Quinta a Fondo Creo que nadie podría haberse imaginado diez años atrás que una franquicia basada en los autos rápidos, las chicas ligeras de ropa y hombres pasados de testosterona podría llegar a la quinta entrega. Especialmente cuando las estrellas principales fueron dejando de participar de las secuelas y tuvieron que ser reunidas eventualmente en la parte cuatro. La verdadera sorpresa, viene quizás en darse cuenta que la quinta parte (Fast Five de ahora en mas) es probablemente la mejor de la saga. No nos confundamos, la película nunca va a ser una obra maestra de la actuación o la lógica. Es mas, ciertas partes de esta entrega rankean como las mas ilógicas y pavas de la serie entera. Pero, si analizamos solamente lo que la película plantea hacia el espectador, las escenas de acción y adrenalina, Fast Five supera toda expectativa. La historia continua inmediatamente al final de la parte cuatro, adonde Dom Toretto (Vin Diesel) esta siendo transportado a prisión de por vida y vemos como Brian (Paul Walker) y Mia (Jordana Brewster) lo liberan forzando un espectacular accidente en la ruta. Tras esto, nuestros "héroes" se convierten en los fugitivos mas buscados del FBI y escapan a Río de Janeiro para pasar desapercibidos. Allí se encuentran con una oportunidad de realizar el golpe de sus vidas, una cantidad de dinero suficiente para comprar una nueva vida y la libertad. Para ello necesitan mas ayuda, y aquí tenemos nuestra excusa para reunir a todo el cast de cada uno de los films anteriores (hasta Han de Tokyo Drift aparece, que murió en la tercera parte, pero la 4 y 5 son antes de la 3 en la linea temporal. Así nos encontramos con un segundo acto mucho mas similar a films como Oceans Eleven o The Italian Job que a Fast & Furious. Por otro lado, se suma un elemento sin el cual, este film no seria tan entretenido. Algo completamente necesario para inyectarle nueva vida ala saga. Dwayne "The Rock" Johnson, quien personifica a Luke Hobbs, el jefe del departamento "Most Wanted" del FBI. Quien se encarga de perseguir a través del mundo a los criminales mas peligrosos y nunca fallo en su misión. Hobbs es simplemente testosterona pura; con un tamaño y presencia física imponente, una velocidad al hablar y moverse para demostrar eficacia 100% hacia su trabajo y una sola idea en la cabeza. Conseguir a su objetivo cueste lo que cueste. Luke Hobbs es la verdadera estrella del film. Cada escena en la cual aparece se transforma en algo que atrapa y levanta la adrenalina. Ni hablemos de la pelea central del film. Vin Diesel y Dwayne Johnson se enfrentan a las piñas, y es simplemente destructivo. Aquí es donde brilla el director del film, Justin Lin, quien es el encargado de la saga de la 3 en adelante. Este film tiene las escenas de acción mejor filmadas y mas espectaculares de la serie. Desde un imaginativo asalto a un tren al principio hasta una espectacular persecución final que incluye a dos autos transportando a una masiva Bóveda de seguridad de varias toneladas que simplemente destruye todo a su paso. Fast Five cumple totalmente su objetivo. Entretiene y mantiene viva a una franquicia que deberíamos haber dado por muerta hace varias secuelas. No busquen lógica, por que no la van a encontrar. Si busquen a Dwayne Johnson demostrando como bajo el papel correcto, es la mejor estrella de acción que nos brinda el cine. Hasta la próxima entrega en... Moscu? Berlin? Europa, seguro.
Todo lo que podés llegar a esperar y más, lo vas a poder encontrar en esta quinta entrega que trae de todo: persecuciones en tren, en cuatro ruedas, escapadas sobre techos, efectos de diez, acción al por mayor, carreras, etc. Pero lo mejor de todo es que la historia es...
Acción frenética con Turbo Diesel Una catarata de acción imparable es la que propone esta quinta entrega que cuenta con la dirección de Justin Lin, también responsable de otras dos partes de la saga. La película se convierte, sin dudas, en la mejor de todas. Y en ese sentido, también se despega del simple robo de autos o de las carreras ilegales para ingresar en un producto de acción sin límites. Con velocidad en Turbo Diesel y la ciudad de Río de Janeiro como fondo, Rápidos y Furiosos 5sin Control reúne al ex policía Brian O’Conner (Paul Walker) con el ex prisionero Dom Toretto (Vin Diesel) para realizar un último trabajo y poder obtener así su libertad. Ellos traen algo grande entre manos y se lanzan contra Reyes (Joaquim de Almeida), uno de los empresarios más poderosos y corruptos de la ciudad. Pero sobre ellos también acecha Hobbs (Dwayne Johnson), un fornido agente del FBI. Con este andamiaje de personajes que se codean con la ilegalidad y cruzan límites peligrosos; un equipo de expertos que completan Vince (Matt Schulze) y Mia (Jordana Brewster), entre otros rostros conocidos que se reúnen en la película, el film hace alarde de una producción muy generosa que tira la "casa por la ventana". La secuencia del comienzo a bordo del tren es impactante y la pirotecnia visual que ofrece el conjunto no da respiro al espectador. La persecución final incluye dos autos arrastrando una caja fuerte y es lo mejor que se ha visto en el género en los últimos años. El vértigo constante que brinda un montaje frenético no suelta el acelerador en las dos horas y minutos que dura el metraje. Un detalle a tener en cuenta: la historia continúa después de los créditos finales.
Sí, la película es machista y racista (vean cómo tratan a los brasileños y, en especial, a los habitantes de las favelas cariocas). Sí, también chorrea grasa, la trama es en muchos momentos inverosímil y los dos protagonistas (Vin Diesel y Paul Walker) son de madera... Sin embargo, esta quinta entrega de la saga es la mejor, la más divertida, la más delirante, la más espectacular, la más entretenida de todas. Cine de acción / CGI / testosterónico a full: robos, tiroteos, explosiones, autos deportivos, chicas con curvas imposibles a fuerza de siliconas, muchos toques de comedia y -claro- las set-pieces que todo fan de este tipo de productos exige y festeja. Simple y contundente: a los bifes.
Súper acción en Río Más rápido puede ser, más furioso tal vez, más espectacular sin dudas; es que Rápidos y furiosos 5: Sin control (Fast five, 2011) dobla la apuesta en materia de espectáculo. Todo es grandilocuente, explosivo y sorprende en esta nueva aventura que deja un poco de lado las picadas clandestinas para volcarse de lleno a la súper acción. Eso si, hay que verla en cine. Esta vez la acción transcurre en Río de Janeiro, allí donde se esconden los ya conocidos Dominic Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Connor (Paul Walker), que espera un hijo de Mía (Jordana Brewster). En la ciudad carioca se toparán con el narco-dueño de las favelas Reyes (Joaquim de Almeida) a quien enfrentarán, pero a la vez serán perseguidos por el implacable agente federal Hobbs (Dwayne Johnson). En esta carrera contra el peligro deberán demostrar quienes son los más rápidos y furiosos de Río. A diferencia de otras sagas que van disminuyendo su potencial, la de Rápido y furioso crece en producción y presupuesto, haciendo de la típica trama de amistad, autos y chicas, una súper producción que arrasa literalmente con la Ciudad de Río. Lo mejor del film son las espectaculares escenas de acción. El despliegue técnico es admirable y su director Justin Lin se luce con un montaje clipero que acentúa la sensación de vértigo. Porque además de las habituales persecuciones de autos, hay corridas por los techos de las favelas, saltos de un tren a toda velocidad, una bóveda de banco arrastrada por plena Río de Janeiro que destruye cuanta cosa se le atraviese en su camino, y mucho más. En esta quinta entrega hay una gala de actores archiconocidos que se suman como Dwayne Johnson y Joaquim de Almeida que aportan un plus a una historia cargada de estereotipos y convencionalismos en la construcción de personajes y situaciones: la policía corrupta e ineficiente del tercer mundo, los marginales armados en las favelas, los coloridos tonos de la ciudad que se fusionan con el paisaje, etc. La historia es una excusa para continuar con la saga y la relación familiar de códigos entre personajes fuera de la Ley, porque, reiteramos, la creatividad fue puesta en el diseño de las escenas de acción. Y eso alcanza para sorprender hasta al más reticente de los espectadores.
Después del reciente estreno de Scream 4 y ahora con Rápido y Furioso: 5in Control parece que estamos en el mes de revisitar franquicias para darles un aire nuevo. Eso es exactamente lo que pasa con esta quinta entrega de la saga de carreras callejeras. Luego de que las dos entregas anteriores (Reto Tokio y Rápidos y Furiosos, ambas dirigidas por el mismo director que esta) no hayan sido lo esperado, siguieron siendo redituables, especialmente la cuarta donde protagonizaba la dupla original, e insinuaban que un cambio era necesario. Ahora llega 5in Control, 10 años después de la primera, una especie de Punto Límite pero con corredores de carreras en lugar de surfers. La película comienza en la misma escena que termina la anterior, con un intento de rescate (si vale la palabra) al sentenciado a 25 años Dominic Toretto (Vin Diesel) por parte de su hermana Mia (Jordana Brewster) y cuñado ex policia Brian O´conner (Paul Walker) en medio de un traslado a una prisión. Después de una espectacular secuencia, pasamos que los medios nos relaten la actualidad del trío principal: son fugitivos buscados por el FBI. Con poco dinero y socios vivos, a la pareja no le queda más alternativa que encontrarse con el jefe del grupo en Rio, ciudad que está corriendo con mucha publicidad institucional últimamente. Allí, en el medio de un trabajo escapan a punto de ser traicionados por un mafioso que controla todo lo que pasa en la ciudad brasilera. Así que ahora tienen en contra a un Don Corleone que fala portugues y al FBI que envió a un grupo de elite liderado por Dwayne Johnson –quien nunca pero nunca deja de transpirar mientras escupe líneas del Manual del Cabrón- que dispara primero y pregunta después. Para salir de su predicamento, la familia no tiene mejor idea que robarle todo su dinero al capo. Pero para eso van a necesitar de un grupo con diferentes especializaciones a la hora de robar plata. Son convocados para esto los co protagonistas de las anteriores películas, generando así una especie de reunión post Bariloche. En esta oportunidad Lin deja un poco de lado las persecuciones ilegales para darle lugar a una película de robo al estilo La Gran Estafa, mostrándonos el planeamiento previo al golpe y otorgándole algo de trama, no mucho pero es mejor que nada. Es un gran acierto que se supedite las carreras callejeras al guión y no al revés como en las primeras e incluso las omite o usa como guiño –de hecho hay una sola que es la de cuarto de milla con autos de policía- a las anteriores. Sin dudas 5in Control es la más entretenida de la serie. Algo larga (dura poco más de dos horas) con algunas escenas donde hay carne porque la tiene que haber, demasiadas panorámicas de la ciudad y otras con poca justificación más que mostrar autos en marcha. Cuesta un poco, pero nos lleva hasta el clímax con la persecución final que incluye arrastrar una bóveda por medio Rio, con la destrucción edilicia y automovilística necesaria. Después de los primeros créditos hay un cameo de Eva Mendez abriendo el juego para una nueva entrega, que lo más probable es que sea en Europa.
