Diversión bajo cero Con el vertiginoso inicio de Scrat, la ardilla que persigue eternamente a la bellota, se enciende la mecha del cuarto capitulo de las aventuras protagonizadas por Manny, Sid y Diego, inmersos ahora en constantes cambios que se producen en la Tierra. La Era del Hielo 4 separa a Manny de su familia cuando queda a la deriva junto a sus amigos sobre un gran bloque de hielo. Con ellos tendrá que ver la manera de reencontrarse con los suyos en medio de un mundo que los pone en peligro. Este eslabón incluye a Shira, una bella tigresa que cumple las órdenes del tirano Capítán Tripa (en la versión original con voz de Peter Dinklage, el enano de Muerte en un funeral) y una tripulación que sucumbe bajo su poder y maldad. Los mayores aciertos de esta producción de animación en 3D pasan por los momentos en los que la Tierra comienza a desplazarse y pone en riesgo la vida de los personajes. El éxodo animal y la supervivencia en medio del mar son, sin dudas, las secuencias más logradas de esta nueva entrega. que también juega con la rebeldía adolescente de la hija de Manny (la cabellera del mamut sorprende por su gran realismo) y con sus acertados gags. Todo queda preparado para una quinta parte mientras el ingenio y la comicidad no se agoten. El film sube un escalón con respecto a la anterior, pero corre peligro de que su fórmula también se derrita como el hielo. Antes de La Era de Hielo 4 se proyecta Un día en la guardería, cortometraje animado protagonizado por Maggie Simpson, en su debut protagónico para la pantalla grande. Mientras los padres no están presentes, el lugar es dominado por la maldad de un chico que, martillo en mano, destroza mariposas.
La Era de Hielo 4: Los cataclismos del pasado Históricamente los largometrajes de animación mainstream dirigidos al público infantil han reproducido una y otra vez la estructura prototípica de las fábulas moralistas con vistas a educar a los pequeños en tanto consumidores, transmitirles algún mensaje orientado hacia “el lado luminoso de la vida” y garantizar que los padres se queden con la conciencia tranquila en lo referido al combo pedagogía/ entretenimiento (aunque -por supuesto- no nos engañemos, la mayoría de los adultos se conforman con el segundo eslabón del díptico). Durante las últimas décadas, el mercado experimentó una reconversión oligopólica en la que todos los estudios hollywoodenses luchan entre sí con sus respectivos tanques infantiles...
Parecían extintos pero volvieron y la verdad que en el momento justo para saber en que quedó su historia. PEQUEÑOS CAMBIOS La gente de Blue Sky Studios nos trae una nueva entrega de La Era del Hielo, después de testear si una nueva entrega era posible, con un corto de Scrat dividido en dos se dieron cuenta que una nueva película era viable. Para eso agregaron nuevos personajes que definitivamente trajeron aire fresco a la franquicia. DE QUÉ VA? Como siempre Scrat tratando de alcanzar su bellota se manda lo que va a ser el cambio del milenio, ahí es cuando, Manny, Diego y Sid tienen que volver a casa debido a una separación de las placas continentales. Arriba de lo que parece un barco pero en realidad es un icerberg, la vuelta no sera nada fácil y tendrán que enfrentar a piratas de alta mar si quieren volver a ver al resto de la manada. ANIMACIÓN MADE IN CONNECTICUT La película la dirigen dos muchachos que saben bastante de animación Steve Martino y Mike Thurmeier, el primero director de “Horton y El Mundo de los Quien” y el segundo el supervisor de animación de la primer “Era del Hielo”. El guión también está a cargo de un dúo, Michael Berg y Jason Fuchs, lo bueno de esto es que Berg es el guionista de toda la saga y conoce los personajes a la perfección. LA SEPARACIÓN La película es un círculo perfecto en cuanto a guión y no busquemos más allá, los personajes están bien configurados y la animación es cada vez mejor ¿Qué es lo que le faltaba a La Era del Hielo?, un enemigo claro al cual nuestros personajes tienen que enfrentar. Para eso los guionistas crearon al Capitan Gutts (en español Tripas), Peter Dinklage más conocido como el enano de Muerte en un funeral, le pone la voz a este simio maligno, antítesis absoluta de nuestros personajes. Sin embargo la película cae en los mismos clichés que las anteriores, el “road trip” de vuelta a casa y los pequeños cortos de Scrat tratando de descomprimir el conflicto principal. La moralidad como en toda película para chicos se hace presente, el acierto de guión está en contar varios conflictos familiares y de amistad que son subsidiarios pero que se resuelven de manera perfecta. El cuidado a los ancianos, el amor a los padres y el desafío que conlleva conservar a los amigos. Esto hace de La Era del Hielo 4 una buena película disfrutable aunque ya estemos por su cuarta parte. Sin embargo hay cosas inconstantes como la poca trascendencia que tienen por ejemplo los gemelos zarigüeyas que eran unos personajes bastante interesantes que aportaban bastante comicidad a la saga. CONCLUSIÓN Vayan a ver La Era del Hielo, si tenés chicos o sobrinos es la excusa perfecta y sino también. Es una película familiar que te va a dejar una linda sensación, como si hubieras terminado de comer tu postre favorito. Una película para descontracturar un poco la vida acelerada que vivimos y hasta quizás recordar valores morales que teníamos un poco dormidos. MAGGIE Es la primera vez que Fox hace esto con sus películas de animación, pero si pueden lleguen a horario a la película, ya que antes de la Era del Hielo 4 hay un corto excelente de Maggie Simpson, dirigido por David Silverman director de un montón de capítulos de la serie y co-director de Monsters Inc., digamos que un groso.
VideoComentario (ver link).
Más aventuras en el hielo Una simple e inalcanzable bellota para Scrat vuelve a embarcarnos en otra travesía con los queridos animales prehistóricos de la saga. La Era de Hielo 4 (Ice Age 4: Continental Drift, 2012) nos transporta nuevamente al principio de los tiempos a través de este simpático personaje que, sin darse cuenta, provoca el desastre más notorio que podría ocurrir sobre la tierra: separar los continentes. La Era de Hielo 4 respeta la tradición de la saga y busca en todo momento que el espectador se ría y la pase bien. La diversión en ella está al alcance de los sentidos, sobre todo los del público infantil, aunque en ciertos pasajes su ritmo decae. Además, no exhibe grandes novedades con respecto a sus tres predecesoras. Parecería que el guión fue tomado de estas anteriores películas y apenas retocado. Con el agregado de algunos personajes se establece el efecto sorpresa y los animales ya conocidos se pueden apreciar desde un costado más íntimo, aunque eso solo no alcanza a constituir un condimento nuevo que impacte. Cuando nació esta historia, allá por 2002, el éxito fue arrollador, puesto que la animación computarizada había decidido darle vida a seres de la era glaciar de hace miles de años atrás, algo novedoso que hasta ese momento no formaba parte de los cánones de la industria del entretenimiento. Los espectadores empezarían a hablar de Manny, Diego y Sid como los nuevos protagonistas de las odiseas de tiempos remotos que viven en constantes migraciones, a través de inmensas superficie heladas. Sumado a eso, la presencia de “Bodoque”, el bebé humano encontrado en el lago y apodado así por el mamut, se convertiría en la estrella tierna de la película. Quizás el gran impacto que causó esta primera parte generó demasiadas espectativas sobre la segunda entrega. La Era de Hielo 2 (Ice Age 2: The Meltdown, 2006) no pudo mantener el nivel de la primera parte y el mismo destino tuvo La Era de Hielo 3 (Ice Age 3: Dawn of the Dinosaurs, 2009), aunque con un poco más de suerte. En esta cuarta entrega continúan las aventuras y, si bien no contiene tanto sentimiento como la primera historia, la relación de Manny con su hija Morita, que ahora es toda una adolescente, aporta escenas afectuosas que reflejan la importancia de constituir una familia. Los personajes principales se aprecian más de cerca, ya que los directores se esfuerzan en destacar en ellos ciertas características sentimentales. Mientras los continentes se mueven, Manny, Diego y Sid son tomados de rehenes por un grupo de animales piratas de altamar: El capitán Tripa y su tripulación. Aventura no le falta a esta cuarta entrega de la saga, pero por momentos carece de ritmo. Eso produce que la trama tenga ciertos baches. Por suerte, el comediante por excelencia del trío, Sid, que desde la primera película aporta risas y alegría con sus movimientos, gestos y comentarios, hace de las suyas junto a una anciana caprichosa, su querida abuelita, y salva algunos de esos pozos.
