Cuando la vida te pone en el confuso lugar de víctima o victimario Dirigida por Tate Taylor, Ma cuenta la vida de Sue Ann, representada por la excelentísima Octavia Spencer; una mujer amable, ayudante de veterinaria que hace amistad con un grupo de adolescentes. Esa amistad constaba de comprarles alcohol y permitir fiestas en su sótano. Ma oculta un pasado de abuso y discriminación por parte de sus compañeros de la escuela en el que a pesar de los años transcurridos va a vengarse de ellos. En su comienzo, vemos las afueras de la ciudad de Ohio, la tranquilidad de la vida de pueblo acompañado de una música moderna y amena; la idiosincrasia de las escuelas norteamericanas y el acercamiento entre los adolescentes. Breves movimientos y actitudes de Ma te sugieren que algo trama. Producida por Blumhouse, quien ya tiene un gran listado de películas de terror realizadas, nos trae esta cinta de drama – terror que pone al espectador en una situación amor/ odio hacia la protagonista. Con un final esperado y algunos juegos psicológicos podemos decir que es una película que promete quedarse en cartelera por un par de semanas.
Tras la aceptable Historias cruzadas y la penosa La chica del tren, el director Tate Taylor se reencuentra con Olivia Spencer (ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto por el primero de esos títulos) en este film que comienza como una historia de college de manual, pero medianamente entretenida, y termina cayendo en el psicologismo barato para justificar el desborde final. Erica (Juliette Lewis) y Maggie (Diana Silvers) son madre e hija que provienen de San Diego y se instalan en un perdido pueblo de Mississippi. Mientras la adulta empieza a trabajar como camarera en bares y casinos, la chica de 16 años intenta integrarse con sus nuevos compañeros de colegio. La recién llegada es aceptada rápidamente dentro del grupo, cuyos principales pasatiempo es ir a un lugar abandonado para fumar marihuana y emborracharse. Como son menores y no pueden comprar alcohol, apelan a la generosidad (escasa, por cierto) de algunos adultos para que les hagan el favor. De pronto, Sue Ann (Octavia Spencer) no sólo acepta adquirirles las bebidas sino que además los invita a instalarse en el sótano de su alejada casa. El lugar se convierte en refugio para ellos y para otros jóvenes de la zona. El plan perfecto... hasta que deja de serlo. La relación madre-hija, las desventuras adolescentes, los ritos de iniciación de Maggie (se enamora de Andy, un atractivo chico interpretado por Corey Fogelmanis) y la dinámica pueblerina son descriptas en la primera mitad del film sin grandes hallazgos, pero con cierta solvencia que lo hace llevadero. El problema de esta película que combina algo del universo de John Hughes con el de Stephen King (Misery, por ejemplo) es cuando intenta definir la personalidad de Sue Ann y justificar su accionar apelando a flashbacks que explican sus traumas de manera obvia, subestimando siempre a un espectador al que se le da todo masticado, subrayado. Así, el de Octavia Spencer resulta un papel muy poco digno para una actriz afroamericana que no solo ya fue reconocida con el Oscar sino que venía sosteniendo una carrera seria y sólida.
El lado B del sueño hughesiano Ma es -seguramente entre varias cosas más- una película de John Hughes dada vuelta; un Hughes brotado por un mal viaje paranoide, pasado por el prisma del thriller de acecho y acoso (género que también aprovecha Neil Jordan en su reciente Greta) y regido por algunas reglas del terror adolescente. “Vení a ver Pretty in Pink (1986)”, o algo así, le dice Erica (Juliette Lewis) a su hija Maggie (Diana Silvers) en una de las referencias explícitas. Porque en Ma, como en aquella que Hughes escribió, nuestro punto de vista es el de la chica protagonista durante su iniciación al mundo adulto. En su viaje iniciático, Maggie hará el esfuerzo de crecer y desprenderse de una mamá que se rompe el lomo por ella enfrentando a su lado B, otra Ma, la del título, apodo de Sue Ann (Octavia Spencer). Ma es una coming of age deforme con chicos de secundaria tal como los del Breakfast Club (1985), otra de Hughes y otra que se lleva una referencia que se hermana con la que ya había hecho la segunda parte de 1986 de La Masacre de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1974) en su poster. Otra película que también parece colarse en el delirio controlado pero efectivo del artesano Tate Taylor (que, de todos modos, mete obsesiones de su mundillo como, por ejemplo, el punto de vista femenino que repite una y otra vez en sus películas) es la siempre rendidora Misery (1990) de Rob Reiner, material original de Stephen King al igual que Carrie, otro rito de iniciación que también asoma. Sue Ann es una solitaria que le ofrece su sótano al grupito de amigos menores de edad para que puedan escabiar sin exponerse al ojo controlador de la ley. Lo que sigue es previsible pero efectivo: cuando la narrativa y su consecuencia (el suspenso) funcionan, se derriba el mito del spoiler. Ma es también una película de venganza a lo Freddy Krueger, con una villana que también fue víctima pero que en lugar de atacar a los chicos en sus pesadillas, les construye como trampa un sueño húmedo para adolescentes deseosos de psicotrópicos y un living de libertad. A su vez, que la villana sea negra es también una inversión de la oscarizable The Help (2011), la otra película que Taylor y su amiga Spencer hicieron juntos. Acá, como dice Ma, sólo hay lugar para un negro, por eso en uno de los mejores chistes le pinta la cara de blanco al negro del grupo de amigos; ironía y palo para el estereotipo negro del horror blanco estadounidense de décadas pasadas. A diferencia de las producciones recientes y exitosas de Blumhouse dirigidas por Jordan Peele (sobre todo si pensamos en Us y no en la tremenda Get Out), no hay acá pretensión ni exceso de metáfora. En tal sentido, lo de Taylor y el guionista Scotty Landes es un cine de horror seguramente más pavo para los que quieren posiciones políticas claras hasta en los chistes de Bazooka; porque lo político de Ma se canaliza sobre todo en sus agallas, suficientes como para no hacerla caer en la tibieza y la reiteración del actual terror ATP.
Todo comienza con la llegada de Maggie y su madre Erica a un nuevo hogar en un pequeño pueblo en Ohio. Mientras Erica trabaja como camarera, la joven buscará hacerse de nuevos amigos en la escuela. Rápidamente es aceptada por un grupo, cuyos días transitan entre las fiestas, el alcohol y la droga. Pero al ser menores necesitan de un adulto para proveerles las bebidas. Es allí donde conocerán a Sue Anne, quien se preocupa por los chicos y los invita a que se instalen en su sótano para que se encuentren más seguros. Pero la amabilidad se transformará en una obsesión que sacará a relucir las verdades intenciones de la anfitriona. “Ma” plantea una premisa interesante pero que no termina de explotar como podría haberlo hecho. Sobre todo teniendo detrás a la productora Blumhouse, casa de efectivas obras del género de terror/suspenso como “Get Out”, “Halloween” o “The Purge”, por lo que uno esperaba mucho más. En cambio, “Ma” no termina de generar el clima necesario para este tipo de films. Si bien tenemos la utilización de jumpscares dentro de la historia, el público no consigue sobresaltarse con este recurso. No porque lo ve venir, sino porque no tiene ningún tipo de impacto. Se observa el suspenso y la tensión pero esa sensación difícilmente pasa a la audiencia. En cuanto a la figura de Sue Anne, la misma está bien interpretada por Octavia Spencer, quien va manejando correctamente los matices que presenta su personaje. Sin embargo, tampoco termina de provocar ese terror psicológico que se busca, como sí teníamos, por ejemplo, en la película “The Gift” (2015) de Joel Edgerton, donde su presencia se vuelve cada vez más perturbadora. La actriz no desentona pero su papel tampoco termina de ser del todo efectivo. El resto del elenco también se encuentra bien en sus roles, con un grupo adulto conformado por Luke Evans y Juliette Lewis, y un equipo juvenil no tan reconocido pero que logra transmitir las diferentes sensaciones que les provoca esta protagonista. Por otro lado, la historia se va alternando con flashbacks del pasado de Sue Anne, un elemento bastante innecesario que sirve para explicar una trama que se entiende por sí sola y que al utilizarlo también se está subestimando al espectador, quien tranquilamente podría deducir lo que está pasando sin la necesidad de recurrir a este recurso. Asimismo, los flashbacks provocan que la trama se vuelva algo predecible, ya que el público puede anticipar la verdadera identidad de algunos personajes como también las intenciones de la protagonista. En síntesis, “Ma” se vuelve uno de esos productos disfrutables y pasatistas pero que no termina de ser del todo efectivo, debido a que no consigue generar el clima deseado ni un papel protagónico que refuerce el terror psicológico. Resaltan las interpretaciones del elenco, como también la apuesta a lo absurdo violento hacia el final del film.
Ay Jason Blum: lpqtp Erica (Juliette Lewis) con su hija adolescente Maggie (Diana Silvers) vuelven al pueblo de donde es oriunda por presuntos problemas económicos que la ponen a trabajar como camarera en un casino y a Maggie en un nuevo colegio con compañeros nuevos, con todo lo que eso implica para una adolescente de su edad. Hasta ahí la típica historia convencional que intenta ponernos en contexto de lo que va a ser una película con grandes problemas de guion y que no logra establecer los parámetros para imponerse como una nueva joya de la compañía Blumhouse tras grandes éxitos como Get Out o Split (ambas de 2017). El encargado de la dirección es Tate Taylor, quien estuvo detrás de cámaras en The Help (2011) y la floja The Girl on the Train (2016). Enseguida vamos a ver a Maggie tener los primeros acercamientos con algunos compañeros del nuevo colegio al que asiste. Con esa idea un tanto reiterativa de que todos los adolescentes solo quieren beber alcohol y fumar marihuana es que salen de parranda en la furgoneta de uno y se topan con Sue Ann (Octavia Spencer) que obra de buena samaritana para abastecerlos de alcohol ya que ninguno es mayor para compararlo; pero ella no solo accede a esto sino que además los invita a su casa, más precisamente a su sótano, con la premisa de velar por su seguridad y tengan un lugar seguro donde parrandear sin salir a conducir en estado etílico y/o drogados. Claramente los intereses de Sue Ann son otros y nada tienen que ver esa imagen de señora buena onda que intenta dar,. La actuación de Octavia Spencer es lo mejor de la película, siempre correcta en absolutamente todas las escenas pero el film es preso de su propio guion, la sobrexplicación hace que no se entienda esa necesidad por contar con detalles el porqué del accionar de Sue Ann sumado a la forzada aparición de personajes como de Ben (Luke Evans), desaprovechadísimo, que hacen mella en una historia pasada cuando jóvenes tuvieron desafortunados tratos con Sue Ann, esos flashbacks logran todo lo contrario con el personaje de una mujer atormentada y terminan siendo contraproducentes a su fin. Hay momentos realmente inexplicables e innecesarios en los que me sentí subestimado, soy muy fan del género, pero no hay un rumbo para esta historia. Los personajes toman decisiones que no se quedan solo en lo absurdo de una ficción normal: hay situaciones que no tienen sentido como una transfusión de sangre o el indicio de una noche donde un personaje que ha sido drogado despierta semi desnudo en su cama con signos de haber sido ultrajado y sin más datos que unas marcas en las rodillas y sin más explicación que esa. El tercer acto, cuando uno cree que todo va a ser un baño de sangre, queda en algún que otro momento gore, personajes opacados como el de la gran actriz Allison Janney (Dra Brooks), jefa de Sue Ann en la veterinaria donde trabaja, o la misma Juliette Lewis que hacen sombra a una película olvidable, muy a mi pesar ya que fui con muy buenas expectativas. El cierre predominante en clichés casi sin esfuerzos la transforma en una película plana, por momentos larga y que seguramente pase sin pena ni gloria por el cine. Esperamos los fans del género que no sea esto una recaída en las muy interesantes propuestas por parte de Blumhouse que es junto a A24 de los mejores exponentes de cine de terror y fantástico en la actualidad. Por favor Jason Blum: en ti confiamos.
