Reseñábamos el regreso de los Muppets apenas el año pasado, diciendo que nos encantaba tenerlos de vuelta en la pantalla grande. Ahora, apelando al mismo formato de autoparodia y musicales, pero con el añadido de una especie de thriller de acción y policías y ladrones, llega la secuela con Constantine, el gemelo malvado de Kermit (nunca me acostumbraré a los gringos, siempre será René), que escapa de un Gulag Ruso, suplantando a la rana adorada y robando las joyas de la corona británica. Todo esto nos da oportunidad de presenciar varias ciudades del mundo (Berlín, Dublín, Madrid, Londres), y de disfrutar de numerosos cameos a lo largo del filme que hacen muchas de las delicias del filme. No vamos a decir que es mala, por que no lo es. Pero sí se queda corta a comparación de su antecesora. Más allá de que algunos chistes puedan sentirse repetidos o que los tantos personajes de peluche no tengan mas que un par de diálogos en toda la película (aquí ya no es Walter el protagonista, sino Constantine y Kermit), pareciera que la intención de hacer una película de acción no quedó totalmente clara y no parece sino una nueva forma de explotar a los personajes. Ya quedó claro que pueden cantar y bailar, y que las situaciones cómicas son en su mayoría de los artistas invitados interpretándose (y parodiándose) a sí mismos, pero, por mucho, esta secuela nos queda a deber la frescura de la primera parte. Entretenida, eso si, y seguramente con nueva nominación al oscar del 2015 por sus números musicales, Los más buscados no es precisamente la gran secuela que no se cansaron de anunciar por todos lados.
Muppets 2, los más buscados, es una excelente propuesta para pasar un grato momento en familia y sobre todo para que los niños se diviertan mucho a pesar de que no se encuentren con la originalidad de su antecesora. Como siempre, los gags están a la orden del día y la simpatía de todos los personajes (sean Muppets o humanos) y las muy pegadizas canciones....
Solo para fanáticos de los personajes… y nada mas. Esta review es corta. Esta review es rápida. ¿Cómo está en el papel? Esta secuela comienza donde quedo la anterior (literalmente), por lo que los Muppets deciden irse de gira, no sin antes contratar los servicios de un representante (Ricky Gervais) que es en realidad un secuaz de Constantin, una malvada rana idéntica a Kermit (o René como muchos la conocemos), quien escapó de la cárcel. Dicho malhechor consigue que las autoridades confundan a Kermit con él, para así usar el espectáculo de los Muppets como fachada para robar las joyas de la corona británica. Esta película son dos cosas y dos cosas nada mas: Cantaleta y el juego de cuantos cameos de famosos podes identificar, por fuera de eso, la trama en si es débil y repetitiva. Me rehúso a aceptar como excusa el reclamo de “Es una película para chicos”. En los 90 tal vez te podías salir con la tuya diciendo eso, hoy no. Hemos llegado a una época donde hasta la película para chicos más deficiente, hace un esfuerzo por escribir un guion medianamente inteligente. ¿Cómo está en la pantalla? Todo el aspecto visual esta obviamente muy bien trabajado. Ahora por el aspecto interpretativo, quiero creer que Tina Fey y Ricky Gervais son fanáticos de Los Muppets, porque es la única razón que se me ocurre para que dos humoristas de su prestigio se asocien a este proyecto. No es que sean de madera, de hecho trabajan en el mismo registro de sus trabajos más logrados, pero el guion de este título simplemente no los ayuda. Como buena película apta para todo público que es, este título nos llega doblado al español, y es un doblaje con valores altamente esquizofrénicos. En una película con muchas canciones, hay dos caminos a seguir: Uno, doblar tanto las canciones como los diálogos; Dos, doblar solo los diálogos y las canciones que salgan en su idioma original. Aquí hay números musicales que son doblados, y otros a los que inexplicablemente los dejan en su idioma original. Lo ilógico del mecanismo como que te saca un poco de la experiencia de la peli. Conclusión Recomendable solo para fanáticos de los Muppets. Para el que no lo sea o no tenga ni idea, puedo asegurarles que si eligen dejarla pasar, no se van a estar perdiendo de nada.
El karma de las secuelas Después de un regreso prometedor, de una espera con ansias, el temor se vuelve realidad. Los Muppets van por todo, pero sin medir las consecuencias. Buscan lo espectacular, el despliegue, las explosiones, los musicales. En definitiva buscan a Hollywood y su cine efectista. Aunque (por suerte) no olvidan su esencia, la sencillez de los gags clásicos y la irreverencia que les permite reírse y criticar al mismo tiempo. Y esto es lo que los mantiene a flote. Los Muppets acaban de terminar la película que los trajo de regreso cuando, entre las propuestas que surgen para continuar, se topan con Dominic Badguy (Ricky Gervais) que se hace pasar por un representante de giras mundiales. A pesar de la -siempre desconfiada- opinión de Kermit la rana, el resto de elenco se entusiasma con la idea y juntos salen hacia Europa. Allí es donde la historia policial transcurre. Constantine; una rana idéntica al líder de los muñecos salvo por el clásico lunar malvado; reemplaza a Kermit y logra que lo manden a una prisión en Siberia. Liberado de la persecución Constantine se unirá a la gira y junto a Dominic Badguy, su número dos, buscarán cumplir con el plan delictivo que tienen en mente. Mientras son investigados por un par de policías bastante especiales, Sam el Águila y Jean Pierre Napoleón (Ty Burrell), al tiempo que deben lidiar con la gira de Los Muppets para que nadie sospeche. Lejos de allí, en el invierno soviético, Kermit intentará escapar de la prisión y de la marca personal que le impone la guardia cárcel Nadya (Tina Fey). La dupla entre el director James Bobin y el guionista Nicholas Stoller, mismo equipo que en Los Muppets (The Muppets, 2011), parece olvidarse de la sencillez con que abordaron el regreso y salen a contar una historia con demasiados condimentos, desbordada por la intención de espectacularidad. Sin darse cuenta caen en los mismos errores, en el karma de las secuelas (previas al 2000) donde Kermit y su banda, intentando impresionar, se distanciaron del público. Algo que previó Jason Segel (quien interpretó a Gary, el hermano de Walter, en la primera película) y que en su rol de co-guionista impulsó un film más mesurado, nostálgico, dónde los Muppets se volvían a insertar en nuestro mundo respetando la base de su humor. En esta secuela el actor de ¿Cómo sobrevivir a mi novia? (Forgetting Sarah Marshall, 2008) no estuvo involucrado y eso se nota. Desde el principio, los Muppets, se dan cuenta que vuelven a estar solos. Les gana la desesperación y cuando parece que el vacío los inundará una vez más descubren una cámara prendida, otra oportunidad, y se arrojan a ella. El musical del comienzo nos muestra el despliegue de Hollywood y las superproducciones en que se sustenta, mezclando estilos y caos. Algo de eso se mantendrá a lo largo de la historia con referencias a clásicos como El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, 1991), Sueños de Libertad (The Shawshank Redemption, 1994), El séptimo sello (Det sjunde inseglet, 1957) de Ingmar Bergman, o la mezcla entre Yoda y el senador Palpatine, de la saga Star Wars, que desarrolla Constantine en el primer encuentro con Kermit. Muchas explosiones, desplazamientos geográficos, cameos y delirios hacen que el nudo narrativo pierda fuerza. Apenas Walter, Animal, Fozzie y Miss Piggy logran sobresalir del segundo plano en que terminan los muñecos. El trío de comediantes principales (Ricky Gervais, Ty Burrell y Tina Fey) tampoco aportan demasiado. En cambio lo que más abunda hasta la exageración son los musicales y, a pesar de eso, ninguno alcanza la contundencia de Man or Muppet (ganadora de un Oscar a la Mejor Canción Original 2012 por su aparición en la primera película). Aun así no todo está perdido cuando los Muppets se vuelcan a su humor. Son capaces de los chistes más sencillos, más tontos y divertidos, como de la irreverencia más cruda. Se burlan de sí mismo, de lo ilógicas que pueden ser algunas escenas, de los desastres que hicieron en las secuelas anteriores, de aburrir al público, del descontrol con que se manejan y la sociedad patriarcal en la que se mueven (donde Kermit debe ser la voz de mando, el que mantiene el caos organizado). También explotan las diferencias entre Estados Unidos y Europa, en especial con los franceses. Los Muppets continúan siendo un juego, por eso tantas apariciones estelares, por eso tanta risa cómplice ante los absurdos movimientos de las marionetas, por eso tantas ganas de volver a verlos pero en una historia donde los protagonistas sean ellos y no el merchandising.
La vuelta al mundo en una película El doble programa arranca muy bien con El fiestódromo, corto de Monsters University -gentileza de Pixar, claro- en el que los novatos les roban (literalmente) una fiesta a los más experimentados. Y sigue de la mejor manera, ya que la primera media hora de Los más buscados es extraordinaria, al mismo nivel (o incluso mejor) que la entrega anterior, también dirigida por James Bobin en 2011. La secuencia inicial es una gema de ironía y autoparodia con los Muppets terminando el rodaje anterior y luego riéndose de la “obligación” de hacer una secuela. Luego, sí, empieza la trama (delirante, absurda como siempre) con un despiadado agente (Ricky Gervais) que los llevará de gira mundial (Berlín, Dublín, Madrid, Londres…), aunque en verdad se trata de un engaño para cometer de forma paralela varios robos de pinturas y joyas. Y, para completar una propuesta que tiene elementos propios de esos thrillers a esta altura demodé sobre la Guerra Fría, Kermit (que para nosotros será siempre René) es secuestrado, enviado a una cárcel de máxima seguridad en Siberia (donde se las verá con la mandamás Nadya que interpreta Tina Fey) y reemplazado en la troupe artística por Constantine, una cruel rana idéntica al carismático líder (bueno, con un lunar de más). Hay varios buenos números musicales que juegan con los estereotipos, un desfile incesante de cameos de famosos (en algunos casos, llegan a algo más que eso con participaciones que duran algunos minutos), que incluye -entre otros- a Tony Bennett, Hugh Bonneville, Sean Combs, Celine Dion, Lady Gaga, Zach Galifianakis, Salma Hayek, Tom Hiddleston, Toby Jones, Frank Langella, Ray Liotta, James McAvoy, Chloe Grace Moretz, Miranda Richardson, Saoirse Ronan, Danny Trejo, Jemaine Clement, Stanley Tucci y Christoph Waltz, y la simpatía descomunal de los torpes y queribles muñecos que ya son un clásico para varias generaciones que crecimos de la mano de Jim Henson y compañía. Que es menos eficaz e inspirada que la anterior, que se desinfla un poco en la segunda mitad… Todo eso es cierto, pero Los más buscados es una más que aceptable secuela para que tantos los adultos (¡aprovechen la versión subtitulada!) como aquellos que vayan con niños (en la versión doblada) sabrán disfrutar.
La disciplina de la rana. A diferencia de la televisión privada (o de cualquier iniciativa de este carácter), la televisión pública ha debido transitar un camino difícil en los Estados Unidos debido a la necesaria justificación y los debates que cualquier proyecto estatal conlleva. A fines de los años sesenta hubo un programa infantil que combinó la característica norteamericana de la misión televisiva como entretenimiento, la intención educativa, la burla satírica y un lenguaje cómico -mordaz e inocente a la vez- con una teoría pedagógica que marcó a varias generaciones. Ese programa se llamó Plaza Sésamo. La tarea de combinar entretenimiento y educación parece hoy una quimera del pasado, una utopía insensata que levanta sus lanzas contra la marea imparable de la lógica de la especulación y el lucro capitalista. Para muchos equipos de marketing esta combinación no solo es inútil sino que es subversiva, ya que cuestiona que nuestro tiempo pasivo frente a las pantallas sea vendido a las empresas como publicidad y puede ser, por lo tanto, el comienzo de un despertar del descontento por parte de un público cada vez más insensibilizado y confortablemente adormecido. De la mano del proyecto de televisión pública para chicos llevado a cabo a mitad de los años sesenta por Joan Ganz Cooney, una productora que había ganado varios premios por su labor educativa, Plaza Sésamo fue cobrando vida. Así comenzó la era de los Muppets, una mezcla de marioneta (marionette) y títere (puppet) cuyo sentido del humor burlesco estaba basado en estudios pedagógicos y didácticos y teorías varias sobre la educación.