Ideas congeladas Luego de la muy grata sorpresa que resulto Madagascar 3 vino un golpe de realidad. La gran mayoría de las películas de animación son solo un vehículo para vender entradas en vacaciones. Esos quizás sean los únicos argumentos de La Era de Hielo 4. No tengo dudas de que va a funcionar en la taquilla, y bastante bien. La historia de Manny, Diego y Sid (y esas viñetas forzadas a más no poder de la ardilla Scrat y su bellota) ya es conocida, se nos presentaron como personajes errantes que, dejando diferencias de lado, formaron una manada/familia. Ahora en esta cuarta entrega Manny formó otra familia (hay que prestar atención esta palabra porque será enumerada muchas pero muchas veces durante la película) y tiene dilemas con su sobreprotección con su hija "adolescente". A la marmota Sid la familia que lo había abandonado, de pasada, le deja a su abuela. A Diego, el arisco del grupo, ya ni eso le dejan, y se enamora... para seguramente formar su familia en la quinta. ¿Cuanto se puede explotar un éxito sin que afecte la calidad de la idea original? Resulta lógico que la repetición terminé por agotar, así fue Shrek, así también La Era de Hielo. Esta aventura sucede otra vez por fuerza de la naturaleza. Otra vez el hogar esta en riesgo y hay que escapar. Otra vez. Todo comienza cuando Scrat en su inagotable persecución de una bellota produce un movimiento geológico causando que nuestro trío de amigos quede sobre un pedazo de hielo a la deriva. Por unos instantes el film nos convence que entre las monstruosas olas, el rompimiento continental y esa monumentalidad de la poderosa naturaleza la aventura va a valer la pena. Durante esos minutos nos interesamos ante la situación real de peligro. No dura demasiado. En el camino se encuentran con unos piratas (forzado es poco) y arman un "Piratas del Caribe" con animales. Lo cierto es que todo sucede como viñetas aisladas, se nota el esfuerzo para unir un rompecabezas donde cada situación solo se justifica para que suceda algo. Aunque no pasa mucho en realidad. Un par de persecuciones, la aparición de unas ardillitas extremadamente tiernas (que entregan uno de los pocos chistes que funcionan en plena parodia a Corazón Valiente) y para de contar. El final con reencuentro familiar donde cada uno enumera su "aprendizaje" es burdo e insoportable, se nos "esclarece" la idea (por si no había quedado expuesto lo suficiente durante toda la película y la saga) que ¡la familia! y ¡los amigos! son lo importante. De una sutileza asombrosa. Para aquel que disfrutó de las anteriores no va a sufrir demasiado, eso si, nada nuevo sobre el hielo. Una película perjudicada por una floja narración, falta de ideas y que pierde categóricamente frente a la pirotecnia visual de la feliz Madagascar 3.
Renovarse es (sobre)vivir Convertida en una saga comercialmente fructífera en buena parte gracias a la ardilla prehistórica Scrat, La Era de Hielo es la gallina de los huevos de oro de Blue Sky Studios (propiedad de la 20th Century Fox) que pese al agotamiento que denotan sus personajes y remotos escenarios vuelve a producir un nuevo capítulo que no deslumbra pero cumple con el propósito de entretener. La Era de Hielo 4 repite algunos esquemas y conceptos ya instaurados en la franquicia (como la premisa de la manada involucrada en una búsqueda o rescate siempre con sus miembros corriendo peligro de muerte) aunque afortunadamente algunas ocurrencias de los guionistas Michael Berg y Jason Fuchs traen cierta frescura a un material que necesitaba desesperadamente de un reciclaje para salir de la monotonía. Si existe un defecto que se ha transmitido de película en película es el desequilibrio entre la comedia visual –con lucimiento para el humor físico, pleno en gags reideros, derivado de las andanzas de Scrat y su bellota huidiza- y la comedia de situación o diálogo que involucra al mamut Manny, el tigre diente de sable Diego y el verborrágico e insoportable perezoso Sid. En concreto: la primera funciona por lo general bien (sobre todo si tenemos en cuenta su autonomía de la trama principal), mientras que la segunda sufre de constantes altibajos. En La Era de Hielo 3 la historia se concentró demasiado en Sid, un personaje que gana en eficacia cuando su presencia está dosificada con criterio. En esta oportunidad el foco argumental recae en Manny y su familia dejando a Sid en un segundo plano. La aparición de la delirante abuelita de este último levanta la apuesta en términos de acidez y absurdo como pocas veces se vio desde la ya lejana primera parte. De los demás personajes que debutan en esta tercera secuela merecen una mención Morita (o Peaches en inglés), la adolescente hija de Manny y Ellie, y la tigresa pirata Shira (con la voz de Jennifer Lopez en la versión original) que sirve de interés romántico para Diego. Si en La Era de Hielo 5 le consiguen pareja a Sid podríamos cantar las hurras y cerrar la saga de una vez por todas… A diferencia de las aventuras previas en La Era de Hielo 4 las secuencias de acción son más numerosas y logran hacer olvidar las habituales falencias de unos personajes con escaso carisma si exceptuamos a la omnipresente Scrat. El preciso uso del 3D le agrega intensidad e interactividad a la puesta en escena de los directores (reincide Mike Thurmeier luego de codirigir también LEHI 3). El ritmo general supera por mucho a todo lo realizado hasta ahora y no exagero si afirmo que en instancias puntuales aflora una moderada diversión (al menos para los estándares de la franquicia). Como de costumbre las palmas se las lleva la expresividad del dibujo, técnicamente superlativo. La perfección de las imágenes generadas por computadora ya se da por sentada en estas superproducciones pero no por ello debe dejar de reconocerse. El filme traza una graciosa hipótesis del motivo por el cual se dividieron los continentes y no es de extrañar que Scrat esté detrás del cataclismo que dispara el conflicto: Manny, Diego, Sid y su abuela caen al mar en un bloque de hielo alejándose de la costa para angustia del mamut que teme no volver a encontrarse con su familia. En la odisea para retornar al hogar se cruzan con un “barco” pirata (otro enorme bloque de hielo similar a un iceberg) liderados por el Capitán Gutt (interpretado por el ahora famoso enano Peter Dinklage) y con un variopinto grupo de tripulantes siempre bien dispuestos para el pillaje. En montaje alterno también seguimos las peripecias de Ellie y Morita que intentan llegar a terreno seguro mientras el mundo tal como lo conocen empieza a desmoronarse por completo… La subtrama de Morita buscando la aceptación de otros congéneres adolescentes resulta tonta aunque el mensaje final sobre el valor de la amistad sin dudas termina siendo válido para los chicos. Por su parte la escena en la que los familiares de Sid le “endilgan” el cuidado de la nona revela un realismo acaso demasiado crudo para una producción infantil. Más bien es una cucharada de amarga verdad en la que más de uno podrá reflejarse (o no). En este caso el humor con que presentan a esta desalmada parentela no es suficiente para impedir una inevitable reflexión sobre las relaciones humanas. Un aditamento acaso impensado pero que está ahí para quien quiera verlo…
Luego de tres muy exitosas películas (2002, 2006 y 2009), se estrena aquí -incluso dos semanas antes que en los Estados Unidos- la cuarta entrega de esta saga prehistórica con resultados más que satisfactorios tanto en términos de animación 3D como en la eficacia de su narración. Los protagonistas son los mismos de siempre (el mamut Manny, el perezoso Sid, el tigre Diego y la ardilla Scrat), pero esta vez hay unas cuantas incorporaciones: desde una hilarante anciana (la abuela de Sid) hasta animales piratas. La primera mitad del film es impecable (en la segunda, la gracia y la fluidez decaen un poco y se imponen entonces el vértigo y la fórmula). En principio tenemos a Scrat persiguiendo su anhelada bellota hasta el mismísimo centro de la Tierra. Fruto de su ansiedad, se empiezan a producir grietas cada vez más grandes, los continentes se separan y quedan a la deriva. Más allá de los cataclismos, también hay un simpático conflicto padre-hija entre el sobreprotector Manny y su hija adolescente Peaches, que está en pleno despertar sexual, y -más adelante- se producirá la aparición de la bella tigresa Shira (la voz de una Jennifer Lopez en plan femme fatale , en la versión original), que se convertirá en objeto del deseo de Diego. Nuestros antihéroes quedarán flotando en un iceberg a merced de las corrientes marinas (es muy buena la escena de una tormenta) y, luego, de unos corsarios (hay algo de Piratas del Caribe allí) liderados por el Capitán Tripa, un despiadado orangután, y su gigantesco asistente, un lobo marino de 2000 kilos. Es la primera vez que la saga incluye personajes malvados, aunque -claro- aquí hay más simpatía que crueldad. Es cierto que la película repite unos cuantos esquemas y resoluciones (los desastres naturales, las irrupciones de Scrat), pero lo cierto es que esta cuarta entrega de la franquicia sale más que airosa del desafío. El reciclaje, esta vez, resulta más que digno. El disfrute familiar está asegurado. El éxito comercial, también.
