El juego de las identidades. Y sí, siempre estuvo latente la posibilidad y hoy hasta podemos regocijarnos con aquellas “no expectativas” de antaño: por fin estamos ante una película protagonizada por Adam Sandler que no es un desastre mayúsculo ni cae en el terreno de una mediocridad de raigambre infantiloide. Más allá de esa excepción intitulada Embriagado de Amor (Punch-Drunk Love, 2002), de Paul Thomas Anderson, a partir de ahora podemos nombrar a En tus Zapatos (The Cobbler, 2014) como otra anomalía dentro de una carrera que siempre promedió hacia abajo y que más que risas generó vergüenza ajena, circunstancia que nos amarga un poco porque nos limita en ese viejo -y divertido- arte de disparar a mansalva. Como en el caso anterior, aquí los factores centrales al momento de diferenciar el opus en cuestión del resto de los convites en los que el señor estuvo involucrado, pasan por el responsable máximo y el hecho de que Sandler no financió la propuesta vía su compañía Happy Madison Productions. Por supuesto que ambos elementos están interconectados: que haya soltado la cuerda se debe a la presencia de su colega actor reconvertido en director Thomas McCarthy, a quien definitivamente respeta ya que le permitió que lo saque de su zona de confort mediante otro personaje solitario, en línea con The Station Agent (2003) y Ganar Ganar (Win Win, 2011), y un guión tan desconcertante como ameno en su devenir. De hecho, la realización deja de lado los “chistes” escatológicos, racistas, misóginos y/ o bobísimos marca registrada del inefable Adam, y en términos prácticos combina la melancolía de Visita Inesperada (The Visitor, 2007), la obra más redonda de McCarthy, y el leitmotiv estándar de cualquier fábula mágica que se precie de tal. En esta ocasión Sandler es Max Simkin, un zapatero neoyorquino que un buen día descubre una máquina para reparar suelas en un rincón polvoriento de su negocio, la cual le regala la habilidad de adquirir la apariencia física de sus clientes con tan solo utilizar el calzado de turno. La trama coquetea con la comedia dramática para luego virar hacia el humor negro y el thriller. Este sentimiento de confusión se traslada al propio intérprete y le juega muy a favor a la película porque apuntala un desarrollo francamente imprevisible, amén del placer culpable de ver a Sandler pasándola bastante mal en sus intentos por amoldarse a los cambios narrativos. En tus Zapatos, a medida que avanza, va acumulando planteos varios en torno a la identidad social y los límites de la moral, un pulso neutro que obvia la mayoría de los clichés símil comedia de situaciones, y el interesante desempeño de un elenco en el que se destacan Steve Buscemi, Melonie Diaz, Method Man, Ellen Barkin y Dustin Hoffman. Sin llegar a maravillar, el film por lo menos quiebra un patrón de vulgaridad e insignificancia…
En tus zapatos Otra propuesta protagonizada por el discutido Adam Sandler, que emerge bajo la dirección de Thomas McCarthy. The Cobbler se muestra como una historia que mezcla el drama, la comedia y la fantasía. Amena y agradable, la película logra mantener la atención, alejando al actor de Grown Ups de ese estilo de films de humor absurdo que tan cuestionados han sido por gran parte del público. Max (Sandler) es un zapatero que vive con su madre. Su vida es bastante monótona, carente de chispa y de acontecimientos importantes. Max deja entrever que no la pasa bien con su rutina diaria. Algo en el pasado, vinculado a su padre (del mismo oficio) lo aqueja y preocupa. Sus días dan un giro brusco cuando descubre que al ponerse los zapatos de sus clientes, puede cambiar su apariencia por la de ellos. Esto se da gracias a la extraña magia de una máquina reparadora de calzados que conservaba escondida en el sótano de su negocio. La obra de McCarthy aborda el hecho de ponerse en la piel de otro como mera fantasía o tal vez como breve juego de querer ser, aunque sea por momentos, otra persona. Y nuestro personaje principal lo lleva a cabo, a veces como una aventura desprovista de picardía y en ocasiones hasta involucrándose en asuntos de delicado riesgo. A partir de situaciones de peligrosidad es donde The Cobbler explora matices distintos que le permitan despegar de ese aire casi naif (por llamarlo de algún modo) predominante en los primeros minutos, para volcarse hacia cuestiones que pongan en aprietos a nuestro carismático y torpe protagonista. Vale la pena destacar la participación de figuras como Steve Buscemi y Dustin Hoffman, en intervenciones acotadas pero que sirven para elevar un poco más el status de los acontecimientos que tienen lugar en el relato. También colabora Clifford Smith, más conocido como Method Man, situándose en el flanco malvado de esta especie de cuento mágico. The Cobbler gana puntos por su ritmo llevadero, por tratarse de una proyección afable, entretenida y por sus actuaciones. Asimismo el director se da el gusto de añadirle una interesante vuelta de tuerca a la historia que acaba resultando, como mínimo, ingeniosa. Es factible que con algunos eventos permanezca la sensación de que se podrían haber pulido un poco más, pero con sus pros y sus contras la película liderada por Adam Sandler redondea una performance favorable. LO MEJOR: la historia, el modo en que se cuenta, afable. Buen giro hacia el desenlace. LO PEOR: no se le saca todo el jugo a narración. PUNTAJE: 6,5
El juego de la alteridad La premisa de En tus zapatos sonaba un tanto ridícula, pero gracias al ingenio de su director Thomas McCarthy, con sólidas credenciales como Visita inesperada (2007) y The Station Agent (2003), sumada a la buena predisposición de un Adam Sandler alejado de sus vicios y tics, alcanza para entregar esta comedia agridulce en tono de fábula, que logra mezclar con eficacia elementos genéricos tanto de la comedia negra como del drama, con un plus de fantasía que no hace humo. El personaje interpretado por Sandler es un zapatero, quien heredó el oficio de su padre (Dustin Hoffman) a la vez que éste lo contrajo de su abuelo, tradición familiar que parece originarse a principios del 1900 tal como describe un prólogo que se resume en la idea de ponerse en el lugar del otro en relación a usar los zapatos ajenos. De la casa al trabajo y no mucho más, el rutinario Max Simkin se topa azarosamente con una máquina de coser mágica dado que si remienda calzados con este elemento puede transformarse en las personas o clientes por el tiempo en que los lleve calzados. Esa transformación en múltiples personajes, historias y rostros diferentes, implica un cambio de rumbo en su monótona vida, pero también una responsabilidad al asumir roles para los cuales no se encuentra preparado. Es en ese sentido donde el relato rápidamente abandona el punto facilista de hacerle al protagonista la vida más sencilla y divertida para sumirlo en una serie de problemas y situaciones de las cuales deberá escapar sin revelar su secreto. Pero En sus zapatos no es sencillamente una comedia a lo Sandler, porque el tono, lejos de abrazar el absurdo y el humor infantil al que nos tiene acostumbrados el productor y creador de Happy Gilmore (1996) es otro: un híbrido entre el drama familiar y la comedia de situación -sin llegar al enredo- y que cuenta con la buena actuación del propio Sandler acompañado de un elenco de secundarios de lujo como Steve Buscemi y el mismísimo Dustin Hoffman, quien aunque aparezca poco, brilla como siempre.
Si odias las últimas películas de Adam Sandler por parecerte chabacanas, insoportables, guarras, escatológicas, etcétera, etcétera, entonces creo que acercarte al cine para ver En tus zapatos va a ser una buena oportunidad para "amigarte" con este versátil actor. Si bien tiene sus abundantes momentos divertidos, el tema...
