El umbral de la locura Considerando que el realizador Gustavo Hernández cuenta con apenas dos trabajos previos, la placentera La Casa Muda (2010) y la poco vista Dios Local (2014), y que este tercer largometraje es su primera apuesta dentro del mainstream hispanoamericano, realmente sorprende la eficacia del film y su interesante desarrollo narrativo símil “entorno cerrado”. Hablamos de una reformulación de las premisas de aquellos giallos sobrenaturales de las décadas del 60, 70 y 80, ahora reemplazando a los aquelarres por una troupe teatral, a Belcebú por una directora un tantito controladora y al simple acoso escalonado de la entidad malévola por una serie de ensayos basados en el arte de mantenerse despierto con el objetivo de dejar atrás el campo de la razón y entrar de lleno en los confines de lo inasible y lo supraterreno, todo cuanto la sociedad gusta de esconder debajo de la alfombra de las máscaras que utilizamos para compartir “momentos afables” con el resto de los mortales. De hecho, la historia se centra en una actriz joven llamada Bianca (Eva De Dominici) que está tratando de abrirse paso en la profesión mientras lidia con la demencia y delirios persecutorios varios de su padre. Un día se le presenta la oportunidad de unirse a un elenco de teatro experimental encabezado por una renombrada dramaturga y directora interpretada por Belén Rueda, una mujer famosa por sus performances relacionadas con el insomnio de los actores a su cargo. La chica decide sumarse pero pronto se le informa que competirá por el papel principal de la obra en cuestión con una colega que ya le arrebató en el pasado el protagónico de otra pieza. Rodeada de actores que hacen lo que sea para complacer a la cabeza de la compañía y sometida a una dolorosa privación del sueño, Bianca de a poco sentirá que el lugar donde se montará la obra, un psiquiátrico derruido, comienza a afectarla a través de una “presencia” que sólo se manifiesta con el correr de las horas sin descansar. Como decíamos anteriormente, lejos estamos de aquella ópera prima del realizador con un presupuesto mínimo, ya que en este caso consiguió reunir fondos de España, Argentina y de su patria Uruguay, y ni hablar del lujo de poder contar con la enorme Rueda, una de las pocas scream queens en lengua castellana. No Dormirás (2018) es un trabajo muy digno de terror psicológico en el que Hernández se luce dosificando el suspenso de manera ingeniosa sin caer en esos típicos abusos y dilaciones de gran parte del género en lo que atañe a las escenas en las que el protagonista de turno está siendo acechado en la oscuridad por los fantasmas torturados de un pasado no tan remoto. Precisamente, el guión de Juma Fodde, a partir de un concepto original del director, es bastante sencillo aunque demostró ser un buen catalizador para una más que correcta ejecución del uruguayo, quien aquí sostiene la acción más en el desarrollo de personajes que en las rutinarias secuencias símil J-Horror. Si por un lado el genial desempeño de Rueda como un monstruo manipulador no sorprende por el generoso bagaje que lleva acumulado en el género, con neoclásicos como El Orfanato (2007), Los Ojos de Julia (2010) y El Cuerpo (2012), la labor de De Dominici sí asombra porque aquí por fin construye un personaje completo que atraviesa todo un arco dramático de lo más exigente (el terror suele llevar a las emociones y la disposición física hacia el extremo, todo un reto para intérpretes no acostumbrados a este registro). Más allá de la destreza de la película en su conjunto en lo que hace a la tensión de los resortes del género sin apelar en demasía a los clichés y -mucho más importante- no sucumbiendo en ellos con una redundancia soporífera, el opus de Hernández funciona como una lúcida reflexión sobre los sacrificios profesionales, la competencia en el ámbito del trabajo, el maltrato por parte de los directivos para con sus subalternos, esa ambición alienante y antropófaga de la mayoría de las personas con un ápice de poder, la confusión que suelen padecer los actores que se sumergen de manera desmedida en sus roles y finalmente la tenue línea divisoria que nos separa del umbral de la locura; una enajenación que en esta oportunidad adquiere la forma de una posesión que evita la arquitectura de los slashers para apuntalar en cambio un verosímil sutil que quizás se hubiese beneficiado con algo de sensualidad y violencia mordaz, como las de aquellos films italianos que se busca emular…
Teatro insomne El tercer largometraje del realizador uruguayo Gustavo Hernández, No Dormirás (2018) es un film de terror psicológico que se adentra en la temática de insomnio y la locura a través del arte. El director de La Casa Muda (2010) crea a partir del guion de Juma Fodde una historia de experimentación teatral en la que una directora y dramaturga conduce a los actores de una obra hacía un limbo donde los sentidos se alteran por el insomnio. Al igual que en La Casa Muda la película alude a hechos reales incomprobables, lo que le sirve al relato para situar la acción en el año mil novecientos ochenta y cuatro y remitir estos mismos acontecimientos a eventos acaecidos en mil novecientos setenta y cinco durante otra performance vanguardista de la directora teatral Alma Rohm (Belén Rueda). Buscando los límites de la conciencia y la creación artística la directora monta una obra en una clínica abandonada, otrora lugar de terapias psiquiátricas experimentales, a partir del relato de una paciente fallecida. Allí acuden dos jóvenes actrices, Bianca (Eva de Dominici) y Cecilia (Natalia de Molina), dos amigas que se disputan el rol protagónico de Dora, la autora de la obra. De a poco lo que parecía el proceso de ensayos de una obra vanguardista se convierte en una manipulación para participar de un experimento peligroso en el cual el arte rompe con las barreras que lo separan de la locura y la muerte. Gustavo Hernández y Juma Fodde crean de esta manera una obra sobre los abusos de poder, los excesos en la competencia actoral y la locura mientras indagan en la psicología humana y su relación con lo sobrenatural. No Dormirás crea así una atmosfera claustrofóbica y psicótica que utiliza el terror clásico y su relación con la psiquiatría y sus abusos históricos para hacer avanzar la historia a través de los detalles que se van revelando en un relato muy bien construido. Apelando al teatro de la crueldad del poeta y artista surrealista francés Antonin Artaud la obra que la película construye se constituye como una obra dentro de una obra que busca deslumbrar al espectador a través de la creación de un ritual perverso que busca llevar hasta sus límites la conciencia humana para traspasar el umbral que la conduce hasta la locura. El film utiliza los efectos de sonido para crear sensaciones terroríficas pero sin abusar de los mismos, poniendo el énfasis en el desarrollo dramático y en la versatilidad actoral, donde se destaca Belén Rueda como una directora dispuesta a todo por llevar a sus actores hasta la sublimación de sus pesadillas, y Eva de Dominici como una joven promesa actoral que se ve atrapada por su ambición y sus demonios personales. También hay una buena labor del resto del elenco que se ve opacado por la fuerza del personaje de Rueda, que brilla como artista y villana al mismo tiempo. No Dormirás es así una obra palpitante de terror que esgrime conspicuamente su trama para atrapar a los espectadores desde una interesante propuesta de género que sabe apelar a la relación entre el cuerpo actoral y la cámara como elementos para crear la acción del relato y los efectos deseados sin caer en los facilismos a los que la época nos tienen acostumbrados. Deudora de lo mejor del cine de terror español la obra se destaca por su gran escenificación al borde del derrumbe que emula el contexto teatral, fundiendo lo mejor de ambos ambientes artísticos y sus particularidades para que el espectador se vea en un espejo en su propia experiencia con sus propios deseos y demonios.
¿Estás preparado para cruzar el umbral? Con esa premisa, el director uruguayo Gustavo Hernández invita al espectador a involucrarse en un thriller psicológico un poco confuso. Bianca (Eva de Dominici) es una joven actriz que quiere triunfar en su profesión. Para ello, acepta la propuesta de Alma (Belén Rueda), una intérprete española reconocida por basar su trabajo en experimentos que logran sacar afuera los verdaderos sentimientos. Su nueva idea es realizar una obra de teatro en un psiquiátrico, luego de que los actores permanezcan varios días bajo el efecto del insomnio. No dormirás (2018) presenta un argumento bastante original, que responde a las características del género. En el inicio el público conoce a la protagonista de forma detallada: su carácter, contexto y aspiraciones están claras. Quizás a un ritmo un poco lento, pero que sustenta lo que se va a desarrollar después. Hay bastante suspenso en escenas esperables y en otras que no lo son tanto. Además de una acumulación de tensión hacia el final a través de secuencias que dejan temas sin aclarar. Lo más interesante del film de Hernández es ver hasta dónde puede llegar la mente humana en la búsqueda de trascender profesionalmente. Belén Rueda se destaca en un género que conoce bien; mientras que Eva de Dominici consolida un protagónico creíble. Eugenia Tobal, Juan Manuel Guilera, Germán Palacios y Natalia de Molina aportan roles secundarios que completan la historia. No dormirás tiene momentos que no terminan de convencer, pero en su totalidad es un thriller con buenas intenciones.
Cuandos tus peores pesadillas se hacen realidad. Thriller de horror psicológico dirigido por Gustavo Hernández (“La Casa Muda”). La trama comienza cuando una directora de teatro que se llama Alma Bohn (Belen Rueda) busca a una actriz para el papel principal de su obra de teatro que transcurre en un hospital psiquiatrico donde en el pasado ocurrieron extraños sucesos paranormales. Para lograr que sus actores consigan una performance superior, les hace experimentar el insomnio extremo a sus alumnos, mediante una serie de ejercicios que a la larga podrían causar la locura o peor aún, la muerte. El guionista de la obra contacta a Bianca, la cual queda seleccionada para el papel principal tras su gran actuación. Tras pasar varias horas de imsomnio, Bianca comienza a experimentar alucinaciones que podrían ser producto de su mente o quizás haya algo más en el lugar que se quisiera apoderar de su debilitado cuerpo para llevar a cabo su cometido. Quiero destacar a la grandiosa actriz Belen Rueda, que compone a una villana cruel y sin escrúpulos, a la revelación Eva de Dominici, que nos demuestra que es una joven actriz en pleno ascenso y a las buenas interpetaciones de Eugenia Tobal y Juan Manuel Guilera, que en su actuación nos transmiten una locura que no tiene límites. En el apartado técnico, quiero subrayar la música con notas que nos ponen tensos cuando la situación lo amerita, y la gran fotografía y ambientación que nos sumergen en un lugar lúgubre y claustrofóbico, que también nos envuelve en la oscuridad y nos dan cierto aire de abandono. En conclusión, este film cuenta con un sólido guión que nos ofrece un gran suspenso y sale de lo clásico del terror, para vendernos un producto fresco y que no trata de copiar a nadie, dándonos algo innovador y con un cierre que nos indicaría que quizás haya una secuela más siniestra aún.
