La tan esperada tercera entrega de la saga de Spider-Man protagonizada por Tom Holland finalmente hace su debut y aquí les comentamos (sin spoilers) qué nos pareció.
Dirigida por Jon Watts esta entrega, sin dudas, es la mejor de todas las películas de Spider Man estrenadas hasta ahora. Por varias razones, sin spoilear nada voy a decir que el elenco reunido es sencillamente espectacular. Situada en Nueva York, cuenta con un guion sólido, nada está fuera de lugar. Con efectos visuales impecables, la historia de Peter Parker (Tom Holland) de 17 años muestra el momento en el que todo se sale de control cuando Mysterio descubre la verdadera identidad de Spider Man. A partir de allí todo es caos. Ni en su casa con la Tía May (Marisa Tomei, brillante) ni con su novia Michelle Jones, "MJ" (Zendaya) o con su mejor amigo Ned Leeds (Jacob Batalon) encuentra paz. Es LA noticia del momento y lo convierte en el villano en cuestión. Por esto, se acerca al Dr. Strange (Benedict Cumberbatch, gran aporte) para que éste haga un hechizo para que la gente lo olvide. La magia trae personajes de otros universos del pasado, pero con fundamento, ninguno está ahí porque sí. Aunque sea breve, el personaje en cuestión tiene que ver con la dinámica que se plantea. Hasta acá, porque hay que verla y sorprenderse. No faltan escenas de acción con los clásicos vuelos; es divertida, la banda de sonido es muy buena, tiene un ritmo sostenido que jamás decae, y algo que hay que remarcar, es EMOTIVA. Muchas escenas los van a sacudir, sean fanáticos de Spider Man o no. Imposible ser indiferente a la propuesta. Tengan en cuenta que hay 2 (sí, dos) escenas post-créditos que abren puertas a lo que vendrá en este maravilloso universo. Y el segundo consejo, traten de verla en la sala más grande posible.
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Es muy difícil (más con un solo visionado) analizar Spiderman: sin camino a casa desde lo formal. La película es puro sentimiento, amor absoluto hacia el personaje, su legado de 20 años en el cine y, por sobre todo, sus fans. Asimismo, es la película más spoileada de la historia (debate aparte) y aún así logra sorprender e incluso enaltece las expectativas. Siempre le objeto a Marvel su fórmula y si bien aquí está, hay tantos elementos que queda tapada. Tiene varias situaciones de drama muy bien llevadas y se hace cargo de todo. El tercer acto es épico a más no poder y en la sala de cine el público vibrará al igual que lo hizo en las escenas clave de Avengers Endgame (2019). Lo único que lo objeto es el manejo de los tiempos hacia la mitad del film y un par de decisiones raras en cuento la historia. Amén de eso, Jon Watts hace un impecable trabajo para contar la magna épica que le encargaron. Y Tom Holland logra su mejor interpretación. Llena de más matices al personaje y nos deja con un futuro muy promisorio (por la nueva trilogía ya anunciada). El resto que hay que hablar si o si es spoiler y aunque ya se sabe, aquí no será escrito. Es para vivirlo (y llorar) en el cine.
La nueva Spider-Man está pensada como acontecimiento ya desde su misma concepción y en esa mística y secretismo que la rodea radica su magia. Y magia no es una palabra inocente para esta nueva película de Marvel, porque en la vida de Peter Parker (Tom Holland) la magia no solo entra en juego como artilugio para sortear los obstáculos en el camino del superhéroe sino también para asumir los riesgos de la vida adulta. Sin camino a casa señala no solo el final de la etapa adolescente del personaje sino también el asomo de la ira y la amargura que siempre acompañan a las pérdidas. En Nueva York todo el mundo conoce la verdadera identidad de Spider-Man después de las revelaciones de Mysterio (Jake Gyllenhaal). No solo su identidad sino sus pretendidos crímenes, así que quien hasta ayer era un héroe público con una vida privada secreta, hoy se encuentra en la tapa de los diarios, acusado de los horrores más temidos, perseguido por la prensa y los curiosos. La voz del inefable J. Jonah Jameson (J. K. Simmons) agita a las masas desde su pulpito televisivo y la vida de Peter y su novia MJ (Zendaya), hasta ayer simples estudiantes de colegio secundario, discurre por comisarías, abogados estrellas e interrogantes sobre su futuro universitario. ¿Qué será de sus vidas después del escándalo? Si bien el camino del héroe en esta instancia se asoma al más crudo aprendizaje, Jon Watts instala el ritmo frenético en las primeras escenas, siguiendo con el movimiento de la cámara las dudas de Peter ante las consecuencias inesperadas de sus actos públicos, afirmando la identidad de la comedia como base y sustento, escapando a los extremos de la sátira y también a la seriedad de las misiones de vida o muerte. Todo se conjuga en esa bisagra entre la culpa individual y la responsabilidad social que la frase más famosa de la saga –”todo gran poder implica una gran responsabilidad”- propagó como esencia del pasaje hacia la vida adulta, la dimensión opaca del juego y la verdadera asunción de sus consecuencias. Tanto la magia que acompaña la entrada de Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) a escena, con sus portales y su multiverso, como los sucesivos enfrentamientos con villanos de otros tiempos y otras realidades –bienvenido el regreso de algunos grandes como Willem Dafoe-, consigna un territorio material que no siempre fue tan vivo en la saga. Watts, aún con los condicionantes del CGI y la necesidad de acumular giros y custodiar sorpresas, mantiene a su héroe adherido a sus innegables compromisos, que no dejan de ser la unión familiar con tía May (Marisa Tomei) –y ese padre postizo que logra ser el Hoggan de Jon Favreau- y la protección de MJ y su amigo Ned (Jacob Batalon). Revertir la revelación de su identidad para sortear la frustración y sobre todo la consciencia de lo sucedido es la verdadera encrucijada de Peter Parker, la medida de su condición de héroe, esa telaraña que une su rostro público con la memoria de sus afectos. Así como las sucesivas Avengers demostraron la capacidad del nuevo líder del mainstream contemporáneo de reunir bajo un mismo paraguas de ficción a todas sus creaciones, Spider-Man consigue sostener su propia mitología en un uso ajustado de la autorreferencia. La película cita y guiña a todo el MCU pero en el fondo vuelve a sus raíces, recupera su propia mitología, y en esas apariciones que escalonan el negado camino a casa encuentra su verdadero tono, divertido y agridulce, a veces demasiado atento a las miradas y exigencias de los fans, pero sin por ello perder la inventiva que define al entretenimiento como última apuesta de la película. El combo efectivo que han formado Watts y los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers ha sabido concentrar la historia en la constante puesta a prueba de sus personajes, casi como una paradoja para un cine como el de Hollywood siempre afirmado en las grandes acciones. Pero acá lo que pasa nunca implica una gran revelación –cuál es la próxima pelea en los rascacielos de Manhattan- sino cómo se construye esa orquesta que veremos desplegarse con astucia. Los invitados al juego, todas caras conocidas del pasado que ofrecen el suspiro del reconocimiento, forman el coro de la madurez de un personaje que descubre lo mejor y peor de ser adulto. Probablemente, el gesto de esta Spider-Man de volver una y otra vez a su propio imaginario consista en poner en perspectiva la propia figura de Tom Holland, quien ha conseguido encarnar esa dimensión juvenil e irresponsable detrás de sus renovadas vestiduras, ser el actor de una etapa del MCU que implica tanto su consolidación como los inevitables interrogantes sobre su permanencia en el futuro. Hallar las oscuridades que lo esperan es también parte de ese aprendizaje.
"Spider-Man: Sin camino a casa", la tercera y ansiada película protagonizada por Tom Holland en el rol del joven superhéroe arácnido, llegará a partir de este jueves a los cines con una propuesta a pura acción y emoción para dar continuidad a la gigante franquicia de Marvel. Esta vez debe enfrentarse a un evento que provoca el encuentro con personajes de las anteriores entregas cinematográficas del Hombre Araña, El filme desembarcará en todas las salas del país luego de lo que fue quizás una de las mejores campañas publicitarias y en redes sociales de la saga, que hace meses tiene en vilo a millones de seguidores y seguidoras de todo el mundo con sus ya tradicionales especulaciones y enormes expectativas a la orden del día. Es que desde la presentación de su primer tráiler en agosto pasado, que confirmó que villanos clásicos de Spider-Man como el Doctor Octopus, el Duende Verde y Electro serían parte de la historia, el ejército de fans enloqueció con la colisión entre las distintas propuestas que llevaron a la pantalla grande al querido héroe. Dirigida por Jon Watts, la cinta retoma el final de su antecesora, "Lejos de casa" (2019), cuando Peter Parker (Holland) es desenmascarado por los medios de comunicación en plena vía pública de Nueva York, poniendo término a su anonimato. Fuera de traerle alguna fortuna o consecuencia positiva, el descubrimiento de la identidad del "amigable vecino" sólo genera problemas: él, su familia y amigos son el nuevo blanco de las fuerzas de seguridad y deben resguardarse y enfrentarse al escarnio de buena parte de la ciudadanía, que lo considera un peligro para la sociedad. En ese momento, el desesperado joven recurre a otro ya viejo conocido del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), a quien convence de llevar a cabo un hechizo que borre todas las memorias de la humanidad sobre él y su vinculación a Spider-Man. Sin embargo, la riesgosa jugada no sale como lo esperaba, y desde ese momento se desata el caos definitivo que trae a la línea espacio-temporal del protagonista a los temibles Octopus (Alfred Molina), Duende Verde (Willem Dafoe), el Hombre de Arena (Thomas Haden Church), Lagarto (Rhys Ifans) y Electro (Jamie Foxx). Los icónicos enemigos aparecen en este universo provenientes de las exitosas películas realizadas en dos sagas distintas por los cineastas Sam Raimi y Marc Webb, la primera de ellas -una trilogía- entre 2002 y 2007, con Tobey Maguire en el papel principal; y las dos cintas siguientes de 2012 y 2014, con Andrew Garfield en la piel de Peter Parker. Es así que al ver cara a cara al "último" Spider-Man sin reconocerlo, y al recordar que antes de sus viajes interdimensionales estaban a punto de ser vencidos en manos de sus respectivos Hombres Araña, el grupo de villanos decide aprovechar la oportunidad para seguir causando destrucción a su paso. Para hacerle frente a semejante combinación de antagonistas, el más joven de los superhéroes de Marvel deberá poner en práctica todas sus habilidades y sus aprendizajes junto a Los Vengadores al máximo, con la siempre infaltable ayuda de su amigo Ned (Jacob Batalon) y de su novia, MJ (Zendaya). Su tía May (Marisa Tomei) y el simpático agente "Happy" Hogan (Jon Favreau) repiten también sus personajes en esta entrega, que además cuenta con el ganador del Oscar a Mejor actor de reparto J. K. Simmons como J. Jonah Jameson, el conductor del noticiero que tiene a Spider-Man entre ceja y ceja y que, tras ocupar ese papel en los títulos de Raimi, ya había vuelto al rol en "Lejos de casa". Tal vez la más cargada de entretenimiento y sin dudas la más emotiva hasta la fecha, "Sin camino a casa" consigue apelar con eficiencia y calidez a todos los públicos que tuvo el adolescente arácnido en sus apariciones en cine, valiéndose del particular tono humorístico que siempre acompañó al héroe en la pantalla grande y que explotó aún más desde su inserción en el UCM. El momento de su llegada a las salas la ubica además como un sólido puente narrativo entre los ambiciosos e integrales relatos que Marvel construyó primero alrededor del equipo de Los Vengadores durante 11 años y, desde el año pasado y con miras al futuro, sobre un enloquecedor multiverso con el que la compañía intentará sostener su fiel séquito de devotos y su estratosférico éxito comercial.
Ante todo sepan que en esta crítica de Spider-Man: Sin camino a casa no habrá spoilers. Bastante cuentan los trailers. Hay guiños o bromas que los fans de la primera (o de la segunda) hora disfrutarán, se les escapará alguna lágrima… Imperdible. Habrán notado que las películas de Marvel no son producciones independientes entre sí. No hace falta reunir a todos los personajes en una película con la palabra Avengers en su título para darse cuenta. Sí: últimamente, más que películas, son como episodios de una saga de un ciclo sin fin, que nos mueve a todos. Ya aprendimos que en el Universo de Marvel cualquiera -sí: cualquiera- puede morir, y también que lo que nos podía parecer impensable puede suceder. Y si el chasquido de Thanos y el Blip fue un antes y un después en la historia y las tramas del Universo Cinematográfico de Marvel, con el agregado de que hubo personajes -y personas- que desaparecieron de la faz de la Tierra y luego “revivieron”, el multiverso que propone Spider-Man: Sin camino a casa no es nuevo. El encuentro de realidades alternativas no es una novedad con el Hombre Araña, y menos aún si los fans recuerdan Spider-Man: Un nuevo universo, el largometraje que hace tres años ganó el Oscar al mejor filme de animación. En él confluían varios Hombre Araña. Y a estas alturas queda claro que, de no ser porque Christopher Nolan (director de El origen y Tenet) odia las películas de superhéroes, el realizador de la trilogía de Batman parecería de los más indicados para dirigir estas producciones en las que los universos y las realidades alternativas confluyen. La película arranca donde terminaba la anterior. En las afueras de la Penn Station en Manhattan, J. Jonah Jameson (J.K. Simmons) editor del Daily Bugle (El Clarín, en la traducción) difunde que Peter Parker (Tom Holland) es Spider-Man. Ya sabemos lo sensacionalista que es Jameson, que llega a tildar de “criminal de guerra” al estudiante, que junto a su amigo Ned (Jacob Batalon) y su novia MJ (Zendaya) no logra ingresar a ninguna universidad. Aquello de que no importa si se habla mal o no de una persona, sino que se hable, no les juega a su favor. Así que Peter va a Greenwich Village y acude al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que lance un hechizo que logre que su identidad vuelva a ser secreta. Algo no sale del todo bien, y los que vuelven o llegan a la realidad de este Peter Parker son los villanos de las películas anteriores. Que vengan de a uno... O de a varios Sí, los que ya vieron en el trailer: el doctor Octopus (Alfred Molina), El Duende Verde (Willem Dafoe), Electro (Jamie Foxx), Sandman o el Hombre de arena (Thomas Haden Church) y el Lagarto o The Lizard (Rhys Ifans). Pero aquellos villanos con los que se enfrentaron otros Spider-Man -los que encarnaron Tobey Maguire y Andrew Garfield- no eran malos por naturaleza, sino que tuvieron una mutación que, así como Peter se convirtió en lo que fue, ellos se volvieron monstruos. Strange está listo para devolverlos a sus líneas de tiempos, realidades paralelas o como quieran decirles, pero es allí cuando Peter le dice que no. Que antes de enviarlos de regreso -¿recuerdan cómo murieron algunos?- decide “curarlos”. Esto ya de por sí es un cambio rotundo, porque antes que la venganza prima la redención. Se reconoce que los villanos tienen un costado “bueno”, y antes que eliminarlos, Peter los quiere “salvar”. La vida de los superhéroes no es sencilla, y ya sabemos de memoria que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Desde perder a un familiar de la peor manera, tener que sacrificar el amor de su vida, hasta lo que fuera, ser Peter Parker, en cualquiera de las dos versiones cinematográficas anteriores a ésta que protagoniza Tom Holland, no ha sido fácil. Si esto de salvar a la humanidad, día tras día, trae exigencias y los pone a prueba a los superhéroes, imaginen si un Hombre Araña tiene que lidiar no con uno o con dos supervillanos, sino con cinco. No lo imaginen más, y vayan a ver Spider-Man: Sin camino a casa. la van a disfrutar. Y no se levanten de sus butacas ni cuando arrancan los créditos finales, ni cuando terminen. Porque la película sigue, porque Spider-Man: Sin camino a casa no es independiente de nada y, por lo que se ve, ningún personaje va a seguir su derrotero a solas.