La única razón para ver “Má” es Octavia Spencer, porque en realidad no es nada que vaya a hacerte saltar de la butaca. Maggie (Diana Silvers, “Glass”) se muda de San Diego a un pueblo de Mississippi junto a su madre, Erica (Juliette Lewis) quien comienza a trabajar de moza en el Casino del lugar mientras su hija comienza el Colegio y se hace de un nuevo grupo de amigos rápidamente: Haley (Mc Kaley Miller), Andy (Corey Fogelmanis), Chaz (Gianni Paolo), y Darell (Dante Brown). Como la invitan a beber y son menores les piden a algunos adultos que les compren alcohol, sin éxito, hasta que conocen a Sue Ann, ayudante en una veterinaria, quien accede, y pronto se hacen amigos. No sólo eso. Sue Ann ofrece su casa para beber y fumar con la condición de que nunca suban al primer piso y uno de ellos se mantenga sobrio para conducir, no deben maldecir y deben llamarla “Ma”.El guión fue escrito por Scotty Landes (Comedy Central), producido por Blum para Blumhouse Productions, por Taylor y por John Norris (productor ejecutivo, Get On Up), y es producida por Spencer, Couper Samuelson, Jeanette Volturno y Robin Fisichella. Las actuaciones son buenas y tienen un dejo de suspenso aunque ya imaginamos que Ma tiene un plan detrás de tanta amabilidad. En sus épocas de estudiante sufrió cosas que piensa cobrarse, aunque los adolescentes no tengan la culpa...es la típica película para jóvenes con un mínimo de terror psicológico, en la que esperamos que pase mucho y no pasa...casi nada...así que bajen las expectativas... ---> https://www.youtube.com/watch?v=-CStZiGsguw TITULO ALTERNATIVO: Untitled Blumhouse Productions Project IV DIRECCIÓN: Tate Taylor. ACTORES: Octavia Spencer, McKaley Miller, Diana Silvers. ACTORES SECUNDARIOS: Missi Pyle, Luke Evans, Allison Janney, Juliette Lewis. GUION: Tate Taylor. FOTOGRAFIA: Christina Voros. MÚSICA: Gregory Tripi. GENERO: Terror . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 99 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 16 años DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: 2D. ESTRENO: 30 de Mayo de 2019 ESTRENO EN USA: 31 de Mayo de 2019
El cine de terror orientado al público adolescente generalmente carece de sorpresas y se instala en fórmulas ya probadas y vistas hasta el hartazgo. Ma es la nueva realización de Tate Taylor (Historias cruzadas, La chica del tren) que combina suspenso y terror psicológico, y cuenta con la casa productora Blumhouse, responsable de las exitosas Huye! y Feliz día de tu muerte, entre otras. Erica (Juliette Lewis) y su hija Maggie (Diana Silvers, vista en Glass) se mudan a un poblado de Ohio y deben adaptarse al nuevo trabajo y escuela, respectivamente. Por su parte, Sue Ann (la afroamericana Octavia Spencer, ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por Historias cruzadas, del mismo director) es la solitaria empleada de una veterinaria que se topa con Maggie y su nuevo grupo de amigos y les compra alcohol. Sin embargo, los jóvenes se sorprenden cuando ella también les ofrece el sótano de su casa para realizar fiestas (con sus propias reglas) y bajo el apodo de Ma. Y la pesadilla comienza. El film atrapa desde el comienzo y deja la artillería pesada para los últimos veinte minutos, al exponer un planteo de personajes ingenuos que se mueven a espaldas del mundo adulto. Hay una banda musical que remite a los años ochenta (tiene que ver con el misterio de la trama) y una mención a La chica de rosa, la recordada comedia de John Hughes. Si los fines de semana fueron creados para la diversión, esperen a ver qué ocurre con estos incautos protagonistas movilizados por el alcohol y el sexo, que aceptan la invitación de una desconocida y caen en la trampa. No conviene adelantar demasiado de la historia , que acumula momentos de tensión y una amenaza constante, el uso de la tecnología, una seducción enfermiza y algunos toques de humor. Ben (Luke Evans), el padre de uno de los chicos, se reúne con Sue Ann (“¿Por qué mi hijo visita tu casa?”) y desata una ola de dudas, sospecha y violencia que parece irrefrenable. Sue Ann es una caldera a punto de estallar (ya se verá por qué) y recuerda a Annie Wilkes de “Misery”. Detrás de su sonrisa y amabilidad, se esconde un ser que arrastra frustraciones del pasado. Y Octavia Spencer lo transmite en cada gesto.
Afortunadamente, durante buena parte de sus 99 minutos (¡al fin una película de Hollywood que dura menos de dos horas!), Ma es un thriller extraño, que se rarifica a partir de lo más codificado. Estamos otra vez en el mundo de la "preparatoria" (como se insiste obcecadamente en subtitular) con chica "recién mudada": lo de siempre, realmente, e incluso exagerado, tanto que Ma se pasa de vueltas para llevarnos a otro nivel, el de la autoconciencia que se convierte en incertidumbre y diversión. Ma construye su tensión de forma progresiva, incluso con recursos elegantes y sorprendentes -la devolución del dinero con sorpresa pero sin música, la situación del arma inicial-, y revela los móviles de la protagonista en dosis crecientes, y ahí, en esos flashbacks, es donde pierde elegancia al apostar a algunas contundencias que terminan contagiando también al presente del relato, para llegar a un cierre más pedestre. Pero antes, durante casi una hora, tenemos ante nosotros la promesa de violencia por estallar (cuando lo haga será bestial y gráfica) y un retorcimiento de los lugares comunes más necios de las películas de secundario, con dardos burlones a esos puritanismos etílicos y sexuales que funcionan con una tenacidad digna de otras causas. En esa línea, tal vez, las molestas y absurdas represiones visuales, neuronales y vitales del tramo final sean chistes autoconscientes. O, quizá, simplemente más señales de las limitaciones creativas del presente.
Del bullying al homicidio en un acto Tate Taylor es un director que tuvo su momento de brillo a principios de esta década, gracias a Historias cruzadas (The Help, 2011) y las nominaciones obtenidas en los Premios Oscar de esa temporada. Después de ese momento fugaz poco supimos de él, al menos hasta la llegada de su nueva película Ma (2019), en la que vuelve a trabajar junto a la ganadora del premio de la Academia Octavia Spencer. Pero esta vez no estamos ni cerca de cuestiones raciales ni tensiones sociales, ni oscar baits. Acá todo es mucho más simple y directo: Maggie (Diana Silvers) se muda con su mamá Erica (Juliette Lewis) a un pequeño pueblo, típico del midwest norteamericano. Los primeros días en la escuela son complicados, pero rápidamente se hace de un grupo de amigos que siempre encuentra la excusa perfecta para beber, fumar, andar de fiesta y todas esas cuestiones que la cultura americana parece tener estrictamente vedada a los menores de edad. Por una de esas casualidades el grupo cruza caminos con Sue Ann (Octavia Spencer), quien les ofrece su sótano para juntarse a hacer todas esas cosas que ningún otro adulto les permite. La cuestión se pone espesa conforme esta suerte de amistad con Sue Ann se vuelve un tanto obsesiva, por parte de ella por supuesto, y los jóvenes toman real dimensión del verdadero peligro en que se encuentran. Los primeros dos actos de Ma parecen calcados de una película de suspenso de los noventa: pueblo chico, chica nueva, secretos traumáticos, el personaje bondadoso va revelando un costado oscuro, etc. Afortunadamente Octavia Spencer eleva la propuesta por sobre sus clichés estandarizantes y le provee una muy necesitada pátina de clase. Cada una de sus miradas, sus palabras y sus silencios evidencian el poder que su presencia genera en la pantalla sin importar su rol. Por encima de un guión que se encarga de resaltar, de la manera más obvia, aquello en lo que el espectador debería poner atención. El relato va a dejando de lado el Suspenso para darle más espacio al Terror, con un tercer acto cuya verosimilitud desafía la suspensión de la incredulidad y lo vuelve todo voluntaria/involuntariamente camp... por cierto también hay una suerte de mensaje anti-bullying perdido en el camino, pero se desdibuja en un mar de agujeros argumentales, arcos dramáticos apurados y personajes adeptos a las malas decisiones.
