De Niro viste a la moda Para este momento en que la sociedad se acerca a la igualdad de género de a pequeños pasos, llega la nueva película dirigida por Nancy Meyers y protagonizada por Anne Hathaway y Robert De Niro, con un mensaje contundente sobre el feminismo en la sociedad.pasante foto 4 Extensa, como suele ser Meyers en sus trabajos, pero suficientemente atrapante para quedarse hasta el final, los 121 minutos de la cinta tienen sembrados gags y escenas divertidas, que sacan al espectador por unos segundos de distintos momentos de tensión, sin distorsionar el ambiente realista de la secuencia. De Niro y Hathaway prueban la gran capacidad que tienen para encarnar distintospasante foto 1 personajes. Él, un viudo y jubilado de 70 años, Ben Whittaker, quien necesita trabajar para mantenerse activo, recurre a una oferta de pasantías para adultos y termina trabajando para Jules Ostin, una joven emprendedora del siglo XXI, cuya página de ventas de ropa por internet está en su mejor momento y la responsabilidad la aleja de su esposo (Anders Holm), quien dejó su trabajo para cuidar de su hija (JoJo Kushner), mientras Jules dedica tiempo a su empresa. Con una fotografía sobria, que Hollywood resuelve sin ninguna dificultad, se hacen amenos los distintos paisajes que recorren el pasante y su jefa en San Francisco y durante los viajes que De Niro hace como chofer de Hathaway. Más de una escena recurre a la empatía de los espectadores y da un golpe bajo, pues Ben sobrelleva con optimismo la adversidad, enfrentándose a la vida sin dar el brazo a torcer. Puede hacer lagrimear y reír en la misma escena, sin perder la esencia de la situación.pasante foto 3 El único momento flojo desde el guion, es en la última escena donde la charla entre Ostin y su esposo es exageradamente cursi e irrealista, contraponiéndose al resto de los diálogos anteriores. A pesar de todo, Meyers logra rescatar valores de géneros, familia y relaciones humanas, que a veces se ven un poco distorsionados en este siglo XXI.
De segundas oportunidades Cuando ya habíamos creído ver a Robert De Niro en todos los papeles que uno siquiera podría dimensionar, la astuta Nancy Meyers le da la posibilidad de crear un personaje entrañable en Pasante de moda (The Intern, 2015), un dramedy en el que el veterano actor se las ingeniará para quitarle el protagónico a la anodina Anne Hathaway, quien regresa a la comedia luego de algunos traspiés en otros géneros, haciendo de un pasante septuagenario. La historia de Pasante de moda se centra en el conflicto clásico de lucha de poder entre opuestos y se inicia cuando el jubilado Ben Withaker (Robert De Niro,De Niro), un viudo que ya no sabe qué hacer con su tiempo y su vida, decide aceptar la propuesta de una empresa de venta de indumentaria por internet que solicita la asistencia de personas de la tercera edad para diferentes puestos. “About the fit” es una de las empresas más innovadoras de la web que basa el secreto de su éxito en Jules Ostin (Hathaway), su CEO, una joven emprendedora que supo en tan sólo nueve meses lograr las metas de mercadeo esperadas para un lazo de cinco años. Pero detrás de la coraza que Jules posee, la que muestra al mundo como una obsesión hacia el trabajo, poco a poco comienza a resquebrajarse, al darse cuenta que comienza a hacer agua en algunos puntos en los que antes era invencible, principalmente los relacionados con su vida personal. Alentada por Cameron (Andrew Rannells), quien además fue el gestor del proyecto de incorporar a personas mayores a la empresa, Jules acepta a regañadientes la ayuda de Ben, quien será designado como su asistente, pese a que ella siempre controla absolutamente todo en la empresa y cree poder con todo. Pero más allá de los primeros encontronazos entre ellos, cuando Ben comience a relacionarse con cada empleado en “About the fit”, Jules verá cómo en la confianza que debe germinar en los demás se consolidará su figura de exitosa empresaria y de, en un segundo plano, su semblante como ama de casa y madre, a pesar de dedicar muy poco tiempo a esto. Porque justamente con sus consejos, el experimentado Ben comenzará a inmiscuirse en su vida personal, cosa inaceptable para Jules, ya que nunca se abrió completamente con nadie y mucho menos querrá hacerlo con este empleado temporal que de un día para otro le viene a dar indicaciones sobre cómo manejarse en su matrimonio. Pasante de moda posee una narración clásica, que potencia cada gag y punchline que el guión de Meyers brinda para los personajes, pero también, como en sus anteriores films, mezcla géneros sumando risas a la vez que lágrimas. Es que la directora no sólo querrá contarnos este cuento en el que las segundas oportunidades son el plato fuerte a través de sonrisas, al contrario, dedicará a lo largo de las dos horas de duración las dosis necesarias para poder construir un relato que genere varias sensaciones mientras avanza en la acción y también una fuerte adherencia hacia los personajes. Como toda fábula, hay moralejas, pero también hay un sabor agridulce que la acerca a la realidad con la que diariamente sus personajes profundizan sus miserias y gozos, porque justamente Pasante de moda es un film que se apoya en la solidez de las actuaciones de los protagonistas, pero también en una serie de personajes secundarios (interpretados por Adam DeVine, Reid Scott, Zack Pearlman, y una recuperada para el cine Rene Russo) que ofrecerán el contexto necesario para hacer más verosímil esta historia de triunfadores que deben aceptar ayuda, al menos por un tiempo, para poder seguir adelante en la vida y ser exitosos.
Ben Whittaker está jubilado y es viudo, pero eso no le saca el deseo de aprender y probar cosas nuevas. Es por esto que Ben entra a trabajar como asistente de Jules Ostin, dueña de una compañía de venta de ropa on line. En su nueva comedia, Nancy Meyers muestra que nunca se es muy viejo para empezar de nuevo. Nancy Meyers, a esta altura de su carrera, ya puede considerase una experta en el género de comedia. Lo demostró con las románticas El Descanso (The Holiday) y Enamorándome de mi ex (It’s complicated), por nombrar algunas de sus obras. Meyers sabe que un poco de humor mezclado con historias de amor no tan clásicas (es decir, cuentos que no tratan de un chico perfecto que conoce a una chica perfecta y se dan cuenta de que son el uno para el otro y viven felices por siempre) es la mejor receta para crear una buena película de este género. En Pasante de moda, protagonizada por Robert De Niro y Anne Hathaway, Meyers repite su patrón. “Amor y trabajo, trabajo y amor. Eso es todo lo que hay”, dice Ben Whittaker (De Niro) al comienzo de Pasante de moda. Pero Ben, a los 70 años, ya se jubiló y enviudó, y no por eso quiere dejar de estar activo. Luego de probar clases de cocina, de yoga y de tantas otras cosas, decide ingresar a trabajar como pasante en una empresa de venta de ropa on line, gracias a un programa que ayuda a las personas mayores a integrarse en la comunidad. La dueña de esta compañía, llamada About The Fit, es Jules Ostin (Hathaway), una joven madre emprendedora que cede el rol de “ama de casa” a su marido. Ben se transforma en el asistente de Jules, que descubre en él un amigo y un sabio consejero. No, el personaje de Hathaway no es una versión más joven del de Meryl Streep en El diablo viste a la moda (dirigida por David Frankel en el 2006. Cuenta la historia de una abusiva editora de una revista de modas, Streep, que toma a una ingenua pasante que solo quiere escribir, Hathaway), pero la simetría entre ambas películas es clara. Ostin toma el lugar del personaje de Streep como conocedora de un mundo del que su pasante no tiene idea, pero en esta oportunidad, el poder entre ambas partes está equilibrado: Ben tiene algo que aprender de Jules, y Jules algo de Ben. El dúo De Niro y Hathaway es perfecto y se hace difícil pensar en una pareja que pudiera funcionar mejor: la química en pantalla es estupenda. Los personajes secundarios acompañan y no se quedan atrás. Resaltan Andrew Rannells (conocido por su papel como Elijah en Girls) como el segundo de Jules, Adam DeVine (Pitch Perfect) como el compañero de Ben y Rene Russo como la simpatía amorosa del viejo Whittaker. Meyers, con Pasante de Moda, continúa una historia que comenzó en Enamorándome de mi ex (película en la que una mujer divorciada de 60 años se encuentra entre su ex marido, que trata de reconquistarla, y un nuevo candidato): la de desmitificar que la gente mayor no tiene una vida. Sí es cierto que a determinada edad las personas mueren, de hecho Ben cuenta que en sus actividades cotidianas está la de ir a funerales. Sí es cierto que a determinada edad las personas no pueden hacer todo lo que hacían cuando eran jóvenes. Pero no es cierto que eso los transforma en una parte “inactiva” de la sociedad. No es cierto que no tienen vidas sexuales. No es cierto que no hay vida en la vejez. “Sé que hay un vacío y necesito llenarlo pronto”, cuenta Ben Whittaker en su entrevista para conseguir el trabajo en About The Fit. La visión de Meyers sobre las películas de comedia es fresca y es justo lo que necesita el género. Con Pasante de moda repite su fórmula: humor, amistad, amor y personajes con los que el espectador puede relacionarse. El resultado final es una historia más que agradable, que por momentos hará que el público ría y por momentos hará se emocione.