La locura en torno a la última entrega cinematográfica de Spider-Man ha llegado a niveles insospechados ¿Puede acaso No Way Home estar a la altura del hype? Durante los intensos meses de previa a su estreno, los debates en torno a Spider-Man: No Way Home han ido escalando al punto en que pareciese que no solo el destino del Universo Cinemático Marvel, sino que el de todo el cine pendiera sobre la cabeza de Kevin Feige, Jon Watts, Tom Holland y compañía. Como siempre, los hay apocalípticos, quienes ven en el fervor de los fans de las películas de superhéroes y el fracaso comercial de la oferta más artística un signo del fin del “cine”. También los hay integrados, en este caso más que nada los dueños de las cadenas, que esperan que la potencia de la convocatoria del Hombre Araña finalmente devuelva la taquilla a alturas prepandémicas. En los muchos debates que he tenido al respecto, hubo un comentario que me quedó rondando la cabeza: Spider-Man: No Way Home es la consagración del cine como evento deportivo. Hay algo de cierto ahí, como delata el terror insondable que aqueja a algunos fans con respecto a los spoilers (Y el estudio la sabe, haciéndonos firmar a quienes asistimos a la función de prensa un papel donde se promete no divulgar detalles claves de la trama hasta el 2022). Si el contar una historia se reduce al resultado, como si de un partido de fútbol se tratase, entonces sí ciertamente algo se está perdiendo en el camino. Por otro lado, es difícil culpar a los estudios por ir por este lado: cuando se pueden ver películas en la pantalla que llevas en el bolsillo, la manera de atraer gente a las salas es justamente haciendo de los estrenos verdaderos eventos. Spider-Man: No Way Home En todo caso, los argumentos, de los más fatalistas a los más cegados por el fanatismo, se deben medir contra el film en sí. ¿Hay en este desarrollo de personajes, conflictos con peso emotivo, algún comentario inteligente sobre el mundo en que vivimos?, ¿cuenta este con una historia que se sostiene por sí mismo si se le saca la carnada de nostalgia, las referencias y los guiños a pasadas producciones sobre el superhéroe? Por buena parte del largometraje, debo decir que la respuesta es un rotundo sí. Como los tráilers adelantaron, la acción comienza inmediatamente luego del final de Spider-Man: Lejos de casa, cuando en un último acto de villanía Mysterio (Jake Gyllenhaal) revela que debajo de la máscara se encuentra Peter Parker (Tom Holland). Arrojando así su vida y la de todos los que lo rodean en una espiral de caos y exposición mediática, e invitando a algunas escenas que parecen querer comentar acerca de la naturaleza de las fake news y la celebridad en el siglo XXI. Spider-Man: No Way Home Ahora, si bien como adelanta la campaña publicitaria, la solución a la que recurre Spider-Man es más bien mística e incluye un viajecito al 177 de la calle Bleecker, el nudo al corazón de la película funciona porque ancla la historia a conflictos bien humanos. Enfrentando a Peter Parker a las realidades de una vida superheróica que hasta ahora ha pasado más por viajes a las estrellas, pero que aquí, se estrella de nuevo en la Tierra ¿Se puede vivir una doble vida, incluso cuando la intención sea ayudar?, ¿cuánto paga Peter Parker por la existencia de Spider-Man? El primer tercio de la película se mete de lleno a explorar estas preguntas, dándole pista al desarrollo no solo de Peter, sino también de Ned (Jacob Batalon), MJ (Zendaya) y hasta May (Marisa Tomei), que hasta ahora solo se había limitado a sonreír y suscitar comentarios inapropiados por parte de Tony Stark. Aquí reside la mayor fortaleza de No Way Home, el anclarse en problemas mundanos y recostarse en el buen elenco (siempre, pero siempre, el casting es la principal espada de las de Marvel). Incluso algunas de las “nuevas adiciones” al reparto, cuya aparición claramente busca tocar una fibra sensible, están integradas de manera orgánica y narrativamente sólida a este conflicto central. Spider-Man: No Way Home A pesar de lo que sugiere el marketing, esta es cabalmente una película de Spider-Man más que una del Universo Cinemático de la Casa de las Ideas. Sí, la acción y el humor son a los que nos tienen acostumbrados el estudio. Sí, hay guiños y los “huevos de pascua” a rolete. Pero debajo de todo esta es una historia sobre el Hombre Araña. En ese sentido, incluso diría que de todas sus apariciones en el MCU, esta es la que más se acerca a ese núcleo genial del personaje: este es un pibe como nosotros, una persona normal arrojada a circunstancias extraordinarias. Que esto no se lea como una crítica de lo que vino antes, porque creo que Feige tomó la decisión correcta (Tener que ver al tío Ben morir de nuevo hubiese sido, como mínimo, tedioso). Pero después de un gran rodeo, aquí parece dejarse en claro que ha llegado la hora de volver a lo básico, al Peter con problemas como los míos y los tuyos. A un Peter preocupado por llegar a fin de mes, no por sacarle un guante cósmico a un extraterrestre violeta invencible. Spider-Man: No Way Home Lamentable, durante el tercer acto creo el acto de equilibrio tratabilla y la cosa se invierte. Las referencias dejan de servir a la historia y su planteo dramático, para terminar cobrando protagonismo absoluto, comiéndose un poco a la película. El límite entre el guiño inteligente y el fanservice más descarado es, a menudo, uno muy fino, y aquí a mi gusto se trasgredido en algún momento de los últimos cuarenta minutos, media hora de metraje. Lo cual, por otro lado, no significa que todo lo que elogié de Spider-Man: No Way Home desaparezca por completo. Pero ciertamente creo que aquí dentro hay una película de dos horas de largo que es temáticamente más sólida y dramáticamente efectiva, sin depender de alusiones a otros films que no son este. En definitiva, y teniendo en cuenta la demanda titánica puesta encima de esta producción por productores, cadenas de cines y, sobre todo, los fans, creo que Spider-Man: No Way Home es tan buena como podría llegar a ser, con un corazón sorprendentemente bien puesto y siempre un brillito en el ojo apuntado a los espectadores más devotos.
Cuando empezaron a circular los rumores de que la nueva película del Hombre Araña reuniría, y recuperaría, a sus históricos villanos, empezaron a circular también los ejércitos de haters. Que el archivo denotaba falta de ideas, que la apelación a la nostalgia ya estaba desgastada. Que se volvía la mirada, en un gesto conservador, hacia los films de Sam Raimi, disruptivos y creativos para muchos, sobrecargados para otros. La trilogía que, entre 2000 y 2004, tuvo a Tobey Maguire como Peter Parker-Spiderman. Y que casteó actores de primera línea para los villanos icónicos de la historieta. En Spider-Man: no way home, tercer film con el inglés Tom Holland como protagonista (sin contar sus apariciones en otras películas del MCU) Willem Dafoe y Alfred Molina recrean sus roles emblemáticos. El millonario loco Duende Verde, con esa sonrisa terrorífica, y el científico más loco, el Dr Octopus. Tal y como los recordabas, gracias a los favores de la tecnología. Que puede verse un poco rara, en su afán rejuvenecedor, pero que tiene sentido en términos de la trama. Claro que ellos no serán los únicos problemas para Parker, el irresistible super héroe niño. Algunos de sus otros problemas tendrán la forma de una pila humana, Electro (Jamie Foxx), junto a otras criaturas que provienen de otros “universos cinemáticos”, en los que en lugar de Maguire Parker era Andrew Garfield. Estrenos de la semana: con la extraordinaria Petite Maman y Spider-Man: sin camino a casa, revancha para superhéroes La identidad, asunto central en el mundo de Parker, se retoma en la crisis que dejó la película anterior, Far from home, cuando el secreto de Peter se hizo público. Y lo que eso puso en tensión con sus amigos y su chica, MJ (Zendaya). Más asuntos de los que se ocupa la nueva película, en su primer tramo, con ese clima de —encantador— film de adolescentes, de estudiantina, que tuvieron las anteriores. Los universos de la industria, Marvel-Sony en este caso, se extienden, se expanden, se cruzan en caminos nuevos y misteriosos. Y ahí aparece Dr Strange (Benedict Cumberacht), para ayudarlo, con un hechizo y una presencia que marca un aumento del volumen, cuando empieza al rock and roll para Sin camino a casa. La habilidad del otra vez director John Watts para amalgamar la cantidad de personajes, villanos y objetivos, mientras el tono va y viene entre la comedia de acción y las notas más oscuras, es notable. La empresa era difícil: conjugar los multiversos de los films anteriores en una secuela que los abarque a todos. Que navegue la nostalgia, con personajes familiares, sin hundirse en ella. Antes de que termine un año con pasos en falso para el universo post Avengers, como Eternals, Spiderman dice que, para los que disfrutan de pasar un buen rato con historias comiqueras bien contadas, todavía hay esperanzas.
Antes de ser derrotado, Mysterio (Jake Gyllenhaal) llega a revelarle al mundo la verdadera identidad de Spider-Man (Tom Holland) y anunciar que él fue el culpable de su muerte y de los destrozos en Londres. Es así como Peter Parker pierde todo tipo de privacidad y recurrirá a Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que lo ayude. Cuando están por lanzar un hechizo para que todos se olviden de él menos sus seres queridos, algo sale mal y se abre la puerta del multiverso, donde todos los que saben quién es el superhéroe arácnido aparecen en esta línea de tiempo. «Spider-Man: Sin camino a casa» es una película que se esperaba hace mucho tiempo y que, como todas las producciones de Marvel, en torno de ella giraban una gran cantidad de teorías de quiénes iban a aparecer finalmente en pantalla. A pesar de que fue difícil ocultar la información entre los tráilers y las filtraciones, en Cinéfilo Serial queremos que cada uno pueda disfrutar de su propia experiencia, así que no vamos a revelar ningún detalle específico que pueda afectar la sorpresa y el impacto. Lo que sí podemos adelantar es que la película seguramente será del agrado de los fanáticos de Spiderman, porque estamos frente a una trama que sin dudas apela al costado nostálgico y a la emoción, incorporando una gran cantidad de personajes históricos, que con cada aparición nos sacan más de una sonrisa. Existen varios momentos épicos a lo largo del film que generan satisfacción. Con la participación de tantos personajes clásicos del universo de Spiderman no era fácil conservar el protagonismo de Tom Holland, pero la película consigue equilibrar de una buena manera las apariciones. Cada protagonista tiene su momento para brillar e incluso la interacción entre ellos saca a relucir sus mejores cualidades. A Tom Holland se lo siente cada vez más cómodo en su papel, y la dinámica que construye con Zendaya como MJ y Jacob Batalon como Ned es tan divertida como honesta. Logran transmitir esa amistad e incondicionalidad de una manera creíble. Lo mismo ocurre con Marisa Tomei como la tía May, quien le enseña a Peter valores como el respeto y las segundas oportunidades. Con respecto al resto del elenco, no queremos anticipar nada, pero cada actor que participa del film se encuentra en buena forma y desarrolla su personaje con soltura. Si bien es conveniente haber visto todos los productos relacionados con Spiderman y otras historias de Marvel como «Doctor Strange», la película se encarga de recopilar información esencial para aquellos que no hayan visto todo el material que se necesita para entender la trama central. Aunque seguramente se pueden perder ciertos detalles o chistes, se puede comprender la cinta sin inconvenientes. No tenemos que confundir esto con una sobreexposición de información o darle servidas las cosas al público, recurso al que muchas veces la compañía recurre, sino que nos brinda lo justo y necesario para no perdernos nada importante. El humor está presente en gran parte del film, con varios chistes atinados e incluso por momentos busca reírse de sí mismo, generando aún más gracia en el público. Pero también existe lugar para la emoción en varias oportunidades, además de las escenas de acción que están muy bien logradas, brindándonos buenas coreografías de pelea y un gran despliegue de producción en cuanto a los escenarios y efectos especiales. A pesar de sus 148 minutos de duración, la película no se siente pesada, sino que es dinámica, ya que en todo momento pasan cosas o se presenta algún personaje nuevo. No existen instantes de transición ni escenas que se sienten de más. Es un constante bombardeo de información, pero que no se vuelve abrumante ni confuso. En síntesis, «Spider-Man: Sin camino a casa» es una película que cumple con todo lo que se esperaba de ella. Nos brinda personajes clásicos del universo de Spiderman de todos los tiempos para conquistar a los nostálgicos pero también lo equilibra con un buen desarrollo y evolución del protagonista para las nuevas generaciones de fanáticos. Tiene humor, acción, emoción, y una gran cantidad de conexiones con otras historias que, aunque no se esté al día con todo el material, la cinta se las rebusca para que no se sientan perdidos. Y como con todos los films de este estilo, estén atentos porque tiene dos escenas post-créditos que van a dar mucho que hablar.
El fan service, ungido como un caballero arturiano, sale al rescate del peor Spiderman que brindó el cine y consigue que el universo Marvel cierre con un gran espectáculo un año olvidable en materia de contenido. Junto con la serie Hawkeye esta producción integra lo más destacado de una Fase 4 que hasta ahora no despertó pasión de multitudes. Si hasta la fecha no había demasiados argumentos sólidos para defender esta representación blanda del héroe arácnido, la propuesta de Sin camino a casa termina por sepultar al Peter Parker del MCU que nunca conseguirá la misma empatía que despertaron las encarnaciones previas. Un problema que no tuvo nada que ver con el casting de Tom Holland sino con la manera en que los guionistas y el director Jon Watts abordaron al personaje. La curiosa paradoja de esta cuestión es que la entrega que más se apoya en el fan service también resultó la película donde Holland pudo sobresalir con su interpretación. El director inicia el film con un primer acto problemático que arrastra los vicios de los últimos episodios. Mucho humor tonto que no causa gracia destinado al público Ragnarok y enredos juveniles que retrasan la presentación del conflicto central. A partir de la introducción de Doctor Stange el tono de la narración de Watts cambia drásticamente y empieza otra película más emocionante que es la que le brindará las mayores satisfacciones al público. A través de una explicación sencilla del concepto del multiverso el conflicto explora la temática de las realidades paralelas con una aventura más contenida donde le dieron un descanso a las amenazas de las invasiones alienígenas y las apariciones de monstruos gigantes. Con la irrupción de Doctor Octopus y el Green Goblin de los filmes de Sam Raimi el Spiderman del MCU termina envuelto en un conflicto mucho más dramático y emocional de lo esperado que le otorga una enorme posibilidad a Holland para sobresalir como actor. Una de las mayores cualidades del film es que no toma el fan service para rellenar baches argumentales, sino que resulta funcional a la historia con el fin de brindar una propuesta entretenida. En ese sentido es una lástima que recién en esta entrega, donde le tiran todo el multiverso encima, Holland tuviera la chance de hacer algo más con el personaje. Todos tenemos claro el único motivo por el que este film despertaba un mínimo interés y la realidad es que Sin camino a casa no decepciona en absoluto y ofrece algunos momentos inolvidables dentro de este género. Me cuesta creer que un fan de Spiderman pueda salir decepcionado del cine cuando este cruce de universos además elabora una cariñosa celebración del personaje con todos esos conflictos y temáticas que le dieron una identidad especial en el campo de la historieta. Por este motivo Watts también consigue ofrecer una producción mucho más comiquera. En lo referido a los aspectos más técnicos el director presenta una labor inspirada en las secuencia de acción, donde sobresale especialmente una pelea entre Spiderman y Doctor Strange que es de una opulencia visual impactante. En lo referido al reparto (dentro de lo que se puede mencionar sin spoilers) Willem Dafoe la rompe como Norman Osborne, quien aporta un villano mucho más sólido que la mayoría de los antagonistas oficiales que vimos en el MCU. Alfred Molina (Octopus), Jamie Foxx (Electro) y Thomas Hayden Church (Sandman) cumplen con sus roles pero son las escenas de Dafoe las que quedan en el recuerdo a la salida del cine. Dentro del género de superhéroes esta película es por lejos lo más destacado que llegó a los cines este año y vale la pena disfrutarla en la pantalla grande. Durente los créditos finales hay una escena adicional intrascendente y luego una especie de trailer promocional de la próxima entrega de Doctor Strange.
En esta nueva entrega, el arácnido defensor deberá enfrentar una difícil tarea, no la de ayudar a quienes están en peligro, ni mucho menos luchar con los villanos más temibles del universo, sino, que deberá asumir su madurez. Cuando comenzamos a ser conscientes de un agotamiento generalizado en la clásica fórmula de películas basadas en comics y héroes, llega una propuesta como Spider-Man: No Way Home, en la que no sólo habrá, como debe ser, una pirotecnia visual a la altura de las circunstancias, sino que, además, se sumarán una serie de sorpresas que no se revelarán aquí para que el espectador más desatento pueda ir y disfrutarlas sin previo aviso de nada. Aquellos que siguieron de cerca el derrotero de la previa al estreno, en donde se urdieron un sinfín de teorías sobre ciertas participaciones especiales en esta nueva entrega de la saga, estaban en lo cierto, pero aún, sabiendo eso, el disfrute sobresale tapando los rumores y mensajes cruzados sobre qué iba a estar y qué no presente en la película. Lo cierto es que Tom Holland, una vez más, se calza el ajustado traje para encarnar a Spider-Man, sabiendo que cada vez que se lo pone, Peter Parker comienza a perder oportunidades de continuar con una vida normal y tranquila. Y como esto ya viene aconteciendo en varias de las películas predecesoras, Spider-Man: No Way Home es la bisagra para algo mucho más grande que está por venir, y que tiene que ver con el natural proceso de crecimiento del personaje dentro del universo cinematográfico. El héroe arácnido desea ingresar a la universidad, su relación con MJ (Zendaya) está en su mejor momento, pero la revelación de su verdadera identidad le trae algo más que una simple exposición ante la sociedad. Con estas premisas, Spider-Man: No Way Home, construye su narrativa y se permite ir más allá del espectáculo, profundizando en temas asociados a vínculos, deseos, expectativas, que, disfrazados por los fuegos artificiales, dotan de una solidez narrativa a la propuesta para aquel que desee ver más profundamente la historia. A la efectiva elección de transitar la mayor parte del relato con humor, sólidas actuaciones de secundarios como Marisa Tomei, Spider-Man: No Way Home resiste su larga extensión gracias a estos destellos de humanidad de sus personajes, los que, en manos de otros, podrían haberse quedado únicamente con la parafernalia y el suceso inmediato, apostando a una potente propuesta que exige a sus personajes, ya mismo, crecer y avanzar.
