Es difícil de entender la catástrofe cinematográfica que es La gran aventura LEGO 2. Aunque no es sencillo hacer una gran película a partir de unos juguetes, lo más lógico es que si lo lograron en más de una ocasión, no debería fallar la fórmula, o al menos no caer tan lejos del original. La gran aventura LEGO funciona a partir de una premisa simple y original, también era muy divertida e inteligente Lego Batman: la película. Pero esta nueva estrega busca romper con todas los récords de distancia entre una buena primera película y una segunda. Los personajes del primer film se enfrentan a un invasor que convierte a su mundo en un espacio post apocalíptico al estilo Mad Max. Toda la trama de la película consiste en esa batalla entre un enemigo que parece invencible y los héroes que deben reinventarse a sí mismos. Pero nada funciona, todo se ve prefabricado, mentiroso, mecánico en el sentido menos noble del término. Incluso los temas, que sin duda tienen matices y distintos niveles, quedan entorpecidos por las constantes referencias y chistes malos. Lo más curioso es que la película es inesperadamente aburrida. La autoconciencia la vuelve insufrible, el doble juego entre el mundo de los Legos y la realidad ya ha quedado expuesto y carece de cualquier interés. Algún chiste suelto puede funcionar y por instantes el despliegue visual impacta. Lo más bello de la película es la secuencia de cierre, donde la animación es de una belleza mayor al resto del film. Pero aun ahí, una canción haciendo chistes sobre los títulos arruina el momento. La película es simplemente agotadora, una decepción enorme viniendo de una serie de películas inteligentes y divertidas.
Continua de manera efectiva las aventuras de Emmet y sus amigos tomando, reciclando y maximizando todo lo bueno que tuvo su antecesora, logrando ampliar su universo de una manera que no termina siendo repetitivo. Cinco años han pasado desde que vimos por primera vez a Emmet (Chris Pratt) y a todo su interminable mundo de Lego en La Gran Aventura LEGO (The LEGO Movie, 2014). Primero siendo vista de reojo por el concepto de “película creada en base a personajes de la famosa marca de ladrillitos” y después aceptada mundialmente por la gran dirección y guión a manos de Phil Lord y Chris Miller (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018), quienes supieron tomar aquella simple premisa y consiguieron abrir las puertas de este mundo de bloques para un posible sinfín de historias. Entre estas posibilidades, las “películas Lego” lograron estrenar su propia versión de Batman en LEGO Batman (2017) aprovechando la repercusión positiva que dejó el personaje en la peli de 2014, quien tuvo a Will Arnett prestando su voz al personaje encapotado. En el mismo año, otro largometraje también llegó a la gran pantalla con LEGO Ninjago, en esa oportunidad se pudo ver un mundo mucho menos expandido y donde sus personajes eran solo de una franquicia determinada. Teniendo en cuenta que Lego posee las licencias de la mayoría de los personajes que constituyen el grueso de la cultura pop de hoy en día, en los primeros dos largometrajes de este universo de bloques animados las referencias son constantes y parecieran no tener ninguna clase de límite. Utilizando todos estos recursos y muchos más, llega la secuela directa de las aventuras de Emmet (Pratt), Lucy (Elizabeth Banks) y compañía. La historia retoma en el momento exacto en donde terminó la primera, cuando unos habitantes del espacio exterior denominados Duplo arriban a la ciudad con ganas de conquistar todo lo que ven a su paso y pese a las medidas que toma la ciudad para defenderse de ellos, fallan. Elipsis mediante de unos cinco años, ahora el mundo de Emmet se encuentra en un total caos y destrucción, donde ya nada es tan increíble como antes y los habitantes de Ladriburgo viven en una distopía cotidiana. Pero durante un día como cualquier otro, la General Sweet Mayhem (Stephanie Beatriz) arriba a la ciudad desde el espacio exterior con la misión de encontrar un grupo de representantes para llevarse a su planeta y es ahí donde el grupo de amigos de Emmet compuesto por Lucy, Batman (Arnett), Princesa Unikitty (Alison Brie), Benny el astronauta (Charlie Day) y Barba Metálica (Nick Offerman) es capturado. Emmet deberá arreglárselas para rescatar a sus amigos y así evitar que se produzca el Armagedón o dicho de otra forma, el final para todos los de su clase. Si había algo que era súper destacable de la primera entrega, era el hecho de que hasta el final, Lord y Miller guionistas y directores, solo habían dado algunos pequeños indicios de que el mundo de Emmet y sus amigos era una aventura que se producía en la imaginación de un niño humano de 10 años. En ésta, ese misterio que ya no es tal está bien continuado pero al mismo tiempo las situaciones que se dan son mucho más obvias que en la película anterior. Pese a todo esto, la peli vuelve a explotar todo su potencial y termina consolidando de esta manera una secuela que se encuentra a la altura de la película original. Ahora sin Miller y Lord dirigiendo, pero sí escribiendo el guión, la pareja encargada de llevar esta aventura a la gran pantalla es compuesta por Mike Mitchell (Súper Escuela de Héroes, 2005) y Trisha Gum, quienes hacen una muy buena labor pese a que esa originalidad que tanto se destacó de la primera ahora se encuentra un poco menos. Claro que las situaciones que más impacto causaron en su momento ahora son doblemente utilizadas, el ejemplo más contundente es el de las canciones, en 2014 “Todo es Increíble” logró penetrar y establecerse de forma permanente en todas nuestras mentes, gracias a su simpleza rítmica y lírica, tal es así que dicha canción fue nominada al Oscar como Mejor Canción Original de aquel año. La trama vuelve a combinar animación por computadora y stop motion, con momentos de actuaciones live action, que esta vez tiene una mayor importancia a la hora de la historia. En esta oportunidad y sin la participación en cámara de Will Ferrell (sí su voz) pero con la incorporación de Maya Rudolph en el rol de madre y Brooklynn Prince como Bianca, volvemos a encontrarnos con Jadon Sand como Finn, que nuevamente hará las veces de quien se ponga en primera persona para poder contar las aventuras de Emmet y su grupo de amigos. Si bien la historia en sí no cuenta con grandes avances narrativos con respecto al material original y podría parecer un poco menos orgánica que aquella, la diversión es explotada al máximo teniendo chistes y situaciones tan hilarantes que hasta al más serio de los espectadores, cuanto menos, va a esbozar una sonrisa. En cuanto al desarrollo de personajes, no se encuentran grandes cambios ni hay algún nuevo personaje que logre destacarse por sobre aquellos que si ya se encontraban antes. Donde si se nota que hay un avance, es en cuanto a los escenarios. La implementación de esta ciudad distópica que ahora es Ladriburgo, está claramente inspirada en el futuro post apocalíptico que presenta la joya de George Miller, Mad Max: Fury Road (2016) y le sienta perfecto. Lo mismo sucede con los escenarios que tienen que ver con el “espacio”, quizás sean más simples que el anteriormente mencionado, pero sin dudas es un salto hacía adelante en cuanto a lo que se vio en la primera entrega. La Gran Aventura LEGO 2 es una más que digna secuela de la joya visual y narrativa que fue su antecesora. Si bien por momentos puede abusar de la reiteración de recursos, la experiencia termina siendo súper disfrutable con la que es muy fácil familiarizarse aunque no se haya visto la película anterior.
Juegos de hermanos Aquí, en medio de una catarata interminable de publicidad de juguetes y de referencias a series y films como La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone) y las sagas de Mad Max, Star Wars, Volver al Futuro (Back to the Future), Titanes del Pacífico (Pacific Rim) y muchas otras, hay una película, pequeña, sobria, con un mensaje familiar de hermandad y concordancia para los niños y sus padres. Desde hace muchos años las compañías de juguetes, especialmente de figuras de acción, descubrieron que sin una película o una serie animada, es difícil vender. Así nacieron las series de He-Man, Transformers, GoBots y muchas otras, a partir de un juguete y una necesidad de venderlo. En el caso de Lego las películas parten de un intento de expandir el mercado de piezas para armar, en el que desde hace mucho tiempo la marca prevalece, a partir de su incursión en la combinación de las icónicas piezas con figuras paradigmáticas de la cultura popular cinematográfica. La Gran Aventura Lego 2 (The Leo Movie 2: The Second Part, 2019) comienza donde termina la primera parte, con la llegada de Bianca, la hermana del niño que juega fanatizado con los lego, Finn, y las peripecias que esto genera en términos lúdicos para ambos niños y para el fantástico mundo Lego. Tras la guerra contra el Señor de los Negocios, símbolo del padre interpretado por Will Ferrel, pequeños legos rudimentarios, creaciones de Bianca, aparecen en el mundo Lego de Finn y así comienza una guerra entre ambas generaciones. Años después de las incursiones de los monstruos, el mundo Lego de Finn se ha transformado en una tierra devastada, una distopía apocalíptica, en la que solo Emmet Brickowski (Chris Pratt) mantiene la esperanza y el buen humor. La llegada de una nave alienígena, el secuestro de sus amigos, el encuentro con un renegado, Rex Dangervest, y el enfrentamiento con el ecosistema de la hermana del niño transforman el temple de Emmet para poder afrontar la peligrosa aventura pero como siempre, no todo es lo que parece. En esta oportunidad Phil Lord y Christopher Miller se mantienen como guionistas en una historia creada junto a Matthew Fogel, pero ceden la dirección a Mike Mitchell, responsable de Trolls (2016) y Shrek Forever After (2010). Mitchell realiza una labor aceptable en un film demasiado vertiginoso que promueve la hiperactividad y hace aún más hincapié que la película anterior en la marca y en las posibilidades de adaptación de las piezas en juguetes para todas las edades. Si la base de todos los juegos es la imaginación y la posibilidad de creación, la marca apela más bien a la creación dirigida, a la incentivación más que a la ilusión, a la fidelidad a un producto más que al juego, y a la sujeción al mundo Lego más que a la inmersión en la fantasía individual o colectiva. La contraposición del mundo de los juguetes con el mundo real, que fue una apuesta muy fuerte de la primera película, aquí funciona como un elemento demasiado disruptivo que no permite adentrarse en la ficción y los chistes no siempre funcionan, aunque la resolución de todo el relato es bastante buena. A pesar de algunos buenos chistes y de un certero trabajo vocal de los actores, La Gran Aventura Lego 2 no logra convencer con una historia demasiado centrada en referencias para los padres y una voluntad demasiado expuesta de vender más y más, de crear una necesidad por sobre la ponderación de los valores humanos. En este caso, son algunos detalles que en la primera parte habían sido resueltos de forma correcta los que tiran abajo esta nueva entrega de las famosas piezas de colores que pretenden simbolizar el sueño americano de la familia feliz y exitosa que compra juguetes de marca para la felicidad de sus hijos, iniciados desde temprano en las prácticas del consumismo sin freno.
