Pompa y circunstancia. El cine catástrofe ha tenido un derrotero intra género que podríamos denominar “en línea recta”, sin mayores sobresaltos ni sorpresas formales, circunstancia que lo lleva a pelear la punta del ranking de las “estructuras cinematográficas” con condiciones de producción petrificadas. Si bien nace con los cataclismos ocasionales del período mudo y adquiere sus rasgos distintivos con las películas clase B centradas en monstruos de las décadas de los 40 y 50, recién con los ejemplos mainstream de los 70 llega a una suerte de “especialización” que le permite alcanzar la masividad. En aquellos años los grandes estudios se valieron de las debacles para balancear en taquilla los envites revolucionarios del Nuevo Hollywood. Por supuesto que el revival mezquino de los 90 estuvo enmarcado en esa misma lógica de los blockbusters aunque ahora dedicando todo el presupuesto a los efectos visuales en detrimento de los apellidos ilustres de antaño (recordemos que el “gancho” principal de los 70 pasaba por ver a las máximas estrellas de la industria haciendo frente a las calamidades naturales). Lo paradójico del asunto fue que el andamiaje narrativo se conservó sin modificaciones, sometiendo a los pobres espectadores a introducciones de personajes por demás aburridas que duraban casi la mitad del convite en cuestión. Prólogos cada vez más mediocres se “alegraban” con la desaparición de la excusa del film, el elenco de luminarias. Hoy este problema se hace más evidente porque la supuesta “espectacularidad” -que venía a reemplazar a los actores- ya se ha generalizado en Hollywood y ha sido naturalizada por un público acostumbrado a consumir la fanfarria sensorial más ambiciosa. En el Tornado (Into the Storm, 2014) es un rip-off de una de las propuestas más conocidas de aquella etapa, la soporífera Twister (1996): dejando de lado al verdadero protagonista, ese que el título se encarga muy bien de explicitar, la historia respeta al pie de la letra la presencia de un equipo de “cazatornados” e incluye detalles tradicionales del género (una familia de “gente común”) y otros más “actuales” (un dúo de lelos que se graban haciendo pavadas). Una vez más durante el “desarrollo” inicial debemos sobrellevar por lo menos media hora de estereotipos y verborragia sin sentido hasta que comienza esa destrucción que pretende compensar la indiferencia ante personajes tan anodinos. Y nuevamente ocurre lo de casi siempre en el mainstream contemporáneo: una realización que no llega a ser mala resulta en esencia olvidable porque la suma de sus partes no conforma un “todo” satisfactorio: así nos quedamos en un aggiornamiento predecible (la estética de los falsos documentales), la poca ductilidad de la bella Sarah Wayne Callies (prácticamente repitiendo sus papeles de Prison Break y The Walking Dead), y un desenlace correcto, algo “demorado” y a pura pompa…
En el tornado es un film de acto despliegue visual de visión obligatoria en las mejores salas de cine. Las escenas del tornado son espectaculares, aterradoras, sumamente creíbles, emocionantes y dejarán con la boca abierta a más de uno. Pero lamentablemente los personajes y la historia son un poco pobres y le quitan nervio a los momentos más trágicos ya que no crean empatía, pero...
El cine catástrofe vuelve a la gran pantalla con En el Tornado. Una cinta básica y con personajes insoportables, pero con imponentes escenas de destrucción. El pequeño pueblo de Silverton está a punto de ser golpeado por un feroz tornado. Esta es la historia de algunos de sus más estúpidos habitantes y unos aburridos cazadores de tormentas. La Tormenta Imperfecta PrintDurante los años 70, el cine catástrofe supo ser uno de los géneros más exitosas de Hollywood gracias a producciones como Infierno en la Torre, Terremoto, Hindenburg o Aeropuerto y su gran cantidad de secuelas, una más impresentable que la otra pero siempre divertidas y con grandes estrellas haciendo el ridículo por un rato. Más adelante en el tiempo llegaron cintas como Twister, Dante’s Peak, Impacto Profundo, Armaggedon y hasta la remake de uno de los grandes clásicos de este género; Poseidón. Los resultados fueron dispares, tanto artísticamente como económicamente. La cruda realidad es que el cine catástrofe, salvo marcadas excepciones, nunca se caracterizó por contar grandes historias pero mostró sus mejores armas a la hora de crear escenas de destrucción. Incluso varias películas del género fueron pioneras en materia de efectos especiales en Hollywood. Hago esta pequeña salvedad porque justamente ilustra a la perfección la mediocridad de En el Tornado, una película espectacular cuando es hora arrasar con escuelas o edificios, pero que falla en la historia humana. Las películas de desastres naturales venían medio relegadas durante los últimos años y para los que disfrutamos de este género es sin duda una buena oportunidad de ver destrucción por doquier. Pero así como el tornado destruye hasta las cenizas a la pobre comunidad de Silverton, es el mismísimo guión lo que destruye todas las posibilidades de En el Tornado de ser esa tan ansiada diversión clase B que esperábamos ver. John Swetnam es el responsable de esta historia original que de original justamente no tiene nada. Hijos en peligro luego de tomar estúpidas decisiones y padres dispuestos a hacer cualquier cosa por rescatarlos está muy lejos de ser algo nunca visto en Hollywood y sobre en películas de esta índole. La cinta no guarda absolutamente ni una sorpresa, al punto de que todos los personajes que creemos que van a morir, mueren. El elenco tampoco hacen demasiado como para mantenernos interesados. Sin bien las actuaciones son lo suficientemente creíbles, los personajes parecieran dividirse en estereotipados o insoportables, con los insoportables ganando la pulseada por poco. La película está contada al estilo found footage o material encontrado (a la Blair Witch, bah!). Pero por alguna razón en determinados momentos, cuando es hora de mostrar el espectáculo natural que se está dando sobre el pueblo de Silverton, no duda en largar el formato y meter algunas tomas para nada “amateurs” que no tienen ninguna razón de ser e incluso se contradicen con la idea básica del falso documental. Pero como dije antes, las escenas de destrucción funcionan. Entre el buen uso de efectos generados por computadora, el buen ojo del director Steven Quale a la hora saber donde poner la cámara para lograr mayor espectacularidad y una interesante mezcla de sonido, son más de una oportunidad en las que podemos sentirnos realmente cerca del tornado. Conclusión En el Tornado es sus escenas de destrucción, ya que ni su historia ni sus personajes resultan, como mínimo, llamativos. Si buscas una película para matar el rato, quizás sea suficiente.
Hace tres años Steven Quale, el protegido de James Cameron, se daba el lujo de separarse del mentor y darle de lleno a la ficción con la entretenida y significante Final Destination 5, una de las mejores de la saga. Su siguiente trabajo, Into the Storm, bien podría considerarse una secuela espiritual a la noventosa Twister, que no está a la altura de las circunstancias pero que se puede considerar un ameno y turbulento entretenimiento pasatista. Ayudándose del incansable método del metraje encontrado pero dejando sus mejores escenas para una filmación convencional, la película sigue a un grupo de meteorólogos en busca de la toma más lograda de estos impredecibles y violentos fenómenos naturales. Como siempre tiene que haber un núcleo familiar que signifique peligro inminente y un punto de atención para el espectador, el vicedirector viudo de la escuela secundaria local y sus dos hijos adolescentes harán las veces de protagonistas. El guión de John Swetnam mucho no ayuda a generar empatía por personajes tan estereotipados y unidimensionales, así que el curso de la hora y media de corridas y escapes están cimentados en estúpidas decisiones. Por supuesto, uno no espera grandes historias en películas de cine catástrofe, pero si Titanic alguna ve lo logró, ¿por qué no esperar algo en la misma línea? Se puede decir al menos que el elenco ayuda a crear un vínculo, en particular los protagónicos de Richard Armitage -el amado Thorin en The Hobbit- y Sarah Wayne Callies -la bastardeada Lori de The Walking Dead- mientras que el secundario de Matt Walsh -un comediante que ahora descolla en Veep- alivia un poco el ambiente con su inescrupuloso pero en el fondo querible Pete. Los jóvenes, bien gracias, apenas si logran aportar algo dentro de su acartonamiento actoral. Lo que hace que Into the Storm valga la pena verla en una sala de cine son sus efectos especiales. El punto fuerte de la dirección de Quale, el film bien podría ser un carrete de presentación de un estudio de FX, ya que el hilo conductor narrativo sirve para poner en pantalla la destrucción total que genera la Madre Naturaleza. Como una nueva generación necesita aún más caos y escombros, ahora hay varios tornados ocurriendo al mismo tiempo, uno que se enciende fuego y otro tan gigante que su vórtice parece tan ancho como un estadio de fútbol. En aspectos técnicos es donde sobresale esta propuesta, por lo que bien vale el precio de la entrada. El dato loco es que teniendo tanto potencial para el uso del 3D, esta vez la producción dejó de lado el formato en pos de uno convencional. No nos quejamos, pero si una película podría haberle sacado provecho del formato era ésta.