Reglas básicas para cualquier pre-adolescente de familia hegemónicamente normalizada: “volvé temprano a casa”, “mirá que te destapen la gaseosas”, “no hables con extraños”… bueno, Ma es una muestra de lo que pasaría si no cumplís esas (y muchas otras) reglas. Dirigida por Tate Taylor (que en 2016 dirigió La chica del tren), es una suerte de thriller de venganza que da vueltas alrededor de lo que el bullying le puede hacer a una persona. Estamos en el pasado. Octavia Spencer es Sue Ann, una chica retraída que está enamorada de Ben (Luke Evans), el chico popular de la prepa (?). A Ben lo rodean Mercedes (Missi Pyle), su novia y Erica (Juliette Lewis), la mejor amiga de su novia. Sue es engañada y termina haciéndole sexo oral a un compañero random en la oscuridad de un locker creyendo que es Ben, cuando sale todos y todas se ríen de ella. Volvemos al presente: Sue Ann es veterinaria y está un poco loca. Ben es un perdedor que tiene una agencia de seguridad y su mujer falleció de cáncer, él y Mercedes vuelven a estar juntos aunque a él le importa muy poco. Erica regresó luego de un matrimonio que falló. Maggie (Diana Silvers) y Andy (Corey Fogelmanis) son los hijos de Erica y Ben respectivamente, y tendrán la poca fortuna de cruzarse en la vida con Sue Ann. ¿El motivo? Junto a su grupo de amigos menores de edad buscaban a un adulto que les compre bebida. Sue Ann parece retiscente, pero al darse cuenta quien es Andy decide emprender una venganza que la viene consumiendo hace más de 20 años. Así, Sue los invita a pasar el tiempo en el sótano de su casa para que “no les pase nada”. Pero deja una sola regla: No se puede subir a la casa. Evidentemente algo está muy mal con “Ma” (el apodo que le ponen). La película es un thriller hecho y derecho, donde todo se va enrareciendo y las cartas se van mostrando de a poco. Como si fuese un slasher, lxs protagonistas toman decisiones estúpidas y se van encerrando en un espiral que ellxs mismxs construyeron. La venganza se va recrudeciendo, y si en este momento del metraje entendiste el espíritu vas a disfrutar a mansalva los momentos de tortura que van de 0 a 100 en minutos. Si para la mitad de la película no entraste en el código, seguramente odies el final. Ma es una suerte de mezcla entre Misery y Carrie, sin poderes sobrehumanos pero con el mismo porcentaje de cinismo y crudeza. Además, agrega algunas gotas de humor negro que son bien aceptadas una vez entendido el verosímil que propone. Octavia Spencer se lleva todos los aplausos y las miradas, mientras que se agradece volver a ver a Juliette Lewis en pantalla. Los momentos de tortura están muy bien resueltos, y no escatima en sangre y perversión. Acordate: nunca hables con extraños, y menos vayas a su sótano.
"Ma" sabe hasta dónde se puede jugar con su propia veracidad y de esta manera construye una trama retorcida e inquietante que en ningún momento deja de ser creíble. James Blum es el máximo responsable del cine de terror independiente de los últimos años gracias a la fundación del estudio Blumhouse Productions. Las películas de esta nueva “casa” se caracterizan principalmente por desarrollar personajes en situaciones extremas y cuyos géneros tienden a inclinarse por el terror psicológico, a pesar de un par de películas que tienen al slasher como premisa fundamental. Desde las sagas de Paranormal Activity (2007-2015), The Purge (2013-2018), Insidious (2010-2018) y la reciente Happy Death Day (2017-2019) hasta la premiadas Whiplash (2014), Get Out (2017) y BlackKklansman (2018), Blumhouse ha sabido producir productos de una calidad altamente destacable apostando a nuevos directores, con ideas frescas y recaudando dinero de manera inversamente proporcional a lo que les otorgaron como presupuesto. Ahora la nueva a puesta de dicho estudio llega a los cines de todo el mundo bajo el nombre de Ma (2019), una película dirigida por Tate Tylor (The Girl on the Train, 2016) y guionada por el debutante Scotty Landes que cuenta la historia de Maggie (Diana Silvers), una chica de 16 años que junto a su madre Erica (Juliette Lewis) deciden mudarse de la gran ciudad a un pueblo relativamente pequeño en el cuál su madre supo vivir tiempo atrás. Como toda chica nueva en edad de escuela y pese a tener los temores lógicos de establecer nuevas amistades, éstas llegarán de manera rápida gracias a la popular Haley (McKaley Miller) que con su círculo más íntimo intentarán apañar a Maggie desde un primer momento. Claro que como todo nuevo miembro de grupo, para no quedar de lado deberá dejarse llevar por sus costumbres para intentar “encajar” de la mejor manera. En uno de estos intentos Maggie y el grupo deberán solicitar la ayuda de Sue Ann (Octavia Spencer), una enfermera veterinaria que accede ayudar al grupo pero a medida que pasan los días empezará a desarrollar una actitud extraña y exagerada en ciertas situaciones que empezarán a alarmar al grupo sobre si deberán confiar plenamente en ella o no. Una de las virtudes más notorias que tiene esta película, como todas las de Blumhouse, es que suelen ser bastante consientes de lo que son, hasta donde pueden llegar y cuánto pueden jugar con sus guiones sin perder el eje y la seriedad. Ma, cumple con estas características y vuelve a demostrar que el estudio tiene bien claro como seleccionar realizadores y qué proyectos llevar a la gran pantalla. Sin ser para nada sorprendente pero sí muy efectiva, la trama logra fluir con total normalidad y no se le pueden encontrar agujeros argumentales demasiado severos como para poner en juego la seriedad de la película. Claro que al querer incursionar en uno de los sub-géneros más fáciles de arruinar como el terror psicológico, hay una ambigüedad en los personajes que debe ser creada para poder generar sorpresa a la hora del clímax y la resolución y eso acá no se hace presente. Desde el primer momento el guion deja indicios por todas partes de que hay un personaje en particular que va a entrar en conflicto con los demás y que va a desatar un antes y después en el desarrollo de la trama. Un recurso como el jump scare está usado demasiadas veces para lo que el relato requiere, el susto fácil en este tipo de películas choca en cuanto a la propuesta y termina sin tener mucho sentido. Al mismo tiempo, hay una elección por demás correcta sobre cuándo y de qué manera implementar el humor, negro en la mayoría de los casos, para que la historia no se torne pesada y así poder descomprimir. Las actuaciones tienen un nivel parejo en general pero hay una actriz en particular que logra estar por encima de sus compañeros de elenco. Octavia Spencer se impone a los demás y brinda una actuación ejemplar para estos tipos de películas, provocando en el espectador unas ganas tremendas de querer volver a verla trabajar en el género. Diana Silvers también tiene una actuación solida y convincente, que teniendo en cuenta su poca experiencia y el roll que aquí ocupa, merece destacarse. Ma termina logrando su propósito principal: entretener, inquietar y dejar bien en claro que Blumhouse sabe cómo explotar el género de forma efectiva. Gracias a una sólida actuación de sus máximas protagonistas y una trama simple, pero bien lograda, el resultado termina siendo gratamente reconfortante.
La nueva producción de Blumhouse nos trae una historia de venganza y remordimientos que recuerda a varios clásicos, actuales y pasados.
Ma es una película de suspenso, protagonizada por la actriz ganadora de un Oscar Octavia Spencer como una mujer que presta el sótano de su casa a un grupo de adolescentes para que organicen fiestas en las que se permite el consumo de sustancias ilegales. La acompañan Diana Silvers, McKalley Miller, Corey Fogelmanis, Juliette Lewis y Luke Evans. Todos ellos dirigidos por el también actor Tate Taylor, quien se reserva un pequeño papel como oficial de policía. El planteo inicial del argumento parece sacado de una comedia sobre adolescentes del estilo de las de John Hughes o American Pie, porque se cuenta desde el punto de vista de Maggie, Diana Silvers, una joven recién llegada al pueblo donde se crió su madre, Juliette Lewis, que se hace amiga de un grupo de compañeros de colegio. Pero lo que comienza como una película del genero comming of agecomienza a oscurecerse cada vez más cuando empieza a tomar protagonismo el personaje de Sue Anne. Y es así como vamos pasando gradualmente a un thriller del estilo de Atracción fatal, algo similar a lo que hizo Takeshi Miike con Audition. Esto se logra porque el director nos va informando gradualmente mediante cortos flashbacks sobre el pasado de este personaje y su relación con los padres de los jóvenes, lo que justifica argumentalmente esta venganza meticulosamente planificada. Y a su favor está destacar el buen uso del montaje y el fuera de campo para mostrar lo justo en las escenas de violencia, dejando que el espectador las termine de construirlas en su cabeza. Pero le juega en contra que Octavia Spencer no termina de convencer con su personaje, porque interpreta muy bien su parte amable, pero su parte psicótica no convence porque pasa de la una a la otra con una larga serie de grises, y no mediante un giro en la trama sorpresivo para los personajes o los espectadores. Esta escala de grises además le va restando fuerza a los secretos, ya que cuando se revelan se amortigua el impacto. En conclusión, Ma es un paso en falso de la productora Blumhouse, especialista en películas de género con historias novedosas financiadas con presupuestos moderados. Porque si bien trata temas de actualidad, como las consecuencias del bulling y la discriminación en los adolescentes, falla en su puesta en escena al mostrar demasiado los hilos y restándole participación activa al espectador en el desarrollo de la trama.
Ma, una propuesta que tambalea, pero consigue entretener gracias a una carismáticamente macabra protagonista. En los años 90 existía un tipo de película que caminaba la cuerda floja entre el suspenso y el terror. En ellas se contaba la historia de un/a protagonista que conoce a una persona, en apariencia amigable e inocua, pero que conforme se desarrolla la trama se descubre que está muy desequilibrada y tiene una obsesión malsana con el/la protagonista, obsesión que no pocas veces termina en varios asesinatos. Ejemplos como Misery u Obsesión Fatal son los que más rápido pueden venir a la mente. Ma, en cierto modo, se inscribe dentro de una propuesta similar. Si sos bueno con Ma… La película cruza el contexto narrativo arriba mencionado, con un grupo de personajes que son la típica carne de cañón del genero slasher. Y precisamente por ese contexto, tira información a cuentagotas sobre cuál puede ser la posible relación entre ellos y la Ma protagonista; algunos inteligentes, otros anticipables. Es de destacar cómo el guion de la película no le hace las cosas fáciles a Ma. En cualquier otra producción, esta mujer sería alguien inteligente, calculador e infalible. Sin embargo acá, Ma solo tiene dos de esas tres virtudes, y el prospecto de equivocarse es lo que contribuye en un 50% a que el espectador simpatice con esta desequilibrada mujer. El otro 50% lo aportan sus víctimas, que en gran mayoría de los casos no tienen virtud, redención alguna, y ni hablar de dimensiones. O son plenamente buenos o son plenamente crueles. Ante esta comparativa, Ma termina resultando el personaje más desarrollado de la película, incluso cuando pierde la simpatía del espectador; sus motivos se entienden. No obstante, a medida que avanza, se experimenta una leve indecisión de tono. Como que no se decide entre la seriedad de un thriller psicológico o el placer catárticamente lúdico de una película de venganza. Esto desemboca en un desenlace, que aunque propone momentos precisos de humor negro, no se puede evitar notar que tuvieron una oportunidad única de tomar el camino menos transitado, solo para terminar cayendo en un final que vimos cientos de veces. En materia temática, podríamos decir es donde se encuentra su desventaja más seria. Uno llegaría a la conclusión de que esta crítica está haciendo un rebusque intelectual en una película que no lo tiene, pero cuando necesitás señalarle a tu adversaria que los hijos no son sus padres, es porque estás haciendo una declaración temática. Una que necesitaba estar diseminada en el presente narrativo más que en la historia previa de la protagonista. Si no la tenía, Ma hasta incluso hubiera podido beneficiarse de ello. Aunque el guion camina la cuerda floja entre la virtud y el defecto, una cosa se mantiene equilibrada y firme: Octavia Spencer. El carisma de la actriz es lo que hace a la película. Si sus debilidades son reconocidas pero sobrellevadas, resultando incluso entretenidas en el proceso, es en gran parte por su labor interpretativa. Concedido: al iniciar la película, ella es el arquetipo de todos los roles por los cuales se consagró, pero cuando suelta su gracia y en especial su lado oscuro, es cuando la película tiene sus momentos más logrados.