A toda velocidad Adrenalina pura en una saga de acción que mejora con cada nuevo episodio. Son muy pocas las sagas que crecen y mejoran en su cuarto, quinto episodio. Uno podría decir eso de Harry Potter , pero esa serie siempre fue pensada como un todo dividido en siete (u ocho) episodios. Y no sólo eso: se apoya en una serie de novelas que tienen fama por sí mismas. Rápido y furioso no tiene nada de eso. Es más bien la antítesis. No hay reputación que la sostenga: ni literaria, ni dramática, ni actoral. Se armó como un filme de acción con autos de carrera para público adolescente y “tuerca” y, de a poco, se fue transformando en una franquicia de acción que, acaso por esa falta de pretenciosidad, es una de las mejores de la actualidad. No hay 3D. No hay efectos especiales que llamen la atención por sí mismos (los hay, claro, pero se trata de que no se noten) y la trama no brillan ni por su originalidad, ni por su corrección política, ni por sus textos y/o actuaciones. Lo que hay aquí es nervio cinematográfico, puro y duro, de ese que apasiona en ciertas películas de Tarantino (pero sin el guiño referencial constante) y que remite a cierto cine de los ’70 de programa doble, pero con presupuesto de siglo XXI. Aquí vuelven Brian O’Conner (el carilindo Paul Walker) y Dom Toretto (ese opaco axioma que es Vin Diesel), escapándose a Brasil y lidiando allí con la persecución policial local, de los agentes de seguridad estadounidenses y de un narcotraficante que parece manejar las favelas de Río. Como una versión trash de La gran estafa (o una noventosa de Los indestructibles ), Brian y Dom reúnen a un grupo de especialistas. ¿Su objetivo? Robarle al narcotraficante 100 millones de dólares. El filme de Lin es un relato de acción con mínimas conexiones narrativas entre las escenas de persecuciones, tiroteos y/o peleas, pero con la convicción y el pulso para mantener la atención durante 130 minutos, y con una larga escena de acción final que pasará a la historia por su espectacularidad. No llama la atención que Lin haya sido nombrado como un posible director de una nueva Terminator . Como Jonathan Mostow, el director de la tercera, o el propio James Cameron antes de transformarse en gurú digital, Lin confía en el peso de las cosas: los golpes duelen, las caídas se sufren, los choques impactan. Ante tanto 3D y efecto donde todo parece inflable, ingrávido, donde lo espectacular anula lo creíble, una película de acción como ésta golpea e impacta con recursos clásicos, sólidos como una canción de AC/DC. Un párrafo aparte merece Dwayne Johnson, gran aporte a esta película. Como el comando que los persigue, el papel del ex The Rock como contrincante casi invencible le suma puntos al filme, una sorpresa de la temporada de “tanques” de Hollywood.
Rápidos y furiosos 5: sin control El regreso al cine de la saga de acción que desafía las leyes de la física Esta quinta entrega de la saga automovilístico-policial es, sin dudas, la mejor de todas. El film propone, exige que no se lo tome demasiado en serio (feministas y fiscales de la corrección política, abstenerse) y, a cambio, regala dos horas de diversión. En su debut en la franquicia, el ascendente director Justin Lin desafía desde las leyes de la física (tanto en las proezas de los protagonistas como en la resolución de las escenas de acción) hasta cualquier atisbo de la verosimilitud dentro de una trama construida a puro artificio, pero que provoca un disfrute tan primario como genuino. El trío integrado por el antihéroe Dominic Toretto (Vin Diesel), su hermana Mia (Jordana Brewster) y el novio de ésta, el ex agente del FBI Brian O'Conner (Paul Walker), vuelve a la acción para eludir a los agentes federales, robar autos de lujo de un tren en movimiento, refugiarse en las favelas de Río de Janeiro (la mirada a la sociedad carioca no es precisamente positiva) y, desde allí, armar un equipo de expertos en diversas disciplinas (integrado por afroamericanos, asiáticos e hispanos) para birlarle al zar del narcotráfico (el hipervillano Joaquim de Almeida) un botín de 100 millones de dólares que está guardado en la caja fuerte de una comisaría. Claro que hasta allí llegará también para perseguirlos la principal incorporación de este film, el gran Dwayne Johnson. Los diálogos -mínimos- son de una elementalidad absoluta, los actores tienen mucha más musculatura que expresividad, mientras que ellas están allí casi exclusivamente para mostrar sus cuerpos curvilíneos, y la trama combina muchos elementos ya vistos en Misión imposible , Crank , Los indestructibles y, sobre todo, en La gran estafa , pero como todo está llevado a un nivel de humor absurdo tan extremo, la película nunca deja de funcionar. Así, si se aceptan esos códigos y convenciones, Rápidos y furiosos 5 resulta un producto no sólo profesional sino también muy entretenido.
Que bueno cuando ves una película y salís tan satisfecho. Arranca al palo, tiene acción durante toda la trama, grandes escenas mecánicas y mucho mejor físicas... grandes locaciones, buenos climas... Rápidos y furiosos muchos dicen que es la mejor de la saga... no lo se. Pero realmente es para aplaudir que en una quinta entrega hayan hecho una película tan gauchita, con tanto esfuerzo para que salgan bien las cosas. Ese es el mayor mérito de la producción de esta peli. Coincido con lo que dice Hugo abajo, sobre la similitud con La gran estafa, de traer a todas las estrellitas a esta entrega. Por suerte se olvidaron de la chica de madera terciada de la tercera... bueno, por suerte solo trajeron al japonés de la tercera, que cláramente es una bazofia. Acá hicieron un buen mix de escenas de autos con las físicas. Se destaca todo el tema de las favelas, con las persecuciones por los techos, que las hicieron tan naturalmente como filmar a un bebé gateando. Aplaudo el regreso de The Rock a estos papeles! Bendigo que se haya vuelto a meter en el placard y haya dejado de lado los papeles maracas que estaba haciendo! Vin Diesel nació para esto, y está como pez en el agua. Y en cuanto a las escenas de acción, yo solo quería gritar una cosa en la sala MICHAEL BAY LA TENES ADENTRO!!! ¿Que vas a hacer ahora con Bad Boys III??? ¿Vas a romper camiones???? Es impresionante la escena de persecución más importante, donde rompen posta muchos autos. Contra árboles, contra cajas fuertes, contra un puente... es brillante, una coreografía mecánica que paga cada centavo de la entrada. Párrafo aparte es que la vi en el Imax, junto a muchos lectores, y cada choque era un golpe en el pecho... lo que suena ahí es tremendo. Rápidos y furiosos 5 es simplemente un gran entretenimiento, que suma muchos puntos por superar a todas las anteriores, cosa que no es habitual en el cine pochoclero actual.
Después de dirigir cuatro películas de esta saga, el director Justin Lin logró atravesar un desafío que no es fácil de conseguir en este tipo de propuestas pochocleras. En este caso brindó, por lejos, la mejor secuela que tuvo Rápido y Furioso, que una vez más logra engancharte hasta el final, si sos fanático de los autos y las persecuciones cinematográficas. Hay dos elementos importantes que contribuyeron a que este film se destaque dentro de la saga. En primer lugar, reúne a todos los actores de las entregas anteriores (salvo los personajes que están muertos) que por primera vez interactúan juntos entre sí en una misma aventura. Se podría decir que Rápido y Furioso 5 en este caso exploró el terreno de filmes como La estafa maestra y Ocean´s Eleven donde los héroes y protagonistas no son Vin Diesel y Paul Walker, sino el equipo que forman entre todos. Creo que este fue un elemento atractivo que tuvo la película y contribuyó a brindar algo diferente, en una serie donde tampoco podés hacer muchas modificaciones, porque el público que sigue estas historias quiere ver a los autos en acción. Otro acierto fue la incorporación de The Rock con un personaje que recuerda los roles que solía interpretar Arnold Schwarzenegger en su época de gloria. Su personaje es un excelente contrincante de Dominic Torreto (Diesel) que hasta ahora se había enfrentado a rivales medio pedorros. Es interesante destacar que esta película fue la que recibió las mejores críticas en Estados Unidos en la historia de la saga, algo que es muy loco porque en definitiva la esencia del film es la misma de siempre, pero me parece que estos dos puntos que destaqué hicieron la diferencia. En materia de acción el director Lin ofrece secuencias de acción fabulosas que nos recuerdan por qué nos gustan ver persecuciones automovilísticas en el cine. La escena final con los autos por las calles de Río de Janeiro es soberbia y creo que está a la par de esa maravillosa persecución que Michael Bay brindó en Bad Boys 2. Por lo general cuando una serie tiene tantas secuelas el nivel de las películas empieza a decaer. No es caso de Rápido y Furioso 5 que ofrece un entretenimiento superior a los capítulos anteriores. No se olviden de ver la escena de yapa durante los créditos finales que hay una interesante revelación.
