El culto al Lego. La Idiocracia presentaba la idiotización extrema de una sociedad sumida en el embrutecimiento en el año 2505. El mundo bajo el dominio del Señor Negocios (un Will Ferrell cuya voz quizás no podremos escuchar en Argentina) no es muy diferente a la aterradora futura sociedad que nos mostraba Mike Judge. A cada Lego se le entregan instrucciones precisas para vivir su día a día de una única manera: viendo un solo programa de televisión, “¿Dónde están mis pantalones?”, y escuchando una sola canción, “Todo es increíble”, que cantan y bailan exacerbados de felicidad mientras se conforman con sus lamentables vidas. Así es como Emmet, un don nadie que no puede ver más allá de las instrucciones, encuentra de manera azarosa la pieza de Resistencia: la única arma que podrá salvar a la ciudad del maléfico plan del Señor Negocios, que implica destruirla con su súper y temible adquisición, el pegamento. La película, como cada ciudad Lego, está conformada por varias piezas, que por más dispersas que parezcan en un principio, encajan a la perfección una con otra con la misma (aparente) facilidad con la que los personajes construyen en segundos una moto, una nave espacial o un submarino. Toda la película recrea la sensación de juego como experiencia compartida en la sala. De hecho, reaviva el mensaje de Toy Story 2: los juguetes están hechos para jugar. No para estar inmóviles en una caja, exhibidos como colección, o acá, aferrados a otras piezas con pegamento. Lo que hacen Phil Lord y Chistopher Miller es rescatar el verdadero placer de la diversión, de tirar todas las piezas en el suelo y crear cosas nuevas a partir de todos los pedazos.
Elogio del hombre ordinario. La construcción de la identidad comienza jugando en la infancia, aprendiendo, imaginando y relacionándose con los objetos disponibles alrededor. Cualquier cosa puede ser un juguete para un niño, no solo los objetos de consumo destinados a ese fin por las empresas. Cuando solo podemos ver un juguete a partir de la publicidad sin crearlo con la imaginación, ya es muy tarde para jugar, solo estamos consumiendo. La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2014) es un film de animación infantil que recupera muchas figuras e íconos de la cultura de los años ochenta del siglo XX en un homenaje que cuestiona los consumos de la actualidad y la ampliación del mercado de los juguetes a franjas etarias mayores. La construcción conceptual de la película dirigida y escrita por Phil Lord y Christopher Miller (Lluvia de Hamburguesas, Cloudy with a Chance of Meetballs, 2009) gira en torno a dos ejes bien definidos. Por un lado, la historia narra la edificación de la identidad de Emmet, un obrero de la construcción en Ciudad Ladrillo, que solo sabe seguir las instrucciones e imitar lo que ve sin cuestionarlo. Por accidente, Emmet se aparta de su rutina y se convierte en el elegido de una confusa profecía en la que debe salvar al mundo Lego de la destrucción por parte del Señor Negocios, un tirano perverso que gobierna los diferentes mundos cual Gran Hermano.
Me gustó mucho Lego y fue una alegría porque el trailer no me transmitía el más mínimo interés. La junto a mi hija y la película llega a los chicos y a sus adultos acompañantes. Está bien balanceada. Es básicamente una "Matrix" infantil, pero eso no los tiene que asustar. Los personajes están muy bien y el sistema de animación que usaron es genial. Es sorprendente como estas mezclas de "Playmobil con Rastis" (perdón... me crié en Argentina) lograron proyectarse fuera de las cajitas en las que vienen. Porque Lego hace rato que tiene juegos exitosos en las consolas de video, y acá con la película hicieron lo mismo. ¿Es algo que hacen para vender más sus cajitas? es posible, porque acá el lema es que uno puede construir cualquier cosa y están hablando en realidad de que los personajes o los chicos pueden hacer lo que se proyecten. Entonces por ese lado cuadran el mensaje "optimista" con las ganas de vender más ladrillos, y todo naturalmente. Son graciosos los personajes que aparecen y las referencias que aparecen sobre otros. El momento Star Wars - Batman es brillante por ejemplo. La película es entretenida y el final es la pieza que cuadra todo lo que uno se imaginó (por lo de Matrix ya mencionado). Muy buen entretenimiento familiar
Un juego vertiginoso Desafiante la idea de trasladar a la pantalla grande el universo de los muñecos Lego que marcó a tantas generaciones. Los personajes cobran vida gracias a una trama ingeniosa (el juego dentro del juego), vértigo visual y humoradas constantes que dicen presente a lo largo de cien minutos. Los realizadores de Lluvia de Hamburguesas, Phil Lord y Christopher Miller, asumieron el riesgo de la estática y rigidez que tienen los juguetes y les insuflan expresiones dibujadas en los rostros (no olvidando que se trata de muñecos) en medio de una estética multicolor. Emmet es un obrero de la construcción que se convierte en "El elegido" de una misión que lo enfrenta con el villano de turno, que con pegamento mediante, intenta destruír la paz de la Tierra. Desfilan por la trama su compañera de aventuras, Estilo Salvaje (con voz de Elizabeth Banks en la versión original), una chica especialista en las artes marciales; además de Batman, Superman, La Mujer Maravilla y recordados personajes de La Guerra de las Galaxias. Un producto ideal para que los más chicos lo disfruten en 3D y con un final impulsado por actores que coloca en primer plano el "juego" entre padre (Will Ferrell) e hijo. El film deja abierta las puertas para una continuación.
El mundo de LEGO, como el de los Rasti, Mecano y hasta Playmobil (que son de otro tipo), u otro sistema de encastre, siempre ha permitido que los niños activen su costado más lúdico para construir mundos soñados y deseados para así atravesar las aventuras más increíbles, obviamente, alejados de los más grandes. Con ese punto de partida es que “La aventura LEGO”(USA, 2013) captura la esencia de mundos imaginarios creados por los que alguna vez jugamos con estos pequeños mecanismos de encastre daneses, y los pone en la pantalla con la avanzada del 3D y el aval en la dirección de los talentosos Phil Lord y Chris Miller (“Lluvia de Hamburguesas”). Hay un mundo, autoritario, en el que el malo absoluto de la película (Negocios –Will Ferrel en el original) erige un sistema de control con una sinergia de artefactos (y con límites al mejor estilo muro de Berlín). Desde que un LEGO se levanta hasta que se duerme TODO, absolutamente TODO está digitado. Pero hay una leyenda que dice que si se encuentra la “pieza” de la resistencia, una ancestral reliquia poderosa, ese mundo disciplinado puede cambiar. Y ahí entrará en la historia Emmet (Chris Pratt en la V.O), un constructor a quien el sistema ha vaciado de ideas y que por casualidad terminará siendo “El Elegido”, el héroe de esta película, en donde el juego y la posibilidad de cambio es lo que impera y se necesita. Estilo Libre (Elizabeth Banks), una maestra constructora, deslumbrará con su belleza e inteligencia a Emmet desde la clandestinidad y lo impulsará a que tome un cambio en su vida para que pueda así tener sus propias ideas (basta de seguir las instrucciones de los manuales). Claro está que el malvado Negocios no permitirá que de manera fácil le quiten el poder y su imperio, por lo que sacará a relucir una vieja arma letal: EL PEGAMENTO. Es decir, la posibilidad de más unificación y estaticidad. A esta altura ya se dieron cuenta que lo dinámico atenta al orden. Emmet y Estilo Libre lucharán por encontrar el momento de detener al malvado Negocios aliándose con un sinfín de personajes de la cultura popular (Batman, Superman, Linterna Verde, miembros de la saga Star Wars, etc.) que irán aportando ideas para poder superar los obstáculos que les irán apareciendo por el camino. Las ideas son lo que ayudarán a salir de la dictadura. Las hordas oprimidas necesitan de ideas. Toda una declaración de principios. Y Emmet no tiene muchas, pero intenta al menos rebuscar en su cerebro (una de las mejores secuencias es justamente el viaje a la mente de Emmet) alguna posibilidad creativa que los aleje de la oscuridad y la opresión a la que están siendo sometidos sin siquiera saberlo. El slapstick y la ironía estallan en la pantalla y hacen que el discurso se dinamice constantemente (Lord y Miller ya demostraron con maestría este tipo de narración en “Lluvia…”) con claras referencias a lo popular y al séptimo arte. El debut en la pantalla grande de LEGO es positivo y genera las ganas de salir del cine para volver a jugar con los ladrillitos, construir algo y bailar al ritmo del pegadizo hit lavacerebros del malvado Negocios “TODO ES INCREIBLE”.
De la estructura a la lógica de sus márgenes El relato parte de una premisa bastante trillada de los últimos tiempos, según la cual, cualquiera puede convertirse en héroe. Emmet es un obrero que está acostumbrado a construir siguiendo instrucciones que otros confeccionan. En ese marco, su intrusión en el universo de los maestros constructores (que crean novedades todo el tiempo, armando y desarmando según necesidad), parece evocar el proceso de infiltramiento característico de la estructura cómica, sobre todo si se agrega la aparente confusión/equivocación de considerarlo el “elegido” (hacia el final, el oráculo revela que la profecía era un invento y cada quien es lo que quiere creer que es). Sin embargo, la comicidad del film no está fundada en la inadecuación del personaje, sino en las situaciones de los personajes secundarios, de modo que todos los elementos que parecían haber preparado el terreno para una construcción de personaje cómico en el protagonista principal, quedan inconclusos sin aparente explicación. El hecho de que todas las peripecias que Emmet afronta las resuelva de modo adecuado (sobre todo porque en el universo de los maestros constructores no existe una normativa, siendo todo posible), lleva a que el centro del relato se desplace desde la estructura cómica a una estructura propia del relato de acción, donde los eventos cómicos, quedan relegados a las figuras secundarias. Otro punto flojo, a mi entender, es la innecesaria intervención del mundo humano hacia el desenlace del film. Como si se buscara recrear la lógica de Toy Story, el espectador descubre que el mundo lego no es en verdad más que el resultado de los juegos de un niño humano que ha entrado sin permiso al sótano en donde su padre (Will Ferrell) despliega su personalidad lúdica construyendo diversos escenarios prolijamente construidos, a los cuales solidifica con pegamento. A partir de este momento, el enunciador nos presenta dos entidades estereotipadas: el padre conservador que quiere mantener fijas las estructuras de lo que construyendo, vs. El niño que en su juego busca adaptar, modificar y crear nuevos escenarios, nuevas situaciones y nuevos objetos. Creo que el relato no sólo no gana en esta inclusión, sino que pierde todo la lógica poética que ha ido construyendo. Explicita lo que no requiere explicitación y aún más, lo que no debería haber sido explicitado. De todos modos el film sale muy airoso de toda la situación porque está construido muy ingeniosamente sobre un conjunto orgánico de gags realmente muy buenos y graciosos, que la mayoría de las veces suponen un nivel medio de intertextualidad por parte del espectador. Dicha organicidad está construida sobre la lógica del super-héroe y lo que en otro trabajo he llamado inadecuación entre la acción realizada y la función presunta (Samaja/Bardi; 2010); es decir, el personaje realiza acciones que no se condicen con las expectativas que un espectador promedio adjudica a un superhéroe determinado. Esta misma lógica, basada en una autorparodización que la DC comics hace de sus personajes, la había ya aplicado la empresa en el film Lego Batman: The Movie: Superheroes Unite (Jon Burton; 2013). En aquel film esta fractura/desplazamiento de lo cómico hacia la acción no aparece, porque el relato del film de 2013 está orgánicamente centrado en la lógica de la acción, siendo sus componentes cómicos, meras situaciones aisladas, relegadas a la relación Batman-Robin y Batman-Superman.