“Spider-Man: Sin camino a casa” y sin spoilers Jon Watts regresa para hacer muchísimo más grande el universo de Spider-Man. Spider-Man: Sin camino a casa llegó llena de easter eggs, referencias y una expansión de su multiverso increíblemente extensas, para continuar con muchas más sorpresas en un futuro no tan lejano. El comienzo del fin En esta nueva entrega la vida de Peter Parker (Tom Holland) se vuelve un caos, luego de que Mysterio (Jake Gyllenhaal) revelara su identidad y lo hiciera quedar como un asesino. A pesar de que tanto Peter, MJ (Zendaya), Ned (Jacob Batalon), la tía May (Marisa Tomei) y Happy (John Favreau) logran contener esta avalancha de desastre con una mano extra, se muestra como Peter a toda costa trata de solucionar este percance y lo que está sufriendo al mismo tiempo. Peter se muestra más humano que nunca y se torna mucho más serio, teniendo en cuenta del peligro que todos corren con su identidad revelada, ya nada es para tomar a la ligera. Esta tercera película, a pesar de tener sus acciones predecibles, es mucho más frenética, cómica y dramática en amplios sentidos. Los villanos Lamentablemente, cuando nuestro héroe le pide ayuda a Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) todo se sale de control y una colisión de dimensiones trae a los antiguos villanos de las pasadas películas de Spider-Man, regresan; Doctor Octopus (Alfred Molina), El duende verde (Willem Dafoe), Electro (Jamie Foxx), El hombre de arena (Thomas Haden Church) y El lagarto (Rhys Ifans). Pero quien toma el principal antagonismo es Norman Osborn, quien vuelve a hacer sufrir a Peter tanto físicamente como psicológicamente. La naturaleza de Peter Parker va cambiando a lo largo de la película y en ocasiones se muestra como alguien muy piadoso y bondadoso, pero luego se vuelve más agresivo y determinado, teniendo en cuenta por lo que está pasando. Peter tiene que tomar una serie de decisiones que cambiaran su vida y la de sus seres queridos para siempre. Pero va a tener una mano amiga y quien lo aconseje, tanto MJ como Ned y Dr. Strange están para ayudarlo. Para cerrar
No vamos a decir nada de lo que ustedes “yasaben”. Porque es parte del juego, aunque a este escriba le disgusta la censura del spoiler (una película, un libro, debe valer más que por sus repentinas sorpresas). Seguro saben que alguien desenmascara a Peter Parker/Spiderman (porque pasa al final de la película anterior de la serie), y si vieron el trailer, que se abren varios universos y aparecen los villanos de las otras películas del Hombre Araña. Y hay más cosas. Pero lo que importa es que esta película es un objeto pop que reflexiona sobre qué implica hoy ser un objeto pop. Más allá de las aventuras, el humor y el drama; más allá de si aparece tal o cual personaje, lo que importa aquí es que el cine de superhéroes llega a una especie de “final”, de barroca fantasía sobre sí mismo y que, detrás de la superficie espectacular e hiperconectada (no por nada es una película del siglo digital, una película hipervínculo) hay algo humano: Peter Parker, el adolescente que se encontró con superpoderes y quiere la vida de cualquier adolescente. Ese tema -que es el karma de los actores/estrella que protagonizan este tipo de filmes, dicho sea de paso- es, en tiempos en los que todos buscamos el monitor de la PC para ser protagonistas de algo, lo que la película, de contrabando y sabiamente, nos deja pensar. Y sí, además es divertida y uno a los tipos estos los quiere. Pero lo importante es que, por una vez en muchos años, hay algo que pensar después de la panzada de telarañas y personajes coloridos.
Spider-Man: Sin camino a casa es una película hecha para los fans. Todas sus virtudes tienen un vínculo directo con conocer los films anteriores, incluso tener bien presente el inmediatamente anterior a este. Si un film es lo suficientemente popular como para que la mayoría de su público sea fan, entonces no hay problema, ya que la película estaría hecha para millones de personas que la disfrutarán de punta a punta. El mundo ya ha descubierto que Peter Parker es Spider-Man. Esto le genera admiradores y detractores, ya que muchos no lo ven como un héroe. La vida de Parker se complica, así como la de su novia y la de su mejor amigo. Desesperado, recurre al Dr. Strange para ver si puede resolver esta situación que le hace imposible la vida. Pero la solución parece peor que el problema y allí comienza el conflicto principal de la película. Peter Parker comete errores y deberá aprender de ellos. Sus conflictos son algo menores si se los compara con lo que se ha visto en el mundo Marvel de los últimos años. Es un poco forzado y bastante absurdo como se llega al conflicto, pero hay que aceptarlo porque la fiesta empieza allí. Como decía, todas las alegrías y tristezas de la historia están hechas para los fans. Para los demás son diálogos sin mucho sentido y momentos de profunda emoción incomprensibles para el resto de los espectadores no iniciados. Pero alguien que no sea fan e igual conozca los films se encontrará con emociones muy prefabricadas y momentos de humor que consiguen tres o cuatro escenas verdaderamente luminosas. Curiosamente, algunas situaciones de humor tienen más emoción que los momentos dramáticos. Ojalá la película se hubiera instalado allí A esta altura las escenas de acción de las películas de superhéroes se parecen todas. Esta no es la excepción. No está mal elegir uno de ellos e ignorar el resto, porque el género tiene para todos los gustos y estilos. Spider-Man ha ido cambiando a lo largo de los años pero sus admiradores saben que clase de personaje es. Para ellos, y solo para ellos, está hecha está película.
Aceptando que la épica Fase 3 de Marvel tocó altas cimas de emotividad para mucha gente, en lo que fue la culminación de las aventuras del grupo de superhéroes que formaron The Avengers, las películas que se han conocido después de aquellas han tenido que lidiar con una vara extremadamente alta. Como era lógico, la responsabilidad mayor recae en Spiderman que era el personaje más conocido y popular de Marvel antes de que explotara el resto de la banda en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). Spiderman ya había tenido varias películas con dos protagonistas diferentes (Toby McGuire y Andrew Garfield) pero ahora tenía una nueva encarnación, que primero apareció en una de las películas de Los Avengers y después llegó a tener dos producciones. Tom Holland metido en el traje de Hombre Araña tuvo la responsabilidad de protagonizar la primera entrega después de Avengers: Endgame. Los acontecimientos de Spider-Man: Lejos de casa se desarrollaron inmediatamente después de que Tony Stark se inmolara por salvar a la humanidad. Fue una película de tono ligero, con un villano que no estaba a la altura de los que ya se habían visto y en la que Peter Parker no hacía otra cosa que rehuir las responsabilidades que le cabían como superhéroe. Ahora llega Spiderman: sin camino a casa, que arranca exactamente donde terminaba la anterior y que arrastra en los primeros minutos el mismo tono, pero lentamente va tomando cuerpo otra cosa. Peter Parker (No es spoiler porque se vio en el trailer) acude a ver al Dr Strange (Benedict Cumberbatch) para pedirle un hechizo que haga que el mundo se olvide que él es Spiderman, pero algo sale mal y el solo intento de realizar este hechizo abre puertas a universos paralelos. Ese evento fallido produce que villanos que se participaron de las películas anteriores aparezcan en este universo. Peter, su novia MJ (Zendaya) y Ned se tendrán que esforzar para volver a poner todo en su lugar. Cualquier cosa que contemos fuera de este arruinaría la experiencia del espectador que va a encontrar en las más de dos horas y media lo que imaginó todo este tiempo. Y un poco más. Para los entendidos el tema del Multiverso y las realidades paralelas es algo que viene de los comics y que esperaban ansiosos ver en el cine. Esta nueva película de Spiderman es la etapa final de un proceso de maduración que tenía que hacer el personaje al que hasta acá vimos con diferentes mentores y tratando de ser héroe y adolescente al mismo tiempo. Ahora se ve el arco narrativo completo. Claro que para que eso ocurra el personaje deberá atravesar situaciones dramáticas y tomar decisiones personales. La duración de la película está aprovechada al máximo y el espectador no se va a defraudar, porque en términos de posibilidades, el relato desarrolla todo lo que se podía esperar. Los villanos regresados del pasado hacen su performance, mostrándose en distintas facetas, desde la confusión por volver a la vida hasta el intento de volverse aún más poderosos que los fueron antes. Octupus (Alfred Molina), El Hombre de arena (Thomas Hayden Church), Electro (Jamie Foxx) y sobre todo el duende verde (Willem Defoe), se lucen en una película que está llena de homenajes a la saga pero también de pistas sobre cuál será el futuro del héroe y de la Fase 4. Spiderman: sin camino a casa es una película divertida y emocionante que vale la pena que se vea en las salas de cine. Y hay que quedarse hasta que terminen todos los créditos porque hay dos escenas extras que no hay que perderse. SPIDERMAN: SIN CAMINO A CASA Spider-Man: No Way Home. Estados Unidos/Islandia, 2021. Dirección: Jon Watts. Intérpretes: Jon Favreau, Marisa Tomei, Benedict Cumberbatch, Tom Holland, Willem Dafoe, J.K. Simmons, Jamie Foxx, Alfred Molina, Benedict Wong, Martin Starr, Angourie Rice, Zendaya y Jacob Batalon. Distribuidora: UIP. Duración: 148 minutos.
Un Spidey a puro disfrute. Si tuviera que describir mi opinión hacia el Spider-man de Tom Holland, estaba más en la línea de JJ Jameson que la del pueblo que lo consideraba su “amigable vecino”. No es que tuviera nada contra el actor, al contrario, pero la ejecución hasta el momento no me habia convencido. ¿Era fiel a los comics? Es una adaptación, no pretendo un calco, si drenaba las influencias de Dan Slott, uno de los autores más controversial de tiempos recientes, el mismo que le dio a Spidey sus gadgets tecnológicos que antes no tenía más que sus disparadores o el que tuvo la genialidad de intercambiar mentes entre Spidey y Octopus creando Superior Spider-man. Pero no solo Spidey dependía de sus gadgets –como si con sus poderes no alcanzara- sino también que hasta la fecha no veía a Spider-man en el cine, siempre siendo opacado o por algún vengador o villano de turno, este último detalle se vio más acentuado con esta ultima encarnación. Afortunadamente, y tal vez nunca imaginé decir esto, pero la llegada de Spider-man al UCM fue lo mejor que le pasó, no sólo por su interacción con otros héroes, algo que al fanservice le encanta, sino también por el hecho de desarrollarlo mucho más que un adolescente. No es algo que no hayamos visto antes. Con Garfield y Maguire vimos a un joven adulto Spider-man , pero todo parece indicar que vamos a ver mucho más en estas entregas y no sólo ello, sino también que la mayor celebración es alejarnos de Slott y ver a nuestro amigable vecino en su máximo esplendor. Con la inclusión de tantos villanos, debo reconocer que tuve miedo por como iba a terminar la cosa, podía ser el final de Spider-man o un éxito sin precedentes del arácnido que nos adentraría más en su universo. La segunda opción fue la triunfadora, Alfred Molina, Willem Dafoe y Jamie Foxx los icónicos villanos de Spidey que habíamos visto enfrentarlo, no sólo volvieron por una revancha sino también por mejorar sus ejecuciones (sobre todo Foxx que al menos su Electro le dio una gran corrección en esta entrega). Por el lado de los aliados, tenemos a Doctor Strange, MJ y Ned Leeds, que tuvieron una participación acertada y por primera vez Watts, luego de hacernos sufrir con las entregas previas, hizo que Holland se luciera como Spidey. Claro que si debo objetar algo es la inclusión de Lagarto fue la más floja, tal vez la de Hombre de arena fue un tanto confusa a mi parecer y como no podían faltar los chistes de turno, un sello de Marvel que estuvieron siempre presentes para sacarnos de acción, algo que no pasó con Shang chi. Pero no todo es alegría, tenemos momentos desgarradores, un mensaje que nos recuerda a la lejana Spider-man 3 y lo más importante: el significado de afrontar una gran responsabilidad. Lágrimas, nostalgia, risas y acción, Spider-man: No way home no solo llegó para presentarnos un nuevo inicio en la saga de Hombre araña, sino también en hacer historia en sus 20 años en cine.