Se agranda la familia Más personajes y el mismo humor, para la fórmula exitosa de siempre. Película tras película, la saga de La Era de hielo ha sido cada vez más exitosa. Y eso que las tramas han sido en lo básico las mismas: a los tres personajes centrales -Sid, el perezoso, Manny, el mamut, y Diego, el tigre dientes de sable- siempre, sea que deban entregar un humano a su familia, o deban escapar de dinosaurios de otra era, invariablemente deben emprender un viaje de características épicas. Pero como ninguna saga podría continuar sin una renovación y cambio, se han ido agregando personajes. En verdad, intereses románticos o directamente familiares. Y esa palabra -familia- es clave. Porque el perezoso, el mamut y el tigre son algo así como una familia ensamblada, que va sumando integrantes con cada capítulo. Ahora, es la abuelita de Sid, un personaje enteramente encantador, y una tigresa dientes de sable. Aquí, todo comienza con la separación de los continentes. Y el cataclismo es obra exclusiva de Scrat, la ardillita que va tras esa esquiva bellota, y que desde el éxito de la primera película bien se merece una película para ella sola. Pero claro, funciona mejor como divisor de escenas, y hasta como relajante y breve interludio cómico. Por aquello de que las tierras se mueven, Manny queda separado de su mujer Ellie y su hijita Morita, al caerse con Sid y Manny en un trozo de hielo. Y como buen padre, les promete que volverán a encontrarse. Pero la corriente los aleja cada vez más y, además, son apresados por unos piratas, comandados por un simio -llámenlo guiño, homenaje o como quieran, pero cómo se parece el Capitán Tripa a cierto personaje relevante de Piratas del Caribe ...-. La película tiene suficiente humor, más que nada gráfico, con caídas, golpes y demás, que hacen reír a los más pequeños. Y si no llega al grado de ternura extrema que había tenido la original, por eso de que las relaciones familiares son centrales, impera el sentido de que por más que nos guste alguien, no debemos dejar que nos cambie (Morita se enamora de un mamut con corte de pelo actual, y olvida a su mejor amigo, el topo Louis; no importa el tamaño físico para enfrentar los problemas), y otras más que no pasarán desapercibidas para los chicos. Mucho ha mejorado técnicamente el diseño de los fondos y de los mismos personajes -el pelaje de Manny y el resto de los mamuts es el mejor ejemplo- y la utilización del 3D tiene su sentido, no es algo meramente superfluo. Párrafo aparte para el corto que acompaña la proyección de la película, Un día en la guardería , en el que Maggie Simpson tiene un rol fundamental. Dura menos de cuatro minutos, sí, pero es otro motivo por el que vale la pena llegar temprano al cine.
Cuando el hielo se deshiela mejor La velocidad, el ritmo sostenido, la acumulación, el humor físico y algún buen personaje nuevo hacen que esta cuarta parte de la saga supere a sus antecesoras. Como sucedió ya con alguna Harry Potter, la última Las crónicas de Narnia y la más reciente de la saga Crepúsculo, La era de hielo 4 supera claramente a sus antecesoras. Dejando de lado a la ardilla Scrat (que igual es, digámoslo de una vez, una copia desfachatada del Coyote), las tres primeras eras de hielo no iban más allá del producto en serie, previsible e impersonal. Sin ser perfecta ni genial, esta tercera secuela transmite la sensación esencial de no haber sido hecha por máquinas, sino por gente. Gente que le puso un toque personal al asunto, que disfrutó haciéndola, que no la pensó sólo en términos de producto. En ese punto no puede dejar de observarse que esta vez uno de los dos codirectores es un tal Steve Martino. Su nombre tal vez no suena mucho, pero unos años atrás este buen señor dirigió Horton y el mundo de los Quién, otra película de animación que parecía hecha por gente. Lo cual da para pensar que algo tendrá que ver don Martino con que esta vez el hielo deshiele mejor. La velocidad, el ritmo sostenido, la acumulación, el humor físico y algún buen personaje nuevo son claves aquí. Los puntos (3) y (5) son de rigor en toda secuela, donde se suele recurrir a la suma y la multiplicación como operaciones de diferenciación. Los puntos (1), (2) y (4), en cambio, parecerían obra y gracia del “Tata” Martino y, en tal caso, quizá también de David Ian Salter, montajista de Toy Story 2 y Buscando a Nemo, que por lo visto cambió de camiseta y se pasó a la Fox. Como llevada por el propio efecto de arrastre del que la película trata, La era de hielo 4 no para nunca. Arrastre de bloques de hielo, que se desprenden por culpa de ya saben quién (en su eterna persecución de la Bellota Dorada, Scrat produce esta vez nada menos que la deriva de los continentes, de la que habla el subtítulo original), separando al mamut Manny, el tigre dientes-de-sable Diego y el perezoso Sid del resto de su multizoológica comunidad. En la deriva, ellos tres y la abuela de Sid se toparán con una tripulación pirata, comandada por el temible capitán Gutt, orangután feroz, dispuesto a tomar por asalto su “nave”: el iceberg en el que viajan. Cada tanto Scrat se cruza con ellos (cruces que, como en las anteriores, funcionan a la manera de “separadores” televisivos), intentando atrapar la histericona bellota (como en el Coyote y el Correcaminos, este par es una clara metáfora sexual) y ocasionando nuevas calamidades cósmicas a su paso. A la de los piratas se suman otras subtramas antropomorfizadas (el sobreprotector mamut Manny no quiere que la hija adolescente salga con un atractivo mamuteen, el duro Diego es ablandado por una tigresa blanca a la que en el original da voz Jennifer López). Una de esas subtramas incluye a la disfuncional familia de Sid, que no sólo se caracteriza por un escasísimo apego a la higiene (los perezosos parecen ser bastante roñosos), sino que además no duda en abandonarlo por segunda vez (el pobre Sid siempre sufrió por eso), ahora junto con la abuela. Entre senil, zarpada y malcriada, ésta es seguramente el más atractivo de los nuevos personajes, logrando, además, que lo que parecía puro delirio personal termine resultando la salvación para la entera tripulación del iceberg. Unas sirenas monstruosas, la aparición de un inesperado arcoiris y la llegada a una Nueva York de la prehistoria son algunos de los puntos altos de una película que, definitivamente, entretiene. Se trata de un secreto que Hollywood siempre dominó y alguna vez perdió. Y lo hace sin estupidizar a nadie, lo cual no deja de ser meritorio. No puede cerrarse la nota sin agregar que, copiando el ejemplo de Pixar, esta vez la Fox precede el largo de un corto. Y no uno cualquiera, sino uno de Los Simpson, a la altura de lo mejor de la serie.
