La comedia en bancarrota Uno de los problemas centrales del mainstream contemporáneo es su constante apelación a fórmulas que en otras épocas motivaban algún tipo de rédito cualitativo por la sencilla razón de que había un cariño, una elocuencia, un dinamismo, un misterio y una paciencia en el entramado narrativo de aquellos productos que hoy están completamente ausentes debido a la ridícula obsesión de la mayoría de los ejecutivos y artistas de las “grandes ligas” hollywoodenses con recurrir a un tono neutro escuálido que sin duda retoma las peores versiones -las más anodinas, infantiles y paupérrimas- de los formatos trabajados, lo que para colmo se maximiza en géneros como la comedia que dependen en un cien por ciento de la “pata humana” de la realización y no del gigantesco armazón tecnológico de tantas obras pretendidamente masivas de nuestro presente, ese patético suplemento ortopédico. Siempre que este tipo de películas amagan con intentar decir algo sobre lo que sea terminan demostrando lo que son: contenido deficitario de relleno que no satisface ni siquiera el mínimo requisito fundamental de estos casos, el entretenimiento. Tomemos por ejemplo el film que nos ocupa, Ni en tus Sueños (Long Shot, 2019), un “coso” que funciona como una versión posmoderna de La Dama y el Vagabundo (Lady and the Tramp, 1955) pero sin ser graciosa, entrañable, inteligente o llevadera, ejemplo perfecto de la incapacidad del cine popular de nuestros días para entregar un producto olvidable pero ameno; circunstancia que nos ubica en la orilla de enfrente, teniendo que soportar una película interminable, repleta de clichés, con diálogos que parecen escritos por un oligofrénico, situaciones inverosímiles, cero originalidad, muchísima torpeza en su desarrollo y hasta protagonistas intrascendentes. La premisa de fondo pasa por un acercamiento romántico entre Charlotte Field (Charlize Theron), la Secretaria de Estado en funciones y precandidata a la presidencia yanqui, y Fred Flarsky (Seth Rogen), un supuesto periodista de izquierda -o algo así- que está enamorado de ella desde que lo cuidara siendo ambos adolescentes. Por supuesto que los devaneos azarosos del relato los hacen reencontrarse y trabajar juntos, con él escribiéndole los discursos a ella luego de que renunciase al periódico donde se desempeñaba como redactor cuando un magnate de los medios de comunicación, Parker Wembley (Andy Serkis), compra el diario con vistas a transformarlo en otro brazo del aparato propagandístico de las elites económicas. El guión de Dan Sterling y Liz Hannah da demasiadas vueltas para hacer avanzar la estereotipada trama y la condimenta con latiguillos hiper quemados a nivel de los secundarios, los “focos de conflicto” y los semi sketchs que plantea la obra de tanto en tanto desde la más absoluta impericia en cuanto a las risas o una mínima sonrisa esporádica. Como en casi todos los productos en los que participa el infradotado de Seth Rogen, aquí cualquier influjo sincero en materia de secuencias y personajes desaparece en pos de dejar espacio a chistes verdes y puteadas de estudiantina sin ideología de por medio, ya que el convite no es ni de izquierda ni anticoncentración capitalista ni proambiental, como parece indicar el leitmotiv (él la convence de una “agenda verde” y los villanos, el Presidente Chambers -en la piel de Bob Odenkirk- y Wembley, la presionan para que dé marcha atrás). Para colmo al director Jonathan Levine, cuyas únicas películas potables siguen siendo Todo por Ella (All the Boys Love Mandy Lane, 2006) y Mi Novio es un Zombie (Warm Bodies, 2013), no se le cae idea alguna que nos saque de un tedio que desaprovecha ingredientes que nos podrían haber acercado al delirio contracultural como una revolución en Manila y una toma de rehenes, reconfirmando de sopetón la lamentable bancarrota de la comedia hollywoodense y la vergüenza ajena que da ver a Charlize Theron en medio de todo esto…
Cuando uno tiene géneros cinematográficos predilectos también tiene en mente los actores y actrices que se especializan en dichas variantes. Por eso, cuando vemos obras protagonizadas por famosos con esa característica, sabemos qué esperar de ellos. Sin embargo, en algunos casos, grandes personalidades del cine deciden incursionar en géneros fuera de lo común en su filmografía, lo cual pone en alerta al espectador. La nueva película de Jonathan Levine (“50/50” y “The Night Before”) nos otorga dos polos opuestos en la pantalla grande con una comedia romántica estelarizada por la “no tan experimentada en el género” Charlize Theron (“Mad Max: Fury Road”), junto al pionero de la comedia subida de tono, el carismático Seth Rogen (“Buenos Vecinos”). Fred Flarsky (Rogen) es un periodista político que inesperadamente se reencuentra con su primer amor, que ahora es una de las mujeres más influyentes del país, Charlotte Field (Theron). Ella, atraída por su peculiar sentido del humor y visión idealista del mundo y la política, lo contrata para que sea el encargado de escribir sus discursos mientras se prepara para aspirar a la presidencia del país. Sin embargo, Fred se sentirá como sapo de otro pozo junto al equipo de Charlotte mientras la relación entre ellos se afianza. Más allá de la posible falta de originalidad en la historia situándonos ante la “típica” relación entre personas opuestas, y la falta de pertenencia que una de las partes siente al estar en el universo de la otra, la película nos concede una sintonía perfecta de dos mundos contradictorios: la comedia y la política. Seth Rogen mantiene impoluto el humor que tanto lo caracteriza con unos gags más que efectivos, pero presentando un personaje que, a pesar de las facetas ridículas que puede mostrar, es una persona de principios que defiende sus creencias y puede ponerse serio cuando la trama lo requiera. Del mismo modo, la actriz sudafricana nos enseña un papel que se apoya en su coprotagonista para ir evolucionando de un ser que vive para su trabajo a alguien que es capaz de sentir y divertirse. Además del dúo, el film cuenta con las actuaciones destacadas de Bob Odenkirk, Andy Serkis y Alexander Skarsgard, teniendo el primero una performance muy similar a la de su papel en “Breaking Bad” y los otros desempeñándose muy por debajo de su nivel llegando a veces al punto de la vergüenza ajena. Por último, no se puede dejar de lado el notorio trabajo en la escenificación y banda sonora que nos da un tour alrededor del mapa enfatizando en las costumbres, situación política y paisajes de cada entorno. Si de querer ver una buena y divertida película se trata, “Ni en Sueños” es una elección muy acertada, ya que, aunque no llegue a deslumbrarnos, difiere mucho de una comedia sin sentido, mostrándonos unas geniales actuaciones, haciendo que pasemos un par de horas de risa y nos olvidemos de todo lo demás por un rato.
La bella y la bestia Mientras la nueva comedia americana muestra signos de desgaste y agotamiento, Ni en tus sueños (Long Shot, 2019) retoma algunos de sus tópicos, los aggiorna y va más allá, deconstruyendo la clásica historia de chico busca chica, revirtiendo roles, destacando la figura de la mujer como lugar de poder y sumando incorrección política en cada escena. La premisa del relato de la propuesta es muy sencilla, Fred (Seth Rogen), un periodista bastante revolucionario, se reencuentra con Charlotte (Charlize Theron), su amor de toda la vida. Lo curioso del asunto es que mientras Fred podría llegar a perder su trabajo, por gritar a los cuatro vientos verdades a los poderosos (y a todo el mundo), Charlotte le hace una propuesta imperdible, la que Fred, sin dudar, aceptará, y del trabajo al amor habrá casi nada de espacio. En ese juego de contrastes, de mundos completamente opuestos, Jonathan Levine (50/50) conjuga lo mejor de la comedia romántica de los últimos tiempos, con un tempo ágil que dinamiza la narración destacando una mirada diferente sobre los roles de los protagonistas, los límites de lo aceptable en cuanto a bromas y humor y jugar con la imagen de los actores para subrayar otros puntos de atención. Ya en la escena inicial, trepidante, con Fred inmiscuyéndose en una reunión de neo nazis y luego escapando de la misma tirándose al vacío, marca la pauta con la que la propuesta buscará llegar al espectador, un salto de fé y renovación, que busca revertir roles, ubicando a este periodista, que se viste como un adolescente salido de una tienda deportiva, en un lugar de espectador del lujo y los privilegios que Charlotte, en su rol de Secretaria de Estado de los Estados Unidos, posee. El vodevil se inmiscuye en situaciones que plantean gags a lo largo del relato, puertas que se abren y cierran y que esconden el periplo amoroso que los protagonistas atravesarán hasta hacer público su vínculo. El slapstick también dice presente para multiplicar las situaciones de acción e interacción entre ambos. Ese trazado, permite llegar a unpunto en el que las frases sin edulcorante potencian el romance in crescendo, el atravesar el idilio de la pareja desde un sinfín de referencias a la cultura popular, música, cine, televisión, etc., que acercan a Ni en tus sueños a Los Simpson en cuanto multiplicidad de referencias, sin evitar una crítica lúcida sobre el sistema político y sus siniestros mecanismos de ascenso y descenso a él. Además, las bromas escatológicas, parte esencial de este tipo de relatos, como así también la proliferación de sustancias prohibidas, alcohol, y demás, se transformarán en parte clave de una propuesta que además recupera lo mejor de la música romántica de los ochenta y principios de los noventa para consolidar la trama. Así, entre la simpatía de sus protagonistas, la química increíble que tienen Rogen y Theron, y la historia, Ni en tus sueños se proyecta como una comedia que revitaliza el género por muchas de sus virtudes y carencias también, con un trabajo especial del guion, que va tejiendo redes para que los personajes secundarios tengan su propio protagonismo, destacándose Bob Odenkirk como ese presidente que proviene de la actuación y quiere dejar de ser presidente para empezar su carrera en cine, o Alexander Skarsgård, como un primer ministro galán y muy tonto, o June Diane Raphael como esa asistente, estricta, que terminará siendo cómplice del amor de Fred y Charlotte, reforzando el entretenimiento y el humor como fuente de inagotable satisfacción para los espectadores.
¡Hay química! Seth Rogen y Charlize Theron, a bordo de una comedia alocada y vertiginosa. Si bien es cierto que en las comedias románticas está todo inventado, hay fórmulas que a pesar del cliché funcionan… y este es el caso. ¿Porqué? Por la innegable química entre los protagonistas; por el encanto y la luminosidad de una actriz como Charlize Theron; por la irreverencia de un comediante cómo Seth Rogen; por lo buenos gags, la mejor música y claro, diálogos inteligentes. En Ni en tus sueños Theron interpreta Charlotte Field, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, quien tras enterarse que el Presidente no se quiere postular a una reelección (su intención es ser una estrella de cine), se pone en carrera para convertirse en la primera Presidenta de la Nación. Por su parte, Rogen encarna a Fred Flarsky, un periodista idealista que renuncia a su puesto de trabajo el día que se entera que una corporación compró el medio independiente en el cual trabaja. Por esas casualidades de la vida, una noche ambos se encontrarán en un evento político, y es así que nos enteraremos que la bella Charlotte fue la niñera y primer amor de Fred. Después del encuentro y reconocimiento de ambos, Charlotte decidirá contratar a un Fred ahora desempleado, para que le escriba sus discursos de campaña. Claro que a partir de aquí, ambos comenzarán a conectarse y conocerse íntimamente. Esta pareja despareja, la de la niña dorada políticamente correcta y el nerd algo torpe y sin sentido de la moda, de un momento a otro comienza a funcionar. Quizá es inapropiado para el afuera, pero ellos se divierten libres de prejuicios. El director pone en escena situaciones hilarantes, algún que otro gag físico y escatológico, pero sobre todo diálogos nerds, colmados de referencias cinéfilas y televisivas, y de chistes políticos muy entretenidos. La cinta está narrada con un ritmo vertiginoso y teniendo muy en cuenta el amor hacia sus personajes, lo que genera empatía inmediata. Estamos ante una reelaboración del clásico cuento de hadas, apto para mayores, que a pesar de su previsibilidad funciona, tracciona y enamora, gracias a un guion delirante e incorrecto y a la magia de sus protagonistas. Todo un placer culpable de principio a fin.