"Viento, dile a la lluvia que quiero volar" Un elenco integrado completamente por actores semi desconocidos y un guión repleto de clichés salen al rescate de un subgénero olvidado dentro del cine de catástrofes. ¿Lo consiguen? Milagrosamente sí. Steve Quale (un director que cuenta apenas con dos largometrajes como realizador) y el guionista John Swetnam (también, un trabajador con muy pocos proyectos en su filmografía) logran construir una divertida propuesta de aventuras que evoca al mejor cine de catástrofes naturales aprovechando al máximo un apartado técnico que sí o sí debe disfrutarse en la pantalla grande. La premisa de “En el tornado” es simple: un grupo de “cazadores de tormentas” (créanme que esta profesión existe en la vida real) se cruza en el camino de distintos habitantes de un pequeño pueblo de los Estados Unidos que está a punto de sufrir las consecuencias de un fenómeno natural nunca antes visto. Filmada por momentos de forma tradicional y alternando muchas escenas de acción capturadas a modo “found footage”, la película logra mantener al espectador atornillado a su butaca cada vez que aparecen en pantalla los verdaderos protagonistas de esta historia: los tornados. Con grandilocuencia exagerada, un andar furioso y destructivo y apariciones completamente impredecibles, los tornados se llevan por completo los aplausos en una película que obtiene un importante punto a su favor gracias a no recurrir ni a la violencia ni al peso dramático que sí caracterizó a otras producciones de su estilo estrenadas recientemente (el último gran ejemplo fue “Lo imposible” de J.A. Bayona). Otro gran acierto es la dinámica del relato que, si bien tambalea en los momentos que se apoya en dos facetas que no terminan de convencer (el drama familiar con el que arranca el film y el humor absurdo de los personajes secundarios desparramado por distintos momentos), en definitiva logra que los 90 minutos que dura la película se pasen volando. Y no es un chiste fácil. Párrafo aparte para el Tumbler de Batman que vuelve a la pantalla grande para robarse varios momentos épicos de la película. Al parecer, Alfred organizo una subasta luego del “deceso” de Bruce Wayne y lo terminó comprando este grupo de cazadores de tormentas a muy buen precio. Si buscas una propuesta de la talla de “Twister”, o un drama bien actuado y lacrimógeno como “Lo Imposible”, esta película claramente no apunta a colmar tus expectativas. En cambio, si lo tuyo pasa solo por satisfacer ese placer culposo de ver volar toda clase de objetos por los aires gracias al paso de un tornado, aquí tenés una oferta inmejorable para pasar un buen rato sin despeinarte.
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En el tornado es una película de cable que se coló en la cartelera. Se trata de la típica propuesta clase B que podrías encontrar cualquier día de la semana en canales como Space o SyFy y que por uno de esos milagros inexplicables de la vida terminó en los cines. El director de Destino final 5, Steven Quale, brinda una propuesta de catástrofes naturales relacionadas con los tornados, que en este caso fue trabajada a través del género del "found footage". A lo largo de todo el conflicto siempre hay un personaje que con una cámara se encarga de registrar los hechos. Los primeros 20 minutos del film son muy aburridos y el espectador asiste a la presentación de personajes insulsos y trillados que en algunos casos tienen en común el deseo de volverse famosos y millonarios a través de cualquier medio. La película luego remonta un poco cuando comienza el conflicto de los tornados que genera que esta producción sea un poco más llevadera. Los efectos especiales son realmente muy buenos y las secuencias de acción, es justo destacarlo, están impecablemente realizadas. La destrucción que ocasionan lo tornados se ve real y en este caso la tecnología digital estuvo muy bien aplicada. El tema es que el film no ofrece mucho más que eso. El guión es bastante malo y no logra hacer interesante a esta producción que solo tiene sus méritos en los aspectos técnicos. Dentro del reparto no hay grandes figuras y las caras más conocidas son Sarah Way Callies, de la serie The Walking Dead, y Richard Armitage, recordado por su excelente interpretación de Guy de Gisborne, en la serie de Robin Hood producida por la BBC hace unos años. Ambos son muy buenos artistas que remaron con mucho profesionalismo un guión pobre que no logra convencer. En el tornado no es una película malísima pero no se me ocurre tampoco una buena razón por la que valga la pena pagar una entrada para ver esto en el cine. El preferible aprovechar la salida para disfrutar algo mejor. Este film ya vas a tener la posibilidad de engancharlo por Space un domingo a la tarde.
La tormenta imperfecta Uno de los mayores logros de En el tornado (Into the Storm, 2014), de Steven Quale, es el poder reproducir (o al menos intentarlo en el imaginario) a la perfección la vorágine y desesperación de estar dentro de una tormenta que no da tregua y castiga a todos por igual. Pero con el antecedente de Twister (1996) aún fresco, esta película sólo atraerá a aquellos que nunca han visto un film catástrofe en pantalla grande. Hay una historia que se cuenta en la que varios personajes van desnudando sus miserias frente a cámara (de hecho hay un pedido expreso de hablar frente al lente para generar mensajes que serán abiertos 25 años después), pero el protagonismo absoluto y la razón de ser del film está en esa tormenta que avanza y arrasa sin importar quien o quienes están ante ella. Un grupo de especialistas (encabezado por Sarah Wayne Callies) intentaran darle un marco de "veracidad" y verosimilitud a la situación. Otro grupo de "caza tormentas" (con el liderazgo de Jon Reep) que a la par del grupo anterior, pero sin su rigurosidad y profesionalismo, por diversión, se acercará demasiado al fenómeno. También habrá dos hermanos (Nathan Kress y Max Deacon), que intentarán mantenerse cerca de su padre (Richard Armitage), el vice director de la secundaria, aun sabiendo que éste tiene preferencias por uno de ellos, pero que luego deberá asistir a ambos y a la joven que uno de ellos pretende conquistar (Alycia Debnam Carey). Buscar la tormenta para encontrarse con uno mismo, ser honesto con los sueños y anhelos, descubrir el amor, saber que trabajando en equipo los objetivos llegan se alcanzan más rápido, son solo algunos de los tópicos que se van desplegando en el discurso. La elección de la cámara en mano, con la excusa inicial y la utilización de esto como una suerte de bitácora, modernizan en cierta medida la narración sobre un género que supo tener en otras épocas una gran producción y repercusión en el público. En el tornado posee impactantes efectos visuales y sonoros, que logran transmitir la urgencia y furia de una tormenta que no da tregua, y el director explota esto porque sabe que es justamente lo más rico y entretenido de la película. Pensada como un espectáculo sin más que la exhibición de ruinas, el film no levanta vuelo porque sabe que ofreciendo lo justo y necesario cumple con su cometido. Además recae en una serie de moralejas hacia el final que sólo retraen aún más su posible renovación del género.
Jackass Veinte Catorce. Al pueblo norteamericano lo puede levantar de raíz el mismo huracán que llevó a Dorothy desde Kansas hasta Oz, que ellos se van a recuperar. Y eso es básicamente lo que quiere demostrar este nuevo film de medidas catastróficas. Con alguna que otra camarita casera filmando a modo “falso documental”, un par de efectos especiales super guau! E historias individuales que pretenden (creo) no ser superficiales y/o vistas hasta el hartazgo, se armó la receta perfecta para cocinar una película absolutamente predecible pero con efectos visuales capaces de mantenernos boquiabiertos durante algunos minutos frente a la pantalla. Sí, así como si fuera uno de esos trucos indescifrables del mago Chris Angel. nota2 Claro que cuando pasa la tormenta, ellos y sus patrióticas banderas blaugranas hacen de cuenta que no pasó nada y que está todo cool como para comenzar de cero; total lo importante es mantenerse unidos y ser fuertes. Lo cual lo es, pero que esa entereza no aparezca sólo ante inclemencias climáticas de enormes características… Léase tornados devastadores. La cosa es que un grupito de gente lo bastante “open mind” como para elegir ser cazadores de tormentas, trabajan bajo contrato y con una remuneración muy buena, arriesgando sus vidas en medio de esos bestiales vientos giratorios que vienen acompañados de lluvias, pedradas, rayos, más todo lo que puedan arrastrar a su paso. Pero cuando no uno, sino 5 tornados tocan tierra en un pequeño poblado del sur y se unen para formar el espécimen más grande jamás visto, sobrevivirán sólo los más suertudos; es decir, los protagonistas de la película. nota Una madre joven y soltera que no ve a su niña desde hace 3 meses es la encargada de medir todas las posibilidades de cazar un tornado que la tecnología les da. Un inmaduro cuarentón que aún no sentó cabeza es el experto conductor de la nave ‘Titus‘; una suerte de Batimóvil versión Christopher Nolan, preparado para enfrentar cualquier cosa. Un atlético afroamericano y un novato menor de edad que ya con verle la cara se sabe que le tocará palmar primero, son los camarógrafos en cuestión. nota1 Luego el viento los amontonará con una familia compuesta por padre viudo con dos hijos adolescentes y la “hot girl” de uno de ellos. Además de cruzarse todos con dos perdedores que sólo beben cerveza y quieren hacerse populares en YouTube para enganchar mujeres en tercera base. Queda claro entonces que el fuerte de En el tornado (Into the Storm, 2014) es el atractivo visual de sus despampanantes efectos especiales. Fuera de eso… HISTORIA CONOCIDA. Ni siquiera el pequeño plus de hacerle un guiño a la famosa Twister de 1996 salva la desastrosa labor de las hordas de extras utilizados en más de una escena. Pero sabemos que el cine yanqui es así; arrasador como un gran tornado, y que eso no cambiará jamás.
