Toda esta película se basa nada más que en batallas, es lo mismo que te quedaras en tu casa viendo un video juego en demo, porque mucho tema no hay. La estética que tiene y la forma en que está dirigida me dio la sensación que estaba viendo...
Esta es la remake del no - clásico Furia de Titanes de 1981. Aquel film fue el canto del cisne del animador Ray Harryhausen, el que intentó obtener un último (y modesto) éxito con el género de la fantasía que tan buenos réditos le había dado con El Viaje Fantástico de Sinbad o Jason y los Argonautas en su momento. Pero en los años 80 los efectos especiales y los gustos del público estaban cambiando; Harryhausen y sus dragones de plastilina animados cuadro por cuadro habían perecido frente a los gigantescos AT - AT de El Imperio Contraataca y la parafernalia de FX de la factoría de George Lucas. El animador más famoso del stop motion se había convertido en una pieza de museo, y Clash of the Titans era su despedida. Acá han hecho un grueso lifting a la historia, y no sólo en la parte de los efectos especiales. El problema con la nueva versión de Clash of the Titans es que no se siente como mitología griega trasladada a la pantalla sino como un relato de fantasía con elementos reciclados de segunda mano. Los humanos sienten que los dioses son tiránicos y entran en guerra con ellos (¿cómo los simples mortales pueden matar a un dios?); incluso llegan a sitiar al monte Olimpo, como si fueran las tierras de Mordor de El Señor de los Anillos. Hay personajes fantásticos de todo tipo y color - Djinns (seres sobrenaturales del desierto, y que son los antecesores conceptuales de los genios al estilo de Las Mil y Una Noches), cazadores furtivos que domestican escorpiones gigantes (como los hombres malvados de Ruhr) - que son totalmente ajenos a los mitos griegos y parecen más propios de una fantasía al estilo de Tolkien. Y todo ello suena como una mescolanza de ideas y estilos que no es totalmente compatible entre sí. Es que, en realidad, para apreciar Furia de Titanes 2010 como corresponde hay que apagar el switch mental de la memoria. Olvídese de lo que usted entiende sobre las leyendas griegas (o de lo que recuerda del filme de 1981); este mundo funciona muy diferente aunque usa nombres de personajes muy conocidos. Ya no es una pelea de celos entre dioses por el favoritismo de sus hijos naturales, sino una lucha épica entre humanos y deidades - y que posiblemente Hades esté manipulando desde las sombras para voltear a Zeus -; Calibos no es el hijo de un dios convertido en sátiro deforme, sino el antiguo rey de Argos, castigado por Zeus y seudo - padrastro de Perseus; el héroe no es el romántico empedernido que iba a salvar a la doncella de su terrible destino, sino un resentido de aquellos que quiere ir a patearle el trasero a sus parientes divinos y que, encima, se enamora de otra mujer que no es la princesa de Argos; ... y tan sólo con ese puñado de cambios la historia se termina por sentir diferente y no muy redonda. Hay algo que patina en la lógica de todo esto - Zeus apoya a su hijo con armas y ayudas, aún cuando Perseus quiera destruir a los dioses -, por lo que no termina de cerrar. Pero por el resto, es un filme competente. La acción está ok; los diálogos son buenos, y hay un tufillo de camaradería - onda La Comunidad del Anillo - entre los protagonistas que funciona bastante bien. Como el héroe de marras, Sam Worthington está simplemente correcto - lo mismo que pasaba con sus perfomances en Terminator Salvation y Avatar - y no hace nada memorable; y el único del cast que inyecta algo de energía a su papel es Mads Mikkelsen como el general que lo acompaña en la expedición. Gemma Arterton no deja de ser una pieza de utilería; y en el Olimpo todos caen bajo el síndrome Laurence Olivier del filme original, actuando en piloto automático y pasando a buscar inmediatamente su cheque. Furia de Titanes 2010 es un buen espectáculo. Es movido, es correcto, es ameno. Las escenas de acción del filme de 1981 siguen presentes aquí, mejor coreografiadas y más pulidas en lo técnico; pero los cambios conceptuales en la trama no cierran, porque son transplantes de otras historias de fantasía. Pero si uno no le presta atención a esos detalles, se encontrará con un show más que adecuado para pasar el rato.
El director francés de El transportador 1 y 2, Danny the Dog: Entrenado para matar y Hulk fue el elegido para "reciclar" otro film de los años '80 -Clash of the Titans (1981)- sobre la batalla entre dioses, semidioses, exóticas criaturas y humanos con todo el despliegue de efectos visuales que hoy puede regalar la industria de Hollywood (aunque inspirados en el trabajo original del gran Ray Harryhausen). Sam Worthington (el héroe de acción favorito del momento) está aquí menos convincente que en Avatar y Terminator: La salvación, Liam Neeson (como Zeus) y Ralph Fiennes (como el malvadísimo Hades) tienen sus "numeritos", mientras que Gemma Arterton y Alexa Davalos aportan su belleza y poco más. El guión es menos que discreto (para colmo, hay escenas muy similares a las que se vieron en la reciente Percy Jackson y el ladrón del rayo), así que sólo queda el "consuelo" de apreciar un par de set-pieces espectaculares. Eso es todo.
Hay caos en el Olimpo! Si al ver Furia de Titanes, el espectador siente que viajó en el tiempo y está en presencia de un producto como los que exhibía el ciclo Sábados de Super Acción, no está tan alejado de la verdad. Furia de Titanes, la remake del film de 1981, se estrena en 3D y y muestra que hay caos en el Olimpo: las luchas de poderes enfrentan a hombres, reyes y Dioses. Perseo, (Sam Worthington, el de AVATAR) es hijo de un Dios, pero fue criado por un pescador y no puede salvar a su familia de la venganza de Hades (Ralph Fiennes), el Dios del Inframundo. Sin nada más que perder, Perseo decide liderar una misión para derrotar a Hades antes de que éste le quite el poder a Zeus (Liam Nesson) y desencadene el infierno en la tierra. El realizador Louis Leterrier, un especialista en el género de acción, quien acredita las dos partes de El transportador y El Hombre Increíble, conoce los resortes del género a la perfección. Entrega un producto que combina aventura y fantasía sin dar respiro al espectador. Luchas cuerpo a cuerpo, una feroz batalla contra escorpiones gigantes y la famosa secuencia de la Medusa (al igual que en la versión original) están presentes en la historia. Por su parte, la liberación de El Kraken, una gigantesca criatura que amenaza a los habitantes de Argos, aparece sobre el final. En este tramo, los efectos visuales se perciben como plasticos y no envidencian la dimensión como los que desfilan a lo largo de todo el relato. Si bien la tecnología 3D no aporta nada a lo ya visto en este tipo de superproducciones, el ritmo vertiginoso con el que la cámara sigue las aventuras de Perseo, entre espadas y mares embravecidos, hacen de Furia de Titanes, una disfrutable excursión al pasado. Datos: en la versión de 1981, Laurence Oivier era Zeus; Ursula Andress hacía de Afrodita y Harry Hamlin encarnaba a Perseo.
Calma tu tormenta Las dos partes de El transportador (The Transporter, 2002), películas-montaña rusa de acción trepidante, eran cartas de presentación más que válidas para esperar que el francés Louis Leterrier, delfín de Luc Besson, hiciera de Furia de Titanes (Clash of the titans, 2010) una buena película de acción. Pero la expectativa aún espera que la sacien. Sam Worthington, ya desteñido del azul Na`vi, es ni más ni menos que Perseo, hijo de dioses que creció en la Tierra. Ya maduro (y torneado y bronceado, obvio), deberá defenderla de Hades (Ralph Fiennes), quien a su vez mantiene una pelea del más alto nivel: su enemigo es, ni más ni menos, que Zeus (Liam Neeson), padre del protagonista. Y allí parte nuestro héroe a un largo viaje que implicará enfrentamientos contra demonios y bestias. De escasos valoraciones cinematográficas posibles, Furia de Titanes permite al menos trazar un pequeño mapeo psicológico de la industria: Si Hollywood hiciera terapia, el primer síntoma a tratar debería ser la transpolación de las mitologías griegas a la pantalla grande. Como en Percy Jackson y el ladrón del rayo (Percy Jackson & the Olympians: The Lightning Thief, 2010), pero de forma más grave y menos lúdica, el eje gira en torno al hijo de Zeus como involuntario portador de una herencia divina. ¿A falta de héroes pos 11/9 es necesario retrotraernos hasta los tiempos iniciáticos del mundo para buscar algo de paz en nuestras paranoicas almas?¿Radica en la religión la esperanza de la concepción de un nuevo mundo? Preguntas sin respuestas, Leterrier y compañía invitan, aunque sea, a una pequeña reflexión. Pero no sólo la sicología debería hacer lo suyo. Concebida originalmente para la exhibición tradicional, el éxito de Avatar (2009) motorizó la adaptación de varios films al formato 3D, creando un nuevo grupo de films, los “3D light”. Quizá así se pueda entender a Furia de Titanes como el nuevo paradigma de película-evento: a toda la parafernalia visual y sonora, a esa peligrosidad ideológica endémica a los films con ínfulas cosmopolitas, ahora le adosan los anteojitos en el espectador.