BAJADA DE LÍNEA Cuarta entrega de la saga y primera en 3D. La era del hielo 4 apuesta a la aventura, al mensaje edificante y seguir persiguiendo una bellota difícil de atrapar. Cuarta parte de La era del hielo (Ice Age: Continental Drift), como era de esperarse en 3D, representa una mejora con respecto a la lenta pero segura decadencia de la serie. En el año 2002 llegaba aquel primer film, velada remake del western Tres hijos del diablo (Three Godfathers, 1948) de John Ford. Claro que con simpáticos animales, animación y un tono más cómico que dramático, más allá de las primeras escenas. Desde un comienzo las películas de La era del hielo tuvieron buena respuesta del público. Y en particular, uno de sus personajes, Scrat, con su eterna persecución de una bellota, se convirtió en un gancho comercial que supera incluso la fama de las cintas. Con habilidad y buenos resultados, los primeros cortos y avances de las películas siempre tuvieron a Scrat como protagonista, generando una respuesta más que positiva en los espectadores. Así que cada llegada de una nueva película, ya viene acompañada por la simpatía del personaje obsesionado con su bellota. Dicha persecución siempre –en esta película más que nunca– produce las consecuencias más insólitas y siempre genera las escenas de humor más absurdo. Pero los personajes principales, Manny, Sid y Diego, son el motor real de la película y el motivo para seguir la historia. ¿Conflicto? Bueno, se separan los continentes, si eso no es un conflicto, no sé cual podría serlo. Hay también un villano, un pirata que le dará más elementos dramáticos a la película. Una abuelita, una novia para Diego y muchas enseñanzas. Una vez, y respetando la naturaleza de la saga, estamos frente a una road movie, una película de viaje, y como siempre ocurre en esta clase de films, el viaje exterior es la excusa para un viaje interior. Nunca fue muy sutil en sus mensajes La era del hielo y aquí se repite la bajada de línea clarísima con respecto a diferentes valores que la película defiende. Tal vez demasiadas bajadas de línea para una sola película. Un poco obvia y sensiblera en ese aspecto, pero siempre sostenida por los momentos de humor absurdo y, como nunca antes, con una alta dosis de espectacular aventura. Parece que el 3D se ha convertido en una invitación hacia el despliegue de producción y La era del hielo 4 lo confirma. Despareja y no siempre divertida, igual satisface las expectativas de quienes vienen a buscar a sus personajes conocidos. Para el resto, siempre es mejor esperar por el próximo Pixar.
El hielo se derrite La familia de Manny está compuesta por distintas especies de animales: él, su esposa Ellie y su hija Morita, todos mamuts; un tigre “diente de sable”, un perezoso y dos zarigüeyas. La hija de Manny, ya es adolescente y quiere tener sus propias aventuras, y elige justo el momento en que el “mundo” (Pangea) se está separando en los distintos continentes. Y esto por culpa de Scrat, la ardilla que desde la primera película no logra apropiarse de la bellota. Ellie y Morita (esposa e hija de Manny) quedan separadas del líder familiar y del tigre por el gran mar. Así es que deberán superar las maldades infligidas por un mono pirata y su “tripulación”, quienes pretenden adueñarse de los mares. La película es algo menos entretenida que las anteriores, porque si bien los gags de Scrat siguen siendo un buen guiño, la historia parece estar forzada para hacer evidente la moraleja: la familia no sólo es la de sangre sino también la que "te cubre las espaldas"; efecto, del que las eras del hielo anteriores venían zafando. Algo similar sucede con la aparición de personajes (un grupo de ardillas) de estilo y “funcionalidad” muy similar a los pingüinos de Madagascar. Tecnicamente inobjetable, esta saga tiene todavía resto para algunas entregas más, solo que la proxima deberá levantar un poco la puntería para estar a la altura de sus primeras historias.
Son pocas las películas que buscan revolucionar algo en materia de animación... y las que lo buscan tienen mayores chances de quedar en offside fácilmente. Pero también es extraño que sean pocas las que busquen simplemente entretener. La era de hielo 4 se propone eso, al igual que la 3 y lo logra. Como padre uno busca llevar a sus hijos para que ellos se diviertan, que no haya mensajes raros ni falsos o contradictorios, y que además uno no se aburra. Y con esta película se dan esas cosas y encima en 90 minutos. La era de hielo mejoró para mi desde la tercera, dejando un poco de robar con Scrat, e integrándolo más naturalmente. Ahora si es una marca registrada que vaya apareciendo de vez en cuando y no incomoda. Buenos efectos 3D para la "popu" y para acompañar los pochoclos. Efectista y buena. Está muy bien.
Pasaron diez años desde que la productora Blue Sky debutó en el mundo de la animación con La era de hielo y las mejores cosas que brindaron desde entonces fueron historias originales como Horton y el país de los Quién (basada en el libro de Dr, Seuss y Río. El resto (Robots y las secuelas de La era de hielo) le sirvió a los estudios Fox para facturar dinero pero no fueron títulos memorables. La cuarta entrega de esta serie es un claro retrato de la mediocridad que se vive por estos días en Hollywood y que no sólo afecta al género de animación. En la actualidad a los productores los sacás del campo de las continuaciones y las precuelas y no se les cae una idea. La típica excusa que brinda el pensamiento mediocre, muy común en los medios de prensa, es “bueno, es sólo un dibujito animado para chicos” que es una manera de denigrar el arte de la animación. Estrenos como este te inspiran a pedir a gritos el regreso de Don Bluth (Todos los perros van al cielo) que debería estar trabajando en el cine en lugar de producir videos juegos. Desde el fracaso de Titán A. E en el 2000 lo desterraron de la industria. Hollywood en la actualidad necesita a un maestro como Bluth para hacer películas decentes y creativas sin tener que depender del estreno anual de Pixar o Dreamworks (cuando les pinta la inspiración y hacen cosas grosas como Kung Fu Panda y Cómo entrenar a tu dragón). Este vicio de las secuelas hoy está totalmente descontrolado en el cine de animación norteamericano y como al público no le molesta ver siempre lo mismo vamos a tener en el futuro más películas de este estilo. La era de hielo 4 es un desperdicio descomunal de recursos técnicos al servicio de una historia que no da para más y personajes que están muy desgastados. Visualmente el film es espectacular en lo que se refiere a la elaboración de los escenarios que son increíbles y el diseño de los personajes. El pelaje de los animales, por ejemplo, es absolutamente realista y hay escenas de este film en las que los protagonistas no parecen dibujos animados. Desde los aspectos visuales es interesante y tiene algunos momentos de acción muy bien elaborados. Sin embargo, estas cualidades al no estar sostenidas por un buen argumento se terminan desaprovechando. Blue Sky no le puede sacar más jugo a estos personajes porque ya dieron todo lo que tenían para ofrecer. Bastante que hicieron tres secuelas con una historia que en principio nunca necesitó una continuación. ¿Cuánto más van a estirar el chiste de la ardilla Scrath y la bellota? Por eso defiendo a la serie de Tinkerbell de Disney, porque más allá de la faceta comercial y los productos que venden, todas las películas presentan siempre un concepto distinto y los personajes experimentan situaciones nuevas. Son producciones inocentes para los más chicos que están muy cuidadas. Las secuelas a veces pueden ser buenas cuando están bien hechas. La trilogía de Toy Story y Kung Fu Panda 2 son un claro ejemplo de ello. Con las continuaciones de La era de hielo sumaron personajes pero los argumentos van siempre por el mismo rumbo y ya la serie no da para más. El año que viene Blue Sky presentará algo nuevo con el estreno de El reino secreto, una historia basada en el libro de William Joyce, creador de la exitosa serie animada para niños Rolie Polie Olie. Crucemos los dedos para ver algo más creativo.