Una productora famosa del género (“¡Huye!”) como presentación de un film que incluye el suspenso y el horror. Mas una talentosa y premiada actriz como Octavia Spencer, el rescate de otra grande como Juliette Lewis y un interesante elenco joven encabezado por Diana Silvers y Corey Fogelmanis, Pero el film si bien pinta bien desde un principio después se nutre de otros, y no se juega a una explosión terrorífica y se queda en un psicologismo demasiado ramplón. Sin embargo hay que reconocerle que entretiene, logra crear climas y se despega de las habituales bazofias del género que habitualmente se estrenan como cuota semanal. En este caso la historia se centra en una madre y una hija nuevas en un pueblo. La adolescente que se integra a una grupo de amigos que se enfrenta a imposibilidad de comprar alcohol y una mujer (empleada en una veterinaria) que se presta a solucionarles el tema y extiende su “generosidad” prestándoles a ellos y sus amigos un sótano para pasar sin riesgos sus fiestas de drogas y alcohol. La que piden que la llamen “Ma”. Y ahí la historia que promete roba un poco de”Misery”,- y se mete en racontos que hablan de una adolescencia humillada para justificar, crueldades y locuras para su “invitados” adolescentes y su propia hija. Ahí es donde la faltó al director y al autor jugarse un poco más al terror y a las ideas originales.
La venganza será terrible Ma (2019) es una película de thriller psicológico dirigida por Tate Taylor y escrita por Scotty Landes. Producida por Jason Blum, la cinta está protagonizada por Octavia Spencer (Historias Cruzadas, La Forma del Agua). El reparto se completa con Diana Silvers, McKaley Miller, Dante Brown, Gianni Paolo, Corey Fogelmanis, Juliette Lewis (Agosto, Nerve), Luke Evans (La Bella y la Bestia), Tanyell Waivers, Missi Pyle, entre otros, Allison Janney (Yo Soy Tonya), entre otros. La adolescente Maggie (Diana Silvers) y su madre Erica (Juliette Lewis) se mudaron hace unos pocos días a uno de los pueblos ubicados en Ohio, lugar donde Erica cursó la secundaria. Allí, Maggie rápidamente se hace amiga de Haley (McKaley Miller), Andy (Corey Fogelmanis), Chaz (Gianni Paolo) y Darrell (Dante Brown). Con la intención de hacer una fiesta en la noche, el grupo se estaciona frente a un almacén y busca a un adulto que pase por la calle y los ayude a comprar el alcohol ya que ellos aún no tienen la mayoría de edad. La veterinaria Sue Ann (Octavia Spencer) acepta el dinero y compra lo que los chicos desean, no sin antes proponerles el piso de abajo de su casa como espacio para reunirse y beber. Los chicos aceptan, contentos de haber encontrado un lugar para poder divertirse sin que la policía los descubra; sin embargo, a medida que pasa el tiempo, las actitudes de Sue Ann se volverán cada vez más extrañas. Estamos ante una historia que desde el comienzo sabe cómo captar la atención del espectador con estos cinco jóvenes a los que solo les importa pasarla bien en las noches. No obstante, la que se roba la película indiscutiblemente es Octavia Spencer, la cual interpreta un papel muy diferente a todo lo que hizo en el pasado. Sue Ann es un personaje interesante ya que, debido a situaciones que le sucedieron en la adolescencia, decidió tomar un camino oscuro marcado por el trauma que le quedó al ser burlada y humillada. De esta manera, Sue Ann tiene varias facetas, logrando empatía a través de los flashbacks como también generando un miedo tremendo por cómo esta persona canalizó lo que sufrió en su juventud. La cinta hace hincapié en tópicos importantes como lo son el bullying y los problemas raciales; sin embargo desde cierto hecho que realiza la protagonista, el cual está cargado de humor negro, a la historia se la deja de tomar en serio por más que el último acto continúa funcionando en la línea de incomodar y generar impacto en el espectador. Con respecto a los jóvenes del relato, éstos no cuentan con mucho desarrollo pero de igual manera la atmósfera de tensión creada hace que nos preocupemos por su bienestar. Ma resulta una grata sorpresa ya que, aparte de asustar, nos deja reflexionando sobre cómo lo que hacemos puede repercutir de forma negativa en la otra persona. Con solo una mirada, Octavia hace que Sue Ann sea muy temible y desde esta película va a ser imposible verla de la misma forma.
Tate Taylor incursiona en el cine de género asociado a una de sus actrices predilectas, Octavia Spencer en “MA” (2019), un tenso relato que fusiona películas como “Misery” y “Audition” aggiornandolas para millenials sobre la base de una venganza de un pasado que regresa en forma de furia y descontrol. Son pocas las oportunidades que el cine de género sorprende, y si lo hace, en muchas oportunidades es por reiterar formatos y estereotipos que ya fueron utilizados con buen resultado anteriormente y que en la actualización pueden acercar a nuevas audiencias a las salas. Taylor apela al recuerdo y la evocación justamente de otros relatos para desarrollar la historia de un grupo de jóvenes que en el desafío de “entretenerse” conocen a Sue Ann (Spencer) una asistente de veterinaria que mantiene un estilo de vida bastante particular hasta que en alianza con éstos y en la posibilidad de ser “tenida en cuenta” reconsiderará gran parte de su pasado y su futuro. En el primer encuentro entre el grupo y la mujer ya se establece la dinámica que acompañará a toda la historia, una suerte de “amo y esclavo” hasta la resolución final en donde uno de los grupos debe tomar el control absoluto. De obsesiones habla “MA”, de una mujer con un pasado doloroso que justifica su accionar a través de la solidaridad con los jóvenes para cumplir con un objetivo, su reivindicación ante sus compañeros de antaño. La obsesión comienza como algo gracioso, acercándose a “The Cable Guy”, esa sórdida comedia negra en la que Jim Carrey acosaba a Mathew Broderick para convertirse en su mejor amigo aún ante la negativa del otro. Acá la utilización del flashback como recurso para configurar el presente de la mujer permite, además, avanzar en la particularidad de un deseo amoroso y pasional negado, el que, en el presente del relato podrá confrontarse con la bondad que en apariencia Sue Ann quiere ofrecer. El relato sorprende porque no es que se resuelva la confrontación rápidamente, al contrario, Taylor desarrolla cada uno de los personajes con un tempo narrativo laxo, tal vez para ir configurando las características diferenciales de cada uno y el contraste con Ma, como luego comenzarán a nombrar a Sue Ann. El alcohol como punto de partida de un vínculo que sabemos que rápidamente se quebrará, permite, además, la conformación de un universo establecido en un pueblo, con aquello de “pueblo chico…” en donde el regreso de una “hija prodiga” (Juliette Lewis) y Maggie (su hija) termina por configurar una tensa historia de venganza, que si bien resuelve precipitadamente su desenlace, ofrece uno de los personajes icónicos que permanecerá en el recuerdo de los fanáticos del género.
