El miedo de ser abuelo de alguien.... NORMAL Bienvenida esta secuela, que puede despegar de su predecesora y generar un discurso novedoso inspirado en los temores y miedos más frecuentes acerca de la paternidad/maternidad y sus derivados. Claramente "Hotel Transylvania 2" (USA, 2015), de Genndy Tartakovsky, puede lograr esto por la capacidad del equipo de guionistas (Robert Smigel y Adam Sandler) que supo potenciar los conflictos de estos monstruos y su relación con los humanos desde otra perspectiva, favoreciendo una narración fluída con una estructura clásica. Y claramente con Sandler y Samberg encabezando la historia, el resultado no puede ser otro más que una delirante sucesión de confusiones y gags, que enfocados en el desesperado intento de Drácula (Sandler) por lograr que su nieto sea tal como el espera, o mejor dicho, como el resto de los monstruos desean que sea. "Hotel Transylvania 2" juega con los miedos de una familia que intentará ver si el niño en cuestión es o no un digno heredero del linaje monstruoso al que pertenece, pero también posibilita el disfrute desde un lugar relajado en el que el humor es tan sólo la puerta hacia un espacio de reflexión sobre la paternidad y cómo, al final, termina hablando de los "monstruos" en los que a veces se terminan convirtiendo muchos con el objetivo de pensar algo sobre ellos mismos desde otro lugar. La repetición de los entrañables personajes, y la lograda animación digital, se suman a un elenco de voces (en el original) que impregnan cada escena con alegría y profesionalismo y que hacen de "Hotel Transylvania 2" una propuesta querible y entrañable . De antología el duelo Sandler vs Mel Brooks llegando casi al final. PUNTAJE: 8-10
Tres años después del gran éxito de la primera aventura, la pandilla animada de Adam Sandler y compañía vuelve a la carga una vez más, continuando la acción donde quedó en la simpática entrega anterior. Ahora con la familia agrandada con la llegada del pequeño Dennis, la actividad en el Hotel Transylvania ha cobrado un nuevo sentido. Ya sin el prejuicio a los humanos, el hotel se ha vuelto un concurrido destino de vacaciones tanto para monstruos como para humanos. Los monstruos son ahora considerados cool, casi hasta como celebridades, y el mundo es un poquito mejor con este cambio de paradigma. Pero la inquietud de Drácula es saber si su adorado nieto se convertirá en uno de la camada o quedará como un humano común y corriente. Es tanta su preocupación que se unirá a sus amigos inseparables -Frankenstein, el Hombre Lobo, el Hombre Invisible y la Momia- para despertar en el pequeño sus instintos monstruosos antes de que su hija se lo lleve al mundo exterior, donde tendrá una vida mucho más cotidiana y rodeado de más humanidad de la que tendrá en el extravagante hotel. Con la entrada de Sandler como escritor de la secuela, ciertas cosas han cambiado. Las partes siguen siendo las mismas, pero el subtexto de Hotel Transylvania 2 no es tan interesante como el de su predecesora, y hay una cierta recurrencia a los chistes subidos de tono que pasarán desapercibidos por la platea infantil, pero sus progenitores sin duda notarán. Es el Humor Sandler que ha permeado hacia el mundo de la animación, y se sabe que nada bueno puede salir de ello. En esta ocasión sólo escuchamos sus voces, así que no tenemos que sufrir su presencia corpórea, pero que se haya hecho cargo del guión es un detalle para tener en cuenta, sabiendo el tipo de humor banal y soso que puede llegar a surgir del actor. Y aunque la historia no sea magnífica, la película se deja disfrutar por su atractivo visual. El director Genndy Tartakovsky vuelve a recrear un mundo con criaturas variopintas y coloridas, con un detalle muy refinado y palpable, y todo sin un presupuesto excesivo de por medio. Como siempre, el 3D se luce en los primeros momentos para después ir siendo relegado a un segundo plano, así que están avisados. Hotel Transylvania 2 es una secuela a la altura de la primera parte, con el mismo nivel de calidad en animación aunque ya sin el mismo nivel de sorpresa que antes. Se deja ver.
Como todo lo que hoy en día genera dividendos, una vez que la primera "Hotel Transylvania" llegó a recaudar globalmente casi 360 millones de dólares (costó 85 solamente) se venía venir la segunda parte. En lo personal, la primera no me había parecido nada especial y no tenía demasiadas expectativas con esta continuación. Afortunadamente, esta segunda entrega tiene algunas aristas interesantes y explora muy bien la cuestión vincular del afecto entre abuelos y nietos. "Hotel Transylvania" era la historia de un vampiro clásico, Drácula (Adam Sandler en la versión subtitulada) que tenía una hija, Mavis (Selena Gomez) y vivían en un castillo que se había transformado en un interesante emprendimiento hotelero... (ejem!) Notas de color al margen, dentro del hotel teníamos muchos personajes secundarios que llamaban la atención, Frank (Kevin James), Wayne (Steve Buscemi), Griffin (David Spade) y más... Digamos que la banda era un grupo digno de ver. Lo central de la historia era que Mavis se enamoraba de Jonathan, humano que visitaba el lugar (jugado por la voz de Andy Samberg) y el conflicto que tenía Drácula al entender lo que significaba que su hija correspondiera a alguien que no fuera de su especie. Ahora, en este episodio, somos todos inclusivos y en este hotel, ya comienza la política de aceptar a no-monstruos. Después de todo, ¡es una cuestión de mercado! Iniciamos con el casamiento de Mavis y Jonathan y la llegada del heredero en un corto tiempo más... Dennis (Asher Blinkoff), un coloradito simpático que te comprará desde el primer momento. La cuestión es que los años pasan y en la familia todos se preguntan si este niño será o no vampiro (llega a los 5 y todo). ¿Tema importante no? Tanto, que Drac comenzará a planificar una salida de su grupo sólo con su nieto con la intención de transmitirle... algunas cuestiones de género... Pero para eso, deberá lograr que Mavis y Jonathan se vayan a la casa de los padres de él a pasar un tiempo solo, viendo como es la vida de los humanos. Recuerden que la hija de Drac nunca ha salido del castillo antes... La cuestión es que el abuelo logrará llevarse a su nieto a una serie de eventos nocturnos con la idea de que el chico, muestre los colmillos que él asegura que tiene... "Hotel Transylvania 2" no es un film desopilante ni extremo. Nuevamente dirigido por el experimentado Genndy Tartakovsky, no propone un ritmo acelerado ni un humor secuencial. Todo es natural. Si hay risas o escenas donde la ternura estalla, se dan siempre en un contexto familiar que fluye, de manera que no hay demasiado espacio para la sorpresa. Nada en este film nos conmueve mucho, excepto el vínculo entre abuelo y nieto. Algo aprendió Adam Sandler en todos estos años... hace tándem con Robert Smigel y proponen un guión accesible (sí, el pibe escribe), dinámico pero contenido, orientado a destacar lo estrictamente familiar en sus líneas. La tecnología, el trato al diferente, las redes sociales, el valor de la herencia y la cultura, son los tópicos que se presentan en esta segunda entrega. Hay suficiente material para que la familia pase un buen momento. Quizás no haya tantas risas, pero hay una cálida historia vincular que justifica su visión.
