Secretos al mejor postor De un tiempo a esta parte la hermosa Mila Kunis se ha transformado en sinónimo de comedias chatarra dirigidas a todos los públicos posibles y por consiguiente a nadie, en una jugada que parece ser a la par producto de un encasillamiento por parte de un sector de Hollywood, el más necio y facilista por cierto, y de las decisiones de la chica en materia de su carrera, casi siempre involucrada en películas a mitad de camino entre un realismo grasiento que maquilla su ausencia de ideas con detalles robados de obras mejores del pasado y un intento de absurdo satírico que termina sepultado bajo el peso de su torpeza, redundancia y lamentable memez. El cinismo generalizado de este tipo de films se condice con el cinismo de la industria, los espectadores y la misma crítica, lo que desencadena que propuestas de por sí fallidas languidezcan aún más por su falta de autenticidad ideológica. Todo este panorama tranquilamente se puede extender a buena parte de los actores y actrices carilindos de hoy en día ya que su mismo look de modelitos los condena a lo que el mainstream contemporáneo entiende por “productos livianos”, léase obras muy pero muy flojas que pretenden recuperar fórmulas de antaño aunque sin la chispa ni el talento ni la ingenuidad necesarias. El último “coso” anodino de turno es Mi ex es un Espía (The Spy Who Dumped Me, 2018), una suerte de comedia de acción orientada a hacer uso de la vieja premisa centrada en un tonto o un par -como en esta oportunidad- que se ven envueltos en una intriga y/ o conspiración internacional, esquema que por ejemplo constituyó el núcleo básico de toda la querida saga de Blake Edwards iniciada con La Pantera Rosa (The Pink Panther, 1963) y protagonizada por el mítico Inspector Jacques Clouseau (Peter Sellers). Con semejante título no hace falta explicar mucho y sólo diremos que la protagonista, Audrey (Kunis), y su mejor amiga, Morgan (Kate McKinnon), son dos burguesas aburridas que terminan en una misión de espionaje en Europa del Este cuando el novio de la primera, Drew (Justin Theroux), el cual resulta ser un agente de la CIA para sorpresa de la mujer, le encarga llevar a Viena un misterioso trofeo para entregarlo a un contacto del señor. El ardid funciona como disparador de una serie de situaciones remanidas que -como decíamos anteriormente- juegan en la frontera entre la parodia de los opus símil thriller de secretos al mejor postor (sin incluir ni un mísero componente novedoso) y las epopeyas de acción que se preocupan por construir un piso de verosimilitud (aquí difuminada vía esa típica catarata de diálogos hiper reiterativos/ explicativos de gran parte del “bazar” hollywoodense actual). El producto realmente es malo y no cuenta con elementos positivos que nos acerquen a una eventual expiación: la directora y guionista Susanna Fogel es otra autómata de los estudios que no puede salirse ni un ápice de la línea de montaje más predecible y bobalicona, las actuaciones del elenco van de lo rutinario a lo banal, la pose canchera y por momentos sensiblera de la propuesta se vuelve insoportable a los pocos minutos, y lo peor de todo es que el film en su conjunto no es gracioso para nada ni mucho menos inteligente, basta comparar cualquier capítulo de El Superagente 86 (Get Smart) con el bodrio que nos ocupa. Aquellos que busquen acción se sentirán defraudados por el sustrato infantil de la película, los que pretendan comedia light eficaz se sorprenderán del pobre nivel de los planteos y remates y finalmente aquellos que anden detrás de entretenimiento puro y duro se toparán con un trabajo por demás extenso -casi dos horas de la nada misma- que aburre a más no poder y no sabe resolver prácticamente ningún “giro” narrativo sin recurrir a un cliché…
“Mi Ex es un Espía” o “The Spy Who Dumped Me”, en su idioma original, es uno de esos buddy movies que quizás vimos infinidad de veces y cuyo atractivo no pasa por la trama de la cinta sino por la química de sus personajes principales. La propuesta dirigida por Susanna Fogel (“Life Partners”) es una comedia de enredos bastante clásica que funciona gracias a lo afianzada que se encuentra la relación interpretativa de la pareja protagónica. Mila Kunis (“Bad Moms”) viene mostrando su talento para el género desde “That’s 70 Show” y Kate McKinnon (“Ghostbusters”) demuestra todo su potencial que viene exponiendo desde sus primeros años en “Saturday Night Live”. El largometraje cuenta la historia de dos amigas, Audrey (Kunis) y Morgan (McKinnon), que se ven involucradas en una conspiración a nivel internacional cuando la primera de las mujeres descubre que su ex-novio es un espía de la CIA. Por un motivo u otro, ambas deberán cumplir una misión que las lleva a Europa, siendo perseguidas tanto por la agencia de inteligencia norteamericana como por MI6 y también por un grupo terrorista que quiere hacerse con un trofeo que esconde información muy importante (el McGuffin o excusa de turno para motivar la trama). Así es como arranca una película irregular que, como dijimos anteriormente, vimos varias veces pero que aquí nos presenta una pareja protagónica femenina, cosa poco usual en los films de este estilo. Este dato, junto con el hecho de que la directora logró trabajar muy bien el vínculo de las dos actrices principales, terminan elevando a la película por sobre la media. A su vez, las escenas de acción y comedia están bastante bien ejecutadas e impecablemente coreografiadas y realizadas, sorprendiendo en la elección de planos y emplazamiento de cámara que puede acercarse más a la acción que a la comedia. Por momentos resulta chocante el nivel de crudeza de algunas imágenes, debido a que la película busca satirizar relatos del estilo de James Bond y es ahí, en el tono, donde puede fallar. Varias secuencias no se deciden entre el absurdo más duro o la acción más desenfrenada. No obstante, la dupla protagónica y los personajes secundarios ayudan, de alguna forma, a intentar balancear esta cuestión. El personaje de Kunis es el más pensante, sereno y con los pies en la tierra, mientras que McKinnon es dinamita y todo el tiempo está estirando el verosímil hasta más no poder. Lo mismo pasa con los personajes secundarios que componen a los espías, Justin Theroux (“The Leftovers”) y Sam Heughan (“Outlander”) vienen a aportar una cuota de seriedad al asunto. Otro aspecto que quizás fue un poco descuidado es el que tiene que ver con la edición y el manejo del ritmo en cuanto a estructura global. Las secuencias de acción están correctas, pero después hay muchos tramos de la cinta que carecen de un buen compás, en especial cuando se nos muestran los flashbacks del inicio de la relación entre la protagonista y su novio. A su vez, quizás se tornan predecibles y excesivos los giros del final, pero también tienen como finalidad promover la comedia y la acción. En síntesis, “Mi Ex es un Espía” es un film sumamente entretenido y disfrutable si se dejan de lado ciertas cuestiones arquetípicas y predecibles de este tipo de relatos. En especial si uno se enfoca en la tremenda química que tienen Mila Kunis y Kate McKinnon, quienes se cargan la película al hombro dando momentos bastante hilarantes. Una propuesta de comedia con un diseño de producción impecable y varias secuencias de acción muy originales. Prestar especial atención a la coreografía y al trabajo de slapstick (humor físico) de McKinnon en la secuencia del circo.
