Mi pasado me condena La escritora norteamericana Gillian Flynn adquirió fama en el mundo del cine gracias a la adaptación de su tercer libro, Gone Girl / Perdida, realizada el año pasado por David Fincher. Ahora su nombre vuelve a sonar por el estreno de Lugares oscuros, basada en este caso en su segundo trabajo, que salta a la pantalla grande convertido en un thriller tan convencional como eficaz. La protagonista es Libby Day (Charlize Theron, hermosa aunque se empeñe en afearse), sobreviviente de una masacre en la que asesinaron a su madre y dos hermanas, que hasta el presente vivió gracias a donaciones de terceros. Pero el dinero se está acabando, y la propuesta del líder de un particular grupo de fanáticos de los casos policiales de recordar para ellos los pormenores del suceso a cambio de unos billetes es por demás tentadora. Libby partirá rumbo al reencuentro con aquel pasado visitando a su hermano (Corey Stoll), preso a raíz del crimen, quien de repente se declara inocente, obligándola a escarbar aún más profundo en los sucesos de aquella fatídica noche. El director y guionista Gilles Paquet-Brenner construye con paciencia un relato que alterna entre el presente y el pasado, mostrando en este último una serie de escenarios sureños dignos de la primera temporada de True Detective y poblado por personajes con un estado de alteración solapado pero latente, todos ellos atribulados por sus situaciones personales: la madre (Christina Hendricks, la Joan de Mad Men) libra una batalla diaria para mantener a su familia mientras se ahoga en deudas, el hermano es acusado de abuso sexual en el colegio y su noviecita embarazada (Chloë Grace Moretz) coquetea con el satanismo. No hace falta haber visto demasiados films de este estilo para presuponer que más pronto que tarde ambos relatos confluirán en el develamiento del misterio inicial. Thriller que oscila entre la sordidez y el policial más clásico, Lugares oscuros resulta amena, noble y atrapante. Si el resultado final no es del todo convincente se debe a ciertos subrayados en los paralelismos temporales, además de una serie de casualidades demasiado forzadas.
Sucedió una noche A la zaga del rotundo éxito de Perdida (Gone Girl, 2014), basada en la tercer novela de Gillian Flynn, llega Lugares oscuros (Dark Places, 2015), adaptación de la segunda novela de la autora, esta vez cortesía del realizador francés Gilles Paquet-Brenner. Es un buen thriller, pero es evidente por qué los mandamases de Hollywood eligieron adaptar este libro en segundo lugar: el enigma entorno al cual se construye el misterio central tiene una resolución tan inverosímil que probablemente requiera que el público recate su incredulidad más allá de lo recomendado. La historia comienza en 1985, cuando la madre y las hermanas de Libby Day son ejecutadas a sangre fría en la granja familiar, y el primogénito Ben es enviado a prisión por el crimen. Treinta años más tarde, Libby se ha transformado en Charlize Theron, quien compone un personaje huraño y de madurez atrofiada bastante similar a la Mavis Gary de Adultos jóvenes (Young Adult, 2011). Ha llegado a la adultez viviendo de la lástima de los extraños y las regalías de su cruenta fama, aunque quiere saber poco y nada del pasado. El dinero se le acaba y acepta la oferta de visitar un tal Kill Club, un culto de aficionados a los crímenes famosos que termina obligándola a investigar lo que realmente sucedió aquella confusa noche en la que su familia fue asesinada y su hermano se declaró culpable. Mientras avanza en su investigación, interrogando a los sospechosos de siempre – empezando por visitar a su hermano en prisión (Corey Stoll), que de repente se declara inocente – el pasado se va reconstruyendo en una serie de flashbacks en los que todos parecen ser culpables de algo: la madre (la exuberante madona Christina Hendricks), el hermano (Tye Sheridan), su novia (Chloe Grace Moretz), la pandilla de satánicos que matan vacas o bien la turba de padres enfurecidos por un escándalo sexual. El escenario sureño, la perfidia sexual, el tono de resentimiento, el elenco de personajes estrafalarios, todo suma para componer un thriller cuyos orígenes como best-seller sensacionalista se ven de aquí a las playas donde se leen estos libros. No hay una sola escena que no termine con puntos suspensivos, o bien no recuerde al frenético cambiar de hojas que suele ostentar con orgullo el género. Gilles Paquet-Brenner – guionista además de director – ha encontrado una forma muy natural de traducir el appeal escabroso de la historia al cine. Lo que se extraña es un estilo más contundente, como el que utilizó David Fincher para elevar a Perdida por encima de sí misma. Donde termina resbalando la película es al final, el cual requiere no una sino dos coincidencias asombrosas para explicar lo que ocurrió aquella fatídica noche de 1985 en la granja Day. No hay nada peor para un thriller que sacar la solución de la proverbial nada. Al mismo tiempo, el enigma posee dos soluciones, ninguna demasiado satisfactoria porque nos muestran personajes actuando de manera inexplicada y poco creíble. Pero en el peor de los casos Lugares oscuros será recordado como un thriller anchamente atrapante, y por la performance de Charlize Theron, que ha nacido para interpretar supervivientes que juegan por sus propias reglas.
Teniendo en su haber tan sólo tres novelas de suspenso, Gillian Flynn se ha convertido en un bien valioso para Hollywood. En 2014 pudimos ver la gloria de película que fue Gone Girl, que ella misma se encargó de adaptar al guión desde su novela, y ahora mismo su ópera prima Sharp Objects está siendo serializada para la televisión. Entre medio se encuentra Dark Places, una historia de misterio, horror y muerte que le hace honor a la mente retorcida de Flynn y permite al espectador un viaje hacia la vida de una de las familias con mayor mala suerte del mundo, o al menos que se hayan visto en pantalla grande en unos cuantos años. Tras la atroz masacre de su familia, Libby Day ha quedado destrozada para siempre. Una mujer que perdió la brújula de su vida, vive a costa de la caridad de otras personas, ya que nunca se vio a si misma teniendo un futuro próspero. Libby es dejada, sucia, malhablada, muy desconfiada, es cleptómana y acumuladora. En definitiva, es un despojo de humanidad completo. Ese doloroso capítulo de su vida nunca pudo ser cerrado del todo, y ahora que un club de fanáticos de crímenes reales le da la oportunidad de ir a ese lugar oscuro que puebla su mente, Libby acepta a regañadientes porque necesita el dinero, no porque quiera resolver la incógnita más grande de su vida. Todos los libros de Flynn están contados desde puntos de vista en primera persona, así que el transporte del libro a la pantalla grande se puede hacer dificultoso. Ella misma logró lo imposible con la brillante adaptación de Gone Girl, pero el director francés Gilles Paquet-Brenner no es precisamente Flynn, y se nota bastante en la adaptación que él mismo hizo del libro Dark Places. Excepto algunos toques técnicos y un par de decisiones estéticas, el film no tiene grandes momentos destacables por sí mismo, mas allá de seguir a rajatabla los giros y momentos del libro y cambiar quizás algún detalle u otro, aquí y allá. Es casi un trabajo por encargo, que vive a través de la prosa de la escritora y que no apunta a destacar y tener personalidad propia, como sí lo hizo la película de David Fincher. Es una comparación bastante odiosa, y lejos está de decir que el film de Paquet-Brenner es una mala película, sólo que no se destaca lo suficiente, y eso que material tenía de sobra. La racha de Charlize Theron luego de su explosiva Furiosa en Mad Max: Fury Road ayuda bastante a Dark Places. Charlize no tiene miedo en tornarse en una persona con actitudes feas para interpretar a Libby, y el núcleo de Dark Places se favorece con su presencia. Hay un gran elenco a su alrededor que le da peso a cada pequeño papel, como la dulce y atribulada matriarca Day de Christina Hendricks o el simple pero inquisidor Lyle de Nicholas Hoult. Quizás la más damnificada sea Chloë Grace Moretz, a quien le sobra actitud para con su indomable Diondra, pero como personaje no tiene mucho sentido tal cual la describe la película. Dark Places es un pequeño gran thriller, con una historia simple pero con varios giros de guión y vueltas de tuerca para satisfacer a la platea ansiosa de resolver un crimen antigüo. Nuevamente, el poder de la prosa de Gillian Flynn y la animosidad de Charlize Theron logran una combinación bastante oscura y atractiva.