Para que los dioses se enojen Sam Worthington cambia de color y luego de haber salvado a Pandora a bordo de un extraño espécimen alado, viaja hasta Argos para salvarlo a bordo de otro extraño espécimen alado, un pegaso para ser más exacto. Mantiene el actor el mismo corte de cabello, estilo marine. También su inexpresividad y falta de carisma que hace olvidable su rostro apenas finalizada la proyección. Debe en esta ocasión interpretar a Perseo, aprender a convivir con su condición de semi dios, como debió aprender en "Avatar" a vivir a través de su alter ego azulado, para salvar a Argos y la princesa Andrómeda de la furia de los dioses que ven como los humanos les ofenden. Remake de la película dirigida en 1981 por Desmond David y que contaba con las actuaciones de Sir Laurence Olivier, Maggie Smith y Burgess Meredith, entre otros, además de los efectos especiales del maestro del stop motion Ray Harryhausen. La versión 2010 ofrece la que tal vez sea la peor performance en años de Liam Neeson, como Zeus. El maquillaje no ayuda; pelucas y bigotes postizos que no califican ni para un filme paródico. Ralph Fiennes como Hades tampoco sale bien parado. Los efectos especiales son destacables en la escena de la batalla contra los escorpiones y especialmente en la aparición del Kraken, al final del filme. Por el contrario, la creación de Medusa es deficiente, y como señalamos anteriormente el rubro maquillaje da vergüenza ajena. Muchos elementos de la versión original fueron eliminados de esta, seguramente con el fin de focalizar la historia en la acción, sin importar demasiado presentar alguna profundidad argumental. Sí se ha cuidado el director en filtrar cierta iconografía relacionada al más rancio patriotismo yanki, y desvirtuar así el carácter universal del relato. Con todo, el filme no aburre y las escenas de acción son entretenidas y bien montadas. Atención: Esta película fue filmada de manera tradicional y no en 3D. Se presenta en ese formato luego de haber sido dimensionalizada (proceso de conversión informática), pero el resultado no es igual a si hubiera sido filmada en formato estereoscópico. Por tal motivo desaconsejamos verla en ¿3D?.
Mitología a lo Hollywood Acción, en la antigua lucha entre dioses y hombres. Mitología griega adaptada a las necesidades de Hollywood, remake del filme que Desmond Davis realizó en 1981 en base a criaturas creadas en stop motion -más actores como Harry Hamlin, Laurence Olivier y Ursula Andress-, Furia de titanes -ahora en versión de Louis Leterrier, director de Hulk- sigue siendo una buena elección para los amantes del cine basado en la épica de las leyendas clásicas y las deslumbrantes puestas en escena apoyadas en la tecnología digital. Salvedad: que no esperen mucho más que imágenes impactantes y mucha acción. Acción lineal: con personajes esbozados en pocos trazos, casi didácticos, y una intensidad dramática tenue. En un mundo antiguo, en guerra entre dioses y humanos, el filme se centra en alguien que es ambas cosas y por lo tanto ninguna: el semidiós Perseo (Sam Worthington, algo frío, a pesar de su manifiestodeseo de "humanizar" al personaje). El y un grupo guerrero emprenden una travesía para intentar salvar a Argos, ciudad que desafió la ira divina y corre el peligro de ser arrasada. La única opción sería el sacrificio de Andrómeda. Suele ocurrir: en el Olimpo, los dioses se unen por un interés común, aunque tienen sus internas. Algunos, como Zeus (Liam Neeson), necesitan de la devoción humana; otros, como su hermano Hades (Ralph Fiennes), dios del inframundo, dominan a través del miedo. Esta diferencia entre hermanos, como otras cuestiones filosóficas, son apenas ráfagas de referencia en un filme devorado por los avatares de la travesía de Perseo, hijo de Zeus, quien prefiere la efímera y débil condición humana a la fría y omnipotente inmortalidad de los dioses. Tras un inicio interesante -en su desarrollo visual y en su planteo "histórico"/fabulesco-, Furia... se transforma muy rápido en road movie guerrera. Lógico: el viaje redentor, heroico, es central en la mitología antigua. El problema es que, acá, se torna "monótono": en una sucesión de criaturas monstruosas que confrontan con Perseo y los pocos que se animan a seguirlo, a pesar de los malos vaticinios. El tratamiento del heroísmo queda implícito: la valentía es un concepto humano; ningún inmortal la necesita. Aunque imponente, la acción tiene -por momentos- resoluciones demasiado vertiginosas, que anteponen la espectacularidad al dramatismo e incluso al desarrollo claro. Con algunos otros (pocos) matices, la película hace un recorrido lineal y desemboca en lo que será el comienzo de la segunda parte de una saga. Furia ... llega en 2D (así la vio este crítico) y en 3D, hecho en la posproducción y que recibió algunas críticas, como la de haber aprovechado el fenómeno Avatar, película con la que "comparte" también a Worthington.
El videojuego de los mitos y los dioses Más que la remake oficial de un film de 1981 que sólo recuerdan con alguna precisión los fanáticos del cine épico, la nueva Furia de titanes es una travesía que convierte al espectador en piloto de uno de esos simuladores de vuelo que suelen funcionar como atracción en los grandes parques temáticos del Primer Mundo. De hecho, ése parece ser el destino más apropiado para esta versión, más allá de dos futuras secuelas casi aseguradas por el éxito de taquilla en la primera semana de exhibiciones casi simultáneas en los mercados más importantes del planeta. Podría buscarse la explicación de ese renovado interés en el eterno atractivo de los relatos mitológicos, con dioses resueltos a intervenir en los asuntos humanos y responder con la furia que se desprende del título a la osadía de los habitantes de Argos, resueltos a cuestionar la autoridad de Zeus y del resto de los moradores del Olimpo. El realizador Letelier parece desentenderse de esos asuntos y de las razones por las que el semidiós Perseo, hijo de Zeus, lleva adelante el viaje que rescatará a la ciudad maldita. En cambio, parece muy atento sólo al funcionamiento de los efectos visuales ?a los que se agregaron, sin demasiada utilidad, las escenas en tres dimensiones? y a darles a sus cámaras digitales giros y movimientos propios de videojuegos para anudar con bastante brío y dinamismo los sucesivos riesgos a los que se enfrenta el héroe, de la temible Medusa al colosal Kraken. De lo que nadie se preocupa es de darles espesor dramático a personajes que van de la inexpresividad de Sam Worthington (cuyo Perseo, más que un semidiós, es un marine enviado a través de la máquina del tiempo desde Avatar hasta la Antigua Grecia) a las casi autoparódicas apariciones de Ralph Fiennes y Liam Neeson, a partir de cuyas barbas postizas más de uno podría preguntarse si es posible tomar todo lo que se cuenta en serio.
Desde hace un tiempo, las películas de aventuras tienen la B- asegurada para mi en el arranque, y me tienen que convencer de subirle la nota con el relato y lo que veo en pantalla Soy como esas novias despechadas que dicen que ya no creen en el amor… y que todos los hombres son iguales... Y no creo que sea de pretencioso, pero sin lugar a dudas le perdí el entusiasmo al género, que solamente gira en hacer alguna que otra escena sorprendente, en el carisma de su protagonista y en lo buena que esté la heroína. Y para mi Furia de titanes, La momia o Piratas del Caribe, son lo mismo… por lo que si sos fanático del género, no sigas leyendo esta crítica porque no te va a aportar nada. En líneas generales esta película puede ser comparada también con la próxima a estrenarse, El príncipe de Persia, la cual tiene como ventaja tener a Jerry Bruckheimer como productor, quien sabe cómo ponerle sal a la historia. Furia de titanes tiene eso como faltante. Los intervalos entre dos o tres escenas bien logradas, son largos y sin mucho sentido. Tiene momentos de humor, que cuesta asimilarlos en el contexto general de la historia, y cuando terminan de encajar, termina la película. Y un claro ejemplo de la sal que le falta, es que podemos ver a Gemma Artenton, que cuando estuvo en la de Bond rompía la pantalla con su belleza, y acá parece Penélope Cruz en Todo sobre mi madre… y cuando la veas en Persia vas a entender lo que digo de que le falta sal o que alguien le ponga onda a la película en general, porque cuesta creer que sea la misma actriz. Y yo creo que es un grave error el casting realizado. O sea… ¿Para que quiero ver a Voldemort fuera de contexto? ¿Y Jake Sully nuevamente montando algo que nadie pudo montar? Esta remake termina siendo una computadora vieja, con un cambio de gabinete, pero adentro es una película vieja. Y en cuanto al 3D… yo como ferviente defensor de los avances tecnológicos, por sobre la pavadita de “te tiro algo a la cabeza para que te des cuenta del 3D”… hago un llamado a Hollywood, para que se replantee seriamente repetir algo así… lo bueno de verla supuestamente en 3D, es que la película gana en la digitalización y en dos o tres escenas se nota algo… pero no mucho más. Deberían prohibir a alguien que nunca vió 3D, entrar a esta sala, porque va a pensar que todo es así, y nunca más va a querer ver una en 3D en serio. Furia de titanes será disfrutada por los amantes de la aventura, pero que entren tranquilos a la sala y sin muchas expectativas Por mi parte, el cartel de “una más”, le encaja perfecto, y reitero, a mi el género ya me cansó, y necesito que alguien lo re invente como en su momento hicieron los musicales, porque si no así, costará cada vez mas convencer a los espectadores de ir a una sala de cine. La B - que menciono al arranque de la crítica, se clavó ahí, y no da ni para modificarla
Es interesante porque cada vez que se estrena una película como esta aparecen de repente todos los eruditos en mitología griega y guión cinematográfico. No deja de ser gracioso que los críticos que le pegaron a esta película en Estados Unidos son los mismos que elogiaron la última historia que escribió James Cameron, cuyo argumento no era precisamente una genialidad. Furia de Titanes no es para nada mala como decían y creo que es una buena propuesta pochoclera. Básicamente refritaron para nuevas generaciones de espectadores un clásico de fantasía de 1981 que se destacó principalmente por el trabajo del reparto (donde figuraban grossos como Lawrence Olivier, Maggie Smith y Burgess Meredith) y los fabulosos efectos especiales de Ray Harryhousen, un maestro del cine recordado por su labor en los viejos filmes de Simbad, el marino y Jason y los Argonautas. Aquella película tampoco fue una clase de mitología griega y brindó un entretenido escapismo pochoclero en su momento. La nueva versión narra una adaptación bastante libre del mito de Perseo que reúne muchos elementos del film original pero se aleja más de la historia griega. Por ejemplo, acá Andrómeda quedó relegada a un insólito rol superficial y secundario y las motivaciones del protagonista para cumplir su misión son distintas al igual que el interés amoroso. Si Warner hubiera querido hacer una película más profunda le hubiera delegado la dirección a Christopher Nolan o Ken Loach (eso hubiera sido loco). El director en cambio fue Louis Leterrier (Danny, the dog), un muchacho francés, discípulo de Luc Besson, que viene del palo de la acción y la tiene clarísima en ese campo. Acá lo vuelve a demostrar. El tipo cumplió con su trabajo y ofrece una película de aventuras plagada de acción que es la clave de todo esto. Hacia la mitad el film flaquea un poco en los pocos momentos donde Sam Worthington no anda matando criaturas y enemigos de todo tipo, pero en general es muy llevadera. El protagonista interpreta en este caso lo que ya se está perfilando como un “clásico personaje Worthington” donde tenemos a un héroe rebelde con voz rasposa que le patea el culo a los malos y por lo general al final suele quedarse con la chica. Es importante destacar que junto con Furia de Titanes va para atrás en materia de 3D. Warner cometió el error de filmarla en 2D y después convertirla en tres dimensiones a raíz de la fuerza que cobraron los anteojitos en la industria. No funciona!! El 3D presentado de esa manera no aporta absolutamente nada en tu experiencia como espectador, salvo que vas a pagar más caro la entrada. El propio director Laterrier pidió disculpas la semana pasada en los medios por el pedorro 3D y explicó que en la actualidad la conversión de 2D a tres dimensiones no pudo ser mejorada todavía como quisieran en Hollywood y la máxima calidad llega hasta lo que hicieron en Furia de Titanes. Es una lástima porque esta era una película ideal para el 3D y si Warner hubiera desarrollado la producción por esa vía de entrada habría sido un golazo. Hay secuencias de acción realmente espectaculares como las batallas con los escorpiones gigantes o la aparición del Kraken que hubieran resultado mucho más impactantes. El film no es una joya cinematográfica pero está bien hecho y brinda una buena fantasía de acción que se disfruta mucho más en los cines normales. Comparado con el fiasco de Percy Jackson, que trabajó con varios de estos personajes y la lamentable Troya, cuyas secuencias de acción parecían creadas por los coreógrafos de Mamma Mia, Furia de Titanes es un alivio. Buen laburo de Leterrier.