Del desamor al espionaje en dos escenas. La confusión de identidades y el devenir de personajes involucrados en un conflicto que los arrastra fuera de su hábitat natural es un tropo harto transitado por la comedia de enredos. Mi ex es una espía (The Spy Who Dumped Me, 2018) es un híbrido algo particular, con retazos de dicha comedia de enredos, elementos paródicos del género de espías y un dejo de la rutina clásica de “parejas desparejas” enfrentadas a una situación desafiante. Audrey (Mila Kunis) se encuentra en plena crisis existencial, festejando su cumpleaños mientras se lamenta por la inesperada borrada de su novio Drew (Justin Theroux), quien la abandonó sin dar una sola explicación. Lo que Audrey ignora es que este trabaja como espía encubierto para la CIA. Cuando una organización secreta quiere hacerse con una información ultrasecreta que Drew escondió en el departamento de su flamante exnovia, Audrey y su mejor amiga Morgan (Kate MacKinnon) quedan envueltas en una conspiración entre agencias de inteligencia y organizaciones de espionaje que harán lo que sea por recuperar el MacGuffin en cuestión, excusa mediante la cual las dos amigas recorrerán las principales ciudades de Europa mientras intentan salvar sus vidas. Digámoslo sin pelos en la lengua: a Kunis le cuesta horrores moverse con soltura en el pequeño subgénero de las comedias absurdas, como pudimos evidenciar hace no mucho tiempo con la saga de El club de las mamás rebeldes (2016) y La navidad de las mamás rebeldes (2017). La comedia romántica es su territorio más transitado, pero cuando se la enfrenta a un relato que exige abrazar el sinsentido y el humor más cáustico, no la pasa del todo bien. Su opuesto exacto es justamente MacKinnon, quien viene haciendo escuela con personajes lisérgicos que parecen una improvisación constante escena tras escena, sin importar la película. Los guiños al universo de James Bond están a la orden del día, con agentes involucrados en ambos bandos, persecuciones por angostas calles europeas, dispositivos tecnológicos inconcebibles y villanos tan malos como caricaturescos. El juego de espías toma un giro hacia lo cómico y da lugar al road trip para las amigas, recurso que por momentos parece intentar canalizar los enredos de Bill Murray en El hombre que sabía muy poco (1997). No obstante, mientras todo parece sugerir que se trata de otra comedia pasatista, la directora Susanna Fogel intercala pequeñísimos momentos de humor ácido, interpelando a la cultura americana, la particular forma de ser de los estadounidense y la percepción que de ellos tiene el resto del mundo. Valor agregado para una comedia que sería del montón si no contase con estos breves destellos, considerando ese principio -puesto en acción a través de sus personajes- según el cual siempre hay que moverse de la zona de confort.
¿Comedia de acción…?, No… Propuestas de este estilo abundan en el catálogo de Netflix. Y ahí deberían ir a parar en vez de ocupar salas de cine, pantallas grandes para ver un mal capítulo de cualquier serie de televisión que juegue con la comedia de acción. Presupuesto relativamente barato para un público consumista y muy barato. La premisa sencilla: Dos norteamericanas, una (Mila Kunis) cuyo novio resulta ser espía la involucra junto a su amiga Morgan (Kate McKinnon) en una trama que gira en torno a una memoria que contiene información y que se halla escondida en un trofeo por el que variopintos personajes se cruzarán en el camino con intenciones nonsantas. Desde allí, la trillada historia del perseguido en el momento no oportuno y una catarata de verborragia a cargo de las dos actrices que aburre a la segunda vez que utilizan ese recurso mezcla de histeria, simpatía y muy mala actuación. Mila Kunis podrá hacer cientos de estas películas, no tiene que esmerarse en buscar un personaje porque siempre será igual. Desde la drogona de los 70’s show a la novia de Mark Wallbergh en la insufrible película del osito zarpado. Imploramos desde este espacio: hay películas para Netflix y no para cine.
Con la dirección de Susanna Fogel (más conocida por su trabajo en televisión) con libro que comparte con David Iserson, y dos grandes comediantes. El film de acción, que toma todos los tics de las películas de espionaje, con persecuciones y tiros, situaciones de calma que estallan en segundos y viajes a lugares exóticos. Todo muy bien producido y realizado. Pero a eso le agrega la marca de la ingenuidad de las protagonistas, metidas en ese torbellino de casualidad, que se salva de cada situación de riesgo siempre por casualidad más alguna aptitud secreta para ese mundo. Las ingenuas románticas son Mila Kunis, que desde “”That 70s show” aprendió el “timing” justo para la comedia y Kate McKinnon, salida de “Saturday Night live, donde se hizo famosa imitando satíricamente a Hilary Clinton y Justin Bieber. Entre las dos le dan el toque justo a esta comedia de acción que entretiene con vértigo y graciosas vueltas de tuerca que le ponen un buen condimento y hacen la esencia de los equívocos románticos. En suma es un entretenimiento liviano y bien hecho.
Una “Misión Imposible” con chicas en plan cómico “Bromance” es el acrónimo de “brother” (hermano en inglés) y romance que refiere a un vínculo intenso, afectivo y emocional entre amigos varones. El término surgió en el mundo angloparlante a mediados de los ‘90 y pasó al cine cuando, desde los 2000 en adelante, la comedia americana empezó a entregar historias sobre hombres que comparten absolutamente todo, desde techo y salidas hasta los secretos más íntimos, además de abrazos y gestos cariñosos. Con Supercool (2007) como emblema de esta nueva sensibilidad, el “bromance” se adecuó a los vientos de igualdad que soplaron en el género y que hoy encuentra a las mujeres ocupando un centro humorístico que durante años estuvo reservado solo para ellos. Tal es el caso de Mi ex es un espía, cruza entre aventura de espías y comedia de enredos en cuyo núcleo anida la inquebrantable amistad de Audrey (Mila Kunis) y Morgan (Kate McKinnon). El resultado de este “sismance” (sister: hermana en inglés) es irregular, con un metraje excesivo producto de una narración reiterativa y por momentos carente de ritmo, pero que tiene un punto alto en la gracia (controlada) de McKinnon. La rubia es una comediante avasalladora, potente e intensa, de esas que no ahorran esfuerzos a la hora de torcer las situaciones del guión hasta el absurdo más absoluto. Imposible, entonces, adjudicarle automatismo o previsibilidad a sus acciones físicas y verbales. El problema aparece si detrás de cámara no hay alguien encauzando y regulando su torrente humorístico, porque tiende a magnetizar todo lo que hay alrededor, incluso a la propia película. Eso ocurre aquí: lo que con las dosis reguladas de la primera mitad resulta gracioso y sorprendente, con la tendencia de McKinnon a la absorción y el exceso se vuelve agotador e inverosímil en la segunda. Pero al principio, se dijo, todo funciona bien. Audrey es dejada vía Whatsapp por su novio (Justin Theroux, habitual socio creativo de Ben Stiller) sin demasiadas explicaciones. Los que le explican son unos agentes del servicio secreto británico, según los cuales el muchacho anda por el mundo cargándose villanos como agente secreto de la CIA. La sorpresa es aún mayor cuando él vuelva con el expreso pedido a Audrey de entregar un trofeo de plástico a una persona en Viena. Y allí partirán las chicas, rumbo a involucrarse en una conspiración internacional digna de la saga Misión Imposible. La película de Susanna Fogel avanzará por dos carriles separados, siempre motorizados por el ímpetu de McKinnon. La idea de dos personajes inocentones –y algo inconscientes– lidiando con situaciones que los exceden remite invariablemente a las comedias de Blake Edwards, con La Pantera Rosa como referencia ineludible, al tiempo que la interacción entre las chicas es deudora directa del espíritu compinche, leal y cómplice del “sismance”. Chicas resolutivas y pragmáticas, pues tienen una solución para cada problema. Soluciones estúpidas e irreverentes en los mejores casos, como en la escena del tiroteo en un bar vienés o la de la persecución a bordo de un Uber. Mi novio… hubiera sido una película muy distinta de haber mantenido ese nivel de disparate y velocidad, dos premisas que se llevan muy bien con la faceta más “sacada” de Morgan y Audrey, pero el guión, coescrito por Fogel y David Iserson, irá volcándose a su vertiente conspirativa, cambiando inventiva por algunas vueltas de tuerca al uso que se prologan hasta una secuencia final que se estira bastante más allá de lo aconsejable.
Con esta película tuve una situación muy particular, dado a que tuve que entrevistar a su elenco y directora antes de verla. Lo que hizo que mis expectativas fueran altas, y por suerte no me defraudó, sino todo lo contrario. Es una muy buena comedia de acción, cuyas protagonistas marcan la diferencia. En lo particular, pensaba que era un género ya muy explotado y sin nada nuevo para aportar, pero el punto de vista femenino (y feminista) le sienta muy bien, tanto como declaración de principios como para contar una historia. Mila Kunis y Kate McKinnon componen una dupla espectacular, a base de mucha química y grandes secuencias. Obvio que todo lo que viven sus personajes es inverosímil, pero no pasa por ahí la cosa, sino por la gracia con la cual transmiten esas absurdas situaciones. Se parodia a James Bond desde el arranque, mismo el póster o la secuencia de créditos iniciales. Y son ellas dos las que reemplazan aquella misoginia de los 60s con humor y frescura. El título de la película no es casual, así como tampoco las decisiones de la directora y guionista Susanna Fogel. Si bien su experiencia es más amplia en tv, aquí da la sensación de alguien con laburos previos con grandes presupuestos y secuencias complicadas. Hay algunos planos y encuadres muy interesantes. No había visto su anterior película (Life partners, 2014), así que lo hice y también me gustó mucho. En cuanto al resto del elenco, uno se queda con ganas de ver al gran Paul Reiser y a Gillian Anderson, en un papel muy divertido. Pero Sam Heughan compensa con su gran carisma, y junto con las protagonistas conforman un gran terceto. En definitiva, Mi ex es un espía es una gran comedia que puede ser disfrutada por todos, y que es ideal para ver con un grupo de amigos/as.
