Un film que entretiene a pesar de no ofrecer nada nuevo. La trama tiene algunos altibajos logrando momentos de gran interés, otros un tanto complicados, otros aburridos y muchos de pura acción, pero el resultado final...
Fuego en las calles Hay pocos temas más redituables en términos dramáticos para el séptimo arte que la vieja y querida venganza, ese deseo primario que suele empardarse con la justicia y que puede variar según la perspectiva individual del observador (a veces es un “ojo por ojo, diente por diente” y en otras ocasiones se cuela la necesidad de cobrar intereses). El tópico se adapta a cualquier género porque provoca una identificación automática del otro lado de la pantalla que va más allá del contexto del relato de turno, circunstancia que por supuesto lo convierte en un recurso muy utilizado incluso en tiempos como el presente, con una industria volcada a una asepsia hiper conservadora que pretende volver a delimitar de manera tajante el terreno de los buenos y el terreno de los malos, algo que por cierto no queda muy en claro cuando la víctima -o alguno de sus allegados- se transforma de golpe en victimario furioso. El Implacable (The Foreigner, 2017) se nos presenta como un thriller político de acción con elementos testimoniales aunque en realidad su núcleo se reduce a la clásica odisea de revancha por la muerte de un ser querido: hoy por hoy el adalid es Quan Ngoc Minh (Jackie Chan), un inmigrante chino en Londres dueño de un restaurant cuya hija es asesinada en un atentado con una carga explosiva, lo que desde ya despierta su pasado como operador militar en la Guerra de Vietnam con vistas a dar caza a los responsables. Primero intenta sacarle información al Comandante Richard Bromley (Ray Fearon), el agente de Scotland Yard que investiga el caso, pero el hombre no acepta el soborno que Quan le ofrece por los nombres de los atacantes. A posteriori -y paulatinamente- se obsesiona con Liam Hennessy (Pierce Brosnan), el actual Viceministro de Irlanda del Norte y antiguo miembro del IRA. Así las cosas, el protagonista comienza a presionarlo con bombas y amenazas varias para que identifique a los terroristas, quienes como él forman parte del IRA, lo que a su vez provoca el inicio de una persecución contra Quan encabezada por matones al servicio de Hennessy. El guión de David Marconi, a partir de una novela de Stephen Leather, se las arregla bastante bien para balancear con soltura la cruzada del oriental (el costado vertiginoso y visceral de la película) y las matufias políticas que circundan al personaje de Brosnan (la pata testimonial del film incluye a sus subalternos y superiores pero también a su círculo íntimo, léase sobrino, esposa y amante). De hecho, la propuesta compensa la poca originalidad de su planteo y su desarrollo con una inteligente utilización del fantasma británico alrededor del regreso del “fuego en las calles”, cortesía del brazo armado del IRA. En este sentido, Hennessy es un personaje tan interesante como Quan porque representa esa paz actual tambaleante entre católicos/ republicanos y protestantes/ unionistas: Chan y Brosnan aprovechan el pasado trágico de sus personajes y consiguen salir de su habitual zona de confort a nivel interpretativo, algo que se agradece de sobremanera y nos regala la mejor actuación de los señores en mucho tiempo. Por su parte el realizador de turno, el neozelandés Martin Campbell, mantiene la tensión en todo momento y hasta saca de la galera algunos truquitos para las escenas de acción que ya habíamos visto en sus mejores trabajos de antaño, Fuga de Absolom (No Escape, 1994) y aquellos muy buenos reboots de la franquicia 007, GoldenEye (1995) y Casino Royale (2006). Por supuesto que El Implacable es derivativa a más no poder y en su último acto acumula un encadenamiento de acontecimientos muy delirantes que en parte tiran abajo el férreo verosímil que se había construido hasta ese instante, sin embargo a fin de cuentas hablamos de un producto entretenido -y bastante más complejo que el promedio del mainstream de nuestros días- que sale adelante por la experiencia y maravillosa profesionalidad de todos los involucrados…
El Implacable: Sangre en las calles. Tres luminarias del cine en un thriller para paladares finos. Dos actores y un director veteranos al servicio de un guión a puro suspenso. En 1992, el escritor Stephen Leather saca la novela de ficción The Chinaman, influido enormemente por los bombardeos desatados en esa época del Ejército Republicano Irlandes Provisional (PIRA, una facción del IRA). En ella, un ex-soldado oriental que busca la paz en una nueva tierra (Lóndres) ve como su hija, su única familia, es muerta por uno de estos bombardeos; y, al no obtener respuesta de las autoridades, comienza una cruzada de venganza. Jackie Chan, quien no necesita presentación como actor, director o productor; se embarca en este proyecto que adapta la novela de Leather en un contexto político que aún sigue teniendo vestigios y heridas de esta lucha política entre Irlanda e Inglaterra: Quan Ngoc Minh (Jackie Chan) es un inmigrante chino en Lóndres, dueño de un restaurante y con una hija adolescente. Sus vidas iban de lo más bien hasta que un atentado terrorista hace que la pequeña fallezca. Dolido por haber perdido a su única familia, Quan busca respuesta en las autoridades de Scotland Yard, sobornando a su Comandante Richard Bromley (Ray Fearon), pero éste no lo acepta y pide que espere. Luego, Quan llega hasta Liam Hennessy (Pierce Brosnan), el actual Viceministro de Irlanda del Norte y antiguo miembro del IRA, y es acá donde se desata el infierno para el otrora agente 007, quien no solo es presionado políticamente por su pasado, la actual tensión entre los dos países en conflicto y, también, su inestable vida personal; sino que ahora tiene a un padre sin nada que perder (que poco a poco comienzan a descubrir que no es un ciudadano tan común) con una vendetta personal que no parará ante nada ni nadie y que utilizará los mismos medios de terror que se usaron para matar a su hija, con tal de encontrar a los culpables de su terrible pérdida. El Implacable (The Foreigner, 2017) es un thriller de acción bastante alejado de la pata comercial/occidental de Jackie Chan; pero a los que conocemos un poco más su trayectoria, no nos sorprenderá que el actor hongkonés se aparte de vez en cuando de la comedia de acción. Por otra parte, Pierce Brosnan sigue siendo fantástico en cada papel que desempeña, ahora como un político con pasado y presente oscuros, que mete miedo cada vez que habla y, cuando lo hace, no podemos dejar de escuchar su acento irlandés por mucho tiempo. Con El Implacable, el realizador Martin Campbell vuelve a elegir un proyecto donde destacarse, no yendo hacia el lado fácil de los “jubilados-héroes de acción”, pero sí logrando que dos actores veteranos (que, en apariencia, tienen carreras diametralmente opuestas) se complementen a la perfección y no caigan en el ridículo, pero manteniendo el ímpetu de sus gloriosos años. Campbell logra balancear, de nuevo, la acción con el espionaje; el drama con la acción, así como lo hizo con los dos reboots del agente 007, y se ve que tiene pericia en ello. Así, El Implacable es un film oscuro, donde la venganza no es un plato que se sirve frío , sino que cuanto más caliente está, más sabor tiene: el sabor del dolor y el sufrimiento de perder a un ser querido y luchar por su memoria.
El Jackie de la gente El género de acción se revitalizo en los últimos años con películas que tienen como finalidad la venganza, pero también con aquellas que cuentan con una cuota de buen peso dramático. Tal es el caso de Búsqueda implacable (Taken 2008) y Sin control (John Wick, 2014), mientras que Martin Campbell (Al Filo de la Oscuridad) nos trae con El implacable (The Foreigner, 2017) una excelente historia con Jackie Chan y Pierce Brosnan. Un humilde dueño de un restaurante londinense, Quan (Jackie Chan), emerge en una venganza cargada de violencia al perder a su hija, la única persona que le quedaba tras un atentado terrorista del IRA (Irish Republican Army). Mientras busca a los responsables, recurre a la ayuda del viceministro irlandés, Liam Hennessy (Pierce Brosnan), un ineficiente funcionario del gobierno a quien su propio pasado turbio le afecta de cerca. Sin dudas, estamos ante la mejor interpretación de Jackie Chan en toda su carrera. El actor chino se sumerge en un personaje al cual se le arrebata lo único que lo mantenía atado a esta realidad. El sufrimiento más grande que un hombre podía conocer, ya experimentado en el pasado, ahora se vuelve un dolor más profundo que lo lleva a reaccionar como un despiadado con quién se lo merezca. Además el artista marcial, nos regala momentos muy entretenidos de acción como solo él puede protagonizar, con movimientos que a pesar de su edad (63) todavía puede realizar. Por el lado de Pierce Brosnan, realiza una buena actuación sin brillar demasiado con un personaje que tiene un acento irlandés poco creíble pero correcto. La dirección de Martin Campbell consigue encubrir un film de drama político en una película de acción, lo que puede llegar a interesarle aún más al público, y dejar una reflexión atractiva a una realidad política propia de los tiempos que corren. El implacable se presenta como una gran alegoría a lo que el mundo necesita: un hombre que se enfrente a un sistema totalmente corrupto, sin importar que la manera sea a las patadas. Y quien mejor que Jackie Chan para desparramar patadas por doquier.