Desde hace un tiempo, LEGO ha sabido explotar muy bien sus franquicias que iban desde los vídeojuegos, las películas animadas en dvd, y obviamente sus famosas piezas de juguetes. Recién en el año 2014, la empresa ha dado el salto a la pantalla grande con La gran aventura de LEGO, y que además de resultar una película muy entretenida, encontró una nueva forma de contar sus historias y explotar todas las licencias que tiene en su haber. La gran aventura de LEGO 2 llega para demostrar que las segundas partes pueden ser muy entretenidas, y también para devolvernos otra vez al carismático de Emmet como protagonista. Para apreciar esta secuela hay que tener muy bien en cuenta los hechos que sucedieron en el primer film, sobre todo su desenlace. Ya que sorpresivamente vimos que toda la historia de la película estaba conectada con lo que sucedía en la realidad con el señor de arriba (Personaje de Will Ferrell que aparece al final de la cinta) y la relación con su hijo y sus apreciadas figuras de LEGO. Está segunda entrega sucede tiempo después de los hechos de la primera, y ya desde el principio sabemos que existe una conexión directa con el afuera, pero que sus intenciones se van descubriendo poco a poco. Es así como vemos a Emmet, Wyldstyle y todo el pueblo viviendo en un mundo distópico con claras referencias a Mad Max, todo esto se debe a que los hijos del personaje de Will Ferrell ahora tienen el control de los LEGO, y las acciones de cada uno va repercutiendo en la vida de estos personajes. La historia va mucho más allá de la pequeña aventura de sus protagonistas, ya que la relación con el afuera construye una historia mucho más profunda que logra desatarse en el momento justo. Ya no puedo decir más sobre la trama sin caer en el spoiler, pero si puedo comentar que la película es una aventura llena de color , entretenida para los chicos, y cargada de referencias que harán reír a los más grandes también. Su último acto puede resultar algo extenso, pero cierra a la perfección la conexión que han logrado contruir desde el primer film. En el terreno de la animación, el trabajo es mucho más colorido que en la primera entrega, denotando también los contrastes que hay en los mundos creados por los de afuera , siendo el motivo de la guerra que se inicia en el mundo de los LEGO. Si bien no son tantos los personajes de licencias que aparecen en el film, si tenemos una mayor presencia de los personajes de DC, sobre todo Batman, que ha sabido cautivar al público con su película en solitario. El guión de Phil Lord y Chris Miller demuestra las intenciones que los directores del primer film tenían para con la historia, en profundizar la conexión con el afuera pero sin descuidar el mundo de los personajes de LEGO. El director Mark Miller (Kung fu panda 3, Trolls) ha sabido aprovechar la intenciones de la historia para expandirse en el humor de los personajes, centrándose en el público infantil pero sin olvidarse del público adulto, brindando algo más que simples referencias. La gran aventura de LEGO 2 demuestra que todo sigue siendo increíble, en una película llena de color para entretener a los más chicos y sin olvidarse del público adulto. La película logra expandirse a nivel narrativo, dejando un gran cierre sobre lo que se construyó en su primera entrega. PD: Emmet es un personaje fabuloso… Calificación 8,5/10
Sobre bloques y tramas intercambiables. La gran aventura Lego 2 es la secuela de una de las mejores películas de animación de los últimos años, trayendo nuevamente a la pantalla grande a todas aquellas exitosas propiedades intelectuales y marcas registradas que tantos ingresos generaron para la compañía sueca de los bloquecitos intercambiables, gracias a sus múltiples acuerdos de negocios. La dupla de directores Phill Lord y Christopher Miller (Lluvia de hamburguesas, Comando especial) no lleva el compás como lo hiciera en la primer película. En esta ocasión se limitan a colaborar desde el guión con una historia que retoma inmediatamente donde nos habíamos quedado. Emmet (con la voz original de Chris Pratt) y su banda de amigos entre los que se encuentra nada más y nada menos que el mismísimo Batman, viven en armonía en la utópica Bricksburg. Todo parece indicar que el esfuerzo puesto en la entrega anterior por unificar a su sociedad encastrable valió la pena, o al menos eso parecía hasta que una nueva linea de LEGOS irrumpe en su mundo: los LEGO DUPLO, la línea más infantil de la corporación. Ante la llegada inesperada de los invasores que amenazan el status quo, Emmet y los suyos deben buscar la forma de evitar que estos destruyan literalmente todo lo que construyeron bloque a bloque de manera tan sacrificada. Como pasa con todas las secuelas que intentan hacer bien los deberes, La gran aventura Lego 2 expande el universo creado en la película anterior, agregando nuevos personajes (en diversos planos de realidad) y nuevos mundos. El estilo de la animación sigue siendo uno de los puntos fuertes de la producción, que se combina con una estética dinámica y colorida con el soporte de un diseño de arte lleno de detalles interesantes que nos invitan a analizar fotograma por fotograma en busca de los famosos easter eggs. Pero más allá de la atractiva fluidez de la animación y abanico infinito de recursos que se abre a nivel estético, La gran aventura Lego 2 es una película que habla sobre los problemas de la comunicación en el núcleo familiar y la importancia de los lazos afectivos entre aquellos que se elijen en el camino. Y es acá donde la saga se vuelve considerablemente superior a otras producciones similares, porque confecciona un mensaje que impacta de forma distinta según la edad de un espectador que, como indica la caja en donde vienen los LEGO, puede ir de 0 a 99 años. Hay un poco para cada uno… Tal vez la única mancha en esta secuela se encuentre en su estructura narrativa, la cual guarda más de una similitud con su antecesora. Como si los responsables de la producción hubiesen apostado a lo seguro con la fórmula que tanto éxito les trajo anteriormente. Por suerte el relato contiene un nivel aceptable de corazón y personajes queribles que disimula ciertas costuras… hasta se anima a resignificar su hit inspiracional “Everything is Awesome” con una vuelta de tuerca interesante. Como si no nos hubiese costado lo suficiente sacarnos de la cabeza la canción original.
La secuela de la tan bien lograda primera parte llega a los cines de la mano de su Director Mike Mitchell con la colaboración de Trisha Gum y con guión de Phil Lord y Chris Miller. Si bien no logra el mismo impacto, al haber visto la novedad de hacer una película con juguetes Lego, es altamente entretenida y para toda la familia. La historia continúa después de cinco años, y tiene directa relación con el film anterior, cuando Emmet Brickowski (Chris Pratt) debe luchar contra los alienígenas “LegoDuplo”, quienes quieren apoderarse de todo lo que los rodea. Para ello secuestran a los amigos de nuestro héroe y éste debe armar un plan para rescatarlos. Entre los personajes se encuentran Lucy (Elizabeth Banks), Batman (Will Arnet) y la Princesa Unikitty (Alison Brie), entre otros. Con una animación digital súper dinámica y colorida, más el plus de algunas secuencias con actores reales, tiene escenarios dignos de destacar, donde aterrizan éstas figuras y reina la música, ya que la cinta posee numerosas, divertidas y pegadizas canciones (no se vayan al final porque lo van a disfrutar). Con referencias a películas emblemáticas que más de uno va a reconocer, deja un mensaje de unión y amistad ante la adversidad. Si bien no cuenta con tan buenos chistes como la primera, arrancará más de una sonrisa/carcajada a niños y adultos por igual. Una buena aunque no tan sorpresiva segunda parte que se puede disfrutar doblada o subtitulada. ---> https://www.youtube.com/watch?v=hKPaIZPZyVY ---> TITULO: La gran aventura LEGO 2 TITULO ORIGINAL: The Lego Movie Sequel TITULO ALTERNATIVO: La gran aventura Lego 2 DIRECCIÓN: Mike Mitchell, Trisha Gum. VOCES ORIGINALES: Margot Robbie, Chris Pratt, Alison Brie, Jonah Hill, Elizabeth Banks, Channing Tatum, Will Arnett, Tiffany Haddish. GUION: Phil Lord, Christopher Miller. MÚSICA: Mark Mothersbaugh. GENERO: Infantil , Familiar , Aventuras , Animación . ORIGEN: Dinamarca, Australia, Estados Unidos. DURACION: 107 Minutos CALIFICACION: Apta todo público DISTRIBUIDORA: Warner Bros FORMATOS: 3D, 2D. ESTRENO: 07 de Febrero de 2019 ESTRENO EN USA: 08 de Febrero de 2019
Después de la sorpresa de la primera, y esa diversión completa que fue “Batman Lego”, la continuación de la aventura, si bien no llega divertirnos como su antecesora, tiene los suficientes ingredientes y el grado de locura como para asegurar su éxito. Desde el espacio, los invasores destruyen el mundo lego y en su reconstrucción, los personajes se han endurecido, en una especie de mundo “Mad Max” y al estilo de los films post-apocalípticos. El único que conserva su ingenuidad y alegría de vivir, es Emmet. Una mujer del espacio llega para llevarse al líder de la comunidad y juzga que el elegido no es suficientemente rudo. Se lleva a los demás y el solitario y despreciado, armará una nave para rescatar a Lucy y sus amigos. En el camino se cruza con un nuevo personaje súper violento que tiene como equipo a un grupo de dinosaurios (en referencia a las películas de Chris Pratt que le pone la voz, en la versión no doblada, a los dos personajes) Mientras van al rescate, los amigos de Emmet son sometidos a un lavado de cerebro con canciones pegadizas y mundos ideales. Como muestra, el rudo Batman ahora viste de blanco. Se le agrega una acción en vivo entre dos hermanitos que pelean por no querer compartir sus juegos y ponen a todo el mundo encastrado al borde de la extinción. Entretenida, con más canciones, ideas divertidas pero políticamente correcta, con conflictos existenciales dedicados al mundo adulto, esta segunda parte no defrauda.
Dicen que segundas partes no son buenas, y si bien esa leyenda no se ajusta totalmente a La gran aventura Lego 2 (The Lego Movie 2: The Second Part), hay que hacer un enorme esfuerzo para ver con otros ojos una narración que apela, en todos los aspectos, a evocar a la primera entrega de la saga y evitar buscar nuevos aspectos que atraigan a los espectadores. Del primer film se celebró su desfachatez e ironía para trabajar conceptos como la amistad, el amor, los vínculos y la necesidad de aunar esfuerzos en equipo para salir adelante. En esta oportunidad Mike Mitchell, apadrinado por Phil Lord y Christopher Miller, autores también del guion y directores de la primera, intenta superarla pero se queda, lamentablemente, en desventaja. El universo de piezas de encastre que acompañó a generaciones, y que gracias a la versión cinematográfica impulsó las ventas y generó spin offs como el de LEGO Batman: La Película (2017) y LEGO Ninjago: La Película (2017), llegó a ser “increíble”, como esa canción pegadiza, leit motiv del film. Pero no sucede lo mismo con La gran aventura Lego 2 de la cual se esperaba mucho más que una mera reiteración de planteos de la original, destacándose sólo la suma de un conflicto exterior a los personajes, asociado al mundo “real”. Lo exagerado, luminoso y transgresor de la primera, aquí suena a ya visto, a que nada que intente bastará para eliminar el recuerdo de la predecesora, y menos aun cuando con un poderoso arranque, planteando un mundo post apocalíptico a lo Mad Max(1979) en el que Emmet sigue, a pesar de todo, tratando de mantenerse positivo, el relato continúe como una pesquisa sobre el secuestro de sus amigos por un ser de otro planeta que no innova demasiado. La llegada de la otredad sólo sirve para incorporar nuevos personajes a la historia, que si bien están a la altura, estimulan la duda sobre las verdaderas intenciones de la narrativa. Una nueva generación del bloques, más simples y con colores estridentes, y “muñecos” más delicados en cuanto a líneas y estructuras, son el motor del film que prioriza la moraleja por sobre la acidez y el cinismo. Los que vayan a buscar más de lo mismo, saldrán cantando un nuevo hit símil “Todo es increíble”, mientras que los que intenten descubrir novedades y más incorrección en La gran aventura Lego 2 saldrán decepcionados.