El género espías ha sido revisitado oportunamente por la NCA (nueva comedia americana) para construir entretenimientos ligeros amparados en el respeto de ciertas convenciones. En esta oportunidad TODO se transgrede construyendo una potente y divertida obra que suma gags y sketchs, pero también una incansable batería de punchlines para potenciar una trama original y bien llevada.
Metidas en un lío “Mi Ex es un Espía” (The Spy Who Dumped Me, 2018) es una comedia estadounidense dirigida y co-escrita (junto a David Iserson) por Susanna Fogel. El reparto está compuesto por Mila Kunis (Oz: El Poderoso, El Club de las Madres Rebeldes), Kate McKinnon, Sam Heughan (Jamie Fraser en Outlander), Justin Theroux (La Chica del Tren), Gillian Anderson, Hasan Minhaj, Ivanna Sakhno, entre otros. Audrey (Mila Kunis) no la está pasando bien en su cumpleaños: luego de un año, su novio Drew (Justin Theroux) resultó un cobarde por dejarla a través de mensaje de texto. Morgan (Kate McKinnon), su mejor amiga, le recomienda que queme todas sus cosas para tratar de olvidarlo, no sin antes avisarle. Cuando vuelve a ver a Drew, Audrey se enterará que no lo conocía tanto como creía ya que él se dedica a ser un espía de la CIA y tiene una misión: entregar a un tal “Verne” un trofeo de fantasía al día siguiente en un café de Viena. Audrey y Morgan se verán implicadas en esta aventura que las llevará a recorrer Europa, donde también tendrán que escapar de asesinos y decidir si confiar en el agente Sebastian (Sam Heughan). Teniendo en cuenta el título, es inevitable pensar que el film será una estupidez. Sin embargo funciona en varios aspectos, lo que transforma a “Mi Ex es un Espía” en una grata sorpresa. Por empezar tenemos a la dupla protagónica: Mila Kunis y Kate McKinnon. Las actrices no se conocían desde antes de filmar pero igualmente lograron una química estupenda en la que en ningún momento llegás a dudar de su amistad. Al no estar preparadas profesionalmente para ser espías consiguen conectar rápido con el espectador y embarcarnos en su travesía nos resulta de lo más sencillo. Por otro lado, lo más positivo de la cinta radica en cómo la directora armó una trama que en todo momento se burla de las películas de espionaje e incluso de los propios norteamericanos. Factores como la huella dactilar para desbloquear un teléfono o un pendrive que contiene información importantísima ya han sido vistos en varias producciones, no obstante aquí el tono cómico del guión, que desde el comienzo tiene un ritmo trepidante, atrapa y divierte en partes iguales a la vez que aporta una frescura irresistible. Además, la película tiene muchas secuencias de acción que incluyen persecuciones con motos, corridas, tiroteos y explosiones. Casi todas están muy bien realizadas, sin embargo una que tiene que ver con el Circo de Soleil se vuelve demasiado extensa y la fotografía de la del comienzo difiere un montón de la del resto de la cinta. También molesta un poco que en el primer tramo se corte la actualidad con momentos del pasado de Audrey, que muestran cómo conoció a Drew. Estas partes resultan innecesarias porque lo central se da en el presente. No hay dudas que con “Mi Ex es un Espía” las risas están aseguradas, y más aún con las referencias a Edward Snowden y Morgan Freeman. Si estás buscando una comedia llena de poder femenino, no la podés dejar pasar.
“Mi ex es un espía”, de Susanna Fogel Por Jorge Bernárdez Se llaman Body Movies a esas películas en las que dos personajes llevan adelante una trama que por lo general son comedias de acción o policiales. Las variables son muchas, puede ser un gordo y un flaco, un inteligente y otro medio tonto, un valiente y un cobarde, un delincuente y un policía y así hasta el infinito, Cómo las mujeres van logrando copar lugares que antes les estaban vedados, llegan ahora películas de ese estilo con ellas en los personajes principales. En Mi ex es un espía la personalidad de las protagonistas no es antagónica sino que son amigas que se ven lanzadas a una aventura con espías, tiros, persecuciones y algo de violencia. Audrey (Mila Kunis) cumple años y ese mismo día se entera que su ex novio es un espía y la manera en que se entera no es la mejor. La chica se entera en el medio de una pelea brutal de las actividades de su ex y en el camino de una espectacular huida a su amiga Morgan (Kate McKinnon), así que en menos de cinco minutos empieza una carrera enloquecida por salvar un pendrive con información vital para distintas agencias gubernamentales. No viene al caso arruinar las vueltas de tuerca, pero hay que decir que las dos actrices se entregan absolutamente a la aventura que las lleva desde Estados Unidos a París y otras ciudades europeas. McKinnon demuestra una vez más que no por casualidad es una de las estrellas actuales del histórico Saturday Night Live y Mila Kunis le toca la parte seria del dúo y lo hace con ángel y resolución. No es una gran película pero es simpática y nadie desentona. Y sí, algunos chistes son de trazo grueso como se estila en estas épocas. MI EX ES UN ESPÍA The Spy Who Dumped Me. Estados Unidos/Canadá, 2018. Dirección: Susanna Fogel. Intérpretes: Mila Kunis, Kate McKinnon, Justin Theroux, Sam Heughan, Gillian Anderson, Ivanna Sakhno, Fred Melamed y Paul Reiser. Guión: Susanna Fogel y David Iserson. Fotografía: Barry Peterson. Música: Tyler Bates. Edición: Jonathan Schwartz. Distribuidora: BF París. Duración: 116 minutos.