Vientos muy arremolinados Si le gustan las películas catástrofe, En el tornado vale el precio de la entrada sólo por los efectos especiales que, combinados con su sonido envolvente, despeinan a cualquiera. Ahora bien, después de estas merecidas loas a dos aspectos técnicos fundamentales, pondremos en la otra vereda a los guionistas del filme. John Swetnam y Simon Beaufoy, despreocupados por inventar una narrativa a la altura de la tragedia, caen en el folletín barato, escenas intencionalmente bizarras y la más absoluta previsibilidad. Un paupérrimo costado humano para este "fenómeno natural", una sucesión de tornados trágicos que azotan el pequeño pueblo de Silverton. Encima, la historia que aquí nos cuenta Steven Quale (Destino final 5) remite inevitablemente a Twister, la película con Helen Hunt y Bill Paxton. ¿Hace falta decir cuál gana? ¿Podría haber hecho Quale algo mejor con esta historia? Poco probable, el libro es abrumadoramente inverosímil, tal vez de manera intencional. En este cruce de historias con la gran tormenta, por supuesto están los cazatornados, la versión profesional de ellos, con grandes equipos, cámaras y un líder deshumanizado (Matt Walsh) por su obsesión de filmar la tormenta enfrentado con la meteoróloga del grupo (Sarah Wayne Callies). También están los inconscientes pueblerinos de siempre que sueñan con ser estrellas de YouTube y graban con teléfonos celulares mientras se clavan una birra tras otra. Y la historia principal, la de la familia desencontrada en plena catástrofe. Con la levedad del caso, las actuaciones salen airosas. Todo lo malo ha sido dicho en las líneas anteriores. No hay una historia humana a la altura de esta catástrofe, pero aún así la película es entretenida. Una clásica oferta pochoclera de ésas que hay que ver en el cine. Hasta es posible rescatar cierto humor en la obviedad de algunas salidas. El tornado está bien mostrado y, de tan impactante, lo demás tal vez no importe. La catástrofe es totalmente verosímil.
Un cuerpo vacío, ruidoso e inerte Podrá tenerse todo el dinero del mundo, la tecnología digital más sofisticada, el respaldo de un estudio poderoso como Warner y un grupo de gurúes del arte 2.0 sentados durante cientos de horas delante de un monitor diagramando las mil y una catástrofes, pero el cine sin ideas que interpelen al espectador no es cine: lo importante, la condición sine qua non para que una película despegue de su estatus larval y efímero, es que tenga algo para decir. Bueno, interesante, errado o malo, pero algo. Incluso la voltereta argumental de un tanque hipertrofiado como Transfomers 4: la era de la extinción lo hace, confirmando el arribo oficial del expansionismo chino a la arena de la industria trasnacional del pochoclo. Muestra hedonística de la forma por la forma en sí misma, En el tornado es absolutamente nada. O sí: un cuerpo vacío, ruidoso e inerte que, para colmo, está orgulloso de serlo. Porque en algún momento amenaza con ensayar una mínima conexión con la coyuntura catalogando al encadenamiento de tornados como otra manifestación de un planeta quejumbroso por el maltrato cotidiano, alineándolo así a una secuencia iniciada con Katrina y el más reciente Sandy. Pero el director Seven Quale (el mismo que se había divertido bastante al mando de Destino final 5), rápidamente esconde la mano y vuelve a su insipidez natural, como sabiendo que no, que aquí no hay espacio para un vínculo que trascienda lo visto en pantalla durante breves –una buena, al menos– noventa minutos.
El viento sopla fuerte Ya pasaron más de cuatro décadas de las iniciales películas del cine catástrofe y, con mínimas variantes, las recetas siguen siendo las mismas. Desde la lejana Terremoto (1974) y aquella tontería del sonido "sensurround", esta clase de films apela a una receta habitual, construyendo personajes y situaciones estereotipadas en medio de una hecatombe producida por la naturaleza. Claro que desde los efectos especiales a pura artesanía, con maquetas incluidas, hasta las imágenes digitales de hoy, se ha crecido de manera desmesurada. Pero, tales avances de la tecnología solo actúan de manera encubierta para disimular la pobreza de las historias. Por esos caminos anda En el tornado, otra debacle de la naturaleza que soporta un pueblo que pronto volará por las aires en más de una ocasión. Un padre y sus dos hijos, una especialista en el tema (Sarah Wayne Callies de Prison Break y The Walking Dead), un demente que construyó un automóvil-fortaleza para parar la cosa y un par de idiotas que parecen parientes de los idiotas de Jackass son algunos de los remiendos de personajes que fluctúan en la hora y media de En el tornado. Por supuesto que las escenas donde los vientos soplan fuerte producen impacto y sorpresa, pero la receta deja de funcionar cuando la película describe situaciones de manual y personajes menos que esquemáticos. En los 90, cuando surgió Twister de Jan De Bont, sin tratarse de una obra maestra, había un apego al clasicismo de la narración y una historia que buceaba entre la tradición y la modernidad. Con En el tornado sólo se espera que aparezca el próximo ventarrón y se lleve a todos de una buena vez.
Falló el pronóstico Mientras un joven graba testimonios para una cápsula de tiempo, no advierte que esas personas, sus deseos, y él mismo, se verán afectados severamente cuando la naturaleza les haga saber que el futuro es algo incierto, y hacer planes no es conveniente. Paralelamente un grupo de cazadores de tormentas recorre la zona en busca de un tornado, pero pronto se toparán con algo más, algo nunca visto. Estamos ante una típica película de catástrofes, donde se presentan diversas historias de vida, todas bien delineadas sin demasiadas sutilezas y que en el clímax acaban mezclándose. Lo diferente en esta propuesta es que no se pretende, o al menos no se nota la pretensión, que la tormenta sea un personaje más, algo siniestro ni humanizado, si no más bien todo lo contrario. Los tornados se exponen como el fenómeno natural que son, y hasta se hace referencia a otros hechos reales que por inusuales no dejaron de ser catastróficos, caso "Katrina" en Nueva Orleans. Obviamente que el enfoque es fantástico y tiene la dosis necesaria de espectacularidad que estos filmes requieren. Sin ser nada destacable en lo cinematográfico, "En el Tornado" cumple con entretener ajustándose a su género.
¿Estás buscando cine catástrofe? "En El Tornado" es la elegida. Si algo tiene esta película, es que me sorprendió gratamente la perfección de la realización de los efectos especiales, las destrucciones, los grandes ventiladores (que imagino) deben haber utilizado para generar los tornados y que el elenco vuele por los aires tras el desastre natural que azota a la ciudad de Silverton. Mucha cámara en mano, registros, pero vuelvo a repetir, los instantes del tornado, sobre todo llegando al final, son para aplaudir de pie... Por eso, si queres ver una peli con FX de la ostia, pero con una historia bastante simple, te recomiendo la vayas a ver... "En El Tornado" es la nueva peli de Steven Quale (quién - en 2011 - fue el director de "Destino Final 5") y está buenísima.
Para sentirse realmente dentro de un tornado Hay que darle unos veinte minutos a esta película que empieza de manera poco promisoria, pero que de golpe empieza a levantar vuelo. O que, para usar una metáfora más apropiada, empieza a tener viento a favor. El asunto tiene que ver con la variedad del cine catástrofe originada por la taquillera "Twitter" de Frank Marshall que podríamos llamar de "aventuras meteorológicas". La película, que es corta y en general bastante contundente, empieza presentando a distintos "cazadores de tornados", algunos muy profesionales, que trabajan vendiendo el material que registran a la TV, otros amateurs, incluyendo unos tontos kamikazes que andan persiguiendo ciclones tomando cerveza mientras escuchan rock en sus camionetas pintarrajeadas. Por supuesto, una vez que está más o menos claro por dónde va pasar arrasando con todo un gigantesco tornado, todos estos personajes a la fuerza terminan coincidiendo, lo que de algún modo justifica el lento arranque con demasiados de ellos hablando a cámara. Justamente la multiplicidad de cámaras en manos de los protagonistas, algo que se podría volver en contra dada la obsesion de agunos cineastas en armar películas completas con planos movedizos, aquí se vuelve un recurso realmente eficaz, ya que cuando las cosas empiezan a volar por los aires, muchas veces las imágenes más impresionantes surgen de estas cámaras que quedan tiradas por todos lados. Incluyendo, por supuesto, el lugar exacto por donde pasará el arrollador vórtice del tornado. Si en "Twitter" uno de los planos más memorables era el de una vaca volando, aquí vuela de todo. Quizá el momento que hace que la película merezca verse es cuando el tornado pasa por un aeropuerto, provocando una aterradora visión de aviones Boeing volando... sin pilotos ni motores encendidos. El director Steven Quale viene del cine de terror (estuvo a cargo de "Destino final 5") y utiliza muy bien el montaje y los efectos de sonido para que el espectador salte de su butaca cuando un árbol aparece atravesando una ventana, o dos autos chocan en el aire, cosas que pasan de manera totalmente imprevista, y con una gran generosidad, logrando que durante una hora entera de proyección el asunto nunca pierda su temible intensidad. Por el lado de los conflictos dramáticos, si bien son bastante elementales, están bien metidos dentro de las escenas impactantes que son lo que aquí justifica plenamente el precio de la entrada.
Contada a través de los ojos de cazadores profesionales de tormentas, la película te lleva directamente al ojo de la tormenta para experimentar lo que ofrece la Madre Naturaleza en sus momentos más extremos. Cine catástrofe de magnitud, que se vale del genero símil documental para generar un efecto de realidad que eriza la piel. Además, por supuesto, los efectos especiales resultan espectaculares y la edición de sonido, agudiza la tormentosa experiencia. Un guion sencillo sirve de marco para un filme que se disfruta por su simpleza y su clara premisa de entretener.
