¿Sin tetas no hay Paraíso? Una atractiva y cruel maestra de escuela secundaria dispuesta a todo para seducir a quien corresponda, para ganar como sea un adicional a su magro sueldo, para hacer trampa, seducir y/o engañar a funcionarios y colegas, y finalmente conseguir el dinero para ponerse tetas siliconadas. Así es el personaje de Elizabeth Halsey que Cameron Diaz interpreta con su habitual desparpajo en este film de Jake Kasdan (hijo de Lawrence), una suerte de Billy Bob Thornton femenino en comedias negras como Un santa no tan santo o Los osos de la mala suerte. La película -una explotación de estereotipos y arquetipos- tiene unos cuantos flancos débiles para ser atacada: su escasísima sutileza (nunca sabe cuándo dejar de ser cruda y cuando baja un poco la guardia se pone concesiva y convencional), sus inevitables chistes escatológicos, el escaso interés que despierta el triángulo romántico que "justifica" la historia, pero también es cierto que tiene una significativa cantidad de buenos gags (ideas, one-liners), que se permite introducir elementos como la marihuana, el alcohol, la delación o la incorrección política en el ámbito escolar y que tiene un buen elenco en el que no sólo se luce Cameron sino también la británica -redescubierta por Woody Allen- Lucy Punch (como la maestra rival), la gran Phyllis Smith (como la compañera de trabajo bienintencionada y miedosa) y, por momentos, hasta Justin Timberlake (como un profesor suplente de familia millonaria), que entrega una desopilante canción romántica titulada Simpatico. Como ocurre casi siempre con la NCA (Nueva Comedia Americana) hay bastantes momentos de relleno, chistes pifiados, arbitrariedades y clisés que se reiteran una y otra vez. No será la de Loco por Mary, pero Cameron Diaz se carga la película al hombro y termina con un aprobado. Las críticas han sido despiadadas con el film, pero creo que hay no pocos méritos en su hora y media. La verdad es que, aún sin grandes entusiasmos, la pasé bastante bien. No es poca cosa en estos tiempos de fórmulas, sagas y productos codificados.
Malas enseñanzas me sorprendió en un aspecto... no era lo que esperaba. Pensé que sería una comedia boba, y pasatista. Bueno... en realidad lo es, pero por otro lado. Si sos seguidor de Saturday Night Live, vas a disfrutar este humor en el cine. No es para cualquiera, y esto no significa que sea elitista. Solo es distinto. Todo es políticamente incorrecto. Todo. Cameron Diaz hace un papel repugnante, pero que se pueda asociar a muchas personas famosas en la Argentina. Si bien esta hace de maestra, sin lugar a dudas acá podía ser secretaria de Sofovich o participante de bailando por un sueño. Es una botinera 100%. Por eso lado es entretenido porque los guionistas no tuvieron piedad con las situaciones, y realmente logran ponerte incómodo en muchas cosas. El ex novio de Cámeron Diaz, don Justin Timberlake hace un personaje muy gracioso que no cuadra para nada con lo que el es realmente. Es una buena parodia de si mismo el momento en el cual canta. Todo el elenco secundario está muy bien, y realmente se la pasa bien. No es casual que aparezca un ícono de SNL de la última década en un papel menor... pero dejando en claro que este humor fue claramente buscado. Dura lo justo y necesario. El final parece que en un momento derrapa, pero con el gestito final confirman que todo sigue su rumbo... Reitero... no es una comedia para todo el mundo, y conviene entrar prevenido de que no se va a ver una comedia simpática y linda.... es chanchita e irónica.
Kick me, Teach me. Malas Enseñanzas, último filme del célebre director televisivo Jake Kasdan, conocido por la serie Freaks y Geeks (Freak and Geeks, EE.UU. 1999-2000), donde también hizo las veces de productor; brinda a través de un claro lenguaje y narración la historia de Elizabeth Halsey, una maestra que vive del dinero de los hombres que consigue como pareja y que solo ejerce para pasar el tiempo. El filme ofrece como punto de partida el reconocimiento hacia la maestra del equipo directivo del colegio secundario donde trabajó durante un año como profesora de gramática. Acto seguido, la ruptura de la relación con un hombre con quien estaba a punto de casarse, la obliga a cambiar de vida, teniendo que dedicarse tiempo completo a la enseñanza, lo que la sostendrá minimamente en la cuestión económica a la vez que intenta costear una futura cirugía estética para continuar con su costumbre de vivir de los hombres. Ya instalada en el colegio, Elizabeth demostrará un claro y problemático desinterés para con sus alumnos y sus colegas, a excepción del maestro sustituto, Scott Delacorte (interpretado majestuosamente por Justin Timberlake), en quien se interesa sobremanera, tanto por su aspecto como por su dinero. Por otro lado, el maestro de gimnasia del colegio mostrará el deseo hacia la protagonista, siendo desechado constantemente. Pero el dinero acosa a Elizabeth, lo que la llevará a elevar sus malos hábitos para conseguir todo lo que desea desde dentro de la fórmula educativa: desde la operación y su costoso valor, hasta el enfrentamiento con una colega, Amy Squirrel, por el amor de Scott. Lo demás es todo mero accidente del sistema educacional estadounidense y su bizarra modalidad de manifestación hacia el mundo. Malas Enseñanzas, desde su planteo inicial, recuerda a comedias de temáticas del absurdo tales como Supercool (Superbad, EE.UU. 2007) y Virgen a los 40 (The 40-Year-Old Virgen, EE.UU. 2005), llevando el estilo a la exageración extrema para transmitir una forzada situación cómica que, si bien se concreta, resulta cuasi-imposible generar una real empatía con personaje alguno ya que se presentan desde personalidades hiperalteradas en función de que la comedia y su efecto resulten eficaces. Por otro lado, una dirección correcta por el ya mencionado Kasdan, demuestra talento y gusto por la colorimetría variada y funcional al estado de quienes encarnan los personajes, llevándonos a introducirnos en su trama por más trivial, trillada y estéril que resulte ya sea por la frecuencia en el uso del gag por golpe de efecto, como por el relegamiento de talentos del género como resulta ser Jason Segel que, si bien no escapa de su rol activo de fumador de marihuana como en Superfumados (Pineapple Express, EE.UU. 2008), se hace de su graciosa personalidad, carisma e ironía, heredados del Marshal Eriksen que interpreta en Cómo Conocí a su Madre (How I Met Your Mother, EE.UU. 2005 – 2011), por más que su rol en la película resulte breve. Respecto de la cuestión técnica del filme, se puede afirmar que resulta acorde en cuanto a planos (largos y abiertos bien al tono), y al punto de vista elegido desde la narración, captando a la perfección a una Cameron Díaz excesiva pero no agresiva visualmente hablando, que se roba la carga pseudo-dramática de la producción en su totalidad, debido a su mejora corporal y a su excelente dirección actoral, que es uno de los detalles más destacables. Locaciones que juegan a favor de las profundidades de campo y sin mucho artilugio técnico, Malas Enseñanzas resulta una propuesta divertida y destinada a pasar un tiempo con el espectador, para luego archivarse con filmes de la índole que no marcaron mucho en el público, como Se Dice de Mi (Easy A, EE.UU. 2010) y Una Conejita en el Campus (The House Bunny, EE.UU. 2008)… maestría de imágenes para películas corrientes…
Una maestra! Elizabeth está a punto de casarse y por ello abandona su trabajo como maestra. Una vida de lujo le espera, pero lo peor está por pasarle: su novio la abandona al darse cuenta que ella sólo lo quiere por su dinero. A la bella Liz no le queda otra que volver a la escuela que tres meses antes había dejado sin mirar atrás, como huyendo de la miseria. Ahora debe convivir con perdedores que pronto se volverán queribles y hasta necesarios para ella. Trepadora, inescrupulosa, sinvergüenza, sobradora e inmoral, Elizabeth tiene un sola cosa en mente: colocarse siliconas en las tetas. Los métodos a los que echará mano para conseguirlo hacen al chiste de la película, por ende no lo contaremos. Sólo agregaremos que Elizabeth no tiene idea sobre cómo tratar a los niños de su grado y tampoco le importa. Pero otra maestra la vigila y no tarda en sacarle la ficha, claro que no le será fácil culparla. "Malas Enseñanzas" es una buena comedia, efectiva, con chistes eficaces -apenas escatológica si lo comparamos con el humor promedio que viene de los EE.UU. ultimamente- y que tiene en Cameron Diaz a su mejor elemento. La rubia está a punto de cumplir los cuarenta y aprendió a reirse de sí misma, sacar provecho de lo que tiene y aprovechar lo que la cinematografía puede hacer con ello. Se saca chispas con su contrafigura, la británica Lucy Punch, a quien vimos este año en el rol de la prostituta que acompaña a Anthony Hopkins en "Conocerás al Hombre de tus Sueños" de Woody Allen. Punch se luce como la inosportable maestra dedicada a intentar desenmascarar a Elizabeth, y en ese intento caer en las trampas de la rubia. En un rol secundario, Jason Segel aporta equilibrio y evita que el filme caiga en la desmesura. El director maneja correctamente el timing de esta comedia que no es nada del otro mundo, pero que consigue lo que se propone: entretener y hacer reir, un rato.
Freaks and freaks Qué injusta que es la historia, empecinada en enrostrarle a Jake Kasdan su vinculación filial con Lawrence antes que en recodarlo como uno de los creadores de la excelente Freaks and geeks. A aquella serie, que operó como caldo de cultivo de la factoría Apatow, ahora le suma Malas enseñanzas (Bad teacher, 2011), otra subversión de los cánones tradicionales de la escolaridad purista. Si la docencia es uno de los oficios que más requiere de esa entidad inaprensible llamada vocación, Elizabeth (Cameron Díaz) es la excepción a la regla. Ordinaria, crasa, irrespetuosa, es la antítesis de la pedagogía. Trabaja a desdén, por una obligación inicialmente no del todo clara: la billetera de su marido alcanza y sobra para una vida repleta de lujos y banalidades. Pero el hombre se hastía y la deja, obligándola a exiliarse en un vulgar departamento céntrico y a trocar su sueño de esposa felizmente mantenida y desocupada por el mantenimiento de su pesadilla laboral en el colegio. Decidida al cambio, su primera meta será un implante mamario para conquistar al flamante sustituto Scott Delacorte (Justin Timberlake). Pero todo su precio, y el del par de silicona ronda los 14 mil dólares. ¿Cómo conseguir esa cifra? Quizá cambiando su metodología de enseñanza para acceder al bono estatal al mejor curso… Para entender el espíritu que sobrevuela a Malas enseñanzas es indispensable retrotraerse hasta 1999, cuando un jovencísimo Judd Apatow produjo una serie cuya corta duración –apenas dieciocho episodios- no mermó su carácter de jurisprudencia. Sobre Freaks and geeks se asientan las bases de una de las corrientes más importantes de la comedia norteamericana actual. Bases tanto humanas (de aquí surgieron Seth Rogen, James Franco, Jason Segel y Martin Starr, entre otros) como temáticas: la serie giraba en derredor de un grupo de tres púberes que oscilaban entre las aspiraciones populares de los mayores y el goce de su condición minoritaria, lo que a la postre sería una marca de agua de Apatow. El punto neurálgico de ese cosmos era un colegio primario. Allí las criaturas colisionaban con otras tanto o más particulares que ellas: los docentes. Y es aquí donde surge el hilo conductor que hermana a la serie –Kasdan dirigió cinco episodios- con Malas enseñanzas: en ambos casos la anomalía subyace no tanto en los chicos como en los adultos. Si a los primeros se los preserva(ba) de cualquier miramiento crítico por el amparo que les genera la zigzageante etapa del desarrollo hormonal y espiritual –sobe todo en la serie, donde la duración permitía un gramaje superior de cada personaje-, a los segundos se los retrata(ba) sin piedad, como si no hubiera escarnio ante su ineptitud. No es extraño pensar a Malas enseñazas como una virtual exploración de la institución escolar digna del mejor Christopher Guest. La galería de personajes que componen el staff docente con el que convive Elizabeth es un auténtico zoológico: el amor por los delfines del director, la timorata compañera de Elizabeth, los berrinches y acusaciones dignos de una quinceañera de la contrafigura de la protagonista (Lucy Punch)y hasta el mismo Delacorte, cuyo single Simpático es una oda al caramelo musical, tienen una cuota de inmadurez tanto o más grande que los chicos a quienes educan. Por eso a Elizabeth no le cuesta demasiado sobresalir por sobre la media. Ella llega con una cuota de maldad que inclina la báscula sobre la que reposa el equilibrio entre las dos partes que conforman el acto escolar. Lo hace manipulando a sus pares, pateando el tablero dando clases con películas, insultando a sus alumnos, coimeando a los padres y hasta robándole al encargado de tomar los exámenes que validarán o no la concreción del bono. La inteligencia de Kasdan está en trasladar esa alteración al contenido y forma. Malas enseñanzas es centrípeta a Elizabeth, todo el cosmos se redirecciona para girar en derredor de ella y sus criaturas pasan de la tranquilidad de la rutina al zarandeo constante de sus ritmos y caprichos. Kasdan, ni lento ni perezoso, la acompaña endiosándola, iluminando cada fotograma con su figura, articulando todas las piezas que retrata en pos de su estrella. El logro máximo del director es el de poner patas para arriba –otra vez- la institución canónica del sistema norteamericano. Y por si fuera poco, adosarle una pátina de humor. Un film ideal para evadirle al maguito tira rayos y a los autos parlanchines.