Sobre la erosión del Olimpo Todos aquellos que conozcan la carrera del legendario Ray Harryhausen sabrán que Furia de titanes (Clash of the Titans, 1981) fue su última película como diseñador de efectos especiales. Imitado en innumerables ocasiones a partir de su obra maestra Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts, 1963), el norteamericano es un referente fundamental para comprender hasta dónde puede llegar el cine en términos visuales: sus aportes al campo técnico abarcan un puñado de títulos por década y están sustentados en una bellísima animación en stop motion y una rigurosidad de marcado corte artesanal. La presente remake de Louis Leterrier debe ser leída desde dos perspectivas casi opuestas. Por un lado queda claro que un Hollywood carente de ideas pretendía una suerte de “actualización formal” de aquel broche de oro, volcando la balanza hacia la acción más pochoclera. Pero tampoco podemos dejar de señalar que la estructura narrativa continúa siendo la misma y que el director solicitó inútilmente la colaboración de Harryhausen, por lo que el film a pesar de su levedad e inconsistencia también funciona como un homenaje cariñoso al que quizás sea el mayor especialista en FX de la historia del séptimo arte. Esto es así al punto de que regresan motivos centrales como los escorpiones gigantes, los caballos alados, Medusa y el monstruo Kraken. La ensalada de mitos está a la orden del día: Perseo (Sam Worthington), hijo bastardo del todopoderoso Zeus (Liam Neeson), ve morir a su familia humana en manos de Hades (Ralph Fiennes), hermano resentido de éste último. Mientras que los habitantes de Argos se rebelan contra los dioses, el joven encuentra la excusa para su anhelada venganza: Hades, amparado por Zeus, promete liberar al Kraken para destruir la ciudad si antes no sacrifican a la princesa Andrómeda (Alexa Davalos). En esta oportunidad el relato deja de lado la vertiente romántica y vuelca sus energías en el viaje de Perseo en pos de hallar un modo de matar al engendro devastador (aquí el eje de la trama es la represalia y no el amor). La única novedad pasa por la introducción del personaje de Io (Gemma Arterton), el “ángel guardián” del atribulado protagonista. Si bien los CGI resultan despampanantes y la fotografía de Peter Menzies Jr. es muy atractiva, en conjunto faltan secuencias de acción que oculten la ineptitud de un guión paupérrimo; plagado de situaciones trilladas, diálogos estériles y personajes varios sin desarrollo alguno. Viniendo de Leterrier llama la atención que la propuesta no llegue a mejor puerto: aunque El transportador (The Transporter, 2002) y El transportador 2 (Transporter 2, 2005) apenas si obtenían el visto bueno, Danny the Dog (2005) y Hulk: el hombre increíble (The Incredible Hulk, 2008) en cambio fueron productos entretenidos y con una interesante base conceptual, valorables dentro de un panorama mainstream de escasos recursos estilísticos. En tanto proyecto “clase B” con millones de dólares encima, el film conserva algo del encanto del original; sin embargo este Olimpo muestra signos irrevocables de erosión…
"Furia de titanes" es la remake de la película que llevó el mismo nombre pero que se estrenó en 1981. Si bien en ese entonces, su director no contaba con la tecnología de hoy en día, los efectos fueron muy buenos. Pero en el 2010, Louis Leterrier, decidió realizarla en versión 3D, lo cual es bastante común en estos días, ya el 3D está en su momento de esplendor. La historia de la película tiene mucho que ver con la mitología griega, y seguramente eso le sume varios puntos a favor, porque es un tema que si bien fue usadísimo, es muy interensante, y tiene varios adeptos que irán a verla. Básicamente, lo que sucede es que se desata una lucha entre los dioses (Zeus, Hades, etc...) y los humanos, y como si fuera poco, en medio de esta guerra, aparecen los semi-dioses, que tendrán decidir de qué lado van a estar. En cuanto a los efectos, por momentos tuve la sensación de estar viendo una película en 2D, creo que podrían haber sido bastante mejores, y que en las escenas de acción se notara que teníamos puestos los famosos "anteojos" y que así podíamos ver cosas que salían "volando" de la pantalla. Pero lamentablemente, esto no sucedió. Los actores en general son caras súper conocidas como Sam Worthington, Liam Neeson, y Ralph Fiennes, quienes realizan un muy buen trabajo, en especial Sam Worthington, a quien estoy viendo últimamente en varias películas. "Furia de Titanes" es un película, muy llevadera, y que seguramente va a entretener a toda la familia :)
Otro manotazo a la frondosa cultura helénica A veces una distracción puede ser fatal. Alcanza con ponerse a pensar en cualquier cosa un ratito, para que un segundo después todos los puentes con la realidad estén en llamas. Por eso no conviene entrar en babia a ver Furia de titanes, porque tras el anuncio de James Cameron, el desatento puede terminar pensando que lo que acaba de entrar a ver al cine es la secuela de Avatar. No es que en esta película los personajes sean azules y midan tres metros, pero entre la música pomposa e intencionada, la profusión de bichos, el 3D y Jake Sully –perdón, Sam Worthington– no sería extraño que alguien creyera que los paisajes desiertos de Furia de titanes corresponden al estado del planeta Pandora después de la conquista, de la tala de árboles sagrados y el posterior calentamiento global. Está bien: tal vez sea exagerado. Lo cierto es que la reiteración de algunos caracteres –el apego a estructuras de probado éxito; el abuso de la remake y otros soportes de universos u obras preexistentes; la vocación (o pretensión) de saga épica; las similitudes evidentes en bandas de sonido, diseño de arte, coreografías de acción, etcétera– permite suponer la existencia de una categoría a la que podría llamarse Nuevo Cine de Aventuras. Una variedad que quizá conjuró su forma actual a partir de El Señor de los Anillos de Peter Jackson (aunque podría mencionarse una lista de precursores) y que diez años después, habiendo tenido su más acabada joya en lo último de Cameron, ya se está poniendo vieja. Furia de titanes, versión muy libre del conocido mito griego de Perseo, encaja justo en esa descripción. Abandonado al nacer por Acrisio, rey de Argos, quien atemorizado por el vaticinio de un oráculo lo arrojó al mar junto a su madre, Perseo es hallado y criado por una pareja de pescadores que, como él, ignora su origen divino. Sin embargo, su destino es de héroe y pronto se verá envuelto en una disputa entre dioses y hombres, en la que deberá tomar parte. Lo que sigue es un catálogo de escenas de acción y una colección de criaturas míticas, que van de los esperables Pegaso y Caronte al injertado Kraken, bestia importada del imaginario nórdico, utilizadas como hilo conductor del mito del joven semidiós que se aventura en busca de la mortal cabeza de Medusa. Digna representante de ese Nuevo (Viejo) Cine de Aventuras, Furia de titanes es la revisión de un film homónimo de 1981, protagonizado por un grupo de grandes actores ingleses que incluía a Laurence Olivier y Burguess Meredith. Ya aquel original se valía del prestigio previo de la mitología y, por cierto, tenía el encanto (o el defecto, según se mire) de parecer una película de clase B filmada dos décadas antes, tan toscos eran sus efectos especiales: en esta nueva versión se permiten alguna broma al respecto. En ese sentido, como es lógico, el resultado aquí es muy distinto, ya que su factura demandó lo último en tecnología. Tampoco se escatimaron recursos para armar el elenco: la película vuelve a juntar a los protagonistas de La lista de Schindler, Liam Neeson y Ralph Fiennes, dos de los actores más versátiles de la actualidad, en los papeles de Zeus y Hades. Y a ellos se suma la ubicua omnipresencia de Worthington, quien viene de una seguidilla impresionante, con Avatar y Terminator, la salvación como estandartes. El es el hombrecito en medio de los efectos especiales, como dijo alguna vez Jeff Goldblum de sí mismo durante los ’90. Furia de titanes cumple como entretenimiento, aunque sufre de ese vicio industrial de simplificar los originales para hacerlos encajar en su redituable molde de lo predigerido. Soberana pretensión, si se atiende a que en este caso el original es nada menos que la frondosa mitología helénica, que hasta ahora se ha bastado por sí sola para cautivar, generación tras generación, a toda la humanidad.