La comedia más original, simpática e inteligente de los últimos años establece una nueva pareja que promete más éxitos. Charlize Theron y Seth Rogen se comen la película y la convierten en diversión asegurada por más de dos horas. Se podría decir que la comedia es el género que más suele ser bastardeado y menospreciado a nivel mundial, basándose en el concepto de que son películas que solamente hacen reír. Obviamente que su esencia principal es esa, pero aún así lograr que las risas sean auténticas no siempre suele darse y muchas veces, cuando la obra no se toma en serio lo que tiene que conseguir y confunde los caminos, hasta quien termina riéndose lo hace por vergüenza o por sentir incomodidad. A pesar de este prejuicio casi globalizado, esas películas de alguna u otra forma terminan convirtiéndose en algo así como películas de culto dentro del propio género y se forma alrededor de ellas una estela de fanáticos que logran que sus amadas producciones tengan secuelas por montones, donde no se siguen hilos conductores y aquel primer chiste que una vez funcionó se pierde en el olvido. Éste podría ser tranquilamente el ejemplo de lo que ocurrió con American Pie (1999), una película que gracias a su humor irreverente, lleno de dobles sentidos y situaciones hilarantes, logró conquistar a toda una generación de adolescentes en todo el mundo y fue un éxito rotundo. El “problema” llegó después ya que gracias al éxito que tuvo el primer film los años fueron pasando y tres secuelas directas y cuatro spin-offs mediante, el humor fue cambiando y las ideas fueron cada vez menos originales transformando una gran idea en una franquicia mediocre. Dentro de ese humor de tan fin de milenio donde abundaban los vasitos rojos llenos de alcohol y chistes de sexo, el humor mutó casi de un momento a otro cuando en 2007 se estrenó SuperCool (Superbad) la película que catapultó a la fama a Jonah Hill, Michael Cera y al gran Christopher “McLovin” Mintz-Plasse. SuperCool sin dudas revolucionó la comedia estadounidense añadiendo a su esencia elementos como los insultos a mansalva, las drogas y la incorrección política en cada una las líneas de sus guiones. Y si el furor de en su momento American Pie fue tal, el de SuperCool no se iba a quedar atrás convirtiéndose así en la precursora de la comedia actual en todo el mundo. Y si bien muchos pueden quedarse con las consagratorias actuaciones de sus protagonistas, el que mejor salió parado de ese nuevo boom fue Seth Rogen, el escritor mayoritario del guion de la película que lo revolucionó todo. Tal es así que en la mayoría de sus películas, tanto las que escribe como las que protagoniza, esas suelen ser las bases en las que sus historias suelen sostenerse. Pero claro que gracias a esto la opinión pública ha creado el concepto de que Seth Rogen es solo un “fumón carismático” y si bien algunas de sus películas pueden denominarse como de mal gusto, otras como previsibles y hasta pueden denominarse como absurdas, lo que generan los films en donde Seth Rogen puede plasmar toda su personalidad, el realmente es así, son garantía de entretenimiento y sobretodo de carcajadas. Tratando de dejar ese mote de lado, solo un poquito, es que Rogen se une a una de las actrices más versátiles y talentosas que tiene la industria hoy por hoy, Charlize Theron. Ambos bajo la dirección de Jonathan Levine (Mi novio es un Zombie, 2013) es que llevan a la pantalla a Ni en tus sueños (Long Shot, 2019), la comedia romántica que jugando contra todo tipo de pronósticos, ha estado por encima de las expectativas de la crítica y ha reventado las taquillas en Estados Unidos. Fred Flarsky (Seth Rogen) es un periodista de investigación irreverente y con una moral muy sólida, que luego de renunciar al medio para el cual trabajaba tras ser vendido al magnate Parker Wembley (Andy Serkis), la vida no le sonríe tanto y recurre a su fiel amigo Lance (O´Shea Jackson Jr.) para que lo saque de su crisis y lo ayude a ponerse de pie. Gracias a que Lance utiliza sus múltiples e importantes contactos, ellos terminan yendo a una fiesta privada en donde está tocando la banda preferida de Fred. Pero allí Fred además se encontrará con Charlotte Filds (Charlize Theron) una vieja conocida suya que gracias a su personalidad, tenacidad y terminación logró convertirse en la Secretaría de Estado de los Estados Unidos y que pica en punta para reemplazar al presidente en las próximas elecciones. Ellos se encontrarán y la gran mano para escribir de Fred despertará en Charlotte las ganas de que él sea quién escriba sus discursos de ahora en más para poder convencer a los jefes del mundo y poder incrementar su imagen en la gente. Claro que al mismo tiempo que se agranda la popularidad de Charlotte algo más ira creciendo entre ellos de tal manera que los hará empezar a ver que hay más cosas que comparten que las que los diferencian. Inteligente, progresista y naturalmente graciosa. Esas podrían ser tranquilamente las únicas palabras necesarias para describir esta película. Finalmente una película que toma a la comedia como principal referencia que puede tomarse en serio y disfrutarse de manera total. Desde que comienza hasta que termina, el film sabe lo que quiere y así lo demuestra. Con una historia concreta, con mucho corazón y tratando temas sensibles de una manera muy efectiva, Long Shot logra romper con el mito de que las comedias románticas no pueden tomarse en serio. Una gran banda sonora acompaña a un guion escrito con sencillez pero con una convicción muy clara de lo que quiere mostrar de los personajes, el ambiente en el que se desenvuelven y como ciertos estereotipos deben ser dejados de lado de una vez por todas. Obviamente que el humor no puede faltar y es uno de los puntos más altos que tiene la película, provocando risas genuinas y sinceras y que en más de una oportunidad hará lanzar carcajadas al espectador. Las únicas manchas que se le puede encontrar es que, como si pasa en todas las comedias románticas, el punto de conflicto es demasiado genérico y es algo que se puede percibir desde un primer momento. Por otro lado, la duración (poco más de dos horas) no le juega a favor porque si bien toda la cinta es muy divertida, hay pasajes que tienden a ser repetitivos y que no hacen otra cosa que profundizar una idea que ya había quedado clara previamente. Es para resaltar sin ninguna duda la química entre los protagonistas. Tanto Seth como Charlize interpretan a la perfección sus papeles y pareciera que han transitado toda una carrera juntos porque sus conexiones son brillantes. El resto del elenco está compuesto por grandes actores que aprovechan cada una de sus intervenciones de la mejor manera haciendo, de manera muy efectiva, que la trama descanse un poco sobre ellos y descomprima a la pareja protagonista. O’shea Jackson Jr, June Diane Raphael, Ravi Patel, Bob Odenkirk y Andy Serkis y sus personajes logran establecer un balance perfecto entre personajes primarios y secundarios haciendo que el relato fluya de una manera sumamente natural. Ni en tus sueños es sinónimo de entretenimiento inteligente y consiente, que además de entretener por sus graciosos chistes y situaciones totalmente hilarantes, logra bajar un mensaje sólido y progresista que hará pensar a más de uno. Una comedia que logra ser inteligente y graciosa no hay que desaprovecharla y es por eso que ir al cine a verla es casi una obligación.
Luego de su auge en los 90s y principios de los 2000s, la "nueva" comedia americana -aquella que tuvo a American Pie (1999) en lo más alto y llegó hasta Super cool (2007)- en los últimos años cosechó más fracasos que aciertos. Con el pasó de comedias aburridas y sin gracia - vamos, para ser comedia tiene que al menos causar gracia- todo parecería indicar que es un generó que está muriendo de a poco. Sin embargo, cada tanto llega una película que por suerte le hace frente a ese destino y nos hace volver a creer en el género. Y este es el caso de Ni en tu sueños. Esta película que se acerca más a la comedia romántica está dirigida por Jonathan Levine (50/50 y The Night Before) y tiene como protagonistas a Seth Rogen -un experto en el género- y a Charlize Theron. Si bien en principio esta pareja puede parecer un poco despareja, la química entre ambos es increíble. La historia se centra en Fred Flarsky (Rogen), un periodista político que opone al sistema y que en su peor momento laboral se encuentra con su ex niñera y primer amor Charlotte Field (Theron) quién es ni más ni menos que la secretaria de Estado y candidata a ser la primera presidenta mujer de los Estados Unidos. Atraída por su visión del mundo y su sentido del humor ella lo convence de que sea el encargado de escribir sus discursos. Si bien la relación entre ambos comienza un poco áspera, a medida que se van conociendo en profundidad se terminarán enamorando a tal punto que las aspiraciones políticas de Field se verán condicionadas. Esta dupla esta acompañada por un elenco de lujo de grandes y reconocidos actores como Bob Odenkirk, Andy Serkis, Alexander Skarsgard, June Diane Raphael, Randall Park y Lisa Kudrow y hasta algunos se prestaron para realizar pequeñas apariciones. Por otro lado la fotografía y escenografía de la película logran destacarse -algo no muy común en el género- creando los ambientes adecuados, especialmente en los viajes por el mundo que incluso incluye a Buenos Aires -que no es más que un salón ubicado en algún estudio de Estados Unidos- pero que nos regala los infaltables chistes sobre nazis y a Charlize Theron bailando "Por una cabeza" junto a Alexander Skarsgard. Posiblemente lo mas flojo de la película no esté en la película en sí, sino en su nombre -tanto original como su "traducción"- que no le aporta el atractivo que se merece. Ni en tu sueños es una película divertida, entretenida y muy simpática que llegó de la nada para reivindicar un género que en los últimos años se encontraba agonizando.
Una nueva comedia romántica asoma a la cartelera, ésta vez la pareja comienza siendo lo primero a destacar, por lo despareja. Pero el aspecto exterior nos muestra que cuando el corazón manda, eso es lo de menos. Charlotte Field (Charlize Theron) se desempeña como Secretaria de Estado y el Presidente Chambers (Bob Odenkirk), actualmente en funciones, no quiere volver a postularse porque quiere ser una estrella de cine. Por esta circunstancia le ofrece a Field que sea ella la Candidata ante las inminentes Elecciones. Ante el ofrecimiento, no puede negarse, pero le falta subir en las encuestas y tener más llegada con la gente. Casualmente, Fred Flarsky (Seth Rogen) acaba de renunciar a su puesto como periodista al enterarse que su diario ha sido comprado por Parker Wembley (Andy Serkis), un conservador, y él quiere seguir siendo independiente, ya que está en contra del mainstream. Por obra del destino, concurre junto a su amigo Lance (O´Shea Jackson Jr) a una fiesta y se produce el reencuentro entre Fred y quien había sido su niñera, Charlotte. Aunque sus asistentes Maggie (June Diane Raphael) y Tom (Ravi Patel) no están tan de acuerdo, la Secretaria de Estado lo contrata para que sea quien le escriba los discursos, y al realizar una gira mundial, nacerá, inevitablemente, el amor. La película entretiene, por la disparidad de caracteres; ella sofisticada e increíblemente linda y él cuasi desprolijo y bastante común. Además de eso el film cuenta con muchas situaciones divertidas y locaciones llamativas. Una lástima que los nombres de Lisa Kudrow y Alexander Skarsgard sean casi cameos. Dirigida por Jonathan Levine, logra buen timming, buena química en la dupla y nos arranca más de una sonrisa. ---> https://www.youtube.com/watch?v=7pnWExWI8XI TITULO ORIGINAL: Long Shot TITULO ALTERNATIVO: Flarsky DIRECCIÓN: Jonathan Levine. ACTORES: Charlize Theron, Seth Rogen, Andy Serkis, O'Shea Jackson Jr., Randall Park, Alexander Skarsgård. GUION: Dan Sterling. FOTOGRAFIA: Yves Bélanger. GENERO: Comedia . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 126 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 16 años DISTRIBUIDORA: BF + Paris Films FORMATOS: 2D. ESTRENO: 13 de Junio de 2019 ESTRENO EN USA: 08 de Febrero de 2019
Fled Flarsky (Seth Rogen) es un periodista de investigación que por ser fiel a sus valores queda desempleado. La casualidad quiere que se vuelva a encontrar con la niñera de su infancia, su primer amor, nunca concretado. Pero Charlotte Field (Charlize Theron) ahora es ahora la Secretaria de estado del gobierno de los Estados Unidos, además de la futura sucesora del actual presidente. El reencuentro será el comienzo para una sátira política y al mismo tiempo una comedia romántica, una screwball comedy, para ser más exactos. Los diferentes que se atraen, los imposibles que se cruzan, todo con el fondo de una mirada sobre el mundo del periodismo, la política y el marketing detrás de ambas cosas. La química entre los protagonistas es impecable, la comedia es brillante, la mezcla entre el viejo Frank Capra con la comedia actual de tono más guarro funciona. Una pequeña joya dentro de la comedia actual, más allá de recorrer varios caminos conocidos. Ni en tus sueños (Long Shot) es una de las comedias del año.