El nuevo film de Tate Taylor, "Ma", es un thriller capaz de revertir sus evidentes errores a su favor, y entregar un sólido entretenimiento autoconsciente. Algo extraño sucede cuando terminamos de ver "Ma". Estuvimos toda la película preguntándonos y diciéndonos ¿por qué hacen esto?, esto está mal, acá hay un error, ¿en serio pasó eso que acabo de ver?; sin embargo no podemos decir que lo vimos estuvo mal, todo lo contrario, estuvo bastante bien. "Ma" es una muestra de que no es necesario que una película cierre por todos lados para convencer. Con más trayectoria como actor (acá se guarda un rol pequeño pero notorio), Tate Taylor tiene una filmografía como director en la que se probó en diferentes géneros. La comedia ácida, el drama edificante sobre el segregacionismo, la biopic musical, y el drama de suspenso. Claro, quizás su nombre siga asociado a "Vidas cruzadas", ese drama de las criadas afroamericanas recordado por ser la película del pastel de caca (un elemento que bien podría haberse repetido en Ma). Quizás el elemento distinto de "Ma", lo encontremos en su guionista, Scott Landes, otro de esos humoristas, que como Jordan Peele, o John Krazinski, ahora pretende dar el salto al cine de terror. Esta producción es lo que para los fans del género se conoce como "bully slasher", una película sobre un personaje que fue maltratado y humillado en el pasado, y ahora busca venganza; pero con un giro extra: su protagonista, la victimaria, una mujer de entre cuarenta y cincuenta años, aparentemente normal, que busca relacionarse con jóvenes para paliar su soledad, y esconde un lado muy oscuro. La adolescente Maggie (Diana Silvers), se muda a un pequeño pueblo escapando junto a su madre Erica (Juliette Lewis) de un matrimonio fallido y varios fracasos de esta. En realidad, Érica está volviendo al pueblo de su infancia y adolescencia. A Maggie no le cuesta hacerse de un grupo de amigos que la acepta sin más; la rubia Haley (McKaley Miller) con un notable parecido a Tatum de Scream; el galán buenazo Andy (Corey Fogelmanis), el fiestero Chaz (Gianni Paolo), y el condimento afroamericano Darrill (Dante Brown). Maggie vendría a encajar en el grupo como la buenita y algo candorosa, pero arrastrada por la masa. A los cinco se les cancela una fiesta y deciden pasar la velada en una camioneta tomando alcohol. Pero siendo menores, necesitan que alguien se los compre. Maggie es la designada a pararse frente al almacén y pedir que alguien les compre las botellas, y la única que termina aceptando es Sue Anne (Octavia Spencer), una empleada de la veterinaria que se muestra amistosa con ellos. Escena seguida, la vamos a ver a Sue Anne recopilando datos en redes sociales de estos chicos ¿Qué busca? Sue Anne se obsesiona en relacionare con ellos, y en otro cruce, les vuelve a ofrecer el sótano de su casa para que se reúnan a tomar. Es ahí que establece una serie de reglas, entre ellas, no subir hasta la casa, sólo quedarse en el sótano. Ah, y le gustó que Darryll le diga Ma. "Ma" se toma un buen tiempo en presentar a los personajes, por más clichés que estos sean. Iremos viendo de a poco, cuáles son sus intenciones, y cómo cada vez más se va introduciendo en la vida de estos chicos, hasta convertirse en alguien muy peligroso. Mediante una serie de flashbacks esporádicos, veremos que Ma tuvo una adolescencia complicada marcada por el bullyng de sus compañeros, que algo le hicieron ¿Qué le hicieron? Van a tener que esperar bastante para descubrirlo. El guion de Landes está lleno de lugares comunes y agujeros. No son una o dos cosas dudosas, son varias y notorias las que no cierran. Todo es una serie de incongruencias, con una lógica que no soporta un verosímil. Sin embargo, se va armando algo en el que Ma nos convence de estar en su propio universo. Remontémonos a la época de oro del slasher, sobre todos los más delirantes y estilo clase B a los que Ma parece homenajear ¿cerraban? no, planteaban un juego en el que la diversión suplía la verosimilitud, tal como sucede en esta película. Ma no es una película rigorosa, ni lo intenta, pero es muy divertida. Todos los personajes víctimas son odiosos. La película se encarga de ponernos del lado de Ma, son tan estúpidos, tienen tan poca simpatía, y cometen actos de dudosa empatía, que sí, queremos que Ma se cobre venganza con ellos. Eso mismo sucedía en el slasher ochentoso del que Ma bebe a cada paso. Quizás podamos decir que en este juego de diversión, su primer tramo es demasiado largo, y que no es tan fuerte como pudo haber sido, casi que le amaga en buena parte a ser de terror puro. Pero su media hora final, prepáranse porque si entraron en el juego, hasta pueden llegar a aplaudir, a reírse fuerte y toma dos decisiones bastante jugadas para lo que la película venía siendo. El elenco adolescente no se luce, se esfuerzan en ser odiosos, y no hay mucho que destacar. Hay otra chica, una evangélica, que es más divertido el personaje, que la insípida actriz que la interpreta. Entre los mayores, la presencia de Luke Evans, una Alisson Janney que aparece en el film casi de colada y por eso mismo causando gracia, y las noventosas Juliette Lewis y Missi Pyle; refuerzan porque se los nota tan divertidos como a la película misma. Son puntos a favor. Ma parece ser una película al servicio de que Octavia Spencer pueda salirse de ese rol de comic relief en película dramática, y lo logra. Se carga la película al hombro, actúa bien, y hasta está en el tono delirante y bizarro de la película. "Ma" es una película que eligiendo todas las opciones incorrectas que la pudieron llevar al peor final, aborda a un resultado bastante satisfactorio. No esperen el thriller del año, pero si lo que buscan es diversión, Ma nos abre las puertas de su casa.
El director de Historias cruzadas y La chica del tren se vuelca al terror con Ma, producida por Blumhouse y protagonizada por Octavia Spencer. Sue Ann, a quien pronto llaman simplemente Ma, es una mujer de vida solitaria y rutinaria hasta que el destino la cruza con un grupo de adolescentes que le piden un favor: que entre a comprarles alcohol ya que son todos menores de edad. Al observar a esos chicos algo se despierta en ella y decide no sólo ayudarlos con eso sino que ofrece poner el sótano de su casa como lugar de reunión y pronto se muestra compinche, quizá demasiado para un adulto. Pero poco preocupados están ellos pensando en por qué alguien de la edad de sus padres se comportaría de esa manera y prefieren aprovechar ese lugar alejado de progenitores y policías. Hasta que las cosas comienzan a enrarecerse y la personalidad de esta mujer se va tornando más y más intensa. Octavia Spencer es la villana protagonista de esta película de terror que dirige Tate Taylor (quien ya la había dirigido consiguiéndole un Oscar y quien, al mismo tiempo, ya había probado con el thriller en la fallida La chica del tren) y escribe Scotty Landes. La otra protagonista es la joven Maggie, interpretada por Diana Silvers (a quien se la podrá ver pronto en un capítulo de la serie Into the Dark y en la película Booksmart), como la adolescente que acaba de mudarse a este pueblo que para ella resulta nuevo pero no así para su madre (Juliette Lewis) que regresa al lugar del que se fue. Maggie sólo quiere encajar con este grupo de muchachos populares que rápidamente le permiten esa oportunidad, hasta que se ven arrastrados por las garras de Ma. Si bien sabemos que Ma esconde algo, más que nada intenciones poco ordinarias, la película se toma su tiempo para ir acrecentando más y más esta incomodidad que provoca el personaje de Spencer. Es recién en el último tramo cuando por fin sucede lo que sabemos que va a suceder, cuando la película explota, pero la resolución llega tan pronta y apresurada que se pierde bastante el efecto. En el medio, a través de flashbacks, se adelantan, aunque pretenda ser de a poco, de manera rápida y predecible, las posibles motivaciones de Sue Ann y las conexiones con el resto de los personajes. Pero esa galería de personajes secundarios está bastante mal trabajada desde sus construcciones, sin un desarrollo mínimo: uno es el noviecito, otro es el negro del grupo (que al menos aporta algún buen chiste y la excusa perfecta para un momento de ironía por parte de Sue Ann), otra es la chica popular, etc. Lo mismo pasa con los actores, en especial con Allison Janney, actriz totalmente desaprovechada en el papel de la jefa. Un poco más de suerte tiene Juliette Lewis, con esa madre joven y copada que esconde sus debilidades y la humillación que siente al tener que regresar al lugar del cual se escapó. La película está hecha para que se luzca Octavia Spencer y, más allá de tener a un personaje que pasa por una gama de registros que llegan a tornarse cada vez más exagerados, ella logra darle vida de una manera siempre creíble y sin lucir forzada. Ma es un producto que parte de una premisa que promete desde su atractivo inicial pero no termina nunca de desarrollarse como el thriller atrapante que pretende ser. Más allá de eso, y en parte gracias a la presencia de Octavia Spencer, resulta un film disfrutable, con algunos buenos momentos y poco más.
En pueblo chico, el infierno es grande El caso del realizador Tate Taylor es bastante atípico. O, cuanto menos, curioso. Luego de la comedia sub-farrellyana Pretty Ugly People, su carrera tomó impulso en la temporada de premios 2011 con un caballo ganador, Historias cruzadas, y vio confirmada su pendiente hacia el prestigio con la biopic Get On Up (basada en la vida de James Brown e inédita en nuestro país) y la muy fallida adaptación del bestseller La chica del tren. Ahora, en un extraño pero bienvenido paso hacia una dimensión desconocida, el director nacido en Mississippi se mete de lleno en el terreno del suspenso y el terror psicológico. Ma cuenta con el sello de la compañía Blumhouse, especializada en horrores de presupuesto bajo y moderado –aunque últimamente se la ha visto incursionar en otros menesteres, como el último largometraje de Spike Lee, Infiltrado del KKKlan– y, en más de un sentido, la película es un thriller a la vieja usanza, con un calculado y pausado crescendo que evita la caída en efectismos desde el primer minuto de proyección. De hecho, la sangre recién comienza a correr avanzado el tercer acto, y en esa ética y economía narrativas la película remite a otras décadas en la historia del cine (de género). El otro caso extraño vinculado a Ma es el de su productora ejecutiva y villana titular, Octavia Spencer, una movida particular si se tienen en cuenta sus tres nominaciones a los premios Oscar, con una estatuilla obtenida precisamente por el rol en Historias cruzadas. Sea para devolverle el favor a Taylor, por una fascinación personal con las historias truculentas o como correctivo a la falta de personajes afroamericanos de fuste en el cine de terror, la actriz está insuperable como Sue Ann, alias Ma, una mujer de apariencia apacible y reservada que, sin embargo, tiene escondida en el ropero una colección envidiable de esqueletos. Su sonrisa afable y mirada cándida –marcas de estilo de su persona cinematográfica– sientan las bases del personaje, reversión moderna de la bruja de Hansel y Gretel, sin casa de caramelos pero con un enorme y acogedor sótano en el cual puede acomodar a varias docenas de adolescentes en plena explosión hormonal. Es así cómo termina conociendo y entablando amistad con un quinteto de chicos y chicas, estudiantes de la escuela secundaria de su pueblito de Ohio: ayudándolos con la compra de botellas de alcohol y ofreciendo el subsuelo de la casa como escenario de las fiestas más divertidas del lugar. Las marcas derivativas no son pocas, pero el guion se las arregla para que parezcan remozadas: la llegada al pueblo de una mujer y su hija (una reaparecida Juliette Lewis y la casi debutante Diana Silvers, como la heroína Maggie), la adaptación a una nueva vida en otro lugar, cómo hacer amigos en la escuela, la posibilidad del romance. Y la salida nocturna con el único plan aparentemente disponible en el lugar: emborracharse alrededor de una fogata, en un descampado, lejos de las miradas adultas. Cuando la relación entre Ma y los adolescentes se afianza, la trama avanza en tres niveles simultáneos: los traumas de juventud de Sue Ann –quien de a poco va adquiriendo actitudes similares a las de la Annie Wilkes de Misery–, ciertas historias del pasado que comienzan a encajar en el presente como piezas de un rompecabezas y la creciente intuición de Maggie de que algo huele mal en ese sótano y, aún más, en el comportamiento de su dueña. Los tópicos del suspenso psicológico le ceden finalmente el lugar al dolor y el terror físicos, aunque la incursión de Ma en los placeres de la mutilación explícita aparenta ser más poderosa de lo que realmente es, consecuencia de la construcción previa de la tensión y la reticencia a liberarla precozmente. Entrelíneas y no tanto, el guion dispara algunos comentarios sobre la vida en pueblos chicos como antesala de varios infiernos y la tensión racial, siempre dispuesta a eclosionar más allá de las correcciones del comportamiento social cotidiano.