Una maestra muy particular Cameron Diaz protagoniza esta ácida comedia de Jake Kasdan. Intentar construir una comedia zarpada alrededor de Cameron Diaz puede parecer una idea algo absurda a esta altura. Hay comediantes más cercanas al tono de humor, por momentos muy ácido, que plantea esta comedia de Jake Kasdan, a las que seguramente las bestialidades que salen de la boca de la bonita Diaz les serían más naturales. Pero también es cierto que, de no estar Cameron –con su mezcla de picardía e inocencia- el personaje que interpreta sería demasiado detestable como para interesarnos por su suerte. Es que, de hecho, Elizabeth lo es. Una ex maestra que está por casarse con un hombre que no soporta sólo por dinero -para ser una mantenida el resto de su vida- debe volver a dar clases cuando el tipo se da cuenta y la deja poco antes de la boda. Y Elizabeth vuelve, a regañadientes, más preocupada en “ponerse tetas” para poder competir en el mercado de solteros con chicas más jóvenes y pulposas, que por enseñar algo a sus alumnos. Y una de las formas en las que trata de conseguir plata es, directamente, robándosela a los chicos de todas las maneras imaginables. Esto recién empieza: como educadora, su concepto de “dar clase” consiste en tirarse patas para arriba en el escritorio, poner una película tipo Mentes peligrosas y tratar de sacarse de encima la resaca de la noche anterior. De a poco, Elizabeth empezará a relacionarse con Russell (Jason Segel), un profesor de gimnasia que se da cuenta del plan de la chica y comparte cierto cinismo respecto al comportamiento algo ridículo de algunos profesores excesivamente entusiastas, como Amy (Lucy Punch). Y la aparición de Scott (Justin Timberlake), un maestro suplente que parece venir de una familia de dinero, llevará a Elizabeth a pensarlo como su próxima víctima. Pero el particular maestrito parece más cerca al espíritu “animador de fiestas infantiles” de Amy que a sus propuestas más encaradoras. Malas enseñanzas tiene momentos brillantes y muy divertidos, gracias a un trío como Diaz, Punch y Segel (Timberlake está algo desdibujado con un papel de “maestrito pavo”) que le sacan jugo a cada escena y a cada ironía escrita por el equipo de guionistas responsable de The Office . Algunos términos que usa Díaz en clase podrán perder efectividad en la traducción, pero son literalmente impublicables en cualquier idioma, y más aún dichos a una clase de niños que pintan bastante inocentones. Malas enseñanzas podría verse como una versión femenina de películas como Escuela de rock o Un Santa no tan santo . Y el recorrido que hace la película y el personaje es similar al de los protagonistas de ambas. Si aquí no termina de funcionar tan bien como esas dos es porque, más allá de los gags específicos (verbales y/o visuales), la trama en sí (el triángulo/cuarteto romántico, la obsesión de Diaz por ponerse siliconas) no se sostiene demasiado por fuera de los gags en cuestión. Cuando la película intenta cambiar de tono o entrar en ciertos desarrollos narrativos, uno se queda esperando un nuevo chiste, un nuevo remate demoledor, un nuevo cuchillazo. Si hay comedias que son adaptables a sitcoms televisivas, Malas enseñanzas es una candidata firme. A la manera de la propia The Office, Community o Curb Your Enthusiasm , nos presenta personajes al borde de lo intolerable, pero que no podemos dejar de mirar. Ni de querer.
La vocación de Elizabeth Halsey es gastar dinero, trabajar lo menos posible y tener acceso ilimitado a drogas de todo tipo. Su trabajo, en cambio, es ser maestra de colegio secundario, una ocupación que eligió básicamente por los largos períodos vacacionales de los que disfrutan los docentes. En resumen, la señorita Halsey sólo está en la escuela hasta encontrar a un hombre que la mantenga de la manera en que ella está acostumbrada, es decir, con lujos, sin trabajar y borracha. Superficial y egocéntrica, Elizabeth decide que sus probabilidades de encontrar al príncipe azul aumentarán en forma directamente proporcional al tamaño de su busto. Para interpretar a la bella aunque egoísta perdedora está Cameron Diaz, que aprovecha cada cuadro del film para mostrar sus largas piernas, pero retacea bastante su famosa sonrisa. Es que los gestos dulces no van con la amargada Elizabeth, que hará lo que sea para conseguir el dinero para pagar su operación. Malas enseñanzas, una comedia zarpada en la misma línea de las de Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?) y Judd Apatow (Ligeramente embarazada) -con quien el director Jake Kasdan trabajó en la efímera pero muy divertida serie Freaks & Geeks-, divierte aunque nunca consigue las carcajadas de sus modelos. Tal vez porque sus personajes no son más que estereotipos puestos en función de demostrar la "maldad" de la protagonista. Ahí está la nena que sueña con ser presidenta y le regala galletitas de avena a su profesora -que se las escupe casi en la cara-, el adolescente hipersensible del que todos se burlan y hasta la maestra rival, una docente con la frase hecha siempre lista y el refrán con moraleja en la punta de la lengua. Para interpretarla aparece Lucy Punch, la actriz británica que ya se había destacado en Conocerás al hombre de tus sueños, de Woody Allen, y que aquí directamente se roba la película como la tensa profesora adversaria de Elizabeth. Puede que el mayor hallazgo de este film sea mantener la esencia de esos dos personajes de principio a fin. Amy comienza controladora -y aunque para el final se le haya caído su máscara de bondad- y así terminará, mientras que Elizabeth apenas limará su aspereza y sus modos, que la califican como la peor maestra del mundo.
Lecciones, lecciones La base de esta comedia es un hecho que no se explica demasiado y que en realidad no importa explicar: Cameron Diaz interpreta a una mujer superficial y hermosa que lo único que quiere es conseguir un marido con plata para que la mantenga, pero que por alguna razón mientras trabaja como maestra en una escuela primaria. Por supuesto, en Estados Unidos como en cualquier otro lado, un maestro no recibe un sueldo demasiado enorme y cuando Cameron decide que lo que necesita para conseguir a su ansiado millonario es operarse las tetas, tiene que embarcarse en diferentes tretas para tratar de conseguir la plata que le falta. Así de lineal y así falta de cualquier tipo de matiz es Malas enseñanzas. Como en buena parte de la Nueva Comedia Americana, todo gira en torno a dos o tres personajes extravagantes y la historia avanza por un simple desarrollo de las premisas que implican sus personajes. Además de Cameron Diaz, tenemos a Lucy Punch (vista hace poco en una película de Woody Allen), Justin Timberlake, Phillys Smith, John Michael Higgins y Jason Segel como la fauna que habita ese colegio. Todos están más o menos bien representando lo que representan, el problema es que dos de cada tres chistes que tira la película no terminan de funcionar. Pero cada tanto nos llega alguno. Hacía tiempo que Cameron Diaz no estaba tan radiante en la pantalla. Malas enseñanzas parece una excusa para mostrar sus piernas de casi cuarentona espléndida, cargada de arrugas hermosamente naturales y unas tetas chiquitas pero que están muy bien. A pesar de su personaje de mujer hipersuperficial y obsesionada con la cirugía estética, Diaz transmite (como en sus mejores papeles) una gran naturalidad y fotogenia pura. Es ella la que justifica hasta los momentos más burocráticos de esta película. Justin Timberlake, un chico carismático por excelencia, no es del todo creíble en su personaje de millonario idiota y eso le resta mucha fuerza a la comedia de esta película. Pero al rescate llega el inoxidable Jason Segel, que logra poner humanidad hasta en Malas enseñanzas, que logra ser querible, que tiene los mejores chistes, que entiende lo que está pasando. Si nos reímos, es por él. El único problema es que aparece muy poco. Más allá de los giros convencionales hacia el final (a estas alturas, casi una ley para la comedia mainstream) y del triunfo de la protagonista, hay algo muy extraño en esta película. Como indica el título (tanto en inglés como en español), el personaje interpretado por Cameron Diaz es una mala maestra, no da clases, se droga, hace trampa, logra manipular y engañar para zafar con lo que quiere, no le importa nada ni nadie; y sin embargo uno la quiere más a ella que a todos los maestros buenos que la rodean. Ese grado de incorrección política permite que el viaje por Malas enseñanzas sea llevadero. El resto son Cameron y Jason.
Lecciones de incorrección femenina Cameron Diaz encarna a una profesora malhablada y grosera que en lo único que piensa es en encontrar a alguien que la mantenga. Pero cuando va por su colega Justin Timberlake, tendrá una competidora de cuidado. Sobre maestros más o menos irreverentes, excéntricos y alejados de lo que se espera de un educador que está a cargo de un grupo de chicos jóvenes se realizaron centenares de títulos con mejor y menor suerte. El último gran éxito a escala planetaria fue la comedia Escuela de rock (Richard Linklater, 2003), donde el profesor por accidente que interpretaba Jack Black le enseñaba a sus alumnos el valor de la libertad a través de la historia del rock. En el caso de Malas enseñanzas, Elizabeth (Cameron Diaz) también es una profesora, pero por caso y a diferencia de su antecesora, no tiene ninguna lección edificadora que transmitir a los chicos, sino que por el contrario, estar al frente de un aula es un medio para lograr otras cosas. Sus cosas.La película se apoya casi en su totalidad en el trabajo de Diaz, dueña de la energía y el desparpajo cool necesarios para dar con el perfil justo –que aquí tiene casi el mismo tono de la Christina de La cosa más dulce– para encarnar a Elizabeth, puteadora compulsiva, grosera, mezquina, inescrupulosa, bebedora y consumidora de sustancias non sanctas. La profesora se siente atrapada en un trabajo que no quiere y su única meta, después de ser abandonada por su novio, es seducir a Scott (Justin Timberlake), un millonario profesor suplente que se supone, la va a mantener para que deje de enseñar y le va a permitir que logre acceder a una operación para aumentar el tamaño de sus tetas.El relato muestra a la protagonista desplegando todo un arsenal de incorrección mientras que enfrente, como el rival a vencer se ubica Amy (la extraordinaria Lucy Punch de Conocerás al hombre de tus sueños), otra profesora que a diferencia de Elizabeth, es un modelo de educadora.Inscripto de lleno en la nueva comedia americana, el film de Jake Kasdan tiene grandes momentos, agujeros narrativos, muchos chistes groseros pero efectivos y un compilado de estereotipos bien explotados. En conjunto no es una gran película y tampoco aspira a serlo, más bien es una historia liviana que sin embargo se atreve a algunas cosas, como incluir el tema de las drogas o el infierno que significa la etapa del colegio secundario para muchos adolescentes. No es poco de una película que viene del mismísimo riñón de Hollywood.
