Mama es una buena película de terror que te va a mantener entretenido, intrigado y al vilo desde el primer segundo, sin la necesidad de ver secuencias sangrientas o desagradables. El guión está muy bien realizado como para que no tengas posibilidad de adivinar rápidamente nada de lo que va a suceder. En este caso es imposible utilizar la famosa frase...
Dirigida por el argentino Andrés Muschietti y basada en su homónimo cortometraje de terror, "Mama" presenta un elenco aprovechado, una historia que maneja muy bien el suspenso y los sorpresivos sustos, y una villana escalofriante (al principio), pero una conclusión que, de manera decepcionante, abusa del CGI, remata la narración de manera dudosa y que tiene un clima totalmente opuesto al desarrollado en los primeros minutos.
Por la puerta grande Una película sobre dos niñas huérfanas y padres adoptivos, con lúgubres cabañas en medio del bosque y presencias sobrenaturales no es precisamente algo novedoso dentro del terror. Sin embargo, de la mano del productor Guillermo Del Toro (el nuevo Val Lewton) y del coguionista y director argentino Andrés Muschietti Mamá se convierte en una película bastante superior a la media y que logra -al menos durante sus dos primeros tercios- eludir los lugares comunes y las fórmulas del género. En el prólogo vemos a un padre desesperado por las consecuencias de la crisis financiera que decide terminar con su vida y la de sus dos pequeñas hijas. Todos en la zona dan por sentado que las niñas han muerto, menos su tío Lucas (Nikolaj Coster-Waldau, visto en Game of Thrones) que intenta costear con sus magros ingresos una búsqueda que se prolonga durante cinco años. Hasta que, claro, finalmente las chicas aparecen en estado salvaje. Lucas y su novia Annabel (otro impecable trabajo de Jessica Chastain, aquí morocha como la bajista de una banda de punk-rock) quedan a cargo de Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse), de 8 y 6 años respectivamente, bajo la atenta observación y las recomendaciones de un eminente psiquiatra (Daniel Kash), que investiga el singular caso. Pero las chicas no logran adaptarse a la vida hogareña. Algo las inquieta, las perturba, las condiciona, las atemoriza, las domina. Es la “mamá” del título, un personaje fantasmal cuyas apariciones Muschietti dosifica con astucia, sabiendo que en estas lides casi siempre menos es más. El trabajo del DF Antonio Riestra y la utilización sin regodeos de los efectos visuales también resultan muy criteriosos, al menos hasta la media hora final, cuando el director se ve tentado (u obligado) a “poner toda la carne en el asador” y la resolución se torna demasiado explícita y obvia. Un párrafo aparte para Chastain, una actriz versátil y todoterreno que sabe dar lo que le pide cada guión. Aquí jamás “sobra” la película, nunca se pone por encima de un género considerado “menor” y resulta siempre funcional a la trama. Entender el cine como lo hace ella no es tarea sencilla. Para las grandes actrices no hay papeles menores. Y el cierre, por supuesto, es para Muschietti, a quien conocimos allá por 1999 con Nostalgia en la mesa 8, corto sobre una huelga de futbolistas en los años ’40 que integró Historias Breves 3. El argentino consigue con Mamá una más que auspiciosa carta de presentación que le augura un gran futuro en Hollywood (ya le ofrecieron varios proyectos importantes y la “inevitable” secuela de este film). En su ópera prima, demuestra una narración fluida, elegante, y una preocupación por desarrollar la psicología de los personajes y adentrarse en la dinámica infantil (y el punto de vista femenino) infrecuentes dentro del género de terror. Le costó mucho llegar al largometraje, pero lo hizo por la puerta grande. Ya es tiempo de cosechar todo aquello que sembró.
Dos hermanas y un misterio El realizador Guillermo del Toro (Blade II: Cazador de vampiros, Hellboy - El ejército dorado) apadrina este thriller sobrenatural. En Mama, proyecto de 2008, Andrés y Barbara Muschietti presentaron un cortometraje de terror, donde, en tan sólo 3 minutos pudieron crear y mantener la tensión hasta el último minuto. Sus armas eran pocas, pero efectivas, y su dirección dejaba ver toda una promesa dentro del género. Cinco años después, el argentino Andrés Muschietti logra llevar a la pantalla grande su opera prima y mantiene la idea inicial del corto, al sumergir al espectador en un oscuro mundo maternal. La historia cuenta con un comienzo inquietante, en el día que un padre mata a su esposa y en la huida con sus hijas, (Victoria y Lilly) terminan desapareciendo en una casa de un bosque cercano a donde vivían. En este rally, el director transporta la novela a la acualidad, donde el tío de las niñas, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia Annabel (Jessica Chastain) continúan una búsqueda desesperada de las pequeñas. El realizador supo construir climas y más allá de utilizar algunos recursos conocidos (mariposas negras, sombras y apariciones bruscas) consigue sul objetivo: atrapar y generar la tensión justa. Para entender qué es lo que sucede con las niñas (muy correctas en sus papeles), que se manejan de manera primitiva por su aislamiento de las personas, hay que esperar hasta la mitad del recorrido. Sin lugar a duda, esta realización es el puntapié inicial de una prometedora carrera como reallizador.
Un film diferente que terminó siendo igual al resto El argentino Andrés Muschietti realizó en España en el 2008 un cortometraje llamado Mamá, el producto rodado en un plano secuencia (falseado digitalmente) condensaba en sus 3 minutos de duración un clima inquietante y ciertas incertidumbres que lo volvían bastante perturbador, al verlo Guillermo del Toro no dudó en convocar a Muschietti para convertirlo en un largometraje. Mamá conserva los climas del cortometraje original y desarrolla una historia diferente dentro del género, sin embargo, lo que pudo haberse convertido en uno de los mejores films dentro del género en estos últimos tiempos cae en lugares comunes que lo acercan a la media. Mamá tiene un comienzo abrumador, una radio nos contextualiza en un momento que es comparado con los actos violentos ocurridos cuando estalló la crisis en 1929, se habla de actos violentos, asesinatos y suicidios. En ese contexto un hombre se lleva rápidamente a sus dos hijas de su casa, él acaba de matar a dos de sus socios y a su propia esposa. El escape se ve frustrado cuando su auto derrapa en el pavimento nevado y entra en un bosque en donde es detenido por un árbol. Allí encuentran una casilla, una vez adentro el hombre se va a ver desbordado por su propia consciencia y tratara de cometer un acto tan excesivo como desesperado. "Algo" va a detenerlo. Esta introducción, seguida por los créditos iniciales van a dejar en claro que este no es un film más, algo que va a hacerse más sólido cuando notemos que la primera parte va a basarse en la evolución psicológica de esas niñas que tuvieron que criarse "solas" en ese bosque durante 5 años (una de ellas no tuvo oportunidad de aprender a hablar) y que deberán "civilizarse" para poder comenzar una nueva vida junto a su tío (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia Annabel (Jessica Chastain). En este comienzan a establecerse interesantes relaciones sobre las figuras maternas del film. La evolución de las niñas de la que hablaba con anterioridad va a ser acompañada de una evolución en Annabel y su relación con ellas. Hasta ahí la película es excelente y el tema en clave de "cuento de hadas" está tratado tan acertadamente que lo sobrenatural por momentos va a parecer una subtrama, el problema es justamente que después lo sobrenatural que hasta el momento estaba mostrado fuera de campo emerge, y lo hace de manera torpe. Todo lo que era interesante hasta el momento se ve opacado con las clásicas escenas que buscan sobresaltar mediante el sonido, circunstancias demasiado vistas e incluso actitudes incoherentes de parte de sus personajes. El film lamentablemente comienza a perder fuerza y todo este tramo se hace extraño ya que parece haberse entrado en otro código. Por suerte el tramo final vuelve a retomar las relaciones paterno-filiales del comienzo, el mismo clima y el mismo dramatismo levantando el film una vez más y dando un final brillante que lleva el sello de del Toro marcado a fuego. Las aptitudes de Andrés Muschietti, que en los créditos figura como Andy, para la dirección son innegables y esta resulta ser una ópera prima bastante prometedora, sin embargo, por buscar esquematizarse e ir a lo seguro siendo efectista termina siendo un film más, de todas maneras pensando en cómo están las carteleras actuales en cuanto al género sigue sobresaliendo por su puesta en escena y el entretenimiento que ofrece. Si tengo que promediar debo decir que en general Mamá es un buen film, sin embargo, no deja de parecerme una enorme oportunidad desaprovechada.
Un hogar entre las tinieblas. En el inconsciente colectivo, la madre siempre es sinónimo de protección, ya sea de las amenazas del presente como de las opacas conjeturas del futuro. Pero, después de todo, ella es humana, así que algunas cosas son inevitables: tarde o temprano, todos nos enfrentamos con la dura realidad. ¿Pero que se puede hacer cuando se destruye esa barrera? Esa idea parece haberle interesado al productor Guillermo del Toro, quien junto con el co-guionista y director argentino Andrés Muschietti transformó a un aterrador corto de tres minutos en un largometraje que mezcla un oscuro cuento de hadas con un drama psicológico sumido en la realidad. Esto es Mamá (2013). Desde los primeros segundos, el film muestra esta unión: aparece en la pantalla un “Érase una vez...” con la indudable letra de un chico, y al instante la acción se traslada al colapso financiero de 2008. Mientras las bolsas caen y el pánico aumenta, Victoria y Lilly son llevadas lejos de casa por su padre, prácticamente en lágrimas. Ellas notan algo raro, pero no están cerca de imaginarse lo que pasó; después de todo, como podrían saber esas pequeñas niñas que su papá asesinó a sus compañeros de trabajo, que acabó con la vida de su madre mientras se preparaban para salir, y que él también planea matarlas a ellas y suicidarse, para acabar con el sufrimiento. Las cosas cambian cuando la familia entra en una tenebrosa cabaña en lo profundo del bosque, tras lo cual las nenas desaparecen, así como los rastros de la inocencia. Eso no detiene a Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), el tío de las chicas, quien gasta tiempo, esfuerzo y dinero al buscarlas sin descanso. Y finalmente, cinco años después, Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse) reaparecen, aunque actuando como criaturas salvajes. Asombrados por el hecho de que hayan sobrevivido tanto tiempo, Lucas y su novia Annabel (Jessica Chastain) las reciben y tratan de iniciar el proceso de reinserción a la sociedad. De todas formas, nada parece progresar: desde el regreso, las chicas sólo piensan en “Mamá”, ese misterioso y dominador personaje que, según ellas, las salvó de la muerte. Al principio, Lucas y Annabel no entienden la causa de esta locura, pero tras ruidos, ataques y tragedias, el espectro hace sentir sus mortales demandas en el hogar. Por la mayor parte de su ópera prima, Muschietti hace un muy buen trabajo al adaptar su trabajo previo y construir el temor, dejando la trastornada conducta de las chicas, la sombría presencia secundaria de la criatura fantasmagórica y la fría e íntima estética como elementos suficientes para generar un clima terrorífico. Pero, sin embargo, el elemento en el cual la película funciona más es en su dedicación a mostrar las dificultades de la inclusión de Victoria y Lilly, y la relación que tienen con Annabel, quien de repente tiene que ponerse en el rol de madre. Es en este aspecto en el que la película logra el mayor éxito en distanciarse de otras producciones, principalmente debido a la labor de la camaleónica y estelar Chastain (en esta oportunidad, una morocha con el look del punk rock), así como al sorprendente trabajo de las pequeñas actrices con las que interactúa. Sin embargo, el film decae cuando se aleja de su centro para atravesar una ruta demasiado conocida, como suele pasar con muchas historias de horror. Y lo que finalmente arruina algo de la atmósfera es la obligatoria revelación de Mamá, con el uso de efectos especiales que varían bastante, así como la llegada de sustos no tan bien pensados como los que recurrían a su naturaleza oculta. De todas formas, el film se levanta con su conclusión, que cuenta con el misticismo, la belleza y el evidente toque especial del padrino que nos supo dar El Laberinto del Fauno y El Espinazo del Diablo en el pasado. A pesar de ciertas obviedades durante su segunda mitad, Mamá es un perturbador viaje hacia el lado tenebroso de la incertidumbre, que gracias a un remarcable elenco, unos personajes bien marcados y un tema debidamente explorado, toca el miedo de forma cercana. Sin abrigo, sin clemencia. @JoniSantucho
Incentro Me resulta imposible hablar de madres y cine de terror sin pensar en Psicosis. Hitchcock dio forma a la madre más siniestra del género, que ejercía un alienante dominio sobre su hijo más allá de la muerte. En The Pervert’s Guide to Cinema, Slavoj Zizek, basándose en la teoría freudiana del funcionamiento psíquico, define los tres niveles de la casa de Norman Bates de la siguiente manera: el piso central representa el Yo, la planta alta el Superyo, y el sótano el Ello. Andrés Muschietti en Mamá también hace una división en tres niveles, pero no en un mismo espacio físico sino global y con un tenor político que se impone sobre el psicológico...
Protección del más allá No es ningún tonto Guillermo del Toro. El mexicano, creador de El laberinto del Fauno, El espinazo del diablo y Cronos, entre otras genialidades, apostó por el guión de un director argentino (Andy Muschietti) basado en un cortometraje rodado en 2006, Mamá, de gran potencia narrativa, trama de intrigas y un clima que viaja entre lo fantástico y lo espeluznante. Aunque de arranque el relato tiene una connotación económica (asediado por las deudas un padre asesina a su ex esposa y luego de un incidente automovilístico intenta matar a sus hijas) la misteriosa figura de un ser justiciero se cargará con la vida paterna. Y luego todo se enfocará las dos niñas, Victoria (Megan Charpenter) y la asombrosa Lilly (Isabelle Nelisse) quienes desaparecen en el bosque por cinco largos años. Y logran sobrevivir pero, ¿están solas? Del Toro (productor ejecutivo del filme) metió la cuchara en la urbanidad, la película debía transcurrir en su mayor parte en la ciudad (Toronto) y no entre árboles y tierra. Este contraste le dio dos mundos diferenciados donde el filme logra profundidad, suspenso y a su vez algo difícil de lograr en estas películas: drama. El tío de las niñas, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), y su novia, Annabel (Jessica Chastain), buscaron a las pequeñas por años. Y al dar con ellas quedan tan sorprendidos como el espectador: verlas con un comportamiento cuasi animal es el gancho ideal para atrapar. Y no soltar hasta el final. Además ver a Chastain en un género que no es su especialidad, en la piel de una rockera treinteañera que escapa a cualquier compromiso y sin embargo se encariña con las hermanas protegiéndolas. Dibujos en las paredes, conversaciones a solas, manchas que crecen y la huesuda figura de mamá (interpretada por el actor Javier Botet) desentrañan una jugosa historia de protección, guiños al pasado y climas inquietantes. Podría emparentarse este filme El orfanato, de Del Toro: niños en un ambiente sobrenatural. Andrés Muschietti, responsable del guión junto con su hermana Bárbara, hizo un excelente trabajo en la dirección actoral de las niñas, no se quedó en el “fantasma que asusta”, fue más allá: le dio un rol y objetivo a la entidad, despegándolo de los actores principales (aunque la corporización de Mamá le quita enigma). Todo esto circunscripto en una logradísima fotografía y ambientación musical. Con algunos guiños a La leyenda del jinete sin cabeza (del espíritu que vuelve por lo suyo) la película viene pegando fuerte en la taquilla del género y se rumorea una segunda parte. ¿Dijimos que Del Toro no es ningún tonto, no?