Una nueva comedia típica americana aterriza en los cines, pero para nuestra sorpresa con algunos detalles netamente argentinos. La película aborda la historia de Charlotte Field (Charlize Theron), una Secretaria de Estado aspirante a la presidencia de Estados Unidos, que se da cuenta que para lograr un acercamiento con los ciudadanos necesita de alguien que le redacte sus discursos de una manera más fresca y personal ya que antes de lanzar su candidatura política recorrerá varios países y tendrá que conseguir la cantidad de firmas suficiente para un proyecto a ambiental. Es ahí, cuando Fred Flarsky (Seth Rogen) es contratado para dicha tarea aunque quizás este papel este un poco sobreactuado generando así la obviedad en la resolución de las escenas. Con respecto a la historia, a pesar de que sea una comedia romántica, podríamos decir que la comedia quedó un poco de lado y no llegó a concretarse del todo. En vez de generar momentos cómicos hay partes de la historia que rozan lo absurdo ya que alguien inteligente como Field jamás contrataría a alguien como Flarsky. Sin embargo, quizás la balanza se ha inclinado para bien y esas obviedades son dejadas de lado y logra el espectador seguir la historia libremente. Por otro lado, las escenas de ellos en el papel de jóvenes rebeldes fue una de las partes en mi opinión mejor logradas, ya que logra reflejar a la perfección lo que es salirse un poco de las reglas. El toque de color Argentino tiene un rol importante porque Buenos Aires es una de las ciudades dentro de la agenda de Field. El acompañamiento musical que tiene la escena es muy bueno, y podremos apreciar de una reconocida pieza casi en su totalidad. Pero no solamente es la música, también hay cuadros de tango y un diálogo cómico (y un poco de mal gusto en mi apreciación) sobre los nazis en Argentina, pero igual no diré más y dejaré que juzguen la escena ustedes mismos. En conclusión "Ni en tu sueños" es un film que apuesta a los seguro y aunque tiene algunas cosas que la hacen resaltar de las demás, no deja de tener clichés algo aburridos y poco cómicos. Las actuaciones están muy bien y la puesta, en conjunto con la producción en general, dejan un producto agradable de ver pero no más que eso. Por Keila Ayala
Una pareja dispareja Ni en tus Sueños (Long Shot, 2019) es una comedia romántica dirigida por Jonathan Levine (Mi Novio es un Zombie) y co-escrita por Dan Sterling y Liz Hannah. Protagonizada por Seth Rogen (Buenos Vecinos) y Charlize Theron (Blancanieves y el Cazador, Atómica), el reparto se completa con June Diane Raphael, O’Shea Jackson Jr., Andy Serkis (El Señor de los Anillos, El Planeta de los Simios), Bob Odenkirk, Alexander Skarsgård (La Leyenda de Tarzán, Viviendo con el Enemigo), Tristan D. Lalla, Ravi Patel, entre otros. La historia gira en torno a Fred Flarsky (Seth Rogen), un periodista que acaba de renunciar a su empleo ya que el periódico fue comprado por otra empresa que tiene ideologías completamente distintas. Para levantarle un poco el ánimo, Lance (O’Shea Jackson Jr.), mejor amigo de Fred, lo lleva a un evento de caridad donde tocará en vivo la banda Boyz II Men. Allí Flarsky se reencuentra con Charlotte Field (Charlize Theron), mujer que fue su niñera cuando tenía 13 años y de la cual Fred estuvo secretamente enamorado. Ahora Charlotte es Secretaria de Estado y, como el presidente actual no piensa postularse para la reelección, ella pretende ser candidata para el 2020. Luego de leer varios artículos antiguos de Fred, Charlotte decide ofrecerle un trabajo como redactor de sus próximos discursos. Sin tener nada que perder, Flarsky acepta la labor. En medio de una agenda ajetreada, viajes a distintos países y fiestas para hacer contactos, Charlotte y Fred se irán conociendo cada vez más, dándose cuenta de que lo que sienten el uno por el otro es amor. Fresca, hilarante y sumamente divertida, Ni en tus Sueños es la comedia romántica que andaba haciendo mucha falta en la cartelera. La dupla compuesta por el humorista Seth Rogen y la actriz Charlize Theron generaba sus dudas, sin embargo estos dos sorprenden para bien ya que la química entre ellos resulta instantánea. Rogen tiene un sentido del humor peculiar, que muchas veces roza lo vulgar o lo bizarro, sin embargo aquí, gracias en mayor parte al guión, se logra un balance perfecto entre situaciones disparatadas y momentos que sirven para desarrollar la relación de los protagonistas. Por otro lado, Charlize se desenvuelve de forma muy natural en este género, lo que da ganas de verla en más proyectos así. Sin lugar a dudas los chistes son uno de los puntos fuertes del filme. Éstos no se limitan a la risa fácil por algún movimiento físico o una broma simplista, sino que fueron pensados de manera ingeniosa. En variadas ocasiones se utilizan referencias a la cultura pop (películas, cantantes y series) que nunca quedan forzadas, más bien contribuyen a que la cinta fluya. Por otro lado, el soundtrack del film se convierte en otro acierto. Aparte de las canciones de Boyz II Men, tenemos al súper popular sencillo «One Way or Another» de Blondie y la icónica balada de Roxette «It Must Have Been Love», que inevitablemente recuerda a Mujer Bonita (Pretty Woman, 1990). Además, la película contiene unas escenas ambientadas en una fiesta de Buenos Aires, donde suena «Por una Cabeza» en un espléndido baile. Disfrutable de principio a fin, Ni en tus Sueños es la mejor opción para ir al cine con amigos. Con personajes tan entretenidos, simpáticos y, por sobre todo, ocurrentes, las carcajadas están aseguradas.
El director de Todo por ella, 50/50, Mi novio es un zombie, The Night Before y Snatched vuelve a trabajar con Seth Rogen en esta comedia romántica clásica y moderna a la vez en la que también tiene un lugar central Charlize Theron como una política con aspiraciones presidenciales. El resultado es bastante atractivo en los distintos registros humorísticos en los que incursiona. La Nueva Comedia Americana se resiste a morir. Con varios de sus principales referentes refugiados en el universo del streaming y las series, Seth Rogen es uno de los pocos al que cada tanto se lo ve en la cartelera comercial. El protagonista de Ligeramente embarazada encarna a su típico personaje de gordito bonachón y querible en esta comedia romántica centrada en una relación amorosa por momentos hilarante, siempre improbable. Rogen es Fred Flarsky, un periodista de un medio digital que acaba de ser comprado por un magnate que se codea en las altas esferas del poder, incluido el Presidente (Bob “Saul Goodman” Odenkirk). Su Secretaria de Estado es Charlotte Field (Charlize Theron), cuyos aires juveniles y modernistas la convierten en firme candidata para suceder al jefe, quien piensa muy seriamente en dejar la carrera política para volver a la actuación (¿alguien dijo Donald Trump?). Ambos coincidirán en una fiesta, pero no es la primera vez que se cruzan: años atrás, ella fue niñera de él. Charla va, charla viene, Fred terminará trabajado como escritor de discursos de Charlotte, iniciando así una relación que rápidamente trascenderá lo estrictamente profesional. El problema es que si el poder ya de por sí es un terreno difícil para una mujer, lo es aún más para una con una pareja fumona y una amplia cantidad de antecedentes para manchar la futura candidatura. Como en 50/50, el director Jonathan Levine balancea componentes diversos (la sátira sobre el poder, los apuntes sobre los medios y las cuestiones de género) con sabiduría e ingenio, y la da un baño de contemporaneidad a los códigos de la comedia romántica clásica poniendo en el centro de la acción a una mujer fuerte y mucho más inteligente que su partenaire masculino. Contemporánea es también la apelación a un amplio registro humorístico que va desde la guarrada más explícita hasta la incorrección política más cáustica, pasando por algunas situaciones que demuestran que los golpes siguen siendo un arma inoxidable para la comedia.
Hay química entre los dos. Jonathan Levine y Seth Rogen se entienden, y su tercera película juntos lo confirma. A pesar de que sean más los aciertos que las pifias, al director no se lo puede considerar una garantía total de calidad. Pero en su nueva colaboración junto al actor ratifica que ahí está lo mejor de su carrera. 50/50 ya daba cuenta de una buena capacidad para el humor en tópicos delicados. Una segunda mirada a The Night Before me indicó que estaba en presencia de una destacada comedia navideña que vale la pena revisitar, algo de lo que no me di cuenta en una primera aproximación. Long Shot constata la madurez del realizador y de su protagonista, consolidado como el mejor exponente de lo que es la Nueva Comedia Americana. Y en esta ocasión se suma a la destacada Charlize Theron, a quien su facilidad para el humor, belleza y elegancia convierten en la candidata perfecta para la ocasión. Eso para su director, pero resulta fundamental que haya piel con su compañero de fórmula, cosa que por suerte hay de sobra. Hay química entre los tres.
Una dupla para votar La nueva comedia de Jonathan Levine (50/50, The Night Before) reúne al director con Seth Rogen en un rol protagónico, quien se pone en la piel del periodista Fred Flarsky. Acompañado por Charlize Theron como Charlotte Field, la mujer por quien alguna vez estuvo perdidamente enamorado en su adolescencia y ahora es una importante candidata a la presidencia de los Estados Unidos, la comedia romántica pone en conjunto a estos actores tan dispares y logra hacerlos funcionar con los condimentos típicos del género en torno a la política, todo cubierto por el tono característico de humor incorrecto al que suelen tenernos acostumbrados Rogen y compañía. La historia, de manera simple, se estructura en las diferencias entre el mundo de Charlotte y Fred. Mientras que la primera debe cuidar su imagen para ganar las elecciones en base a un plan para proteger el medioambiente, el segundo es un descuidado periodista sin empleo al renunciar al medio en que trabajaba cuando fue absorbido por el monopolio del magnate Parker Wembley (Andy Serkis). Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Estos dos mundos se unen y entran en mayor contraste cuando Charlotte decide contratar a Fred como encargado de escribir los discursos de su campaña. La honestidad de las palabras de Fred y las buenas intenciones de Charlotte son el medio a través del cual la pareja protagónica entra en sintonía en más de un sentido. No solo porque el amor comienza a florecer entre ambos, sino porque desde lo actoral hay una gran química que es de lo mejor que tiene el film y de ello nacen los momentos más graciosos. Situaciones que reescriben momentos típicos de las comedias románticas o los thrillers políticos, aquí se encuentran en función de la comicidad. Tal es el caso de Fred y Charlotte bailando It Must Have Been Love de Roxette en contraposición con el baile cliché de tango al ritmo de Por una cabeza entre Charlotte y el primer ministro canadiense James Steward (Alexander Skarsgård); o el momento en que Charlotte debe manejar una situación contra terroristas bajo los efectos del éxtasis. Si bien dichos momentos brindan algunas de las mejores escenas del film, lo cierto es que el mismo se siente un tanto dispar al variar entre situaciones cómicas poco efectivas o vaivenes innecesarios dentro de una trama demasiado simplista, algo que también se ve afectado y prolongado por su poco más de dos horas de duración. Así, Ni en tus sueños está lejos de ser una gran comedia, pero cumple con lo justo y necesario para brindar una dosis de risas y ligero entretenimiento. El film de Levine sabe muy bien que su fuerte se encuentra únicamente en la dupla protagónica, y tan es así que la interacción de ambos en pantalla es lo que termina siendo lo más provechoso, haciendo que la historia no sea olvidada al instante, dejando consigo el buen recuerdo del carisma de sus protagonistas.