¡Por Zeus! ¡Qué aburrimiento! En la película, el semidios Perseo debe luchar contra hombres, dioses, monstruos y guionistas A priori, Furia de titanes podría entenderse como una película que sólo tiene por objeto entretener. Bueno, no lo hace muy bien. A esta altura, no importa si no respeta la película de 1981 que pretende versionar ni si es fiel al mito griego de Perseo, pero sí que durante casi dos horas el filme cae en momentos soporíferos, pretenciosos, escenas de cierto romanticismo barato, como si el Dios del Aburrimiento se hubiese colado en el Olimpo. Más allá de la sutileza de que el monstruoso Kraken y el semidiós Perseo pertenecen a distintas mitologías (si en Gladiador entregaban panfletos cuando no había nacido ni el tatarabuelo de Johannes Gutenberg, ¿por qué acá no se podría cambiar la historia?), la película de acción y reacción deja demasiados flancos libres: eso, incluso en una batalla mitológica, es un suicidio. El 3D tampoco ayuda. Las escenas más vertiginosas de acción se diluyen en ese juego de profundidades que permite la nueva tecnología, y el espectador termina perdiéndose detalles en lugar de sumar realismo al asunto. Volvamos. La historia es simple: a Perseo lo abandonan en alta mar siendo un bebé, hijo bastardo de Zeus, quien quiso castigar al rey Acrisio embarazando a su esposa (en la mitología, Danae era en realidad su hija). Lo crían unos pescadores, que finalmente sucumben ante Hades, dios desterrado al Inframundo, enceguecido por la rebelión de los humanos. Así nace su deseo de venganza contra los Dioses, que va en sintonía con la decisión de la humanidad que quiere rebelarse y convertir a la tierra en centro de su universo. Perseo se pone al frente, sin red de pescador pero con espada y escudo, de una aventura sin respiro. En el desierto, contra escorpiones gigantescos, contra la Medusa que te mira y te convierte en piedra, contra el Kraken que quiere destruir toda la ciudad de Argos, contra Hades, contra las brujas de un solo ojo. Perseo se la juega por los humanos, se enamora de la semidiosa Io (la chica, por cierto, una diosa), se planta en medio de una guerra entre el bien y el mal, entre cielo, tierra e infierno, por venganza. El filme no se sostiene desde el argumento, más allá de que intenta suplir esa inconsistencia con escenas de acción, por momentos tediosas (los escorpiones gigantes no paran de aparecer), con algunas pinceladas de humor intrascendente, con personajes que parecen malas copias de la fauna de cualquier Harry Potter. De todos modos, parece una película destinada a un público de preadolescentes poco exigentes, que quizás podrían disfrutarla.
Furia de Titanes está basada en un clásico del cine de aventuras que fue rodado a principios de los años 80. Realmente vi en varios lados una crítica bastante cruel contra esta película, que si bien no es brillante ni va a cambiar el rumbo del cine, es una buena propuesta de acción para acompañarla con un buen balde de pochoclos. La trama esta buena y, aunque es un poco predecible, es muy llevadera y solo se hace un poco pesada cerca de la primer hora de duración. El francés Louis Leterrier hizo un buen laburo en las secuencias de acción mezclando a los "monstruos" y los hombres en cruentas batallas, aunque en algunas escenas se hacen un poco confusas. Hasta ahora la crítica viene bien, pero ahora van a comenzar un par de palos en contra de esta super producción. Furia de Titanes fue hecha originalmente para el formato convencional y luego se pasó a 3D. Esa nueva tecnología esta totalmente desaprovechada y solo en algunos momentos se justificó el traspaso a la digitalización en esta película. A quien no haya visto una película en 3 Dimensiones de estas caracteristicas, yo le recomiendo que esta cinta no sea su debut porque seguramente saldrá muy decepcionado. Otro elemento desaprovechado son algunos grandes actores que aparecen poco tiempo. Liam Neeson debe tener solo 5 escenas de escasa duración y su caracterización de Zeus podría haber tenido más lugar. Ralph Fiennes tiene más apariciones, pero al igual que Neeson, está bastante poco en pantalla. Yo critico esto porque me hubiera gustado un aprovechamiento mayor de estos intérpretes, pero seguramente fue la intención de Leterrier de darles menos lugar para que se luciera Sam "Jake Sully" Worthington y también para dejar abierta la puerta de una futura secuela y allí poder desarrollar mucho más a estos dioses. En el papel de Perseus, es cierto que Worthington se desenvuelve con total soltura, pero también es cierto que su personaje no difiere demasiado al que realizó en Terminator: La Salvación o Avatar. Por último quiero mencionar que la hermosa Gemma Arterton también esta bastante bien como Io. Furia de Titanes es una buena propuesta pochoclera que entretiene y es una opción para los amantes de este tipo de películas, pero no cometan el error de ir a verla en 3D porque realmente no lo justifica.
En el cine de aventuras/acción pareciera que ya no es tan importante presentar una historia interesante acompañada de buenas secuencias de acción, sino más preocuparse por diseñar las escenas de acción primero y luego ver en que contexto se pueden presentar para que enganchen al público pochoclero que las disfruta. Esta es una remake de un film de 1981 con el mismo nombre, del cual no se respeta tanto la historia original pero sí la época y escenario como una buena excusa para plantear la acción. Mezclando mitología griega y un alto grado de fantasía, se presenta a Perseo quien, junto a un grupo de guerreros, recorre un largo camino buscando derrotar a Hades. El director Louis Leterrier, quien dirigió otros trabajos de acción como "The Transporter" y la última "The Incredible Hulk", dedica poco al desarrollo de los personajes y prefiere enfocarse en la acción, haciendo que los momentos en donde no la hay se conviertan en baches eternos. El uso de la tecnología actual en materia de efectos debería ser el principal logro en comparación a los antiguos efectos utilizados en la original pero, si bien hay secuencias bien logradas, en general las escenas de peleas son artificiales y poco creíbles. El otro problema tecnológico es la utilización del 3D en el film. Tras el éxito impresionante de "Avatar", los productores decidieron convertirla de 2D a 3D a solo 4 semanas de su estreno, pensando que el nuevo fenómeno 3D ayudaría en la venta de tickets. A diferencia de "Avatar", en donde Cameron pensó el film en 3D mientras lo filmaba, aquí la conversión fue muy criticada y considerada como la peor muestra de esta nueva tecnología. Sam Worthington continúa en camino a convertirse en el nuevo héroe de acción, luego de sus trabajos en "Terminator Salvation" y "Avatar", interpretando a Perseo. Mads Mikkelsen ("Quantum of Solace") forma parte del grupo de guerreros bronceados que lo sigue. En papeles secundarios hay dos actores reconocidos como Liam Neeson (Zeus) y Ralph Fiennes (Hades). Quizás no soy el más indicado para comentar una película de aventuras ya que no suelo disfrutarlas, pero creo que ésta es solo para fanáticos del genero.
¡Libéranos, Kraken! Esta película debería haber sido una comedia. David Zucker en sus mejores épocas, y con un presupuesto mejor aprovechado, seguramente hubiese hecho algo más memorable que esta basura. Los pocos momentos cómicos de Furia de titanes, no logran esbozar apenas la mínima sonrisa: para cuando vienen los esporádicos chistes, uno quisiera que Zeus se canse y large al Kraken y se acabe la película. Para peor (y esto no es spoiler de nada: dos poster y el trailer bastan para figurar todo lo importante que va a acontecer en el film) cuando el dios del Olimpo finalmente decide largar a la bestia, imploramos que los proximos en ser liberados seamos nosotros, pero de la sala del cine. No me interesa reprocharle a la película cuan fidedigna es o no con la mitología griega (después del advenimiento de los minotauros, hidras, y demases, a la cultura popular juvenil con los videojuegos, todos son "expertos") sino lo pesada que se vuelve en sus dos horas de duración. Lo que voy a buscar cuando una película se titula Clash of the titans, es una carnicería, un choque furioso y tremebundo entre humanos y monstruos míticos. Algo memorable. Uno de esos trash-films que uno puede ver y volver a ver. En cambio, me tengo que conformar con un montaje rápido que trata de darnos a entender que las criaturas computarizadas y los humanos sobre pantallas verdes se están matando. O algo así. Louis Leterrier es un director francés for export. Sus obras más conocidas son la segunda parte de El transportador y El increíble Hulk. Ahora más que nunca se suma a la lógica de: que-no-se-entienda-nada-pero-que-parezaca-acción. Si bien la película de Ray Harryhausen, que inspiró esta remake, no es muy buena (para quien escribe, apenas podría decir que es buena), los muñequitos de plastilina en stop-motion (aplastados en su momento por los AT-AT de El imperio contraataca) generan cierta empatía hoy en día. Nada que ver con cualquiera de las decisiones estéticas de Leterrier: desde las manifestaciones divinas (CGI, carentes de todo lo que hacía "clásico" al cine de Harryhausen), pasando por cualquier set-piece o pieza de vestuario (uno nunca tiene la sensación de ver un grupo de soldados de Argos, sino a un grupo de extras barbudos), hasta la armadura de Zeus, una vomitiba bola de boliche que más bien parece un viejo televisor Magnatech mal sintonizado. Supongamos que alguien lee esta review y quiere saber de qué trata Furia de titanes, y supongamos que este crítico no quiere hablar de lo vergonzo del guión, de cómo se resuelven los problemas (y cómo se generan). Entonces, uno tendría que hablar de algo así: Sam Worthington el avatar/marine, humano/máquina de Avatar y Terminator: La salvación es ahora un humano/semidios. No se dejen engañar: a pesar de la cara de bronca que simula tener todo el tiempo, Worthington es un tipo carismático. De madera (y acá va más valoración para Avatar) pero un héroe de acción. Como sea, Perseo quiere vengar a sus padres, muertos por la intervención divina (de Hades, el dios del inframundo) y además, puede probarse y salvar a la ciudad de Argos del caos total cuando Zeus libere al Kraken. El elenco lo completan Oskar Schindler y Amon Goeth como Zeus y Hades (o Liam Neeson y Ralph Fiennes), Gemma Arterton (la chica de los 5 segundos de fama en Quantum of solace) y Mads Mikkelsen como el desconfiado Draco. Estos son parte del grupo que lo acompañará en la travesía. Están además los extras que sirven para morir, y dos cazadores que tratan de ser el alivio cómico (que Leterrier maneja sin pulso, algo que sabía hacer Sommers en las dos primeras partes de La momia). El viaje los encontrará con criaturas computarizadas, escorpiones gigantes, seres sin carisma, brujas que practican la futurología (y deben ser parientes del hombre pálido de El laberinto del fauno) y algún rey deforme. Nada más. Si uno espera minotauros, centauros, titanes colosales y acción, mejor que alquile Hércules, la película animada de Disney. Si hay algo por lo que Furia de titanes será recordada es por su utilización del 3D. Cuando todavía a James Cameron le cuesta convencernos de que el 3D no es el resurgimiento de una simple atracción de feria con el único fin de acrecentar ganancias, Furia... se encarga de confirmar todos los males de este sistema. Realizada en 2D, convertida en postproducción a 3D, la imágenes horrendas que vemos en pantalla parecen sufrir parte del mestizaje de su protagonista. Por un lado, hay claros efectos (al principio y al final) como para justificar la conversión al 3D. Por el otro, todo el film es tan chato, carente de profundidad y de imaginación, que uno se pregunta por qué nadie en la postproducción pensó primero, en tratar de pasarla a 1D.