Dos continentes que se separan Aunque el guión no esté a la altura de las películas anteriores de la saga, el ritmo es acelerado, los personajes siguen atrayendo y el plano formal es impecable. El filme se ve con agrado por su humanidad y sencillez comunicativa. Nuevamente Scrat y su increíble bellota, su Vellocino de Oro, su diploma final, su sueño imposible. Esta vez la ardilla provoca nada menos que la separación de los continentes. Familias, hermanos, padres e hijos son afectados y por supuesto la familia que se formó en 2002, con el nacimiento de la saga. Manny, el mamut, Sid el perezoso y Diego, el tigre dientes de sable, también sufrirán las consecuencias del cataclismo. Si Scrat navega a la deriva en un iceberg, los amigos Sid, Diego y Manny, también tendrán su historia. Así, enfrentamientos con el malo, muy malo de turno, el capitan Gutt, un poderoso orangután, se sucederá a la aparición de la familia de Sid, que le deja "en prenda" a la malhumorada abuela, gruñona y temeraria. También aparecerán personajes como Shira, una tigresa dientes de sable que trabaja para el simio, pero comienza a interesarse por Diego. SIRENAS Y BALLENAS El filme de Martino y Thurmeier tiene todos los ingredientes para entretener al pequeño público, personajes deliciosos, peleas y persecuciones, romance que ya se observa entre Morita, la elefanta adolescente y uno de los concurrentes a la cita de la cascada, motivo de enojo entre ella y su padre. A los mensajes sobre necesidad de la unidad familiar y tolerancia por la diferencia, se une mucha acción y nuevas peripecias como el pasaje por los mares, seguidos y seducidos por las sirenas que cambian su formato y se disfrazan de seres queridos por los protagonistas. Hay una aventura con ballenas, la pelea a muerte con el corsario simio y una supuesta llegada al Paraíso. Aunque el guión no esté a la altura de las películas anteriores de la saga, el ritmo es acelerado, los personajes siguen atrayendo y el plano formal es impecable. El filme se ve con agrado por su humanidad y sencillez comunicativa.
Simpática cuarta aventura en hielo No entusiasma ni enternece como las anteriores, pero igual permite pasar un rato agradable esta nueva aventura de Manny, su familia y sus amigos. Todos nos caen bien, hay abundante acción y varias hecatombes naturales, chistes amables y técnica muy cuidada (pero con resabios de algún programa ya superado en unas partes de oleaje), la ardilla sigue causando gracia, ahora sorteando peligrosas sirenas hasta llegar a Scratlantis, el continente perdido (culpa suya), el doblaje mexicano procura ser neutro, delatado apenas por un «¡Andale, abuelita!» y alguna «apapachada» (a propósito, ¡qué lindo que es apapachar!), y la historia es entretenida, con solo tres objeciones menores. La primera: salvo la abuelita del perezoso, que reaparece en su vida como peludo de regalo, y el malo de la película, ese eximio simio pirata, que ojalá no muera así aparece en otra aventura, los personajes secundarios apenas se lucen. Y el pequeño y lastimero topo que lucha por su amiguita mamut está puesto de manera forzada, como para encajar una moraleja para adolescentes. Segunda objeción: la hija de Manny ya es una gordita adolescente. ¿Cómo, si hace apenas tres años era una dulce bolita de peluche? ¿Por qué crecen tan rápido estas criaturas? ¿Será que algún ejecutivo cree capturar de esa forma al público edadelgánsico que está creciendo a la par de la franquicia? El libretista principal es Michael Berg, autor de la primera y la tercera películas. Pero quienes deciden estas cosas son otros. Y tercera objeción: ahora también se agregan canciones. La del simio pirata y su tripulación vaya y pase, con una letra cínica tipo Monty Phyton celebrando el placer siempre actual de despojar al prójimo. Pero la canción final a cargo de toda la compañía es un plomo de venta en discográficas. Es decir, no vale la pena quedarse hasta el final. Cuando el espectador vea que nuestros personajes, huyendo del viejo mundo en ruinas, llegan a un nuevo mundo presidido por una protoestatua de la Libertad, ya puede ir juntando a sus niños rumbo a la salida. Eso es todo.
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No fui con muchas expectativas a ver esta película. Me molestó no poder verla subtitulada (en algunas salas nada más pueden verla en idioma original) y la anterior entrega había sido tan floja que no cabía pensar que podría ser muy buena. Aún así, nada le quita el mérito de que entretiene y que logra mechar el gag con la situación dramática para crear un buen ritmo y una historia divertida. Para esta entrega, algunos retoques en el equipo de directores, Steve Martino y Mike Thurmeier (habria dirigido la anterior con Carlos Saldanha) y el rumor de que los guionistas habían barajado la opción de congelarlos y hacerlos aparecer en el presente, nos hicieron pensar que la franquicia estaba perdiendo el rumbo, pero no. No esperen nada muy especial pero sí, más de lo que la hizo exitosa. El foco de la película, como ya es costumbre, es la ardilla que en su persecución eterna a su bellota plantea el escenario en el que se van a desarrollar los hechos. En este caso son la serie de desastres naturales que llevaron a la formación de los continentes. Y si de éstos hablamos, en un momento hay hasta un muy buen guiño a Atlantis. Los personajes de siempre volvieron pero esta vez la hija de Manny, el mamut, es adolescente y quiere encontrar su espacio y personalidad frente a un padre sobreprotector. La manada sigue siendo tan diversa como siempre pero se suma un topo que es el mejor amigo de la nena. Gran cliché, en plena pelea de padre-hija, un accidente los separa y será el esfuerzo de Manny por volver a casa con su familia el motus de la aventura. Si la tierra está tan inestable, es mejor vivir en el mar pero el mar está rodeado de icebergs que son barcos de piratas. El peor de todo es un simio sanguinario que funciona muy bien como anti héroe. Algunas pinceladas de romance y la inclusión del personaje de la abuela de Syd, que es definitivamente lo más gracioso del film, lo levantan por momentos pero no deja de ser una fórmula predecible y repetida. La calidad de los dibujos es buena, pero el 3D no es maravilloso.
Una buena manera de pasar una tarde entretenida La locura de Scrat por "su" bellota, que persigue desde siempre, tiene consecuencias que cambiarán al mundo. Al menos en su fisonomía. Por su culpa habrá un cataclismo que da paso a la mayor aventura vivida hasta ahora por la manada integrada por Manny, Diego, Sid y sus nuevos amigos. Hasta la aparición de "El Padrino" de Francis Ford Coppola en el cine, y porque no en la vida, regía el axioma de que nunca segundas partes fueron buenas. Y esto se cumplía la mayoría de las veces, al menos en el séptimo arte. Porque a una película muy buena le seguía una zaga que no alcanzaba ni por asomo su nivel. Pero bastó que en este terreno dedicado a niños y jóvenes apareciera el joven mago "Harry Potter" para dar por tierra y sepultar esta creencia. Desde su irrupción en la pantalla todo cambió. Los estudios arriesgan más en sus presupuestos a sabiendas de que lograrán hilvanar un suceso artístico y comercial tras otro. Y con la llegada del 3D esto se consolidó aún más. Si uno tuviera que definir a la "La era de hielo 4" en ese formato en pocas palabras sólo bastaría una: maravillosa. Y este concepto es válido para quienes vieron las primeras tres o se acercaron por primera vez a ver de qué se trata. A través de la torpeza de la hambrienta ardilla Scrat el filme dirigido por Steve Martino y Mike Thurmeier nos cuenta cómo se desintegró Pangea y se produjo el inicio de lo que ahora conocemos como la división de los continentes. Esta cuarta entrega de la cinta animada comienza con una explicación, por demás de ingeniosa, sobre la actual visión que tenemos de la Tierra. Son tres minutos inolvidables. Y fundamentales que nos permiten entender lo que sucederá a lo largo de la historia que tiene a la manada encabezada por Manny como protagonistas excluyentes. En ellos el atribulado Scrat inicia un periplo al centro de la Tierra ocasionando no sólo cambios en la geografía, sino la formación de sus principales monumentos. Visualmente el espectador asiste a un festín visual de increíble nivel y si la película terminara allí, siendo un corto de 180 segundos, el precio de la entrada estaría pagada, porque además, y a manera de introducción, la Fox regala a la platea un corto de otros 180 segundos. Nada menos que de Los Simpons. Y trata sobre un día de la pequeña Lisa en el jardín maternal. La loca persecución de Scrat por la escurridiza bellota, que persigue desde el principio de los tiempos, desata un cataclismo que desencadenará la más grande aventura para Manny, el fornido Diego y el disparatado Sid. En medio de estas idas y vueltas, Sid se reúne con su abuelita y la manada tropieza con un grupo de piratas, liderados por el capitán Tripa un simio sin escrúpulos, de altamar decididos a impedirles su regreso a casa. Visualmente el filme es espectacular en lo que se refiere a la elaboración de los escenarios y el diseño de los personajes. El tratamiento de las imágenes es de tan nivel que el pelo de los animales, en especial el de Manny y su familia, no parecen dibujos animados. En síntesis ideal para verla solo o con el pretexto de llevar a los hijos o a los nietos.