Gustavo Hernández ya no es sólo una promesa del cine de género rioplatense, es una realidad que ofrece, en esta oportunidad, un relato maduro y potente sobre el hombre y su imposibilidad de reflexionar acerca de la utilización de sus pares. Un experimento teatral hará que un grupo de actores trascienda, manipulados, en los límites de su entendimiento. El elenco, con Belén Rueda y Eva de Dominici a la cabeza, juega la propuesta de Hernández, un disfrute visual y estilístico que tal vez se precipite hacia el final abruptamente, pero que en el mientras tanto logra su cometido.
No dormirás, de Gustavo Hernández Por Paula Caffaro El uruguayo Gustavo Hernández reincide con el género cuando vuelve a plantarse en el set a la cabeza de un thriller de suspenso, en esta oportunidad, fuera del circuito independiente. No dormirás, su tercer film, narra la historia de una joven actriz que sueña con triunfar, es por eso que la película, si bien enmarcada en un contexto de intenso suspenso, propone no sólo una oportunidad para experimentar el miedo, sino una excusa para reflexionar acerca del comportamiento humano y los sacrificios que todo aquel que quiera cumplir sus sueños debe transitar. Bianca (De Dominici) vive al cuidado de su padre con Alzheimer mientras que intenta triunfar en el mundo de la actuación. De casting en casting y con el objetivo siempre puesto en el éxito, el agotamiento mental y físico de su rutina cotidiana, muchas veces la dejan afuera lograr el rol protagónico, por lo tanto, éste se transformó en su meta: dejar de ser Ismene, para, por fin, convertirse en Antígona. Al parecer, luego de tanta lucha personal, el día llegó, y tras una nueva función en un teatro pequeño de la capital, un hombre misterio le ofrece el papel protagónico de su vida, sólo que, a cambio deberá pagar un costo muy alto. Tentada por la suerte, Bianca acepta la propuesta dando comienzo a una larga peripecia en la que se pondrán en tela de juicio las facultades psíquicas propias y de quienes la rodean. Para acceder al rol principal deberá pasar algunas pruebas creadas por la vanguardista directora de teatro Alma Bhon (Belén Rueda), una entusiasta de los métodos alternativos de creación de personajes, esta vez incursionando en una teoría que aboga sobre los beneficios sensoriales que provoca la privación de sueño. Los actores se vuelven más perceptivos, maleables y dóciles, pero la leyenda cuenta que una vez superadas las 108 horas sin sueño, más que hipersensibilidad lo que se experimenta es el pasaje a otro lado, un limbo donde las almas se pueden adueñar de tu ser. Y, por supuesto, esto sucederá cuando a Bianca la ofrezcan el papel de Dora, una madre que no podía querer a su bebe. Pero parece que Dora más que un personaje de ficción, fue una verdadera mujer que atravesó esa dura situación. ¿Podrá Bianca finalmente encontrar la forma de componer el personaje de Dora sin caer en la locura víctima de la privación prolongada de sueño? No dormirás es la respuesta a esta pregunta y la invitación a reflexionar acerca del mundo de la actuación. Y es en este punto donde considero que a grandes rasgos el film falla cuando se interesa por más de un tema importante y no logra desarrollarlo con claridad. Sin embargo, su cast es de muy buen nivel con Rueda a la cabeza que le aporta ese toque de misterio que buscamos cuando vamos a ver “una de terror”. Otro punto a destacar es la buena dosificación del suspenso y un uso moderado del efectismo del susto, bien aprovechado en momentos precisos que los hacen resaltar y cobrar sentido expresivo sin caer en la previsible repetición. NO DORMIRÁS No dormirás. Argentina/España/Uruguay, 2018. Dirección: Gustavo Hernández. Guión: Juma Fodde. Intérpretes: Belén Rueda, Eva De Dominici, Germán Palacios, Eugenia Tobal, Natalia de Molina, Juan Manuel Guilera, Susana Hornos, María Zabay, Miguel Ángel Maciel, Joche Rubio. Producción: María Luisa Gutiérrez, Ignacio Cucucovich, Cristina Zumárraga, Pablo Bossi y Agustín Bossi. Distribuidora: Fox. Duración: 90 minutos.
El terror de los actores insomnes. El cine de terror argentino arranca el año con una gran apuesta: No dormirás, una película sobre el sacrificio actoral, la locura y el insomnio como recurso creativo. ¿De qué se trata No dormirás? En un hospital psiquiátrico, un grupo de actores lleva la experiencia teatral al límite guiados por la implacable directora Alma Böhm (Belén Rueda). Bianca (Eva de Dominici), una joven promesa del teatro, se incorpora al elenco y se somete al desafío: no dormir. La falta de sueño empieza a afectar las psiquis de los actores y los límites entre realidad, sueño y ficción son cada vez más difusos. Lo bueno y lo malo de No dormirás Lejos del cliché de las películas de terror sobre casas poseídas y misterios en el bosque, el director Gustavo Hernández plantea una historia que, con elementos del género, se corre del lugar común. El insomnio como detonante del conflicto se suma a un contexto poco frecuentado: el de un grupo de actores que buscan llevar su trabajo al límite. Estos dos elementos hacen que la historia no sea obvia ni predecible. Eso le suma unos cuantos puntos y es lo más destacado. La contraparte es que esta complejidad de la trama se termina enredando y el relato no es ni tan limpio ni tan claro como podría haber sido. El film cae en ese error de empezar tarde. Los primeros minutos te muestran de qué va la cosa, va al grano y te engancha. Pero desde que Bianca aparece hasta que finalmente entra en conflicto con el tema del insomnio y este grupo de gente extrema, pasa mucho tiempo. El conflicto se demora demasiado en aparecer. Al mismo tiempo, al última media hora repunta. Al incorporar acciones que mueven el relato, acelera el ritmo, crece la tensión y atrapa más. Los actores de No dormirás Por otro lado, el elenco de No dormirás hace un muy buen trabajo. Belén Rueda despliega oficio y está magnífica. Eva de Dominici está a la altura y es creíble, igual que Natalia de Molina, quien interpreta a su mejor amiga. Eugenia Tobal está fantástica, ayudada también por una caracterización que la dejó irreconocible ante una mirada rápida. Completa el grupo Juan Guilera, como un convincente trastornado y un casi irreconocible Germán Palacios. Vale una mención para la estética, que quizás no puso su foco en la época (transcurre en los ’80), pero sí en mostrar un lugar bien ambientado, con una dirección de fotografía que acompaña. No dormirás resulta despareja. La idea es interesante, te da algunos buenos sustos pero retrocede algunos casilleros por sus fallas en el ritmo y la estructura del relato. Si te gusta el género, no deja de ser una buena opción. Puntaje: 6/10 ¿Querés chusmear la conferencia de prensa de No Dormirás? Acá te la dejo: Duración: 120 minutos aprox. País: Argentina / Uruguay / España Año: 2018
Ojos abiertos, alma atormentada. No Dormirás es la nueva producción del director uruguayo Gustavo Hernández quien, surgido del cine independiente aunque no por eso ajeno al cine de terror, acá tiene la posibilidad de contar una historia a gran escala dentro del género con un elenco de primer nivel que incluye a Eva De Dominici, Eugenia Tobal, Juan Manuel Guilera, Germán Palacios y a la internacional Belén Rueda. Una tarde, después de extensas jornadas de grabación que me privaron del sueño por un lapso muy poco recomendable, llegué a mi casa y no me podía dormir. Mi hijo había dejado los jueguitos de la tele prendidos y me puse a matar el tiempo con eso. El juego era uno musical donde uno experimenta un desafío de coordinación mientras aprieta los botones en los momentos justos en los que suenan las notas musicales de la canción en cuestión. No sé si fue por la falta de sueño pero exhausto como estaba marqué un nuevo record al primer intento y con el televisor sin volumen, superando incluso los mejores puntajes de mi hijo. A pesar del uso de la primera persona y la falta del entrecomillado, la anécdota fue protagonizada y luego relatada por el director de No Dormirás, Gustavo Hernández, en el contexto de la presentación de la película y de ella es que surge esta historia. 1985. Un hospital psiquiátrico abandonado es el escenario de este relato que tiene como personajes principales a los integrantes de un grupo de teatro que, comandados por su exigente directora (Belén Rueda), buscan presentar una propuesta dramática nunca antes vista. Pero el carácter de inédito de esta presentación no solo tiene que ver con su inusual locación sino con el método de trabajo que la directora les impone a sus actores. El insomnio. De acuerdo a ciertos estudios, luego de 108 horas de vigilia la percepción de las personas cambia radicalmente por lo que las posibilidades de absorber conceptos y expresarlos toma una nueva dimensión. Por esa experiencia pasarán estos artistas y también la joven Bianca (Eva De Dominici), la nueva del grupo que llega para competir, nada menos que con su mejor amiga, por el papel protagónico de la obra. Bajo esta premisa que por sus características intrínsecas transporta al espectador a un plano de intriga y suspenso, la película propone de forma muy acertada un recorrido por las peripecias que una persona debe atravesar cuando se plantea sacar a relucir todo su potencial ante una tarea que le apasiona. En este caso, la tarea tiene que ver con el trabajo dramático de una actriz y la propuesta de la película en este sentido resulta acertada dado que la elegida es una joven humilde, algo insegura de sí misma, con su buena cuota de problemas familiares que no solo tiene que someterse a un proceso que le es extraño sino que además debe competir contra su mejor amiga en el plano de lo laboral. Esa estructura de la persona común y corriente que debe enfrentarse a algo sobrenatural funciona gracias a la instantánea identificación que genera entre público y protagonista y a las facilidades que supone el hecho de ir hacia lo desconocido de la mano de alguien que se va sorprendiendo junto a nosotros. Asimismo, vale elogiar a esta producción en términos de guion no solo por su interesante premisa y por la construcción de los personajes que la ejecutan sino por el paso extra que da conforme se acerca a su conclusión y este tiene que ver con lo dicho al principio y esa reflexión que plantea sobre cuándo alguien realmente está en condiciones de cumplir con su potencial y el poder que tiene el hecho de creer en algo para actuar (en todos los sentidos de la palabra) en consecuencia. Con una ambientación y una locación que prácticamente se erigen como un personaje más, la película encuentra en Eva De Dominici a una actriz protagónica muy sólida; las labores de apoyo de Germán Palacios y Juan Manuel Guilera para con el elenco protagónico femenino son muy importantes, Belén Rueda da una prueba más de su enorme talento y generosidad como actriz y finalmente las mayores palmas se las lleva Eugenia Tobal quien a pesar de darle vida a uno de los personajes secundarios, logra representar en su figura todo ese halo de misterio, esoterismo y experimentación sensorial que la película propone a partir de un trabajo actoral sin fisuras y con un gran compromiso.