Comedia de manual, "Mi ex es un espía", de Susanna Fogel, apenas logra salvarse gracias al talento para la comedia de Kate McKinnon. Dicen lo que saben que es más difícil hacer reír que llorar. Algo de eso deberían decirle a los responsables de esta propuesta, una comedia que apela a tantos lugares comunes que termina por provocar el tan temido tedio en el género. Son tiempos modernos, las actrices reclaman mejores y más roles protagónicos; y, de alguna manera, no ser encasilladas. En ese contexto, se trata de librarlas del estancamiento de la comedia romántica. ¿“Chica disparatada sufre por el vacío en su vida hasta que llega el chico que tapa ese agujero”? No, "Mi ex es un espía" no es una comedia romántica, pretende ir en contra del precepto antes mencionado. El problema es que de tanto darlo vuelta, termina cayendo en el mismo asunto, como el perro que muerde su propia cola. Su protagonista principal no busca el amor (bah, casi no), pero sí hace todo lo que hace por un chico ¿Es lo mismo? Ella es Audrey (Mila Kunis), una chica con algunos problemas para asumir compromisos fuertes. Todo en su vida parece, más bien, volátil. Entre esas volatilidades se encuentra Drew (Justin Theroux) su flamante ex pareja, que de un día para el otro, la abandonó, sin siquiera despedirse, mediante un mensaje. Audrey intenta superar ese golpazo (les dije, los hombres no protagonizan, pero sí son centrales como motor), y para eso, cuenta con Morgan (Kate McKinnon), su mejor amiga, mucho más decidida. En una de las tantas vueltas antojadizas de la historia, Audrey decide hacer un quiebre y amenazar a Drew con quemar todas sus cosas (el corte hubiese sido quemarlas, no amenazarlo, pero en fin). Alarmado, Drew reaparece tan de la nada como desapareció. Solo para, mediante una confusa situación, revelar lo que el espectador ya sabía (y el espectador local ya fue sabiendo antes de verla gracias al insípido título alejado de la traducción), Drew es un espía. Las cosas se complican, y las chicas deberán cumplir con una misión que Drew deja trunca, y que incluye un McGuffin que nunca llega a interesarnos. Esta misión incluirá un viaje por toda Europa, haciendo principal escala en Austria; además de tener que enfrentarse a varios villanos, o gente que quiere lo mismo que ellas protegen. Por supuesto, entre esas contrafiguras, hay un rubio, que parece salido de alguna publicidad de One Milion de Paco Rabanne (Sam Heugham). Por si no se dieron cuenta, "Mi ex es un espía" tiene un problema principal. El guion es equivalente a nada. Susanna Fogel, más conocida por ser la creadora de la serie "Chasing Life", que por su único anterior film "Life Partners", creo apenas un contexto junto a David Iserson (también de procedencia en series televisivas) en el guion, para poner a dos actrices comediantes en ruedo. Nada de lo que sucede guarda verosimilitud, ni intenta hacerlo, ni siquiera para una comedia disparatada. Los hechos son una sucesión antojadiza en la que dos personas, a las que se las ve como de clase media humilde, pueden viajar de un segundo al otro a Austria (y a todo Europa), así como nosotros decidimos ir a comprar un cuarto de pan a la esquina. También resulta extraño que, casualmente, una o la otra, poseen habilidades que calzaran justo en lo que la misión, o el guion, necesite. Si, este es otro ejemplar de ese tope tan conocido del policía/agente menos pensado. Así, Kunis y McKinnon naufragan en un mar de textos y diálogos que no la ayudan; y la duración de casi dos horas, colabora menos. A ambas se las nota con química, siendo uno de los puntos a resaltar. Pero ambas no están al mismo nivel. Si bien la que conduce el relato es Mila Kunis. Esta vez, la estrella de "That ’70 Show", no logra destacarse por sobre el guion, se la ve atada y con poca chispa. Quien toma las riendas del humor es Kate McKinnon, más acostrumbrada desde "Saturday Night Live" al humor episódico. Son sus salidas, que casi ninguna dependen del guion troncal, lo que salvan a esta comedia, y nos provocan alguna risa como para que pasemos un momento, más o menos entretenido. Otro elemento, menor, a destacar, son los muy secundarios de Jane Curtin y Paul Raiser, casualmente, los padres de Morgan. Volviendo sobre el rol que el film intenta asumir. Hay un esbozo de empoderamiento femenino, de hacer ver que las mujeres toman el control. Pero tampoco queda claro a la hora de las resoluciones en donde un hombre, o las motiva, o las ayuda vitalmente. Quizás, entre tantos involucrados referentes de la televisión, se entiende que la premisa hubiese funcionado mejor como disparador para una sitcom, o una serie de comedia. Como película, "Mi ex es un espía" hace demasiada agua.
El auge de la relectura en clave femenina de las otrora masculinas “buddy movies” es otro signo de los tiempos que corren en Hollywood (y Occidente). Esta vez, la dupla protagónica de amigas está a cargo de Mila Kunis y Kate McKinnon -bajo la dirección de otra mujer, Susan Fogel- como dos chicas comunes que se ven envueltas en una trama de espionaje. Si la película no termina de funcionar, no hay que echarles la culpa a las actrices. Menos que menos a McKinnon, que hace valer el sello de calidad del Saturday Night Live que engalana su curriculum. Como ya había ocurrido en la Cazafantasmas femenina, los momentos más -tal vez habría que decir los únicos- graciosos van de la mano de su frescura y desparpajo. Más allá de algún que otro mohín de más, Kunis la acompaña con la suficiente corrección como para ayudarla a lucirse. Además de sus gags flojos, de fórmula, tal vez lo que falle en esta comedia es que termina siendo un híbrido. Por un lado, no apuesta decididamente por el absurdo, porque el género a parodiar -las películas de espías- está presentado con demasiada seriedad. Se intenta que estas dos atolondradas se desenvuelvan en el marco de un guión plagado de escenas de acción hechas y derechas, sin un atisbo de comicidad más que algún gesto o exclamación de las protagonistas. Hay patadas, tiros, persecuciones y explosiones que emulan rigurosamente a Bond o Bourne, y en este escenario la comedia se desdibuja. Es decir que la intriga de espionaje deja de servir como una mera excusa para las monerías de Kunis y McKinnon y pasa a tener relevancia. Pero, a la vez, no cuenta con la suficiente solidez como para sostener el interés. Y entonces el resultado es el clásico ni chicha ni limonada que no termina de conformar a nadie.
Dos amigas contra el mundo Una de las tendencias del Hollywood de estos tiempos tiene que ver con mujeres ocupando lugares y roles dentro del cine de género que antes estaban reservados casi siempre a los hombres. En este sentido, Mi ex es un espía es una película que combina acción y comedia coescrita y dirigida por Susanna Fogel y protagonizada por dos actrices en pleno ascenso como Mila Kunis y Kate McKinnon. Es como si en un film en la línea de las sagas de James Bond o en un producto concebido para Jason Statham o Will Ferrell se ubicaran a actrices que viajan por el mundo demostrando destreza física y habilidad para la comedia física y verbal. Uno hubiese querido que los elementos (excusas) para desarrollar la trama de Mi ex es un espía fuesen un poco más audaces, pero aun con sus fórmulas y caprichos (como un clímax cuyo trasfondo es un espectáculo del estilo del Cirque du Soleil) la película sostiene cierta elegancia y fluidez.
Audrey (Mila Kunis) y Morgan (Kate McKinnon) son dos amigas que terminan en el centro una conspiración internacional cuando Audrey descubre que su ex es un espía. Tan simple la premisa como entender que las formas más elementales de la comedia no dejan nunca de ser las más eficientes. Las buddy movies, aquellas donde dos compinches o amigos viven aventuras, son películas que funcionan desde los comienzos del cine. Comedias, aventuras, drama, acción, todo puede servir para estas historias de amistad donde una pareja despareja es el centro de la trama. Desde Stan Laurel y Oliver Hardy hasta Mel Gibson y Danny Glover, estas películas son una fórmula perfecta. La comedia ha conocido muchas de estas parejas y en los últimos años el género ha incluido más que nunca historias de amigas mujeres. No son una novedad, pero hoy están a la orden del día. The Spy Who Dumped Me es un ejemplo perfecto de este género y la pareja protagónica cumple con la brillantez en el humor y la química necesaria para lograr que la historia funcione. Mila Kunis es una gran comediante, pero sin duda es Kat McKinnon es la comediante más grande que tiene el cine actual. Su capacidad de delirio y su energía son un verdadero show que ilumina cualquier película en la que ella aparece. Su trabajo en televisión es brillante, pero su paso al cine no se ha quedado atrás. Merecedora de todos los premios por su espectacular trabajo en Cazafantasmas (2016) ella es una de las grandes personalidades a seguir en el mundo de la comedia. La película juega la nada sencilla doble nota de la comedia y el cine de acción, con algunos momentos más logrados que otros, con secundarios de lujo como Gillian Anderson y con la capacidad de mantener el humor negro en épocas algo puritanas a la hora de las películas comerciales. La buddy movie funciona si funciona su pareja protagónica y si tiene algunos momentos memorables. Mi ex es un espía consigue sus objetivos aunque no sea una obra maestra del género.
Dos chicas bastante tilingas recorren Europa dejando a su paso un derrotero de cadáveres, ya que la premisa de "Mi ex es un espía" es que la frivolidad femenina puede superar cualquier red de inteligencia internacional. Mila Kunis empieza el film muy triste, porque acaba de separarse de su novio, un tipo supuestamente angelical que tiene un trabajo rutinario, pero eso es hasta que aparece gente persiguiéndolo y ella recibe una estatuilla que él le pide que guarde como un tesoro y sólo entregue a la persona indicada. Así es como la protagonista y su descerebrada mejor amiga, Kate McKinnon, van escapando una y otra vez de espías y villanos extranjeros, algunos pintorescos como una asesina acróbata y sin amigas, detalle que hace que las odie especialmente. Hay muchas, tal vez demasiadas escenas de acción si se tiene en cuenta que esto, antes que nada, es una comedia (hay una persecución con motos que está, sin embargo, bien resuelta). Y algunos gags divertidos, aunque en el medio de material más mediano y previsible.