Cuando el horror tiene rostro de niño Un aciago día, un hombre -padre de dos pequeñas hijas- asesina en un rapto de locura a su esposa y escapa con las pequeñas hasta una lúgubre cabaña ubicada en medio del bosque. Mientras el hombre se esfuma misteriosamente, las hermanitas Victoria y Lilly desaparecen del vecindario en el que vivían y por cinco largos años su tío y la novia de éste las buscan desesperadamente. Finalmente, tras una empecinada investigación, la pareja las halla en un derruido caserón y se pregunta si todo ese tiempo lo han pasado solas. Mientras Annabelle, la novia del tío, intenta que las niñas se acostumbren a una vida normal, aumentan sus sospechas acerca de una presencia maligna que se instaló en la casa de la pareja. ¿Qué sucede en realidad? ¿Las hermanas están transitando por un momento de pánico traumático o un espíritu llega cada noche a visitarlas? Cuando la pareja trata por todos los medios de que las muchachitas se vayan acostumbrando a una existencia placentera, irá descubriendo el verdadero origen de los susurros que se oyen cada noche y de una fantasmal figura que aparece y desaparece a través de las paredes. Así comenzarán a reconstruir el pasado de sus sobrinas, mientras que ellas se ven acorraladas por un inmenso temor que las convierte en seres difíciles de comprender. Con esta fórmula no demasiado original en el género del thriller sobrenatural, el director argentino Andy Muschietti logró una historia -basada en un cuento de su autoría- que lentamente va logrando el requerido suspenso que necesitaba este entramado, hasta llegar a un final tan dramático como inesperado. El realizador supo manejar con habilidad los secretos que encierran sus pequeñas protagonistas y dotar a su relato de la necesaria dosis de espanto, cuyo eje es, en definitiva, el pasado de esas hermanas que tratarán de hallar en sus protectores el cariño de sus padres ausentes y la calidez que le brinda su nuevo hogar. Con unos efectos especiales bien logrados y una más que correcta fotografía, esta coproducción entre España y Canadá se inserta con el necesario clima a partir tanto del trabajo de las dos pequeñas protagonistas como en esa pareja de jóvenes que tratará de descubrir el misterio que llevan sobre sus espaldas las niñas. Así, el elenco acompaña acertadamente esta historia que habla de horror, pero también se detiene en la mirada cálida de ese tío y de su novia, quienes no cejarán en su intento de descubrir un pasado en el que un espíritu maligno se presenta para cubrir de miedo a esas dos almas inocentes que desean vivir en plenitud.
Razones del monstruo Dos hermanas huérfanas dan con una madre adoptiva que las ama y las sobreprotege; el problema es que está muerta hace más de cien años. Buen ejercicio de “terror sobrenatural-psicológico”. Salvo por tres o cuatro shocks a todo volumen, puede considerarse a Mamá –junto a La maldición de las hermanas y La huérfana, ambas de 2009– una de las recientes películas de terror que apuestan menos al efecto (dramático o especial, lo mismo da) que a la eficacia y homogeneidad del relato en su conjunto. Relato manejado con la mayor sobriedad posible, lógica interna, sustrato psicológico y un claro cuidado por no ceder al ridículo. Producida por una major (la Universal), hablada en inglés, a todos los efectos “una de Hollywood” (aunque se trate de una coproducción hispano-canadiense, apadrinada por el mexicano Guillermo del Toro), la curiosidad de Mamá es haber sido dirigida por un argentino. Se trata de Andrés Muschietti, graduado de la Universidad del Cine, que hasta ahora tenía sólo dos cortos en su haber. El primero de esos cortos, Nostalgia en la mesa 8, dio vueltas por un montón de festivales, a fines del siglo pasado. Filmado en España, donde Muschietti está radicado desde hace más de diez años, el segundo se llamaba Mamá y era, claro, una primera versión, de sólo tres minutos, de esta misma historia. Del Toro la vio, le encantó, le propuso desarrollarla como largo y el resultado es una película que a mediados de enero fue la más vista en Estados Unidos en el fin de semana de estreno, recaudando en tres días el doble del costo. Con un elenco encabezado por Jessica Chastain –que viene de su segunda nominación al Oscar, por La noche más oscura–, Mamá adhiere a lo que podría llamarse “terror sobrenatural-psicológico”. Narrado en dos tiempos y con referencias a un pasado lejano, el relato tiene el foco puesto sobre dos hermanas que, tras perder a sus padres –la conexión con La maldición de las hermanas y La huérfana no es sólo de registro, sino también temática–, dan con una mamá adoptiva, que por alguna razón que ya se verá, las ama y sobreprotege. Claro que Mamá tiene un pequeño defecto: está muerta desde hace más de cien años. Frente a esa entidad está su polo opuesto del mundo de los vivos, Annabel, rocker morocha (sí, la pelirrojísima y treintañera Chastain luce aquí un look Joan Jett), que si algo no quiere es tener hijos. Obviamente terminará cuidando de las huerfanitas, junto a su pareja y tío de aquellas (el danés Nikolaj Coster-Waldau). Cuando éste quede temporalmente fuera de escena, la que no quería ser mamá deberá convertirse en madraza-guerrera, disputándole a su horrífica contracara fantasmal la posesión de las niñas. El propio Muschietti reconoce el corto original como ejercicio de estilo. En algún punto, el largo también lo es. Estilo no sólo visual, sino sobre todo dramático y narrativo: véase la intensidad trágica de toda la secuencia introductoria. Las apariciones de la mamá fantasma son mejores cuanto más en segundo plano y en sombras quedan, equiparando su larga cabellera rizada con la de la Gorgona. Mención especial merece el responsable de los movimientos de la criatura, capaz de estirarse casi como la Elastigirl de Los Increíbles, arrastrarse como el Gollum y retorcer su cuerpo como Linda Blair en El exorcista. Es su rostro el que en términos de miedo deja algo que desear, por lo cual cuanto más cerca de cámara está, menos asusta. Aun así, Mamá pega un salto de tensión en la última parte, cuando la señora adopta un rol más protagónico. De su huesuda mano, la película entera pasa del mero naturalismo visual a la sugestión y el lirismo de la escena culminante. Escena que honra, por otra parte, una de las mayores noblezas del género: la de darle razones al monstruo, poniendo en cuestión la idea de que el bien está siempre de nuestro lado.
Espectral, fantasmagórica La huida de un hombre con sus dos pequeñas hijas, luego de que matara a su esposa, termina en una cabaña abandonada donde, agobiado por las circunstancias, el sujeto pretende liquidar lo que le queda de familia. Pero algo se lo impide. Cinco años después, el tío de la niñas aún continúa buscándolas, ya que desde aquel funesto día nada se ha sabido de ellas ni de su padre. El filme cuenta como el tío, junto a su pareja Annabel (Jessica Chastain), intentan devolver a las niñas al mundo real luego de haber sobrevivido como salvajes en aquella cabaña. Sin embargo, algo o alguien no está dispuesto a dejar que eso suceda. La secuencia inicial, previa a los títulos, es prometedora; por su síntesis y puesta en escena. La propuesta es inquietante desde el vamos, y el argentino Muschietti sabe sugerir durante la primera parte con buenos recursos, sin abusar. Luego, el guión trastabilla, apura la explicación del fenómeno y echa mano a más de un cliché. Pero la potencia visual que ofrece el filme, la seriedad con que es presentado, el respeto que exuda por el género; atrae, fascina. No convence la sobrevalorada Chastain en su rol de despreocupada bajista de una banda punk, hasta que el horror invade la trama y ahí sí, logra una interpretación más solvente, en tanto la espectral criatura es todo un logro capaz de sobresaltar al espectador más prevenido. Lejos está, desde ya, del sugerente horror asiático que hemos visto en los últimos años, pero "Mamá" llega con su clasicismo para oxigenar una cartelera que en materia de terror viene contaminada de basura oportunista, amateur y efectista. Nuestra calificación: esta película justifica el 70 % del valor de una entrada.
Aterradoras niñas del bosque Andrés Muschietti sorprendió al Festival de Cine de Sitges, hace dos años con su corto de tres minutos llamado precisamente "Mamá", que ahora convirtió en este filme ideal para los amantes del cine de terror. Un cuento de hadas pero con brujas, eso es "Mamá". El comienzo muestra a un padre desesperado, que se lleva a sus hijas, cinco años una, un bebé la otra, por un camino nevado a alta velocidad. El es algo así como un príncipe loco, que busca alejar a sus princesas del horror. Pero las esconde en una cabaña en medio de un bosque desolado y allí, obnubilado, a punto de transformarse en un ogro, las deja solas. En la escena siguiente, Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisee), las niñas parecen tener hambre y lo que se ve es una manzana que llega rodando hasta las chicas. Quién se las pasó desde la oscuridad es "Mamá" (a cargo de un alto y delgadísimo Javier Botet), un fantasma o espectro volátil, de quien el espectador conocerá su espeluznante presencia. RECICLADO ELEGANTE La película de Andres Muschietti, un argentino egresado de la Universidad del Cine, radicado en España, toma el cine de horror y lo recicla con elegancia. Apoyado por la producción de Guillermo del Toro ("El laberinto del fauno"), elabora un cuento de horror y fantasmas en el que el caos económico lleva a la tragedia a un hombre y sus hijas, que durante cinco años estarán desaparecidas. Cuando Jeffrey (Nikolaj Coster-Waldau) el hermano del padre, que desapareció, las encuentra, las niñas parecen animales, se mueven en cuatro patas y levantan la cabeza para olfatear el aire. Jeffrey las lleva a su casa, en la que vive con Annabel (Jessica Chastain), su novia cantante de rock. ENTRE APARICIONES Lo que ocurre, no lo adelantamos. Solo podemos decir que el director Andrés Muschietti y su equipo, juegan con el fuera de campo estremeciendo al espectador. Las sorpresivas apariciones del fantasma, favorecen la taquicardia y no sólo reflejan influencias de "El exorcista" y las películas japonesas de horror y fantasmas, sino que utilizan a un tal Javier Botet, que es capaz de helar la sangre. Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisee), las pequeñas actrices que no se sabe con qué varita mágica las tocaron para lograr sus actuaciones, sumado a una Jessica Chastain (Annabel) y el danés, Nikolaj Coster-Waldau (Jeffrey), capaces de hacer creíble lo increíble con intensidad y una música que recuerda los coros gregorianos de "El bebé de Rosemary", el filme resulta admirable. Andrés Muschietti sorprendió al Festival de Cine de Sitges, hace dos años con su corto de tres minutos llamado precisamente "Mamá", que ahora convirtió en este filme ideal para los amantes del cine de terror.
Espíritus perturbados Mamá (2013), dirigida por el argentino Andrés Muschietti y producida por Guillermo del Toro, es una película de terror que se adentra de lleno en el género, pero con la particularidad de posicionarse entre el terror fantástico y el psicológico. No obstante, no llega a convertirse en un producto del todo novedoso ya que las técnicas que utiliza para generar miedo, pueden resultar repetitivas llegando a no sorprender. Sin embargo, posee detalles y un enorme misterio que mantiene siempre en vilo al espectador. La historia se centra en la vida de dos niñas llamadas Victoria y Lily, que después de la desaparición de sus padres (por supuesto todo enmarcado en un extraño suceso) quedaran perdidas en una casa abandonada situada en medio del bosque. Solitarias y viviendo bajo condiciones insalubres pierden todo tipo de sociabilidad. Cuando llegan a ser encontradas andan inclinadas y prácticamente arrastrándose por el piso, salvo por el detalle de que pasan el tiempo dibujando en las paredes. Así son puestas bajo el cuidado de un psicólogo que las va a estudiar y su tío Luke (Nikolaj Coster-Waldau) junto a Annabel (Jessica Chastain). El terror parece encontrarse en las niñas quienes parecen esconder algo dentro de sí cuando en realidad hay un ser extraño que las sigue desde el bosque. Sin duda lo mejor de la película es ver a Jessica Chastain con una actuacion inusual para el genero: en lugar de convertirse en la típica rubia que se enfrenta a lo desconocido dentro de una casa solitaria, se vuelve una muchacha normal que tiene que aprender a ser madre y hacerse cargo de las niñas. La cuestión materna está muy presente en la película. En ese aspecto se implanta el terror también, aunque luego los elementos del guión vayan por cuestiones más convencionales. Caso aparte, el aspecto visual es lo más imponente, tanto en las escenas de los sueños como cuando al monstruo se le otorga un efecto nuevo, tal vez traído de la mitología griega, o incluso de El exorcista (The Excorcist, 1973). Sin embargo, toda la atmósfera inquietante que Andrés Muschietti trabajó en su cortometraje homónimo (esta película se basa en un cortometraje realizado en el año 2008) parece diluirse cuando quiere explicar y dar detalles insertando historias míticas, cuestiones psicológicas y tratamientos recurrentes del género. Y aunque el desenlace sea lo más esperado no se puede negar el misticismo de toda la secuencia, haciendo que la fantasía terrorífica gire hacia lo grotesco y casi ridículo. Es ahi cuando la sensibilidad del terror deja de ser solo "de terror", tornando a la película ambigua, extraña e incomprensible.
Guillermo del Toro produce este impactante cuento de hadas siniestro, que contiene todos los tópicos de su cine: climas de fabula, niños desamparados como protagonistas y presencias fantasmales que hielan la sangre. El argentino ANDY MUSCHIETTI resuelve con pericia cada escena de suspenso y horror, creando una atmosfera oscura que pone los pelos de punta, y utilizando con maestría el fuera de campo, los efectos sonoros y la música. Pero cuando le toca mostrar la presencia fantasmagórica, no duda y apela a movimientos rápidos y retorcidos, que generan varios sustos y sobresaltos. Las niñas protagonistas cautivan desde sus actuaciones tan naturales como convincentes. Y Jessica Chastain, en su papel de novia gótica y rockera, logra una nueva composición digna del aplauso. Por desgracia, en algunos momentos, sobre todo en el clímax del filme, el director apela demasiado a la composición digital, restándole el encanto y la sobriedad de los efectos subliminales que mejor le quedan a la historia. Pese a esto, el resultado es una original y fresca cinta de terror moderno que los espectadores amantes de las emociones fuertes, sabrán disfrutar.