Una profesora cuestionada La comedia es un género en el que Cameron Díaz se mueve como pez en el agua y más aún si la historia exige que su protagonista además de ser simpática, sea sexy y atrevida al mismo tiempo. Claro que en "Malas enseñanzas", la rubia no se muestra tan cordial como en otros relatos del mismo género. Su personaje es bastante antipático, pero en eso se sostiene el interés que despierta su Elizabeth entre los que la rodean y en el público. Es que Elizabeth, la profesora de secundario, que hace la Diaz, es una mujer que solo piensa en ella misma y nadie más. El comienzo de la película la encuentra en el momento en que decide abandonar la escuela en la que trabaja y llega a casa de su novio con el que vive, para recibir la terrible noticia de que éste, en compañía de su madre, le dice que todo se terminó. El resultado es que la chica queda en la calle, ya que no tiene ni casa propia ni alquilada. Pero Elizabeth es una obsesiva: ella busca un hombre que la mantenga y en eso pondrá todo su empeño, no importa el precio que tenga que pagar, ni tampoco a quienes deba engañar. BUENOS TRUCOS En este caso algunos de los engañados con los trucos que pone en marcha la educadora, son los padres y los chicos mismos. La llegada de un maestro suplente, cuya familia está en muy buena posición económica, hará que Elizabeth entre en competencia con una colega, con pechos más voluminosos que ella. Por lo que a continuación el interés de la profesora se encaminará a ver de qué manera consigue el dinero para una cirugía estética. Comedia de enredos, con algo de escatológico, diálogos por momentos ingeniosos y chispeantes que harán reír a un público adolescente y a fans de la Cameron, que en esta historia se muestra bastante sexy, son parte de esta historia bien condimentada por los guionistas de la serie televisiva "The office". "Malas enseñanzas" tiene un buen entramado de escenas efectistas que divierten y permiten el lucimiento no sólo de Cameron Díaz, también de una buena actriz como Phyllis Smith, de la serie mencionada y el cantante y actor Justin Timberlake, no demasiado bien aprovechado debido al personaje que le tocó en suerte.
Malas enseñanzas es otra comedia fallida con Cameron Diaz que intentó refritar la premisa de una película exitosa como fue Un Santa no tan santo (Bad Santa) con Billy Bob Thornton, un inesperado suceso de taquilla en el 2003. El concepto del film y del personaje principal es similar, con la diferencia que esta producción tiene una actriz como protagonista y el escenario principal es una escuela. Diaz interpreta un rol políticamente incorrecto que se droga, se emborracha y trata mal a los alumnos y sus colegas, además de dormirse en las clases que debería dar. El problema con este personaje es que a diferencia del impresentable perdedor que interpretó Billy Bob Thornton en aquella producción mencionada, la profesora que compone la protagonista no es graciosa ni genera simpatía. Está bien que no es culpa de los actores ni del director que los momentos más divertidos de la historia los quemaron todos en el trailer, pero la realidad es que la película está lejos de ser una propuesta desopilante. Son esa clase de filmes a los que les ponés onda una vez que ya estás sentado en la butaca del cine, pero si la volvés a enganchar un día por cable sabés que ni a palos la vas a ver otra vez. Malas enseñanzas es una película cuya historia todo el tiempo presenta situaciones que intentan ser graciosas de manera forzada y por eso no te saca una carcajada. Todo el humor pasa por ver a la protagonista insultando y comportándose como un ser miserable. Billy Bob Thornton encara un personaje así y te hace morir de risa e inclusive logra que te pongas de su lado en la trama. Cameron Diaz genera exactamente lo opuesto, por eso la película no termina de convencer. De todas maneras supongo que el film también tendrá su público. Para los fanáticos de Beavis and Butthead es el peliculón del mes.
Anexo de crítica: En la misma línea de la nueva comedia norteamericana, más cerca del cine de Judd Apatow (que guarda cierta mirada complaciente con sus monstruos) que del implacable Todd Phillips, por citar los iconos más familiares para el espectador, Malas enseñanzas no termina de convencer en cuanto a su propuesta de comedia políticamente incorrecta pese a contar con un buen elenco de secundarios y con el carisma y la belleza natural de Cameron Díaz, quien por más empeño que le impregne a su antipática Elizabeth no deja de transparentar con su sonrisa el encanto de siempre. La que merece un reconocimiento particular porque se carga la película a los hombros es Lucy Punch, su antagonista, quien se roba las mejores escenas cuando la fotogenia indiscutible de la sexy rubia no la opaca. La película de Jake Kasdan no pasa de entretenida y eso en estos tiempos de vacas flojas no es muy alentador.
VideoComentario (ver link).
Cameron Diaz, una maestra indecente El título original, «Bad Teacher», es literal: Cameron Diaz es una maestra realmente mala, y básicamente esa es la clave de una película de humor escatológido, políticamente incorrecto y, de algún modo, feminista, pero que al fin y al cabo no deja ninguna enseñanza, ni buena ni mala. No hay una gran trama, pero esta película de Jake Kasdan (hijo del generalmente más equilibrado Lawrence Kasdan, el de «Silverado» y «Cuerpos ardientes»), juega con lo original de su premisa, que es todo un factor sorpresa. Es que el espectador sabe que este tipo de comedias guarras en colegios secundarios al estilo de «Porkys» o «American Pie» tienen a los estudiantes como los chicos malos de la historia, mientras que en este caso los roles se invierten y las picardías corren por cuenta de la profesora. Aunque decirle picardía a las cosas que hace la protagonista es quedarse demasiado corto, ya que la docente en cuestión está dada vuelta en clase (tiene botellitas en sus cajones), se burla de los alumnos y realmente es capaz de cualquier cosa, al punto de que su simple existencia en un colegio podría describirse como un severo caso de negligencia criminal. Por suerte -o lamentablemente- las imprevisibles consecuencias de esta original base argumental se suavizan un poco dado que la antiheroína por algún milagro enfoca sus fechorías en un solo objetivo, conquistar a un profesor suplente que a su lado es un verdadero boy scout. Lo que no se sabe es si el bonachón, interpretado por Justin Timberlake con bastante gracia, equilibra la película como contrapunto del personaje de Cameron Diaz o si, en realidad, la desequilibra haciendo que la cosa termine en la nada, y algo que podría haber sido más audaz termine siendo un buen divertimento para un zapping del cable. En todo caso, la idea sigue siendo fuerte y original, y Cameron Diaz en plan de docente indecente bien justifica la película.
Segundas Generaciones No Siempre Fueron Buenas En Hollywood las dinastías también existen, y muchas de ellas aún hoy siguen siendo poderosas e influyentes. La mayoría de los grandes actores o directores tienen a sus críos dando vueltas por la industria. Pregunten a la familia Barrymore, los Huston, los Estevez, etc. Hay muchos clanes dando vueltas. Pero La Familia, son los Coppola. Y este preámbulo viene a colación de los directores que decidieron seguir los pasos de sus progenitores, muchos de ellos con mayor talento incluso. El presente de los Coppola, ya que los cite previamente, dictamina que Francis Ford filma por inercia prácticamente. Con la excusa de hacer cine “independiente” hace cualquier porquería en algún país tercermundista, cuando en realidad se dedica a comprar inmuebles, hoteles, restaurantes y distribuir sus vinos. Se ha convertido en un codicioso Michael Corleone, que reniega y llora por su fortuna, mientras sigue recibiendo elogios por su carrera, al tiempo que cuida a su tesoro más preciado: la talentosa Sofía, mientras que el también talentoso hermano Román esconde su rostro bajo el mundo de la publicidad y videos clips, y le dejan los verdaderos escándalos al primo Nicolás que decidió devolver el apellido. Caso opuesto es el de Nick Cassavetes, que en un principio parecía querer seguir los pasos del padre, pero finalmente terminó no solamente filmando en la vereda opuesta, bajo los mandamientos a los que el padre siempre combatió desde la retaguardia, sino que además destrozó un guión que el gran John nunca llegó a filmar. En cambio, hay dos clanes familiares que empiezan a encontrar lugar entre los “nuevos” nombres de la industria y, paradójicamente podrían tener vínculos intercambiables: los Reitman y los Kasdan. Jason Reitman también decidió caminar por vereda opuesta a la de su padre, Ivan. Jason prefiere la comedia dramática, reflexiva, crítica, cínica, con típico espíritu Indie, mientras el padre siempre mezcló la comedia con la ciencia ficción o el policial con resultados no siempre satisfactorios, elencos grandes y atractivos, con pretensiones de volar la taquilla. El caso de los Kasdan, en cambio es paradógico. Papá Lawrence, mítico guionista de El Imperio Contraataca y Los Cazadores del Arca Perdida, hizo una filmografía variada en géneros, pero donde prevalecen las relaciones filiares, personajes sólidos que deben aprender a relacionarse con las personas que siempre tuvieron cerca, pero nunca reconocieron como tales. Toda la obra de Kasdan es el reencuentro de gente solitaria que no tuvo un rumbo y de repente debe reconocer que la persona que lo puede ayudar a salir adelantes es la que tuvo siempre a su lado o en frente. Y en cierta forma esos son los pilares de los dos primeros guiones de Kasdan también: un padre que se reconoce como tal frente a su hijo, y un arqueólogo que para encontrar una pieza mitológica antes que los nazis debe reencontrarse y pedirle perdón a un viejo amor. Como director, en cambio, no fue tan sutil. No disfrazó tanto el tema. Incluso un western épico como Wyatt Earp trata sobre la hermandad. Kasdan es uno de mis directores favoritos de los 80s y 90s. (Reencuentro, Te Amaré Hasta Matarte y El Corazón de la Ciudad, son tres grandes piezas). Lástima que la década pasada dejó dos obras mediocres. En cambio Jake, el primero de los descendientes Kasdan que agarró una cámara, prefirió seguir el camino de la comedia absurda más deliberada, donde no se puede pedir verosimilitud narrativa o personajes que desnuden su alma. A Jake le importa divertir sin demasiadas pretensiones, y por eso se juntó con el clan Apatow, siendo acaso el miembro más radical, en el sentido de que tiene una completa autoconciencia, así, como la tiene los hermanos Zucker o Jim Abrahams, que sus películas se desarrollan en un plano surreal. En cambio, Jon Kasdan parece volcarse más cerca de los gustos de papá, a juzgar por la película Entre Mujeres (2006). Paradojas del destino, Jake Kasdan parece un hijo perdido de Ivan Reitman, y Jason Reitman el descendiente directo del cine de Lawrence Kasdan. Con Malas Enseñanzas, se confirma que Jake tiene un buen pulso para llevar el humor, pero a la vez gran timidez para elevar el producto. De hecho si uno sigue la filmografía de Kasdan Jr, pareciera que estamos siguiendo a un joven John Landis y que Malas Enseñanzas debería haberse convertido en la Escuela de Animales de nuestros tiempos. ¿Qué pasó? ¿Por que no podemos encontrarnos con una perfecta sátira a la educación media estadounidense? Ya en Orange County (su segunda obra), Kasdan se manifestaba contra la ineptitud del estudiantado y los profesores en las universidades prestigiosas, y ahora arremete contra un colegio primario. El problema, que era el mismo en Orange… es que no se separa de su protagonista, y no se anima a abrir el abanico, aunque tiene posibilidades, porque personajes no le faltan, pero todo gira alrededor de la meta de la profesora que interpreta con una solvencia, maravilla, admiración y altura humorística de las mejores divas de la historia del cine, Cameron Diaz. Su Elizabeth Halsey es el centro de toda la película. A diferencia de otros personajes con los que ha sido comparada (Jack Black en Escuela del Rock, Billy Bob Thorton en Un Santa no Tan Santo o Los Osos de la Mala Suerte) Elizabeth es realmente quien dice que es, no está metida en esta