Audrey y Morgan son mejores amigas, que sin quererlo terminan atrapadas en una conspiración internacional cuando una de ellas descubre que su ex novio, que acaba de dejarla, era en realidad un espía. Mi ex es un espía (The Spy Who Dumped Me, 2018) es una comedia de acción dirigida por Susanna Fogel y co-escrita por Cogel y David Iserson. Protagonizada por Mila Junis, Kate McKinnon, Justin Theroux y Sam Heughan. Con una participación especial de Gillian Anderson. Audrey (Mila Kunis) está pasando un terrible cumpleaños al enfrentar que su novio Drew (Justin Theroux) la haya dejado mediante un mensaje de texto. Su mejor amiga Morgan (Kate McKinnon) le recomienda quemar todas sus pertenencias para olvidarlo, por supuesto ninguna contaba con que él volvería a por sus cosas, pero especialmente por un trofeo que contiene información importante. En medio del enredo, Audrey se entera que Drew pertenece a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y junto a Morgan quedan atrapadas en una conspiración internacional que incluye tiroteos y sangre por doquier en distintos puntos de Europa. Mila Kunis y Kate McKinnon serán espías por un rato Cargada de guiños a James Bond y demás cintas tradicionales de espías, acá destacamos también el protagonismo femenino que más allá de la comedia carga con bastante acción y la gran química entre ambas protagonistas hace que fluya de manera genial. La película no es la gran cosa pero tampoco decepciona. Mila Kunis siempre dejó en claro que tiene madera para la comedia y Kate McKinnon también lo deja bien en claro . Logra un impecable trabajo en la coreografía de peleas y persecuciones y ejecuta muy bien las escenas de acción y comedia. Tenía todas las de pasar a ser una película del género más del montón pero gracias a su dupla protagónica, es una comedia de acción sumamente entretenida.
[REVIEW] Mi ex es un espía: Acción y ridiculez. Lo nuevo de Mila Kunis tiene mucho de acción y poco de seriedad… Las películas de espías se han ganado el título de serias en los últimos años. Luego de films como los que pertenecen a la saga de Bourne o las últimas entregas de James Bond, los espías perdieron una cierta magia que había en la hipérbole que las caracterizaba: el villano extra y egocéntrico, el héroe con gadgets inesperados y los autos. En contraposición, recientemente ha surgido una seguidilla de películas que buscan sacarle un poco la seriedad y devolverle esa cualidad de cuasi fantasía que poseían en sus inicios. En este caso, tenemos una mezcla de acción con comedia, más tirando para el lado de la comedia. En este film nos encontramos con Audrey (Mila Kunis), quien básicamente está desencantada con su vida y a quien la acaba de dejar el novio, Drew (Justin Theroux), por mensaje de texto un día antes de su cumpleaños. Es aquí donde entra Morgan (Kate McKinnon), su mejor amiga, que insiste que incendie todas las cosas de su ex y le mensajea a este lo que harán. Una explosión en Europa, una llamada internacional y una fogata después, Audrey se encuntra en una camioneta de la CIA escuchando como su novio era en realidad un espía. Entre idas y venidas, Drew aparece en su departamento, le muestrra algo que ocultó allí y le dice que lo lleve a Viena si el muere (lo que ocurre en la escena siguiente). El resto es historia: una persona sin idea de lo que se necesita para sobrevivir en un mundo de espías, entrando de cabeza en el mismo y no sabiendo en quien confiar más allá de su mejor amiga. La trama clásica de espías se cruza con una comedia sobre amistad y lealtad. Y, como toda comedia de Hollywood, a veces raya en lo ridículo. Pero se mantiene entretenida de principio a fin y sabe burlarse de ellos mismos de a momentos (como cuando a la asesina a sueldo le dicen que su blanco son dos norteamericanas tontas, una rubia y otra morocha, que deberían apareces en su rango de visión y, al buscarlas con la mira de su rifle, se cruza con por lo menos 3 pares que lucen igual, todas haciendo alguna estupidez). Audrey es un personaje con el cual, en sus momentos más normales, es imposible no relacionarse: está indignada por el rompimiento por mensaje de texto, cumple 30 y siente que no logró nada y vive lidiando con las locuras de su mejor amiga. Morgan, por su parte, parece saber exactamente donde está y qué es lo que quiere, incluso en medio de un escape a lo largo de Europa mientras asesinos entrenados intentan matarlas. El complemento a este dúo imparable de amigas lo provee principalmente Sebastian, interpretado por Sam Heughan. Como en toda película donde la frase “no confíes en nadie” se hace presente, Sebastian te deja dudando de sus intenciones una buena parte del film. Pero se vuelve alguien de quien te podés reír y encariñar a medida que se desarrolla la historia. No las opaca y no las menosprecia. No estarán entrenadas, pero le han probado que pueden estar a la altura (si la cantidad de cadáveres que dejaron atrás es un buen indicativo). Por su parte, Drew te genera dudas de principio a fin. Toda la situación es sospechosa y no es hasta el final que podés ver su verdadera cara. Lo cuál lo envuelve en cierto velo de suspenso que es interesante de ver. Y la villana está a la altura de las ridiculeces de nuestras heroínas. Un poco un cliché, Nadedja (Ivanna Sakhno) es la encargada de asesinar a nuestras chicas y lo intenta con mucho estilo y un toque de psicopatía que le queda muy bien. Dejando de lado las actuaciones, las locaciones son espectaculares y nos dan una vista hermosa de Europa a medida que se mueven por ciudades como Viena, Berlín y mucho más. Y no caen en lo básico: un espía en un hotel de lujo. Están huyendo y eso implica pasar desapercibido. Lo que resulta en ellos tres (Audrey, Morgan y Sebastian) compartiendo una habitación en un hostal barato con un viajante europeo gordo, barbudo y buena onda. Lo mismo aplica al vestuario: considerando que son dos actrices que normalmente destacan por su look en pantalla, especialmente Mila, esta vez son dos mujeres huyendo y no se la pasan cambiando de un fashionista outfit a otro, ni están maquilladas a la perfección de principio a fin. Están huyendo y lucen como tal. Mi Ex es un Espía es una comedia un tanto tirada de los pelos pero con bastante humor, que se centra en dos amigas y un ex que deja bastante que desear pero logra su cometido: llevar a las chicas a su próxima gran aventura.
Una comedia casi feminista El film protagonizado por Mila Kunis y Kate McKinnon evita caer en el cliché de "cosas de chicas" y se esfuerza en crear comedia. Desde hace tiempo se advierte en Hollywood cierta corrección política sobre los protagónicos femeninos. La lucha feminista mundial prendió fuerte incluso en una industria tan poderosa como la del cine yanqui, y cada vez vemos más heroínas al frente de los filmes, y en algunos casos sin necesitar a un acompañante masculino ni interés romántico del sexo opuesto. Así vimos a “Red Sparrow” con Jennifer Lawrence, la remake de “Tomb Raider” con Alicia Vikander, “Atomic blonde” con Charlize Theron, La Mujer Maravilla de la mano de Gal Gadot y la continuación de “La gran estafa”, “Oceans’8” con un gran elenco femenino que incluía a Sandra Bullock, Cate Blanchett y Anne Hathaway, entre otras. En este mundo aún quedan algunos rubros por conquistar, y allí se pararon Mila Kunis y la comediante de “Saturday Night live” Kate McKinnon. Kate se lució en la nueva versión de “Los Cazafantasmas”, un filme que fue injustamente bastardeado antes de su estreno pero que resultó una de las grandes comedias de 2016. El dúo funciona bien a pesar de que a Mila le cuesta subirse al tono humorístico que propone “Mi ex es un espía”, que enmarca los supuestos extremos del cine de acción con la comedia absurda. En la historia, Audrey (Kunis) está triste y enojada por haber sido abandonada por su novio Drew (Justin Theroux) por mensaje de texto y sin explicaciones. Un día se aparecen dos agentes secretos para contarle que Drew es una agente secreto que está siendo buscado por todos. Cuando por fin aparece el ex, involucra a Audrey y Morgan (Mac- Kinnon) en una persecución que las hará viajar por Europa para mantener a salvo un elemento que, en manos equivocadas, podría causar un conflicto mundial. La película evita caer en el cliché de “cosas de chicas” que tienen algunas miradas masculinas arquetípicas -el gran problema de “Ocean’s 8” en el que se perdían mucho hablando de moda y joyas- y se esfuerza en crear comedia. Allí pega fuerte el rol de Morgan, que todo el tiempo reivindica a las mujeres a cargo (las escenas con Gillian Anderson son encantadoras). En conclusión, “Mi ex es un espía” funciona decentemente, no sólo con sus gags, sino con algunas escenas de acción bien logradas, aunque, como se dijo al comienzo, su principal logro es sumarse a la ola de modificar estructuras dominantes.