LA QUE TE PARIÓ ¿Qué tan terrorífica puede ser una mamá? Bastante, sobre todo si se meten con sus hijos. Esa idea, sumada a un gran componente fantástico, es la base del film de terror MAMÁ (2013), que brinda un par de buenos sustos pero no puede evitar caer en algunos lamentables lugares comunes del género. La ópera prima del guionista y director Andrés Muschietti, producida por Guillermo del Toro, es una especie de cuento de hadas moderno y espeluznante que empieza de manera contundente: Jeffrey (Nikolaj Coster-Waldau) es un prófugo de la Justicia que, luego de matar a su esposa, secuestra a sus pequeñas hijas, Victoria y Lilly, y escapa a toda velocidad en su auto. Una vez en la ruta, sufren un accidente y los tres se ven obligados a refugiarse en una cabaña en medio del bosque. Durante cinco años no se vuelve a saber nada de ellos. En todo ese tiempo, el hermano gemelo de Jeffrey, Lucas (también Nikolaj Coster-Waldau), nunca deja de buscar a sus sobrinas (ok, en realidad paga a alguien que lo haga por él), hasta que, finalmente, las niñas son encontradas en aquella casa solitaria. Sin embargo, ellas ya no son las mismas. Tras la dura experiencia de haber sobrevivido en el bosque se han convertido en salvajes: están sucias, agresivas y caminan a lo Gollum. La pregunta es: ¿cómo lograron aguantar tanto tiempo solas? Un psicólogo que estudia el caso determina que, a modo de mecanismo psicológico de defensa, las chiquitas crearon en su mente una figura maternal a la que llaman “Mamá”. Entonces, Victoria y Lilly son enviadas a vivir con Lucas y su novia Annabel (Jessica Chastain) a una casona bien de película de terror, en la que empezarán a pasar cosas que nos harán sospechar que quizás “Mamá” es más real de lo que parece. El punto de partida de MAMÁ resulta ser lo bastante atractivo como para mantener la atención del espectador y hay un par de momentos muy bien logrados (como cuando las nenitas juegan con “algo” fuera de cámara). Lamentablemente, la historia decae: el guión se apura en dejar de lado las ambigüedades para después caer en situaciones ya vistas en otros films (por ejemplo, el personaje del psicólogo y todo lo que hace es puro cliché) y hacer que los personajes se comporten de manera realmente estúpida (ej: ir a investigar algo al bosque de noche, o sea, ¿no pueden ir de día?). Hay que reconocer que la película genera una interesante inversión de roles, por ejemplo cuando Annabel, que es una mujer adulta, teme a algo debajo de su cama, o cuando una de las pequeñas le pide a Annabel que NO mire adentro del armario, al contrario de lo que hacen todos los chicos. MAMÁ no tendrá un argumento redondo, pero al menos las actuaciones son buenas: Nikolaj Coster-Waldau compone a dos personajes distintos (Jeffrey y Lucas) y encima logra mostrarlos atravesando fuertes situaciones dramáticas con soltura. Por otra parte, las actuaciones de las nenas, a pesar de su corta edad, también resultan convincentes, algo que fundamental en una película de terror. Eso sí, la gran estrella de esta película es Chastain, totalmente metamorfoseada en una rockera anti-maternidad a la que le caen las dos pendejas de arriba (que encima vienen con ente paranormal bajo el brazo): es por medio de ella y de la vulnerabilidad que logra darle a su personaje que viviremos los sustos que la película ofrece y que en más de un momento nos harán recordar a la progenitora del director.
Las historias de fantasmitas vengativos son complicadas de trabajar en el cine. No sólo porque venimos de una gran saturación con este tipo de propuestas, sino que además se suma el hecho que cada vez se hace más difícil lograr asustar al público. En mi caso, este trabajo del realizador argentino Andrés Muschietti lo viví más como un cuento de hadas para adultos que una producción de terror y supongo que el “había una vez” con el que comienza esta historia no aparece en la pantalla por casualidad. Si bien en los últimos años vimos centenares de relatos parecidos lo que hace diferente a Mamá es el trabajo de narración de Muschietti y su dirección de actores que fue clave en esta propuesta. Su labor con las dos nenas que protagonizan esta producción es brillante porque logró sacarles interpretaciones espontáneas y convincentes dentro de una historia bastante oscura. Más allá del talento natural que puedan tener las dos niñas si detrás no había un buen director esto no se hubiera conseguido. Mamá cuenta con esos ambientes macabros y climas de tensión que suelen tener las producciones de Guillermo del Toro, como vimos hace poco en la remake de No temas a la oscuridad, y la trama pese a ser familiar para los seguidores del género logra engancharte hasta el final. No suelo ser muy amigo de este tipo de filmes, salvo que los dirija James Wan (Saw, La noche del demonio), pero este la verdad que esta muy bien hecho y hasta me resultó emotiva la historia del sufrido ente al que los personajes llaman “mamá”. Un buen debut del director Muschietti en la pantalla grande cuya carrera será interesante de ver como sigue a partir de ahora.
Cine en completo silencio, escena típica de película de terror en la cual es inminente que aparezca el fotograma sorpresa acompañado por la música incidental para causar el sobresalto, algo que no suele dar resultado para los que ya están muy curtidos en el género. Sin embargo… un grito corta el mutismo, el de este periodista! Risa interna por la sorpresa y a seguir disfrutando (tensionado) el resto del film que brindó un par más de escalofríos. Mamá tiene la genialidad de ser una historia más de fantasmas pero que en base a su realización impecable causa verdadero susto porque logra que el espectador se meta de lleno en la historia y se olvide del mundo. Incluso logra que los fans de las películas de terror, esos que analizan el laburo del director y la puesta en escena mientras ven por primera vez la película y adivinan las escenas para asustar antes de que sucedan, concilien su genio y se abstraigan. Guillermo del Toro es un visionario y pocas personas tienen a la industria tan en claro como él. Fue por ello que cuando en 2008 se topó con el corto homónimo del realizador argentino Andrés Muschietti no dudó en asegurarse en que se convirtiera en un largometraje. Afortunadamente Muschietti mantuvo el control creativo se su trabajo y dirigió su propia adaptación. El resultado es inmejorable. Tanto la ambientación, como los efectos y la música están para destacar. Los grandes estudios de Hollywood tendrían que tomar nota y saber que pese a lo que se cree, en el 2013 aún se pueden hacer buenas películas de terror y no solamente los bodrios trillados y carentes de sentido que mes a mes inundan la cartelera. Otro de los puntos fuertes de Mamá es su elenco. Una muy buena interpretación por parte de Jessica Chastain y Nikolaj Coster-Waldau (Game of Thrones). Pero al momento de hablar de las niñas protagonistas hay que levantarse y aplaudir de pie. Lo que logró el director con las jovencísimas Megan Charpentier e Isabelle Nélisse, quienes encarnan a las hermanas Victoria y Lilly, respectivamente, es impresionante. Las niñas transmiten sentimientos genuinos y le pusieron todo el cuerpo a sus personajes. Y ahí hay que remarcar otro gran acierto: el no usar a las chicas como elementos para asustar (ellas en sí mismas) sino como vehículos conductoras para que ello ocurra. Sus gestos, sus voces, sus miradas y la forma en la cual dicen sus diálogos no tienen desperdicio alguno. Si hubiera que buscarle algo malo a la cinta podríamos decir que es una historia que ya vimos, o sea, no tal cual sino la sintonía y narrativa, pero esta sin dudas es superior a sus predecesoras con el aliciente de que logra innovar donde se creía que no se podía. Mamá logra convertir lo clásico en novedad y de la buena. Si quieren pasar un buen rato en el cine e incluso asustarse no duden en ir a verla. Es más, también pueden animarse a gritar!
Basada en un corto español, al cual le bastaron unos escasos 2 minutos y medio para asustar a quien les escribe, con un agregado de 98 minutos sobre su antecesor Mamá promete ser, al menos una buena historia de terror. ¿Lo es? EL CORTO El corto espeluznante en el cual esta basada esta película, muestra dos nenas hablando de “mamá”, quien llegó. Mamá es una especie de cosa siniestra y realmente perversa que las persigue. Asusta y mucho. En serio. Pero de ahí a extenderlo a una película de 100 minutos hay mucha distancia. LA PELI El primer acto de la película es sencillamente brillante. Así de simple. Un padre escapa con dos hijas, ambas pequeñas, una de unos 5 años aproximadamente y la otra de un año a lo sumo. Tras escapar de algo que no les voy a decir que es, termina en una casa en el medio de un bosque y tras un desarrollo de eventos, las niñas quedan solas. En el medio de ese bosque en esa casa. Bueno no tanto. Ya que alguien se quedara con ellas y las cuidara, Mamá. Puesto rápido y fácil, a las niñas las cría una mezcla de la bruja de Blair y Samara de “La Llamada”. Tranquilos que no les espoilee nada, esto sucede en los primeros 5 minutos de la película. Y es realmente el gancho de la misma. Pasan 5 años, y el hermano mellizo del padre, sigue buscando a las niñas y a su hermano. Con el convive su pareja, Jessica Chastain, morocha, pelo corto, tatuada y rockera! (Jamon del medio para los ojos masculinos). Eventualmente el milagro ocurre y las niñas son encontradas, en una de las escenas mas perturbadoras de la película. El tio se hace cargo de ellas, y se las lleva a vivir a una casa gigante (convenientemente dada a ellos via giro de guion). En sucesivas entrevistas con el psicólogo de las niñas, eventualmente comienza a surgir la imagen de alguien que las cuidó y las crió. Mamá. El tipo empieza a intuir que algo pasa y atando cabos se pone a recavar información. No les voy a contar mucho mas ya que estaría contando puntos nodales de la historia. BASTA DE CGI La peli es buena, bastante de hecho. El tema es que el tercer acto peca de mostrar demasiado (pecado mortal en películas de terror) y además de mostrar demasiado, lo hace utilizando CGI. A ver… Samara asustaba porque era una piba caminando raro, Alien asustaba porque era un bicho, estaba ahí, lo podías ver. En cambio un ente compuesto por computadora, pierde impacto, no importa cuan bien hecho este, todos sabemos que no esta ahí con los personajes. Pierde impacto, por eso siempre es mejor utilizar efectos prácticos (tangibles) para darle veracidad a lo que estamos viendo. Esta es una muestra cabal de ello, una gran historia, original en muchos aspectos, se ve manchada por la sobreutilización del CGI (Imágenes Generadas por Computadora). ¿CUENTO DE HADAS? Otra cosa que le pega un mazazo a esta buena película de terror es que el tercer acto roza el realismo mágico y el cuento de hadas, haciéndome acordar por momentos al final de Paranorman. (Nada que ver a nivel guion, quédense tranquilos, que les cuido la historia!). Pero en su defensa, creo que toma el camino menos transitado en las películas de terror, y eso es cuanto menos, respetable. Toma decisiones y las lleva hasta el final, y si bien alguien lo puede encontrar irrisorio (algo nada bueno en una película de terror), son decisiones respetables, y además a esta altura de la película, cuando la olla ya esta destapada, si bien, como dije “se muestra mucho”, los sustos de los primeros dos actos, no te los saca nadie. Son sustos bien ganados por el director. LA FAMILIA Las actuaciones por otro lado están muy bien, el doble danés de Josh Holloway esta muy bien, Jessica Chastain esta algo lejos de su zona de confort lo cual es bueno de vez en cuando para los actores, pero también esta bien. Las niñas por otro lado merecen párrafo aparte. Si bien la mas pequeña por momentos peca justamente de eso, de ser pequeña, la otra niña, quien encarna a Victoria realmente se luce en su papel. Yo no se de donde sacan estos niños, pero parece que hubieran nacido sabiendo actuar. Punto arriba en dos lugares claves en una película llamada justamente “Mamá”. CONCLUSION Si bien la película no descolla, sí es original. El concepto de dos niñas criadas por un ente sobrenatural y malévolo, no se ve todos los días. Y cuanto menos es interesante de explorar. Con un inicio que realmente vale la pena, y un nudo que realmente saca varios sobresaltos, el promedio es bueno para esta película con un desenlace, algo flojo, naif y descuidado. Película recomendable. Los amantes del genero la van a disfrutar, no pasará a la historia, pero definitivamente la van a disfrutar. Sobre todo si la ven después de Silent Hill Revelations, tal cual me paso a mi.
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¡Oh mamá! ella me ha aburrido… Podríamos decir que el cine de terror es el rock de los géneros cinematográficos: desde su aparición nunca se ha dejado de producir; tiene viejas glorias dormidas en los laureles; cada vez que aparece alguna pequeña buena idea rápidamente se la convierte en tendencia y pronto se agota; y nuestros padres piensan que lo mejor se hizo en los setenta. Mamá es un fiel exponente del tipo de cine de terror que se ha estado filmando en el periodo de, digamos, los últimos dos años. Es decir, es bastante mala. Es que en este tiempo, los responsables de hacer películas del género parecen querer, por un lado, estirar a fondo su último filo ganador, es decir subproductos y secuelas de Actividad paranormal, y por otro, volver a las fuentes a ver si encuentran algo que se haya contado menos de 300 veces. Y seamos claros, el verdadero problema no es la originalidad, sino más bien, la lectura y relectura que se hace del género y su historia: directores como Andrés Muschietti filman cine industrial de terror como si Hollywood no existiera. Mamá carece de muchas cosas, no hay allí una mirada, una reflexión o una actualización del género, o sea, no hay ideas y lo peor, ni siquiera hay una historia más o menos articulada. En la historia oral del cine de terror (¿?), se cuenta que Sean Cunningham (productor, director y mercenario) se robó los elementos más superficiales y efectivos de la maravillosa Halloween de John Carpenter y filmó la, generalmente mediocre, Viernes 13. Esta historia, salvando las distancias (enormes distancias), es análoga a lo que gente como Muschietti está haciendo al filmar cosas como Mamá, es decir, reducir la narración a su más rudimentaria expresión. ¿Saben qué? el cine de terror, como todo género tiene tópicos, lugares comunes, convenciones de todo tipo sobre las cuales construir una historia, pero también necesita de alguien que sepa contar y que tenga algo para contar. Quizás como crítico, debería dejar de mostrarme erudito y pedante y debería hablar un poco de la película. Muy bien, digamos que Jessica Chastain es linda, y su personaje imposible. Interpreta a una roquera que toca el bajo estilo Sid Vicius, y que todo el tiempo avisa, a su novio, al psiquiatra de turno y a nosotros, que ella no puede (y no debe) hacerse cargo de las niñas protagonistas. Pero como esta película además de todo, es también bastante conservadora, apela al imperativo social que reza “toda mujer es en el fondo una madre” y convierte a Annabel (Chastain) en una protectora madraza. Por supuesto, esto se logra mediante un millón de arbitrariedades, y no entendemos cómo, pero pasamos rápidamente de Annabel resistiéndose a tremenda responsabilidad a Annabel sola en una gran y terrorífica casa con dos niñas muy desequilibradas emocionalmente, que encima son acosadas por un fantasma/monstruo bastante violento. Además tenemos la subtrama del psiquiatra que pretende seguir explicando con sus teorías la evidente y constante aparición de un gigantesco fantasma, y también la historia del tío de las niñas que sueña con su hermano gemelo (el padre de las niñas) que, por alguna razón jamás explicada, un día salió corriendo con ellas y las terminó dejando a su suerte en un bosque hostil y, al parecer, inexpugnable. No hablaremos de las niñas aquí, bastante bien interpretadas por Megan Charpentier e Isabelle Nelisse, ellas no tienen la culpa. Por último, el camarada y amigo Gabriel Piquet me contó un detalle, que hace un poco más interesante este engendro. El fantasma o monstruo en cuestión es interpretado por Javier Botet, un simpático actor español con una extraña enfermedad que hace que sus extremidades crezcan mucho, lo que le da un aspecto bastante particular, y con lo que ya se ha ganado un espacio como monstruo cinematográfico por ejemplo interpretando a la niña endemoniada en la saga de [REC]. Así que si por alguna razón se cruzan con esta bazofia, esperen a ver al monstruo que es bastante terrorífico y en un 80 % real.
