La historia, si bien no es novedosa, es intrigante y cerca de los 45 minutos el argumento pega un giro que promete mucho. Pero lamentablemente a partir de aquí pareciera que el guionista original hubiera renunciado y fuera reemplazado por otra persona que no se molestó mucho en leer lo escrito anteriormente, ya que la trama empieza a...
Con el pie izquierdo Jim Sheridan, en su incursión perpetua por el cine estadounidense, entrega con Detrás de las Paredes (Dream House, 2011) un thriller psicológico prescindible. Naomi Watts, quien brilló en una perla del género como El camino de los sueños (Mulholland Drive, 2001) acompaña con decencia a una trama fastidiosa. Will Atenton (Daniel Craig) decide abandonar su puesto como editor en un prestigioso medio gráfico para asentarse con su familia en las afueras de Nueva York y dedicarse al desarrollo de una novela. Poco tiempo pasa hasta que la familia descubre que su hogar oculta un pasado siniestro. Cuatro años antes un padre de familia había perdido el juicio y asesinado a sangre fría a toda su familia. Hace tiempo que Jim Sheridan se alejó del cine que otrora le brindó reconocimiento. Hoy, en retrospectiva analítica, se puede observar una bisagra entre dos concepciones artísticas. La película Tierra de sueños (In america, 2002) marcó su distanciamiento de las problemáticas pertinentes a su lugar de origen y la ruptura con aquel universo costumbrista nutrido por la experiencia personal. A partir de allí el director abandonaría al trasfondo irlandés y situaría sus obras en los Estados Unidos. Los productos resultantes de esa migración compartirían dos características; la aproximación a un cine comercialmente redituable y su calidad, quizá por abordar con recurrencia temáticas ajenas, de menesteroso. Este cambio quizá sea sincero e involuntario, propio de quien replantea inconscientemente los cimientos de su operar, o quizá sea deliberado. Steven Soderbergh admitió haber ideado la saga de “Oceans Eleven” con el objetivo de recaudar dinero para financiar sus siguientes proyectos (Che, el argentino y Che: Guerrilla) mucho más personales y socialmente comprometidos. ¿Será esa la intención de Sheridan? ¿Estará el espectador en presencia de una antesala insulsa hacia proyectos más interesantes? Con películas como Golpe a la vida (The Boxer, 1997) el director irlandés logró conturbar la sensibilidad adormecida por el monocromático sinfín de films destinados al esparcimiento fútil, a veces plausible y necesario pero nunca trascendente, de la industria hollywoodense. En el presente, alejado de esa realidad, contribuye a la cinematografía con películas más bien olvidables. Detrás de las Paredes se presenta como una oportunidad para acercarse a la industria de cine nacional y regodearse en un maravilloso contraste; mientras Hollywood ofrece, en el rubro de los thrillers psicológicos, piezas trilladas e insoportablemente símiles, realizadores argentinos como Carlos Sorín, con películas como El gato desaparece (2011), ofrecen alternativas cargadas de austeridad y contundencia estética. Mientras Hollywood designa a protagonistas idílicamente cincelados, con semblantes cuya cursi seducción no se altera ni ante el peor de los horrores, los realizadores argentinos se deciden por personajes genuinos, que no temen evidenciar su consternación hasta en el último músculo facial. El nuevo filme de Jim Sheridan es simplemente mediocre. Las vueltas de tuerca narrativas se incluyen de manera vaga y a destiempo. Otra más del montón.
Terror de autor... sin autor Nominado varias veces al Oscar como productor, director y/o guionista de En el nombre del padre, Mi pie izquierdo y Tierra de sueños, el irlandés Sheridan es reconocido como un realizador de prestigio y un gran narrador. Por eso, esta primera incursión suya en el género del terror (aunque en verdad es más un thriller psicológico sobre alucinaciones, dobles personalidades y esquizofrenias) de la mano de tres intérpretes de primerísima línea (Daniel Craig, Rachel Weiz y Naomi Watts) generaba una enorme expectativa e ilusión. La frustración, por lo tanto, es mayor. Este subproducto (dicen que Sheridan, descontento con el resultado, final pidió sin suerte retirar su nombre de los créditos) arranca bastante bien al exponer el cambio de vida de un exitoso editor que renuncia a su trabajo en una corporación neoyorquina para dedicarle más tiempo a su familia (esposa y dos hijas) en una casona de las afueras. Sin embargo, en su segunda mitad todo se desbarranca: no sólo el relato es absolutamente previsible (uno puede anticipar cada uno de los pasos siguientes y hasta la resolución de la trama) sino que está construido con torpeza, a puro trazo grueso y golpe de efecto. Por supuesto, hay algunos climas logrados y tres buenos actores que sacan sus intrascendentes personajes a flote con un gran profesionalismo (igual, da pena ver a una Naomi Watts tan desperdiciada en un penoso papel secundario). Así, este intento por construir un "terror autoral" termina siendo no sólo infructuoso sino incluso menos logrado que muchos exponentes del género realizados sin tanto apellido detrás pero con más habilidad y nobleza.
Tuve la suerte de no ver el trailer. Algunos dicen que te cuenta toda la película y otros dicen que "te vende otra cosa". Y con todo lo mal que se habló de la película afuera, yo entré menos 10 a verla. Quizás haya sido esa baja expectativa, pero la peli cumple con una salida simple y sin pretenciones. Es un cuentito de misterio y nada más. Algo rebuscada y no hay que buscarle la quinta pata al gato, porque no solo la vas a encontrar... también descubrirás otras. Dura una hora y media y cierra correctamente. Se parece a un par de películas, que nombrarlas te daría la idea de por donde va la película. El carisma de sus actores banca la historia, y acompañada de pochoclo es para una buena salida un sábado a las 17:15... No es terror, es suspenso. Y en una charla de hombres, cuando hablan de una mujer se preguntan ¿Es linda? y en este caso la respuesta sería... "es macanuda".
La casa vacía Al ver el desastroso resultado en pantalla de Detrás de las paredes, una película vacía de contenido, sin coherencia narrativa ni suspenso alguno, puede comprenderse el enojo del director irlandés Jim Sheridan al solicitar que se retire su nombre de los créditos porque de acuerdo a sus argumentaciones –que no fueron tenidas en cuenta ni por la productora ni por el Gremio de Directores de América- todo lo que él filmó tratando de salvar un guión patético de David Loucka fue modificado en la edición de montaje. Este proyecto sólo siguió su curso apostando a la convocatoria de público por contar con un elenco de figuras Hollywoodenses de la talla de Daniel Craig, Naomi Watts y Rachel Weisz es un claro ejemplo de la nula importancia que la industria le da al espectador en cuanto a calidad y respeto. Así de vergonzoso es todo al punto que se tradujo en un relato que parte del ridículo con miles de trampas y vueltas de tuerca para intentar resolverse de una manera edulcorada y emotiva que da risa y solamente alimenta el morbo de ver a la pareja protagónica en la vida real viviendo una historia absurda en la ficción. Sin ahondar demasiado en el argumento, puede decirse que todo comienza con la decisión de un drástico cambio para la familia Atenton, compuesta por Will, su esposa Libbie y las dos hijas hermosas Trish y Dee Dee, quienes se mudan a una casa en un pueblo alejado del mundanal ruido en pos de recomenzar una nueva vida. La casa esconde un misterioso secreto vinculado a una serie de asesinatos de sus antiguos habitantes, llamativamente una madre y dos hijas, supuestamente asesinadas por el padre, quien tras quedar herido en la cabeza fue recluido en un psiquiátrico pero luego puesto en libertad al no encontrarse pruebas que lo señalen como culpable. Will y Libbie (Daniel Craig y Rachel Weisz, actual pareja) llegan a su nueva morada, felices, sin conocer el pasado trágico y paulatinamente se van desayunando de la traumática situación con un entorno hermético, mientras una vecina (Naomi Watts) intenta acercarse a ellos porque parece saber más de la cuenta. Sin embargo, todo lo que aparenta ser una cosa, por un vuelco arbitrario e insustancial del guión se termina transformando en un relato paranoico y negador de una oscura realidad, la cual solamente encuentra asidero en la mente perturbada del protagonista y en la poco cuidada puesta en escena. Los rasgos de Jim Sheridan, así como su estilo, brillan por su ausencia, aunque lo único rescatable en Detrás de las paredes (Dream house) es el elenco que realmente hace lo que puede frente a tamaño despropósito y allí se nota el verdadero talento de Rachel Weisz, quien procura hacer de su personaje algo menos ridículo de lo que se le propuso originalmente. Si Jim Sheridan, realizador prestigioso que nos deleitara hace mucho con En el nombre del padre, aceptó formar parte de este chiste, o fue lo suficientemente arrogante como para creer que con su sola intervención podría salvar lo insalvable, como dice el dicho: a llorar a la iglesia.
