La estafa de Liverpool Sinceramente se extrañan mucho las películas que en otras épocas solían ponderar la vieja y querida premisa “¿qué tal si…?”, no la vertiente más o menos estereotipada que responde a los géneros clásicos sino más bien la versión verdaderamente delirante e incontrolable, casi siempre coqueteando con la fantasía estrambótica y el humor negro a lo bestia: así las cosas, la presente Yesterday (2019) nos devuelve temporalmente aquella algarabía chiflada de antaño con el objetivo manifiesto de regalarnos un esquema narrativo basado en un misterioso apagón global cuyo único efecto visible parece ser el “olvido” masivo -o más bien, la desaparición lisa y llana- de determinados ítems/ productos del quehacer humano, específicamente la Coca Cola, los cigarrillos, Harry Potter… y The Beatles, lo único que verdaderamente merece ser añorado/ celebrado considerando las tres nimiedades anteriores. El protagonista es un muchacho hindú/ inglés, Jack Malik (Himesh Patel), que justo cuando se produce el apagón es atropellado por un autobús, no se ve afectado por la amnesia en cuestión y -siendo él mismo un músico- decide aprovechar la situación para hacer pasar todos los grandes clásicos de los cuatro de Liverpool como propios. La trama es realmente muy sencilla y apenas si juega a dos puntas por un lado con la frustración profesional del hombre, sin jamás lograr reconocimiento por sus propias composiciones y debiendo contentarse con el hecho de hacerse famoso gracias a temas prestados, y por otro lado con sus acercamientos románticos hacia Ellie Appleton (Lily James), una amiga de toda la vida y manager del señor que no le puede seguir el ritmo a su éxito, el cual pasa a ser controlado por la arpía Debra Hammer (Kate McKinnon), típica agente hiper chupasangre de artistas. Así como la arquitectura dramática macro es francamente traslúcida y no esconde ninguna sorpresa en el horizonte, lo mejor del convite son las excelentes actuaciones de los tres actores principales y de un elenco que acompaña con gran eficacia, sumado a la siempre prodigiosa labor de Danny Boyle, el realizador británico de las recordadas Tumba al Ras de la Tierra (Shallow Grave, 1994), Trainspotting (1996), Exterminio (28 Days Later, 2002), Sunshine (2007), Slumdog Millionaire (2008), 127 Horas (127 Hours, 2010), En Trance (Trance, 2013) y T2 Trainspotting (2017); principal responsable de la introducción de la estética de los videoclips y la publicidad en el cine de la década del 90 (referencias a la cultura pop, instantes de corte onírico, edición entrecortada, sobreimpresiones sobre las imágenes, paleta de colores furiosos, preponderancia del cinismo, etc.). La literalidad de la propuesta en general, esa que a veces resulta adorable y en ocasiones un tanto frustrante porque impide un desarrollo más profundo de la idea central, se debe a las pocas luces del guionista Richard Curtis, un veterano de la comedia romántica con casi nula experiencia en otros géneros y en esencia conocido por diversos mamotretos insoportables como Cuatro Bodas y un Funeral (Four Weddings and a Funeral, 1994), Un Lugar Llamado Notting Hill (Notting Hill, 1999) y la franquicia de El Diario de Bridget Jones (Bridget Jones's Diary). Yesterday consigue burlarse del desinterés y la abulia cultural del grueso de los mortales con sutil inteligencia, acusando a los padres de Malik de ser unos palurdos, a Hammer de un representante caníbal de la industria del espectáculo, a los directivos, productores y subalternos de la compañía discográfica de carecer de visión artística y sólo preocuparse por el marketing, y finalmente al público en general de “inflar” desmesuradamente a los músicos al punto de desdibujar su condición de seres humanos como cualquier otro, muchas veces llevándolos al punto del colapso psicológico por la presión y las expectativas acumuladas de manera demencial. La decisión de fondo de incluir al mediocre de Ed Sheeran -interpretándose a sí mismo- como una suerte de mecenas primigenio de Jack no fue de lo más afortunada, porque no hace falta comparar a Sheeran con The Beatles para decir que es un producto inofensivo y paupérrimo de nuestros días (se lo podría contrastar con muchos otros artistas de menor categoría que los Fab Four). Desde ya que más allá de todos sus pros y sus contras, el film mantiene su encanto a lo largo del metraje de la mano de la presencia de las canciones de la legendaria banda británica, eje de los acontecimientos y de las mejores escenas cómicas. Sin ser una maravilla, el opus de Boyle es un trabajo digno con algunos buenos momentos, como la charla con John Lennon (Robert Carlyle).
Si te gustan las comedias sencillas lo vas a pasar muy bien, pero si sos más exigente, es muy posible que la línea del romance te parezca muy tibia y la resolución de la historia.....
De principio la historia parece muy interesante: ¿Qué pasaría si de un día para el otro todos olvidan a los Beatles menos vos? Y sin duda quienes están detrás del proyecto le agregan un plus mayor, el guionista Richard Curtis (Un lugar llamado Nothing Hill y Realmente amor), y ni mas ni menos que el director Danny Boyle, uno de los más reconocidos de las últimas décadas. Quien vive esta situación es Jack -interpretado por Himesh Patel, conocido en Reino Unido por la serie pero desconocido por estas tierra- un músico callejero sin mucho éxito que se encuentra evaluando la decisión de abandonar la música debido a sus fracasos. Luego de un accidente de transito que sucede al mismo instante que un corte de luz a escala mundial descubre que nadie más que él sabe quienes son los Beatles y mucho menos conocen sus canciones. Esta situación, más la insistencia de su mejor amiga y representante Ellie (Lily James) de continuar con la música, le da la idea de comenzar a tocar las canciones del cuarteto de Liverpool haciéndose pasar por su autor, y todo esto termina por explotar cuando Ed Sheeran (interpretándose a si mismo) lo descubre y lo ayuda a crecer hasta convertirse en una estrella. El mensaje que deja Yesterday es bien claro – e incluso está explicito en un dialogo- “Un mundo sin los Beatles, es un mundo peor”, y de hecho no solo de esta banda se olvidan en esta nueva “realidad”, el mundo tampoco sabe lo que es la Coca-Cola o los cigarrillos, ninguna de estas cosas está a la altura que los Beatles. Sin embargo, la película muestra algunos problemas de guion. La idea principal está clara, pero el cómo y por qué nunca se explica, y al final tampoco se resuelve el problema. Es tan así que se termina dando más importancia a la historia de amor entre Jake y Ellie que al problema que da origen a la película. Una historia de amor que si no estaría involucrada con la música de los Beatles no aportaría nada nuevo. Sin dudas, si esta misma película se hubiera planteado con otras bandas también influyentes como Pink Floyd o los Rolling Stone no seria lo mismo ya que ninguna banda genera lo que generaron John, Paul, George y Ringo. Más allá de estos errores narrativos – que se reflejan también en la decisión final de recortar al personaje de la actirz Ana de Armas que se iba a involucrar en medio de la relación entre Jake y Ellie- y la falta de gracia de algunos personajes -en especial el amigo que vendría a ser el comic relief –Yesterday es una película bastante entretenida, en la cual las casi dos horas ni se sienten, y que no termina siendo más que un homenaje a, posiblemente, la banda más importante de todos los tiempos.
Can't buy me love La premisa de esta película despertaba grandes expectativas ante la inconcebible realidad de un mundo sin la música de los Beatles. El desafío era muy grande, pero fue Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog Millionaire) quien se puso detrás de las cámaras para llevar adelante este proyecto y Richard Curtis (escritor de Notting Hill y Love Actually) se encargó del guión, motivos por los cuales la idea tomó más fuerza. La cinta se sostiene casi exclusivamente en dos factores: el carisma de Himesh Patel, quien se mete en la piel de la única persona que recuerda a los Beatles después de un apagón mundial de electricidad, y, sobre todo, en la fuerza del soundtrack constante de la música de la banda de Liverpool. Optimista, alegre y divertido, el film se desliza bajo la harto-utilizada estructura de la comedia romántica sin muchas sorpresas narrativas, aunque es ineludible resaltar que provoca que la audiencia se entretenga durante todo su metraje y que lance más de una carcajada. Patel, con sus expresiones, se compra al público y es extremadamente gracioso. El reparto está bien compuesto, nuevamente bajo la prefabricada máquina de comedias románticas con los personajes secundarios graciosos y exagerados a los que estamos acostumbrados, con una Lily James convincente que sirve como nexo del mundo conocido del protagonista contrastado con la fama y el dinero que le traerían ser el mejor cantautor del planeta. Sin embargo, como muchas de este género, Yesterday peca por trillada. Por cliché. Por melosa. Por conformarse con contar la misma historia de siempre sin algún recurso novedoso más que el de la propia premisa de la cinta. Lamentablemente, también sufre de un clímax algo ridículo con diálogos acartonados poco creíbles, que termina bajando el nivel del film. En síntesis, es una película ideal para ir a divertirse y pasar un buen rato, especialmente para aquellos fanáticos de los Beatles, que se encontrarán con muchos guiños, canciones y recuerdos que les alegrarán sus almas. Eso sí, mientras más se rasque debajo de la superficie, más huecos se encontrarán. Puntaje: 7/10 Manuel Otero
“Al ser que está delante del espejo podemos plantearle siempre la doble pregunta: ¿por qué te miras?, ¿contra quién te miras? ¿Tomas conciencia de tu belleza o de tu fuerza?” (Gaston Bachelard, El agua y los sueños) En un nivel superficial, pareciera que Yesterday no trata más que de Jack Malick, un hombre que busca recuperar al amor de su vida ayudado por las canciones de Los Beatles. Pero basta atender al reflejo del protagonista en las superficies lisas para comprender que estamos ante su búsqueda de identidad. La dinámica del personaje con respecto a espejos y pantallas establecida por la obra configura una manera de construir un sentido en medio del éxito. Recordemos que, gracias a un accidente que afecta la electricidad en todo el mundo y que le ocasiona un arrollamiento al protagonista, Jack (Himesh Patel) es el único en el planeta en recordar la música y la letra de Los Beatles. Cuando esto se hace evidente, una seguidilla de primeros planos breves cierran con el rostro de él reconociéndose frente al espejo de su habitación. Esto lo obliga a hacer memoria para recordar las canciones de los cuatro de Liverpool en las escenas subsiguientes. No es un detalle menor que para corroborar si Los Beatles “existen”, Jack acuda a Google. No lo hace solo con la banda de Liverpool sino también con Coca Cola, Oasis y su “Wonderwall”, Los Rolling Stones, e incluso Harry Potter. Google se convierte, para los límites de la película, en una suerte de oráculo que engloba el conocimiento del mundo. Pero ya volveremos a este punto. Para el momento en el que Jack presenta nada más y nada menos que “Let It Be” a sus padres, las visitas que llegan a su casa se reflejan en un espejo convexo que deforma los rostros de los personajes secundarios. Esta segunda pista da cuenta de que el éxito que se está labrando el protagonista trasgrede lo que los otros ven en él. Este hecho lo va aislando, aunque los intentos por recuperar a Ellie (Lily James), su primera manager y amor secreto, son persistentes. El mayor logro de Boyle y su equipo es la búsqueda de planos y movimientos de cámara que nos embarguen tanto como la música del cuarteto británico. El director de Slumdog Millionaire sabe que está tratando con un tesoro de la cultura pop, pero juega a conveniencia con las canciones. El mayor signo de respeto ante estos himnos es no solo darle un espacio a John Lennon en la historia; además hace que su voz bañe los recorridos aéreos de la cámara por la playa, a la manera de un asomo de filosofía vital escondida en sus palabras. Por si esto fuera poco, en el concierto donde Jack confiesa su plagio Boyle encuentra la conciliación entre la identidad del personaje y el amor. Ellie, un poco desprevenida, está siendo grabada fuera del escenario. El público ve su rostro magnificado en una pantalla grande. Y a medida que Jack se delata, aparecen en un mismo plano ambos rostros amantes. Para una época de pantallas muy pequeñas, chicas o medianas; el realizador resuelve la complicidad de ambos personajes no ya desde el éxito ni la vanagloria, sino desde la franqueza pública. Si a mitad de película la pantalla era desbordaba con cifras de visualizaciones, corazones y emoticones; Boyle le brinda al rostro y a la imagen de este el lugar que merecen. Como apunta Bachelard, “el rostro es, antes que nada, el instrumento que sirve para seducir”. Y que Danny apele a las gestualidades cómplices del actor y de la actriz más allá de las pantallas es un planteamiento frontal a la liberación de lo inasible. Mención aparte requiere el rescate a la memoria esgrimida por los otros dos fanáticos que recordaban las canciones de Los Beatles. Cuando les permiten un encuentro con el descarado plagiador, no son la ética ni la moral las que reprochan sus acciones, sino el gozo de la complicidad por escuchar una vez más, en voz de quien sabe cantar, éxitos como “Yesterday”, “All You Need Is Love” o “Here Comes the Sun”. Si esto no es un alegato a favor de las copias, las versiones y remixes; ¿qué más lo puede ser? Finalmente, si bien es palpable que Kate McKinnon está tomando mucho de actuaciones anteriores, sobre todo de su participación frecuente en Saturday Night Live, la fuerza de su mirada desparpajada sigue presente. Su actitud es y no es maliciosa, es y no es avara. Cuánto disfrutamos de los intérpretes cuando evidencian que están encarnando su personaje sin prejuicios.
“Una gran guitarra necesita una gran canción”, dice Jack Malik frente a su familia y amigos justo antes de tocar por primera vez su flamante instrumento. El tema elegido para el debut es un clásico de The Beatles. Menuda sorpresa se lleva ante la cara alucinada de esas personas que, aseguran, jamás escucharon esa canción ni tampoco hablar de Paul, Ringo, John y George. Si bien el director es el inclasificable Danny Boyle, la autoría intelectual del proyecto pertenece al aquí guionista Simon Curtis, el mismo de Cuestión de tiempo y Realmente amor, dos películas con las que esta tiene más de un punto de contacto. A fin de cuentas, se requiere una suspensión de la credulidad para ver esta fábula romántico-musical centrada en las vivencias de ese joven que, de un día para otro, resulta ser la única persona en el mundo que recuerda que alguna vez existieron The Beatles. Jack (Himesh Patel) sueña con ser músico pero está lejos de lograrlo. Sin embargo, cuando despierte luego de sufrir un accidente automovilismo, el mundo que lo rodea será distinto: no solo los cuatro de Liverpool están ausentes, tampoco hay Coca Cola ni Harry Potter. La película de Boyle acompañará a Jack en un camino al estrellato meteórico, en tanto lo construye replicando las canciones del grupo. Uno de sus únicos apoyos será el de su vieja amiga Ellie (Lily James), quien inevitablemente se convertirá en su interés romántico. A Boyle y Curtis les importa menos la descripción de la industria musical que cómo ella incide en la relación de Jack con su entorno, en especial con Ellie. Convencional aunque noble, por momentos genuina y por otros indudablemente forzada (sobre todo en su última media hora), Yesterday es una comedia romántica que celebra tanto el amor como la genialidad de los Beatles.
¿Dónde está Danny? El otrora disruptivo y poco complaciente realizador Danny Boyle se embarca con Yesterday (2019) en una aburrida película que se desinfla a los pocos minutos de relatada la anécdota/plot principal y que ni en la evocación de la música de los cuatro de Liverpool puede remontar su trillada trama. ¿Qué sucedería si un día nos levantamos y nadie, nadie, sabe ni supo nada de The Beatles? ¿Nos animaríamos a jugar con ese vacío que hay en las radios, televisión y, principalmente, industria de la música? Con ese disparador Richard Curtis (Un lugar llamado Notting Hill, Realmente Amor) arma el guion de cómo un loser de la música se permite triunfar a escalas inimaginadas para su triste existencia. Jack Malik (Himesh Patel) es un joven cantautor que se reparte sus días entre sueños aspiracionales y trabajo en un supermercado en donde recibe el peor de los tratos por parte de su empleador. Atravesado por la angustia de aquel que no puede realizarse, pero que a fuerza de tesón y empeño cree que en algún momento todo cambiará, su vida dará un giro radical de un momento a otro cuando un extraño suceso sobrenatural termine por eliminar de la faz de la tierra la música de los Beatles. Nadie recuerda más sus melodías, aquellas entrañables y virtuosas canciones, y mucho menos, a sus miembros. Jack ve una oportunidad que no quiere perderse y reversiona cada una de las célebres canciones que acompañaron a la humanidad, saltando al éxito de un momento al otro al punto de perderse en el intrincado, competitivo y desafiante mundo de la música profesional. A la narración clásica, en donde el camino del héroe -o antihéroe- termina por ser la excusa para hablar del amor (una amiga incondicional interpretada por Lily James), amistad, fama, sueños, perdiendo su ironía y mirada lúcida sobre el negocio de la música rápidamente. Del director de Trainspotting (1996) siempre esperamos más, su cine alocado y vívido de los primeros tiempos ha caído en desgracia, razón por la cual a Yesterday se le agota la broma de la música y el plagiador rápidamente, desarrollando una tradicional trama de chico ama a chica y viceversa en el marco de una propuesta que pierde rendimiento. A la ausencia de una crítica consciente sobre la industria, y el preferir traicionar su espíritu lúdico, la película termina convirtiéndose en una romcom básica y fuera de tiempo, en dónde se continua afirmando que hay que esperar algo sobrenatural para triunfar y, si así y todo llega, siempre va a ser mejor estar abrazado a la mujer/hombre que se ama.