La comedia romántica está de vuelta. Ya no es la misma que fue furor en los 90, pero en los últimos años recuperó el interés de realizadores y público, como lo demuestra la miríada de películas del género que Netflix está produciendo, a un ritmo casi frenético y con resultados muy desparejos. Mucho mejores aún son los ejemplos del cine independiente que propusieron nuevas formas para la fórmula. Pero Ni en tus sueños es otra cosa; es la película que demuestra que la comedia romántica tiene el potencial para recuperar su lugar en el cine de estudios, con grandes estrellas y apuntando a un público masivo. Con la autoconciencia sobre el género necesaria para revisitarlo en esta época, los guionistas Dan Sterling y Liz Hannah y el director, Jonathan Levine, recorren cada uno de sus pasos obligados, pero dándole ingeniosas vueltas de tuerca. Resulta muy exitoso este matrimonio de la comedia "zarpada", con toques a lo Apatow y el romanticismo de ciertos referentes del género de los 90 (desde Mujer bonita y Mi querido presidente hasta Notting Hill). La película acierta en lo que muchas otras del género han fallado en estos tiempos de cinismo: provocar emoción genuina, disfrute absoluto y carcajadas en voz alta. El logro es la suma de una puesta en escena lujosa, pensada para la pantalla grande, un guion inteligente y un elenco en perfecta sintonía. Charlize Theron reafirma su talento haciendo de su personaje, la secretaria de Estado con ambiciones presidenciales, un ser humano y no un prototipo con un par de características simpáticas. Su interpretación es impecable, incluso salvando algunas escenas de trazo más grueso. A su lado, Rogen resulta un personaje menos complejo, pero explota su carisma como galán inesperado, encarnando a un periodista al que la candidata contrata para trabajar en sus discursos. Los personajes secundarios son perfectos en construcción y actuación, desde la brillante June Diane Raphael y O'Shea Jackson, en una variación de los roles de aliados de los protagonistas, hasta Bob Odenkirk, haciendo de un presidente actor, y Alexander Skårsgard, como un sustituto de Justin Trudeau. Las referencias explícitas a la cultura pop de los 90 emocionarán a quienes crecieron en esa década (¡ Beverly Hills 90210! ¡ Boyz II Men!). Pero no es necesario tener una conexión nostálgica con esos años para que una escena de baile lento al ritmo de Roxette le recuerde que la magia de la comedia romántica aún es posible.
Fred es un periodista de investigación bastante comprometido con su trabajo, pero que, pese a todo, es despedido. Un día se cruza con Charlotte Field, Jefa de Estado y antigua conocida suya; quien lo convoca para que se sume a su compaña como candidata a Presidente de Estados Unidos. Pese a las diferencias entre ambos, el amor florecerá. La premisa de Ni en tus sueños(inexplicable doblaje para Long Shot) podría sonar bastante cursi y hasta cliché, con la única gracia que los roles se invierten y es el hombre el que cumple el rol de “Cenicienta”. Pero todo mejora cuando vemos que el director es Jonathan Levine, quien ya nos dio genialidades como 50/50 y The night before. Y por suerte, hicimos bien en tenerle fe a este realizador. La mayor virtud de Ni en tus sueños, es que al saber que se tenía una premisa tan simple, no se le miente a la gente dándole moralinas y lecciones de vida edulcoradas y, sobre todo, fantasiosas y poco usables en la vida real. Tanto el equipo de guionistas como Levine, deciden ir por el lado gracioso de la situación de tener a un desastre de persona, siendo la pareja de alguien con la corrección que debe tener un futuro candidato a la presidencia. Ahí es donde los chistes se hacen presentes. Por suerte no se abusan de los gags en base al drogón de Seth Rogen, aunque si están. Lo mismo que los golpes y el humor físico, pero de nuevo, de forma dosificada. Y es bueno que se entienda que, pese a que el comediante en cuestión es bueno en ese estilo de comedia, tampoco se lo debe de usar de forma repetitiva. A esto debemos sumarle la química que tienen Rogen y Charlize Theron. Y no solo los décimos por los gags que comparten, sino por las escenas de besos y cachondeo (que son varias); ambos intérpretes nos logran transmitir que de verdad se gustan. Y Theron, vuelve a mostrar que es una de las actrices más completas que hay, prestándose para estas producciones, y poniéndole ganas a su trabajo, pese a que no es ningún desafío actoral. En conclusión, pese a su historia bastante simple, Ni en tus sueños es bastante entretenida, y de lo mejorcito en cuestión a comedias románticas que vimos en lo que va del año. A sabiendas que es un género al que bastantes le escapan, desde este lugar les pedimos que le den una oportunidad.
Una buena premisa es elemental para cualquier propuesta narrativa, y el prospecto de una funcionaria con aspiraciones presidenciales encontrándose con alguien de su pasado puede llegar a atraer. Ni en tus Sueños plantea, por un lado, cómo este reencuentro obliga al protagonista a hacer una reevaluación de sus acciones y, por otro lado, cómo ese alguien de su pasado se enfrenta cual pez fuera del agua a un universo ajeno. Compromiso e Ideales Ni en tus Sueños no propone una simple oposición entre ideales y realidad, sino que las plantea como metas alcanzables, donde saber reconocer qué compromiso es el que vale: a otros, o a uno mismo. La carrera política está plagada de compromisos. Quien los asuma debe saber cuáles son los que valen la pena: la gente que lo elige (y a la larga por la que va a trabajar), o los grupos de poder que pueden facilitar los ingresos económicos que hacen posible una costosa campaña política, hasta incluso un padrinazgo. El personaje de Seth Rogen es algo más que un interés romántico: es alguien que pone al personaje de Charlize Theron en contacto con esa chica idealista que supo ser, esa funcionaria que desea ser, y que por lealtad partidaria o temor reverencial no se anima a ser. En particular cuando está en una posición para convertir esos ideales en realidades. A lo mejor por eso es un interés romántico tan poderoso a pesar del humor escatológico que, contrario a lo que se pueda pensar, es funcional tanto al género como al recorrido narrativo. Dicho recorrido consigue superar lo satisfactorio, principalmente por la química entre los dos protagonistas. Rogen aporta esa cuota de loseradorable, pero con cosas para decir y cuestionar; mientras que Theron consigue superarse a sí misma, demostrando que la transformación física no es el único camino hacia la versatilidad, sino que también es ir más allá del simple envase y mostrar esas pequeñas imperfecciones que todos tenemos, por mucho esfuerzo que le pongamos a tener inmaculada nuestra apariencia. Pequeños detalles que convierten algo tan agraciado en muy identificable con el público. Sin embargo, no todo son rosas. La única desventaja a señalar en Ni en tus Sueños son sus aspectos paródicos, ejemplificados en el presidente encarnado por Bob Odenkirk, un actor que se convirtió en presidente (en un guiño más cercano a Donald Trump que a Ronald Reagan), y que incluso encara los conflictos más como actor que como presidente (sin ir más lejos, la actuación más celebre del personaje fue haciendo de presidente en una serie de televisión). Dado a que el guion planteó su tono con un encontronazo que tiene el personaje de Seth Rogen con Neo-nazis, deja la premisa de este presidente un poco desentonada como un todo. Odenkirk entrega una actuación a la altura de su talento, pero esta funcionalidad pasa más por cómo figura en el papel que por el actor que debe darle vida.
Una comedia agradable, seductora que permite el enorme lucimiento de una actriz como Charlize Theron que demuestra su gran capacidad para la comedia, y esa facilidad para lucir como una diosa encaramada a su pedestal para luego mostrarse vulnerable, divertida, cercana y por sobre todo graciosa. Como un “Realmente amor” pero al revés, aquí es una Secretaria de Estado con un plan de preocupaciones ecológicas y pretensiones presidenciales, que se relaciona con un periodista de investigación, que renuncia a su trabajo cuando su medio es comprado por un poderoso empresario corrupto. Entre esa “estrella” de la política bella hasta decir basta y el periodista encarnado por Seth Rogen, impensado como galán, nace una historia que tiene mucho de romance moderno, exceso, placer y no pocas complicaciones con la extorsión, el delirio, los apuntes muy inteligentes del guión de Dan Sterling (“The office”, “Girls”) y Liz Hannah (The Post). El director Jonathan Levine realiza de manera brillante esta comedia tan entretenida y chispeante con la ayuda del dúo protagónico y unos roles secundarios que están cubiertos también por actores de gran nivel: June Diane Raphael, O´Shea Jackson Jr, Ravi Patel, Bob Odenkirk, Andy Serkis, Alexsander Skasgard y siguen los nombres. Para los amantes de las comedias, el género remozado, actualizado, deconstruído y vuelto a armar al servicio del entretenimiento inteligente.
La atracción de los opuestos La comedia romántica de Jonathan Levine abraza tanto la sátira política como lo más chabacano de la Nueva Comedia Americana. Por su dinámica interna y la relación directa entre efectividad y talento de quien la ejerce, la comedia es tierra fértil para los personajes-franquicia; esto es, para que actores y actrices encuentren una zona de confort y, una vez allí, interpreten personajes similares, con apenas algunas modificaciones acordes a las necesidades de cada guión. A esa nómina –que integran desde los hermanos Marx y Peter Sellers hasta Adam Sandler, Jim Carrey, Will Ferrell y Melissa McCarthy– pertenece Seth Rogen, quien desde su irrupción en la serie Freaks and Geeks viene depurando su arquetipo de gordito gritón, simpático, bonachón, no muy ducho con las mujeres, fumón, muy amigo de sus amigos y medio adolescente, que dice lo que piensa sin pensar lo que dice. El problema con estos personajes es el riesgo de que imanten todo lo que hay alrededor hasta convertirlo en una pieza más a su servicio. Ni en tus sueños se balancea sobre ese abismo, oscilando entre allanarle el camino para que desate su humor arremolinado y veloz –toda una marca de su procedencia del stand up– y limitarlo para que la película que asoma entre los pliegues de su unipersonal funcione. El encargado de regular la cuerda es Jonathan Levine, el mismo que saltó del indie a los grandes estudios con 50/50, aquella comedia centrada en la relación entre un joven con cáncer y su mejor amigo, obviamente interpretado por Rogen. Como allí, los componentes principales de Ni en tus sueños no son a priori los más indicados para una comedia. Menos aún para una que se permita dosis de zarpe –ver la escena de la eyaculación facial filmada desde la notebook– que no se veían en los cines argentinos desde ¿Quién mató a los Puppets?. En ese sentido, la principal operación de Levine consiste en amalgamar esos ingredientes diversos sin que se note, dando como resultado una comedia romántica que abraza tanto la sátira política como los gags gruesos del ala más chabacana de la Nueva Comedia Americana. Ala de la que Rogen es uno de sus rostros emblemáticos. Ese rótulo queda nuevamente validado con Fred Flarsky. Su flamante criatura es un periodista de un medio digital que acaba de ser comprado por un magnate que se mueve en las altas esferas del poder. Si hasta tiene contacto directo con el mismísimo presidente de los Estados Unidos (Bob “Saul Goodman” Odenkirk), un tipo frívolo y con pocas luces proveniente de la actuación que recrea diálogos de sus trabajos en su despacho mientras piensa muy seriamente en no presentarse para un segundo periodo en la Casa Blanca porque quiere volver a los sets. Una referencia ineludible a Donald Trump, con la salvedad que su álter ego ficticio se rodea de un equipo técnico y político próvido. De ese grupo sobresale la Secretaria de Estado Charlotte Field (Charlize Theron), cuyos aires juveniles y modernistas la convierten en firme candidata para suceder al jefe. Claro que para eso debe conseguir su visto bueno, algo en principio sencillo pero que al final no lo será tanto. ¿Por qué? Por lo que se dijo líneas arriba: Ni en tus sueños es, entre otras cosas, una comedia romántica, y por lo tanto esas proyecciones a futuro entrarán en crisis cuando el corazón lo disponga. Fred renuncia a su trabajo y, por esas casualidades sin las que no habría película, termina coincidiendo en una fiesta con Charlotte. No es la primera vez que se cruzan: años atrás, cuando ella era su niñera, él le dio un piquito que desembocó en una erección inolvidable. La cuestión es que ambos charlan y Fred termina contratado como redactor de discursos de la funcionaria. Basta con haber visto tres o cuatro comedias románticas para predecir cómo sigue esta suerte de Un lugar llamado Nothing Hill en clave guarra, sexual y lisérgica: la improbable atracción de los opuestos, el intento de sostener una relación aun ante esa oposición y una serie de dificultades externas que ponen en peligro la estabilidad del vínculo. A esa carencia de originalidad resolutiva, el guión de Dan Sterling y Liz Hannah le opone veneno político y una notable cantidad de chistes ejecutados con precisión relojera.