Empleado del mes. Nada detiene al progreso. El mundo laboral actual es una topadora tecnológica que se lleva todo puesto sin el más mínimo ápice de piedad sobre aquellos que no hablan el idioma. Esta es la premisa inicial de Pasante de Moda (The Intern, 2015) la última obra de Nancy Meyers (Enamorándome de mi Ex, 2009; El Descanso, 2006; Alguien Tiene que Ceder, 2003). Claro que esa aproximación inicial irá mutando conforme el relato se desarrolla, y tanto el juicio de los personajes como el de los espectadores cambiarán, en un ya clásico movimiento meyersesco. Ben (Robert De Niro) es un hombre viudo y jubilado que ha aprendido a disfrutar todo lo que la vida tiene para ofrecerle desde su retiro del mundo laboral: viajar, ejercitarse, cocinar, leer, conocer gente nueva, etc. Su afán por probar nuevas experiencias lo lleva a responder al anuncio de una compañía web que inició un nuevo programa que busca internos de la tercera edad. Y es así cómo Ben entra a trabajar en About the Fit, un sitio web para comprar ropa y accesorios. Tal será su suerte que su primera tarea dentro de la compañía será asistir a Jules (Anne Hathaway), la fundadora y CEO de la empresa, que convirtió su micro emprendimiento en un boom de la noche a la mañana, y que se ve constantemente abrumada por los viajes, los deadlines y las obligaciones. El guión -también obra de Meyers- plantea la típica historia de la “pareja-despareja” que se ve forzada a trabajar en equipo, y la vuelta de tuerca reside justamente en hacer que la persona con mayor edad es la que se encuentra por debajo de la más joven. Haciendo un poco de intertextualidad entre films y universos ficcionales, podríamos decir que esto es una suerte de revancha para Hathaway, quien en El Diablo Viste a la Moda (The Devil Wears Prada, 2006) interpretaba a un personaje que tuvo que soportar los caprichos de una jefa excéntrica. Sin dudas De Niro y Hathaway, ambos ganadores del Oscar como Mejor Actor y Actriz, elevan el nivel de una historia que no reboza de originalidad, pero de todas formas se las ingenia para exponer algunas de las ideas de la directora, como por ejemplo el rol de la mujer en el mundo de los negocios y la nueva dinámica familiar, con padres que cuidan a los hijos y madres exitosas en el ámbito laboral. A pesar de un final que termina percibiéndose bastante conservador en relación a todo lo que se expone en 121 minutos de película, Pasante de Moda es una obra que seguramente dejará satisfechos a los amantes de la comedia, al mismo tiempo que permite reflexionar sobre la voluntad del espíritu y su reticencia a ser encasillado en un grupo etario predeterminado.
Pasante de moda es una comedia simpaticona. El título en castellano no la ayuda porque realmente de moda no hay nada. Pero Robert de Niro logra que esta película sea muy agradable ya que el es el hilo conductor de la historia y su papel realmente es muy simpático. Algo que contrasta mucho con las veces que lo vemos en las entrevistas de promoción de una película. Su co equiper es Anne Hathaway que si bien hay "ropa", lejos está de su papel en El diablo viste a la moda. Acá es como medio al revés su rol. Sus momentos de comedia son muy buenos y con una sala llena se disfrutan realmente más. Luego pasa un momento por pequeños dramas de la vida conyugal (algo estirados) para terminar con un buen balance final. Es interesante no solo por la historia de los dos personajes, también es bueno ver la mezcla de las distintas generaciones, pero encarado desde un "anciano" que está dispuesto a aprender y a adaptarse. Tiene un par de momentos sin mucho sentido dentro de la trama general, pero se olvidan. El elenco está muy bien, salvo el que hace de marido de Anne Hathaway, que no se si es un actor de madera, si su personaje era así de ridículo o que... pero ahí está floja. Pero la película tiene dos horas de muy buen entretenimiento y la verdad verlo así a Robert de Niro es un placer. Buena comedia!
Pasada de moda Un jubilado viudo que no tiene en qué usar su tiempo, y luego de haber gastado sus millas, practicar disciplinas varias y hasta aprendido a hablar chino, decide a sus setenta años anotarse como pasante en una empresa. La empresa es una nueva y pujante punto com dedicada a vender ropa a mujeres que ya no salen a mirar vidrieras y quieren recibir directamente en sus casas aquello que ven en el monitor. En ese mundo de internet se encuentra ahora el veterano Ben (Robert de Niro), asignado como asistente de Jules (Anne Hathaway), la perfeccionista creadora del emprendimiento. Muy pronto se le ven los hilos a esta historia, donde un hombre de empresa forjado en los setentas, de traje y corbata como parte de su humanidad, maletín y calculadora, debe integrarse a un universo de desaliñados jóvenes llenos de gadgets interconectados entre sí. Pero todo es buena onda, aquí los personajes son buenos, educados, políticamente correctos. Si bien el tono meloso de la trama hace temer un golpe bajo al acecho, nada de eso sucede. Es apenas un relato edulcorado, parte de ese subsubsubgénero llamado "edificante". El viejo Ben acompaña, aconseja, a sus nuevos compañeros, y especialmente a Jules, que necesita resolver cómo llevar adelante una empresa que se le empieza a ir de las manos. Un relato que empieza con buen ritmo, acaba siendo redundante, previsible, farragoso e interminable. Con todos los ingredientes para hacer un filme atractivo, Nancy Neyers logra arruinarlo. Como con un postre que puede ser delicioso y acaba siendo empalagoso e indigesto.
De Niro sigue vigente Pasante de moda (The Intern en el original) es una de esas comedias dramáticas que busca ir permanentemente por el camino seguro. Que no busca innovar en ningún aspecto y trata de llegar al espectador con herramientas tradicionales. Quedará en manos de cada espectador el sentirse cómodo si acepta el juego y no lo cuestiona. Robert De Niro interpreta a Ben Whittaker, un viudo de setenta años que se siente frustrado con su vida a partir de la jubilación. En la búsqueda de algo que lo saque de la tristeza y el aburrimiento, descubre una oportunidad laboral inesperada. Una casa de venta de ropa por internet, está buscando pasantes de la tercera edad. La empresa más moderna posible tendrá entonces a Ben como candidato a un puesto al que, obviamente, accederá. Allí conocerá a la dueña de la empresa, Jules (interpretada por Anne Hathaway), una mujer sobre pasada por la gran empresa que ha creado y su obsesión por cuidar todos y cada uno de los detalles de su compañía. Sí Ben está solo y aburrido, Jules tiene un marido y una pequeña hija a los que no puede acompañar como quisiera. Esta pareja despareja será, claro, el centro de esta película dirigida por Nancy Meyers. La directora no es nueva en el género ni el estilo de Pasante de moda. Juego de gemelas, Lo que ellas quieren, El descanso, Alguien tiene que ceder y Enamorándome mi ex conforman una filmografía mediana, sin estridencias ni desastres. Tampoco ha hecho ningún film extraordinario. Como guionista, Meyers, no solo ha escrito sus películas sino también otros títulos interesantes como La pícara recluta, Protocolo, Diferencias irreconciliables, Uno contra otro y ¿Quién llamó a la cigüeña?, esta última, concentrada en los problemas de laborales de una mujer que desea ser madre sin renunciar a su carrera. No son pocas las similitudes entre aquel título y este que se estrena hoy. Meyers sabe cómo llevar un relato amable y es curioso como al ver Pasante de moda uno tiene la sensación de estar viendo una película de la década del noventa. Todo el prolijo, caro, entretenido. No es película memorable y hay algunas situaciones con personajes secundarios que no funcionan. De tanto querar congraciarse con el espectador, a veces la película se pasaPero De Niro y Hathaway ponen lo mejor de sí y sus personajes son fácilmente queribles. Quien sea capaz de pasar por alto los lugares comunes y las resoluciones algo simplonas, sin duda podrá disfrutar de esta comedia amable y sencilla, mucho más prolija que espectacular, pero hecha para el disfrute del público, de punta a punta. Prueba clara de la vigencia de ese gran actor llamado Robert De Niro.