Zapatero a tus zapatos El director Thomas Mc Carthy debuta en el cine con un filme, inédito en Argentina, "The Station Agent - Vias Cruzadas": precioso, pequeño, sutil y con grandes actuaciones de Patricia Clarkson y con un casi desconocido Peter Dinklage, ahora super popular por su papel en "Game of Thrones" y también conocido como el enano de "Muerte en un Funeral". Completaba el terceto, Bobby Cannavale - a quien vimos en "Blue Jasmine" de Woody Allen- y después de esta joyita del cine independiente, Mc Carthy se presenta con "The Visitor - Una visita inesperada" que le valió la nominación al Oscar para su protagonista, Richard Jenkins. Lejos, muy lejos de ese cine independiente, del registro calmo e interior, de lograr excelentes climas para sus personajes, Mc Carthy (después de otra película aquí desconocida pero que ha sido exitosísima en el circuito festivalero independiente de Estados Unidos: "Win Win") se mete de lleno en el cine comercial de la mano de un gran comediante como Adam Sandler para esta nueva comedia de uno de los grandes cómicos del cine americano actual. "En tus zapatos" cuenta la historia de Max Simkin, un papel completamente a la medida de Adam Sandler, con su comercio familiar de compostura de calzado, con típicas tradiciones judías e inmerso en el medio del Lower East Side neoyorkino, un poco quedado en el tiempo, un poco melancólico y gris. En ese negocio que ha sido de la familia de generación en generación aparece, dentro del sótano, una máquina para reparar zapatos que tiene una "mágica" particularidad: una vez arreglado el par de zapatos, si Max se lo pone, automáticamente pasa a SER esa persona. El argumento, claramente en tono de comedia -sin pretender reflexión alguna sobre poder ponerse en la piel de un otro, de los sentimientos y de la sensaciones que habitan en cada uno- juega dentro de su superficialidad con la idea de que con sólo calzarse otro de los pares de zapatos, aparece la nueva posibilidad de ser otra persona diferente. Idea atractiva y que entusiasma porque todos, en algún momento, hemos fantaseado con la idea de ser un otro, al menos por un rato. En principio, la idea es efectiva, simpática, tiene "gancho" y obviamente Adam Sandler sabe como explotarla y lograr, de esta forma, que la introducción y primera parte de "En tus zapatos" logre generar un interés en ver cómo sigue la historia y cuáles son las "vidas" que Max elige "vivir" para escapar de su gris monotonía y de su cotidianeidad. Lamentablemente la trama empieza, al poco tiempo, a hacer "agua" porque no encuentra un sentido claro. Con tintes de comedia romántica cuando vincula a Mxx con una defensora de los derechos del barrio pidiéndole que se involucre en ese movimiento, otra subtrama de intriga y suspenso que incluye momentos de acción y de asomar las narices en un ámbito casi mafioso, aparece también mezclado un tema de vínculo entre el protagonista y su desaparecido padre y finalmente otro hilo argumental con la aparición del personaje de Ellen Barkin (después de mucho tiempo que no la veíamos en el cine, aquella bomba sexy con Al Pacino en "Prohibida Obsesión") en la parte del relato que se torna más complicada y artificiosa y más alejada del planteo inicial, de ese juego con las diversas personalidades posibles. Si bien las implicaciones que va tomando el relato hacen que se generen situaciones "descolgadas" y "traídas de los pelos" y que la diversas líneas argumentales que se entrecruzan hace que ninguna de ellas pueda ganar fuerza y que la película nade todo el tiempo a dos aguas, sin un rumbo definido. Pero cuando tanto el guionista como Adam Sandler retoman la idea original de calzarse los zapatos y ser otro, nuevamente la película gana en efectividad y se disfruta, al menos en esos pequeños gags donde se consigue explotar la idea principal. Sandler se rodea de un elenco que lo acompaña con calidad, aunque en pequeños papeles que no permiten un mayor lucimiento. Steve Buscemi, la ya nombrada Barkin y una participación especial a cargo de Dustin Hoffman, hacen que "En tus zapatos" sea un producto bien elaborado y que puede disfrutarse, aún en sus momentos menos logrados y donde sentimos un poco que Mc Carthy y su guionista han perdido el rumbo. Además de zapatos, necesitaban una brújula.
Seguramente En tus zapatos quedará en el recuerdo como mayor el fracaso comercial de la carrera de Adam Sandler. La película apenas recaudó 824 mil dólares y en Estados Unidos enseguida la levantaron de cartel. Ya sea que el público se cansó de Sandler o no interesó la propuesta, no deja de ser llamativo que le fuera tan mal porque tampoco es el peor trabajo de su filmografía. En el último tiempo el actor hizo filmes mucho más terribles que este como Jack y Jill y Son como niños 2 que eran comedias infumables, pese a que convocaron gente en los cines. Creo que a esta producción le jugó en contra el hecho de trabajar una fórmula que ya vimos en otras películas de Sandler. Nuevamente interpreta a un tipo común y corriente sin grandes aspiraciones que un día adquiere una habilidad especial a través de un elemento mágico y vive una serie de experiencias donde aprende varias lecciones de vida. Si en Click tenía la habilidad de manipular el tiempo con un control remoto, en este film es un zapatero que puede convertirse en otra persona cuando se prueba el calzado de sus clientes. El concepto del film está bueno, el problema es que el director y guionista Thomas McCarthy nunca tuvo claro lo que quería hacer con el conflicto y los personajes. En consecuencia, En tus zapatos terminó siendo un extraño híbrido de varios géneros que nunca termina por definirse. Durante el desarrollo de la trama el film cambia abruptamente de tono varias veces. Empieza como un drama serio, luego trabaja la comedia romántica y después se enfoca en el terreno de la intriga policial (con gángsters incluidos), algo que termina siendo bastante desconcertante. El director tarda una eternidad en presentar el conflicto y no hay tantas situaciones graciosas. El director McCarthy, quien fue guionista de Up y dirigió varios filmes independientes, evidentemente no le encontró la vuelta a esta historia y por esa razón la película no termina de convencer. Dustin Hoffman y Steve Buscemi tienen pequeñas participaciones que levantan por momentos un poco la trama, pero en general es un film olvidable que tal vez disfuten con más entusiasmo los fans de Adam Sandler .
En la vida de los otros El primer dato interesante de En tus zapatos (The Cobbler, 2014) es su evidente intento de recuperar un tipo de comedia que fue muy común en los años ochenta y que armaba una historia sólida a partir de una anécdota graciosa: cambio de cuerpos. Miles de películas de “cambio” de lugar (persona, cuerpo, posición social, etc.) construyeron un imaginario que buscaba en el ponerse en el lugar del otro -aunque sea por un período de tiempo corto- la razón para poder narrar un sinfín de historias y, principalmente, comedias blancas. El caso de este film no es ajeno a esta tradición, por lo que el director Thomas McCarthy redobla la apuesta y avanza con la idea de cambio, pero no sólo se queda con el proceso de transformación de su protagonista Max Simkin (Adam Sandler) como propuesta sino que, además, intenta hacer un fresco de la vida fuera de Nueva York, a través de las costumbres y rutinas de un grupo de comerciantes que intentarán resistir ante los embates de multimillonarios mafiosos (encabezados por una villana interpretada por Ellen Barkin) que buscarán quedarse con la zona para proyectos comerciales. En la interpretación de Sandler como Max, un zapatero que descubre por casualidad el poder de cambio en una vieja herramienta para coser suelas (que estaba escondida en un rincón del sótano del negocio), hay un intento de hacer algo diferente por parte del actor. Su Max, un gris y aburrido comerciante, que realiza la tarea por herencia y admira la vida ajena por sobre la suya, destella en esta historia. Un día este hombre, cansado de su trabajo, ve como desaparece dentro de los zapatos de otro y comienza a errabundear por las calles del barrio y vidas ajenas para ver si encuentra algún motivo o razón para vivir, aún cuando oportunidades se le presenten, como la de cortejar a Carmen (Melonie Diaz), una activista luchadora del conservador edilicio. En tus zapatos funciona desde la primera escena porque se divierte con su trama y los cambio que Max hace, sumando calidad en las interpretaciones de Sandler y el elenco secundario que lo acompaña (Steve Buscemi, Dustin Hoffman). Una película por demás entretenida, como las de antes.
Zapatero de tus zapatos Max es un zapatero que apenas puede mantener su negocio abierto y atender a su enferma madre. Luego de que una de sus herramientas de trabajo se descomponga, deberá usar una maquina antigua heredada de su padre. Max esta a punto de descubrir el verdadero propósito de esa máquina: darle la habilidad de ser idéntico al dueño de los zapatos que repara. Sinceramente cuesta ser objetivo con los films de Adam Sandler, y no lo digo como algo bueno. Su sobredosis de comedias escatológicas y bobas hicieron que el publico en general le tome un odio casi visceral; pero por alguna extraña forma se las arregla para seguir filmando y hacer una película al año. No lectores, no corran despavoridos, sigan leyendo. Porque por suerte esta no es una producción 100% made in Adam Sandler, así que no lo veremos gritando haciendo morisquetas, o a sus insoportables amigos tirándose gases y golpeándose. Gracias a los dioses esta es una de sus películas de corte mas serio, que intentan contar una historia y dejar un mensaje. Y pese a que no hay nada bueno bajo el horizonte, se agradece ver a Sandler en algo distinto. Pero como dije en el párrafo anterior, pese al toque de fantasía del film, no hay nada nuevo para ver acá. ¿Imagínense que haría cualquier hombre promedio que puede verse como otro? Si, pensaron bien, abusa de eso consiguiendo cosas sin pagar, o prueba su suerte con mujeres que anteriormente eran inalcanzables. El problema es que si se iba a caer en la obviedad, lo hubieran hecho de forma totalmente absurda y llegando al borde de lo ridículo para lograr situaciones WTF, pero acá esta todo demasiado controlado. Parece que todos los personajes (de a ratos incluso el propio protagonista) son autoconscientes y siempre tienen una frase y una reflexión bajo el brazo. Por suerte quien tiene la mayoría de estos diálogos es el groso de Steve Buscemi. Si bien choca verlo en un papel tan minúsculo tras lo hecho en Boardwalke Empire, su personaje y actuación le dan una cuota de calidad a una película que por lo general no destaca mucho en las actuaciones. The-Cobbler-UK-Trailer El ya nombrado Sandler tampoco está mal; como ya comente, el hecho que este bastante controlado por el director, le favorece a la película. Una lástima que los guionistas optaran por introducir una trama criminal en el film, que a la larga termina siendo bastante forzada tanto para con el personaje principal, como para la historia misma. Quizás algo más realista hubiera estado en tono tanto con el estilo de filmación, como con lo que se quería contar y con la fotografía. Y quizás eso sea lo que más destaco; una muy cuidada fotografía de tono opaco que le transmite un poco de melancolía a la película, haciéndola aun mucho mas parca a la trama. En Tus Zapatos no es una mala película, pero peca de no definirse entra una comedia absurda de esas que su protagonista nos tiene tan acostumbrados; o contar algo más chiquito y que le llegue al espectador. Una lástima porque había elenco, se tenía una premisa atractiva, y a un Sandler menos border que lo normal.
