Otra misión imposible El guión del ignoto Patrick O'Neill apuesta a combinar por agua, tierra y aire acción, aventuras, romance, suspenso, comedia y un festival de efectos visuales reciclando elementos, situaciones, ambientes y recursos ya vistos una y mil veces. Una rápida enumeración no debería obviar a: 1- El cine de Alfred Hitchcock. 2- La saga de Misión: imposible. 3- Las películas de James Bond. 4- La saga del agente Jason Bourne. 5- Sr. y Sra. Smith. 6- La saga de La gran estafa. 7- Charada. La lista podría seguir hasta el infinito... y más allá, pero considero que el lector ya tendrá a esta altura una idea más o menos cierta de por dónde transita este "refrito" que no indigna, es cierto, pero que creo sólo puede disfrutarse (un poco) en plan "bizarro"; es decir, aceptando su apuesta por el ridículo y minimizando sus clisés y estereotipos en pos del "homenaje", la "cita" o la "recreación" de toda la propuesta. Esperaba más de James Mangold, no porque sea un gran director (tiene un par de bodrios en su haber) sino porque venía demostrando que es de esos "artesanos" todoterreno que tan funcionales (y necesarios) son para la industria de Hollywood. Pero esta vez el director de las dignas Tierra de policías, El tren de las 3:10 a Yuma y Johnny & June: Pasión y locura. se limita a fotografiar lo mejor posible a las dos estrellas (¡qué viejos están Tom Cruise y Cameron Diaz y qué poca química hay entre ellos!) y a construir, una tras otra, las set-pieces a fuerza de CGI en los más diversos puntos del planeta y en todas las variantes posibles (aviones, trenes, autos, motos, lanchas). Pero si con el romance y la comedia no pasa absolutamente nada y si Cruise no logra convencernos de que es el heredero de Cary Grant, la adrenalina tampoco alcanza a compensar demasiado los baches (abismos) de un producto tan inofensivo como en definitiva insustancioso. La trama aquí es lo de menos (todos luchan por hacerse de una batería, el MacGuffin del asunto) y la cosa por lo tanto queda en una sucesión de persecuciones y explosiones. Ah, el destino final de los protagonistas es... el Cabo de Hornos. Recibamos, entonces, a esta pareja marketinera, pero esta vez muy poco explosiva.
Ya habían trabajado juntos en el drama Vanilla Sky de Cameron Crowe, remake de Abre los Ojos de Amenábar, en ésta lograron interponerse químicamente a la dupla principal del film. Ellos son Tom Cruise y Cameron Diaz, él interpreta a Roy, un agente secreto que por determinado motivo se encuentra en una especie de rebelión contra su Departamento, los integrantes del mismo, lo toman como si hubiese enloquecido (¿algo similar a lo que ocurriera tras la presencia de Cruise en el programa televisivo de Oprah?). Cameron es June, una chica un poco cursi, fierrera que está a punto de tomar un avión para llegar al casamiento de una familiar. El encuentro no todavía explosivo pero si chocante, se da entre un golpe entre ambos a minutos de abordar cada uno su vuelo, de ahí en mas, Roy y June no pararán de chocarse nuevamente, ser perseguidos, atrapados y cuanta acción se les ocurra dentro de una misión de espionaje. Lo atractivo de la propuesta constituída por Encuentro Explosivo yace en la dinámica de la puesta en escena, el timing es notable y la química entre Tom y Cameron es digna de comparación de una screwball comedy de las mejores parejas que haya presentado la silver screen. Cruise no abandona su arquetipo de hombre de las constantes muecas y cada movida de cabecera es digna de una propaganda publicitaria de shampúes. Cruise, ya convertido en un ícono cinematográfico a nivel mundial a mi entender está para producciones más atractivas que la comedia, donde no explota su fuerte. James Mangold, un director que ha incursionado en diversos géneros como el policial, drama, la comedia romántica, suspenso y el western, con variados resultados, puede considerarse un director digno de poder llevar un proyecto a cabo. Sus mejores trabajos han sido Cop Land, Walk the Line (sobre la vida de Johnny Cash) y la remake de El Tren de las 3:10 a Yuma. Mangold casuamente no imprime su sello en ninguna de sus obras, uno puede verlas y ni considerar la posibilidad que hayan pasado por sus manos. La calidad se encuentra, pero no su sello. Aviones, autos, motocicletas, los terrenos de persecución son diversos, las regiones tambien (Austria, Boston, Sevilla), el Festin de San Fermín con sus atractivos colores como pocas veces se ha visto. Popurrí entre Charade, la saga Bond y Bourne. Encuentro…cuenta con notables interpretaciones secundarias a cargo de la excelente Viola Davis (The Architect, La Duda), Paul Dano, Jordi Mollá (el villano español del momento), Peter Sarsgaard.
Elogio de la Estupidez: Diviértanse, Entreténgase, No Piensen y Olvídesen Otra vez la misma dicotomía: ¿es acaso bueno un film que cumple con sus primeros objetivos sin demasiadas intenciones o expectativas? ¿se puede pedir más de un producto tan prefabricado, tan visto, tan olvidable como termina siendo Encuentro Explosivo? Sí, es divertida, sí, entretiene, se pasa volando, no cae en lugares sentimentales, golpes bajos. No se desvirtúa en los géneros que propone desde un principio. Es una comedia de acción, de espionaje con dos carilindos un poco veteranos, pero aún así efectivos. La química de ambos ya fue probada y aprobada en Vanilla Sky. James Mangold es uno de los directores por encargo más “regulares”. Tiene mejores y peores películas, pero tampoco es bochornoso… y aún así es difícil encontrarle una identidad artística, ideológica, estética o visual. Y eso que siempre trabaja con Phedon Papamichael, que no es un destacado director de fotografía, pero tampoco se encuentra entre los peores. La mediocridad de Encuentro Explosivo se encuentra justamente en que no se trata de una película que termine siendo insultada, pero tampoco alabada. Es una película más… No es acaso horrible tal descripción. Imaginemos tener a James Mangold frente nuestro… Sí, felicitaciones por Encuentro Explosivo, para pasar el rato y no pensar estuvo bien… ¿Que tipo de elogio es ese? Todo funciona tan bien… está tan calculado que da asco recordarla. De hecho, ya no me acuerdo de que trataba… ah sí, el famoso Mac Guffin era una fuente de energía eterna. ¿Qué tipo de Mac Guffin es ese? Pero eso no importa… lo importante es generar una comedia de enredos en medio de una intriga internacional… Perfecto, seguimos con Hitchcock. Cameron Diaz, logra explotar su faceta humorística, su encanto, su ingenuidad. Nuevamente, la rubia tonta de buena familia, desilusionada amorosamente encuentra a su caballero ideal: un agente erróneamente acusado de ser ladrón (y seguimos con las citas hitchcoianas) Tom Cruise, en cambio, pone su típica sonrisa: “Confía en mí, sé exactamente lo que hago”. Por suerte esta vez no es un exagerado dramáticamente Ethan Hunt. Hay que reconocer que las comedias lo salvan un poco a Tom de la humillación. Burlarse de los personajes del pasado, no lo convierten en una mejor actor, pero al menos no está la pretensión de tomarse en serio sus personajes e interpretaciones. Por esto mismo es que la mejor actuación de su carrera la hizo en Una Guerra de Película. Lo que ambos comparten, además de haber trabajado en Vanilla… es que siguen siendo muñecos de torta refinando personajes que ya interpretaron en el pasado. La June Havens (Diaz) de Encuentro Explosivo parece melliza de los personajes que interpretó con mejor o igual solidez en La Boda de mi Mejor Amigo, En sus Zapatos, El Descanso, La Cosa más Dulce… y una larga serie de etc. ¿Dónde está la Diaz que ha sabido sorprender en ¿Quieres Ser John Malkovich? o en La Caja Mortal? Llega un momento en que las fórmulas empiezan a agotarse. Comedias de espionaje con guerra de sexos incluido venimos viendo en decadencia desde la maravillosa Charada de Stanley Donen con una de las mejores parejas desparejas que ha dado el cine industrial en su historia: Cary Grant y Audrey Hepburn, pasando por la cada vez más subvalorada, pero con momentos de inspiración y seducción sublimes como fue Mentiras Verdaderas de James Cameron. En la misma, la contrastante pareja compuesta por Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis, lograban entretenernos y divertirnos gracias a la precisión del timing humorístico de Cameron, la habilidad de un as de la acción, la gracia de Curtis y varias escenas originales. Encuentro… sufre de la misma suerte (o incluso peor) que Sr. y Sra. Smith. Si bien, no hay tantos efectos especiales, aunque sí, varias persecuciones dignas del último film de Duro de Matar, esta vez falta inspiración en forma absoluta. Ni siquiera se destacan los paisajes de los países europeos, por donde la pareja transita sus aventuras/desventuras. No hay un elenco secundario capaz de destacarse sobre la pareja protagónica. Buenos intérpretes secundarios como Paul Dano, Peter Saarsgard (parece actuar como si estuviera hipnotizado el 100 % de la película), Viola Davis aparecen completamente desperdiciados. El villano principal, lamentablemente no tiene demasiadas escenas para destacarse: se trata del carismático traficante de armas español que interpreta el gran Jordi Molla. Las pocas escenas en las que participa no son suficientes para robarle la película al dúo protagónico, pero al menos supera al resto de los secundarios. Molla demuestra que pueda enfrentarse contra Cruise o Minujín (Juan, en Zenitram) sin despeinarse o cambiar la motivación. Los gags son efectivos, pero nunca logran trascender. Charada o Mentiras Verdaderas tenías escenas y diálogos inolvidables, que lograron mantenerse en el tiempo, que siguen divirtiendo… El guión de Patrick O’Neill (actor devenido en escritor) no logra una sola línea original. Todos los clisés y lugares comunes imaginables asoman durante los efímeros 108 minutos. A veces, ver una y otra vez lo mismo puede provocar gracias, si se usa en un contexto o con un argumento más original. Acá no. Todo parece una fórmula demasiado pretenciosa, preconcebida. A estos productos les falta calidez, espontaneidad, improvisación, carisma. Esto