La nueva comedia americana, que de nueva va teniendo poco, porque han pasado los años y los guionistas y directores a-lo-Judd-Apatow brotaron como hongos, tiene un nuevo ejemplar en Ni en tus sueños. Pero con una combinación upgrade. A Seth Rogen, exponente como pocos del humor zafado, se le adosa Charlize Theron, y todo transcurre en un ámbito menos común, como el de las altas esferas del poder político. La sudafricana que ganó un Oscar por Monster: Asesina en serie es la Secretaria de Estado que tiene ambiciones presidenciales. El Presidente (Bob Odenkirk, el Saul de Breaking Bad) no quiere volver a postularse porque aspira “a una carrera más prestigiosa”: la de actor que saltó de la TV al cine. Y piensa dar todo su apoyo a Charlotte, que necesita quién le escriba guiones potentes, sí, emparentados con los temas que la preocupan como la ecología, pero también graciosos. Y allí se cruza, en una fiesta, con Fred, un vecino de la adolescencia de quien había sido su niñera. El tuvo una erección a los 13 mientras la besaba, y nunca volvieron a verse. Ni en tus sueños tiene, sí, esos elementos que se han vuelto moneda corriente en la oferta de la comedia americana, sea o no romántica como ésta: consumo de drogas, alcohol, eyaculaciones, lenguaje adulto o soez. Lo que la diferencia de otras es ese costado romanticón, que pareciera emparentarla con Mujer bonita -hay referencias directas- o Un lugar llamado Notting Hill, y mucho guiño a la cultura pop y los años ‘90. También, el entorno en que se desarrolla la historia, con un presidente bobalicón parodiado y mostrado como corruptible, y empresarios chantajistas (casi irreconocible está Andy Serkis). El papel de Rogen, el que tira la mayoría de los gags verbales, es el del irónicamente de mayor moral, el que no transa, tiene sus convicciones y muere con las botas puestas. En algún momento pasan por Buenos Aires, y sí, el chiste sobre el refugio de nazis demuestra el desgaste o el lugar común de los guionistas. El desenlace es más increíble que el romance entre Theron y Rogen, en una sociedad pacata como la estadounidense. Pero si no se ríen de ellos, ¿quién lo va a hacer?
El romance menos pensado ¿Extraño? Puede ser. ¿Necesario? Creo que no, pero eso si… una decisión muy intrigante. Ni en tus sueños es una película dirigida por Jonathan Levine, más conocido por haber hecho 50/50 protagonizada por Joseph Gordon Levitt, una película que obtuvo una gran aceptación de la crítica en general. Ahora nos trae una nueva película protagonizada por Charlize Theron y Seth Rogen. La historia sigue a Charlotte Field (Theron), la secretaria de estado de EE.UU. que decide, al enterarse que el actual presidente no buscaría una reelección, lanzar su candidatura para la presidencia. Luego conoceremos a Fred Flarsky (Rogen), un periodista que renuncia al diario en el que trabajaba al enterarse que una corporación capitalista acababa de adueñarse de la pequeña e independiente redacción. En una fiesta ambos personajes se ven, y nos enteramos que Charlotte había sido el amor de la infancia de Fred. Ambos conversan y al saber de la situación de desempleo de Fred, Charlotte decide contratarlo para que le escriba discursos políticos graciosos para su próxima campaña para la presidencia. Sin dudas lo que más sorprendió de esta película fue el cast. La decisión de poner a Theron y a Rogen, para que protagonicen un proyecto con tintes románticos tan fuertes, fue muy jugado, ya que aunque se trata en esencia de una comedia (y ambos habían hecho trabajos de ese tipo, en especial Rogen) nunca habían incursionado verdaderamente en el romance. Uno tiene en la mente a la actriz australiana en papeles más serios o de acción y a Seth en sus clásicos papeles humorísticos haciendo referencias a las drogas. Con el correr de los minutos lo que al principio podíamos suponer como una situación forzada e impensada, se va convirtiendo en otra cosa. La película logra llevar, gracias a una narración muy fluida y vertiginosa, a buenas puertos de comedia y de romance. Y lo más importante, se da la esperada química entre la dupla actoral protagonista. Obviamente las situaciones clásicas de Rogen están, estoy hablando de la apología a la marihuana y los chistes negros. Pero lo dejan como un ingrediente al que es imposible escaparle cuando vemos una película del actor. Utilizaron esa cuota humorística para demostrar que aunque es algo innato de él, igualmente se puede tratar de crear una atmósfera romántica. Una de las cuestiones a destacar es el uso de la música. Aunque es cierto que en los últimos tiempos hubo una sobreexplotación de la temática de los 80s, aquí vemos una reivindicación de la época con clásicos que no se han usado tanto y que ayudaron a crear el clímax de romance ideal. Ni en tus sueños es una película cliché del género que no traerá nada nuevo a la lista de cientas de esta categoría pero que te dará un buen momento en el cine y seguramente te sacará algunas carcajadas. Más no se le puede pedir a este tipo de propuesta. Una película con una historia muy cliché pero que gracias a una dupla actoral impensada para el género, logrará un efecto sorpresa positivo en el espectador.
Como reacción ya casi refleja, muchos espectadores optan por huirles como a la peste a varios de los géneros más revisitados de Hollywood como el terror, el cine infantil y la comedia. Y razones para ello no faltan; por el contrario, abundan. El subgénero de las comedias románticas debe de ser uno de los nichos que peores películas arrojan constantemente, engendros edulcorados capaces de provocar shocks glicémicos al espectador desprevenido. Pero lo cierto es que, por fortuna, de vez en cuando aparece una gran excepción, un notable ejemplo capaz de dignificar una vez más el género. Esta película es una de esas bienvenidas rarezas.
La nueva película de Jonathan Levine, "Ni en tus sueños", se apoya en la química y el carisma de sus protagonistas para conseguir una comedia que, sin descubrir la pólvora, resulta efectiva. Uno de los clichés más recurrentes de la comedia romántica es el de la pareja dispareja. Dos personas que no parecieran ser destinados a estar juntos, que por el destino, el capricho del guion, o cualquier otra circunstancia, encuentran atracción mutua (lo usual es partir del odio/rechazo) y más tarde el amor. Unx intelectual y alguien con pocas luces, unx refinado y le vulgar, le de clase pudiente con le de barrio bajo. Todo sirve. Ni en tus sueños está lejos de querer innovar en el género. Sí, se adapta a nuevas coyunturas ideológicas, y refresca el asunto para nuevas generaciones y un público más amplio, no tan “rosa”… pero no muy en el fondo sigue siendo la comedia romántica de siempre. Por lo tanto, sírvase el tópico de la (dis)pareja, aunque con una “pequeña” vuelta de tuerca. ¿Cuál es su caballito de batalla? Sus protagonistas. No es lo mismo tener al galán de turno y a la chica prototípica de America sweetheart, que a un comediante reconocido por su humor ácido y zafado; y a una actriz todo terreno que en comedia aseguraba no hacer algo tradicional. No vamos a ver la nueva comedia romántica "Ni en tus sueños", no vamos a ver lo nuevo de Jonathan Levine (un director de esos cumplidores, pero no notorios); vamos a ver la comedia de Seth Rogen y Charlize Theron. "Ni en tus sueños" cumple con lo que se esperaba, y les ofrece un sólido contexto. Fred Flarsky (Seth Rogen) es un periodista independiente que hace periodismo de investigación en un portal web alejado de las corporaciones mediáticas. Es todo lo que Seth Rogen promete ser, desalineado, fumón, con impronta de ironía política, reticente al compromiso, y con ese estilo nerd vintage medio noventoso que lo hace adorable. Cuando decide renunciar al portal para el que trabaja antes de que este sea vendido a una corporación empresarial, se encuentra inmiscuyéndose junto a un amigo en una fiesta de corte institucional. En ese ámbito se reencuentra con Charlotte Field (Charlize Theron), la que de adolescente fue su niñera – siendo él ya bastante crecidito – y con la que algo quedó trunco luego de un evento bochornoso. Charlottte ahora es secretaria de Estado, y se encuentra a los pies de una candidatura a presidente de los Estados Unidos bajo una consigna ecologista. También es todo lo que se espera pueda ser Charlize Theron en clave comedia; una mujer de imagen refinada, súper sexy, pero divertida, suelta, fresca, y coloquial. El sueño para alguien como Fred/Rogen. La química entre ambos es inmediata, y Charlotte lo contrata como asesor para los discursos. Lo cual los lleva alrededor del mundo durante la campaña, mientras crece el amor, y se marcan cada vez más las diferencias frente al futuro que Charlotte debe afrontar. No es casualidad que "Ni en tus sueños" homenajee tanto a "Mujer bonita" (no sólo en usar "It must have been love" como leit motiv, copiando/parodiando escenas completas como la limusina solitaria o el encuentro entre Julia Roberts y Jason Alexander), también podría haber homenajeado a "Un lugar llamado Notting Hill" (y algo de eso hay, aunque más disimulado). La idea es claramente la de tomar las bases tradicionales y llevarlas a la época actual, con contenido político, sexual, y narcótico incluido. Ahí también encontramos su vuelta de tuerca, evadirse de la etapa “rechazo”, tal como sucedía en aquellas, entre Fred y Charlotte nunca hay rechazo, el rechazo lo provoca el ambiente que los rodea, el contexto. Sí, Seth Rogen está algo más controlado que en otras películas como "Zach y Miry hacen una porno"; y todo lo que sucede es altamente esperable, imaginable. Nada que afecte al resultado final, al contrario, es casi celebratorio. Que Seth Rogen no haga su exclusive show le da lugar a una Charlize Theron que brilla. A la actriz de Atomic Bonde ya casi no le queda desafío en el cual probarse. ¿Drama romántico? "Dulce noviembre"; ¿Terror? "La cara oculta", ¿Drama testimonial? "Monster", "Tierra Fría", ¿Suspenso? "Lugares oscuros", "El abogado del diablo", ¿Acción? "Mad Max Fury Road", ¿Ciencia ficción? "Prometeo", ¿Aventura? "Joe el gran gorila"; y estoy siendo muy escueto. Todas películas, algunas muy subvaloradas, otras reconocidas, en las que hizo grandes labores, y esta no es la excepción. No es fácil ser la contrafigura de un comediante, casi siempre suelen ser actores de apoyo para el lucimiento de quien lanza los chistes. Charlize no es comediante, pero se disfraza de actriz de comedia y el atuendo le calza perfecto. Es graciosa, briosa, luminosa, y se roba todas las miradas y no (solo) por su belleza. Un plus fundamental, la química con Rogen es deliciosa. Del actor de "El avispón verde", lo dicho, se puede extrañar que esté menos zarpado que otras ocasiones; pero está bien, no es el tono de esta película, con dardos muchos más filosos a la cultura popular y sobre todo al política estadounidense. Fred es un personaje con el que es fácil identificarse, tiene todos los componentes para que sea querible, adorable, un perdedor carismático; y es todo gracias a Rogen. Al peso fundamental de ambos, súmenles buenos secundarios (en especial June Raphael, Bob Odenkirk, y Ravi Patel), y un guion con diálogos inteligentes, aceitados, y gags muy certeros (algunos opacados por un subtitulado local que no acompaña). Ni en tus sueños es una comedia que siente bien. ¿Eran necesarias sus (poco) más de dos horas de duración? Hay un segundo acto alargado que pudo acortarse, pero en ningún momento se hace pesada; siempre sabe dónde pararse para no aburrir y ofrecer material divertido. Ni en tus sueños no busca revolucionar el género, ni dejar una huella para la eternidad; pero utilizando muy correctamente los elementos que tiene, logra una comedia que termina elevándose por encima de la media.