Gente rica sin problemas Ni Robert De Niro ni Anne Hathaway solos pueden reflotar un guión inexistente, narrado de manera rudimentaria y siendo todo tan predecible. Es una película que, fácilmente, atrasa unos treinta o cuarenta años, por lo que si el público adulto al que evidentemente está destinada esta comedia con salpicones de drama sienten cierto déjà vu… Es lógico. No tan lógico resulta que Anne Hathaway juegue o acepte jugar a la contracara de lo que fue su personaje en El diablo viste a la moda (2006), que fue el título que la lanzó a la consideración internacional, al lado de un monstruo como Meryl Streep. Ahora comparte cartel con otro, como Robert De Niro, pero el personaje que tiene el peso es el de ella. La actriz de Los Miserables es Jules, joven que en pocos meses creó una tienda de venta online de ropa, y que ante el éxito obtenido y el crecimiento de la tienda, se encuentra casi al mismo tiempo con dos disyuntivas. Una, los inversores quieren que un CEO supervise su tarea. La otra surge de su mano derecha: son todos tan jóvenes, que a lo mejor no vendría mal tener una ayuda con alguien con experiencia, y es así que buscan un jubilado/a. Así conocemos a Ben (De Niro), haciendo su curriculum vitae con un speech a cámara, bien para los tiempos que corren. Viudo, adinerado, con ganas de seguir movilizado, es aceptado y lo destinan como pasante que debe acompañar a Jules. Hasta ahí, el argumento. Y hasta ahí, la trama. Y también, toda la historia. Porque Pasante de moda sufre de falta de ideas, de desarrollo de las mismas y de historia en sí misma. Todo se desenvuelve en ámbitos casi de teléfonos blancos de la época de oro de Hollywood. Ninguno de los dos tiene problemas más que ser workaholics, porque los económicos los tienen resueltos (y si alguien necesita un departamento, ahí está uno de los dos para dar una mano). Y cuando ¡ops!, surge un problema -léase: algo, en algún momento, algún conflicto tiene que pasar-, todo se resolverá más pronto que tarde. De no ser por los quilates de ambos intérpretes, Pasante de moda se pasaría de largo. Está contada de manera rudimentaria, lineal, sin picos de tensión, todo es predecible y chato. Pero hay momentos en los que uno recuerda por qué De Niro llegó a ser lo que fue -y con todo, este filme es de lo mejorcito que vino haciendo últimamente- y Hathaway trata de ser más espontánea de lo que su papel no es, para ver si logra sobresalir de lo encorsetado que está. A favor: no es común ver la amistad entre un hombre y una mujer, que no esté reñido en lo sexual o que tengan lazos familiares. Pero ¿alcanza? Comedia en la que todos los personajes son, en el fondo, más buenos que Lassie, Pasante de moda desperdicia al menos dos talentos, 121 minutos al público y demuestra que Nancy Meyers (Lo que ellas quieren) perdió la energía y se volvió cursi.
Una comedia a la medida de De Niro Con el paso de los años (ya tiene 72), Robert De Niro fue volcando su carrera cada vez más hacia la comedia. En esta oportunidad, de la mano de una guionista y directora con solvencia para el género como Nancy Meyers (Juego de gemelas, Lo que ellas quieren, Alguien tiene que ceder), construye uno de los personajes más entrañables y logrados de su filmografía dentro del terreno del humor. Su Ben Whittaker es un jubilado viudo de buen pasar, pero -claro- con demasiado tiempo libre en Brooklyn. Tras llenarse de viajes y hobbies descubre que una floreciente compañía de venta de indumentaria por Internet está por lanzar un programa de responsabilidad social que incluye la contratación de adultos mayores como pasantes. Pese a que ha sido durante más de cuatro décadas un eficaz ejecutivo de una empresa especializada en publicar guías telefónicas, no tiene ningún problema en empezar de nuevo en una oficina moderna llena de jóvenes expertos en diseño y tecnología. La jefa del lugar, Jules Ostin (Anne Hathaway), es una workaholic bastante insufrible con muy pocas ganas de tener un asistente y menos uno tan veterano. Pero Ben les demostrará a ella y al resto de la compañía que su experiencia es valiosa y que su encanto anacrónico (es el único que concurre cada día con un impecable traje y maletín) lo distingue entre los 250 empleados. La película se maneja durante su primera mitad con soltura y fluidez dentro de los cánones de ese subgénero conocido como "comedia geriátrica", pero en la segunda -cuando gana protagonismo el drama familiar de Jules- el resultado es bastante menos convincente y más convencional. Si el desenlace no está a la altura del planteo inicial, la directora de Enamorándome de mi ex y El descanso mantiene la suficiente dignidad como para que el producto sea correcto y De Niro complete un show casi unipersonal. Un pasante, claro, con mucha trayectoria y ductilidad.
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El talentoso Robert De Niro encarna a Ben Whittaker, un viudo que luego de jubilarse no sabe qué hacer con su vida. Necesita tener una razón para levantarse cada mañana y vivir en el ocio no es la respuesta. Hasta que se cruza con un aviso de una pasantía, para personas mayores de sesenta y cinco años, en una empresa que vende ropa online. Ben toma la oportunidad y se convierte en el pasante personal de la CEO, Jules Ostin, interpretada por Anne Hathaway. Pasante de Moda es el último filme de Nancy Meyers, quien anteriormente dirigió varias comedias románticas como El Descanso, con Cameron Díaz y Jude Law, y Alguien Tiene que Ceder, con Diane Keaton y Jack Nicholson. Meyers tiene experiencia en manejar situaciones cómicas y hacer reír a su público, lo que logra en esta entrega. Aprovechando la diferencia de edad entre Ben y sus colegas y el uso de la tecnología versus el modus operandi de antaño, son muchos los momentos que sacan sonrisas y carcajadas. Pero el tema central es la relación entre Ben y Jules. Al principio, su posición será antagónica. De un lado está la CEO que no puede dejar que nadie se acerque demasiado y es condescendiente con aquel viejito. Del otro está el hombre que necesita sentirse útil de nuevo y admira la determinación de su jefa. A lo largo del filme, inevitablemente, ambos se irán acercando hasta convertirse en buenos amigos. Si la trama no se desviase a mitad de camino, Pasante de Moda sería una muy buena comedia. Lamentablemente, no es el caso. Meyers presenta a Jules como una mujer determinada, apasionada por su trabajo y excelente en lo que hace. Lo tiene todo. La familia y el trabajo soñado. Es un personaje femenino fuerte y admirable. Observar cómo crece su relación con Ben resulta entretenido y se disfruta. Pero a mitad de camino Meyers cambia el foco y se centra en problemas personales de Jules. Esos mismos clichés innecesarios de siempre llevan a un final conservador y bizarro que parece sacado de una película totalmente distinta. A pesar de esto, las situaciones en las que aparece el personaje de De Niro hacen que valga la pena verla. Pero eso sí, solo una vez.
“Pasante de moda” cuenta la historia de Ben Whittaker (Robert De Niro), un viudo de 70 años que se cansó de no tener una rutina ni actividades para realizar (porque ya hizo de todo: viajes, yoga, lectura, cocina, etc). Es así como se inscribe en una pasantía para adultos de la tercera edad (lo que sería “seniors” en Estados Unidos) y termina trabajando en un sitio de modas online creado y administrado por Jules Ostin (Anne Hathaway). A priori uno podría pensar que una película sobre “pasante de moda” y Anne Hathaway sería una especie de secuela de “El Diablo Viste a la Moda”, donde en esta oportunidad la joven actriz no ocuparía el puesto de empleada nueva, torpe y sin experiencia, sino que sería la jefa exigente y sin corazón. Pero esto no ocurre y el personaje de Hathaway muestra un lado más humano de la mujer exitosa, alguien que en el exterior se ve fuerte pero que en el fondo es tan vulnerable como cualquier ser humano. Además, se le suma el elemento familiar a esta trabajadora incansable (algo menos trillado que la típica “workaholic” que solo se enfoca en su trabajo y no piensa en el amor ni en formar una familia). “Pasante de moda” trata temáticas modernas como las mujeres exitosas que deben repartir su tiempo entre su trabajo/pasión y su familia, y que hasta a veces son juzgadas por su accionar; y el hecho de que una persona jubilada todavía pueda encontrarse en condiciones de seguir trabajando y sentirse útil y necesitado. También se observa un paralelismo entre dos generaciones, con sus pros y sus contras, pero que se necesitan la una de la otra: las experiencias de vidas y las últimas modas; lo clásico y lo moderno. Es allí donde la química entre Anne Hathaway y Robert De Niro funciona muy bien, más allá de las buenas actuaciones que ambos brindan, mostrándose esa relación casi paternal entre los dos personajes. Los papeles secundarios de actores como Rene Russo, Anders Holm, Adam Devine, Andrew Rannells, entre otros, también son bastante sólidos. De todas maneras, a pesar de querer buscarle una vuelta de tuerca a las comedias americanas y hacernos pasar por distintas emociones a lo largo de la película, el argumento es bastante simple, hasta el punto de tornarse predecible. Ya en el principio podemos saber por dónde irá transitando la historia y cómo terminará. “Pasante de moda” es un film que no sobresale del montón de tantas películas de Hollywood que se sitúan en el género de comedia. Igualmente, nos hará reír, nos podrá incluso emocionar, y seguramente nos hará pasar un momento ameno. Samantha Schuster
De Niro sabe por viejo y por diablo El lado sensible de Robert De Niro siempre fue difícil de encontrar, y mucho más de explotar en una buena película, pero la directora y guionista Nancy Meyers lo utiliza a la perfección en una comedia dramática que destaca, ya desde su tema principal, la amistad entre un viudo jubilado y la joven empresaria de un negocio de ropa por internet, donde el septuagenario entró como pasante. A primera vista la premisa daría para una comedia de fórmula mucho más fácil, con el gerente de un negocio tan perimido como la impresión de guias telefónicas que no tiene en cuenta Facebook ni sabe casi nada del mundo virtual, debiendo aprender de su nieto de 9 años qué es un conector USB y cosas asi. Pero Meyers apunta en esa dirección para hacer entrar al espectador en una historia compleja, y llena de matices interesantes, divertidos, y tambien más dramáticos. De Niro es el jubilado que se siente activo pero no sabe cómo llenar un vacío en su vida sin depender de su hijo. Para intentarlo, hasta hizo yoga y aprendió a hablar chino mandarín. Un trabajo de día completo como pasante en un edificio de su barrio, Brooklyn, que precisamente conoce muy bien, podría ser una solución, pero cuando lo entrevistan para la pasantía califica tan bien que lo ubican como asistente directo de la dueña de la empresa, Anne Hathaway, una mujer que no para un segundo de trabajar y que da vueltas en bicicleta por los escritorios de sus empleados. Y que además no quiere saber nada con la estrategia de tener lazos con la comunidad tomando pasantes ancianos, pero que debe tener uno a su lado para dar el ejemplo. Así que pronto el protagonista se encuentra con nada que hacer, ya que la empresaria jamás lo convoca para ninguna tarea, y decide hacer su propio lugar en esa oficina llena de jóvenes que miran asombrados su maletín. Pronto lo logra con creces y entra en la vida de la empresaria, en la que el estrés y el descuido a su marido y su pequeña hija le están generando serios problemas personales. "Pasante de moda" es una de esas películas fácilmente subestimables, pero que uno nunca podrá dejar de volver a ver cuando la pesque por la mitad en un zapping del cable. No es nada pretenciosa, tiene diálogos y situaciones risueñas incluso en medio de los momentos dramáticos; incluye descripciones satíricas, pero serias, de conflictos modernos, y está tan bien filmada como para que no haya necesidad de un solo recurso visual obvio o del mínimo estetecismo, a pesar de contar con un notable director de fotografía como Stephen Goldblatt. De Niro brilla especialmente bien dirigido por Meyers para un papel que hubiera podido ser elemental y lleno de golpes bajos. Y Anne Hathaway se luce, igual que muchos de los actores secundarios de un buen elenco, empezando por una Rene Russo especialmente sensual. Es una excelente comedia dramática, recomendable a público de todo tipo y edades, con uno de los mejores finales que se hayan visto en este tipo de cine.