Antes de empezar, vamos a aclarar que esta review NO TIENE SPOILERS, y solo hablaremos de cosas vistas en los trailers. Si había una película en lo que quedaba del año que todos estaban esperando, era esta. Spider-Man: Sin camino a casa se situó como el evento cinematográfico para cerrar el 2021, mostrándonos a viejos villanos que retornaban, mientras los rumores sobre apariciones de actores que todos queremos se hacían más y más fuertes ¿Valia la pena tanto hype? La trama transcurre en el mismo momento donde termina el film anterior, con la identidad de Spider Man siendo revelada por Jameson gracias a un video trucado de Mysterio. Ahora Peter deberá afrontar tal difícil situación, mientras todos sus seres queridos se ven afectados. Como dijimos, esta película va a ser libre de spoilers, y, por ende, va a ser bastante corta porque todo en sí es un enorme spoiler. Pero al mismo tiempo, es la película que este Spider Man tan discutido a día de hoy, y que tras un desastre como Far From Home, estaba necesitando; y, sobre todo, los fans estábamos esperando. Quizás el mayor punto fuerte de la película sea la trama, pero no de la forma que se están imaginando. No estamos ante un guión digno de estar nominado al Oscar, pero sí que logra arreglar algunos problemas con varios personajes de esta saga arácnida que comparten Sony y Marvel. Si, sabemos que algunas decisiones de nuestros protagonistas no tienen sentido y están puestas para que la historia avance, pero al mismo tiempo, al avanzar, es cuando esta mejora se hace presente, siendo todo un mal necesario que se termina agradeciendo. Se nota que hubo gente que tomó nota sobre las quejas en la última entrega del trepamuros. Otra cosa a favor es que los efectos están al nivel de un tanque como este. Y no lo decimos solo por las secuencias de acción y destrucción masiva, no. Algunos de los actores viejos que vemos en el trailer, tienen varios primeros planos y vemos un rejuvenecimiento facial digno de quitar el hipo, ya que se mantiene por varios minutos, incluso en las peleas. Se nota que el presupuesto ahorrado en cgi en Shang Chi o Black Widow, se lo gastaron acá. Para no extendernos más y terminar contando algo que no debemos, solo vamos a decirles que la cinta cuenta con dos escenas post créditos, y que ambas no solo son funcionales con la película o el universo (por suerte estamos dejando atrás la época que nos quedábamos 15 minutos para ver un mal chiste); sino que tampoco opacan lo visto en las dos horas y medias de metraje que tuvimos previamente. En conclusión, Spider-Man: Sin camino a casa es una gran película que suponemos, va a dejar contento a la gran mayoría. Ahora solo falta que el arácnido siga por este buen camino en sus ya anunciadas futuras películas, mientras que, por el momento, ya dejó de llorar por la pérdida de Tony Stark…
La última acción de Mysterio (Jake Gyllenhaal) al final de Lejos de Casa fue tan mezquina como efectiva, porque alcanzó con uno de sus videos para develar al mundo que Peter Parker es Spider-Man, pero también para que algunos se convenzan de que debe ser considerado una persona peligrosa. Perseguido por la justicia y acosado socialmente, la vida de Peter da un vuelco completo en un instante y se vuelve insostenible para él, que siempre mantuvo el anonimato entre sus más altas prioridades. Cuando ya no cree poder soportarlo, acude al Doctor Strange con la esperanza de que pueda ayudarlo a resolver su problema. Aún lidiando con las consecuencias de Endgame y la destrucción de la Gema del Tiempo que había jurado proteger, Strange no está en su mejor momento pero acepta llevar a cabo un hechizo que debería borrar del recuerdo global la identidad de Spider-Man, devolviéndole a Peter el anonimato que tanto cree ansiar. Buscar Alta Peli CRÍTICASSpider-Man: Sin Camino a Casa (REVIEW) Llega el estreno más esperado del año, ¿cumplirá ante tanta expectativa? por Matías Seoane publicada el 16/12/2021 Spider-Man: Sin Camino a Casa pero con la puerta abierta al multiverso. Crítica sin Spoilers La última acción de Mysterio (Jake Gyllenhaal) al final de Lejos de Casa fue tan mezquina como efectiva, porque alcanzó con uno de sus videos para develar al mundo que Peter Parker es Spider-Man, pero también para que algunos se convenzan de que debe ser considerado una persona peligrosa. Perseguido por la justicia y acosado socialmente, la vida de Peter da un vuelco completo en un instante y se vuelve insostenible para él, que siempre mantuvo el anonimato entre sus más altas prioridades. Cuando ya no cree poder soportarlo, acude al Doctor Strange con la esperanza de que pueda ayudarlo a resolver su problema. Aún lidiando con las consecuencias de Endgame y la destrucción de la Gema del Tiempo que había jurado proteger, Strange no está en su mejor momento pero acepta llevar a cabo un hechizo que debería borrar del recuerdo global la identidad de Spider-Man, devolviéndole a Peter el anonimato que tanto cree ansiar. Pero mientras Strange prepara su conjuro, Peter comienza a dudar y cae en la cuenta de que la amnesia también afectará a algunas personas que no quiere que lo olviden, como su tía May (Marisa Tomei) y su novia MJ (Zendaya). Su preocupación ante esta posibilidad rompe la concentración de Strange y el conjuro falla catastróficamente, causando un efecto muy distinto que el pretendido, trayendo al mismo plano de existencia a varios villanos que en otras versiones del multiverso murieron enfrentándose a sus propias versiones de Spider-Man, como el Doctor Octopus (Alfred Molina), Duende Verde (Willem Dafoe) o Electro (Jamie Foxx). Spider-Man: Sin Camino a Casa Todo lo que pueda decir a partir de ahora sin caer en la amenaza del spoiler es tan limitado como intrascendente: la cantidad de entradas pre-vendidas para Spider-Man: Sin Camino a Casa y el interés que viene concentrando en redes sociales durante todo el año, hacen suponer que nada de lo que se diga sobre la película impedirá que sea un éxito de taquilla. Y nada de lo que alguien diga en estos días va a mover la aguja para ninguno de los extremos. A fuerza de rumores y filtraciones, llevamos meses debatiendo e imaginando cada detalle de la trama, el elenco y las sorpresas de Spider-Man: Sin Camino a Casa. Y a pesar de todo lo que ya se supo de antemano, la amenaza del spoiler hace que recién luego de un par de semanas desde el estreno, cuando baje el nivel de ruido lo suficiente, podremos hablar de su calidad como película más allá de todo lo superficial con lo que nos vienen bombardeando, como los cameos, referencias y spoilers. Buscar Alta Peli CRÍTICASSpider-Man: Sin Camino a Casa (REVIEW) Llega el estreno más esperado del año, ¿cumplirá ante tanta expectativa? por Matías Seoane publicada el 16/12/2021 Spider-Man: Sin Camino a Casa pero con la puerta abierta al multiverso. Crítica sin Spoilers La última acción de Mysterio (Jake Gyllenhaal) al final de Lejos de Casa fue tan mezquina como efectiva, porque alcanzó con uno de sus videos para develar al mundo que Peter Parker es Spider-Man, pero también para que algunos se convenzan de que debe ser considerado una persona peligrosa. Perseguido por la justicia y acosado socialmente, la vida de Peter da un vuelco completo en un instante y se vuelve insostenible para él, que siempre mantuvo el anonimato entre sus más altas prioridades. Cuando ya no cree poder soportarlo, acude al Doctor Strange con la esperanza de que pueda ayudarlo a resolver su problema. Aún lidiando con las consecuencias de Endgame y la destrucción de la Gema del Tiempo que había jurado proteger, Strange no está en su mejor momento pero acepta llevar a cabo un hechizo que debería borrar del recuerdo global la identidad de Spider-Man, devolviéndole a Peter el anonimato que tanto cree ansiar. Pero mientras Strange prepara su conjuro, Peter comienza a dudar y cae en la cuenta de que la amnesia también afectará a algunas personas que no quiere que lo olviden, como su tía May (Marisa Tomei) y su novia MJ (Zendaya). Su preocupación ante esta posibilidad rompe la concentración de Strange y el conjuro falla catastróficamente, causando un efecto muy distinto que el pretendido, trayendo al mismo plano de existencia a varios villanos que en otras versiones del multiverso murieron enfrentándose a sus propias versiones de Spider-Man, como el Doctor Octopus (Alfred Molina), Duende Verde (Willem Dafoe) o Electro (Jamie Foxx). Spider-Man: Sin Camino a Casa Todo lo que pueda decir a partir de ahora sin caer en la amenaza del spoiler es tan limitado como intrascendente: la cantidad de entradas pre-vendidas para Spider-Man: Sin Camino a Casa y el interés que viene concentrando en redes sociales durante todo el año, hacen suponer que nada de lo que se diga sobre la película impedirá que sea un éxito de taquilla. Y nada de lo que alguien diga en estos días va a mover la aguja para ninguno de los extremos. A fuerza de rumores y filtraciones, llevamos meses debatiendo e imaginando cada detalle de la trama, el elenco y las sorpresas de Spider-Man: Sin Camino a Casa. Y a pesar de todo lo que ya se supo de antemano, la amenaza del spoiler hace que recién luego de un par de semanas desde el estreno, cuando baje el nivel de ruido lo suficiente, podremos hablar de su calidad como película más allá de todo lo superficial con lo que nos vienen bombardeando, como los cameos, referencias y spoilers. Si algo es claro es que la línea que divide a Sony de Marvel/Disney ya está borrada casi del todo No solo no es posible considerar a la franquicia haciendo su propio camino en paralelo al MCU: Spider-Man: Sin Camino a Casa es un punto pivotante de la Fase 4, que después de una primera etapa de presentaciones abre finalmente el eje principal que asumimos seguirán explorando en Doctor Strange y el Multiverso de la Locura; además de traer como acompañante al propio Strange, cuando todo parece indicar que durante los próximos años cumplirá el rol de liderazgo que supo tener Tony Stark en las primeras 3 fases. Las expectativas son muy altas y no va a faltar gente decepcionada por no recibir lo que esperaba recibir, o porque no sucede de la forma exacta que esperaban que fuera. Pero eso no es tanto un problema de Spider-Man: Sin Camino a Casa, sino más bien un conflicto interno de esas personas y quizás de la atolondrada campaña de prensa de la película, que lleva meses jugando con fuego y arriesgándose a que la sobre-excitación de su público le juegue en contra cuando finalmente puedan verla. Una campaña que dejó tanto material para hablar, que pude escribir todo esto que leyeron antes de ver la película. Buscar Alta Peli CRÍTICASSpider-Man: Sin Camino a Casa (REVIEW) Llega el estreno más esperado del año, ¿cumplirá ante tanta expectativa? por Matías Seoane publicada el 16/12/2021 Spider-Man: Sin Camino a Casa pero con la puerta abierta al multiverso. Crítica sin Spoilers La última acción de Mysterio (Jake Gyllenhaal) al final de Lejos de Casa fue tan mezquina como efectiva, porque alcanzó con uno de sus videos para develar al mundo que Peter Parker es Spider-Man, pero también para que algunos se convenzan de que debe ser considerado una persona peligrosa. Perseguido por la justicia y acosado socialmente, la vida de Peter da un vuelco completo en un instante y se vuelve insostenible para él, que siempre mantuvo el anonimato entre sus más altas prioridades. Cuando ya no cree poder soportarlo, acude al Doctor Strange con la esperanza de que pueda ayudarlo a resolver su problema. Aún lidiando con las consecuencias de Endgame y la destrucción de la Gema del Tiempo que había jurado proteger, Strange no está en su mejor momento pero acepta llevar a cabo un hechizo que debería borrar del recuerdo global la identidad de Spider-Man, devolviéndole a Peter el anonimato que tanto cree ansiar. Pero mientras Strange prepara su conjuro, Peter comienza a dudar y cae en la cuenta de que la amnesia también afectará a algunas personas que no quiere que lo olviden, como su tía May (Marisa Tomei) y su novia MJ (Zendaya). Su preocupación ante esta posibilidad rompe la concentración de Strange y el conjuro falla catastróficamente, causando un efecto muy distinto que el pretendido, trayendo al mismo plano de existencia a varios villanos que en otras versiones del multiverso murieron enfrentándose a sus propias versiones de Spider-Man, como el Doctor Octopus (Alfred Molina), Duende Verde (Willem Dafoe) o Electro (Jamie Foxx). Spider-Man: Sin Camino a Casa Todo lo que pueda decir a partir de ahora sin caer en la amenaza del spoiler es tan limitado como intrascendente: la cantidad de entradas pre-vendidas para Spider-Man: Sin Camino a Casa y el interés que viene concentrando en redes sociales durante todo el año, hacen suponer que nada de lo que se diga sobre la película impedirá que sea un éxito de taquilla. Y nada de lo que alguien diga en estos días va a mover la aguja para ninguno de los extremos. A fuerza de rumores y filtraciones, llevamos meses debatiendo e imaginando cada detalle de la trama, el elenco y las sorpresas de Spider-Man: Sin Camino a Casa. Y a pesar de todo lo que ya se supo de antemano, la amenaza del spoiler hace que recién luego de un par de semanas desde el estreno, cuando baje el nivel de ruido lo suficiente, podremos hablar de su calidad como película más allá de todo lo superficial con lo que nos vienen bombardeando, como los cameos, referencias y spoilers. Si algo es claro es que la línea que divide a Sony de Marvel/Disney ya está borrada casi del todo No solo no es posible considerar a la franquicia haciendo su propio camino en paralelo al MCU: Spider-Man: Sin Camino a Casa es un punto pivotante de la Fase 4, que después de una primera etapa de presentaciones abre finalmente el eje principal que asumimos seguirán explorando en Doctor Strange y el Multiverso de la Locura; además de traer como acompañante al propio Strange, cuando todo parece indicar que durante los próximos años cumplirá el rol de liderazgo que supo tener Tony Stark en las primeras 3 fases. Las expectativas son muy altas y no va a faltar gente decepcionada por no recibir lo que esperaba recibir, o porque no sucede de la forma exacta que esperaban que fuera. Pero eso no es tanto un problema de Spider-Man: Sin Camino a Casa, sino más bien un conflicto interno de esas personas y quizás de la atolondrada campaña de prensa de la película, que lleva meses jugando con fuego y arriesgándose a que la sobre-excitación de su público le juegue en contra cuando finalmente puedan verla. Una campaña que dejó tanto material para hablar, que pude escribir todo esto que leyeron antes de ver la película. Un Hechicero (Supremo) lo hizo Experimentos aparte, queda poco que agregar sobre Spider-Man: Sin Camino a Casa (Spider-Man: No Way Home) después de verla. Como siempre en estos eventos de Marvel, la solidez en el guion o el desarrollo de la trama ocupan un lugar de importancia detrás del entretenimiento, la emotividad y el fan service nostálgico. Nadie con ganas de volver a ver a un repertorio de personajes con los que tiene un vínculo emocional (como son los dos mejores villanos del universo Marvel, un campo donde la franquicia suele hacer mucha agua) va a preocuparse demasiado sobe si el argumento tiene poco sentido o la película desafía incluso su propia lógica interna para avanzar. Desde esa perspectiva, Spider-Man: Sin Camino a Casa ofrece justo lo que promete y lo que se espera: una montaña rusa de diversión con pinceladas de emotividad, un repertorio variado de personajes carismáticos que entran y salen según la conveniencia del momento, y montones de referencias a otras películas. Pedirle otra cosa, sería un tanto absurdo.
El tema es tratar de evitar los spoliers especialmente con un personaje que convoca a miles de fans Hay algunos capaces de ver la película disfrazados de hombre araña, sin pudor, puro fantasía de protagonismo y posiblemente buen negocio. Ya desde el tráiler oficial se sabe que la película comienza con lo que hace Mysterio al final de la anterior, revelar la verdadera identidad de Spider Man, una incomodidad que despierta curiosidades malsanas y masivas, agresiones y hasta dificulta la entrada a MIT por esa fama no deseada, no solo para Peter Parker, sino para su novia y su mejor amigo. La solución que le encontraron a esta última entrega es recurrir a Dr Strange y que él se meta en el multiverso que todo lo justifica, borrar pasados, traer malvados nunca olvidados, que convivan en alegre y eléctrica acción para que las dos horas 28 minutos no se sientan pesadas. También desde ese famoso tráiler se sabe que Alfred Molina con su Dr Octopus por suerte es de la partida con Zendaya, Tom Holland, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Benedict Cumerbatch y… otros nombres que los curiosos descubrirán en la ficha técnica del elenco completo o se reservaran para valorizar la sopresa en el cine. Dense el gusto. El director Jon Watts le pone todo el ritmo a la brochette momento emotivo/ sorpresa/ acción con efectos especiales, que funciona. Los libretistas Chris Mckenna y Erik Sommers son ingeniosos pero se olvidaron de ponerle un poco mas de humor y no tanto melodrama. Pero el resultado final es ampliamente satisfactorio para un público fiel y hambriento.
Las películas del Hombre Araña han llegado con tal agitación las últimas dos décadas, que casi se puede saber la hora por ellas. ¿Quién necesita los largos siglos del Jurásico, Triásico y Cretácico cuando, en el lapso de una sola generación puede tener la era de Tobey, la era de Garfield y el Tomozoico? La velocidad de regeneración constante (y contractual) de la franquicia ya se ha convertido en un chiste familiar. Pero en `Spider-Man: Sin camino a casa' las zonas horarias distintas, aunque abarrotadas, del Hombre Araña de Marvel se superponen y colisionan de maneras que a menudo son entretenidas y probablemente satisfactorias para los fanáticos, pero aún carecen de la sobredosis de estremecimiento que están diseñadas a proveer. Esto es como dos golpes de Spider-Man y un refuerzo, todo en uno. En su retrospectiva y construcción de un supergrupo, `Sin camino a casa' es el propio `Endgame' de Spidey. Eso también significa que viene con muchos giros (que si uno no quiere que te echen a perder, debería parar de leer este artículo hasta que vea la película). Las ingeniosas revelaciones y apariciones en este filme son una parte tan importante de su estructura que es difícil considerar el todo sin hacer referencia a algunas de ellas. AIRE JUVENIL `Sin camino a casa', de Jon Watts, comienza como lo hicieron sus dos entregas anteriores (también dirigidas por Watts): con el aire desenfadado de la escuela secundaria que ha caracterizado el reinado de Tom Holland como Spider-Man. Ha sido un capítulo definido por el sano encanto de Holland, un Spidey bastante agradable, aunque algo convencional. El estilo sincero y afable de Holland también ha aliviado la carga a veces pesada de las películas de Marvel, y sus cintas, en su mayoría muy buenas, han sido refrescantemente liberadas por el aparato interconectado y plomizo de la franquicia. Este opus comienza precisamente donde quedó `Lejos de casa', la película de 2019: afuera de Penn Station en Nueva York, donde Mysterio (Jake Gyllenhaal) reveló la identidad de Peter Parker justo antes de morir. La nueva notoriedad lleva helicópteros de la prensa a sobrevolar el departamento de Peter e interrumpe su relación previamente clandestina con su novia MJ (Zendaya) y su mejor amigo Ned (Jacob Batalon). Están a punto de ingresar a MIT (Paula Newsome es especialmente buena como oficial de admisiones universitarias), pero Mysterio ha convertido a Peter en una figura divisiva. Nuestra estadía en la Midtown High School, donde Peter es acosado, es breve, demasiado breve, considerando que el personal docente incluye a JB Smoove, Hannibal Buress y Martin Starr. Queriendo recuperar su antiguo anonimato, Peter recurre al Doctor Strange (), quien invoca un hechizo de amnesia que sale mal. En lugar de borrar la memoria de aquellos que conocen el secreto de Spider-Man, evoca a los villanos de su pasado abriendo portales entre universos, que en este caso también significa entre películas. Electro, Green Goblin (Willem Dafoe), Doctor Octopus (Alfred Molina), Sandman (Thomas Haden Church) y Lizard (Rhys Ifans) caen como viajeros aturdidos que tomaron un camino equivocado en Albuquerque. BAÑO DE NOSTALGIA Al abrir caminos de conexión entre las películas de Spider-Man, `Sin camino a casa' une un universo ficticio muy rehecho con un nuevo espíritu de cohesión y un cálido baño de nostalgia y un gesto hacia los fans. Si estamos pasando de una película a otra, es tentador querer que algunos de los portales conduzcan a otras cintas, como al personaje de Cumberbatch en `El poder del perro' o al de Andrew Garfield en `Tick, Tick ... Boom!' O mejor aún, al loco de Dafoe en `El faro'. En realidad, fue `Spider-Man: Un nuevo universo', producida por Chris Miller y Phil Lord, la que abrió esta puerta al jugar metafísicamente con el Hombre Araña. La nueva cinta adopta algo de esa energía cómica, pero no tiene la misma desinhibición libre e ingeniosa. Si `Spider-Verse' trataba de cómo cualquiera puede ser Spider-Man, `Sin camino a casa' es un compendio de Spider-Man más autorizado; su tono es más operístico que clásico. Aún así, Watts tiene un toque humano que puede faltar en las películas de superhéroes, y casi todos los actores que aparecen en este trabajo se presentan como individuos a pesar de la narrativa altamente conceptual.