Yesterday demuestra cómo de la semilla de una idea original, por más descabellada o inverosímil que pueda parecer, se puede germinar una comedia romántica con la música de Los Beatles de fondo. A menos de que usted sea uno de los personajes de la película -no el protagonista-, que no saben, no recuerdan que hayan existido Paul, John, George ni Ringo. ¿Alguien puede imaginar un mundo sin los Beatles? Jack Malik es un músico sin mucha suerte, que toca sus baladas en pubs y/o festivales destinados a un puñado de espectadores. Un día sufre un accidente cuando se produce un extraño apagón en todo el mundo. Cuando despierta, tiene dos dientes menos, pero toda una carrera por delante. Parece ser el único ser sobre la Tierra que conoce a Los Beatles. Cuando le regalan una guitarra nueva, por lo del accidente, toca los acordes de la canción que da título al filme, y quienes lo escuchan están maravillados. No porque la toque bien, sino por la composición en sí misma. Nunca habían escuchado nada parecido a eso. Ni a Help, ni a Let It Be, ni a Eleanor Rigby, ni a… A partir de allí, Jack, sin decirle la verdad a su representante (Lily James, deLa Cenicienta, aquí morocha) comienza a tener éxito haciendo, sí, covers de temas de Lennon & McCartney, pero no diciendo que son de Lennon & McCartney, sino propios. Y convence hasta a Ed Sheeran, que se interpreta a sí mismo, y trata de persuadirlo de que, si quiere tener un éxito con esa canción que acaba de escuchar, mejor le cambie el título: de Hey Jude a Hey Dude. Como los personajes creados por Richard Curtis (Un lugar llamado Notting Hill; Cuatro bodas y un funeral), Jack tiene mucho de perdedor, de entrador y de romántico. Al fin y al cabo, de eso se trata Yesterday: de un muchacho solitario, perdedor, que de buenas a primeras ve cómo el mundo a su alrededor cambia, y no se da cuenta de que lo que está por cambiar -y volver a perder- es él. Himesh Patel y Lily James tiene eso que se llama química. Y está todo más o menos resuelto. ESPECTÁCULOS SUSCRIBITE Muy buena Crítica de “Yesterday”: ¿Un mundo sin Los Beatles? Un músico despierta siendo el único en el mundo que conoce al cuarteto de Liverpool. Comedia, romántica, entretenida. Tócala de nuevo, Jack. Himesh Patel, el afortunado. UNIVERSAL/UIP PABLO O. SCHOLZ COMENTARIOS (0) 11/09/2019 - 18:54 Clarín.com Espectáculos Cine The BeatlesCríticas De CineSpot Yesterday demuestra cómo de la semilla de una idea original, por más descabellada o inverosímil que pueda parecer, se puede germinar una comedia romántica con la música de Los Beatles de fondo. A menos de que usted sea uno de los personajes de la película -no el protagonista-, que no saben, no recuerdan que hayan existido Paul, John, George ni Ringo. ¿Alguien puede imaginar un mundo sin los Beatles? NEWSLETTERS CLARÍN Viva la música | Te acercamos historias de artistas y canciones que tenés que conocer. TODOS LOS JUEVES. Recibir newsletter Jack Malik es un músico sin mucha suerte, que toca sus baladas en pubs y/o festivales destinados a un puñado de espectadores. Un día sufre un accidente cuando se produce un extraño apagón en todo el mundo. Cuando despierta, tiene dos dientes menos, pero toda una carrera por delante. Parece ser el único ser sobre la Tierra que conoce a Los Beatles. Cuando le regalan una guitarra nueva, por lo del accidente, toca los acordes de la canción que da título al filme, y quienes lo escuchan están maravillados. No porque la toque bien, sino por la composición en sí misma. Nunca habían escuchado nada parecido a eso. Ni a Help, ni a Let It Be, ni a Eleanor Rigby, ni a… Mirá también Crítica de “Presidente bajo fuego”: Y, no hay dos sin tres A partir de allí, Jack, sin decirle la verdad a su representante (Lily James, deLa Cenicienta, aquí morocha) comienza a tener éxito haciendo, sí, covers de temas de Lennon & McCartney, pero no diciendo que son de Lennon & McCartney, sino propios. Y convence hasta a Ed Sheeran, que se interpreta a sí mismo, y trata de persuadirlo de que, si quiere tener un éxito con esa canción que acaba de escuchar, mejor le cambie el título: de Hey Jude a Hey Dude. Mirá también Crítica de “Todo por el ascenso”: Que vamos a salir campeón... Como los personajes creados por Richard Curtis (Un lugar llamado Notting Hill; Cuatro bodas y un funeral), Jack tiene mucho de perdedor, de entrador y de romántico. Al fin y al cabo, de eso se trata Yesterday: de un muchacho solitario, perdedor, que de buenas a primeras ve cómo el mundo a su alrededor cambia, y no se da cuenta de que lo que está por cambiar -y volver a perder- es él. Himesh Patel y Lily James tiene eso que se llama química. Y está todo más o menos resuelto. Mirá también Crítica de “Señor Link”: Para los más chicos Danny Boyle tiene un timing para la comedia, que no siempre le es bien adjudicado. Del humor negro de Tumba al ras de la tierra, su magnífica opera prima, a Trainspotting, podrá o no esquivar con suerte clisés, pero Yesterday termina siendo una comedia simpática y entretenida, que lo descubrirá más de una vez con una sonrisa mientras la ve. No es poco.
Jack Malik es un fan de los Beatles, y a la vez, un músico que al ver que su golpe de suerte no llega, comienza a frustrarse, pese al optimismo de su mejor amiga y manager Ellie. Luego de sufrir un accidente vial, al despertarse, se da cuenta de que el mundo es distinto, ya que nadie tiene noción de la existencia de los Beatles; por lo que ahora Jack tiene todo servido en bandeja para convertirse en el músico más famoso y aclamado del mundo. La idea de un mundo donde nadie sabe de la existencia de los Beatlessalvo una persona, podía resultar bastante tentadora; más aún cuando sabíamos que el hombre detrás del proyecto era el mismísimo Danny Boyle. Pero de apoco empezaron a llegar las primeras críticas internacionales, donde se decía que la película era bastante del montón. Y por desgracia, ahora que llega a nuestro país, tenemos que darle la razón. El principal pero de Yesterday, es como desperdicia la idea central, yéndose para el lado de la comedia romántica más banal, superficial, y sobre todo, edulcorada que podamos ver. No es gratuito que el guionista del proyecto sea el mismo que nos trajo Realmente amor. Si, sabemos que Richard Curtis tiene joyas como Pirate Radio o About Time, pero por desgracia esta vez quiso retomar las dosis de azúcar dadas en el primer film coral que citamos en este párrafo. A esto debemos sumarle que el sello de Danny Boyle brilla por su ausencia, así que si esperaban ver algo característico del director; solo encontraremos planos con colores saturados en los recitales, y poco más; confirmando así la meseta en la que se encuentra el realizador británico. Pero no todo es malo en Yesterday. Si la película se vuelve mirable, es por obra y gracia de sus dos protagonistas, tanto por carisma o por la química que tienen entre ellos. Lilly James y Himesh Patel se cargan toda la cinta a sus espaldas, haciendo que los chistes melosos causen gracia; y dándole un poco de personalidad a su trama romántica irreal y personajes tan planos. Yesterday termina siendo una comedia romántica de corte telenovelezco, que desperdicia una idea que daba para bastante más, y para empeorar las cosas, viniendo de alguien como Danny Boyle, alguien que nos dio joyas como Trainspotting o Exterminio. Demasiado poco para todo el potencial que se tenía.
Con la dirección de Daniel Boyle y el libro de Richard Curtis (sobre una historia de Jack Barth), esta película tiene un ingenioso comienzo, una primera hora realmente atractiva, pero, después de una idea genial es bastante difícil de sostener un encanto que se diluye en una resolución poco feliz. El rulo imaginativo del argumento es que estamos en el mundo donde solo un chico, el protagonista aspirante a cantante y al parecer condenado a bares de mala muerte como única salida laboral, se da cuenta que es el único que recuerda las canciones de Los Beatles. Ni en google figuran. El chico encuentra entonces un atajo en su vida y lo explota. Se transforma en el “creador” de cada uno de sus temas, con el mejor repertorio del pop del que el mundo tenga memoria. Lo que le pasa al protagonista mientras recuerda cada estrofa, cada sonido es particularmente divertido y entretenido. Pero, luego todo se transforma en un mecanismo ya muchas veces visto, donde un anónimo tendrá dentro de la gran maquinaria del showbusiness, la oportunidad de transformarse en famoso globlal. Un amor romántico que se pierde y una resolución que se siente tan poco creativa que produce desilusión. Himesh Patel es un convincente chico aturdido y complicado. Lily James juega a la perfección el papel de la heroína que está enamorada desde el primer minuto pero el objeto de sus amores no lo advierte. Ed Sheeran tien una muy divertida intervención haciendo de sí mismo y cometiendo el peor pecado musical.
"Yesterday": cuando la humanidad olvidó a los Beatles La cosa es así. Para decidir de una vez quién es mejor de los dos, Ed Sheeran reta al desconocido a un desafío. Tienen media hora para componer un tema nuevo. Durante esa media hora cada uno irá a su camarín, se encerrará, saldrá y lo tocará. Los miembros de un público de amigos que hay en ese momento en el estudio elegirán, y el ganador será el nuevo Master of the World. Sheeran canta un lindo tema (pero bué, como todos sus temas), termina, sonríe y el otro, el cantante anónimo que se hizo estrella instantánea con una serie ininterrumpida de temazos, se sienta al piano. Toca los primeros acordes, canta algo sobre un camino largo y sinuoso y a todos se les cae la mandíbula. Termina y Sheeran anuncia lo q está a la vista: q no hace falta ningún concurso, que el ganador indiscutible es Jack Malik, gracias a su tema “The Long and Winding Road”. Yesterday es lo que se llama “película de concepto”. Una de esas que funcionan a partir de un concepto fuerte y original. Por algún motivo que no queda muy claro (el concepto es fuerte y original, pero no riguroso), de pronto toda la humanidad olvida, o desconoce a… bueno, a cierto grupo sin el cual el siglo XX poco menos que no hubiera existido (el cronista se esfuerza por no espoilear, pero no hay forma de evitarlo). Por algún otro motivo que tampoco queda muy claro (¿un pequeño accidente sufrido durante un apagón planetario?), Jack Malik (Himesh Patel), cantautor que suele presentarse con su guitarrita y nada más, sigue recordando como si nada a aquellos cuatro músicos británicos. A las canciones de Malik nadie les da bolilla, y ahora tiene la posibilidad de cantar algunos de los mayores temazos de la historia de la música pop, haciéndolos pasar por propios. ¿Quién podría negarse? Escrita por Richard Curtis (Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill, El diario de Bridget Jones), Yesterdayparece descubrir a mitad de camino que el concepto que la anima no llega muy lejos, por lo cual se reconvierte como fábula de-hombre-bueno-metido-dentro-de-la-picadora-de-carne. Una fábula vieja como el mundo (como el mundo desde que existe el capitalismo, al menos), que tampoco va a ninguna parte, porque todos ya sabemos dónde va. Lo que queda es el no tan largo ni sinuoso camino que lleva hasta los créditos finales, y que cuenta con una estrella invitada (Sheeran) para compensar un poco la falta de estrellas, pero cuya mayor fortaleza son justamente las no-estrellas centrales. Actor de televisión hasta ahora, Patel canta lindo y expresa inmejorablemente a este renegado de la ambición capitalista, cuya impasibilidad naïf recuerda al Mr. Chance de Desde el jardín (¡que también era una película de concepto!). Tan ingenua como él, Lily James es su chica perfecta. Y la del alma adolescente de más de un espectador, seguramente. Dirige Danny Boyle, pero si hubiera sido John Smith hubiera sido igual.
Con los Beatles no alcanza Director experimentado con premios a cuestas y alguna vez considerado "rebelde, transgresor y joven" + guionista de muchos éxitos + Los Beatles + "concepto ingenioso" + presencia de estrella actual de la música + pegarse al éxito de Bohemian Rhapsody. El resultado: una película atolondrada, ñoña y falta de gracia e inteligencia, con decisiones de énfasis narrativo y de candidez rayana en la bobería que apuntan a un espectador por lo menos distraído y a una circulación global sin la más mínima restricción, tal vez por la coproducción sino-rusa. El "concepto" es que los Beatles nunca existieron para el mundo, pero sí los recuerda el protagonista, aspirante (sin gran sustento) a estrella de rock. Y entonces asistimos a chistes obvios y estirados, a referencias a los Beatles obvias y de discutible creatividad, a personajes que más que estar definidos con trazos simples están vaciados de inteligencia, y así sus interacciones y las implicancias de esas interacciones no generan un solo atisbo de riqueza o complejidad. Yesterday tampoco apela a la aparente simplicidad del clasicismo, es meramente una película hueca, acartonada y oportunista que termina renunciando a cualquier lógica. Quizás sus responsables se hayan confiado en que con poner un montón de canciones de los Fab Four bastaba para fabricar dos horas de felicidad. Sí, dos horas de los Beatles pueden bastar para ser felices, pero deben proporcionarse sin agregados de cine de altísima toxicidad.
“Yesterday”, de Danny Boyle Por Jorge Bernárdez Llega a las salas una de las grandes promesas de esta temporada cinematográfica, porque Danny Boyle es un director admirado por muchos, con varias películas que han marcado a los espectadores y otras que no tanto, como ocurre en toda carrera prolífica de un director que entre otros logros, se alzó con un Oscar. El planteo no podía ser más atractivo: el mundo se olvidó de Los Beatles, sus canciones han desaparecido y una sola persona las recuerda a todas. En consecuencia las presenta como propias y se vuelve una estrella. Lo cierto es que suele ocurrir en el mundo del espectáculo que algo que se plantea como imbatible pero al momento de plasmarse no alcanza los objetivos y eso pasa con Yesterday, que aunque no es total desastre porque nada que contenga temas de los Fab Four puede serlo. John Malik (Himesh Patel) es un cantautor de carrera inexistente, que toca en bares vacíos, fiestas privadas e incluso en la calle. Lo acompaña en esta carrera una amiga que lo sigue el colegio y que hace las veces de representante. Elli (Lilly James) y John son, para todos los que lo rodean una pareja formal, lo que los obliga a explicar todo el tiempo que no ha pasado nada entre ellos más allá de la relación entre músico y virtual agente. Tras una jornada desalentadora, el músico decide que ya está, que no tiene caso insistir, que quizás no tenga el talento suficiente y le comunica a su amiga que piensa retirarse de la actividad. Esa noche ocurre algo extraordinario, un apagón global, que provoca un accidente de tránsito, termina con el cantautor en el hospital donde pasa un tiempo cuidado por su amiga. Cuando se integra a la vida normal, se entera de lo del apagón y de manera casual descubre que tras el incidente algunas cosas han cambiado y la principal para el protagonista es que se ha borrado toda la obra de Los Beatles. A partir de ese momento, el músico se pone a rehacer toda la obra de la banda de memoria y presenta las canciones como propias. La gracia de la película aguanta unos 45 minutos en los que además de algunos chistes destinados a quienes conozcan algo de música pop, aparece Ed Sheeran haciendo de si mismo y riéndose de cuestiones del mundo de la música. A partir de cierto momento, el chiste se agota y el ralato se le hace cuesta arriba sostener la premisa, así que abandona el tema fantástico y se concentra en la parte romántica de la historia. Dos horas después del comienzo, ni el chiste tiene gracia ni la química de la pareja protagónica alcanzan para sostener el interés del espectador. La película se va deshilvanando hasta el punto en que una especie de “Deus ex Machina”, muy al estilo de Quentin Tarantino, intenta un golpe de efecto que no alcanza pero que puede ser un buen momento para los amantes de Los Beatles. YESTERDAY Yesterday. Reino Unido/Estados Unidos, 2019. Dirección: Danny Boyle. Guión: Richard Curtis. Intérpretes: Himesh Patel, Lily James, Kate McKinnon, Sophia Di Martino, Meera Syal, Harry Michell, Vincent Franklin, Joel Fry, Michael Kiwanuka, Robert Carlyle. Producción: Danny Boyle, Richard Curtis, Eric Fellner, Matthew James Wilkinson, Tim Bevan y Bernard Bellew. Distribuidora: UIP. Duración: 116 minutos.
Famoso de la noche a la mañana Yesterday (2019) es una comedia romántica musical que está dirigida por Danny Boyle (Slumdog Millionaire, 127 Horas) y escrita por Richard Curtis (Cuestión de Tiempo). Protagonizada por Himesh Patel, el reparto se completa con Lily James (Cenicienta, Baby Driver), Joel Fry, Ed Sheeran, Kate McKinnon (Mi Novio Es Un Espía), Alexander Arnold, Sanjeev Bhaskar, Meera Syal, Sophia Di Martino, Ellise Chappell, entre otros. La cinta tuvo su premiere mundial en el Festival de Cine de Tribeca. La historia gira en torno a Jack Malik (Himesh Patel), un empleado de supermercado que vive en el condado de Suffolk, Reino Unido. Jack es cantante y compositor pero no le va bien: siempre que toca en algún evento o festival, el público no le presta atención o es muy acotado. Sin embargo Jack tiene como representante a Ellie (Lily James), maestra de matemáticas y amiga suya desde la infancia que lo impulsa a seguir sus sueños porque verdaderamente cree en su talento. Una noche, al volver a su hogar en bicicleta, por pocos segundos se produce un apagón de luz mundial y Jack es atropellado por un autobús. Al día siguiente, y con dos dientes menos, Malik se da cuenta que, al mencionar a Los Beatles, ni sus amigos ni su familia los conocen. De esta manera Jack conseguirá un éxito rotundo al cantar las canciones de la banda de rock inglesa como si fueran su propia creación. No obstante, con tanta fama, dinero y entrevistas televisivas, la relación de Jack y Ellie penderá de un hilo. Un Lugar Llamado Notting Hill (Notting Hill, 1999), Realmente Amor (Love Actually, 2003) y Cuestión de Tiempo (About Time, 2013) son solo algunas de las películas escritas por Richard Curtis que supieron llegar al corazón del espectador por la construcción de historias originales con personajes sumamente entrañables. Como era de esperarse, esta nueva producción llena de música se suma a esa lista por contar con un guión tan perspicaz como divertido. Y es que con Yesterday resulta imposible pasarla mal: la cuota de comedia funciona casi a la perfección, los protagonistas tienen una química genial y el argumento del filme por sí solo incentiva a querer ver cómo sería un mundo en donde se desconozcan las canciones de una banda tan icónica como Los Beatles. Sin necesidad de dar explicaciones sobre por qué Jack parece ser el único que recuerda a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, la película se caracteriza por su frescura, simpleza y dulzura. A Lily James la cámara la adora cada vez que aparece en pantalla y no solo el romance funciona, sino también cómo el director encara la soledad que siente Jack al estar en la cima de la popularidad. Además, el cantante Ed Sheeran tiene una gran participación actuando de él mismo, dándonos variadas escenas súper graciosas. En conclusión, Yesterday es de esas películas auténticas que, con un final precioso, colman de felicidad al espectador. Al ritmo de Let It Be, Hey Jude y I Want To Hold Your Hand, entre otras, el nuevo filme de Danny Boyle tiene todos los ingredientes para ser recordado y disfrutado una y otra vez.
¿Qué pasaría si durante 12 segundos la Tierra quedara sin electricidad y al despertar la mayoría de la humanidad olvidó grandes clásicos? Así comienza la nueva propuesta de Danny Boyle y el guionista Richard Curtis (Realmente Amor), en la que el músico Jack parece ser el único en recordar la música de los Beatles… y la Coca-Cola. Su amiga y representante Ellie lo incita a que grabe estas canciones que parecen haber aparecido de la noche a la mañana. Así, el aspirante a estrella de la música se vuelve toda una sensación de la industria y el propio Ed Sheeran lo ayuda a que consolide su carrera como solista. Cuánto tiempo podrá aguantar la presión y la culpa de hacer pasar las canciones de los FabFour como propias será parte de lo que lo lleve a tomar una decisión trascendental en su vida.