Dale, comprame Dentro de esa mina de oro aparentemente inagotable que es el negocio de las películas infantiles, una de las claves es el merchandising . Que, en general, suele invadir jugueterías y casas de comida rápida al calor del éxito de los largometrajes. En este caso se invirtió el proceso, y La gran aventura Lego funciona como una gran publicidad del imperio de muñequitos y ladrillos encastrables que tuvo su origen en Dinamarca en 1934. El gran encanto de la película es que no abusa de las imágenes creadas digitalmente, sino que en buena medida está filmada con la técnica de stop motion , cuadro por cuadro, que permite percibir las texturas y nos hace sentir que estamos ante un producto artesanal, efecto que se realza con el 3D. Casi todo está hecho a partir de los productos Lego: no sólo los edificios y los personajes, sino también el fuego, el agua o los disparos. La historia arranca como una parodia de Matrix: Emmet, un albañil común y corriente que sólo trata de adaptarse a las reglas, resulta ser el Elegido que, de acuerdo a una profecía, salvará al mundo. Así, recorrerá los distintos escenarios Lego -la ciudad, el lejano Oeste, etcétera- con la ayuda de los maestros constructores, genios en el arte de armar cualquier cosa a partir de las piezas encastrables. Ellos son personajes como Batman, Shaquille O’Neal o seres del universo de Harry Potter, El Señor de los Anillos y La Guerra de las Galaxias, siempre leguizados . Una muestra de las variadas alianzas que fue tejiendo la multinacional danesa a lo largo del tiempo. Hay varios mensajes. Basta con decir que el malo es el presidente Negocios, con los gerentes obsesivos y la policía como sus lacayos, y que toda la población está estupidizada consumiendo los programas de televisión y canciones que emiten los medios concentrados de comunicación, tomando café “ridículamente caro” y hablando de deportes. Sobre todo, se elogia a la creatividad en contraposición al excesivo apego a las instrucciones (el deber ser social). Pero, en definitiva, lo que más estimula la película es el deseo de consumir todo tipo de productos Lego.
Como ya lo hicieron con Lluvia de hamburguesas y Comando especial , los guionistas y directores Phil Lord y Christopher Miller lanzan a pura creatividad y desenfado una nueva saga, en este caso basada en el universo de los juguetes de la marca Lego. Si bien buena parte de la historia transcurre en el ámbito de la construcción, hay en esta comedia de aventuras narrada a toda velocidad unos cuantos elementos fantásticos; superhéroes (de Batman a Superman, pasando por Linterna Verde y La Mujer Maravilla); referencias a las franquicias de Star Wars, Harry Potter, Piratas del Caribe, Tran s formers y El señor de los anillos ; figuras históricas como Abraham Lincoln y William Shakespeare, y hasta aisladas apariciones de actores de carne y hueso, como el aquí malvado Will Ferrell o un personaje concebido a la medida del popular ex basquetbolista Shaquille O'Neal. El film propone un clásico enfrentamiento entre las fuerzas del Bien (lideradas por el mago Vitruvius) y las del Mal (encabezadas por el ambicioso Lord Business), y en el medio aparecen -además de los personajes ya citados desde el Policía Bueno/Policía Malo (hilarante creación de un agente con doble personalidad) hasta el todopoderoso Hombre de Arriba. El protagonista es un típico antihéroe llamado Emmett, un albañil ingenuo e idealista (su canción favorita es la pegadiza "Todo es increíble"), quien será reclutado por error por una sociedad de Maestros Constructores para combatir al tiránico Lord Business y a sus Gerentes Obsesivos. Para acompañarlo en la disparatada misión habrá, claro, una presencia femenina: la intrépida y rebelde Wyldstyle. Aun cuando el film por momentos puede resultar un poco caótico en su acumulación de personajes, conflictos y vueltas de tuerca, es de agradecer el grado de irreverencia y delirio creativo de la dupla Lord-Miller, quienes aprovechan toda la imaginería de Lego y los efectos visuales en 3D para construir, en definitiva, una de las mejores apariciones en el universo animado desde la saga de Toy Story.
Emmet, como un nuevo salvador El filme tiene un diseño de producción que asombra por su riqueza, la imaginación que despliega y el colorido maravilloso de sus personajes, junto a la canción "Todo es increíble", invitan bailar en la butaca. La historia tarda en aprehenderse. Pero a medida que avanza la película, la aventura que vive Emmet se va aclarando. Por eso, pensamos que sería ideal para niños a partir de los nueve años. "La gran aventura Lego" plantea un mundo de juegos, en el que coinciden Lord Negocios y un tal Vitruvius, los que buscan un Salvador, que los libere de una figura que pretende adueñarse del mundo. Burlones los primeros, la figura del Salvador se destaca y se llama Emmet y es recibido con alegría descomunal por Lord Negocios y Vitruvius. Emmet que es un pequeño constructor está acostumbrado a trabajar en base a reglas, las que sigue al pie de la letra. A tal hora levantarse, a tal otra desayunar, vestirse con tiempo, o hacer tales movimientos para llegar a la oficina. Hombre super dependiente, incapaz de crear algo, pero dispuesto a cumplir todo lo que se le presente, será seducido por Lucy, una chica, que lo fascina con su encanto pop. CHICA SEDUCTORA Es Lucy, que es fuerte y decidida, la que lo integra a los distintos estratos del universo, donde Emmet aprenderá a desobedecer órdenes y comprender que lo más alto es el llamado "Hombre de arriba". A continuación, Emmet, obnubilado por la atracción que Lucy ejerce sobre él, se sumerge en el universo Lego, el de los miles de ladrillitos de plástico que la firma danesa creó. Y surge el loco mundo Lego, multicolor hipercromático, abigarrado, con personajes heterogéneos, que conviven en franca armonía, la sirenita, la abuela, Batman y el místico Vitruvius. Este filme animado tiene un diseño de producción abigarrado y creativo, los héroes se desplazan por los distintos universos a gran velocidad, con un gran ritmo y canciones divertidas y pegadizas. Su banda de sonido es de Mark Mothersbaugh, el mismo de "Hotel Transilvania". Por supuesto que los chicos identificarán enseguida a los muy malos y los muy buenos; mientras los adultos pueden apelar a la metáfora, que está siempre presente a lo largo del relato y en el que coinciden, como en el tango la Biblia y el calefón. El mensaje de la película es sencillo y apunta a despertar la creatividad. "La gran aventura Lego" tiene un diseño de producción que asombra por su riqueza, la imaginación que despliega y el colorido maravilloso de sus personajes, junto a la canción "Todo es increíble", invitan bailar en la butaca.
Emmet, un Lego Constructor, necesitará la ayuda de Estilo Libre y Batman para detener al malvado Señor Negocios en su intento por destruir al mundo Lego con su arma secreta… El Pegamento. Esto lo sé porque rima Una profecía dice que un día llegara El Elegido para salvar al mundo y vencer al malvado Señor Negocios cuando lleve a cabo su plan de usar El Pegamento contra el Universo Lego. Esta profecía dictada por Vitruvius, el sabio ciego Mago Lego, dice que algún día un constructor de cara amarilla y apariencia normal salvará a todos. Pero este elegido aún no sabe nada de su destino. Emmet es un Lego constructor que se dedica a destruir y construir edificios con sus compañeros de trabajo. Vive en una sociedad regida por instrucciones de cómo se deben hacer las cosas para vivir en armonía con los otros Legos. Cosas como llevar a lavar la ropa antes de tal horario, tomar café muy caro y alentar a su equipo de fútbol, entre otras cosas. Vive una vida llena de colores, hasta que todo cambia. Sin quererlo se convierte en El Elegido y junto con Estilo Libre (una Lego que puede construir lo que sea con ladrillos y sin usar un manual más la ayuda de Batman, Barba Metálica y otros personajes, deberán salvar al mundo Lego del malvado Señor Negocios. Todo es Increíble Todo es Increíble en esta aventura Lego desde que suena dicha canción y no paramos de tararearla en nuestras cabezas hasta que la película finaliza. Y cuando digo que todo es increíble, es porque todo es increíble. La animación es sencillamente excelente y es impensado creer que esta película está hecha mitad CGI y mitad cuadro por cuadro. A su vez, los efectos como agua, humo, fuego, y sobre todo el mar y sus olas, son fantásticos en el modo que están representado. Algunos dirán: “Bueno, seguramente usaron otra cosa que no sean Legos”. No mi querido lector. Todo está hecho con ladrillitos, hasta el más mínimo detalle. Debo aclarar que la película es extremadamente graciosa. Los personajes son muy queribles y están perfectamente construidos. Incluso Batman, a quien es la primera vez que lo vemos formar parte de un equipo de superhéroes (por así decirlo) en la gran pantalla. También aquí demuestra que es el verdadero “Caballero de la Noche”. Pero Batman no es el único personaje destacado, también aparecen otros muñecos Lego de las diferentes franquicias que posee la marca, pero no los voy a mencionar así ustedes se llevan la sorpresa. La Gran Aventura Lego es una película para todo tipo de público, y puedo asegurarles que tanto grandes y chicos se divertirán como nunca al verla. Además de dejar (aunque no lo crean) un interesante mensaje, tanto para los hijos como para los padres. Para ir cerrando también debo mencionar que el dúo de Phil Lord y Christopher Miller (Lluvia de Hamburguesas) fue la elección más acertada de Warner a la hora de elegir director para la película. Lord y Miller saben trabajar muy bien los tiempos y la comedia. Ambos logran algo que no es para nada sencillo: que nos estemos riendo todo el tiempo, o por lo menos miremos la pantalla con una sonrisa, manteniendo un ritmo conforme a lo que fuimos a ver. Otro dato para resaltar es que cuando la acción es veloz, uno entiende todo lo que está pasando aunque nos vuelen Legos por todos lados. Las escenas de acción se destacan por su increíble animación y sus imaginativos planos. Conclusión La Gran Aventura Lego es un viaje a un mundo que la mayoría tuvo la oportunidad de construir alguna vez en su vida. Sobrepasa la comedia y la animación es impecable. Uno espera que ese mundo sea cierto solo para mirarlo crecer. Incluso los padres que tengan que acompañar a sus hijos la van a pasar de maravilla ya que Todo es Increíble en La Gran Aventura Lego. - See more at: http://altapeli.com/review-la-gran-aventura-lego/#sthash.3pz1fdZL.dpuf
Estamos ante una de la más originales y virtuosas cintas de animación. Los realizadores han aprovechado al máximo el universo LEGO para darle vida a personajes queribles, carismáticos y creíbles. Las distintas franquicias de LEGO aquí ingresan para darle forma a un guion clásico de aventuras, en donde cada secuencia, de acción o comedia, vale el 100 % de la entrada. Es que LA GRAN AVENTURA LEGO además de entretener a los más pequeños y fanáticos de los bloques de plástico, es un filme pensado para el disfrute familiar. ¡Los mayores la pasaran en grande! Y los guiños cinéfilos, los chistes cómplices y la aparición de ciertas héroes clásicos en formato LEGO, son solo una parte de un metraje que no para de generar sorpresas (atentos al momento de live action del filme) ¡Sorprendente! ¡Imposible dejarla pasar!