Cabos sueltos. Como espectadores estamos acostumbrados a detectar manierismos narrativos que condicionan las adaptaciones literarias abocadas al misterio. Sabemos que prevalece un retenimiento prolongado de conspiraciones mientras los protagonistas desarrollan perfiles dramáticos con desenlaces generalmente previsibles. Suponíamos que Lugares Oscuros podría desafiar esta conducta teniendo en cuenta las variables sociales que conducen el imaginario de su autora Gillian Flynn, pero el realizador francés Gilles Paquet-Brenner prefiere responder a un mecanismo pasatista que no altere los factores predeterminados. Libby Day (la siempre eficiente Charlize Theron) es famosa por haber sobrevivido a una masacre en la que fueron asesinadas su madre Patty (la voluptuosa Christina Hendricks) y sus dos hermanas. La justicia termina condenando a su hermano mayor Ben (el destapado Tye Sheridan) como responsable de los crímenes, por su participación en rituales satánicos junto a su pareja Diondra (una maléfica Chloë Grace Moretz). Veinticinco años después, Libby es una desocupada que sobrevive con donaciones hasta que sus problemas económicos la obligan a aceptar el financiamiento del Kill Club, integrado por un grupo de personas que dedican sus tiempos libres a resolver casos famosos y que consideran a Ben inocente. Mediante relatos paralelos entre pasado y presente, notamos un esclarecimiento convincente de los supuestos, pero ante este procedimiento desvarían las interpretaciones (Theron pierde todo protagonismo en la segunda instancia del relato para dar lugar a una Hendricks sobresaliente). Paulatinamente notamos cómo la responsabilidad de Paquet-Brenner desatiende el entramado de situaciones reguladas por las emociones y los intereses (eso que David Fincher pudo vislumbrar previamente en Perdida, la primera adaptación basada en una novela de Flynn), para sólo interesarse por acomodar los interrogantes de un desenlace bastante rebuscado. Lugares Oscuros desentona porque antepone la resolución del misterio y descuida la vulnerabilidad de sus personajes. Aunque este resultado consigue transmitir un trabajo tradicional, también termina desaprovechando los recursos atractivos de la historia (la sociedad secreta de investigadores aficionados y el revuelo mediático por las influencias satánicas). Seguramente Lugares Oscuros permita que Paquet-Brenner ingrese al mercado norteamericano para cubrir encargos que respondan a tratamientos meramente comerciales, pero hubiéramos preferido una maniobra interesante.
Lugares oscuros es una historia de misterio basada en la novela homónima de Gillian Flynn, la autora de Perdida, quien se puso de moda por estos días. Una película que hasta la fecha tuvo muy poca difusión y fue maltratada en algunas reseñas debido a que muchos críticos se limitaron a compararla con el último trabajo de David Fincher. Algo que no tiene mucho sentido, ya que son dos propuestas completamente diferentes. En el caso de esta producción no encontramos ante un thriller más convencional que no tiene la complejidad piscológica de Perdida y el director francés Guilles Pasquet-Brener tampoco cuenta con la reputación de Fincher en Hollywood. Su trabajo más conocido fue el olvidable film de terror Atrapados vivos (Walled In )que terminó directo en dvd sin pasar por las salas de cine. No obstante, que esta producción no tenga las cualidades artísticas de Perdida no significa necesariamente que sea una mala película. El nuevo trabajo del realizador francés se enfocó dentro del clásico "Whodunit" literario. Un subgénero de la novela policial donde el conflicto es desarrollado como un rompecabezas destinado a revelar la identidad de un asesino. Con una temática más oscura, el argumento de Gillian Flynn se nutre claramente de los clásicos trabajos de Agatha Christie y G.K.Chesterton para elaborar un misterio que tiene como telón de fondo la paranoia con los cultos satánicos que hubo en los Estados Unidos durante los años ´80. Charlize Theron interpreta Libby Day una mujer que durante su infancia fue testigo de la masacre que cometió su hermano contra el resto de los integrantes de su familia. Unos años después es contactada por una organización de detectives amateurs que le aseguran que su hermano es inocente y los homicidios habrían sido perpetrados por otro criminal. Mientras la protagonista se conecta nuevamente con los hechos traumáticos de su pasado y empieza a investigar esta teoría, la narración de Pasquet Brener se enfoca también en numerosas secuencias de flashbacks que narran los últimos días de la familia Day antes de la masacre. El director hizo un buen trabajo con la construcción del suspenso y logra brindar una película muy entretenida por la retorcida trama que presenta el conflicto. Si bien a lo largo del film Chloë Moretz y Christina Hendrix (Mad Men) tienen sus momentos destacados en las secuencias de flashbacks, Charlize Theron es quien se carga toda la película a sus hombros y brinda una muy buena interpretación en el rol protagónico. Más allá de algunas situaciones ilógicas que presenta el clímax de la historia, Lugares oscuros ofrece un thriller bastante digno, sostenido además por un sólido elenco, que se disfruta bastante si sos seguidor del género.
Lugares Oscuros es la segunda adaptación cinematográfica de la autora Gillian Flynn, basada en su libro del mismo nombre. La primera, Perdida (Gone Girl), estuvo dirigida por David Fincher, estrenada el año pasado y fue un éxito de taquilla, demostrando una vez más que Fincher sabe como muy pocos directores cómo sacarle el jugo al material y plasmarlo en la pantalla. Lugares Oscuros, en cambio, está dirigida por el francés Gilles Paquet-Brenner y el resultado no es tan eficaz. La película se mueve entre dos líneas de tiempo, una en la actualidad y otra veinticinco años atrás en una zona rural de Kansas. Libby Day (Charlize Theron) es la protagonista y la sobreviviente de la masacre de su familia durante su infancia: su madre (interpretada por Christina Hendricks) y sus dos hermanas. Todo apunta a que el responsable fue su hermano mayor, Ben (Tye Sheridan, y Corey Stoll en su versión adulta). Herida por sus recuerdos y sin poder salir adelante en su vida, Libby vive su adultez a través de donaciones y ventas de libros sobre su vida que jamás leyó. Aquí es donde aparece Lyle (el joven astro Nicholas Hoult, quien también alguna vez fue el extraño amigo de Hugh Grant en About A Boy) que le ofrece dinero para una pequeña participación en lo que es una especie de asociación secreta de fanáticos de historias de asesinatos sin resolver. Libby acepta, y así comienzan a revelarse de a poco los verdaderos sucesos que llevaron a esos asesinatos. Lugares Oscuros tiene muchos personajes (en su versión joven y en su versión adulta), muchos sucesos (en ambas líneas temporales) y demasiadas subtramas. El director maneja bastante bien estos elementos considerando la cantidad de información que tiene que darle al espectador, el problema es que la película termina siendo muy mecánica, donde se introducen elementos potencialmente atractivos (la sociedad secreta de fanáticos e investigadores independientes; los cultos satánicos del hijo y sus amistades; los problemas económicos de la familia en la granja) pero que luego la película no hace más nada con ellos. Personajes, como el de Nicholas Hoult, que aparecen y desaparecen por largos tramos sin demasiada información sobre qué hacen o cómo obtuvieron algún dato primordial para la historia. A todo esto se suma la casualidad de que todo se resuelva tan pronto después de tantos años donde (se supone) hubo toda una investigación previa, las verdades que algunos personajes ocultan sin motivos aparentes y las mentiras que algunos dicen (¿o se mienten a sí mismos?). Sí, hay cosas que no tienen mucho sentido y que sólo existen para generar una intriga innecesaria. Corey Stoll y Charlize Theron, hermanos en 'Lugares Oscuros' Corey Stoll y Charlize Theron, hermanos en ‘Lugares Oscuros’ El mecanismo de ir y venir entre las dos épocas aporta una complejidad extra que suma misterios, suspenso y preguntas para que el espectador se haga y quiera ir revelando por sí mismo, pero le resta dinamismo a la película. Es muy difícil encontrarle un ritmo. Una situación no lleva naturalmente a la otra, está dada por la necesidad impuesta de llegar a la próxima revelación “importante” (y donde no paran de aparecer nuevos personajes). No es un desastre la película. Entretiene, las actuaciones son decentes (Theron en particular hace muy bien en mostrar la fragilidad con que vive su personaje) y a los que les guste el thriller van a encontrar los momentos clásicos del género. Los poco exigentes van a poder disfrutarla como cualquier otra película de sábado a la noche en TNT, pero si uno se pone a analizarla un poco más profundamente, las fallas empiezan a notarse. Cuando todo está finalmente revelado, no es tan oscuro como el título dice. Simplemente es poco interesante.