En el tornado: la hermanita menor de Twister Allá por 1996, el director holandés Jan de Bont nos regaló una perlita llamada Twister. Por si no la vieron, trataba sobre un grupo de cazadores de tornados que intentaban probar un nuevo sistema de alerta y, para ello, debían alcanzar uno y liberar unos sensores dentro. El filme tenía un elenco importante, encabezado por Bill Paxton y Helen Hunt, y secundarios de la talla de Philip Seymour Hoffman, entre otros. Además contaba con el guión de Michael Crichton y la producción de Steven Spielberg. Twister nos brindó la posibilidad de ver "de cerca" y "sentir" los efectos destructivos de un tornado, y fue una de las pocas películas de esa época en volver a un género que tuvo su furor en las décadas del setenta y ochenta: el cine catástrofe. Ahora llega "En el Tornado", una hermanita menor, casi en pañales, de este clásico. El largometraje sigue a varios personajes y los eventos que se suceden cuando varios tornados -incluido uno poderoso y nunca antes visto- se desatan sobre el pueblo de Silverton. Por un lado tenemos al sub director de la secundaria Gary Fuller (Richard Armitage) y sus dos hijos, quienes son los encargados de grabar la graduación de los chicos del último año. Por otro tenemos a Pete (Matt Walsh), un viejo cazador de tormentas que reunió a un equipo para lograr algo que nunca nadie pudo hacer: grabar imágenes de un tornado desde adentro del ojo. Para ello construyó un vehículo fuertemente blindado y lleno de cámaras para meterse dentro de uno y lograrlo. Y por último, tenemos a dos pueblerinos bastante alocados que tratarán de experimentar por su cuenta los efectos de este poderoso fenómeno, también grabándolo todo. Lo que todos ellos no saben es que se está por formar un tornado de la más alta categoría que promete destruir y arrasar con todo a su paso. Lo primero que le viene a la mente al espectador cuando ve este film es: "Tornados, cazadores de tormentas, pueblo arrasado. Me parece que esta película ya la vi". Claramente hay bastante diferencias entre Twister y ésta, siendo la más significativa que En el Tornado se apoya en el recurso de darle más "credibilidad" a la historia utilizando el recurso de que todos lo que se muestra es filmado por los personajes o las cámaras de algún lugar. Aunque, seguramente apretado por la trama, el director elige obviar este recurso para algunas escenas (algo muy confuso). Otro punto es los actores. Tanto Paxton como Hunt tenían más rodaje y fama que los que trabajan acá. Richard Armitage (Thorin Escudo de Roble en la saga de El Hobbit) y Sarah Wayne Callies (Lori en la serie The Walking Dead), que acá interpreta a una meteoróloga con conciencia, son actores de, por decirlo de alguna manera, "segunda línea". Y está clara la elección: se intenta darle autenticidad al fenómeno meteorológico sin que nos distraigamos con los actores. Y ahí es el punto en donde falla el film -junto con la forma de filmarla-, porque lamentablemente los personajes no causan la empatía necesaria con el espectador, haciendo que no nos importe lo que les pase. Tampoco ayuda el guión y las tramas de las historias personales, bastante clichés si se quiere. Técnicamente es impresionante todo lo referente a los tornados, para sacarse el sombrero. Pero con eso solo, no basta. Hay que celebrar cada vez que llega a la pantalla grande un largometraje de estas características. Es un género atractivo, efectivo, divertido y que ha dado muchos clásicos. Claro que, siempre hay que evitar, como en este caso, que la película en sí sea la catástrofe.
En el Tornado no es simplemente una película mediocre más, sino que sencillamente apunta a redefinir cinematograficamente la noción de lo estúpido. Su mayor virtud son efectos especiales decentes y un excelente diseño sonoro. En ese sentido, funciona como un reel de poco más de noventa minutos (hay que reconocerle, al menos, la escasa duración) de efectos digitales de la industria actual, y probablemente quienes se acerquen a buscar eso, y nada más que eso, saldrán satisfechos de la sala. El resto de los mortales padecerán un absurdo de una escasez dramática apabullante, que ni vale la pena detenerse a mencionar por lo vacío de su argumento. Cuando una película hace que otra, de similar temática y también mediocre, parezca en comparación a ésta El Ciudadano (Citizen Kane, Orson Welles), sabemos de antemano que algo tiene que haber fallado. Twister, así, en la comparación inevitable, se eleva a niveles insospechados.
Catastrófico film catástrofe En el tornado es una película sin argumento (o con uno muy malo), pero que en sus menos de 90 minutos de duración ofrece un par de secuencias impactantes y sobrecogedoras con los tornados más arrasadores que puedan imaginarse. Puede que para los amantes del cine catástrofe el irreprochable y hasta admirable trabajo de los expertos en efectos visuales (y de los sonidistas) sea suficiente como para justificar el pago de una entrada, pero para aquellos que exigen una historia con personajes y conflictos mínimamente desarrollados y justificados las decepciones en este caso serán mayúsculas. Los protagonistas (un padre ausente y sus dos hijos adolescentes, un cazador de tormentas obsesionado por filmar los fenómenos meteorológicos y al que poco le importan los riesgos y necesidades de los integrantes de su equipo; una madre soltera que hace mucho no ve a su pequeña hija) están ahí como muñecos posados sobre una escenografía, seres huecos que sirven como meros vehículos para que se vayan cumpliendo los dictados de un guión mediocre y, claro, se topen con tornados cada vez más violentos. La película intenta sintonizar de alguna manera con la generación de YouTube y propone algún atisbo de humor dentro de la tragedia (allí están dos patéticos émulos de los Jackass que también quieren tomar imágenes de los vendavales en un pueblo de Oklahoma para ganar seguidores en redes sociales y seducir a alguna chica), pero esos esfuerzos tampoco funcionan. Así, el pobre resultado eleva en la comparación a la no demasiado audaz Twister, aquel film bastante similar de 1996 con Helen Hunt y Bill Paxton, a la categoría de obra maestra. El director Steven Quale (responsable de Destino final 5 e integrante de la segunda unidad de dos films de James Cameron como Titanic y Avatar) parece construir una narración con piloto automático hasta desembocar en esa "tormenta perfecta" que llega al final y que bien podría funcionar como un demo independiente para mostrar las posibilidades que la tecnología les ofrece a los artistas de hoy en el terreno de los efectos visuales.
Tornados de esta época Es difícil resistir a la tentación de decir que cada época tiene la película de tornados que se merece, pero la verdad es que dicha frase es absolutamente falsa y si de algún modo se acercara a la verdad debería valer para todos los géneros y subgéneros. Sin embargo, podría servir para llegar rápidamente a la comparación de En el tornado con Twister, la superproducción de cine catástrofe de los noventa cuyo principal atractivo a priori era su impresionante apartado de efectos especiales, de hecho si no recuerdo mal era promocionada como la Jurassic Park de las películas de tornados (¿?). Y sí, En el tornado es de algún modo la Twister de nuestra época, es cine catástrofe con presupuesto relativamente alto que apuesta sobre todo a la espectacularidad de sus efectos especiales y que entretiene mediante la suma de escenas cada vez más intensas. Pero allí terminan las similitudes, porque el director Steven Quale no logra jamás darle el grosor suficiente a los personajes y a las relaciones entre ellos, todo es cartón y papel, son muñecos puestos allí para hacernos dudar si el tornado se los va llevar o no; si fuera por mí el tornado gigantesco podría haber borrado el pueblo completo, tal es la empatía que generan los seres humanos esbozados por Quale. En el tornado suma dos vicios de esta última década, la utilización del recurso de la cámara en mano y el abuso constante de los efectos digitales. Lo primero lo recordamos del El proyecto de Blair Witch, fue convertido en subgénero luego de Actividad Paranormal, y ahora ya es un recurso generalmente utilizado para dar la sensación de realidad cruda que algunas películas requieren o si no porque queda lindo y sirve para vender gopros como parece ser el caso de En el tornado. Nosotros espectadores somos convertidos en una conciencia saltarina que va de cámara casera en cámara casera según el montaje lo requiera (por alguna razón que soy incapaz de aprehender en nuestro presente todo filma), esto seguramente tiene alguna implicación filosófica que no nos interesa a los fines de seguir analizado esta cosa. Entonces la historia se va desarrollando con imágenes obtenidas desde celulares, cámaras de fotos, cámaras ¿comunes?, gopros, etcétera, hasta que de repente el director necesita un plano muy abierto e increíblemente injustificado para mostrar cómo el tornado destruye un aeropuerto del que no hemos tenido noticias anteriormente y en el que no se encuentra ningún personaje que nos interese. Ahí sí se filma con una cámara convencional desde un punto de vista convencional. Todo lo cual demuestra que la arbitrariedad es la lógica de nuestros tiempos. También tenemos el tema de los efectos digitales el cual se reduce a que Steven Quale no es Spielberg o Cameron. Es decir, no es alguien que entienda del todo cuál es el límite entre lo que debe ser construido en un estudio y lo que debe ser inevitablemente digital, por lo cual amplias porciones de En el tornado se ven demasiado artificiales o no superan a Twister que fue filmada hace 18 años. Lo que intento decir es que En el tornado entretiene pero no es capaz de superar a Twister en el único apartado en que debió hacerlo tan sólo por edad, los efectos visuales, y aunque no sé cuál es la conclusión de esta observación intuyo que no puede ser bueno.
Infiernos de viento La naturaleza convirtió a los norteamericanos en expertos en tornados. Los peores son los denominados EF5. En la película En el tornado, los protagonistas se enfrentan a uno con ese nivel de violencia. Lo increíble es que algunos lo hacen por voluntad propia, como un grupo de científicos que los estudia para salvar vidas y ganar dinero con un documental. La naturaleza también ha convertido a los norteamericanos en expertos del cine catástrofe. Hacen películas sobre tornados cada vez mejores en su concepción técnica, y se llevará muchos premios en esos rubros. La dirige un tipo con excelentes pergaminos: Steven Quale se formó con James Cameron filmando documentales en las profundidades marinas del planeta, antes y después de que Cameron creara esa obra cumbre del cine de todos los tiempos que es Titanic. En el tornado contiene imágenes impresionantes que además adquieren gran realismo por estar presentadas muchas en el formato de video casero, como se hace en las películas de terror. Pero además de ese soporte tiene mucho efecto especial de calidad donde vemos volar acoplados, aviones de cola, galpones, personas como si estuviéramos mirando un noticiero. La secuencia donde los escapistas se parapetan dentro de una alcantarilla a medio terminar es electrizante. Bien ideada y realizada, con los personajes sufriendo apremios sorprendentes y una imaginativa utilización de materiales. Hay que tener paciencia: la acción tarda en empezar, pero la espera se justifica. Una enciclopedia para cineastas y un éxito probable de taquilla.