Suele decirse en inglés “no news, good news” (es buena noticia que no haya noticia) y es el caso para esta cuarta entrega de la serie protagonizada por bichos prehistóricos que, en este caso, tienen la desdicha de quedar a la deriva en un iceberg, tratando de volver a su hogar y, de paso, descubriendo cosas nuevas. Como sucedía en el tercer film, la aparición de personajes extraños y totalmente absurdos -los piratas- hace que la película busque de modo constante la comicidad, y lo logra no pocas veces. Aunque, y he aquí el problema, lo hace cuando se libera de la historia. Cuando no, el desarrollo de la historia y los mensajes didácticos sobre la importancia de la familia, de ser lo que se es y de la amistad se vuelven un lastre que solo cuaja para los más chicos. Pero hay un alto grado de invención en muchas de sus secuencias, lo que le permite atravesar sin problemas la temida prueba de “qué vamos a ver el fin de semana”. La ardilla Scrat -y el corto previo con los Simpson- son lo mejor del espectáculo (como siempre: “no news...”)
Diversión en cuentagotas El cine de animación reciente (hablamos de los últimos 17 años, más o menos desde la aparición de la animación digital) ha brindado tantas señas de creatividad en extremo como de pereza absoluta. A esto último ha contribuido una de las mayores taras de este tipo de películas: la conversión en franquicia, en saga, de todo aquello que resulta exitoso desde el vamos. Es decir, el cine como mercancía (más aún el infantil), como posibilidad de seguir explotando una fórmula hasta el hartazgo en productos, subproductos, y más. Salvo casos aislados, los films son pensados como obras auto-conclusivas, es decir que los conflictos se plantean y resuelven en esa primera película, y todo lo que venga después no es más que estiramiento, en ocasiones, innecesario. Ante esto, hay dos posibilidades: o se analiza a fondo el objeto en cuestión y se profundiza en los elementos psicológicos (Toy story) o se apuesta por la evasión de todo conflicto y se lanza a la aventura descontrolada (Madagascar, Kung fu panda). El caso de La era del hielo es tal vez el más evidente en eso de un innecesario estiramiento: casi como ningunos otros, los personajes de este film se definían en aquella primera película y sus conflictos quedaban resueltos: el mamut solitario aprendía a compartir e integrarse, el tigre dientes de sables ponía su bondad a prueba, y el perezoso cumplía a rajatabla su función de comic relief. Y todo, en el marco de una reescritura del western. Era un film melancólico, amargo, bastante alejado de las convenciones rítmicas que puntúan el cine infantil actual. Vista una segunda parte muy floja y una tercera entrega donde repuntaba gracias a la aparición de Buck (que lamentablemente ha sido relegado a un plano en este film), de esta cuarta parte sólo podíamos esperar dos o tres chistes buenos y más rutina. Algo de eso hay. Sabemos que cada aventura de estos personajes está marcada por un evento fundamental en la progresión del planeta Tierra: en la dos fue el deshielo, en la tres la aparición de los dinosaurios, y en esta la separación de los continentes. Separación que se da gracias a la aparición de la ardilla Scrat, que sigue a su bellota hasta el mismísimo núcleo de la Tierra. Este prólogo es realmente muy divertido y lo mejor de una película que se las rebusca para airear un poco la saga con la aparición de muchísimos personajes, como la abuela del perezoso, la tripulación de un barco pirata comandada por un mono malvado, y un impecable ejército de ardillas neuróticas (el mayor descubrimiento de esta cuarta parte, junto a la familia abandónica del perezoso). Es decir, lo que los directores Steve Martino y Mike Thurmeier propusieron abiertamente, fue la sumatoria de elementos para dar una idea de renovación, de movimiento y de no estancamiento. Más si sumamos que los personajes son obligados a movilizarse, esta vez en una aventura que adquiere iconografía de película de piratas. Los resultados de La era del hielo 4 son desparejos, con una primera hora que fluye bastante bien, incluso con un par de momentos logradísimos desde lo visual, pero un acto final que se sumerge en el mayor de los aburrimientos, tal vez el pecado mortal de un film hecho solamente con el propósito de entretener. Si hay algo que agota en estos films de La era del hielo, es esa presión para que los personajes adquieran mayor volumen psicológico. ¿Cuántas veces más vamos a lidiar con el conservadurismo del mamut y su mirada estructurada sobre el mundo? En esta cuarta parte el conflicto central es la relación entre el mamut y su hija, el choque generacional. Pero eso tiene un sabor a deja vú constante y su resolución es demasiado simplona. Como si los realizadores no se animaran a soltar amarras emocionales, dentro de una saga que nació precisamente como un núcleo duro de emociones, y no pudieran darle la mano definitivamente a la aventura y el humor desquiciado: eso que aparece aquí con el ejército de las ardillas o en el prólogo, pero que se esfuma muy repentinamente, y que Madagascar 3: los fugitivos entendió como nadie. Por eso es de lamentar la ausencia de Buck, aquella comadreja aventurera de la tercera parte, capaz de definirse por medio de la acción y de demostrar que lo lunático se da muy bien con este tipo de películas. Así las cosas, La era del hielo 4 no es el desastre de Cars 2, donde nada funcionaba -ni siquiera sus apuestas estéticas a jugar al cine de espías con autitos-, pero tampoco es un film acertado en sus intenciones de entretener y divertir. Como agregado, quiero decir que lo mejor de la película es sin dudas el corto de Los Simpsons que acompaña las proyecciones en 3D, y que tiene a la bebé Maggie como protagonista. The longest daycare imagina una jornada de la pequeña en la guardería y su enfrentamiento con ese bebé de cejas pronunciadas que ha sido su enemigo en algunos capítulos (aclaro que hace 12 años que no miro la serie, ya que su humor ha avanzado progresivamente hacia la idiotez mal entendida y dejó de interesarme). Contado sin diálogos y con una agradable mezcla de animación 2D con estereoscopía, de lo que en definitiva habla el corto, más allá de sus perfectos chistes físicos y visuales, es del arte, de la belleza y de la necesidad de protegerlos como forma de crecimiento personal. Y claro, Maggie, que ya sabe qué va a ser de su futuro aunque el resto del mundo no se dé cuenta.
La era de hielo 4 tiene un sólido argumento y un muy buen ritmo que no decae nunca, manteniendo a chicos y adultos entretenidos y atentos a lo que sucede en la pantalla grande. Los personajes del "barco" pirata al mando de un orangután al mejor estilo Jack Sparrow van a divertir mucho a los chicos ya que las secuencias en donde ellos participan, no sólo tienen humor...