escuela por error o equivocación. Es una maestra desastrosa. Un ejemplo deplorable de persona que no parece encajar con el hermoso rostro de Diaz, pero la actriz de La Máscara ha madurado y convertido tanto su belleza, como sus limitaciones en herramientas a la hora de elegir guiones y resolver personajes. Por eso Elizabeth está creada para los zapatos de Cameron. La diva se ríe de sus pechos, de sus relaciones sentimentales y procesa todo de forma tal que no queda ni como rubia boba, ni como sex symbol grasoso. Es una comediante de raza. Una lastima que el resto del argumento no se sostiene. Si bien es jugado por parte de Kasdan que cada secuencia se ate prácticamente con alambre con la anterior o la siguiente, la gracia de la actriz saca adelante una película mediocrísima. Y no está sola por suerte: Lucy Punch (otro descubrimiento de Woody Allen) es una antagonista perfecta, odiosa, pero que le escapa al estereotipo. Y con estos dos personajes, la película avanza ágilmente sin posibilitar que el espectador reflexione demasiado sobre lo que está viendo y se divierta sin tapujos. Ambas son sexis, maliciosas, queribles y molestas a la vez. Merecen ser castigadas de alguna forma. El elenco masculino está completamente de más. Ni Jason Segel o Justin Timberlake logran destacarse porque repiten personajes que ya han vivido en el pasado. Probablemente se la acuse de misógina, pero me parece que en este caso, Kasdan (a diferencia de Michael Bay, por ejemplo), lleva el fetichismo hasta un extremo tan ridículo que no se puede tomar en serio. La falta de cohesión narrativa permite que la película tenga ciertos aires de las primeras adaptaciones de sketchs de Saturday Night Live a la pantalla grande. E incluso hay un cameo de una ex integrante: Molly Shannon. Pero en el medio algo se pierde. El humor escatológico no siempre funciona, y la ausencia de un hilo narrativo sólido empieza a cansar. Las escenas de Elizabeth drogándose son reiterativa y pierden efecto humorístico. Incluso credibilidad diegética. El final aparece de forma forzada, incomprensible con el resto de la película. Como si el estudio hubiese desaprobado y descartado el final original e impusieran este que no termina por convencer. Además, como ya dije antes, hay suficiente personajes secundarios atractivos con buenas interpretaciones que hubiesen permitido abrir el abanico: darle más cabida a las subtramas relacionadas con la relación del director con los delfines, los personajes infantiles quedan injustamente relegados, y se podrían haber explotado más. Kasdan se burla sin filtros de otras películas con maestros como: Stand and Deliver (1988), Mentes Peligrosas (1995), Scream (¿?) y toma como referencias escondidas a clásicos como Escuela de Animales(1978) Fast Times at Ridgemont High (1982), Experto en Diversión (Ferris Buller, 1987), El Arte de la Seducción (2006), aunque quizás la más obvia sea Maestros (1984) de Arthur Hiller. Aunque el estilo visual es más comparable con la sequedad de Zwigoff. Discreta, no del todo desechable ya que tiene momentos humorísticos efectivos, pero bastante olvidable, Malas Enseñanzas, confirma que Jake Kasdan no tiene hasta el momento, el suficiente talento que tenía el padre a su edad. La película arremete contra la falta de inspiración de las nuevas generaciones, la estupidización, de la que Kasdan como realizador parece estar reflejado. Se extraña al Kasdan más intelectual de la ópera prima, Efecto Zero (1998). Igualmente, si la clase, la sigue dando Cameron, está todo perdonado. Pero están aprobando, con la nota justa.
La actualidad en la pizarra Una clásica comedia americana donde la excelente interpretación de Cameron Diaz y algunos gags predecibles pero efectivos, teñidos de humor negro en ocasiones y escatológicos en otras, sostienen el relato de una película entretenida. Podríamos decir que Malas Enseñanzas cimienta su relato en la actuación de Cameron Diaz, que frecuentemente interpreta papeles cómicos o frívolos pero que también supo incursionar airadamente en el drama en films como The invisible circus. Malas Enseñanzas retoma varias características de aquel personaje que supo componer en el film En tus zapatos, una atractiva, superficial, vaga y materialista con un patológico deseo de encontrar la pareja que solucione su vida económica, combinándolo con lo mejor de la Cameron de comedias. Malas enseñansas Elizabeth es una maestra que solo transita por la enseñanza hasta conseguir una pareja que la aleje definitivamente de la tarea laboral alguna para dedicarse al óseo y las compras. Alcohólica, malhumorada, cínica, corrupta y antisociable tiene a su cargo el dictado de clases en un colegio de clase media en el que pareciera es mas importante la armonía institucional que lo que se enseña. Una maestra que remplaza los libros por películas y da todas las lecciones incorrectas de la peor manera. Si bien el relato nunca abandona la predecible estructura de la típica comedia americana cargada de clichés, ciertos gags escatológicos y otros con tinte de humor negro, hacen que el relato se torne entretenido. El hecho de abordar la historia en el marco de la escuela secundaria nos permite indagar entre líneas y ver como a pesar de la distancia y la cultura, los vericuetos propios del contexto de la escuela en dicha instancia se repite por estos pagos. Aunque aquí la actitud para las convivencias y tareas extracurriculares estan mas cerca de Cameron que el resto. Llama la atención el raro mensaje politicamente incorrecto que deja traslucir a sus adolecentes este film de procedencia americana, donde a veces comportamientos imperdonables quedan sin castigo si trae a colación mejores beneficios o mas vale malo conocido que……, pero se ve opacado y pasa casi inadvertido por el obligado hapy end característico del género.
Cameron Díaz llega a tu aula favorita Jake Kasdan es hijo de Lawrence, famoso director que en los 80 supo deleitarnos con "I love you to death" y la maravillosa "The accidental tourist", entre poco más de una decena de films que realizó, amén de importantes trabajos como guionista. Su hijo va empezando un camino interesante en la industria, a juzgar por dos productos que llamaron la atención de los zares del negocio: "Orange country" (donde mi ídolo Jack Black se luce) y "Zero effect" (con protagónicos de Bill Pullman y Ben Stiller). En estos dos largos, Kasdan hijo empieza a delinearse como un sujeto empapado en esta suerte de nuevo enfoque que los americanos dan a sus comedias adultas pero agregando un sello personal que lo destaca como realizador. Construye sus universos con pocos personajes bien delineados y busca hacerse de un camino lejos del cine que proponía su padre... Esta "Bad teacher" es un típico exponente de la Nueva Comedia Americana y entendida como tal, es un producto regular, aunque no exento de aristas interesantes y divertidas. Y aunque algún colega se enoje porque está sobreentendido para los cinéfilos hablar de la NCA, es bueno recordar su definición para los iniciados en el género. Nace a fines de los 90 ligada al género televisivo (del que toma algunos elementos de la sitcom) y explora (en mi opinión, discutible, por supuesto), el paso de la adolescencia a la adultez en gente que va de los 18 a los 40 años. Reflexiona con humor sobre situaciones que otras generaciones resolvían rápidamente (irse a vivir solo, estudiar en la Universidad, sostener una pareja, casarse, tener hijos, progresar en el trabajo) y que ahora, por una cuestión de este mundo posmoderno, llevan años abordar y naturalizarlas. Sus guiones son estructurados de manera que se permiten lo escatológico y la trasgresión contenida, en un rango que va desde fuerte (con los alicaídos hermanos Connelly y Todd Phillips en un extremo) hasta una veta más cool y relajada (piensen en Ben Stiller, Jude Aptow o Will Ferrer). Tienen una visión más contemporánea y descontraturada de la clásica comedia histórica del gran país del Norte, prefieren buscar la risa desde la mirada irónica del mundo que nos rodea y no presentan a sus personajes como íconos a seguir, sino como sujetos simples a los que le pasan cosas comunes al resto. Rompe con la distancia del megacomediante estrella y su público y elige un modo amable que le permite ganar adictos en todo el mundo. Como todos los géneros, tiene productos buenos, regulares y malos, pero es muy taquillera y es bueno poder llevarse bien con ella (hay films que son disfrutable más de una vez), por lo que hay que respetarla y reconocerle sus aciertos. Pero volviendo a nuestro tema, "Bad teacher" es el film que nos convoca esta vez. Comedia poco sutil, escatológica y políticamente incorrecta que llega a nuestra cartelera, a escasas semanas de su lanzamiento en USA. Indudablemente, Cameron Díaz sigue siendo una actriz taquillera y en esta oportunidad, encuentra el vehículo perfecto para lucirse como comediante ya que prácticamente el enfoque del libro que Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky - de "Year One"- la ubica como ariete de lanza para depositar la suerte del film en sus hombros.La historia presenta a una profesora de primaria que llega a sus treinta y que muestra un profundo desprecio por la profesión. Superficial, coqueta y poco amistosa, Elizabeth (Díaz) cierra su primer año en la escuela despreocupada: va a casarse con un millonario y la vida le sonríe. Pero algo sale mal... (y...gastar 16000 dólares en tarjetas en un mes parece mucho) y su desenfadado modo de vida, lleva a su novio a terminar la relación. Destruída por el rechazo y con serios problemas económicos, esta docente no tendrá otra alternativa que volver a su lugar de trabajo y ver qué hace para conseguir un novio rico rápidamente. Ella tiene claro que su único objetivo en la vida es casarse con alguien que tenga mucho dinero asi que cuando el potentado Scott Delacorte (Justin Timberlake) llega como profesor suplente, toda su energía estará dirigida hacia él. Claro, tendrá rival, su colega Amy (una brillante Lucy Punch) quien también estará interesada en el nuevo y no se lleva muy bien con Elizabeth. En el medio, claro, está la tarea docente. Pequeño detalle. Lo cierto es que Cameron Díaz es una veterana comediante y sabe lo que tiene que hacer. Le pone el cuerpo a una mujer despreciable y su cinismo y brutal honestidad hará las delicias del público en varias escenas que no tienen desperdicio. La vida escolar está recreada con bastante crudeza y si bien es cierto que nos cuesta pensar en una catedrática de este tipo, lo cierto es que el guión pinta bastante bien los distintos estereotipos que podemos encontrar dentro de la fauna docente. Todos sabemos que la profesión es difícil y los años de desgaste se van sientiendo así que estos secundarios aportan su granito de arena a reecontrarnos con perfiles que conocemos bien y que son peligrosamente familiares a nuestra historia común (quién no tuvo docentes así?). El problema de la trama es que no termina de delinear la emocionalidad de Elizabeth de manera equilibrada. Conocemos sus rasgos psicopáticos y su sangre fría, por lo que cuando la historia avanza, no logramos entender los cambios que en ella se producen, casi mágicamente. Ese es el mayor defecto de "Bad teacher". Tanto intenta convencernos de lo mala que es esa profesora que cuando ella da un vuelco (y es inherente a cualquier típica comedia) nadie lo cree. Y no es responsabilidad de Cameron Díaz. Se pasa la primera hora convenciendonos de quien es y porqué hace lo que hace. Cuando el film busca un cierre que impacte, desluce todo su trabajo previo y equivoca el camino dado que la película fue construyendo en una dirección y termina en el lado contrario. Algo no salió como lo esperado. Como docente, debo reconocer que me reí mucho. Los diálogos que se dan en sala de maestros y entre colegas son bastante creíbles y el enfoque general de la institución también está logrado (eso debería asustarnos!!), por lo que si su profesión es la de enseñar casi que no deberían perdérsela. Es casi terapeútica. El resto del público la encontrará liviana y escatológica, simpática y potable, supongo. No es, sin dudas, de lo mejor de Cameron Díaz, pero es aceptable. No se olviden de llevar su manzanita.