Los Lego debutan en cine con poca gracia Antes de la película, una breve información institucional. El nombre Lego surge de la reducción y unión de dos palabras danesas: "leg" y "godt", jugar bien. Ole Kirk Christiansen fundó la empresa en 1932, su hijo comenzó el formato de ladrillos en 1958, los años de mayor expansión fueron los 80, y así es como hoy el nieto dirige la mayor empresa mundial de juguetes de construcción, la tercera de juguetes de toda clase, tiene cerca de 10.000 empleados y peso en más de 130 países. Lo que no tiene es quien le escriba un buen guión para su película. Pautada para estrenarse casi simultáneamente en 75 naciones (acá y Bolivia un día antes que en EE.UU.), "La gran aventura Lego" surge como punta de lanza de un lindo movimiento comercial, que incluye la revalorización de muchos muñequitos e incorporación de otros, concursos mensuales de construcción, juegos on line relacionados con personajes y conflictos de la película, etcétera. En ésta, el héroe es un muñeco "genérico", un alegre trabajador que sigue de buen humor el manual de instrucción hasta para salir de la cama, un tipo tan común que ni los compañeros lo registran del todo. La mera casualidad hace que alguien lo crea un Elegido y lo conduzca hacia los Maestros Constructores para salvar el mundo, amenazado por el Señor Negocios, que quiere solidificar todo con pegamento para evitar que le desordenen "su" mundo. Ese pensamiento parece poco lógico en un ambiente de construcciones móviles, hasta que advertimos que, aparte de los abundantes mundos Lego también figura el mundo real, y que el referido malo de la película es, en la mirada de un niño, la transposición del padre coleccionista que no quiere que le toquen "sus" juguetes. Por ahí va la mano, pensada para reunir a quienes fueron niños en los 80, con los niños de ahora, que arman construcciones virtuales pero quizá también se fascinen con las auténticas (y las compren). Lo malo, ya dijimos, es el libreto. Sobreabundan las explosiones, persecusiones y peleas de muñequitos, que arman cosas con indiscutible rapidez y seguridad, hay unos impresionantes planos generales de edificios, autos, etc., y hasta hay como 20 minutos de más (la película entera dura 100), pero no hay mayor aprovechamiento de caracteres ni situaciones, ni tampoco hay suficiente gracia, nostalgia, suspenso ni emoción, ni tampoco un minuto de descanso para que los niños asimilen lo que pasa frente a sus ojos. En fin, esperemos que los animadores se hayan divertido durante la realización. Pero ellos también jugaron casi todo el tiempo con recursos digitales, más que con bloques y muñecos verdaderos. Para ver una auténtica animación de bloques, hay que retroceder 42 años, cuando el holandés Co Hoedeman hizo el corto "Tchu-chu", un trabajo impresionante, tierno y encantador, sólo moviendo piezas de madera. Está en YouTube, donde también pueden verse los cortos Lego, más entretenidos que el largo. Responsables de éste, Phil Lord, Christopher Miller, Dan Hageman (que vienen de las "Lluvia de hamburguesas"), Kevin Hageman (libretista de las dos "Hotel Transilvania") y, en algunas partes, el animador Chris McKay (autor de los "Robot Chicken"). Se aguarda ahora la reacción del mundo de Pin y Pon, que viene marchando en una flota de Piluquis.
La dupla Phil Lord y Chris Miller sigue haciendo desmanes en la comedia. Primero fue en 2009 con la excelente película de animación Lluvia de Hamburguesas, una inesperada y cálida propuesta para toda la familia, aunque los que más la disfrutaban eran los adultos, que captaban todos los chistes y guiños cinéfilos. No contentos con haber pateado el tablero de las producciones infantiles, en 2012 arremetieron con la remake de 21 Jump Street, un suceso de crítica y público que catapultó a la estratósfera a otra pareja de cuidado, Jonah Hill y Channing Tatum. Personalmente estaba excitado de ver qué harían con la secuela de su primer hit, pero los muchachos eligieron un proyecto fresco y no repetirse a sí mismos, y así es como surge La gran aventura LEGO un festín animado arrollador que promete convertirse en un clásico de culto de acá a unos años. Bajo el comando de la historia general de Lord y Miller, y el guión altamente azucarado de Dan y Kevin Hagelman, la trama de esta comedia nos lleva a conocer a Emmet, un constructor nada especial, un ciudadano lleno de energía que un buen día se ve inmerso en una carrera por salvar su mundo y otros parecidos de las garras de un villano llamado Señor Negocios, un empresario con dos caras, como no podría ser de otra manera. No sólo el argumento tiene dejos y toques claros a Matrix y otras símiles de elegidos, sino que toda la historia es un gran homenaje a muchas películas, un combo explosivo que a pesar de tomar influencias de varias fuentes aun así logra tener una fuerte identidad propia. Y si hablamos de identidad propia, no se puede dejar de mencionar la combinación entre animación stop motion y CGI en la creación de los diferentes subniveles de coloridos y frenéticos mundos LEGO, donde todo está absolutamente hecho de ladrillos de plástico y hasta el agua, el fuego o los disparos son diminutos bloques encastrables. La gran aventura LEGO no le teme a dejar en evidencia que es una gran propaganda de marketing de la marca danesa, ni tampoco satirizar a un mundo consumista donde el personaje principal tiene como una de sus aficiones principales beber café de elevado precio. El guión es filoso y totalmente inesperado, lleno de cameos y pequeñas apariciones que son una delicia, todo condensado en una hora y media que se pasa rapídisimo y tiene tantas bromas por segundo que recuperar el aire entre una y otra se torna tarea casi imposible. Es una pena que no llegue al menos una versión subtitulada con las más que apropiadas voces de Chris Pratt, Elizabeth Banks, Morgan Freeman, Liam Neeson y muchos otros más, pero el doblaje neutro es simplemente adorable y se predispone a muchos de las bromas originales. La gran aventura LEGO es una colosal demostración que todavía se puede innovar en el campo de la animación y que también se puede hacer comedia indefensa y apta para todo público sin tener que recurrir a humor subido de tono o maldiciones. Diversión para toda la familia y una firme contendiente a llevarse el Oscar a Mejor Film Animado en 2015.
Una película divertida, original, para grandes y chicos. La animación computarizada del famoso juego, una trama donde el terror lo siembra quien quiere inmovilizar al mundo y una revolución que adora el cambio permanente, un héroe inventado que termina siéndolo y un guión lleno de guiños. Disfrutable.
"La Gran Aventura Lego" es un muy buen momento para que los mas chiquitos la pasen bien, pero sobre todo es para nosotros, porque los gags que lanzan (casi todos) son para adultos. Película para ver en 3D e ideal para ver con las voces originales, pero bueno, tendremos que verla doblada al español. Si algo queda claro, es que vas a salir del cine y vas a querer tener algunas piezas Lego en tu casa - si no las tenes de cuando eras chiquito - Seguramente se venga la segunda parte, porque los realizadores de Lluvia de Hamburguesas, que son los directores de "La Gran Aventura Lego", dejan todo preparado para continuarla. En la peli te vas a cruzar con Batman, Superman, La Mujer Maravilla, y algún que otro personaje de La Guerra de las Galaxias, con buenas líneas de texto. Una historia divertida para ver con los más chiquitos, pero que seguro la vas a disfrutar a full. Pochoclos y cine, ¿qué mejor combinación?
Las producciones animadas para chicos desde hace muchos años se volvieron completamente bizarras. Algo que se inició con Las aventuras de Rocky y Bullwinkle en los años ´60 y luego volvió a cobrar fuerza en los ´80 con Ralph Bakshi y su revolucionaria versión de Super Ratón (Ver nota en el link). Una propuesta cuyo humor sigue teniendo influencia en el 90 por ciento de los dibujos animados de la actualidad. La película de Lego estuvo claramente encarada por este camino y por esa razón logra entretener a públicos de distintas edades. Desde el 2010 la famosa empresa de juguetes empezó a incursionar en la animación con proyectos que sorprendieron por el éxito que tuvieron entre los más chicos. Primero estrenaron Las aventuras de Clutch Powers para el dvd y luego en televisión lanzaron las desquiciada serie Ninjago, basada en una de sus colecciones. La repercusión comercial que tuvieron estas producciones impulsaron la película para el cine dirigida por Phil Lord y Cristopher Miller, quienes brindaron Lluvia de hamburguesas. Desde los aspectos visuales es muy interesante la manera en que combinaron la animación stop motion con los efectos digitales para darle vida al mundo de Lego y sus personajes. A diferencia de los proyectos anteriores de esta compañía, que fueron realizados por animación computada, en este film los personajes y los escenarios lucen como juguetes reales. Por ese motivo la película sorprende al espectador desde las primeras escenas con una estética diferente a lo que solemos ver en los estrenos de animación para el cine. El trabajo con el humor es excelente y la trama tiene momentos desopilantes como las referencias a Starbucks o las similitudes entre los magos Gandalf y Dumbledore que son brillantes. Menos los superhéroes de Marvel, que quedaron afuera por una cuestión de derechos, la película destaca a todas las colecciones de Lego famosas como El Señor de los Anillos, Star Wars y los personajes de DC cómics, entre otros. No va a faltar seguramente el que vea en este film un simple comercial extendido. Si bien la película no deja de promocionar todos sus productos, sería injusto calificarla de esa manera porque los directores crearon una historia original que desarrolla muy bien a los personajes y trata con mucha ironía temas interesantes como la manipulación que ejercen en la sociedad las grandes corporaciones. En estos días donde los estrenos de animación Hollywoodenses tienden a ser todos iguales acá nos encontramos con una película realmente creativa que brinda un gran entretenimiento y merece su recomendación.