Entre la política y el deseo de venganza. Rara avis en la carrera individual de los dos protagonistas, la película dirigida por el neozelandés Martin Campbell desarrolla, al mismo tiempo, escenas de acción y un drama político que toca temas reales y dolorosos. Película extraña El implacable: por momentos resulta mejor de lo que parece, pero nunca es tan buena como aparenta serlo. Tal vez una de las razones de esta paradoja difícil de describir en palabras -pero que se siente en el cuerpo y la mente durante las dos horas de proyección- esté relacionada con el origen multicultural de su capital. Dirigida por el neozelandés Martin Campbell (un típico realizador de la industria responsable, entre muchos otros títulos, de Casino Royale, La marca del zorro y Linterna verde), se trata de una producción en idioma inglés con Pierce Brosnan en un rol central, pero es, al mismo tiempo, un vehículo para la súper estrella asiática Jackie Chan. Un film de acción de Chan sin una pizca de humor –algo que no marca una primera vez, aunque se trate de un bien escaso– y un drama político que toca temas reales y dolorosos. En esa mezcla de compleja combustión y en la evidente ambición de complacer varios mercados a la vez (el de habla inglesa y el chino están cada vez más cerca, pero siguen manteniendo diferencias conceptuales y de control del contenido) se juegan las bondades y deméritos de The Foreigner (“el extranjero”), cuyo título original resulta mucho más apropiado que el local. El arranque es brutal, cortante y toca fibras muy sensibles en los tiempos que corren. Chan interpreta a Quan Ngoc Minh, un inmigrante vietnamita cuyo verdadero país de origen no es ese sino China (uno de los secretos de su verdadera identidad), el dueño de un restaurante familiar en un barrio londinense. Un atentado a manos de un desprendimiento rebelde del Ejército Republicano Irlandés acaba con la vida de su hija, entre otra docena de víctimas. El dolor y el duelo personal les cede el lugar a los movimientos políticos y de inteligencia del estado: el poder central del Reino Unido contacta de inmediato a Liam Hennessy (Brosnan), un encumbrado ministro irlandés con un pasado como miembro activo del IRA (y un presente con lazos aún fuertes en la organización, según se desprende rápidamente del relato). Entre esos dos frentes, el de la gran política y el del deseo personal de justicia/venganza, se moverá El implacable. Que Minh, un Chan de 63 años de rostro cansino y apesadumbrado, comience a investigar por su cuenta luego del pedido de paciencia de las fuerzas policiales no resulta nada insólito. Sí un poco más que días después comience a poner sus propias bombas caseras en el despacho de Hennesy, como método de presión para obligarlo a compartir los nombres de los terroristas. En el fondo, no es algo tan estrambótico: el personaje esconde en su pasado un rol como comando especialmente entrenado durante la Guerra de Vietnam. Sin mayores dificultades, Minh se convierte en un émulo de Rambo dispuesto a todo con tal de empatar el partido, ejerciendo desde luego la inmemorial justicia por mano propia. La dirección de Campbell es usualmente afilada y las escenas de lucha –que no son tantas– ofrecen el repertorio clásico de movimiento jackiechanianos jugados a un tono más realista. Los movimientos intestinos del poder político, por otro lado, también son descriptos con un énfasis en la construcción de un universo verosímil: los pactos, traiciones y alianzas temporarias no forman parte de la estructura binaria héroes/villanos sino de una mucho más cercana a la realidad. Y si bien, por momentos, esa amalgama se ofrece a los ojos y los oídos como el agua y el aceite, es precisamente el contraste entre los diferentes tonos lo que le da a El implacable un brillo particular. Película definitivamente fallida pero intrigante, seguramente será recordada como una rara avis en la carrera individual de los dos protagonistas.
Hacía rato que no la pasaba tan bien viendo una película así. Un thriller de acción y contraespionaje. Con este papel Jackie Chan podría tranquilamente retirarse de las películas de artes marciales (aunque esta no lo sea en ese estricto sentido) y que todo el mundo lo aplauda de pie. Pero ojalá que no lo haga, queremos seguir viéndolo así. Con sus 63 años nos entrega una de sus mejores actuaciones (sino la mejor) de su carrera no solo por su edad en escenas de pelea, sino por las secuencias dramáticas perfectamente interpretadas. Por su parte, el director Martin Campbell nos trae su mejor trabajo desde Casino Royale (2006). Aquí hay una mezcla de atmósferas de la saga Taken junto con Rambo. De esa combinación sale un producto tan sólido que te olvidás de todo en su casi dos horas de duración. Las secuencias de acción son muy buenas, aunque no son grandilocuentes. Lo cual es bueno, porque el espectáculo recae en otro lado. Lo único malo que tiene es la línea argumental que tiene que ver con las internas políticas entre Inglaterra e Irlanda. Tiran mucha data y marea. En cuanto al resto del elenco, solo se puede destacar a Pierce Brosnan, quien hace un gran laburo de antagonista. Cumple con todos los requisitos. En definitiva, El implacable es entretenimiento asegurado para el que gusta de este tipo de películas y un gran exponente del género que hacía rato que no entregaba un film de calidad.
La política se introduce en las tradicionales películas de Jackie Chan, alejando al actor de lo físico y acercándolo a un tipo de interpretación ajena a la carrera que construyó a lo largo de los años. El resultado es un híbrido que funciona por momentos, pero que no sólo cae en lugares comunes y estereotipos, sino que además involuciona a medida que progresa la narración. Sólo para fanáticos.
De topos e infiltrados Qué ironía que en Hispanoamérica se haya traducido el título a El Implacable, dado que me hizo recordar en todo momento a Taken (Búsqueda implacable). La película dirigida por Martin Campbell no es más que una imitación al borde de lo bizarro, muy a pesar de estar basada en el libro de Stephen Leather llamado “The Chinaman” y publicado en 1992. Quan (Jackie Chan), con sus 61 años (!) busca incansablemente vengarse de la muerte de su hija. La misma fue producida por una bomba implantada por un grupo terrorista llamado IRA. Para esto pone en riesgo su vida en reiteradas ocasiones, persiguiendo y amenazando al viceministro irlandés Liam Hennessy (Pierce Brosnan) con el fin de encontrar los nombres de los responsables. Como era de esperarse, hay acción y artes marciales producidas por el mismísimo Jackie Chan, las cuales ya no sorprenden a nadie por la cantidad de material que existe sobre el género. Falla en el guion ya que desvía la atención del protagonista a la de Liam (haciendo que inexplicablemente Jackie Chan no aparezca por unos cuantos minutos). Además, no logra un buen armado de personajes secundarios los cuales son fundamentales para los giros narrativos. Como frutilla del postre al film le sobran veinte minutos, intenta cerrar todos los hilos narrativos que no fueron importantes en ningún momento.