J-Horror pero en el Norte Y Willy del Toro no se cansa de sorprendernos. El pasado año produjo la floja No le Temas a la Oscuridad, una película de fantasmas donde el centro de la historia era una madre y su hija. En Mamá vuelve a repetir la fórmula, pero con otro director, el argentino Andy Muschietti, quien debuta en la dirección tras realizar varios cortometrajes, incluido uno llamado Mamá, en España, que en cierta forma inspiró esta película...
El instinto no muere El director argentino Andrés Muschietti, actualmente radicado en España, sale airoso en su debut cinematográfico con este relato originado a partir de Mamá, corto de 4 minutos que lleva el mismo título de este film, bajo la tutela nada menos que de Guillermo del Toro, responsable de convencer al argentino para entrar a las grandes ligas del cine industrial con un presupuesto importante que ya se ha recuperado con creces tras su estreno en los Estados Unidos. El abandono, la desprotección y el instinto maternal son las ideas nucleares de este relato terrorífico que puede enrolarse en el tipo de terror psicológico sobrenatural con un abundante ingrediente melodramático que sintoniza de manera perfecta con el tono elegido cuando el protagonismo se lo llevan dos hermanas de 6 y 8 años, Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse), a quienes su padre se las lleva a una casona de un bosque para suicidarse junto a ellas debido al embate de una crisis económica que tuvo como principal víctima a la madre de las niñas. Pero la casa está habitada por un ente que pertenece a una joven madre de hace 100 años y que las protege primero de las intenciones filicidas del padre y luego de la presencia de cualquier extraño que rompa el vínculo o lazo emocional entre las tres. No obstante, tras la desaparición de la familia, un tío, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), continúa durante 5 años con la búsqueda de sus sobrinas y para ello costea la logística precaria con la que cuenta hasta que finalmente sus empleados las encuentran. Sin embargo, la prolongada ausencia y el sometimiento a un estado salvaje ha generado en Victoria y Lilly un vínculo demasiado sólido con aquel ente a quien denominan mamá y que se ha instalado en sus vidas a pesar de haber encontrado en su tío y su pareja Annabel (Jessica Chastain), la familia sustituta en lo que significa un intento de reinsertarse a la vida social y familiar. Si hay algo que puede definir el derrotero de Mamá es la presencia de lo femenino durante todo el desarrollo dado que los hombres parecen quedar en un segundo plano y por otra parte la justificación de lo monstruoso o lo que está fuera de los parámetros normales planteado como una lucha de fuerzas entre dos mujeres: una que pese a estar muerta no ha perdido su nexo maternal y otra que no necesariamente desea convertirse en madre pero que de a poco transita por ese proceso de manera involuntaria al tener que hacerse cargo de las sobrinas de su novio. El otro concepto interesante que maneja con sutileza el director argentino obedece a la idea de relacionar lo fantasmático con una emoción distorsionada que logra materializarse en la figura monstruosa, aceptablemente construida desde los efectos visuales y la contextura alargada que de cierta forma disuelve el aspecto corpóreo cuando el rostro no se encuentra en un primer plano. Al respecto, durante las dos primeras mitades, Andrés Muschietti se las ingenia para dosificar la presencia fantasmal valiéndose de los recursos cinematográficos como las sombras o el poder expresivo de sus actrices menudas a partir de la mirada y de la subjetividad más que de la muestra concreta de la criatura. Los climas de tensión y suspenso, algún que otro sobresalto bien logrado, se acumulan frente al drama y en eso es de destacarse la buena actuación de Jessica Chastain con un cambio absoluto de look y personalidad que hacen de esta actriz realmente algo serio en materia de género. Tal vez pueda reprocharse la última parte donde el lirismo llega un tanto forzado pero no deja de ser bienvenida la apuesta a algo que huye de los lugares comunes aunque es justo decir cumple a rajatabla con los códigos del género incluso en los momentos en los que debe exponer el artificio y mostrar más de lo recomendado para no despertar suspicacias en aquellos espectadores que siempre buscan ver la misma película de fantasmas.
NENAS QUE ASUSTAN Niñas abandonadas, padre desquiciado, abandono y un espíritu que se empecina en seguir todo de cerca. En esta historia de apariciones y cosas raras, el argentino Muschietti hace saber que está bien dotado para un género tan transitado y tan requerido, donde escasean las sorpresas y sobran las truculencias. Lo mejor es una realización intensa y cuidada que apeló por supuesto a los aliados de siempre: oscuridad, gente rara, apariciones, violencia y gritos. Muschietti tiene pulso para sostener el suspenso con pocos elementos, incluso sin necesidad apoyarse en lo sangriento, dejando que esas nenitas extrañas, esos rostros y ese pasado se encarguen, como manda el género, de ir sumando misterio, intrigas y miedo. Al final, la historia se apoya mucho en lo inexplicable para recordarnos que las madres nunca se van del todo.
Cómo provocar miedo con inteligencia Hay trazos del terror japonés moderno, tipo "La llamada", en este excelente film de terror con espectros sueltos debido a una antigua injusticia. Desde el comienzo, hay un rigor formal impactante acompañado de gran imaginación estética y una historia con mucha originalidad. "Mamá empieza con un hombre de negocios enloquecido que, luego de un raid criminal, agarra a sus dos pequeñas hijas y las lleva en un loca carrera por una autopista helada. Cuando el auto choca, el hombre arrastra a sus hijitas a una cabaña abandonada en medio de un bosque y se dispone a matarlas, cuando una sombra cobra forma para impedírselo. Pasan cinco años y el hermano de aquel hombre de negocios desquiciado gasta una fortuna para que alguien encuentre a sus sobrinas. Finalmente, el hallazgo sucede: las nenas vivieron todo ese tiempo como salvajes en la cabaña abandonada, y ló-gicamente lucen y se comportan de manera muy agreste, especialmente la más chiquita. Que aprendan a vivir en sociedad puede ser complicado, pero ese no es el problema principal, sino el hecho de que la presencia que las cuidó en el bosque, la "mamá del título, aparentemente no piensa dejar de acompañarlas. "Mamá es más una película de climas y actuaciones que de efectos especiales, aunque el espectro está muy bien sugerido por momentos y luego, a medida que avanza el film, muy bien plasmado (aunque tal vez se lo ve más de lo que hace falta llegado el desenlace). EL director Andy Muschietti -argentino, antiguo colaborador de Alejandro Agresti- hace un gran trabajo con todo el elenco, empezando por Jessica Chastain (reciente candidata al Oscar por su trabajo como la heroína de "La noche más oscura") en el rol de la mujer del tío de las chicas salvajes, pero es sobre todo con las niñas que hace un trabajo sin precedentes, ya que en algunos momentos del film son ellas las encargadas de generar terror. En este sentido "Mamá tiene varias escenas realmente aterradorasque por, otro lado, no caen en los lugares comunes del género sino que intentan algo más difícil, como armar un buen relato fantástico para público pensante.
Duelo de madres adoptivas "Mamá" es una historia simple, llevada de forma compleja y aterradora. Casi como una fábula o moraleja. Sin embargo, es su forma completamente efectista y muy poco arriesgada, lo que revela un relato lleno trampas al espectador donde sus fuertes sustos son simples manipulaciones y aunque tenga sus aciertos como la compleja psicología de las niñas, la película resulta ser simplemente una mezcla de lugares comunes y resoluciones absurdas. Si bien hay destellos de originalidad en esta trama, como cuando las niñas actúan en estado primitivo, la gran parte del relato se basa en situaciones no sólo muy transitadas por el género sino que además desarrolladas de la peor manera. Para empezar, la historia detrás del fantasma tiene tantos baches como incongruencias (por ejemplo ¿De qué se esconde el fantasma?) que hacen que la antagonista no tenga mucho sentido y cuando pasa esto en las películas, la trama sufre mucho. No es casual que el desenlace termine siendo completamente horrible. Luego, aparece el psiquiatra y su investigación, la cual es absolutamente absurda por como se desarrolla de forma tan predecible y como inexplicablemente se guarda la información para el mismo. Finalmente y más importante, el procedimiento que utiliza la película para horrorizar es la muy molesta forma de los sustos de golpes bajos, es decir, se asusta al espectador, no a los personajes y ni siquiera tienen implicancia en la historia. Son esos quiebres fuertes de sonidos acompañados por un movimiento brusco que se hicieron tan populares en los videos de internet, que aquí hacen saltar al espectador de la butaca, pero no tienen nada que aportar al relato. La única razón por la cual "Mamá" logra entretener se debe principalmente a un increíblemente destreza y maestría en todos los rubros del trabajo cinematográfico. Las distintas puestas de cámara, la ambientación, las actuaciones, la sonorización, etcétera. Todo está empleado de manera brillante. Lamentablemente, como dijo una vez el gran Akira Kurosawa: "Con un buen guión puedes hacer una película buena o una película mala. Con un mal guión sólo tendrás películas malas".
Terror en variante sentimental Hay que decirlo en el primer párrafo: Mamá es una muy buena película de terror con un final problemático. Seguramente, el enorme éxito que tuvo en los Estados Unidos y el hecho de que sea escrita y dirigida por un argentino (Andrés Muschietti) le otorgan unos puntitos adicionales en la crítica local. Sin embargo, los elogios no provienen de un simple reflejo de nacionalismo cinematográfico. Los merece por ser una verdadera obra de orfebrería de suspenso, armada con piezas convencionales del género, pero que gracias a la mano de Muschietti y del productor Guillermo del Toro adquiere la magnitud de un producto singular. En el marco de una típica historia de fantasmas, combina dos temas poderosos: la maternidad y la orfandad. Tras la muerte de sus padres, las hermanitas Victoria y Lilly quedan abandonadas en una casa en medio del bosque. Cinco años después, las encuentran en estado semisalvaje, gracias a un tío (Nikolaj Coster-Waldau) que nunca dejó de buscarlas. Tras un período de adaptación psicológica, son adoptadas por ese tío y su novia Annabel (Jessica Chastain), una rockera a la que no le disgutaría ser madre pero que todavía no parece preparada para afrontar tanta responsabilidad. Hay algo extraño en las niñas: hablan con las paredes, no se separan nunca, y se las escucha reír cuando deberían estar dormidas. El psicólogo que las atiende empieza a sospechar que la mamá a la que aluden no es imaginaria sino un alma en pena, un enfermedad que no figura en los manuales. También Annabel es consciente de que una fuerza poderosa se interpone entre ellas y las niñas. Uno de los tantos aciertos de Muschietti es el modo en que presenta esa entidad sobrenatural: no la esconde, pero tampoco la muestra del todo. Su objetivo es indagar los vínculos del fantasma con las dos niñas antes que causar espanto a golpe de sustos. El resultado es una película de terror sentimental, muy bien narrada, y con varias escenas inolvidables, incluso las más difíciles -las oníricas-, en las que la influencia de Del Toro resulta evidente. Lo único que hay que consignar en la columna del debe es que haya empleado efectos digitales en vez de una actriz para el personaje del fantasma, lo que tiene la desventaja de volver frías y artificiosas las escenas más dramáticas, bloqueando así una visión más oscura y profunda de los sentimientos de una muerta que no puede descansar en paz.
El mal nunca descansa “Sexto sentido”, “Agua turbia”, “El orfanato”, “Sinister” son sólo algunas películas de terror con niños en peligro. Los chicos, casi siempre, se manifiestan a través de dibujos desconcertantes. Hay puertas que se cierran, luces que fallan, sombras, corridas y miradas fuera de cuadro. También presencias sobrenaturales espeluznantes envueltas en andrajos que atormentan o cooptan a los pequeños, que dejan manchas en paredes y techos, que se esconden en placares. Y por supuesto, en ocasiones, no faltan cabañas en el bosque, algo que viene sucediendo desde que los hermanos Grimm recopilaron en el siglo XVIII la tradición oral alemana y dieron forma a un cuerpo narrativo que continúa adaptándose hasta la actualidad. En “Mamá”, del argentino Andrés Muschietti y con producción de un especialista en el suspenso como Guillermo del Toro, suceden cosas similares a muchas de las que ocurrieron antes. En este caso, las asustadas son dos niñitas que permanecieron perdidas en un bosque cinco años hasta que son halladas en estado casi salvaje y luego readaptadas, pero no liberadas, de una presencia que las perseguirá, a ellas, y después, a su tío y a la novia de su tío. Muschietti, sin embargo, lleva adelante muy bien esta producción, en la que se destacan los actores adultos y las dos sorprendentes pequeñas actrices, pero pierde parte de la efectividad cuando apela a mostrar antes que a insinuar, una decisión más efectiva en términos de recaudación (es una de las más taquilleras en Estados Unidos y en España). Así, el resultado es menos siniestro y ominoso: siempre es más fácil neutralizar aquello que se reconoce y encuadra.
LA MADRE MUERTA Andy Muschietti, argentino que debuta en el largometraje, entrega una potente y aterradora película llena de ideas y sentimientos que la vuelven aun más intensa como experiencia de film de terror. El cine de terror goza de buena salud. Tal vez no en lo artístico, pero sí en la taquilla. Todas las semanas, o casi todas, un film de terror llega a las salas y se ubica entre los films más vistos. Con la misma seguridad que la mayoría de los espectadores no ve un film de terror jamás, una fiel minoría no se pierde nunca cada nuevo título de este género. Se podría decir que frente a esta demanda constante, las películas salen una tras otra no siempre con la excelencia que deberían. En cada experiencia de cine de terror, aun mediocre, los espectadores sienten que ha valido la pena. Esto, claro, no impide que de vez en cuando aparezca una película del género más inspirada que el promedio, capaz de demostrar que también en lo artístico el género aun tiene mucho por ofrecer. Andrés Muschietti –Andy en los títulos de este film hablado en inglés- es un director argentino que realizó dos cortometrajes antes de acceder a este, su primer largometraje. El primero de esos cortometrajes es Nostalgia en la mesa 8 (1999) un sencillo y simpático cuento de fútbol. El segundo, llamado Mamá (2008) es la base de esta película. Tres minutos le alcanzaban a Muschietti para generar un clima enigmático, producir terror y encontrar un remate perturbador. Mamá (2013) es una coproducción entre España y Canadá, filmada en este último país y hablada en inglés, por lo cual pasa como film mainstream norteamericano sin problemas. Quedó incluso primero en la taquilla norteamericana en la semana de su estreno. El productor es Guillermo Del Toro lo que le da más chapa en la distribución internacional, aunque aclaremos que Muschietti no necesita ningún padrino para llamar la atención con su película. Mamá tiene los elementos fundamentales para hacer la diferencia dentro del género. La historia es original e interesante. Dos niñas son llevadas por su padre –que ha enloquecido y ha matado a la madre de las niñas- al bosque, donde encuentran accidentalmente una cabaña. Dentro de ella, desesperado, el hombre decide matar a las niñas. Pero algo o alguien se lo impide y lo mata a él. Cinco años más tarde, el tío de las niñas recibe la noticia de que han encontrado a sus sobrinas en dicha cabaña, en un estado de deterioro y salvajismo impresionante. Logra que las niñas se le asignen en adopción y junto con su novia van a vivir los cuatro juntos. Pero alguien ha cuidado de las niñas durante cinco años, y ese alguien las acompañará, secretamente, a donde ellas vayan. La premisa es inquietante y el terror funciona durante toda la película. No es común que en un film actual del género aun se logre asustar a los espectadores. Ese es otro punto a favor de Mamá: asusta. Como buen film de fantasmas, divide la historia en tres grandes bloques: Suspenso, terror, tristeza. Las historias de fantasmas –y en eso el productor Del Toro es experto- se parecen mucho entre sí. A diferencia del cine gore (no hay escenas sangrientas aquí) las emociones entran en el juego y las motivaciones del fantasma siempre surgen de forma tal que uno se conmueva. Las dos nenas protagonistas son piezas claves para que la película funcione, pero la carga dramática recae sobre los hombres de Jessica Chastain (quien debería recibir premios por este film, además de por su brillante actuación en La noche más oscura). Ella compone un papel interesante, el de una mujer que no quiere ser madre y que de pronto se encuentra con dos niñas a su cuidado. Su evolución es clave para el drama. Lo más impresionante de Mamá es que además de mantener el interés siempre, consigue armar un desenlace escalofriante, poco tranquilizador pero definitivamente justo. No es un film de terror común y corriente, es la ópera prima de un director y guionista a seguir.