Las películas con canciones de artistas reconocidos han tenido una suerte de revival estos años, Queen, Elton John, incluso (yendo por otro lado, claro está) la remake de A Star is Born con Lady Gaga. Con tamañas figuras, difícil era doblar la apuesta, saaaaaalvo que vengan The Beatles. Y bueno, pasó. De la mano de Danny Boyle (Slumdog Millonaire, 28 days later…, 127 hours y Trainspotting) en la dirección y Richard Curtis (Four Weddings and a Funeral, Notting Hill, Love Actually, About Time y uno de los mejores episodios de Doctor Who) en los guiones. Con este equipo, más los cuatro fantásticos de Liverpool era difícil fallar… Sean bienvenidxs a Yesterday. Un nuevo mundo Jack Malik (Himesh Patel) es un cantante y un empleado a medio tiempo, va a todos lados con su guitarra y sus canciones no tan espectaculares siempre acompañado por su manager y amiga de toda la vida Ellie Appleton (Lily James). Pero claro, su público es escaso y su arte poco comprendido, así que muy a su pesar decide dejar la música y meterse de lleno en la docencia. Pero algo sucede, el mundo entero (ENTERO) cae en la negrura total por la falta de electricidad, 12 segundos de oscuridad (¡hola Jorge Drexler!) en donde Jack va a ser atropellado por un colectivo, perdiendo dos dientes y quedando en una cama de hospital. Al salir se da cuenta, el mundo está diferente. No existe la Coca Cola, ni Oasis… tampoco The Beatles. Al principio sus amigos se emocionan al escuchar Yesterday como si fuera por primera vez, y luego comienza a caer de la cruel realidad: en este mundo no existen los dioses de la música popular. ¿Entonces qué hace? Se pone a rememorar (con dificultad) las canciones para apropiarse de ellas, convirtiéndose instantáneamente en un ícono de la música pop en épocas de Spotify y plataformas digitales. Una buena premisa que va desafinando Jack comienza a atravesar un camino del héroe en el mundo musical, primero recibe la visita en su casa de Ed Sheeran (uno de los protagonistas de esta película), que lo invita a ser telonero. Luego de volverse viral, la manager de Ed Debra Hammer (la comediante Kate McKinnon) decide representarlo y llevarlo a Los Angeles, por lo que Jack deberá cortar sus raíces y salir al mundo. La película ataca varios frentes de esta gran idea, pero lo hace sin mantenerse claramente en alguno. ¿Es una historia sobre un hombre que se sienta fracasado y sucio por traer a la gente canciones que no son suyas pero las presenta como tal? ¿Es una historia de amor entre Jack y Ellie más allá de todo? ¿Es una de ciencia ficción sobre el cambio del mundo cuando una mariposa agita sus alas? ¿Es una película musical como The Beatles: A Hard Day’s Night? ¿Es sobre encontrarse a uno mismo a pesar de todo? ¿Es una crítica a la industria musical? Bueno, es todo eso… pero al no focalizar en alguno de estos temas la película se siente como inacabada, endeble, fallida. Claro que las expectativas también pueden influir. La actuación de Himesh es muy buena, logrando transmitir ese estado intermedio en el que se encuentra entre la culpa, la fascinación y la alegría de cumplir sus sueños. Lo de Lily James es de otro planeta, no solo es hermosa, fresca, graciosa, angelada… sino que verla con el corazón roto es doloroso más allá de la pantalla. Los reyes de la colina musical Yesterday tiene un gran gérmen de historia: el paso de The Beatles por la vida de cada una de las personas y la cultura general es movilizador, gigantesco, inolvidable. El problema es que la película indaga poco sobre esto, el mundo no es un lugar más triste, todo sigue existiendo, rodando, avanzando… hay algunos indicios (sobre todo en algunos personajes que esconden una verdad), pero ese punto que podría ser importante no es muy trabajado. Por otra parte, que lindo es escuchar a este grupo en el cine, que experiencia hermosa su música, sus canciones… a pesar que las canciones no son tantas (entendiendo que es casi imposible abarcar todos sus hits), lo divertido es ver como Jack intenta recordar los temas. Al terminar la película deja un sinsabor, una oportunidad desaprovechada, un detonante narrativo precioso que en el desarrollo se va desinflando, algo similar a lo que pasa con películas como The invention of Lying por ejemplo. La película tiene un potencial, las actuaciones son correctas y se siente un poco la mano de Curtis en el desarrollo de los personajes y de Boyle en la imagen (con algunos montajes muy bien logrados), pero de todas las líneas posibles se elige una carretera rápida, algo sosa y en mal estado. Lamentablemente, Yesterday tiene altas posibilidades de ser olvidada en el futuro, como les paso a The Beatles en la película. Sin embargo, por suerte, las canciones van a seguir estando ahí. Para siempre. Salvo que haya algún apagón.
Y la mentira tiene patas cortas ¿Quién nunca pidió que ocurra un milagro en nuestras vidas para que nuestros sueños se hagan realidad? Bueno aquí veremos a alguien que sí le sucedió y lo aprovechó al máximo. Yesterday es la nueva película del director británico Danny Boyle y llega con una propuesta cargada de nostalgia y música. Veremos la historia de Jack (Himesh Patel), un cantautor que recorre junto con su guitarra y su mejor amiga -y también representante- Ellie (Lily James) los pubs y calles de su pueblito en Inglaterra en busca de una carrera en la música. Después de mucha reflexión Jack decide no continuar con este sueño hasta que una noche, debido a un apagón mundial y un accidente de bici que tuvo, ocurre un suceso increíble… nadie en la Tierra (excepto él) recuerda la música de The Beatles. Al cerciorarse de que no era solo un chiste y que realmente había sucedido, Jack decide apropiarse de las canciones de la legendaria banda para poder así cumplir su sueño de triunfar en la música. De ahí en adelante llegará a la fama, su amistad con Ellie correrá peligro y tal vez la presión del engaño sea demasiado para él. Cuando se fueron conociendo los primeros detalles y la premisa de este proyecto, a todos les pareció una idea muy rica e original. Además la sociedad Danny Boyle con el guionista Richard Curtis (responsable de otras películas como Love Actually y About Time) era imposible de perderse. Tal vez por esto nos fuimos creando expectativas demasiado altas… La película sí logra comprar por la idea de un mundo que no conoce a The Beatles pero el problema es que cuando se conoce ese conflicto, solo genera material como para tan solo media hora de metraje, después ya se siente forzado y sin fuerza. Además que el trabajo de Boyle y el de Curtis termina siendo muy flojo con lo que uno espera de sus renombres. Las actuaciones están aceptables, tanto como la de Himesh Patel y su co-protagonista Lilly Collins, aunque no logran crear una química tan fuerte como la que tratan de vender al final del film. El problema radica en las idas y vueltas de guion, que no llega a encontrarle nunca el ritmo. No creo que vaya a ser un fracaso enorme en la taquilla porque no es una mala película, es más a muchos les parecerá atractiva, lo que pasa es que muchos de los que esperábamos este proyecto por los nombres en los créditos, recibimos una total decepción. Yesterday es una película con buenas secuencias musicales y con una comedia que será del agrado del público generalizado. Además que los fans de los míticos muchachos de Liverpool van a amar, por los hits que van apareciendo (interpretadas fabulosamente por Patel) y por algunos momentos especiales. Pero que a los que fuimos con las expectativas por las nubes solo terminó siendo como tirarse de un avión sin paracaídas. Yesterday es una comedia-romántica que disfrutará el público y los fans de The Beatles, pero que se va quedando sin nafta y no explota ni por cerca todo el potencial que pudo haber tenido.
"Yesterday", comedia romántica al compás de los Beatles. La filmografía del cineasta británico Danny Boyle es de lo más variada, incluyendo una larga lista compuesta por grandes obras cinematográficas (Tumba al ras de la Tierra, Trainspotting, 127 horas) y otras fallidas que son un tropiezo más que un acierto en la carrera del director (La Playa, Slumdog Millionaire, Trainspotting 2). Yesterday, su último film hasta la fecha, llega para posicionarse en la segunda categoría. Basado en un guion de otro reconocido cineasta del Reino Unido como lo es Richard Curtis (Realmente amor, Una cuestión de tiempo) el film plantea una realidad en la que los Beatles jamás existieron. Así, lo que comienza como una interesante idea para un cortometraje, termina decayendo por un rápido agotamiento de su propuesta. La historia sigue a Jack (Himesh Patel), un joven que intenta sin éxito ser descubierto como músico y que solo cuenta con el apoyo de su representante y amiga de toda la vida Ellie (Lily James). Luego de que todo el planeta sufriera un masivo corte eléctrico por tan solo unos segundos, haciendo queJack sea atropellado en la oscuridad de la noche, al volver en sí, el protagonista se dará cuenta de dos cosas: ha perdido dos dientes y los Beatles jamás existieron. De esta manera, a medida que comienza a ser más consciente de lo sucedido —otras bandas y productos como Oasis, la Coca-Cola, el cigarrillo o Harry Potter también desaparecieron— y al notar que solo él los recuerda, Jack decide cambiar su repertorio de canciones por el de los cuatro de Liverpool… o al menos las canciones que recuerda. La trama gira en torno al proceso del protagonista en busca de lograr notoriedad por medio de las canciones más importantes de la historia de la música, un camino de fama y reconocimiento a nivel mundial que construye su ascenso tomando el crédito de lo que otros compusieron. Y si bien todo lo referido a la génesis del proceso funciona muy bien humorísticamente, acompañado por la rápida y enérgica edición con la que decide narrar Boyle algunos momentos, igual de rápido es que la historia no puede sostenerse por sí sola mucho tiempo en pantalla. Es así como la mirada se desvía del problema ético del protagonista para centrarse en los lugares típicos de las comedias románticas. Es allí donde el film recae puramente en la relación entre Jack y Ellie con conflictos que impiden el acercamiento romántico y que poco tienen que ver con la fama y las grabaciones de la nueva vida de la estrella internacional en ascenso, ahora con su exigente nueva representante Debra (Kate McKinnon) y sus colaboraciones artísticas con el músico Ed Sheeran. Narrativamente ambos arcos se esfuerzan por ser unidos a través del encuentro entre Jack y un, aún vivo, y avejentado John Lennon (Robert Carlyle). Así, tiene lugar un diálogo que mantiene el protagonista con Lennon y que, además de resultar carente de sutilezas, opta por reflejar un mensaje bastante básico y naif acerca del valor del amor y la vida —claramente en esta realidad Lennon vive pero perdió su capacidad de inspiración. La comicidad del film logra funcionar al comienzo y esporádicamente en otros pasajes de la trama. Esto, sumado al repertorio de los Beatles, hace que, dentro de su hundimiento, el film logre mantenerse a flote en su mayor parte. La música de la banda es universal, al igual que el apagón, e invita a cantar y a mover la cabeza a su ritmo sin importar que sea otro el elegido para interpretarla. Son temas como Let It Be, Eleanor Rigby, Hey Jude o el propio Yesterday del título los que transmiten una sensación de bienestar al ver el film, incluso cuando la historia en sí no logra cumplir del todo el mismo cometido. Danny Boyle no será el mismo gran director que alguna vez fue, pero al menos sin importar el tiempo o la realidad, la música de los Beatles sigue siendo la misma, lo que hace que las cosas se vean siempre un poco mejor de lo que son.
¿Qué pasaría si un día despertaras y descubrís que los Beatles nunca existieron? El sueño húmedo de Oasis es la premisa de esta nueva comedia musical dirigida por el respetado cineasta inglés Danny Boyle (Trainspotting) con guion de Richard Curtis (Un Lugar Llamado Notting Hill). Yesterday sigue los pasos de Jack Malik (Himesh Patel) un repositor y músico frustrado de ascendencia india cuyas composiciones no logran cautivar al público. A pesar de los esfuerzos de su manager, Ellie (Lily James), quien parece sentir por Jack algo más profundo que una amistad, el joven está decidido a darse por vencido y dejar atrás sus sueños de rockstar. Todo cambia cuando una noche y tras un gigantesco apagón que deja a oscuras a todo el planeta por unos segundos, Jack sufre un accidente con su bicicleta y al despertar se entera de que algunos iconos pop han desaparecido misteriosamente. Entre estos, por supuesto, se encuentran los 4 de Liverpool. Como el único hombre sobre la tierra que recuerda las canciones de los Beatles, el joven decide apoderarse de ellas haciéndolas pasar como propias, logrando así el éxito que jamás imagino tener. Con una favorable estética pop de videoclip, la película presenta una narrativa sencilla y bastante predecible, impregnada de un romanticísmo cursi innecesario donde se evidencia por demás la mano de Curtis. A pesar de sus notables defectos, Yesterday consigue atraer por varios motivos. En principio, el film evita perder tiempo en explicaciones acerca del apagón o el hecho de que Jack sea el único ser consciente de la existencia de The Beatles, abordando directamente el golpe de suerte del protagonista y los dilemas morales que se le presentan a partir de allí. El re-encuentro del protagonista con las canciones que marcaron la historia de la música y el descubrimiento repentino por parte de un público que, a excepción de los padres de Jack, no pueden evitar emocionarse con aquellas estrofas entonadas por la voz armoniosa de Patel, resulta hechizante. Yesterday es además un film que se burla constantemente de la industria de la música y toda su parafernalia, algo que le sienta bastante bien aunque no sea nada novedoso. La película cuenta también con varias referencias al universo Beatle y a la cultura pop en general, la mayoría en clave de comedia, que seguramente logren sacar algunas muecas a los espectadores. Los momentos llenos de azúcar de la relación entre Ellie y Jack afortunadamente son reducidos por el camino en ascenso hacia la fama del protagonista y la inclusión de una serie de personajes secundarios reconocibles dentro del género. Uno de los que más se lucen es el músico Ed Sheeran, que aquí se interpreta a sí mismo como el visionario descubridor de Jack que decide invitarlo a sus giras y presentarle al mundo sus revolucionarias composiciones. El es el “Salieri” de “Mozart”, como bien expresa el actor una vez rendido a los pies del autor de Let it Be y otras tantas reliquias. También tenemos al amigo bromista de Jack interpretado por Joel Fry en un rol lo suficientemente tonto que subsiste a base de chistes fáciles, tan simplistas como lo requiere este film. Por supuesto, en esta historia no falta el típico personaje caricaturesco del productor obsesivo, ambicioso y explotador, que se mueve bajo las leyes de mercado y le importa un comino lo artístico, que aquí recae en los hombros de Kate McKinnon. La presión de ella junto con el poco ingenio de Sheeran logran cambiar a la magnífica “Hey Jude!” por “Hey Dude!“, expandiendo aún más el odio de Jack por la industria musical. Yesterday es una película familiar que intenta sumarse de alguna manera a la nueva ola de filmes musicales y autobiográficos sobre leyendas de nuestra cultura pop, aunque de una forma muchísimo menos esplendorosa. Una comedia con buen ritmo y un protagonista sumamente convincente que nos lleva a revivir un repertorio de clásicos de los ’60 que nunca está demás escuchar en la voz de otros artistas. Lamentablemente, la escritura de Curtis aplaca lo que quizá podría haber sido una historia interesante de la mano de un director como Boyle, que a juzgar por sus últimos años parece ya no tener algo importante para decir.
Una simpática propuesta narrativa que aprovecha el potencial de su premisa. Ariesgo de sonar demasiado categórico y sin ser demasiado melómano, quien esto escribe siempre pensó que Los Beatles cantaban sobre el mundo como podría ser, mientras que los Rolling Stones cantan sobre el mundo como es. Más allá de la esperanza de unos y el derrotismo de otros, la diferencia entre estos dos conceptos es una punta que podemos utilizar a la hora de abarcar una película como Yesterday. Creer en el ayer… y el ahora A simple vista, uno podría pensar que Yesterday es una película sobre las consecuencias negativas de la fama. En particular sobre cuestiones como el hacer a un lado a los que más amamos y el ego sacando lo peor de nosotros. Si bien no elude a los preceptos típicos del género cinematográfico en el que está inscripta, son otros los temas que elige profundizar: el creer en uno mismo y el valor de un legado cultural. Aunque se trata de un mundo donde aparentemente nunca existieron Los Beatles y solo el protagonista recuerda sus canciones, su éxito con las canciones del cuarteto de Liverpool no son lo que se dice inmediatas. El protagonista sigue cantando con inseguridad, le sigue pesando que no lo escuche tanta gente; hasta que un comensal del bar apuesta por él para dejarlo grabar en su estudio personal. También es necesario señalar que al protagonista le pesa, por momentos, que el éxito le llegue más por las canciones de Los Beatles que por las propias. No te sirve de nada tener las letras y la música de una de las bandas más consagradas de la historia, si no crees en tu propio talento. Este concepto es, por otro lado, la vía por la que circula la subtrama romántica de Yesterday. Respecto al tema del legado cultural, es necesario señalar una escena donde el protagonista tiene una reunión con el equipo publicitario de una poderosa disquera. Allí discuten los nombres de álbumes que sabemos son clásicos de Los Beatles. Las reacciones de los ejecutivos a los títulos, más allá de que genere risa, nos percatan de que la banda, como cualquier fenómeno de relevancia, son producto de su lugar y de su tiempo. Clásicos respetados, pero que de empezar a existir en la actualidad no tendrían un impacto similar. También es destacable que sea alrededor de este tema donde se inscriben una gran parte de las humoradas de la película, donde el cuarteto de Liverpool es solamente uno de los muchos fenómenos culturales que al parecer nunca existieron en este universo. Otro debate que plantea, en cuanto a lo que legado cultural se refiere, es sobre si el conocimiento humano le pertenece al mundo o si debería seguir condicionado por la ganancia financiera. Un debate en el que también se incluye la pregunta sobre cuál de los dos es la verdadera definición del éxito. En cuanto a lo específicamente cinematográfico de la propuesta, es loable cómo los estilos de dos figuras de marcada impronta (el del guionista Richard Curtis y el del director Danny Boyle) nunca se pisan el uno al otro o se pelean por ver cuál gana la pulseada. El espectador percibe a los personajes y mundos idiosincráticos del creador de Cuatro Bodas y un Funeral y Realmente Amor, pero con un estilo visual lejos del habitual formalismo en el que se inscriben esas cintas. Boyle se limitó a poner su particular lenguaje audiovisual al servicio de la historia que se está contando, sin cambiarle una coma. Si bien esta es una declaración obvia, es necesario traerla a colación cuando no faltan casos donde un director (que no escribe o escribe poco) adapta el material a su gusto y piacere, muchas veces relegando la labor del guionista a un segundo plano. Si aquí hubiera una pulseada, no cometan errores, el que gana siempre es Curtis. No obstante, Boyle disfruta de la historia como un espectador más, como el primer espectador que necesariamente tiene una película: su director. Como si descubriera por primera vez, con ese júbilo bordeando en lo adolescente, a la magia de hacer películas. Contemplar esto hace que el haber abandonado Bond 25 se sienta como una decisión adecuada. Una decisión no muy alejada de la posición en la que se encuentra el protagonista de Yesterday.