"En el tornado es Twister 2.0. La misma premisa, pero con los efectos especiales del siglo XXI y el estilo de narración visual tan popular hoy de escenas filmadas con celular, cámaras de vigilancia e impronta documental". Escuchá el comentario. (ver link).
Un festival de efectos especiales, el cine catástrofe cuando habla de tornados a esta altura del programa no necesita uno sino que los multiplica. A eso se le suma un loco cazador de tormentas y un pequeño puñado de historias obvias. El espectador ya sabe a lo que va, si ama este tipo de cine.
Extraordinarios efectos especiales que te harán volar de la butaca. El director holandés Steven Quale, el mismo de “Destino Final 5”, quien se encargó de los efectos especiales de “Avatar” (James Cameron, 2009), ahora es el responsable de esta historia que trae a la pantalla grande y gira en torno a un grupo de estudiantes que son cazadores de tornados. Su narración es sencilla, uno de los protagonistas Gary (Richard Armitage, “El Hobbit: La desolación de Smaug”), un padre que vive con sus hijos, Trey (Nathan Kres, “Babe, el cerdito en la ciudad”) y Donnie (Max Deacon) pero por su trabajo no les presta mucha atención pese al reclamo de uno de ellos. Por otro lado se encuentran unos cazadores de fenómenos climatológicos, Kaitlyn (Alycia Debnam Carey), Allison (J Sarah Wayne Callies) madre soltera de la pequeña Grace que la reclama, Pete (Matt Walsh), entre otros. En la Ciudad de Silverton se realiza como todos los años la fiesta de graduación, el subdirector, Gary Morris, le pide a sus hijos que graben todo este acontecimiento porque esta filmación quedará en la escuela para mostrarla a los futuros egresados. Y mientras tanto se viene desplazando un potente tornado categoría 6 y un equipo viene persiguiendo este fenómeno, en vehículos muy bien equipados. Todo está contado a través de los ojos y los objetivos fotográficos de estos cazadores profesionales de tormentas y aficionados en busca de emociones. De esta manera nos metemos en el cine catástrofe que muestra el poder de la naturaleza a través de este temible tornado. Todo sucede en un día, donde todos los habitantes deben buscar urgente un refugio, todo volará por el aire, las escenas del gran desastre son extraordinarias. La trama solo privilegia el gran despliegue de efectos visuales y sonoros, también en una estupenda fotografía, las escenas cuando se ve el tornado son aterradoras y de mucha tensión, entretiene, mucha cámara en mano, vale aclarar que no es “Twister” (1996) esta tenía un poco más de argumento y las buenas actuaciones de Helen Hunt y Bill Paxton. Esta es bien pochoclera, los trabajos actorales son flojos, pero contiene escenas que te dejan boquiabierto.
Una ventolera "En el tornado" es una película con buenos efectos especiales pero que no suma novedades al género catástrofe. Las tormentas en los Estados Unidos son todo un tema. Hay una zona denominada “corredor de tornados”, que abarca gran parte del sureste del país, donde prácticamente los tienen enquistados en su modo de vida, en sus viviendas, en sus costumbres. Material de interés para los productores del cine catástrofe, la tecnología recién permitió llevar de manera creíble a la pantalla grande estos monstruos naturales arrasadores a mediados de los '90. El nombre propio de esta aparición fue sencillamente Twister, o Tornado, y contó con los protagónicos de Helen Hunt y Bill Paxton. En esa peli, un grupo de cazadores de remolinos andan persiguiendo chubascos para su registro, estudio y predicción. Tanta palabra viene al caso porque el estreno de En el tornado, la nueva gema de este nicho, vuelca más o menos las mismas ideas, aunque los efectos especiales han mejorado notablemente y constituyen el principal atractivo. Cámara testigo. El otro punto de diferencia es que esta película dirigida por Steven Quale toma el modelo de falso documental, al estilo de Cloverfield: gran parte de las escenas están armadas al ritmo de las cámaras-testigo para potenciar la sensación del espectador de ser partícipe de la destrucción. Esta última es la palabra clave: el eje central, el motor que ruge en esta producción, lo constituyen los pobres edificios, casas y gente que resultan víctimas de los vientos. La combinación de imágenes realizadas por computadora y el excelente trabajo de sonido, seguramente pagarán el precio de la entrada para los que gustan de tales peripecias. Para llegar a ese punto hay que bancarse un primer segmento anodino y sin demasiado sentido, excepto el de ir plantando los personajes que luego pasarán a formar parte de dos bandos: los que se salvan o los que se mueren. Indiscutiblemente, se trata de una propuesta en la que el calificativo de “pochoclera” encaja a la perfección: si la cuestión es pasar un rato entretenido sin mayores pretensiones que la de presenciar buenos efectos y estragos por doquier, esta es la película para el programa del fin de semana.
La catástrofe de no saber qué hacer con el género catástrofe En El Tornado: La catástrofe de no saber qué hacer con el género catástrofeUn equipo de filmación de tornados viene infructuosamente viajando por los EE.UU sin éxito. De repente anuncian un fenómeno metereológico fuera de los parámetros habituales en la zona de Silverstone, y el equipo se trasladará al pueblo con la expectativa de poder registrar una vista desde el ojo mismo del tornado, algo que hasta ese momento nadie ha podido hacer. En el pueblo tiene lugar la graduación de los estudiantes, que serán sorprendidos por el temporal, y deberán protegerse contra su poder destructivo. En medio de estas dos situaciones, un muchacho y una muchacha se separarán del resto del grupo y quedarán atrapados e incomunicados cuando el techo se les caiga encima, y comience a inhundarse el receptáculo en el que han podido sobrevivir. El film es un exponente mecánico y previsible del llamado género catástrofe, en el cual frente a la corrupción humana, la deshumanización o simplemente el olvido de las cosas esenciales, sobreviene algún tipo de desastre natural que termina aleccionando a la sociedad y permitiéndole redimirse en la adversidad, sacando lo mejor que tiene de sí en los peores momentos. Prácticamente es una estructura tan antigua como la alegoría bíblica del diluvio universal al que Dios somete a una humanidad descarriada, con excepción de la familia de Noe y los ejemplares pareados de cada especie, con el objeto de hacer borrón y cuenta nueva. La diferencia del género con la propuesta bíblica, reside probablemente en la sensación de desamparo social, religioso e institucional en el que se encuentran los individuos. En este tipo de films, nadie tiene más que a los otros individuos y a sí mismo: las instituciones o son inútiles o están vaciadas de sentido; brillan por su ausencia, la policía, los bomberos y el Estado en general, como las instituciones eclesiásticas de todo tipo, no sólo para ofrecer respuestas materiales ante el desastre, si no incluso para ofrecer contención ante las pérdidas y las situaciones de angustia. Casi siempre son personas comunes (no especialistas, ni funcionarios) las que llevan a buen puerto la supervivencia del grupo (Yacowar, Maurice: Film Genre Reader, 1986). El más grave de los defectos que presenta esta torpe producción es el descuido, la indiferencia y el desapasionamiento que los realizadores han puesto sobre toda estructura dramática. El guión contaba con los ingredientes necesarios para ofrecer suficiente núcleo de respaldo dramático a la catástrofe: la relación entre el padre viudo y los hijos, el enamoramiento del mucacho respecto de la chica; el distanciamiento de la madre en relación a su hija pequeña; pero de nada de esto se sacó provecho. Es evidente que en este tipo de producciones los efectos de la catástrofe no pueden simplemente concebirse como un fondo o contexto para el desarrollo de conflictos entre personajes, ya que el género amerita este tipo de focalizaciones, sin embargo restarle importancia al punto de desentenderse de todo componente psicológico en favor de una fascinación insana por los efectos visuales del poder destructivo de un tornado, que ni siquiera es un ser antromorfo con el cual el público y/o los personajes podría generar algún tipo de sentimiento más que el miedo y la necesidad de huir, es llanamente esmerarse en arruinar la película. El director evidentemente no tiene experiencia como director principal, su currículum lo muestra como director de unidades de rodaje en megaproducciones de James Cameron, asociadas en algún caso con el género (como Titanic). Pero aún en Titanic, la catástrofe viene a reforzar de modo patético (como una especie de alegoría) unos conflictos que han sido desarrollados más que suficientemente. De hecho el hundimiento del crucero tiene lugar recién cuando todos los conflictos están ya lo suficientemente madurados para que la catástrofe pueda sacar lo mejor de ellos; En film de Quale, en cambio, la presencia del desastre climático no da tiempo necesario para que las historias particulares de los pobladores y/o la de los documentalistas lleguen a cobrar una mínima autonomía que contrapese el desfile de efectos visuales; el tornado no sólo irrumpe intempestivamente frente a unos pobladores desprevenidos y poco preparados, les ha estallado en las caras a sus propios realizadores, que no han sabido qué hacer con este asunto.
Crítica emitida por radio.
