo que va sucediendo. Es una de las cintas del género que mejor han usado el 3D, y eso vale la pena reconocerlo. Por otro lado, y remite directamente a Steven Quale, el director, es la habilidad por crear suspenso con muy pocos elementos, creando secuencias muy tensas que, pese a que muchas de ellas son rematadas sin la imaginación de los comienzos de cada muerte, le brindan al espectador momentos de suspenso muy buenos. Cabe destacar, dejando de lado la escena de la premonición, la muerte en el gimnasio, una secuencia bastante larga en la que se utilizan muy pocos objetos y encuadres para mostrar lo que está sucediendo con mucha tensión. "Destino Final 5" es una película que aporta muy poco a la saga, que repite fórmulas y que no se aleja de lo visto en anteriores partes, pero que desarrolla inventivas muertes; tiene efectos especiales muy buenos; una referencia a la primera cinta satisfactoria; y un aprovecho excelente del 3D. No decepcionará a los seguidores de la saga. UNA ESCENA A DESTACAR: puente.
A esta historia ya la vimos La primera película de "Destino final", allá por el año 2000, fue escalofriante e innovadora; sobre todo porque había poca idea de lo que iba a suceder. Le dio, por decirlo de alguna manera, nueva vida al género de horror. Más de una década después, y con cuatro secuelas, la quinta parte de la saga ya es más de lo mismo. Los fanáticos saben exactamente qué esperar. El concepto no cambia: un grupo de adolescentes se salva de un accidente fatal, engañan a la muerte y, al igual que en las anteriores películas, los sobrevivientes son perseguidos por un destino incluso peor. Como nos tiene acostumbrados la saga, el desastre aparece en los primeros 10 minutos. Sam (Nicholas D’Agosto) -el personaje principal- rescata a su novia Molly (Emma Bell) y a un grupo de trabajadores del hundimiento de un puente colgante. Pero no estaba previsto que ninguno de ellos sobreviviera y, en una terrible carrera contra el tiempo, el desdichado grupo se lanza frenéticamente a la búsqueda de una forma de escapar a su cruel destino. Nada nuevo. De allí en más, suspenso, mucha sangre y a destacar el juego entre el humor y la muerte, a un nivel que vale la pena ver en la pantalla grande. Sin olvidar, claro, que la película es en 3D. Los mejores efectos salen en los momentos justos y se agradece, porque le dan un punto importante a la película. Y sin abusar del recurso. Sólo las escenas de muerte son con un 3D real; lo demás casi ni se nota, aunque tampoco hace falta. Pero si hablamos de guión o actuación, "Destino Final 5" deja mucho que desear. Entonces, si el objetivo es ver una película original o intelectual, no es la más recomendable. Lo mejor que puede hacer es esperar que salga en DVD para pasar el rato. Pero si disfrutan de esta saga, lo más probable es que se retiren del cine con una sonrisa, sobre todo por la sorpresiva escena final.
La saga de catástrofes "predestinadas" regresó con la película número 5, pero tras el primer cuarto de hora uno se pregunta si a esta película ya la había visto. En este caso, una vez más, un joven cocinero tiene una visión de su muerte al derrumbarse un puente colgante en obras de remodelación. Y el lema es el de siempre: no importa cuánto corras, no importa dónde te escondas, no puedes engañar a la muerte. Una película que ya tiene su legión de fans desparramados por todo el mundo y que, como era de esperar, repite aciertos y vicios típicos de la franquicia. Precisamente las situaciones predecibles, las mismas que le permitieron sobrevivir todos estos años y convertirla en un subgénero en el cine de terror. Sólo cabe esperar un "Destino final 6".