La melodía de Broadway. Los Muppets 2: Los más Buscados es, sin duda, una de las alegrías cinéfilas más grandes del año. Sí, cinéfilas. Porque ésta vez los Muppets se ríen de todo en el mejor de los sentidos, mediante el homenaje paródico a un sinfín de películas, personajes y actores que ya ocupan el lugar de íconos de la cultura. Se ríen de El Séptimo Sello, de Ingmar Bergman (¡!) y de los clichés y la iconografía de todos los géneros cinematográficos. Se ríen del Hollywood que, a la manera de una fábrica, produce secuelas sin darle demasiada importancia a las historias, pero esta vez los Muppets fallan a nuestro favor mientras cantan: “Y todos saben que la secuela no es tan buena”. Porque lo que hace relucir a esta secuela es su enorme capacidad y habilidad para reírse de sí misma, de la impopularidad de los Muppets y a la vez realizar una crítica a la industria cinematográfica. Si en la primera entrega los protagonistas eran el carisma de Jason Segel y la luminosidad de Amy Adams, quienes se robaban la pantalla, ahora las verdaderas estrellas del gran espectáculo audiovisual que James Bobin despliega ante nuestros ojos, son los propios Muppets. En este gran patio de juegos que propone el director, los famosos son invitados a jugar con los Muppets y no al revés. El primer número musical de la película arranca homenajeando al musical clásico de Hollywood y a las coreografías de Busby Berkeley con sus formas geométricas y sus efectos caleidoscópicos, para luego mutar en una película de espionaje y luego en una de aventuras y de acción que nos lleva por Alemania, Madrid, Irlanda y Londres como si estuviéramos viendo una de Jason Bourne. Pero por sobre todos los géneros que homenajea Los Muppets 2, el que más le pertenece y al que más ama es la comedia. Porque es difícil hacer reír, correr riesgos, ridiculizarse. La comedia exige una anestesia momentánea del corazón para que aislemos nuestros sentidos y luego podamos reírnos y volver a reírnos cuando escuchemos el eco de las risas en los otros, con quienes compartimos la experiencia. Ese ámbito festivo es lo más difícil de crear.
Los personajes que se ríen de sí mismos Estos famosos personajes traspasaron las fronteras del tiempo en épocas donde la animación digital es la que manda. Los muñecos regresan con otra aventura luego de su exitosa serie televisiva realizada en la década del setenta y de varios títulos filmados para la pantalla grande. Muppets 2: Los más buscados tiene el mérito de reírse de sí misma a partir de una historia que los traslada por una gira internacional por Berlín, Madrid, Dublín y Londres. En esta ocasión son manejados por el inescrupuloso agente Dominic (Ricky Gervais) que, junto a Cosntantine, el criminal más buscado de Europa (doble de la rana Kermit y fugado de una prisión de alta seguridad en Siberia), planfiica el robo de las joyas de la Corona británica. El film acumula varios cuadros musicales (los de la cárcel son graciosos y participan Danny Trejo y Ray Liotta) en clave de parodia, un romance entre Kermit y Peggy que se extiende desde hace años, un agente de Interpol y a la mismísima Tina Fey como Nadya, la malvada guardia de prisión. Con estos elementos, James Bobin elabora una pelicula disfrutable y con certeros gags (el crítico sobornado) que se mueve también al compás de los resortes de la intriga y del espionaje internacional, y cuenta con los cameos de Tony Bennett, Lady Gaga, Celine Dion (en un dúo vocal con Peggy), Christoph Waltz, Salma Hayek, Frank Langella, Miranda Richardson y la lista continúa. Para no desentonar con los tiempos que corren y para satisfacer a los públicos de todas las edades, el film es acompañado por un cortometraje de Monsters University. En definitiva, estos muñecos eternos siguen haciendo sus rutinas de siempre.
El crimen puede ser muy divertdo Los Muppets participan, sin querer y sin saberlo, del maléfico plan de un criminal de gran parecido con la rana Kermit. Son adorables, cómicos, ingenuos y, salvo al Oso Figaredo (o Fozzie) como para ponerlos en la mesita de luz. Los Muppets han regresado en otra comedia con un malvado muy malo que atenta contra ellos, pero en especial se vale de la ingenuidad de los muñecos creados por Jim Henson para llevar adelante su malévolo plan. Que Constantine, una mente criminal, un maestro del delito, sea casi idéntico a la Rana René (o Kermit), salvo por un lunar cerca de los labios (¿las ranas tienen labios?) y nadie lo distinga aunque tenga una voz diferente, pronuncie con acento ruso y se tape (mal) el lunar con crema verde, no debe sorprender a nadie. Muppets 2: los más buscados tampoco sorprende, porque su humor es blanco, como siempre, pero esta vez también hay dardos hacia Hollywood -por su secuelitis aguda-, y hasta se ríe de sí misma con su propia secuela. Y, también, de los críticos de cine. La película arranca ni bien terminada la de 2011, pero sin que medie explicación alguna de por qué ya no están más que de espaldas en la primera escena Gary (Jason Segel) y Mary (Amy Adams). Sí sigue el pequeño Walter, su nuevo amigo, y, ya reunidos, los Muppets aceptan la sugerencia de un productor (Dominic Badguy) de hacer un tour por Europa. Es una pantalla, ya que lo que planea, una vez que Constantine se fugue de una prisión rusa, es reemplazarlo por Kermit, e ir robando obras de arte y siguiendo pistas para finalmente alzarse con las joyas de la Corona británica. La trama es lo de menos y cada escena está hecha para lucimiento de los muppets. Algunos extrañaremos mayor protagonismo del perro pianista Rowlf, o El chef, pero el staff, el círculo íntimo de Kermit (Miss Piggy, Figaredo, Gonzo y hasta Animal) están allí para regocijo de todos. La cantidad de cameos de estrellas invitadas, como en Los Muppets, es mucha y vamos a dejar que cada uno los descubra. Tina Fey es la guardia de la prisión en Siberia, Riky Gervanis, el Número 2 del crimen, y Ty Burrell, el agente francés de Interpol que sigue los robos, trabajando codo a codo y ala con ala con Sam, el Aguila, de la CIA. Hay canciones con letras y coreografías muy bien resueltas, golpes de efecto humorísticos logrados y un clima festivo que, aún pese a las preocupaciones por el destino de Kermit -encerrado en un calabozo siberiano- sigue con la marca de los muñecos. Que, por séptima vez en la pantalla grande, vuelven a deleitar a los chicos, y a los adultos, que volvemos a ser niños sentados viendo a los Muppets.
Tras la pista de René En 2011 -aquí en 2012-, el relanzamiento de Los Muppets en el cine fue con una película extraordinaria, maravillosa, tocada a pleno por la gracia del cine. No solamente volvían Los Muppets, sino que lo hacían en una película sobre regresar y que remitía a la primera película de estos personajes en la gran pantalla: Llegan los Muppets (1979). La segunda de esos años fue La gran aventura de los Muppets (The Great Muppet Caper), una farsa policial sobre un robo de joyas en Londres. Muppets 2: los más buscados sigue la línea fundacional: continúa a Los Muppets 2011 con una farsa policial que primero pasa por Berlín, Madrid y Dublín, pero termina en Londres. Engaños, sustituciones y planes con un show deforme de fondo. Contar más el argumento sería tedioso y traicionaría esta película, que se enciende desde la primera y maravillosa secuencia musical, con uno de esos números de autoconciencia narrativa marca registrada Muppet que ya quisieran lograr muchos cineastas cuyo máximo horizonte para buscar la reflexión del cine sobre sí mismo es mentar a Godard de forma holgazana. En ese primer musical de Muppets 2 tenemos un despliegue coreográfico esplendoroso, una canción con uno o dos chistes por línea y, claro, ese movimiento Muppet que multiplica instantáneamente la alegría, la risa, el placer de estar ingresando a un mundo mullido a la vez que cargado de filo e inventiva para el humor. En este punto, una aclaración no menor: para hacer esta crítica, la película fue vista en una privada de prensa en la que se exhibió la versión original subtitulada, y la última información de la distribuidora es que se estrenará sólo en versión doblada. Por lo tanto, este texto no se hace responsable de que algunos chistes se pierdan en el doblaje (y hay muchos que dependen de cómo se doblen). Con la película de 2011 se produjo una campaña en Twitter que logró que se ofrecieran algunas funciones de la película en versión subtitulada, pero lamentablemente no funcionaron en la taquilla. Hecha la aclaración, Muppets 2 es una película de lujo en el panorama de películas aptas para todo público. Los Muppets son una de las grandes creaciones de la cultura del siglo XX, y gracias al cuidado amoroso de los nuevos responsables Bobin-Stoller-McKenzie (director, guionista y autor de las nuevas canciones) han adaptado su formato al siglo XXI con enorme eficacia: mediante un lujo cinematográfico como la película de 2011 y ahora con un muy buen relato de diversas líneas planteadas a gran velocidad, sobre todo en su primera parte. Hay atractivos personajes humanos (en especial los interpretados por Ricky Gervais y Tina Fey); hay un personaje de felpa superior, como Constantine; hay cameos al por mayor, y hay algunas canciones memorables, como la de apertura, "I'm Number One" y "I'll Get What You Want (Cockatoo In Malibu)". Y, sobre todo, hay mucho humor basado en el timing de los diálogos y en la inventiva desatada como condimento esencial de situaciones genéricas enriquecidas por el amor al cine y por las posibilidades que otorgan los muñecos más expresivos de todos los tiempos. Es evidente que Muppets 2 no llega a los picos emocionales y no posee la unidad temática de la película de 2011, pero su apuesta es otra: la comedia (musical) con trama policial, combinación que muy pocas veces sale bien, y menos aún con este coeficiente de felicidad.
Una nueva secuela, el nivel de siempre A fuerza de un humor muy preciso, de canciones notables y un gran sentido de la oportunidad, Bobin convierte la sencillez argumental del proyecto en una virtud y su película termina siendo una más que digna representante de la dinastía Muppet. Pocos han logrado sobrevivir tanto tiempo a la áspera competencia hollywoodense como Los Muppets, troupe de marionetas de gomaespuma y otros bricolajes creada para la televisión por Jim Henson en 1955 (Wikipedia dixit). Su llegada al cine ocurrió a fines de la década del ’70 y desde entonces llevan siete secuelas, incluyendo la recién estrenada Los Muppets 2: Los más buscados, un corpus que puede ser dividido en tres períodos. El original, al que podría denominarse la Era de Oro, que incluye las primeras tres películas realizadas en 1979, 1981 y 1984, en las que las que el propio Henson y su equipo de titiriteros daban vida a la rana Kermit, el oso Fozzie, la cerdita Piggy y los demás personajes (es decir: René, Figaredo y el resto). El período bajo, en los ’90, donde se realizaron otras dos películas, las menos exitosas, y finalmente, luego de que Disney comprara los derechos, el renacimiento modelo siglo XXI. Por supuesto que Disney representó una presencia importante para que el regreso fuera con éxito. Sobre todo porque la casa del ratón tuvo el buen tino de respetar la esencia del universo Mu-ppet, sosteniendo al grupo de artistas detrás de los personajes, entre quienes se cuenta Dave Goelz, único sobreviviente de los años dorados y encargado de animar a personajes clásicos como El gran Gonzo o el saxofonista Zoot. Del mismo modo, para esta segunda película de Disney también se ha mantenido en sus puestos a James Bobin, director y guionista de la película anterior, y a Bret McKenzie, ganador de un Oscar por la canción “Hombre o Mu-ppet”, incluida también en el film de 2011. Porque, como solía decir el viejo Walt, equipo que gana no se toca. Lejos de esquivar el tema de las secuelas, Los Muppets 2 (numeración inexacta, como se ha visto, que no corresponde al título original) no sólo pone el asunto en primer plano sino directamente en la primera escena. La película comienza ahí donde terminaba la anterior, con todo el equipo reunido en plena avenida Broadway después de un número musical. “¿Y ahora qué hacemos?”, se preguntan Kermit y sus amigos. La aparición de un representante de artistas cuyo nombre, Dominic Badguy, revela su lugar en la trama, es suficiente excusa para que la compañía se embarque en una gira mundial. Como corresponde, la decisión es celebrada con otra canción de título oportuno: “Hagamos una secuela”. El trabajo de McKenzie resulta otra vez una de las fortalezas de Los Muppets 2, aportando no sólo a los fines dramáticos, sino que también constituye una fuente inagotable de one liners y cameos, todos recursos que son una marca de fábrica de la saga. Bob Hope, Mel Brooks, James Coburn, Peter Ustinov o Liza Minnelli son algunos de los que se han prestado a aparecer de sorpresa en las películas anteriores. Y algunos hasta han repetido, como Ray Liotta o Zach Galifianakis, quienes vuelven a aparecer en esta junto a Lady Gaga, Tony Bennett, Salma Hayek, Frank Langella y Christoph Waltz, entre otros. Aunque debe decirse que no todos los cameos resultan igual de efectivos, una irregularidad leve que se traslada a otros aspectos del film. Porque esa gira mundial que los malos de turno usarán como pantalla para un plan criminal es apenas el motor que pone en marcha una historia muy básica que no consigue ir mucho más allá de las peripecias que orbitan en torno de ese eje, debilidad que el guión suple con una metralla de gags a discreción que siempre dan en el blanco. Está claro que esta séptima secuela está (apenas) debajo de su antecesora, sin embargo no alcanza para decir que la película falla. Lejos de eso, a fuerza de un humor muy preciso, de canciones notables y un gran sentido de la oportunidad, Bobin convierte esa sencillez en una virtud y su film termina siendo un más que digno representante de la dinastía Muppet.