La Nueva Comedia Americana mete la cola La flamante animación del director de Las chicas superpoderosas cuenta con un aporte esencial de Sandler como guionista y productor y despliega un universo colorido, desaforado y con mil ideas visuales por minuto, que justifica los anteojos 3D. Es hora de escribirlo con todas las letras: Adam Sandler es uno de los comediantes más importantes de los últimos 25 años, aun cuando desde hace una década naufrague en proyectos que, en la mayoría de los casos, lo muestran bien lejos de aquél que supo ser durante los 90 y la primera parte de este milenio. Coguionista, coproductor y cabeza del casting vocal, el ex Saturday Night Live se calza al hombro Hotel Transylvania 2 no sólo para elevarla por sobre la línea de flotación establecida por la mayoría de las películas animadas. También, y sobre todo, para convertirla en una remembranza de sus mejores trabajos, un regreso a las fuentes de su humor más inocentón, por momentos tonto, pero siempre descontrolado y explosivo. La Nueva Comedia Americana campea también en la idea de unos amigotes imperfectos, deformes, literalmente monstruosos y lejos de los cánones de los políticamente correctos, que priorizan los intereses grupales por sobre las voluntades individuales, como si fueran unos mosqueteros desclasados y venidos a menos. “Todos para uno y uno para todos” en la pantalla... Y también fuera de ella: entre las voces de la versión original se destacan, además de la del propio Sandler, las de Kevin James, Andy Samberg y James Spade, todos habitúes del circuito artístico de la productora Happy Madison.El film empieza un par de años después del desenlace del anterior. Obligado a dejar atrás su misantropía después de que su hija Mavis se enamorara de aquel mochilero adolescente, Drácula (Drac, para los amigos) ahora regentea el hotel del título con criterios mucho más laxos que incluyen, claro está, la aceptación de huéspedes humanos. No es casual que Sandler haya prestado su voz para el doblaje original del emblemático Conde. Al fin y al cabo, y al igual que los personajes más reconocidos del protagonista de Un papá genial y Locos de ira, Drácula es un tipo temeroso, algo huraño y sin demasiadas ganas de aceptar los cambios del entorno, pero de una bonhomía infinita. La nena, por su parte, ultima preparativos para su casorio, excusa ideal para el reencuentro de los espectadores con la criatura del doctor Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia y los zombies. Que ellos tengan aquí un peso narrativo y humorístico mucho mayor que en la entrega previa se debe a que el tema ya no es la relación con un otro distinto y digno de los peores temores y prejuicios, sino la amistad masculina y las consecuencias personales del inexorable paso del tiempo. Otra vez la NCA metiendo la cola.El nacimiento del nieto de Drácula y la incerteza sobre su grado de vampirismo dan luz verde para que el realizador moscovita Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas) lance a la cofradía a la aventura de comprobar si efectivamente el nene es un chupasangre o no, al tiempo que la hija se debate entre quedarse allí o mudarse a California para darle una crianza normal. O todo lo normal que podría ser crecer entre humanos. Tartakovsky evade cualquier intento de psicologismo o bajada de línea sobre la potencial elección de Mavis, priorizando la empatía con los integrantes estelares de la mitología fantástica-monstruosa devenidas criaturas queribles, ideales para el consumo “de toda la familia”.Lo que no implica que se esté ante un mero vehículo para vender más Cajitas felices. Por el contrario, HT2 tiene aquello que muchas comedias, sobre todo las infantiles, parecen olvidar en algún momento de su producción: un compendio de situaciones absurdas y mil gags cortitos y al pie, en su mayoría de buenos para arriba. Tal como ocurría en Lluvia de hamburguesas, la hasta ahora mejor película animada del estudio Sony, Tartakovsky despliega un universo colorido, desaforado y con mil ideas visuales por minuto puestas al servicio del humor, convirtiendo a cualquier elemento de la puesta en escena en materia prima cómica y haciendo que, al menos por una vez, se justifique la incomodidad de los anteojitos bicolores.
Nene o vampiro Aunque exprima la misma idea que en la original, una y otra vez, tiene buenos gags. Pasa cada vez más seguido, y no solamente en la animación. Cuando una idea -traducido a términos de la industria hollywoodense: un filme- pega, resulta exitosa, la maquinaria se pone en funcionamiento casi de inmediato para fabricar la secuela. El verbo no es ingenuo: se trata de generar productos que a su vez generen ganancias. Lo que suele suceder, lamentablemente, más a menudo, es que esa idea primigenia se encuentre agotada en sí misma, y el paso siguiente resulte una mera copia o reacomodamiento de ella. Ejemplos hay a borbotones, desde la segunda Mi villano favorito a la secuela de Cars. En la primera Hotel Transylvania Drácula montaba precisamente un resort para que los monstruos pudieran descansar a sus anchas, sin ser molestados. Hasta allí llegaba sin querer, ni saber dónde se metía, un humano (Jonathan) y el chiste era la contraposición entre dos mundos distintos. Adam Sandler y Selena Gómez prestaron sus voces al Conde y a su hija, Mavis, y el resultado era divertido. La vuelta de tuerca para Hotel Transylvania 2 es que Jonathan y Mavis tienen un hijo, y el quid de la cuestión es si será humano o vampiro. Eso es todo. Están los personajes secundarios (Frankenstein, La Momia, el Hombre Lobo, etc.) que acompañan a Drácula, Jonathan, Mavis y ahora el pequeño Dennis, y el deseo del Conde de que le salgan los colmillos al nene, y de su madre por dejarlo ser lo que tenga que ser. O sea: Serás lo que debas ser, o no serás nada. O, la tercera vía: serás una secuela, con camino a una tercera película. Los mensajes son más o menos claros y los mismos que en la original: aceptar al que es diferente, ver que es posible una familia ensamblada si lo que sobra es amor, y las constantes metidas de pata de Drácula. Genndy Tartakovsky, el creador de El laboratorio de Dexter y el cerebro detrás de Las chicas superpoderosas y Samurai Jack, le imprime ritmo a cada secuencia. Con o sin el 3 D, con pochoclo seguramente se la pasa mejor.
Viejos conocidos con poco para aportar En el 2012 se estrenó Hotel Transylvania y su éxito llevó a que se realizara esta secuela con las mismas características que su predecesora. Si hay un género que no se arriesga a cambiar en las secuelas, es la animación. En aquel primer film, el hotel para monstruos se encontraba con la aparición de un humano normal que se enamoraba de la hija de Drácula (genial Adam Sandler dándole voz al personaje en la versión en idioma original) y era correspondido por ella. El conflicto entre monstruos y humanos, enemistados desde siempre, debía resolverse para evitar un Romeo y Julieta del cine de terror. O mejor dicho, de la comedia de terror, ya que las dos películas de Hotel Transylvania son comedias de enredos familiares con personajes icónicos del cine de terror. En esta secuela Drácula se ha convertido en un feliz abuelo y busca descubrir en su nieto los poderes y la herencia vampírica de la familia. Para aquellos que disfrutaron la primera película, los gags de monstruos en situaciones de comedia familiar se vuelven a repetir con el mismo nivel de rutina y eficacia, pero sin el menor atisbo de sorpresa, ya que fueron todos agotados en el primer film. Para los que, por el contrario, no soportaron la primera historia, esta no tiene nada nuevo o diferente que ofrecerles, a ningún nivel. Hay chistes sobre monstruos que no asustan, tradición versus modernidad y, porque no podían faltar, chistes con celulares y selfies. Lo único que realmente hace que esta secuela sea inferior a la primera es el conocer ya a casi todos los personajes. Algunos espacios de sorpresa y novedad podían darle al primer film mayor interés, cosa que acá se pierde. Genndy Tartakovsky, director experimentado, de extensa carrera en Cartoon Network es el encargado de darle vida al proyecto, en el cual conviven chistes para niños como los siempre presentes guiños para acercar al público adulto. Que exista una tercera parte dependerá sólo de la cantidad de espectadores que deseen ver nuevamente a estos personajes demasiado conocidos.
