Mujeres al borde de un ataque de nervios Algo de lo ya visto y que intenta ponerse al día con algunas de las más probadas fórmulas de la nueva comedia americana, es lo que intentó hacer Nick Cassavetes en ¡Mujeres al ataque! (The Other Woman, 2014), que por momentos funciona y por momentos no. El problema principal del film radica en partir de una premisa misógina para terminar construyendo una película machista y con un mensaje retrógrado: apliquemos la ley del talión. La idea de tres mujeres engañadas por un mismo hombre (Nikolaj Coster-Waldau) que terminan conociéndose entre sí, que se aceptan y luego arman un plan de venganza contra éste, es no sólo cavernícola sino que contradice el feminismo y desprejuicio con el que se intenta venderla. Todo comienza cuando Carly (Cameron Diaz) comienza a sospechar sobre su novio Mark (Nikolaj Coster-Waldau). Hay algo que le huele mal en cada una de las excusas que le pone para no verla, y esto a pesar que su secretaria (Nicki Minaj) y su padre (Don Johnson) la persuaden a que no haga nada y que deje de pensar en boicotear la relación. Sin escuchar a nadie, un día se presenta en el domicilio de Mark y descubre que está casado con Kate (Leslie Mann) hace muchos años y si bien le pone alguna excusa, intentando regresar a su vida normal, con su ego bien por el piso, y tratando de olvidarse de aquel hombre por el que estaba apostando en una relación más que avanzada, le será imposible porque Kate (Mann) intentará a toda costa entablar una relación de amistad con ella, más allá del odio en primera instancia. Hasta ese momento asistiremos a algunos gags dignos de la mejor comedia física (Kate resistiéndose a ingresar al automóvil es desopilante), con una impecable actuación de Mann, que le roba a Díaz el protagonismo, y una dirección simple que esboza la diferencia de mundos escogidos por Mark en el caso de las mujeres. Por un lado Kate será la personificación de la sumisa ama de casa, que dice que sí a todo y que encuentra en el comprar alimentos su objetivo de vida. Por el otro lado estará la ambiciosa abogada Carly, capaz de competir directamente con Mark en cuestiones de dinero y de llevarse el mundo por delante con el eslogan “las personas egoístas viven más” como caballito de batalla. Pero Cassavetes fue más allá, y en vez de enfocarse en la interacción de opuestos (entre Carly y Kate), que hasta el momento funcionaba -una suerte de El insoportable (The Cable Guy, 1996) de hace algunos años- redobló la apuesta con la incorporación de Amber (Kate Upton), una voluptuosa joven a la que sólo le interesa el sol y el alcohol y con quien Mark engaña a Carly y Kate. Allí comienza otra película, una centrada en una venganza tan ridícula que desembocará en el descubrimiento de ciertos desfalcos económicos que Mark viene haciendo en nombre de Kate en las empresas fantasmas puntocom que maneja. La exposición de las mentiras de Mark a quien haga falta y un plan que incluye laxantes y cepillos de dientes babeados por un perro para ridiculizarlo hacen que un arranque prometedor termine en tedio. Es que estas mujeres al borde de un ataque de nervios engañadas, con una apertura mental que permite que se acepten entre sí cambian el registro de una comedia que podría haber sido más que “El club de las engañadas” para protagonizar una comedia sobre la amistad de tres seres completamente diferentes que sólo buscaban un poco de amor y el adúltero nunca se los había dado.
Los ángeles de Carly La infidelidad y la construcción de vidas paralelas se convierten en el epicentro de esta comedia en la que la venganza se prepara con premeditación y llega de la mano del director Nick Cassavetes, el mismo de Diario de una pasión y La decisión más difícil. Alejado del clima dramático de sus anteriores realizaciones, el realizador de ¡Mujeres al ataque! propone un sinfín de situaciones confusas y enredos cuando Carly (Cameron Diaz) descubre que su nuevo novio Mark (el actor de Juego de Tronos, Nikolaj Coster-Waldau) tiene una esposa, Kate (Leslie Mann), a quien ella conoce de manera accidental. La relación improbable entre estas dos mujeres se potencia cuando aparece una tercera en discordia, Amber (Kate Upton) y unen fuerzas para destruír al playboy de buena vida. La trama pasa con rapidez del romance edulcorado a gags que resultan efectivos (Cameron Dìaz con sopapa en mano y un taco roto de su zapato) y encuentran sus mejores momentos en la actriz Leslie Mann (Bienvenido a los 40) con sus ataques de nervios o cambio de ánimo por la situación que atraviesa cuando se entera que es engañada. Entre cenas con panorámicas neoyorquinas, autos lujosos, cuentas bancarias sospechosas, y una amistad que se forma entre el trío de mujeres, la acción se traslada hasta las Bahamas, donde se llevará a cabo el plan perfecto. Estos "ángeles de Carly" encabezan un entretenido producto (al que le sobran algunos minutos) y accionan cuando sus mundos despechados se ven amenzados por la seducción y la mentira.
Nick Cassavetes es el hijo del Cassavetes más reconocido y admirado del cine, pero su cine poco tiene que ver con el de su padre, John. Con películas en su haber como The Notebook y My Sister’s Keeper, ahora regresa con una comedia que pone en el centro a tres diferentes tipos de mujeres. Cameron Diaz es Carly, una mujer muy exitosa pero soltera, que en el fondo quiere conocer al hombre de su vida pero mientras tanto la pasa bien, y es así como conoce a Mark. Leslie Mann es Kate, una mujer dedicada a ser esposa, sin hijos, sin muchos amigos y de una personalidad por momentos aniñada. Su marido, Mark, es su vida y su sostén. Y Kate Upton es Amber, el mayor cliché de una película llena de clichés y con un punto de vista muy notoriamente machista: rubia, de pocas neuronas, con unos buenos pechos, pero las mejores de las intenciones. Y claro, otra de las conquistas de Mark. “Mujeres al ataque” pone en foco a tres mujeres que se unen para un solo propósito: arruinarle la vida al hombre que les arruinó las suyas. Tres mujeres que nunca hubiesen sido amigas si no fuera por este hombre y sus ganas de vengarse. Se le intenta poner glamour a la película, y la vestuarista Patricia Field es responsable de que en muchas escenas así suceda, pero a la vez, ésta cae en chistes fáciles y muchas veces escatológicos, y no siempre tan graciosos. El trío es desparejo, además. Mientras Leslie Mann, como una mujer sumisa y ciegamente enamorada al comienzo y luego como una especie de insoportable compañera que se va tornando querible, es sin duda quien sale mejor parada, sabiendo pasar por diferentes estados y emociones de manera más que eficiente. La actuación de Cameron Diaz es, por momentos, exagerada y la de Kate Upton, casi inexistente. El hombre que se termina convirtiendo en el centro de las vidas (vacías, por lo visto) de estas tres mujeres está interpretado por Nikolaj Coster-Waldau, que no llega a ser el hombre seductor que nos quieren hacer creer, aquel por el que las mujeres suspiran y se rinden no más al verlo venir. La participación de Don Johnson como el padre de Carly es un agradable detalle sin embargo. La de Nicki Minaj, casi prescindible. A la larga, Mujeres al ataque (título horrible pero esperable) es un film que poco aporta al género y que falla principalmente en la construcción de personajes dignos femeninos. El poder femenino no se retrata así, de una manera tan machista. Tampoco lo que a simple vista es el tema principal, el de la infidelidad, está bien tratado, más bien de un modo superficial, nunca se ahonda en por qué este hombre necesita todo el tiempo estar conquistando mujeres, si es una cuestión de inseguridad, si siempre fue así o se convirtió en eso tras los años de matrimonio, o si es su forma de sentirse poderoso, o vaya uno a saber cuántas posibilidades más hay. Sí, hay algunas escenas graciosas, pero también otras que dan casi vergüencita ajena, además de un montaje por momentos desprolijo, sin mucha coherencia entre escena y escena. Y el final termina siendo tan previsible como uno podría suponer.