Este psychothriller es un entretenido calco de las películas sobre mujeres desquiciadas de los ‘80 y ‘90, del estilo “La mano que mece la cuna”, “Mujer soltera busca” o “Atracción fatal”, solo que con una protagonista sin un perfil tan definido. En este caso no es una amante despechada, ni una roommate ni una niñera, sino un personaje mas difícilmente definible. La talentosa Octavia Spencer interpreta a una simpática señora afroamericana que, cuando es requerida por unos menores de edad para que les compre unas botellas de alcohol en la puerta de la licorería, no sólo les hace el favor sino que, a partir de ahí comienza a prestarles su sótano para que armen allí sus fiestas y hagan “juergas dignas de estrellas de rock”. Por supuesto, como en todo film del género esas reuniones, cada vez mas descontroladas y populares entre los adolescentes de los alrededores, se tornan demasiado atractivas para no ocultar algo extraño, que de a poco se va percibiendo siniestro y peligroso. El director Tate Taylor da algunas vueltas para llevar al espectador a lugares algo obvios, lo que no quita que todo el asunto no deje de resultar entretenido y con un par de secuencias intensas, aunque un poco más de audacia en algunos detalles clave no habría estado de más. El punto fuerte de “Ma” es la excelente actuación de Spencer, quien como productora del film se buscó un personaje hecho a su medida.
“Ma”, de Tate Taylor Por Jorge Bernárdez La nueva película de Blumhouse empieza como un relato de terror y se toma casi una hora hasta mostrar de que se va a tratar finalmente. Una mujer y su hija adolescente llegan a un pueblito de lo profundo de los estados unidos. La chica se ve obligada a adaptarse a la nueva escuela y la madre a un nuevo trabajo. La madre es Juliet Lewis con su clásica carga de locura y la hija es Dianne Silver. El asunto es que la adolescente rápidamente se hace amiga de un grupito de chicos que se aburren en ese pueblo y tratan de pasar el rato haciendo lo que que hacen los adolescentes en casi todo el mundo, drogarse, escuchar música y tratar de tener sexo. El grupo en cuestión se conecta de manera casual con una mujer negra de casi cincuenta años que trabaja de asistente de la veterinaria del pueblo. La relación pasa de casual a rara y de rara a perturbadora. Octavia Spencer es MA, la nueva amiga de la barrita y se arma una cosa medio extraña en la que MA se convierte en la armadora de fiestas fuera de los limites en el sótano de su casa donde habilita un espacio para que los adolescentes del pueblo se encuentren ahí. Todo a espaldas de los adultos del pueblo que tienen sus propios problemas, solo que de a poco la película muestra unos flashbaks inquietantes para que los espectadores captemos que MA tuvo una infancia compleja como mínimo. Pasada la media hora de película ya nos damos cuenta de que nada bueno puede pasar y que MA está bastante pasada de rosca. La media hora final el suspenso da paso a una película de terror con momentos muy sangrientos y que por momentos provoca eso tan característico del género que es no querer ver lo que está por pasar en la pantalla. Terror psicológico, bullying y abuso sexual. Un cóctel explosivo que termina en un baño de sangre y en un estigma que se transmite de padres a hijos. Tate Taylor dirigió y Octavia Spencer le saca provecho a un papel que la obliga a mostrar distintas facetas de su histrionismo. MA Ma. Estados Unidos, 2019. Dirección: Tate Taylor. Guión: Scotty Landes. Elenco: Octavia Spencer, Diana Silvers, Juliette Lewis, McKaley Miller, Corey Fogelmanis, Gianni Paolo, Dante Brown, Tanyell Waivers, Dominic Burgess, Heather Marie Pate. Producción: Jason Blum, John Norris y Tate Taylor. Distribuidora: UIP. Duración: 99 minutos.
La venganza de una víctima del bullying. Crítica de “Ma” de Tate Taylor. CINE, CINE DE GENERO, CRITICA, ESTRENOS, INTERNACIONAL, TERROR, UNCATEGORIZED Una mujer solitaria se hace amiga de un grupo de adolescentes a quienes les deja hacer una fiesta en su casa. Justo cuando los chicos comienzan a pensar que tienen mucha suerte al haber encontrado a su nueva amiga, las cosas se empiezan a volver turbias y las verdaderas intenciones de su anfitriona salen a la luz. Por Bruno Calabrese. “Ma” cuenta la vida de Sue Ann (Octavia Spencer); una mujer amable, ayudante de veterinaria que hace amistad con unos jóvenes. Esa amistad constaba de comprarles alcohol y permitir fiestas en su sótano. Lo que ellos no saben que Sue Ann oculta un pasado de abuso y discriminación por parte de sus compañeros de la escuela en el que a pesar de los años transcurridos va a vengarse de ellos. Cuando uno toma la filmografía previa del director, Tate Taylor, (“The Help”, “Get on up” y “The Girl on the Train”) lo que menos se puede esperar una propuesta como la que nos trae con esta pelìcula. Un film de terror psicológico que no solo toca la temática del bullying adolescente y las consecuencias que pueden generar en la psiquis, sino que que homenajea algunos films con esa temática de los años 80 del género slasher, como “Slaughter High” (El Sangriento día de los inocentes acá) u otros clásicos de terror psicológico como “Carrie”. Lo particular de este tipo de film es la construcción que tenía la víctima de las bromas pesadas de sus compañeros. Ropa anticuada, anteojos con mucho aumento y peinado prolijo, siempre la estética del personaje era similar. Del otro lado, los deportistas, la chica rubia, canchera que mastica chicle y se burla de todos. Más emparentado con la película de De Palma (obviamente exceptuando el rasgo sobrenatural de la misma), en esta película el drama se hace presente con un tratamiento más complejo y la víctima que se transforma en victimario para vengarse de quienes atormentaron la adolescencia es el concepto principal sobre el cual gira la película. Quién cumple el rol de la vengadora es Octavia Spencer, con una actuación descollante. Perversa por momentos, entrañable en otros, la ganadora del Óscar despliega todo su bagaje de emociones de una manera perfecta. Sue Ann transmite miedo, dolor, tristeza y angustia de manera ambigua en cada escena. En un rol que recuerda a Anny Wilkes, el personaje interpretado por Kathy Bates en “Misery”. Otro de las apariciones para destacar es la de Juliette Lewis, saliendo del papel de adolescente inocente eterna. Acá la vemos en un papel más maduro, como una madre soltera que carga con la responsabilidad de una hija adolescente y vuelve a su pueblo luego de ver frustrado sus sueños de triunfar en la gran ciudad. Los jóvenes cumplen en su papel, pero quien sobresale es Diana Silver, en su papel de Maggie. La actriz construye de manera efectiva la adolescente en su despertar sexual, el primer amor, su contacto con las drogas y la rebeldía propia de la edad. Otro homenaje a los ochenta es la música, sobre todo en las fiestas que se realizan en el sótano de Sue Ann. La utilización de la misma como recurso para mostrar que su personaje quedó anclado en la adolescencia y guarda rencor con las personas que hicieron de su vida un calvario, resulta apropiada, sobre todo cuando se muestra en contraposición con la música contemporánea que escuchan los adolescentes. La película sorprende con escenas de extrema violencia que pueden generar incomodidad en espectador, obligándonos a tapar los ojos. Pero aún así no parece exagerado ni que esté mal utilizada, le dan un toque bizarro actractivo que suma a los brotes emocionales y psicóticos de Sue Ann. Como punto débil podemos encontrar la poca construcción que tienen algunos personajes que aparecen. Sobre todo la hija de Sue Ann, que aparece en escena de manera sorpresiva, quedando muy difusa o perdida dentro de la historia desde cuando está encerrada. de donde proviene esa hija y como es que conoce a algunos de los adolescentes. A pesar de eso, “Ma” es una película que vuelca todo el protagonismo en los vaivenes emocionales de Octavia Spencer. Un film violento, que toca el tema del bullyng y sus consecuencias de una manera bizarras por momentos, de manera seria en otros, pero que, lo aborda de manera atractiva y divertida. Por que, al fín y al cabo, el cine tambíen es diversión y esta película lo garantiza. Puntaje: 70/100.
Maggie es nueva en el pueblo pero rápidamente hace amigos, recorren las calles en una camioneta buscando a alguien que les compre alcohol. Lo consiguen, lo que menos esperaban era que eso los marque para siempre. Ma es el nuevo thriller de Blumhouse, con Octavia Spencer como la protagonista de una película interesante y entretenida que vale por su brillante actuación.
LOS MEJORES PERSONAJES SON LOS POCO PREDECIBLES Sue Ann (Octavia Spencer) es el personaje principal de Ma, una mujer muy poco predecible, tanto para el espectador como para los jóvenes con quienes mantendrá una relación. Este hecho plantea límites no tan claros para las resoluciones del film. Ma presenta a un personaje que oscila entre dos tratos opuestos, un amor maternal y una venganza a muerte. Maggie se muda a un pueblo en el que conoce nuevos amigos. Para ella es todo nuevo. Pero para su madre, que vivió ahí hasta casarse, es volver a encontrar viejos compañeros. Maggie conoce a tres jóvenes y una chica con los que pronto conforma su grupo. Todo ellos menores, pero ya casi adultos, buscan hacer juntadas en las que puedan tomar alcohol. En una de sus prácticas habituales, ponerse en la puerta de un mercado para pedirle a algún adulto desconocido que les compre alcohol, es que conocen a Sue. Ella primero se niega, pero al ver el rostro de uno de los chicos que estaba con este grupo finalmente acepta. Aunque esto es evidente para ellos y hasta sospechoso, el vínculo entre ella y los jóvenes continúa por la amabilidad de ella, que les ofrece su sótano para juntarse, pero también por la comodidad y un poco de lástima al verla sola. El film apela a estructuras ya vistas en otras películas. Es el caso del grupo de amigos al que sabemos que algo malo le va a suceder. Pero ya desde la presentación de Maggie vemos que no le da lo mismo al director cómo son estos jóvenes. La amiga que hace Maggie aparece de un modo del que uno puede suponer un engaño para la nueva en el pueblo, sin embargo sus intenciones son buenas. Haley la invita a salir de buena fe, se corre del papel de mujer envidiosa por la incorporación de la “nueva”. Lo mismo pasa con Andy, el joven que de inmediato mantiene una relación con Maggie; uno espera, por recorridos de otras películas, que él la engañe, sin embargo su relación es muy amable. Todo esto le sirve al film para marcar una gran diferencia entre la juventud que vivió Sue y la de ellos. Sue, a quien también llaman Ma, es un personaje bastante complejo. Ya desde el comienzo de su relación con los jóvenes tiene reacciones que parecen extrañas. Pero no tarda nada en hacer evidente sus actitudes violentas. Hay una clara manipulación de ella hacia los chicos, pero aún así todo lo que hace parece moverse por el impulso. Esa oscilación entre un amor de madre y un ser vengativo, es tan real que asusta. Ella se preocupa por ellos, cree que van a pasar por los mismos problemas que vivió cuando era adolescente. Sue revive junto a estos jóvenes, todos hijos de sus compañeros de la secundaria, un momento traumático. Ma plantea buenos climas por la expectativa de un personaje que puede salir para cualquier lado. Su condición bien podría compararse con el personaje de Carrie, pero contenida durante años por la vergüenza y lista para reaccionar. Por momentos, parece planificar una venganza y por otros vemos cómo sus acciones son tan desprolijas como genuinas.