Nancy Myers nunca fue de mis directoras favoritas. Si bien le reconozco que conoce el género comedia dramática y ha transitado por el romance con acierto, hasta esta cinta, no había sentido de su producción, nada que me conmueva, en particular. No voy a decir que con "Pasante de moda" eso sucede, pero sí que empiezo a ver que su estilo de narración (ella también escribe "The intern") ha evolucionado hasta poder captar algunas notas relacionadas con lo vincular, potenciando la química entre sus personajes logrando que sus relatos sean un poco más divertidos y logrados que sus títulos anteriores mas conocidos ("The holiday", "It's complicated" y "Something´s gotta give", seguramente los has visto en el cable) Supongo que en esto tuvo que ver la gran elección del cast, trayendole dos grandes actores en un gran momento de su carrera: Anne Hathaway y Robert De Niro. De este último, veníamos viendo un serie de regulares trabajos, sólo resueltos con oficio, pero lejos de lo que sabemos el veterano actor puede dar. Por suerte, esta es una película donde el hombre se siente cómo pez en el agua, y eso, audiencia, es todo lo que necesitamos para pasarla bien. No es que Hathaway no importe en sí. Claro, es una talentosa joven intérprete, pero su humor, sólo se despliega cuando tiene un faro de referencia. Aquí, la química entre ella y De Niro, logra momentos de genuina diversión, resueltos siempre desde una perspectiva moral correcta, acorde a las reglas de los relatos de Myers Ben. La cosa es más o menos así: Jules (Hathaway) es una ejecutiva de una naciente corporación que comercializa ropa y necesita pasantes. Mano de obra barata, que le dicen. Ben Whitaker(De Niro) es un viudo que vive cómodamente en las afueras de la gran ciudad, haciendo distintas actividades poco imaginativas para matar su tiempo libre. Que es mucho. La cuestión es que como Ben es inquieto y proclive a los desafíos, se enrolará en la compañía que dirige Jules, quien casada y con un cuadro clásico de workaholic clásico, tiende a desequilibrarse por enfrentar demasiada presión en su vida diaria. Si bien al principio ella desconfiará de él, pronto descubrirá que hay mucho en Ben que puede servirle, para el trabajo, y la vida. Comedia dramática de aprendizajes mutuos, guión con buen ritmo hasta su clímax, algo de refinamiento en los ambientes que transita y como diría mi papá, "miríadas" de química. Hathaway, insisto, siempre es eficiente y buena para el drama, pero para brillar en la comedia, necesita un referente luminoso y De Niro, esta vez, lo es, de principio a fin. Quizás no sea todo lo que esperás si vas con la idea de reirte todo el tiempo, porque hay temas de familia, trabajo, soledad, responsabilidades, que no puedan ser abordados desde ese costado, pero si buscas una cinta con claros propósitos que explora el éxito de las asociaciones entre sujetos de cualquier edad en pos de objetivos comunes, probablemente esta sea tu película para este fin de semana.
Robert De Niro y Anne Hathaway, la principal razón por la cual el nuevo film de Nancy Meyers funciona. Old Schoo l Junto con sus contemporáneas Nora Ephron y Penny Marshall, Nancy Meyers probablemente sea una de las directoras más reconocidas de la comedia romántica -y comedia en general- norteamericana de las últimas décadas. Desde el estreno de Alguien Tiene Que Ceder en el 2003, la también guionista y productora fue adaptando su comedia más hacia el paladar de los ciudadanos de la tercera edad. Incluso en The Holiday, que estaba protagonizada por talentos más jóvenes como Cameron Diaz, Jude Law, Jack Black y Kate Winslet, existía esa sub-trama entre la actriz de Titanic y el mítico Eli Wallach, quien encarnaba a un querible guionista retirado a punto de ser homenajeado por sus pares. Volvió a dejar en claro sus intenciones con Enamorándome de mi ex, donde Meryl Streep, Alec Baldwin y Steve Martin vivían desventuras amorosas mientras bromeaban su edad y recordaban sus años mozos, y es finalmente con Pasante de Moda cuando Meyers se mete de lleno en el tema. Pasante de ModaRobert De Niro interpreta a Ben, un hombre viudo, recientemente jubilado y con mucho tiempo en sus manos. Visitar a su familia, hacer viajes, o adquirir nuevos hobbies y pasatiempo ya no es suficiente para él. Lo que Ben necesita es volver a trabajar, algo que hizo toda su vida y que le da sentido a su existencia. Por suerte, encuentra el volante de un tienda de moda on-line que está buscando pasantes mayores de 65 años y con ganas de reintegrarse al mercado laboral. Luego de una serie de entrevistas que supera con creces, pero en las que queda en evidencia la brecha generacional y tecnológica que lo separará del resto de sus compañeros, Ben es contratado y más tarde asignado como el asistente personal de la fundadora del sitio: Jules Ostin, interpretada por Anne Hathaway en lo pareciera ser una versión más adulta de Andy Sachs, su papel en El Diablo Viste a la Moda. No le lleva mucho tiempo a Ben ganarse la confianza de sus compañeros y volverse uno de los empleados más populares dentro de la empresa, y aunque en un comienzo Jules parecía reacia a tenerlo cerca, descubre que toda su experiencia le puede ser útil para ayudarla a lidiar y resolver tanto problemas laborales como de su vida privada. Juzgando por su avance y afiche, Pasante de Moda no es una película que inspire demasiada confianza. Se la ve como uno de esos proyectos genéricos que Hollywood estrena uno detrás de otro, y que sus actores suelen aceptar por el simple hecho de que hay una interesante suma de dinero detrás. En definitiva, el riesgo que conlleva es poco. Si fracasa, De Niro y Hathaway seguirán su camino intentando dar con papeles más interesantes, y si resulta un éxito, aunque sea moderado, será otro logro para sumar a la carrera de sus talentosos interpretes. Y aunque la realidad no dista demasiado de eso, Pasante de Moda termina resultado un agradable esfuerzo, principalmente por las acertadas interpretaciones de su dúo protagónico. Con excelente química de por medio, Robert De Niro y Anne Hathaway mantienen a flote una película que -como todo el cine de Nancy Meyers- abarca mucho y aprieta poco, y a la que sobran algunos minutos en sus dos horas de duración, la mayoría de ellos en el tercer acto. Son muchos los conflictos y sub-tramas que se van abriendo en la película, y algunas de ellas muy tarde en el partido. Pero aunque Meyers se pierde en el camino, vuelve e encontrar la manera de retomar y llegar a buen puerto. También es digna de destacar la participación de Adam DeVine (Más Notas Perfectas) y Zack Pearlman, dos de los jóvenes del elenco, quienes también mantienen una buena química con De Niero y con los se dan varios de los momentos más divertidos de la película. Conclusión Pasante de Moda es el tipo de película que dentro de algunos seguramente veremos trasmitiéndose durante la tarde en algún canal de aire, probablemente siendo presentada por una señora sentada en su living con mates y bizcochos de por medio. Pero aunque por momentos es efectista, con una declaración que termina saliendo de manera burda y una dirección de Nancy Meyers que lucha por encontrar su camino, logra convertirse en un decente y hasta simpático entretenimiento. Principalmente por Robert De Niro, que al igual que su personaje Ben está sobrecalificado para el trabajo, pero donde su experiencia sin dudas aporta. Y también por la buena química que existe con Hathaway, fundamental para la historia que busca termina retratando Meyers.