El universo musical contemporáneo está siendo poblado de comedias que de una u otra manera evocan ídolos populares, como "Rapsodia Bohemia" o "Rocketman", con Freddie Mercury y Elton John como referentes. Ahora se agrega la dirigida por Danny Boyle, que homenajea las canciones de Los Beatles. Jack Malik, un muchacho de Suffolk, hace música y se gana la vida como puede, tocando en un bar, en la plaza, en alguna pequeña discoteca, mientras apila mercadería en el supermercado del barrio. Vive con sus padres, sus primeros seguidores en su futuro musical, pero también tiene algunos amigos que lo admiran y por supuesto Ellie, la compañerita que desde el primario muere por él y celebra todo lo que hace, incluso su música. Si hasta oficia como representante y consigue pequeños festivales para que Jack cante. Pero un día cualquiera, mientras Malik viaja en su bicicleta, se produce un apagón. Y el apagón es mundial. Breve, sólo unos segundos. Al día siguiente Jack se despierta en el hospital. Chocó la noche anterior y por suerte sobrevivió. Pero es desde ese momento que cambia su vida, porque descubre que, como si fuera un hechizo, nadie recuerda más a Los Beatles. Ya no tiene sentido que él le diga a Ellie si lo atenderá cuando tenga 64 o repita otra vez al piano "Let it be". Google se lo confirma y desde ese momento Jack se propone que las canciones de Los Beatles no sean olvidadas y que él mismo las haga populares. COMEDIA LIVIANA Con esta original aproximación a un universo que está por perderse, se desarrolla una historia que muestra a Malik preocupado por las canciones de sus admirados Beatles y todo lo que hace para difundirlas nuevamente. Porque parece que en estos nuevos tiempos, las mejores melodías tardan en "prender". Liviana comedia con algunos momentos divertidos, cierta simpleza en el tratamiento de las relaciones, que terminan por causar ternura, y algunos estereotipos del ámbito musical (la productora discográfica, el amigo plomo que lo acompaña en las giras), que apuntan a la sátira de un mundo tecnificado. Buenas actuaciones de Himesh Patel y Lily James (la Lady Rose de "Downton Abbey"), junto con dos veterano de la comedia asiática británica, Meera Syal y Sanleey Bhaska, los padres de Jack, y el mismo Ed Sheeran como mentor del cantante.
Jack Malik es un joven cantante y compositor que ha intentado sin éxito triunfar con su música. Su amiga –de la que él está secretamente enamorado- es también su manager, aunque ella no ha dejado su trabajo como maestra. Malik quiera abandonar sus sueños musicales, no tiene más esperanzas. Pero entonces un rarísimo incidente suspende la energía del planeta durante unos pocos segundos. En ese breve instante Jack sufre un accidente y termina en el hospital. Descubre en las siguientes horas que él es el único habitante del planeta Tierra que recuerda a Los Beatles y toda su música en la que parece ser una línea alternativa de tiempo donde la banda de Liverpool jamás existió. Aprovechando ese hallazgo se hará pasar por el verdadero creador de todas sus canciones y eso lo llevará a un éxito descomunal. Dirigida por Danny Boyle (Trainspotting, ¿Quién quiere ser millonario?) y escrita por Dan Curtis (Cuatro bodas y un funeral, Realmente amor, Cuestión de tiempo) Yesterday es, más allá del poderoso concepto del cual parte, una comedia romántica. Un cuento moral acerca de alguien que debe elegir entre una gloria que le llega de regalo y una vida honesta y sencilla que le permita ser –tal vez- más feliz. El dilema está planteado a lo largo de todo el film, aunque en la primera mitad nos distraiga mucho cada nuevo recuerdo de una canción de Los Beatles. Tal vez el mayor mérito de la película sea hacernos sentir la belleza y el valor de cada canción de la banda. Hay chistes buenos, otros obvios, hay instantes en los cuales la música emociona y otros en los cuales simplemente las canciones hacen lo que siempre han hecho: maravillar. Mérito de Los Beatles, no de la película, para ser sinceros. ¿Cómo un film lleno de esas canciones increíbles podría ser malo? Yesterday está muy lejos de ser una película perfecta o relevante, entre otras cosas porque su guión se enfrenta a demasiadas arbitrariedades que no logra disimular. Aun así, todos derrochan simpatía, no solo la pareja protagónica de Himesh Patel, Lily James, sino también, y en particular, la presencia de Ed Sheeran haciendo de él mismo y la incomparable Kate McKinnon como una despiadada manager musical.
Texto publicado en edición impresa.
Danny Boyle logra de manera satisfactoria combinar un relato amoroso sencillo pero concreto, con una dosis justa de fantasía y un despliegue artístico de alta calidad. Después de haber finalizado la cruzada lisérgica de Renton y compañía en Trainspotting 2 (2017), Danny Boyle regresa a la dirección en una comedia romántica con tintes de fábula fantasiosa que plantea un escenario en donde el mundo ha olvidado la existencia de The Beatles y hay sólo una persona que los recuerda. Jack (Himesh Patel) es un músico under con muchas pretensiones y talento pero con poco éxito a pesar del constante apoyo de su mánager Ellie (Lily James) y sus amigos. Luego de varios intentos de ella para que él pueda seguir intentando tener una carrera estable, Jack decide de buenas a primeras abandonar su carrera de músico debido a los continuos fracasos que lo atormentan. Pero luego de que él sufra un accidente y quede internado por unos días, Jack empezará a notar que algo no anda bien y ese algo es ni más ni menos que la inexistencia de Los Beatles y es solo él quién los recuerda. Ahí Jack, fanático de la banda, empezará a tocar las fantásticas canciones que sólo él recuerda y su carrera empezará a tomar una relevancia preponderante a nivel global sin precedentes. ¿Podrá lidiar Jack con las presiones de la industria musical y cargar el peso de ser el único que recuerda a Los Beatles? Para empezar hay que tener en cuenta que esta película no es un musical, ni tampoco pretende serlo. Con un guion perteneciente a la pluma de Richard Curtis y Jack Barth, Danny Boyle se encarga de alinear a la perfección su visión a la hora de mover las cámaras con la trama creada por los guionistas y termina formando una película que derrocha amor por la música de Los Beatles y su influencia en las personas, al mismo tiempo que lo combina con una dosis de romance que si bien por momentos es bastante reiterativo, termina siendo efectivo. A lo largo de las casi dos horas de metraje Yesterday (2019) logra su cometido que es el de estrictamente entretener y por momentos emocionar. Utilizando de manera correcta el poder que conlleva entonar las canciones de Los Beatles, los diferentes segmentos musicalizados no pasan desapercibidos y la música juega un rol determinante a la hora de contextualizar sentimientos y situaciones. Aunque la trama por momentos termine quedando chata y el tercer acto carece de fuerza teniendo un clímax bastante pobre e inconsistente, el camino por el cual los personajes llegan al final es satisfactorio. Quizás uno de los mayores aciertos de la trama es que su punto clave no termina siendo sobre explicado y tampoco el guion da un vuelco de 360 grados para deshacerse de lo construido, sino que abraza conscientemente su particularidad. La mano de Boyle a la hora de narrar la película es incuestionable y su ojo de director se logra ver en cada toma y cada escena de la película gracias a la calidad artística con la que supo acostumbrar a lo largo de su filmografía. Las actuaciones cumplen con su cometido a la perfección. Tanto Himesh Patel como Lily James (Mamma Mia 2, 2018) no dan lugar a ningún tipo de recriminaciones ni dudas y ambos brillan en sus roles. Él, teniendo más participación que ella por motivos obvios, redondea un primer papel protagónico sin fisuras y encima le aporta al personaje su talento para cantar y ser él quién toca los instrumentos e interpreta cada canción. Los actores secundarios son un gran alivio para la trama ya que todos aportan a la causa y hacen que el relato y la historia fluyan de una manera más que natural. Desde la participación de Ed Sheeran hasta Kate McKinnon cada uno acepta el rol que le toca y dan lo mejor de sí. Yesterday es una convincente y satisfactoria historia de amor que utiliza la música como vía para transmitir un subtexto claro. Para quienes sean fanáticos de Los Beatles el viaje será de disfrute total en donde durante toda la película, y luego de ella, las canciones perduraran durante horas en la mente del espectador y para quienes no lo sean, la trama y su desarrollo convencerá y divertirá de igual manera.
Es probable que toda canción, película y vida en la Tierra no sean más que una versión de lo que fue. Pero, aun así, se puede ser ligeramente feliz bajo tal certeza de clon. Esa es la sugerencia de Yesterday, la película de Danny “Trainspotting” Boyle con guion de Richard “Notting Hill” Curtis que revisa el legado utópico de Los Beatles para –al contrario de la composición del título- abordar la irreversible actualidad, de la que también es melancólico síntoma. Jack Malik (Himesh Patel) es un cantautor inglés sin audiencia que después de un absurdo apagón generalizado y accidente de tráfico despierta en un mundo en el que el cuarteto de Liverpool jamás existió. Al borde de perder el tren millennial, Malik roba el fuego de los dioses del pop para impulsarse ante la mirada incrédula de su mánager y enamorada Ellie (Lily James). Fiel a esa fábula de un solo acorde -digna de un Terry Gilliam perezoso-, Yesterday avanza a base de estrofas paradojales: el protagonista consigue cambiar con sus canciones anacrónicas el rumbo de la música popular (y su carrera) sonando como lo haría cualquier efímero cantante indie de estos tiempos. En efecto, lejos del ascenso revolucionario y convulsionado de Los Beatles, Jack toca en festivales saturadamente ignotos, graba en sesiones rápidas, gira en aviones aburridos, es seguido por un público cuantitativo de emoticones fantasmas. No hay épica en el trayecto plagiario de Jack, que tampoco asume el carisma de una estrella: duda, se arrepiente y prescinde de groupies y excesos a la vez que extraña a Ellie cuando ella le revela que está con otro. Ese estado de cosas vaciado de rock se enfatiza con la presencia de reality show de Ed Sheeran, celebridad verídica que –en sintonía con Paulo Londra- se comporta como buen hijo de vecino. Sheeran compite en una riña de hits con Jack –que entona The long & winding road- y pierde, corroborando que todo pasado (histórico) fue mejor. “Si no tenés imagen, la falta de imagen hace una imagen”, dice una asesora definiendo el marketing de época. Lo cierto es que no habrá más Beatles, más Trainspotting, más Cuatro bodas y un funeral. Esa moraleja de siglo 21 que podría ser trágica se vuelve conservadora palmada en la espalda en Yesterday, que ensaya un John Lennon aún vivo que recomienda no perseguir la fama. “Lo normal es maravilloso”, concluye Jack ya sincerado y exento de culpas tras elegir el arte y el amor con minúsculas antes que la impostura de los grandes éxitos. Si en Había una vez en Hollywood Quentin Tarantino sabotea la mitología para remover la asepsia reinante, en Yesterday Boyle altera el presente para reflejar la libertad de un aura irreproducible. Jack no es más que el émulo edulcorado del Renton de Trainspotting, que se rebela como envión previo a la adaptación. Pero en su distopía Boyle desliza una intuición inconsciente y nada fantástica: un apagón sería hoy lo único capaz de modificar la realidad.
¿Que harías si fueras la única persona en el mundo que conoce la música de los Beatles? Esa es la propuesta de Yesterday, lo nuevo de Danny Boyle.
Yesterday: Todo lo que necesitas es amor... y fama. «Nothing you can know that isn’t known. Nothing you can see that isn’t shown. Nowhere you can be that isn’t where you’re meant to be. It’s easy…« All you need is love – The Beatles Danny Boyle vuelve al cine con una comedia romántica en una situación fantástica en la que un joven músico inglés es el único que recuerda a los Beatles. En esta época donde las biopics musicales se encuentran en la cresta de la ola, este año con “Bohemian Rhapsody” y “Rocketman”, “Yesterday” propone un romance con homenaje a The Beatles como epicentro. Dirigida por Danny Boyle –“Trainspotting” (1997), “Slumdog millionaire” (2008) – y escrita por el famoso guionista Richard Curtis – “Notting Hill” (1999), “Love actually” (2003) -, esta comedia la protagonizan Himesh Patel y Lily James, aportan humor y frescura a una historia repleta de clichés pero funcional. Debido al hecho inexplicable que, durante 12 segundos, dejó sin electricidad al mundo entero, Jack Malik (Himesh Patel) es atropellado cuando circulaba en bicicleta. Al despertar, es el único que recuerda las canciones The Beatles. En realidad, son varios los datos que sólo él conoce, como Coca Cola, Oasis y Harry Potter. Considerándose a sí mismo un músico frustrado y ya habiendo abandonado toda esperanza de triunfar junto a su amiga/manager Ellie (Lily James) en el mundo de la música, Jack aprovecha esa situación cuasi onírica y se apropia de casi todos los éxitos de la banda de Liverpool. Así, debido a su rotundo éxito, apadrinado por Ed Sheeran, deja a Ellie como representante para ser controlado por Debra Hammer (Kate McKinnon). Himesh Patel y Lily James tienen buenas interpretaciones; él más fresco y gracioso; ella más romántica y encantadora. Él canta las canciones, lo que suma muchos puntos a su actuación, aunque la historia de amor entre ellos resulta un poco irreal. Desde el tráiler se sabía que el cantautor más famoso del mundo en la actualidad aparecía en la película. Ed Sheeran descubre a Jack y se forma una pequeña amistad en torno a la música. Además, Sheeran se presta a un juego de comedia con el protagonista que, a pesar de ser humor sumamente british, es muy divertido. Los personajes secundarios no son funcionales a la historia, destacando entre ellos a Kate McKinnon quien interpreta a la arpía manager de artistas que, no importa cómo, quiere seguir sumando dólares a su cuenta bancaria. Danny Boyle dirige esta película y eso se nota desde la primera escena. La precisión de planos para sumergir al espectador en la realidad que quiere ser mostrada, en este caso Inglaterra y la música de The Beatles, es una característica del director que, además, lo hace con mucho respeto. Igualmente, la película se manifiesta a partir del guion del genial Richard Curtis, que deja su inconfundible sello de la comedia romántica. Hay aspectos que se pudieron haber mejorado como para que no quede tanta diferencia de ritmos de la primera a la segunda parte, pero en general funciona muy bien. “Yesterday” celebra a The Beatles y al amor, en una comedia romántica muy por arriba de la media en cuanto a calidad. Desde el tráiler, es una historia seductora para todos, sean o no fanáticos de la emblemática banda. La premisa es demasiado poderosa y quizás la película se queda sólo, o principalmente, en la historia de amor de los jóvenes que, a fin de cuentas, alegra al espectador. La historia es sencilla y muy bien realizada e interpretada, por eso es que cumple con su objetivo. Es entretenida y cálida, con personajes que generan empatía desde el primer momento. El conflicto moral sobre el plagio y la fama queda a un lado para dar lugar a lo emotivo. Los fans de The Beatles entenderán muchos guiños y la pueden disfrutar desde ahí; los demás, como una pequeña historia de amor que hace bien al corazón.
Un mundo sin los Beatles El film narra cómo un joven músico descubre que nadie en el mundo recuerda a la famosa banda de Liverpool y se hace pasar por el autor de sus canciones. "El mundo con The Beatles es un mejor lugar", dice una mujer a Jack Malik (Himesh Patel), un músico que estaba a punto de abandonar su carrera musical hasta que una misteriosa desgracia lo convirtió en un artista internacional. La película nos hace recordar cuán importantes son los cuatro de Liverpool para la música y la vida en general. Jack decide dejar de tocar su guitarra y cantar el mismo día que ocurre un inexplicable apagón mundial por algunos segundos. En ese mismo momento, es atropellado por un autobús y al despertar en la clínica, el mundo parece haber cambiado: nadie recuerda a The Beatles, y no hay rastro de que hayan existido, salvo en la cabeza de Jack. Lo confirma al tocar para sus amigos “Yesterday”, y nadie entiende cómo pudo haber compuesto una canción tan linda. Busca en Internet, sin éxito, y cuando está completamente convencido de que nadie en el mundo los recuerda, decide hacerse pasar como el compositor de los temas más exitosos de The Beatles. Pero su culpa, aparecerá en forma de algunas personas que parecen atravesar lo mismo que él, que también recuerdan a la banda inglesa. La trama no se cuestiona mucho el misterio de por qué sucede lo que sucede, y se centra en su frustración musical, la conformación del “ídolo”, y los conflictos y contradicciones de la fama. Pero principalmente está el tema del amor, porque “Yesterday” es también una comedia romántica: la única fan de Jack es su mejor amiga y mánager, Ellie Appleton (Lily James), quien no puede mantener el ritmo del rápido crecimiento artístico del músico y deja de trabajar con él a pesar de estar enamorada. Esta última parte hace que el nuevo filme de Danny Boyle (conocido por “Trainspotting” y ¿”Quién quiere ser millonario?” entre muchas otras) se extienda más de lo debido, y, con una idea y un inicio muy originales, la película comienza a redundar sobre lo mismo. Va hacia abajo en vez de aprovechar su gran comienzo y escalar hacia arriba, pero no deja de ser entretenida. Y la música beatle suma puntos siempre. Hay que destacar la presencia del cantante Ed Sheeran, como uno de los actores secundarios, y, jugando con su imagen de chico tímido y talentoso, se muestra como él mismo pero con una personalidad sumamente soberbia.
Desde hace un tiempo se percibe la sensación que la comedia romántica prácticamente está muerta entre las propuestas habituales de la cartelera. Salvo por alguna rareza que puede provenir de Europa o la industria local, en general las historias de amor recomendables llegan con poca frecuencia a los cines. En la producción hollywoodense el romance actualmente se trabaja a través de esos bodrios infumables para adolescentes que glorifican las enfermedades terminales o comedias tontas con humor escatológico. Dentro de este contexto la primera incursión del director Danny Boyle en el género ofrece un espectáculo que se disfruta muchísimo, pese a que se queda corto a la hora de explorar la premisa de la historia. Yesterday es una obra más sólida cuando se enfoca en el vínculo sentimental de los protagonistas que en la fantasía que propone en torno al arte de los Beatles. En ese sentido la película carece de ese corazón pasional que tuvo La música de mi vida en torno a la obra de Bruce Springsteen. Para que se entienda, el musical Across the Universe, de Julie Tamor, fue una celebración más cariñosa en torno a los temas que crearon John Lennon y Paul McCartney que la que se presenta en este film. Obviamente las canciones de los Beatles tienen su presencia en la trama y suenan varios clásicos pero forman parte del chiste de la premisa argumental. Boyle nunca llega a explorar a fondo la idea de lo que sería vivir en un mundo que no recuerda la existencia de los Beatles y las consecuencias que eso podría generar en la cultura popular. No obstante, hay algunos momentos donde el relato se enfoca en los manejos brutales con la que la mercadotecnia trata al arte y abre la puerta a situaciones muy interesantes. La película plantea como los Beatles fueron también un producto de su entorno y el contexto histórico que vivieron. Si esas canciones memorables que crearon se hubieran concebido en la actualidad probablemente serían arruinadas por los gerentes de marketing de las discográficas. Hay un muy buen chiste en torno al famoso Álbum Blanco de la banda que de acuerdo a la corrección política que rige en estos días sería considerado un concepto racista. Cuando la película se concentra en este campo tiene momentos muy interesantes pero lamentablemente no es el fuerte de la historia. Yesterday se destaca más en el terreno del romance, donde se nota claramente el trabajo del guionista Richard Curtis, quien supo tocar miles de corazones en esa gran producción navideña que fue Realmente amor. La pareja que componen Lily James y Himesh Patel es fantástica por la poderosa química que tienen entre ellos. Patel sobre todo interpreta a un anti-heroe muy comprador que lleva adelante el conflicto con carisma y la historia de amor que vive su personaje es muy tierna y emotiva. Dentro del reparto Kate McKinnon se anota otra buena incursión en el cine con un personaje divertido que no cae en la sobreactuación habitual de sus trabajos y el músico Ed Sheeran está muy bien en un rol secundario. En lo referido a la realización la película de Boyle ofrece una fotografía, edición y musicalización que tiene la calidad de excelencia que suelen presentar sus obras. Yersterday tal vez no es la gran película sobre el arte de los Beatles que uno hubiera esperado por la premisa que trabajaba, pero como comedia romántica es lo mejor que llegó a la cartelera en mucho tiempo y vale la pena su recomendación.