Suspenso, terror, tensión. Con una narrativa impecable, Gustavo Hernández logra hacernos saltar de la butaca como pocas películas del género. Reconozco que soy “dura de asustar” y en “No Dormirás” grité en varias ocasiones. Una atmósfera de misterio permanente que ronda a los personajes y al lugar donde transcurre la historia, nos inquieta, desespera y agobia. Bianca (Eva de Dominici) es una actriz que recibe la propuesta de formar parte de una “cooperativa” teatral liderada por Alma Böhm (Belén Rueda), una directora y dramaturga por la que siente admiración. Después de algunas dudas, Bianca emprende, junto a su amiga/colega Cecilia (Natalia de Molina), el viaje hacia una mansión abandonada, ex-clínica psiquiátrica, en donde esperan un par de actores y la directora. Allí comienza la “carrera” por no dormir. Dicen que a partir de las 120 horas de insomnio se aumenta el umbral de percepción. Y su directora quiere ir más allá para que afloren las emociones, percepciones y talento, cueste lo que cueste. No dormirás logra conseguir lo que se propone, de la mano de una correcta dirección, una fotografía acorde, precisa e inquietante, un guión con algunas vueltas de tuerca interesantes, y actuaciones, en su mayoría, potentes. Hay una escena en particular protagonizada por Belén Rueda y Eva de Dominici que fue a mi criterio lo mejor de la película. Destacable trabajo de Eugenia Tobal y la española Belén Rueda. No dormirás tiene todos los condimentos para que le vaya bien. Yo te recomiendo verla en el cine y agarrarte bien de la butaca.
Fantasmitas traumados con ánimo de revancha. ¿Cuáles son los resortes internos de los actores para hacer su trabajo? ¿Se trata de una mera cuestión de técnica, con el consagrado “Método” como línea rectora, o acaso entran en juego cuestiones personales falibles de ser manipuladas por el entorno? Coproducción entre España, la Argentina y Uruguay, moldeada para todos los paladares hispanoparlantes, No dormirás está a favor de la segunda opción. Lo hace a través de una de sus protagonistas, Alma (Belén Rueda), que para una performance artística sobre la locura lleva a sus actrices, física y mentalmente, hasta el núcleo de ella. Nada mejor que un hospital psiquiátrico abandonado en algún lugar innominado de la Argentina para un tour de force generado por una vigilia que, aseguran, si se extiende por más de 48 horas borronea los límites entre lo real y lo imaginado. Caso curiosísimo en materia de películas con la locura como tema: la parte real es más siniestra y oscura que la imaginada. No dormirás dispone las piezas de un rompecabezas basado en el modelo del “thriller psicológicos de época filmados en interiores”, una de las especialidades del ala más industrial del país del jamón crudo desde el éxito de El orfanato. De España también proviene un estándar técnico y de diseño (el relato transcurre en los 80) altísimo, además de un guión sin fisuras, calculado hasta la última coma, con los consabidos golpes de efecto pensados para mover el cuerpo desde la platea. Y si el cuerpo responde, tal como ocurre aquí, es porque se está ante una película de género que funciona, que quiere asustar y lo hace, pero que en este caso, a medida que el rompecabezas empieza a completarse, deja la sensación que podría haber funcionado (o asustado) mejor. La que no se asusta es Bianca (Eva de Dominici) cuando le proponen formar parte del grupo de teatro perfomático de Alma, al que también asiste una de sus compañeras de elenco (la española Natalia de Molina). La idea es que disputen el protagónico de una obra escrita por una paciente de un psiquiátrico a través de ensayos en el mismísimo psiquiátrico y con ellas en un estado mental lo más parecido posible al de la ocasional dramaturga. Para alcanzar ese “nuevo umbral en la percepción” es necesario que no duerman durante días, tal como comprobó Alma en performances previas. “Tu miedo supera a tu talento”, la torea a Bianca cuando las cosas no salen. Y entonces Bianca avanza. Una actriz veterana (Eugenia Tobal), un escritor (un Germán Palacios con bigote “10 y 10” tipo Dalí), Alma, su asistente (Juan Manuel Guilera): todos se comportan de forma misteriosa, moviéndose en silencio y cuchicheando a espaldas de las pobres chicas. Es evidente que algo esconden pero, ¿qué? Durante su primera mitad, No dormirás está más cerca del suspense que del terror más clásico, sosteniendo su interés gracias a un logrado clima ominoso, cortesía de la fotografía de Bill Nieto, y a un vacío informativo que se irá llenando a la par que lo haga Bianca. Y acá llega el problema del film de Gustavo Alvarez (La casa muda), el mismo de nueve de cada diez películas del género de los gritos y sustos: la imperiosa necesidad de que todo cierre con moño, que en este caso reduce la potencia dramática hasta convertirla en otra historia de fantasmitas traumados con ánimos de revancha.
Cuidado con el método El cine de terror iberoamericano sigue dando muestras de calidad técnica y narrativa. Un claro ejemplo es la coproducción entre Argentina, España y Uruguay No dormirás (2017), dirigida por Gustavo Hernández, el uruguayo que saltó a la fama con la interesante La casa muda (2010). La película presenta dos planteos: por un lado aquel que dice que si una persona supera las 108 horas sin dormir comienza a percibir la realidad de otra manera, sueña despierta y no distingue entre un mundo real y otro de pesadilla quedando al borde de la locura. Estado que abre un portal con otro mundo en el que los muertos en situaciones traumáticas intentan regresar del “limbo” en el que se encuentran. Por otro lado, la historia de Bianca (la argentina Eva de Dominicci), una actriz en ascenso que trata de conseguir el papel de Dora, una madre que no podía amar a su pequeña beba y en estado de insomnio provocó su trágica muerte, en la nueva obra de la excéntrica directora teatral Alma (la española Belén Rueda) que tiene un método particular de trabajo: buscar que sus actores experimenten las sensaciones reales de sus personajes. El método de actuación, un Stanislavski llevado al extremo, casi al modo de parodia, obliga a la protagonista a hacer carne el título de la película y, entre los ensayos, convivir con fantasmas. Esta propuesta busca que la relación entre los mundos tenga una explicación verosímil para el espectador, incluso justificada en el argumento a través de los cabos sueltos desplegados desde el inicio. No dormirás logra entonces instalar el mito que toda película de terror debe tener, las consecuencias peligrosas del insomnio, y a su vez, un mensaje conservador sobre los riesgos de experimentar con los límites en la actuación. Ambos para plantear la existencia posible de mundos paralelos con explicación científica. Rara vez el cine iberoamericano mantiene un nivel tan alto en los impecables rubros técnicos (el sonido es fundamental) como en la solidez narrativa, que no deja interpretación al azar. Quizás sea el inicio de un año en el que las distribuidoras apuesten definitivamente al cine de género de habla hispana dando comienzo a un auspicioso recorrido.
No dormirás: terror con muchas vueltas Con La casa muda (2010), el realizador uruguayo Gabriel Hernández llamó la atención en unos cuantos festivales internacionales (entre ellos, el de Cannes, donde la película se exhibió en la Quincena de los Realizadores, y el de Sitges, uno de los enclaves más importantes para el cine fantástico) e incluso logró interesar a productores estadounidenses para que produjeran una remake en 2011 (Silent House, dirigida por Chris Kentis y Laura Lau). No dormirás es otra incursión decidida en el terreno del terror psicológico, aunque el resultado es irregular. Queda claro que Hernández domina el arte de la puesta en escena. En principio, consigue dos actuaciones potentes. Experimentada en este tipo de cine, la española Belén Rueda se mueve con soltura en su rol de manipuladora perversa. Y Eva de Dominici (actriz argentina que ya había hecho un buen trabajo en Sangre en la boca como compañera de Leonardo Sbaraglia) está a la altura de las circunstancias, asumiendo con mucha convicción el rol de joven actriz que se entrega con candidez y profesionalismo a las perturbadoras exigencias de una exótica obra teatral cargada de malicia y fantasmas de un pasado inquietante. Hernández también aprovecha muy bien el talento de Bill Nieto para acentuar el clima ominoso de la historia con un notable trabajo de fotografía. Menos convincentes, en cambio, son las vueltas de tuerca de un guion demasiado intrincado y en el fondo un poco vacío.
Los peligros del insomnio Un elenco de teatro ensaya una obra en un neuropsiquiátrico abandonado en esta película de terror con Eva de Dominici. Si en Pesadilla de Wes Craven la cuestión era no dormirse para evitar caer en las afiladas garras de Freddy Kruger, en No dormirás la premisa se invierte: las criaturas maléficas aparecen a medida que se van acumulando las horas de insomnio. Todo un problema si uno es actor y trabaja a las órdenes de una directora como Alma Böhm, que tiene a la falta de descanso como método para conseguir las mejores interpretaciones. “Sin locura no hay creación” es el leit motiv de esta teatrista, dueña de una exigencia al borde de la psicopatía, que decide montar, en un neuropsiquiátrico abandonado, una obra escrita por una de las pacientes internadas allí alguna vez. Para eso, se instala junto a todo el elenco en el lugar, con la consigna de que los actores no duerman, porque sostiene que el insomnio abre las puertas de otra dimensión y quiere propiciar los encuentros con las entidades que habitan el otro lado. Efectivamente, en el lugar empiezan a suceder hechos extraños. Pero también ocurre que, después de un planteo inicial atrapante, la película se desinfla y entra en una meseta que no está a la altura del suspenso creado hasta entonces ni el terror prometido en los trailers. Hay, apenas, un par de sobresaltos menores, y a medida que avanza, la historia se enreda en explicaciones confusas que diluyen cualquier atisbo de profundidad dramática creada hasta entonces. Lo más interesante del guión son el detrás de escena teatral y la enfermiza relación entre la directora y sus dirigidos. Pero es un aspecto que termina quedándose a mitad de camino, contaminado por lugares comunes del género (una vez más, los secretos que se esconden en un siniestro edificio abandonado) o diluido por superfluas historias secundarias (como el vínculo entre Bianca -Eva de Dominici- y su padre). Dentro de este panorama, son las actuaciones las que sostienen la película, sobre todo las de una sorprendente Eugenia Tobal y la española Belén Rueda, con todo el carácter y la presencia que requiere su villana.