Piratas del deshielo Como sea, el inicio es fenomenal. ¿Un gag evolutivo? La deriva de los continentes –se propone aquí en forma de una hipótesis lúdica– fue ocasionada por la desesperación obsesiva de la ardilla Scrat por atrapar y devorar la famosa bellota. En efecto, intentando atrapar el fruto que comanda su deseo, Scrat llegó hasta el centro de la Tierra y alteró el equilibrio geológico. Así, un acontecimiento azaroso y banal puso en movimiento al planeta en su conjunto y desde entonces sus paisajes y ecosistemas se transformaron para siempre. El accidente evolutivo en cuestión pone en marcha el relato. El mamut Manny, su esposa e hija, además de Sid, el perezoso, y el tigre Diego tendrán que escapar de las sacudidas geológicas que ponen en riesgo la vida animal. Las bestias están obligadas a huir. Literalmente, las montañas pueden caer sobre ellos y el suelo partirse en mil pedazos. Manny, Diego, Sid y su abuela (un personaje nuevo) quedarán flotando en un iceberg y la corriente los llevará muy lejos, mientras que la familia de Manny permanecerá en lo que queda del viejo "hogar". De allí en adelante habrá un solo objetivo: reunirse con la familia. Y no será fácil porque el océano no está deshabitado ni exento de peligros. Las mareas y los tornados acechan y las sirenas tientan, aunque el verdadero peligro yace entre la niebla: un navío-iceberg de piratas es liderado por un mono feroz, el Capitán Tripa. Allí viaja también la tigresa Shira, que pronto llamará la atención de Diego. Los piratas no son precisamente amigables y Manny y los suyos tendrán que ingeniárselas para liberarse de ellos. La era de hielo 4 conquistará a todos: los personajes son queribles, los gags de la ardilla efectivos y nadie podrá quedar impávido frente al anhelo de un padre que sólo quiere volver a estar con su familia. La familia es el valor supremo, el modelo preferencial. Será Diego quien exprese la superioridad de pertenecer a una familia frente al mero ser parte de una manada, incluso cuando se advierta que no se trata de una institución inmaculada. Al comienzo, al perezoso lo abandona su familia y de paso le dejan a su abuela como un regalo. Lejos del secreto western de la primera entrega, La era de hielo 4 es una sencilla película de aventuras, acaso una de piratas en clave evolutiva, adornada por citas literarias y cinematográficas diversas. La textura del mar, unas ardillas que vuelan en hojas de árboles y la minuciosidad del ínfimo movimiento capilar de las criaturas salvajes justifican la opción en 3D. Un relato aceptable, un poco de goce visual y algunas travesuras de Scrat: la cuarta entrega de la saga no es ni más ni menos que eso.
De todas las sagas de películas animadas hechas en Hollywood aparentemente “La era del hielo” es la que más ha crecido en términos de recaudación, razón por la cual no hay por que pensar que dejaran de hacerlas. Es curioso como se las arreglan los guionistas para ir desgastando y agotando todo como si quisieran sacarle más jugo a lo que ya es una cáscara sin siquiera un poco de pulpa. Pasó con Shrek y sucederá con el resto también, aunque en el caso de “La era del hielo” podríamos decir que actúan son mayor viveza. Agregan personajes, sí, pero nunca se apartan de la constante principal que es el viaje. Manny, Diego, Sid y compañía siempre viajan huyendo de los terremotos y de la naturaleza en general. El gran monstruo que finalmente terminó por exterminarlos. Pueden agregar más o menos personajes, e incluso hacerlos desaparecer sin explicación. El hombre, por caso, dejó de participar en la saga después de la primera. En este trasladarse es donde va naciendo la aventura. Esta vez las placas teutónicas hacen que un pedazo de hielo que se desprende del continente deje a los tres amigos, junto a la abuela de Sid, flotando con rumbo incierto, mientras la hija de Manny y su mamá Eli quedan para tratar de llegar a un punto X, salvarse, y de paso servir a la sub trama. Dijimos que son cuatro a la deriva, la mitad de los “8 a la deriva” (1944), de Hitchcock. Si tan sólo el guión de esta cuarta parte fuese también la mitad de ingenioso no veríamos un hielo (léase barco) pirata comandado por el Capitán Tripa, un simio igual al Jack Sparrow de Johnny Depp, pero menos amanerado y mucho menos gracioso. A partir de aquí pasa todo lo que pasa en una de piratas, y cada uno tendrá su lección. Como siempre el eje está puesto en la familia y en la comunidad, donde todos cuidan de todos. Decía más arriba que son más vivos, porque vuelven a contar la misma historia una y otra vez. Claro que si un chico tenia 7 años cuando se estrenó la primera en 2002, hoy acusaría 17 abriles de manera tal que no irá al cine a ver esta producción.. Acá es donde entra en juego el axioma el público se renueva. En definitiva. Esta realización cumple con repetir el esqueleto narrativo de las anteriores. Para los chicos funciona bien y, en suma, es lo que importa a la hora de usar la billetera. Syd sigue siendo el ingenuo del trío y el generador de casi todos los momentos de humor. La otra parte la aporta la insistente ardilla que una vez más esta persiguiendo la bellota por todos lados, ocasionando todos los desastres ecológicos de la historia. Lejos lo mejor del film. Para los grandes, saber que Estados Unidos está como está, y que en una escena se hable de llegar a una tierra mejor y mas libre; mientras se muestra una ardillita tallada imitando la estatua de la libertad, quizás sea demasiado. Para todo el público la proyección está precedida por un corto de “Los Simpsons” con Maggie como protagonista. Bastante flojito para lo que estamos acostumbrados a ver en la serie televisiva de Matt Groening. Ni eso funciona.
En una clara repetición de la fórmula que ya ha funcionado de maravillas tres veces en los últimos diez años (la primer entrega de la saga se estrenó hace una década), este cuarto capítulo en la historia de Manny, Sid y Diego no presenta grandes novedades, más allá de su cuidada e impecable factura técnica. Todo comienza y se complica (una vez más) gracias a la ardilla Scrat y su devoción por las bellotas. De manera impensada desata el cataclismo que llevará a la conformación de los continentes tal como los conocemos en la actualidad. A partir de ese momento, esta disfuncional familia prehistórica, conformada por diversas especies animales, queda dividida y será la responsabilidad de noventa minutos de metraje y no demasiada creatividad el volver a unirlos. Una primera mitad notoriamente superior a la segunda, en donde los realizadores decidieron volcarse hacia los confortables lugares comunes y los mensajes aleccionadores pro-familias felices y unidas a pesar de todos los obstáculos que intentaron mantenerlos separados, sabe aprovechar las utilidades de las tres dimensiones. Un consejo para el público adulto: al momento de comprar las entradas decídase por las copias subtituladas para disfrutar de los trabajos de Ray Romano, John Leguizamo, Denis Leary, Jennifer López y Queen Latifah.
Cuarta entrega de la saga de animación Ice Age. Esta supera a sus antecesoras, más personajes, mucho ritmo y acción. Mientras Scrat, solo quiere rescatar su adorada bellota, sucede un cambio de placa continental y por lo tanto provoca la formación de los siete continentes; ahora Manny (Ray Romano), Diego (Thomas Fritsch, Denis Leary) y Sid (Otto Waalkes, John Leguizamo) continúan siendo buenos amigos y conviven en familia, pero por dicha separación, quedan del otro lado Manny la esposa Ellie (Queen Latifah), Peaches su hija adolescente (Annina Brown Miller, Keke Palmer), quien se siente enamorada, y el resto de los animalitos. Manny termina con Diego, Sid y su abuela de mal humor (Wanda Sykes), en un témpano de hielo de gran tamaño quedan navegando en el mar con la promesa de volverse a encontrar. Todos luchan por la supervivencia, y estos tres personajes junto con la abuela de Sid son encontrados por un grupo de piratas que exigen su hielo y sus vidas, el iceberg en el que viaja el capitán Tripa, orangután feroz (Peter Dinklage), un lobo marino, Shira tigresa blanca (voz original de Jennifer López) y una tripulación a sus órdenes. Hoy se estrena, “La era de hielo 4- la formación de los continentes, en 3 D y 2D, subtitulada y doblada al español y lo hace dos semanas antes que en los Estados Unidos (13-7- ). Antes de la proyección se podrá disfrutar un corto de Los Simpson protagonizado por Maggie Simpson “Un día en la guardería, cuya duración es de 3:35 minutos más los créditos. Uno de los mayores atractivos radica en la cantidad de nuevos personajes, mas colorida, con acción y ritmo que no decae, un film para disfrutar en familia, a la largo de su desarrollo nos cruzamos con Scrat que continua queriendo atrapar a su amada bellota, una increíble fotografía y un impactante arco iris, habla de lo importante que es tener amigos, de las relaciones familiares, la de padres e hijos, y del amor, llena de gags (para chicos y adultos) y todo da para una próxima entrega.