Hay algunas películas (sobre todo comedias) que sirven para lo que coloquialmente se conoce como “apagar el cerebro”. Lo que se traduce en que en el transcurso de la proyección no se obliga al espectador a pensar en nada, ni en la historia misma, solo a reír cuando es necesario o que la pupila se dilate cuando se genere el impulso visual correspondiente. Y una vez que la función concluye, poco y nada se recordará sobre lo visto. Tal es el caso de Mujeres al ataque, un film sobre el cual muchos podrán catalogar como malo si lo miden con la misma vara con la que evalúan una comedia de Woody Allen, y ahí es donde está el error porque en este estreno nos encontramos con una comedia tonta que no pretende ser más que eso y que se deja disfrutar dentro de las reglas y confines del género. No hay que buscar verosimilitud en que una mujer se pueda hacer amiga de las amantes de su esposo porque claramente no se la va a encontrar. Hay que aceptar la historia y darle para adelante. ¿Te reís con esta película? Si. ¿La pasás bien? Totalmente. Y con eso tiene que bastar más allá de analizar la filmografía de Cameron Díaz para descubrir que ha hecho cosas mejores. Y hablando de la protagonista, en esta oportunidad se encuentra dentro de un trío protagónico que se complementa de maravilla y donde Leslie Mann es la que se destaca pese a un par de secuencias muy sobreactuadas. Lo que ocurre con esta mujer es que película a película se la disfruta cada vez más. Y si hablamos de disfrutar -para aquellos/as que se deleiten con las curvas femeninas- la inclusión de la bomba Kate Upton es un gran acierto. Más aún porque ponen todo su déficit actoral en beneficio de su personaje. El realizador Nick Cassavetes fue muy piola al dirigir a este terceto aprovechando las ventajas y desventajas de cada una. No así con Nicolaj Coster-Waldau, a quien muchos reconocerán de la exitosísima serie Game of Thrones, cuyo rol en esta oportunidad no le sienta para nada y se evidencia demasiado en el climax. De la edición, fotografía y música (salvo por un par de hits bien puestos) no se puede remarcar nada. Todos los aspectos están cuidados de la manera en la cual tienen que estar en estas películas industriales. En definitiva, Mujeres al ataque es una película que se deja disfrutar y que es ideal para relajarse un rato en el cine. Un gran plan para un grupo de amigas.
Un universo plástico y superficial El mundo femenino que pinta esta comedia de venganza hacia un marido infiel no logra apartarse de una visión más preocupada por la superficie que por la esencia de los personajes. Y todo se diluye en una serie de gags ya demasiado trillados. Una de las características principales de la Nueva Comedia Americana es la ausencia casi absoluta de universos femeninos, marginando a las mujeres a roles secundarios y generalmente funcionales al lucimiento de la muchachada protagónica antes que a un desarrollo propio. La ecuanimidad genérica es, entonces, una deuda pendiente. Pero la escasez no impide el hallazgo de una serie de patrones constitutivos comunes en las contadas excepciones. De esta forma se verá que ellas suelen ser retratadas como cultoras del trabajo mancomunado en pos de un objetivo macro. Basta recordar a las porristas de Dulces y peligrosas enlazando esfuerzos para robar un banco, a las amigotas –y no tanto– de Damas en guerra haciendo lo propio para celebrar el casamiento de una de ellas, o a las coreutas de la poco vista Ritmo perfecto aceptando debilidades y fortalezas para ganar el concurso de canto. ¡Mujeres al ataque! podría encuadrarse en esa tendencia, con las tres protagonistas conscientes de su meta común y un voluntarismo inquebrantable para alcanzarla. Pero hasta ahí llegan las similitudes, ya que lo demás es un somero refrito de momentos más o menos logrados, pero siempre ya vistos, de distintos exponentes del género, todo circunscripto a un universo tan plástico y ajeno al espectador que imposibilita cualquier atisbo de empatía. Y sin empatía, se sabe, no hay comedia que funcione. Lo más cercano a una mujer de carne y hueso en ¡Mujeres al ataque! es Kate (Leslie Mann), devotísima esposa de Mark (Nikolaj Coster-Waldau, el Jaime Lannister de Game of Thrones) y compradora compulsiva de sus chamuyos, todos y cada uno de ellos escupidos con el fin de encamarse con cuanta mujer se le cruce. Lo que el tipo –un energúmeno sin un ápice de no serlo, según lo muestra el film– seguramente no esperaba era que Kate conociera a una de ellas, Carly (Cameron Diaz). Pasada la sorpresa inicial, y con ella la posibilidad de analizar con más profundidad la frustración ante un mundo emocional a punto de descuajeringarse, el film de Nick Cassavetes (un tipo capaz de pasar del caramelo de Diario de una pasión a la violencia de Alphadog y de allí a las lágrimas de La decisión más difícil) seguirá durante la primera mitad la progresión vincular entre ambas, y en la segunda la construcción de la venganza contra el semental. Venganza a la que también se sumará Amber, un camionazo cuyo laconismo permite inducir que las bondades de la actriz Kate Upton difícilmente trasciendan lo físico. El personaje de Upton es síntoma de una película demasiado preocupada por la superficie y la fórmula antes que por el núcleo humanista de sus criaturas. Más aún si ellas se desenvuelven en un universo plástico demasiado alejado del urbanismo coloquial de la NCA y demarcado por los límites de la corrección y el apego al ideario sociocultural imperante (ver la coda final). Por si fuera poco, los padecimientos perpetrados al infiel son de manual (diuréticos, hormonas femeninas, etcétera). Lo que no sería necesariamente negativo, siempre y cuando se esté a la altura de las circunstancias. Porque para chistes con pedos, mejor rever –y escuchar y sentir– los de Jeff Daniels en Tonto y Retonto, cuya secuela ya está en marcha y se estrenará a mediados de noviembre. Paciencia.
Una de las claves para que una comedia romántica funcione es que sea fluida y creíble, que el espectador pueda identificarse e involucrarse con las peripecias, penurias y logros de sus protagonistas. Ese verosímil y esa capacidad de seducción escasean en este film del irregular Nick Cassavetes, director que no parece haber recibido los genes, el talento ni la capacidad de provocación de su padre John. Este guión de la debutante Melissa Stack intenta reciclar algunos aspectos de las películas de Judd Apatow y Paul Feig, pero todo -desde su supuesta irreverencia hasta los elementos escatológicos- resulta demasiado forzado, artificial, prefabricado e inevitablemente falso. Comedia (es un decir) sobre la guerra de los sexos y la solidaridad entre mujeres para concretar una venganza contra un hombre, eleva en la comparación a discretas películas como las de Sex and the City o a El club de las divorciadas a la categoría de obras maestras (o casi). Las tres protagonistas (las víctimas que luego pasarán juntas al ataque que anuncia el título de estreno en castellano) son la sufrida esposa Kate (Leslie Mann) y las también engañadas amantes Carly (Cameron Diaz), una poderosa abogada de Nueva York; y Amber (la modelo Kate Upton), que es presentada como una nueva versión de la Bo Derek de 10, la mujer perfecta. Y está, claro, Mark King (Nikolaj Coster-Waldau, de Game of Thrones), como el galán irresistible, un seductor machista, mentiroso compulsivo y manipulador. Casi todo el acento cómico del film está puesto en el histrionismo de Cameron Diaz, pero más allá de un par de escenas simpáticas se extraña el desparpajo y hasta la capacidad para sacar provecho del ridículo que había mostrado no hace mucho en títulos como Malas enseñanzas o El abogado del crimen. Lo de Leslie Mann, en cambio, es bastante digno, sobre todo en el terreno del humor físico. Con una musicalización obvia y torpe (que incluye la melodía de Misión: Imposible, de Lalo Schifrin, cuando salen? en misión; y la de "Girls Just Want to Have Fun" cuando quieren? divertirse), Mujeres al ataque no sólo resulta una comedia fallida y previsible (se pueden adivinar sin dificultad todas las resoluciones) sino también muy convencional (por no decir reaccionaria) en su mirada a la mujer de hoy. Lo que parece ser en principio una reivindicación de la independencia, es en verdad una descripción de estereotipos femeninos incapaces de definirse si no es en función de los hombres. Una pena.