En 2001, meses antes del ataque a las Torres Gemelas, se estrenaba Rápido y Furioso. El guión estaba calcado de Punto Límite, de Kathryn Bigelow, con autor y picadas en lugar de surf y paracaidismo. No obstante, la película fue un hit gracias a sus increíbles secuencias de carreras (con planos del interior de los autos) y al carisma de los actores, empezando por Vin Diesel, quien se convirtió en una estrella de acción a partir de ese momento. No tardaron en llegar secuelas, que constituyen la saga más tuerca del cine contemporáneo: + Rápido + Furioso, Rápido y Furioso: Reto Tokio y Rápidos y Furiosos. Ahora llega la quinta parte, esta vez ambientada en un paraje latinoamericano: Brasil. Ahora en su faceta de fugitivos de la ley, Brian O’Conner (Paul Walker) y Mia (Jordana Brewster) recalan en Río de Janeiro. Allí se encuentran con Dominic Torreto (Diesel). Los tres encabezan un atraco que les permitirá tirar un tiempo más. Pero el robo sale mal y terminan siendo localizados por el FBI y perseguidos por Reyes (Joaquim de Almeida) el hombre más poderoso de tierras cariocas, además de mafioso implacable. Lejos de escapar nuevamente, Dom y Brian organizarán un plan para robarle todo su dinero a Reyes y ser libres de una vez por todas. Todo esto, con tiros, persecuciones y, por supuesto, carreras automovilísticas. Si Rápido y Furioso hacía acordar a Punto Límite, Rápidos y Furiosos: 5in Control remite a films de robos espectaculares como La Gran Estafa o, más precisamente, a La Estafa Maestra, que involucraba vehículos. Para armar un dream team, los protagonistas convocan a personajes que aparecían en las películas anteriores de la franquicia: Vince (Matt Schulze, de la primera), Roman y Tej (Tyrese Gibson y Ludacris, de la segunda), Han (Shun Kang, de la tercera en adelante) y Gisele (Gal Gadot, de la cuarta). Tampoco faltan Santos y Leo (los reggaetoneros Don Omar y Tego Calderón), quienes hacen de comic relief. Entre las incorporaciones se destaca Dwayne “The Rock” Johnson como Hobbs, un agente de la DEA muy fornido, muy agresivo y muy adepto a los códigos... hasta que descubre los asuntos turbios dentro de las fuerzas policiales brasileñas. Por su parte, la española Elsa Pataki hace de Elena, una incorruptible oficial cada vez más alejada de sus superiores y sí cercana a Dom y sus valores. El director taiwanés Justin Lin sabe tirar toda la carne al asador, ya que con cada film de la saga sube la apuesta. Aquí logra secuencias impactantes, como una persecución en una favela y una lucha cuerpo a cuerpo entre Diesel y The Rock. Y la persecución automovilística del clímax es una de las más vertiginosas y originales de los últimos años. No por nada, Lin parece ser el elegido para dirigir la nueva película de Terminator, y con Arnold Schwarzenegger. Los paisajes de Río de Janeiro (aunque las escenas de riesgo fueron filmadas en Puerto Rico) aportan exotismo a la historia. Otra prueba de lo mucho que pegaron en Hollywood Ciudad de Dios y Tropa de Élite: ahora las favelas sirven como un interesante marco para situar historias. Ya se había notado en los primeros minutos de El Increíble Hulk. Rápidos y Furiosos: 5in Control es la mejor de las cinco películas por la acción, por el elenco, por la onda, por la actitud de “me importa un carajo el Sistema” y, por supuesto, por los autos. Y no se vayan del cine apenas comiencen los créditos finales, que se perderán una escena que anticipa muchas cosas.
Amantes de los fierros y la acción, esta es su película... Tengo vistas todas las entregas de la saga de Rápido y Furioso. Me gustó la primera, pero luego caímos en obras regulares que no contaban con los protagonistas estrella, pero cinco partes más tarde, llegamos a esta, en la que todos están reunidos Me animo a decir que es la que mas me gustó, la cantidad de planos le dan vértigo y le dan vida a los personajes, impregnando adrenalina por todo el ambiente. No busquemos en la peli situaciones lógicas, ni los diálogos de Pulp Fiction. Sólo analicemos la parte acción, con la que los amantes del genero no se verán decepcionados. Hay situaciones que rozan con lo absurdo y tienenese típico cancherismo de repetir frases en situaciones de total peligro que terminan divirtiendo. Dom Toretto (Vin Diesel) y Brian (Paul Walter), acompañados por la bella Mia (Jordana Brewster), se convierten en fugitivos del FBI, y escapan a Rio de Janeiro. Allí elaboran un plan maestro para robarle dinero al mayor narcotraficante del país, para lo cual deben reunir a un equipo de expertos en diferentes categorías, formado por caras nuevas y conocidas de la franquicia. Una vez juntos, dejan todo y se unen al gran golpe, al estilo Ocean’s Eleven. El que los persigue es nada más y nada menos que Dwayne “The Rock” Johnson, toda una figura a la hora de imponer autoridad, con voz firme y potente imparte órdenes, y su presencia realmente le suma adrenalina a la película. Justin Lin es el director de las ultimas sagas de Rápido y Furioso y se luce con escenas de acción perfectas y espectaculares. Hay momentos en los cuales no sabemos dónde puso la cámara, logra hacer vibrar el proyector. Rápido y Furioso 5 cumple todas las reglas del cine de acción. Tiene alguna que otra parte donde parece que cae, pero es para aprovechar, descansar, tomar aliento, poner quinta a fondo, y volvernos a subir esta adrenalínica montaña rusa.
Lo mismo, pero más y mejor Para cualquier desprevenido que no tenga ni idea de qué se trata la saga de Rápido y furioso, que no vio ninguno de los films en el cine o en las infinitas repeticiones en los canales de cable, y que incluso logró evadir el infernal aparato publicitario que en cada entrega se hace más y más grande, el puñado de películas sobre autos superpotentes, chicas que quitan el aliento y héroes que estallan en testosterona y anabólicos se convirtieron en clásicos del “cine entretenimiento”. Y aunque es el cine en su faceta más pobre, en su descargo hay que decir que nunca aspiró a otra cosa. En esta nueva entrega Brian (Paul Walker) se refugia junto a Dom (Vin Diesel) en Río de Janeiro después de ayudarlo a escapar de la cárcel y, por supuesto, allí los espera un último trabajo con el que lograrán su ansiada libertad. Entre las luces cariocas, favelas, chicas, chicas y menos autos que en el resto del combo, los muchachos que ya se conocen con una sola y viril mirada enfrentan al peligro por partida doble: por un lado a un temible narco (Joaquim de Almeida), y por el otro a la ley, a cargo del agente federal Hobbs (Dwayne Johnson), que los persigue con tanto ahínco que parece la versión moderna del policía Samuel Gerard de El fugitivo. En fin, entre diálogos imposibles, mucha, muchísima acción, un director experto en el género como Justin Lin –que se apresta a dirigir la quinta entrega de Terminator–, tiene una mirada por lo menos condescendiente sobre el Brasil, Rápidos y furiosos 5 abandona cualquier pretensión de construir un relato más o menos verosímil y se decide por la acción pura, sin reflexión, con la certeza de que los capítulos anteriores sentaron las bases de la saga y que ahora alcanza con que todo sea más espectacular, más grande, más sorprendente. Y hay que decir que la decisión es acertada, porque la quinta entrega se convierte en algo así como en parque de diversiones temático, con autitos, personajes intrascendentes y una trama endeble, pero brillantemente coreografiada y entretenida. Si al menos en su comienzo en el ancho y largo mundo del cine de superacción la saga de Rápido y furioso ocupaba un lugar bastante marginal, con el correr del tiempo y al igual que por caso, Rocky y Rambo, cada capítulo de la licencia fue sumando adeptos, conquistando a propios y a extraños, con la provadísima fórmula de fierros, chicas, tiros, persecuciones y relatos mínimos que funcionan como excusa para mostrar fierros, chicas, tiros y persecuciones. Y no está mal que así sea
Rápidos, furiosos, sin control y entretenidos Esta es la mejor de todas las «Rápido y furioso», no sólo porque el cambio de escenario en Rio de Janeiro ayuda mucho, sino básicamente porque no es una película de picadas entre delincuentes, sino una película sobre un robo imposible. La trama presenta al rey de las picadas, Vin Diesel, y el policía infiltrado, Paul Walker, ahora ya convertido en criminal fugitivo, escapando a Rio, donde inmediatamente se ponen a robar autos de alta gama. La escena de este atraco en un tren no sólo es un delirio que ya sirve para ver la acción demente y vertiginosa que propine el director Justin Lin sino qe detona el resto del argumento. Engañados por un jefe narco, y acusados de la muerte de varios agentes de la DEA, los héroes deciden enfrentar al gangster carioca pegádole en donde más le duelo, su dinero. El problema es que los 100 millones de dólares del narco se encuentran depositados en la caja fuerte ultramoderna de una comisaría, ya que según esta película el 90 por ciento de los policías de Rio son corruptos, lo que tal vez no haya dejado muy confomes a las autoridades brasileñas, pero a los efectos de hacer el film mucho más entretenido, funciona de maravillas. Dado que los cariocas están vendidos, el guión introduce a un policía implacable, nada menos que Dwayne «The Rock» Johnson haciendo un papel mucho más violento de los que acostumbra, ya que en una escena cualquiera se puede liquidar media docena de narcos de la favela sin pestañear. Teniendo en cuenta la violencia real que hay en las favelas de Rio, según se ve en los noticieros de televisión, se podía imaginar que el director Justin Lin podría poner todo su despliegue de imaginación para hacer que todo explote en este «Rápido y Furioso» brasileño. Pero las fantasías más audaces del espectador se quedan cortas con la super acción sin paz ni pausa que ofrece esta «Fast 5», corta en picadas pero riquísima en tiroteos, explosiones y sobre todo persecusiones desquiciadas con patrulleros, llegando a un climax, obviamente el robo final, donde la caja fuerte juega un papel único y realmente sorprendente dada su participación en una de las escenas de choques más demente de la historia del cine. No por ser totalmente inverosímil, este film deja de ser divertidísimo, y ningún fan del cine de super acción debería perdérselo.
VideoComentario (ver link).