Nunca es tarde para aprender It’s Complicated. Así se tituló el film anterior como directora de la reconocida guionista Nancy Meyers (Lo que ellas quieren, Alguien tiene que ceder), y así también podría definirse la situación laboral y personal de la protagonista de su último trabajo, Pasante de moda. Jules (Anne Hathaway) es una self-made woman que construyó su emporio textil desde los cimientos y ahora se debate entre aceptar la propuesta de los inversores y contratar un CEO con el know how adecuado para resolver los problemas logísticos y técnicos de una expansión ultraveloz, o seguir cargando solita y sola con todo el peso de la responsabilidad gerencial. Los vientos de cambio también soplan fuerte puertas adentro del hogar, cuando la frustración de su marido, quien dejó una promisoria carrera como diseñador para ocuparse de los quehaceres domésticos y el cuidado de la hija en común, empiece a corporizarse en un evidente malestar. Es en ese contexto que aparece el setentón Ben (Robert De Niro) como flamante incorporación a la empresa a raíz de un programa de pasantías para mayores.Las miradas de reojo, en especial de la jefa, serán una norma en medio de un ámbito laboral similar al de una agencia de publicidad palermitana: moderno, cool, dominado por el diseño y la búsqueda de un ambiente descontracturado. Pero los murmullos mutarán en admiración a medida que avancen los minutos y Ben se muestre atento y solidario con el prójimo. La parábola narrativa tiene su lógica. Al fin y al cabo, el choque etario es una de las recurrencias de varios de los trabajos guionados y/o dirigidos por Meyers, con El descanso-El amor no se toma vacaciones como máximo y mejor exponente. El problema es que la realizadora aquí no parece demasiado dispuesta a entender los cambios generacionales, utilizando ese choque como una vía sólo para revalidar los usos y costumbres anacrónicos de la “vieja escuela” humana y laboral. Se entiende, entonces, que Ben luzca como uno de esos tipos que parecen sabérselas todas. Que en varios momentos parezca que efectivamente se las sabe todas es menos mérito de Meyers que de la capacidad de De Niro de transmitir conocimiento, calma, sapiencia, seguridad y paz interior con una facilidad extraordinaria, marcando una vez más que el naturalismo actoral le sienta mucho mejor que el histrionismo o la gesticulación exagerada.Amena como cerveza liviana en verano, con personajes amables hasta lo buenudos a los que difícilmente pueda pasarles algo malo y narrada con la tersidad habitual de Hollywood, Pasante de moda es una de esas películas con la cual es imposible enojarse, aun cuando se note en ella una preocupación mayor por provocar efectos sobre el espectador que por la creación de situaciones coherentes con las reglas de su universo ficcional.
Lecciones de madurez Hace mucho tiempo que Robert De Niro, una gloria del cine contemporáneo, dejó tanto de desempeñarse adecuadamente como actor como a recibir buenos papeles para representar. Lejos han quedado los viejos tiempos de las mafias y oscuros policiales dramáticos en donde supo lucirse y al mismo tiempo repetir, una y otra vez, el mismo papel de italo-americano duro y peligroso, llegando al punto que las nuevas generaciones seguro lo ubiquen más por sus últimos papeles en comedias de la pantalla grande. Su carrera ha pasado momentos nebulosos y de cierta contracción artística, pero es posible que haya llegado el momento de la redención, junto a una fresca e impecable Anne Hathaway en la nueva película de la directora y escritora Nancy Meyers, Pasante de moda (The Intern). Meyers ya ha destacado tibiamente en producciones anteriores como What women want (2000) y Something's gotta love (2003) en donde se desempeñó tanto como directora, como escritora. Luego de un largo descanso de la pantalla grande (su anterior pelicula data del 2009) llega con la que posiblemente sea la mejor producción de su carrera. Pasante de moda tiene todo lo que tiene que tener una comedia romántica: una buena dosis de risas y sonrisas, ternura, emoción y una pequeña pizca de drama. Tanto su trabajo en la dirección como en el guion son muy buenos, siendo el último el factor más destacado. Pero si hablamos de destacados es imposible pasar de largo a una Anne Hathaway en uno de los papeles más complejamente desenvueltos hasta el momento, y es que tranquilamente el personaje de la dueña de compañía que le toca desempeñar podría haber pasado tan desapercibido como básico o estandar, pero Hathaway consigue llevarlo a un máximo nivel de expresiones y sentimientos cambiantes de forma tan constante y natural que muestran claramente que estos son los papales con los que más cómoda se siente. Como dije anteriormente, Pasante de moda tiene todo lo que se necesita y si hay algo para criticarle tal vez sea la duración a la que tranquilamente le sobra unos 20 o 25 minutos, pero que quede claro que esta no es de ninguna manera una excusa para no pasarse por el cine a verla.
Plan Segundo Paso Pasante de moda es la nueva comedia escrita y dirigida por Nancy Meyers, con protagónicos de Robert De Niro y Anne Hathaway. Ben Whittaker (Robert De Niro) es un jubilado viudo de 70 años con un buen pasar y mucho tiempo libre, que decide volver al ruedo laboral para sentirse útil. "Intenté yoga, aprendí a cocinar, compré plantas, tomé clases de Mandarín. Créanme, lo intenté todo", dice para explicar el deseo de "llenar un hueco" en su vida. La oportunidad de reinsertarse en el mercado llega a través de un programa de pasantías que implementa una compañía startup en pleno crecimiento, comandada por Jules (Anne Hathaway). Ella es una empresaria exitosa, con pocas pulgas para lidiar con adultos mayores pero acepta que el veterano le sea asignado bajo su mando. No obstante la aprensión inicial, Ben irradia simpatía y cortesía, y se prueba como un tipo que no teme empezar de cero. Su carácter y sus modales de vieja escuela, además de su currículum previo al retiro, harán que ella baje la guardia y pronto surja camaradería entre ambos. Jules está sobrepasada aunque no enajenada, y Ben vuelve a tener responsabilidades aunque sin llegar a convertirse en una figura paterna. Alcoyana-Alcoyana, diría un conductor televisivo de antaño. Bajo esta premisa se construye Pasante de moda, una entretenida comedia que explora el choque generacional, las segundas oportunidades y el rol de la mujer en los negocios. Versada en diseñar mundos ideales, su directora y guionista Nancy Meyers (Alguien tiene que ceder, Enamorándome de mi ex), recorre todas las temáticas con suma corrección, sin indagar en las profundidades del abismo dramático y proponiendo salidas amigables frente a la posibilidad de cualquier conflicto. La película se vuelve así llevadera y disfrutable, más en su primera parte, en la que se desarrolla el vínculo entre los protagonistas principales. La segunda mitad, en tanto, se centra más en el dilema familiar de Jules y vuelve a la historia más convencional. Si bien Hathaway retribuye con un buen papel, es De Niro quien termina por iluminar el filme con su presencia. El legendario actor se luce con un encantador rol a su medida, entregando experiencia y pericia en forma de muecas que casi no necesitan voz. Tras varios años de visitar el género con asiduidad, está sobreentendido que ya lo hace de taquito.
POLVORA MOJADA El Robert De Niro de ahora se ha lanzado decididamente a la comedia. Y no es lo que mejor hace. Aquí le da vida a Ben, un jubilado setentón, que se recicla para sentirse otra vez en carrera. Empieza como pasante en una casa de moda que tiene en la cabeza a Jules, una muchacha exigente, irritable, que no anda del todo bien en su casa y que, como la comedia exige, terminará encariñándose con el recién llegado. Pero bueno, con ese esquema, Nancy Meyers plantea una historia inconsistente, poblada de lugares comunes, mal dialogada, que rescata a manera de homenaje cosas del ayer (en modos y vestuario) y motoriza una suave mirada pro femenina. De Niro, con muchas morisquetas, es un protagonista; la otra es Anne Hathaway. En el medio, situaciones apenas amables y chistes gastado. Y alrededor, un elenco de chicos del cine de hoy, con sus mañas, sus tonterías, sus enredos, todos puestos allí para contrastar a este jubilado de buenos sentimientos que se las ingenia para hacerse notar, gustar, enmendar alguna historia y ser aceptado. Es una pena este traspié, porque Nancy Meyers (“Alguien tiene que ceder”, “Enamorándome de mi ex”) supo hacer buenas cosas.