no es culpa de Cruise. Por primera vez en mucho tiempo, Tommy no tiene la culpa de haber generado un fracaso comercial – artístico. Pero sí de haber aceptado interpretarlo. Mangold que venía de haber hecho una muy digna remake de El Tren a las 3:10 a Yuma, confirma que los méritos de la misma provenían de haber tenido un buen guión entre manos, con profundidad interpretativa de parte de Christian Bale y Russel Crowe. Este director, que había sumado prestigiosas menciones en sus comienzos, y tuvo la tutela del gran Milos Forman, provoca que nos preguntemos como es que la identidad artística es muy relativa en Hollywood. Que los productores y jefe de estudios son demasiado poderosos para permitir que los realizadores se puedan salirse con la suya. O que realmente todo se trate de un bluff. Que las menciones de honor de las escuelas no significan nada. Que ser un potencial director, significa cumplir dignamente los objetivos del estudio. En Hollywood molesta más “bancar” a un Orson Welles que a un Uwe Bowll, pero después se dan aires de haber sido la cuna de los mismos. “Tuvimos un gran director como Orson Welles entre manos”. Sí seguro, pero se les escapó por suerte. En su momento no lo querían. Repito, en Hollywood un gran director es el que hace billetes. Mangold se convirtió en eso. Pueden cambiar los tiempos, pero las bases del cine pochoclero siguen siendo las mismas: un show de carne, entregas de premios descarnadas: la apariencia, lo discursivo y lo obvio. Y luego una horda de autohomenajes que piensas que sigue importando al público. Y lamentablemente así es. Debido a esta forma de concebir la producción cinematográfica es que sales “estos” productos. Al principio, todo es lindo… todo es espejitos de colores, pero cuando las máscaras se caen, queda el vacío absoluto, la incertidumbre, la insensatez. Y en esta onda expansiva, los críticos entramos en la vanguardia de la insensibilidad. En el debate si recomendar o no una película porque va a haber un público preciso al que le van a gustar estas películas. Un público que va salir diciendo… “Que buena película. Muy entretenida. Esto es cine”. Y los cinéfilos no podemos culparlos, no podemos cargar contra ellos, porque alguna vez fuimos iguales… y quizás aún lo somos en cierta forma. Expresamos nuestra gratitud ante un cierto tipo de cine y desechamos otro. Pero al final de cuentas, cada película tiene su público. Cuando salimos de ver una porquería como Encuentro Explosivo, tratamos de justificar lo que acabamos de ver diciendo: “Sí, estuvo bien… para entretener y nada más…” ¿Podemos ser acaso tan hipócritas? ¿Caer tan bajo? ¿Olvidar por que nos dedicamos a esto? No, yo no recomiendo Encuentro Explosivo para nadie PORQUE A MI NO ME GUSTO. Esperaba ver una película ASI y CONFIRME MIS EXPECTATIVAS. Que tristeza no sorprenderme… Quizás debería dejar de ver trailers, no leer absolutamente un renglón del argumento previamente a entrar en las salas. La banalización de la expresión artística sigue tocando nuestras billeteras, y seguimos regalando dinero a la banalidad. Estas películas son como placebos para el cerebro. Sucedió lo mismo con Brigada A Pero es difícil rechazar la tentación. Voy a seguir contradiciéndome, renegando conmigo mismo con igual ahínco porque en mí, el cine es una adicción. Y quiera aceptarlo o no el cine industrial hollywoodense es CINE. Y se preguntará, ávido lector, porque he llenado casi una carilla con palabras que poco o nada en realidad, tienen que ver con Encuentro Explosivo. La respuesta es muy simple: me gusta escribir, y si honestamente debería hacer una crítica concisa de la última película de James Mangold, habrían sido apenas dos renglones. Por que honestamente este film con la pareja Cruise / Diaz es un mandato de la estupidización que no puede sostenerse mediante un análisis más extenso que eso. Como diría el gran modelo del pensamiento humano del siglo XX en adelante, Homero Simpson: “Tu has un cheque, y yo sigo liberando más endorfina”.
Parecería ser que estuviéramos viendo un muestreo de escenas de acción lo más absurdas posibles para hacer en la realidad, pero con una gran dosis de adrenalina, ya que el tema es súper chiquito, no aporta nada nuevo, y cada secuencia nos...
Se burlan de ellos mismos Las estrellas de Hollywood protagonizan “Encuentro explosivo”, que se estrena el jueves. Se nota que los actores disfrutaron el rodaje y se rieron al realizar las escenas más audaces e increíbles, siempre sin despeinarse. El humor y la ironía, en dosis justas e inteligentes, hacen la diferencia y aportan lo novedoso y virtuoso a “Encuentro explosivo”, una película entretenida por el plus actoral, más allá de la habitual acción sin límites de este tipo de largometrajes El film, que se estrenará el jueves en la cartelera porteña, cuenta con dos actores que se encuentran en su punto justo de maduración: Tom Cruise y Cameron Diaz, quienes tradujeron en la pantalla la buena relación que concibieron durante el intenso rodaje y que nació hace una década cuando ambos llevaron adelante el thriller “Vanilla Sky”. Tanto Cruise como Diaz supieron aportar la cuota de diversión y burla, guiños mediante, que involucrarán al espectador, sumándole puntos a una historia de asfixiantes persecuciones (por Boston, Sevilla, Viena), traiciones, escapes de último momento e identidades falsas. Claro que también hay gags y besos para gusto del público. En las escenas de mayor adrenalina (dentro de una sátira de acción, entiéndase), como aquella balacera que los tiene a los protagonistas al borde del abismo, June (Cameron), casi jadeante, le hace saber a Milner (Cruise) que está excitada, y que desea hacer el amor... en ese momento. Quizás, así explicado no tenga el efecto de la imagen, en la que ambos plasman sus años en pantalla. La fórmula es la típica de estas películas de acción: un espía + un preciado tesoro + la inocente de vida rutinaria + los villanos que quieren apoderarse del trofeo. Con el aditamento de la dirección del interesante James Mangold (“Johnny and June”, “Inocencia interrumpida” y “Copland”), quien además de las perfectas tomas, supo extraer lo mejor de estas celebrities, dos de los máximos referentes de la gran industria. Vale decir que Mangold tomó como referencia un film de Alfred Hitchcock de 1959: “North by Northwest”. Por momentos, “Encuentro explosivo” tiene lo mejor de “Mentiras verdaderas” (aquella comedia de acción con Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis) y supera con holgura a la chata “Sr. y Sra. Smith” (con Brad Pitt y Angelina Jolie). Como dijo el propio Cruise en la avant premiere, uno de los ganchos es cómo ellos van mostrando su inseguridad y vulnerabilidad, y van logrando la esperada atracción sentimental. Exponer sus defectos como hombre es lo más jugoso de esa máquina de matar que interpreta Cruise. También fue una pegada del director el haber convocado a Cameron Diaz. Es que los productores, que veían desproporcionada a la dupla, le sugerían a una figura de moda y físicamente más potente (como Eva Mendes), pero Mangold insistió por la rubia, quien a los 38 sigue siendo una bella mujer. Además, ella, con su abanico de recursos gestuales en primer plano, contribuye al lucimiento del todavía galán. “La amo, es talentosa, divertida y encantadora”, le agradeció Tom. Cuenta regresiva para este “reencuentro” que no defraudará a los seguidores de un género que, esta vez, abre el espectro con un aporte más: y a esta altura, no es poca cosa.
Entre besos y tiros La carrera de Tom Cruise está en una encrucijada. Mirado de reojo por los grandes estudios por sus odas a la cientología –ingestión de placenta incluida-, se debate entre la autoparodia, lugar de difícil retorno para las magnates del star-system, o la continuación de una carrera más apegada a los cánones tradicionales. Encuentro Explosivo (Knight and day, 2010) marca una flanqueo hacia la primera. El astro de Top Gun (1985) es Roy Miller, un agente del FBI asediado por sus compañeros, quienes lo acusan del robo de una valiosa arma. Pero cuando está a punto de subir al avión donde lo despacharían a plomazos, se cruza con la inocentona June (Cameron Diaz). De ahí en más, serán dos contra el Boreau. Todo comenzó en Una Guerra de película (Tropic Thunder, 2008), donde Cruise era el cruel mandamás del estudio cinematográfico encargado de financiar el film del título. Los implantes de silicona, la calva apócrifa, los postura sobreactuada, la impostada crueldad y el break-dance postrero iniciaron el quiebre hacia la auto parodia. Les Grossman era la exacerbación de las miserias que Hollywood se empecina en endilgarle. Encuentro Explosivo mantiene la proa hacia ese norte. Roy mixtura la capacidad física, la incredibilidad elástica del Hunt de la trilogía Misión Imposible (Mission imposible) –sobre todo la II, bajo el ala del gran John Woo- y la galantería y magnetismo seductor de Bond, James Bond. El realizador James Mangold estiliza cada cliche del héroe de acción, eleva cada lugar común para que el espectador no se tome demasiado en serio absolutamente nada de lo que el guión de Patrick O'Neill propone. El film gana cuando apuesta al desparpajo de Cruise en clave paródica: sólo él puede pasar de colgar boca abajo mientras soporta piñas de sus captores a saltar en paracaídas, fundido a negro mediante. Pero el director de El tren de las 3:10 a Yuma (3:10 to Yuma) deja huérfana a su criatura, desplaza el eje a la inocentona June, relegando la potencia de la conciencia: si Roy es exageración, desmesura e incredibilidad, ella es lugar común, repetición vaciada de gracia. Si Encuentro Explosivo plantea una trama trillada y mil veces vista, la ganancia está en una vuelta de tuerca, tanto reversionando el género o simplemente riéndose de él. No pasa eso, y el film muta a la acción más superflua y tradicionalista del género, maniqueísmo incluido. El superhéroe es de carne y hueso. Encuentro Explosivo se disfruta por el enorme oficio de Cruise. Lástima que Mangold no sepa, o no quiera, aprovecharlo.