Crecí en un “hogar beatle” lo cual me parece más que pertinente aclarar dado a que esta película me pegó mucho por ello. Sin dudas este film se convertirá en uno fundamental en mi vida, y lo revisionaré de manera anual. Danny Boyle es un genio no importa lo que haga. Es uno de los directores en actividad más versátiles del mainstream, puede hacer zombies, meterse en Bollywood o contar una épica de adictos a la heroína. Aquí homenajea de la manera más ingeniosa a la mejor banda de música de la historia, aquella que inventó un género y que marcó un antes y un después. Y más allá de lo magnífico que es el guión de Richard Curtis, responsable de joyas tales como Love actually (2003) o About Time (2013), en cuanto a recursos y situaciones, lo que me encantó es el mensaje, el dejar bien en claro la importancia de la música que ese cuarteto le regaló a la humanidad y que no seríamos quienes somos sin ella. Asimismo, es fantástico el paralelismo que hay entre lo que se cuenta del personaje con la realidad de lo que fue la banda: su nacimiento, explosión y eventual ocaso, pero eterno. Y todo confluye en la enorme interpretación del ignoto Himesh Patel, quien, con su voz, inocencia, frescura y carisma canaliza lo mejor de Los Beatles. Es en la historia personal de Jack Malik (su personaje) donde el espectador encuentra absolutamente todo y se enamora, primero de su fracaso, luego de su desesperación y suerte, para pasar a un nuevo descubrimiento, vanidad y nueva conciencia. Pero también es en su historia de amor con Ellie, interpretada por una deslumbrante Lily James, donde más nos deleitamos y donde más hacemos eco con la prosa de Curtis a través de las canciones de Los Beatles. No hay ni un solo elemento que no se conjugue para que este estreno sea perfecto, desde todo lo técnico que deriva en una puesta en escena brillante, hasta una vida propia que cobra el film luego de que la pantalla se apaga. El punto que te noquea, más si sos fan, es una escena antes del climax. Un personaje, un regalo divino, un homenaje, un gracias y un abrazo. Lágrimas en ese momento, las mismas que inundan mis ojos mientras recuerdo y escribo estas palabras. Yesterday es perfecta, es una caricia al alma. Un canalizador de todo lo que está bien con amar la música y amar a The Beatles. Un regalo. Esta reseña jamás le hará justicia.
La historia de un cantautor con mala suerte al que un milagro –ser el único ser sobre la Tierra que recuerda la existencia de los Beatles– lo transforma en el exitoso que siempre quiso ser. Sin vueltas, Danny Boyle es uno de los pocos realizadores del cine contemporáneo que comprende el cuento de hadas. Casi todas sus películas lo son, incluso las crueles o crudas como “Tumbas al ras de la tierra” o las dos “Trainspotting”. Siempre hay algo fantástico que lleva tras una serie de pruebas a la felicidad. “Yesterday” es la historia de un cantautor con mala suerte al que un milagro –ser el único ser sobre la Tierra que recuerda la existencia de los Beatles– lo transforma en el exitoso que siempre quiso ser, aunque es un impostor. Claro que Boyle habla de tres cosas: cómo funcionan el amor y la discriminación, cuán universales son esas canciones tan milagrosas como el dispositivo que desencadena la trama. Y la parte romántica de la historia es, como en los cuentos de hadas, lo que sostiene la fantasía. Salga del cine sonriendo y cantando, nos hace falta.
Yesterday es una azucarada fantasía Beatle El director de "Trainspotting" imagina un mundo donde Los Beatles no existen, pero un joven músico recuerda sus temas y no va a dejar pasar la oportunidad de triunfar a costa de ellos. Danny Boyle nos tiene acostumbrados a historias un poquito más oscuras y subversivas como “Trainspotting” (1996) y “127 Horas” (127 Hours, 2010), incluso con sus incursiones más fantasiosas como “Exterminio” (28 Days Later..., 2002) y “Sunshine: Alerta Solar” (Sunshine, 2007). De alguna manera, el realizador inglés logró mantenerse alejado del sistema hollywoodense y hacer la suya de la mano de un estilo muy particular, aunque sus últimos proyectos terminaron cayendo en fórmulas más convencionales que poco se destacan en un mar de oportunidades cinematográficas. Igual, sigue siendo un gran narrador y con “Yesterday” (2019) nos regala una carta de amor a la música y, en especial, a los ‘cuatro de Liverpool’. ¿Cómo, no sabés quiénes son? Entonces sumate a la mayoría de los personajes dentro de este relato que imagina un mundo sin Los Beatles. Así es, Boyle se contagia un poquito del romanticismo inherente de Richard Curtis -responsable de algunos clásicos modernos ingleses como “Cuatro Bodas y un Funeral” (Four Weddings and a Funeral, 1994) y “Realmente Amor” (Love Actually, 2003)- quien, junto a Jack Barth, pergeña esta historia que, al parecer, tiene poco de original y varios antecedentes similares en la comedia británica, el manga japonés o algunos trabajos franceses. Semejanzas aparte, “Yesterday” nos lleva hasta Lowestoft, el punto más oriental del Reino Unido, para contar la historia de Jack Malik (Himesh Patel), un joven músico con ganas de triunfar, aunque se debe conformar con un pésimo trabajo como repositor de supermercado y el constante entusiasmo de su amiga y manager Ellie Appleton (Lily James). Después de una desapercibida presentación en un festival de música local, Jack está listo para abandonar sus sueños y volver a dar clases, pero esa misma noche el planeta experimenta un apagón masivo por escuetos 13 segundos, durante los cuales el pobre artista es atropellado por un autobús. A pesar de quedar un tanto maltrecho, Malik recupera la consciencia, y durante un encuentro con sus amigos descubre que, al parecer, Los Beatles ya no existen. Su rastro se borró de la faz de la Tierra y de la memoria de sus habitantes, excepto la del protagonista, que decide aprovechar la oportunidad y “apropiarse” de los hits de la banda reclamándolos como propios. Al principio no obtiene muchos aplausos, pero de a poquito va creciendo su popularidad, hasta que el mismísimo Ed Sheeran lo ve por la tele y lo invita a ser su telonero en medio de una gira europea. Así, este joven compositor y su guitarra comienzan a deslumbrar al mundo, pero la fama empieza a sembrar varias dudas morales y éticas, además de alejarlo de su hogar y del afecto de Ellie, quien no puede seguirle los pasos. “Yesterday” es una historia de amor un poco torpe disfrazada de distopía musical. El universo alternativo que proponen Boyle y Curtis es lo más interesante de la película -claro que la desaparición de los Fab Four tiene otras consecuencias hilarantes que no vamos a revelar-, y no tanto la relación de la parejita protagonista que cae en demasiados lugares comunes y va perdiendo potencia con cada giro de la trama. En el medio, “Yesterday” nos regala un sinfín de clásicos pop/rock cortesía del mismo Patel, quien se carga la historia al hombro con su mezcla de ineptitud, ingenuidad y talento. Boyle aprovecha para darnos un pantallazo general del salvaje mundillo del espectáculo en tiempos de likes y redes sociales, además de sumar un montón de referencias a la cultura popular, mucho más actuales que el cuarteto de Liverpool. Juntos, en las buenas y en las malas Las intenciones del realizador son claras: rescatar el espíritu de la banda en estos oscuros tiempos que corren. El mensaje es alto y claro, y un hermoso golpe al corazón (y la nostalgia) cuando la historia más lo necesita. Se agradece que los realizadores nos mantengan anclados a este nuevo universo paralelo que crearon para nosotros y sus personajes, sin caer en facilismos y salidas harto conocidas. El problema es que terminan circunscribiendo todo el relato a la relación amorosa entre Jack y Ellie, la trama (principal) y más desafortunada de la película. Y no, el problema no pasa porque no seamos románticos, es simplemente porque no termina de funcionar por completo, obstaculizando los grandes momentos del film. A pesar de sus pequeñas fallas, “Yesterday” se disfruta de principio a fin, ya sea por su humor y sus guiños constantes, la imposibilidad de tararear cada uno de las canciones de Los Beatles o porque Boyle sabe cómo filmar y sumergirnos en la vorágine del show business con su ritmo implacable. Patel es toda una revelación que pronto hará de las suyas en la nueva película de Christopher Nolan y en “The Aeronauts” (2019), aventura biográfica donde comparte cartel con Felicity Jones y Eddie Redmayne. Y sí, seguro que se lo están preguntando: Boyle y compañía pagaron unos diez millones de dólares para poder acceder a los derechos de las canciones, pero también obtuvieron el visto bueno de los músicos y sus familiares a los que, seguro, se les escapa un lagrimón durante el tercer acto.
Una hermosa comedia al ritmo de Los Beatles La nueva película de Danny Boyle imagina un mundo sin John, Paul, George y Ringo en una fábula que apunta directo al corazón Jack (Himesh Patel) es un músico que sobrevive tocando en pubs y festivales en una pequeña localidad costera de Inglaterra, mientras sueña con hacerse un nombre en la industria de la música. Tras un misterioso apagón planetario, y después de salvarse de morir arrollado por un colectivo, el joven se despierta en una línea de tiempo alternativa donde nunca existieron The Beatles. Un mundo en el que puede presumir de ser el compositor de las canciones más fabulosas. Richard Curtis, un talentoso guionista de clásicos modernos como Cuatro bodas y un funeral y Notting Hill, es el responsable de esta comedia romántica con elementos fantásticos que atrapa al espectador desde el primer fotograma y lo mantiene con una sonrisa dibujada en el rostro durante todo el metraje. Y es que a la loca idea de un mundo que no ha conocido a los cuatro fantásticos de Liverpool y la astucia de un músico que es el único que los recuerda, le suma una historia de sueños cumplidos, amores imposibles y destinos cambiados. Y si el guion es efectivo y cautivante, la dirección de Danny Boyle es soberbia (este cineasta no hace nada mal). Desde una puesta que recorre el camino del impostor, azorado al ver lo que las canciones generan en su público, pasando por su relación con una voraz discográfica y desembocando en el famoso precio de la fama que debe pagar, y que implica abandonar relaciones, hogar y hasta raíces. Además el realizador de Trainspotting hace gala de toda su habilidad para encuadrar paisajes y planos increíbles, cálidos y coloridos, en un montaje que combina vértigo y serenidad. Un film con muchos puntos altos tanto en los rubros técnicos como argumentales e interpretativos. Himesh Patel a la cabeza del elenco, se luce por la naturalidad y carisma con que se mueve en escena y también por su manera personal de entonar cada clásico de The Beatles. Lily James, con sus enormes y cautivantes ojos, cargados de sentimiento y una sonrisa embriagadora enamora en cada plano que le toca jugar. Por allí también encontramos a Ed Sheeran auto parodiándose -sin sonrojarse- en una participación simpática, y todo un elenco de secundarios notables, cada uno con su momento de lucimiento personal. Todos las canciones que unen esta comedia musical están colocadas para que la historia avance, nunca suenan forzadas ni alargan la trama, al contarlo el ritmo es tan llevadero que las casi dos horas de duración pasan volando. Yesterday homenajea y celebra las figuras de Los Beatles de manera más original y fresca que la recurrente biografía fílmica. Es además una hermosa metáfora del poder sanador de la música, y una clara declaración de amor a la banda de rock más importante de todos los tiempos.
¿Qué pasaría si…? Esta es una de las premisas o disparadores narrativos que todo creativo, ya sea un escritor o un director de cine, se hace en algún momento de su vida. A partir de esta consigna cabe un universo ilimitado de imaginación, con sus obvias consecuencias, claro. Este tipo de planteo trae aparejado un mundo alternativo; las famosas distopías, ucronías o mundos paralelos. Es decir que desde el vamos —tanto si es una historia de amor, de guerra, de espionaje o de terror— estamos ante una trama que tiene a la ficción especulativa como andamiaje principal. Yesterday (2019), la última película de Danny Boyle, juega con esta consigna: ¿qué pasaría si…la humanidad entera olvidara vida y obra de Los Beatles? Es por demás interesante, más allá de si uno es o no admirador de la banda más famosa de todos los tiempos, especular con uno de los iconos que más influyeron a la cultura de masas y que en solo siete años de carrera lograron dar un giro copernicano a la música, la moda y las tendencias culturales de toda una sociedad. Sería inconcebible pensar en el arte —y me animo a hablar de todo el arte, sin ánimo de exagerar ni ofender— sin la influencia apabullante de John, Paul, George y Ringo. Aunque en la película de Boyle solo hayan dejado de existir la Coca Cola, el cigarrillo y Harry Potter —vaya uno a saber por qué— es muy acertado pensar que el grupo Oasis también haya pasado a mejor vida y no los Rolling Stones, aunque pensándolo bien, creo que nada de lo que aconteció después de la disolución de los Fab Four —por lo menos en el plano estrictamente musical— podría haber existido, pero bueno, esto solo una apreciación personal; una apreciación que concuerda con lo dicho en el film por uno de los protagonistas: “Un mundo sin Los Beatles, decididamente sería un mundo peor”. La historia por absurda no deja de ser original, y es ahí en donde radica la sorpresa y la frescura de una película que nos regala un sinfín de temas que ya forman parte del imaginario colectivo. Jack Malik (Himesh Patel) es un músico mediocre que intenta por todos los medios —con la ayuda incondicional de Elli (Lily James) que actúa como su manager de tiempo completo y amiga en las buenas y en las malas— trascender y hacerse famoso, o al menos un poco conocido. Perdida las esperanzas tras unas actuaciones lastimosas, con la confianza bajo tierra y el poco interés de familiares y amigos, la única que siempre está a su lado para sostenerlo es la bella Elli. Pero eso no alcanza. Tiene que producirse un milagro para que Jack Malik se convirtiese en algo interesante, por lo menos en el plano musical. Y, como en los cuentos de hadas, el milagro se produce. Un corte de energía a nivel planetario coincide con el momento en que a John lo embiste un micro y es arrojado al pavimento. Allí queda inconsciente todo el tiempo en que el mundo queda a oscuras. Cuando despierta en la cama de un hospital, encuentra a su lado a su amiga Elli, pero algo más había pasado. No solo perdió dos dientes —lo que acentúa su imagen de perdedor— sino que el mundo se perdió a Los Beatles. Nadie sabe nada de ellos, ni de sus canciones, ni de sus nombres, ni de su legado artístico. Hay guiños de neto corte melómano que quizás muchos no logren descifrar, pero ahí están, para delicia de los fans de la mejor banda del mundo. Incrédulo, Jack consulta a la madre de todas las enciclopedias y se horroriza ver que solo aparecen imágenes de escarabajos si teclea Beatles. Aturdido trata de interpretar las canciones que siempre estuvieron en su cabeza, tratando de memorizar las letras y los acordes. Estas secuencias son interesantes porque nos da la pauta de que al no haber registros de su obra —hasta los discos desaparecieron— Jack solo puede acudir a su memoria, como la escena en que trata por todos los medios de acordarse de la letra de Eleanor Rigby. Y no le resulta nada fácil. Pasado el shock, Jack se apropia de esas obras maestras y las empieza a tocar delante de sus conocidos y amigos. El recibimiento es de total incredulidad. Nadie puede entender cómo de un día para otro haya una persona —específicamente él— con tanto talento y tanta capacidad creativa. El mundo se rinde a sus pies, pero —y este es unos de los giros acertados del guionista Richard Curtis, el mismo de Notting Hill (1999) y Love Actually (2003)— para Jack esto es una lisa y sencilla usurpación de autoría. Cada vez que interpreta un tema de Los Beatles, Jack sufre de una manera casi dolorosa. Uno de los ejemplos claros es esa especie de duelo autoral con Ed Sheeran —que tiene un papel secundario en la película—para saber quién es capaz de componer una canción en un par de minutos para luego someterlas a votación y saber quién es el ganador. El bueno de Ed sale con un folk bastante aceptable pero predecible. Jack se despacha con “Un largo y sinuoso camino”. Todos quedan pasmados. Este dilema con los derechos de autor que atormenta a Jack, está latente en todo el film. Así y todo —la narración tiene que avanzar— Jack se hace famoso con la “interesada” ayuda de Deborah (Kate McKinnon) que se convierte en su inescrupulosa manager que solo ve en él una máquina de hacer dinero. Yesyerday no deja de ser una comedia romántica hábilmente narrada y llena de toques humorísticos. Danny Boyle —Oscar al Mejor Director por Slumdog Millonaire (2008) y con una trayectoria por demás interesante y ecléctica con títulos como Trainspointing (1996), La Playa (2000), Exterminio (2002), 127 Horas (2010) y Steve Jobs (2015) — nos regala no solo un film fresco y espontáneo sino inteligente. Toda obra artística necesita de un contexto histórico para ser genuina y honesta parece ser una de las ideas que desliza el film. No en vano Jack tiene que hacer una escapada hasta Liverpool para dar un paseo por Penny Lane y Strawberry Fields, sitios emblemáticos si los hay, para empaparse de algo que carece por completo: memoria histórica y emotiva. Si bien ya hubo intentos de utilizar a Los Beatles como excusa para contar una historia paralela —A Wanna Hold Your Hand de Robert Zemeckis (1978) y la excelente Across the Universe (2007) de Julie Taymor—, Yesterday parte de una idea extravagante y absolutamente divertida. Si a eso le sumamos las más de veinte canciones que aparecen diseminadas como misiles que llegan directo al corazón, el film de Boyle bien merece la pena, aunque más no sea para volver a escuchar algunas de las más de doscientas canciones de una banda única e indispensable.