Donde viven los monstruos A Drácula se lo ha retratado de todas las maneras posibles. De cruel empalador rumano a figura romántica y hasta fue personaje cómico y paródico. Sin embargo este film animado consigue mostrar un costado inexplorado del vampiro más famoso. En Hotel Transylvania 2, el conde Drácula es abuelo. El personaje que en la primera entrega de esta saga debía aceptar que su hija había crecido primero y que se enamorara de un humano después, ahora vuelve a ver su oscuro y siniestro universo sacudido por su pequeño nieto, un nene mitad humano que no parece tener apuro en seguir los pasos del abuelo. El escenario de los enredos familiares vuelve a ser el hotel para monstruos que Drácula administra con la ayuda de sus amigos Frankenstein (la criatura, no el doctor), el lobisón Wayne, el Hombre Invisible y la momia Murray con la asistencia de Jonathan, su muy humano yerno. Gracias al inteligente y delirante guión de Robert Smigel y Adam Sandler (que en la versión en inglés interpreta a Drac, como lo llaman los más atrevidos), no hay escena ni cuadro en la película desperdiciado. Hay chistes para todos los gustos y las edades, comentarios sobre la cultura popular que a los más chiquitos pueden pasarles de largo, pero que sus padres disfrutarán, como la intervención del Fantasma de la Ópera en una secuencia clave, el homenaje a El joven Frankenstein de Mel Brooks -el legendario cómico tiene una participación especial en la versión subtitulada- o el recurrente chiste sobre el noviazgo incomprobable del Hombre Invisible con una mujer ídem. Claro que lo más notable de Hotel Transylvania 2 es el modo en que sus productores, Sandler y Smigel, lograron mejorar la fórmula rendidora del primer film. La receta tiene el justo equilibrio entre el humor desopilante y ridículo, algunos pequeños sustos y una ternura que nunca llega a empalagar. Tal vez porque el guión tiene muy definido el mensaje que quiere transmitir y celebrar: la aceptación de las diferencias, la importancia de la tolerancia, el amor familiar y la inexistencia de aquello que se considera "normal". Un objetivo bastante ambicioso que además podría haber resultado en aburrida lección de corrección política, pero que en manos de Sandler y sus amigos equivale a una divertida aventura. Hasta la obvia promoción de productos Sony (los estudios que realizaron la película) está resuelta con mucho ingenio. La estética del film, el estilo de animación, responsabilidad del director Genndy Tartakovsky (también realizador de la primera película), encaja de manera natural y fluida con la historia que sólo tropieza en el pasaje que transcurre en un campamento de verano para jóvenes vampiros donde Sandler abusa de la burla a un personaje como a veces ocurre en sus otras comedias, cada vez más fallidas. De hecho, si Hotel Transylvania 2 cumple con la difícil tarea de crear un relato tan dulce como entretenido para los chicos, también se ocupa de recordarle a sus padres lo talentoso que fue y es Adam Sandler.
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En Hotel Transylvania 2, volvemos a encontrarnos al Conde Dracula regenteando el hotel del título, y dando sus primeros pasos como abuelo de Dennis, un niño mitad humano mitad vampiro. Pero la tranquilidad del castillo se vera interrumpida con la llegada de Vlad, el malhumorado padre de Dracula que no acepta la convivencia entre monstruos y seres humanos. Esta secuela, vuelve a presentarnos a los seres clásicos de la literatura y el cine de horror en un ambiente infantil irresistible. Bellos colores y escenarios góticos animados logrados, son el marco para esta historia plagada de gags, diálogos filosos y acción. Dracula, Frankenstein, La Momia, El hombre Lobo, y muchas otras criaturas unidas en una película que habla sobre los lazos familiares la convivencia y la amistad. Ver a monstruos otrora peligrosos, convertidos en personas con problemas cotidianos es o de los grandes aciertos de esta saga animada irresistible.
Un funcional título animado La secuela de Hotel Transylvania desembarca en las salas argentinas, nuevamente con la voz de Adam Sandler, que parece haber traducido al mundo animado las morisquetas (y su atractivo de taquilla, por alguna bizarra razón) que tan buenos (discutibles) resultados le trajo en el live action. A esto hay que sumarle la figura de Genndy Tartakovsky, realizador que tiene a sus espaldas El Laboratorio de Dexter y Star Wars: Clone Wars. ¿Qué puede salir de esta mezcla? La sangre tira Mavis, la hija del conde Dracula, se casa con un humano llamado Johnny y terminan teniendo un hijo llamado Dennis. Ahora, como abuelo preocupado, Dracula apresuradamente se pone en campaña para sacar el monstruo que el chiquito lleva en la sangre, mientras debe lidiar con la posibilidad de que la flamante nueva pareja se lleve al hijo lejos de Transylvania para vivir en un lugar más “normal” Hotel Transylvania 2 es una película decentemente escrita con un objetivo y personajes claros. Las piezas de acción y comedia están equiparadas para sostener con dinamismo el interés del espectador. Es una de esas películas que ves a la legua como van a terminar, pero que parece no importarle. Dentro de todo es entretenida, no a un nivel Pixar o Dreamworks pero cumple con lo que promete y nada más. Por el costado de la técnica tenemos un uso hábil de la fotografía y la dirección de arte que toma los clichés típicos de los monstruos clásicos y trata de hacer un balance lo más luminoso posible, sin perder o traicionar la evidente oscuridad de donde provienen verdaderamente estos monstruos. Ahora si, el 3D, aunque tiene bien trabajada la profundidad, no es un aditamento que sume mucho al disfrute de la película como un todo. Conclusión Hotel Transylvania 2 aunque no un titulo imperdible es cuanto menos entretenido. Si tenés el dinero y no sabes qué hacer con tus chicos, puede ser una opción disfrutable.