Meritorio debut en el largometraje de un argentino radicado en España. Estrenada a mediados de enero en los Estados Unidos, llega ahora a nuestras pantallas “Mamá”, cuya singularidad consiste en que su director Andy Muschietti es argentino aunque radicado en Europa desde hace tiempo. En su semana de estreno en Norteamérica, ocupó el primer lugar en la taquilla lo que resulta meritorio. Pero más aún lo es el hecho de que se trata de un producto de gran originalidad dentro de un género (el terror) muy transitado y repetido en los últimos años. Fue un cortometraje de Muschietti de apenas tres minutos e igual nombre de 2008, el punto de partida para que Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”) decidiera asumir la producción ejecutiva del largometraje. La filmación se realizó básicamente en las cercanías de Toronto. El inicio es impactante con un padre que asesina a su esposa y emprende una feroz fuga con sus dos pequeñas hijas hasta una cabaña en un lugar perdido en medio de un bosque. Cinco años después y en igual sitio reencuentro con las niñas en estado salvaje y con el padre aparentemente desaparecido. La larga búsqueda que había emprendido el tío Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), hermano del padre, y su novia Annabel (Jessica Chastain) finalmente logró sus frutos. Pero nada será sencillo para la pareja y particularmente para ella, quien siente gran hostilidad por parte de Victoria (Megan Charpenter) y más aún de Lilly (Isabelle Nelisse), la menor. Poco a poco el director y su coguionista Bárbara (su esposa) van introduciendo a la “mamá” que da título al film, interpretada por Javier Botet (un español de extraño y alargado físico con cortas intervenciones en Rec 2 y 3 entre otras). Mezcla de espectro y de bruja el personaje sobrenatural surgirá de las paredes y lo notable es que, a diferencia de otras producciones similares, no se abusa del empleo de los efectos especiales. Aquí el terror a menudo es sugerido sea por el sonido o la música e incluso por la mirada de las niñas, que en particular en el caso de Victoria se debate entre su fidelidad a “mamá” y su creciente cariño hacia Annabel. Mención aparte para la actriz recientemente nominada al Oscar en “La noche más oscura”, cuya versatilidad y talento le permite componer a un personaje diametralmente opuesto. La habitual pelirroja exhibe aquí un look de joven rockera de corta cabellera negra y cierta ingenuidad e inocencia, que la muestran no totalmente preparada para enfrentar la diabólica realidad. Y ya que de actuaciones se trata no le van en saga las que logra el realizador de las otras dos menudas intérpretes femeninas. La recomendación de la película no se limita esta vez sólo a los habituales amantes del género de terror sino que se extiende a quienes privilegian enfoques novedosos como el que ofrece “Mamá”.
Maternidades ambigüas en una película que hay que ver. Como su título indica, Mamá es una película eminentemente femenina, pendula entre un principio con “dos padres”, hermanos (interpretados por el mismo actor) y un desarrollo donde van surgiendo dos madres: una fantasmal y otra real (la Annabel de Jessica Chastain). Aunque ninguna de estas dos madres es la biológica, conforman ambas otro grado de la maternidad posible: la primera, monstruosa pero responsable, celosa, nutritiva; la otra, bella, humana, pero resistida, fría e involuntaria. La nota de Fredy Friedlander da mayores detalles de los que quisiera ocuparme acá. Me interesa sí esa voluntad narrativa de una ópera prima realmente sorprendente. Sería simplista decir que hay algo de El laberinto del fauno en Mamá, cuando el productor responsable, Guillermo del Toro, es el director de aquella película reveladora para el cine español en cuanto a las posibilidades que generó de iniciar toda una veta hacia la ciencia ficción en una cinematografía poco habituada al género. En ese sentido Mamá claramente es una película de género: pasillos recorridos por una cámara que asumimos como subjetiva, la noche como el gran escenario del miedo, figuras fantasmagóricas que aparecen en reflejos, ataques sorpresivos por atrás, planos detalles de objetos a los que indecisamente se acerca el personaje para decidir en el último segundo no tomarlo (el placard de la habitacion de las nenas). El espectador va a estar cómodo en esa ambigüedad entre el plano de los muertos y el de los vivos, porque se presenta como tópico en la historia del cine de terror. La relación con la locura, los manicomios abandonados, el mundo de los sueños, todos items habituales, bien románticos por otro lado. El acantilado, el bosque, la nocturnidad. Sutil diseño de estos personajes que se van mostrando tal como van respondiendo al medio (ojo el miedo también). Annabel irá afinando el oído a los ruidos de la casa, Victoria irá racionalizando lo que antes estaba completamente salvajizado. A ese medio, tendrán que acomodarse con decisiones, algunas precarias y otras definitivas. A esa altura los hombres están fuera, solo es cuestión de mujeres y ahi tambien hay zonas ríspidas que la película explicita y sobre todo simboliza de un modo estupendo.
Mi mamá me ama Mamá tiene una sola escena que está más o menos bien, aunque el mérito no es tanto de la película sino de los actores. La mala noticia es que con esa escena no alcanza. Lo cierto es que Mamá es tan rematadamente idiota que habría sido un milagro que así fuera. El primer plano de la película nos introduce en un clima de armagedón social: la radio de un auto vacío con la puerta abierta informa sobre varios casos repentinos de asesinatos masivos. El contexto de depresión económica que menciona también la radio prepara al espectador para una historia de mundo en crisis con características de pandemia; el paisaje invernal contribuye al tono opresivo de fuerzas misteriosas que operan de forma abrupta sobre la vida cotidiana y establece la idea de una humanidad acechada por lo inesperado. Pero en realidad toda esa introducción no sirve para nada. Lo concreto es que un hombre acaba de matar a su esposa y se dispone a hacer lo propio con sus dos pequeñas hijas. Para eso se las lleva en el auto a través de un bosque nevado hasta que desembocan en una cabaña abandonada. A partir de ahí, Muschietti despliega una serie interminable de golpes de efecto pertenecientes a la vieja escuela, con el fin de hacerle saber al espectador que se encuentra delante de una película de terror puro. Una figura más o menos demoníaca (la mamá del título), una especie de madre universal, celosa y vengativa, hace su aparición cuando el hombre está por cumplir con su objetivo. Las niñas son encontradas con vida cuatro o cinco años después, elipsis mediante, y el hermano del padre y su novia rockera consiguen la custodia. Como es lógico, tendrán que vérselas con la criatura que tiene a las hermanitas bajo su protección desde que fueran a parar a la cabaña. La vieja escuela a la que apela Muschietti en realidad no es demasiado vieja, y remite a los sustos provocados por mujeres que se deslizan por el aire –no sería del todo exacto decir que vuelan– que el cine japonés de horror les pasó al cine americano en los últimos años. Casi siempre un rostro espantoso que se adivina detrás del pelo negro surge en el fondo del plano y avanza violentamente hacia el espectador con su efecto de sonido correspondiente. Lo clásico es el procedimiento: todo lo que surge de golpe sirve para asustarnos, como en el tren fantasma. Ahí se agotan todos los trucos de la película, cuyo trasfondo psicoanalítico de bajas calorías suma otra superstición más a la trama. En Mamá los personajes están muy mal delineados, los baches de la narración son notables, los cabos sueltos se acumulan entre sobresalto y sobresalto. Pero puede que después de todo esas cosas no le importen mucho a nadie: la película juega con su modesta fama en nuestro país de contar con un director argentino (para halago de nuestro clásico provincianismo); también, de haberse realizado con no demasiados billetes y de haber recaudado luego unos cuantos. Y todos contentos con el marketing. Yo prefiero quedarme con Jessica Chastain, a la que le tocan dos hijas adoptivas problemáticas. En esta oportunidad no es la colorada Chastain que conocimos estos años. Cuando hace de chica rocker con cabellera renegrida cortada lo Joan Jett, ensayando con su banda mucho no convence. Ni siquiera cuando practica con el bajo en la cocina y se da cuenta de que por el amplificador salen unas voces extrañas que vienen del cuarto de las chicas. Lo mejor es la escena en la que prácticamente se pone a luchar cuerpo a cuerpo con la nena más chiquita, la más díscola, la que no termina de adaptarse a esa vida nueva que le imponen, que le hace guiños a su madre monstruosa y no acepta a la nueva. Jessica Chastain tiene puesta una remera de The Misfits y trata de retener a la chica que está siendo llamada por su mamá terrible: la mujer y la niña ruedan y se arrastran por el piso en lo que parece una parodia de un cuadro que represente la pietá, un momento sin ningún efecto digital, que está al borde del ridículo pero que desborda de dolor y humanidad. La escena podrá evocar el peregrino instinto maternal como sustento psicológico –dos mujeres que se disputan a muerte una hija– pero la emoción inesperada que trasmite y las lágrimas de la actriz de La noche más oscura no tienen nada de fórmula. En realidad, el personaje de Chastain también está perdido.
Una película que nace de un cortometraje generalmente lo hace condicionada. Con A y B como puntos fijos de partida y llegada, lo que ocurre en el camino suele percibirse como relleno, un inevitable letargo para una conclusión conocida. El de Mama es un caso particular que, por motivos de origen, no tropieza con este problema. Ocurre que, con un material fuente de breves 3 minutos en los que se suceden eventos no explicados, Andy Muschietti no se ve limitado de ninguna forma y utiliza su creación original como una inspiración para desarrollar una sólida propuesta de terror clásico, de aquellas que hoy tanto se necesitan. Tras una potente secuencia inicial, lograda desde la locación que se utiliza hasta los eventos que en ella ocurren, el director argentino dispone los escasos recursos que utilizará para crear una pieza de horror única que es, sobre todo, honesta. En principio hay un fuerte componente físico, desde el andar contorsionado en la temprana aparición de las pequeñas protagonistas hasta la utilización de un actor –Javier Botet- para que ponga el cuerpo al fantasma del título que, de no tener el dato por parte de los involucrados, a primera vista parecería hecho con CGI. Los hermanos Muschietti son sinceros. Siendo la solución al misterio más sencilla de lo que uno esperaría, la apuesta es efectiva y su razón es clara: el horror es real. Pero lo es para un espectador que no solo ha visto más que los adultos no iniciados, sino que además lo ha hecho con ojos diferentes a los de las niñas, que se debaten entre la inocencia total o el contacto miope. Bárbara y Andy, junto a un Guillermo Del Toro que en pocos años se convirtió en una de las mentes más frescas y brillantes de la industria, pergeñan una historia en la que lo sobrenatural es un elemento claro, pero que pierde espacio ante el poder de la sugestión. Menos es más y, donde la mayoría caería presa del efectismo puro, ellos dosifican las apariciones de su fantasmagórica figura, recluyéndola a armarios, sombras o al abismo debajo de cada cama -lugar por excelencia donde ubicar los más graves miedos infantiles-, así como también con un perfecto uso del fuera de campo. Desde ya que el resultado sería diferente de no estar Jessica Chastain a bordo. Con una producción que data de fines del 2011, la película tiene su estreno poco más de un año después de su explosión y automática transformación en una de las mejores actrices del momento. Lejos de ser una scream queen, soporta la aterradora presencia de una entidad maligna, a la vez que lidia con la pesada carga dramática del asumir responsabilidades que no le corresponden de forma directa y terminar de madurar en una situación extrema. Todas sus facetas las hace carne y basta un simple gesto –una palmada en la frente que es tanto deseo de buenas noches como golpe contenido- para evidenciar su grandeza como intérprete. Sobre el final, Mama pierde algo de su potencia. Mientras lo sobrenatural y lo explícito se apoderan de la acción –Muschietti incluso se hace lugar para incluir la secuencia central de su cortometraje-, lo sugerido pierde todo su terreno y la liviandad del interrogante queda totalmente expuesta. Cae en el lugar común porque lo necesita, con el costo en el camino de explicar aquello que funcionaba bien por carecer de respuesta. Aún así el film funciona perfectamente por tratarse de una de las apuestas más redondas que el presente del género tiene para ofrecer, incluso cuando acaba por olvidar que uno de los miedos más grandes es a lo desconocido.
El amor infinito de una madre sumado a la fantasmagórica capacidad de vivir por siempre, es una combinación de temer si se intenta hacer daño a esas pequeñas criaturas. Esta protección sobrenatural es con la que cuentan las hermanas Victoria y Lilly y gracias a la cual han logrado sobrevivir durante cinco años aisladas del mundo en una pequeña cabaña. Abandonadas allí por su inestable padre (luego de que el hombre asesinara a sus socios y a su esposa), es su tío quien un lustro y miles de dólares después logra dar con su paradero y decide adoptarlas a pesar de la condición cuasi animal con la que se comportan sus sobrinas. Pero las hermanas no se mudarán solas a la casa de la pareja que conforman Jessica Chastain (en su perfil dark, rockera, tatuada hasta la medula pero tierna en lo más profundo de su ser) y Nikolaj Coster-Waldau: el espíritu a quien las niñas llaman Mamá irá tras ellas. El director argentino Andy Muschietti y el productor Guillermo del Toro adaptaron el cortometraje homónimo, transformando la premisa de aquel inquietante producto audiovisual en una cinta mainstream capaz de funcionar en varios mercados internacionales. En adición a los adultos anteriormente mencionados, el trabajo de casting arrojó dos precisas elecciones a la hora de las perturbadas criaturas: Megan Charpentier e Isabelle Nélisse son las indefensas huérfanas adoptadas por un fantasma que mucho tiene para explicar de su historia personal pero cuyos celos voraces no le permiten soltar a las criaturas cuando aparecen tutores de carne y hueso. Propuesta que se enfilaría dentro del suspenso más que del terror (los sobresaltos existen, pero son pocos y lo menos importante del relato), Mamá se propone analizar la involución del hombre frente al aislamiento social, el poder de los espíritus que no lograron encontrar la paz suficiente para partir de este mundo y el sacrificio eterno e inmortal que una madre está dispuesta a hacer por sus hijos.