Tras abandonar el cuerpo de policía, Brian O'Conner se asocia con el fugitivo Dom Toretto. Perseguidos por la Justicia, son acorralados en Río de Janeiro. Su única opción de conseguir la liberad será acabar con una banda de crimen organizado que tiene asolada la ciudad. Que la quinta parte de The Fast and the Furious haya resultado ser la mejor de la saga es algo que debe haber tomado a muchos por sorpresa. La ruta hacia Fast Five empezó a trazarse en el 2009, cuando se estrenó la cuarta parte, y el director Justin Lin dio muestras de ser capaz de reinventar la franquicia. Básicamente lo que se hizo fue ignorar que hubo una segunda parte, y situar la historia en un tiempo previo a la de Tokio, es decir la tercera. Los resultados fueron evidentes y los motores que parecían apagarse tras dos secuelas fallidas, rugieron con una furia similar a la original. El regreso de sus dos protagonistas es un pilar fundamental para que estas películas funcionen. Paul Walker demostró en 2 Fast 2 Furious que sin su musculosa pareja la propuesta no iba a funcionar. Es que a Vin Diesel se le puede criticar mucho sus actuaciones y su inexpresividad, pero él es Dom Toretto y no alcanzó reemplazarlo con Tyrese Gibson. Él debería estar agradecido de que el director le brindó la oportunidad de redimir su carrera, luego de cometer tres graves errores de juicio. Servidas en bandeja la secuela de los autos veloces y la de xXx, él optó por reponer su rol de Riddick para una segunda parte que no vieron ni sus amigos, y desde entonces se condenó a siete años de películas inferiores a la espera de una nueva oportunidad. El punto a favor en materia de actores, no se limita a los que figuran en el póster, también el armado de un equipo complementario para no delegar el peso de la historia en sólo dos personajes y la integración de una contrafigura decente como Dwayne Johnson constituyen sendos aciertos. Fast Five retoma exactamente en donde finaliza su antecesora, con la fuga de Toretto del micro que lo lleva a prisión. Lin sabe lo que hace y si en aquella dejó un final de sobreentendidos y miradas cómplices a modo de remate, en esta oportunidad vuelve a filmar esa secuencia y la lleva adelante hasta su conclusión, logrando así una apertura ágil, rabiosa y completamente justificada. Lo que hace que esta sea la mejor, es lo que la hace tan diferente a las anteriores. Los ajustes de guión, las prioridades, todo se puso al servicio de una película que necesitaba luz propia y no luces de neón. Con muy pocas referencias a otros autos y menos exclamaciones al ver el armado debajo del capó, con poco digital y más acción pura y dura, el guionista Chris Morgan y su realizador se concentraron en la importancia de desarrollar una buena historia antes que todo. El punto fundamental que permite comprender que realmente se trate del filme más logrado se produce cuando la dupla central necesita conseguir un auto veloz, de esos que sólo se ven por esta pantalla. El desafío es el mismo de siempre, el ganador de la carrera se queda con el coche del otro, pero en vez de elegir mostrar ese duelo, directamente se lo pasa por alto. Ignorar aquello que definió a las otras películas es una toma de postura sorpresiva y ciertamente tiene su efecto. Convertir a los autos en herramientas con las que lograr objetivos y no hacerlos fines en sí mismos es un paso adelante de los realizadores. Pocas son las sagas que pueden preciarse de lograr un buen resultado en su quinto intento. Salvando las distancias y parafraseando a la mejor quinta parte de la historia, con Fast Five Justin Lin logró su Episodio V.
Pocas veces una saga se fue perfeccionando con el correr de las entregas, pero ese fue el destino de la saga Rápido y furioso desde que cayó en manos del oriental Justin Lin, hace ya 3 películas. Rápidos y Furiosos 5: Sin control apuesta por el camino del ridículo y la desfachatez a máxima velocidad, como una especie de Crank sobre ruedas. La película es tan irresponsable como manejar pisando el pedal a fondo y por eso la incorrección política de la película, desde la sobreabundancia de colas y siliconas hasta el trato que se les da a los habitantes de la anfitriona Río de Janeiro, es mucho más divertida que irritante. Fast Five es una pequeña película para ver de paso y sacarse las ganas de gritarle “¡FIERRO!”.
Rompan todo Los milagros “cinematográficos” existen. Miren sino lo que ha sucedido con la saga de The Fast and the Furious: una franquicia muerta y enterrada con la execrable Rápido y Furioso 3: Reto Tokio (2006) que cuando nadie lo esperaba logró ser resucitada por el elenco original con la divertidísima Rápidos y furiosos (2009). La impactante Rápidos y furiosos 5: sin control (2011) amplifica aún más los méritos de la entrega anterior trasladando la acción a una ciudad tan fascinante como Río de Janeiro y creando, ¡por fin!, algo parecido a una trama argumental. Los ingredientes clásicos más los nuevos, entre los cuales la participación del carismático Dwayne “The Rock” Johnson no pasa desapercibida, conforman un producto tan contundente como vistoso. La espectacularidad de las imágenes obtenidas por el taiwanés Justin Lin es tan descomunal que en la próxima secuela –ya en marcha luego de los 83 millones de dólares conseguidos en los primeros días de exhibición en suelo norteamericano- se las verán en figurillas para superar a este memorable blockbuster. El guionista Chris Morgan no descubrió la pólvora con este trabajo por encargo –por otra parte el tercero que realiza junto al director Lin- pero sí es cierto que supo administrar los clichés y estereotipos habituales de la saga mezclándolos con la formulita de los caper films al estilo de La estafa maestra o La gran estafa. El robo sobre el que gira la historia le da una solidez inusual (¡sin exagerar que esto no es Shakespeare!) a esta continuación que reúne a la mayoría de los actores convocados en los títulos previos. Así, regresan personajes como Vince (Matt Schulze), Roman (Tyrese Gibson), Tej (el cantante Ludacris), Han (Sung Kang) y Gisele (la bella Gal Gadot); que se suman al trío integrado por Vin Diesel, Paul Walker y Jordana Brewster. La incorporación del durísimo federal Hobbs (que le permite sacar a relucir todo su poderío físico al intimidante The Rock), la valiente e incorruptible agente de policía carioca Elena (interpretada por la española Elsa Pataky) y un villano acorde (el portugués Joaquim de Almeida) terminan por completar un elenco que es un auténtico crisol de razas y nacionalidades. Incluso les buscaron un lugar dentro del equipo a los famosos músicos boricuas Tego Calderón y Don Omar que funcionan bastante bien como relevos cómicos pese a su inexperiencia actoral. El relato empieza exactamente donde concluía Rápidos y furiosos: Brian (Walker) y Mia (Brewster) interceptan el vehículo policial que traslada en detención a Dom (Diesel) y provocan la huida del recio pero no por ello insensible pelado de voz aguardentosa. Buscado en territorio estadounidense, el grupo escapa a Brasil y se instala en Río de Janeiro donde es recibido por Vince, viejo camarada de Dom. La favela en la que vive Vince le insufla nuevos aires a la tradicional y algo gastada ambientación urbana que han exhibido las distintas secuelas (en especial las tres primeras). La invitación de unirse a una banda delictiva local para robar unos súper autos incautados por la DEA, y que son trasladados en tren, posibilita de entrada una secuencia de acción filmada con tanta adrenalina, audacia y sorpresiva conclusión que sólo puede predisponer de la mejor manera al fanático. Dos horas después quedan dos cosas más que claras: primero, que la elección de Rio fue un hallazgo a nivel visual y segundo, que el género de acción acaba de anexar una nueva obra maestra que de ningún modo pasaría vergüenza al lado de clásicos de la más alta calificación. Y pensar que tras el traspié de Reto Tokio el futuro de la serie parecía sentenciado... Rápidos y furiosos 5: sin control es el equivalente dentro de esta franquicia a lo que fue Arma mortal 4 en su momento para la saga de Richard Donner: una fiesta de principio a fin en la que, como decía el viejo lema de los Benvenutto, “lo primero es la familia”. Estos personajes, con los años, se han infiltrado de tal manera en la cultura popular como para que cada nuevo filme traspase en acción, humor y taquilla a su inmediato predecesor. Vin Diesel, un actor de enorme fuerza que irradia ángel pese a sus limitaciones como artista, con el tiempo se fue quedando sin caballitos de batalla. Riddick no prosperó, el espía reluctante Triple X tampoco y otros proyectos suyos directamente fracasaron o no tuvieron luz verde. The Fast and the Furious seguramente le hará justicia a este émulo y admirador de Sylvester Stallone que ya cuenta con una legión de seguidores propios. Realmente se lo merece. Lo dicho: los milagros existen. Acabo de presenciar uno...