La casa de tu sueños puede ser tu peor pesadilla Este thriller psicológico está dirigido por el consagrado realizador Jim Sheridan (En el nombre del padre, Hermanos) que esta vez se coloca detrás de las cámaras para contar una historia que no sólo ocurre dentro de la casa de ensueño del protagonista (Daniel Craig), sino también dentro de él. Detrás de las paredes (Dream House) gira en torno a un exitoso editor que deja su trabajo en Nueva York para trasladarse con su esposa (Rachel Weisz) y sus dos hijas a una preciosa casa en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra. Pero cuando esta apacible vida comienza a sentarle en gracia, raros sucesos empiezan a llamarle la atención y es cuando descubren que una madre y sus hijos fueron asesinados en el lugar. Este editor semi retirado afrontará el misterio e intentará resolverlo con la ayuda de su vecina (Noami Watts). Buenos climas (con toques paranormales) y sensaciones para un film que atrapa de principio a fin, en el que las interpretaciones son válidas: Rachel Weisz sigue demostrando que es mucho más que la mujer de "un jardinero fiel"; Noami Watts correcta en su rol enigmático y un atormentado Daniel Craig, quien deja claro que es mucho más que un 007. El relato cumple con las expectativas de un correcto thriller psicológico (personajes sospechosos y ambiguos), tramposo y vertiginoso sobre el final...en donde todo puede pasar.
Mentiras verdaderas La crítica internacional le ha caído fuerte a Jim Sheridan por este proyecto. Es cierto, a él no le gustó el corte final, pidió que retiraran su nombre de los créditos y eso... encendió varias luces de alarma... Hay que decirlo: no lo culpo. A veces uno revisa sus actos y descubre que no están a la altura de la circunstancias. Algo así debe haber pasado con "Dream house", pero no hay que olvidarse que el irlandés es un gran cineasta ("My left foot", "In the name of the father", "The boxer", etc) y si bien viene perdiendo el norte (o mejor dicho, haberlo encontrado en Hollywood es su problema), siempre le damos crédito para equivocarse, como en este caso. Si fue 6 veces nominado al Oscar, algo sabe. Puede que este sea un film mediocre, pero le damos la derecha porque creemos que puede reever su trayectoria cercana (es saludable que haya querido borrar su nombre de esta cinta, habla de cierto registro de su trabajo) y volver a activar eso que tenía y que parece haberse ido. "Detrás de las paredes" logra unir a tres actores talentosos y llevar a Sheridan a bucear en el terreno "thriller psicologico (con toques de terror y suspenso)", que no es precisamente su fuerte. Algo le pasó (sin dudas) porque creyó que el guión de David Loucka valia la pena, cuando a todas luces necesitaba varias vueltas de tuerca y mucho, mucho más horno. Este chico de pobres antecedentes (solo recuerdo con algo de interés "Borderline") tomó varias ideas de diferentes fuentes y armó algo rudimentario y previsible ¿no era demasiado pedirle un libreto acorde al cast que se tenía en mente? El mayor problema de "Dream house", es la falta de definición en su planteo (qué es?) y la desajustada y plana narración que despeja todo interés, promediando la cinta. Viendola, me parecía estar en presencia de un borrador de la historia, como si muchas ideas que circulaban podían explotar en direcciones interesantes y terminaban yendo a ningún lado, oscureciendo a intérpretes con oficio quienes terminan totalmente desperdiciados y sin posibilidad de lucimiento. Todo comienza cuando Will Attenton (Daniel Craig) decide dejar su trabajo. Está cansado de pasar tiempo lejos de su famiia y decide retirarse a los suburbios, donde vive con su esposa Libby (Rachel Weisz) y desde allí, programar un libro nuevo (trabaja en una editorial). La casa es una adquisición familiar reciente (parece) y la feliz pareja vive con sus dos pequeñas hijas, una vida normal. Pero algo extraño comienza a suceder noche a noche, ruidos, objetos extraños y personas que acechan van generando intranquilidad en Will y Libby. Pronto, ellos descubrirán que en la casa en la que viven, hubo asesinatos y algo de esos fantasmas parece que siguen presentes tratando de decir algo a los nuevos habitantes. Cerca de ellos, su vecina Ann (Naomi Wattts) intentará ayudar a que Will arme las piezas del rompecabezas en que parece haberse transformado su vida. Lo que sea que haya pasado allí, regresará con fuerza a saldar cuentas con los responsables... "Dream house" tiene influencias de "The Shining", "The Sixth Sense", "The others", "Shutter Island", etc etc... Tiene tantas, que termina por no decidir su rumbo y toma algunos principios de cada una, generando una extraña sensación en la platea: no importa cuanta energía ponga el trío central, no sabemos cuál es la idea que subyace detrás de las cámaras. Desconcierta, por momentos. Craig y Weisz (se casaron en la vida real luego de este trabajo), componen una creíble pareja que se quiere, pero la pobreza del guión no los ayuda a transmitir esa desesperación necesaria cuando la mano viene cambiada y mal; Watts acompaña con su veteranía (de hacer suspenso sabe mucho), aunque tampoco alcanza voltaje en su rol, cuando más se la requiere: en suma, el talento y las condiciones previas no alcanzan si el propósito y los medios para lograrlo no son claros. Retomo mi concepto inicial y sigo apoyando a Sheridan, (porque amo el irlandés con hielo, además) quien se puede equivocar (quién no lo ha hecho y quién no lo volverá a hacer?) como cualquier hijo de vecino. "Detrás de las paredes" suma otro film errático a su lista americana, pero recordemos que en cualquier momento, él viejo Jim puede sorprendernos con otra obra maestra. Eso esperamos. "Dream house", paso en falso y llamada de atención para un grande.
Hay varias pistas desde el principio. El protagonista es un atareadísimo y exitoso editor que por fin decide liberarse del stress de la faena diaria y abandona su trabajo para pasar más tiempo con su esposa y sus dos hijitas en una casa alejada del mundanal ruido y allí dedicarse a escribir la novela que tiene en mente. Ya puede sospecharse que no será precisamente paz lo que va a encontrar en ese presunto paraíso. Sospecha que se intensifica cuando, a cuento de nada, su mujer le repite la frasecita que autoriza cualquier mal presagio: "Cuando estás aquí me siento a salvo", mientras las nenas empiezan a ver (o a imaginar) sombras inquietantes que se mueven ahí afuera y la dueña de casa encuentra extrañas inscripciones en alguna pared. ¿Otra vez una casa embrujada? Algo parecido. En esa casa, se enterarán enseguida, hubo una horrible tragedia familiar. Y por si hiciera falta algún otro lugar común, cuando el hombre va a la policía a pedir datos sobre el famoso caso del que nadie quiere hablar, los uniformados le niegan toda ayuda: ni siquiera le prestan atención. La casa soñada del título original empieza a convertirse en una pesadilla. Y también para el espectador, que no saldrá de su asombro a medida que el presunto cuento de suspenso y terror psicológico provisto por David Loucka intenta desesperadamente generar intriga mezclando sin el menor escrúpulo (y lo que es peor: sin ningún rigor ni coherencia) elementos dispersos venidos de un género que, por lo visto, está muy lejos de la sensibilidad del irlandés Jim Sheridan, a quien se deben títulos como En el nombre del padre o Mi pie izquierdo. Por respeto a los espectadores más tolerantes respecto de artificios y trampas no conviene revelar nada más sobre esta historia que mezcla esquizofrenia, delirio, culpa, melodrama, efectismos varios y giros presuntamente sorpresivos. Sí puede decirse que a medida que la acción avanza la confusión y el disparate crecen y que se hace más y más difícil entender por qué un elenco tan cotizado (Daniel Craig, Rachel Weisz, Naomi Watts, Elias Koteas) se vio complicado en este equívoco, si bien es cierto que todos ellos se esforzaron por poner algo creíble en una historia que hace agua por todos lados. Al parecer, sólo los dos primeros tuvieron su compensación. Del rodaje de Dream House salieron casi directamente para el registro civil.