En la primera semana del año se estrenó 27: El club de los malditos. En la segunda, es el turno de un nuevo exponente de género local como este film que pendula entre el thriller psicológico y el terror con un equipo técnico y artístico que combina talentos de Argentina, Uruguay y España. El resultado es fascinante sobre todo en el terreno visual, pero no tan convincente en términos dramáticos. Tras La casa muda (aquel film en plano secuencia y en tiempo real que tuvo una remake en Hollywood titulada Silent House), el director uruguayo ratifica su profesionalismo y su virtuosismo formal en No dormirás, una película que luce mucho en términos visuales, pero no resulta del todo convincente en la construcción de sus distintos climas ni en varias de sus resoluciones. Es una pena porque los recursos de producción, el elenco y los técnicos que lo acompañaron son de primera línea y todo estaba servido para uno de esos eficaces exponentes de género (del thriller psicológico al terror) que el cine nacional (aquí en coproducción con España y Uruguay) busca y necesita con desesperación. Es llamativo que un argentino (Andrés Muschietti) haya dirigido la película de terror más exitosa de 2017 (It: Eso), pero a nivel local solemos quedarnos casi siempre cerca de la meta. Aunque en ciertos niveles puede considerada algo fallida o no del todo convincente, No dormirás tiene varios aspectos rescatables (y destacables): la ambientación de época (el prólogo se desarrolla en 1975 y la trama principal en 1984), la fotografía del talentoso Bill Nieto (Leonera, La luz incidente), el uso no intrusivo ni caprichoso de los vistosos efectos visuales y unos cuantos pasajes en los que surge esa tensión dramática y ese suspenso que en otros momentos se extrañan. La trama combina dos elementos (el proceso creativo por demás extremo de un grupo de teatro y el encierro en una decadente casona), pero los sustos y el impacto son más bien escasos. El énfasis está puesto en la psicología de los personajes y en ese terreno también los resultados son irregulares. La protagonista es Bianca (una esforzada Eva De Dominici), actriz cuya carrera teatral no termina de despegar ya que la joven debe ocuparse de un padre dominado por los traumas y la violencia. Cuando finalmente opta por internarlo está en condiciones de aceptar el desafío que le propone un escritor (un desaprovechado Germán Palacios) que trabaja con Alma Böhm (la española Belén Rueda), mítica, cruel y manipuladora dramaturga y directora que experimenta con una técnica que consiste en mantener a sus intérpretes sin dormir durante varios días seguidos para que ganen en vulnerabilidad y sensibilidad (“sean una esponja”). Así, ella se instala con el resto de la compañía en un hospital psiquiátrico abandonado. Alma le plantea a Bianca una dura competencia por el papel protagónico con la colega Cecilia (la también española Natalia de Molina), mientras empiezan a surgir comportamientos psicopáticos, alucinaciones ligadas al insomnio y secretos propios del lugar y de los seres que lo habitaron. El film es atrapante solo de a ratos, con irrupciones de creatividad que luego se dilapidan a partir de ciertos lugares comunes del género, pasajes algo irritantes y situaciones que no se resuelven del todo o lo hacen de forma bastante caprichosa. Como compensación, Hernández y su DF Nieto nos regalan un fascinante despliegue visual que el cine de género local pocas veces ha ofrecido. Sí, la mitad del vaso lleno...
No Dormirás: Entregarse al miedo. Thriller de terror psicológico con Belén Rueda y Eva de Dominici en el que una joven actriz se brinda por completo a una propuesta teatral que promete llevarla más allá de los límites conocidos. En 2010, una pequeña película uruguaya daba la vuelta al mundo de festival en festival. La Casa Muda, debut independiente del director Gustavo Hernández, hacia girar cabezas y colocaba a un cineasta de género latinoamericano en la envidiable posición de rozar codos con el cine internacional. Aunque se hizo tiempo para dirigir Dios Local en 2014, producción de mayor envergadura y calidad que aún así no logro hacer tanto ruido en su momento, el resultado de esos contactos culmino en esta triple co-producción internacional (Uruguay-Argentina-España) que significa un enorme paso adelante para la carrera del director uruguayo. No Dormirás es un thriller de terror psicológico protagonizado por Eva de Dominici, interpretando a una joven actriz al que le cae del cielo una oportunidad única en su carrera justo en un momento personal y familiar delicado. Una propuesta teatral que la seduce y pone nerviosa a la vez, entregarse en las manos de una renombrada dramaturga (Belén Rueda) que la llevara a los limites físicos y más allá. A pesar de que el insomnio como disparador de terror suene gastado, los personajes y la historia la mantienen bastante más interesante que lo que a priori podría sospecharse. Es importante destacar que, aunque el film se publicita como una cinta de terror, intenta (y en algunos puntos logra) entregar mucho más que solamente miedo. Es un film que aspira a hacer mucho más que solo asustar, y aunque tiene bastantes secuencias de terror y varios jumpscares bien construidos, esta claro que la prioridad para la cinta son sus personajes y la historia que permite desarrollar sus temáticas. El abandono, así como el sacrificio por el arte y el oficio, son algunos de los temas trabajados en esta producción. Con el tamaño de la misma, es algo para resaltar: se nota que Hernández es un director de películas pequeñas y personales, que se encuentra fruto de su trabajo con la chance de hacer una producción gigante (para los estándares de género). Por supuesto, que eso viene con pros y contras. La parte técnica, con un excelente trabajo de fotografía, trabajo de cámara y secuencias en un solo plano que recuerdan vagamente al trabajo de James Wan, y de arte que bajo la dirección del director uruguayo forman una red de contención para mantener la película a flote cuando el guion le suelta la mano. No hay jumpscares fáciles y rápidos, lo sustos son construidos con la paciencia de un pulso justo. El departamento de arte además de crear un espacio físico que transmite todo lo que necesita la película, conspira junto a la dirección, el trabajo de sonido y la fotografía para crear la ambientación de terror que tan vital resulta en cualquier propuesta de género como esta. Los problemas de la cinta vienen por otro lado… Aunque a grandes rasgos el elenco cumple una buena tarea, los personajes más erráticos (puntualmente los de Eugenia Tobal y Juan Manuel Guilera) sufren que el guion y el montaje no hayan logrado ensamblar una experiencia concisa. La película sufre tener algunas escenas aisladas, secuencias de sustos que quedaron en el corte final aunque termino cortándose la escena que estaba alrededor de las mismas. Problemas de guion que evidentemente se empeoraron a la hora de la edición, dejando sustos colgados y personajes que más que inquietar por su comportamiento transmiten dudas en la producción. Esos momentos negativos se sienten, pero aún así los actores (incluso con los dos recién señalados) solo causan un impacto positivo en la cinta, incluso hablando de roles menos centrales como los de Germán Palacios o Natalia de Molina. Es una historia que, a fuerza más que nada de la propuesta y el concepto, se las arregla para dejar buenas sensaciones. Un film bastante irregular que provee a cualquiera con argumentos suficientes para salvarla o condenarla. Por momentos tambalea, pero No Dormirás se mantiene centrada en lo que quiere contar y, a pesar de tener que equilibrar sus flaquezas con sus varios puntos fuertes, se las arregla para meter más que unos cuantos sustos en el proceso. Una propuesta que se aprecia dentro del panorama moderno de terror en el que casi toda producción trata de hacerse lo más barata posible, y que al mismo tiempo no tiene miedo a entregar algo distinto a lo que la mayoría puede ir a buscar a la sala.
En 2011 se estrenó la película de terror uruguaya La casa muda, y fue una verdadera sorpresa para el género, incluso a nivel latinoamericano. Con muy pocos recursos el director Gustavo Hernández había logrado generar grandes climas y asustar. Con No dormirás regresa a la pantalla grande en forma de súper co-producción internacional y con un gran lanzamiento. Nos encontramos ante una película muy correcta en lo formal, con los pros y contras que eso infiere en el terror, y con una factura técnica muy buena. La historia es original aún cuando podemos encontrar similitudes con algunas temáticas tratadas en películas de Hollywood, pero no escapa a los clichés y tampoco a que el espectador pueda adivinar cuándo vendrán los sobresaltos. Eva de Dominici está creciendo mucho como actriz, demostrando versatilidad. Hacer terror nunca es fácil y ella sortea cada uno de los obstáculos, más aún si tenemos en cuenta que aparece en casi todas las escenas. Belén Rueda parece que es sinónimo de “actriz de terror hispanoparlante” más que nada por su recordada performance en El orfanato (2007), y aquí está bien aunque por momentos su papel parece un poco forzado. Con una recreación de época muy minuciosa, una fotografía que se luce con buenos encuadres, y un montaje dinámico, No dormirás se perfila como gran exponente de género en nuestro idioma.
El uruguayo Gustavo Hernández se lanza con su primer gran producción tras dos filmes que lo mostraban como una promesa del cine de género latinoamericano. Deja de lado el estricto terror para hacer un thriller psicológico. La historia de "No dormorás" comienza cuando Bianca (Eva de Dominici) es contactada por un escritor (Germán Palacios) para que se sume al nuevo proyecto teatral de la directora Alma Bohn (Belén Rueda), una performance experimental que se realizará en un psiquiátrico abandonado. Allí, deberán trabajar con un texto de un autor anónimo, pero para conseguir que sus actores saquen de adentro lo más profundo de sus sentimientos, Alma los hace experimentar el insomnio mediante una serie de ejercicios. Como parte del elenco la obra están un actor y asistente (Juan Guilera) y una actriz (María Eugenia Tobal). Cuando Bianca comienza a destacarse por su capacidad de experimentar con el más allá durante el tiempo que permanece insomne, se descubrirán las verdaderas intenciones de los involucrados, pero quizás sea muy tarde para escapar. Con buenas intenciones, y efectiva cuando apunta a asustar o generar suspenso, "No dormirás" se eleva por sus recursos de efectos especiales sin abusar de ellos, por la actuación de Belén Rueda, pero más que nada porque impregna de oscuridad el ambiente, transportando al espectador a ese mundo oculto.
El cine de género latinoamericano crece en calidad, creatividad y en la manera de contar historias. Esta semana el ejemplo claro es No Dormirás, coproducción argentina-española donde el director uruguayo Gustavo Hernández (La Casa Muda) nos pasea por un film onírico y claustrofóbico que envuelve el suspenso, la locura y las posesiones bajo el insomnio como concepto principal.
El cine de género latinoamericano está creciendo cada vez más. El nivel visual, sonoro, e interpretativo, madura con cada título que sale al mundo, aun a pesar de que su más grande desafío sea conseguir un desarrollo narrativo sólido desde el guion. No Dormirás es una propuesta que se inscribe como uno de estos intentos. El mundo es un escenario… Bianca es una actriz que desea consagrarse y encuentra la oportunidad para hacerlo en la nueva obra de Alma Bohn, una directora teatral tan excéntrica como exigente. Dicha obra tendrá su puesta en una clínica psiquiátrica abandonada, y posee un carácter experimental bastante peculiar: exige estar despiertos la mayor cantidad de tiempo posible, ya que su directora tiene la teoría de que el insomnio le permitirá a los actores acceder a un umbral de percepción que los adentra en lo sobrenatural. El guion presenta problemas. La primera mitad de la película, aunque introduce climas turbios propios del género, no muestra mucha evolución dramática. La segunda mitad agarra un poco más de vapor, intentando duplicar la apuesta a medida que se revelan los misterios y las verdaderas intenciones de ciertos personajes. Todo esto conduce a un desenlace que es una sucesión de giros sorpresivos hacia una resolución tan predecible como forzada. Infortunadamente, estas falencias no se comparan al que creo es el defecto mayor de la historia: en ningún momento se genera preocupación alguna por lo que le pueda pasar a la protagonista. No Dormirás En materia actoral, Eva de Dominici prueba un gran profesionalismo a la hora de encarnar su papel. El espectador sin duda le creerá, pero infortunadamente (y no pocas veces) ella es arrastrada por las falencias del guion hacia el desarrollo de su personaje. Por otro lado, una irreconocible Eugenia Tobal entrega una sorprendente performance como una de las compañeras de reparto de la protagonista. No obstante, quien se devora la película cada vez que el director le dedica un plano es Belén Rueda. La actriz española compone a su personaje con absoluta credibilidad y con una presencia que domina cualquier escena en donde se encuentre. El principal logro de su labor interpretativa es trasmitir la rudeza y los extremos a los que apela su personaje, con enorme naturalidad y hasta incluso con ternura, profundizando en un tono siniestro que ya existía por la sola premisa de su personaje. En materia técnica hay una buena labor de dirección de arte, particularmente en el diseño de la clínica psiquiátrica en la que se encuentran los personajes; se encuentra complementada por una excelente dirección de fotografía, jugando tanto con la luz como con la sombra. Hay una utilización de la cámara que, a juzgar por sus movimientos y composiciones de cuadro, es prácticamente como un actor más que acompaña al reparto en cada escena. Conclusión No Dormirás es una propuesta de género que goza de grandes aciertos a nivel visual e interpretativo. Por desgracia, sus desaciertos narrativos le juegan demasiado en contra para un saldo final positivo.