Sandler serio... no es serio Hacía bastante que no se lo veía a Adam Sandler intentando despegarse del mote de comediante puro y duro forjado durante dos décadas. Más precisamente desde 2006, cuando filmó el drama post 11-S La esperanza vive en mí. Pero ahora el ex Saturday Night Live apuesta a una comedia teñida por el drama como En tus zapatos. Los resultados, sin embargo, no son satisfactorios. El film de Thomas McCarthy (The Station Agent, Visita inesperada y Ganar, ganar) arranca a comienzos del siglo pasado, cuando un grupo de zapateros teoriza sobre la importancia de los calzados y, más precisamente, sobre el significado de la frase “ponerse en los zapatos del otro”. Corte hasta la actualidad y allí está Max, cuarta generación de la familia con ese oficio, atrapado en una vida monótona y la solitaria apenas interrumpida por los cuidados a su madre enferma y las ocasionales charlas con un vecino (Steve Buscemi). Hasta que un día descubre que puede adoptar la apariencia de sus clientes con tan solo calzarse sus zapatos, siempre que los mismos hayan sido reparados con una máquina centenaria. El film tiene una primera mitad que prioriza la comedia por sobre el drama, con Max utilizando su flamante descubrimiento para cumplir con sus deseos. Deseos que, en realidad, son más bien picardías que van desde irse sin pagar de un restaurante hasta intentar levantarse a una chica. Pero cuando obliga a su protagonista a poner el hechizo al servicio del bien, satisfaciendo primero a su madre y después desbaratando un negociado inmobiliario, ladea hacia un drama moralista y aleccionador, con todos los elementos puestos al servicio de la conversión del protagonista. Así, En tus zapatos está más cerca de Click, perdiendo el control que de, por ejemplo No te metas con Zohan. Una lástima.
Una buena idea de arranque que prometía más que la comedia alocada, buscando el gag fácil, que es la marca en el orillo de Adam Sandler. Un comienzo que hace historia del pasado y llega al presente monótono. El descubrimiento de la magia, los chistes y la parte aleccionadora. El resultado se queda a mitad de camino entre el drama, lo emotivo y lo simpático.
Fábula zapatera que no llega a ninguna parte En tus zapatos es la primera película en la que Adam Sandler no hace enteramente de Adam Sandler desde La esperanza vive en mí (2006). Es decir, en la que este hijo dilecto de la cantera de Saturday Night Live no escupe chistes de dudosa eficacia en todas y cada una de sus escenas, ni tampoco interpreta a un adulto que nunca quiso serlo, ni reniega constantemente de su condición y las responsabilidades acarreadas por el paso del tiempo. Al contrario, luce extrañamente melancólico, tímido, reservado y mesurado en su comicidad, ajustándose a un guión que se esfuerza por encorsetar sus diatribas desaforadas, sus explosiones emocionales, su pulsión por el grito y el desubique. El actor con cara de huevo es aquí Max, cuarta generación de una tradicional familia de zapateros neoyorquinos que, al igual que el personaje de Paul Giamatti en Win Win, trabajo anterior como director de Thomas McCarthy (The Station Agent, The Visitor), divide su rutina entre la soledad, sus deberes diarios y una vida emocional escasa, limitada al cuidado de su madre enferma y a algo parecido a una amistad con el peluquero de la cuadra (Steve Buscemi).El combo se completa con las consecuencias de un trauma no resuelto con su padre abandónico (Dustin Hoffman) y un par de apuntes sociales y económicos vinculados a los negociados inmobiliarios en el barrio neoyorquino, mapeando así una potencial ruta pedregosa centrada en los avatares dramáticos del protagonista. Ruta que inicialmente el film opta por evitar. Esto porque el guión, coescrito por el propio McCarthy y Paul Sado, desviará hacia la fantasía cuando Max descubra que puede cambiar su apariencia por la de los clientes con tan solo calzarse sus zapatos, siempre y cuando hayan sido reparados con una máquina centenaria. Ante esto, lo primero que hará él es someter el hechizo a la satisfacción de sus caprichos y a una serie de picardías infantiloides (irse sin pagar, manejar autos ajenos, flirtear con chicas), dándole a este período del film un humor zumbón y medio pavote cercano al “sandleriano”.Los problemas comienzan sobre la mitad del metraje, cuando En tus zapatos parezca recordar aquello de “ponerse en la piel de otro” que se dice en un prólogo situado a comienzos del siglo pasado, poniendo en el centro de la escena un concepto de responsabilidad hasta ese momento ausente. Tal como ocurría en Click: perdiendo el control, una de las peores películas de Sandler, el film de McCarthy deja de lado la comedia más pura para empujar a su protagonista a una sucesión de actos atravesados por la idea de aplicar su descubrimiento para el bien común (el develamiento masivo de una tramoya económica/criminal), la redención familiar (¡ay!, esa escena con la madre) y el saldado de cuentas ajenas antes que para el divertimiento personal. Sobre el final llegarán las explicaciones y enseñanzas para Sandler, a quien, queda claro, la maduración forzada e impuesta no le sienta para nada bien. 5-EN TUS ZAPATOS (The Cobbler/Estados Unidos, 2014)Dirección: Thomas McCarthyGuión: Thomas McCarthy y Paul Sado.Duración: 98 minutos.Intérpretes: Adam Sandler, Ellen Barkin, Steve Buscemi, Dustin Hoffman y Cliff Smith.
"Ponerse en el lugar del otro" La nueva película que tiene como protagonista a Adam Sandler es “En tus zapatos”, una historia que se la podría considerar un tanto extraña al principio, debido a la premisa fantasiosa que presenta, pero con una temática original. En esta historia nos sumergimos en la vida de Max Simkin, un zapatero de herencia, ya que la tarea que realiza no es por vocación, sino más bien porque las tres generaciones anteriores desarrollaron dicho trabajo. Su vida es muy monótona y chata. Max se encuentra en ese empleo que no le gusta y vive con su madre. Sin embargo, al tener que utilizar la máquina de coser de su padre, ya que la suya se rompió, su vida pasará a estar llena de aventuras y podrá ponerse literalmente en los zapatos de otros. Lo que más se destaca del film es el elenco que presenta, con personalidades como Dustin Hoffman, Steve Buscemi y Cliff Smith, que si bien no aparecen en todo momento, ya que Adam Sandler es el protagonista, desplegan sus dotes humorísticos cuando les toca aparecer. Asimismo, Adam Sandler se aleja un poco de las comedias que estuvo haciendo en el último tiempo, y las cuales fueron muy criticadas, ya que estaban llenas de clichés, eran un tanto infantiles o vulgares y recurrían al chiste fácil para conseguir la risa del público. Tal vez esto recae también en la mezcla de géneros que presenta “En tus zapatos”, la cual además de ser comedia, logra conmover al espectador y utiliza el poder de la fantasía para darle vida a los zapatos de los clientes. Es por eso, que los recursos anteriormente nombrados no aparecen en esta oportunidad, y hacen que la comedia sea mucho más rica que las que uno está acostumbrado a ver. Sin embargo, es una película que se podría haber aprovechado aún más. El hecho del concepto de buscar ponerse en el lugar del otro es muy interesante, pero no está exprimido al 100%, sino que se lo toma un tanto más superficial. Se podría haber intentado dejar un mensaje o tarea por el estilo, pero tal vez tampoco era este su objetivo. En síntesis, “En tus zapatos” es una película con una temática original y un gran elenco, pero que no logra explotar al máximo sus recursos. Sin embargo, es un film entretenido, ameno, divertido y una propuesta diferente entre tantos clichés y estereotipos de las películas de comedia. Samantha Schuster
Max Simkin es un zapatero que vive en Nueva York, un hombre común, como vos, como yo. Pero un día, en medio de la monotonía de su trabajo, descubre que usando la antigua máquina de coser de su padre en los zapatos de sus clientes, al usarlos se transforma en dicha persona. Si tu viejo es zapatero Primero que nada, tengo que admitir que vi En tus Zapatos con las expectativas por el piso, y no es que tenga nada en contra de Adam Sandler, pero todos sabemos que el pobre tipo hace lo posible por arruinar su ya arruinada carrera. Seguramente el hecho de haberla visionado esperando encontrarme con un bodrio apestoso le jugó a favor. Esta propuesta recuerda muchísimo a Click: Perdiendo El Control, Adam es una persona normal que un día por esas cosas de la vida se encuentra con que puede cambiar su realidad por medio de determinado aparato. El primer tramo de la película es interesante, con la introducción de personajes, el conflicto y el ritmo narrativo hace que sea bastante llevadero lo que a priori parece ser un drama con pinceladas de humor. Y es aquí donde yace el principal problema de esta propuesta. No se entiende para que género quiso llevar la cinta el director. Empieza como un drama con toques de comedia, luego intenta voltearse hacia el lado del suspenso pero incluyendo la comedia. Es entonces cuando no se sabe que se está viendo. Si bien es una buena historia, la trama tiene más giros que un trompo. Y ojo, no es que esté en contra de los giros argumentales, pero en la recta final de la cinta es uno tras de otro, los personajes comienzan a reaccionar de formas estúpidas lo que no condice con lo que venían haciendo. Es entonces cuando la película cae muchísimo, no en el interés sino que tantas vueltas de tuerca generan incomodidad, sumado al intento de mixtura de géneros, da como resultado un mareo, y como todo mareo deja un mal sabor. Lo peor de todo es que se llega a crear un buen clima de suspenso, pero lamentablemente es desaprovechado y queda como un hecho aislado. Steve Buscemi a pesar de los años sigue siendo igual de insoportable, en el buen sentido, y uno no puede evitar pensar en sus grandes papeles en cintas como Fargo o Perros de la Calle. El aporte -aunque pequeño- de Dustin Hoffman también suma para bien. Otra cuestión, aunque es minina pero que queda molestando en el aire, es que casi todos calzan el mismo número de zaptaos que el personaje de Sandler. Y ni hablar del pésimo, pero espantoso poster que eligieron para promocionar la película en nuestro país. Conclusión En tus Zapatos tiene una buena historia, nada del otro mundo pero al fin y al cabo es más interesante que bodrios como Son Como Niños 2 o Jack y Jill. Porque hay que ser sinceros, la idea de ser otra persona por un tiempo despierta interés. No es una mala película, pero quizás podría haber sido el repunte de Adam Sandler sino fuera por la constante mutación de géneros y vueltas de tuerca que terminan por jugarle una mala pasada.