El pasado que vuelve a modo de rompecabezas El thriller cuenta con una magnética actuación de Charlize Theron, una mujer que revisa el pasado para investigar los crímenes de su madre y sus dos hermanas. Despojado de los grandes artilugios a los que nos tiene acostumbrados el cine hollywoodense, Lugares oscuros es un bienvenido trhriller que, sin música, logra atrapar al espectador gracias a la magnética composición de Charlize Theron, en el rol de Libby Day, una mujer de aspecto varonil que sobrevivió-junto a su hermano- a la matanza de su familia en un pueblo rural cuando apenas tenía siete años. Veinticinco años más tarde, Libby vive gracias a donaciones e intenta olvidar lo sucedido hasta que recibe el llamado de Kill Club, una sociedad secreta liderada por Lyle -Nicholas Hoult - y empecinada en resolver crímenes famosos, y es empujada para descubrir la verdad sobre los asesinatos de su madre y sus dos hermanas. Basada en la novela de Gillian Flynn, autora de Perdida, la película va desenredando con más pausa que prisa un complejo ovillo en el que aparece una larga lista de sospechosos, fundamentalmente su hermano Ben -Corey Stoll-, encerrado por los crímenes de la familia, además de los personajes que tuvieron algo que ver con aquella noche terrorífica. El guión, adaptado por el director francés Gilles Paquet-Brenner, ofrece mucho material para que el espectador vaya sacando sus propias conclusiones a medida que avanza el relato cimentado en una familia problemática y con la irrupción del satanismo, en medio de una narración que alterna pasado y presente para echar luz sobre el horror que enfrentó la protagonista. El film combina el drama, el suspenso y el terror a partir de la obsesión del personaje central por develar el misterio y llegar a la verdad para exorcizar sus propios fantasmas. De ritmo lento pero siempre intensa en lo que narra, Lugares oscuros puede resultar incómoda, pero su visión diabólica encuentra los mejores momentos gracias a la eficacia de su elenco. En ese sentido, el personaje de Diondra -una impecable Chloë Grace Moretz-, la novia de Ben, tiene mucho peso en la historia que ocurrió en el pasado y que tiene eco en un presente en el que las piezas comienzan a acomodarse. Lo mismo ocurre con Patty, la madre de Libby, rol a cargo de Christina Hendricks -de la serie Mad Men-. Las emociones, los errores, los pactos siniestros y el tema del falso culpable como si se tratara de una película de Alfred Hitchcock aparecen en esta película alimentada por atmósferas y climas, salpicada con un blanco y negro tan manchado como la historia que cuenta.
“He estado deprimida por 24 años”, dice Libby en el libro que escribió Gillian Flynn, la misma del best seller “Perdida” que David Fincher llevó al cine. Con tres thrillers cada uno muy interesante a su modo, lo curioso de “Lugares oscuros” es que la película fue realizada un poco antes que la tan popular “Perdida”. Pero recién ahora, de a poco, logra estrenarse en diferentes ciudades del mundo. Protagonizada por Charlize Theron, actriz que ya demostró varias veces que no es sólo una cara bonita (y si quieren una prueba reciente pueden acudir a “Mad Max: Fury Road”), acá nos entrega una performance que, entre sus papeles, recuerda más que nada a la de “Young Adult” (la película dirigida por Diablo Cody). Pero mientras esa joven adulta que no lograba madurar comenzaba a tornarse cada vez un personaje más patético, acá, como Libby, tiene más razón para sentirse sola y triste: toda su familia fue asesinada cuando ella era sólo una niña y el único sobreviviente (además de ella, claro) es su hermano Ben, quien fue declarado como culpable y está en prisión y no ha vuelto a ver. La historia de “Lugares oscuros” comienza cuando se juntan dos cosas para Libby: primero, el hecho de quedarse sin dinero, dinero que consiguió gracias a su fama como víctima, por lo que tiene que considerar trabajar por primera vez en su vida y, segundo, una llamada de un joven que forma parte de un extraño club, “The Kill Club”, que le ofrece dinero por hacer primero unas presentaciones y luego algo de investigación sobre el famoso asesinato de Kansas que tan famosa la hizo. Es acá que Charlize se reúne con Nicholas Hoult (trabajaron juntos en “Mad Max: Fury Road”), y que Libby decide seguirle la corriente a este club del cual forman parte unas personas que se entretienen jugando a ser detectives e investigando diferentes homicidios. Más allá de que lo que acabo de contar suena un poco ridículo, Gillian Flynn entrega una novela oscura en la que de a poco va dejando entrever un oscuro relato que oscila entre el retrato de una familia de clase baja con el del hijo adolescente que comienza a introducirse en el satanismo. No obstante, esta película dirigida por Gilles Paquet-Brenner intenta bucear por los rincones oscuros de la vida de Libby y el resto de su familia, pero no logra generar ese horror que se palpita durante todo el relato literario, incluso apelando a una resolución que, por más que sea la misma del libro, acá se siente muy forzada. Otro de los pormenores del film es la poca participación que se le da a lo que a simple vista podría haber entregado momentos muy interesantes, y tiene que ver con ese club de personajes extraños y fanáticos. Si bien son importantes, a lo largo del film es fácil olvidarse de ellos. Mientras la participación de Chloe Moretz como Diondra no termina de funcionar, porque nunca se la siente cómoda en ese papel, la de Tye Sheridan como el joven Ben logra destacarse por sobre el resto. Charlize nunca falla, nunca se le puede criticar nada. A la larga, “Lugares oscuros” es un thriller apenas correcto, el problema es que se termina pareciendo demasiado a un telefilm (de hecho hay más de drama que de thriller) y el uso de una banda sonora perezosa sólo intensifica esta sensación.