The Foreigner se puede vender en pocas palabras como una secuela espiritual de Taken, pero con el inmortal Jackie Chan al frente. Si uno cierra los ojos, puede ver el panel de productores ejecutivos barajando ese concepto y tirándolo en la mesa, para luego salir corriendo a producirla. Ese detalle es lo que vuelve a la última película de Martin Campbell (las secuelas de la saga 007, GoldenEye y Casino Royale) una bolsa con resultados dispares, ya que hay claramente dos líneas argumentales en conflicto dentro del mismo marco narrativo. Lo que venimos a ver es al oriundo de Hong Kong actuar por fuera de su zona de confort. Hay un quiebre importante en su filmografía con este papel, el de un padre que bordea la tercera edad y ve su vida destruida delante suyo al ver morir cruelmente a su hija en un atentado. No pasan ni cinco minutos de metraje que este despiadado bombardeo pone a descansar su carrera de comedias de acción, donde Chan se movía de acá para allá despachando enemigos a patadas. Se le nota en el semblante cansado y más cuando pierde a su ser más querido. Es un hombre común que pide justicia. Y así inicia este film de venganza familiar. La segunda película es el thriller político y de espionaje que protagoniza Pierce Brosnan (con un acento irlandés que incomodará en principio a más de uno, pero pequeño detalle: Brosnan es irlandés), como un alto funcionario al que estos ataques podrían costarle su carrera si no descubre quiénes son los perpetradores. En el camino, los dos se cruzan con un enemigo en común pero con motivaciones distintas. He aquí el dilema del espectador. O al menos, el mío. Ver a un Jackie oscurísimo, como nunca se lo vio antes, es un gran aliciente a la hora de acercarse a The Foreigner. O The Chinaman, como es el título de la novela en la que se basa la película, pero con nombre cambiado no sea cosa que se acuse a la producción de racista. Su personaje es una mezcla del Bryan Mills de Liam Neeson y el brutal e ingenioso Rambo de Sylvester Stallone. Sabemos que Chan es un adepto a las artes marciales, y verlo en un rol así hace que uno lo quiera disfrutar más explorando esos músculos dramáticos que pocas veces hemos podido ver en pantalla. No se quiere que haga un refrito barato donde el protagonista es una máquina de matar y golpear, por lo que en ese aspecto la película sale airosa. Pero el suspenso interviene constantemente y le saca todo protagonismo al otro, al punto de que hay más escenas en oficinas que de acción pura y dura. Si le agregamos el detalle que la trama pergeñada por David Marconi es enrevesada con un puñado ingente de sospechosos y giros argumentales, el resultado es a veces un agotador film de dos horas en donde al espectador se le da y se le quita constantemente. Hay una falta de balance entre lo que es netamente cine de acción y lo que es el de espionaje, y si bien Chan y Brosnan se lucen en sus papeles, el desenlace del conflicto se estira demasiado. Ojo, Martin Campbell dirige notables escenas de acción, se ha llevado lo mejor de la saga de James Bond y lo aplica con mucho gusto. Claro también que Jackie le hace las cosas muy fáciles, ya que a los 63 años está en una forma impecable y agita golpes a compañeros de elenco 10, 20 y hasta 30 años menores que él, y no se le mueve ni un pelo al hacerlo. Y es quejarse de lleno, pero como espectador hubiese deseado una versión más descafeinada del thriller, en donde la adrenalina ocupase más pantalla que los entretelones políticos de turno. The Foreigner no es una locura de película de acción. Tampoco es un soberbio film de intriga. Pero ambas partes comparten cartel y la mezcla es tan volátil como el personaje de Chan, aunque sale adelante gracias a dos grandes protagonistas que se alejan de la escala del blanco y negro para acercarse a un gris profundo.
Notable Jackie Chan en un papel más serio La intriga es sólida, aunque algunas vueltas argumentales innecesarias la complican. Martin Campbell dirigió dos films de James Bond, "Casino Royale" y la anterior "Goldeneye" en la era Pierce Brosnan, que justamente aquí aparece como un político irlandés que podría estar conectado con grupos terroristas. Al menos, esto es lo que sospecha Jackie Chan, que en un papel más serio de lo acostumbrado es el padre de una muchacha asesinada durante un atentado en Londres. La premisa es interesante, igual que ver a Chan como un hombre que parece excesivamente tranquilo, aunque demasiado insistente hasta que termina por convertirse en una temible usina de violencia dirigida a quienes mataron a su hija, lo cual da lugar a un puñado de buenas escenas incluyendo, lógicamente, alguna en la que el superastro chino tiene la ocasión de exhibir su talento para las artes marciales y la acrobacia-. En cambio, quien no tiene mucho a su favor es Pierce Brosnan, que tiene a su cargo demasiadas escenas dialogadas y más complicadas de lo necesario. "El implacable", con su extraña trama de terrorismo irlandés y relaciones entre políticos y grupos violentos, parece surgida de otra época, al punto de que por momentos da la sensación de ser un thriller filmado en la década del 90.
El Implacable (The Foreigner) es el primer film que une a Jackie Chan con Pierce Brosnan, en donde ambos son dirigidos por el veterano realizador Martin Campbell (Casino Royale). El Implacable está basada en la novel The Chinaman de Stephen Leather. En El Implacacble, la hija del personaje de Jackie Chan muere en un atentado en Londres por culpa de una facción terrorista vinculada al IRA (Ejercito Republicano Irlandés, en inglés) cuyo objetivo es revivir los problemas en Irlanda del Norte. El protagonista jura vengar la muerte de su hija y buscar a los culpables. A pesar de que esta premisa ha sido contada muchísimas veces, este film se las rebusca para darle un giro más novedoso y fresco: tiene un costado más político e históricamente justificado, ya que involucra la sangrienta y reciente historia de los problemas entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte. Por otro lado, el protagonista debe buscar a los culpables y esto no le será nada sencillo ya que no se sabe de sus identidades, por lo cual el largometraje se convierte en una sinuosa trama de suspenso. Por último, las batallas son muy realistas y dejan de lado el costado más espectacular que suelen tener en este tipo de films. Más allá de todo esto, el arma secreta de El Implacable son sus dos actores principales, Jackie Chan y Pierce Brosnan. En esta película ambos hacen personajes atípicos para sus respectivas carreras: Jackie Chan hace de un hombre dolido y de pocas palabras, mientras Brosnan compone a un político lleno de matices y muy poco heroico. Gracias a un presupuesto muy bajo, el director Martin Campbell hace de este producto algo directo y preciso, luego de fracasar enormemente con Linterna Verde (2011). Su reunión con Pierce Brosnan luego de Goldeneye (1995), junto a Jackie Chan, ha sin duda revivido su carrera.
Es una película de acción hecha por un profesional del tema que es Martín Campbell (responsable de dos Bond “Golden eye” y “Casino Royal”) que solo busca mantener la tensión y lo logra, con un inusual Jackie Chan en un papel silencioso y dramático, donde demuestra el buen temperamento que le pide este oscuro thriller, con una escena hacia el final que lo muestra en “crema” de sus creaciones coreográficas de acción. El encarna a un dueño de un restorán que asume su pasado de hombre de acción y de trágico destino, cuando su hija muere por culpa de un atentado terrorista. Los responsables una facción del IRA, que son ultraviolentos. Entonces Chan primero intenta sobornar al jefe de policía para saber la identidad de los atacantes. Como no lo logra va a Belfast y le pide los nombres al primer ministro, un ex IRA, encarnado con justeza por Pierce Brosnam. Desde allí la trama gira con vueltas de tuerca, traiciones pero por sobre todo por la voluntad de ese padre que solo quiere venganza. Una maquina de matar, un experto en ser invisible pero letal que acorrala al funcionario con bombas y extorsiones. Hasta que logra su objetivo. La tensión es constante. Para los amantes de la acción y el suspenso. La mirada sobre los irlandeses que depusieron las armas no es benévola, una exigencia de marketing del autor de la novela (Stephen Leather) y del guionista (David Marconi). Aunque la tensión nunca decae y Jacky Chan demuestra que puede llamarse una leyenda, lejos del humor pero muy cerca del combate.
La estrella Jackie Chan es un buen hombre de trabajo empujado al límite después de perder a su hija en una explosión, y no está dispuesto a que los autores queden impunes. Thriller de acción atrapante, aunque sin novedades para aportar.