Después de la extraordinaria primera película –o sexta, tomando en cuenta la saga previa– vuelven LOS MUPPETS con un filme que, si bien no está la altura de aquel, sigue conservando buena parte de la gracia y el ingenio que lo caracterizó, gracias a mantener a buena parte del equipo creativo de aquel filme, incluyendo la que para mí es su arma secreta: las canciones de Brett McKenzie. Admitiendo de entrada el hechode que las secuelas son difíciles y raramente son tan buenas como las originales –con una escena sobre ese tema abre el filme–, la película rápidamente encuentra su “trama”: esta vez se centrará en una gira mundial (europea, más bien) de Los Muppets organizada por un malvado productor que, en realidad, quiere usarlos de pantalla para cometer una serie de robos que lo llevarán a quedarse con las míticas joyas de la corona de los reyes de Inglaterra. muppets2cLa trama, obviamente, es lo de menos (los guionistas lo saben y todo el tiempo insertan bromas sobre el tema, como un cartel que anuncia una dirección conocida como “Plot Point”), ya que el secreto de las películas está en las bromas, las locuras de los personajes y las canciones. Aquí, lo primero funciona relativamente bien, lo segundo es lo más crítico mientras que la música sigue siendo muy buena pero se la usa demasiado poco. LOS MUPPETSS 2 juega con una idea posmoderna interesante de ser una película que transcurre casi en varios tiempos a la vez: la trama transcurre hoy pero se organiza en base a personajes salidos de los años ’60 (tipo películas de espionaje como LA PANTERA ROSA), en algunos momentos los escenarios y los vestuarios son de la Segunda Guerra Mundial y, para agregar confusión al tema, buena parte de las canciones parecen sacadas de la música disco de los ’70. MUPPETS MOST WANTEDPara cumplir con los robos, el malvado “Badguy” (Ricky Gervais, cuyo gesto canchero y medio sobrador a lo largo de la película no termina de caerle bien al relato) se une con Constantine, una malvada rata archicriminal que resulta ser un gran agregado al elenco: igual a Kermit pero con un lunar negro y un excesivo y muy simpático acento ruso. Ellos dos logran deshacerse de Kermit mandándolo a un gulag en Siberia y, con Constantine haciéndose pasar por él, llevar a la manada de muñecos de aquí para allá. En Siberia, en tanto, Kermit tiene que tratar de salir de una prisión muy bien protegida por Nadya, una guardia que encarna Tina Fey. El humor visual funciona muy bien al principio pero se va agotando, un poco por repetición y otro tanto por la falta de un núcleo emocional claro como el que tenía la primera (sexta) película. Si la película parece caerse en la segunda mitad, tiene que ver con eso: desprovista de un lado sensible, se queda en la acumulación de bromas y jueguitos. Lo cual no está mal, pero no alcanza. Y si bien las canciones, que vuelven a estar bajo la mano maestra de Brett FLIGHT OF THE CONCHORDS McKenzie, son impecables, son menos en cantidad que en el filme anterior (o eso parece) y empiezan a ausentarse en la segunda parte. MUPPETS MOST WANTEDOtra de las armas de la película son los incontables cameos de estrellas conocidas. Y en eso la película no defrauda. Para los que disfrutan de ese tipo de humor (a mí me causa más gracia el casting bizarro de, por ejemplo, Ray Liotta como prisionero que canta y baila), la película está llena de breves apariciones especiales de Tony Bennett, Celine Dion, Lady Gaga, Zach Galifianakis, Salma Hayek, James McAvoy, Chloe Grace Moretz y Christoph Waltz, entre muchos otros. Tal vez lo que falta es la inocencia y simpatía que proyectaban Amy Adams y Jason Segel, reemplazadas por el aparente cinismo de Gervais. Y si bien, claro, el comediante británico es más apto para el rol y para el estilo del nuevo filme, aquellos dos le daban a la anterior película un tono interesante que mezclaba acidez y ñoñería en dosis encantadoras, logrando ser emotiva e irónica a la vez. Descartando la emoción, entonces, y apostando con todo al humor más salvaje y directo (las bromas con el acento ruso de Constantine y Nadya, al menos en la versión subtitulada, son incontables y funcionan muy bien), LOS MUPPETS 2 no defraudan en su propuesta. Se sabe, las secuelas se hacen para seguir facturando a partir de un éxito original. Y en eso la película no miente.
Secuela con sabor a victoria Los Muppets 2 es una fiesta! Si, tan simple como leen. No es tarea sencilla realizar una secuela y mantener la excelencia y frescura de una primera entrega perfecta, pero Los más buscados realmente es genial tanto para niños como para adultos. Éstos últimos podrán además de reír, regodearse frente a la cantidad de homenajes/parodias a un sinfín de películas, de personajes y actores. Obviamente no faltarán los cameos y las pequeñas participaciones de figuras como Lady Gaga, Zach Galifianakis, Salma Hayek, Tom Hiddleston, Toby Jones, Frank Chloe Grace Moretz, Miranda Richardson, Danny Trejo, , Stanley Tucci y Christoph Waltz, entre otros. El film comienza con una autoparodia donde vemos a los muñecos finalizar el rodaje de la película anterior, burlándose de la “obligación” de hacer una secuela. Posteriormente se presenta la trama –siempre mixturando delirio y absurdo en partes iguales- propiamente dicha de esta entrega: Un malvado y despiadado agente (Ricky Gervais) lleva al equipo de muppets de gira por Europa y algunos lugares más, pero todo esto es en verdad un engaño para cometer de forma paralela robos de obras de arte y joyas. En el medio de esto, René/Kermit es secuestrado y enviado a una cárcel en Siberia donde Nadya (la genial Tina “todos te amamos” Fey), la guarda cárcel, le hará la vida imposible. Mientras René padece el encierro,Constantine, una cruel rana idéntica a él lo reemplazará sin que nadie lo sospeche. Con esta trama como excusa, Los Muppets 2 se burla de películas como El Séptimo Sello, de Ingmar Bergman, y también de los estereotipos de los géneros cinematográficos tanto actuales como demodé. Obviamente las auto-parodias también se mantendrán, porque en definitiva Los Muppets tienen la maravillosa capacidad de reírse de sí mismos, al punto que ríen de la industria de Hollywood que en su afán de producir secuelas y embolsar dólares, deja en un segundo plano olvidado a las historias y a los guiones. Muchas son las diferencias entre Más buscados, y la primera película pero la principal reside en que esta vez el protagonismo total y absoluto es para los propios Muppets. Ellos son y serán los “anfitriones” dentro de sus historias, y las celebrities que aparezcan, serán secundarios, y no como ocurrió con Amy Adams & cía hace unos años. En definitiva, Los Muppets 2 aunque con algunos antibajos, tiene como resultado final una película, y un mensaje genuinos, que a través de aventuras, ironías y libertad en su máxima expresión, nos brinda no tan sólo un entretenimiento, sino también una obra de arte fantástica. Por Marianela Santillán
La nueva película de los revitalizados (y queridos) Muppets arranca desde el mismísimo final de la anterior. Apenas comenzada nos arrolla un maravilloso número musical sobre la autoconciencia de las secuelas y el negocio del cine: el éxito da pie a las secuelas. Uno se siente arrastrado otra vez por el fervor de la multicolor ola de peluches. Ese comienzo es gracioso y feliz, pura genialidad. A medida que se va desarrollando la película se va desinflando ese entusiasmo inicial, aunque por fortuna, uno nunca lo abandona del todo. Parte de la historia, al igual que la primera, es una road movie. La diferencia radica en que en vez de reencontrarse con sus personajes (aquel hermoso recorrido que ganaba en nostalgia) aquí se trata de del desmembramiento de la familia muppet. La aventura surge de un engaño de Dominic Badguy (interpretado por el británico Ricky Gervais) para hacer una gira europea. Lo que no saben nuestros Muppets es que todo es una trampa para suplantar a la rana René (Kermit para esta nueva era) por Constantine, un peligroso ladrón que resulta ser casi un clon de nuestro héroe (“casi” porque un lunar facial se presenta como juguetona diferencia). René /Kermit termina preso en un gulag en Siberia, mientras el malvado queda con la troupe recorriendo Europa. El film entonces se parte. Por un lado la gira, donde se intercalan aciertos con chistes faltos de timing. Por el otro la prisión rusa, de lo mejor de la película, tanto por el despliegue de los actores involucrados (donde brilla Tina Fey como la dura y musical Nadya) como por el absurdo de las situaciones dentro de ese lugar. La estructura de persecución de la autoridad (humana, interpretada por Ty Burell, y Muppet, a cargo del personaje Sam Eagle) y recorrido europeo en tren, resulta muy similar al de Madagascar 3: Los Fugitivos. En aquella, la propuesta narrativa y visual resultó toda una sorpresa. En Muppets 2: Los más Buscados, se observa desorden y el desacierto de algunas decisiones, como el caso de que Dominic y Constantine tengan más tiempo en pantalla que otros personajes emblemáticos. También en esta continuación se extraña la alegría ingenua y soñadora de la dupla formada por Amy Adams y Jason Segel. La incorporación de Gervais le brinda un tono seco e irónico, pero atado, apto todo publico. Ahí radica el problema, el estilo del inglés suele ser más irritante y sarcástico, queda lavado dentro de una película familiar. Ante la ausencia de cohesión narrativa pareciera que las ideas para sostener el film fueran las canciones y el incontable número de cameos. Respecto de las canciones, las de Bret Mckenzie (de Flight of the Conchords y ganador del Oscar por Man or Muppet) son las que destacan: We’re Doing a Sequel y I’ll Get What You Want (Cockatoo In Malibu) son una gloria. En cuanto a los cameos, algunos son acertados e inesperados, pero muchos son un desperdicio, el guiño y poco más. Muppets 2: Los más Buscados es una película que se disfruta y deja una sonrisa, pero que fatídicamente se ve atrapada en el dilema que proclama la propia canción We’re Doing a Sequel (Estamos haciendo una secuela) que da inicio a la película: las segundas partes nunca son buenas. En este caso, apenas por poco.