La guerra de los sexos Difícil cargar con el apellido Cas-savetes y ser director de cine. Hipótesis de psicología barata: si bien eligió la misma profesión de su padre, Nick -el hijo de John y Gena Rowlands- parece haber buscado la forma de desmarcarse dirigiendo películas que no tengan ni punto de comparación con las de su venerado progenitor. Por lo menos en este caso: Mujeres al ataque es una comedia liviana, que en algunos momentos logra arrancar alguna que otra sonrisa, pero está mayormente cargada de chistes fáciles, incluyendo algo de escatología y bastante infantilismo (en el mal sentido de la palabra). La película puede inscribirse en el subgénero “guerra de los sexos”, con algún parentesco con Sex & The City por el retrato de cierta camadería femenina, sus personajes protagónicos y el ambiente en que se mueven. Son tres mujeres exitosas en términos capitalistas: es decir, tienen plata y belleza. Sólo les falta un amor verdadero para completar los mandatos sociales. Cameron Diaz es una abogada que descubre que el hombre con el que lleva saliendo dos meses está casado. Termina aliándose con la mujer engañada (Leslie Mann) y otra amante decepcionada (Kate Upton) para hacerle la vida imposible al Don Juan (Nikolaj Coster Waldau, conocido por ser Jaime Lannister en Game of Thrones). Hay una frase que podría haber transformado a Mujeres al ataque en algo más interesante de lo que es: “La monogamia no es natural. Podés hacer como los franceses y vivir con eso”, le dice -palabras más, palabras menos- el personaje de Diaz al de Mann. Pero no le pidamos peras al olmo: a la esposa la embarga la “furia norteamericana” y entonces la película sigue los carriles convencionales de una comedia hollywoodense. Por suerte Diaz es una buena comediante, aunque la verdadera protagonista es Mann, que cuando no sobreactúa también es eficaz. En cambio, Coster Waldau parece más hecho para la acción: le sientan mejor las peleas a espada limpia y las intrigas palaciegas de Game of Thrones que los gags. El hallazgo de la película son las curvas de Upton, una bomba sexy con destino de estrella siempre y cuando profundice ese acelerado curso de actuación que declaró haber tomado con Cameron Diaz durante el rodaje.
Cameron Díaz justifica la visión de esta comedia Este es el tipo de comedia que parte de una idea muy buena (tres mujeres se asocian para vengarse del hombre que las engañó), pero que tiene el riesgo de agotarse rápidamente en sí misma. "Mujeres al ataque" empieza muy bien aprovechando al máximo la premisa argumental mencionada y luego se va desmoronando poco a poco, al punto de que en un momento, los gags reideros se van esfumando y el film sólo va arrancando sonrisas de forma intermitente. La verdadera protagonista y el verdadero motivo para ver la película es Cameron Diaz, que se luce como la abogada que cree saberlo todo de la vida y de los hombres y que, sin embargo, un mal día descubre que su novio soñado (Nikolaj Coster-Waldau, el galán de la serie "Game of Thrones") está casado desde hace años con la inocente ama de casa de suburbio de clase alta Leslie Mann. Lo mejor del film, y la parte que realmente hace reír es todo lo que tiene que ver con este descubrimiento y con el largo encuentro entre la novia y la esposa del adúltero. Justamente, lo original de esta comedia de mujeres engañadas es el énfasis en que las protagonistas se burlen de sí mismas -a veces con temible crueldad- y en este sentido hay que reconocer que la química cómica entre Cameron Diaz y Leslie Mann realmente funciona. Pero luego se agrega otro trofeo al harén del villano estelar, nada menos que la bomba sexy Kate Upton que hace una entrada triunfal imitando a la Bo Derek de "10, la mujer perfecta" de Blake Edwards. Sólo que Nick Cassavetes no es Edwards y el argumento se va volviendo o previsible en sus pasos de comedia, o simplemente con mucha menos gracia de lo esperable teniendo en cuenta el potencial de la premisa y el talento involucrado. El elenco también incluye a Don Johnson en un personaje paternal muy divertido, pero que aparece muy poco y que en realidad también daba para mucho más. "Mujeres al ataque" tiene buen ritmo, está bien filmada y tiene una media docena de gags muy buenos, pero pudo ser mucho más divertida.
Los enredos y las confrontaciones de las protagonistas, marcan el ritmo de esta entretenida y divertida cinta que lleva a buen puerto el director NICK CASSAVETES. En el filme claro también abundan los gags visuales y narrativos que ayudan y nunca resultan ni groseros ni reiterativos, algo poco habitual en un genero bastardeado en los últimos tiempos. Obviamente el trió de mujeres protagónicas, se luce, por su naturalidad, química y carisma. A CAMERON DIAZ, se suman LESLIE MANN y KATE UPTON dos actrices que saben cómo hacer reír. Y si bien la esencia del filme hace pensar que está dirigida al público femenino, el buen resultado de la apuesta, hace que sea una cinta disfrutable para espectadores de cualquier género, que busquen un divertimento fílmico ligero y efectivo.
Una comedia sin vuelo Con Cameron Diaz, Leslie Mann, Kate Upton y Nikolaj Coster-Waldau, el film ostenta una ideología ambigua, esta película lanza algunas máximas tan reaccionarias como pavas. Una mujer deja atrás su vida de relaciones efímeras al enamorarse del que cree su hombre ideal. Pero entonces descubre que él está casado. Ambas mujeres (Cameron Diaz y Leslie Mann, respectivamente), que ignoraban la existencia de la otra, se conocen y en lugar de una batalla se inicia una amistad. ¿Pero habrá más mujeres además de ellas dos? Con este punto de partida, esta comedia busca sumarse al humor femenino que la comedia norteamericana ha logrado explotar con grandes resultados. Lamentablemente, la falta de vuelo –a todo nivel– que muestra esta película desalienta cualquier esperanza de estar frente a un título interesante o innovador. La pereza estética, los lugares comunes narrativos y algunos violentos avances en el guión articulado de forma absurda le quitan fuerza a la película minuto tras minuto. Teniendo tres protagonistas femeninas, que una de las tres no pueda ser construida como personaje habla de una limitación de guión. Casi podría decirse que se sospecha un montaje algo complicado. La película en sí se encarga de agregar el humor escatológico propio del cine actual y no deja fuera escenas grotescas que no conducen a ningún lado. Lo escatológico no es para todos y esta película lo demuestra. A eso hay que sumarle la construcción de otros personajes, como la secretaria de Cameron Diaz, personaje lamentable y muy mal dibujado. Y sin duda alguna el marido de la protagonista es un personaje que pasa de mamarracho a catástrofe, intolerable al final de la película. El primer tercio de película entretiene, el segundo comienza a mostrar graves problemas de todo tipo, y el último es una caída libre que asumo se debió a problemas en el proyecto, porque es durísimo. El film pasa a ser demagógico y aburrido, de venganza femenina al peor estilo de El club de las divorciadas. Ya no se trata de problemas, sino de una resolución torpe tras otra. Como broche de oro, la película lanza algunas máximas tan reaccionarias y pavas que dan profunda vergüenza ajena. No hay que desesperar, la comedia con mujeres ha dado dos grandes películas en los últimos años y siempre se puede volver a ellas: Damas en guerra y Armadas y peligrosas, brillantes y osadas. Mujeres al ataque es casi una película contra estas comedias y contra las mujeres.
Las bobas de Cassavetes Otro ejemplo de película que ocupa un espacio en cartelera que bien podría aprovecharse para una expresión artística superior. Y crean que no hace falta demasiado para ser mejor que esto. Estamos ante una comedia sexista en toda su forma, que roza la misandria y carece toda efectividad en cuanto a lo humorístico. En principio vemos a Carly (Cameron Díaz) enamorándose de Mark (Nikolaj Coster-Waldau), a quien vemos casi inmediatamente amaneciendo junto a Kate (Leslie Mann), quien a su vez no tardará mucho en descubrir que su marido, Mark, anda con otra. El filme trata sobre dos mujeres que se unen para despreciar al hombre que las engañó, no sin antes enterarse de que este tiene a una tercera. Es entonces cuando Carly, Kate y Amber, la tercera, deciden vengarse de semejante atorrante. Como idea no derrocha originalidad, y si encima el guión hace agua por todos lados y el director no tiene idea sobre como llevar adelante una comedia, entonces el resultado es desastroso. Para colmo, en el elenco solo Cameron Díaz y Nikolaj Coster-Waldau son capaces de sostener el tono con altura, mientras Leslie Mann se vuelve insoportable escena tras escena. De yapa está Kate Upton, una chica incapaz de actuar y que ante los ojos argentinos entrenados en materia de belleza femenina, apenas califica como póster de gomería. Nick Cassavetes cae en cuanto lugar común puede y, para peor, cree dar algún mensaje feminista con escenas que rozan el morbo lésbico adolescente, en detrimento de cualquier manifestación masculina presentable. En esta historia, los hombres son atorrantes vividores o edulcorados bobones. "Mujeres al Ataque" cumple; ataca la inteligencia del espectador sin piedad alguna.