Grata comedia donde se recupera al mejor Robert De Niro de los últimos tiempos Nancy Meyers ha realizado sólo seis largometrajes, desde sus inicios en la dirección en 1998, con el rasgo común de ser todas sus películas comedias. Ha sabido rodearse de grandes actrices: Helen Hunt, Marisa Tomei, Diane Keaton, Meryl Streep, Cameron Diaz y Kate Winslet. Las dos últimas protagonizaron “El descanso. El amor no se toma descanso”, la que quizás sea su mejor realización hasta la fecha, en la que ambos personajes femeninos intercambiaban sus respectivas casas en Los Angeles (una mansión) y Londres (modesta casa en las afueras). “Pasante de moda” (“The Intern”) también tiene una destacada actriz (Anne Hathaway), curiosamente en un papel que puede asociarse al que protagonizara junto a Meryl Streep en la célebre “El diablo viste a la moda”. En esta oportunidad ella es Jules Ostin, el alma mater de una empresa que diseña ropa y la vende por internet. Jules es una típica “workaholic” que se pasea por las oficinas de sus empleados en bicicleta. La incorporación de varios pasantes incluyendo uno jubilado, algo bastante habitual en los Estados Unidos, cambiará la vida de la joven. Más siendo Ben Whitaker interpretado por Robert Niro, en la que resulta su mejor actuación en los últimos diez años y con casi cien films en toda su carrera. Ben es viudo y con muy buena comunicación con la gente mucho más joven que trabaja en la empresa. Vale la pena señalar los aciertos de “casting” de la directora y mencionar a algunos de ellos, juveniles actores: Andrew Rannells, Adam DeVine, Zack Pearlman, Chritina Scherer., con promisorio futuro. La parte más débil del film es la que se refiere al matrimonio de Jules con Matt (Anders Holm), quien parece estar bastante ocioso ocupándose de la graciosa hija de ambos (Jojo Kushner). En la segunda hora del film se verá que no todo es lo que parece pero lamentablemente hacia el final una situación dramática tendrá un típico cierre hollywoodense, que bien podría haberse evitado o resuelto de otra manera. Por suerte en “Pasante de moda” hay otras dos situaciones que involucran al personaje de De Niro respectivamente con Jules (en San Francisco) y con Fiona (René Russo), la masajista del establecimiento textil, ambas bien planteadas y mejor definidas. El tema de la posible incorporación de un CEO (especie de Gerente General), a instancia de los inversionistas, permitirán comprobar la sabiduría de los consejos de Ben a Jules y confirmarán la gran actuación de Robert De Niro, luego de tantas películas anodinas en los últimos tiempos. Y que hay química entre él y la actriz de “Los miserables”.
Lo mejor que logró la directora Barbara Meyers en este regreso al cine después de varios años es la originalidad en la relación de los personajes. Ellos son un jubilado con nada de ganas de permanecer inactivo (Ben, a cargo de Robert De Niro) y ella es Jules (Anne Hathaway) una ejecutiva adicta al trabajo que montó de la nada una exitosa empresa de venta de ropa on line. En su ámbito laboral todo es tecnología e innovación, juventud, perfeccionismo, y control absoluto de todo el proceso de comercialización, desde la atención de los clientes hasta el modo de embalar los pedidos. El -que llega a la compañía como parte de un programa de inclusión de adultos mayores- es igual, pero de la vieja escuela: lapiceras y agendas, en lugar de laptops, sacos a medida y corbatas, attachés, discreción, puntualidad y eficiencia, y siempre un pañuelo a mano, “el último gesto de caballerosidad para ofrecer a una mujer”. El conflicto llega, paradójicamente, cuando la empresa va demasiado bien: se expanden a un ritmo tan vertiginoso que Jules no puede mantener todo el proceso bajo control. Cuando sus circuitos de alta velocidad comienzan a fallar allí entra en juego el analógico Ben y su experiencia, su mesura y su sabiduría, y sus famosos pañuelos. Meyers construyó una comedia amable, nada pretensiosa, muy bien producida, con un relato más bien lineal, pero lo montó de una forma tan eficaz, con una producción impecable, en el contexto cool de Brooklyn y puso al frente a dos actores que no necesitan nada más. De Niro, con más gestos que palabras, muestra una vez más por qué es quién es, y Anne Hathaway lo acompaña con convicción y se pone a la par del legendario actor que le tocó como coprotagonista.
Jules es la fundadora y CEO de una web de moda, contemporáneamente al tiempo que, cuando su empresa tiene la iniciativa de escoger como internos a hombres mayores de 60 años, los inversionistas le quieren imponer un CEO, o sea un Chief Executive Officeres, la persona que tiene una misión estratégica en el desarrollo actual y el futuro de una empresa. Todo cambiará para ella. Pensando que va a tener un asistente universitario, se encuentra frente a Ben, un hombre de 70 años y viudo que, aburrido, ha decidido probar suerte en la empresa. A pesar de que al principio ella se muestra reacia, pronto se hacen amigos; sin embargo todo se complica para Jules cuando atraviesa una debacle personal que redundara en lo profesional, y es en este punto que todo se vuelve, previsible, chato. En este momento se instala definitivamente la sub trama del filme. Su marido ha decido dejar de trabajar para educar a la hija de ambos, mientras ella lucha por construir su imperio sin darse cuenta que de esa manera descuidaba su granja. Pero la película abre haciéndonos conocer a Ben Whittaker, el viudo en cuestión, quien descubre que el retiro no es todo aquello para lo que se había preparado. Aprovechando una oportunidad de volver a sentirse útil, se convierte en un becario veterano en un sitio online de moda, toda una nueva experiencia para él y todo un experimento llevado adelante por la empresa. Dada lo insípido del guión, cuyos intentos fallidos de aplicar discurso en relación al feminismo, aquí muy mal entendido, pero hay que admitir que Robert De Niro y Anne Hathaway consiguen salir airosos por merito propio y no por lo que les deparo cada personaje. Y para el final la frutilla del postre, toda una sobredosis de chabacanería y un catalogo de lugares comunes, clichés y diálogos cercanos a la estupidez. El mayor interrogante seria dilucidar la razón del cambio de titulo, la traducción del original sería “El Becario”, el nombre con que se estrena ¿querrá explotar el recuerdo que los espectadores tienen de la muy buena comedia “El diablo se viste a la moda” (2006)?, protagonizada por la misma actriz y Meryl Streep.
La realizadora de este film es Nancy Meyers, especialista en comedias. A vces le salen bien, a veces le salen pésimo: su problema es que no puede dejar que las cosas fluyan sin dejar un “mensaje”. En esta película es que los viejos y los jóvenes pueden comprenderse y complementarse en un mundo lleno de discriminaciones. La historia se concentra en un hombre de negocios jubilado y viudo que entra como pasante en un website sobre moda, creado y dirigido por una mujer joven. Él es Robert De Niro y ella es Anne Hathaway y el crecimiento de la relación entre sus personajes en la pantalla parece reflejar una relación de aprendizaje mutuo de los actores fuera de ella, y es ese detalle el que vuelve a la película mucho más interesante que su anécdota. Hacen las cosas bien y que conocen a la perfección, cada uno, las herramientas de su arte. Si este film de dirección anodina satisface no es por su mensaje o lo que hace a reglamento, sino por lo que la verdad que, de contrabando, inyectan los actores en la trama y en sus criaturas.