Un cierre perfecto a la trilogía de Holland Se puede hablar sobre Spiderman: Sin camino a casa (No Way Home) sin que se consideren spoilers. Sí . Es posible expresar que tiene toda la fuerza de una gran película sobre un superhéroe que se ha ganado su lugar en la piel de Tom Holland en el Universo Marvel. Y así evolucionó como el mismo actor afirma prácticamente junto al personaje. Los detalles más o menos por todos son conocidos: la identidad de Spider-Man es revelada y Peter recurre al Dr. Strange. Nada puede “malir sal”… hasta que sale, y de repente, la hecatombe. El engranaje de este universo que se amplía cada vez más, y de manera prácticamente perfecta con películas; y en segundo plano, con series, y todas funcionan, en un avance de la historia que engloba a los personajes ahora en manos de Disney. Sony es dueña de los derechos del arácnido, y el convenio que ha firmado con la compañía del ratón no entra en vigencia hasta 2022, previo pase por la plataforma Netflix, un acuerdo realizado con anterioridad. Según todo lo que es posible ver en los trailers, regresan varios de los enemigos clásicos de Spidy, y queda ver lo que les depara a todos en un nuevo enfrentamiento, enmarcado en un contexto tan complejo de entender tanto para ellos como para el espectador, y, claro, la única manera es ver la película. Que particularmente recomiendo ver al menos dos veces. No por una cuestión de grandilocuencia expresiva ni dificultad para su comprensión; la ansiedad puede jugar, tal vez, una mala pasada y recién, una vez que baje el por todos conocido hype, realmente es posible de disfrutar como un todo de entretenimiento. Otro punto de Spiderman: Sin camino a casa son las escenas post créditos, a esta altura todo un clásico “marveliano”. Así que a aguantar que la película no termina hasta entonces. Considerando todos los elementos mencionados que es posible revelar antes de ser sometido a una decapitación virtual que me impida a asistir a futuras funciones, la definición es que no se pueden perder de ningún modo el estreno cinematográfico de superhéroes del año.
Tras una gran espera para sus fanáticos, ha llegado a las salas de cine, la película Spider-Man: Sin camino a casa (Spider-Man: No Way Home, 2021) perteneciente al género cinematográfico de superhéroes, que ha crecido a pasos agigantados -como lo suelen ser sus grandilocuentes villanos- en los últimos años. La saga que tuvo su comienzo con Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) protagonizada por Tom Holland, inicia la presente entrega exactamente en donde había dejado la acción Spider-Man: Lejos de casa (Spider-Man: Far From Home, 2019), con el villano Mysterio revelando la identidad del Hombre-araña al mundo, poniendo en consecuencia en jaque la vida del adolescente Peter Parker. Debido a ello el abrumado Peter, recurre a la experiencia de su compañero de los Avengers, Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), quien realiza un hechizo con el fin de revertir los hechos para devolverle la tranquilidad al joven. Sin embargo, una serie de desencadenantes erróneos en la ejecución del mismo harán surgir nuevos problemas con amenazas de otras líneas temporales y espaciales, es decir, el multiverso se hace presente. Es pertinente recordar que esta no es una idea novedosa en sí misma, ya en la serie animada televisiva de los ´90 se bromeaba al respecto, y recientemente el concepto fue explorado en la sorprendente película animada Spider-Man: Un nuevo universo (Into the Spider-Verse, 2018). Asimismo, en algunos comics tanto de Marvel como de DC, también es representado el multiverso. Si bien es cierto que por momentos parece desmedido su “fan service”, pues Spider-Man: Sin camino a casa cumple con todo lo que sus fans esperaban encontrar en esta entrega – e incluso también con alguna sorpresa extra- de igual modo, hay que mencionar que en este caso está justificado a nivel argumental. Asimismo, la utilización del CGI, que tiende a ser desmedida en los films del MCU (Marvel Cinematic Universe), en esta ocasión se ajusta también a la trama sin excederse, sobre todo teniendo en cuenta los despliegues visuales a cargo de los artilugios del Doctor Strange, que poseen juegos ópticos similares estéticamente a El Origen (Inception, 2010). Además, la utilización del recurso del multiverso no se queda en lo superfluo de la trama, sino que va un paso más allá para quienes quieran tomarse el trabajo de interpretar las reflexiones metadiscursivas que en la película se exponen y que vinculan de forma intertextual todo el universo audiovisual de Spider-Man. Por ejemplo, cuando un Spider-Man reflexiona sobre su desempeño como tal -al decir “Soy el peor Spider-Man”- al mismo tiempo está reflexionando sobre su star system y su lugar dentro de la saga. De igual modo, se expresan fugazmente otras ideas interesantes en boca de los personajes como “soy la persona más famosa del mundo, pero no soy rico”, evidenciando las contradicciones del mundo posmoderno, los mass media y las redes sociales en la mente de un centennial. Por otro lado, otra cuestión fundamental es que al ser el protagonista del film un adolescente, es evidente que toda la trilogía está ligada a la búsqueda de identidad del personaje y su camino del héroe. Es decir que el relato se acerca bastante a las características narrativas de la llamada Bildungsroman, novela de aprendizaje, que se centra en la transición de la juventud hacia la adultez. En el caso de Spider-Man es un camino en el que, en todas sus versiones dentro del multiverso, ha tenido que hacer grandes sacrificios, como perder seres queridos y lidiar con su doble identidad, porque como enuncia la frase popular del tío Ben “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Paralelamente mientras Peter Parker termina la escuela secundaria y debe ingresar a la universidad, Spider-Man también deberá alcanzar la madurez y dejas ciertas cosas atrás. En conclusión, Spider-Man: Sin camino a casa es un relato entretenido que logra cumplir con las expectativas del público y en donde su extensa duración no se siente debido a su dinamismo. Desde la primera aparición del Spider-Man interpretado por Holland en Capitán América: Civil War (2016) hasta ésta, su tercera película individual dentro del MCU, se ha logrado un sólido desarrollo en la psicología del personaje que aquí lo encuentran fiel a sus valores y su propio instinto más allá de las consignas de los experimentados Avengers. Por último, el star system se hace presente una vez más en los momentos de romance entre Parker y MJ, interpretada por Zendaya, actual pareja en la vida real del joven, elemento que enfatiza la convocatoria de las masas a la sala de cine. Al igual que las reiteradas entregas de los distintos superhéroes dentro de este género cinematográfico y sus nuevas versiones a lo largo de los años, este relato también plasma la moraleja de creer en las segundas oportunidades.
El estreno de Spider-Man: Sin camino a casa confirma al menos dos cosas: Marvel expande su universo cinematográfico, al mismo tiempo que achica el espectro de público al que se dirige. Marvel está cada vez más ensimismada, más encerrada en sí misma, y sus películas están destinadas cada vez más a un reducido público de seguidores. Llegará un momento en que nadie podrá ver la nueva película de Marvel sin antes ver las precedentes. Hasta Endgame (2019) había cierta universalidad y cierta dimensión histórica y política, había una narrativa que contemplaba al público en general; y si bien también eran películas hechas para el fan, por lo menos se permitían cierta conexión con la sensibilidad del espectador general para no dejarlo afuera. En cambio, las nuevas películas están cada vez más interconectadas y encerradas en su mundo, como si a Marvel le fuera más redituable estar al servicio del fan que al servicio del cine. Lo que se ve a simple vista en Spider-Man: Sin camino a casa es que tanto su director Jon Watts como sus productores y guionistas apuestan exclusivamente por el personaje sorpresa, valiéndose de la posibilidad narrativa y argumental que le da el multiverso, es decir, el hecho de poder introducir personajes de otros universos de superhéroes. Lo máximo que ofrece el filme es la introducción de personajes de entregas anteriores de Spider-Man. El problema es que si le sacamos el efecto sorpresa, la película se queda sin nada, porque es justamente esa posibilidad narrativa y argumental que da el multiverso la que está desaprovechada, ya que no hay una historia sólida, consistente, que aporte algo más que meras apariciones sorpresivas. Marvel expande su universo y la histeria del spoiler, de ahí que le dé tanta importancia a las escenas poscréditos, como si fuera más importante lo que vendrá o el dato que no hay que revelar. Todo se reduce a un juego efectista con las emociones del fan menos exigente, en una seguidilla de guiños y de tributos a la historia de la saga. Es tan vago y débil el argumento que se limita a una simple pelea de Spider-Man contra villanos de películas anteriores, introduciendo también a personajes de Los Vengadores para que manipulen el espacio-tiempo, lo que da la posibilidad de que todo tenga un nuevo comienzo al borrarle la memoria a todo el mundo para que nadie sepa quién es Spider-Man. Las ganas de ser un entretenimiento épico y de igualar el espectáculo emotivo de Endgame están claras, pero Spider-Man: Sin camino a casa no logra conmover ni contar una historia que se pueda sostener más allá de la nostalgia de personajes y de las insistentes sorpresitas inofensivas. Ni siquiera un tema tan rico como el de la identidad en cuestión del personaje principal, y sus dilemas para asumir la responsabilidad que conlleva ser un superhéroe, está aprovechado. Lo único verdaderamente interesante es la relación entre Peter Parker (Tom Holland) y MJ (Zendaya), ya que ahí la película respira un poco y se sale de esa maraña de superficialidad por la que naufraga durante casi dos horas y media. Allí se vislumbra la posibilidad de una historia más profunda, por ejemplo, como qué pasaría si tuviéramos la oportunidad de borrar la memoria de nuestros seres queridos con tal de que sea lo mejor para ellos.
LA NUEVA CASA DE LOS REGRESOS El exacerbado reclamo por no revelar detalles específicos de un argumento, del cuál pocas personas en la sala no tienen la más pálida idea sobre qué podría esperarse, es otra de las tantas señales de un mundo que ama cultivar lo efímero. Se sabe en sobremanera que, cuando una película no puede sobrevivir a sus sorpresas “spoileables”, difícilmente estamos ante un relato digno de repasos que la fortalezcan, que no la reduzcan a un mero espectáculo escapista. Nadie quiere realmente que las películas no sean algo más, que expresen una visión de los tiempos que vivimos, mientras se tome en consideración cómo estos conviven con nuestro pasado. Que se aprenda de él, que no se lo esquive, ni, mucho menos, que sea tratado como un error absoluto, porque no todo porvenir lleva a la perfección. De Spider-Man: Sin camino a casa se ha especulado todo. Desde antes de que terminara su rodaje, como cuando fueron estrenados todos sus tráilers. Se llegó a una instancia en la que se habló todo y parecería que, como estreno de cartelera, su única finalidad fuera la de jugar a que es imposible que todo lo hablado suceda, pero también la de festejar cuando eso mismo aparece en pantalla. Pasadas una o dos semanas, la enterramos en el recuerdo de los eventos del año y pasamos a lo que sigue. Mayormente, esta película no es eso, aunque se sabía todo antes de entrar y antes de que estallaran los “spoilers oficiales” en las redes sociales. En paralelo, su público más reacio se burlará de otro costado de esta tercera entrega del arácnido de Tom Holland, ese costado al que se le suele aplicar la etiqueta de “fan service”, la más vacía en los tiempos que corren ya que tampoco sirve para nada a la hora de analizar cine. Es decir, cuando se ama una referencia de ese tipo, se dice que es “un hermoso guiño a la infancia”, pero cuando se detesta se usa aquella vieja confiable, como si se estuviera desarrollado la más grande teoría de los consumos culturales, cuando no es más que un berrinche binario de un fan culposo al que no le dieron lo que le apetecía. Los villanos de las películas de Sam Raimi repiten -a veces más de una vez- diálogos que quienes crecimos mirándolas nos lo sabemos de memoria. Algunos amarán que esto pase, otros dirán que es “fan service”. Nosotros diremos que son gestos, por momentos, un tanto desesperados, aunque el mayor fuerte de este estreno está en sus rimas más sutiles. Y justamente lo son porque combina situaciones vistas en el Spider-Man de Tobey Maguire con las del de Andrew Garfield. En el clímax esto se vuelve más evidente, pero a lo largo del relato resulta admirable porque no siempre cita a las entregas mejor recibidas por los famosos sitios web que acumulan puntajes y, cuando lo hace con las que se supone que son las más detestadas, no es solo para el auto repudio. La brillante y tan aplaudida Spider-Man: Un nuevo universo comenzaba con una invitación a olvidar el baile del Peter Parker emo en Spider-Man 3. Esa burla fue alabada casi unánimemente y, pensando fríamente, es otra forma de manifestar al tan aludido “fan service”, puesto que, a la larga, invita a saltearse una película dirigida por Sam Raimi, una que está repleta de escenas que conviven indiscutiblemente con el estilo del director. Hasta el público con el paladar más negro tiene su fuerte dósis de demanda y el estudio al que tanto denuncia está al tanto de eso. Nadie pone en duda que, con Sin camino a casa, Sony, en alianza con Disney, se empeña en complacer a la diversidad total de sus públicos. También se sabe que eso es imposible. La única garantía es que va a llenar salas, como lo viene haciendo en estos días. En un país que pasó cerca de un año entero con sus cines cerrados esto es una noticia estupenda. Además, existe la posibilidad de que algunos espectadores aprovechen el estreno como evento y posteriormente asistan a la función de otra película en cartelera el mismo día. Un director como Paul Thomas Anderson ha insinuado esto, aunque lo que más se le ha atribuido es el hecho de que no le molestan las películas “de superhéroes” llenando butacas. Lamentablemente, esto no se termina de tomar en consideración y la más reciente obra de un realizador tan consagrado, como lo es Steven Spielberg, apenas duró una semana en muchas de las pocas salas en las que fue proyectada. Todo por no haber estado cerca de agotar lla venta de entradas en dichos complejos y silenciosamente le fue aplicada una maniobra similar con la que son atravesados los estrenos nacionales menos masivos, mediante cuota de pantalla y media de continuidad. Volviendo al film que rompió récords en preventas mundiales. Sí, es un parque de diversiones. Sí, como al mismísimo Martin Scorsese, esto no nos parece algo ni malo, ni menor. No solemos hacernos mala sangre con la mano de obra barata con efectos computarizados, aunque esta vez un poco nos pesó. Si iban a mostrarnos a Willem Dafoe destruyendo su casco del Duende Verde con planos cerrados, no les costaba nada hacerlo con un casco real. Incluso sus escenas de acción de mano a mano carecen del nivel coreográfico de las vistas en 2002. Tenemos a Peter Parker viviendo el momento más trágico de su vida, en más de un sentido, y en el medio todo es una fiesta. ¿Es una combinación un tanto forzada?… No entraremos en detalles, aunque hace rato se sabían todos. Aun así, ya nos respondimos eso: la mayoría de las veces se sale de ese reduccionismo, sale una buena combinación de eso. Y, ya que estamos, el villano que tiene las mejores frases es Jamie Foxx y encima son nuevas. Bueno, ya saben que uno de los estrenos del próximo año es la secuela de Doctor Strange. Al final de los créditos de esta Spider-Man está su tráiler. La dirige Sam Raimi y se nota. Sugerimos que empiecen hoy a mirar la filmografía completa del director Sam Raimi.