Una de misterio En su ambición de alcanzar a cualquier precio la meta soñada de que nada sea lo que parece ser, el thriller contemporáneo halló, en el truquito del narrador que resulta ser uno distinto del que él mismo cree ser, una suerte de llave dorada. Todo empezó con Sexto sentido y su morto chi parla y siguió con La isla siniestra, de Scorsese, y su piantado que se ignora a sí mismo. Ahora llega, como descarada sucedánea de esta última, Detrás de las paredes, una de esas películas tan sostenidas en su propia sorpresita que casi no se puede decir nada de ellas, a riesgo de develarla. ¿Será un nuevo artilugio para cerrarles la boca a críticos molestos? Si es así, vayan sabiendo que no nos rendiremos tan fácilmente. Will Atenton (Daniel Craig) es un escritor que decide renunciar a su puesto de editor, para dedicarse enteramente a la novela que tiene entre manos. En su nueva casa, donde Will y su familia acaban de mudarse, lo esperan su encantadora esposa (Rachel Weisz) y sus hijas. Pero un vecino de feo aspecto lo mira definitivamente mal, sin que ni Will ni el espectador tengan la más remota idea de por qué. ¿Y a qué se deberá la extraña conducta de la esposa del vecino (Naomi Watts), que parecería conocer a Will de antes, pero tiende a huirle? Lo cierto es que en esa casa donde ahora viven los Atenton, el anterior propietario un día enloqueció y asesinó a toda la familia, casi como si se tratara de Jack Torrance y los suyos. ¿Pero por qué unos chicos de la zona, cuando ven a Will, se ponen a gritar como si hubieran visto al cuco? Con una película llamada De médico y de loco todos tenemos un poco por antecedente más lustroso, el guionista David Loucka se mete en un berenjenal, del que parece haberse propuesto salir a como dé lugar. Metiendo a un personaje que se develará clave (Elias Koteas) en la escena más intrascendente del mundo, nada más que para después poder argumentar ante alguna comisión juzgadora de guionistas tramposos que no hizo trampa, que ya lo había hecho aparecer. No dándole al espectador la más mínima posibilidad de intervenir en el misterio, como si se tratara del alumno que tapa la prueba con una mano, para que los compañeros no se copien. Poniendo y sacando fantasmas de la imaginación, como si fueran... los de La isla siniestra, sin ir más lejos. Explicando todo lo que no se entendía (y sigue sin entenderse) en la escena final, cuestión de poder llegar a tiempo para dejar todo abrochado antes de que vengan los títulos. Director alguna vez de películas consideradas “políticas” (En el nombre del padre, The Boxer), el irlandés Jim Sheridan dirige con tan poco sentido del misterio, que si uno no supiera que Detrás de las paredes es una de misterio, jamás diría que es una de misterio.
Delante de las narices Un escritor de novelas deja su puesto como editor en una compañía para pasar más tiempo con su mujer e hijas en la casa que acaban de comprar. No tardan en enterarse que en esa casa, años atrás, se cometieron crímenes atroces. Dicen en el lugar que una mujer y y sus dos pequeñas hijas fueron asesinadas por el padre de familia, quien quedó libre luego de ser declarado inimputable. Película de suspenso medido en la que no se tarda demasiado en dar la primera vuelta de tuerca, casi como para que el espectador no tenga que pensar demasiado justo cuando todo se vuelve obvio. Hacia el final, otro giro, y la suma de elementos sobrenaturales que convierten a esta historia en algo casi risible, pero el director frena a tiempo y da por acabado un filme que por tan predigerido es casi infantil. El versátil Daniel Craig ofrece, como siempre, una buena labor actoral acompañado de la atractiva Rachel Weisz y una desdibujada Naomi Watts.
Me quieren volver loco Parece una película de terror, pero no lo es. ¿Qué es? Seamos positivos: Detrás de las paredes permitió a Daniel Craig y Rachel Weisz, pareja en la ficción, convertirse en pareja en la vida real. Ellos seguramente guardarán un buen recuerdo de la película, porque los que paguen para ver este filme vendido como de horror, no tendrán la misma evocación. Algo es algo. Seguramente La casa de los sueños (traducción literal del original) no inspira tanto miedo como Detrás de las paredes , y el afiche (dos hermanitas tomadas de la mano, vistas de espaldas, con el empapelado de la pared de fondo confundiéndose como sus vestidos) infiere un relato de terror. Veamos. Craig interpreta a un exitoso editor de libros en Nueva York que decide renunciar a su trabajo e instalarse con su mujer e hijitas en una casa alejada, para dedicarle más tiempo a su familia y al libro que escribirá. Bien pronto se enterará de que en la casita de los sueños donde viven ahora, hace cinco años la madre y sus dos hijas murieron masacradas. El padre de familia es el sospechoso, pero no fue condenado, y se lo recluyó en un psiquiátrico. La escena en la que el personaje de Craig ve reflejadas en un espejo de la casa unas palabras que estaban escritas al revés, para el cinéfilo remiten a El resplandor y a su redrum , cuarto rojo, o asesinato, de acuerdo a cómo se lo lea en inglés. Bueno, el guionista David Loucka (por algo no escribía nada desde 2002) alude a ése y a otros relatos de terror, como Aquí vive el horror , Sexto sentido y por qué no, L a isla siniestra . Pero el (los) problema(s) no tarda(n) en aparecer. Primero, hay cosas raras. La vecinita de enfrente (Naomi Watts) sabe más de lo que parece, y habla con Will, pero no con su esposa, que no sale más allá del porche. OK, hace frío, nieva, pero... Segundo, porque lo que pintaba como filme de horror termina siendo un thriller de lo más banal. Tercero, porque el twist o giro que cambia el género llega no tan avanzado el relato, con lo que el suspenso muere rápidamente. Y cuarto, porque no se le cree nada a nadie. Pero lo más extraño y lo que termina llamando más la atención es que el director de esto sea Jim Sheridan, un realizador que se ha preocupado siempre por retratar personajes sensibles, muchas veces reales, en dramas más o menos profundos, como En el nombre del padre o Mi pie izquierdo . O cuál fue el atractivo que Craig, Weisz y Watts hallaron en el proyecto. Cualquier información, por favor remitirla a la bonita casa que Craig y Weisz tienen en la vida real, porque la de los suburbios de Nueva Inglaterra... mejor dejarla como está.