Los chicos solo quieren divertirse… en el sótano. “Algunas personas encajan de inmediato, sin esfuerzo alguno. Debe ser lindo”, dice Sue Ann (Octavia Spencer) mientras se mira frente al espejo. Todo un manifiesto de su trauma. Pero rebobinemos, ¿de qué se trata Ma? Erica (Juliette Lewis) y su hija Maggie (Diana Silvers), después de vivir un largo tiempo en San Diego, regresan a su pueblo de origen en Mississippi. Lugar en donde nació y cursó la preparatoria Erica, quien retorna después de un fracaso matrimonial dado que consiguió trabajo de mesera en un casino. Mientras su madre trabaja, Maggie se adapta rápidamente a la escuela, en donde conoce al grupo cool. Lo chicos quieren pasarla bien, beber, enamorarse, descubrirse… el tema es que son menores de edad y no pueden comprar alcohol. Parados en la puerta de una tienda, y tratando de encontrar a un mayor de edad que les haga el favor, conocen a Sue Ann, quien accede al pedido de los adolescentes. Es así que la ayudante de veterinaria irá ganando poco a poco la confianza del grupo, y pasará de comprarles bebidas a ofrecer el sótano de su casa para que hagan fiestas. Como una teenager más, Sue Ann se unirá a los festejos más descontrolados. Si bien la cinta comienza en un tono coming of age, poco a poco el clima se va enrareciendo. No suceden cosas graves, pero hay algo latente que indica que algo anda mal. Claro que todo gira en torno a la actitud de Sue Ann, que de repente se vuelve algo obsesiva, y gracias a flashbacks intermitentes iremos develando (al igual que los demás protagonistas) uno a uno sus traumas de la adolescencia. En Ma las actuaciones se acoplan a la perfección, sobre todo la de Octavia Spencer que se carga la película al hombro, al in crescendo del suspenso; y sin dudas la narración en un momento detona honrando al más puro bulli revenge clase B. Una pizca de Carrie mezclada con una dosis de Misery, dan la pauta de un argumento manido que tiene la habilidad de salir airoso gracias a su humor y a la autoconciencia del género que transita. Bienvenidos al sótano, se van a divertir… y también va a correr sangre.
Una historia de adolescentes que quieren portarse un poquito mal y terminan encontrando alguien que se porta realmente peor. Gracias a que Octavia Spencer entiende el juego y se parodia a sí misma en gran parte del metraje, esta historia de adolescentes que quieren portarse un poquito mal y terminan encontrando alguien que se porta realmente peor resulta una de las más entretenidas parábolas de terror recientes . No hay demasiada originalidad en que el personaje es psicópata, por cierto, pero ese abuso de información es bienvenido: multiplica el suspenso y nos abre la pregunta sobre cuándo “Ma” se mostrará tal cual es. Mérito de Spencer, por cierto.
Octavia Spencer se la juega delante y detrás de las cámaras con un thriller psicológico que la tiene en el papel de villana. Los esfuerzos del cine de terror independiente siempre se valoran, mucho más cuando detrás de un proyecto está la mismísima Octavia Spencer haciendo fuerza para que todo salga viento en popa. Blumhouse Productions nos trajo un sinfín de franquicias terroríficas y ahora le apuestan a “Ma” (2019), un thriller psicológico dirigido por Tate Taylor, quien ya había trabajado con la oscarizada actriz en “Historias Cruzadas” (The Help, 2011), una película bastante diferente. No caben dudas de que a Taylor le gusta trabajar con personajes femeninos, pero no siempre los sabe llevar por el buen camino como ocurrió con la adaptación de “La Chica del Tren” (The Girl on the Train, 2016). Lamentablemente, “Ma” retoma algunos tropos gastados de esta última, y del cine en general, donde la villana desbarranca emocionalmente, sin verdaderas razones de peso que justifiquen semejante accionar. O sea, apenas te descuidás, Octavia te hierve el conejo. La historia escrita por Scotty Landes (“Who Is America?”) arranca con la joven Maggie (Diana Silvers) y su mamá Erica (Juliette Lewis), quienes después de muchos años de vivir en California regresan a Ohio para asentarse y comenzar una nueva vida. Maggie es la chica nueva de la escuela, un poco tímida, pero en seguida logra hacer buenas migas con Haley (McKaley Miller) su grupete de compañeros, al cual también pertenece Andy Hawkins (Corey Fogelmanis), quien le echa el ojo a la recién llegada. Los chicos son chicos y les gusta parrandear, pero las leyes no les permiten comprar alcohol para sus sábados de joda. Así es como cruzan camino con Sue Ann (Spencer), una veterinaria un tanto solitaria que se ofrece a hacerles este peculiar favor. A partir de acá algo hace clic en la cabecita de la señora que, sabemos, ya se trae algo macabro entre manos. La cortesía se repite varias veces y, al final, Sue les termina ofreciendo el abandonado sótano de su casa para que puedan divertirse “de manera segura”, y evitar salir a la ruta con algunas copitas encima. Claro que los chicos sospechan de entrada, pero la amabilidad y la buena onda de la señora los conquista con papitas, música y fiestas durante los fines de semana. Pronto, la relación se transforma en “amistad”, una cargada de recelos, obsesiones y acciones revanchistas cuando las cosas se empiezan a salir de control en el seno de un pueblo donde todos se conocen. De apoco nos vamos enterando de un pasado un tanto oscuro, donde a la joven Sue Ann le tocó vivir humillaciones y bullying, muchas de ellas por parte de los padres de su nuevo grupo de amigos. Un rechazo social que cargó hasta la adultez y que está a punto de explotar de una forma más que violenta. Mensajes y llamadas a deshoras, mucha intervención (sin invitación) en las redes sociales y una fijación con los jovencitos que pone en alerta a sus papás, termina desestabilizando la poca sanidad de la señora que, sabemos, va a terminar por explotar en algún momento. Desconfíe de la señora que quiere parrandear con los pibes No podemos decir nada malo de la magistral y descontrolada actuación de Spencer que nos descoloca escena tras escena. Tampoco de los adolescentes que no pueden dejar de meter la pata -aunque no nos vendría mal un grupito con más luces para la próxima-, ni siquiera de la breve intervención de Lewis o Luke Evans, en modo papá de Andy. El problema de “Ma” es su historia flojita de papeles, una trama demasiado retorcida que no siempre cae bien parada a la hora de justificar sus vueltas y su violencia desmedida. Landes pretende achacarle todas las respuestas a los traumas del pasado, pero ninguno tiene el peso suficiente que respalde narrativamente todos estos comportamientos extremos. Tampoco nos presenta un desarrollo coherente, o el por qué, justo ahora, se le dio por la venganza. Muchos detalles agarrados de los pelos, incluso para este tipo de películas. Se aplaude que “Ma” sea uno de los pocos films de terror encabezados por una protagonista femenina y afroamericana -metamos a “Nosotros” (Us, 2019) en esa escueta listita-, aunque lo de terror es muy debatible, ¿acaso podemos encasillar a “Atracción Fatal” (Fatal Attraction, 1987) dentro de este mismo género? Por ahí, viene la cuestión con esta película, y cómo nos acercamos a las antagonistas sin caer en el estereotipo de “loca vengativa”. En realidad, no podemos evitarlo, porque los realizadores no nos dan las herramientas necesarias. Hay mucho de Alex Forrest en Sue Ann, pero las percepciones que tenemos de estos personajes están distorcionadas. Al igual que la película de Adrian Lyne, “Ma” no se detiene a examinar a la víctima convertida en victimario, en cambio, explota cualquier conducta psicológica medianamente errática con fines dramáticos, al servicio de un relato que, de entrada, la bautizó como la mala. Así de abrazable es Sue Ann Tal vez es profundizar demasiado dentro los confines de un thriller que sólo busca el entretenimiento, pero hay muchas formas de encarar estos temas centrales para delinear a los personajes de una película y salir muchísimo mejor parados con los resultados finales. La única novedad de “Ma” es, justamente, Sue Ann como fuerza motora. Por lo que resta, no es más que un grupo de adolescentes que encontraron el peligro cuando buscaban diversión, un cliché demasiado gastado, ahora sí, dentro del género de terror.
Una adolescente, Maggie (Diana Silvers, “Glass”), se muda junto a su madre Erica (Juliette Lewis, “Cabo de miedo”) al pueblo donde esta vivía cuando era joven, allí consigue trabajo como camarera en un casino y el desafío de Maggie es enfrentarse a nuevo colegio y compañeros, lo que sigue es algo convencional: ella busca ser aceptada y unirse a un grupo de adolescentes, para eso deberá fumar marihuana y conseguir alcohol. Es cuando aparece en acción Sue Ann (La ganadora del Oscar Octavia Spencer, “Historias cruzadas”), una mujer solitaria que trabaja en una veterinaria, les consigue alcohol y hasta los invita al sótano de su casa para que hagan fiestas y beban sin parar, les da un lugar seguro y los protege para que no anden por las calles alcoholizados y drogados. Pero ¿cuáles son las verdaderas intenciones, será solo bondad o existe algo más? A medida que va corriendo la cinta las piezas van encajando, con varios flashbacks se explica todo, Octavia Spencer es una gran actriz y levanta cada secuencia con su sola presencia, su papel tiene ciertos toques al personaje Annie Wilkes de «Misery». No tiene muchas sorpresas, varias explicaciones hacen que el suspenso se desvanezca, con varios actores secundarios desaprovechados y opacados, hay escenas innecesarias, algunos clichés, resulta pretenciosa y solo entretiene.
La señora del hacha La idea no está nada mal: la amenaza que se cierne sobre los personajes es humana, una señora solitaria que, quizá para sentirse valorada o para recuperar una juventud perdida comienza a rodearse de adolescentes, ofreciéndoles lo que ellos más desean; un lugar donde poder hacer fiestas, fumar marihuana y beber alcohol hasta quedar inconscientes, sin el riesgo de exponerse a reprimendas paternas ni ser hostigados por la policía. Claro que cuando esta señora comienza a sentirse parte, pretendiendo ser la mejor amiga de todos (al punto de dejarles cincuenta mensajes de whatsapp en una noche), el asunto comienza a tocar notas inquietantes. Y el espectador bien podrá rememorar personajes similares que le habrá tocado en suerte conocer.