Un thriller de suspenso con elementos de terror e incursiones en el terreno fantástico. La excusa de una directora interesada en performances extremas, que desea lograr que sus actores no duerman durante varios días para lograr una entrega total en sus trabajos. Una única función que el público espía y sufre. Esa vigilia, en un lugar tan tétrico como un manicomio abandonado provoca confusión en los limites de realidad y alucinación, cordura y locura y no pocas sorpresas de un argumento que por momentos exagera sus vueltas de tuerca complicando porque si una buena trama. El director Gustavo Hernández (“La casa muda”) con el guionista Juma Fodde, la muy buena fotografía y ambientación redondea un film q intriga, asusta y sobresalta al espectador. Para los amantes del género un lujo viendo la cantidad de películas berretas que triunfan en nuestro medio. Aquí los demonios más terribles son los que habitan la cabeza de sus personajes. Belén Rueda siempre brilla con su composición de una mujer amparada en su fama y prestigio para esclavizar a sus actores. Eva de Dominici se luce con su co-protagónico exigente con una entrega que conmueve. Para cada personaje hay momentos de lucimiento como los de Eugenia Tobal y Susana Hornos. Meritos del film: mantener la tensión durante todo el metraje con un relato poblado de planos secuencias y sesgado por realidades distintas que nunca son gratuitas. Un entretenimiento logrado.
Nos encontramos frente a un thriller de terror psicológico dirigido por Gustavo Hernández (“La Casa Muda”). A través de sus protagonistas, observamos y profundizamos la situación familiar de Bianca (Eva De Dominici, logra una muy buena interpretación, creíble y te hace sentir sus vibraciones. Esta actriz con apenas 22 años muestra un crecimiento en su profesión y se compromete) ante un padre enfermo con algunos brotes psicóticos y su parte profesional no logra crecer, se encuentra sola, algo perdida y termina aceptando un experimento que tiene riesgos pero que puede llevarla a la consagración. Por otro lado se encuentra otra joven actriz Cecilia (la actriz española Natalia de Molina, entiende bien su personaje) en ascenso, que puede ser la clave en ciertas resoluciones de Bianca. Además se encuentran dentro de los roles secundarios: Eugenia Tobal, Juan Manuel Guilera y Germán Palacios que aportan muchos matices a la trama e interesantes interpretaciones. Pero quien es la mentora de este proyecto es Alma Böhn (Belen Rueda, compone una estupenda villana, a la cual no le interesa nada solo su objetivo. Rueda sobresale en uno de los tantos géneros que lo conoce bien. La podemos recordar en “El orfanato” y “Séptimo”). La trama toca algunos temas muy interesantes como: el abandono, la soledad, el sacrificio por el arte, el amor, los miedos, los traumas, ante ciertas presiones el comportamiento humano, entre otros contenidos. A lo largo del film se generan buenos climas, una ambientación terrorífica y claustrofóbica, lugares oscuros, lúgubres, con una buena paleta de colores, una buena dirección de arte y estética. Como el género lo indica mantiene la tensión, tiene sobresaltos, acompañados por ruidos, silencios y una música apropiada. Por momentos tiene un ritmo algo pausado, reiterativo y con final un poco precipitado.
Terror rioplatense con buenas ideas pero factura modesta La idea de "No dormirás" es buena y original, pero su desarrollo no está a su altura. Gustavo Hernández, el director uruguayo de la sólida "La casa muda", esta vez no se ocupa de sus terrores en un episodio real sino en un planteo imaginado por él mismo: una troupe teatral que basa su método actoral en el insomnio más extremo. Para mejorar o empeorar- las cosas, los actores y su directora se instalan a ensayar su espectáculo en un antiguo manicomio abandonado, donde por supuesto pasaron cosas horribles que dejaron el sitio lleno de malas vibraciones. A medida que los personajes van siendo sometidos a días sin dormir, esas malas vibraciones afloran y empiezan a ocurrir cosas extrañas. Para intentar sostener esta premisa, el director apela a varias subtramas que no siempre resultan interesantes, pero por otro lado el buen aprovechamiento de la escenografía genera situaciones enervantes que equilibran las cosas. Las buenas actuaciones, empezando por la de Belén Rueda, también ayudan. Por eso, si bien "No dormirás" daba para más, es un film de terror recomendable a los fans del género.
El director uruguayo Gabriel Hernández pone de manifiesto en su último film los efectos que produce el insomnio: ataques de pánico y secuelas psíquicas irreversibles. La génesis de la trama surge una noche que el cineasta estaba pasado de sueño (literalmente) y optó por jugar a un videojuego que afirma “lo hizo sentir en otra dimensión”. Esta dimensión sólo se atraviesa cruzando el umbral de los sentidos. De igual forma, lineal, y sin mayores pretensiones que la intención de hipnotizar al espectador y generarle más de un sobresalto, avanza el guión sobre los efectos perjudiciales a los que conlleva este lapsus de somnolencia. Aquí la locura y alucinaciones entran en escena cuando un grupo under de teatro dirigido por la actriz española Belén Rueda se somete a superar las 126 horas sin dormir para lograr, a flor de piel, la performance que requieren los personajes de la obra que sólo será protagonizada por quienes se atrevan a vivenciarla. Literalmente. Al elenco lo completan Eugenia Tobal, Eva de Dominici, Germán Palacios y Juan Manuel Guilera. ¿Podrán superar las consecuencias? Si alguna vez padeciste estos síntomas o sentiste alguna presencia extraña merodeando in situ, no te pierdas este thriller psicológico donde el inconsciente les juega una mala pasada. Bajo estos hilos avanza la coproducción española-argentina-uruguaya que funciona gracias a la puesta en escena eficaz que encuadra a la perfección el marco de alteraciones, cansancio y encierro mediante planos y contraplanos que varían entre blanco, negro y rojo en haras de retratar el proceso traumático. Esta propuesta Indie unifica y emparenta los sacrificios de los actores y la complejidad de la dramaturgia con los trastornos mentales. Por un lado, semióticamente la narración desprende entre líneas el tinte kafkiano. Por otro, este trastorno mental inherente al proceso de creación e innovación conecta con la rama de la psicología que analiza y explica la locura a partir de lo yoico, desenmascarando lo real; inscribiéndolo en el plano lúdico. Esta relación se sostiene cuando los actores interpretan las sensaciones que aseguran responden a su intención de querer trascender en esa dimensión y lograr la inmortalidad. Así, el juego macabro se nutre de la música que oscila entre ópera y circense e inscribe al espectador en la historia como parte del público que observa la performance en ese espacio-tiempo lúgubre. Párrafo aparte para la locación elegida, un hogar de niños localizado en La Paternal, venido a menos y de tonalidad gris que logra eficazmente la alteración de los sentidos. En palabras de William Shakespeare, Gabriel Hernández parece indagar frente al proceso sistemático ¿Ser o no ser? Esa es la cuestión.
El gran atractivo de No dormirás pasa por el hecho que resultó ser una película mucho más compleja y dramática de lo que daban a entender los avances promocionales. El tráiler parecía presentar una típica historia de posesiones y fantasmas como las que llegan todos los meses a la cartelera. Sin embargo, el trabajo del director uruguayo Gustavo Hernández (La casa muda) desarrolla un relato intenso que se centró más en el suspenso psicológico con un misterio muy bien elaborado. Algo que solía ser cotidiano en el viejo cine de terror europeo de los años ´70 y que hoy se perdió con la tendencia de generar situaciones constantes de susto con trucos chapuceros. El film de Hernández logra escaparle con éxito a los clichés de las historias de hechos paranormales y enfoca su atención en las interpretaciones de Eva De Dominici y Belén Rueda que son las dos grandes figuras de esta producción. No dormirás mantiene el suspenso hasta el final y tiene sus momentos de terror efectivos, pero también consigue ser atractivo por su reparto que reúne muy buenos actores. Algo que no siempre suele ser el fuerte en los estrenos de este tipo. La trama establece una interesante relación entre los trastornos de sueños y la percepción de energías oscuras que está muy bien elaborado, junto con los métodos extremos de actuación que juegan un papel importante en el conflicto Entre los aspectos técnicos sobresale especialmente el fantástico diseño de producción, que convierte al hospital psiquiátrico del film en un protagonista más de la historia y la fotografía de Guillermo Nieto (frecuente colaborador de Pablo Trapero), quien creó muy buenas ambientaciones tétricas a través de la iluminación. La resolución de la historia podrá resultar más o menos satisfactoria a cada espectador, pero en términos generales No dormirás es una buena producción dentro del cine de género latinoamericano que se puede tener en cuenta.