Ben (Robert De Niro) se encuentra empezando la tercera edad. Viudo, jubilado, sin mucho que hacer y buscando ocupar su tiempo libre. Estudia cuanta cosa encuentra, evita salir con una mujer interesada en él y va a funerales de amigos. Un día normal, encuentra un volante de una página de venta de ropa online, la cual implementará un sistema de internos pasantes, pero jubilados, en pos de hacer buena publicidad. Pese a que la jefa de la ascendente empresa, Jules (Anne Hathaway), a regañadientes acepta a Ben como asistente personal, de a poco él ira ganándose un lugar en el corazón de ella y de todos sus compañeros. Antes de empezar con el análisis de la nueva película de Nancy Meyers (“Lo Que Ellas Quieren”, “Enamorándome de mi ex”), quiero aclarar que pese a lo que muchos piensan, Pasante de Moda (el título puesto en Latinoamérica no ayuda demasiado), no es una nueva versión de “El Diablo viste a la moda”, pero con los roles invertidos; nada más lejos de la realidad. Pasante de Moda Si bien el personaje externo al mundo de la moda y una jefa obsesiva con su trabajo se hacen presentes, ahí terminan las similitudes, porque acá la trama pasa por otro lado. De hecho me gustaría saber por dónde Nancy Meyers quería centrar la historia que ella misma escribió. Por un lado tenemos a Ben en sus años de retiro que se inserta en un trabajo que le es totalmente ajeno, y las situaciones cómicas que esto conlleva (no entender la tecnología, menos aún comprender de moda). También está su relación con sus compañeros de trabajo, todos muchos más jóvenes, en edad de ser sus hijos, y cómo este los va aconsejando y convirtiéndose en una especie de tío adoptivo de todos. Además conocerá a una mujer que le hará sentir cosquillas en la panza de nuevo; y la obvia relación con su jefa, que empezará tirante y terminará como si fueran padre e hija. Esto no tiene nada de malo, salvo por el tema de que la historia “lagunea” bastante entre todas estas subtramas, sin decidir en ningún momento cuál priorizar o a cuál darle un cierre adecuado al final, haciendo que la película de a ratos se transforme en una comedia de esas que son una sucesión de escenas graciosas, pero sin ningún hilo narrativo claro. Y si a esto le sumamos las tramas que aporta el personaje de Jules (los obvios problemas en casa por estar todo el día trabajando), la cosa no mejora demasiado. Pasante de Moda Si el film se hace disfrutable, es por obra y gracia del eterno Robert De Niro, quien ya demostró que tiene timing para la comedia. Y pese a que su personaje no es demasiado elaborado, sabe sacarle provecho a los gags que lo tienen como alguien fuera de contexto. Es una pena que a Anne Hathaway le dieran un personaje tan plano y sin matices como para tener con qué trabajar. Más aún cuando ella también dio sobradas muestras de que se maneja bien con la comedia liviana… Pero esta vez queda muy opacada por su coprotagonista. Pasante de Moda (The Intern, en su nombre original) es una película simpática, bastante light, que nunca se arriesga a llegar a fondo en ninguna de las subtramas que abre, pero que por la experiencia de sus protagonistas se hace llevadera para el espectador. Para el que se quiera reír con algo que no sean flatulencias o gente drogándose, seguro la va a saber apreciar mucho más. Para quienes prefieran ver algo elaborado, hay mejores películas en cartelera.
De Niro es el jefe, aunque esta vez no “La camisa siempre adentro”, aconseja Ben (Robert De Niro) a otro de los jóvenes pasantes en la empresa de moda que dirige Jules Ostin (Anne Hathaway), quien para ganar la aceptación de nuevos clientes ha tomado la iniciativa de abrir la convocatoria de personal con un criterio tan amplio que hasta admitieron gerontes. El choque generacional es el quid de la cuestión: notebook versus anotador; migrantes y nativos digitales disputando aptitudes en una película a la que le queda muy mal el título Pasante de moda. Encontramos más estilo, por ejemplo, en cualquiera de Sex and the city o venido al caso El diablo viste a la moda. Los protagónicos de peso están en sintonía con la realización de Nancy Meyers, que carga con éxitos en sus espaldas (como las comedias Juego de gemelas y Alguien tiene que ceder), y está acostumbrada a que actores de renombre no entren al set en piloto automático. El híbrido comedia-drama es una historia que se la roba instantáneamente y hasta el final el carisma del jubilado Ben, quien luego de enviudar toma cada día como una apuesta por ganar. La pasantía en la empresa “About the Fit” se produce por casualidad, luego de probar suerte con el yoga, deportes y actividades de esparcimiento. Aunque es casi imposible imaginarse a Robert De Niro haciendo una fila en la ANSES o retirando medicamentos en el PAMI, aquí es un anciano simplón y metódico que a pesar de gozar de un (muy) buen pasar económico contempla la cotidianeidad como un abismo: salir de casa es obligatorio para él. En ese sentido representa con creces la tenacidad. Los emprendimientos exitosos surgidos de Internet han encontrado su boom el último decenio: es una constante encontrar empresarios jóvenes a cargo de grandes firmas. Esto ha roto con el dogma que más años son directamente proporcionales a más capacidad operacional, aunque como anuncia el slogan de esta película, “la experiencia nunca envejece”. Los problemas del trabajo se trasladarán rápidamente a los de la vida privada de estos protagonistas que necesitan del otro para lograr cierta estabilidad emocional. Así buscarán emparentarse con muchas idas y vueltas. El paso de empleado indeseable hasta confidente tiene muchas escalas y en algunas mesetas pasa de comedia a drama aburrido o predecible. La mujer como sostén del hogar es poco común en películas de Hollywood, la visión del film intenta transgredirla hasta que deja como moraleja a las féminas que, si es de esa manera, con el tiempo sus maridos las van a terminar engañando. Las actuaciones principales son buenas y la segunda línea de protagónicos es aún mejor, con nombres en el reparto como Rene Russo, Anders Holm, JoJo Kushner, Andrew Rannells y Zack Pearlman. La ostentación cae en lugares tan comunes como improbables (¿es necesario andar en bicicleta en una oficina de un piso que es grande pero tampoco tanto?). Y sigue la cuenta: choferes, alta costura, autos caros, CEO´s, cervezas belgas y computadoras sponsoreadas. No son cosas que le pasen a cualquier hijo de vecino. En contra de la pluralidad que vende al principio la empresa no encontramos en el desarrollo de la historia ninguna persona que salga de esa esfera privada que ha constituido, sólo el nuevo pasante. Aunque en una breve visita a la fábrica vemos algunos negros que trabajan allí, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. El film es dulce y divertido, a veces cursi. La historia está bien contada, aunque con altibajos en el guión y usos indebidos de la música para rematar determinada escenas. De Niro y Hathaway son magnéticos y aunque no hayan hecho su mejor trabajo, uno le compraría un auto usado después de verlo. Pasante de moda deja a todos con una sonrisa, sin ser una película para alquilar balcones. O para alquilar un balcón y tirarse. No se esperen un romance entre ellos -como lo creí- por más que el afiche y el tráiler dejaban entrever algo de eso.
Escuchá el audio (ver link). Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más.
Escuchá el audio (ver link). Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más.
Siempre es grato ver en pantalla a Robert De Niro y Anne Hathaway en una comedia sin muchas pretensiones. Este film llega de la mano de la nominada al Oscar y premiada cineasta Nancy Meyers (“Enamorándome de Mi Ex,” “Alguien tiene que ceder”) y con el guión de su propia autoría. Eligio como protagonistas a Robert De Niro (“Toro Salvaje,” “Taxi Driver”) y Anne Hathaway (“Les Misérables,” “El Diablo viste a la Moda”). Narra los momentos que vive Ben Whittaker (Robert De Niro, ya tiene 72) un viudo solitario que extraña a su esposa y que tiene un hijo casado que vive en San Diego junto a sus hijos. Ben pasa sus días practicando yoga en un parque de Brooklyn y visita los funerales con su grupo de amigos, pero un día, por casualidad descubre un volante para trabajar en una empresa de venta de indumentaria por internet y necesitan alguien de la tercera edad como pasante de moda. Se entusiasma con la idea y hasta él mismo a través de una cámara graba su presentación. Es un hombre muy prolijo con su departamento y su persona, está feliz por volver al ruedo, fue un ejecutivo en una importante empresa, le encantan los desafíos y no le molesta ahora convertirse en un pasante de un sitio de modas online fundado y administrado por Jules Ostin (Hathaway), se la ve fuerte, de gran temperamento, circula por los distintos sectores montada en una bicicleta, le gusta el orden y está atenta a cada situación. En su sector trabaja con un grupo de jóvenes Jason (Adam DeVine, "Más Notas Perfectas"), Davis (Zack Pearlman), Lewis (Jason Orley) ellos se ayudan mutuamente forman un gran equipo, se forma una hermandad y viven varias situaciones cómicas. Ben es un hombre al que la vida le ha dado cierta sapiencia y cuando descubre que el chofer de Jules, Mike (C.J. Wilson, "The Magic of Belle Isle") es un alcohólico, sin escándalos y muy elegantemente lo saca de sus funciones. Ben se va transformando en la mano derecha de Jules, aunque a ella en un principio no le agrada demasiado y como es de esperar terminan siendo grandes compañeros. Contiene una escena final entre Jules y Matt (Anders Holm) su esposo, poco convincente. Es una comedia: divertida, light, con algunos gags, tiene como gancho a sus protagonistas principales que son Robert De Niro y Anne Hathaway figuras que llegan a casi todas las edades. Dentro del elenco secundario se puede ver a: Anders Holm, JoJo Kushner (su personaje como la hija de Jules), Rene Russo (interpretando a la masajista Fiona, genial, atractiva a sus 61 años), Christina Scherer, Celia Weston, Drena De Niro, (hija del actor Robert De Niro, Ha trabajado en "Showtime","Herencia de sangre"). Entretenida, un buen pasatiempo, bastante previsible y con los toques de la cineasta Meyers dentro de un guión flaco.
Pasante de moda es un film con mucho cliché, absolutamente predecible, rutinario y sin ninguna sorpresa, pero sumamente agradable y entretenido. Lamentablemente luego de un buen y fluído arranque el guión decae, se estanca y se vuelve un poco insípido luego de la primer hora de proyección pues...