FINAL DESTINATION VS. SAW... FIGHT! Yo sé quién gana por knock out. Al conectar una trama en siete películas, El Juego del Miedo elige caminar descalzo sobre un alambre de púas. Resultado tambaleante: sus guiones tienen la desesperación de una porno, esa justificación ridícula para que el personaje coja rápido. En la 6 el asesino que muere en la 3 dejó desde la 1 fotos para que un policía mate a los de la 5 y se alíe con el asesino de la 7. Este capricho narrativo es genial pero los realizadores, interesados por figurar en las 100 mejores películas de terror, no querían que se note tanta estupidez. Detalle que pudrió el conjunto. Cuando iba a ver El Juego del Miedo quería excitarme con sangre. Nada más. Qué importaba que un agente del fbi se divorcie o que una yonki se rescate. Quería que al fbi y a la yonki se le partan los huesos y los intestinos se les escurran por la boca. Destino Final como saga es libre y sincera. Cada entrega se deshace de un elenco de actores baratos y comienza de cero. La estructura de sus guiones es idéntica y los realizadores la tienen clara. El crítico que demanda un giro narrativo no entiende nada y ojalá se le caiga un ventilador en la cabeza. Destino Final es modesta y efectiva: por una premonición, un grupo sobrevive a una catástrofe. Después la muerte los liquida individualmente. Esta premisa trabaja con lo previsible e inevitable. Es inteligente que las películas lo internalicen y se amolden a la no-innovación. Revolucionar la sencillez de esta idea sería traicionarla. Entonces vamos a lo importante: ¿desde qué lugar puede exigirse calidad? Desde su Poesía Mórbida. El asesino siempre es el director. Mata decidiendo encuadres y tiempos atmosféricos. Son los objetos inanimados por los cuales se interesa y su imaginación para retorcer la causa-efecto. La sangre y el descuartizamiento son accesorios. El ingenio de una situación trágica y absurda es lo único válido; un rebuscamiento fantástico que funciona como contrapunto de la secuencia inicial, seca y contundente. Acá Steven Quale dirigió y se nota su entusiasmo. Ganas de divertirse contagiosas. Su cámara busca formas y texturas para revestir de peligro hasta a un tornillo. El Lujo del Plano Detalle, esa magia microscópica que sólo permite el cine. Pero con el plano detalle Steven Quale se la pasa cargándonos, porque los desenlaces llegan desde lugares insólitos. Este coqueteo no se había visto ni en la tercera ni en la cuarta, donde cada muerte era rápida, desabrida y con el hincapié puesto en un cuerpo destrozándose. Si terminan la saga, me parece perfecto. Si deciden encarar una sexta, voy a subir dos puntitos porque confío en la evolución de la pareja. Mi nota es secreta chicos pero la sabrán muy pronto.
La verdad es que sino veía esta película nunca me hubiese enterado que hay un destino prefijado para cada uno de nosotros y que es inexorable. Tal cual la tragedia griega. Estoy hablando de que todos en algún momento expiraremos por última vez. Todos venimos con fecha de vencimiento. De última no debe ser tan feo, ya que de todos los que se fueron ninguno regreso, y no nos metamos en cuestiones religiosas, porque entonces sería el cuento de nunca acabar, y tampoco hacer referencia al sexo. Me parece que le estoy dando demasiadas vueltas para nombrar lo que tengo que nominar, designándolo de mil maneras diferentes, sin hacerme cargo, ¿no? Bien, eso mismo hacen los responsable del filme, si es que hay alguien que se presente como tal, más allá de los productores, que sólo son visibles cuando se repartan las ganancias, o el director, otro perito más que sabe, porque lo demuestra, tomar un guión técnico (guión graficado, para los entendidos storyboard) y traducirlo en imágenes. Pero no le pidamos nada del orden de lo artesanal, o de autoría. Por ahora con lo mostrado hasta podría sonar agresivo que le exijamos cosas de ese orden. El filme desde los títulos da lugar a imágenes que son anticipatorias, mostrando los elementos con los que se sucederán los diferentes incidentes de los heterogéneos personajes. Luego abre la primera secuencia, esa que hace las veces de presentación de los personajes, que además debería instalar algo de la verosimilitud a desarrollar en el resto del metraje. En esta quinta parte ya estaba todo dicho. El guionista decidió que no valía la pena perder el tiempo para que conozcamos bien a los héroes, sus motivaciones, etc., ya que terminaran desapareciendo todos, o casi todos, en el desarrollo de la historia por más secuelas que se sigan produciendo. La primera de la