Máxima velocidad Es extraña mi relación con Rápido y furioso. No soy fanático de ninguna de las cuatro películas que conforman la saga (aunque me parece muy entretenida la historia de amor gay disfrazada de película de acción que es Más Rápido más furioso), pero aún con sus irregularidades y defectos me resultan películas simpáticas. Es cierto, los guiones parecen haber sido escritos con crayones por nenes de cinco años y los actores, de madera terciada, no hacen otra cosa que posar para las cámaras y dárselas de cancheros que se las saben todas (Paul Walker especialmente). Pero hay algo que no puedo negar, y es que cuando veo una buena escena de acción en la que me siento involucrado, los diálogos tontos y los clisés constantes pueden pasar a un segundo plano. El problema es que con cuatro películas a cuestas el margen para la sorpresa se va achicando cada vez. ¿Cuánto más se puede exprimir una franquicia que sólo se basa en tener autos copados, chicas lindas en bikini y tipos musculosos? Mucho más parece, porque Rápidos y furiosos: Sin control es por lejos la mejor película de toda la saga. Hay varios aspectos fundamentales en los que Justin Lin (director también de la tercera y la cuarta) superó con creces todo lo hecho anteriormente. En primer lugar, estructuró esta quinta parte no como una película de carreras ilegales sino como un film de robos al estilo Oceans 11 y La estafa maestra. Luego se dedicó a un objetivo muy simple: hacer persecuciones de coches que te vuelen la cabeza, y vaya si cumple, con el mérito extra de no utilizar efectos por computadora y hacerlo a la vieja usanza con dobles de riesgo. Es que si no te parás y aplaudís después del robo a los autos de la DEA adentro de un tren (con caída libre de un puente incluida) o de la persecución final en la que nuestros héroes escapan de la policía brasilera cargando con sus autos una bóveda gigante (las leyes de la física no son del todo aplicables acá) y destruyendo medio Rio de Janeiro a su paso, es porque no tenés sangre en las venas o quizás querías ir a ver Agua para elefantes y te equivocaste de sala. Pero sin dudas el aspecto fundamental que eleva a esta quinta parte por encima de las demás se resume en un nombre: Dwayne “La Roca” Johnson. Ya desde su primera aparición como el agente federal encargado de encontrar a nuestros héroes, no hay dudas que la película entera la pertenece a él. Con su físico de luchador profesional que lo asemeja a una suerte de Godzilla anabolizado, y sudando constantemente como si no se hubiera bañado en semanas, La Roca le inyecta a la pantalla todo su carisma y su testosterona, que tendrá su punto máximo en la pelea mano a mano (brutal, con cada golpe sintiéndose como estruendos en la sala) con ese otro gigante de cabeza rapada llamado Vin Diesel. Todo esto, sumado al regreso de varios personajes de las películas anteriores como los raperos Tyrese y Ludacris (que aparecen en la segunda) y el japonés Han (que había muerto en la tercera, pero no pidan lógica en este universo), hace que Rápidos y Furiosos: Sin control sea una fiesta total de adrenalina y destrucción vehicular. Y juzgando por la escena que aparece después de los créditos, todavía tiene nafta para rato.
Toretto recargado En la década del ´60, las primeras películas de James Bond lograban exactamente lo mismo que provoca en el público esta realización de Justin Lin: entretener y divertir aunque lo que ocurre en la pantalla resulte completamente inverosímil. Es más: parte del encanto de este tipo de filmes reside precisamente en lo absurdo de la mayor parte de las situaciones que se plantean en la pantalla. Es mérito del director, de los guionistas y de los actores lograr que el público acepte la convención y se entregue sin reparos a la narración que se le propone. En esta oportunidad, los audaces conductores de esos sorprendentes automóviles que ya son una marca de fábrica en esta serie de películas están en Río, tramando el gran golpe que les va a permitir vivir el resto de sus existencias sin problemas; hasta allí llega un agente federal norteamericano que los quiere apresar. La trama no es otra cosa que un pretexto para justificar (levemente) las persecuciones y las carreras por las calles que constituyen la razón de ser de la saga. En este caso, enmarcadas en la sorprendente belleza de los paisajes cariocas. Los personajes masculinos rivalizan para demostrar quién es el más "duro" o el más ocurrente a la hora de replicar, y las mujeres dejan en claro que tienen tantas agallas como belleza. También resulta divertido conjeturar si las remeras de Vin Diesel y de Dwayne Johnson serán capaces de contener tanto músculo anabolizado sin estallar en pedazos. El plato fuerte son las escenas de acción; cada una va superando a la anterior en audacia, precisión e imaginación, hasta desembocar en la gran secuencia de la persecución final por las calles de Río: los autos chocan y estallan en número tal que produce la sensación de que ha de haber quedado diezmado el parque automotor brasileño. Esto es entretenimiento y diversión en estado puro. No hay que buscar nada más; y hay que reconocer que, a lo largo de más de dos horas, la película logra acabadamente su objetivo.
El vértigo estereotipado Tómala o déjala. "Rápidos y furiosos 5" es de esas películas que apuntan a un sólo tipo de público, al que les encantan las de acción, las de tiros, las de forzudos que hacen piruetas, las que tienen un vértigo similar a un videoclip de MTV de una banda tipo Limp Bizkit, las de ágiles vengadores que se suben a los techos de los autos para matar al enemigo con escopetas enormes. Eso, eso es "Rápidos y furiososo 5", plagada de estereotipos del villano y el héroe, como cantidad de películas estadounidenses. Lo especial, se podría decir, es que la historia transcurre en Río de Janeiro, por lo que muchos sentirán una suerte de proximidad con el clima hostil de las favelas, aunque jamás el director Justin Lin las podría pintar con la crudeza con que lo hizo Fernando Meirelles en "Ciudad de Dios". Así y todo, hay largas colas para ver la película, y dejará chochos a los fanáticos de la saga.
Cuesta hacer una crítica real de una película como “Rápido y furioso 5”. En primer lugar, porque el film no apuesta a los conflictos, a la historia en el sentido más tradicional, sino a utilizarla como un principio que permita hilvanar de alguna manera coherente secuencias de acción a altísima –y virtual– velocidad. La trama reencuentra al ex policía interpretado por Paul Walker y al corredor ilegal –en más de un sentido– que juega Vin Diesel, perseguidos por mafiosos en Río de Janeiro y, al mismo tiempo, por un agente federal –otro representante de las piñas, Dwayne “The Rock” Johnson–. Importa menos esto que los autos, las carreras, las trompadas y los tiros. De hecho, la velocidad y las escenas de acción nos recuerdan qué nos importa realmente en una película: cuando un cuerpo corre peligro real –sea “de los buenos” o “de los malos”– nos angustiamos, colocamos en tensión todo el cuerpo y tememos. Después festejamos o sufrimos de acuerdo con el lado moral en que esté el personaje, pero lo que nos importa es, justamente, el personaje. Y, de hecho, tampoco importa demasiado la historia de ese personaje, sino simplemente el hecho de que corra un peligro y lo sortee o no. Algún día llegará un cineasta que directamente nos cuente todo esto sin diálogos ni vueltas de tuerca: mientras tanto, “Rápido...” es de los buenos films, realmente cinematográficos.
Anexo de crítica: La acertada decisión de privilegiar una historia más o menos verosímil –dentro de los cánones del género, se sobreentiende- y hacer de ésta el pretexto para rellenar huecos con grandes segmentos de acción y despliegue visual aportan a una saga que parecía desmoronarse una cuota importante de novedad que la apuntalan como la mejor de la saga hasta el momento. Y eso se debe entre otras cosas al haber intentado recuperar las raíces convocando a parte de los personajes anteriores e incorporando una figura como Dwayne The Rock Johnson en el rol de antagonista que medirá fuerzas con Dominic e intentará por todos los medios apresarlo en una lucha de gato y ratón por la vistosa ciudad de Rio de Janeiro. Sin dudas, el escenario compuesto de favelas, ideales para tiroteos y persecuciones terrestres, permite que el realizador y su equipo exploten al máximo las posibilidades para la vibrante acción que no decae ni un segundo.
¿Qué es el cine de acción? Habrá que hacerse cargo, pero la saga de Rápido y furioso representa un amplio rango de gusto del público, es de las más representativas de los últimos tiempos. La primera parte era una copia lavada de Punto límite, aquel excelente filme de acción con Keanu Reeves y Patrick Swayze. Pero Kathryn Bigelow tiene mucha más capacidad como realizadora que Rob Cohen (que en ningún momento sale del estereotipo y se refugia en una mirada sobre los límites impuestos por la ley que es tan cómoda y supuestamente copada como incoherente e irresponsable) y aprecia de verdad a sus personajes, con lo cual no construía marionetas, sino personajes en los que podía apreciarse sus alcances y límites ideológicos, morales y éticos. La segunda entrega era una versión idiota de División Miami, sin el análisis de las superficies ni las descripciones problematizadoras de los roles de policías, criminales y las distintas organizaciones, además de un Paul Walker cada vez más desorientado y un Tyrese Gibson creyendo que para ser malo sólo basta poner de cara de malo y hacer chistes idiotas. La falta de capacidad de John Singleton para darles fluidez a los diálogos en este filme era llamativa y hasta por momentos parecía que no había nadie detrás de cámaras. El tercer filme tenía como único punto rescatable el personaje de Han, una especie de samurái de las carreras automovilísticas interpretado con una gran solvencia por Sung Kang. La cuarta no tenía mucho más sentido que el refrito, con un Vin Diesel haciendo todo de taquito (y mal), el personaje de Walker ya demostrando una incoherencia absoluta, vueltas de guión totalmente previsibles y un final completamente hipócrita. Puedo entender ciertas variables del éxito de esta franquicia (más que nada por el extremo cálculo que denota), pero algo que siempre me costó explicarme es por qué tiene tan buena llegada con las mujeres, a pesar de su evidente machismo y misoginia, donde la figura femenina es un mero a disposición del hombre y nada más. Podemos encontrar una especie de respuesta a esto en la minicrítica de Martina Hirsch, que señala que “sí, la película machista y racista” pero también, comparándola con sus predecesoras “la más delirante, la más espectacular, la más entretenida de todas”, como si lo segundo pudiera compensar fácilmente lo primero. No, Martina, no. No se pueden justificar semejantes defectos a partir de esas virtudes. Y menos de parte de una mujer. Es como si nos refiriéramos a un hombre que maltrata permanentemente a su pareja y lo justificáramos porque es muy bueno en la cama. Para dar un ejemplo concreto cinematográfico: Duro de matar es entretenida y espectacular, pero no se sostiene solamente en sus escenas de acción, sino también en personajes bien delineados, una historia bien contada y un discurso que problematiza las acciones terroristas, el valor de las ideologías en la contemporaneidad y la mirada corporativa. Porque si no fuera así, sólo habría que dedicarse a filmar toda una sucesión de secuencias de acción. Pero por suerte, a pesar de que a algunos críticos (y críticas) eso ya no les importa tanto, nociones como narración, relato, construcción de caracteres y coherencia en la trama siguen importando. Tras esta larga introducción, podemos coincidir con Hirsch en que Rápidos y furiosos 5in control es la mejor de toda la saga, aunque por razones un poco diferentes. Básicamente, porque lo machista, lo misógino, lo racista y lo xenófobo están bastante aplacados, aunque el filme está lejos de ser óptimo. Lo que se percibe es una lucha constante entre un filme sobre un robo -con reminiscencias a La estafa maestra, La gran estafa y El gran golpe-, bien narrado, que pone a disposición todos los elementos posibles para impactar, y la secuela a la que está obligada a ser la cinta. Cuando el director Justin Lin se concentra en lo primero, es donde más sale ganando, porque lo que importa es la reunión de un equipo de profesionales que planean dar un último gran golpe que les permita comprar su libertad y escapar tanto de una organización criminal ultrapoderosa como de un grupo táctico que los busca por haber asesinado supuestamente a tres agentes de la DEA. Allí surge un personaje femenino con cierta iniciativa (que igual está lejos de ser un monumento feminista y en otros cede al machismo habitual), se parodia el discurso sexista, el relato avanza sin demasiados tropezones, algunos personajes de reparto cumplen con su objetivo de comicidad y otros que en entregas previas eran insoportables ahora son más tolerables. Igual, no dejan de percibirse serios defectos: para el filme, Río de Janeiro está compuesta básicamente por favelas y playas, con mujeres espectaculares o mujeres definitivamente feas, todo está controlado por el narcotráfico y la policía es una organización enteramente corrupta. No vamos a pretender que Brasil ha ingresado en el paraíso de la pureza, pero no estaría mal que el cine estadounidense deje de pensar Latinoamérica como un conjunto de repúblicas bananeras. Lo peor es cuando la trama se ve obligada a recurrir a las raíces de Rápido y furioso. Allí aparecen otra vez la mujer-objeto, los giros de la narración tirados de los pelos, la visión hipócrita sobre lo que significa ser un marginal (los personajes se la pasan hablando de códigos y reglas de conducta, pero tanto ellos como la película no se hacen cargo de lo que están diciendo) y una mirada sobre la ley en donde el objetivo avala cualquier medio (el personaje de Dwayne Johnson habla sobre el profesionalismo y las normas, pero termina siendo un baluarte perfecto del intervencionismo sin límites y la justicia por mano propia). Rápidos y furiosos 5in control es una película mucho más problemática de lo que parece y que a pesar de unas cuantas virtudes no deja de tener falencias demasiado importantes como para dejarlas pasar. No es lo peor del año, pero definitivamente no es algo maravilloso o un entretenimiento pasajero como algunos pretenden señalar. En cierto punto, sirve como ejemplo de que el cine de acción también debe tener una línea de conducta y un piso de exigencia, que el entretener es mucho más de lo que se cree.?