La gran aventura LEGO 2: Todo continúa siendo Increíble. La primera película de “La Gran Aventura de Lego” (2014) resultó ser una grata sorpresa dentro del universo de los films animados. Ahora, cinco años después nos llega su secuela, y si bien ya estamos familiarizados con el concepto, esta continuación sigue siendo fresca y atractiva. Seamos honestos, cuando se anunció la primera parte nos parecía muy remota la idea de que la obra sea tan atractiva y disfrutable como terminó siendo. No obstante, Warner Bros. había hecho los deberes al contratar al dúo de directores y guionistas más creativos e innovadores del momento, Phil Lord y Christopher Miller, quienes habían demostrado su talento para la comedia y la animación con películas como “21 Jump Street” (2012) y “Cloudy With a Chance of Meatballs” (2009). Así es como llevaron un producto que se veía como meramente comercial a ser una exitosa aventura para niños y grandes en un clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, pero con un trasfondo sobre la familia bastante conveniente y valioso para el relato. Como era de esperar, tras el tremendo éxito del largometraje anterior, no tardó en confirmarse la secuela que nos terminó llegando cinco años después de la obra original. En esta oportunidad, Lord y Miller participaron en la escritura del guion pero esta vez la dirección cayó en manos de Mike Mitchell (“Trolls”, “Shrek Forever After”), algo que de todas formas no empañó ni comprometió el resultado final donde todavía se nota el sello de los iniciadores de la saga. La cinta se ubica temporalmente cinco años después de los acontecimientos vistos en “The Lego Movie”, donde tras la calma reinante en la ciudad de Bricksburg conseguida tras la derrota del malvado Lord Business (Will Ferrell), aparece una nueva amenaza: invasores de LEGO DUPLO del espacio exterior que lo destrozan todo antes de que dé tiempo a reconstruirlo. Emmet, Lucy, Batman y sus amigos unirán fuerzas para librar una batalla que los llevará a mundos inexplorados. Bajo esta simple premisa se erige esta secuela que busca (y logra) todo lo que una continuación digna debería otorgar: elevar la apuesta y dar más de todo. Si bien no se distancia demasiado de la original y repite algunos de sus mecanismos y recursos, sí consigue establecerse y adquirir una identidad propia. Es así que con todos sus elementos de metalenguaje y la dinámica de la comedia, produce una catarata de gags constante que muchas veces evita los lugares comunes de este tipo de films, causando sorpresa en el espectador y momentos sumamente hilarantes. Quizás en esta oportunidad nos falte la sorpresa que causó el capítulo inicial, pero rápidamente la audiencia se olvidará de estos detalles gracias a un ritmo frenético desde el comienzo hasta la segunda mitad (probablemente en la recta final pierda un poco de impulso), una animación impecable que manifiesta toda la inventiva y ensueño de Lego por medio de efectos visuales sorprendentes y una paleta de colores estridentes que llamarán la atención de los más pequeños. Por otro lado, la banda sonora posiblemente sea incluso más pegadiza, funcional y creativa que la anterior, haciendo que uno continúe cantando los temas luego del visionado y que también se quede a ver los créditos para escuchar ese alegre y autoconsciente último tema musical. Este largometraje se asemeja mucho a lo que fue “Deadpool 2” (2018) para su parte original. Está presente esa sensación de Déjà Vu y falta de sorpresa, pero sin embargo, los personajes, el contexto y todo lo demás sigue funcionando a pesar de la sensación de falta de innovación. Otro punto a destacar tiene que ver con el trasfondo que se le quiso dar a la película en esta oportunidad. Aquí continúa la importancia de la familia pero esta vez se hace hincapié entre el vínculo de hermanos y no de la relación padre-hijo que veíamos anteriormente. La importancia del disfrute y la camaradería entre hermanos es el motor de esta segunda aventura cuya trama será desarrollada por la mixtura de imaginaciones de los personajes de Finn (Jadon Sand) y Bianca (Brooklynn Prince), los hijos de los personajes de Will Ferrell y Maya Rudolph. También se tocará el tema del crecimiento y la ruptura de ciertos rituales que involucran la parte lúdica de la infancia/preadolescencia. En síntesis, “The Lego Movie 2: The Second Part” (título original) es un digno entretenimiento para toda la familia que si bien puede parecerse bastante a su precedente, funciona gracias a la magnífica animación, al diseño de los personajes y al increíble elenco que presta sus voces a los personajes, entre ellos: Chris Pratt, Elizabeth Banks, Will Arnett, Tiffany Haddish, Stephanie Beatriz, Alison Brie, Nick Offerman, Charlie Day, Channing Tatum, Jonah Hill, Jason Momoa, Cobie Smulders, Ralph Fiennes, Will Forte, Jorma Taccone y Bruce Willis. Una película que disfrutarán grandes y chicos por igual.
Cuando se estrenó La gran aventura Lego (2014) la combinación de sofisticación y cinismo acerca del sistema de vida americano, lo desopilante de las situaciones y los logrados gags convirtieron a Phil Lord y Christopher Miller en las figuritas que en Hollywood todos querían tener. La dupla abandonó a su suerte la secuela de Lego (coparticiparon como guionistas y productores), pero dejaron al mando a Mike Mitchell (Shrek para siempre; Trolls), ya que Lucasfilm y Disney los tentaron para Han Solo, el spin-off de Star Wars. Ya sabemos lo que sucedió: filmaron cerca del 75%, y los echaron del proyecto. Así, se quedaron casi sin el pan y sin la torta. Dicho de otra manera: ni Han Solo ni La gran aventura Lego 2 son enteramente sus creaciones, con lo cual no puede echárseles la culpa o elogiarlos en un ciento por ciento por los resultados. Todo el desparpajo de Emmet, el muñequito Lego que era constructor y vivía casi en un mundo de fantasía, donde el hit Todo es maravilloso era su leitmotiv, y su relación con Lucy y otros personajes (difícil llamarlos amigos, porque Emmet, muy a pesar suyo, casi no los tenía) salta en esta secuela al espacio exterior. Pero en vez de estar en un planeta lejano podría ser en la Tierra, que es lo mismo. Cinco años después, el ambiente es postapocalíptico, casi a lo Mad Max. Y llegan unos alienígenas con voces de bebé a invadir, se llevan a cinco muñequitos (entre ellos, a Batman) y Emmet parte al rescate. Para quienes vieron la primera, que Emmet se ponga en personaje de héroe saben lo que significa. Y para los que no, se dan cuenta de inmediato que el eterno niño/adolescente deberá madurar (o no) para lograr su objetivo. Pero en La gran aventura Lego 2 es como si la chispa no hiciera siempre contacto. Hay referencias a la Liga de la Justicia, a DC Comics y a su rival Marvel, a Bruce Willis y un par de chistes orientados más al público adulto. Lo cierto es que ese clima entre zumbón y de alegría y entretenimiento continuo que ofrecía la primera Lego, aquí no está. No siempre es todo maravilloso, como dice ahora la nueva canción. Tan cierto como desalentador. Vayan a las funciones subtituladas si quieren escuchar a Chris Pratt y Elizabeth Banks, y no sufrir con las traducciones de los chistes: hay muchos juegos de palabras que conviene disfrutar como fueron pensados en el original, y no cambiados por otros por una cuestión idiomática.
Un mundo ideal Luego de cuatro años del estreno de La gran aventura Lego (The Lego Movie), película que sorprendió a muchos por su animación y trama, los fans de la cinta en especial el publico geek e infantil han estado esperando el estreno de la segunda película el cual ya esta aquí La gran aventura Lego 2 (The Lego Movie 2) es la secuela de la exitosa película de animación inspirada en la famosa empresa de bloque danesa. En esta oportunidad volvemos a ver a los protagonistas de la anterior película, excepto que han pasado cinco años desde que todo fue increíble y los ciudadanos se enfrentan a una gran amenaza: los invasores lego duplo del espacio exterior quienes van destruyendo todo a su paso. La misión de detenerlos llevara a Emmet (Chris Pratt) Lucy (Elizabeth Banks) Batman (Will Arnett) y sus amigos a universos inexplorados, coloridos e incluso musicales La historia es agradable, no mejor que la primera película, pero sin dudas te conquista con su comedia y su animación, la cual vuelve a sorprender al igual que en la primera entrega, aquí tenemos un poco mas del estilo musical, lo cual es una gran diferencia a con la primera película, hay que admitir que las letras son muy pegadizas e incluso divertidas, la película contiene muchas referencias a la cultura pop y muchísimos personajes nuevos, probablemente superando a la primera en ese aspecto La gran aventura Lego 2 es una aventura llena de diversión, colores y con un estilo único, la cual vale la pena ver para divertirse y mas aun si sos fanático de la cultura pop, hay muchas cosas que te atraerán.
Universo paso a paso Antes que nada debo reconocer que desde el estreno de la primera película solo vi ésto como una estrategia comercial para vender más juguetes, conforme a ese pensamiento. El público iba queriendo más de los muñecos y hoy con un vasto universo no pude evitar ver La gran aventura de Lego 2 . La primera película realmente me sorprendió por el enfoque que se le había dado, era como ver un capitulo de Chicken Robot mezclando Toy story. Parece un tanto extraña la mezcla pero el resultado fue sorprendente, se plasmó en un guión sólido y chistes acertados en aquel entonces. No por nada se había planeado una secuela desde antes del estreno, tanto Phil Lord como Christopher Miller, directores de la primera entrega, no me defraudaron en este ámbito animado (al igual que Lluvia de hamburguesas). Esta vez, la secuela los tiene a ambos como productores y su lugar fue ocupado por Mike Mitchell (Trolls o Super escuela de héroes) con la ayuda de Trisha Gum, quien previamente trabajó como animadora de Chicken Robot. Si bien el cambio no me molestó, sí reconozco que el espíritu de Miller y Lord eclipsó por completo su labor como directores. La secuela se siente orgánica y nada parece forzado, la expansión del universo Lego está muy bien explotada y previamente me pasó lo mismo con Spider−man, donde su labor como productores ejecutivos está definida. No por nada se encargaron de coordinar cada entrega de Lego, donde cada una (y a diferencia de Marvel que se rigen por una estructura) tiene su propia personalidad. Sin embargo, como objeción debo decir que a diferencia de la primera película se pierde el factor sorpresa y eso es natural que pase aunque tampoco es que afecta significativamente el resultado integral. En definitiva, La gran aventura de Lego 2 es un show cinéfilo donde vas a ver interacciones que nunca imaginaste y reírte tanto como la primera película, seas grande o chico.