serie sorprendía por un dejo de originalidad en cuanto al uso de los elementos claves del género, ya sea el de terror o la pizca de suspenso que intentaban imprimirle allá en el año 2000, sobre todo generando la corrida de apuestas sobre quien moría y quien no. Luego del éxito de taquilla vinieron la caterva de filmes que hasta bastardean la original, pero el Dios dinero manda, sobre todo en la factoría de Hollywood. En esta, tal cual sus predecesoras, uno de los personajes tiene... ¿un sueño diurno o una premonición? Lo que sea. En ella se le presenta, mientras va en viaje con unos cuantos compañeros de oficina a un retiro de fin de semana, que cumpliría las veces de seminarios de formación, la visión de un tremendo accidente-catástrofe sobre el puente gigantesco por el que está transitando el ómnibus, alertándolo respecto de la catástrofe que se avecina. En primera instancia lo comparte con su reciente ex – novia que integra el grupo, y exigiéndole desesperadamente al conductor del vehículo que detenga la marcha, obligando a la ex a descender, actitud a la que se suman algo desorientados los amigos más próximos. El realizador, tal cual las anteriores, nos muestra lo que ve el personaje con lujo de detalles sobre como se accidenta cada uno, pero en estas escenas no aparecen los elementos provocadores de la defunción de cada uno de ellos, sólo el orden en que a cada un le tocará el turno. ¡Salvados! Parece que ninguno de estos escucho a cantar a Serrat. Lo restante de la producción sostiene el mismo tono, lo que se espera ver se ve, no queda claro si termina siendo un juego de dudoso humor o se están regodeando con lo absurdo o perverso. Por suerte no llega al nivel insoportable de la saga de “El Juego del miedo” (2004/2010). Un dato a tener en cuenta es que hay un elemento de arte, específicamente un celular que aparece y molesta su presencia pues rompe con la temporalidad, y lo que parecería ser un error sorpresivo y grosero para este tipo de producciones termina siendo la llave para la continuación. Eso sí me dio pánico. Por el resto, parece ser que a los genios económicos de Hollywood “La muerte le sienta bien” (1992). Lo dije. Ninguno de ellos, ni el guionista, escucharon cantar a Serrat cuando decía: “Si la muerte pisa mi huerto ¿Quien firmara que he muerto De muerte natural?...”
La serie de los tornillos flojos La serie de Destino Final se basa en una premisa simple: un grupo de personas -destinadas a morir- se salvan de una catástrofe. A la muerte no le gusta que la engañen, por eso lo único que logran, en definitiva, es posponer lo inevitable. Ciertamente estas raíces orientales (la creencia en el destino) parecen amedrentar a la cultura occidental en los films de Hollywood. En este caso, un grupo de jóvenes escapa con vida del colapso de un puente. Mueren, pero en una premonición. Cada personaje muere dos veces en estos films: una vez es falsa. La otra, no. Esta falta de suspenso agotó a la serie en primera instancia. Los personajes son seres unidimensionales interpretados por jóvenes no muy afectos a la dramatización (o por el contrario: excesivamente teatrales) que no logran el mínimo de simpatía, ni siquiera entre ellos. Para más, cuando el terror (¿terror?) toma ribetes cómicos, ahí es donde se nota más la incompetencia. En 4 películas hemos tenido dos mediocres y dos malas. Era hora de tener una, al menos, aceptable. Esa es Destino Final 5 que, por su flojo desempeño en taquilla, parece ser la última. Esta cuenta con muchos de los problemas de las anteriores. Lo más notorio, una vez más, son los actores. Dejando de lado eso, hay un interés genuino por generar acción y tensión en la pantalla. La mayoría de las veces, las tragedias se desatan por tornillos flojos (el 90% de las muertes más cruentas se generan porque un tornillito estaba mal ajustado). Aquí una secuencia juega con eso, y nos muestra como los pies de una bailarina de danza pueden terminar muy mal clavándose un tornillo en el talón. No morirá, es cierto: pero el dolor insoportable es lo que nos genera nervios. Por otro lado, algunas secuencias están matizadas con buenos intentos de comicidad. A la muerte no le gusta que la engañen, pero tampoco quiere tomarse las cosas tan seria. La aparición de la muerte personificada le agrega un matiz más: el villano que nunca debería haber faltado. Con todos estos agregados, la serie encontró el rumbo: es casi un cómic, un pulp, del cine. Lástima que es demasiado tarde. A estas alturas, el destino final parece ser más bien profético para la propia franquicia.