CON LA MUERTE EN LOS TALONES Acción, romance y humor por partes iguales son los ingredientes que ofrece esta espectacular película protagonizada por Tom Cruise y Cameron Diaz en una historia que gustará tanto al público femenino como al masculino debido a su inteligente relectura del género. Encuentro explosivo es una de esas películas que nos devuelve de lleno las premisas y los conceptos del arte cinematográfico clásico. Actualizado, adaptado a los tiempos que corren, pero con el mismo espíritu feliz y festivo que justificaba –y sigue justificando- el pagar una entrada y tomarse un par de horas para ir al cine en lugar de perseguir copias dudosas en DVD o bajadas de Internet. Con menos de dos horas –como se hacía antes– la película tiene acción, romance, suspenso, humor y aventuras en dosis que no permiten ni un minuto de distracción y aburrimiento. Construída minuciosamente con todos los preceptos cinematográficos de Alfred Hitchcock, la película es, alcance a notarlo o no el espectador, un festival hitchcockiano lleno de vitalidad y alegría. Porque eso sí, si bien las citas y las líneas provienen de diferentes films del maestro inglés, lo cierto es que Encuentro explosivo (Knight & Day es el brillante juego de palabras del título original) se alínea dentro de los films de aventuras y acción de Alfred Hitchcock. Films como La dama desparece, Intriga internacional, Saboteadores, Cortina rasgada, entre otros del realizador. ¿De qué trataban esos films? Si a las tramas en sí mismas nos referimos, trataban de nada, giraban en torno a los famosos McGuffins, esas excusas argumentales que Hitchcock usaba para crear una intriga que luego se terminaba convirtiendo en los menos importante de todo. ¿Y entonces qué es lo más importante? Lo más importante es, como siempre en Hitchcock, el amor. El amor que en estos films encuentra a una pareja en el momento del enamoramiento. Entonces una última pregunta: ¿Cómo es el enamoramiento según Hitchcock? Es como Encuentro explosivo. Es un carrusel desaforado donde todo parece posible, donde la lógica queda a un costado y donde lanzarse siempre es una buena decisión. El concepto de verosimilitud aplicado a un film como éste habla de la pobreza intelectual de los espectadores –o críticos– aferrados a formas naturalistas y alejados de cualquier metáfora. Analizar este film desde ese lugar no es solo una manera segura de despreciarlo, sino también una forma incorrecta de analizarlo. El humor que posee la historia es una buena pista que nos invita una y otra vez a asumir este disparate visual que no es otra cosa más que un viaje por el nacimiento del amor –y el deseo– en una persona. Porque sí, está claro, que a pesar de que la historia parece centrada en ese agente secreto impecable que interpreta Tom Cruise, lo cierto es que la película se basa en la aventura sin igual que enfrenta el personaje interpretado por Cameron Diaz. Ella es la mujer común metida en una historia extraordinaria tal como solían estar los hombres en los films hitchcockianos. Ella, como la protagonista de La dama desaparece, va camino a una boda. No es la boda de ella, pero es una boda que activa su reloj biológico y la vincula fuertemente con la figura de su padre ya muerto. Ella tiene en la narración un sutil protagonismo mayor, un punto de vista que recién se empareja al final cuando se intercambian los roles. Como la protagonista de Vértigo, ella es desnudada mientras están inconsciente, otro acto con una simetría más adelante. Como el protagonista de Cortina rasgada, hay un profesor con un secreto y también un villano que no se deja matar simplemente con un cuchillo. Todos y cada uno de los recursos de Hitchcock surgen una y otra vez, y no falta ni siquiera un buen tren –alguien, como Hitchcock, dice amar los trenes– y una rubia que expresa abiertamente su deseo sexual. A diferencia de Misión:Imposible y sus continuaciones, el punto de vista de la historia es el punto de vista femenino y no debería extrañar que la película tuviera mejor repercusión entre las mujeres que entre los hombres, si es que acaso se produjera tal diferencia. Lo que si queda claro, y a juzgar por la pobre recepción en Estados Unidos, que no se trata de un film ideal para adolescentes varones por lo ya mencionado. Y aunque admiro a varios de los grandes éxitos de taquilla de los últimos meses, no deja de inquietarme un poco que las enseñanzas del maestro no tengan hoy la misma recepción que antes. Pero eso es hacer estadísticas, en lo concreto, Knight & Day (que como buena pista romántica parafrasea a “Night & Day” de Cole Porter) es una de las experiencias más felices y divertidas del año. Pasen y vean, y recuerden siempre lo que decía Alfred: el cine es el arte de llenar una sala vacía.
La vuelta al mundo según Mangold El director James Mangold pone en escena una película que venía prometiendo acción, romance y mucha diversión, y cumplió. Encuentro Explosivo (Knight & Day) es una aventura que desde el primer minuto resulta entretenida. La trama cuenta cómo Roy Miller (Tom Cruise), un agente secreto del FBI, es enviado a una misión de la cual no se espera que regrese. June Havens (Cameron Diaz) se cruza no por accidente en su camino y quedará atrapada entre el agente y aquellos que él dice le tendieron una trampa. Como un laberinto de traiciones, escapes cercanos, y falsas identidades, se dan cuenta que para sobrevivir tendrán que confiar el uno en el otro. La pareja Diaz y Cruise resulta la ideal para esta historia: él acostumbrado a las misiones imposibles, interpreta al agente con carisma y le agrega un toque de locura que hace gracioso lo inverosímil del proyecto. La bella actriz (C. Diaz) pone un toque de ingenuidad (pero no como en otras producciones donde pasa por tonta), mucha agilidad y la complicidad justa para la dupla. La cinta que recorre las ciudades más hermosas del mundo, lejos de ser un típico city tour, hace estallar todo a su paso, como un real Encuentro Explosivo. Para los que buscan un film para entretenerse y pasar un buen momento, la versión americana de Knight & Day es la adecuada, sin tiempo para cabeceos, con una puesta vertiginosa.
Hace muchos años se estrenó El último gran héroe. Una película muy rara con Arnold Schwarzenegger. Recuerdo que muchos hablaban del fin de la carrera del hoy gobernador de California… al toque apareció Mentiras verdaderas y todo el mundo logró olvidar esa película tan rara y pretenciosa del año anterior. Encuentro explosivo es una película tan rara como aquella del austríaco… Tiene un comienzo muy particular, y desde ese momento ya uno sabe que está viendo algo poco habitual. Por partes es una comedia, y por otras una peli de acción muy bien filmada. Casi es una mezcla entre Austin Powers y Misión imposible. Y estimo que eso desencajará a mas de uno. Pese a que es un poco larga, y a la locura del relato y del personaje, la película es llevadera. Aunque en su parte final se nota que le faltó un buen corte final. Mi “menos” en la calificación, es porque de Tom Cruise espero algo más. Es necesario que Tom vuelva a los orígenes, y que se defina para un lado en particular. El nunca había hecho algo así, y cuesta ver a un tipo que hizo tantas pelis de acción bien hechas, haciendo algo como esta película. Además Tomcito demuestra que se está un poco “alfanizando”, y pela lomo de manera poco natural, y demuestra que los años le llegan a todos. No es necesario. Tom Cruise necesita armonía en sus películas, y creo que eso es lo que le falta a esta película. Como alternativa a todo lo que hay para chicos en las vacaciones de invierno, la película está bien… pero si caia entre Iron Man 2 y Robin Hood, seguramente pasaría desapercibida.
Encuentro explosivo es la película perfecta para las seguidoras de Sex and the City, o Crepúsculo que no tiene conexión con el cine de acción pero te miran una película cada tanto. La verdad que después de esto Joe Carnahan te banco a muerte con Brigada A. Que clara que la tenés maestro. James Mangold es un gran director que en los último años demostró una gran versatilidad en su filmografía al presentar muy buenas películas de distintos géneros como Copland (Stallone), Johnny y June (la biografía de Johnny Cash), Identidad (John Cusack) y la remake del Tren de la 3: 10 a Yuma entre otros títulos. Encuentro explosivo (que solo Dios sabe por qué la titularon Knight and Day) es la producción más grande en la que trabajó y al mismo tiempo su film más flojo. Esto no quiere decir que su labor sea mala, pero si lo venías siguiendo a Mangold no es complicado de percibir que esto no está para nada a su nivel y es un artista que puede dar mucho más porque realmente es un muy buen cineasta. Su nuevo trabajo es Misión Imposible con un toque de humor y una trama tonta. Me quedó la sensación que quisieron hacer algo como Mentiras Verdaderas (James Cameron) y no les salió. Es de público conocimiento que la producción de este estreno fue una auténtica odisea, ya que numerosos guionistas metieron manos en la historia y lo que quedó es un rejunte del laburo de muchos escritores. Vaya uno a saber cual sería la historia original. En la película esto se nota claramente y las presencias de Tom Cruise y Cameron Diaz no pudieron hacer demasiado. El personaje de Cruise arranca muy bien donde en principio se nos presenta como un sujeto que parece estar totalmente pirado, pero luego se convierte en un héroe de telenovela de Facundo Arana que termina siendo un bodrio. Roy Miller es prácticamente perfecto. No pifia un solo tiro, es brillante en el combate cuerpo a cuerpo y siempre sale bien parado en todo lo que hace, lo que genera que no tenga demasiada gracia. Todo lo contrario a Charlie Wax, el genial personaje de John Travolta en Sangre y Amor en Paris que estaba totalmente pirado de la primera a la última escena y por eso generaba empatía. No era un héroe inmaculado, era un psicópata con principios y eso lo hacía divertido. El director Mangold hizo lo que pudo con una historia refritada que vimos un montón de veces con el clásico agente secreto que encima se enfrenta a villanos pedorrísimos como los que interpretan Jordi Molla y Peter Saarsgard (La huérfana). El film tiene sus buenos momentos donde sobresalen las persecuciones automovilísticas que están muy bien logradas y algunos tiroteos pero no hay mucho más. La secuencia filmada en España está muy buena. Reitero, no es un película desastrosa y si no tenés nada mejor que hacer zafa para ver algo en el cine pero es muy importante destacar que no tiene nada que ver con los que suelen ser los trabajos de James Mangold. Si Tom Cruise quiere volver a lo grande en este tipo de propuestas tiene que jugarse con personajes distintos en el futuro porque con estos ya cumplió un ciclo.