Originaria de Dinamarca, la empresa LEGO conquistó a grandes y chicos de todo el mundo durante varias generaciones (se fundó en 1932). El cine es solo uno de los tantos rubros en que ha incursionado y la franquicia no para de crecer. Tras la excelente película de 2014 y un film dedicado a Batman en 2018, llega esta secuela con resultados más que dignos, pero que pierde en la comparación con su predecesora. Ya sin Phil Lord y Christopher Miller como codirectores (ambos se mantuvieron como guionistas), fue Mike Mitchell (con antecedentes en las sagas de Alvin y Shrek) quien se encargó de sostener la estética, el vértigo, el humor absurdo y la acumulación de referencias. La eficacia es menor (los mejores momentos corresponden a las canciones de John Lajoie), pero las aventuras (o desventuras) de Emmet y Wyldstyle se siguen sin esfuerzo y con una sonrisa permanente. La película arranca como una mezcla de Transformers y Mad Max, luego deriva a un conflicto intergaláctico, pero en su esencia parece una variante de T oy Story. La trama pendula entre los personajes animados y los de carne y hueso (por allí aparecen papá Will Ferrell y mamá Maya Rudolph), pero ese aporte no agrega demasiado. Dos recomendaciones: busquen la versión original subtitulada para disfrutar de las voces de Chris Pratt, Elizabeth Banks, Will Arnett (y su hilarante Batman), Alison Brie, Charlie Day, Channing Tatum, Jonah Hill, Jason Momoa, Ralph Fiennes o Bruce Willis; y quédense a deleitarse con los notables créditos finales.
The LEGO Movie fue un éxito absoluto e inesperado. Uno de esos que toman a uno por asalto, al estilo “van a hacer la película de Facebook, no saben qué inventar” y la respuesta es The Social Network, uno de los grandes clásicos cinematográficos de los últimos 20 años. La dupla de Phil Lord y Chris Miller es una que se siente cómoda con proyectos que no deberían funcionar, y con dicho film animado tocaron nuevos cielos creativos. Inventiva e irreverente, propusieron una sátira anticapitalista envuelta en una comedia para todas las edades, inteligente, colorida, explosiva y permanentemente divertida. Debería haber ganado el Oscar al que no estuvo ni siquiera nominada, y en el proceso sentó las bases para construir un universo de películas encastradas con ladrillos de plástico. Quizás dejó la vara demasiado alta para su secuela, con la que uno no puede evitar sentirse algo decepcionado por no estar al nivel de su predecesora.
Se pasa el rato con esta nueva aventura de los muñequitos de juguete, que tiene sus buenos atractivos, más allá del viejo aserto sobre las segundas partes. El conjunto ofrece grandes despliegues, lucha contra invasores extraterrestres, y (ay) nuevas canciones, inclusive más de las necesarias. En cambio los chistes no son demasiado nuevos, pero no importa, acá todo es simpático y además el público se renueva. Otro punto a favor: el director es Mike Mitchell, veterano de “Shrek”, “Trolls” y mil batallas. Para fanáticos y conocedores, un guiño básico: la gran pelea tiene lugar entre bloques tradicionales Lego para niños constructores contra bloques Duplo para bebés que arrasan con todo. Por supuesto, Emmet sigue siendo un buenudo optimista, Lucy es toda una mandona pateadora, se mantiene al tope la catarata de guiños, parodias, referencias y autorreferencias que caracterizan a los dibujitos Lego, y de paso se diseminan alegres “cuestiones de género”, muy de actualidad. Libretistas, los mismos de la primera película, que también la dirigieron, Phil Lord y Christopher Miller (ahora producen la segunda).
Luego de los eventos vistos en la primera entrega, todo parecía ir en armonía para la vida de Emmet. Aunque de inmediato se presenta una nueva y colorida amenaza; que conlleva a la destrucción de todo el mundo lego, sumergiendo a la sociedad en una civilización desértica y peligrosa. Pero los líderes de esta nueva era, son invitados por la Reina Watevra Wa´Nabi para formar un matrimonio por conveniencia que en teoría, traería la paz para todos los mundos. Casi sin darnos cuenta, pasaron cinco años desde la primera entrega de La gran aventura lego, que luego de su genial spin off llamado Lego Batman, y la olvidable (y olvidada) Lego Ninjago, por fin nos presenta su secuela. Antes de seguir con la review, debemos decirles que es prioritario que vean la anterior película, porque si no éste film carece de sentido; ya que un elemento que se develaba en el final, es el motor de toda La gran aventura lego 2. Y en la explotación del sorprendente final visto antes, es donde radica el mayor acierto de esta secuela. Como ambos mundos y todo lo que pasa en uno de ellos, tiene explicación en el otro, es por lejos lo mejor que ofrece La gran aventura lego 2. Porque por desgracia el resto, es todo lo que ya vimos antes, pero con el doble de todos los elementos, asumiendo que con eso ya el espectador se va a conformar. Con esto queremos decir que el casting de voces sigue siendo brillante, y trasmitiendo a la perfección los sentimientos de sus personajes; lo mismo que la animación, manteniéndose dinámica y muy bella de ver. Aunque es obligatorio decir, que, pese a que La gran aventura lego 2 apenas dura poco más de hora y cuarenta, la película se siente bastante larga, sobre todo porque laguneamás de una vez en su segundo acto. Sobre todo, en lo referente a Wyldstyle/Lucy, con quien se pretende hacer una protagonista bad ass (más de lo que era antes), pero se termina construyendo un personaje bastante bidimensional y del que poco importa tanto su pasado, como sus emociones. La gran aventura lego 2 dista de ser aburrida, de hecho, es bastante divertida con algunos gags bien armados, y conceptos bastante interesantes tomados de la primera entrega. Pero los constantes altibajos de ritmo que tiene, sumado a que en realidad no estamos viendo más que un reciclado de los buenos momentos de su predecesora; hace que la película nos deje con gusto a bastante poco.
La gran aventura Lego 2 es una prueba contundente del enorme esfuerzo, dedicación y creatividad que los escritores Phil Lord y Christopher Miller le aportaron a... Spiderma-Man: Un nuevo universo. Después de un proyecto tan demandante e innovador como ese era muy complicado que los guionistas pudieran concebir además una gran continuación para esta propuesta. Al ver esta película queda la sensación que el guión lo desarrollaron durante un almuerzo y se lo sacaron de encima enseguida para concentrarse en la producción de Sony. Esto explica que el 90 por ciento de Lego 2 esté sostenido por secuencias de acción y escenas musicales de más de tres minutos sin una trama interesante como tuvo la producción del 2014. Toda la irreverencia y originalidad que tenía el primer film acá desapareció por completo para desarrollar una secuela más infantil que parece hecha para el dvd. Mucho contenido tonto y pocas ideas creativas. Aclaro que vi la versión doblada en castellano, donde las canciones suenan horribles con la traducción y tal vez se pierde la gracia de las letras originales. De todos modos está muy lejos de ser una producción relevante. Lego 2 es la clase de filmes que pueden entretener por un rato a los niños más pequeños, mientras los adultos que acompañan en el cine miran cada diez minutos la hora en el celular. Los chistes en general son muy pobres y redundantes. Los únicos momentos graciosos para adultos pasan por un par de referencias a la bati-dependencia del estudio Warner y el fracaso del Universo DC en la pantalla o más bien la visión de Zack Snyder. En esos pocos segundos Lego se acopla al espíritu de la original y esas humoradas funcionan como un blanqueo de la compañía sobre el fiasco de la Liga de la Justicia. El único momento de esta película donde se puede percibir el humor irreverente de Lord y Miller. Desde los aspectos técnicos es un film correcto que no aporta ninguna secuencia que quede en el recuerdo a la salida del cine. Todos esos mundos fantásticos que se recreaban en la entrega previa acá se limitaron a dos escenarios y en materia de realización esta continuación es mucho menos ambiciosa. En esta oportunidad la dirección corrió por cuenta de Mike Mitchell, responsable de la mediocre Shrek Forever After, cuya narración sigue una misma fórmula durante 107 minutos que se hacen interminables. Secuencia de acción seguida de momento musical, así hasta el acto final que parece un epilogo de El Señor de los Anillos. Cerca de tres veces el film amaga con terminar pero la historia sigue y la tortura se extiende. Vuelvo a reiterar, para los más chicos es una película que zafa para entretenerlos un rato y seguramente la van a pasar bien. Ahora como propuesta artística del género de animación Lego 2 está muy lejos del nivel que tuvo la original.
Aún recuerdo el dolor de mis cachetes, como consecuencia de la risa, tras la proyección de The Lego Movie (2014). Aquella película fue una verdadera fiesta. Una celebración del consumo cinéfilo nerd en todo su esplendor. Y fue muy bien recibida por todo el público La vara estaba muy alta, y si bien esta secuela no llega al nivel de excelencia alcanzado, aún así es muy buena, sobre todo en su segunda mitad. En la primera entrega conocimos a Emmet, cuyo optimismo se plasmaba en la genial canción Everything is awesome (Todo es increíble), y se convertía en un héroe casi de casualidad. En esta oportunidad, ese mensaje se altera un poco desde lo discursivo, o sea, todo es puede ser increíble aún con sus fallas. El mundo de los protagonistas se desmoronó literal y metafóricamente. (Genial el paralelismo con la vida real y la pelea de los hermanos y como se resuelve). También nos presentan a los supuestos villanos, que no son tales, y le dan la oportunidad al espectador de discernir en ese sentido. Donde la película pierde es en el poco apoyo en los personajes secundarios, algo que fue fundamental en la estrenada en 2014. Si bien hay participación de Batman, es más acotada. Aunque también hay que mencionar que tuvo su propia película y que tendrá otra. Pero del resto hay poco y nada. Solo algunas intervenciones. Y eso le resta. Cuesta llegar a la resolución del conflicto desde lo argumental y se hace un poco larga. El director en esta oportunidad es Mike Mitchell, quien viene de hacer Trolls (2016), y cuesta decir si hay algo de su impronta o si siguió todas las directrices de Phil Lord y Christopher Miller, quienes guionaron, pero que fueron los responsables de la primera entrega y el funcionamiento de este universo. El elenco de voces es excelente. (La vi en idioma original). Hacen a los personajes aún más queribles. En definitiva, La gran aventura de Lego 2 es una muy buena película para todas las edades, con la salvedad que en esta oportunidad los más chicos la pasarán mejor que los adultos
La repetición y la pérdida de la magia original ¿Quién hubiera pensado, hace apenas algunos años, que los más famosos ladrillos de juguete tendrían no una sino varias “adaptaciones” para la pantalla grande? Lego, la casi octogenaria marca registrada de origen danés que nunca dejó de estar de moda, continúa ampliando sus horizontes y, luego de la magnífica La gran aventura Lego y dos spin offs de diverso calibre creativo, acerca una secuela oficial de la película que le dio origen a su propio universo cinematográfico. A las franquicias hay que exprimirlas, podría decir el inefable Señor Negocios, que –nuevamente animado por la voz de Will Ferrell– tiene esta vez muy poco que hacer: apenas aterrizan unos enormes Lego Duplo en el equilibrado mundo de Emmet Brickowski, el hombre de traje se toma el raje a un supuesto partido de golf. ¿Será nuevamente el turno de El Elegido y sus amigos –Estilo Libre, Batman, Ultrakitty et al– de cargarse el desafío sobre los hombros? Una placa informa rápidamente que no: cinco años más tarde, el resultado se asemeja bastante a la tierra distópica de Mad Max, con edificios y locales semiabandonados, un territorio desértico, gatos mutantes y el sálvese quién pueda como regla de supervivencia primordial. De allí en más, una misión llegada del espacio con un objetivo aparentemente funesto –aunque disfrazado de invitación a una boda– se lleva de sopetón al quinteto de amigos de Emmet, el héroe más inopinado que, como es de prever, deberá arremangarse el mameluco una vez más. Alejados de la dirección, que esta vez le correspondió al especialista Mike Mitchell (Trolls, Shrek para siempre), la dupla integrada por Phil Lord y Christopher Miller intenta desde el guion superar –o al menos empardar– la originalidad y capacidad de generar sorpresa y diversión del film seminal. Pero una parte de la magia se ha perdido y La gran aventura Lego 2 nunca logra alcanzar esas cotas, a pesar de (o justamente a causa de) su constante apelación a la acumulación de adrenalina y gags, muchos de estos últimos dirigidos a la platea adulta, a partir de mil y una referencias culturales. Por supuesto, varios de ellos funcionan muy bien, pero la enésima repetición del chiste recurrente dedicado a Bruce Willis y el regreso del gag de la caída (aunque con otro personaje, aún más torpe que el protagonista) terminan agotando la posibilidad de la sonrisa. La enorme calidad técnica de la animación –que, nuevamente, apuesta a la escasa posibilidad de movimientos de los bloques de construcción–, y el talento para crear un universo multicolor y atractivo siguen presentes, pero el efecto sorpresa del Hombre de Arriba y su hijo se ha perdido y la apelación a un nuevo personaje humano (una hermana menor), y sus disputas por el uso y abuso de los ladrillos, nunca logra encastrar del todo en la narración. Lo que va sedimentando a lo largo de la proyección es una sensación de repetición, de escenas similares apiladas con astucia pero escasa imaginación, atravesadas a su vez por una serie de números musicales no del todo agraciados. Pero si bien no todo es increíble en la segunda parte de La gran aventura Lego, al menos la historia no termina de caer en la moralina del amor entre hermanos y el valor de crecer sin traicionar al niño que todo el mundo lleva dentro. Aunque... por muy poquito.