Lecciones directas Una comedia gruesa, de apariencia bestial, suele tener las mayores chances de ser mal recibida. Así ocurrió con la mayoría de la crítica estadounidense, con la gran excepción de la muy recomendable Stephanie Zacharek. 2. Es una suerte que gracias a la presencia de Cameron Diaz se estrene Malas enseñanzas, todavía lamento no haber podido ver en el cine Get Him to the Greek (acá lanzada en DVD con el título Cómo sobrevivir a un rockero), otra comedia de apariencia bestial. 3. Malas enseñanzas es una película sobre una maestra (una mala maestra, Bad Teacher) que cree que su máxima aspiración es encontrar a un marido que la mantenga, y que cree que para eso tiene que ponerse tetas de silicona. Como toda buena película, mientras se cuenta esta historia (en este caso con decenas de grandes chistes) se desarrolla otra: el aprendizaje del personaje. Parece que no pero sí, sólo la apariencia de esta comedia es gruesa y bestial: la maestra aprenderá que el sentido del humor está relacionado con el disfrute de la vida (sexual, emocional, profesional). Esta es una de las líneas de sentido que emergen con la película terminada, revisada, puesta en perspectiva. 4. Otras líneas de sentido tienen que ver con la crítica a un sistema desde la exhibición de la extensión y la fuerza de ese sistema. La educación, los premios, los castigos, las exigencias, entre otros asuntos, son puestos en tensión cómica, con riesgos de corrosión. 5. El ambiente educativo, como en Escuela de rock, también se pone en ácido. Entre mis diversos trabajos previos, se cuenta la docencia en los diversos niveles, y no pocas veces sufrí la lectura completa (y lenta) de hojas impresas con alguna comunicación –frecuentemente irrelevante– por parte de algún directivo antes de… darme el dichoso papel. Esta tendencia a la subestimación y a la ñoñería de parte del mundo educativo (la parte más doctrinaria y tensa, digamos, representada en la película por Amy Squirrel) genera una gran cantidad de redundancia, que intoxica los colegios y se expande por el mundo. Los estadounidenses, para reírse de esa tendencia (para exponerla, burlarla y quizás hasta cambiarla) hacen películas como Malas enseñanzas. Los suizos hacen cosas como esta. 6. No pocas veces he leído sobre “el puritanismo del cine americano” o “la pacatería del cine estadounidense”. A los que escriben eso a cada rato, les pido que vean Malas enseñanzas, y que después me digan en qué otro cine una estrella como Cameron Diaz hace un personaje como este, manosea unas tetas ajenas y se maneja con esta explicitud sexual. Hay pocas comedias así de festivamente gruesas protagonizadas por mujeres, por lo que Malas enseñanzas, además de fluida, ingeniosa, graciosa y bardera, es hasta original. 7. Tiene poco que ver con todo esto, pero hay una publicidad de un teléfono en la cual un padre le insiste a un nene chiquito para que juegue a la pelota con el pie. Y el nene hace, finalmente, una demostración de habilidades. Y el padre mira extasiado. No pasaría de ser otra huevada publicitaria, pero los movimientos digitalizados del nene son espantosos, monstruosos, como de Linda Blair en El exorcista, hasta pareciera tener dislocada la rodilla. Un padre no publicitario no quedaría extasiado, se asustaría y llamaría al padre Karras. 8. Cuando en Malas enseñanzas alguien mira extasiado a Cameron Diaz hay sustento, carisma, fotogenia, talento cómico. Y también en Lucy Punch y Jason Segel. Un país con un cine que da grandes comedias necesita ser un país con grandes comediantes (e importar algunos, como la inglesa Punch). Decía Walt Disney, “la risa es la exportación más importante de Estados Unidos”. Y así como en Malas enseñanzas la protagonista descubre la importancia del sentido del humor para una pareja y sus importantes derivaciones, la frase del viejo Walt señala la importancia de la risa y sus conexiones con la economía y el poder.
Hot for teacher. Ahora que el ingenio está aceptado como una de la formas de la inteligencia, Malas enseñanzas puede ser considerada una buena película. El Teacher, teacher de los injustamente olvidados Rockpile (el grupo que Nick Lowe y Dave Edmunds comandaban a fines de los setentas) marca el ritmo jocoso de la primera escena: una entrada espectacular de Elisabeth (Cameron Diaz), que se desplaza con una autoridad felina en medio de una reunión de despedida mientras todo el mundo en la escuela la mira embobado. La canción es buenísima, pero su efecto se diluye de inmediato en el aire, en tanto constituye un anuncio temprano de la imaginación literal de la película, que en este caso aplica la letra –“Señorita, señorita enséñeme amor”– sobre la imagen convulsa de la maestra sexy que hace su aparición. Cuando a la mujer se le pone entre ceja y ceja reunir como sea una buena cantidad de dinero para hacerse las gomas, el espectador se prepara para disfrutar por adelantado las delicias de un simulacro de demolición de las instituciones educativas. Pero resulta que un experto en universos disfuncionales como Terry Swigoff en realidad ya había hecho una tarea parecida, solo que mucho mejor y más sincera, en aquella desapercibida película llamada Un Santa no tan santo. Igual que allí, el comportamiento gozosamente antisocial del personaje principal de Malas enseñanzas se encarga de dar señales acerca del inconsolable absurdo que lo rodea. Pero esta chica mala parece demasiado segura de sí misma, demasiado concentrada en su objetivo y confiada en sus fuerzas para conseguirlo. En cambio ese estropajo de ser humano con disfraz de Papá Noel meado que encarnaba Billy Bob Thorton se entregaba a una degradación mucho mayor y aparecía revestido de un patetismo bastante más corrosivo, de una pátina de derrota permanente que lo convertía en la víctima propiciatoria de un sistema inhumano, diseñado para hacer del otro un monstruo. Si el personaje no conseguía lo que quería (básicamente una vida menos miserable), era porque se veía desde el vamos marcado por el signo del fracaso, un círculo maldito desde el que no le quedaba más que destilar su odio y su cinismo, contra todos y en especial contra sí mismo. La Elisabeth de Malas enseñanzas no parece tener casi encarnadura humana y se conduce más bien como una marioneta del guión o como si acabara de salir de un videoclip de Van Halen. Cuando empieza la película, sus compañeros la despiden con muestras de cariño a pesar de que unos flashbacks nos muestran que no hizo nada en todo el año. Pero si durante tanto tiempo logró engañar a todos los que la rodean no se entiende por qué, cuando le toca a su pesar volver a la escuela como maestra, parece que tuviera que empezar de nuevo como si fuera una recién llegada. La mujer fuma faso, toma como un marinero y utiliza el sexo para lograr lo que se propone. Todo eso está bien, la película tiene algún gag muy bueno y en general el pulso controlado e hiperprofesional con que la industria del cine se encarga de darle la fluidez necesaria a sus productos la hacen muy llevadera. Pero ojo que en el cine americano a los espectadores les toca muchas veces el papel de alumnos, y casi siempre hay una lección esperando ser impartida: en el fondo, los supuestos gestos disolventes de la película parecen perfilados para dar enseguida el paso, como un suspiro de alivio, a una moralina apenas disimulada y a la exaltación de las conductas normalmente aceptadas que de ella se derivan. Elisabeth aprende un par cosas en la vida, comprende que su cuerpo está bien así, o que por lo menos hay que quererse como uno es, y de paso encuentra a su media naranja en la figura del simpático y modesto profesor de gimnasia, ella que pretendía usar a los hombres para poder vivir de mantenida. En el medio, no se priva de unos instantes de ternura con un niño enamorado de una compañerita, al que da instrucciones y consuelo de modo heterodoxo, a la altura de su reputación. Malas enseñanzas, al final, es cine concebido como deporte, como un muestrario de destrezas en el que de lo que se trata es de llenar cada escena con la mayor cantidad de elementos atractivos posibles. Un fragmento de canción por aquí, un chiste por allá, alguna referencia sexual con cierto grado de explicitud (nada que cualquier argentino no pueda ver en un canal de aire a cualquier hora), o incluso un destello de sentimentalismo: detrás de todo eso, sin que apenas nos demos cuenta –el sigilo también es parte de esa habilidad, cuando está bien empleada–, siempre la lección de civismo, la prescripción de un comportamiento, el filo de alguna pequeña enseñanza que vienen a ofrecerse como contrapartida necesaria de la autoproclamada audacia del planteo inicial, no sea cosa que el espectador se quede inerme viendo como los acontecimientos no terminan de encausarse como corresponde.
Cameron is Back! Quienes queremos a Cameron Diaz y supimos disfrutar de sus actuaciones en, por ejemlo, Loco por Mary, La Boda de mi Mejor Amigo o Locura de Amor en Las Vegas seguramente saldremos más que satisfechos del cine al ver que la actriz que se encuentra en la cornisa entre los 30 y los 40 años ha vuelto a protagonizar una comedia con los resultados que supo brindar en el pasado. Malas Enseñanzas nos contará las aventuras de una vaga y mala maestra que busca de cualquier manera recaudar los fondos suficientes para lograr operarse y ampliarse el busto, para así conquistar al nuevo maestro que ha llegado a la escuela y que podría mantenerla de por vida, gracias a la fortuna familiar que posee. Y cuando digo de cualquier manera, me refiero a que lavará autos con una ropa muy sensual o copiará exámenes para conseguir un suculento bono. Claro, que en esta difícil misión se cruzará con una maestra aparentemente ejemplar que buscará deshacer todos sus planes en post de la buena enseñanza y el ejemplo para los alumnos. A pesar de lo que había adelantado el buen Trailer no esperaba un humor tan políticamente incorrecto como el que tiene Malas Enseñanzas y más si tenemos en cuenta que no se trata de un film independiente. Es extraño encontrar en una comedia mainstream ciertos rasgos distintivos que tiene a favor esta cinta, como los golpes a los niños, el manoseo de las tetas operadas o demás cuestiones que hacen que Malas Enseñanzas sea una comedia que sobresale por encima de las demás que han llegado este año, exceptuando ¿Qué Pasó Ayer? Parte 2 que también tenía a su favor una gran dosis de estas cuestiones. Inlcuso es interesante que estando en un ambiente poblado de niños estos momentos de incorrección sexual o violenta jamás quedan desencajados o fuera de lugar, como si pasaba en Pase Libre, que fue estrenada hace unos meses. El gesto sobre el final de Jason Segel en un pasillo lleno de pibes es un fiel ejemplo de cómo es aprovechado ese ambiente para utilizarlo a su favor y potenciar ciertos gags. El uso de la música por parte de su director Jake Kasdan es brillante y el "video clip" que protagonizan la sensual y perturbadora maestra Elizabeth Halsey y la timorata profesora Amy Squirrel con Gangsta's Paradise de Coolio sonando a todo volumen es una muestra de cómo la cinta es crítica y paródica hacía otra película de "maestros buenos y correctores de conducta de sus alumnos" como Mentes Peligrosas. Esto es una constante a lo largo de sus 92 minutos y podrán encontrar otros films de este tipo que son citados/críticados implicitamente en Malas Enseñanzas. Hay películas que son imposibles imaginarlas protagonizadas por otros actores y con Malas Enseñanzas sucede eso. Realmente no creo que a otra actriz le hubiera sido posible llevar adelante la gran caraterización que lleva adelante Cameron Diaz. Su Elizabeth Halsey es guarra, sensual, atrevida, violenta y todas las características que el film necesitaba para que uno compre esta historia y sin caer en sobreactuaciones o interpretaciones ampulosas. Por otra parte tenemos acompañándola a un elenco de lujo encabezado por una irritantemente y excelente Lucy Punch, que es completado con un medido y galante Jason Segel , una graciosa y dubitativa labor de Phyllis Smith y un Justin Timberlake que da otro paso adelante en su corta carrera cinematográfica. Malas Enseñanzas es una de las mejores comedias que han pasado por nuestra cartelera este año y encima nos trae nuevamente a la mejor versión de Cameron Diaz, lo cual no es poco en absoluto.