Mucha acción para tan poca historia Cameron Diaz y Tom Cruise, la pareja con poca química que protagoniza la comedia Encuentro explosivo El encuentro no es muy afortunado, y no sólo por los contratiempos que le acarrea a Cameron Díaz tropezarse con un Tom Cruise en plan de agente secreto, sino porque desde un principio se hace evidente que entre los dos no existe demasiada química. En cambio, explosiones sobran, como sobran corridas vertiginosas -por tierra, mar y aire- en toda clase de vehículos, muchos de los cuales terminan haciendo piruetas antes de convertirse en chatarra, derritiéndose en medio de una bola de fuego o desintegrándose pieza por pieza mientras se obstinan en persecuciones similares a las que hemos visto en cientos de producciones de Hollywood tan poco memorables como ésta. James Mangold parece creer que una comedia de acción (etiqueta que le calza a Encuentro explosivo mejor que la de thriller romántico, dada la falta de romance que hay en la película), resulta más eficaz cuanto más impactos acumule. Sólo quienes coincidan con él en ese aspecto (y los fans incondicionales de Cruise y Diaz, claro), hallarán algún motivo de interés en la película; a los demás la sobredosis les resultará contraproducente, sobre todo porque no hay historia que la justifique. Entre James Bond y Roy Miller, que quiere ser su émulo y por eso recorre escenarios exóticos, emplea armas sofisticadas y mantiene la calma y el humor mientras intercambia disparos en todas direcciones, hay más de una diferencia. Aquél tenía licencia para matar; éste parece tener la obligación de hacerlo. Aquél nunca desatendía a la(s) chica(s) bonita(s) que le tocaba(n) en suerte; éste está tan ocupado defendiéndose de los enemigos que le brotan de a cientos, que le queda poco tiempo para romances. Y eso que fue por su culpa que la pobre June, enamorada (y también experta restauradora) de autos de colección, se ha metido en medio de una guerra entre el FBI, agentes secretos, traficantes y mafias varias. Todos andan detrás de una superbatería experimental chiquita como una pila doble A pero capaz de proveer de energía a una ciudad entera. El inconsistente libreto (que incluye apenas indicios de romance) no resiste el menor análisis, pero hay acción sin freno y eso, para los responsables del film, parece suficiente.
Turismo aventura para espías Persecuciones, viajes a través del mundo e intentos de asesinato son algunos de los ingredientes del cóctel de esta película de acción que se basa en el “star power” de su pareja protagónica y que no pretende otra cosa que una hora y media de diversión. Unos años atrás hubo una película llamada La mexicana. Julia Roberts y Brad Pitt debían buscar en México un arma sumamente codiciada, saliéndoles al paso toda clase de maleantes, asesinos y pesados. El arma era una pura excusa, como todo lo demás. ¿Excusa para qué? Para que Roberts y Pitt desplegaran esa forma de carisma que en Estados Unidos llaman star power, ayudados por un elenco en el que James Gandolfini, J. K. Simmons y Bob Balaban le sacaban todo el jugo posible a cada una de sus apariciones. Todo era imposible de creer, y por eso mismo se la pasaba bien. Nada demasiado distinto de lo que sucedía en infinidad de películas previas, basadas más o menos en la misma fórmula (“chico + chica + pistola o botín”), desde Para atrapar al ladrón hasta Tras la esmeralda perdida, pasando por Cómo robar un millón de dólares, Charada y un montón más. Sumándoles megatones y efectos digitales, y restándole tal vez algo de química entre ambas stars, algo semejante vuelve a suceder en Encuentro explosivo, donde Tom Cruise y Cameron Diaz se las arreglan –con la ayuda de Peter Sarsgaard, Paul Dano y algún otro– para reponer esa alquimia, consistente en sacar algo de nada. ¿Sacar qué? Una hora y media de diversión, uno de los motivos por los cuales seguimos yendo al cine. El título original es Knight and Day, juego de palabras que funcionaría si esos fueran los apellidos de los personajes. Por el lado del de Cruise, todo bien, porque aunque durante toda la película dice llamarse Roy Miller, finalmente parecería ser Knight. Pero que el de Cameron Diaz no se llama Day es seguro. Lo cual certifica que no son el rigor y la lógica lo que desvela a los hacedores de esta película. La secuencia inicial, con su larga y hasta lenta (presunto pecado mortal para el cine de acción) preparación dialogada en el aeropuerto, y la combinación de timing, coreografía de acción, disparate y tiempos puramente mentales a bordo del avión en vuelo (otro pecado, que pueda “verse” el pensamiento de los actores en una de acción) confirma que nada requiere más ensayo, precisión y soltura que el escapismo puro. Una escena posterior, en la que Diaz visita a quienes podrían ser los padres de Miller, generándose una serie de sobreentendidos y suspicacias, ratifica que el director, James Mangold (empleado de la industria, capaz de pasar de una indie a la biografía de Johnny Cash y June Carter y de ahí a la remake de El tren de las 3.10 a Yuma), filma con tanta atención lo que los personajes piensan como lo que hacen. Como para subrayar la implausibilidad de todo, lo que motoriza persecuciones, escapes, viajes a través del mundo e intentos de asesinato es un “mcguffin” desfachatado. Ya se sabe qué es un “mcguffin”, palabrita que Hitchcock repetía una y otra vez: un dispositivo, cuya única función consiste en poner la trama en movimiento. En este caso, un dispositivo energético, tan clave para el mundo que detrás de él están la CIA, el FBI y un mafioso ¡español! (el catalán Jordi Mollá). Dentro de la CIA puede haber algún “topo” que quiera el dispositivo para sí, mientras al geniecito que lo diseñó (Paul Dano, el evangelista de Petróleo sangriento), Miller y Diaz lo llevan de Boston a Nueva York, de allí a Jamaica, luego a Austria y Sevilla: de Bond en adelante, el espionaje es sinónimo de escalas de avión. El remate es un muy buen pito catalán, que remata la idea de que el “mcguffin” no importa nada. Y que el argumento entero de la película tampoco. Antes de eso, la escena culminante, con el espía y la chica-de-la-puerta-de-al-lado escapando de la CIA y los mafiosos españoles, mientras una estampida de toros rueda por las laberínticas calles del barrio histórico Sevilla, durante un San Fermín. ¿No es que los Sanfermines eran en Pamplona? Vayan a explicárselo a los creativos de Hollywood... ¿Si Cruise sonríe mucho? Sonríe, pero menos ancho que de costumbre. Como si alguien le hubiera avisado que se le estaba yendo la mano. ¿Y la sonrisa de Diaz? Sigue siendo una de las más creíbles del mundo (por eso, y por dar la sensación de que le encanta pasarla bien, Diaz es una de las mejores comediantes que hay). Otra fortuna es que su personaje, que al comienzo parece responder peligrosamente al prototipo de la rubia tarada, termine revelándose mucho más perspicaz de lo que parecía. Es verdad que una mayor química entre ambos no hubiera venido mal. Pero nadie dijo que Encuentro explosivo fuera la película perfecta...
“Kiss Kiss Bang Bang” le dió por titulo, luego Pauline Kaen explicó; "Tal vez sea la oración más corta imaginable del atractivo básico de las películas”. Bueno, Encuentro Explosivo tiene ambas, y tiene dos de las estrellas que mayor público convocan. Sin embargo, aunque el reparto convence y la película tiene una buena dosis de besos y tiros, no siempre eso es todo lo que hace falta para hacer una buena película. La idea de hacer una comedia romántica con una importante cuota de acción no es nueva, pero no deja de ser interesante. Ya lo vimos varias veces, inclusive de la mano de varias estrellas importantes. El último blockbuster importante de este estilo, fue Sr y Sra Smith, una entretenida película de Doug Liman que tuvo más repercusiones en la parte de chismes de los matutinos que en la parte de reseñas cinematográficas. La fórmula se repite en este filme de James Mangold, pero con otros resultados. La película tiene un muy buen comienzo, fresco, con buenos gags, y una acción bien utilizadas. Los primeros encuentros entre la pareja son los que mejor le caen al film. Luego, a medida que la trama progresa, la chispa va caducando y por ende el film decae un poco. Lamentablemente no hay más que eso, un poco de explosiones y romance. Ninguna trama de espionaje bien trabajada, tampoco grandes giros, ni malos interesantes. Es como si todo fuera una gran excusa para verlos a ellos hacer lo suyo, como si nada más importara, lo cual es una pena teniéndolo a Peter Sarsgaard, como figura principal entre los actores secundarios. Otro detalle, es la música del ascendente John Powell, quién hasta ahora parecía superarse en cada trabajo, aquí no logra resaltar demasiado, ni hacerse presente con sus épicas melodías, aunque, no obstante, no desentona con la mezcla de géneros y logra el objetivo de acompañar la amplia variedad de escenas. El punto más alto es el reparto, si bien la química entre los dos protagonistas se cuestionaba por el antecedente (Vanilla Sky de Cameron Crowe) toda duda quedó despejada, hay una muy buena interacción entre ambos. Cruise vuelve a sus orígenes y logra una performance muy buena a nivel cómico. Como héroe de acción lo conocemos todos, así que es grato ver que le pudo encontrar una vuelta al personaje y alejarlo de Ethan Hunt. Por otro lado, Diaz se maneja dentro de su repertorio habitual, sin exagerar demasiado con sus morisquetas ni abusar de su ya famosa sonrisa. El detalle es la falta de presencia de unos secundarios con nombres importantes, Viola Davis no se luce y la gran promesa, ya convertida en realidad, Paul Dano, esta muy por debajo de sus trabajos habitual. Aún así, cumplen con lo que pretende el filme. En síntesis, la película se vuelve una alternativa interesante para ver en pareja, con buenos momentos de comedia, donde ellas van a poder ver al galán con su chica de turno, y ellos disfrutar de varios disparos y explosiones, y porque no, de Cameron Diaz en bikini, que si bien dejó hace rato de ser una veinteañera, todavía roba suspiros y algo más de la platea masculina. Más allá de esto, no hay mucho que mencionar.