Es curioso como la industria del cine intenta aprovechar al máximo un fenómeno literario reciente para poder acercar al público masivo historias que de otra manera no llegarían a tantas personas. Esto es en esencia el negocio del cine. Pero cuando esto sucede de manera muy rápida, hay que tener cuidado, porque quizás en el apuro se terminan construyendo adaptaciones sin sentido que terminan no solo resintiendo a el autor/a del libro original sino también a los involucrados en la puesta cinematográfica. Esto pasa con “Lugares Oscuros” (2015) otra historia de Gillian Flynn que llega a los cines luego del arrollador suceso de “Perdida”, pero que no termina por encontrar el tono exacto para relatar la épica historia de Libby (Charlize Theron), una huérfana desde pequeña, en la que los trágicos hechos del pasado le determinaron un presente complicado y sin rumbo. Pero cuando debe tomar una decisión para poder re direccionar su vida, de golpe esa amenaza latente de su historia vuelve sin pedirle permiso, por lo que deberá tratar de investigar cuàles fueron las causas del asesinato de su madre y hermana, como así también encontrar al verdadero culpable del hecho. Con una estructura que a través de flashbacks reconstruye su historia, el realizador Gilles Paquet-Brenner intenta construir suspenso a partir de indicios relacionados a cómo alguno de los hechos pasados se relaciona directamente con el presente, pero también se esboza un fresco de la América profunda, aquella que en el solapar sucesos y mantener rutinas innecesarias doblega a los más débiles. La misma intención que en “Perdida” de develar de a poco la narración había, acá también está vigente, pero con un nivel de confusión y desorden en el que todos los actores que participan de la historia terminan desluciéndose y resintiendo el producto. La ascendente Chloë Grace Moretz como la joven novia de su hermano, un ser desbordado y oscuro que tendrá injerencia clave en los hechos, es sólo el ejemplo de cómo una producción errada termina afectando a todos. Theron se termina esforzando por demás para darle credibilidad y verosimilitud, caso contrario el de Christina Hendrick, quien desde la ingenuidad y naturalidad de su interpretación puede ofrecer un registro completamente diferente al que venía ofreciendo en Mad Men. En “Lugares Oscuros” las subtramas se complican, la atención que exige por parte del espectador es total, pero en el fondo no hay un interés logrado por seguir conociendo detalles de Libby, su hermano y determinar qué pasó con la familia y cómo esta mujer podrá seguir adelante teniendo toda la información que su empeño le termina por brindar.
Revivir una pesadilla del pasado A quienes hayan apreciado la compleja y atractiva construcción de Perdida (2014) y reparen en que Lugares oscuros proviene de otra novela (anterior) de la misma exitosa autora, Gillian Flynn, conviene aclararles que esta vez el realizador no es el celebrado David Fincher, sino el francés Gilles Paquet-Brenner, un cineasta eficiente aunque sin el vuelo creativo ni la imaginación visual del director de Seven, El club de la pelea o Red social. Lo que no quiere decir que este thriller, fruto de un accidentado rodaje, no atrape con su intrincada historia colmada de giros ni que carezca del necesario suspenso. La brutal masacre que treinta años atrás la dejó como única sobreviviente de una modesta y disfuncional familia de Kansas City ha marcado para siempre la vida de la áspera protagonista (una Charlize Theron, sin afeites, pero tan bella como siempre y convincente como actriz). Libby no ha podido superar el trauma que significó para ella la matanza de la que fue testigo a los 8 años, pero indirectamente, ese trágico hecho de cuyos demonios no ha podido liberarse también ha contribuido a su sostén económico. La chica se convirtió en personaje público y sólo en los últimos tiempos ese malsano interés decayó, aun tras la publicación de un libro dedicado a reconstruir la tragedia y presuntamente escrito por ella. Ahora Libby está en franca bancarrota y por eso acepta la oferta de una suerte de asociación de investigadores aficionados, el estrafalario Kill Club, cuyos miembros actúan como fans, pero no de estrellas, sino de delitos sangrientos. Así deberá revivir aquella pesadilla, volver a tomar contacto con su hermano encerrado en la cárcel como culpable de los asesinatos a causa del testimonio de la propia Libby, buscar a la que noviaba con él en aquella época y compartía su pasión por el satanismo, y quizá con su alcohólico padre y otros personajes no menos oscuros. Por supuesto, el presente (las búsquedas que ella emprende) y el pasado (la reconstrucción de la negra noche de la masacre) se alternan en la construcción del thriller. No sobra originalidad en la propuesta, que insiste, a veces forzándolos, en la sucesión de giros (más o menos sorpresivos, más o menos creíbles) que alimentan el suspenso de la trama, pero desatiende un costado que pudo ser sustancioso: el de la difícil relación de Libby con el mundo que la rodea. La historia, no obstante, se sigue con bastante interés. Hay buenos trabajos en el elenco que acompaña a Theron, entre otros Chloë Grace Moretz (recientemente vista en El otro lado del éxito), y Tye Sheridan y Corey Stoll, los dos rostros del hermano eje de la tragedia.
Flynn no es Fincher, pero logra interesar "Perdida" era una novela intrincadísima convertida en un film también bastante complejo a nivel narrativo, pero con esa complejidad narrada a través de imágenes por un director experto como David Fincher que pudo convertir su adaptación del best seller de Gillian Flynn no sólo en un tanque que recaudó unos 400 millones de dólares, sino también en una muy buena película. Con este antecedente, no debería llamar la atención el interés por adaptar otros libros de Flynn, y es éste el caso de "Lugares oscuros", una novela anterior a "Perdida", cuya trama luce demasiado intrincada para la capacidad narrativa de un buen director como Gilles Paquet-Brenner, que tal vez no tenga el mismo nivel como guionista al encargarse personalmente de transformar el libro en película. A pesar de las idas y vueltas narrativas en distintas épocas, la protagonista casi absoluta es Charlize Theron, que cuando era niña sobrevivió a la terrible masacre de casi toda su familia, trauma del que no pudo recuperarse del todo a lo largo de su vida adulta. Habiéndose culpado a uno de sus hermanos cuando era niña en un testimonio no del todo convincente, la masacre ocurrida en Kanzas quedó siempre como un misterio no resuelto del todo. Detalle que interesa especialmente a una especie de club de detectives amateurs interesados en revisar crímenes famosos con aristas misteriosas. Sin otro interés que el económico, ya que el club promete ayudarla con deudas atrasadas, la protagonista de golpe se encuentra volviendo al episodio traumático que, por supuesto, tantas décadas después incluirá más traumas y situaciones horribles. Aun sin haber leído el libro, esta película todo el tiempo da la sensación de dejar cosas afuera. Cosas que convertirían en algo más interesante un producto correcto pero que no escapa demasiado a las reglas y lugares comunes del género. La estética dark que hace honor al título y las buenas actuaciones ayudan a que la película se vea con atención, aunque también en este sentido queda claro que hay intérpretes desaprovechados, especialmente la sospechosa adolescente con deslices satanistas encarnada por Chloe Grace Moretz. Por otro lado, las cualidades del film merecen apreciarse en cine, ya que lo intrincado de la trama no es de lo más apta para descifrarse haciendo zapping.