Aulas peligrosas Malas enseñanzas puede ser vista con una comedia ordinaria: sí, hay chistes sobre pedos, eyaculaciones, erecciones y demás. También, algunos querrán reducirla a simple lección de vida moralista en la modificación de los intereses del personaje de Cameron Díaz sobre el final. Malas enseñanzas, de Jake Kasdan (director de Zero effect, Orange county, Walk hard: the Dewey Cox story y sí, alguien definitivamente a seguir), es una comedia que se hace cargo de todo eso, y también de su enmarcado en el subgénero de docente-especial-estimula-a-sus-alumnos-desganados, para construir una muy graciosa fábula sobre cómo alguien encuentra la felicidad a partir de poner en práctica la sinceridad como motor principal de su vida. Díaz interpreta a una maestra (mentirosa, irreverente, impresentable, mala profesional) que, luego de ser abandonada por un tipo que descubre que sólo estaba con él por su fortuna, pone como único objetivo en su vida juntar dinero (incluso robándole a sus alumnos), ponerse tetas más grandes y conseguir a ese tipo que le garantice un muy buen futuro económico. Obviamente con semejante premisa, la protagonista encontrará su merecido: pero contra todo lo que se puede pensar, el mismo llegará por los caminos menos esperados. Si bien en apariencia Malas enseñanzas parece una comedia rutinaria, es mucho más compleja y hay varias aristas desde donde analizarla. Sí hay chistes ordinarios, pero eso no la hace una comedia ordinaria. Al igual que la edición videoclipera, la escatología en el cine goza de muy mala prensa: un chiste es siempre un chiste. Lo que importa es su tiempo, su oportunismo y su utilidad dentro de la escena. Malas enseñanzas, al igual que la notable Te quiero, hermano, tiene un gran chiste que involucra una flatulencia. Hay dos personajes charlando en un baño, una mujer y un hombre y un tercero que permanece oculto. Cuando la mujer se va, el tercero suelta un sonoro pedo, de esos contenidos y que generan alivio tras haber estado atrapados más de la cuenta. Es un chiste que involucra un pedo, sí, pero habla de cuestiones sociales, de normas de respeto no escritas pero cumplidas a rajatabla y de cómo en esta sociedad un poco reprimida, uno no es dueño de soltarse un pedo ni siquiera dentro de un baño. Si hablamos de que se trata del baño de una escuela, de que el tercero es un alumno y la mujer una docente, la situación se torna más compleja aún. Si bien tenemos una docente y alumnos, la película sólo utiliza el subgénero escolar en apariencia y decididamente lo sabotea: la maestra les muestra películas sobre docentes como Mentes peligrosas a sus alumnos como única actividad escolar. Al igual que Escuela de rock, es una comedia que se reconstruye sobre el subgénero, aunque a Kasdan parece interesarle mucho menos cumplir con algunos clichés que a Richard Linklater. El contacto entre la maestra y sus alumnos es casi escaso en el film, y hasta daría la impresión de que a la mujer le generan un poco de desprecio los chicos. Lo que hace Malas enseñanzas es mostrar a la maestra como una profesional y no tanto como esa persona que nos encausa en la vida. En esta comedia lo que vemos son personas cumpliendo roles laborales, incluso los conflictos entre ellos se dan por sus diferencias en las formas en que desarrollan la actividad. Tras embaucar a todo el mundo, la Elizabeth de Díaz descubre que al final sus tetas no estaban mal. Es un final moderadamente aleccionador. Y digo moderadamente, porque como en el cine de suspenso, esas tetas no fueron más que un McGuffin, algo sobre lo que giró todo el sustrato de Malas enseñanzas, pero que no era lo importante. Elizabeth no se operó las tetas no porque fuera algo malo, sino porque descubrió que podía encontrar la felicidad por otra parte. La inteligencia de la película radica en que esa felicidad de la docente no es la felicidad de todos: su aprendizaje es algo que sólo roza a ella y a quien finalmente se queda con ella. Seguramente el mundo que los rodea siga igual de imbécil: con sus docentes que tratan a los niños como tarados y sus directivos que son la cima de la burocracia y la institucionalidad inoperante. Malas enseñanzas también dice algo sobre la educación, la entendida como institución y la otra, la que deja algunos aprendizajes para la vida. Lo fundamental es la sinceridad, especialmente hacia uno mismo: porque las cirugías estéticas no dejan de ser, bajo el prisma de Kasdan, una forma de mentira. Lo único parecido a una enseñanza dentro del film, es aquello que le dice Elizabeth a su alumno sensible, el que está enamorado de la niña bonita y creída del aula: que chicas como ellas nunca eligen a chicos como él. Que seguramente su vida sea un mal trago hasta la Universidad. La película confirma que la educación es la transmisión de valores para que los decodifiquen los otros. No va y le dice a la rubia que es una tarada, sino que la deja ser a su manera, porque entiende que de alguna forma ella es consciente de lo que es. Malas enseñanzas es inteligente, humana y también escatológica, y brutal, y atrevida, y políticamente incorrecta. Y, fundamentalmente, es comedia, de las muy buenas. Es una comedia que encuentra el personaje perfecto para la luminosa Cameron Díaz, ese que resume seducción y a la vez provocación, y que permite a partir de su propia estrella que esta película pueda estrenarse en destinos como la Argentina, un país al que habitualmente las mejores comedias llegan directo al DVD, cuando llegan. Y nos permite ese lujo de ver en la pantalla al gran Jason Segel, que con su profesor de gimnasia se guarda las mejores líneas de diálogo del film y que construye a un personaje inolvidable. Su Russell Gettis tiene en la mirada (y hay que ver cómo Segel actúa con los ojos para darse cuenta su fabulosa composición) la claridad del tipo que fue y vino, y sabe cómo son las cosas, cuya mirada burlona no es cinismo sino aceptación de las reglas del juego y, por qué no, algo de resignación expectante. Excelente en ese sentido es aquella escena en la que Díaz casi que se le regale en el pasillo de un hotel y el tipo la deja pasar, a sabiendas de que el destino le dará su oportunidad. Como toda notable comedia, Malas enseñanzas está llena de comediantes brillantes: a Díaz y Segel se suman Phyllis Smith, John Michael Higgins y la británica Lucy Punch. Si algo más podemos rescatar es que las enseñanzas de vida aquí van acompañadas de un humor salvaje: Malas enseñanzas no será, por lo pronto, la próxima La sociedad de
Si hay algo que debo aclarar antes de ponerme a pensar que decir de esta producción yankee es que, a confesión de partes relevo de pruebas y yo debo confesar que a mi Cameron Díaz me puede, ¡que quiere que le diga!, es una de las pocas a la que le perdono todo, desde que la conocí hace tiempo en “La Mascara” (1994), esa muy buena comedia protagonizada por ella y Jim Carrey. Pero con el tiempo supo demostrarme que no es sólo una cara bonita…. (¡Qué cuerpo, mamasita!), sino que también es buena actriz, como ejemplos puedo recordar “Locos Por Mary” (1998) o “Pandillas de Nueva York” (2002). Pero, siempre hay un pero, si hay algo que me molesta es presenciar una película que se instala del lado de la incorrección política o moral, que a fuerza de lo que sea intenta ser irreverente, más allá de lo que quiera significar con irreverente, ya que no se podría decir que es irrespetuosa. Digamos que no entra dentro de los parámetros normales de las comedias ligeras americanas. Pero termina como una clásica producción romántica, decepcionando no sólo al espectador sino traicionando todo lo que intentó decir en la mayor parte del metraje. Esto tampoco la salva de caer en lugares comunes, clisés típicos de este tipo de productos pensados para un público muy bien delineado: hombres jóvenes, adultos y viejos, todos babosos, entre los que me incluyo, pero no tanto. La historia se centra en la bella Elizabeth Halsey (Cameron Diaz), de profesión docente, pero con el único deseo de ser rica, tener muchísima plata para darse todos los gustos que quiera, todos materiales por supuesto, con un sólo problema, parece ser la seguidora incondicional de uno de los próceres argentino actuales, el sindicalista Luis Barrionuevo. Ella quiere llevar a rajatabla la famosa frase de su líder espiritual argentino: “Nadie hace plata trabajando”. Es por ello que todos sus esfuerzos están orientados a conquistar el bolsillo, perdón, el corazón, de algún acaudalado caballero dentro de su grupo etario, de ser posible. Es así que cuando es descubierta por su prometido en sus intenciones, y luego de roto el compromiso, debe volver, de muy mala gana, a trabajar como docente. Ella es la antitesis de cualquier imagen benévola o icónica de lo que debe ser un profesor: adicta al alcohol, a las drogas, al dinero (por supuesto), odia a los niños, no da clase, se duerme en ella, de cada dos palabras tres son un insulto. Despectiva con todos, sobre todo con sus colegas. Discriminadora, manipuladora, tramposa, y todos los etc. posibles hacen de su presencia un arma mortal. El primero en caer vencido a sus encantos es Russell Gettis (Jason Segel), el profesor de gimnasia, pero él no cumple con el primer requisito, no tiene un peso. Un día llega a la escuela en calidad de profesor suplente Scott Delacorte (Justin Timberlake), quien aparentemente no sólo es hijo de una familia acaudalada, sino que además es atractivo, esto al decir de las mujeres, tanto las de la sala de cine como los personajes de la película. La “falla” en el recorrido planeado por Elizabeth de seducir a Scott, esta constituida por Amy Squirrel (Lucy Punch), quien interpreta a una maestra en el polo opuesto a ella. Amy será la antagonista de nuestra protagonista. En este incesante suceder de posibles gags plagados por momentos con elementos rayanos en el mal gusto, que deberían intentar hacernos aunque sea sonreír, se va construyendo un filme pasatista, que pierde la efectividad por acumulación de repetición de situaciones, no sólo de esta producción sino de muchas otras del estilo, como “Porkis” (1982) o “Malos Pensamientos” (1998). El realizador, hijo de Lawrence Kasdan, con un pasado reciente en la TV yankee, demuestra ser uno más de los tantos directores técnicos de la factoría hollywoodense. Sabe que hacer y cómo hacerlo en relación al material que le entregan, léase guión, pero queda lejos de ser un artista, siendo bondadoso hasta podría decir que sabe contar, no mucho más, por ahora y con lo mostrado. En este caso ello queda explicitado por la elección en el diseño de arte, en especial la fotografía franca, sencilla, iluminar como para que se vea y nada más, la estética ausente. Solamente se rescatan las actuaciones, del orden de la corrección, salvo Justin Timberlake, bastante azarosa su construcción, y Cameron Diaz quien logra una muy buena performance. Una joven y bellísima actriz, demasiado poco como para justificar pagar una entrada de cine, siempre y cuando allá otra para elegir.