Una comedia muy simpática, que habla de la solidaridad femenina nacida del desencanto. Una esposa y dos amantes de un mismo hombre, que superan odios y competencias para fijar un objetivo común: la venganza. Cameron Diaz se mueve con soltura en la comedia y es puro encanto. Leslie Mann compone al ama de casa siempre lista y con talento y Kate Upton luce sus curvas y su frescura. El resultado es un divertimento agradable que no le escapa a los lugares comunes pero tiene toques originales.
La nueva película de Cameron Diaz es una comedia dirigida, más que nada, al público femenino y con algunos condimentos para aquellos hombres que lleven a su pareja al cine. Las chicas sólo quieren vengarse La historia comienza bien: Carly (interpretada por Cameron Diaz) conoce a Mark (rol realizado por el actor danés Nicolaj Coster-Waldau) y comienzan a vivir un apasionado romance que va tomando, cada vez más, carácter de noviazgo. Luego de dos meses de relación, Carly, decide que Mark conozca a su padre pero por distintas excusas de él no se concreta el encuentro por lo que se genera la primera fricción en la pareja. Luego de esto, ella decide sorprenderlo y va hasta la residencia de Mark, pero la puerta no la abre él sino una mujer, Kate (Leslie Mann), que dice ser su esposa. Contrario a lo que sucede generalmente, la esposa y la amante de Mark se vuelven amigas y comienzan a seguirlo y, como el que busca encuentra, aparece una tercera mujer, Amber (interpretada por la sensual Kate Upton). Finalmente Amber se une a las filas de Carly y Kate y planearán una venganza contra Mark. Humor básico “Mujeres al ataque” (o “The Other Woman”, como se titula originalmente) es una película que funciona muy bien todo el primer acto, sobre todo cuando Carly forma esa extraña relación con Kate que, aunque parezca irreal, está trabaja de una forma muy verosímil. Tanto la actuación de Cameron Diaz como la de Leslie Mann logran construir dos personajes sólidos que luego sostendrán el resto de la película hasta que finalice, y los momentos entre ellas dos son los únicos que lograron que esboce una sonrisa. El film entretiene al principio más que nada porque es una comedia de situación, aunque no saca carcajadas. Creo que el error de Nick Cassavetes, el director, radica en parte en que va mutando la película al gag y no logra el mismo efecto. En cuanto a su estética no hay mucho que decir, es la clásica película hollywoodense con un montaje y un sonido típico de este género. Conclusión “Mujeres al Ataque” es una comedia proto feminista que busca entretener pero no lo logra durante los 109 minutos de duración. Por su parte, los hombres que acompañen a sus mujeres al cine podrán disfrutar de Cameron Diaz y una escena de Kate Upton corriendo por la playa en cámara lenta.
Nueva comedia romántica, más que nada apuntada a las chicas, es lo que vas a ver en "Mujeres al Ataque". Cameron Díaz, Leslie Mann y Kate Upton se pasan de geniales durante toda la película. Su director, Nick Cassavetes (director de pelis como "La decisión más difícil", "John Q" o "Diario de una Pasión") hace malabares con el guión, y claro, por momentos uno se ríe, pero por momentos simplemente, no. Cameron Díaz y Leslie Mann demuestran que son el dúo cómico femenino que se viene, esperemos que lo sepan aprovechar los productores que vean la peli. Una historia de enredos, pochoclera y para pasar un buen rato, eso es lo que pasa en MUJERES AL ATAQUE.
Cuando veía esta película en la avant premiere que hicimos con la web me imaginaba que hubiese sido un garrón verla en una función de prensa llena de críticos. Al leer un par de las críticas publicadas el día del estreno confirmé que mi imaginación estaba acertada. Esta es de esas películas que se disfrutan con gente alrededor que tiene ganas de reirse y no se buscarle el pelo al huevo. Es una comedia que se construyó a partir de una planificación de algunas escenas ridículas y apoyándose en el carisma de sus protagonistas. De las 3 me quedó con Leslie Mann que es la que más garra le tuvo que poner al personaje y sale perfecta como siempre. Tiene momentos bizarros, estimo que será disfrutable mayormente para las mujeres, pero nadie puede negar que es una comedia que busca pasar el tiempo y lo logra. No es para mayor análisis. Si querés reirte, la entrada será ampliamente amortizada.
Hay una cierta lógica del cine industrial que alimenta el adjetivo “industrial” sin necesariamente recordar el sustantivo “cine”. Esa lógica es la de la acumulación y la fórmula, y que en este caso se puede reducir a “dos grandes comediantes + una situación picante (disculpe el lector lo viejo del calificativo) = risas”. Esta lógica a veces funciona y a veces, no: es decir, a veces genera un buen film y a veces, no, y es puro azar, especialmente cuando no hay una idea que rija al conjunto. Aquí hay una mujer bella (Cameron Díaz) que descubre que su perfecto novio (Nikolaj Coster-Walda) está casado (con Leslie Mann). Busca a la mujer para destruirla, terminan amigas, el hombre tiene un tercer affaire (con Kate Upton) y las tres buscan destruirlo, tan amigas y solidarias. Podríamos estar frente a un ejemplo de inversión de la comedia romántica, de un intento por subvertir sus lugares comunes a través del humor, del marco ideal para que Díaz y Mann, dos cómicas excepcionales (¡qué poco les da Hollywood a las grandes payasas del cine!) generen comicidad. Pero no: detrás de este film hay un director casi anónimo (Nick Cassavetes, quien a pesar de su nobilísimo apellido siempre ha sido un empleado anónimo) que deja pasar de largo las oportunidades. Es cierto que el guión no brilla, pero es como en la cancha: dos jugadores brillantes pueden teñir de bello lo aburrido. No es el caso: deslucido cero a cero.
Desde el inesperado y fortísimo suceso de Bridesmaids en la taquilla y con la crítica, muchas producciones han intentado seguir la senda marcada por Kristen Wiig y compañía. Con mucha menos suerte entra a la cancha The Other Woman, una comedia bastante ligera que cumple su cometido de hacer vivir al espectador una venganza femenina de lo más divertida. Una chick flick hecha y derecha, comienza cuando la atractiva abogada Carly descubre que el hombre de sus sueños está casado y lleva una doble vida con ella. No acostumbrada a ser la segunda de nadie, la inesperada amistad que florece entre la amante y la esposa es un primer acto sólido que luego se irá disolviendo, pero las interpretaciones de Cameron Diaz y una extremadamente graciosa Leslie Mann bien valen el precio de la entrada. Claramente la idea era apuntar a una comedia mucho más picante y zarpada, las huellas de la misma dentro del guión de Melissa Stack lo prueban, pero para obtener más réditos se descendió un escalón en la clasificación y si bien ciertas bromas son bastante subidas de tono, se nota una clara idea de que todas las situaciones hubiesen subido el volumen un poco más. Luego de una primera mitad donde la comedia es un partido cerradísimo de tenis entre Diaz y Mann, el segundo tramo, donde la infidelidad es descubierta y llevada a otro nivel, es donde el film de Nick Cassavetes hace aguas, entrando a territorio demasiado transitado. Lo que antes era una comedia casi atípica se convierte en un tópico tras otro y la elevada duración opacan lo construído hasta el momento. El trío femenino se completa con la introducción de la bomba Kate Upton, una reconocida modelo que hace sus primeros pasos en el cine con la descerebrada Amber, un papel del que sale airosa y que le augura posibles regresos a la pantalla grande -la cámara la ama y el público lo hará también-. El trío de la abogada, la esposa y los senos hubiese tenido un debut estelar de no ser por su calificación y su extensa duración, pero no lastima ver en pantalla a Cameron y a Leslie juntas en una comedia entretenida, a la que no se le puede pedir más.