Mi ex es una espía aborda una de las premisas más explotadas por el cine hollywoodense en las últimas décadas, donde personas corrientes se ven involucradas en una intriga de espionaje internacional. Abundan los antecedentes de este tipo, especialmente en lo referido a la sátira del mundo de los agentes secretos. Aunque la película de la directora Susanna Fogel no le aporta nada nuevo a esta temática, su trabajo presenta un pasatiempo decente gracias a la dupla que conforman las protagonistas. Mila Kunis, quien cuenta con buenas comedias en su filmografía se desenvuelve bien en este género y es raro que decepcione. Un caso diferente es el de Kate McKinnon (Los cazafantasmas), quien suele ser graciosa en el programa Saturday Night Live pero en el cine no tuvo la posibilidad de destacarse con un papel decente, aunque los críticos la inflen de un modo exagerado. Sus personajes tienden a ser muy sobreactuados y después de un tiempo termina por cansar con sus excentricidades. En esta película su interpretación no se desborda tanto con estas cuestiones y tiene algunos buenos momentos junto a Mila Kunis. Por lejos, lo mejor que hizo McKinnon en la pantalla grande hasta la fecha. Las dos protagonistas consiguen elevar un guión que no es muy creativo a la hora de parodiar el género y cuyo humor se debilita bastante en el tercer acto, cuando el clímax se estira de un modo innecesario y los chistes empiezan a ser redundantes. No obstante, la gran sorpresa de esta producción pasa en realidad por la calidad de las escenas de acción que son estupendas. El trabajo de la directora Fogel ofrece algunas secuencias de persecuciones automovilísticas y tiroteos que no tienen nada que envidiarle a El justiciero 2 con Denzel Washington. Inclusive el tratamiento de la violencia en ocasiones es intenso, con algunos momentos sangrientos que se contraponen con los enredos humorísticos que propone la historia. Por esa razón el film resulta un híbrido extraño que no se termina de definir entre la película seria de acción que por momentos pretende ser y las situaciones absurdas que viven las protagonistas a través de la comedia. Mi ex es un espía de todos modos consigue brindar un espectáculo entretenido, aunque su visionado enseguida quede en el olvido.
Varias son las variables, valga la redundancia, en las que podría sostenerse este filme para lograr algún propósito de bonomía, empezando por la pareja protagónica de muy buen desempeño, pero con un desnivel exagerado entre uno y otro. Lograría aducirse en el sólo hecho que se establece en la diferencia entre personajes, uno que desde el guión y la dirección tiene más desarrollo y variables transitando por todo tipo de paso de comedia desde el más fisico hasta el absurdo, pasando por el verbal y el grotesco, que por momentos cae en lo escatológico y ahí se perjudica, asimismo hay una cuestión de performance de ambas actrices, claro. El otro punto a favor es que desde lo rítmico, a partir del montaje, no decae, no permite el aburrimiento extremo con la conjugación de algunos gags bien resueltos, otros no tanto, la mayoría pertenecen al rubro del cliché. El problema se encuentra en que nunca se define, no se sabe si es una comedia de acción o romántica, o de espías, o si intenta ser una parodia a James Bond o Jason Bourne sin lograrlo. Del mismo modo juega con la construcción del relato a partir de los personajes que juegan a personas comunes llevadas a situaciones extraordinarias. Si es una reivindicación de lo femenino o exactamente lo contrario, tampoco hay una definición en esta variable, lo cual da cuenta de cuan a la deriva estuvo todo o que tiene que ver con la realización. La historia tampoco es un alarde de originalidad, “Mentiras verdaderas” (1994) podría ser uno de los orígenes en tanto idea de esta producción, podría decirse que esta comedia de espías nos presenta a Audrey (Mila Kunis) que se ve involucrada en una situación de riego al enterarse que su ex pareja, ahora desaparecido, es en realidad un espía, buscado por muchas agencias de inteligencia al mismo tiempo que pot grupo de terroristas. No sólo quieren eliminarlo, pues tiene algo que todos quieren. Desesperada, le pide ayuda a su mejor amiga Morgan (Kate McKinnon), quien la ayude a no involucrarse en ese recorrido que la llevaría al encuentro de su desparecido ex Rápidamente se darán cuenta que entre más quieran huir del problema más involucradas estarán, hasta que se meten de lleno en una misión que abarca a la CIA, M 16, podría estar el Mossad o CONTROL y simultáneamente grupos terroristas como Isis, Al Qaeda, Sendero Luminoso o KAOS. Todo da igual. Dirigida por Susanna Fogel, y escrita junto a David Iserson, lo más flojo es el guión cuyo conflicto es muy endeble y da lugar a que todo se sostenga de la mano de las actrices, con la actuación de Mila Kunis que no sorprende, ya había mostrado su solvencia en otras producciones, pero si se lleva todos los lauros Kate McKinnon quien demuestra estar muy lejos de su propio techo en tanto actriz, claro que a diferencia del personaje de Kunis el suyo tiene menos importancia sobre el relato, pero más posibilidad de despliegue en la interpretación. El resto de lo actores casi que cumplen, por lo cual la sola actuación no puede sostener al casi inexistente texto en tanto conflicto a desarrollar. Por lo tanto todo se hace demasiado previsible, no aburre en demasía ni termina de cerrar como entretenimiento.
OTRO DÍA PARA REÍR Dos chicas paseando por Europa... y haciendo desmanes. Desde su título original –un claro guiño a “La Espía que me Amó” (The Spy Who Loved Me, 1977), decima aventura cinematográfica de James Bond-, “Mi Ex es un Espía” (The Spy Who Dumped Me, 2018) pretende burlarse de las convenciones del género, dar vuelta esta tortilla un tanto misógina centrada en el 007, y demostrar que las chicas también se pueden divertir entre enredos y agentes secretos internacionales. Esto no es nuevo, y las burlas son claras, pero la película de Susanna Fogel tiene un mensaje clarísimo más allá de la acción, las conspiraciones y los asesinatos: la amistad inquebrantable entre estas dos protagonistas que nunca se dan la espalda cuando el agua les llega al cuello. Estamos acostumbrados a aceptar (léase, jamás ponemos en duda) las habilidades de un héroe de acción en pantalla, pero cuando llega el momento de ver a una mujer en las mismas situaciones, fruncimos el ceño y saltamos con la pancarta de la “inverosimilitud”. Memo para Hollywood: en todo los casos en inverosímil, pero tomamos como algo natural (¿y socialmente establecido?) que los muchachos son más capaces que sus contrapartes femeninas. Sí, sí, hay un millar de excepciones, pero concentrémonos en “Mi Ex es un Espía”, la historia de Audrey Stockton (Mila Kunis), aburrida cajera de un supermercado que, durante su cumpleaños, debe afrontar la ruptura con su novio Drew (Justin Theroux), vía mensaje de texto (¿really?). Por suerte, tiene una amiga de hierro, Morgan (Kate McKinnon), que la aleja de sus miserias y le alegra el día con sus locuras. Para exorcizar el mal momento, deciden quemar todas las pertenencias del pibe, catarsis interrumpida por un mensajito de él que promete volver para dar explicaciones. ¿Cuáles son? Según Sebastian Henshaw (Sam Heughan), agente del MI6, Drew es un operativo de la CIA que desapareció en medio de una misión en Europa. Audrey ni tiene tiempo de demostrar sorpresa, ya