Hallazgo en una temática con obras últimamente muy cuestionadas Con lo mal que veníamos en el género del terror en los últimos tres años que se estrene una buena, es un verdadero hallazgo. Luego de matar a su esposa, el papá se lleva a sus dos hijas a una cabaña del bosque, donde intenta disponer de ellas hasta que algo se lo impide. Títulos. Tiempo después, el tío de ellas las sigue buscando. Y las encuentra nomás. Las chicas están en estado semisalvaje y fueron criadas por… Ante todo, “Mamá” es un título que no deja mucho lugar a la imaginación. Sucede que si uno lo relaciona con este tipo de películas, con sólo pensarlo un poco la cosa se vuelve más macabra. Justamente este factor es el que ayuda a una constante generación de climas entre angustiantes y siniestros, remarcados por una fotografía gélida que transmite como pocas veces la alucinante soledad de los bosques. También la dirección de arte, la edición y hasta la música no abusa tanto del poder de anticipación, a lo sumo puede achacársele algunos golpes de efecto de sonido que ya parecen inevitables. El argentino Andres Muschietti debuta con gran pericia a la hora de manejarse con un producto hollywoodense. Casi se podrían adivina los lugares en donde, de no ser por la intervención de Guillermo del Toro como productor, la cosa hubiera sido aún más interesante, acaso más de autor. De todos modos hay aspectos raros, como por ejemplo el cambio arbitrario de punto de vista que pasa del tío, a las chicas, o a su mujer, pero esto no va en desmedro de un relato bien hecho. Al elenco le sobra talento. Bien Nikolaj Coster-Waldau en el papel del tío y Jessica Chastain componiendo una suerte de antagonismo de la maternidad. Las dos chicas, merced a una brillante dirección de actores, están estupendas. Tanto Megan Charpentier como Isabelle Nélisse logran transmitir un estado salvaje e impredecible. Párrafo aparte para el flaco y huesudo Javier Botet, su composición del personaje del título remite a lo que Andy Serkis hace con Gollum en la saga de “El señor de los anillos”. Claramente no sería lo mismo sin su trabajo. Parece mentira la necesidad de mencionar casi todos los rubros, pero un exponente del género como “Mamá” lo merece. Fíjese que todavía no mencioné el requisito principal de una película de terror y que aquí se cumple con creces: asustar. Vaya al cine dispuesto a engancharse con la historia… y con el apoyabrazos de la butaca.
¿Cuánto vale poder pegarnos unos buenos sacudones en la comodidad de la butaca en medio de la oscuridad de una sala de cine?, los seguidores del género del terror saben que esa puede ser una sensación inigualable, en definitiva ¿no es buscando eso que se paga la entrada?; y cuánto más vale si estamos en presencia de una película que se destaca por su originalidad, por sorprendernos cuando esperábamos ver más de lo mismo. Lo aclaro desde un principio, "Mamá" es la típica historia de fantasmas que se nos viene contando desde tiempos incontables, pero con varios elementos que la hacen destacar y convertirse en una experiencia muy original, y ciertamente muy aterradora “a pesar” de los escasos recursos de su producción. Desde ya un largo tiempo fuimos aprendiendo que EE.UU. no tiene el monopolio en films de terror, muchas de las mejores películas del género no provienen de ese país (es más cuando intentan hacer remakes en su gran mayoría las arruinan); y como ya se probó en otras ocasiones (también de la mano del productor Guillermo del Toro, entre otros) España suele ser un territorio muy fértil a la hora de provocar buenos sustos en la pantalla. Si bien esta co-producción española canadiense suena, y en parte se siente, a producto hollywoodense, lo cierto es que el origen de su estilo debemos encontrarlo, bienvenido sea, en películas como El Orfanato, La Séptima Víctima y Los ojos de Julia. La historia comienza a todo ritmo, debido a la crisis financiera - ¿extraño golpe político? – un padre asesina a su esposa y escapa con sus dos hijas pequeñas al bosque, también con el mismo plan de matarlas. Pero cuando llegan a la cabaña alejada algo aguarda, algo que no vemos pero que termina con el padre protegiendo a las nenas. Pasan cinco años y Lucas, el hermano de Jeff – el padre de las chicas - (Nikolaj Coster-Waldau en doble papel), sostiene una investigación para dar con su paradero, y cuando ya casi todas las esperanzas están perdidas, las encuentran a ambas, salvajes, inadaptadas, viviendo en armonía con la naturaleza del bosque. Lucas está en pareja con Annabelle (Jessica Chastain), integrante de una banda de rock que ya desde el principio demuestra su alegria por no ser madre; pero en medio de una disputa por la tenencia de las niñas con una tía, ambos se mudarán e intentarán comenzar una convivencia, aunque dejando las cosas bien claras, ellos no son los padres. De inmediato las cosas saldrán mal, Victoria y Lilly (las hermanas) aparentemente hablan con la pared, hacen dibujos extraños, y se refugian invocando lo que parece ser un ser irreal creado por sus afectadas mentes, Mamá. Adelantar más de la trama sería entre obvio y molesto, por supuesto que las cosas se saldrán de control, y se iniciará otra batalla por la tenencia. Un dato que hace curiosa a esta película en nuestro país, es que su director y guionista es el argentino Andy Muschietti (tal cual se presenta en los títulos), y en realidad está basada en un corto anterior del mismo. Tanto en el guión como en la puesta en escena, el hombre sabe dosificar bien los ingredientes, la historia se sostiene perfectamente cuando menos muestra; el film está lleno de escenas sutiles que manejan muy bien el horror psicológico y es ahí donde cobra fuerza. En un momento se hará más explícita, el fantasma se hará presente, y (quizás por un exceso de CGI) el asunto perderá algo de potencia. Un punto fuerte, además del opresivo clima logrado, son las actuaciones, como siempre sucede en estas películas, Megan Charpentier e Isabelle Nélisse (Victoria y Lilly) son dos pequeñas grandes actrices y realmente meten miedo en frasco chico. Pero las palmas se las vuelve a llevar Jessica Chastain, rompiendo el concepto de “no hay que trabajar con niños”, su composición de Annabelle como una mujer que rehúsa de ser madre aunque es obligada es minuciosa y excelente... más allá de la espantosa peluca morocha que lleva. Adelanto solo algo, el final dividirá las aguas, no será del agrado de todos, pero lejos está de arruinar lo visto hasta el momento, y para este humilde cronista encaja perfecto con el tono general del film. "Mamá" es una experiencia que bien vale ser apreciada como se debe, en pantalla grande, en plena oscuridad y con un buen sonido que destaque sus detalles; puede ser una experiencia imperdible.
Un thriller sobrenatural y de corte psicológico. Este film se presentó en el Festival de Sitges de 2008 inmediatamente el publico quedó impactado, más siendo el productor ejecutivo Guillermo del Toro ("El origen de los guardianes", "Gato con botas"), y apadrina el debut en el cine al argentino Andrés Muschietti (viene del exitoso cortometraje “Nostalgia en la mesa 8”). Viene del cortometraje Mamá, estrenado por Andrés Muschietti en idioma español el año 2008. Protagonizada por Jessica Chastain y Nikolaj Coster-Waldau. Se estrenó en Estados Unidos el 18 de enero, siendo la más taquillera en el primer fin de semana, Y en España obtuvo una recaudación de 2,6 millones de euros en su primer fin de semana. Los primeros minutos resultan inquietante cuando un hombre de negocios mata a varios de sus socios y a su ex esposa y huye junto a sus dos hijas: la joven Victoria y la pequeña Lilly; transitan un bosque nevado, algo sucede, llegan a una cabaña abandonada, una vez allí tal vez toma una decisión desacertada. ¿Qué sucedió? ¿Cómo se sienten las niñas? ¿Cómo vivirán ahí? Cinco años después, el tío de las niñas, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), sigue buscando a su hermano y a sus sobrinas junto con su novia, Annabel (Jessica Chastain). En esa intensa búsqueda terminan encontrando un automóvil estrellado y a las niñas en la cabaña. Algo les sucedió a Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse) son puestas en terapia psiquiátrica con el Dr. Dreyfuss (Daniel Kash). Pero nada le resulta sencillo a Lucas en su lucha por la tenencia de las niñas, cuando aparece una tía rica por la parte materna Jean (Jane Moffat) que las reclama. El Dr. Dreyfuss les sugiere a Lucas y a Annabel que se muden con las niñas a un hogar especialmente diseñado para realizar estudios psiquiátricos. Pero comienza a suceder una serie de hechos bastantes extraños. Annabel es un personaje bastante importante dentro de la historia. Surgen varios interrogantes, saber que pasó, y como son los personajes. El cineasta comienza a manejar todos los elementos y crea todos los climas que da el género y lo hace bien, a través de efectos digitales, juega con la gama de grises, entre otros, con tenues y ligeros movimientos de cámara con los que va provocando la tensión del espectador, utiliza el sobresalto y aparece los infaltables : problemas eléctricos, sombras, mariposas, planos que muestran el pasillo de la casa y la habitación de la niñas donde la pequeña Lily juega con alguien o algo y la incógnita que aparece como el factor sorpresa. Inquietante, con paredes que se mueven, donde el enigma es: ¿quién es “Mama”?. La música se presenta en los momentos apropiados y también contiene algo de thriller psicológico.
Amores (sobrenaturales) que matan Mientras el ambiente cinematográfico estaba pendiente de la temporada de premios, la noticia de que un filme de terror hispano-canadiense, dirigido por un argentino, estaba asaltando las taquillas estadounidenses, fue una sorpresa. Sorpresa que trajo a la memoria cuando Alejandro Amenábar atacó con “Los otros”, que pese al rostro de Nicole Kidman, Fionulla Flanaggan y el resto de elenco, había sido realizada enteramente en España. Y que comenzó a explicarse al ver que su productor ejecutivo era Guillermo del Toro, el mexicano que rodó en España “El laberinto del fauno” y produjo “El orfanato” de Juan Antonio Bayona. Y que se explica más cuando se la vincula con el trabajo de los catalanes Jaume Balagueró (“La séptima víctima”, “[Rec]” y “[Rec] ²”, “Mientras duermes”) y Jaume Collet-Serra (“La casa de cera”, “La huérfana”) quienes también han empezado a trabajar en inglés y con actores anglosajones de prestigio. Lo novedoso es la aparición del director argentino Andrés Muschietti, director publicitario que debuta en el largometraje con esta producción (tras haber participado como asistente o colaborador en un par de filmes argentinos, rodar un par de cortos y asistente de producción local en “Evita”). A la sazón, junto a Neil Cross y su hermana Bárbara, adaptó uno de esos cortos que los Muschietti hicieron en castellano. Para ello armaron un elenco estelarizado por la ascendente Jessica Chastain (nominada al Oscar por “La hora más oscura”) y Nikolaj Coster-Waldau (conocido por la serie “Game of Thrones”). Todo en familia La historia es la siguiente: Jeffrey Desange, un financista, asesina a dos colegas, va a la casa de su ex mujer, la ejecuta también y se larga con sus dos hijas, la casi bebé Lilly y la más mayorcita Victoria. Disparado sin rumbo por un camino nevado, patina y se estrella en un árbol fuera de la ruta. De allí parte con las niñas para refugiarse en una cabaña. Cuando está a punto de matar a Victoria, una presencia voladora se lo lleva. Las nenas quedan solas... pero alguien les acerca una cereza. Cinco años después, Lucas, el hermano de Jeffrey, sigue buscando alguna pista. Cuando se está quedando sin dinero los rastreadores que contrató encuentran el auto, la cabaña y a sus sobrinas, que se han convertido en seres casi animales; especialmente Lilly, que era muy pequeña cuando se alejó de la sociedad. El doctor Dreyfuss intenta integrarlas, para lo cual Lucas debe mudarse a una casa que le darán los servicios sociales y cambiar un poco de vida, a cambio de la tenencia de las niñas. A la que no le gusta la idea es a su novia Annabel, quien hasta el momento era feliz tocando el bajo en su banda punk, y ahora debe convertise en madre adoptiva de dos dulces monstruitos. Pero las nenas tienen otra “Mamá” dando vueltas... Y hasta acá contamos, ya que este punto comienza a ponerse buena la cosa. Chicas feroces Chastain se luce desde la propia imagen: con el pelo corto y oscuro de Annabel (que resalta la inusual belleza de sus afilados rasgos), su piel pálida surcada por tatuajes y sus remeraws de Ramones, Misfits y Karl Marx (a ningún director estadounidense se le hubiese ocurrido), transmite una imagen más cercana a la Lisbeth Salander de la trilogía “Millenium” que a la hierática y pulcra Maya de “La hora más oscura”. Y no es cabeza de afiche sólo por su actual celebridad: es la encargada de llevar el mayor peso dramático del filme... por lo menos por la parte de los adultos. Coster-Waldau acompaña bien, en un doble rol inteligentemente bien asignado: interpreta tanto al enloquecido padre de las niñas como al atribulado Lucas. Pero la película no funcionaría sin el trabajo magnífico que se logra desde la dirección actoral con las dos pequeñas protagonistas: Megan Charpentier como la semisalvaje Victoria e Isabelle Nélisse como la bestial Lilly, que ya da miedo por sí misma, aunque no hubiese nada más sobrenatural en el filme. A la japonesa Que lo hay, y bastante: Muschietti apuesta por una estética orientada al cine de terror nipón (“La llamada”, “El grito”), con sus fantasmas de largas cabelleras, manchas en la pared, invasiones de insectos, pasillos de hospital con luces parpadeantes y algunas otras imágenes que por ahí caen un poco en el cliché pero siguen funcionando. Especialmente cuando se sugiere más de lo que se muestra (el ropero entreabierto, Lilly jugando con alguien que no es su hermana), o cuando aparecen flashes del fantasma, o cuando se mezclan el sueño y la vigilia. Valga destacar también la secuencia de títulos, que relata con el estilo de dibujo de las nenas el proceso que va desde que se quedaron “solas” hasta que son encontradas, con su adopción de la postura cuadrúpeda, en un marco de inocencia que contrasta con lo temible del trasfondo. Sin ser demasiado terrorífica, y sin inventar nada explosivamente novedoso, la ópera prima de Muschietti logra sus objetivos, metiéndonos de lleno en su visión particular de lo ultraterreno.