Más que un simple homenaje a los cuatro de Liverpool, "Yesterday", de Danny Boyle, es la perfecta unión de un director con criterio, una banda musical ícono cultural, y un guionista infalible para retratar los momentos cálidos de la vida. ¿Cuántos guionistas conocen que impongan su nombre, a veces por encima del director de turno, como una marca de estilo y calidad? Pocos, y Richard Curtis es uno de ellos. También conocido como realizador de un puñado de títulos con los que alcanzó la máxima perfección, Richard Curtis creó un conjunto sólido de películas que pueden ser reconocidas por su sello que impuso también en los títulos principales de la productora inglesa Working Title. ¿Qué une a "Cuatro Bodas y un funeral", "Un lugar llamado Notting Hill", "El diario de Bridget Jones", y "Realmente amor"? Sí, la firma en el guion del nacido en Nueva Zelanda que adoptó a Inglaterra como su cuna creativa. El guionista de "The Tall Guy", no sólo es marca de éxito, sino también de un estilo propio en el que crea comedias que podrían ser románticas, aunque no es del todo exacto encasillarlas así, con un tono sensible, humano, el foco puesto más en los personajes (protagonistas y secundarios) que en los hechos, y un sentido amplio de la palabra amor. No es casualidad que (casi) todas las películas que llevan su firma sean consideras clásicos modernos instantáneos del género. Entonces, ¿Por qué "Yesterday" es una de las mejores películas, y la mejor comedia, del año? Lo primero que podríamos decir es porque se trata de un homenaje a la banda más exitosa de todos los tiempos, también porque su director tiene varios éxitos de crítica y público en su haber. No, sobre Los Beatles, sobre Danny Boyle, el nombre que se impone en Yesterday, todo lo que tienen que saber antes de verla, es Richard Curtis. Un creador que permanentemente se centra en la amplitud de la palabra amor, compositor de personajes con los que empatizamos de la mejor manera, contando una historia que ubica en el centro las canciones de la banda que mejor interpretó el significado del amor (no solo del romance), y cuyas letras logran que nos identifiquemos con ellas como parte fundamental de la cultura popular. Nada puede salir mal. No, "Yesterday" no es una biopic, no cuenta la historia de Los Beatles, pero tampoco los utiliza como mera excusa, son el marco ideal e ineludible. Una historia paralela que tiene ecos permanentes en la real de los integrantes de la banda. Jack Malik (Himesh Patel) es un músico pop cuasi amateur que intenta hacerse lugar en su pequeña ciudad inglesa con infructuoso éxito. Toca en algunos bares sin concurrencia, y su amiga y manager Ellie (Lily James) poco puede hacer para conseguirle mejores chances. Sus canciones simplemente no prenden. Una noche ocurre un apagón eléctrico universal (se hace referencia al Y2K) por veinte segundos, justo al mismo momento en que Jack tiene un accidente. Al despertar del mismo algo ocurrió, varios elementos de la cultura popular desaparecieron, entre ellos Los Beatles, pero Jack sí los recuerda. Por cierto, es chiste sobre Oasis es maravilloso. A partir de entonces, Jack intentará ir recordando las canciones de Los Beatles para apropiárselas, y de la noche a la mañana se convertirá en un furor mundial; con todos los beneficios y pérdidas que eso implica. Sí, "Yesterday" es otra historia de músico amateur que triunfa repentinamente y es absorbido por todo lo que atrae la fama. Pero sería lo mismo que decir que "Cuatro bodas y un funeral" es sólo otra comedia romántica sobre dos personajes de nacionalidades diferentes; o que "Un lugar llamado Notting Hill" es otra comedia romántica más sobre dos polos opuestos. Exacto, detrás de la capa superficial, aquí hay mucho más, todo lo que a Curtis siempre le interesa contar está ahí, y le encuentra sentido a través de lo que significan culturalmente Los Beatles. Esta vez el amor será algo social, algo de entrega hacia los demás, y también una construcción a largo plazo ¿De qué sirve la fama sin el verdadero aprecio que importa, sino hacemos el aporte que creemos necesario a la humanidad? En una escena, Debra, la manager adicta a la fama que compone briosamente Kate McKinnon, le dice a Jack que no le importa lo que tiene para decir, sino sus canciones. Esa escena podría describir todo sobre lo que se trata "Yesterday". Por supuesto, también hay romance, Ellie es la eterna enamorada de Jack, pero este siempre la vio como una amiga. Como siempre, este vínculo transcurrirá por un carril mucho más amplio que el del romance repentino típico de las comedias románticas, se trata de construir un vínculo para la vida, y pensar qué camino optar de ahora en más. La unión de Curtis con Danny Boyle es exacta, como si se hubiesen encontrado justo para lo que "Yesterday" necesitaba. El director de "Trainspotting" brinda todo su estilo pop publicitario con los planos inclinados, el montaje ágil, las luces de neón, los inserts de texto y escenas de traspaso cuasi videocliperas, y el retrato cultural de una Inglaterra moderna, para crear una simbiosis perfecta con un guion que nunca es descuidado. Por supuesto, Boyle siempre le otorgó un rol muy fuerte a las bandas sonoras, y esta vez no será la excepción para nada. Los Beatles suenan en los momentos justos, y logra capturar lo que esta banda significa social más que musicalmente. No tener a Los Beatles en nuestras mentes, en nuestros corazones, sería perdernos una parte importante de nuestra cultura, de eso que construimos como sociedad conjunta. En un primer tramo, "Yesterday" pareciera ir algo apurada, como tragándose algunas partes, luego, cambia su rumbo, y resignifica su sentido, haciéndonos comprender que aquello que creíamos apurado, en verdad debía ser así porque era sólo el marco para lo que realmente quiere contar. Los fuertes de Curtis son los personajes femeninos, y si bien Hamish Patel explota de carisma y soporta holgadamente un protagónico difícil, el brillo se lo lleva una Ellie adorable desde la construcción del personaje en el guion hasta la interpretación encantadora de Lily James. Ellie es un personaje dulce y creíble, todo lo que dice y hace es trascendental para Jack y para la película, ella es el verdadero corazón de "Yesterday", y la consagración de James como una gran actriz. Kate McKinnon como la contrafigura de Ellie logra una villana que no exagera y convence, vuelve a demostrar ser una talentosa actriz no sólo comediante. Por supuesto, los secundarios son aporte importante para los films de Curtis, y desde Joel Fry (el amigo), Meera Syal y Sanjjev Bhaskar (los padres), hasta el propio Ed Sheeran interpretándose a sí mismo, todos logran momentos genuinos que mejoran aún más la propuesta. "Yesterday" es una película redonda por dónde se la mire. Gran ritmo, buenos mensajes, excelente creación de personajes, una historia entradora con un marco sobrenatural apenas de adorno para hablar de algo coloquial, y un puñado de mensajes y frases que logran transmitir la importancia cultural que un homenaje a Los Beatles debería tener. Hay sorpresas aquí y allá, y sí, quédense tranquilos, la clásica escena de elipsis temporal perfecta y armoniosa, marca registrada del guionista está, la van a tener que esperar, pero está, y es hermosa, como toda la película.
LOS BEATLES Y PERÓN Imaginen que un día, luego de algún suceso inofensivo pero de escala mundial como un apagón de unos pocos segundos, el peronismo no existiera más. De repente el sueño de Fernando Iglesias se vuelve realidad y toda influencia de la existencia de Perón en nuestra experiencia vital se desvanece. Habría consecuencias claro, básicamente, en Argentina donde unas cuantas cosas serían diferentes. En Yesterday, Danny Boyle aplica la misma premisa sobre los Beatles (y algunas otras cosas de la cultura popular) y pretende mostrarnos al menos superficialmente cómo sería aquel mundo sin ellos. Adelantamos que se queda un poco a medias, como nosotros con el chiste del comienzo del párrafo. Porque la premisa, más allá de ser el disparador, es un elemento que sirve perfectamente para el marketing de la película y que además luego veremos que no es más que el adorno de una lisa y llana comedia romántica casi de vieja escuela, de esas de desencuentros y lecciones de vida que, por suerte, no está tan mal. Ahora, pensándolo bien, casi todas las comedias románticas son de vieja escuela ya que casi no quedan ejemplares en el mainstream contemporáneo, menos dirigidas por un director “importante” como Boyle. En fin. Como decíamos, como comedia romántica está apenas bien: la dinámica entre Himesh Patel y la buena de Lily James funciona a pesar de que ambos personajes son medio psicópatas y un poco añejos. Sobre todo en aquello de querernos mostrar ese conflicto vida profesional vs. vida amorosa de tintes noventeros. La gente de hoy ya no tiene ninguna de las dos. Por otro lado funciona bastante bien el humor, sobre todo en la serie de situaciones simpáticas alrededor de la desaparición de los Beatles, especialmente en lo que tiene que ver con la recepción que generan estos temas que son dados como nuevos en 2019. El cine de Danny Boyle puede ser desparejo pero siempre me pareció estimulante, al menos, y creo que más allá de cierta superficialidad a la que Yesterday nunca le escapa, también contiene algo de reflexión acerca del arte y sobre todo de ese arte masivo popular del inconsciente colectivo. La película se atreve a decir un par de cosas acerca de lo relativo del plagio y cómo interpretar y recordar las canciones también es una manera de componerlas. Hay un momento muy divertido en el que el personaje de Patel no recuerda Eleanor Rigby, y se frustra por no poder reproducirla perfectamente, aunque luego se dará cuenta que esos detalles poco importan si el núcleo de lo que transmite la canción sigue intacto, y además nos muestra de manera un poco esquemática, cómo componer es ensayo y error y nunca quedar satisfecho. Exageradamente pensé en Pierre Menard, autor del Quijote, pero luego también pensé que era demasiado para una película como Yesterday que apenas será un momento amable y olvidable de nuestras vidas. No como los Beatles o Perón que parece que serán nuestros para siempre, no importa lo que hagamos para que desaparezcan.
Jack es un músico fracasado. Sueña con ser una gran estrella pero toca en pubs donde nadie lo escucha, en los peores escenarios de festivales y ni siquiera sus amigos saben sus canciones. Pero todo cambiará cuando todo el mundo olvide a The Beatles, excepto él. Yesterday es la última película del querido Danny Boyle, en donde hace alarde de alguno de sus talentos y deja muchos otros afuera. Una simpática comedia que peca de simplista y se mantiene a flote por las canciones.
Romance Beatlemaniaco. Crítica de “Yesterday” de Danny Boyle.I En pleno auge de las biopics musicales, generado por el rotundo éxito de “Rocketman” “Bohemian Rapsody”, el británico Danny Boyle sorprende con un hermoso homenaje a The Beatles pero en un formato distinto. El director de “Trainspotting” y “Slumdog Millonaire” le rinde tributo al cuarteto de Liverpool en una comedia romántica, llena de clichés propias del género pero igualmente emotiva y entretenida. Jack (Himesh Patel) es un músico, cuyos intentos por convertirse en un cantante exitoso no estaban dando frutos y estaba por abandonar su carrera. En compañia de su amiga y representante Ellie (Lilly James) van de escenario en escenario tratando de lograr la fama tan deseada. Hasta que un extraño corte de electricidad en todo el planeta ocasionó que el resto de la humanidad no recuerde la existencia de Los Beatles y su música. Jack es ahora la única persona en el planeta que los recuerda y aprovecha la situación para convertirse en el cantautor de todos los grandes hits de la banda. El guión estuvo a cargo de Richard Curtis, responsable de “Nothing Hill” y “Love Actually”, quien junto a Danny Boyle, maestro en la edición y la musicalización logran un historia completa, sumamente entretenida. Aunque caiga en lugares comunes del género, el carisma de Himesh Patel y la frescura de la ascendente Lilly James quienes logran llevar adelante la película de manera perfecta. La música de “The Beatles” es el complemento, sobre todo a la hora de jugar con el espectador como sería un mundo sin su música o si se hicieran famosos en estos tiempos, donde las redes sociales y la globalización hacen que la fama se consiga de manera vertiginosa. A esto se le suma Ed Sheeran como referente musical inglés contemporáneo, quien ve en Jack un mesías para la música, un enviado del cielo Danny Boyle saca provecho de su magia para la construcción de escenarios ficticios, como el momento que Jack imagina como se viralizan las canciones. Así como también en los planos, con diferentes tonalidades de colores, siempre acorde a lo que generan en el espectador la música de The Beatles. Todos estos elementos apuntalan la misión de rendir culto al cuarteto de Liverpool. Podría haber sido un poco más o menos subversivo acerca de su visión sobre las consecuencias que podrían acarrear la no existencia de The Beatles, pero el homenaje está bien merecido y se ejecuta con entusiasmo para transformarse en una comedia agradable para cualquier tipo de espectador que disfrute de la música. Puntaje: 80/100
Danny Boyle (T2: Trainspotting, Steve Jobs) dirige Yesterday, con un guion de Richard Curtis (Realmente amor, Cuestión de tiempo) y con la premisa ¿cómo sería un mundo sin los Beatles? Jack Malik (Himesh Patel) es un músico que no tiene mucho éxito. Siempre está acompañado por su amiga y representante Ellie (Lily James). Un día, frustrado, decide abandonar su carrera como cantante pero un apagón afecta todo el mundo y andando en bicicleta es atropellado por un autobus. Cuando despierta descubre que los Beatles nunca existieron y comienza el dilema de si es correcto cantar sus canciones y decir que las escribió él. A la par, su relación de amistad con Ellie se complica cuando ella le confiesa su amor. Dos grandes contadores de historias conviven en Yesterday. Por un lado el director Danny Boyle, que se inmiscuye en el mundo y la industria de la música. Boyle, en primer lugar, da un referente real al mostrar a Ed Sheeran en la historia haciendo de sí mismo y dando consejos para cambiar las letras de los Beatles. Por otro lado, está Kate McKinnon que, con su característica sobreactuación venida de Saturday Night Live, se pone en el papel de una representante musical a la cual lo único que le interesa es el dinero. También hay una construcción de cómo recibe hoy en día la sociedad el consumo. Mientras que Jack cantaba increíbles canciones de los Beatles sin llegar a la masividad del grupo de Liverpool, es el boom de las redes sociales y los talk show lo que lo catapulta a la fama. Ahora desde el lado de Richard Curtis, encontramos una historia de amor típica de los personajes creados por el autor de Notting Hill, About Time o Love Actually. Protagonistas que se sienten fracasados y que encuentran el éxito aunque, en definitiva, se dan cuenta de que siempre tuvieron lo que quisieron frente a sus narices. En Yesterday se destaca la labor, tanto actoral como musical, del desconocido Himesh Patel y también la simpatía de Lily James. La química entre ellos es posible gracias a esos aspectos y a que Curtis, a pesar de presentar una historia de gran escala, cuenta un relato totalmente mundano y algo que le ha pasado a miles de parejas: enamorarse de su mejor amigo/amiga. Finalmente, como ha pasado con los biopic de Freddy Mercury y Elton John, los amantes de los Beatles estarán contentos por la variedad de canciones que tiene la película. Y hablar de esta banda pero desde otra perspectiva lo hace todavía mucho más atrapante para los seguidores. Yesterday de Danny Boyle es una historia simple pero bien contada. Con la música de los Beatles de fondo y una historia romántica con el sello de Richard Curtis, nadie con un poco de corazón puede pasarla mal.
Crítica emitida en radio. Escuchar en link.
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La reunión de dos directores y guionistas tan disímiles en tanto mirada sobre el arte cinematográfico podía prever un total desastre o una inusitada joya. Ni una cosa ni la otra, la premisa bastante original se va disolviendo en el transcurso del relato. Que sucedería si despareciera de la memoria colectiva, Shakespeare, u Oscar Wilde, en este caso los que se desvanecen de la historia son los Beatles, como si nunca hubieran existido. Jack Malik (Himesh Patel) es un cantautor mediocre que tiene el sueño de ser alguien en el industria de la música. A partir de un fenómeno a escala mundial, el mundo se apaga por 12 segundos, en el mismo momento en que nuestro héroe trasladándose en su bicicleta, es atropellado por un bus. Al recuperar la conciencia en el hospital, la única presente allí es Ellie Appleton (Lily James), su manager. Con el correr de los días se percata que es la única persona en el mundo que recuerda a los Beatles, por lo cual toda vez que canta una canción del cuarteto de Liverpool para el resto es pura novedad. El problema del filme se instala en ese intento de conjunción entre Richard Curtis, (“Realmente amor”, 2003) aquí en su función de guionista y Danny Boyle (“¿Quién quiere ser millonario?”, 2008) como director, nunca llega a establecerse de manera fehaciente. Tiene todos los ingredientes para poder haber sido una muy buena película, pero entre la necesidad del director de establecer lo inaudito como columna vertebral del relato y la historia de amor que establece el guionista, pierde fuerza y esa idea original termina por desarmarse. Si bien el filme tiene momento de humor, y hasta despliega cierta inteligencia, para demostrar el deterioro de la cultura, estableciendo que en éste mundo siglo XXI, ante la música electrónica, y demás sonidos actuales y ensordecedores, la música de los Beatles serian éxito de manera inmediata. Así como en “Bohemian Rhapsody” (2018, sobre la historia de Freddie Mercury) se sostenía por la música del grupo Queen y la actuación de Rami Malek, en ésta lo hace la música y la actuación de Lily James, en tanto Himesh Patel cumple sin destacarse demasiado. En sus casi dos horas de duración algo del orden del entretenimiento queda establecido, y asegurado, como si fuese sólo una fábula, pero se construye pulsando homenajes diversos, deseos varios, como la presencia de Ed Sheeran como él mismo y dando cuenta de un muy sentido del humor y de la realidad, digamos. Hay que reconocer que se respira mucho más al impronta de Richard Curtis que la mano de Danny Boyle para el desarrollo del relato, no es que sea fallido, pero está lejos de lo que supo hacer. De manera tal que no pudo resolver la debacle del texto, el cierre de la historia, pues debe haber un final, se inclina más sobre la ficción romántica que sobre la idea directriz que impulso la producción. En esa secuencia final se despliega, defraudando al espectador, toda la influencia hollywoodense que Curtis supo ocultar en anteriores producciones y Boyle no supo darle forma propia. Una lástima, pues promete mucho más de lo que termina concretando, aunque ya se sabe que la distancia entre la idea original y la concreción de la misma es un camino largo y sinuoso.
La premisa, seguramente, ya la conocés. Y si viste el trailer, tenés la justa sensación de que ya la viste. Jack (Himesh Patel) es un músico mediocre que sufre un accidente durante un extraño y gigantesco apagón. Cuando se recupera, descubre que es el único que parece conocer a los Beatles. Y claro que su vida puede cambiar a puro repertorio de los fab four. El director Danny Boyle y sus guionistas, Jack Barth y Richard Curtis, tienen entre las manos un material doblemente interesante. Por un lado, el potencial para una comedia capaz de superar tanto la anécdota simpática como la consabida parábola del ascenso a la fama. Para explorar un montón de cosas vinculadas a, por ejemplo, los cambios (o continuidades) en los gustos culturales o musicales. Por otro, las extraordinarias canciones. Pero a medida que pasan los minutos, una sucesión de escenas graciosas basadas en el malentendido central, esas posibilidades se van cayendo como pétalos de una margarita. Ni por ahí, ni por allá: Yesterday prefiere el camino del centro, el seguro, y desdeña los atajos. Así se relata la transformación de Jack, que no es un tipo especialmente interesante, es el chico de pueblo, con una amiga demasiado amiga para pasar a novia, un trabajo en un almacén y sueños musicales, en la nueva gran cosa del pop mundial. Una parábola entretenida, aunque previsible. Que se agota pronto, cuando los chistes se parecen todos a un mismo chiste. Claro que hay ingredientes divertidos, como el rol de El Sheeran y el de la codiciosa manager americana que compone Kate McKinnon, sacudiéndole el estereotipo con talento y gracia. Pero la comedia romántica más convencional, y una historia de triunfo, a la vieja usanza, se imponen en una serie de curvas argumentales con poco filo. Y con tendencia al almíbar, como confirman algunas decisiones y cameos hacia el desenlace. Pero con canciones de los Beatles, como para "volver a enamorarse". Por lo demás, mejor imitar a los personajes y no fijarse ni preguntar por la banalidad de su incongruencia, sus cabos sueltos y el disparate de todo el asunto.