que el novio fugitivo la intercepta en su departamento para recuperar uno de sus objetos, un trofeo cualunque que esconde información sensible y debe ser entregado a la persona correcta en un restaurante de Viena (Austria). Una misión, aparentemente imposible, que recae en el dúo de amigas, quienes deciden dejar la monotonía atrás –y los muertos del departamento- y escapar hacia el viejo continente para vivir esta aventura. Lo primero que comprueban las chicas es que la cosa no es tan fácil como se ve en las películas, y así empiezan los enredos, las persecuciones, la intervención de Nadedja (Ivanna Sakhno), una despiadada asesina rusa, los dobles agentes en los que nadie puede confiar y un sinfín de lugares comunes tan propios del género, que la realizadora y su coguionista David Iserson toman como excusa para delinear las situaciones más hilarantes y extremas. Porque “Mi Ex es un Espía” es parodia, pero también es decontrucción de todos estos elementos que conocemos hasta el hartazgo. A McKinnon le toca hacer el papel de graciosa (porque le sale de taquito y la mamaos así) y un tanto estrafalaria, mientras que Kunis es nuestra leading lady que va perdiendo los miedos y tomando las riendas de la situación por el camino… y como le salga. Lo importante es que las dos forman un dúo dinámico que sostiene toda la película, y donde los personajes masculinos son los chicos lindos (y rudos) súper estereotipados, que no siempre llegan a tiempo para salvar el día. Fogel nos pasea por toda Europa -requisito de cualquier aventura de recontra espionaje cosmopolita-, con escenas de súper acción muy bien filmadas y persecuciones mortales por esas callecitas diminutas, siempre jugando con los tropos, riéndose del género y de nuestro cariño por estas situaciones tan poco naturales. Vamos gente, todo bien con Ethan Hunt, pero ni los verdaderos agentes secretos deben hacer las acrobacias que se manda el buenazo de Tom Cruise. Por ahí viene el planteo principal de “Mi Ex es un Espía”: tirar abajo todos estos clichés y hacernos reír (cosa que logra la mayoría de las veces) con las situaciones más extremas a las que están expuestas estás dos chicas comunes y corrientes. Sin límites de violencia o escatología (todos somos Morgan tratando de tragar sin miedo), Kate y Mila se llevan todos los laureles dentro de una historia que no es la más graciosa, ni la más original que se haya cruzado por nuestro camino, pero funciona. Y funciona, en gran parte, porque se trata de dos protagonistas, cuyos personajes logran hacer realidad muchas de las fantasías de la platea femenina, y por qué no de la masculina. Ya que, ¿quién no fantaseó con cruzarse con Sam Heughan en alguna esquina de Ámsterdam? (¿?). En resumen, la comedia de acción de Fogel no viene a revolucionar el séptimo arte, pero cumple mínimamente el objetivo de entretener y sacarnos unas cuantas sonrisas. Seguimos celebrando la presencia femenina, delante y detrás de las cámaras, sobre todo cuando se animan a romper los convencionalismos y ponerse en ese lugar que, comúnmente, suele estar destinado al sexo masculino. Yo te miro una secuela. LO MEJOR: - Kate y Mila se merecen todo nuestro cariño. - Las escenas de acción que se van al carajo. - Jugar con el género sin poner límites. LO PEOR: - Hay personajes muy caricaturizados. - Que la comedia femenina no siempre funciona con el público.
SUMAS QUE RESTAN El relato de Mi ex es un espía es una sumatoria de elementos genéricos de diverso tipo y distintos talentos: el cine de espías en clave paródica; la comedia romántica y de amistad desde una perspectiva femenina; los protagónicos de Mila Kunis y Kate McKinnon; más los aportes en papeles de reparto de figuras como Justin Theroux, Sam Heughan y Gillian Anderson. Todo ese paquete metido en un relato centrado en dos mejores que quedan atrapadas en una conspiración internacional cuando descubren que el ex novio de una de ellas es un espía. El problema es que ese envoltorio nunca llega a ser un todo consistente y queda más como una acumulación de piezas que hasta se pisan y restan entre sí. No deja de ser llamativo que parte de los hallazgos del film de Susanna Fogel pasen por su abordaje de la acción, donde se nota un trabajo preciso con las coreografías de la peleas, unas cuantas ideas interesantes a nivel visual y una saludable falta de filtros para exponer ciertas instancias de violencia. Por el contrario, donde surgen los mayores desniveles es por el lado de la comedia, donde pareciera que el único plan fuera poner juntas a Kunis y McKinnon a ver qué puede salir. Y aunque no se puede dejar de reconocer que ambas tienen recursos y son capaces de generar situaciones hilarantes, también es cierto que la primera muchas veces parece más preocupada por transmitir un discurso de empoderamiento femenino (algo que también se notaba en pasajes de las dos entregas de El club de las madres rebeldes) y que la segunda ha desarrollado hasta ahora una comicidad más vinculada al sketch televisivo que al espectro cinematográfico. De ahí que Mi ex es un espía avance a los tumbos, con buenos momentos aislados entre sí y hasta gastando recursos potentes desde la repetición (por ejemplo, las conversaciones con los padres del personaje de McKinnon funcionan inicialmente pero luego carecen de impacto), mientras los conflictos de sus protagonistas nunca llegan a ser verdaderamente tangibles. En el medio, Theroux luce bastante apagado, Heughan no llega a lucirse en su papel y Anderson sale airosa poniendo simplemente cara de póker. A eso hay que sumarle una trama con demasiados cabos sueltos (aún a pesar de las licencias que puede otorgar su tono paródico) y un estiramiento del metraje para una historia que podía haber durado tranquilamente 90 minutos pero llega a rozar casi dos horas. Si films como Spy, una espía despistada y Comando especial se apropiaban del molde de la acción para repensar y enriquecer la comedia, Mi ex es un espía trabaja por acumulación e interacción, pero sin llegar a construir algo realmente nuevo o potente que vaya más allá de lo previsible. El resultado es una película un tanto anodina, que no llega a explotar como presagiaban las expectativas.
Audrey y Morgan son dos amigas que se ven involucradas en una conspiración internacional cuando una de ellas descubre que su ex-novio era en realidad un espía. Mi Opinión: En este film nos encontramos con una muy buena mucha química entre los protagonistas: la actriz estadounidense Kate McKinnon, (televisión Saturday Night Live), su personaje provoca risas y carcajadas cuando se encuentra con más de una complicación, por el lado de la actriz ucraniana nacionalizada estadounidense Mila Kunis, aporta lo suyo, ambas se enfrentan a situaciones muy peligrosas. Dentro del elenco secundario: aporta todo su humor el comediante y actor estadounidense Hasan Minhaj (“Homecoming King”); Justin Theroux (“La chica del tren”), Sam Heughan (“Outlander”), Gillian Anderson (“Expediente X”), entre otros. Además de ser una comedia, su trama nos ofrece acción a través de: persecuciones, tiros, explosiones y peleas, además nos encontramos con algo de sátira y se utilizan clichés para burlarse de las películas de espías. El film contiene una buena dosis de humor, rimbombantes escenas de acción, parodias, buenas locaciones y una acertada banda sonora. Cumple con entretener, quienes la elijan van a asistir a un buen pasatiempo y nada más.