Amenaza à trois Dos pálpitos simultáneos ocurren a los diez minutos de transcurrido este film. El primero es que el trillado inicio no tiene posibilidades de repuntar. El segundo es que, de estar vivos, papá John y mamá Gena Rowlands habrían desheredado a Nick Cassavetes, creador de esta comedia femenina. El esquema es sencillo: Kate (Leslie Mann) descubre que Mark (Nikolaj Coster-Waldau, de Games of Thrones) tiene una amante; Carly (Cameron Diaz) descubre que su novio está casado; después, para darle un giro a la historia (que es, en definitiva, lo único sustancial), Carly y Kate, aliadas en la vendetta contra Mark, descubren que este tiene una segunda amante, Amber (Kate Upton), el estereotipo de una bomba californiana. Mientras la sociedad de Kate y Carly se mancomuna en un humor grotesco y ridículo (como cuando ambas depositan laxante en el vino de Mark), Cassavetes encuentra mejor rumbo en las alusiones cinéfilas, como los trotes de Upton parodiando a Bo Derek en 10, la mujer perfecta. Como un cruce entre El club de las divorciadas y Sex & the City, la película es un tibio intento. Pero no mucho más.
"...Teniendo en cuenta que una entrada al cine sale aproximadamente 10 dólares y ustedes van a ver este film y se ríen 5 carcajadas en toda la película; eso significa que les cuesta, digamos 2 dólares, cada risa que han tenido, por lo tanto no es una gran inversión cinematográfica a la hora de divertirse este filme..." Escuchá la crítica completa en el reproductor (hacé click en el link)
Y ELLAS SE VENGAN Poco, muy poco, heredó Nick del genial John, su padre. Probó en todos los géneros y en todos, resbaló. Esta es una comedia sobre mujeres vengativas, tema de moda. En el centro hay un don Juan, mentiroso y estafador. Y alrededor, sus víctimas: la esposa y dos amantes. Cuando las tres se enteran que comparten hombre y sueños, deciden unirse para darle un escarmiento. La historia arranca bien, con detalles, con una Cameron Díaz atractiva y vivaz, pero de a poco, a falta de mejores ideas, el film va girando hacia las payasadas más vulgares y más repetidas: caídas, chistes de mal gusto, escatología, un perro que hace lo suyo, diarreas y vómitos, todo está allí a manera de castigo reparador. Pero las chicas, orgullosas de su plan, van por todo: atacan la cama y la cuenta corriente hasta dejarlo solo y sin plata. Una comedia tonta, que trata de ser irreverente y zarpada, pero apenas resulta superficial, impostada y ordinaria. ¿Hay algo más? Lindos rincones de Nueva York, el mar, las Bahamas, mucha piel, Cameron, personajes de estudiantina y chistes de segunda mano.
Lecciones de supervivencia femenina Para decirlo de entrada: “Mujeres al ataque” (The other woman) es un rejunte de buenas ideas amontonadas medio a los apurones y como de mala gana. Quizás sea uno de esos productos que hay que sacar rápido del horno para satisfacer algún tipo de demanda inmediata, algo así como una fast food para salir del paso. En el rubro comedia de mujeres, enredadas y conflictuadas por causa de los hombres, hay varios antecedentes de peso que le hacen sombra, sin ninguna duda, a este experimento no muy feliz de Nick Cassavetes (a quien cuesta perdonarle los errores nada más que por portación de apellido). Pero tampoco hay que exagerar. La película se deja ver con comodidad y puede llegar a divertir, sobre todo cuando Cameron Diaz (verdadero sostén del experimento) despliega sus dotes histriónicas al servicio del humor sarcástico. Está acompañada en esta aventura por Leslie Mann, en un papel mucho más desbordado y estridente. Resulta que Carly (Diaz), una exitosa abogada, tiene un romance con Mark (Nikolaj Coster-Waldau), un atractivo hombre de negocios, y está bastante entusiasmada con la relación. Pero un día descubre que el susodicho está casado (nunca se lo había dicho) y se entera de esto tropezando precisamente con su esposa, Kate (Mann), una mujercita que se la pasa encerrada en su casa consagrada a su marido y no mucho más que eso. El encontronazo es explosivo, porque ambas han sido engañadas por el hombre en cuestión y para las dos resulta un disgusto insoportable. Carly, con más calle, reacciona de manera asertiva y prefiere pasar página rápidamente, pero Kate opta por la crisis expansiva de resultado imprevisible. Se le pegotea a Carly hasta que terminan construyendo una especie de rara amistad, aliándose para espiar y perseguir a Mark. A medida que van descubriendo más secretos oscuros del muchacho, ellas se vuelven más frías y crueles, tanto, que traman someterlo a una dolorosa venganza. Para colmo, aparece una tercera fémina a avivar un poco más la hoguera, la bella Amber (Kate Upton), que es la nueva conquista del insaciable play boy, una joven veinteañera capaz de derretir a los corazones más duros. Sin embargo, las brujas mayores no encuentran ninguna dificultad para sumar otra combatiente a su justa causa. De modo que Mark ahora tiene tres furiosas enemigas operando a sus espaldas con el objetivo de hacerle pagar todas sus traiciones, ofensas y demás maldades. El hombre, que se cree un ganador imbatible, está engolosinado con su éxito. Es irresistible para las mujeres y un león en los negocios. Ni se imagina que alguien, menos su mujercita, pueda estar conspirando en las sombras contra él. Ese exceso de confianza será su ruina. Y las chicas lograrán dar vuelta la historia para ponerla a su favor, infligiéndole un duro castigo al galán insensible y egoísta, con escarnio público incluido. En fin, le dan una paliza de aquéllas. Y después, cada una logrará salir adelante con nuevos proyectos, aunque seguirán unidas de algún modo, porque cuando se trata de complicarse la vida, las mujeres parecen ser incorregibles. La película no es brillante, pero tampoco es un bodrio, aunque hay que reconocer que Cassavetes podría haber aprovechado mejor todo el material disponible, desde el elenco (que incluye al mítico Don Johnson, el buen mozo de “División Miami”) hasta el guión, que con unos ajustes hubiera mejorado bastante.
Mujeres al ataque es una comedia ligera con Cameron Diaz al frente de un trío femenino vengativo. La idea disparadora de Mujeres al ataque resulta atractiva e interesante: tres chicas que salen con un mismo hombre y que en lugar de agarrarse de los pelos se sobreponen a la herida del ego afianzando la cofradía del género. Acostumbrada a la comedia, Cameron Diaz se mete sin problemas en la piel de Carly, una abogada exitosa que después de los 40 permite la entrada del amor en su agenda. El conflicto se activa cuando la blonda, metamorfoseada por circunstancias cómicas en una sexy plomera, destapa la cañería de mentiras y descubre que su novio modelo está casado con la sumisa y adorable Kate (Leslie Mann). Aunque su propósito sea hacer correr la relación como agua que se va por el retrete, la desequilibrada esposa no dejará tan tranquilas las cosas. Y esa es la vertiente humorística que mejor funciona en la película: las reacciones ambiguas de una mujer cuando se encuentra cara a cara con “la otra”. Oscilando cómicamente entre la competencia y la empatía, Carly y Kate logran hacerse grandes amigas y planean una venganza contra el estafador de corazones. Con Díaz afianzada en el registro y Mann que sorprende robándose el protagonismo, el director Nick Cassavettes fue por más y sumó Kate Upton, que si bien funciona como un color adicional (al igual que la rapera Nicki Minaj), aparece un tanto desdibujada en medio de los otros dos pilares de la trama. Así termina de conformarse el trío vengativo y allí empieza también a resbalar la idea original. El plan de las despechadas parte de un laxante puesto en la comida del galán y transita por un sinfín de situaciones infantiles y trilladas. Cosas ya vistas, acompañadas por canciones ya oídas (el clásico punteo de Misión imposible y New York, New York de Sinatra, como para mencionar algo del gastado catálogo) se acoplan en una historia que termina desembocando en un final predecible y simpático. Aun con sus desvíos, la película tiene sus momentos logrados. Sucede que en lugar de obstinarse por dejar al Don Juan moretoneado y desbancado, guionista y director podrían haber buscado el humor en lo que tiene de hilarante la cuádruple relación, operando un sencillo cambio de mira: de las mujeres al ataque a las mujeres atacadas y salvadas por ellas mismas.