Un clásico griego a la hollywoodense En una semana de estrenos no tan atractivos en la ciudad de Córdoba, elegí como mal menor a “Furia de Titanes”, la remake de Louis Leterrier de la película de Desmond Davis de 1981. No tengo nada en contra del género de acción ni del épico, pero el haber sufrido tantos ejemplos vacíos e inverosímiles, que sólo ofrecían alguna que otra pelea, con algún que otro efecto y alguna que otra pirueta gimnástica, y que para colmo se extendían por más de 2 interminables horas, me había dejado su marca. Claro está que, cuando la acción se presenta con una historia que le da sentido, y más aún, que le da valor, estos filmes son otro cantar. Pero, como dije, ya me había quemado con leche. Y Furia de Titanes se parecía demasiado a una vaca. Quizás estas bajas expectativas con las que había asistido sean la explicación de mi sentir al salir del cine. Ante todo hay que decir que no se trata de un guión espectacular, pero tampoco se puede negar que respeta la estructura clásica hollywoodense, que no cae en grandes baches y que la tensión dramática se sostiene. Dicho de otro modo, es una historia pensada para no correr riesgos y entretener: se basa en el mito griego de Perseo, aunque sin respetarlo demasiado, eliminando escenas y personajes destacados (el caso de Atenea) e incluyendo otros en roles protagónicos (por ejemplo, la bella Io). La trama se plantea claramente desde el inicio, y a partir de allí, cada enfrentamiento solo da paso a los preparativos para el siguiente. Sobre los motivos que dan entidad a la acción, en esta película, al menos, son reconocibles. Aprovechando la compleja urdimbre de conflictos entre los dioses griegos y los hombres (o inventándolos en caso que no existiesen), bastan un par de minutos para trazar un mapa de situación donde abundan las traiciones y los odios, y donde prácticamente todos tienen razones para enfrentarse. En este contexto, Perseo (Sam Worthington, el protagonista de Avatar), un semi-dios, hijo de Zeus pero criado por humanos, desea vengarse del asesino de su familia, el dios del inframundo llamado Hades (Ralph Fiennes, protagonista de El Paciente Inglés), quien a su vez, intenta tomar revancha de su hermano Zeus (Liam Neeson, protagonista de La lista de Schindler) y sumir en el terror a la humanidad. Es así que Perseo, que guarda importantes rencores hacia los dioses, encara esta épica aventura intentando usar solamente su mitad humana, convirtiendo la cuestión en una partida entre dioses y hombres. Un verdadero clásico. Tal planteo puede ser muy interesante, si se lo desarrolla de forma sutil. En cuanto a esto, creo que, lamentablemente, el filme se queda corto, abordando la cuestión apenas lo indispensable y perdiendo la oportunidad de sacarle el jugo a uno de sus puntos más fuertes. No obstante, esto no debería sorprender a nadie. Desde el poster y el tráiler, hasta el no menos explícito título (que tranquilamente podría corresponder a una peli de lucha libre, o de uno de Rocky), es notorio que Furia de Titanes trata de conquistar al espectador a partir del vértigo y la acción, de los ostentosos efectos y las encarnizadas luchas. Ofenderse porque no hubo diálogos metafísicos o de esas profundas metáforas que emocionan, es evidente muestra de haberse equivocado de sala. La propuesta estaba muy clara de antemano. Por esto, creo que tampoco es acertado defenestrar a los actores porque no lograron aquí sus más emocionantes interpretaciones. El elenco contaba con grandes nombres, que brillaron en otros filmes y en otros géneros (no me refiero, claro está, a Sam Worthington, sino a Fiennes y a Neeson). Su desempeño no es más que el resultado de una historia donde prima la acción y se resume todo lo demás. Sin embargo, hay lugar para algunos diálogos rescatables, momentos en que se huye del lugar común y se evitan resoluciones esperables (no doy ejemplos para no quemarlos). Aunque, en el vértigo del relato todo es pasajero, y luego se cae en recursos tan gastados como la representación descaradamente teatral del monte Olimpo, hogar de Zeus y todos los dioses. En cuanto a lo visual, tanto la fotografía como los efectos especiales denotan gran trabajo, alcanzando momentos disfrutables, imágenes donde la realidad triunfa sobre el efecto computarizado. Tanto los pequeños y grandes monstruos están bien logrados en general, y la cámara los muestra lo justo y necesario, mediante ágiles movimientos y un montaje veloz. Entre los puntos altos, por su belleza y definición hay que mencionar a Pegaso, el caballo alado, y entre los bajos, al Kraken, un monstruo de la mitología escandinava “adaptado” a la griega (cosas de la globalización supongo), que parece pariente de Godzilla, si se lo mira con detenimiento. En resumidas cuentas, la película dura menos de 2 horas, y por su ritmo sostenido hizo que se me pasen muy rápido. Es más, al salir del cine volví con muchas ganas de leer mitología griega. No es poco logro para un filme que aparentemente solo desea divertir. Puede que sea verdad, tal como otras pelis de acción, Furia de Titanes no debe ser más que una vaca. Pero la vi y, esta vez, les aseguro que no lloré.
Hollywood busca desesperadamente fórmulas que le permitan seguir facturando sin correr riesgos. A lo largo lo probó todo, desde apostar a los creadores que persiguen la originalidad hasta rehacer películas que, a pesar de no haber sido éxitos de taquilla, con un buen elenco y efectos con figuras convocantes puedan atraer a los espectadores. Ahora le tocó el turno al 3D. A partir del suceso de “Avatar”, de James Cameron, que se erigió como la película más taquillera de la historia del cine, la mira de los grandes estudios está puesta los relatos en tres dimensiones. “Furia de titanes” sigue esa línea, al tiempo que rescata una historia clásica de la mitología griega y la convierte en una aventura de acción. Para hacerlo apuesta a un experto en el género, el director francés Louis Leterrier, responsable de la saga del “Transportador” y de la segunda versión, mejorada y aumentada, de “El increíble Hulk”. Su talento para hacer que las aventuras de Perseo, el hijo de Zeus que se resiste a vivir en el Olimpo, tengan el ritmo, la violencia y la emoción de las persecusiones automovilísitcas que lo catapultaron a la fama queda claro cada vez que le héroe se enfrenta a un nuevo desafío, ya sea enfrentar el ataque de alacranes gigantes como engañar a la mirada asesina de Medusa. Leterrier sabe cómo imprimirle el vértigo de los tiempos modernos a una historia archiconocida y por lo tanto carente de sorpresa como la que cuenta “Furia de titanes”. De hecho, se trata de la remake del clásico rodado en 1981 por Desmond Davis, una película que asombró al mundo por la calida de la animación cuadro por cuadro de los monstruos mitológicos, un trabajo del pionero Ray Harryhausen. Perseo es encarnado por Sam Worthington, un actor musculoso y mirada tierna que saltó a la fama al encarnar al robot con corazón humano de “Terminator Salvation” y que se consagró al encarnar al marine inválido que desembarca en Pandora en la piel de un Na’vi en “Avatar”. Con su correcta aunque inexpresiva actuación en “Furia de titanes”, Worthington se perfila como el sucesor de Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. A pesar de sus pergaminos, sus compañeros de elenco, Liam Neeson, como Zeus, y Ralph Fiennes, como Hades, apenas si, envueltos en la pirotécnica de efectos visales, logran imponer sus voces, siempre vigorosas, siempre dramáticas, pero nada más. El mayor atractivo de la pelicula es la aventura que, matizada con algunos logrados toques de humor, resulta atrapante, sobre todo cuando los hombres, los dioses y lo semidioses desenfundan sus espadas y le ponen el cuerpo a la lucha que, como todo mundo sabe, es cruel y es mucha.
Abejas gigantes, cyclopes, pulpos destructivos, Hydra, esqueletos armados, dinosaurios, ovnis y naves espaciales, avestruces, cangrejos, escorpiones y pájaros enormes, Ray Harryhausen con la técnica llamada "Stop Motion" logró darle vida a estas y muchas otras criaturas que protagonizaron destacadas películas de fantasía desde 1949 hasta principios de la década de los ochenta. Entre ellas se logró destacar "Clash of the Titans" estrenada en junio del 81 y de la cual se basa esta nueva cinta. Si bien los efectos especiales de "Furia de titanes 3D" son ampliamente superiores a los del film antes mencionado, su guión, el suspenso desarrollado y la energía brindada hacen de esta una cinta ampliamente inferior, rápida, sin alma y carente de la mágica que Harryhausen logró darle a cada una de sus enigmáticas criaturas.