Phil Lord y Christopher Miller en el 2014 sorprenden con “La gran aventura LEGO” un film de animación con un guion inteligente, una puesta en escena innovadora y una propuesta general que se apoyaba en un ritmo trepidante y regaba la pantalla con una importante cantidad de homenajes / referencias a otras películas muy conocidas por el público en general. Irreverente en su sentido del humor tan ácido como naïf, se convirtió rápidamente en un éxito de crítica y público y fue ganadora del BAFTA como mejor film de animación del año, Nominada al Globo de Oro y Nominada al Oscar en el rubro de mejor canción. Cinco años después, y casi en forma inevitable, llega esta continuación “LA GRAN AVENTURA LEGO 2”: y si en la primera los universos que se contraponían se encontraban vinculados más con el rol de padres e hijos (Finn, el protagonista y su padre), en esta segunda entrega aparece Bianca, la hermana de Finn para que sus dos mundos entren en colisión. El mundo Lego de Finn, con Emmet Brickowski a la cabeza (siempre con buen humor y con su lema de que la vida es increíble) se ve amenazado por una nave alienígena junto con la invasión de los “Lego Duplo” –la línea de productos más infantil de la corporación- que da por resultado el secuestro de sus amigos en manos de esos Legos rudimentarios y fuertemente violentos que destruyen todo a su paso –algo así como el egoísmo infantil, caprichoso y destructivo-. Así, en un marco post-apocalíptico, que hace recordar el ambiente distópico de la serie de películas de Mad Max (una de las múltiples referencias y guiños cinéfilos), se desarrolla esta nueva historia en la que Lord y Miler, en esta ocasión, sólo son guionistas. La dirección, ha quedado a cargo de Mike Mitchell, una mano que no tiene la firmeza de la dupla anterior y ha sido el responsable de películas flojas como la tercera parte de Skrek: “Shrek para siempre” o “Alvin y las ardillas 3” y que había levantado un poco más la puntería en la dirección de “Trolls”. Pero el problema principal que se presenta en “LA GRAN AVENTURA LEGO 2” no es precisamente la dirección de Mitchell ya que respeta la estética de la original, funciona bien y tiene el ritmo que la película necesita, apelando a la corrección dentro de la puesta y el producto queda “redondo”. El problema con el que se enfrenta esta secuela, es que su historia no despierta interés y que por momentos se preocupa tan solo de inundarnos de referencias cinéfilas y citas indirectas (ya sea por medio de secuencias homenajes, citas en los diálogos o aparición de personajes) que suelen ser muy divertidas para el público experto en detectarlas dentro de la película pero que también pueden dejar afuera al ojo menos entrenado. Tampoco la totalidad de una película puede construirse exclusivamente de ese juego cinéfilo de referencias y personajes, aunque cabe ser honestos y asumir que es realmente un juego tentador y que las referencias que están planteadas, lo hacen con mucho humor y por momentos, ese juego se convierte en una fiesta. Aparecen desde superclásicos como “El mago de Oz” y “La dimensión desconocida” pasando por las sagas más famosas del mundo como “La guerra de las Galaxias” “Duro de Matar” “Transformers” “Volver al futuro” o “Guardianes de la Galaxia”. Pero indudablemente, cuando dialoga con ironía y mordacidad con respecto a las películas de superhéroes, el mundo Marvel “contra” DC y la personalidad de cada uno de los héroes y su éxito (o no) en la pantalla grande, es cuando los guiños se multiplican pero también se disfrutan exponencialmente. Hay buenos chistes, hay algunos números musicales que parecen innecesarios pero se justifican cuando aparecen las canciones pegadizas que se hacen parte de la trama, pero se extraña la creatividad que se había desplegado en la primera entrega y en los subproductos posteriores como la dedicada a Batman o la Ninjago. Para quienes puedan disfrutarla con las voces originales aparecen nuevamente Chris Pratt como Emmet Brickowski y Elizabeth Banks como Wyldstyle, Will Arnet vuelve a ser un genial Batman con los mejores chistes de la película y sorprende Tiffany Haddish en su rol de la villana reina Watevra Wa Nabi. Dentro del elenco están presentes Alison Brie, Maya Rudolph, Will Ferrell y “cameos” de Jonah Hill, Ralph Fiennes, Bruce Willis, Jason Momoa (“Aquaman”) y Channing Tatum. Demasiado apegada a respetar la estructura de la original, pero sin la sorpresa y la contundencia de la primera entrega “LA GRAN AVENTURA LEGO 2”, hechas estas salvedades, divierte, entretiene y deja un mensaje sobre los lazos familiares, los vínculos de amistad y la posibilidad de solucionar los problemas de comunicación a los que se enfrentan las nuevas generaciones. Y seguramente después de los títulos de cierre saldrán cantando el pegadizo hit.
En busca de sus amigos “La Gran Aventura Lego 2” (The Lego Movie 2: The Second Part) es una película animada de acción y comedia que constituye la secuela de “La Gran Aventura Lego” (The Lego Movie, 2014). Con un guión que continúa estando a cargo de Phil Lord y Christopher Miller, la dirección esta vez quedó en manos de Mike Mitchell. Siendo el cuarto filme dentro de la franquicia ya que hay dos spin-offs (The Lego Batman Movie y The Lego Ninjago Movie), las voces originales vuelven a ser puestas por Chris Pratt, Elizabeth Banks, Alison Brie, Will Arnett, Charlie Day, Jonah Hill, Cobie Smulders, entre otros. En el reparto actoral se agregan las actrices Maya Rudolph y Brooklynn Prince (The Florida Project), aparte de que Tiffany Haddish aporta su voz a un nuevo personaje. Cinco años después de los eventos ocurridos en el primer filme, la ciudad de Bricksburg ha sido destruida por unos invasores rosados de extrañas formas. Todos los habitantes Lego se sienten tristes y abatidos excepto Emmet (Chris Pratt), el extra positivo Maestro Constructor que sueña con armar un bello hogar para convivir con su novia Lucy (Elizabeth Banks). Con la llegada del astronauta Mayhem (Stephanie Beatriz), éste anuncia que una Reina de otra galaxia quiere casarse con Batman (Will Arnett), por lo que su equipo secuestra al murciélago y demás amigos de Emmet. El feliz lego emprenderá un viaje para salvar a sus compañeros de un rápido lavado de cerebro. El recorrido no lo hará solo, ya que Rex, un joven decidido y entusiasta, lo salvará del choque con un asteroide y le hará reflexionar sobre en quién debe transformarse para ser un héroe. En 2014 “La Gran Aventura Lego” resultó una grata sorpresa gracias a la construcción de un mundo innovador y colorido con un protagonista lleno de carisma. A su vez, los chistes funcionaron a la perfección y la canción “¡Todo Es Increíble!” (Everything is Awesome) quedó pegada en la cabeza de más de uno. Con esta secuela la diversión sigue estando presente aunque no se llegue a superar a la primera entrega. Esto se debe primordialmente a que la historia puede tornarse un poco rebuscada para los más pequeños, que no llegarán a comprender al 100% lo que están viendo en pantalla y más bien quedarán relegados a reírse de los chistes más inocentes como los de una banana resbaladiza. Por otra parte, los más grandes disfrutarán de las referencias a la Liga de la Justicia, El Mago de Oz, Volver al Futuro y la graciosa presencia del Lego de Bruce Willis. Lo maravilloso de “La Gran Aventura Lego 2”, aparte de sus fenomenales letras de canciones, radica en las moralejas que quieren transmitir al espectador. Al ya saber que todo lo que sucede en el mundo animado está conectado con el mundo humano, la película se enfoca en la relación entre hermanos, el trabajo en equipo y el adaptarse y respetar los gustos del otro. Además, el filme busca dejar claro que no hay que cambiar la personalidad de uno para complacer al prójimo y se vuelve más realista en cuanto a que a veces no todo siempre es increíble. Con buenas dosis de acción y risas, la nueva aventura de Emmet es imperdible para los que nos encariñamos con este personaje tan leal, ingenuo, positivo y de buen corazón. P.D.: Ni se les ocurra levantarse de la butaca una vez terminada la película ya que la canción y diseño de los créditos es espectacular y los hará sonreír a más no poder.
Secuela de la exitosa "La película de Lego" (2014), el filme de Mike Mitchell vuelve con sus clásicos personajes de ficción. Los ladrillitos de plástico con encastre se humanizan e interactúan, haciendo honor a su marca creada en 1918 por un carpintero danés utilizando madera. Nuevamente Emmet va a tratar de defender a su gente, raptados por galácticos, los impresionantes Duplo (grandes bloques con nuevos colores rosados). Hasta la increíble Lucy es consciente de que su ciudad ha sido amenazada de muerte. La cosa se va a complicar, habrá nuevos personajes y el mundo Lego seguirá desarrollándose como puede. Similar en la estructura, brillante en las animaciones, la aventura de "Lego 2" a pesar de estar bien contada, de exaltar como siempre la cultura pop, no está a la altura de su original. Sobran los gags, las situaciones humorísticas de humor directo abundan, pero la sorpresa del 2014, su creatividad ya no es la misma. Es entretenida y los chicos siguen con atención a los invasores que odian Bricksburg. En el filme todo se multiplicará, las persecuciones, la violencia, hasta los dinosaurios y las canciones. Habrá como siempre un llamado a la paz, a la no violencia, luego de exhibir bastante de ella, y a la necesidad del trabajo en equipo y la integración. También se ampliará el número de mujeres superpoderosas y aparecerá la reina Watevra, que se sumará luego a la lista de nuevos personajes como R. Dangervest, que deberá ayudar a Emmet a convertirse en un héroe. Una aventura para los más chicos.