Aunque no es la primera vez que las minifiguras y bloques de construcción LEGO cobran vida (hay una infinidad de series, cortos y películas realizadas para TV sobre superhéroes y personajes de Star Wars, entre otros), sí lo es la pantalla grande. Con una secuela confirmada antes de su estreno, esta divertidísima producción animada dirigida por los mismos realizadores de la saga “Lluvia de Hamburguesas”, Phil Lord y Christopher Miller, cuenta la historia de Emmet (voz de Chris Pratt), una común y corriente minifigura a la que le gusta mucho seguir las reglas en todos los aspectos de su vida; todo le es “increíble”, como dice la pegadiza canción. El protagonista, un constructor que no tiene ni dotes ni imaginación justamente para construir, es confundido por error con “El Especial”, la persona más extraordinaria que, según una profecía, es la clave para salvar al mundo del Presidente/Sr. Negocios (voz de Will Ferrell), un verdadero maniático controlador que no quiere ninguna expresión creativa ni que nadie construya nada que no esté en el instructivo de su “perfecto e intocable” universo. Sin una idea clara de lo que ésto significa (por las dudas pide que se lo expliquen de nuevo), Emmet es reclutado por una sociedad de personajes liderados por una especie de mago sabio y místico llamado Vitruvius (voz de Morgan Freeman), que también está integrada por Estilo Libre (voz de Elizabeth Banks), la tipa dura que guía a nuestro “héroe” en su misión. Pero también están Batman (voz de Will Arnett); Linterna Verde (voz de Jonah Hill); Superman (voz de Channing Tatum), la Mujer Maravilla (voz de Cobie Smulders); un astronauta de 1980 (voz de Charlie Day); el basquetbolista Shaquille O’Neal (quien brinda su propia voz) y Unkitty (voz de Alison Brie de la serie “Community”), una tierna y encantadora mezcla de gatita con unicornio, entre muchísimos otros personajes que el espectador reconocerá al instante. La historia (que contiene un claro mensaje sobre la imaginación por sobre el seguir las instrucciones), es muy original y al mismo tiempo delirante, hilarante y un poco vertiginosa (un punto en contra es que todo se sucede a mil por hora), se va desarrollando en varios universos muy bien logrados con una técnica que se asemeja a la animación cuadro a cuadro combinada con la animación generada por computadora en 3D. Altamente recomendable tanto para grandes como para los más pequeños. Disfrute asegurado.
Vuelven los ladrillitos Si todo vuelve en estos tiempos ¿por qué no van a volver los ladrillitos? Parece ser la pregunta que impulsó la película La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2013), otro feliz regreso a los años ochenta pero con el ritmo eléctrico de la música disco y el montaje actual. La historia tiene al malvado “señor negocios” como dueño de la ciudad. El tipo ayudado por los “gerentes obsesivos” busca la perfección social –y con ella aniquilar la imaginación de los ciudadanos- con su arma letal “el pegamento”. Pero dice la profecía que “el elegido” encontrará “la pieza de la resistencia” y comandará la rebelión. El problema aparece cuando quien encuentra la afamada pieza es un simple ciudadano común, el protagonista de esta historia cargada de chistes auto referentes a la década del ochenta. Entonces tenemos a una película que refrita personajes de los años ochenta, al mejor estilo Los Pitufos o Los Muppets. Personajes que parecían muertos y estancados en sus arcaicos movimientos alejados de los videojuegos actuales. Pero claro está, así como en los casos mencionados, se le busca la vuelta para adaptarlos y mostrarlos siempre vigentes. Además La Gran Aventura Lego tiene a su favor una frescura y equilibrio narrativo de principio a fin. Sabe cuando hacer los chistes, cuando los guiños y cuando no abusar de ambos. ¿Es una película perfecta? No, su principal problema es que está más dirigida a los padres –que fueron niños en la década del ochenta- que a los niños de hoy, que podrán entender la referencia a Batman –más semejante al de Tim Burton que al de Christopher Nolan- pero no tanto a otros refritos. Lo mejor del film es el poder de la imaginación como tema principal de la trama. No sólo a través del mensaje sino también del argumento, la película recupera y justifica los mundos de fantasía que construye y las libertades estéticas que se toma. El juego constante entre el mundo “real” y el fantástico anclado en la imaginación hace funcionar y revivir a los anticuados “ladrillitos” (según el nombre local). Bienvenidos sean.
No eres una pieza más Las piezas de encastre Lego son una de las más famosas del mundo (junto con Rasti o Mis Ladrillos). Mientras que Rasti es una empresa de origen alemán, Lego nació en Dinamarca hacia 1918, construyendo juguetes de madera. En 2003 fabricaba alrededor de 2,3 millones de piezas por hora. En 2014, ya tiene un pie firme dentro del mundo del cine con la película La gran aventura Lego, que llegó esta semana a salas cordobesas. Esta incursión vino precedida por algunos cortos que pueden verse en canales infantiles, donde clásicos como La guerra de las galaxias o El señor de los anillos son adaptados a su universo. Quién sabe si no les inventarán una categoría especial en los Oscar: "mejor adaptado a Lego". Por suerte el estándar alto se mantiene en la pantalla. En la película el desafío mayor era capturar la mirada de una audiencia infantil –que en muchos casos no conoce este juego– durante más de una hora. Y el objetivo está logrado. Y como si eso fuera poco, acompañado de una historia bien contada, que hasta le encuentra una vuelta de tuerca a su tema. ¿Puede un obrero común convertirse en alguien especial, tal vez un constructor con ideas? ¿Estamos fatalmente destinados a ser una pieza más del engranaje? Esa es el conflicto que pone en los espectadores el filme. El ideal de superación. La panacea del progreso. La búsqueda de un sentido, si le damos un barniz más filosófico. Lo interesante es cómo maneja la película este planteo, y por donde explora en busca de posibles respuestas. El diseño de arte es excepcional. Y en este caso tiene un plus. Comprende el diseño de todo lo que se ve en la pantalla, no sólo sus formas y colores, sino el ingenio que hizo que sea una construcción hecha siempre con piezas de Lego. La cantidad y variedad de personajes, objetos y escenografías da la impresión se superar lo que el ojo puede captar en una sola pasada, lo cual invita a ver más de una vez la película para poder apreciar mejor los detalles. Gran película de los directores Phil Lord y Chris Miller, quienes se ganaron el respeto con sus dos largometrajes animados Lluvia de hamburguesas, y ahora van por un desafío muy distinto: comandar una película completa de acción en vivo.
Ningún mundo supuestamente feliz Los creadores del film de animación Lluvia de hamburguesas dirigieron ahora sus esfuerzos creativos a la realización de una película ambientada en el universo de los ladrillos y piezas desarticuladas para chicos. El mundo Lego está en peligro debido al pegamento creado por el maléfico Sr. Negocios y, por esas razones del azar, el antihéroe será Emmet, un rutinario empleado feliz con su trabajo y por hacer lo mismo todos los días en ese universo perfecto. Pero claro, si se está ante un film de animación, tendiente a la acumulación antes que a la sustracción de personajes y situaciones, aparecerán otros legos que acompañen al falible y simpático obrero de la construcción: la impetuosa Estilo Salvaje, su secuaz compañera de aventuras, pero también Batman, Súperman, Gandalf, La Mujer Maravilla y varios más. La Gran Aventura Lego fue concebida por el dúo Lord y Miller, los mismos de Lluvia de hamburguesas, y por lo tanto, los propósitos de este film de animación están plenamente contemplados: provocar el mejor recuerdo a los más grandes por esas piezas desarticuladas que surcaron la infancia, y además convencer a los pequeños que se puede construir una película de estas características con cierta actitud reflexiva. Ojo, no es que se está ante una película donde el supuesto "mensaje" pega en la boca del estómago, al estilo de los peores ejemplos de la factoría Disney de inicios de la década del '90. Ocurre que La gran aventura Lego describe al comienzo a un "mundo feliz" donde sólo se ve un espacio televisivo como "Dónde están mis pantalones" y los personajes despiertan cantando "Todo es increíble". Un mundo gobernado por el Sr. Negocios y controlado por el Policía Malo, un secundario de peso en la historia. A ese mundo controlado se opondrán los buenos y los torpes, junto a los héroes ocasionales (acaso un exceso en número, de allí la acumulación que gusta tanto en el género), a través de un sinnúmero de batallas, donde la animación aplicada por Lord y Miller, otra vez, triunfa por vía del exceso. Sí, la película es entretenida y hasta permite más de una lectura sobre la construcción y/o destrucción de un mundo particular. Pero, acaso la reconciliación final entre poderosos y combatientes resulta un tanto forzada, tal vez inútil o hasta plausible a otra lectura que excede a la película misma. Si el espectador infantil y no tanto al que está dirigida la película, donde se encuentran más referencias de Pequeños soldados (1999) de Joe Dante que de la saga Toy Story, encontrará momentos de placer infinito con estos legos en movimiento, ningún espectador que concurra al cine merece que no se exhiban copias subtituladas. Aquellas voces originales de los legos, más la presencia cerca del final de Will Ferrell (insoportable como siempre, disculpas a los fanáticos), ameritaban un puñado de copias habladas en su idioma original. Si hasta parece una decisión proveniente del Sr. Negocios.