Chistes para nadie. Hay dos Adam Sandler que son geniales: uno es el cáustico, el más podrido dentro de su universo ñoño, como el que vemos en esa joyita menospreciada llamada Ese es mi Hijo (con el último gran comediante judío americano que también pone su voz acá: Andy Samberg). El otro es el amargo romanticón, como el de esa otra gloria en la que trabajó hace varios años: La Mejor de mis Bodas. Claro que en ninguna de esas producciones participó desde la escritura; el corazón de sus guiones, el núcleo, está en Billy Madison, en su obsesión con la niñez. Sandler es un chabón con el síndrome de Peter Pan, lo dejó en claro en otra que escribió: Son como Niños. Le preocupa volverse viejo porque ama a los niños, porque quiere seguir siendo parte de ese mundo que le fascina, es un Michael Jackson cinematográfico y heterosexual. En Hotel Transylvania 2, el centro debía ser un niño. Lo paradójico es que si lo fabuloso del mundo de la niñez es la sorpresa, lo impactante y adrenalínico de las primeras sensaciones que nos da el mundo, en esta película es justamente lo que falta. En Hotel Transylvania 2 ya no hay asombro, ya no está la frescura de la primera parte, que sin ser una joya explotaba muy bien su costado creativo, su pasarela de esos monstruos que le tenían miedo a la gente. Esta secuela cumple con su concepto de continuación a rajatabla, hasta podría ser parte de la primera, la parte mala; como pasa en muchísimas películas que nos parecen geniales cuando nos presentan a los personajes pero perdemos el interés con el devenir. Acá el conflicto es si el nieto de Drácula (con la voz de Sandler como en la primera), fruto de su hija vampira y el backpacker humano, es monstruo o es persona. Todo gira, entonces, en torno a la lucha entre la tradición y la excepción. El bebé ocupa el lugar que tenía su padre en la primera, el humano que llegaba a romper con la estructura de Drácula. Y a partir de esa premisa recorremos los gags “Sandler for babies” pensados para que los espectadores (chicos o grandes) exclamen a la par el twittero “awwww” antes de esbozar cualquier tipo de mueca cercana a una sonrisa. Sandler escribió un guión para inocentes niñas de cinco años, muy lejos de otros esfuerzos de animación contemporáneos verdaderamente ATP como la genial Shaun, el Cordero: La Película. La magia del talentoso Genndy Tartakovsky -un autor de la animación como demostró con El Laboratorio de Dexter, entre otras obras- queda para los créditos finales, donde podemos apreciar, como en la primera, el gran pulso de un tipo que quedó atado a una productora y a unos guionistas que piensan que los chicos son unos pavotes como ellos.
Vampiros algo rebeldes En esta secuela de "Hotel Transylvania" no hay muchas novedades con respecto al original, con la voz de Adam Sandler y otros actores famosos (eso en la versión original, claro). Esta vez el guionista, que también es Sandler, cambia un poco las reglas del Hotel Transylvania, que no sólo deja alojarse como huéspedes a los monstruos clásicos del cine de terror, sino también a seres humanos, lo que conlleva algunos enredos relativamente graciosos. El giro principal del argumento es que Drácula está perturbado debido a que su nieto, medio vampiro, medio humano, no parece reaccionar a sus genes vampíricos, asunto que lo preocupa al punto de organizar una excursión "vampiril" para potenciar los instintos del pobre chico, algo así como los abuelos o padres que llevan de cacería a hijos o nietos para desarrollar sus instintos viriles. Hay personajes coloridos que ya fueron vistos en el film anterior, y detalles graciosos como por ejemplo pedazos de pastel que pegan alaridos al ser cortados, pero no hay un argumento sólido ni tampoco la totalidad de los gags son eficaces, aunque se entiende que el público infantil al que está destinada la película va a pasar un buen rato. La animación es más que buena. Y si se ve la versión con las voces de Adam Sandler y Kevin James el asunto debe mejorar.
Drac está preocupado porque su nieto, Dennis, no muestra signos de ser un vampiro. Recordemos que la primera entrega se estrenó en nuestro país en octubre de 2012. Drácula (Adam Sandler) es el dueño del “Hotel Transylvania” y le interesaba tener lejos a los humanos para proteger a su única hija Mavis (Selena Gomez), pero ella conoce a un humano y se enamora de Johnny (Andy Samberg). En ese hotel viven varios monstruos del mundo como: Frankestein (Kevin James), la Momia (Keegan-Michael Key reemplazar Cee Lo Green como Murray la Momia) y Hombres Lobos Wayne (Steve Buscemi), entre otros. Si te gusto la primera es muy posible que te guste esta segunda parte. Aquí Mavis se casa con su amado Johnny y tienen su primer hijo llamado Dennis (Asher Blinkoff). Ahora varias situaciones se centran en este personaje que es un niño mitad vampiro, mitad humano, es encantador, lindo y adorable. Pero todo se complica cuando llega el padre de Drácula, Vlad (Mel Brooks), que no acepta a los humanos, no mira con buenos ojos a este niño que no es ciento por ciento vampiro, por lo tanto aprovechando que Mavis y Johnny se van a la Ciudad va a visitar a sus suegros. Drácula intentará que su nieto vuele como ellos y sea un verdadero monstruo, para ello Drácula, su nieto Dennis y sus amigos Frank, Murray, Wayne, Griffin, y Blobby, emprenden un viaje lleno de aventuras, se dirigen a un campamento de “entrenamiento de monstruos”, todo a escondidas de los padres del niño; ahora este abuelo se muestra como un sobreprotector de su nieto, le da todo su amor y hará todo para mantenerlo para siempre junto a él. En esta nueva entrega el equipo de animación, dirección (Genndy Tartakovsky) y guión es el mismo que la anterior aunque aquí se suma Adam Sandler. Se encuentra llena de bellísimas imágenes, personajes coloridos, quienes cantan y bailan, además reúne varios chistes para niños y adultos. Momentos muy tiernos en la relación entre abuelo y nieto con caricias y expresiones llenas de cariño y muy creíbles. Su narración contiene una lección de vida y como aceptar al diferente sin que te interesen sus orígenes o religión, entre otros. Para pasar un lindo momento en el cine, la podes disfrutar en 3D o 2 D y quienes lo deseen se encuentra en cartelera las versiones subtitulas y dobladas al español. Dentro del elenco tenemos las voces originales en ingles de: Andy Samberg, Kevin James, Steve Buscemi, David Spade, Fran Drescher, Molly Shannon, Mel Brooks, entre otras.
Queridos monstruos Además de los gags y los personajes entrañables, la segunda de Hotel Transylvania también quiere dejar un mensaje. La pandilla de monstruos del Hotel Transylvania está de regreso. Drac (Drácula), Frank (la criatura de Frankenstein), Wayne (el Hombre Lobo), Griffin (el Hombre Invisible), Murray (la Momia) y Blobby (el gelatinoso) vuelven en esta segunda parte de la animación de Sony Pictures Animation y cumplen con su misión de divertir a toda la familia. Ahora los amigos freaks tienen que introducir en su mundo al pequeño Dennis, hijo de Mavis y Jonathan. Recapitulemos: en la primera, Jonathan, un humano, cae por accidente en el hotel de los monstruos y conoce a Mavis, la única hija de Drácula, justo el día de su cumpleaños número 118 (toda una adolescente para una mujer vampiro). Los jóvenes se enamoran y comienzan a salir a pesar de los celos del sobreprotector Drac. En Hotel Transylvania 2, Mavis y Jonathan se casan y tienen un hijo, Dennis. El abuelo Drac está contento de que sea varón para que continúe con el linaje de los dráculas. El problema es que Dennis no da señales de ser un vampiro, sino más bien un humano como su padre (no vuela ni le crecen los colmillos). El niño tiene un “retraso dental”, como dice el afligido Drac, que no pierde las esperanzas de que su nieto sea como él. Mientras, Mavis planea irse junto a su esposo para vivir en el mundo de los humanos, y así darle una mejor crianza al pequeño. La noticia le cae como un balde de agua fría a Drac, quien va a hacer todo para que Mavis se quede. Dirigida por Genndy Tartakovsky y escrita por Adam Sandler (que además es uno de los productores y la voz de Drac en inglés), Hotel Transylvania 2 es un tour de force desopilante y entretenido. Como en la primera, las interacciones de los adorables monstruos son efectivas y graciosas, y la relación entre padre e hija sigue siendo tierna. Si bien hay repetición de gags (el chiste del Hombre Invisible con su novia, las participaciones de los botones zombis y el infaltable “yo no fui” que come todo), la película gana porque los personajes aportan lo suyo. También se permite un homenaje a Mel Brooks, que en la versión original hace la voz de un personaje sorpresa. El mensaje en esta oportunidad es que no se puede obligar a alguien a ser algo que no es. Acá se trata de aceptar la diferencia y de no abandonar las raíces.