Cuantas veces hemos visto films policiales con vueltas de tuerca e implicancias sangrientas. Muchas. Pero en este caso, del mismo autor de “Perdida” Gyllian flynn tiene una originalidad, la crudeza de una adulta que fue la única sobreviviente de una masacre familiar, que acuso a su propio hermano, con un buen trabajo de Charlize Theron. Entretiene y aunque después de verla nos damos cuenta de algunos cabos sueltos, vale
Resolver el pasado Libby Day (Charlize Theron) es una mujer que ha sobrevivido a una tragedia, pero no la ha superado. Cuando tenía ocho años, su madre y sus hermanas fueron asesinadas una noche en la granja donde vivían, y solo ella logro escapar. Por el crimen fue preso su hermano, el caso tuvo mucha prensa y mucha presión sobre la niña. Más de veinte años después Libby se encuentra sin trabajo, con una vida muy inestable, y el dinero que ha recibido de donaciones y de un libro que escribió sobre su caso se está terminando. Un grupo de fanáticos de crímenes, llamado Kill Club, la contacta para investigar sobre su historia, y Libby acepta encontrarse con ellos a cambio de dinero. Las preguntas del grupo y especialmente de Lyle (Nicholas Hoult), el joven que la contactó, revuelven el pasado que ella creía cerrado y todo aquello que no quería volver a recordar. Libby no solo carga con el peso de la tragedia vivida, sino también con el de haber sido la única testigo que declaró contra su hermano. A través de la información que ella y Lyle recopilan, la película muestra en paralelo como sucedieron los hechos, intercalando pasado y presente, hasta revelar la verdad. Lo que comienza como una historia de suspenso, sobre un oscuro y espantoso crimen, se convierte en un drama sobre una familia pobre formada por una madre y sus cuatro hijos, en una situación muy vulnerable, donde las cosas se complican cada vez más y una cadena de hechos desafortunados desatan una tragedia. Narrada de modo lento, tranquilo, sin golpes de efecto pero con escenas violentas, crudas, y personajes muy oscuros, la película nos atrapa revelando los hechos gradualmente con un muy buen manejo del suspenso. Charlize Theron interpreta con gran sensibilidad a una mujer que debe enfrentar el pasado que enterró para poder encontrar la verdad y la paz que tanto necesita. Este filme tiene tal vez demasiados elementos en su trama, y un final que probablemente no sea el mejor, pero es una muy buena historia, compleja, profunda, que mantiene atento al espectador hasta el final.
Lugares oscuros es una película con la cual es imposible no entretenerse, aunque más no sea tratando de adivinar quién fue el asesino. El oscuro y bien trabajado personaje de Charlize Theron encaja a la perfección en una trama también oscura y compleja que se desarrolla como un rompecabezas que se va desgranando de a poco, cuya...
Recuerdos que quizá sean una ficción El thriller de Gilles Paquet-Brenner presenta el lado B del Sueño Americano y echa una mirada muy crítica al período en que gobernó Ronald Reagan, una época signada por una suerte de neopuritanismo, en la que el heavy metal era el mismo demonio. Thriller policial de esos que son difíciles de contar, Lugares oscuros tiene una ventaja: Charlize Theron. La actriz sudafricana que viene de brillar en la nueva versión de Mad Max –que a poco de su estreno y a pesar de las excelentes críticas ya fue dada de baja de las carteleras porteñas– da nuevas muestras de por qué es una de las estrellas de Hollywood más versátiles de la actualidad. Rodeada de un elenco que reúne estrellitas en ascenso, como la no menos talentosa Chloë Grace Moretz y Nicholas Hoult; figuritas de moda de la televisión como Christina Hendricks, la pelirroja sensual de Mad Men y un batallón de buenos secundarios, Theron es un sol en torno del cual no sólo orbitan sus compañeros, sino también la trama. O al menos buena parte de ella, porque el film propone una forma de relato compuesto por capas temporales y múltiples puntos de vista, que son los que justamente dificultan la tarea de entregar una sinopsis acotada.La historia de Libby Day, el personaje de Theron, se desarrolla en dos partes. Una durante su infancia en una granja de Kansas a mediados de la década del ’80, cuando su madre y sus dos hermanas mayores son asesinadas brutalmente en un crimen de ribetes satanistas por el que su hermano Ben, fanático del heavy metal, es condenado a prisión perpetua. La otra en la actualidad, en donde ella vive de la caridad de desconocidos que desde niña le envían dinero, apiadados por su condición de sobreviviente. Pero un día su abogado le avisa que ya no le quedan dinero ni caridad para seguir viviendo de su tragedia personal y le entrega una última carta. En ella, un club de fanáticos de crímenes famosos le ofrece dinero a cambio de participar de sus reuniones y contar una vez más su historia. Los miembros del club no creen que Ben sea el verdadero culpable del crimen y a partir de eso la parca Libby deberá desandar el camino de su pasado en busca de reconstruir una memoria que tal vez no sea más que una ficción.Más allá de las vueltas de tuerca que resultarán más o menos previsibles para el espectador entrenado en este tipo de intrigas sombrías, Lugares oscuros ofrece el atractivo de un retrato poco frecuente de Estados Unidos. Algo así como el lado B del Sueño Americano y una mirada muy crítica del período en que gobernó Ronald Reagan. Una época signada por una suerte de neopuritanismo, en la que el heavy metal era el mismo demonio (se llegó a enjuiciar a la banda Judas Priest como instigadora del suicidio de un fanático y Tipper Gore, esposa del luego vicepresidente de Bill Clinton, Al Gore, encabezaba agrupaciones que militaban en contra del rock en general y del metal en particular). Pero también de una coyuntura ultraliberal que se cargaba los sueños (y la vida) de muchas familias de trabajadores agrícolas. Algo que, hablando de heavy metal, cuenta muy bien y en primera persona Dave Mustaine, líder del grupo Megadeth, en su canción “Forclosure of a Dream”.
Publicada en edición impresa.
Una mujer, de niña, ha sido testigo del asesinato de su familia por parte de su hermano. En realidad, la cosa es un poco más complicada. Decisiones equivocadas en su vida hacen que, de adulta y asociada con una especie de club de expertos que resuelven crímenes pasados revisite el asunto, obviamente hay sorpresas y misterios. La mujer es Charlize Theron, que cumple con lo que el rol le exige y tiene un talento especial para el drama. El film va poco a poco revelando las claves del misterio e intenta -no siempre lo logra- crear un estado de zozobra en el espectador. Lo que falla aquí no es la narración sino la posibilidad de empatía y de auténtico miedo: el film es tan prolijo (aunque a veces abusa de ciertos efectos de cámara en mano, por ejemplo), que nos cuesta sentir en propia carne lo que sucede con el universo atormentado de la protagonista. Así, el suspenso se reduce solo a la pregunta respecto del crimen, como si estuviéramos resolviendo un problema de ingenio, y no al retrato ominoso de un mundo puntualmente nocturno. Lo que resulta especialmente extraño: deberíamos sorprendernos o angustiarnos por lo que los personajes sienten ante cada revelación en lugar de esperar la solución de un problema puramente intelectual. Probablemente el texto -el film adapta la novela de Gillian Flynn, autora de Perdida- se impuso a las emociones. Aún así, la pausada revelación mantiene entretenido (y poco más) al espectador.