En principio debería agradecer que esta producción cinematográfica no venga promocionada con la nueva vedette tecnológica de los audiovisuales, el 3D, cuestión que a mí particularmente me tiene bastante harto. Pero honestamente y, a decir verdad, esta para nada inesperada quinta entrega desde la propuesta inicial, se nutre de gente joven linda, ellos musculosos, ellas con poca ropa, autos caros y rápidos, muchas persecuciones y demasiada velocidad, lo que la constituye en la mejor realización de la saga. Claro esta que una película sea la mejor de una secuela no implica, ni por antonomasia en su acepción de paradigmático, ni en forma directa, que sea buena, sino solamente que sostiene de mejor manera los elementos del género que instaló. Como siempre, todo esta a merced de procurar excusas para mostrar escenas de pura excitación visual, ya sea a merced de los personajes, de las alocadas carreras de autos, persecuciones de todo tipo, aviones, motos, lo que sea, hasta en un momento creí ver carrera de skaters, pero no llegaron a tanto. Lo que si se repite en relación a las antecesoras es ese falso maniqueísmo con que están construidos los personajes principales. Son ladrones, inmorales, con códigos propios, pero que en el fondo son “Buenos Muchachos”, a ello debe agregarse ahora la nueva promoción turística de Hollywood, Brasil, específicamente Río de Janeiro. En realidad, y sabiendo que las producciones más tontas traen aparejado las ideologías más retrógradas, no debería dejarse de lado en el análisis del filme algo en relación al discurso, sobre todo político, que intenta instalar. Vayamos a la historia, pequeña por cierto. Como para aclarar a que me refiero, Dom Toretto (Vin Diesel) es encontrado culpable de los cargos que lo llevaron a juicio y sentenciado a reclusión perpetua. Entonces su querida hermanita Mia (Jordana Brewster) junto a su novio Brian (Paul Walker) planean y ejecutan con éxito la fuga de Dom, mientras éste es transportado a la cárcel, produciendo la primera escena de espectacularidad con accidente de transito incluido, donde un micro de gran envergadura sale volando por los aires al impactar contra un vehiculo deportivo coupe de dos puertas. Tal situación o nos mueve a risa y nos enganchamos con lo inverosímil de la propuesta, o estamos condenados a dos horas de sufrimiento y aburrimiento. La secuencia siguiente, nuestros “héroes” van camino a Río de Janeiro, con la firme intención de ocultarse de la persecución del FBI Eligen una de las grandes favelas con ese propósito, pero, como debemos seguir viendo escenas de acción, no tardan mucho en ser descubiertos. Mientras son perseguidos por el agente especial del FBI Luke Hobbs (Dwayne Johnson), quien nunca fracaso en una misión, ellos planifican darle un duro golpe al capomafia de Río, el más importante traficante de drogas, con grandes conexiones con la policía local donde los mafiosos guardan cien millones de dólares Esto justificaría la invasión de los yankees con el sólo fin de hacer justicia. ¿No le huele un poco feo todo esto? Volviendo al filme, El agente del FBI va a necesitar ayuda de alguien que conozca el terreno, para ellos solicita los servicios de una novata, incorruptible e inteligente mujer policía brasilera, Elena (Elsa Pataky), esta bella actriz española es lo mejor del filme en cuanto actuación, conjuntamente con el nombrado Dwayne Johnson y el actor portugués Joaquim de Almeida personificando a Reyes, el rey del bajo mundo carioca. Mientras tanto Brian y Dom van componiendo el equipo para el gran golpe. Convocan a todos sus amigos, co-protagonistas de las cuatro anteriores, y la producción toma ribetes guionisticos muy similares a otras tantos films, en especial a la saga de “Ocean Eleven” (2001) y, más específicamente, “La Estafa maestra” (2003). Que quiere que le diga, cada vez que me enfrento a este tipo de engendros más añoro las escenas de persecuciones de “Bullit” (1968) y “Contacto en Francia” (1971) entre otras grandes realizaciones. Si bien el director Justin Lin supo ocultar los detalles de las escenas de acción como para darles más realismo y verosimilitud. Sobre el final, y antes de los créditos, aparece una leyenda advirtiéndonos que las escenas de autos fueron realizadas en espacios controlados y por profesionales de la conducción e intimándonos a no tratar de reproducirlas nosotros. Mi recomendación es que si tiene algo mejor para hacer, ni lo piense.
Han estacionado en nuestras carteleras Vin Diesel, Paul Walker y Dwayne Johnson para darnos la dosis de acción que las pantallas de cine venían pidiendo a gritos. Rápidos y Furiosos 5 es la nueva entrega de esta saga motorizada que en esta oportunidad nos contará las aventuras de Toretto y O'Conner en Río de Janeiro, a donde han tenido que escapar luego de que el ex agente ayude a huir al condenado a prisión perpetua de la cárcel. Será en Brasil donde Dom y Brian, junto a Mia, se enfrentarán con Hernan Reyes, un poderoso mafioso que es el "dueño de las favelas", para concretar el golpe maestro que les de la tan ansiada libertad. Obviamente que este robo no será sencillo debido a las fortalezas que posee Reyes, pero además, como si eso fuera poco, la pandilla motorizada también deberá enfrentarse a un experto agente federal que los buscará incansablemente para encarcelarlos. La saga Rápido y Furioso sin Vin Diesel y Paul Walker juntos no ha funcionado en ninguna de sus entregas y aquí Justin Lin, director de la pedorrísima tercera y la dignísima cuarta, se enfrentaba al complejo desafío de superar (o aunque sea igualar) la anterior edición que había sido la mejor de la franquicia. Con respecto a esto hay que decir que Lin logró llevar adelante en Rápidos y Furiosos 5 la mejor parte de la saga que se inició en el 2001 por lejos. Rápidos y Furiosos 5 representa la mejor vuelta de estos personajes gracias a que su director entendió a la perfección las limitaciones que siempre presentó la saga y las camufló para que salieran a la luz las espectaculares secuencias de acción que representan las mejores que han visto mis ojos en lo que va del año. El valuarte de estas escenas se basa en que Lin logró que las secuencias de choques, disparos, etc, fueran "reales" y que así sean transmitidas al público. Cuando uno ve la gran y esperada pelea entre Vin Diesel y Dwayne Johnson a uno "le duelen" los golpes que se dan. Aunque también hay momentos espectaculares poco creíbles como la larga persecusión final donde rompen de todo, estos logran ser altamente eficaces a pesar de la poca verosimilitud, justamente porque los efectos especiales fueron aplicados de tal manera para que esa inverosimilitud pueda ser "creída y comprada". Otro de los pilares que hacen que Rápidos y Furiosos 5 sea la mejor de la saga es la inclusión de los personajes que habían tenido buenas participaciones en las anteriores ediciones. Don Omar, Tego Calderon o el morochón de Tyrese Gibson aportan un cómico y cómplice aire fresco a los ya conocidos personajes de Dom, Brian y Mia. Mención aparte merece la explotación de las locaciones brasileras, como las corridas por los pasillos o los saltos de techo a techo que llevan adelante los protagonistas a lo largo de la película. Como puntos en contra podríamos decir que hay varios diálogos con cierto toque de racismo que podrían ser eliminados, como también varios tramos donde el relato se pone bastante solemne, pero ninguno de estos aspectos (y quizás alguno más que se me escapa "objetivamente" por tener gran estima a la saga) altera en demasía el resultado final de esta muy buena película. Gran acierto por parte de Lin y los productores al contratar a "La Roca" Johnson para ser la némesis de Diesel. Aquí Dwayne aporta su ya conocido carisma y su potencial físico para llevar adelante el papel de un agente que al fin puede hacerle frente al gran Dominic Toretto. Los demás actores, a pesar de presentar filmografías de dudosa calidad, cumplen con sus roles incluso mostrando algunas mejoras como el caso de Jordana Brewster que en esta quinta edición lleva una Mia un poco menos patética y más expresiva que en las películas anteriores. Rápidos y Furiosos 5 representa una gran vuelta para los amigos motorizados y sube el listón en la espera de lo que será la sexta entrega, sobre la cual iremos conociendo las novedades más adelante. Bien por Lin, Diesel, Walker y The Rock, vuelvan pronto que los esperamos con ganas de más velocidad y acción.