Fiesta (sin) monstruo. Destino final es una fiesta del cine y, como pasa en cualquier fiesta, no se puede invitar a todo el mundo. La quinta entrega deja afuera a todos los que están en contra del cine “pochoclero”, que esperan que las películas de terror transmitan mensajes, que piden un tratamiento psicológico “profundo” de los personajes, que no pueden disfrutar sin más de una muerte a lo gore, que le reclaman verosimilitud a la historia. El director Steven Quale deja bien en claro a quién le está hablando ya en la primera escena: con apenas unos pocos planos, se presenta a Sam (el protagonista) y se plantean las relaciones que mantiene con amigos, novia, trabajo, etc. Esa presentación es velocísima y no tiene por objetivo más que brindar información pura y dura sobre el personaje: nada de relieves, matices o complejidad narrativa. La operación se repite con los otros personajes, incluso apelando a estereotipos como el trilladísimo de la chica inocente y algo tonta en permanente guerra con su contraparte cínica y medio putona. La película muestra las cartas ni bien empezada: lo suyo no es la utilización del terror para deslizar metáforas sobre temas importantes ni la construcción realista de caracteres sino la invención de un mundo y unas criaturas mínimamente creíbles (subrayo el mínimamente) que serán las víctimas de turno de la máquina asesina de Quale. Uno a uno se los va destrozando, partiendo en dos, mutilando, perforando, aplastando. Es casi como si la película misma estuviera realizada en gerundio: Destino final 5 es una suerte de movimiento constante de muerte y tortura que se interrumpe solamente con los inserts de una historia de jóvenes con problemas laborales y de pareja. Pero más allá de esos momentos de relleno, necesarios para la hecatombe que viene después, hay algo hermoso en términos pura y exclusivamente cinematográficos: si dentro del terror siempre, históricamente, se elogió el uso del suspenso por sobre la exhibición (el ejemplo citado hasta el aburrimiento es La mujer pantera de Tourneur), Destino final pega un giro último e incontestable dentro del género. Ya no hay un monstruo, un asesino, una creación del hombre, sino algo etéreo, inasible e incomprensible (aunque su forma de proceder sea en parte explicada) que aniquila de manera implacable. Con “la muerte” de Destino final (personaje invisible de aires metafísicos) no se puede dialogar o pelear, no hay comunicación posible; si se quiere salvar la vida, no queda otra que seguir sus reglas difusas y, muchas veces, quebrantables. Sin villanos a la vista ni la presencia agazapada de mensajes políticos, sociales o ecológicos (retirate, Shyamalan), el espectador de Destino final tiene enfrente suyo un banquete nada despreciable: puede reclinarse en su butaca y deleitarse durante una hora y media con muertes terribles, sangrientas e ingeniosas (y cómicas, también) sin temor a que el director venga a aguarle la fiesta con discursos sobre el estado del mundo, la esencia del ser humano, los orígenes de la maldad y demás lastres que son y siguen siendo moneda corriente dentro del género. Así que ya saben: a los que deseen sumarse al festejo, la cita es en el cine, el día y a la hora que quieran.