Sólo buenas promesas y algún corte Dirigido por Jim Sheridan y con los protagónicos de Daniel Craig, Raquel Weisz y Naomi Watts, el film naufraga en un mar de géneros. Un editor literario exitoso renuncia a su trabajo para mudarse a la casa de sus sueños, lejos de la gran ciudad, y de esa forma pasar más tiempo con su familia y escribir su novela. Pero desde el preciso instante en que comienza esa nueva vida, surgen indicios de que en esa casa ha ocurrido un hecho violento, y que las víctimas del mismo posiblemente aún estén merodeando el lugar. Tanto uno que ha sobrevivido, como aquellos que han muerto. Él, su esposa y sus dos hijas comienzan a preocuparse por la historia de su hogar y sus anteriores propietarios. El relato apuesta a tres líneas simultáneamente: busca mantener el suspenso de una historia policial, el miedo de un film de fantasmas y la emoción de una película dramática. La combinación irá dándole a la historia diferentes giros, y aunque podrían algunos de estos ser sorprendentes para el espectador más distraído, lo cierto es que la torpeza en la exposición de ciertos personajes le quita cualquier interés por develar misterios, ya que es más que evidente todo lo que irá ocurriendo. Que un film sea previsible no es un defecto en sí mismo, una película puede tener muestras claras de lo que ocurrirá más adelante y esto, lejos de quitarle encanto, profundiza la empatía del espectador. Pero esto no ocurre aquí, ya que la película gana por momentos algo de vitalidad, pero escena tras escena va perdiendo en promedio todo su interés. Ni Daniel Craig, en una actuación brillante, ni Raquel Weisz, ni Naomi Watts que también demuestran oficio, pueden levantar la falta de rigor y coherencia de las escenas finales. Nos puede gustar más o menos la película, pero queda claro que hacia el desenlace ni el trabajo del director parece estar hecho con el mismo cuidado. Es triste que un director como Jim Sheridan, el mismo de Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, no haya podido plasmar aquí su talento, y que haya quedado perdido en una película que promete mucho, pero no logra nada. Leyendo que Jim Sheridan, Daniel Craig y Raquel Weisz se negaron a promocionar el film, es de sospecharse que algún productor con mucho poder y poco criterio decidió darle el corte final al film. Quien quiera que haya mutilado y –seguramente debido a eso– arruinado Detrás de las paredes, debe saber esto: ¡Se nota que alguien metió mano! Si se contrata gente talentosa debería ser para respetar dicho talento. <
Lo sobrenatural no le sienta a Jim Sheridan Este thriller psicotrópico-sobrenatural funciona como una especie de versión de entrecasa de la reciente «La isla siniestra» de Martin Scorsese. Sólo que éste no es en absoluto el género en el que se especializa Jim Sheridan, semiolvidado director de films del Oscar como «Mi pie izquierdo» y «En el nombre del padre». El asunto es que Daniel Craig es un escritor que decide abandonar la ciudad junto a su familia (su esposa y sus dos hijas) para radicarse en un pueblo tranquilo y escribir un libro, Pronto la casa de los sueños a la que se refiere el título original (traducido aquí como la primera frase de una canción de Sui Generis que conocen todos en un fogón) se convierte en un sitio de pesadilla, ya que ahí, cinco años atrás, un padre enloqueció y mató a su esposa y sus dos pequeñas hijas, y todos los vecinos lo saben, e incluso los adolescentes locales de inclinaciones dark van al lugar a celebrar una suerte de misas negras teenagers. El padre de familia se empieza a alarmar cada vez más cuando se entera de que, para colmo, el supuesto asesino que vivía en esa misma casa no está preso, sino que acaba de ser dado de alta del hospicio del pueblo, dato que sumado a un extraño personaje que los acosa mirando desde el jardín por las noches, pone los pelos de punta. Hay muchas vueltas de tuerca en el guión, una menos seria que la otra, pero sin querer alertar demasiado al lector sobre el argumento, se podría decir que, en realidad, al protagonista le cuesta separar realidad y ficción, lucidez y locura, o tal vez fantasmas de seres humanos. El espectador no lo sabe bien, y en verdad, a medida que promedia el film, empieza a importarle cada vez menos. «Detrás de las paredes» se vuelve más obvia a medida que se complica la trama, ironía que convierte a este film en un híbrido que por momentos ronda la zona del humor involuntario. Los actores hacen lo que pueden, pero Sheridan directamente no sabe cómo manejarse en este género y sus tonos melosos, empezando por los cursis pasajes musicales, casi terminan por arruinarlo todo.
El realizador irlandés Jim Sheridan tiene un su haber algunas películas extraordinarias como Mi pie izquierdo, Esta tierra es mía, En el nombre del padre y Golpe a la vida-The boxer, la mayoría de ellas protagonizadas por Daniel Day Lewis, y narrando vibrantes historias referidas a su conflictiva región en la Isla Británica. Pero últimamente no está revalidando convenientemente esos pergaminos; su último film, Hermanos, por ejemplo, había sido una remake de una película danesa, cuando en su carrera siempre trabajó con ideas propias. En el caso de Detrás de las paredes, se interna de lleno en el thriller con toques de terror, un género que no había frecuentado con anterioridad, pero se trata más de un trabajo por encargo que otra cosa. A lo que habría que agregar que el propio Sheridan renegó de este film al terminarlo y reclamó que retiren su nombre de los títulos, sin conseguirlo. Sea como fuere, contaba con tres protagonistas de peso como Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts y una historia interesante que tenía un buen arranque, pese a algún resabio de Sexto sentido y Los otros. Un hombre se muda con su esposa y sus dos hijas a una casa en las afueras de Estados Unidos en donde descubren que fue el escenario del asesinato múltiple, y el pueblo está convencido que el asesino fue el único sobreviviente, esposo y padre de las víctimas. Todo ese primer segmento está narrado con un atractivo suspenso, pero en la segunda mitad el film decae sustancialmente, se vuelve confuso, forzado y poco creíble. Si bien hay cosas que dejan de ser de una manera para volverse diferentes, detalle clásico y positivo dentro del género, no lo son en el caso de este film. Hay algunos sobresaltos y las interpretaciones son correctas, pero esta casa fantasmagórica –el título original es Dream house- queda desdibujada y su director también.
La locura está en casa Un thriller muy bien filmado pero que, lamentablemente, un guionista lo cuidó muy bien en su primera parte con todas las dosis de interés, horror, suspenso necesarias y en la segunda parte se aburrió y dejó cabos sueltos sin preocuparse demasiado y no dándole el final que la estructura dramática necesitaba. Will Atenton se cansó del stress de Nueva York, de su trabajo de editor estrella y decidió cambiar mucho dinero y nervios por poca plata, tranquilidad y vida familiar en Nueva Inglaterra. Así empacó todo y con su linda esposa y sus dos pequeñas hijas rumbeó hacia esta casa que él no sabe le va a traer problemas. Hay ruidos, hay cosas que molestan, hay una vecina que posiblemente le informe por qué la casa se vendió demasiado barata y quiénes la habitaron. Will duda de los demás y poco a poco comenzará a dudar de él mismo. A cualquiera puede pasarle esto de los ruidos, de las presuntas apariciones, pero lo de comenzar a recelar de uno mismo, es peligroso. Pero Will no sabe que él está marcado y su futuro y el de su familia es incierto. Habrá un largo camino para recorrer. EL GUION "Detrás de las paredes" es un thriller muy bien filmado pero que, lamentablemente, un guionista lo cuidó muy bien en su primera parte con todas las dosis de interés, horror, suspenso necesarias y en la segunda parte se aburrió y dejó cabos sueltos sin preocuparse demasiado y no dándole el final que la estructura dramática necesitaba. Si los referentes cinematográficos como "El proyecto Blair Witch" y "El resplandor" están muy presentes en el comienzo con su carga de miedo y locura, todo se desvanece en el transcurso de la historia, que fue dirigida nada menos que por el realizador de "En el nombre del padre" y "Mi pie izquierdo". A esto se suma un excelente elenco con la muy premiada Rachel Weisz ("El jardinero fiel") como la joven mamá, el mismo Daniel Craig (el nuevo James Bond), en el papel del escritor cansado de tanto caos urbano y la excelente Naomi Watts como la vecina. Es una pena porque si a pesar del guión puede considerarse buena, ¿qué hubiera pasado si éste se hubiera mantenido en el nivel de la primera parte?
El poder de la mente Will Atenton es un prestigioso editor de libros de New York. Tras renunciar a su trabajo para pasar más tiempo con su familia, él y los suyos se instalan en un barrio apartado de las grandes urbes. En pleno proceso de acondicionamiento de la nueva casa, se entera que en ese mismo sitio se cometió un horrible asesinato múltiple, y el responsable posiblemente este merodeando de nuevo el lugar. Hasta ahí es lo que se debe contar del film para no arruinárselo a nadie, si es que aún no se vio un tráiler que destripa y quita toda sorpresa que podría generar la película. De todas formas estamos ante un género que a esta altura ya difícilmente logre sorprender. La rama del “suspenso psicológico” parece totalmente estancada, siendo pocos los guionistas y realizadores que se atreven a producir algo nuevo. Cuando esto sucede, se encuentran films muy fallidos o sobresalientes. Por desgracia, este no es el caso, ya que estamos ante una propuesta poco atrevida a la hora de romper moldes. Con un guión que claramente es el punto más flojo del film, vamos pasando por cada uno de los clichés del subgénero (susto con subidón de música incluido). Y no solo eso: también hay situaciones bastante forzadas que rozan lo ridículo, teniendo el personaje del desaprovechado Elias Koteas. Otro ejemplo del mediocre guión es el amague que se hace en profundizar determinadas historias, pero que luego nunca más se tocan y dejan al espectador bastante descolocado mientras ve el film, como el tanteo de romance entre Watts y Craig. Si la película se mantiene a flote es principalmente por los actores; si bien ninguno ganara algún premio por esta película, al ser tan versátiles y sólidos en lo que hacen dejan bien parados a sus personajes, sobre todo la siempre bella y rendidora Rachel Weisz, logrando transmitir bastante aire onírico a su alter ego filmico. Otro punto a favor del film es el trabajo de iluminación a cargo de Caleb Deschanel. Sinceramente no es ninguna maravilla, pero logra transmitir el clima opresivo y hasta claustrofóbico en la residencia de los Atenton, el gélido clima de invierno en el que transcurre toda la película, y sobre todo cuando la historia se centra en el estado mental del personaje de Daniel Craig. Un film de suspenso bastante fallido, que en ningún momento arriesga a pesar de tener material para hacerlo, pero que no sólo se queda cojo desde el guión, sino que el propio director (recordemos que tuvo 3 nominaciones a los Oscars) tampoco le pone mucha personalidad al film. Quienes sólo quieran ver una película más sobre “suspenso psicológico”, no se desepecionaran, pero aquellos que busquen algo nuevo o bueno, recordaran a este film como “esa en donde Craig y Weisz se pusieron en pareja”.