Pronóstico reservado Esencialmente una versión actualizada del clásico Twister, En el tornado introduce a una nueva generación de cazadores de tormentas que venden sus filmaciones o las suben a un canal de YouTube, ignorando que las inclemencias serán esta vez ingobernables. Ambientada en la ciudad ficticia de Silverton, en el medio oeste norteamericano, la trama incluye a dos hermanos que filman testimonios personales para el futuro (a las que llaman “cápsulas en el tiempo”), un equipo de cazadores ultrasofisticado, especie de mercenarios que deambulan en un auto militarizado con equipos tecnológicos, y un dúo que filma toda clase de bloopers al estilo Jackass. Sin ánimo experimental y desaprovechando la idea, la película hilvana narración en tercera persona con testimonios cámara en mano o POV (Blairwitch, Actividad paranormal), mientras los tornados se vuelven una criatura tan destructiva como Godzilla o King Kong. Aparte de alguna escena vibrante, como la destrucción de un aeropuerto en donde varios aviones despegan como por levitación, En el tornado tiene un tibio mensaje de alerta climatológico y momentos de sensiblería cursi que atentan contra el buen pasatiempo.
Fallida producción de cine catástrofe que cuenta los horrores que deben vivir los habitantes de una ciudad americana azotada por tornados y fuertes tormentas. Los mas sofisticados efectos visuales están puestos a disposición de una historia endeble, con personajes sin carisma y nada de originalidad en su trama. Clase "B", filmada en muchos tramos con cámara en mano y otras en manera tradicional tratando de dar un tono moderno, casi testimonial a un metraje medido y sin emoción.
¿Qué puede resultar de un intento de réplica casi exacta de Twister (1996), la famosa película de Jan de Bont que arrasó con la taquilla en su momento?. Protagonizada por Helen Hunt y Bill Paxton-y en un papel casi ínfimo y poco memorable, Philip Seymour Hoffman- Tornado relataba la historia de una mujer que se dedica a perseguir estos fenómenos climáticos utilizando la ciencia, debido al trauma de haber perdido a su padre en una tormenta. Ya de grande, se tiene que enfrentar a otro hecho traumático: la separación definitiva del hombre que aun ama. Las aristas de esta película son varias. El tornado es sólo la excusa para retratar el "torbellino" de emociones internas por las que pasa una mujer llamada Jo a la edad de 40 años y cómo su ex marido aun tiene el poder de desequilibrar su estructura. La película de de Bont es por momentos muy dramática aunque tiene final feliz. Así y todo, logra hacer que el espectador se tensione y comience a ver a la ciencia ficción muy mezclada con lo terrorífico. Como decíamos, por estos días se nos presenta una copia casi exacta del clásico basado en el libro de Michael Crichton (Jurassic Park). Dirigida por Steven Quale, tan idéntica pretendió ser que uno hasta logra ofuscarse con algunas escenas. Con un inicio sumamente desprolijo y con la intención de provocar un alto impacto que no llega a ser tal, la cinta va haciendo agua por los costados. Con tomas innecesarias que pretenden ser lacrimógenas e incluso reivindicativas de los personajes, el film se vuelve aun más efímero. Un claro ejemplo de ello es el momento en que, luego de casi perder la vida en el ojo de la tormenta, estos personajes ingresan a una iglesia para descansar. Pero la intención camuflada de tal recurso es en realidad el afán del director por trabajar la culpa y el perdón de sus protagonistas de manera trillada en un escenario obvio. Sobre los efectos visuales realmente no hay mucho que destacar. Ya el afiche promocional denotaba una cierta superficialidad en lo estético que se traduce además en una película carente de dramatismo, rígida en estructura y que, por sobre todas las cosas, no tiene un guión interesante, sino sólo una trama repetida, evidente y burda. Al contrario de la historia un tanto más profunda que sostiene con firmeza el film de 1996, En el tornado se basa en relatos y subrelatos flojos que llegan incluso a marear: un grupo de científicos persiguen tornados con sus cámaras filmadoras, un festejo de graduación que se ve truncado por el intenso temporal, un chico que quiere declararle su amor a una compañera de colegio y que, para ello, le ofrece ayudarla con un trabajo, un padre que busca a su hijo perdido luego del colapso de un edificio, y así podemos seguir citando. Cuando un guión carece de una base sólida en la cual sostenerse, se fuerzan historias dentro de otras que jamás se conectan ni complementan, y que hasta funcionan como un intento de obra coral (fallida, por supuesto). Quizá de un "cuento" más simple y corto se hubiera obtenido un resultado superior. ¿Qué está pasando con la ciencia ficción fuera de Steven Spielberg, Ridley Scott, James Cameron y J.J Abrams, sólo por citar unos pocos ejemplos?. Evidentemente a otros directores se les está complicando encontrar la raíz de una buena película del género. En en tornado cae en la bolsa de cintas olvidables que ni Sarah Wayne Callies (The Walking Dead) puede salvar.
Tormentas, meteoritos, tornados, explosiones nucleares, y hasta monstruos de diversos orígenes; el cine catástrofe es probablemente uno de los géneros que más efectivo le ha sido a Hollywood a la hora de mostrar su imponencia y poderío. En el Tornado vuelve sobre el tema en su variante de miedo a la naturaleza; y sí, para los que lo suponían desde que se anunció, y más aún cuando vieron el tráiler, no hay aquí lo que se llama originalidad absoluta. Sin embargo, el nuevo film de Steve Quale (Destino Final 5, una de las mejores de la saga) logra, sin diferenciarse del todo, marcar su propio territorio, dejar una impronta propia, y lo logra revirtiendo una de las reglas de oro de esta nueva etapa hollywoodense, ser menos pretencioso es mejor. Basada en hechos reales (por supuesto), todo sucede en un día en la vida de la gente de Silverton, un pueblo de gente en apariencia amable, que se verá convulsionada cuando sean atacados por no uno sino varios tornados cada uno más potente que el anterior, y para hacer el asunto más grave, constantemente se anuncia que lo peor aún no llegó. Inteligentemente la película toma varios puntos de vista, hace uso de recursos como la cámara en mano o el falso documental o filmación casera/ de divulgación científica, para otorgarle mayor naturalidad. Los protagonistas son los tornados, de eso no hay dudas, pero alrededor de ellos hay gente que los rodea, y cada uno reaccionará de manera diferente, mostrando diferentes actitudes, algunos más salvajes que otros. Hay científicos, cazadores de tornados, y pueblerinos, todos aportan su cuota y su visión, y Quale los aprovecha para desarrollar una vena humana entre tanto CGI y destrozo. Otro acierto es la elección de los actores, rostros familiares aunque con poca trayectoria en el cine, lo cual permite una mayor empatía con los mismos. Contemos a Richard Armitage, Srah Wayne Callies, Alycia Carey y Nathan Carex, todos provenientes del mundo de la TV o de roles secundarios; no hay aquí una estrella, y eso los hace más “terrenales”. Con un ritmo permanente que no decae, una historia sencilla pero que sigue desarrollándose en medio de la acción, y escenas realmente espectaculares, En el Tornado se ve como una suerte de mini tanque. No aspira a convertirse en un clásico ni en un film grandioso, busca entretener al espectador, que sufra junto a lo que ve, ser un digno exponente en un terreno en el que todo ya está inventado. Hay sanas moralejas y creación de trabajo en equipo, aunque no panfleto, eso también demuestra sus pocas pretensiones. En el Tornado toma lo mejor de un género que fue mutando para mantenerse vigente, puede no ser el film del año, pero sí una grata sorpresa en la cartelera ávida de pochoclo.
Cuando se piensa en tornados en el cine, uno no puede nunca evitar pensar en Twister. La película de Jan de Bont que me acompañó en la infancia y sigue estando presente cada tanto alguna vez en la televisión, se caracterizaba por situar a unos muy bien construidos y actuados personajes en medio de varios tornados, claro, uno más pequeño que el que seguía. Y esa pasión que ellos sentían cada vez que perseguían uno, traspasaba la pantalla; sí, he llegado a imaginarme yo misma persiguiendo tornados cuando era pequeña. Hoy, casi veinte años después de aquella película, aparece "En el tornado". A simple vista, una Twister con mejores efectos especiales. Pero eso sólo es lo que uno podía suponer antes de verla. En el tornado tiene muchos tópicos, personajes y clichés propios de las películas de catástrofes. Personas que se sienten fascinadas por el fenómeno, gente que queda atrapada, un padre que tiene que ir a buscar a su hijo, y, claro, muchas escenas de destrucción. Pero más allá de ciertos elementos que si bien no sorprenden uno espera ver en estas películas, lo que carece de fuerza acá es la construcción de personajes sólidos con los que uno pueda identificarse. Hay una meteoróloga que deja a su pequeña hija durante varios días para perseguir tornados. Un documentalista cansado de llegar tarde y dispuesto a todo para poder filmarlos. Un padre que además es director de la escuela y parece más enfocado en que todo salga bien el día de la graduación que en prestarle atención a lo que le sucede a su hijo. Un hijo que le miente y abandona el trabajo que su padre le había encomendado para ayudar a la chica que le gusta. Y claro, muchos tornados. Mientras el film no logra desarrollar personajes interesantes, no importa cuánto se esfuerce Richard Armitage (que de todo modo es un rostro a tener en cuenta, y no sólo por lo bonito), no logran generar empatía pero sí sabe destacarse cuando se trata de escenas de destrucción. Si ya desde el trailer impactaba esa escena en la cual el tornado se impone con su fuerza y levanta unos aviones estacionados, en la película eso se repite algunas veces más. Pero en la fuerza que residen esas escenas carece lo más importante: el corazón de la película. "En el tornado" es entretenida pero no se queda con uno mucho más tiempo después de salir de verla. Si no se espera más que un entretenimiento pasable, la película funciona, e incluso merece ser vista en pantalla grande. Pero si se quiere algo más que un conjunto de lindos efectos especiales, la película dejará sabor a poco.