ENTRETENIMIENTO ASEGURADO Quinta parte de la exitosa, pero regular, saga de "Rápido y Furioso", que es un notable paso adelante en términos de guión y entretenimiento, con buenas incorporaciones, muy buenas escenas de acción, guiños a las demás entregas y una velocidad que se aleja de todo espíritu irrespetuoso que caracterizó a las últimas dos películas. Luego de escapar de la ley, Dom y sus compañeros deciden viajar a Rio de Janeiro para comenzar un nuevo operativo. Junto a famosas personalidades que hicieron de las suyas en el pasado, van a organizar una misión que tendrá un único objetivo: robarle diez millones de dólares a la persona más importante de la ciudad. Sabiendo que ésta es una quinta parte de una saga que en las últimas oportunidades no ha sabido aprovechar el entretenimiento ni las habilidades del director para filmar escenas de acción exageradas, pero realistas, aquí sucede algo muy extraño, pero sumamente satisfactorio y gratificante. Se le dio mucha más importancia al guión, elaborando un relato que es muy atractivo, que tiene un desarrollo cronológico que mantiene un suspenso y un interés constante y que, principalmente, es creativo y nunca baja la velocidad. La historia mantiene el estilo presentado en las otras secuelas de la saga, pero aquí se hicieron bastantes cambios que lograron crear una narración muy destacable y entretenida. El mayor acierto que aquí se puede apreciar es que la historia no gira entorno a Dom, el protagonista, sino que se decidió formar un grupo que, al mejor estilo "La Gran Estafa", funciona en conjunto y están siempre unidos, dándole el lucimiento justo a cada uno de los integrantes y sin darle demasiado protagonismo a la figura principal. Esto le proporcionó al director poder jugar un poco más con las personalidades de los roles y acentuar los diferentes matices que las mismas poseen. A su vez, otra de las novedades que aquí se presentan, es la incorporación de Dwayne Johnson al elenco, quien no para de transpirar durante todo el transcurso del relato y quien, gracias a su correcto guión, logra destacarse cada vez que aparece en escena. Las escenas de acción, que son la marca de esta saga, están presentes, y aunque no es hasta el final cuando se ve el máximo potencial de Lin con el manejo de las cámaras, cada una de ellas que van apareciendo y acompañando el relato, son muy entretenidas y preparan el terreno para el gran asalto del remate. Esta última escena, aunque es demasiado exagerada y muy poco realista, es lo mejor de la película y, gracias a la precisa dirección, se logró crear una persecución que dura unos cuantos minutos y que está muy bien lograda visual, sonora y dramáticamente. El punto débil de esta película y que estuvo presente desde la primera entrega, es la calidad de las actuaciones. Vin Diesel continua acentuando su poca expresión y su sobreactuación en la mayoría de las escenas (ese momento que va a la casa de la oficial y le cuanta algo sobre su pasado está arruinado por su actuación); Paul Walker y Jordana Brewster, a su vez, muestran poco en escena y no dejan ver los sentimientos que los motiva a hacer lo que hacen. Con un humor que juega muy bien con lo que se ve en escena (muy bueno el personaje de Tyrese Gibson); con escenas de acción muy bien logradas visual y dramáticamente; con un guión que cambia de rumbo respecto a las demás entregas y con una solidez en la dirección de cámaras muy atractiva, "Fast Five" es una extraña quinta parte que logra superar a la mayoría de sus películas antecesoras y que, pese a los desniveles notables en las actuaciones, satisfacerá a quienes vayan en busca de velocidad y buenas escenas de acción. UNA ESCENA A DESTACAR: final.
Furioso retorno de la franquicia en territorio carioca La primera "Fast & Furious" sorprendió. Era una película chiquita pero decente, una buena idea llevada a la práctica con un presupuesto medido pero interesante donde veíamos a una banda de ladrones pilotos que eran capaces de hacer arriesgadas maniobras para llegar a cumplir sus arriesgadas misiones. Lo bueno de aquel inicio era el universo que mostraba, ese escenario de carreras nocturnas, autos preparados con nitro, maniobras increíbles... Allí nacieron a la fama, Vin Diesel y Paul Walker... Como funcionó, se hizo una segunda, de menor valía y la saga pareció extinguirse con la tercera: "Reto en Tokio". Esta en particular, está contada en el futuro, porque es una línea paralela del guión general y extrañamente, es posterior en términos temporales, a la cuarta y a esta quinta parte. Importa? Poco. No esperamos de "Fast five" nada más que lo que ella ofrece: veloces persecusiones, cuerpos musculosos, escenas de acción urbana de diversa índole y adoración por los autos. Bueno, si esa es la línea, esta es la mejor. Contando con todo el presupuesto y después de haber enderezado la saga en la última entrega, en esta se ponen a disposición de la historia, actores más taquilleros (The Rock está presente y encabeza), los originales personajes de todas las versiones anteriores (Han, por ejemplo de la ambientada en Oriente) y villanos de jerarquía (Joaquín de Almeida se encarga de ponerle la piel al enemigo de todos). A eso sumarle gran cantidad de carreras y persecusiones, muchas explosiones y un estilo que se asemeja, de alguna manera, a "Ocean Eleven". Ustedes me dirán: Cómo??? Sí, es la historia de una venganza. Y para concretarla, el equipo comandado por nuestros viejos conocidos deberá hacer un trabajo imposible para conseguirla. O sea que el guión se enriquece con un planteo más amplio donde se permite jugar con otros elementos, más interesantes y novedosos. Uno de ellos es sin dudas la ciudad de Río. Hay muchas tomas panormámicas, batallas en las favelas, corridas en los morros y picadas en sus calles. Es también, la más larga y la más violenta de la saga: hay mucho para ofrecer y Justin Lin, su director, quiere que salgan del cine absolutamente satisfechos con la franquicia. Y lo logra. No es que "Fast five" sea una gran película. Para nada. Pero su objetivo es claro, entrener con armas nobles y garantizar espectáculo. Y a decir verdad, la cinta no da respiro desde el minuto 1. Retomamos la historia justo donde la dejamos, Don (Diesel) está condenado a prisión perpetua y enviado a una cárcel de máxima seguridad pero... como ya recordabamos, no llegará a la misma. Brian (Walker) y Mia (Jordana Brewster) atacarán el convoy y lo liberarán en una acción rápida y afortunada. Como la policía los sigue, la banda decide escapar a Rio donde tendrá que hacer una serie de trabajos para conseguir el dinero para desaparecer. En el primero que realizan, un asalto al tren para robar unos autos, descubrirán que son traicionados y querrán saber el porqué. Un jefe mafioso los condenará a muerte porque han robado algo suyo y el grupo tendrá que dar un golpe para equilibrar la situación. Encima, desde Estados Unidos llega Hobbs (Dwayne Johnson, como ya sabemos "The Rock"), oficial especializado en delicuentes de este tipo, dispuesto a poner a Toretto y sus amigos entre rejas. Y no podemos anticipar más. Hay mucho bueno para ver y el film, a pesar de no tener una gran estructura lógica-narrativa, logra mantener el interés y da los suficientes golpes de efecto necesarios para que la acción no decaiga un segundo. Críticas, podemos hacerle muchas (la manera en que caracteriza a los hermanos brasileños, el problema temporal que hace que un piloto que muere en la tercera entrega esté en la quinta, la exageración de los combates urbanos y la facilidad con que Don y Brian logran escapar siempre, etc, etc) pero... vamos al cine a ver espectáculo. Y "Fast five" nos lo ofrece. Ya sabemos también que habrá sexta parte y está bien. Se la ganaron en buena ley. Cine de acción, veloz y adictivo. Buena opción para los amantes de este género.
Rápidos y furiosos 5in control de Justin Lin. En primer lugar, el 5 como “S” es ripioso y casi sin juego. El título en Argentina debió haber sido Rápidos y furiosos 5ntrol. En segundo lugar, este es el éxito más sorpresivo de lo que va del año y no para de agotar funciones (y sin 3D). Adolescentes y más adolescentes se han tomado el ir a ver esta película como una salida aglutinante y van de a decenas (comprobado in situ). Varios amigos (no adolescentes) me habían recomendado con alto entusiasmo (un poco de fans) la película. Debo decir que más allá de mi simpatía por el género de acción y por varios de sus códigos más alejados de todo lo artie, Rápidos y furiosos 5in control fue una parcial decepción. A favor puedo decir que hay una buena secuencia (la del tren del inicio) y una magistral (la del final con la caja fuerte). En el medio hay una película estirada, sin demasiado vértigo, con un ritmo y un delirio muy alejados de grandes películas de acción de la orgullosa “zona berreta” como Caída libre (Terminal Velocity, 1994, de Deran Sarafian, con Charlie Sheen, Nastassja Kinski y James Gandolfini), en la que se rescataba a alguien de un baúl de un coche cayendo desde un avión. Como curiosidad de Rápidos y furiosos 5in control, hay que decir que es una película altamente homoerótica, y que cada vez que Vin Diesel y Dwayne Johnson (el que antes se llamaba The Rock) se miran, hay chispas; y que cuando se agarran a las piñas falta muy poco para la pornografía. Por otro lado, el director se las ingenia para filmar unos (pocos) culos femeninos en Brasil y no salir de lo esquelético. Hay que tener maldad para no filmar ni uno con forma de pera. De todos modos, el disfrute 5ntrol de esta película es de aquellos que son fans o que disfrutan de ver a los fans festejando los coches o las mecánicas hazañas de los protagonistas. Como dije, no es lo mío.