La realidad y sus fantasmas No es lo que parecía en los anticipos que pasaban en el cine esta película. Algo que cabía dentro de las posibilidades si se atiende a esa propensión, llena de excepciones pero propensión al fin, que muestra que los directores europeos hacen películas de género ligeramente fuera de la horma cuando se radican en Hollywood. Es el caso ahora de Jim ?Sheridan, este irlandés que se hizo mundialmente reconocido desde su país por filmes como Mi pie izquierdo y En el nombre del padre , y que ?ahora figura como uno de los responsables de Detrás de las paredes que intenta sin toda la fortuna necesaria entrar con un enfoque novedoso a un relato con formato norteamericano clásico. Para empezar la traducción del título no representa como debiera a la película. En el original este filme encabezado por Daniel Craig en el elenco se llama Casa de los sueños , denominación que dice un poco más acerca del contenido dramático de la película que el que un poco tendenciosamente le adosaron para la Argentina, Detrás de las paredes , que pertenece al imaginario de las obras de terror y confunde respecto a lo que va a suceder en la pantalla. Llamativamente la historia tiene poco que ver con ese ?“detrás de las paredes”, pese ?a que la casa donde viven los protagonistas es una de las ?típicas casonas malditas habitadas por gente desinformada e inocente. En alguna parte es más bien un desordenado conjunto de climas y convenciones de géneros donde asoman el thriller, varios pasajes del cine de miedo y otros tantos no menos influyentes de drama, psiquiatría y fantasía. El protagonista es un hombre que cree vivir una realidad con su bella familia, hasta que algunos indicios van llevándolo a descubrir que está recuperando trabajosamente su salud mental, luego de sufrir una tragedia que le provocó un trauma terrible. Sintetizando y simplificando: Detrás de las paredes es una película que se deja ?ver bien, y se presta para una interesante charla posterior.
Muchas de las mejores películas aparecen de la nada, en el momento menos previsto. Lo mismo se aplica a las peores. Detrás de las Paredes es una producción chica, no muy ambiciosa, pero el elenco y el equipo técnico es tan prestigioso que uno nunca podría haber imaginado un resultado final así de pobre. Will Atenton (Daniel Craig), un respetado editor, deja su trabajo para dedicarle más tiempo a su familia. Él, su esposa (Rachel Weisz) y las dos hijas de ambos acaban de mudarse a una enorme casa en un barrio de los suburbios. Todo parece marchar bien, en medio de las consabidas remodelaciones, risas y cariño. Pero la tranquilidad se esfumará cuando Will nota que alguien los vigila por las noches, escondido entre la vegetación del jardín. No tardará en descubrir que en esa casa, cinco años atrás, un hombre mató a su familia. El asesino fue encerrado en un hospital psiquiátrico, pero ahora está libre y seguramente sea quien anda merodeando la vivienda. Aunque habrá más secretos que saldrán a la luz. La película comienza como un thriller climático. Recuerda a films como Al Final de la Escalera, de Peter Medak, y El Resplandor, dirigida por Stanley Kubrik. Y, según el afiche, da toda la sensación de que la historia irá por el lado de lo sobrenatural. Sí hay una vuelta de tuerca, pero relacionada con lo psicológico, muy similar a films recientes —y muy superiores a Detrás...— que convendría no nombrar. Un giro tramposo, que al estar ubicado en mitad de la película, es estirado como un chicle hasta el final, donde hay otro giro, tiradísimo de los pelos. El guión de por sí recurre a lugares comunes, pero incluso esos elementos están pésimamente manejados y puestos. Hay detalles y personajes diseñados para tener peso en el tercer acto, pero están tan mal trabajados que terminan produciendo sorpresa, pero en el mal sentido. El veterano y premiado Jim Sheridan suele mostrar en sus obras familias puestas a prueba: las que hizo con Daniel Day Lewis (Mi Pie Izquierdo, En el Nombre del Padre y The Boxer), Tierra de Sueños, Rico o Muerto y Hermanos. Pese a su nula experiencia en thrillers, el director irlandés quiere ponerle garra a esta película, y para eso se rodeó de un gran equipo técnico, empezando por el director de fotografía Caleb Deschanel y la diseñadora de producción Carol Spier, habitual colaboradora de David Cronenberg. Pero sin un guión ni siquiera mediocre, las buenas intenciones de Sheridan quedaron en intentos. Además, maneja equivocadamente los puntos de vista de los personajes en escenas claves, lo que produce una confusión en el espectador. Algo similar ocurre en con los actores. Figuras como Daniel Craig (en un papel pensado para Brad Pitt, quien tampoco luce como un editor), Rachel Weisz y Naomi Watts (la más desaprovechada) hacen lo que pueden con un texto por debajo de sus capacidades. Mal escrita y peor vendida —el trailer lo cuenta todo—, Detrás de las Paredes es una fallidísimo film de suspenso que consigue poner nervioso al público, pero por lo horrible de lo que se está proyectando.
Anexo de crítica: Esta versión light y conciliadora de El Resplandor (The Shining, 1980) con toques depalmianos busca desesperadamente esquivar los lugares comunes de siempre en cuanto al tópico “casas embrujadas” pero termina cayendo en cada uno de ellos. Aún así, la buena labor del elenco y el tono austero que impone Jim Sheridan logran construir un verosímil sustentable...
¿Qué tan mal puede salir una película que tiene como principales actores al actual 007 (Daniel Craig) y a dos de las actrices más bonitas que el cine haya visto (la ganadora del Oscar Rachel Weisz y Naomi Watts, que para quien suscribe, es la actriz más linda en la actualidad)? La respuesta a esta pregunta está en Detrás de las Paredes, que de todos los misterios que esconde (y son muchos), quizás ese sea el más interesante. La narración del film es un desastre: los giros -supuestamente reveladores- son demasiado previsibles, los personajes toman decisiones que nadie puede entender (según sus propias reglas y su propio mundo) y para más, la película tiene una crisis de identidad. Mezclar géneros es un indicio de maestría, algo que Jim Sheridan obviamente no ha logrado. Detrás de las Paredes comienza como una película de terror fantástico, pero rápidamente se vuelca al thriller psicológico, para pasar al policial más simple y chato y culminar (spoiler: puede pasar al párrafo siguiente si prefiere) con una nota pseudo romántica/fantástica. La música de los créditos finales así refleja todo esto, sin mencionar que el título original es Dream House. Si los films de Scorsese y Nolan sobre los sueños fueron justamente criticados (aún con sus aciertos, que los tienen) imaginen este film. Detrás de las Paredes narra la historia de un escritor que cansado de la vida urbana decide mudarse con su familia a un lugar más tranquilo. Pero lo que sus vecinos nunca le dijeron es que en la nueva casa se cometieron terribles asesinatos. Casualmente, un hombre enloqueció y asesinó a su esposa y a sus dos hijas. Adivinaron: el personaje de Daniel Craig tiene una esposa y dos hijas. Para más, una vecina tiene una mirada sospechosa, pero más nos hace sospechar a nosotros que está involucrada en algo mucho más importante que lo que parece, no sólo porque sea Naomi Watts, sino porque nunca se puede esconder que ese personajes "secundario" es, en realidad, bien "primario". Del mismo modo no se pueden evitar que las revelaciones estallen frente a nuestros ojos, seamos espectadores avezados o no, mucho antes de que ocurran. Lo que queda es un film que se siente como rutina pura, y ni siquiera prolija.