DENTRO DE TU CABEZA Unbelievable – Super Cool – Outrageous and Amazing Phenomenal – Fantastic – So Incredible – Woo Hoo (de la canción Super cool, que se escucha durante los créditos de la película) A esta altura, lo del universo cinematográfico Lego es un pequeño milagro: una suma de películas con ligeras conexiones entre sí, pero a la vez totalmente autónomas, a partir de una vocación constante por jugar con límites estéticos y narrativos. Después del éxito de la primera parte, la secuela que es La gran aventura Lego 2 representaba un desafío distinto al de Lego Batman y Lego Ninjago, por no ser un spinoff sino una continuación de una historia ya establecida, en el que era necesario encontrar nuevos conflictos para los personajes. El reto se supera con creces, en una película que casi literalmente la rompe. Es que todo pasa por la ruptura en La gran aventura Lego 2: con expectativas, con moldes, con prejuicios, con perspectivas, porque al fin y al cabo, de eso se trata la aventura. Si la amenaza en la primera parte era esa visión inmaculada sobre el mundo, donde no había lugar para la creatividad o la improvisación, en esta segunda entrega viene inicialmente por el lado de una otredad que solo pareciera querer destruir, arrasar o devorar. Los invasores Lego Duplo son eso que los protagonistas no pueden (o quizás no quieren) entender: seres con motivaciones que se escurren, que dicen ser una cosa pero se intuye que son otra, identidades eminentemente conflictivas porque no se las puede definir. Pero claro, si la aventura implica descubrir y repensar convenciones, la verdadera amenaza, lo maligno en la película es la negación del conocimiento y la chance de aceptar lo distinto. En la primera entrega, el camino a recorrer implicaba esencialmente un autodescubrimiento y romper con un orden ajeno para crear uno propio; pero acá se trata de buscar una convivencia con otros órdenes, con otras construcciones. Al fin y al cabo, de eso también se trata jugar, crear o imaginar: actos que en última instancia necesitan un diálogo, una interpelación, otro tipo de conexiones para retroalimentarse y enriquecerse. Ahí es donde la interacción con el mundo real cobra nueva fuerza, a partir de cómo se repiensa la hermandad como un vínculo lleno de malentendidos e interferencias, pero con la potencialidad de una complementariedad ennoblecedora. Por momentos, La gran aventura Lego 2 se pasa de rosca al explicitar su autoconciencia de los mecanismos narrativos, acumular referencias o al querer hacer hincapié en el recorrido de aprendizaje que deben hacer los personajes. Al mismo tiempo, esa apuesta constante por reinventarse en cada fotograma es su principal impulso para explorar toda clase de vías genéricas y estéticas: hay subtramas románticas; viajes espaciales y temporales; vueltas de tuerca de todo tipo (algunas más consistentes que otras); y claro, una sucesión de canciones fenomenales, donde los ritmos adictivos son la norma. Y si tanto despliegue de colores y sonidos pueden llevar al desconcierto, lo cierto es que a lo sumo es un malentendido frente a una secuela que multiplica la disrupción del original, creando una nueva anarquía dentro del caos original, pero no para devorarse a sí misma, sino para estimular desde formas inesperadas. Una forma hilvanada desde la deformidad, eso es La gran aventura Lego 2, una película en constante mutación. Y además, sumamente adictiva –en el mejor sentido posible-, como toda la filmografía de Phil Lord y Christopher Miller, que acá ofician de guionistas e impregnan con sus huellas delirantes todo el relato, que nos dice que no todo es necesariamente es grandioso, pero bien vale la pena intentar que lo sea. Como bien dice uno de sus temas, Catchy song, se queda dentro la cabeza del espectador con sus invenciones audiovisuales constantes y su historia increíble, súper cool, escandalosa y sorprendente, fenomenal, fantástica y tan increíble, ¡Woo-hoo!
Lo hipnótico del filme inaugural del 2014 –que pronto derivó en una saga con narrativa troncal y ramificados spin-off– era su libertad para ser cualquier cosa sin justificarse. La gran aventura Lego mutaba minuto a minuto, carente de explicaciones, mimetizándose con la maleabilidad del juguete, flirteando con cualquier cliché cinematográfico. Un absurdo sin horizonte evolutivo, la imaginación complaciéndose a sí misma. Cuando se rompía la cuarta pared y develaban el mundo real, más que una resignificación narrativa estábamos ante otra capa de lo absurdo, la más maravillosa y osada de todas. Tras este arrebato metatextual, la irreverencia no recalculaba ni se medía. La gran aventura Lego, además de ser libre, batallaba hasta último minuto para mantener su autonomía. Era una película con un ideal. De semejante ideal en esta segunda parte queda la mampostería, una sucesión de tics que remedan el humor surreal y vertiginoso sin poder interiorizarlo como estructura rizomática. Los spin-off de Batman y Ninjago (y una infinidad de videojuegos guionados con la misma picardía) adolecían del copy & paste pero se amparaban en su condición secundaria. Aquí el corazón de Lego se desmorona irreversiblemente apenas empieza el filme gracias a una traición conceptual: establecer dos universos alegóricos, uno comandado por el hermano mayor y otro por la hermanita menor. Es decir que todo lo que sucede queda supeditado a la metáfora de un conflicto filial. Jamás podemos relajarnos porque cada personaje o situación es un síntoma. El psicologismo está servido: Emmet debe madurar junto al hermano mayor y la antagonista de turno, la Reina Soyloque Quiera Ser, pretende coaptar a otros personajes como un reclamo de hermanita menor. Este sistema alegórico (y de resolución moralizante) opaca cada ocurrencia de un guión que, encima, en su doblaje español suena horroso. Sobreviven algunos chistes sueltos, por lo general de carácter visual, dentro de una trama encerrada en la contradicción de ser esquizoide y organizada al mismo tiempo, con parches que invocan a la religiosidad de Toy Story. Es meritorio, de todos modos, que la estética diseñada por Phil Lord y Christopher Miller, responsables absolutos de la primera entrega, contamine cada película de Lego y le imprima una identidad basada en el aglutinamiento de humor posmoderno. Sí: ya existe una fórmula para armar películas Lego. Mérito por un lado y tenebrosa contradicción por otro.
Todo no es increíble Esa frase, esa contraparte oscura de aquella alegre cancioncita con la que se establecía el tono de su original, es también resumen de lo que se ha convertido su secuela. Porque lo increíble de esa original es ahora lo ordinario, lo común si se quiere. Es una secuela que no lo tiene fácil. Tiene que lidiar con un universo preestablecido, y ni siquiera agregarle el contexto de un apocalipsis en el mundo de los Legos y acentuar la comedia en el mundo de carne y hueso consigue tapar las aburridas escenas de acción y las soporíferas escenas explicativas que van entre las mismas. “Mostrame, no me cuentes”, esa lección que la original -más allá de las opiniones sobre su calidad- había aprendido y muy bien. No obstante, el mayor problema a señalar en el desarrollo narrativo de La Gran Aventura Lego 2 es la postura que adoptan sobre su tema. Uno podría decir que se trata de los límites del cinismo, que buscarle la vuelta negativa a todo es tan negativo como hacer de cuenta que todo está bien, y el rol decisivo que tiene dicho cinismo en la madurez humana. La película elige dirigir este punto a través de una discusión entre hermanos que tiene su reflejo (y, ya que estamos, su prioridad narrativa) en el mundo de los Legos. Esa alternancia entre mundos, que anteriormente era una sorpresa y hoy es un conocimiento inmediato, contribuye a la confusión en su mensaje. ¿El cinismo está bien? ¿Está mal? Esto dicho con la seguridad de que el tratamiento en absolutos de dichos valores predominan en el cine de animación (por lo menos el mainstream) desde siempre. Como si por separadas la confusión temática y la endeble dinámica narrativa no fueran suficientes puntos en contra, su combinación no produce mejores resultados. La resolución del film se siente forzada más que sentida, existente por definición más que por sentimiento o por camino recorrido. Falta ese alivio por ver a los protagonistas vencer y aprender. O sea, un final y basta. Cuando eso pasa, el problema está en el camino más que en el destino final.
Su trama es un tanto dinámica, sigue el atractivo entre Emmet (con la voz de Chris Pratt) y Lucy (con la voz de Elizabeth Banks), esta pareja que debe salvar a todos, por supuesto nos volvemos a encontrar con Batman (con la voz de Will Arnett) que nos brinda un gran show pero también ingresan nuevos personajes que aportan mucho a la franquicia, dándole un lugar a las próximas películas. Dentro de los personajes secundarios se encuentran: Unikitty /Ultrakatty (con la voz de Alison Brie), MetalBeard (con la voz de Nick Offerman) y Benny (con la voz de Charlie Day), la reina del Systar System, Watevra Wa’Nuabi (con la voz de Tiffany Haddish), Presidente Business (expresado por Will Ferrell) cada uno de ellos tiene su momento para lucirse y desplegar su parte dentro de esta gran aventura. Esta es una nueva entrega, llena de nuevos personajes, hermosas canciones, muy colorida, con colores brillantes y llamativos, batallas y bosques espaciales, dinosaurios, situaciones llenas de humor (aunque la mayoría no son tan buenos), intenta divertir a chicos y adultos, contiene buenos mensajes relacionados con el amor, el compañerismo y la solidaridad.
Todo gira alrededor de la tensión entre un nene y su hermana, aunque no los veamos. Lo peor de la primera película de Lego consistía en que el final era aleccionador de modo innecesario. En este film ya sabemos que todo gira alrededor de la tensión entre un nene y su hermana, aunque no los veamos. Por lo tanto, podemos gozar con el viaje y en todo caso el problema consiste en que los personajes se enfrentan a sus circunstancias sin hacerse demasiadas preguntas. No pidamos metafísica, de todos modos: el impacto y la creatividad visual siguen allí, hay momentos de una locura surreal que difícilmente encontremos en gran parte del cine que nos toca ver semana a semana, y algunos de los chistes son maravillosos. Los personajes siguen siendo muy buenos (sí, claro que el Batman con la voz de Will Arnett supera a casi todos) y quizás la parodia a otras películas sea innecesaria aunque también genera momentos de buen humor. Sin la novedad pero con el corazón de la primera.
Atentos fanáticos de Warner, llegó “La gran aventura LEGO 2” con una gran apuesta. Además de todo el humor que nos viene ofreciendo LEGO, donde los estereotipos son los chivos expiatorios y las risas sobre sí mismos sobran, conecta una vez más con el mundo real. No sólo la relación humanos y Legos, sino las piezas utilizadas en la película que podemos identificar en nuestra colección de bloques. Alto ahí los no fanáticos, también hay para ustedes. Una de las temáticas es el crecer y todo lo que eso acarrea. Todos los adultos en algún momento tuvimos que dejar de ser niños, y la transición puede ser en muchos casos contradictoria y confusa. Al madurar hay decisiones que tomar y elegir el tipo de persona que queremos ser.