Solo un hombre Si al espectador le gusta la Playstation sabrá que existe un juego que se llama “God of War” en versiones 1, 2 y 3, si hace poco fue al a ver Percy Jackson y el ladrón del rayo, y si le gustan los libros de mitología griega (por ahí leyó algo de Robert Graves), si tiene todas o algunas de estas aficiones, esta película es para él. Si no es así, ya puede dejar de leer lo que resta. Furia de titanes tiene todos estos rasgos, los mitos griegos como base, la espectacularidad del juego de la Play y puntos de contacto con la película de Chris Columbus. Claro que aquí todo está menos pasteurizado para los chicos y sostiene algunos rasgos de la crueldad y lo sucio de los mitos iniciáticos de los griegos. Claro que la suma del 3D no aporta demasiado, y hay que decir que los fondos en muchos casos están desenfocados. Por lo demás, las actuaciones no destacan e incluso hay alguna que no desentona. El protagonista de Avatar, Sam Worthington hace lo que puede como Perseo, mientras que Liam Neeson y Ralph Fiennes cargan con sus actitudes de dioses como pueden. La historia, por si a alguien le importa, es la de Perseo, semidios que ignora su origen y queda atrapado entre los hombres y los dioses cuando la herejía avanza sobre la ciudad de Argos. Si Perseo se obstina en querer cumplir todo como un hombre, es para que la cosa sea un poco más complicada y despierte atención. Claro que la cuestión le saca gracia al asunto, pero para ser justo, por lo menos hace que la película dure lo justo y necesario.
Epica en el ring Nadie recordará el film original de Duelo de Titanes como un clásico obligatorio, pero sí recibirán siempre una especial mención los efectos del gran Ray Harryhausen, maestro del stop-motion que deleitó a todos con su Hiedra de las mil Cabezas, entre otras criaturas y deidades. Pues bien, si esta actualización del film de 1981 pretende ser un homenaje, si bien asombra con algunos efectos digitales (el engendro infernal llamado Kraken), defrauda por completo con otros, como el de la mencionada Hiedra que, sin duda, en épocas del maestro Ray pudo ver tiempos mejores... Y si esta Clash of the Titans es una continuación, un "borrón y cuenta nueva", o una re-interpretación de la historia original, se queda corta, presentando muy pocas novedades y haciendo apenas uso (y abuso) del 3D que invade la pantalla como el gimmick del nuevo milenio. Sam Worthington, todavía en plan Jake Sully de Avatar, interpreta a Perseus, un semi-Dios (o hijo bastardo de Zeus, para hacerla fácil), que un buen día se rebela contra su padre y decide liderar una cruzada contra los Dioses. Estos, ni lerdos ni perezosos, ávidos de infundar temor en los humanos para así recopilar plegarias, dan rienda suelta a toda su furia, y lo que resta es lo inevitable: decenas de batallas épicas, monstruos -marinos, terrestres, aéreos-, espadas, serpientes, escudos y alguna que otra decapitación bien merecida. La cantidad de engendros extravagantes que desfilan por la pantalla es inversamente proporcional a las ideas del relato, donde los dioses son casi una parodia de sí mismos (Liam Neeson como Zeus, en pose de Caballero del Zodíaco, Ralph Phiennes como el hermanito malo Hades) y el guión, funcional a la tecnología, olvida las bondades de la caracterización y parece contentarse en repetir reiteradas veces, a través de su protagonista, el único leit-motive de la película "no lucharemos como Dioses, sino como hombres". Demasiado poco para tanto alboroto místico.
Mmm, floja flojita. Ya desde el vamos no esperaba mucho de una remake de un clásico "no tan clásico". Me explicó, la 'Clash of the Titans' original (del año 1981) era un film muy entretenido con grandes actores (Laurence Olivier como Zeus, ¿les suena?) pero lo mejor que tenia eran los efectos especiales del maestro del stop motion, Ray Harryhausen. En esta nueva versión el protagonista es Sam Worthington, que es el nuevo action hero de Hollywood (ya lo vimos en la cuarta 'Terminator' y 'Avatar') pero de actuación cero, los grandes actores Neeson y Fiennes quedan bastante ridículos haciendo de dioses (de hecho el famoso monte Olimpo parece un videoclip de ABBA, esperaba que se pusieran a cantar en cualquier momento) y la trama parece un juego de rol: para matar a este dios tienen que matar antes a la mascota y para matar a ese bicho antes hay que matar a este otro. Mientras van de jugada, perdón, de secuencia en secuencia hay que bancarse bastantes partes de diálogos no muy brillantes; lo mejor es el personaje llamado Draco que primero lo pintan como un forro torturador mal y para el final resulta que es el tipo más valiente y honorable del mundo. Entre los puntos destacables hay muy buenas escenas de acción y en esto el director Leterrier la tiene clara (ya había hecho 'El transportador 2' y 'The incredible Hulk'); las versiones digitales de los monstruos también están bien trabajadas (en especial Medusa y el Kraken que en realidad es una criatura de la mitología escandinava y no griega, pero esta todo bien) y es una pena que la cinta fue convertida al 3D después de filmarse porque sino se hubiera aprovechado mucho más el sistema. No vale la pena pagar la diferencia de entrada. En conclusión, un pochoclo poco rentable; la mitología griega es muy interesante y da para grandes historias pero ninguna de las cintas hechas en los últimos años (por ejemplo 'Percy Jackson y el ladrón del rayo') la han sabido aprovechar.
¿Por qué tan serio, Hollywood? Les voy a ser sincero de entrada, y quizás con esto pierda algo de credibilidad como crítico, pero me encantan las grandes producciones hollywoodenses. Sí, es cierto, fui al Bafici y me vi algunas películas “arties” (aunque no la ridícula cantidad que el resto de mis colegas de este sitio vieron) pero mis preferencias siempre se inclinaron hacia el mainstream. Desde que vi por primera vez Batman de Tim Burton cuando tenía seis años que mis pasiones de chico se volcaron hacia la aventura, lo fantástico, los superhéroes y la acción. Creo que vi Indiana Jones y los cazadores del arca perdida más de veinte veces, y ni hablar de El Imperio Contraataca, Terminator, Matrix, El Hombre Araña 1 y 2 (prefiero ignorar la 3), y todas las sagas de Mad Max, Alien, Duro de Matar y Arma Mortal. Pero más allá de estos gustos, lo que me encanta es ver estas películas en el cine, y si la sala está llena, mejor. La idea de compartir una experiencia en común con un grupo numeroso de extraños que sienten la misma expectativa que yo antes de que empiece la película es algo increíble. Nunca voy a olvidar cuando fui el día del estreno a ver Episodio 1: La amenaza fantasma. La película terminó siendo un desastre, pero la energía dentro del cine era algo incomparable. ¿A qué viene todo esto? El problema es que de a poco siento que estoy perdiendo esa pasión que tengo por los Blockbusters. Ya sé, es algo común a toda persona que ve más y más cine a lo largo de los años. Uno crece y se va poniendo más cínico, empieza a perder esa inocencia que siempre llevaba adentro a la hora de entrar en el universo fantástico de la ficción cinematográfica. Pero no creo que sea sólo eso, el problema es que actualmente Hollywood se olvidó de lo que era divertir a su audiencia. Hay una cualidad que tanto los Indiana Jones como los Star Wars del universo cinematográfico compartían y que ahora se encuentra completamente perdida, y esa cualidad se llama encanto. ¿Por qué en Hollywood parecen pensar que la seriedad y la solemnidad equivalen a calidad? Ya sé que estamos a años luz del Robin Hood de Errol Flynn, ¿pero es demasiado pedir un poco de encanto y humor en los héroes de hoy día? Ahora son tipos torturados, que quieren vengar la muerte del padre, la madre, el cuñado o quien sea, y no parecen pasarla bien dentro de la pantalla. Y por ende, nosotros tampoco. Ahora bien, hay ejemplos donde la solemnidad es bienvenida, tal es el caso de las ultimas Batman de Christopher Nolan, pero en este caso estamos ante un realizador que sí sabe caminar la cuerda floja entre dicha seriedad y el tono camp que las producciones de superhéroes inherentemente suelen tener. El ejemplo claro de este problema actual del cine pochoclero se puede ver claramente en la nueva versión de Furia de Titanes. Recuerdo haber visto la película original de 1981 hace poco. No es una obra de arte, pero entre los efectos especiales prácticos creados por el genial Ray Harryhausen y una historia sencilla acerca de un héroe llamado Perseo que debe matar a un monstruo gigante para salvar a la princesa que ama, el relato se puede disfrutar y no hace mal a nadie. Todo lo contrario a esta pésima versión dirigida por Louis Leterrier (el mismo de otra joya de la solemnidad, El Increíble Hulk). Acá no hay ni capacidad de asombro ante las criaturas (excesivamente digitales, otro problema del mainstream actual), ni ganas de divertir a nadie, ni nada. El Perseo versión 2010 es un tipo que está todo el tiempo enojado con el mundo y que ni siquiera se maravilla cuando su padre, el dios Zeus, le regala un caballo con alas para que se embarque en su aventura ¿Se puede saber qué le ven los productores de Hollywood a este tal Sam Worthington? Ya es la tercera película que este muchacho me arruina, con sus bíceps armados y su cara de culo constante. Quizás sea muy naif al esperar demasiado de Hollywood, ya lo sé. Muchos me dirán la clásica frase, esa de que “la industria está dominada por ejecutivos millonarios que de cine no saben nada y lo único que les interesa es ganar plata a toda costa” y lo entiendo. Pero ahí está también J.J Abrams con Star Trek, o Jon Favreau con Iron Man, o Guillermo Del Toro y su Hellboy, o el mismo Chris Nolan, para demostrar que todavía hay que tenerle fe al cine pochoclero, aunque lamentablemente se cuentan con los dedos de la mano estos ejemplos ¿Y saben qué es lo peor de todo? Que pese a toda esta queja, voy a seguir yendo a ver estas películas el día de estreno, y así seguir alimentando dicha mediocridad. Este jueves ya me anoté con Iron Man 2. Ojala Favreau y Robert Downey Jr. me conviertan en un creyente nuevamente, pero hoy en día me sobran motivos para desconfiar.