Segundas oportunidades El nombre de Nancy Meyers está indefectiblemente asociado a la comedia romántica, pero más que centrarse en los típicos treintañeros con problemas afectivos (aunque fue la responsable de “El descanso”), suele darle buenos momentos de protagonismo a generaciones mayores, como lo fue en “Alguien tiene que ceder” (y su esgrima actoral entre Jack Nicholson y Diane Keaton). En “Pasante de moda” la apuesta es el cruce generacional pero no en clave romántica, aunque los problemas afectivos de cada etapa están tematizados. De nuevo al ruedo Ben Whittaker es un viudo jubilado todavía vigoroso a sus 70 años. Ya probó viajar y hacer todos los cursos posibles, pero quiere otra cosa, alguna experiencia que lo desafíe. De casualidad, se entera de que una empresa que vende ropa por Internet está tomando pasantes seniors (una forma de llamar a los abueletes en Estados Unidos); lo que no sabe es que es un programa de vínculo con la sociedad más que algo en serio, y no es una cosa que entusiasme a la fundadora de la empresa, la sobrepasada Jules Ostin, con quien (encima) le tocará trabajar directamente. De a poco, Ben (que tuvo experiencia empresarial) empieza a ganarse el aprecio de sus compañeros con valores que no pasan de moda aún en la era de las oficinas informales y digitalizadas (Apple habrá puesto su buen dinero en esta película): paciencia, buena predisposición, buena presencia, la sabiduría social que los niños grandes de la empresa no tienen, y la humildad suficiente para empezar de cero: Ben se toma todo como una experiencia más, un aprendizaje que la vida le depara. Más difícil es entrar en el mundo de Jules, enloquecida por el éxito de su empresa en un año y medio, y por estar en todos los detalles: le han hecho fama de dura y de que no le presta atención a nadie, pero en realidad es una muchacha sobreexigida que necesita apoyarse en alguien, y en algún momento descubrirá en el hombre mayor un hombro donde apoyarse y tener un poco de remanso: uno de los ejes de la historia está en la búsqueda del CEO que tome el comando de la hipertrofiada empresa, a riesgo de perder el toque personal de la chica. Formato sin imposiciones Quizás una de las gracias de esta cinta es cómo manejar los tópicos de la comedia romántica sin serlo en sentido estricto, pues la pareja protagónica no está unida por un interés romántico, sino que hay un vínculo entre paternal y amistoso entre el hombre mayor y la muchacha. Pero allí está la ciudad de Nueva York, declarada capital de la comedia romántica por la extinta Nora Ephron: una ciudad donde lo majestuoso se combina con lo pedestre (¿alguien podría imaginarse una obra del género en Los Ángeles, un conglomerado de autopistas?), y donde el pasado edilicio se recicla en lo nuevo (algo se hablará de eso). También hay un viaje como punto de inflexión en el entramado de relaciones y en la resolución de la trama, y una apelación a las segundas oportunidades. Porque por ahí va la cosa. También se trata con respeto el tema de las segundas oportunidades en el amor para los adultos mayores: por supuesto que el simpático señor de traje encontrará una damisela todavía de buen ver y poco rollo (no hay tanto tiempo que perder a esa altura, parecería). Del otro lado, Jules enfrenta una crisis matrimonial producto de su éxito en los negocios, que la hará barajar y dar de nuevo. Pura química Con todo esto queda claro que es una comedia romántica sin que los protagonistas se enamoren, aunque el amor esté por ahí. Pero hay otra regla que se cumple: la dupla protagónica tiene que ser admirable para su género y adorable para el opuesto; el hombre tiene que ser galante pero sensible y la chica fuerte pero frágil y “abrazable”. A estas alturas, ya conocemos casi de memoria el repertorio expresivo de Robert De Niro, pero no nos cansamos de él; y acá menos, porque su personaje es sosegado, seguro pero no impulsivo, la contracara del viudo amargado que interpretó en “Último viaje a Las Vegas”, donde descargaba varios de sus tics (también se reía de ellos, valga la aclaración). Podría decirse que es el abuelo que muchos querrían tener, e incluso un galán para varias señoras de la platea. Como contrapartida, a Anne Hathaway le seguimos encontrando matices: lejos de la descomunal interpretación de Fantine en “Los miserables”, la chica que nos llamó la atención como Meghan en la serie “Get Real” hace unos tres lustros, antes de “Diario de la princesa” (de ahí salió también Jesse Eisenberg) ya había demostrado sus dotes para el género en “Del amor y otras drogas” y sí, hay consenso en que es bonita incluso cuando llora. De los secundarios, hay que destacar a Adam DeVine (Jason), Zack Pearlman (Davis) y Jason Orley (Lewis), los adolescentes tardíos de la empresa, responsables de los pases de comedia a lo Seth Rogen. Rene Russo se pone en la piel de Fiona, el interés romántico de Ben, lo que la posiciona como una bella señora de las seis décadas (aunque sin tanta potencia como la Mary Steenburgen de “Último viaje a Las Vegas”). Acompañan en el elenco Christina Scherer (Becky, la también exigida secretaria de Jules), Anders Holm (Matt, el marido de la protagonista: un personaje que necesitaría más gancho, a pedir de la historia) y Andrew Rannells (Cameron, el número dos de About The Fit). La frutilla del postre es JoJo Kushner, adorable niñita que interpreta a Paige, la hija de Jules y Matt: ¿cómo consiguen estos niños actores tan sueltos? Por acá todavía extrañan a Marcelo Marcote.
Tendríamos que ponernos a pensar qué no hizo Robert De Niro durante toda su carrera. Fue mafioso, boxeador, tachero y hasta el rey de la comedia. Pero en esta oportunidad con lo único que cuenta es con la experiencia que le dio el paso del tiempo … De Niro le da vida a Ben, un hombre de unos setenta años que se jubiló y hace muy poco perdió a su esposa. Tiene mucho tiempo libre. Tiempo que gasta en viajes por el mundo, en visitar a sus nietos, hacer yoga y en los velorios de los amigos que se le van yendo.
Una buddy movie igualitaria "Pasante de moda" es la nueva comedia de la directora Nancy Meyers, responsable de algunos otros títulos importantes del género como "Alguien tiene que ceder" o "Lo que ellas quieren". Si conocen estas películas sabrán qué tipo de comedia hace Meyers, del tipo limpia, linda, emotiva y con algunos mensajes entre líneas para que el espectador se lleve a su casa. No es nada especial, pero es una fórmula que divierte y resulta muy entretenida para los espectadores. En este nuevo film nos trae la historia de dos personajes que más allá de sus diferencias, no sólo de edad sino acerca de sus respectivas visiones de la vida, encuentran la forma de ayudarse el uno al otro. Ben, interpretado por Robert De Niro, es un tipo de unos sesenta y pico de años, viudo, que siempre estuvo acostumbrado a trabajar duro, y de repente se encuentra jubilado y aburrido, por lo cual decide retomar la actividad a través de un programa para internos de la tercera edad en una empresa moderna de moda por Internet. En esta empresa le toca ser el interno de Jules, en la piel de Anne Hathaway, la fundadora y CEO de About the fit, una plataforma online que vende ropa y accesorios en la web. Al principio Jules no quiere tener ningún interno molestándola en su estructurada actividad diaria, pero como parte del programa de RSE se ve prácticamente obligada a aceptar la ayuda del interno, que resulta ser este observador y enérgico tipo con ganas de aportar su experiencia. Inicialmente a Jules le choca la actitud de este tipo que con su forma de actuar y opinar sobre ciertos temas la saca de su zona de confort, pero a medida que va avanzando el metraje, las personalidades de ambos comienzan a complementarse. La trama se centra en el aprendizaje mutuo que experimentan los protagonistas, Ben nutriéndose de la energía y capacidad de Jules para estar al frente de una empresa tan importante, y Jules encontrando en Ben a un verdadero amigo que no tiene miedo de señalarle cuando está equivocada y que la ayuda a desplegar a pleno sus alas profesionales. Lo divertido de la película tiene lugar en esa interacción que va a creciendo día a día a través de situaciones que mezclan las diferencias generacionales. Un tipo que ni siquiera tiene un perfil en Facebook y trabaja para una mujer que basó su modelo de negocios en el uso de Internet y las plataformas sociales. No hay mucho más que decir. Meyers hace uso de su experiencia como directora para convertir una propuesta que a priori parece anodina en una comedia al estilo buddy movie igualitaria que resulta muy agradable al espectador tipo, que recuerda de cierta manera a esa otra comedia muy atractiva llamada "El diablo viste a la moda". También toma a dos grandes estrellas como De Niro y Hathaway y los hace congeniar de manera muy natural en la pantalla, lo que por supuesto ayuda a su objetivo de entretener y sumar una exitosa comedia más en su colección profesional. "Pasante de moda" no te va a cambiar nada, pero te asegura unas dos horas de cine agradable y positivo, de ese que te deja con buenas sensaciones.