Muchos de nosotros conocimos a Gillian Flynn a partir de su tercera novela, Perdida, más precisamente de su adaptación cinematográfica. La novela era un thriller que manejaba los puntos de vista con mucha astucia y usaba como materia prima la guerra de los sexos y las relaciones de pareja para contar una historia con muchas vueltas de tuerca que por momentos caminaba en la cornisa del verosímil y no pocos tildaron de misógina. La adaptación de David Fincher fue extraordinaria. Con un exquisito manejo del montaje, Fincher logró sortear los ripios de la historia y logró un verosímil que en la novela estaba colgado de un pincel. Probablemente ayudó que la propia Flynn haya sido la adaptadora, pero a esta altura hay que sacarse el sombrero por Fincher también. Lugares oscuros es la adaptación de la novela anterior de Gillian Flynn, pero no la dirige Fincher ni la adapta Flynn y esto se nota. No leí la novela, pero viendo la película uno imagina que tiene las mismas virtudes y los mismos defectos que Perdida, que sí leí: idas y vueltas en el tiempo, flashbacks inciertos, mujeres un poco chifladas (no me gusta erigirme en policía anti misoginia, pero digamos que es un poco llamativo lo de Gillian Flynn) y resoluciones que privilegian la sorpresa a la verosimilitud. Y lo del director y adaptador Gilles Paquet-Brenner es tan flojo que las virtudes pronto se diluyen en la trama vueltera y los defectos no están atenuados sino acentuados. La historia: Libby Day (Charlize Theron) es la sobreviviente de la llamada Masacre de Kansas, un hecho policial en el que fueron asesinadas su madre y sus dos hermanas cuando ella tenía sólo siete años. Después de eso, Libby se transformó en una celebridad nacional, publicó un libro y recibió donaciones que le permitieron vivir sin trabajar. Pero ahora la opinión pública ya se olvidó de ella, le quedan menos de 500 dólares en la cuenta bancaria y como nunca trabajó ni estudió, está en problemas. Pronto la contacta Lyle (Nicholas Hoult), un freak que forma parte de un grupo de fanáticos de los casos policiales. Le ofrece dinero para ir a dar una charla al grupo, pero lo que en realidad quiere es que lo ayude a descubrir al verdadero responsable de la Masacre de Kansas. Porque si bien para la justicia el culpable de los asesinatos fue el hermano de Libby, y permanece en prisión desde entonces gracias al testimonio de la propia Libby que dijo que lo vio dispararle a su madre y hermanas, él está convencido de que es inocente. El punto de partida es interesante y original: un viejo crimen y un supuesto inocente preso ya se han visto, pero la idea del grupo de fanáticos morbosos de los casos policiales y el personaje de la sobreviviente que no por convicción sino por dinero va a investigar lo que pasó tienen su atractivo. Pero esto pronto se diluye y ya no importa mucho Lyle: la película se convencionaliza y se transforma en Libby investigando el caso. Igual que en Perdida, la película transcurre en el presente -la investigación de Libby, que se reduce a sus entrevistas con distintos actores del conflicto- y el pasado, los días previos a la masacre. Ambas líneas van confluyendo hacia un final que sí, es sorprendente pero no, no es verosímil. Probablemente la novela Lugares oscuros sea inferior a Perdida, no la leí pero me da esa impresión. Lo que es seguro es que buena, regular o mala, Paquet-Brenner hizo con ella una película que no funciona.
Se presume inocente. El suspenso es un género que no suele captar la atención del Hollywood contemporáneo, principalmente debido a los requisitos intrínsecos del formato (construcción paulatina y mucho desarrollo de personajes) y las estrategias comerciales del momento (orientadas en esencia hacia la comarca del bombardeo visual y el infantilismo, a expensas de la serenidad necesaria para apuntalar climas -por lo general- muy sórdidos). Si bien nunca faltan las excepciones a lo largo de los meses, lo cierto es que éstas casi siempre son sinónimo de desencanto, porque los responsables de turno no están a la altura de las circunstancias o porque el convite en cuestión funciona como una adaptación fallida del ideario mainstream. Sin duda el caso de Lugares Oscuros (Dark Places, 2015) se encuadra en lo que podríamos definir como un punto intermedio entre ambas opciones: por un lado está clarísimo que el realizador y guionista Gilles Paquet-Brenner no sabía qué hacer con la novela homónima de Gillian Flynn, y por el otro encontramos una suerte de querencia narrativa que se siente fuera de lugar, como si el elenco no fuese el apropiado o las subtramas no convergiesen en un núcleo en verdad coherente. De hecho, el máximo problema de la película se resume en la falta de correspondencia entre la forma y el contenido, un obstáculo que obedece a la torpeza del francés a la hora de unificar y/ o aprovechar las “vertientes” que abre el relato. Al igual que en Perdida (Gone Girl, 2014), la otra traslación de un trabajo de Flynn a la pantalla grande, la descomposición familiar es el eje central, pero donde antes teníamos un abanico complejo que abarcaba un misterio conyugal y referencias al canibalismo de los medios de comunicación, hoy sólo hallamos un enigma atado con alambre y demasiado tiempo malgastado en apuntes carentes de vigor, o por lo menos relevancia. La burguesía se transforma en white trash y aquella desaparición en la masacre de un clan conformado por una madre, tres hijas y un vástago varón, señalado por Libby (Charlize Theron en su versión adulta), una de las hermanas y única sobreviviente, como el autor de los crímenes. Combinando de manera desprolija el drama y el thriller, la propuesta acumula pistas que deja en el tintero o resuelve a los apurones y obvia la interesante oportunidad que ofrecía el club de “entusiastas del homicidio” encabezado por Lyle (Nicholas Hoult), quien a cambio de unos morlacos convence a Libby para que revea sus alegatos e inicie una investigación en pos de exonerar a su hermano encarcelado. La incesante peregrinación temporal de flashbacks y flashforwards hasta llega a desdibujar la actuación de Theron, tan talentosa como bella, quizás no la mejor alternativa para un rol vinculado a la miseria bucólica y su furia. Las buenas intenciones del film no alcanzan a compensar sus falencias y desfasajes…
Sanando las heridas Luego del éxito de Perdida (Gone Girl), que fue dirigida y adaptada por David Fincher, el nombre de la escritora Gillian Flynn volvió a la pantalla grande con Lugares oscuros (Dark Places). Muchos se atrevieron a comparar la realización de Fincher con la de Gilles Paquet-Brenner y en este caso, las comparaciones son odiosas. Para empezar, ambas historias distan entre sí y además, los recursos económicos no son los mismos, pero eso no tiene nada que ver con el resultado final de la película. Haciendo hincapié específicamente en la trama, nos encontramos con un policial con estructura clásica, pero que no aburre, sino que, por el contrario, es atrapante, oscuro, lleno de preguntas y miles de posibles respuestas en forma de rompecabezas. Libby Day (Charlize Theron), la protagonista de la historia, es la única testigo del asesinato a sangre fría de su madre y sus dos hermanas. Todo parecía indicar que había sido su hermano, quien estaba involucrado con el culto satánico. En los 80, la adoración a Satanás era una moda y casi todo lo malo que ocurría, se relacionaba directamente a las personas que tenían estas prácticas. Libby creció sola y sobrevivió con donaciones que le llegaban de la gente que se conmovía por su caso. Todo eso se fue acabando y no le queda otra que salir a buscar dinero a toda costa, por lo que acepta colaborar con un grupo de investigadores amateurs que la harán revivir su pasado. Libby buceará por una profundidad muy oscura que la lleva directamente a la noche de los asesinatos, además de que atará muchos cabos sueltos que en todos los años que pasaron, no se atrevió a unir. Charlize Theron no juega a hacer de una víctima más, sino que inclusive el espectador puede llegar a detestarla por algunas de sus actitudes, aunque después sólo quiera abrazarla cuando se da cuenta que es una fiera herida que nunca supo lo que es la contención. Libby es un papel justo para la actriz, quien realmente se lució en esta película. Gilles Paquet-Brenner logró reivindicarse luego de su fallida y muy criticada Walled In . Esta vez, el policial le jugó una mejor pasada que el terror ya que las atmósferas están muy bien logradas, así que los fanáticos del género van a disfrutar de un buen momento.
Raro es el caso de este thriller basado en una novela de la popular Gillian Flynn, la autora de PERDIDA, que con un muy buen elenco y tras el éxito de aquel filme de David Fincher, se ha estrenado con muy bajo perfil en Europa, y en los Estados Unidos se exhibe via DirecTV sin previo paso por los cines (que, se estima, lo tendrá en unas semanas). Es cierto que está lejos de ser una obra maestra o de alcanzar el nivel de su predecesora, pero no es una película del todo impresentable. Es apenas un thriller oscuro sobre una mujer que no puede superar el asesinato de su madre y parte de su familia, cuando ella era chica, a manos de su hermano adolescente, hoy todavía en la cárcel. Libby (Charlize Theron) ha vivido “usando” esa tragedia mediáticamente para sobrevivir y cuando es convocada por un grupo de freaks de casos policiales, ella va solo para cobrar un dinero pero termina siendo convencida allí de que tal vez las cosas no sucedieron como siempre ella creyó. El planteo es atractivo pero el desarrollo posterior y la resolución no lo son tanto, especialmente por la excesiva cantidad de flashbacks (de punto de vista incierto) que interrumpen una y otra vez la narración. De todos modos, el planteo inicial y un buen elenco que incluye, además de la siempre sólida Theron, a Chloë Grace Moretz, Christina (“Joan” de MAD MEN) Hendricks, Drea (SOPRANOS) de Matteo, Tye Sheridan, Corey Stoll y Nicholas Hoult, entre otros, le da cierto interés pese a una duración demasiado extensa.