Carisma con arrugas No es un historia nueva: una pareja (moderna) se conoce, hay una atracción inmediata (fuertemente sexual) y en el proceso en el cual comienzan a conocerse con más profundidad (a veces, ese primer día; a veces después de años de matrimonio) resulta que por lo menos uno de los dos es un agente secreto altamente profesional. Lo habíamos visto, por ejemplo, en Sr. y Sra. Smith, lo volvemos a ver en Encuentro explosivo. La falta de originalidad no es en sí un problema (después de todo, eso es lo que constituye un género cinematográfico: la repetición) y esta película sabe navegar por aguas un poco preformateadas pero aun así entretenidas. Buena parte del mérito se lo llevan sus dos protagonistas: estrellas ya establecidas de Hollywood como Tom Cruise y Cameron Diaz, que se atreven a desplegar todo su encanto y todas sus arrugas frente a cámara. Si esta historia funciona (y funciona) se debe en gran medida a que esas sonrisas que ya conocemos tan bien siguen chispeando. En realidad, desde Una guerra de película que no veíamos a Tom Cruise como se debe. Su personaje es ligeramente atontado, a la vez que canchero y súper profesional, y funciona gracias a los primeros planos y la sangre fría frente a las situaciones más absurdas. A Cameron Diaz no se la veía bien desde hacía un tiempo, pero de nuevo en un papel de mujer fuerte (a la que le gustan los autos) funciona y rinde. El aire despreocupado e irreal que respira toda la película funciona como un buen marco para esta historia que (como dijimos) ya habíamos visto antes y que arrastra buena dosis de autoconciencia fílmica. Por decirlo de otra forma: las escenas de acción, por ejemplo, son tan concientemente “escenas de acción” (como la persecusión en la autopista, la pelea en el avión, la persecusión en la isla) que juegan el juego sin complejos, sin preocuparse por un supuesto realismo, por una corrección o la espectacularidad (aunque la tienen). La adrenalina se autojustifica. Resulta ejemplar la secuencia en la que, puestos en la perspectiva del personaje interpretado por Cameron Diaz, que fue drogada, seguimos un secuestro y escape de medidas desproporcionadas sólo a través de los pequeños instantes de conciencia que se funden a través de encadenados a negro y que nunca se explican. De pronto estamos en un galpón, de pronto Tom Cruise cuelga cabeza abajo, de pronto estamos en un avión. Sabemos lo que pasa y a la vez no. Ni siquiera hace falta que la película llene los vacíos: esos vacíos serían secuencias típicas de acción (la película asume su pertenencia genérica) que a la vez se disfrutan por lo extremo de su propuesta. Vemos lo que ya vimos, pero lo vemos bien hecho. Aunque la historia de amor es un poco plástica, la película se disfruta sin el menor problema.
La primera mitad de esta comedia de acción dirigida por el irregular James Mangold resulta más que prometedora al contagiarse del ritmo y vértigo de las secuencias -con una evidente intención de burla hacia sí misma- acumulando inverosimilitudes que pondrían a James Bond bastante nervioso. Sin embargo, pasada esa adrenalina, y pese a los guiños y homenajes al cine de Hitchcock, entre otros, el producto se desinfla paulatinamente como la química entre las dos estrellas: Tom Cruise y Cameron Diaz. No obstante, Encuentro explosivo entretiene y sirve como propuesta recreativa sin pedir demasiado, lo cual a esta altura de las circunstancias no es poco...
¿Vieron esas películas que uno tiene que ver en Cine sí o sí? Bueno, "Encuentro explosivo" es una de ellas por la simple razón de que está llena de acción. De principio a fin esta historia de espionaje con cierto parecido con el famoso James Bond, nos va a presentar una serie de situaciones que van desde una "simple" persecusión, hasta enfretamientos armados que parecen interminables, en donde el personaje de Tom Cruise se enfrenta a cuando tipo se interponga en su camino. Por otra parte, además de la acción, el amor y la comedia se hacen presentes. Y logran que la película sea aún más llevadera, porque si bien mantiene un ritmo sumamente acelerado (está todo el tiempo "bien arriba"), también tiene algunas escenas que le dan un respiro a los protagonistas, y por que no, a los espectadores también. Las actuaciones cumplen, y creo que la dupla que hacen Tom Cruise y Cameron Díaz es muy buena para este tipo de películas, se complementan muy bien en la pantalla grande. "Encuentro explosivo" es una película ultra pochoclera, que tiene mucha acción y espionaje. Es una buena oportunidad para visitar la sala más cercana, no se la pierdan! ;)
Leer un libro siempre es una buena opción El espectador deberá tolerar una hora de acción ridícula y sin sentido con pretensiones de comedia, para llegar a algo parecido a una trama. En esa hora puede el público entretenerse contando las diferentes caras de una Cameron Díaz que definitivamente no cuenta con el cariño del director. Pocas veces se vió en pantalla a una actriz tan descuidada; por la luz, por el plano, por el maquillaje. Bueno, se darán cuenta que no hay algo mucho más interesante para comentar sobre una película que es la nada misma. Un espía que es perseguido por el FBI usa como objeto de distracción a una mujer a la que cruza en el aeropuerto. El espía, interpretado por Tom Cruise, se gana la simpatía de la mujer, la multifacética Cameron, quien acaba involucrada en una caso de alta seguridad nacional en el que, obviamente, corre riesgo su vida. Tiros, patadas, piñas, explosiones, corridas de toros, Díaz en bikini y Cruise en cueros son algunos de los ingredientes de un filme en el que el director James Mangold no encuentra jamás el rumbo, si es que tenía uno.
Corre, Tom, corre Cruise y Cameron Diaz, en fuga permanente. Hay algo impenetrable en la sonrisa de Tom Cruise que lo convierte en un enigma. En Encuentro explosivo , esa impresión juega a su favor: Cruise es un agente secreto al que no deberíamos saber si creerle o no. A juzgar por la primera y mejor secuencia del filme, uno debería suponer que la segunda opción es la más probable. Pero sabemos que Cruise es Cruise, y por más sonrisa maliciosa y actos inhumanos, hay pocas chances de que sea el villano. De cualquier manera, ese arranque hace imaginar que el filme puede adentrarse en zonas ambiguas. ¿Será un asesino redimido por amor? ¿O un frío agente dispuesto a sacrificarse? Esa primera escena encuentra a Roy (Cruise) en un aeropuerto buscando a alguien. Su mirada se topa con June (Diaz), que arrastra con la mezcla de torpeza e inocencia que la caracteriza, una valija. Allí se chocan, se conocen y ella queda embobada. Pero cuando van a subir al avión nos enteramos que ella tiene pasajes para un vuelo posterior al suyo, a Boston. Allí se revelará el primer secreto: el vuelo de Cruise está bloqueado. El tipo está siendo monitoreado por agentes del FBI. Cuando descubren a la chica deciden mover influencias y hacerla subir al avión: ¿será una forma de controlarlo o ella también está metida en esto? En el avión él despachará a una docena de pasajeros que lo persiguen hasta terminar en un aterrizaje forzoso y la revelación (¿real?) de los motivos de tamaño caos: Roy estaría protegiendo una fuente de energía de manos de agentes que quieren venderla a mafiosos. De allí en adelante, la intriga se reduce y queda entonces disfrutarla (o no) por las escenas de acción y persecución, y el conato de romance entre los protagonistas. Y si bien están profesionalmente realizadas por James Mangold, ninguna de las dos cosas funciona muy bien. Las secuencias de acción son reiterativas, con volteretas imposibles de los efectos especiales (CGI), y sólo son “creíbles” en su exageración cómica. Más problemático es el romance. De un tiempo a esta parte, a los personajes de Cruise les cuesta “conectar” con los otros. Sus ojos parecen estar más pendientes del próximo obstáculo que de generar una relación romántica. Es por eso que las chispas que genera la dupla se parece más a la que hay entre amigos, o hermanos, que a las de una posible pareja. Esa “ausencia” genera un vacío imposible de resolver, más allá de que el carisma personal de cada uno tape los agujeros. La pericia técnica está, los diálogos rápidos e ingeniosos también, la estructura hitchcockiana se sostiene, pero Encuentro… tiene un agujero en el centro tan enigmático e indescifrable como la sonrisa de Tom.
Humor y súper acción Con razón Tom Cruise y Cameron Díaz la eligieron. Encuentro explosivo es una muy buena película. Desde que hizo filmes como Misión imposible se sabe que a Cruise le llueven ofertas similares, muchas muy tentadoras seguramente. Pero él había dicho que no quería repetirse y seguramente vio algo diferente en este proyecto como para involucrarse en él. Esa diferencia es el muy potable sentido del humor que destila la historia de Encuentro explosivo. En cuanto a Cameron Díaz, el ángel que suele trasuntar en la pantalla se condice con su nuevo papel, el de June Haven. Muchos papeles de Diaz muestran a una chica linda, sencilla, pícara e inteligente que sabe extraerle sus mejores zumos a la vida. Hasta en esa espectacular película cargada de ira y venganza que es Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese, su presencia ilumina el duro paisaje urbano cada vez que se le aparece a Leonardo Di Caprio, el huérfano lumpen con el que se enamora. A June le pasa algo similar. Tropieza dos veces en un aeropuerto con un apuesto hombre, y cuando se despierta en su casa, varias horas más tarde, ya le pasaron más cosas que todas las que probablemente ocurrieron antes en su vida. A June la flechó la galantería del agente secreto Roy Miller, se estrelló en un avión, le dieron un somnífero, le advirtieron que cuando despertara irían a buscarla, pero debía negar todo. ¿Negar qué? Ahí está el aderezo de esta historia, que para qué engañarse es sabido cómo va a terminar, pero tiene su condimento en el cómo, en el modo en que se concatenan los acontecimientos: con muchas sorpresas, mucha imprevisibilidad, y el sentido del humor. La fotografía le dan una ambientación de ensueño a la gran persecución de que retrata esta película.