Si con la primera parte te divertiste, esta segunda entrega te va a hacer vivir una fiesta durante todo el trayecto de la peli. "Hotel Transylvania 2" trae a todos sus monstruos más adorados nuevamente a la pantalla grande con una historia super tierna y con un integrante nuevo, el nieto del conde Drácula. Grandes momentos de humor, gags, pasos de comedia para los más chiquitos y la moraleja que toda peli para la familia debe tener. Hablando de la animación, lo que vas a ver te va a dejar boquiabierto... explosión de colores y de detalles en cada uno de los monstruos. Una aventura para disfrutar con hijos, sobrinos y amigos... me pregunto ¿quedará todo en una segunda parte? Mmmm, no creo, ¡da para una tercera sin dudas! Sacá tu entrada ya y disfrutala en 3d.
Drácula y Sandler, un solo corazón La secuela del film de 2012 crece en cantidad y calidad de chistes, convirtiéndose en una de las mejores producciones de animación del año. Malo o bueno, frágil o fuerte, pero nunca abuelo. Tres años después de la exitosa Hotel Transylvania, Drácula y su séquito de amigos/monstruos vuelven al ruedo en una secuela centrada en el nacimiento del nietito del emblemático Conde. Dirigido nuevamente por Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas) y con Adam Sandler incorporándose como coguionista, Hotel Transylvania 2 comienza un par de años después del desenlace de la anterior. Ahora Drácula regentea el hotel del título con criterios mucho más amplios que incluyen la aceptación de huéspedes humanos, mientras su hija Mavis continúa enamorada de aquel mochilero adolescente con el que ahora se va a casar. La ceremonia es una buena ocasión para una nueva reunión de todos los personajes de la primera entrega, quienes, un tiempo después, cuando nazca el nieto de Drácula, lo ayudarán en la cruzada para saber si el niño es un chupasangre o no. A partir de esa anécdota, el film despliega un arsenal humorístico enorme, cortesía seguramente de la inclusión de Sandler entre los coguionistas. El actor, productor y cabeza del elenco vocal deja su marca en una película graciosísima, de esas que apuestan a desplegar chistes en todas y cada una de sus escenas. Que funcionen de bien para arriba se debe, además del timing y la originalidad, a la presencia de un grupo de personajes queribles, entrañables y portadores de una bondad infinita. Todo eso termina haciendo de Hotel Transylvania 2 una de las mejores películas de animación del año.
Quizás no le suene el nombre de Genndy Tartakovsky, pero desde ya le aseguramos que es un autor importante de las últimas dos décadas. Es dibujante y ha desarrollado para Cartoon Network series como El laboratorio de Dexter, Samurai Jack y la primera Guerra de los Clones. El hombre tiene temas personales (siempre es la integración de las diferencias y la distancia cómica respecto de ese conflicto, que tiene como núcleo la familia) y un estilo de humor que combina los trazos grandes con la explosión repentina de lo absurdo, a veces sin transiciones. La historia aquí es la de Drácula lidiando con su pequeño nieto, vástago de su hija vampira y su yerno humano, lo que lo lleva a una aventura cómica con sus amigos Frankenstein, el Hombre-Lobo y hasta una masa verdosa de voz indefinida. El choque de lo absurdo con lo cotidiano aquí rinde en muy buenos gags, que funcionan mejor (qué pena...) con las voces originales de Adam Sandler, Selena Gómez, Andy Samberg, Mel Brooks y un gran etcétera de comediantes. Sí es una película “para chicos” en la medida en que es amable y lúdica. Y también es una película “para grandes” en cuanto nos confronta, a los creciditos, con esas aventuras complicadas que son la paternidad y la familia. El cine de animación, especialmente la comedia, hoy parece mucho más “verdadera” a la hora de hablar de emociones y sentimientos que el drama de acción real. Suena, curiosamente, menos artificial.
Hotel Transylvania 2 es una excelente opción para disfrutar en familia de una película con un ritmo vertiginoso, excelente estética y técnica, y de diversión a granel que garantiza las risas de los chicos. Si bien el argumento es sumamente simple siempre es divertido ver a un Drácula hecho abuelo preocupado por su nieto y enseñándole...
El "Hotel Transylvania 2" vuelve abrir sus puertas en esta secuela que trae dos nuevos personajes a la familia, manteniendo los clásicos y aggiornándose a los usos y costumbres de un publico que depende cada vez mas de las nuevas tecnologías para identificarse. Tres años después del gran éxito de Hotel Transilvania -2012-, llega la secuela de aquel maravilloso film que reunía en un hotel, exento de humanos, a todas esas criaturas fantásticas que han asustado y fascinado por igual durante generaciones, como vampiros, zombis, hombres lobo, momias, brujas y hasta el hombre invisible, para pasar sus vacaciones. El tiempo paso y Mavis, la hija de Drácula, creció, se caso y tuvo un hijo. Ahora Drácula está preocupado al ver que su adorable nieto Dennis, medio humano y medio vampiro, no muestra signos de ser vampiro. Así que mientras Mavis está ocupada visitando a sus suegros humanos en compañía de Johny y descubriendo un mundo nuevo, Drácula intentará desesperadamente que su nieto siga con la tradición familiar.Y las cosas se complicaran aun mas cuando el padre de Drácula, Vlad, sea invitado a festejar la fiesta de cumpleaños. Hotel Transilvania 2 retoma la tierna y conflictiva relación entre el Conde Drácula y su desestructurada hija, la aceptación de lo diferente y la importancia de mantener la familia unida. Pero el punto central del film reside en la importancia que cobra, no solo estética si no narrativamente, el uso de las nuevas tecnologías y dispositivos de comunicación, algo a lo que se vienen aggiornando últimamente la mayoría de las películas, tanto de animación para niños y adolecentes como dramas y comedias clásicas.Vasta con observar como el teléfono móvil y la aplicación Skype -más allá del marketing publicitario- logran transformarse en puntos de conflictos que darán un giro a la trama. Sin la novedad de la primera, pero manteniendo el atractivo visual y el ritmo, personajes divertidos y un 3D que se luce solo en los primeros momentos volviéndose luego intrascendente, Hotel Transylvania 2 se disfruta y entretiene a pesar de extenderse con algunas situaciones que podrían no estar y llegar a buen puerto igual.