Dos o tres temas no tan recurrentes, todos son los que enfrenta al espectador con el texto fílmico, traslación al lenguaje audiovisual de una obra literaria de la escritora yankee Gillian Flynn, de quien ya se había realizado, no hace mucho tiempo, una con gran éxito. La novela en cuestión era “Gone girl”, filme estrenado como “Perdida” (2014) dirigida en esa ocasión por David Fincher, ahora le toco el turno al director francés Gilles Paquet-Brenner, quien no tiene seguidores como el director de “Pecados Capitales” (1995) y “Red Social” (2010), entre otras. Al mismo tiempo que, y era de esperarse por el éxito de “Perdida”, que otras compañías se disputen los derechos cobre textos de Gillian. Ha cambiado la productora, el director, y otras muchas variables de lo inherente a la producción cinematográfica, y esto no es gratuito. Retornando a ésta película específicamente, los temas se empiezan a desplegar a partir del titulo mismo, “Lugares oscuros”, puede ser los espacios físicos donde ocurren los hechos significativos del relato, también, y esto queda muy claro, es la memoria, los recuerdos encubridores, pero otro lugar oscuro es la manipulación de la mente de una niña de casi 8 años en situación traumática por parte de adultos, supuestamente responsables. Este último punto esta muy bien trabajado en el filme “La Caza” (2012), de Thomas Vinterberg, en el filme que nos convoca sólo es anunciado, nada profundizado, poco y mal desarrollado. Protagonizada por Charlize Theron, la nueva película de Gilles Paquet-Brenner (La llave de Sarah) cuenta la historia de Libby Day, quien después de 25 años y enfrentando una crisis económica, emocional, personal, convengamos que nunca trabajo, pues vivió de las dadivas de la gente que se apiado de ella. Debe regresar a Kansas City donde, con tan sólo casi ocho años de edad, termino siendo la única sobreviviente de una masacre perpetrada, aparentemente, por su hermano mayor, que terminó con la vida de su madre Patty Day (Christina Hendricks) y sus hermanas, siendo ella la única testigo, y por cuyo testimonio su hermano Ben (Corey Stoll), quien permanece en prisión desde esa misma época. Invitada por un misterioso grupo de frekeas, obsesionados con investigar crímenes de asesinos seriales o asesinatos famosos del pasado, autodenominados el club del asesino (Kill Club) liderado por Lyle (Nicholas Hoult). Nuestra heroína acepta cooperar incentivada por la remuneración monetaria que por un verdadero interés en esclarecerles el crimen, que sin embargo acecha en su memoria con flashes no del todo claros. Lo mejor del filme lo podemos encontrar en las actuaciones, sumándole a los nombrados a la cada vez más requerida Chloe Grace Moretz, en el personaje Diondra, la novia de Ben cuando eran jóvenes. El problema de “Lugares oscuros” reside en la confianza que su director tiene del material original y de sus antecedentes, por lo que los instantes absurdos por los que atraviesa el relato no son trabajados como un campo prolífico en el que Fincher supo esparcir destellos de humor, muy negro por momentos, en este caso esos períodos son los que hacen agua y terminan de hundir la cinta, casi hasta la decepción. Podría endilgarse en este caso que tanto la dirección de arte, el diseño de sonido, como la adaptación se sienten ociosas, inútiles, que no otorgan ningún plus al producto ni favorecen el crecimiento narrativo, ni en la creación de climas, si, por supuesto, cuando la fotografía es requerida por el relato es bastante oscura, se ve, el espacio físico exterior – noche, está muy bien fotografiado, pero esta oscuro. Todo esto hace suponer que al mismo tiempo que exhibe un anquilosado talento en su director, coloca en posición dudosa, el hipérbole construido de la exagerada fama de la escritora.
Lugares repetidos En uno de los varios brillantes momentos de Perdida, Tanner Bolt, un mediático abogado interpretado por Tyler Perry, le decía al personaje de Ben Affleck, en referencia a él y su esposa (Rosamund Pike), “ustedes son la gente más jodida que he conocido, y yo lidio con personas jodidas todo el tiempo”. En Lugares oscuros, que también está basada en una novela de Gillian Flynn, esa frase podría repetirse, pero sería dicha con un tono mucho más ceremonioso y melancólico, a diferencia de la divertida ironía y acidez con que era pronunciada por Bolt en la película de David Fincher. Esta diferencia de tonos no sería necesariamente mala, pero en Lugares oscuros termina restando porque le quita todo potencial disruptivo. Hay indudablemente en el film escrito y dirigido por Gilles Paquet-Brenner elementos vinculantes con el universo de Perdida. Tenemos en primera instancia un relato que gira alrededor de un enigma y distintas superficies, contando la historia de Libby Day (Charlize Theron), quien a los siete años presenció la masacre de su familia en una empobrecida granja de Kansas, por la que fue condenado su hermano -en buena medida gracias a su testimonio-, y veinticinco años después acepta -por pedido (y pago) de un excéntrico grupo de detectives aficionados a los casos relevantes de homicidios- revisar el caso, revelando de una vez por todas las oscuras tramas que condujeron a la trágica noche donde cambió su vida. También un recorte temático, que habla de cómo las personas son capaces de sostener determinadas apariencias -para con los demás y para con uno mismo- a toda costa y de cómo determinadas instituciones, clases y relaciones de tipo social marcan a fuego a los individuos. Lo que pasa es que aquí desaparece lo satírico, la reflexión sobre los discursos mediáticos y la problematización acerca de la recepción del espectador. Lo que queda entonces es un relato de tintes sociológicos, similar al construido por el universo de Dennis Lehane en films como Río Místico y Desapareció una noche, que explora las barreras impuestas a las clases trabajadoras rurales, e incluso cómo sus integrantes desarrollan conductas que los auto-condenan. Lugares oscuros es una película con una trama que va y viene entre el presente de la protagonista y ese pasado que la marcó violentamente, con un punto de vista que incluso la trasciende y se posa en las experiencias de otros personajes, y ahí va quedando claro que Paquet-Brenner no tiene las capacidades narrativas de Fincher, Eastwood o Affleck. Hay en el relato una evidente ambición formal y de contenido, que a medida que van transcurriendo los minutos se va desinflando, apostando en exceso a las capacidades interpretativas de Theron, el enigma de fondo sobre las razones y el ejecutante de la masacre, y una sordidez demasiado impostada. El ritmo pausado de Lugares oscuros le termina jugando en contra, porque se le van notando las costuras en su estructura, lo cual reduce el impacto de sus revelaciones. A la vez, determinadas decisiones que toma hacia el final, que pretenden reflejar una transformación en los personajes, no dejan de ser tan obvias como concesivas. Así, queda condenada a una medianía inofensiva, alejada del potencial que evidenciaba al comienzo y exponiendo una mirada carente de originalidad sobre clases sociales en la América profunda. A veces, el medio tono no ayuda, y Lugares oscuros no posee el atrevimiento para romper los esquemas.