Jonathan Levine (50/50, Mi novio es un zombie) vuelve a trabajar con Seth Rogen en Ni en tus sueños, una comedia romántica que con temas comunes maneja el humor característico del comediante. Ni en tus sueños sigue al periodista Fred Flarsky (Rogen) que se encarga de hacer notas de interés para un periódico. Después de un altercado renuncia a su trabajo y con su amigo van a una fiesta privada donde se encuentra la secretaria de estado Charlotte Field (Charlize Theron). Charlotte solía ser niñera de Fred. Cuando se vuelven a encontrar, ella está preparándose para ser candidata a presidenta y necesita un escritor para poner un poco de humor a sus discursos. Decide llamarlo a Fred y allí comienzan nuevamente su relación. El humor de Seth Rogen puede gustarte o no, sin medias tintas. Parte de su personalidad siempre está presente en los personajes que compone y, muchas veces, tocan temas como el judaísmo y principalmente el consumo de drogas. Algunas de sus películas tienen un humor desbordado no sólo por él sino por el guión que presentan, pero en otras como en Ni en tus sueños, el humor está medido y las situaciones se construyen con buenos diálogos y personajes coherentes. La química entre ambos actores funciona muy bien, y el hecho de que el poder y la balanza esté más inclinada a Theron también lo quita de la típica comedia romántica que funcionaba en los ’90, como Mujer bonita. En tiempos de cambios es interesante romper con las estructuras. Aunque el final es algo previsible, hay algunas escenas que funcionan muy bien y generan automáticamente la risa. También hay una pequeña participación de Bob Odenkirk (Better Call Saul) que sigue manejando muy bien el humor a partir de un personaje que se toma muy en serio su papel como presidente que quiere ser estrella de televisión. Ni en tus sueños es una divertida comedia romántica que se quita de encima algunos lugares comunes y que tiene dos actores que funcionan muy bien en pantalla y en sus papeles. Sin grandes sorpresas pero sí con escenas muy bien elaboradas.
No se puede escribir con tibieza sobre una película que demuestra que el cine está para hacer el bien. El filósofo Stanley Cavell se preguntaba en uno de sus famosos libros si el cine nos puede hacer mejores, pregunta que queda respondida de manera afirmativa después de ver Ni en tus sueños (Long Shot), la grandiosa comedia romántica dirigida por Jonathan Levine. Lo que hacen Seth Rogen y Charlize Theron, la pareja protagónica, es la prueba más acabada de que la magia del cine reside en su capacidad para enseñarnos el camino del mejoramiento moral. Fred Flarsky (Seth Rogen) es un periodista desempleado, talentoso, comprometido, que cree que el sentido de su trabajo (y de su vida) está en combatir a los poderosos que pisotean la dignidad y los intereses de la mayoría. Charlotte Field (Charlize Theron) es la Secretaria de Estado de Estados Unidos, una mujer importante, inteligente, bella, preocupada por el medio ambiente, y con muchas posibilidades de convertirse en la primera mujer de su país en llegar a la presidencia. Fred y Charlotte se conocieron cuando, en la adolescencia, ella hizo de niñera de él por unos días. Ya desde aquel entonces había entre ellos una atracción magnética. En la actualidad, se vuelven a encontrar en una fiesta. Ella le ofrece trabajar en su equipo porque quiere que se encargue de escribir los discursos de campaña. La moral férrea de Fred lo hace dudar, pero finalmente acepta. Todo parece un sueño. Sin embargo, las dificultades del mundo de la política, y la aversión de algunos personajes del entorno de ella, estropearán un poco la relación entre ambos. El gran secreto de Ni en tus sueños, como de las buenas comedias románticas, es que el espectador va aprendiendo junto con los personajes, cuyo proceso de conocimiento mutuo siempre culmina con el triunfo del amor. La película tiene un ritmo que no decae un segundo. En todas las escenas hay momentos divertidísimos, en los que los actores y actrices se lucen en sus roles. El director Jonathan Levine sabe cuándo tiene que poner un gag físico, una línea de diálogo chispeante, un momento romántico, una situación de pelea, además de hacer un uso efectivo e inteligente de las canciones de la banda sonora. Y que el guion mezcle el amor y la política es uno de sus máximos aciertos. Seth Rogen hace prácticamente de él mismo, lo cual es un punto a favor ya que está en sintonía con la intención del filme de mostrar a los personajes tal como son. Y Charlize Theron es una actriz imponente, monumental. Juntos congenian a la perfección y componen una pareja entrañable. Ni en tus sueños activa el lado luminoso de la vida. Una vez más el cine conmueve y enamora con una comedia romántica.
Sociedad creativa adepta a contrastes narrativos, el director Jonathan Levine, el productor Adam Goldberg y el actor Seth Rogen –artífices de 50/50 y cómplices juntos o por separado de una muestra decisiva de la Nueva Comedia Americana- reavivan su sello con inspiración y reverencia al género en Ni en tus sueños. Fred Flarsky (Rogen) es un periodista disidente, informal y barbudo que se reencuentra tras su renuncia forzada al medio para el que trabaja con Charlotte Field (Charlize Theron), mujer medida y despampanante cercana al maniquí que trabaja para ser la primera presidenta de los Estados Unidos. Unión impensada por donde se la mire, la magia ocurre cuando se revela que ella había sido la niñera de él 25 años atrás, instancia en la que además se habían dado un incómodo y breve beso. No es necesario otro ingrediente para que la química entre ambos –instantánea y de íntima franqueza, ajena a prejuicios a pesar de lo que dictan asistentes y mediciones- regrese y afecte al simulacro palaciego. Ahora con Flarsky como redactor de los discursos de Field, la dupla dispareja avanza en su proyecto de “rehabilitación global” con un plan de salvataje ecológico que responde a los objetivos naíf “mares, abejas y árboles” y que encuentra rivales caricaturescos y próximos: el anciano magnate Parker Wembley (Andy Serkis), responsable del despido de Flarsky al comprar su publicación y que amenaza con arruinar el apartado “árboles”; y el presidente en funciones Chambers (Bob Odenkirk), presto a dejar su carrera por la actuación, pieza clave en la proyección de Field y amigote corrupto de Wembley. Son esas barreras del sistema las que comprometen al dúo protagonista a la vez que se suceden giras internacionales, charlas de avión y ceremonias fastuosas: Flarsky no quiere renunciar a sus ideales, Field debe guardar las protocolares apariencias. La política se demostrará sin embargo fachada prescindible de una comedia romántica hecha y no de derecha, un amor a prueba de coimas que depara un par de escenas memorables –un lento con Roxette sonando mal en un celular, la negociación por la liberación de un rehén en Medio Oriente de Field tras haber consumido éxtasis, remate de la gran actuación de Theron-. Más Ligeramente embarazada que Locos por los votos, Ni en tus sueños ejerce la diplomacia y hace ceder a las partes en un subtexto de empoderamiento femenino manejado con sutileza, al igual que canaliza buenas vibraciones raciales en la amistad del alentador Lance (O’Shea Jackson Jr.) con Flarsky. Sabotaje tierno, tonto e irreal al espectáculo carcomido del poder, Ni en tus sueños arrastra votos hacia una fórmula efectiva que hace del respeto al origen una rebelión.
La política que quería vivir ¿Qué tienen en común la próxima esperanza de la política estadounidense y un periodista que toma tequila de una bolsa Ziploc? Apenas dos cosas: se conocen de la adolescencia (en ese momento él la besó con valentía pero no pudo ocultar su erección) y ambos son seres humanos con modales vikingos como cualquier otro. Charlotte Field, la secretaria de estado de los EE.UU., puede negociar el rescate de un soldado en territorio enemigo, pero ¡qué mal come pollo con las manos! Tanto es así que cuando hay brochettes en un evento el protocolo aviar se activa: los asistentes forman un muro humano para que ella pueda devorar el manjar toda enchastrada y feliz. Ni en tus sueños sabe que la política es un ambiente frío, en donde el amor es tan estratégico como una campaña electoral; el romance lucrativo entre la Secretaria de Estado americana y el Primer Ministro canadiense se especula con la misma seriedad con que se declaran las guerras entre dos naciones. En este mundo, en el que todos usan ropa aburrida y colores apagados, Seth Rogen interpreta a un tipo que sabe llamar la atención: barba desaliñada, gorrita infantil, campera extravagante y pantalones de trekking sacados de Timberland. Al principio, Charlotte (Charlize Theron) lanza miradas de reconocimiento. ¿Ese es Fred Flarsky? El director Jonathan Levine filma el reencuentro (ella era su niñera, apenas más grande que él) con esa mezcla de incomodidad y calidez propia de dos personas que saben que existe una deuda en común. Ella lo llama por medio de sus guardaespaldas y la naturalidad se enciende de una forma tan inmediata, tan gratificante de ver en pantalla que uno podría admirar para siempre la química que estos dos actores le inyectan a sus personajes. La idea de Charlotte es realizar una gira mundial junto a sus asistentes (personajes secundarios exquisitos a cargo de June Diane Raphael y Ravi Patel) y presentar un acuerdo ambiental que servirá como plataforma para el anuncio de su candidatura presidencial. Charlotte apura a Fred tras ofrecerle ser escritor de sus discursos: “¿Tenés algo más importante que hacer?”. El momento invierte los roles clásicos de poder, con ella abalanzándose sobre él, tal como lo enseñaron Howard Hawks y Preston Sturges. “¿Salvar el mundo con vos? No, sí, está bien”, titubea él, apichonado. El resto es, directamente, una delicia propia de las mejores comedias románticas. En Ni en tus sueños, hay reverencia por lo aprendido. Los diálogos -a cargo de los guionistas Dan Sterling y Liz Hannah- homenajean la velocidad de los films de Hawks, la crítica hacia la realidad es subterránea como en Lubitsch y el director Jonathan Levine nos devuelve el encanto perdido de films como Presidente por un día y Mi querido presidente. Con el motivo de preparar discursos más seductores, Fred se acerca a Charlotte para conocerla bien y, de paso, recuperar algo de tiempo perdido. En uno de los puntos de la gira llegan a Buenos Aires. Ahí también está el Primer Ministro de Canadá, con su sonrisa horrible y su actitud a lo Justin Trudeau. Él insiste en bailar una pieza con ella. Por supuesto sonará tango y por supuesto será “Por una cabeza”. Todos aplauden. Demasiado estereotipado, ¿no? Ahora lee esto. Unos minutos después, ambos se encuentran en una sala deshabitada. Las sillas están apiladas y en la mesa hay copas que esa noche no se usarán. Una luz tenue atraviesa las cortinas rojas y se mezcla con el vestido también rojo de ella. Fred está impecable: peinado, bien afeitado, con un traje acorde a la ocasión. Él no tendrá el poder de un político liberal, pero sabe cuándo generar un momento único. Agarra su teléfono, reproduce “It must have been love”, de Roxette y comienza a bailar. Ella lo sigue, al principio cerca y luego separada con los brazos casi en 90 grados, como si fuesen antenas que reciben las ondas musicales. Ni en tus sueños no necesita renegar por la realidad estadounidense. Si bien el presidente personificado por Bob Odenkirk responde a la incapacidad de ya-sabemos-quién, Levine no permite que la crítica se anteponga a los personajes. El Mal está ahí (mandatarios inútiles, dueños de la prensa más venenosa) y los protagonistas lo deben enfrentar. Que en la política todo es posible ya lo sabemos. A veces olvidamos que también el amor es el terreno de lo imprevisible y películas como Ni en tus sueños aparecen milagrosamente para recordárnoslo.