La película vuelve a reunir al director Martin Campbell con Pierce Brosnan después de trabajar juntos en la decimoséptima película de la saga James Bond, GoldenEye (1995). El Implacable es también la primera película dirigida por Campbell luego de seis años de inactividad en el mundo del cine, su película anterior fue, para desdicha de todos, Linterna Verde (2011). El Implacable cuenta la historia de Quan Minh (Chan), un humilde inmigrante chino en Londres, dueño de un restaurante, que busca venganza al perder en un ataque terrorista de la “IRA auténtica” a la única persona de su familia que le quedaba, su hija adolescente. Quan intentará dar con los nombres de los responsables, recurriendo en primera instancia a la policía, para luego terminar pidiendo respuestas al viceministro irlandés, Liam Hennessy (Pierce Brosnan), un ineficiente funcionario del gobierno que se verá afectado por su propio pasado turbio. Hennessy está visiblemente basado en el político irlandés Gerry Adams. Se dice que Adams participó activamente en el movimiento republicano irlandés, aunque niega haber sido miembro del IRA. Más tarde se convirtió en el líder de Sinn Féin, la rama política del IRA, y estuvo muy involucrado en el establecimiento de un acuerdo de paz duradero en Irlanda del Norte. El Implacable está planteada, incluso desde su trailer, como un thriller de venganza, aunque a medida que se va desarrollando la acción la trama se va abriendo en nuevas sub-tramas que distraen nuestra atención. En definitiva, no brinda lo que promete; estamos todo el tiempo esperando más luchas cuerpo a cuerpo de Jackie Chan y termina por resultar una película de intriga internacional centrada en el terrorismo y los problemas entre Inglaterra e Irlanda. A pesar de que los slogans son: “Nunca empujes a un hombre bueno demasiado lejos” y ““La IRA le arrebató a su familia. La policía miró hacia otro lado. Y ahora, obtendrá su venganza”, El implacable parece haber perdido su verdadero rumbo. Para empezar, Jackie Chan, una estrella de acción que lucha por encontrar papeles apropiados para su edad, apenas se halla en El implacable, y esto no es nada de lo que uno espera al ver que la compañía de producción Sparkle Roll Media ocupa un lugar destacado en los créditos iniciales. Por otra parte, Chan resulta poco convincente en su desempeño como el afligido ex militar de 61 años. Quan se define por su edad y su necesidad obsesiva de obtener justicia por mano propia desde que su hija murió en una explosión bancaria producida por una organización que se hacía llamar “la IRA Auténtica”, allí es donde el pasado del protagonista en Saigon y su entrenamiento en fuerzas especiales vuelven a aparecer y justifica de alguna manera que este hombre, ya mayor, pueda hacer estallar un recinto con productos que compró en el supermercado. Por otro lado, gran parte de El implacable gira en torno a los tratos clandestinos del diplomático irlandés Liam Hennessy, este ex miembro del IRA que ahora está empeñado en proteger su legado de diplomacia de décadas con los británicos. Así que hace lo que hace cualquier político de estilo Bourne: reúne a su grupo de muchachos en una sala de reuniones y les grita que quiere saber quiénes son el IRA auténtico, quiere nombres, fechas, quiere saber de quién es el Semtex (¿?), etc. Hennessy, es un antihéroe definido por su falta de escrúpulos, por engañar a su mujer, además de por pasar mucho tiempo hablando por teléfono y bebiendo whisky. Y no olvidemos la cantidad de veces que también maldice: repite la despectiva frase “maldito chino” varias veces a lo largo del metraje. Con un presupuesto de 35 millones de dólares formalmente la película es correcta. Campbell filma las escenas de acción adecuadamente, aunque en ciertas coreografías en las que Chan finalmente entra en acción, se enfatiza demasiado la edad de su personaje y un poco falta coordinación. El Implacable tiene el defecto de ser muy seria a pesar de cumplir con la fórmula de los thrillers de acción con veteranos protagonistas. Al repasar las secuencias de El implacable no podemos imaginar jamás que pueda resultar aburrida, imaginen esto: Quan es acosado en el bosque por el sobrino soldado de Hennessy, mientras Hennessy habla con la policía británica que lo está vigilando con drones, mientras él está torturando a uno de sus propios amigos para dar con la verdad; a la vez una mujer que no habíamos visto antes seduce a un periodista en un bar. Con todo esto pasando a la vez, ¿cómo es que se siente tan aburrida? Es simple, demasiadas sub tramas que nos desvían de la historia principal. Es curioso pensar que durante el rodaje en Londres de una escena, que involucró la explosión de un autobús en el Puente Lambeth (aquel que cruza el Támesis en la zona céntrica), se generó una gran alarma entre los transeúntes, ya que la gente no estaba consciente de que era una filmación y creyó que estaba ocurriendo un verdadero ataque terrorista. Conclusión: Podríamos afirmar que lo que Jackie Chan busca con El Implacable es su momento Taken/ Búsqueda Implacable, película que en su momento dio un giro inesperado en la carrera de Liam Nesson y lo convirtió de hombre con apariencia bondadosa y edad avanzada en un implacable héroe de acción. Pero aquí no tenemos toda la adrenalina que uno espera encontrarse, y por ello resulta decepcionante. Sabemos que Chan ya está mayor, no le estamos pidiendo algo inverosímil, solo rogamos menos charla y más acción.
El implacable: entretenido juego del gato y el ratón A los 64 años, el irlandés Pierce Brosnan, ex agente 007, sigue reinventándose en películas donde los conflictos ya no le exigen mayores esfuerzos físicos. En cambio, casi con la misma edad (apenas once meses de diferencia), ese astro de las artes marciales que es el hongkonés Jackie Chan sigue combatiendo cuerpo a cuerpo -con menos rigores, es cierto- con puños y patadas en siempre vistosas e ingeniosas coreografías. El primero, por lo tanto, resultará el cerebro y el segundo, el corazón de este thriller dirigido con buen pulso por el neozelandés Martin Campbell (responsable de varias películas de las sagas de James Bond y de El Zorro). Con la típica estructura del gato y el ratón, Chan interpreta en El implacable a Quan, el dueño de un humilde restaurante londinense que quiere vengar la muerte de su hija en un atentado terrorista. Brosnan, por su parte, encarna a Liam Hennessy, un enigmático y manipulador funcionario del gobierno británico con un oscuro pasado. El individuo noble (que se ve obligado a utilizar todos los recursos a su alcance) contra un sistema insensible y corrupto será el eje principal de una película algo esquemática en su propuesta (no es difícil adivinar ciertas vueltas de tuerca), pero al mismo tiempo construida con un permanente profesionalismo que por momentos deriva incluso en un virtuosismo formal que se agradece.
Ojito con el chino enojado Jackie Chan encarna a un padre que busca venganza en este thriller con clisés, pero entretenido. El astro Jackie Chan, de 63 años, cautivó al público gracias a sus acrobacias y escenas de riesgo realizadas en filmes que combinaron humor y acción. El implacable es un thriller que lo trae como un padre que busca venganza cuando su hija (Katie Leung) muere en un atentado terrorista por causas políticas. Más cerca de El vengador anónimo que de El Karate Kid, Chan es Quan, el humilde dueño de un restaurante en Londres cuya vida cambia radicalmente cuando se ve obligado a recurrir al vice primer ministro irlandés Liam Hennessy (Pierce Brosnan) para dar con los asesinos de su hija. Con este esquema, y como si fuese una película de James Bond, que se desarrolla en escenarios internacionales y con el despertar de una facción del IRA, el director Martin Campbell (GodenEye, Casino Royale) enciende la mecha de la acción y la intriga a partir de la novela The Chinaman, de Stephen Leather. Apoyado en Chan y en su rival en la ficción, Brosnan, en el deslucido rol del ineficiente funcionario del gobierno con pasado turbio, el relato tiene el mérito de entretener con un personaje que sale de su rutina y de su zona segura cuando comienza a invadir el espacio controlado de quien sospecha es el verdadero responsable de la tragedia. Todo esto es posible gracias a las habilidades especiales adquiridas por Quan en escenarios bélicos, lo que lo emparenta con Rambo. El relato coloca la artillería pesada en los momentos adecuados (los tiroteos y las coreografías de las luchas cuerpo a cuerpo son el punto fuerte) y arremete con su ejército de guardaespaldas, aunque por momentos el ritmo y la intriga se debilitan. Con su mezcla de acción y corrupción política, la trama se complica más de lo debido con situaciones inverosímiles, pero Chan acierta con el tono dado a su padre atormentado. La escena del baño o la llegada de Quan a las oficinas de Hennessy están bien resueltas pero el desenlace resulta abrupto y poco explosivo. El resto lo vimos cientos de veces.
El implacable, de Martin Campbell Por Jorge Barnárdez Un grupo comando del IRA que vuelve a la acción, desata una serie de eventos no queridos y una trama que atrapa al espectador. En un atentado armado por ese grupo de paramilitares, muere la hija adolescente de un soldado comando vietnamita que lleva años viviendo como refugiado en Londres. El padre de la chica asesinada es Jackie Chan, que desde ese primer momento inicia una cacería que no va a terminar hasta dar con quienes participaron del atentado. El viceministro a cargo de los asuntos de la paz entre el gobierno central y el grupo irlandés, es Pierce Brosnan que es quien recibe al iracundo padre de la chica muerta. Ambos actores están perfectos en su rol y el relato apela a mañas de la vieja escuela en esta clase de películas, al punto que la combinación de acción, violencia, sexo e intriga política pone a El implacable por encima de la habitual historia sin bríos y más bien infantil que el puritano cine de Hollywood nos entrega casi semanalmente. Todo lo dicho alcanza y sobra para recomendar esta película de acción que muestra los tips del cine clásico, con dos actores que saben de que se trata y que están perfectos. Y claro, era hora de que el hongkonés Jackie Chan volviera a la acción. EL IMPLACABLE The Foreigner. Reino Unido/China/Estados Unidos, 2017. Dirección: Martin Campbell. Guión: David Marconi, basado en la novela The Chinaman, de Stephen Leather. Intérpretes: Jackie Chan, Pierce Brosnan, Orla Brady y Lia Williams. Fotografía: David Tattersall. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 113 minutos.