Campaña de marketing nivel Dios. Es probable que la tercera parte de la nueva saga del arácnido sea el boom mas grande de la era pandemia. Lo sorprendente de ésto es la forma en la que la película se promociono, bah, la forma en la que, justamente, NO se promociono. La campana publicitaria estuvo lisa y llanamente construida por los fanáticos, con sus teorías, sus memes y sus espectativas, la promoción del film se construyó sóla. No soy gran fan de las dos películas individuales previas (HOMECOMING y FAR FROM HOME), tienen ciertos enfoques creativos, como los team up comiqueros con otros personajes del MCU (Tony Stark en la primera y Nick Fury en la segunda) o el carisma tontolon de Tom Holland como Peter Parker, pero el apartado visual, la carencia de drama y los personajes secundarios tiraban para abajo mis ganas de seguir con ésta saga. También tengo en cuenta que tuvimos en la década del 2000 la trilogía SPIDER-MAN del maestro Sam Raimi, la cual nos dejo la vara muy alta con respecto a lo que podemos esperar del personaje en el ámbito del séptimo arte. Con unos villanos, lineas y planos memorables se convirtió en un hito, un clásico moderno. Posterior a esto tuvimos las de AMAZING SPIDER-MAN dirigidas por Marc Webb, reinterpretación que paso media desapercibida al punto de ni siquiera haber concretado una trilogía. La calidad fue buena y Andrew Garfield es probablemente el actor mas carismático que haya encarnado al trepamuros, pero eso no basto y todo el universo que pleaneaba Sony, titular de los derechos cinematográficos del amigable vecino, se vino abajo cuando Disney negoció con la empresa un trato que prendió fuego años de memes centrados en Spidey excluido de los Avengers, presentando una nueva encarnación del héroe en CAPTAIN AMERICA: CIVIL WAR. Y como si ésto fuera poco se mandaron la galardonada SPIDER-MAN: INTO THE SPIDER-VERSE, centrada en Miles Morales, el sucesor de Peter Parker. En ésta se exploro el concepto de multiverso arácnido, que ya venía agarrando fuerza desde hace algunos años gracias a videojuegos y arcos comiqueros. Tengo la teoría de que las primeras dos películas de la época Holland fueron flojas intencionalmente, todo a fin de que la tercera genere en los fanáticos una cálida experiencia basada en expectativas bajas. Les confieso que vi NO WAY HOME con mucho cuidado, teniendo en cuenta esto que les menciono a fin de no caer en la trampa de la nostalgia inducida. El hype en masa es peligroso, llevó a gente decir que el Thanos de Infinity War es una adaptación leal a los cómics y a afirmar que es una de las mejores películas de la historia y la mejor del subgenero de superhéroes (el podio, en lo que a mí respecta, lo tiene, justamente, SPIDER-MAN 2 de Sam Raimi), no obstante puedo afirmar que la película que protagoniza ésta reseña es un fan service benigno y amoroso hacía el fandom del cabeza de red. No obstante les aviso que es un homenaje para los seguidores del personaje en el ámbitos cinematográfico, ya que de los cómics solo hayamos destellos y ni siquiera destellos basados en obras que ni siquiera fueron bien recibidas en su momento. La historia sigue a Peter Parker (Tom Holland) siendo perseguido tras haber sido expuesto por Mysterio al final de la película anterior, quien falsificó pruebas en contra del arácnido haciéndolo quedar como un asesino despiadado. Ahora todo el planeta sabe que él es Spider-Man, generando en él mismo y en sus amigos, MJ (Zendaya) y Ned (Jacob Batalon) una ecatombe personal que lleva a nuestro héroe a pedirle al hechiero supremo Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) que genere un hechizo capaz de devolverlo al anonimato, pero claro que las cosas salen para el traste y los enemigos de otros Spider-Men del multiverso caen en el MCU a hacer estragos. Es muy difícil saber que es lo que ustedes consideran spoilers y que no. El hecho de que me cueste hablar de la película porque TODO es spoiler habla del contenido vacío de la misma. Hablando de los aspectos técnicos, como lo visual o lo artístico la película evoluciona mucho con respecto a sus predecesoras. Tenemos escenas muy bien logradas, con planos secuencias de mucha calidad y los personajes secundarios por primera vez se lucen, se sienten reales. A nivel actoral a todos se los nota mucho mas preparados y la película en sí se siente mucho mas seria, la primera mitad es muy Marvel Studios, mientras que la segunda tiene una onda mas Sony permitiendo al director Jon Watts llevar a los Protagonistas a situaciones de extrema oscuridad. Sigo sorprendido con la crudeza y dramatismo de algunas escenas, en mas de una vez sentí nudo en la garganta y todo en momentos que tienen como centrales a Tom Holland o a la Tia Milf, digo May, de Marisa Tomei. La justificación de porque los villanos del universo Raimi y el universo Webb caen al MCU es poco sólida, se entiende, pero hasta ahí, aunque la realidad es que no importa, el fan service de la película tiene como motor explorar lo que significa ser SPIDER-MAN, siendo pieza clave en la evolución del personaje. Me voy a limitar a hablar de Alfred Molina, Willem Dafoe y Jaime Foxx, quienes son los únicos actores oficialmente blanqueados. Me frustró un poco ver al Doc Ock rejuvenecido por CGI, un actor como Molina tendría que haber tenido su rostro real luciendose como el interprete de teatro puro que es, esa onda gráficos de Playstation 4 me distrajeron bastante, pero la presencia del personaje en escena no pasa de moda y, a pesar de no ser NI AHÍ lo que fue en su momento, se sigue sintiendo real. Foxx se redime como Max Dillon, A.K.A Electro, quien tuvo un paso bastante errante en THE AMAZING SPIDER-MAN 2, permitiendole acá ser el alivio cómico de los villanos multidimensionales alcanzando la redención que tanto quería el actor. Ahora quiero hablar de Willem Dafoe, la verdadera estrella de la película. El actor es un caso muy raro, ya que queda desnucado con el universo planteado por ser DEMASIADO BUENO, su actuación es terrorífica, da lo mejor que puede y se le nota disfrute en volver a ser Norman Osborn y su alter ego El Duende Verde. El personaje no se adapta a la moda family friendly de Disney, es literalmente el villano mas violento que vimos en mucho tiempo. Sus motivaciones son pura maldad, las gesticulaciónes del actor dejan en claro que no necesita máscara ni prótesis para ser el único Duende Verde del cine. Si, de todos modos hay problemas. La primera mitad de la película se siente perezosa a nivel narrarivo. Si bien la dirección de Jon Watts resulto ser inesperadamente genial la forma en la que la historia se cuenta se pierde en lo ilógico, desaprovechando posibilidades infinitas de ver a Spiderman en situaciones nuevas. Una película sobre Peter Parker siendo acusado de asesinato hubiese sido mas que suficiente para brindarle al personaje una evolución solida, pero el estudio decidió en volcarse a la nueva amiga de Hollywood, la nostalgia. La segunda mitad toma mucha mas forma, se vuelve oscura y los recursos utilizados, como mencione mas arriba, se alinean con la construcción del protagonista y, por primera vez en la franquicia Holland, se siente que el pibe que no es el mismo. SPIDER-MAN: NO WAY HOME es una carta de amor tóxico y manipulador para los fans, una carta redactada muy bien y con muchos dibujitos de colores … Una carta de amor llena de recuerdos alterados y flasheadas megalomaniacas de las cuales atesoraria con mucho afecto
TODO SOBRE PETER PARKER Más que una película dedicada a sacudir el entramado narrativo del Universo Cinemático de Marvel -que lo es- o el gran evento sobre el mundo que se ha configurado alrededor del superhéroe arácnido -que también lo es-, Spider-Man: sin camino a casa busca ser la película definitiva sobre Peter Parker, el rostro detrás de la máscara. De ahí que estemos ante un meta-film que ofrece una operación narrativa plagada de autoconsciencia sobre las temáticas y conflictos que han girado y giran alrededor de este superhéroe, pero con la suficiente humanidad para no caer en la canchereada o el cinismo, privilegiando las capas de sentido que atraviesan al protagonista por sobre los giros astutos. Esta tercera entrega de la saga dirigida por Jon Watts arranca inmediatamente después de donde finalizaba Spider-Man: lejos de casa, luego de que Mysterio expusiera -con la inestimable ayuda del “periodista” J. Jonah Jameson (J.K. Simmons)- la identidad del hombre arácnido al mundo. La vida de Peter se altera por completo, pero también la de todos quienes lo rodean, a tal punto que ni él ni su novia MJ y su mejor amigo Ned pueden entrar a ninguna universidad por las repercusiones legales y mediáticas de esa revelación. Es entonces que, desesperado, Peter recurre al Doctor Strange, quien lanza un hechizo para que nadie (con algunas excepciones) sepa de su existencia. Obviamente, todo saldrá mal, muy mal, a tal punto que se abrirá una brecha espacio-temporal por donde ingresarán varios villanos de otras dimensiones, como el Doctor Octopus, Electro y el Duende Verde, amenazando con alterar por completo la realidad conocida. Si esa carrera contra el tiempo que debe emprender Peter Parker/Spider-Man para lograr que todo vuelva a la normalidad es una gran excusa para dialogar con encarnaciones cinematográficas pasadas del superhéroe, invitando a una nostalgia que alimenta al Hombre Araña del presente, Spider-Man: sin camino a casa se las arregla -y muy bien- para no perder de vista el conflicto central del personaje. Y ese es lo que implica calzarse el traje de héroe para llevar a los hechos la mirada que se tiene sobre el mundo, pero también para hacerse cargo de las consecuencias de las acciones que se llevan a cabo. La famosa frase del tío Ben “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (que acá es pronunciada por otro personaje fundamental) se da la mano con el término “casa” -o más bien “hogar”- que aparece en los títulos de las tres películas protagonizadas por Holland: la ética y la moral constituyen la identidad de un individuo, y esos rasgos identitarios son el verdadero hogar de un sujeto como Peter, que deberá hacer todo lo posible para no perder el rumbo. Ese rumbo será metafórico e interior, pero también literal y tangible, y cada paso que da el protagonista irá resaltando de forma creciente ese dilema para un joven que crece a los golpes. Y cuando decimos “a los golpes”, es en todo sentido: como nunca antes con el personaje, Spider-Man: sin camino a casa lleva a fondo la apuesta por el drama y la oscuridad, hasta bordear la tragedia. Si eso ya estaba presente en los films anteriores, acá hay una reflexión explícita sobre las huellas de dolor y pérdida que atraviesan a Peter Parker, un personaje que se ha convertido a lo largo de las décadas, a través de sus apariciones en los cómics, la televisión y el cine en un emblema de muchas cosas: el crecimiento, el aprendizaje, el romanticismo, la amistad, la soledad y un largo etcétera. De ahí que el film sea una enorme operación de autoconsciencia, pero que va mucho más allá de lo auto-celebratorio, por más que eso también esté incluido en su propuesta. Si Watts consigue unir las piezas de forma fluida, consistente y dinámica, sin que la película se sienta estirada -a pesar de rozar las dos horas y media- o arbitraria -incluso cuando tiene algunos giros que rozan lo inverosímil-, no es solo por darle el lugar pertinente al humor en momentos puntuales o por preservar el lugar adecuado para cada personaje en un relato que posee un elenco multitudinario. También porque cuenta con un Holland que tiene una actuación consagratoria, aunque muy posiblemente sea ignorada a la hora de los premios. En la que posiblemente sea la película definitiva sobre Spider-Man (del mismo modo que Logan lo era con Wolverine y los X-Men), Holland nos regala pasos perfectos de comedia, pero también momentos definitivamente conmovedores, que lo muestran apropiándose por completo del personaje. Spider-Man: sin camino a casa es una película que vuelve a mostrar a Marvel en su mejor forma estética y narrativa, a la vez que vuelve a evidenciar la capacidad del estudio para elegir a los intérpretes perfectos.
Reseña emitida al aire en la radio
Resulta bastante complejo encontrar un eje conductor para escribir sobre Spiderman: Sin camino a casa al momento de su estreno. Principalmente, desde Avengers: Endgame a esta parte, las campañas anti-spoiler en las películas de superhéroes se han convertido en un fenómeno exponencial. Para gran parte del público, tan solo un mínimo detalle, por más o menos determinante que sea, puede arruinar por completo la experiencia. De hecho, tanta es la sensibilidad que no faltan los usuarios que se aprovechan de esa situación y filtran revelaciones de manera descarada. Paradójicamente, cuánto más ambiciosas son las cruzadas destinadas a la protección del producto mayores son las campañas que, bajo la búsqueda de visibilidad o simplemente por mala fe, intentan destruirlo.
La espera valió la pena La tercera entrega de aventuras del arácnido interpretado por Tom Holland marca otro hitazo indiscutido para la factoría Marvel y ofrece un drama competente estallado de esperados cameos, sorpresas y giros de guión (crítica sin spoilers) Aclaración introductoria: basta leer el variopinto surtido actoral de Spider-Man: sin camino a casa para "comerse" algún spoiler inesperado. Por eso, y por empatía al lector, este crítico omitirá en la calificación final el apartado "elenco" y procederá a analizar el nuevo largometraje dirigido por Jon Watts en base a lo que se mostró en el trailer, sin spoilers sustanciales que perjudiquen la experiencia cinéfila. La pandemia sembró excitación inaguantable en los "marvelitas" que más sufrieron el retraso de Spider-Man: sin camino a casa, pero la espera valió la pena. Con dirección de Jon Watts la tercera entrega del arácnido, protagonizada por el joven Tom Holland, es uno de los tanques más espectaculares, graciosos y sensibles del año, y uno de los trabajos más sólidos de Marvel, superando incluso a Avengers: Endgame. No pierda la oportunidad de pasar por esta experiencia en un cine. Tal como se pudo ver en los trailers, Spider-Man: sin camino a casa arranca inmediatamente después del final de Lejos de casa (2019), luego de que Mysterio (Jake Gyllenhaal) revelase que Peter Parker es el Hombre Araña. La crisis del protagonista da pie a un encuentro con el poderoso hechicero Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), a quien acude en busca de ayuda. "Esa ayuda" desencadena una problemática apertura de multiversos que atraen a icónicos villanos de todas las cintas de Spider-Man: el Duende Verde (Wllem Dafoe), el Doctor Octopus (Alfred Molina), Electro (Jamie Foxx), Lizard (Rhys Ifans) y El hombre de arena (Thomas Haden Church) aparecen para sembrar el caos en Nueva York. Esta base servirá para desarrollar una trama profunda donde la moral y las segundas oportunidades ocupan un lugar importantísimo. A su vez, Peter Parker emprende el camino hacía la adultez, experimentando las frustraciones que puede deparar la vida y que aparecen de forma inesperada. En materia de proezas técnicas, Sin camino a casa tiene un logrado empleo del CGI en las secuencias de acción, no así en los procesos de rejuvenecimiento digital de Molina y Dafoe, maestros del oficio que arrancan más de un grito entre las butacas llenas de fanáticos enardecidos. Spider-Man: sin camino a casa es la más intrigante de las películas de Holland, divierte y es excesivamente cursi pero muy tierna. Jon Watts tira la casa por la ventana y no se priva de nada. Pero lo más importante, y lo que la diferencia de cualquier otra obra de Marvel, es la sinceridad desde la que está elaborada. El componente emotivo no falla, es la tecla clave para mover las fibras sensibles y enaltecer todo el universo del súper héroe (desde Sam Raimi hasta acá) y recordarnos hasta el cansancio que "un gran poder, acarrea siempre una gran responsabilidad".
Al final de “Spider-Man: Lejos de casa” la identidad de Spider-Man es expuesta por Mysterio por lo que Peter Parker se encuentra bajo el ojo público con muy malos resultados para él y sus amigos. En el afán de arreglar la situación, Peter acude al Dr. Stephen Strange para resetear la memoria de todos y que olviden quién se oculta detrás de la máscara. Algo sale mal y se provoca una fractura en el multiverso lo que hace que cinco supervillanos de otras realidades alternas ingresen a su universo. “Spider-Man: Sin camino a casa” es una película estadounidense estrenada el pasado 13 de diciembre de 2021 en Los Ángeles California. Es la tercera y última parte de la trilogía de Spider Man protagonizada por Tom Holland. Esta película es una montaña de emociones desde el primer momento. Hay una gran sorpresa dentro de la misma que hizo que toda la sala de cine gritara múltiples veces. No voy a hacer ningún spoiler, pero solo voy a decir que no pierdan la oportunidad de verla en cines preferentemente en una sala llena para poder apreciar las reacciones del público. Los efectos especiales son impecables, los escenarios acordes a la trama y los diálogos son sumamente divertidos lo que llevan a que haya infinidad de momentos cómicos durante toda la cinta. A pesar de durar más de dos horas el filme no se vuelve pesado en ningún momento. Se destacan las actuaciones de Tom Holland (Peter Parker), Benedict Cumberbatch (Dr. Stephen Strange) y Marisa Tomei (May Parker) “Spider-Man: Sin camino a casa” cuenta con dos escenas post-créditos por lo que esperen hasta el final. Cada una de esas escenas es más emocionante que la anterior y deja abierta muchas posibilidades para el futuro del MCU. En conclusión, es una apuesta fuerte por parte de Marvel que va a dejar contentos a todos los fanáticos de Spider-Man. Si todavía no la vieron no sé qué están esperando para hacerlo.