Cuando las mujeres se unen para vengarse de un hombre pueden resultar muy peligrosas. La historia comienza cuando una exitosa abogada Carly Whitten (Cameron Díaz) de Nueva York, que no se compromete con nadie y busca su independencia en la vida y en el amor, comienza una fogosa relación con Mark King (Nikolaj Coster-Waldau), todo es desenfadado, buenas salidas, regalos y sexo. Algo sucede en el corazón de ella y como él un día muy especial no puede salir, Carly decide hacer un viaje sorpresa a la casa en Connecticut de Mark y descubre que tiene esposa, Kate King (Leslie Mann) y hasta mascota. Kate al descubrir la infidelidad de su marido se siente deshecha dado que ha confiado por años en su marido y solo fue una buena ama de casa. De manera insólita recurre a su amante Carly, entre idas, venidas y situaciones desequilibradas terminan siendo amigas y socias, con el tiempo ambas se encuentran con otra amante Amber (Kate Upton, modelo) de Mark y finalmente las tres se unen para vengarse de este hombre que resultó ser un playboy, entre otras cosas. La historia no es del todo original pero entretiene, las chicas se ponen la comedia al hombro e intentan hacerla resurgir en todo momento, aunque sean situaciones ya gastadas que incluyen borracheras, y distintos enredos e intentan sacar una sonrisa al espectador, con distintas torpezas de los comediantes, para divertir y referenciar a otras películas mostrando toda la belleza que tiene el cuerpo de Kate Upton corriendo por la playa como si fuera Bo Derek en “10, la mujer perfecta”(1979), o cuando con la música de “Misión imposible” ellas son espías, entre otras referencias y una parte de la acción se traslada hasta las Bahamas, ¡qué lugar! Una vez más queda demostrado, que para que una historia resulte atrayente, algunos de los puntos a favor que debe tener son: el guión, que en este caso corresponde a la debutante Melissa Stack lamentablemente no resulta, es flojo, muestra mucho lujo, al estilo “Sex and the City” o “Damas en guerra”, con situaciones escatológicas, engañosas y buscando la risa fácil. Es la unión de tres mujeres traicionadas por el mismo hombre que se unen para vengarse, y esto no resulta del todo original, posee un hermoso vestuario y lugares increíbles; otro de los puntos débiles reside en la dirección Nick Cassavetes (hijo de John Cassavetes) en este caso no lo heredó y por último se encuentra el elenco: los tres protagonistas son grandes comediantes, muchos espectadores son seguidores y seguramente irán para verlos, es el caso de: Cameron Díaz, Leslie Mann, y el protagonista masculino Nikolaj Coster-Waldau (“Game of Thrones”), acá un bombón, galán, seductor y un Don Juan. El personaje Kate Upton (que es parte de la historia) es una bella modelo, con un estupendo cuerpo y que solo está puesta para que la platea masculina la vea, ella no actúa solo se muestra. La comedia resulta previsible, con gags y situaciones que hacen que caiga en lugares comunes, para terminar siendo una comedia liviana, poco pretenciosa y que resulta solo un pasatiempo.
La revolución conservadora Las comediantes femeninas están mostrando un gran protagonismo en la pantalla grande como hace tiempo no sucedía. Películas como Despedida de Soltera (Bachelorette, 2012), Malas Enseñanzas (Bad Teacher, 2011), Chicas Armadas y Peligrosas (The Heat, 2013,) y el punto más elevado, Damas en Guerra (Bridesmaids, 2011), son buenas muestras del talento femenino en el humor. Mujeres al Ataque (The Other Woman) se suma a esta oleada, lamentablemente, y a pesar de sus dos buenas protagonistas (no hablo de Kate Upton), la película flaquea en más de un aspecto. La historia de Mujeres al Ataque arranca con la Carly (Cameron Diaz) y su flamante “príncipe azul” Mark (Nikolaj Coster-Waldau). En ese inicio, un montaje de momentos apasionados y románticos, nos presenta una relación perfecta. Una casualidad lleva a la exitosa y sexy abogada a descubrir que su príncipe tiene una princesa, con alianza y todo, a las afueras de la ciudad. Esta “princesa” es Kate, interpretada por Leslie Mann, y ocupa el lugar del ama de casa de los cincuenta, la esposa pintada que gira alrededor del marido. El encuentro de estas dos mujeres y posterior amistad, es lo más divertido y sincero de la película, hay química, y ellas son lo que nos permiten mantener el interés en esta comedia de venganza. La aparición de otra mujer, más joven, más sexy, más tonta, Amber (Kate Upton), permite poner en perspectiva desde diferentes puntos de vista el engaño de un hombre. Entre las tres comienzan perpetrar el desquite contra este estafador serial. Ahora, cuando las “ideas” para una comedia giran entre poner laxante en una bebida y hundir el cepillo de dientes en el inodoro, uno da cuenta de la originalidad que nos va a deparar la historia. Mientras la película intenta exponer una historia revulsiva, la realidad es que sostiene el statu quo. Aunque con los recursos utilizados para el humor (un perro de raza Gran Danés defecando en un living, por nombrar otro ejemplo) uno pueda sentirse defraudado (o no), lo que molesta es la ideología que termina por manifestarse. Eligiendo el punto de vista femenino frente a un enemigo común, su rebelión es tramposa. Mientras intenta exponer una historia revulsiva, la realidad es que sostiene el statu quo. Pareciera que el gran problema con Mark es el engaño, la existencia de otra mujer, y en definitiva, ellas son una respuesta al accionar del hombre, como si fuera necesario para impulsar un cambio (aunque finalmente solo sea permutación). Kate (Mann) vivía siendo una esposa pintada pero sin cuestionarlo hasta ese momento, la resolución le depara, a falta de un hombre, el ser millonaria (así de sutil se representa el “éxito” en la vida). Amber (Upton), la bomba sexual, era consciente del lugar que ocupaba con Mark, finalmente, va a ocupar el mismo lugar pero para un sugar daddy/viejo con guita. Y Carly (Diaz), la más independiente de las tres, debe formar una familia (hay hombres buenos rondando el mundo), porque una mujer sola y sin hijos, al parecer, no puede ser un final feliz. Todo un mundo de ensueño de dólares, esposos o sugar daddys.
Campamento de cerebros. En una de las primeras escenas del filme, una conversación durante un fugaz desayuno describe por completo a Kate King (Leslie Mann) cuando el personaje sugiere que debería acudir a un “campamento de cerebros” porque cada vez le cuesta más pensar. Más que brindarnos datos de la personalidad de la protagonista, esa charla ridícula nos hace pensar que es la gente como Kate la que va a disfrutar de la película, aquellos que necesitan un tratamiento que le ayude a ejercitar el cerebro y confunden el ginkgo biloba con Rocky Balboa. Esta loca idea se va confirmando en las siguientes escenas de la película, en donde presenciamos una venganza a punta de laxante, con sus lógicas y sonoras consecuencias, y el repertorio de chistes va por el lado de ver cómo Kate no puede aguantar vomitarse. Mujeres al Ataque es la octava película de Nick Cassavetes, un director que a lo largo de su trayectoria ha logrado pasar -con dispares resultados- por muchos géneros distintos. Entre sus mayores logros estuvo hacer de una novela de Nicholas Sparks algo disfrutable (Diario de una Pasión) y plantearse interesantes cuestiones político-filosóficas en películas como John Q y La Decisión más Difícil. En su primera incursión en la comedia, nos cuenta la historia de Carly (Cameron Díaz), una exitosa abogada que cree haber encontrado el amor hasta que se entera que su novio (Nikolaj Coster-Waldau) está casado con la mencionada Kate. La situación, en lugar de promover el odio, termina generando empatía entre ambas, que unirán fuerzas para vengarse. Más adelante conocerán a una tercera amante (la modelo Kate Upton), que terminará formando parte de su equipo.