El director neozelandés Martin Campbell (“Casino Royale”) nos trae este trepidante thriller de acción con tintes políticos que reúne a Jackie Chan (“Rush Hour”) y a Pierce Brosnan (“GoldenEye”) en dos roles que los sacan de su zona de confort interpretativo. Empecemos diciendo que “The Foreigner” no es nada que no hayamos visto previamente en la enorme categoría de “padres que buscan venganza por la muerte de un hijo/a”. La cuestión radica en el enorme talento tanto delante como detrás de cámara para contarnos esa determinada historia. La película nos presenta al humilde hombre de negocios Quan (Jackie Chan), cuyo pasado vuelve a atormentarlo después de que su hija fuera víctima de un atentado terrorista motivado por aspectos políticos. Luego de enterarse de que una facción del IRA (Ejército Republicano Irlandés) se adjudica el bombardeo, Quan se ve atrapado en un juego del gato y el ratón con un oficial del gobierno británico (Pierce Brosnan), cuyo pasado podría tener algo que ver con los asesinos. Si bien la dinámica de padre en busca de venganza está algo trillada y gastada, este film se nutre del talento interpretativo de sus protagonistas que se enfrentaron al desafío de interpretar a personajes más complejos de los que suelen componer. Aun así, el relato basado en la novela “The Chinaman” de Stephen Leather cae en algunos clichés narrativos durante el segundo acto, provocando una serie de vueltas de tuerca medio rebuscadas e inverosímiles en donde buscan enmendar lo antes expuesto durante el desarrollo de la trama. Sin embargo, el largometraje resulta ser un viaje entretenido que se beneficia de la pericia del director para contar las escenas de acción (algo que pudimos ver en el reboot del Agente 007) y para manejar la intriga y la tensión que van en un in crescendo constante. “El Implacable” compone un relato disfrutable e intrigante que se beneficia por el tono interpretativo de sus actores que dan justo en la tecla. Por el lado del guion, la película no sale de lo convencional y se complejiza demasiado en el final para intentar arreglar este asunto. No obstante, técnicamente el film resulta ser sobresaliente, en especial en lo que atañe a las coreografías y al manejo de cámara en las secuencias de acción. Un thriller de acción vertiginosamente elaborado y bastante placentero si se lo ve sin demasiadas pretensiones.
Jackie Chan compone un personaje muy efectivo en esta película de pura acción. Los acólitos de la acción marcial deberían estar de fiesta. El implacable trae de regreso a uno de sus ídolos máximos: Jackie Chan, la famosa leyenda de las patadas coreografiadas a velocidad incalculable y ejecutadas con la precisión quirúrgica de un neurocirujano. A pesar de sus 63 años, el astro hongkonés de las artes marciales se las ingenia para seguir pegando fuerte y pelear cuerpo a cuerpo con quien se le cruce en el camino. En El implacable, el maestro karateca le hace honor al título en castellano y encarna a un padre que perdió todo y que por eso mismo no tiene nada que perder. Ngoc Minh Quan (Jackie Chan) es el dueño de un restaurante en Londres que vive con Fan, su única hija adolescente. Es su única hija porque a sus dos primeras las asesinaron cuando todos juntos, en familia, intentaban escapar de su lugar de origen. Y su mujer perdió la vida cuando dio a luz a Fan. Pero la desgracia vuelve a golpear a Quan y le quita a Fan en un atentado. Quan se queda solo y destruido. Y lo único que quiere es saber quiénes son los responsables para hacer justicia por mano propia. Es así que la película dirigida por Martin Campbell se convierte en una historia de venganza. El implacable es también un thriller político de acción con alta dosis de espionaje y mucho diálogo, lo que da pie a que se luzca la otra presencia estelar: Pierce Brosnan, quien encarna al viceministro irlandés Liam Hennessy, un funcionario del gobierno con un pasado turbio y comprometedor. Hennessy tendrá la mala suerte de cruzarse con Quan, que le exige los nombres de los que mataron a su hija. Si bien la película cuenta con la clásica estructura de gato y ratón, le esquiva a la simpleza unidimensional con personajes vengativos y se divide, sutilmente, en dos: por un lado está el drama de Quan, que quiere encontrar a los terroristas; y por otro lado está la cuestión política, encabezada por el personaje de Pierce Brosnan. La capacidad del director está en lograr que las dos partes se complementen y el resultado sea más que satisfactorio. Y hay que destacar la banda sonora de Cliff Martinez, que no sólo hace que el dramatismo y la tensión de las escenas se intensifiquen sino que la película cobre vuelo. Jackie Chan se caracteriza más por la comedia o la aventura con artes marciales que por el thriller conspirativo o político. Sin embargo, el hieratismo sufriente de Quan lo favorece y compone un personaje sobrio y efectivo. El implacable cumple con su objetivo y entrega un puñado de momentos en los que el arte de Chan brilla lo suficiente para dejar conformes a sus seguidores.
El conflicto entre el IRA y el gobierno inglés parece haberse cerrado en estos tiempos pero hace unas décadas era realmente una preocupación para la comunidad internacional. "The foreigner" (El implacable aquí), es una adaptación de una novela de "The Chinaman" (del exitoso autor británico Stephen Leather), donde en un universo semi ficticio, se aborda la posibilidad de corrupción en el gobierno,a través de la figura de un funcionario encumbrado que podría haber ayudado al IRA en sus atentandos. De hecho, el libro se hace cargo de un rumor de que la historia estaría inspirada en un caso real. Pero volviendo aquí, capitales de oriente se asociaron con STX y Sparkle Media para traer de vuelta al ruedo a Martin Campbell, un cineasta que venía en ascenso hasta 2011, cuando hizo "Green Lantern" y casi desbarranca la carrera de Ryan Reynolds. Tuvieron que pasar muchos años hasta que el ex director de "Casino Royale" pudo volver a filmar, con un presupuesto medio. El resultado? Un film efectivo, simple, entretenido, sin demasiadas luces. Probablemente esperes a priori que Jackie Chan haga sus piruetas y acrobacias a todo vapor como casi siempre que lo vemos, pero no. Esta vez, Chan interpreta lo mejor que puede a un padre afligido y destrozado por la muerte de su hija en un atentado terrorista. Su personaje busca respuestas primero, y luego venganza. Pierre Brosnan es Liam Hennessy, un alto dirigente irlandés con pasado turbio que intenta contener la situación operando políticamente para desentenderse de la cuestión. Pero Quan Ngoc Minh (Chan), en un par de pasos entenderá que detrás de la muerte de su hija (accidental), hay un trama compleja de intereses ocultos y decidirá hacer justicia por mano propia. Y ya sabemos lo que eso significa. Un poco por la edad, Chan (63 años ya), reduce la violencia de sus coreografías a la hora de los combates cuerpo a cuerpo. Digamos que lo verás más en "modo stealth", de algún modo. Es interesante ver que "El implacable" es más un thriller político que una película de género. Brosnan justifica su presencia con oficio y hay bastantes notas interesantes sobre como el terrorismo urbano sigue siendo tema de actualidad a pesar de que vivimos en un mundo lleno de satélites y GPS. Los secundarios del elenco no aportan demasiado y de Campbell, debo decir, que regresa detrás de las cámaras, con bastante inseguridades, más preocupado en que "The foreigner" luzca ordenada y vistosa, que en aportar tensión y solidez a la trama. Pero no está mal. De hecho, si están relajados y no esperan un film pleno de acción, es probable que pasen un buen momento. Y no se preocupen si Jackie Chan no estalla como en la mayoría de su carrera, cada tanto, él hace alguna peli para mostrar que puede otros registros. Aquí, está correcto. Bien por él, y por la audiencia!