Antes era todo increíble y divertido Tras la invasión extraterrestre de los "Duplo", que destruyen todo lo que vean colorido y brillante, Emmet, Lucy, Batman y sus demás vecinos deben sobrevivir en un mundo post-apocalíptico. A diferencia de la primera película, el film resulta desoladamente aburrido. "Antes todo era increíble. Ahora, todo es desolación”. Así habla Lucy (Elizabeth Banks) sobre un pasado mejor en el mundo de los personajes de Lego. Pero sin querer, da una descripición perfecta sobre lo que en realidad fue el pasado, la primera película, y la diferencia esencial con esta nueva aventura: desoladamente aburrida. Tras la invasión extraterrestre de los “Duplo” (marca de Lego creada para los más chicos), que cada tanto destruyen todo lo que vean colorido y brillante, Emmet (Chris Pratt), Lucy, Batman (Will Arnett) y sus demás vecinos deben sobrevivir en un mundo post-apocalíptico. Para intentar cambiar las cosas, o entender qué sucede con esta nueva especie que quiere destruirlos, algunos personajes viajarán a una boda en otro universo. Emmet irá tras ellos y lo ayudará un personaje muy particular, pero con un pasado oscuro. Todo el filme tiene un meta mensaje que descubrimos tempranamente porque hay varias escenas “explicativas” de lo que realmente sucede, más allá del mundo Lego, con los niños dueños de estas figuras y construcciones. Como no había sucedido en el primer largometraje, vemos demasiado del “detrás de escena”, y la historia termina teniendo demasiadas similitudes con “Toy story”, incluyendo la moreleja final. Al desdoblar la historia, forzando la justificación de muchas cosas que suceden en el mundo de las piezas plásticas, Mike Mitchell, Trisha Gum, sus directores, se olvidaron de lo más importante: hacerla divertida. Ni siquiera la introducción de nuevos personajes, como La Liga de la Justicia (con los mismísimos Jason Momoa y Gal Gadot como voces de sus personajes), o la frescura de Batman gracias a la gran personificación de Arnett, salvan a esta comedia que hasta es sorprendentemente larga (110 minutos). Si bien algunos gags pueden ser simpáticos, cuando la lógica indicaba que era más simple mantener lo conseguido con la primera producción, decidieron hacer más complejo el guión -en lo que se supone una intención por evolucionar-, y muy lejano a sus pretensiones, se quedaron, como bien dijo Lucy, en la desolación.
Si algo no se le puede negar a los daneses dueños de una de las marcas de juguetes más populares del mundo es su capacidad de reinventarse. Según Wikipedia (fuente de información de brocha gorda) primero fabricaban muebles de madera estilizados, luego los hicieron más chicos en la época de la depresión, y finalmente se achicaron del todo: juguetes. Nace la marca LEGO (un juego de palabras danesas que significa “jugar bien”. Eran de madera en la época de la post guerra, cuando no había un mango. Bloquecitos de madera primero, de plástico más adelante, hasta que, a fines de la década del ’50, les incorporaron el sistema de encastre para que las creaciones de cada niño quedasen fijas. Millones de dólares y euros después, ya en nuestros días, la expansión llegó al mundo audiovisual. Los ladrillitos cobraron vida en “La gran aventura de Lego” (2014) dentro de un guión que se las ingeniaba muy bien para evitar el mote de “autobombo”. Lo hacía a partir de tres o cuatro secuencias muy sutiles en las cuales quedaba claro que toda esta animación que veíamos partía de la imaginación de un niño cuyo padre, fanático de la marca, melómano y muy celoso de las mega construcciones que componía en el sótano, ponía el grito en el cielo si el chico se acercaba a las maquetas. Tan astuto era el argumento que traspasaba la frontera del mundo animado y osaba jugar a la psicología de manual, al mostrar como el chico proyectaba en los personajes algunas de sus frustraciones. Así, el malvado Sr Negocios (voz de Will Ferrell, doblado por Ricardo Tejedo) no era otro que el papá, impidiendo que se rompan las estructuras armadas (o sea que los juguetes no se usen para jugar), mientras que su contraparte era, y es, Emmett (voz de Chris Pratt, doblado por José Antonio Macías), un trabajador de la construcción siempre alegre con el optimismo a flor de piel, alter ego del hijo, Finn (Jadon Sand), quien andaba frustrado por no poder compartir tiempo para jugar con su padre. Era una suerte de ruptura de la cuarta pared que resignificaba buena parte del texto cinematográfico. La película ganó mucha plata, así que tanto para TV como para cine se multiplicaron cual conejos, y ahora andan los títulos desparramados por ahí como los propios ladrillitos cuando los chicos terminan de jugar. Desde el afiche original se intuye que esta vez han ido por el camino menos conveniente porque se llama “La gran aventura de Lego 2: La segunda parte, y aunque la redundancia de “La segunda parte” pretenda ser un gag (al contar ya con el número 2 en el título) provoca la reacción inversa, además de resultar un presagio de lo inevitable. Dos decisiones en el guión de Phil Lord, Christopher Miller y Matthew Fogel y en la dirección de Mike Mitchell conspiran contra todo lo bueno hecho en su antecesora: La exacerbación desproporcionada del ejercicio de la autoconciencia y la ruptura del acto ficticio desde el arranque, esa “cuarta pared” de la cual hablábamos más arriba. Unos años después de que “todo sea sorprendente” (estribillo de la canción leit motive nominada al Oscar allá por 2015), lejos de serlo se ha convertido en una suerte de escenario post apocalíptico a lo Mad Max que cada tanto es invadido por “soldados” de la Reina SoyloqueQuieraSer (voz de Tiffany Haddish doblada por Laura Torres) para llevarse cosas o personajes. Emmett, entonces deberá juntar valor para ir en busca de sus amigos prisioneros. Es que en el plano real el sótano fue “invadido” por Bianca (Brookynn Prince), la hermana de Finn, que se lleva los chiches a su habitación y por ende el juego (o el armado del mismo) se volvió caóticamente organizado. Claro, el conflicto (de alguna manera hay que llamarlo) es que los hermanos tienen distinta manera de jugar con los mismos juguetes, y esto supone una tremenda discordia entre los universos que ambos niños plantean (el cuarto de ella y el sótano donde arma él), discordia que “sufren” los personajes en su versión animada. Esto lo entendemos porque cada tanto el guión salta a la dimensión real para explicarlo. Subestima la inteligencia de los espectadores (grandes y chicos) a los cuales les abre estas “ventanas” durante unos segundos solamente para no perder continuidad con la aventura que viven los personajes. De alguna manera, “La gran aventura Lego 2” comete el pecado de mostrar el truco. Revela que la fantasía no es tal, quitándole su valor intrínseco. De esta forma, o sea pensada desde el punto de vista de los LEGO ya instalados en lugar de hacerlo desde la subjetividad del ser humano que juega con ellos, como punto de partida para contar las situaciones, el producto final pierde su poder de generar interés emocional. Desde la realización integral el prodigio técnico es innegable, la animación conserva esa esencia cúbica y recortada que hace de la poca flexibilidad de los Lego una suerte de artilugio titiritero. También el diseño sonoro se destaca, gracias al cual los juguetes tienen su universo propio. Un par de canciones pegadizas, en especial la de los créditos, voces talentosas, tres o cuatro gags que funcionan al principio hasta que las risas se van apagando, y no mucho más. Un producto que, de seguir por esta vía, tiene una parada segura en la estación del aburrimiento.
Con cambio de director regresa La gran aventura Lego 2 en una secuela que aprovecha todo aquello que le funcionó a su primera entrega. Phil Lord y Christopher Miller, los directores de la primera entrega, regresan para esta secuela como guionistas. Y Mike Mitchell (después de haber dirigido algunas animadas como la última de Shrek o Trolls) asume el rol de director. A grandes rasgos, La gran aventura Lego 2 aprovecha los recursos que habían funcionado en aquella primera y los explota para esta secuela que, aunque ni muy original ni muy creativa, funciona a base de su humor y personajes. La película en cuestión empieza justo donde terminó la primera, para pronto adelantar a unos años después y encontrarnos con que las cosas ya no son geniales y todo se ha tornado oscuro y devastado. Aunque Emmet (voz de Chris Pratt) nunca pierde el optimismo, aún en esos paisajes propios de Mad Max, e intenta hacer de su día a día lo más parecido a aquellos tiempos añorados. Hasta que una malvada reina, que tiene el poder de asumir cualquier forma que desee, secuestra a varios de sus amigos y pretende casarse con el narcisista y soltero incurable Batman. El film aprovecha ese juego que había presentado al final de su predecesora, que mezcla el mundo de los juguetes con el real, lo cual lo torna bastante predecible. Con respecto al humor, siguen las múltiples referencias a otras películas pero los chistes y gags visuales no funcionan todos en igual medida. El elenco multiestelar de voces también retorna: además de Pratt (que interpreta a dos personajes), Will Arnett como Batman, Elizabeth Banks como Lucy (la verdadera heroína de todo este lío) y otros tantos en roles menores o guiños (como los que conciernen al resto del universo DC). Lord y Miller no cuentan con el mismo nivel de creatividad que en sus trabajos anteriores, acá parecen más funcionales a los caprichos de las productoras para contar con una secuela sin sorpresas. La gran aventura Lego 2 es una película para chicos y grandes que, además, en la moraleja que tiene que dejar cada una de estas películas, pone en evidencia lo incorrecto de prejuzgar en un mundo donde bueno y malo a veces no depende más que de la perspectiva de donde se lo esté mirando, al mismo tiempo que muestra de qué se trata crecer, de lo que significa madurar (que no tiene por qué ser volverse serio y amargado). A nivel musical, el film aprovecha todo aquello que consiguió con su pegadiza “Everything is awesome” hasta reformularla varias veces, pero el agregado es una nueva canción que no duda en cantarte su cometido: que se te quede pegada en la cabeza.