Jake Kasdan, hijo de Lawrence (“Silverado”, “Wyatt Earp”) recién llega a nuestros cines con su quinto largometraje, pese a que algunos títulos anteriores tuvieron cierto éxito en los Estados Unidos. Y lo hace con “Malas enseñanzas” (“Bad Teacher”), merced seguramente al atractivo que despierta en el público Cameron Diaz, su actriz (y personaje) principal. Acostumbrados, casi diríamos resignados, a ver tanta comedia “boba” norteamericana, la que ahora nos ocupa nos sorprende gratamente sin por ello alcanzar a ser una muestra de visión imprescindible. Pero al menos puede ser una razonable opción para pasar un momento disfrutable. Elizabeth (Diaz) es una atractiva maestra secundaria que está a punto de casarse con un hombre por su dinero, por lo que abandona el colegio. Pero no llegará a buen puerto su determinación, al interponerse en sus planes una futura suegra, que no llegará a serlo. Abandonada por el rico ex pretendiente volverá al establecimiento de enseñanza y se topará con sus compañeros de enseñanza. La “fauna” que puebla a la escuela es una de los aciertos del film, con algunas interpretaciones destacables. Amy es una profesora que compite con Elizabeth en la búsqueda de pareja así como en ganar el premio que se otorga anualmente al mejor docente. Lucy Punch, que la interpreta, ya había sido una revelación en “Conocerás al hombre de tus sueños”, la penúltima película de Woody Allen. Pero aquí su figura se agiganta al tener que enfrentar en duelo actoral a la muy efectiva Cameron Diaz. Lástima que el popular Justin Timberlake, que aquí compone a un profesor suplente poco brillante, no esté a la altura de las dos actrices, que en la ficción compiten por él. Hay aún otros dos personajes relevantes, uno es un profesor de educación física (Jason Segel) siendo la otra la clásica “gorda”, algo tímida y glotona, que muy bien caracteriza Phyllis Smith. Una de las obsesiones de Elizabeth es una costosa operación para aumentar el tamaño de sus pechos. Y para juntar los diez mil dólares necesarios no vacilará en aprovechar cuanta oportunidad se le presente. Ello genera algunos de los momentos más divertidos de “Malas enseñanzas”. Pero también habrá otros menos logrados y cercanos al mal gusto donde Kasdan, imitando a tantos de sus colegas, apelará a imágenes escatológicas o baratas de sexo. Lo notable es como el director, que va alternando entre momentos brillantes y otras escenas remanidas, logra en el balance salir airoso. A ello contribuyen sin duda las ya señaladas buenas interpretaciones con algún que otro “cameo” (David Paymer) y un conjunto de jóvenes actores en el papel de los alumnos, de los que seguramente surgirá alguna nueva estrella.
Corazón de tiza Hay un problema con el verosímil en Malas enseñanzas: a esta Cameron Díaz que luce toda su belleza nadie le puede creer que fracase como cazafortunas y no logre conseguir un millonario que la mantenga. Pero sólo es un verosímil que no funciona conmigo, que con gusto, si fuera millonario, no dudaría un instante en poner billete sobre billete para darle la vida que merece a esta profesora de high school medio pelo. Aunque creo que puede haber miles de potentados dispuestos a hacer lo mismo, Elizabeth Halsey, su personaje, se pasa toda la película elucubrando estrategias con alto grado de malevolencia para conseguir que Scott Delacorte (Justin Timberlake), nuevo profesor y heredero de un emporio relojero, le entregue su corazón, y su dinero, claro. La profesora Halsey cree que sólo una cosa (o mejor dicho dos: un par de tetas) puede hacer que Delacorte olvide un amor pasado para dedicarle toda su atención. Con eso establecido como meta, Malas enseñanzas se vuelve ese tipo clásico de comedias de aventuras con un objetivo concreto (siliconas y de las grandes) que en medio del camino y casi sin quererlo, le da a su protagonista una lección sobre las cosas importantes de la vida. ¿Qué hace que nos podamos encariñar con alguien tan interesado en el vil metal? ¿Qué hace que el espectador se pueda identificar con un ser que a simple vista parece despreciable? Podría ser en parte el carisma y la gracia de Cameron Díaz, pero en realidad Malas enseñanzas hace que le tomemos afecto y nos pongamos en su lugar rodeando a este personaje de otros mucho más mezquinos y, sobre todo, de habitantes de un mundo provinciano bastante opa del que cualquiera desearía escapar. Y que justificaría la peor brutalidad con tal de poder abandonar ese mundillo macabro que es la escuela pública de un pequeño pueblo americano. El inconveniente es que esta bad teacher no es tan mala como podría serlo si el guión hubiera dado rienda suelta a la locura. Los chistes no son muy divertidos y parecen demasiado concentrados en resaltar la figura de Cameron Díaz sin dejar que el descontrol se adueñe de la película por completo. Hay algunos momentos… pero, chicos de Hollywood: marihuana ya fuma hasta la nonna. Lo más interesante de esta película pasa por la representación de ese mundo abominable poblado de seres tan desagradables como “la profesora buena” que pretende “enseñar jugando”, el director del colegio medio bobote o la educadora gorda y tímida que vive la vida como dejándola pasar. Es decir, personajes que todos podemos reconocer hasta en una escuela pública de la provincia de Buenos Aires. No nos podemos olvidar del profesor de gimnasia que nunca pasa desapercibido; acá ese profesor es el buenazo de Jason Segel, que después de andar enseñando en la cancha de básquet es el encargado de la educación sentimental de la mala maestra. La química que hay entre los personajes es buena, lástima que la película no se dedique un poco más a ellos dos. Es que se trata de esas películas que homenajean a un actor. La pantalla de Malas enseñanzas es toda para Cameron Díaz, quizás por eso los planos son tan planos y no tienen más relleno que su propia figura. Lo único que importa es ella y su sonrisa. Y eso no está tan mal cuando muestra los dientes, pero a veces, a pesar de caer rendidos a sus pies, nos levantamos para pedir algo más. De lejos tiene barba y se parece a Judd Apatow, de cerca es una rubia increíble. El problema es que no siempre preferimos lo segundo.
A pesar de tener una historia casi inexistente, cumple ampliamente con su cometido de entretener. Los amantes de las comedias blancas y amenas, si no son abiertos a otro estilo de humor, pueden llegar a salir muy molestos del cine o sentirse muy incómodos. El resto, especialmente los amantes de películas tales como...
Una rubia e incorrecta debilidad Cómo hace una maestra de testable para ser tan atractiva. Buena parte de la respuesta a ese interrogante y de la credibilidad de esas características del personaje protagónico de "Malas enseñanzas" es de Cameron Díaz. La actriz tiene un perfil perfecto para esa clase de criaturas y genera el toque justo de seducción, simpatía, desagrado e ironía para representar a alguien que hace de la incorrección política su forma de conducirse en la vida. En este caso lo hace en un colegio secundario donde ella debe ponerse al frente de la clase después que su novio la abandona. Díaz consigue hacer creíble su necesidad de conseguir dinero de cualquier manera para agrandarse el busto y no decaer en el competitivo mundo de las chicas más jóvenes. Y de paso conquistar a un maestro ABC1 que podría darle la vida de holgazana que tanto adora. "Malas enseñanzas" sigue la línea de las películas que suelen protagonizar un grupo de actores varones, con chistes sin filtro, un argumento sin muchas sorpresas y una galería de personajes bastante reconocibles. Sin embargo esta comedia se impone por la pericia de Díaz y un elenco que la acompaña correctamente, pero sobre todo por el encanto que suponen ese tipo de seres que saben subrayar su encanto por sobre sus costados más impresentables.
Nada que ver con Jacinta Pichimahuida Desde hace algunos años, el cine (y, sobre todo, la televisión) está impulsando personajes políticamente incorrectos, y una clave de humor zafada, con toques escatológicos y al borde (o un poco más allá) del mal gusto. Actores, directores y libretistas jóvenes (y no tanto) están en esta línea, que tiene legiones de seguidores en todas partes del mundo. Jake Kasdan inscribe esta comedia en ese rubro, con resultado desparejo; el director se ocupa de pintar con claridad a la protagonista, una maestra con cero vocación docente que trata de conseguir un buen partido para casarse. En ese empeño, decide operarse los senos para lucir más atractiva, y no desprecia ninguna posibilidad (legal o ilegal) de conseguir los dólares necesarios para concretar la intervención quirúrgica. Mientras tanto, maltrata alumnos, fuma porros, bebe alcohol, descuida sus clases, ignora olímpicamente a sus colegas y desprecia a todo aquel que no pueda exhibir una jugosa cuenta bancaria. Cameron Diaz trata de ajustar su interpretación a los rasgos del personaje, pero no logra concretar un buen trabajo, mas allá de su espléndida figura. El problema es que la comprenden las generales de la ley que gobierna a toda la película: así como la mayor parte de las situaciones obvian la sutileza, las interpretaciones actorales carecen de matices (a excepción, tal vez, del trabajo de Phyllis Smith, la regordeta colega de la protagonista con la que ésta logra una mínima sintonía). Con todo, el filme muestra momentos francamente divertidos; generalmente, se trata de "gags" o de chistes puntuales que aprovechan las características especiales de determinados personajes. La trama, sin embargo, no consigue el impacto que promete el tema del filme. El problema fundamental es que Kasdan no logra balancear el relato ni disimular algunas deficiencias del guión, demasiado previsible a pesar de que el tono zafado de la trama habilitaría la expectativa de giros argumentales en cualquier dirección.
SOBRESALIENTE LO FELICITO Quien crea que Malas Enseñanzas es una comedia pedorra retírese inmediatamente de esta página. Jake Kasdan filmó una apología a la inmoralidad con una estrategia irrefutable: igualar película con personaje. Cualquier adjetivo que describa a Cameron Díaz transparenta Malas Enseñanzas. El creador se pone a imagen y semejanza: Cameron Díaz es el patrón de conducta de Jake Kasdan y esto logra un feedback milagroso: actriz y director se miran, guiñan y comparten el mismo sistema de valores. Frivolidad. Inteligencia. Hartazgo. Cinismo. Carisma. Estupidez. Descontrol. Estafa. Oportunismo. Seducción. Grosería. Provocación. Ridiculez. Individualismo. Mediocridad. Pesimismo. Felicidad. Cliché. Conformismo. Elementos batidos para que el trago te ponga de la nuca y te infle de locura. Malas Enseñanzas grita que la educación es patética, indistintamente de quién la ejerza. Díaz y Kasdan saben que el rejunte enciclopédico no sirve y que la escolaridad construye chicos tarados, numéricos, competitivos y arribistas. Bajo este clima postapocalíptico, mejor testimoniar la estupidez propia y ajena y que todo se vaya al carajo. Entonces tenemos a una profesora nihilista que quiere hacerse las tetas para casarse con algún galán tonto que la mantenga. Esta ambición saca de Cameron Díaz una perra perversa que admiramos porque es más perverso el entorno que combate. Sucede que Kasdan caracteriza a los docentes como residuos sociales, aquellos que terminaron dando clases por descarte. Ahí está la púa lúcida de Malas Enseñanzas: los humillados sociales reciclan su humillación formando nuevas generaciones en clautros escolares. Al buscar Cameron Díaz salir de este círculo vicioso le aplaudimos sus excesos. El desubique de Malas Enseñanzas es un logro; Cameron Díaz parece un personaje de John Waters. Pero la destreza de Kasdan es camuflar su película como una comedia de consumo pasatista, cuando en realidad tira ácido sobre el sistema educativo. Podría decirse que es una película tendenciosa y tramposa, pero exactamente así debe ser para que su filosofía cierre redonda. Nadie aprende nada. Nadie le enseña nada a nadie. La única lección que Cameron Díaz le da a un alumno es contradicha por sus propios actos. Película bardera y silenciosamente inteligente. El mejor mal gusto de una comedia yanqui.