El implacable es una película que podría marcar una bisagra en la carrera de Jackie Chan. Hasta la fecha el actor siempre se había negado a interpretar villanos o personajes extremadamente violentos que pudieran afectar su imagen de ídolo familiar y Embajador de Buena Voluntad de UNICEF. Esa fue la razón por la que rechazó el papel del psicópata Simon Phoenix en el film El demoledor. Sylvester Stallone lo quería a él en el rol, pero Jackie en su momento sintió que el personaje era incompatible con su imagen pública. Por supuesto esto no impidió que Chan luego sorprendiera en su carrera con personajes más complejos, donde brindó muy buenas interpretaciones dramáticas. Podemos citar Crime Story (1993), New Police Story (2004), Shinjuku Incident (2009) y la remake de Karate Kid (2010). Este año el director Martin Campbell, quien relanzó dos veces la saga de James Bond (en GoldenEye y Casino Royale), consiguió lo que parecía imposible y presenta al actor chino en un rol inédito en su filmografía. La traducción del título de esta película (el original es The Foreigner) sin duda le hace justicia al personaje que interpreta Chan. En esta historia nos encontramos con un Jackie completamente sacado como nunca lo habíamos visto en una película de acción. Mata gente a sangre fría, pone bombas en oficinas públicas y no le importa nada con tal de conseguir venganza por la muerte de su hija. Su personaje, Minh Quan, un veterano de las fuerzas especiales en la Guerra de Vietnam no es otra cosa que la versión china de Rambo. Si sos amante del género de acción esta es una razón más que suficiente para prestarle atención a este estreno, que además aborda una temática de máxima relevancia como es el terrorismo internacional. El director Campbell sorprende con un thriller político donde se tratan cuestiones que en este momento son noticias recurrentes en los noticieros. No hay escenas delirantes ni situaciones estúpidas y todo el conflicto es desarrollado con mucha madurez. Hay que darles el crédito a los realizadores que se esforzaron por evitar los clichés clásicos de las películas de acción hollywoodenses. En este caso hay una trama elaborada y los personajes principales están muy bien desarrollados. Pierce Brosnan también sorprende con una muy buena interpretación dramática en un rol interesante que el actor no suele interpretar a menudo. Debido a que la acción está más contenida en la trama, Jackie no hace las piruetas alocadas que suele emprender en sus comedias familiares. Sin embargo el desempeño físico que demuestra a los 63 años, donde pelea con actores que lo doblan en edad, es extraordinario. Si hubiera algo que objetarle algo a esta propuesta es la dirección del rol de Chan, que de repente pasa de ser un viejito frágil y afable a la versión china de Rambo. Al principio el cambio radical en la personalidad del ex militar genera un poco de ruido, pero al menos sus habilidades de combate están explicadas en la trama. Será interesante ver si el actor se anima a interpretar más papeles de este tipo o este film sólo representa una rareza de su filmografía. Más allá de esta cuestión El implacable es una muy buena película de acción que no defraudará a los amantes del género.
A Jackie este smocking le queda bien Un nuevo rostro para el grupo terrorista IRA alimenta los viejos fantasmas de los estragos de aquella organización armada Irlandesa, que sembrara terror por sus cruentos atentados donde la lucha política ocupaba el centro de los enfrentamientos con los ingleses. Por eso en tiempos de ISIS, lobos solitarios y paranoia globalizada, apelar a este símbolo resulta lo suficientemente atractivo para desarrollar una trama política, mezclada con drama y algo de acción. Pero si a eso se le suma la dirección del avezado Martin Campbell y el enfrentamiento en pantalla de dos pesos pesados, como Pierce Brosnan y el chino Jackie Chan, el convite es garantía de buen entretenimiento como ocurre con El implacable. En primer lugar, debe reconocerse que la película se encuentra diseñada para lucimiento de Jackie Chan en función de dos características contrapuestas y que para este producto resultan vitales con el objeto de encontrar el equilibrio justo y no pasar verguenza. Por un lado, las evidentes limitaciones en cuanto a espectacularidad en las escenas de acción se ve realmente compensada por el pulso narrativo y el genial desempeño del otrora artista circense y hábil pegador, quien con sus 63 años a cuestas aún demuestra que el smocking no le queda nada grande. Esa falta de acción se reemplaza por la entrega dramática de su personaje, un hombre que perdió a su hija producto del atentado y que simplemente quiere conocer el nombre de los autores materiales y saldar su cuenta personal con cada uno de ellos. Sin embargo, desde el espacio reservado al antagonista la presencia de Pierce Brosnan, responsable que Jackie deba remar contra viento y marea para obtener los nombres, completa un muy interesante cuadro con aristas de política -no sofisticada a lo House of cards- aunque lo suficientemente representativa de los tejes y manejes entre un vice ministro irlandés, otrora integrante del IRA que ha logrado la tregua y su cargo en acuerdos de dudosa reputación con los ingleses, mientras las traiciones de los propios miembros marcan el ritmo de una trama que adopta el derrotero de película de venganza y redención con estructura clásica. Por esos aditivos, que no son pocos teniendo presente el alicaído muestrario de producciones mainstream de bajo nivel que se estrena por estos lares pese a las estrellas que la promocionan, El implacable no defrauda a ningún tipo de público y además nos muestra la madurez de Jackie Chan en un rol dramático, que sin lugar a dudas es lo mejor que pudo haberle pasado en esta etapa de su carrera cinematográfica más cerca del final que de un nuevo comienzo.
Dirigida por Martín Campbell, un todoterreno del género, El implacable (The Foreigner, 2017) es una muestra bastante pulcra del cine de acción de nuestros días. Quan (Jackie Chan) es un humilde dueño de un restaurante que pierde a su hija en la explosión de un atentado adjudicado al IRA. En su afán por encontrar justicia, se inmiscuye en los planes del gobierno y desafía a Liam Henessy (Pierce Brosnan), un funcionario del Estado con un pasado oscuro. Quan no es un civil común y corriente, fue entrenado en su China natal y la vida le ha forjado un carácter a prueba de todo. El trabajo de Jackie Chan es impecable, no sólo por su plasticidad física (no es algo menor saltar por los techos y deslizarse escaleras abajo con movimientos de parkour a los 63 años) sino por sus dotes gestuales; es uno de los terrenos menos explorados a lo largo de su carrera y da muestras de ser un actor completo. Con un semblante devastado y temerario, Chan personifica a un padre que lo ha perdido todo y como consecuencia no tiene nada que perder. The Foreigner no es Rush Hour, se nutre de acción y drama en un 50 y 50, dando Chan la talla en ambas facetas. La historia intrincada entre espías y encubrimientos gubernamentales es el punto débil del film (la construcción del personaje de Chan y las chispas con Brosnan se ven interrumpidas), y el terrorismo se erige como un villano definitivo que no revela rostros. Las escenas de acción son logradas y la cámara encapsula las emociones mediante enfoques de virtuosismo. El director -con Casino Royale y Edge of Darkness como sus últimos buenos antecedentes- hace valer su experiencia en el campo. Se trata de un thriller interesante y vertiginoso con buen drama personal que dejará a la mayoría del público con las expectativas colmadas, pues supera el nivel de la media del género en este 2017.
AL SERVICIO SECRETO DE LA VENGANZA Debo reconocer que por Martin Campbell tengo una debilidad especial, a pesar de que lo veo como a un director prolijo pero no muy parejo en su producción. Esto es gracias a que luego de siete años sin la presencia en pantallas de uno de los héroes favoritos de siempre, el eterno James Bond, fue quien lo resucitó con Goldeneye y nada menos que con Pierce Brosnan en el protagónico, mi candidato preferido por entonces en ese 1995 que inició la nueva era de films con el agente británico. Luego, el director no siempre cumplió con mis expectativas y si bien hizo un Zorro digno, aunque estuviese Antonio Banderas detrás del antifaz, siempre lo tuve como a uno de esos directores que sabe mantener el ritmo y la atención en pantalla. Por eso mismo vi con interés los avances de esta producción que volvió a reunirlo con Brosnan y el genial Jackie Chan en lo que prometía ser un duelo digno de ser visto, en base a una venganza. Brosnan, alejado de la heroicidad de sus personajes bondianos y Chan, también lejos de la comicidad de sus tan tiernos como payasescos héroes de acción marcial. Y parece que la idea fue tomada más en serio de lo que parecía. El implacable comienza cuando el dueño de un pequeño restaurante, Quan Ngoc Minh (Jackie Chan), sufre la pérdida de su hija adolescente en un atentado con explosivos en pleno centro de la ciudad. Atormentado, y ante la aparente desidia de las autoridades policiales, decide acudir por respuestas al vice-ministro irlandés Liam Hennessy (Pierce Brosnan) ya que el IRA (movimiento terrorista al cual perteneció el funcionario) se adjudica inmediatamente el ataque. Hennessy está presionado por su entorno político para encontrar a los responsables y volver al proceso de pacificación, pero no puede ni quiere brindarle información a Minh. Esto provoca que el padre de la víctima le dé un ultimátum a través de una muestra de su propia medicina, una bomba casera en el baño de su despacho, exigiendo, una vez más, el nombre de los asesinos de su hija. A partir de allí, el viceministro no sólo deberá avanzar sobre sus contactos del pasado entre los cuales están sus familiares para llegar a la verdad, sino además lidiar con los ataques permanentes del gastronómico chino que, evidentemente, no era sólo un cocinero con habilidades especiales muy enojado. El problema es que, así como este modesto hombre chino que parece impotente termina siendo algo mucho más “implacable” y peligroso, la figura del vice-ministro tampoco es tan llana y está repleta de matices. Por lo que sabe, por lo que desconoce y por lo que pretende, que no es un cúmulo de objetivos que tengan que ver con la villanía o el poder, sino con mantener un castillo de naipes que supo construir y ahora intentan derrumbarle, no sólo a nivel personal y familiar, sino a partir de su gestión política. Campbell demuestra aquí su pericia no sólo con la acción detrás de las cámaras, sino con la generación de climas y momentos de tensión, que van surgiendo a partir de la revelación de subtramas y vínculos entre los personajes. Porque nada es simple entre amantes, afectos devotos, amistades traicioneras y familiares desleales para sumarle a un desquiciado vengador que quiere lo mismo que quien padece todas esas cosas, pero lo quiere ya. Pensaba también en que esta es una película de crossovers. Una que explota una vez más la figura imponente de Brosnan como al hombre influyente, político, de negocios, de poder, al que viene componiendo desde que arribara a su madurez (recomiendo la miniserie The Son en la cual hace gala de esto) y lo cruza con la de un Jackie Chan atípico, capaz de hacer el despliegue acostumbrado de acción que se espera de él pero en tono sombrío, en una faceta dramática que poco vimos en la larga carrera del actor. También es un crossover entre James Bond y Jason Bourne, Bond y Rambo, o de Búsqueda implacable con House of cards, porque hay elementos de todas ellas y combinados de una manera tal que termina siendo una sorpresa. Una en la que el verdadero mal no son los villanos corporizados en personas con objetivos perversos, sino en la violencia en sí misma, como método. Y esto se hace palpable en el tercer acto de El implacable, en el que el personaje de Chan llega a su objetivo y hace lo que mejor sabe hacer y sin que sea esta, una vez más, una película que busque centrarse en sus acrobacias. Pero también el personaje de Brosnan cierra su círculo de la manera que puede o le dejan. Sin ánimos de adelantar nada, es bueno ver cómo la historia se hace orgánica y fluye sin caer en la obviedad, algo que no sólo surge a partir del respeto por la novela original en la que se inspiró (The chinaman) sino de la buena decisión de optar por la precisión narrativa y dejando el facilismo de los finales efectistas de lado. En resumen, El implacable no es otra película de Jackie Chan, ni otra de Brosnan, y ni siquiera una más de las más promediables del director, sino un sólido thriller político de acción con un gran casting que vale y pesa por sí mismo, haciendo honor a su nombre.