Ni en tus sueños: Bella y Bestia son… A partir de una típica comedia romántica hollywoodense, Seth Rogen y Charlize Theron, con una química infalible, brindan una película que pasa del cuento de hadas a la sátira política. Ni en tus sueños moderniza los tópicos de la comedia romántica norteamericana de “chico quiere a chica”, invirtiendo los roles, dando a la mujer un lugar de preponderancia y burlándose del sistema político estadounidense a cada rato. No será “la película del año” pero es entretenida, con mensajes valiosos que van del ambientalismo a los estereotipos de belleza. En sus casi 2 horas de duración, se toma su tiempo para presentar a los personajes en profundidad, logrando que el espectador se sienta cómplice de sus aventuras y romances. La primer escena comienza con Fred Flarsky (Seth Rogen), periodista judío, infiltrado en una reunión de neonazis y, al ser descubierto, escapando tirándose por una ventana. Esto da cuenta del tinte que tendrá el film. La película narra la historia del romance de la reconocida Secretaria de Estado Charlotte Field (Charlize Theron), que aspira a la Presidencia de los Estados Unidos, y Fred Flarsky (Seth Rogen), el periodista de espíritu libre que se viste y vive como un adolescente. No tienen nada en común, salvo que ella fue su niñera cuando él era un preadolescente. Después de muchísimos años, se reencuentran en un evento político y hay una chispa que se enciende. Ella lo contrata, casi impulsivamente, para que sea su redactor de discursos más amigables para los ciudadanos, lo que inicia una relación laboral y amorosa extraña, graciosa y ridícula de a ratos. Habrá que ver si estas personas de mundo tan distintos pueden ser felices juntos ya que, desde ya, Fred no tiene la imagen esperada para ser la pareja de Charlotte. Lo mejor de la película es la excelente química entre Charlize Theron y Seth Rogen, plagados de chistes, y momentos desopilantes que se ven naturales. Quien haya tenido la idea de juntarlos se merece un premio. Claro que la sola presencia de Rogen da el indicio que el público no parará de reír, aunque la actriz ganadora del Oscar por “Monster” (2003) sorprende gratamente en este papel de comediante. Es la clásica pareja dispareja de las comedias románticas. Las interpretaciones lucen naturales en una comedia ligera y efectiva. Jonathan Levine, director conocido por películas como “50/50” (2011) y “Warm Bodies” (2013) magnifica situaciones inverosímiles de los protagonistas para crear esa conexión que se nota entre ellos todo el tiempo, eso hace más creíble el romance. Asimismo, los personajes secundarios tienen una pregnancia muy fuerte en la historia, por lo que logran ser memorables para el público. Se destaca Bon Odenkirk (“Better Call Saul”, 2015-) como el presidente de Estados Unidos que, proviene de la actuación en TV y está por abandonar su carrera política para dedicarse a ser actor de cine. Alexander Skarsgård (“The Aftermath”, 2019) interpreta al guapo y un poco tonto Primer Ministro de Canadá, quien parece ser la pareja perfecta para Charlotte. Además, difícil de reconocer por el maquillaje y las prótesis, Andy Serkis (“Black Panther”, 2018) es Parker Wembley, un magnate de los medios muy manipulador. June Diane Raphael (“The Disaster Artist”, 2017) como la asistente estricta de Charlotte, intransigente pero que quiere lo mejor para su jefa. Aunque no tiene ningún giro sorprendente, es una comedia muy buena. Logra su cometido: mantener al espectador a las carcajadas la mayor parte del tiempo. Tiene el humor típico norteamericano de antes y el público se levanta de la butaca sonriendo, lo cual en estos tiempos, es un gran logro. El humor ácido, la sátira política y los constantes gags se hacen carne con la historia de amor de estas dos personas completamente opuestas. Todo lo trillado de la película funciona bien y muestra esta idea de mujer empoderada y hombre perdedor que se enamoran y sacan lo mejor del otro. Chistes escatológicos, variedad de referencias a series, música y a las décadas del 80 y 90 propiamente dichas, hacen menos edulcorado ese romance y fortifica la trama. Aun con desenlace predecible, es una película que hace reír con la fórmula clásica de comedia romántica.
Lo impensado, inesperado e ilógico se puede lograr en el gran universo del mundo cinematográfico y, mucho más, si proviene de Hollywood. Esa es la principal lección que se puede aprender en esta comedia romántica dirigida por Jonathan Levine. Porque en un marcado duelo de opuestos, que tan bien hacen los norteamericanos, se cuenta una historia con todos los condimentos necesarios para que funcione con corrección, siempre manteniendo las reglas establecidas en los comienzos de la industria para que todo se desarrolle dentro de los parámetros normales y sea entretenida, como también predecible, cuyo objetivo primordial es no defraudar al público. Este prolegómeno sirve para saber a qué atenerse cuando concurra al cine. Allí verán a dos figuras reconocidas interpretando a una Secretaria de Estado de la Nación, Charlotte (Charlize Theron), y a Fred (Seth Rogen), un periodista. A simple vista son el agua y el aceite. Pero luego de una descripción pormenorizada de sus personalidades, cómo trabajan, y de qué manera encaran sus vidas, las distancias que los separan resultan ser mucho más cortas de lo pensado. Charlotte vive para su labor diaria. Es autoexigente, correcta, soltera y ambiciona ser la primera presidente mujer de los Estados Unidos. Fred es un periodista que no teme ir a fondo con sus investigaciones, tiene principios y los mantiene a rajatabla, pero es díscolo, incorrecto, gracioso, adicto, soltero y acaba de quedar desocupado. En el ámbito del lanzamiento de la campaña electoral se unirán una vez más, para que ella logre ser la Primera Mandatari Él no es un galán. Su vestimenta no es la adecuada para acompañar a la candidata mientras le escribe los discursos de campaña. Se sabe que la formalidad es una condición indispensable para moverse y ser respetado en el mundo de la política, en el que cada detalle, paso en falso, o error, puede volverse en contra y de ese modo ser aprovechada por el rival de turno. Pero, pese a todo esto, Fred está ahí. y Charlotte lo apoya incondicionalmente. Los objetivos en común, una deuda no cerrada del pasado, la química que flota entre ellos hará, como es de suponer, que el amor florezca. Dentro de esa estructura en la escritura del guión, de manual, podemos observar que ambos quieren lo mismo para el país, mientras deben lidiar entre los ideales y la realidad que, por lo menos en política, no van de la mano, como así también situaciones y personas complicadas que actúan como escollos para que el amor prospere. Si quiere distenderse, pasar un rato agradable, sin forzar mucho el cerebro, puede ver esta película con una narración dinámica, ágiles diálogos, buena música, y un mensaje alentador para quienes tienen sueños que creen inalcanzables, pues éste film es el indicado
Esta es de esa clase de películas construidas con un profesionalismo total, transparentes para el espectador. Menos mal que hay comedias, de tanto en tanto. Como todas, parte de una premisa absurda (un nene de diez tiene una “niñera” digamos de 15; se reencuentran mucho después cuando él es un periodista un poco anárquico y ella se prepara a ser candidata a presidente) pero construye a partir de allí –esa es la magia de las grandes comedias– relaciones creíbles y capaces de emocionar al espectador. Más allá de que Rogen y Theron conocen todos los resortes del género, esta es de esa clase de películas construidas con un profesionalismo total, transparentes para el espectador, donde lo que sucede es que nos sentamos en el cine y la pantalla es una ventana a lo extraordinario, en este caso cómico. La parte política del asunto, de paso, no tiene desperdicio, y es más equilibrada e “incorrecta” que la mayoría de las películas “serias” sobre el tema. Nada de señalar con el dedo: puras personas.
Charlize Theron y Seth Rogen sorprenden en una de las mejores comedias del 2019.
A pesar de la idea simplificadora de que la comedia romántica tiene como centro a una chica que se desvela por el amor de un varón como fin supremo de la vida, el género siempre fue mucho más diverso que eso. Desde la screwball comedy, donde Katharine Hepburn o Rosalind Russell eran mujeres de carácter que podían enloquecer a un Cary Grant más delicado –y que ocasionalmente aparecía en una bata de mujer–, hasta una película célebre como Desayuno en Tiffany’s, donde se trataba de pescar a la chica que andaba seduciendo ricachones y no quería enamorarse, el romance se trató más de conciliar los opuestos y convertir la fricción en deseo que de reafirmar los roles de género según estereotipos ya establecidos. Es más: cualquier buen protagonista masculino de una película romántica tuvo siempre un componente fuerte de vulnerabilidad y delicadeza, como si el género estuviera mostrando que el amor –y lo divertido que puede ser enamorarse– es un estado que no se puede alcanzar sin dejar de lado ciertas rigideces, sin bajar la guardia. Ni en tus sueños se instala festivamente en esa tradición y la lleva hasta su punto máximo, casi al absurdo, porque imagina un amor donde ella sea la futura primera presidenta mujer de los Estados Unidos y él, algo así como su primera dama. Charlotte Field (Charlize Theron) es la Secretaria de Estado y trabaja para el presidente Chambers, un títere de las corporaciones de derecha que quiere dejar la carrera política para dedicarse a algo más prestigioso, el cine. Obviamente, todo en Charlotte es impecable: esbelta, bien vestida y elegante, sus encantos femeninos miden bien en las encuestas y la gente pretende verla saliendo con un político que esté a su altura, algo así como su equivalente masculino. Pero como corresponde a los mejores exponentes del género, toda la premisa de Ni en tus sueños consiste en desordenar ese equilibrio, y así Charlotte se cruza con Fred (Seth Rogen), el típico treintañero hipster que usa buzo con capucha y mochila, se droga con amigos y, ¿quizás por eso?, parece mantener intacto el idealismo adolescente, incluso ahora que trabajar como periodista para un periódico de Brooklyn. Hay algo alegre y osado en la idea de armar una pareja donde el romance y la seducción surjan entre la diosa de velos dorados de las publicidades de Dior y el chico judío de voz ronca y dientecitos de castor (algo de esto aparecía en Ligeramente embarazada, claro, pero la presencia de Charlize Theron lleva el contraste a la estratósfera), y ver cómo sucede en la pantalla grande es una delicia. La construcción del amor en Ni en tus sueños es perfecta y fluida: la primera vez que se ven, intrascendente y algo incómoda, Charlotte y Fred parecen estar a años luz de algo que se parezca remotamente a una pareja, pero la película hace ese trabajo artesanal de hacer crecer la complicidad que es todo el arte de la comedia romántica, y lo hace más que bien. Incluso hay una forma preciosa de hacer contrastar la pose del amor ideal y la familiaridad del amor cuando realmente sucede, en una escena donde Charlotte baila un tango (digamos) con un diplomático canadiense para el aplauso del público y luego, entre bambalinas, una canción de Roxette con Fred (y de paso ella muestra magníficamente cómo ser diosa es solo una performance, entre tantas posibles). Por otra parte, Ni en tus sueños encuentra una manera brillante de hacerse cargo de las desigualdades de género con una serie de chistes inteligente donde dos presentadores de televisión comentan lo buena que está la Secretaria de Estado, y de modo general plantea un mundo en el que la categorización de lxs individuxs se traduce en pura estupidez, de modo que el amor romántico, y el desorden que plantea, puede ser una fuerza transformadora y festiva.