Desde “Loco por Mary” (1998),pasando por “Locura de amor en Las Vegas” (2008), “La cosa mas dulce” (2002), o incluso “Malas enseñanzas” (2012), con un personaje más oscuro, Cameron Díaz ha demostrado tener pasta para la comedia con elementos que la sacan de ser sólo la cara bonita y la lleva a debutar en el cine en los ‘90. También tiene cierta intuición a la hora de elegir los guiones, por eso extraña verla en “Mujeres al ataque”. Carly (Cameron Díaz) es una bella y exitosa mujer con novio incluido. Al enterarse que Mark (Nikolaj Coster-Waldau) es casado, justo antes de caer en la depresión, se reúne con Kate (Leslie Mann), la ex, para salir a flote anímicamente y descubrir que en realidad tienen mucho en común, los cuernos entre otras cosas, porque un rato después se enteran que Mark anda con otra futura ex, Amber (Kate Upton), una rubia despampanante que ostenta otros atributos varios. Entre las tres buscarán cierto tipo de revancha. ¿De dónde sacaba tiempo éste hombre, cómo hacían las tres para no sospechar nada pese a presentarse como personajes nada tontos, y cuál es la razón para algunas acciones más cercanas al despecho adolescente que a mujeres adultas?, es algo que se le debería preguntar al señor verosímil cuando se le ocurra aparecer. Mientras tanto, a conceder se ha dicho. Difícil no encuadrar esta comedia en la tendencia del humor americano de la última década, sobre todo por una recurrencia a la escatología como falso refugio en lo que supuestamente funciona en el paladar estadounidense. Si fuera sólo por eso, los guiones dejarían de existir para convertir las historias en meras excusas para un sin fin de gags carentes de sustento. Ya lo han hecho con las parodias de las películas de terror, en donde lo qué se narra es lo de menos, y ahora esto lo traducen a la comedia. La historia suena conocida, en especial por algunos gags y remates calcados de aquella “El club de las divorciadas” (1996), que no era una maravilla (era una triple venganza contra tres maridos), pero al menos el elenco (Bette Midler, Diane Keaton y Goldie Hawn) se ponía al hombro lo endeble del guión con mucho más oficio, soltura y picardía que Cameron Díaz, Leslie Mann (la mejor del trío) y Kate Upton, quien como actriz es muy linda.¡Ah!, y sonríe bien. Nick Cassavettes, que ya había dirigido a Cameron Díaz en “La decisión más difícil” (2009), aprendió muy poco del oficio del padre, pero triunfa cien por ciento al hacer todo lo contrario. Una filmografía errática que va de un drama bien construido como “John Q” (2002) a una adaptación del meloso Nicholas Sparks como la insoportable “Diario de una pasión” (2004). Su última producción amaga con ser una comedia agridulce sobre la infidelidad, con una primera media hora en la cual la construcción de los personajes y su entorno comienza a funcionar y contrastar muy bien entre sí. Un contexto en el cual se logra relativizar la vara con la que se mide el éxito, el status, e incluso el prestigio. Algunos primeros diálogos tienen pinceladas jugosas y buen timing, pero luego se desbarranca cuando todo apunta a “ir a lo seguro” abandonando la bifurcación del camino al cual llegan los personajes dejando al espectador con ganas de otra cosa. El público se renueva, es cierto. Probablemente “Mujeres al ataque” encuentre su público. Lástima que el reciclado de ideas cada diez años vaya en desmedro de propuestas un poco más jugadas.
El club de las engañadas No es que ¡Mujeres al ataque! tenga una primera media hora asombrosa, pero al menos consigue en ese arranque tener un punto de vista original y un humor imprevisible a partir del vínculo que se genera entre Carly y Kate, la amante y la esposa -respectivamente- de un exitoso empresario. Original, porque en vez de pugnar por la guerra entre las mujeres despechadas las une en función de aborrecer sin culpas al tipo, e imprevisible básicamente por la cualidad de comediante detonada de Leslie Mann. Pero como estamos bajo las órdenes de un director sin personalidad como Nick Cassavetes (alguien bastante prometedor al menos en sus primeras películas pero que ha caído al peor de los avernos), la comedia se irá resolviendo por los lugares menos recomendables, acumulando chistes avejentados y de tono grueso sin timing alguno, y haciendo que sus personajes pasen de la ambigüedad del comienzo a una ordinariez y estupidez sin remedio. Decíamos, en ese arranque concentrado en los personajes de Carly y Kate la película encuentra su cima, fundamentalmente porque Díaz sabe bordar esos personajes que varían entre el esnobismo de clase alta y la más ramplona de la vulgaridades barriales, y Mann sabe cómo jugar a la ama de casa desesperada, característica edificada en ese páramo de la comedia marca Judd Apatow. Como atenuante podemos decir que la película va demasiado rápido y uno entiende que para llegar a sus excesivos 109 minutos serán necesarios muchos giros y contramarchas. ¡Mujeres al ataque! toma a partir de ahí los caminos menos recomendables y pierde el norte que le marcaban dos comediantes de primer nivel como las mencionadas. Todo lo que estaba mal -esos personajes de reparto que parecían demasiado mal terminados, situaciones faltas de rigor aún dentro del verosímil de una comedia de enredos como esta-, toma protagonismo, y el film se desbarranca hasta convertirse en algo vulgar y medio pelo. Por ejemplo, la aparición de una tercera en discordia (Kate Upton) que no sólo no aporta nada, sino que sirve para reafirmar estereotipos femeninos contra los que la película se supone que discute, es el comprobante final de todo lo que está mal en un film como este. En su acabado, ¡Mujeres al ataque! está pensada como una de esas comedias de los 90’s en el estilo de El club de las divorciadas, con una búsqueda cómplice en un público femenino ávido de cierta revancha sexista. Pero no hay más allá de un molde donde sostenerse que haga ver que alguien se puso a pensar más de dos segundos mucho de lo que ocurre aquí. Lo poco que tenía para ofrecer -la química entre Díaz y Mann- la película lo desaprovecha en media hora, y hasta termina desgastándola malamente. Una comedia floja, que ni siquiera la violencia sobre el final de un chiste que incluye un vidrio, puede salvar del tedio y cierta indignación.
Es floja MUJERES AL ATAQUE No, más bien es mala. No, mala no: muy mala. De lo más flojo que vi en comedias en los últimos tiempos. Una aclaración importante: no tengo ningún prurito con el género, no iba esperando una película del montón. De hecho, me encontré con un conocido en la función de prensa que me preguntó porqué venía a ver una película como ésta pudiendo elegir sobre qué escribir críticas y la verdad es que la fui a ver porque tenía ganas, porque me gustan las comedias (románticas o no) y porque el elenco me parecía atractivo. Pero no. Tras un comienzo flojito pero simpático la película empieza a caer a un precipicio eterno sin retorno posible. Y más allá de todos los esfuerzos de Cameron Díaz y, especialmente, de Leslie Mann, no hay forma de salvar el asunto. La trama es sencilla. Díaz encarna a una abogada neoyorquina que está de novia con un empresario (Nikolaj Coster-Waldau, de GAME OF THRONES). Todo marcha bien, pero un día –ante una visita sorpresa a su casa– descubre que en realidad el hombre está casado. Su esposa (Mann) la va a confrontar pero terminan volviéndose compinches a la fuerza. Y, cuando descubren que el hombre tiene otra amante más, entre ambas intentan boicotear su vida. Las desventuras de las dos mujeres (a las que luego se les une la bella y voluptuosa modelo Kate Upton, la otra amante) conforman el centro de la acción que consiste en una larga serie de equívocos, situaciones de exceso de consumo alcohólico, varias bromas muy básicas con un perro y escenas de un humor tan pero tan viejo que yo ya creía olvidado. Sí, planos en cámara lenta, montajes musicales y chistecitos de mal programa televisivo de los ’80. OTHERWOMANSi bien es cierto que el cine de Nick Cassavetes no tiene mucho que ver con el del padre, sus películas previas (desde CUANDO VUELVE EL AMOR a las más comerciales DIARIO DE UNA PASION o LA DECISION MAS DIFICIL) no hacían prever un filme tan pero tan mediocre que parece haberse dirigido a distancia. Hasta Díaz –que ha hecho unas cuantas comedias absurdas– parece un poco avergonzada por muchas de las situaciones que su personaje debe atravesar. La única que “se puso la camiseta” de la película es la esforzada Mann, pero su “transpiración”, lamentablemente, no hacen más que volver a la película más y más irritante. Al margen de su mensaje falsamente feminista (mujeres que se unen y organizan pero solo para vengarse del hombre del que dependen), la película falla por casi todos los costados: no es graciosa, no aprovecha la comicidad de la usualmente notable Díaz, no es lo suficientemente delirante como para apostar por un registro absurdo y está filmada con los ojos cerrados. Una pena. De las comedias más fallidas que vi en años…
Mujeres al ataque! es una película ideal para el público femenino que se la puede criticar de poco original, convencional, predecible, rosa, etcétera, etcétera, pero que va a resultar un oasis muy entretenido y divertido para todos los que están hartos de la grosería. El guión mantiene un buen ritmo, a pesar de que la eficacia de los gags es bastante desigual y las ...