Quinta a fondo Quinta parte de esta saga repleta de efectos especiales, acción y alta velocidad. Esta vez la historia nos lleva a Rio de Janeiro (Brasil) donde Dom Toretto (Vin diesel) y Brian O’ Conner (Paul Walker) se vuelven a juntar para hacer un trabajo aparentemente fácil, robar 3 autos de lujo de un vagón de tren. Para ella reúnen a un verdadero equipo de expertos en las artes del espionaje, camuflaje, electrónica, engaño, y lo más importante…conducir veloces automóviles. Pero la tarea no será sencilla, ya que se toparan con Reyes, el capo de lo ilegal en Rio. Quien no les perderá pisada y pondrá un alto precio a las cabezas de los protagonistas. También habrá problemas dentro del grupo, con una aparente traición por parte de uno de los integrantes. Y como si todo esto fuera poco, debido al poco sutil y estrafalario escándalo y destrucción que causan estos sujetos en cada lugar que van, serán perseguidos por un agente especial del FBI, quien resulta ser nadad más y nada menos que Dwayne “The Rock” Johnson, el fornido ex luchador protagonista de “El rey escorpión”, entre otras. Quienes se convertirán el acérrimos enemigos provocando una muy buena y esperadísima pelea a puño limpio entre dos pesos pesados de Hollywood como Vin Diesel y The Rock. Obviamente no faltaran los clásicos como automóviles superveloces, choques, explosiones, persecuciones, mujeres sensuales y lo mejor, está filmado en parte en las verdaderas Favelas (villas) de Rio !! La verdad, para sacarse el sombrero que hayan conseguido esta locación tan temida y marginal por su fama de violencia, drogas, mafia, etc. y la hayan mostrado tal y como es en la realidad. Nota de color para las correctas participaciones de los cantantes de reggaeton Don Omar y Tego Calderón que le ponen ritmo al final de la película con su canción “Danza Kuduro” Quédense hasta después de los créditos……hay un pequeño pedacito que deja la historia abierta para una “misteriosa” sexta parte…si va a ser como hasta ahora, bienvenida sea.
Exageración que entretiene Fast Five es la 5ta entrega de la famosa franquicia de autos y acción, que fue recuperada por su secuela #4 con el regreso de los protagonistas originales, Vin Diesel (Dom Toretto), Paul Walker (Brian O'Conner), Jordana Brewster (Mía Toretto) y Michelle Rodriguez (Letty), la cual en esta ocasión no vuelve, obviamente. Junto a los 3 primeros, también retorna Justin Lin como director de esta nueva aventura, en la que Dom y Brian están cansados de escapar de las fuerzas policiales que los siguen a donde quiera que vayan, incluso a Río de Janeiro. Para poder librarse de las persecuciones y vivir tranquilos, deberán realizar un último robo para el cual convocarán a viejos amigos de las pistas para conformar un equipo, Tyrese Gibson (Roman), Ludacris (Tej), Matt Schulze (Vince), Sung Kang (Han) y Gal Gadot (Gisele) entre otros, algo que no es muy original, pero que hemos visto en otras películas como Gone in 60 Seconds y Ocean's Eleven, donde la conformación de equipos de trabajo con diferentes personalidades, ha funcionado como un fuerte imán que atrae a los espectadores, y Fast Five no es la excepción. Más autos, más picadas, más velocidad y efectos especiales son el plato fuerte de esta nueva secuela, que ofrece unas secuencias de acción espectacularmente exageradas, ¿un poco de más quizás?, sí, pero si no fuimos a buscar eso con esta película ¿qué fuimos a buscar?... No esperen actuaciones convincentes, ni momentos dramáticos o de reflexión, si están buscando ese cóctel, este film les aseguro que no es el trago adecuado. En mi opinión, Fast Five cumple con creces lo que se plantea ofrecer, 130 minutos de acción que dejan sin aliento, autos espectaculares, efectos especiales de calidad y mucha complacencia con su público que estoy seguro que no se irá defraudado de la sala. Para resaltar, las secuencias de persecución con la policía brasileña, donde se destaca la cantidad de autos destruidos y la velocidad. Una fantasía personal que estaba esperando ver, y que se cumple en esta entrega, es un enfrentamiento bien violento y a puño limpio entre los 2 matones más grandotes de Hollywood, Vin Diesel y The Rock-Dwayne Johnson, que en esta ocasión es el líder de un grupo de Elite que trabaja con el FBI para atrapar a los criminales más buscados. Por último, se la recomiendo especialmente a los fans de la franquicia y a los amantes de la acción sin límites, más allá de que a veces pueda ser un poco absurda y descerebrada. A los que no les gustó la 1ra o la 4ta película de Rápido y Furioso, no malgasten su tiempo.
Esta es la secuela de Rapido y Furioso 4 (2009). Hasta ahora la saga venía concentrándose en las carreras ilegales callejeras con algún que otro matiz. Viendo los productores que el modelo se estaba agotando rápidamente, decidieron darle una vuelta de tuerca a la saga (uh, esta sí que es prosa inspirada!), y se despacharon con la típica película de ladrones y asaltos ingeniosos. Mientras que la historia no es una maravilla y está plagada de agujeros gigantes, lo mejor - por lejos - de Rapidos y Furiosos 5in Control son las escenas de acción. Son tan disparatadas y bizarras que entran directamente en el terreno de la fantasía. Acá el trío principal - Vin Diesel, Paul Walker y la bellísima Jordana Brewster - otra vez se encuentra en apuros con la ley y deciden irse de Estados Unidos. El destino elegido es Rio de Janeiro, más concretamente las favelas de Rio, las que se convirtieron en el escenario de acción de moda luego que Tropa de Elite (2007) y el video juego Call of Duty: Modern Warfare 2 (2009) mostraran que no hay nada más excitante en el mundo que perseguir a los narcotraficantes por encima de los techos de chapa de los rancheríos. Aunque esta gente no hable un choto de portugués, se las ingenian para toparse con un viejo amigo, el cual tiene un trabajo: robar una serie de deportivos de lujo de un tren en marcha. El tren va por el desierto brasilero (porque en Brasil hay desiertos, ¿no?) y esta gente monta un disparatado operativo para abrir un vagón del convoy como si fuera una lata de sardinas, sacar uno a uno los coches, y salir pitando antes de que alguien se de cuenta. software de gestion para pymes argentinas en Datahouse Company - click aqui A partir de allí las cosas se ponen estúpidas en un 50%. La estupidez no pasa por las secuencias de acción, que son alucinantes y que me hacen acordar a las de otro éxito de Vin Diesel - XXX (2002) -, sólo que aquí están recargadas de esteroides. El problema es la trama, que la mitad del tiempo habla y hace pavadas. Por ejemplo, que un narcotraficante mande robar sus propios autos; que en los mismos haya un chip en donde se detalla el lugar donde se encuentran 100 millones de dólares del capital del narcotraficante; que haya aliados que se vuelven traidores y más tarde se alían de nuevo; que venga de la nada una fuerza de seguridad yanqui y se pasee por Rio como si fuera un barrio bajo de Nueva York; que el trío principal tenga otra caterba de amigos en Rio, fanáticos de las carreras y más armados que todo el ejército brasilero en su conjunto; que Vin Diesel pueda ganarse un Porsche último modelo después de una carrerita y tenga para echarle nafta al tanque, aún cuando esta gente carecía de plata al principio de la película; y que todo el filme se base en un elaborado plan para robarse una gigantesca caja fuerte, plan que es abandonado a último momento cuando descubrimos que a) la caja fuerte no está en medio del edificio sino montada cerca de la salida de un garage, detrás de una pared de miserables 5 cm de espesor, y b) esta gente engancha semejante mole de hierro de 10 toneladas de peso a dos autitos - que no alcanza a una tonelada de peso cada uno -, y se van campantes por Rio, arrasando a media ciudad a su paso. El final es tan asombroso y bizarro que uno sólo puede aplaudirlo de pie. Aún cuando el trio principal sean nuestros héroes, los mismos no tienen empacho en masacrar a 50 patrulleros de la policía brasilera que lo persiguen. Y son accidentes feos, de esos en donde las victimas van directo al cementerio en vez de al hospital. El colmo de la ridiculez es el visto bueno de un personaje que se supone que está del lado de la ley y terminó apoyando todo este despropósito. El climax es un típico disparate yanqui, en donde estos tipos se manejan como si estuvieran en su casa. Debe haber un centenar de muertos (entre policías y civiles), pero esta gente se ríe y festeja. Total, los brasileros no cuentan como seres humanos (dice el guión, no es lo que digo yo). Al menos el director debería haberse tomado la molestia de intercalar algún plano, mostrando que la gente salía viva y gateando de los autos destrozados. ¿O es que todos los que murieron en semejante persecución - peatones incluídos - eran corruptos o aliados del narcotraficante??. Dejando de lado el desprecio por la vida humana - yo no soy moralista, pero lo de aquí es alevoso -, Rapidos y Furiosos 5in Control tiene su cuota importante de pavadas - algo que ni siquiera el empardamiento de las estrellas de acción del nuevo milenio, Vin Diesel y The Rock, puede compensar -. El problema en sí es que el guión es mediocre pero el filme tiene un director talentoso. Mientras hace sus pases mágicos, uno no piensa en las inconsistencias de la historia ... hasta que a Vin Diesel se le acaba la nafta y uno empieza a atar cabos sobre lo que acaba de ver. No es el mejor filme de la saga, pero es intenso y espectacular... en el sentido más bizarro de la palabra.
La fiebre por la ciudad carioca parece estar recién comenzando: no sólo el filme animado “Río” lidera la taquilla nacional desde hace un mes, sino que una decena de propuestas que llegarán a los cines de aquí a dos años están siendo rodadas en esa urbe brasileña. En el caso de la quinta –y seguro, no última- entrega de la franquicia “Rápido y Furioso” todo comienza con una introducción de alto impacto, marca registrada de todas las películas de la serie. Con Paul Walker, Vin Diesel y la incorporación de Dwayne Jonson al reparto principal, la saga vuelve a demostrar que tienen un mecanismo tan probado, aceptado y aceitado que sus responsables saben cuándo es el momento ideal para introducir nuevos personajes, hacernos saltar de la butaca con impresionantes e improbables persecuciones y dejarnos con la contradictoria sensación de querer ver un poco más de estos fantásticos autos. Una curiosidad: no se vaya no bien termina la película, ya que una escena adicional presenta la posible continuación de la historia.