Titanes en su salsa. Nueva versión del clásico de aventuras de la década del ’80. Nos cuenta casi fielmente la leyenda de Perseo (interpretado por Sam Worthington), hijo del Dios Zeus (No, de Poseidón como se mostró en “Percy Jackson…”) con una humana, lo que lo convierte en un semidiós. Pero Perseo, ignora esto, ya que fue rescatado del mar por un humilde pescador, que junto a su esposa lo adoptan como suyo y se convierten en su familia terrenal. Mientras tanto, el pueblo de Argos, está descontento con los dioses, por la falta de lluvias, alimentos, etc. por lo que deciden, destruir la gran estatua de Zeus que se encuentra emplaza en su ciudad. Esto hace enojar, mucho a Zeus (Liam Neeson), que convencido por su maléfico hermano Hades(Ralph Fiennes) , decide castigar al pueblo de Argos, dándole 10 días para que sacrifiquen a su princesa Andrómeda, o mandará al “Kraken” (gigantesco monstruo marino mitológico) a que destruya la población. Por lo que Perseo, junto con otros valientes guerreros irán en busca de Medusa, una malvada mujer-serpiente, que petrifica a cualquier ser viviente con solo mirarlo, con el objetivo de cortarle la cabeza y usarla para transformar al temido monstruo en piedra. El viaje será largo e incluirá lucha contra gigantescos escorpiones, una extraña alianza con los “genios”, y una tétrica visita a las “brujas”. Todo por salvar a su princesa Andrómeda, y no sacrificar una sola vida en lugar de todo un pueblo, lo que no le gustará nada a los habitantes de Argos, lo que le dará aun menos tiempo a nuestro héroe para realizar su hazaña. Se destacan los efectos especiales, principalmente a la hora de crear los monstruos (Escorpiones, Kraken, etc.) y buenas interpretaciones, como la de Hades de Liam Neeson. Una buena opción para ver una buena película de acción/aventuras, con buenos efectos y que respeta la historia de la verdadera leyenda griega Nota: la versión en “3D” solo esta “pasada” a ese formato, por lo que no vale la pena gastar de más en verla en “3D” se disfruta igual en 2D y se ahorran unos mangos.
Dilema entre tecnicismo y cinefilia Tecnicista: En el momento en el que uno se pone los anteojos, Clash of the Titans nos entrega unos excelentes encuadres en profundidad y uno se siente realmente en el lugar de los hechos y en la época, más allá de la típica deformación del lenguaje proveniente de los angloparlantes. Cinéfilo: Esta es una de las peores películas que el cine hollywoodense ha dado. Me imagino que verla en 35 mm debe ser lo más aburrido de bancarse este bodriazo profanador de aquel gran film llamado Clash of the Titans (1981), que tampoco es que haya sido tan bueno que digamos. Tecnicista: Después de The incredible Hulk (2008) y el comienzo de la saga Transporter, con The transporter (2002) y Transporter 2 (2005), con esta película Louis Leterrier demuestra que tiene mucha mano para las cintas de acción. Clash of the Titans tiene el ritmo adecuado para transmitir las secuencias, y no abusa de un metraje que de ser un poco más largo -como acostumbran estas propuestas- caería en lo típico. Cinéfilo: Puede que esté bien dirigida pero... ¿y el resto? Pésimas actuaciones, un guión deplorable, trama sin sentido, y encima todo parece hecho con decorados de cartón. Tecnicista: Efectos especiales muy buenos. Se destaca la composición del Kraken y Medusa, además de las escenografías oscuras, denostando un buen trabajo fotográfico. La mejor escena, en el Inframundo. Cinéfilo: Intenta apoyarse en subtramas, pero termina siendo una sucesión de hechos sin rumbo que no tienen ni pies ni cabezas. Eso, a tener que soportar el estereotipado papel de Sam Worthington y la contienda sin contienda entre Zeus (pésimo trabajo de Liam Neeson) y Hades (Voldemort con pelo y joroba, otro mal trabajo de Ralph Fiennes), hace que den más ganas de levantarse de la butaca e irse. Tecnicista: El final es malo. El comienzo también. Pero el transcurso levanta vuelo gracias a todo ese despliegue visual que hace de esta película una más de la trova que viene a resignificar al cine como lo conocíamos hasta hace unos años, en eso que algunos ya denominan "post-cine". Cinéfilo: Horrible película, pero no porque sea de horror (no lo es), sino porque es pésima. Ni siquiera las secuencias de violencia levantan vuelo. Nada sobrepasa el límite de lo políticamente correcto. Es un ATP bien basura. Tecnicista: Del 1 al 10, la recomiendo con un 8. Cinéfilo: Del uno al d... bah, ni siquiera se merece mencionar el diez ante este esperpento. Un 1. Conclusión de Pablo Martínez (en el papel del tecnicista y el cinéfilo): A los que les agradaron los blockbusters como 2012 o Avatar, ésta es una propuesta que les puede interesar. Leterrier hace un gran trabajo junto a su equipo técnico, pero si se intenta buscar demasiado (o más de lo que se esperaba) de este film, al igual que yo, terminarán muy, muy desilusionados. Quizás sea por la premisa de la que parte la historia, pero ningún personaje se presta a la representación por parte del espectador, quizás porque todo está demasiado clicheado. El final de la película es un trámite rumbo a la salida de la sala o la búsqueda del control remoto para presionar el Stop. Obviamente en 3D se la aprecia mucho más, así que no es recomendable, porque no pasa de lo visual.
FURIA DE CINÉFILOS Empezó como muchas películas actuales siendo nada más que ooootro innecesario remake de ooootro clásico. Pero con el tiempo, los avances empezaron a prometernos una épica e imperdible odisea llena de acción, efectos especiales, criaturas mitológicas y combates espectaculares, envueltos con un bonito moño y acompañados por un música metálica que inmediatamente convirtió este film en lo que para muchos era la película más esperada del 2010. CLASH OF THE TITANS se había ganado al público, pero hay que recordar que los adelantos no son las películas. Son nada más que un lindo envoltorio y es solo cuestión de abrirlo para ver qué nos regalaron -aunque haya que pagar la entrada-. La campaña publicitaria de este film le jugó una mala pasada a su director Louis Leterrier (THE INCREDIBLE HULK), ya que elevó las expectativas de millones de espectadores que se dejaron engañar por frases tan atrayentes como “La Furia Comienza”, “Malditos sean los Dioses” y, el más usado actualmente, “En 3D”. En resumen, se esforzaron demasiado para que parezca una buena película en lugar de realmente hacerla y, como resultado, tenemos un film poco atractivo que, aunque entretiene también desilusiona. Alterando la historia a su antojo, FURIA DE TITANES nos cuenta la odisea de Perseo (Sam Worthington de AVATAR), un no-reconocido hijo de Zeus (Liam Neeson de TAKKEN y THE A-TEAM) criado por un pescador, que irá detrás de Hades (Ralph “Voldemort” Finnes) cuando este asesine a su familia adoptiva. Pero cuando los humanos desaten la ira de los dioses y El Amo del Inframundo logra convencer a su hermano Zeus de liberar al Kraken, el destino de Perseo se cruzará con el de los valientes guerreros de Argos, y juntos viajarán por peligrosas tierras, enfrentando despiadadas criaturas, intentando obtener la cabeza de Medusa (uno de los McGuffins más cool de la historia, por cierto) y detener así la maldad de Hades. Aunque suene prometedora, esta es una triste excusa de historia que solo sirve para mover a los protagonistas a la siguiente escena de acción que, aunque están bien hechas, abundan a lo largo del film. Esto provoca que la película sea solo una sucesión de combates y apariciones de criaturas mitológicas, en lugar de centrarse en los personajes, los diálogos o el desarrollo de la trama. Incluso cuando tendría que tomarse su tiempo para el momento culmine del que tanto se habla en el film (el combate contra el Kraken) ya están tan agotados de tiempo que sólo dura unos pocos minutos. La rebosada dosis de acción y su ritmo rápido mantienen despierto, pero deja como resultado un grupo de personajes chatos y triviales, carentes de motivaciones sustanciales, envueltos en una historia demasiado estructurada y sencilla (a veces hasta un poco sosa) que desaprovecha su potencial y su elenco. A pesar de ser el actor del momento, Sam Worthington no es más que un títere de pocos diálogos, utilizado para atraer al público y blandir una espada; mientras que Ralph Finnes logra una siniestra interpretación de Hades, sin alejarse mucho de su Voldemort de la saga HARRY POTTER. Por otra parte, tenemos a Liam Neeson a quien, en un esfuerzo por alejarlo de las túnicas de la versión original, lo acribillan con el vestuario del film. Su hilarante armadura brillosa, junto a una escenografía carente de credibilidad, presenta a los dioses como seres teatrales y algo ridículos. Aún así, muchas de las mejores escenas de FURIA DE TITANES ocurren allí, con Zeus, Hades y los demás dioses, discutiendo sobre la traición de los hombres con una soberbia que la versión original no conoció. A pesar de todo, CLASH OF THE TITANS tiene aspectos que vale la pena resaltar, mas allá de los combates increíbles contra escorpiones gigantes y otras criaturas. Dejando de lado los poco convincentes escenarios del Olimpo, el resto de la película está visualmente bien presentada, filmada de manera adecuada, con una estética antigua interesante y con vestuarios, decorados, maquillajes y diseños que denotan una laboriosa producción. La falta de esfuerzo en el pulido del guión provoca el declive del film porque si bien la esencia de la odisea del héroe se mantiene, es opacada por todos los aspectos negativos. Siguiendo el patrón de las últimas producciones hollywoodenses, sobre todo aquellas en 3D, el film utiliza las herramientas básicas para conformar a la masa pero que lejos están de seducir al cinéfilo. La de Medusa no es la única cabeza por cortar, son varios los que deberían estar pidiendo perdón a los dioses. Recibimos el paquete, pero al abrirlo encontramos una película simple, predecible y sin muchas aspiraciones, que intenta convencernos solamente con escenas de acción y efectos especiales. Lástima que Hollywood no acepta devoluciones y este es un regalo que no se puede cambiar. Ahora sí, la furia comienza.
VideoComentario (ver link).