Digamos que la situación –o la trama, aunque la trama incluye otras cosas– es simple: un pueblo atacado por tornados impresionantes, destructivos, ciegos, vertiginosos; malévolos, para decirlo claro. Y ese pueblo, o por lo menos aquellos habitantes que podemos conocer, trata de sobrevivir. Algunos lo logran, otros no, y lo que debería importarnos en una película es tanto compartir la experiencia de los personajes como su suerte. También hay algunos locos que quieren filmar lo imposible y arriesgan la vida por una imagen. Curiosamente, la película representa una paradoja, dado que el realizador trata de encontrar la imagen más asombrosa y shockeante posible desde la seguridad de una oficina de efectos especiales. Pero eso no es un gran problema, no en la medida en que nos creamos lo que sucede en la pantalla. Y eso sucede bastante en las secuencias de acción y mucho menos en las “actorales”. A diferencia de su modelo –la subvalorada Twister, film libre y feliz como pocos en las últimas décadas– aquí lo único que vale es la sensación física: ni siquiera cabe el asombro de las imágenes. Aunque, en ese terreno de lo abstracto y movedizo, “En el tornado” funciona bastante más que bien. En última instancia, todo es sobre el espectáculo, sobre qué nos asombra, qué nos conmueve y qué experiencia buscamos en una película porque no podemos vivirla en lo cotidiano. Y en ese sentido, la película provee lo necesario.
Así, sin ningún tapujo ni escrúpulo se mueven algunos personajes en el mundillo del cine. También es verdad que en materia de originalidad el que esté libre de plagio que arroje la primera hoja A4. Pero una cosa es saber tomar elementos vistos u oídos para reformularlos o redefinirlos, y otra muy distinta es, en cine, hacer una película casi calcada de otra sin tener al menos el decoro de anunciarla como remake. ¿Se acuerda de “Twister” (1996)? Jan de Bont presentaba una narración clásica en la cual Bill Paxton y Helen Hunt eran una pareja a punto de divorciarse, pero que todavía compartían la misma pasión y adrenalina por cazar tornados, en función de poder instalar en uno de ellos una sistema con micro-satélites que, desde el mismo ojo de tormenta, fueran capaces de transmitir señales claras para estudiar y prevenir estos fenómenos meteorológicos. En medio, obviamente, estaban ellos reconstruyendo sus vidas en el contexto opuesto o sea, la destrucción. Sólida historia con grandes efectos especiales al servicio de la misma. El guionista de “En el tornado” copian las dos o tres capas más superficiales de su progenitora; marco geográfico parecido: presentación del “villano” a la Tiburón (1975); personajes queribles; y, por supuesto, la espectacularidad de los efectos visuales, especiales, CGI, etc. Nada más. Desde el punto de vista de los personajes, tenemos tres vértices por los cuales la historia da comienzo. Por un lado, Gary (Richard Armitage) es el padre de dos hijos adolescentes encargados de filmar la ceremonia de egresados del colegio. Donnie (Max Deacon) anda tras Kaitlyn (Alycia Debnam Carey). una bella estudiante que debe terminar su tesis audiovisual o repite el año. Claro, se salen del evento para ir a filmar una fábrica abandonada en la cual Donnie tratará de “facturar”. En la otra punta están los cazadores de tormentas comandados por Pete (Matt Walsh) y Allison (Sarah Wayne Callies), quién como subalterna quiere al menos una buena predicción de presencia de tornado para evitar la cancelación del proyecto con su consiguiente despido, pero además para poder volver con su hijita tras meses de ausencia. Finalmente, la tercera pata no aporta absolutamente nada más que una excusa para el humor con dos tarados que intentan a toda costa captar un video utilizando el espíritu de Jackass para subirlo a YouTube, ser famosos y conseguir chicas. Adivine lo que pasa cuando se enteran que el tornado más grande de la historia va hacia Silverton, su pueblo. Podría haber sido esta una propuesta interesante, pero queda en lo anecdótico. El director, Steven Quale, tiene una de cal y una de arena. Si el guión de John Swetnam (copiado y todo) tuviera en los personajes consistencia como aquella de los ‘90, al menos no se vería en la posición de recurrir al melodrama para darle peso dramático. Luego, ante la casi ausencia de conflicto no le queda otra que recurrir a sus pergaminos como asistente de James Cameron y supervisor (brillante) de efectos especiales de “Avatar” (2009), y convertir a los rubros técnicos en la verdadera y casi exclusiva estrella de “En el tornado”. Todas las secuencias del viento llevándose puestos, techos, árboles, camiones y Boeingss son sencillamente espectaculares. El trabajo es digno de la pantalla grande pues su efecto sobre la platea será abrumador. Aquí es donde, tal vez, la parafernalia para mostrar la fuerza del viento justifica el precio de la entrada y uno puede quedarse con imágenes inolvidables. Si la vara estaba alta, aquí se supera con creces. Lástima que todo eso vaya en desmedro de lo principal: narrar una historia. Para bien o para mal, se pasa volando.
“En el tornado” es una película que presenta sus atractivos desde su temática (los tornados) o desde el género (cine catástrofe) si se quiere, no desde sus actores. Sin embargo tiene buenos actores. Los tres protagonistas adultos –trabajadores esencialmente de la pantalla chica- nunca vieron su nombre en un póster, en letras grandes, y es por eso que entienden la importancia de defender con uñas y dientes papeles como los que esta vez les tocaron en suerte. (La bella) Sarah Wayne Callies, Matt Walsh y Richard Armitage: lo hicieron bien, más no será esta la película que les permita dejar una huella en el cine. Tornados dijimos. Eso sí lo recordaremos, si ya no lo deja lo suficientemente claro el título del film. Por lo demás, la historia es irrelevante, porque el guión (John Swetnam, de pocos créditos anteriores) y el director (Steven Quale, de pocos créditos anteriores) así deciden que lo sea. Por un lado, un cazatornados y su equipo documental, conformado por un asustadizo joven y una madre soltera y trabajadora, esperando filmar la mayor tormenta de la historia. En el medio, desperdigados, los dos ‘comic reliefs’ menos graciosos del año. Por otro lado, dos hermanos que cursan en una secundaria en la que su padre, viudo y distante, es vicerrector. El evento del día es la graduación de quinto año, que ellos filmarán. Se imaginarán qué es lo que debe pasar para que estas dos líneas dramáticas se crucen. No me gusta escribir así, haciéndome el listo, y generalmente este tipo de previsibilidad no me molesta en una película…si algo interesante esta sucediendo en medio de ella. El cine muchas veces trabaja sobre argumentos y resoluciones que el público espera de antemano, pero las buenas películas son aquellas que no ponen el acento en el qué sino en el cómo. “En el tornado” vendría a ser puro ‘qué’. Basta con leer el párrafo anterior en el cual, haciéndome todavía el sabelotodo, dejé entrever algunas subtramas que el film amaga con desarrollar, dejándolas por completo en la superficie. Esa falta de desarrollo a mí particularmente me molesta. No porque le reste efectividad a una película cuyo mayor –y único- mérito es meternos donde indica su título, sino porque impide toda conexión con las personas que allí están metidas. Los personajes, que no son pocos, no nos interesan porque no le interesan a quienes nos los están mostrando. Cambian de decisión en cuestión de segundos y se apegan emocionalmente apenas se conocen para poder justificar diálogos sentidos que vendrán posteriormente. Aparecen y desaparecen como si nada, como los cinco autobuses que huyen del colegio con cientos de personas y que diez minutos después se convierten en veinte personas sin que nadie se preocupe por mostrarnos qué pasó en el medio. Cabe agregar que también es molesta la forma en que nos muestran a estos personajes. Dado que por un lado hay un equipo de filmación, en el medio unos aficionados que quieren ser famosos por YouTube y por otro dos hermanos que filman, la película intenta sostener todo el relato contado desde cámaras que verdaderamente estén filmando en el momento. Lo cual habilita el recurso de la cámara en mano, el zoom, las manchas de agua en la pantalla y demás cuestiones. Todo este dispositivo no hace más que entorpecer el realismo del relato –porque la cámara se sitúa en lugares imposibles y le quita fluidez a los personajes y sus acciones, y porque en varios planos, comprendemos que nadie puede haber filmado tal cosa- cuando lo que pretende es absolutamente lo contrario. Generalmente este tipo de planteos formales no me hace ruido, pero en una película donde todo lo otro que está ocurriendo no me resulta atractivo en lo más mínimo, concentro mi atención sobre eso y le veo los hilos y la paso, lisa y llanamente, mal.
El cine catástrofe vuelve a golpear con las fuerzas desatadas de la naturaleza en esta producción que no cuenta con grandes nombres (como ocurría en los años 70 con películas como Infierno en la Torre o Terremoto) y pone el acento en grandes tornados que se desplazan y multiplican amenazando a la ciudad de Silverton. Antes de arremeter con secuencias de destrozos y de gran despliegue, el director Steve Quale (Destino final 5) recurre a la estética del falso documental con cámaras que van registrando el accionar por parte de un grupo de profesionales que se mueve en un acorazado preparado para estos fénomenos (un aventurero y una madre alejada de su hija); dos desprevenidos que parecen salidos de una película de JackAss; y un padre viudo, vicerector del colegio de la comunidad, que tiene a su cargo a dos hijos adolescentes. La trama hará que los caminos de estos tres grupos de unan para enfrentar a las fuerzas de la naturaleza. Algunos momentos forzados (los chicos atrapados dejando un mensaje de despedida a sus padres) hacen que la tensión se disipe y el espectador espere una una aparición del tornado, el verdadero protagonista de la película. Las secuencias del los alumnos escondiéndose en el colegio, el chofer al que sólo le importa filmar el tornado lo más cerca posible o la impactante secuencia final con todos atrapados en un acueducto y en el “ojo de la tormenta”, suman nervios, espectacularidad y tensión. Nada nuevo, pero con la garra suficiente como para envolver al público durante casi una hora y media. En el elenco aparecen el padre encarnado por Richard Armitage (Thorin en la saga El Hobbit) y Sarah Wayne Callies (de la serie The Walking Dead).