En la secuela de la nueva era Muppets/Disney bien se podría haber buscado una continuidad en la historia iniciada por Jason Segel, pero prefirieron, bajo la tutela de James Bobin, homenajear no sólo a clásicos musicales de la era de oro Hollywoodense, sino también, a las principales ciudades del mundo en medio de una historia de intriga y misterio, y salen ganando. “Muppets 2: Los más buscados” (USA, 2014), una bizarra adaptación de Príncipe y Mendigo forzada, hace que Kermit sea reemplazado por el villano Constantine, una rana que difiere sólo en la bondadosa rana por una horrible verruga en su cara, y a partir de ese “cambio” arma toda la dinámica de la acción. Alentados por Dominic Maloruin (Ricky Gervais) el grupo de Muppets aceptará realizar una gira mundial que en realidad tendrá como objetivo robar los museos aledaños a los teatros en los que actuarán y reemplazar a las ranas luego que Constantine (rana mala, muy mala) se escape de prisión. Y en esa simple confusión, y el saber y no saber de los personajes, se construye una comedia entretenida y ágil que se detiene en detalles musicales sobre algunas acciones con la participación de estrellas de renombre (muchos cameos) que legitiman el discurso. “Muppets 2…” es una película sobre la amistad y la pasión, pero también sobre el control y como éste se termina flexibilizando. Kermit estará en un Gulag ruso, con la déspota Nadya (Tina Fey) a la cabeza, y mientras el recibe órdenes por parte de ella el grupo verá con buenos ojos la no intervención de parte de Constantine en las decisiones del espectáculo. Si anteriormente Kermit ponía límites a las actuaciones, dentro de la anarquía que viven en el presente, cada entrañable personaje podrá cumplir sus sueños y anhelos más profundos dentro del mundo del espectáculo: Peggy cantará con Celine Dion, Animal realizará un solo de batería de más de dos horas, y hasta Gonzo podrá terminar su acto con toros en escena, entre otros. Y mientras asistimos a números musicales y a imágenes de las ciudades, todo comenzará a cambiar cuando Águila comience a hilvanar la extraña coincidencia entre los actos de los Muppets y los robos. Águila no estará sólo, al ser una gira mundial, la interpol también tendrá injerencia, haciendo entrar en escena a Jean Pierre Napoleón (Ty Burrel) construyendo entre ambos una dinámica que se plasmará en bromas al mejor estilo slapstick y gags que ridiculizarán el accionar de los investigadores (de antología el interrogatorio cantado que protagonizan). La polarización de la bondad/maldad entre los grupos (los malos son muy malos, o al menos intentan serlo, terminando por ser ridículos), el reconocimiento de particularidades y estereotipos, como así también la continuidad de historias que hacen a cada uno de los Muppets (el romance eterno entre Peggy y Kermit) hacen de esta aventura un entretenimiento universal, aunque eso sí, más para grandes que para chicos. A cantar y bailar con nostalgia.
Luego de varios años en los cuales las creaciones más alocadas de Jim Henson, a partir de su fallecimiento, vagaran por películas y programas de tv de indigna calidad; en 2011 Disney y el trío James Bobin, Nicholas Stoller y Jason Segel lograron lo imposible; regresar las cosas a su lugar, y sin traicionarse. Este “reinicio” lo tenía todo, era un gran musical, tremendamente alocado, contaba con grandes apariciones de estrellas actuales y más aún de glorias antiguas, y daba el espacio para que todas los Muppets se lucieran como hacía veinte años no lo hacían. Sí, inmediatamente se pensó en una secuela, que hoy ve la luz; pero la apuesta aquí era complicada ¿Cómo superar una producción en la que tiró toda la carne al asador? ¿Cómo continuar su legado? La respuesta es simple, Muppets 2: Los más buscados no logra el altísimo nivel de su predecesora, la deja en la cima; pero con lo que entrega le alcanza para asegurar una cuota valiosísima de diversión. De entrada sabemos que los protagonistas humanos de aquella (Segel y Amy Adams), no formaran parte de nada aquí, ni siquiera se los nombra; con una alocadísima secuencia pre-títulos, los mismos Muppets piensan en cómo seguir su próxima aventura en la gran pantalla; la conclusión, ¡un argumento de espionaje! La rana más peligrosa del mundo, Constantine, se ha escapado de un gulag en Siberia; una rana con un gran parecido a Kermitt salvo por un lunar negro en el labio. Mientras tanto, la banda acepta una oferta de un productor, Dominic Maloruin (Ricky Gervais) para llevarlos a una gira mundial. Aunque sabemos que Dominic, es en realidad el segundo criminal más importante del mundo, socio de Constantine que claro, durante una estadía en Berlín, tomará el lugar de Kermitt y aprovecharán para realizar robos en diferentes museos en busca de un extraño relicario. Por su parte, Kermitt terminará en el gulag de Siberia, al mando de Nadya (Tina Fey), una carcelera amante de los shows musicales y con una sugerente afición por Kermitt. Falta decir que, a cargo de la investigación de los robos estarán El águila Sam y Jean Pierre Napoleon (Ty Burrel jugando a ser Peter Sellers en La Pantera Rosa). Este argumento, viejo como el cine (hasta la vernácula Alias Flequillo se basó en esto de las confusiones), sirve para un sin fin de gags que se arrojan uno tras otro, apariciones que van desde Danny Trejo, Ray Liotta, y Stanley Tucci, a Lady Gaga o Josh Groban, y canciones híper pegadizas que recooren géneros como el soul, el disco, y el melódico en un homenaje en persona a Celine Dion. Sin embargo, si esta segunda parte no llega al nivel de la anterior quizás sea por estar demasiado enfocada en la figura de Kermitt, sin dudas, el líder de Muppets, un gran personaje, pero su casi omnipresencia es a detrimento del resto de los personajes que quizás tengan uno o dos momentos de lucimiento para cada uno. También se reciente la ausencia de Segel y su manejo del humor “inocente y bonachón” que tan bien calzó en la anterior entrega. Aquí Ricky Gervais pareciera ser al que más le cuesta del trío humano integrarse al timing de las marionetas, conservando el humor inglés que es su sello. Tina Fey y Ty Burell ganan en entregarse a la caricatura. Muppets 2: Los Más Buscados, aun sabiendo que podría haber sido más, no deja de entregar más de una hora y media con una sonrisa y carcajadas permanentes, demostrando que el espíritu está ahí, intacto, y que el show debe continuar. Ah, lleguen tempranito a la sala, no se pierdan el ocurrente y divertido corto previo de Monster University.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
La invitación a la diversión pura. Si le gustó la película anterior, ésta es todavía más divertida, con más música, más situaciones bien resueltas, más invitados famosos. Kermit (si quiere, llámelo René) es confundido con alguien igual a él, salvo por un lunar, que es un mafioso terrible. Y entre robos, confusiones y sustituciones de personalidad, el tono es desopilante. Ricky Gervais, Tina Fey y decenas de cameos para jugar a descubrirlos.
Acompañados de grandes comediantes: impecables Ricky Gervais como el villano numero 2, Tina Fey como la celadora de la prisión y Ty Burrel como un Clouseau moderno, los MUPPETS se lucen en escenas de masa, escenarios naturales, musicales dignos de Broadway y hasta momentos de pura acción. Nada es imposible para estos ácidos e irreverentes personajes. Divertida, conservando la mística, esta secuela aúna a grandes y niños entorno a una historia universal que entretiene desde el primero hasta el último fotograma.
La nueva película con estos queridos personajes de Jim Henson es la mejor producción que se hizo para el cine desde Los Muppets toman Manhattan, en 1984. El film del 2011 si bien fue entretenido y contribuyó a traer de regreso a las marionetas para una nueva generación de espectadores, también distorsionó por completo el espíritu que siempre tuvieron las historias de los Muppets, donde los protagonistas eran ellos y no los actores humanos. Sin embargo, el ego del actor Jason Segel fue más grande y terminó por acaparar la atención sobre los muñecos, que quedaron relegados a un papel secundario. Los Muppets 2 evoca el espíritu y humor que tuvieron los filmes dirigidos por Jim Henson, The Muppet Movie (1978) y The Great Muppet Caper (1981), además de la mencionada obra de Frank Oz del ´84. En esta ocasión el director James Bobin, responsable de la entrega anterior, hizo las cosas como corresponden. Es decir, la rana René (me niego a llamarla Kermit) y sus compañeros tienen el protagonismo absoluto desde la primera hasta la última escena, mientras que el reparto humano acompaña en roles secundarios, como ocurrió tradicionalmente con estos filmes y la serie de televisión. Ya desde los primeros minutos, en que los personajes interpretan una desopilante canción sobre las secuelas de Hollywood, se marca una clara diferencia también con el film del 2011 en el tono que tiene el humor. Los realizadores volvieron claramente a las fuentes y por esa razón cualquier fan de Jim Henson va a disfrutar mucho más esta nueva entrega. El trabajo que hicieron con el villano Constantine, que le rinde tributo a los tradicionales enemigos de James Bond, es muy gracioso y logra destacarse entre las novedades de este estreno. La película en general es mucho más divertida que las últimas producciones de los Muppets concebidas para el cine. En roles secundarios también contribuyen con buenos momentos Ricky Gervais, Tina Fey y Ty Burrell, quien interpreta a un inspector de Interpol. Con respecto a los invitados especiales, cabe destacar que Los Muppets 2 marcó el récord de cameos en películas realizadas con estos personajes. 29 celebridades aparecieron en esta oportunidad y en algunos casos, como ocurre con las actrices Chloë Moretz (Kick Ass) y Saoirse Ronan (Desde mi cielo), si no estás atento sus intervenciones pueden pasar desapercibidas, ya que son escenas que duran unos pocos segundos. Lo cierto es que volvieron los Muppets al cine y la nueva película es una gran propuesta familiar que merece su recomendación.
En la nueva aventura de los Muppets la vas a pasar super. Están tooodos los personajes que ya conoces acompañados por un elencazo total, pasando por Lady Gaga, Celine Dion, Josh Groban, Danny Trejo, Salma Hayek y muchísimos más, que hacen que la aventura no solo sea para los mas chiquitos, sino para toda la familia. Tina Fey y Ricky Gervais están geniales en sus personajes, al igual que Ray Liotta o Danny Trejo, que se nota que se divierten durante toda la película, y eso esta buenísimo para quienes estamos acostumbrados a verlos hacer cosas totalmente diferentes. Hay buenos gags, lindos momentos musicales y una historia muy simpática que te va a mantener alerta minuto a minuto. Te la recomiendo, te aseguro un buen momento en el cine.
Buena secuela que, además, se estrena con el corto Fiestódromo ambientado en Monsters University. Perfecta para disfrute puro.
Delicia para no arrepentirse de ir con los chicos La rana René tiene un increíble parecido con el criminal más buscado y recientemente fugado de la cárcel siberiana del Gulag. Esto da lugar a un plan para robar las joyas de la corona inglesa suplantando al delincuente por el jefe de los Muppets, y engañándolos para que emprendan una gira por toda Europa con el objetivo de ir robando distintas cosas ciudad por ciudad para que el malo de la película obtenga las pistas necesarias para dar su gran golpe final. La nueva película de los Muppets empieza justo donde terminaba la última, con los protagonistas dándose cuenta de que la única manera de continuar su reflotado estrellato es inventar alguna secuela, lo que justamente permite que se les acerque un villano para sugerirles el tour mientras va preparando el trueque de Rene por el malvado Konstantin. Todo esto da lugar a una deliciosa comedia del absurdo, que permite cosas tan increíbles como ver a Danny Trejo (el pesado protagonista de "Machete") cantando y bailando comedia musical, además de que los Muppets interactúen con todo tipo de estrellas de carne y hueso, desde Salma Hayek a Tony Bennet. Hay excelentes gags que mezclan tanto la acción física necesariamente absurda de estos gloriosos muñecos como excelentes diálogos cómicos con sus partenaires humanos, y por supuesto tambien en lo musical, con un ejemplo perfecto en la versión con guitarra española para el tema clásico del show de los Muppets que abre su actuación en Madrid. La diversion es variada e inteligente, y bastante sorpresiva, ya que algunos de los momentos más graciosos tienen que ver con la estadía en la prisión del pobre René (que en realidad en la película se llama Kermit) obligado a armar un show musical con sus compañeros convictos. En síntesis, los Muppets se ríen de todo y de todos, y especialmente, de ellos mismos en una película tan bien filmada como divertida. Si hay una película que los adultos pueden disfrutar tanto como los chicos, es ésta.