SOBRE LUGARES, Y CÓMO SALIR DE ELLOS Como suele ocurrir en la comedia romántica, los personajes se encuentran al comienzo del relato parados en un lugar del que, necesariamente, se deben mover para alcanzar el objetivo final: que es, claro que sí, el de encontrar el amor de la persona indicada. Es un género con sus reglas propias, con múltiples lugares comunes que la componen, pero también un territorio permeable a los vientos de cada época, especialmente porque están en juego los otros géneros, esos que hoy se encuentran en absoluta reconstrucción (y hablamos básicamente de la comedia romántica heterosexual, que es la que necesita reacomodarse al tiempo con el que dialoga). Tal vez sea por eso, también, que la comedia romántica es un género en desuso, porque no ha sabido pensarse y redefinirse en un tiempo donde la mujer ocupa un rol diferente o, al menos, lucha por torcer el camino impuesto culturalmente. O, en una teoría que abono con energía, porque los tiempos actuales son tan cínicos que no aceptan el tipo de historias que el género cuenta. Ni en tus sueños es, en ese sentido, una comedia romántica que hace autoconsciente ese proceso social y que lo expone con raptos de inteligencia y con algunas torpezas, pero que hace de los lugares y las formas de evasión su impronta fundamental. En el film de Jonathan Levine tenemos a Charlotte Field (Charlize Theron) como una Secretaria de Estado del gobierno norteamericano con chances de ser la primera Presidente del país, y a Fred Flarsky (Seth Rogen) como un periodista desempleado que termina escribiéndole los discursos a Field. Ambos tienen una historia previa en común: ella había sido niñera de él y fue su primer gran amor. La estructura sobre la que trabaja Ni en tus sueños (horrible título local que connota algo que la película nunca pone en crisis) es la tradicional, con los diferentes que se terminan atrayendo, con los giros que llevan a la pelea y la posterior reconciliación de la pareja, y con la comedia balanceándose con el drama amoroso. Pero la gracia están en los detalles, en cómo amalgama diversas posibilidades y las hace funcionar en su andamiaje narrativo: hay un aspecto visual lujoso, una aproximación a los personajes (sobre todo en la Charlotte de Theron) que se impregna del mito de las estrellas (y en todo esto el film de Levine parece estar invocando al cine clásico norteamericano, como lo hacía la encantadora Mi querido presidente, de Rob Reiner), pero también la contemporaneidad de la comedia a lo Judd Apatow que baja cierto verosímil a un terreno más mundano. En este sentido la presencia de Rogen es clave: habla de un tipo de comedia que, en apariencia, nunca podría coexistir con aquellas otras superficies un poco más sofisticadas. Pero Levine lo logra a partir de una muy ajustada puesta en escena capaz de imbricar el humor verbal con el slapstick, lo escatológico con lo sensible. La cima de todo esto es una secuencia musicalizada con It must have been love, de Roxette, donde lo sexual y lo sensual se dan la mano con el romanticismo y lo emotivo. Ahí, en ese momento, uno cree que Charlotte y Fred se enamoraron, y eso es algo que no muchas comedias románticas logran. Ni en tus sueños es una comedia romántica contemporánea y autoconsciente que nunca desprecia la esencia, no se vuelve cínica como podía ocurrirle a Apatow en algunos de sus ejercicios metalingüísticos. Tal vez utiliza su subtrama política para serlo un poco, pero hay un nivel de sátira que la vuelve divertida e incluso la presencia de Bob Odenkirk como el Presidente de los Estados Unidos (la idea más brillante de toda la película) incorpora la humanidad que el actor sabe darle a personajes reptiles y sibilinos. Lo fundamental entonces en Ni en tus sueños es cómo no sólo los personajes aprenden y se corren de los lugares que ocupaban (ella en la política, él en su progresismo bien-pensante), pero también la comedia romántica toma distancia del conservadurismo y la comedia contemporánea abraza cierto clasicismo sin sentir culpa. Y en el camino Rogen puede darle una vuelta de tuerca a su slacker fumón y Theron puede desarrollar una heroína romántica que no debe dejar atrás sus deseos para cumplir objetivos, más bien pensar qué lugar está ocupando y cómo debe correrse. Lo interesante en el trabajo de Levine es que logra hacer conscientes todos estos procedimientos sin que nunca atenten contra la fluidez narrativa de la película. Y uno encuentra, hacia el final, que los personajes han cambiado radicalmente sin perder su esencia y mucho menos su lógica.
Hacía tiempo que no escuchaba reírse tanto a la audiencia en una función de cine. Eso es algo que me sorprendió y destaco mucho. Si bien la trama puede parecer ya conocida, dos personas que se reencuentran después de un tiempo y comienzan a resurgir la amistad; la cinta cuenta con ciertos detalles y remates que resultan graciosos para el espectador. Además por momentos los protagonistas expresan una inocencia, que enternece. Ni en tus sueños Al trabajar Seth Rogen, era esperable que el humor fuese un gran condimento en la película. Pero lo simpático es la química que se crea entre él y Charlize Theron, al ser cómplice de esos chistes. Dos polos opuestos, como plasma el póster del film, pero que se divierten por igual al ir avanzando en la historia. A su vez, ambos personajes tienen momentos de introspección interesantes, que nos dejan pensando. Sin entrar en detalles, pero como pudimos apreciar en el tráiler, ella debe mantener ciertos códigos de etiqueta y protocolo por su cargo, aun cuando desearía aflojarse y bailar como si nadie la viera. Y él, por su parte, debatiendo el deseo de querer redactar noticias honestas, aunque no coincidan con los intereses de otras personas. Ni en tus sueños También es cierto que al ver que dura 2 horas, eso puede hacer que dudemos de lo que vamos a ver. Especialmente, al tener en mente que las comedias suelen durar un poquito menos. Pero para nuestro agrado nos encontraremos que está bien llevada y que fluye, manteniendo su ritmo. La música de la película, también contribuye a que nos divirtamos viéndola.
La pareja protagonista tienen muy buen carisma y química: Charlize Theron (actriz y modelo sudafricana nacionalizada estadounidense ganadora del Oscar por “Monster” – 2003) y Seth Rogen (“Buenos vecinos 2”), le dan simpatía, dinamismo, velocidad, acompañada con una serie de situaciones absurdas, disparatadas, torpes y con toques de sátira política, dentro de la trama se tocan temas relacionados con la política, sociales y del medio ambiente. Es una típica comedia romántica clásica, entretenida y sencilla, a lo largo de la cinta deja varios mensajes relacionados con la naturaleza, el amor, cuando los sentimientos son auténticos pueden superar cualquier contratiempo y no importa la edad que tengas. Dentro de los personajes secundarios: June Diane Raphael, O’Shea Jackson y Bon Odenkirk están estupendos y el resto solo correcto, mantiene un humor mordaz, música maravillosa apela a la nostalgia, se referencia a otros films, aunque su desenlace es predecible los espectadores pueden aprovechar un buen momento en el cine, aunque le sobren algunos minutos con 90 estaba bien.
Parejas desparejas que funcionan como los dioses. Si Ni en tus Sueños (una liberal traducción castellana de Long Shot) tiene un problema que le impide la puntuación perfecta es el bizarro detalle del final – un atroz video íntimo – que es tan hilarante como irreal, especialmente por la liviandad con que se toman sus consecuencias. Es una comedia romántica o sea que es algo tan fantasioso como una de ciencia ficción… pero al menos durante gran parte de su duración Ni en tus Sueños mantenía ciertos pies sobre la Tierra… hasta que mete la cola el tema del video y sintoniza – siquiera por unos minutos – a una de Adam Sandler. He aquí un romance adolescente que no pasó de platónico y que tiene la oportunidad de florecer en la madurez. Charlotte Field (Charlize Theron) es la Secretaria de Estado del gobierno de los Estados Unidos y ahora – que el mediático presidente de turno, Bob Odenkirk, pretende irse del poder… para empezar una carrera como estrella de cine (?) – tiene todas las chances de ser endorsada por el primer mandatario como su digna sucesora. El sueño de ser la primera mujer presidente la encandila pero precisa un redactor de discursos avispado y, por esas cosas del destino, se cruza con Fred Flarsky (Seth Rogen), un periodista de izquierdas idealista y desempleado… al cual cuidaba hace 25 años cuando era su niñera. Como Flarsky siempre tuvo un flechazo con la rubia (aunque quedó evidenciado en una incómoda situación adolescente – léase, una erección en el momento menos indicado -), reunirse después de estos años es como una situación soñada, aunque su pensamiento y el de Field vayan por carriles diferentes en términos políticos. El cree que todos los políticos son charlatanes y mentirosos, y ella quiere demostrarle que es una idealista honesta, y los dos terminan embarcados en lograr la firma de un gran acuerdo internacional sobre el medio ambiente, el que le servirá de plataforma a la rubia para lanzarse a la presidencia. Pero el torpe y desaliñado periodista tiene cierta cosa honesta que atrae a la Field y, reunión de trabajo mas reunión de trabajo menos, no pasa mucho antes que los dos – antítesis en pensamiento, físico y belleza – terminen enroscados y enamorados. Pero lo mas gracioso de todo es que forman una pareja creíble, gracias a la enorme química que destilan Rogen y la Theron… y si, la bestia puede conquistar con facilidad a la bella. Hay algo de sátira política en el trasfondo, un villano mas patético que amenazante (un sobremaquillado Andy Serkis), y bastante charla de relleno en el medio… pero basta con tenerle paciencia a la cinta hasta el minuto 45 para que las cosas despeguen en gran forma. Sean los guiños entre ambos, los chistes y las conclusiones zafadas que sacan, o la gran escena cuando – en medio de una decepción que pone en peligro toda su carrera – la Field / Theron convence a Flarsky / Rogen que merecen una noche de intoxicación con drogas y alcohol, en donde la Theron se sale del libreto (y de ese podio hierático en donde sintoniza una versión hecha por Vogue de Hillary Clinton) y se mete en el terreno kitsch del humor fumón de Rogen, yendo a la par con el cómico en cuanto a locura y desquicio. La escena en donde – pasada de rosca, pastillas y polvos – se ve obligada a atender una crisis internacional mientras su cerebro está en la estratósfera es delirante y demuestran que la sudafricana puede brillar en el género que se le cante ya que tiene talento de sobra. Mientras tanto Rogen hace de Rogen, con humor zarpado pero con cierto aire de perrito apaleado que lo hace querible y atractivo. Ni en tus Sueños no es un prodigio de lógica o realismo, pero cuando empieza a funcionar lo hace de maravilla. Es cómica y es romántica, y en este emparde tan dispar los protagonistas son fabulosos y rebosan de carisma y honestidad, con lo cual la pareja que forman es creíble. Y el resto es una mera excusa para verlos juntos, con lo cual la falta de realismo se compensa con el exceso de emoción y humor que estos tipos destilan para beneplácito de la platea cómplice.
Comedia romántica y política, la curiosa Long Shot/Ni en tus sueños es la historia de una secretaria de Estado con aspiraciones presidenciales (Charlize Theron), que contrata a un viejo conocido de la adolescencia para que le escriba los discursos. ¿Por qué? Porque se lo encuentra por casualidad y el tipo (Seth Rogen), además de aspecto de perdedor, es un periodista de principios, un idealista que prefiere quedarse sin trabajo antes que continuar escribiendo para un holding que adquirió su periódico. El director Levine (50/50, Mi novia es un zombie) saca provecho de sus protagonistas y de la química entre esos personajes. Pero también de todo lo que le ofrece el asunto, y su contexto, en las tramoyas de la alta política. Hay diálogos filosos, observaciones mordaces -el presidente es el genial Bob Odenkirk, que también protagoniza un show televisivo- y muchas situaciones divertidas. Mientras los protagonistas pasan cada vez más tiempo juntos y, claro, el romance aparece. Irreverente, romántica, entretenida, la película reserva incluso buenos momentos también para esos tramos más previsibles, como una escena que arranca con un baile de tango y termina con otro, íntimo, al son de Roxette.
Los opuestos que se atraen ''Long Shot'' es una de esas películas de las que nadie espera nada, una de esas propuestas en las que uno ve el poster promocional y ya se imagina: bodrio. Bueno, la realidad es que está bastante mejor de lo que aparenta. El caso me hizo acordar al estreno de ''Ligeramente embarazada'', también con Seth Rogen en el protagónico pero en ese momento acompañado por Ketherine Heigl. Una comedia con muy poca promoción y cuya premisa no despertaba demasiado interés en el público en general, pero que terminó siendo un clásico moderno de la llamada nueva comedia americana. ''Long Shot'' creo que no llega a ese nivel pero sí entrega mucho más de lo que uno espera. Para empezar, la comedia de Seth Rogen que mezcla momentos de humor ridículo y físico con momentos tiernos y emocionales, creo que logra buenos resultados nuevamente. Ya se podría decir que es parte de marca personal. Increíblemente, la película te hace reír mucho y por momentos te enternece, lo cual es mérito de los guionistas y el director, pero también de ese gordito desfachatado que sabe empatizar rápido con su público. Acompaña en el protagónico la ya consagrada Charlize Theron, que si bien se luce mucho más en el género dramático, en comedia no está nada mal tampoco. Sorprendentemente, la pareja logra una química que funciona muy bien. Lo que le baja puntos es la historia en general. Tiene varias escenas poco verosímiles, pero sobre todo, trata de dos personas muy diferentes enamorándose. Digamos que no es el guión más original del mundo. Sí, es una comedia, y por lo tanto la liviandad es parte fundamental de sus ingredientes, y si bien está lograda, no es un film del que nos vayamos a acordar pasados unos cuantos días. Le falta más cantidad de ingredientes originales y quizás se podría haber jugado más con la resolución de la trama, que termina siendo muy previsible. Una comedia para entretenerse un rato, reírse y enternecerse mientras te comés una pizza con birra en tu casa.