Eso de mezclar a criaturas míticas de antaño con los tiempos que corren es una de las ideas más geniales que se han llevado a cabo en lo que a animación respecta. Drácula, Frankenstein, La Momia, El Lobo, El Hombre Invisible, Pie Grande… Y una lista interminable de monstruos copados. En la primera entrega, papá Drac lidiaba con la adolescencia de su hija Mavis, algo complicado de llevar adelante cuando no está mamá presente. Para colmo de males, la nena se enamora de un humano común y corriente llamado Jonathan, quien cae al hotel por pura casualidad, luego de perderse en su odisea mochilera. Justamente, la hostería cinco estrellas fue hecha para alojar a todos esos seres que se hicieron famosos por tantas películas que protagonizaron y que son una leyenda no apta para convivir con gente como nosotros. Pero acá los amigos son re buena onda, y a pesar de que hayan sido seres humanos retrógrados quienes asesinaron a la madre de Mavis, aceptan a Jonny como uno más de la familia. Claro, no sin antes pasar por las garras de Drácula. Finalmente, vivieron felices y comieron perdices, y ya en la segunda película se casan y tienen un pequeñín muy tierno llamado Dennis. El niño es la obsesión del abuelo vampiro, pero no específicamente por lo que implica tener un nieto, sino porque espera que pronto le salgan colmillos y se convierta en un monstruo más. De hecho, él lo llamará: Dennisovich. Dracula (Adam Sandler), Frank (Kevin James), Wayne (Steve Buscemi), Dennis (Asher Blinkoff) and Griffin the Invisible Man (David Spade) in Columbia Pictures and Sony Pictures Animation's HOTEL TRANSYLVANIA 2. Entonces, si el pequeño es “normal”, podrá vivir en California junto a la familia de Jonathan. Pero si resulta ser sobrenatural, permanecerá en el hotel. Para Drácula no hay tutía, y con la complicidad de sus legendarios amigotes, pretenderá enseñarle al pelirrojín a ser todo un héroe monstruoso. Las locuras que todos ellos harán son descollantes, mientras la pareja recién casada visita el hogar californiano de los padres de Jonny. Una mezcla de ternura, diversión, espectaculares voces-en su versión original- y un 3D bastante aceptable, para todos aquellos que opten por verla en esa dimensión. Nunca dudé del poderío creativo de Genndy Tartakovsky, gracias a que durante mi infancia me trajo “El laboratorio de Dexter”, uno de mis cartoons preferidos. El guión estuvo a cargo del propio Adam Sandler, la voz del transilvano más importante. hotel_transylvania_2_loco_x_el_cine_3 Imperdibles gags de la mano de los secuaces de Drácula, quienes esta vez demostrarán mucho más (bue, no tanto) de esos poderes que los hacen especiales. Incluso conoceremos al vampiro más vampiro de todos; padre de Drácula, bisabuelo de Dennis, quien como frutilla del postre aparecerá y hará valer sus minutos en pantalla. Por suerte no tiene demasiado para reprocharle, la peli entretiene y puede seguir tirando secuelas tranquilamente. Imagino que querrán saber si finalmente el bebé de la familia será un Dennis o un Dennisovich. Bueno, eso vendrá al cumplir sus 5 añitos de edad y… No, claro que no lo voy a decir, sería el peor spoiler de todos. hotel_transylvania_2_loco_x_el_cine_2 Supongo que cada cual elige a su personaje favorito. El mío sin duda es Wayne, el lobo (Steve Buscemi), quien debe lidiar con su loba embarazada permanentemente y con una cantidad, a la fecha, de 300 lobitos. Pulgares, garras y colmillos arriba para Hotel Transylvania 2, film que sabe combinar la tecnología que manejamos hoy en día con la antigüedad y el tradicionalismo de los ultratumberos (¿?).
Hotel Transylvania 2 es una decente continuación del film de Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter) estrenado en el 2002. Afortunadamente el director también fue responsable de esta entrega, donde evitó copiar la fórmula de la película original para hacer algo diferente. En este caso se puede apreciar un mayor desarrollo de las relaciones entre los personajes, quienes enfrentan cambios importante en sus vidas. El embarazo de Mavis, la hija de Drácula, revoluciona el mundo de los monstruos y muy especialmente al famoso conde quien está obsesionado con que su nieto sea un vampiro en lugar de un humano corriente. La película conservó el estilo de humor de la entrega anterior, pese a que esta vez Adam Sandler intervino en el guión. De todos modos, la trama nunca se termina de convertir en una típica comedia de este actor y la verdad que su interpretación de Drácula tiene muy buenos momentos. Si pueden ver la versión subtitulada la recomiendo. La sensación que me deja en lo personal Hotel Transylvania 2 es que se trata de un trabajo profesional de Tartakovsky pero no es una película personal de él, como lo fue el largometraje de Las chicas superpoderosas. Su estilo de humor en este caso es que como que está más contenido y nunca se termina de liberar. El film es gracioso y muy entretenido pero le falta ese ingrediente lisérgico de humor delirante que tienen su trabajos más personales. Hoy volvés a mirar la película de Las chicas superpoderosas, estrenada en el 2002, y parece hecha por gente adicta al LSD. El conflicto y los diálogos son un desquicio absoluto. Hotel Transylvania 2 nunca llega a tener eso niveles de delirios creativos y es más genérica en lo que se refiere al tratamiento del humor. Al margen de esta cuestión que me interesaba mencionar, en este momento es una gran película animada para compartir con los más chicos en el cine y merece su recomendación. Si te gustó la primera entrega tenés que verla.
Escuchá el audio (ver link). Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más.