Tom Cruise no viene atravesando un buen momento en su carrera. Luego de su sobreexposición, hace algunos años, en el famoso sillón de Oprah y su apoyo incondicional a la Cienciología, este "movie star" perdió muchos seguidores y no logró volver a tener un éxito en la taquilla. Tras recaudar mucho menos de lo esperado con la tercer entrega de "Mission: Impossible", probó con el drama político "Lions for Lambs" que resultó un fracaso y luego eligió el thriller "Valkyrie", acerca de un atentado a Hitler, que no funcionó debido a un final obvio y la decisión de interpretar a soldados alemanes hablando en inglés. Su único acierto fue la pequeña participación en la comedia "Tropic Thunder" donde, escondido detrás de mucho maquillaje, interpretaba a Les Grossman, un ordinario productor de Hollywood. En este momento de su carrera, su mejor elección fue tomarse a sí mismo en broma y protagonizar una película liviana que le permita recuperar su público. Su nuevo trabajo iba a ser en el film "Salt" (de próximo estreno, con Angelina Jolie), pero se bajó del proyecto y optó por hacer "Knight and Day", en donde interpreta a un agente secreto prófugo, que lo muestra como una parodia de su personaje Ethan Hunt en "Mission: Impossible". El guión del novato Patrick O´Neill, que también pasó por manos de otros guionistas, propone una historia simple y conocida de persecución, mezclando acción, comedia y romance. Un agente prófugo de la CIA, poseedor de un valioso objeto que muchos desean, se cruza con una mujer en el aeropuerto. Pronto, ella se verá involucrada en sus problemas y deberán escapar juntos de quienes buscan eliminarlos. El director James Mangold (que cuenta con una variada filmografía que incluye "3:10 to Yuma", "Walk the Line", "Identity", "Kate & Leopold" y "Copland") aprovecha la química y oficio de las dos estrellas de Hollywood para sacar adelante una película que sin ellos no existiría. El carisma y simpatía de Tom Cruise y Cameron Diaz les alcanza para interpretar dos roles que no los exige como actores. Paul Dano ("There Will Be Blood") y Viola Davis ("Doubt") aparecen deslucidos en roles secundarios. La elección de los malos deja mucho que desear, con Peter Sarsgaard ("Orphan") y Jordi Mollà ("Blow") en un lugar que les queda grande. Al igual que en las de James Bond, la persecución permite llevar a sus protagonistas por distintos lugares del mundo, una buena excusa para mostrar New York, el Caribe y Sevilla. Tiene algunos momentos divertidos (el mejor, el escape con ella drogada) y varias buenas secuencias de acción que alcanzan para pasar un rato entretenido en el cine.
VideoComentario (ver link).
James Mangold es un realizador heterogéneo que sin nunca sobresalir demasiado por lo menos acepta sus limitaciones y acostumbra entregar propuestas humildes basadas casi exclusivamente en la labor de los protagonistas de turno. Encuentro Explosivo (Knight and Day, 2010) es una de sus películas más flojas, un rip-off de Mentiras verdaderas (True Lies, 1994) que no termina de convencer al mezclar a lo bestia el drama de espionaje, la comedia romántica y la súper acción de tono inverosímil; haciendo agua en todas las vertientes. La química entre Tom Cruise y Cameron Diaz resulta funcional pero la indecisión del film le juega muy en contra…
Disparate entretenido Los primeros cuarenta minutos de Encuentro explosivo son realmente entretenidos. La historia de la chica que se topa en su camino a una especie de James Bond y se ve envuelta en una serie de asesinatos y persecuciones es llevadera y el dúo Cameron Díaz/Tom Cruise funciona bastante bien. El problema de la película es que cuando el ritmo se hace más lento y el espectador se pone a pensar lo que está viendo, la trama se vuelve medio insostenible. Ahí quedan dos caminos: uno es el de entender que el film es un disparate y bajarse, como quien se baja de un tren; el otro es entender que el relato es lo que es y lo que queda es dejarse llevar por su ritmo, sus persecuciones, sus diálogos y olvidarse de la verosimilitud. Encuentro explosivo es la historia de un agente secreto que usa a una chica para que haga de mula en un aeropuerto y así pasar, sin que ella lo sepa, un artilugio de alta importancia para las potencias del mundo. La pila que el agente que interpreta Tom Cruise es al macguffin que utiliza la película para meternos en su historia de amor y de acción. El agente y la chica común recorren el mundo, tratando de probar la inocencia del agente, protegiendo la pila y a su creador y tratando de descubrir a los traidores internos de la organización, mientras escapan de un traficante de armas. No es una genialidad, pero la sola presencia de Tom Cruise le da sentido y vitalidad suficientes como para sentarse en la butaca y zamparse un combo de gaseosa y pochochos (¿si, y qué?) con absoluta felicidad. ¡Berp!
Vivir su vida. El crítico y filósofo estadounidense Arthur Danto decía que después de los relatos empieza la vida. Así, en relación al arte, Danto pensaba que los movimientos artísticos de la segunda mitad del siglo veinte estaban marcando el final de un relato pero no de su tema: en la posmodernidad la historia del arte terminaba pero el arte mismo se mostraba más vivo que nunca, cumpliendo a destiempo aquella aspiración de las vanguardias de religar el arte con la vida, de hacer de la experiencia estética también una praxis vital. Danto mencionaba como ejemplo típico de ese fin/comienzo el “vivieron felices para siempre”, que siempre marca el pasaje de la narración a la vida, donde los personajes están ya por fuera de los contornos del relato. En Encuentro explosivo, June se ve arrastrada por Roy a una aventura que se desenvuelve dentro del marco del género de espías, con sus reglas, espacios y convenciones características. June pasa a habitar junto a Roy un mundo que es el del cine de acción, donde se puede aterrizar un avión en un campo de maíz o atravesar una lluvia de balas sin ser lastimado. A June le gustan tanto las peripecias que sortea junto a Roy que, al verse amenazada por su vieja rutina cotidiana cuando él desaparece, ella se va a empecinar en encontrarlo como sea, aunque la gente piense que está loca. Es que Roy lleva una existencia cinematográfica desde el principio, pero June no: por eso es ella la que tiene que elegir entre seguir con su vida o empezar una nueva al lado de Roy. La película toda gravita alrededor de la decisión de June y de las consecuencias de su elección. Encuentro explosivo, a la vez que hace del relato y las imágenes del cine un modo de vida, también señaliza sus límites: vivir como en una película de espías implica conocer las reglas y posibilidades del género, pero ese conocimiento a su vez es el signo autoconciente que hace imposible la ilusión. Esto se ve con claridad en los momentos en los que June es un obstáculo para Roy: él la droga y la película cuenta mediante elipsis las aventuras que June no experimenta por estar intoxicada. Viajes en lancha, helicóptero, tren, tiroteos, un salto en paracaídas; no importa que June esté dormida, el relato continúa sin ella: el camino que lleva adelante Roy atraviesa todos los clichés posibles del género y la narración se hace cada vez más evidente. Para el director James Mangold el cine no conoce barreras: puede mostrar a dos héroes en moto perseguidos por villanos y una estampida de toros al mismo tiempo en pleno San Fermín, pasar sin escalas de un galpón en la ciudad a una isla paradisíaca perdida en el mapa, ponernos en la piel de un paracaidista improvisado, convertir el mundo en un lugar exótico y pintoresco que no guarde ninguna conexión con la realidad, o hacer de la muerte una cuestión meramente estética sin resonancias morales. Y todo eso puede llevarlo a cabo en un frenesí de velocidad y vértigo en el que los personajes no son capaces de pararse a pensar, porque eso equivaldría a tomar conciencia del artificio y despertar, algo así como salir de la matrix. Por eso en Encuentro explosivo la que piensa es June y no Roy: él tiene una existencia cinematográfica y carece de psicología, no sabe más que seguir adelante, matar a los malos, salvar a la chica y recuperar el microfilm (en este caso, una batería de energía autosustentable). Y cuando June piensa más de lo que debe y pone en crisis la lógica del universo de Roy, éste (o mejor, la propia película) la saca de la ecuación, así la máquina ciega del cine puede seguir su curso ininterrumpidamente. Ese no conocer límites de mucho cine actual, parece decir Encuentro explosivo, hace de la visión de algunas películas una experiencia vacía, automática, en la que no se conecta con el mundo sino con la historia del cine y otras películas pero sin generar un discurso crítico (para comprobar esto alcanza con ver otra película que se estrenó junto con Encuentro explosivo, El aprendiz de brujo). En el film de Mangold lo humano se diluye en las imágenes saturadas y pretendidamente sofisticadas de hoteles, playas o autos de lujo. No es casual que a Roy lo interprete Tom Cruise, probablemente el actor que mejor representa el imaginario pochoclero de Hollywood y que se animó a parodiarse a sí mismo más de una vez en películas como Misión Imposible 2 o Una guerra de película. Roy está construido a base de puros one-liners y tics cinematográficos y tiene poco de hombre de carne y hueso, lo que explica en parte la falta de sexo de la película (June, en cambio, sí tiene un cuerpo y ocupa un espacio real en los planos, por eso es ella la que piensa en sexo y se excita y no Roy). Encuentro explosivo puede verse como la historia de una chica que quiere llevar una vida de película. Mangold adora a su criatura, por eso, cuando June se queda sin Roy y sin aventuras, el director le tiende un nuevo puente hacia el relato de él: de manera inverosímil, la deja escapar de su rutina gris y volver a ser parte de la película y su trama de espionaje. Vivir viajando por lugares pintorescos, de persecución en persecución y desbaratando los planes de unos villanos improbables, eso es lo que quiere June; salir del mundo, existir adentro de una pantalla de cine. Pero cuando ella, cansada de tanto trajín, decide escapar de ese círculo vicioso de cine con Roy y terminar la película (y comenzar la vida, podríamos decir con Danto) Mangold no la deja: un plano final, incluso después de atados los últimos cabos sueltos del guión, deja en claro que ambos siguen dentro del territorio del cine, solamente que con una diferencia. esta vez es ella la que carga con Roy y echa a andar el relato. Ahora June hace su película, y la última imagen exhibe un plano paisajístico muy calculado en el que el coche de ellos se pierde en una toma hecha con grúa, recurso que remite invariablemente al cine y sus códigos. June y Roy parecen felices pero difícilmente pueda decirse que “vivieron felices para siempre”: lejos de terminar su relato continúa, y resulta muy difícil imaginárselos vivos, compartiendo el mismo mundo que nosotros. Esa falta de humanidad, de carnadura en el sentido más físico posible, es el precio a pagar para el cine que, como Encuentro explosivo, apela de manera irreflexiva a la memoria del cine y acaba por menospreciar su capacidad para conocer el mundo. No queda del todo claro en qué lugar se ubican Mangold y su película, porque si bien Encuentro explosivo es un dispositivo crítico bien aceitado que comenta con bastante lucidez el estado de cosas de mucho cine de género hollywoodense, en el final el film parece caer de forma torpe en lo mismo que crítica.