Podés tener las canciones de los Beatles. Podés tener a un director premiado como Danny Boyle (“Trainspotting”, “¿Quién quiere ser millonario?”). Podés tener a un guionista como Richard Curtis (“Cuatro bodas y un funeral”, “Notting Hill”). Y así y todo puede fallar. Eso es lo que pasa con “Yesterday”. El planteo de la película es interesante, pero las películas no se hacen sólo con ideas. La historia comienza con Jack Malik (Himesh Patel), un chico que canta en bares y que está por abandonar la música porque el éxito no llega. Pero resulta que, después de un extraño apagón a escala planetaria, Jack descubre que el mundo se olvidó por completo de la existencia de los Beatles y él es el único que los recuerda. La oportunidad está servida en bandeja: el protagonista se apropia de las canciones de Lennon y McCartney y se convierte en una estrella pop de dimensiones colosales. “Yesterday” promete un encanto que a la media hora se disuelve. No termina de funcionar como comedia romántica (la chica de la película es lila James) y tampoco como fábula del chico simple que de golpe es engullido por la industria. Todo está librado al trazo grueso y a las referencias obvias, mientras la historia se va al lado de la grandeza de las canciones. El final está bien resuelto, pero a esa altura ya poco importa.
El director Danny Boyle («Trainspotting», «127 horas», ¿Quién quiere ser millonario?) nos trae en esta ocasión una historia atractiva, protagonizada por Jack Malik (actor británico Himesh Patel, es el hermano de Dev Patel ¿Quién quiere ser millonario?) quien una noche circula por la calle con su bicicleta y es atropellado por un ómnibus en medio de un apagón que duro tan solo 12 segundos en el mundo. Ese hecho funciona de forma similar a un hechizo y él es la única persona que recuerda a los Beatles. Para el resto, ellos nunca existieron y él puede cantar sus temas, resultando como un viaje en el tiempo. Esta es una comedia romántica que tiene como pareja protagonista a los actores británicos: Himesh Patel, quien formó parte del elenco de la exitosa serie británica EastEnders, donde interpretó a Tamwar Masood; en esta ocasión él canta las canciones y se encuentra logrado; Lily James en un personaje encantador que ya vimos en: «Cenicienta» y «Mamma Mia! Una y otra vez», entre otras. El romance resulta algo forzado y no llegan a tener química. Otro de los personajes secundarios: el cantante, compositor y guitarrista británico Ed Shreeran está correcto y en esta oportunidad hace de él mismo; la actriz estadounidense Kate McKinnon (“Mi ex es un espía”) interpreta a una manager despiadada y capitalista a través de la cual vemos una vez más una crítica de cómo funciona muchas veces el negocio de la música y por último la participación del actor británico Joel Fry (trabajo en varias series de televisión en el Reino Unido) un tanto desaprovechado. Aclaremos que no es una biopic. La filmación cuenta con buenas locaciones y fotografía, buenos planos, estética, una puesta en escena clásica, otros rubros técnicos correctos, tiene su humor inglés que te hace reír bastante, una humorada con las gaseosas que en la actualidad siguen siendo competencia, pero su ritmo es desparejo, la resolución romántica es previsible y sencilla. Reflexiona acerca de lo feo que hubiese sido el mundo sin los Beatles, habla sobre la fama, la lealtad, el amor, la amistad, la capacidad, los vínculos y la familia. La cinta resulta entretenida, hay algunos cameos, con un buen homenaje a la música de los Beatles, varias escenas te traen recuerdos de ellos, si sos su fans te vas a emocionar mucho y vibrarás hasta los créditos finales. Además de sus canciones hay ciertas curiosidades, como aquella que cuenta como Paul McCartney en 1966 por una caída en este caso con su motocicleta tuvo una lastimadura y como el protagonista, entre otras, dentro de las metáforas plantea que hubiese sido del mundo sin ellos.
Camino a la fama Un día demencial, el mundo se olvidó de Los Beatles, y sólo una persona pudo rescatar sus canciones. Así es Yesterday, la ucronía de Danny Boyle. "Acostumbro a decir en charlas que la misión de los artistas es hacer que las personas aprecien estar vivas un poquito más. Me preguntan si yo conozco algún artista que lo haya logrado. Y respondo: ´Los Beatles lo hicieron´ ´´, dijo Kurt Vonnegut. Tanto nos han hecho apreciar estar vivos que no hay manera de imaginar el mundo sin el cuarteto de Liverpool. De eso trata Yesterday: ¿qué clase de humanidad hubiéramos sido sin conocer “All You Need Is Love” y “Revolution”? El décimo tercer largometraje de Danny Boyle es una ucronía un poco tramposa pero muy lúcida: como si el planeta Tierra estuviera bajo un estado de amnesia selectiva, a partir de un apagón eléctrico de doce segundos de duración, las personas despiertan sin saber qué o quiénes fueron Los Beatles. Su pisada ha sido borrada de la historia, y de Google. El borrón sucede poco después de que un cantautor desconocido y con el espíritu roto, Jack Malik (Himesh Patel), decide abandonar la música porque a nadie le importan sus canciones. A nadie salvo a una persona: Ellie (Lily James), su representante y fiel amiga de la infancia que lo ama en secreto. "Los milagros existen”, le dice ella cuando Jack expresa que necesita uno. “El mundo está lleno de milagros. Benedict Cumberbatch es un símbolo sexual, por ejemplo”, remata la chica de rulos saltarines que siempre tiene una respuesta ingeniosa para rescatarlo a Jack del drama. El milagro que él tanto desea ocurre de manera extraña: el músico, sin suerte ni fanáticos, encuentra la oportunidad de obtener fama y prestigio cantando canciones de Los Beatles, asegurando que son de su autoría. Jack es testigo de lo que le sucede a alguien cuando escucha “Yesterday” por primera vez en su vida. Es espectador de la emoción que puede sentir una persona al oír los primeros acordes de “Let It Be”. Oscar Wilde aseguraba que la música es el tipo de arte que está más cerca de las lágrimas y de la memoria. Jack depende justamente de eso: de su memoria para recordar las letras y pasajes de “Hey Jude” o “Back In The U.S.S.R.”, y del vacío Beatle en la memoria de la humanidad. Al mismo tiempo, Danny Boyle juega con nuestra propia memoria, transportándonos en estribillos que nos calman como canciones de cuna a rincones donde no solo nos sentimos seguros, sino también felices. George Harrison lo explicó mejor que nadie: “Los Beatles salvaron al mundo del aburrimiento”. Todo lo que necesitas es amor Nacida de un guion de Richard Curtis (famoso por escribir los hits de amor cinematográficos Cuatro bodas y un funeral, Un lugar llamado Notting Hill y por dirigir Realmente amor), Yesterday no es una comedia romántica entre un hombre y una mujer, a pesar de que sea eso lo que se ve y se vende, a simple vista. Por detrás de la trama sentimental principal, más propia de Curtis, se encuentra oculto el verdadero romance: la historia de amor entre Jack y ese público que quiere enamorar. Aunque para lograrlo tenga que mentir, convertirse en una farsa. Para Curtis los vínculos artista-público y los recursos de ciencia ficción son conocidos, como demuestra el emotivo capítulo de Doctor Who, Vincent And The Doctor, dónde un sorprendido hasta las lágrimas Vincent Van Gogh viajaba en el tiempo para ver, al fin, su obra apreciada y admirada en el presente. No es solamente fama lo que anhela Jack, es la satisfacción de sentir que puede cambiar un día triste de una persona a través de una canción. ¿Qué poder misterioso tiene “In My Life” para hacernos sentir menos solos? Jack Malik, como en otras películas de Danny Boyle, es un personaje de clase trabajadora con una vida laboral lo suficientemente gris como para soñar con un futuro distinto, lejos de ordenar mercadería en el supermercado y escuchar a su despiadado jefe escupiéndole en la nuca que su único problema es que piensa que está para más que ser repositor. Una de las características más bellas del cine de Boyle, un director que nació en Manchester, ciudad obrera por excelencia, es que muchos de los protagonistas no son héroes ni antihéroes. Son personas a quienes les cuesta mucho esfuerzo llegar a fin de mes, y saben que lo más probable es que todos los días de su vida sean iguales. La única manera de romper con esa realidad hiriente es que ocurra un milagro: en Slumdog Millionaire (¿Quién quiere ser millonario?, 2008) Older sale de la pobreza al ganar un concurso de TV; en Millones (2004) la familia de Damian puede acceder a tener electrodomésticos porque un bolso lleno de dinero cae del cielo. Hay una conexión directa entre Millones, una de las mejores películas de Boyle, y Yesterday: el niño, a quien señalaban de raro por adorar a los santos bíblicos, descubría con mucho dolor que el dinero empeora todo. Sobre todo si ese dinero realmente no le pertenece. Lo mismo le sucede a Jack cuando es consciente de que la gente lo aplaude por canciones que no son suyas. Pero Damian, con esas doscientas veintinueve mil trescientas veinte libras, puede alegrar los días de un grupo de indigentes llevándolos a comer todas las hamburguesas que quieran. “Disculpe, ¿es usted pobre?”, iba preguntando uno por uno el niño adorable repleto de pecas creyendo que puede combatir la pobreza mundial con ese bolso estallado de billetes que, confía, se lo envío Dios. Jack no reparte dinero ni hamburguesas, comparte la música de Los Beatles. Música que no solo modificó la vida de las personas, cambió nuestra sociedad y cultura. El problema es que, a diferencia de Damian, Jack está recibiendo un beneficio a costa de cuatro personas que no están. Que no son. No es un delito legal, es un conflicto moral. Mientras mi guitarra llora suavemente Danny Boyle presenta al protagonista de Yesterday con solo una secuencia donde Jack canta una canción propia. Con un montaje fluido y poético, vemos al personaje interpretando el mismo tema en distintos lugares, siempre con tres o cuatro personas como público. La sencillez narrativa de Boyle es tan singular y potente que puede relatarnos toda una vida, y un diccionario completo de heridas silenciosas, a través de una pequeña escena musical en distintos escenarios. Ese gran detalle lo une a su guionista, Richard Curtis: uno de los más brillantes aciertos de Un lugar llamado Notting Hill es la representación del paso del tiempo a partir del cambio de estaciones que atraviesa William Thacker, sin necesidad de placas informativas o de diálogos explicativos. Se puede entender al cine por su facultad de narrar en imágenes, y no dependiendo de las palabras. En Yesterday, el sonido es clave para apreciar la película, sin embargo Boyle no descuida el peso de la imagen: cuando al protagonista lo atropella un colectivo nocturno, consecuencia del apagón de electricidad de doce segundos, su rostro deja de ser aquel que conocimos en esos primeros minutos de película. Debido al accidente, Jack pierde su barba característica, e incluso dos de sus dientes incisivos. Es el anuncio de que Jack ya no será el mismo. En esos pequeños detalles es donde el cine de Boyle hace una diferencia abismal con otros directores: en su economía narrativa para contar historias que no caben en la palma de la mano. Incluso con Yesterday, que sin ser de sus mejores películas, consigue escenas emotivas que funcionan como una fiesta sorpresa. Como ese instante en donde Jack recibe, al borde del pánico, a una pareja que también recuerda a Los Beatles, y sabe que él es un impostor. Contrario al temor que imagina y acalambra sus piernas, las dos personas lo visitan para agradecerle que cante esas canciones, pidiéndole por favor que jamás deje de interpretarlas. Porque de ser así este mundo sería un poco peor. La felicidad es un rifle caliente La canción que le da nombre a la película no se iba a llamar "Yesterday” sino “Huevos revueltos”. Paul McCartney se encontró con aquella melodía en un sueño, y cuando se sentó a desayunar la cantó para no olvidarla. La letra describe exactamente lo que lo aflige a Jack: “Ayer el amor era un juego tan fácil/ahora necesito un lugar donde esconderme”. El milagro también tiene su costado oscuro y pesadillesco. Ese efecto secundario también atacaba al niño de Millones cuando quien cree que es el verdadero dueño del dinero, el ladrón que robó ese bolso, lo perseguía y amenazaba de muerte para que se lo devuelva. “¿Sabes lo complicado que es el dinero? Pues las personas lo son aún más. Tenés que recordar que siempre hay algo suficientemente bueno para continuar”, le decía la aparición de su madre muerta al pequeño que no dudaba de que su mamá se había convertido en Santa Maureen. En Yesterday, el papel de esa nueva Santa lo cumple la pareja fanática de Los Beatles, que le ruega a Jack que no prive a la humanidad de escuchar y bailar “Help!”, aún en esa extraña versión punk que decidió hacer. Ese “siempre hay algo suficientemente bueno para continuar” es mucho más que el amor de Ellie. Es tener el poder de volver accesible la pócima de esa felicidad enigmática que provoca escuchar el Álbum Blanco. Danny Boyle nos hace preguntarnos una y otra vez de qué está hecho el amor. La respuesta habita en la decisión final de Jack, quien le regala al público la música de Los Beatles de forma desinteresada. Ya no buscando que lo quieran, esta vez solo desea que ese otro sea feliz. Sin sacar ventaja o beneficios de ese acto. ¿Existe declaración de amor más grande que obsequiar la posibilidad de escuchar canciones de Los Beatles las 24 horas, de manera gratuita? Nietzsche dijo: sin la música, la vida sería un error. Sin Los Beatles también.
Tras un accidente, un joven cantautor se despierta para descubrir un mundo en el que los Beatles jamás existieron. Y aprovecha esa cuestión para hacer paasar sus canciones como propias. Un simpático concepto que no logra sostenerse más de 45 minutos para luego dar paso a una muy convencional comedia romántica. Hay ciertos conceptos o ideas para historias que suenan muy atractivas cuando se piensan pero que luego resultan muy difícil transformar en historias que se sostengan a lo largo de un film. Muchos de esos “conceptos fuertes” pertenecen a la categoría del what if o “¿qué pasaría si…? Ideas de ese tipo (digamos, como ejemplo, que los nazis ganaron la Segunda Guerra, que la Unión Soviética ganó la guerra fría, que Boca le ganó a River la final de la Libertadores…) se prestan para el juego lúdico entre amigos y se suele decir que son aptas para sketchs televisivos o cortometrajes. La dificultad es que, para sostener casi dos horas de película, un guionista debe crear un mundo, personajes y situaciones interesantes alrededor de ella. Ese es el problema grave de YESTERDAY y es por eso que da la sensación que la película ingeniosa basada en la idea se acaba exactamente a los 45 minutos, en dos escenas consecutivas que la dan por terminada y que inician otra mil veces menos interesante y vista millones de veces. La premisa, que seguramente ya conocen, es sencilla y propia de la fábula que veremos. Jack Malik (Himesh Patel) es un cantautor –y repositor en un supermercado– que lleva años tratando de conseguir algún éxito sin mucha suerte y cuya mejor canción es una cosa amorfa llamada “The Summer Song”. Su amiga de la infancia y manager, Ellie (Lily James), insiste en que tiene talento y le consigue un spot en un festival, de esos tempraneros y en carpas alejadas que solo tienen como público a amigos y a gente con niños que necesita algún reparo sonoro. Jack tira la toalla ahí nomás. Basta para mí. Ella le insiste pero no hay caso. Una noche hay un furibundo corte de luz mundial que dura apenas unos pocos segundos, pero lo suficiente para que a la bicicleta de Jack se la lleve puesta un bus y el hombre termine internado inconsciente en un hospital. Cuando despierta se da cuenta que le faltan dos dientes y que la gente responde de manera extraña a ciertas cosas. Pide una Coca y nadie sabe de qué habla, entre otras curiosidades. Con los días se da cuenta de otra extrañeza: nadie conoce las canciones de los Beatles, ni a los Beatles. Los googlea y nada (Google existe, para la tranquilidad de los guionistas), canta “Yesterday” y la gente lo mira sorprendida que haya sido capaz de componer algo tan bonito. Es ahí que Jack cae en la cuenta que hay un posible negocio dando vueltas y que puede darle unos cuantos beneficios. YESTERDAY es, por un lado, la historia de esa peculiaridad, de ese what if, en el contexto de una historia de amor y de complicadas relaciones con la industria discográfica. Lo mejor de la película está al principio, cuando la sorpresa del concepto da a luz algunas escenas muy divertidas (como cuando intenta cantarle “Let it Be” a sus padres como su nueva canción y ellos están totalmente distraídos), pero Richard Curtis, el veterano guionista de NOTHING HILL y LOVE ACTUALLY no puede evitar ir dejando de lado el asunto para centrarse en una bastante banal y forzada historia de complicaciones amorosas entre Jack y Ellie que no tiene ninguna razón de ser en términos dramáticos y que se apoya en una química inexistente. Jack podría estar cantando sus propias canciones y la película no cambiaría demasiado. Recuerden la escena en la que Jack vuelve de una gira (con una celebridad que se interpreta a sí misma, ya verán quién) y se despide de Ellie y de sus familiares para irse a grabar a Los Angeles. Ahí prácticamente se acaba la película y empieza otra tipo “¿preferís la fama o a mí?” que no solo es retrógrada en términos contemporáneos sino que no es para nada atractiva. En paralelo la película tiene un par de subtramas que dan a entender algunas otras posibles líneas “beatlescas” a explorar (y alguna simpática escena con Kate McKinnon como la “villana” del sello discográfico) pero nunca terminan por desarrollarse del todo. No me molesta, de hecho, que Curtis no se tome el trabajo de explicar el cósmico misterio de lo que está pasando pero sí que no se haya utilizado para explorar avenidas narrativas más interesantes. Imagino que este timeline alternativo en el que los Beatles (y algunas otras cosas) no existen podría haber sido mucho más amargo y oscuro todavía que el real. O, quizás, que por más canciones míticas de los Beatles que Jack tenga en su repertorio a nadie le importe demasiado el asunto y siga fracasando aún cantando “The Long and Winding Road” o “Help!”. Pero no. Eso casi no sucede. Curtis tuvo su década de gloria en los años ’80 como guionista de grandes programas humorísticos de la TV británica como BLACKADDER o SPITTING IMAGE y, luego, en los ’90, le llegó el reconocimiento cinematográfico con CUATRO BODAS Y UN FUNERAL y la citada NOTTING HILL. De ahí en adelante manejó un nivel cada vez más convencional y forzado dentro del género, con películas menores como las de Bridget Jones o REALMENTE AMOR. Y más acá en el tiempo no van a encontrar nada demasiado destacable, salvo los que piensen que CUESTION DE TIEMPO (2013) es una buena película. Algo parecido se puede decir de Danny Boyle quien, tras un gran comienzo con TUMBA AL RAS DE LA TIERRA y TRAINSPOTTING tiene apenas una sola muy buena película (EXTERMINIO/28 DAYS LATER) y un par más aceptables en medio de una larga lista de films mediocres. YESTERDAY, por la potencia del concepto, los está haciendo regresar al éxito comercial, pero el combo entre el costado más meloso de Curtis y el más ácido de Boyle no termina por cuajar casi nunca aquí. No tengo dudas que aquí YESTERDAY será un éxito por su costado de nostalgia beatlesca y su caracter de crowdpleaser, pero de hecho creo que una película que pasó inadvertida en estas tierras como BLINDED BY THE LIGHT, apoyada en la música de Bruce Springsteen, resuelve mucho mejor –haciéndose orgullosamente cargo de su costado de fábula y llevándola al extremo– la combinación, cada vez más usual, de encontrar historias cinematográficas que funcionen como rockolas de una generación de cuarentones (o más) nostalgiosos por la música de su adolescencia. Que quede claro. YESTERDAY es una película menor, con algunos bellos momentos y tiernas versiones en muchos casos acústicas de grandes éxitos de John, Paul, George & Ringo. Y es obviamente más disfrutable que ese engendro de biografía de Freddie Mercury que prefiero no nombrar. Pero se siente claramente como una oportunidad desperdiciada. Es una película que, para resumir mediante una metáfora sencilla, cree que la mejor y más significativa canción de los Beatles fue “All You Need is Love” y que, siguiendo su propia lógica, deberia haberse titulado así. Si coinciden con esa idea, seguramente la disfrutarán más que yo.