Mundo muppet Los muppets tienen un aura especial, de ese que está reservado sólo a algunas cosas realmente buenas. Una especie de energía contenida que hace pensar que lo que están mostrando es sólo la punta del iceberg que reposa en una base de un millón de ideas. Uno puede rastrear o al menos imaginar la gran influencia de los muñecos de Jim Henson en la cultura norteamericana y mundial, podemos visualizar a un joven Matt Groening viendo a Kermit y su banda y lo mismo con los muchachos de Pixar. El punto es que pareciera que todo lo que tiene que ver con estos maravillosos personajes es bueno, y el caso de Muppets 2: los más buscados no es la excepción. La película arranca inmediatamente después del fin de la última entrega, rápidamente Kermit y compañía deciden qué van a hacer en el futuro (canción genial mediante), y también con mucha rapidez son engañados por un falso manager que los utilizará para cometer unos cuantos crímenes por Europa. Bobin se encarga de que la acción no se detenga nunca, lo cual ya es un clásico muppet; el esquema es muy simple: o pasa algo o se resuelve con un chiste o ambas cosas. Además de la gran cantidad de cameos, los tres secundarios que son los personajes humanos que interactúan la mayor cantidad de tiempo con los muppets están excelentes. Me refiero a Ricky Gervais, Ty Burrel y Tina Fey, quien por ahí confiesa un profundo amor secreto por Kermit, haciéndonos recordar un segundo a su gran Liz Lemon de 30 rock. Quizás la principal diferencia con su antecesora inmediata (una obra maestra) es que claramente esta secuela es bastante menos emotiva, y esto se debe sin duda a la historia que se pretende contar. Mientras que la película con Jason Segel hablaba de la melancolía y exploraba las tensiones entre el mundo real y el mundo muppet, Muppets 2 se entrega de lleno al argumento de policial ridículo sin miramientos, por lo cual el resultado es una buenísima comedia de intriga internacional con los muppets y nada más. Y ese resultado no está nada mal, no todos los films pueden tener a Jason Segel como protagonista ni apelar a la profundidad y a la emotividad. Bobin demuestra que mientras se tenga cariño por estos muñecos se puede hacer cualquier cosa con ellos que va a salir bien. Los muppets también son una tentación para hablar de lo mucho que entienden en Estados Unidos de humor y entretenimiento, y de lo poco que entendemos nosotros al respecto (o mejor dicho el gran público, no tengo por qué incluirme entre esos paganos). Pero aquí en el sur no podemos superar la supuesta genialidad de Olmedo, y terminamos regodeándonos en alguna pavada de Suar. Un día Estados Unidos va a ganar el mundial de fútbol con una selección de muppets y nosotros seguiremos hablando de Bilardo.
Casi al mismo nivel de la anterior y más famosos en cortas apariciones Apenas algo inferior a la primera, “Muppets 2: los más buscados” vuelve a divertir a grandes y chicos y sólo es de lamentar que se exhiba únicamente en versión en castellano. Dirigida nuevamente por James Bobin, esta secuela repite y amplía las características de la primera al incorporar mayor número de cameos y una acción aún más vertiginosa que la anterior. A nivel de los muñecos, Walter cederá su protagonismo de alguna manera a Constantine, cuyo parecido con la Rana René (Kermit) le permitirá en algún momento sustituirla sin que los demás “muppets” perciban al principio el reemplazo. Constantine es un personaje perverso que está confabulado con Dominic Badguy (Ricky Gervais), especie de manager que en verdad trama un robo espectacular, escudado tras una gira de los muñecos por diversas ciudades de Europa. La trama es relativamente sencilla pero la variedad de escenarios le otorga mayor interés. La gira permitirá un verdadero viaje turístico por Berlin y su estación central ferroviaria (Hauptbahnhof), Madrid y la estación Atocha pero también su plaza de toros y el museo del Prado. Luego seguirán Dublín y finalmente la capital inglesa, en cuya Torre de Londres se encuentra el objetivo del plan de Constantine y Dominic. Intercaladas entre tantas ciudades europeas se nos muestra el Gulag de Siberia (que algún muppet confunde con “goulasch”), donde se encuentra encerrado Kermit y custodiado por la eficiente carcelera Nadia (Tina Fey). Entre los convictos hay algunos rostros conocidos como el de Danny Trejo y entre las escenas más desopilantes se destacan los ensayos de números de comedia musical con dichos rudos reclusos. Para los adultos resulta divertido identificar a los numerosos actores en cortas apariciones (cameos). Algunos son mencionados por sus nombres (Salma Hayek, Christoph Waltz, Celine Dion) pero otros no y resulta divertido identificarlos. Así desfilan Tony Bennett, Lady Gaga, Saoirse Ronan, Frank Langella y varios más. Entre los muppets, además de Kermit, tendrán fuerte protagonismo Miss Piggy, Fozzie, Animal, Gonzo. Y entre los personajes en vivo se turnarán entre otros Zack Galifianakis, Toby Jones, Ray Liotta, Miranda Richardson y Stanley Tucci. Pese a la objeción apuntada de estar las voces y las canciones en castellano, es reconocible la calidad del doblaje, que no molestará a los más pequeños.
Viejos conocidos con la magia intacta La segunda parte de la saga tiene una intriga policial, con Kermit de protagonista, y entretiene a chicos y grandes. Estamos en 2014, ya han pasado años desde el nacimiento de Los Muppets. Siete películas de cine, otros tantos especiales de televisión y por supuesto El show de los Muppets, donde la creación de Jim Henson alcanzó su fama mundial en la década del '70. Pero lo que es realmente asombroso y digno de destacar es que a pesar de haber cambiado de manos a los largo de los años, cada uno de los involucrados en cada uno de los proyectos de Los Muppets parece haber entendido la consigna y mantenido la esencia misma que los vio nacer. En esta primera secuela –cuyo número musical inicial ya podría ir llevándose un Oscar– de la nueva etapa, el humor brillante y autoconsciente se muestra en su mejor forma. Con la ayuda de excelentes comediantes, como Ricky Gervais y Tina Fey, los legendarios personajes de Jim Henson consiguen una comedia dinámica, corrosiva, por momentos bastante arriesgada (hay chistes sobre un Gulag a lo largo de toda la trama) y siempre graciosa. La trama juega con un paso de comedia clásico, el protagonista Kermit tiene un doble casi idéntico llamado Constantine, la rana más peligrosa del planeta. Constantine ocupará el lugar de Kermit, condenando a la rana a quedar en un Gulag. A diferencia del film del año 2011, esta película mantiene el humor de punta a punta de la trama y no se detiene nunca con momentos sentimentales. Sin duda, la presencia del actor británico Ricky Gervais (creador de The Office, versión inglesa) permite que se desarrolle un humor más ácido bien a su estilo. Quienes conozcan a los personajes sumarán capas al humor, quienes sepan algo de cine comprenderán mejor los chistes, pero la trama es muy divertida más allá de eso. Esta es una de las razones que hacen que sea una pena que las copias en idioma original brillen por su ausencia en nuestro país. Los chicos sin duda disfrutan de Los Muppets, pero su humor inteligente y complejo está fabricado principalmente para el disfrute del público adulto. Los cameos y las sorpresas están, como es habitual, a la orden del día y no hay que arruinarlas acá contándolas. Hasta el final de los títulos, Los Muppets 2: Los más buscados es una fiesta. Su humor y su inteligencia se mantienen intactos.
El títere y su doble Los Muppets son engañados por un falso Kermit en “Muppets 2: Los más buscados”, secuela de la gran primera película de Disney dedicada a los muñecos de Jim Henson. La autoconciencia es riesgosa: implica inteligencia pero también pereza, control, conformismo. En esa referencialidad literal se apoya Los Muppets 2: Los más buscados, en sintonía con su exquisita predecesora, cuya trama era justamente que los Muppets volvían a los escenarios después de un silencio de años. En este caso, las marionetas creadas por Jim Henson no pierden el tiempo y cantan ahí nomás del final de la primera parte, que hace de inicio de esta, We’re doing a sequel, otra genial canción de Bret McKenzie que deja en claro con ánimo defensivo que, sí, todas segundas partes nunca fueron (tan) buenas y que, sí, esta es una verdadera y real secuela. Con esa desenfadada falsa modestia musical arranca el filme que, firmado por el mismo equipo (James Bobin en la dirección, guion de Bobin y Nicholas Stoller, canciones de McKenzie, etc.), logra una base casi tan sólida como la anterior, de vestuario y fotografía perfecta, diálogos punzantes y carisma Muppet al por mayor. El tema es que, a diferencia de los géneros desdibujados que impulsaban el primer filme de Disney, ahora es el policial el que comanda la historia, que se vuelve un títere más: Dominic Badguy (Ricky Gervais) engaña a los Muppets para que emprendan una gira europea con el fin de perpetrar una serie de robos que lo guiarán hacia las joyas de la corona inglesa. Y lo hace con la complicidad de Constantine, un siniestro malhechor que, salvo por un lunar en la cara, es una copia cabal de Kermit. Entonces, Constantine ocupa el lugar de Kermit (quien es encarcelado en un frío gulag siberiano dirigido por la guardiacárceles Nadya, Tina Fey), sin que los Muppets sepan del cambio; tanto es así que Miss Piggy es arrastrada al altar por la falsa rana. Ya sea en la literal gira que emprende la banda acéfala, que los llevará por una Europa casta, distinguida y majestuosa (Berlín, Madrid, Dublín y Londres), como en la intriga policial a lo La Pantera Rosa que incluye un oficial de la CIA y otro de Interpol (el muñecote Sam el Águila y Jean Pierre Napoleón, Ty Burrell), Los Muppets 2 se vuelve un engranaje predecible, un juego que respeta las reglas de más. Los protagónicos un tanto fallidos de Gervais y Fey tampoco logran levantar de todo el filme (de nuevo, el síndrome secuela: el tándem Jason Segel–Amy Adams era implacable), que se cae sobre todo en la segunda mitad. Los cameos (de Kanye West, Chloe Grace Moretz, Lady Gaga y otros) son eso, cameos, y el chiste de los duros Ray Liotta y Danny Trejo haciendo coreografías delicadas no dura demasiado: pero bueno, estaban avisados, era una secuela.
Rienda suelta Si The Muppets (2011) tarda en arrancar porque supone el regreso de los personajes de la mano de uno nuevo, Walter (suerte de patito feo perdido en el mundo humano), la nueva Muppets 2 no pierde tiempo en pasar a la acción. En Los más buscados, la troupe contrata a un nuevo representante, uno de los exquisitos papeles de malo del británico Ricky Gervais (Extras, The Office). Con su cómico nombre Dominic Badguy (“en francés es chico bueno”, explica Gervais a los inocentes muñecos), el representante usa a los Muppets como excusa para hacer un tour europeo, siempre en salas lindantes con museos. Badguy planea una serie de robos que conducen, como frutilla de la torta, a la sala de joyas de la Torre de Londres; pero para realizar los saqueos el maleante necesita a su socio Constantine. Recién fugado de una cárcel siberiana de máxima seguridad, Constantine es exactamente igual a la rana Kermit, pero con un lunar en los labios. En una escena bien planeada y completamente hilarante, Constantine secuestra a Kermit y lo envía al gulag siberiano mientras se hace pasar por Muppet ante el resto de la troupe. Tanto ese pasaje como las sombras proyectadas de Constantine al fugarse, arrojando golpes y patadas voladoras sobre los guardias, definen al mejor y clásico humor Muppets aggiornado al siglo XXI. Los más buscados es sensiblemente superior a The Muppets; los personajes están algo más afilados y tanto las canciones como los gags muestran una veta orientada a la ironía, algo a lo que sin duda contribuyen las actuaciones de Gervais y Tina Fey (como la carcelera rusa Nadya), dos de los comediantes más talentosos y completos de la actualidad. Como contracara a la efectividad de los gags, el gran problema de la película es, precisamente, su dependencia en estos; el nudo y el desenlace son tan insípidos que pueden leerse como una larga sucesión de gags (y allí donde el famoso punchline no funciona la película pierde completo interés).