Crítica emitida por radio.
Sandler anima un delirio desparejo, pero entretenido Hay un prólogo de época que permite decir que esta comedia menor pero simpática surge de una fábula judía. Al menos la música típica acompaña, aunque a medida que la acción se pone más movida, las melodías judías se van transformando en un potente jazz del tipo funky. En todo caso, la historia es que Adam Sandler, que tiene un negocio de reparación de zapatos desde hace cuatro generaciones, tiene un pedido un poco demasiado urgente para cambiar unas suelas, se le rompe la máquina de arreglar zapatos, y debe ir al sótano donde hay una viejísima máquina que el espectador ya sabe tiene poderes mágicos y permite que el zapatero pueda ubicarse en los zapatos de otra persona, pero de manera literal. Una vez descubiertos estos poderes mágicos, el protagonista, frustrado con su vida de humilde zapatero que vive con su madre viuda, empieza a hacer todo tipo de travesuras, incluyendo unas de corte directamente ilegal, algunas en escala más bien menor, otras no tanto. Los cambios de identidad de Sandler son a veces bastante divertidos, pero demoran el arranque de la historia que toma un cariz disparatadamente policial hacia la mitad del film. En este momento, "En tus zapatos" tiene la cualidad de volverse totalmente imprevisible y muy graciosa, lo que además está apoyado por un excelente elenco donde se destaca Steve Buscemi que es un eterno acompañante de Sandler en sus comedias-, junto a nada menos que Dustin Hoffman y Ellen Barkin, además de un Cliff "Method Man" Smith que se roba varias escenas. "En tus zapatos" es un delirio desparejo pero divertido, con uno de los desenlaces más extraños e imprevisibles del cine cómico reciente.
Adam Sandler a reglamento El comediante interpreta a un zapatero a cargo del negocio familiar que rescata un artefacto rudimentario que cambiará la vida de quienes den con el talle de calzado adecuado. Para bien en algunos casos, para mal en otros, desde hace unos cuantos años las películas protagonizadas por Adam Sandler son "una de Adam Sandler". Si a principios de los noventa se destacó en Saturday Night Live, cuando saltó al cine, el actor neoyorquino fue construyendo una carrera irregular con títulos discutidos pero de indudable eficacia en la taquilla como Un papá genial, Little Nicky, La herencia de Mr Deeds, Yo los declaro marido y Larry, con otros supuestamente más valorados pero definitivamente menos exitosos como Embriagado de amor, Hazme reír o Como si fuera la primera vez. En tus zapatos es otra película de la estrella Adam Sandler y no importa demasiado si detrás de cámara está Thomas McCarthy, un director que con Visita inesperada, Ganamos todos y Vías cruzadas demostró que lo suyo son las historias chiquitas, con hombres ordinarios y el relato sentido. Por ahí va En tus zapatos, al menos su primera parte, con Max Simkin (Sandler), un zapatero que heredó el oficio de su padre que a la vez fue cedido por su abuelo inmigrante, un tipo común que mantiene su negocio sin expectativas, viviendo con su madre senil, solitario y sin sueños. Y un día –el click, la circunstancia extraordinaria–, una máquina se rompe y debe bajar al sótano y rescatar un aparato rudimentario, centenario pero efectivo. De ahí a comprobar que los zapatos arreglados con el viejo artefacto se convierten en mágicos y la posibilidad de vivir otras vidas está a un paso, siempre y cuando la talla coincida con su pie y puedan calzarse cómodamente. Pero claro, es una de Sandler y si al principio se mostraba una galería de personajes, ricos en su diversidad barrial y resistentes a la ferocidad capitalista de las corporaciones y la modernidad, después la película empieza a desvariar entre los juegos de equívocos, el costado dramático de un padre ausente (Dustin Hoffman) que explica el comportamiento entre retraído y huraño del protagonista y un desenlace a los ponchazos, que combina todos los elementos en el aire con la importancia del legado, lo sobrenatural, el happy end que incluye la posibilidad del amor con una luchadora que encarna las valores en vías de extinción. Y el elemento central, decisivo de una puesta errática, con algunos aciertos pero que en general vaga sin decidirse por la comedia, el drama o lo fantástico es un Adam Sandler que hace lo suyo a reglamento, como si el George Simmons que interpretó en la ya mencionada Hazme reír, le hubiera inoculado su falta de entusiasmo y hasta su hastío.
Comedia a la medida de Adam Sandler Max Simkin repara zapatos en la tienda de Nueva York que ha estado en poder de su familia por generaciones. Desencantado de la monotonía de su existencia, un día halla una máquina de coser que hace que Max adopte la forma del dueño del par de zapatos. ¿Qué hacer frente a tan insólito cambio? Pues probar todos los pares que le dejaron para reparar. Ese muchacho tímido e introvertido va poniéndose en el cuerpo y en la mente de infinitos personajes. De aquí en más la historia recorre un camino que va desde un apacible romance con una vecina del barrio hasta alocadas aventuras y desventuras al verse envuelto en una estafa. El director Thomas McCarthy, coautor además del guión, se propuso aquí demostrar la forma en la que el protagonista (un buen trabajo de Adam Sandler) va descubriendo que caminar con los zapatos de otra persona es la única forma de descubrir quién realmente es. En este alocado disparate en el que ya se convirtió la existencia de Max aparecerá de pronto la figura paterna (sobria labor de Dustin Hoffman), quien finalmente brindará una agradable sorpresa a ese muchacho que siempre trató de ser alguien más que un simple y humilde zapatero. La trama se va enredando hasta llegar a los momentos más emocionantes, aquellos en que delincuentes y recuerdos de su pasado transitarán por su hasta entonces apacible travesía cotidiana. Simpático a veces, rápido en su accionar otros, entretenido siempre, el film combina acertadamente la comedia más alocada con la dramaticidad del personaje central inserto en la necesidad de conocer otros micromundos aun a costa de los peligros más inesperados.
Cómo desaprovechar una idea fantástica En tus zapatos, la nueva película de Thomas McCarthy protagonizada por Adam Sandler, tiene buenos momentos pero desaprovecha una idea fantástica. Son cada vez menos las películas que pueden ser calificadas de mágicas. Tal vez por ese motivo, cuando aparece una, esa cualidad se impone sobre la cantidad de buenas intenciones que son el peaje moral que paga la imaginación en un mundo ideologizado hasta la idiotez. De todos modos, con un poco de voluntad, puede suponerse que las buenas causas sociales son un derivado políticamente correcto de la idea de justicia universal. Y si en algo suelen sostenerse los cuentos judíos, como En tus zapatos, uno de los estrenos de esta semana, es en el principio de que hay un orden misterioso detrás del caos de la vida cotidiana. Max Simkim es un zapatero que cree que ha malogrado su vida dedicándose al mismo oficio que su padre y sus abuelos. Si bien es una buena persona, que vive con su madre anciana y no le hace mal a nadie, parece estar entregado a la inercia de ser un amargado hasta el final de sus días. La invitación de una activista a asistir a las reuniones del comité en defensa del barrio no lo entusiasman demasiado y tampoco soporta al barbero del local vecino que le da consejos todo el tiempo. En ese escenario, irrumpe la magia. Por causalidad, un día en que debe recurrir a una vieja máquina de coser que conserva en el sótano, Simkin descubre que si se prueba los zapatos de sus clientes puede transformarse en ellos. Lo que empieza siendo una diversión un tanto errática termina convirtiéndose en una verdadera aventura; aunque son muy pocos los momentos en que el director Thomas McCarthy es digno de la mágnífica idea que se la ha ocurrido y tiende a sumergir a su personaje en situaciones inconducentes e incongruentes. Degrada el enredo cómico a mera complicación. Hay varias escenas que sólo sirven para alargar la película y varias otras en las que la narración parece cruzarse de brazos a la espera de que el propio espectador decida si se trata de un momento de comedia o de drama. Adam Sandler colabora con la confusión, porque nunca termina de convencerse de cuál es la historia que debe contar con su cara y con sus gestos. Sin embargo, todos esos defectos son salvados por el sentido más desarrollado de McCarthy, el de la magia, no entendida como el arte del ilusionismo, sino como un componente esencial del universo. Cuando apuesta por la fantasía, por la ficción pura, desligada de toda responsabilidad social y de toda seriedad adulta, En tus zapatos expone algunos fragmentos de la gran película que pudo ser.