Louis Leterrier, realizador francés de televisión, y en cine de “El Increíble Hulk” (2008), fue convocado para la remake de la recordada, no por lo buena sino por su multiestelar elenco; “Furia de titanes” que se estrenó en 1981. La comparación sería odiosa pero en este caso además innecesaria, porque para la nueva versión se tomó la base argumental de la primera pero el desarrollo encara otro rumbo bastante diferente y modifica sustancialmente el mensaje, a pesar de ser muy rica en la mitológica historia de Perseo. Es que desde el comienzo el semidios es singular. Su nacimiento ocurre dentro de un ataúd arrojado al mar y en el que ha sido encerrada su madre embarazada; al ser rescatado es criado por padres adoptivos que morirán, como efecto de daño colateral, cuando el dios Hades ordena a unos soldados derribar la estatua de Zeus. Entonces Perseo renunciará a sus privilegios y buscará vengar la muerte de su familia a través de mil peripecias, aunque tiene tiempo para conocer a la hermosa Andrómeda, quedar prendado de ella y tratar de rescatarla de su horrible destino de ser victima de sacrificio al Kraken, personaje éste que si bien aquí aparece mezclado con los griegos en realidad es un ser mitológico escandinavo, que ni loco se hubiera sumergido en las cálidas aguas del mar Egeo. Un Perseo indignado, furioso y también enamorado recorre de punta a punta la pantalla para luchar contra gigantescos escorpiones y la Medusa, ser que transformaba en estatua de piedra a qienes la miraban a los ojos, y también vuela sobre el caballo alado Pegaso, todo lo hace entre efectos especiales y sumergido en la profundidad virtual que da el novedoso sistema 3D, aunque en esta ocasión un poco desaprovechado al haber sido incorporado en la postproducción, y por tener los cuadros cinematográficos la limitación óptica de colores oscuros con predominancia de los marrones pastel, algo no conveniente para un sistema visual con base en los primarios rojo y azul. El guión de Phil Hay, Travis Beacham y Matt Manfredi (tres guionistas) no profundiza en el carácter de ninguno de los personajes, sólo va a la anécdota de sus acciones y en ella se queda, y resulta así que Caronte con su barca en la que traslada a los muertos hacia la orilla contraria a la vida es el único personaje del que al espectador le llega su justificación, aunque por razones obvias. De esta manera de escribir resultó que los actores se encontraron sólo con esquemas de los personajes a interpretar y, como casi siempre sucede en casos así, los malos se llevan las “palmas” (término adecuado ya que de mitología griega tratamos), luciéndose Jason Fleming como Calibos, y Ralph Fiennes como Hades, mientras que el ahora actor mimado de Hollywood Sam Worthington compone correctamente al protagonista desde la impetuosa virilidad de un joven que descubre una realidad desagradable, aunque su imagen dista un poco de los aproximadamente veinte años que debería tener el semidios Perseo. Brevemente se ve como Zeus a Liam Neeson con poca soltura a la hora de componer al más poderoso de los dioses griegos, quizá por estar encorsetado su altísimo cuerpo en un traje que pareciera ser de papel de aluminio. Leterrier ha logrado una realización correcta dentro de lo que se espera del género épico de aventuras hollywoodense, que posiblemente no pase a la gran historia del cine con esta versión pochoclera, pero puede ser que lo haga con la trilogía de semidioses greco-romanos que estaría en los planes de Warner Bros y de la que está obra cinematográfica sería la primera. Los espectadores aunque no sean seguidores del género se entretienen, sobre todo con los efectos especiales y los animatronics realizados de manera impecable por Neil Corbould
Del clásico de aventuras juvenil que diseñara ese gran artesano de la animación con muñecos, Ray Harryhausen, a principios de los ‘80, alguien decidió hacer una hiperproducción con efectos digitales. El resultado es decepcionante: al hermoso juego de muñequitos combinado con actores (entre ellos Sir Laurence Olivier) se pasó a contar la historia de Perseo, Andrómeda, Medusa y el Kraken con el acento mucho más del lado de la espectacularidad algo vacía. Sam Worthington –el actor de “Avatar”– tiene un buen manejo del cuerpo para la acción física, y los “dioses” interpretados por Liam Neeson y Ralph Fiennes son bastante más divertidos que la trama de monstruos y amenazas algo demasiado solemne del resto del film. Hay un exceso de grandilocuencia y una enorme falta de humanidad en la película: uno puede admirar algunos planos y alguna secuencia alambicada, pero difícilmente sienta que los personajes le importan lo suficiente como para emocionarse.
Absurdo progresivo. Luego de una muy amena comida con amigos decidimos ver nuevamente esta película, a casi un año de su estreno mundial, en formato de Blu Ray (una cosa de locos... el Blu Ray). Recordaba que cuando estaba a punto de estrenarse en Córdoba, produjo en mí y en muchos aficionados del cine, una gran expectativa que se podría describir como una especie de excitación cinéfila exacerbada por un Trailer que exhibía secuencias increíbles y un elenco espectacular, que prometía entretenimiento de calidad seguro. Esta segunda vez, afirmó en mí la primera impresión que me llevé cuando asistí a su estreno... Una total e irremediable DECEPCIÓN. El director Louis Leterrier, resposable de films como Danny the dog, The Incredible Hulk y Transporter 1 y 2, parece haberse entregado al negocio del marketing sin escrúpulos, donde lo que importa no es la calidad de la trama, ni las actuaciones que generen naturalmente un efecto positivo en el público, sino que lo importante es engañar con publicidades gráficas fantásticas, trailers hipnóticos y actores de alto calibre. De las 2 facetas del director, la positiva con entregas como Danny the dog y The Incredible Hulk, y la negativa de Transporter 1 y 2, Leterrier se inclina definitivamente por ésta última, donde la exageración y el mal gusto son protagonistas. Ni la presencia de 2 actorasos como Ralph Fiennes (Hades) y Liam Neeson (Zeus), ni los últimos gritos de la moda hollywoodense como Sam Worthington (Perseo, el protegonista) o Gemma Arterton (Io) pudieron salvar a este film del absurdo progresivo. Comienza con una introducción que seduce, pero minuto tras minuto, se encarga de desencantar a un espectador que se percata de las carencias de guión, de varias fallas de filmación, algunos efectos visuales defectuosos y como olvidar, los mensajes con moraleja barata en los discursos de los protagonistas que producen vergüenza ajena y un asqueo muy parecido a cuando uno está empalagado de tanto comer algo muy dulce. El film pasa de ser una remake de un clásico de los '80, a un producto para niños que se maravillan con imágenes de caballos alados, demonios voladores y escorpiones gigantes sin importar mucho de que se trata la película. Traté con todas mis ganas de que me guste, pero el resultado no fue mas que un esfuerzo en vano y la decepción de un fan del cine.
"Dioses y adrenalina" “Furia de Titanes” es quizás el mejor ejemplo de la falta de ideas que acarrea Hollywood en los últimos años ya que esta basada en una película que se estrenó sin pena ni gloria en 1981. Lo más trascendente de aquel film original fue que se trató del último trabajo en efectos especiales realizado por Ray Harryhausen, toda una leyenda del rubro por aquel entonces. Con tan solo maquetas y la técnica del stop-motion (movimiento cuadro a cuadro) este realizador le dio vida a mundos fantásticos que quedaron en la historia del cine. Algunos de ellos fueron “El Gran Gorila” (con el que ganó un oscar), “Sinbad y la princesa“, “Los viajes de Gulliver” y “Jason y los argonautas“, entre otras. En casi todas ellas (incluyendo “Furia de Titanes”) Harryhausen ofició también de productor, lo que deja en claro que él era mucho más que un técnico de efectos especiales ya que esos mundos, sin su enorme visión, no hubieran sido posibles. Casi 30 años después, copiando de forma casi idéntica al film original, llegó la versión de Louis Leterrier acerca de las aventuras de Perseo y su enfrentamiento con los Dioses y algunas de sus criaturas fantásticas, entre las que se incluyen la medusa y el kraken. Esta remake, es idéntica a la original, a excepción de algunos pequeños detalles que no marcan demasiada diferencia. La oferta sigue siendo la misma; Perseo contra esto, Perseo contra aquello, Perseo contra todos y Perseo contra el kraken. Con una estructura similar a la de los videojuegos modernos, en donde cada nivel es más complicado con el anterior, “Furia de Titanes” ofrece entretenidas secuencias de acción, apenas encadenadas por sus personajes protagonistas, que a medida que avanzan son más grandilocuentes. No hay mucho más. La pregunta sería ¿Esta bien o esta mal? y la respuesta va a depender, claro, del punto de vista del espectador. Si uno busca un entretenimiento pasajero, pochoclero y no mucho más, “Furia de Titanes” ofrece eso y un poquito más. Claro, existe una larga lista de películas que hacen lo mismo y son mejores, pero eso es otra cuestión. Ahora, si lo que uno busca va más allá de lo mencionado anteriormente, se va a topar con un producto vacío de contenido, que se agota con el primer consumo, dejando un buen gusto, pero nada más. Ni hablar si uno busca exactitud histórica en los personajes, las locaciones, etc. “Furia de Titanes” entra en la categoría de pelis profanas, pero, también hay que admitirlo, sinceras. El mejor ejemplo de esto es lo siguiente; el kraken, que es una criatura de la mitología escandinava, es una de las cartas que utiliza Hades, Dios de la mitología griega, para hacerle frente a Perseo, hijo de Zeus. La dirección de Leterrier sigue la linea de sus anteriores trabajos (“El Transportador 2“, “El Increíble Hulk“, etc) que consiste en un manejo de cámaras correcto para mostrar interesantes secuencias de acción, plagadas de efectos especiales, pero que en ningún momento pierden el objetivo central que es llamar la atención del espectador haciéndolo participe de esto. Sam Worthington en el rol de Perseo (con una rapada imposible para aquel entonces) esta bastante bien. Eso si; en ningún momento se desprende el rol de “héroe de acción”, por lo que las frases heroicas y movimientos pochocleros están a la orden del día. El resto del elenco se reparte la pantalla sin demasiado protagonismo. Están las mujeres bellas (Gemma Arterton y Alexa Davalos), los Dioses (Liam Nesson, Ralph Fiennes, Luke Evans y Danny Huston) y los soldados que acompañan a Perseo en su aventura(Mads Mikkelsen y Nicholas Hoult). Todos ellos correctos, pero opacados por el protagonista y su presencia en pantalla. La música es también otro punto alto. Ramin Djawadi, quien entró a la producción en remplazo de Craig Armstrong, salvó las papas de forma correcta con un interesante repertorio épico que recuerda (y mucho) al mejor Hans Zimmer. En definitiva, “Furia de Titanes” es una película a la que la palabra remake le queda demasiado grande ya que es simplemente una actualización técnica de lo ofrece su versión original.