Divertidos, originales; siempre irresistibles Constantine, la rana más peligrosa y sanguinaria del mundo, ha escapado de la prisión en Siberia. Tiene un plan: apoderarse de las joyas de la corona británica. La gira europea de los Muppets puede ser la pantalla ideal para que Constantine se salga con la suya. ¿Y qué pasará con Kermit, idéntico al más buscado de los maleantes? La película empieza exactamente donde terminó la aventura anterior, con el The End dibujado en el cielo. ¿Y ahora qué?, se preguntan los Muppets. “¡Hacemos una secuela!”, cantan a coro en un brillante número que hasta se permite parodiar a Ingmar Bergman. Gran comienzo para esta aventura europea de la troupe creada por Jim Henson y felizmente revivida gracias a la dupla James Bobin (director)-Nicholas Stoller (guionista). El carácter multitarget es uno de los activos históricos de los Muppets. No lo perdieron, así que bajo el paraguas de sus historias siguen refugiándose con idéntica comodidad y gozo los chicos y los grandes. La película -como la inolvidable serie de TV- transita por diferentes planos, desde la comedia física más elemental hasta los juegos de palabras y los guiños cinéfilos. Lástima que a Tucumán llegó la copia traducida, lo que ayuda a los chiquitos pero perjudica los estiletazos dialécticos y -en especial- al espíritu de las canciones. Habrá que esperar el DVD. Como es tradición, por la pantalla desfilan infinidad de estrellas. Es un cameo tras otro, al punto de que más de una cara conocida pasará sin ser reconocida (¿es Sylvester Stallone el que lleva una escalera en una de las primeras escenas?). Cierra el gran Frank Langella. Ricky Gervais y Tina Fey se lucen en los protagónicos, mientras Ty Burrell compone una desopilante dupla de investigadores con Sam. Claro que las estrellas serán siempre los Muppets, milagrosas criaturas capaces de sobrevivir a la todopoderosa animación digital. ¿No es maravilloso disfrutar una película con marionetas de verdad? Y aquí no faltó la tentación de escribir marionetas de carne y hueso. Y eso que hace tiempo y a lo lejos Kermit era René y a Fozzie le decíamos Figaredo, pero se sabe que Disney decidió unificar los nombres y a otra cosa. En fin. Los números musicales son buenísimos, incluyendo un dueto entre Miss Piggy y Celine Dion. Hay intrigas, romance, mucha emoción y gags de punta a punta. Así son los Muppets. Marca registrada.
Grandes y chicos convocados para disfrutar juntos el humor sano e inteligente Desde donde dejaron en 2011, desde allí arranca “Los Muppets 2: los más buscados”. Como si hubieran puesto pausa. Algo ya visto muchas veces pero que es sólo el preámbulo para una de las canciones más irreverentes, disparatadas e irónicas que se hayan hecho sobre la industria norteamericana, clara candidata al Oscar como mejor canción (si es que la academia se banca la crítica). “Estamos haciendo una secuela / No hace falta caretear / el estudio nos considera una franquicia rendidora / Estamos haciendo una secuela / el estudio quiere más / mientras esperan que Tom Hanks haga Toy Story 4”, cantan todos a coro con Kermit y Miss Piggy a la cabeza. Mientras esto ocurre se despliega una verdadera muestra homenaje de los viejos musicales (esmoquin blanco, sombrero de copa, coreografía de Esther Williams y final a la Chicago incluidos). Los Muppets hacen una declaración de principios al permitirse una risa paródica sobre la máquina hollywoodense de hacer secuelas en desmedro de las buenas ideas. “Hacemos una secuela / se sabe que segundas partes son lo peor”, sigue uno. Otro de los muñecos aclara: “¿segunda parte? en realidad esta es nuestra séptima película”. ¡Aquí vamos otra vez! Luego de semejante introducción, la historia que justifica los siguientes 100 minutos gira alrededor de un manager de giras muy famoso (Ricky Gervais) que convence a Kermit (voz en español de Raúl Aldana) de realizar un tour en Europa, pese a la reticencia del grupo ante la falta de un show armado. Mientras tanto, del Gulag se escapa Constantine (también doblaje de Aldana), un villano muy peligroso que, salvo por un lunar en la cara, es igual a la rana. La idea es tomar su lugar y utilizar la gira como pantalla para cometer muchos robos. Las sub-tramas principales son dos: por un lado en la cárcel de Gulag (Kermit termina allí) la jefa de guardias Tanya (voz en español de Mireya Mendoza) quiere que los convictos (entre los cuales están Danny Trejo y Ray Liotta en su segunda colaboración para una película de Los Muppets) hagan un musical. Por otro, Miss Piggy (voz en español de Eric Jacobson) intenta como siempre casarse con Kermit). La investigación de todo esto estará a cargo de Jean Pierre Napoleon (voz en español de Arturo Mercado Jr.), un inspector a lo Clouseau representando a Interpol y de Sam el Aguila (voz en español de Sebastián Llapur). La dupla por supuesto es tan torpe como desopilante. Como en toda película de Los Muppets los cameos se multiplican por decenas. Desde Salma Hayek a Tonny Bennet y de Christophe Waltz a Stanley Tucci. Hay lugar para dardos hacia los críticos de espectáculos, la burocracia, los estereotipos y, por qué no, precisamente a los guionistas de secuelas. “Los Muppets 2: los más buscados” es una gran comedia que no se queda sin nada por decir. Hay momentos en los que la trama se extiende demasiad, pero en definitiva esto se suple con gags y situaciones de humor bien pensados como la guerra de chapas entre detectives, el musical de la cárcel, o la reacción del público europeo, por ejemplo. Los grandes volvemos a ser chicos junto a sobrinos, hijos o nietos. Reírnos un rato, con humor sano e inteligente. ¿Se puede pedir más? Sí, que hagan la tercera (perdón, octava)
Cuando volvieron en el 2012, después de un letargo que tuvo que ver, en parte, con el desinterés del público en los últimos años y, por otro lado, por problemas de financiación (Disney se aferraba a la propiedad sabiendo que tenía un valor enorme, pero no confiaba demasiado en relanzarlos al mercado a gran escala), el mundo los aplaudió como en los viejos tiempos y pidió más. Los detractores (muy pocos, apenas aquellos excesivamente conservadores), dijeron que "no se trataba de una película fiel al espíritu Muppet". Después de todo, fue eso lo mismo lo que temió Frank Oz al ver el guión, y quien otrora fuera prestador de voces para varios personajes, decidió dar un paso al costado y dejar sin habla a Miss Piggy, entre otros. Pero la taquilla apoyada en un ferviente público, no obstante, ignoró estos reclamos: no cabía duda que las marionetas del legendario Jim Henson estaban de vuelta, y esta vez para quedarse. Apenas poco más de dos años después, los Estudios Disney decidieron apostar nuevamente al proyecto, ya un poco más confiados, otorgando el privilegio de la dirección una vez más a James Bobin. Y el resultado, esta vez, si bien no desde lo sorpresivo como en la anterior aventura, es tan maravilloso como aquel del primer capítulo. Y el argumento, además, es ahora más muppet que nunca: luego de una autorreferencial escena que remite al episodio anterior, los personajes se preguntan: ¿y ahora que ya terminó la otra película, qué hacemos? La respuesta, como no podía ser de otro modo, es absurda: una gira que los tendrá, debido a una confusión pergeniada por el malvado nuevo manager interpretado por Ricky Gervais, bajo la mira del FBI y la Interpol. Las criaturas de Henson, a más de cincuenta años de su primer aparición, han conseguido desde hace rato lo que mil directores con presunciones de autor anhelan conseguir, a veces, durante toda su carrera cinematográfica: una marca autoral indeleble, inconfundible. El mérito del director James Bobin no sólo es no traicionarla, sino profundizar la misma e invitar a nuevas generaciones a enamorarse de estos entrañables personajes.
La pandilla de Los Muppets está de regreso en esta secuela del exitoso film del año 2011 (en la Argentina se exhibió a comienzos de 2012) que marcó el retorno al cine -tras 13 años de ausencia en la gran pantalla- de estas marionetas creadas en el año 1964 por el fallecido titiritero y productor televisivo Jim Henson. Como es usual, estos adorables personajes critican y al mismo tiempo se ríen de todo y de todos, por lo que se encargan, ni bien arranca la película, de hacer un chiste sobre las continuaciones en la industria cinematográfica de Hollywood y del hecho de que ésta no es su primer “segunda parte”. Luego de haberse reunido todos en la anterior (en la primera escena de ésta nos damos cuenta que -en realidad- todo lo sucedido formaba parte del rodaje de la cinta que los traía de regreso), surge una nueva oportunidad de continuar con el show de la banda liderada por Kermit. Es así que se reúnen con Dominc Badguy (interpretado por el británico Ricky Gervais), un supuesto manager de giras internacionales que les propone realizar su propio tour mundial, comenzando por Europa. A pesar de que la rana desconfía, todos sus compañeros (más que eso son una familia) desean salir de gira y presentarse en los grandes teatros de los destinos más fascinantes de ese continente, por lo que parten en un anticuado y destartalado tren hacia Berlín, para luego pasar por Madrid, Dublín y Londres. Es en Berlín, la “capital mundial de la risa” donde las segundas intenciones de su “representante” comienzan a salir a la luz (para nosotros los espectadores, no para Los Muppets). Todo ésto es parte de un plan criminal mucho mayor que involucra a Constantine, la “rana más peligrosa del mundo”, quien escapa de Gulag, una prisión de máxima seguridad ubicada en Siberia. El tema es que este batráceo tiene un gran parecido con Kermit, a quien reemplaza en la gira sin que nadie note su ausencia y, peor, su posterior encarcelamiento en el mencionado establecimiento ruso. De esta manera, Constantine, el número uno, se une a su secuaz Dominic, alias el número dos, para llevar a cabo su plan delictivo. Mientras Kermit -con deseos de escapar y a la espera de que sus amigos vayan a rescatarlo- lidia con una fría carcelera llamada Nadya (una Tina Fey graciosísima, como siempre) y sus compañeros criminales (intepretados por Danny Trejo, Ray Liotta y Til Schweiger), la banda de los Mupptes son los sospechosos de una serie de atracos. La investigación policíaca está a cargo de dos detectives bastante particulares: uno de la INTERPOL, Jean Pierre Napoléon (Ty Burrell y un papel que levemente se semeja al Inspector Clouseau de “La Pantera Rosa”), y el otro de la CIA, el muppet Sam el Aguila. Repleta de gags, humor inteligente y sano, números musicales con gran despliegue coreográfico y los clásicos cameos (apariciones especiales de una gran cantidad de celebridades como Rob Corddry, Tony Bennett, Lady Gaga, Hugh Bonneville, Sean “P. Diddy” Combs”, Céline Dion, Zach Galifianakis, Josh Groban, Salma Hayek, Tom Hiddleston, Toby Jones, Frank Langella, James McAvoy, Chloë Grace Moretz, Usher, Saoirse Ronan, Stanley Tucci y Christoph Waltz, entre muchos otros) la película, nuevamente dirigida por James Bobin y co-escrita junto a Nicholas Stoller (esta vez, Jason Segel no estuvo involucrado), brinda entretenimiento al 100 por ciento y nos introduce, una vez más, en el divertidísimo mundo Muppet, aggiornado pero sin perder la esencia de este clásico grupo que supo ganarse un lugar en los corazones de distintas generaciones. Recomendación: Para el público adulto, el film es mucho más disfrutable en su versión original subtitulada y no doblada, ya que parte de los chistes pueden perderse en la traducción.
El regresode los Muppets al cine me había parecido maravilloso y encantador. Fundamentalmente con la versión subtitulada. Gran parte de eso era gracias a los personajes en si y a los dos actores que aportaron en los musicales todo su talento. En esta secuela se pierde ese encanto del regreso, y no se si es por uno mismo que ya los vio, pero da la sensación de estar viendo más un capítulo largo de la televisión mas que un aprovechamiento integral del cine. Banco a muerte que no sea 3D y que sea como en los viejos tiempos. Quizás tamnbién afecte que sea doblada al castellano, pero en concreto no me encató como aquella. Hasta me aburrió bastante. Los chicos en la sala estaban muy dispersos y nose divirtieron tanto. Creo que claramente no tuvo un gran guión y no llega a ser la fiesta que se merece en una sala de cine la rana René y sus amigos. Es como un partido de futbol donde un equipo le pide la hora al juez para que lo termine. Y no es algo que merezcan los Muppets.