Que la Muerte se los lleve a todos... los actores Vuelve Final Destination con una 5ta entrega, esta vez bajo las órdenes del director debutante en largometrajes (se notó) Steven Quale, que la verdad, eligió uno de los productos más bastardeados para hacer su presentación en sociedad. Anteriormente había dirigido un documental llamado "Aliens of the Deep" junto a James Cameron que estuvo bastante bueno... debería haberse quedado en esa área. La saga de "Destino Final" venía de mal en peor, la 1ra atrajo mucho, la 2da atrajo, la 3ra fue bastante mala, la 4ta directamente es una basura y esta 5ta, podríamos decir que se coloca en un nivel de calidad entre la 3ra y la 4ta, es decir, es un producto totalmente mediocre. Leí en la web varias críticas tirándole flores a este film, cuestión que me resultó totalmente extraña ya que a simple vista se puede apreciar que, además de no incluir nada nuevo a la saga, convocó a un casting de actores realmente horrorosos, sobre todo el protagonista Nicholas D'Agosto, que tiene muy poco carisma y no sabe manejar sus gestos faciales ni corporales. Los demás actores y actrices, la mayoría con experiencia en películas teens de mala muerte, tampoco le aportan mucho al resultado final, salvo gritos insoportables y caras de susto que en vez de transmitirte miedo, te provocan furia... enojo de ver que gente tan poco talentosa cobre por esto. Las muertes son totalmente absurdas, carentes de creatividad y morbosas al pedo. El 1er premio a la muerte más idiota y de mal gusto en cuanto a los efectos visuales se lo lleva la gimnasta... una verdadera perla de la estupidez cinematográfica. Para no despotricar tanto, ya que queda claro que no me gustó la película, paso a remarcar una escena que hace un "guiño" sobre el final bastante bueno a la 1ra entrega, que de seguro gustará mucho a los fans de esta saga. A los demás, nos parecerá un ráfaga de aire cinéfilo que durará muy poco, ya que lamentablemente llega sobre los últimos 5 minutos de la cinta. Otra secuencia buena, es el derrumbe del puente del 1er accidente... lo demás... una pérdida de tiempo y de dinero. Dicen que esta es definitivamente el final de la saga, ya que no logró recaudar los esperado en los Estados Unidos, país que marca la continuación o no de las franquicias pop del terror y la acción. Espero sinceramente, que así sea.
Este es el quinto capítulo de la saga Destino Final, inventada por los ex The X Files James Wong y Glen Morgan. En un principio, Destino Final no difiere demasiado de los filmes de terror de los años ochenta - inventemos una excusa estúpida para ver morir gente de manera creativa y/o a manos de algún homicida excéntrico -. Antes hubo asesinos que mataban imitando escenas de películas de terror; homicidas disfrazados de Papá Noel; tipos con navajas en las manos destripando gente en sueños; grandulones munidos de machetes que partían al medio a sus víctimas; asesinos de fiestas de graduaciones; homicidas que acosaban a niñeras; sicópatas liquidando mujeres en fechas determinadas o siguiendo leyendas urbanas... y un larguísimo etcétera. En el caso de la saga Destino Final, siempre hay un grupo de gente que escapa milagrosamente de alguna muerte segura y, tarde o temprano, termina espichándola de manera creativa. Y, como no hay asesino al cual combatir, lo unico que puede hacer el espectador es sentarse a esperar los minutos reglamentarios que hay entre una muerte y otra, tragándose una tonelada de malos diálogos y pésimas actuaciones. En tal sentido, Destino Final 5 es porno horror con todas las letras. A nadie le interesa un pepino los conflictos ni los dramas de los protagonistas, sino que espera ansiosamente la llegada de los cinco minutos que dura cada masacre, las cuales son orquestadas de manera creativa - tal como ocurría con