Un filme supuestamente inscripto dentro del género del terror que no produce el más mínimo miedo, tratando de transitar por el terror psicológico sin el menor rigor científico, banalizando la ciencia a niveles insospechados. Por otro lado hay un intento, superada la mitad de la proyección, de querer instaurar algo del orden del suspenso cuando en realidad todo es demasiado previsible. A la producción le sucede todo eso pues la principal falla es la ausencia de un guión, al menos bien escrito, sin presencia de conflicto alguno en el personaje principal, y por ende sin posibilidad de desarrollo, quedando todo reducido a acciones de los personajes liberados de toda guía. Un impasse necesario. Por cuestiones de cartel aparece como actriz principal Belén Rueda, sin embargo el protagonismo, ese que lleva adelante las acciones, o sea el realmente principal, está a cargo de Eva de Dominici. Retornando, tampoco hay instalación de motivación de peso en el resto de los personajes, tanto para impulsar un verosímil como para desarrollar un relato de 100 minutos. La presentación de la historia con escenas que transcurren 10 años antes a los sucesos que nos van a contar nada le agregan, sólo instalar la estética elegida para narrar, entonces cobra preponderancia dentro de la producción la creación de climas, tonos, mientras que el resto deriva en irrupciones sonoras que acompañan a las imágenes, que producen sobresaltos en el espectador, o al menos lo despiertan. Acompañado por un diseño de sonido de muy buena factura y una banda de sonido acorde, empática con las imágenes en las que el espacio físico donde transcurre casi el 90% de las acciones termina por ser un personaje de importancia, que empero no es aprovechado al máximo. El filme abre con textos escritos con intención de instalar el pensamiento y origen científico de la ficción que van a proyectar, con menos veracidad que las obras completas de Sócrates de las que Carlos I de Añillaco es único poseedor. Llegar a las 108 horas sin conciliar el sueño permitiría poder atravesar umbrales de la realidad y desplegar la sensibilidad a niveles insospechados. ¿En serio? La historia se despliega en un hospital psiquiátrico abandonado. Alma (Belen Rueda) es una directora de teatro vanguardista que ya lo ha hecho, y ahora vuelve a experimentar con el insomnio para la preparación del montaje de una obra creada 20 años atrás por un grupo de pacientes. Hasta allí llega Bianca (Eva de Dominici). una actriz en franco progreso, quien acaba de internar a su padre que sufrió, digamos, un brote psicótico cercano a la paranoia. Con el paso de días sin dormir los actores alcanzan nuevos umbrales de percepción que los enfrentan a energías e historias ocultas del lugar. Cuando Bianca se incorpora para competir por el papel principal debe sobrevivir no sólo a la intensidad del trabajo y sus compañeros, sino a una fuerza desconocida que la empuja, igual que a los demás, al trágico desenlace de la puesta en escena original. Si el diseño de sonido es de muy buena factura, la dirección de arte no se queda atrás, siendo la fotografía la herramienta más importante en la creación de los climas antes descriptos, pero lo que realmente sostiene el interés durante la proyección son las actuaciones. Belén Rueda esta esplendida como siempre, German Palacios cumple, aunque no puede evitar tener cara de buenos amigos, Eva de Dominici es la que tiene más presencia en pantalla y sale airosa, lo mismo sucede con Natalia de Molina y Juan Guilera. Sin embargo la que realmente descolla con su actuación, digamos en modismos argentinos, se come la película, es María Eugenia Tobal con menos pantalla pero le alcanza para opacar al resto del elenco, su personaje transita por todo tipo de emociones y sensaciones y ella los hace creíbles a todos y cada uno, siendo la única en la que no se despliega el más mínimo motivo intimo para que se justifique su presencia, pero si hay una incógnita en la narración es la presencia de su personaje, y ella con su performance lo impone y lo eleva exponencialmente. Hay un solo problema con Maria Eugenia Tobal, de lo que parece que el director no se percato: afearla es del orden de lo imposible. En síntesis, una producción de climas y estética, vale la pena por las actuaciones, aunque sea demasiado poco.
Crítica emitida el Sábado 13/1/2018 de 20-21hs. en Cartelera1030 por Radio Del Plata (AM 1030)
Bianca (Eva De Dominici), una joven actriz de teatro, es interceptada por un hombre luego de la representación de Antígona, en la que interpreta a Ismene. Este hombre es el marido de Alma (Belén Rueda), una consagrada directora de teatro española (nunca queda claro el porqué de la nacionalidad, salvo para justificar la coproducción) a quien Bianca ha admirado desde siempre. Allí, le propone actuar en la próxima obra de Alma, que consiste en interpretar personajes insomnes para así explorar el limbo entre la cordura y la locura. La heroína, como tal, se muestra reluctante al principio, luego acepta la propuesta, en una escena tal vez demasiado débil como para que el personaje se pueda arrepentir de su decisión. El problema del universo que plantea Hernández tiene que ver con los elementos formales que lo componen. Desde su puesta de cámara, su tono y la elección de su elenco, resulta claro que la película se propone ser mainstream (lo cual de ninguna manera es malo per se). Sin embargo, habría que analizar, por empezar, en qué consiste el mainstream actual y cuáles son sus piezas fundamentales o por lo menos las de esta obra. Empecemos por el título: “No dormirás”. Es un título agresivo, desafiante, pues el imperativo parece esconderse detrás de la intención de que el espectador sienta determinadas emociones -que después, comprobamos, no están bien construidas en el relato- cuando en realidad, lo que se propone es que empecemos a vivir la experiencia de la película incluso antes de haberla visto. Esta necesidad nada tiene que ver con una intención narrativa, no hay nada limpio en esta propuesta. Un tipo de propuesta que, por cierto, deviene de la influencia de directores como Christopher Nolan (sobre todo, por su trilogía The Dark Knight) e incluso nos podríamos remontar más atrás, desde la inauguración del cine como evento. No obstante, estos elementos externos a la película en sí, también tienen su espejo en el metraje, ya que No Dormirás toma de Nolan, el presunto heredero de Stanley Kubrick, otra característica que la une a los anteriores mencionados: la excesiva solemnidad del tono. Bianca, luego de experimentar una de las muchas (demasiadas) alucinaciones que atraviesa durante la película, se encuentra con el personaje de Tobal, quien en un momento reflexivo que quiere pasar por casual, le comenta impunemente que ella lleva años ejercitando el insomnio y que “cruzó el umbral hacia lo desconocido”. El problema de esta frase que resume la propuesta del filme es que intenta de forma desesperada hablar de temas trascendentales, degradando esas ideas a un simple graffiti, a un poster, pues en el relato no tienen sustento alguno. Tales tópicos le quedan demasiado grandes: en una fallida digresión lyncheana, Hernández alegoriza y rebaja esas ideas con la excusa de ir y venir entre sueño-alucinación/realidad y locura/cordura. Incluso, propone un giro argumental totalmente confuso que dialoga con algunas hermanas de su género (el terror psicológico): El Sexto Sentido (M. Night Shyamalan, 1999) y El Bebé de Rosemary (Roman Polanski, 1968). Por último, y para terminar de conformar esta estructura fallida, los movimientos de cámara excesivos (los primeros veinte minutos la cámara se desplaza torpe y constantemente, como si fuese un trailer largo) no hacen más que marear al espectador. Claro, sí, se pueden rescatar las actuaciones, algunos momentos visuales y su notoria ambición (la cual es un arma de doble filo). No Dormirás es una película con grandes intenciones, pero como quien dice: de buenas intenciones está empedrado el infierno.
El nuevo film de Gustavo Hernández, "No dormirás", es una apuesta fuerte por el terror psicológico, con interesantes resultados que hubiesen mejorado de animarse a más. Lo decimos cada vez que hay una oportunidad. El cine de terror en Latinoamérica, y en especial en nuestro país, está viviendo una etapa cercana a la dorada. Aumento de producciones, llegada al estreno en salas y no sólo en festivales ad hoc, el público afín que de a poco va quitándose la venda de los ojos, y un progresivo aumento en los presupuestos. Hace poco nos desayunamos con la grata noticia de que la primera actriz Natalia Oreiro, una de las estrellas de cine más fuertes de nuestro país, protagonizará como próximo proyecto Bajo tus pies, un guion que lleva la firma de alguien que viene luchándola hace años dentro del género como Hernán Moyano. Con la producción de una de las productoras más grandes de nuestro país, que, entre otros títulos, llevó a la pantalla grande, los últimos títulos estelarizados por Ricardo Darín. A esta noticia se le anticipa el estreno de "No dormirás", una co-producción entre Argentina, España y Uruguay, dirigida por el uruguayo Gustavo Hernández, quien viene con el aval de haber realizado uno de los títulos del género más populares dentro de la región en los últimos años como "La Casa Muda". "No dormirás" representa algo así como el sueño del pibe (nunca mejor dicho, ya veremos por qué). Saltar de una producción muy chica como La casa muda, con un presupuesto ínfimo y actores desconocidos; a algo mainstream en todo sentido como No dormirás (en el medio realizó la no muy conocida Dios Local), con todo el presupuesto para filmar, más el plus de la promoción, y grandes estrellas dentro del elenco. Todo está a favor de Hernández para pegar el salto definitivo. Sin embargo, en No dormirás se cumple una regla de oro del terror. Rara vez cuando los directores pasan a grandes producciones mantienen la misma libertad creativa que cuando hicieron sus films más pequeños e independientes. "No dormirás" es un interesante thriller psicológico, que bordea el terror, y mantiene muchos componentes de drama. Sus resultados son más que correctos, pero es inevitable pensar que pudo ser mucho más jugada. Bianca (Eva de Dominicci) es una aspirante a actriz con muchas ansias de dar el gran paso. Tiene un pasado algo complicado, lo que complica aún más la situación. Ella está en la puja por conseguir un papel protagónico en una puesta teatral de la exigente Alma Rohm (Belén Rueda), conocida por someter a sus trabajadores a métodos muy extremos. Bianca debe componer el rol de una madre que tras muchas noches de insomnio, enloqueció y cometió un hecho atroz. Alma cree que los actores deben pasar en carne propia por las experiencias de sus personajes. Sí, es Stanislavski, pero llevado a un nivel demasiado superior. Monta el ensayo de la obra en un hospital psiquiátrico abandonado. El mismo en el que ocurrieron los primeros hechos hace casi una década (la acción transcurre en los años ’80) y pone a Bianca, y a su amiga – y rival – Cecilia (Natalia de Molina) a competir por ese papel, que a su vez, es el de la autora de la obra. Todo es como una gran caja china. El asunto es poner a prueba una teoría que nos dice que, pasados las 108 horas sin dormir, se entra en un estado de caos mental en el que todo se vuelve confuso, y pareciera que entramos a otro mundo ¿o será real que se abren las puertas de otro mundo? "No dormirás" nos cuenta así, la odisea de Bianca, que recibe presiones por todos lados. Desde su historia personal, desde la necesidad de triunfar, las exigencias de Rohm, la relación con su amiga, y la imposibilidad de dormir. Es lógico que su mente haga catarsis y comience a cumplir con esa mentada teoría. Desde su premisa, no hay que hacer demasiado esfuerzo para pensar en "Suspiria", "El cisne negro", "Curtains", algún hito del terror japonés (sobre todo por la historia de Dora, la insomne original, y por la confusión entre los dos mundos), y hasta la local "Hipersomnia". Sin embargo, dada la posibilidad de hacer una gran puesta, y de manejar muchos elementos de gran impacto, "No dormirás" se ve como una propuesta bastante original. Eva de Dominicci es una actriz mayormente conocida por el ambiente televisivo – y hace unos días por las publicidades de hongos vaginales – pero al igual que otros pares como Pablo Echarri y Natalia Oreiro, pareciera escoger el cine para levantar un poco la apuesta de lo puramente “telenovelesco”. Si ya la vimos en escenas muy jugadas sexualmente con Leonardo Sbaraglia en "Sangre en la boca", ahora la veremos nuevamente en un rol extremo, pero más jugado al extremo dramático. Su labor es correcta y hace que la tengamos en cuenta para próximas presentaciones. Por supuesto, nuestras miradas se posan en Belén Rueda, una de las actrices más afines al género de habla hispana. La actriz de "El orfanato" compone a Alma Rohm con muchísimo rigor, atmósfera propia, y tal vez algo demasiado afectada por momentos, pero nunca relajada. Será ella quien realce la propuesta. El elenco de secundarios también luce correcto. La puesta es enorme y lo hace notar, hay un gran despliegue en fotografía, en ambientación, en la mezcla de sonidos. Todo en pos de crear un clima lúgubre y de permanente claustrofobia. Si algo hace que No dormirás no termine de ser la gran propuesta que pudo haber sido, es el permanente freno que tanto el guion de Juma Fodde, como la elección de puesta de Hernández, eligen para contenerse. "La casa muda" también jugaba al terror psicológico, sin embargo, se veía mucho más abierta que "No dormirás"; a la cual le falta un grado de violencia, de piel, de carnadura, para cortar con la frialdad y pasar a la acción que reclama el terror para no ser solo un drama intenso. Todas las películas citadas poseen eso, aún "El cisne negro" sin ser terror. Probablemente sea la intención de querer captar a un público amplio, y el temor de no hacerlo si se animaban a más, lo que termine haciendo que "No dormirás" sea una propuesta lograda pero con el freno de mano siempre cerca por si las dudas. Este paso fundamental del terror local a las grandes producciones es una noticia auspiciosa y con resultados que nos hacen pensar que las mismas pueden seguir llegando. Pero también confirma que lo mejor del género sigue estando donde se trabaja con mayor libertad.