Explosiones, atentados, guerras, elementos a través de los cuales cinematográficamente exorcizar pero también moralizar. El implacable es, antes que una mirada dolorida, una variación en clave sofisticada del ojo por ojo. No es ninguna novedad, el cine norteamericano tiene una larga tradición al respecto; lo que en todo caso puede promover "sorpresa" es el rol algo dramático de Jackie Chan, en la piel de un padre que pierde a su hija en un atentado terrorista en Londres. A partir de allí, el asedio del hombre sobre un ministro (Pierce Brosnan), de vínculo pasado con la misma célula irlandesa que se adjudica el hecho. Entre los enredos diplomáticos y la atención a la imagen pública, lo que emerge es el pasado de este chino de vida aguerrida, que ve actualizar los mismos hechos crueles aparentemente superados. La alusión a Vietnam incide en el drama y lo justifica, en tanto Chan encarnando un Rambo de rasgos orientales. Por otra parte, el conflicto entre Irlanda e Inglaterra se inscribe entre los extremismos y la corrección discursiva del funcionario de moral maleable que interpreta Brosnan, quien comenzará a ser asediado por este padre apacible pero peligroso, que le pide los nombres de los responsables, convencido de que él los sabe. El enfrentamiento se traduce como duelo entre el hombre solo y el hombre custodiado, mientras se complejiza el devenir de los atentados. Mientras sucede esta persecución esquiva, los terroristas son vistos por el espectador no hay misterio sobre ellos ni sobre sus rostros. Ahora bien, es llamativa la figuración que de la prensa el film promueve, contenida en la figura de un periodista distraído, que sabrá ofrendar su herramienta de trabajo ‑su ordenador‑ a las fuerzas del orden. Esa sujeción, de por sí, significa abdicación. Tal elemento es sintomáticamente perverso, pero lo que de veras corroe al film por entero es el beneplácito que exhibe sobre la justicia por mano propia, corporizada en un viejo soldado (Chan) que vuelve a poner las cosas en su sitio. Lo hace de una manera tal que culmina por promover palabras de agradecimiento: "con él tenemos una gran deuda". Estas palabras estarán puestas en boca del oficial que comanda agentes que no dudan en utilizar la tortura así como el disparo en tanto resolución final. Se podría pensar, llegado ese momento de muerte innecesaria (muy fuerte, llamativa), en cierto matiz irónico, pero no es así, sino que funciona como una aserción fatal.
Es fácil de imaginar lo que puede suceder cuando a uno de los protagonistas de esta historia le maten a su única hija, este padre desesperado no tarda en buscar a ayuda, encontrar a los culpables y que se haga justicia. Este hombre Quan Ngoc Minh (Jackie Chan) tiene muchas habilidades fue un especialista militar en la Guerra de Vietnam y está muy bien entrenado. Comienza una verdadera odisea en busca de la verdad, primero visita al Comandante Richard Bromley (Ray Fearon), hasta llega el actual Viceministro de Irlanda del Norte y antiguo miembro del IRA Liam Hennessy (Pierce Brosnan), y como no encuentra respuestas comienza a incomodarlos. El cineasta neozelandés Martin Campbell, mantiene la tensión y el suspenso en todo momento en este thriller político que contiene mucha acción y va dejando al descubierto ciertos arreglos políticos, esto resulta muy interesante como se mueven Hennessy y Quan porque la paz puede llegar a ser algo inestable y surge el miedo. Las interpretaciones de Pierce Brosnan (“Matador”) y Jackie Chan (“La vuelta al mundo en 80 días”) son correctas ambos ya tienen más de 60 años, pero se saben ubicar para maniobrar bien las técnicas de lucha para hacerlas creíbles y realistas, siendo sólidos y convincentes y el resto del elenco están bien. Es un buen pasatiempo.
La última película de Jackie Chan llega al cine, para darnos algo que es trillado, híper conocido, pero al mismo tiempo nuevo. La cinta comienza como casi todas las últimas películas sobre un padre vengando a su familia. Quan (Chan) en un instante pierde todo. Su hija, es una de las victimas de un atentado en el centro de Londres, atentado perpetrado por una facción marginal del Ejército de Liberación Irlandés (ERI). Devastado, y básicamente acabado, decide emprender una cruzada para averiguar quienes mataron a su hija, y vengar su muerte. Hasta ahí, es todo muy conocido. Pero la gran sorpresa que tiene esta cinta, es la actuación de Jackie Chan. Con los años, al verlo hacer escenas complicadas de acción, en las que destacaba el no uso de dobles, y con las películas construidas en torno a eso, nos olvidamos que Jackie puede actuar! Ya mas grande (tiene 64 años) no puede contar con colgarse de un techo (aunque aquí lo hace), pelear contra varios (aunque aquí lo hace) o hacer sus propias escenas de acción (aunque aquí lo hace) y claramente giro el rumbo hacia la actuación. Por momentos la cara del artista marcial, nos transmite un dolor, y una angustia que nunca creí que el pudiera transmitir e intencionalmente se lo ve demacrado, para resaltar el hecho que no solo no tiene nada que perder, sino que eso se suma al hecho de que se encuentra al final de su vida. Del otro lado esta Pierce Brosnan, que vendría a ser, hablando mal y pronto, el brazo político oficial del ERI. Sobre el Quan enfoca su furia, y de esa manera, se transforman ambos en enemigos del otro, ya que de alguna extraña manera, ambos tienen algo de razón. Bien actuada, competentemente filmada, y con toda la nostalgia de Jackie Chan vulnerable, son dos horas de entretenimiento asegurado.