Con ribetes fantásticos La comedia que protagoniza Adam Sandler viene con buenas actuaciones y moraleja. Aunque exude sentimentalismo, bondad, costumbrismo barrial neoyorquino y recurra a un viejo truco del cine, el de un protagonista que puede convertirse en otro, En tus zapatos logra un balance llevadero en el conjunto, en parte, gracias a las actuaciones. A Adam Sandler le queda calcado el traje de esta comedia dramática con ribetes fantásticos. Max Simkin, su personaje, es un apocado zapatero de familia judía, cuarta generación de zapateros para nada feliz con su rutinario negocio en el Lower East Side de Nueva York, una zona invadida por inescrupulosos inversores inmobiliarios, donde conviven los viejos habitantes del barrio judío y amigos entrañables como su vecino el barbero (Steve Buscemi) con los nuevos ricos promotores de un boom inmobiliario que lucen codiciadas y hermosas mujeres y tienen choferes para manejar sus costos autos. Choque de mundos. Pero pronto podrá reconciliarse con su historia el atribulado Simkin, haciendo uso de una máquina para coser suelas que heredó de su abuelo. Si arregla un zapato con esa vieja máquina y luego se los calza, inmediatamente adquiere la fisonomía de su dueño. La voz y el acento. Así, entre capelladas, suelas y costuras, vamos conociendo a los personajes del barrio, y también la consternada historia de Simkin que vive todavía con su madre, abandonados ambos hace años por su enigmático padre, que fue también zapatero (Dustin Hoffman). “Para conocer a un hombre hay que ponerse en sus zapatos”, dice el primer slogan de la película. Y eso hace Max, que gracias a su vieja máquina, puede ser quien quiera sin evitar el costo de esa conversión. Gracias a ese intercambio de roles, la historia avanza en varias direcciones, con Max tratando de ayudar aquí y allá, convirtiéndose en otros para ser él mismo. Así se las verá con un temible gángster, con una corrupta empresaria inmobiliaria y con su propia historia, la de una familia artesana, dueña de un oficio y de una mirada del mundo, mundo en el que todavía puede hacerse un lugar más allá. Una historia de familia, de amor, un policial cómico apoyados en el realismo mágico de una transformación con moraleja: la de vivir tu propia vida.
Aclaremos que queremos a Adam Sandler, que estamos seguros de que es uno de los cómicos más talentosos de su generación. Pero también sabemos que a veces carece de criterio para elegir o confía demasiado en su talento natural. Es el caso de esta película donde interpreta a un zapatero que cambia de personalidad (y aspecto, para los demás) de acuerdo con los zapatos que use. Si usa los de un muerto, será un zombie y así. Tampoco hay mucha variedad y el menú zapatesco es más bien de outlet. Pero eso sería lo de menos si la película no errara de modo fatal en el timing: todos sabemos que los chistes son muy pocos y que lo que los hace efectivos es la forma de contarlos. Pues bien, el realizador Thomas McCarthy los cuenta mal y a destiempo. Así, el personaje grotesco que siempre supo crear Sandler queda como una caricatura sobreactuada. Igual al hombre le seguimos teniendo fe. Por ahora.
SER OTRO NO ES GRATIS Al comienzo, uno agradece que por una vez Adam Sandler deje de ser el tonto de siempre, el que larga chistes estúpidos, el que no se lleva bien con el sistema, el que anda siempre orillando el borde más tonto. Aquí es Max, un zapatero de barrio que descubre que una vieja máquina remendona que le dejó su padre le permite cambiar su apariencia y ser como uno de los clientes con tan solo calzarse los zapatos que le han dejado para arreglar. La cosa empieza como una comedia costumbrista y con un Sandler mesurado y calmo. Pero la ilusión dura poco: la trama vecinal deja su lugar a una mezcla de policial con pinceladas románticas y algún mensaje cursi y aguado. El filme nos dice que ser otro es una tentación pero también un riesgo. Pero ni los malandras ni ese padre que vuelve del fondo del tiempo ni algunas viñetas supuestamente graciosas, alcanzan. Un fiasco, de punta a punta que ya tuvo su merecido: el público en todo el mundo le ha dado la espalda. Sandler a esta altura debería elegir con más cuidado. Sus últimas apariciones han sido pocos felices.
Paso atrás En tus zapatos es una película rarísima para esta época. Desde la premisa (una máquina ancestral para arreglar suelas que hace que un zapatero se convierta en la persona cuyos zapatos se pone) hasta su carácter de comedia neoyorquina pequeña, de tono menor y sin pretensiones, todo resulta bastante anacrónico y recuerda más que nada a alguna que otra película de comienzos de los 90 (especialmente Milagro en Nueva York, o 29th Street, enorme peliculita de George Gallo que casi nadie recuerda). Y ese anacronismo se hace aún más presente si tenemos en cuenta que transcurre en el Lower East Side neoyorquino, una de las pocas zonas de Manhattan en mantenerse casi intactas con el paso del tiempo. Tal vez haya sido por esto, o tal vez simplemente porque aborrecen absolutamente todo lo que contenga a Adam Sandler, pero la crítica estadounidense trató a En tus zapatos con una saña -22/100 de promedio en Metacritic- que, tras ver la película, resulta más bien incomprensible. Y no porque se trate de una gran película; de hecho, ni siquiera llega a ser realmente una buena película, pero es tan amable e inofensiva que resulta bastante extraño que se la haya recibido con semejante desprecio. Lo que sí resulta significativo es el paso atrás que En tus zapatos significa en la carrera de su director, el otrora Tom y hoy Thomas McCarthy (quien también es un actor de reparto bastante prolífico). La filmografía de McCarthy venía en un importante crescendo: arrancó con The Station Agent (2003), agridulce comedia indie protagonizada por un Peter Dinklage pre-Tyrion Lannister, Patricia Clarkson y Bobby Cannavale con mucho subrayado innecesario y grasadas varias pero con grandes momentos y personajes entrañables. Las cosas mejoraron con Visita inesperada (2007), la única de sus películas en haber tenido un estreno comercial en Argentina hasta En tus zapatos y una que, en los papeles, tenía toda la pinta de ser un bodrio progre-culposo, pero que terminaba eludiendo muchos de los lugares comunes en los que podría haber caído, además de contar, nuevamente, con grandes personajes. Finalmente, McCarthy se afianzó totalmente, enfatizó en sus virtudes y dejó atrás sus defectos en la excelente Ganar ganar (2011) que, si todavía no la vieron, deberían correr a ver. Y que también está llena de grandes personajes. En tus zapatos, en cambio, no tiene grandes personajes. Se nota que McCarthy los quiere tanto como a los del resto de sus películas, pero algo falla en su manera de transmitir ese amor al espectador, y terminan resultando personajes incompletos, incluso su protagonista. Esto podría haber sido fatal porque es muy difícil que una película como En tus zapatos funcione sin personajes con los que uno pueda sentir empatía pero, a falta de personajes queribles, McCarthy logra por lo menos que su película lo sea: si bien En tus zapatos es una película despareja y llena de tropezones que no logra decidir su tono y lo cambia continuamente, esa misma indecisión la hace libre. Y es en sus momentos de mayor libertad cuando mejor funciona, como cuando se convierte en una especie de Después de hora, con Sandler poniéndose un montón de pares de zapatos para intentar salir de un quilombo importante con gente pesada. O en su casi superheroica vuelta de tuerca final, el único momento verdaderamente hermoso de la película que, lamentablemente, llega demasiado tarde.