Con esta premisa, el director uruguayo Gustavo Hernández —director de La casa muda (2010) considerada la primera película uruguaya de terror— junto al guionista Juma Fodde dieron forma a la película No dormirás (2018), una coproducción entre España, Uruguay y la Argentina. Tantos países involucrados, no solo nos permiten ver las actuaciones de españoles y argentinos por igual sino que juega un papel fundamental en cuanto el cuidado que pusieron en la ambientación, las logradas locaciones y una estética muy por encima del nivel medio al que estamos acostumbrados a ver en el cine de género rioplatense. - Publicidad - Ambientada en 1984, época de teléfonos públicos, videocaseteras y moda a lo New Romantic, la trama se desarrolla en Santa Regina, un Hospital Psiquiátrico abandonado. Las razones son varias. Alma Bohn (excelente actuación de la actriz española Belén Rueda) es una reconocida directora de teatro que intenta crear una de sus últimas performances y llevarla a un nivel que nadie se atrevería a traspasar. Lo hace por varios motivos: en primer lugar su última obra fue un fracaso y de esta manera quiere redimirse con su público, en segundo lugar está dispuesta a llevar a cabo una puesta en escena basada en un diario íntimo escrito por Dora Vigna, una paciente que estuvo internada en el Hospital Psiquiátrico —de ahí que quiera hacer la obra dentro del mismo edificio— y que murió tras un incendio en uno de sus pabellones y en tercer lugar, aunque esto se develará al final de la película, este último desafío —tal como le pasó a Mozart con su Réquiem— sería el broche de oro a su vida como artista. Para lograr esto, se propone utilizar lo que ella denomina “El método”, es decir empujar a un elenco de actores, previamente seleccionados, más allá de sus propios límites y de su propia realidad. Para esto no necesita estimularlos con drogas alucinógenas, es más, les provee de una alimentación sana y les hace realizar ejercicios aeróbicos para que mantengan un buen estado de salud. ¿Cómo lograrían ese estado de irrealidad? Muy sencillo: deberán evitar por todos los medios posibles (café, baños de agua, sacudones, etc.) caer vencidos en las garras del sueño. Nada más fácil, y nada más aterrador. Más cuando cada ocho horas, el hijo de la directora —parte también del elenco— toma fotografías Polaroid a los actores para tener pruebas de que están despiertos. Un grupo de teatro experimental llevado al extremo. Una recreación del llamado Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud, en que el poeta y dramaturgo francés buscaba lograr una propuesta radical que sorprenda e impresione a los espectadores mediante situaciones impactantes y perturbadoras, basándose en una violenta determinación física para destrozar la falsa realidad. Claro que Alma Bohn va más allá de la teoría y utiliza técnicas más persuasivas. Si bien este tipo de métodos ultrajantes había sido desarrollado —aunque desde otro enfoque— en la soberbia película Whiplash (2014) en donde un profesor de música amedrentaba a sus alumnos con golpes, amenazas e insultos para que dieran lo mejor de sí, en este caso la entrega no viene por el esfuerzo físico de ensayar, ensayar y ensayar hasta el colapso sino, por el contrario, viene por el lado de dejar que el umbral de la percepción se vaya acercando —por la falta de sueño— lenta e inexorable para, llegado el caso, traspasarlo y transformarse en una especie de zombis que no actúen por sus propios medios sino que adquieran la “conciencia” de otro ser. Una apuesta de por sí original. Si en la película Pesadilla en Elm Street (1984) las víctimas adolescentes no querían dormir para no enfrentarse con el asesino que los acechaba en los sueños, aquí la idea es no dormir para ocupar precisamente ese lugar, el de Freddy Kruger, el asesino serial. Es la actuación llevada al punto de ser el mismo espíritu el que lo haga, no el actor o la actriz en cuestión. El actor solo sería el cuerpo prestado para dicho fin, el envase, la cáscara. Alma Bohn cree que es la única manera que la actuación deje de ser una mera ficción. Es la misma idea que tuvo Borges al escribir el cuento “Pierre Menard, autor del Quijote”. La consigna no es escribir tal como lo hubiera hecho Cervantes en pleno siglo XVI, sino escribir aquí y ahora como Cervantes mismo. En una secuencia Alba Bohn remite a un tópico muy instalado en el imaginario colectivo: no hay creación sin locura. Es una idea que viene del Movimiento Romántico y que hoy resulta algo envejecida, aunque es bien sabido que las emociones extremas son las que producen los hechos artísticos más destacables. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el artista para ser reconocido? Este es uno de los mensajes que pueden leerse entrelíneas, ¿existen límites morales, psicológicos o legales para salir del anonimato y alcanzar una meta deseada? Como en la película Cisne negro (2010) del director Darren Aronofsky, hay también aquí una sesgada competencia entre dos postulantes para llegar a lo que un director artístico quiere: que su pupilo sea el mejor, que sea el cisne negro. Hay aquí también un conflicto entre la protagonista principal —la aspirante a ser la titular de la obra— y uno de sus padres. La madre en el caso de Cisne negro, el padre en No dormirás. A Nina (Natalie Portman) le empiezan a cubrir las plumas negras cuando se convierte en lo que siempre había deseado: ser la número uno en El Lago de los Cisnes. ¿Bianca (Eva de Dominici) logrará traspasar ese límite para convertirse en la cabeza del elenco de una obra que no comprende del todo? A Nina ese papel le cuesta la vida. ¿Qué pasará con Bianca? Ambas películas están encuadradas dentro del suspense psicológico. No es para menos, lo que plantean, tanto Darren Aronofski como Gustavo Hernández, es que para destacarse en alguna disciplina artística no importan las barreras que se interpongan. Tanto el profesor de música Terence Fletcher, como el director de ballet Thomas Leroy y Alba Bohn, la directora teatral, instalan este mandamiento en su conciencia que como un virus los va a ir contaminando hasta poseerlos por completo. ¿Pero a quién benefician con este tipo de acoso psicológico: a sus alumnos o a su propio ego? Una de las cosas interesantes del film es que todos son actores haciendo el papel de actores, es decir, todos, en cierta manera están actuando. La vida diaria que la compañía de teatro comienza a llevar detrás de los muros del Psiquiátrico podría ser una gran puesta en escena en donde todos están confabulados. ¿Quién dice la verdad? ¿Qué ocultan con cada silencio? ¿Quién es quién? Bianca ignora todo esto y es la única actriz del elenco que parece ser la única cuerda en una casa de locos. ¿Cuánto de lo que ve, siente y oye es verdad? Son muy acertadas las escenas en donde lo que está ocurriendo podrían ser los desvaríos de una mente en estado de shock, de fragilidad emocional, de una inminente locura. Nosotros, como espectadores, también caemos en esa incertidumbre. ¿Qué hay de cierto en todo lo que vemos? ¿Es esto lo que sucede después de estar más de cien horas sin dormir? ¿Cómo puede saber si está despierta o está soñando? No dormirás es un gran soplo de aire fresco para las películas de género, algo que tan bien conocen las industrias de Hollywood, pero que en nuestro país —como en Uruguay— no logran cuajar del todo, y caen en películas mediocres, estereotipadas y faltas de sentido artístico. Es verdad que en No dormirás hay un gran número de clichés —paredes escritas, sobresaltos para mantener en alerta al espectador, cajitas de música, estética gore en los pasillos iluminados con la luz de las velas, etc— pero lo que está demostrado es que se puede lograr una buena obra, muy bien filmada, con buena edición y música acorde al clímax propuesto. Ganas e ideas no faltan. No olvidemos que It, la película de terror más exitosa —a nivel mundial— del 2017 estuvo filmada por un director argentino: Andrés Muschietti. Claro que contaba con un presupuesto multimillonario, pero Valerian (2017) de Luc Besson, también tuvo una producción millonaria y fue un fracaso de público y de crítica. Parafraseando a Los Beatles: el dinero no puede comprar amor, y tampoco talento. Como ejemplo a la inversa tenemos al éxito sin precedentes de The Blair Witch Project (1999). Sólo costó 22 mil dólares (nada) y recaudó a nivel mundial 448 millones de dólares (mucho). ¿Qué sucedió? Había una muy buena idea por detrás. Lógicamente se necesitan buenos actores para que la trama salga airosa y en este caso los hay y muy buenos. Además de Belén Rueda, sobresale la protagonista principal Eva de Dominici —Premio Sur a la Mejor Revelación Femenina— en el papel de Bianca que logra llevar a cuestas la casi totalidad del film con primerísimos planos que acentúan una belleza que se va degradando —por la falta de sueño— a lo largo de toda la película. Eugenia Tobal hace gala de su larga trayectoria actoral en un papel que apuntala allí en donde es necesario. La actuación de un irreconocible Germán Palacios está desaprovechada, podría haber tenido una incursión más extensa, ya que conocemos su grandes dotes actorales. Natalia de Molina, la otra actriz española en el papel de Cecilia, hace lo correcto: la de compañera misteriosa que esconde más de lo que Bianca supone y Juan Manuel Guilera es el personaje siniestro que logra perturbar con su sola aparición; un papel medido e inquietante. Susana Hornos, por el contrario, juega el papel del desborde, de la locura y de la psicopatología llevada al extremo. Si bien es cierto que hay algunas fallas en el guión —en cuanto a la verosimilitud de algunas acciones— No dormirás es una muy buena apuesta a un tipo de cine que mantiene al día de hoy muchos prejuicios en nuestro país. España, uno de los países que intervienen en este film, ha logrado en los últimos años vencer esos dilemas con películas muy interesantes como La habitación del niño (2006), El orfanato (2007), Rec (2007), Mientras duermes (2011), Los ojos de Julia (2010), Mamá (2013) o Verónica (2017) por nombrar solo algunas películas de terror de la última década. En Argentina todavía debatimos si el cine de género debe ser tenido en cuenta. Una discusión que ya ha sido zanjada hace mucho tiempo en los países que tienen una importante obra cinematográfica. Aunque se han estrenado —o están en proceso de producción— películas como Hiperinsomnia (Gabriel Grieco), Relicto (Laura Sánchez Acosta), Aterrados (Damián Rugna), Los olvidados (Hnos. Onetti) y Necronomicón (Marcelo Schapces), las películas argentinas de terror todavía están lejos del gran público. Hay mucho camino por recorrer. No dormirás es un buen paso para seguir adelante.