La verdad para poder sobrevivir Bajo la dirección del francés Gilles Paquet-Brenner, Charlize Theron (Madmax: Fury Road, 2015) exhibe las cualidades de porque es una de las mejores actrices de esta generación en Lugares Oscuros, un thriller basado en la novela de Gillian Flynn (autora de Gone Girl (Perdida)) que retrata la presión de la gente pobre de la zonas rurales, la paranoia impulsada por los medios de los cultos satánicos en los ’80 y el suspenso de desconocer la verdad sobre hechos seguros definidos. La pequeña Libby Day de siete años (Theron) fue la única testigo y sobreviviente de la noche fatídica en la que sus dos hermanas y su madre fueron asesinadas en un presunto ritual satánico. La obsesión de los medios de comunicación por los rituales vinculados con diablo en los jóvenes de aquella época y la supuesta afición de su hermano Ben de quince años por ellos, lo hicieron un culpable rápido y aceptable ante tal crimen para el ojo castigador de la sociedad y la televisión. Libby acusó a su hermano de ser el responsable de los asesinatos, condenándolo a la prisión. Veinticinco años después, el Kill Club, un grupo de aficionados por resolver crímenes y casos famosos, la contactó para socavar de lo que realmente ocurrió esa noche, ya que son muchos los interrogantes que no concuerdan con el desenlace final de la historia. En Lugares oscuros todos son mentirosos o tienen algo que esconder. Cada uno de los personajes se escuda en lo que tiene que perder o defender para poder continuar con su vida. En la propia mentira se hunden y caen, como después se vuelven encontrar para salir adelante otra vez. Así, con el efecto recurrente del flashback, entre el pasado y el presente, se va desmesurando poco a poco cada hilo conductor de la historia que parece muy lejano entre sí. Libby, viente años más adelante, se encuentra prisionera de la acusación que realizó hacia su hermano sin un fundamento fehaciente y real. Paquet-Brenner oprime al máximo la desesperación del espectador por conocer realmente la verdad a medida de que cada cara de mentira cae y cambia lo sucedido aquella noche. Sin embargo, pierde fuerza el argumento en sí por la linealidad abarcativa desde el comienzo de la cinta hasta el final, explotando muy poco las motivaciones que obligaron a los personajes a realizar determinados actos. Apenas deja entrever solo un lado superficial y poco carente de recorrido de parte del director, no así del elenco, como Chloë Grace Moretz que explota su carácter de chica rebelde, desenfrenada y carente de moralidad, o Nicholas Hoult que recientemente vimos en Madmax: Fury Road, como el principal nexo entre el club y Libby. Después del furor que representó Gone Girl -llevada a las salas por el director David Fincher-, con varias nominaciones a los premios de la Academia, Gillian Flynn ya contaba con un sustento importante en Hollywood, pero con la vara demasiada alta para lo que vendría. Filmada en las cercanías y en la propia ciudad de Shreveport, Louisiana, Dark Places es un film duro, vibrante y atrapante, pero que le faltó para llegar a su cuarto de hora, debido a los pergaminos con los se presentaba. Grandes actuaciones, con una buena historia pero con el freno de mano puesto, recorriendo caminos totalmente seguros sin desafíos para ser una película más que correcta; sin ser explotada de manera tal de conseguir un producto diferente a lo que deambula por el género de policial-suspenso. Lugares Oscuros representa la obligación por volver a esos lugares en los cuales no se quiere volver a entrar, a pesar de reconocer que algo no está bien.
Charlize Theron es Libby Day, una mujer en los 40 cuya infancia fue marcada por un suceso terrible: su familia fue asesinada por su hermano. Desde entonces, se dedicaba a vivir de la caridad social olvidando lo oscuro de ese día, pero sin lograr superarlo. Hasta que conoce a Lyle, un participante de un club de asesinos a quienes les interesa saber más sobre los asesinatos perpetrados, jugando a ser los detectives. Entrando al club, le proponen a Libby reabrir su caso, pues existen muchas inconsistencias por parte de la autoridad quien, sin hacer más preguntas apresó al hermano tras declararse culpable. Es así que, luchando contra sus fantasmas, Libby descubrirá la verdad de lo que sucedió esa noche. Una trama de un caso inconcluso siempre será interesante, porque nunca sabremos la verdad hasta que el protagonista la descubre. Sin embargo, la forma de manejarlo teniendo el cuidado de no revelar más que las pistas esenciales para al final descubrir toda la jugada es algo que pocos directores pueden lograr, y Gilles-Pacquet Brenner (La llave de Sara, Los Muros) no lo sabe hacer. Charlize Theron juega bien como la atormentada nñia que sobrevivió a la masacre, mientras que Nicholas Hoult sigue mostrando ese crecimiento actoral que le hemos visto en sus previos blockbusters. A pesar de ello, la película (bastante oscura en su fotografía), se pierde en las habilidades detectivescas de Libby, introduciendo demasiado la figura del Deus Ex-Machina por todos lados. Las pistas le caen del cielo y comienza a descubrir cosas que parecían imposible que a una investigación policial le pasaran por alto. La película decae en un ritmo semi-lento que impide su apreciación correcta. La dirección falla en muchos momentos y el guión flaquea, desaprovechando por completo el trabajo original de Gillian Flynn que, a pesar de ser coautora, no logra la misma brillantez de Perdida, otro de sus trabajos. Lugares oscuros es un filme que podemos ver un domingo de zapping sin pena ni gloria.
Oscuridad trucha A "Dark Places" se la vendió como la nueva gran película basada en una historia de la escritora de Gillian Flynn, la misma de la exitosa "Gone Girl". Lamentablemente las diferencias entre la calidad de una película y la otra es bastante grande. En esta ocasión la trama se centra en Libby Day (Charlize Theron), una mujer adulta que aún está lidiando con la difícil situación familiar que le tocó vivir de niña. Una noche su madre y sus dos hermanas mayores fueron asesinadas brutalmente. Su único hermano varón es acusado del crimen y encarcelado de por vida, quedando sola en el mundo con una historia muy triste a cuestas. Hasta acá todo muy bien, o al menos tenemos una premisa que sin ser de lo más original plantea un buen escenario de suspenso y drama. Como Libby no trabaja, vive de la beneficencia de gente que en cuanto supo de su situación, le envió muchísima ayuda material y económica. Un día Libby se reúne con quien parece ser su abogado o representante legal y se le comunica que ya no tiene fondos para seguir viviendo sin trabajar. Justo en ese momento, aparece un misterioso joven llamado Lyle (Nicholas Hoult) que le comenta sobre un club misterioso al que pertenece llamado el "Club del Homicidio" y la invita a compartir detalles de su historia a cambio de una suma importante de dinero. Acá la cosa se empieza a desvirtuar. Desde el trailer se promocionaba como un club oscuro, que la iba a llevar a los límites de sus emociones para poder develar realmente lo que pasó esa noche fatídica. Esto me resultaba lo más interesante de la propuesta, pero imagínense mi decepción cuando inmediatamente este club misterioso pasa a un segundísimo plano en la trama y queda sólo como un toque de color en la historia... La gente misteriosa que aparece por un rato y que supuestamente va a ayudar a develar todo, desaparece del metraje, centrándose el film en como prácticamente sola, la protagonista descubre lo que pasó. También en el trailer se adelantaban elementos que tenían que ver con lo místico, lo satánico, a la onda primera temporada de "True Detective", pero esto también pierde mucha fuerza y termina siendo una historia de crimen bastante común. En general me pareció rebuscada, con una narración torpe que a medida que avanzaba iba decepcionando cada vez más. Nos vendieron un "True Detective" llevado al cine y nos encontramos con una historia con poco sentido y bastante cliché. No la recomiendo.