El lado luminoso de los monstruos La génesis de Drácula y la del cine se remontan casi a la misma época. 1897 el primero, 1895 el segundo. Y desde entonces, sus caminos se cruzaron un montón de veces. No es casual que el conde de Transilvania sea, junto al también decimonónico Sherlock Holmes, uno de los personajes de ficción que más veces pasaron a la pantalla grande. No siempre con la misma fortuna, pero con hitos como los que ofrecieron F.W. Murnau (aunque no oficialmente, en su modélica “Nosferatu”), Tod Browning, en la inaugural adaptación de la Universal de 1931, Terence Fisher con Christopher Lee en una aterradora interpretación y Francis Ford Coppola en la desaforada película de 1992. Con todos estos antecedentes bien frescos, lo primero que hay que señalar es que la versión del vampiro creado por Bram Stoker que se ofrece en la animada “Hotel Transylvania 2” (al igual que en la primera, que es de 2012) merece un lugar destacado. No sólo posee una mirada refrescante y divertida sino que como parodia funciona mucho mejor que, por ejemplo, el flojo intento de Mel Brooks rodado en 1995, con Leslie Nielsen como protagonista. Con el agregado de que coloca al lado de Drácula, a modo de partenaires, a otros monstruos famosos como Frankenstein, la Momia, el Hombre Lobo y el Hombre Invisible, también caricaturizados con talento. Es cierto que en esta segunda entrega se repiten casi al pie de la letra algunas de las ideas que ya formaban la columna vertebral de la primera. Pero esta vez, los creadores lograron imprimir mayor agilidad a la historia y sobre todo incorporar una serie de gags que funcionan a la perfección. Ahora, el conde Drácula tiene un nieto, fruto del matrimonio (no del todo aceptado por el vampiro) de su hija Mavis y Jonathan, pero sufre porque no sabe si en él aflorará el instinto monstruoso de su linaje, o por el contrario será del todo humano. De las argucias que lleva a la práctica, secundado por sus colegas, para espolear el “lado bestial” del pequeño Dennis (o “Dennisovich” según su abuelo) los guionistas Adam Sandler (quien en el doblaje original se reserva el papel principal) y Robert Smigel obtienen los mejores momentos del filme. Y justo cuando se comienza a volver reiterativo, tienen un as en la manga: la aparición en escena del viejo Vlad, padre de Drácula. Un triunfo. Guiños Para diseñar a este Drácula, la materia prima, usada ya en la primera parte, es la caracterización del actor húngaro Bela Lugosi en la versión dirigida por Tod Browning en 1931. Los “lugosianos” (entre los que se cuenta el autor de estas líneas) disfrutarán de las parodias que se hacen del marcado acento de Europa del este, la amplia túnica negra (un caso de fetichismo), el pelo oscuro peinado hacia atrás, siempre intacto y los movimientos artificiosos. Al igual que en “Monster Inc.” (2001), de la cual “Hotel Transylvania” en sus dos capítulos es deudora en su arquitectura, hay un sucinto catálogo de los monstruos que poblaron las infancias de varias generaciones. Pero a diferencia de aquélla, donde los realizadores contaban con total libertad para delinear a los “asustadores”, aquí deben ceñirse a la mitología, mejor dicho a la ontología, de cada una de las criaturas. Y precisamente gracias a la subversión de esos códigos arraigados en la cultura popular se provocan muchas de las risas más sinceras. Un consejo, dirigido sobre todo a los adultos que asistan (como acompañantes o simplemente para soltar al “niño interior”): no abandonen sus butacas hasta que se enciendan del todo las luces. Los créditos finales, al ritmo del pegadizo hit “I’m In Love With a Monster”, de Fifth Harmony, con una historia corta animada en 2D, son imperdibles.
Imposible hacer un comentario sobre Hotel Transilvania 2 sin tener en cuenta que dicha película se estrenó en nuestro país en una versión doblada al castellano, mejor dicho, un latinoamericano neutro que nadie en el universo habla. Por lo tanto, si la querés ver, te la tenés que comer doblada como lo hice yo -o ir a las 23.55 al Village Recoleta-, lo cual te puede llegar a producir graves daños neuronales. Sinceramente, no sé cómo funca el sindicato de los señores que doblan las películas, pero tendría que haber una ley que obligara a que si se estrena una película doblada en el país que sea en nuestro idioma y no en un pseudo esperanto latino. La cantidad de veces que tuve que escuchar la palabra CUL y FRIC me revolvió los órganos, aquellos ubicados en la parte más recóndita de mi abultado cuerpecito. Afortunadamente para mis compañeros de proyección, la vi con el estómago vacío, porque si no les hubiera vomitado mis viseras. ¡Hablá en castellano!, pensaba para mis adentros, mientras que las frases en latam me cacheteaban en 3D gracias al maldito Dolby Surround Sound 7.1. Habiendo dicho esto, y haciendo un intento infrahumano por separar imagen de sonido, desafortunadamente a nivel contenido la película es una gran estupidez, sólo apta para niños de cuatro años de coeficiente intelectual sospechoso. Sin haber visto la primera, y sin claras intenciones de hacerlo, deduzco que en aquella el protagonista, un “Shagy” del nuevo milenio (Jonathan), se enamora de una mujer vampiro (Mavis) y se ponen de novios después de enfrentar ciertos obstáculos relativos a sus diferentes procedencias. En Hotel Transilvania 2, estos personajes que no tienen nada de especiales y ni un atisbo de tridimensionalidad, se casan y sus familiares y amigos aceptan este matrimonio interracial humano-monstruo porque son re progres. El problema aparece cuando la pareja tiene un pibe, Dennis: el abuelo Vlad, que es moderno hasta ahí, quiere que el chiquito sea vampiro. Todo bien con que mezclemos razas, religiones y hasta preferencias sexuales, pero el abuelo quiere un nieto colmilludo, sobre todo porque si Dennis no se revela como vampiro antes de su quinto cumpleaños, su hija decidirá mudarse a California con la familia de su marido, ya que Rumanía no sería un lugar adecuado para criar a un humano. En Hotel Transilvania 2 los personajes que no tienen un atisbo de tridimensionalidad. Cuestión que el abuelo Vlad (sí, Vlad por Vlad Dracul, también conocido como Drácula) se lleva al chiquitín de viaje con sus amigos monstruos -que ya no sólo no asustan a nadie, sino que tampoco tienen ganas, así como el director tampoco tenía ganas de hacer una película, pero lo habrán obligado- para sacarle el vampiro que se esconde adentro de Dennis, y para que así le bajen los colmillos. Después de unas desventuras poco interesantes y de varios chistes que aluden a películas de terror pero que se pierden en la “traducción”, la película llega a una última pelea final, una secuencia que parece ser la única a la que los creadores le pusieron algo de onda, y después de escuchar la palabra CUL otras 25 veces agradecemos que lleguen los títulos finales. No pude creer cuando leí el nombre de Adam Sandler en los créditos. Acto seguido, googlié un toque y vi la papota que hicieron en la taquilla. En ese momento, entendí todo.