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Cine catástrofe era el de antes Sobre la pequeña ciudad de Silverton (Oklahoma) confluyen los más devastadores frentes de tormenta, capaces de generar tornados de una intensidad nunca antes vista. El momento no puede ser menos indicado: es el día de graduación en la escuela secundaria. Mientras, un equipo de “cazatormentas” intenta llegar al corazón del fenómeno. Si su intención es asombrarse al compás del caos que un tornado puede provocar, la película es pródiga en vacas voladoras, edificios que se descuajeringan como si fueran mazos de cartas y hasta aviones que vuelan contra su voluntad. Todo con una precisión técnica digna de Steven Quale, que por algo dirigió la segunda unidad de “Avatar”. O sea que aprendió junto a James Cameron cómo es esto del cine en plan de abrumadora parafernalia visual. De lo que carece “En el tornado” es de una historia, de personajes con los cuales empatizar, de diálogos más o menos creíbles. Es tan emocionante como mirar tornados -los verdaderos- en YouTube, ejercicio que además es gratis y no implica comprobar que a Richard Armitage no le sale un gesto ni de casualidad. La tormenta puede poner en peligro la vida de su hijo y él sigue con cara de Thorin Escudo de Roble. El resto del reparto no ayuda, con el agregado de que a Sarah Wayne Callies le costará horrores desprenderse de la Lori Grimes de “The walking dead”. Con ella en la pantalla, siempre estará la sensación de que puede haber un zombi cerca. Quale emplea el archiutilizado recurso del falso documental para contar cómo el tornado más espantoso de todos los tiempos arrolla Silverton y alrededores. Nada nuevo bajo el sol desde lo narrativo, más bien una sucesión de lugares comunes, como el mensaje de los chicos agonizantes a los suyos. “Te amo, papá”, dice Donnie (Max Deacon) con el agua al cuello, mientras todos sabemos que, acto seguido, van a salvarlo. Previsible y estereotipada, la película despierta y propone alguna sacudida cuando devela -por ejemplo- que hay “tornados de fuego”. Y así como vienen, se van.
En el Tornado (Into de Storm) será una de tantas otras producciones que no dejara huella en la industria del cine catástrofe. El motivo principal es que, familia disfuncional de por medio, cuenta la misma historia que Twister (1996). Si bien Steven Quale (Destino Final V) intenta diferenciarse con elementos como la cámara en mano o un tibio mensaje ecológico, sigue siendo la historia de un grupo de caza tornados obsesionados por filmar el ojo de la tormenta. En esta oportunidad el guión cuenta con un variado espectro de personajes, por lo que era de esperar una mayor riqueza a nivel narrativo. Es verdad que al no centrarse pura y exclusivamente en la aventura de perseguir tornados, la parte humana cobra mayor importancia. Salvo que no es así. El film falla en lograr empatía con el espectador, pues las historias de vida de los protagonistas se han visto incesantemente en la pantalla grande. Ahora bien, los efectos especiales están muy bien consumados. Se nota la diferencia entre una película y otra. Las actuaciones son correctas y a mí me resultó gracioso ese par de freeks que, a costa de perder la vida, buscan likes para ser famosos en Youtube grabando con su celular a metros de la catástrofe. En el Tornado deja la sensación de querer abarcar mucho pero parece que entre tantos tornados termina mareada y perdida en un remolino de intrascendencia.
Los americanos tienen una expresión que se llama "bad rap". Para mí, el cine catástrofe es bad rap; es charlatanería mediocre, un montón de relleno mientras uno espera las demoradas - y a veces demasiado breves - secuencias de destrucción masiva. Como un filme porno sobreproducido, a uno le importa la acción y no los diálogos y, lo que es peor, éstos ni siquiera inducen a algún tipo de fantasía erótica. Si en los setentas había parejitas de viejitos abordando aviones que se iban a caer o edificios que se iban a desplomar, después llegaron los galanes y actores de carácter en decadencia, asumiendo los roles de líderes incorruptibles y ecologistas de primera linea que venía a alertar sobre una catástrofe que los políticos sucios de turno se negaban a prevenir (y mucho menos, a frenar). En el Tornado es otro de esos bodrios que abundan en el cine cacástrofe (sí, está bien escrito), sólo que con mejores efectos y una catarata de marketing que intenta venderla como si fuera una buena película. En realidad En el Tornado se siente como una versión mediocre de Twister, con chispa cero y revisionada por la onda de rodaje en primera persona, estilo puesto de moda por El Proyecto Blair Witch, Cloverfield, y dos toneladas de títulos de distintos géneros. Mientras esas obras tenían al menos artesanos competentes - y se sentían frescas en su momento -, ahora el género de found footage se siente agotado y aburrido, y es mas molesto que efectivo. Acá el guión intenta camuflar el estilo en la onda de que hay unos documentalistas rodando todo - los cuales son unos frustrados cazadores de tornados -, mientras que los hijos del protagonista son unos maníacos que graban cualquier cosa en sus celulares y cam recorders para armar una especie de cápsula del tiempo, la cual piensan abrir de aquí a 25 años en el futuro. Como puede verse, la historia viene floja desde el vamos - al menos en excusas para ver a gente aferrada a muerte a sus camcorders, aún cuando una tromba del tamaño del dedo de Dios esté a punto de succionarte para aplastarte como un higo podrido en medio del aire - y, lo que es peor, las perfomances no acompañan. Toda esta gente es aburrida y descartable, con un nivel dramático y actoral similar a una sitcom del Disney Channel, y son incapaces de comportarse como seres humanos normales y reales. Ni siquiera el equipo de documentalistas tiene algo interesante para decir - siquiera un bocadillo científico -, ya que viven recriminándose la falta de efectividad para hallar un tornado que filmar y ofrecer a la cadena televisiva que los tiene contratados. Otra razón mas para tirar este video a la basura y desenterrar la siempre venerada copia de Twister que tenemos guardada debajo de la cama. Las cosas se condimentan un poco cuando llegan los efectos especiales. Hay escenas interesantes, algunas de las cuales resultan tan descolgadas como estúpidas - ¿cómo un pueblito miserable tiene un gigantesco aeropuerto lleno de Jumbos 747?; ¿por qué esta gente - que vive en una zona de tornados - insiste en llevar adelante la graduación si viene un F5 en camino directo hacia la escuela? -, pero la espectacularidad de la destrucción termina amenizando bastante las cosas. Es particularmente interesante la secuencia en donde el vehículo blindado que ha construido el jefe de los documentalistas queda dentro el vórtice ... el cual termina sufriendo un destino tan inesperado como bizarro. Es difícil recomendar En el Tornado. Hay demasiados personajes mediocres y poco interesantes. Una de las mayores decepciones es Richard Armitage - el rey enano de El Hobbit -, el cual prueba ser un actor demasiado chato y sin carisma (y eso que lo postulaba como próximo candidato a 007); y, sobre el resto, le va en saga. Honestamente no creo que ver media hora de FX espectaculares compense la obligación de devorarse una hora de mal cine; digo: si los efectos especiales (y el dinero) no suponen un problema, ¿tanto costaba hacer un desarrollo dramático interesante?. Y a menos que haga un furioso fast forward hasta el final, le sugiero que vuelva a ver con cariño el título clásico de Jan de Bont, el cual es muchisimo mas inteligente y excitante que esta bobada sobreproducida. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/en-tornado.html#sthash.EDyfHpuj.dpuf
Ahora uno se da cuenta de la importancia de "Twister"... "Into the storm" es una película muy innecesaria, que revive el espíritu de la pésima "2012" de Roland Emmerich, trata la cacería de tornados con menos eficacia que "Twister" y posee algunos elementos de ridiculez que no nos permiten tomarla en serio, ni como película de catástrofe natural ni como parodia de la misma. El drama es muy superficial y las escenas que pretenden ser cómicas no lo son. Ya en el trailer promocional se podía vislumbrar la baja calidad de la propuesta. CGI berreta por todos lados, diálogos muy básicos, muertes intrascendentes y exageración, sobre todo mucha exageración. Me sorprende que no la haya producido Miguel Bahía. La trama nos presenta lo que serían dos historias principales distintas. Digo principales, porque de manera extra nos muestran las peripecias de otros personajes cuyo aporte al film es prácticamente nulo, como por ejemplo los dos perejiles que la juegan de Jackass y persiguen los tornados para tener muchas visualizaciones en su canal de estupideces en YouTube. Por un lado, tenemos a un equipo de caza tornados que está en decadencia y cuyo financiamiento pende de un hilo al menos que logren captar buena acción y puedan colocarse dentro del tornado para documentarlo, en el ojo de la tormenta digamos. Por otro lado, tenemos a un padre y sus dos hijos adolescentes que están documentando el acto de graduación del colegio del pueblo, uno de los hermanos en edad del pavo a pleno y el otro tratando de levantarse a una compañera. Un cuadro violento de tormentas se comienza a producir justo sobre el pueblo y partir de esto se desata la trama. Los caza tornados tratan de obtener el mejor material mientras que el padre trata de salvar a sus hijos de la catástrofe. En el medio se cruzarán ambas historias, siendo los caza tornados los que ayuden al padre a salvar a sus hijos. Eso es todo. Entre medio hay muchos tornados recreados en CGI y hasta uno se prende fuego íntegramente... todo para el supuesto deleite visual del espectador. La trama... emmm... gracias. Mueren algunas personas que no nos interesan porque nunca se preocuparon por hacernos tener algún tipo de conexión con ellos y el padre logra salvar a su familia. Más básico imposible. No recomendable, ni aún para los más aficionados a los efectos especiales y la pirotecnia cinematográfica.