Empatizar o no empatizar…esa es la cuestión Probablemente En tus zapatos sea la última, o una de las últimas películas protagonizadas por Adam Sandler antes de convertirse, al menos por un tiempo, en actor exclusivo de la plataforma Netflix; además el film será recordado como uno de los mayores fracasos comerciales del intérprete en la taquilla mundial. El film de Thomas Mc Carthy nos presenta a Max Simkin(Sandler), un joven que mantiene la tradición del negocio familiar y por ello pasa sus días inmerso en su rutina como zapatero barrial. Además tiene a su cargo el cuidado de su madre anciana y enferma; y por otro lado, mantiene una amistad con el barbero vecino (Steve Buscemi). Sin embargo, a partir de un desperfecto en la máquina que utiliza para coser suelas, recurre al antiguo artefacto usado por su padre, su abuelo, y su bisabuelo. Dicho aparato le otorga la posibilidad de cambiar su apariencia y lucir exactamente como sus clientes, todo a través de la simple acción de calzarse los zapatos que repara. Por momentos esta habilidad lo divierte, le permite cortejar mujeres bellas, pasear en autos lujosos, etc; pero también le trae ciertos problemas al encarnar a un mafioso local que está involucrado en un negociado turbio que afecta al barrio de Max. En tus zapatos nos muestra a un Sandler que interpreta su rol desde el terreno del drama, centrándose en este aspecto al construir un personaje triste, melancólico, aburrido, muy moderado y cauto a la hora de los chistes, alejándose así de los roles que lo suelen caracterizar. Su actuación es convincente y se complementa a la perfección con los roles de Buscemi y Dustin Hoffman, ambos con participación central en la trama. A pesar de estos esfuerzos actorales, el guión de McCarthy es predecible, torpe y aburrido casi de principio a fin y cae en cientos de lugares comunes, desaprovechando así una temática que supo ser común pero efectiva en films ochentosos y noventosos: el cambio de cuerpos y apariencias.
Lo que pudo ser una encantadora fábula La película protagonizada por Adam Sandler tiene un comienzo de fábula, o de cuento fantástico, pero derrapa en planteos superficiales, sin ahondar en otras búsquedas, que sí estaban presentes en filmes anteriores del director. Por lo general, cuando un film se abre con un prólogo como el que nos recibe este film, ambientado en un momento del pasado, una noche fría de invierno, en la que la luz de los faroles se va borroneando mientras cae la nieve, solemos creer que estamos ante un relato fantástico, que nos lleva a evocar a aquellos cuentos de hadas y de aventuras que habitualmente, a la hora de dormir, nos leían nuestros mayores. Ambientada en el lado este de Nueva York, la historia que se va acercando despierta una noche de 1903 y allí, un grupo de vecinos, inmigrantes, que han ido abriendo sus coloridas tiendas a lo largo de las calles, expresan una honda y crucial preocupación. La presencia acuciante de un hecho, que lleva en sí el mandato de la prepotencia del dinero, va a dar lugar a que uno de los allí presentes, un zapatero, comience a narrar un episodio familiar. Hasta aquí, los contados primeros minutos del film. De este film que en manos del director Tomas McCarthy podría haber sostenido ese tono de fábula, con aire a lo Dickens, que poco a poco se irá perdiendo ante tantos giros anecdóticos que nos empujan a olvidar este planteo inicial. Y más aún, teniendo en cuenta que fue el realizador de Visita inesperada, aquel film estrenado en el 2007, en el que el actor Richard Jenkins interpreta a un viudo, licenciado en Economía, quien un día, al abrir las puertas de su departamento de Nueva York encuentra que el mismo, por un error de administración, está habitado por una joven de Senegal, diseñadora de fantasías y su compañero, un músico sirio palestino. Desde la condición de ambos de inmigrantes ilegales, y tras la tragedia del 11 S, los hechos irán despertando en él sentimientos altamente contradictorios, a partir de reacciones paranoicas. Ya algunos años antes, en el 2003, conocimos sólo por canal de cable, The Station Agent, film en el que el actor Peter Dinklage, compone a un hombre de mediana edad que agobiado por las burlas de su entorno, debido a su enanismo, decide mudarse a una solitaria estación de trenes, espacio al que llegarán tan solitarios vecinos como él. Admirable film que recomedamos, con un cartel que incluye los nombres de Patricia Clarkson, Bobby Cannavale, Michelle Williams. Pero lejos de la propuesta de estos dos films, que llevarían a escribir páginas y páginas movido por el entusiasmo; su nueva obra En tus zapatos, si bien nos lleva a recorrer las calles del barrio, en la que una cotidianeidad se despliega por sus veredas y sus tiendas, el guión no renuncia a partir de los primeros cuarenta minutos, a los clichés, los lugares hartamente transitados, del cine industrial de fórmula. Y para ello, mediante saltos de violencia y persecuciones, decide sacrificar lo que nos prometía aquella máquina de coser suelas, que formaba parte de esa entrañable historia familiar. La fábula que se podría llegar a contar, a la manera de El secreto de vivir y Caballero sin espada, ambas de Frank Capra, en los años del New Deal, y más aún teniendo en cuenta que fue el mismo actor Adam Sandler el protagonista de la remake del primero, de Steve Brill, estrenada en el 2004 con el título La herencia del Sr. Deeds, no llega a ser tal, a pesar de sus pretendidos elementos fantásticos y de los supuestos cambios de identidad; ya que todo circula por los carriles de lo previsible, una vez que el personaje, arreglo de por medio con esa máquina de coser de los zapatos de quienes golpean a la puerta de sus negocio, calzándose los mismos, adopta de manera súbita, repetida, harto agobiante, sucesivos pasajes de un rostro al otro. Ni talismanes ni proceso de transformación. Y lo que pudo haber sido un relato con expectativas, lo que sólo asoma cuando sale a la escena el personaje asumido por un veterano Dustin Hoffman, tras nuestra entrada en la barbería de al lado, donde nos espera Steve Buscemi, y algunos contados --y bre ví si mos-- chisporroteos de humor y de ternura, En tus zapatos pasa a ser finalmente una historia ya muy contada..., pero no a la manera de aquellas, sino en función de una urgencia por cerrar con un The End.
Transformer Ben Stiller tuvo a Dustin Hoffman en el rol de su padre judío para la saga The Fockers, y ahora (tarde o temprano iba a ocurrir) le toca el turno a Adam Sandler. La diferencia es que mientras el padre de Stiller/Focker es un judío hippie y liberal, el de Sandler, Max Simkin, es un representante del folklore judío, mágico y ancestral; un pariente del Golem. Último eslabón de una tradición familiar, Max es zapatero, solterón y algo justiciero (el Sandler lado B que asoma poco y generalmente da mejor resultado). Cuando un matón deja sus zapatos para reparar (Method Man, del grupo de hip hop Wu Tang Clan), Simkin, tras repararlos, ve que son de su talle, se los prueba, y descubre frente al espejo que se transforma en el mismo matón. Obviamente, luego se prueba indiscriminadamente todos los zapatos de su talle que atravesaron la mágica máquina de coser. Este es el segmento más gracioso, 100% Sandler, del film. Max se hace pasar por el matón para arruinar su reputación, se hace pasar por un vecino fachero para acostarse con su novia deslumbrante (pero lamentablemente, no puede sacarse los zapatos, tal es el costado trágico de la magia), y hasta cumple el sueño de su madre y reencarna en su padre muerto (Hoffman). Pero las misiones son tantas, y algunas tan descabelladas, que la efectividad de ciertos gags se diluye en otra comedia pastiche de las que Sandler ya nos tiene acostumbrados.
No me encontrarán entre los detractores de Adam Sandler. Es un tipo al que no entiendo por qué todos odian. (Algo parecido me pasa con Nicholas Cage.) Sí entiendo que encarna a una especie de niño eterno sin la cuota de cannabis canchera que puede tener un Seth Rogen y que eso puede no resultar muy simpático, pero como trato de que mis simpatías arbitrarias no interfieran en mis juicios, yo a Sandler lo quiero. Y protagonizó una de mis comedias románticas preferidas: Como si fuera la primera vez (50 First Dates). Sin embargo, en En tus zapatos, Sandler se aparta de la comedia más adolescente y encara un personaje taciturno un poco parecido al de La esperanza vive en mí (Reign Over Me), aunque bastante menos dramático. En tus zapatos es una comedia dramática en la que Sandler interpreta a un zapatero que trabaja en la misma zapatería del Lower East Side de Manhattan que su padre, que su abuelo y que su bisabuelo. Ahí maneja una vieja máquina de coser que de repente adquiere poderes mágicos: hace que todos los zapatos que pasen por ella capturen el cuerpo de sus dueños y lo trasladen a cualquiera que se los ponga. Entonces este tipo aburrido, cansado de su vida monótona, fracasado con las mujeres, que vive con su madre senil, encuentra una vía de escape y se va probando los zapatos de sus clientes para caminar por la calle como un matón de barrio, un tipo con una novia hermosa o incluso su mismo padre aparentemente muerto. La premisa mágica para una comedia de aprendizaje es muy común: desde el clasicazo Qué bello es vivir!, pasando por todas las películas de intercambio de cuerpos, la “enseñanza” termina siendo que hay que aceptar la propia vida, que todos tenemos nuestros momentos. Esa idea un poco conservadora suele ser matizada por la pericia narrativa y el filo de la historia. Pero En tus zapatos no tiene nada de todo esto. Sandler apenas se transforma físicamente en sus clientes, no se ve inmerso en sus vidas, el truco mágico es totalmente superficial. Para colmo, esto es una obviedad, cuando se transforma no es Sandler, y Sandler es lo mejor de la película. Andan por ahí Steve Buscemi, Dustin Hoffman y Ellen Barkin, todos cumplen y les queda un resto porque son enormes, pero Sandler tiene un aura especial, la melancolía que le imprime a su zapatero es casi mágica. Y se lo extraña cuando no está en la pantalla. Los detractores de Sandler van a ejercer su odio con esta película y sus fans no veremos nuestras expectativas colmadas. Para eso habrá que esperar a las vacaciones de invierno, cuando estrene Pixels y veamos a Sandler en su papel de siempre: un niño que nunca creció.