Fue en el 2012, cuando Sony pictures presentó una película animada que tomaba a los monstruos más clásicos de la literatura y el cine como el Vampiro, el hombre lobo, la momia y Frankenstein, y los transformó en una historia animada en la que Drácula manejaba un hotel con presencia para monstruos, hasta que su hija, Mavis, se enamora de un humano, manejando de manera muy acertada y metafórica la apertura hacia las personas de costumbres totalmente diferentes a las nuestras. Obviamente, como toda película medianamente exitosa, tuvo secuela que ha llegado a nosotros este año. Mavis y su ahora esposo Jonathan, con el recién nacido Dennis, deberán encontrar su lugar en el mundo, toda vez que el pequeño está por cumplir los 5 años y no ha presentado evidencia de ser un vampiro, como su madre y su abuelo, por lo que, en busca de un hogar "más seguro" para el pequeño, Drácula tendrá una última oportunidad de lograr que aparezcan los colmillos del pequeño y lograr que su familia siga viviendo en el hotel. La trama es sencilla, y en un mundo tan digital donde ningún secreto está a salvo, la mayoría de los gags fueron descubiertos en los cientos de avances de tv e internet. Esto quizá a los niños, quienes son el principal objetivo de la película les tiene sin cuidado, pero a los padres les genera una sensación de aburrimiento de haber visto una y otra vez lo mismo. Lo mejor sin duda son todas las referencias vampíricas a la historia del cine, desde Bela Lugosi hasta Coppola. Pero es justo el clímax de la historia, cuando aparece el abuelo Vlad, donde la película se torna seria y hasta tenebrosa (prueba de ello es que en la sala de cine los pequeños gritan y lloran a partir de este momento) como queriendo rescatar a los padres que han soportado una hora de chistes infantiles algunos buenos y otros no tanto. Pero como ya lo hemos mencionado, el objetivo son los pequeños y cumple en mantener entretenidos a estos, al tiempo que la historia de ser padres sobreprotectores puede que alcance a algunos progenitores, a otros no tanto. La animación no sorprende y el 3D no aporta nada a una película a la que le falta mucho para convertirse en clásico infantil
Divierte y supera el récord Al actor Adam Sandler no le va muy bien en las comedias que protagoniza en vivo y directo. La animada Hotel Transilvania (2012) y su secuela de 2015, que estrenó en estos días en simultáneo en el mundo-las salas bahienses incluidas- parecen ser la excepción a su trágica regla (ver aparte). En la película que produce Sony Pictures Animation, Sandler le presta su voz a Drac, un vampiro que debió aceptar el casamiento de su única hija con un humano, y ahora tendrá que adaptarse a la chance de que su primer nieto no herede sus colmillos afilados, una probabilidad que comprobará cuando el niño cumpla sus cinco años de edad. Mientras tanto, el Príncipe de la Oscuridad intentará hacer lo posible para que su nieto mantenga el linaje, en especial, porque detrás de tanta estructura dura de roer está la mirada del bisabuelo Vlad, bastante más rehacio a reconocer que, en los tiempos que corren, los monstruos y seres sobrenaturales ya no asustan a nadie. Con color, ritmo y situaciones reideras, la película que compite en cartel con la española Truman -estreno que le valió al argentino Ricardo Darín el premio a Mejor actor en San Sebastián-, se ofrece como una buena alternativa para compartir en familia, eso sí, con los menores de 10 años, porque para la franja más cercana a la adolescencia, la trama y su desarrollo se torna algo carente de sorpresa. Mención aparte merece el carisma de Drac, un personaje que -nobleza obliga a reconocerlo- Sandler supo componer, más allá de prestarle su voz en la versión en idioma original que aquí no tenemos posibilidad de escuchar.
Hacer una segunda parte es más complicado que crear algo original, porque siempre está el miedo o la posibilidad de caer en ese pozo enorme llamado “las segundas partes NUNCA son buenas”. Pero no es el caso de “Hotel Transilvania 2”. Otra vez con Gendry Tartakovsky a la cabeza y de la mano de “Sony Picture Animation” llega la secuela de una gran película de animación estrenada en 2012. Protagonizada por los monstruos que todos conocemos. Al hacer una segunda parte que hay que aceptar que mucho tiene que cambiar y que hay que sacar una nueva capa de los personajes, una capa que no haya quedado resuelta en el primer film.
Llega un nuevo capítulo de la exitosa franquicia de los estudios Sony Animation, Hotel Transylvania. Film animado que trae nuevamente a la pantalla grande a los más famosos personajes del género del terror (Drácula, Frankenstein, La Momia y el Hombre Invisible, entre otros) para ubicarlos dentro de una historia de enredos familiares cargada de mucho humor inteligente. Dirigida por Genndy Tartakovsky -reconocido por su trabajo en series animadas norteamericanas como "Las chicas Superpoderosas", "Samurái Jack" y "El laboratorio de Dexter"- Hotel Transylvania 2 reafirma una tendencia creciente por parte de Hollywood a las producciones pensadas para los más pequeños con atractivas historias de monstruos y personajes que dan miedo. Si uno piensa en la participación de Drácula en la cinematografía mundial, se lo ha encarado desde todos las aristas imaginadas: desde el terror, pasando por lo humano y romántico, hasta los paródico y humorístico. Estamos ante uno de esos personajes clave de la cultura popular de la humanidad. ¿Cómo hacer, entonces, para contar una nueva historia sin caer en las imitaciones y clichés vistos hasta aquí? Seguramente, la respuesta se basa en una reinvención del mismo; es decir, reconfigurar el mito de Drácula, pensando en las nuevas generaciones. En la primera película de esta saga estrenada en 2012 , el personaje debió aceptar que su hija adolescente (de 118 años) ya no era una niña. El conflicto giraba en torno del vínculo padre e hija. Un Drácula sobreprotector que no podía entender que su pequeña había crecido y que, luego, se enamoraría de un ser humano simple y mortal. En esta segunda entrega, las cosas se ponen peor: el conde Drácula es abuelo. De esta forma su mundo, otra vez, se pone patas para arriba por la llegada de su pequeño nieto, un niño que no parece tener muchas ganas de seguir las tradiciones terroríficas de su abuelo. Otra vez el contexto será el hotel para monstruos que Drácula dirige con la ayuda de sus colegas-amigos. El tiempo pasa y el pequeño Dennis está por cumplir cinco años, edad clave para definirse como vampiro o humano. No cabe dudas que las intenciones de Drácula es que continúe su descendencia vampírica y aprovecha un viaje que hace su hija para educar a su nieto en las terroríficas artes del miedo. Con una narración veloz y con un despliegue de recursos técnicos y estéticos, la película se convierte en un claro ejemplo de entretenimiento para grandes y chicos. Buena parte de todo esto es responsabilidad de sus productores, Robert Smigel y Adam Sandler (sí, el actor), que mejoran y potencian la fórmula de la primera parte dándole forma a una historia entretenida para los más pequeños y agradable para los adultos.
Drac y la banda siguen divirtiendo "Hotel Transylvania 2" es la divertida secuela de esta saga de monstruos simpáticos que buscan la forma de poder convivir con los seres humanos. La primera entrega se enfocaba en la relación de Drácula (Adam Sandler) y su hija adolescente Mavis (Selena Gomez) quien se enamora de un humano, Jonathan (Andy Samberg), que llega por error a las puertas de su castillo. Esto provocó el enojo de Drac que nunca confió en los humanos y derivó en una batalla muy divertida entre él y Jonathan que buscaba ganarse su respeto para cortejar a su hija. En esta secuela Mavis y Jonathan ya están casados y tienen un pequeño y adorable hijo, Dennis o Dennisovich como prefiere llamarle su abuelo. La trama se enfoca en los inconvenientes que provoca no saber si el niño será finalmente humano o se convertirá en vampiro como su madre y abuelo. ¿Es Transylvania, el país de los monstruos el lugar para criar un humano o es mejor llevarlo a una ciudad tradicional poblada sólo por personas y no monstruos? A partir de este conflicto se suceden una serie de eventos que son bastante divertidos y explotan la diferencia en la naturaleza de las distintas razas. Debo decir que me cae bastante mejor Adam Sandler en el cine de animación que en el de acción real. En el marco de la caricatura muchos de sus chistes funcionan de manera efectiva. Si bien esta secuela es un poco inferior a la primera por el hecho de que pierde impacto y repite algunas fórmulas sin aportar algo original más allá de algunos personajes, logra el objetivo de hacer pasar un buen momento tanto a los espectadores más pequeños como a los más grandes. No se si da para sacar más entregas de esta historia. Probablemente lo hagan, por lo que espero que no la arruinen. La tercera parte debería plantear una historia mucho más original que esta segunda entrega para poder triunfar en recaudación y entregar un producto de calidad.