La enésima versión refundada, sencillo es para Hollywood volver a la copia consabida que clona la nunca extinta fauna de superhéroes. El síntoma que se hace carne en la industria: la falta de originalidad, la fórmula fácil que dará redito económico, en desmedro del artístico. La proliferación incesante de superhéroes que, indiscriminadamente, acaparan la cartelera, acomete un último intento de aparición con una nueva entrega de “Spiderman”. El acto de nostalgia fallido y superficial que pretende tocar ciertas fibras placenteras de la memoria cinéfila. La butaca siempre dispuesta a contemplar la dispersión pasatista que este tipo de productos promete. Y que cumple casi siempre, sin importar el buen gusto estético dejado a un costado. “Venom”, “Godzilla versus Kong”, “Black Widow” y un largo etcétera echaron leña al fuego de la película con comienzo y final reiterado. La prostitución de la noble esencia del subgénero, que no hace honor al legado. La monotonía que satura por su falta de recursos estéticos. Nivel exasperante, del cual “Spiderman” queda eximida. Pero, aún, insuficiente. Si quieren disfrutar de un producto bastante mejor logrado, no olviden que Sam Raimi dirigió a Tobey Maguire bajo el traje del superhéroe, en el año 2002, quizás la mejor de todas las incursiones en la gran pantalla del intrépido hombre arácnido. Dirigida por Jon Watts, responsable de las últimas tres previas incursiones, algo de vida parece insuflar a la nueva propuesta, al icónico personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko, para el cómic Amazing Fantasy de Marvel, allá en 1962. Algo que no termina de ser del todo suficiente. Puede comprenderse la presente película como un homenaje a propias situaciones que atravesara anteriormente el héroe; factor que identificará a los fans más acérrimos, pero dejará con sabor a poco a quienes pretenden algo de más de sustento, que el mero hecho de impostar un pretexto orgánico para unir subtramas y sentar precedentes para próximas entregas de la franquicia. La madurez evolutiva de Tom Holland como ‘Spiderman’, confrontando la maldición que traen consigo los superpoderes que le fueran brindados, se constata favorable, al mando de un elenco de super estrellas que incluye a intérpretes de la talla de Andrew Garfield, Zendaya, Benedict Cumberbatch, Jon Favreau, Jacob Batalon, Marisa Tomei, J. B. Smoove, Benedict Wong, Jamie Foxx, Alfred Molina, Willem Dafoe, Thomas Haden Church, y Rhys Ifans. Un all star cast y un cúmulo de efectos especiales que no llenan el vacío imperante
Tuve la suerte de no ver «Spiderman: No way home» dentro del primer grupo de espectadores, lo que me permitió acceder a la película desde otro lugar, sin la emoción que tenían los fans de Marvel y los seguidores del héroe arácnido. Es probable que si la hubiese visto al inicio, quizás mi comentario sería más entusiasta de lo que será ahora. En primer lugar hay que decir que esta mini saga de tres episodios de Spiderman, protagonizados por Tom Holland, han tenido mucho apoyo del público. En mi visión, no superan las de San Raimi en términos de carisma y conexión emocional pero este chico, ha logrado una gran identificación con las audiencias adolescentes y sin embargo, no es un negado para la actuación. De más está decir que detrás de todo esto, hay una compleja negociación entre Sony y Marvel para resolver el destino de este personaje, que finalmente ha encontrado un punto de equilibrio que les permite a ámbas compañías, hacer el negocio correspondiente. Detrás de las cámaras, el hombre responsable de dirigir las tres entregas de la franquicia en esta etapa: Jon Watts. Aunque el nombre importante sigue (para mí) en los créditos como guionista, quizás uno de los máximos responsables del éxito masivo de este perfil de Spiderman, el hábil Chris McKenna. La factoría Marvel eligió cerrar este capítulo con el staff previo y la incorporación más importante fue, la inclusión de Benedict Cumberbatch como Doctor Strange, quien como ya saben, será el responsable de complicar las cosas no sólo en esta cinta, sino en las que vendrán… Ahora si, la trama es la que ya conocen. Peter ha sido descubierto por Mysterio en su caída, y el mundo sabe quien es. Agotado de no tener vida y que eso lo afecte emocionalmente, visita al Doc que mejor sabe de conjuros y hechizos temporales para resolverlo. La receta aplicada, en lugar de resolver el problema, habilita universos alternativos que influirán decididamente en el desarrollo de esta historia y las que vendrán en esta fase 4 del universo Marvel. No les contaré demasiado aunque la cantidad de teasers, trailers y demás, sumados a los días siguientes del estreno ya les deben haber dado una pista de lo que habrá en pantalla para ofrecerles. Sí, creo que sacando la ferocidad de la batalla final, (que es uno de los puntos más altos emocionales más destacados de la franquicia en su totalidad) el resto del film muestra un aire de despedida palpable que quizás conspira contra el dramatismo de los minutos finales. Siento que dentro de la vorágine de eventos sucesivos que sorprenden (o no) al espectador, hay poco lugar para explorar conflictos más personales e íntimos y eso resta luces en el rol de Holland. Zendaya y los secundarios están correctos y los homenajes retros mantienen el interés de los fans en todo momento del film. Celebro también el aporte interpretativo de Cumberbatch y los veteranos que obrarán de villanos en este cierre. Le dan mucha vibra al aire de la sala y eso siempre se agradece. No me pareció ni lejanamente parecida a «Endgame» o «IronMan 3», que para mí son puntos altos de este universo, pero es una buena cinta, entretiene y ofrece muchas sorpresas al final que el público apreciará y festejará entusiastamente.
Fui dos veces al cine. Leí algunas opiniones y críticas. Vi algunos videos sobre teorías y algunos easter eggs (sería un secreto que quizás no observamos de entrada) y esperé casi dos semanas para sentarme a escribir esta crítica. Sin duda es la mejor película de la (¿Primera?) trilogía de Tom Holland como el hombre araña. Muchos críticos la bardean por ser “sólo para fans” y para mí no es tan así. Voy a tratar de explayarme sin spoilers, en la zona de spoilers va a haber mucho más. ¿Tiene guiños y cosillas para los fanáticos de Marvel y de Spider-man? Pues claro. Pero lo que la gente no termina de ver o entender es que estas películas están basadas en cómics. La historia tiene muchísimas similitudes a un cómic que fue muy controversial entre los fanáticos del cabeza de telarañas (suena mejor en inglés). Otro motivo de queja es que “si no viste las películas anteriores no vas a entender muchas cosas”, y yo me pregunto: ¿Si veo Harry Potter 4 sin ver ninguna de las anteriores, no me perdería algunos chistes o parte de la historia? Lo mismo para cualquier otra saga que tenga más de 3 películas. Marvel lleva más de 20 películas, y hay que sumar las series. Entonces…tiene sentido que haya que ver otras cosas de Marvel para entender ciertos chistes, y acá podría empezar a hablar del capitalismo y como a Marvel le conviene tener todos estos guiños “para fans” por el rédito económico que esto conlleva, pero no lo haré. La primera vez fui con un amigo que no había visto las anteriores de Tom Holland e incluso no vio muchas cosas de Marvel, y aún así salió contento y efusivo del cine. La pasó bien y le gustó la película como un todo. Tuve que explicarle algunas cosas, pero nada que no le permita disfrutar el film. Ahora hablemos de la película. Jon Watts vuelve a dirigir a Tom, Zendaya y Jacob, entre otros. Logra de nuevo ese perfecto balance entre drama, comedia y acción. Sin dudas las actuaciones de todos los que forman parte del film es de alto nivel. Es hermoso ver de nuevo a esos villanos en pantalla grande. Hablar de la banda sonora sería redundante, ya que vuelve a cumplir como en cada una de las entregas de Marvel. Las peleas están muy bien realizadas, ni se notan los efectos de pantalla verde en algunas de ellas. Siento que no puedo decir mucho más sin spoilear, si queres seguir leyendo te espero más abajo. Mi recomendación: Tenes que verla si sos fan del hombre araña, si sos fan de Marvel o si sos fan del cine en general. Zona de spoilers: Voy a spoilear muchas cosas, así que si no la viste ándate. DALE, anda. Bueno ahora sí. La experiencia en el cine, la primera vez, fue un espectáculo. Gritos, aplausos, comentarios…un show. Que aparezca Charlie Cox como Matt Murdock fue una hermosura, y sumado a que Vincent D’Onofrio aparezca como Kingpin en la serie de Hawkeye, genera muchísima emoción y expectativas. El grito que pegué cuando apareció Andrew Garfield fue tremendo, muchísimos aplausos en el cine (ambas veces), cuando apareció Tobie ya no fue tanta por que la emoción se la llevó el primero. Las escenas cuando están los tres Spideys son muy buenas. La primera es un drama, y las otras son cómicas y hasta con mucha acción. Un detalle que observé o analicé en la primera escena es que cada uno de los Spideys está en un momento en particular de lo que hablan, es decir Tobie ya pasó por esa frustración y enojo de que le mataron a alguien cercano, le chupo un huevo todo y ahora ya se dio cuenta de que no debería ser tan así. Tobie: Superada la etapa oscura. Andrew se encuentra en plena etapa oscura, pero se da cuenta de que tiene que salir de ahí en ese momento que están los tres hablando. Tom está entrando en la etapa oscura. Lo curioso es que, gracias a la presencia de los otros dos, entra a la etapa oscura, la vive y sale de ella en horas. La historia está bien contada, sucede pegadita a la anterior entrega y nos lleva por una montaña rusa de emociones. Nos muestra el lado humano, siempre presente, de Spidey queriendo salvar (curar) a estos villanos. Salvar no porque crea que él es el amo y señor de la absolución, sino porque sabe que al menos 3 de ellos van a morir. Prefiere salvar a ellos y arriesgar su vida, e incluso hace que todos se olviden que él existe para que el multiverso pueda estar “en paz”. Se cree que esta trilogía de Spider-man no tuvo una película donde nos muestren el origen. Pero creo que justamente esta trilogía fue el origen del Spidey que conocemos, solo que la hicieron al revés. Arranco con la tecnología de Stark, con amigos, con novia en el proceso de las tres películas y terminó solo y pobre. El hombre araña que conocemos del comic siempre fue pobre, tuvo que trabajar para ayudar a la tía May y vivía como podía. Si tengo que arriesgar algo es que en la próxima trilogía aparece Gwen Stacy, Harry Osborn y obvio que MJ sigue, pero no tan relevante. Es una excelente película que no solo concluye con esta trilogía, si no abre puertas para muchas otras películas, para que el MCU siga creciendo y sigan apareciendo personajes que son importantes en los cómics, porque no olvidemos que todas las películas están basadas en cómics.
En lo formal Spider-Man: No Way Home no es una buena película. En realidad ninguna de las tres cintas que hicieron la dupla de Jon Watts y Tom Holland lo ha sido. Bastardearon la mitología de arañita, la llenaron de Deus Ex Machina y el héroe nunca pudo salir de la sombra de algún mega tutor (léase superhéroe con mas poderes y edad) del MCU. La trilogía de Sam Raimi podrá ser despareja (y ni que hablar de la duología trunca de Marc Webb) pero al menos tenían un principio, un desarrollo y un final y se centraban en el héroe, el cual resolvía todos sus problemas en soledad con coraje y sagacidad, no con una tonelada de aliados y tecnología. Si los filmes de Watts / Holland han funcionado han sido por el ritmo, la acción, el humor y el componente humano de Holland. Son como versiones millenials de aventuras de superhéroes, mas bobas y pasatistas que se quedan en el borde de ser algo mucho mas profundo e interesante. Si a los filmes de Jon Watts los salva la enorme humanidad de Tom Holland, acá el pequeño inglés se lleva todas las palmas. La historia de Spider-Man: Sin Camino a Casa es mala porque está plagada de improbabilidades – como que un ser supremo y todopoderoso como Doctor Strange se meta en el berenjenal absolutamente irresponsable de borrarle la memoria a toda la humanidad para que la gente olvide de que Peter Parker es el Hombre Araña; de que el hechizo mal cocinado justo salve a cinco villanos segundos antes de morir en sus respectivas películas (¿por qué???); de que estos villanos (de distintos universos cinematográficos) coexistan de alguna manera; de que algunos de ellos vengan lookeados, mejorados y hasta mas educados como el Electro de Jamie Foxx; y de que Tom Holland insista en redimirlos / sanarlos antes de devolverlos a sus mundos, lo cual si bien demuestra la enorme compasión de arañita por el otro lado se lleva de patadas con la lógica (¿si vos descubriste como ser un Dios todopoderoso… renunciarías a todos tus poderes para ser bueno y llevar una vida normal?) -. El por qué – aún con todo ello – triunfa responde simplemente a una cuestión puramente emocional. Spider-Man: Sin Camino a Casa es un festival de fan service con cameos de todos tipos y colores que termina derrotando todos tus cuestionamientos a su sufrida lógica interna. Es la versión de Sony de Infinity War, plagada de dos millones de personajes con los cuales tenemos nuestro corazoncito. Es frecuente que uno se la pase gritando “Wow!” “No!!” “En serio???” y aplaudiendo de pie las ocurrencias del libreto. Y para estos duros tiempos que corren, quizás lo que precisa la gente es eso: emoción, recuerdos, admiración, dos horas y pico de pura pasión antes que una historia escrita con coherencia. En general los filmes de Watts de la saga siguen mas o menos la misma lógica: primer acto lleno de fuegos artificiales y artistas invitados, segundo acto serio y sombrío con Spider en solitario y tercer acto tirando todo por la ventana y terminando en una nota altamente emocionante. El primer acto es lo esperado por los trailers, pero lo que sorprende es lo que sigue después. Strange y Spidey capturando villanos y viendo qué hacer con ellos, y los buenos sentimientos de arañita dominando todo – rebelándose contra el destino escrito, esto es, devolverlos a sus respectivas dimensiones para que perezcan como deben en sus luchas contra sus respectivas versiones de hombres araña -, lo cual va de ser un gesto increíblemente estúpido a un acto de enorme altruismo. En realidad todo el filme termina por poner al Hombre Araña de Holland en un plano de suprema nobleza que lo resalta como héroe como nunca antes. Incluso después de que Watts apañe otra rebuscada versión de un dogma infaltable de la mitología de Spidey y aparezca por primera vez – en esta etapa – el tan mentado “con un gran poder…”. Spider-Man: Sin Camino a Casa es una película que te gana a pura emoción. La convivencia de los villanos en la “clínica” que Peter arma en el departamento de Happy Hogan es muy cómica y los actores se sacan chispas. Y hasta un terrible sobreactor como Willem Dafoe termina por redondear su Green Goblin, hacerlo demente y malvado y generando su mejor versión. Alfred Molina es un toque de distinción como siempre, Jamie Foxx roba risas, Holland brilla… y los cameos esperados te roban el corazón, siendo la cereza del postre de una increíble aventura construida exclusivamente sobre el fan service. Si como filme Spider-Man: Sin Camino a Casa no es sólido como otras entregas del personaje – nada va a opacar esa obra maestra que es Spiderman 2 -, es un show a pura alegría, emoción y festejo, y creo que es la mejor manera de terminar este pútrido año 2021. Oh, si, da pie para una nueva trilogía, una que amenaza con ser mucho mas tradicional que los disparates pasados de rosca que Watts y su equipo de creativos nos ha reservado hasta ahora.
Spider-Man: Sin Camino a Casa – Algo nuevo, algo azul y algo usado Witzy witzy araña subió su telaraña, vino el fandom y se la llevó El 16 de Diciembre se desprende el velo dónde todas y todos podrán saber si el hype y las teorías eran reales o no… se estrena la tercera parte en solitario de Spidey, y nada será lo mismo. ¿De qué va? Tras descubrirse la identidad secreta de Peter Parker como Spider-Man, la vida del joven se vuelve una locura. Peter decide pedirle ayuda a Doctor Strange para recuperar su vida. Pero algo sale mal y provoca una fractura en el multiverso. Algo importantes antes de arrancar: esto no tiene spoilers. El cierre de la trilogía en solitario de Spider-Man (Tom Holland) viene a establecer las bases de un nuevo Peter Parker luego de varias pérdidas que tuvo: primero perdió a su mentor Iron Man, y ahora su identidad secreta luego que Mysterio la revele al mundo en el final de la segunda película. John Watts repite la dirección, en una cinta abundante en su metraje y que mecha con personajes y villanos de las anteriores representaciones del arácnido. Porque como vimos en los trailers antes del estreno regresan Norman Osborn (William Dafoe), el Dock Ock (Alfred Molina), y Sandman (Thomas Haden Church) de la trilogía de películas dirigidas por Sam Raimi (que pronto estrenará su puesto como director en el MCU con la segunda parte de Doctor Strange) y en donde Tobey Maguire ejerció de Spider-Man. Por parte de la segunda representación del Amistoso Vecino, dirigidas por Marc Webb y protagonizadas por Andrew Garfield vuelven: el Doctor Connors (Rhys Ifans) y Electro (Jamie Foxx). Así que nuestro protagonista tendrá que enfrentarse a villanos que desconoce, mientras intenta entender el concepto del multiverso que se abrió producto de un fallido conjuro realizado por Strange para que la gente olvide la identidad de Peter Parker / Spider-Man. La película es más un evento que una película en sí misma. Y debe ser analizada como tal. Luego de los eventos de Avengers: Endgame, es la primera película del MCU que está hecha para vitorear a la tribuna. La cantidad de easter-eggs, cameos, situaciones épicas y momentos fundacionales es inmensa y parece haber sido medida milimétricamente. Estamos frente a uno de los productos Marvel más ambiciosos y de relojería suiza que vamos a encontrar por estos tiempos. ¿Pero cómo se estructuran esos villanos de otros tonos con este MCU? Ahí está el gancho: todo busca hacer confluir en una situación que apele a la nostalgia, pero a la vez ayude a hacer crecer al personaje de Peter. Y vaya si lo logra… Porque no olvidemos que todo esto gira alrededor al Spider-Man de Holland. Ese mismo que vimos siempre estar amparado bajo la tutela de Tony Stark, aquel sobre cual desconocemos a su tío Ben, que tuvo que aprender a vivir en un mundo donde perdió 5 años de su vida… Su tia May, Happy, Ned y MJ… su mundo se ve inmiscuido en este desbarajuste multiversal que va a tener grandes consecuencias para el futuro. Benedict Cumberbatch con su Doctor actúa como el nexo entre lo que ocurre internamente con el personaje de Peter al descubrirse su identidad y el universo gigante de posibilidades frente a él una vez que se mete de lleno en la aventura. El enfrentamiento que tendrán ambos, será usado por las profesoras de matemáticas para justificar que es importante aprenderlas. Spider-Man: Sin Camino a Casa es una película para ver en el cine, discutir y encontrarle mil elementos comiqueros. Además, es difícil de contar sin spoilear. Así que si llegaron hasta el final de este texto indemnes: corran al cine y emociónense como este servidor.