El cine de género en español sigue sumando propuestas. No dormirás, de Gustavo Hernández, se convierte en una importante coproducción (hispano-argentina-uruguaya), con grandes nombres en el elenco y un guión calculado que no termina de convencer. Todas las semanas el cine de “miedo” tiene un representante en nuestras pantallas. El público va a ver todo, aunque la crítica despedace el producto. Pero además, y en general, difícilmente acompañe una apuesta arriesgada. El cine de género hablado en español no termina de referenciarse ni de ser el elegido entres sus compatriotas. Aunque en el exterior triunfa y es vendido a los más exóticos mercados. No dormirás navega entre el thriller psicológico y el terror para contar una experiencia particular en un grupo de teatro. Alma (Belén Rueda), una directora de renombre, hábil manipuladora, lleva a cabo un experimento con sus actores en la nueva propuesta que está ensayando. El grupo debe permanecer despierto durante varios días (108 horas) para procurar mayor sensibilidad y una apertura de las percepciones sensoriales que los conecte por fuera del raciocinio con seres que han sido pero ya no están. Esa experimentación se lleva a cabo en un edificio abandonado de una clínica psiquiátrica al que llegan dos jóvenes actrices: Bianca (Eva de Dominici) y Cecilia (Natalia de Molina), traídas por un escritor (Germán Palacios), para disputarse, en un casting particular, el protagónico. Las pruebas y el permanecer despiertos enrarecen aún más el lugar y los juegos de poder, las alianzas, traiciones y complicidades se van complicando. El director uruguayo Gustavo Hernández (La casa muda) procura crear una película donde el clima sea lo primordial, jugando con el espacio y la iluminación, además de aportar dudas en los personajes sobre su salud mental (lo que suma ambigüedades e incertidumbres sobre lo vislumbrado como real o alucinación y apuntala la potencia de quien oficia de punto de vista), develando pistas a medida que la trama avanza. Aunque los rubros técnicos se destacan, lo cierto es que muchas veces el azar o la necesidad del guion funcionan como fácil resolución de situaciones y la verosimilitud, tan imprescindible, para generar empatía e interés en el espectador abusa al requerir de nuestra ingenuidad o de nuestro definitivo caso omiso a la buena construcción narrativa. A lo que hay que agregar diálogos poco creíbles y desapariciones de personajes que no se explican siendo una locación cerrada y única. Algunos logrados momentos climáticos se mezclan con otros de puro efectismo a partir del uso de la música o de la irrupción de entes extraños que buscan hacernos saltar de la butaca sin más. El cumplimiento de todos los clisés genéricos en un film de este tipo necesita de algo que lo diferencie y le dé un plus que lo distinga. Y eso lo pueden ofrecer los personajes. Y que logren comunicarse con el espectador y nos interesen con sus pasados y nos importe su presente para “defender” su vida requieren de un elenco que dé carnadura a los mismos. Difícilmente pueda decirse que éste sea el caso. Superficialidades al por mayor, frases que son dichas de la boca para afuera como quien pasa letra en un ensayo, susurrantes parlamentos para sembrar miedo, maquillaje ostentoso, no alcanzan para construir cercanía ni empatía ni de cariño ni de odio.
TERRITORIO Creo que ya ha llegado el momento de preguntarnos qué tan válido es utilizar viejos manicomios y casas embrujadas como territorios de miedo en las películas de terror contemporáneas. En realidad es una pregunta pavota de respuesta fácil: cada tanto aparece una, y generalmente fallida. Son un mal evitable si pensamos que ya ni Carpenter puede hacer algo bien con ese material (recordemos la existencia su fallida The ward, y juremos jamás volver a mencionarla). Entonces, el prólogo de No dormirás es una elaborada excusa para que un grupo de personajes más o menos definidos se reúnan en la convenientemente tenebrosa locación. Una intensa dramaturga interpretada con notable intensidad (valga la redundancia) por Belén Rueda intenta montar una obra de teatro vanguardista dentro del famoso manicomio, para lo cual contrata a Bianca (un correcta Eva De Dominici) y a Natalia (una menos correcta Natalia de Molina), que competirán por el papel principal; el reparto también incluye al personaje de Eugenia Tobal que anda por ahí medio trastornada y sin dormir, intuimos que forma parte de la obra en cuestión, luego nos enteramos que sí. Dada la teoría del personaje de Belén Rueda, ambas deberán mantenerse despiertas todo lo posible para alcanzar una especie de trance que les permita acceder a estados de conciencia más sensibles, una especie de actuación esencial. Pasado en limpio: si se quedan despiertas mucho tiempo van a ver fantasmas, y eso, según Rueda, es actuar mejor. A partir de allí se desencadenan una serie de secuencias terroríficas efectivas en un ritmo aceptable. No dormirás no falla desde el punto de vista técnico. Gustavo Hernández había demostrado bastante pericia en La casa muda, que es un larguísimo y virtuoso plano secuencia, y que aunque a veces perdía efectividad conseguía unos cuántos buenos climas. De hecho, No dormirás está muy por encima del promedio de cine de terror norteamericano que se estrena masivamente un nuestro país. Sin embargo, en cierto punto la trama se estanca un poco, todo lo interesante del método extremo de actuación que experimentan los protagonistas, y cierta reflexión acerca de cómo los actores canalizan emociones, se pierden en una historia cuyo rumbo es un poco enclenque, o digamos carente de contundencia, como si Hernández no estuviera del todo convencido en lo que nos está contando. Para cuando llegamos a la resolución que incluye giro argumental y todo, es muy probable que hayamos perdido el interés. No dormirás es una de esas películas que sufre la falta de originalidad y de riesgo, apenas es correcta, nunca brilla y siempre le falta algo. Ser mejor que espantos relativamente contemporáneos como 7 deseos o Jigsaw no compensan lo opaco de su resultado final. Todo empezó a salir mal cuando alguien eligió el territorio equivocado: el manicomio.
El límite entre la cordura y la locura es muy delgado, y así lo demuestra la nueva película del uruguayo Gustavo Hernández. Un hospital psiquiátrico abandonado, con una historia dramática y pesada, es el escenario perfecto para que un grupo de teatro, liderado por la manipuladora actriz y directora Alma Bohm (Belén Rueda), experimente con el insomnio con el fin de lograr interpretaciones y una puesta en escena única. La joven actriz Bianca (Eva de Dominici), quien también debe lidiar con un padre con problemas psiquiátricos, será convocada a unirse a este grupo extremo con la posibilidad de ser una de las protagonistas de la obra. Una vez ubicada en el tenebroso lugar, sumadas las horas sin dormir, comenzará a advertir extrañas presencias. La historia de ese espacio es tan penetrante, que fagocitará a los actores. En No dormirás, el realizador utiliza el recurso del insomnio para llevar adelante un relato en estado de vigilia, donde la realidad se funde con lo alucinatorio. Si bien en los aspectos técnicos y la puesta en escena se nota el buen pulso de los profesionales del área y el director, una narración un tanto confusa sumada a diálogos inverosímiles y forzados, debilita la edificación del suspenso y la potencia dramática. Una vez presentados todos los elementos de forma un tanto caótica (que se puede justificar por la lógica onírica) viene la sobreexplicación de los hechos que se suceden, lo cual generalmente no empata con la mística de lo sobrenatural. Más allá de ciertas falencias a nivel narrativo, cabe destacar que Hernández logra una construcción de climas efectiva, actuaciones destacadas, así como el planteo de una premisa fantasmagórica bastante original. Por María Paula Ríos @_Live_in_Peace
Un grupo de teatro prepara un trabajo, y para ello se encierra en un antiguo manicomio y no duerme. Lo que los lleva a experimentar cosas cada vez más raras que convocan la presencia de lo sobrenatural. Pues bien, sí, es una película de terror realizada sobre premisas que ya hemos conocido por otros lados, pero lo que importa es el cómo y ese “cómo” está bien, a pesar de algunas resoluciones algo automáticas del guión. En general el film logra lo que se propone, y eso no es poco.
Performance de terror En un edificio abandonado, un viejo psiquiátrico, sucede casi todo. Lo mejor está ahí, la textura del sitio, su atmósfera, luces, fotografía, ritmo. El suspenso que supone un thriller psicológico -que luego pasa de pleno al género terror- están correctamente diseñados. En el arranque, todo parece funcionar. Luego, un guión algo enrevesado terminará por quitarle envión a la propuesta. Aun -y a pesar- de hallar un final consistente. Gustavo Hernández, director de "No dormirás", consiguió la locación justa, y la ambientó de manera impecable. Se trata de una película "grande" para el director uruguayo que lo anteceden sólo proyectos pequeños en presupuesto, con generosos recursos de posproducción puestos al servicio de una idea noble. La actuación de la española Belén Rueda luce sólida, atractiva, eficaz, y sostiene la película. Eva De Dominicci deja todo en la cancha, va a todas las escenas con lo mejor que tiene, pone el cuerpo, no escatima. Aunque hay algo de la exigencia dramática que en este caso la excede: el terror no fluye tal vez con todos los matices de su lenguaje facial, un requerimiento decisivo para el género. El motor de la narración dramática es el insomnio. La historia plantea la tesis de la falta de sueño prolongada como plataforma posible para una creación artística superior. El método violento que encuentra la directora teatralpara mantener despierto a sus actores tiene formato de sesión de tortura, el "submarino", aterra al espectador. Puede percibirse como una performance actoral en el límite, o como una escena de tormentos en la Esma, en 1976. Un interrogante sobre su verosimilitud inquieta en ese punto a la historia ficcional.
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Crítica emitida por radio.