Malos Resultados Malas Enseñanzas es una comedia dirigida por Jake Kasdan, hijo del reconocido escritor y director Lawrence Kasdan, responsable de algunos screenplays famosísimos como los de "Indiana Jones y el Arca Perdida" o "El Imperio Contraataca". Del hijo no podemos decir lo mismo, ya que se dedica más que todo a dirigir capítulos de series de TV, y sólo nos entregó películas como "Orange County", una comedia del montón. Bad Teacher no es la excepción... tiene una onda a "Pase Libre" de los hermanos Farrelly, pero menos divertida e igual de burda, y eso es malo. En esta ocasión la historia de centra en Elizabeth Halsey, una maestra de primaria que tiene menos profundidad que una hoja A4 y que sólo piensa en levantarse un tipo que la mantenga económicamente. Estando muy cerca de casarse con un bobo de muchísima plata y abandonando su carrera como maestra (parece que en USA las mujeres vagas sin nada de formación pueden llegar a ser maestras...), el compromiso es disuelto por influencias de su futura suegra que conoce a las de su calaña, obligándola a volver a dar clases para conseguir plata y pagarse una cirujía de gomas nuevas (senos). En su vuelta conocerá a un profesor super tonto pero fachero y con dinero, con el que tratará de encamarse todo el tiempo, a la vez que algunos de sus colegas, una maestra neurótica y un profesor de gimnasia, le hacen la vida imposible. El cast está compuesto por Cameron Diaz, Justin Timberlake, Lucy Punch, Jason Segel y John Michael Higgins, conformando un circo de humoristas que la mayoría de la veces no lograba engranar la performance y se mostraban extremadamente exagerados. Se quiso emular el humor de SNL (Saturday Night Live), ya lo sé... pero la verdad es que no tuvo el mismo efecto ni cerca. Quizás lo de SNL funciona para su formato, en la TV, pero en el cine la mayoría de las veces resulta pesado. El planteo no es del todo malo, pero los desenlaces son muy predecibles y copiados de otras comedias mediocres. Quiere ser irreverente, pero termina amoldándose a las recetas prefabricadas de comedias Hollywoodense, menos en el humor que pasa de bizarro a desagradable en varias escenas. Cameron Diaz sale espectacular como siempre y hay alguno que otro momento gracioso... más allá de eso no hay mucho más para resaltar... capaz Jason Segel como galán es una buena innovación, sería como el sucesor del grandote Vince Vaughn, que cumplió el deseo de muchos de ver al "hombre común", sin una tabla de lavar la ropa en los abdominales y la cara de Brad Pitt, junto a Jennifer Aniston. Sólo para seguidores incondicionales de Cameron Diaz y el humor fácil.
Una maestra que odia despertarse temprano, que detesta corregir pilas interminables de exámenes. En fin, una maestra que haría cualquier cosa por dejar de tener que ir todos los días al colegio, fingir que la interesa la educación y que tolera a los mocosos de su aula. Elizabeth (Cameron Díaz) es cruel, grosera, maleducada, ventajera y no le queda más remedio que seguir asistiendo a su trabajo después de que su interesado casamiento con un niño bien de la high society quedara cancelado. No hay más remedio que tratar de planificar tareas, llevarse bien con los compañeros de escuela, reportar adecuadamente al director o por lo menos fingir todo esto y dedicarse a enamorar a un nuevo docente, heredero de una inmensa fortuna (Justin Timberlake). Políticamente incorrecta, “Bad teacher” presentó un inmenso desafío para Lucy Punch (Conocerás al hombre de tus sueños): ser la contrafigura cómica de Díaz, quien pierde los primeros rounds a manos de esta colorada, acreedora de los mejores gags de todo el filme. Por fortuna, Cameron recupera terreno antes de quedar en un completo segundo plano (como sucede con la participación de Jason Segel) y termina colaborando para brindar la historia con la que más reí en los últimos meses. Que una comedia contemporánea logre auténticas carcajadas, no es poca cosa.
LA MALA EDUCACION Comedia políticamente incorrecta que, pese a no aprovechar las exageraciones que aquí son planteadas para brindarle más humor a la cinta y, principalmente, a la poca imaginación en el planteo del conflicto y en su respectiva solución, es una propuesta bien actuada, con algunas buenas escenas de comedia bien pensadas y con un sentido irónico y crítico logrado por momentos. Elizabeth es una mujer que decide renunciar a su trabajo para aprovecharse de la riqueza de su pareja. Sorpresivamente éste la abandona, obligándola a volver a tomar el puesto que acaba de dejar y a tratar de encontrarle la vuelta a un nuevo estilo de vida. A ella no le importa cómo educa a sus alumnos, es irresponsable, bebe antes y durante las clases y se queda dormida mientras los deja mirando películas que poco tienen para enseñarles. Un día descubre que un nuevo maestro aparece en el colegio y que él tiene el suficiente dinero como para satisfacer todas sus necesidades. Una cirugía estética va a ser su próxima meta para tratar de conquistar al soltero profesor. La primera característica que aparece al estar viendo esta propuesta es que la misma es políticamente incorrecta y que esa problemática, o virtud, nunca se revierte durante su transcurso. Aquí los buenos son los malos y los villanos los protagonistas que supuestamente están haciendo las cosas bien; hay insultos, golpes y demostraciones de poca responsabilidad cada vez que la profesora entra en el colegio; se desarrollan personalidades que llevan adelante los estereotipos del género (mujer obesa que está sola; el maestro galán; los alumnos y sus padres que solo quieren aprobar; y la muchacha que va a hacer todo lo posible por conseguir lo que quiere); y el humor, en casi todas las escenas, se centra en la explicitud de cada una de estas cuestiones. Esta es una película muy particular, pero que pese a sus problemas, entretiene y presenta algunos planteos secundarios que, si bien están camuflados, logran aparecer en ciertos momentos. Toda esta exageración del mal, que nunca logra captar al máximo el humor, impidiendo que se desarrollen escenas muy bien logradas de comedia, tiene un sentido crítico y satírico hacia el sistema de educación que está muy bien logrado y que juega con la ironía propia de la premisa y la personalidad de la protagonista. Lamentablemente, esta virtud no florece en la película y, producto de un guión que no explora la comedia inteligentemente, no logra ser transmitida con fluidez e interés al espectador. En otras palabras, "Malas Enseñanzas" desarrolla un trasfondo reflexivo que, como consecuencia de un guión poco profundo, no logra traspasar la pantalla grande. Las actuaciones son buenas, en especial el trabajo realizado por Cameron Diaz en el rol protagónico. Su personaje está plagado de clichés y de actitudes que ya fueron vistas muchas veces en otras películas del género, pero ella le brinda un interés y un espíritu renegado a la personalidad de su papel que están muy bien logrados. Quienes la acompañan también están correctos: Justin Timberlake (el profesor millonario), Jason Segel (el maestro de gimnasia) y Lucy Punch (la compañera de trabajo que le hace la vida imposible a Elizabeth). Bien fotografiada y con una banda de sonido que no aporta demasiado al desarrollo de la historia, "Bad Teacher" es una propuesta de humor negro que dividirá al público, sencillamente porque no logra transmitir con fluidez la interesante premisa que toca. Bien actuada, pero sin las suficientes escenas de humor que inviten al espectador a reírse reiteradas veces. Una cinta entretenida, pero que se olvida rápido. UNA ESCENA A DESTACAR: baile.
La nueva incursión en la comedia de la algo gastada Cameron Díaz (si bien su carrera tuvo altibajos, no podemos ser contemplativos con una película como Lo que ocurrió en Las Vegas...) prometía bastante: la idea de una atractiva maestra de primaria con un total desinterés por la enseñanza y sus alumnos parecía ofrecer bastante en contraste con la clásica figura del profesor comprometido que da todo por los estudiantes. A Elizabeth Hasley (Díaz) lo único que le interesa en la vida es levantarse a un tipo que le pague una vida de lujo. Y ya tenía todo abrochado hasta que su futuro marido se da cuenta y la abandona. Perdido por perdido, Elizabeth retoma el trabajo en el colegio del que había renunciado hacía tan sólo unas semanas. Sin embargo, la vuelta de tuerca que le intentan dar los guionistas de The Office (de la versión estadounidense, Lee Eisenberg y Gene Stupnisky) pareciera ir demasiado lejos: Elizabeth no sólo no le interesa dar clases o respetar en lo más mínimo a su alumnado, si no que ni siquiera pareciera hacer lo mínimo e indispensable como para conservar su trabajo. A Dewey Finn (Jack Black), el protagonista de Escuela de Rock, le pasaba algo similar, pero al menos parecía preocupado por mantener su puesto. Y con el tiempo, también se terminaba interesando por sus alumnos. Elizabeth sólo muestra entusiasmo cuando aparece por los pasillos de la escuela un apuesto y casualmente rico profesor interpretado por Justin Timberlake. Y si a eso le sumamos que otra colega es demasiado estricta con las actividades y se la pasa vigilándola, el hilo que sostiene el interés en la verosimilitud (ok, es una comedia zonza, pero no por eso debería dejar de tener un sostén creíble) decae estrepitosamente. Aún peor es el desarrollo del personaje principal que eligieron los guionistas. Si realmente lo único que le interesa a Elizabeth es un novio que la mantenga para tener una vida fácil y su desinterés por el resto del universo es tal como se muestra en el comienzo del filme (Elizabeth pasa los primeros meses de clases pasando películas en lugar de dar clases de literatura, maltrata a sus alumnos, se emborracha y se droga en la puerta del colegio, hace una exhibición pública lavando coches y se queda con los fondos recaudados...) entonces no deberían alcanzarnos 40 minutos más de metraje para convencernos de que puede cambiar... En ese despilfarro de maldad que ejerce el personaje de Cameron Díaz, algunos personajes secundarios ofrecen algunos momentos de risa: en especial el profesor interpretado por Timberlake (un idiota incurable) y la maestra que personifica Lucy Punch (que trabajó últimamente en Conocerás al hombre de tus sueños, de Woody Allen, como la novia del personaje de Anthony Hopkins), una maniática cuyo único interés es el de ser reconocida como la mejor por el resto de los profesores. Un compendio de personajes completamente exagerados en donde el único que parece un tipo común y corriente es el de Jason Segel (el protagonista de Olvidándome de mi ex, siempre parsimonioso y tristón, pero algo desaprovechado en un papel que no le da lugar para demasiadas risas. Con un guión flojo, de personajes intermitentes y vacuos, Malas enseñanzas se queda en intentos y no sé decide si quiere ser mala, vil, vengativa y egoísta o simplemente una comedia más con la historia de siempre y la moraleja sobre el final. Cuando sobre el final del metraje el peso argumental va decantando esta última idea, ese comienzo que parecía promisorio -aunque en realidad fuera una ilusión del espectador por ver algo diferente y audaz- se diluye en los clichés de siempre condimentados con alguna que otra maldad y alguna que otra incursión en lo políticamente incorrecto y nos deja con sabor a poco. Malas enseñanzas es una comedia que se vende distinta, que aparenta personalidad, pero que carece de brillo y cae en los mismos errores que la gran mayoría. Es digna de algunas risas y tiene algunas actuaciones interesantes, es cierto, pero no deja de dar la impresión de que podría haber sido mucho mejor.