A la conquista de Europa Con menos eficacia y sorpresas que su antecesora, Muppets 2: los más buscados (Muppets most wanted) alcanza a cubrir las expectativas de la secuela tan esperada por fanáticos, con una explosión de cameos que despertarían envidia en cualquier producción cinematográfica donde comparten cartel desde Tony Bennet hasta Dany Trejo, en una historia entretenida y agradable para todo público. En misión autoparodia, el arranque prometedor de Muppets anticipa que lo que seguirá de acá en adelante es una secuela y allí aparece la primera pregunta que siempre hay que hacerse teniendo en cuenta las experiencias de secuelas a lo largo de la historia: ¿Segunda parte mejor que primera? La respuesta puede dividirse en dos compartimentos estancos, uno por el no y otro por el sí y en ese sentido comienza a tallar un nuevo interrogante que resulta más complejo teniendo en cuenta el presente de esta franquicia de cara al futuro y que tiene que ver exclusivamente con perdurar en el tiempo o caer en el olvido o en ese espacio tan explotado hoy en día por Hollywood como lo retro y la nostalgia sin una cuota de novedad o riesgo artístico. El desafío mayor que debía afrontar la secuela era si conseguía superar pasada ya la moda y la novedad a su antecesora que marcó el regreso triunfal de estas marionetas y sus caóticas aventuras. Para tal propósito la historia no debía solamente ser un pretexto sino tener sustancia y peso más allá del aportado por cada personaje reconocible aún hoy y desde este punto de vista resulta adecuado haber incurrido en un relato que mezcla elementos del cine de género, dosificados por buenos gags y números musicales como vehículo o pantalla para marcar el lucimiento de un nutrido y ecléctico seleccionado de estrellas hollywoodenses contemporáneas. Fiel a la premisa de la secuela, el comienzo se conecta en la trama con la primera película tras el exitoso espectáculo donde Kermit –aquí más conocido como la Rana René- y su troupe recuperaron su lugar y a partir de ese momento todo lo que venga debería ser un triunfo más allá del riesgo del olvido del público como síntoma de una moda pasajera. Pero ese tono de autoparodia se ve de inmediato reemplazado por un relato de aventuras ATP desplegado en distintos puntos geográficos de Europa como Madrid, Dublin, Londres, que forman parte de un plan urdido por una mente maquiavélica y su secuaz para llevar a cabo una seguidilla de robos de joyas y piezas de valor bajo la pantalla de una gira de los Muppets acompañados por un nuevo representante, a quien el británico Ricky Gervais dota de su habitual cinismo y sentido del humor, aunque la estrella del convite es otra rana llamada Constantin. Kermit y Constantin son como dos gotas de agua, aspecto que no dificulta que el villano tome el lugar del líder en la troupe y engañe hasta a la mismísima Piggy mientras el verdadero René es confundido por el malhechor y recluido en la prisión de Siberia. Así las cosas, la idea del equívoco Constantin René llega hasta las últimas consecuencias en una trama que coquetea por momentos con el cine de espionaje y que acumula chistes físicos o visuales en medio de las habituales canciones por las que desfilan nombres reconocibles en los créditos finales pero no así en la pantalla por su ínfima aparición –hay que buscarlos con lupa a veces perdidos en el encuadre-. James Bobin vuelve a dirigir con eficacia, ritmo y criterio para abrir el espacio entre la historia y las mini historias de cada canción que amalgaman y enriquecen el relato, que cuenta con momentos realmente logrados y otros no tanto pero que se deja ver.
Muppets 2: los más buscados conoce la canción desde su título (“más”) y desde la primera secuencia musical, que por supuesto empieza en menos de un minuto: arrancando ahí donde terminaba la anterior (pero ya sin Jason Segel ni Amy Adams), los Muppets piensan en lo que harán ahora que ya volvieron y tienen al público de su lado, y se preguntan de qué puede ir una secuela (“We’re doing a sequel”). Entre una infinidad de respuestas absurdas, lo dicen: “Más de lo mismo”. Y Ricky Gervais les sopla la excusa argumental: “World tour”.
Un buen pasatiempo, lleno de gags, intriga, espionaje y que cuenta con varias figuras invitadas. A fines de la década del ’60, comenzaron a aparecer "Los Muppets", con el tiempo tuvieron su programa de televisión y en 1979 estrenaron su primera película, después del film de 1999, no se volvió a ver otra y vuelven a la pantalla en 2011 a través de Disney en una producción dirigida por James Bobin que recaudó más de 166 millones de dólares. Ahora, y de la mano del mismo director llega “Muppets 2: Los más buscados" dentro del elenco: Ricky Gervais, Ty Burrell, Tina Fey, figuras como: Zach Galifianakis (es Hobo Joe), Ray Liotta (Big Papa), Stanley Tucci (Ivan the Guard), Lady Gaga, Salma Hayek, y Danny Trejo, entre otros; además de los actores que le ponen voz a las marionetas. Para ellos, es decir “Los Muppets” llega una importante oferta del manager Dominic Badguy (Ricky Gervais) que les ofrece realizar una gira mundial por distintos teatros y su despedida final, por Londres, Dublín, Madrid y Berlín, pero en realidad este tour por las Ciudades de Europa Dominic lo utilizará para realizar el gran robo en Londres (las joyas de la corona), con la ayuda del delincuente más peligroso la rana” Constantine “(voz Matt Vogel) que habla con un acento ruso y tiene un lunar en la mejilla, además de tener un parecido con Kermit (la Rana René), hecho que será utilizado de una forma muy especial para urdir el plan . Momentos muy confusos y detrás de varias de estas situaciones se encuentran: un agente francés de la Interpol Jean Pearre Napoleon (Ty Burrell), Nadya (Tina Fey) la guardia de la prisión en Siberia y participa el periodista irlandés Irish (Hugh Bonneville). Una historia llena de alegría, humor, gags, con un brillante despliegue coreográfico, son talentosos y cómicos. Abundan las canciones divertidas, mucho color y escenarios deslumbrantes, muy buena fotografía, efectos especiales y el diseño de vestuario. En uno de los tantos cuadros musicales resulta muy gracioso ver como presos a Danny Trejo y Ray Liotta, logran un gran lucimiento de los muppets, varios cameos de figuras invitadas, algunos chistes americanos hacia los franceses, uno de los tantos atractivos que tiene el film son los personajes humanos como: Ricky Gervais, Tina Fey, entre otros y muchos extras, una buena idea incluirle una trama policial. A pesar de poseer una narración sencilla y algo repetitiva entretiene a grandes y chicos y se constituye en una buena excusa para acompañarlos. El film comienza con un cortometraje de Monsters University y esta versión de “Los Muppets” se puede ver solamente doblada al español.
Oxígeno. Eso, oxígeno: entrar al cine y respirar tranquilo y distendido mientras se ve una película, de eso se trata cualquier film protagonizado por los Muppets y este no es la excepción. Los muñecos de felpa son algo así como la conciencia amorosa y burlona de Hollywood, transformando todos los lugares comunes del cine en elementos para jugar a puro absurdo (que el villano se llame “Badguy”, que sea un comediante, que el propio diálogo diga qué es lo que pasa mientras pasa, etcétera). Pero los Muppets, además, ejercen un poder secreto y rarísimo: nos emocionan y creemos en ellos como personas, aunque la felpa y el peluche sean evidentes (gran talento del realizador y de los titiriteros, claro). Aquí Constantine, la rana más mala del mundo –que es igual a Kermit salvo por un lunar en la cara– asume su lugar para intentar un impresionante robo, mientras culpan a Kermit y lo encierran en un gulag. Lo rocambolesco de la historia ya es un primer pie al absurdo (que comienza a los cinco minutos de película con un plano que parodia genialmente “El séptimo sello”), que se desarrolla como un juego musical, donde cada secuencia tiene el brillo distendido de una canción pop. ¿Película para chicos? No, o al menos no solamente. Como todo gran cine, apunta a todo el mundo, pero no con la demagogia fácil sino con sus propias reglas. Una película, pues, que nos ayuda a respirar.
The Muppets fue, a mi entender, una de las mejores películas que se estrenaron en el 2012 y, dentro de un sitio que publica noticias y avances subtitulados, aún valoro su campaña publicitaria como la más destacada que nos ha tocado cubrir desde el comienzo de nuestra corta historia. Sería injusto considerar los méritos de Muppets Most Wanted a partir de los de la primera, pero no se puede perder de vista que es una continuación –es autoconsciente de ello desde la primera canción, después de todo- y como tal se pueden establecer elementos de comparación. No es fácil para una secuela vivir a la altura de la original y en esta oportunidad es bastante lo que se hace para alcanzar dicha meta. Con mucho menos corazón, con buenas dosis de humor y con los entrañables personajes ya recuperados, se trata de una segunda parte digna que difícilmente deje al público insatisfecho. La anterior tuvo el camino más difícil. Jason Segel y Nicholas Stoller debieron presentar el concepto de su película a Disney y pelear para poder recuperar a los famosos títeres del olvido cinematográfico. Para ello compusieron un film blindado desde todo punto de vista. En términos musicales, el trabajo de Brett McKenzie fue notable con canciones imborrables como Life’s a happy song o Man or Muppet. En cuestiones referidas al argumento, se ofreció un guión sólido repleto de chistes –todos funcionaban, una locura- y cargado de emotividad, con una historia de amor entre dos humanos, un viaje de descubrimiento de un Muppet que siempre se sintió diferente y la aventura de Kermit y su banda para salvar al Teatro en el que hicieron magia. La secuela, por otro lado, no contó con el trabajo de Segel –se sabe que fue el gran impulsor para que los personajes volvieran- y su labor fue suplantada por la del realizador James Bobin, quien también dirigió la primera. No es lo ideal el repetir la fórmula, por lo que hay que celebrar que se haya ido hacia un territorio diferente, no obstante sí se han vuelto a barajar algunos elementos de la primera en detrimento de otros y allí reside el factor por el cual Muppets Most Wanted no es una mejor película. Basta prestar atención a la brillante letra de We're doing a sequel en los primeros minutos para entender todo lo que se necesita sobre esta nueva producción. Autoconsciente de sus limitaciones como segunda parte, se plantea que el estudio los considera una "franquicia viable", que necesitan una trama "medianamente decente" y que con el conseguir cuanto cameo de estrella de Hollywood se pueda, alcanza. Solamente esa canción ya justifica que la película sea vista y valorada positivamente. No ha habido en los últimos tiempos producciones tan despiertas como las de los Muppets, capaces de manejar con tanto tino el factor paródico. No es tarea nada fácil tomarse en serio el no tomarse en serio y Kermit, Piggy y toda la banda ha salido bien parada las dos veces. El problema con Muppets Most Wanted es el de asumir como lógicas esas restricciones que posee en términos de segunda parte y no correr algún riesgo más, jugar a lo seguro dentro de los muros fílmicos que se ha autoimpuesto. Los personajes humanos de la primera –Segel, Amy Adams, Chris Cooper- eran integrales al argumento y su gracia se producía en relación al avance de la narración, no obstante en esta Tina Fey y Ty Burrell son sujetos estereotipados creados para la ocasión –literalmente podrían haber sido cualquier otra cosa-, personajes unidimensionales diseñados para que ciertos chistes funcionen. No hay un solo amague como para que el aspecto emotivo de la primera se ponga en marcha y se dedica a confiar plenamente en sus ocasionales invitados estelares. Desde luego que no está mal, dado que la producción es absolutamente divertida y disfrutable por cualquiera, pero el jugar dentro de sus barreras de contención suponen un límite que ellos mismos decidieron aplicarse. Así, por más que sea una película efectiva en sus aspiraciones y posea algunas cosas verdaderamente brillantes –hasta parodian a El Séptimo Sello-, acaba por sentirse en una suerte de refrito televisivo, un especial de hora y media para la pantalla chica.
VideoComentario (ver link).