Will cambia de trabajo y de casa, y decide buscar otro destino para sus días junto a su mujer y dos pequeñas hijas. De pronto, la casa comenzará a dar señales de un hecho grave ocurrido en el pasado. Y a partir de ese instante todo muta. Lo mejor que tiene esta película del reconocido director Jim Sheridan (el de “En el nombre del padre” y “Tierra de sueños” ) es que nada es lo que parece. Es desde el efecto sorpresa generado en el espectador que la trama va ganando en solidez y en suspenso, y se acerca más al thriller para alejarse del terror, pese a que los fantasmas forman gran parte de esta historia. Aunque hay momentos en que el curso de la trama se torna previsible, vale la pena. Y toma relevancia a partir de las actuaciones del trío protagónico, donde vale destacar la expresividad de Rachel Weisz.
Este film lo vio muchas veces: pareja que se muda a la casita de los sueños, casita que fue el escenario de un crimen atroz (“atroz” para el cine estadounidense es “murió un chiquito”), comienzan a investigar y ¡Sorpresa! Resulta que hay un misterio sobrenatural mucho más antiguo ahí que amenaza la vida de la nueva pareja y su progenie. Y claro, hay vueltas de tuerca -pero menos originales que en Otra vuelta de tuerca, el modelo de todos estos thrillers-. También hay un director, Jim Sheridan (Mi pie izquierdo, El boxeador) que quiere hacer un drama psicológico mientras el film va para el lado del efecto por el efecto mismo. Y actores -Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts- más que competentes y talentosos desaprovechados por la previsibilidad de la historia y la pereza de la puesta en escena. Dicen que Sheridan pidió que retirasen su nombre del film, dado que el corte final lo hicieron los productores. Lo bien que hace.
Desde la imagen promocional del filme había algo del orden de la molestia que no podía definir. En principio, y no puedo justificar la razón, me acercaba mucho como idea a la genial, ya todo un clásico dentro de la historia del cine, “El Resplandor” (1980) de Stanley Kubrick. Después, luego de verlo en proyección, estas dudas se resuelven. En “Detrás de las paredes” (“Dream house” en el original), el exitoso editor Will Atenton (Daniel Craig) deja su trabajo en Nueva York con un contrato fastuoso para escribir su primer libro. Por ello decide trasladarse con su esposa Libby (Rachel Weisz) y sus dos hijas a una preciosa casa en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra. Empiezan a acostumbrarse a su nueva vida cuando descubren que una madre y sus hijos fueron asesinados en esta casa. Todos los habitantes de la ciudad están convencidos de que el culpable es el único superviviente, el marido. Will decide investigar. En el medio aparece Ann Paterson (Naomi Watts), una vecina, amiga de la familia asesinada, que intentará ayudar a Will a resolver el misterio. El director Jim Sheridan fluctúa entre lo magistral y lo extremadamente superfluo e impúber, habiendo filmado películas como “Mi Pie Izquierdo” (1989) o “En el Nombre del Padre” (1993), intercalando una remake de la maravillosa producción danesa “Hermanos” (2004) de Susanne Bier, dando casi vergüenza ajena por la destrucción de un texto mal copiado. Ni antes ni ahora se puede decir que el filme este mal realizado, todo lo contrario, en su estructura de industria es casi perfecto. Desde el manejo de los tiempos, hasta el primer punto de quiebre, ese espacio temporal de presentación de los personajes, hasta la interrupción del conflicto, habiendo ya sugerido algunas pequeñas cosas, incluido el desenlace de la historia, pasando por un desarrollo, que con tal de justificar promulgan cualquier cosa que parezca o transforme verosímil al relato. Es así que recurren, para darle coherencia al texto, a sueños, amnesias, enfermedades mentales tipo psicosis esquizofrénicas, o postraumáticas, como si fuesen lo mismo sin, al parecer, ningún tipo de asesoramiento. El plus de la producción esta puesto casi exclusivamente en los interpretes, como si todavía funcionara, y de hecho sucede el star system, actores todos de renombre y con muy buenas performances, incluida esta incursión. Hay un momento en que la película se torna previsible, En definitiva, para pasar un buen rato, no le pida nada más porque no soporta más. No aburre, ya que tiene un giro narrativo que la vuelve a posicionar de buena manera frente al espectador, lastima que ese giro no este bien resuelto, por lo que no apunta a un tipo de análisis profundo, ni desde la historia, ni desde lo estético estructural, aunque, nobleza obliga, debo decir que los rubros técnicos, todos, especialmente la fotografía, arte, diseño de sonido, etc. son de factura impecable, aunque eso a esta altura de los acontecimientos ya no impresione.
Mecanismos de Defensa Dream House o Detrás de las Paredes como se titula en nuestro país, es la controvertida última obra del afamado director irlandés Jim Sheridan ("Mi Pie Izquierdo", "Hermanos"). Resulta que se armó un liaso ya que al finalizar la filmación, no se pusieron de acuerdo los productores y Sheridan para darle la edición final, lo que produjo que se recortara un gran número de escenas y la furia del director que vio como su trabajo creativo era mutilado por empresarios ávidos de dinero. Esto generó que gran parte de la crítica mundial le pegara con un caño a esta película que en mi opinión, más allá de la estupidez de los productores y falta de respeto hacia su director, sí creo que entretiene y logra su objetivo. ¿No es maravillosa? No, no lo es. ¿Entretiene y brinda buenas actuaciones? Sí, si lo hace. He visto varios films del género este año mucho más mediocres y aburridos que este. Quizás el mayor problema sea pensar en lo que hubiera pasado si se respetaba la versión original de Sheridan, que no dudo, debe haber sido más osada y oscura que la que quedó finalmente. Pero si evaluamos el resultado que tendrá en el público, creo que varios van a simpatizar y pasar un buen momento de suspenso. Como indica el cartel publicitario, protagonizan Dream House las estrellas Daniel Craig (Will Atenton), que se lo ve bastante suelto y con talento, la siempre grata Rachel Weisz (Libby, la esposa de Will) y la versátil Naomi Watts (Ann Patterson), conformando un trío soñado, que podría haberse aprovechado mucho más, pero que al fin de cuentas, termina cumpliendo bien su labor. Creo que lo mejor de la cinta reside en sus intérpretes y ciertos momentos de tensión que han sido creados por la dirección. Lo más flojo es justamente la parte donde metieron la mano los productores, con algunas ediciones pobres y que por momentos confunden al espectador, sobre todo hacia los últimos momentos del film. Para cerrar, debo aclarar que no todos van a disfrutar esta película a full, ya que encontrarán ciertas similitudes con otras producciones del género y percibirán algunos baches en la historia, pero eso no quiere decir que sea mala o justifica que se la haya basureado tanto como leí por ahí. Para pasar el rato con un poco de suspenso está bien y vale la entrada más que otros bodrios que han circulado por la pantalla grande este año.
Sin drama, suspenso, terror, misterio, ni nada Hay películas que son tan nulas cinematográficamente, que su propósito hay que encontrarlo por fuera de lo artístico. Es el caso de Detrás de las paredes, film inentendible e inútil cuya única razón fue el permitir que Daniel Craig y Rachel Weisz se enamoraran y posteriormente se casaran. Miren si el amor será poderoso y hermoso, que hasta es capaz de vencer al mal cine. El nuevo film de Jim Sheridan (muy lejos del nivel que supo alcanzar con En el nombre del padre o Golpe a la vida) cuenta la historia de un editor (Craig) que deja su trabajo para perseguir su gran sueño: comprarse una casita para su esposa (Weisz) y sus dos hijas, y dedicarse a escribir la novela que siempre estuvo en su cabeza. El problema es que cuando llega empiezan a pasar cosas raras en el hogar: ruidos raros, apariciones enigmáticas, una vecina (Naomi Watts) que lo esquiva, etcétera, hasta que se entera que donde vive ahora ocurrió un asesinato terrible, en el que un hombre mató a toda su familia. Casi desde el comienzo se le nota a Sheridan que lo que quiere filmar es en realidad un drama familiar sobre los vínculos en la pareja, la paternidad y la aceptación de la pérdida. Eso no estaría mal de por sí: muchos grandes films de terror y suspenso, como El exorcista o Sexto sentido, supieron sostenerse sobre cuestiones dramáticas vinculadas a la institución familiar. El problema es que el realizador irlandés toma el molde del cine de terror y suspenso, condimentado con algo del policial, y en ninguno de los casos los utiliza de manera apropiada. Es más, exhibe no sólo impericia, sino hasta pereza en la puesta en escena. No existe el más mínimo grado de suspenso, la película nunca asusta (ni siquiera un poquito, y eso que el que escribe es un tipo muy asustadizo) y las vueltas de tuerca policiales tienen menos solidez que una gelatina al sol. En consecuencia, también el drama termina perdiendo todo peso, sin poder salir en momento alguno del esquematismo más ramplón y soporífero. Para colmo, a Detrás de las paredes se le notan mucho las costuras por los múltiples cambios en la sala de edición (hubo bastantes disputas entre el autor de Mi pie izquierdo y el estudio Morgan Creek, lo que llevó a realizar nuevas tomas y retoques en el corte final), y nunca se alcanzan a desarrollar los conflictos apropiadamente, quedando varios personajes sueltos por ahí, sin alcanzar la estatura o incidencia merecida. Film completamente fallido, sin alma y energía, con un buen elenco desperdiciado, Detrás de las paredes aburre soberanamente, aunque tiene la ventaja de que es corta, con lo que no se siente tanto el tiempo desperdiciado. Igual, lo peor es que Rachel Weisz sigue lejos del alcance de todos los que estamos enamorados de ella.