Sobresaltos que van perdiendo sorpresa Andrés (Andy) Muschietti es argentino, actor, guionista, director asistente, director de episodios de series televisivas y de cortometrajes. En 2008, con producción de su hermana Bárbara, Andy realizó Mamá , una cinta de pocos minutos donde muestra a dos niñas temerosas por el regreso a casa, y en plena vigilia, de la dama del título. La escalofriante sensación de Victoria y Lily pronto encuentra sentido ante la mirada del espectador. Quien quiera verlo, puede consultar en páginas de Internet donde se encuentra disponible y tendrá algún anticipo de Mamá (2013). El largometraje inspirado en aquel material de origen español, llegó a pantalla como debut en grande de Muschietti, quien esta vez coescribió el guión con Bárbara, y lo dirigió, respaldado en la producción por nada menos que Guillermo Del Toro. Y se nota. La impronta del director de trabajos efectivos como El espinazo del diablo, El laberinto del fauno o El orfanato trasluce de principio a fin en el tono de Mamá, que también recuerda a algunas cintas de terror nipón. No obstante, el corto Mamá aparece prácticamente calcado en una de las secuencias más inquietantes de esta nueva película, que las tiene y muchas. El relato cuenta que las pequeñas Victoria y Lilly quedaron abandonadas en una cabaña perdida en medio de un bosque en apariencia inhabitado. Poco antes, su padre asesinó a su madre y a consciencia de la tragedia que acababa de desatar, el hombre huyó y se refugió en esa casucha. Aturdido por la desesperación, no llega a advertir del peligro que lo acecha y hace presa. Cinco años más tarde, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), hermano gemelo del padre de las niñas, quien ha gastado una fortuna en la búsqueda de su familia, recibe la noticia de que Victoria y Lilly han sido encontradas. Habiendo sobrevivido en territorio salvaje se parecen más a las bestias que a los seres humanos. Lo curioso del caso, es que ambas sostienen haber sido cuidadas por "mamá". En pareja con Annabel (Jessica Chastain) --una rockera con ningún instinto maternal--, Lucas asume la responsabilidad de velar por Victoria y Lilly, ayudado por un psicólogo interesado por el asunto. Pero las vueltas de la vida terminan dejando sola a Annabel con las chicas, y a expensas de una presencia maligna que se ha introducido en la casa. La secuencia de créditos que sucede a la introducción se encarga de informar al espectador, por medio de dibujos de las niñas, acerca de la experiencia vivida por ellas y la existencia del personaje que da nombre al largo, datos que el relato hace advertir a los protagonistas adultos hasta muy entrado el metraje. Esto, y la pronta aparición de la criatura le quitan una importante cuota de sorpresa a la narración. Puesto en conocimiento o al menos sugerencia de lo que puede suceder, al cinéfilo sólo le queda preguntarse "cuándo". Mientras tanto, sí, puede disfrutar de escenas muy bien interpretadas por Jessica Chastain y por las niñas Megan Charpentier e Isabelle Nélisse, un plus para el Muschietti como director de niños actores. En lo que a libro refiere y no obstante su potencial para más, Mamá depara algunos buenos sobresaltos hasta un final al uso y costumbre salomónica de Del Toro y de algunos de sus colegas japoneses que el cine norteamericano supo emular.
Que nadie se atreva... En el 2008 el argentino Andrés Muschietti realizó un corto llamado Mamá, con 3 minutos de duración, buen clima y de terror. Este corto da vuelta por algunos festivales nacionales e internacionales y se lo puede ver en la web desde aquel entonces. Guillermo Del Toro, quien vé decenas de cortos al año, vió el corto porque se lo mostró un amigo y en el mismo vió tres cosas: elegancia, estilo y miedo "miedo muy fuerte". Dijo puntualmente que había "una buena historia, una buena producción y una muy buena narración". Del Toro se puso en contacto con Muschietti y le dijo "quiero producirte una película de Mamá, un largo de ese corto". Se reunieron en un hotel de Beverly Hills y comenzaron a tirar ideas para hacer la historia más larga. Del Toro le dijo a Muschietti: "Hay dos posibilidades de hacer Mamá, en español: con total libertar sobre todo o en inglés: peleando por las libertades pero con un presupuesto mucho más alto". Se optó por la última opción. El resultado es una película de terror dirigída por Muschietti y escrita por él mismo con ayuda de su hermana, Bárbara Muschietti. Aunque no figure, Del Toro repasó el guión y el screenplay final. Cinco años atrás, el mísmo día que su madre fue asesinada, las pequeñas Victoria y Lily desaparecieron en el bosque. Su tío Lucas (Nikolai Coster-Waldau) las buscó sin parar junto a su novia Annabel (Jessica Chastain), tiempo después las encontraron. Las llevan a vivir con ellos y descubren que hay algo raro junto a ellas... "Rica de estímulos visuales" diría algún crítico de diario. La historia es buena, las actuaciones de las niñas (Megan Charpentier y Isabelle Nélisse), sobretodo, destacan, el clima cumple con creces y la narrativa es magnífica. Lo mejor de Mamá no son los sustos y efectos especiales, que por lo general es a donde apuntan los realizadores estos últimos tiempos, sino la belleza extraña que se consigue mediante imágenes; esa mezcla entre inquietante pero hermoso. Es destacable el manejo de los tiempos y climas logrados con la edición, pasamos de un susto importante a reírnos con otra escena, para descomprimir un poco y seguir disfrutando del film, no siendo solo un sufrimiento para asustadizos. Sin contarles nada de la historia, como de costumbre, les digo que el final de Mamá tiene algo que no se hace nunca en Hollywood y mucho menos es politicamente correcto, es jugado y muy interesante. Es un hecho que ocurre en el mismo que es destacable. Al film le fue lo suficientemente bien el primer fin de semana en norteamerica como para que haya una segunda parte a futuro. Si es así y viene de la mano del mismo director... bienvenida sea. Quizás también le interese:
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Oh mamá, ella me ha asustado Lo decíamos al ver la reciente y relevante "La cabaña en el Bosque", cada tanto en cine de género se descuelga con un filme atractivo, con ideas y bien llevado. Esto es que da lo que sirve para el disfrute máximo del espectador-fan, multiplicando posibilidades de oxigenar un género que ofrece muy seguido basura. Esta producción de origen Canadiense-española, producida por el inefable Guillermo Del Toro, que siempre en sus elecciones sabe de calidad y olfato comercial, es el debut en la dirección de un largometraje del argentino -radicado en españa- Andrés Muschietti, quién desde el vamos se prodiga una carrera con futuro promisorio. Aquí brinda una historia donde dos pequeñas niñas son buscadas durante 5 años por su tío, ya que han desaparecido junto a su padre misteriosamente, el mismo día que éste matara a su madre. Las nenas aparecerán pero en estado semi-salvaje y acompañadas por la madre adoptiva del título, qué además tiene atrás su propia historia. La peli enhebra su narración con absoluta truculencia, con momentos de marcado espanto, es decir no hay sangre a borbotones, ni muertes espeluznantes sino ese terror inteligente de filmes como "Los otros" (Alejandro Amenábar, 2001), dándole al espectador la manera de asustarlo más subjetiva: con lo que no se vé o apenas..!. La actuación de Jessica Chastain es sobresaliente como es de esperar y luce como irreconocible morocha, las nenas son pichones extraordinarios actuando -uno se cree todo lo que les sucede y no es poco-, y el actor Nikolaj Coster-Waldau es danés y lo vimos en otra inolvidable del año pasado: "Cacería implacable". Lo dicho, es un muy ejemplo del género horror en el cine, ofrece una historia aceptable, bien contada y artísticamente excelentemente producida.
Éxito sorpresa en los EE.UU., este film de terror español, rodado en inglés por un realizador argentino tiene lo que muchas películas del género hoy han despreciado: un auténtico clima perturbador y de suspenso. Un asesinato, dos niñas perdidas y una presencia fantasmagórica son los ingredientes y, es ocioso decirlo, forman parte del repertorio del género. Pero hay algo más: la manera cómo el film está narrado hace que cada indicio, cada pequeño avance del horror sume y multiplique lo anterior. En eso tiene mucho que ver especialmente la dirección de actores y el talento de personas como Jessica Chastain (recientemente vista en La noche más oscura), cuya capacidad para crear una persona real viviendo circunstancias extraordinarias es enorme. En todo caso, el problema de la película, aquello que la hace imperfecta (pero un film imperfecto siempre es interesante) es que podemos adelantar sus golpes de efecto, cronometrados casi a reglamento. Pero funcionan, y en eso reside el encanto malévolo de un film que, en el fondo, no es más que otro cuento de hadas perverso.
Madre es la que cria no la que engendra Cuando uno ve los bodrios que últimamente está dando el género del terror, inevitablemente piensa que las ideas se acabaron y que todo viene en picada, pero de vez en cuando aparecen títulos como "Mama" que renuevan las esperanzas y entretienen como pocas veces se puede lograr en la gran pantalla. El director argentino Andrés Muschietti, apadrinado por nada más y nada menos que Guillermo del Toro ("El laberinto del fauno", "El espinazo del diablo"), convierte en largometraje aquel corto de 3 minutos que tantos elogios le valió en el festival de cine fantástico de Sitges en 2008. La historia se centra en 2 niñas que luego de que sus padres murieran de forma trágica (especialmente dinámica e interesante esta parte), quedan abandonadas en una misteriosa cabaña en el bosque, en donde tendrán que convivir con una extraña presencia espectral que desempeña un rol maternal. Las niñas, que vivieron más de 5 años en estado semi salvaje, finalmente son encontradas por su tío (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia (Jessica Chastain), quienes las llevan a vivir con ellos sin saber que una tercera presencia las acompaña. Por supuesto, todo irá de mal en peor cuando "mama" se sienta reemplazada y los celos desaten su ira. La combinación de guión y tensión es sencillamente espectacular. Más allá de algunos descuidos mínimos en la dinámica del film, el trabajo conjunto de Andrés Muschietti y su hermana Bárbara logra crear una historia atrapante de principio a fin. Los personajes son hipnóticos, desde Annabel, una rockera con poca simpatía por los niños, interpretada con mucho carisma por Jessica Chastain, hasta la más pequeña de las hermanas cuyo rol es perturbador y da el puntapié final para el desenlace. Los primeros 15 minutos son super dinámicos y abundan en tensión, lo que nos predispone muy bien para lo que va a seguir. "Mama" vuelve a las bases del género fantasmagórico y lo fusiona con personajes modernos logrando una propuesta distinta, que se aleja de la tendencia hacia los "fake documentaries" que se viene aguantando últimamente y que no tiene miedo de tomar decisiones de guión impactantes que le sumen valor agregado al film. ¡Una buena para el cine de terror!
Las hermanitas sean unidas Dos hermanitas desaparecen el día en que su padre mata a su madre; cinco años después, el tío de las niñas, que no ha renunciado a encontrarlas, las halla milagrosamente vivas. Las chicas van a vivir con él y con su pareja, pero una presencia extraña las acompaña. Uno de los mayores aciertos de "Tiburón", aquella sorprendente realización que catapultó a la fama a Steven Spielberg, fue la idea de ocultar al monstruo todo lo posible y sólo sugerir su presencia con tomas subjetivas y efectos de sonido. Después supimos que el director lo hizo porque no estaba conforme con la apariencia de su tiburón de utilería, que las restricciones presupuestarias de la producción le impedían mejorar. Pero el suspenso que logró crear sin mostrar explícitamente las imágenes del escualo están entre lo más logrado de su abundante filmografía. En esta película del realizador argentino Andrés Muschietti, las primeras tomas parecen adherir a estos principios "spielbergianos"; el director presenta el tema con gran eficiencia y con mucho ritmo; al mismo tiempo, va creando una atmósfera inquietante alrededor de la presencia de las dos pequeñas halladas milagrosamente vivas después de cinco años de aislamiento y una suerte de reducción al estado salvaje. Luego pinta con precisión el cruce de relaciones entre la pareja del tío de las chicas (gran aporte de Jessica Chastain) con las pequeñas, y la trama avanza entre algunos golpes de efecto demasiado obvios y escenas de bien lograda tensión dramática. Una vez que el relato comienza a hacer centro en la revelación del misterio de la inquietante presencia que acompaña a las chiquitas (convincentes las participaciones de Megan Charpentier e Isabelle Nélise), las escenas pierden fuerza, justamente porque la aparición deja de ser una sugerencia para tomar formas concretas; es aquí donde Muschietti se aparta de la sabia experiencia de Spielberg y sucumbe a la tentación de explotar los efectos especiales y las inmensas posibilidades visuales que ofrece la tecnología del cine de gran presupuesto. Coincide este momento con el tramo de mayor debilidad del argumento, que abandona los planteos originales y atractivos del comienzo para internarse abiertamente en las convenciones del género. De esa manera se mantiene la película hasta el final, con un remate que si bien no es convencional, no está en línea con la más que interesante propuesta inicial. Con todo, es cierto que la realización resulta impecable, que el ritmo de la narración mantiene la atención de los espectadores a lo largo de todo el metraje, que el encuadre y la fotografía presentan ideas atractivas (con planos secuencia muy bien estudiados) y que las actuaciones son muy correctas. Todo esto asegura la diversión y el entretenimiento de los espectadores, que es lo que generalmente buscamos cuando vamos al cine.
En las salas mundiales está proyectándose Mama (Andrés Muschietti, 2013), el nuevo film hispano-canadiense de terror que a partir de bases más que trilladas nos entrega una historia innovadora. El film parte de un corto homónimo realizado por el mismo director en 2008, que en realidad sólo constituye una escena de lo que luego será la película. Este corto realizado por el director argentino radicado en España, llama la atención del director de cine fantástico Guillermo del Toro, quien propone hacer del corto Mama un largometraje, convirtiéndose en la opera prima de Muschietti. La historia de Mama es sobre todo escalofriante: Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse) quedan huérfanas en una cabaña en un inhóspito bosque luego de que su padre mate a su madre y que después él muera atacado por algún ser extraño irreconocible. Su tío Lucas (Nikolaj Coster-Waldau) no se da por vencido y luego de varios años de desaparición encuentra a sus sobrinas en la tenebrosa cabaña; sólo que en un estado deplorable y de cuasi animalidad. A partir de esto, Lucas, su novia Annabel (Jessica Chastain) y el doctor Dreyfuss (Daniel Kash) cuidarán de las niñas pero descubrirán que en la cabaña no estuvieron solas y que esa presencia aún sigue con ellas. Como todo thriller sobrenatural tenemos las permanentes insinuaciones del espíritu, los signos de una presencia ajena en la vida cotidiana, los cambios en los personajes afectados y el proceso de aceptación de que aquel fenómeno sobrenatural está efectivamente sucediendo. Pero en Mama a esto se le agrega (no se le contrapone, sino que se le agrega) la visión psicológica: la vivencia de lo sobrenatural y de la orfandad es analizada paso a paso por el personaje del médico que es una pieza de conocimiento fundamental. Es innovadora, podemos decir, en este sentido ya que articula la ciencia y lo sobrenatural. Pero, al mismo tiempo prevalece un desarrollo de la acción predecible y trillado. Aunque lo que se presenta como genuinamente aterrador es la idea de la historia: un espíritu materno que vela por estas niñas que han cambiado su carácter y dependen de esta oscura presencia. El recurso del espíritu está muy bien manejado hasta un cierto punto en que deja de ser temeroso y se convierte en ridículo, lo cual llega a provocar la risa. Durante muchas secuencias la inminente presencia es de verdad aterradora. El espacio de la casa está hábilmente manejado, para que el tránsito por las escaleras, pasillos y habitaciones produzcan adrenalina y sobrecogimiento en el espectador. Pero acercándose al final, lo que venía siendo un interesante armazón terrorífico y psicológico, se desvanece en sensiblerías y clichés. Un film con una interesante propuesta pero que pierde un poco su fuerza. Recomendable para unos buenos momentos de adrenalina, sin pretensiones de complejidad o mucha innovación en el género.