A Audrey su novio le corta por whatsapp: “Lo siento, no da para más”. Parece el típico caso del cobarde que no es capaz de dar la cara ni para terminar con diplomacia, pero es más complicado que eso. Empieza Mi ex es un espía y lxs espectadorxs, aunque Audrey no, podemos ver que Drew (Justin Theroux), el novio en cuestión, es un agente de la CIA que cumple una misión arriesgada en Lituania, escapa de explosiones y vuela por el aire como Tom Cruise en Misión Imposible. Nada podría contrastar más con la vida medio gris que lleva ella (Mila Kunis), que es cajera en un supermercado y está estancada en esa transición a los treinta en la que parece que tendrías que tener “más”, ya sean más metas, más plata, más logros. Su amiga Morgan (Kate McKinnon) también, pero se mata de la risa, habla de sexo con la madre, coge al tun tun y es uno de esos personajes blindados a la neurosis y complejos varios a fuerza de demencia. Lo que sucede es que en el momento más inesperado Drew aparece, le revela a la ex novia su verdadera identidad y le encarga una misión delicadísima: al otro día, en un café de Viena, tiene que entregarle un pendrive a alguien. Mi ex es un espía apenas se preocupa por la sofisticación –o falta de ella– de esta excusa, porque lo que importa es que las dos amigas se embarquen en una de espías, cosa que hacen, Morgan excitadísima como por lo visto hace todo y Audrey a su pesar. El contrapunto entre la descocada y la escéptica funciona perfecto entre los personajes y es, como era de esperarse, lo que destaca del montón a esta película que forma parte de una nueva línea de comedia que reversiona viejos tópicos con protagonistas femeninas, como fue la nueva Cazafantasmas (2016) protagonizada por Melissa McCarthy, Kristen Wiig y la misma McKinnon. Consciente de estar poniendo dos chicas en papeles que tradicionalmente serían masculinos, Mi ex es una espía, dirigida por Susanna Fogel, usa ese recurso para jugar con libertad en lugar de vender empoderamiento express, y hay un par de chistes muy buenos al respecto. El mejor, quizás, cuando alguien se refiere a un terrorista y Morgan cuestiona: “¿Un terrorista? ¿Por qué pensás que es un varón? Podría ser una mujer. Las mujeres podemos hacer todo lo que nos proponemos”. Con algo de buddy movie femenina y ese mismo espíritu de Frozen, lo que cuenta de Mi ex es un espía no es tanto la trama, algo mecánica, sino la mirada “desde afuera” de las chicas sobre el género de espionaje. Hay un comentario irónico también sobre los millenials, tan distintxs a esas figuras recias como Tom Cruise o Daniel Craig, de un par de generaciones anteriores, que le pusieron el cuerpo a las películas de espías. Morgan, por ejemplo, se emociona ante la figura de poder que interpreta Gillian Anderson, y hay una pareja de detectives varones “sensibles” que todo lo quieren discutir, comentar, y al parecer tienen opiniones sobre todo. En la misma línea, quizás la mejor escena de acción de la película es una persecución en Uber, y toda una secuencia de chistes con autos que se apoyan en una generación a la que ya no le resulta natural aprender a manejar un auto. Pero más allá del diálogo con la época, lo más importante de Mi ex es un espía es la posibilidad que le ofrece a Kate McKinnon, sobre todo, para hacer de las suyas: hermosa, luminosa, con un toque de demencia en la mirada que recuerda a Will Ferrell y un cuerpo rebosante de tortez y apto para todo tipo de humor físico, que por momentos casi se metamorfosea en un mono, McKinnon –que usa casi todo el tiempo pantalón de cintura alta y tirantes negros– es Chaplin y es un clown, como lo muestra esa secuencia casi final en la que nada le importa más que colarse en un acto del Cirque du Soleil y colgarse de un trapecio. Alguna vez, y sobre todo a partir de Damas en guerra (2011), se discutió si la comedia con mujeres tenía que basarse en algún tipo de humor específicamente femenino y otras veces se le reclamó ser modélica, pero si hay alguna potencia de la comedia femenina es darle a este tipo de actrices espacio para brillar.
Festejar un cumpleaños puede ser una ocasión feliz en la que uno se rodea de seres queridos y la pasa bien o, en el caso de Audrey, puede ser una situación incómoda organizada por su mejor amiga en la que todo el mundo va a preguntarle sobre el novio que una semana atrás la dejó por mensaje. The Spy Who Dumped Me es una comedia de acción que genera risas por momentos, pero que no sabemos si son genuinas o si nos dejamos llevar por el sentimiento colectivo.
Lo único que pretende Mi ex es un espía es divertir y lo logra bajo la condición de que el espectador esté dispuesto a dejar su cerebro en la boletería. No hay una sola sutileza, un solo diálogo que exija la más mínima actividad neuronal. Sin embargo, funciona a base de acción acelerada, enredos previsibles y empatía con las protagonistas. Incluso la película podría venderse como un plan de turismo de aventuras: acompañe a dos chicas simpáticas en sus peligrosas peripecias por Europa. Las chicas son Mila Kunis y Kate McKinnon. Actrices nacidas y criadas para la comedia. Kunis, más contenida, con esa mezcla de torpeza y belleza exótica que es su sello, y McKinnon, más desatada, más burda, como si se sintiese moralmente obligada a ser histriónica. Ellas componen a dos amigas solteras de 30 años que se ven implicadas en un embrollo internacional en el que se enfrentan organizaciones terroristas y servicios secretos de varios países. En realidad, la historia es un especie de coctelera argumental, que sólo sirve para meter adentro, y agitar después, una serie situaciones cómicas en capitales europeas. Pero ni en el rubro de folleto turístico se destaca Mi ex es un espía, porque Viena, Praga, Berlín y París son mostradas a través de sus edificios más emblemáticos, con una falta de ingenio fotográfico casi impúdica. En realidad todo lo que propone esta comedia tiene algo de inimputable. Es perezosa como parodia del género de espionaje y también como exponente cultural del feminismo. Ambas fallas, no obstante, terminan siendo virtudes, si es que puede llamarse así a esta exhibición de lugares comunes en estado de gracia. Un involuntario panfleto de la despreocupación cinematográfica destinado al consumo culpable.
En Mi ex es un espía, Audrey (Mila Kunis) y Morgan (Kate McKinnon) son dos amigas que viven en Los Ángeles y que un día se ven envueltas en una conspiración internacional. Todo comienza cuando una de ellas descubre que su ex novio, a quien creía conocer, es en realidad un agente de la CIA. El dúo protagónico tiene mucha química y se lo pasa en grande en esta parodia a los filmes de espionaje que no se priva de escenas de acción grandilocuentes e hiperviolentas rodadas en paisajes europeos, ni de un argumento de empoderamiento que, a pesar de hacer agua por momentos, se disfruta de principio a fin.
Una chica tiene un ex novio y una gran amiga. El ex novio es un espía internacional y ambas señoritas se ven envueltas en persecuciones, tiros y mambos, digamos. Pero en realidad esta película es otras dos películas que se integran en la trama principal. Una, la idea de declinar en femenino un tipo de comedia de acción donde los muchachos suelen jugar de locales. La otra, cómo capitalizar la performance cómica de una gran, gigantesca comediante. No, no Mila Kunis, que es una buena actriz de comedia, sino Kate McKinnon. McKinnon, discípula de esa cantera del humor que es Saturday Night Live y la sorpresa de la fallida pero bella Cazafantasmas, es aquí una fuerza cómica que le añade todas las especias necesarias a sus escenas, que en otras manos habrían resultado pura rutina. Que pueda ser al mismo tiempo ridícula y sexy y valiente y una bomba contra los estereotipos es casi una hazaña. El resto de la película está un poco por debajo de las protagonistas, pero se mira con placer.
Al mal trago, paso rápido… Uno sabe que una comedia de acción está en problemas cuando las persecuciones te sacan mas sonrisas que todas las monerías que hacen los protagonistas (y que te pretenden vender como comedia). Es lo que ocurre con Mi Ex es un Espía, terrible traducción para El Espía que me Abandonó (literal y que se parece al titulo del filme de Roger Moore de 1977, lástima que hoy nadie se acuerda de un filme de James Bond de hace 40 años). Uno ya sabe que la gracia que tenía Mila Kunis la perdió por el camino hace rato, pero que ni siquiera una fuerza de la naturaleza tan salvaje y graciosa como Kate McKinnon pueda resucitar el muerto muestra la impericia de Susanna Fogel como libretista y directora. Sí, son lo tiempos del girl power y la diversidad en Hollywood – y todo el verso que quieras -, pero precisás un experto en comedias para hacer una de acción que sea cómica, y acá la Fogel no le pega ni en el travesaño. Ciertamente las escenas de acción son impresionantes y es lo que salva a la película de la quema. Justin Theroux – ex mister Anniston – puede ser un serio candidato a 007, aunque un gran director de stunts puede hacer que cualquiera (incluso yo) parezca que pelea brutalmente a lo Jason Bourne. Hay un rubio – Sam Heughan, un escocés que si se pone las pilas puede anotarse en la lista de reemplazos de Daniel Craig en un par de años – que pelea como los dioses, y una villana rusa que asesina de 500 maneras posibles. El drama con esto es que las protagonistas son dos idiotas obsesionadas con sus propias vidas que no terminan por caerle en gracia a nadie de la platea. Están tan absortas en sus propias razonamientos que son ajenas al peligro que les rodea, o razonan pavadas mientras esquivan balazos de pura casualidad. No sólo la historia es previsible, sino que los supuestos gags no terminan por arrancarte ni una sonrisa. Para colmo el libreto insiste en darle cuerda libre a la McKinnon y es mas lo que pifia que lo que acierta en dos toneladas de improvisaciones y sobreactuaciones. Mi Ex es un Espía me hace acordar a la remake de Yo Soy Espía, en donde Betty Thomas no podía ni manejar la acción ni los chistes y arruinaba la resucitación de una venerada serie vintage. La Fogel no es tan inepta – la acción es espectacular – pero las risas brillan por su ausencia.