Loca evasión Lo mejor de Encuentro explosivo hay que buscarlo en su primera parte. No es que luego se caiga a pedazos, pero sí que el film de James Mangold ingresa en un subibaja seguramente perjudicado porque su primera hora debe estar entre lo mejor que se ha visto este año en el mainstream hollywoodense: hay una gran secuencia en un aeropuerto de la que no comprendemos mucho, pero sí vemos personajes que piensan y accionan, y un montón de información que se nos viene encima sin que sepamos bien qué hacer con ella. Luego, saltamos a otra secuencia infernal, esta vez más de acción, con Tom Cruise haciendo maravillas arriba de una moto y sobre el techo de un auto. Es de esas escenas de acción irresponsables, donde cualquier cosa puede pasar y donde la ecuación vértigo + tiros + comedia da por resultado un entretenimiento excitante. Como decíamos, luego vendrá la explicación del por qué de todas estas situaciones -por más que nunca se nos explique demasiado- y allí el producto se resentirá, precisamente porque lo que la hacía avanzar así, libre, sin ataduras, era la convicción de Cruise por hacer algo que no entendíamos bien qué era y la confusión de Cameron Díaz por estar metida en algo que no comprendía. Sin embargo hay que reconocer en Mangold (alguien que creíamos que no sabía filmar y viene se manda El tren de las 3:10 a Yuma y esta) que durante esa última parte la película no pierde coherencia interna ni defrauda expectativas generadas: lo que pasa, sencillamente, es que el arranque es demoledor. Y, hay más, el director y su guionista Patrick O’Neill construyen un relato sobre la base de varias enseñanzas de Alfred Hitchcock, alguien a quien si uno lo sigue al pie de la letra es muy difícil que falle. Bueno, deberíamos sumar a Cruise en el homenaje ya que si recuerdan, Misión: imposible 2 tenía lazos con la obra del maestro inglés. Díaz es June Havens, mujer a la que adivinamos con algunos fracasos sentimentales y que se dirige a la boda de su hermana menor; Cruise es Roy Miller, alguien que se aparece de repente en la vida de June y que la involucra progresivamente en una serie de sucesos que ponen en riesgo su vida: todos van tras algo que reconocemos como un McGuffin y no habrá descanso hasta el final. Lo mejor de Encuentro explosivo, si tenemos en cuenta su homenaje a Hitchcock, es que aquí las cosas se recuerdan desde la alegría de contar y narrar y fantasear. Se toman aquellos preceptos más centrados en cómo un divertimento debe ser y, de paso, se construye una película sostenida en una palabrita a la que Hollywood parece tenerle miedo desde hace un tiempo: entretenimiento. Porque Encuentro explosivo es eso: un film despreocupado, de melena al viento, virtuoso en algunas resoluciones, ligero y ágil. Es ese cine de acción que se hacía antes de que Matrix viniera con su monserga filosófica y los personajes pensaran demasiado antes de tirarse al vacío. Si bien las acciones están balanceadas -aunque el guión se preocupe más por el arco dramático de June, que pasa de la confusión inicial a la decisión, aún con algo de torpeza- lo que define al producto conceptualmente es la participación de Tom Cruise. No revelamos un secreto si decimos que el tipo está loco. Si analizamos su carrera desde Ojos bien cerrados -su evidente quiebre- a la fecha, y sacando sus héroes de acción, observamos una galería de personajes que se debaten entre el asco y el cinismo como el Frank de Magnolia o el Jasper Irving de Leones por corderos, aunque sin lugar a dudas el listón más alto lo logra en Tropic thunder con su Les Grossman. Con esa caracterización Cruise parece haberse tirado al vacío (como en Misión: imposible 2; como lo hace aquí) y mostrado sus vísceras: “¡vean, de esta mierda está hecho todo esto!”, dice a través de un personaje que ya es de culto. Eso es, seguramente, lo que le permite ser par de una película despreocupada y feliz, sin espacio para el aburrimiento: y su Roy Miller tiene mucho de esa locura desatada del Cruise feliz y en actitud todo-me-chupa-un-huevo. Decíamos de tirarse al vacío. Hay algo muy particular en la forma en que Cruise lo hace: casi siempre por amor y arrebatadamente. Lo hacía en medio de una balacera en Misión: imposible 2 y ante los ojos de Thandie Newton y lo vuelve a hacer aquí, de manera similar. El tipo se lanza de costado, apoyando todo el peso del cuerpo sobre su hombro; cae pesado, enérgicamente, como diciendo acá estoy y rompe unos tinglados, para luego incorporarse como si nada. Acto seguido se dirige a derrotar al malo, quedarse con el botín y con la chica. Cruise entiende, tal vez algo a destiempo si uno analiza qué funciona y qué no en el cine de hoy, que el entretenimiento es eso: un constante salto al vacío, algo que se emparienta, también, con la fe. Fe, en este caso, que es hacia el cine, hacia narrar, hacia contar una historia divertida sin medirla constantemente con la verosimilitud o con el mundo real. No de gusto los personajes se definen por la acción: así es como ella comprende que él la ama. Cruise es, sí, una criatura que existe sólo en el cine. Que un producto como este no haya funcionado en los Estados Unidos y sí lo hagan artefactos horribles como Crepúsculo o ruidosos y aparatosos como Transformers, habla un poco de lo mal que están las cosas. Porque Encuentro explosivo sí es ruido, pero uno organizado, pensado, que tira mil ideas por minuto y lo hace en movimiento -si esas elipsis que se dan entre ella durmiendo y él piloteando aviones, manejando lanchas, siendo torturado no es cine ¿¡qué es el cine!?-, de la manera más artificiosa posible y mostrando el artificio en la jeta: sí, mirá, voy y le meto un beso a la piba mientras 40 tipos me están baleando. Uno que generacionalmente es de esta época pero que, por curiosidad y necesidad, ha revisado en el pasado sabe que el cine es algo más que esto que hoy nos quieren vender como parte de una cajita feliz o como complemento de una saga literaria berreta. El cine es esa forma de creer y crear lo imposible. Y Encuentro explosivo, con sus imperfecciones, lo hace de la manera más feliz posible. Un salto al vacío de la diversión y el entretenimiento.
Persecuciones muy bien filmadas, esa es la única sensación que deja está película luego de ser vista, lo demás, aunque tiene algunas escenas de humor bien logradas, carece de espíritu, de un hilo conductor atractivo y diferente, convirtiéndose así en una cinta que solo invita al espectador a pasar un buen momento en el cine, sin exigencias ni expresiones cinematográficas.
Sólo para los fans de Cruise y las de acción. Roy es el típico agente todoterreno del FBI, ese que es capaz de todo por un objetivo. Y la misión pasa por obtener un artefacto de energía eterna que, claro, en poder del enemigo puede ser fatal. El tema es saber quién es el enemigo, primer ardid de la trama de Mangold que, lamentablemente queda en el camino. Es que la película desanda en una suma de efectos especiales poco creíbles, autos que se destrozan, asesinatos sórdidos y muestras de una espectacularidad vacía de contenido. Tom Cruise vuelve a hacer de Tom Cruise y Cameron Diaz sólo explota su rostro bello pero sin un atisbo de expresión subyugante. Los personajes de ambos se lanzan en una cruzada que va de Washington, a las rutas alemanas y de allí a la Plaza de Toros de Sevilla, en un derrotero en el que es muy fácil darse cuenta quién se vestirá con la ropa de héroe. Nada nuevo.
Tom Cruise es Miller, un agente encubierto del FBI en una misión secreta, que se cruza con Cameron Diaz, a quien termina involucrando en una serie de persecuciones, tiroteos y explosiones con cero onda. O sea: es otra de amor, pero con formato de superproducción de acción. Solo para fans de Cruise, así que Maxim sigue de largo.
Hay películas que me dan cierta bronca al terminar de verlas por distintas razones. A pesar de lo entretenida que fue Encuentro Explosivo me generó esa sensación al salir de la sala y a continuación les voy a contar el por qué. James Mangold es un talentoso director que ya demostró bastante versatilidad en distintos filmes como 3:10 to Yuma, Johnny y June, Kate & Leopold o Identidad y que ahora se metía con un nuevo género como lo es la comedia de acción. Cualquier realizador estaría más que conforme con la participación de dos grandes actores como Tom Cruise y Cameron Diaz en su prpyecto, y yo, sinceramente, los considero dos protagonistas ideales para este tipo de historias y aquí no defraudan con su presencia. El problema de esta cinta se da fundamentalmente en que muchas situaciones y diálogos están muy tomadas de los pelos. La bronca se genera porque uno exige más a los actores y directores que a priori mostraron tener talento. Partiendo de esa premisa, se da que Knight & Day (no entendí el porqué del nombre) prometía mucho al poseer un reparto integrado por dos figuras y un realizador con una filmografía muy interesante como lo mencionado arriba. Justamente por ubicar la vara más alta es que la cinta pasa raspando el puntaje de aprobada cuando en realidad debería haberle sobrado paño. Cameron y Tom reman a full en la película para darle las expresiones y el humor que los momentos necesitan y seguramente quienes vayan a verlos por sus labores anteriores no saldrán decepcionados. Más allá de lo comentado arriba la película tiene muy buenas persecusiones, grandes momentos de aventuras y una historia de amor que fue bien llevada para convencer al público. Obviamente que el aspecto más importante que tiene que tener este film es el humor y realmente yo considero que está presente, a pesar de tener ciertos altibajos en muchos minutos. Encuentro Explosivo de la cuál esperaba mucho más es una comedia pasatista que, si bien es entretenida, podría haber sido algo mucho más importante gracias a la presencia de un buen director y sus carismáticos actores.
Originalmente llamada Knight and Day y aquí bautizada con el infernal título de Encuentro explosivo tiene algo de Charada (esa de Stanley Donen con Cary Grant y Audrey Hepburn de 1963), algo de la ligereza de los parajes europeos de Para atrapar al ladrón de Hitchcock (de 1955 y también con Cary Grant), y también algo (algo mejorado) de algunos experimentos con estrellas de acción más rubias como Dos pájaros a tiro (Bird on a Wire, de John Badham, de 1990, con Mel Gibson y Goldie Hawn), algo de James Bond y algo de Misión: imposible. Mangold (que tiene una gran película en su haber como Cop Land, de 1997) usa el inmediato magnetismo de Cruise y Diaz para contar una historia de espionaje y acción disparatadísima, en la que nada es serio y todo es burbujeante, veloz, inocuo, lujoso, superficial, glamoroso, sexy. Una película supuestamente ideal para llenar todos los horarios de todos los cines de todos los días de las vacaciones de invierno: Cruise y Diaz, su star power, su poder de seducción. En 1989, una película así hubiera sido un exitazo. Pero hoy en día no hay nada que hacerle: el 3D es más caro pero, por ahora, no se puede comprar en DVD trucho.