Lo que comienza como una potencial dulce comedia con charme termina en un pastiche ridículo y pseudo drámatico. Cuando el espectador acepta las reglas fantásticas y suspende su incredulidad hay dos opciones que tiene el guionista: respetar y alimentar la narrativa o hacer todo lo contrario, que es lo que sucede en The Cobbler.
¿ Y si hubiera sido una película de animación? Incluyendo cara y voz de Adam Sandler? Hubiera funcionado. Tampoco fue Ádam Sandler el guionista… aunque la idea es original, pero eso no es suficiente. Method Man actuó mejor de lo que se puede imaginar.
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Desventuras de un laburante El folclore judío de la Mitteleuropa es generoso en historias de sastres (y oficios similares) que reciben una gracia de algún desconocido que termina siendo un ángel, en parte como compensación de las penurias cotidianas. En ese basamento se apoyaron Thomas McCarthy (también director) y Paul Sado para disparar el guión de “En tus zapatos”. La cinta arranca a principios del siglo XX, con una reunión secreta de inmigrantes hablando en ídish sobre problemas con un propietario inmobiliario, piden al zapatero del grupo que ayude, entregándole una muestra del calzado del sujeto en cuestión. Puesto manos a la obra, le contará a su hijo que su padre ayudó a un vagabundo y al otro día encontró una máquina de coser suelas como regalo de “un ángel”. Ya en el presente, nos encontramos con Max Simkin, zapatero del Lower East Side neoyorquino, en una zona que está cambiando a nivel inmobiliario. No se preocupa tanto por eso: está peleado con su vida y con el trabajo que heredó de su padre, que lo abandonó con una madre que ahora está bastante “perdida” en el tiempo y el espacio. Hasta que un día un gángster negro le deja sus zapatos de cocodrilo y, cuando se le rompa la máquina, tratará de coserlos con un viejo aparato que encontró en el sótano. Como el lector podrá ir imaginando, esa es la máquina de sus ancestros, y el poder que tiene es el de dar la apariencia del dueño del calzado con ella reparado. Con ese disparador, Max se meterá en una serie de aventuras que lo involucrará primero con el hampón y de allí con una trama que lo unirá con la chica que desde el primer momento está llamada a ser el interés romántico del protagonista: una activista barrial latina llamada Carmen, de entrada la contracara de Taryn, la novia del vecino. Algo visto Y ahí entramos en el problema. Porque a la media hora la trama está medio previsible (al final la vecinita termina siendo menos importante de lo esperado, lo único) y vista, en muchos casos en otras películas estelarizadas por el propio Adam Sandler. Dentro de cierta línea de “comedia edificante”, donde un elemento sobrenatural (como el control remoto en “Click”) rompe la vida cotidiana, dispara las desventuras y hace que el protagonista se encuentre a sí mismo y decida cambiar su destino mientras ayuda a otros. Sí, también hay algo de ese ADN en filmes como “La vida secreta de Walter Mitty”, donde Ben Stiller es el soltero cuarentón y rutinario. Es cierto que después la historia se abre para otros lados, donde Max tiene que ser el héroe de la jornada y se revelará el enigma de su padre. Pero todo eso de una manera un poco desaforada y forzando el verosímil. Otro tema es el recurso de “continuidad” del protagonista: un sobretodo y una bufanda que le fueron obsequiados son los elementos que le dice al espectador que ese es efectivamente Max, aunque sólo en un par de casos tomará la apariencia de personajes que entran en la trama. Alguno dirá que es medio de dibujo animado, pero digamos que funciona. Figuras En medio de todo esto, un elenco con figuras la pilotea, con más o menos posibilidad de lucirse. Steve Buscemi es uno de los que más tiempo en pantalla tiene, como el barbero Jimmy (también con algunas revelaciones), vecino de la zapatería. Dustin Hoffman como Abraham, el padre de Max, apenas hace un par de apariciones en piloto automático. Melonie Diaz luce bonita y auténtica como Carmen, la heroína ideal para este filme, mientras que la incombustible Ellen Barkin construye una villana de manual en la piel de Elaine Greenawalt, magnate inmobiliaria. Por su parte, Cliff “Method Man” Smith plantea a su Leon Ludlow como un gánster de manual (casi en el límite de la estigmatización, podría decirse desde el progresismo). Por último, Lynn Cohen tiene algún momento como para enternecer encarnando a la mamá de Max, mientras que Kim Cloutier genera curiosidad como la bella vecina. El disparador para el director y guionista, según contó él mismo, fue la idea de que para comprender a alguien, hay que haber caminado en sus zapatos (que no viene de la tradición judía, sino de los sioux de las Grandes Praderas). Bueno, eso no tiene nada que ver con el argumento. Pero hay una puerta abierta a la secuela, por ahí a lo mejor todo se desarrolla ahí.
Criticado y apreciado casi en partes iguales, no se puede negar la tenacidad del comediante Adam Sandler en buscar distintos caminos que lo aparten de vez en cuando de las comedias simples que realiza con una fórmula aplicada. A lo largo de su carrera cinematográfica (que ya lleva más de veinte años), se ha probado en diferentes estilos, instalando una marca propia o dándole lugar al estilo de su director. Desde comedias cuasi estudiantiles como "Billy Madison"; de grueso calibre como "Happy Gilmore", "Going Overboard", o las más recientes "Jack & Jill" y "Yo los declaro marido & Larry"; comedias familiares como "Click", "Un papá genial", o "Son como niños"; románticas como "Una esposa de mentira" y "Como si fuese la primera vez"; y productos más atípicos en los que intenta correrse del molde. En esta última línea podríamos anotar "Línea de locos", "Ocho semanas de locura", "Embriagado de amor", y precisamente "En tus zapatos". Si en "Punch-drunk-love", Sandler se alejaba del centro de la escena para darle espacio al estilo propio de Paul Thomas Anderson; ahora es el turno de volver a hacerlo para que sobresalga la impronta de Thomas McCarthy, director de "The Station Agent" y "The Visitor". entuszapatos_2_ew Quien haya seguido la prominente carrera de este actor y cineasta, habrá notado que su fuerte son las comedias ácidas con un marcado toque de dramatismo y melancolía. Todo eso volvemos a encontrarlo en este film que por otro lado, se inscribe en una tradición de “comedia judía” como ya lo hiciera Sandler en "Ocho semanas de locura". Luego de un preludio histórico, se nos presenta a Max Simkin (Sandler), un zapatero neoyorkino que mantiene una tienda que pasó de generación en generación dentro de su familia. En un principio, su personaje se asemeja en actitud a aquel ferretero apesadumbrado que Ricardo Darín nos entregara en "Un Cuento Chino"; y aquí entra el elemento fantástico que lo cambia todo, o no tanto. Un buen día, Max se topa con una máquina de coser calzados, que al utilizarla le permite parecerse físicamente al dueño del zapato con tan solo probárselos. Ojo, no toma la vida del otro a “modo conciencia”, no, durante el lapso que Simkin tenga puestos los zapatos, co-existiran dos personas iguales. A diferencia de una comedia como "Click", acá no hay momentos para que el personaje haga bromas con el aparatejo, desde el principio sabemos que solo traerá problemas. Es que Max utiliza 'la magia' para intentar de algún modo ayudar a sus clientes, pero termina enredándose cada vez peor hasta caer en un asunto mafioso como para darle al argumento algo de dinamismo. Atención, quienes quieran encontrarse con ese Adam Sandler histriónico, gritón e hiperquinético, no lo verán aquí. entuszapatos_3_ew Max es un personaje de mirada triste y hombros caídos, y el ritmo del film es más bien el de una comedia al estilo Woody Allen de los noventa con menos diálogos, con música de tradición judía y trompetas incluídas. A Sandler lo acompaña un sólido elenco que va desde participaciones especiales de Dustin Hoffman (el padre) y Steve Buscemi (un peluquero y amigo), a un secundario de Ellen Barkin (que claramente comparte cirujano con Cameron Diaz y Christine Chenowith) como la mafiosa de la que hablábamos. "En tus zapatos" recae en ciertos lugares comunes (hay que creer que una tienda de reparación de calzados es bastante exitosa), y por momentos algunos gags recuerdan al Sandler más burdo de modo algo extraño y desencajado. Pero el tono general es el de un producto entretenido, amable y realmente simpático. Muchos comediantes se han probado en otros rubros distintos a los suyos, pero pocos salen tan airosos como Sandler de esas proezas. "En tus zapatos" es una película si bien no perfecta, lo suficientemente divertida e inteligente como para ubicarse por encima de una media anual que se limita a la simple repetición. No es poco.