Emmet, Lucy, Batman y compañía están de regreso con una nueva locura pergeñada a base de un montón de ladrillitos de colores. En el año 2014 Phil Lord y Christopher Miller -que venían de hacer cositas como “Lluvia de Hamburguesas” (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) y la remake cinematográfica de “Comando Especial” (21 Jump Street, 2012)- subieron otro nivel en la escala de locura humorística gracias a “La Gran Aventura Lego” (The Lego Movie, 2014), primera película animada protagonizada por los encastres daneses y sus minifiguras, que llegada a la pantalla grande con ganas de impulsar el nuevo departamento de animación de Warner Bros. e iniciar una franquicia en sí misma. Después del éxito de esta primera entrega, más “LEGO Batman: La Película” (The Lego Batman Movie, 2017) y “Lego Ninjago: La Película” (The Lego Ninjago Movie, 2017), podemos afirmar que la dupla de realizadores logró su objetivo, creando un simpático universo cinemático que toma la premisa del juego como impulso para contar sus historias, siempre mostrando el lado más lúdico e inclusivo de este juguete protagonista. No nos engañemos, detrás de todo esto hay una marca multimillonaria (más las explotadas franquicias del estudio), pero los realizadores lograron correrse del mero product placement (te estamos mirando a vos “Emoji: La Película”) para entregarnos algunos de los relatos infantiles más originales e irreverentes de los últimos tiempos. Lord y Miller estaban un poquito ocupados con la película de Han Solo que no fue (bah, fue sin ellos) y la producción de “Spider-Man: Un Nuevo Universo” (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) como para hacerse cargo de la dirección de esta secuela. Igual aportaron su más que peculiar estilo desde el guión, una vez más, con una seguidilla de gags y canciones, retroalimentándose constantemente de la cultura pop. Así la silla vacía fue ocupada por Mike Mitchell, que tiene un amplio currículum en esto de las historias animadas, más recientemente con “Trolls” (2016). Un reto del que sale muy bien parado, aunque esta segunda parte se quede un toquecito detrás de la original. La trama de “La Gran Aventura Lego 2” (The Lego Movie 2: The Second Part, 2019) arranca justo donde nos quedamos en 2014, cuando unas extrañas criaturas –los Lego Duplo (la versión más infantil de los ladrillitos)- empiezan a invadir los escenarios de Bricksburg. Traducido, la hermana menor de Finn (Jadon Sand), Bianca (Brooklynn Prince), se suma al juego, y las consecuencias son un tanto apocalípticas. El instinto natural de Emmet (voz de Chris Pratt) es darles la cordial bienvenida, pero sus acciones terminan desencadenando el caos y la destrucción, convirtiendo la ciudad en una tierra desolada, ahora conocida como Apocalypseburg. Cinco años después, los habitantes endurecieron sus corazones y viven con miedo y en alerta constante debido a las repetidas invasiones enemigas. En este contexto tan parecido al de “Mad Max”, Emmet mantiene su espíritu empático y optimista deseando mudarse con Lucy (Elizabeth Banks) a la pintoresca casita de sus sueños, mientras es acosado por extrañas visiones de un supuesto “Armamagedon” (sí, así como lo leen, no es un tipo) que, en pocas palabras, podría acabar con todo este universo. ¿No tiene un aire a Star-Lord? Por su parte, a Lucy le gustaría que su compañero fuera menos “blando” y más temperamental para estar acorde a las circunstancias. Ni tiempo tienen para empezar a planificar un futuro juntos, ya que desde el espacio exterior llega la general Sweet Mayhem (Stephanie Beatriz) con una misión muy clara: llevarse al líder más apto de Apocalypseburg hasta el Systar System, un planeta pesadillesco plagado de corazones, unicornios, princesas y brillitos de todos los colores gobernado por la menos que malvada Queen Watevra Wa'Nabi (Tiffany Haddish), una alienígena que puede cambiar su forma a gusto y piacere. Wait a minute, ¿qué tiene todo esto de malo? En teoría, absolutamente nada, pero Sweet Mayhem primero secuestra y después pregunta, llevándose consigo a Lucy, Batman (Will Arnett), Benny (Charlie Day), Metalbeard (Nick Offerman) y Unikitty (Alison Brie) más allá del portal hacia una galaxia muy, muy lejana donde todo es alegría y música pegadiza que se te mete en el cerebro (literalmente hablando), algo que no encaja con los parámetros de Wyldstyle, quien hará lo que sea para liberarse y “salvar” a sus amigos. Claro que Emmet tiene la misma idea, y transformando su casita soñada en una nave espacial se lanza a la aventura y el rescate sin saber que su profecía del Armamagedon ya se está cumpliendo. Por suerte, de camino a Systar System recibe el auxilio de otra nave y de su arriesgado piloto, Rex Dangervest (también Chris Pratt), que junto a tripulación de dinosaurios entrenados (no pregunten) lo van a ayudar a desbaratar los malvados planes de Queen Watevra Wa'Nabi, cualquiera que estos sean. Rex es el opuesto perfecto de Emmet, un muchachote rudo que jamás se deja llevar por los sentimientos, del cual nuestro héroe va a tomar algunas notas para poder impresionar a su chica. Una pesadilla de música y colores brillantes Por ahí pasan los verdaderos temas de esta secuela que, más allá de las locuras espaciales y los personajes estrambóticos, da en el clavo acerca de las personalidades, los estereotipos, la autoestima, la relación entre hermanos, la empatía y hasta se da el lujo de despacharse con una de las mejores explicaciones sobre la masculinidad tóxica. Así es como, entre miles de chistecitos, humor meta y referencias pop, las películas de Lego enaltecen las cualidades del juego y de los pequeños (y no tanto) seres humanos a los que están dedicadas. Los mensajes son ultra directos y muchas veces acompañados de las canciones más hilarantes. La animación de Animal Logic se sigue superando entrega tras entrega, y se agradece que acá sumen “los efectos especiales de sonido” que inauguró Ralph Fiennes en “LEGO Batman: La Película”, donde los ruiditos de disparo y otros tantos salen directamente de la boca de sus protagonistas. ¡Aguante el pew pew! Si “La Gran Aventura Lego” ponía el acento en la creatividad, la imaginación y lo lúdico como detonante, esta segunda entrega amplia el panorama sumando nuevas cuestiones de género y edad, que no siempre siguen las reglas de lo establecido socioculturalmente. En contra, podemos decir que a la trama le cuesta arrancar, y después de una primera hora solo cargada de gags y súper acción, empieza la verdadera aventura para las minifiguras en la pantalla y los espectadores que, como mínimo, se llevan un par de reflexiones y alguna que otra cancioncita bien metida en la cabeza.
Todo no es tan increíble La gran aventura Lego (The Lego Movie, 2014) es, quizás, una de las mejores películas animadas que el cine nos dio en los últimos años. De echo, su no nominación a la categoría de Mejor película animada de los premios Oscars fue una de las mayores injusticias en la historia de la entrega de esos premios. Cinco años después, y con un spin-off de Batman en el medio, llega su secuela La gran aventura Lego 2 (The Lego Movie 2: The Second Part), posiblemente la primera gran decepción del año, y por decepción no me refiero a sea una mala película (de hecho es correcta), sino que para aquellos que esperábamos ver algo a la altura de sus antecesoras nos deja un sabor amargo. Para poder hacer una critica es imposible no compararla con la primera parte. Si hay algo que nos sorprendió esa película fue ver como lograban crear todo un mondo en base a unos muñecos y no solo lo lograron correctamente sino que la idea fue de lo más original. Además, todas las referencias a la cultura pop, la coalición de distintos mundos y un plop twist que nadie lo venía venir le sumó muchos pontos. Para esta secuela se esperaba ver nuevas ideas aún más originales, pero no solo no sucede sino que nos dan más de lo mismo. La película zafa en las referencias pop (pocas igual) pero pierde en historia y sobre todo en el giro de la trama, el cual es bastante confuso, teniendo en cuenta que es una película dirigida a los chicos. Se podría argumentar como defensa que esta película no esta dirigida por la dupla Phil Lord y Chris Miller (remplazados por Mike Mitchell), pero sin embargo fueron los encargados del guión y los principales productores (mismos cargos que tuvieron en la también exitosa Spider-Man: Un nuevo universo), por lo cual no hay defensa que valga. Simplemente se puede llegar al a conclusión de que quisieron repetir la fórmula que le dio tanto éxito cinco años atrás, algo que está implícito en las muchas (y cansadoras) canciones pop de la película que tienen toda la intención de quedar pegadas en nuestras cabezas, tal como sucedió con la maravillosa “Everything is Awesome”. Otro claro ejemplo de que repetir una formula no garantiza un nuevo éxito. Como ya dije, a pesar de ser una decepción no es una mala película. Sí tiene momentos un poco aburridos y la historia no termina de cerrar del todo, pero nuevamente la animación es perfecta y sin dudas los más chicos la van a disfrutar y a los más grandes se les escaparán algunas carcajadas, con las referencias dirigidas exclusivamente a ellos.
Y así se mata otra franquicia. Si Lego Ninjago: la Película (2017) daba signos de agotamiento, La Gran Aventura Lego 2 es el clavo final en el ataúd de una saga que salió de la nada, sorprendió a todos y se agotó tan rápido como apareció. Parte del problema es darle la secuela a un director inepto – Mike Mitchell, que tiene cosas potables como Sky High, Escuela de Superhéroes y Bob Esponja, un Héroe Fuera del Agua, pero también bodrios como Gigoló por Accidente, Alvin y las Ardillas 3 y Shrek 3 -, que es incapaz de entender cuál era la magia del filme original. Hay algunos momentos logrados, hay errores narrativos y hay un tercer acto entreverado e insatisfactorio que no sigue la lógica de la sucesión natural de los hechos como debiera. En The Lego Movie 2 el universo de Emmet es amenazado por la invasión de una raza de aliens de color rosa, los cuales disparan simpáticas estrellitas explosivas y arrasan todo antes de que pueda terminar de re construirse. El resultado final es un mundo post apocalíptico a lo Mad Max en donde los supervivientes viven en el desierto – entre los restos de su antigua civilización -, han descendido a la barbarie y aguardan de que los aliens los localicen para librar la inevitable batalla final en donde llevan todas las de perder. Al estilo de El Imperio Contraataca, una sonda los ubica y secuestra a sus mayores líderes – Benny el Astronauta, Unikitty, Batman, el pirata MetalBeard y Estilo Libre, la cual se ha convertido en una especie de ninja y es incapaz de encontrar el punto débil de los invasores para poder derrotarlos -, y Emmet se ve obligado a sacar coraje de donde puede para salir pitando a rescatar a su amada y a sus amigos. Si todo esto suena muy piola, la ejecución deja mucho que desear, especialmente porque Mitchell interrumpe a cada rato el relato intercalando molestas escenas con actores. Claro, lo que ocurre en el mundo de Emmet es un paralelo de lo que sucede en el mundo real, en donde la hermana menor del chico protagonista desea jugar con él usando su propio set de fichas Lego – llena de princesitas y ladrillos rosa– y el pibe insiste en echarla. Lo que sigue es una guerra entre hermanos en donde la chica es la mas tenaz y destructiva, desarmando los proyectos del pibe, robándole piezas de todo tipo y construyendo toda clase de abominaciones ya que tiene menos de diez años. No solo los chicos son malos actores sino que se suma a ellos la insoportable Maya Rudolph – eterna comediante sin gracia – como la sufrida madre de turno. Si el fondo del relato podía ser emotivo – hablamos del perdón y la comunión entre hermanos al bajar las armas y aprendiendo a jugar juntos -, Mitchell se da maña para arruinarlo por la mala puesta en escena. Mitchell se siente mas cómodo con el mundo animado, plagado de parodias y chistes pop (incluyendo un aventurero espacial que tiene un ejército de raptores como mascotas y que también es interpretado por Chris Pratt), que en el mundo real donde las perfomances son abominables. Cada escena live no aporta nada al relato sino que solo contribuye a arruinar el momento cómico del filme. Y a esto se suma un exceso de canciones – al final los personajes se lo toman en broma -, la mitad de las cuales es potable. Pero todas las cualidades formidables del filme original se perdieron en el camino, la sorpresa (del paralelo en el mundo real) se ha convertido en un insufrible impedimento narrativo, y buena parte de la gracia se fue por el drenaje. Si a esto le sumamos que el filme apenas recaudó 100 millones de dolares (frente a los 500 del filme original), esta visto que el interés en la franquicia se ha perdido y The Lego Movie 2 es el peor intento por revivirlo. Una lástima considerando el enorme potencial y la gran cantidad de talentos reunidos.