“Muppets Most Wanted”: Circo de gira, familias contentas Una de los preconceptos más grandes que existe alrededor de la cultura del séptimo arte es la idea de que las secuelas y, especialmente, las segundas partes nunca son buenas ni jamás de los jamases, mejor que la primera. Ese mito es absolutamente falso. Haciendo un chiste sobre eso mismo y riéndose de que son unos muñecos viejos a los que ya nadie les da bola, comienza la nueva película de “Los Muppets”. Los fantásticos títeres liderados por la rana René –o Kermit-, que ya llevan más de 35 años metiéndose en distintas aventuras, se reúnen una vez más para volver a lo más alto de los shows mundiales. El circo vuelve una vez más de gira y llega a la mayoría de las salas argentinas. Un divertido representante (Ricky Gervais), que dice trabajar para One Direction, Brad Pitt y Lady Gaga, se acerca a ellos para entusiasmarlos con un ofrecimiento que consta en una gira por Europa que reuniría otra vez a los muñecos y los relanzarían al estrellato. Sin embargo, podemos detectar rápidamente como este malvado hombre se trae algo perverso entre sus manos. Luego, aparecerá otra rana de aspecto similar pero con tono de afrancesado borracho que será el encargado de traer los problemas. Con un solo y único detalle en su rostro, se podrá jugar a lo largo de todo el film. Bastante simple, pero un gran recurso de todas formas. Obviamente, los musicales abundan pero no aburren: voces graciosas, pocas rimas y desacordes totales. El doblaje está aprobado. Los personajes que cantan llegan a ser también hombres rudos y grandotes, lo que parece bastante contradictorio pero aun así es muy beneficioso para la diversión de los espectadores. Los chistes sobre el contexto del espectáculo, y sobre todo, del cine mismo, aparecen en los momentos necesarios y hacen reír a más de uno. Imagínense que incluso se animan a hacer una parodia de “El séptimo Sello”, la enorme película dirigida por Ingmar Bergman en 1957, 20 años atrás de la primera aparición de estos muchachos. Lo que sí lamentablemente le juega en contra a la película, aunque sea para nosotros los del sur, es que es demasiado yanqui. La cultura que se ofrece, los personajes/muñecos estereotipados, los temas de conversación y las temáticas llevadas a cabo, son bastante pertinentes a los de allá arriba. Además, diferencia a la CIA de la Interpol y señala a los rusos como los fríos y malos. Es decir que las cuotitas de funcionalismo, que existen desde la época gloriosa de Disney, claro que siguen vigentes. Cuiden a sus niños. De todas formas la nueva película de “Los Muppets” es sin duda una historia para grandes y chicos. Todo lo que va a pasar es bastante obvio pero de todas formas no se puede no esperar impacientemente a que pase. Así, todos van a pasar el rato divirtiéndose y entreteniéndose con una historia de comedia musical con un buen ritmo y muchos colores. Una buena excusa para sacar a la familia por el fin de semana largo y tener callados a los chicos más de una hora y media.
La rana que robó el mundo. “Estamos haciendo una secuela / Volvemos por demanda popular / Vamos, todo el mundo, ¡juntemos la banda! / Estamos haciendo una secuela / Eso es lo que hacemos en Hollywood / Y todos saben que la secuela nunca es tan buena”. En los cinco minutos iniciales dedicados a este primer número musical, uno ya sabe si está o no a bordo del tren de la rana Kermit y compañía. ¿Cuántos otros films apuntados al target infantil pueden balancear la fórmula de vodevil con comentarios meta (“El estudio quiere más / mientras esperan a Tom Hanks para hacer Toy Story 4“, canta Gonzo) y referencias a la infame El Padrino III así como a El Séptimo Sello? Claro que, como aclara el redondo científico verde Bunsen durante la canción, la incorrectamente titulada localmente Muppets 2: Los Más Buscados (Muppets Most Wanted, 2014) es la séptima continuación con la troupe de marionetas desde la primera película en 1979. Sin embargo, en cierta forma accidental el error tiene algo de sentido. Después de todo, las criaturas del siglo XXI tienen una diferencia en su anarquía con respecto a la de las originales: mientras que las obras creadas con amor por Jim Henson apuntaban su glorioso descontrol desde el corazón del escenario, los trastos revividos por el director James Bobin, el actor/co-guionista Jason Segel y el cantautor Bret McKenzie usaron la excusa del renacer nostálgico para demoler las butacas del teatro y apuntar a la cuarta pared que los dividía de las audiencias en los cines. En ese sentido, la nueva aventura de los títeres más populares se lanza por el mundo con cañones que disparan imparables gags, al mismo tiempo que se refleja con la misma dureza arrojada desde el balcón por los viejos Statler y Waldorf. La pregunta que vale hacerse, entonces, es si llega a funcionar. BjQnvR4CIAA9tRg Arrancando segundos después de la producción de 2011, el siguiente paso para la ex-René, Miss Piggy, Fozzy y el resto tras terminar de reconciliarse es dejar el hogar en una improvisada gira a través de Europa. ¿De quién es la idea? De su nuevo manager, Dominic Badguy (Ricky Gervais, haciendo su algo irritante rutina de ponerse en ridículo con una actitud irónica de reconocerlo); ignoren que su apellido significa “Tipo malo” en inglés, sólo es un inocente francés. Y aunque suena sospechoso, el conjunto firma tras quedar tentado por la idea de dar shows en Berlín, Madrid y Dublín. Lo que no saben es que esto es el plan de Constantine, un anfibio con acento soviético que es casi idéntico a Kermit, y que logra reemplazarlo al dejar que tome su lugar en un gulag siberiano, prisión comandada por Nadya (Tina Fey, exprimiendo la mayor cantidad posible de risa con su humor seco y tono exagerado). Así, el grupo tendrá poco tiempo para darse cuenta del error y evitar ser incriminados por la serie de robos cometidos en la ruta por Constantine y Dominic, quienes apuntan al premio mayor: las Joyas de la Corona en Londres. Evitando las complicaciones, el realizador Bobin (quien además co-escribe con Nicholas Stoller) dice esto desde el principio: sí, son los Muppets de vuelta, aunque ahora juegan a estar en un film de cárcel, en una historia más del tour europeo, o en un relato de policías y ladrones (otra vez). Carente en gran parte del corazón aportado antes por Segel (el único en no volver para esta segunda ronda) que a la vez beneficiaba a un centro emocional y negaba algo de tiempo más de locura en alambres, esta nueva producción avanza en el mapa de lo gastado con ardiente ironía y un ojo siempre dispuesto al guiño. Sólo basta ver subtramas como la investigación de los delitos en forma de una resumida parodia de la buddy movie con Sam el Águila y un agente de Interpol con aires de Clouseau interpretado por Ty Burrell, o el espacio dedicado a los intentos de Miss Piggy para finalmente concretar la unión con el batracio de sus sueños. Sumado a la vivaz incorporación de Constantine (quien, entre su voz de viejo comunista y actitud confiada, es una mucho mejor suma que Walter, personaje que ahora deja un inexistente impacto tras haber cumplido su propósito de personificar la introducción al nuevo público en 2011) y a los aún pegadizos temas de McKenzie, el film es una catarata de chistes. MUPPETS MOST WANTED Pero, aún así, cerca del final no son suficientes las bromas en un terreno que ya vimos cientos de veces, lo cual tampoco es ayudado por la falta del núcleo emocional de Henson y la extrema burla de la estupidez de nuestros protagonistas. Sí, es bárbaro volver a verlos, pero no cuando se tiran tan abajo que arruinan la imagen por la cual son tan queridos. Hacia su conclusión, la película se siente apurada por ir por los lugares comunes, algo que se siente hasta en aspectos como los clásicos cameos, que en esta ocasión se aumentan a decenas (para listar algunos: Lady Gaga, Tony Bennett, Puff Daddy, Celine Dion, Zach Galifianakis, Josh Groban, Salma Hayek, Ray Liotta, Saoirse Ronan, Stanley Tucci y Christoph Waltz) y terminan chocando en apariciones repentinas que se pierden en un parpadeo sin sentido (aunque es admirable la decisión de hacer que Danny Trejo y el ex-Flight of the Conchords Jemaine Clement más protagónicos que gente como James McAvoy y Frank Langella) Al final, Muppets 2: Los Más Buscados se podría comparar con el corto que lo acompaña al principio: Fiestódromo, un segmento de 6 minutos con los personajes de Monsters University usando las puertas de acceso al mundo humano para robarse una fiesta y volverse el alma del campus. Son obras innecesarias y algo vacías, claro, pero que explotan con valor al gusto de todos. Animal está orgulloso.
Está visto que Hollywood, en vez de mejorar, sólo se dedica a crear vicios nuevos y volverlos recurrentes. Si antes teníamos una generación de directores formados en la MTV que se enviciaron con los cortes rápidos y convirtieron a las escenas de acción en secuencias convulsivas, después tuvimos la moda de las innecesarias remakes / secuelas, las adaptaciones de cualquier bobada televisiva al formato cinematográfico, los intentos de crear franquicias a partir de cualquier marca / producto reconocido preexistente (¿para cuando la película de McDonalds?), la moda de las franquicias vampiricas y/o fantásticas adolescentes, la ola de las trilogías, los reboots, y quién sabe cuántas estupideces mas. Y la última que se agrega a la lista es la de despedir a la gente que ha creado un inesperado éxito, contratando a tipos mas baratos para hacer la secuela. No sólo es negarle la gloria merecida (es como si la Fox hubiera echado a George Lucas ni bien hizo el taquillazo de La Guerra de las Galaxias), sino que es contratar gente de menor nivel para continuar la obra iniciada. Los casos de este tipo lamentablemente han comenzado a abundar: recordemos cómo fletaron a la directora Catherine Hardwicke después de haberse anotado un poroto con Crepúsculo (que dicho sea de paso, es el único filme digerible de la franquicia); o cómo volaron a James Franco y Rupert Wyatt de la nueva saga de El Planeta de los Simios; o cómo estuvieron a punto de echar a Marc Webb de la secuela de El Sorprendente Hombre Araña. ¿Qué diantres les pasa? ¿Tan miserables son que no quieren pagarles unos millones extra a los que descubrieron pepitas de oro en el barro?. La última abominación de semejante tendencia es Muppets 2: Los Más Buscados. En lo personal, me encantaba El Show de los Muppets, pero siempre consideré que las películas de los muñecos eran demasiado pesadas. La versión 2011 de Los Muppets resultó ser sorprendentemente inteligente, llena de chispa y chistes nuevos, y capaz de remontar todos los prejuicios preexistentes. Por contra, la gente de Disney fletó a Jason Segel - fan reconocido de la saga, escritor y protagonista del filme del 2011 - y rearmó el equipo creativo con los tipos remanentes - director James Bobin, libretista Nicholas Stoller -. El resultado final es un plomo denso y estirado que dura dos horas y carece de gracia. Atrás quedaron los chistes surrealistas, los homenajes y el humor ácido; acá todo es insípido, plagado de insufribles canciones y personajes sin comicidad. Y el problema de fondo no es que la historia sea remanida, sino que esta regurgitación es incapaz de ponerle algo de condimento como para arrancar siquiera alguna sonrisa. La historia es una demasiado conocida: hay un tipo malo que tiene el mismo rostro que uno bueno - en este caso, el de la rana René o Kermit para los anglosajones -, y toma su lugar, mandando al inocente a la cárcel. Su socio en la conspiración es el nuevo productor de los Muppets, Dominic Maltipo (o Badguy in english), el que monta una gira de los muñecos por las principales capitales europeas en teatros estratégicamente ubicados al lado de lujosos museos, los cuales alojan los mas costosos tesoros del planeta. Mientras despliegan la función, Badguy y la rana malvada se escabullen de los teatros para atracar los museos, usando al teatro como su coartada perfecta. Mientras tanto René ha terminado en un Gulag en Siberia - comandado con puño de hierro por Tina Fey -, y siendo intimidado por los temibles reclusos del lugar, entre cuyo stock figura Danny Trejo y Ray Liotta. Tres de los Muppets descubren la verdad y se van a Siberia para liberar a René, con lo cual deben llegar a tiempo para descubrir el estofado antes que la rana malvada y Ricky Gervais pongan sus manos sobre las joyas de la corona. Todo esto con mucho despliegue de escenarios turisticos y toneladas de canciones soporíferas. Las tonadas aburridas no son el único problema de Muppets 2: Los Más Buscados. El humor del libreto es demasiado ñoño, los cameos son demasiado desabridos, y los tipos de carne y hueso que ocupan mas tiempo en pantalla no tienen ni una maldita oportunidad para lucirse. Por ejemplo, la participación de Ray Liotta y Danny Trejo como reclusos del Gulag está criminalmente desperdiciada - y eso que cantan y hacen ballet! -; Ricky Gervais jamás tiene chance de hacer algo interesante con su villano; y el único que amenaza con condimentar las cosas es el habitualmente insípido Ty Burrell, el que aquí sintoniza al inspector Clouseau de Peter Sellers con gran altura... lástima que las participaciones de Burrell son demasiado breves y espaciadas. Muppets 2: Los Más Buscados es sobreproducido material directo a video. No califica para blockbuster ni ahí; carece de vuelo y, como es rutinaria, decidieron meterle dos toneladas de relleno con música y canciones, las cuales son un plomo mayúsculo. En todo caso, es mediocridad presentada en envase de lujo, la cual intenta vendernos algo de un supuesto nivel que no se compadece con la calidad del producto final.
Publicada en la edición digital #262 de la revista.