Juguetes del destino Así como en los últimos años los Transformers y Batalla Naval tuvieron sus propias películas, ahora es el turno de los Legos, los ladrillos de plástico para jugar a construir. Mientras los primeros son juguetes que representan robots aliens que pelean entre sí y el segundo es un juego de mesa que consiste en hundirle el barco al oponente (y en la pantalla grande también se las ingeniaron para incluir a extraterrestres), los Legos son los menos beligerantes: después de todo, son unos muñequitos amarillos y un conjunto de bloques cuya razón de ser es construir otras cosas, no destruirlas. De ahí la gran incógnita sobre qué irían a hacer Phil Lord y Chris Miller (Lluvia de Hamburguesas, Comando especial) con el guión y la dirección de La Gran Aventura Lego. Sin embargo, la dupla respondió a todas las expectativas y siguen demostrando ser uno de los dúos más creativos en el Hollywood actual. Por suerte, Miller y Lord tienen en claro que la dialéctica destrucción-construcción no es necesariamente una oposición y que es la base misma de la narración como la conocemos. Siempre hay un orden que se destruye para que los protagonistas lo restituyan o construyan uno nuevo (generalmente, para mejor). En el caso de La Gran Aventura Lego, el Orden es con O mayúscula, en un universo de Legos separados por mundos temáticos (los piratas, los espaciales y así con todas las franquicias del juego) dirigidos por el Presidente Negocios (Will Ferrell en la voz original), quien es tan intolerante del caos que planea inmovilizar a cada uno de sus habitantes con pegamento ante la amenaza de un grupo de resistencia compuesto por maestros constructores, quienes pueden construir a su propio gusto y no siguiendo las instrucciones como el resto de la población. Entra en escena el obrero constructor Emmett (que en la versión original tiene la voz de Chris Pratt, esa hermosa bestia cómica rubia que pronto protagonizará Guardianes de la Galaxia) y, con él, el tópico del “elegido”, recurrente en las películas distópicas pero atravesado por el tropo de “confusión de identidades” tan común en las comedias. Es que Emmett es uno de esos simples ciudadanos de la ciudad Lego, inmovilizado metafóricamente (bueno, metáfora dentro de los parámetros del mainstream americano, seamos piadosos) por una industria cultural de medios que mantienen a los habitantes pasivos para con su destino, hasta que encuentra la Pieza de resistencia que lo designa como el elegido para liberar a los Legos y es reclutado por los maestros constructores, comandados por Vitruvius, Estilo libre (el interés amoroso de Emmett) y Batman-lego. La premisa es una Matrix pasada por plástico amarillo (y aún así el protagonista tiene más expresión facial que Keanu Reeves) en la que subyace la idea de una revolución desde el pueblo (siempre iluminados por una pequeña vanguardia que los concientiza sobre su alienación) pero cruzada por ese principio tan del capitalismo americano de que todos en el fondo somos especiales y que, si nos lo proponemos, podemos. En La Gran Aventura Lego, los chistes (el gran consuelo para los adultos acompañantes de niños a las salas y la principal atracción y justificación para los que vamos children-free) se suceden con timing casi sin dar respiro; como la presentación del resto de los personajes, que van desde Superman acosado por Linterna Verde a Donatello el pintor, Donatello la tortuga ninja, la Mujer Maravilla, Han Solo, Lando y Chewbacca. En la versión original, las voces estuvieron a cargo de gente como Charlie Day (Benny el astronauta de los ’80), Nick Offerman (el pirata Barba Metálica), Morgan Freeman (Vitruvius), Will Arnett (Batman), Elizabeth Banks (Estilo libre) y hasta Liam Neeson, quien hace del esquizofrénico Policía Bueno/Policía Malo que bajo las órdenes del Presidente Negocios persigue a los protagonistas. Lamentablemente, acá sólo se estrena la versión doblada al “español latino”, por lo que nos llegan chistes y voces tamizadas por supuestos reduccionistas del mercado de homogeneizar a su audiencia y bajar costos, sin brindar la opción del subtitulado. Afortunadamente, la dupla Lord y Miller entienden mejor a su público y sus capacidades intelectuales, y como ya lo habían demostrado en Lluvia de Hamburguesas, se preocupan por presentar un producto donde la animación no sólo es proeza técnica si no un medio para jugar. En La Gran Aventura Lego se dan el gusto de articular a los personajes con movimientos estructurados y toscos como los Legos originales y de incluir secuencias neo-psicodélicas más cercanas a la mente de un soldado de Vietnam pasado de LSD que a las zonceras mal alimentadas por la cultura pop que suelen ser muchas de las animaciones para chicos. Las referencias de los directores y guionistas son muchas y bien utilizadas, como la de una vuelta de tuerca en la historia hacia el final del film, que lo acercan a cierta corriente en los ’70 y ’80 que mezclaba animación con acción en vivo y, sobre todo, a la noción de “película para la familia”. Este giro, que no voy a spoilear pero es muy importante así que lo llamaré LA GRAN VUELTA DE TUERCA, le quita agencia de decisión a los personajes. Pero por otro lado, resignifica gran parte de La gran aventura Lego, sobretodo cierta violencia expresada en grandes explosiones y Legos que salen volando por los aires. Lo que Lord y Miller mantienen como constante y lo que convierte a la película en una “gran” aventura, es la diversión. Y recordarnos que, después de todo, es sólo un juego.
La gran aventura Lego es una divertida película de visión obligatoria para todos los amantes del cine de animación de excelente calidad y para todos los que alguna vez en su vida tuvieron contacto con un juguete de construcción Lego. El desenlace va a dejar encantado a todo el mundo y con muchas ganas de ponerse en contacto lo más rápido posible con los Lego, así los tengas guardados sin....
Infancia recobrada Si hemos tenido algo de suerte y tuvimos una infancia lo suficientemente decente como para llamarla buena, seguramente tendremos recuerdos que nos pasaremos evocando toda la vida, tan sólo para rescatar el reflejo de aquellas placenteras sensaciones que nos parecerán a la distancia puras y de una intensidad inaudita. Este es el primer pensamiento en forma de sentencia que se me ocurrió ni bien terminé de ver La gran aventura Lego. El siguiente pensamiento fue que necesitaba un cigarrillo. Esto de la evocación de recuerdos es algo que está mucho mejor explicado en En busca del tiempo perdido, de Proust, obra que por ahora preferimos evitar leer, al menos por el resto de nuestras vidas, simplemente porque pasaríamos el tiempo que nos queda de existencia leyendo los recuerdos de Marcel y no podríamos evocar los propios. En fin, no seremos Proust pero digamos (develando la menor cantidad de detalles argumentales posibles) que el gran acierto de la película de Phil Lord y Christopher Miller es entender la mente infantil con respeto y ternura. Por lo cual nos encontramos en principio con una historia de una lógica anárquica y lúdica, que le da vía libre al sentido del humor sarcástico, que comparte con otras producciones que tienen a los muñequitos lego como protagonistas como Lego Batman: The Movie, pero a la vez, nos ofrece una aventura de mucho ritmo perfectamente construida, con espacio para temas como el amor, la amistad y el heroísmo. Para aquellos que en su infancia tenían un espíritu solitario e imaginativo, como por ejemplo este crítico, el efecto que produce esta película es hermoso y melancólicamente devastador. Continuamos, haciendo un esfuerzo sobrehumano para evitar hablar del giro importantísimo que tiene la trama. Lord y Miller (que han codirigido la excelente Lluvia de hamburguesas y la buenísima Comando especial), que deben ser unos amantes obsesivos del cine, se apropian de unos cuantos elementos de la cinematografía contemporánea que combinan de manera admirable. Es demasiado evidente hablar de la influencia del espíritu Pixar sobrevolando todo el film o el tema spielgberiano de la tensión en la relación padre-hijo. Tenemos al protagonista, Emmet, personaje que tranquilamente podría ser protagonista de una comedia de Ben Stiller, un ser genérico del montón que a la fuerza debe encontrar qué hay de especial o propio en él. Por otro lado, hay una cantidad enorme de gags repletos de referencias y homenajes, como la aparición de Batman, que es una burla constante y divertidísima al hombre murciélago de Christian Bale o los gerentes obsesivos que son una clara referencia a los centinelas de Matrix. La autoconciencia desquiciada que hay en La gran aventura Lego es esencial, no sólo para que los chistes funcionen sino también para no dejarnos olvidar de que a fin de cuentas estamos viendo un juego. Los directores parecen querer decirnos que ese espíritu lúdico es lo más importante que debemos rescatar para disfrutar de esta película y de todo básicamente. La gran aventura Lego reflexiona no sólo sobre lo que es enfrentarse al mundo siendo un niño, sino también sobre la importancia de la imaginación y ese primer contacto con la narración que alguna vez nos hará entender por qué hemos hecho lo que hemos hecho alguna vez. Sin embargo, al terminar de verla, la reacción más lógica al salir de la sala sería alejarnos cantando para adentro “¡todo es increíble!”
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
En construcción La gran aventura Lego no es sólo una película de animación para chicos, porque como suele suceder (de manera más o menos explícita) siempre hay una ideología que subyace en cualquier tipo de relato cinematográfico y este no será la excepción. La película nos cuenta las aventuras de Emmett, un ser común que trabaja como obrero, que por circunstancias azarosas encuentra un objeto que puede salvar al mundo de las garras un villano llamado Señor Negocio. Este malvado digita el universo Lego en el que Emmett y tantos otros seres aparentemente felices desarrollan su vacía existencia. Controlados por cámaras de seguridad y por la televisión, este mundo apacible baila al ritmo de una pegadiza canción que parece tenerlos hipnotizados a todos. El objeto en cuestión es una simple tapa para cerrar un pegamento que el villano querrá utilizar para dejar petrificado al mundo. ¿Para qué? Para que nada cambie y todo permanezca intacto y perfecto. Así el Señor Negocio luchará por seguir teniendo el control, acompañado por un escuadrón de soldados-robots llamados los Gerentes Obsesivos, liderado por un policía esquizofrénico con doble personalidad. Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia. El elegido para rescatar al mundo, nuestro antihéroe Emmett, se unirá a una lúcida chica llamada Estilo Libre que junto a un místico viejito ciego llamado Vitruvius, intentarán hacerle frente a las fuerzas malvadas del Señor Negocio. La película está plagada de superhéroes como un galante Batman, Superman, la Mujer Maravilla, Linterna Verde, personajes de la vida real como Abraham Lincoln, Shakespeare, Shaquille O’ Neal, y está repleta de referencias a películas como La Guerra de las Galaxias, El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe, Transformers y The Truman Show. Pero hay una vuelta de tuerca porque este espacio de juguete tiene un correlato con el mundo humano, y es ahí donde aparece en escena Will Ferrell, que representa el misterioso Hombre de Arriba, un padre de familia que lucha para que su hijo (un chico de unos doce años) no toque sus preciados Lego. La película divierte y el objetivo número uno está cumplido. Pero además tiene una fuerte crítica a una sociedad dormida y aburguesada, en donde la estabilidad es el bien más admirado y donde el control del estado está más presente que nunca. En contraposición a esto, tenemos como resultado la liberación (la revolución y la anarquía en primera instancia) y la construcción de un universo propio. En este nuevo mundo todos son diferentes, pero especiales en su individualidad y unidos hacen a la fuerza. Todo un planteo sociológico. En esta nueva sociedad prevalecerá la imaginación, la creación, la racionalidad y la alianza, hasta con quienes parecía imposible negociar. Las fuerzas opuestas se unen y la armonía gana la partida. Nada nos resulta ajeno mientras vemos la película y cuando termina este torbellino de coloridas piecitas de Lego para armar, llegamos a la conclusión que nuestro mundo de carne y hueso se parece más de lo que creíamos a ese falso mundo de plástico.