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The Cobbler es una película que probablemente vayamos engañados a verla, esperando una desopilante comedia absurda donde Adam Sandler haga de payaso todo el tiempo, este no es el caso. En su lugar nos encontramos con una fábula en clave de drama ligero, con muchas partes de comedia, que contiene a su vez elementos fantásticos. La premisa, la idea original, es realmente muy buena, vivir el dicho "ponerse en los zapatos de otro" pero no solo simbólicamente, sino realmente convirtiéndose en ese otro, físicamente, al cambiar el calzado, luego de haber sido remendado por una máquina mágica. Lamentablemente la ejecución es fallida y el filme se queda corto en emoción, en sorpresa, en audacia y en guion, donde hay algunas preguntas que uno puede hacerse, que no tienen respuesta, revelando notables huecos de guion. Siendo un film fallido y además distinto a la expectativa es de esperarse que haya gente que le de muy mala crítica, y si bien tiene sus problemas y es un filme intrascendente, no es realmente mala. Tomándolo como lo que es, y no lo que uno espera, es un filme con cierta efectividad, que puede llegar a disfrutarse. Dos cosas se destacan, la actuación de Sandler está muy bien; y aun cuando no nos guste el filme, no es un producto que le escupe en la cara al arte como algunos de los filmes previos de este actor, no es un filme insoportable aunque no guste; sino que tiene de hecho cierta búsqueda artística, aun cuando mucho no la encuentra. Para ver en el cable cuando la pasen, más que para verla en el cine. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto
Estrenada en nuestro país bajo el título de En tus zapatos, la última película de Thomas McCarthy (Win Win, The Visitor), protagonizada por Adam Sandler, es un rejunte de ideas una peor que la otra, y que, como un par de zapatos 3 talles más chicos, no llevan a ningún lado... The Cobbler (título original) se centra en el zapatero Max Simkin (interpretado por Sandler, quien hizo muchísimas películas pero entre las recordables podemos mencionar Zohan y Happy Gilmore), quien lleva una vida más que monótona... hasta que un día se le corta la luz, se le rompe una máquina de coser y tiene que volver a usar, en modo contingencia, una vieja máquina de coser a pedal que guardaba en el sótano (máquina heredada, junto al oficio, de su difunto padre). El tema es que, por motivos simplemente mágicos, esta máquina no cose solamente los zapatos: tras calzárselos después de haber sido reparados, Max se transforma en los distintos portadores de dichos zapatos, en medio de una secuencia que pretende ser divertida pero cae en lo predecible: primero es un negro, luego un colegial gordito, un travesti y un muerto. Buoh. Y claro, el chascarrillo de ser otra persona con una vida más interesante, le encanta, y empieza a salir a la calle y a hacer pequeñas travesuras luciendo como alguien más. Ojo, la única restricción es que ese alguien más calce 10 1/2, sino el zapato no le queda (no, amiguis, no se abre ninguna trama adicional sobre esto, es solamente un detalle mencionado de manera repetitiva que no lleva a ningún lado). Y así, la película va creciendo en esta especie de estructura de bola de nieve, pero el personaje es tan monótono que... sí, le van pasando cosas más complicadas, pero nada grave ni interesante como para engancharte. Se calza los zapatos de su padre (Dustin Hoffman, de Tootsie y Rain Man) para tener una última cita con su madre, y ella al día siguiente aparece muerta por la emoción; se transforma en un chabón re fachero para tener sexo con la novia pero claro, se da cuenta que no se puede sacar los zapatos y el acto no se concreta, y así, se ve involucrado en diferentes situaciones random, y cada tanto se cruza e interactúa con Jimmy, el peluquero del negocio de al lado, interpretado por Steve Buscemi (Paris je t'aime, Los Soprano), quien le da algunos consejos aleatorios, parece preocuparse por él y le convida pepinillos en vinagre (!). Cuestión que se ve involucrado en un asesinato, va a la policía a confesarlo y cuando va a mostrarles el cuerpo en el lugar donde lo dejó... no estaba. También habían limpiado la escena del crimen y su bolso con plata del mafioso asesinado, relojes y los zapatos, no estaban donde lo había dejado... sino que aparece en su zapatería. Finalmente (y me salteo en contarles algunas escenas que realmente no valen la pena), resulta que Jimmy (el vecino) era en realidad su padre Abraham, que no había muerto pero había tenido que desaparecer por motivos no especificados (que probablemente ni siquiera estaban en el guión), entonces con el truco de los zapatos había asumido la personalidad del peluquero para desaparecer, pero a la vez para estar cerca (!!). Y para cerrar la película, sacaron del bolillero de finales posibles una visita guiada por el sótano de la peluquería, donde, en medio de un montón de vitrinas con diferentes zapatos, Max se convierte en la cuarta generación de guardianes de almas de gente fallecida mediante la conservación de sus zapatos. Sí, eso que leyeron. La película no tiene ni pies ni cabeza. Empieza por un lado, zozobra, naufraga, y termina por otro. Lo bueno que tiene es que, como cada vez que el zapatero se cambia los zapatos se transforma en otra persona, no te tenés que fumar a Adam "No tengo carisma y soy horrible" Sandler durante los 99 minutos de duración. VEREDICTO: 0.0 - ¡UN ESPANTO! Mirala solamente (y de reojo) si te está persiguiendo la mafia china y el único lugar que encontrás para refugiarte es la sala donde la están proyectando.
Adam Sandler en una interpretación mágica y renovada El actor es acompañado por un gran elenco en la amable “En tus zapatos” con elementos costumbristas. De Adam Sandler se sabe que es un muy buen comediante, aunque no siempre los proyectos en los que se vio involucrado alcanzaron el nivel de la promesa. De allí que, según confesó, ha venido buscando un desvío en sus personajes y allí encontró al actor y director Thomas McCarthy, para proponerle la construcción de Max Simkin, el protagonista de En tus zapatos. Es una comedia amable, con una base fantástica y costumbrista, algo dramática en honor a la idiosincrasia judía. Simkin --definitivamente una de las mejores interpretaciones de Sandler-- es el resignado heredero del negocio de compostura de zapatos que abre cada mañana en Brooklyn, al lado de la barbería y de la sastrería, y de varios pequeños negocios que van muriendo con sus dueños y con una identidad que fue simiente de esa Nueva York que hoy los olvida. Soltero que convive con su madre anciana y sin miras de encontrar una novia o formar familia, Max no es el hombre que alguna vez imaginó. Ahora solo desea calzar por una noche los zapatos de ese vecino buen mozo y con una mujer soñada a su lado, y --mágicamente-- un día sucede que puede vivir esa y otras vidas, cuando se topa con una máquina de coser muy antigua, que sus abuelos supieron usar para bien de la comunidad. Por eso, tras el descubrimiento y más allá del aturdimiento y entusiasmo iniciales, Max es llevado por las circunstancias a un camino de autorreconocimiento y valoración, no sin antes pasar por distintas situaciones y entre personajes que hacen a la comedia en cuestión. De esos seres que habitan en el Low East Side de Nueva York, el barbero que interpreta Steve Buscemi se lleva los laureles en el diálogo con Simkin, y flota en la ternura la madre que realiza Lynn Cohen. Del otro lado, se ubican Ellen Barkin y el músico y actor Method Man como una mafiosa y un delincuente al servicio de la corrupción. Dustin Hoffman hace lo suyo, que siempre es único. ¿Podría esta cinta tener mayor profundidad dramática? Tal vez. ¿Se pierde en su trama por momentos? Un poco. De todos modos, ¿se disfruta? Sin dudas.
Fallido relato de un zapatero mágico Una vez más nos encontramos con una película mediocre producida y protagonizada por Adam Sandler. En esta ocasión nos presenta una historia absurda de un zapatero de Nueva York, deprimido y gruñón, que por un accidente descubre que los calzados que arregla con una vieja máquina que heredó de su desaparecido padre le permiten convertirse físicamente en el dueño de los mismos... Bueno, la premisa no es de lo mejor, pero se lo podría tomar como válida si se resolviera de alguna manera interesante o divertida. El problema es que la trama es bastante chata y nos muestra la mayor parte del tiempo a Sandler probando zapatos e identidades de distintas personas sin ninguna razón interesante, sólo por diversión o curiosidad. Esa misma curiosidad lo lleva a meterse en un montón de problemas de los que zafa de las formas más básicas y tontas posibles. Ya avanzado el film, la trama toma un giro y nos quiere vender una historia de superhéroes que la hace más absurda aún. Sinceramente no entiendo como piensa el cine Adam Sandler. Da la sensación de que se le ocurren chistes y en base a eso busca que alguien le escriba una historia que los justifique. Algunas cosas que salvan a "En sus zapatos" de convertirse en un desastre son las intervenciones de Steve Buscemi ("Fargo") y Dustin Hoffman ("Rain Man"), que aportan carisma, y la frescura que suma Melonie Diaz ("Fruitvale Season") como interés amoroso de Sandler. Algunos que otros chistes funcionan, pero casualmente son casi todos los que podemos ver en el trailer promocional. El director Tom McCarthy no se decidió por qué camino seguir y nos ofrece una película que se parte en tres géneros, la comedia, el drama y la acción de superhéroes, todos desaprovechados y sin buena conexión entre ellos. Por momentos es una comedia a lo Sandler, por otros incorpora el drama a través de las relaciones familiares del protagonista y de repente pasa a una sociedad secreta de zapateros que cuidan al vecino... un mejunje poco atractivo. En general me pareció una historia básica, poco resuelta y decidida, que no logra comprarme ni por el camino de la comida ni por el camino del drama. Otra película olvidable del Sandler que necesita urgente cambiar de aire.