Despechadas con poca gracia "The Other Woman" es una comedia de tintes románticos que resulta bastante básica e improvisada. Es como si hubieran armado 2 o 3 situaciones que les parecieron divertidas y hubieran tenido que construir toda una trama para poder justificar esas situaciones. La película gira en torno a 3 mujeres que tienen una relación amorosa con el mismo hombre, interpretado por Nikolaj Coster-Waldau ("Game of Thrones"). Por supuesto ninguna de ellas lo sabe, pero por descuidos del gigolo finalmente se terminan enterando de sus infidelidades e incluso se reúnen y se conocen entre ellas. Acá viene la supuesta esencia de la película, que es cuando la actual esposa del tipo, Kate (Leslie Mann), se conoce con la amante de su marido, Carly (Cameron Díaz), y se hacen amigas. A partir de la empatía que se crea entre ambas, deciden vengarse de él y hacérsela pasar tan mal como a ellas. Sacando de lado la inverosimilitud de que actual esposa y amante del marido se hagan amigas, de todas maneras la comedia resulta tonta y por momentos demasiado forzada. Cameron Díaz hace un rol que transita entre la come hombres y la boludona que nunca consigue un tipo que valga la pena, algo que resulta un tanto contradictorio. Por otro lado Leslie Mann es el factor más cómico del producto, pero por momentos resulta un tanto hartante y exagerada en sus reacciones. Entiendo que la exageración es a propósito y supuestamente se busca que sea un factor que sume, pero la verdad es que la mayor parte del tiempo resta. Ya pasando la mitad del film, se suma una nueva despechada, la voluptuosa amante número 2, Amber, interpretada por Kate Upton. Ni hablar de los pocos dotes interpretativos de la rubia... Además la ponen como la pendeja que le da 10 vueltas en belleza a las otras dos y es en realidad la más desabrida de las 3. El director Nick Cassavetes ("Diario de una Pasión", "La decisión más difícil") no logra una buena comedia, sino que por momentos logra meter algún que otro gag divertido, pero la trama en general es bastante descerebrada. A las mujeres con dos dedos de frente les va a parecer que el film es medio bobo y a los hombres en general no les va a interesar casi nada de la trama, quizás sólo poder ver a 3 bellezas juntas. No recomendable.
El club de las despechadas Algo ha pasado con Nick Cassavetes tras proyecciones de gran aceptación por parte de la crítica y de los espectadores como John Q. y The Notebook. Aquí, en Mujeres al ataque, con guión de Melissa Stack, el asunto está orientado más precisamente al público femenino. Su problema no tiene que ver con la idea central en sí de la narración sino que encuentra lugar en el cómo, es decir, en la forma en que los acontecimientos se vuelcan a la pantalla. Al film le cuesta avanzar y enganchar al observador. Lo que sucede hasta pasada la primera hora se puede resumir en las pocas líneas que definen su trama o sinopsis (algo que además se visualiza en el tráiler): una mujer casada descubre que su marido tiene una aventura con otra fémina; ambas hallan a una tercera muchacha también involucrada con el mismo sujeto. Las tres aúnan fuerzas para vengarse. No todo lo que acontece en la historia es gracioso, o incluso peor que eso; la mayoría de las situaciones que se sortean carecen de gracia y simpatía. Mujeres al ataque es una comedia inofensiva, por momentos forzada en su afán por hacer reír y de a ratos desprovista de dinamismo. Lo más salvable de la cinta realizada por Cassavetes es que no es netamente aburrida; si bien el entretenimiento es irregular y en líneas generales lo que tiene por contar está poco aprovechado, posee algunas que otras escenas llevaderas (principalmente en las que aparece Don Johnson encarnando a quien sería el padre del personaje que compone Cameron Diaz). Existen circunstancias que dan la sensación de estar de relleno para ocupar un poco más de espacio, extendiéndose para alargar la duración de la película y pasar así los 109 minutos. Abundan los gags sin chispa y fuera de timing, así como también algunos que otros eventos demasiado utilizados y agotados en el género. No se explota la posibilidad de cimentar una obra más picante, osada y de resoluciones embarazosas como quizás pedía el relato. El histrionismo de Cameron Diaz y de Leslie Mann está a la orden del día en esta cinta que como comedia falla rotundamente. LO MEJOR: apenas pasa la hora y media de metraje. LO PEOR: cómo se abordan y exponen las situaciones, sin fuerza de enlace, sin chispa. Propuesta poco jugada en la plasmación a la pantalla. PUNTAJE: 2
La venganza tiene forma de mujer Carly (Cameron Diaz) lo tiene todo: belleza, su trabajo soñado y un hombre ideal, Mark, interpretado por Nikolaj Coster-Waldau. Pero tras enterarse de que es casado, su vida dará un vuelco, especialmente cuando la esposa de Mark (Leslie Mann) se empecina en convertirla en su mejor amiga. Y luego de conocer a una segunda amante (Kate Upton), las tres mujeres deciden tomar cartas en el asunto, y planean una venganza de la que no se olvidará nunca. Mujeres al Ataque (The Other Woman, en inglés) es una comedia que recuerda levemente a The First Wives Club, con Goldie Hawn, Bette Midler y Diane Keaton, pero sin la herramienta de un guion inteligente y original para que salve a esta historia de caer en la completa banalidad del simple humor de la guerra entre los sexos. Nick Cassavetes –cineasta detrás del film romántico Diario de una Pasión- ya había dirigido a Cameron Diaz en La Decisión más Difícil, la adaptación cinematográfica de la novela "My Sister's Keeper", y sabe cómo sacar a relucir los mejores dotes actorales de la rubia. Además, le facilitó la tarea con un elenco con mucha química: Leslie Mann –de This is 40- como la neurótica ama de casa que se entera de que su esposo de toda la vida le es infiel con varias mujeres, y Nikolaj Coster-Waldau –Jaime Lannister en Game of Thrones- que logra pasar de rompecorazones encantador a psicótico en un abrir y cerrar de ojos. Es extraño que un realizador como Cassavetes haya terminado en el género de la comedia romántica luego de su ópera prima She's So Lovely, la única película en ganar dos premios en el Festival de Cine de Cannes en 1997. Pero más raro aún es su empeño en Mujeres al Ataque de querer mostrar al sexo femenino alejándose de los clichés, y haciéndole la guerra al hombre, en vez de pelearse entre sí, un intento que termina creando un efecto catastróficamente opuesto a lo pretendido. Sin embargo, Mujeres al Ataque es esporádicamente graciosa, con situaciones a veces hasta sorprendentes. Leslie Mann brilla especialmente en una de las escenas de borrachera más desopilantes de los últimos tiempos. Algunos chistes ya son trillados, ya explotados miles de veces, pero otros resultan acertados y puntuales. Mujeres al Ataque, es, por lo tanto, un intento fallido de comedia girl power, que se preocupa mucho por hacer de sus protagonistas en heroínas, pero que las termina rebajando a una venganza dispar, que varía desde el uso de laxantes hasta viajes a las Bahamas, de una manera poco creíble, que se gana a veces un par de risas, pero no demasiadas para su redención.