En la factoría del cine de animación hay una constante que se viene repitiendo desde hace muchos años, la misma, de manera malpensada, podría establecerse en la lógica de que los niños van al cine acompañados por algún adulto, léase, padres, tíos, abuelos, etc. Desde esta variable es que se instaló la construcción y desarrollo del cine de animación para chicos con muchos elementos que atraigan a los grandes, referencias directas de otras películas y discursos bien intencionados, hasta podría leerse progresistas. En este caso queda instalado desde lo narrado en la lucha entre el bien y el mal, puestos los elementos versátiles del bien en un personaje común en situación extraordinaria. La historia se centra en Emmett, un albañil cuya vida esta regida por el deber, rutinario y obediente, en un mundo perfecto y feliz, donde la canción favorita, y parece ser la única que pueden oír y cantar, es “Todo es Increíble”, pegadiza, antojadiza y lavadora de cerebros, compuesta y promocionada por el tirano Sr. Negocios. Hasta que nuestro típico y en primera instancia antihéroe es reclutado por error en el grupo de los maestros constructores, ya que para pertenecer a este selecto conjunto se debe poseer la virtud de la creatividad, todo un don que Emmett no cree poseer. Pero la leyenda dice que llegará el día en que uno de los olvidados de siempre será el que promueva la rebelión contra el malvado, y este simple y obediente operario parece ser el elegido. Pero él no estará solo, lo acompañara en la descabezada misión una joven, la valiente y “subversiva” Estilosalvaje (¿se escribirá todo junto?). El mayor logro de esta producción se encuentra en la construcción de la imagen, a pura creatividad de los mismos responsables de filmes como ya “Lluvia de hamburguesas” (2009) y “Comando Especial” (2012), Phil Lord y Christopher Millar, aquí también en la doble función de guionistas y directores, proyectan y establecen con mucha creatividad y naturalidad una nueva tradición, apoyándose en la instalada por los juguetes Lego, una marca registrada. El problema que plantea la realización esta dado por la intencionalidad sobre el grupo etario al que va dirigido, por un lado, y desde lo puramente estético es indudable que el grupo de 3 a 5 años estará de para bienes, aunque quede fuera de su entendimiento los gags más graciosos, los más grandes ni querrán ir, y para ellos indudablemente es el cierre de filme con una vuelta de tuerca que al mismo tiempo involucra a los padres. El otro punto, y eso es claro desde el titulo, constantemente se respira aire a una gran publicidad del producto. ¿Esta Mal? El filme cumple con su cometido. Bien construido, narrativamente ágil, algunos buenos diálogos y buenos gags. En suma, entretiene.
Mis ladrillos Emmet es el hombre más común de la familia Lego. Trabaja como obrero de esa gran empresa de ladrillos, come adonde todos comen y canta la más popular de las canciones, hasta que un día se entera de que es “el elegido”. Una heroína glamorosa y un sabio de tez morena con aires a Gandalf (Morgan Freeman hace las voces en el original) lo confunden con el profeta de los maestros constructores, unos individuos que, en estado de trance, trabajan para imaginar otros mundos posibles. Los tres viajan al Far West, pasan por la Edad Media y demás recreaciones Lego, y con la ayuda de un hosco mini Batman resisten al ejército del Presidente Negocios, el hombre más poderoso de la metrópolis, quien amenaza con terminar el juego gracias a un pegamento mortal. Los realizadores de Lluvia de hamburguesas crearon otro engendro desopilante, una mezcla de South Park con stop-motion y Futurama (el plenario de Emmet con Superman, Lincoln, Milhouse y jugadores de la NBA es digno de Matt Groening) que al mismo tiempo sirve como una atractiva (y efectiva) publicidad del producto. Sólo apta para mayores con buen sentido del humor.
EL SEÑOR DE LOS LADRILLOS No debe ser fácil tener la tarea de hacer una película sobre unos ladrillitos para armar cosas: hay que evitar que se trate de una publicidad de hora y media de duración y al mismo tiempo idear una historia entretenida que debe inventarse prácticamente de la nada. Los directores de LA GRAN AVENTURA LEGO (THE LEGO MOVIE, 2014), Phil Lord y Christopher Miller, cumplieron a medias. Lo mejor que hicieron fue encarar la animación por computadora como si se tratara de una de esas películas en stop-motion que pueden encontrarse en You Tube, y a las cuales homenajean en más de una ocasión. Como debe ser, en LA GRAN AVENTURA LEGO todo está hecho de, bueno, Lego: los edificios, el piso, las nubes y hasta el fuego y el agua (¡genial detalle!). Visualmente, puede decirse que el film resulta innovador y ese es un gran punto a favor en un mercado saturado de producciones animadas que se ven demasiado parecidas. Lamentablemente, el guión no está a la altura: si bien tiene algunos momentos delirantes y muy graciosos, la historia de Emmet, el muñequito simplón que se convierte en el Elegido y apoya a un grupo de guerreros clandestinos en su lucha contra un gobernante tirano, ya la escuchamos varias veces. Y el giro argumental final, que le da sentido a la aventura, es sentimentaloide y obvio. En LA GRAN AVENTURA LEGO hay varios chistes tontolones, algunos funcionan y otros no. Claro, hay quienes pueden decir que eso es suficiente para su público infantil. Pero si la comparamos con otra película de humor similar como por ejemplo LLUVIA DE HAMBURGUESAS (CLOUDY WITH A CHANCE OF MEATBALLS, 2009), que incluso es de los mismos directores, vemos como LA GRAN AVENTURA LEGO sale perdiendo. Sin embargo, en varias ocasiones el film nos hace reír con complicidad a todos los que en nuestra infancia disfrutamos con armar y desarmar naves, robots, edificios y toda clase de construcciones locas que nos permitieron expresar nuestra creatividad, esa misma creatividad que los realizadores, sabiamente, intentaron convertir en el motor de su historia. Es una pena que en un film que nos invita a no conformarnos con las reglas, el guión, en general, parezca armado siguiendo instrucciones.
Delirante y divertido film para ver en familia Si uno no tiene chicos que ronden los 9 o 10 años es difícil darse cuenta la magnitud que Lego tiene en sus vidas. No es la importancia que cuando éramos chicos teníamos por los Rasti o los Mis Ladrillos. Lego es mucho más. No seria extraño que las ganancias de la empresa no vinieran de la venta de los bloques temáticos para armar de este juego sino por todos los emprendimientos periféricos. Los chicos de hoy no solo ven series como Batman y Star Wars hachas con la estética de los Lego por los canales infantiles, sino que todos los héroes de aventura (Indiana Jones, Batman, Superman, The Advenger, Harry Potter) tienen cada uno de ellos, y muchos más, sus juegos en las consolas de videos que usan tanto los chicos en su casa (PS 3, PS 4, X-Box, etc.) Por todo esto es que no fue extraño que se realizara una película y que los chicos quisieran ir a verla. El problema era que iba a pasar con los acompañantes de los chicos. Y esta fue la gran sorpresa. “La gran aventura Lego” es un film con una historia donde un muñeco, Emmet, un ser anónimo y común de esos que pasan sin ser vistos, se convierte en el elegido para salvar los mundos Legos de las garras del Sr. Negocius. Para esto Emmet contara con la ayuda de una joven hermosa, un mago estrafalario y de Batman. Tampoco faltaran los cameos (por llamarlos de alguna manera) de Dumbledore (Harry Potter), Gandalf (El Sr. De los Anillos), Superman, Linterna Verde, La mujer Maravilla y algunos otros personajes, por supuesto todos en su versión Lego. El film es totalmente delirante pero no por eso deja un mensaje, no solo a los chicos, sino también a los padres. “La Gran aventura Lego”· es un delirio maravilloso donde invita a los chicos a soñar, a imaginar y a poder llegar a sus casas y jugar con la imaginación. La trama es sencilla, pero no por eso tonta. Por más que tiene un humor bastante naif, es como remontarnos a los gags que nos divertían a los más grandes cuando éramos chicos, y que ahora uno ve que causan en el cine el mismo efecto en nuestros hijos. “La gran aventura Lego” es uno de esos Films para conseguir un niño para tener la excusa perfecta de ir a verla y divertirse mucho.
Una divertidísima historia animada para los chicos y con muchos guiños para los adultos. El protagonista de esta gran aventura es Emmet (voz de Chris Pratt en la versión original) un joven común que todos los días realiza la misma rutina (momentos que te van a sacar más de una sonrisa).Es un albañil de buen corazón que vive solo, está lleno de fantasías, viaja a su trabajo en medio de grandes autopistas repletas de otros autos que también van a realizar sus actividades. Su vida cambiará cuando ve una situación extraña que va a reportar con su celular y cae en un lugar, para de repente convertirse en “El elegido”. Conoce a una chica encantadora Wyldstyle Lucy (voz Elizabeth Banks, en la versión original) experta en artes marciales, rebelde, lanzada, de quien se enamora pero esta resulta ser la novia de Batman (la voz original de Will Arnett), nuestro pequeño antihéroe se verá envuelto en una serie de confusiones y ahora ingresa en la sociedad como Maestro Constructor para luchar contra el opresivo Lord Business y otros. Lo que proponen los directores Phil Lord y Chris Miller (“Lluvia de albóndigas”) en su nueva historia es algo común la lucha entre el bien representado por el mago Vitruvius (Morgan Freeman), entre otros personajes y el malvado y codicioso Lord Business, acompañado por personajes poderosos y un policía especial porque tiene dos caras: una de malo y otra de bueno. A cada instante intenta divertir tanto a chicos como adultos, para ello contiene elementos para ambos, lugares maravillosos e ingeniosos, una ciudad del lejano oeste, llena de colores fuertes, visualmente atractiva y con mucho ritmo, contiene los clichés de las películas de aventura, filmada con la técnica de stop motion , cuadro por cuadro, que resalta con el 3D, llena de personajes: Batman, Superman, Linterna Verde, La Mujer Maravilla, Abraham Lincoln, Shakespeare, entre otras figuras y se referencia a otras películas como: Piratas del Caribe, Star Wars, Matrix, Harry Potter, Transformers, Los juegos del hambre y El señor de los anillos, entre otras y todo este conjunto de elementos le da mayor dinamismo. En un momento de la historia participa un padre (Will Ferrell) y su hijo en personajes de carne y hueso y dentro del relato que hacen ellos te dan la pauta que esto continúa. Su narración siempre intenta hacerte volar la imaginación, utiliza una canción que resulta muy pegadiza "Todo es increíble", te estimula para que consumas todo tipo de productos Lego y te propone que al salir del cine te den ganas de comprar todo el merchandising.