Las películas “Mi pie izquierdo”, “En el nombre del padre” y “Golpe a la vida”, una verdadera trilogía interpretada por Daniel Day Lewis, hicieron conocer en el mundo al director irlandés Jim Sheridan. Su carrera posterior fue irregular pero aún en sus obras menos logradas afloraban elementos de calidad, propios de su virtuosismo. “Detrás de las paredes”, ridículo título local de la original “Dreamhouse”, lo muestra en su peor momento artístico pese a contar con un elenco que muchos realizadores envidiarían. A diferencia de obras anteriores en que habitualmente era coautor del guion, éste elaborado por David Loucka, podría explicar en parte la fallida historia. Y a poco de avanzar en el metraje, el espectador ya adivina lo que le está ocurriendo al personaje central, anulando uno de los pocos elementos rescatables que creaban cierto enigma dentro del argumento. Daniel Craig es Will Atenton, un escritor a quien se ve renunciando a su puesto de editor para poder dedicarse de lleno a su proyecto de redacción de una novela. Tal decisión motiva las felciitaciones de sus colegas laborales y sobre todo de su familia integrada por su bella esposa, también en la vida real (Rachel Weisz) y sus dos hijas. Sin embargo la llegada a la nueva casa no le depara satisfacciones idénticas a su resolución de cambio de vida. Un aparente vecino lo mira con malos ojos y la esposa de éste (Naomi Watts) lo evita, aunque parece saber cosas que tienen que ver con Will y con el propietario anterior de su casa. Podrían darse aún más datos de la trama, pero eso sería quitarle al espectador los pocos elementos que le faltan para entender qué está aconteciendo. De todos modos, y como ya se anticipara, no pasarán muchos minutos más para que todo quede medianamente claro y para que la obviedad se instale y el interés decaiga. La resolución es extrañadamente convencional y si después de todo lo apuntado algún desprevenido decide ir a ver el film no podrán, después de haber leído esta crónica, acusarnos de no haberles advertido.
Entre la familia y sus fantasmas El motivo primero, que lleva a querer ver un film de trailer tan obvio como Detrás de las paredes, es su realizador: Jim Sheridan, responsable de títulos como Mi pie izquierdo (1989), En el nombre del padre (1993), y Hermanos (2009). Respecto del trailer, decir que sintetiza --de manera explícita-? el nudo argumental: el inquilino y su familia viven en una casa donde, dicen los demás, él está solo; es decir, no hay familia, solo ilusión de ella. La curiosidad, entonces, en relación a qué es lo que más tiene para contar el film. Sea porque se trata, evidentemente, de un relato de género, vinculado con el terror; o porque quien mira a través de esta lente es un realizador de ojo crítico y de buen pulso narrador. Algo de todo esto hay, pero lo cierto es que no alcanza de modo suficiente. Es decir, la construcción de Detrás de las paredes atiende a fórmulas que se conocen por haber sido vistas en tantas películas: casa poseída, alertas y silencios cómplices, familia en peligro, maldición descubierta, vuelta de tuerca final. Quizá, y por no caer en la mera convención, el avance del film ya delata la que sería su "revelación", rasgo que, por sí solo, no debiera ser sostén de ninguna película. Puesto que el espectador ya sabe, o intuye rápidamente, el devenir de la historia, lo que más importa será lo que pase entre sus personajes, qué es lo que se cifra en ellos. Allí, entonces, Daniel Craig como el atribulado padre de una familia fantasma, esquizofrénico y querido por dos mujeres diferentes (Rachel Weisz/Naomi Watts). En él se empeña el silencio que todo un pueblo guarda. Sobre él, de esta manera, el peso de una carga que es murmullo y condena, así como desdén. Es por eso que el título mejor para la película será el original (Dream House), es decir, el de una casa que, alguna vez, supo guardar sueños felices, vueltos ahora pesadillas recurrentes. Los fantasmas parecen estar dentro de la cabeza como también por fuera, en la búsqueda de una solución para quien se quiere y se extraña, sea desde el más aquí, sea desde el más allá. Sin olvidar que se trata de una película de terror, Detrás de las paredes sale indemne del conflicto que presenta, pero sin el aura suficiente de mirada personal que, merced a su realizador, el espectador podría suponer. No deja de ser, en parte, una radiografía despiadada sobre vínculos sociales y familiares, pero desde un prisma bastante alejado del que otras películas de Sheridan, como Tierra de sueños (2002), supieran proponer. De todos modos, el carril por el cual transita la historia funciona bien. Dentro de la casa, las puertas esconden siempre otras, a la vez que dibujan la suficiente cantidad de grietas como para que las paredes, al fin, se derrumben. Salir de allí a tiempo será el desenlace. Más la restitución final del orden alterado. En suma, y por ello, nada que sorprenda demasiado.
Los fantasmas del pasado A pesar de que el director de esta película es Jim Sheridan no hay que ir al cine con la expectativa de ver uno de aquellos excelentes filmes ("En el nombre del padre", "Mi pie izquierdo") en los que el realizador se ocupaba de temas vinculados con su compromiso social y con Irlanda, su tierra natal. Sheridan decidió embarcarse en un filme de género, con todo el derecho que le asiste; el resultado es una película correctamente construida, con una intensidad dramática convenientemente administrada, y que desarrolla una idea interesante, a pesar de que pueden hacérsele algunos cuestionamientos. No hay que buscar líneas de pensamiento profundo o símbolos escondidos: Sheridan quiso entretener a la platea, y lo logró en gran medida. El problema es que se trata de uno de esos filmes que dependen en gran medida de la vuelta de tuerca que plantea el argumento al promediar la narración. Si al espectador le convence el giro que toman los acontecimientos, todo sigue sobre ruedas y el final termina por acomodar todos las piezas del rompecabezas; si, en cambio, no entra en la convención que le proponen el director y el guionista, el espectador puede sentirse defraudado y hasta engañado por algunos trucos de narración, indispensables para mantener la intriga del argumento. También puede discutirse el cambio de género que se observa sobre la mitad del filme: lo que en un comienzo parece una película de terror en la que la casa es protagonista destacada, con los consabidos ingredientes de sonidos extraños y aterradores, detalles siniestros y cuartos secretos, gira drásticamente hacia un thriller psicológico, basado en los imprevisibles juegos de la mente humana. Con todo, la propuesta de Sheridan es válida; el elenco se desempeña correctamente, con la mayor parte de la responsabilidad interpretativa en las espaldas de Daniel Craig y de Rachel Weisz (pareja en la vida real). Hay un buen aporte de Naomi Watts en una breve intervención.