EL ESPÍA QUE ME AMÓ Con motivo del estreno de INCEPTION, hace unos días la revista LoveFilm armó, por medio de una encuesta, una lista con las películas más confusas de todos los tiempos. DONNIE DARKO (2001), MEMENTO (2000), REVOLVER (2005), 2001: ODISEA DEL ESPACIO (1968) y LA NARANJA MECÁNICA (1971) son algunas de las seleccionadas. Pero encabezando la lista se encuentra la inentendible VANILLA SKY (2001), un equívoco remake del interesante film español ABRE LOS OJOS (1997). En aquella nueva versión, Tom Cruise compartía protagonismo con Cameron Díaz. Quien iba a pensar que, nueve años después, se volverían a juntar para un film completamente diferente. Bajo la dirección del ascendente realizador James Mangold (WALK THE LINE, 3:10 TO YUMA), dos de las superestrellas más importantes del Hollywood actual se reúnen para contar la historia de una mujer ordinaria llamada June y un ex-espía prófugo que se hace llamar Roy Miller, envueltos por accidente en una travesía alrededor del mundo para proteger una fuente de energía inagotable. Esta última es un claro McGuffin que, al mejor estilo de Alfred Hitchcok, sirve para mover a los personajes, ponerlos a prueba y enamorarlos entre persecuciones, tiroteos y humor. Si aun no se dieron cuenta, el estreno criticado hoy es ENCUENTRO EXPLOSIVO (KNIGHT AND DAY, 2010), un divertido film imperdible para los nostálgicos amantes del cine de acción de los 90. Para poder disfrutar esta película de principio a fin es necesario mentalizarse previamente. Ustedes, espectadores, no están por ver un thriller de espionaje, un drama con exquisitas actuaciones ni mucho menos un film que se toma en serio. ENCUENTRO EXPLOSIVO no pretende nada de eso y su único objetivo es entretener. Y qué creen, lo cumple. El problema es que lo hace siguiendo un parámetro al que los espectadores actuales ya no están acostumbrados. Esto provocó que el público se confunda y malinterprete la intención del director James Mangold, y acuse a KNIGHT AND DAY de ser un film estúpido, sin darse cuanta que tiene muchos de los elementos que hicieron grande a películas de acción como MENTIRAS VERDADERAS (TRUE LIES, 1994), llegando a la conclusión de que tal vez habría sido bien recibida si se hubiese estrenado varios años atrás. Es imposible negar que ENCUENTRO EXPLOSIVO es un film previsible que presenta muchas situaciones ya vistas y algunos altibajos en su guión, pero también cuesta trabajo no reconocer su autoconciencia fílmica y sus pequeños homenajes a varios clásicos exponentes del género. Puede ser que la reinvención de James Bond con CASINO ROYALE (2006) fue lo mejor que le pasó al cine de acción en mucho tiempo, y que su estilo crudo y realista le abrió las puertas a varios grandes films que nunca habríamos disfrutado si el estilo de la década pasada permaneciera. Pero la nostalgia no es un pecado y disfrutar de ENCUENTRO EXPLOSIVO tampoco lo es. Como resultado, esta reinterpretación modernizada del cine de acción de los 90 (muy original si se tiene en cuenta que está contada desde el punto de vista femenino del personaje de June) nos presenta algunos momentos acertados de humor, escenas de acción espectacularmente explosivas - aunque, de a momentos, abusan demasiado de los FX -, acrobacias, persecuciones y tiroteos llenas de adrenalina, y una buena química/tensión sexual entre los protagonistas. Cruise es hilarante y mantiene la credibilidad del film como el cliché del carismático galán e intocable héroe de acción que todo lo puede, con elementos de James “007” Bond, Ethan “Misión: Imposible” Hunt, John “Duro de Matar” McClane, Jason Bourne y Martin “Arma Mortal” Riggs. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de la bella Cameron Diaz. Su actuación es poco creíble y, aunque su personaje funciona y rinde dentro de la narración del film, este no le exige demasiado. Lo peor de todo es que, cuando sí lo hace, ella no logra cumplir con las expectativas y de a momentos llega a cansar. Pero no hay duda de que ambos están hechos el uno para el otro y los momentos en que comparten escenas, fuera de las persecuciones y tiroteos, son los mejores del film. Claro que ENCUENTRO EXPLOSIVO no es una película de actuaciones. Después de todo, Cruise y Cameron logran solo correctas interpretaciones y el resto de un talentoso elenco formado por Paul Dano, Peter Sarsgaard y Viola Davis (nominada al Oscar por LA DUDA) es erróneamente desaprovechado. La absurda variación de las escenas de adrenalina solo dada por la alteración del vehículo en viajan los personajes o esa herramienta elíptica que al principio funciona pero de la que después el director abusa, son otras de las fallas de KNIGHT AND DAY. Pero no hay que olvidar que Mangold deja claro desde el principio que solo buscaba entretener con acción sin sentido, caras lindas, actuaciones correctas, más comedia que romance y personajes simples con motivaciones planas para poder manejarlos sin problema y llevarlos por todo el mundo con tan solo una pila (¡!) como excusa... perdón, quise decir McGuffin. Mil disculpas, Sr. Hitchcock.
Cuando Roy conoció a June Película que mezcla el género de acción con comedia romántica y cuenta con las actuaciones de dos megaestrellas de Hollywood: Tom Cruise y Cameron Díaz quienes interpretan a Roy Miller y June Havens, respectivamente. June, es una fanática “tunneadora” de automóviles que está en camino a la boda de su hermana cuando ella accidentalmente choca con Roy, un hombre encantador y guapo y ella que ya ha pasado los 30 y sigue soltera no dejará pasar esta oportunidad. Después de varias veces chocando entre sí en el aeropuerto descubren que están en el mismo vuelo, el cual será muy “vertiginoso” ya que Roy es un sagaz agente del FBI, cuyas intenciones no son muy claras al principio, pero debe luchar contra toda una organización mafiosa que pretende llevarse un valioso objeto y resguardar a June del ataque de peligrosos contrabandistas, por lo que ella pasa a ser testigo del invento de algo llamado Céfiro, una fuente de energía perpetua Durante el curso de la historia, ambos viajan por todo el mundo (California, Austria, Jamaica, España, entre otros) para mantener el Céfiro lejos de los malos. Pero resulta que el FBI también busca a Roy y el Céfiro, ya que él parece operar por fuera de las leyes y la burocracia de los federales y no acata las órdenes de sus superiores Con el plus de la ya mencionada presencia de los protagonistas, mas un notorio esfuerzo en la parte de privilegiar la acción y los efectos especiales, sin dejar de lado los desastres, derrumbes, explosiones, etc. Y con una pequeña porción de comedia romántica, no empalagosa este film se convierte en una buena opción para ir a ver en pareja sin tener que pelearse por si vamos a ver las románticas generalmente elegidas por las mujeres o las de acción, elegidas por los hombres.
Una comedia olvidable, amigos. Después de varios proyectos dejados de lado, Tom Cruise apostó volver a la comedia de acción, esta vez de la mano de James Mangold; un director sin grandes títulos. Y Una pareja explosiva no es la excepción colocándose en el grupo de films medianamente entretenidos, llenos de chicos malos y sin demasiados logros a la hora de hacer reír, saltar de la butaca o lagrimear con las escenas románticas. June (Cameron Diaz) es una chica soltera, algo torpe e inocentona que conoce en un vuelo a Boston a Roy (Tom Cruise) aparentemente por casualidad. Entablarán diálogo y June quedará prendida de la atractiva personalidad de un hombre que finalmente la enredará en la aventura de su vida donde malos y buenos no están del todo definidos. Rodada por varias partes del mundo esta película más bien escapista y entretenida no será la maravilla del año pero al menos es efectiva para garantizar 109 minutos de peleas, tiros, corridas de autos y una trama de espionaje que involucra la venta de una batería de energía inagotable que medio planeta desea para distintos fines, algunos claro, no tan gratos. Quien espere más quedará sumido en un mar de decepción. Es que si hemos de nombrar hay muchas comedias de este tipo que dejan mejor sabor de boca. Las actuaciones de Diaz y Cruise, que ya coincidieran en Vanilla Sky, no sobresalen en particular pero hacen un trabajo correcto dentro de un guión verdaderamente flojo y lleno de clichés del género. Sin grandes diálogos y con una última media hora que la eleva un poco, Una pareja explosiva es una comedia de acción del montón más digna de un rentado en DVD que lo que puede valer su entrada al cine.
El agente secreto Roy Miller (Tom Cruise) comienza una complicada relación con una bella mujer, June (Cameron Diaz) en el aeropuerto donde abordan el mismo vuelo a Boston, donde le tienden una trampa a Roy, quien se revela al espectador como experimentado peleador aniquilando a una decena de agresores. El avión se precipita en aterrizaje de emergencia en un maizal con Roy y June como únicos sobrevivientes. A partir de ese momento June se encuentra involucrada en los conflictos de Roy en una persecución sin cuartel, por ejemplo, saltando por techos en Austria, recorriendo calles de Sevilla o entre la suelta de toros en la tradicional festividad de San Fermín en Pamplona, entre otras locaciones turísticamente atractivas. Entre escapes insólitos, identidades falsas, traiciones, persecuciones sin respiro y un archirepetido romance apropiado a las circunstancias, se va desgranando una trama simpática aunque lineal, con resoluciones basadas en la arbitrariedad narrativa donde los personajes van superando sin ton ni son los obstáculos ideados sin mayor esfuerzo imaginativo por el guionista “Encuentro explosivo” tiene buen ritmo, adecuada técnica y presenta una dupla actoral con mucha química, por lo que no sería extraño que vuelva a ser reunida en algún otro proyecto de comedia romántica, por ejemplo. Tom Cruise y Cameron Díaz, ya vista en “Vainilla Sky” (2001), cumplen con la expectativas que su presencia puede despertar en quienes buscan un pasatiempo sin relieve sobre la base de acción sostenida con ribetes de comedia, sostenida por personajes frescos animados con desenvoltura por quienes los encarnan, cuyo final es previsible al cumplirse los primeros cinco minutos de proyección.