Homenaje a The Beatles a medio camino La nueva película del británico Danny Boyle busca ser divertida pero no está a la altura de la leyenda de los cuatro de Liverpool Al ver Yesterday (2019) da la sensación de que hubiera sido mejor que Danny Boyle se hubiera dedicado a filmar bond 25 qué a homenajear a The Beatles. Pero el creador de 127 Horas (127 Hours, 2010) decidió colgar el proyecto por “diferencias creativas” y regresó a sus raíces con un resultado algo irregular. Y no es que esta nueva película sea mala sino que no llega la altura del mítico cuarteto de Liverpool y (¿por qué no decirlo?) tampoco a la altura de los trabajos de este realizador británico, que supo ganar fama y prestigio con Trainspotting (1996). Porque, viniendo del creador de Exterminio (28 Days Later, 2003) y ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog Millonaire, 2008), la cosa no pasa de varias sonrisas y un poco de nostalgia de cuando en cuando. El proyecto pintaba mucho más ambicioso porque la historia que plantea Yesterday ya es así, ambiciosa, y más también. Resulta que joven músico llamado Jack Malik (Himesh Patel) no termina de afianzar su promisoria carrera de cantante a pesar de los esfuerzos de su agente Ellie (Lily James) y de su propio talento, que lo tiene y en abundancia. Pero ocurre uno de esos accidentes fortuitos que podríamos llamar de “realismo mágico” (en este caso un corte de luz a nivel global) que borra de la memoria de todos los habitantes del planeta- como si se tratara del lápiz los Hombres de Negro- todo recuerdo de la existencia de los cuatro músicos más fabulosos la humanidad haya escuchado, y también de otras otros elementos que ya nos iremos enterando gracias al estilo videoclip de Boyle. En esta suerte de universo paralelo, Jack descubre que es el único que recuerda el repertorio de The Beatles y entonces se abren en una poderosa incógnita: ¿es legal utilizar el inconmensurable catálogo musical de los Beatles en beneficio propio para lanzarse en el negocio de la música? Y si es así: ¿Es moralmente reprobable hacerlo dado que nadie podrá escuchar nunca jamás esas canciones si él no toma cartas en el asunto? La resolución viene de la mano de una película más intimista que otra cosa, en la que solo cinco personajes definen el argumento en dos horas, algo que la hace quedar algo pequeña dada la tarea que se ha propuesto Boyle y el guionista Richard Curtis, de quien se nota su mano gracias a escenas que hacen acordar mucho a otros de sus trabajos como Cuatro Bodas y un Funeral(Four Weddings and a funeral, 1994) y Notting Hill (1999). Eso sí, en el plano musical, Yesterday cumple con creces su cometido de llevar a las nuevas generaciones el cancionero de la que quizá sea la banda de rock más influyente de todos los tiempos. Hay también un dejo de melancolía en todo esto, que viene de la mano del origen de todas esas canciones, un génesis que se pierde en una época que ya no se volverá a repetir. Y también está la narrativa de Boyle, que sigue evolucionando hacia límites futuristas, al punto que es una pena que no haya aplicado ese lenguaje visual para renovar al agente al servicio de su majestad
Un cineasta versátil como Danny Boyle es capaz de abordar diversos registros genéricos: desde la ciencia ficción apocalíptica (“Exterminio”, 2002) al drama de suspenso (“127 Horas”, 2014). Desde que se diera a conocer al mundo, gracias a notables films como “Tumbas al Ras de la Tierra” (1994) y “Trainspotting” (1996), la carrera de Boyle gozó de un gran eclecticismo. Su punto más notable resultó la singular “Quien Quiere ser Millonario” (2008), ejercicio que le deparara un Oscar como Mejor Director. En su más reciente producción, el inglés construye un verosímil argumental de escasa consistencia, pueril excusa para rendir homenaje un ícono cultural de su Inglaterra natal: Los Beatles. El fenómeno rock nacido en medio de un profundo tiempo de cambios ha sido un objeto de culto cinematográfico, desde los mismísimos tiempos en que la banda causaba inaudito furor a uno y otro lado del océano Atlántico, épocas en donde el rock anglosajón cambiaría para siempre la historia del género como lo conocemos actualmente. El vértigo que causaron estos cuatro magníficos oriundos de las islas británicas no tuvo precedente en la historia del rock. No obstante, la comunión cinéfila entre The Beatles y la gran pantalla data de mediados de los años ’60, en donde el fenómeno hiciera eclosión. Ejemplo de la perenne simbiosis del cuarteto con el medio cinematográfico resultan un par de colaboraciones legendarias junto a Richard Lester. Se trata de “Anochecer de un día Agitado” (A Hard Day’s Night, 1964) y “Help!” (ídem, 1965), films que los magníficos de Liverpool llevaran a cabo junto al renombrado realizador británico Richard Lester. Por aquellos años, Lester era un talento en ciernes cuya trayectoria ostentaba la Palma de Oro en Cannes por su film “The Knack …and How to Get It”. De allí en más (y sin profundizar en la cantidad de veces que sus integrantes se probaron el traje de estrellas del celuloide) el grupo ha sido objeto de revisionismo cinematográfico, inclusive desde la excusa argumental que nutra la propuesta de un irresistible aire beatle. En tal sentido, recordamos la película estrenada hace pocos años titulada “Danny Collins” (2015) y protagonizada por Al Pacino; en la cual se tomaba una historia real – un anciano cantante de los años ‘70 descubre una carta que le envió John Lennon hace 40 años- con el fin de otorgarle un giro ficticio potenciando una narración atractiva. Bajo la ecuación del tan mentado ‘que hubiera sido sí…’, Danny Boyle concibe su “Yesterday” de manera similiar. Con guión del laureado Richard Curtis, un experto en la comedia romántica (“Nothing Hill”, “Love Actually”) y quien también ha explorado los terrenos del rock anglosajón (“Los Piratas del Rock”, 2009), aquí se hecha mano al famoso recurso literario de los ‘tiempos alternativos’ para contar una historia que parte de un estándar distópico para edulcorar su propuesta y regalarnos un final aleccionador, desbordante de utopía. El carácter de credibilidad que nos plantea “Yesterday” luce endeble y absolutamente forzado, bajo el lema remanido que prefigura un esquema del músico frustrado: estrella fracasada que busca abrirse camino de la impiadosa industria discográfica a base de hits carisma y talento por descubrir. El actor indio himesh Patel interpreta a un perdedor que, de la noche a la mañana y gracias a una serie de fortuitos eventos, se convierte en un rockstar de calibre mundial. Sin el más mínimo cuidado por las formas narrativas (ni nuestra capacidad de credulidad y/o cuestionamiento mínimo) Boyle se zambulle, escatimando inversión alguna en tiempo transitivo entre la rutinaria vida de este selfmade man y el apagón mundial que causa la extinción de todo rastro beatle. “Yesterday” apela a la reconocible fantasía cinematográfica y nos lleva, de forma vertiginosa, al epicentro de una vida sacudida por el éxito inmediato y descontrolado; similar al que vivieron los Beatles hace ya medio siglo, cuando las ‘invasiones británicas musicales’ conquistaron el rock americano. Brindándonos una agridulce dosis del impiadoso mercantilista y bursátil mundo de la industria discográfica, en dónde las estrellas se convierten en meros objetos decorativos que producen hits para satisfacer ventas y colmar estadios deportivos que incrementen las ganancias de la exigente ‘firma’ que lo respalda, el film parece adquirir cierto matiz profundo. Sin embargo, se trata solo de un espejismo. El esquematismo desborda la imagen brindada sobre un productor musical que dista de la figura de Sir George Martin hasta la antítesis. La cara publicitaria del artista ofrece en su abordaje un impiadoso mosaico de una triste realidad, no obstante “Yesterday” persigue fines más lúdicos y prefiere otorgar peso al dilema romántico que vive nuestro héroe inesperado. Valiéndose de guiños humorísticos que aligeran la propuesta, así como de pequeños homenajes que cimentan el paladar melómano del realizador (habrá menciones a artistas y bandas emblemáticas que forman parte historia grande del rock anglosajón del siglo XX, como The Rolling Stones, David Bowie, Oasis y Radiohead), tampoco faltarán menciones al mundo pop contemporáneo, como la aparición del famoso cantante pop Ed Sheeran. Se sumarán a algunas líneas de diálogo que sólo los entendidos en la música Beatles comprenderán: se cita al tema autoría de George Harrison “While my guitar gently weeps”, con absoluta literalidad, también icónicas ‘tapas’ precursoras y una recreación del histórico ‘Rooftop Concert’. La recurrencia a citas nostálgicas no podía faltar: el otrora ignoto músico convertido en atribulada estrella recorre los lugares más característicos de la Liverpool natal de The Beatles, como si de un city tour se tratara. Aditamento que otorga a “Yesterday” un cáliz melancólico pero bien intencionado; no obstante el vacío argumental resultará un aspecto que termina por condenar el éxito del film. El nulo verosímil bajo el cual la película se estructura -negando en su resolución las propias fronteras de credibilidad bajo las que se concibe- nos lleva al hallazgo de un apacible y avejentado John Lennon -el enésimo acto nostálgico-, quien sobrevivió la barbarie conocida por todos y vive plácidamente el éxito de ser un perfecto desconocido. Qué decir de la aparición de dos misteriosos ‘fans’ que pueden recordar aquella magia incomparable que hizo vibrar al mundo, haciendo del planeta Tierra un lugar confortable en donde estar si un disco de “The Beatles” sonaba. Esta herramienta de la ciencia ficción denota preocupantes falencias siendo puesta en práctica en las manos equivocadas. Mundos fantásticos y distópicos (existe peor noción de realidad que la extinción de todo recuerdo Beatle?) prefiguran una aventura romántica (innecesariamente subrayada) obra de Danny Boyle, que entre desatinos y huecos argumentales nos invita a rememorar clásicos de álbumes referentes como Sg.t Pepper´s Lonely Hearts Club, Abbey Road y The White Album, a través de un sinnúmero de pistas que recurren al último lustro creativo Beatle. El repertorio ofrecido durante el metraje nos recordará (por si hiciera falta) la imperecedera frescura y ternura de canciones como canciones “Leti t Be”, “Hey Jude”, “Help!”, “PennyLane” y “Strawberry Fields Forever”. Bien sabemos que la música de Beatles nos invitó a bailar, nos enseño a soñar y nos obligó a creer en un mundo mejor posible. Pero (siempre lo hay), si la premisa de su desaparición y prueba más fiable sea la no existencia de rastro alguno en la todopoderosa internet – ecos de la masividad de nuestros tiempos- la fuente de referencia se convertirá en una excusa que excede el cliché y debilita la propuesta original, limitando notoriamente sus expectativas. Porque bajo esta noción de ‘memoria formateada’ tampoco existen emblemas literarios como Harry Potter e iconos culturales como la gaseosa “Coca Cola” (malos chistes incluidos). Los azarosos hallazgos que realiza el protagonista (para incrementar su inagotable capacidad de sorpresa) son, a menudo, rematados con latiguillos humorísticos de dudoso timing. Cuando parece que el bueno de Boyle ha perdido su sentido del humor, por allí aparecen Ringo y Paul, amenazando con su presencia en sueños a este artista consagrado en un abrir y cerrar de ojos. Presencia que activa un tardío, pero necesario, acto introspectivo. Esta joven pasión de multitudes se verá cuestionado en su conciencia moral y replanteará la naturaleza de los actos eticamente cuestionables que llevara a cabo, con tal de prolongar su éxito, no buscado, sino caído de la más fortuita sorpresa. Quien supiera aprovechar la ‘divina providencia’ bajo el mentado lema de ‘que pasaría si…’ medirá el alcance de sus actos y cambiará, drásticamente, su rumbo. Se espera, la resolución será -por demás- edulcorada: el público recibirá con bonhomía a este artista redimido que, al fin y al cabo, acabó siendo un puente entre generaciones, llevando al mundo las canciones de un grupo de superdotados que nos contaron de qué se trataba esa incomprensible fiebre masiva llamada rock and roll, a las puertas de una nueva era. Esta nueva sensación llamada Jack Malik acabará convirtiéndose en un instrumento que, de forma benevolente, transporte la magia creada por otros en sublime acto redentor. ¿Hacía falta? Boyle rescata de las garras de la tentación y la codicia a su héroe caído en desgracia una vez descubierta la fuerza vital de su motor creativo y otorga un final feliz a una propuesta de pobre vuelo intelectual. Si el apagón mundial (tomando una página del manual narrativo sobre el uso de tiempos alternativos como patrones literarios) que funciona como disparador pudo borrar de la memoria toda música creada por estos cuatro fantásticos, vale la pena preguntarse que hubiera sucedido si en lugar de buscar un historial de Google, este incrédulo fan hubiera consultado las bateas de las viejas y queridas disquerías. Simpatía y celebración no equivale a genuino homenaje.
OLVIDO DESACERTADO ¿Cómo sería el mundo sin Los Beatles? Si al poner en el buscador Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band solo aparecieran morrones o cumplir 64 años dejara de tener un sentido especial. ¿A alguien le importaría cruzar Abbey Road o visitar la tumba de Eleanor Rigby en St. Peter? ¿Qué sucedería con los gritos tan característicos de las fanáticas, los estribillos pegadizos o los lentes de John Lennon, por ejemplo? ¿Adónde irían a parar todos aquellos rituales, simbologías y experimentaciones? La última película de Danny Boyle pretende explorar dicha perspectiva como consecuencia de un apagón mundial momentáneo y del choque entre la bicicleta del protagonista y otro vehículo. El retorno de la luz evidencia una serie de borramientos colectivos, con una ínfima excepción. Ya nadie recuerda a los ‘fab four’ ni a su legado musical como tampoco, y en menor medida, la coca-cola, el cigarrillo o Harry Potter. Un vacío que se torna imprescindible de recomponer; una oportunidad que vale la pena aprovechar. Paradójicamente, el cineasta atenta contra su promesa. En lugar de ahondar sobre la conformación de la memoria social y de los mecanismos necesarios para la consolidación de ídolos, tradiciones o del acervo cultural, se desvía hacia una vaga historia de amor que ni los propios personajes terminan de reconocer. Al inicio, Jack actúa en tanto analogía de los hermanos Grimm. Recuerda, recolecta, ensaya y plasma numerosos temas en maridaje con algunas prácticas realizadas por el grupo británico como estéticas y nombres de los álbumes o el show en la terraza. A diferencia de los alemanes que registraron los relatos orales como una forma de conformar la identidad nacional, el cantante busca grabar las canciones, difundirlas y alcanzar algo de éxito frente a un público renovado. No obstante, el abrupto cambio de tono le quita la escasa profundidad y lo despoja de lo que parece su objetivo primordial así como también desarticula la estructura narrativa dejando sin sentido la resignificación de las persecuciones y gritos de las groupies, la cita de los títulos, la copia de las acciones, el miedo constante a ser descubierto en la farsa, el tratamiento corrupto de la discográfica o las apariciones de dos personas con un diálogo bastante ridículo. Mientras que el movimiento en el último tramo de Yesterday tampoco resulta acertado porque queda a medio camino de las posturas desentendiéndose de ambas. Además, el giro romántico quiebra la débil construcción de los personajes. Con la salvedad de Debra, cuyo rol se desdibuja por el insignificante abordaje a los manejos de la industria musical, el resto carece de solidez o de rasgos singulares. Por el contrario, se mueven en una superficie monótona, donde no se comprometen con sentimientos, decisiones o lazos hasta convertirse en caricaturas de sí mismos. Tanto el jefe como el conductor del programa se burlan del protagonista sin problemas, los padres desconfían de las habilidades del hijo; incluso en el despegue de la carrera y Jack se muestra inseguro todo el tiempo, un rasgo que más que acentuar la idea de perdedor lo vuelve plano e insufrible. Lo mismo ocurre con Ellie, quien no parece enamorada, sino forzada a estarlo mediante el guion, como si Boyle intentara imponer la premisa principal de la banda, todo lo que necesitas es amor. Al igual que el protagonista, que se apropia de la herencia de Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, el director presenta escenas vistas en Bohemian Rhapsody y Rocketman como los instantes previos a la salida de los artistas frente al gran público –en todos los casos con la apertura de la puerta y los aplausos– o a cada cantante tocando en el piano. Incluso, la escena de la persecución en Liverpool puede pensarse como una referencia del comienzo de Trainspotting, su primer éxito. A final de cuentas, la inexistencia de Los Beatles se vuelve una excusa para presentar, desde la superficie y sin mucho acierto, un “vínculo latente pero callado”. Un pretexto que devora los escasos intentos de establecimiento de las bases de semejante reservorio cultural que, ayudado por internet y las redes sociales, favorece la circulación y habilita el contacto directo, más potente que nunca. Un esquema que queda en el olvido como la coca-cola, el cigarrillo, Harry Potter y los cuatro jóvenes que revolucionaron al mundo con el coro de ‘yeah, yeah, yeah’. Por Brenda Caletti @117Brenn