Es difícil que yo encuentre un filme malo pero, cuando es el caso, se tratan de cintas que están construidas de manera odiosa o frustrante. Dream House entra en la última categoría. Acá hay una buena cantidad de talentos - Daniel Craig, Rachel Weisz, el director Jim Sheridan (el cual tiene títulos bajo el brazo como Mi Pie Izquierdo o En el Nombre del Padre) - que se muestran totalmente impotentes a la hora de repuntar un relato que nunca termina de cuajar. Es posible que la historia de base sea una estúpidez, o que el guión fuera incompetente; o incluso podemos culpar al estudio que metió mano por su cuenta - algo habitual para Morgan Creek, los mismos que hicieron dos versiones de la precuela de El Exorcista, o que tijeretearon Razas de Noche -. Como sea el caso, lo cierto es que el resultado final parece un engendro generado por un circo de negligentes, los que arruinaron cualquier minima posibilidad de que el filme fuera interesante o siquiera potable. En primer lugar Dream House tiene enormes problemas con la narración. Nunca se ve fluida, siempre da la impresión de que faltan escenas en el medio, y jamás hace el más mínimo esfuerzo para crear un poco de atmósfera. Tampoco ayuda el hecho de que la historia se ve demasiado remanida - un tipo compra una casa vieja con una historia maldita detrás, la cual lo obsesiona y comienza a investigar -, y que la misma tiene problemas de identidad (nunca termina de definirse si se trata de un thriller policial o de un filme de terror). A esto se suma que el libreto basa toda su gracia en dos revelaciones clave: la primera es muy Shyamalanesca y se da a los 40 minutos de iniciado el filme, en donde descubrimos de que el protagonista es el mismo asesino que ha sido liberado del siquiatrico y que padece un fuerte ataque de amnesia (ups, sorry!; se me escapó). La "gran revelación" está manejada con tal grado de torpeza que carece de impacto y en realidad provoca una especie de pantano narrativo, ya que la historia no sabe muy bien cómo seguir a partir de allí. Pero cuando llega la segunda gran vuelta de tuerca - en donde descubrimos por qué pasó lo que pasó -, a uno le entran ganas de volarle las gónadas al guionista de un escopetazo. Es la explicación más idiota que escuchado en el cine en mucho, mucho tiempo, y termina por hundir a Dream House en el más profundo de los abismos. Aun cuando Jim Sheridan proteste y quiera quitar su nombre de los créditos, yo creo que es culpable de gran parte del fracaso de la película. Simplemente era el individuo inapropiado para el trabajo, un director incapaz de generar el clima de tensión que precisaba el filme. Si hubiera sido eficiente, el 70% de Dream House - hasta la llegada del horrendo final que insertó con calzador la gente de Morgan Creek - hubiera funcionado de manera decente. Otro director hubiera explotado con mayor profundidad la posibilidad de que las alucinaciones de Daniel Craig no fueran tales sino que él viera los fantasmas de su mujer y sus hijas fallecidas (algo que se explora muy al pasar en el terrible climax), pero acá todo es demasiado lineal y pristino, y las revelaciones llegan sin demasiado entusiasmo. Y si uno no aplica un mínimo de estilo a un thriller, simplemente termina por generar una experiencia fallida y frustrante, como si viéramos una comedia incompetente en donde los chistes son rematados sin gracia o fuera de tiempo.
El estreno de este film, que en los Estados Unidos fue el pasado 30 de Septiembre y que ahora llega a la Argentina, está dando que hablar... y mucho. Y es que su director, el irlandés Jim Sheridan ("Mi Pie Izquierdo", "En el Nombre del Padre", "Tierra de Sueños", "Hermanos"), no quedó muy conforme con el corte final de este thriller psicológico luego de la proyección que el estudio cinematográfico realizó antes del lanzamiento del film. El reconocido realizador le ha solicitado a la Asociación de Directores de América (Directors Guild of America) que su nombre fuera quitado de esta producción porque no quedó como él quería. En medio de esta situación, la DGA le propuso filmar nuevas tomas pero aparentemente fue para peor, ya que Sheridan comenzó a improvisar y a alejarse cada vez más de lo que estipulaba el guión. Con lo cual, la compañía productora terminó haciéndose cargo de la edición sin la aprobación de uno de los responsables del proyecto. ¿Qué tan diferente hubiera quedado con el visto bueno de Sheridan? Eso no lo sabremos, pero suponemos que mucho mejor, dada su trayectoria. Lo que sabemos es que "Detrás de las Paredes" nos presenta la historia de Will Atenton (Daniel Graig), un prestigioso editor de libros (y futuro novelista) que decide renunciar a su absorbente trabajo en Manhattan para pasar tiempo completo junto a su esposa Libby (Rachel Weisz) y sus dos pequeñas hijas, Trish (Taylor Geare) y Dee Dee (Claire Geare), en su nuevo hogar ubicado en los pintorescos -y por sobre todo nevados- suburbios de Nueva Inglaterra. A medida que se adaptan a su nueva vida en la casa que -parece- han adquirido recientemente con intención de renovarla para convertirla en la "casa de sus sueños" (título original del film), descubren el horrendo secreto que se esconde detrás de sus rústicas paredes. Allí, tiempo atrás, un hombre llamado Peter Ward asesinó a toda su familia (mujer y dos hijas) y sobrevivió. A partir de ese momento, el personaje de Craig se obsesiona con averiguar quién cometió los asesinatos y por qué, ya que su familia corre peligro, dado que alguien (que en ningún momento se ve) anda deamubulando por las afueras de la casa y espiando a través de las ventanas. Uno de las revelaciones de la historia, la cual no entiendo el porqué de su inclusión en el trailer (por favor no lo vean antes de asistir a la función de esta película) es interesante porque Will descubre una verdad sobre sí mismo. Para peor, la vecina de enfrente, interpretada por Naomi Watts (aporta su pequeña cuota de suspenso), no le dice demasiado. Ahora bien. Eso tendría que haberse dado a conocer cerca del final. Pero el otro giro en la narración es medio confuso. Puede que el espectador que sepa del problema con Sheridan, vaya predispuesto a ver algo que tal vez no le guste, pero cabe resaltar que la premisa del guión es más que interesante, pero lamentablemente se nota que se han metido con la edición. El final... ¿habrá sido forzado? Ustedes sacarán sus propias conclusiones. "Detrás de las Paredes", que tiene uno o dos momentos que asustan, no es un film de terror sino, como señalé al principio de esta nota, es un thriller psicológico que no cuenta con la mejor actuación del británico Daniel Craig, recientemente casado con su co-protagonista, Rachel Weisz, quien nos ofrece, junto a Naomi Watts, una correcta actuación.
Sin créditos El exitoso editor Will Atenton (Craig) renunció a un trabajo de alto nivel en Manhattan para mudarse con su esposa Libby (Weisz) y sus dos hijas a una pintoresca ciudad de Nueva Inglaterra. A medida que se adaptan a su nueva vida, descubren que su casa perfecta fue el lugar del asesinato de una madre y sus hijos, y toda la ciudad cree que murieron en manos del esposo que sobrevivió. Cuando Will investiga, no sabe con certeza si está comenzando a ver fantasmas o si la trágica historia está afectándole demasiado. Leyendo un poco más sobre este filme, y analizando las diversas opiniones de los críticos encontré este paradójico dato: el director irlandés Jim Sheridan solicitó, tras ver el trabajo final, que se retire su nombre de los créditos. Eso lo dice todo. “Detrás de las paredes” es una película que apuesta, primordialmente, al elenco. Con figuras como Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts lo primero que uno piensa es: esta película promete. Desafortunadamente amigos, debo confesarles que esta película es como muchos de nuestros políticos… no cumple ninguna de sus promesas. Bueno, a decir verdad tiene algunos intentos de buen cine y de interesantes propuestas. Pero sólo queda en eso… intentos. La historia se basa en Will Atenton, quien decide abandonar su puesto como editor en un prestigioso medio gráfico para asentarse con su familia en las afueras de Nueva York y dedicarse al desarrollo de una novela. Poco tiempo pasa hasta que la familia descubre que su nuevo hogar oculta un pasado siniestro. Cuatro años antes un padre de familia había perdido el juicio y asesinado a sangre fría a toda su familia. Hasta acá vamos bien, la historia se comienza a construir, hasta que a mitad de camino se resuelve una incógnita que podría haber cerrado perfectamente todo el filme si no fuera porque ya existen mas de un millar de películas similares. Debido a esto, supongo, el director decidió rebuscar una salida, que los espectadores también intentarán buscar. Muchas incógnitas sin cerrar y muchas respuestas sin sentido. Algo que cabe destacar es el rol de los actores, quienes caracterizan sus personajes en muy buena hora. Un filme que podría haber explotado los dotes actorales y complementarlos con una buena de rosca, se hubiese convertido en ese filme esperado por todos aquellos que fueron al cine. Buenas imágenes, interesante banda sonora, con momentos de tensión bien creados que desgraciadamente se quedan sin créditos finales… “Detrás de las paredes”, según uno de los colegas críticos de cine es un filme “prescindible”.