En el género del terror, el suspenso y lo fantástico, hoy en día es bastante difícil encontrar algo de calidad, y menos aun cuando de espíritus y apariciones se trata. Sin embargo, Mamá (2013), dirigida por el argentino Andrés Muschietti y producida por Guillermo del Toro, parece en un principio ser más de lo mismo para luego tornarse cada vez más interesante a medida que transcurren los minutos. El cine de género español supo encontrar su lugar en varios países y reclutar su público fiel hace ya varios años. Su estructura y estilo parecen basarse principalmente en salirse de los cánones hollywoodenses para ir mucho más allá y aportar más de lo que estamos acostumbrados. En el caso de Guillermo del Toro en particular, obras maestras como El laberinto del Fauno (2006) y El Orfanato (2007) confieren una estructura dramática y un guión por demás sobresalientes y se escabullen en un suspenso y terror pocas veces visto en los últimos tiempos. A pesar de ser mexicano, del Toro acostumbra a trabajar con actores españoles y a pesar de estar actualmente mucho más cerca de Hollywood que antes (ahora vive en Los Ángeles), parecería que no se permite a sí mismo contagiarse de las pestes del cine yanqui. Se nota su mano en la selección del casting: sobresaliente Jessica Chastain (nominada al Oscar este año como mejor actriz por La noche más oscura) y las dos nenitas con actuaciones fenomenales. Por su parte, Muschietti supo captar el estilo de del Toro a la perfección y nos brinda una historia plagada de sobresaltos, sustos y sobre todo niños. Mamá relata la historia de dos nenas que, por extrañas circunstancias familiares, se quedan solas en una casa abandonada en el medio de un bosque. Luego de 5 años, son encontradas por su tío totalmente alienadas, sucias y hasta agresivas con el entorno, pero se descubre también que las pequeñas fueron cuidadas en ese tiempo por alguien de quien se desconoce su paradero y existencia. Es cierto que al principio somos testigos de una historia ya contada por miles de directores, pero en el transcurso del metraje nos metemos en el territorio de un relato más bien triste, que es la base de la película y en el que una vez más los niños son el foco del terror durante un largo rato, aunque no representen una amenaza. Volviendo hacia atrás, el principio está colmado del más oscuro terror psicológico y forma un combo ideal para la etiqueta de "Películas para no dormir". En síntesis, Mamá es contundente y lógica a su propósito. Contiene un guión a veces repetido pero sólido, que sabe mantener el miedo y el suspenso hasta el final. ¿Un dato curioso?... el personaje de Mamá lo interpreta Javier Botet (http://www.javierbotet.com/), el mismo actor que hizo de la Niña Medeiros en la saga de Rec. Su contextura física lo lleva a encarar mayormente papeles monstruosos y espíritus malignos. Este personaje fue además retocado de forma digital, especialmente en su rostro, pero lo impresionante es su realismo. 3/5 SI Ficha técnica: Dirección: Andrés Muschietti Guión: Andrés Muschietti, Neil Cross, Barbara Muschietti Género: Terror Origen: Estados Unidos Duración: 101 minutos Clasificación: AM 13 Distribuidora: UIP Reparto: Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau, Megan Charpentier, Isabelle Nélisse, Daniel Kash, Jane Moffat, Javier Botet, Julia Chantrey, Morgan McGarry, Sydney Cross, Jayden Greig, Pamela Farrauto
"Fantasmas del pasado" Guillermo del Toro como productor tiene estas cosas que uno como espectador entiende, pero acepta y celebra hasta ahí nomas. En el 2007 le dio el empujón necesario a Bayona para que filmara su primer proyecto (“El Orfanato”), después fue artífice del fallido regreso de Vicenzo Natali al cine (“Splice”), estuvo involucrado en el spin-off de uno de los personajes más divertidos de “Shrek” (“El Gato con Botas”), fracasó rotundamente con su incursión al mundo de las remakes (“No temas a la oscuridad”), volvió a ser clave para desarrollar una gran película de animación (“El Origen de los Guardianes”) y ahora fue el padrino artístico de la sobrevalorada opera prima del argentino Andrés Muschietti conocida como “Mamá”. Basada en un corto, que él mismo filmó en el 2009 con un presupuesto inferior a los 40.000 euros, el largometraje de “Mamá” cuenta obligadamente la misma historia del peculiar fantasma que persigue a sus hijas, solo que en un contexto más amplio en donde las niñas huérfanas (luego de un raid de locura de su padre) quedan bajo la tutela de su tío (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia (la hermosa Jessica Chastain). El primer gran problema que tenemos a la hora de hablar de “Mamá” es que su impresionante éxito económico en los Estados Unidos, avalado por criticas y opiniones dispares, la posicionan como una de las películas de terror del año cuando en realidad el primer trabajo de Muschietti está a años luz de provocar sustos en la audiencia o quitarle el sueño a los más chicos. “Mamá” comete un grave error al caer en el mismo esquema de las ya para nada entrañables historias de fantasmas rencorosos que caracterizaron al “Horrror-J” en su momento, convirtiéndose así en un producto tedioso, lento y aburrido que intenta emular lo mejor de “The Ring”, “The Grudge” y cualquier otra producción de ese sub-genero que gracias al cielo ya se extinguió. El segundo gran problema de esta producción es que intenta copiar esas líneas (repito, no lo suficientemente aterradoras para mantenerse en el tiempo) pero insertando un personaje fantástico que parece salido de algún cuento para adolescentes y que no genera miedo ni siquiera en los propios personajes del film. Solo Annabel (Chastain) sufre por las apariciones de este bizarro personaje, cuyo accionar está justificado y avalado desde el minuto cero (lo que convierte a la película en algo predecible). El resto de nuestros protagonistas ve las apariciones de Mama como algo divertido, por lo que el espectador termina tomando esta postura hacia el final de la película ya que es la única salida viable para hacer llevaderos los casi 100 minutos que dura el relato. Visualmente el trabajo en la fotografía de Antonio Riestra (Amores perros) y los efectos visuales de la vieja escuela que convirtieron a Javier Botet en el excéntrico fantasma que le da título a la película son dignos de aplausos, al igual que la correcta banda sonora a cargo de Fernando Velázquez y las actuaciones de Jessica Chanstain y las niñas Megan Charpentier y Isabelle Nélisse. El resto de los elementos que componen a “Mamá” me parecen completamente sobrevalorados, ya que en definitiva estamos frente a una película que en su afán de asustar a medida que avanza el relato, ser innovadora, contar una historia con una gran factura técnica y estar bien actuada termina pecando gravemente y se convierte en un plagio, mal hecho y aburrido, de otros productos que hace varios años atrás asustaron a una generación pero hoy nadie los recuerda. Si te comiste todos los slogans publicitarios de “la mejor película de terror del año” y las críticas de personas que se quedaron con los esquemas antiguos y aburridos de este género, vas a entrar con las expectativas muy altas a ver “Mamá” y el golpe va a ser durísimo: Estamos frente a una de las producciones más infantiles y aburridas del año.
Criadas por un fantasma El mexicano Guillermo Del Toro es un cineasta interesante. Sus películas de terror y fantasía, ya sean escritas, producidas o dirigidas por él, se amoldan muy bien a lo que pretenden los grandes estudios y nunca dejan sabor a poco. El cine de Del Toro es como un subproducto afilado y masivo del cine de Tim Burton, al que incluso últimamente supera en intensidad, en concepto y (de seguir así) próximamente en taquilla. Mientras prepara la secuela de El Hobbit junto a Peter Jackson, Mamá es su última producción de terror en la línea de la aclamada El orfanato (2007) o No le temas a la oscuridad (2011). Y es tan buena o mejor que sus antecesoras. La trama es, básicamente, sucedánea de la tradición japonesa del onryo: fantasmas por lo general de mujeres, que fueron ultrajadas en tiempo remoto y regresan para vengarse. El fantasma de Mamá queda a cargo de dos niñas huérfanas a las que cría como salvajes; no es vengativa, pero actúa como tal. Es una onryo terriblemente celosa y hará lo imposible para que el tío de las chicas (Nicolaj Coster-Waldau) y su novia punk (una casi irreconocible Jessica Chastain) puedan tenerlas en custodia. Muy lejos de Cronos, el genial debut de Del Toro, Mamá es un film entretenido, con un fantasma digital que recuerda a aquellos de Kairo, de Kiyoshi Kurosawa.
(N. de R: Voy a tomarme el atrevimiento de clasificar a Mamá como cine fantástico argentino. Si bien ningún argento puso un peso para su producción, la idea es de un argentino y se basa en un corto hecho en Argentina. ¿Hace falta dar más explicaciones?) Latinoamérica parece ser el próximo semillero de directores de cine fantástico en el cual Hollywood abreva para buscar talento fresco. Pasó con la uruguaya La Casa Muda, pasó con el pasaje a Hollywood de Fede Alvarez y su remake de Evil Dead, y ahora pasa con el argentino Andrés (Andy) Muschietti. En el 2008 Muschietti filmó un minúsculo pero impactante corto de terror de tres minutos de duración, el cual pronto generó revuelo en los círculos especializados en donde era exhibido; y si bien Mamá no dejaba de ser un ejercicio de estilo, tenía lo suficiente para mostrar el talento subyaciente detrás de cámara. El que se fijó en ello fue Guillermo del Toro, el cual últimamente viene dando señales de querer armar su propia movida, armando una productora y reclutando cineastas noveles para ponerlos al frente de sus proyectos - como la remake de No le Tengas Miedo a la Oscuridad y el filme que ahora nos ocupa -. Del Toro le dió recursos y vía libre a Muschietti, el cual se despachó con un filme plagado de momentos espeluznantes e intensos, lo cual la convierte en uno de los mejores títulos de terror del último año; la macana con todo esto es que la premisa no logra sustentarse hasta el final y culmina con un climax tan forzado como insatisfactorio. La primera hora de Mamá es una brillante tour de force en donde Muschietti brilla como director y libretista. Un hombre pierde la chaveta y empieza a matar a todos sus seres queridos, dejando para el final el asesinato de sus hijas y su propio suicidio. En la fuga enloquecida que ha emprendido el destino termina por dejarlo en un paraje abandonado, en donde encuentra una casa derruida habitada por una entidad tan horrible como aterradora. Salvando a las niñas del desquicio de su propio padre, el fantasma cuida de las criaturas hasta que una expedición logra dar con ellas cinco años después. Lo que sigue, aunque es mucho más terrenal que el horrendo fantasma, no deja de ser estremecedor: las niñas han vivido en estado salvaje y el único modelo humano (si se le puede decir) que han tenido ha sido el espectro que las ha protegido. Es por ello que se mueven como arañas, reptando en la oscuridad y saltando arriba de los muebles casi sin hacer ruido. Hay un montón de momentos en los cuales la platea pega repingos en la butaca al ver cómo las chicas aparecen de la nada o se contorsionan de las maneras mas antinaturales posibles. Imaginen la caminata de araña de Linda Blair en la versión restaurada de El Exorcista y verán que aquí hay algo similar, sólo que multiplicado por diez. Como buena historia de fantasmas, los subtextos (o las explicaciones alternativas, más racionales y científicas) abundan. Quizás la entidad no existe como tal sino que la genera alguien profundamente perturbado, sea una de las niñas por el regreso a la civilización, o incluso la agria rockera que compone Jessica Chastain, la cual está negada a aceptar la nueva situación y todos los cambios que le impone a su antigua vida. Tal como en Zero Dark Thirty, Chastain compone a otra mujer castrada emocionalmente, la cual empieza a descubrir su humanidad - y su escondido instinto maternal - al ver como las niñas se desmoronan y no hay nadie que les tienda una mano. El crecimiento personal del personaje de Chastain es una de las mejores cosas que tiene el filme: ella no tiene espíritu de boy scout, no quiere ser madre, sólo le importa tener una vida intensa con su pareja, y a regañadientes acepta su deseo de hacerse cargo de las niñas. Basta que pase el tiempo para que descubra el horror que las aflije y comience a ablandar su corazón en un proceso gradual y lento. El desarrollo dramático se ve natural y realista, y es por ello que uno termina simpatizando con la otrora hosca protagonista. Quizás el aspecto mas estremecedor de Mamá sea que los niños operan en otro plano debido al carecer de la totalidad de referencias culturales que construyen la personalidad de un adulto. Ellos no discriminan, hablan sin limitaciones, y no le tienen miedo a las cosas que uno mentalmente ha construido como tabúes. En el caso de las dos pequeñas, han aceptado como natural que un ser horrendo los proteja, simplemente porque se han criado así y es el único mundo que conocen. Si tu papá es un hombre lobo, sos incapaz de cuestionar el hecho debido a que nadie te enseñó lo que era normal o lo que es correcto. Es por ello que resulta tan inquietante ver a las niñas jugando desprejuiciadamente con lo que parece ser un cadáver horrible flotando en el aire. El otro punto es que el ser las sigue a su nuevo hogar, irrumpiendo de manera furtiva en sus vidas... y provocando los sustos mas potentes que tiene reservada la película. Esa fabulosa escena en donde la más pequeña se pone a jugar con alguien en su cuarto - y después descubrimos que no es ni Jessica Chastain ni su hermana - es espeluznante. Uno tiene vistazos de que algo horrible - manos deformes, la chica flotando en el aire, cosas que vuelan - está teniendo lugar en el cuarto y nadie se ha enterado de ello. Mientras que Mamá comienza de una manera tremendamente brutal y efectiva, la macana es que termina por descarrilarse en el tercer acto; (alerta: spoilers) primero, porque empieza a mostrar en demasía al engendro - el cual se ve como un CGI mediocre - y, segundo, porque no sabe muy bien como darle un cierre a la historia. El problema de crear un monstruo no convencional es que uno también debe crear algún tipo de juego de reglas por el cual se guíe y pueda ser combatido; aquí piensan que con traerle el cadáver del bebé el hechizo se deshará, cosa que no ocurre; pero también es cierto que es totalmente arbitrario que el ente decida recrear su propio suicidio justo en ese momento, habiendo dispuesto de años de cuidado de las chicas para ejecutar la acción en otro instante mas tranquilo. ¿Por qué ejecutarlo ahora?. ¿Acaso se acerca el aniversario de algo? ¿O se trata simplemente de que se cumplieron los 90 minutos de metraje y hay que ponerle un broche - si o si - a la trama?. (fin spoilers). Yo creo que Mamá es un filme de terror pochoclero tremendamente efectivo hasta que llega al final. Me parece absurdo e injusto que la critica la haya defenestrado por ser "mas de lo mismo" - como un filme rutinario de fantasmas -, cuando la realidad demuestra que la cinta de Muschietti es muchísimo mas efectiva que el 99% del cine de horror producido en los últimos 10 años. Quizás Mamá no sea una obra maestra pero, cuando quiere asustarte, mas vale que tengas a mano un juego de calzoncillos de repuesto. Y, a final de cuentas, de eso se trata del cine de terror: filmes cuyo único propósito es disparar la adrenalina del espectador y hacerle olvidar de los bodrios que aquejan su vida, pasatismo puro para limpiar las amarguras del alma, lo cual es algo que Mamá cumple con talento e inteligencia... aunque termine quedando algo corta de combustible sobre el tramo de la recta final. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/mama.html#sthash.9FLSrax6.dpuf