Jason, Freddy y el 99% de los filmes de terror de los últimos 30 años -. Acá todo funciona como una especie de versión gore del video juego The Incredible Machine - en donde un tornillito cae en una máquina que explota y larga una chispa, la que incendia un tacho con combustible y y prende fuego una cuerda, la que sostiene una caja fuerte justo encima de la cabeza del protagonista -. Si bien es un concepto estúpido y limitado, acá está confeccionado con tanta energía que termina resultando entretenido en el sentido más descerebrado de la palabra. Pero saquen esos momentos - entre los cuales se destaca la fantástica escena inicial de la masacre en el puente - y verán que Destino Final 5 no tiene nada más para ofrecer. Y a esto se suma la bizarra elección del casting, en donde el grupo principal parece salido de un concurso de dobles de actores famosos; tenemos un falso Christian Bale, un falso John Krasinski, un Paul Giamatti trucho, un Mos Def de cuarta, una Megan Fox fotocopiada y una Uma Thurman made in La Salada. Destino Final 5 es boba pero entretenida, y hay que reconocer que el mérito le corresponde exclusivamente al director Steven Quale, el que le inyecta tanta creatividad visual que termina por crear un espectáculo más que pasable. Cada empalamiento, decapitación o rebanamiento masivo termina siendo pura diversión gracias al virtuosismo del director, el cual la pasa bomba explotando todas las posibilidades que le da la tecnología 3D y lanzando ojos, miembros y objetos filosos contra la cámara. Quizás Destino Final 5 no haga historia, pero es un pasatiempo bastante sólido, y eso ya es pedirle demasiado al quinto capítulo de una saga basada en una premisa ingeniosa pero minúscula.
¿Una quinta parte?¿No aburre la idea? “Destino Final 5? parece demostrar que no. Pese a que cualquiera pueda decir que es más de lo mismo que ya se vio en las cuatro anteriores entregas, esta quinta logra entretener e incluso dejarte con ganas de más. Obviamente esta opinión podría ser tomada como tal sólo por un fanático de la saga que ha seguido todo desde el principio. La quinta entrega respeta el ritmo de las cuatro anteriores con una visión que establece la muerte de un grupo de personas, y posteriormente la muerte real de cada uno de ellos. Aún así la vieja formula, aunque suene trillada, logra atrapar una vez más demostrando que es efectiva. Pese a que la cuarta no tuvo mucha repercusión y pasó sin pena ni gloria, sirvió para demostrar que los fans son fieles a la saga. Si bien las dos últimas tuvieron una bajada de popularidad, podríamos decir que esta quinta vuelve a posicionar nuevamente a la saga donde sus dos primeras entregas la dejaron. Las muertes esta vez se han vuelto un poco más morbosas a lo que las anteriores entregas nos tenían acostumbrados. La visión del principio, que establece toda la película, simplemente es espectacular y entrega todo lo que uno espera. El resto del film realmente atrapa una vez que se plantea la nueva premisa de matar a alguien para tomar sus años de vida y así burlar definitivamente a la muerte. El 3D es muy bueno y se aprecia mejor en cada una de las muertes, ni hablar de la visión sobre el puente. Las actuaciones cumplen, pero obviamente quienes se destacan son sus protagonistas, Nicholas D’Agosto y Emma Bell. El Director, Steven Quale, logra retomar lo que la primera “Destino Final” supo establecer para brindarnos una experiencia similar en esta quinta parte. Lo mejor de todo, simplemente y sin dudas, es el final de la película que es completamente inesperado y termina de unir, de cierta forma, todas las películas que conforman la saga. Seguramente quienes disfrutarán mucho de ella serán los fans, como antes mencionaba. Si sos un fan fiel de la saga, podés ir tranquilo que simplemente no tiene desperdicio ;)