Maggie (Diana Silvers) es una adolescente recién mudada al pueblo donde vivió su madre (Juliette Lewis), quien trata de llevar adelante como puede la separación. Empieza de cero y a laburar a destajo mientras envía a su hija al mismo colegio al cual ella fue hace años. Pero todo esto no importa o dejará de importar pronto para convertirse en el primer cachetazo narrativo de los varios que recibirá el espectador de este estreno. No es ni siquiera una introducción así que vamos de nuevo. Sue Ann (Octavia Spencer) es una señora solitaria empleada en una veterinaria cuya dueña (Allison Jeanney) la tiene cruzada por su indiferencia al trabajo. Siempre la pesca con el celular. Pero todo esto no importa o importa poco. Es más, da igual casi porque nada progresa por ese costado. Vamos de nuevo. Una tarde en el pueblo. Unos chicos de secundaria necesitan de un adulto para conseguir alcohol para descontrolar en un baldío. Se cruzan con Sue Ann quien accede a realizar la compra, no sin antes dejar bastantes dudas respecto de su actitud compinche y bonachona. Por algo lo hace. De a poco, la banda de pibes integrada por la recién llegada Maggie, Haley (McKaley Miller), Andy (Corel Fogelmanis), Chaz (Gianni Paolo) y Darrell (Dante Brown), se ve seducida por la libertad de acción que Sue Ann (alias Ma) permite. y hasta ofrece su casa para armar festicholas. además de empezar a mimetizarse y pertenecer al grupo cada vez más numeroso de adolescentes menores de edad que pueden chupar todo lo que quieran, sin restricciones. El nivel de popularidad de la señora crece a la par de su comportamiento errático. Obviamente como el pueblo es chico el inferno es grande y pronto se verá que detrás de este poder de convocatoria hay razones bastante oscuras para el accionar de la mujer del título. Lamentablemente, con todas las posibilidades a su favor en la propuesta inicial, el resultado final de este estreno es inexplicable desde todo punto de vista. Son sólo unos diez, doce, minutos los que realmente se parecen al género al cual este estreno quiere pertenecer. El guión de Scotty Landers empieza a desbarrancarse al confiar demasiado en que la simple enunciación de la situación coyuntural (la juventud que sólo quiere descontrol y una señora carente de afecto) alcanza para justificar las acciones de los personajes. Lo mismo sucede con una vuelta de tuerca que se ve venir desde el inicio pretendiendo convertir a Ma en una suerte de Misery moderna, en cuanto a la impronta de personaje amable que en realidad es malvado. Desde la escritura también falla la construcción de situaciones al aislar casi por completo la presencia de adultos quitándole credibilidad y sentido común. Promediando la película el sótano de la casa de la protagonista parece el boliche Mau Mau lleno de pibes, y ella siendo el centro de las fiestas. Faltaba nomás que suene “Un millón de amigos” y cartón lleno, porque el disparador para que todo empiece a darse vuelta, es que los chicos dejan de ir a las tertulias nocturnas. La dirección no le va en saga al guión. Hay torpezas narrativas por parte de Tate Taylor que parecen de estudiante de cine amante del cine de terror de los ’70, al cual no entendió ni sabe emular u homenajear. Por caso, todas las escenas de asesinatos mueven a risa más que a temor. A algunas les falta instalación de situación, y otras son simplemente mal resueltas. La elección de Octavia Spencer no sólo es desacertada, sino pretenciosa. Poco puede hacer la gran actriz con un personaje que no le cuadra o no termina de entender, con el agravante de no contar con una dirección actoral que la ayude para entrar en el código de éste género. Sí cuenta con la frescura de jóvenes actores que al menos logran algunos momentos de cierta lógica. Para pretender ser de un género que le queda gigante “Ma” está pobremente escrita, “Ma” es predecible, aburrida, y hasta solemne en su discurso.
El realizador Tate Taylor, conocido por el filme Historias cruzadas ahora lleva a Octavia Spencer a otro territorio genérico, en este filme de terror, o al menos con pretensiones terroríficas. La trama se dispara desde que una madre (el regreso de Juliete Lewis) y su joven hija se van a vivir a Mississippi, interesante elección que sea un pueblo sureño con su histórica moralina. Allí, mientras la madre trabaja de mesera y trata de remar la subsistencia de la familia, su hija se inserta en el mundo pueblerino y juvenil extracurricular. Ella vive esa etapa de la adolescencia hecha a pura tracción de deseo sexual, donde el motor es ir tras los descubrimientos acerca de lo prohibido. El contexto del filme se instala así en un mundo de colegio secundario plagado fantasías de transgresión, el territorio ideal para que un “agente del pecado” seduzca a estos jóvenes con el dulce sabor de su manzana envenenada. Y es así que irrumpe en el filme Octavia Spencer que se presenta como una “negra copada”, una desconocida amigable y empática que les facilita todo lo que está a su alcance para que vivan el jolgorio tan deseado. Alcohol, fiestas, y hasta un sótano de uso libre y exclusivo en su propia casa, una guarida misteriosa alejada de la ciudad. Podemos decir que en el marco del dispositivo de filme de estudiantina + terror (del subgénero que sea) en sus primeros 45 minutos de expansión, la película genera un clima lúdico, entreteniendo con micro dosis de suspense, contando con la complicidad del espectador en tanto todos sabemos que ese juego de ir hacia la liberación dionisíaca no va a terminar nada bien. No olvidemos el lugar narrativo ya constituido “de sancionador moral-mortal” que el género de terror en su versión más ochentosa guarda como remate de todas las desmesuras. Es claro que este es un relato con guiños a los 80 y al estallido de relatos sexuados juveniles con su respectivo castigo final de morbosa visualización. Pero aquí ya no estamos en la marea de esa ola y la narración es consciente de esa propia constitución. Esa conciencia que atraviesa el filme, y en la que todos nos hacemos un guiño cómplice, se sostiene sobre la figura de la malvada Octavia que hasta tiene un humor explícitamente relacionado con “yo se lo que esto haciendo en esta película”. Pero salvo por esa conciencia cómplice que nos divierte en la introducción de la trama, la segunda mitad del filme recae en toda una parafernalia explicativa de porqué la malvada mujer negra les allana el camino al pecado y por ende cuál es su demoníaca meta última en este entuerto. A través del uso de flashbacks, Octavia devela la razón de su objetivo mortal, y la película cae en el más obvio de todos los lugares comunes. Violencia a destajo, sangre y torturas varias, pero todo sin una pizca de “sin razón”. Ahora la historia se convierte en manual de maldades ya vistas y explicadas. Si la gracia del mal es que es “el mal en sí mismo” es el sentido de su esencia y el fin ultimo de su sinergia, acá no queda nada de esa audacia demoníaca que el terror permite recrear en su materia. Por Victoria Leven @LevenVictoria
La productora Blumhouse está detrás algunos de de los mejores, y más exitosos, films de terror de los últimos años. Pero con Ma los resultados son menos precisos que, pongamos, en Huye! Con el muy buen aporte de Octavia Spencer, como la mujer solitaria que presta su casa para fiestas adolescentes, y de a poco va poniendo en evidencia sus intenciones. Un thriller psicológico un poco vintage, que quiere crecer en tensión y estalla en su tramo final. Pero tan arbitrario como a la postre remanido. De esos previsibles, en los que termina dando bastante igual si la explicación es A o B. Mientras el grupo de teenagers, esta vez dotado de cierto encanto e inteligencia, sirve para comentar las diferencias entre las paternidades amorosas y las averiadas. En todo caso, correcta. Y menor.
Maggie se ha mudado a la ciudad. Empieza poco a poco a hacerse de amigos y en una de las primeras aventuras necesita pedirle a un adulto que les compre alcohol. La mujer que accede al pedido termina haciéndose amiga del grupo de adolescentes y finalmente les da su sótano para que tomen ahí. Pero Sue Ann, así se llama la mujer, tiene un plan secreto vinculado con un trauma de su adolescencia. No se sabe que busca de los jóvenes, pero a medida que avanza la trama todo se vuelve más siniestro. Ma es una película sobre adolescentes, el maltrato del que son capaces y las marcas que esto deja en las personas. Pero al comienzo de la película será imposible para el espectador saber si se trata de un drama, un film de suspenso o una película de terror. En esa ambigüedad está todo el mérito del film que, más allá de los convencionalismos que luego no podrá evitar, sorprende por la manera original en la que encara un tema recurrente en el cine norteamericano.
Un film menor se eleva por su protagonista ''Ma'' es un nuevo trabajo de la productora Blumhouse, que nos regaló en los últimos años algunos títulos entretenidos del género de terror como ''Get Out'' e ''Insidious''. Este nuevo trabajo no es de lo mejor que han hecho, pero se las arregla para mantener el interés del espectador y regalar algunos minutos de locura que valen la pena. No esperen la gran cosa en términos de producción y elenco, más allá de que cuenta con Octavia Spencer en el rol protagónico. Blumhouse justamente se especializa en películas de bajo presupuesto, cuestión por la cual ha tenido que ser sólido en la creación de sus historias. Para mí, es una buena práctica, ya que siempre es mejor tener un buen relato y quizás pocos recursos ténicos y no al revés. ''Ma'' cuenta cómo Sue Ann (Octavia Spencer), una mujer solitaria y ensimismada en su pasado, se acerca a un grupo de adolescentes para entablar una amistad con ellos. Al principio, a los jóvenes les pareció un poco rara la situación por la diferencia de edad, pero al ir conociendo más a Sue Ann y ver que con ella pueden conseguir beneficios como poder comprar alcohol y organizar fiestas clandestinas, lo dejan pasar y se vuelven casi dependientes de ella, todo en una dinámica secreta para que los padres no se enteren del libertinaje del que disfrutan bajo el ala de Sue Ann. A medida que va pasando el tiempo, Ma, como le gusta que la llamen, empieza a desatar su locura, alejando a los adolescentes entre sí y con sus familias. Esto genera miedo en los jóvenes y provoca el desenlace final donde se devela el porqué del colapso de nuestra protagonista, algo que tendrá que ver con su propio pasado adolescente. La historia no es la más original, pero se las arregla para gustar lo suficiente. Va directamente al grano y tiene un cierto desarrollo de los personajes intervinientes que permite empatizar. En este marco, Octavia Spencer está muy bien como la carismática Ma, y los jóvenes actores que interpretan al grupo de amigos que sólo quiere divertirse hacen un trabajo correcto. Los hicieron un poco bobos de más a los personajes, pero bueno, es una película de terror y no un drama. La dinámica es fluida y no se detiene demasiado en los detalles, al menos hasta que llega al desenlace final que dejará con la boca abierta a más de uno. Creo que es un film menor, sin demasiada importancia para el género de Terror, pero es mucho mejor que otros títulos que se la dan de gran producción y son menos entretenidos.