VideoComentario (ver link).
Una película animada ya no es una novedad. Y que tenga atractivo para todos los públicos, tampoco. Sí es una novedad, siempre, la capacidad de invención, el uso del medio para obrar maravillas ante los ojos de los espectadores. Es cierto que ya estamos quizás demasiado acostumbrados a la maravilla. Lo que cuenta entonces es la precisión, cómica o dramática, con la que eso nos llegue. Este film une a dos grandes artistas de la animación: el creador de “Aardman”, Peter Lord, y el de “Lluvia de hamburguesas”, Chris Miller, y narra una aventura épica en el mundo de esos bloquecitos para armar. Y si bien uno puede decir que es un gran “chivo”, lo que más importa es que la aventura de un héroe improbable en un mundo lleno de color y cuadrados peligros y limitaciones es de una gran belleza y efectividad cómica. Todo el universo inventado por el juego se transforma en un juego que se comparte con el espectador -y por una vez el 3D se justifica plenamente-, desarmándolo a partir de la gracia y una comicidad que nunca baja el tono. Cada plano está lleno de detalles que queremos seguir observando, mientras la historia nos lleva a otro tipo de juego, más consciente y más noble al mismo tiempo. De lo mejor que se estrena en el presente año, y de esas películas de las que no se espera nada, pero entregan absolutamente todo.
Yo quiero un oscar! Las animaciones lego vienen a la alza. Los videojuegos de superhéroes o de franquicias son muy entretenidos, y ahora apuestan a la grande, en una película que ha tardado casi años en su producción. Y es que, en una mezcla entre computación y stop motion, armar todos los modelos de lego como un "maestro constructor" no es tarea sencilla. Y aquí, Warner se encarga de explotar al máximo los lego. dado que estas pequeñas piezas de culto tienen miles y miles de permisos, ver a Dumbledore, Miguel Ángel, Miguel Ángel, Batman, Superman, Gandalf y otros personajes es todo un deleite geek. Y lo más hermoso es ver cada cuadro a detalle. Todos los sets armados y desarmados con piezas (incluidas naves, nubes y agua por igual), y todas las burlas, parodias y referencias al cine tanto actual como al clásico es algo imperdible para cualquier cinéfilo. Eso si, aunque el doblaje al español no es malo, hay ciertas referencias que se pierden (Release the Kragle es inolvidable) y obviamente voces como Will ferrell, Elizabeth Banks y Morgan Freeman tienen otra dimensión en su idioma original. Warner Bros nunca se ha destacado por su contenido en películas animadas. Pero parece que con la película Lego ha encontrado una fórmula que puede ser redituable por muchos años. Si bien personalmente el final no fue muy de mi agrado, el resto de la película es un agasaje visual teniendo como mejor personaje a Batman y a Vitrubius con una película que podrán disfrutar grandes y pequeños por igual. Y aunque sea muy temprano en cuanto a fechas, ojalá en la academia no se olviden de esta pieza para el próximo año.
“La gran aventura Lego”: un viaje de regreso a la infancia Si hablamos de Lego, no podemos dejar de pensar que ésta es una película para todo aquel que alguna vez haya jugado con estos bloques y construido cosas de todo tipo, color y tamaño. Sin importar cuantos años tengas, La gran aventura Lego es un viaje de regreso a la infancia de muchos, parte de su vida actual para los más chicos y el sueño de cualquiera de poder jugar simplemente a crear una historia con estos bloques y muñecos. A lo largo de los 90 minutos que dura el largometraje se ve como el personaje principal, Emmet, pasa de ser un simple constructor que sigue las reglas al pie de la letra para llegar a ser un intento de maestro constructor tras haberse transformado en El Elegido por encontrar una pieza especial - tal y como dice la profecía. Esto le permitiría acabar con el pegamento, que dejaría a todos los Lego inmóviles, arruinando los planes del Señor Negocios En este reto por salvar su mundo, Emmet (Chris Pratt) es acompañado por Estilo Libre/Lucy (Elizabeth Banks), Vitruvio (Morgan Freeman) y Batman (Will Arnett). Sí, escucharon bien. Batman en versión Lego aparece en la película y hasta llega a tener una escena junto a Han Solo y Chewbacca a bordo del Halcón Milenario (famosa nave espacial recordada por formar parte de la saga Star Wars). De esta forma, las ideas desconcertantes y para nada grandiosas que tiene Emmet en comparación con el resto de los maestros constructores es lo que les permite, por su imprevisibilidad, llegar a adentrarse en el edificio del Señor Negocios para luchar con él e intentar evitar que lleve a cabo su cometido. Teniendo que también enfrentarse con Policía Malo/Policía Bueno (Liam Neeson) y encontrándose con los más diversos personajes como ser la Mujer Maravilla, Superman y Linterna Verde entre otros que son capturados por el malo del film. Sin embargo, el espectador tendrá una intriga que resolver: ¿será todo obra de un Lego con habilidades especiales o en esto también se encuentra la mano humana interviniendo? Así transcurre La gran aventura Lego (dirigida por Chris Miller y Phil Lord) que, si bien no tiene una trama profunda, muestra como Emmet pasa de ser un simple obrero a embarcarse en el intento por salvar su mundo de manera divertida y logrando incluir a lo largo de estos 90 minutos a espectadores de todas las edades con tan solo una escena a la que todos deberán estar atentos.
"...En versión argentina vendría a ser Playmobil con Rasti, es como si estuviera hecha así. [...] Es una película muy creativa, [...] muy graciosa, y tiene la particularidad de tener 2 niveles de profundidad..." Escuchá la crítica radial completa en el reproductor (hacé click en el link).
Menos grande de lo que me imaginaba Bueno, con respecto a esta película me siento un tanto descolocado, como si no hubiera visto lo mismo que millones de personas aseguran fue muy divertido y una experiencia muy original... Sí, los protagonistas son figuras Lego animadas, pero esta cuestión no me hace verla como un producto totalmente innovador y copado como leí que lo calificaron por ahí. Innovador y atrevido fue "Team América: World Police", que usó íntegramente muñecos para su producción y se animó a un humor delirante. Acá estuvo todo muy calculado y correcto. Además, los legos eran animados... así cualquiera, diría un amigo. Con el tema del humor también me quedé un tanto dubitativo, sobre todo si les tocó como a mí tener que verla obligatoriamente doblada al latino, sin el audio original con el que se podía disfrutar de voces muy reconocidas como Liam Neeson, Chris Pratt, Morgan Freeman o Will Arnett. Hay algunos gags que divierten, pero ya de ahí resaltar este elemento como el pilar más poderoso de la producción, me parece un tanto exagerado. Para comenzar voy a decir que la animación fue fabulosa, muy colorida y de una calidad que permitió resaltar el atractivo de este tipo de juguete, pero a esta altura del partido quedarse sólo con la calidad de la animación sería un poco básico. En este sentido, el guión me pareció sólo OK, sin muchas cuestiones nuevas como se había promocionado previamente. Sí, aparecen Batman, la Mujer Maravilla y hasta Gandalf convertidos en muñequitos armados con legos, pero este tipo de pastiche en el cine no es novedoso. Por momentos me resultaba un tanto cansador ver tantas referencias a otras películas famosas. La trama del film se centra en Emmet, un muñeco ordinario que nunca sobresalió en nada, pero que por cuestiones del destino se ve envuelto en una aventura para salvar el mundo que lo excede. Es el elegido para derrotar al villano más malvado, el Sr. Negocios, quien busca a través del arma más poderosa, el pegamento, arruinar el mundo Lego. Entre medio, el protagonista se encuentra con una heroína llamada Estilo Libre, novia del caballero de la noche, Batman. Junto a ellos, emprende una peligrosa misión para salvar el mundo Lego y cumplir con la loca profecía de Vitrubius. Creo que a los más chicos les puede resultar divertida por el tipo de animación, pero no mucho por el humor que está claramente dirigido a un público más adulto. A estos últimos, la melancolía y el recuerdo de los queridos rastris pueden mantenerlos interesados y entretenidos, pero sinceramente creo que se ha exagerado en cuanto a los elogios desmesurados que recibió este trabajo. Se deja ver y está bien para pasar el rato, no más que eso.