Jackie Chan y Pierce Brosnan protagonizan “El implacable” (“The foreigner”) realizada por Martín Campbell (“The mask of Zorro” –“La máscara del zorro”- 1998, “Casino Royale”, 2006, “Edges of Darkness” –“Al límite”- 2009), “Green lanterm” –“Linterna verde”-2011), quien vuelve a dirigir tras un receso de seis años. Este filme es un thriller político sobre una conspiración, basado en la novela “The chinaman”, de Stephen Eláter, de 1992. Martín Campbell, un experto en cine de acción, le da la oportunidad a Jakie Chan, una leyenda de 63 años, de emocionarse y hasta derramar lágrimas, antes de pasar a combatir a los malos, un territorio archiconocido por éste actor experimentado en artes marciales, y en donde puede demostrar sus habilidades de actor circense, como en sus comienzos. Este nuevo contra-tipo o antihéroe por el cual incursiona Jackie Chan le permite mostrar que no sólo sabe coreografiar acrobacias o dar patadas, sino que también es capaz de ofrecer una inusual vena dramática. En ella demuestra su capacidad para ejercer el rol de un padre deshecho por el dolor presionando hasta el límite, a un funcionario del gobierno irlandés con un pasado terrorista. En una carrera de cinco décadas definida por la mezcla de acrobacias con humor casi clownesco en donde ocasionalmente ha mostrado su faceta dramática, “Crime store” (1993) o “Shinjuku incident” (2009), esta propuesta le permite no sólo dar una vuelta de tuerca sobre su anterior producción, sino que le posibilita consolidar su estrellato en el mercado chino continental. Sobre todo cuando financistas de ese país invirtieron casi 35 millones de dólares en el filme. La película comienza con el estallido de una bomba en Londres por parte de una célula fuera de control de nacionalistas del IRA, que se cobra varias vidas, incluida la de Fan (Katie Leung), hija del dueño de un restaurante chino-vietnamita en Londrers, Quan Ngoc Minh (Jackie Chan). Un ex soldado de las fuerzas especiales cuyo conjunto de habilidades oculta detrás del anodino modo de caminar y de los gestos poco grandilocuentes que utiliza.Quan inicialmente trata de sobornar al jefe de la investigación, el comandante Bromley (Ray Fearon) para que le proporcione los nombres de los responsables. Pero, al no obtener ninguna respuesta, vuelca su furia sobre Hennessy (Pierce Brosman).Es el papel más dramático que Chan ha abordado y lo juega con una intensidad en espiral y un poder emocional puro al insustancial personaje,. La vida del inmigrante se destruye cuando su hija adolescente Fan se convierte en el daño colateral de un ataque terrorista. Los culpables, los radicales de Irlanda del Norte, que se autodenominan el nuevo IRA, escapan a la justicia. Quan decide librar su propia guerra, y como tuvo entrenamiento secreto del gobierno, sus enemigos no tienen idea a quien se enfrentan, ni tampoco toleran las extralimitadas manifestaciones del mismo. El terrorismo político llevado no al punto de vista de ISIS, sino de un grupo local, funciona como un recordatorio eficaz de que, aunque los londinenses asustados sean blancos, los extranjeros que viven allí tienen, incluso, más razones para temer por sus vidas ya que viven en un país donde podrían terminar siendo daños colaterales de la insana violencia de blanco sobre blanco. Y como en esta ocasión los asiáticos son los que cuentan la historia, corresponde a un hombre chino (Chinaman), que además es una superestrella, poner las cosas en su lugar. El guión muy ajustado de David Marconi, no pierde el tiempo con detalles, tampoco puede establecer una conexión dramáticamente satisfactoria entre Chan (Quan) y Brosman (Hennessy), ya que por momentos se desequilibra la figura de Brosman por la fuerza de Chan. Incluso repite (tal vez sugerida por Campbell) una escena de la clásica miniserie “Edge of darkness” (1985, en la que el afligido padre recoge cuidadosamente las pertenencias de su hija, tratando de conectarse con ella o con lo que queda de su esencia. Pero el guión está más relacionado con las traiciones múltiples entre los terroristas irlandeses, las trampas políticas entre ellos y el establishment político británico, que con el drama familiar de Chan. La banda de sonido, una partitura electrónica, de Cliff Martínez evoca el cine de género de los años ochenta, y la capacidad de la época para convertir las tensiones políticas en eficientes detonadores de la realidad, aunque “El Implacable” es, en gran medida, producto del clima de miedo actual, ya que la amenaza constante de los terroristas, ahora con el nombre de cualquier grupo árabe, no permiten vivir sin la angustia y la pregunta permanente ¿en qué momento pasará?
El implacable inmediatamente trae recuerdos de lo que fue la película protagonizada por Arnold Schwarzenegger Collateral Damage en el año 2002, pero a pesar de prestar elementos y sentirse como una secuela, The Foreigner (título original), responde muchísimo mejor que la película del gran Arnie. Si bien la película tiene como first billed a Jackie Chan – su carisma a pesar de las canas sigue intacto – la película la da un sorpresivo protagonismo a Pierce Brosnan. Brosnan expande el potencial máximo de sus raíces y da un papel excelente como un ex-miembro del IRA convertido en oficial del gobierno irlandés. Con un acento perfecto, afilado como una navaja, Brosnan opaca positivamente escenas mostrando quietud y desesperación por los hechos acontecidos. El ex 007 hace lo imposible: logra que el espectador quite su mirada de Chan. De todas formas Jackie siempre resalta y en El implacable se da el lujo de tocar un tema inexplorado en su carrera. En el film de Martin Campbell (Casino Royale), Jackie es víctima de un atentado, pierde a su hija y esta en búsqueda de venganza; todo esto es simple, pero entre la destreza de Campbell como director y el guión de David Marconi se combina lo necesario para que Jackie se inmersa completamente en un costado dramático para luego, y con lo justo, dar lugar a la acción. El implacable tenía grandes chances de convertirse en un vehículo exclusivo del cine de acción pero como nombré anteriormente su guionista, David Marconi, se encarga de dar una vuelta de tuerca a la trama, presentar personajes complejos con interesantes pasados y desatar la tensión en los momentos exactos. Si bien existe el clichés, Marconi obliga a que sean leves y no se vuelvan anecdóticos. Hay que subrayar que pese al excelente juego del gato y el ratón, la película se agarra de los pelos con una subtrama marital. Es un hecho que la carrera de Martin Campbell sufrió considerablemente por el desastre de Green Latern (2011), pero gracias a esta nueva película tenemos al Campbell que todos queremos. Las acciones son claras y las coreografías se muestran con lujo de detalle; no hay nada para desencantar del trabajo de Campbell en El Implacable. No estamos ante una sacudida de acción por excelencia como fue la reinvención de Bond en el año 2006, pero nos encontramos con una solida película que recurre a elementos clásicos del género y los explota como corresponde. El implacable es un soplo de aire fresco para este gran pero sufrido director de cine. Si lo que buscan es una película de acción con una historia solida, personajes interesantes y grandes dosis de drama El implacable es la película que no tienen que dejar pasar en esta temporada. Un Jackie glorioso y un Pierce Brosnan sigiloso pero monumental hacen que la película se disfrute de principio a fin sin perder un momento.
Una de esas películas “de relleno” en las carteleras que es mucho mejor que las centrales de las carteleras. Seguramente pase inadvertida, pero no lo merece: el gran Jackie, aquí lejos de sus comedias keatonianas de patadas y aventuras (los años no vienen solos aunque la destreza emerge cada tanto intacta) es un señor que alguna vez supo ser violento, que ha abandonado, que tiene un restaurante y una hija. Pero un atentado terrorista le arranca a esa única compañía y el hombre sale a pedir justicia justo a otro al que en realidad mucho no le importa (tiene sus razones), interpretado por otro que siempre cumple, Pierce Brosnan. De allí en más imagine una trama de film de Liam Neeson pero con Jackie, que cuando tiene que emocionar y ponerse serio (acá no se ríe casi nunca) también resulta efectivo. Martin Campbell, un realizador que tiene menos estilo que destreza (y que dirigió a Brosnan en un par de Bonds) se dedica a contar lo mejor posible la fábula del hombre herido que ataca como fiera ídem y se choca con la corrupción ambiente. No es nada original, no carece de momentos que parecen de relleno, pero uno les cree todo a los personajes y eso basta para justificar la salida al cine: hoy por hoy es algo que escasea. Clase B con dinero encima, aventura honesta, tiros y emociones. Para eso está la pantalla.
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Los veteranos dan pelea El tiempo pasa y hay que reinventarse. A los sesenta y pico de años, Pierce Brosnan ya no está para James Bond y Jackie Chan ya no puede repartir patadas durante dos horas. Por suerte, hay producciones con cierto equilibrio que les permiten lucirse sin necesidad de trucos ni papelones. "El implacable" es un buen ejemplo. Este es un thriller político con elementos de acción y testimoniales, que hace eje en (una más y van) el tema de la venganza. Chan interpreta a Quan, el dueño de un pequeño restaurante londinense que quiere vengar la muerte de su hija, que falleció en un atentado de un brazo rebelde del IRA. Brosnan es Liam Hennessy, actual viceministro de Irlanda del Norte que reniega de su oscuro pasado como miembro del IRA. Ante la falta de respuestas de las autoridades, Quan empieza el tortuoso camino de la justicia por mano propia, y así también se revela su pasado como operador militar en la Guerra de Vietnam (algunas escenas a lo Rambo están servidas, claro). El director Martin Campbell —responsable de 007 en "GoldenEye" (1995) y "Casino Royale" (2006)— vuelve a demostrar su oficio y mantiene la tensión en todo momento, más allá de que el guión es esquemático y las vueltas de tuerca no sorprenden tanto. Campbell además no descuida la verosimilitud ni el perfil humano de sus personajes, y en los combates cuerpo a cuerpo sustituye la espectacularidad impostada con ingeniosas coreografías.