Nueva oportunidad para ver a los personajes creados en el 2002 por Blue Sky Studios y, si bien los aciertos técnicos son notables, esta cuarta parte vuelve a desarrollar un relato deslucido, con tres personajes muy bien logrados, pero desperdiciados, y con una argumento simple, que carece de emoción y que proporciona pocas risas.
A SEGUIR HUYENDO Repiten hallazgos, pretensiones y personajes: el mamut Manny, el perezoso Sid, el tigre Diego y la ardilla Scrat, que persigue eternamente esa bellota esquiva casi una alegoría del destino. Es el filme de animación que más nos gustó esta temporada. Buena historia, imágenes logradas, aventuras al por mayor y media docena de perlitas de humor que le van sumando peripecias al accidentado camino de este cuarteto que sólo quiere volver a casa. La amistad, el coraje, la solidaridad con la manada, el amor de padres e hijos colorean la historia. Hay mucha aventura, un malvado pirata, viñetas románticas y la presencia ominosa y avasallante de una naturaleza que arrasa con todo. El filme se sostiene. Y el corto del comienzo y la secuencia inicial entre Scrat y la bellota, son impecables.
Los hechos ocurren varios años después de la tercera entrega de la saga. La hija única de Manny y Ellie, se ha convertido en una mamut adolescente y se acompaña de un pequeño topo, Loui. Scrat, la ardilla prehistórica, intenta enterrar su bellota en la cima de una montaña, causando una enorme grieta que la hace caer por las distintas capas de la Tierra hasta llegar al núcleo y provocando la división de los continentes. La formación de los mismos embarcará a los tres protagonistas -Diego el tigre dientes de sable, Manny el mamut, y Sid el perezoso- en una nueva aventura en la que, expatriados en un pedazo de hielo, andarán a la deriva mientras la Tierra se reorganiza. En su aventura se enfrentarán a tormentas, tifones, piratas, tramposas sirenas e incluso cangrejos gigantes que se interpondrán en su camino. En esta 4ta. entrega se suma un simpático personaje: la abuela de Sid, una vieja perezosa rezongona y sin dientes, que se salva de todas las instancias peligrosas; y además se introduce un villano que está a la altura de las circunstancias: un orangután pirata que viaja en un barco de hielo y que cuenta con una tripulación de lo más heterogénea. Dirigida por Steve Martino y Mike Thurmeier, la cuarta entrega de Ice Age no tiene nada demasiado nuevo que contar. Como es de suponer, son más divertidas las desopilantes intervenciones de Scrat y la búsqueda de su bellota, que cualquiera de las aventuras vividas por los demás personajes. Antes de la película se proyecta un simpático cortometraje que tiene como protagonista a Maggie Simpson, la hijita menor de Homero y Marge, en la que es dejada en una guardería y debe lidiar con un compañerito de lo más violento. Sólo para acompañar a los más chicos o para no quedar afuera de la saga, si es que sa han visto las 3 entregas anteriores. Si bien entretiene y se disfruta, las aventuras de sus personajes resultan algo olvidables y uno siente que no se perdería nada de no haberla visto...
Se va derritiendo el carisma "La Era del Hielo 4" se venía promocionando hace un tiempo con los ya clásicos spots de Scrat (la ardilla) creando una gran expectativa en la gente que finalmente no se llegó a cubrir del todo. La película es buena, divertida, con personajes nuevos, pero en esencia no se advierte una evolución, un crecimiento en los personajes principales que tanto nos hicieron reír y enternecer con la 1ra entrega. En mi humilde opinión, esta 4ta aventura es mejor que la 2da, pero inferior a la 1ra y 3ra, por lo que se podría decir que de cierta manera se ha estancado un poco. Las nuevas incorporaciones agregaron diversidad y frescura a la pantalla, pero también parece que desviaron la atención de los guionistas y el director que en esta ocasión nos ofrecen a un Sid, Manny y Diego más chatos y desabridos. El único que parece mantener su encanto y ofrecer cada vez mejores momentos en pantalla es la ardillita torpe que no habla, lo que demuestra una situación de alerta para las próximas entregas venideras. En esta ocasión, en medio de una pelea entre Manny y su hija adolescente se produce un gran desplazamiento tectónico que arrastra lejos de tierra firme al trío protagonista, que junto a la alocada abuela de Sid a bordo de un iceberg, navegarán sin rumbo por aguas desconocidas donde se toparán con rudos piratas que tratarán de acabar con ellos. La tripulación del iceberg pirata está liderada por un simio hábil e intimidante llamado Capitán Gutt cuya voz fue aportada por el ascendente Peter Dinklage. Se introduce un poco de "Piratas del Caribe", y no lo digo solo por la obviedad, sino que hay elementos característicos de aquella franquicia como las personalidades a bordo del barco/iceberg y hasta sirenas asesinas. Creo que sigue siendo una buena opción para disfrutar con los más chicos aunque por más odioso que sea, aconsejo ver mejor "Madagascar 3" mientras esté en cartelera y como 2da opción esta nueva "Era del Hielo". Para entretenerse un rato aunque ya demostrando algunos signos de agotamiento.
El corto promocional que sirvió de avance de este filme (y que forma parte de la película) con Scrat de protagonista nuevamente, en busca de la nunca bien ponderada bellota, era un pequeño cuentito, no solamente atractivo sino divertidísimo, a pesar de repetir las mismas herramientas de siempre: la primitiva ardillita corriendo incansablemente tras su negado fruto seco hasta que todo se desencadena en algo mucho peor que no obtenerlo. La era de hielo 4 nos trae nuevamente a este grupo de animales prehistóricos de renombrado éxito para ponerlos nuevamente en una situación migratoria, como sucediera desde la primera (definitivamente la mejor, por emotividad y por entretenimiento). Otra vez la manada debe moverse de un lugar a otro para evitar morir a causa de los movimientos de la naturaleza, pero esta vez los principales personajes (Diego, Sid y Manny) se encontrarán náufragos en medio del océano intentando volver a encontrarse con sus seres queridos. En medio de ese desafortunado panorama, se encontrarán con un barco pirata (con animales piratas, claro está) que complicarán aún más su vuelta a casa. Con incursiones de nuevos personajes (la abuela de Sid, un elemento romántico para Diego, un villano malvado y sus tontos secuaces, un elemento romántico para Ellie, la hija del sobreprotector Manny) La era de hielo 4 intenta escaparle a la misma historia de siempre e innovar un poco, pero a diferencia de Madagascar, sus personajes son mucho más transparentes, más pequeños, menos interesantes y sus intervenciones siempre parecen ir hacia los mismos lugares. Ni hablar del incansable Scrat, nuevamente protagonista transversal de la historia, que no puede dejar de ser eso que es ni siquiera cuando consigue llegar a lo más alto que puede soñar. En oposición a Madagascar 3, que incluye personajes humanos dentro de la historia (en una idea muy poco atractiva, siendo que los animales siempre habían tenido historias propias que no incluían a personas) en La era de hielo (con mucho sentido) sólo se agregan personajes animales, pero tan previsibles y lineales como los que ya conocíamos y que terminan por aportar muy poco a la historia final, que si bien tiene sus dosis de aventuras y de entretenimiento (con Sid y su abuela a la cabeza y la torpeza de Scrat), termina por resultar algo bastante desabrido. La cuarta entrega de la saga de los animalitos primitivos repite demasiadas formulas y no agrega nada significativo a lo que fueron las otras tres. Si funciona es porque muchos chicos y grandes conocen y quieren a sus personajes, por lo que un lanzamiento más vuelve a ser promotor de nuevos muñequitos, figuritas y el merchandising que se les ocurra. Como filme, un pequeño sinsabor, sin ser una película que no se deje ver.