En este nuevo capítulo de la saga del arácnido superhéroe, Peter Parker tiene que lidiar con las consecuencias de ser una figura pública y maltratada por los medios, entre otras cosas. Con Tom Holland, Zendaya y Marisa Tomei. De todos los trucos narrativos utilizados por los creadores de cómics de superhéroes, el de los «multiversos» quizás sea el más útil y conveniente. Es, básicamente, un «vale todo» justificado, un concepto que permite hacer, deshacer y rehacer lo que se quiera en función de la existencia de mundos paralelos funcionando en simultáneo. Y la historia de los superhéroes se caracteriza por hacer, deshacer y rehacer a su antojo hilos narrativos, historias, personajes, lo que sea. Y lo que antes parecía una desprolijidad –algo que todos dejábamos pasar porque, bueno, son cosas del mundo de los superhéroes– ahora es parte natural del relato. Ya no hacen falta reboots, remakes ni nada parecido: todo existe al mismo tiempo. La saga SPIDER-MAN ya había hecho uso de este concepto en el film de animación UN NUEVO UNIVERSO y, dentro de los productos de Marvel, DR. STRANGE y LOKI son algunos de los que vienen «fogoneando» esta idea. Era obvio que no iba a tardar en hacerse más canónica. En SPIDER-MAN: SIN CAMINO A CASA, los multiversos aparecen en todo su esplendor, demostrando lo útil que resultan para resolver todo tipo de problemas, tanto los que suceden dentro de la pantalla como fuera de él, en la producción de dichos films. Si un villano se muere en un universo, no importa, puede volver a vivir en otro. Si un actor cambia por otro, no importa, en el otro puede seguir siendo el mismo. Si algo sucede en un universo, puede no haber sucedido en el otro. Y así, infinitamente. (NOTA SOBRE SPOILERS: como nos han hecho firmar una carta en la que no podemos spoilear nada, solo mencionaré hechos de la trama que se pueden ver en los trailers) En la nueva película protagonizada por Tom Holland y dirigida, como las dos anteriores de este universo, por Jon Watts, Peter Parker debe lidiar de entrada con las consecuencias del film previo. El periodista estrella de thedailybugle.net, J. Jonah Jameson (J.K. Simmons), ya no solo difunde la constante fake news de que Spider-Man es un criminal asesino sino que ya se ha enterado, como todos, de su nombre y su identidad, transformando la vida de Peter de un día para el otro y tornándola imposible. Es una celebridad, sí («la persona más famosa del mundo», lo definen en un momento), pero una odiada, vilipendiada y perseguida por los medios hasta en el baño de su casa. Y esa complicada fama enredará su posibilidad –y la de su novia MJ y su amigo Ned– de entrar en la universidad que desean. Tratando de resolver ese «problemita», Peter acude a Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) y le pregunta si puede hacer algo para ayudarlo a que la gente no sepa más quién es él. El buen doctor tiene un plan posible en su catálogo de «embrujos» pero Parker duda varias veces y, digamos, el pase de magia no sale tan bien como lo imaginaban. Y es así, amigos, como las «puertas de la percepción» se abren y, bueno, llegan algunos invitados indeseables. Como ya los vieron en los trailers, el embrujo mal hecho es una invitación para que lleguen a visitar a Spider-Man los villanos de todas las películas anteriores de la saga, las que tenían a otros Peter Parker. Y lo enfrentan y combaten, claro, pero no lo reconocen ni tienen historia en común. Básicamente, no saben quién es. El otro concepto fundamental que SPIDER-MAN: SIN REGRESO A CASA manejará –quizás más radical en su alteración de la historia que el mismísimo multiverso– es la idea de que a los enemigos/villanos no se los liquida ni elimina sino que se trata de curarlos, devolverlos a lo que eran antes de ser transformados en lo que son hoy. Se trata de un concepto muy conectado con cierta ola «políticamente correcta» que circula hoy en Hollywood, una que propone que lo que antes llamábamos «villanos» no son otra cosa que gente dañada, lastimada o traumada y que la solución no es pulverizarlos sino, digamos, llevarlos a hacer terapia o la versión marveliana de ese tipo de tratamiento. Esta idea –que Peter toma de su tía May (Marisa Tomei), cuya filosofía de vida y trabajo van por ese lado– tiene sus propias complicaciones, ya que a veces resulta más sencillo apretar un botón o moler a palos a un villano que convencerlo de que la vida vale la pena ser vivida con amor y alegría… Es así como la película se transforma en una constante serie de peleas entre Spider-Man y un equipo de villanos tipo veteranas y retiradas estrellas de la NBA que incluye (no se asusten, todos están en los trailers) a Alfred Molina (como Doc Ock/Doctor Octopus), Willem Dafoe (Green Goblin/Duende Verde), Jamie Fox (Electro), Thomas Haden Church (Sandman/Hombre de Arena) y Rhys Ifans (The Lizard/Lagarto). Un team que acaso sea inmanejable para Parker, por más apoyo que tenga de MJ (Zendaya) y Ned (el muy simpático Jacob Batalon). La película, claro, tendrá muchas sorpresas de allí en adelante, sorpresas que los invito a descubrir al verla, ya que firmé un pacto para no revelar lo que todo el twitterverse aparentemente ya conoce. Lo curioso de este efecto de multiplicación de historias y personajes es que funciona bien, por momentos hasta muy bien, y SIN REGRESO A CASA es una de las más disfrutables y, por momentos, divertidas películas de la saga Marvel. El film va cambiando de tono con el correr de los minutos y quizás lo mejor esté en el principio, en el más «realista», el centrado en Parker y los problemas y complicaciones que genera su súbita fama. Watts se maneja con mucho conocimiento en el terreno de la comedia veloz, a veces física y otra verbal, y Holland es un experto ya en controlar ese tono. Todo el primer acto de la película no solo es divertido sino que se maneja –al menos dentro de los parámetros del Marvel galáctico de los últimos años– en un terreno humano, neoyorquino, más cercano a la tradición de esta particular saga que inserta a los superhéroes en una especie de comedia adolescente. Todo cambiará y se volverá más ampuloso, violento y hasta trágico, pero por lo general volverá a aparecer la ligereza y el humor en los momentos menos pensados, tanto vía Strange como Ned como por algunos otros personajes. Como siempre, las escenas de combates y acción tienden a ser un incomprensible show de efectos especiales que tiene poca lógica física y mínima relevancia al menos hasta la hora de las definiciones. Da la impresión que Marvel va construyendo un equipo de personajes tan fuertes desde la caracterización que verlos pelear como juguetes para niños ya ha pasado a ser parte de una estética un tanto vieja. Si realmente les interesa ser políticamente correctos –y hacernos de paso un favor a los espectadores que ya superamos la etapa de los videojuegos– podrían ir reduciendo en importancia y en tiempo las eternas peleas belicosas entre buenos y malos. Dicho de otro modo: si todas son personas dañadas, ¿qué sentido tiene que se sigan lastimando? 😉 Lo curioso e interesante del film es que las conexiones multiversales (?) y esta alteración del concepto de «crimen y castigo» generarán algunos interesantes paralelos, ya que los ecos de distintas historias unirán a los personajes de unos y otros mundos, creando conexiones impensadas y, finalmente, emotivas. Y Watts –para quien todo el manejo de la acción le es ajeno y quizás, en la práctica, las haga algo así como el Action Team de Marvel y sus 20 casas de efectos visuales– vuelve a sentirse más a gusto en el relato cuando le toca lidiar con las partes más dramáticas. Y su mejor aliado allí es Holland, un actor que se maneja muy bien, también, en ese terreno. Como la película en sí –que trata de ocupar esa multitud de registros, además de incorporar unas cuantas sorpresas narrativas–, su Hombre Araña puede ser un tipo divertido, torpe y gracioso pero alguien que también tiene los sentimientos a flor de piel y sabe comunicar esas emociones a los espectadores. Dentro de la factoría de producción de Marvel, no se puede pedir mucho más.
La tercer (¿y última?) entrega del Hombre Araña de Tom Holland es sin dudas la mejor de las tres. Aún con muchos actores secundarios rodeándolo, Spiderman es el centro de atención. Y cuidado, no es que tenga poca competencia. Todavía dentro de una trama juvenil, con conflictos adolescentes (que a veces rondan lo ridículo), el desarrollo se disfruta mucho más que en películas anteriores. La comedia siempre fue una parte importante de Spiderman. Y en “No Way Home” es dónde mejor se usa. La dupla MJ (Zendaya) y Ned (Jacob Batalon) que acompaña a Peter Parker funciona. Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) juega su papel en la trama pero no se roba la escena. Y la Tía May (Marisa Tomei) definitivamente toma el rol del “Tio Ben” para ser guía de Peter. Tal vez lo más flojo sea que el comienzo del nudo del film se da de forma absurda. Sin embargo, el desarrollo y desenlace son realmente buenos. Visualmente es espectacular, y las escenas de acción son de gran nivel. Los efectos y el CGI están usados a la perfección. Claro que, sin ningún tipo de dudas, el condimento que hace especial el largometraje es la aparición del multiverso. Para no entrar en el terreno de los spoilers lo que se puede decir es que la inclusión de cada personaje se hizo de gran forma. El guión los ordena y todo está ajustado para que cada quien tengo su momento. Además, vale destacar que los buenos actores mejoran cualquier película y la inclusión de algunos de ellos eleva el nivel general. Así que, si decimos que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, “Spiderman: Sin camino a casa” se hizo cargo del legado y cumple entregando un gran espectáculo.
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
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Para los aficionados al mundo de los Comic`s toda interacción de personajes del mismo universo -en este caso el de Marvel– en películas que giran en torno a otros es motivo de festejo. Spider-Man: Sin camino a casa (Spider-Man: No way home, 2021) tiene esto y muchas sorpresas más. Tras revelarse la identidad de Spider-Man / Peter Parker (Tom Holland) al final de Spider-Man: Lejos de casa (2019) su vida cambia radicalmente cuando además es acusado del asesinato de Mysterio (Jake Gyllenhaal) –villano de la película anterior-. Confundido por su nueva realidad y responsable de que su amigo Ned Leeds (Jacob Batalon) y su novia MJ (Zendaya) se vean perjudicados por la relación con él, Peter decide buscar a Doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) para que con su magia lo ayude a que su identidad vuelva a ser secreta. Doctor Strange acepta, pero un problema en el hechizo genera una fractura en el “multiverso” provocando que cuatro villanos que lucharon contra los Spider-Man de otras realidades aparezcan en su mundo. A partir de ese momento, empiezan las sorpresas, las buenas escenas de acción y, por otra parte, se plantea un dilema moral en donde Peter decide intentar ayudar a los “malos” y no combatirlos. Recordando que las dos anteriores películas protagonizadas por Tom Holland tuvieron muy buenas críticas, podemos afirmar que esta tercera entrega, dirigida por Jon Watts, es claramente la mejor. Spider-Man: Sin camino a casa nos muestra un superhéroe que cumple a la perfección con la premisa de “que un gran poder conlleva una gran responsabilidad… ”
Si bien en las dos presentaciones anteriores del superhéroe de Queens nos lo mostraban un tanto aislado de las constantes que sufre este personaje en todas sus variantes, es decir la perdida, en No Way Home, Peter Parker debe aprender de sacrificios y de responsabilidades. La cuestión es que la película arranca justo después de la revelación que había hecho Mysterio al final de Spider-Man: Far From Home (2019). Peter debe aprender a sobrevivir con su identidad revelada y con lo perjudicial que puede ser esto para sus seres queridos. Desde el comienzo Parker debe luchar con el dilema de protegerse a sí mismo o defender a aquellos a quienes ama. A partir de este dilema entramos en lo que se nos presentó en el tráiler es decir el intento del Doctor Strange de borrar de la memoria de la humanidad la verdadera identidad de Spiderman. Si bien las dos primeras películas juegan con el género de comedia de acción No Way Home parece ir por el mismo lugar pero rápidamente muda a una tragedia con tintes épicos en los que Parker deberá jugárselo todo no solo por él o sus seres queridos sino por toda la humanidad y el multiverso. Ninguna buena acción queda impune es la frase que debe quedarnos fijada ya que es la base de la segunda parte de la película y lo que hace girar la trama hasta sus momentos más dramáticos y épicos, para terminar, convirtiendo a esta película en una tragedia muy bien construida. Marvel/Disney y Sony en esta película despliegan sus músculos presentándonos una galería de villanos ya conocidos de las sagas anteriores a la protagonizada por Tom Holland que hacen avanzar la trama y darle un giro mucho más interesante. El gran logro es traer personajes de otras entregas y darle más peso que un simple cameo, ya que complementan muy bien lo que habíamos visto de esta encarnación de Spiderman. Es decir, toda la construcción de un superhéroe adolescente y dependiente de su mentor tiene una muy buena conclusión cuando vemos que el personaje evoluciona ante nuestros ojos hasta ser capaz de enfrentar las amenazas solo, son ellos los que le dan el empujón final al héroe. Esta es una película que trata sobre crecer y enfrentarse a las adversidades aceptando las consecuencias de los actos propios. No Way Home está lejos de ser una película perfecta pero aún en su imperfección apela a una construcción de los personajes, tanto héroe como villanos, que los lleva a una evolución. La dirección es atinada y dinámica ya que la cámara no descansa nunca y todo el tiempo es un recurso narrativo, si bien es cierto que uno no espera de Marvel una película de recursos sobre la narración, la forma en que el director utiliza los recursos al servicio de lo que realmente importa, que es la historia, aporta mucho ya que trabaja las escenas de acción de una manera que no confunde ni distrae. Jon watts hace de la dinámica su forma de contar y eso se aprecia mucho en una película de dos horas y media. La forma que construye la historia hace que cada fracción de la tenga las características básicas del estilo que encara y que aun así no desentone cuando ese género es roto para pasar a un tono diferente, es decir las escenas en las que se apela a la comedia no desencajan con las escenas en las que se pasa a la acción pura, ya que ahí hay una buena construcción de las mismas y de las relaciones entre personajes, y cuando la película se convierte en un drama no existe un quiebre marcado. No Way Home es la película en la cual aquellos que odian el humor de Marvel porque tiende a quebrar el clima en pos de distender no van a encontrar ese tipo de escenas, que son geniales y que hacen que Marvel tenga une estilo que otros quieren copiar, pero que muchos no saben apreciar. Aquellos que ven Marvel para quejarse de sus villanos porque no entienden que lo importante de esta compañía son sus héroes tendrán en esta película un villano de verdad que por momentos causa escalofríos y hace temer por el héroe, ahí es donde Willem Dafoe Brilla como el Duende Verde. Dafoe no solo brilla con su voz o sus gestos, sino que también lo hace en las escenas de acción, las cuales decidió hacer el mismo. El Duende Verde de Dafoe es aterrador, violento y astuto. Al fin y al cabo, un villano a la altura del héroe, en este punto es donde la película construye en cada uno de los villanos un pequeño arco que nos permite comprenderlos, tal vez no empatizar, pero si tal vez entender sus razones. Alfred Molina es otro de los actores que destaca por su talento propio y por la forma en que la historia retoma al Otto Octavius anterior al incidente que lo convierte en villano en Spider-Man 2 (Sam Raimi, 2004), es decir amable, inteligente, curioso y aterrador. El personaje de Jamie Foxx pasa de ser un don nadie a un ganador que necesita de sus poderes para reforzar su autoestima y que encuentra en esa autoestima la necesidad de dominar y ser más poderoso para conseguir este fin, es decir una persona atrapado en un círculo vicioso cual un adicto. De alguna manera estás transiciones entre los villanos permite darles a algunos un arco de redención y a otros un carácter irredimible. La evolución de los villanos impulsa la evolución del héroe y de alguna manera ese es el mayor valor de la trama. «Ninguna buena acción queda impune» dice el Duende Verde y esa es la clave de esta historia ya que a diferencia de las otras películas de Spider-Man en esta hay consecuencias y la gracia, lo que convierte a este Spider-Man en el mejor de los superhéroes vistos hasta ahora en el cine es que está dispuesto a pagar el precio por un bien mayor. La tercera película de Spider-Man en el MCU es una película entretenida que apunta a una épica que de alguna manera la emparenta con las películas de Sam Raimi, sin perder el estilo Marvel, bien construida desde el guion, con buenas actuaciones y con una dirección que aporta mucho a la historia.
No Way Home es una aventura para disfrutar de comienzo a fin, y la mejor lograda desde que Tom Holland tomó el manto.