La Gran Aventura Lego es una muestra patente que, con mucha imaginación y talento, se puede superar no sólo la enorme cantidad de prejuicios contra un producto evidentemente marketinero, sino que incluso se puede crear algo fantásticamente entretenido y memorable. En el pasado hemos visto películas basadas en juguetes - no sólo la insípida Batalla Naval, sino toneladas de productos hechos directo a video, sea filmes sobre Hello Kitty, Barbie, Mi Pequeño Pony, incluso otros filme basados en Lego, amén de las adaptaciones de videojuegos y un largo y aburrido etcétera -, ninguna de las cuales ha terminado por resultar potable, original o mucho menos recomendable. El chiste aquí es que La Gran Aventura Lego no sólo es una de las mejores aventuras animadas no Pixar de los últimos tiempos, sino que también se ha dado maña para surgir de la nada y convertirse en un descomunal blockbuster, uno de esos filmes que son vistos por multitudes y cuyo mayor poder de captación suele ser la recomendación boca a boca. Si usted vive en Plutón, seguramente desconocerá de qué se tratan los los juguetes Lego. Es un juego de construcción basado en ladrillos plásticos, los cuales aparecieron en 1949 de la mano del carpintero danés Ole Kirk Christiansen. El tipo pronto hizo un imperio billonario, creando gran cantidad de kits, generando toda una cultura de fans y constructores, obteniendo licencias de las principales franquicias cinematográficas, y desarrollando una enorme cantidad de productos derivados, sean dibujos animados, películas directa a video, videojuegos, filmes caseros hechos por fans (que usan los ladrillos para armar animaciones stop motion), e incluso competencias entre aficionados, parques de diversiones y la publicación de manuales de construcción basados en proyectos ganadores de diferentes concursos hechos a lo largo de todo el globo. Desde ya que Lego ya tenía antecedentes en el mundo de la animación - hay varios títulos (como Batman Lego, o versiones Lego de Star Wars, Indiana Jones, e incluso una aventura animada de Monty Python (!!)) -, pero éste es su primer proyecto de peso para la pantalla grande. Para ello reclutaron a la dupla de Phil Lord & Christopher Miller (Lluvia de Hamburguesas), los cuales terminaron engendrando algo tan disfrutable como memorable. Aquí hablamos de un universo paralelo compuesto integramente por piezas Lego. Las personas son muñequitos Lego, viven en edificios de ladrillos Lego, viajan en vehículos hechos con Legos, e incluso el agua, el fuego y hasta el sol están hechos con Legos. Como si fuera Ralph el Demoledor, este universo está regido por una serie de reglas particulares, y dentro de las cuales los personajes tienen sus vidas propias. El protagonista es un ignoto obrero que levanta monumentales construcciones - siguiendo los pasos del manual - y las cuales son deshechas al final del día. Accidentalmente el tipo queda pegado a una pieza desconocida de plástico, algo que sirve para ponerlo en el centro de la escena como el Elegido, el protagonista de una profecía que está destinado a salvar todo el universo Lego de las garras del malvado Señor Negocios, el cual está obsesionado con el orden, el seguimiento de las instrucciones de armado a rajatabla y, lo que es peor, la fusión de las piezas mediante super pegamento para que no sean desarmadas al final del día. Conociendo de la existencia del protagonista, Negocios decide mandar tras sus pasos a su implacable secuaz Policía Malo, el cual tiene doble personalidad y a veces se deja llevar por su rostro de Policía Bueno, un blandengue ultrasimpático que tiende a perdonarle la vida a la gente. Para escapar de Policía Malo, Emmett se ve obligado a salir del mundo habitual donde vive, descubriendo la existencia de montones de universos paralelos - el lejano oeste, el mundo de los piratas, una versión sui generis de la Tierra Media, incluso el paisaje futurista donde vive el villano en una gigantesca torre que domina el lugar -, y descubriendo una trama secreta que altera el significado de que conoce. En semejante aventura es ayudado por una gran cantidad de personajes licenciados, que van desde Batman y otros superhéroes DC hasta figuras de la franquicia Star Wars, cuando no de Harry Potter o de El Señor de los Anillos. Hay dos cosas que hacen enormemente disfrutable a La Gran Aventura Lego: la primera es que es tremendamente graciosa, y la segunda que es inteligente, con subtextos dirigidos a público de diferentes edades. Phil Lord & Christopher Miller se dan maña para inyectar una enorme cantidad de energía a la historia, sea bromeando sobre las leyes del universo Lego o - mejor aún - cuando se mete con las franquicias y se pone a parodiar superhéroes. Su Batman es un necio pedante obsesionado con el negro, y habla igualito que Christian Bale; después hay un Superman torpe, un Linterna Verde algo amanerado y charlatán, y una Mujer Maravilla que no recuerda donde ha estacionado su jet invisible. Morgan Freeman por su parte, da vida a otro de esos eternos ancianos mentores tipo Yoda, el cual vive agarrándose la cabeza al ver las burradas que hace el Elegido de la Profecía. Entre todos arman una troupe que desborda gracia - en especial Liam Neeson como Policía Malo, un oficial de la ley tremendamente sicópata y con doble personalidad -, los cuales generan un gag tras otro. Pero si la aventura es colorida e inspirada, lo mejor del filme es sin duda la parte de metaficción, la cual se traduce en una pequeña secuencia protagonizada por actores y cuyo desarrollo sirve para entender el verdadero significado de todo lo que ocurre. Es una fantástica pieza sobre el entendimiento y las relaciones entre padre e hijo, la cual consigue despertar emociones en un puñado de minutos. Quizás no sea Shakespeare pero es una vuelta de tuerca inteligente y tremendamente original, y sirve para darle una resolución altamente satisfactoria a toda la trama. La Gran Aventura Lego es animación de alta calidad destinada a todos los públicos. Visualmente parece un producto para niños pero que el aspecto no los engañe; es un filme del estilo de Toy Story, aunque carece del alto vuelo dramático de la trilogía de Pixar. En todo caso es entrenimiento hecho de manera soberbia y adornado por un pequeño subtexto dramático notablemente efectivo, lo cual lo transforma en una filme inteligente y tremendamente recomendable. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/pelicula-lego.html#sthash.BdcaxQs0.dpuf
Algunas cuestiones sobre las cuáles no tengo certeza: ¿por qué una película de Lego®, así, con marca registrada y todo)? No sé cuál es la popularidad de las piezas de construcción hoy en día pero entiendo que lo que significaban para mí y lo que deberían seguir significando es lo que esta película intenta transmitir. Algunas certezas importantes por otro lado: el nivel de lectura es distinto aquí al de “Toy Story”. Estos juguetes no son conscientes de la existencia del mundo real y son producto de la creatividad y voluntades de quien juegue con ellos. Y son realmente pequeños, pero eso no elimina el hecho fundamental que se desprende de la mente de un niño que tiene estos Legos® en frente: todo es posible. Los niños también registran su realidad, creen en los sueños y en las historias increíbles, como la aventura sin igual que cuenta el film. Se podrá decir que todo el despliegue creativo y visual de la hora y media de esta película se encuentra en la secuencia inicial de “Toy Story 3”, pero se debe tener en cuenta una diferencia. El plus intelectual y de raciocinio, que Pixar hace años le sumó al cine de animación con el objetivo de deleitar a grandes y chicos, marcó un estándar difícil de menospreciar. De ahí para abajo, imposible. Y no digo que ese extra no esté aquí, pero el desafío para los creadores de “Lego” pudo haber sido el de ponerse en la cabeza de un chico y desde ahí darle vida a lo que ocurre en pantalla. Por favor, no comparemos esto con “Toy Story”; o dicho de otra forma, no le pidan al film cosas que no vino precisamente a ofrecer. Para divertimento de los adultos en principio hay una introducción del mundo del protagonista, post-prólogo básico y ridículo -con una muy buena profecía en forma de rima-, que tiene cierta vuelta de tuerca. Una suerte de lavado de cerebro como el que presentaba Mike Judge en “Idiocracy”, pero más leve. Además, la consigna del “todo es posible” juega a favor y hay lugar para la aparición de los guiños y referencias –cinematográficas y culturales- que se sintetizan en el protagonismo de un Batman hilarante que grandes y chicos disfrutarán por igual. Estéticamente, la recreación del mundo Lego® es un hallazgo. Todo aparece como si en el momento lo fuéramos haciendo con nuestras propias manos, sólo que a una velocidad máxima.
Toy Story para armar. Si faltaba un ladrillo por colocar en los pilares de la animación, ese era un Lego. Finalmente, el sueño de muchos (supongo) se cumplió y los cuadraditos y rectangulitos con los que jugaban en la infancia- o quizás no tanto- se volvieron realidad. Así es; entre los ejecutivos de la Fox y los mismísimos responsables del juguete, armaron una comedia basada en ese lunático pasatiempo que es colocar piezas como en un rompecabezas, pero en tercera dimensión. Mi primera aclaración con respecto a esta película, es que la vi en español neutro. Por lo tanto, estimo que perdió bastante calidad ‘desde el vamos’. Pese a ese detalle, el humor del film no me atrapó tanto como en otros casos pero, una vez más, le echo el 70% de la culpa al español. Al parecer, si miramos con una lupa, el mundo de los Lego… ¡Está vivo! Y todas esas aventuras que podemos imaginar mientras armamos esas estructuras plásticas, tienen un corazón latiente. O bueno, más o menos. Cuerpo1 Resulta que el pequeño Emmet, es un ciudadano más que común entre miles de legolianos (¿?), que lee las instrucciones al pie de la letra cada maldito día y no tiene nada que lo haga realmente especial. Un buen día, es confundido con el gran Maestro Constructor y deberá dejar de cantar esas insoportables canciones ciudadanas que nadie ensaya pero que todos saben, y entregarse a salvar al universo, debido a la única y accidental razón de haber encontrado una pieza con pegamento que responde a una poderosa profecía. Ese universo que Emmet deberá cargar a su cuadrilátera espalda, está compuesto por los buenos, los villanos, los comunes, los especiales y… Gandalf, Batman, C-3PO, Han Solo, Abraham Lincoln, Linterna Verde, Superman, Shaquille O’Neal, La Mujer Maravilla, y hasta Shakespeare. Cuerpo2 Bueno, la trama no es nada que no hayamos visto antes, porque la gracia está en los dobles sentidos y la lisergia que le aportan los personajes ‘famosos’ del film. Es por eso que recomiendo PLENAMENTE verla en idioma original. Y es que, La gran aventura Lego (The Lego Movie, 2014) es una bola como la que persigue a Indiana Jones, llena de burlas a otras grandes películas y personajes del imaginario público- y cinéfilo-, a la cual aportan sus voces personalidades como Morgan Freeman, Liam Neeson, Will Ferrell, Jonah Hill, Channing Tatum, Charlie Day y Chris Pratt, entre otros. Movimientos robóticos de ‘ladrillito’, expresiones faciales repetidas, cabellos sin vida, manos de tenaza inmóvil, torsos intercambiables, infinidad de accesorios por doquier, repentinos ‘transformers’, vehículos espectaculares y estructuras imposibles que rascan los techos, constituirán para muchos un sueño hecho realidad viendo cómo cobran vida esos parientes de los Playmobil. Igual no te ilusiones, porque es imposible construir algo así. Perdón, se supone que debería dejarles una linda moraleja, pero la realidad es que hasta la enseñanza de la película es una buena tomada de pelo.
Publicada en la edición digital #259 de la revista.
La comedia del año. Enteramente construida de guiños y perversamente inteligente, la meta-narrativa aqui se pregunta si un juguete debe ser usado siguiendo las instrucciones o llevados por la creatividad e imaginación del jugador, después de todo la pequeña belleza de los Legos es esa, están diseñados con un especifico propósito pero abiertos a un mundo de re-interpretaciones. The Lego Movie es efervecente y su frescura se permite también hacer un comentario acerca de la vida pre-fabricada que en muchos casos vivimos sin darnos cuenta. Chistes y puns sin respiro es la mejor manera de hacernos olvidar que se trata de un comercial de 100 minutos.
¿Y si no hubiese sido una publicidad de casi dos horas de Lego? ¿Cómo hubiera sido esa película? El guión es original, eso es real, pero se basa en una oda constante a la marca, no se sale de eso, de construir con LEGO… Y cuando termina uno quiere que su padre sea millonario y tener esa ciudad mágica de LEGO en su increible casa de 3 pisos. Gracias Will Ferrel por hacer sonreír.